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Rescate y persistencia de los rubros gastronómicos ancestrales andinos: el saní Yvonne Avendaño Colegio Universitario Hotel Escuela de Los Andes Venezolanos CUHELAV Mérida- Venezuela yvonne.avendañ[email protected] Resumen: La presente investigación indaga en el conocimiento y reconocimiento de los alimentos ancestrales andinos de una manera dinámica, por ser estos rubros parte del patrimonio cultural de la región, haciendo éénfasis en la importancia que tiene la gastronomía ancestral ya que es un fragmento de la historia, de ahí que se apertura la participación en un primer rescate y valoración de los rubros ancestrales andinos, enfocandose en “El Saní”, investigación que asoma a una realidad actual y que pretende llevarla a otra realidad “los nuevos viejos sabores” de Mérida. La investigación contó con un diseño INTRODUCCIÓN El interés por la cultura antigua ha venido perdiéndose a medida que la industrialización, la globalización y el modernismo, se apoderan del hombre actual y en efecto hacen de barrera entre el espacio que en algún momento perteneció a una gran gama de expresiones culturales ancestrales y la actualidad. Resulta oportuno, citar el descubrimiento de la tan nombrada América, territorio intervenido por españoles para aquel momento en donde existían costumbres propias o hábitos que tuvieron de alguna u otra manera que dar un cambio basado en un intercambio cultural. Precisamente, es en este punto donde ocurre una pérdida histórica cultural por la dispersión de la herencia colectiva primitiva; sin embargo, esta interacción de dos mundos originó nuevas tradiciones y expresiones culturales tanto religiosas como culinarias. La cultura agraria desarrollada por de campo, cuantitativo, un nivel explorativo, descriptivo e histórico para de alguna ser interpretados. Palabras clave: rubros ancestrales, patrimonio cultura, herencia colectiva, Saní, Brassica Napus. nuestros ancestros era rica y organizada, en este sentido, se persigue el rescate de la culinaria en lo que se refiere a los rubros ancestrales (como la papa de año, las cuibas, las rubas, guayabo negro, el saní, entre otros) Sin embargo, se pretende desarrollar la proyección como con un enfoque sustentable que involucra la participación social de las zonas rurales más allegadas a éste. Así mismo, el estado Mérida como plaza importante en nuestro país por formar parte de la preferencia como destino turístico con su variedad de atractivos naturales (alta, media montaña, y también zonas áridas desérticas) y al mismo tiempo por prestar servicios de turismo de aventura que hacen resaltar aún más las oportunidades de disfrute tales como: el treking, camping de media y alta montaña, escalada en roca o artificial, vuelo en parapente, avistamiento de lluvia de estrellas en algunas épocas del año, paraíso de flora y fauna para investigadores, entre otras, que hacen de la primicia una importante oportunidad de turismo perenne. DESARROLLO Hoy día el desempeño gastronómico y culinario en la hotelería así como en las empresas prestadoras de servicios turísticos, está basado en el porvenir de las prácticas innovadas sobre la realidad de las técnicas antiguas. Así como las costumbres culinarias del hombre, la herencia colectiva alimentaria se ha venido malgastando a raíz de tantos cambios a partir de la modernización de las tradiciones, llegando hasta su total relevo, perdiendo de ésta manera su valiosa importancia en lo que a cultura popular e identidad regional se refiere. Sin embargo, en algún momento, la agricultura formó parte de una buena economía local durante todo el Siglo XX, en donde la mayoría de los merideños producían sus propios rubros, practicaban la comercialización y el trueque por otros productos dentro de una misma zona, lo que permitía mantener las tradiciones culinarias. Por otro lado, se considera que las tradiciones culinarias étnicas, como parte del arte de la cocina tradicional antigua constituyen un factor de suma importancia en lo que a patrimonio gastronómico se refiere. Así mismo, el respeto por la cultura tradicional alimentaria de la región andina se ha disipado de manera progresiva en el tiempo por lo que se precisan permutas en el pensar del merideño como andino, del venezolano y del turista visitante. Fundamentados en las ideas anteriormente expuestas, surge la necesidad de rescatar y llevar al paladar del turista visitante “los nuevos viejos sabores”, sabores de gran trayectoria en la región que estaban bajo los platos olvidados, y que pueden llegar a servirse en un nuevo plato sumándose de esta manera, como una nueva experiencia al revivir las memorias olvidadas, conjuntamente, dejan todo un conocimiento del espléndido sabor oculto en el tiempo. Con éste propósito las nuevas tendencias turísticas combinan pasión por el viaje y nuevas manifestaciones en el mismo, he aquí la calidad del nuevo producto que se ofrecerá al público si se le incorporan nuevos sabores. Sin embargo, el rescate de estas tradiciones culinarias y étnicas forman parte de un proceso de interés que concierne no sólo al prestador de servicios turísticos, sino también al ciudadano merideño, sobre todo aquel amante de nuestra tierra venezolana. En este orden de ideas, nacen las siguientes interrogantes: ¿Se conocen los rubros ancestrales?; ¿Se pueden rescatar los rubros ancestrales para ser utilizados hoy día en la gastronomía?; ¿Cuál es la importancia de los rubros ancestrales para nuestra identidad regional como cultura popular?, ¿Qué beneficios tiene implementar el uso de rubros ancestrales en atractivos turísticos? y ¿Será posible la persistencia y el rescate del “Saní” como un rubro ancestral particular hoy día? La importancia del patrimonio cultural es un tema poco discutido en nuestra sociedad actual, tanto que el común de la población ignora cuáles elementos lo constituyen, un patrimonio es considerado uno de los elementos de valor histórico y tradicional del país, así como también lo son sus valores típicos y tradicionales. Se considera también un valor típico o tradicional de una región a sus costumbres pudiéndose incluir las culinarias, es por ello que se puede considerar a la gastronomía de una región parte del patrimonio cultural. Sin embargo, la falta de sensibilización a nivel de educación así como la poca difusión de información y de formación al respecto, nos ha llevado a la perdida y total dispersión de su defensa y preservación, siendo este objetivo y deber de todo ciudadano venezolano; no obstante, la gastronomía como patrimonio debe ser rescatada y llevada a la persistencia en nuestros días, porque conforma la raíz de nuestra identidad y la memoria de nuestro pueblo como nación única. Por otro lado, cuando se habla de rubros ancestrales como productos gastronómicos, algunas personas son objeto de prejuicios y discriminación; lo que debilita a los sentimientos de lealtad hacia la identidad regional, como también, el desinterés común por los mismos. El Gran Aliado (El Saní): El conjunto inmaculado de información inspira a indagar sobre un rubro en específico del conjunto multicolor de rubros ancestrales que persiste en el tiempo y en los claros y nublados paisajes merideños: El Saní, un gran aliado de la comida ancestral, que hoy día permanece en algunos hogares, y se resiste al olvido. A continuación se dará a conocer esta identidad que encontramos en los páramos venezolanos. Se cree que tiene su origen en Eurasia y se utilizó como alimento básico antes de la introducción de la patata en el mundo. La Brassica napus es una planta de cosecha antigua y que pertenece a la Cruciferae (Brassicaceae) familiar, también conocida como la familia de la mostaza. El crucíferas, nombre que proviene de la forma de las flores por tener cuatro pétalos diagonalmente opuestos en la forma de una cruz. La Brassica napus tiene follaje verde azulado oscuro, glauco, liso o con algunos pelos dispersos cerca de los márgenes. Cuando su raíz principal encuentra obstáculos para profundizar, tiene facilidad para desarrollar raíces secundarias. El tallo tiene tamaño 1,5 m aproximadamente, estos son muy ramificados, aunque el grado de ramificación depende de la variedad y de las condiciones ambientales, las ramas se originan en las axilas de las hojas más altas en el tallo, y cada uno termina en una inflorescencia. Las hojas inferiores son pecioladas pero las superiores lanceoladas y enteras. Las flores son pequeñas, amarillas y se agrupan en racimos terminales. Los frutos son silicuas y el número de granos por vaina es de 20 – 25, según la variedad. La Semilla del Nabo también llamada colza, tiene una proporción de treinta y nueve por ciento (39%) de aceite. Es conveniente agregar que existen algunos escritos que datan del 2000 al 1500 años a. C y que hacen referencia directamente a la colza y a la mostaza, al igual que escritos griegos, romanos y chinos de 500 a 200 años a. C. (Downey y Röbbelen, 1989). En Europa, su producción fue para la alta Edad Media y las plantaciones comerciales de colza se registraron en los Países Bajos hacia el siglo XVI. En ese momento, el aceite de colza fue usado principalmente como un aceite para lámparas. Más tarde se convirtió para ser utilizado como lubricante para motores de vapor. Aunque se usa ampliamente como un aceite comestible en Asia, sólo a través del buen procesamiento el aceite de colza ha cobrado importancia en los países occidentales. De igual manera hoy día el Nabo se cultiva en gran parte del mundo para producir forraje (aceite vegetal para consumo humano y biodiesel). Los principales productores son la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos, Australia, China y la India. En la India ocupa un 13% del suelo cultivable. Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, la colza era la tercera fuente de aceite vegetal en el 2000, tras la soya y la palma, además de la segunda fuente mundial de comida proteínica, aunque su importancia sea sólo una quinta parte de la soja. En Europa, se cultiva principalmente para alimentar el ganado (por su alto contenido en lípidos y contenido medio en proteínas). El aceite del (Nabo o colza) en estado natural, contiene ácido erúcico C22:1 y glucosinolatos que son medianamente tóxicos en dosis altas, produciendo de ésta manera intoxicaciones, aunque se tienen dudas al respecto ya que podría ser producto de los herbicidas utilizados en las plantaciones, así como también el aceite desnaturalizado con anilina. La semilla es la parte útil de la silicua (vaina). El proceso de obtención de aceite deja como residuo rico en proteínas, que compite inclusive con la soya; este residuo es utilizado primordialmente como alimento bovino y también para cerdos y pollos. Sin embargo, en Venezuela parte de nuestros aborígenes andinos fueron quienes nos proporcionaron grandes descubrimientos respecto a su semilla y hasta el uso de sus hojas como alimento en tiempos ancestrales, así como también parte de sus usos medicinales como por ejemplo para la artritis, su aceite como laxante; entre otros usos. Así mismo, los nabos también contienen 90% de agua, mucha fibra, hidratos de carbono y son bajos en calorías, lo que le convierte en un buen aliado de las dietas para adelgazar, además de poseer una carga de vitaminas: C y un poco de B6 y B3, además de las ya señaladas en la tabla anterior: minerales: potasio y yodo incluyendo los minerales anteriormente nombrados; y otros tales como: folatos, beta-carotenos y ácido oxálico. Del mismo modo, los nabos ofrecen además una variedad de beneficios para la salud: Como Diurético. Vista, cabello y uñas. Resistencia frente a las infecciones. Sistema inmunológico y Subida de defensas. Tránsito intestinal. Colágeno, dientes, huesos. Transmisión y generación del impulso nervioso y muscular. Tiroides y regula el metabolismo. Colesterol. Contrariamente no es recomendable para cálculos renales y flatulencias. Aunque parezca absurdo en Venezuela existen muy pocos estudios acerca del Nabo (El Saní), sin embargo, Rafael Cartay (2005) encuentra la clasificación científica para el saní como Brassica Juncea, Sinapis Brassicata, la cual es una planta crucífera o bracicaceae que crece en los Andes merideños y que además produce un nabo de tierra comestible también, las semillas del nabo se preparan a modo de salsa o mostaza, obtenida tostando y moliendo las mismas. Por su parte, Gamal El Fakih (1999) expresa sobre el Saní lo siguiente: “El Saní es una de las exquisiteces de nuestros páramos que hoy día se encuentra casi olvidado y que en la antigüedad era el eterno acompañante de las papas o de las arepas. En su estado natural, son pepas pequeñas similares a la de la mostaza, que se obtienen de la flor del NABO, planta silvestre de nuestros páramos. Dejar secar las pepas del Saní al sol por un día, tostar en un caldero de barro y moler finamente hasta obtener un polvo similar al café. Aliñar con sal, cebollín y ajo; moler nuevamente si es necesario hasta obtener la contextura y apariencia anteriormente referida. Guardar en frasco y utilizar según se venga necesitando. Este polvo, se utilizaba directamente con las papas ya cocidas en agua, o bien para rellenar las arepas o el pan. Es considerado un condimento de invaluable SABOR. (p. 43) El estado Mérida, como parte de la región andina venezolana dotada de variedad de tradiciones y por su amplitud geográfica la misma cuenta con un extenso patrimonio artístico cultural y también con uno no menos atractivo como lo es el patrimonio gastronómico. Sin embargo, esta última como riqueza histórica detenida en el tiempo como lo son los alimentos ancestrales que a su vez agrupan una extendida y variada gama de rubros, así como también, platos tradicionales que deben ser rescatados. Tomando en cuenta, que el turismo en general, y en particular el que visitan nuestro estado busca descubrir las especialidades gastronómicas de la región, es allí en donde se deben aprovechar al máximo estos alimentos como un nuevo producto en el mercado de las empresas prestadoras de servicios turísticos. Por ello esta investigación va más allá del aspecto puramente gastronómico ya que no solo persigue el rescate de la gastronomía ancestral como un patrimonio cultural sino que también persigue reforzar la identidad local buscando su reconocimiento como una imagen de calidad. Para promover el conocimiento y el reconocimiento de los rubros ancestrales, específicamente el Saní, con la proyección, se deben adquirir conocimientos básicos sobre el rubro antes mencionado, su uso y manipulación dentro del café temático de la estación La Montaña del Nuevo Sistema Teleférico de Mérida. De éste modo se generan intercambios de tipo económico – social – educativo, direccionados al progreso económico de las comunidades involucradas como productoras de los rubros ancestrales, apoyando directamente, el rescate del patrimonio cultural gastronómico local haciendo de ello, una alternativa turística de tipo cultural (turismo cultural). Cartay, R. (1988). La Mesa de meseta. Mérida: Editorial Venezolana c.a. CONCLUSIONES Febres, T. (1993). Cocina criolla o guía del Ama de Casa, para disponer la comida diaria con plenitud y acierto. Mérida: Imprenta de Mérida, c.a. 6ta Edición. Concluyendo con el desarrollo de toda la investigación se observa que ésta apenas es el comienzo de nuevas exploraciones en lo que a rubros ancestrales se refiere. Por medio del rescate de los rubros ancestrales y el dar la información del producto (El Saní) dentro del Café Temático (etno – interactivo) de la Estación La Montaña se dará la oportunidad de conocer al usuario – visitante – turista las bondades de uno de los rubros ancestrales de la región merideña, siendo éstas partes de un patrimonio cultural y convirtiéndose de manera directa en un atractivo turístico o parte del mismo. Así mismo, se evidenció que hay poco conocimiento del tema, por lo que se precisa cambios en las instalaciones prestadoras de servicios turísticos con el enfoque en lo ancestral, en otras palabras en el patrimonio gastronómico de la región como parte de la identidad nacional. . REFERENCIAS Cartay, R. (1995). El Pan Nuestro de cada día. Crónicas de la sensibilidad gastronómica venezolana. FUNDACIÓN BIGOTT. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela. Caracas: 24 de mayo del 2000. Nº 5.453 Extraordinario. Cuaderno nº 15. Pág. 26. Por el Rescate del sabor venezolano. Encuentro de gastrónomos de Mérida. El Fakih, G. (1999). Las recetas olvidadas. Mérida: CORMETUR. Editorial venezolana, c.a. FUNDACIÓN BIGOTT. (1998). Atlas tradiciones venezolanas. El Nacional. de Larousse. (1987). Pequeño Larousse Ilustrado. Buenos Aires, Argentina: Talleres Gráficos de Sebastián de Amorrortu e hijos S. Ley de Protección y Defensa del Patrimonio Cultural. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela. Caracas: 3 de septiembre de 1993. Nº 4.623. Manual de Organización y Funciones del Sistema Teleférico de Mérida. (2006). Palella, S., Martins, F. (2006). Metodología de la investigación cuantitativa. (2da). Caracas: FEDEUPEL. Rodríguez, R. (2012). Propuesta de estrategia para la promoción de la gastronomía típica de la parroquia Los Nevados del Estado Mérida. (Informe de pasantías del VI semestre). Colegio Universitario hotel Escuela de Los Andes Venezolanos. Mérida – Venezuela. Salas, J. (1997). Etnografía de Venezuela. Mérida: Vértice Editores. Spinetti, Mario (s.a). Gastronomía y Salud. U.L.A. Mérida: Ediciones del Rectorado. Spinetti, M. (2000) Cocina Afrodisíaca, mitos, leyendas, realidades, recetas. Mérida: U.L.A. Consejo de publicaciones. Tarnawiecki, A. (1998). La magia y la ciencia de la cocina. Mérida: Talleres gráficos universitarios. Cartay, R. (2005). El saní, Brassica Juncea. Diccionario de la Comida Venezolana. Recuperado de:http://books.google.co.ve/books? id=rTywO3R9yTkC&pg=PA216&lpg=PA216 &dq=SEMILLA+DEL+SANI+Y+DE+LA+ MOSTAZA&source=bl&ots=xfSr5Z2wwQ& sig=bwa6i1qCjMUxtFYM1m8n7urPNU&hl= es&sa=X&ei=tKFUOPzB_KI0QG114C4Aw &ved=0CCMQ6AEwAA#v=onepage&q&f=f alse.