Competencias Laborales de un Facilitador Lo

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capacita #25
Competencias Laborales
de un Facilitador
Lo que hay que tener
¿
Qué hace un facilitador?, ¿es una moda? Aquí analizamos esas competencias laborales
que resultan indispensables si desea desempeñarse en el cargo o bien si tiene que
contratar uno. Además, reflexionar acerca de esas habilidades nos permite pensar un
poco más el verdadero rol del facilitador en la formación de adultos.
CAPACITA NOVIEMBRE DICIEMBRE 2012
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capacita #25
En la actualidad, es común encontrar que en diferentes
bolsas de trabajo se solicitan facilitadores o bien que se
ofrecen profesionales que están a punto de prometer que
lo que toquen se volverá oro. Ante este auge las preguntas
empiezan a surgir por todos lados ¿qué hace un facilitador?,
¿ser facilitador es tarea sencilla?, ¿cualquiera que lo desee
puede ser facilitador?, ¿estamos hablando de una moda?
Por Marivel Monroy
Sentemos aquí las bases de lo que entendemos por función
del facilitador, según lo expresado en el Manual de Facilitación
para la educación en derechos humanos de Amnistía
Internacional : “La función del facilitador es crear y mantener
un entorno de aprendizaje positivo y saludable de confianza
y franqueza en el que todas las personas participantes se
sientan seguras de sí mismas y estén dispuestas a compartir
experiencias, hablar con sinceridad y aprender juntas y en el
que se respeten las diferencias de opinión”.
Solamente algunas preguntas
Quizás usted es una persona que siente vocación por la
enseñanza y quiera probar suerte como facilitador o tal vez
esté en la encrucijada de tener que contratar al mejor para
su organización, para que pueda hacer una elección correcta
le brindamos esas competencias fundamentales que todo
buen facilitador posee.
1. Liderazgo: un buen líder guía a las personas y logra su
confianza. El facilitador ha de ser referente para aceptar
que no se trata de enseñar sino de conseguir que la otra
persona pueda aprender. Corriéndose del foco se puede
entender que en la formación de adultos se los debe
hacer participes y formadores de los objetivos, así como
también es importante que los conceptos estén ligados
a su realidad laboral o del ámbito en cuestión. Hablar de
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liderazgo es aceptar la filosofía de que todos sean guías
también.
Coach: como todos sabemos los adultos, además de
seres autónomos y autodirigidos, tienen la particularidad
de que a lo largo de su vida han ganado experiencias,
valores, creencias y opiniones que los han ido moldeando.
Por estos motivos es que el facilitador ha de ser coach
del equipo, para saber en qué momento decirle qué a
cada participante trabajando ese potencial que cada uno
posee.
Comunicación: la tarea del formador es lograr un
ambiente en el que todos puedan hablar un mismo
lenguaje (cualquiera sea el utilizado) y en el que nadie
tenga miedo o vergüenza para manifestar sus opiniones,
dudas e inquietudes. El lenguaje ha de ser claro y
directo. Uno de los aspectos a tener en cuenta y trabajar
fuertemente es la escucha activa por parte del facilitador
y también de las personas involucradas, sólo así se
puede lograr confianza y conectar con lo que al otro le
pasa o siente.
Motivador: un verdadero líder encuentra eso que lo
alienta a seguir y a hacer las cosas con gran entusiasmo,
lo mismo hace con la gente que lo rodea. Recordemos
que en la formación de adultos hay que hacerlos participes
activos y no simple receptores de conceptos. Partiendo
de esa premisa es que el facilitador debe lograr que
cada uno pueda trabajar de acuerdo a sus expectativas y
tiempos sin sentirse la sombra de terceros o que se está
jugando su futuro en cada espacio de formación.
Tolerancia: es más importante el proceso que los
resultados. Esta concepción es esencial porque hace
referencia al proceso de crecimiento de las personas
involucradas que no necesariamente se verá plasmado
en un resultado cuantificable. Junto con el liderazgo,
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ambos aspectos han de llevar a los participantes a poder
y querer estar mejor de lo que se encuentran en ese
momento.
6. Versatilidad: así como no hay dos personas iguales,
tampoco hay dos grupos iguales. Sin embargo, el facilitador
tiene que alcanzar sus objetivos con cada participante
por igual. Cada grupo de formación es diferente al resto
y cada uno es heterogéneo en su conformación, por tal
motivo el facilitador tiene que ser creativo, dinámico, debe
saber adaptarse a cada situación con las herramientas
que tenga disponibles y con aquellas que han de brotar
de su imaginación. El facilitador que cree que su tarea es
rutinaria está haciendo mal su trabajo.
7. Honestidad: Por lo mismo que decíamos al comienzo que
hay una constante demanda de facilitadores es que se
debe ser íntegros consigo mismo para poder reconocer
las propias limitaciones que, de no ser aceptadas, sólo
llevarán a rotundos fracasos y un descredito para el
facilitador. Es preferible que todo buen facilitador posea
una red de colegas con los cuales pueda trabajar en
diferentes áreas si no desea que ninguna oportunidad se
le escape.
Verdad de Perogrullo
Hemos pasado por alto el aspecto que hace a la formación
profesional que todo facilitador debe poseer, espero no se
me critique por ello sino que entienda estimado lector que lo
he considerado una verdad de Perogrullo.
Para reflexionar al respecto cito una frase de Confucio que,
a mi entender, debe guiar cada comienzo de formación
aprender sin pensar es inútil. Pensar sin aprender, peligroso.
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