Lectura 9 - UBF

Transcripción

Lectura 9 - UBF
Lectura 18 de Mateo
JESÚS TRABAJÓ CON EL ESPÍRITU DE DIOS
San Mateo 12:22-50
V.C.: 12:28 “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios,
ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios”.
El mensaje de hoy trata acerca de la obra del Espíritu Santo. Jesús trabajó
con el poder del Espíritu de Dios. Sin embargo, los fariseos dijeron que era la obra
del diablo. ¿Cuáles son las características de la obra del Espíritu Santo y de la de
Satanás? Oro que nosotros podamos estar con Jesús firmemente a través del
mensaje de hoy. Amén.
Cuando el pueblo vio que Jesús sanó al hombre que tenía una mano seca en
el día del reposo, le siguió mucha gente para recibir la gracia de Dios. Ellos
buscaron a Jesús, le trajeron los enfermos, y Jesús sanaba a todos. Ellos
experimentaron el gran amor de Dios que no quiebra la caña cascada, ni apaga el
pábilo que humea. Leamos el v1. “Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego
y mudo, y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba”. Trajeron
ante Jesús a un endemoniado, ciego y mudo. Ese hombre no podía ver ni podía
hablar. Su condición física era muy miserable. Ver y hablar son las mayores
bendiciones de Dios. Nosotros podemos ver el cielo, el sol, la luna, las estrellas, las
nubes, las montañas, las flores, las aves, las playas, los ríos, etc. Nosotros podemos
leer la Biblia, estudiar, ver televisión, ver a nuestros padres, a nuestros amigos, etc.
También podemos expresar nuestros sentimientos y pensamientos libremente a
través de nuestra boca. De verdad son grandes bendiciones de Dios ver y hablar.
Sin embargo, muchos no conocen esta bendición de Dios y pecan con sus ojos y
con sus bocas. Muchos jóvenes están enfermos internamente viendo las mujeres de
la calle, videos pornográficos, páginas adultos por internet, etc. También algunos
dañan a los demás con sus bocas a través de mentir, juzgar o murmurar.
Nosotros debemos utilizar estas bendiciones de Dios para la gloria de Dios.
¿Por qué ese hombre era ciego y mudo? Si los médicos lo analizan, dirán que sus
nervios ópticos fueron dañados y su lengua fue paralizada. Sin embargo la Biblia
habla claramente que él no podía ver ni hablar porque estaba endemoniado. El
demonio lo ocupó fuertemente y le quitó la vista y la capacidad de hablar. A lo
mejor el demonio quiso meterlo en el mundo de la oscuridad. Debido a que él no
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podía ver ni hablar, su mundo era muy oscuro y él cayó en una gran depresión
interna, entonces, él fue controlado fácilmente por el demonio.
No todas las enfermedades son causadas por estar endemoniado. Algunos se
equivocan pensando que uno se enferma por estar endemoniado. Por eso tratan de
sacar el demonio para curarlo. Sin embargo, muchas enfermedades vienen del mal
cuidado de nuestro cuerpo y la debilidad física. Algunos tienen úlcera porque no
comían regularmente o bebían mucho alcohol. Algunos tienen gripe porque no se
cuidaron del cambio de clima. Otros tienen cálculo en su riñón porque tomaron
agua que tenía cal, comieron muchas comidas saladas, o golosinas, etc. Ellos
tienen que recibir tratamientos médicos para curarse, aunque podemos salir de
nuestras enfermedades a través de la oración. Pero algunos quieren echar demonios
fuera de ellos aunque no los tengan.
Había una secta que pensaba que todas las enfermedades provenían del
demonio. Un día una señora que iba a ese grupo tenía gripe. Entonces, un líder de
ese grupo quiso echar demonios fuera de ella. Él le dijo: “Demonio, sal de esta
mujer”, pero el demonio no salió. Luego él comenzó a pegarle a la mujer para que
saliera el demonio, pero ella no se curó, al contrario, ella se enfermó más por los
golpes que recibió. Ella se molestó con ese grupo y lo demandó ante el tribunal.
Dicen que ella se curó fácilmente de gripe tomando un antigripal. Nosotros no
debemos equivocarnos pensando que todas las enfermedades son por ser
endemoniados. Sin embargo, algunos sí están enfermos por esta razón. Ellos están
poseídos por los demonios, por eso están enfermos. Ellos pueden mejorarse a
través de medicinas, pero para curarlos perfectamente, debemos echar demonios
fuera de ellos. Jesús echó demonios fuera a través de sus palabras, oración y
ayuno. Cuando nosotros oramos, ayunamos y recibimos el poder espiritual de
Dios, podemos echar demonios fuera a través de sus palabras. Jesús vio que ese
hombre estaba poseído por demonios y los echó fuera de él diciendo: “Demonio,
sal de este hombre”. Entonces, los demonios salieron y él veía y hablaba. Jesús lo
sanó perfectamente a través de sacar demonios de él. ¡Gloria a Dios!
Ante esta maravillosa obra de Jesús toda la gente estaba atónita y decía:
“¿Será éste aquel Hijo de David?” Hijo de David es el Mesías prometido. Ellos
pensaban que Jesús era el Mesías prometido. Sus enseñanzas, su poder
sobrenatural, su vida con los sufridos y los pobres eran suficientes para revelar que
él era el Mesías prometido. Sin embargo, ¿qué dijeron los fariseos? Leamos el v24:
“Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por
Beelzebú, príncipe de los demonios”. Los fariseos decían que Jesús echaba
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demonios fuera con el poder de Satanás. Ellos también vieron las obras de Jesús
claramente con el pueblo. Ellos pudieron alcanzar a conocer que Jesús era el
Mesías prometido. Sin embargo, ¿por qué ellos dijeron que Jesús era de Beelzebú,
el príncipe de los demonios? ¿Por qué ellos reaccionaron contra Jesús? Por su
orgullo y envida. Ellos no podían aceptar a Jesús porque Jesús no vino montado a
un caballo blanco con su ejército. Jesús era un sencillo carpintero que no llamaba a
los hombres a la batalla contra la injusticia. Por sus propios pensamientos, ellos no
pudieron aceptar al Mesías enviado por Dios. Ellos se asombraban cuando
escuchaban las enseñanzas hermosas de Jesús, porque eran diferentes a sus
enseñanzas muertas. Ellos se maravillaron cuando vieron los milagros de Jesús
porque ellos no podían hacer esos milagros. Entonces, tenían que aceptar a Jesús
humildemente, tenían que humillarse ante las obras de Dios para ver la verdad. Sin
embargo, su orgullo no los dejó aceptar a Jesús.
Si nosotros buscamos el vocabulario ‘orgullo’ en un diccionario, está
definido como el exceso de estimación propia. Es decir que uno se estima a sí
mismo excesivamente, por eso están convencidos de que su pensamiento es
correcto antes de analizar el asunto profundamente. Los orgullosos no quieren
aceptar a los demás. Ellos no aceptan la posibilidad de su equivocación. Muchas
veces ellos piensan que sus pensamientos son de Dios. Por eso muchos orgullosos
se desvían de la verdad. Además los fariseos no podían soportar que el pueblo
siguiera a Jesús más que a ellos mismos, pues esto despertaba su envidia.
Verdaderamente ellos estaban contra Jesús, no por el amor a las leyes, no porque
pensaran que Jesús rompía las leyes, sino por la envidia que le tenían. Si ellos
amaran tanto las leyes, ¿cómo podrían planear la manera de matar a Jesús aunque
el homicidio está prohibido por la ley? Si ellos amaran tanto las leyes, ¿cómo ellos
podrían abrir el sanedrín en la noche para juzgar a Jesús aunque estaban prohibidas
las actividades en la noche? Caín mató a su hermano Abel por la envidia. El
orgullo y la envidia son las causas de rechazar las obras del Espíritu Santo.
Cuando nosotros trabajamos para la gloria de Dios, es inevitable enfrentar a
la obra de Satanás. Porque Satanás tiene envidia de la obra del Espíritu Santo,
quiere atacar el ministerio de Dios. Cuando un hermano se arrepiente de sus
pecados y cambia su vida, la gente tendría que alegrarse por él. Sin embargo,
Satanás mete pensamientos humanos en su mente diciendo que el estudio bíblico
es para lavar cerebros, que uno se arrepiente de sus pecados no por la obra del
Espíritu Santo, sino por el ambiente de arrepentimiento, los miembros del
ministerio de UBF son locos y fanáticos, etc. Nosotros debemos ver las obras de
Satanás que quiere molestar las obras del Espíritu Santo y debemos orar para ser
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humildes ante Dios y ser utilizados para su obra. Aunque Satanás quiera intervenir
en el ministerio de Dios, él no puede hacer nada, porque la victoria está en nuestro
Señor Jesucristo. Amén.
Jesús vio que los fariseos estaban confundidos y les enseñó en qué sentido
su crítica era ilógica.
Primero, Satanás no puede echar fuera a Satanás. Leamos los vs.25, 26. “Sabiendo
Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es
asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. Y si
Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues,
permanecerá su reino?” Si un país está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede
permanecer? Nosotros estamos experimentando que nuestro país sigue teniendo la
crisis política, económica, y social porque los políticos están divididos y dividieron
al pueblo, conforme a sus intereses políticos. Para que Venezuela sea un país
desarrollado y poderoso, los políticos, los empresarios, los medios de
comunicación, y el pueblo tienen que unirse para el futuro de Venezuela. Si una
familia está dividida en dos, es decir el padre y la madre se pelean siempre y el
mayor apoya a la madre, y el menor apoya al padre, ¿puede permanecer esa
familia? Pronto los padres se divorciarán, y el mayor irá con su madre, y el menor
irá con su padre. Es una gran tristeza para una familia. Si la iglesia se divide en
dos, ¿cómo podemos cumplir la misión de Dios? La mayor herramienta de Satanás
es la división de la iglesia. Si cada uno sigue sus propias opiniones, ¿cómo puede
la iglesia unirse para expandir el reino de Dios? Satanás sabe bien que su reino no
puede ser dividido. Un demonio no traiciona a otro demonio. Ellos están unidos
para cumplir su misión. Entonces, ¿cómo Satanás puede echar fuera a Satanás? Por
eso la crítica de los fariseos era ilógica.
Segundo, esa crítica se podía aplicar a otros fariseos. Como el v27 dice, algunos de
los fariseos también echaban demonios fuera. Entonces, si ellos critican a Jesús
diciendo que es la obra de Satanás, los fariseos que echan demonios fuera también
serán criticados por ellos. Cuando nosotros analizamos esa obra de los judíos que
echaban fuera demonios, podemos saber que sus obras eran de exorcismo. Muchos
judíos practicaban este arte de hechicería. Cuando uno se cree en la posesión
diabólica, es fácil convencerse de que se está poseído. Y una vez que se cae en esa
sugestión, los síntomas se presentan automáticamente. También uno puede
provocarse un dolor de cabeza, o convencerse de que tiene síntomas de una
determinada enfermedad. Cuando una persona bajo ese estado de sugestión se
encontraba con un exorcista en el que tenía confianza, a menudo se disipaba la
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sugestión y se producía la cura. El historiador Josefo narró cómo los judíos
liberaban a los endemoniados. El exorcista ponía un anillo en las fosas nasales del
poseso, y sacaba al demonio por la nariz del paciente. Cuando éste caía al suelo
inmediatamente, conjuraba al demonio para que no volviera. Definitivamente es
diferente a la obra del Espíritu Santo. Jesús echaba demonios fuera sencillamente a
través de la palabra poderosa. En estos días también nosotros vemos ese arte de
hechicería. Hay muchos brujos, magos y espiritistas que practican estos artes y
engañan a la gente para ganar dinero. No debemos ser engañados por ellos.
Jesús les dijo claramente con qué poder trabajaba. Leamos el v28: “Pero si
yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a
vosotros el reino de Dios”. Jesús dijo que echaba fuera demonios con el poder del
Espíritu Santo. El reino de Dios no está en la palabra, sino en el poder. Jesús es el
Señor de todo el universo. Los espíritus malos tienen obedecer a Jesús. Nuestra
pelea no es contra sangre ni carne. Satanás es astuto y más poderoso que nosotros.
No podemos pelear contra Satanás con nuestra fuerza y sabiduría. Nosotros
debemos recibir el poder del Espíritu Santo para hacer su obra de salvación.
Hch.10:38 dice: “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de
Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por
el diablo, porque Dios estaba con él”. Jesús echó demonios fuera, y el reino de
Dios llegó en ese lugar. Existen dos reinos: el reino de Dios y el reino de Satanás.
El reino de Satanás está dominado por el diablo. Satanás entra en el corazón,
pensamiento, y vida de una persona y domina sobre él. Cuando uno está dominado
por Satanás, su corazón sufre por el sentido de pecado, sentimiento de vacío,
miedo, desesperanza, deseo carnal, engaño, odio, etc. Por eso está lleno de
angustia y dolor. Ellos llevan una vida triste como un hombre endemoniado. Pero
si el Espíritu Santo trabaja en su vida y echa fuera demonios, Dios domina sobre su
corazón, pensamiento, y vida. Entonces, toda la oscuridad desaparece, y su corazón
se llena con paz y alegría. Entonces, ha llegado el reino de Dios a ellos.
Jesús explicó más sobre esta obra del Espíritu Santo a través de una
parábola. Leamos el v29: “Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del
hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá
saquear su casa”. En esta parábola el hombre fuerte es Satanás, los bienes de la
casa son los humanos que sufren bajo el dominio de Satanás, y el hombre más
fuerte es Jesús. La obra de salvación de Jesús es atar a Satanás y quitar sus bienes.
Satanás es fuerte e insistente, por eso no quiere dejar a sus siervos. Sin embargo,
nosotros dependemos del poder de nuestro Señor Jesucristo, podemos derrotar a
Satanás para salvar a una oveja que está muriendo.
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Nuestra obra de salvar a una oveja es una batalla espiritual. Nosotros
hacemos muchos esfuerzos para ayudar a una oveja. La invitamos a comer y pasar
tiempo juntos. Pero básicamente necesitamos servir a las ovejas con el poder del
Espíritu Santo, para que no sea sólo una relación humana. Para recibir el poder de
dios debemos orar y armarnos con sus palabras. Cuando la palabra de Dios entra en
el corazón de las ovejas, el Espíritu Santo les muestra que son pecadores y ellas se
entristecen por sus pecados. Luego el Espíritu Santo las hace arrepentirse de sus
pecados mostrándoles el amor perdonador de nuestro Señor Jesucristo. Entonces,
las ovejas pueden recibir a Jesús como su Salvador y nacer de nuevo.
Nosotros podemos experimentar esta obra de Dios a través de nuestros
estudios bíblicos, seminarios y convivencias. Cada estudio bíblico es una
oportunidad de experimentar la obra del Espíritu Santo, por lo tanto los guiadores
tienen que orar ardientemente antes de estudiar la palabra de Dios. En nuestra
convivencia de verano Dios siempre ha trabajado haciendo gran obra de salvación.
La mayoría de los participantes se arrepintieron de sus pecados y aceptaron a
Cristo como su Salvador. Nosotros estamos seguros de que dios va a trabajar con
su Espíritu Santo en esta convivencia de verano. Pero debemos saber que si no
oramos y no nos preparamos con sus palabras, no podremos ver su obra
maravillosa en esta convivencia. Por lo tanto, nosotros debemos orar más para que
el Espíritu Santo trabaje en nosotros. Los mensajeros tienen que preparar sus
mensajes con temor a Dios. Oro que podamos ver la gloria de Dios a través de
nuestra convivencia de verano. Amén.
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