Detrás de la máscara: impactos culturales del turismo en la

Transcripción

Detrás de la máscara: impactos culturales del turismo en la
Detrás de la máscara: impactos culturales del turismo en la artesanía Boruca
(Costa Rica)
Dr. J. Carlos Monterrubio
Universidad Autónoma del Estado de México, México
[email protected]
MBA. Melvin Bermúdez Elizondo
Universidad Nacional de Costa Rica, Costa Rica
[email protected]
Sociedad, cultura y turismo
Palabras clave: Impactos del turismo; artesanías; máscara; grupos indígenas; Boruca
Resumen
El turismo ha representado un agente importante de cambio cultural en las poblaciones
receptoras de muchos países. Este cambio se hace presente en manifestaciones
materiales e inmateriales de la cultura local y suelen significar un beneficio o un costo
para las poblaciones. Así, algunas expresiones culturales como la danza, las tradiciones y
las artesanías son transformadas a partir de su incorporación a la actividad turística.
En el caso de las artesanías, que representan una asociación profunda entre el espacio,
su gente y sus formas tradicionales de vida, el consumo turístico puede guiar a una
mercantilización de éstas. Dicha mercantilización tiende a exigir cambios no sólo en las
formas, materias primas, técnicas y herramientas de producción de las artesanías sino
también en el significado y el valor que éstas poseen para la cultura local. Estas
transformaciones, sin embargo, han carecido ampliamente de evidencia empírica que
permita especificar con mayor precisión los denominados impactos del turismo.
En este marco, la presente investigación tuvo como objetivo identificar los cambios en la
producción artesanal a partir de su mercantilización en el turismo. Esto se logró a partir
del análisis de “la máscara Boruca” -artesanía indígena del sur de Costa Rica. A partir de
metodologías cualitativas, específicamente entrevistas a profundidad, se encontró que las
máscaras como artesanía tradicional han requerido ser modificadas para su incorporación
a la comercialización turística; esta modificación se ha basado principalmente en la
agregación de elementos decorativos y representativos de la biodiversidad de Costa Rica,
elementos significativos para el turista pero inexistentes en la tradición original.
Estas máscaras “turistificadas” han representado un ingreso económico significativo para
las familias artesanas, pero en la percepción de algunos artesanos, dicha adecuación no
ha implicado necesariamente una comercialización de su cultura, o al menos de los
significados que la cultura tangible tiene para los grupos indígenas. Paralelamente a la
máscara comercializada turísticamente, los artesanos producen máscaras elaboradas de
manera tradicional para sus propios intereses culturales. Esto sugiere que, contrario a lo
que la literatura frecuentemente ha sugerido, la transformación de la cultura no es
necesariamente producto de un interés unidireccional del turismo, sino una estrategia de
sobrevivencia económica pero también cultural de las poblaciones locales.
Introducción
Costa Rica es un país diverso con gran riqueza en recursos físicos, naturales y con una
alta diversidad cultural. Esto ha provocado que en los últimos años los turistas a nivel
nacional e internacional vuelvan la mirada hacia esta diversidad cutural; sin embargo, las
poblaciones receptoras, particularmente sus costumbres, hábitos y tradiciones, se ven
impactadas de distintas formas y a distintas intensidades por esta expansión del turismo.
La historia que presenta Costa Rica, donde los antepasados han dejado un legado
histórico digno de considerarlo patrimonio cultural y en donde incluso recientemente las
esferas presentes en la zona sur del país han sido declaradas patrimonio de la
humanidad, compromete aún más al país a conservar los recursos y atractivos culturales
tangibles e intangibles. Particularmente exige estudiar las transformaciones en la cultura
de las poblaciones, entre ellas las indígenas, junto con sus tradiciones y otras
mainfestaciones
culturales,
que
son generadas
por
actividades
económicas
y
socioculturales como el turismo.
Este trabajo analiza cómo la presencia del turismo ha impactado de forma material e
inmaterial la cultura, tradicciones y hábitos de los pobladores de las reservas indígenas
de Boruca y Rey Curré, Costa Rica, a partir de las transformaciones de su producción
artesanal, las máscaras, que simbolizan en su forma más profunda la cultura pero a la vez
un medio económico para los Borucas, grupo étnico presente en ambas reservas
indígenas.
Antecedentes y justificación
Durante los últimos 20 años el gobierno de Costa Rica ha realizado una gran apuesta a la
promoción del turismo, principalmente aquel relacionado con los atractivos naturales de
excepcional belleza que posee
el país,
pero además y de
forma concomitante, el
turismo también ha abordado otras áreas, dentro de ellas el ámbito cultural y
específicamente aquél que se desarrolla en comunidades indígenas.
La presencia de turistas como agentes exógenos en las comunidades siempre
representará un elemento extraño en la cotidianidad de la población, pudiendo incluso
impactar en las costumbres y tradiciones, modificándola o alterando no sólo las formas
materiales de la cultura sino también el significado atribuida a éstas. A partir de este
elemento resulta de importancia determinar cómo las artesanías indígenas que se
fabrican en las reservas indígenas de Rey Curre y Boruca, ambas habitadas por
pobladores indígenas Borucas, han sido impactadas por la presencia continua de turistas,
ya no solo nacionales, sino también internacionales, que llegan con la motivación de
conocer los aspectos culturales de estas reservas, pero que de una u otra forma impactan
en distintos elementos de su cultura.
Las máscaras labradas en madera de balsa o cedro han acompañado a estas reservas
desde su misma existencia, situadas en cada hogar como un símbolo de su razón de ser
y utilizadas frecuentemente en el “Baile de los Diablitos”. Esta danza es practicada en
ambas reservas una vez al año y representa o recrea el enfrentamiento de los diablitos
(que representan a los indígenas) contra el toro (que representa la invasión española); la
fiesta involucra además la artesanía, la música y las comidas tradicionales de las
comunidades indígenas.
Según entrevista realizada al señor Nicanor Lázaro Morales, conocido como el “diablo
mayor”, y regogida en el Plan de Turismo del Pacífico Sur por el Instituto Costarricense
del Turismo, esta danza simboliza la lucha durante la conquista. “Los españoles
pretendían dominarnos y quitarnos nuestras riquezas, pero nosotros siempre hemos sido
un pueblo guerrero. Con dicho baile demostramos que defendemos nuestra cultura y que
nunca nos dejamos doblegar” (ICT 2010, p.23).
Los diablitos (indígenas) llevan sobre sí diversas máscaras labradas en balsa o cedro,
que representan una historia en sí misma, fabricadas por artesanos dedicados a tal labor
o por familias que las labran solo con el objetivo de que sean “jugadas” (exibidas) durante
el baile de los diablitos. Dada la creciente asistencia de turistas nacionales y sobre todo
extranjeros a esta manifestación cultural del pueblo Boruca, las máscaras se han ido
modificando con el pasar de los años, dado que las mismas son comercializadas de
forma inmediata. En los últimos tres años, por ejemplo, una extranjera radicada en el país
encarga y compra un gran número de las máscaras que se utilizan durante el baile de los
diablitos en la Reserva de Rey Curré y acude a la Reserva de Boruca con el objetivo de
adquirir las mejores, esto con el propósito de comercializarlas dentro del turismo
extranjero en el valle central. Para que las máscaras sean más atractivas para los
mercados, la extranjera solicita a los artesanos la inclusión de colores, figuras y otras
características que no son propias de estos pueblos indígenas, sino que son incorporadas
con el único sentido de variar la oferta a petición de los turistas.
Hoy en día, las máscaras de los pubelos indígenas son exibidas en tiendas de souvenir,
en los aeropuertos y en negocios visitados por los turistas y en donde el precio final al
turista bien puede triplicar el precio que se le paga a los artesanos indígenas que las
labraron. Esto no implica necesariamente un sentido de historia y pertinencia, sino más
bien una mercancía a ofertar y adquirir. Ante esta situación, y en el marco del estudio de
los impactos socioculturales del turismo, el análisis de los cambios que la producción de
estas máscaras así como los significados atribuidos a éstas por parte de los pobladores
Borucas representa una necesidad de investigación.
Marco Téorico
El turismo ha sido ampliamente reportado como un agente de cambio en las poblaciones
receptoras (ver por ejemplo Hall y Lew, 2009; Mason, 2003; Ryan, 2003; Wall y
Mathieson, 2006). El turismo es una actividad económica, sociocultural y medioambiental,
principalmente, que lleva consigo implicaciones en el entorno de las sociedades que
habitan en los destinos, y también en quienes no, aunque en éstos últimos dichas
implicaciones han sido muy poco estudiadas (Stronza, 2001). Por ello, el turismo puede
representar un beneficio o un costo en cualquiera de estas dimensiones para aquéllos que
participan en él.
Así, los beneficios económicos del turismo se han reportado en cuanto a su contribución
al equilibrio de la balanza de pagos, al Producto Nacional Bruto (PNB), a la creación de
empleo, a la activación de la actividad empresarial, al aumento y distribución de la renta,
entre otros. Sin embargo, sus costos pueden reflejarse en posibilidades de inflación,
disminución de la demanda de bienes y servicios locales, distorsiones en la economía
local, por mecionar sólo algunos (OMT, 1998).
En cuanto a sus implicaciones ambientales, el turismo juega también un papel importante
de cambio. De acuerdo con Mason (2003), los impactos positivos del turismo en el
medioambiente pueden manifestarse en el estímulo a las medidas de protección del
entorno (flora y fauna), en la promoción de Parques Nacionales y áreas protegidas y en la
preservación de monumentos y sitios históricos y de valor patrimonial. Asimismo, sin
embargo, el turismo puede tener implicaciones negativas en cuanto a, por ejemplo, la
generación de basura, hacinamiento en espacios públicos, contaminación del agua,
erosión de los suelos, daño a los ecosistemas, entre otros.
Los impactos del turismo en su dimensión sociocultural han sido también reportados. “Los
impacto sociales y culturales del turismo son las formas en que el turismo contribuye a los
cambios en los sistemas de valores, comportamiento individual, relaciones familiares,
estilos de vida colectiva, moral, expresiones creativas, ceremonias tradicionales y
organización comunitaria” (Haralambopoulos y Pizam, 1996, pág. 503). En su dimensión
social, el turismo puede contribuir a mejorar la infraestructura, incrementar las opciones
de recreación y servicios públicos para la comunidad; asimismo, puede jugar un papel
importante en el incremento del tránsito vehicular, sobre todo en temporadas altas, la
delincuencia, el comercio y el consumo de alcohol y drogas, entre otros (Monterrubio,
2013). Ciertamente estos cambios se experimentarán de manera distinta dependiendo el
destino y otras características como las condiciones socioeconómicas y culturales de los
destinos. A nivel cultural, el efecto demostración, la mercantilización de la cultura local, la
autenticidad y las tradiciones pueden modificarse como consecuencia de la intervención
del turismo (Reisinger, 2009).
De interés especial para efectos de esta investigación es el abordaje de los impactos del
turismo en las manifestaciones culturales, particularmente en las artesanías. Las
artesanías pueden definirse como “productos tangibles e intangibles que reflejan el
patrimonio cultural y las tradiciones de un país, una región o una comunidad local”
(McKercher, 2008: pág. 18). Sin embargo, para los turistas, las artesanías pueden tener
otro significado; son elementos de remembranza de los turistas acerca de sus propias
experiencias vividas. Por ello las artesanías tienen significados distintos, según el interés
de los actores, principalmente turistas y residentes. En atención a dichos intereses,
apunta McKercher (2008), debe realizarse una disintinción entre las artesanías producidas
para el consumo y uso local y las producidas para los turistas. Respecto de estas últimas,
la comercialización de las artesanías exige comúnmente algún tipo de adptación del
producto original a los intereses de los turistas como consumidores. Estas adaptaciones
pueden guiar a un cambio quizas desfavorable no sólo en el producto tangible sino
también en sus componentes intangibles, tales como el significado original atribuido a las
mismas, o pueden representar un beneficio en la preservación de la cultura, tal como ha
sido evidenciado empíricamente (Deitch, 1989).
Marco Referencial
El Plan de Turismo actual para el Pacífico Sur de Costa Rica sugiere establecer una alta
integración entre los distintos atractivos turísticos que dispone la zona, tal y como se
muestra en la Figura 1. Entre ellos se muestra cómo los territorios indígenas son
considerados por primera vez dentro de los ejes de desarrollo a impulsar.
Figura 1. Plan de Turismo para el Pacífico Sur (ICT, 2010).
Dentro del plan se identifican algunos centros de desarrollo turístico con sus respectivos
corredores turísticos, estableciéndose al menos tres circuitos turísticos dentro del pacífico
sur de Costa Rica (ver Figura 2). En éstos sobresale nuevamente que las etnias indígenas
y la ruralidad consituyen un corredor turístico para esta región que, dicho sea de paso,
presenta indicadores económicos y sociales muy por debajo de la media nacional.
Figura 2. Zonas de planificación y circuitos turísticos para el Pacífico Sur de Costa Rica
(ICT, 2010).
Queda reflejado cómo la ruralidad y más específicamente las etnias indígenas, con todos
sus productos turísticos, podrían tener un papel preponderante en el establecimiento de
un Modelo Territorial de Turismo para el Municipio de Buenos Aires, localizado en el sur
de Costa Rica, y más específicamente para las comunidades indígenas de Rey Curré y
Boruca.
Localización geográfica del cantón de Buenos Aires
El cantón de Buenos Aires es el cantón tercero de la provincia de Puntarenas en Costa
Rica, cuenta con una extensión de 2.382,61 Kms² y se localiza en la hoja topográfica
Talamanca, CR2CM-8 escala 1: 200.000. Según su división territorial administrativa, está
conformado por 9 distritos, siendo los distritos de Buenos Aires, Boruca y Volcán los de
mayor presencia de población.
Figura 3. División territorial administrativa del cantón de Buenos Aires.
Población
El cantón de Buenos Aires está conformado por nueve distritos con un total de población
en el año 2011 de 45.244 habitantes, población distribuida en urbana y rural
predominando esta última con un 74% de la población total distribuida en los 9 distritos
(INEC, 2011).
DISTRITOS
AREA (Kms² ) POBLACIÓN TOTAL
01 Buenos Aires
552.51
21.063
02 Potrero Grande 627.43
5.956
03 Bioley
208.34
2.455
04 Pilas
110.70
1.659
05 Boruca
138.03
3.074
06 Colinas
122.03
1.371
07 Changuena
272.88
2.631
08 Volcán
188.50
3.815
09 Brunka
163.80
3.220
Totales
2.384.22
45.244
Cuadro 1. Población y área del cantón según distritos (Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos, 2011)
Población Indígena
La mayor parte de la población indígena de Costa Rica se concentra en el cantón de
Buenos Aires; una tercera parte de las resevas indígenas del país están ubicadas en este
cantón, específicamente en los distritos de Buenos Aires, Potrero Grande y Boruca (ver
Cuadro 2). En todos los pueblos existe la afluencia y presencia de turistas nacionales e
internacionales, y sus artesanías, danzas y bailes tradicionales, comidas autóctonas,
leyendas, plantas medicinales, entre otros, representan atractivos muy importantes dentro
de la actividad turística en la región (Vargas Benavides, 2010; Vargas Pérez, 2005).
Cuadro 2
Grupo Étnico
Territorios Indígenas
Teribes
Térraba
Cabécar
Ujarrás
Bruncas o Borucas
Boruca, Curré
Bribrís
Salitre, Cabagra.
Cuadro 2. Grupos étnicos y territorios indígenas del cantón Buenos Aires (Quirós, 2002).
La Figura 4 muestra la ubicación geográfica de las reservas indígenas dentro del cantón
de Buenos Aires. De relevancia para este trabajo es la ubicación del distrito de Boruca, en
donde se ubican las reservas indígenas de Rey Curré y Boruca las cuales fueron
seleccionadas para el estudio.
Áreas indígenas del cantón de Buenos Aires.
Figura 4. Reservas indígenas y áreas protegidas del Cantón de Buenos Aires
Actividades económicas del cantón
Desde la época de la colonización, la actividad económica ha estado conformada por
actividades del sector primario (agrícola y ganadera) basada en los cultivos de arroz,
frijoles, maíz y tubérculos,y una actividad ganadera que en la década de los 1960 llegó a
ocupar un puesto significativo en la comercialización a nivel del país. La actividad piñera
desarrollada por la compañía transnacional Del Monte y en los últimos 10 años la
actividad turística han cobrado también un auge significativo en el cantón.
Actividades culturales
Para comprender la dinámica de la diversidad cultural (indígenas y no indígenas) en el
cantón, se hace necesario mencionar que hay seis territorios indígenas, de etnias
diferentes, lo cual hace que su estilo de vida, costumbres y tradiciones sean muy
particulares entre cada una de la etnias y el resto de la población.
En la gastronomía indígena predominan los productos elaborados a partir del maíz,
arroz, tamal de masa, tamal asado, carne asada, arroz con leche, picadillos de papaya,
palmito de palma real, pozol, frito, chicharrones. En artesanías, las semillas, raíces, árbol
de balso y jícara, palma de pejibaye, zacate, hojas de palma real, cueros, algodón (hilos),
entre otros, son materia prima que es la base para transformarlos en productos de uso
cotidiano. Esta materia prima es también utilizada para la elaboración de productos
ofertados a los visitantes en la región, toda vez que con ellos se elabora bisutería,
esculturas, huacales, ranchos, tambores, arcos y flechas, bolsos, fajas, telas, pinturas, y
las máscaras utilizadas para sus tradiciones.
Distrito de Boruca
Boruca es el distrito 05 del cantón de Buenos Aires, cuenta con una extensión territorial
de 138.03 km2 y para el año 2011 según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
(INEC), tenía una población aproximada de 3.074 habitantes. Entre sus principales
caseríos sobresale Curré, Térraba y Boruca, comunidades en donde se desarrolla el
tradicional Baile de los Diablitos (Vargas Benavides, 2010). El principal grupo étnico es el
de Brunca o Boruca, dado que de los 3.074 habitantes reportados en el censo del año
2011, un total de 1.845 (60.01%) pertenecen a este grupo étnico, objeto de estudio de la
presente investigación.
POBLACION DEL DISTRITO DE BORUCA
SEGÚN SEXO Y GRUPO ETNICO
(con datos del censo 2011)
Grupo étnico
Hombre
Mujer
Total
Bribrí
37
40
77
Brunca o Boruca
941
904
1,845
Cabécar
23
24
47
Chorotega
2
2
4
Huetar
2
1
3
Maleku o Guatuso
2 2
Ngöbe o Guaymí
2
1
3
Teribe o Térraba
77
54
131
De otro país
1
2
3
Ningún pueblo
22
22
44
Total
1,109
NSA :
915
1,050
2,159
3,074
Cuadro 3. Grupos étnicos de la población del distrito de Boruca (con base
en estadísticas INEC, 2011).
En el área de servicios cuenta con dos instituciones educativas (primaria y secundaria),
servicio de transporte público, salud (EBAIS), comercio compuesto por pulperías, ventas
de artesanías, servicios básicos como agua potable, alumbrado público, internet, red de
caminos en condición de tierra y lastre.
En el campo turístico a la fecha hay más de 6 sitios turísticos establecidos, donde sus
principales atractivos que ofrecen como producto turístico son máscaras, arcos y flechas,
tambores, chácaras, bolsos y huacales, atractivos naturales como cataratas, pozas,
senderismo, miradores, observación de , entre otros, así como museos, manifestaciones
culturales y folklore.
Desde hace más de 20 años la presencia de turistas en las reservas indígenas de Rey
Curré y Boruca se hizo cada vez más frecuente. Dichos turistas son procedencia tanto
nacional como internacional y vistan estas reservas para la celebración del baile de los
diablitos que se realiza en la Reserva de Boruca todos los 31 de diciembre y 01 - 02 de
enero, y en la reserva de Rey Curré el 31 de enero y 01- 02 de febrero. No obstante, la
visita a las comunidades permanece durante todo el año, con un increnento de grupos
guiados de turistas extranjeros y un interés cada vez mayor de estudiantes y turistas
nacionales que se han identificado con la cultura Boruca, principalmente através de las
máscaras.
En relación con la nacionalidad de los turistas extranjeros, en un principio eran
básicamente estaunidenses (congruente con la visitación que tiene el país de esta
nación), sin embargo, en los últimos años la presencia de turistas europeos (en su
mayoría, Holandeses, Alemanes y Españoles) ha sido cada vez más recurrente.
La permanencia de turistas en las reservas es relativamente muy corta (entre 4 y 8 horas),
dado que la principal motivación de visitar a estas comunidades es conocer la cultura, las
tradiciones, las comidas y en su mayoría a adquirir las tradicionales máscaras labradas en
balsa o cedro y que son muy representativas de estas comunidades (ver Fotografía 1).
Las principales actividades que desarrollan los turistas durante su estancia en las
comunidades tienen una relación directa con el senderismo, visita a los talleres de
artesanos, degustación de platillos tradicionales de las comunidades y observación de
flora y fauna en las comunidades.
Fotografía 1. Máscara Boruca ofertadas a los turistas.
El territorio está conformado por una población con un alto sentido de pertenencia y
arraigo hacia las tradiciones heredadas desde la colonia por sus antepasados. De ahí que
eventos tradicionales como el Baile de los Diablitos se pueden considerar en la categoría
de acontecimientos programados y en donde la utilización de las máscaras es una
tradición que ha perdurado a lo largo del tiempo y han sido incorporadas a la actividad
turística en la región y la comercialización dentro y fuera de la misma.
Marco metodólogico
La presente investigación fue de tipo exploratorio y tuvo como objetivo identificar los
cambios en la producción artesanal de la máscara Boruca, Costa Rica, a partir de su
mercantilización en el turismo. En cuanto a la metodología utilizada en la investigación,
la misma utilizó un enfoque mixto, con una orientación cualitativa y cuantitativa
simultáneamente. Para propósitos de este texto, sin embargo, se considera sólo la
investigación de corte cualitativo. Considerando el valor que los métodos cualitativos
tienen para explorar a profundidad los hechos sociales desde la experiencia misma de
quienes los experimentan, se adoptó la entrevista
a profundidad como técnica de
investigación. Se diseñó principalmente una guía de entrevista; ésta fue dirigida a los
artesanos y productores en las dos comunidades (Rey Curré y Boruca). El instrumento
incorporó preguntas sobre su propia experiencia y procesos de fabricación y
comercialización de las máscaras, así como la relación de esto con la actividad turística.
En total se entrevistaron a 6 artesanos. Las entrevistas fueron audiograbadas para su
posterior análisis.
Principales resultados de la investigación
En cuanto a los principales hallazgos obtenidos de las entrevistas, se encuentra el hecho
de que la cantidad de artesanos que se dedican a esta actividad en la comunidad de Rey
Curré es significativamente menor al que se dedica a la misma actividad en el pueblo de
Boruca. En Rey Curré se distinguen básicamente 6 artesanos, quienes en conjunto con su
clan familiar se dedican a la confección de máscaras tanto en balsa como en cedro,
siendo una característica distintiva de estos artesanos el hecho de que son adultos,
mayores de 50 años, contrario a lo que sucede en la reserva de Boruca en donde existen
más de 200 artesanos dedicados a la elaboración de máscaras y en donde la mayoría de
ellos son jóvenes entre los 15 y 30 años de edad.
Tal diferencia debe sus razones a la mercantilización de la máscara elaborada en Boruca,
en donde según lo investigado los jóvenes que se dedican a esta actividad lo hacen por
que es el medio de generar ingresos económicos que menos esfuerzo físico significa y
que más rédito les genera. De ahí se desprende una diferencia significativa entre las
máscaras fabricadas en Rey Curré y las que se elaboran en Boruca, dado que las
primeras son más tradicionales y las segundas más comerciales.
La diferencia entre una máscara tradicional y una comercial (aunque las primeras también
se comercializan) es el hecho de las motivaciones que se utilizan en los diseños; las
máscaras tradicionales incorporan a plenitud la figura del diablo, con dientes expuestos o
no, mientras que las máscaras más comerciales contienen elementos de la naturaleza, de
ahí que se denominan ecológicas o ecodiablas cuando se combinan los diablos con la
naturaleza. Las fotografias que se presentan a continuación muestran imágenes de los
tres tipos de diseño de máscaras (ver Fotografías 2, 3 y 4).
Fotografía 2. Máscara tradicional; Fotografía 3. Máscara ecodiabla; Fotografía 4. Máscara
ecológica.
Un hecho relevante de la investigación de campo en relación con la elaboración de las
máscaras en ambas reservas indígenas es que los jóvenes artesanos de Boruca
elaboran sus máscaras principalmente con motivos ecológicos y a algunas les incorporan
diseños de indígenas mientras que los artesanos de Rey Curré fabrican en su mayoría
máscaras de diablos, y en las ecodiablas siempre predominan o están presentes las
figuras de los diablos, tal y como se puede observar en la Fotografía 5.
Fotografía 5. Máscaras ecodiablas de la Reserva de Rey Curré.
Estas dos concepciones de elaborar las máscaras tienen su motivo en la mercantilización
que llevan consigo las máscaras de Boruca y en la concepción tradicional que tienen los
artesanos de la reserva de Rey Curré. Uno de los artesanos mayores, quien es el único
sobreviviente de los tres artesanos más antiguos de los Borucas, lo resume así,
“en año nuevo vinieron unos diablos con máscaras de cartón, compradas en
pulperías, y yo dije: ah no, eso ya no es tradición, ustedes pueden hacer las
máscaras, les llamó la atenció, eran 12 niños que querían aprender a hacer
máscaras y yo les enseñé… pero ellos ya incorporaron la naturaleza... el artista
demuestra la naturaleza y su pintura... el significado ya no es el mismo”
Sin embargo, en las entrevistas realizadas a los jóvenes artesanos, se logró disntiguir un
aspecto de suma importancia; la mayoría de ellos participa en la festividad del baile de los
diablitos o elabora máscaras para que sean jugadas. Ellos coindieron en que las
máscaras destinadas para la comercialización son muy diferentes a las que elaboran para
el baile de los diablitos, ya que éstas tienen un significado especial y su motivación
principal no es la naturaleza, sino el diablo:
“pasamos todo el año pensando qué vamos a hacer para el baile de los diablitos,
nos pulimos con lo mejor, porque es para el baile y porque también hay turistas
que llegan a comprar las mejores”.
Este aspecto revela que aunque la parte cultural se mantiene, la misma sí ha sido influida
por elementos de la comercialización hacia los turistas, de hecho en los talleres de
artesanías de Rey Curré los artesanos conservan las máscaras que juegan en las
festividades y elaboran réplicas si algún turista se interesa en uno de esos “tesoros”,
como algunos les llaman, y no venden la máscara jugada porque dicen que tiene sudor,
cansancio, fiesta, etc. Los jóvenes artesanos de Boruca no conservan estas máscaras,
más bien las venden a un precio mayor por estar jugadas.
Se visualiza aquí entonces una situación que puede ser contradictoria, los artesanos de
Boruca no han perdido la tradición y conservan la cultura del baile y su significado. Sin
embargo, la máscara jugada no tiene un sentido más allá de que es una mercancia que
tiene un valor mayor por estar jugada, mientras que los pertenecientes a la comunidad de
Rey Curré, conservan la mayoría de las máscaras que juegan por que les simbolizan algo
más que una simple mercancía.
Al respecto, un artesano de la reserva indígena de Rey Curré señaló que en cuanto a la
diferencia entre las máscaras que se hacen para la venta a visitantes y las que se
elaboran para el baile de los diablitos,
“la diferiencia es que yo hago mi máscara a mi gusto, como yo quiero participar,
participando con un tigre, jaguar. Para mí ese es mi gusto... [en cuanto a] las otras,
los visitantes tienen una historia, una versión, poseen una foto y la traen a uno
para se las trabajen”.
Por otra parte, cuando a los artesanos de ambas reservas se les preguntó sobre la
importancia de la elaboración y comercialización de las máscaras en su sostén familiar, el
100% coincidió en que es la única fuente de ingresos, sin embargo, también se reconoce
que los indígenas abandoran el cultivo de la tierra y la sustituyeron como actividad
económica por la producción de las máscaras. Para algunos de la comunidad, esto es un
error debido a que:
“Toda las familias viven de las máscaras, aquí viviamos de la agricultura, sembrar
arroz, frijoles, maiz, plátanos todo se comía, desde que vino el arte ya nadie
sembró más, malo, los dos a la par porque si no hay plata cómo comemos…
aunque es bueno porque la agricultura ya no da pa’ comer, ya no vale nada”
(artesano).
Existen artesanos que, en comparación con otros, se han desarrollado más en el negocio
de la comercialización de máscaras. Como ejemplo puede citarse el caso de uno de ellos
quien ha logrado un contrato de comercialización con la cadena de tiendas de café Britt, y
quien en temporada alta de comercialización (noviembre-marzo de cada año) ha llegado a
generar un promedio de 6 millones de colones mensuales (aproximadamente $12.000
dólares estadunidenses). El mismo artesano, reportó, ha logrado establecer convenios
con hoteles de la región en donde todos los fines de semana comercializa las máscaras
de forma directa y en donde puede llegar a vender un fin de semana hasta $600 dólares.
Conclusiones
En los cambios que experimenta la cultura, debe tenerse presente que dichos cambios
pueden representar una ventaja o una desventaja a la vez. De acuerdo con uno de los
informantes, “el cambio de la vida de antes con lo que tenenos es enorme, la juventud va
con lo moderno y tienen razon. Yo no voy mucho con lo moderno, tengo razón… yo viví
otra vida diferente, yo me quedo con lo de antes, aunque lo moderno tiene beneficios,
muchísimos”. Esto sugiere que lo cambios en la cultura pueden significar un beneficio
para algunos mientras que pueden ser un costo para otros.
El cambio en los procesos, usos y significados de las máscaras está asociado a la
actividad turística, y posiblemente a otros medios de modernización en la cultura Boruca.
La actividad turística ha exigido por un lado, y para algunos, la modificación de la
producción artesanal para fines económicos y ha significado la sustitución de algunas
actividades económicas. Para otros, sin embargo, aunque la comercialización de las
máscaras significa una alternativa económica, el significado cultural parece tener una
relevancia independiente a los cambios en las formas, materiales y procesos de
producción. Para ellos, la mercantilización de su cultura material no representa
necesariamente la mercantilización de los significados atribuidos a ésta.
De cualquier manera, el cambio cultural, sea inducido por el turismo o por cualquier otro
factor, es un hecho casi inevitable. Según testimonios de campo de esta investigación, el
cambio cultural no sólo podría ser inevitbale sino incluso deseado por algunas
comunidades, entre ellas las indígenas. La cultura frecuentemente se busca no ser
afectada por los acontecimientos modernos en términos de tecnología y facilidades, se
critica de sobremanera el cambio cultural en algunas comunidades, sobre todo indígenas,
como pretendiendo que ellas queden rezagadas de las facilidades y comunidades del
mundo moderno, sin querer comprender que ellas también tienen derecho a recibir los
beneficios de la época moderna, de progresar y de mejorar su condición socioeconómica.
Bibliografía
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