Primeras páginas

¿me estás
escuchando?
sí, sí,
sigue.
a ver,
¿por quién
me toma?
ok, entiendo,
gracias.
mira,
si quieres
que
te di muchísimas
gracias.
menos mal que
eres psiquiatra.
yo soy
un hombre serio,
con una mujer
fabulosa…
creo que no
soy la persona
adecuada para
estas confidencias.
psicólogo.
lo mismo
es.
tendrías
que entender
ciertas
cosas.
¡venga,
pasa
ya!
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¡de
“gracias”
nada!
¿te crees
que no sé
lo que estás
pensando?
“lo siento,
capullo, pero
a mí me va todo
bien, gracias”.
¡ja! claro,
porque él no,
él es que es
psicólogo…
¡y quita esa
cara de
impertinente!
asumámoslo.
¿pues sabes
qué? ¡tu
también me
das asco,
amigo!
estamos
podridos,
¿y qué?
“formemos
cohorte,
listos para
la muerte.”
¿no hueles el
hedor que nos
rodea? ¡todos
damos asco!
a fin de
cuentas, ¿qué
quieres que
cambie?
si no te
quieres poner
en mi pellejo,
allá tú.
no sé
si me
explico.
por culpa
de gente
como tú.
perdona,
necesitaba
desahogarme.
cada uno a lo
suyo, y mientras
tanto el país
se hunde en
la mierda.
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no pasa
nada,
valter.
lo extraño
es que, aun sin
comprender
el mensaje,
puedo intuir su
significado…
como una
suerte de déjà
vu, ¿entiende?
aunque mucho
más fuerte.
muy bien.
tan
potente que sólo
de pensarlo me
dan ganas de
llorar… snif,
snif…
vale, de
momento es
suficiente.
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¿qué está
pasando?
tranquila,
sólo han
saltado los
plomos.
nadia,
tengo que
confesarte
una cosa…
el contador,
dónde está el
contador…
nadia, yo
conozco esas
cosas.
las he
visto
antes.
¿cómo va
esto…?
ayúdame, por
favor, con los
guantes no
puedo, tengo
miedo…
no
tengas
miedo.
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¿cómo coño
se reactiva
esto, raniero?