Investigando sobre violencias de género 2.0

Transcripción

Investigando sobre violencias de género 2.0
Violencias de género 2.0
IX Jornadas GrediDona
© por la presente edición: Kit-book, 2014
C/Mallorca, 144, 1.º, 2.ª
08036, Barcelona
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Diseño de interior: Kit-book
ISBN Rústica: 978-84-942988-6-8
Depósito legal: B 22744-2014
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánica, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los
titulares del copyright.
Violencias de género 2.0
Coordinadora:
Trinidad Donoso-Vázquez
Autoras:
Ana Burgos García
Trinidad Donoso-Vázquez
Ester García López
Elisa Mandillo Cabañó
Yendéh R. Martínez
Andrea Momoitio San Martín
Nieves Prado Soto
María José Rubio
Anna Velasco Martínez
Ruth Vilà Baños
Contenido
Introducción........................................................................................ 9
Capítulo 1. Violencias patriarcales en Red:
Internet al servicio de la violencia contra las mujeres....................... 13
Andrea Momoitio San Martín
1.1. Mujeres internautas en el Estado español................................ 15
1.2. Ataques organizados contra el feminismo............................... 16
1.3. La violencia de género en Internet.......................................... 21
1.4. Otras violencias en red: una nueva línea de investigación...... 25
1.5. Empoderarse en red................................................................ 26
1.6. Conclusiones.......................................................................... 26
Capítulo 2. Investigando sobre violencias de género 2.0................... 29
Trinidad Donoso-Vázquez, María José Rubio, Ruth Vilà
2.1. El acoso en internet. Ese lado oscuro de la ventana................. 31
2.2. El acoso en la juventud........................................................... 32
2.3. Las mujeres, un grupo target borroso...................................... 32
2.4. Violencias de género en Internet............................................. 33
2.5. Un estudio exploratorio de las violencias
de género en espacios virtuales............................................... 34
Capítulo 3. Respuesta judicial............................................................ 39
Ester García López
3.1. Concepto................................................................................ 41
3.2. Normativa internacional......................................................... 42
3.3. Normativa nacional................................................................ 43
3.4. Respuesta judicial................................................................... 45
Capítulo 4. Neomachismos en espacios virtuales............................... 47
Trinidad Donoso-Vázquez, Nieves Prado Soto
4.1. Introducción........................................................................... 49
4.2. Proceso de investigación......................................................... 51
4.2.1 Contenido y tono de los mensajes (discursos)................... 52
4.2.2 Indicadores de impacto.................................................... 55
Capítulo 5. Memes feministas: estrategias
ciberfeministas de derribo del heteropatriarcado.............................. 57
Ana Burgos García, Elisa Mandillo Cabañó, Yendéh R. Martínez
5.1. Introducción........................................................................... 59
5.2. El machismo en Internet. ¿Qués es un Meme?......................... 59
5.3. Génesis y trayectoria de los Memes Feministas....................... 61
5.4. Ciberacoso, cibermachirulos, ciberataques.
¿Qué es un troll?............................................................................ 62
5.5. Políticas de censura en Facebook
y otras redes sociales hegemónicas................................................ 66
5.6. El desalojo y las otras okupaciones......................................... 70
Capítulo 6. Hacia una conciencia feminista....................................... 73
Anna Velasco Martínez
6.1. Introducción........................................................................... 75
6.2. Juventud y feminismo............................................................. 76
6.3. ¿Hacia una conciencia feminista?........................................... 79
6.4. Conclusiones.......................................................................... 81
Introducción
Este libro, producto de las IX jornadas GrediDona celebradas en el
Campus Mundet en Mayo del 2014, hace una incursión a las violencias
en los espacios virtuales desde una perspectiva de género. Pocas son
las aproximaciones que se han hecho en este sentido y las que lo han
realizado se circunscriben principalmente a las violencias ejercidas
por hombres sobre parejas o exparejas. Con el intento de romper esta
«limitación»de entender la violencia de género en internet exclusivamente
sobre relaciones de pareja presentamos intervenciones e investigaciones
que no sólo abren perspectivas sino que intentan atajar el fenómeno y
ofrecer pautas de análisis. Internet reproduce los roles presentes en la
vida real y las violencias que se ejercen sobre las mujeres y sobre todas
aquellas personas que se atreven a transgredir los mandatos de género. En
este sentido, hay que visibilizar el fenómeno, atajarlo y reaccionar.
Internet, esa ventana al mundo, ese espacio infinito que dota de
identidades digitales y acompaña a las personas como una parte más de
su vida y de su realidad hasta tal punto que hoy es imposible distinguir
dónde empieza y acaba la simbiosis máquina-persona.
En 1997, el porcentaje de hombres usuarios era de 77% y el de mujeres
era de 23%. El año 2013, el porcentaje de mujeres ha aumentado hasta
alcanzar el 46,9% (AIMC, 2013). La progresión y el avance de Internet es
de tal calibre que cualquier cifra comienza a ser obsoleta ya en el momento
de recopilar información al respecto. La cuestión crucial no es cuántos
usuarios y usuarias utilizan de una forma u otra los espacios virtuales, sino
si es posible imaginarnos un mundo sin virtualidad.
Internet ha representado para las mujeres un lugar de múltiples
posibilidades. A través de este espacio muchas han podido relacionarse
con sus entornos afectivos que están a miles de Kilómetros de distancia
y se han abierto a nuevas relaciones y amistades. Además, Internet ha
representado un medio de trabajo en circunstancias en las que no les
era posible desplazarse por ser cuidadoras y les ha permitido a aquellas
que han transgredido el género encontrarse con otras en sus mismas
circunstancias y acceder a encuentros comunes. La sola asimilación de
capacidades relacionadas con el dominio de las TICs ha dotado a las
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Introducción
mujeres de un empoderamiento personal. Internet ha sido un mundo
rico, variado, extenso y prolífero para las mujeres. Han podido aprender,
comunicarse, participar, debatir, proveerse de un sustento vital, conectarse,
tener experiencias y compartirlas.
Sin embargo, todas estas realidades no han significado por sí solas
estrategias suficientes para eliminar las discriminaciones de género. Tener
oportunidades de trabajo, de relaciones, de nuevas comunicaciones, de
evitar el aislamiento, de conocer otras realidades o de encontrar personas
similares no acaba con el dominio de las imposiciones normativas de
género. Pueden llevar elementos de agencia personal y este proceso
conducir a un empoderamiento de las mujeres, pero no es lineal, sino
más bien complejo y el empoderamiento en cuestiones de género implica
eliminar creencias y contrarrestar roles y estereotipos, algo que no
necesariamente se realiza con todas las conductas anteriores. Qué es lo
que produce un empoderamiento de género o no en espacios virtuales
está por contestar.
La comunicación que nos brindan las Nuevas
Tecnologías es democrática en la medida que
permite un traspaso de información horizontal y
bidireccional. Puede constituirse en un medio de
empoderamiento (de las mujeres) pero también
de personas con dificultades, vulnerables, con
diversidad funcional y grupos discriminados, ya que
les permite dar a conocer sus opiniones, y elaborar
estrategias y medidas para incidir en la toma de
decisiones (García Ramos, s/f).
No obstante, hay algo que podemos vislumbrar: el espacio online
mantiene las discriminaciones de género. El espejismo sobre que el
espacio donde el cuerpo se ha difuminado podría parecer una oportunidad
para acabar con los sesgos de género, ha desaparecido. Internet no tiene
cuerpo pero sí género. Y con un peligro añadido, las fronteras entre
discriminaciones por género y otro tipo de violencias sobre las personas
parecen dilucidarse, en ocasiones confundirse y la mayoría de las veces
naturalizarse.
El acoso hacia las jóvenes y quienes transgreden el orden social
generizado nos debe preocupar especialmente porque se produce en un
momento de desarrollo evolutivo y social clave. Se está configurando parte
de la identidad social de una población que está incorporando las bases
10
Violencias de género 2.0
de participación y comportamiento como ciudadanas y ciudadanos. Al
mismo tiempo está desarrollando sus patrones de estructuras relacionales.
También es preocupante la reacción que se ha producido en la primera
década del siglo XXI contra la igualdad de hombres y mujeres aupada
por la crisis financiera y el contexto mundial neoconservador. En el
caso de Internet, por su capacidad de difusión, extensión y anonimato,
se convierte en un lugar idóneo para distribuir esta corriente y difundir
estos mensajes, y así lo han comprendido todos aquellos que utilizan estos
espacios virtuales como arma para ejercer su violencia sistemática contra
el avance de las mujeres.
Este libro trata sobre estas perspectivas y sobre las maneras de
abordarlas o hacerles frente, tanto desde el apartado legal como desde
acciones creativas y novedosas. Son retos pendientes para la investigación
y las intervenciones. Principalmente, recoge las ponencias presentadas
en las IX jornadas GrediDona, aunque expone también la relación entre
feminismo y juventud, la estigmatización del movimiento, así como la
ignorancia de sus aportaciones y logros. Esto diluye su mensaje y engaña
sobre una realidad social que parece no necesitar seguir luchando contra
la primigenia relación jerárquica de poder, debido a los ataques que el
feminismo recibe en las redes virtuales.
Para tender estos retos necesitamos análisis rigurosos de la realidad a fin
de descubrir qué está pasando, cómo, con qué características y cuáles son
las tipologías de las discriminaciones por razones de género. Debemos
desenmascarar las agresiones virtuales. También necesitamos poner en
marcha intervenciones en campos diversos, el educativo, el familiar, el
social, el político. Intervenciones que hayan sido probadas y evaluadas
para conocer sus resultados. Necesitamos crear un estado de opinión que
interpele a los órganos competentes a elaborar leyes que protejan a las
posibles víctimas, una protección fundamentada en el estado de derecho
en el cual estamos. El acoso en Internet es un hecho demostrado, sus
resultados están siendo alarmantes, la impunidad campa a sus anchas.
Las autoridades no pueden obviar esta realidad, si no hay respuesta desde
el entramado político, la sociedad debe exigirla. La demostración de
evidencias mediante los estudios rigurosos a los que hemos hecho alusión
puede ayudar en este sentido.
Trinidad Donoso-Vazquez
Campus Mundet, octubre 2014
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Capítulo 1
Violencias Patriarcales en la Red:
Internet al servicio de la violencia
contra las mujeres
Andrea Momoitio San Martín
Las mujeres sufrimos violencia también en Internet. En la calle, en
nuestros trabajos, en nuestras casas nos violentan nuestros compañeros,
nuestras parejas, nuestros padres, los desconocidos. ¿Por qué iba a ser
Internet una excepción? ¿Estamos hablando de la misma violencia de
siempre, sólo que ahora se nos presenta también a través de la red? ¿Han
cambiado las formas de ejercer violencia contra las mujeres —y contra
cualquier cuerpo no normativo— desde que nos relacionamos en red?
Empecemos por el principio.
1.1. Mujeres internautas en el Estado español
Para entender cómo funcionan los mecanismos tradicionales de violencia
patriarcal en Internet es necesario analizar de qué manera las mujeres
formamos parte de la red y las dificultades a las que nos enfrentamos en
el uso de las tecnologías asociadas al acceso a su acceso. La socialización
de género de la que somos víctimas, y digo víctimas conscientemente,
sigue situando a las niñas en el ámbito de los sentimientos y las relaciones
humanas alejándolas así del fascinante mundo de la tecnología. El mundo
de la razón, la lógica y lo práctico parece sólo pertenecerles a ellos.
Las mujeres usamos menos las nuevas tecnologías y accedemos
menos a la red. Se habla de brecha digital cuando nos referimos a las
desigualdades en el acceso a las nuevas tecnologías. Así, nos encontramos
con una brecha digital entre países ricos y pobres; entre las ciudades y
el campo o entre hombres y mujeres. En este último caso, se habla de
brecha digital de género. June Fernández define así la brecha digital de
género para el Glosario Feminista en Lengua de Signos que ha impulsado
Pikara Magazine: «La brecha digital de género analiza por tanto por
qué las mujeres siguen (en términos globales, y también en el caso del
Estado español) conectándose a Internet en menor medida y con menor
frecuencia que los hombres, así como su menor alfabetización en usos
avanzados» (Fernández, 2014). Recoge también algunos de los factores
que pueden influir en esta brecha digital como la «menor incorporación
de las mujeres al mercado laboral, que trabajan en entornos menos
informatizados, que disponen de menos tiempo y dinero para poder
disfrutar de conexión a Internet, que atribuyen una menor utilidad a la
Red y que en los hombres se fomenta más la afición a la tecnología.
Muchas mujeres —añado— asocian Internet al ocio y entretenimiento,
15
Capítulo 1. Violencias Patriarcales en Red
un derecho que a menudo no defienden en la misma medida que los
hombres, por lo que priorizan actividades que consideran más importantes
que ponerse a navegar por la Red» (Idem).
Sin embargo, esta definición de brecha digital puede acabar
causándonos problemas a la larga. ¿Qué pasará cuando los usos de la red
y la alfabetización de hombres y mujeres lleguen a cuotas de igualdad?
Al menos en países desarrollados (o países arrolladores) llegará. Dada la
situación de desigualdad en la que vivimos hombres y mujeres no parece
desorbitado pensar que, aunque superada la brecha digital en términos
cuantitativos, el acceso a Internet no será igualitario porque ¿qué implica
acceder a Internet? Al mercado laboral accedimos y mira cómo estamos.
Debemos analizar el uso y disfrute de Internet por parte de hombres y
mujeres teniendo en cuenta factores más allá de los cuantitativos: ¿Somos
las mujeres libres en Internet? ¿Cómo afecta el sistema heteropatriarcal
el uso que hacemos de la red y de las nuevas tecnologías? ¿Es Internet
un aliado o un enemigo en la lucha de las mujeres —e insisto, de todos
los cuerpos no normativos— a favor de la igualdad de derechos y
oportunidades?
En este artículo pretendo acercarme a algunas de las diferentes y
múltiples violencias patriarcales que las mujeres sufrimos también en
Internet. He preferido hablar de violencias patriarcales —podía haber
dicho también violencia machista— porque hablar sólo de violencia de
género puede dejar fuera de nuestro análisis otro tipo de agresiones, que
también son fruto del mismo sistema: lesbofobia o transfobia, por ejemplo.
1.2. Ataques organizados contra el feminismo
Una de las estrategias más habituales del heteropatriarcado ha sido
desprestigiar el movimiento feminista, y por ende, a las feministas, para
romper así con la posibilidad de que las mujeres nos reconozcamos
sujetos oprimidos y actuemos conjuntamente. La misma estrategia puede
observarse en red. Este rechazo frontal al feminismo también ha mutado
en su representación, pero sigue vivo y coleando. Al fin y al cabo, el
feminismo pretende algo tan lógico, tan aparentemente sencillo y tan
sumamente revolucionario como cambiar el mundo y devolver a las
mujeres —e insisto en que hablo de las mujeres como paradigma de todos
los cuerpos oprimidos— aquello que nos han negado.
16
Violencias de género 2.0
1.2.1. Análisis de las situaciones violentas vividas en Pikara Magazine
Pikara Magazine nace en 2010 fundada por cuatro periodistas vascas:
June Fernández, Lucía Martínez Odriozola, Maite Asensio e Itziar Abad.
Todas forman parte de la Red Vasca de Periodistas con Visión de Género
que, a su vez, y como buena red, está conectada con muchas otras. ¿El
objetivo? Promover un periodismo de calidad en el que se integren las
demandas de las mujeres y de todos esos cuerpos machacados por el
sistema heteropatriarcal. Se pretende abordar temas sociales desde la
perspectiva feminista, el compromiso a favor de la igualdad y el respeto a
la diversidad. Ahí es nada.
a) El caso de Alicia Murillo
Alicia Murillo se vincula a Pikara Magazine en junio de 2012. En aquel
momento, Murillo empezaba a trabajar en su proyecto El Cazador cazado.
¿En qué consiste? Cuando un machista la increpa por la calle, saca el
móvil, enciende la cámara y emplaza al agresor a explicar qué le ha dicho
y por qué. El objetivo es combatir el acoso sexista callejero. Con esta
propuesta, la bloguera pretende promover el empoderamiento personal y
colectivo de las mujeres, concienciar que esas actitudes normalizadas son
agresiones y romper la impunidad de sus autores mostrando sus rostros y
sus reacciones.
Paradójicamente, Youtube retiró todos sus vídeos acusándola de tener
como fines intimidar, acosar y amenazar. Los retiraron por la solicitud de un
grupo de cibermachistas organizados a través de un foro que previamente
habían dejado cientos de comentarios insultándola, ante la pasividad de
Youtube. Vimeo también lo censuró. Las redes sociales, al menos en los
entornos feministas, ardieron de indignación. Nos quejamos a través de
#TodxsConAliciaMurillo y #SomosManada.
Desde entonces, hace ya casi dos años de aquello, Alicia Murillo sigue
siendo el objetivo de los grupos de machistas organizados en la red. No
es difícil encontrar montajes en los que ridiculizan su aspecto físico, su
acento o su carrera profesional. Ahora tiene una sección periódica en
Pikara llamada El conejo de Alicia, donde publica vídeos de humor en los
que parodia las diferentes corrientes del feminismo, los debates en torno
a la maternidad o los mensajes machistas de canciones de moda. Muchos
de los vídeos han superado las 10.000 visitas y Alicia Murillo es ya un
pilar muy importante de la revista. Su sección es una de las más seguidas
17
Capítulo 1. Violencias Patriarcales en Red
y ella, una de las colaboradoras más queridas por nuestras lectoras y por
nuestros lectores.
En su sección no se puede opinar. Los comentarios están cerrados
porque son inmediatos e hirientes. En torno a la situación de Murillo
surgen grandes debates de difícil resolución, ¿debemos crear en Internet
espacios seguros para mujeres? ¿Debemos aprovechar la red para debatir
con hombres machistas que, desde el respeto, intentan tirar por tierra el
trabajo de las feministas? ¿Queremos llegar a toda la población o queremos
ser vanguardia sin incidencia?
b) Las tetas y los toros de Emi Arias
El artículo de opinión Tetas y toros de la periodista Emi Arias es uno de
los textos más leídos de la revista. Ante la difusión de fotos de San Fermín
en la que decenas de hombres arrancan la ropa y manosean a una mujer,
Emi Arias argumentaba por qué aceptar esas imágenes como una alegre
bacanal legitima la dominación masculina y el acoso sexista. Aún hoy
sigue recibiendo visitas y el texto supera los 250 comentarios. El artículo,
además, hizo posible que grandes cabeceras del Estado español siguieran
el debate iniciado en Pikara y nos citasen como medio de comunicación
feminista.
¿Qué tienen en común este artículo de Emi Arias y el proyecto de
Alicia Murillo? Que atacan a la cotidianidad del machismo, que ponen
en cuestión prácticas que realizan muchísimos hombres que quizá hasta
crean estar trabajando en la línea de la igualdad. Los piropos callejeros o
la creencia de que las mujeres que se exhiben provocan la violencia que
llegan a recibir, están íntimamente interiorizadas en muchísimos hombres.
Muchos de ellos jamás justificarían una violación o un tortazo, pero no
reconocen otras evidencias patriarcales.
En los comentarios de aquel texto de Arias —están en nuestra web aún
por si alguien tiene curiosidad— pudimos encontrar de todo: desde el
tradicional «puta», al típico «lesbiana», pasando por «maricón de mierda» a
los hombres que defendían la postura de Emi Arias. Pero esta vez habíamos
herido demasiado su masculinidad, habíamos argumentado contra
algo que muchos hacen a diario, y el nivel de violencia de su respuesta
también fue mayor. «Te vamos a poner las tetas negras, zorra», dijeron
algunos entonces. Lo curioso de aquel debate, en el que rápidamente
desaparecimos las feministas, y se quedaron sólo ellos, es que se mostraban
18
Violencias de género 2.0
contra el planteamiento de Arias utilizando, exactamente, los argumentos
expuestos por nuestra compañera. Es decir, Arias decía que si una mujer
enseñaba las tetas nadie tiene derecho a tocarlas. Ellos argumentaban
que si una mujer enseña las tetas está provocando y acudían al refranero
popular para decir cosas como «Manolete, si no sabes torear, ¿para qué
te metes?». Lo ridículo de la argumentación nos ayudó en la tarea de
moderación de los comentarios. Decidimos no eliminar aquellos en los que
argumentaban a favor de Arias, quizá sin saberlo, para dejar en evidencia
que su planteamiento no podía responder mejor a la lógica patriarcal. Pero,
¿y con el resto de los comentarios? Volvemos al debate abierto que ya hemos
nombrado, ¿qué queremos hacer las feministas con Internet? ¿Qué tipos de
espacios queremos crear? ¿Cuál es el papel de Pikara Magazine como medio
de comunicación? ¿Cuál es nuestra función? ¿Permitimos los debates? ¿En
qué términos?
c) El troleo: ¿No alimentar al trol? ¿Lo nuestro son troles?
Un trol es un usuario o usuaria de Internet que se dedica a buscar
polémicas en espacios de debate. Son aquellos que comentan las noticias
de los periódicos, que polemizan sin demasiado criterio en Twitter o que
publican comentarios irreverentes en Facebook. En el argot de Internet
suele decirse que la mejor técnica para espantarlos es ignorar sus
provocaciones: Don’t feed the troll.
Pero, ¿quienes comentan en Pikara Magazine o en cualquier otro espacio
feminista son troles? ¿Por qué debemos creer que buscan polemizar y no que
son, simplemente, machistas organizados en Internet con el único objetivo
de dinamitar nuestra lucha y nuestros objetivos? Por las características de
los comentarios, se trata de personas que lo mismo podrían buscar la
polémica en Pikara Magazine que en foros de coches porque su objetivo
último es crear polémica, pero los usuarios que sistemáticamente atacan el
servidor de Pikara, que vienen orquestados desde ciertos espacios web no
libres de sospecha, no son troles, son machistas organizados con un único
objetivo: seguir manteniendo el orden heteropatriarcal.
Volvemos entonces a las dudas anteriores, ¿qué propuesta podemos
hacer desde los espacios feministas? Seguir viendo a nuestros detractores
como troles y no como machistas detrás de un ordenador, ¿no minimiza el
problema? ¿Seguir la premisa de no alimentar a los troles no es la versión
2.0 de «No le provoques» o «Déjalo pasar»?
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Capítulo 1. Violencias Patriarcales en Red
d) La relación entre Pikara Magazine y Facebook
Facebook, la compañía estadounidense, parece haberse erigido como
guardián de la moral de sus miles de usuarios. Eso sí, y como toda buena
moral imperante, filtran qué es aceptable y qué no, qué tiene cabida en
su red social y qué es eliminado, bloqueado o censurado. En Facebook
pueden encontrarse páginas en las que se hace apología de la violación, la
violencia de género o la pederastia; pero lo realmente difícil es encontrar
cuerpos desnudos de mujeres si no están patrocinados por grandes marcas.
En verano, el equipo de Pikara Magazine nos fuimos de vacaciones.
Avisamos a nuestras lectoras colocando en nuestra página la imagen
de una mujer gorda y desnuda, con unas marcas del sol peculiares. Su
hermoso e inmenso culo no gustó a los responsables de Facebook que
estuvieron insistiendo hasta que retiramos la imagen de nuestro perfil,
claro; aún puede verse en nuestra web.
La gota que colmó el vaso en nuestra relación con Mark Zuckerberg
tuvo que ver con una artículo de Mar Gallego, redactora de Pikara en
la sección «Transgresoras». Gallego escribió en aquella ocasión sobre
Teodora, emperatriz del Imperio Bizantino. El texto estaba ilustrado con
la imagen de una pintura erótica atribuida a François Boucher, en la que
una oca parece estar masturbando a una mujer. La obra sobrevive desde
el siglo XVIII, pero no pudo soportar más de diez minutos en Facebook.
Si bien es cierto que Facebook guarda unos valores morales que
podríamos poner en cuestión, también es cierto que no actúa de oficio. Si
una imagen o una página son retiradas es porque ha recibido un número
de quejas suficientes para primero, tener la consideración de juzgar
los contenidos y, en segundo lugar, tomar una decisión. Las feministas
también denunciamos en masa una página que se llama «Pues te violo»
y Facebook puso en marcha su maquinaria. Revisó la página porque
había recibido muchas denuncias y no la retiró porque no creía que esas
palabras fueran juzgables.
1.2.2. Y las feministas son todas unas amargadas, lesbianas y feminazis
El 21 de mayo de 2014, Alfonso Ussía escribía en el diario La Razón:
«Creo que una considerable proporción de las mujeres amargadas,
descontentas consigo mismas, y envidiosas de bellezas no concedidas,
se apuntan a toda suerte de movimientos feministas para desahogar sus
frustraciones». Las feministas estamos todas amargadas, somos todas
20
Violencias de género 2.0
lesbianas y, por supuesto, feminazis. Este concepto, que se le atribuye a
Rush Limbaugh ha sido popularizado en España en uno de los espacios
en los que se rezuma más odio hacia el movimiento feminista: la columna
semanal de Arturo Pérez Reverte para el grupo Vocento. Así, en los últimos
años y en nombre de la igualdad y la democracia, algunos hombres que
en algún momento se erigieron así mismos eruditos, han realizado una
campaña de desprestigio hacia el movimiento feminista que quizá aún
no sepamos combatir. El Ministerio de Igualdad creado por el Gobierno
de Rodríguez Zapatero o la Ley Integral contra la Violencia de Género
han sido dos de sus grandes objetivos. Todo, cómo no, en nombre de la
igualdad. Argumentan en contra de lo estructural de la violencia de género
en un intento de equiparla a otras formas de ejercer el poder. Atacan las
medidas de discriminación positiva y trabajan por la custodia compartida
impuesta. Estos tipos han encontrado en la red un espacio en el que
expandir su ideario. Si tecleas «feminazi» en Google aparecen cosas
como: «Se ponen escotes hasta el ombligo, pero te ponen cara de asco por
mirárselo», «Stop feminazis» e infinidad de imágenes en las que relacionan
el símbolo de la mujer con la esvástica nazi. Las webs dedicadas a hacer
frente a lo que ellos llaman «ideología de género» (véase www.projusticia.
es), aseguran que las instituciones públicas están favoreciendo a grupos
de feministas radicales que «lejos de luchar por la igualdad de derechos
su único objetivo es conseguir privilegios y prebendas». Como ya hemos
comentado, la custodia compartida, sin ninguna referencia a la crianza
también compartida, y abolir la Ley de Violencia de Género son dos de
sus grandes batallas.
1.3. La violencia de género en Internet
En la Declaración de la ONU sobre Eliminación de la Violencia contra
las Mujeres, que se ratificó en diciembre de 1993, se aprueba utilizar el
término «violencia de género o violencia contra las mujeres» para referirse
a «todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que
tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual
o psicológico para las mujeres, inclusive las amenazas de tales actos, la
coacción o privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en
la vida pública o privada». Se trata pues de una violencia estructural,
que se muestra a través de diferentes formas y en diferentes espacios.
Generalmente, al hablar de violencia de género entendemos que se trata
de una violencia ejercida en el seno de la pareja. Uno de los grandes
21
Capítulo 1. Violencias Patriarcales en Red
logros del movimiento feminista ha sido derrocar el concepto de violencia
doméstica, que parecía relegar esta guerra contra las mujeres al hogar, a lo
privado, a ese ámbito en el que los Estados no deberían poder intervenir.
Proponemos términos más amplios como violencia patriarcal, violencia
machista o violencia contra las mujeres para referirnos a las situaciones
violentas que sufrimos todas las mujeres fuera del ámbito de la pareja
heterosexual.
En Internet, poco ha cambiado. Una de las características de la violencia
de género es el control exhaustivo, por parte de sus maltratadores, al que están
sometidas las víctimas. Tradicionalmente controlaban la correspondencia,
las llamadas telefónicas, la red de amistades o de familia. Ahora, controlan
el correo electrónico, saben la clave de Facebook, husmean en su Twitter
o en su Whatsapp. Las víctimas de violencia de género viven sometidas a
las coacciones de sus parejas. Internet cumple una doble función. Por un
lado, amenazan a través de las nuevas tecnologías y, por otro, amenazan
con hacer públicas conversaciones o imágenes que pertenecen a la vida
privada de las víctimas. Además, como veremos un poco más adelante,
las nuevas tecnologías favorecen las redes de solidaridad masculinas. En
definitiva, el cambio sustancial se está dando en el medio a través del
cual las víctimas son maltratadas, pero las formas aparecen prácticamente
inamovibles.
1.3.1. Cuidado con culpar a las víctimas
Una de las prácticas violentas que parecen más habituales en la red
de Internet y las nuevas tecnologías es lo que llamamos Sexting. Se trata
de enviar imágenes eróticas a través de teléfonos móviles. Es una moda
extendida entre los jóvenes y adolescentes, que parece estar preocupando
a profesores, colegios e instituciones públicas. Pero tenemos que insistir en
que la práctica no implica ningún riesgo. El único peligro es la violencia
de género. Muchas de las imágenes que chicas jóvenes —y quizá no tan
jóvenes— envían a sus parejas acaban colgadas en Internet. ¿El objetivo?
Humillar, maltratar, coaccionar, intimidar, dañar.
Los ataques a la intimidad de las mujeres responden a una lógica
sexista que aún está muy presente: aquella mujer que decide sobre su
cuerpo es una guarra. Ianire Estébanez, psicóloga experta en violencia de
género entre adolescentes, asegura que viven «en una mezcla de mensajes
desquiciantes. Por un lado, tienes que ser una guarra en la cama para que
él no te deje y hacer todo lo que él quiera. Y recalco el él. Pero, por otro
22
Violencias de género 2.0
lado, si te pasas de guarra, serás categorizada negativamente. Ese pasarse
de guarra a veces tiene que ver con el número de parejas que se tienen o
simplemente puede ser que un día la relación se rompa y se utilicen las
prácticas sexuales que se mantuvieron para dejar en evidencia. Seguimos
en esa dicotomía de mujer buena/mujer guarra y en esa generalización
de que todas son unas guarras… menos mi madre. Se trata de misoginia
escrita en virtual, pero no deja de ser misoginia. Es fundamental educar a
la juventud en valores que no sólo tengan que ver con su aspecto físico.
Controlar lo que otras personas pueden publicar de nosotras es mucho
más difícil, pero podemos estar atentas para denunciar las fotografías que
vulneran nuestra intimidad. Tenemos que proteger nuestras relaciones
y movernos en un entorno que nos respete. Tenemos derecho a nuestra
intimidad, a establecer límites, a controlar nuestra vida por nosotras
mismas, sin que nadie nos controle».
Miguel Vagalume, del colectivo Golfxs con Principios, asegura que suele
repetir el mismo consejo: «Si se te ve el culo que no se te vea la cara y si se te
ve la cara que no se te vea el culo. Es terrible dejar de grabarse vídeos por si
alguna vez alguien los hace circular, pero la posibilidad siempre existe». Las
asociaciones de internautas piden prudencia a la hora de publicar cualquier
tipo de material en la red. Puede ser que más adelante quieras retirar cierta
información sobre tu vida privada, pero no siempre es posible.
No hay una solución fácil ni válida para este problema. Las mujeres
tenemos derecho a enviar las imágenes que queramos de nuestros cuerpos
desnudos a quien queramos y tenemos también derecho a la intimidad y a
nuestra propia imagen. Vulnerar el derecho a la intimidad de un ciudadano
o de una ciudadana es un delito. Esto es lo que debemos aprender, lo
que debemos decir a las más jóvenes y a las adolescentes. No podemos
culparlas a ellas si lo que está pasando es que se está vulnerando uno de
sus derechos fundamentales. Tenemos que conocer nuestros derechos y
tener los medios suficientes para exigirlos ante quien haga falta.
La situación se complica en el caso de las adolescentes porque no
podemos olvidar que se trata de un período vital en el que «el qué dirán»
los amigos y las amigas o la popularidad son elementos definitorios de
su identidad. Los y las adolescentes no son objetos políticos sino sujetos.
Sujetos con su propia naturaleza, su propia identidad, sus valores y formas.
Tenemos que acercarnos a ellas desde ahí, sin adoctrinar, sin creer que
están indefensas, para poder darles las herramientas que necesitan, de la
forma en la que las necesitan, para hacer frente a sus problemas.
23
Capítulo 1. Violencias Patriarcales en Red
1.3.2. Las nuevas tecnologías en mano de los esbirros: #justiciaparaeneko
Eneko del Río es un joven de Barakaldo (Bizkaia) que está en prisión
porque violó a una mujer el verano de 2009 en Noja, una localidad
cántabra. La víctima asegura que él no quiso parar cuando ella decidió
que no quería seguir adelante con la relación sexual. El agresor dice que
ella le acusó de violación para evitar que el que era su pareja la dejase por
haberle sido infiel. El juez, con las pruebas en la mano, sentenció que ella
había sido violada. Él ingresó en prisión.
La asociación ADVIGEN (véase http://advigen.wordpress.com) conoció
la situación de Eneko del Río y no lo dudó ni un instante: tenían que
ayudarle. En su web se definen así: «ADVIGEN (Asociación de Damnificados
por la Ley de Violencia de Género) lucha por la verdadera igualdad
entre hombres y mujeres y contra la injusticia de las leyes asimétricas.
Luchamos principalmente por la Derogación/Modificación de la Ley
Integral de Violencia de Género (LIVG)». Han realizado un documental
en el que recogen los testimonios de amigos, amigas y familiares del
agresor. Todos aseguran que es víctima de un montaje, que las leyes
favorecen a las mujeres y que las denuncias falsas son una estrategia
femenina de venganza. La joven que fue violada contó con el apoyo de la
Asociación Clara Campoamor, que puso a su disposición atención jurídica
y psicológica. La sede de la Asociación en Barakaldo ha sido pintada en
varias ocasiones, igual que el domicilio familiar de la víctima. Además,
Eneko del Río cuenta con el apoyo de muchos clubes deportivos. Él mismo
jugaba en uno y la solidaridad masculina, en este caso, se ha hecho
evidente a través del fútbol. En muchos estadios de pequeños equipos
de Bizkaia, y en alguna ocasión también en San Mamés, pueden verse
campañas en las que se pide #justiciaparaeneko. Internet se ha convertido
en el altavoz de la familia y las amistades de Eneko que están copando la
red pidiendo justicia. Están recogiendo firmas, han creado una página en
Facebook y un perfil en Twitter para difundir sus demandas. La acogida ha
sido espectacular. La víctima dejó de estudiar. Sus amigas dicen que no
quiere salir a la calle.
En Pikara Magazine conocimos el caso porque hace meses nos escribió
una mujer de Barakaldo preocupada por la campaña que se estaba
llevando a cabo en su localidad. Aseguraba entonces que era imposible
evitar las miradas de desaprobación cuando ponías en tela de juicio el
testimonio de Eneko del Río. Sus amigos dicen que es un buen tío, que
jamás haría nada parecido. Debe ser que los violadores tienen antenas que
24
Violencias de género 2.0
les identifican de lejos. Hemos podido acceder a una imagen que están
enviado en cadena por WhatsApp. En ella, aparece el rostro de la víctima
con la siguiente leyenda:
«Esta zorra ha metido en la cárcel a un chaval inocente por falsa
violación. ¡Pasádlo! Tiene que cantar la verdad o escarmentar por hija
puta. Te la pueden liar a ti también».
¿Cómo es posible que 32 palabras contengan tanto del sistema patriarcal
que nos domina? Ella, víctima de una violación, es una zorra porque si nos
violan es porque lo hemos provocado, porque queríamos acostarnos con
ellos, pero no somos capaces de expresarlo con toda claridad. Él es un
pobre chaval inocente. Él es la víctima de una harpía, de una mujer fatal,
que como todas las mujeres, disfrutan haciéndoles sufrir. El pobre Eneko,
¿cómo iba a entender él que ella no quería acostarse con él? ¿Cómo iba a
entender que quiso en un primer momento, pero que después cambió de
opinión? Tiene que cantar la verdad porque, obviamente, un pobre chaval
jamás violaría a una zorra. A las zorras les gusta. Si no es capaz de cantar
tiene que escarmentar. No les ha debido parecer suficiente con destrozar
el local de la única Asociación que atiende sus necesidades ni con pintar
en la puerta de su casa que es una zorra. ¿Qué más pretenden? ¿Qué están
dispuestos a hacer a una zorra para salvar el honor herido del buen chaval?
Ella, la víctima de una violación, es una hija de puta. ¿De qué otra manera
podría entenderse que acusara a un pobre chaval de falsa violación? Ya lo
dijo Torrente: «Todas son unas putas menos tu madre y tu hermana». «Te
la pueden liar a ti también», dicen. El mensaje está claramente dirigido
a hombres, a compañeros. Todos corren el riesgo de ser víctimas de una
denuncia por violación falsa. Todos tienen la posibilidad de violar a una
mujer. La solidaridad masculina puede llegar a límites insospechados.
1.4. Otras violencias en red: una nueva línea de investigación
Sin incidir mucho en este aspecto, sobre todo por falta de espacio,
decir que, igual que pasa en el mundo 1.0, la violencia de género es más
evidente en Internet que otro tipo de violencias que sufrimos los cuerpos
no normativos. Así, la lesbofobia y la transfobia también se presentan en
la red bajo las mismas premisas de siempre y, como siempre, también
son más invisibles. Las representaciones lésbicas en la red responden a la
lógica lesbófoba imperante: estamos feas y amargadas o formamos parte
de la industria pornográfica. De la misma manera, las personas que no se
identifican con las categorías sexo/género también encuentran en la red la
25
Capítulo 1. Violencias Patriarcales en Red
necesidad de tener que definirse antes de dar a «Siguiente» en cualquier
formulario. Sin embargo, y como vamos a ver en el siguiente apartado, la
red también es un espacio de resistencia muy importante.
1.5. Empoderarse en red
Las nuevas tecnologías también están
favoreciendo la creación de espacios
de referencia para mujeres en los que
podemos sentirnos libres. Así, de la
misma manera que el uso de los medios
está cambiando para ejercer violencia,
también lo están haciendo las formas de
defendernos. Internet está dando cabida
a infinidad de espacios feministas en los
que nos encontramos, reencontramos,
nos cuidamos, nos debatimos y nos defendemos de las agresiones. La red
está dando cabida a muchas formas de autodefensa feminista y cada vez
resulta más sencillo encontrar espacios web en los cuales reconocernos
como sujetas oprimidas por el mismo sistema. De los «Memes Feministas»
a «Feminista Ácida», pasando por Pikara Magazine o la revista queer «Una
buena barba».
Como posible línea de trabajo en la que insistir, creo que es importante
reconocer en Internet un espacio especialmente importante para las minorías.
En el caso de las lesbianas, las nuevas tecnologías han favorecido en gran
medida nuestros procesos de autorreconocimiento como lesbianas. Espacios
propios como Chueca.com, Bollosapiens o Brenda han hecho posible que
creemos redes de resistencia muy fuertes para hacer frente a la violencia
que sufrimos a diario. El ambiente, entendido como espacio de seguridad,
se está trasladando a la red, favoreciendo así que puedan participar también
en él las lesbianas de ciudades más pequeñas, de zonas rurales o aquellas
que aún no han hecho visible su condición en el espacio público.
1.6. Conclusiones
Tendemos a decir que Internet ha cambiado el mundo, pero quizá
sólo haya cambiado su representación. Las redes sociales no han creado
a personas curiosas por conocer vidas ajenas, tampoco a exhibicionistas.
Ahora, el mundo está en la red, pero este apenas ha cambiado.
26
Violencias de género 2.0
La violencia de género ha encontrado en Internet un nuevo espacio
para desarrollarse. No podemos diferenciar entre la violencia de género
tradicional (1.0) y la violencia que se sufre en la red (2.0) porque puede
que acabemos creando una jerarquía de violencias. Si te insultan por la
calle es violencia real. ¿Si te insultan por Internet es violencia 2.0? No.
No hay una jerarquía de violencias. Se trata de la misma, pero ahora
también a través de Internet. Sin embargo, la red también es un espacio
de resistencia para las mujeres y para todas esas identidades que han sido
tradicionalmente machacadas por el sistema heteropatriarcal.
El feminismo debe ser consciente del potencial de Internet y de las
nuevas tecnologías para hacer llegar sus mensajes, para conseguir que
todas las víctimas nos reconozcamos como tales, para poder así crear en la
red espacios de seguridad en los que fortalecernos para hacer frente en la
cotidianidad. Según alcanzamos nuestros objetivos, el nivel de violencia
que sufrimos aumentará considerablemente. Tenemos que aprovechar
todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance para combatir el
sistema heteropatriarcal. Esto es una guerra contra las mujeres y la red sólo
es un campo de batalla más.
27
Capítulo 1. Violencias Patriarcales en Red
Webgrafía
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http://goo.gl/MCa2jO
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Ussía, Alfonso. «Feas, sí, feas». Diario La Razón. Edición: 20/05/2014.
28
Capítulo 2
Investigando sobre violencias
de género 2.0
Trinidad Donoso-Vázquez
María José Rubio
Ruth Vilà Baños
2.1. El acoso en internet. Ese lado oscuro de la ventana
La organización americana sin ánimo de lucro Working to Halt Online
Abuse (WHOA, 2012) recientemente declaró que recibe entre 50 a 75
denuncias semanales, lo que significa un índice total de entre 2.600 y
3.900 denuncias anuales por acosos vividos en la red.
Estas violencias online toman diferentes formas. Diversos estudios
han captado estas nuevas formas de acosar. El ejemplo más claro lo
encontraríamos en el hecho de utilizar correos electrónicos o espacios
de mensajería virtual para acosar, insultar o amenazar a la víctima. Sin
embargo, el acoso puede ir más allá: el hecho de controlar la comunicación
privada de la víctima vía email, redes sociales o mensajería instantánea;
dificultar la comunicación de la víctima con otras personas mandando virus
o inundando su correo electrónico; utilizar la identidad de la víctima para
enviar falsos mensajes o haciendo compras a través de Internet; utilizar la
red para recoger información y utilizarla en el proceso de acoso o extorsión;
contactar virtualmente con familiares y amistades de la víctima, el uso y/o la
colocación de webcams sin el consentimiento de la víctima, etc.
El acoso en internet puede ser entendido como una acción que consiste
en ser cruel con otra persona mediante el envío o publicación de material
dañino o la implicación de otras forma de agresión social usando Internet
u otras tecnologías digitales. Produce un daño devastador en la persona
agredida aunque esté ausente de daño físico,ya que la exposición y la
extensión del daño tiene un impacto considerable.
Como conducta ha de ser intencionada, repetida y hostil, puede ser
realizada por una persona o un grupo pero siempre implica daño infligido
a través de medios electrónicos.
Ha sido caracterizada bien por la vía a través de la cual se produce (SMS,
MMS, llamadas, correo electrónico, salas de chat, mensajes instantáneos y
sitios web) o bien a través de las conductas que se llevan a cabo.
Las conductas de acoso pueden ser:
• Provocación incendiaria (Flaming): discusión que se inicia
generalmente en Internet y que se expande en descalificativos y
agresividad como un incendio.
31
Capítulo 2. Investigando sobre violencias de género 2.0
• Hostigamiento (Harassment):
desagradables.
Envío
repetido
de
mensajes
• Denigración (Denigration): Enviar o poner en la red rumores sobre
otra persona para dañar su reputación o sus amistades.
• Suplantación de la personalidad (Impersonation): Hacerse pasar
por otra persona en el ciberespacio o usar su móvil para dañar la
reputación de la víctima y sus relaciones de amistad (cyberbullying).
De esta manera,los que reciben el mensaje creen que se lo está
enviando la víctima y pueden romper su amistad con ella.
• Violación de la intimidad (Outing): Compartir con terceras personas
los secretos, informaciones o imágenes embarazosas de alguien en
la red.
• Artimañas (Trickery): Hablar con alguien sobre secretos o
información embarazosa para después compartirla en Internet con
otras personas.
• Exclusión (Exclusion): Excluir a
alguien de un grupo online de forma
deliberada y cruel.
• Cyberamenazas, como un fenómeno
asociado a los demás.
• Cyberacoso (Cyberstalking):
Acoso
intenso repetitivo, así como denigraciones
que incluyan amenazas o creen miedo a
la víctima. (Calmaestra, 2011).
2.2. El acoso en la juventud
En España, las cifras para jóvenes son muy variables. Según la revisión
de estudios realizada por Calvete, Orue, Estévez, Villardón, y Padilla
(2010) la prevalencia del acoso online va de 1,7% a 35,7 %. Otros estudios
también en España (Garmendia, Garitaonandia, Martínez y Casado, 2011),
marcan las cifras de acoso en Internet en un 5% como receptores y un 3%
como perpetradores. En el caso del envío de mensajes sexuales pasa algo
parecido, el 7% de la juventud afirma haber recibido esos mensajes, pero
únicamente el 2% afirma enviarlos.
32
Violencias de género 2.0
2.3. Las mujeres, un grupo target borroso
La organización WHOA (2012) publicó en sus últimos resultados que
80% de las víctimas de acoso a través de la red fueron mujeres y dos
tercios de los agresores fueron hombres. Según una encuesta llevada a
cabo por el National Center for Injury Prevention and Control en el 2010,
se documentó que 77,9% de las mujeres que fueron acosadas, lo fueron
también a través de los espacios virtuales (mediante emails, mensajes de
texto, control de posición, etc.). Las posibilidades que ofrecen las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación proporcionan a agresores
y acosadores un espacio donde utilizar un amplio abanico de técnicas de
control y abuso.
La proporción de chicos agresores prevalece sobre las chicas agresoras
al igual que las proporción de chicas víctimas prevalece sobre los chicos
víctimas, pero no solo los estudios no son concluyentes sino que el estudio
de cómo, por qué y mediante qué manera son acosadas las mujeres no se
ha hecho. La mayoría de las investigaciones existentes acerca del acoso
en la red no analizan en profundidad la violencia de género que se da
en ellas, como tampoco ocurre en las investigaciones sobre violencias
de género, al no incluirse en ellas el análisis de las violencias que se
pueden ejercer a través de la red. Existe una cantidad discreta de estudios
destinados a estudiar específicamente la violencia de género en la red en
comparación con la producción científica destinada a estudiar el acoso en
general (Dimond et al., 2011).
Un estudio del País Vasco (Estébanez y Vázquez, 2013) es un ejemplo
de aplicar el enfoque de género en el análisis que hace del ciberacoso.
Según las autoras, las ciberagresiones hacia las mujeres generan en las
chicas una respuesta inmediata, sea a través de borrar o no aceptar. Sin
embargo, no provocan una mayor conciencia de lo que es la violencia
machista. Ni de que ésta es una forma de expresión de la desigualdad.
La violencia virtual ocupa un espacio muy grande en las redes sociales.
Sin embargo, las chicas reaccionan ignorándolas. A fuerza de minimizar,
negar o normalizar estas conductas se puede perder tanto la sensibilidad a
la violencia como la capacidad de respuesta a la misma.
2.4. Violencias de género en Internet
El fundamento de la violencia de género son las relaciones asimétricas
de poder encaminadas a establecer o perpetuar relaciones de desigualdad
33
Capítulo 2. Investigando sobre violencias de género 2.0
(Arisó y Mérida, 2010). Este orden social imperante se traspasa a los espacios
virtuales atribuyendo lugares determinados, específicos, constreñidos
y subalternos a las mujeres y a ciertas categorías de personas que son
discriminadas por transgredir las formas de conducta obligatorias que
propone la sociedad. Las violencias de género son violencias que se ejercen
sobre mujeres, por la posición que se les ha asignado en la construcción
histórica de la categoría hombre-mujer, pero también sobre aquellos y
aquellas que trasgreden el orden social generizado. A esta construcción
histórica se le denomina patriarcado, cuyos códigos establecen roles y
comportamientos determinados y normativos para los géneros.
El género que encontramos en la red es heteronormativo, es decir
que mujeres y cualquier persona que se sitúe fuera de los márgenes
«patriarcalmente» aceptables, se convierte en un colectivo vulnerable de
ser agredido o acosado a través de la red.
Este trabajo, atender a las causas que originan las conductas, no se ha
realizado. Aunque indudablemente, al final, los indicadores concretos para
analizar la realidad tendrán un punto de similitud con los tipos de conductas
estudiadas por trabajos precedentes. Sin embargo, en las violencias de
género 2.0, es importante distinguir las conductas concretas de las causas
que las originan, ya que el análisis nos puede permitir comprobar cómo
las relaciones generizadas siguen perpetuándose en Internet, difunden
la estructura social jerarquizada y discriminatoria basada en el género,
consolidan estereotipos y ejercen una violencia ideológica y simbólica que
perpetúa un statu quo de dominación hacia grupos vulnerables, como son
las mujeres y todas aquellas personas que se apartan de las imposiciones
normativas del patriarcado.
2.5. Un estudio exploratorio de las violencias de género
en espacios virtuales
Con el objetivo de estudiar el grado de violencia de género recibido,
ejercido y percibido por los adolescentes a través de los entornos virtuales,
se diseñó y aplicó el Cuestionario de violencias de género 2.0 (DonosoVázquez, Rubio, Velasco y Vilà, 2014), el cual dispone de diferentes escalas
que miden cuatro grandes aspectos que abarcan el conjunto de acciones
de violencia de género que se dan en los entornos virtuales (ilustración 1)
El cuestionario se aplicó a una muestra de 155 estudiantes de primero y
cuarto de ESO (50% y 50% respectivamente) de una población periférica
34
Violencias de género 2.0
de Barcelona; 51,4% de la muestra estaba compuesto por chicas y 48,6%
por chicos. Entre los entornos virtuales que utilizan destacan WhatsApp,
Facebook y YouTube, y consideran que los que presentan mayor riesgo de
padecer violencia son las redes sociales y WhatsApp. También consideran
que poseen competencias para la seguridad en las redes, sabiendo por
ejemplo bloquear a usuarios, cambiar las condiciones de privacidad en las
redes o denunciar la publicación de fotografías inadecuadas (así lo afirma
casi 90% de la muestra).
Ilustración 1. Escalas del cuestionario sobre Violencia de género en los entornos
virtuales.
Los resultados muestran índices moderados en las escalas y diferencias
ligeras por sexo en los diferentes aspectos.
a) Escala de Conciencia del riesgo de sufrir violencia en los entornos
virtuales: referida al hecho de ser o no consciente de que ciertas
acciones comportan un mayor riesgo de padecer violencia.
Los y las adolescentes consideran que los espacios virtuales se
prestan más a la violencia que el cara a cara (lo piensan el 84%
35
Capítulo 2. Investigando sobre violencias de género 2.0
de la muestra). Y son moderadamente conscientes de que ciertas
acciones conllevan un riesgo asociado de padecer violencia, en
una escala de 5 a 25 puntos la media obtenida fue de 15,8, siendo
ligeramente más conscientes las chicas que los chicos y los más
mayores (los de 4 de ESO).
Las acciones consideradas de mayor riesgo son: en primer lugar
poner información personal en las redes sociales y chatear con
personas desconocidas, seguido de tener un perfil abierto en las
redes y publicar vídeos personales, y en menor medida mostrar
fotos.
b) Escala de percepción de la violencia de género en los entornos virtuales según categorías que surgen de la normatividad patriarcal
hacia hombres y mujeres: referida a si los adolescentes consideran
que estas categorías representan violencia de género.
En una escala de 13 a 65, la puntuación media obtenida por la
muestra fue de 50, lo que indica que los y las adolescentes tienen
un concepto de violencia de género 2.0 no demasiado amplio
y la puntuación fue ligeramente mayor en las chicas que en los
chicos (52,5 frente a 49). Las acciones consideradas más violentas
son exhibir fotos sexis de la pareja sin su permiso, publicar fotos
humillantes de chicas obesas o con algún defecto o mostrar a la
mujer como un objeto sexual en páginas web. En cambio, revisar
el móvil de la pareja es considerado menos violento, parece un
comportamiento más normalizado entre los adolescentes.
c) Experiencias sufridas en los entornos virtuales que surgen de la normatividad patriarcal hacia hombres y mujeres: referida al hecho de
padecer, ejercer u observar violencia de género dentro de alguna
de estas categorías.
Los y las adolescentes no consideran que tengan un comportamiento
agresor en los entornos virtuales (15%) y en menor medida que
suelan ser víctimas de agresión (10%). En cambio, reconocen más
haber observado violencia entre sus iguales (sobre el 40% dice
haberla observado alguna o varias veces).
Las chicas son ligeramente más víctimas y más observadoras, y los
chicos ligeramente más agresores.
36
Violencias de género 2.0
Cuando ejercen violencia, las acciones que destacan son: controlar
a la pareja en las redes sociales o revisar las llamadas de su móvil,
seguido de insultar a una chica en las redes por tener varias parejas
o asediarla por ser provocativa, insultar a una chica por ser poco
atractiva y participar en páginas que puntúan a las chicas.
Cuando han sido víctimas, han recibido sobre todo insultos per ser
poco atractivas, se han sentido controladas en las redes sociales y
les han revisado las llamadas de móvil.
d) Tipos de respuesta ante la violencia de género en los entornos virtuales: referida a las acciones que emprenden las y los adolescentes
ante la violencia de género (cuando la padecen, cuando la ejercen
y cuando la observan).
Cuando han sido víctimas de violencia los y las adolescentes dicen
que sobre todo han actuado bloqueando al agresor en los entornos
virtuales (16%) o en menor medida haciéndole lo mismo (10%).
Son muy pocos los que lo cuentan a la familia o le piden al agresor
que pare. Y cuando han visto violencia 2.0, el comportamiento más
común es no hacer nada (55%) seguido de defender a la víctima
(40%). Y se da muy poco animar o ayudar al agresor.
37
Capítulo 2. Investigando sobre violencias de género 2.0
Bibliografía
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Calmaestra Villén, J. (2011). Cyberbullying: prevalencia y características
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http://hdl.handle.net/2445/53384.
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Working to Halt Online Abuse. (2012). Online harassment statistics.
Recuperado de: http://www.haltabuse.org/resources/stats/index.shtml.
38
Capítulo 3
Respuesta judicial
Ester García López
3.1. Concepto
La normativa tanto estatal como autonómica ha venido definiendo el
concepto deViolencia de Género de forma amplia y detallada, estableciendo
medidas de prevención, detección, protección y recuperación frente a la
misma. A título ilustrativo, me remito a las definiciones contenidas en los
artículos 1 apartados 1 y 3 de la Ley Orgánica. 1/2004, de 28 de diciembre,
y artículo 3 a) y 4 de la Ley catalana 5/2008, de 24 de abril.
Art. 1.1 de la Ley estatal: «(…) La presente Ley tiene por objeto actuar
contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la
situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las
mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus
cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones
similares de afectividad, aun sin convivencia».
Art. 3 de la Ley catalana: «(….) la violencia que se ejerce contra las mujeres
como manifestación de la discriminación y la situación de desigualdad en
el marco de un sistema de relaciones de poder de los hombres sobre las
mujeres y que, producida por medios físicos, económicos o psicológicos,
incluidas las amenazas, intimidaciones y coacciones, tenga como resultado
un daño o padecimiento físico, sexual o psicológico, tanto si se produce en
el ámbito público como en el privado».
Ambas normas recogen también las formas de ejercer la violencia de
género tales como la violencia física, psicológica, sexual y económica
(esta última sólo prevista en la ley catalana).
Por tanto, cuando hablamos de violencia 2.0 no nos referimos a una
nueva forma de violencia sino que es violencia de género ejercida desde
nuevas vías, las tecnológicas, a las que la mayoría de la población tiene
acceso prácticamente desde la adolescencia.
Las técnicas de la información y comunicación (en adelante TICs),
han venido materializándose en ordenadores, Internet y telefonía móvil,
herramientas y tecnologías que desde hace años tenemos incorporados en
nuestra vida diaria y que en los últimos incluso se han llegado a fusionar a
través de los smartphones y tablets.
41
Capítulo 3. Respuesta judicial
Sin duda alguna, la violencia patriarcal se ha venido adaptando a los
avances de estas nuevas tecnologías, máxime teniendo en cuenta que dicha
tecnología permite la inmediatez, el anonimato y la difusión generalizada.
3.2. Normativa internacional
La primera regulación a nivel internacional la encontramos en el
Manual de Naciones Unidas para la Prevención y Control de los Delitos
Informáticos en el año 1977, siendo el precedente del «Convenio sobre
Ciberdelincuencia», firmado en Budapest el 23 de novembre de 2001 en
el seno del Consejo de Europa, y que entró en vigor el día 1 de julio de
2004.
España se ratificó en el referido convenio en fecha 20 de mayo de 2010
y entró en vigor en el mes de octubre siguiente.
En el Capítulo II del Convenio, relativo a las Medidas que deberán
adoptarse a nivel nacional, se distinguen 4 grupos de delitos.
1. Delitos contra la confidencialidad, integridad, y la disponibilidad
de los datos y sistemas informáticos.
2. Delitos informáticos en sentido estricto (falsificación, fraude y estafa
informática).
3. Delitos de pornografía infantil (delitos relacionados con el
contenido).
4. Delitos relacionados con infracciones contra el derecho a la
propiedad intelectual.
Debemos tener en cuenta que el Convenio data del año 2001, por lo
que no existe un capítulo o distribución específicos relativos a la violencia
de género; ahora bien, la violencia 2.0 tiene cabida en los delitos
relacionados con el contenido y, por tanto, las medidas propuestas a los
Estados miembros son de aplicación también en España.
Entre las medidas propuestas (previstas fundamentalmente 18 a 21 del
Convenio) se prevén las siguientes:
• Recabar información de localización de los sistemas informáticos
de origen y de la identidad de la persona abonada, en su caso.
• Intervenir sistemas informáticos
• La obtención e interceptación en tiempo real de datos informáticos.
42
Violencias de género 2.0
3.3. Normativa nacional
Tras la adhesión de España al Convenio, se aprobó la reforma del
Código Penal mediante la Ley Orgánica 5/2010, del 22 de junio. En su
preámbulo se argumenta la necesidad de adaptar la respuesta penal a la
nueva realidad social. Ahora bien, dicha reforma, en cuanto al uso de las
TICs no se efectuó desde una perspectiva de género, sino en el marco de
los delitos informáticos en sentido estricto y la pornografía infantil.
Al margen de los delitos informáticos, el Preámbulo sólo hace
referencia al uso de las TICs en el ámbito de la pornografía infantil: «Por
ello se procede a la incorporación, en el Título VIII del Libro II del Código
Penal, del Capítulo II bis denominado «De los abusos y agresiones sexuales
a menores de trece años». Por otra parte, la extensión de la utilización
de Internet y de las tecnologías de la información y la comunicación con
fines sexuales contra menores ha evidenciado la necesidad de castigar
penalmente las conductas que una persona adulta desarrolla a través
de tales medios para ganarse la confianza de menores con el fin de
concertar encuentros para obtener concesiones de índole sexual. Por
ello, se introduce un nuevo artículo 183 bis mediante el que se regula el
internacionalmente denominado «child grooming», previéndose además
penas agravadas cuando el acercamiento al menor se obtenga mediante
coacción, intimidación o engaño».
Además del delito de pornografía infantil (artículo 189 del Código
Penal), nuestro Código Penal contempla las siguientes tipologías:
• Artículo 197 CP. Descubrimiento y revelación de secretos,
vulnerando la intimidad (cartas, mensajes de correo electrónico, etc),
así como el apoderamiento, uso o modificación, sin autorización,
de datos de carácter personal o familiar contenidos en soportes
informáticos, electrónicos o telemáticos.
• Artículos 205 a 211 CP. Regulan los delitos de injurias y calumnias.
• Artículo 248 CP. Contempla el delito de estafa informática, delito
que suele cometerse en el marco de una ruptura sentimental y como
una muestra más de la violencia económica.
Por tanto, no disponemos de una regulación específica en materia de
violencia 2.0, de manera que ante los juzgados y tribunales debemos
remitirmos a la tipología penal de aquellas conductas que, en términos
generales, constituyen violencia de género.
43
Capítulo 3. Respuesta judicial
Salvo dichas tipologías penales específicas enmarcadas en conductas
realizadas a través de las TICs, las conductas que pueden constituir
infracción penal en el marco de la violencia 2.0 están recogidas en los
tipos generales en materia de violencia machista.
• Artículo 169 CP. Amenazas graves o condicionadas.
• Artículo 171.4 CP. Amenazas de caracter leve en el ámbito de la
pareja.
• Artículo 172 CP. Coacciones.
• Artículo 173.2 CP. Delito de violencia física y psicológica habitual
Entiendo que la repercusión y el efecto que una amenaza, coacción
o vejación puede tener en la perjudicada es muy diferente según la vía
utilizada, si es de manera verbal o directa o bien a través de las TICs. Por
este motivo, las penas a imponer por las conductas violentas debieran ser
diferentes.
El actual Proyecto de Ley Orgánica por el que se pretende reformar el
Código Penal añade como delito la divulgación de imágenes o grabaciones
sin la autorización de la perjudicada, pese a haber sido obtenidas con
el consentimiento de la misma (futuro artículo 197 del Código Penal),
imponiendo la pena en su mitad superior cuando los hechos hubieran
sido cometidos por el cónyuge pareja o relación de análoga efectividad.
Esto es, se establece un plus en la pena cuando el autor de los hechos
ha sido pareja o cónyuge de la perjudicada. El redactado pendiente de
aprobación es el siguiente:
«Centésimo vigésimo noveno. Se añade un apartado 4 bis al artículo
197, con el siguiente contenido: “4 bis. Será castigado con una pena de
prisión de tres meses a un año o multa de seis a doce meses el que, sin
autorización de la persona afectada, difunda, revele o ceda a terceros
imágenes o grabaciones audiovisuales de aquélla que hubiera obtenido
con su anuencia en un domicilio o en cualquier otro lugar fuera del alcance
de la mirada de terceros, cuando la divulgación menoscabe gravemente la
intimidad personal de esa persona.
La pena se impondrá en su mitad superior cuando los hechos hubieran
sido cometidos por el cónyuge o por persona que esté o haya estado unida
a él por análoga relación de afectividad, aun sin convivencia”.»
En relación a la pena a imponer, debemos resaltar en términos generales
que la penalidad a imponer en este tipo de delitos es baja, lo que revela,
44
Violencias de género 2.0
una vez más, que nuestro sistema penal tiende a dar más protección a
bienes jurídicos eminentemente materiales y no personales.
A título ilustrativo, el delito de robo con fuerza (artículo 240 C.P.) está
condenado con la pena de uno a tres años y el delito de robo con violencia
o intimidación (típico tirón de bolso) del artículo 242 C.P prevé penas
entre los dos y los cinco años.
Por tanto, en cuanto a la normativa existente, incluso el nuevo Proyecto
de Código Penal, sigue sin dar respuesta específica y desde una perpectiva
de género a otros tipos de violencia ejercida a través de las TICs, amén de
la divulgación de imágenes a la que hemos hecho referencia.
3.4. Respuesta Judicial
Debemos partir de que una de las garantías de nuestro sistema procesal
penal es la necesidad de aportar pruebas plenas de los hechos objeto de
denuncia, tarea que incumbe a la acusación pública (la ejercida por
Fiscalía) o particular (si la perjudicada se ha personado con asistencia
letrada).
En primer lugar, debemos tener en cuenta que la inmediatez, difusión
en masa y el anonimato que permiten las TICs dificultan de una manera
importante la obtención de pruebas; así, las pruebas iniciales que
podemos obtener son básicamente indiciarias, tales como pantallazos
de facebook, twits impresos, volcados de whatsapp, etc. Sin embargo,
los Juzgados atribuyen a dichas pruebas la condición de indiciarias,
no plenas, y por tanto no son concluyentes para emitir una sentencia
condenatoria.
Por otro lado, la perjudicada no puede obtener, por norma general,
las referidas pruebas plenas, sino que deberá poner en conocimiento de
las autoridades policiales, judiciales, la violencia que viene ejerciendo,
con el fin de que se inicien diligencias de investigación y se emitan
determinadas órdenes judiciales (a título ilustrativo, solicitar la prueba
pericial del Grupo de Delitos Tecnológicos de los Mossos d’Esquadra).
Que un juzgado acuerde determinadas diligencias de investigación
como la intervención de un sistema informático, geolocalización o bien
oficio al cuerpo específico de Mossos d’Esquadra supone poner en marcha
una serie de recursos humanos y materiales importante; por este motivo,
sólo suelen practicarse las referidas diligencias en casos de violencia
45
Capítulo 3. Respuesta judicial
machista de especial gravedad, dicho en términos estrictamente jurídicos,
concepto éste de «especial gravedad» que obviamente queda a criterio del
juzgado.
Además, las personas profesionales que trabajamos en el ámbito de la
violencia machista en general debemos tener formación multidisciplinar
y desde una perspectiva de género. Dicho extremo, que resulta tan obvio,
cobra especial relevancia en el ámbito judicial dado que, a mi entender,
son pocos los operadores jurídicos y los Jueces/zas de nuestro tribunales
los que tiene la referida formación específica y especializada en violencia
machista.
Mi experiencia diaria es que ante las violencias 2.0 los tribunales sólo
actúan ante casos de especial gravedad. Por ejemplo, si la perjudicada
recibe vejaciones leves a través de las redes sociales, difícilmente el
juzgado adoptará medidas de protección ni practicará diligencias de
investigación, máxime teniendo que el procedimiento de enjuiciamiento
de las vejaciones consiste en convocar directamente a un Juicio de Faltas,
en el que las partes deberán llevar las pruebas que estime pertinente, por
cuanto no se abre fase de investigación judicial alguna.
De manera previa a denunciar es imprescindible valorar la viabilidad
de la denuncia y la obtención de unas pruebas mínimas, a través de un
asesoramiento jurídico especializado. Dependiendo del tipo de violencia
sufrido y de cómo se interponga la denuncia, el procedimiento judicial
puede ser en un sentido u otro.
Como conclusión, cabe resaltar que nuestra realidad social va muy por
delante de nuestra legislación y que ante el incremento de la violencia
machista ejercida a través de las TICs resulta imprescindible la adopción
de medidas legales para su erradicación y la formación específica de los
operadores jurídicos encargados de aplicarlas.
46
Capítulo 4
Neomachismos en espacios virtuales
Trinidad Donoso-Vázquez
Nieves Prado Soto
4.1. Introducción
En su libro hacia una nueva política sexual, Rosa Cobo (2011)
expone que en las tres últimas décadas se ha producido una reacción
patriarcal insólita por su intensidad sistémica. Algunas de las causas
de esta reacción son la globalización capitalista y el resurgimiento del
feminismo radical que ha hecho avanzar considerablemente los derechos
de las mujeres. Lorente (2009) también establece que la corriente que
llama «postmachismo» comienza ya en los años ochenta del siglo pasado.
Otras autoras (Menendez, 2012) sitúan esta reacción contra la igualdad de
hombres y mujeres en la primera década del siglo XXI, y las causas siguen
apuntando a la crisis financiera como una de ellas y al contexto mundial
neoconservador. Está claro que las convulsiones sociales de la primera
década del siglo XXI entre las que cabe situar el atentado a las torres de
Nueva York fomentaron una rebelión simbólica para acabar con el sueño
feminista. Según Faludi (2009), posteriormente al atentado afirmó que
«cierta cantidad de medios anunciaron la muerte del feminismo» mientras
se ofrecía abundante espacio mediático a las opiniones antifeministas
más radicales (en Menendez, 2012:7). Otro factor relacionado con esta
reacción patriarcal podría ser la pérdida de sentido crítico alrededor de
los temas de género (European Women’s Lobby, 2010). Para este grupo
de activistas la situación en los medios de comunicación es preocupante
puesto que consideran que los temas de igualdad han empeorado.
Victoria Sau en su Diccionario Ideológico feminista (1990) define «el
machismo (constituido por) aquellos actos, físicos o verbales, por medio
de los cuales se manifiesta de forma vulgar y poco apropiada el sexismo
subyacente en la estructura social». El machismo es una rama del patriarcado,
quizás una de las más oscuras, pero al fin y al cabo de la ideología patriarcal
procede. En este sentido no tiene una realidad ontológica, sino que es una
construcción social, con una extensión universal y con un gran potencial
de flexibilidad y adaptación. Esa capacidad de adaptación y flexibilidad es
la que se manifiesta en tiempos de crisis, donde se recrudece su discurso,
«en la caza y en la guerra, la redención de la nación se realiza a través de
un viaje reservado a los varones» (Mattelart y Mattelart, 1981: 47).
¿A qué se llama neomachismo? ¿En que difiere del machismo como
tal? Básicamente porque tiene un discurso políticamente correcto hacia
49
Capítulo 4. Neomachismos en espacios virtuales
los principios de igualdad. La inferioridad natural de la mujer, discurso
esgrimido históricamente como una de las bases de la jerarquía de poder,
no se acepta en esta corriente como válida, al menos no como discurso
enunciado, pero se mantiene intacta la esencia patriarcal. Se admite que
hombres y mujeres son iguales, pero se ataca lo que puede poner en
peligro la posición tradicional de los varones. Se enuncia que la igualdad
se ha conseguido y que todas las demás reclamaciones de las mujeres
son beneficios extras. Existe además un exaltamiento de la esencia de la
feminidad, que vuelve a colocar a las mujeres en un espacio concreto y
determinado, un espacio desligado de los centros de decisión y poder;
ligada a roles estereotipados, esclava de la naturaleza. Estos son algunos
de las características de este nuevo machismo, en esencia el machismo
de siempre, pero con un discurso transformado para poder introducirse y
calar en el mundo actual y continuar ejerciendo una violencia simbólica
sobre los colectivos oprimidos.
Según
Menéndez
(2012)
algunas de las ideas más relevantes
esgrimidas por la corriente
neomachista en los medios de
comunicación son: 1) la propuesta
de la custodia compartida sin
acuerdo previo entre ambos
progenitores, defendida como la
más igualitaria y beneficiosa para
hijos e hijas; 2) la defensa del llamado Síndrome de Alienación Parental
(SAP) como prueba para arrebatar la custodia de hijos e hijas a las mujeres;
3) el cuestionamiento de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre,
de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, al
considerarla discriminatoria para los varones; 4) el énfasis en la existencia
de denuncias falsas de maltrato; 5) la (re)definición de la violencia de
género como conflictos de pareja en los que ambas partes son «culpables»
de la situación de violencia y donde las mujeres maltratan «según las
estadísticas» tanto como los hombres; 6) la afirmación de que los varones
son víctimas de las leyes a favor de la igualdad que les habrían dejado
sin hogar, esposa, hijos/as y dinero; 7) la discusión sobre cierto «nuevo
feminismo» en el caso de los mensajes menos lesivos (la «ideología del
género» estaría destruyendo las relaciones familiares por ejemplo) o la
definición de las expertas y activistas por la igualdad como «feminazis»
en los ejemplos más radicales. Pero no son las únicas ni se agotan en
50
Violencias de género 2.0
estos puntos. Está teniendo lugar un intento de apropiación del concepto
«feminismo» para desactivar su connotación subversiva y asociarlo a una
acrítica e insípida «igualdad» de derechos y oportunidades que no tiene
en consideración las relaciones de poder generizadas ni la organización
heteropatriarcal de las sociedades (Burgos y Solá, 2013).
El presente estudio se enmarca dentro del proyecto de investigación
sobre Violencias 2.0 que realiza el grup de recerca GrediDona, y que abarca
un espectro más amplio que el análisis de los discursos neomachistas, foco
de exploración de este estudio y comunicación.
Los objetivos que se plantean conseguir a través de este análisis son:
• Poner de manifiesto y desvelar los mensajes de los que hace uso la
corriente neomachista en la Red, examinando su significado.
• Estudiar el funcionamiento y las dinámicas de las redes neomachistas
en espacios virtuales.
• Adoptar y aprender estrategias de respuesta ante dicho tipo de
mensajes, desde una perspectiva feminista.
La investigación que se expone se encuentra en su fase inicial, por lo
que es susceptible de revisión continua y adaptación a las necesidades que
se van encontrando según se desarrolla la misma, sobre todo en aquello
que tiene que ver con la categorización de los discursos.
4.2. Proceso de investigación
El objeto de análisis surge, en una fase previa, después de haber
observado de forma continuada agresiones contra el feminismo y contra
las mujeres en diferentes espacios virtuales, utilizando los típicos códigos
del lenguaje neomachista.
Se da comienzo a la investigación a través de la navegación por diferentes
espacios virtuales, donde se encuentran discursos con contenidos y
mensajes neomachistas. Tomando como referencia inicial una página B1
(blog personal), se comienzan a analizar los espacios con los cuales esta
se interrelaciona (links). Estos links dan paso a páginas/perfiles, a las que
se les asignan los siguientes códigos:
51
Capítulo 4. Neomachismos en espacios virtuales
Código Leyenda B1 Blog personal B2 Blog colectivo W1 Web personal W2 Web colectiva F2 Foro (siempre colectivo) FB1 Facebook, perfil personal FB2 Facebook, perfil colectivo FG Facebook, grupo FP Facebook, Fan Page T1 Twitter, perfil personal T2 Twitter, perfil colectivo C Caídas (ya no existen o se han abandonado) Tabla 1. Códigos de espacios en Internet
4.2.1. Contenido y tono de los mensajes (discursos)
Resulta de suma importancia el uso de un lenguaje feminista en el
trabajo contra las violencias machistas, a través del análisis y la inclusión
de conceptos que nos permitan nombrar y categorizar las nuevas realidades
que nos encontramos.
De esta manera, se realiza la siguiente clasificación de los mensajes
analizados en el presente estudio:
• Negación de la violencia contra las mujeres: se obvia y se niega
el poder estructural del patriarcado y se defiende la idea de que la
violencia es neutra y no tiene género. Se encuentran reacciones a la
Ley de protección 1/2004, y se ponen de manifiesto «argumentos»
contra las mujeres, como por ejemplo las falsas denuncias por
violencia de género, el Síndrome de Alienación Parental o la
custodia compartida.
• Giro a la discriminación: se presenta al hombre como víctima
de opresión basada en el género, encadenado en un sistema que
favorece a las mujeres en todos los ámbitos.
• Distribución de recursos: se dibuja una imagen de las mujeres como
poseedoras y receptoras de mayor protección y mayores recursos,
sobre todo económicos.
• Manipulación de datos oficiales: falseamiento y adulteración de
datos autorizados, a través de estudios propios y meras opiniones.
• Inversión conceptual: pretensión de dar la vuelta a los significados
de los conceptos, en un intento de criminalizar la lucha contra las
violencias sobre las mujeres. Encontramos ejemplos como:
52
Violencias de género 2.0
◊ La discriminación positiva no es necesaria, y además discrimina
al hombre.
◊ La ideología de género como peligro constante de romper la
armonía del sistema.
◊ La certeza absoluta de que la igualdad real y formal de mujeres y
hombres se ha conseguido y ya no es necesaria ninguna lucha
feminista.
◊ Defensa de la figura del agresor, justificando acciones no
reconocidas por el neomachismo como violencia machista.
◊ Restar importancia o no reconocer la violencia que no sea física,
rebajando el nivel de conciencia de la misma.
◊ La creencia de que la conciencia de género va en contra de la
neutralidad a la hora de abordar las violencias machistas, sobre
todo en los ámbitos jurídico y judicial.
• Perversión del lenguaje y los conceptos: a través de un mal uso del
mismo, del juego entre conceptos y de planteamientos basados en
la mentira. Por ejemplo:
◊ Principio de igualdad ante la ley: se niega la igualdad de género
aduciendo que las leyes favorecen por completo a las mujeres.
◊ Presunción de inocencia: afirmando que los hombres siempre
son tratados como culpables antes cualquier situación.
◊ Matriarcado cruel: entendido como un sistema efectivamente
instaurado de dominación femenina a través de lo que
denominan «feminismo radical», que se contrapone a su propia
concepción de «feminismo real» que lucha por la igualdad,
sobre todo ante la ley.
• Protección de la infancia: donde se alude de forma continuada a los
daños causados a la infancia por parte de la madre, con la ayuda y
el beneplácito del sistema judicial en el caso de haber un proceso
de denuncia por violencia de género. Se presenta a la mujer como
madre culpable del alejamiento de los y las menores y sus padres.
• De la denuncia al ataque: respuestas de diferentes tipos basadas
en la percepción de posibles amenazas. Por ejemplo, la creación
y difusión de manuales para denunciados por falsos malos tratos.
53
Capítulo 4. Neomachismos en espacios virtuales
• Reventar la ideología y acción feminista: Se puede observar
claramente el intento de apropiación de parte del lenguaje feminista,
desde un uso erróneo y distorsionado, alterando su significado
con el fin de desvalorizar, menospreciar y difamar la lucha de las
mujeres en todos los ámbitos.
• Escudo de mujeres/ Esencia de la feminidad: Justificación de la
participación de mujeres «aliadas» en sus filas para potenciar y
acreditar sus discursos. Además, se alerta a las mujeres acerca del
«feminismo radical» como perjudicial para ellas, contraponiéndolo
como veíamos anteriormente, a lo que ellos denominan «feminismo
real», distinguiendo así entre su idea de feminismo malo y feminismo
bueno.
• Apología de la violencia: se encuadran aquí las manifestaciones de
violencia explícita, los ataques directos y las agresiones focalizadas
a través de la Red.
Después del análisis del contenido de los mensajes, cabe reseñar
además, que en la forma se han encontrado algunas especificaciones que
llaman la atención, como por ejemplo:
• La existencia de páginas web que a priori tratan sobre temas
generalistas a modo de tapadera, como por ejemplo el cine, pero
que en cada una de sus publicaciones ponen de manifiesto los
contenidos expuestos anteriormente.
• El modelo de pareja heteronormativa como patrón relacional.
Este punto puede parecer lógico si nos centramos en los mensajes
relacionados con la Ley de protección 1/2004, pero se mantiene
en el resto de discursos analizados, invisibilizando a cualquier
persona que no se ciña a los patrones patriarcales establecidos en
la sociedad machista.
• Utilización preponderante del lenguaje masculino aún en referencia
a grupos de mujeres, perpetuando el status del hombre. Se habla
continuamente, por ejemplo, de los feministas.
Cabe decir, además, que no es difícil encontrar mensajes que por su
contenido puedan incluirse en diferentes categorías.
54
Violencias de género 2.0
4.2.2. Indicadores de impacto
Además del estudio cualitativo de los discursos, se concretan una serie
de indicadores cuantitativos que permitan observar el dinamismo y la
participación en los espacios analizados. Se trabaja con:
• Nº de seguidores/as del sitio: se analiza dentro de lo posible si estos/
as son reales y por tanto multiplicadores de los mensajes lanzados
o hacktivistas críticos/as con los contenidos de los mismos, que
a priori frenarían su impacto. En algunos espacios concretos se
contabilizan también el número de visitas visibles.
• Rapidez de respuesta: en aquellas páginas o perfiles donde existe
una reciprocidad o están abiertas a la participación y al debate. Se
asigna una puntuación de 1 si la respuesta se publica dentro de
las 5 primeras horas después de la publicación del mensaje, y la
puntuación de 0 si la respuesta es posterior a esas 5 primeras horas.
• Actualización del sitio: se observa el tiempo que transcurre en
los diferentes espacios/perfiles en la publicación de mensajes. Se
temporaliza en día, semana, mes, trimestre y semestre.
• Nº de mensajes: se contabiliza el número de mensajes publicados
y el número de respuestas a los mismos.
Las conclusiones extraídas hasta el momento se centran en cómo estos
ataques resurgen y adoptan nuevas estrategias y formas de actuación
debido al miedo hacia los avances de las mujeres.
55
Capítulo 4. Neomachismos en espacios virtuales
Bibliografía
Burgos, A y Solá, M. (2013). Neomachismos: nuevos ataques, nuevas
respuesta. Periódico Diagonal 11/04/13. Disponible online en: https://
www.diagonalperiodico.net/libertades/neomachismos-nuevos-ataquesnuevas-respuestas.html.
Cobo, R. (2011). Hacia una nueva política sexual. La Catarata. Madrid.
De Castro, A. (2013). Violencia y machismo bajo el anonimato de las
redes sociales. Público /1/9/2013. Disponible online en: http://www.
hombresigualitarios.ahige.org/index.php?option=com_content&view
=article&id=1733:violencia-y-machismo-bajo-el-anonimato-de-lasredes-sociales&catid=59:prensa&Itemid=61.
Egaña Rojas, L. (2012). Globalización machista. Periódico Diagonal
05/09/12. Disponible online en: http://www.diagonalperiodico.net/
libertades/globalizacion-machista.html.
Lorente, M. (2009): «El Gobierno denuncia un movimiento que niega la
desigualdad de la mujer», en El Mundo, 25/12/09. Disponible online en:
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/12/25/espana/1261765714.html.
Mattelart, A. y Mattelart, M. (1981): Los medios de comunicación en
tiempos de crisis. México D.F.: Siglo XXI editores.
Menéndez Menéndez, I. (2012). El reto de la igualdad ante la opinión
pública o cómo la prensa construye el neomachismo. Actas IV Congreso
Internacional Latina de Comunicación Social. Universidad de La Laguna.
Disponible online en: http://www.revistalatinacs.org/12SLCS/2012_
actas.html.
Sau, V. (1990). Diccionario Ideológico Feminista. Icaria Editorial. Barcelona
1990.
VV.AA. (2010). Declaración sobre el proceso de revisión Beijing + 15 en
la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU
(CSW). Presentado en la 54 CSW en el decimoquinto aniversario de la
Conferencia Mundial de Beijing. 1 - 12 de marzo de 2010 (Nueva York).
56
Capítulo 5
Memes feministas:
estrategias ciberfeministas de derribo del
heteropatriarcado
Ana Burgos García
Elisa Mandillo Cabañó
Yendéh R. Martínez
5.1. Introducción
A lo largo de su historia, los feminismos han usado múltiples lugares de
enunciación y acción política: las calles, el espacio doméstico, los medios
de comunicación, los espacios de socialización y ocio, las escuelas,
los despachos, teatros, circos y asambleas. Con la llegada de Internet
y la eclosión de las redes sociales, las activistas feministas encuentran/
construyen un lugar clave, estratégico y paradigmático de reivindicación
y deconstrucción de jerarquías heteropatriarcales, clasistas o racistas. De
este modo, reinventan el modo de hacer, y el hacer mismo del feminismo
a través de Internet, haciendo de la creatividad y la reapropiación/
resignificación de los códigos impuestos su Sino.
El humor, campo privilegiado de la caricatura y de la parodia, es la
herramienta que utiliza este colectivo, formado por tres amigas, activistas
que navegan como pez en el agua por los submundos (y los mundotes) de
Internet para desobedecer el orden sexo-género hegemónico e inventar
nuevas formas, más justas y horizontales, de ser y relacionarse. Como figura
en el blog, http://memesfeministas.wordpress.com, «el cibermundo está
dominado por el humor sexista, y muchos de los famosos memes son una
prueba de ello. Nosotrxs lxs feministas también queremos reírnos mientras
dinamitamos el heteropatriarcado. ¡Memes feministas para todas!».
5.2. El machismo en Internet. ¿Qué es un Meme?
El espacio cibernético es, a todas luces, un espacio privilegiado para
el activismo feminista, muy a pesar de la hostilidad y la reproducción de
estereotipos y dinámicas sexistas presentes en el mismo y que nos ponen
sobre aviso de que cualquier espacio, aunque no sea material, se encuentra
sujeto a las normas de género, la estructura heteropatriarcal y puede, por
ello, convertirse en un lugar peligroso para las mujeres, eternas excluidas
del mundo de las tecnologías. Si la cultura es patriarcal, la cibercultura no
lo será menos.
En este sentido, Internet nos ofrece una amplia gama de potencialidades
que pueden tener que ver con la subversión de este orden heteronormativo
y la dinamitación de los binomios genéricos, así como para generar modelos
horizontales, democráticos, plurales y colaborativos. También se abre un
59
Capítulo 5. Memes feministas
campo a explotar en el campo de producción, difusión, comunicación,
divulgación y la organización feminista, por ejemplo, para la generación
de redes y las estrategias colectivas.
El mundo del internet, a nivel de usuarix, está plagado de redes sociales
convencionales y, por así llamarlas, «tradicionales» dentro de la ciberlógica tales como los blogs, las comunidades o los foros, en su gran y
enorme mayoría controlados por varones, y en los que todo contenido
—vídeos, imágenes, noticias, comentarios— son una pequeña o gran
muestra de la normatividad o el machismo más clásico y recalcitrante
exportado a las redes. Como en cualquier comunidad o red social, el
humor ocupa un lugar preeminente, y este topic, más que en vídeos virales
de niñxs chupando limones, gatos que se meten en lugares imposibles o
bromas japonesas, montajes de todo tipo, o incluso fakes, tiene un modelo
principal de expresión: el meme.
El meme es, probablemente, el fenómeno de Internet más destacado de
las últimas décadas. Se trata de un neologismo acuñado en la década de
los 70, procedente de las teorías de la comunicación y la difusión cultural,
en las que se trata de una unidad de conocimiento o comunicación básica
y de sencilla transmisión. Por su lado, en el lenguaje de las redes, un
meme es un símbolo, icono, logo, viñeta o vídeo con un sentido propio;
una imagen repetitiva, una grafía contundente, simple y semejante y, sobre
todo, viral. Los memes más populares y compartidos consisten, por tanto,
en una misma imagen o una serie de imágenes a modo de viñeta aparejada
a una frase con un sentido propio, o bien una leyenda acompañada de
una conclusión a modo de contradicción, ironía, sarcasmo o moraleja, y
siempre en clave de humor. Así, si googleamos «meme», obtenemos una
cantidad de 83.100.000 resultados.
Una marea imparable de memes, con unos patrones claros, basados en
el humor y siguiendo la lógica del copyleft sin ni siquiera tenerlo claro, y
sin autoría definida, comenzaron, hace no más de dos años a propagarse
por internet de manera tan veloz que el siguiente paso no pudo ser otro que
la democratización del proceso de creación abriendo un generador online
de memes, que se convirtió en nuestro arma principal como activistas.
Un meme es un concepto y una idea, un chiste en sí mismo, por lo que
es más fáciles de interpretar, como producto cultural que es, que de analizar
y explicar. Un aspecto central y que no puede pasar desapercibido a la
hora de analizar los memes y sus funciones en Internet, es el análisis de las
funciones del humor como producto cultural e instrumento de poder. Como
60
Violencias de género 2.0
en cualquier contexto humorístico, los memes marcan y señalan a un sujeto
reduciéndolo a una posición de asimetría o reproduciendo su condición
de subalternidad, de modo tal que los memes versan, sobretodo, sobre
personas que no cumplen los requisitos del sujeto hegemónico y de poder
varón-blanco-clase media/alta occidental-joven-normal-heterosexual-, a
saber: feas, tontas, freaks, gordas, negras, mendigas, enfermas, animales y,
por supuesto, mujeres. Por otro lado, no
extraña la masculinización del proceso de
crear, difundir, generar y sistematizar los
memes, hasta el punto de que subvertir,
voluntaria o involuntariamente el sentido,
el uso o la interpretación de un meme
puede generar eternos debates online y
es una de las bazas principales que los
trolls machistas suelen utilizar para cargar
contra los memes feministas.
5.3. Génesis y trayectoria de los Memes Feministas
En febrero de 2013, un hashtag de la red social twitter titulado
#LenguajeFemenino se convirtió en Trending Topic, el tema de moda
y el más repetido durante buena parte del día. Nos llamó la atención
una aseveración masculina que responde a un feroz estereotipo y
convencionalismo machista y que se repetía hasta la saciedad: «cuando
las mujeres dicen no, en realidad quieren decir sí». Toda una declaración
de intenciones para legitimar la infantilización, el capricho, la sujeción,
el acoso o la violación. En un cruce de tuits con uno de estos machirulos,
se sucedió un suceso bastante repetido desde que el patriarcado existe:
nos envió un meme en el que se empleaba ‘puta’ como insulto, a lo que,
instintivamente, respondimos creándole uno en el que se le acusaba de
machista. A partir de ahí, la meme-manía estuvo servida. Comenzamos
a crear memes, con un breve texto pedagógico en el que se mezclaba
la sorna y la teoría feminista, incluyendo una reflexión que complejiza,
aunque con lenguaje claro y conciso, la inevitable simplificación del
mensaje original. Sólo entonces, cuando comenzamos a difundirlos por
las redes, y recibimos con sorpresa los cientos de clicks de «compartidos»
en pocos minutos, comprendimos el inmenso poder de subversión de
los memes, sólo entonces llegamos a comprender que, quizás, lo que
hacíamos, podía ser considerado ciberfeminismo. Por todo ello y por
61
Capítulo 5. Memes feministas
aclamación popular, pronto creamos la página de Facebook, el Blog, que
aún sobrevive, y nuestra cuenta de Twitter.
En un primer momento, las memeras y nuestras colaboradoras
empleamos la estrategia de reproducir el modelo tradicional de los memes
empleando la misma lógica, y las mismas imágenes reconocibles en el
mundo virtual. Sin embargo, pronto comenzamos a crear nuestros propios
lemas e imaginario, a emplear otro modelo de imágenes significativas para
nosotras y convertirlas en memes, resignificando o generando nuestros
propios códigos y mensajes y en este sentido, las más reconocibles y
populares pueden ser los memes que ilustran a las mujeres armadas o los
gritos y consignas como »GRRR», «SCUM», «Auuu», «ZAS».
La página de Facebook »Memes Feministas» llegó en dos meses a los
más de 6.000 «Me gusta», aproximadamente. Al final, cuando la página
fue censurada y cerrada, después de un agónico proceso de denuncias
y habiendo resistido estoicamente al trolleo sistemático y organizado de
varios foros machistas, contaba concretamente, con 13.418 seguidorxs.
5.4. Ciberacoso, cibermachirulos, ciberataques. ¿Qué es un troll?
Resulta muy común que el anonimato intensifique la violencia verbal.
La rapidez con la que se actúa en las redes sociales supone también un
complemento facilitador a la hora de opinar o de exponer un pensamiento.
Una gran cantidad de personas que deciden crear un lugar en el ciberespacio
(web, perfil, blog, etc), sobre todo si su sitio tiene carácter político, reciben
mensajes ofensivos, amenazas e insultos, y a veces, incluso de forma cuasi
organizada. Como sabemos, el mundo virtual no es más que un reflejo de
las subjetividades y la sociedad del mundo que podemos llamar analógico.
En el lenguaje de las redes, un troll viene a ser un «pescador»: alguien que
con sus comentarios pretende dañar
a quien administra un lugar online
concreto y boicotear su contenido
o discurso. Su intención es que nos
dejemos arrastrar por la pasión triste
de la insana e improductiva pendencia
que no nos lleva más que al enfado y
la frustración. Como explica un artículo
de Patricia Reguero, el anonimato del
que se disfruta en Internet, la fácilmente
quebrantable, pero difuminada línea 62
Violencias de género 2.0
entre lo que es una amenaza y un «troleo» —como es llamada esta
actitud coloquialmente— permisible y la tolerancia hacia este tipo de
molestas actitudes en la red hacen que lidiar con estas personalidades
cibernéticas sea una actividad cotidiana para muchas administradoras de
sitios feministas. El machismo no es una característica imprescindible en
los trolls, pero sí una muy incrustada tanto en nuestra sociedad como en
nuestra mentalidad y por lo tanto, en el mundo virtual. Las feministas que
trabajamos en las redes nos hacemos las mismas preguntas que Reguero:
¿se atreverían los trolls a decir en público y en persona los mismos insultos
que nos propensan vía Internet? ¿Es por tanto el anonimato una condición
imprescindible para ellos? La impunidad que ofrece la imposibilidad
de saber quién nos dedica tal cantidad de improperios hace que estos
personajes no vean el límite a cuanta misoginia pueden producir mediante
tuits o publicaciones de texto y gráficas. El patriarcado es multiforme, al
igual que sus personificaciones; muta, como el capitalismo y se adapta a los
medios que sean necesarios. En nuestra experiencia como ciberfeministas
hemos podido recopilar esta taxonomía de machistas cibernéticos que
invaden los espacios feministas:
• El «Buenista»: Advierte que él habla «desde el respeto», y piensa
que de alguna manera, nos ayuda con su intervención. Cree que
nos aporta algo bueno y que nuestro activismo no es del todo
una lucha lícita porque nuestro lenguaje —por ejemplo— resulta
agresivo. Dicen ser de izquierdas o «de centro», progresistas y, por
supuesto «a favor de la igualdad». El feminismo del que habla es el
enraizado en el discurso capitalista, el techo de cristal; el capturado
por las instituciones y redefinido por las mismas. Invisibiliza y a
veces hasta niega las relaciones asimétricas de poder cuando dice:
«ni machismo ni feminismo: igualdad» o «todos somos iguales».
Al vilipendiarlo feminista, aunque reitere que se trata solo de
una cuestión semántica, neutraliza el carácter subversivo de
este término y utiliza el concepto institucional «igualdad», cuyo
extendido y repetitivo uso desactiva nuestras luchas, además de
que no incide necesariamente en la justicia social ni complejiza el
androcentrismo, conformándose con añadir mujeres a los puestos
de poder, ya sean políticos o empresariales.
• El Forocochero: Hay lugares en Internet que existen única y
exclusivamente para humillar y cosificar mujeres. Habitualmente son
estos trolls los que atacan cual rebaño y denuncian coordinadamente
63
Capítulo 5. Memes feministas
fotos y publicaciones cuya consecuencia es el cierre o eliminación,
por ejemplo, de páginas en Facebook o de fotos en Instagram.
Frases y apelativos como «a fregar», «no entiendo por qué os dejan
tener wifi en la cocina», «te hace falta una buena polla», «putas»
«amargadas», «feas», «gordas», «peludas», «asesinas» son sus
herramientas para desmontarnos. No es nada nuevo: recordamos que
todo eso ya se lo decían a las sufragistas hace dos siglos, y también
por medio de imágenes. Son perpetuadores de sofismas como «el
feminismo es como el machismo pero al revés», cuya intención es
demonizar nuestro movimiento y extender la ridícula falacia de que
el feminismo pretende instaurar un terrible matriarcado a través del
cual llevaremos a cabo nuestra vendetta.
• El Ilustrador/Iluminador:
Las
compañeras
anglosajonas
también tienen su neologismo
para
referirse
a
ellos:
mansplaining.
Ignora
las
capacidades y la inteligencia
de las mujeres en asuntos que
nos competen a nosotras. Son la
encarnización del paternalismo
y la condescendencia. Al menos
diferencia
«machismo»
de
«feminismo», pero insiste en que lo que «nosotras» hacemos no es
feminismo, es hembrismo, esa palabra que se han inventado para
criminalizar y deslegitimar el discurso y la acción feminista radical.
El troll Ilustrador cree ser el Arcángel de la lucha antipatriarcal, la
ignorada Casandra que pronostica al movimiento feminista «que
por ese camino no vamos bien», «que no conseguiremos nada».
Prefiere usar el aséptico término «igualdad», porque «feminismo»,
según él, no es inclusivo y resulta «sexista». Muchas veces manifiesta
su queja en torno a los espacios no mixtos feministas aludiendo a
que estos colectivos o reuniones «discriminan». No deja de resultar
un acto de cinismo que cuando estos lugares son mixtos nunca
aparezca.
• El Custodio: Resentido y separado o divorciado. Su bandera es la
derogación de la ley contra la violencia de género, pero solapa su
verdadera lucha con su empecinamiento en que le den la custodia
64
Violencias de género 2.0
compartida de sus hijas e hijos. Han popularizado el término
«feminazi», pero nosotras, en un acto de resignificación nos lo hemos
apropiado y hemos aprendido a neutralizar sus ataques, muchas
veces respaldados por figuras como la de Arturo Pérez Reverte.
Hablan sobre feminismo pero no lo nombran, sustituyéndolo por el
concepto «ideología de género» para así demostrar que diferencian
el feminismo benévolo y admisible del radical y separatista. Sus
ataques van dirigidos a las medidas legales en materia de igualdad,
a los avances conseguidos o hacia los que podrían conseguirse.
Arremeten contra el sistema legal, porque es la legalidad la que
mantiene el orden social a fortiori. Por ello son también detractores
de leyes favorables al aborto y al matrimonio entre personas del
mismo sexo. Personifican el machismo de siempre adecuado
a las condiciones sociales y políticas de ahora. La voz de estos
grupúsculos ha sido llevada al Parlamento por medio de partidos
como UPyD, más explícitamente, por el diputado Toni Cantó, que
recordamos, tuvo que pedir disculpas por extender bulos sobre datos
de violencia machista que le había proporcionado la asociación
Feder.Gen. Hay otras corporaciones como Custodia Compartida,
Projusticia, Ministerio de Equilibrio o Abuelos separados de sus
nietos que se erigen como los templos del antifeminismo legalista.
Tergiversan aspectos cuantitativos (por ejemplo, meten en sus
estadísticas el número de suicidios entre hombres durante procesos
de divorcio o separación) e instrumentalizan a las hijas e hijos para
elaborar pueriles discursos victimistas y demagogos basados en el
mito del Síndrome de Alienación Parental (SAP), término construido
por el psiquiatra Richard Gardner y que surge en el contexto de la
batalla por la custodia compartida (Escudero, Aguilar y De la Cruz,
2007, p. 285 [23])
• La «Mujer macho». En el Manifiesto de Scum, Valerie Solanas
habla de las mujeres que conscientemente o no, colaboran con el
heteropatriarcado. Las llama así: mujeres macho, aunque se refiere a
ellas más a menudo como Niñas de Papá: «agradables, pasivas, que lo
aceptan todo, “cultas”, corteses, dignas, controladas, dependientes,
asustadas, estúpidas, inseguras y que buscan aprobación; «(…)
demasiado cobardes para admitir que un hombre, y también Papá,
es algo espantoso (…)» (Solanas, 2011, p.66). Podemos quedarnos
con estos apuntes de Solanas o pensarlas como la personificación
del sujeto oprimido de la violencia simbólica teorizada por
65
Capítulo 5. Memes feministas
Bordieu: aquella que asimila la dominación masculina y que con
su sumisión y colaboración no volitivas se vuelve partícipe directa
en la construcción de su inferioridad social, cultural y política.
«Crea de algún modo la violencia simbólica que ella misma sufre»
(Bourdieu, 2000, p.49). La mujer macho o «Niña de Papá» actúa
como troll defensor de algún varón de su familia que ha sido
acusado —supuestamente «en falso»— por violencia de género.
Afirma que le damos vergüenza y muchas dicen que ellas sí son
feministas porque quieren la igualdad, sin embargo lo que nosotras
hacemos es «feminazismo». Algunas son portavoces de grupos
como «Otro feminismo es posible» y aunque nosotras sepamos
que las conductas patriarcales no tienen legitimidad por mucho
que las enuncie una mujer, el hecho de que este tipo de discurso
sea elaborado por sujetos femeninos aporta cierta credibilidad al
despliegue argumental neomachista.
5.5. Políticas de censura en Facebook y otras redes sociales
hegemónicas
Las políticas de privacidad de Facebook y otras redes hegemónicas,
la falta de transparencia informativa en los contratos de registro, el
tráfico de datos personales de lxs usuarixs, la censura o el control que
ejercen, en ocasiones, sobre nuestra propia intimidad, son elementos
que nos generan conflictos a la hora de usar estas multinacionales de las
comunicaciones. Existen propuestas y acciones hackfeministas que nos
interpelan apostando por un Internet no privativo, libre, colectivo y seguro
a través de instrumentos como servidores propios, plataformas activistas
como N-1 o rise-up y, por supuesto, software libre. También se están dando
debates sobre si hay que okupar o no estos macrolugares donde pasan
tantas cosas, sobre si «las herramientas del amo no desmontarán la casa
del amo», como dijo Audre Lorde (2007). Facebook, la red social más
hegemónica no es nuestro medio preferido, pero Memes está (estaba) ahí,
y era el lugar en el que se daban la mayoría de los debates e interacciones,
donde el alcance era mayor. Este «jardín amurallado» dio mucho que
hablar (y gritar): Un día encendemos el ordenador, entramos en Facebook
y la red social nos avisa de que para que podamos acceder a nuestras
cuentas tenemos que eliminar contenido que hemos publicado en nuestra
página Memes Feministas porque «infringe sus normas comunitarias». Ya
nos había sucedido en anteriores ocasiones y nunca pudimos saber quién
66
Violencias de género 2.0
o quienes denunciaban las publicaciones. No sabemos si lo que molesta
es la imagen, el texto que la acompaña o ambos. Lo que sí dedujimos es
que, esta vez, las denuncias fueron colectivas porque escasos días después
nos cerraron la página.
Otros espacios que denuncian y visibilizan la violencia heteropatriarcal
en Facebook como Feministas Ácidas, Bollo Sapiens o Feminismo
Tocapelotas también fueron objeto de censura y cierre. Como suele pasar
en las redacciones contractuales, quien hace la ley hace la trampa. Durante
la lectura de las normas comunitarias de Facebook, podemos ver que el
propósito de estas reglas es «nivelar los intereses y las necesidades de un
público mundial». Nos llama la atención el punto «Lenguaje que incita
al odio»: «Facebook no permite el lenguaje que incita al odio, aunque
diferencia entre el discurso serio y el humor». La seriedad, el discurso y el
humor hegemónicos, aunque no lo especifique. Tanto Memes Feministas
como los sitios cibernéticos de otras compañeras siempre han pretendido
hablar de asuntos tan serios como la violencia machista con comedido
sentido del humor. Dependiendo de qué tratamos podremos más o menos
parodiar (por ejemplo a partir de la autodefensa), o directamente denunciar
y visibilizar el hecho que sea. ¿Hombres con cargos públicos pueden
hacer publicaciones de falsas estadísticas acerca de los feminicidios en el
estado español y a nosotras se nos impide poner la imagen de una mujer
menstruando acompañada de la frase: «Mancho y no me doy asco»? En
esta entrada de la web de No quiero tu piropo, una captura de pantalla nos
enseña la notificación de que un dibujo sobre masturbación femenina ha
sido borrado y en otra nos muestran el enlace de un artículo de El País que
trata sobre feminismo de los 70 y que por lo que se ve, también «infringe
sus normas comunitarias». En su listado de leyes continúan diciendo que
no permiten ataques a nadie «por su raza, grupo étnico, nacionalidad,
religión, sexo, orientación sexual, discapacidad o enfermedad». Resulta
también llamativo que cuando nos disponemos a denunciar una página
o publicación y piden que expongamos los motivos, no se especifique
«violencia machista», «violencia sexista» o similar. Tampoco apuntan que
los motivos puedan ser raciales o étnicos. Así, si no aparece el concepto
para señalar el tipo de violencia que se ejerce contra uno o varios grupos
de personas por ser «lo otro», lo «diferente» no existe. Otra de las pautas
de la policía de Facebook que debemos aprender si queremos continuar
siendo usuarias de esta red social, es la que advierte acerca de «Desnudos
y pornografía»: «También marcamos límites a la exhibición de desnudos».
Facebook, aunque no lo concrete, se refiere a que las mujeres no pueden
67
Capítulo 5. Memes feministas
enseñar los pezones. Sobre todo cuando esos cuerpos de mujeres tienen
un fin subversivo. Eliminar fotos con nuestros pechos destapados cuando
nos hemos reapropiado del cuerpo es la reprimenda por escapar del yugo
del heteropatriarcado; por no servir al sistema con nuestras tetas. Una
idea es la desnudez (nakedness) y otra el desnudo (nudity). Estar desnuda
es estar sin ropa, no hay más. Cuando un cuerpo desnudo se torna «un
desnudo» es preciso que éste se vea como un objeto (Berger, 2012, pp.6162). Esta consideración reificada del cuerpo tiene que existir para los
censores machistasya que resulta el motor de su mirada hipersexualizante.
El estar desnudas de las mujeres tiene la consideración de pureza y
liviandad que sí posee un cuerpo masculino desnudo. Como sabemos,
no somos sujetos hegemónicos; no somos lo neutro, no somos la medida
de nada. Nuestro cuerpo sin ropa siempre se trata de una exhibición que
debe ser moralmente castigada. Recientemente ha tenido lugar en esta red
social una campaña contra la censura que ellxs imponen llamada «No
te preocupes, son pezones de hombre» ideada por el grupo artístico Girl
Power.
«Respetamos el derecho a compartir contenido personal, tanto si se
trata de fotografías de una escultura, como el David de Miguel Ángel, o de
fotos familiares de un bebé amamantando». El David sí, pero la fotografía
"L'Etude du Nu" de la artista francesa Lauren Albin Guillot expuesta en
el museo parisino Jeu de Paume, no. Ni el retrato que captó la cámara
del italiano Benya Acame a la modelo Malú Galeote en la que posa tras
someterse a una mastectomía. Respecto al apunte que hacen de los bebés
amamantando, ha sido tal la sucesión de prohibiciones de este tipo de
imágenes que la indignación colectiva ha desatado lo que llaman «efecto
Streisand». Y es que si tocan a una, nos tocan a todas: a más represión,
crecen las reivindicaciones propagándose como la pólvora y el censor no
solo no consigue su objetivo, sino que provoca la resolución contraria.
Esto fue lo que ocurrió hace escasas semanas cuando la bloguera española
Nohemí Hervada publicó una foto en la que aparecía un grupo de
madres dando el pecho a sus hijxs. Facebook la eliminó inmediatamente
y la reacción ante tal acto censor, antidemocrático y —digámoslo— de
ignorancia fue la #RevoluciónBlanca. La red Instagram, propiedad de
Facebook desde septiembre de 2012, también censura imágenes de
mujeres amamantando, como le ocurrió a Amy Woodruf hace pocos
meses. En este artículo citamos algunas de las damnificadas, pero hay
muchísimas más. Una noticia de La República recoge estas palabras al
respecto de Lola Banos, directora de comunicación de Facebook: «La red
68
Violencias de género 2.0
social no está en contra de la lactancia materna, ya que lo consideramos
algo precioso y natural. Sin embargo, las imágenes que muestran un pecho
al aire violan nuestra política de desnudo». En realidad, Facebook ni
siquiera tiene en cuenta las medidas al respecto de cada país en cuestión.
Toda aquella o aquel que sea usuarix de esta red social puede denunciar
cualquier fotografía porque le parezca «dañina» u «ofensiva». Teniendo
en cuenta que el mundo cibernético es igual de machista —o más, por
eso del anonimato y las distancias— que el mundo «real», denunciar
publicaciones y páginas de feministas y reportar supuestos problemas
que ocasionan sus páginas está a la orden del día. La homofobia, la
lesbofobia y la transfobia también tienen permiso para habitar Facebook.
Hace escasas semanas, la italiana Carlotta Trevisan encontró su perfil
desaparecido porque se negó a retirar una foto de dos mujeres besándose
porque violaba las reglas sobre «desnudos y pornografía». La doble moral
es descarada: se permiten fotografías e ilustraciones de cuerpos femeninos
erotizados, expuestos, vulnerabilizados y puestos al servicio de la cultura
de la violación, pero dos mujeres besándose perjudica, según ellos, a la
comunidad de Facebook.
Lejos de parecer antisex, lo que cuestionamos es el significado y uso
de estas imágenes. El problema no es un pezón, ni la sangre, ni el tono
militante de muchas de nosotras escribiendo. El problema es que el pezón
del cuerpo de una mujer se considera obsceno y pornográfico per se, que
la sangre es menstrual, es decir «propia de mujeres» y por ello hay que
esconderla y que los textos que tecleamos —serios o humorísticos— son
feministas. No es solo la ignorancia manifiesta al aplicar su política de igual
manera a un fotograma de una película porno que a una imagen de una
madre proporcionándole alimento a su bebé. No es que verdaderamente
escandalice un pezón; es que cualquier uso que nosotras hagamos de
nuestro cuerpo que rehúse la cosificación impuesta y normalizada por
el heteropatriarcado, cualquier intento de fuga de este sistema, debe ser
juzgado y condenado.
Son muchas las personas, asociaciones y colectivos que denuncian el
antifeminismo y el conservadurismo claramente misógino de Facebook.
Hildur Lilliendahl, una feminista islandesa decidió hacer capturas de
pantalla de comentarios misóginos y machistas que encontraba por la
red y hacer una página en Facebook llamada Men who hate women para
publicarlos. Al poco tiempo un troll creó una página llamada Men who hate
Hildur Lilliendahl y Facebook bloqueó la cuenta de la feminista durante 30
69
Capítulo 5. Memes feministas
días. Las denuncias a Facebook por su antifeminismo llegan desde todas
partes del mundo. En octubre del año pasado desactivaron la cuenta de
Dana Bakdouni, una activista egipcia perteneciente al movimiento The
Uprising of Women in the Arab World cuya «infracción» consistió en
mostrar una foto de sí misma sin hiyab y exponer por qué estaba a favor
de la no discriminación de las mujeres en su país. Las activistas de este
grupo, residentes en países como Yemen, Egipto, Túnez, Argelia, Líbano o
Palestina afirman que la clara intención de estas normas de uso es acallar
su revolución.
5.6. El desalojo y las otras okupaciones
El día 29 de diciembre de 2013, ¡zas! «Se ha cancelado la publicación
de tu página». Memes Feministas, después de eliminaciones múltiples de
imágenes y denuncias repetitivas de machirulos ya no estaba en Facebook.
Se recurrió esta cancelación el mismo día pero aún no hemos recibido
noticias. Después de 10 meses y medio de existencia, a Memes le queda
el blog, su perfil de twitter @MemesFeministas, y las ganas.
A un año justo de la creación de la página censurada, aún no sabemos
si la volveremos a crear. A parte de los debates internos en torno a la
pertinencia del uso de Facebook, la efectividad o los riegos, el trabajo
que implica hacerlos, crear los textos y, sobre todo, gestionar la página
(comentarios, discusiones, bloqueo de trolls) y la escasez de tiempo
para dedicarnos a ello, en este contexto de vidas locas y precarias, nos
lo ponen difícil. No renunciamos, por supuesto, a la consigna «Un
desalojo, otra okupación», pero también
defendemos a quemarropa la necesidad
de un activismo sostenible, de cuidarnos,
de mesurar las energías, de escucharnos y
de elegir bien los tiempos para emprender
procesos e implicarnos en ellos de forma
comprometida.
70
Así que en esas estamos, respirando,
riéndonos a carcajadas y dándonos
tiempo para retomar, si así lo deseamos, el
cachondeo feminista en la red.
Violencias de género 2.0
Bibliografía
Berger, J. (2012) Modos de ver. Barcelona: Gustavo Gili
Lorde, A. (2003) La hermana, la extranjera. Audre Lorde. Artículos y
Conferencias. Madrid: horas y HORAS la editorial
Solanas, V. (2011) Manifiesto SCUM. Barcelona: Her-Story
Bourdieu, P. (2000) La dominación masculina. Barcelona: Anagrama
71
Capítulo 6
Hacia una conciencia feminista
Anna Velasco Martínez
6.1. Introducción
El feminismo es uno de los movimientos sociales y políticos que más
ha contribuido en el avance de la justicia social en la historia reciente
(Kymlicka, 1995). Los diferentes feminismos han luchado a lo largo de la
historia para revolucionar el ámbito legal y normativo, la economía, el
marcado laboral, la educación y el espacio privado, entre muchos otros.
Sería puro cinismo negarle al feminismo su contribución para con la justicia
social. Y nuestra democracia no se entendería si no recurriéramos a las luchas feministas.
Es más, como define Amelia Valcárcel
(2008:75) «una democracia cuando funciona,
es feminista». Sin embargo, el feminismo
ha sido y continúa siendo un movimiento
invisibilizado, denostado y estigmatizado
(Cowan, Mestlin, & Masek, 1992; Williams &
Wittig, 1997; Zucker, 2004) que ha levantado
un sinfín de opiniones.
Analizando la actual arena acerca del movimiento feminista, se dice que
hoy vivimos en una era post-feminista. El post-feminismo1 es una estrategia
por la cual se desacreditan las luchas feministas, se desvinculan sus logros
del progreso social y, en definitiva, «se deshace el feminismo» (McRobbie,
2004:255) a la vez que se esparce la idea de que ya nos encontramos en
una época en la que todo el mundo dispone de los mismos derechos,
del mismo poder y de igualdad (Scharff, 2009). Este hecho provoca que
el feminismo se vea como un movimiento redundante y anclado en el
pasado innecesario para nuestra sociedad democrática. McRobbie (2004)
señala que en pocos años ha habido un cambio en la relación a la actitud
de la juventud con el feminismo. Mientras que en los años noventa el
feminismo se observaba a una distancia prudencial, era algo ajeno, un
tanto desconocido y la gente no osaba opinar abiertamente sobre él,
hoy en día la juventud muestra de forma explícita un rechazo hacia el
feminismo. Sin embargo, juega en ello un doble rasero; a pesar de que el
movimiento se rechaza de forma explícita, existe una clara defensa de la
igualdad de sexo por la juventud (McRobbie, 2004; Scharff, 2009). Esta
1. Para más información sobre esta estrategia de descrédito del feminismo, o blacklash,
cunsultese Faludi (1992) o McRobbie (2004).
75
Capítulo 6. Hacia una conciencia feminista
«paradoja» (Scharff, 2009:22) es la que se toma como referencia en los
conocidos discursos que contienen la frase «no soy feminista pero…». A
través de los cuales se afirma la creencia de que hombres y mujeres somos
iguales, pero a su vez, se aplasta el discurso feminista (como si la defensa y
protección de la igualdad de sexos y de géneros no estuviese directamente
relacionado con un planteamiento feminista).
6.2. Juventud y feminismo
Actualmente dentro del movimiento feminista preocupa la relación
postfeminista que la juventud parece mostrar hacia el feminismo. Hay
cierto quórum, tanto a nivel nacional como internacional, en que las
nuevas generaciones, se apartan del movimiento feminista. Esta distancia
que nuestros y nuestras jóvenes toman se debe a un imaginario social del
feminismo mucho más complejo de lo que se pensaba con anterioridad.
Según un estudio en profundidad acerca de los elementos que
configuran las actitudes hacia el feminismo, éstas se nutren de cinco
dimensiones:
Relación con los roles de género
Bajo el paraguas patriarcal se dibuja un patrón de comportamiento
marcado por un binarismo de género y de sexos. Estos decálogos
corresponden a cómo debe ser, cómo debe sentir, cómo debe comportarse,
qué expectativas debe tener, qué fantasías debe tener cada sexo desde
una mirada heteronormativista. Los estereotipos y roles de género
heteronormativos son los que vinculan de forma inseparable el supuesto
contínuum sexo/género/deseo (Chambers, 2007). Son innumerables la
cantidad de investigaciones que se han realizado midiendo el impacto
estos constructos en la juventud. Si nos centrásemos en uno de los más
recientes y que concuerda con los resultados de muchas investigaciones
anteriores, García-Pérez (2011) obtuvo que la juventud actual presenta un
grado insuficiente de conocimientos básicos sobre el género y, por lo tanto,
se ciñe a los estereotipos prestablecidos sin una mirada crítica al respecto.
Relación con las discriminaciones de género
La juventud de hoy vive, según lo denomina Amelia Valcárcel (2008)
bajo el «espejismo de la igualdad». En pleno s. XXI el Estado del Bienestar
y las conquistas legales y sociales de los años de democracia han ayudado
76
Violencias de género 2.0
a establecer la creencia, en estas nuevas generaciones, que la igualdad
está ya conseguida. Por lo tanto, en este contexto la juventud ha crecido
con la idea de que las discriminaciones de género ya no existen en su
entorno. Manifiestan firmemente que nunca las han sufrido y se creen
inmunes a sufrirlas en un futuro (Aronson, 2003; Scharff, 2009).
Relación con los objetivos feministas
A pesar de que «no existe un movimiento feminista con un conjunto
unitario de objetivos» (Whelehan, 1995:1) es necesario reconocer las
contribuciones del feminismo a lo largo de la historia, así como tener
conciencia de qué luchas ocupan hoy en día al movimiento. Para poder
valorar el movimiento feminista es necesario conocer su peso en el pasado,
el presente y el futuro. Si nuestra juventud ignora su influencia (Simón
Rodríguez, 2008), se hará difícil fomentar el reconocimiento y respeto
hacia el movimiento. Y, a su vez, si no es consciente de su agenda y
reivindicaciones actuales difícilmente desarrollará unas actitudes positivas
hacia éste o se unirá a él.
Relación con la acción colectiva
Es conocida la fuerte desconexión que la juventud actual tiene con la acción
colectiva (en general, no sólo la feminista). El ideario neoliberal ha calado
profundamente en nuestras nuevas generaciones y el individualismo impera
hoy en día. Los éxitos se atribuyen a la responsabilidad individual y si se vive
bajo la creencia de un panorama igualitario (como veíamos anteriormente
al confirmar que la juventud no se detectaba las discriminaciones de
género) basado en la meritocracia; por lo tanto, si se fracasa es porque
uno/a no se ha esforzado lo suficiente (Scharff, 2009). Esta focalización en
la responsabilidad individual refuerza la idea de que la acción colectiva ya
no tiene prácticamente utilidad en nuestro contexto. Y las discriminaciones
de género, por su carácter estructural y profundo difícilmente se superarán
con el esfuerzo individual. Por lo tanto, esta desconexión de la juventud con
la acción colectiva fomentará el no desarrollar actitudes positivas hacia un
movimiento colectivo como el feminismo (Nelson et al., 2008).
Relación con la evaluación del feminismo
Son muchos los factores que determinan la evaluación que la juventud
hace del feminismo. Desde la influencia de los medios de comunicación
77
Capítulo 6. Hacia una conciencia feminista
(McRobbie, 2004), el desconocimiento del término y su significado, la
asociación del feminismo con el estereotipo de ser personas agresivas y
amargadas, o la creencia de que el feminismo es un movimiento exclusivo
de mujeres, o hasta de mujeres lesbianas (Anderson, Kanner, & Elsayegh,
2009; Kamen, 1991; Robnett, Anderson, & Hunter, 2012; Roy, Weibust,
& Miller, 2007; Twenge & Zucker, 1999). Si la juventud no ha recibido
información sobre qué es el feminismo y los medios de comunicación
ofrecen una imagen negativa y estereotipada del movimiento es difícil que
la juventud juzgue de forma positiva al movimiento.
Estas cinco dimensiones configuran el imaginario que la juventud
tiene hacia el feminismo. Éste sería el de jóvenes con poca capacidad
para detectar roles heteronormativos y discriminaciones de género, sin
conocimiento de la lucha y agenda feminista, sin interés por la acción
colectiva y con una visión estigmatizada del movimiento. Dado este breve
retrato de los rasgos que determinarían la imagen de la juventud hacia el
feminismo, es de entender que muestren poca cercanía o estima hacia el
movimiento feminista.
A pesar que siempre hay sectores que se manifiestan abiertamente como
antifeministas, la mayoría de personas tiene un discurso neutro y distante
hacia el feminismo, que se traduciría en la afirmación antes mencionada
de «no soy feminista pero…» normalmente seguido por «estoy a favor de
la igualdad», «creo que las mujeres podemos llegar a conseguir lo que
queramos», etc. (Webber, 2006; Williams & Wittig, 1997; Zucker, 2004).
Pero, ¿por qué se da este alejamiento hacia el movimiento feminista?
Ya situada la relación de la juventud con las actitudes hacia el feminismo,
otro constructo estrechamente vinculado con el feminismo es la identidad
feminista ¿qué vínculo que establece entre la identidad feminista y la
juventud?
La identidad feminista es más compleja de lo que a simple vista parecería.
Hablando de la juventud y basándonos en los estudios al respecto, la
identidad feminista va más allá de ser «feminista» (identificarse como tal)
o «antifeminista» (rechazar la etiqueta). Según las investigaciones acerca
de la identidad feminista de la juventud, aproximadamente el 70% de las
diferentes muestras participantes se situarían en una tercera categoría; las
personas «nonlabelers» (Zucker, 2004). Este colectivo mayoritario sería el
que nos respondería con la frase de «no soy feminista, pero…». A su vez,
dentro de este gran bloque de personas existirían dos nuevos grupos: las
personas «casi-feministas» y las personas «neoliberales». Éstas últimas son
78
Violencias de género 2.0
personas que difícilmente llegarán a ser feministas, puesto que no creen
en las desigualdades de género, o bien las ven como algo muy lejano y
ajeno. Son personas con un discurso neoliberal muy integrado así que
verdaderamente creerán que con esfuerzo individual podrán superar
cualquier dificultad que encuentren, si se llega a dar el caso. Por otro lado,
las personas «casi-feministas» son conscientes de las discriminaciones
de género existentes en el panorama actual, pero algún motivo les frena
identificarse como feministas (como podrían ser los ejemplos que hemos
visto en relación a las actitudes feministas: no conocer a fondo de qué trata
el movimiento; no participar en ningún colectivo feminista; no disponer de
un entorno que facilite esta identificación; etc.).
6.3. ¿Hacia una conciencia feminista?
Y aquí es donde aterrizamos en nuestro ámbito, la pedagogía. Desde
que se implantó el Espacio Europeo de Educación Superior y los planes de
estudios fueron reformulados en la Facultad de Pedagogía de la Universitat
de Barcelona se ha llevado a cabo una asignatura optativa sobre cuestiones
de género. Aquí es dónde, año tras año, hemos podido observar un patrón
de desarrollo de la perspectiva de género que se vincula estrechamente
con el paso de personas «nonlabelers» (tanto «casi-feministas» como «neoliberales») a personas con una identidad más cercana hacia el feminismo y
con actitudes más positivas hacia este.
El hecho de estar contextualizadas en una carrera de Ciencias Sociales
y configurar una asignatura optativa ya es un factor que puede determinar
(como diría Renzetti, 1987) que las personas participantes sean más
cercanas a las cuestiones feministas y de género (es una asignatura optativa,
por lo tanto quien se matricula a esta asignatura es porque tiene interés en
ella). Sin embargo, al inicio de curso observamos cómo la gran mayoría
de alumnado desconoce las temáticas de género y más aun al movimiento
feminista. No obstante, que a través del semestre en el que se configura la
asignatura hemos observado un proceso a través del cual se desarrolla la
perspectiva de género:
79
80
El primer nivel se sitúa en un desarrollo a un nivel
cognitivo. Conocer los conceptos básicos, dar nombre
a situaciones de discriminación. Este saber identificar
es el primer paso.
Cuestionamiento personal sobre la internalización
y perpetuación de estereotipos de género (Giraldo
y Colyar, 2012). Detección en uno/a mismo/a de
ideas, prejuicios y comportamientos que reproducen
estereotipos y roles heteronormativos de género.
Se caracteriza por la toma de decisiones para modificar
los aspectos detectados en el anterior nivel. La
complejidad de este paso es mayor puesto que no sólo
se precisa de conocimiento y de mirada crítica, sino
de estrategias de actuación, el dotarse de herramientas
para modificar la propia vida. Este nivel también pide
de un compromiso para con transformación de la
realidad y la toma de conciencia de estar actuando en
pro de un bien común.
Finalmente, este último paso observado en el alumnado
se caracteriza por haber transformado las propias vidas
aplicando la perspectiva de género, pero aun más,
sintiendo la necesidad de transferir esta perspectiva
a otros contextos: familiares, amistades, lugar de
estudios, de trabajo, etc. Es la toma de conciencia
de que se puede actuar en forma de cascada, de que
la justicia social y la perspectiva de género se deben
fomentar día a día y de forma colectiva.
Adquisición de
una conciencia de
género
Adquisición de
una conciencia
crítica en género
Elaboración de
propuestas de
cambio en la
propia vida
Comprensión del
carácter diásporo
de la perspectiva
de género
Evaluación del feminismo
Acción colectiva
Objetivos feministas
Roles de género
Discriminaciones de género
Trabajo de:
Evaluación del feminismo
Objetivos feministas
Roles de género
Discriminaciones de género
Trabajo de:
Objetivos feministas
Discriminaciones de género
Roles de género
Trabajo de:
Discriminaciones de género
Roles de género
Trabajo de:
Contenidos trabajados
Tabla 2. Fases y contenidos del proceso de adquisición de una perspectiva de género
Explicación
Fases del proceso
Alta probabilidad de
desarrollar una identidad
feminista
Actitudes positivas hacia el
feminismo
Aumentan las
probabilidades de
desarrollar una identidad
feminista
Actitudes positivas hacia el
feminismo
Inicio del desarrollo de
unas actitudes positivas
hacia el feminismo
Actitudes ambivalentes
hacia el feminismo
Desarrollo de actitudes e
identidad feminista
Capítulo 6. Hacia una conciencia feminista
Violencias de género 2.0
El alumnado inicia la asignatura con un vago conocimiento de las
temáticas de género, y no sólo la termina con cierto dominio de ellas,
sino que la gran mayoría termina desarrollando unas actitudes positivas
hacia el movimiento, así como algunas personas terminan identificándose
con el mismo y, en menor medida, hay casos de personas que se unen a
algún colectivo feminista. Estos últimos son casos excepcionales, pero lo
que sí nos atrevemos a aventurar es que la mayoría del alumnado termina
la asignatura siendo «casi-feminista» (como hemos podido recoger en sus
evidencias de evaluación y en sus encuestas finales). Los dos fragmentos
siguientes corresponden a algunos ejemplos de sus testimonios.
«Realmente me doy cuenta que me ha cambiado la manera de ver el
mundo y me está repercutiendo muy positivamente en mi día a día» (M18)
«Finalmente puedo concluir que esta asignatura no termina aquí, porque
todo lo aprendido en ella continuará viviendo en mi durante el resto de mi
vida. Cuando aprovechas lo que te enseñan y lo transformas en tuyo, es
cuando la educación toma sentido» (T6)
6.4. Conclusiones
Como hemos demostrado a lo largo de estas páginas el feminismo
sigue siendo a día de hoy un movimiento social poco respaldado por la
juventud. Esta afirmación se justificado en un inicio por el imaginario
negativo que la juventud tiene acerca del feminismo que se sustenta en
la falta de conciencia crítica de los roles de género, el espejismo de la
igualdad, ignorar las luchas y conquistas del movimiento, la falta de apoyo
de la lucha colectiva y las evaluaciones estigmatizadas que recibe el
movimiento. El hecho de tener unas actitudes negativas sobre el movimiento
repercute en un alejamiento de la juventud hacia el movimiento, que a su
vez se traduce en una falta de identificación con el mismo. Dentro de las
categorías de identificación, según los antecedentes, una extensa mayoría
de la juventud se situaría en la categoría de «nonlabeler». He aquí donde
podemos propiciar un cambio. La mayor parte del colectivo «nonlabeler»
lo es por desconocimiento del movimiento y, lo más probable es que con
un poco de información acaben desarrollando unas actitudes positivas
hacia el mismo y creen una identidad más próxima a éste. Se hace patente
la necesidad, respaldada por el margo legal (LO 1/2004, 28 de diciembre,
de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género; LO
81
Capítulo 6. Hacia una conciencia feminista
3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres),
de la formación con y en la perspectiva de género para desarrollar en el
alumnado un conocimiento y el acercamiento al ideario del movimiento
feminista y, por otro lado, dotar de herramientas en perspectiva de género
para que puedan integrar la conciencia feminista en las propias vidas
y desarrollar un compromiso activo con la justicia social. «Numerosos
estudios han destacado la gran influencia positiva que prestan los cursos
de estudios de género para sensibilizar a la juventud y posibilitar que
presenten una visión más crítica y una actitud transformadora hacia la
sociedad» (Donoso-Vázquez & Velasco-Martínez, 2013:77).
82
Tabla 3: Tipologías de actitudes e identidades feministas y proceso de adquisición de la conciencia feminista
Violencias de género 2.0
83
Capítulo 6. Hacia una conciencia feminista
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