Modificaciones producidas a largo plazo en nosotros como

Modificaciones producidas a largo plazo en
nosotros como consecuencia de la
actividad física.
Luego de una actividad física sistemática, constante y frecuente, se producen en nosotros algunas modificaciones que quizá no sean perceptibles,
ya que son graduales y a largo plazo.
3.
Mejora la postura, es decir que,
al tener la musculatura en mejor
estado, adoptamos una postura
más estable y más erguida. Esto
redunda en disminución de algunos dolores de espalda que están
asociados al debilitamiento muscular, principalmente de grupos
musculares de la espalda y del
abdomen.
4.
Se percibe un estado general
más saludable, estamos con más
energía, nos sentimos bien. Esto
hace que estemos de buen
humor, siempre dispuestos a actuar, de buen ánimo. Esto tiene directa relación con el sistema endócrino, es decir, en la actividad
física se producen cambios a nivel
hormonal y esto es importante
debido a que las hormonas regulan el funcionamiento orgánico para que todo funcione correctamente y nos hace más fuertes frente a
las posibles enfermedades.
5.
Disminuye la ansiedad. Cuando
tenemos muchas cosas que no
hemos podido resolver, que
hemos tenido que postergar, cosas que no nos han salido bien,
nos molesta, y aunque no nos
demos cuenta, esto va acumulando tensiones y nos vamos poniendo irritables, de mal humor. A
esto se le llama stress. La actividad física nos puede ayudar a
descargar esas tensiones, es como si un globo estuviera por reventar y dejamos escapar un poco
de aire. Esto puede ayudarnos a
cambiar el humor, tener un mejor
vínculo con los demás.
Veamos algunas de ellas:
1.
2.
Ya no nos agotamos tan fácilmente como al principio, soportamos
mejor el esfuerzo y esto hace que
disfrutemos más la actividad física. Esto es debido a varias razones: Nuestro sistema circulatorio funciona mejor, nuestro corazón está más capacitado y bombea mayor cantidad de sangre en
cada latido y con más fuerza.
Nuestro sistema respiratorio
también funciona mejor, tenemos
mayor capacidad respiratoria, en
cada inspiración el volumen de aire que entra a los pulmones es
mayor y el intercambio gaseoso
es más eficiente. Nuestra musculatura está más capacitada para
resistir el esfuerzo y los movimientos son más precisos y más amplios. Al mejorar la técnica de los
movimientos se ahorra energía ya
que se realizan con menor esfuerzo y mayor eficacia.
Mejora la relación entre tejido
magro y tejido graso, es decir que
aumenta la masa muscular y disminuye la grasa corporal. Esto,
además de generarnos una sensación de bienestar, disminuye los
factores de riesgo de algunas enfermedades que pueden aparecer
cuando seamos adultos y que están vinculadas al sobrepeso, como la aterosclerosis o la diabetes.
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7.
Podemos disfrutar mucho más de
las actividades, tenemos un mejor
desempeño, las cosas nos salen
bien, podemos resolver situaciones
nuevas, obtenemos resultados (podemos meter un gol, hacer una jugada, dar un buen pase, ejecutar un
movimiento preciso, realizar actividades de larga duración sin agotarnos). Esto genera mayor confianza
en nosotros mismos y enriquece
nuestras posibilidades, aumenta la
variedad de actividades que podemos realizar en nuestro tiempo libre. Esto también contribuye a que
seamos personas saludables, ya
que la buena salud no está solo relacionada con la ausencia de enfermedades sino con un estado general de bienestar.
6.
Mejoramos la comunicación con
los demás. No es fácil relacionarse con los demás, formar parte de
un grupo, eso se aprende y no de
un día para el otro. Hay que
aprender a postergar algunas necesidades personales en beneficio
de todos. A veces queremos
hacer cosas que los demás no
pueden o no quieren y hay cosas
que solo las podemos hacer en
grupo y para ello tenemos que
ponernos de acuerdo. A veces
perjudicamos el funcionamiento
de una actividad porque nos interesa otra cosa o tenemos un capricho y nos irritamos cuando se nos
reprocha. A veces pasamos inadvertidos y nos sentimos mal porque creemos que el grupo no nos
considera importantes. Situaciones como estas vamos a tener
que aprender a resolver positivamente y eso, con el tiempo, nos
hará mejores personas.
Fuentes consultadas:
MOREHOUSE, L., MILLER, A. (1983), “Fisiología del ejercicio”, Buenos Aires, Ed. El Ateneo.
HERNÁNDEZ, J., MARTÍNEZ, V. (1996), “Educación Física. ESO. 1er. ciclo. Libro de texto del alumno”, Barcelona,
Ed. Paidotribo.
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