Te añoramos - SUMMA Aldapeta

Transcripción

Te añoramos - SUMMA Aldapeta
Una Buena Noticia
para la semana
Año II Nº 134
SUMMA
Aldapeta
Asterako berri ona
Te añoramos
El escritor Giovanni
Papini (1881-1956), que pasó de ser un escéptico a ser un católico
fervoroso, dirigía a Cristo esta oración: “Cristo, te necesitamos inmensamente en este mundo, en esta hora del mundo… Todos te
necesitan, también los que no lo saben, y los que no lo saben más
que los que lo saben. El hambriento se imagina buscar el pan y
tiene hambre de ti; el sediento cree que quiere agua, y tiene sed de
ti; el enfermo piensa desear la salud y su mal es la ausencia de ti.
Quien busca la belleza en el mundo te busca, sin darse cuenta, a ti
que eres la belleza plena y perfecta; quien busca la verdad te
desea, sin querer, a ti, que eres la única verdad digna de ser sabida; y quien trabaja por la paz te busca a ti, única paz donde pueden reposar los corazones más inquietos…”
Una vez que Jesús estaba orando
solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: “¿Quién dice la gente que soy yo?”.
Ellos contestaron: “Unos que Juan el Bautista,
otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la
vida uno de los antiguos profetas”. Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”.
Pedro tomó la palabra y dijo: “El
Mesías de Dios”. Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: “El Hijo del
Hombre tiene que padecer mucho, ser
desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día”. Y, dirigiéndose a todos, dijo: “El que
quiera seguirme, que se niegue a sí mismo,
cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa,
la salvará”. (Lc 9,18-24)
Emailgelio 134 del 19 de junio de 2016
Domingo 12 del tiempo ordinario (C)
Salvando las distancias, algo parecido debió de intuir Pedro
cuando se adelantó a los discípulos titubeantes y dijo: Tú eres el
Mesías de Dios. Tenemos nostalgia de ti, te añoramos; algo nos
dice que hay vida, y vida plena, más allá de nuestros cálculos, más
allá de nuestras derrotas, que no son definitivas, como efímeras
son también nuestras aparentes victorias.
El hambre del hambriento, la sed del sediento y la enfermedad del enfermo son reales, y no podemos abandonarlos con la
excusa que lo que necesitan es a Cristo. Pero, al mismo tiempo,
prescindiendo de Cristo, toda vida humana corre el riesgo de vivir
sin luz y sin sentido.
Jesús empieza por prohibir a sus discípulos hablar de un
Mesías que les vaya a resolver la vida ahorrándoles el esfuerzo de
la búsqueda y el intento creativo para hacer un mundo mejor. Luego, en su línea de realismo, les dice que va a sufrir mucho, que
será perseguido. Es decir, todo lo contrario de una vida sin dificultades. Aunque todo eso culminará en la resurrección.
Llama a todos a cargar la cruz cada día y seguirle. Necesitamos de Cristo para no hundirnos en la miseria, para no quedarnos
hambrientos, sedientos, enfermos y para buscar la verdad y la paz.
Pero Cristo el Mesías, lejos de ser una excusa para no trabajar por
una tierra más habitable, constituye una razón determinante y un
empujón para ir construyendo un mundo más humano, y también
para superar los desánimos.
Según Jesús, quien quiera salvar su vida la perderá. Pero
quien pierda su vida por la causa de Jesús la salvará. Ahí está el
secreto de la vida: no en guardarse egoístamente todo, sino en
darse con generosidad., como Jesús.
Ignacio Otaño SM

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