Los ritmos del ictus isque´mico: factores externos
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Los ritmos del ictus isque´mico: factores externos
ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 13/05/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Med Clin (Barc). 2009;132(17):671–676 www.elsevier.es/medicinaclinica Revisión Los ritmos del ictus isquémico: factores externos que contribuyen a modular el momento de aparición de los eventos Jordi Jiménez-Conde y Jaume Roquer Unidad de Investigación Neurovascular, Servicio de Neurologı́a, Institut Municipal d’Investigació Mèdica, Hospital del Mar, Departament de Medicina, Universitat Autònoma de Barcelona, Barcelona, España I N F O R M A C I Ó N D E L A R T Í C U L O R E S U M E N Historia del artı́culo: Recibido el 23 de mayo de 2008 Aceptado el 3 de septiembre de 2008 On-line el 28 de febrero de 2009 El ictus isquémico tiene una alta incidencia, mortalidad y carga socioeconómica. Los avances en el diagnóstico y la terapéutica han mejorado su pronóstico, pero requiere un abordaje urgente. Su incidencia presenta un perfil irregular, pues se modifica sustancialmente según las estaciones del año, el dı́a de la semana o la hora del dı́a. Conocer qué factores determinan esta variabilidad podrı́a ayudar a crear estrategias de prevención y a predecir los momentos y épocas de mayor incidencia, de modo que se pudieran adecuar los recursos a la demanda asistencial. En esta revisión se tratan los factores que ejercen mayor influencia en el ritmo de aparición del ictus. Entre los principales se hallan factores meteorológicos diarios, estacionales, psicoemocionales y circadianos relacionados con el ciclo sueñovigilia. A partir de lo descrito en la literatura médica, se discute cómo cada factor puede afectar a la aparición del ictus isquémico. & 2008 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Palabras clave: Ictus Infarto cerebral Incidencia Meteorologı́a Ritmo circadiano Sueño-vigilia Ischemic stroke rhythms: external factors that contribute to modulate the moment of event’s occurrence A B S T R A C T Keywords: Stroke Cerebral infarction Incidence Meteorology Circadian rhythm Sleep-wake There is a high incidence of ischemic stroke and it bears a high mortality and socioeconomic charge. Advances in diagnosis and therapeutics have improved its prognosis, yet it requires urgent care. Stroke incidence shows an irregular distribution, depending on seasons, the weekly day or even the hour of the day. Knowing what factors determine this variability may be useful to develop preventive strategies and predicting moments and periods of higher incidence, as well as to adapt resources to attendance demands. In this review, we discuss the factors with a greater influence on stroke occurrence’s rhythm. Main factors include daily meteorological, seasonal, psychoemotional and circadian factors related to sleep and wakefulness. Based on the reported evidence, we also discuss how each factor may influence the occurrence of ischemic stroke. & 2008 Elsevier España, S.L. All rights reserved. Introducción El ictus es un trastorno con una alta incidencia1,2 y una elevada mortalidad. Constituye la segunda causa de muerte en el mundo3 y la primera entre las mujeres en España4. En los últimos años, los avances en el diagnóstico y la terapéutica durante la fase aguda han supuesto una mejorı́a sustancial en el pronóstico. Es por esto Autor para correspondencia. Correo electrónico: [email protected] (J. Jiménez-Conde). que el ictus requiere actualmente asistencia urgente y un seguimiento exhaustivo desde el inicio5,6. Por lo tanto, conocer los momentos y las épocas de mayor incidencia, ası́ como las circunstancias o desencadenantes que determinan cuándo ocurrirá un ictus, adquiere una gran relevancia. Se ha descrito que la incidencia de ictus puede variar según la época del año7,8, el dı́a de la semana9,10 y el momento del dı́a11,12. Las conclusiones sobre el perfil temporal de aparición del ictus y sobre los factores que influyen en éste han sido en ocasiones contradictorias. En el presente trabajo se revisan los diferentes perfiles de presentación y los factores más destacados. 0025-7753/$ - see front matter & 2008 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. doi:10.1016/j.medcli.2008.09.030 ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 13/05/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 672 J. Jiménez-Conde, J. Roquer / Med Clin (Barc). 2009;132(17):671–676 Factores meteorológicos Factores atmosféricos diarios La influencia del tiempo meteorológico sobre la aparición del ictus es un tema que cuenta con pocos estudios, y esta asociación se ha centrado en las hemorragias más que en los ictus isquémicos13,14. Hay quien sostiene que no hay ninguna relación y con ningún subtipo de ictus15. Se ha señalado también un aumento de la incidencia de ictus isquémicos con las temperaturas bajas14,16,17, con la humedad baja17, con aumentos de humedad18 y con presiones atmosféricas medias14. Un problema importante es la heterogeneidad metodológica que se observa entre los diferentes estudios sobre el tema (tabla 1)7,8,10,13–22. Algunos han analizado la incidencia de los subtipos de ictus respecto a las condiciones meteorológicas diarias13,14, y otros la incidencia de ictus en general en función de las variaciones de estas condiciones16,18,19. Tan sólo encontramos 3 estudios en los que se analizan las variaciones meteorológicas diarias y los diferentes subtipos de ictus conjuntamente15,20,21. Sin embargo, presentan también resultados diferentes. El de Field y Hill15 no halla asociaciones, aunque la clasificación de subtipos de ictus se basa en los códigos de la Clasificación Internacional de Enfermedades, 9.a revisión, Modificación Clı́nica, algo discutida en cuanto a su utilidad clı́nica23. El estudio de Dawson et al20 divide los ictus isquémicos en lacunares y no lacunares, clasificación útil y bastante utilizada para este tipo de estudios. En sus conclusiones se señala un aumento de los ictus lacunares con las temperaturas altas y, aunque se apunta también una asociación entre los descensos de presión atmosférica y las hemorragias, el manejo y la interpretación estadı́stica en este punto presenta ciertas inconsistencias. En el trabajo de nuestro grupo21 los ictus isquémicos se clasificaron también en lacunares y no lacunares. Se observó que los descensos de presión atmosférica respecto al dı́a anterior se asocian a la aparición de ictus no lacunares, mientras que las subidas de presión atmosférica se asocian a hemorragias (fig. 1). Los ictus no lacunares se asocian asimismo a dı́as con temperaturas inferiores, pero tras ajustes por cambios de presión atmosférica se comprueba que en realidad son los descensos de presión atmosférica los que explican esta asociación. Houck et al19 describen que en el infarto agudo de miocardio (IAM) también se aprecia un aumento de la incidencia diaria con los descensos de presión atmosférica respecto al dı́a anterior, aunque no encuentran esta tendencia en el ictus. Probablemente esto se deba a que los ictus se analizaron de forma global, no por subtipos. Sin embargo, estos hallazgos en el IAM van en el mismo sentido que la asociación descrita en los ictus no lacunares, de modo que podrı́an compartir la misma base etiopatológica. Se ha apuntado que este fenómeno podrı́a basarse en el efecto que las variaciones de presión atmosférica podrı́an ejercer sobre las paredes de los vasos, sobre todo en el endotelio de éstos, a través de mecanismos inflamatorios endógenos21. Se ha descrito que tanto la proteı́na C reactiva como el fibrinógeno tienen una variación estacional, con un pico en el invierno y la primavera respecto al verano24,25. Las variaciones que experimentan la proteı́na C reactiva y el fibrinógeno a diario, ası́ como otros marcadores inflamatorios, respecto a las condiciones meteorológicas podrı́an ayudar a aclarar esta hipótesis inflamatoria, pero no se dispone de datos concretos hasta ahora. Los trabajos sobre trombosis en los viajes aéreos orientan también en este sentido, al mostrar que fragmentos de protrombina y del complejo trombina-antitrombina están activados en condiciones hipobáricas26,27. Perı́odos con condiciones meteorológicas extremas Mención aparte merecen las épocas en que las condiciones atmosféricas presentan durante varios dı́as valores extremos. Serı́a el caso de las olas de calor o las olas de frı́o, que ocurren de forma periódica generalmente en áreas geográficas de clima templado. La exposición a dichas condiciones extremas tiene un impacto importante sobre la salud de la población, especialmente los grupos considerados de riesgo28–30. Estudios acerca de las diferentes olas de calor y frı́o, como la de Chicago en 199931 o la del centro y sur de Europa en 200332, muestran un aumento importante de la mortalidad durante dichas épocas, atribuible en gran parte a enfermedades cardiovasculares. Los mecanismos por los que estas circunstancias pueden influir en la aparición de ictus difieren de los probables efectos del tiempo mencionados en el apartado anterior. La deshidratación puede llevar a la hemoconcentración y al aumento del riesgo de trombosis, habiéndose descrito además que las temperaturas muy elevadas aumentan la viscosidad de la sangre, los recuentos tanto de plaquetas como de eritrocitos y las concentraciones de colesterol30. Por otro lado, las personas mayores presentan con frecuencia alteraciones de la Tabla 1 Caracterı́sticas y conclusiones de los principales estudios sobre meteorologı́a y estacionalidad en el ictus Autores, año Análisis diario (D) o estacional (E) Análisis de la variación Análisis global (G) de ictus o subtipos (S) Conclusiones Wang et al7, 2003 Ricci et al8, 1992 Wang et al10, 2002 E E D/E No No No G S S Chen et al13, 1995 D No G Feigin et al14, 2000 D No G Field y Hill , 2002 Hong et al16, 2003 D/E D/E No Sı́ S G Ogshige et al17, 2006 López del Val et al18, 1991 Houck et al19, 2005 Dawson et al20, 2008 Jiménez-Conde et al21, 2008 Reuter22, 1964 D D No Sı́ G G D D D/E Sı́ Sı́ Sı́ G S S E No G Pico de incidencia en invierno Pico de ictus isquémicos en invierno Pico de ictus isquémicos y hemorragias en invierno. La variación estacional disminuye con la edad No hay relación con los ictus isquémicos (sı́ con las hemorragias intracraneales) Aumento de ictus con temperaturas bajas y presiones atmosféricas medias No hay relación Aumento de ictus con descenso de la temperatura, sobre todo en invierno Aumento de ictus con temperaturas bajas y baja humedad Aumento de ictus con variación de la presión, aumento de la humedad y variación de la temperatura No hay relación con ictus (sı́ con infarto agudo de miocardio) Aumento de ictus lacunares con subidas de temperatura Aumento de ictus no lacunares con descensos de la presión atmosférica. Pico de ictus isquémicos en invierno Pico de incidencia invernal 15 ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 13/05/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J. Jiménez-Conde, J. Roquer / Med Clin (Barc). 2009;132(17):671–676 1,5 0,5 0,0 1,0 0,5 0,0 –0,5 –1,0 –0,5 5 10 15 –15 –10 –5 0 Variación de la presión atmosférica –15 –10 –5 0 5 10 15 Variación de la presión atmosférica 95% CI 1,5 Efecto suavizado de incidencia 2 Efecto suavizado de incidencia 95% CI 1,0 Efecto suavizado de incidencia Efecto suavizado de incidencia 95% CI 673 1 0 –1 95% CI 1,0 0,5 0,0 –0,5 –1,0 –1,5 –15 –10 –5 0 5 10 15 Variación de la presión atmosférica –15 –10 –5 0 5 10 15 Variación de la presión atmosférica Figura 1. Representación del efecto suavizado de la variación de presión atmosférica sobre la incidencia de cada subtipo de ictus21. A: ictus en total; B: ictus no lacunares; C: hemorragias intracraneales; D: ictus lacunares. función renal y de la termorregulación interna, lo cual contribuye también a la fragilidad y susceptibilidad de estos pacientes. En cuanto a las épocas de frı́o extremo, el porcentaje de aumento de la mortalidad general por cada grado de descenso de la temperatura es mayor en las áreas de clima más cálido que en las zonas más frı́as33. Se ha descrito también que el tipo de ropa que se lleve durante estas épocas influye en la mortalidad atribuible a la enfermedad cerebrovascular. Probablemente el hecho de que las regiones con inviernos más suaves presenten mayor mortalidad con las bajadas extremas de temperatura se deba a que la población tiene indumentaria y viviendas menos adaptadas al frı́o. Varios factores hacen que algunos subgrupos de población presenten un riesgo mayor ante estas situaciones extremas. Aparte de la edad avanzada y las enfermedades concomitantes, se han identificado factores sociales como el vivir solo, el aislamiento social, los lugares de trabajo sin aire acondicionado o vivir en la última planta de un edificio, entre otros31. durante el invierno7,8. Sin embargo, no hay tanto consenso a la hora de explicar el origen de este pico invernal. Se ha planteado que podrı́an influir las variaciones en la presión arterial34. Las infecciones respiratorias también podrı́an desempeñar algún papel, especialmente debido a la presencia del virus de la gripe35,36, ya que las infecciones pueden desencadenar ictus isquémicos mediante la activación de la coagulación37. Se ha señalado que la mayor variabilidad meteorológica diaria que se da en invierno y otoño, con subidas y bajadas más frecuentes y marcadas de la presión atmosférica, podrı́a explicar en gran medida este aumento de la incidencia de ictus isquémicos y también parte de las hemorragias21. Tal como se ha mencionado más arriba, la variación estacional de los valores medios de los marcadores inflamatorios (proteı́na C reactiva y fibrinógeno)24,25 y su hipotética variación con el tiempo atmosférico diario es una vı́a todavı́a por explorar. Acontecimientos con estrés emocional compartido Distribución estacional Desde los primeros trabajos publicados en la década de 196022, existe bastante acuerdo en que la incidencia de ictus es mayor Es abundante la bibliografı́a acerca del efecto que ejerce el estrés o el estado anı́mico basal sobre el riesgo cardiovascular a medio-largo plazo, pero también acerca del efecto del estrés emocional agudo en la aparición del episodio cardiovascular. ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 13/05/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J. Jiménez-Conde, J. Roquer / Med Clin (Barc). 2009;132(17):671–676 Es conocido que una excesiva activación aguda del sistema simpático desencadena una respuesta en el sistema circulatorio que, en personas con riesgo, puede precipitar el evento cardı́aco o cerebral38,39. Se ha descrito un aumento de la incidencia de ictus isquémicos e IAM los lunes respecto al resto de dı́as de la semana. Esta variación semanal ocurre sobre todo en varones menores de 60 años, y se atribuye un papel importante a factores psicoemocionales en este perfil de incidencia10. Desde el punto de vista poblacional, hay situaciones que pueden generar un estrés agudo común en un mismo momento y ejercer de desencadenante de un mayor número de ictus de forma puntual. Las catástrofes naturales, las guerras y ciertos momentos de inestabilidad polı́tica en un paı́s serı́an ejemplos de estas situaciones de estrés agudo compartido. Sin embargo, estas situaciones son bastante impredecibles y poco frecuentes, por lo que su importancia a la hora de modular la incidencia de ictus es poco destacable. Los acontecimientos deportivos de amplia difusión también serı́an ejemplos de estrés agudo compartido, con una gran cantidad de personas expuestas en el mismo momento40, aunque en estos casos las situaciones son frecuentes y predecibles. Se ha descrito un aumento significativo de mortalidad atribuible a IAM y a ictus en los dı́as en que jugaba partidos importantes la selección de fútbol del paı́s41. Se ha señalado incluso que no sólo influye el acontecimiento deportivo, sino también su resultado. Kirkup y Merrick42 observaron que la mortalidad atribuible a IAM e ictus aumentaba en los dı́as en que el equipo local perdı́a en casa. Hay que destacar que en todos los estudios que han analizado por separado a varones y mujeres se observa que este riesgo sólo se presenta en los primeros. Muy probablemente la implicación emocional y el apego a los equipos deportivos son mucho mayores y más generalizados en el sexo masculino que en el femenino. En cualquier caso, el hecho de que el factor desencadenante esté programado y sea previsible facilita la prevención en las personas con riesgo, ası́ como la adopción de medidas para afrontar el posible aumento de demanda asistencial. La distribución a lo largo de 24 h Desde finales de la década de 1980 varios estudios han analizado, con métodos diversos, la variación que experimenta la frecuencia de ictus durante las 24 h del dı́a11,12,43,44. La mayorı́a coincide en encontrar un pico de incidencia de ictus isquémicos durante la mañana. En un metaanálisis se identificó un exceso de riesgo del 55% de presentar un ictus isquémico entre las 6.00 y las 12.00 h45. En esta curva circadiana de presentación del ictus se ha señalado que, aparte del pico de frecuencia en las horas inmediatamente posteriores al momento de levantarse, hay otro pico menor por la tarde46–48 (fig. 2). Se ha descrito además que el pico de incidencia matutino es más tardı́o durante el fin de semana o en perı́odos vacacionales12. Esto ha hecho pensar en un posible efecto modulador del sueño sobre la aparición del ictus isquémico. Por ello varios estudios han analizado la aparición de ictus durante el sueño nocturno y, aunque la incidencia hallada varı́a discretamente según los trabajos, la mayorı́a encuentra una frecuencia menor que la que cabrı́a esperar para el número de horas en que se está durmiendo46,49,50. Se habı́a postulado que esta diferencia de incidencia se debı́a a que durante el sueño los accidentes isquémicos transitorios pasaban inadvertidos. Sin embargo, se ha analizado dicha incidencia excluyendo los accidentes isquémicos transitorios, según la definición clásica (sı́ntomas de menos de 24 h de duración), y el descenso de incidencia nocturna se mantiene de forma marcada46. Se considera, por lo tanto, que podrı́a haber un efecto protector en el sueño nocturno o un efecto activador en el momento de 12 10 8 Porcentaje 674 6 4 2 0 0 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 Hora de inicio del ictus Figura 2. Distribución del inicio de los sı́ntomas del ictus a lo largo de 24 h46. despertar. Son varios los posibles mecanismos implicados en este fenómeno. Por un lado, el patrón circadiano de presión arterial, cuyos valores descienden durante la noche y se elevan de nuevo al despertar51, sigue un perfil muy similar al de la incidencia de ictus. Se han descrito, por otro lado, una mayor velocidad de agregación plaquetaria durante la mañana52, una tendencia a que la viscosidad de la sangre disminuya durante la noche y una subida matinal de aquélla53. Es más, la actividad del activador del plasminógeno tisular (trombolı́tico endógeno) se halla disminuida durante la mañana54, y también parece haber un descenso de la función endotelial en estas primeras horas55. Por su parte, tanto la frecuencia cardı́aca como las caı́das en fibrilación auricular presentan asimismo una curva circadiana, con una frecuencia cardı́aca menor y menos caı́das en fibrilación auricular durante el sueño, y una subida de ambas justo tras el despertar56,57. Podrı́amos decir que el sueño ejerce importantes efectos en el sistema nervioso autónomo, la hemodinámica sistémica, la función cardı́aca, la función endotelial, la agregación plaquetaria y la coagulación. El perfil de los pacientes es diferente según presenten el ictus durante el sueño o en la vigilia. Ası́, los ictus del sueño se observan más en mujeres, de mayor edad y más obesas, mientras que los de la vigilia se observan en personas que presentan con mayor frecuencia fibrilación auricular46. Parece que la obesidad y, probablemente, los trastornos del sueño que se asocian a la obesidad (apneas del sueño, perfil nocturno de presión arterial no dipper, disfunción endotelial nocturna, etc.)58,59 podrı́an promover la aparición de ictus nocturnos al anular el posible efecto protector del sueño. No hay, sin embargo, acuerdo sobre las posibles diferencias en los subtipos etiológicos o clı́nicos del ictus según si son del sueño o la vigilia8,50,60. Sı́ parece encontrarse que los ictus que ocurren durante el sueño son más graves44,46,61. Una posible explicación de este hecho se basa en que los ictus que aparecen durmiendo son aquéllos suficientemente importantes para superar el efecto protector del sueño. ARTICLE IN PRESS Documento descargado de http://www.elsevier.es el 13/05/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. J. Jiménez-Conde, J. Roquer / Med Clin (Barc). 2009;132(17):671–676 Conclusiones Podrı́amos concluir diciendo que el ictus isquémico se presenta con mayor frecuencia en invierno que en verano. Acostumbra a asociarse dı́as frı́os, aunque esta asociación más bien podrı́a explicarse por su relación con los descensos de la presión atmosférica respecto al dı́a anterior. Hay una mayor incidencia también en las olas de frı́o o de calor extremos. Por otro lado, los lunes respecto al resto de dı́as de la semana, ası́ como los dı́as en que hay un acontecimiento deportivo importante, también se observa un aumento de episodios cerebrovasculares. Finalmente, durante las horas de sueño nocturno desciende la incidencia y el pico máximo se registra por la mañana tras levantarse. En el futuro, podrı́an ser de gran utilidad los trabajos enfocados a analizar el comportamiento de los marcadores inflamatorios y de la coagulación en la población sana según las condiciones atmosféricas diarias. Ayudarı́an no sólo a conocer más profundamente cómo influye la meteorologı́a en la aparición de un ictus, sino también su efecto en muchas otras enfermedades con un componente inflamatorio en su patogenia. El estudio de los factores moduladores del ritmo de aparición del ictus contribuye a identificar sus mecanismos desencadenantes, además de abrir nuevas vı́as para futuros estudios. Este conocimiento puede ayudar tanto en el diseño de estrategias de prevención como en la previsión de la demanda asistencial de esta enfermedad, lo que permitirá una mejor adecuación de los recursos. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. Agradecimiento Al Servei Meteorològic de Catalunya, Àrea de Climatologia. Financiación 24. 25. 26. 27. Trabajo financiado en parte por el Ministerio de Sanidad y Consumo, Instituto de Salud Carlos III (Red Heracles RD06/0009) y Fondos de Investigación Sanitaria del Ministerio de Sanidad y Consumo, Instituto de Salud Carlos III (contrato para Formación en Investigación para Profesionales con Formación Sanitaria Especializada, CM06100067). 28. 29. 30. Bibliografı́a 31. 1. López-Pousa S, Vilalta J, Llinas J. Incidence of cerebrovascular disease in Spain: a study in a rural area of Girona. Rev Neurol. 1995;23:1074–80. 2. Abadal LT, Puig T, Balaguer Vintro I. Incidence, mortality and risk factors for stroke in the Manresa Study: 28 years of follow-up. Rev Esp Cardiol. 2000; 53:15–20. 3. OMS. Informe sobre la salud en el mundo 2004. Anexo estadı́stico. Defunciones por causas, sexo y estratos de mortalidad en las regiones de la OMS, a estimaciones para 2002. Disponible en: http://www.who.int/whr/2004/annex/ es/index.html 4. Instituto Nacional de Estadı́stica. 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