Detrás de la máscara: impactos culturales del turismo en la
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Detrás de la máscara: impactos culturales del turismo en la
Detrás de la máscara: impactos culturales del turismo en la artesanía Boruca (Costa Rica) Dr. J. Carlos Monterrubio Universidad Autónoma del Estado de México, México [email protected] MBA. Melvin Bermúdez Elizondo Universidad Nacional de Costa Rica, Costa Rica [email protected] Sociedad, cultura y turismo Palabras clave: Impactos del turismo; artesanías; máscara; grupos indígenas; Boruca Resumen El turismo ha representado un agente importante de cambio cultural en las poblaciones receptoras de muchos países. Este cambio se hace presente en manifestaciones materiales e inmateriales de la cultura local y suelen significar un beneficio o un costo para las poblaciones. Así, algunas expresiones culturales como la danza, las tradiciones y las artesanías son transformadas a partir de su incorporación a la actividad turística. En el caso de las artesanías, que representan una asociación profunda entre el espacio, su gente y sus formas tradicionales de vida, el consumo turístico puede guiar a una mercantilización de éstas. Dicha mercantilización tiende a exigir cambios no sólo en las formas, materias primas, técnicas y herramientas de producción de las artesanías sino también en el significado y el valor que éstas poseen para la cultura local. Estas transformaciones, sin embargo, han carecido ampliamente de evidencia empírica que permita especificar con mayor precisión los denominados impactos del turismo. En este marco, la presente investigación tuvo como objetivo identificar los cambios en la producción artesanal a partir de su mercantilización en el turismo. Esto se logró a partir del análisis de “la máscara Boruca” -artesanía indígena del sur de Costa Rica. A partir de metodologías cualitativas, específicamente entrevistas a profundidad, se encontró que las máscaras como artesanía tradicional han requerido ser modificadas para su incorporación a la comercialización turística; esta modificación se ha basado principalmente en la agregación de elementos decorativos y representativos de la biodiversidad de Costa Rica, elementos significativos para el turista pero inexistentes en la tradición original. Estas máscaras “turistificadas” han representado un ingreso económico significativo para las familias artesanas, pero en la percepción de algunos artesanos, dicha adecuación no ha implicado necesariamente una comercialización de su cultura, o al menos de los significados que la cultura tangible tiene para los grupos indígenas. Paralelamente a la máscara comercializada turísticamente, los artesanos producen máscaras elaboradas de manera tradicional para sus propios intereses culturales. Esto sugiere que, contrario a lo que la literatura frecuentemente ha sugerido, la transformación de la cultura no es necesariamente producto de un interés unidireccional del turismo, sino una estrategia de sobrevivencia económica pero también cultural de las poblaciones locales. Introducción Costa Rica es un país diverso con gran riqueza en recursos físicos, naturales y con una alta diversidad cultural. Esto ha provocado que en los últimos años los turistas a nivel nacional e internacional vuelvan la mirada hacia esta diversidad cutural; sin embargo, las poblaciones receptoras, particularmente sus costumbres, hábitos y tradiciones, se ven impactadas de distintas formas y a distintas intensidades por esta expansión del turismo. La historia que presenta Costa Rica, donde los antepasados han dejado un legado histórico digno de considerarlo patrimonio cultural y en donde incluso recientemente las esferas presentes en la zona sur del país han sido declaradas patrimonio de la humanidad, compromete aún más al país a conservar los recursos y atractivos culturales tangibles e intangibles. Particularmente exige estudiar las transformaciones en la cultura de las poblaciones, entre ellas las indígenas, junto con sus tradiciones y otras mainfestaciones culturales, que son generadas por actividades económicas y socioculturales como el turismo. Este trabajo analiza cómo la presencia del turismo ha impactado de forma material e inmaterial la cultura, tradicciones y hábitos de los pobladores de las reservas indígenas de Boruca y Rey Curré, Costa Rica, a partir de las transformaciones de su producción artesanal, las máscaras, que simbolizan en su forma más profunda la cultura pero a la vez un medio económico para los Borucas, grupo étnico presente en ambas reservas indígenas. Antecedentes y justificación Durante los últimos 20 años el gobierno de Costa Rica ha realizado una gran apuesta a la promoción del turismo, principalmente aquel relacionado con los atractivos naturales de excepcional belleza que posee el país, pero además y de forma concomitante, el turismo también ha abordado otras áreas, dentro de ellas el ámbito cultural y específicamente aquél que se desarrolla en comunidades indígenas. La presencia de turistas como agentes exógenos en las comunidades siempre representará un elemento extraño en la cotidianidad de la población, pudiendo incluso impactar en las costumbres y tradiciones, modificándola o alterando no sólo las formas materiales de la cultura sino también el significado atribuida a éstas. A partir de este elemento resulta de importancia determinar cómo las artesanías indígenas que se fabrican en las reservas indígenas de Rey Curre y Boruca, ambas habitadas por pobladores indígenas Borucas, han sido impactadas por la presencia continua de turistas, ya no solo nacionales, sino también internacionales, que llegan con la motivación de conocer los aspectos culturales de estas reservas, pero que de una u otra forma impactan en distintos elementos de su cultura. Las máscaras labradas en madera de balsa o cedro han acompañado a estas reservas desde su misma existencia, situadas en cada hogar como un símbolo de su razón de ser y utilizadas frecuentemente en el “Baile de los Diablitos”. Esta danza es practicada en ambas reservas una vez al año y representa o recrea el enfrentamiento de los diablitos (que representan a los indígenas) contra el toro (que representa la invasión española); la fiesta involucra además la artesanía, la música y las comidas tradicionales de las comunidades indígenas. Según entrevista realizada al señor Nicanor Lázaro Morales, conocido como el “diablo mayor”, y regogida en el Plan de Turismo del Pacífico Sur por el Instituto Costarricense del Turismo, esta danza simboliza la lucha durante la conquista. “Los españoles pretendían dominarnos y quitarnos nuestras riquezas, pero nosotros siempre hemos sido un pueblo guerrero. Con dicho baile demostramos que defendemos nuestra cultura y que nunca nos dejamos doblegar” (ICT 2010, p.23). Los diablitos (indígenas) llevan sobre sí diversas máscaras labradas en balsa o cedro, que representan una historia en sí misma, fabricadas por artesanos dedicados a tal labor o por familias que las labran solo con el objetivo de que sean “jugadas” (exibidas) durante el baile de los diablitos. Dada la creciente asistencia de turistas nacionales y sobre todo extranjeros a esta manifestación cultural del pueblo Boruca, las máscaras se han ido modificando con el pasar de los años, dado que las mismas son comercializadas de forma inmediata. En los últimos tres años, por ejemplo, una extranjera radicada en el país encarga y compra un gran número de las máscaras que se utilizan durante el baile de los diablitos en la Reserva de Rey Curré y acude a la Reserva de Boruca con el objetivo de adquirir las mejores, esto con el propósito de comercializarlas dentro del turismo extranjero en el valle central. Para que las máscaras sean más atractivas para los mercados, la extranjera solicita a los artesanos la inclusión de colores, figuras y otras características que no son propias de estos pueblos indígenas, sino que son incorporadas con el único sentido de variar la oferta a petición de los turistas. Hoy en día, las máscaras de los pubelos indígenas son exibidas en tiendas de souvenir, en los aeropuertos y en negocios visitados por los turistas y en donde el precio final al turista bien puede triplicar el precio que se le paga a los artesanos indígenas que las labraron. Esto no implica necesariamente un sentido de historia y pertinencia, sino más bien una mercancía a ofertar y adquirir. Ante esta situación, y en el marco del estudio de los impactos socioculturales del turismo, el análisis de los cambios que la producción de estas máscaras así como los significados atribuidos a éstas por parte de los pobladores Borucas representa una necesidad de investigación. Marco Téorico El turismo ha sido ampliamente reportado como un agente de cambio en las poblaciones receptoras (ver por ejemplo Hall y Lew, 2009; Mason, 2003; Ryan, 2003; Wall y Mathieson, 2006). El turismo es una actividad económica, sociocultural y medioambiental, principalmente, que lleva consigo implicaciones en el entorno de las sociedades que habitan en los destinos, y también en quienes no, aunque en éstos últimos dichas implicaciones han sido muy poco estudiadas (Stronza, 2001). Por ello, el turismo puede representar un beneficio o un costo en cualquiera de estas dimensiones para aquéllos que participan en él. Así, los beneficios económicos del turismo se han reportado en cuanto a su contribución al equilibrio de la balanza de pagos, al Producto Nacional Bruto (PNB), a la creación de empleo, a la activación de la actividad empresarial, al aumento y distribución de la renta, entre otros. Sin embargo, sus costos pueden reflejarse en posibilidades de inflación, disminución de la demanda de bienes y servicios locales, distorsiones en la economía local, por mecionar sólo algunos (OMT, 1998). En cuanto a sus implicaciones ambientales, el turismo juega también un papel importante de cambio. De acuerdo con Mason (2003), los impactos positivos del turismo en el medioambiente pueden manifestarse en el estímulo a las medidas de protección del entorno (flora y fauna), en la promoción de Parques Nacionales y áreas protegidas y en la preservación de monumentos y sitios históricos y de valor patrimonial. Asimismo, sin embargo, el turismo puede tener implicaciones negativas en cuanto a, por ejemplo, la generación de basura, hacinamiento en espacios públicos, contaminación del agua, erosión de los suelos, daño a los ecosistemas, entre otros. Los impactos del turismo en su dimensión sociocultural han sido también reportados. “Los impacto sociales y culturales del turismo son las formas en que el turismo contribuye a los cambios en los sistemas de valores, comportamiento individual, relaciones familiares, estilos de vida colectiva, moral, expresiones creativas, ceremonias tradicionales y organización comunitaria” (Haralambopoulos y Pizam, 1996, pág. 503). En su dimensión social, el turismo puede contribuir a mejorar la infraestructura, incrementar las opciones de recreación y servicios públicos para la comunidad; asimismo, puede jugar un papel importante en el incremento del tránsito vehicular, sobre todo en temporadas altas, la delincuencia, el comercio y el consumo de alcohol y drogas, entre otros (Monterrubio, 2013). Ciertamente estos cambios se experimentarán de manera distinta dependiendo el destino y otras características como las condiciones socioeconómicas y culturales de los destinos. A nivel cultural, el efecto demostración, la mercantilización de la cultura local, la autenticidad y las tradiciones pueden modificarse como consecuencia de la intervención del turismo (Reisinger, 2009). De interés especial para efectos de esta investigación es el abordaje de los impactos del turismo en las manifestaciones culturales, particularmente en las artesanías. Las artesanías pueden definirse como “productos tangibles e intangibles que reflejan el patrimonio cultural y las tradiciones de un país, una región o una comunidad local” (McKercher, 2008: pág. 18). Sin embargo, para los turistas, las artesanías pueden tener otro significado; son elementos de remembranza de los turistas acerca de sus propias experiencias vividas. Por ello las artesanías tienen significados distintos, según el interés de los actores, principalmente turistas y residentes. En atención a dichos intereses, apunta McKercher (2008), debe realizarse una disintinción entre las artesanías producidas para el consumo y uso local y las producidas para los turistas. Respecto de estas últimas, la comercialización de las artesanías exige comúnmente algún tipo de adptación del producto original a los intereses de los turistas como consumidores. Estas adaptaciones pueden guiar a un cambio quizas desfavorable no sólo en el producto tangible sino también en sus componentes intangibles, tales como el significado original atribuido a las mismas, o pueden representar un beneficio en la preservación de la cultura, tal como ha sido evidenciado empíricamente (Deitch, 1989). Marco Referencial El Plan de Turismo actual para el Pacífico Sur de Costa Rica sugiere establecer una alta integración entre los distintos atractivos turísticos que dispone la zona, tal y como se muestra en la Figura 1. Entre ellos se muestra cómo los territorios indígenas son considerados por primera vez dentro de los ejes de desarrollo a impulsar. Figura 1. Plan de Turismo para el Pacífico Sur (ICT, 2010). Dentro del plan se identifican algunos centros de desarrollo turístico con sus respectivos corredores turísticos, estableciéndose al menos tres circuitos turísticos dentro del pacífico sur de Costa Rica (ver Figura 2). En éstos sobresale nuevamente que las etnias indígenas y la ruralidad consituyen un corredor turístico para esta región que, dicho sea de paso, presenta indicadores económicos y sociales muy por debajo de la media nacional. Figura 2. Zonas de planificación y circuitos turísticos para el Pacífico Sur de Costa Rica (ICT, 2010). Queda reflejado cómo la ruralidad y más específicamente las etnias indígenas, con todos sus productos turísticos, podrían tener un papel preponderante en el establecimiento de un Modelo Territorial de Turismo para el Municipio de Buenos Aires, localizado en el sur de Costa Rica, y más específicamente para las comunidades indígenas de Rey Curré y Boruca. Localización geográfica del cantón de Buenos Aires El cantón de Buenos Aires es el cantón tercero de la provincia de Puntarenas en Costa Rica, cuenta con una extensión de 2.382,61 Kms² y se localiza en la hoja topográfica Talamanca, CR2CM-8 escala 1: 200.000. Según su división territorial administrativa, está conformado por 9 distritos, siendo los distritos de Buenos Aires, Boruca y Volcán los de mayor presencia de población. Figura 3. División territorial administrativa del cantón de Buenos Aires. Población El cantón de Buenos Aires está conformado por nueve distritos con un total de población en el año 2011 de 45.244 habitantes, población distribuida en urbana y rural predominando esta última con un 74% de la población total distribuida en los 9 distritos (INEC, 2011). DISTRITOS AREA (Kms² ) POBLACIÓN TOTAL 01 Buenos Aires 552.51 21.063 02 Potrero Grande 627.43 5.956 03 Bioley 208.34 2.455 04 Pilas 110.70 1.659 05 Boruca 138.03 3.074 06 Colinas 122.03 1.371 07 Changuena 272.88 2.631 08 Volcán 188.50 3.815 09 Brunka 163.80 3.220 Totales 2.384.22 45.244 Cuadro 1. Población y área del cantón según distritos (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, 2011) Población Indígena La mayor parte de la población indígena de Costa Rica se concentra en el cantón de Buenos Aires; una tercera parte de las resevas indígenas del país están ubicadas en este cantón, específicamente en los distritos de Buenos Aires, Potrero Grande y Boruca (ver Cuadro 2). En todos los pueblos existe la afluencia y presencia de turistas nacionales e internacionales, y sus artesanías, danzas y bailes tradicionales, comidas autóctonas, leyendas, plantas medicinales, entre otros, representan atractivos muy importantes dentro de la actividad turística en la región (Vargas Benavides, 2010; Vargas Pérez, 2005). Cuadro 2 Grupo Étnico Territorios Indígenas Teribes Térraba Cabécar Ujarrás Bruncas o Borucas Boruca, Curré Bribrís Salitre, Cabagra. Cuadro 2. Grupos étnicos y territorios indígenas del cantón Buenos Aires (Quirós, 2002). La Figura 4 muestra la ubicación geográfica de las reservas indígenas dentro del cantón de Buenos Aires. De relevancia para este trabajo es la ubicación del distrito de Boruca, en donde se ubican las reservas indígenas de Rey Curré y Boruca las cuales fueron seleccionadas para el estudio. Áreas indígenas del cantón de Buenos Aires. Figura 4. Reservas indígenas y áreas protegidas del Cantón de Buenos Aires Actividades económicas del cantón Desde la época de la colonización, la actividad económica ha estado conformada por actividades del sector primario (agrícola y ganadera) basada en los cultivos de arroz, frijoles, maíz y tubérculos,y una actividad ganadera que en la década de los 1960 llegó a ocupar un puesto significativo en la comercialización a nivel del país. La actividad piñera desarrollada por la compañía transnacional Del Monte y en los últimos 10 años la actividad turística han cobrado también un auge significativo en el cantón. Actividades culturales Para comprender la dinámica de la diversidad cultural (indígenas y no indígenas) en el cantón, se hace necesario mencionar que hay seis territorios indígenas, de etnias diferentes, lo cual hace que su estilo de vida, costumbres y tradiciones sean muy particulares entre cada una de la etnias y el resto de la población. En la gastronomía indígena predominan los productos elaborados a partir del maíz, arroz, tamal de masa, tamal asado, carne asada, arroz con leche, picadillos de papaya, palmito de palma real, pozol, frito, chicharrones. En artesanías, las semillas, raíces, árbol de balso y jícara, palma de pejibaye, zacate, hojas de palma real, cueros, algodón (hilos), entre otros, son materia prima que es la base para transformarlos en productos de uso cotidiano. Esta materia prima es también utilizada para la elaboración de productos ofertados a los visitantes en la región, toda vez que con ellos se elabora bisutería, esculturas, huacales, ranchos, tambores, arcos y flechas, bolsos, fajas, telas, pinturas, y las máscaras utilizadas para sus tradiciones. Distrito de Boruca Boruca es el distrito 05 del cantón de Buenos Aires, cuenta con una extensión territorial de 138.03 km2 y para el año 2011 según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), tenía una población aproximada de 3.074 habitantes. Entre sus principales caseríos sobresale Curré, Térraba y Boruca, comunidades en donde se desarrolla el tradicional Baile de los Diablitos (Vargas Benavides, 2010). El principal grupo étnico es el de Brunca o Boruca, dado que de los 3.074 habitantes reportados en el censo del año 2011, un total de 1.845 (60.01%) pertenecen a este grupo étnico, objeto de estudio de la presente investigación. POBLACION DEL DISTRITO DE BORUCA SEGÚN SEXO Y GRUPO ETNICO (con datos del censo 2011) Grupo étnico Hombre Mujer Total Bribrí 37 40 77 Brunca o Boruca 941 904 1,845 Cabécar 23 24 47 Chorotega 2 2 4 Huetar 2 1 3 Maleku o Guatuso 2 2 Ngöbe o Guaymí 2 1 3 Teribe o Térraba 77 54 131 De otro país 1 2 3 Ningún pueblo 22 22 44 Total 1,109 NSA : 915 1,050 2,159 3,074 Cuadro 3. Grupos étnicos de la población del distrito de Boruca (con base en estadísticas INEC, 2011). En el área de servicios cuenta con dos instituciones educativas (primaria y secundaria), servicio de transporte público, salud (EBAIS), comercio compuesto por pulperías, ventas de artesanías, servicios básicos como agua potable, alumbrado público, internet, red de caminos en condición de tierra y lastre. En el campo turístico a la fecha hay más de 6 sitios turísticos establecidos, donde sus principales atractivos que ofrecen como producto turístico son máscaras, arcos y flechas, tambores, chácaras, bolsos y huacales, atractivos naturales como cataratas, pozas, senderismo, miradores, observación de , entre otros, así como museos, manifestaciones culturales y folklore. Desde hace más de 20 años la presencia de turistas en las reservas indígenas de Rey Curré y Boruca se hizo cada vez más frecuente. Dichos turistas son procedencia tanto nacional como internacional y vistan estas reservas para la celebración del baile de los diablitos que se realiza en la Reserva de Boruca todos los 31 de diciembre y 01 - 02 de enero, y en la reserva de Rey Curré el 31 de enero y 01- 02 de febrero. No obstante, la visita a las comunidades permanece durante todo el año, con un increnento de grupos guiados de turistas extranjeros y un interés cada vez mayor de estudiantes y turistas nacionales que se han identificado con la cultura Boruca, principalmente através de las máscaras. En relación con la nacionalidad de los turistas extranjeros, en un principio eran básicamente estaunidenses (congruente con la visitación que tiene el país de esta nación), sin embargo, en los últimos años la presencia de turistas europeos (en su mayoría, Holandeses, Alemanes y Españoles) ha sido cada vez más recurrente. La permanencia de turistas en las reservas es relativamente muy corta (entre 4 y 8 horas), dado que la principal motivación de visitar a estas comunidades es conocer la cultura, las tradiciones, las comidas y en su mayoría a adquirir las tradicionales máscaras labradas en balsa o cedro y que son muy representativas de estas comunidades (ver Fotografía 1). Las principales actividades que desarrollan los turistas durante su estancia en las comunidades tienen una relación directa con el senderismo, visita a los talleres de artesanos, degustación de platillos tradicionales de las comunidades y observación de flora y fauna en las comunidades. Fotografía 1. Máscara Boruca ofertadas a los turistas. El territorio está conformado por una población con un alto sentido de pertenencia y arraigo hacia las tradiciones heredadas desde la colonia por sus antepasados. De ahí que eventos tradicionales como el Baile de los Diablitos se pueden considerar en la categoría de acontecimientos programados y en donde la utilización de las máscaras es una tradición que ha perdurado a lo largo del tiempo y han sido incorporadas a la actividad turística en la región y la comercialización dentro y fuera de la misma. Marco metodólogico La presente investigación fue de tipo exploratorio y tuvo como objetivo identificar los cambios en la producción artesanal de la máscara Boruca, Costa Rica, a partir de su mercantilización en el turismo. En cuanto a la metodología utilizada en la investigación, la misma utilizó un enfoque mixto, con una orientación cualitativa y cuantitativa simultáneamente. Para propósitos de este texto, sin embargo, se considera sólo la investigación de corte cualitativo. Considerando el valor que los métodos cualitativos tienen para explorar a profundidad los hechos sociales desde la experiencia misma de quienes los experimentan, se adoptó la entrevista a profundidad como técnica de investigación. Se diseñó principalmente una guía de entrevista; ésta fue dirigida a los artesanos y productores en las dos comunidades (Rey Curré y Boruca). El instrumento incorporó preguntas sobre su propia experiencia y procesos de fabricación y comercialización de las máscaras, así como la relación de esto con la actividad turística. En total se entrevistaron a 6 artesanos. Las entrevistas fueron audiograbadas para su posterior análisis. Principales resultados de la investigación En cuanto a los principales hallazgos obtenidos de las entrevistas, se encuentra el hecho de que la cantidad de artesanos que se dedican a esta actividad en la comunidad de Rey Curré es significativamente menor al que se dedica a la misma actividad en el pueblo de Boruca. En Rey Curré se distinguen básicamente 6 artesanos, quienes en conjunto con su clan familiar se dedican a la confección de máscaras tanto en balsa como en cedro, siendo una característica distintiva de estos artesanos el hecho de que son adultos, mayores de 50 años, contrario a lo que sucede en la reserva de Boruca en donde existen más de 200 artesanos dedicados a la elaboración de máscaras y en donde la mayoría de ellos son jóvenes entre los 15 y 30 años de edad. Tal diferencia debe sus razones a la mercantilización de la máscara elaborada en Boruca, en donde según lo investigado los jóvenes que se dedican a esta actividad lo hacen por que es el medio de generar ingresos económicos que menos esfuerzo físico significa y que más rédito les genera. De ahí se desprende una diferencia significativa entre las máscaras fabricadas en Rey Curré y las que se elaboran en Boruca, dado que las primeras son más tradicionales y las segundas más comerciales. La diferencia entre una máscara tradicional y una comercial (aunque las primeras también se comercializan) es el hecho de las motivaciones que se utilizan en los diseños; las máscaras tradicionales incorporan a plenitud la figura del diablo, con dientes expuestos o no, mientras que las máscaras más comerciales contienen elementos de la naturaleza, de ahí que se denominan ecológicas o ecodiablas cuando se combinan los diablos con la naturaleza. Las fotografias que se presentan a continuación muestran imágenes de los tres tipos de diseño de máscaras (ver Fotografías 2, 3 y 4). Fotografía 2. Máscara tradicional; Fotografía 3. Máscara ecodiabla; Fotografía 4. Máscara ecológica. Un hecho relevante de la investigación de campo en relación con la elaboración de las máscaras en ambas reservas indígenas es que los jóvenes artesanos de Boruca elaboran sus máscaras principalmente con motivos ecológicos y a algunas les incorporan diseños de indígenas mientras que los artesanos de Rey Curré fabrican en su mayoría máscaras de diablos, y en las ecodiablas siempre predominan o están presentes las figuras de los diablos, tal y como se puede observar en la Fotografía 5. Fotografía 5. Máscaras ecodiablas de la Reserva de Rey Curré. Estas dos concepciones de elaborar las máscaras tienen su motivo en la mercantilización que llevan consigo las máscaras de Boruca y en la concepción tradicional que tienen los artesanos de la reserva de Rey Curré. Uno de los artesanos mayores, quien es el único sobreviviente de los tres artesanos más antiguos de los Borucas, lo resume así, “en año nuevo vinieron unos diablos con máscaras de cartón, compradas en pulperías, y yo dije: ah no, eso ya no es tradición, ustedes pueden hacer las máscaras, les llamó la atenció, eran 12 niños que querían aprender a hacer máscaras y yo les enseñé… pero ellos ya incorporaron la naturaleza... el artista demuestra la naturaleza y su pintura... el significado ya no es el mismo” Sin embargo, en las entrevistas realizadas a los jóvenes artesanos, se logró disntiguir un aspecto de suma importancia; la mayoría de ellos participa en la festividad del baile de los diablitos o elabora máscaras para que sean jugadas. Ellos coindieron en que las máscaras destinadas para la comercialización son muy diferentes a las que elaboran para el baile de los diablitos, ya que éstas tienen un significado especial y su motivación principal no es la naturaleza, sino el diablo: “pasamos todo el año pensando qué vamos a hacer para el baile de los diablitos, nos pulimos con lo mejor, porque es para el baile y porque también hay turistas que llegan a comprar las mejores”. Este aspecto revela que aunque la parte cultural se mantiene, la misma sí ha sido influida por elementos de la comercialización hacia los turistas, de hecho en los talleres de artesanías de Rey Curré los artesanos conservan las máscaras que juegan en las festividades y elaboran réplicas si algún turista se interesa en uno de esos “tesoros”, como algunos les llaman, y no venden la máscara jugada porque dicen que tiene sudor, cansancio, fiesta, etc. Los jóvenes artesanos de Boruca no conservan estas máscaras, más bien las venden a un precio mayor por estar jugadas. Se visualiza aquí entonces una situación que puede ser contradictoria, los artesanos de Boruca no han perdido la tradición y conservan la cultura del baile y su significado. Sin embargo, la máscara jugada no tiene un sentido más allá de que es una mercancia que tiene un valor mayor por estar jugada, mientras que los pertenecientes a la comunidad de Rey Curré, conservan la mayoría de las máscaras que juegan por que les simbolizan algo más que una simple mercancía. Al respecto, un artesano de la reserva indígena de Rey Curré señaló que en cuanto a la diferencia entre las máscaras que se hacen para la venta a visitantes y las que se elaboran para el baile de los diablitos, “la diferiencia es que yo hago mi máscara a mi gusto, como yo quiero participar, participando con un tigre, jaguar. Para mí ese es mi gusto... [en cuanto a] las otras, los visitantes tienen una historia, una versión, poseen una foto y la traen a uno para se las trabajen”. Por otra parte, cuando a los artesanos de ambas reservas se les preguntó sobre la importancia de la elaboración y comercialización de las máscaras en su sostén familiar, el 100% coincidió en que es la única fuente de ingresos, sin embargo, también se reconoce que los indígenas abandoran el cultivo de la tierra y la sustituyeron como actividad económica por la producción de las máscaras. Para algunos de la comunidad, esto es un error debido a que: “Toda las familias viven de las máscaras, aquí viviamos de la agricultura, sembrar arroz, frijoles, maiz, plátanos todo se comía, desde que vino el arte ya nadie sembró más, malo, los dos a la par porque si no hay plata cómo comemos… aunque es bueno porque la agricultura ya no da pa’ comer, ya no vale nada” (artesano). Existen artesanos que, en comparación con otros, se han desarrollado más en el negocio de la comercialización de máscaras. Como ejemplo puede citarse el caso de uno de ellos quien ha logrado un contrato de comercialización con la cadena de tiendas de café Britt, y quien en temporada alta de comercialización (noviembre-marzo de cada año) ha llegado a generar un promedio de 6 millones de colones mensuales (aproximadamente $12.000 dólares estadunidenses). El mismo artesano, reportó, ha logrado establecer convenios con hoteles de la región en donde todos los fines de semana comercializa las máscaras de forma directa y en donde puede llegar a vender un fin de semana hasta $600 dólares. Conclusiones En los cambios que experimenta la cultura, debe tenerse presente que dichos cambios pueden representar una ventaja o una desventaja a la vez. De acuerdo con uno de los informantes, “el cambio de la vida de antes con lo que tenenos es enorme, la juventud va con lo moderno y tienen razon. Yo no voy mucho con lo moderno, tengo razón… yo viví otra vida diferente, yo me quedo con lo de antes, aunque lo moderno tiene beneficios, muchísimos”. Esto sugiere que lo cambios en la cultura pueden significar un beneficio para algunos mientras que pueden ser un costo para otros. El cambio en los procesos, usos y significados de las máscaras está asociado a la actividad turística, y posiblemente a otros medios de modernización en la cultura Boruca. La actividad turística ha exigido por un lado, y para algunos, la modificación de la producción artesanal para fines económicos y ha significado la sustitución de algunas actividades económicas. Para otros, sin embargo, aunque la comercialización de las máscaras significa una alternativa económica, el significado cultural parece tener una relevancia independiente a los cambios en las formas, materiales y procesos de producción. Para ellos, la mercantilización de su cultura material no representa necesariamente la mercantilización de los significados atribuidos a ésta. De cualquier manera, el cambio cultural, sea inducido por el turismo o por cualquier otro factor, es un hecho casi inevitable. Según testimonios de campo de esta investigación, el cambio cultural no sólo podría ser inevitbale sino incluso deseado por algunas comunidades, entre ellas las indígenas. La cultura frecuentemente se busca no ser afectada por los acontecimientos modernos en términos de tecnología y facilidades, se critica de sobremanera el cambio cultural en algunas comunidades, sobre todo indígenas, como pretendiendo que ellas queden rezagadas de las facilidades y comunidades del mundo moderno, sin querer comprender que ellas también tienen derecho a recibir los beneficios de la época moderna, de progresar y de mejorar su condición socioeconómica. Bibliografía Deitch, L. I. 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