La Historia de Gosnell y Sus Lecciones

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La Historia de Gosnell y Sus Lecciones
LA HISTORIA GOSNELL Y SUS LECCIONES
Columna semanal del arzobispo Charles J. Chaput, OFM Cap.
26 de abril del 2013
Algunas historias, por muy inquietantes que sean, no pueden pasarse por alto -aún cuando
algunas personas están decididas a mirar hacia otro lado.
El juicio por asesinato del abortista de Filadelfia Kermit Gosnell pronto pasará al jurado. Y al
igual que cualquier otra persona acusada penalmente conforme a la ley, Gosnell es inocente hasta
que se le compruebe ser culpable. Sea cual sea el veredicto, sin embargo, no hay ambigüedad
sobre el tipo de negocio que funcionó en el “Women Medical Center” (Centro Médico de la
Mujer) en el oeste de Filadelfia -una clínica de aborto que los críticos han comparado a una
planta empacadora de carne o una carnicería, con niños naciendo en inodoros, y frascos con
partes de cuerpos de fetos almacenados alrededor de la instalación.
El doctor Gosnell fue acusado originalmente de un cargo de infanticidio y cinco cargos de
«abuso de cadáver» por matar a los bebés nacidos vivos enterrando tijeras en sus cuellos. Sin
explicación, el juez del caso aceptó una moción para absolver a Gosnell de estos cargos a
principios de esta semana. Gosnell todavía se enfrenta a cuatro cargos de primer grado y un
cargo de asesinato en tercer grado. Ocho de sus compañeros de trabajo ya se han declarado
culpables en el caso, incluyendo tres de asesinato en tercer grado
O al menos eso dijo el New York Times en un informe fechado el 23 de abril. La fecha es
importante. El juicio de Gosnell comenzó el 18 de marzo, hace más de un mes. La cobertura del
Times, aunque modesta, es significativa. ¿Por qué? La respuesta es simple. El periódico The
Inquirer –periódico local de Filadelfia- ha hecho un buen trabajo siguiendo el juicio. Pero la
mayoría de los medios nacionales de comunicación de más prestigio al parecer están
extraordinariamente deseosos de ignorar la historia hasta que por vergüenza se vean obligados a
cubrirla.
Gosnell es mucho más que una historia «local». El continuo debate sobre la legalización del
aborto es un tema nacional candente que llevó a medio millón de manifestantes provida a
Washington en enero. La batalla sobre las restricciones al aborto continúa en todos los estados.
Cuarenta años después de la decisión Roe v Wade de la Corte Suprema, la resistencia al aborto
permisivo sigue siendo alta. Y los detalles vívidos de la tragedia clínica de Gosnell tienen el tipo
de atracción escandalosa que pocos medios nacionales de comunicación normalmente evitarían si el tema fuera cualquier otra cosa. Pero el aborto es muy a menudo, y en demasiadas salas de
redacción, exactamente la clase de tema que provoca un caso repentino de ceguera de las nieves.
La verdadera historia en el juicio de Gosnell va más allá de las alarmantes denuncias contra
Gosnell, ella incluye el fracaso –el desinterés alérgico– de algunos de nuestros más importantes
medios nacionales de comunicación. Un titular en la revista The Atlantic, el 12 de abril, afirma lo
obvio: «Por qué el juicio del Dr. Kermit Gosnell debe ser una historia de primera plana: Los
bebés muertos. Las mujeres explotadas. El racismo. Los numerosos fracasos gubernamentales.
Es algo absolutamente de valor periodístico».
La historia de The Atlantic por Conor Friedersdorf es digna de lectura:
http://www.theatlantic.com/national/archive/2013/04/why-dr-kermit-gosnells-trial-should-be-afront-page-story/274944/
Pero no se detenga allí. Lea esto por Kirsten Powers, columnista de The Daily Beast, en USA
Today:
http://www.usatoday.com/story/opinion/2013/04/10/philadelphia-abortion-clinic-horrorcolumn/2072577/
Y vea estos análisis excelentes por los periodistas Terry Mattingly, Mollie Hemingway y George
Conger:
http://www.patheos.com/blogs/getreligion/?s=gosnell
La ironía es que gran parte del letargo de los medios de comunicación en la cobertura del caso de
Gosnell realmente no sorprende. Es parte de la estructura de una cultura que simplemente no ve
lo que no quiere ver acerca de la realidad del aborto. Y conduce a la clase de inverosímil
afirmación hecha recientemente por un comentarista local que «ningún sentimiento de culpa se
garantiza» por los medios de comunicación porque «no hay ninguna conexión causal entre la
cobertura del caso [Gosnell] y la parcialidad». Es difícil imaginar una excusa más insostenible.
La brutalidad en el aborto es íntima, personal y permanente. Viola a las mujeres y mata una vida
humana en desarrollo cada vez –ya sea en un lugar estilo fábrica de carne como “Women's
Medical Center” o en una clínica suburbana calmante. Lo que hace la historia Gosnell única es
que debería angustiar a cualquiera con sus detalles, ya provida o proaborto, independientemente
de su religión o política.
Pero por supuesto, la gente necesita saber acerca de algo perverso antes de que pueda hacer algo
al respecto.

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