Enamoramiento y amor

Transcripción

Enamoramiento y amor
Monografía
*
Enamoramiento y amor
•• Ana María Quintá de Cothros
La particular modalidad con que cada individuo transita las vicisitudes
de su vida amorosa establece un fructífero camino hacia el conocimiento de su constelación psíquica y el grado de elaboración a que ha podido
arribar en su evolución psicosexual. Dice Freud en "La moral sexual...":
"La conducta sexual de un ser humano suele ser arquetípica respecto de
todos sus otros modos de reacción en el mundo".'
Enamoramiento y amor. ¿En qué forma se entrelazan estos conceptos? ¿Cuál es el escenario sobre el que una historia de amor, privada
y única para el sujeto, se despliega en un momento dado? ¿Con qué
elementos previos pone en escena su escena?
La escisión del discurso erótico
La primera configuración de amor del niño lo inserta, de lleno, en el complejo de Edipo.
Su ubicación frente a la escena primaria será el soporte desde el cual
movilizará en más las sucesivas escenificaciones afectivas.
A partir de aquí, urdirá tramas con las que intentará recobrar la ilusión de ese vínculo supremo de unión total, perfecto y sin fisuras que
constituyó la relación inicial con la madre, o se aventurará a vincularse
con un otro-sujeto al que amará en un mundo limitado e imperfecto.
, Presentada en julio de 1993 en el Seminario "Enamoramiento, celos y melancolía".
Profesor: doctor Roberto J. Rusconi. Colaboradoras: licenciada Liliana Pérez de Szulman
y doctora Susana Quiroga.
Dirección: Vidt 2016, 2° "A", (1425) Capital Federal, R. Argentina.
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Entre estas dos polaridades (un mundo perfecto y placiente frente a
otro que no lo es) fluctúa la búsqueda incesante del ser humano de su
objeto de amor.
El mundo así escindido no es más que la proyección de lo que ya ha
ocurrido en su psiquismo.
¿De qué forma y en función de qué elementos se va estructurando el
psiquismo y se conforman las relaciones afectivas?
Pivoteando sobre la experiencia de satisfacción, los deseos que expresan la aspiración sexual del niño hacia la madre deben vehiculizarse
en la corriente de ternura debido a la contundencia del complejo de
Edipo.
"Su eficacia proviene de que se hace intervenir una instancia prohibitiva (prohibición del incesto) que cierra la puerta a la satisfacción naturalmente buscada y une de modo inseparable el deseo y la ley."lla
Es así como el complejo de Edipo cobra un papel preponderante en la
estructuración psíquica, pues a partir de su elaboración se realiza la elección del objeto amoroso, el acceso a la genitalidad y la constitución de
las instancias psíquicas.
Con el logro de estos productos de la resolución edípica, tenderíamos
a pensar que se abandonan totalmente los modos de funcionamiento primarios de vinculación objetal que remiten al narcisismo, a la indiscriminación sujeto-objeto, al yo del placer, a los mecanismos de defensa
característicos de las etapas preedípicas.
Sin embargo, vemos que no sucede tal cosa. Ante una situación de conflicto, mediante distintas operaciones defensivas, el sujeto puede encontrarse transitando nuevamente el mundo maravilloso y sin límites de
la infancia.
¿De dónde proviene la atracción que siguen ejerciendo los contenidos
preedípicos?
En el capítulo III del Esquema del psicoanálisis, Freud dice:
"[...] se alcanza, sí, la organización genital pero debilitada en los
sectores de libido que no acompañaron ese desarrollo y permanecieron fijados a objetos y metas pregenitales. Ese debilitamiento se
muestra en la inclinación de la libido a retroceder hasta las investiduras pregenitales anteriores (regresión) en caso de no satisfacción
genital o de dificultades objetivas".'?'
La estructura narcisística inicial sufre modificaciones con anterioridad
a su pasaje por el complejo de Edipo. Abordemos el análisis del desarrollo
yoico antes de la instalación de la situación triangular.
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Sobre el final de sus teorizaciones, en "La escisión del yo en el proceso
defensivo", Freud nos sorprende interrogándose acerca de un yo "desgarrado":
"Por un momento estoy en la interesante situación de no saber si lo
que vaya comunicar ha de apreciarse como algo hace tiempo consabido y evidente, o como nuevo por completo y sorprendente. Me inclino, empero, a creer lo segundo"."
Se refiere al concepto de Spaltung o escisión del yo, a esa "desgarradura en el yo que nunca se reparará, sino que se hará más grande con el
tiempo. Las dos reacciones contrapuestas frente al conflicto subsistirán
como núcleo de una escisión del yo'~%Se trata de la coexistencia dentro
del sujeto de dos actitudes psíquicas opuestas e independientes que se
mantienen simultáneamente.
En el Esquema del psicoanálisis, cap. VIII, dice:
"El punto de vista que postula en todas las psicosis una escisión del
yo no tendría títulos para reclamar tanta consideración si no demostrara su acierto en otros estados más semejantes a la neurosis y, en
definitiva, en estas mismas".'?"
"l...] al describir una escisión del yo (intrasistémica) y no una escisión entre instancias (entre el yo y el ello), Freud intenta poner en evidencia un proceso nuevo respecto al modelo de la represión y del retorno de lo reprimido."llh (Laplanche-Pontalis: Diccionario de psicoanálisis.)
¿Cómo pensamos el desarrollo del psiquismo a la luz de esta conceptualización?
El bebé establece un vínculo de extrema dependencia con su objeto erótico (un vínculo de ser) y debe también enfrentarse con la ausencia del
mismo y con la frustración a que ella lo remite.
¿Cómo resuelve esta situación el yo incipiente infantil?
Se identifica con el objeto erótico por vía de la incorporación oral (él
es, entonces, el objeto) y proyecta fuera de sí lo displacentero.
En "Pulsiones y destinos de pulsión", Freud describe cómo mediante
la proyección, el yo narcisista trata de anular la situación traumática generada por la frustración. Esta proyección, de carácter masivo,
homologa lo placentero con el yo y lo displacen tero con lo extraño, lo
externo.
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Dice Freud:
"Recoge en su interior los objetos ofrecidos en la medida en que son
fuente de placer, los introyecta (según la expresión de Ferenczi [1909]),
y por otra parte, expele de sí 10 que en su propia interioridad es ocasión de displacer.
"Así, a partir del yo-realidad inicial, que ha distinguido el adentro y
el afuera según una buena marca objetiva, se muda en un yo-placer
purificado que pone el carácter del placer por encima de cualquier otro.
El mundo exterior se le descompone en una parte de placer que él se
ha incorporado y en un resto que le es ajeno. Y del yo propio ha segregado un componente que arroja al mundo exterior y siente como
hostil".6a
Pero en la medida en que este displacer que el sujeto ha hecho migrar
al exterior es propio de sí mismo, se trata de un fragmento del yo lo
que es expulsado.
Esta masividad del proceso es sólo pensable en términos de una escisión del yo que resulta así inherente a la constitución del sujeto.
La actitud de los padres frente al hijo sirve de sostén y reforzamiento
de esta escisión.
En el vínculo con los padres, el niño se encuentra tironeado en dos sentidos opuestos: uno, más objetivado, en contacto con la realidad externa y que lo lleva a su inserción en la cultura. El otro (cuya raíz se encuentra en el perdido narcisismo infantil de los padres y que ahora el
niño con su presencia, encarna) lo lleva a ser el centro y núcleo de la
creación. Dice Freud en "Introducción del narcisismo": "El punto más
espinoso del sistema narcisista, esa inmortalidad del yo que la fuerza de
la realidad asedia duramente, ha ganado su segundad refugiándose en
el niño","
Este niño eterno, que ahora se refugia en el bebé vía identificación primaria para defenderlo de la frustración, es el pasaporte por el que recalan en el hijo los deseos narcisistas de los padres.
Las modalidades de vinculación afectiva que el nuevo sujeto irá estableciendo serán consecuencia de un precipitado de estos componentes
primarios (me refiero al yo incipiente escindido, por una parte, y al registro dual en que el deseo parental ubica al hijo, por otra) que se trasladan desde el primer modelo erótico hacia la triangularidad edípica, la
que al ser portadora de una legalidad que implica un nuevo orden para
el psiquismo, lo llevará a constituir un perfil amoroso básico con el que
intentará la salida exogámica.
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El amor y la genitalidad
El pasaje a la exogamia depende de la capacidad de elaborar la escena
primaria, lo que significa poder tolerarla e identificarse con sus características de fecunda, amorosa y placiente. De esta forma, accediendo a
su genitalidad plena, el sujeto despliega, ya en la adultez y en otra escena, un cambio de rol.
Esto se posibilita dentro de un marco constituido por un psiquismo que
ha llegado a desarrollar lo que podríamos considerar las condiciones para
el amor: transformación del narcisismo, disminución de las tendencias
sadomasoquistas por aumento de ligadura, predominio del pensamiento lógico, diferenciación sujeto-objeto, utilización de la represión como
mecanismo de defensa, prevalencia de la elección anaclítica de objeto,
identificación con el objeto integrado, capacidad de soportar la ambivalencia y tolerancia de la exclusión.
¿Qué se entiende psicoanalíticamente por amor?
En Psicología de las masas ..., Freud señala:
"El núcleo de lo que designamos 'amor' lo forma, desde luego, lo que
comúnmente llamamos así y cantan los poetas, el amor cuya meta es
la unión sexual. Pero no apartamos de ello lo otro que participa de
ese mismo nombre: por un lado, el amor a sí mismo, por el otro, el
amor filial y el amor a los hijos, la amistad y el amor a la humanidad;
tampoco la consagración a objetos concretos y a ideas abstractas"."
En "Pulsiones y destinos de pulsión", Freud dice que el amor, como el
odio, es refractario a ordenarse dentro de la teoría pulsional.
Los vínculos de amor y odio están reservados a la relación del yo-total
con sus objetos.
En el mismo artículo, Freud señala:
"La palabra 'amar' se instala cada vez más en la esfera del puro vínculo
de placer del yo con el objeto, y se fija en definitiva en los objetos sexuales en sentido estricto y en aquellos objetos que satisfacen las necesidades de las pulsiones sexuales sublimadas".
"[ ] la palabra 'amor' se aplica al vínculo del yo con su objeto sexual
[ ] su aplicabilidad a tal relación sólo empieza con la síntesis de todas
las pulsiones parciales de la sexualidad bajo el primado de los genitales
y al servicio de la función de reproducción.?"
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El carácter genital del coito está basado en las fantasías que sustentan
dicho acto. En el sujeto en posición genital, predomina la fantasía procreadora por identificación con los padres de la escena primaria.
Esta fantasía no sólo aparece concretada en el hecho de tener un hijo,
también, entendemos, como despliegue del carácter genital genuino, la
inserción fecunda en el medio cultural-social del cual el sujeto forma
parte, al que enriquece con el producto de la sublimación de las pulsiones
sexuales.
Sin embargo, es importante considerar que en su vinculación objetal,
la conducta del adulto no se establece exclusivamente a partir del funcionamiento genital. Si bien éste predomina, coexiste con modos de funcionamiento arcaicos del desarrollo libidinal. Entendemos así, por ejemplo, la presencia de características pregenitales en los juegos sexuales
preliminares al coito o la idealización momentánea del objeto amoroso
como camino hacia el amor.
El enamoramiento o la captura por la madre fálica
En sujetos con dificultades en el acceso a la genitalidad, en los que se
evidencia un déficit en las transformaciones del narcisismo, los mecanismos pregenitales cobran mayor jerarquía y ello confiere a las relaciones afectivas que irá estableciendo características regresivas.
Consideramos ya que la elaboración de la triangularidad edípica posibilita la salida exogámica.
Si esta elaboración es deficiente, el sujeto queda atrapado en una escena primaria que no tolera y en la que la exclusión se instala como situación traumática.
Se movilizan entonces mecanismos defensivos que tienden a reinstalar
las fantasías de fusión con el objeto en el intento de anular la exclusión
y provocar la desaparición del tercero.
En este intento el sujeto se verá inserto en una trama en la que la
herida narcisística por la pérdida del objeto, los celos, la desilusión y
la culpa por el ataque a la unión parental, dominarán la escena y participarán de la instalación de una modalidad de funcionamiento psíquico
con características melancólicas.
Los mecanismos de defensa que sustentan este accionar psíquico son
pregenitales. El vínculo es nuevamente vínculo de ser, y la oralidad, la
forma libidinal predominante.
Esta constelación psíquica es la que observamos en individuos con una
marcada tendencia a establecer con sus objetos vínculos idealizados del
tipo del enamoramiento.
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Freud dice en Esquema del psicoanálisis:
"Durante toda la vida, el yo sigue siendo el gran reservorio desde el
cual investiduras libidinales son enviadas a los objetos y al interior
del cual se las vuelve a retirar, tal como un cuerpo protoplasmático
procede con sus seudópodos. Sólo en el estado de un enamoramiento
total se transfiere sobre el objeto el monto principal de la libido, el
objeto se pone en cierta medida en el lugar del yo".'?'
Este trasvasamiento libidinal masivo instala al objeto en el terreno de
la necesidad y le confiere características ideales. El objeto erótico debe
satisfacer las exigencias perentorias del sujeto de manera inmediata,
generándose así un vínculo de dependencia extrema.
En Psicología de las masas ..., Freud plantea que el fenómeno de sobreestimación es un espejismo producido por la complacencia sexual que
por mecanismos de idealización confiere al objeto una perfección anhelada para el yo propio.
Señala además que las expresiones más acusadas del enamoramiento
(la fascinación y la servidumbre enamorada) colocan al mismo en coincidencia llamativa con la hipnosis.
¿Qué características de la hipnosis tiene el enamoramiento?
En el mismo texto, dice Freud:
"La misma sumisión humillada, igual obedencia y falta de crítica hacia
el hipnotizador como hacia el objeto amado. La misma absorción de
la propia iniciativa l...
] El hipnotizador es el objeto único: no se repara en ningún otro además de él l...] El vínculo hipnótico es una entrega enamorada irrestricta que excluye toda satisfacción sexual,
mientras que en el enamoramiento esta última se pospone [...]".7b
En "Puntualizaciones sobre el amor de trasferencia", Freud dice que todo
enamoramiento recuerda más a los fenómenos anímicos anormales que
a los normales. Señala además que el carácter esencial del enamoramiento es la reedición de rasgos antiguos y la repetición de reacciones
infantiles. "Justamente lo que constituye su carácter compulsivo, que
recuerda a lo patológico, procede de su condicionamiento infanttl. "5
Esta necesidad perentoria, esta compulsión presente en el enamoramiento hacia el objeto, tiene también puntos de contacto con el modo
en que el adicto se relaciona con el objeto de adicción. Es de observación corriente que ante un desmoronamiento melancólico, frente a la
pérdida del objeto, el sujeto apele al alcohol, a la comida, etcétera,
como forma sustitutiva del mismo (corroborando la modalidad oral del
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vínculo). Podemos pensar, así, que en el enamoramiento se establece una
adicción al objeto amoroso.
En "Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia ...",2
Freud enlaza el enamoramiento con el delirio. Establece un paralelismo entre la sobreestimación que el enamorado hace de su objeto erótico
y la megalomanía o delirio de grandeza, concebido como una sobreestimación sexual del yo propio. Señala que nada sofoca de manera tan
intensa a la megalomanía infantil como un enamoramiento que capture con fuerza al individuo.
En Tótem y tabú 3 considera al enamoramiento como el arquetipo normal de la psicosis.
Dijimos ya que una elaboración deficiente de la triangulación edípica
genera sentimientos de exclusión que son vivenciados como traumáticos
y moviliza la necesidad de reinstalar las fantasías de fusión.
En ese sentido, consideramos al enamoramiento como un intento de
reeditar ese estado de unión con la madre preedípica.
Esta modalidad vincular es instrumentada por el sujeto como defensa
frente a la escena primaria, como un triunfo sobre la misma, como una
vía para negar la exclusión y la presencia de un tercero que al posicionarse como deseado por la madre, la revela como castrada.
El enamorado queda atrapado en una eterna secuencia repetitiva. Gira
sin tiempo entre el enamoramiento, la desilusión, el derrumbe melancólico y la compulsión a un nuevo enamoramiento. Con esta conducta
repetitiva sostiene el mito de la madre fálica y la existencia de un mundo
en el que la castración no tiene cabida.
En Moisés y la religión monoteísta, Freud establece un paralelismo
entre el desarrollo psicosexual del niño desde el narcisismo hasta el
complejo de Edipo y la evolución de las sociedades en su pasaje del matriarcado al patriarcado.
Dice: "Probablemente las deidades maternas nacieron en los tiempos
iniciales de la limitación del matriarcado como un resarcimiento para
las madres relegadas". 8
¿Por qué se impone la necesidad de resarcir, de compensar a la madre?
Freud, en "Introducción del narcisismo", expresa que el niño representa
al narcisismo redivivo de los padres. El niño, como ya hemos visto, lo
encarna y adviene "su majestad el bebé".
Al separarse de la madre preedípica para acceder al complejo de Edipo,
enfrenta a ésta con su castración. Si la madre no puede acompañar al
hijo en este proceso de desprendimiento de sí, se erige en un obstáculo
que entorpece el pasaje del niño a la situación triangular.
De esta forma incrementa la culpa y el temor a la retaliación que el
niño siente como consecuencia de su denuncia de la castración materna.
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Es a esta madre terrorífica, que ahora se devela en el lugar de la madre
idealizada, que el sujeto se ofrece masoquísticamente como atributo fálico, transformándola así en madre-diosa.
Surge entonces la atracción por esta deidad materna a la que sujeta
su existencia y como siervo fiel le ofrenda su renuncia a la genitalidad.
DB8C1lIPI'ORBS:
AMOR I ENAMORAMIENTO
Bibliogratla
1. Freud, Sigmund (1908): "La moral sexual 'cultural' y la nerviosidad moderna". A.
E., IX, pág. 177.
2. - (1911 [1910]): "Puntualizaciones
psicoanalíticas sobre un caso de paranoia
(Dementia paranoides) descrito autobiográfícarnente". A. E., XII.
3. - (1913): Tótem y tabú. A. E., XIII, pág. 92.
4. - (1914): "Introducción del narcisismo". A. E., XIV. pág. 88.
5. - (1915): "Puntualizaciones sobre el amor de trasferencia". A. E., XII, pág. 171.
6. - (1915): "Pulsiones y destinos de pulsión". A. E., XIV.
6a. -: págs. 130-131.
6b. -: pág. 132.
7. - (1921): Psicología de las masas y análisis del yo. A. E., XVIII.
7a. -: pág. 86.
7b. -: pág. 108.
8. - (1939 [1934-38]): Moisés y la religión monoteísta. A. E., XXIII. pág. 80.
9. - (1940 [1938]): "La escisión del yo en el proceso defensivo". A. E., XXIII.
9a. -: pág. 275.
9b. -: págs. 275-276.
10. - (1940a [1938]): Esquema del psicoanálisis. A. E., XXIII.
lOa. -: págs. 153-154.
10b. -: pág. 204.
lOe. -: pág. 148.
11. Laplanche, J. y Pontalis, J.-B.: Diccionario de psicoanálisis. Labor, Barcelona, 1968.
11a. -: pág. 65.
11b. -: pág. 127.

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