Espiritualidad y psiquiatría

Transcripción

Espiritualidad y psiquiatría
Espiritualidad y psiquiatría
La dimensión espiritual en la clínica y tratamiento de los problemas
psiquiátricos
17/01/2011 - Autor: María Fernanda/Mirta De Giuli/Raquel Bianchi - Fuente: APSA
Existe hoy una tendencia hacia la integración de la dimensión espiritual y/o religiosa en la
clínica y el tratamiento médico.
Integrar en el equipo interdisciplinario un asesoramiento en temas relacionados con
creencias, tradiciones culturales, y el reconocimiento por parte de los psicoterapeutas, de la
dimensión espiritual en el hombre, favorece la construcción de valores éticos comunes y
contribuye a reestablecer la salud mental.
Cuando abordamos la interdisciplina, entendemos el marco conceptual que tiene un objeto
de estudio concerniente a su temática, con normas, metodología y extensión limitada. En la
interdisciplina varias disciplinas unen sus esfuerzos para una nueva, comparten sus marcos
conceptuales y mantienen una relación de interdependencia entre si. Probablemente las
interdisciplinas de hoy serán las disciplinas del futuro.
Comenzaremos por definir espiritualidad. Luego iremos articulando espiritualidad,
psiquiatría y creencias.
Espiritualidad
La palabra espiritualidad proviene del latín spiritus, que significa aliento de vida. Es la
manera de ser, experimentar y actuar que resulta del reconocimiento de una dimensión
trascendental, caracterizada por ciertos valores identificables con respecto a uno mismo, los
otros, la naturaleza y la vida. Para algunos incluye todo aquello que se refiera a un ser
superior.
La espiritualidad es una dimensión propia de la vida humana, que incluye valores, actitudes,
perspectivas y creencias, que no adviene ni accidental ni ocasionalmente sino que constituye
un componente óntico (propio del ser) de la persona (4).
Se expresa en el ejercicio natural que todo ser con conciencia hace del vigor natural o
fortaleza que alienta el obrar, manifestándolo en forma de ánimo, valor, aliento, brío,
esfuerzo, vivacidad o ingenio.
Podría decirse que es el conjunto de comportamientos que identifica la tendencia social de
una especie.
Por último, creemos en una dimensión más amplia, trascendente y no accesible fácilmente,
en la que el espíritu impregna lo humano complejizando a la persona. Acceder es un desafío,
una incógnita y un poder sostener la incertidumbre del ser (3).
Trataremos de ir anudando los conceptos de espiritualidad al de Psiquiatría y a nuestro
quehacer, planteando un conocimiento más abarcativo que las esferas de lo bio-psico-social.
(2)
Incorporar lo espiritual al tratamiento de los problemas psiquiátricos implica incluir la
dimensión de lo trascendente.
Es importante rescatar que muchas veces las creencias comunes unen, integran, favorecen
los encuentros, las conexiones, facilitando nuestra práctica.
La dimensión espiritual le da al ser humano un rumbo, un destino, el ser participa de la
vivencia de que la vida tiene sentido y es valiosa (2).
Pese a todos los avances logrados en la ciencia y la tecnología, la Medicina ya no contiene ni
satisface a muchos grupos de población. La perspectiva espiritual va más allá de la
dicotomía vida / muerte, a fin de descubrir lo que da un propósito, un sentido y una dirección
a nuestras vidas.
Pensando interdisciplinariamente, la espiritualidad se incorpora como aliada del tratamiento
de la enfermedad mental en las distintas etapas de la vida: niñez, adolescencia, vejez y
también en cuidados paliativos y en tratamientos familiares. La intervención puede hacerse a
nivel individual, familiar y comunitario.
También en distintos ámbitos, escuelas, barrios, cárceles, centros educativos y de salud.
Fomentar la espiritualidad sería incorporar en nuestra práctica la tolerancia hacia la
alteridad, aprendiendo a vivir en la diversidad; dando un marco de pertenencia a la persona y
abriendo nuevos horizontes, de respeto, dignidad y orgullo por la vida (2).
Incorporando el concepto de espiritualidad en la clínica, se compromete a los agentes de
salud a un diálogo enriquecedor, sin prejuicios. Para trabajar interdisciplinariamente se
requiere una mirada amplia. El terapeuta se verá confrontado con su propia capacidad de
cambio y crecimiento, informándose y respetando creencias, aunque no siempre coincidan
con las propias.
Su función es “acompañar” actuando como agente facilitador del desarrollo, de la
creatividad, la alegría, el amor, el humor, el equilibrio, la armonía y la concordia en el ser
total de las personas.
Como autores de referencia que han trabajado en esta línea, cabe mencionar el valioso aporte
de Viktor Frankl, médico psiquiatra creador de la “Tercera escuela
vienesa” de psicoterapia (5) y autor de varias obras sobre el tema como: “Psicoterapia y
Humanismo”, “La presencia ignorada de Dios”, “Ante el vacío existencial”, “El hombre en
busca de sentido”. Viktor Frankl, para definir su teoría emplea el término logoterapia. Toma
del griego la palabra “logos” que equivale a “sentido”, “significado” o “propósito”, ergo
logoterapia es igual a terapia del sentido (de la existencia) (5). La logoterapia no busca que
el hombre invente el sentido de su existencia, sino que lo descubra (5).
También ha sido muy amplio el aporte de Gustav Jung en “Símbolos de transformación”. El
de Abraham Maslow en “El hombre autorrealizado”. Entre otros podemos citar a Jaime
Barylko en “En busca de uno mismo. La sabiduría de la vida”; Martín Buber en “Yo y Tu”;
Erich From en “El arte de amar” y “El miedo a la libertad”; Elie Wiesel en “Mensajeros de
dios”.
Son muy bastos los aportes de la Física, la Antropología, la Filosofía, la Teología, la
Literatura y el Arte al campo de la espiritualidad. Ahondar en su estudio será nuestra misión
en el futuro del capítulo de “Espiritualidad y Psiquiatría” trabajando en equipo
interdisciplinario.
La Espiritualidad se vio obligada a convertirse en una tradición separada dentro de su propia
religión. El precio que debió pagar fue el aislamiento. Nuestra cultura se halla envuelta
nuevamente en un proceso generalizado de transformación. Uno de los aspectos de este
proceso es el renovado interés por la vida espiritual. Se ha producido una disociación más: la
separación entre la corriente principal de la enseñanza y la práctica religiosa, por un lado, y
la vida espiritual de búsqueda de una relación personal con Dios, por otro (10).
Religión
Aquí se hace indispensable dar el significado de Religión: proviene del verbo latino re-ligare
, que significa religar, o sea, volver a unir. En las religiones se comparten creencias, relatos,
rituales y actividades comunes que ponen al ser humano en comunicación con el Ser
Supremo. La necesidad humana de vivenciar lo espiritual ha dado lugar a las religiones.
En un recorrido por la historia puede apreciarse que el ser humano construyó templos, erigió
lugares como sagrados y necesitó poner en el espacio su vivencia de lo espiritual.
Hoy las sociedades son pluralistas, y convivimos con personas de diferentes credos y esto
confiere a la época un sello muy particular (3).
Tenemos sociedades formadas por personas que adhieren a corrientes diversas, musulmanes,
protestantes, luteranos, presbiterianos reformados, episcopales protestantes, baptistas,
metodistas, pentecostales, adventistas, testigos de Jehová, católicos apostólicos romanos,
católicos ortodoxos, judíos, anglicanos, ecumenistas, movimientos carismáticos, sin contar
la inmensa cantidad de personas que se han acercado a los templos budistas y al hinduismo
(10).
No existe ningún consenso acerca de la experiencia privada. Debemos aprender a tener una
comunicación que facilite el intercambio y que haga posible la convivencia de todas estas
creencias.
Hay quienes padecen de problemas espirituales. Una importante referencia al tema se
encuentra en el DSM IV, código Z71.8 , “Problema religioso o espiritual” (V62.89); esta
categoría puede usarse cuando el objeto de atención clínica es un problema religioso o
espiritual.
Los ejemplos incluyen el malestar que implica la pérdida o el cuestionamiento de la fe, los
problemas asociados con la conversión a una nueva fe, o el cuestionamiento de valores
espirituales que pueden o no estar necesariamente con una iglesia organizada o con una
institución religiosa” (8).
En este punto creemos oportuno mencionar que existe evidencia proveniente de numerosos
estudios científicos los cuales sugieren que la consideración de las dimensiones religiosas
y/o espirituales en el tratamiento médico y psicológico tiene un efecto positivo en la salud
física y mental.
Desde comienzos de 1990 se registra una tendencia hacia la integración de estas
dimensiones en la educación médica. En los EE.UU. en un trabajo recientemente publicado,
en la revista “Interpsiquis” de 2004 se ha incorporado en la formación de residentes, (en la
ciudad de Seatle, en el estado de Washington), en el Harborview Medical Center, un
programa donde los profesionales del hospital se han entrenado como líderes de las
comunidades a las que el hospital sirve.
Dentro del aprendizaje, en las sesiones didácticas de los residentes se hace hincapié en la
toma de la “Historia clínica espiritual” (6). De esta manera, la organización estadounidense
que regula los requisitos de los programas de residencia psiquiátrica ha incluido esta
perspectiva en sus propias normas de entrenamiento (6).
Por último, deseamos destacar que en el siglo XXI se ha evolucionado hacia un enfoque de
la persona como ser bio-psico-social-espiritual. Este enfoque se está convirtiendo poco a
poco en la Psiquiatría del nuevo milenio.
En conclusión, para todos aquellos que necesiten sentir que su vida adquiere un significado y
un sentido, se hace necesaria la incorporación de la espiritualidad. Citando a Harold
Kushner, en “Dar sentido a la vida”, el autor refiere que cuando se desea la paz, significa
más que la ausencia de luchas. Significa integridad, que nada está fuera de lugar, que nada
falta y que nada está separado. Así como la paz en el mundo significa que no hay luchas
entre las naciones, que no hay peleas con otras personas, la paz, también es comprendida
como un estado interior, un estado de conciencia del ser que se siente bien con si mismo y
con lo que le rodea.
Cuando uno desea al otro la paz, se le está deseando la bendición de la integridad.
Dra. María Fernanda Cueva.
Médica psiquiatra infantojuvenil (UBA).
Psicoterapeuta. Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados.
Miembro del capítulo de Psiuiatría y Espiritualidad. APSA.
e-mail: [email protected]
Dra. Mirta De Giuli.
Médica. Psiquiatría y Psicología Médica.
Miembro del capítulo Psiquiatría y Espiritualidad. APSA.
Dra. Raquel Bianchi.
Médica. Psiquiatría infantojuvenil (UBA). Psiquiatría adultos (APSA).
Psicoterapeuta en las Nuevas Ciencias de las Conductas. (ANTAL).
Miembro del capítulo Psiquiatría y Espiritualidad. APSA.
e-mail: [email protected]
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