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Bridges for Peace
(Puentes para la Paz)
Los Estudios de Israel
Vol. #770903S
PUENTES PARA LA PAZ
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U N S ANTUARIO V IVO
Las Escrituras nos relatan acerca del tabernáculo y las fiestas que
Dios le dio al pueblo de Israel, pero frecuentemente estos temas son
percibidos por muchos cristianos como un tanto tediosos. A menudo,
creen que pertenecen al judaísmo del pasado y que nada tienen que ver
con el cristianismo moderno. En verdad, esos pasajes reflejan la
naturaleza y el carácter de nuestro Dios eterno, quien es “el mismo ayer,
hoy y por siempre”. Toda la Escritura nos enseña acerca de Dios, y cada
parte nos puede ayudar a ser mejores discípulos del Señor.
Pablo dijo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Tim.
3:16). No estaba refiriéndose al Nuevo Testamento, sino a las Escrituras
Hebreas. El Nuevo Testamento no fue codificado hasta cerca del año 350
d.C., y las Escrituras Hebreas eran la “Biblia” de la primera iglesia por
varios cientos de años. Las epístolas, cartas enviadas a varias iglesias o
personas explicando cómo conducirse de acuerdo a la Palabra de Dios o
respondiendo a unas preguntas particulares, no circularon entre los
creyentes hasta mucho tiempo después. Por ende, las Escrituras
Hebreas (nuestro Antiguo Testamento) contienen unas instrucciones y
preceptos de mucho valor para la iglesia, más de lo que la mayoría de los
cristianos le adjudican.
De vez en cuando, invito a diversos autores para que compartan
con ustedes a través de los Estudios de Israel. En esta ocasión, les presento un estudio escrito por Keren Hannah Pryor, esposa de Dwight
Pryor, director del Centro para Estudios Judeo-Cristianos. Veamos lo
que nos quiere enseñar Keren acerca del Tabernáculo:
“Es necesario que Él permanezca en el cielo hasta que llegue el tiempo de la restauración de todas las
cosas, como Dios lo ha anunciado desde hace siglos por medio de sus santos profetas” (Hechos 3:21, NVI)
Uno de los propósitos más sublimes de Dios con relación a la creación fue establecer una “casa”
entre los hombres, la morada del Señor, con intención de descender allí y llenarla de Su gloria. Su primera
morada terrenal fue el Tabernáculo, o el Mishkán. El pueblo lo transportaba cada vez que se movía de sitio
en sitio por el desierto. Después de que el pueblo ya viviera un tiempo en la tierra, el Rey David erigió en
Jerusalén una tienda humilde para guardar allí el Arca del Pacto. Luego, el rey Salomón construyó el
primer Templo según el diseño y las instrucciones que le dejó su padre David. Era una construcción
majestuosa sobre el Har Bayit, lo que significa literalmente “Monte de la Casa”. Cuando fue dedicado a
Dios, una nube de repente llenó todo el Templo “…y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por
causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios” (2 Crón. 5:14). Más tarde, el
magnífico Segundo Templo fue completado por el rey Herodes, y llegó a conocerse como una de las grandes
maravillas del antiguo mundo. Sin embargo, Yeshúa (Jesús) predijo que sería destruido, y
proclamó:”Destruid este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn. 2:19).
A través de Jesús nuestro Mesías, la “piedra angular” (Sal. 118:22) alrededor del cual todo el edificio es construido y unido entre sí, nosotros somos ahora el Templo, el lugar principal para la habitación
del Espíritu de Dios. Por lo tanto, todo lo que nos dice la Biblia acerca de las primeras moradas terrenales
de Dios nos ayudan a entender nuestra identidad como nuevas criaturas en Él, y clarifica nuestro propósito en la tierra como “piedras vivas” en el “Templo del Dios viviente” (2 Cor. 6:16).
El Tabernáculo en el desierto se situaba en medio de las tiendas de los hijos de Jacob. Aquí vemos el
fuego fuera del campamento y el chivo expiatorio cuando es soltado hacia el desierto, ilustrando la
santidad del Día de la Expiación, conocido por los judíos como Yom Kipur.
DIOS HABLA
POR LOS
DETALLES
Entre la época de Pésaj (Pascua), nuestra redención, y Shavuot (Pentecostés) hay cincuenta días,
que también se designan para la cuenta del Omer. Es un tiempo de preparativos y gran expectación para
el momento especial en que subimos para encontrarnos con el Señor sobre Su monte santo, el lugar donde
recibimos Su revelación y el poder de Su Espíritu. Mientras caminamos con Él a través de la lectura sistemática de la Torá (los judíos tienen un sistema de lectura cíclica de los primeros cinco libros de la Biblia)
y nos encontramos con Él durante los “días señalados” o Mo’adim, aprendemos ciertas lecciones especiales
en torno a cada fiesta bíblica. Hay una obra santificadora que el Ruaj ha Kodesh, o Espíritu Santo, debe
hacer en nuestros corazones correspondiente a cada fiesta. Este año, recibí una revelación especial en
torno a lo que Dios requiere de nosotros cuando ordena: “Santos seréis, porque santo soy yo Jehová
vuestro Dios...” (Lev. 19:2). “K’dushim tih’yu, ki kadosh aní.”
Mientras repasábamos durante Pésaj los eventos del Éxodo a través del desierto, Dios atrajo mi
atención al Mishkán (o Tabernáculo), el cual fue construido según las instrucciones detalladas del Señor
como Su lugar de habitación entre Su pueblo. Lo que me atrajo fueron las cortinas de lino blanco que separaban el Mishkán del resto del campamento y la arena (jol) del desierto. ¡El Lugar Santo de la habitación
de Dios no debería confundirse con el color del ambiente! Dios quería que las cortinas atrajeran la atención como un brillante faro en medio del desierto. La verja de cortinas blancas claramente demarcaba el
área como el lugar separado para la habitación de Dios. Separaba lo sagrado de lo secular, lo profundo de
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lo superficial, lo santo (kodesh) de lo profano (la misma palabra jol).
“Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos para
que seáis míos” (Lev. 20:26). Como Sus santos redimidos, hemos sido “separados” para vivir y crecer dentro de un pacto sagrado con Dios. Vestiduras de lino fino y brillante han sido preparadas para adornar a
la Esposa del Cordero. ¿Y qué son estas vestiduras blancas y radiantes? “El lino fino es las acciones justas de los santos” (Apoc. 19:8). El salmista pregunta en Salmos 51:1, “Jehová, ¿quién habitará en tu
tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo?” Responde a su pregunta en el verso 2: “El que anda en
integridad y hace justicia...” En otras palabras, el que es santo, es santo como Adonai [el Señor].
La verja de lino alrededor del Tabernáculo se parece a un rollo abierto de la Torá. ¡La Palabra de
Dios rodea y protege Su lugar de habitación! Por medio Su Palabra, Dios se da a conocer, revela Su justicia, confirma Sus promesas y establece Sus pactos. La pura y clara luz de Su instrucción alumbra a Su
pueblo redimido para que sepamos caminar rectamente y hacer lo que es justo, con el fin de que podamos
acercarnos más a Él en amor, y también acercarnos los unos a los otros.
El esfuerzo humano sólo no puede alcanzar la santidad. Si somos nuevas criaturas en el Mesías,
somos reconciliados con Dios nuestro Padre, para que en Él, y por el poder del Espíritu Santo, lo jol
(secular, profano) sea transformado en lo kodesh (santo, profundo). Pero cada esfuerzo nuestro en Jesús
es ennoblecido para que Dios sea exaltado. La vida abundante en Yeshúa comienza en nuestro mundo
cotidiano a medida que andamos a la luz de Su Palabra. La santidad acrecenta a medida que aspiramos
vivir cada momento de nuestra vida dentro de la voluntad de Dios, en acorde con lo que está escrito en Su
Sagrada Escritura. Mientras vivimos así, alumbramos por medio de Su justicia. Al igual que la cortina del
Mishkán, reflejamos la presencia de Dios y glorificamos Su Santo Nombre.
Hebreos capítulo 1, los versos 3 y 8, proclaman lo siguiente: “... siendo el resplandor de su gloria, y
la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder... cetro de
equidad es el cetro de tu reino...” ¡Cuán bendecidos somos los redimidos del Señor! En Yeshúa, la Palabra
Viva, la Torá encarnada, somos arropados y sostenidos por el poder de Su Espíritu. Cuando llena nuestros
corazones y renueva nuestras mentes con Su Palabra, y nos reviste con la vestimenta sacerdotal de Su
justicia, verdaderamente somos separados para ser un Templo vivo, un santuario sagrado para que habite
Su Presencia santa.
EL CORDÓN
QUE
UNE
Este año cuando llegó Shavuot (Pentecostés), esperé con atención para ver si el Señor me iba a
impartir mayor revelación respecto a Su Cuerpo, el santuario vivo que está bajo edificación y unido entre
sí por el poder de Su Espíritu Santo. ¡Atrajo mi atención hacia otras cortinas! En esta ocasión, fue hacia
las diez gruesas cortinas entrelazadas que forman las paredes del Mishkán, y en particular a los lazos o
lazadas azules (t’jelet), que unían los dos conjuntos de cinco cortinas.
T’jelet es el color distintivo azul que se hallaba también en los flecos o tzit-tzit del talit, el manto de
oración, como también en las vestiduras de los sacerdotes que servían en el Mishkán, y posteriormente en
Ésta es una ilustración artística del Tabernáculo, sin una pared lateral, para visualizar el Lugar Santo
y el Lugar Santísimo. Pesadas cortinas cubrían el armazón, y eran unidas en el punto donde se
encontraban el Lugar Santo y el Santísimo.
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los Templos. Cuando era hora de recoger el campamento para seguir caminando por el desierto, cada
objeto principal del Mishkán tenía que ser cubierto con una tela de t’jelet. Así como un cordón rojo o escarlata aparece repetidamente en la historia bíblica, también se menciona un cordón azul. El cordón rojo
representa la vida a través de la sangre, y el azul representa la justicia de Dios. Al igual que el claro azul
del cielo cubre toda Su creación y se refleja en las claras aguas sobre la tierra, Su justicia también nos
cubre y se refleja en nosotros por medio del agua pura de Su Palabra, la que fluye como un río de vida
desde el Jardín del Edén a lo largo de la historia. Esta fuente nos fue hecha accesible por medio de Yeshúa
nuestro Mesías, Adonai Tzidkeinu, el Señor Justicia nuestra. Es el suave rocío, “como el rocío de Hermón,
que desciende sobre los montes de Sion...” Es el “río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal,
que [sale] del trono de Dios y del Cordero,” ¡la Nueva Jerusalén! “En medio de la calle de la ciudad, y a uno
y otro lado del río, [está] el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas
del árbol [son] para la sanidad de las naciones” (Apoc. 22:1-2).
De la misma manera en que los dos conjuntos de cortinas sólo podían ser unidos entre sí por los
lazos o lazadas de t’jelet, también nosotros hemos sido unidos, según oró Jesús (Juan 17:11, 21), por
medio de Su justicia en nosotros. La verdadera unidad, el “ejad” que procuramos entre cada judío y
gentil, entre cada esposo y esposa, y entre cada individuo con su vecino, podrá ser alcanzado en el lugar
donde el Espíritu de santidad renueva nuestras mentes y transforma nuestras vidas para que seamos el
pueblo que el Padre desea que seamos. Ese es el lugar donde reflejamos Su imagen y desde el cual fluye
el agua de vida. Ese es el lugar de tranquilidad donde encontramos las “aguas de reposo”, donde se halla
la sanidad y el verdadero shalom, o la plenitud.
Un sábado por la mañana, durante el servicio de la Iglesia del Mesías, mi esposo y yo compartíamos
acerca de “un nuevo hombre”, y yo presenté estos pensamientos en torno al t’jelet. Un amado hermano y
anciano de la congregación, Rob Wilson, quien es ingeniero, me enseñó un modelo del Tabernáculo que
había dibujado de las cortinas mientras yo hablaba. Quería visualizar la manera en que las cortinas colgaban y formaban las paredes del Tabernáculo. Su rostro brillaba a medida que demostraba la manera en
que las lazadas azules permitían que los dos conjuntos de cinco cortinas se unieran justamente donde el
velo colgaba para separar el Lugar Santo del Lugar Santísimo, el mismo lugar donde el Sumo Sacerdote
podría entrar ante la gloriosa presencia de Dios. ¡Sí! Es solamente en nuestra unión con Yeshúa, nuestro
gran Sumo Sacerdote, y estando cubiertos con la vestidura de Su justicia, que tenemos la capacidad de
entrar ante la presencia de Dios sin temor, por Su Espíritu, y llamarlo nuestro “Abba, Padre”.
EL DESAFÍO
Dios nos desafía para que, siendo hijos del Dios Altísimo, el Principio y el Fin, bebamos de la “fuente
de agua de vida” y llenemos nuestros corazones de Su Palabra y nuestras vidas de Su Espíritu. Luego, a
través de Su justicia en nosotros, el centro de nuestra verdadera “nueva creación”, podremos alcanzar los
unos a los otros y ser unidos en amor y unidad genuina. Allí, a medida que el santuario vivo de Su Cuerpo
es edificado en amor, “Adonai enviará bendición y vida eterna” (Sal. 133:3). Mientras andemos en los
“caminos de rectitud” y edificamos juntamente con Él nuestras propias vidas, nuestras relaciones personales, nuestras congregaciones y comunidades, participaremos en la restauración y el fortalecimiento
de Su Santuario Vivo. Con cada día que pasa, podremos mirar con expectación más gozosa aquel día glorioso en que todos podremos clamar a una voz: “¡Bendito el que viene en el nombre de Adonai!” Amen.
Espero que ustedes hayan sido bendecidos por este artículo. Dwight y Keren Pryor tienen muchas
enseñanzas en formato de ‘audiocasette’ y folleto (sólo en inglés). Para ordenar un ‘audiocasette’ de “One
New Man” (Artículo #H0000), o un catálogo de material adicional, puede llamar al Centro para Estudios
Judeo-Cristianos al 1-800-308-6505, o escribir a: P.O. Box 293040, Dayton, OH 45429.
Shalom desde Jerusalén,
Clarence H. Wagner, Jr.
Presidente Internacional (CEO)
Traducido por: Teri S. Riddering
Los versos bíblicos fueron tomados de La Biblia, versión Reina Valera de 1960.
Muchos pastores, maestros bíblicos y personas laicas han escrito preguntando si
pueden utilizar estas notas para sus mensajes y clases. La respuesta es un enfático, ¡sí! Por
tal razón enviamos estos Estudios de Israel. Es mi esperanza que la información contenida
en ellos pueda ser diseminada vez tras vez, ya sea oralmente o por medio de copias fotostáticas. “Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.” (Is. 2:3)
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