Ni completamente falso ni completamente auténtico

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Ni completamente falso ni completamente auténtico
Ni completamente falso ni completamente auténtico
Si hay algo que está claro es que en arte, como en cualquier otra materia, no
existen las verdades absolutas. Y si no que le pregunten a Gerardo Boto Varela,
historiador leonés y profesor de la Universitat de Girona que ha saltado a los
medios como “descubridor” del ya famoso claustro de Palamós. Él fue quien
hizo posible, gracias a sus investigaciones, que el conjunto saliese a la luz. Lo
que no esperaba es que la noticia alcanzase tal repercusión mediática.
Afirma no estar cansado de que le pregunten al respecto, aunque su mirada y sus
gestos transmiten un mensaje diferente. El de quien comienza a sentirse desbordado
por los hechos o, más bien, por un hecho concreto, la presión mediática. El claustro
que, poco a poco, se ha convertido en instrumento de batalla, es para Gerardo Boto
Varela “un elemento más de investigación”. Uno de los muchos que ha abordado a lo
largo de sus más de veinte años de experiencia.
Desde que saltase a la luz la existencia de este conjunto en una finca privada de la
localidad gerundense de Palamós han sido muchas las voces que se han pronunciado
al respecto, numerosas las teorías sobre su posible procedencia, sobre su falsedad o
autenticidad. Él que es quien, posiblemente, más lo ha investigado sigue pregonando
a los cuatro vientos que “aún no tenemos todas las herramientas y elementos de juicio
necesarios” para determinar la verdadera historia del claustro. Insiste, una y otra vez,
en que el enigma no se resolverá, si seguimos planteándonos si estamos ante un
conjunto completamente falso o completamente auténtico, “no existe el blanco y el
negro, sino una enorme gama de matices y de grises”.
Es necesario seguir investigando en diferentes direcciones
La prioridad, ahora, es continuar investigando. Boto se mantiene fiel a su primera
teoría, “honestamente, sigo creyendo que hay una cantidad muy significativa de
elementos relevantes que son de época románica”. De hecho, para el investigador
leonés, el claustro se completó en el siglo XX, con una finalidad eminentemente
comercial.
La coherencia volumétrica del conjunto, le lleva a pensar que son los elementos más
antiguos, los que determinan las proporciones y la colocación de los nuevos. Crear un
claustro de estas características y dimensiones, partiendo de elementos estructurales
o insignificantes, hubiera sido “la operación comercial más absurda de la historia”,
señala. Sobre todo, si tenemos en cuenta que, en el momento en el que se creó, la
legislación norteamericana sobre importación de piezas de arte, prohibía la
importación de falsificaciones y que, difícilmente, una obra de estas características
podía encontrar comprador a nivel nacional.
Sin embargo, para acabar de cuadrar su trabajo de investigación, es absolutamente
necesario continuar estudiando el conjunto. En este sentido, el informe realizado por
técnicos de la Generalitat es fundamental por dos motivos: porque certifica la
existencia de elementos románicos en el conjunto y porque insta a su declaración
como bien de interés local, facilitando de este modo que cualquier persona interesada
pueda continuar estudiándolo.
Para el historiador leonés es fundamental abrir distintas líneas de investigación. Por un
lado, los análisis petrológicos, que determinen la procedencia de la piedra,
“acercándonos así al lugar de origen del claustro”. Por otro lado, el estudio de la
iconografía y, por supuesto, una investigación documental, tanto del contexto histórico
medieval en el que pudo surgir la obra, como del contexto cultural en el que se fraguó,
posteriormente, su monumentalización con fines comerciales en Madrid.
Llegados a este punto, cabe recordar, que actualmente, Gerardo Boto, forma parte del
equipo de historiadores y arquitectos, que desde hace unos meses estudian los
testimonios románicos de Catalunya con el fin de incluirlos en la Enciclopedia del
Románico en la Península Ibérica. La obra, está promovida por la Fundación Santa
María la Real, y la entidad ya ha anunciado su intención de estudiar el conjunto de
Palamós, en el marco de estas investigaciones. Está claro, por lo tanto, que la historia
del claustro de Palamós no ha llegado a su fin, es más, quizá, esté aún comenzando a
escribirse.

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