EXTRACTO DEL LIBRO

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EXTRACTO DEL LIBRO
CAPÍTULO 1
CONFIGURANDO LA CÁMARA
PRE Y POSTVISUALIZACIÓN Quizás uno de los primeros temas
que deba plantear es el “cambio de mentalidad”. No es que para trabajar con RAW haya que cambiar de mentalidad, aunque algo de cierto
sí que tiene. A lo que realmente me refiero es a si, como fotógrafo que
ya dispara en digital, sigues pensando y actuando igual que cuando
disparabas con película o bien ya has hecho “clic” y has cambiado.
Parecerá una tontería, pero creo que lo mejor es empezar por el principio, por el cambio de mentalidad. Y por la esencial diferencia entre la
pre y postvisualización. Este libro está concebido para que pueda ser entendido tanto por alguien que proviene de la fotografía química (eso de
fotografía “analógica” me suena fatal) como si ya ha empezado con la
digital. Por cierto, que ya empieza a cansar tanto “digital”, por lo machacado del término; quizás deberíamos empezar a denominarla, simplemente, “fotografía actual” o “fotografía” a secas y dejar el término
digital, puesto que ya se presupone que hoy día todo es digital si no se
indica lo contrario.
Antes, con la fotografía química, también se podía conseguir una calidad muy elevada, pero requería de un concienzudo trabajo previo de
análisis y control sobre todo el proceso fotográfico de revelado de película y papel. Gracias a este estudio, que cada cual podía llevar a cabo,
era posible tener un alto control de los resultados, y en concreto de la
gama tonal. Con el famoso sistema de zonas y/o la sensitometría era
posible ajustar todos los parámetros con precisión para conseguir, poco
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antes de apretar el botón, y después de haber hecho unas cuantas mediciones con el exposímetro y algunos cálculos, previsualizar el resultado
final con gran acierto. Y funcionaba. Es decir, que todo el proceso se
basaba en la previsualización. Obviamente, era imposible ver el resultado hasta pasado, como mínimo, unas horas; normalmente días. Si la
tecnología hubiese permitido ver una copia impresa en menos de cinco
segundos, con la calidad y finura de un buen baritado, como si se tratase de una Polaroid, no hubiese sido tan importante la previsualización.
Porque ¿qué es lo importante? ¿llevar a cabo la previsualización porque así lo
recomendaban los libros o conseguir la máxima calidad posible con la técnica que
realmente lo permita, aunque sea menos elegante que la previsualización? La
lógica nos dice que lo segundo, puesto que lo importante es el resultado final.
Pues bien, una de las ventajas del sistema digital es la inmediatez de los
resultados, como es bien sabido. Si ya es posible ver el resultado en el
momento de apretar el botón, ¿para qué complicarse la vida con la
previsualización? Sí, sí, ya sé que no se puede fiar uno del aspecto de la
imagen en la pantalla de la propia cámara, pero ¿quién ha dicho que
haya que fiarse del aspecto que tiene? Las cámaras actuales nos brindan
herramientas, como el histograma, que nos pueden aportar toda la información necesaria, incluso si la pantalla es mala... como veremos en
el capítulo 4.
Por todo ello, el método de trabajo con las cámaras actuales ya NO se
basará en seguir religiosamente las buenas enseñanzas del gran maestro
Ansel Adams y su archifamoso sistema de zonas, pues ya no tiene mucho sentido. ¡Ojo! no es que la estética que conseguía Adams no sea
buena, sino que sus procedimientos para exponer no sirven en digital,
ya que para conseguir resultados del mismo nivel hay que proceder de
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otra manera. De hecho, hasta los más férreos seguidores deberían darse
cuenta, como le ocurrió al propio Ansel, porque en una entrevista en
1983 decía: “La fotografía electrónica pronto será superior a todo lo que tenemos ahora. El primer anticipo será la exploración de los negativos existentes.
Creo que los procesos electrónicos los mejorarán. Podría conseguir mejores copias
de mis negativos utilizando la electrónica. Luego vendrá el momento en que se
podrá hacer todo el proceso fotográfico por vía electrónica. Con la extremadamente alta resolución y el enorme control que puedes obtener de la electrónica, el
resultado será fantástico. ¡Me gustaría ser joven de nuevo!”. Y ya se sabe: no
se puede ser más papista que el papa...
Y todo gracias a que con las cámaras digitales es posible la postvisualización inmediata, con lo cual ya no tiene sentido la previsualización, diseñada para permitir un buen control tonal ante la imposibilidad de efectuar ese revelado manual de la película y ese positivado final de la copia
en papel usando todos esos parámetros -que te llevó tiempo descubrir y
afinar-, todo ello en pocos segundos.
Es cierto, el método de toda la vida y, en especial el de la exposición
con sistema de zonas, es muy elegante, frente al digital, en el que disparas y si la toma está mal, borras la foto y pruebas de nuevo. Pero es que
en digital se puede conseguir la exposición perfecta de esta forma, con
total certeza y encima en poco tiempo... ¿Preparado para el cambio?
¿PORQUÉ TRABAJAR EN RAW? “Con lo tranquilo que estaba yo
con mis JPEGs...”. Seguramente algo así pensaste cuando te hablaron
del formato RAW por primera vez. Tal como queda definido en el
libro IMAGEN DIGITAL. CONCEPTOS BÁSICOS, el RAW es un formato que
“contiene la información generada por el sensor de la cámara o del escáner prácticamente sin procesar”. Bien, pues este formato permite conseguir una
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calidad asombrosamente superior a la que ya obtienes disparando en
JPEG con tu misma cámara y óptica. No deja de ser curioso que, sin
tener que cambiar el equipo fotográfico ni hacer nuevos gastos, se pueda subir un escalón más en el nivel de calidad que obtienes ahora con
JPEG.
En cierta forma, se puede hacer una analogía entre la fotografía clásica
y la actual en este ámbito. Digamos que disparar en JPEG (expresión
que desde el punto de vista técnico es incorrecto, pues la cámara registra exactamente lo mismo tanto si se configura en JPEG como en
RAW, como veremos más adelante) viene a ser como cuando antes
revelábamos un carrete en uno de esos laboratorios rápidos de “aquíte-pillo-aquí-te-mato”, mientras que disparar en RAW viene a ser
como llevar la película diapositiva a manos de un experto para un revelado manual de calidad, como en los buenos laboratorios profesionales
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“tipo EGM” . Veamos pues con más detalle qué ofrece el RAW.
La gran ventaja del RAW es que almacena lo que capta el sensor “tal
cual”, con un procesado mínimo, de forma que nos permite extraer
posteriormente con un cuidadoso tratamiento una calidad netamente
superior en diversos aspectos. Para comprobarlo, he tomado simultáneamente en formato JPEG y en RAW la foto de un bodegón especialmente preparado para evaluar la calidad de imagen. Puedes ver la
diferencia entre dos archivos obtenidos con un único disparo de una
Nikon D2X: un JPEG directo de cámara y un TIFF obtenido a partir
del RAW. Aquí tienes la foto en JPEG:
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Se refiere al laboratorio EGM, uno de los más prestigiosos y experimentados labora-
torios profesionales de España, con fama de estar además entre los mejores de Europa.
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Y en esta otra foto puedes ver lo que ofrece el formato RAW, sin trucos ni retoques, solamente procesándolo con cuidado: en el símil que
hacía, sería como un revelado manual profesional de una película frente
al revelado rápido de una hora:
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Como puedes apreciar, la diferencia es bien clara, especialmente en el
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detalle en las altas luces y en el poder de resolución . Ninguna de las
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El poder de resolución no debe confundirse con la resolución (a secas). El primero se
refiere a la capacidad para reproducir detalles finos; el segundo, al número de píxeles
por longitud.
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dos imágenes ha sido retocada o manipulada en forma alguna en Photoshop o programas similares. El JPEG es directo de la cámara y el
RAW proviene del programa de procesado, sin más. Salta a la vista la
gran diferencia en cuatro aspectos fundamentales: la gran nitidez en los
pequeños detalles y en las texturas, la capacidad para recuperar texturas
en las altas luces, la buena definición de los brillos y la buena reproducción cromática.
Asimismo, el ajuste del mal llamado “balance de blancos” (en adelante
“WB”) es incorrecto en el JPEG y puede ser debido a un mal ajuste o
despiste del fotógrafo (en este caso lo ajusté mal intencionadamente
para mostrar las diferencias), cosa que es fácilmente solucionable en
RAW (que ajusté finamente para mostrar las diferencias). Otra de las
diferencias más importantes entre ambos no se nota a simple vista, sino
al ajustar la gama tonal de la imagen: la alta profundidad de color del
RAW, con sus 12, 14 o 16 bits por canal frente a los 8 bits del JPEG.
VENTAJAS Y DESVENTAJAS
Las ventajas de usar RAW son múltiples, tanto en el momento de la
toma, como posteriormente en el ordenador. Se pueden resumir las
ventajas del trabajo en RAW en el momento del disparo en los siguientes aspectos:
• Almacena todo lo que el sensor ha captado prácticamente sin
procesarlo, por lo que no hay mejor forma de registrar fotográficamente la escena con cada cámara. Además, no sufre las importantes
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pérdidas de calidad debidas al procesado y a la compresión que sí
sufre un JPEG porque a menudo se utilizan técnicas de compresión
sin pérdidas aparentes.
• La elevada profundidad de color, de entre 12 y 16 bits por canal,
registra una monstruosa cantidad de matices en las gradaciones tonales y permite que el tratamiento posterior de la imagen no produzca daños fácilmente visibles, como la posterización (puedes ver
qué es en el último capítulo del libro IMAGEN DIGITAL. CONCEPTOS
BÁSICOS).
• Simplificación de la toma, pues desaparece la necesidad de ajustar
en la cámara multitud de parámetros, tales como: nitidez, contraste,
saturación o espacio de color. Todo ello se puede elegir tranquilamente en el momento de procesar los RAW.
• Mayor rango dinámico, aunque no tanto como pudiera parecer,
ya que queda alterado por el ruido. Una réflex con sensor de tama2
ño APS-C y 12 bits/canal viene consiguiendo captar unos 9 diafragmas utilizables, que es un valor muy bueno, aunque no tanto
como los 12 o 14 teóricos que podría alcanzar.
• En comparación con el TIFF directo de cámara, el RAW ocupa
un menor espacio debido principalmente a que sólo contiene un
canal (como se explica más adelante, en la pág. 42). En general,
suele ocupar entre 2 y 3 veces menos que el TIFF directo de cáma1
En abril de 2004 se descubrió que los archivos RAW de la Nikon D70 empleaban
compresión con pérdidas de calidad, aunque casi inapreciables (Nikon lo confirmó
luego). Modelos más modernos ya permiten elegir el tipo de compresión a voluntad.
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También denominados “DX”, estos sensores tienen unas medidas aproximadas de 23
x 15 mm, con pequeñas diferencias entre los diversos modelos y fabricantes.

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