la santería: un desafío para nuestra fe

Transcripción

la santería: un desafío para nuestra fe
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Nº120
Año XII
EDICIÓN
MARZO 2008
Cambiar al mundo
Este mundo está lleno
de reformadores que
no han empezado
siquiera a
reformarse a
si mismos. Pág. 3
FAMILIA>> Los nuevos niños de la calle Pág. 4 / RELIGIÓN>> Compendio Catecismo de la Iglesia Católica “Creo en la Comunión de los Santos” Pág.7
LA SANTERÍA:
UN DESAFÍO PARA NUESTRA FE
Cada día es más frecuente
en nuestro país la práctica de la
santería. Ante esta situación
consideramos oportuno hacer
varias citas del libro recién
editado del padre Rafael Troconis:
La Santería, Un desafío para
nuestra fe, con la finalidad de
informar brevemente sobre estas
creencias y recomendar la lectura
completa de esta obra (1).
En este libro el padre Rafael Troconis
pretende dar a conocer las creencias y prácticas fundamentales de la santería y las analiza
desde el punto de vista de la fe católica. Ello permite descubrir la absoluta incompatibilidad entre las
creencias católicas y la santería. Este aporte es fundamental en estos momentos en los cuales muchos católicos se
confunden y piensan que es posible ser católico y santero a la vez.
A continuación publicamos la Introducción del libro y el Anexo 1.
Introducción
Una noche, al salir de la Iglesia parroquial, observé que una persona, toda vestida
de blanco, ingresaba al templo. La detuve y le pregunté qué hacía allí, y me contestó
que venía a participar en la charla pre-bautismal. Agregó que era el padrino de una
criatura que habría de ser bautizada el sábado siguiente. Obviamente esta persona
practicaba la santería, por lo cual me sentí en la obligación de explicarle que no podía
ser padrino de un niño que iba a ser bautizado en la religión católica. El padrino asume
la misión de ayudar a los padres en la educación cristiana del bautizado; por tanto, mal
podía ser padrino habiendo cambiado su religión. El hombre se molestó y me dijo que
él era católico, que había sido bautizado, había hecho la primera comunión y había
sido confirmado tiempo atrás. Una vez más intenté hacerle entender que, al haberse
iniciado en la santería, había abandonado a Jesucristo, y que esa religión era incompatible con la nuestra. No hubo acuerdo, por lo cual juzgué que debía hablar con los padres
del niño. Les pedí que buscaran a otro padrino, cosa que aceptaron. El problema fue
resuelto satisfactoriamente.
En otras ocasiones me he visto envuelto en situaciones de esta índole. Por supuesto
todas han sido más o menos desagradables, ya que las personas que practican esta
religión aducen que son católicos, y piensan que se actúa injustamente, cuando no se
les permite a ellos o a sus
hijos el acceso a los sacramentos. Seguramente
alguno de ustedes habrá
pasado por experiencias
más o menos similares.
La santería se está
extendiendo rápidamente.
Se está haciendo cada vez
más popular. Tienen éxito
en todos los estratos de
la población. … Muchas
personas acuden a la
santería para buscar progreso
económico, éxito en los estudios o
en el deporte, salud, amor, para
protegerse de diversos peligros y
hasta para protegerse de la policía y de los malandros (según
el interesado sea malandro o policía).
La santería es una religión que mezcla elementos cristianos con creencias y ritos de
la religión que practicaban las tribus yorubas que fueron traídas a América desde el
África ecuatorial por comerciantes de esclavos en el siglo XVIII: bastantes autores opinan
que se trata de sincretismo religioso, y lo es, ya que esta creencia combina elementos
de la religión católica con otros de la religión yoruba. Sin embargo, hay que dejar claro
que la mezcla es muy desigual, ya que en la santería prevalecen las creencias y ritos de
los yorubas, hasta el punto de poder decir que los elementos cristianos son, en realidad,
un simple ropaje, carente de valor, que cubre lo que realmente subyace: una religión
típicamente animista que profesa la existencia de una serie de espíritus, llamados
orishas, que personifican las fuerzas ocultas de la naturaleza, a los cuales se acude con
el fin de alcanzar protección contra los enemigos, obtener beneficios diversos (amor,
poder, dinero, salud, etc.) y atacar a aquellos que agredan a quienes se suman a esas
creencias. La santería incluye la práctica de una serie de ritos mágicos mediante los
cuales se pretende alcanzar los objetivos antes mencionados. Todo esto contradice el
núcleo de nuestra fe, ya que nosotros creemos que “ …hay un solo Dios, y también un
solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también , que se entregó
a sí mismo como rescate por todos” (1 Tim 2,5-6). El error fundamental de la santería
consiste en la afirmación de que la vida de los hombres está gobernada por una serie de
espíritus, llamados orishas o santos (aquí hay una clara muestra del sincretismo
2
MARZO DE
CONSEJO EDITORIAL:
Luis Felipe Capriles
Ma. Denisse Fanianos de Capriles
Alfredo Gorrochotegui Martell
Luisana Graterón de Bethencourt
Gabriel Gutiérrez Vera
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religioso al cual hacíamos mención) a los cuales hay que
venerar y acudir. La mediación salvadora de Cristo desaparece
por completo.
ANEXO 1: LA SANTERÍA EN PREGUNTAS Y RESPUESTAS
1)¿Qué es la santería?
Es una religión de origen africano, traída en tiempos de la
Colonia, la cual se caracteriza por el culto o adoración a espíritus
llamados orichas, que se han identificado con imágenes de
santos católicos. De allí el nombre de santería.
2)Es decir, que ellos creen en nuestros santos, ¿No?
Eso es lo que parece a primera vista. Pero no es así. Los
espíritus venerados por los yorubas (pueblo africano proveniente
de Nigeria y traído a América en condición de esclavitud) fueron
identificados con las imágenes de los santos de la religión
católica. De allí el hecho de que haya gente que piense que ellos
veneran a los santos igual que nosotros y que no hay inconveniente en ser católico y santero.
3)¿Me puede dar ejemplos?
Sí. Ellos identifican la imagen de Santa Bárbara, mártir
cristiana del siglo IV después de Cristo, con Changó, espíritu del
fuego, del trueno y del relámpago entre los yorubas. La imagen
del Santo Niño Jesús de Atocha representa otro oricha llamado
Elegguá, un espíritu protector que abre y cierra todas las puertas.
La imagen de San Lázaro representa a Babalú Ayé, espíritu que
siempre según los santeros, cuida a los enfermos. La imagen de
San José representa a un espíritu llamado por los yorubas
Aganyú. La Virgen del Carmen representa a Dada; la Virgen de la
Merced a Obtalá; Nuestra Señora de Regla a Yemayá. Y así
podríamos poner muchos ejemplos.
4)¿Entonces la santería no tiene nada que ver con
nuestra religión?
No. Las similitudes son solamente externas. Nosotros
creemos que los santos (los nuestros, los verdaderos) fueron
personas de carne y hueso como nosotros, que se esforzaron por
imitar a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y así llegaron al
cielo. Ellos son un modelo de vida cristiana e interceden ante el
Señor para que nos ayude, pero nada más. Los orichas de la
santería nada tienen que ver con nuestros santos. Por eso es
mejor no llamarlos santos sino orichas. Así no hay confusión.
5)¿Es verdad que en la santería se practica la magia o
brujería?
Sí, es cierto. La magia o brujería se define como todo rito
practicado para obtener favores o protección de fuerzas ocultas
y hasta para causar daños a personas. Un buen cristiano no
acude nunca a fuerzas ocultas porque lo espera todo de Dios. La
actitud cristiana justa ante el futuro y ante lo que se desconoce
consiste en entregarse con confianza en las manos de la
Providencia divina y en abandonar toda curiosidad malsana al
respecto. No debemos olvidar que Dios es como un Padre bueno
que cuida de nosotros (Cf. Mt 6, 25-34).
6)¿Me puede poner un ejemplo de cómo en la santería se
practica la brujería?
Sí. En la santería se practican sacrificios de animales (sobre
todo de gallinas y chivos), adivinación con caracoles mediante la
tabla de Ifá, uso de collares y pulseras denominados ildés (lo cual
es pecado de superstición), maleficios y otros ritos mágicos para
obtener salud, dinero, amor, etc. Por cierto, lamentablemente hay
personas que usan los ildés para protegerse (especialmente uno
de cuentas amarillas y verdes llamado “mano de Orunla”). Es un
gran error. Esos collares y pulseras representan a los espíritus de
la religión según los colores que tengan. Usarlos equivale a
ponerse bajo la protección de alguno de los orichas y renunciar
a Jesucristo.
7)¿Y estas cosas están prohibidas por Dios?
Desde luego que sí. La Biblia dice lo siguiente: “Cuando
entres en la tierra que te da el Señor tu Dios, no imites las
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costumbres abominables de esas naciones. Nadie entre los
tuyos practicará la adivinación, la brujería o la hechicería;
hará conjuros, practicará el espiritismo o consultará los muertos.
Cualquiera que practique estas costumbres se hará abominable
al Señor” (Dt 18, 10-12). En la santería se practican estas
cosas, especialmente la adivinación y la magia o brujería.
8)¿Es verdad que los santeros se consagran a los orichas
o santos?
Sí, lo hacen. En una ceremonia especial y después de un
tiempo de preparación invocan a estos espíritus para que uno
de ellos baje sobre la persona y tome posesión de ella. Es lo
que se denomina “hacerse el santo”. A partir de ese momento
la persona se considera hija de Changó, Elegguá, Ocún, Yemayá,
Obtalá o cualquiera de los orichas que hayan tomado posesión
de ella.
9)¿Eso está bien?
No, para nada. Es un gran pecado. Es permitir que un
demonio tome posesión de la persona que se hace santera.
Es como renunciar a nuestro bautismo, y a lo que significa
en nuestra vida: por él nos hicimos hijos de Dios, hermanos y
discípulos de Jesucristo. “Hacerse un santo” es renunciar a
Jesucristo para ponerse bajo la protección de esos espíritus, que,
hay que decirlo, son demonios.
10)¿Por qué dice usted que son demonios? Los santeros
dicen que ellos creen en Dios y que invocan esos espíritus
para cosas buenas y no para cosas malas?
Estos espíritus causan daños tremendos. Yo he visto a Changó
y a otros espíritus de la santería ( Yemayá, Obatalá, Chankpana,
Oggún, Ochún, etc.) poseer una persona después de haber
sido objeto de un maleficio y complacerse en el sufrimiento
físico que le causaban. Les he oído decir que querían llevársela al infierno. Un espíritu bueno nunca haría eso a nadie.
Los demonios sí.
11) ¿Entonces un santero puede hacerle daño a una
persona mediante maleficios?
Cuando uno reza, comulga y se confiesa con frecuencia y
cumple con los demás deberes cristianos no tiene nada que
temer. Más bien esos espíritus le temen.
12)¿Podemos participar en una fiesta de la santería
como la de Santa Bárbara el cuatro de Diciembre o en otras
fiestas o ritos?
No. Un católico, un cristiano, ha puesto toda su confianza en
Jesucristo, a quien considera su Señor y Salvador. Participar en
esas fiestas es también un gran pecado. La Biblia dice que los
cristianos “no pueden beber de la copa del Señor y de la copa de
los demonios, no pueden participar de la mesa del Señor y de la
mesa de los demonios” (1 Cor 10, 21-22).
Participar en un culto santero es participar de la mesa de los
demonios. Es entrar en comunión con los demonios (Cf. 1 Cor 10,
20). Es por tanto, un gran pecado. En estas fiestas se invoca a
estos espíritus que bajan sobre las personas que se prestan para
tal aberración. Un cristiano no debería hacer esto jamás.
13)¿Entonces un cristiano no puede ser santero?
¡Por supuesto que no! Si un cristiano se hiciese santero se
habría apartado de la Verdad, y habría caído en la esclavitud del
error. Jesucristo dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Nadie va al Padre sino es a través de mí” (Jn 14,6). Sólo por
medio de Jesucristo que habita y actúa en la Iglesia alcanzamos
la salvación.
Practicar la santería es apartarse de la Verdad que es
Jesucristo. Más aún, es renegar de Él, y es poner en peligro la
propia salvación.
(1) Troconis, Rafael: La Santería: Un desafío para nuestra fe,
Ediciones San Pablo, Caracas, 2008.
www.sanpablo.org.ve, [email protected], [email protected]
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2008
Cambiar al mundo
Este mundo está lleno de reformadores que no han empezado siquiera a reformarse a si mismos
Llegó una vez un profeta a una ciudad y comenzó a gritar, en su plaza mayor, que era
necesario un cambio de la marcha del país. El profeta gritaba y gritaba y una multitud
considerable acudió a escuchar sus voces, aunque más por curiosidad que por interés.
Y el profeta ponía toda su alma en sus voces, exigiendo el
cambio de las costumbres.
Pero, según pasaban los días, eran menos cada
vez los curiosos que rodeaban al profeta y ni una sola
persona parecía dispuesta a cambiar de vida. Pero el
profeta no se desalentaba y seguía gritando. Hasta que
un día ya nadie se detuvo a escuchar sus voces. Mas
el profeta seguía gritando en la soledad de la gran
plaza.
Y pasaban los días. Y el profeta seguía gritando.
Y nadie le escuchaba. Al fin, alguien se acercó y le preguntó: “¿Por qué sigues
gritando? ¿No ves que nadie está dispuesto a cambiar?” “Sigo gritando -dijo el
profeta- porque si me callara, ellos me habrían cambiado a mí”.
La moraleja de esta fábula me parece bastante simple y muy necesaria. No se
debe trabajar porque esperemos que se va a conseguir un fruto, sino ante todo
porque es nuestro deber, porque creemos en lo que estamos diciendo.
Como es lógico, todo el que proclama una idea lo hace para que esa idea
penetre en sus oyentes; pero el que se desanima porque sus pensamientos no
son oídos o seguidos, es que no tiene suficiente fe en lo que piensa y en lo que hace.
La utilidad, el puro fruto, no puede ser la única finalidad de nuestras acciones.
Y, sobre todo, si esos frutos se esperan de inmediato, se está uno ya preparando
al desaliento.
Cambiar el mundo, por lo demás, es cosa muy difícil. Casi imposible, y en
todo caso, el sembrador no suele llegar a ver el fruto de su siembra, porque en
el mundo son rápidos los cambios de las modas, de todo lo accidental,
mientras que los corazones cambian con freno y a veces con marchas
atrás y adelante.
Esto lo puede entender cualquiera que contemple con ojos
agudos qué lentamente cambia su corazón, cuánto nos cuesta
a todos evolucionar, qué despacio nos crece dentro la madurez
y la paz del alma.
Pero todo esto no encadena ni al verdadero profeta ni al
auténtico trabajador. Porque no se es ni auténtico ni verdadero
si no se tiene terquedad y paciencia.
Pero tal vez lo que quiero expresar quede más claro si añado
una segunda fábula, tomada ésta de un viejo libro de narraciones
árabes.
Cuentan que el viejo sufí Bayacid decía a sus discípulos: «Cuando yo
era joven, era revolucionario, y mi oración consistía en decirle a Dios: "Dame
fuerzas para cambiar el mundo". Pero más tarde, a medida que me fui haciendo adulto,
me di cuenta de que no había cambiado ni una sola alma. Entonces mi oración empezó
a ser: " Señor, dame la gracia de transformar a los que estén en contacto conmigo,
aunque sólo sea a mi familia". Y, ahora, que soy viejo, empiezo a entender lo estúpido
que he sido. Y mi única oración es ésta: "Señor, dame la gracia
de cambiarme a mi mismo". Y pienso que si yo hubiera
orado así desde el principio, no habría malgastado mi
vida».
Esta segunda fábula no necesita, me parece,
comentario. Tal vez, reafirmación. Porque este mundo
está lleno de reformadores que no han empezado
siquiera a reformarse a si mismos.
¿Cómo ser pacifista si no se respira paz? ¿Cómo hablar
de la libertad si no se es espiritualmente libre? ¿Cómo
predicar el amor si no se ama? ¿Qué sentido tiene exigir
la justicia con palabras agresivas e injustas? ¿Cómo
esperar respeto de los hijos si no se les respeta? ¿Cómo
exigir a los padres cuando no se es exigente
consigo mismo?
Yo me temo que muchas de
nuestras peticiones de cambio del
mundo no sean sino una coartada para
esquivar nuestro fracaso a la hora de
cambiarnos a nosotros mismos y que un
alto porcentaje de las acusaciones que
hacemos a los demás no sean otra
cosa que un autoengaño para no
mirarnos en el espejo de nuestra
propia deshonestidad.
Porque, además, el único
modo de que cambiemos a los
que nos rodean es conseguir que
nuestro cambio irradie. Un hombre en
paz consigo mismo no necesita hablar de la
alegría, porque le saldrá por todas sus palabras.
Un ser humano con verdadera fe en sus ideas las
predicará sin abrir los labios, simplemente viviendo.
Está bien, claro, preocuparse por la marcha del
mundo. Siempre que no sea una coartada para dispensarnos de cultivar nuestro propio jardín. Porque el día que
nuestro jardín mejore, ya habrá empezado a mejorar el mundo.
José Luis Martín Descalzo / Catholic.net
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MARZO DE
2008
Los Nuevos Niños de la Calle
Hace poco una amiga vivió una historia que me obliga hoy a escribir un artículo para
despertar la conciencia de muchos padres quienes, quizás por ignorancia, no saben lo
que le están haciendo a sus hijos. Y también para despertar la conciencia de muchos
padres que sí están cumpliendo con su misión y pueden ayudar a otros.
He aquí la historia:
El hijo de mi amiga de 13 años celebró su cumpleaños
con una reunión. La invitación aclaraba perfectamente
la hora de llegada y la hora de salida. Hora: 4 p.m. a 9
p.m. Comienzan a llegar los niños y las niñas, entre 12
y 13 años, y de repente se daña el timbre de la casa.
Ante esa situación mi amiga se queda en la ventana
observando la llegada de los invitados para poder
abrirles. Gran parte de los padres y/o madres
se bajaban con sus hijos, se presentaban, y
preguntaban algunas cosas para saber dónde los
estaban dejando. Otros, esperaban dentro del carro
que le abrieran la puerta al niño y saludaban.
En eso, cuenta ella, llega un carro deportivo de
lujo y deja a un niño y a una niña fuera de la casa
y arranca a millón sin saber si les abrieron o no la
puerta. La madre del cumpleañero abre, y nota un
aspecto extraño en la muchacha y le pregunta si
el niño es su hermano. Ella le dice que sí y los
hace pasar pensando que su hijo invitó personas
conocidas.
Pasa la reunión, muy amena, y mi amiga
observa que la niña está sola en una esquina
con “su hermano” viendo, con ojos de recelo, a
las otras niñas quienes conversaban entre ellas.
Son las 9:30 y todos los invitados se han ido a
excepción de esta niña y su amigo (quien resulta
que luego se enteran que no es su hermano).
Son las 10 p.m, las 10:30, las 11 y nadie responde
por estos muchachos. Ella llama a su mamá y ésta
le contesta que no la puede buscar porque está con
su novio. Ya a las 11:30 p.m. el padre del
cumpleañero, bien preocupado, llama a la tía de la
niña para decirle que alguien tiene que recogerla.
La tía accede, luego de inventar un montón de
excusas, y recoge a la niña y los lleva a otra
fiesta (a las 12 p.m.) que la niña le indica en el momento de montarse en el carro.
Al conversar con su hijo dicha situación, nuestra
amiga se entera que a esa niña él la conoció “chateando” y dos días antes de la fiesta ella le dice que quiere
suicidarse porque se siente culpable del divorcio de sus
padres. Su hijo, por compasión, la invita a la fiesta.
Luego él mismo se da cuenta del grave error que cometió,
le pide perdón a sus padres y le agradece a Dios el que no
haya pasado nada peor.
Muchas madres hemos sabido de casos espeluznantes sobre Internet: pornografía infantil, sectas satánicas, cuentos de chateo que terminan en violaciones o
asesinatos, etc.
Este caso no es tan grave como otros, pero si nos
deja la lección de que muchos niños y niñas de clases
sociales altas y medias están viviendo en medio de
crisis familiares, de soledades, de abandonos, de
domésticas, de televisión, de Internet, etc.
Estos “nuevos niños de la calle”, como yo los
llamo ahora, están viviendo sin familia, sin padres
ni madres, sin Amor. Y por supuesto, sin una visión
sobrenatural que les haga entender su misión en
esta vida y cómo deben recorrer el camino en esta
tierra para alcanzar la verdadera felicidad.
Muchos piensan que por tener una gran casa,
unos buenos carros, estudiar en un buen colegio,
tener mucha ropa de moda y muchos equipos
tecnológicos, los niños están protegidos de todo y
tienen la felicidad garantizada. Y resulta que eso
es absolutamente falso.
Y lo vemos día a día, cuando conocemos
personas humildes y desprendidas de lo material
que están educando a sus hijos adecuadamente,
porque entienden que lo primero para que un niño
sea feliz es trabajar en la siembra de valores
humanos y cristianos en ellos. Y para sembrar
valores humanos y cristianos lo primero que tienen
que hacer los padres es dar ejemplo de vida virtuosa
e íntegra.
Y para poderles dar ese ejemplo tienen que
darles tiempo, para que los vean, para que los
escuchen, para que les hablen, para que compartan
sus penas y alegrías con ellos. En fin, no me canso
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de repetir que “hay que dedicar tiempo” para cumplir
con la misión de educar hombres y mujeres de bien. Un
tiempo de cantidad y de calidad, que este último se logra
por medio de la formación para que seamos mejores
padres. Hoy en día los padres disponemos de miles de
herramientas (libros, cursos, etc.) que pueden ayudarnos
en la ardua labor que tenemos por delante.
“Uno de los grandes dramas de nuestra época estriba
en que ya no somos capaces de hallar tiempo los unos
para los otros, de estar presentes los unos ante los otros.
Y eso causa numerosas heridas. Tantos niños encerrados
en sí mismos y decepcionados, dolidos porque los padres
no saben dedicarles gratuitamente algunos momentos de
vez en cuando, sin hacer otra cosa que estar con el hijo.
Se ocupan de él, pero siempre haciendo otras cosas o
absortos en sus preocupaciones, sin estar verdaderamente “con él”, sin poner el corazón a su disposición. El
niño lo siente y sufre. Indudablemente si aprendemos a
dar nuestro tiempo a Dios, seremos capaces de encontrar
tiempo para ocuparnos de los otros. Estando atentos a
Dios, aprenderemos a estar atentos a los demás” (1).
Recientemente (3 de marzo de 2008) apareció
publicado en El Universal un artículo cuyo título era “La
agenda de los padres debe incluir tiempo para sus hijos”.
En dicho artículo la periodista Giuliana Chiappe entrevista
a la psicóloga clínica, especialista en relaciones familiares, Aury Tovar quien dice que “la calidad importa, ciertamente. Pero la cantidad, también. Los niños necesitan
pasar tiempo con sus padres”.
Esta psicóloga explica que los hijos aprenden de los
modelos y que solos no pueden aprender técnicas para
ser niños exitosos, entendiendo este concepto como el
punto de convergencia entre las tareas de vida completadas, las oportunidades que se presentan y la habilidad
de cada persona para sacarle provecho.
Aquel consuelo de que no importa la cantidad del
tiempo que se pase con los niños, sino la calidad se
derrumba con la experiencia. Lo ve en consulta. La
buscan indolentes, no estudian y son rebeldes. "Cuando
reviso la situación, me encuentro que los adultos pasan
todo el tiempo trabajando. Sí importa la cantidad de
tiempo que se comparte en familia. Y por eso, es
importante planificar e incluir en la agenda, tiempo
de calidad para los hijos, que incluya diversión,
acompañamiento y creatividad".
Los padres, al decir de Tovar, deben ser facilitadores
de esta educación eficiente y exitosa, buscando hacerlos
chicos autogestionarios (que planifiquen por sí mismos),
independientes y responsables, asumiendo las consecuencias de sus actos. Asegura que no se puede esperar
que los niños lleguen solos al éxito pues necesitan la
guía adulta.
A veces unas palabras
dichas en su momento y
de manera apropiada
pueden salvar la vida a
muchos niños y jóvenes
que hoy están sufriendo
una barbaridad
Algunos dirán que es imposible pasar tiempo con los
hijos porque la situación económica los ahoga y tienen
que trabajar. Hay casos que realmente son necesarios
que tanto el padre como la madre trabajen todo el día
para poder subsistir. Pero hay muchos casos en los
cuales se puede bajar el nivel de gastos en cosas
superfluas como ropa, viajes, carros, etc. O sea, ganar
menos, vivir más sobriamente, pero dedicarles más
tiempo a los hijos.
Hace más de un año muchos padres vimos asombrados el asesinato en masa que cometió un joven en la
Universidad de Virginia Tech. Cuando en CNN entrevistaron a un psicólogo y le preguntaron la causa de ese
hecho, el especialista, entre otras cosas, dijo que el
problema era que en Estados Unidos y muchos países
del “Primer Mundo” estaba desapareciendo la figura
tradicional de la familia. Esa familia donde los padres
estaban pendientes de sus hijos y no solamente de su
trabajo. Esa familia donde comían todos juntos alrededor
de una mesa y compartían las cosas del día a día.
Esa familia que tenía un solo televisor y tenían que ceder
en sus gustos y preferencias a la hora de ver un programa. Ante cada frase que ese hombre decía a mí se me
erizaba la piel. No era un sacerdote quien estaba hablando. Era un especialista en psicología infantil y juvenil
quien decía lo que decía.
Habló, además, que la sociedad actual fomenta la
soledad. “Desde niños ya tienen TV, computadora y video-
juegos en su cuarto y cada quien llega a su casa, agarra
su comida chatarra y se mete en su cuarto a hacer no se
sabe qué”. Hace poco nos contaron de una estudiante
universitaria venezolana quien contó que ella le compró a
su hijo un microondas y se lo puso en su cuarto para que
no la molestara con el “tema de la comida” porque ella no
tenía tiempo para cocinarle.
¿Cómo puede saber un padre y una madre lo que
es su hijo y lo que hace si nunca tiene tiempo para
estar con él, si pocas veces lo ha escuchado, si pocas
veces ha hablado con él, si nunca tiene tiempo para
compartir sus alegrías y sus tristezas?. Ya en los países
del “Primer Mundo” se están dando cuenta del grave
error que han cometido al restarle importancia al tema
de vida familiar.
¿Es qué acaso no nos estamos dando cuenta que muy
cerca de nosotros tenemos familias que no funcionan
como familias; padres que no están cumpliendo con su
principal misión que es educar a los hijos como personas
íntegras; e hijos que están viviendo una pesadilla
que puede terminar en droga, pornografía, depresión,
alcoholismo, homosexualidad, suicidio, etc.?.
Es importantísimo que las familias estemos alertas
ante esta situación e influyamos positivamente a nuestro
alrededor cuando veamos una situación irregular en
nuestro entorno. A veces unas palabras dichas en su
momento y de manera apropiada pueden salvar la vida
a muchos niños y jóvenes que hoy están sufriendo una
barbaridad.
Una vez me enviaron un mail con la imagen de la
Rosa Mística llorando sangre y el mensaje decía que
la Virgen lloraba sangre por la situación política del
país. Yo creo que la Virgen no llora sangre por eso.
Ella y Jesucristo están llorando sangre por todos estos
niños, niñas y jóvenes que están viviendo la peor de las
pesadillas.
La pesadilla de no saber lo que es el Amor; de no
saber quiénes son y cuál es el fin de su vida, porque
nadie se los ha dicho; y de no tener un ejemplo a quien
imitar, un Norte a donde ir.
Ayudemos a estos “nuevos niños de la calle”. Yo estoy
segura que todo el que lea este artículo conoce por lo
menos a uno.
Ma Denisse Fanianos de Capriles
(1) Jacques Philippe: Tiempo para Dios, Ediciones Rialp, 2005.
6
MARZO DE
2008
Líder homosexual sorprende a sus militantes:
"El SIDA es una enfermedad nuestra"
En una conferencia pública, Matt Foreman, director ejecutivo
saliente de la "National Gay and Lesbian Task Force" (NGLTF),
una de las organizaciones de presión homosexual más
influyentes y agresivas de Estados Unidos, paralizó a sus
seguidores y partidarios al confesar que la conducta homosexual
es la principal causa de la transmisión del virus del SIDA.
Al hablar sobre el tema del SIDA en su discurso de despedida,
ante una audiencia compuesta por miembros y simpatizantes de
la NGLTF, Foreman se refirió a las cifras oficiales de las autoridades de salud en Estados Unidos, que han dado la alarma sobre
un incremento de la transmisión del SIDA.
"Internamente, cuando se publican estos números, la comunidad homosexual establecida parece encogerse de hombros
colectivamente, como si éste no fuera nuestro problema", dijo
Foreman.
"Señores: siendo homosexual o bisexual el 70 por ciento de las
personas en este país que viven con el VIH, no podemos negar
que el VIH es una enfermedad homosexual. Tenemos que aceptar
y darle la cara a este hecho", agregó el activista, para el asombro
de sus seguidores.
Las declaraciones de Foreman, silenciadas mayoritariamente
por la prensa secular, se suman a las que un año atrás realizó
Lorri Jean, Directora Ejecutiva del "Centro Homosexual y Lésbico"
de Los Angeles (California), también dirigiéndose a un grupo de
militantes: "El VIH es una enfermedad homosexual. Acéptenlo.
Pónganle punto final".
Diversas organizaciones pro-vida y pro-familia invitaron
recientemente a Foreman y otros activistas homosexuales a
superar diferencias ideológicas y unirse en una campaña para
ayudar a los homosexuales a aceptar lo que las estadísticas de
salud evidencian en Estados Unidos: que el SIDA está transmitiéndose mayoritariamente a través de actos homosexuales.
Las cifras de salud también han demostrado que la difusión
de una nueva mutación del mortal estafilococo dorado, se está
produciendo casi exclusivamente entre homosexuales. "La única
medida eficaz para prevenir la difusión de ambas enfermedades
es el cambio en el estilo de vida de los homosexuales", ha
señalado Matt Barber, directivo de Concerned Women of America,
una de las organizaciones pro-familia no denominacionales que
han pedido a los militantes homosexuales del país iniciar una
campaña para cambiar sus hábitos sexuales.
"Espero que esta admisión lleve a un cambio en las agendas
liberales que vienen impulsando la aceptación, en vez de la corrección, del estilo de vida de los homosexuales militantes",
señaló Barber.
WASHINGTON D.C., 15 Feb. 08 / Aciprensa
MARZO DE
7
2008
COMPENDIO CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
(Parte XVI)
«Creo en La Comunión de los Santos»
“CREO EN EL PERDÓN DE LOS PECADOS»
194. ¿Qué significa la expresión «comunión de los santos»?
La expresión «comunión de los santos» indica, ante todo, la común participación de
200. ¿Cómo se perdonan los pecados?
todos los miembros de la Iglesia en las cosas santas (sancta): la fe, los sacramentos,
El primero y principal sacramento para el perdón de los pecados es el Bautismo. Para
en particular en la Eucaristía, los carismas y otros dones espirituales. En la raíz de la
los pecados cometidos después del Bautismo, Cristo instituyó el sacramento de la
comunión está la caridad que «no busca su propio interés» (1 Co 13, 5), sino que
Reconciliación o Penitencia, por medio del cual el bautizado se reconcilia con Dios y con
impulsa a los fieles a «poner todo en común» (Hch 4, 32), incluso los propios bienes
la Iglesia.
materiales, para el servicio de los más pobres.
195. ¿Qué otra significación tiene la expresión «comunión de los santos»?
La expresión «comunión de los santos» designa también la comunión entre las
personas santas (sancti), es decir, entre quienes por la gracia están unidos a Cristo
muerto y resucitado. Unos viven aún peregrinos en este mundo; otros, ya difuntos, se
201. ¿Por qué la Iglesia tiene el poder de perdonar los pecados?
La Iglesia tiene la misión y el poder de perdonar los pecados porque el mismo Cristo
se lo ha dado: «Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonéis los pecados, les quedan
perdonados, a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20, 22-23).
«CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE»
purifican, ayudados también por nuestras plegarias; otros, finalmente, gozan ya de la
202. ¿Qué se indica con el término «carne» y cuál es su importancia?
gloria de Dios e interceden por nosotros. Todos juntos forman en Cristo una sola
El término «carne» designa al hombre en su condición de debilidad y mortalidad. «La
familia, la Iglesia, para alabanza y gloria de la Trinidad.
carne es soporte de la salvación» (Tertuliano). En efecto, creemos en Dios que es el
María, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia
Creador de la carne; creemos en el Verbo hecho carne para rescatar la carne; creemos
196. ¿En qué sentido la Bienaventurada Virgen María es Madre de la Iglesia?
en la resurrección de la carne, perfección de la Creación y de la redención de la carne.
La Bienaventurada Virgen María es Madre de la Iglesia en el orden de la gracia,
203. ¿Qué significa la expresión «resurrección de la carne»?
porque ha dado a luz a Jesús, el Hijo de Dios, Cabeza del Cuerpo que es la Iglesia. Jesús,
La expresión «resurrección de la carne» significa que el estado definitivo del hombre
agonizante en la cruz, la dio como madre al discípulo con estas palabras: «Ahí tienes a
no será solamente el alma espiritual separada del cuerpo, sino que también nuestros
tu madre» (Jn 19, 27).
cuerpos mortales un día volverán a tener vida.
197. ¿Cómo ayuda la Virgen María a la Iglesia?
204. ¿Qué relación existe entre la resurrección de Cristo y la nuestra?
Después de la Ascensión de su Hijo, la Virgen María ayudó con su oración a los
Así como Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos y vive para
comienzos de la Iglesia. Incluso tras su Asunción al cielo, ella continúa intercediendo por
siempre, así también Él resucitará a todos en el último día, con un cuerpo incorruptible:
sus hijos, siendo para todos un modelo de fe y de caridad y ejerciendo sobre ellos un
«los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal,
influjo salvífico, que mana de la sobreabundancia de los méritos de Cristo. Los fieles ven
para la condenación» (Jn 5, 29).
en María una imagen y un anticipo de la resurrección que les espera, y la invocan como
205. ¿Qué sucede con la muerte a nuestro cuerpo y a nuestra alma?
abogada, auxiliadora, socorro y mediadora.
Con la muerte, que es separación del alma y del cuerpo, éste cae en la corrupción,
198. ¿Qué tipo de culto se rinde a la Virgen María?
mientras el alma, que es inmortal, va al encuentro del juicio de Dios y espera volverse
A la Virgen María se le rinde un culto singular, que se diferencia esencialmente del
a unir al cuerpo, cuando éste resurja transformado en la segunda venida del Señor.
culto de adoración, que se rinde sólo a la Santísima Trinidad. Este culto de especial
Comprender cómo tendrá lugar la resurrección sobrepasa la posibilidad de nuestra
veneración encuentra su particular expresión en las fiestas litúrgicas dedicadas a la
imaginación y entendimiento.
Madre de Dios y en la oración mariana, como el santo Rosario, compendio de todo el
206. ¿Qué significa morir en Cristo Jesús?
Evangelio.
Morir en Cristo Jesús significa morir en gracia de Dios, sin pecado mortal. Así el
199. ¿De qué modo la Virgen María es icono escatológico de la Iglesia?
creyente en Cristo, siguiendo su ejemplo, puede transformar la propia muerte en un acto
Contemplando a María, la toda santa, ya glorificada en cuerpo y alma, la Iglesia ve
de obediencia y de amor al Padre. «Es cierta esta afirmación: si hemos muerto con Él,
en ella lo que la propia Iglesia está llamada a ser sobre la tierra y aquello que será en
también viviremos con Él» (2 Tm 2, 11).
la patria celestial.
El Compendio de Catecismo de la Iglesia Católica se consigue en la red de librerías San Pablo y Paulinas en todo el país.
Nuestros Viejitos
Padres héroes y madres heroínas del hogar.
Pasamos buena parte de nuestra existencia cultivando estos estereotipos.
Hasta que un día el padre héroe comienza a pensar
todo el tiempo, protesta bajito y habla de cosas que no
tienen ni pie ni cabeza.
La heroína del hogar comienza a tener dificultades
en terminar las frases y empieza a enojarse con la
empleada.
¿Qué hicieron papá y mamá para envejecer de un
momento a otro?
Envejecieron …
Nuestros padres envejecieron.
Nadie nos había preparado para eso.
Un bello día ellos pierden la compostura, se vuelven
más vulnerables y adquieren unas manías “bobas”.
Tienen muchos kilómetros andados y saben todo, y lo
que no saben lo inventan.
Están cansados de cuidar de los otros y de servir de
ejemplo: ahora llego el momento de los, de ser cuidados
y mimados por nosotros.
No hacen más planes a largo plazo, ahora se dedican
a pequeñas aventuras como comer a escondidas todo lo
que el médico les prohibió.
Tienen manchas en la piel.
De repente están tristes.
Mas no están caducos: están caducos los hijos, que
rechazan aceptar el ciclo de la vida.
Es complicado aceptar que nuestros héroes y heroínas
ya no están con el control de la situación.
Están frágiles y un poco olvidadisos, tienen ese
derecho, pero seguimos exigiendo de ellos la energía de
una locomotora.
No admitimos sus flaquezas, su tristeza .
Nos sentimos irritados y algunos llegamos a gritarles
si se equivocan con el celular u otro electrónico, y encima
no tenemos paciencia para oir por milésima vez la misma
historia que cuentan como si terminaran de haberla
vivido.
En vez de aceptar con serenidad el hecho de que
adoptan un ritmo más lento con el pasar de los
años, simplemente nos
irritamos por haber
traicionado nuestra
confianza, la confianza
de que serían indestructibles, como los super
héroes.
Provocamos discusiones inútiles y nos enojamos con nuestra insistencia para que todo siga
como siempre fue.
Nuestra intolerancia solo puede ser miedo.
Miedo de perderlos, y miedo de perdernos,
miedo de también dejar de ser lúcidos y joviales.
Con nuestros enojos, solo provocamos más
tristeza a aquellos que un día solo procuraron
darnos alegría.
¿Por qué no conseguimos ser un poco de lo que ellos
fueron para nosotros? Cuantas veces estos héroes y
heroínas estuvieron noches enteras junto a nosotros,
medicando, cuidando y midiendo fiebres!!!.
Y nos enojamos cuando ellos se olvidan de tomar sus
remedios, y al pelear con ellos los dejamos llorando, tal
cual criaturas que fuimos un día.
El tiempo nos enseña a sacar provecho de cada
etapa de la vida, pero es difícil aceptar las etapas de los
otros…
Mas cuando los otros fueron nuestros pilares,
aquellos para los cuales siempre podíamos volver y
sabíamos que estarían con sus brazos abiertos y
que ahora están dando señales de que un día
irán a partir sin nosotros.
Hagamos por ellos hoy lo mejor, lo
máximo que podemos para que
mañana cuando ellos ya no estén
más … y podamos recordarlos con cariño, de sus sonrisas
de alegría y no de las lágrimas
de tristeza que ellos hayan
derramado por causa nuestra.
Al final, nuestros héroes de ayer ….
Serán nuestros héroes eternamente.
Martha Madeiros
Buenas Líneas
Un saludo a todos los que hacen posible “entrelíneas”:
Desde el Colegio S. José de Calasanz (Urdaneta. Av. Circunvalación. Catia), queremos agradecerles por su publicación, además de manifestarles nuestro interés por conseguirla. Especialmente los profesores y el departamento de
Pastoral y de Orientación, estamos muy interesados en su publicación para poder trabajarla con todos los equipos,
padres y alumnos. Felicitaciones por su publicación.
Atentamente.
P. Alberto Sola (Coordinador de Pastoral colegial)

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