Oraciones para una semana de misión

Transcripción

Oraciones para una semana de misión
TESTIGOS
DE JESÚS
CONTEMPLACIÓN
«Recibirán la fuerza
del Espíritu Santo que
vendrá sobre ustedes,
y serán testigos míos
en todos lados hasta el
confín del mundo»
VOCACIÓN
COMUNIDAD
CARIDAD
CONVERSIÓN
Hechos 1,8
AGRADECIMIENTO
Ser testigo de Jesús quiere
decir que el testigo es "de"
Jesús, o sea, que pertenece a
él, y precisamente en cuanto
tal puede dar un testimonio
eficaz de él, puede hablar de
él, darlo a conocer, llevar a él,
transmitir su presencia.
En estos tiempos de intensa
actividad apostólica
(campamentos, misiones…) es
más que importante mantener
firme la identidad y motivación
de lo que hacemos: dar
testimonio alegre de aquél en
quien creemos.
Y esto no se puede hacer sin
estar en relación con él. Para
ello servirá este pequeño
subsidio de oraciones, que
destaca algunas actitudes del
testigo. Como siempre, no es
más que un inicio para mejorar
y adaptar a las necesidades y
posibilidades del grupo.
Como siempre, hay muchos
detalles a cuidar y preparar: la
música (tal vez no todos los
cantos se sepan), los
materiales, la elección de
lectores, la ambientación del
lugar (ver en el Cuaderno de
Oración, páginas 4,6 y 7), que
ayudarán a que se pueda
gustar de estos momentos.
CONTEMPLACIÓN
En torno al Santísimo, o al sagrario, o a una
imagen grande de Jesús.
Con música de fondo para los momentos de
silencio.
CANTO INICIAL
Somos un nuevo pueblo, gestando un
mundo distinto, los que en el Amor
creemos, los que en el amor vivimos.
Llevamos este tesoro en vasijas de barro,
es un mensaje del cielo y nadie podrá
callarnos.
Y proclamamos un nuevo día, porque la
muerte ha sido vencida.
Y anunciamos esta Buena Noticia, hemos
sido salvados por el Dios de la Vida.
En el medio de la noche, encendemos
una luz en el nombre de Jesús. (Bis)
Sembradores del desierto, buenas
nuevas anunciamos, extranjeros en un
mundo que no entiende nuestro canto.
Y aunque a veces nos cansamos, nunca
nos desalentamos, porque somos
peregrinos y es el amor nuestro camino.
Y renunciamos a la mentira, vamos
trabajando por la justicia.
Y rechazamos toda idolatría, sólo
creemos en el Dios de la Vida.
En el medio de la noche, encendemos
una luz. En el nombre de Jesús. (Bis)
Una cosa pido al Señor, es lo que busco:
habitar en la casa del Señor
todos los días de mi vida;
contemplando la belleza del Señor,
y buscarlo en su templo.
Evangelio según San Juan (1,1-9.14)
Al principio existía la Palabra
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Ella existía al principio junto a Dios.
Todo existió por medio de ella,
y sin ella nada existió de cuanto existe.
En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres;
la luz brilló en las tinieblas,
y las tinieblas no la comprendieron.
Antífona cantada (de Taizé)
Alabe todo el mundo, alabe al Señor.
Alabe todo el mundo, alabe a nuestro Dios.
Apareció un hombre enviado por Dios, llamado Juan,
que vino como testigo, para dar testimonio de la luz,
de modo que todos creyeran por medio de él.
Él no era la luz, sino un testigo de la luz.
La luz verdadera que ilumina a todo hombre
estaba viniendo al mundo.
Antífona cantada
Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos contemplado su gloria,
gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y verdad.
Antífona cantada
Después de proclamado el evangelio, silencio y repetición de algunos versículos destacados,
intercalando con la antífona.
Después se lee la historia del Cura de Ars.
En la intimidad con el Señor no decimos nada...
yo le miro y Él me mira... yo le miro y Él me
mira...
Así un largo rato, dejando que se silencie el
interior para que el Señor habite en él. Mientras
tanto, se puede escuchar o cantar la canción
inspirada en la oración del Cura de Ars.
Después de un tiempo conveniente, se invita a
rezar el Padrenuestro para concluir la oración.
CANTO
"Te amo, Dios mío"
El hipervínculo te dirige a escuchar la canción.
Texto tomado de la oración del Cura de Ars.
Música de seminaristas uruguayos.
Te amo, Dios mío, y deseo amarte hasta
el último suspiro.
Te amo, Dios mío, infinitamente amable:
prefiero morir a no amarte.
Te amo, Dios mío, y deseo el Cielo para
amarte siempre
Y si mi boca calla tu amor,
que mi corazón lo diga al respirar:
Te amo, Dios mío, infinitamente amable:
prefiero morir a no amarte.
San Juan María Vianney, el
Santo Cura de Ars, en Francia,
cuenta una historia bellísima:
"Un campesino llegaba por las
tardes a su iglesia, se sentaba y
no decía una palabra, ni
tampoco hacía ningún acto,
rezo, lectura de un libro o
devocionario o algún devoto
movimiento especial.
El párroco curioso le pregunta:
disculpe, pero estoy intrigado
por sus visitas al templo…
¿Qué le hace venir todas las
tardes? ¿A qué viene, si no lo
veo rezar, ni arrodillarse, ni
hacer ningún gesto o acto
especial?
El campesino le mira y con
humildad le dice: Mire, yo
vengo todos los días a ver a
este Cristo y no sé qué decirle,
entonces yo lo miro y él me
mira ... eso es todo..."
VOCACIÓN
Se retoma la oración de la Semana Vocacional
Introducción: Hoy vamos a acercarnos a la Palabra de Dios de un
modo especial. El método de la Lectura Orante (Lectio Divina) nos
ayuda a hacer de la lectura y meditación un verdadero diálogo con el
Señor, que hoy quiere venir a nuestro encuentro.
Canto inicial
Lectura del Evangelio según San Juan 1, 29-39
(son necesarios tres lectores)
CANTO INICIAL
Oigo una voz que llama,
oigo una voz cercana:
eres Tú, Señor,
¿qué quieres que yo haga?
Señor ¿qué puedo darte?
Soy pobre e ignorante.
Háblame, Señor,
¿qué quieres que yo haga?
L1. Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo:
Ven y sígueme.
L2. «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A
Contigo yo estaré
él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me
luchando por la paz.
Ven y sígueme,
precede, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he
yo te daré una red
venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel».
para poder pescar.
«He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y
permanecer sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a
Mis manos están ya prontas
bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre el que veas descender el
mi corazón está ardiendo.
Háblame Señor,
Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu
¿qué quieres que yo haga?
Santo". Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de
Dios».
Dispuesto estoy a todo:
L1. Al día siguiente, estaba Juan otra vez allí con dos de sus
con mi cruz iré a tu lado
discípulos y, mirando a Jesús que pasaba, dijo:
Vamos ya, Señor,
te seguiré confiado.
L2. «Este es el Cordero de Dios».
L1. Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. El se dio
vuelta y, viendo que lo seguían, les preguntó:
J. «¿Qué buscan?».
L1. Ellos le respondieron:
L2. «Maestro, ¿dónde vives?».
J. «Vengan y lo verán»
L1. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la
tarde.
Palabra de Dios
LECTIO
Tiempo para la relectura personal imaginando cada escena…
Habría que entregar el texto impreso a cada uno o leerlo la Biblia.
Un guía va leyendo un versículo y las pistas para la lectura. Debe ser un momento
pausado pero no muy largo.
“ESTE ES EL CORDERO DE DIOS…”
Imaginamos la expresión del Bautista señalando a Jesús: su alegría, su asombro. Finalmente ha
aparecido aquel a quién tanto han esperado, aquel en quien tenía puesta toda su esperanza…
“¿QUÉ BUSCAN?”
Imaginamos la mirada del Señor sobre sus futuros discípulos... el desconcierto de éstos. Vienen
a buscar respuestas y se encuentran una pregunta. Se sienten cuestionados y a la vez atraídos…
¿MAESTRO, DÓNDE VIVES?
Es quizá lo primero que se les ocurre decir, no tienen claro qué buscan, pero esperan encontrar
en Jesús la respuesta a su búsqueda: un sentido para sus vidas y las de sus hermanos…
“VENGAN Y VEAN”
Imaginamos la invitación sencilla de Jesús; parecería que no tiene nada para mostrar, solamente
su vida, lo que él es, nada más... y nada menos. No da respuestas hechas, sino que muestra un
camino... más tarde descubrirán que Él es el camino.
SE QUEDARON CON ÉL
Lo siguen y se quedan con él. Podemos imaginar sus expectativas, sus temores, sus dudas, sus
esperanzas…
MEDITATIO
Estas preguntas pueden leerse pausadamente en voz alta, o presentarlas en un
cartel.
¿Quiénes han sido Juan Bautista para mí? ¿Quiénes me han señalado a Jesús?
¿Qué busco yo? Día a día, ¿qué es lo que me mueve a seguir adelante?
¿Dónde vive hoy Jesús, dónde lo encuentro?
¿Qué me invita Jesús a hacer hoy? ¿En qué situaciones, actitudes o actividades me invita a
seguirlo y a quedarme con él?
ORATIO
Repaso las respuestas anteriores y las hago oración. Le presento al Señor lo que he
meditado y le pido que me indique los caminos por dónde continuar...
Sería muy bueno invitar a expresar las oraciones en voz alta.
Rezo también... por los que no conocen a Jesús
por los que no saben lo que quieren o no esperan nada en la vida
por los que quieren seguirlo
por los que tienen la tarea de ser “Juan Bautista” hoy
CONTEMPLATIO
Puedo repetir suavemente, en el silencio del corazón, alguna de estas frases…
“Este es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo”
“Maestro, ¿dónde vives?”
“Señor quiero quedarme hoy contigo”
“¡Hemos encontrado al Salvador!”
Y para finalizar, se vuelve a cantar el canto de inicio.
COMUNIDAD
Vean: ¡qué bueno, qué grato convivir los hermanos unidos!
CANTO INICIAL
ES TAN TUYO QUERER UNIRNOS ASÍ
Eduardo Meana
¡Es tan tuyo querer unirnos así!
Casi puedo sentirlo: estás aquí.
Y te reconocemos... ¡Éste sos Vos!
Si el aire resplandece con nuestra alegría
y la unidad se teje y el alma nos brilla...
Es tu Espíritu haciendo nuestra hermandad;
tu “querernos unidos” una vez más.
Y te reconocemos... ¡Éste sos Vos!
Colores en la tarde tras un gris de lluvia,
perfume inesperado que irrumpes y triunfas...
Tuyo es este tatuaje de la unidad.
Es tu mismo ADN, es tu señal.
Y te reconocemos ... ¡Éste sos Vos!
Y estando así con Vos es la ley ser amigos.
Y celebrando juntos tu paso intuimos.
Quien se anima y se arrima al vivo fogón
recupera en su rostro el resplandor.
Y te reconocemos... ¡Éste sos Vos!
Con Vos entre nosotros, de noche no hay
miedo.
¡Trajiste fuego al mundo y nos arde ese fuego!
¡Es tan tuyo querer unirnos así!
Casi puedo sentirlo: estás aquí.
La disposición en ronda será importante, de
manera que todos nos veamos y estemos en
torno a la figura de Jesús (imagen, mantel,
vela).
Canto inicial – proclamación de la lectura –
Silencio y repetición de algunos versículos.
Lectura de la primera carta de
San Pedro (3,8-13)
Finalmente, vivan todos unidos, tengan
un mismo sentir, sean compasivos,
fraternales, misericordiosos, humildes;
no devuelvan mal por mal ni injuria por
injuria, al contrario bendigan, ya que ustedes
mismos han sido llamados a heredar una
bendición.
Si uno quiere vivir y pasar años felices,
guarde su lengua del mal y sus labios de
la falsedad, apártese del mal y haga el bien,
busque la paz y corra tras ella.
Porque los ojos del Señor se fijan en el
honrado, sus oídos escuchan sus súplicas; pero
el Señor se enfrenta con los malhechores.
¿Quién podrá hacerles daño si ustedes
se preocupan siempre en hacer el bien?
Palabra de Dios
La invitación para este momento es poder rezar unos por otros. Conozcan o no a quienes tienen
a sus lados (izquierda y derecha), se invita a que cada uno interceda ante Jesús para que le
conceda alguna gracia a esos compañeros.
La expresión de esta oración depende mucho del grupo: habrá que considerar si se hace en voz
alta, escribiendo en papelitos para presentar en el altarcito del medio, o la forma que sea
conveniente.
Señor Jesús, nos hemos reunido en tu nombre
y sabemos por la fe
que estás en medio de nosotros
para enseñarnos como maestro,
para curarnos como médico,
para guiarnos como pastor,
para querernos como hermano,
para alegrarnos como fuente del gozo,
de la esperanza y de la vida.
Haznos sensibles
a la acción de tu Espíritu
que construye y alienta
nuestra comunidad de animadores.
Que no huyamos de las tensiones
que pueden surgir entre nosotros,
sino que acertemos a superarlas
desde la transparencia evangélica,
la aceptación en la fe
y el diálogo humilde,
abierto y confiado.
Danos el coraje para enfrentarnos
a nuestra propia verdad.
Que no caigamos en la tentación de confundir
paz con evasión,
la fidelidad con la rigidez,
la franqueza con la agresividad,
el diálogo con la palabrería,
la comprensión con la huida de los problemas,
la benevolencia con la falta de radicalidad.
Que nuestra fraternidad siga creciendo
hasta que no tengamos
más que un sólo corazón y una sola alma,
hasta que nos amemos unos a otros
como tú nos has amado.
Amén.
Una vez presentadas las
peticiones por cada uno,
rezamos
la
oración
presentada. Puede hacerse en
coros, una oración cada uno,
un solista con un estribillo
intercalado.
Como gesto de comunidad
puede invitarse a rezarla con
las manos estrechadas o con
las manos sobre el hombro del
compañero.
CARIDAD
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,
con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente,
y al prójimo como a ti mismo.
CANTO INICIAL
Creemos en el Dios que ama a los jóvenes!
Creemos en el Dios que ama a los jóvenes!
Porque es un amor especial:
un amor de predilección.
¡Su mirada es tan paternal,
tan gozosa, al verlos crecer!.
Siento cómo quiere abrazar
el alma de cada uno ya,
¡cómo quiere, a cada joven, alcanzar!
Sigo al Cristo que pide hoy:
“Dejen que ellos vengan a mí”
Entre ellos Él quiere estar,
muy a gusto se siente allí.
Y yo estoy también por ahí,
a ese encuentro me asomo feliz:
¡Cristo y los jóvenes son mi lugar!.
Ese amor, hasta en el peor
y más turbio mundo interior,
busca y siempre sabe encontrar
fondos de inocencia y de luz;
territorio virgen, quizás,
que semilla buena espera aún,
y el sudor amigo de algún sembrador.
Un amor que da libertad
y el rebelde aún quiere amar;
y que atrae con suavidad
y al lejano sabe esperar.
Agridulce es la libertad:
los hijos la aprenden con dolor
y el padre es paciente y es educador.
Solamente posee Dios
esa llave que Él diseñó,
para en cada joven abrir
el secreto del corazón.
Ellos dan su llave también
al que sabe que los quiere bien,
y con ellos sintoniza vida y fe.
Infinita es su compasión
porque es frágil la juventud:
existencia en sueño inicial,
vulnerable proyecto aún.
Los acecha aquél predador
que puede marcarlos con su mal
hasta malheridos... si no hay un pastor.
Sigue la letra…
1 Corintios 12,31-13,7
Ustedes, por su parte, aspiren a los dones
más valiosos. Y ahora les indicaré un
camino mucho mejor.
Aunque yo hablara todas las lenguas de los
hombres y de los ángeles, si no tengo amor,
soy como una campana que resuena o un
platillo estruendoso.
Aunque tuviera el don de profecía y
conociera todos los misterios y toda la
ciencia, aunque tuviera una fe como para
mover montañas, si no tengo amor, no soy
nada.
Aunque repartiera todos mis bienes y
entregara mi cuerpo a las llamas, si no
tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente, es servicial, no es
envidioso ni busca aparentar, no es
orgulloso ni actúa con bajeza, no busca su
interés, no se irrita, sino que deja atrás las
ofensas y las perdona, nunca se alegra de la
injusticia, y siempre se alegra de la verdad.
Todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta.
Palabra de Dios
Tras el canto y la lectura de San Pablo, dos
lectores se intercalan en la lectura pausada de
las siguientes frases de Madre Teresa de
Calcuta, acerca del amor, intercalando una
antífona cantada: Ven, Espíritu de Dios, y de
tu amor enciende la llama. Ven, Espíritu de
amor, ven Espíritu de amor.
Puede hacerse el gesto de colocar una palabra
destacada de la frase e ir encendiendo una velita
delante de cada una.
 El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de
la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio.
 El amor, para que sea auténtico, debe costarnos.
 Sin un corazón lleno de amor y sin unas manos generosas, es imposible
curar a un hombre enfermo de su soledad.
 No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran
amor.
 Debemos amar la oración. La oración dilata el corazón hasta el punto de
hacerlo capaz de contener el don que Dios nos hace de sí mismo.
 El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene sentido. El amor
tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio.
 Jesús es mi Dios, Jesús es mi Vida, Jesús es mi único Amor, Jesús es todo
mi ser, Jesús es mi todo.
CONVERSIÓN
La conversión no es principalmente DE algo,
sino PARA algo, o mejor, hacia ALGUIEN: DIOS.
CANTO INICIAL
Dios Padre, tú me conoces,
sabes mi nombre,
y a donde voy tú estás conmigo.
Me llamas, me necesitas,
quieres mis manos,
toda mi vida tu me pides.
A muchos tú has invitado
y pocos te han respondido.
Tu voz resuena en mí, y va aumentando.
Tu voz resuena en mí, tu voz es clara.
Tu voz resuena en mí, tu voz me impulsa.
Tu voz resuena en mí.
Me viste caer mil veces pero tu mano
tendiste para levantarme.
Ahora no tengo miedo,
si estás conmigo,
podré seguir por tus senderos.
Salmo para rezar en dos coros (Eclo 2,1-11)
Hijo mío, cuando te acerques a servir al Señor,
prepárate para la prueba;
mantén el corazón firme, sé valiente,
no te asustes cuando te sobrevenga una desgracia;
pégate a él, no lo sueltes,
y al final serás premiado.
Acepta todo cuanto te sobrevenga,
aguanta enfermedad y pobreza,
porque el oro se prueba en el fuego,
y los elegidos, en el horno de la pobreza.
Confía en el Señor, que él te ayudará;
espera en él, y te enderezará el camino.
Los que respetan al Señor, esperen en su
misericordia, y no se desvíen para no caer;
los que respetan al Señor, confíen en él,
que no les retendrá el salario hasta mañana;
los que respetan al Señor, esperen sus bienes,
alegría perpetua y misericordia.
Ezequiel 11, 19-20
Así dice el Señor:
Les daré un corazón íntegro
e infundiré en ellos un espíritu nuevo:
les arrancaré el corazón de piedra
y les daré un corazón de carne,
para que sigan mis leyes
y pongan por obra mis mandatos;
serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Palabra de Dios
Repasen la historia y verán:
¿quién confió en el Señor y quedó defraudado?,
¿quién esperó en él, y quedó abandonado?,
¿quién gritó a él y no fue escuchado?
Porque el Señor es compasivo y misericordioso,
perdona el pecado y salva del peligro.
Después de rezado el salmo, dejaremos un buen
rato, con música ambiental, para que cada uno
elija un versículo y lo repita en su interior
muchas veces.
Luego, leemos el trozo de Ezequiel.
Nos conocemos, tenemos pocas fuerzas
R :Señor, convierte nuestra vida
Nos conocemos, nos cansamos. (R)
Nos conocemos, nos da pereza salir de
donde estamos. (R)
Nos conocemos, queremos pero no
queremos a la vez. (R)
Nos conocemos, nos excusamos. (R)
Nos conocemos, hay cosas que no
queremos de verdad. (R)
Se agregan las oraciones de los jóvenes.
Te necesitamos, Señor.
Sin ti no podemos nada.
Ven en nuestro auxilio.
Amén.
Aunque no es la intención hacer de esta
oración una celebración penitencial,
podemos motivar ahora el deseo y pedido
de conversión.
Sugerimos hacerlo con la entrega de un
signo al principio (una piedrita, una hoja
de árbol seca, una ramita…), que en este
momento toma su sentido con la
motivación: ¿a qué cosas de mi corazón
debo dar más vida, convertir, mejorar?
Éste pequeño signo podrá acompañarnos
todo el día, y ser retomado al final de la
jornada.
Después de un tiempo de silencio, se leen
las oraciones propuestas y se deja un
tiempo para agregar las personales
Podemos culminar la oración con el rezo
del Padrenuestro.
AGRADECIMIENTO
Una de las acciones más nobles del buen hijo y del buen amigo es la gratitud. Tenemos la
oportunidad de hacer oración nuestra acción de gracias por lo vivido.
CANTO INICIAL
Proclama mi alma la grandeza de Dios
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.
Porque ha mirado la humildad de su sierva,
desde ahora me felicitarán todas las generaciones.
SALMO 100
Proclamado por un solista, se intercala el
estribillo cantado: “Te damos gracias,
Señor, de todo corazón…”
Porque el Poderoso ha obrado
y hace maravillas en nosotros,
grande es su amor, para todos,
grande es su amor, y por siempre,
grande es su amor.
Aclame al Señor, la tierra entera,
sirvan al Señor con alegría,
entren a su presencia con alabanzas.
Hace proezas con su brazo
corrige a los soberbios y con todo el corazón,
ensalza a los humildes, llena de bienes a los pobres;
su promesa por siempre durará como dijo a nuestros padres.
Reconozcan que el Señor es Dios,
que nuestro Dios es poderoso,
nosotros somos su pueblo
y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dándole gracias,
por sus atrios con himnos,
denle gracias, bendigan su Nombre:
O si no, otro Magnificat
Lectura del Evangelio de San Lucas (17, 1-9)
Al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro
diez leprosos, que se pararon a cierta distancia
y alzando la voz, dijeron:
–Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros.
Al verlos, les dijo:
–Vayan a presentarse a los sacerdotes.
Mientras iban, quedaron sanos.
Uno de ellos, viéndose sano, volvió
glorificando a Dios en voz alta, y cayó a
los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole
gracias. Era samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo:
–¿No recobraron la salud los diez? ¿Y los otros
nueve dónde están?
¿Ninguno volvió a dar gloria a Dios, sino este
extranjero?
Y le dijo:
–Ponte de pie y vete, tu fe te ha salvado.
Palabra de Dios
El Señor es bueno, su amor es eterno,
su lealtad perdura por generaciones.
Como elemento de ambientación, si las
condiciones lo permiten, puede ir
proyectándose algunas imágenes de lo vivido
hasta el momento.
Después del evangelio, imitando al leproso
agradecido, se invita a postrarse ante Jesús (el
sagrario, el Santísimo expuesto, una
imagen…) un breve momento y expresarle la
acción de gracias más honda de cada corazón.
A veces es difícil hacerlo en voz alta, por eso
puede ubicarse un gran cartel donde escribirlo,
o repartir papeles donde escribir la acción de
gracias para presentar ante el Señor.
Mientras de hace esto, se relee varias veces
los versículos destacados, alternando con las
acciones de gracias (orales o escritas).
Finalmente, para concluir el momento, se
invita a ponerse de pie y cantar nuevamente el
canto de inicio.

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