b.8.margarita cruz y.. - Festival de la Imagen
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SALA 2 / MESA B / Sostenibilidad, arte, sociedad y medio ambiente El diseño y la búsqueda de la autonomía. Experiencias del Módulo Producto y Comunidad. Autores/ Margarita María Cruz Amaya Grupo de Investigación en Estudios en Diseño-GED, UPB. // [email protected] Ever Patiño Mazo Grupo de Investigación en Estudios en Diseño-GED, UPB. Facultad de Diseño Industrial, Universidad Pontificia Bolivariana. // [email protected] Resumen El diseño puede hacer parte de la caja de herramientas que posibilitarían el aumento de la autonomía de una comunidad. “Un escenario para que las personas con suficientes oportunidades sociales, pueden configurar sus procesos, ayudarse mutuamente y mudar a capacidades de agencia como un potencial del poder de lo cotidiano” (Sen 2000, p. 28). Para que esto ocurra, el diseño debe ampliar lo que entiende por bienestar humano, para trascender la mediación del mercado y sin desconocerlo abrir otros caminos. Evitar el capitalismo podría ser un sin sentido, pero se podrían diseñar estrategias para que las leyes de la oferta y la demanda no sean el eje que articule una disciplina, una sociedad y sus necesidades vitales y trascendentales. Hay estrategias que han ubicado el diseño y su poder al alcance del ciudadano común y se han implementado en los ámbitos global, nacional o local, estrategias como el diseño participativo, el diseño colaborativo, el hágalo usted mismo, el diseño lento o la innovación social. En el marco de esta idea, en este artículo se intentará mostrar la experiencia académica del Módulo Producto y Comunidad de la Facultad de Diseño, de la Universidad Pontificia Bolivariana, en la búsqueda de una disciplina más incluyente que dé acceso a las decisiones políticas, culturales y ambientales de las que urgen las comunidades. Palabras clave: Autonomía; Comunidad; Capacidades; Diseño; Transformación. El Módulo de Producto y Comunidad, de la Facultad de Diseño Industrial, de la Universidad Pontificia Bolivariana, es un espacio académico que viene trabajando con y para comunidades vulnerables, concepto que se asume de forma amplia y extendida, comunidad vulnerable es aquella que carecen de un producto o servicio relevante y que, por tal motivo, se ve disminuida su autonomía. El Módulo apuesta por estrategias basadas en la movilización de formas de capital no convencional, que apela por elementos intangibles y tangibles, no captados por los abordajes productivos usuales y que promueven la puesta en acción de fuerzas latentes en los grupos sociales, que inciden considerablemente en su capacidad para generar soluciones y, además, busca respuestas para ejecutarlas cooperativamente: “en un clima de confianza, partiendo de sus culturas; en el marco del respeto y la conducta cívica solidaria” (Kliksberg, 2000, p. 25). Igualmente, el Módulo busca evidenciar una relación directa entre las comunidades, sus necesidades y el diseño industrial; reconocer los conocimientos y saberes ancestrales de las comunidades; acercar a los docentes y estudiantes a los fenómenos socio históricos de los barrios, las veredas y la ciudad; ubicar al sujeto y las comunidades como centro, su voz y sus capacidades en función de sus imaginarios; proponer una relación horizontal desde soluciones colaborativas, múltiples discursos y actores y encontrar soluciones con potencial hacia la innovación social y la sostenibilidad. Las soluciones y los cambios no se restringen a una fórmula o proceso específico, con características particulares y predeterminadas, no se concibe de manera lineal ni mecánica, puesto que para ello es necesario el reconocimiento de la diferencia, la autonomía y la innovación. Es necesario pensar entonces, en un escenario que permita a todos acceder de forma democrática a la construcción de lo que valoran, desarrollar las capacidades humanas, la diversidad de cosas que las personas pueden ser o hacer, para participar en la vida de la comunidad. Estos principios le han permitido al Módulo transitar por experiencias muy significativas, en la incertidumbre y la certeza, en la equivocación y en el acierto, en la tristeza y la alegría, pero siempre con el convencimiento de que son el camino hacia un pensamiento que permita comprender que estas sociedades se necesitan transformar colectivamente. En el primer semestre del 2011, en Santa Bárbara (Antioquia), en las veredas de Don Santos y La Primavera, el Módulo de Producto y Comunidad se acercó a un grupo de mujeres tejedoras, cuyo sueño era el fortalecimiento de una unidad productiva enfocada al desarrollo de productos con fique (insumo propio de la región), con el objetivo de propiciar el aumento de la autonomía económica de la mujer en el hogar. Los estudiantes desarrollaron, con la supervisión de los docentes, una colección de bolsos en fique. En el proceso y en las relaciones que se fueron estableciendo y en la experiencia con ellas se pudo entender y definir que para reconocerse y autonombrarse como comunidad las personas deben transitar un proceso para crear sentidos e imaginarios, como representaciones de su realidad, formas que contienen un significado profundo y direcciones hacia las actuaciones de quienes la concibe. En la usencia de estos significados no se podrá configurar un “nosotros” como entidad independiente para la construcción de un proyecto en común, como una figura móvil que se construye y de-construye a partir de las confluencias y diferencias de imaginarios, voluntades y deseos de quienes hacen parte de ella y que se consolidan de manera relacional con otros actores (Cruz, 2012, p.23). Fig. 1. Visitas de campo y resultados del módulo. Foto de los autores. En el primer semestre del 2012, Las Madres de los Sueños Justos (SUJU) se acercaron al Módulo para invitarlo a participar en su proyecto de largo plazo, de creación de un museo. Las Madres SUJU son un grupo de mujeres y madres, que han vivido el fenómeno de la desaparición forzada a través de uno, dos o más familiares, algunos (casi ninguno) han regresado o se han encontrado sus restos. Es por esto que ellas sueñan con un lugar para la memoria, en el que se recuerde a sus familiares y los seres queridos de todas las madres de Colombia y del mundo, además de las razones que propiciaron la desaparición y los efectos sicológicos individuales y sociales que resultan luego de vincular la guerra, el miedo y la desesperanza. El primer resultado fue un espacio expositivo efímero, planteado por los mismos estudiantes (Ver figuras 2 y 3). Se efectuó una representación de un entorno campesino y se hizo una puesta en escena que permitía a los visitantes y a las mismas madres descubrir paulatinamente a las personas desaparecidas mediante el raspado de unos marcos fotográficos. El efecto de esta participación colectiva de descubrimiento fue una mezcla de emociones negativas que se convertían, mientras se compartían y visibilizaban, en emociones positivas, como la esperanza, la valentía, la paciencia y el amor incondicional. Fig. 2. Madre SUJU en el proceso de raspado. Foto de los autores. Diseño de los estudiantes de diseño industrial, UPB. Fig. 3. Imágenes del espacio “Retratos Cotidianos de un País sin Memoria”. Foto de los autores. Diseño de los estudiantes de diseño industrial, UPB. El segundo resultado fue un espacio itinerante tipo stand, en el que se vinculaba parte de la historia particular de algunas desapariciones junto a la exhibición de productos (desarrollados en el Módulo, como aporte a su unidad productiva), principalmente con base textil como agendas y árboles decorativos. En esta segunda etapa se trabajó con las madres para determinar el qué y el cómo de la exposición, se realizaron talleres participativos conjuntos para identificar ideas de productos, capacidades productivas e imaginarios de belleza, entre otros. Fig. 4. Etapas emotivas del espacio: Cartografías de la Desaparición. Foto de los autores. Diseño de los estudiantes de diseño industrial, UPB. Fig. 5. Algunos de los productos desarrollados en el proyecto. Foto de los autores. Diseño de los estudiantes de diseño industrial, UPB. En este proyecto en particular, fue evidente que no existe ninguna jerarquía ni un conocimiento dominante, que desde la diferencia, a partir de una interrelación de conciencias individuales, se pueden moldear significados, compromisos mutuos y responsabilidades compartidas para lograr materializar el capital social. Esto requiere, según Morin (citado por Múnera, C, 2008, p.31) un dialógica cultural de la que de los elementos diversos e incluso, contarios, pueden surgir otros nuevos, en una especie de síntesis o diálogo creador con impacto en los procesos de lectura de la realidad, en la forma de asumir las necesidades y las relaciones sociales. Un año después, en el primer semestre del 2013, el Módulo realizó un ejercicio de deriva sobre el trayecto del Río Medellín para reconocer las dinámicas socioculturales presentes y las problemáticas relacionadas con el agua. Esta deriva arrojó una serie de puntos críticos en la ciudad, del que se seleccionó uno para ser intervenido por su potencial relación con el diseño. Se seleccionó el barrio La Herrera, en la comuna 2, zona nororiental de Medellín, principalmente, el sector que es atravesado por la quebrada que lleva el mismo nombre. Sobre sus bordes se encontraron prácticas que le dan la espalda a quebrada, como si no existiera física ni simbólicamente, es decir, nada se construía en su entorno. Para esta comunidad se desarrolló, en un primer momento y con la ayuda de la Acción Comunal, un espacio efímero de activación e integración para visibilizar la problemática del acceso al agua con el objetivo de crear empatía con las personas de la zona (Ver figura 6). En un segundo momento se materializó un sistema de objetos experimentales para le preservación del agua, la apropiación de la quebrada y la producción de energía alternativa en el barrio La Herrera (Ver figura 7). Fig. 6. Montaje expositivo dirigido principalmente a los niños de la zona para que pudieran expresar sus ideas sobre la quebrada, jugar con una bomba de agua que accionaba una nube en sus cabezas, fabricar un filtro de agua o personalizar un pequeño cactus que podían llevar a sus casas. Foto de los autores. Diseño de los estudiantes de diseño industrial, UPB. Fig. 7. Sistema de objetos para los habitantes del barrio La Herrera: jardinera y molino de viento. Foto de los autores. Diseño de los estudiantes de diseño industrial, UPB. De esta experiencia se infiere que, aunque se consiguieron resultados desde un ejercicio juicioso de indagación de tensiones socio-culturales alrededor del cuidado y la preservación del agua, no había una invitación de la comunidad, que no estaba esperando que el Módulo llegara. El Módulo se auto invitó a un territorio caracterizado por problemáticas en ebullición que sobre pasaban los alcances de un ejercicio académico de pregrado, y que dejaban la quebrada en un segundo lugar, en tiempos y lógicas que en comunidades con problemas tan profundos, parecen convertirse más en acciones de intervención (intromisión) que de acompañamiento, es decir, son acciones rápidas de alguien que pasa por allí, más que una acción participativa en la que confluyen la autogestión de la comunidad y otros conocimientos con actores externos. Por último, en el primer semestre de 2014 se buscó un proceso de innovación social consolidado, donde el Módulo pudiera entrar a participar asociativamente. Se contactó al Anspe, que es la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema que tiene a cargo una estrategia para la promoción social de aproximadamente 1 millón 500 mil familias. Igualmente, tiene un programa llamado Centro de Innovación Social CIS, en el que se trabaja cooperativamente con diferentes instituciones de Educación Superior sobre todo con las facultades de diseño para resolver problemas que estén frenando la superación de la pobreza en familias o comunidades. Primero, se hizo una presentación institucional, luego se reunió el grupo de trabajo con los cogestores, que son los encargados de visitar cada familia para presentarles los programas gubernamentales y hacerles seguimiento. Después, se comenzaron las visitas a diferentes veredas de la zona rural de Itagüí, como La María, Los Gómez y El Ajizal, primero para hacer un reconocimiento, luego para hacer una cartografía y, posteriormente, para leer las tensiones entre los objetos, el espacio, los habitantes y sus actividades. Por último y después de hacer esta indagación se procedió a crear una estrategia de diseño participativo para que familias, cogestores y estudiantes validaran oportunidades de diseño. Con estas familias se desarrollaron dos sistemas que fueron entregados a las familias con las que se trabajó participativamente. El primero es un sistema manual para lavado de ropa en el que la fricción mecánica entre el material exterior y las prendas de vestir hacen que se produzca el lavado (Ver figura 8), y el segundo es un sistema de mobiliario para espacios reducidos que las familias pueden armar de acuerdo con sus necesidades: camas, mesas, asientos, bibliotecas y armarios (Ver figura 9). Fig. 8. Estudiantes del módulo con el cogestor y prueban el sistema de lavado manual. Foto de los autores. Diseño de los estudiantes de diseño industrial, UPB. Fig. 9. Mobiliario de fácil armado en aglomerado resistente al agua. Foto de los autores. Diseño de los estudiantes de diseño industrial, UPB. Consideraciones finales El sentido funcional de la identidad, se entiende como una construcción para la diferenciación comunitaria, tiene un carácter estratégico y posicional, mediante posturas políticas, discursos y prácticas. Eso equivale a comprender la identidad como derrotero e itinerario en permanente revisión. Representa más que la celebración de un estilo de vida particular, ver la identidad como proyecto, lo que puede permitir ponerse en dialogo con otras realidades, como el DISEÑO. Este dialogo, no convive con la idea de diseñar para una audiencia homogénea. El giro se dirige a diseñar para el individuo en su contexto, sumar en su trabajo por ser un sujeto activo en la cultura, buscando una coherencia y una conexión significativas en su lugar. Pero será necesario que las comunidades tocadas, participen activamente del proceso de DISEÑO desde la roca de la identidad, solo a partir de este momento podrá entrar el DISEÑO a interactuar colaborativamente con una entidad independiente para la construcción de un proyecto en común, como garantía de no intervenir en su forma de pensamiento en sus construcciones de sentido y realidad. Esta idea, sobre los espacios participativos y las definiciones colectivas, son seguramente un puente para configurar nuevas maneras de resolver problemas y diferencias. Lo que nos obliga a revisar los análisis de nuestras realidades para transitar por un sendero que decididamente busque posicionar a las personas como el centro del proceso de DISEÑO en la libertad de las diversas cosmovisiones o resistencias comunitarias, participando activa y estrechamente en los procesos económicos, sociales, culturales y políticos que los afectan. Con las comunidades como centro, pero en un dialogo horizontal con otros actores, en una relación eco organizadora, estas podrán actuar fuera de paradigmas dominantes, usar sus capacidades endógenas, produciendo nuevas ideas y nuevas formas de comportamiento; a partir del uso de sus recursos naturales, cognitivos, culturales y tecnológicos. El módulo de Producto y Comunidad constituye un potencial, para un proceso colectivo donde interactúan entes académicos, comunitarios, políticos y privados, en el cual los actores y participantes son factores que determinan la dirección del proceso, introduciendo nuevas aplicaciones e intercambios no mercantilizados de pensamiento, información y acción. En la asociatividad como factor crítico, las personas y las instituciones aprenden a desarrollar sus capacidades y a estructurarse. Pero también a salir de las aplicaciones de patrones prediseñados por instituciones o por el gobierno, se trata de experiencias que poseen el valor de ser demostrables en la cultura, apalancadas en el dinamismo de las redes y la solidaridad entre diferentes agentes sociales, entendiendo que la sociedad puede ser un centro de desarrollo de creatividad, como fuente de innovación desde el escenario comunitario y no como potestad de unos pocos. Sin determinismos, ni posturas heroicas, sabemos que el cambio no se restringe a una fórmula o proceso específico, no se concibe de manera lineal, ni mecánica, puesto que para ello es necesario el reconocimiento de problemas y soluciones multidimencionales, las cuales demandan una reflexiòn y una actuación multidisciplinar, en un escenario que permita a todos acceder de forma democrática a la construcción de lo que valoran, y a la diversidad de cosas que las personas pueden ser o hacer, para participar en la vida de la comunidad. Lo que definitivamente tomará tiempo. Referencias Anspe. Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema (2015). Centro de Innovación Social. Recuperado de: http://www.anspe.gov.co/es/programa/centrode-innovacion-social Corporación Ecológica y Cultural Penca de Sábila (2015). Recuperado de: http://corpenca.org/ Cruz, M. (20012). Auto organización comunitaria para la innovación social y el desarrollo local. Caso: Comuna 13, ciudad de Medellín. Recuperado de: http://repository.upb.edu.co:8080/jspui/bitstream/123456789/36/1/Auto%20orga nizaci%C3%B3n%20Comunitaria%20para%20la%20Innovaci%C3%B3n%20Social% 20y%20el.pdf García, D. Martínez A. Salas, B. (2007) ¿Diseñamos para el mundo real? Víctor Papanek, un visionario del diseño. Diseño en Síntesis (pp30-39). Recuperado de: http://148.206.107.15/biblioteca_digital/articulos/15-389-5854nhh.pdf Kliksberg, B (2000). Capital social y cultura. Claves olvidadas del desarrollo. Buenos Aires: Juntal Divulgación. 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