MANDALA La palabra mandala, significa “círculo” y todas las formas

Transcripción

MANDALA La palabra mandala, significa “círculo” y todas las formas
MANDALA
La palabra mandala, significa “círculo” y todas las formas organizadas alrededor de un punto
central. Simbólicamente, el punto central somos nosotros y la línea exterior el cosmos. Muchas
figuras parecidas al mandala aparecen en varias tradiciones espirituales, como el tao de los
chinos, los chakras de los hindúes o los rosetones de las catedrales. Dentro del Universo
podemos ver una gran cantidad de fenómenos naturales parecidos al mandala: el sistema
solar, una flor, una fruta cortada por la mitad, el tronco de un árbol, una telaraña, una estrella
de mar etc.
Carl Jung utilizaba el mandala a nivel terapéutico. El objetivo era ayudar a encontrar la
individualidad en el ser humano. Según él, el mandala representa la totalidad de la mente
consciente e inconsciente, por lo tanto, sirve para poner orden a la psique.
C. Jung observó cómo sus pacientes dibujaban mandalas e interpretó que estos dibujos,
reflejaban una tendencia natural de autorregulación. Esta teoría se ve reforzada con estudios
antropológicos donde se demuestra que en tribus primitivas, la producción de diseños de forma
circular aumentaba en periodos de guerra o en situaciones de peligro.
Otras teorías plantean la necesidad de buscar “refugio” en el vientre de la madre, puesto que
es como dibujar un límite de protección a nuestro alrededor. Cuando le pedimos a un niño
pequeño que haga un dibujo, por instinto, dibuja círculos. Es cómo si buscara un centro.
Los niños cuando pintan mandalas se relajan y se concentran a la vez. Les ayuda a calmar el
sistema nervioso y a equilibrar la mente. Son eficaces para armonizar, estabilizar y controlar
estados de crisis, ansiedad, y desequilibrios.Es una técnica fácil de aplicar en el aula y
favorecen la creatividad. Los colores se utilizan en función del estado de ánimo y se pueden
usar diferentes materiales (acuarelas, tinta, ceras, lápices de colores, tizas, arena, arroz,
legumbres, flores...).
Los niños y los jóvenes pueden explorar el dibujo e interpretarlo según sus vivencias y
sentimientos. Es un acto creativo donde lo más importante no es lo que ha hecho, sino cómo lo
ha hecho. Este “cómo” es el que caracteriza el “yo” de cada cual, que es individual y libre.
Cuando se da un mandala a un alumno para que lo pinte, puede añadir elementos si quiere.
De este modo, aparte de los colores, interviene la creatividad.
Hay dos formas de realizarlo:
a) Desde el exterior hacia adentro.
b) De dentro hacia fuera.
Cada uno tiene su significado:
a) Cuando se empieza el mandala desde el centro hacia el exterior, se entiende que estamos
expresando nuestras emociones hacia fuera.
b) Si lo iniciamos de fuera hacia adentro, consciente o inconscientemente, estamos buscando
el equilibrio interior. Entrando en un nivel más espiritual, buscamos nuestro centro. El
significado dependerá de la manera de empezarlo y de terminarlo, de los símbolos y de los
colores.
Para qué se utilizan.
Reequilibrio: tocan simbólicamente lo más profundo de nuestro ser.
1
Concentración: antes de hacer trabajos más complejos e intelectuales. Es interesante colorear
mandalas al empezar la jornada escolar, después del patio, o de hacer psicomotricidad.
Memoria: ayudan a ejercitarla de manera activa.
Introspección: tras realizar actividades de movimiento, para apaciguar las conductas
hiperactivas.
Calma: permite mejorar estados depresivos en los niños más inquietos, así como la atenuación
de choques emocionales y la recuperación de un dinamismo olvidado.
Relajación: se pretende alcanzar de manera profunda.
Crecimiento: como personas, permite la transformación y la integración de nuestro ser más
profundo.
Trabajo de trastornos: es una gran herramienta para ayudar a alumnos que presentan
trastornos generalizados del desarrollo.
Ampliación y refuerzo: se pueden utilizar para motivar en el repaso o en la ampliación de
contenidos.
Silencio: sirven para trabajar el silencio de forma regular. Los alumnos se concentran haciendo
la actividad y se dan cuenta de que si permanecen en silencio colorean mejor el mandala y en
consecuencia, al acabar la actividad, se sienten más satisfechos. En la práctica docente es
imprescindible trabajar este aspecto, pues el silencio es fundamental en todas las etapas
educativas y sociales.
Armonización colectiva: fomento de la convivencia y la solidaridad. Los efectos son
beneficiosos también para la armonización familiar.
Fatiga: ayuda a combatir el estrés pasajero de los niños y a la vez el de los adultos. Es
interesante que ayudemos a los alumnos a observar el estado emocional antes y después de la
actividad, así podrán apreciar los efectos de los mandalas. Los niños se percatan de que los
mandalas nos ayudan a mejorar conductas y determinados estados transitorios que afectan a
su desarrollo psicoemocional.
Despertar de la creatividad: desarrollan su imaginación, experimentan con diferentes
materiales y técnicas de trabajo y sacan las mejores cualidades de sí mismos; la esencia del
ser humano.
Autoestima positiva: ayudan a tener una imagen positiva de sí mismos y a sentirse acogidos
por el entorno con amor, afectividad, respeto y comprensión. Tras el coloreado de los
mandalas, los niños siempre obtienen un resultado satisfactorio.
Mejora del funcionamiento cerebral: la práctica de mandalas ayuda a desbloquear la parte
psicológica de cada persona y en consecuencia mejora el funcionamiento cerebral.
Experimentación: es la base de esta práctica, y no tanto la comprensión. Solo con los
mandalas sabremos qué sentimos y cómo nos sentimos antes y después de la actividad.
Permite expresar el ser más profundo y extraer emociones del individuo retenidas.
Maestro: durante el proceso, el docente interviene como estimulador de procesos cognitivos,
potenciando las zonas de desarrollo cercano del niño.
2
Refuerzo del yo: la experiencia de los mandalas favorece el refuerzo de la personalidad del
niño. Asimismo, equilibra la personalidad de cada individuo ayudando a observar nuestro
interior.
Pensamiento y la comunicación: ayuda a los niños a desarrollar la parte cognitiva y
emocional y potencia el descubrimiento de técnicas y la manipulación de diversos materiales.
Iniciativa: fomenta la toma de decisiones en los propios procesos y en las acciones creativas.
Convivencia: les acerca a la solidaridad y a la empatía.
Memoria comprensiva: se estimula la comprensión de lo que se memoriza, que es un
recuerdo de lo que se ha aprendido y una base a partir de la cual se inician nuevos
aprendizajes.
Socialización e individualización de los alumnos: con la finalidad de que convivan en un
clima afectivo y de seguridad emocional.
Observación y experimentación: son elementos primordiales en la práctica de los mandalas.
Aprendizaje significativo y globalizado: se fomenta la globalización y la significación de los
aprendizajes en la medida en que supone que el nuevo material se relacione de manera
substantiva y no arbitraria con lo que el alumno ya sabe. Así pues, cuanto más globalizado sea
el aprendizaje, mayor será su significado y más estable será la retención.
El acceso al silencio y a la receptividad: son factores necesarios para poder integrar la
información, pues es la principal carencia de los niños. Así pues, se trata de establecer
condiciones óptimas para que se pueda producir este tiempo de interiorización.
Tranquilidad: nos permite reencontrarnos para vivir interiormente con más libertad y para
reconstruir nuestras fuerzas. Es esencial observar la respiración, escuchar los sonidos
interiores y exteriores con una concentración visual más exhaustiva.
3

Documentos relacionados