el santuario

Transcripción

el santuario
Guía de Estudio de la
Biblia
EL SANTUARIO
(Lecciones de la Escuela Sabática)
Edición para Adultos
Octubre - Diciembre
de 2013
Autor
Martin Pröbstle
Director general
Clifford R. Goldstein
Dirección
Marcos G. Blanco
Traducción y redacción
editorial
Rolando A. Itin
Diseño
Nelson Espinoza
Ilustración
Lars Justinen
Contenido
Introducción ........................................................................ 2
1. El Santuario celestial...................................................... 5
2. “El cielo” sobre la Tierra .............................................. 12
3. Los sacrificios .............................................................. 19
4. Lecciones del Santuario ............................................... 26
5. La expiación: ofrenda de purificación ........................... 33
6. El Día de Expiación ...................................................... 40
7. Cristo, nuestro Sacrificio ...............................................47
8. Cristo, nuestro Sacerdote ............................................. 54
9. El juicio previo al advenimiento .................................... 61
10. El Día de Expiación escatológico .................................. 68
11. Nuestro mensaje profético ........................................... 75
12. El conflicto cósmico sobre el carácter de Dios .............. 82
13. Exhortaciones desde el Santuario ................................ 89
Las Guías de Estudio de la Biblia son preparadas por la oficina de las
Guías de Estudio de la Biblia para Adultos de la Asociación General de
los Adventistas del Séptimo Día. La preparación de estas guías ocurre bajo la dirección general de una comisión mundial de evaluación de manuscritos para la Escuela Sabática, cuyos miembros actúan como consultores. Las lecciones publicadas reflejan las sugerencias de la comisión, de
modo que no representan exclusivamente la intención del autor de ellas.
Colección Guía de Estudio de la Biblia
GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS (Sabbath School Lessons),
(USPS 308-600). Spanish-language periodical for fourth quarter, 2013.Volume 118, No. 4. Published quarterly by the Pacific
Press® Publishing Association, 1350 North Kings Road, Nampa, ID 83687-3193, U.S.A. Subscription price, $10.20; single
copies, $3.99. Periodicals postage paid at Nampa, ID. POSTMASTER: Send address changes to GUÍA DE ESTUDIO DE
LA BIBLIA PARA LA ESCUELA SABÁTICA EDICIÓN PARA ADULTOS, P.O. Box 5353, Nampa, ID 83653-5353. Printed in the
United States of America.
TEXTO Y DIAGRAMACIÓN: CASA EDITORA SUDAMERICANA.
IMPRESIÓN Y DISTRIBUCIÓN: PACIFIC PRESS® PUBLISHING ASSOCIATION.
DERECHOS RESERVADOS.
COPYRIGHT © 2013, BY PACIFIC PRESS® PUBLISHING ASSOCIATION.
SE PROHÍBE LA REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE FOLLETO SIN EL PERMISO DE LOS EDITORES
INTRODUCCIÓN
EL CUADRO
DE LA SALVACIÓN
E
s incuestionable que la máxima revelación del amor y el carácter de Dios
se presentó en la cruz, donde Dios mismo se ofreció en la persona de Jesucristo como un sacrificio por los pecados de un mundo que, en primer lugar,
nunca debió pecar. Para ayudarnos a comprender mejor lo que significa este
gran sacrificio, Dios diseñó el Santuario terrenal, una representación gráfica
del plan de salvación. Este Santuario terrenal, sin embargo, solo era un modelo del celestial, que es el verdadero centro de la presencia de Dios y de su
actividad en el universo.
Cuando Dios estableció el Santuario sobre la Tierra, lo usó como una herramienta educativa. El Santuario israelita y sus servicios desplegaban verdades
importantes acerca de la Redención, acerca del carácter de Dios y acerca de la
eliminación final del pecado.
El Santuario constituyó la pauta para ayudarnos a comprender a Jesús
como nuestro Sacrificio y Sumo Sacerdote. Cuando Juan el Bautista les dijo
a sus discípulos que Jesús era “el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo” (Juan 1:29, 36), ellos comprendieron lo que Juan quería decir porque
entendían algo del Santuario. El libro de Hebreos presupone un conocimiento
acerca del antiguo sacerdocio israelita, de modo tal que los receptores originales de la carta pudieran captar lo que Jesús estaba haciendo por ellos en
el cielo. La terminología del Santuario se usó también para enseñar verdades
acerca de la vida cristiana. En resumen, el conocimiento del sistema del Santuario llegó a ser un fundamento para el nuevo mensaje de salvación en Cristo.
Sin embargo, en el transcurso de gran parte de la Era Cristiana, el mensaje
del Santuario fue mayormente olvidado. No fue sino hasta mediados del siglo
XIX cuando los adventistas del séptimo día comenzaron de nuevo a apreciar
el paradigma de salvación de Dios, incluyendo el mensaje del juicio previo al
advenimiento, que dio un nuevo énfasis sobre el Santuario.
“El asunto del Santuario fue la clave que aclaró el misterio del desengaño
de 1844. Reveló todo un sistema de verdades, que formaban un conjunto armo-
2
nioso, y demostraban que la mano de Dios había dirigido el gran movimiento
adventista y, al poner de manifiesto la situación y la obra de su pueblo, le indicaba cuál era su deber de allí en adelante” (CS 476).
Como la clave para un sistema completo de verdad, el Santuario y el ministerio sacerdotal de Cristo llegaron a ser la base para la fe adventista del séptimo
día, y sigue siéndolo todavía. En realidad, el mensaje del Santuario es la doctrina singular de los adventistas. Al mismo tiempo, ninguna otra doctrina de
la Iglesia Adventista del Séptimo Día (con la posible excepción del sábado) ha
enfrentado más desafíos. Afortunadamente, a través de los años, estos desafíos
no solo han sido resistidos, sino también han aumentado nuestra comprensión
de esta verdad vital y nos han hecho, como pueblo, más sólidos en nuestra
comprensión de la salvación.
Elena de White recomendó concentrar nuestra más elevada atención sobre
el Santuario, porque “el Santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de
Cristo a favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la Tierra. Nos
revela el plan de la redención, nos conduce hasta el mismo fin del tiempo, y
anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor
importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos” (CS 543). De este
modo, podemos “ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos” y “desempeñar el puesto al que Dios los llama” (ibíd.).
El Santuario reveló el corazón de Dios. Estudiar el Santuario nos llevará más
cerca de la presencia del Ser Supremo, y a la personalidad de nuestro Salvador,
y nos llevará a una relación personal más profunda con él.
Por esto, nuestro estudio de este trimestre es el Santuario de Dios, tanto el
modelo terrenal como el original celestial.
Martín Pröbstle vive con su esposa, Marianne, y sus dos hijos, Max y Jonathan, en
Austria. Él es profesor de Biblia Hebrea en el Seminario Schloss Bogenhofen, Austria.
3
CLAVE DE ABREVIATURAS
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A fin de conocerle
Biblia de Jerusalén
Comentario bíblico adventista, 7 tomos
Christian Education
El conflicto de los siglos
El Deseado de todas las gentes
La educación cristiana
En los lugares celestiales
El hogar adventista
Manuscript Releases [Manuscritos publicados], 20 tomos
Mensajes selectos, 3 tomos
La Biblia, Nueva Versión Internacional
Obreros evangélicos
Patriarcas y profetas
Profetas y reyes
Palabras de vida del gran Maestro
Spirit of Prophecy
Testimonios para la iglesia, 9 tomos
La Biblia, Versión Moderna
BIBLIOGRAFÍA
Stott, John. Romanos. Downers Grove, Ill: InterVarsity, 1994.
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Lección 1: Para el 5 de octubre de 2013
EL SANTUARIO CELESTIAL
Sábado 28 de septiembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jeremías 23:23, 24; Salmo
89:14; Apocalipsis 4; 5; Salmo 11:4-7; Deuteronomio 25:1; Hebreos 8:1, 2.
PARA MEMORIZAR:
“Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada, su oración y su súplica, y les
harás justicia” (1 Rey. 8:49).
“¿DÓNDE VIVE DIOS?” La pregunta inocente de un niño de seis años puede
dejarnos perplejos. Esta pregunta fácilmente puede conducirnos a otras más
difíciles, tales como: “Si Dios vive en un lugar, ¿cómo es posible que esté en
todas partes?” O, “¿Necesita Dios un lugar donde vivir?” O, “Si él no lo necesita,
¿por qué lo tiene?” O, “Si necesita uno, ¿por qué lo tiene?”
Buenas preguntas y, dado lo poco que sabemos (y lo mucho que no sabemos), no son fáciles de responder.
No obstante, podemos contestarlas con lo que sabemos. Como adventistas
del séptimo día, sabemos por la Biblia que Dios mora en el cielo, que está
obrando activamente en nuestro favor “allá arriba” y que el centro de su acción
está en el Santuario celestial.
La Escritura es clara: el Santuario celestial es un lugar real, y por ello podemos conocer verdades acerca del carácter y la obra de nuestro Dios. De este
modo, el centro de la lección de esta semana es el Santuario celestial y lo que
Dios está haciendo allí por nosotros, porque lo que hace en el Santuario, en
realidad, es para nosotros.
5
Lección 1 // Domingo 29 de septiembre
LA RESIDENCIA DE DIOS
A menudo decimos que “Dios está en todas partes”; o que es “omnipresente”, lo que significa que está presente en todo el universo. “¿Soy yo Dios de
cerca solamente, dice Jehová, y no Dios desde muy lejos? [...] ¿No lleno yo, dice
Jehová, el cielo y la tierra?” (Jer. 23:23, 24). David entendía también que nadie
puede huir de Dios (Sal. 139). De hecho, Pablo alega que Dios está cerca de
cada uno, por lo menos en un sentido espiritual (Hech. 17:27, 28).
Complementando el atributo de omnipresencia de Dios está su existencia
eterna. Dios no tiene principio ni fin (Sal. 90:2). Él siempre ha sido y siempre
será (Jud. 25).
Lee 1 Reyes 8:49 y Salmo 102:19. ¿Qué nos enseñan acerca del lugar
donde Dios mora? ¿Cómo hemos de entender lo que esto significa? ¿Podemos entenderlo?
Las Escrituras están llenas de declaraciones alusivas a que Dios reside en el
cielo (1 Rey. 8:30, 43, 49). ¿Significa esto que Dios está más presente en el cielo
que en cualquier otra parte? Obviamente, Dios mora en el cielo de una manera
especial, su presencia es gloriosa; y su santidad, pura. La mayor manifestación
de la presencia de Dios existe en el cielo.
Hay una diferencia, sin embargo, entre la “presencia general” de Dios y su
“presencia especial”. Dios está presente en forma general en todas partes; no
obstante, él elige revelarse en forma especial en el cielo y, como veremos, en
el Santuario celestial.
Por supuesto, tenemos que admitir que estamos limitados en nuestra comprensión de su naturaleza física. Él es espíritu (Juan 4:24) y, como tal, no puede
ser contenido en ninguna estructura o dimensión (1 Rey. 8:27). Aun así, la Biblia presenta el cielo (Juan 14:1-3) y el Santuario celestial como lugares reales
(Heb. 8:2) donde está Dios (Hech. 7:55, 56; Apoc. 4:2, 3). Tenemos que llegar
a la conclusión de que el cielo y el Santuario celestial son lugares donde Dios
condesciende a encontrarse con su creación.
Hay muchas cosas que son difíciles de comprender para nosotros, tales como
la morada de Dios, aunque la Biblia dice que esa morada es real. ¿Cómo
podemos aprender a confiar en todo lo que la Biblia nos enseña, sin importar
cuán difícil sea de comprender a veces? ¿Por qué es importante para nosotros
aprender a confiar aun cuando no entendamos todo?
6
Lunes 30 de septiembre // Lección 1
LA SALA DEL TRONO
Lee Salmo 47:6 al 9; 93:1 y 2; y 103:19. ¿Qué nos enseñan estos textos
acerca de Dios y su trono?
En la Biblia aparecen varias visiones del Trono celestial. La mayoría describe una especie de asamblea celestial, y Dios como Rey. Es interesante que
la mayoría de ellas se ocupe de asuntos humanos, y generalmente presentan a
Dios actuando en favor de los justos o hablando a su favor.
La Biblia también revela a Dios como soberano. Por ejemplo, el reinado del
Señor es un tema recurrente en los Salmos. Dios no es solo Rey en el cielo, sino
también “Rey de toda la tierra” (Sal. 47:7), y no solo en el futuro sino ya, en el
aquí y ahora (Sal. 93:2).
Que el Trono de Dios está establecido en el cielo tiene varias ramificaciones.
Una de ellas es que Dios es independiente y superior al resto del universo.
Lee Salmo 89:14 y 97:2. ¿Qué nos enseñan estos textos acerca del carácter de Dios y de cómo gobierna?
El gobierno de Dios abarca la rectitud y la justicia, como también el amor
y la verdad. Estas cualidades morales describen cómo actúa en el mundo humano y subraya su posición en todo el universo. Estas cualidades, que constituyen su gobierno, son las mismas que él quiere que su pueblo manifieste en su
vida (Miq. 6:8; comparar con Isa. 59:14), y es nuestro sagrado privilegio hacerlo.
“Así como, en obediencia a las leyes naturales de Dios, la tierra había de
producir sus tesoros, así, en obediencia a sus leyes morales, el corazón de la
gente había de reflejar los atributos del carácter de Dios” (HAd 127).
¿Cómo podemos manifestar mejor la bondad, la justicia y la rectitud, en un mundo
lleno de maldad, injusticia y perversidad? ¿Por qué debemos tener esas virtudes?
7
Lección 1 // Martes 1º de octubre
LA ADORACIÓN EN EL CIELO
Lee Apocalipsis 4 y 5. ¿Qué nos enseñan estos dos capítulos acerca de
la morada celestial de Dios? ¿De qué manera se revela también el plan de
salvación en estos textos?
La visión de la sala celestial del Trono es una visión del Santuario celestial.
Esto se hace evidente por el lenguaje que se refiere al sistema religioso hebreo.
Por ejemplo, las palabras para puerta y trompeta, en Apocalipsis 4:1, aparecen a
menudo en la Septuaginta (una antigua versión griega del Antiguo Testamento)
con referencia al Santuario. Las tres piedras en Apocalipsis 4:3 son parte del
pectoral del sumo sacerdote. Los siete candeleros nos recuerdan el candelabro
del Templo de Salomón. Los 24 ancianos nos recuerdan las 24 divisiones de los
sacerdotes para el servicio del Santuario a lo largo del año, y sus ofrendas de
oraciones en los cálices de oro de “incienso” (Sal. 141:2). Todos estos versículos
apuntan al culto de adoración en el Antiguo Testamento, que se centraba en el
Santuario terrenal.
Finalmente, el cordero inmolado de Apocalipsis 5 señala, por supuesto, la
muerte expiatoria de Cristo. Cristo, el Cordero, es el único Mediador de la salvación divina, y es tenido por digno por causa de su triunfo (Apoc. 5:5), de su
sacrificio (Apoc. 5:9, 12) y de su divinidad (Apoc. 5:13).
“Cristo tomó sobre sí mismo la humanidad, y entregó su vida en sacrificio,
para que el hombre, al llegar a ser participante de la naturaleza divina, tuviera
vida eterna” (MS 3:159).
Lo que vemos en estos dos capítulos, centrados alrededor del Trono de
Dios, es una descripción de la obra de Dios para la salvación de la humanidad.
Además, podemos ver que esta obra se ha desarrollado delante de los otros
seres inteligentes en el cielo, un tema clave en el motivo de la gran controversia.
Piensa acerca de lo que significa que Cristo, como Dios mismo, haya tomado
nuestra humanidad y haya muerto como nuestro Sustituto; es decir, que sobre
él hayan recaído todos los males que hemos hecho y por los cuales debíamos
ser castigados. ¿Por qué esta verdad debería motivar todo lo que hacemos?
8
Miércoles 2 de octubre // Lección 1
EL ATRIO
Lee Salmo 11:4 al 7 y Habacuc 2:20. ¿Qué otra cosa hace Dios en su
Templo celestial, y por qué es importante que sepamos esto?
Muchos Salmos revelan que Dios no es indiferente a las necesidades de los
justos, o a las injusticias que a menudo afrontan. Él reaccionará ante los problemas que claman por solución, y los resolverá “absolviendo al inocente, y
condenando al culpable”, como lo haría cualquier buen juez (Deut. 25:1, NVI).
Cuando Dios juzga, la sala del Trono llega a ser un tribunal; y el Trono celestial, el asiento del Juez. El que está en el Trono es el que juzga (ver Sal. 9:4-8), un
concepto conocido en el antiguo Cercano Oriente, donde los reyes a menudo
actuaban también como jueces.
El juicio divino involucra tanto a los malvados como a los justos. Mientras
que los culpables reciben un castigo similar al que recibieron Sodoma y Gomorra, los rectos “mirarán su rostro” (Sal. 11:6, 7). La combinación clásica de
la sala del Trono y del Juicio aparece en Daniel 7:9 al 14 (un pasaje importante,
que estudiaremos más tarde). Allí también, el Juicio consta de dos momentos:
un veredicto de vindicación para los santos, y una sentencia de condenación
para los enemigos de Dios.
En el libro de Habacuc, después de que Habacuc le pregunta a Dios por
qué guarda silencio acerca de la injusticia (Hab. 1), Dios responde que él ciertamente juzgará (Hab. 2:1-5). Mientras que los ídolos no tienen “aliento”, o “espíritu” (Hab. 2:19), el Dios creador está en su Trono en su Templo, el Santuario
celestial, y está listo para juzgar.
La apelación profética es: “Guarde toda la tierra silencio en su presencia”
(Hab. 2:20, NVI). La actitud apropiada hacia el gobierno y el juicio de Dios es un
silencio reverente y una conducta sosegada.
El lugar en el que Dios revela su presencia y donde los seres celestiales lo
adoran es el mismo lugar donde está realizando juicios justos para todos los
seres humanos: el Santuario celestial. Dios es justo, y todas nuestras preguntas
acerca de la justicia serán respondidas en el tiempo de Dios, no en el nuestro.
Por mucho que clamemos por justicia, a menudo no vemos justicia en la actualidad. ¿Por qué, entonces, tenemos que confiar en la justicia de Dios? Sin aquella
promesa, ¿qué esperanza tenemos?
9
Lección 1 // Jueves 3 de octubre
LUGAR DE SALVACIÓN
Lee Hebreos 8:1 y 2. ¿Qué hace Cristo en el Trono de Dios?
Hebreos enseña que Cristo ministra en el Santuario celestial como nuestro
Sumo Sacerdote. Su obra allí se concentra en nuestra salvación, porque él se
presenta “ahora por nosotros ante Dios” (Heb. 9:24). Simpatiza con nosotros,
nos da la seguridad de que no nos rechaza, sino que nos dará misericordia y
gracia (Heb. 4:15, 16). Como en el Santuario terrenal, en el celestial se realiza la
“expiación” (o “reconciliación”) por los pecados de los creyentes (Heb. 2:17). El
Jesús que murió por nosotros es el que ahora ministra en el cielo “por nosotros”.
Lee Apocalipsis 1:12 al 20; 8:2 al 6; 11:19; y 15:5 al 8. ¿Qué imágenes del
Santuario aparecen en estos pasajes?
_
_
En el Apocalipsis aparecen imágenes del Santuario, y la mayoría de las
secciones principales del libro comienzan con una escena del Santuario, o la
incluyen.
La primera escena muestra a Cristo, vestido como sumo sacerdote, caminando entre los siete candeleros (Apoc. 1:12-20). La segunda escena muestra
la sala del Trono celestial, con un trono, lámparas, mar, Cordero inmolado,
sangre, recipientes de oro con incienso (Apoc. 4, 5). La tercera escena se refiere
al servicio continuo de intercesión en el contexto del primer departamento del
Santuario celestial (Apoc. 8:2-6). La cuarta escena, la central, da una vislumbre
del Arca del Pacto en el segundo departamento (Apoc. 11:19). La quinta escena
muestra el Tabernáculo celestial entero (Apoc. 15:5-8). La sexta escena no contiene ninguna referencia explícita al Santuario, tal vez para ilustrar que la obra
de Cristo allí había terminado (Apoc. 19:1-10). La escena final tiene que ver con
la Santa Ciudad, que se describe como el Tabernáculo “que bajaba del cielo”
(Apoc. 21:1-8, NVI).
Estas escenas están interconectadas, mostrando una progresión en la salvación: desde Cristo sobre la Tierra, a su ministerio celestial en el primero y en el
segundo departamentos, a su ministerio sumosacerdotal y finalmente al nuevo
Tabernáculo sobre la Tierra.
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Viernes 4 de octubre // Lección 1
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Pablo tuvo una visión del cielo, y al
ocuparse de las glorias de allí, lo mejor que podía hacer era no tratar de describirlas. Nos dice que ojo no ha visto ni oído ha oído, ni han subido en corazón
de hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman. De modo que
podéis llegar al límite de vuestra imaginación, podéis usar vuestras facultades
hasta lo máximo para que abarquen y consideren el eterno peso de gloria,
y sin embargo vuestros sentidos limitados, desfallecientes y cansados con el
esfuerzo no pueden captarlo, porque hay un infinito más allá. Se necesitará
toda la eternidad para desplegar las glorias y revelar los preciosos tesoros de la
Palabra de Dios” (CBA 6:1.107).
“La morada del Rey de reyes, donde miles y miles ministran delante de él, y
millones de millones están en su presencia (Dan. 7:10); ese templo, lleno de la
gloria del Trono eterno, donde los serafines, sus flamantes guardianes, cubren
sus rostros en adoración, no podía encontrar, en la más grandiosa construcción
que jamás edificaran manos humanas, más que un pálido reflejo de su inmensidad y de su gloria. Con todo, el Santuario terrenal y sus servicios revelaban
importantes verdades relativas al Santuario celestial y a la gran obra que se
llevaba allí a cabo para la redención del hombre” (CS 466).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Considera la última cita de Elena de White que se encuentra más arriba.
¿Qué quiere decir ella cuando habla de que “verdades importantes” para
nuestra salvación se enseñaban en el Santuario terrenal y sus servicios? ¿Cuáles
son algunas de estas verdades, y por qué son importantes?
2. ¿Qué quiere decir que Dios “mora” en el cielo? ¿Cómo entiendes ese
concepto?
3. Esta lección tocó la idea de que el universo que observa ve la obra que
Dios hace en favor de la humanidad. ¿Por qué es un concepto vital que debemos
captar? ¿Cómo nos ayuda esa idea a comprender el motivo de la gran controversia, y lo que ese tema significa en todo el plan de salvación? ¿Qué nos dice
acerca del carácter de Dios el hecho de que él dejara sus caminos abiertos al
escrutinio de seres que él mismo había creado?
11
Lección 2: Para el 12 de octubre de 2013
“EL CIELO” SOBRE LA
TIERRA
Sábado 5 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1:31-2:3; Éxodo
39:32, 43; 25:3; Hebreos 8:5; Juan 2:19-21; 1 Corintios 3:16, 17; Apocalipsis
21:1-22.
PARA MEMORIZAR:
“Los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se
le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el Tabernáculo, diciéndole: Mira haz todas
las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte” (Heb. 8:5).
AUNQUE EL SANTUARIO CELESTIAL es el original, donde Dios mismo está ministrando “para nosotros”, Dios ha revelado verdades acerca de este santuario
en diferentes formas aquí sobre la Tierra.
Dios creó el Jardín del Edén como un símbolo del Santuario. El Santuario
celestial y sus funciones en la salvación fueron representados en el Tabernáculo
terrenal y en las estructuras de los templos israelitas.
En Jesús, por supuesto, el Templo fue manifestado en un ser humano. Y
finalmente, el Templo celestial descenderá a la Tierra Nueva.
Como veremos, Dios usó conceptos relacionados con el Santuario celestial
para revelar verdades. Esta semana estudiaremos algunos de esos conceptos.
12
Domingo 6 de octubre // Lección 2
EL PRIMER “SANTUARIO” EN LA TIERRA
Los estudiantes de la Biblia notaron que muchos rasgos del Jardín del Edén
correspondían a los santuarios posteriores en Israel, indicando que el Edén fue
el primer “templo” simbólico sobre la Tierra. Algunas similitudes entre el Edén
y el Santuario incluyen:
1. Al final del informe de la creación y de la descripción de la construcción
del Tabernáculo del desierto, se expresan los mismos tres elementos: aprobación, finalización y bendición, con las mismas palabras clave (comparar “todo”,
“acabado” y “bendijo”, en Gén. 1:31-2:3, con Éxo. 39:32, 43; 40:33).
2. Así como Dios “se paseaba en el huerto” (Gén. 3:8), también él anduvo en
medio de los hijos de Israel (2 Sam. 7:6, 7).
3. Adán debía “cultivar” y “cuidar” el Jardín (Gén. 2:15, NVI). Los mismos dos
verbos se usan para el servicio de los levitas en el Tabernáculo (Núm. 3:7, 8).
4. Imágenes relacionados con el Jardín aparecen por todo el Santuario (Éxo.
25:31-36; 1 Rey. 6:18).
5. Querubines guardaron el Jardín (Gén. 3:24); dos querubines se hallaban
en el Lugar Santísimo (Éxo. 25:18-22).
6. Así como la creación demoró seis días, y cada día se introdujo con “Dijo
Dios” y el sábado los siguió, hubo seis secciones iniciadas con “habló Dios a
Moisés”, con respecto al Tabernáculo (Éxo. 25:1; 30:11, 17, 22, 34; 31:1), seguidas
por una séptima sección acerca del sábado (Éxo. 31:12-17).
7. El Santuario se terminó el primer día del mes primero (Éxo. 40:17), el día
de Año Nuevo hebreo, que recuerda la terminación del mundo en la creación.
Génesis 2 no necesitó ser explícito acerca de las semejanzas; los antiguos las
entendían. Por ejemplo, un escrito judío del siglo II antes de Cristo pretende que
“el jardín del Edén fue el Lugar Santísimo y la morada de Dios”.
El Jardín del Edén es llamado el “jardín de Dios” (Isa. 51:3; Eze. 28:13; 31:9).
Fue la morada de Dios sobre la Tierra, el lugar donde nuestros primeros padres
debían adorar y tener comunión con Dios. Por lo tanto, la mayor pérdida de la
Caída no fue la expulsión de Adán y Eva del Jardín del Edén, sino el no poder
estar en la presencia inmediata de Dios.
Medita en el concepto de la palabra Santuario misma. ¿Qué te viene a la mente?
¿Qué cosas constituyen un “Santuario” para ti ahora? ¿De qué forma tu comprensión de estos santuarios te ayudan a entender mejor lo que un santuario
de Dios nos proporciona?
13
Lección 2 // Lunes 7 de octubre
COPIA DEL MODELO
Lee Éxodo 25:9 y 40; y Hebreos 8:5, y 9:23 y 24. ¿Qué relación existe
entre el Santuario terrenal y el celestial?
Las Escrituras enseñan claramente que Moisés no inventó el Tabernáculo
sino que lo construyó de acuerdo con la instrucción divina que había recibido
en el monte (Éxo. 26:30; 27:8; Núm. 8:4). El Santuario terrenal había de ser construido según el “modelo” (Éxo. 25:9, 40). La palabra hebrea para “modelo” (tabnít) expresa la idea de una copia, o modelo; por eso, podemos concluir que
Moisés vio alguna clase de modelo en miniatura que representaba el Santuario
celestial, y que este modelo le sirvió como guía para el terrenal.
Por lo tanto, el Templo celestial es el original, el modelo para los santuarios
israelitas. Lo que también es obvio es que no podemos igualar el Santuario en
el cielo con el cielo mismo. El Templo celestial está “en el cielo” (Apoc. 11:19;
14:17; 15:5); de este modo, el cielo lo contenía. Los dos no son sinónimos.
El libro de Hebreos explica en términos inequívocos que el Santuario celestial es real. El Santuario en el cielo es llamado el “verdadero Tabernáculo”
(Heb. 8:2), así como “el más amplio y más perfecto Tabernáculo” (Heb. 9:11),
mientras que el terrenal es una “figura y sombra” del celestial (Heb. 8:5). Como
una sombra, es una mera representación de algo real; imperfecto y débil, el
Santuario terrenal es una mera representación del celestial. Sin embargo, con
todas sus limitaciones, el Santuario terrenal refleja la realidad del celestial de
maneras importantes.
La relación entre los dos se llama tipología. La tipología es una prefiguración divinamente designada y profética, que involucra dos realidades históricas
correspondientes, llamadas tipo (original) y antitipo (copia). Como esta correspondencia va del tipo (original) al antitipo (copia), podemos ver en Hebreos
que el modelo celestial que Moisés había visto es designado como “tipo”, o
“modelo” (Heb. 8:5); y el Santuario terrenal, como el “antitipo”, o “copia” (Heb.
9:24). Esta verdad presenta más evidencias de que el celestial existía antes del
terrenal. Como adventistas del séptimo día, tenemos una base bíblica sólida
cuando enfatizamos la realidad física del Santuario celestial.
14
Martes 8 de octubre // Lección 2
JESÚS COMO EL SANTUARIO
Lee Juan 2:19 al 21. ¿Por qué el cuerpo de Cristo es comparado con el
Templo? Ver también Juan 1:14.
Uno de los temas del Evangelio de Juan es que con Jesús llegó el “templo”
mejor. Imágenes del Tabernáculo se usan ya en Juan 1:14. Jesús es la Palabra
[Verbo] que “habitó” entre los hombres, que vieron su “gloria”. La palabra
griega que se usa para “habitar” (skenóo) es la forma verbal del sustantivo
griego para “Tabernáculo” (skéne); así, uno podría traducir el versículo diciendo que el Verbo “tabernaculó entre nosotros”. En este contexto, la palabra
gloria recuerda la gloria de Dios que llenó tanto el Tabernáculo del desierto
(Éxo. 40:34, 35) como el Templo de Salomón en su inauguración (2 Crón. 7:13). Así, cuando Cristo vino a la Tierra como humano, cumplió la promesa de
habitar entre su pueblo.
Como muestran los textos mencionados, Jesús declaró ser el Templo,
dando a entender el fin de la importancia del Templo después de su muerte
(Juan 2:19-21; Mat. 27:51). Además, cuando Jesús dijo que él era el Pan de vida
(Juan 6:35) y la Luz del mundo (Juan 8:12), podría haber estado señalando más
allá del maná sobre la mesa, al Pan de la Presencia y al candelabro, objetos del
el Santuario terrenal. Una referencia específica al Santuario es la designación
de Jesús como el “Cordero de Dios” expiatorio, quien llevará el pecado del
mundo (Juan 1:29).
“Todos los que servían en relación con el Santuario eran educados constantemente acerca de la intervención de Cristo en favor de la raza humana. Ese servicio tenía el propósito de crear, en cada corazón, amor por la ley de Dios, que
es la ley del Reino divino. Las ofrendas de sacrificios habían de ser una lección
objetiva del amor de Dios revelado en Cristo en la víctima doliente, moribunda,
que tomó sobre sí el pecado del cual era culpable el hombre, haciéndose pecado el Inocente por nosotros” (MS 1:274).
Por causa de nuestra naturaleza pecadora, es muy fácil pensar que Dios está
enojado con nosotros. ¿De qué modo la revelación del amor de Dios, como se ve
en la vida y la muerte de Jesús, nos ayuda a darnos cuenta, en el ámbito personal, que Dios nos ama a pesar de nuestras faltas? ¿De qué maneras debería
esto animarnos a obtener victorias sobre el yo?
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Lección 2 // Miércoles 9 de octubre
LA IGLESIA COMO SANTUARIO
Después de la ascensión de Cristo al cielo y su investidura como Sumo Sacerdote en el Santuario allí, el Templo que estaba sobre la Tierra ya no tenía
ningún propósito real en el plan de salvación (Mat. 27:50, 51). Sin embargo, Dios
todavía procura morar entre su pueblo en la Tierra, lo que ahora es posible por
medio del Espíritu Santo. Los apóstoles usaron las imágenes del templo para
transmitir esta verdad.
Lee 1 Corintios 3:16 y 17; 6:19 y 20; 2 Corintios 6:16; y Efesios 2:19 al
22. Nota las imágenes del templo en estos textos. ¿Qué verdad nos enseña
aquí la Biblia?
En 1 Corintios 3:16 y 17, Pablo habla a la iglesia como una unidad corporativa, y le presenta temas del templo como propiedad (1 Cor. 3:16) y como santo
(1 Cor. 3:17). Aplica los mismos principios, en 1 Corintios 6:19 y 20, al creyente
individual. Como un templo, los creyentes están en Tierra Santa y, como tal, bajo
la obligación divina de vivir en santidad. Pablo usó imágenes del templo para
enfatizar su llamado a una vida pura y santa, que en este contexto él identifica
como pureza sexual por sobre la inmoralidad (1 Cor. 6:15-18). Una referencia posterior de Pablo a la iglesia como un santuario divino es apropiada a este modelo.
No hay terreno común entre los creyentes y los incrédulos (2 Cor. 6:14-7:1), pues
la iglesia está en una relación de pacto con Dios, y así es exclusivamente de él
(2 Cor. 6:18).
Al mismo tiempo, la iglesia no es solo el templo de Dios sino también un sacerdocio santo (1 Ped. 2:5, 9). Sin duda, al tener un privilegio como este, siguen
importantes responsabilidades. Cuán vital es que rindamos nuestra vida con fe
y obediencia a Dios, quien nos ha dado tanto y quien, por lo tanto, pide mucho
de nosotros a cambio.
Por supuesto, somos salvados por la justicia de Cristo, que nos cubre completamente. Sin embargo, por lo que Cristo nos ha dado por gracia, ¿qué pide Dios
de nosotros a cambio? Y, aún más importante, ¿cómo podemos hacer bien lo
que él pide de nosotros?
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Jueves 10 de octubre // Lección 2
UNA NUEVA CREACIÓN
Lee Apocalipsis 7:15 al 17. ¿Dónde están los redimidos, y cómo los
describe este pasaje?
Estos versículos describen a los redimidos como reyes y sacerdotes que
sirven en el palacio y el Templo de Dios (Apoc. 1:6; 5:10; 20:6). La promesa de
que “el que está sentado sobre el trono extenderá su Tabernáculo sobre ellos”
(Apoc. 7:15) alude a la presencia de Dios en el Santuario del desierto, donde él
habitó con el antiguo Israel como su Líder. En la Tierra Nueva, el Santuario una
vez más llega a ser el lugar perfecto de la relación donde Dios y los redimidos
se encuentran. Garantiza refugio, protección, y el cumplimiento definitivo de la
vida en la presencia de Dios y de su Cristo. El que una vez moró en el Tabernáculo con ellos (Juan 1:14) ahora extiende el Tabernáculo sobre sus santos a fin
de que pueda residir en su Tabernáculo con ellos.
Lee Apocalipsis 21:1 al 22. ¿Cómo se describe la Nueva Jerusalén?
¿Qué similitudes encuentras entre la Santa Ciudad y el Santuario, en estos textos?
Juan no ve templo en la Nueva Jerusalén (Apoc. 21:22), pero esto no significa que no haya templo. Más bien, la Nueva Jerusalén misma es el templo
y el “Tabernáculo de Dios” (Apoc. 21:3). Varios elementos del Santuario están
atribuidos a la Nueva Jerusalén: es “santa” y de origen celestial (Apoc. 21:2, 10);
tiene la misma forma cúbica que el Lugar Santísimo (Apoc. 21:16; 1 Rey. 6:20);
en forma similar al ámbito del Templo, no se permite que nada “inmundo” entre
en la ciudad (Apoc. 21:27); y, lo más importante de todo, Dios está presente. En
el Santuario de Dios, podemos vivir con él en la relación más estrecha posible
(Apoc. 21:3, 7). Esta es la meta de la salvación.
¿Vivir una eternidad en una relación estrecha con Dios? Entonces, ¿por qué es
tan vital para nosotros caminar, como dice una y otra vez Elena de White, “en
estrecha comunión con Dios” ahora?
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Lección 2 // Viernes 11 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Elena G. de White, “La escuela del más
allá”, pp. 301-309 de La educación; “El fin del conflicto”, pp. 731-737, en El conflicto de los siglos.
“El temor de hacer aparecer la futura herencia de los santos demasiado material ha inducido a muchos a espiritualizar aquellas verdades que nos hacen
considerar la Tierra como nuestra morada. Cristo aseguró a sus discípulos que
iba a preparar mansiones para ellos en la casa de su Padre. Los que aceptan las
enseñanzas de la Palabra de Dios no ignorarán por completo lo que se refiere a
la Patria celestial. Y, sin embargo, son ‘cosas que ojo no vio, ni oído oyó, y que
jamás entraron en pensamiento humano –las cosas grandes que ha preparado
Dios para los que le aman’ (1 Cor. 2:9, VM). El lenguaje humano no alcanza a
describir la recompensa de los justos. Solo la conocerán quienes la contemplen.
Ninguna inteligencia limitada puede comprender la gloria del paraíso de Dios”
(CS 733).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Por qué crees que es importante para nosotros comprender que el Santuario celestial de Dios es un lugar real? Al mismo tiempo, también, ¿por qué
debemos ser cuidadosos de no hacer una comparación demasiado detallada
entre el Templo terrenal y el celestial?
2. En la clase, mediten en la idea de la iglesia como un “santuario”. ¿Cómo
entiendes esta verdad? Además, ¿cómo podemos, como iglesia, cumplir mejor
esta enseñanza vital?
3. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en
vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque
el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es” (1 Cor. 3:16, 17). ¿Qué nos
enseñan estos textos, y cómo podemos aplicar sus enseñanzas a la forma en
que vivimos?
4. Medita en esta idea de que somos “sacerdotes” ahora, y que actuaremos
como sacerdotes después de la segunda venida. ¿Cuáles son esas funciones
para nosotros, ahora, y cuáles serán ellas después de que regrese Jesús? ¿Por
qué aun el uso de la palabra sacerdotes nos muestra cuán central es el concepto
del Santuario en el plan de salvación?
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Lección 3: Para el 19 de octubre de 2013
LOS SACRIFICIOS
Sábado 12 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3:9-21; Éxodo 12:2127; Levítico 2:1-3; Génesis 22:1-19; Levítico 17:10, 11; Filipenses 4:18.
PARA MEMORIZAR:
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
culto racional” (Rom. 12:1).
EL CONCEPTO DEL SACRIFICIO es central en todo el evangelio. En las lenguas
bíblicas, las palabras para “sacrificio” a menudo describen la idea de acercarse,
y de llevar algo a Dios. El significado básico de la palabra para ofrenda o sacrificio describe el acto de acercarse, el acto de traer algo a la presencia de Dios.
El equivalente griego significa “don”, o “regalo”, y describe la presentación de
un sacrificio. En forma similar, la palabra ofrenda viene del latín, offerre, la presentación de un regalo. La palabra sacrificio es una combinación de la palabra
latina sacer (santo) y facere (hacer), y se refiere al acto de hacer que algo sea
sagrado.
Esta semana consideraremos algunos de los sacrificios que los creyentes
ofrecieron a Dios. Descubriremos que Dios siempre ha estado pidiendo sacrificios, y él todavía lo hace hoy.
Por supuesto, y lo que es más importante, Dios proveyó el sacrificio máximo,
el de sí mismo en la persona de Jesucristo.
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Lección 3 // Domingo 13 de octubre
EL PRIMER SACRIFICIO
Lee Génesis 3:9 al 21. ¿Cuál fue la respuesta de Dios a Adán y Eva después de que pecaron?
Adán y Eva vivían en un mundo perfecto, en un jardín que era como un
santuario, y Dios les otorgó una comunión cara a cara con su Creador. Su primer
pecado abrió una brecha casi infranqueable en su relación con Dios. Sin embargo, Dios ya tenía un plan para contrarrestar tal ruptura de confianza; aun
antes de que viniera alguna condenación contra ellos, les dio la esperanza de
un Salvador (Gén. 3:15).
“Adán y Eva estuvieron como criminales delante de su Dios, esperando la
sentencia que les había acarreado la transgresión. Pero, antes de que oyeran
de los espinos y los cardos, el dolor y la angustia que sufrirían, y el polvo al
cual debían volver, escucharon palabras que debían inspirarlos con esperanza.
Aunque debían sufrir por el poder de su adversario, podían mirar hacia delante,
a la victoria final” (AFC 18).
Dios les mostró el fundamento máximo de esa victoria cuando, inmediatamente después del discurso de la sentencia, les hizo ropas de pieles para cubrir
su desnudez y vergüenza. Aunque no está expresado, puede suponerse razonablemente que un animal inocente tuvo que morir para eso, y tal vez aun que se
lo entendió como una clase de sacrificio (Gén. 3:21).
Que Dios proveyera vestimentas a la pareja culpable llegó a ser un acto simbólico. Así como los sacrificios en el Santuario del desierto garantizaban la relación especial entre Dios y su pueblo, las vestiduras en el Jardín aseguraron a
los culpables la invariable bondad de Dios hacia ellos.
Así, desde los primeros días de la historia humana, los sacrificios enseñaron
que los humanos pecadores podían encontrar la unión con Dios, pero solo por
medio de la muerte de Jesús, prefigurada en esos sacrificios.
Lee nuevamente Génesis 3:9 al 21. ¿Qué te dice el que, aun antes de que
Dios pronunciara palabras de condenación a la pareja culpable, les haya dado
la promesa de la “victoria final”? ¿Qué dice esto acerca de la actitud de Dios
hacia nosotros, aun en nuestra condición caída?
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Lunes 14 de octubre // Lección 3
TIPOS DE OFRENDAS
En los tiempos del Antiguo Testamento, los creyentes podían traer diferentes
ofrendas según la ocasión y las circunstancias personales. Se les permitía que
“ofrecieran” animales limpios, granos o bebidas, y otras cosas. El sacrificio de
un animal era el elemento más antiguo en el servicio del Santuario y, junto con
el servicio sacerdotal, pertenece al centro del culto israelita. La vida religiosa
sin sacrificios era inconcebible.
¿Qué clases de ofrendas se describen en los siguientes textos? Éxo.
12:21-27; Lev. 2:1-3; Éxo. 25:2-7; Lev. 4:27-31.
Dios estableció el sistema de sacrificios para que los creyentes entraran en
una relación estrecha con él. Por esto, las ofrendas podían ser traídas en varias
situaciones como acción de gracias: una expresión de gozo y celebración, un
regalo, una petición de perdón, un ruego penitencial, un símbolo de dedicación, o una restitución.
Entre los tipos más importantes de ofrendas estaban los holocaustos (Lev. 1)
y las ofrendas de granos (Lev. 2), así como las ofrendas pacíficas o de bienestar
(Lev. 3), las ofrendas de purificación (Lev. 4) y las ofrendas de reparación (Lev.
5:14-6:7). Las primeras tres eran ofrendas voluntarias, y recordaban al dador (y a
nosotros) que todo lo que somos y todo lo que tenemos pertenece a Dios. Los holocaustos (ofrendas quemadas) simbolizaban la dedicación total del que hacía la
ofrenda. La ofrenda de granos simbolizaba la dedicación de las posesiones materiales a Dios, fueran alimentos, animales u otra cosa. La ofrenda de bienestar
era el único sacrificio en el que el participante recibía una parte de la ofrenda
para su consumo personal.
Los otros dos sacrificios eran obligatorios. Recordaban a la gente que,
aunque las equivocaciones tienen consecuencias, estas pueden ser “sanadas”.
La ofrenda de purificación, llamada también “ofrenda por el pecado”, se ofrecía
después de una contaminación ritual o después de que la persona se diera
cuenta de una contaminación moral por medio de un pecado.
La función de las ofrendas nos muestra que cada aspecto de la vida debe estar
bajo el control de Dios. ¿Cómo puedes aprender a rendir completamente a Dios
todo lo que tienes o eres? ¿Qué ocurre cuando haces esto?
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Lección 3 // Martes 15 de octubre
EL SACRIFICIO EN MORIAH
Lee Génesis 22:1 al 19. ¿Qué aprendió Abraham acerca de los sacrificios?
¿Cuál era el propósito de Dios en este increíble desafío a la fe de Abraham?
La vida del patriarca con Dios siempre había estado acompañada por promesas
divinas: la promesa de tierra, de descendientes y de bendiciones; la promesa de
un hijo; y la promesa de que Dios cuidaría de Ismael. Abraham sacrificó, pero
siempre fue a la luz de alguna promesa. Sin embargo, en la situación descrita en
Génesis 22, Abraham no recibió ninguna promesa divina; en cambio, se le dijo
que sacrificara la promesa viviente, su hijo. Obedeciendo el mandato de Dios,
Abraham mostró que Dios era más importante para él que cualquier otra cosa.
“Fue para grabar en la mente de Abraham la realidad del evangelio, así
como para probar su fe, por lo que Dios le mandó sacrificar a su hijo. La agonía
que sufrió durante los aciagos días de aquella terrible prueba fue permitida para
que comprendiera por su propia experiencia algo de la grandeza del sacrificio
hecho por el Dios infinito en favor de la redención del hombre. Ninguna otra
prueba podría haber causado a Abraham tanta angustia como la que le causó
el ofrecer a su hijo. Dios dio a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza” (PP 150).
Con respecto al sacrificio, Abraham comprendió dos principios esenciales.
Primero, nadie sino Dios mismo ofrece el verdadero sacrificio y el medio de
salvación. Es Dios el que quiere, y debe proveer. Abraham inmortalizó este
principio al llamar a ese lugar, “YHWH Jireh”, que significa: “Dios proveerá”.
Segundo, el sacrificio real es sustitutivo, el que salvó la vida de Isaac. El carnero
fue ofrecido “en lugar de su hijo” (Gén. 22:13). Ese animal, que Dios proveyó,
prefigura al Cordero de Dios, Jesucristo, en quien “Jehová cargó [...] el pecado
de todos nosotros” (Isa. 53:6, 7; Hech. 8:32).
¡Qué entrega asombrosa la de Abraham! ¿Quién puede imaginar cómo habrá
sido para Abraham esta experiencia? Piensa en la última vez que tuviste que
actuar por pura fe y hacer algo que te causó mucha angustia. ¿Qué aprendiste
de tus acciones, y cuán bien te ha quedado grabada la lección?
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Miércoles 16 de octubre // Lección 3
VIDA POR VIDA
Lee Levítico 17:10 y 11. ¿Qué función adjudica Dios a la sangre?
En un pasaje en el que Dios instruye a los israelitas para que no coman
sangre, provee una razón interesante para esta prohibición: la sangre representa la vida, y Dios hizo que la sangre expiatoria fuera un rescate por la vida
humana. Una vida, representada por la sangre, rescata a otra vida. El principio
de la sustitución, que llegó a ser explícito en el monte Moriah cuando Abraham
ofreció la sangre del carnero en lugar de la sangre de su hijo, está firmemente
arraigado en los requisitos legales de Dios para el antiguo Israel.
En Génesis 22, Dios muestra que él mismo es el que provee el medio para la
expiación; y la expresión “yo os la he dado” (Lev. 17:11) es enfática. Nosotros no
podemos proveer nuestro propio rescate. Dios tiene que darlo.
Otras religiones que usan sacrificios tienen un concepto diferente. En la Biblia, no es un ser humano el que se acerca a Dios para aplacarlo; más bien, es
Dios quien provee el medio para que uno vaya a su presencia. Y Cristo proveyó
su sangre para el rescate.
Lee 1 Samuel 15:22 y Miqueas 6:6 al 8. ¿Cuáles son algunos de los
peligros de un sistema de ritos?
Dios nunca tuvo la intención de que los sacrificios sustituyeran la actitud del
corazón; por el contrario, los sacrificios debían abrir el corazón del creyente a
Dios. Si perdemos de vista el hecho de que los sacrificios expresan una relación
espiritual entre Dios y nosotros, y que todos ellos apuntan a un sacrificio mucho
mayor, Cristo Jesús, podríamos fácilmente confundir los ritos de sacrificios con
un aparato automático para realizar la expiación. Además de los sacrificios,
Dios quiere que nuestros corazones sean rectos ante él (Sal. 51:16, 17). Los profetas israelitas acusaron al pueblo de una piedad falsa y los llamaron a “hacer
justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios” (Miq. 6:6-8; comparar
con Isa. 1:10-17).
¿De qué maneras afrontamos el mismo peligro expresado arriba? ¿Por qué a
menudo es difícil darse cuenta de que podemos hacer lo mismo que hicieron los
antiguos israelitas en este asunto? ¿Cómo podemos evitar este error?
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Lección 3 // Jueves 17 de octubre
LOS SACRIFICIOS HOY / SACRIFICIOS VIVOS
Aunque después de la muerte expiatoria de Cristo no hubo más necesidad
de sacrificios de animales, el Nuevo Testamento habla, en cambio, acerca de la
necesidad de otra clase de sacrificios.
Según los siguientes textos, ¿qué clase de ofrendas hemos de llevar
hoy a Dios? Rom. 12:1, 2; Fil. 4:18; Heb. 13:15, 16; 1 Ped. 2:5.
La terminología del sistema de sacrificios ayudó a describir muy bien el
concepto de los primeros cristianos acerca de lo que significaba vivir una vida
totalmente consagrada a Dios. De hecho, aun cuando Pablo estaba pensando
acerca de su martirio, él se describió como una libación (ofrenda de líquidos
[Fil. 2:17; 2 Tim. 4:6]).
¿Qué mensaje específico se nos da en Romanos 12:1? ¿De qué maneras
hemos de manifestar esta verdad en nuestra propia vida?
Un “sacrificio vivo” significa que la persona entera se da a Dios. Incluye la
dedicación del cuerpo (Rom. 12:1) así como la transformación del ser interior
(vers. 2). Hemos de ser puestos aparte (“santos”) para el único propósito de
servir a Dios. Los cristianos se presentarán a sí mismos totalmente a Dios por
causa de las “misericordias de Dios”, como se describe en Romanos 12:1 al 11,
que presenta a Cristo como nuestro sacrificio, el medio de nuestra salvación.
En este contexto, la apelación de Pablo es que los cristianos imiten a Cristo.
Una verdadera comprensión de la gracia de Dios nos lleva a una vida consagrada a Dios y a un servicio amante a otros. La entrega del yo y de los deseos del
yo a la voluntad de Dios es la única respuesta razonable al sacrificio máximo
de Cristo por nosotros.
Al fin, ha de haber una armonía entre nuestra comprensión de la verdad espiritual y doctrinal, y nuestro servicio a otros. Todo aspecto de la vida debe expresar
el compromiso genuino del creyente con Dios. La verdadera adoración nunca es
solo interior y espiritual; debe incluir actos exteriores de servicio abnegado. Después de todo, piensa acerca de lo que nuestro Señor hizo por nosotros.
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Viernes 18 de octubre // Lección 3
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Había sido difícil aun para los ángeles
comprender el misterio de la redención, entender que el Soberano del cielo,
el Hijo de Dios, debía morir por el hombre culpable. Cuando a Abraham se le
mandó ofrecer a su hijo en sacrificio, se despertó el interés de todos los seres
celestiales. Con intenso fervor, observaron cada paso dado en cumplimiento
de ese mandato. Cuando a la pregunta de Isaac: ‘¿Dónde está el cordero para
el holocausto?’ Abraham contestó: ‘Dios se proveerá del cordero’, y cuando fue
detenida la mano del padre en el momento mismo en que estaba por sacrificar
a su hijo y el carnero que Dios había provisto fue ofrecido en lugar de Isaac,
entonces se derramó luz sobre el misterio de la redención, y aun los ángeles
comprendieron más claramente las medidas admirables que había tomado
Dios para salvar al hombre” (PP 151).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. “Nuestros pies caminarán en tus senderos, nuestros labios hablarán la
verdad y esparcirán el evangelio, nuestras lenguas traerán curación, y nuestras
manos levantarán a los que cayeron, y realizarán tareas mundanas como cocinar y limpiar, escribir y remendar; nuestros brazos abrazarán a los solitarios
y a los no amados, nuestros oídos escucharán los clamores de los angustiados,
y nuestros ojos mirarán humilde y pacientemente hacia Dios”.–John Stott, Romanos, p. 322. ¿De qué maneras esta cita muestra lo que significa ser un “sacrificio vivo”? ¿Por qué solo con la muerte al yo podremos alguna vez vivir de ese
modo?
2. Como vimos durante esta lección, uno de los grandes problemas que la
gente afrontaba era ver el sistema de sacrificios como un fin en sí mismo en vez
de un medio para un fin: ese fin era una vida enteramente consagrada a Dios,
una consagración que se revela en un servicio amante a otros. ¿De qué maneras
los adventistas del séptimo día (que hemos recibido tanta luz) estamos especialmente en peligro de seguir el mismo sendero, tal vez pensando ahora que las
grandes verdades que tenemos son un fin en sí mismas y por sí mismas, en lugar
de un medio para un fin?
3. Medita en la historia de Abraham e Isaac en el monte Moriah. Por perturbadora que sea esta historia, se podría alegar que tiene la intención de perturbar, de causar consternación y angustia. ¿Por qué crees que alguno podría
alegar que, entre otras cosas, tenía la intención de evocar esas emociones en
el lector?
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Lección 4: Para el 26 de octubre de 2013
LECCIONES DEL SANTUARIO
Sábado 19 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 40:9, 10; Levítico 19:2; 1
Pedro 1:14-16; Éxodo 31:2-11; Romanos 3:25-28; 1 Reyes 8:31-53; Salmo 73:1-17.
PARA MEMORIZAR:
“Y harán un Santuario para mí, y habitaré en medio de ellos” (Éxo. 25:8).
EL SANTUARIO es una de las mayores ilustraciones que Dios usó para enseñarnos el significado del evangelio. Al estudiar el Santuario esta semana, el
esquema que sigue será útil.
Esta lección se concentra en algunas de las mayores vislumbres ofrecidas
por el Santuario terrenal. Más tarde estudiaremos el sistema de sacrificios.
Cerca de lino blanco
Mesa de los panes de
la proposición
Arca del
Testimonio
Lugar Santísimo
Altar del incienso
El lavacro
Candelabro
Lugar Santo
ATRIO
N
26
O
E
S
Altar del
holocausto
Domingo 20 de octubre // Lección 4
EL LUGAR DE SU PRESENCIA
Según Éxodo 25:8, ¿cuál era el propósito del Santuario terrenal en el
desierto? ¿Qué verdad asombrosa nos enseña esto acerca del amor de
Dios por nosotros?
En el Edén, el pecado rompió la relación cara a cara entre Dios y la humanidad. El pecado les quitó a nuestros primeros padres la comunión directa con
Dios. Sin embargo, el Creador deseaba gozar una profunda relación de pacto
con la humanidad caída, y comenzó este proceso allí mismo, en el Edén. Siglos
más tarde, al liberar a Israel de Egipto, y establecer el Santuario y el sistema de
sacrificios, Dios otra vez tomó la iniciativa de atraer de nuevo a la humanidad
a su presencia.
El Santuario testifica del propósito de Dios de habitar entre su pueblo. Esta
es la idea de Dios (Sal. 132:13, 14). Su meta última es la relación, y eligió el Santuario para lograrlo. El Santuario era la evidencia tangible de la presencia de
Dios con su pueblo en la Tierra.
Por la descripción de Números 2, es evidente que el Tabernáculo estaba
ubicado en el centro del campamento cuadrado, donde, ordinariamente en el
antiguo Cercano Oriente, el rey solía emplazar su tienda. De ese modo, el Tabernáculo simbolizaba que Dios era el Rey sobre Israel.
Los levitas pusieron sus tiendas alrededor del Tabernáculo (Núm. 1:53), y
las otras tribus pusieron las suyas más allá, a cierta “distancia”, en grupos de
tres (Núm. 2:2). Esto ilustra de una manera clara tanto la proximidad de Dios así
como cierta distancia.
Otro propósito del Santuario era proveer un lugar para un sistema de adoración centralizado, divinamente ordenado. Siendo que la presencia de Dios
en medio del pueblo estaba comprometida por sus impurezas y flaquezas morales, él proveyó un sistema de sacrificios y ofrendas por medio de los cuales
un pueblo no santo podía vivir y permanecer en la presencia de un Dios santo.
De este modo, el Santuario revelaba detalles del plan de redención, que
incluía no solo los sacrificios sino también el ministerio del sacerdocio, como
una parte integral del plan de redención.
Con el Santuario, el Creador del universo (ver Juan 1:1-3) se rebajó para morar
entre los peregrinos sin hogar en el desierto. ¿Cómo debería este hecho ayudarnos a evitar prejuicios étnicos o culturales, contra otros?
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Lección 4 // Lunes 21 de octubre
“SED SANTOS”
“Y tomarás el aceite de la unción, y ungirás el Tabernáculo, y todo lo
que está en él; y lo santificarás con todos sus utensilios, y será santo. Ungirás también el altar del holocausto y todos sus utensilios; y santificarás
el altar, y será un altar santísimo” (Éxo. 40:9, 10).
Éxodo 40:9 y 10 nos muestra que el Santuario había de ser considerado
“santo”. La idea básica de santidad es estar separado y ser singular, junto con
pertenecer a Dios.
“Los servicios simbólicos eran el vínculo que unía a Dios con Israel. Las
ofrendas de sacrificios tenían el propósito de prefigurar el sacrificio de Cristo,
preservando así en el corazón de la gente una firme fe en el Redentor venidero.
Por lo tanto, a fin de que el Señor pudiera aceptar sus sacrificios y continuar
morando con ellos y, por otro lado, para que el pueblo pudiera tener un conocimiento correcto del plan de salvación y un recto entendimiento de su deber,
era de la máxima importancia que en todas las personas relacionadas con el
Santuario hubiera santidad de corazón y pureza de vida, reverencia para Dios y
estricta obediencia a sus requerimientos” (E. G. de White, CBA 2:1.004).
Lee Levítico 19:2 y 1 Pedro 1:14 al 16. ¿Cuál es la razón principal para
que la gente sea santa?
La santidad de Dios nos transforma y nos pone aparte. Su santidad es la motivación máxima para la conducta ética de su pueblo en todas las esferas de su
vida (ver Lev. 19), sea la observancia de la ley de alimentación (Lev. 11:44, 45),
el respeto al sacerdote (Lev. 21:8), o no conformarse con los apetitos anteriores
(1 Ped. 1:14). Obviamente, Dios quiere que crezcamos en santidad al llegar a
estar más cerca de él. Este cambio únicamente puede producirse por medio de
una entrega de nuestras naturalezas pecaminosas y una disposición a hacer lo
recto, sin importar las consecuencias.
Piensa en ti mismo, tus hábitos, gustos, actividades, etc. ¿Cuánto de lo que eres
y de lo que haces lo considerarías “santo”? Es una pregunta más bien difícil de
afrontar, ¿verdad?
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Martes 22 de octubre // Lección 4
LOS OBJETOS DEL SANTUARIO
Lee Éxodo 31:2 al 11. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de la
fabricación de los objetos del Santuario terrenal? ¿Qué vínculo hay allí
con Génesis 1:2? (ver también Éxo. 25:9).
De todos los objetos del Santuario, el Arca del Testimonio era el símbolo
supremo de la presencia y la santidad de Dios. El nombre deriva de las dos tablas de piedra, llamadas el “testimonio” (Éxo. 32:15, 16), que estaban ubicadas
dentro del Arca (Éxo. 25:16, 21).
Encima del Arca estaba el “propiciatorio” (o “cubierta de propiciación”), con
dos querubines que lo cubrían con sus alas (Éxo. 25:17-21). Esto transmitía la idea
de que nuestro Dios compasivo y lleno de gracia reconcilió a la gente consigo e
hizo toda provisión para que mantuvieran una relación de pacto con él.
Este es el lugar donde, una vez por año, en el Día de la Expiación (Yom
Kippur, en hebreo), se hacía la expiación del pueblo y del Santuario (Lev. 16:1416). En Romanos 3:25, Pablo menciona que Dios puso a Jesús como “propiciación” (o “sacrificio de expiación”, NVI), puesto que Jesús mismo es el lugar
de la redención, por medio del cual Dios hizo expiación por nuestros pecados.
En el Lugar Santo, el primer departamento, el candelabro proveía luz continuamente (Lev. 24:1-4), y el altar del incienso producía el humo protector que
escondía la presencia de Dios, para que el sacerdote no la viera (Lev. 16:12, 13).
Sobre la mesa para los panes de la presencia (o proposición) se ubicaban doce
panes, que representaban a las doce tribus de Israel. También sobre esta mesa
se ponían platos, cucharas, cubiertas y tazones (Éxo. 25:29, 30). Aunque se da
muy poca información sobre el significado de estos elementos, parece que representaban los elementos de una comida de pacto (recordando Éxo. 24:11), y
servían como un recordativo constante del pacto de Dios con su pueblo.
Lee Romanos 3:25 al 28. ¿Qué gran esperanza podemos obtener de las
promesas de salvación “por fe sin las obras de la ley”?
29
Lección 4 // Miércoles 23 de octubre
EL CENTRO DE ACTIVIDAD DIVINA Y COMUNAL
Lee 1 Reyes 8:31 al 53. ¿Qué más nos enseña este texto acerca de la
función del Santuario?
En la ceremonia de dedicación del Templo recién construido, el rey Salomón ofreció siete casos de oraciones específicas que podían ofrecerse en el
Templo. Las siete funciones ejemplifican el extenso rol del Templo en la vida
de los israelitas. El Templo era un lugar para buscar perdón (vers. 30); para presentar juramentos (vers. 31, 32); para suplicar cuando fueran derrotados (vers.
33, 34); para pedir cuando enfrentaban una sequía (vers. 35, 36) u otros desastres (vers. 37-40). También era el lugar para que oraran los extranjeros (vers.
41-43), así como un lugar para pedir la victoria (vers. 44, 45).
Llega a ser evidente que el Templo tenía la intención de ser una “casa de oración para todos los pueblos” (Isa. 56:7), por el hecho de que Salomón preveía
que los israelitas, los extranjeros y todo el pueblo fueran los suplicantes.
El Santuario era el centro ideológico de básicamente toda la actividad
en Israel. La religión no era parte de la vida de un creyente, ni siquiera
una parte principal: era la vida. ¿Qué nos dice esto acerca del lugar que
debería tener nuestra fe en nuestra propia vida?
Cuando la gente quería recibir consejos o juicios, o si se arrepentía de sus
pecados, iba al Santuario. El Santuario fue también el eje de la vida durante
los años que Israel pasó en el desierto. Cuando Dios deseaba comunicarse con
su pueblo, lo hacía desde el Santuario (Éxo. 25:22). Por lo tanto, es apropiado
llamarlo el “Tabernáculo de reunión” (por ejemplo, Lev. 1:1).
Piensa en tu vida de oración. ¿Cuán profunda, cuán rica, cuán afirmadora de tu
fe y transformadora de tu vida es ella? Tal vez la primera pregunta que tienes que
hacerte es: ¿Cuánto tiempo paso en oración?
30
Jueves 24 de octubre // Lección 4
“HASTA QUE ENTRÉ EN EL SANTUARIO DE DIOS”
Una y otra vez, los Salmos muestran que el Santuario desempeñó una parte
importante en la relación entre los creyentes y Dios. Bien conocida es la firme
convicción que David expresó en el Salmo 23 de que “en la casa del Señor habitaré para siempre” (vers. 6, NVI). El principal deseo de David en el Salmo 27
era estar en la presencia de Jehová, una presencia que se experimentaba mejor
en el Santuario. A fin de mostrar cuánto se deleitaba en el Santuario, David usó
el rango completo de expresiones para referirse a él, llamándolo la Casa del
Señor, Templo, Tabernáculo y Tienda. Allí uno puede meditar y “contemplar la
hermosura de Jehová” (Sal. 27:4).
Las actividades de Dios en el Santuario ilustran algunos puntos vitales: él
protege al adorador con seguridad y lo esconde en su Santuario, aun en tiempos
difíciles (Sal. 27:5). Dios provee un refugio seguro y da paz mental a todos los
que van a su presencia. Estas expresiones conectan la belleza de Dios con lo
que él hace por su pueblo. Además, el servicio del Santuario, con su significado
simbólico, muestra la bondad y la justicia de Dios.
El objeto máximo del deseo más profundo de David no era solo estar en el
Santuario, sino también que Jehová estuviera presente con él. Por esto, David
resolvió “buscar” a Dios (Sal. 27:4, 8).
Lee Salmo 73:1 al 17. ¿Qué vislumbres obtuvo Asaf después de entrar
en el Santuario?
En el Salmo 73, Asaf se ocupa del problema del sufrimiento. No podía comprender el éxito aparente de los impíos (vers. 4-12) mientras que los fieles eran
afligidos. Él mismo casi resbaló (vers. 1-3), pero entrar en el Santuario marcó la
diferencia para él (vers. 13-17). Allí, Asaf pudo ver el mismo poder y gloria de Dios
que David menciona en el Salmo 63:2, y reconoce que las condiciones presentes
un día cambiarán, y se hará justicia. Pudo reflexionar de nuevo sobre la verdad y
recibir una reafirmación de que, a fin de cuentas, los malvados están en terreno
resbaloso (Sal. 73:18-20) y que los fieles están seguros (vers. 21-28). Para quienes
buscan a Dios, el Santuario llega a ser un lugar de confianza donde, Dios, “sobre
una roca me pondrá en alto” (Sal. 27:5). El servicio del Santuario enseña que podemos aprender a confiar en la bondad y la justicia de Dios.
31
Lección 4 //
Viernes 25 de octubre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Elena G. de White, “El Tabernáculo y sus
servicios”, en Patriarcas y profetas, pp. 356-372.
“Para la construcción del Santuario, fue necesario hacer grandes costosos
preparativos; hacía falta gran cantidad de los materiales más preciosos y caros.
No obstante, el Señor solamente aceptó ofrendas voluntarias. ‘Di a los hijos de
Israel que tomen para mí ofrenda de todo varón que la diere de su voluntad, de
corazón, tomaréis mi ofrenda’ (Éxo. 25:2). Tal fue la orden divina que Moisés
repitió a la congregación. La devoción a Dios y un espíritu de sacrificio fueron
los primeros requisitos para construir la morada del Altísimo” (PP 356, 357).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Medita en el tema de la justicia de Dios. Vemos ahora muy poca justicia
en este mundo. ¿Por qué, entonces, sin la esperanza fundamental de la justicia
de Dios, no habría ninguna esperanza de justicia?
2. Alguien escribió: “El Tabernáculo es una pieza de Tierra Santa en medio
de un mundo que ha perdido el rumbo”. ¿Qué significa esto para ti?
3. Lee 1 Pedro 1:14 al 16. ¿De qué modo entiendes la santidad de Dios? Para
ti, ¿qué significa ser santo tú mismo? ¿Cómo puedes llegar a ser santo?
4. Los hijos de Elí son un ejemplo de personas que estuvieron “cerca” de
Dios pero que perdieron el aprecio de su santidad (1 Sam. 2:12-17). ¿Cómo
puedes evitar perder el sentido de la santidad de Dios? ¿Por qué la oración, el
estudio y la obediencia son vitales para ayudarte a conservar el sentido de la
santidad de Dios?
5. “La parte más importante del servicio diario era la que se realizaba en
favor de los individuos. El pecador arrepentido traía su ofrenda a la puerta del
Tabernáculo y, colocando la mano sobre la cabeza de la víctima, confesaba
sus pecados; así, en un sentido figurado, los trasladaba de su propia persona
a la víctima inocente. Con su propia mano mataba, entonces, al animal, y el
sacerdote llevaba la sangre al Lugar Santo y la rociaba ante el velo, detrás del
cual estaba el arca que contenía la Ley que el pecador había violado. Con esta
ceremonia y en un sentido simbólico, el pecado era trasladado al Santuario por
medio de la sangre” (PP 367, 368). ¿Cómo te ayuda esta cita a comprender las
formas en las que la “salvación por fe” se revelaba en el servicio del Santuario?
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Lección 5: Para el 2 de noviembre de 2013
LA EXPIACIÓN: OFRENDA DE
PURIFICACIÓN
Sábado 26 de octubre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Crónicas 33:12, 13; 2 Samuel
14:1-11; Levítico 4:27-31; Jeremías 17:1; Levítico 10:16-18; Miqueas 7:18-20.
PARA MEMORIZAR:
“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con
la sangre preciosa de Cristo, como la de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Ped. 1:18, 19).
EL SISTEMA DE SACRIFICIOS es, tal vez, la parte mejor conocida del servicio
del Santuario, porque es la que apunta directamente al sacrificio de Cristo. La
sangre del animal que moría por el pecador llegaba a ser un símbolo de la
sangre de Cristo, que murió por nosotros.
Esta semana consideraremos varios conceptos relacionados con la “ofrenda
de purificación” (también llamada “ofrenda por el pecado”), que era la forma
que Dios designó para ayudarnos a comprender mejor cómo él nos reconcilia
consigo por medio del único sacrificio verdadero, Jesucristo. Aquí se usa a
veces la expresión ofrenda de purificación en lugar de ofrenda por el pecado,
para evitar la impresión de que, por ejemplo, dar a luz es considerado como una
falta moral porque la madre tenía que presentar tal ofrenda (Lev. 12:5-8). Este
sacrificio se entiende mejor como una ofrenda de purificación por su impureza
ritual, y no un sacrificio por causa de pecado.
33
Lección 5 // Domingo 27 de octubre
EL PECADO Y LA MISERICORDIA
Quien conoce a Dios sabe que el pecado nos separa de él. La buena noticia
es que Dios puso en marcha un sistema para tratar con el pecado y llevarnos de
regreso a él. En el centro de este sistema está el sacrificio.
En el Antiguo Testamento se describen tres clases de pecado, según la percepción que el pecador tenía de haber cometido: una transgresión involuntaria,
o no intencional; un pecado deliberado, o intencional; o un pecado de rebelión.
La “ofrenda de purificación” que se presenta en Levítico 4:1 a 5:13 se aplica
a pecados no intencionales y a pecados deliberados (Lev. 5:1). Para esas dos
categorías había una ofrenda, pero no se menciona ninguna para el pecado de
rebelión, que se hacía con soberbia, por lo que el rebelde debía ser cortado del
pueblo (Núm. 15:29-31). Sin embargo, parece que, aun en estos casos, tal como
el de Manasés, Dios ofreció el perdón (2 Crón. 33:12, 13).
Lee Deuteronomio 25:1 y 2; y 2 Samuel 14:1 al 11. ¿Qué revela 2 Samuel
14:9 acerca de la misericordia, la justicia y la culpa?
¿Está Dios justificado al perdonar al pecador? Después de todo, ¿no es el
pecador injusto y, por lo tanto, digno de ser condenado? (Ver Deut. 25:1.)
La historia de la mujer de Tecoa puede ilustrar la respuesta. Pretendiendo
ser una viuda, ella fue al rey David buscando su juicio. Ella fabricó una historia
acerca de sus dos hijos, uno que mató al otro. La ley israelita demandaba la
muerte del asesino (Núm. 35:31), aun cuando él era el único varón que quedaba
en la familia. La mujer suplicó a David (que actuaba como juez) que permitiera
que el hijo culpable quedara libre.
Ella luego declaró: “La maldad sea sobre mí y sobre la casa de mi padre; mas
el rey y su trono sean sin culpa” (2 Sam. 14:9). La mujer y David comprendieron
que, si el Rey decidía que el asesino saliera libre, el Rey mismo adquiriría la
culpa del asesino, y su trono de justicia (es decir, su reputación como juez) estaría en peligro. El juez era moralmente responsable por lo que decidía. Por eso,
la mujer ofreció llevar sobre sí la culpa.
En forma similar, Dios toma a su cargo la culpa de los pecadores a fin de declararlos justos. Para que seamos perdonados, Dios mismo debe llevar nuestro
castigo. Por esto, Cristo tuvo que morir para salvarnos.
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Lunes 28 de octubre // Lección 5
LA IMPOSICIÓN DE MANOS
Lee Levítico 4:27 al 31. ¿Qué actividades rituales se realizaban junto
con el sacrificio?
El propósito de la ofrenda era quitar el pecado y la culpa del pecador,
transferir la responsabilidad al Santuario, y permitir que el pecador saliera perdonado y limpiado. (En casos sumamente raros, uno podía llevar una cierta
cantidad de harina como ofrenda de purificación y, aunque esta ofrenda de
purificación no tenía sangre, se entendía que “sin derramamiento de sangre no
se hace remisión” [Heb. 9:22].)
El rito mismo incluía la imposición de manos, la muerte del animal, la manipulación de la sangre, el quemar la grasa y el comer la carne del animal. El
pecador que traía la ofrenda recibía el perdón, pero solo después del ritual de
la sangre.
Una parte vital de este proceso involucraba la imposición de las manos
(Lev. 1:4; 4:4; 16:21). Esto se hacía para que la ofrenda fuera “aceptada para
expiación suya” (Lev. 1:4). La ofrenda se aplicaba solo al que ponía sus manos
sobre la cabeza del animal. Según Levítico 16:21, la imposición de manos estaba
acompañada por una confesión del pecado; esto reconocería la transferencia
del pecador al animal inocente.
La matanza era, por supuesto, básica en cualquier ofrenda animal. Después
de que el animal era muerto, la sangre derramada se usaba para hacer expiación sobre el altar (Lev. 17:11). Por cuanto los pecados habían sido transferidos
al animal por la imposición de las manos, debemos comprender que la muerte
del animal era una muerte sustitutiva. El animal moría en lugar del pecador.
Esto puede explicar por qué el acto de matar el animal debía realizarlo el pecador, el culpable, y no el sacerdote.
La siguiente vez que estés tentado a pecar, visualiza a Jesús muriendo en la
cruz, y mírate poniendo las manos sobre su cabeza y confesando tus pecados
sobre él. ¿Cómo podría este concepto, desarrollado en tu mente, ayudarte a
comprender cuánto costó el que seas perdonado? ¿Cómo podría esta idea ayudarte a resistir esa tentación?
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Lección 5 // Martes 29 de octubre
LA TRANSFERENCIA DEL PECADO
“El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de
diamante; esculpido está en la tabla de su corazón, y en los cuernos de
sus altares” (Jer. 17:1).
Después de la imposición de las manos y la muerte del animal, el siguiente
rito en la ofrenda era la manipulación de la sangre. El sacerdote aplicaba la
sangre expiatoria a los cuernos del altar. Como se involucraba la sangre, esta
parte del rito tenía que ver con la expiación (Lev. 17:11). Si el pecador era un
hombre común o un líder, la sangre se aplicaba sobre el altar del holocausto
(Lev. 4:25, 30); si los pecadores eran el sumo sacerdote o toda la congregación,
la sangre se aplicaba al altar interior, el altar del incienso (Lev. 4:7, 18).
¿Qué significaba untar con sangre los cuernos del altar? Los cuernos eran
los puntos más elevados del altar, y así podían representar la dimensión vertical
de la salvación. Se llevaba la sangre a la presencia de Dios.
Jeremías 17:1 nos ayuda a comprender lo que sucedía: el pecado de Judá
está grabado “en la tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares”. Aunque
el texto se refiere a los altares involucrados en la adoración idolátrica, el principio es el mismo: el altar reflejaba la condición moral del pueblo. La sangre
transfería la culpa del pecado y, al estar sobre los cuernos del altar, transfería
el pecado al Santuario. Esto permite comprender el plan de salvación como se
revela en el servicio del Santuario terrenal, que simboliza la obra de Cristo en
el cielo por nosotros.
Siendo que la sangre llevaba el pecado, también contaminaba el Santuario.
Encontramos un ejemplo de esta contaminación en casos en los que la sangre
de la ofrenda de purificación salpicaba accidentalmente un vestido. La vestidura necesitaba ser purificada, no en cualquier parte, sino solo “en lugar santo”
(Lev. 6:27).
Finalmente, quemar la grasa sobre el altar indicaba que todo lo que tenía
que ver con la ofrenda de purificación pertenecía a Dios (Lev. 3:16).
Gracias a la muerte de Jesús, simbolizada por aquellos sacrificios, nuestro
pecado ha sido quitado de nosotros, puesto sobre Jesús y transferido al Santuario celestial. Esto es central en el plan de salvación.
¿Cómo nos ayudan los servicios del Santuario a comprender nuestra total
dependencia de Dios para el perdón de nuestros pecados? ¿Qué consuelo
te da esta verdad? Al mismo tiempo, ¿qué responsabilidades importantes lo
acompañan?
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Miércoles 30 de octubre // Lección 5
CARGAR EL PECADO
Lee Levítico 6:25 y 26; y 10:16 al 18. ¿Qué verdad vital se revela aquí?
Al comer la ofrenda en el Lugar Santo, el sacerdote oficiante “llevaba la
iniquidad” del ofensor. La carne de esta ofrenda no era solo un pago por los servicios del sacerdote (de otro modo, Moisés no hubiera estado tan enojado con
los hijos de Aarón por no haberla comido), sino una parte vital de la expiación.
¿Cómo contribuía el comer el sacrificio al proceso de la expiación? Solo se
había de comer de aquellas ofrendas en las que la sangre no entraba al Lugar
Santo; es decir, las ofrendas del líder y del hombre común. La Biblia afirma
que, al comer el sacrificio, los sacerdotes “llevaban la iniquidad [la culpa]”, que
“hacía expiación” del pecador. Llevar la iniquidad [culpa] implicaba que el pecador ahora estaba libre de ella.
En el hebreo, Éxodo 34:7 dice que Dios “lleva la iniquidad”, las mismas dos
palabras hebreas que se usaron en Levítico 10:16, donde se aclara que el sacerdote llevaba el pecado que a la vez traía el perdón para el pecador. Sin esa transferencia, el pecador tendría que cargar su propio pecado (Lev. 5:1) y, por lo tanto,
iría a la muerte (Rom. 6:23).
Que el sacerdote llevara el pecado de otro es justo lo que Cristo hizo por
nosotros. Él murió en nuestro lugar. Concluimos que la obra sacerdotal en el
Santuario terrenal tipifica la obra de Cristo por nosotros, porque él llevó sobre sí
mismo la culpa de nuestros pecados.
“La bendición viene por causa del perdón; el perdón viene por medio de
la fe en que el pecado, del que se está arrepentido y se lo ha confesado, es
llevado por el gran Cargador del pecado. Así, de Cristo vienen todas nuestras
bendiciones. Su muerte es un sacrificio expiatorio por nuestros pecados. Él es
el mayor medio por el cual recibimos la misericordia y el favor de Dios. Él,
entonces, es realmente el Originador, el Autor, así como el Consumador, de
nuestra fe” (MR 9:302).
Imagínate ante Dios en el Juicio. ¿Cuál sería tu apoyo: tus buenas obras, tu
observancia del sábado, todas las cosas buenas que hiciste y todas las cosas
malas que no hiciste? ¿Crees que esto sería suficiente para justificarte delante
de un Dios santo y perfecto? Si no, ¿cuál es tu única esperanza en el Juicio?
(Ver 1 Ped. 1:22.)
37
Lección 5 // Jueves 31 de octubre
PERDÓN
Lee Miqueas 7:18 al 20. ¿Qué cuadro de Dios encontramos en este pasaje?
Los últimos tres versículos del libro de Miqueas se concentran en la relación
de Dios con su remanente. El texto describe en forma hermosa por qué Dios no
tiene rival. Él es incomparable por su amor y su gracia perdonadores. La característica destacada de Dios, como se revela en Miqueas (y en otros lugares), es
su disposición a perdonar. Miqueas enfatiza este punto al usar diversas expresiones para los atributos de Dios (vers. 18) y sus realizaciones (vers. 19, 20). Sus
atributos y realizaciones se explican en el lenguaje del Credo Israelita en Éxodo
34:6 y 7, una de las descripciones más amadas del carácter de Dios.
Es interesante que varias palabras vitales de Miqueas 7:18 al 20 se usan también en el Canto del Siervo en Isaías 53, señalando el hecho de que el medio del
perdón viene de aquel que está sufriendo por el pueblo.
Lamentablemente, no todos gozarán de la gracia salvadora de Dios. El
perdón de Dios no es barato ni automático. Involucra la lealtad. Los que han
experimentado su gracia responden del mismo modo, tal como vemos en Miqueas 6:8, un texto central en este libro. Así como Dios “se deleita en misericordia” [7:18], llama a su remanente a “amar misericordia” [6:8]. Su pueblo
imitará el carácter de Dios. Su vida relejará su amor, su compasión y su bondad.
En la Biblia, Miqueas 7:18 al 20, con su énfasis en el perdón, es seguido de
inmediato por Nahum 1:2 y 3, con su énfasis en el Juicio. Esto despliega las dos
dimensiones del trato de Dios con nosotros: perdona a los arrepentidos y castiga a los impíos. Ambos lados pertenecen a Dios. Él es Salvador y Juez. Estos
dos aspectos del carácter de Dios son complementarios, no contradictorios. Un
Dios compasivo puede también ser un Dios justo. Sabiendo esto, podemos descansar seguros en su amor, su perdón y su justicia total.
Lee Miqueas 6:8. ¿Cuán buena es una profesión de fe sin estos principios, para
revelar la realidad de esa profesión? ¿Qué es más fácil: pretender tener fe en
Jesús o vivir esa fe, como se expresa en Miqueas 6:8? ¿Cómo puedes mejorar
esta última parte?
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Viernes 1º de noviembre // Lección 5
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Elena G. de White, “El Tabernáculo y sus
servicios”, en Patriarcas y profetas, pp. 356-372.
“Como Cristo, después de su ascensión, compareció ante la presencia de
Dos para ofrecer su sangre en beneficio de los creyentes arrepentidos, así el
sacerdote rociaba en el servicio diario la sangre del sacrificio en el Lugar Santo
a favor de los pecadores.
“Aunque la sangre de Cristo habría de librar al pecador arrepentido de la
condenación de la Ley, no había de anular el pecado; este queda registrado en
el Santuario hasta la expiación final; así en el símbolo, la sangre de la víctima
quitaba el pecado del arrepentido, pero quedaba en el Santuario hasta el día de
la expiación” (PP 371).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Algunos han alegado que todo el concepto de sustitución es injusto. ¿Por
qué el inocente debe morir en lugar del culpable? Sin embargo, por cuanto esto
es una verdad que no solo se enseña claramente en la Biblia, sino también está
en el centro de su tema básico, ¿cómo respondemos a esa acusación? ¿Podría
ser que la “injusticia” de todo ello nos ayude a entender la gracia que se exhibió
a fin de darnos el perdón? Es decir, ¿de qué maneras podría esta “injusticia”
ayudarnos a mostrar precisamente cuán grande, y misericordioso y amante es
realmente nuestro Dios?
2. Como clase, lean Miqueas 6:8. ¿Qué se nos indica aquí? Pero, más importante, ¿cómo podemos aprender a cumplir este mandato explícito? ¿Cómo
aprendemos a hacer todas estas cosas, incluyendo “humillarte ante tu Dios”
[“caminar humildemente con tu Dios”, BJ]? ¿Qué significa esto? ¿De qué modo
el caminar humildemente con Dios puede traducirse en caminar humildemente
con otros?
3. Piensa acerca de lo que significa que el único camino para ser salvos
haya sido por medio de la muerte de Jesús. ¿Qué nos enseña esta verdad asombrosa acerca de cuán verdaderamente malo es el pecado, y por qué cualquier
esfuerzo para salvarnos por nuestras buenas obras es tan inútil como fregar un
cerdo para hacerlo carne limpia?
4. En la clase, repasen la pregunta al final de la lección del miércoles. Analicen las respuestas que dieron, y la implicaciones de esas respuestas en relación con el evangelio y lo que Dios hizo por nosotros para salvarnos.
39
Lección 6: Para el 9 de noviembre de 2013
EL DÍA DE EXPIACIÓN
Sábado 2 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Levítico 16; Levítico 23:2732; Deuteronomio 19:16-21; Mateo 18:23-35; Isaías 6:1-6.
PARA MEMORIZAR:
“¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvida el pecado del remanente de
su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.
Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y
echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (Miq. 7:18, 19).
EL DÍA DE EXPIACIÓN, o Yom Kippur, como se revela en Levítico 16, es el rito
más solemne del Antiguo Testamento. Está deliberadamente insertado en el
centro del libro de Levítico, que en sí mismo está en el centro de los cinco libros de Moisés [el Pentateuco], a fin de ayudar a ilustrar el carácter “santísimo”
de este rito. También se lo llama sábado de los sábados (Lev. 16:31; “día de
completo reposo”, NVI; “día de descanso completo”, BJ), el día que requiere
el cese de todo trabajo, que era una fiesta anual israelita. Este hecho pone al
día dentro del concepto del sábado: un tiempo para descansar en lo que Dios,
como Creador y Redentor, hizo (y lo que hará) por nosotros.
Esta semana estudiaremos lo que sucedía en el Día de Expiación en el Santuario terrenal, específicamente los ritos con los dos machos cabríos, que nos
ayuda a entender mejor verdades más profundas con respecto a la salvación y
a la eliminación final del pecado.
40
Domingo 3 de noviembre // Lección 6
LA PURIFICACIÓN ANUAL
Lee Levítico 16:16 y 30. ¿Qué se purificaba el Día de Expiación?
Durante el año se transferían los pecados e impurezas rituales al Santuario.
En el Día de Expiación se los eliminaba. El Día de Expiación tenía tres partes:
1. La ofrenda de purificación por el sacerdote. El sumo sacerdote mataba un
novillo por sus pecados, para estar limpio al entrar al Santuario y realizar el rito
para purificarlo.
2. La ofrenda de purificación del macho cabrío “por Jehová” (Lev. 16:8). Durante el año, las ofrendas de purificación “llevaban” todos los pecados de los
israelitas al Santuario. En el Día de Expiación se quitaban esos pecados del
Santuario con la sangre del macho cabrío “por Jehová”.
3. El rito de eliminación con el macho cabrío por Azazel. Dios quería eliminar
los pecados del pueblo, del Santuario y del campamento. Para ello, otro macho
cabrío vivo era enviado al desierto.
Lee Levítico 16:15. ¿Qué sucedía con el macho cabrío por Jehová, y
qué simbolizaba?
Como no había confesión de pecado ni imposición de manos sobre el
macho cabrío por Jehová, su sangre no llevaba el pecado. Así, no contaminaba, sino más bien purificaba. El efecto es descrito en los versículos 16 y 20. El
sumo sacerdote hacía expiación con esa sangre, purificando todo el Santuario.
Al mismo tiempo, cuando el Santuario era limpiado de todos los pecados del
pueblo, el pueblo mismo también quedaba purificado. Por eso, el Día de Expiación era singular.
El Día de Expiación era la segunda etapa de una expiación en dos fases. En
la primera fase, durante el año los israelitas eran perdonados. Sus pecados no
eran borrados, sino que eran confiados a Dios, que prometía ocuparse de ellos.
La segunda fase no tenía que ver con el perdón: el pueblo ya estaba perdonado.
En realidad, el verbo “perdonar” no aparece nunca en Levítico 16 o en Levítico
23:27 al 32. Es decir, todo el plan de salvación trata más que con el perdón de los
pecados, un punto que tiene más lógica cuando se lo comprende en el contexto
de la gran controversia.
41
Lección 6 // Lunes 4 de noviembre
MÁS ALLÁ DEL PERDÓN
Lee Levítico 16:32 al 34. ¿Cuál era la tarea principal del sumo sacerdote en el Día de Expiación?
La función principal del sumo sacerdote era mediar entre Dios y el pueblo.
Con respecto al Santuario, él administraba el sistema de sacrificios y ofrendas, y
realizaba diversos ritos (Heb. 8:3). Esta tarea en el Día de Expiación era enorme.
Realizaba casi cada rito, excepto llevar el macho cabrío por Azazel al desierto,
aunque él daba la orden para que lo llevaran.
En el Día de Expiación, el “gran” sacerdote, como también se lo llamaba,
llegaba a ser un ejemplo viviente de Cristo. Así como la atención del pueblo de
Dios se centraba en el sumo sacerdote, Jesús es el centro exclusivo de nuestra
atención. Así como las actividades del sumo sacerdote sobre la Tierra producían la purificación del pueblo, así la obra de Jesús en el Santuario celestial
realiza lo mismo para nosotros (Rom. 8:34; 1 Juan 1:9). Así como la única esperanza de la gente en el Día de Expiación era el sumo sacerdote, nuestra única
esperanza es Cristo.
“Aunque la sangre de Cristo habría de librar al pecador arrepentido de la
condenación de la Ley, no había de anular el pecado; este queda registrado en
el Santuario hasta la expiación final; así, en el símbolo, la sangre de la víctima
quitaba el pecado del arrepentido, pero quedaba en el Santuario hasta el Día
de la Expiación” (PP 371).
De acuerdo con Levítico 16:18 al 20, el sumo sacerdote tenía que entrar en
el Lugar Santísimo y limpiarlo de las impurezas rituales, las transgresiones y los
pecados; él luego transfería todas las iniquidades, todas las transgresiones y
todos los pecados de Israel al macho cabrío vivo, y los enviaba, por medio de
ese macho cabrío, al desierto. De este modo, todas las faltas morales de Israel
desparecían. Esto lograba el propósito principal del Día de Expiación: una purificación moral que iba más allá del perdón. No era necesario un nuevo perdón
en ese día. Dios ya había perdonado sus pecados.
Al luchar con todas nuestras fuerzas para alejar todo pecado, ¿cómo podemos
aprender a depender totalmente de los méritos de Cristo como nuestra única
esperanza de salvación?
42
Martes 5 de noviembre // Lección 6
AZAZEL
Lee Levítico 16:20 al 22. ¿Qué sucedía con el macho cabrío vivo?
El rito con el macho cabrío vivo no era una ofrenda. Después de que se
decidió por suerte cuál macho cabrío era por Jehová y cuál era por Azazel (a
menudo llamado “chivo emisario”), solo el macho cabrío por Jehová se menciona como ofrenda de expiación (vers. 9, 15). En contraste, al macho cabrío
por Azazel se lo llama el “macho cabrío vivo”. No se lo mataba, para evitar la
idea de que el rito constituía un sacrificio. El macho cabrío vivo aparecía solo
después de que el sumo sacerdote había terminado la expiación por todo el
Santuario (vers. 20). Este punto no puede enfatizarse demasiado: el rito posterior
con el macho cabrío vivo no tenía nada que ver con la limpieza misma del Santuario o del pueblo. Ellos ya habían sido purificados.
¿Quién o qué era Azazel? Los intérpretes judíos antiguos identificaban a
Azazel como el pecador angélico original y el autor principal del mal, el líder
de los ángeles malos. Resulta ser un símbolo de Lucifer mismo.
El rito del macho cabrío vivo era un rito de alejamiento que realizaba la
eliminación final del pecado. El pecado recaía sobre él como responsable en
primer lugar, y luego se lo alejaba del pueblo para siempre. Se hacía “expiación”
sobre él en un sentido de castigo (Lev. 16:10), puesto que el macho cabrío era el
responsable final del pecado.
Algunos nos acusan falsamente de enseñar que Satanás juega un papel en
nuestra salvación. Satanás, nunca, de ningún modo, lleva el pecado por nosotros como sustituto. Solo Jesús hizo eso, y es una blasfemia pensar que Satanás
tuvo alguna parte en nuestra redención.
El rito con el macho cabrío vivo encuentra un paralelo en la ley de los testigos falsos (Deut. 19:15-21). El acusador y el acusado están delante de Dios,
representado por los sacerdotes y los jueces; se realiza una investigación y, si
se encuentra que el acusador es un testigo falso, él recibe el castigo que quería
aplicar al inocente (p. ej., Amán, que preparó una horca para Mardoqueo).
Agradece a Dios por su perdón misericordioso y el hecho de que no recordará
más nuestros pecados (Jer. 31:34). ¿Cómo podemos aprender a no recordar
nuestros pecados una vez que son perdonados? ¿Por qué es tan importante
que hagamos esto?
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Lección 6 // Miércoles 6 de noviembre
EN EL DÍA DE EXPIACIÓN
“De este modo, en el servicio del Tabernáculo, y en el del Templo, que posteriormente ocupó su lugar, se enseñaban diariamente al pueblo las grandes
verdades relativas a la muerte y al ministerio de Cristo, y una vez al año sus
pensamientos eran llevados hacia los acontecimientos finales de la gran controversia entre Cristo y Satanás, y hacia la purificación final del universo, que lo
limpiará del pecado y de los pecadores” (PP 372).
Lee Levítico 16:29 al 31 y 23:27 al 32. ¿Qué esperaba Dios que hicieran
los israelitas en Yom Kippur? ¿Cómo se aplican estos principios hoy a
nosotros, que vivimos en lo que ha dado en llamarse el “Día de Expiación
antitípico”?
Si alguien en el antiguo Israel no seguía estas instrucciones, había de ser
cortado y destruido (Lev. 23:29, 30). El Día de Expiación realmente no era nada
menos que vida y muerte. Exigía la total lealtad a Dios, de los creyentes.
Imagínate que alguien hubiera confesado sus pecados en la primera fase de
la expiación durante el año; es decir, los sacrificios diarios, pero que luego no
tomara en serio el Día de Expiación. Por esta negligencia de lo que Dios había
planificado demostrar en este día, tal persona mostraba ser desleal a Dios.
Lo que esto significa es que la persona que profesa fe en Dios todavía puede
perder la salvación. Como adventistas del séptimo día, no creemos en la idea
de que “una vez salvo, siempre salvo”, porque la Biblia no enseña esto. Estamos
seguros en Cristo tanto tiempo como vivamos por fe y nos entreguemos a él, reclamando su poder para obtener la victoria cuando somos tentados y su perdón
cuando caemos.
Lee Mateo 18:23 al 35. ¿Qué lecciones deberíamos obtener de esta poderosa parábola?
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Jueves 7 de noviembre // Lección 6
EL YOM KIPPUR PERSONAL DE ISAÍAS
En Isaías 6:1 al 6, Isaías ve al Rey celestial sentado sobre un trono “alto y
sublime” en el Templo. La visión es una escena de juicio que presenta a Dios,
que viene a juzgar (Isa. 5:16). Isaías contempla al verdadero Rey, identificado en
el Evangelio de Juan como Jesucristo (Juan 12:41).
Aun cuando Isaías era un profeta de Dios y llamaba a otros al arrepentimiento, él comprendió que en la presencia de Dios estaba condenado. Confrontado con la santidad y la gloria de Dios, Isaías percibió su propia pecaminosidad y también la impureza de su pueblo. La santidad y el pecado son
incompatibles. Como Isaías, todos necesitamos comprender que no podemos
pasar con éxito el juicio divino por nosotros mismos. Nuestra única esperanza
es tener un Sustituto.
¿Qué similitudes aparecen en Isaías 6:1 al 6 con el Día de Expiación?
La combinación de un templo lleno de humo, un altar, un juicio, y la expiación por el pecado y la impureza, recuerda el Día de Expiación. Isaías experimentó su propio “Día de Expiación”.
Actuando como sacerdote, un serafín (literalmente, “un ardiente”) tomó un
carbón encendido del altar, presuponiendo alguna ofrenda, para purificar el
pecado del profeta. Esta es una imagen adecuada para la limpieza del pecado
posible por medio del sacrificio de Jesús y de su ministerio sacerdotal de mediación. Isaías reconoció esto como un rito de purificación, y se mantuvo quieto
cuando el carbón tocó sus labios. Por ello, se le dijo: “Es quitada tu culpa, y
limpio tu pecado” (Isa. 6:7). La voz pasiva en el versículo 7 muestra que ese
perdón fue otorgado por el que estaba sentado sobre el Trono. El Juez es también el Salvador.
La obra de purificación nos lleva del “¡Ay de mí!” al “Heme aquí, envíame
a mí”. Comprender la obra celestial en el Día de Expiación nos lleva a estar
preparados para la proclamación, porque una comprensión verdadera lleva a
la certeza y la seguridad. Esto es porque, en el Juicio, tenemos un Sustituto,
Jesucristo, cuya sola justicia (simbolizada por la sangre) nos capacitará para
estar sin temor de condenación (Rom. 8:1). La gratitud motiva a la misión. Los
pecadores perdonados son los mejores embajadores de Dios (2 Cor. 5:18-20)
porque saben de qué los ha librado Dios.
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Lección 6 // Viernes 8 de noviembre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Ahora se realiza el acontecimiento predicho por el último solemne servicio del Día de las Expiaciones. Una vez terminado el servicio que se cumplía en el Lugar Santísimo, y cuando los pecados de
Israel habían sido quitados del Santuario por virtud de la sangre del sacrificio por
el pecado, entonces el macho cabrío emisario era ofrecido vivo ante el Señor; y
en presencia de la congregación el sumo sacerdote confesaba sobre él “todas las
iniquidades de los hijos de Israel, y todas sus transgresiones, a causa de todos sus
pecados, cargándolos así sobre la cabeza del macho cabrío” (Lev. 16:21, VM).
Asimismo, cuando el servicio de propiciación haya terminado en el Santuario
celestial, entonces, en presencia de Dios, y de los santos ángeles y de la hueste de
los redimidos, los pecados del pueblo de Dios serán puestos sobre Satanás; se le
declarará culpable de todo el mal que les ha hecho cometer” (CS 716).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Por qué la comprensión del plan de salvación es incompleta si deja
afuera, o minimiza, la obra de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote? ¿Qué nos
enseña el Santuario acerca de cuán central en el plan de salvación es la obra de
intercesión en el Santuario? El grueso de un libro entero del Nuevo Testamento,
Hebreos, se dedica a la obra de Cristo en el Santuario celestial. En vista de esto,
¿cuán importante es esta obra?
2. Alguien escribió una vez que la obra de Cristo, desde su muerte hasta su
ministerio en el Santuario celestial, es sencillamente parte del “método ordenado por Dios” para tratar con el problema del pecado de un modo que ayudará a responder todas las preguntas respecto de su justicia, su equidad y su
amor. Medita en las implicaciones de este pensamiento, especialmente a la luz
de la gran controversia, y lo que ella nos enseña acerca de los grandes problemas involucrados en la tragedia del pecado.
3. A muchos adventistas del séptimo día se les enseñó acerca del Día de
Expiación de un modo que los ha dejado sin la certeza de la salvación. Este
concepto viene de una falsa comprensión del propósito del Día de la Expiación.
Piensa acerca del nombre “expiación”. ¿Qué significa? ¿Cómo se logra la expiación? ¿Quién hace la obra de la expiación? ¿Cómo se realiza? ¿Cómo deberían
estas respuestas ayudarnos a comprender por qué el Día de Expiación es realmente una buena noticia?
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Lección 7: Para el 16 de noviembre de 2013
CRISTO, NUESTRO
SACRIFICIO
Sábado 9 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 53:2-12; Hebreos 2:9;
9:26-28; 9:12; Éxodo 12:5; Hebreos 4:15.
PARA MEMORIZAR:
“Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para
que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y por cuya
herida fuisteis sanados” (1 Ped. 2:24).
EL SACERDOTE CATÓLICO Maximiliano Kolbe fue internado en Auschwitz por
proteger a refugiados de Polonia, incluyendo a dos mil judíos. Cuando un prisionero en su barraca desapareció (tal vez escapó), el servicio de seguridad eligió
a diez prisioneros para que, en represalia, murieran de hambre. Uno de los elegidos exclamó: “¡Oh, mi pobre esposa, mis pobres hijos! ¡Nunca los volveré a
ver!” Kolbe se ofreció para ocupar su lugar, y ser condenado a morir de hambre.
El sorprendido oficial de la SS estuvo de acuerdo, y Kolbe se unió a la fila de los
condenados, liberando al otro hombre.
Aunque es emocionante, el sacrificio de Kolbe es apenas una sombra de
aquel que tomó nuestro lugar, un acto simbolizado en el servicio del Santuario.
El Nuevo Testamento identifica a Jesús con los dos aspectos principales del
sistema de sacrificios del Antiguo Testamento: él es nuestro sacrificio (Heb. 9,
10), y también nuestro Sumo Sacerdote (Heb. 5-10).
Veremos algunos aspectos del sacrificio máximo de Cristo y lo que su
muerte provee para nosotros.
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Lección 7 // Domingo 10 de noviembre
JESÚS EN ISAÍAS 53
Lee Isaías 53:2 al 12. ¿Qué enseñan estos versículos acerca de lo que
Cristo hizo por nosotros?
Isaías 52:13 a 53:12 es una poderosa descripción de la muerte de Cristo por
los pecados del mundo. Varios aspectos en este pasaje nos dan una clara evidencia de que la muerte de Jesús es la expiación en la forma de sustitución
penal, que significa que él tomo el castigo que otros merecían y, de hecho,
murió como un Sustituto de ellos. Aquí hay algunas de las implicaciones de este
pasaje para el ministerio de Jesús por nosotros:
1. Jesús sufrió por otros. Él tomó su dolor y tristezas (vers. 4), rebeliones,
iniquidades (vers. 5, 6, 8, 11) y pecado (vers. 12).
2. Él da grandes beneficios a aquellos por los que él sufrió: paz y curación
(vers. 5), y justificación (vers. 11).
3. Era la voluntad de Dios que Jesús sufriera y fuera quebrantado (vers. 10).
Dios puso nuestras iniquidades sobre él (vers. 6) porque era el plan de Dios que
él muriera en nuestro lugar.
4. Jesús es justo (vers. 11), sin maldad o engaño (vers. 9).
5. Fue una ofrenda por la culpa, un sacrificio expiatorio por el pecado (vers. 10).
Lee Lucas 22:37, Hechos 8:32 al 35 y 1 Pedro 2:21 al 25. ¿Cómo interpretaron estos autores del Nuevo Testamento el pasaje de Isaías 53?
Las alusiones a Isaías 53 en el Nuevo Testamento establecen, más allá de
toda duda, que Jesucristo cumplió esta profecía. Incluso él se identificó con la
persona descrita allí (Luc. 22.37). Cristo tomó nuestros pecados sobre sí mismo
con el fin de que pudiéramos ser perdonados y transformados.
Medita en todo lo que dice Isaías 53 que Cristo hizo por nosotros. ¿Cómo
puedes hacer que la certeza que hay aquí sea personal, para ti, sabiendo que,
no importa lo que hayas hecho, esta se aplica a ti si te presentas a Dios con
fe y entrega?
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Lunes 11 de noviembre // Lección 7
SUSTITUCIÓN SUFICIENTE
Lee Hebreos 2:9. ¿Qué significa que Jesús “gustase la muerte por todos”? Ver también Heb. 2:17; 9:26-28; 10:12.
Jesús murió por los pecadores. Él no tenía pecado (Heb. 4:15), de modo
que cuando dio su vida como sacrificio no moría por sus propios pecados. Por
el contrario, él llevó “los pecados de muchos” (Heb. 9:28), para “expiar los pecados del pueblo” (Heb. 2:17) y quitar el pecado para siempre (Heb. 9:26).
Según Hebreos 2:9, el propósito de hacer que Jesús fuera “un poco menor
que los ángeles” era que pudiera sufrir la muerte. El punto es explicar por qué
la muerte de Jesús es un requerimiento indispensable para su exaltación. En
términos simples, a fin de que la humanidad pudiera salvarse, Jesús tuvo que
morir. No había otro camino.
En este pasaje, la meta de la Encarnación es la muerte del Hijo. Solo por
medio del sufrimiento de la muerte Jesús podía llegar a ser el Autor de la salvación (Heb. 2:10).
¿Por qué era apropiado que Dios permitiera sufrir a Jesús? El contexto de Hebreos 2:14 al 18 sugiere que la muerte de Jesús era necesaria a fin de rescatar a
los hijos de Dios de la esclavitud de la muerte, del diablo, del temor a la muerte,
y con el propósito de calificar a Jesús para ser un “misericordioso y fiel sumo
sacerdote”.
Brevemente, la cruz tenía que preceder a la corona.
“Sobre Cristo como Sustituto y Garante nuestro fue puesta la iniquidad de
todos nosotros. Fue contado por transgresor, a fin de que pudiese redimirnos
de la condenación de la Ley. La culpabilidad de cada descendiente de Adán
abrumó su corazón. La ira de Dios contra el pecado, la terrible manifestación
de su desagrado por causa de la iniquidad, llenó de consternación el alma de
su Hijo” (DTG 701).
Cristo, el Creador del universo, murió como un ser humano por tus pecados. Medita en lo que esto significa. Piensa en la increíble buena noticia que representa.
Piensa en la esperanza que te ofrece, personalmente. ¿Cómo puedes hacer que
esta verdad asombrosa sea tu principal motivador en todo lo que hagas?
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Lección 7 // Martes 12 de noviembre
LA SANGRE DE CRISTO
El concepto de la sangre redentora satura la Biblia entera. Comenzando con
los primeros sacrificios después de que Adán y Eva pecaron, la sangre siempre
estuvo presente cuando hubo sacrificios de animales. Los ritos de la sangre caracterizaron el sistema de sacrificios israelita a fin de ilustrar la verdad vital de que,
sin sangre, no tendríamos ninguna posibilidad de que nuestros pecados fueran
perdonados y que entráramos en la presencia de Dios. La sangre siempre fue la
única manera de recibir la misericordia de Dios y de tener comunión con él.
Lee los siguientes pasajes en Hebreos acerca de la sangre de Cristo y
de la sangre en los sacrificios del Antiguo Testamento. ¿Qué nos enseñan
acerca de la sangre?
Heb. 9:12 ________________________________________________________
Heb. 9:14 ________________________________________________________
Heb. 9:18 ________________________________________________________
Heb. 9:22 ________________________________________________________
Heb. 10:19 _______________________________________________________
Heb. 12:24 _______________________________________________________
Heb. 13:12 _______________________________________________________
Heb. 13:20 _______________________________________________________
La sangre de Cristo no se refiere a su vida sino que es un símbolo de su
muerte sustitutoria y, como tal, describe el aspecto funcional de esa muerte.
La sangre derramada de Cristo es multifuncional. La sangre de Cristo obtiene
redención eterna, provee purificación del pecado, proporciona perdón, santificación, y es la razón de la resurrección.
En Hebreos hay un contraste poderoso: la sangre de Cristo es mejor que
cualquier otra sangre. Ninguna otra sangre puede realmente proveer perdón;
la muerte de Cristo es la única razón por la cual nuestros pecados son perdonados, antes de la cruz o después de ella (Heb. 9:15). El derramamiento de la
sangre de Cristo, y sus efectos, son claras evidencias de que la muerte de Cristo
fue sustitutiva, lo que significa que él tomó el castigo que nosotros merecíamos.
¿De qué modo una comprensión de la muerte de Cristo puede ayudarnos a liberarnos de la idea de que nuestras propias obras pueden salvarnos?
50
Miércoles 13 de noviembre // Lección 7
SACRIFICIO SIN MANCHA
¿Qué criterio tenía que cumplir un animal para el sacrificio? Lee Éxo.
12:5; Lev. 3:1; 4:3.
La selección de un animal para el sacrificio requería gran cuidado. No se
podía tomar cualquier animal para la ofrenda; el animal tenía que cumplir varios criterios, dependiendo de la clase de ofrenda.
Pero todas las ofrendas tenían que cumplir un criterio. Tenían que ser “sin
mancha”. La palabra hebrea (tamím) puede también traducirse como “completo”, “sano”, “sin faltas”, o “perfecto”. Expresa la idea de algo que satisface las
normas más altas. Solo lo mejor era suficientemente bueno.
Con respecto a la gente, la palabra se usa para caracterizar su relación con
Dios como “perfecta” (Gén. 6:9; 17:1).
¿De qué modo estos textos describen a Jesús?: Heb. 4:15; 7:26; 9:14; 1
Ped. 1:18, 19. ¿Por qué era vital que Jesús no tuviera pecado?
Jesús, el “Cordero de Dios que quita los pecados del mundo” (Juan 1:29), cumple
perfectamente el criterio del Antiguo Testamento de un sacrificio sin mancha. Su
vida pura establece a Jesús como un sacrificio perfecto. Es la garantía de nuestra
salvación, pues solo uno sin pecado podía cargar nuestro pecado, y su perfecta justicia nos cubre, ahora y en el Juicio. Esa justicia es nuestra esperanza de salvación.
Como su equivalente hebreo, la palabra griega para “sin mancha” (ámomos)
se usa no solo para describir a Jesús y su sacrificio sin faltas, sino también el
carácter de sus seguidores.
“Al comparar sus vidas con el carácter de Cristo, serán capaces de discernir
dónde han dejado de cumplir los requerimientos de la santa ley de Dios; y procurarán perfeccionarse en su esfera así como Dios es perfecto en la suya” (E. G.
de White, The Paulson Letters, p. 374).
Por medio de la muerte y el ministerio de Cristo, se nos presenta como sin
mancha delante de Dios (Jud. 24). Esto es posible solo porque el Inmaculado
está en nuestro lugar.
¿Por qué el concepto de ser “santo y sin mancha” provoca intranquilidad? ¿De
qué forma el saber que Cristo es tu Sustituto puede ayudarte a aceptar que
tú también eres “santo”? ¿De qué manera nuestra nueva situación ante Dios
impactará la forma en que vivimos?
51
Lección 7 // Jueves 14 de noviembre
UN GRAN PELIGRO
En el libro de Hebreos, Pablo no solo se concentra en la comprensión teológica del sacrificio de Cristo, sino también explica algunas de sus implicaciones prácticas. En varios lugares muestra lo que sucede si alguien ignora este
sacrificio.
Lee Hebreos 6:4 al 6, y 10:26 al 31. ¿Acerca de qué nos advierte Pablo?
¿Qué clases de actitudes describe él?
En el libro de Hebreos, Pablo demuestra cuán magnífica es la salvación
de Dios, cómo se reveló Dios, qué hizo y está haciendo por los creyentes. Sin
embargo, hay por lo menos un problema que Pablo tuvo que atender. Es el peligro de que el sacrificio de Cristo pudiera gradualmente ser dado por sentado.
Describe este peligro como un “deslizarse” de la meta (Heb. 2:1). La imagen
que está detrás de las palabras de Pablo es la de un barco que está desviándose
de su ruta y no llega al puerto de destino. La tarea principal es mantenerse en
el rumbo.
Algunos de aquellos que rechazan a Dios lo hacen deliberadamente, lo que
significa que su vida después de recibir el evangelio es virtualmente la misma
que antes de recibirlo. Esas personas no tienen, en realidad, ningún sacrificio
eficaz por sus pecados (Heb. 10:26-31). Sin embargo, parece que no muchos
creyentes rechazarían directamente el sacrificio de Cristo o aun pensarían en
tal cosa. No obstante, Pablo da la alarma. El verdadero peligro de descuido y
negligencia es que a menudo es un proceso sutil y muy gradual. La transición
puede no ser notada. Lentamente, la obra de Cristo no se aprecia lo suficiente,
del mismo modo que Esaú dejó de apreciar su primogenitura (Heb. 12:15-17). El
sacrificio de Cristo nunca debería llegar a ser tan familiar que lo consideremos
como algo común.
Pablo no quiere hacer que sus lectores tengan temor; sin embargo, necesita mostrarles las consecuencias de desviarse de Dios. No quiere que tal cosa
suceda. Del lado positivo, él los anima vívidamente a “retener” todas las cosas
acerca de su salvación (Heb. 3:6, 14; 10:23) y a fijar sus ojos en Jesús (Heb. 12:2).
¿Qué sucede contigo? ¿Has llegado a estar “acostumbrado” a la asombrosa verdad acerca de la cruz? ¿Por qué es algo que no debemos hacer? ¿Cómo podemos
protegernos del peligro del cual Pablo nos advierte?
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Viernes 15 de noviembre // Lección 7
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “La Expiación, Primera parte: El sacrificio expiatorio”, pp. 456-474, en el Apéndice C del Comentario bíblico adventista, tomo 7-A.
Lo que Martín Lutero con frecuencia llamó un “intercambio maravilloso”,
o “un intercambio gozoso”, la justicia de Cristo por el pecado humano, Elena
de White lo describe en una declaración clásica como sigue: “Cristo fue tratado como nosotros merecemos a fin de que nosotros pudiésemos ser tratados
como él merece. Fue condenado por nuestros pecados, en los que no había
participado, a fin de que nosotros pudiésemos ser justificados por su justicia, en
la cual no habíamos participado. Él sufrió la muerte nuestra, a fin de que pudiésemos recibir la vida suya. ‘Por su llaga fuimos nosotros curados’ ” (DTG 16, 17).
“Y nada menos que la muerte de Cristo podía hacer eficaz para nosotros
este amor. Es únicamente por causa de su muerte por lo que nosotros podemos
considerar con gozo su segunda venida. Su sacrificio es el centro de nuestra
esperanza. En él debemos fijar nuestra fe” (DTG 614, 615).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. A algunos nos les gusta la idea de Jesús como nuestro sacrificio. Piensan
que Dios parece sediento de sangre o vengativo, como las divinidades paganas
del pasado. (De hecho, algunos alegan que el lenguaje de sangre y sacrificios
en la Biblia es sencillamente un reflejo de esos conceptos paganos.) ¿Qué es lo
que está dramáticamente equivocado en esta percepción de la cruz? ¿De qué
modo los conceptos de la muerte, el sacrificio y la sangre ayudan a mostrarnos
cuán serios son el pecado y sus consecuencias? ¿De qué manera el darnos
cuenta del costo del pecado nos ayuda a buscar el poder de Dios para poner el
pecado fuera de nuestra vida?
2. Algunas personas luchan con el problema de las obras y cómo se relacionan con la salvación. ¿De qué forma el mantener delante de nosotros la
muerte sustitutiva de Cristo, y lo que ella logró por nosotros, puede ayudar a
protegernos de caer en la trampa de la salvación por obras? Después de todo,
¿qué podrían añadir nuestras obras a lo que Cristo hizo por nosotros al morir
en lugar de nosotros?
3. Elena de White dijo que sería bueno pasar una hora reflexiva cada día
concentrándonos en la vida de Jesús, en especial en las escenas finales. ¿Cómo
puede este ejercicio ayudarnos a fortalecer nuestra relación con Cristo, así
como aumentar nuestro aprecio de lo que él hizo por nosotros?
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Lección 8: Para el 23 de noviembre de 2013
CRISTO, NUESTRO
SACERDOTE
Sábado 16 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 110:1-5; Génesis
14:18-20; Hebreos 7:1-3; Romanos 8:31-34; 1 Timoteo 2:4-6; Hebreos 8:6;
2:17, 18; 3:6; 10:1-14.
PARA MEMORIZAR:
“Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal
sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los
cielos, ministro del Santuario, y de aquel verdadero Tabernáculo que levantó el
Señor, y no el hombre” (Heb. 8:1, 2).
DESPUÉS DE SU RESURRECCIÓN y ascensión al Santuario celestial, Cristo ingresó en una nueva fase del plan de redención (Heb. 2:17). Habiendo cumplido
los requerimientos indispensables de su sacrificio, empezó a servir como sacerdote y comenzó su ministerio sacerdotal a fin de mediar ahora su sacrificio perfecto en favor de los que están cubiertos por su sangre. Su ministerio sacerdotal
consta de dos fases, ambas prefiguradas en el Santuario terrenal: el ministerio
diario y el Día anual de Expiación.
Esta semana estudiaremos la obra de Jesús durante su ministerio diario, y
veremos algunas de las ramificaciones prácticas que su obra tiene para nosotros. En realidad, podemos obtener gran consuelo de saber que Jesús ahora está
ante la presencia de Dios, ministrando los méritos de su sacrificio en nuestro
favor. El mensaje del Santuario ofrece esperanza y ánimo aun al más débil de
sus seguidores.
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Domingo 17 de noviembre // Lección 8
NUESTRO SUMO SACERDOTE
El libro del Nuevo Testamento que habla más acerca de Cristo como Sacerdote es Hebreos. La columna vertebral de Hebreos, proveniente del Antiguo
Testamento, consiste en dos versículos del Salmo 110. El versículo 1 es citado
para confirmar que Cristo es exaltado sobre todo porque se sentó a la diestra
de Dios. Este es un tema recurrente en Hebreos, que enfatiza la divinidad y la
calidad de Mesías de Jesús (Heb. 1:3; 4:14; 7:26; 8:1; 12:2). Salmo 110:4 se usa
para demostrar que el sacerdocio de Cristo fue prefigurado por Melquisedec
(Heb. 5:6).
¿De qué maneras cumple Cristo el divinamente prometido sacerdocio
según el orden de Melquisedec? Comparar Génesis 14:18 al 20 con Salmo
110:4 y Hebreos 7:1 al 3.
La Biblia no da mucha información sobre Melquisedec, pero revela notables
semejanzas con Jesús. Melquisedec es el rey de la ciudad de Salem (Salem significa “paz”; es decir, él es el “rey de paz”). Su nombre significa “rey de justicia”, lo
que habla de su carácter. Él está separado de la historia, ya que no se dan sus antecedentes familiares; ni se mencionan su nacimiento y su muerte; parece como
si no tuviera principio ni fin; y es “sacerdote del Dios Altísimo”. El sacerdocio de
Melquisedec es superior al levítico porque, por medio de Abraham, Leví dio los
diezmos a Melquisedec (Heb. 7:4-10). Melquisedec es un tipo de Cristo.
Pero, Cristo es aún más. Aarón fue el primer sumo sacerdote en Israel. Hebreos 5:1 al 4 describe un cargo sumosacerdotal aarónico idealizado: designación divina, representante de los hombres, mediación ante Dios, compasivo, y
ofreciendo sacrificios por el pueblo y por sí mismo.
Hebreos describe a Cristo como el nuevo Sumo Sacerdote. Él es de un orden
mejor aún que el de Aarón; no solo cumple los requerimientos del sacerdocio
aarónico, sino también los destaca. Jesús no tuvo pecado, fue obediente y no
necesitó traer ofrendas por sí mismo, pues él mismo fue la ofrenda más perfecta
posible.
Jesús cumplió tanto el sumosacerdocio aarónico como el de Melquisedec
de un modo mejor que lo que pudieron hacer cualquiera de estos sacerdotes.
Ambos tipos se encontraron en el antitipo, en Cristo.
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Lección 8 // Lunes 18 de noviembre
ABOGADO E INTERCESOR
Lee Romanos 8:31 al 34. ¿Qué gran esperanza y promesa se nos ofrece
aquí?
El trasfondo de los versículos 31 al 34 es una escena de un tribunal en el que
debemos visualizarnos como acusados. Se hacen preguntas: ¿Quién está contra
nosotros? ¿Quién nos acusará? ¿Quién nos condena? Una situación tal podría
fácilmente producirnos escalofríos. Después de todo, ¿no nos damos cuenta
claramente de nuestra imperfección y pecaminosidad humanas?
Sin embargo, no necesitamos temer. La promesa de que nada ni nadie puede
separarnos del amor de Dios se centra en varios puntos importantes: Dios está a
nuestro favor (vers. 31), Dios entregó a su Hijo por nosotros (vers. 32), Dios nos
da libremente todas las cosas (vers. 32) y Dios nos justifica (vers. 33). Jesucristo
está de nuestro lado. Jesús es la respuesta a cualquier temor de condenación,
porque él murió, resucitó, y está ahora intercediendo continuamente por nosotros en el Santuario celestial a la diestra de Dios (vers. 34).
Si alguien va a morir voluntariamente por nosotros, deberíamos sentir confianza en su amor. La certeza revelada en Romanos 8:31 al 39 está diciéndonos
realmente la clase de Dios en el que creemos. Si entendemos que nuestro Dios
nos ama tanto que nada puede torcer sus propósitos para nosotros (vers. 35-39),
el tribunal divino llega a ser un lugar de gozo y regocijo.
Esta verdad llega a ser aún más clara en 1 Juan 2:1 y 2. El griego parákletos
designa a un asistente legal, o abogado; alguien que aparece a favor de otro
como “intercesor”. Jesús es nuestro Abogado, y él nos defiende, porque de otro
modo no tendríamos esperanza.
Nuestro Abogado es “justo”, lo que nos da la seguridad de que el Padre escuchará la intercesión de Cristo, pues Cristo no podría hacer nada que su justo
Padre rechazara. Cristo intercede por aquellos que pecaron, y se presenta a sí
mismo –el que no pecó– como el Justo que está en el lugar de ellos.
¿Cómo puedes experimentar mejor la maravillosa verdad de que nada te separará
del amor de Dios? ¿Cómo puedes usar esta certeza como motivación para vivir
como Dios quiere que vivas, a diferencia, tal vez, de cómo estás viviendo ahora?
56
Martes 19 de noviembre // Lección 8
MEDIADOR
“El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre
Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo” (1 Tim.
2:4-6). ¿De qué modo estos versículos nos ayudan a comprender qué está
haciendo Cristo por nosotros en el cielo?
A Cristo se lo llama el Mediador único entre Dios y los hombres. No hay
otro, porque no se necesita ningún otro. Por medio del puesto de Cristo como
Mediador, la salvación y el conocimiento de la verdad están universalmente
disponibles (1 Tim. 2:4). La pregunta vital es si aprovecharemos la oferta de
Cristo a cada uno de nosotros, o no, sin tomar en cuenta nuestra situación, raza,
carácter u obras pasadas.
“Mediador” es un término del antiguo mundo comercial y legal. Describe a
alguien que negocia o actúa como un árbitro entre dos partes con el propósito
de eliminar un desacuerdo o alcanzar una meta común a fin de iniciar un contrato o pacto.
En Hebreos, Cristo como Mediador está conectado con el Nuevo Pacto
(Heb. 8:6; 9:15; 12:24). Él logró una reconciliación. Aunque el pecado había destruido la estrecha comunión entre la humanidad y Dios, y hubiera conducido
a la destrucción de la raza, Cristo vino y restauró la conexión. Esto es reconciliación. Solo él es el vínculo entre Dios y la humanidad, y por este eslabón
podemos gozar una relación de pacto con Dios.
La referencia de Pablo como “Jesucristo hombre” expresa su cualidad singular de ser tanto humano como divino (1 Tim. 2:5). La salvación y la mediación
están ancladas precisamente en la humanidad de Jesús, y en su ofrenda propia
y voluntaria. Al ser tanto Dios como hombre, Jesús es capaz de vincular el cielo
y la Tierra con lazos que nunca se quebrarán.
“Jesucristo vino para que él pudiera vincular al hombre finito con el Dios
infinito, y conectar la Tierra, que se había divorciado del cielo por el pecado y
la transgresión” (E. G. de White, Sermons and Talks, 1:253).
Piensa: Hay un ser humano en el cielo ahora mismo, que media en tu favor. ¿Qué
debería decirte esto acerca de tu importancia a los ojos de Dios? ¿Cómo debería
esta verdad impactar la forma en que vives y tratas a otros?
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Lección 8 // Miércoles 20 de noviembre
EL GRAN SUMO SACERDOTE
¿Qué revelan los siguientes textos acerca del ministerio de Cristo
como Sumo Sacerdote? Heb. 2:17, 18; 3:6; 4:14, 15; 7:24-28; 8:1-3.
Jesús es el “gran sumo sacerdote” (Heb. 4:14). Él es superior a todos los
sumos sacerdotes y gobernantes de la Tierra. La Biblia asigna varias cualidades
a Jesús como el gran Sumo Sacerdote:
Misericordioso y fiel. Las dos características de misericordia y fidelidad
(Heb. 2:17) son apropiadas para el rol de Cristo como mediador, porque él
otorga sus dones a nosotros (“misericordioso”), y es leal con su Padre y con
nosotros (“fiel”).
Con nosotros. Jesús puede simpatizar con nosotros (Heb. 2:18; 5:2, 7). Puesto
que él vivió como un humano, podemos confiar en que es un Ayudador compasivo y perfecto. No obstante, él no está en la misma situación que nosotros,
porque él es “sin pecado” (Heb. 4:15).
Sobre nosotros. Jesús, como Sumo Sacerdote, no está en la comunidad
de los creyentes, como estaba Moisés; él está sobre nosotros, como un hijo
preside sobre la casa de su padre (Heb. 3:6). Cristo goza de plena autoridad
entre los santos.
Según nuestra semejanza. El origen divino de Jesús no le dio ningún derecho exclusivo. Fue tentado como nosotros (Heb. 4:15). Las tentaciones en el
desierto de Judea muestran que él fue tentado en las dimensiones física, mental
y espiritual (Mat. 4:1-11).
Por nosotros. Cristo aparece en el Santuario celestial en la presencia de
Dios “por nosotros” (Heb. 9:24), e intercede por nosotros (Heb. 7:25). Gracias
a Dios que tenemos un Representante divino que se presenta en el Juicio en
nuestro lugar.
Jesús está en el cielo “por nosotros”. ¿Qué significa esto? ¿Cómo puedes obtener
seguridad y certeza de esta maravillosa verdad?
58
Jueves 21 de noviembre // Lección 8
EL SACRIFICIO ÚNICO
Como hemos visto, un propósito vital del servicio del Santuario terrenal era
revelar –en símbolos, tipos y miniprofecías– la muerte y el ministerio sumosacerdotal de Jesús. El pecado es algo demasiado terrible para resolverse meramente
por la muerte de animales (por tristes y lamentables que sean esas muertes). En
cambio, toda esa sangre derramada era para señalar la única solución para el
pecado, que era la muerte de Jesús mismo. Que haya sido necesaria su muerte,
la muerte del que era igual a Dios (Fil. 2:6), a fin de expiar el pecado, muestra
realmente cuán malo es el pecado.
Lee Hebreos 10:1 al 14. ¿Cómo contrasta este pasaje la función y la
obra del servicio del Santuario terrenal con la muerte y el ministerio
sumo sacerdotal de Jesús?
Muchas verdades vitales surgen de estos textos, y una de las más importantes es que la muerte de esos animales no era suficiente para tratar con el
problema del pecado. “Porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no
puede quitar los pecados” (Heb. 10:4). Meramente señalan a la solución; no son
la solución misma. La solución era Jesús, su muerte, y luego su ministerio en el
Santuario celestial en nuestro favor.
Nota otro punto vital en estos textos: la única muerte de Cristo era totalmente suficiente. Aunque los sacrificios de animales tenía que repetirse una
y otra vez, día tras día, año tras año, el único sacrificio de Jesús fue suficiente
(después de todo, ¡considera quién fue sacrificado!) para cubrir los pecados
de toda la humanidad. Dios reveló con gran fuerza esta verdad vital cuando el
velo interior del Santuario terrenal se abrió en forma sobrenatural después de la
muerte de Jesús (Mat. 27:51).
Mira el mundo a tu alrededor; mira el daño que ha causado el pecado: el dolor,
la pérdida, el temor, la desesperanza. ¿Cómo podemos aprender día tras día,
momento tras momento, a aferrarnos a Jesús como la única solución al problema del pecado en nuestra vida?
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Lección 8 // Viernes 22 de noviembre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “La Expiación, Segunda parte: La aplicación sumosacerdotal de la Expiación”, en el Apéndice C del Comentario bíblico
adventista, 7A:474-486.
“Apártense de la voz de Satanás y de hacer su voluntad, y pónganse del
lado de Jesús, apropiándose de sus atributos, el poseedor de aguda y tierna
sensibilidad, que puede hacer propia la causa de los afligidos y sufrientes. El
hombre que ha sido perdonado mucho amará mucho. Jesús es un intercesor
compasivo, y misericordioso y fiel Sumo Sacerdote. Él, la Majestad del cielo –el
Rey de gloria–, puede mirar al hombre finito, sujeto a las tentaciones de Satanás,
sabiendo que él ha sentido el poder de los ataques de Satanás” (CE 160).
“La conciencia puede ser liberada de condenación. Mediante la fe en su
sangre, todos pueden encontrar la perfección en Cristo Jesús. Gracias a Dios
porque no estamos tratando con imposibilidades. Podemos pedir la santificación. Podemos disfrutar del favor de Dios. No debemos inquietarnos por lo
que Cristo y Dios piensan de nosotros, sino que debe interesarnos lo que Dios
piensa de Cristo, nuestro Sustituto” (MS 2:37).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Lee Hebreos 2:17. ¿Por qué era necesario que Jesús llegara a ser humano y
sufriera antes de poder ser nuestro Sumo Sacerdote?
2. Medita en la segunda cita de Elena de White copiada arriba. Considera
en forma especial la línea: “No debemos inquietarnos por lo que Cristo y Dios
piensan de nosotros, sino que debe interesarnos lo que Dios piensa de Cristo,
nuestro Sustituto”. ¿Cómo nos ayuda a comprender qué viene antes, cuando
habla de ser “hechos perfectos en Cristo Jesús”?
3. Nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo, es la Garantía de nuestra salvación,
y él administra los efectos y los beneficios de su sacrificio y de su sangre. Con
él de nuestro lado, no tenemos nada que temer. ¿Cómo podemos tomar estas
maravillosas verdades, tan poderosamente expresadas en el libro de Hebreos,
y aplicarlas a nosotros mismos, especialmente en momentos de gran tentación?
4. El libro de Hebreos es muy claro en cuanto a que el sacrificio de Jesús,
hecho una vez para siempre, fue todo lo que se necesitaba para tratar con el
pecado. ¿Qué debe decirnos eso acerca de cualquier rito religioso que pretenda
repetir esta práctica como una necesidad para el perdón de los pecados?
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Lección 9: Para el 30 de noviembre de 2013
EL JUICIO PREVIO AL
ADVENIMIENTO
Sábado 23 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 7; Génesis 3:8-20; 2
Timoteo 2:19; Salmo 51:4; 2 Corintios 5:10; Salmo 96:11-13.
PARA MEMORIZAR:
“Y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo,
sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y
todos los dominios le servirán y obedecerán” (Dan. 7:27).
COMO MUESTRA TAN CLARAMENTE el libro de Hebreos, después de su
muerte Jesús comenzó una nueva fase de su obra por nosotros. Llegó a ser
nuestro Sumo Sacerdote en el Santuario celestial. Las visiones en Daniel 7 y
8 revelan que en algún momento de la historia esta obra celestial de Cristo en
nuestro favor ha entrado en una fase nueva, el Juicio. Esto a veces se lo llama el
“Día de Expiación Escatológico”: Escatológico, porque pertenece al Tiempo del
Fin; Día de Expiación, porque fue prefigurado por el servicio del Día de Expiación en el Santuario terrenal.
Nos concentraremos en Daniel 7, que contiene una secuencia de reinos,
simbolizados por cuatro animales, que es paralela a la secuencia de Daniel 2:
Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma.
Veremos que el Juicio es una buena noticia, porque nuestro Dios actúa en
favor de su pueblo. Juzga a favor de ellos ante el universo que los mira, y les
otorga entrada al eterno reino de Cristo, la culminación de todas sus esperanzas
como seguidores der Dios.
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Lección 9 // Domingo 24 de noviembre
LA VISIÓN Y EL JUICIO
“Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares
le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó,
y los libros fueron abiertos” (Dan. 7:10).
Lee Daniel 7:1 al 14. ¿Qué sucede aquí?
Después de que Daniel vio las cuatro bestias, observó otro cuerno que subía
de entre los cuernos de la cuarta bestia. Este “cuerno pequeño” llegó a ser el
principal enemigo de Dios y de sus santos. Entonces, de repente, la atención de
Daniel se volvió de la Tierra oscura a una escena brillante de juicio en la sala
del Trono celestial (Dan. 7:9-14).
La escena del Juicio es el eje de toda la visión e involucra a dos figuras clave:
el Anciano de Días y el Hijo del Hombre. También están allí los ángeles, testigos
del Juicio. La escena se desenvuelve en tres pasos: primero está la escena del
tribunal (vers. 9, 10); luego, el resultado del Juicio sobre los poderes de la Tierra
(vers. 11, 12); y finalmente la transferencia del dominio y del reino al Hijo del
Hombre (vers. 13, 14). Dios el Padre se describe como el majestuoso Anciano de
Días, el sabio y prudente juez por excelencia. “El Hijo del Hombre” representa
a la humanidad, a Jesús mismo, en el tribunal celestial. Jesús usó este título
muchas veces para referirse a sí mismo, y por lo menos dos veces evocó claramente las imágenes de Daniel 7 (Mat. 24:30; 26:64).
El Día de Expiación actúa como el ambiente tipológico más natural para
esta serie en el Templo celestial. De hecho, se describe como si el Sumo Sacerdote viniera, rodeado por nubes de incienso, al Anciano de Días. En Daniel
7:10, “los libros se abrieron”. Los libros desempeñan un rol principal en el Juicio
celestial. Aquí hay varios libros de origen celestial conocidos en la Biblia: el
“libro de vida” (Sal. 69:28; Fil. 4:3; Apoc. 3:5; 13:8; 17:8), el “libro de memorias”
(Mal. 3:16), los libros de las “acciones” (Apoc. 20:12) y un “libro” de Dios (Éxo.
32:32, 33; Sal. 56:8).
Imagínate que Dios te juzgara (y lo hará). Imagínate que te juzgara por todo lo
que alguna vez hiciste (y lo hará). Si tienes que basarte en tus registros, tus
propias acciones, tus propias buenas obras, ¿qué esperanza tienes? Entonces,
¿cuál es tu única esperanza en el Juicio?
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Lunes 25 de noviembre // Lección 9
MODELO DEL JUICIO
Lee Génesis 3:8 al 20. ¿Qué hace Dios antes de pronunciar la sentencia?
El concepto de un juicio investigador es bíblico; el proceso judicial de Dios
a menudo incluye una fase de investigación e indagación. Un primer ejemplo
se presenta en Génesis 3, donde Dios investiga antes de pronunciar el veredicto
(Gén. 3:8-19). El trato de Dios con Caín (Gén. 4), Babel (Gén. 11) y Sodoma (Gén.
18, 19) sigue un esquema similar. Vemos que Dios realiza la misma acción que
requirió de los jueces en Israel; es decir, “tú inquirirás, y buscarás y preguntarás
con diligencia” (Deut. 13:14; ver también Deut. 19:18).
La investigación involucra deliberación y equidad. A menudo es pública.
Dios permite que otros vean por sí mismos qué está haciendo. De este modo,
cuando Dos anuncia el veredicto –sea de salvación o de condenación–, los que
observan tendrán la certeza de que la acción de Dios es la mejor. Esta es exactamente la razón por la que el juicio celestial en Daniel 7 involucra libros. Los
libros no son para Dios, para que recuerde más fácilmente, sino para beneficio
de los seres celestiales que lo rodean, quienes, a diferencia de Dios, no saben
todas las cosas.
¿Cómo resulta el Juicio para los santos? Dan. 7:22.
Al hablar del Juicio, Elena de White escribió: “El hecho de que los hijos reconocidos de Dios están representados como de pie delante del Señor con ropas
inmundas debe inducir a todos los que profesan su nombre a sentir humildad y
a escudriñar profundamente su corazón. Los que están de veras purificando su
alma y obedeciendo la verdad tendrán una muy humilde opinión de sí mismos. [...]
Pero, aunque debemos comprender nuestra condición pecaminosa, debemos fiar
en Cristo como nuestra justicia, nuestra santificación y redención. No podemos
contestar las acusaciones de Satanás contra nosotros. Solo Cristo puede presentar
una intercesión eficaz en nuestro favor. Él puede hacer callar al acusador con argumentos que no se basan en nuestros méritos, sino en los suyos” (TI 5:446).
¿Cómo nos ayudan estas palabras a comprender por qué el Juicio es una noticia
tan buena?
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Lección 9 // Martes 26 de noviembre
EL TIEMPO DEL JUICIO
Lee Daniel 7:7 al 10, 21, 22, 25 y 26. ¿Cuándo ocurre el Juicio de Daniel 7?
Tanto en la visión como en la interpretación angélica, el Juicio sigue a la
respuesta de Dios ante la presunción del cuerno pequeño, y culmina con la
transferencia del Reino a los santos de Dios. La Biblia describe el Juicio como
que sucede durante el tiempo cuando el poder del cuerno todavía existe (Dan.
7:8, 9). El dominio del cuerno es quitado solamente después de que el tribunal
se reúne para juzgar; entonces, cuando termina el proceso judicial, todos los
reinos de la Tierra serán destruidos (vers. 26).
Lo que esto significa, claramente, es que el Juicio debe ocurrir antes de
la segunda venida. Es un juicio previo al advenimiento, que comienza algún
tiempo después del “tiempo, y tiempos, y medio tiempo” (vers. 25). ¿Cómo podría haber una recompensa o un castigo finales si no fuera por un juicio que
los precede?
En realidad, los santos son recompensados en el momento del advenimiento
de Cristo, que presupone que ya han sido juzgados. En forma similar, los impíos,
incluyendo los poderes demoníacos, serán juzgados durante el milenio antes de
que Dios ejecute el Juicio Final. (Ver Apoc. 20.)
¿Por qué Dios necesita un juicio? ¿Acaso “no conoce el Señor a los que
son suyos”? 2 Tim. 2:19.
Por supuesto, nuestro Dios omnisapiente sabe perfectamente quiénes son
de su pueblo. No necesita un juicio para decidir quién será salvo. Más bien,
el juicio anterior al advenimiento muestra que el Juez es justo al salvar a su
pueblo. Los seres celestiales necesitan estar seguros de que está bien que se
salven los santos. Al procurar comprender el significado del Juicio, necesitamos
recordar la realidad del escenario de la gran controversia, a la que se alude en
estos textos, porque vemos que la hueste angélica es testigo del Juicio. Otros
seres tienen interés en el resultado final del plan de salvación.
“Conoce el Señor a los que son suyos”. ¿Cómo puedes estar seguro de que eres
uno de los “suyos”? ¿Cuál es la única manera de estar seguros? (Rom. 8:1).
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Miércoles 27 de noviembre // Lección 9
CUÁNDO TERMINARÁ EL JUICIO
Lee Daniel 7 otra vez. ¿Cuáles son los resultados del juicio anterior al
advenimiento?
El Juicio resulta en varias acciones de largo alcance:
1. El Hijo del Hombre es coronado. Recibe “dominio, gloria y reino” (Dan. 7:14).
2. Los santos reciben el Reino para siempre. El Juicio es para beneficio de
los santos, que recibirán el Reino de Dios (Dan. 7:22). Sin lugar a dudas, el Hijo
del Hombre y los santos tienen una relación muy estrecha. Cuando el Hijo del
Hombre reciba su reino, invita a los santos a unirse a él. Su reino es el reino
de ellos (Dan. 7:27). Este juicio conduce al momento cuando el Rey del Reino
eterno se reúne con su pueblo. Esta es su mayor recompensa y también la de él.
3. La rebelión es derrotada y destruida. Los enemigos del pueblo de Dios son
juzgados. Después de que el cuerno hizo guerra contra los santos, es derrotado
él mismo y destruido para siempre (Dan. 7:25, 26).
4. Se demuestra la absoluta justicia de Dios. Siendo que el Juicio en el tribunal celestial es público y los ángeles asisten a la investigación de los asuntos
humanos, todos pueden ver por sí mismos que Dios es ecuánime en sus actos.
Él es capaz de sostener tanto el amor como la justicia. De este modo, al final,
Dios mismo será vindicado, y todos reconocerán que Dios es justo y que Dios es
amor. Todo el procedimiento asegura que el universo será un lugar seguro por
la eternidad (ver Sal. 51:4; Rom. 3:4).
El juicio previo al advenimiento resulta en el cumplimiento de las esperanzas tanto de Dios como de los creyentes. El deseo de Dios es salvar a su
pueblo y erradicar el pecado, no dejando dudas acerca de su amor y su justicia.
El ansia de la humanidad es tener la salvación del pecado y de su opresión en
toda forma, y gozar vida eterna en la presencia del Dios que los ama. El Juicio,
así, llega a ser la garantía de una relación eterna y confiada entre Dios y su
creación.
“El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo
el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en
toda la creación. De aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento
por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible
hasta el mundo más vasto, todas las cosas, animadas e inanimadas, declaran en
su belleza sin mácula y en júbilo perfecto que Dios es amor” (CS 737).
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Lección 9 // Jueves 28 de noviembre
SEGURIDAD RESPONSABLE
Lee Salmo 96:11 al 13. ¿Por qué toda la creación se regocija?
¿Por qué alguien pediría: “Júzgame, oh Jehová?” (Sal. 7:8). La razón es sencilla: el Juicio significa salvación: “Oh Dios, sálvame por tu nombre, y con tu
poder defiéndeme” (Sal. 54:1). El Salmo 26 es una súplica de justicia y misericordia. David expresó en forma maravillosa la idea de que Dios, el Juez, está
siempre del lado de su pueblo leal, y que su juicio es más que deseable (Sal 26:1;
35:24; 43:1; 54:1). El Juicio implica vindicación.
¿Amenaza el Juicio previo al advenimiento nuestra seguridad de salvación?
No, porque el resultado de este juicio es seguro. Dios “emitió juicio en favor
de los santos” (Dan. 7:22, NVI). La obra de Dios en el Juicio reafirma nuestro
perdón e intensifica la seguridad al hacer que nuestro pecado sea eternamente
irrelevante. El Juicio es otra muestra de que la salvación es nuestra. El Juicio no
es el momento cuando Dios decide aceptarnos o rechazarnos; más bien, es la
ocasión cuando Dios acepta como final nuestra elección de si lo hemos aceptado, como lo revelan nuestras obras.
El Juicio aumenta la seguridad del creyente. Más radicalmente, el Juicio
está en el centro de la doctrina de la seguridad cristiana y la experiencia de la
salvación.
Lee Romanos 14:10 al 12, y 2 Corintios 5:10. ¿De qué manera la realidad del Juicio debe impactar en la manera en que vivimos?
La Biblia no enseña que los justos están exceptuados del Juicio. Aunque los
justos son vindicados en el Juicio y sus pecados son borrados para siempre, la
expectativa del Juicio los anima a vivir una vida de lealtad y responsabilidad. La
seguridad de la salvación acompaña a la motivación para una conducta moral.
Como Dios hizo tanto por nosotros, lo amamos y procuramos expresar ese
amor mediante la fidelidad en todo lo que él pide de nosotros.
Un creyente expresó su temor a Dios y especialmente al Juicio. ¿Cómo puedes
ayudar a esa persona a comprender la buena noticia acerca del Juicio y desarrollar un sentido personal de seguridad con respecto a la salvación?
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Viernes 29 de noviembre // Lección 9
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Aquel que vive en el Santuario celestial
juzga con justicia. Se complace más en sus hijos que luchan contra la tentación
en un mundo de pecado que en las huestes de ángeles que rodean su trono”
(PVGM 139).
“Satanás tiene un conocimiento exacto de los pecados que por sus tentaciones ha hecho cometer a los hijos de Dios e insiste en sus acusaciones
contra ellos; declara que por sus pecados han perdido el derecho a la protección divina y reclama el derecho de destruirlos. Los declara tan merecedores
como él mismo de ser excluidos del favor de Dios. [...] Sin embargo, aunque
los seguidores de Cristo han pecado, no se han entregado al dominio de los
agentes satánicos. Se han arrepentido de sus pecados, han buscado al Señor
con humildad y contrición, y el Abogado divino intercede en su favor. El que
más fue ultrajado por su ingratitud, el que conoce sus pecados y también su
arrepentimiento, declara: ‘¡Jehová te reprenda, oh Satán! Yo di mi vida por estas
almas. Sus nombres están esculpidos en las palmas de mis manos. Pueden tener
imperfecciones de carácter, pueden haber fracasado en sus esfuerzos, pero se
han arrepentido, y las he perdonado y aceptado’ ” (PR 432, 433).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Dónde se plantearon primero dudas acerca de la justicia de Dios, la Ley y
su equidad, en la Tierra o en el cielo? ¿Cuáles son las implicaciones de tu respuesta, especialmente en el contexto de ayudarnos a comprender por qué hay un
juicio, de la clase que sea, en el cielo?
2. La Iglesia Adventista del Séptimo Día ha proclamado el mensaje del Juicio
por muchos años. Cristo no ha regresado todavía. ¿Cómo hemos de responder
a lo que parece ser un tiempo muy largo? ¿Por qué es tan importante recordar
que, como humanos, tenemos una comprensión muy limitada del tiempo
mismo? Piensa acerca de algunas profecías de tiempo muy largas en la Biblia y
cómo alguien que vivió en esos tiempos podría fácilmente haberse desanimado
acerca de lo que, desde su perspectiva, parecía demorar una eternidad.
3. Muchos cristianos creen en el concepto bíblico del Juicio. (¿Cómo podrían no hacerlo? Está por toda la Biblia.) Sin embargo, ¿de qué forma vincular
el Juicio con el Santuario ayuda a revelar verdades vitales acerca de la naturaleza del Juicio y de la seguridad que nos ofrece?
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Lección 10: Para el 7 de diciembre de 2013
EL DÍA DE EXPIACIÓN
ESCATOLÓGICO
Sábado 30 de noviembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 8; Apocalipsis 14:6,
7; Números 14:34; Daniel 9:24-27.
PARA MEMORIZAR:
“Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el Santuario será
purificado” (Dan. 8:14).
PARA COMPRENDER MEJOR el mensaje del Santuario, estudia este diagrama,
que muestra cómo la gran escena del juicio de Daniel 7 (que estudiamos la semana pasada) es el mismo evento que la purificación del Santuario en Daniel 8:14.
Esta semana estudiaremos Daniel 8. Descubriremos el verdadero problema del
conflicto entre el poder del cuerno y Dios, y veremos por qué la purificación del
Santuario, comenzando en 1844 d.C., es la respuesta perfecta de Dios a ese desafío.
Daniel 7
Daniel 8
Interpretación
León
--
Babilonia
Oso
Carnero
Medo-Persia
Leopardo
Macho cabrío
Grecia
Cuarta bestia
Cuerno pequeño
Roma pagana
Cuerno pequeño
68
Roma papal
Juicio previo al advenimiento
Purificación del Santuario
Día de Expiación escatológico
Transferencia del Reino a los santos
Advenimiento escatológico
Segunda venida y más allá
Domingo 1º de diciembre // Lección 10
ATAQUE DEL CUERNO PEQUEÑO
Lee Daniel 8, concentrándote en los versículos 9 al 14 y 23 al 25. ¿Qué
ataca el poder del cuerno pequeño?
El poder del cuerno interfiere con la adoración del divino “Príncipe de los
ejércitos” (vers. 11, comparar con Jos. 5:13-15). Quita (Dan. 8:11, 12) “el continuo
[sacrificio]” (en hebreo, tamíd), que se refiere vez tras vez al sacrificio diario en
los servicios del Santuario terrenal. Siendo que el agente del tamíd en el Santuario es un sacerdote o el sumo sacerdote, el cuerno procura usurpar el rol del
(sumo) sacerdote, ordena a su propio “ejército” falsificado y quita “el continuo”.
Dado el contexto profético (durante el tiempo de la Roma papal), el ataque lo
recibe el ministerio sumosacerdotal de Cristo.
El poder del cuerno usurpa las responsabilidades del Sacerdote celestial
e interrumpe la adoración continua de Dios sobre la Tierra. Actúa como otro
“capitán de los ejércitos”, en una guerra religiosa contra el Príncipe celestial,
su Santuario y su pueblo. Llega a ser un instrumento terrenal de Satanás, y “se
fortalecerá, mas no con fortaleza propia” (Dan. 8:24). Es una guerra cósmica
que se pelea en dos niveles, el terrenal y el celestial.
El cuerno pequeño sigue al carnero (Medo-Persia) y al macho cabrío
(Grecia); por lo tanto, se identifica históricamente con Roma, que actuó después de Medo-Persia (Dan. 8:20) y de Grecia (Dan. 8:21). Aunque el cuerno
pequeño comenzó como la Roma imperial, el mayor énfasis es sobre la Roma
papal, el centro principal de la visión.
Ya se indicó que el “continuo”, o “diario” (tamíd), se refiere a la mediación
sacerdotal continua de Cristo en el Santuario celestial (Heb. 7:25; 8:1, 2). Que el
cuerno quite “el continuo sacrificio” representa la introducción de innovaciones
papales, como un sacerdocio mediador, el sacrificio de la misa, el confesonario
y la adoración de María, por los cuales quitó con éxito el conocimiento del
ministerio continuo de Cristo en el Santuario celestial, y la dependencia de él.
Ninguno de nosotros es inmune al peligro de tratar de jugar a ser Dios. ¿Cómo
podrías tú, aunque sutilmente, estar haciendo lo mismo?
69
Lección 10 // Lunes 2 de diciembre
“¿HASTA CUÁNDO?”
La presunción del cuerno pequeño conduce al clamor por el Juicio. Cuando
el carnero y el macho cabrío llegaron a ser grandes y luego fueron quebrados
(Dan. 8:4, 7, 8), el poder del cuerno pequeño se exalta a sí mismo (Dan. 8:9-11).
De este modo, surge la pregunta: ¿Hasta cuándo será la visión?
¿Qué problemas específicos impulsan la pregunta de Daniel 8:13?
Aunque la pregunta escoge unas pocas actividades del cuerno, tal vez las
más horribles, sigue preguntando la duración de la visión entera, es decir, pregunta por los eventos que se mostraron en la visión de Daniel 8.
En las Escrituras, la pregunta “¿Hasta cuándo?” siempre pide que la situación
presente se cambie. Aparece cuando Dios y sus profetas se dirigen a personas
(Éxo. 10:3; Núm. 14:27; 1 Rey. 18:21). También es dirigida a Dios por su pueblo
(Sal. 94:3; Apoc. 6:10) y por el ángel de Jehová (Zac. 1:12). El clamor angélico
“¿Hasta cuándo?” (Dan. 8:13; 12:6) es un lamento sobre la continua angustia, es
un ruego por cambios, y un llamado a los juicios divinos. Tal pregunta expresa
la expectativa de que Dios finalmente triunfe.
Como en Zacarías 1:13, donde Jehová contesta con “buenas palabras, palabras consoladoras”, la respuesta a la pregunta en Daniel 8:13 es inmediata: la
restauración del daño hecho por el cuerno está llegando, comenzando con un
período de “dos mil trescientas tardes y mañanas” (vers. 14).
Una vez que entendemos la condición humana y el tiempo profético en el
cual vivimos, no podemos permanecer silenciosos. El clamor “¿Hasta cuándo?”
necesita ser proclamado. Al mirar a nuestro mundo alrededor, ¿cómo podemos
no suplicar que el Señor venga e introduzca un mundo nuevo “en [el cual] mora
la justicia” (2 Ped. 3:13)? Aunque Dios está ahora en acción, como lo prometió
en Daniel 8:14, queremos que termine el reinado del mal aquí, y que él regrese
en la gloria que ha prometido una y otra vez.
¿En qué situaciones has dirigido a Dios la pregunta: “¿Hasta cuándo?” ¿Cómo
has mantenido la seguridad de que Dios está realmente en el control por terribles que parezcan las perspectivas inmediatas, y sin importar “cuánto tiempo”
está llevando resolver las cosas que quieres que cambien?
70
Martes 3 de diciembre // Lección 10
RESTAURACIÓN DEL SANTO
Lee Daniel 8:14. ¿Qué sucedió al final de las 2.300 “tardes y mañanas”?
La frase “tardes y mañanas” refleja el lenguaje de la historia de la Creación,
que significa un día (Gén. 1:5, 8, etc.). Implica que Dios, usando su propia fuerza
creadora, contrarrestará las actividades destructivas del cuerno y de su ejército. El Creador produce un cambio de situación, que realmente demanda la
pregunta de Daniel 8:13.
La respuesta en Daniel 8:14 se puede leer también: “Hasta 2.300 tardesmañanas, entonces el santo [Santuario] será restaurado [purificado]”. Un estudio de los términos que son paralelos a “restaurar” (de la palabra hebrea zdq)
muestra que tiene tres significados principales: en un contexto de relaciones,
denota restauración (Isa. 10:22); en el contexto del Santuario, denota limpieza
o purificación (Job 4:17; 25:4); y en un contexto legal, denota vindicación (Job
34:5). El mismo verbo se usa para la intervención de Dios en el Juicio, cuando
los justos son vindicados, o declarados justos (1 Rey. 8:32; Isa. 50:8). La palabra
santo, que se usa en Daniel 8:14 (a menudo traducida como “Santuario”), también se usa en asociación con personas santas (Dan. 12:7). De hecho, Daniel
8:24 deja claro que el poder del cuerno pequeño, como el poder del cuerno
pequeño en Daniel 7, ataca al pueblo “santo” de Dios.
De este modo, la restauración del “santo” (o “Santuario”) en Daniel 8:14
abarca la solución de todos los problemas mencionados anteriormente en la
pregunta. No solo se hará el juicio contra el poder del cuerno pequeño, sino
también el Santuario será purificado, y el pueblo de Dios y el Santuario de Dios
llegarán a su condición correcta. Esto tiene un paralelo en lo que sucede en el
Día de Expiación levítico (Lev. 16:20, 30).
La palabra para restauración en Daniel 8 equivale al juicio divino en Daniel
7, donde el Juicio se dio a favor de los santos y en contra del malvado poder del
cuerno pequeño.
El mundo necesita conocer que la justicia y el Juicio, como se predice en
Daniel 8:14, vendrán, y que ahora es el tiempo de aceptar la salvación que Jesús
nos ofrece.
Lee Apocalipsis 14:6 y 7. ¿De qué modo estos versículos vinculan directamente el
juicio de Daniel 7 con la purificación del Santuario en Daniel 8?
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Lección 10 // Miércoles 4 de diciembre
EL DÍA DE EXPIACIÓN EN DANIEL 8
El blanco del ataque del cuerno es el Santuario celestial de Dios y su pueblo.
¿Qué tiene el futuro para ellos? Esto es lo que se pregunta en Daniel 8:13. Sin embargo, solo el Día de Expiación puede traer de regreso al Santuario y al pueblo
de Dios a su situación correcta, y así justificar a Dios en su trato con ellos. Así,
la respuesta de Dios en Daniel 8:14 debe ser las actividades de un Día de Expiación. De hecho, el Día de Expiación es el único día ritual que muestra la misma
combinación de temas destacados como se observa en la culminación de la
visión de Daniel 8: imágenes del Santuario, purificación del Santuario y de la
gente, juicio y creación.
Hay también varios términos en Daniel 8 que aluden al Día de Expiación. El
cuerno actúa en “rebeldía” (Dan. 8:12, 13), un término que aparece específicamente en Levítico 16:16 y 21. Describe un pecado de desafío, y solo en el Día de
Expiación puede el Santuario ser limpiado de él. La palabra santo (qodesh) explícitamente vincula Daniel 8:14 con Levítico 16, donde aparece para designar
el Lugar Santísimo (Lev. 16:2, 3, 16, 17, 20, 23, 27, 33). Que el “santo” es restaurado a su lugar debido recuerda el Día de Expiación, cuando el “santo” es purificado de “rebelión” (Lev. 16:16). El uso específico de las imágenes del carnero y
del macho cabrío también alude al Día de Expiación (Lev. 16:5), como también
lo indica la expresión “macho cabrío” (Dan. 8:21), que también designa a las
dos cabras que se usaban el Día de Expiación.
La guerra del cuerno en el ámbito religioso es contrarrestada y abreviada
por la intervención divina llevada a cabo en el contexto de un Día de Expiación
escatológico. Por fin, el terror terminará, el pueblo de Dios, la verdadera adoración y el Santuario serán restaurados en forma apropiada, y Dios mismo será
vindicado. Como Dios demostró en el Día de Expiación que él es justo en su
trato y juicios, perdonando a los leales y condenando a los desleales y rebeldes,
así el Día de Expiación escatológico verificará que Dios es justo cuando salva
y cuando castiga.
De Daniel 8:14 aprendemos que aun después de todos estos largos siglos, Dios
no ha olvidado sus promesas, y que él castigará al mal y recompensará a sus
santos. ¿Cómo puedes aprender a aferrarte a esas promesas, especialmente
durante tiempos de prueba? Después de todo, sin estas promesas, ¿qué esperanza tendrías?
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Jueves 5 de diciembre // Lección 10
DANIEL 8 Y 9
El término para visión (en hebreo, jazón), en la pregunta de Daniel 8:13, se
refiere a toda la visión de Daniel 8:3 al 14 (ver Dan. 8:1, 2, 13, 15) y abarca el
tiempo de Medo-Persia (carnero), Grecia (macho cabrío) y Roma papal (cuerno
pequeño). Cuando la longitud de la visión se da como “2.300 tardes y mañanas”,
deberíamos comprenderla como que cubre el período desde Medo-Persia hasta
el Tiempo del Fin. El texto enfatiza repetidamente que la visión corresponde al
“tiempo del fin” (Dan. 8:17, 19) y es “para muchos días” (Dan. 8:26). Esos 2.300
días no son un tiempo suficiente para cubrir el período que abarca la visión. Por
lo tanto, necesitamos interpretarla, por el principio de día por año, como 2.300
años, siguiendo el ejemplo de Ezequiel 4:5 y 6, y Números 14:34.
Sigue en pie la pregunta: ¿Cuándo comienzan los 2.300 años?
Los eruditos bíblicos, tanto judíos como cristianos, han visto un fuerte vínculo entre Daniel 8:14 y Daniel 9:24 al 27, considerada por mucho tiempo como
una poderosa profecía que señala la venida del Mesías, Jesús.
Lee Daniel 9:24 al 27. ¿Qué sucede en estos versículos? ¿Cómo se vincula esto con Daniel 8:14?
Aunque la palabra “visión” ( jazón) se refiere a toda la profecía de Daniel
8, otra palabra traducida como “visión” señala específicamente a la “visión
[maréh] de las tardes y mañanas” (Dan. 8:26). Es esta maréh, la de los 2.300
días, la que Daniel no entendió (Dan. 8:27). El ángel le explicó todo lo demás.
Varios años más tarde, el mismo ángel, Gabriel, apareció a Daniel para darle
un mensaje con el fin de que pudiera entender la visión (maréh) de los 2.300
días (Dan. 9:23). La profecía de las setenta semanas, en esos versículos, nos
ayuda a comprender el elemento del tiempo profético de Daniel 8:14. Es el verbo
“determinadas”, al comienzo de Daniel 9:24, que se traduce mejor por “asignadas” o “cortadas”, lo que sugiere específicamente que las setenta semanas
componen una parte del período más largo de 2.300 días. Así, la profecía de las
setenta semanas es “cortada” de la profecía más grande de 2.300 días de Daniel
8:14. Esto nos da el punto de partida para el período profético descrito en Daniel
8:14 (ver el estudio de mañana para más detalles).
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Lección 10 // Viernes 6 de diciembre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee, en El conflicto de los siglos, los capítulos “El Templo de Dios”, pp. 461-475, y “Jesucristo, nuestro Abogado”, pp. 476-485.
En Daniel 9:24 al 27, el comienzo de las setenta semanas está marcado “desde
la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén” (Dan. 9:25). El libro de
Esdras informa de tres decretos que se refieren a Jerusalén y el Templo, pero solo
el tercero, informado en Esdras 7:12 al 26, es el más efectivo. El rey persa Artajerjes I emitió el decreto en 457 a.C., e involucró tanto la reconstrucción del Templo
como la reedificación de Jerusalén como un centro político y administrativo (Esd.
7:25, 26). En la Biblia solo este decreto es seguido por gratitud y alabanzas a Dios
por influir sobre el rey (Esd. 7:27, 28). Además, solo con 457 a.C. como punto de
partida, las setenta semanas (es decir, los 490 años) llegan al tiempo de Cristo, el
“Mesías Príncipe” de Daniel 9:25 al 27. De este modo, la profecía de las setenta
semanas proporciona la fecha precisa para el comienzo de las 2.300 tardes y mañanas. Comienzan en 457 a. C. y terminan después de 2.300 años, en 1844 d. C.
“Hasta dos mil y trescientos días de tarde y de mañana; y el santuario será
purificado” (Dan. 8:14).
70 Semanas (de años) = 490 años
69 Semanas (de años)
= 483 años
457 a.C.
3 1/2 años
3 1/2 años
31 d.C.
27 d.C.
Jesús bau- Crucifixión
tizado
34 d.C.
Apedreamiento de
Esteban
1844 d.C.
Principio del
Juicio
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Si es posible, estudia una explicación más detallada del vínculo entre Daniel 8:14 y Daniel 9:24 al 27, y la estrecha conexión entre ambas profecías. ¿Qué
debe decirnos acerca de la importancia de la profecía de Daniel 8:14 que está tan
estrechamente ligada a una profecía tan importante como la de Daniel 9:24 al 27?
2. Elena de White escribió: “El pueblo de Dios debería comprender claramente el asunto del Santuario y del Juicio Investigador. Todos necesitan conocer por sí mismos el ministerio y la obra de su gran Sumo Sacerdote. De otro
modo, les será imposible ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos, o desempeñar el puesto al que Dios los llama” (CS 542). ¿Qué crees que ella quiso
decir con esto? ¿Por qué es tan importante que comprendamos estas cosas?
3. Cuando hablamos del cuerno pequeño, las profecías de Daniel 7 y 8
tratan solamente con Roma, y nada más: no del comunismo (como algunos han
dicho en lo pasado) o del Islam (como algunos dicen ahora). Entonces, ¿cómo
podemos mantenernos fieles a estas enseñanzas sin causar indebido dolor a
otros? ¿Por qué debemos mostrar que nuestra preocupación es con un sistema,
no con las personas incluidas en él?
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Lección 11: Para el 14 de diciembre de 2013
NUESTRO MENSAJE
PROFÉTICO
Sábado 7 de diciembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 10; Daniel 12:4-9;
Apocalipsis 14; 11:17, 18; Apocalipsis 13; Génesis 7:11; 11:1-9; Jeremías 50, 51.
PARA MEMORIZAR:
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo
a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado;
y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”
(Apoc. 14:6, 7).
EL MENSAJE DEL JUICIO de Daniel 7 y 8 se vincula con el escenario de la gran
controversia descrito en Apocalipsis 12 al 14. Aquí encontramos los mensajes
de los tres ángeles, que contienen los temas de la creación, el Juicio y el evangelio (Apoc. 14:6-12). Estos textos presentan el llamado urgente y final de Dios a
prepararse para la segunda venida de Jesús.
El mensaje del primer ángel es el “evangelio eterno”, la misma verdad que los
apóstoles predicaron cuando dijeron que la gente debía, “de estas vanidades”,
convertirse “al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en
ellos hay” (Hech. 14:15; comparar con Hech. 4:24). La palabra evangelio aparece
solo aquí en el libro del Apocalipsis. Sea lo que fuere que prediquemos acerca
de los eventos del tiempo del fin, el “evangelio” debe estar en el centro mismo.
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Lección 11 // Domingo 8 de diciembre
TIEMPO DE CHASCO
Lee Apocalipsis 10. ¿Cuál es el mensaje del ángel con el rollito? ¿Qué
significa “que profetices otra vez”?
La descripción del ángel hace recordar la de Cristo (Apoc. 1:13-16) y la del
“varón vestido de lino” en la última visión de Daniel (Dan. 10:5, 6; 12:5-7), sugiriendo que son idénticos. En Daniel 12:6 y 7, él juró por el que vive para siempre
que él dio la profecía de los tres tiempos y medio (1.260 años). Esta es una repetición de la profecía dada en Daniel 7:25, que muestra que el pueblo de Dios
afrontaría una terrible persecución, verdad que se repite también en Daniel 12:7.
El libro de Daniel debía ser sellado hasta el tiempo del fin. Entonces se
abriría y muchos obtendrían de él conocimiento (Dan. 12:4-9). Cuando el
período profético de 1.260 años terminó, llegó el tiempo de abrir el libro, para
obtener conocimiento adicional. Esto lo simboliza el libro abierto en la mano
del ángel en Apocalipsis 10. De allí en adelante, las profecías de Daniel iban a
ser mejor comprendidas.
Apocalipsis 10 revela que la experiencia no sería agradable. Juan comió el
libro como se le ordenó, y fue dulce en su boca, pero amargo en su estómago.
Juan simboliza al pueblo que asimila el libro de Daniel. Esta descripción profética, creemos, fue cumplida en el movimiento millerita, que surgió en la primera
mitad del siglo XIX, en medio de un gran interés mundial en los eventos del
tiempo del fin. También describe el amargo chasco de quienes entendieron que
las largas profecías de Daniel se referían a sus días, pero no como pensaron
primero. Las “2.300 tardes y mañanas” no señalaron el retorno de Cristo, sino el
comienzo de la escena del gran juicio de Daniel 7.
Después de la experiencia amarga se le dijo a Juan “que profetices otra vez
sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Apoc. 10:11). Esto se cumple
cuando los adventistas del séptimo día predican el “evangelio eterno” al mundo.
El chasco ocurre cuando se interpreta mal el significado de los eventos. La
experiencia de los discípulos entre la muerte de su Maestro y su resurrección
fue un chasco. Tal fue la experiencia de los milleritas en 1844. ¿Cómo podemos tratar los chascos sin perder nuestra fe? ¿Qué promesas bíblicas pueden
sostenerte durante tus propios tiempos de chasco?
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Lunes 9 de diciembre // Lección 11
¡TEMED A DIOS!
El mensaje del primer ángel nos dice que debemos “temer a Dios”.
¿Qué significa esto? Ver Sal. 34:7-22.
El temor se puede entender de dos maneras. Primera, hay un temor que se
muestra en reverencia y respeto. Esta es la clase que el primer ángel quiere traer
a nuestra atención. Los que temen a Dios son verdaderos creyentes en él (Apoc.
11:18). Temer a Dios significa honrarlo (Apoc. 14:7), alabarlo (Apoc. 19:5), serle
obedientes (Apoc. 14:12) y glorificar su nombre (Apoc. 15:4). El temor de Dios,
en el mensaje del primer ángel, también reconoce a Dios como Juez y como
Creador, y nos llama a adorarlo como tal.
Segundo, hay un temor en el sentido de tener miedo, porque más temprano
o más tarde Dios juzgará a este mundo. Para los infieles, el mensaje del Juicio
es un mensaje de terror. Por esto, a menudo llamamos a los mensajes de los
tres ángeles la última advertencia de Dios al mundo. En la misma idea de una
advertencia hay algo que se debe temer; si leemos acerca de lo que afrontan los
perdidos, realmente tienen algo que temer.
Sin embargo, mientras la misericordia esté disponible, Dios siempre desea
animar a los perdidos al arrepentimiento, y el temor de Dios podría ser un incentivo para que comiencen a buscarlo (ver Apoc. 11:13). Aunque en última
instancia una relación salvífica con Dios está basada en el amor, algunas veces
la gente necesita una buena dosis de miedo para abrir sus ojos. Y, si es necesaria
una advertencia para lograr su atención, ¿por qué no darla?
Sabemos que “Dios es amor”, y que nada revela este amor más que la Cruz.
Sabemos, también, que Dios ama a este mundo, y debe dolerle tremendamente
ver lo que el pecado ha hecho con él. Un Dios de amor y de justicia no quedará
sentado por siempre para permitir que el mal pase sin castigo. “¡Horrenda cosa
es caer en manos del Dios vivo!” (Heb. 10:31). ¿Cómo podemos llegar a un equilibrio correcto en la comprensión del amor de Dios hacia nosotros, y comprender
su ira contra el mal que nos ha hecho tanto daño?
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Lección 11 // Martes 10 de diciembre
LA IRA DE LAS NACIONES
Lee Apocalipsis 14:7. ¿De qué juicio está hablando este versículo?
El juicio proclamado aquí comienza antes del regreso de Cristo, que se describe en Apocalipsis 14:14 al 20. Por lo tanto, es el mismo juicio previo al advenimiento de Daniel 7. Su comienzo, que Daniel 8:14 fija en el año 1844, coincide
con el hecho de que los mensajes de los tres ángeles llaman a la gente a adorar
a Dios, y a apartarse de la bestia y de su “imagen”. Esta “imagen” llegó a la existencia solo después de los 42 meses proféticos, como son los 1.260 días (porque
son lo mismo), que terminaron en 1798 d.C. (Apoc. 13:3-5, 12-14).
Cuando sale el llamado final de Apocalipsis 14:6 al 12, la puerta de la misericordia todavía está abierta, porque todavía se llama al pueblo a apartarse de
Babilonia y a adorar el verdadero Dios.
¿Qué abarca el Juicio de Dios? Apoc. 11:17, 18.
Dios reacciona ante la ira de las naciones revelando su poder. Apocalipsis
13 describe esta ira, ira que Satanás ha incitado (Apoc. 12:17). Desde la perspectiva de los creyentes oprimidos, cuyo ruego perenne solicita los juicios divinos
(Apoc. 6:10), el Juicio podría estar muy atrasado. Sin embargo, comienza en el
tiempo profetizado, y el Día de Expiación escatológico sigue su curso según el
plan de Dios.
Apocalipsis 11:17 y 18 da un corto panorama del Juicio de Dios. Comienza
en el cielo y es traído a la Tierra, cuando Dios destruye a los poderes malvados
que corrompieron a la humanidad (Apoc. 19:2). La ira de Dios se origina en el
Santuario celestial y es derramada en las siete plagas (Apocalipsis 15-18).
En la segunda venida, Dios también recompensará a los fieles (Apoc. 22:12).
Finalmente, Dios juzga a los muertos y erradica el mal (Apoc. 20:11-15). Cuando
todo termine, el carácter de Dios queda vindicado ante el universo que observa.
Todos pueden ver que él es justo y ecuánime en todos sus caminos. Pues ahora,
nuestro desafío es aferrarnos a él con todo nuestro corazón, y alma y mente,
confiando en que todo esto pasará en el tiempo asignado por Dios.
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Miércoles 11 de diciembre // Lección 11
ADORAD AL CREADOR
El centro del libro de Apocalipsis es la adoración. Cuando el dragón, la
bestia del mar y la bestia de la tierra (la “falsa trinidad”) se unen para que el
mundo los adore (ver Apoc 13:4, 8, 12, 15; 14:9, 11), Dios llamará a los hombres
a adorar al Creador (Apoc. 14:7). Los que no adoren la “imagen de la bestia”
pueden perder sus vidas temporales (Apoc. 13:15; ver Daniel 3), mientras que los
que adoren a esa imagen pierden su vida eterna (Apoc. 14:9-11).
¡Qué elección!
Lee Apocalipsis 14:12. ¿Qué nos enseña este texto acerca del lugar de
los mandamientos de Dios en el conflicto final?
La adoración está conectada con los mandamientos de Dios. Apocalipsis
13 y 14 tienen alusiones a los Diez Mandamientos”: “imagen” (Apoc. 13:14, 15;
14:9, 11), idolatría (Apoc. 13:4, 8, 12, 15; 14:9, 11), blasfemia (Apoc. 13:1, 5, 6), el
sábado (Apoc. 14:7), asesinato (Apoc. 13:10, 15) y adulterio (Apoc. 14:4, 8). “La
contienda [final] será entre los mandamientos de Dios y los de los hombres”
(PR 140).
Por el surgimiento de la Teoría de la Evolución, es muy importante sostener
y afirmar nuestra creencia en una creación en seis días, pues es el fundamento
de nuestra adoración a Dios como Creador. El evolucionismo, aun el que dice
ser teísta, elimina del adventismo todo lo que sostiene. Sin la doctrina de la
creación, la creencia en el “evangelio eterno” y otras enseñanzas (tales como el
sábado) está muy comprometida, y aun negada.
La frase que describe a Dios como quien hizo “los cielos y la tierra, el mar”,
alude al mandamiento del sábado (Éxo. 20:11). El sábado es el problema central
en el conflicto sobre los mandamientos de Dios. El sábado será una prueba de
lealtad, porque no se puede deducir por ningún razonamiento lógico. Lo guardamos únicamente porque Dios lo ordenó. La doctrina de la creación también
se encuentra junto con el Juicio. La frase “fuentes de las aguas” (Apoc. 14:7)
alude al Diluvio (Gén. 7:11) y a Dios como el Juez del mundo (2 Ped. 3:5-7).
Nada de lo que creemos como adventistas tiene sentido cuando lo separamos
de Dios como el Creador, y nada en la Biblia es tan clara señal de la capacidad
creadora de Dios como el sábado. ¿Cuán en serio tomas el sábado? ¿Cómo
puedes tener una experiencia más profunda con Dios al obedecer este mandamiento?
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Lección 11 // Jueves 12 de diciembre
LA “PACIENCIA” DE LOS SANTOS
Los mensajes de los ángeles segundo y tercero en Apocalipsis son una advertencia a quienes no prestan atención al mensaje del primer ángel. Si la gente
sigue en sus caminos equivocados, participará de las siete últimas plagas de
Dios, que se dan como “el vino de la ira de Dios” (Apoc. 14:10).
En la Biblia, Babilonia representa la rebelión contra Dios (Gén. 11:1-9; Jer.
50, 51). Babilonia se toma con arrogancia el lugar de Dios y es el enemigo del
pueblo de Dios. En el tiempo del Nuevo Testamento, Babilonia había llegado
a ser una palabra en código para referirse a Roma (1 Ped. 5:13). En el libro del
Apocalipsis, Babilonia la ramera es un poder religioso-político que se opone a
Dios y a su pueblo e intenta controlar el mundo. Apocalipsis 13:15 al 17 describe
la “crisis de Babilonia”, cuando los poderes representado con bestias en Apocalipsis 13 unen sus fuerzas para perseguir al remanente de Dios. Babilonia es así
un símbolo de la alianza de las iglesias apóstatas junto con los poderes políticos
corruptos del mundo.
El mensaje de los tres ángeles llama a los seguidores de Dios que están en
Babilonia a salir y unirse al remanente fiel de Dios en el tiempo del fin (Apoc.
18:4, 5). Sí, todavía hay un remanente fiel en Babilonia, y ellos necesitan oír el
mensaje adventista del tiempo del fin.
Como vimos ayer, Apocalipsis 14:12 describe al remanente fiel de Dios. La
“paciencia” o “perseverancia” de los santos no describe tanto una resistencia
pasiva de las actividades hostiles sino una firme espera de Cristo. Los creyentes
cumplen los mandamientos, y los proclaman al mundo.
Además, la “fe de Jesús” puede referirse a la “fe en Jesús” de los creyentes
así como a la lealtad de Jesús que ayuda a los creyentes fieles a tener la victoria.
Al final del mensaje del tercer ángel, se dirigen nuestros ojos a Cristo. Por medio
de los méritos de Jesús y la lealtad a él, el pueblo de Dios puede perseverar y
guardar sus mandamientos. “Varios me han escrito preguntándome si el mensaje de la justificación por la fe es el mensaje del tercer ángel, y he contestado:
‘Es el mensaje del tercer ángel en verdad’ ” (MS 1:437).
Por centrales que sean los mandamientos de Dios en la crisis final, Elena de
White dice que la justificación por la fe es el mensaje del tercer ángel ‘en verdad’. ¿Cómo nos ayuda esto a comprender por qué debemos depender solo de
Jesús y de sus méritos para la salvación, como la gran esperanza a través de
la crisis final?
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Viernes 13 de diciembre // Lección 11
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: En El conflicto de los siglos, lee sobre el
mensaje del primer ángel, los cuatro capítulos comprendidos entre las páginas
344 y 424. Acerca del segundo mensaje, lee los tres capítulos que se encuentran
entre las páginas 442 y 485. En cuanto al tercer ángel, los capítulos que abarcan
las páginas 486 a 513.
“Los adventistas del séptimo día deberían destacarse entre todos [...] los
cristianos, en cuanto a levantar a Cristo ante el mundo. La proclamación del
mensaje del tercer ángel exige la presentación de la verdad del sábado. Esta
verdad, junto con las otras incluidas en el mensaje, ha de ser proclamada; pero
[…] Cristo Jesús no debe ser dejado a un lado. Es en la cruz de Cristo donde la
misericordia y la verdad se encuentran, y donde la justicia y la paz se besan. El
pecador debe ser inducido a mirar al Calvario; con la sencilla fe de un niñito,
debe confiar en los méritos del Salvador, aceptar su justicia, creer en su misericordia” (OE 164, 165).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Las advertencias tienen un rol importante en nuestro diario vivir. Muchas
advertencias son para el bien de quienes las reciben. ¿Cómo podemos presentar las temibles advertencias que hay en los mensajes de los tres ángeles de
una manera que revele la gran esperanza que ofrecen?
2. Con el evolucionismo, ninguna de las creencias que tenemos como adventistas tiene sentido. Para un ateo fundamentalista, el evolucionismo es un
“ácido” que corroe todo lo que toca. Esto incluiría los mensajes de los tres
ángeles de Apocalipsis 14, que tienen como tema central la Creación y la Redención, verdades que el evolucionismo anula, aun el evolucionismo teísta.
(¿Quién querría adorar a un theós que creó de esa manera?) ¿Por qué, como
iglesia, nunca debemos permitir que el evolucionismo incursione entre nuestras enseñanzas?
3. En la Iglesia Adventista del Séptimo Día, los mensajes de los tres ángeles
de Apocalipsis 14 resumen el mensaje divino del tiempo del fin que debemos
proclamar. Aunque muchos miembros de iglesia oyeron hablar de estos mensajes, algunos todavía están dudando acerca de lo que ellos significan. ¿Cómo
explicarías brevemente el significado del último llamado de Dios a este mundo,
y lo que este incluye?
4. “Una sana perspectiva de la vida incluye una saludable dosis de temor”.
¿Por qué crees que se aplica a un cristiano, o por qué no?
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Lección 12: Para el 21 de diciembre de 2013
EL CONFLICTO CÓSMICO
SOBRE EL CARÁCTER DE DIOS
Sábado 14 de diciembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Ezequiel 28:12-17; Isaías
14:12-15; Job 1:6-12; Zacarías 3:1-5; 1 Juan 4:10; 2 Timoteo 4:8; Ezequiel
36:23-27.
PARA MEMORIZAR:
“También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos” (Apoc. 16:7).
LOS ADVENTISTAS DEL SÉPTIMO DÍA entendemos la realidad por medio del
concepto bíblico de la “gran controversia entre Cristo y Satanás”. Para usar una
expresión de la filosofía, es la “metanarración”, la historia magna y abarcadora
que nos ayuda a explicar nuestro mundo y las cosas que en él suceden.
En el centro de esta controversia está el Santuario, que, como hemos visto,
presenta un tema recurrente que corre desde el comienzo hasta el fin de la historia de la salvación: la redención de la humanidad por medio de la muerte de
Jesús. Comprendido apropiadamente, el mensaje del Santuario también ayuda
a ilustrar el carácter de Dios, que Satanás ha atacado desde que la gran controversia comenzara en el cielo.
Esta semana estudiaremos algunos puntos básicos en la gran controversia
entre Cristo y Satanás que revelan la verdad acerca del carácter de Dios y que
exponen las mentiras de Satanás.
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Domingo 15 de diciembre // Lección 12
REVUELTA EN EL SANTUARIO CELESTIAL
Lee Ezequiel 28:12 al 17, e Isaías 14:12 al 15. ¿Qué enseñan estos pasajes acerca de la caída de Lucifer?
A primera vista, Ezequiel 28:11 parece hablar de un monarca terrenal. Pero,
varios aspectos sugieren que se refiere a Satanás.
Para comenzar, se indica que este ser fue el querubín ungido, “protector”
(Eze. 28:14), que recuerda el Lugar Santísimo del Santuario terrenal, donde dos
querubines cubrían el arca y la presencia de Dios (Éxo. 37:7-9). Este ser celestial
también caminó en medio de piedras de fuego; es decir, en el “santo monte
de Dios” (Eze. 28:14) y en el “Edén, en el huerto de Dios” (Eze. 28:13); ambas
son expresiones de imágenes del Santuario. La vestidura de piedras preciosas
descrita en el versículo 13 contiene nueve piedras que también se hallan en el
pectoral del sumo sacerdote (Éxo. 39:10); de este modo, aquí hay más referencias al Santuario.
Después de describir el esplendor maravilloso del querubín, el texto pasa a
su caída moral. Su gloria se le fue a la cabeza. Su hermosura lo hizo arrogante,
su esplendor corrompió su sabiduría, y su “contratación” –que probablemente
se refiera a su difamación del carácter de Dios y su rebelión– lo hizo violento.
Además, poderes terrenales arrogantes procuran pasar de la Tierra al cielo.
En Isaías 14:12 al 15, el “hijo de la mañana” (en latín, lucifere, de donde viene
Lucifer) va en una dirección diferente: cae del cielo a la Tierra, indicando su
origen sobrenatural, no terrenal. Otras frases como “junto a las estrellas de Dios,
levantaré mi trono”, “monte del testimonio” en el lejano norte, y “el Altísimo”
refuerzan la impresión de que este es un ser celestial. Mientras que los versículos 12 y 13 están en pasado, el versículo 15 de repente cambia al futuro. Este
cambio en el tiempo señala que primero cayó del cielo a la Tierra (Isa. 14:12), y
que habrá otra caída, de la Tierra al Seol (el sepulcro) en algún momento futuro
(Isa. 14:15). Esto no se refiere a ningún rey de Babilonia: es una clara referencia
a Lucifer.
¿Un ser perfecto, creado por un Dios perfecto, cae en el pecado? ¿Qué nos dice
esto acerca de la realidad de la libertad moral en el universo de Dios? Y ¿qué nos
revela esta libertad acerca del carácter de Dios?
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Lección 12 // Lunes 16 de diciembre
LAS ACUSACIONES
Después de su caída del cielo, Satanás intentó distorsionar y calumniar el
carácter de Dios. Lo hizo en el Edén (Gén. 3:1-5), en medio del primer “Santuario” terrenal. Satanás trajo su rebelión, que se había originado en el cielo, al
Santuario terrenal del Edén. Después de iniciar el contacto con Eva por medio
del médium de la serpiente, abiertamente plantó la idea, en la mente de ella, de
que Dios los estaba privando de algo que sería bueno para ellos, que él estaba
reteniendo algo que ellos debían tener. De este modo, en forma sutil, estaba
representando equivocadamente el carácter de Dios.
La caída de Adán y Eva puso a Satanás temporariamente en el trono de este
mundo. Varios textos sugieren que Satanás había obtenido acceso de nuevo a
la corte celestial, pero ahora, como el “príncipe de este mundo” (Juan 12:31),
como uno que poseía la Tierra pero que no le pertenecía, semejante a un ladrón.
Lee Job 1:6 al 12 y Zacarías 3:1 al 5. ¿Cómo se revela la gran controversia en estos textos?
Estos textos nos dan un vistazo del lado celestial de la gran controversia.
Satanás presenta la justicia de Job como sencillamente en interés propio: Si soy
bueno, Dios me bendecirá. La implicación es que Job no sirve a Dios porque Dios
es digno, sino porque a él le conviene hacerlo; una vez que resulte claro que
servir a Dios no produce bendiciones, Job abandonará su fe, sugiere Satanás.
En el caso del sumo sacerdote Josué (un motivo del Santuario) y de otros
creyentes (ver Apoc. 12:10), Elena de White dice que Satanás “acusa a los hijos
de Dios, y hace aparecer su caso tan desesperado como sea posible. Presenta
delante del Señor sus malas acciones y defectos” (PVGM 131).
No obstante, en ambos casos, el verdadero problema es la justicia de Dios.
La incógnita detrás de todas las acusaciones es si Dios es justo y equitativo en
sus tratos o no. El carácter de Dios está en la balanza. ¿Es equitativo cuando
Dios salva a los pecadores? ¿Es justo Dios cuando declara que los impíos son
justos? Si él es justo, entonces debe castigarlos; si tiene misericordia, debe perdonarlos. ¿Cómo puede Dios ser ambas cosas?
Si Dios fuera solo un Dios de justicia, ¿cuál sería tu suerte, y por qué la merecerías?
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Martes 17 de diciembre // Lección 12
LA VINDICACIÓN EN LA CRUZ
Desde el mismo comienzo, Dios no dejó lugar a dudas de que él anularía las
acusaciones de Satanás, y demostraría su amor y justicia. Su justicia demanda
que se pague la penalidad por el pecado de la humanidad. Su amor procura restaurar a la humanidad al compañerismo con él. ¿Cómo puede Dios manifestar
ambas cosas?
¿Cómo demostró Dios tanto su amor como su justicia? 1 Juan 4:10;
Rom. 3:21-26.
El carácter de amor y justicia de Dios se ha revelado en su manifestación
más completa en la muerte de Cristo. Dios nos amó y envió a su Hijo para ser
el sacrificio expiatorio por nuestros pecados (1 Juan 4:10; Juan 3:16). Al pagar
en sí mismo la penalidad por violar la Ley, Dios mostró su justicia: la demanda
de la Ley debía ser satisfecha, y lo fue en la cruz, pero en la persona de Jesús.
Al mismo tiempo, por su acto de justicia, Dios también pudo revelar su
gracia y amor, porque la muerte de Jesús fue sustitutiva. Él murió por nosotros,
en nuestro lugar, de modo que no tuviéramos que afrontar nosotros mismos la
muerte. Esta es la maravillosa provisión del evangelio: que Dios mismo cargara
en sí mismo el castigo que su propia justicia exigía, el castigo que legítimamente nos correspondía.
Romanos 3:21 al 26 es una joya bíblica sobre el tema de la justicia y la redención de Dios en Jesucristo. La muerte expiatoria de Cristo es una demostración
de la justicia de Dios, de modo que “él sea el justo, y el que justifica al que es de
la fe de Jesús” (Rom. 3:26).
Otra vez, las imágenes del Santuario proporcionan el marco para la muerte
de Cristo. En semanas previas, vimos que su muerte es un sacrificio perfecto,
sustitutivo, y que Cristo es la “propiciación” [cubierta de expiación] (Rom. 3:25).
En pocas palabras, ambos Testamentos revelan que la misión de Cristo fue tipificada por el servicio del Santuario terrenal.
“Con intenso interés, los mundos que no habían caído habían mirado para ver
a Jehová levantarse y barrer a los habitantes de la Tierra. [...] Pero, en vez de
destruir al mundo, Dios envió a su Hijo para salvarlo. [...] En el mismo momento
de la crisis, cuando Satanás parecía estar a punto de triunfar, el Hijo de Dios
vino como embajador de la gracia divina” (DTG 28). ¿Qué nos dice esta cita
acerca del carácter de Dios?
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Lección 12 // Miércoles 18 de diciembre
LA VINDICACIÓN EN EL JUICIO
La Escritura muestra que los juicios de Dios son buenas noticias para quienes
creemos y confiamos en él, y somos leales a él, aunque “no podemos contestar
las acusaciones de Satanás contra nosotros” (TI 5:446). Sin embargo, el Juicio
no es solo para nosotros, sino también para vindicar a Dios ante el universo.
¿Cómo se presenta el carácter de Dios en los siguientes textos acerca
del Juicio? Sal. 96:10, 13; 2 Tim. 4:8; Apoc. 16:5, 7; 19:2.
Sus juicios revelarán el carácter de Dios. Lo que Abraham ya había comprendido será manifestado a toda la humanidad: “El Juez de toda la tierra, ¿no ha
de hacer lo que es justo?” (Gén. 18:25). La investigación con los libros abiertos
confirma que los ángeles (en el juicio anterior al advenimiento), y los justos (en
el juicio durante el milenio) pueden estar seguros de que Dios es justo y que ha
sido misericordioso en cada caso.
Lee Filipenses 2:5 al 11. ¿Qué evento asombroso describen estos versículos?
Los versículos 8 al 11 predicen la exaltación de Cristo. Las dos acciones
expresan la misma idea. Jesús es Señor, y toda la creación lo reconocerá así.
Primero, “toda rodilla” se doblará (vers. 10). El doblar la rodilla es reconocer
la autoridad de una persona. Aquí se refiere a rendir homenaje a Cristo, reconociendo su soberanía. El homenaje es universal. “En los cielos, y en la tierra,
y debajo de la tierra” abarca a todo ser viviente: los seres sobrenaturales en el
cielo, los que viven sobre la Tierra y los muertos resucitados. Los que le rinden
homenaje no son solo los salvos: incluso los perdidos reconocerán su señorío.
La segunda acción es que “toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor”
(vers. 11). Al final, todos reconocerán la justicia de Dios al exaltar a Cristo como
Señor. Toda la creación reconocerá el carácter de Dios como justo y fiel, lo que
fue el centro de la gran controversia, Aún Satanás, el archienemigo de Cristo,
reconocerá la justicia de Dios y se inclinará ante la supremacía de Cristo (ver
Elena G. de White, El conflicto de los siglos, pp. 729-731).
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Jueves 19 de diciembre // Lección 12
ESPECTÁCULO CÓSMICO
Durante el Sermón del Monte, Jesús pronuncia estas palabras asombrosas:
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mat. 5:16). Con esto
él revela un principio que, aunque es fácilmente mal entendido, no obstante se
ve en toda la Biblia. Dice cómo podemos traer gloria o vergüenza a Dios por
nuestras acciones mientras seguimos a Cristo.
Lee Ezequiel 36:23 al 27. ¿Cómo vindicaría Dios su nombre en el antiguo Israel?
Estos versículos abarcan uno de los pasajes clásicos sobre el Nuevo Pacto.
Dios desea obrar una transformación dramática entre su pueblo. Lo limpiará
(vers. 25), y le otorgará un corazón nuevo y un espíritu nuevo (vers. 26), para
que pueda llegar a estar compuesto por personas santas que sigan los mandamientos de Dios. Lo que Dios quiere lograr es justificar y santificar a los creyentes, y por medio de sus vidas ellos honrarán a Dios por lo que él es y lo que
hace (vers. 23).
Por supuesto, el elemento clave para vindicar el carácter de Dios ante el
universo es la Cruz. “Satanás vio que su disfraz le había sido arrancado. Su
administración quedaba desenmascarada delante de los ángeles que no habían caído y delante del universo celestial. Se había revelado como homicida.
Al derramar la sangre del Hijo de Dios, había perdido la simpatía de los seres
celestiales” (DTG 709).
Al mismo tiempo, los seguidores de Jesús del Nuevo Testamento son llamados un “espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres” (1 Cor. 4:9). Es
decir, lo que hacemos no solo lo ven otras personas sino también las inteligencias celestiales. ¿Qué clase de testimonio presentamos? Por medio de nuestra
vida podemos dar a conocer la “multiforme sabiduría de Dios […] a los principados y potestades en los lugares celestiales” (Efe. 3:10). O nuestra vida puede
traer vergüenza y deshonra al nombre de Dios, a quien profesamos servir.
¿Qué clase de espectáculo presenta tu vida a otras personas y a los ángeles?
¿Glorifica ella a Dios o Satanás puede regocijarse, especialmente porque profesas
ser un seguidor de Jesús?
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Lección 12 // Viernes 20 de diciembre
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee, en Patriarcas y profetas, “El origen
del mal”, pp. 11-23; y en Testimonios para la iglesia, “El carácter de Dios revelado
en Cristo”, t. 5, pp. 689-697.
“Había en el mundo Uno que era un perfecto representante del Padre, Uno
cuyo carácter y cuyas prácticas refutaban las falsedades de Satanás en cuanto
a Dios. Satanás había acusado a Dios de los atributos que él mismo poseía.
Entonces vio en Cristo a Dios revelado en su verdadero carácter: un Padre compasivo y misericordioso que no quiere que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento y tengan vida eterna” (MS 1:298).
“La misión de Cristo, tan oscuramente comprendida, tan débilmente interpretada, que lo llamó desde el Trono de Dios al misterio del altar de la cruz del Calvario, se descubrirá más y más a la mente, y se verá que en el sacrificio de Cristo
se halla el manantial y el principio de toda otra misión de amor” (ELC 321).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Medita en la idea de que para cuando la gran controversia termine, toda
criatura inteligente en el universo, incluyendo a Satanás y a los perdidos, reconocerá la justicia y la equidad de Dios en su trato con el pecado y la rebelión.
Aunque es un concepto muy difícil de comprender para nosotros, ¿qué nos dice
esto acerca del carácter de Dios? ¿Qué nos enseña acerca de la realidad de la
libertad moral, y cuán sagrada y básica es la libertad para la clase de universo
que Dios ha creado?
2. Hay muchos cristianos que niegan la existencia de Satanás, y lo ven meramente como una antigua superstición que creían los pueblos primitivos que
procuraban explicar el mal y el sufrimiento en el mundo. Piensa acerca de cuán
grande engaño es esa idea. Es difícil de imaginar qué clase de cristianismo
podría negar la realidad de un poder que tan a menudo se revela en la Biblia,
especialmente en el Nuevo Testamento, como un ser real. ¿Qué nos dice esto
acerca de cuán poderosamente han influido sobre algunas iglesias el modernismo y el secularismo? ¿Qué podemos aprender, como adventistas del séptimo
día, de los errores que vemos que otros cometen, a fin de que no caigamos en el
mismo engaño? Sin un Satanás literal, ¿qué sucede con todo el tema de la gran
controversia?
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Lección 13: Para el 28 de diciembre de 2013
EXHORTACIONES DESDE EL
SANTUARIO
Sábado 21 de diciembre
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hebreos 10:19-25; Hebreos
4:16; Éxodo 24:8; Santiago 4:7, 8; Juan 13:34; Hebreos 10:24, 25.
PARA MEMORIZAR:
“Y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala
conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Heb. 10:21, 22).
A TRAVÉS DE TODO EL LIBRO de Hebreos, pasajes acerca de la fe cristiana alternan con pasajes acerca del vivir cristiano. En otras palabras, la teología tiene
implicaciones prácticas. El “qué” de la fe conduce al “cómo” vivir esa fe. En
Hebreos, después de que el autor pintó el magnífico cuadro teológico de Cristo
como nuestro Sacrificio y Sumo Sacerdote (Heb. 7:1-10:18), él anima y exhorta a
los creyentes a vivir de acuerdo con las implicaciones de esas verdades. Estas
exhortaciones se ven especialmente en Hebreos 10:19 al 25.
Este pasaje es una oración larga y compleja en el griego. Consiste en dos
hechos básicos que conducen a tres exhortaciones, cada una de las cuales comienza con el verbo en subjuntivo, y que contienen el trío familiar de fe, esperanza y amor. También cada una de estas secciones conduce a otra faceta de
la fe cristiana.
Esta semana estudiaremos Hebreos 10:19 al 25 y sus exhortaciones prácticas
para la vida cristiana.
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Lección 13 // Domingo 22 de diciembre
ACCESO AL SANTUARIO CELESTIAL
Lee Hebreos 4:16; 6:19 y 20; y 10:19 al 21. ¿A qué tienen acceso los creyentes, y qué significa esto para nosotros? ¿Qué esperanza se ofrece aquí,
y aún más importante, qué impacto debería tener esta esperanza sobre
nuestra vida y nuestra fe?
Los creyentes tienen acceso espiritual al Santuario celestial, al mismo Trono
de Dios. Podemos buscar la cercanía con Dios porque nuestra “entrada” ha sido
hecha posible por la sangre de Cristo y por su representación a nuestro favor
como Sumo Sacerdote nuestro. Los textos nos aseguran que nuestra alma tiene
un ancla, Jesucristo, quien está en la misma presencia de Dios (Heb. 4:14-16;
6:19, 20). La seguridad para nosotros es que Cristo ganó acceso pleno a Dios después de que fue investido como Sumo Sacerdote celestial (Heb. 6:20). En esa
investidura, Cristo se sentó sobre el Trono celestial, una imagen que demuestra
su condición de Rey (Apoc. 3:21).
Las buenas noticias para nosotros es que nuestro Representante está en la
presencia del Padre. Sirve a nuestro favor, no siendo un sacerdote meramente
terrenal pecador. Tenemos un Sacerdote mejor. Nada separa al Padre del Hijo.
Siendo Cristo perfecto y sin pecado, no hay necesidad de tener un velo que
proteja a Jesús, nuestro Sumo Sacerdote, de la santidad de Dios (Heb. 10:20).
“¿Qué comprende la intercesión? Es la cadena áurea que une al hombre finito con el Trono del Dios infinito. El ser humano, a quien Cristo ha salvado por
su muerte, suplica ante el Trono de Dios, y su petición es tomada por Jesús, que
lo ha comprado con su propia sangre. Nuestro gran Sumo Sacerdote coloca su
justicia de parte del sincero suplicante, y la oración de Cristo se une con la del
ser humano que ruega” (AFC 80).
¿Qué seguridad tenemos de que podemos tener una comunión estrecha con el Padre por lo que Jesús ha hecho y está haciendo por nosotros?
Medita en lo que significa que Jesús intercede por ti en el cielo. ¿Por qué necesitas tanto esa intercesión?
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Lunes 23 de diciembre // Lección 13
PURIFICADOS Y SINCEROS
Lee Hebreos 10:22. ¿Qué condiciones se establecen en este versículo
para acercarse a Dios en el Santuario celestial?
De acuerdo con este versículo, los adoradores deben satisfacer cuatro condiciones cuando se acercan a Dios:
1. Ir con corazón sincero. El corazón es nuestro ser interior, nuestros pensamientos, nuestras motivaciones, nuestras emociones, nuestra voluntad y
nuestro carácter. Dios quiere que seamos sinceros, pero el corazón puede llegar
a ser sincero solamente si es purificado. Esto no significa que somos perfectos,
solo que estamos esforzándonos por revelar el carácter de Cristo.
2. Ir en plena certidumbre de fe. Como vimos ayer, no hay razón para dudar
de que tendremos acceso a Dios.
3. Ir con corazones purificados [siendo rociados] de mala conciencia. La
aspersión del corazón es lenguaje del Santuario que se refiere a la sangre que
se rociaba sobre la gente en el Tabernáculo (Éxo. 24:8; Lev. 8:23, 24), que los
dejaba ritualmente limpios, pero que no podía limpiar su conciencia (Heb.
9:9, 13). La purificación en el verdadero Tabernáculo en el cielo es una purificación de la conciencia, producida por la sangre de Cristo (Heb. 9:14). Esta
purificación simboliza la justificación del pecador arrepentido. Podemos tener
una conciencia limpia porque hemos sido perdonados.
4. Ir con nuestros cuerpos lavados en agua pura. Esto suena como una alusión al bautismo cristiano, pero también podemos comprenderlo en un sentido
más espiritual como el “lavamiento del agua por la palabra” (Efe. 5:26), leyendo
la Biblia y aplicando sus principios a nuestra vida.
En Santiago 4:7 y 8, el apóstol ve la actitud de “doble ánimo” de sus lectores.
Parece que ellos perdieron su concentración en Dios. Realizaron componendas
y están en peligro inmediato. Usa un lenguaje asociado con la pureza del Santuario. Es un concepto del Santuario que permite acercarse a Dios solo si se hizo
la purificación.
Debe ser claro que solo Dios puede limpiar nuestros corazones. La pregunta
es: ¿qué elecciones dolorosas hacemos para que tenga que hacer esta obra de
gracia en nuestra vida?
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Lección 13 // Martes 24 de diciembre
FE: TENER CONFIANZA
Lee Hebreos 10:19 al 25 otra vez. Un tema que aparece una y otra vez
es el de la “confianza”. La palabra griega para “confianza” (Heb. 10:19)
se refiere a osadía, valor y coraje, que en el Nuevo Testamento describe
nuestra relación nueva con Dios.
Originalmente, la palabra se refería a la libertad de palabra, que, en este
contexto, podría significar específicamente que uno puede acercarse libremente a Dios en oración. Este tipo de apertura en nuestra relación con Dios
produce una confianza gozosa. La razón y el objeto de nuestra confianza es
que tenemos un Sumo Sacerdote en el cielo por medio del cual podemos tener
acceso a la presencia de Dios. Este acceso es ilimitado, y no está bloqueado por
nada sino por nosotros mismos y nuestras elecciones equivocadas. Tenemos
una invitación abierta a ir al Santuario celestial.
¿De dónde procede esta confianza? No es producida por nosotros mismos,
sino por reconocer, otra vez, que la sangre de Jesús ha ganado el acceso a la
presencia de Dios para nosotros.
Hay otros textos en Hebreos que hablan acerca de la confianza y la
certeza: Heb. 3:6, 14; 4:16; 6:11; 11:1. ¿Qué clase de confianza describen
estos textos?
La seguridad y la confianza no están basadas en nosotros mismos, sino solo
en Cristo. Estas condiciones no dependen de quiénes somos sino de quién es
nuestro Mediador. Es interesante que no se menciona que los creyentes tuvieran
nada menos que “plena certidumbre” (Heb. 6:11; 10:22). Obviamente, el camino
nuevo que ha sido abierto para siempre por medio de la muerte de Jesús nos
conducirá sin falta a una plena confianza. No se espera nada menos que eso.
Hay dos maneras de obtener la confianza cristiana y mantenerla con fe. Una
es por medio de la fe misma (Efe. 3:12); la otra es por medio de un fiel servicio cristiano en favor de otros (1 Tim. 3:13). Ambos aspectos son necesarios
e importantes. También en Hebreos, la certidumbre de fe y la exhortación a
probarse como cristiano van de la mano. La vida cristiana nunca está separada
de la fe cristiana.
¿Qué cosas en la vida desafían tu confianza en Dios, o tu plena certidumbre de
su buena voluntad hacia ti? ¿Qué puedes hacer para ayudar a protegerte de este
peligro espiritual?
92
Miércoles 25 de diciembre // Lección 13
ESPERANZA: FIRMES SIN FLUCTUAR
¿Qué tienen en común los siguientes textos? ¿A qué deberían aferrarse los creyentes?
Heb. 3:6 _________________________________________________________
Heb. 3:14 ________________________________________________________
Heb. 4:14 ________________________________________________________
Heb. 6:18 ________________________________________________________
Heb. 10:23 _______________________________________________________
Además de la certidumbre de la salvación, es importante perseverar y mantener la esperanza. En Hebreos, mantenerse firme es una apelación seria. Parece que algunos creyentes estaban resbalando de su fe y esperanza cristianas.
El apóstol tenía que animarlos a no soltarse. El texto indica a qué aferrarse:
esperanza, confianza, seguridad, confesión. Podemos hacerlo porque nuestra
esperanza no está en nosotros sino en Jesús y lo que él ha hecho por nosotros.
Cuando olvidamos esta verdad vital, perdemos la confianza.
Estos textos nos desafían a ser firmes desde el “principio” (Heb. 3:14) y hasta
“el fin” (Heb. 3:6, 14; 6:11). Hacerlo “sin fluctuar” (Heb. 10:23) se refiere a una fe
inmutable e inconmovible. Cualesquiera que sean las circunstancias, nuestra
esperanza será la misma, nuestro compromiso con Dios no cambiará, porque
podemos confiar en que él es fiel y hará lo que ha prometido.
No hay dudas de que Dios es fiel a su Palabra. Él cumplió la promesa que
les dio a Abraham y a Sara (ver también Rom. 4:19-21); cumplió la promesa de la
primera venida de Cristo (Gál. 3:19); y cumplirá la promesa de su retorno (Heb.
12:26). La promesa máxima de Dios es la vida eterna, que él prometió desde el
principio (Tito 1:2; 1 Juan 2:25).
La fidelidad de Dios es inmutable. Aun “si fuéramos infieles, él permanece
fiel; él no puede negarse a sí mismo” (2 Tim. 2:13). Nuestra incredulidad no cambiará la intención de Dios hacia nosotros. Sus promesas permanecen firmes a
pesar de nuestras fallas morales. Las promesas están disponibles para nosotros
por cuanto la fidelidad es parte de la naturaleza divina.
Es muy fácil desanimarse por causa de nuestros pecados. ¿Cómo podemos vencer esos pecados y, al mismo tiempo, no renunciar cuando fallamos? ¿Por qué
debemos aferrarnos a esas promesas, especialmente cuando fallamos?
93
Lección 13 // Jueves 26 de diciembre
AMOR: ANIMÉMONOS UNOS A OTROS
“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las
buenas obras” (Heb. 10:24).
Mientras que la exhortación de Hebreos 10:23 se centraba en la actitud individual, la siguiente, en Hebreos 10:24, tiene en vista la comunidad de creyentes.
No caminamos solos en nuestro sendero con Cristo. Deberíamos preocuparnos
siempre los unos por los otros.
El desafío de amarse unos a otros es un componente de la conducta cristiana (Juan 13:34, 35; Gál. 5:13). Sin embargo, amarnos unos a otros no sucede
naturalmente. La actividad de “considerarse” sugiere un pensamiento concentrado y cuidadoso. Se nos anima a observar a nuestros compañeros creyentes,
y ver cómo podemos animarlos a amar a otros y a hacer buenas obras. Pero, es
más fácil provocar o enemistar a otros que incitarlos al amor cristiano, ¿verdad?
Entonces, consolidemos nuestros esfuerzos en trabajar para la comunidad,
de modo que, por nuestros esfuerzos en amar, otros puedan hacer lo mismo.
Lee Hebreos 10:24 y 25. ¿Qué tienen que ver el “amor” y las “buenas
obras” con las “congregaciones”?
Un punto que enfatiza Hebreos es que podemos expresar amor los unos
por los otros en las reuniones cristianas. Si alguien no viene al culto de adoración, ¿cómo podrá esa persona cumplir la ley de amor de Cristo? Algunas
personas pueden pensar que tienen “buenas” razones para mantenerse fuera
de las reuniones cristianas. Sin embargo, Hebreos menciona que podría ser
su propia apatía la que las mantiene alejadas. Si uno quiere, puede encontrar
razones para evitar asistir a la iglesia u otras reuniones cristianas. No obstante,
esas razones palidecen en contraste con la razón para asistir: ser una bendición
para otros.
Pero, esta conducta es mucho más apremiante a medida que el día de la
venida de Cristo se acerca. Al comienzo de Hebreos 10:19 al 25, el autor amonestaba a los creyentes a acercarse a Dios en el Santuario celestial, y en su conclusión les recuerda que el Día de Dios se acerca. El retorno de Cristo siempre
debería ser un poderoso incentivo para la conducta cristiana.
¿A quién, en tu iglesia, deseas animar con tus palabras, acciones, o simplemente
con tu presencia? Si has pensado en esto, puedes marcar una gran diferencia en
la vida de las personas y, a su vez, resultar bendecido tú mismo.
94
Viernes 27 de diciembre // Lección 13
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “El Mediador, en su cargo y obra, excedería grandemente en dignidad y gloria el sacerdocio terrenal, típico [...]. Este
Salvador había de ser un Mediador, para ponerse entre el Altísimo y su pueblo.
Por medio de esta previsión, se abrió un camino por el cual el pecador culpable
pudiera encontrar acceso a Dios por obra de la mediación de otro. El pecador
no podría ir personalmente, con su culpa sobre él, y sin mayor mérito que el que
él posee en sí mismo. Solo Cristo podía abrir el camino, al hacer una ofrenda
igual a las demandas de la ley divina. Él fue perfecto y no contaminado por el
pecado. No tenía mancha ni arruga. La extensión de las terribles consecuencias
del pecado nunca se hubieran conocido si no fuera porque el remedio provisto
era de un valor infinito” (SP 2:11).
“La fe en la expiación y la intercesión de Cristo nos mantendrá firmes e inconmovibles en medio de las tentaciones que abundan en la iglesia militante”
(Elena G. de White, Comentario bíblico adventista, 7A:482).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Repasa brevemente el libro de Hebreos. ¿Cuáles son todas las ocasiones,
en el libro, en que se nos llama para actuar de ciertas maneras, maneras que
resultan directamente de nuestra fe?
2. Medita en la idea de que tenemos pleno acceso a Dios. ¿Qué significa
esto? ¿Cómo debería influir esto sobre nuestra vida, especialmente en tiempos
de tentación o de desánimo sobre nuestra condición espiritual?
3. ¿Cuál es la diferencia entre “plena certidumbre” de fe y una actitud
presuntuosa?
4. Medita en la siguiente línea tomada de la cita de Elena de White de la sección del viernes para estudiar: “La extensión de las terribles consecuencias del
pecado nunca se hubieran conocido si no fuera porque el remedio provisto era
de valor infinito”. ¿Qué nos dice eso acerca de cuán malo es el pecado, que costó
algo de “valor infinito”, la vida de Jesús? ¿Cómo entendemos la idea de “valor infinito”? ¿Cómo nos ayuda a captar esta asombrosa verdad el hecho de que Jesús
es el Creador? Sabiendo estas cosas, ¿cómo no será transformada nuestra vida?
¿Cómo podemos saber estas cosas y no querer enseñarlas a otros?
5. ¿Cómo podemos desarrollar amistades espirituales en las que nos animemos unos a otros a ser más amantes y a vivir una vida de buenas obras? ¿Qué
beneficios espirituales obtienes de “congregarte” con otros? ¿Qué te perderías
si no pudieras adorar con otros cristianos en la iglesia?
95
¿Por qué estoy aquí?
¿Qué me depara el futuro?
¿Cómo puedo vivir para siempre?
¿Qué significan las profecías del Apocalipsis?
¿Si Dios es tan bueno, ¿por qué hay tanto sufrimiento
en el mundo?
Con esta guía de estudios, podrá entender mejor lo que la Biblia dice. Permita que la Palabra de
Dios responda sus preguntas más profundas y hable a los anhelos más profundos de su corazón.
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35590210
Tapa dura, 526 páginas
0-8163-9266-8

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