UNA IDEA DE IDENTIDAD A PARTIR DE HANNAH

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UNA IDEA DE IDENTIDAD A PARTIR DE HANNAH
UNA IDEA DE IDENTIDAD A PARTIR DE HANNAH ARENDT
Esteban Acosta Saavedra. Estudiante de cuarto semestre. Facultad de Sociología.
Universidad Santo Tomás.
La identidad es un tema que desde diferentes ámbitos se ha propuesto como motivo de
reflexión. A continuación se propone abordar este término, orientado por algunas referencias
ideológicas de la filósofa alemana Hannah Arendt.
Sobre lo público y lo privado
En Hannah Arendt, lo público puede ser entendido de dos formas: En primer lugar, como todo
lo que puede ser visto y oído por todo el mundo. Por lo tanto, la autora entiende que la
realidad es lo aparente, es decir lo que se ve y se oye. Para ella, en lo público solo se admite lo
que es apropiado, es decir lo digno de verse y de oírse. A partir de lo anterior, establece que lo
íntimo tiene una incierta y oscura existencia, hasta que adopta una forma adecuada para
aparecer en público (Arendt, p. 59).
En segundo lugar, lo entiende como el mundo, en tanto que es común a todos y diferente del
lugar privado que en él se posee y se ocupa. Esté es descrito por la autora, como el mundo de
las cosas y de los asuntos comunes a todos los hombres, un mundo que los une, los relaciona y
los separa al mismo tiempo (Arendt, p. 60).
Con respecto a lo privado, Arendt propone la siguiente definición: radica en la ausencia de los
demás. Representa la privación de cosas que considera esenciales de la vida humana, como la
realidad que proviene de ser visto y oído por los demás y el relacionarse con otros. En esta
situación, lo que realiza quien se priva, carece de significado y consecuencia para los otros; lo
que le importa a él, no le interesa a los demás (arendt, p. 67).
Sobre la Acción y el Discurso
“Mediante la acción y el discurso, los hombres muestran quiénes son, revelan activamente su
única y personal identidad y hacen su aparición en el mundo humano” (Arendt, p. 203). Las
palabras anteriores sintetizan los planteamientos desarrollados por Hannah Arendt, en
relación a la acción y el discurso del ser humano.
Arendt plantea que la pluralidad humana tiene un doble carácter de igualdad y distinción. Al
respecto, esta filósofa considera que la igualdad les permite a los hombres entenderse, prever
y planear el futuro para sí mismos y para aquellos que vendrán después. Por otra parte, la
diferenciación entre los hombres que son, fueron o serán, hace necesarios al discurso y a la
acción para entenderse (Arendt, p. 200).
Según estima la autora, solo el hombre puede expresar su distinción y diferenciarse de los
otros, solo él puede comunicar su propio yo (sujeto) y no simplemente un algo (objeto). El
discurso y la acción revelan la distinción del hombre, lo cual implica que no son solo distintos,
sino que a través de actos y palabras se diferencian de los demás. Con palabras y actos se
inserta en el mundo humano para rebelar lo que esconde su corporalidad. A propósito se lee
en Arendt: “con palabras y acto nos insertamos en el mundo humano, y esta inserción es como
un segundo nacimiento, en el que confirmamos y asumimos el hecho desnudo de nuestra
original apariencia física” (Arendt, p 201).
En referencia al discurso, considera su afinidad con la revelación como propiedad, e indica que
ésta es menos próxima a la acción. Por lo tanto, supone necesario que la acción se acompañe
siempre del discurso para que no pierdan la palabra y el acto su carácter de revelación y aquel
que se pronuncia y actúa, el suyo de sujeto (Arendt, p. 200).
Para Hannah Arendt, la actividad humana se enmarca en un mundo de hombres y cosas
hechas por ellos. Entiende que la acción es un privilegio exclusivo de los hombres, por medio
de la cual producen su mundo, y está determinada por el hecho de que viven juntos. Por esta
condición, indica que las acciones humanas dependen de la constante presencia de los demás
(Arendt, p. 37).
Reflexiones sobre identidad
La apariencia que puede adoptarse en público no es solo cuestión de imagen, pues más allá de
lo corporal, se puede considerar lo que se oye y se ve de quien se manifiesta con palabra y
acto. En este sentido, este escrito propone pensar en la identidad como la construcción
mediante la cual el individuo se distingue de los demás, no solo por su aspecto físico, sino
también por lo que dice y hace, lo cual por supuesto tiene implicaciones.
El que se identifica con discurso y acción, se revela al mundo como igual y/o diferente. En la
igualdad se dan los consensos que son el punto de partida para la construcción del mundo. No
es que lo íntimo del individuo se estandarice para llegar a la uniforme igualdad, sino es que
tiene asuntos en común con los demás, pues no vive solo.
Como diferentes, los individuos deben procurar que la diferencia sea respetada pues no son
los únicos en esa condición y es inherente al ser humano. Pero también deben proponerse
construir un mundo a su medida, para lo cual, pueden presentarse al mundo bajo la apariencia
de la imagen del objeto que puede ser interpretado y/o bajo la apariencia del discurso y la
acción del sujeto que se revela.
Bajo esa lógica, el individuo se inmerge y se articula con el mundo que construye con aquellos
que lo consideran, valiéndose de su identidad, que ubica lo privado en la esfera pública, es
decir, le da la forma más apropiada para aparecer allí, haciéndolo mediante su discurso y sus
acciones.
Bibliografía
Arendt, Hannah. (1993). La condición humana. Barcelona, España. Ediciones Paidós.

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