Alejandro de Humboldt y Francisco Depons en Caracas

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Alejandro de Humboldt y Francisco Depons en Caracas
María Del Pilar Rodríguez Mesa: Alejandro de Humboldt y Francisco Depons en Caracas.
15/07/2013
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II Congreso Internacional Alexander Von Humboldt 2003
“Viajes, Viajeros y Literatura de viajes hacia y desde México, América Latina y el Caribe siglos XV
al XX”.
Michoacán, México, del 12 al 16 de agosto de 2003.
Alejandro de Humboldt y Francisco Depons en Caracas.
María Del Pilar Rodríguez Mesai.
(María del Pilar Rodríguez Mesa. Licenciada en Biología, Universidad Central de Venezuela,
1964. Profesora Asociado jubilada de la Escuela de Biología, Facultad de Ciencias, Universidad
Central de Venezuela (UCV). Docente de Biología Vegetal, Morfología y Anatomía Vegetal. Ha
publicado en temas de anatomía y morfología vegetal, plantas de interés etnobotánico,
gramíneas. Coautora del texto “Botánica (Clasificación-Estructura-Reproducción)”, Premio
Nacional de Enseñanza de la Ciencia “Olinto Camacho” 1991, otorgado por el CENAMEC.
Correo: [email protected] )
Resumen.
En base a testimonios de Humboldt y Depons, se ahonda en la situación poblacional de la
región de Caracas a principios del siglo XIX. Se intenta explicar la existencia de un fuerte
componente blanco criollo y examinar como inciden las distintas corrientes migratorias en su
composición, en especial la canaria. Al final del Artículo damos una breve descripción sobre el
origen de la Etnia Canaria.
El redescubrimiento de las Islas Canarias se fecha en 1291, mientras la conquista formal
se da por iniciada en 1402, y se prolonga por todo el siglo XV, quedando bajo la soberanía de
Castilla. Los movimientos repobladores en España, durante los siglos XIV, XV y XVI, conducirán
a la presencia de indígenas canarios (guanches) en el sur y el este de la península, definiendo la
Banda Guanche (Rodríguez Mesa 1999).
Los guanches eran una población esencialmente europea, que configuraban una entidad
étnica y culturalmente homogénea, con una cultura neolítica bastante avanzada. El bagaje
genético del canario moderno arroja: un 75,1% de la vieja etnia cromañoide; 18,3% norafricano;
6,3% oesteafricano y 0,3% de aporte ibérico, estando sus afinidades genéticas en el noroeste
europeo (Roberts, Evans, Ikin & Mourant 1966).
Palabras clave: Humboldt, Depons, migración canaria hacia Venezuela, Etnia CanariaAmericana, Canaria-Venezolana, Blancos criollos, Blancos peninsulares. Origen de la Etnia
Canaria (Guanche), Europa, Cromañoide, Norafricano, Oeste-Africano. Poblamiento Canario del
Sur y del Este de España, La Banda Guanche. Siglos XIII, XIV, XV, XVI.
Introducción.
Las referencias de Humboldt y Depons nos servirán para aproximarnos a los blancos
criollos de Venezuela, a principios del siglo XIX. Humboldt los estima en un cuarto de la población
(Humboldt 1991, V p. 100); sobre su posible procedencia, distingue a los andaluces-canarios (II
p. 299). Depons considera que no entran cien personas por año desde la metrópoli y que menos
son los que regresan (Depons 1930, p. 63). El estudio de la emigración desde la España
peninsular a Venezuela en los siglos XVI, XVII y XVIII (López 1999), muestra el desplazamiento
de 4.777 individuos, entre 1526-1799, de los cuales 20 eran canarios. Andalucía mantiene, en
todo el lapso, el primer lugar de la corriente migratoria.
Desarrollaremos el presente trabajo en base a los siguientes puntos:
-Presencia canaria en América y en Venezuela.
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-La emigración canaria a Venezuela en el siglo XVIII.
-Blancos Europeos y Blancos Criollos de Venezuela.
-Cifras parroquiales matrimoniales.
-Presencia canaria y el momento independentista.
-¿Quiénes eran los canarios?
Presencia Canaria en América y en Venezuela.
Humboldt (I p. 240) da idea de la notable dispersión de la población canaria al decir:
“(…) es menester estudiarlos en las estepas de la provincia de Caracas, en las faldas de los
Andes, en las ardientes llanuras de las islas Filipinas, y donde quiera que, aislados en
inhabitadas comarcas, han tenido ocasión de desplegar una energía y actividad que son las
verdaderas riquezas de un colono”.
En relación a la emigración canaria a la América española durante los siglos XVI, XVII y
XVIII, distinguiremos tres grandes períodos migratorios:
1.-Período de la emigración antillana, entre 1492 y 1520, ligada a la salida, voluntaria o
involuntaria, de población aborigen, desplazada por los reacomodos territoriales en las islas a
raíz de la conquista (Borges 1977).
2.-Período, entre 1520 y 1678, siguen saliendo canarios, asociados a reconocimiento y defensa
territorial, fundación, poblamiento, introducción de nuevos cultivos. Desde la segunda mitad del
siglo XVI, comienza el traslado de grupos de familias isleñas (Morales Padrón 1951, 1952), y se
desarrolla una estructura comercial trasatlántica, a la se une una compleja red de rutas
comerciales interamericanas. Durante el siglo XVII, el contrabando se convierte en una actividad
importante, que prosigue en el siguiente siglo (Cartay 1988, Fisher 1992).
3.-Período, se inicia en forma efectiva en 1678 y se extiende por casi un siglo, corresponde a la
llamada “contribución de sangre”, que mantenía el comercio legal canario de exportación,
ligándolo a la obligatoriedad de desplazar gratis a 50 familias, de al menos cinco personas cada
una, por cada mil toneladas de mercancía exportada anualmente (Morales Padrón 1991). Este
período se relaciona a un repunte fundacional y poblacional. A esta emigración dirigida, hay que
sumar los desplazamientos voluntarios, regulares o clandestinos, ligados a la dinámica y
necesidades de la desperdigada comunidad isleña.
La Emigración Canaria a Venezuela en el Siglo XVIII.
Durante el siglo XVIII, se impulsa la formación del venezolano actual, debido a nuevos
aportes de población blanca canaria. El Gobernador de la Provincia de Caracas, José Francisco
de Cañas y Merino (6.7.1711-22.9.1714), consideraba que más de la mitad de la población
venezolana era canaria (Borges 1963).
La instrucción de Pedro José de Olavarriaga para los años 1720 y 1721 sobre la Provincia
de Venezuela (Caracas), señala que todos los navíos provenientes de las Islas Canarias traen
familias para poblar y cultivar la provincia, muchos se encontraban en condición de miseria, y se
veían forzados a practicar el contrabando (Olavarriaga 1981). La relación de Bervegal, 1749, para
explicar la insurrección de los isleños contra la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, indica
que había familias isleñas regadas en toda la provincia y que estos canarios o isleños, eran en
parte criollos y en parte nacidos en Canarias, muchos se dedicaban a la labranza, y otros al
contrabando (Hussey 1962, p. 126).
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Desde el último tercio del siglo XVII y durante el siglo XVIII, la emigración canaria ocuparía
extensas zonas montañosas próximas a Caracas (Hernández González 1995), espacio donde
un estudio genealógico encuentra, notoria dominancia del aporte canario (Lindorf 2000).
Ocuparán la llanada barloventeña (Castillo Lara 1983), también, los valles de Guarenas y
Guatire, al oriente de Caracas, donde se establecen muchas familias de origen canario, variando
la demografía en relación a los dos siglos anteriores (García Jaspe 1991, 2000).
En La Victoria, Valles de Aragua, a partir de 1744, se instalan familias casi todas de
ascendencia canaria (Tavera Marcano 1995, pp. 175-185). Esto explica la observación de
Humboldt (III p.79), de que en proporción había más blancos que en Caracas. Por los
alrededores del lago de Valencia (III pp. 93, 130, 137), encuentra una población libre de blancos y
mulatos, pequeños arrendatarios, que servían de jornaleros a los hacendados en la época de
cosecha. Humboldt (III p. 133), señala que en el cultivo de la caña de azúcar, son generalmente
canarios o isleños, los que se hallan al frente de las plantaciones. En el tabaco fueron mayoría
dominante (Rodríguez Campos 1989, p. 126). Depons (1930), reporta canarios en La Victoria,
Valencia, San Felipe y San Carlos, donde, muchas familias tenían origen canario (Herrera-Vegas
1987). En los pueblos de los llanos centrales, los blancos era numéricamente importantes
(Carrocera 1972, Vila 1978, Vila 1980). Rodríguez Campos (1989 p. 110), considera que se
puede hablar de la existencia de la nacionalidad canaria conformada en Venezuela desde
principios del siglo XVIII. La emigración canaria procedía mayoritariamente del noroeste de
Tenerife.
Blancos Europeos y Blancos Criollos de Venezuela.
Humboldt (II pp. 305, 306, 307), sugiere el término de hispanoamericanos o españoles
americanos para los blancos criollos. Aclara que: “en las colonias españolas los blancos nacidos
en América se llaman españoles; y los verdaderos españoles, los que han nacido en la metrópoli,
los llaman europeos, gachupines o chapetones”.
Distingue un grupo pequeño de familias criollas, que ejercen una verdadera aristocracia
municipal y que: “preferirían una dominación extranjera a la autoridad ejercida por americanos de
casta inferior”.
Estima la población venezolana, para 1810, en 800.000 habitantes (V pp. 98, 99, 100); de
los cuales unos 200.000, aproximadamente el 25%, eran españoles americanos (blancos
criollos), mientras los europeos (españoles), eran unos 12.000 a 8.000.
1.-Blancos Europeos.
Unos 12.000 a 8.000 individuos, entre peninsulares y nativos de las Islas Canarias. Eran
peninsulares: funcionarios, oficiales del ejército, y el clero, de los cuales casi la mitad eran
misioneros; durante el siglo XVIII, fueron unos 600, de los cuales 400 formaban el clero (López
1999). El resto de los blancos europeos ejercía actividades comerciales y agrícolas variadas.
Canarios la mayoría, peninsulares pocos.
2.-Blancos Criollos. Eran los aristócratas y los blancos del estado llano.
2.1.-Aristócratas.
Este grupo estaba constituido por un escaso número de familias. Sobre la base del
negocio cacaotero comienza a distinguirse una clase aristocrática o patricia, también citada como
oligarquía criolla, localizada en Caracas, y referida localmente como los “grandes cacaos” o
“mantuanos”. Durante el siglo XVIII, tienen la exclusiva del comercio cacaotero con Nueva
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España, sobre el que ejercían un verdadero monopolio, mientras medianos y pequeños
productores, utilizaban preferentemente la red de contrabando (Aizpurua 1993). La aristocracia
criolla se caracterizó por una excepcional permanencia en el tiempo (Langue 2000, p. 55).
Durante las primeras décadas del siglo XVIII, a este grupo, se sumaron, en calidad de iguales,
grupos que tenían rango de castellanos, como algunos canarios de ultramar y algunos vascos.
Como resultado el grupo aristocrático criollo, era mayoritariamente oriundo del País Vasco y de
las Islas Canarias (McKinley 1993).
La élite criolla venezolana practicó una fuerte endogamia de grupo, en base a relaciones
de parentesco por consaguinidad, afinidad y espirituales, y se sentirá severamente amenazada
por las pretensiones igualitarias de los pardos y del numeroso grupo blanco no aristocrático.
2.2.-Blancos del estado llano.
Grupo referido por Depons como clase baja de los blancos. Otras denominaciones usadas
son: blancos comunes, blancos de orilla. Era un contingente muy heterogéneo y abundante
(Lucena 1986, p. 37), de ascendencia canaria en forma francamente mayoritaria (Rodríguez
Mesa 1997), condición que proseguirá con la república, a partir de 1831, cuando se promueve
oficialmente la entrada de canarios, transgrediendo la política oficial española (Rodríguez
Campos 1989), de manera, que la corriente migratoria canaria se puede considerar como
prácticamente la única hasta 1946 (Arias 1997).
En los siglos XVII y XVIII, los canarios, tendieron a la endogamia genética, formando un
numeroso grupo de blancos criollos no elitesco. Adicionalmente, se encontraban espacialmente
muy repartidos, por lo que entraban en contacto y trato directo con las castas, de manera que es
a través de ellos que se produce mayoritariamente el mestizaje con blancos en cualquier grado,
conducta evidenciada por Depons (p. 101). Este hecho los colocará en situación privilegiada para
sostener la red comercial no monopolística, y como norma, ligada al contrabando. El 12 de
septiembre de 1770 la corona concede a los nativos de las Islas Canarias rango de españoles
peninsulares (Rodríguez Campos 1989, p. 145).
Cifras Parroquiales Matrimoniales.
Para este trabajo se revisaron las matrículas matrimoniales de dos parroquias caraqueñas:
Catedral y Candelaria, en dos lapsos: 1751-1761 y 1783-1793. Se registra la siguiente
información: N° de matrimonios (M), dispensas matrimoniales (DM) y N° y % de varones
Lapsos
M
DM
Península
y Canarias
CATEDRAL
1751-1761
189
17
1783-1793
185
CANDELARIA
1751-1761
Canarias
Tenerife
Penínsul
a
55 39,5 % 17 31,0 %
10 58,8 %
6
34 18,3 % 18 53,0 %
8 44,4 %
38 69,0
%
16 47,0
%
126
18
51 40,5 % 33 64,7 %
22 73,3 %
1783-1793
110
11
26 23,6 % 13 50,0 %
6 46,0 %
TOTALES
560
52
166 30,0
81 49,0 %
46 57,0 %
18 35,3
%
13 50,0
%
85 51,0
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%
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%
El resultado sobre 560 matrimonios, arroja que el aporte español de ultramar está representado
por 166 varones y 6 mujeres. El resto del aporte foráneo es masculino: 5 españoles americanos y
10 extranjeros. Peninsulares y canarios representan el 30% de los varones que se casan, de los
cuales los canarios son el 49% y peninsulares el 51%. Los tinerfeños contribuyen con el 57% del
componente canario. De la península hay una mayor presencia andaluza y aportes regionales
menores. Las dispensas por consanguinidad afectan al 9% de las parejas, mostrando una mayor
incidencia entre canarios y en la aristocracia.
Presencia Canaria y el Momento Independentista.
La independencia absoluta de Venezuela se declara el 5 de julio de 1811. Seis días
después, el 11 de julio, ocurren dos alzamientos: “La Isleñada” o “Revolución de los Isleños”, en
Caracas, y la insurrección de los pardos, en Valencia, donde había presencia isleña importante
(Rodríguez Campos 1989, Uslar Pietri 1972). Se produce la caída de la Primera República
(Primera República Mantuana). La contrarrevolución triunfa con Domingo de Monteverde y Ribas,
militar de carrera, de acaudalada familia canaria, con parentela en el país por línea materna y
paterna. Se establece lo que se ha llamado el gobierno de los canarios o conquista canaria,
equivalente a un gobierno de facto (Parra-Pérez 1992, Uslar Pietri 1972).
Monteverde se ve inmerso entre gentes muy resentidas con la revolución y con las que
tenía una vinculación de paisanaje, y se convierte en el eje de la recuperación del gobierno, lo
que en buena parte explicaría su insubordinación hacia la autoridad española. Su gobierno se ve
amenazado y Bolívar invade, desde marzo de 1813, con un ejército neogranadino. Se promulga y
aplica el Decreto de Guerra a Muerte (Vegas Rolando 1978). Se establece la Segunda
República (Segunda República Mantuana), entre agosto de 1813 y julio de 1814, que sólo
dominará escasos puntos de la cordillera de la Provincia de Caracas.
El decreto de Guerra a Muerte segregaba a los españoles y canarios, de los americanos.
Se debe interpretar como, españoles y canarios, que optaban por la permanencia del gobierno
español, fueran de ultramar o criollos, en contraposición a los independentistas, es decir,
americanos. En 1814 la rebelión popular da al traste con la Segunda República. Se
desvanecen las iniciales aspiraciones aristocráticas y excluyentes de los mantuanos de lograr el
poder político manteniendo la estructura colonial. Sobre este conflicto, John Lynch (1987),
sentencia que:
“(…) para la historiografía tradicional, el verdadero crimen de la contrarrevolución venezolana es
que fue liderizada por canarios, gentes de rango bajo, y que fue dirigida contra los criollos que
componían la élite”.
¿Quiénes eran los Canarios?
El redescubrimiento de las Islas Canarias se fecha en 1291, mientras la conquista formal
se da por iniciada en 1402, y se prolonga por todo el siglo XV, quedando bajo la soberanía de
Castilla. Los movimientos repobladores en España, durante los siglos XIV, XV y XVI, conducirán
a la presencia de indígenas canarios (guanches) en el sur y el este de la península, definiendo la
Banda Guanche (Rodríguez Mesa 1999).
Los guanches eran una población esencialmente europea, que configuraban una entidad
étnica y culturalmente homogénea, con una cultura neolítica bastante avanzada. El bagaje
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genético del canario moderno arroja: un 75,1% de la vieja etnia cromañoide; 18,3% norafricano;
6,3% oesteafricano y 0,3% de aporte ibérico, estando sus afinidades genéticas en el noroeste
europeo (Roberts, Evans, Ikin & Mourant 1966).
Resultado apoyado por el hecho de que a lo largo del siglo XVI, se introducen en Canarias
unos 10.000 esclavos africanos, más o menos un tercio de la población censada en 1580 (Lobo
Cabrera 1982). Estas dos investigaciones, sustentan la validez de trabajos de finales del siglo
XIX, que, sobre enterramientos no alterados, informan la existencia de un posible relicto CroMagnon en las Islas Canarias. Otra evidencia, es la incidencia y distribución en España de la
mutación G542X (Casals, Nunes, Palacio, Jiménez, Gaona, Ibáñez, Morral & Estivill 1993), cuya
mayor frecuencia se ha observado en Canarias, seguida por la zona geográfica peninsular
referida como Banda Guanche. Por otra parte, un intento de reconstrucción genética de la
Península Ibérica no considera los territorios isleños, ni el sur y este peninsular (Bertranpetit &
Cavalli Sforza 1991), quedando obviadas las regiones que mayor aporte migratorio hacen a la
América española.
Fuentes Documentales.
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desde 1615 hasta 1831. Extracto de los primeros once libros parroquiales por el doctor Carlos
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del obispo Mariano Martí en la Diócesis de Caracas. Colección Humanismo y Ciencia. 16.
Dirección de Cultura. Universidad Central de Venezuela. Caracas.
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.-En temas históricos se ha interesado en la movilización de aborígenes de las Islas Canarias tempranamente a
partir del s. XIV y seguidamente en los procesos de conquista, población, repoblación y fundación emprendidos por
la Corona de Castilla tanto en España como en América, tema que presenta una importante laguna historiográfica.
En España ocuparán espacios en el sur y en el este; en la zona sevillana y sus puertos atlánticos conformarán
excedentes poblacionales coherentes que hay que estimar que fácilmente pasaron a América. Como resultado de la
continuidad de su dispersión territorial se pueden reconocer la presencia de afinidades en el folklore musical, en el
aspecto lingüístico, además de incidencias genéticas. En relación a Venezuela, la presencia del elemento canario
presentará un repunte a partir de mediados del s. XVII convirtiéndose en el componente foráneo mayoritario. La
existencia de un importante contingente canario criollo tendrá consecuencias en el proceso independentista.
Correo: [email protected]

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