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A A R T I | La guía sana de Ibiza
Página | 27
Entrevista a Sandra Borràs
Psicóloga y terapeuta infantil y familiar, y adultos
Hola Sandra, ¿puedes darnos unas
pinceladas sobre ti para conocerte mejor?
¡Hola! Sandra, Barcelona, 31. Parto
gozoso. Bebé feliz. Infancia difícil con fuerte
impacto familiar. Adolescencia con enfermedad
complicada, combinada con sed de vivir. Juventud,
con la carrera se me abrió un mundo. Exploración
interna, exploración externa. Casas, países, viajes.
Llegué a Ibiza hace cuatro años y medio. Aquí
estoy.
Eres de Barcelona, ¿cómo y por qué
acabaste viviendo en la Isla?
Al final de 2009 acabé varios trabajos. Me fui
a México un mes y pico con la intención de pasar
por la Academia de Clown antes de reinventar
mi vida en, pensaba, la ciudad. Bont’s estaba en
Ibiza, ¡pues a Ibiza! ¡Sorpresa! Empezó a pasar lo
particular de la Isla.
Así que desde pequeña tenías claro
qué querías ser de mayor.
Pues sí. A los cuatro años, decía “Mama, de
gran vull ser doctora”. Hoy día lo mantengo, al
menos hasta hoy. He explorado caminos cercanos:
empecé Química, he estado en el mundo social y en
Educación Viva. Todo ello nutre. Voy entendiendo
a qué medicina me refería entonces. Está en el
interior. Miro y veo que en realidad es con la
vida con la que me he ido sanando. La terapia es
un espacio sagrado donde abrir, ampliar, operar,
encontrar, ver, conectar, explorar. Mas el quid está
aquí dentro y ahí fuera.
¿Cuál es tu formación?
Licenciada
en
Psicología.
Colegiada.
Posgraduada en Lenguajes Expresivos y
Comunicación. Terapeuta Gestalt. Terapeuta
Gestalt Infantil (acabo este curso). Entre
las complementarias, destaco Clown, el
Psicodrama y la Educación Viva.
¿Y tu forma de conectar con la salud?
Experimentarla. Para mí, tiene un punto
relativo: lo que es salud para un@s, en un momento “equis”, no lo es para otr@s, y viceversa.
Es fresca y ágil, y el alma tiene mucho que ver.
La salud no significa para mí no sentir dolor o
estar feliz todo el día. He integrado el dolor y
sus derivados como algo más. ¡Menos peso y ahí
emerge la salud! Se da un cambio de vibración.
Empodera también. Vivo mis procesos, en mi
centro y a mi ritmo, en la medida de lo posible.
Respetándome y escuchándome. Los comprendo,
estoy despierta en ellos y cada vez más conectada
a l@s demás y a mi entorno. Honro el malestar,
veo su riqueza y su capacidad de renovación y
renacimiento. Mas está claro que el camino es
bien delicado a veces, me consta.
Todavía hay gente con alguna reticencia
de ir al psicólogo o a terapia.
Comparto. Psicología significa “estudio y
tratado del alma”, ¡y hay tantas corrientes para
ello! Psicología trata enfermedad y trata salud y
conciencia también.
Sí es común oír “me estoy trabajando esto”
en varios círculos. También cada vez hay más que
resuenan con la persona y manera acertada, algo
crucial. Mira, yo fui tratada desde terapias más
clínicas a más alternativas. Ahora veo que, en
ese momento, frecuencia y duración, todo sirvió,
aun cuando fuera una sola sesión. Hay casos en
que un@ no tiene mucha elección. Otros, si un@
siente, para adelante. Y si no, también está bien,
por supuesto. La naturaleza sabe.
¿Qué se encuentra una persona adulta
cuando acude a una sesión contigo?
Una rumbera con guitarra y topos jugando
y cantando (risas). A ver: espacio amplio y
vacío. Intimidad y silencio. Conectar y ser
vist@. Horizontalidad. Vivir su proceso. Sostén
y contención necesarias. Ni juicio ni etiquetas.
Respeto. Escucha. Afecto. Humanidad. Las
personas que llegan están, o están a punto, de
procesos clave. Sentirse acompañad@ ahí permite,
sobre todo, no llegar a límites muy límites. O llegar
de manera segura y respetada para que empiecen
a brotar semillitas de nuevo. ¿A efectos prácticos?
La persona vive experiencia. El trabajo es con el
cuerpo, respiración y palabra. La sesión es abierta
y dinámica buscando la conciencia y participación
mutua. Si veo que el caso no es para mí, derivo. Si
veo que sí, subimos al mismo barco, cada un@ en
nuestro lugar, e iniciamos un viaje único.
¿En qué consiste ser terapeuta infantil
y familiar?
En ser una pieza clave para la familia durante
un periodo “equis”, tomando por referencia lo
que manifiesta el niñ@, en un proceso orgánico
de salud y empoderamiento conjunto. Con
sumo respeto y devolviendo a la familia lo que
ella misma dispone. Pasan cosas que de forma
individual no pasan, en calidad y en cantidad. La
sesión dura dos horas: primero el niñ@ y después
m/padre. Herman@s. Puede profesor o tutor.
El trabajo con los adultos en este caso es más o
menos terapéutico, depende. En la web renovada
cuento más.
Ejerces la terapia familiar de una forma
especial con la opción de ir tú a casa
de la familia. ¿Por qué? ¿Qué diferencia
hay, qué beneficios?
Sí, voy a la casa, sí. Empecé circunstancialmente y ahora veo que facilita y mantiene
resguardado lo orgánico. El proceso se vive
donde sucede y así aprovecho los factores del
entorno que en sala no están. También se vuelve
accesible y cotidiano. He visto adult@s dándose
cuenta de claves, otr@s estirar las orejas y hacer
pasos hacia alguna dirección, niñ@s confiad@s,
cambios en la propia casa... Aseguro intimidad y
requisitos mínimos para el trabajo. Y si no, o no
conviene, que pasa, vamos a sala plácidamente.
Todas estas experiencias familiares
seguro que te hacen de espejo en
muchos momentos. Supongo que tienes
también un duro trabajo interno, ¿no?
Si no hubiera trabajado suficiente mi infancia
y mi familia previamente, apaga y vámonos. A los
trece fui al psicólogo por primera vez. Ahí empezó.
Duro, sí; han habido momentos realmente límites
y muy delicados, sí, para mí y mi entorno. Siento
que hoy he limpiado e integrado lo suficiente
para estar mínimamente serena y confiada, sin
juzgar ni liar, estando presente en lo que sea que
acompaño y sabiendo un mínimo lo que hago. Y
hacerlo con mimo y firmeza a la vez.
Mas hoy día continúo revisándome. Y cada vez
que se presenta alguien nuevo voy a mí, a lo que
me toca y cómo está eso en mí, antes de empezar.
¿Alguna diferencia entre trabajar con
niños y con adultos?
Muchas y pocas a la vez. Con el niñ@ el
proceso es fácil y fluido. Muy afinado también.
Con el adulto hay un proceso de limpieza y
actualización previa, pues hay todo un contenido
emocional más o menos cargado, que con el niñ@
no hay o hay en su justa medida. Con el niñ@
resguardo y riego. Con el adulto, limpiamos el
terreno antes de llegar a esto. Las herramientas
son también diferentes. Con el niño hay juego,
dibujo, cuentos, cantos. Es obvio que también
es diferente la maduración biológica y cerebral;
el proceso de separación e individuación o la
sintomatología entre otras.
Lo interesante aquí es que niñ@ y adult@
somos y estamos en el mismo momento, espacio
y situación. Cada un@ en nuestro sitio y en la
medida de lo posible, eso sí.
Tu mayor virtud y tu mayor defecto.
En esta época, mi virtud es mantenerme en
mi centro y conexión. Defecto, que a veces aún
me cierro como una ostra.
Nuestro juego de las palabras:
música
>
origen,
mirada
>
verdad,
enamorarse > regalo, rabieta > aceptación,
mentira > escuchar, oscuridad > sabia,
alimento > placer, familia > fuente,
fotografía > poesía, estudios > herramientas.
Muchas gracias, Sandra, por esta
charla tan bonita. Me alegro de verte
tan feliz e ilusionada. ¡¡Estás radiante!!
¡Ole! Todo llega, y sí, ahora es así para mí.
Gracias a ti, gracias a vosotros. Un lujo, de verdad.

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