los adolescentes y sus padres una diferencia generacional
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los adolescentes y sus padres una diferencia generacional
LOS ADOLESCENTES Y SUS PADRES UNA DIFERENCIA GENERACIONAL El presente artículo surge a raíz de una serie de experiencias con padres de jóvenes adolescentes, enfrascados muchas veces en discusiones que representaban bandos opuestos. En honor a la verdad, debo reconocer haber visto también a padres que mantenían una buena relación con sus hijos y a jóvenes que a pesar de guardar diferencias generacionales, sabían manejar estas diferencias. En ANIMUS realizamos un conversatorio con padres, a partir de este tema, con la participación no solo del equipo profesional sino también de los padres de familia, fue abierta y enriquecedora como experiencia: a partir de la cual se ha motivado una mayor profundización de este tema. “Realmente en esta etapa uno pierde confianza con los padres porque pensamos que son unos fregados, aguafiestas, que no nos comprenden pero son ellos lo que más necesitamos”. (Diego, 17 años). Encuentro con frecuencia que a nosotros padres de familia nos resulta difícil entendernos y relacionarnos con nuestros hijos, y en ocasiones resulta una verdadera batalla llegar a tratar ciertos temas con ellos. Estos ponen a prueba nuestros recursos y agotan nuestra paciencia llevándonos a límites que lindan con la desesperación. Por ello, basándome en mi experiencia profesional es que me hallo motivado para tratar este tema. A mi entender existe una diferencia generacional entre nosotros y nuestros hijos, es en la adolescencia la etapa en la cual se pone más a prueba la diferencia en como ven el mundo, en cómo se relacionan con respecto a nosotros, con sus amigos y con respecto a otros aspectos de sus vidas. Interpreto que los adolescentes funcionan en un nivel más emocional y nosotros adultos en un nivel más racional, es como si funcionáramos en dos niveles distintos en los cuales no sintonizaremos nunca o difícilmente lo hagamos; pero que esta diferencia no sea motivo de distanciamiento sino de aceptación mutua para llegar a un entendimiento. “La adolescencia es una etapa de la vida donde hay cambios, éstos en muchos casos originan dentro de las personas que se degeneran en problemas. Claro que a muchos casos también no es así. Pueden crearse en esta etapa ideas creadas por las mismas personas, pero que en realidad no son ciertas.Yo como adolescente siento que tengo problemas pero que no son tantos como los de los otros, y me parece que podré superarlos”. (Luisa, 16 años). “En la adolescencia la relación con mis papás ha variado. Antes me parecían lindas las bromas de mi papá, pero ahora, cuando es en público a veces me avergüenzo, pero no mucho. Antes me encantaba salir a los juegos o a las fiestas con mis papás, ahora me gusta salir con mis amigas al cine, o a comer helados. Por ejemplo mis papás me sobreprotegen, creo que aún más que antes y me peleo un poco con ellos, pero sólo por tonterías, como por mi cabellos. Pero los sigo queriendo igual que antes”. “Mamá, déjame tener mis propios errores”.(Jessica, 13 años). No hay nadie que pueda dejar de lado lo vivido durante su infancia, el adolescente resulta ser pues, el resultado de las experiencias o vivencias anteriores. El adolescente va desarrollándose física, intelectual y emocionalmente; pero nunca podrá escapar de la influencia de sus primeros años. Éstos constituyen la antesala de la vida adulta y son de enorme trascendencia, ya que a lo largo de ellos va modelándose el individuo hasta convertirse en un miembro de valor positivo par la sociedad en que elija vivir. Sucede a veces que el proceso de formación es deficiente; arrastrando entonces el niño una serie de rasgos infantiles al llegar a los umbrales de la edad adulta. Tenemos como resultado entonces el adulto inmaduro que se caracteriza por su egoísmo, testarudez, petulancia, impulsividad y otros rasgos contrarios a la vida social. Existen profundas diferencias en las relaciones padres e hijos según las características de las distintas familias. Se observa, sin embargo, una tendencia a darles un sentido democrático. No quiere decir esto que deba prescindirse de todo control., sino que ha de ejercerse éste a través de un consejo familiar o de la participación de todos los miembros de la familia. En el hogar donde se aplica el control democrático, se observa una integración personal y social del adolescente muchas más ajustadas. La disciplina vertical suele generar resentimiento en el adolescente y/o represiones de tensión que podrían ocasionarles conflictos. Las causas de conflicto entre el hijo y los padres son numerosas, siendo la primera resistencia de muchos padres a reconocer el desarrollo de sus hijos. Es muy frecuente también la tendencia de los padres a imponer a los niños sus propias normas de conducta. El niño respaldado por la riqueza, tiende a convertirse en egoísta y caprichoso; la hija va desarrollándose sin sentido alguno de responsabilidad bajo el control de un padre excesivamente rígido; un hijo que lo haga sentir que es el único puede convertirse en una verdadera calamidad con los mismos de una tía o una abuela. Las normas sociales predominantes en el hogar dejarán sentir su influencia en el desarrollo social y emocional del niño. Un padre autoritario e irascible provoca en su hijo un estado de temor y depresión casi continuos. La inconsecuencia y la inconstancia en las normas de la autoridad sólo sirven para desconcentrar al niño. Todas estas normas de la conducta infantil tienden a afirmarse y acentuarse en la vida adolescente. En la etapa de la adolescencia se van a consolidar las características de personalidad del joven, por ello el rol que juega la familia como elemento modelador de la conducta y como marco de confianza y seguridad es importante. Será necesario por ello darle al joven un clima familiar adecuado, para el desarrollo positivo de su personalidad. Parte importante en el desarrollo de la personalidad en el adolescente lo constituye la autoestima. “Se siente algo superior a todo, que puedes hacer lo que tú quieras y estar seguro de todo, y que puedes defender algo, pero a veces los padres no comprenden lo que uno siente porque tú haces algo y está mal o quieres ir a algún sitio y no te dejan porque el carácter de un adolescente es variado, cuando estás solo se siente triste, cuando estás en problemas sientes miedo. Cuando estás con alguien en tú quieres te sientes feliz, cuando quieres algo tratas de conseguirlo de todos modos aunque no importe lo que pase”.(Gerardo, 16 años). Un buen sentimiento respecto de sí mismo (autoestima) es importante, para el ajuste personal y para el funcionamiento adecuado, lo mismo en el niño como en el adulto. La manera en que los padres tratan al adolescente es la que tiene mayor importancia en la determinación de la imagen que de sí mismo se hace. Encuentro que el sentir aprecio por sí mismo es necesario para un adecuado equilibrio psicológico y que esto, es un requisito importante para ser capaz de amar, pero específicamente este punto lo trataré en otro artículo. Hay un aumento de la emotividad en el adolescente, ya nadie lo duda. Incluso encuentro en la consulta con ellos, que lo reconocen, pero no siempre alcanzan a tener explicación sobre sus emociones, las cuales pueden afectar de manera intensa la conducta del adolescente, observándose esto en estado de excitación y tensión, casi siempre generalizadas que acompañan a la emotividad aumentada. Los padres suelen tener una explicación más orgánica, consideran ellos que la mayoría de veces, los “trastornos” son productos de los cambios hormonales, psicológicos, físicos; no les falta razón, pero depositan en estos factores todo el peso de las dificultades o conflictos propios de este período evolutivo. Son los cambios generados por la ampliación de la vida social del joven los que ejercen, entiendo yo, una mayor influencia. Es así que los amigos y el grupo, constituyen una importante influencia más relevante. Así por ejemplo, en algunas ocasiones en la práctica privada he tenido que atender a amigos acompañantes del paciente adolescente, para a través de ellos, promover y motivas la participación del joven desconfiado con la situación. “Cuando Pido permiso para ir a fiestas, tienen que ser en casas y deben conocer a los papás de quien la organiza. No dejan ir a fiestas de colegios, por ejemplo. Y también me llevan y me recogen temprano. A mí no me parece justo, porque a mis amigos sí se les permite; y ellos piensan que van borrachos a las fiestas y si eso pasa no soy ninguna loca como para meterme con ellos. Y como piensan que todavía tengo siete años me dicen: “eres sólo una niña y no te puedo recoger tan tarde”. También a veces me gritan delante de mis amigas y eso me molesta, me da vergüenza”.(Nelly, 14 años). “Dejémonos del aspecto moral, para hablar sobre este tema: La razón o la verdad es de los padres?. Estoy de acuerdo en que los padres tienen un sexto sentido con respecto al futuro, cercano o lejano de sus hijos, pero eso no indica que siempre tengan la razón, la preocupación de los padres es que sus hijos sean felices, esta está bien, pero entiendan “padres” de que no es la forma, si pensamos igual que ustedes no seríamos hijos pues, porque tendríamos la misma concepción sistematizada de la vida que ustedes y déjennos decidir por nosotros mismos, opinen, no obliguen, si decidimos por nosotros mismos, nos daremos cuenta de que los que fallamos fuimos nosotros y no ustedes al decidir por nosotros, así ténganlo por seguro que maduraremos de una forma espectacular aprendiendo de ustedes y de la vida, “nuestra vida”. (Ricardo, 16 años). “Qué es para mí la adolescencia? Para mí, la adolescencia es una etapa por la que todos pasamos, en que experimentamos muchos cambios internos y externos. Se forma nuestro cuerpo y con él nuestro carácter, también es un período en el que buscamos la aceptación de nuestro grupo y disfrutamos el ser parte de él. Buscamos la amista y unión con personas del sexo opuesto y estamos llenos de energía para salir a conquistar el mundo y divertirnos. “¿Cómo es mi relación con mis padres? Tal vez no sea la relación ideal, pero luchamos por mejorarla. La mayor parte del tiempo me llevo bien con mis padres, pero a veces se me escapa algo por ahí, y ¡BOOM! Explotamos y al final terminamos pidiéndonos perdón y abrazándonos, mirando hacia delante para mejorar nuestra amistad de padres e hijo”. (Giancarlo, 14 años). “La relación que un adolescente tiene con sus padres en pocas cosas hay mucha confianza y comunicación, debido a que los padres son un poco más liberales y demuestran mucha confianza y dejan que los hijos se desenvuelvan sin problemas, pero en casos comunes como que un adolescente le da vergüenza hablar o preguntar cosas a sus padres debido a que en nuestra edad buscamos más a los amigos o hermanos que a ellos, que para nosotros que son viejos y de otra época y también porque como que los padres se ponen un poco cerrados ya que tienen miedo a nuestras inquietudes y el que les responderemos, por lo que opinen ya que como dicen los adolescentes, somos impredecibles y nunca se sabe si vamos a sonreír o simplemente estallar”. (Claudia, 14 años). Por supuesto que no pretendo generalizar a partir de las opiniones vertidas por estas jóvenes, atendido por mí en la consulta. Pero si creo que es válido extraer a partir de ello y de la experiencia algunos derroteros que nos permitan entender la conducta de nuestros hijos en este período de su vida. Un entendimiento con ellos por ejemplo que nos permita desarrollar una mejor capacidad para negociar con nuestros hijos, queme parece sumamente importante para llegar a acuerdos con ellos. “La adolescencia es la etapa de la vida muy linda e importante, en la cual uno se forma, adquiere nuevas experiencia, es una etapa en la cual tienes que estar más unido que nunca con tus padres, ya que ellos son nuestros guías, aunque a veces friegan”. (Homero, 17 años). El presente artículo todavía se encuentra en desarrollo por ello se nutre de las opiniones que los jóvenes adolescentes y sus padres vierten sobre el tema. Espero por ello hagan llegar sus críticas y opiniones a ANIMUS y comprendan el carácter inconcluso de dicho artículo. JULIO SILVA CRUZ Centro Psicológico ANIMUS Av. San Borja Norte Nº 563 Of. 201 Teléfono: 2237146 Celular: 993459851