Salud, trabajo y prostitución

Transcripción

Salud, trabajo y prostitución
Título: Salud, trabajo y prostitución
Autora: Leonor E. G. Núñez- Psicóloga-U.B.A.
Introducción:
"Lo concreto es la síntesis de múltiples determinaciones".
C. Marx.
"La psicología y los psicoanalistas que se desentienden de la realidad histórica...trabajan sobre
abstracciones". León Rozitchner.
Desde el campo de la salud y el trabajo investigo la problemática social de la prostitución con
metodologías cualitativas. Trabajo con datos obtenidos a partir de observaciones y testimonios
de: niñas y niños involucrados en la actividad; mujeres y hombres en situación de prostitución
y/o con funciones de encargados de grupos y/o locales, familiares, amig@s, conmpañer@s de
estudio, sus parejas (hetero u homosexuales en situación de prostitución, incluídos
matrimonios con hijos). Tambien considero en primer lugar: la información aportada por
integrantes de equipos de salud y educación (pediatras, psicólog@s -en particular
investigadores-, trabajadores sociales, psiquiatras, especialistas en infecciones de transmisión
sexual -dermatólogos, infectólogos e inmunólogos- personal de enfermería y docentes). En
segundo lugar: activistas, operadores sociales, religios@s, legisladores, jueces y otros
funcionarios públicos, telefonistas y recepcionistas de hoteles de alta calificación y
eventualmente informantes clave.
He
utilizado
las
siguientes
metodologías
de
abordaje:
entrevistas
individuales
de
asesoramiento o de psicoterapia, grupos focalizados y/o de reflexión, talleres de capacitación
para la prevención y atención de consultas telefónicas. Con la amplia diversidad de fuentes
intento corresponder, a la alta complejidad de la problemática social de la prostitución y al
directamentamente proporcional nivel de prejuicios y perjuicios que afectan a las personas
involucradas. Muchos años he dejado decantar los datos reunidos (notas de campo propias,
recortes periodísticos, ensayos, investigaciones de otr@s autores y obras literarias). Sin
embargo, aun persisten con gran nitidez el recuerdo de dos escenas que, más tarde, me
estimularon a sistematizar las observaciones , los registros y la elaboración de hipótesis de
trabajo sobre una amplia constelación de aspectos que condicionan y/o determinan las distintas
modalidades de la prostitución.
En aquel entonces no existían, como en el presente: tan particulares condiciones
geoeconómico-políticas. Como la denominada "globalización de la hegemonía de mercado",
determinante por ejemplo, de la facilitación (por ciertos desarrollos tecnológicos y por la
inclusión estructural de la prostitución en las industrias del espectáculo y el turismo) de la
promoción, el reclutamiento y la trata de personas para la prostitución. Tampoco existía, el
consenso social de su naturalización, como si fuera un trabajo y un sector comercial más
(excelentes dispositivos encubridores y justificadores de los efectos dañinos de la prostitución).
Menos aun, su actual e inusitado incremento, su omnipresencia mediática; y el cada día más
frecuente y atroz involucramiento de la niñez (1). Las situaciones a las que haré referencia (2),
ocurrieron en los comienzos de la década del 60'.
En relación a la época quiero recordar en primer lugar, que si bien en los equipos de salud
podían existir sólidos basamentos éticos, los desarrollos del marco ideológico-teórico-técnico
de los derechos humanos específicos, sólo eran incipientes. En segundo lugar, personalmente
no tenía en aquel entonces, un particular interés en abordar la problemática de la prostitución.
Sin embargo, para mi sorpresa, ésta problemática social irrumpió con toda su complejidad
mientras trabajaba en educación para la salud, tanto en programas de materno-infancia como
de lucha antirrábica. Primera escena: Corría el año 1961. Un pediatra, una enfermera, una
estudiante de sociología y otra de medicina (opté por psicología varios años despues)
inaugurábamos en San Martín, Pvcia. de Buenos Aires el Centro de Salud Infantil N° 5 en el
Htal. Diego Thompson. Eran muy frecuentes los casos de niñ@s afectad@s por desnutrición,
distrofia y tuberculosis. Nuestro objetivo era la detección y el monitoreo del cuidado de la salud
de 100 niñ@s desde el nacimiento hasta el año de edad. Se proveía gratuitamentamente
vacunas, medicamentos y, de ser necesaria, la leche adecuada a cada lactante. Una tarde
recorría una villa -sin red cloacal y con agua de pozo- de emergencia, como se denominaban
entonces, en medio del barro poceado. Visitaba una de las casillas de cartón, chapas, madera
y tela.
El mobiliario consistía en una cama de una plaza, mesita, ropero de un cuerpo y dos sillas. Me
recibe una niña de unos 8 años: "Mamá no está", dice. "Trabaja?", le pregunto. "Sí, recibe
hombres, pero hoy no". Segunda escena: Año 1964. Escuela primaria de Isla Maciel,
Avellaneda: alumn@s y docentes participan en una actividad para la prevención de la rabia
humana y animal. Pregunto si alguien ha sido mordid@ alguna vez por un perro. Un niño afirma
que conocen a una compañera que fue mordida por un perro pero, ya no asiste a clase "porque
ahora anda con la pollerita corta". A su risa, que tuvo el eco de sus compañeras y compañeros,
siguieron algunos detalles más. Una década despues, pude comprobar una de las formas de
corrupción más organizada y afianzada en nuestro medio: la confianza vecinal generada por
nuestro trabajo comunitario de prevención de la rabia, derivó por entonces, en un inesperado e
insólito descubrimiento. Vecinos de Isla Maciel nos demandaron ayuda para enfrentar la
proliferación de prostíbulos, los que contaban con manifiesta protección policial. No obstante,
pese a nuestras gestiones solidarias para con los vecinos, lo único que logramos fue entender
que; justamente la cadena de interesados apoyos policiales a dichos prostíbulos llegaban, por
lo menos, hasta las más altas autoridades del gobierno de la Provincia de Buenos Aires de
entonces. En ésta primera impronta es notable cómo ya podía leerse el anudamiento de
aspectos sólo aparentemente inconexos: además de la salud, el trabajo y la prostitución, los
estereotipos de los géneros mujer y varón, la vulnerabilidad de las niñas y la corrupción de
algunos funcionarios públicos, entre otros. A la distancia creo que aquella niña y aquel niño, sin
saberlo, me estimularon a asumir un compromiso solidario para con las personas directamente
o indirectamente prostituídas, y a construir un modelo de investigación-acción que articulara la
asistencia, la prevención y la acción comunitaria. Pero fue recien en 1989, cuando tuve la
oportunidad de comenzar a plantear la problemática social de la prostitución como parte de una
curricula de capacitación. Así, la incluí en los contenidos de los Seminarios-Taller de
capacitación sobre VIH/SIDA para equipos de salud y educación que diseñé, coordiné y dicté
en colaboración con otr@s profesionales desde la Facultad de Psicología de la UBA y el Primer
Programa Nacional sobre VIH/SIDA del Ministerio de Salud de la Nación (3). Quiero señalar
que si bien, el evitar ceñirme a posibles imposiciones de agencias financiadoras generó por un
lado el gran obstáculo de la escasez de recursos materiales, creo que por otro me posibilitó
sostener la imprescindible autonomía de criterio que, a mi juicio, ésta temática requiere. En
ésta presentación intentaré desplegar y discutir diversas argumentaciones contemporáneas
que coadyuvan, por ingenuidad o interés, a naturalizar a la salud como mercancía, al trabajo
como un privilegio de pocos o término legitimador de actividades perjudiciales para las
personas y para la sociedad, y a la prostitución como si fuera una actividad socialmente
valiosa, individualmente saludable, políticamente correcta y económicamente imprescindible.
Postularé que:
1) la persistencia en éste statu quo necesariamente conlleva a la desmentida de los derechos
sexuales de todas las mujeres.
2) se deben defender la salud y el trabajo en sentido estricto y prevenir la prostitución y la trata
de personas, tanto como su promoción y el reclutamiento. Tergiversación de argumentos y de
fines En los últimos años en relación a la salud, al trabajo y a la prostitución se vienen
desplegando argumentos que muestran cada vez un mayor refinamiento encubridor de
tergiversaciones de sentidos y de hechos. No obstante, es posible demostrar que tales
deformaciones de situaciones y tramas argumentales, transitan permanentemente por la
ingenuidad, la demagogia o la coacción utilitaria. Si bien los peligros de llevarse por delante a
las palabras vienen siendo señalados desde tiempos remotos, en relación a la problemática
social de la prostitución en ciertos ámbitos, aun académicos se observa con frecuencia una
tendencia a la trivialización y tergiversación. Creo reconocer en ésta actitud, a una de las
consecuencias del miedo pánico a asumir posiciones que podrían ser consideradas
políticamente incorrectas, desde sectores supuestamente progresistas o desde lo instituído por
las agencias de financiación. Es curioso, pero esto ocurre justamente cuando la suerte del que
podría ser denominado "experimento macro" (y marco de la posición que creo necesario
revisar), el llamado "pensamiento único", está echada. "Pensamiento único" que fuera
caracterizado por I. Ramonet en Le Monde diplomatique de enero de 1995 como: "El único
autorizado por una invisible y omnipresente policía de opinión"'iió. Si bien, en el momento de su
auge toda crítica al modelo económico de hegemonía de mercado, era descalificada hasta con
crueldad, por éstos días, ya comienza a anunciarse su final. Intento estimular el debate. Pero
un debate que revalorice la reflexión crítica al punto de lograr deconstrir antiguos prejuicios y
nuevas naturalizaciones. Con ésta ola de dar por aceptado lo que es, primero se tiende a
"ceder en las palabras"; y despues, como decía S. Freud, "ya se sabe"... Durante el régimen
nazi se llegó al paroxismo de la estrategia que en la década del 70´ P. Bourdieu y J. Passeron
(4) designaron como "violencia
simbólica": la capacidad de imponer, los significados como algo legítimo. Es decir, poder hacer
que la validez de significados mediante signos fuera tan efectiva para que otra gente se
identifique con ellos. Como recuerda H. Arendt (5): Esta actitud "objetiva" -hablando sobre
campos de concentración en términos de "administracion" y sobre campos de exterminio en
términos de "economía"- era típica de la mentalidad de las SS. Pero el premio a la "ojetividad",
siguiendo a H. Arendt, lo merecería el abogado Servatius, defensor de A. Eichmann, quien
llega a afirmar que "matar tambien era un asunto médico". Este fenómeno de trastocar el
sentido de las palabras -y más allá del inevitable malentendido que siempre supone el
lenguaje- es tan actual que el domingo pasado (27-10-02) Santiago Kovadloff (6), reiteraba la
afirmacion que hiciera Karl Krauss: "La decadencia de los pueblos suele iniciarse con el
envilecimiento de las palabras, con el abandono del interés por lo que implican como signos de
aptitud para la convivencia, la recíproca credibilidad y la preservación de los matices que hacen
posible el pensamiento".
La glogalización del sometimiento Algunas organizaciones internacionales obligan a ciertos
países, incluído el nuestro a girar sin solución de continuidad en un círculo vicioso. Por una
parte exigen que los gobiernos reduzcan el tendenciosamente denominado "gasto social",
cuando muy por el contrario se trata de una inversión social. Así, los gobiernos adictos
terminan desresponsabilizándose de su obligación de implementar políticas públicas que
faciliten a toda la población la satisfacción, por lo menos, de sus necesidades básicas. Por otra
parte, imponen tanto la venta de recursos materiales de patrimonio público, como la eliminación
del apoyo a la educación pública, al desarrollo científico y técnico, y a la producción nacional.
Este cuadro es completado por la exigencia de medidas de privilegio para con el sector
empresarial y financiero (tambien adicto) y la conculcación de los derechos de l@s
trabajadores. Por éstos días recordemos algunos de los efectos, que son sufridos en nuestro
país, por tan alevoso sometimiento: empobrecimiento y desocupación estructural, condiciones
laborales precarias y en algunos casos esclavizantes, precarización y reducción del sistema de
seguridad social con la consecuente exclusión social. Podría bastar ésta somera descripción,
pero como se sabe, siempre es necesario explicitar lo obvio. Con tal situación ha vuelto a poder
comprobarse un hecho reiterado hasta el hartazgo en la historia de la humanidad. El
empobrecimiento estructural es el determinante promordial de: la caída de la calidad y la
esperanza de vida, del aumento de la morbimortalidad infantil, de la aparición y expansión de
enfermedades, del padecimiento de condiciones y espacios históricos (7) de trabajo
perjudiciales y tambien del incremento y diversificación de la problemática social de la
prostitución. El círculo vicioso al que me refería se cierra con dos elementos fundamentales. En
primer lugar, las mismas organizaciones que imponen políticas empobrecedoras al mismo
tiempo ofrecen préstamos para paliar los efectos de esas políticas. En 2do. lugar tambien
imponen sus globalizadas concepciones generalmente dictadas por la OMC- Organización
Mundial de Comercio-. En el caso de la consideración de la prostitución como un trabajo, el
emblema "trabajo sexual" comenzó a incluirse en documentos de varias organizaciones
internacionales, por ej. OMS-Organización Mundial de la Salud- sin mediar ninguna
fundamentación. En su publicación The Sex Sector (8) la OIT sostiene, que los contenidos no
son la posición oficial de esa organización. Sin embargo, allí se afirma que la existencia del
llamado "comercio sexual" es un hecho justificado por el dinero que produce. Salud Estas
circunstancias tambien tuvieron particulares consecuencias en el campo de la salud. En las
últimas décadas, se produjo una inversión copernicana en los objetivos de muchos de los
actores de la salud en general y en un todo de acuerdo con el rediseño impuesto por la
globalizada economía hegemónica de mercado. Así los desarrollos obtenidos en el campo de
los derechos humanos entre los 70' y los 80', se habrían reducido en gran medida a excelentes
compendios argumentales, si no fuera por la novedosa capacidad de movilización comunitaria.
Se avanzó con expresiones tales como las de Alma Ata -con la más que incumplida promesa
de "Salud para todos en el 2000"- en 1978 (9), el reconocimiento de "Los derechos de los
pacientes" por la Declaración de Lisboa de la Asociación Médica Mundial en 1981.
Rreconocimiento aun muy limitado, pero por aquel entonces, igualmente representaba un
cambio favorable hacia las personas Enfermas y la Carta de Otawa en 1986 (10) entre otros
instrumentos. No obstante, en la misma época, los extraordinarios avances biotecnológicos
tuvieron alcances paradojales. En cuanto a técnicas diagnósticas y tratamientos de ciertas
patologías graves se desarrollaron recursos de alta complejidad y efectividad. Lo negativo
resultó la cada vez más restrictiva accesibilidad. El ejemplo más reciente son las limitaciones a
la asistencia y tratamientos de enfermedades impuestas por el Decreto N° 486/02 de
Emergencia Sanitaria Nacional. Al mismo tiempo el compromiso de algunos profesionales
integrantes del equipo de salud sufrió, en gran medida, un desplazamiento. Dejaron de
interesarse en el desarrollo de sus capacidades para la optimización de la atención
personalizada de los enfermos (a quienes se los rebautizó "usuarios", rol más cercano al de
consumidores) para ocuparse de: la operatoria burocrática de la planificación y el llamado,
gerenciamiento de la salud, de las nuevas tecnologías y de las instituciones que responden a
éste nuevo perfil. Existen estudios que, por ejemplo demuestran en la práctica médica, la
pérdida de idoneidad clínica en el diagnóstico y tratamiento de las ITS (infecciones de
transmisión sexual) más comunes y antiguas, a partir de la disponibilidad de antibióticos de
amplio espectro. Tambien se producía la conversión de los servicios para la atención de las
enfermedades en negocios redituables, la drástica disminución de los ingresos de los
profesionales en relación de dependencia y un gran deterioro de sus condiciones de trabajo.
De ésta forma al día de hoy suponer que basta la enunciación del derecho a la salud para
garantizarla, resulta en la mayoria de los casos una mera ilusión. En éste contexto, los
profesionales-funcionarios que se autodenominan comercializadores o gerenciadores de la
salud, conforme actúen en ámbitos privados o públicos no dudan en imponer (con brillantes
argumentos, eso sí): por una parte políticas institucionales o públicas con meros fines
personales y/o corporativos (e importantes réditos financieros y/o políticos). Por ejemplo, en
cuanto a los insumos colocan por sobre todo argumento en relación a la calidad, la norma del
menor costo. La población empobrecida es así sometida a utilizar insumos de baja calidad o
nada. Meritaría un amplio debate la intervención de los profesionales del equipo de salud en los
procesos encubridores de ciertas políticas públicas. Si éstas, por omisión y/o defecto,
resultaran perjudiciales para la población, implicarían un acto de corrupción?. Particularmente
cuando actúan como disciplinados operadores de instituciones internacionales y los
despliegues discursivos, aunque falaces, son muy bien logrados demostrando descollantes
recursos intelectuales. Por parte de ést@s personajes sin duda, alcanza cierto pintoresquismo
el intento de descalificación hacia quienes permanecemos exclusivamente, en la que
denominan "trinchera" de la atención directa de las personas afectadas por enfermedades o
problemáticas sociales perjudiciales. A mi juicio la crisis de credibilidad y confianza que afecta
a las comunidades en relación a los equipos de salud está estrechamente relacionada con la
situación descripta. Un efecto de ésta crisis es la reivindicación de la experiencia traumática
vivida como suficiente crédito para la intervención en acciones de asistencia y/o prevención de
diferentes problemáticas sanitarias y/o sociales, por ejemplo: cáncer, VIH/SIDA, prostitución ,
uso de sustacias psicoactivas, etc. con expresa prescindencia de profesionales del equipo de
salud. Un ejemplo palmario es el uso del mote utilizado desde el comienzo de la epidemia de
VIH/SIDA por algunos activistas de organizaciones de derechos de los enfermos para referirise
al equipo de salud: "mercenarios" (11). Creo que debería resultar un desafío histórico para
quienes integramos equipos de salud y educación revetir tal situación. Trabajo En palabras de
N. Chomsky, en el presente contexto macroeconómico "aumenta la circulación de capitales al
tiempo que disminuye la de los derechos humanos". Despues de la vida el acceso a la salud, el
trabajo y la educación son los derechos, más vulnerados. Por añadidura, cuando tratamos
sobre los derechos de personas concretas los derechos a la salud y al trabajo son
prácticamente inseparables. No obstante, hoy por hoy el anudamiento reviste cierto patetismo.
Ya, ni siquiera puede afirmarse, como lo hiciera Franco Basaglia en la Italia de posguerra, que
la salud esté asegurada por el solo hecho de tener trabajo. A las etapas del taylorismo, que
descomponía el trabajo en pequeñas unidades standarizando los gestos más elementales y el
fordismo que añadía la línea de montaje le sucedió el trabajo autónomo combinado con el
ohnismo - o justo a tiempo-, por el avance de las nuevas tecnologías. Pero éste tambien fue un
avance paradójico, porque al hacerse posible la globalización de los mercados de mercaderías,
de servicios y de recursos financieros; y al crearse (para la estructura del sistema financiero
mundial) una intrincada red de circulación de capitales, tambien se facilitó la legalización de
dinero obtenido por actividades perjudiciales para la sociedad y se trivializó la importancia del
trabajo humano. En nuestro país como denunciara Sylvia Berman en el 95' (12), la falacia de
"presentar a la reforma de las leyes laborales como solución para el desempleo y el camino
para la inserción competitiva del país en la economía mundial", tuvo consenso político. Muy por
el contrario, se trataba de aumentar la explotación de la mano de obra y de perfeccionar la
tecnología de dominación sobre el trabajo. La política macroeconómica sería así la primera
causa de desempleo y de la necesidad de recurrir a la denominada "flexibilización laboral"
(recurso eufemístico). Al respecto Lorenzo Cillario (13) plantea que "las tesis y argumentos de
la automatización flexible son válidos sólo desde el punto de vista de los aspectos técnicos y
organizativos de la producción, pero falsean lo que ocurre con el elemento humano"..."la
dinámica del trabajo humano desaparece como si no tuviese ninguna importancia". Todo lo
dicho con el corolario de menor ingreso y mayor pobreza. Desde luego, existen diferentes
niveles de análisis. Desde el siglo XVII por la obra de Ramazzini se viene reconociendo al
trabajo en general, como factor patógeno en sí mismo. En nuestro país, desde la fundamental
investigación de Juan Bialet Massé (14) en adelante, existen innumerables estudios sobre las
enfermedades relacionadas con los diferentes puestos de trabajo, es decir, aun cuando sus
condiciones no sean precarizadas. La conceptualización del trabajo humano registra, en el
devenir histórico, un particular dinamismo. En la actualidad encuentro una adecuada amplitud
de criterio en la planteada desde la Cátedra (Ricardo Malfé) de Psicología del Trabajo de la
UBA (15): "Toda actividad productora de valor o valores no sólo políticos, económicos,
sociales, culturales o libidinales, valorados socialmente". En éste sentido, es posible constatar
en algunos sectores la aceptación de la prostitución como si fuera una actividad productora de
valores libidinales. Sin embargo, tal posición encuentra un límite a la hora de tener que
demostrar que, la prostitución pudiera ser reconocida, asimismo, como un valor social concreto.
Dos ejemplos son ilustrativos del pintoresquismo que puede desplegarse en el intento de tal
demostración: las denominadas "prostitución sagrada" ( en la antigüedad) o la "prostitución
patriótica" (Cuba actual). Cuando se postula al trabajo como un organizador fundamental, tanto
a nivel subjetivo como de la misma sociedad, consecuentemente se presenta la necesidad de
establecer un punto de inflexión entre las actividades con un valor social comprobable e
históricamente reconocido; y las actividades evidemente dañinas. De éstas últimas a nivel
individual y/o colectivo, son ejemplos paradigmáticos la prostitución, la trata de personas, la
tortura o el tráfico de armas y drogas. Unas y otras se diferencian sin atenuantes no sólo por
involucrar a la integridad física sino, por sus consecuencias políticas en cuanto al ejercicio de la
ciudadanía y la inclusión social. Como destaca C. Desjours en "Trabajo y Desgaste Mental"
(Humanitas-OPS,
1990) "lo esencial del trabajo es subjetivo"... "la producción como función social, económica y
política entra en juego en el contenido significativo del trabajo con respecto al objeto". En todas
las historias laborales que he reunido en éstos años siempre pude comprobar que, tal como
afirma Desjours, "nunca hay una neutralidad de los trabajadores con respecto a lo que
producen". Por otra parte, considero que la utilización del emblema "trabajo sexual" para
referirse a la situación de prostitución constituye un eufemismo (figura retórica) y merita
algunas observaciones. En primer lugar, las ilusiones de progresismo de quienes utilizan tal
emblema caen cuando recordamos que la "primera ola" de tal concepción (la prostitución como
si fuera un trabajo) ya fue planteada por las y los moralistas medievales católicos, cuando la
iglesia católica regulaba y recaudaba, por lo menos en España, la por entonces denominada
mancebía (16). En segundo lugar, al evitar nombrar a la prostitución se termina logrando
invisibilizar sus efectos dañinos generandose, al mismo tiempo, las condiciones necesarias
para su promoción y expansión. En tercer lugar, acepto que para quienes ya se encuentran en
situación de prostitución (o sus familiares) el eufemismo (17) de autodenominarse "trabajadores
sexuales" en algun momento hasta puede constituir una válida estrategia defensiva: hay que
tener presente que en situación de prostitución la vulnerabilidad de la integridad física y
psíquica es la norma. En cambio, cuando dicho eufemismo es utilizado por activistas, rufianes,
funcionarios, legisladores, periodistas u otros actores sociales, cabe preguntarse si (por
desconocimiento o interés) no termina resultando una estrategia, obviamente encubierta, de
legitimación, de promoción y/o reclutamiento para la prostitución, y por extensión tambien para
la trata de personas. Sería por lo menos una ingenuidad olvidar que, ésta "nueva ola" de
reivindicar a la prostitución como si fuera un trabajo más ocurre justamente en momentos en
que, la desocupación es considerada estructural y los puestos de trabajo sufren una
degradación inédita. En éste desalentador contexto resulta auspicioso el significativo planteo
del Director de la OIT en la 3ª. Conferencia Ministerial de la OMC 30-11 al
3-12-1999: "Un trabajo decente para todos en una economía globalizada". Las características
que debería reunir el denominado "trabajo decente", actualmente tan promocionado, sería el
trabajo que se realizara en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana.
Para fomentar el trabajo decente la OIT considera cuatro objetivos 1) lograr el respeto universal
de los principios y derechos fundamentales en el trabajo, 2) crear más oportunidades de
empleo y de ingresos para mujeres y hombres, 3) ampliar la protección social y 4) promocionar
el diálogo social. Aunque es obvio, resulta necesario señalar que tales principios resultan
totalmente contrapuestos a las situaciones de prostitución. Entonces se puede considerar, por
lo menos como una política institucional ambigüa, el hecho que la misma OIT publicara un año
antes The Sex Sector. Prostitución Cómo, donde y cuándo comenzo LA "NUEVA OLA" DE la
denominación de "trabajo sexual". K. Kempadoo (18) comentando la teorización de Thanh-Dam
Truong de fines de los 80' sobre el concepto de trabajo sexual, llega a afirmar: "El trabajo de
Truong nos permite conceptualizar el intercambio de sexo por dinero como una actividad que
involucra la venta de poder y energía de trabajo sexual, no el cuerpo de una persona, lo que
permite comparar la prostitución con una forma de trabajo asalariado". Y por si cabría alguna
duda, agrega más adelante: " (El "trabajo sexual") Puede ser la base de movilización en luchas
por condiciones de trabajo, derechos y beneficios y por formas de resistencia más amplias
contra la opresión de las/los trabajadoras/es en general y de las mujeres en particular". Así
como así, queda convertido entonces, en paradigma del trabajo humano. Claro que, ya se
sabe, los únicos animales argumentadores somos los humanos y podemos armar argumentos
para todo. Pero en realidad, como dije antes, la consideración de la prostitución como si fuera
un trabajo más viene de antiguo (reitero la referencia a predicadores y moralistas católicos
medievales reglamentadores de la vida de las mujeres de entonces). Es sintomático que en los
últimos años haya resurgido de la mano de la globalizada economía de mercado. Es que como
afirmaba León Rozitchner, en nota de Pag.12 el 1°de junio de 2001 "en la sociabilidad del
capitalismo de mercado las relaciones son de compra venta". La diferencia entre la antigua y la
nueva ola estriba en que ya no se trata sólo de instaurar un etiquetamiento estigmatizante para
el control de las mujeres, estén o no en situación de prostitución. El emblema de "trabajo
sexual" opera como coartada frente a la desocupación estructural. Está claro que han
conseguido articularse armoniosamente, aspectos de muy diversa índole. Desde supuestas
necesidades privativas del sexo masculino hasta la desesperación de muchas mujeres por
satisfacer sus necesidades básicas y las de su familia. Por ésto propongo un cuestionamiento
crítico, porque , a mi juicio, se trata de las políticas y de las éticas en juego. Ya el economista
Pierre Salama planteó en el 2000 la funcionalidad de la corrupción con el modelo económico de
la hegemonía de mercado. Y la corrupción es intrínseca de la prostitución como institucion,
sobre todo si se reglamenta. Las lecturas de ingenua o interesada parcialidad saltean siempre
las referencias sobre éstas afirmaciones, extensamente documentadas. Por éstas razones
desde 1998 (19) comencé a expresar públicamente la imprescindible necesidad de un sólido
compromiso ético-político. La razón es, además de una posición ética, estratégica. En relación
a la prostitución no se trata simplemente de operadores delictivos a secas. El manejo a
pequeña o a gran escala estuvo y está en manos de organizaciones "mafiosas"
(20) Es decir organizaciones delictivas que operan exclusivamente por connivencia con
sectores políticos. El cuestionamiento, a la consideración de la prostitución como un trabajo
más, está dirigido no sólo a quienes sin estar implicad@s directamente en la prostitución
sostienen que se trataría de un trabajo como cualquier otro. Tambien me refiero, a quienes
directamente promueven o gerencian el recientemente bautizado "sector sexual" (8).
Curiosamente el límite de las argumentaciones de ambos grupos a veces se torna borroso. En
algunos casos llega a sostenerse: que ésta actividad sería adecuada para garantizar el
bienestar o la supervivencia de la familia de la mujer involucrada (21). Cuando en realidad los
efectos dañinos de la prostitución los hemos comprobado hasta el hartazgo en cualquier lugar
del planeta y no se reducen sólo a aspectos físicos o de la subjetividad profunda individual. Los
daños tambien afectan a las configuraciones vinculares, a su estatus de ciudadanas y,
particularmente, al entorno familiar. El psiquiatra español Francisco Orengo refirió en el
Simposio Internacional sobre Prostitución y Tráfico de Mujeres con fines de explotación sexual
realizado en Madrid en el 2000, una serie de estudios que coinciden en dar cuenta de los
daños sufridos por mujeres en situación de prostitución. Como ejemplo en un estudio sobre 475
mujeres de 5 países, incluído Estados Unidos, el 90 % había experimentado violencia. El 67 %
presentaba stress postraumático. El abuso sexual infantil oscilaba entre el 50 y el 90 %, según
los estudios considerados. Puntualmente señala, "la incidencia del carcinoma de cuello de
útero es mucho más elevada en éste tipo de población". En resumen su experiencia confirma
"los efectos devastadores de la prostitución sobre la salud de las mujeres".
2) que la marginalidad de las mujeres involucradas en la prostitución se debería a las leyes que
prohíben o ilegalizan la prostitución. Cuando, por lo menos en nuestro medio, la prohibición se
refiere exclusivamente al proxenetismo y la existencia de prostíbulos. Aquí vale aclarar, aunque
es obvio, que quienes defendemos los derechos de las mujeres sostenemos que se debe
penalizar exclusivamente a quienes las prostituyen, las reclutan, las trafican, ejercen contra
ellas alguna otra forma de violencia o promueven la prostitución.
3) que sería intrínseca a la naturaleza humana. Considero que la naturalización viene
produciendo por lo menos tres efectos secundarios:
A) De censura y descalificación: sobre los argumentos cuestionadores de la moda de
considerar a la prostitución como si fuera una salida laboral.
B) De promoción a través de medios masivos de comunicación social: Por ej. Pág 12 publica
en el suplemento para jóvenes de los jueves la historieta "Clara de Noche". La protagonista
como bien señala Marta Vasallo (22): ..."no tiene detrás proxenetas, ni empresario, ni se cruza
con un policía, no paga coimas: es una fantasia (masculina) total". La única vez que los
responsables aludieron a las innumerables cartas, denuncias y protestas (enviadas por
personalidades y organizaciones de derechos humanos, algunas de mi conocimiento, las que
por otra parte, jamás reprodujeron), lo hicieron justificando la continuidad de su publicación en
la libertad de expresión. Recordemos que ocurre lo mismo con la pornografía, la libertad de
expresión funciona como coartada perfecta en todo el mundo. Es curioso como olvidan este
derecho quienes omiten o censuran a puntos de vista cuestionadores del statu quo.
C) De reclutamiento por ejemplo en organizaciones gremiales del espectáculo: como bien lo ha
documentado Sara Torres (23) se establece a través de aparentes demandas laborales. Al
respecto, una graduada universitaria, en las semanas previas al último mundial de futbol, me
interpeló cuestionando la eficacia de nuestras actividades preventivas y la falta de difusión
sobre los riesgos a que se exponen (en algunos casos) quienes, por ejemplo buscan trabajo
como actrices. Había participado en un casting para un film de cortometraje en una institución
gremial, que se suponía confiable. Sin embargo, al culminar las entrevistas de admisión le
propusieron que ni bien llegara a Japón -le aseguraron que ellos le pagaban el pasajetrabajara en un bar mientras se realizaban los preparativos de la filmación. En relación al
idioma, le garantizaban que no tendría problemas porque "allá la esperaban un argentino y un
mexicano". Estoy totalmente de acuerdo con su crítica. El problema, compartido con las
mujeres que están involucradas en la prostitución, es que a todas las mujeres nos quieren
convencer que la
prostitución:
1-Tendría que ser aceptada sin discusión alguna por considerarla la actividad más antigua.
Falsedad histórica que oculta la más precoz aun existencia de la actividad de los
secuestradores-torturadores, quienes por el criterio anterior quedarían automáticamente
legitimados (23). Y respecto de las mujeres secuestradas recordemos el colmo de la afirmación
de
Heródoto: "si ellas no lo quisieren de veras nunca habrían sido robadas". 2-Sería una
necesidad de los varones para evitar males mayores, como coincidentemente planteaban: San
Agustín (25) al creer que "la prostitución femenina era necesaria para evitar la lujuria
generalizada", Santo Tomás comparando a "la prostitución con una cloaca cuya supresión
podía dar lugar a la contaminación del palacio" y más recientemente la rufiana uruguaya Naná
(26) al afirmar que "(con la prostitución) se cuida a los matrimonios porque los maridos no
abandonan a sus mujeres, como ocurre en cambio cuando tienen amantes". 3-Sería una
actividad inocua. Cuando se tienen sobradas pruebas de los daños fisicos y psíquicos que
resultan en el desempeño de cualquier rol. Particularmente la violencia física contra las mujeres
es una constante. Pero además, por. Ej. así quedan invisibilizados los casos de eyaculadores
precoces en demandantes compulsivos de prostitución. Ni qué mencionar su actual articulación
con la distribución y comercialización de diversas drogas. 4-Como la problemática de la
prostitución es así y siempre fue así habría que analizar si las mujeres eligieron o fueron
obligadas. Cuando en
realidad: lo que estamos cuestionando es la institución prostitución y no a las mujeres. 5Afectaría menos a las mujeres que se involucraran un día despues de cumplir los 18 años.
Quienes
venimos
asistiendo
a
mujeres
en
situación
de
prostitución
constatamos
permanentemente que existen antecedentes de violencia y/o prostitución personal y/o familiar
anteriores a esa edad, en la gran mayoría de los casos. La excepción de mujeres que se
involucran siendo adultas -aunque en reciente crecimiento- aun no hace a la regla. Tambien
resulta discutible el argumento de una supuesta "libre elección" ya que siempre se ejerce
contra la mujer prostituída algun tipo de coacción simbólica, física o vincular. 6-Sería un trabajo
por el sólo hecho de recibir remuneración. Es el criterio que tambien ha comenzado a circular
en relación a la comercialización de drogas. El sociólogo Löic Wacquant sostiene que en las
villas miseria "trabajo hay, y mucho", refiriéndose a los jóvenes que controlan el tráfico de
drogas. 7-A partir del trabajo de 1998 de Lin Lean Lim de la OIT debería considerarse un sector
industrial más por el gran cúmulo de dinero que produce. En qué afecta la prostitución a los
derechos sexuales de las mujeres? De acuerdo con Sonia Correa y Rosalind Petchesky (27)
considero cuatro componentes principales en las bases éticas de los derechos reproductivos y
sexuales:
I- La integridad corporal. En el trabajo de asistencia con mujeres involucradas en la prostitución
y particularmente si son niñas, la confidencialidad es un imperativo básico. Los riesgos de
perjuicio son concretos, reiterados y de público conocimiento. Como lo demuestra el
ensañamiento actuado en los recientes crímenes contra mujeres en situación de prostitución
ocurridos en Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires.
II- Ejercer como persona: (Ejercer la autonomía personal). Este aspecto es la diferencia
fundamental de la prostitución con cualquier otro tipo de actividad que pueda tener estatus de
trabajo. Según referencia de personas en situación de prostitución todo prostituyente siempre
demanda sometimiento. Y lo suelen enunciar apelando a una frase emblemática del imaginario
social, cuya significación va más allá de la problemática de la
prostitución: "el que paga manda".
III- Igualdad. La relación humana que se establece en situación de prostitución, siempre asienta
justamente en lo contrario.
IV- Respeto a la diversidad. Los estereotipos anulan todo reconocimiento de ciudadanía.
La restitución de los derechos a las mujeres involucradas en la prostitución tambien pivotean
sobre la concientización de quienes permanecen fuera de tal situación. Abundan las pruebas
en relación al sosten de los perjuicios que sufren a diario: estereotipos y prejuicios
descalificadores y estigmatizantes. Como si se aceptara un valor diferencial de las vidas
humanas. Se requiere un compromiso ético- político transparente en cuanto a sus medios y
fines. La institución de la prostitución como trabajo demostraría el fracaso de una ética política
de defensa de los derechos humanos. En suma el fracaso de la política en sí misma.
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ANEXO - SISTEMAS DE LA PROSTITUCION
SISTEMA PROHIBICIONISTA
-Legaliza y reprime a todas las personas que se involucran en ella. Habitualmente promueve el
surgimiento de la explotación clandestina y agrava la situación de las personas prostituídas ya
que las asocia con la delincuencia y las empuja hacia ella como único refugio para su actividad
ilegal. Refuerza la dependencia hacia el proxeneta. SISTEMA REGLAMENTARISTA -Prevé
identificación y puesta bajo control policial de las personas prostituídas. Elimina la
clandestinidad pero conlleva la legitimación del proxenetismo. Encierra a las mujeres en
prostíbulos o en zonas determinadas en las que quedan a merced de los rufianes. Si salen de
allí a trabajar como callejeras quedan a merced de la policía. Se las somete a revisaciones
médicas que no soporta el resto de la población. En Argentina fue la estrategia jurídica desde
1875 hasta 1936, época en que florecieron las organizaciones Zwi Migdal (28) y Varsovia, entre
ambas llegaron a poseer 2000 prostíbulos, tambien traficaban mujeres. "El efecto básico de la
intervención del Estado en el control de la moral pública es transformar lo privado en
clandestino" (29). SISTEMA ABOLICIONISTA -Propugnado por la ONU y organismos de
DDHH. Preconiza la abolición de toda reglamentación y propone que sea sustituída por el
derecho común. En Argentina desde 1936 están prohibidos los prostíbulos. La Convención
para la Represión de la trata de Personas y Explotación de la Prostitución ajena y el Pacto de
San José de Costa Rica impiden legalizar la prostitución.
Comentario: Los sistemas Prohibicionista y Reglamentarista tienen el rasgo común de
judicializar una problemática social que en cambio requiere políticas públicas que efectivicen el
ejercicio de los derechos humanos básicos.
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NOTAS BIBLIOGRAFICAS
1- Silvia Chejter: La niñez prostituída, UNICEF, Bs. As., 2001. Aunque la problemática de la
niñez prostituída excede las posibilidades de espacio de ésta presentación, creo importante
referir que: 1) En nuestro país ésta práctica está instituída y ha sufrido un notable incremento,
como en otros países desde el comienzo de la epidemia de VIH/SIDA, en particular como
corolario de la antigua y obviamente errónea creencia de supuesta cura de infecciones de
transmisión sexual por medio de relaciones sexuales con niñas o niños. 2) Además de los
datos reunidos personalmente tengo presente, la denuncia de "casa (prostíbulo) que ofrecía
niñas y niños" formulada en 1988 por una médica de una provincia -confirmada tiempo despues
por una colega psicóloga que se desempeñaba en la Justicia- , la investigación de Lucía La
Bruna de Andra en Buenos Aires sobre las "niñas floristas" y a las innumerables pruebas
reunidas por los Consejos de Niñas y Niños, se le ha sumado éste documentado: "Estudio
sobre explotación sexual comercial
infantil: La niñez prostituída".
2- Notas de campo propias.
3- Leonor E.G. Núñez: Informes de Avance del Programa Comunitario Frente al SIDA
1989/1994, Facultad de Psicología de la UBA. Fotocopiado de distribución interna.
4- Harry Pross: La violencia de los símbolos sociales, Edit. Anthropos, Barcelona, 1983.
5- Hannah Arendt: Eichmann en Jerusalén, edit. Lumen, Barcelona, 3ra. Edición, 2000.
6- Santiago Kovadloff: Nota del diario La Nación.
7- En relación a las condiciones y el medio ambiente de trabajo desde que me desempeñara
como docente de la Cátedra de Psicología del Trabajo (UBA) he postulado que: como nos
referimos a espacios habitados por personas el medio adviene espacio histórico. Por ésto
considero que la expresión Condiciones y Espacio Histórico de Trabajo (CYEHT) es más
adecuada que la habitual de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (CYMAT).
8- Lin Lean Lim: The Sex Sector, ILO, Suiza, 1998.
9- Atención Primaria de Salud, OMS y UNICEF, Alma-Ata, URSS, 6 al 12-09-1978.
10- Carta de Otawa: Primera Conferencia Internacional sobre Promoción de la Salud, Canadá,
OMS, 17 al 21-11-1986.
11- Es línea editorial de POZ en español, Salud, esperanza & SIDA, N.Y. números de
1999/2000.
12- Sylvia Bermann, Trabajo precario y Salud Mental, Narvaja Editor, Córdoba, 1995.
13- L. Cillario et al.: La sociología del Trabajo, Centro Editor de América Latina, 1992.
14- Juan Bialet Massé, Informe sobre el Estado de la Clase Obrera, Hyspamérica, Bs. As.,
1986.
15- Alicia Le Fur: Concepto de Trabajo, Ficha N° F 4926 de la Cátedra de Psicología del
Trabajo de la UBA, Bs. As.
16- Fco. J. Vázquez, Coord. : Mal Menor, Políticas y representaciones de la Prostitución (Siglos
XVI - XIX), Publicaciones de la Univ. de Cádiz, 1998.
17- Diccionario María Moliner. Eufemismo: (Del griego «euphemismós», de «euphemós», adj.
aplicado al que habla bien, comp. con «pheme», modo de hablar -v. «FA- [fe-]»-, y el prefijo
«eu», bien.) Expresión con que se substituye otra demasiado violenta, grosera o malsonante.
(V.: «*atenuación.
ÔHipocorístico».) ¤ Se incluye entre las *figuras retóricas.
18-
Kamala
Kempadoo:
Una
www.lolapress.org (sin fecha).
reconceptualización
de
la
prostitución.
Obtenido
de
19- Leonor E. G. Núñez, "Llamado al compromiso ético-político frente a la prostitución de niñas
y mujeres". Documento leído en la Sesión Abierta de la Legislatura de la Ciudad de Buenos
Aires el 6-03-1998 en un acto conmemorativo del Día Mundial de la Mujer, organizado por la
Comisión Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud. Impreso y Distribuído por Acción Solidaria
En Salud - A.S.E.S. (ONG), Buenos Aires.
20- Giuseppe C. Marino: Historia de la Mafia, J. Vergara Editor, Bs. As. , 2002. Según G.C.
Marino el término, "mafia" provendría de la palabra árabe "maha fat" que significa protección,
inmunidad o exección. En ésta obra se refiere exclusivamente a la organización siciliana, pero
es de uso común designar como mafiosas a organizaciones de cualquier país. El aporte de
éste autor es el énfasis puesto, en la necesidad de reservar exclusivamente a las
organizaciones criminales con connivencia política, la denominación de mafiosas.
21- Trabajo y Salud- Bienvenida en Holanda (sic), Folleto, SOA, Utrecht, 1993.
22- Marta Vasallo: Vetusta fantasía para progres, Nota en El Espejo, Oct. 2001, Bs. As.
23- Sarita Torres: Referente Argentina de la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres (C.A.T.W.).
Comunicación personal.
24- Heródoto: Los nueve libros de la Historia, Libro I, pág. 16, El Ateneo, Bs. As., 2da. edición,
1968.
25- Donna J. Guy: El sexo peligroso, Cap. I, Edit. Sudamericana, Bs. As., 1991.
26- Héctor D'Alessandro: Naná, Edit. Monte Sexto, Montevideo, 1991.
27- Sonia Correa y Rosalind Petchesky: "Los Derechos Reproductivos y sexuales. Una
perspectiva feminista. En "Elementos para un análisis ético de la reproducción", Coord. Juan G.
Figueroa, Edit. Univ. Nacional Autónoma de México, 2001.
28- Gerardo Bra: La Organización Negra, Corregidor, Buenos Aires, 1999.
29- Emilio Lamo de Espinoza: Delitos sin víctimas, Alianza Editorial, Madrid, 1989.
Foro Internacional de Mujeres Contra la Corrupción
"Los derechos de las mujeres y la corrupción"
Del 31-10 al 2-11-2002
Centro Cultural San Martín - Bs. As. - Argentina
Tema: Derechos sexuales de las mujeres

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