Tripas Metodo Podemos DEFINITIVO v2.indd

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Tripas Metodo Podemos DEFINITIVO v2.indd
DAVID ÁLVARO GARCÍA
ENRIQUE A. FONSECA PORRAS
EXTRACTO PROMOCIONAL
EXTRACTO PROMOCIONAL
Primera edición, mayo de 2015
© David Álvaro García y Enrique Alberto Fonseca Porras, 2015
© Última línea, S.L., 2015
Oficina central:
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28002 Madrid
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ISBN: 978-84-16159-40-6
Depósito legal: MA 683-2015
IBIC: KJS, JPL, JPF
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Impreso en España – Unión Europea
A nuestras familias.
Ellos nos enseñaron que debemos perseguir nuestras
metas por inalcanzables que parezcan. El esfuerzo
convierte en realidades los sueños.
Este libro no hubiese sido posible sin la ayuda y
colaboración de María, Concha, Miguel, Miguel
Ángel, Carlos, Jorge, Antonio José y Mercedes.
Índice
*Sólo los capítulos resaltados en negrita están incluídos en este extracto
Prólogo, por Carlos Rodríguez Braun . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Sección 1. Crea una historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
Capítulo 1. Diagnóstico de la realidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
26
Capítulo 2. Crea los personajes de la historia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Capítulo 3. Inventa una solución. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Sección 2. Encuentra a tu público. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Capítulo 4. Construye tu marco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Capítulo 5. Adáptate al marco de tu audiencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Capítulo 6. Encuentra tu segmento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Sección 3. Llega a tu público. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Capítulo 7. La importancia de los medios de comunicación . . . . . . . . . . . 114
Capítulo 8. Construyendo una estrategia de marketing desde 0 . . . . . . . . . 135
Entrevistas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
Pablo Casado Blanco, portavoz de campaña del PP. . . . . . . . . . . . . . . . . 154
María González Veracruz, vicesecretaria de política electoral del PSOE. . . . 162
Jorge Verstrynge, colaborador de Podemos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
Conclusiones y Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
Marketing político para un nuevo escenario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180
Las 5 lecciones de marketing marxista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
Introducción
11
Introducción
La irrupción de Podemos en el panorama político español presupone
la conclusión del periodo de bipartidismo de facto que hemos conocido.
Decimos «de facto» porque no hay que olvidar el peso que tienen los nacionalistas en sus respectivas comunidades o la importancia que han llegado a tener algunas formaciones como Izquierda Unida. En cualquier
caso, sí podemos hablar de una dinámica según la cual lo que ganaba el
PP lo perdía el PSOE y viceversa. Esto ya no es así.
Entramos en un nuevo escenario, con nuevas claves y una nueva forma de estructurar los discursos. Antes, la alternativa ante una mala gestión del Gobierno era obvia: votar el partido de la oposición. A partir de
ahora, nos encontramos con varias marcas electorales con posibilidades
reales de gobernar o, al menos, de lograr una influyente representación
en el Parlamento. De esta forma, las formaciones políticas tienen que
crear un mensaje que justifique claramente por qué hay que votarles.
Al margen de discrepancias ideológicas, debemos reconocer que Podemos ha sido capaz de hacer eso desde el primer día. Esto explicaría su
éxito sin precedentes. En menos de un año han pasado de no existir a
encabezar algunas encuestas de intención de voto. Jamás se había visto
un fenómeno semejante en la democracia española. Incluso es difícil
encontrar casos parecidos en otros países.
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David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
Algunos analistas consideran que este triunfo no se debe a la buena
praxis de Podemos sino a una situación de descontento ciudadano fruto
de la crisis económica. Sin embargo, ¿cuántos otros partidos podrían
haber capitalizado esa situación y no lo han conseguido? ¿Por qué Podemos y no Izquierda Unida, con un ideario muy parecido y mucha más
tradición? ¿Por qué no UPyD, que contaban con una líder conocida y
mediática como pocas? En los últimos años se han creado numerosos
proyectos, desde la izquierda hasta la derecha, llamados a llenar ese vacío
de representación que señalaban todos los expertos. Hasta ahora, sólo
uno lo ha conseguido. No reconocerles el mérito es negar la realidad.
Incluso la coalición griega Syriza, señalado como su homólogo en el país
heleno, necesitó años para llegar al lugar donde Podemos está en sólo un
año de andadura.
No es exagerado decir que se debe aprender de Podemos. De hecho,
ha sido el primer partido en utilizar auténticas técnicas de marketing
aplicadas a las elecciones. Precisamente eso es lo que vamos a analizar en
este libro. Hace ocho años, Obama puso en valor la importancia de las
redes sociales en política. Hoy en día es inconcebible que un candidato
no tenga un perfil en Facebook o en Twitter. En un futuro próximo,
muchas de las técnicas que vamos a exponer aquí también se convertirán
en un estándar en el día a día de todos los partidos.
Hablamos de marketing y no de comunicación. El marketing político se centra en la necesidad de satisfacer las demandas de los votantes mientras que la comunicación política persigue hacer llegar nuestras
ideas a la ciudadanía. Dicho de otra forma, marketing es el modo de
crear el discurso y comunicación es el canal.
Mientras escribíamos este libro, realizamos varias entrevistas a distintos asesores de los principales partidos. Nos llamó la atención que
muchos de ellos se sintieran incómodos con el término «marketing»
aplicado a la política. A menudo se asocia el marketing con tácticas publicitarias agresivas y de dudosa eficacia. Nada más lejos de nuestra propuesta. Nosotros nos vamos a centrar en cómo crear un discurso efectivo
utilizando las técnicas que ha introducido Podemos.
¿Qué es el discurso? El discurso es el modo de organizar la percepción que tenemos de la realidad. Cuando leemos la sección internacional
de un periódico vemos una selección de noticias. Lógicamente, ese día,
en el mundo han ocurrido muchas más cosas de las que podemos leer.
Introducción
13
Sin embargo, el jefe de sección ha realizado una selección de acontecimientos y los ha interpretado basándose en su punto de vista. En su discurso. Todos hacemos lo mismo y por eso hay diagnósticos y soluciones
distintas para lo que pasa a nuestro alrededor.
Los políticos, con sus programas electorales, nos ofrecen nuevas herramientas con las que entender esa realidad y, sobre ellas, proponen
unas soluciones para mejorarla. Ése es su discurso. Su producto. La razón que nos motiva a votar a uno o a otro. La clave sobre la que orbita la
relación entre un partido y los ciudadanos. El marketing es una disciplina que nos permite sistematizar este trabajo. Ése es el objeto de estudio
de este libro. Y lo hacemos a través del análisis del discurso de Podemos.
Entender a Podemos es entender a los intelectuales que les han inspirado. Por eso el título original de este libro era «Marketing marxista
para partidos políticos no marxistas». A través de estas páginas haremos
un recorrido por la filosofía marxista. La diferencia es que, en lugar de
hacerlo desde una perspectiva ética, política o económica, lo vamos a
Marx como nunca te lo habían contado
Nuestro objetivo con este libro es darles un sentido práctico
a filósofos que parecían condenados a quedarse en el mundo
académico. Vamos a revisitar a autores como Gramsci o Lacan para
darles un nuevo sentido que pueda ser de utilidad en el día a día
de una agencia o un departamento de marketing. ¡No te asustes!
También te ayudaremos a poner en práctica todos los principios
teóricos que vas a leer.
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David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
hacer desde un punto de vista marketiniano. Ésa es la gran innovación
de Iglesias y sus adláteres.
MARX TENÍA RAZÓN
Existe una máxima cuasi incontestable dentro de los partidos políticos de centroderecha en Europa en general, y en España en concreto,
que responde a la creencia de una mala política comunicativa. No existe
conversación entre dos o más votantes del centroderecha en la que no
se acabe aludiendo a esa idea de que el gran problema político es que
se comunica mal. Frente a esto, hay otro lugar común en el imaginario
colectivo: que la izquierda comunica mejor. La prueba palmaria en estos
momentos es Podemos.
No hay mayor ejemplo de esa victoria comunicativa de la izquierda
que la existencia de partidos comunistas, o de inspiración comunista,
con cierto apoyo social. Son muchos los que consideran que no existe
comparación posible entre fascismo y comunismo, que en origen, ese
planteamiento dicotómico es erróneo, una contraposición injusta y falaz.
Pero la realidad, desde el punto de vista pragmático y no ideológico, es
que son movimientos que, a tenor de la Historia, pueden verse como las
dos caras de una misma moneda.
Así, el socialismo marxista se ha demostrado incapaz de cumplir con
sus propósitos más románticos e idílicos dentro de la arena política, derivando, en la mayoría de las ocasiones, en el cumplimento de lo opuesto
a lo que propugnaba previamente. La falta de libertad, la destrucción de
la riqueza, las desigualdades económicas y, en gran parte de la Historia,
la represión y los crímenes atroces contra la población civil, han sido una
realidad irrefutable de su pasado.
Esa retroalimentación histórica entre fascismo y comunismo puede
verse ejemplificada en el hecho de que Fidel Castro en junio de 1961
sintetizase el eje de la política cultural socialista cubana con la siguiente
frase: «Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución, nada». Una frase
cuyo origen lo encontramos en el pensamiento colectivista de Mussolini: «Todo en el Estado, nada contra el Estado».
Por lo tanto, colocar en el mismo plano dos visiones aparentemente
antagónicas pero con claros nexos de unión como son fascismo y comu-
Introducción
15
nismo no es ninguna aberración intelectual. Para disipar cualquier atisbo de duda, sería aconsejable rememorar la comparación establecida por
la pensadora Hannah Arendt y plasmada en su obra «Los orígenes del
totalitarismo», publicada en 1951, donde trata de demostrar que ambos
movimientos beben de las mismas fuentes.
Sin embargo, mientras los partidos fascistas, por suerte para nuestra
sociedad, fracasaron en su intento de continuar el relato político emprendido por sus ideólogos, el comunismo mantiene su magnetismo
entre intelectuales, artistas y políticos. Podemos decir que, en Europa,
el fascismo murió en su práctica totalidad con Hitler y Mussolini, dando algunos coletazos residuales en ciertos momentos puntuales y en lugares diferentes del
Marketing vs
continente europeo. El comunismo, sin siquiecomunicación
ra cambiar de nombre, sigue vivo a través de
Comúnmente se
formaciones con representación en todo Occonfunden estos
cidente.
dos términos.
Comunicación
Esta paradójica situación se explica por el
(en este contexto)
éxito del marketing marxista que han empleaconsiste en hacer que
do dichas formaciones (pese a que nunca lo
los ciudadanos confíen
llamen por este nombre). Un marketing que no
en el discurso que
es coto exclusivo del marxismo y que es igualles ofrecemos. El
marketing trata de
mente aprovechable por cualquier otro punto
crear un discurso
del espectro político.
en el que los
Técnicas similares a éstas son las que fraciudadanos puedan
guaron la figura política de alguien como Marconfiar.
garet Thatcher, quien protagonizó un cambio
de modelo comunicativo. Fue la primera en
contar con un equipo de expertos en relaciones
públicas y publicistas para que apuntalasen su
estrategia. Aconsejada por ellos, fue de las primeras personas que cuidó
cuestiones estéticas como su voz o su presencia. Así descubrimos que
acudía con regularidad a un especialista para lograr mitigar el estridente
timbre de voz con el que contaba o cómo logró convertir sus trajes azules,
sus perlas, sus bolsos y su peinado en una de sus señas de identidad más
reconocibles. Thatcher no solo comunicaba, creaba marca. Una marca de
tanto éxito que logró tener su propio «ismo»: el thatcherismo, que logró
ganar todas las elecciones desde 1979 hasta su retirada política.
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David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
Si en aquella Inglaterra de finales de los 70 los conservadores descubrieron la importancia de la comunicación política, hoy en día, en un
contexto diferente, con una sociedad en constante evolución, un partido
nuevo como Podemos ha descubierto el valor del marketing político.
Este libro pretende, entre otras cosas, animar a aprender de estos
nuevos movimientos en lugar de quejarse de ellos. Y ganarles en su propio terreno. Para ello, se debe dar la batalla dentro de un nuevo marco
conceptual y contextual.
El hecho real y tangible es que la inmensa mayoría de la literatura
marxista y de su sustento ideológico, están basadas en el marketing político. En contraposición a esto, muchos intelectuales liberales se han
centrado únicamente en cómo gobernar, dejando de lado el paso previo:
cómo llegar al Gobierno.
Aunque parezca sorprendente, vamos a derribar una de las máximas
políticas de nuestro tablero de juego. Es la idea de que el Partido Popular comunica mal. No es cierto. El problema del Partido Popular no es
su comunicación. Es su marketing.
Basta trazar un breve recorrido por la historia moderna del partido.
Fue el primer partido político que creó un canal de comunicación online
con los ciudadanos. Lo hizo en 1999, un año después del nacimiento
de Google. Han sido pioneros y punteros en el uso de redes sociales
(Esperanza Aguirre o Mariano Rajoy fueron de los primeros políticos
en contar con una cuenta en Facebook y ambos son tremendamente
activos en Twitter) y a pesar de todo ello, en el terreno del marketing, la
izquierda gana por goleada.
Hasta ahora ese planteamiento podría funcionar. El centroderecha
tiene las riendas de la comunicación y la izquierda las del marketing. El
problema es que el escenario ha cambiado. Podíamos continuar sin una
estrategia de marketing definido puesto que nos movíamos en un sistema de juego de suma cero, donde lo que perdía el PSOE lo ganaba el
PP y viceversa. Pero la irrupción de nuevos actores políticos en el tablero
obliga a replantear posiciones y estrategias.
Es el momento de reforzar la estrategia en uno de los puntos más
débiles: el marketing. Y para ello, como sucede en todos los campos de
la vida, lo mejor es aprender de los maestros, de aquellos a los que les
Introducción
17
ha funcionado una estrategia marketiniana estudiada y medida. Esos no
son otros que la izquierda en general y Podemos en particular.
A partir del análisis de este partido, nuestro objetivo con este libro es
darles un sentido práctico a filósofos que parecían condenados a quedarse en el mundo académico. Vamos a revisitar a autores como Antonio Gramsci o Jacques Lacan para sacar conclusiones que pueda ser de
utilidad en el día a día de una agencia o un departamento de marketing.
También vamos a prestar atención a casos reales donde, de forma voluntaria o involuntaria, se han aplicado muchos de estos principios.
Lo que tienes en tus manos no es sólo un libro sobre Podemos, es un
libro de marketing desde una perspectiva filosófica o un libro de filosofía
aplicada al marketing. Pero ¡No te asustes! También te ayudaremos a
poner en práctica todos los principios teóricos que vas a leer.
Te animamos a recorrer con nosotros este viaje por los fondos más
inexplorables del marketing marxista de la mano de dos personas que
conocen y tienen interiorizado los principios inalienables de un sector
al alza.
David Álvaro ha sido alumno del líder de Podemos, Pablo Iglesias.
Sus años en la Facultad de Ciencias Políticas le han servido no solo
para conocer de primera mano la estrategia del triángulo formado por
Iglesias-Errejón-Monedero, sino también para estudiar y desgranar el
pensamiento de sus referentes ideológicos. Contertulio en La Tuerka y
Fort Apache, ha sabido entender la lógica marketiniana marxista y las
posibilidades de su aplicación práctica en los partidos no marxistas.
Es licenciado en Ciencias Políticas (UCM), especialista en Administración Pública. MBA y Máster en Comunicación Política y Empresarial. Cuenta con estudios en Economía (Mercados Financieros por
la Universidad de Yale y Macroeconomía por la Universidad Irvine de
California), en «Habilidades Directivas y Toma de Decisiones» (Universidad Rey Juan Carlos) y en «Negociación y Resolución de Conflictos» (Bureau Veritas Business School). Actualmente trabaja como
asesor político.
Enrique Fonseca es consultor externo de marketing. A lo largo de
su trayectoria profesional, ha trabajado para varios partidos políticos en
distintos niveles de la Administración y para empresas privadas en tres
continentes diferentes. Sus conocimientos han servido para aplicar gran
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David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
parte de los consejos que ofreceremos a lo largo de estas páginas con un
alto porcentaje de éxito.
Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Valladolid. Ha impartido cursos de marketing en el «Máster
de Comunicación en Eventos» (Istituto Europeo Di Design) y en el
seminario «Comunicar en política» ( Universidad Rey Juan Carlos).
Os animamos a dejaros llevar, disfrutar de esta aventura y a cuestionar todo aquello que aquí planteamos. La esencia del marketing político
es tan grande como cada uno quiera que sea.
Antes de subirse a este tren y recorrer este viaje, se hace imprescindible conocer las contraindicaciones de este libro.
AVISO A NAVEGANTES:
• Si no eres marxista: ¡Tranquilo! Este no es un libro de
propaganda marxista sino un libro acerca de cómo funciona
la propaganda marxista. Las técnicas que vemos aquí no son
sólo patrimonio del marxismo sino también de los padres
fundadores del liberalismo en la Inglaterra del siglo XVII.
• Si no eres político: ¡Recuerda! Los mismos principios que se
emplean para transmitir una idea política pueden servir para
vender una propuesta científica, tecnológica o empresarial.
• Si eres marxista: ¡Bienvenido! En este libro vas a encontrar
una aproximación totalmente inusitada a tu ideología favorita.
Si en algún momento sientes que ofendemos alguno de tus
principios ¡No nos tomes en serio! A fin de cuentas, no es más
que un manual de marketing.
Sección 1. Crea una historia
El primer paso en toda campaña de marketing consiste en
descubrir lo que realmente preocupa a nuestro público. A
partir de ahí, construímos una solución, presentada como una
historia, que responde a esas demandas insatisfechas.
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David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
«O eres parte de la solución, o eres parte del problema»
Eldridge Cleaver
Estudia la realidad
Años después de abandonar el Gobierno, Margaret Thatcher reconoció
que su mayor logro había sido la propia existencia de una figura política
como la de Tony Blair. No era una broma. En sus más de diez años como
primera ministra consiguió dar la vuelta al entramado político.
Con una inteligencia desbordante y una calculada estrategia de marketing, Thatcher estableció las nuevas reglas de juego no sólo para su
propio partido sino también para la oposición. Los laboristas pasaron de
ser ese partido que, en los años 70, proponía nacionalizar hasta las funerarias, a que en la década de los 90 se transformasen en una «tercera vía»
basada en una laxa socialdemocracia que abrazaba la economía social de
mercado y el liberalismo progresista.
A menor escala, se podría trasladar ese mismo ejemplo a la España
de José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. Los ocho años
del PP en la Moncloa no sólo sirvieron para transformar la economía
y modernizar el Estado, sino que además dibujaron una nueva lógica
política que incluso Zapatero se vio obligado a mantener durante su primera legislatura. En lo referente a la economía, la gestión socialista en su
primera etapa se define como continuista de los postulados ideológicos
enunciados por los populares.
Estudia la realidad
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En términos marxistas, o más concretamente, «gramscianos», diríamos que tanto Thatcher
¿Qué es la hegemonía
cultural?
como Aznar consiguieron establecer una «hegemonía cultural». Es decir, no sólo ostentaron
Una clase dominante
no sólo basa su poder
el poder sino que crearon un nuevo discurso
en el aparato represor
dominante que habrían de seguir todas las for(policía, ejército, etc.)
maciones políticas de sus respectivos países.
sino también en la
imposición de unos
Ambos políticos comparten también el havalores y una visión al
ber obtenido una primera victoria electoral en
resto de la comunidad.
un contexto de crisis del sistema donde el modelo político se mostraba incapaz de responder
a las demandas ciudadanas.
En septiembre de 1995, las encuestas del
CIS situaban a la clase política en el segundo
lugar entre las principales preocupaciones de los españoles, sólo por detrás del terrorismo de ETA, que en aquella época perpetraba una media
de un atentado al mes con víctimas mortales. La situación de España era
compleja: miembros del Gobierno encarcelados, corrupción institucional, crisis económica, un paro elevadísimo, un déficit público muy alto,
una deuda de 60 billones de pesetas… Los sociólogos definieron aquel
periodo como la «época de la crispación».
Por su parte, Reino Unido en 1979 era un país al borde de la bancarrota, tutelado de facto por el Fondo Monetario Internacional y en
el que la inestabilidad social se traducía en frecuentes huelgas masivas.
Semejante situación llegó a su fin en el «invierno del descontento» en el
que el primer ministro, James Callaghan, con unas cotas de popularidad
bajo mínimos históricos, perdió una moción de censura presentada por
los conservadores, lo que precipitó el adelanto electoral.
En este tipo de contextos, siempre surge una posibilidad nueva. La
oportunidad de ofrecer un discurso innovador, que otorgue un aire fresco
a la política y que brinde la posibilidad de un cambio. Y fue ahí donde el
centroderecha supo realizar un análisis certero de la situación y formular
las preguntas que sólo ellos eran capaces de responder. Así consiguieron
adelantarse a sus adversarios y ganar la hegemonía discursiva.
Hoy en día, 20 años después, en España los partidos políticos vuelven
a encontrarse entre las principales preocupaciones de los españoles. Las
encuestas, si bien no tan clarificadoras como entonces, muestran que
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David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
para una parte nada desdeñable de nuestra población, ese aire fresco ya
no lo representa el centroderecha sino Podemos.
Podemos es hoy el partido político que mejor ha sabido resumir la
realidad en una serie de preguntas que sólo ellos pueden responder. En
términos discursivos, ahora mismo tienen una ventaja competitiva que
no es sino la antesala de la hegemonía.
CLASIFICA LA SOCIEDAD
Un campo poco explorado en el ámbito político y que nos ayuda a llevar
a cabo un análisis exhaustivo de la realidad es la etnografía. Se trata de
un método de investigación que consiste en observar las prácticas culturales de los grupos sociales para poder participar en ellos y así contrastar
lo que la gente dice y hace.
Etnografía en Latinoamérica
El Gobierno de Fernández de Kirchner ha sido consciente de la
importancia de esta disciplina y la utiliza a menudo para estudiar su
propia población.
Los ideólogos de Podemos han usado este campo de estudio
previamente. Así, Errejón en su estudio de la hegemonía en Bolivia
convivió con colectivos de distinto signo ideológico e investigó,
especialmente, el colectivo de los taxistas en Santa Cruz, Riberalta en
Beni y Tarija.
En España los nacionalistas gallegos del BNG también tienen
varias investigaciones al respecto.
Estudia la realidad
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El análisis etnográfico nos proporciona una información sobre la vida
social de nuestros votantes mucho más rica que la mayoría de los restantes métodos de investigación.
A diferencia de un análisis de mercado clásico, aquí ya no clasificamos en torno a categorías estáticas y medibles (edad, sexo, situación
geográfica), sino en función de motivaciones (parados, jóvenes ni-ni,
jubilados, etc...). Se trata de un estudio cualitativo, en lugar de cuantitativo. El investigador social se convierte en observador participante
analizando, desde dentro, las demandas y necesidades de diferentes colectivos. Es decir, convive con ellos durante un tiempo, recoge conversaciones y realiza entrevistas.
Big Data: tecnología al servicio del análisis sociológico
Hasta hace no mucho, los estudios sociológicos se basaban en
encuestas y trabajos de campo relativamente limitados. Hoy en día
contamos con más información en bruto que nunca para poder
analizar la sociedad de forma más precisa. La digitalización de
procesos y la masificación de internet traen consigo la posibilidad
de almacenar infinitos datos. Big Data es el anglicismo con el que
se conocen las tecnologías que permiten interpretarlo mediante
algoritmos matemáticos.
En EEUU, el Partido Republicano utiliza técnicas de
microsegmentación para lanzar mensajes a nichos concretos
de potenciales votantes. Analizando el comportamiento de los
ciudadanos, encuentran nuevos segmentos que no aparecerían
en ninguna encuesta demográfica porque están basados en
motivaciones y no en categorías estadísticas tradicionales como la
edad o el poder adquisitivo.
Pongamos un ejemplo: los jóvenes. Hay jóvenes con formación, sin
ella, con trabajo, desempleados, de izquierdas y de derechas. Utilizarlos
como categoría de análisis implica asumir que todos tienen algo significativo en común cuando, en realidad, sus motivaciones pueden ser
totalmente distintas. Sin embargo, los llamados «ni-nis» (jóvenes que ni
estudian ni trabajan) comparten un punto de partida y unas expectativas
en común. Por eso podemos estudiarlos como un grupo con coherencia
interna.
Siguiendo este modelo, encontraríamos que en España tenemos una
serie de derechos garantizados como la participación en política, el voto,
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David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
etc... Pero, ¿qué piensan los llamados ni-nis al respecto? Posiblemente el
estudio de la etnografía política nos arrojaría como resultado que buena
parte de ellos ni siquiera son conscientes de la importancia que tiene ser
portadores de tales derechos y, por tanto, incapaces de ponerlos en valor.
Sin embargo, sí son conscientes de que viven en casa de sus padres ante
la imposibilidad de independizarse. Y de la frustración personal que supone no tener un trabajo.
Continuando con el patrón que plantea este estudio, también veríamos cómo en nuestra sociedad hay personas que están siendo desahuciadas por no poder pagar la hipoteca, grupos minoritarios que viven en
chabolas alejadas de los núcleos urbanos y, de nuevo, jóvenes de más de
veinticinco años que aún viven en casa de sus padres.
AGRUPA TODAS LAS REALIDADES EN UNA IDEA
Aparentemente, tenemos una serie de perfiles distintos: es evidente que
un joven universitario que vive con sus padres tiene poco o nada en
común con una persona que duerme en la calle o un desahuciado. A
este respecto, la respuesta que ofrece el marketing marxista ante esta
disyuntiva es fácil y sencilla. Se sintetiza en una frase: «Gente sin casa y
casas sin gente».
Es decir, utilizando la teoría de Ernesto Laclau —pensador de cabecera del ideólogo de Podemos, Íñigo Errejón—, quien revisiona las
teorías de sus principales referentes teóricos del siglo XX como Lacan,
Saussure y Gramsci, formaríamos una realidad política que gravitaría
sobre la figura del «significante vacío» construyendo un proceso hegemónico y disputando el sentido del discurso político.
En este sentido, podríamos definir este tipo de superestructuras como
la yuxtaposición de distintos significantes que se van a ligar a distintos
significados a través de un lazo contingente (es decir, creado a propósito
para ese fin), convirtiéndose en elementos del discurso que agrupan y
dan sentido a distintas realidades que no tenían nada que ver entre sí
hasta que alguien ha decidido aglutinarlas.
Esto se traduce en que cada realidad particular es un círculo, con
un significado concreto (ni-nis, desahuciados y sintecho). Necesitamos
Estudia la realidad
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crear un nodo que sirva para otorgar un sentido general a todos esos
problemas pese a que éste, en sí mismo, no represente ningún caso real.
Explicado con un ejemplo más mundano. Aceite de oliva, bacon, vino
blanco, huevos y queso rallado: todos estos elementos no tienen ninguna
relación entre sí aparte de su condición de alimento. Se pueden combinar, o no, de infinitas formas (es decir, de forma «contingente»). Sin
embargo, cuando hablamos de «salsa carbonara», estamos construyendo
un concepto que interconecta todas estas realidades y les da un sentido
de unidad. La salsa carbonara, intrínsecamente, no es una cosa real sino
una idea, construida en nuestra mente, de cómo sumar distintas rea lidades que sí existen por sí mismas. Es un significante vacío.
CREA EL PROBLEMA
Errejón maneja con maestría los términos «desnaturalización» y «problematización» de la realidad. En su tesis doctoral, explica cómo las realidades por sí mismas no constituyen un problema político hasta que no
se presentan como tal.
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David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
Que haya un terremoto y en un barrio pobre se caigan algunas
de las casas del vecindario puede tener significados diferentes:
puede ser que la población culpe al terremoto, puede ser que la
población culpe a los dioses malvados que les han enviado un
temblor de tierra. Puede ser que la población culpe al alcalde,
o culpe al ministro, o culpe al presidente… La atribución del
significado político a los hechos sociales no es unívoca: es el
objetivo de la lucha política.
Así es como define Errejón el primer paso para la «desnaturalización» de una realidad.
Continuando con el ejemplo acerca del problema de la vivienda, podemos afirmar que el hecho de no tener casa se puede deber a diversos
factores. En unos casos puede deberse a la gestión irresponsable de un
banco o un propietario, a que alguien se haya quedado en paro o incluso,
a una caída en una espiral de drogadicción que lleve a la quiebra.
Pero cuando hablamos de «gente sin casa y casas sin gente» agrupamos todas las situaciones en una misma realidad a la que convertimos
en un problema político. Ya no es un simple drama sino el fruto de una
determinada política, con una víctima y un culpable.
De esta forma, Errejón identifica tres etapas en la problematización:
1. Diagnóstico en el que definimos los problemas y los agrupamos
en torno a una injusticia general.
2. Politización de la injusticia. Creamos unas identidades en pugna:
culpables y víctimas (trataremos este punto en el siguiente capítulo).
3. Motivación para la acción en la que se argumenta la posibilidad de
cambiar esa realidad (trataremos este punto en el último capítulo
de la sección).
En otras palabras: el hecho de que haya «casas sin gente y gente sin
casa» es un problema fruto de una decisión tomada a propósito por el
Gobierno. Por supuesto que hay solución y ésta pasa por cambiar la
política de vivienda.
El debate al respecto es infinito, incluso peligroso para el que está
creando ese discurso. ¿Entendemos que de semejante afirmación se desprende que se persigue que no exista vivienda vacía alguna? ¿Eliminamos la posibilidad de que una persona con el fruto de su trabajo pueda
Estudia la realidad
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optar a una segunda residencia? ¿Abolimos los hoteles por permitir tener habitaciones vacías a diario? o ¿les obligamos a ceder gratuitamente
las habitaciones disponibles a personas sin recursos?
Sin embargo, ante la falta de otra interpretación de esa realidad, la
idea que persiste es que hay un «malo» que disfruta dejando sin techo a
una parte de la población y, por tanto, una necesidad de crear una nueva
política de vivienda que solucione la injusticia actual.
¿Qué hace a este nuevo paradigma una idea tan poderosa?
PON UN NOMBRE A TU PROBLEMA
Las realidades existen cuando tienen un nombre. Las startups han sido
una figura clave en el sistema productivo desde los albores de la economía de mercado. Mercedes Benz fue una startup en su tiempo. La American Wright Company, la primera empresa de aeronáutica, fundada por
los Hermanos Wright, fue una «startup». La Bell Telephone Company,
Ford, IBM... todas ellas son ejemplos de «startups». Sin embargo, nadie
las llamó por ese nombre. Es ahora cuando hablamos de startups como
si fueran una categoría nueva y especial de empresa. Existen eventos,
carreras universitarias y hasta políticas especiales para este tipo de compañías. Se trata de una realidad que ha estado siempre presente pero
que no ha pasado a existir como tal hasta que alguien le ha puesto un
nombre especial para referirse a ella.
Por lo tanto, el primer paso para crear una realidad política es nombrarla. A este efecto, las palabras que escogemos son también una pieza
clave para el posicionamiento.
«Gente sin casa y casa sin gente» es, probablemente, una simplificación absurda, pero también una expresión que conlleva lógica interna y
una pregunta. Una vez se ha introducido en el debate, obliga a todos los
actores a posicionarse en torno a ella.
Incluso los adversarios, como parte del problema que son, también
necesitan un nombre. Términos como «neoliberal» son prácticamente
imposibles de definir. Existen numerosos artículos, estudios académicos
e incluso libros tratando de descifrar su significado. Sin embargo, todo
aquel que se ubique a la derecha de la izquierda y que ostente cierta cuo-
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David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
ta de poder, podrá ser denominado, «neoliberal»,
o incluso «ultracapitalista».
Cuando Pablo Iglesias
afirma que «Para follar
Estos calificativos han sido asumidos incluhay que desnudarse,
so por la propia derecha y es posible encontrar
pero para ligar hay que
cientos de referencias a ellas en cualquier medio
vestirse» apunta hacia
de comunicación conservador. Sirva de prueba
una propuesta basada
en el populismo de
buscar en cualquier periódico conservador el
Laclau que considera
número de noticias que reflejan la palabra «neonecesario utilizar más
conservador» y llegan a generarse debates dentro
que un traje, un disfraz,
del mismo espectro ideológico acerca del origen,
capaz de atraer a todo
sentido y características de los «neoliberales» o
tipo de votantes a
nuestra causa.
los «neoconservadores».
No se trata de una etiqueta inofensiva. En sí
misma implica una diferencia entre los liberales
«clásicos» (cuyas aportaciones a la democracia y
al nuevo régimen son difíciles de discutir) y los
«modernos» liberales que al calor de dicha ideología han perseguido un
«capitalismo salvaje» fundamentado en un egoísmo descontrolado.
No sólo eso. La generalidad del término «neoliberal» permite, nuevamente, crear un significante vacío que conecta a todas las ideologías
adversarias, por muy contradictorias que pueden ser entre ellas. Así nos
encontramos con que el «neoliberalismo» define tanto al capitalismo
americano como a los gobiernos populistas no comunistas de Latinoamérica (la Cuba de Batista o la Venezuela pre-Chávez) pese a que, en
realidad, son radicalmente distintos. Algunos sistemas como la socialdemocracia también pueden ser tildados de «neoliberales» o de ejemplo
a seguir dependiendo de las necesidades discursivas de cada momento.
En contra de lo que diría Julio César, la estrategia ganadora es «agrupa
y vencerás».
La conclusión final es que todos terminan, de un modo u otro, aceptando el término. En términos hegemónicos —y electorales—, eso supone una batalla ganada.
Estudia la realidad
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APLICACIÓN PRÁCTICA: EVO MORALES Y LA HEGEMONÍA
EN BOLIVIA
En 1982, tras el fin de la dictadura militar, Bolivia entró en un proceso de democratización y de modernización económica. El país estaba
sumido en una grave crisis económica, con altos niveles de inflación y
pobreza. Durante los años 80 y 90 los sucesivos gobiernos, tanto de derechas como de izquierdas, compartieron la misma agenda de reformas y
formaron pactos en base a un sentido de «responsabilidad democrática».
Es decir, todas las fuerzas políticas asumieron un consenso en pos de la
reforma. Consenso que no sólo se ceñía a lo puramente productivo sino
también al diseño de nuevas instituciones políticas más descentralizadas, con la pretensión de incluir a todas las capas sociales en el sistema.
Hablamos de un caso claro de hegemonía.
El programa de liberalización contenía la privatización de varios sectores, la atracción de inversión extranjera y el cierre de todas las industrias que habían dejado de ser rentables. Por ejemplo, la caída del precio
del estaño motivó el cierre de varias minas, con el consiguiente despido
de más de 30.000 trabajadores. Hechos como éste provocaron una fuerte inmigración de las zonas mineras a las capitales y a las regiones donde
se cultiva la hoja de coca.
30
David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
Sin embargo, en su intento de convertirse en un socio internacional
de confianza, Bolivia colaboraba con la guerra antidroga emprendida
por el Gobierno de Estados Unidos. Esto se tradujo en una constante
persecución a los agricultores cocaleros. Por un lado, la coca servía para
emplear a buena parte de los trabajadores que han sido despedidos en
las minas. No olvidemos que es un cultivo rentable y un sector en constante expansión que, en algunos momentos, llegó a representar el 20%
del PIB nacional. Por el otro, la policía y el ejército hacían redadas en las
que quemaban los campos.
De esta forma, pese a los esfuerzos inclusivos del Gobierno, había
muchos sectores que se empezaban a sentir excluidos de la construcción de la Bolivia moderna. Podríamos identificar a los cocaleros, a los
indígenas, a los sindicalistas de esas industrias no rentables y a muchos
de los que tuvieron que emigrar a las grandes ciudades y no encontraron trabajo. Sin embargo, no dejaban de ser actores independientes que,
salvo pequeños enfrentamientos, no podían plantear un desafío serio al
poder hegemónico.
En el año 2000, con la privatización de la gestión de los recursos
hídricos, se desencadenó una protesta que, por primera vez, se extendió por todo el país. En la llamada «guerra del agua» destacaban dos
posiciones: los indígenas radicales, que recelaban de los mestizos, y los
posibilistas, encabezados por Evo Morales, que apostaban por una confluencia con todas las fuerzas contrarias al Gobierno en un único partido, el Movimiento Al Socialismo (por las siglas MAS).
Durante el periodo que va del 2000 al 2005, Morales creó un discurso que integraba las demandas de los cocaleros, las de los indígenas y
las de los sindicalistas. Los primeros frutos de esta alianza se vieron en
la victoria simbólica de las elecciones de 2002, en las que consiguió un
20% de los votos.
Pero el auténtico Rubicón llegó en 2003 con la llamada «Guerra del
Gas». Ahí es cuando realmente se creó un elemento aglutinador (significante vacío) para todas las fuerzas opositoras: «El gas no se vende».
Así se configuraron dos identidades: el «pueblo», representado por todos aquellos que luchan contra las multinacionales, y el Gobierno que
«vende» el país.
Las protestas alcanzaron su punto álgido cuando, en la región de El
Alto, se llegó a constituir un Gobierno paralelo que no asumía la sobe-
Estudia la realidad
31
ranía del oficial. Durante más de dos semanas, el Estado fue incapaz de
enviar efectivos para desmantelarlo. Este desafío llevó a un colapso de
régimen cuya primera víctima fue el por entonces presidente, Sánchez
Losada, que se vio obligado a dimitir. A partir de ahí, Morales emprendió su sprint final hacia el Palacio Quemado. Entre 2003 y 2006 se sucedieron ejecutivos débiles, hostigados por la fuerte oposición del MAS.
Finalmente, en 2006, Evo Morales llegó al poder al grito de «¡Viva
la coca, mueran los yanquis!». Esta frase cristaliza las claves de su éxito
porque la coca era ya un símbolo de todos los sectores que se sentían
excluidos del sistema.
Sin embargo, aún no podemos hablar de hegemonía real. A partir de
este momento fueron los «prooccidentales» quienes se opusieron ferozmente al nuevo Gobierno al que tacharon de dictatorial. Sus principales
quejas se basaban en aspectos económicos (inversión privada frente a
nacionalizaciones) y políticos (federalismo frente a centralismo). Al año
siguiente, en 2007, el prefecto (presidente) de una de las regiones más
ricas, intentó convocar un referéndum de autonomía que terminó en
enfrentamientos violentos entre los sectores acomodados y los pobres.
Esto reforzó el discurso del MAS: hay un «pueblo» indígena y patriota y una derecha traidora que quiere trocear el país y venderlo a las
multinacionales.
Los pulsos se sucedieron hasta que finalmente, en 2009, Morales
convocó un referéndum revocatorio en el que preguntó a los ciudadanos
si mantenían la confianza en él y en todos los prefectos de todas las regiones, incluidas aquellas que estaban gobernadas por los conservadores.
El resultado fue que ambos sectores (socialistas-indígenas y conservadores-regionalistas) afianzaron sus posiciones.
Es en este momento cuando Morales presentó una nueva Constitución boliviana. La Carta Magna se basa en tres pilares:
• Estado plurinacional (integración de los indígenas).
• Estado soberano (lucha contra las multinacionales).
• Estado autonómico (consolidación de la democracia).
Este último punto es el golpe definitivo a sus opositores. Al integrar
una de sus principales demandas (autonomismo) les «robó» una de las
principales propuestas que les daba sentido.
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David Álvaro García y Enrique A. Fonseca Porras
A partir de ese momento, el bloque conservador-regionalista se desmorona. El discurso socialista-nacionalista-indigenista se convierte en
la única ideología sólida que aglutina las preocupaciones de la amplia
mayoría. De esta manera, todo aquel que quiere hacer política, lo tiene
que hacer siguiendo las reglas marcadas con Morales. La palabra «neoliberal» pasa a ser un insulto. Y cualquier propuesta de atraer inversión
extranjera o abrirse al mercado internacional es un tabú que ni siquiera
los más liberales se atreven a pronunciar.
Tras lograr la hegemonía, el éxito electoral está más que garantizado. Tras aprobar la Constitución en febrero de 2009, Morales vuelve a
ganar las elecciones en diciembre, esta vez con un 64% de los votos. En
octubre de 2014, vuelve a obtener una amplia mayoría que le permitirá
gobernar hasta 2020. Para entonces, habrá sumado nada menos que 16
años siendo el presidente del país.
RESUMEN:
• El primer paso para crear un discurso político consiste en
identificar una serie de realidades y agruparlas en torno a
conceptos más generales (significante vacío).
• Para que esas realidades formen parte de la política, hay que
convertirlas en problemas políticos, con unos culpables y una
posible solución colectiva.
• Para que esos problemas se instalen en el debate político,
necesitan tener un nombre.
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