Mayo - En sentido figurado

Transcripción

Mayo - En sentido figurado
CON ESTE NÚMERO BUSCA
EL SUPLEMENTO ESPECIAL
DE LA PROPUESTA PLÁSTICA
DE MIGUEL ÁNGEL SÁNCHEZ GARCÍA
SOBRE “LOS CANTOS DE
MALDOROR”,
CON PROLOGO DE MATÍAS ESCALERA
CONSEJO EDITORIAL
Editores
Ana Isabel Alvea Sánchez
Juan Barroso
Lourdes Bueno
Judy García Allende
Ángel González González
José Gutiérrez-Llama
Pedro Herrero
Carlos Hidalgo Villalba
Elisa Luengo
Emilia Oliva
Cony Pedraza
Enrique Sánchez Sotelo
Asistencia Editorial
Juan Pablo Varela
Víctor Cáceres A.
PORTADA
Contenido
1.- Especiales
11.- Introducción – José GUTIÉRREZ-LLAMA (5)
12.- Henry Luque Muñoz: El amor es una escuela de sufrimiento y la
poesía un fenómeno de seducción – Entrevista al poeta por Fredy
YEZZED (7)
13.- Postales sobre un arqueólogo del silencio. Prólogo de La risa del
ahorcado. Antología Poética de Henry Luque Muñoz – Fredy
YEZZED (15)
14.- Ocho poemas de Henry Luque Muñoz – Fredy YEZZED (23)
15.- Proyecto de escritura del Instituto de Enseñanza Secundaria
“Tamujal” – Coordinación de María José Rozas e Ilustraciones de
Marien Sauceda (28)
2.- En pocas palabras
5
52
21.- Mis_antropo-Fobvias – José GUTIÉRREZ-LLAMA (52)
3.- Entre cuentos
55
4.- Entre ensayos y tanteos
73
31.- En la falta – Adriana LISNOVSKI (55)
32.- El retrato – Ángela SEBALLOS (58)
33.- La solicitud – Juan José SÁNCHEZ GONZÁLEZ (61)
34.- Macu – María Concepción PEDRAZA (70)
.
“Sin título”
Juan BARROSO
EDITADA EN
Alemania - Andorra
Argentina - España
EEUU - Francia
México - Puerto Rico
41.- Mitómano – Alberto MARTÍNEZ-MÁRQUEZ (73)
42.- Esa mujer que pasa – José Manuel SOLÁ (76)
43.- Después de tu medianoche – Judy GARCÍA ALLENDE (77)
44.- Soy escritora – Sandra J. KUILAN (81)
45.- Más allá del tiempo – Marcos REYES DÁVILA (83)
EN SENTIDO FIGURADO
Año 9 Número 4
Mayo/Junio
2016
Es una publicación de:
José Gutiérrez-Llama
Es una revista literaria de
publicación bimestral de
difusión vía red de cómputo.
Blvd. Adolfo López Mateos
314, Colonia Tlacopac.
C.P. 01049 México, D. F.
MEXICO.
Tel: (52.55) 54.81.55.61.
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2011–082909412300203. ISSN: 2007-0071. Esta
publicación se terminó de
editar el 5 de junio de 2016.
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5.- Palabra en verso
94
51.- Introducción – José GUTIÉRREZ-LLAMA (94)
52.- El niño sirio – Diego AGÚDEZ (95)
53.- Sacrificio – David GONZÁLEZ (97)
54.- Lavando el pelo de mi madre – Denise DUHAMED (99)
55.- Razón de lucha – Vicente MUÑOZ ÁLVAREZ (101)
56.- Rayos X – Carlos SALEM (103)
6.- Entremés
105
7.- Galerías
209
61.- Librería – José GUTIÉRREZ-LLAMA (105)
62.- Cine desde el diván – Carlos HIDALGO VILLALBA (108)
63.- Letras pequeñas
- Introducción – Judy GARCÍA ALLENDE (112)
- Las flores de mamá – Zoraida RIVERA MORALES (113)
- Costuras de la vida – Zoraida RIVERA MORALES (115)
64.- Teatro
- Introducción – Lourdes BUENO (117)
- Edén 2020 – Virginia CAMPÓN PÉREZ (119)
65.- Reseñas literarias:
a.- Madre, de José Cercas – Jesús María GÓMEZ Y FLORES (130)
b.- La sombra no siempre es alargada (Hablar en sueños, de
Fernando de las Heras) – Emilia OLIVA ((192)
c.- Escenas de interior (Aire de familia, de Juan Ramón Santos) –
Emilia OLIVA (197)
d.- El tacto de lo efímero, de Jesús María Gómez y Flores – Emilia
OLIVA (202)
71.- Fotografía – Ángel GONZÁLEZ GONZÁLEZ (209)
- Muestra de David ESCUDERO
72.- Artes Plásticas – Juan BARROSO (212)
- Muestra pictórica
- (Cuando me falta) – poema
73.- Contraportada – Juan BARROSO (215)
- Litografía firmada por Robert Llimés en 1980
MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR ESTOS
GRACIAS AÑOS
POR COMPARTIR
ESTOS AÑOS
CON NOSOTROS
DIRECTORIO
Editor Responsable: José Gutiérrez-Llama
Suscripciones:
[email protected]
[email protected]
PARA ENVIAR COLABORACIONES
Micros: Pedro Herrero
[email protected]
Teatro: Lourdes Bueno
[email protected]
Cuentos: Cony Pedraza
[email protected]
Traducciones: Elisa Luengo
[email protected]
Ensayos: Judy García Allende
[email protected]
Fotografía: Ángel González González.
[email protected]
Poesía: Emilia Oliva y Ángel González.
[email protected]
Ilustraciones: Ángel González González
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Poesía visual: Emilia Oliva
poesí[email protected]
Video: José Gutiérrez-Llama
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Letras pequeñas: Judy Garcia Allende
[email protected]
Artes plásticas/audio: ESF
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josé gutiérrez-llama
INTRODUCCIÓN
El espíritu consiste en tener
los órganos bien constituidos
en relación con las cosas a las cuales se aplica.
Si la cosa es extremadamente particular,
se lo llama talento;
si tiene que ver con un cierto placer
delicado de la gente de mundo,
se lo llama gusto…
.
–Barón de Montesquieu–
(Ensayo sobre el gusto, fragmento)
Excepcionalmente esta vez abrimos y cerramos la revista con
“especiales”. Tres solamente, pero de valor artístico incalculable.
Iniciamos con La risa del ahorcado, Antología poética de Henry Luque
Muñoz, y un racimo de buenas cosas que se desprenden de ella. El
propio compilador, nuestro querido amigo y poeta colombiano
avencindado en Argentina, Fredy Yezzed, nos regala además una
entrevista que le hiciera al desaparecido poeta bogotano en 2002, el
prólogo de la citada antología, y por si fuera poco, una selección de
ocho poemas incluidos ahí, es decir, lo selecto de lo selecto.
Seguimos con el proyecto de escritura que nos llega desde el
Instituto de Enseñanza Secundaria “Tamujal” de Arroyo de San
Serván (Badajoz – España), mismo que fue coordinado por María
José Rozas, ilustrado por Marien Sauceda y prologado por nuestra
amiga Emilia Oliva.
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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Luego dejamos que la revista corra y recorra por las secciones
acostumbradas para cerrar, con un nuevo especial, esta vez en forma
de Suplemento:
La fantástica y no menos atrevida propuesta plástica sobre Los
cantos de Maldoror, que nos regala Miguel Ángel Sánchez García y
que se incorpora a esta edición como suplemento.
Parece que no hay más que añadir, parece que sobran las palabras.
En fin, espero que disfruten este espacio.
José Gutiérrez-Llama
Editor
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
HENRY
LUQUE
MUÑOZ:
EL AMOR ES
UNA ESCUELA DEL SUFRIMIENTO Y
LA POESÍA
UN FENÓMENO DE SEDUCCIÓN*
Entrevista de:
Fredy YEZZED
Colombia,
2002
Henry Luque Muñoz (Bogotá, 1944-2005). Poeta, ensayista,
traductor y compilador. Era graduado en sociología. Fue
Profesor Titular de la Universidad Externado de Colombia,
y Asociado de la Pontificia Universidad Javeriana, en la que
obtuvo el magister en literatura. Vivió en Europa y Rusia,
donde se centró en la investigación de los escritores rusos.
Sus libros de poesía publicados: Sol cuello cortado (Bogotá,
1973), Lo que puede la mirada (Bogotá, 1977), Libro de los
caminos (Bogotá, 1991) –distinguido como finalista en el
Premio Casa de las Américas de La Habana, Cuba–,
Antología desnuda (Revista Golpe de Dados, Julio-Agosto,
1997), Polen de lejanía (Bogotá, 1998), Arqueología del
silencio (Bogotá, 2002), póstumo Escrito con la garra del
halcón: Del Diario inédito de Alexandr Pushkin (Bogotá,
2006) y su antología bilingüe Polen de depãrtare (Bucarest,
2001).
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En el campo de la crítica literaria se destacan: Domínguez
Camargo, la rebelión barroca (Bogotá, 1976), Dos clásicos
rusos: Turguénev y Saltikov-Schedrin (Moscú, 1989), Tambor
en la sombra. Poesía colombiana del siglo XX (México,
1996), El erotismo del Cielo. Una introducción a la historia
social de la literatura rusa moderna (Manizales, 1999),
William Shakespeare: una estética de la noche (Bogotá,
2004), Fiódor Dostoievski: apuesta por el alma (Bogotá,
2005).
FY.- Para comenzar deseo hacerle unas cuantas
preguntas generales acerca de sus gustos. Tan sólo
deme nombres y títulos de obras. El poeta que merece
más atención crítica en Colombia a su parecer.
HLM- José Asunción Silva con todos sus mitos.
FY.- El libro más interesante de la poesía colombiana.
HLM.- Morada al Sur de Aurelio Arturo.
FY.- El mejor poema de amor en Colombia.
HLM.- “Esta rosa fue testigo”/ de ése que si amor no fue,/
ninguno otro sería./ Esta rosa fue testigo/ de cuando te
diste mía!/ El día, ya no lo sé/—sí lo sé, mas no lo digo—/
Esta rosa fue testigo (…)”. Ritornelo de León de Greiff.
FY.- El mejor poema (de uno de sus contemporáneos,
vivo, preferiblemente).
HLM.- Difícil, bastante difícil, hay muchos… Es de mis
afectos La alondra y el alacrán de Giovanni Quessep.
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
FY.- En una línea, ¿qué es la poesía?
HLM.- La poesía es un fenómeno de seducción.
FY.- ¿Qué es hacer poesía?
HLM.- Siempre he dicho que no es sólo escribir. Es,
también, una manera de comportarse ante el mundo.
FY.- ¿Qué reprime a la imaginación?
HLM.- Toda institución reprime la imaginación.
FY.- ¿Cree en la inspiración?
HLM.- Creo que no hay que esperar estados de lucidez.
Que cuando llegue la inspiración me encuentre trabajando.
FY.- ¿Qué es la literatura?
HLM.- Un riesgo definitivamente.
FY.- ¿A qué está obligado el poeta?
HLM.- A ser la persona culta de su época.
FY.- Dos cosas que se necesiten para ser poeta.
HLM.- Conciencia artística y vanidad.
FY.- ¿Cuál es el principal compromiso que debe adquirir
el joven que desee escribir?
HLM.- El compromiso con la disciplina. El escritor nunca
está hecho definitivamente. Si no se ha leído lo suficiente
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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es pobre el trabajo. El poeta se crea, se labra por medio de
trabajo constante, día a día. Trabaja hasta cuando no está
escribiendo.
FY.- El sentimiento en la poesía…
HLM.- Usualmente se piensa que el que no está
enamorado no sufre, pero para escribir hay que tomar
distancia de lo sentimental. Picasso dice que el arte es una
mentira que dice la verdad. No tengo la necesidad de
suicidarme para poder hablar del dolor. El poeta puede
elaborar estados de lucidez negativos o positivos que le
generen versos que lleven su condición o intención a la
creación de una estética.
FY.- Quién es el principal enemigo de la poesía?
HLM.- El ser humano satisfecho; el que lo ha tenido todo,
el que ha venido al mundo a transitarlo, no a cuestionarlo.
La gente feliz no escribe, son los más anti-literarios. Aldo
Pellegrini dice: “…aquel que ignora la poesía es un
mutilado como el que ignora el amor”.
FY.- En el mes de mayo de 2002 apareció su quinto
libro de poesía titulado Arqueología del silencio. Es
corta su producción poética para treinta años de vida
artística, ¿no le parece?
HLM.- La cantidad no es calidad. Hay muchos poetas que
por ampliar sus escritos, por incrementar “supuestamente”
intensidad al texto, escriben más de lo debido, logrando,
eso sí, que se atrofie la obra. Lo mío es un homenaje a la
síntesis, a la racionalidad en el escrito. El poeta debe ser
muy inteligente, escribir hasta donde le convenga.
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FY.- ¿Persigue el éxito cuando escribe?
HLM.- Cuando se escribe no hay que buscar la gloria, ni el
dinero, ni el reconocimiento; muchas de esas cosas no le
pertenecen al autor; pero no hay que negarlo, algunas
cosas van llegando a medida que se escribe, y sobre todo,
cuando se escribe comprometidamente.
FY.- Cuando termina de escribir un texto se lo muestra
a alguien para que opine al respecto o así se va directo
a la imprenta?
HLM.- Por rigor y respeto con la obra y con el lector
siempre se lo presento a algún colega para que me
colabore con su lectura del texto. Humildad o vanidad,
llámalo como quieras. Lo cierto, es que siempre es
bienvenido lo que mejore la obra y esa es la valoración de
algún poeta. Por ejemplo, en Arqueología del silencio, nos
sentamos toda una mañana a corregir el poemario con el
poeta Philip Potdevin, quien hizo anotaciones y
recomendaciones valiosísimas.
Algunos poetas creen que lo mejor es mostrarle el libro a
un enemigo, ya que éste te dirá todos sus defectos.
FY.- Mencionó hace un momento al lector, ¿piensa en él
cuando escribe?
HLM.- Definitivamente. Hay que sentir. Hay que sentarse
en la silla del lector para experimentar qué es lo que
siente, y preguntarse si el escrito logra o no el objetivo,
que es sorprender. La verdadera correspondencia del autor
es conmover al lector.
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FY.- Veo que recrea el mundo medieval en su poesía y
en especial el tema de la muerte.
HLM.- Sí, sin lugar a dudas. Es uno de los grandes temas
de la poesía. Mira, te lo explico de la siguiente manera:
para los egipcios la muerte es tránsito, sus dioses no le
prometen azufre y dolor, ni desgarramiento. El Libro de los
muertos, uno de los tantos libros prologados por Borges,
dice que para ellos no existe el fin del mundo; hay muerte
pero sin trascendencia; no hay un sistema diabólico; es
decir, donde no hay dolor no hay misterio, no hay enigma.
En esa forma, el cristianismo resultaría ser dolor y
debilidad, una de las invenciones más grandes de la Edad
Media, ésta crea al Diablo, nace el terror al infierno, el
terror así mismos. La relación de los egipcios con el más
allá es confortable; la muerte cristiana tiene dudas. Dime si
eso no es atractivo para la poesía?
FY.- Es decir que se interesa por el tema del dolor.
HLM.- Sin dolor no se puede vivir. El dolor es humano, tan
indispensable como la misma respiración o como el amor.
FY.- Me ha hablado de la muerte ¿cómo quiere que le
llegue la muerte?
HLM.- Escribiendo… y en buena compañía.
FY.- En su obra se presiente un aliento erótico ¿Qué es
el erotismo, para usted?
HLM.- El erotismo es el cuerpo que asciende; y tiene
presencia en tres dimensiones: lo mágico, lo religioso y lo
corporal. Es contemplación del cuerpo. Recuerda esa
imagen de Octavio Paz, de los dos hindúes desnudos
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haciendo el amor, sin acariciarse.
FY.- La palabra placer.
HLM.- Es importante mencionar que el placer es una forma
del conocimiento y del descubrimiento; la experimentación
es otra forma de ingresar al conocimiento. El placer
rejuvenece a quien lo vive.
FY.- Alguna vez le escuché en clase decir que el
erotismo es anárquico.
HLM.- Claro, el erotismo es una forma de la anarquía; el
que se dedica al placer no trabaja, no cumple con las
tareas, no produce; es anti-capitalista.
FY.- Y el secreto para que haya erotismo?
HLM.- Si no hay amor, no hay erotismo, dice George
Bataille.
FY.- Los versos de amor que más le llaman la atención.
HLM.- Hay muchos…muchos…; son de mi agrado los
versos de Torcuato Tasso “…El tiempo que no entregues al
amor/ es tiempo perdido”. O estos otros de William Blake:
“Amor es sólo la complacencia de sí mismo/ y atar a otro
es su deleite; / se regocija cuando los demás pierden la
calma/ y construyen un infierno a despecho de los cielos”.
O este otro de Elias Canetti, para terminar: “El amor es
donde menos existe la piedad”.
FY.- ¿Qué es el amor?
HLM.- El amor es una conciencia de la carencia, una
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escuela del sufrimiento; por eso el que busca el goce es el
descontento, el insatisfecho.
Bogotá, miércoles 6 de noviembre de 2002
*Entrevista previamente publicada en la edición digital de la revista “La otra” en
noviembre de 2011.
Imagen:
Foto de Henry Luque Muñoz
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
POSTALES
SOBRE UN
ARQUEÓLOGO DEL
SILENCIO
Prólogo de La
risa del
ahorcado.
Antología
Poética de
Henry Luque
Muñoz
Compilador::
Fredy YEZZED
Colombia
2015
Título: La risa del ahorcado. Antología poética de Henry Luque
Muñoz
Compilador: Fredy Yezzed
Editorial: Pontificia Universidad Javeriana, 2015
Para un gran número de escritores y académicos
latinoamericanos, la poesía de Henry Luque Muñoz
(Bogotá, 1944-2005) es uno de los eslabones –
injustamente– menos visibilizados de aquella generación
de poetas nacidos en la década del 40 en Colombia.
Diferentes motivos lo hacen un autor casi desconocido y
uno de los menos leído por las nuevas generaciones de
escritores. Entre estos, podemos enumerar, en primer
lugar, la escasa producción de la obra que se reduce a sólo
seis libros de poesía; segundo, las limitadas tiradas de sus
libros que no superaron los 500 ejemplares y que nunca
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estuvieron al alcance masificado del lector, ni contaron con
reediciones; tercero, cierto alejamiento de los círculos
literarios y el desdén que Luque Muñoz profesaba por los
concursos, festivales y espacios institucionalizados de la
poesía. Otro motivo, más de orden circunstancial, fue su
temporada de trece años en Rusia; dicha distancia le costó
una manifiesta marginalización que no menguó después
de su retorno. Y finalmente, su pronta partida en marzo de
2005 cuando delineaba un minucioso estudio doctoral
sobre el romanticismo en la Nueva Granada y escribía su
poemario, aún inédito, Antología apócrifa, cuyos poemas
están titulados con los nombres de sus poetas esenciales.
Sin embargo, gracias a su trabajo crítico, podríamos definir
a Luque Muñoz como un embajador de la literatura
colombiana, pues durante su estadía en Rusia gestionó y
forjó trabajos cardinales que abrieron una mirada singular
sobre nuestra lírica. Muestra de ello es la antología Poesía
colombiana, vertida al ruso para la editorial Judozhestvennaia Literatura y publicada en Moscú en 1991, donde
es emotivo ver los versos de José Asunción Silva, Aurelio
Arturo y Mario Rivero, entre muchos otros, por primera vez
traducidos a la lengua de Tolstoi.
A Luque Muñoz también se le agradece la antología más
importante y amplia en el extranjero: Tambor en la sombra,
antología crítica de la poesía colombiana del Siglo XX,
publicada en México por la Editorial Verdehalago en 1996,
cuyas notas críticas, escritas con el agudo ojo de su pluma,
aún hoy no han sido superadas.
Pero, allí no culmina el deseo de compartirnos su
experiencia, pues junto a Sara González Hernández tradujo
al español Cuentos petersburgueses de Nicolás Gógol
(Editorial Norma, 1993), quizás una de las mejores
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
traducciones por la calidez y emoción poética de su
lenguaje.
En una entrevista realizada en 2002, Luque Muñoz definió
la poesía como un fenómeno de seducción y la acción de
escribirla como una manera de comportarse ante el mundo.
Estas ideas desembocan en la inclemente tarea de la
poesía de Luque Muñoz por enamorar, atormentar y hacer
vivir apasionadamente al lector su palabra. No se conforma
con un lector de pulcras descripciones formalmente
enumeradas, pues se da la licencia de edificar ficciones
donde cada imagen mereciera el privilegio de ser
memorizada; de allí que su poesía se compactara en un
lenguaje exquisito, no sólo por una palabra inmersa en lo
simbólico y congestionada de referencias de todo orden,
sino por su capacidad de poner en diálogo síntesis,
insinuación e intensidad. En palabras de su maestro y
amigo, el poeta Héctor Rojas Herazo, en el prólogo de
Polen de Lejanía: “A Luque Muñoz no le interesa una
simple, una pasajera comunicación. Le interesa que cada
una de las experiencias que han contribuido a la
organicidad del poema hurguen en lo más íntimo de cada
receptor (su cómplice creativo) en busca de esa llaga que
siempre nos justifica y siempre nos devora”.
La herramienta más trabajada por Luque Muñoz, aparte de
la imagen, la metáfora, el símil y la alegoría, se manifiesta
en el manejo hábil, sereno y calculador de los contrastes.
Algunos de los contrapuntos más visibles de su poesía son:
el dolor y el placer, el bien y el mal, lo divino y lo profano,
la luz y la sombra, el tirano y el oprimido, el conquistador y
el indígena, lo bello y lo monstruoso, lo moderno y lo
clásico. Baste citar su poema Caribes para apreciar, con la
ayuda de la ironía, este entramado semántico de doble
cara: “Los indios caribes/ vorazmente/ llamados caníbales/
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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por el conquistador,/eran vegetarianos,/ señores caníbales”.
Al poeta César Vallejo lo que le importaba en la poesía era
el tono, y el de Luque Muñoz, uno de sus devotos lectores,
es el de un aire heroico, legendario, solemne, por ejemplo
cuando dice: “La noche camina en harapos/ con la corona
de un rey destronado”. Hay poemas en los que su tono se
curva a lo sensual, lujurioso, sibilino: “El sólo agitar de tu
vestido/ bastó para albergar/ una leyenda/ bajo mis
párpados”. Mientras que en otros espacios, su tono es
quejumbroso, telúrico y oscuro: “Mi soledad se abría paso
entre las gallinas/ y los potrancos asustados por el paso de
los cometas”.
Se aprecia, por lo tanto, que es la muerte fabulada la que
gravita con un intenso dramatismo en la obra de Luque
Muñoz. Parece que de fondo siempre lo acompañara el
eco de aquella línea del poeta surrealista uruguayo Jules
Supervielle “¡Oh Muerte, heme aquí de retorno!”. Este
mundo onírico –con su aliento libidinoso– respira
inquietantemente sobre sus versos.
La figura del poeta que recrea Luque Muñoz en su obra es
de corte clásico, para él se presenta como el hombre más
lúcido de la comarca, el perseguido por el poder, el
elegido para salvar y cantar al oprimido, el ave agorera que
predice los descalabros venideros, el mensajero de los
dioses, el que habla desde la muerte y cuestiona las
deidades. Su visión íntima, solitaria y dolorosa la vemos
con claridad en el poema Oficio de poeta: “Huérfano de
lápiz y papel/ no tuvo más remedio/ que hacerse en la
carne una honda herida.// Ahora escribe/ con el dedo
índice:/ en letra roja sobre una pared blanca”.
18
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
En un texto sobre su propia estética, El taller del silencio:
Una poética de la escritura, Luque Muñoz ampliará con
mayor precisión la visión del poeta: “En un mundo
pavorosamente disociador, el poeta debe dar cuenta del
deterioro. ¿Cómo ha obrado esta noción en mí? El caos
son los otros dentro de mí; no yo, encapsulado en mí
mismo. Ingresar en la poesía significa renunciar al yo
envanecido por su propio reflejo, renunciar al deleznable
cuarto de espejos de las apariencias. Al profundizar en mis
catástrofes, me encuentro con los vencidos, los vencidos
vivos y los vencidos muertos. La poesía emerge como una
sala funeraria donde los cadáveres respiran”.
La anterior cita nos da cabida para dilucidar al Poder, en
todas sus manifestaciones, contextos y sujetos que lo
ejercen y sobre los que recae, como el eje y tema
fundamental de la obra de Luque Muñoz, quien bien había
memorizado aquella cita de Lenin: “Todo es ilusión, menos
el poder”. Escondido en el claroscuro de otros subtemas
importantes en la obra del bogotano, como el erotismo, la
muerte, el amor, el viaje, la orfandad, la poética y el mundo
moderno, el poder se devela en acentuados matices.
Para lograr esta arqueología del poder, Luque Muñoz, al
igual que un experto del medioevo y con el reto de hacerlo
desde la poesía, tuvo que recrear una escenografía ideal
para que sus anónimos personajes cobraran vida. Es así
que por sus versos desfilan reyes, vasallos, zares, húsares,
guerreros, ahorcados, verdugos, sabios, cautivos,
empalados, hechiceras, doncellas, degollados, alquimistas,
hadas y amanuenses. Objetos que tornan a un halo
mágico: espadas, alcázares, escudos, armaduras, coronas,
imperios, túnicas, laúdes, cálices, castillos, talismanes,
cráneos, horcas, esqueletos, cámaras secretas, carruajes
dorados, laberintos, calderas y barajas. Animales que
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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ascienden a un orden mitológico: dragones, águilas,
halcones, escorpiones, camaleones, hormigas, monos,
antílopes, palomas, ratas, tigres, cocodrilos, arañas,
mamuts, corceles, sierpes y vellocinos de oro. Y finalmente,
todo tipo de deidades y personajes míticos: Dios, el Diablo,
Eva, Adán, Zeus, Hades, Afrodita, Ulises, Penélope, Helena
y La Esfinge, entre otros.
De esta forma, dos fuerzas: el cristianismo de la Edad
Media, ―con toda la simbología, el rito y el dolor como
origen de la palabra―, en fusión con el romanticismo
europeo ―en su perspectiva social, política y filosófica―,
son el tablero de ajedrez en el que Luque Muñoz parodia,
ironiza y devela las penurias de su país y su época. Aunque
no en pocos casos las puntas de sus flechas hicieron un
flashback para herir al conquistador y desmitificar la época
colonial. Los temas del presente toman otro relieve y otra
mirada en la obra de Luque Muñoz: “Cólera y hambruna/
son promovidos desde un carruaje dorado./Un hombre se
arranca un hueso/ y lo pone de ofrenda en el altar
doméstico,/ una mujer se maquilla con lágrimas/ para que
su belleza alcance la dignidad de la ceniza”.
De los poetas colombianos del siglo XX ―junto con Luis
Vidales, la María Mercedes Carranza del Canto de las
moscas, Juan Manuel Roca, Mery Yolanda Sánchez y
Gabriel Jaime Franco―, Luque Muñoz es de los que
poseen una visión más crítica y un contenido más político
oculto en la metáfora. Con destreza y sutileza ―lejos del
panfleto y la bandera―, cuestiona a los lectores y a los
poetas que miran para otro lado mientras nuestros
hermanos mueren salpicados de infortunio y las grietas de
la inequidad se hacen más hondas.
Es incuestionable cómo dentro de las muchas clases de
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
poder que devela el poeta, se establece como eje central el
amor y el erotismo en la obra de Luque Muñoz, quien solía
citar de George Bataille una famosa frase: “Si no hay amor,
no hay erotismo”. En su caso, la mujer se dibuja como una
especie de Beatrice, quien desde la sombra se presenta y
guía al poeta: “El paraíso existe. Está en tu nuca./ Abrazado
a tu luminosa oscuridad huyo de mi cárcel rodante”; o una
Sophia von Kühn, que salva al poeta y lo redime del dolor
causado por las oscuras metafísicas y las codiciosas
instituciones: “Ellos treparán inútilmente al paraíso/
mientras tú y yo danzamos invictos/ en torno a la
hoguera”; o una versión escandalosa y profana de María
Magdalena: “A la tercera madrugada,/ La reina compareció
en mi tumba,/ Vendó mis cien heridas/ Y con la magia de
sus manos/ Me dio de beber el agua de la vida”. Desde la
literatura rusa, salta a la memoria Sonia, la joven prostituta
de Crimen y castigo, quien da sosiego a la mente
atormentada de Raskolnikov. En este punto la palabra y el
cuerpo femenino son los caminos hacia la salvación a
través de la experiencia del placer y el dolor, dos formas de
acceder al conocimiento, según el mismo Luque Muñoz.
El lector encontrará en La risa del ahorcado un recorrido
cronológico por las dos etapas de la obra de Luque
Muñoz: una primera, de corte experimental e intuitivo, que
va desde su primer libro, Sol cuello cortado (1973), de
aliento surrealista, pasando por Lo que puede la mirada
(1977), de corte prosaico, donde entra con novedad el
tema de la ciudad; y el Libro de los caminos (1990), que es
un homenaje a la historia y la literatura griega y rusa
atravesadas por el exotismo del viaje. Y una segunda
etapa, donde despliega y consolida toda su imaginación
en un lenguaje simbólico, de contenido irónico, crítico y
erótico; allí se ubican Polen de lejanía (1998), Arqueología
del silencio (2002) y Escrito con la garra del halcón (2006).
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
21
Por primera vez, se presentan poemas de su libro inédito
Antología apócrifa, apasionante recorrido por los poetas
que lo formaron durante su vida. Al final, el lector asiste a
un banquete de magia, intensidad y deseo. El que bebe de
este vodka queda embriagado por un perfume único y
misterioso.
Buenos Aires, mayo de 2015
Imagen:
Foto de la portada
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
OCHO POEMAS
DE HENRY
LUQUE MUÑOZ
(La risa del
ahorcado)
Fredy YEZZED
Colombia
2016
GANGES
Por el Ganges bajaba
una vaca,
el espinazo vuelto trizas,
en los dulces ojos la esperanza
de alcanzar la venia de los dioses.
Bajaba muerta
con su ternero vivo en las entrañas.
Lo vi desde la barca,
mortales,
vi por el agua bajar ese milagro.
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
23
AL CONQUISTADOR
GONZALO XIMÉNEZ DE QUESADA
Antes de rodear la cadera triunfante de Isabel
tu padre debió pagar
el anticipo de diez mil maravedíes,
para que vinieras al nuevo mundo,
para que pisaras tierra firme.
Tu acierto fue habernos intuido
y fracasar como abogado.
Sin embargo, olvidaste
pedirle a tu abuelo, el tintorero,
la fórmula para teñir el Nuevo Reino de Granada
de otro color y no de sangre.
Nos trajiste como ofrenda
armas de fuego, feroces perros
adiestrados para olfatear el oro y el indio.
Estás en el cielo por haber pacificado,
pero no te dejan dormir las almas
que sucumbieron bajo tu espada.
En el corazón de Bogotá te hemos levantado
el monumento
–que estorba el tránsito– y una avenida
donde el aguacero orina con inundaciones.
UNA CARTA DE ALEXANDR PUSHKIN
A ANNA KERN DESDE EL MÁS ALLÁ
Qué monótona es la eternidad, todo huele
A flores marchitas, a incienso y a olvido.
Aquí la luz viste de capa, los ángeles son pardos
Y su suave rumor afina las alas del sueño.
24
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
Me desvela recordar
Los horrores absolutos de mi Rusia.
Anna, sólo evocar tus ojos de fuego azul,
Tu pelo enredado a mi vida, tus dos manos dementes,
Regala a mi ser una caricia sin pena.
El emperador y su águila de doble pico
Ansiaba arrojar mi cuerpo a los perros.
La muerte acechaba mi sombra, interrogaba mi pluma,
Mi lengua y mi oído, y yo la alejaba
Con el estallido del verso y el redoble de tu paso.
Hoy me rodeó una ráfaga que tenía tu forma
Y quise entrar en ella y transmutarme y tomar el perfil
De mi amada y esquiva Libertad.
Sabes bien que los muertos hablan, que la verdad
Derrite el mármol y la mirada de un hombre limpio
Puede reventar las armas de los dioses depravados.
Mas recordaré nuestra cita:
Cuando llegaba mi monumento,
Tu cuerpo se atravesó en la calle, Anna, tu cuerpo
Mil veces dormido entre la caja del tiempo.
Sé que tu corazón temblaba
Como la más huérfana hoja de otoño.
Pero no fuiste tú quien acudió en mi busca.
Yo me convertí en piedra para verte pasar.
REINAS
Dios las hace hermosas
y ellas se cambian, dijo Shakespeare.
He aquí a la diosa de turno
un color de ojos fabricado por el vidrio
redondos pectorales de silicona
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25
las orejas esterilizadas
para desoír los reinos de lo invisible.
Cuando caiga la noche
se quitará la máscara
se arrancará el cuerpo a pedazos
y mientras la TV proclama
las excelencias de su geometría
el vuelo de su porte sobrenatural
sobre las sábanas no alcanzará
a yacer una mujer.
EL DORADO PUBIS
El dorado pubis
De las hembras cautivas,
Anuncia
El nacimiento del otoño.
YA EN LAS ESTEPAS DEL CLOROFORMO
Ya en las estepas del cloroformo
Un demonio me ordenó sonreír.
Desairada la trascendencia
Gané su rechazo.
¡Ay!, no tenía yo sonrisa,
Ni dientes.
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
EL VIAJE ES UN OFICIO INTERIOR
El viaje es un oficio interior:
Se llega a donde se quiere llegar.
A lo desconocido.
Si todo hombre es una sombra de sí mismo,
El espacio que lo nombra es otra sombra.
HENRI MICHAUX
Todos somos discapacitados,
Todos vivimos en el exilio,
Todos somos la noche,
Llevamos el misterio en la cara,
Todos somos suicidas,
Estamos muertos, sin saberlo.
Mas, obra del hechizo, empuñamos el respiro:
¡Vida, amante verdadera y única!
Imagen:
Cartel de la presentación del libro en Buenos Aires.
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
27
ESPECIAL
PROYECTO DE ESCRITURA
Instituto de Enseñanza Secundaria “Tamujal”
Coordinación: María José ROZAS
Ilustraciones: Marien SAUCEDA
INTRODUCCIÓN:
Emilia OLIVA
España
2016
28
La creación artístico-literaria en las nuevas tecno-logías.
Microrrelatos:
Lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Del Instituto de Enseñanza Secundaria “Tamujal” de Arroyo de San
Serván (Badajoz – España) nos llega el resultado de un proyecto
de escritura llevado a cabo por alumnos y profesores a través de
Facebook. Se trata de un proyecto que ha conseguido propiciar la
creación artístico-literaria de los alumnos en una red social
creando un grupo privado. La coordinadora del proyecto María
José Rozas, profesora de Lengua y Literatura, era la encargada de
hacer arrancar la imaginación de los chicos lanzando consignas de
creación literaria cada 15 días. Utilizar, por ejemplo, determinadas
palabras obligatoriamente, o escribir sobre un tema en concreto, o
sobre lo que otro había escrito sin usar ciertos vocablos, todo ello
necesariamente enmarcado en el formato que el género exigía:
aproximadamente unas 150 palabras. En el grupo de facebook la
Resbaladiza no sólo se publicaban las consignas de trabajo sino
también los textos elaborados que eran revisados, comentados
por los propios colaboradores y votados por los invitados. La
selección para el libro que saldrá publicado en breve, se hizo
siguiendo dos criterios: los relatos que consiguieron más “Me
gusta” y los seleccionados por un jurado de profesores del propio
centro. El objetivo final que pretendía mejorar el interés por la
lectura, la preocupación por la expresión escrita mejorando
ortografía, claridad y precisión se ha logrado con creces.
Queremos felicitar desde En Sentido Figurado a María José Rozas
por tan hermosa iniciativa, a Marien Sauceda, profesora de Artes
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
Plásticas, por las hermosas ilustraciones que acompañan a los
textos y a todo el profesorado del centro que dedicó su esfuerzo
para llevarla a cabo, y sobre todo, el haber querido hacernos
partícipes de tan fructífera experiencia.
Emilia Oliva
Editora
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Tema 1. COSAS DE LA EDAD.
Es la falsedad del destino. Y su memoria.
Irreparablemente.
En el fondo somnoliento reposan los
recuerdos que el tiempo nos regala.
Pero los recuerdos no son cosas que existen.
Y una tristeza infinita nos invade
como la pena del que llora en un rincón a solas...
Quizás el privilegio del otoño sea reconocer
el ruido de las rosas que pisamos entonces.
Y ahora pienso lo que no entendí antes. Carpe diem.
María José Rozas
¿Son cosas de la edad? Bah... ¡Reniego! Odio esta vieja y mohosa
residencia, odio a los enfermeros, personal de limpieza, cocineros,
les odio... “Padre, aquí te cuidarán bien, vendremos a verte”. ¿A
verme? Necesito que E-S-T-É-I-S, no que me veáis. Odio sus visitas
(semanales) de compromiso. Odio estas máquinas, las curas
diarias, y la morfina... Ni siquiera mi sufrimiento es real, en esta vida
alargada a mi pesar. Odio a la muerte, que aún me es esquiva. Y
odio a Machado... Odio aquellos versos que antaño fueron mi
guía. Hasta hoy, fui feliz haciendo camino. No quiero andar más...
Israel Orantos
El descansillo de la escalera
Casi siempre ella me miraba de soslayo como si yo fuera a herirla
con mi roce, cuando nos cruzábamos en la escalera. La veía bajar
elegante, etérea y casi flotando” en la atmósfera cerrada del
rellano sin apenas tocar el aire.
Me imaginaba que era un “ángel” que vivía en el ático y que todas
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
las mañanas se descolgaba por las trenzas de las nubes y venía a
mi encuentro, en ese breve “paréntesis de peldaños”.
Un día dejó de acudir a su cita sin saber por qué;” ya no olía su
aroma a fresca lavanda, ni siquiera la brisa tenue que levantaba su
falda al rozar los peldaños, ni siquiera, ¡ay!, esos ojos azules como
el cielo del alba que todos los días besaban mi mirada”.
Ella se fue, no sé a dónde y ya no pude soñar con un “perdona,
¿cómo te llamas?” o quizás “¿en qué piso vives?, yo me llamo.....
Se fue mi aurora trémula que amanecía siempre cuando yo iba al
colegio y ella subía a darme los “buenos días” en el rellano de la
escalera.
Fernando Sardiña
Son cosas de la edad
-Mamá , entonces los Reyes Magos no existen?- mi hija más
pequeña me preguntó anoche, mirándome como sólo ella saber
hacer, con esos grandes ojos grises.
-Tú ¿qué crees?- le dije yo con una sonrisa un poco nerviosa. Diez
años acababan de transformarse de golpe en una pila de
recuerdos junto con la temida frase de “cuando eras pequeña...” y
caían uno sobre otro sobre mí.
-O sea que sí...- murmuró bajito- y yo diciendo a los del colegio
que no...- Movió su cabecita de un lado para otro como si el
mundo ahora lo viera desde otra perspectiva y se le abrieran miles
de puertas por las que aún no quería pasar.
-Pero... ¿tú quieres que siga igual?- le pregunté esperanzada y
apreté su mano.
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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Ella asintió con energía y de pronto, su carita se iluminó de nuevo.
- Y...¿ cómo aparecían todos esos regalos y cómo sonaba la
campanita cuando llegaba Papá Noel?
-¡¡¡Ahhh, magia¡¡¡ - le contesté riéndome y guiñándole un ojo.
-¿Magia de papás?- ¿Tambíén sabes hacer magia? - y en aquella
pregunta volvía la niñita fantasiosa y crédula.
-¡Claro, eso es secreto profesional¡....- y suspiré aliviada y sobre
todo, feliz, porque aún me quedaba mucho por hacer.
María José Rozas
Son cosas de la edad
Cuando el aire oprimía mis pulmones y mi llanto derramaba las
ojeras de mis padres en cascada camisa abajo, el consuelo era eco
en las calles: "Son los tres primeros meses". El día que acudieron a
ver a la maestra por mis inconsolables rabietas que tanto placer
proporcionaban a mi hermano, doña Olvido les calmó: "Es normal
a los cinco años". Pero fue Lourdes, la orientadora del instituto,
quien los citó tiempo después para transmitirles su preocupación
por la melancólica desesperación con la que deambulaba por los
pasillos, si bien por todos era sabido que a los adolescentes les
gusta hacer equilibrio por los abismos.
Menos mal que ahora que mis padres no miran ya he aprendido
que las lágrimas que bebo son eternamente efímeras.
Mercedes Martínez
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
“Son cosas de la edad”. Llevaba tanto tiempo escuchando esas
palabras, que ya no las cuestionaba. Al principio, debía entenderlo
porque la juventud es así, apasionada, impulsiva, impetuosa...
Entre los treinta y los cuarenta, debía comprenderlo, porque todo
se debía al estrés y a los agobios por culpa del trabajo. Con más
de cincuenta es normal que se le agriara el carácter, a quién no le
pasa. A partir de los sesenta, uno ya empieza a chochear, debía
aceptarlo. Pero, ahora todo llegaba demasiado tarde. El abrazo
desesperado y las lágrimas de arrepentimiento llegaban tarde.
Aun así, y aunque ahora su cuerpo se desvanecía entre unos
brazos ensangrentados, y aunque su aliento se extinguía entre
unos labios fríos, ella sabía que una vez más lo perdonaría.
Ezequiel Ardila
Y fue entonces, cuando el ya viejo Orfeo, nostálgico y frustrado
por no haber conseguido traer de vuelta a su bella Euridíce, volvió
al Hades en el que le volvieron a imponer las mismas condiciones.
Hizo todo el camino de vuelta sosteniendo la arrugada mano de
Euridíce, sin mirarla, a sabiendas de que si lo hacía, volvería a
perderla allí.
Estaban a punto de montar en la barca de Caronte, cuando
recordó, que era viernes noche, y que su Madrid-Barça se emitía a
la misma hora que el Sálvame Deluxe que veía su amada, y
finalmente decidió mirarla.
En su casa solo había un televisor.
Cosas de la edad.
Isabel Leal
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Tema 2. El microrrelato tendrá que tener las palabras: Carta-FraileSilencio
Fray “mendrugo” era un fraile de los que ya quedan pocos. “El
hábito no hace al monje”, éste era su caso: desaliñado, barbudo,
paticorto y un tanto contrahecho hacían pensar de él, un ser
siniestro y deleznable, de esos con los que no te quieres encontrar
a oscuras en una callejuela vacía en una ciudad solitaria.
Pertenecía a la orden de los cartujos, cuya norma fundamental era
el silencio más estricto que les acercaba a Dios.
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
Aquel día de noviembre llegó a sus manos la “carta misteriosa”,
lacrada y sellada en Cataluña. La abrió impaciente y ansioso por
leer su contenido. Después de haberla “devorado” con su
inquisidora mirada y ávido de inquietud soltó una estruendosa y
sonora carcajada en medio del refectorio, causando el asombro y
perplejidad de los otros monjes; soltando en medio del silencio
sepulcral del convento: ¡ joder, por fin ya soy padre!
Fernando Sardiña
Lo sabía, sabía que era un error...Había intentado luchar contra
ello, pero la tentación era demasiado potente para un alma
pecadora como la suya. Le había extrañado no ver a nadie hasta
llegar a la salida y la huida había sido extrañamente fácil. Hasta
había encontrado ropa para cambiarse...
Los dedos le tamborileaban nerviosos sobre la tela de
aterciopelado verde. Ahí estaban, mirándolo, brillantes,
impertérritos, con ese ruidito tan característico que producían al
chocarse uno con otro y que sólo de oírlo, le temblaba hasta el
alma...Se hizo un silencio reverencial. Suspiró y cerró los ojos, no
podían fallarle. Era todo, o nada. Su última carta en juego. Los
agarró con suavidad, sintiendo su pulido tacto, escuchó su tintineo
y los dados se deslizaron por el tapete
Remangándose las faldas y corriendo desaforado por los pasillos
del convento, el fraile fugitivo corría a confesar su falta hasta la
próxima partida. Mientras, el padre prior, espiando al prófugo
desde la ventana de su celda, entonaba el “mea culpa”. No en
vano había encomendado la jugada a Dios, a la Santísima Trinidad
y a todos los Santos. Ya tenían nueva campana.
María José Rozas
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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Tras una angosta travesía de seis días en su trineo de siempre, el
viejo y siempre eficiente cartero esquimal encontró a su último
destinatario, Alfredo, experto ornitólogo español que aguardaba
desde hacía días la llegada de esa carta. Tomaron un té juntos, y
Alfredo pudo romper el silencio del último mes, vivido sin más
visitas que los graciosos frailecillos. Al quedar de nuevo en
soledad, descubrió el contenido del sobre: una foto de su hija de
dos años felicitándole el año nuevo. Le dio un beso eterno, lloró
una única lágrima y volvió a su trabajo.
Israel Orantos
Silencio, cállame con
un beso
Tú, mi super woman
que me elevas hasta el
cielo
Escríbeme una carta
cada vez que el corazón
grite te quiero.
Que aunque nos separen
kilómetros,
siempre estaré contigo.
Que cada vez que
me necesites sabes que
puedes contar conmigo.
Porque somos y seremos
algo más que un
capricho.
Marta Paredes
Nadie en la abadía recordaba en qué año había ingresado fray
Facundo en la comunidad. La muerte del anterior prior le había
convertido en el padre más longevo. Su mutismo (por voto o por
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
defecto físico) generaba desconfianza entre el resto de fieles.
Sobre todo porque, desde que los muros le recordaban,
desempeñaba la labor de abrir y leer las cartas del resto de
hermanos y de dejarlas sobre la mesa del abad, si recogían
palabras o comentarios de la carne del mundo. En silencio,
masticaba la pulpa ácida de las familias, escrutaba y tragaba su
soledad. Nunca hubo sobre que llevara su nombre, pero su
cuerpo se alimentaba con los matrimonios, los hijos, las
infidelidades de nombres ahogados en la garganta. Por eso,
cuando murió, se respiró un ligero alivio en un nuevo silencio
ignorante. Sólo las palomas del monasterio percibieron el seísmo
del grito sordo de su corazón al pararse y volaron en desbandada.
Mercedes Martínez
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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TEMA 3. El microrrelato debe estar narrado por un “ente no
humano”
Vida de un superhéroe
Soy Solimán, el James Boom de los superhéroes.
Soy un hombre Imán, un tipo autentico con capacidad innata, no
como esos jóvenes de ahora a los tienen que frotar con magnetita
antes de cada misión.
Mi misión es actuar en la sombra, siempre de incógnito. El trabajo
es fácil y poco arriesgado. Cuando me necesitan me envían sobre
el terreno, me infiltro en las organizaciones que hay que mermar y
mi campo magnético hace el resto: desconfigura sistemas, borra
discos duros y anula redes de comunicación. En una sociedad
como la actual soy letal. Luego vuelvo a casa y nadie se explica
qué ha pasado.
Por ahora disfruto de mi trabajo, pero sé que mi fin laboral no está
lejos. La ciencia avanza rápidamente y se crean nuevos materiales
inmunes al magnetismo.
Cuando eso ocurra me pasarán a la reserva.
Concha Giovanetti
Amor atávico
Todos los días igual. Vienes y me dejas, vienes y me dejas. Nunca
vuelves la vista atrás. No, tú, no. Soberbio, no te importa que me
quede crepitando de dolor, seca. Semental, me cubres dos veces
al día y aún crees que tengo que darte las gracias. No me importa
que el cielo me maldiga, que conmigo te apoderes de los bañistas
con sus ridículos colores; pero cuento los días para que se
deshaga todo el hielo del planeta y me tomes toda al fin. Entera y
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
para siempre.
Mercedes Martínez
"Tenía miedo de mí, tenía miedo de Él..."- pensó. Recordó cómo
había sucedido todo, cómo había llegado hasta allí. El paisaje
surgía ante él como un espacio nuevo, diferente; y sin embargo,
nada había cambiado. Era él y su forma de verlo. Notó el frío. Un
reguero de sensaciones desconocidas perturbaron su ánimo.
¿Qué sería aquello que sentía, aquel vacío, aquel retorcerse algo
por dentro? Contempló el cielo con su mirada oscura y no pudo
ver nada; por vez primera las sombras se ceñían en torno a su
figura acompañándolo. Y otra vez sintió el miedo. El miedo por
esa soledad estéril y reseca que le crecía dentro, como una raíz
muerta. Y el silencio...
Y entonces el Ángel Caído habló, y en su voz no se ocultó una
mezcla de soberbia y de melancolía: -"Ahora comprendo a lo que
me condenas, a Mí, cuyo delito fue sólo querer ser igual que tú"-.
No hubo respuesta.
María José Rozas
Prefiero ir oscura.
Los colores me parecen demasiado hipócritas para un mundo tan
gris.
Prefiero ir oscura y se ríen de mí.
Los demás siempre fueron mejores, solo por perderse entre el
rebaño.
A ellas no las critican por ir todas de blanco.
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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Hablo de pieles, ropa, sentimientos, hablo pero por ser negra
nadie me escucha.
Prefiero ir oscura y soy una oveja, soy la oveja negra.
Isabel Leal
En pocas líneas
El cuaderno de lengua andaba muy rayado porque le quedaban
pocas líneas de vida y, aunque era de pasta dura, temía que
terminaran de tatuarlo con ese tema de gramática.
"Sangría y en rojo", dijo la profesora. No quería llorar, pues se
correría la tinta.
Gerundio y participio de acabar: acabando, acabado. Doloroso
punto y final.
NOTA: la oración "gerundio y participio de acabar: acabando,
acabado" aparece en rojo en el original.
Ismael Rivera
Sin palabras
No quiero perderte
y lo digo en serio.
Me gusta tu tinta,
tu forma en la que escribes
sobre otros.
No quiero tener que borrar a nadie
que no seas tú.
No quiero estar en soledad.
No quiero decirle a otro lápiz cosas bonitas.
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
No quiero que ningún otro material
me dé escenas de celos.
No quiero borrar a nadie
que no seas tú.
Rocío Villalobos
TEMA 4. LA PAZ. El microrrelato se centrará en este tema sea cual
sea el punto de vista
Mis paces
- Sentarme en verano al atardecer en los escalones de mi patio a
observar. Ver como las lagartijas se esconden entre las piedras o a
algún gato que se pasea por los tejados y me mira desafiante. Paz.
- Entrar en una iglesia vacía y sentarme en un banco en penumbra
dejando que el silencio me imbuya. Paz.
- Dejarme caer en el sofá de casa al finalizar la jornada. Paz.
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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La otra, por la que piden las "misses" cuando ganan un concurso
de belleza, esa no existe.
Concha Giovanetti
Quizás en algún momento se nos llene de sombras la mirada y
nos perdamos en un bosque de tristezas sin camino de vuelta, y
quizás el disfraz del miedo nos ahogue sin dejar apenas un
resquicio de aire...
Si algún día te pasa, si te domina lo que más rechazas, no temas,
no te doblegues...Yo creo que algo hay en ti, HOMBRE, que se
levanta cuando menos lo esperas, que se remueve por dentro y
que grita tu nombre despojándote del egoísmo y la apatía. Yo lo
creo. Porque no basta un momento, ni siquiera una vida, para
olvidar la paz que un día sí soñaste y la luz que añoramos para
todos.
María José Rozas
Nobles efemérides
Siguiendo el protocolo, pero con aire festivo, los
europarlamentarios recorrieron a pie la Rue de la Loi y se
internaron en el Jubelpark. Era 28 de enero y los actos
conmemorativos estaban organizados con sumo cuidado. Bajo un
roble centenario y ante los objetivos de todas las cámaras, el Sr.
Presidente de la institución leyó un manifiesto casi revolucionario;
un grupo de jóvenes subió al estrado para cantar una canción
reivindicativa; la premiada escritora siria Bashîr Asín recitó un
emotivo poema; cien niños liberaron de sus manos el mismo
número de palomas; acto seguido, una salva de artillería atronó el
cielo; y una espesa nieve de plumas blancas cubrió el suelo y (aún
un poco más) los corazones.
Mercedes Martínez
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
Sin Paz en Neverland
Lo que no sabía Campanilla es que su amigo Peter salía todas las
noches de luna llena a amenazar con su cuchillo a todos los niños
que no querían acompañarle al país de nunca jamás.
Belén Paredes
24 de enero de 2015. La noche es espesa, de esas de avanzar con
cuchillo en mano para abrir paso entre la niebla. Atajo cruzando el
cementerio, no quiero otra bronca de mis padres por llegar tarde.
Tropiezo con una vieja lápida y caigo al suelo. La linterna de mi
móvil alumbra las letras grabadas en la piedra. Me recorre un
escalofrío. Leo escrito mi nombre, y dos fechas: el día que nací y, al
lado, el 25 de enero de 2015. Desde el pueblo llega el primero de
los doce golpes de campana que marcan la medianoche. De
repente, siento que soy incapaz de respirar...
Israel Orantos
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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TEMA 5. El microrrelato tendrá que tener las palabras Noche,
Cuchillo y Campana
...Y fue en aquella mágica noche, la primera de miles que vendrían
a tu lado, mi dulce campanilla, cuando sentí en mi piel el filo del
pequeño cuchillo que abriría la puerta que te traería a mis brazos.
Raquel Martín
Cuchillos sin hojas.
Templanzas caóticas.
Desastres ordenados.
Cajones cerrados.
Campanas mudas.
Botones sin blusa.
Noches soleadas.
Sonrisas a medias.
Musas sin influencia.
Rotos cosidos.
Mentiras enteras.
Silencio, y nada más, vacíos llenos y los cristales por limpiar.
Isabel Leal
Niebla densa, las campanas de la iglesia marcan la medianoche y
Jack el destripador comienza su ronda cuchillo en mano… la
suerte está echada.
Concha Giovanetti
Sabía que la oscuridad de la noche sería su mejor aliada y debía
aprovecharlo. Bajó de la cama procurando hacer el menor ruido
posible, aunque por un momento estuvo a punto de echarlo todo
a perder. Solo en el silencio de la noche, se puede percibir el
sonido de una sábana que roza la piel, la compresión de un
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
colchón bajo un cuerpo que se incorpora, las pisadas de unos pies
desnudos… debía ser muy cuidadoso. Se encaminó decidido y
sigiloso hacia la cocina. La puerta no debía chirriar al abrirla, y no
chirrió. Los cuchillos deberían estar en su lugar, y no se equivocó.
Los tocó casi a oscuras y eligió uno de los más afilados para que
su corte fuese limpio y rápido. Si dudarlo, se encaminó hacia el
lugar en el que yacía su víctima. Encendió su teléfono móvil para
crear una iluminación incapaz de despertar a nadie, pero suficiente
para facilitar su misión. Justo cuando el cuchillo atravesaba la
cálida carne, el nerviosismo le jugó una mala pasada: golpeó con
el codo una de las cazuelas que colgaban de la pared y cayó al
suelo produciendo un estruendoso repique de campanas. En ese
momento, la luz de la cocina se encendió y vio a su mujer en la
puerta con una mirada desafiante, mientras él escondía
torpemente un pedazo de chorizo. Una vez más, la veladora de su
colesterol había ganado la partida.
Ezequiel Ardila
En la empedrada calle se escuchó el rítmico arrastre de unos pasos
heridos, y un estertor grotesco y aterrado atravesó el silencio
espeso de la noche. A lo lejos el melancólico tañido de una
campana tocaba a muertos.
María José Rozas
La deuda
Aunque sabía que tarde o temprano volvería, su mirada helada se
me clavó como un cuchillo. Ni siquiera se molestó en recordarme
mi promesa.
Sonó la campana, comenzó su noche.
María Dolores Chavero
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Monotonie
Dehors, un brouillard à couper au couteau, la nuit a rendu l'âme
depuis longtemps mais l'obscurité persiste.
Dedans, des visages maussades, la grisaille déteint dans leurs yeux
embrumés d'ennui et de lassitude. L'apathie règne.
Soudain le brouhaha éclate, les yeux pétillent, les mots jaillissent
de ces bouches auparavant closes, les rires fusent.
La cloche a sonné, la récré a commencé¡
Margarita Romero
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TEMA 6. DISCAPACIDAD. El microrrelato se centrará en este tema
sea cual sea el punto de vista
En este mundo de maniquíes, de vidas cortadas por el mismo
patrón, de agujas que cosen por siempre con el mismo pespunte
la esencia del alma de cada ser....
A veces, solo a veces, quiere el sastre torcer la tiza que dibuja la
tela con un nuevo boceto donde falta algo....o sobra, q más da. Y
entonces......a la originalidad se le pone nombre: "discapacitado",
porque no se puede permitir q lo distinto, lo original, pueda llegar
en algún momento a ser mejor q la rutina de lo igual.
Raquel Martín
No sé qué tienes o qué te pasa, me lo pregunto cada vez que fijo
mis ojos en tu mirada clara, intentando ahondar en no sé qué aún,
sin saber ni qué busco ... Se me derrumba el alma porque no
entiendo, porque me siento inútil y torpe al no saber…Casi puedo
oír las interferencias que separan mi forma de quererte de la tuya,
y cómo van dibujando una coraza que te tapa de los pies a la
cabeza, y que equivocadamente me hacen pensar que estás muy
lejos de donde yo me hallo... Entonces, doy un pasito más, un
poquito más cerca, que apenas se note lo avanzado, para que no
me huyas ni te asustes... y de pronto creo vislumbrar una chispa
fugaz en tu carita, algo que me dice “sé que eres tú, estás ahí, y me
quieres”,y me siento pletórico porque sigues ahí, mirándome, con
apenas un atisbo de sonrisa pero que para mí marca la
esperanzada diferencia.
María José Rozas
Dioses de la calle
Le dijeron que no podría.
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Agarró firmemente las ruedas de su silla, y la convirtió en el
skateboard mejor propulsado de la historia.
Isabel Leal
Benditos discapacitados
Como eran irremediables sus excesos de lectura, de justicia y de
corazón, tomó la lanza, el baciyelmo y la palabra y desfizo
nuestros entuertos y menguó nuestras miserias.
Mercedes Martínez
Para gustos, nacieron los colores:
El blanco con su pureza eterna. El rojo que viste las pasiones más
desenfrenadas. El amarillo que tiñe los celos de los enamorados. El
negro que abre la puerta a la escritura de la tiza y los sueños. El
verde que muestra la luz al final del túnel con sus ilusiones y
esperanzas.
¿Quién dijo entonces q un sólo color debe brillar por encima de
los demás?
Si sólo con la unión de todos ellos podemos escribir la historia de
la humanidad.
Raquel Martín
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TEMA 7. EDUCACIÓN
¿Por qué tenía que ir a aquella escuela? Se preguntaba cada
mañana mientras que recorría las 8 millas que separaban su aldea
del pueblo vecino. Total, si faltaba… ningún niño iba a echarlo de
menos....Su arrastrada imagen de miseria y el pasado de su familia
eran una brecha insuperable. Y así día tras día, seguía
andando....No se daba cuenta de que unos ojos amigos lo
observaban cariñosamente a diario al sentarse en su pupitre.
Alejandra Gallardo.
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... Orientación , diagnóstico, dictamen de escolarización, currículum, adaptaciones significativas... y ante todo y detrás de todos,
estaba ella , la miré, nos miramos, en sus ojos se veía la sombra
que deja el miedo y la inseguridad, la necesidad de ser reconocida
distinta y a la vez de ser admitida como igual , entonces descubrí
que yo quería estar a su lado.
Mercedes Martín Rivera
TEMA 8. CARTAS DE AMOR
Hace semanas que rompió a llover en nuestro cuarto. A las pocas
horas ya nos habíamos hecho hábiles en abrazos-pirueta sobre el
parqué líquido. Diez días tardó el musgo en crecer entre las
páginas de los libros; diecisiente, en que un cardumen de peces se
colara bajo las sábanas. En apenas décimas de segundo se
empapó el paraguas de calcetines que me zurciste ayer. Desde el
jueves las anémonas que han brotado en mis pulmones no me
dejan paladear el aire.
Serio, el doctor me ha comunicado hoy que el amor, digo el dolor,
es inevitable y que, por más que queramos, siempre ha sido inútil
intentar retener la espuma de los días.
Mercedes Martínez
Soñaba que escribía cartas de amor y que nadie leía...
Soñaba que escribía cartas de amor y que nadie leía,
te amo en verso y prosa, le decía,
en este claroscuro del que aún no he salido
y repaso tu firma en la dedicatoria de un libro de hace ya veinte
años,
porque quiero absorber un poco de aquello que tú eras...
Soñaba que escribía cartas de amor y que nadie leía,
te quiero en un antes y un después, continuaba,
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mi astrolabio se asoma a tu mirada cada noche
y contemplo el rumbo de la estrella que me lleva a tu boca
persiguiendo la silueta de unos besos.
Soñaba que escribía cartas de amor...
María José Rozas
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pedro herrero
José
GUTIÉRREZLLAMA
México
2016
MIS_ANTROPO-FOBVIAS
Catálogo (fragmento)
a Georges Pèrec,
Tengo fobia a:
A las mujeres que no dejan huella y a las que manchan las
camisas.
(GUICAFOBIA: f. Temor de las brujas y la brujería).
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A los criminales que huelen el miedo de sus víctimas y a
los policías sin olfato.
(OSFRESIOFOBIA: f. Miedo de oler y a los olores).
Al cálculo mental y al eyaculador precoz.
(ATAXIOFOBIA: f. Miedo a la ataxia o descoordinación muscular).
A los exámenes de conciencia y de manejo.
(TESTOFOBIA: Temor a los tests).
A los que hacen promesas de amor eterno y celebran su
cumpleaños.
(CRONOFOBIA: f. Miedo mórbido al paso del tiempo).
A los que mastican las ideas y se cepillan los dientes.
(AUTOMISOFOBIA: f. Temor de estar sucio).
A las que hablan en lenguaje corporal, en voz baja y sin
tetas.
(ERTOFOBIA: f. Temor enfermizo a sonrojarse).
A los que alimentan a sus mascotas y combaten sus
demonios.
(DEMONOFOBIA: f. Miedo de los demonios).
A los que se dan golpes de pecho sin empuñar una daga.
(AIGMOFOBIA: f. Miedo de los objetos puntiagudos).
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A los que construyen castillos en el aire y sin calabozos.
(CASTELOFOBIA: f. Temor de los castillos).
Referencias.
1.- test: Del inglés. test. m. Prueba destinada a evaluar conocimientos
o aptitudes. pl. tests.
2.- Masticar las ideas: expr. Las ideas, como los alimentos, también se
pueden hacer puré para facilitar su digestión (entendimiento).
Imagen:
©PEREC: PENSAR Y CLASIFICAR, por Adolfo Vásquez
Rocca. Técnica Mixta: Emulsión fotográfica, Tinta, Acrílico y
Carboncillo (En Artelista).
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cony pedraza
EN LA FALTA
Adriana
LISNOVSKY
Argentina
Entro en la falta. Quiero asomarme al pedazo de nosotros
que se cayó al piso cuando hablábamos sentados en el
sillón del living. Quiero ver si ese pedazo se rompió. Ya
hubo otras roturas en mi vida, trozos míos y de otro,
desparramados en la alfombra y no lo quise ver. Pretendí
juntar, pegar, amalgamar. Volverme amnésica, convertirme
en idiota. Inconscientemente. Si me hubiese dado cuenta
(que imbécil) aquellos restos inservibles hubiesen ido a
parar a la basura, al tacho del material que no se recicla.
Y ahora, acunada otra vez por el insomnio, trato de
encontrar algún saber, yo, justo yo, que nunca supe nada.
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Descifrar que amortigua más el golpe de la soledad. Tu
abrazo, tu respiración acompasada, el bulto de tu cuerpo
en la penumbra, el estirar la mano y sentir que no soy una
mitad de lo que una vez fui, porque sigue habiendo un
hombre en mi costado. Los dos platos en la mesa, el qué
hacemos el sábado, que tarde que viniste, claro yo
también te quiero, hagamos otra vez el amor para
sentirnos algo, alguien o porque me agarra un ataque
repentino y te amo hasta la muerte, como nunca amé a
nadie, y me quiero dormir adentro de tus vísceras y que no
tengas pasado y que me quieras desde el día que naciste.
Quiero saber en qué palabra exacta tuya yo parto, me voy
por la otra ruta, hago el camino de Santiago, y vos te vas
para Luján caminando y después volvés en micro. Yo no.
Me quedo en Santiago tomando vino en las posadas,
conociendo peregrinos, sabiendo, permitiéndome saber
que no creo en Dios, sencillamente, sin debates ni posturas
extremas. No creo porque sé. Ahí aparece un saber mío.
De los pocos que tengo. Y vos con tu fe de cabotaje,
argumentando colérico las razones de porqué Dios existe,
de sus designios, de sus misterios, de sus premios y
castigos.
Y entonces veo en el reloj que son las cinco de la mañana,
me hago otro té y pienso que une y qué desune. ¿Unen los
cuerpos y desunen las palabras? ¿O al revés? ¿Qué mitiga
más la angustia? Un abrazo. Tu mano masajeándome la
espalda, justo en el momento en que mi alma necesita
desesperadamente que una mano le roce, y mi alma que
es espalda y es piel, que es contacto y aliento.
¿O las palabras? Las que dijiste justo en el momento en
que yo caía al abismo y como un paracaídas me elevaron,
me elevaron cuando ya veía las trizas de mi carne y de mis
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huesos sobre el asfalto. Y las trágicamente dichas. Esas
palabras que nunca debiste decir. Porque ahí el paracaídas
fue velo y el velo se cayó, y en lugar de tu cara hermosa, vi
una cara vulgar y desagradable.
Y me pregunto, pero ahora soy incapaz de contestarme, si
puedo vivir con lo que no tendrías que haber dicho o si
podría vivir sin tu abrazo. Es evidente que algo está de más
o que algo estará de menos.
En un momento voy a entrar al cuarto y escucharé tu
respiración. En la oscuridad me acostaré, sin hacer ruido y
vos, dormido como estás me pasarás tu brazo por la
espalda, y yo como otras veces me apretaré en vos y
pensaré que es increíble que me abraces dormido. O
volveré a escuchar aquellas palabras, aquellos conceptos
de la vida que trágicamente dijiste. Tal vez tu abrazo me
haga dormir. Pero tal vez aquellas palabras hagan que el
primer rayo de sol lastime mis pupilas y que el insomnio
continúe, y que ya no pueda soñar, ni aún despierta.
Imagen:
“Sol naciente”, pintura al óleo de Claude Monet.
http://3.bp.blogspot.com/A9B7nQA2p40/TzFH3eBZZ4I/AAAAAAAABaQ/JwKHZFKd9vc/s1600/impresion-solnaciente-l.jpg
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EL RETRATO
Ángela
SABALLOS
Nicaragua
Los estás mirando a través de la hendija que deja la puerta
entreabierta. Han entrado al cuarto mientras vos los
buscabas por la casa. Los has encontrado, al fin, y ellos no
te escuchan; se miran el uno al otro ensimismados, no hay
nada más que les importe. Vos has dejado de llamarlos. No
has visto nada más que esa idílica descripción previa, pero
sabés que es el preludio de algo que dura horas y sucede
sin tomarte en cuenta. Pero te gustan. Querés oírlos y
olerlos porque siempre huelen a mar aunque estén fuera
del mismo, aunque no hayan entrado a las aguas, aunque
solamente retocen en ese cuarto y salgan luego a
acostarse en la arena.
Anteayer viste a esa pareja en la playa y la has seguido
durante dos días. Le has regalado a ella unas conchitas
rosadas y ella te ha regalado su comida. Te ha gustado su
sonrisa dorada y su pelo transparente, pero no
comprendés como sonríe tanto con los cuentos de ese
hombre.
Ya aprendiste a leer, por eso escribís en la arena y luego
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borrás, temerosa que alguien conozca tu secreto. Sólo vos
sabés que ese hombre va a morir pronto. Lo has soñado
una y otra vez, pero es difícil que alguien crea el cuento de
una niña como vos. La voz de tu hermano invade la casa,
te llama. Presurosa acudís a él y pensás contarle tu dilema,
pero preferís enseñarle tu dedo herido; él quiere mostrarte
el castillo de arena que por fin logró construir sin que el
mar lo derrumbara.
En tu sueño, ese hombre y esa mujer son los mismos y ya
no son, porque él se muere y porque ella se transforma.
Pero vos no podés avisarles. Nunca salen del cuarto. “¡Ya
no salieron nunca! ¡Ya me voy! ¡Ahí que se mueran!”, decís
y empezás a caminar, con tu hermano, hacia el mar. Estás
ausente del juego, y no podés entrar. Es un misterio que te
incomoda, porque escuchás sus risas y sus sonidos que
son iguales a los que alguna vez oíste de tu madre.
Entonces, en esas ocasiones la habías aguardado
escondida debajo del escritorio, y esperabas la voz de ella
llamándote, la seda de su ropa, su olor a canela. Sabías
que iba a buscarte y que siempre te encontraría porque
conoce todos tus escondites en la casa y en el jardín. Ahí
te metías bajo el palo de limón donde su mano no entraba
por la espina de sus ramas, pero tus oídos gozaban porque
ella te seguía y eso te hacía existir ante ella.
Pero anoche, aún en tu casa, te costó dormirte. Te da
miedo la pesadilla del hombre muerto. Tu mama se
levantó varias veces para abrazarte y quitarte el susto con
un vaso de leche. Hoy fuiste a rezarle a la Virgen. Le
pediste que la mujer rubia no muriera, que en todo caso,
se muriera él, por feo. Ahora temblás porque lo estás
viendo tendido en la playa. Muerto, como lo deseaste y lo
soñaste. Muerto. Es el mismo hombre del retrato que tu
madre guarda en el desván. Ella y él de perfil iniciando el
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viaje hacia un beso.
Imagen:
“Niña entrando al mar”, óleo sobre lienzo de lino de Joaquín Sorolla
y Bastida.
http://www.todocuadros.com.mx/sorolla/nina-entrando-al-mar.htm
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LA
SOLICITUD
Juan José
SÁNCHEZ
GONZÁLEZ
España
Pedro estaba sentado en el borde de la silla, como preparado para
salir corriendo de un momento a otro. No había pensado en que
iba a tardar tanto, pero así llevaba largos minutos. Pese al molesto
entumecimiento de sus piernas, no se atrevía a rectificar su
postura. Al otro lado de la mesa, el funcionario estudiaba con
detenimiento su solicitud. Los duros rasgos de su rostro
permanecían inmóviles, inexpresivos. Solo en sus ojos azules se
advertía un ligero movimiento al deslizar su mirada sobre la
superficie del papel. Su concentrada actitud tenía un aire solemne
que Pedro no se atrevía a interrumpir por tan poca cosa.
Al fin, el funcionario levantó su mirada del papel, dirigiéndose a
Pedro, sin que sus rasgos se alterasen lo más mínimo.
― ¿Ha traído el certificado de vida?
― El... certificado de vida...
― Sí, es un certificado que acredita que usted está vivo.
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Pedro se echó a reír, alterando el tranquilo silencio de la oficina,
pensando en que el funcionario le acompañaría en su risa. Sin
embargo, el otro mantuvo inalterable su inexpresivo semblante.
Pedro se avergonzó de la impertinencia de su propia risa.
― Disculpe, pero pensaba que se trataba de una broma... creo
que es evidente que estoy vivo.
― Puede que lo sea para usted, pero el procedimiento exige que
el interesado demuestre que está vivo mediante un certificado, de
lo contrario el expediente no se tramitará.
― Ya, ya... pero dónde puedo obtener eso.
― Debe ir a la Oficina de Inspección de Vida, Muerte y
Putrefacción, en la planta baja. En cuanto lo tenga, vuelva.
Sin más ceremonia el funcionario le devolvió la solicitud, dejando
de prestarle atención. Pedro se levantó y salió de la oficina. Sus
piernas entumecidas hacían vacilantes sus pasos. En el corredor se
detuvo, esperando a recuperarse. Después bajó por el ascensor
hasta el vestíbulo del edificio y buscó la oficina. Encontró el
nombre en un pequeño letrero dorado inserto en una lustrosa
puerta de madera. Entró en una estrecha sala de espera con un
mostrador al fondo. Tras el mostrador una risueña joven, con una
larga melena morena, atendía a un par de personas. Pedro se
acercó hasta ella.
― Buenos días, ¿qué desea? -la chica le dirigió una amable
sonrisa.
― Un certificado de vida.
― Vaya rellenando esta solicitud.
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La chica recogió un folio de una pila situada en uno de los
extremos del mostrador y se lo entregó.
― Si tiene alguna duda, no dude en preguntarme.
Pedro se apartó a un lado del mostrador con la solicitud en la
mano. Tan solo debía escribir su nombre, número de DNI,
dirección y señalar la casilla correspondiente al tipo de certificado
que quería, de vida, muerte o putrefacción. Estuvo a punto de
echarse de nuevo a reír, pero esta vez logró contenerse. La chica
había terminado con las otras personas y se acercó hasta él.
― ¿Todo bien?
― Sí... por favor... respóndame a una pequeña duda... ¿de verdad
que alguna vez alguien ha solicitado un certificado de muerte o de
putrefacción?
― Oh, por favor, háblame de tú... la verdad es que en los cinco
años que llevo aquí nadie ha venido para que le certifiquen que
está muerto o podrido... pero si la administración lo cree
necesario...
― Entiendo... ¿cuánto tardarán en darme el certificado?
― Oh, eso es muy rápido, en cuanto supere la prueba...
― ¿Prueba, qué prueba? -Fermín, que se había inclinado
ligeramente sobre el mostrador mientras rellenaba la solicitud se
irguió, asustado.
― No te preocupes, es muy sencilla, solo tienes que demostrar
que estás vivo.
― ¿Pero no lo parezco?
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― A mí me parece que sí, pero yo de estas cosas no entiendo...
disculpa, yo solo atiendo al público -respondió la chica un tanto
azorada, en tono de disculpa.
Pedro le entregó la solicitud, que la chica llevó sin pérdida de
tiempo a una dependencia a la que daba acceso una puerta
localizada tras el mostrador. Un cuarto de hora después, por otra
puerta situada en una pared lateral, salió un hombre de unos
cincuenta años, alto y delgado, completamente calvo, enfundado
en una estrecha bata blanca que, con una voz potente y grave, le
llamó por su nombre. Le hizo entrar en una habitación sin
ventanas, en la que solo encontró un espejo, una silla y una mesa
con una olla, un plato vacío y una cuchara. El hombre le explicó
brevemente que la prueba se componía de tres partes: exhalar su
aliento en el espejo, dar una vuelta a la habitación saltando a la
pata coja y comerse un plato de cocido. Pedro contemplaba
perplejo el serio rostro de aquel hombre. Era evidente que no
estaba de broma.
― ¿De verdad que hace falta esto para demostrar que estoy vivo?
― Es el procedimiento -respondió el hombre alzándose de
hombros.
― ¿Pero quién establece el procedimiento?
El hombre volvió a alzarse de hombros, indicándole con un breve
gesto de la mano la ubicación del espejo para que no retrasara
más el inicio de la prueba. No le llevó mucho tiempo completar
satisfactoriamente las dos primeras partes, si bien en la última se
retrasó más de lo debido a causa de lo duro que estaban los
garbanzos del cocido. Aun así le expidió el certificado,
advirtiéndole que, pasados cinco minutos, caducaría.
Pedro echó a correr hacia la oficina en la que tenía que entregar su
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solicitud. Prescindió del ascensor, subiendo por las escaleras hasta
el tercer piso, llegando tan fatigado que a punto estuvo de
vomitar el cocido ante el inexpresivo funcionario de los ojos
azules. Este revisó el certificado y lo selló junto con la solicitud.
Cuando Pedro se disponía a salir de la oficina, el funcionario le
retuvo.
― Disculpe, se me olvidaba indicarle que este procedimiento
exige una prueba de fe.
― ¿Una qué? ¿Desde cuándo el estado se ha vuelto confesional?
― Es una prueba de su fe en la administración.
― Venga ya, ahora sí que se trata de una broma.
El funcionario encajó sin inmutarse la protesta de Pedro.
― Puede considerarlo como quiera, pero si en un plazo de diez
días hábiles no aporta un certificado de prueba de fe, su solicitud
será desestimada.
Pedro resopló alzándose de hombros, dispuesto de nuevo a
someterse a los absurdos requisitos que exigía el procedimiento.
― ¿Dónde puedo obtenerlo?
― En la oficina de Confianza Legítima, se encuentra en este
mismo edificio, en el sótano.
Esta vez Pedro utilizó el ascensor para bajar. Buscó la oficina
indicada recorriendo los angostos y oscuros pasillos del sótano,
llenos de gente tan desorientada como él. Al fin dio con ella en el
rincón más profundo de aquel vasto edificio.
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Llamó a la puerta. Le abrió una mujer rubia, de mediana estatura,
de aspecto algo desaliñado, envuelta en una holgada bata blanca
que parecía flotar sobre su delgado cuerpo. Debía de tener unos
cuarenta años, aunque aparentaba muchos más a causa de las
prematuras arrugas que cubrían su rostro.
―Usted dirá.
― Necesito un certificado de prueba de fe.
― Pase.
La oficina era una habitación pequeña, sin más mobiliario que una
mesa de despacho cubierta de papeles desordenados y una silla.
Lo más llamativo y extraño de la estancia era un ancho agujero
abierto en su centro, carente de cualquier protección, y que
parecía muy profundo. La mujer le señaló el agujero, aunque la
mirada de Pedro se clavó en él nada más verlo, explicándole que
la prueba de fe consistía en saltar dentro. Si su fe en la
administración era sincera, de algún modo se salvaría, si no... el
fondo del agujero estaba a cincuenta metros de profundidad.
Tampoco la rubia bromeaba.
― Proceda, por favor -la voz de la mujer mostraba más
resignación que autoridad.
― ¿Pretende de verdad que me tire a ese pozo?
― Usted ha solicitado...
― Sí, sé lo que he solicitado... lo que no quiero es matarme.
― Si tiene fe en la administración se salvará.
― ¿Alguien se ha salvado alguna vez?
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La mujer desvió la mirada hacia un lado, dando un profundo
suspiro.
―En los quince años que llevo aquí no he expedido ningún
certificado de prueba de fe.
― ¿Y no le extraña? ¿Es que a nadie le extrañan los requisitos que
exige la administración, es que nadie se plantea que son absurdos,
inútiles y... hasta peligrosos?
― Señor, nosotros somos profesionales y nos debemos a nuestro
trabajo... seguimos las instrucciones que nos dan los organismos
superiores, no estamos aquí para cuestionar las razones que tiene
la administración a la hora de establecer estos procedimientos.
― ¿Y os da igual a qué tipo de situaciones exponéis a la gente? señaló con sus dedos temblorosos el agujero- Eso es una muerte
segura.
― Señor, la administración considera que si un administrado tiene
una fe absoluta en ella se salvará.
― ¿Y si no?
La mujer se alzó de hombros.
― Es evidente que usted carece de fe en la administración, es
absurdo que intente siquiera la prueba.
― Pero necesito ese certificado.
― La única forma de obtenerlo es realizando la prueba.
― Si salto a ese agujero me mataré.
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― Si tiene fe se salvará.
Era inútil continuar la discusión con esa mujer que, como los
demás funcionarios de aquella administración, nunca parecían
cuestionar las delirantes instrucciones que recibían de los órganos
superiores. Es más, todos desempeñaban su trabajo con una
eficacia y diligencia admirables, estremecedoras, esforzándose
inútilmente por hacer eficiente la locura. Pedro no estaba
dispuesto a seguir adelante con su solicitud si ello significaba la
muerte. Salió de la oficina sin despedirse de la resignada
funcionaria.
Sin embargo, mientras deambulaba perdido por los corredores
del sótano, le asaltó una duda. ¿No se estaría precipitando? Cierto
que el procedimiento exigía cosas que carecían de sentido, al
menos desde su punto de vista. Pero bien pudiera ser que se
equivocara. La seguridad con la que actuaban esos funcionarios,
su incuestionada confianza en la validez del procedimiento, la
seriedad con la que afrontaban todas las pruebas, incluso las más
ridículas, eran indicios que debían hacerle pensar que los
procedimientos administrativos estaban fundados en sólidas
razones. Además, él no era el único en someterse a ellos. Millones
de personas se sometían diariamente a las actuaciones de la
administración, confiándole la gestión de sus intereses y derechos,
y resultaba que, de todos esos millones de cabezas pensantes, tan
solo la suya cuestionaba su validez y legitimidad. Tan generalizada
aceptación solo podía significar que la administración poseía
legitimidad para actuar. Lo que a su conciencia individual aparecía
como absurdo, el consentimiento de la mayoría lo hacía lógico y
legítimo. Era un principio básico de la democracia. Rebelarse
contra el modo de proceder de la administración era tan absurdo
como rebelarse contra la idea comúnmente compartida de que el
cielo diurno es azul.
Admitiendo que se había equivocado, volvió a llamar a la puerta
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de la Oficina de Confianza Legítima. La funcionaria volvió a
recibirle sin hacerle ningún reproche. Quizás estuviera
acostumbrada a esa clase de infantiles reacciones. Pedro,
concentrado en su recién descubierta fe en la administración, se
lanzó sin vacilar al interior del agujero. La funcionaria esperó un
par de minutos. No hubo reacción. Después se dirigió a la mesa y
en un informe anotó, junto a los datos personales de Pedro, la
expresión “fe insuficiente”, lo que implicaba la inmediata
desestimación de su solicitud.
Imagen:
“Noche estrellada”, óleo sobre tela de Vincent van Gogh.
http://www.vangoghgallery.com/es/catalogo/pinturas/508/Noche-estrellada.html
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MACU
María
Concepción
PEDRAZA
México
Tu sobrenombre nació de un autor anónimo, Macu. Te lo
puso algún vecino o compañero, ninguno se acuerda.
Naciste la noche de luna rota, cuarto menguante. Desde
entonces tu vida fue igual, incompleta. Eras solitaria de
oficio o más bien por destino, la de cabello rizado que se
escondía entre las ramas del olivo. Tus amigas eran las
abejas del panal; corazón líquido, rosa invernal… solo a ti
se te ocurrió ponerles nombre. Los de tu generación, la de
mil novecientos treinta y cinco, aún recuerdan que veías
luz de colores en ellos. A Chana la hartaste más de una vez
expresándole una y otra vez tus cosas.
―Nana, Efraín, el que dices que está muerto se durmió
ayer conmigo porque tuve miedo.
― ¿Cómo?, ¡no te escuché!- respondía haciéndose la
sorda.
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Nuestros viejos nunca comprendieron porque su hija
estaba, loca.
Al bajar del árbol, el día en que ni los gallos cantaron,
fragmentaste tus colores con los que según decías
respiraba el aire. Lo único que alcanzaste a pronunciar fue:
que la señora que vivía en la tercera lápida del panteón,
estaba contigo y que te ibas con ella. Tenías apenas
dieciséis años. Pero, no fue para siempre. Comenzaste a
rondar la casa como alma sin cuerpo. Al apagar la luz se
percibía tu presencia, mientras ráfagas de viento helado
penetraban por debajo del portón. Una noche, cansado de
no dormir, decidí encarar la percepción y apareciste tal
como habías sido, pero levitabas sobre la pared.
―Macu, ¡qué quieres!
―Descansar. Irme de este mundo. Necesito
ayuda.
Libérame. El secreto está en el mausoleo. Tercera tumba.
Ya no te vi más y literalmente quedé mudo por la
impresión durante varias semanas.
Muy a pesar de eso, comencé a indagar en antiguos
escritos familiares, guardados en el desván. La sepultura
en el panteón era de María Cuca del Moro, nuestra
bisabuela. Fue déspota y ambiciosa. Acabó con
su
hermana para quedarse con toda la herencia de sus
padres. Murió al pie del olivo, loca. Tu pecado original
Macu, fue cargar con el suyo. Heredaste en tu genética su
destrucción. Me enseñé a pedir perdón por tu
responsabilidad y también por la responsabilidad mal
empleada de ella, nuestra bisabuela. No volviste más. Tu
alma se liberó de éste mundo, lo supe porque el día que
recé con toda mi devoción en el cielo brillo la luna nueva.
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
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También me liberé yo. Salí del valle misterioso de lo
sobrenatural y recuperé la voz. Dejamos de ser la familia
de locos.
En ocasiones, cuando veo enjambres de abejas en el
campo, parece que adivino sus nombres y recuerdo
cuando me decías: cógelas, no pican, ¡besan!
Imagen:
Fotografía Kirlian de concha de Nautilus
http://images.fineartamerica.com/images-medium-large/nautilus-shell-kirlianphotograph-boothgarion.jpg
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
judy garcía allende
MITÓMANO
Alberto
MARTÍNEZ.MÁRQUEZ
Puerto Rico
2016
quisiera enraizarme
el polvo
de ausencia
para con ello
dar lustre
a mi existencia
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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YO
En la memoria hay árboles
aferrados al polvo
Francisco Hernández
desde qué puntos cardinales
armo el mapa avieso de mi memoria?
bastaría con juntar con vehemencia
el norte
el sur
el este
y
el oeste?
edificar una geografía de espejos ruinosos
sedientos de voces y de cuerpos?
hay murmullos que escapan
por el borde invisible de las horas
una lluvia de agonías moja las raíces
del aquí y del allá
del todo y de la nada
si el giroscopio se doblega
ante el fogonazo de sombras
que azota mi mente
cómo extraer con éxito la semilla del tiempo
me asomo por la ventana de ceniza
para abrazar las palabras oscuras
que perpetúan mi propia lejanía
ceñido al polvo
despierto al silencio
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
49
hoy son 49 primaveras
con sus golpes de espuma
al mapa del corazón
con un huracán de besos
para abrasar el alma
hoy son 49 otoños
con sus vientos de locura
que espantan el espanto
con su hiel lúdica
que sazona mis angustias
hoy son 49 inviernos
apalabrados en la luz
que habita en mi sombra
años abrasados de alegría
en la enjundia del deseo
hoy son 49 veranos
en las playas de mis ojos
49 formas disímiles de llamarme alberto
y regresar con al festivo asombro de los días
Imagen:
“Luna del 29 de agosto 2016”. De Alberto MartínezMárquez
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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ESA MUJER
QUE PASA*
José Manuel
SOLÁ
Puerto Rico
Esa mujer que pasa tiene algo de estrella,
el resplandor que deja la lluvia en la amapola,
un pétalo en el alma, iluminada y bella.
Diría que el planeta se levanta en su huella
cuando en la noche alta, por la arena y a solas,
va deshilando un canto de azules caracolas.
Esa mujer que pasa se me parece a ella...
A esa mujer la he visto, no sé dónde ni cuándo,
pero sé que la he visto solitaria, cantando,
igual que aquella otra que no puedo olvidar...
y al mirarme en sus ojos inclina la cabeza
como si comprendiese la infinita tristeza
que me deja en el alma su mirada de mar...
*El poema fue escrito cuando el autor contaba con 14 años de edad.
Imagen:
www.google.com
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
DESPUÉS DE
TU
MEDIANOCHE
Judy
GARCÍA
ALLENDE
Puerto Rico
2016
Esta carta, tanteo de cariño y de sincera admiración; va
dirigida a un amigo poeta puertorriqueño, como respuesta
inmediata a un correo suyo cuyo asunto leía: Medianoche
del viernes, escrito el pasado viernes 28 de mayo de 2016.
Por razones no relacionadas con él, no alcancé a leer su
correo hasta días después. Ni pude esa noche, ni he
podido aún, olvidar sus palabras. Comparto, con su
consentimiento, y a petición de otro amigo, mi respuesta y
una parte del escrito que la inspiró, con la confianza de
sembrar buenas semillas.
Quienes me conocen de muchos años saben de
dónde vengo, saben que no me dejé derrotar por la
pobreza
-por la extrema pobreza, debo decir- en medio de la
cual nací y fui criado. Muchos pudieron ver los
golpes recibidos
(y algunos -solo algunos, claro está- tomaron parte
del acoso). Aun así viví, o intenté vivir, la vida recta,
con valores,
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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principios, ideales. Siempre fui solidario. También fui
solitario. Pero mi corazón nunca fue solitario, no.
Hoy, rayando la curva de los 72 años, siento el
cansancio natural de la edad, la frustración de no poderme
mover bien
debido a mi condición de salud, a que mi mano
izquierda no me responda, a que mis pies hinchados me
hagan tambalear
constantemente y sobre todo, al peso de
la soledad.
*******
Lo que quería decir con las primeras palabras
es que no me quejo. Cuando alguno me
pregunta digo que estoy bien.
Y procuro hablar con el mejor sentido del
humor.
*******
Lo que sí quiero dejarles saber es que ya no
alimento ilusiones, ni siquiera ideales. ¿La
poesía? Eso es algo que se secó…
Esto le respondí a mi amigo-poeta, con toda la intención
de recordarle que sus palabras no han sido en vano, ni lo
serán:
No siempre puedo leer mis correos. Es más, hay tantas y
tantas veces que no lo hago. Suele ocurrir cuando pasan
de 1,200. Me abruman.
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
Hoy leí tu correo. Casi lloro. Es la verdad. Hoy quise decirte
algunas cosas que ya sabes, pero quizás hayas olvidado.
Eres un caballero especial, un hombre de sonrisa amplia, y
franca, capaz de alegrar cualquier tarde nublada. La
sensibilidad que cargas en tu corazón, esa nobleza
constante que transpiran tus palabras, no son cualidades
comunes ni corrientes. Aunque la vida te esté golpeando
fuerte, aunque haya muchísimas ocasiones en las que
quieras claudicar, aunque haya días en los que no quisieras
estar presente; debes saber que tu existencia, tus palabras,
tus versos, tu dulzura, tu alegría; han sido motivos de
inspiración para muchos más.
Te conocí por tus palabras. Te conocí por tus versos. Te
comencé a llamar amigo cuando tus versos me resultaban
no solo familiares sino también cercanos. Me convertí en
tu admiradora, por voluntad propia. Y hoy, claro que me
duele saber que lo pasas mal. No sé cómo lo haré, ni
cuándo. Nunca tengo tiempo para casi nada, pero mi
corazón me grita que necesito visitar Caguas, buscar tu
casa, con balcón o sin balcón, y con todo el gusto del
mundo pasar una tarde leyendo tus poemas. No hay uno
solo, ni uno, que no me conmueva. Eres uno de nuestros
mejores poetas, y mejor aún, uno noble, dulce y bueno.
Tus versos no destilan veneno como otros tantos. Tus
versos no promueven la envidia, ni el rencor, ni la
venganza, ni la mentira, ni la hipocresía. Tus versos saben a
amor, a nostalgias, a sueños perdidos pero latentes.
Yo venía naciendo
cuando ya tú eras pétalo,
cuando ya tú eras tierra amanecida,
cuando ya tú eras surco de piel madura y virgen,
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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cuando ya en ti latían todos los resplandores;
yo venía naciendo y traía la lluvia tierna y recia
de mi fuerza de niño
de mi primer momento,
de aquel abrir los ojos a tu aurora…
José Manuel
¡Ay poeta! Si tan solo supieras el bien que has legado con
tus versos…
Te abrazo desde aquí, recíbelo con gozo, con la promesa
de que pronto llegaré hasta tu puerta para abrazarte como
quiero.
Tu admiradora,
Yo
Imagen:
www.google.com
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
SOY
ESCRITORA
Sandra J.
KUILAN
Puerto Rico
2016
Crecí leyendo lo mismo que todo el mundo leía en la
escuela. Aún recuerdo el asombro de tener en mis manos
aquella novela -que entonces no entendía y tanto me
aburría-. Más tarde, otras obras lograron conquistarme y
con el pasar del tiempo comprendí, que cada libro, como
tantas cosas en la vida, tienen su tiempo, su momento.
Aprendí que cada etapa venía acompañada de un tipo de
lectura diferente. La clave estaba en husmear en los
anaqueles hasta dar con ese libro que nos atrapara y nos
alejara del tiempo real para embarcarnos en su propio
tiempo. Y leer se volvió una necesidad. Entonces, llegó ese
otro momento, cuando leer no fue suficiente, dio paso a la
escritura.
Tímida e insegura, se derramó la tinta formando versos
nuevos. La poesía fue más seductora, por ella empecé, y se
encargó de desenterrar viejos sentimientos. La voz poética
es delatora y cuando una se ve así, desnuda, se asusta y
emprende la absurda tarea de cubrir los huecos, los
abismos… pero ya es tarde. El susto nos empuja a la prosa
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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y allí nos instalamos, en la comodidad de la tercera
persona. Con la prosa, se asoma el lenguaje atrevido,
resonante, onomatopéyico… Nace una forma única y nos
aferramos aún más al mundo de la palabra. Nos
obsesionamos con romper reglas, con transgredir las
fórmulas trilladas. Cruzamos las fronteras entre la ficción y
la experiencia, entre lo real y lo imposible, hasta que se
tiene el valor de compartir un manuscrito, someterlo a la
crítica. Primero, de los amigos, porque están obligados a
emitir un veredicto generoso, pero sincero, justo. Después,
de los otros.
Cuando se tiene el valor de compartir un pedazo de
mundo interior, o lo que soñamos ser, nos da miedo.
Miedo, porque después de leer a Corretjer, una no se
atreve a nombrarse poeta. Miedo, porque después de leer
a Bosch, una no se atreve a llamarse narradora. Miedo,
porque después de leer a Martí y a Carpentier, y a otros
grandes maestros, una no se atreve a llamarse escritora.
Pero cuando la mente se asoma a la página en blanco, se
despiertan las palabras nuevas, y alumbran como rayos
poderos a la mente inquieta. Entonces, una voz interior me
grita: ESCRIBE ESCRITORA. El miedo desaparece, y otra vez
me libero en forma de verso y prosa.
Imagen:
www.google.com
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
MÁS ALLÁ DEL
TIEMPO
Marcos
REYES DÁVILA
Puerto Rico
2016
Adaptación de la presentación que realizara el catedrático
puertorriqueño, Marcos Reyes Dávila, sobre la obra Más allá
del tiempo, Julia de Burgos de la investigadora y académica
cubana Dra. Yolanda Ricardo Garcell, el pasado 28 de abril
de 2016 en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de
Humacao.
Yolanda Ricardo Garcell es muy conocida entre los
académicos de Puerto Rico, y en este recinto en particular,
porque nos ha hecho el obsequio de numerosas visitas,
desde aquella remota mañana –hace 20 años– en la que
llegó intempestivamente a leer en nuestro teatro, y
hombro con hombro, la misma conferencia que nosotros
sobre Hostos y Martí, solo que ella miró el tema como
cubana y antillana –y con espejuelos rotos–, y yo, como un
puertorriqueño-antillano... sin espejuelos. Desde entonces
la hemos recibido en otras ocasiones, entre ellas, para la
presentación de su libro sobre “Hostos y la mujer”, y la del
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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simposio dedicado a Julia de Burgos celebrado aquí en
febrero de 2015. Es profesora titular de la Universidad de
La Habana, investigadora y ensayista sobre el pensamiento
caribeño en general, y sobre la creación literaria de la
mujer en el Caribe en particular. Es doctora en Filosofía y
en Ciencias del Arte de la Universidad de Praga; miembro
de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y
de la Academia de Ciencias de Cuba; Directora del Instituto
de Literatura y Lingüística de Cuba, y por si fuera poco,
amiga mía. Favor que me hace.
Ahora, poco después del simposio de Julia, y a solo dos
años del centenario de su natalicio, Yolanda nos trae de
regalo este libro sobre nuestra poeta nacional, Julia de
Burgos, y coincide otra vez, hombro con hombro, como
parto de gemelos, con la publicación en EXÉGESIS de las
Actas de nuestro Simposio dedicado a Julia. El libro de
Yolanda, publicado por la Editorial Patria, está oloroso
todavía a recién nacido de imprenta. Se titula “Más allá del
tiempo: Julia de Burgos” –título como de película o novela–
y tiene 321 páginas. Tras las dedicatorias, el libro incluye
tres largos epígrafes, uno de Virgilio López, de la Academia
de Ciencias de Cuba; otro de Vivian Auffant, catedrática del
Recinto de Río Piedras, y de Marcos Reyes Dávila, segura
errata.
El índice demarca 14 partes, que incluyen, tras los
agradecimientos, un prólogo de Virgilio López; una
introducción de la propia autora; nueve capítulos. Además
una bibliografía de 284 entradas; una antología de poemas
segregados según varios criterios como, por ejemplo,
aquellos de tono lírico y de resistencia, los intensamente
líricos, los poemas comprometidos con causas sociales o
políticas, los de inspiración cubana. A eso añade una
iconografía con 20 fotos, y un índice onomástico –de
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
nombres–, temático y toponímico. El arte y diseño de
portada es de Alí Francis García, miembro de la Comisión
del centenario de Julia. Un libro más abarcador y completo
que este es muy difícil de esperar.
Los nueve capítulos, conforme a lo que anticipa en su
introducción la propia autora, tratan someramente los
siguientes temas. El primero, ofrece el germinar
de la escritora que fue Julia de Burgos. En el segundo, le
sigue los pasos por su estancia en Cuba. En el tercer
capítulo analiza su obra poética. El cuarto se ocupa
de su producción en los años estadounidenses. El quinto
se adentra en ese gran y largo movimiento en favor de la
liberación de la mujer, en cuerpo y conciencia.
El sexto capítulo se ocupa de su poesía militante. El
séptimo, explora sus nexos con la historia literaria de
Puerto Rico. El octavo, pretende definir una poética en
Julia desde el punto de vista teórico. Y en el noveno,
demarca su legado para la cultura puertorriqueña, caribeña
y universal. Se trata de un cuerpo de exégesis de alrededor
de 165 páginas. Tarea de gigantes.
La obra tiene como uno de sus muchos méritos
sobresalientes el hecho de que coloca la obra de Julia
dentro de un contexto mucho más amplio que el nuestro –
es decir, el de la literatura puertorriqueña–, para
proyectarse
al
ámbito
caribeño
particularmente,
hispanoamericano en segundo plano, y por vía de sus
recursos de análisis, al ámbito universal. Tamaña amplitud
la encontramos muy pocas veces porque requiere de una
vasta erudición, que pocos poseen, y de un trabajo muy
riguroso y arduo. Entre sus méritos sobresalientes se
destaca, en segundo lugar, el bagaje crítico, es decir, el
muy diverso y rico uso de recursos críticos que incluyen las
perspectivas y enfoques más recientes de la teoría literaria
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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del mundo occidental, sin olvidar la crítica y los enfoques
canónicos, tradicionales y nuestros, del Caribe.
En tercer lugar, Yolanda recoge, hace uso y resume una
gran porción de la crítica y los puntos de vista que
desde su adolescencia han comentado, analizado y
valorado la obra de Julia, incluido el simposio celebrado
aquí el pasado año, que, aunque no estaba publicado aun
cuando se redactó el libro, se mantuvo en la memoria de
quien estuvo presente durante el mismo, y desde luego,
tuvo también, la oportunidad de oír muchas de las
presentaciones y de conversarlas con sus autores. Por otra
parte, cuarto mérito, Yolanda no solo recopila y trabaja con
gran parte de la obra crítica existente hasta el momento
sobre Julia, sino que también aporta datos nuevos
producto de sus investigaciones en los archivos de Cuba,
principalmente.
Por si todo lo anterior fuera poco, repito, queda aún por
señalar el mérito mayor –quinto– de este libro. Me refiero
al análisis que hace Yolanda, realizado con lupa y con
microscopio, lo mismo que con telescopios, es decir,
minucioso y detallado, pieza por pieza, lo mismo que
generalizado, deductivo e inductivo, y por raptos,
argumentativo. Un análisis que parte de la crítica previa y
ajena, la repasa y recuerda en cada paso, para luego
matizarla y corregir con nuevos tintes, los puntos de vista,
y también los datos. Yolanda hace uso de un discurso –un
lenguaje– particularmente riguroso y científico, sólido y
denso, aunque se levantan con harta frecuencia las
apreciaciones que solo la más franca admiración, y el ojo y
la voz de un poeta, puede articular. Es decir, que el cariñito
se le escapa travieso a la catedrática. Así como en su
novedoso intento de definir una poética de la obra de
Julia, dentro del contexto amplio de la literatura caribeña y
de la latinoamericana, así en el análisis de los poemas de
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
Julia, los versos que toca Yolanda con su palabra, quedan,
ante el lector, iluminados, resplandecientes, como palabras
de encantamiento.
Es imposible comentar cada señalamiento a lo largo del
libro, por razones de tiempo nos limitaremos a arar solo
unos pocos. Yolanda comenta, al principio y al final,
porque es ineludible hacerlo, esa controversia
desafortunada que ha girado en torno a Julia, controversia
asida a una nota propia de las "chismosas" peruanas. Me
refiero a aquellos que ‘desvirtúan el sentido de su vida’
(31) y ‘cuestionan sus rumbos de vida y letras’ (190).
Yolanda Ricardo no esconde nombres y apellidos, en
ambas ocasiones. Recuerda incluso el equívoco que
provocó una pieza teatral de Manuel Méndez Ballester
titulada “Julia de Burgos y su amante secreto” (68), puesto
que la obra alude como amante al Río Grande Loíza,
protagonista de uno de sus más recordados y celebrados
poemas, aunque surja en efecto de la controversia
suscitada por su relación con Juan Isidro Jimenes Grullón.
Indudablemente Julia sufrió en carne propia, con la
fatalidad de una heroína de tragedia, su determinación de
tener vida propia y de realizarla a la altura de los hombres,
y más allá. Fue una joven divorciada, con todo el estigma
que ello suponía entonces, que vivió un amor intenso con
un hombre casado. Se dio a la bebida y se alcoholizó en
algún momento durante su estadía en la ciudad de Nueva
York. Pero ni siquiera eso apagó la llama de su creatividad.
Más que de las manchas del sol, hablar debemos de la luz,
nos enseñó Martí y nos lo recuerda Yolanda. Y añade, que
“no es serio mostrar solamente la cara externa
de lo acontecido. Un análisis riguroso –y sobre todo
humano– requiere hurgar –nos dice– en las motivaciones,
en las presiones, en la herencia acumulada de infortunios,
desamparos, rivalidades, humillaciones, discriminaciones”.
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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¿Es que no sabemos que varios hermanos de Julia
murieron en la infancia de desnutrición?
En la historia de la literatura, y muy bien lo desentierra de
las distancias del olvido Yolanda, las mujeres tuvieron una
época de despegue, ardua y sufrida, en sus luchas
emancipadoras. Julia pertenece a ese grupo de mujeres
que escala cumbres bastante solitarias en el inicio del siglo
veinte; de mujeres decididas a quebrar la ‘sexualidad
colonizada’. Comienza, y comienzan aun, a escribir una
literatura que se resiste a seguir, servilmente, el canon de
los hombres. Comienza a escribir desde su propio cuerpo
para descubrir su propio rostro, ese que acaso descubriera
en las aguas de su río. Ese es uno de los sentidos que
articulan
su
primer
libro:
“Poema
en
veinte
surcos”. Recordamos que la obra comienza con ese poema
de remembranza whitmaniana, “A Julia de Burgos”, y
termina con otro de la misma estirpe que atrapa como un
magno paréntesis el libro todo. Me refiero a “Yo misma fui
mi ruta”. Con esa determinación proclamada, y con esa
“tea en la mano”, inicia Julia su vida de poeta.
Muchos sugieren que tuvo amoríos con Luis Llorens Torres
porque él la proyectó a la cumbre de la ciudad letrada
apenas iniciaba su carrera literaria. Otros la vinculan con
Juan Antonio Corretjer porque este la acogió en Nueva
York incorporándola al grupo editorial del semanario
“Pueblos Hispanos” que dirigía él. Otras atribuciones de
mujer irresistible se le han hecho, mas no creo que incluya,
muy a su pesar, a Josemilio González, el destacadísimo
crítico y poeta más o menos de su edad, que quedó
prendado de ella con solo verla pasar. Tal parece que, en
efecto, Julia era altamente atractiva, quizás por su belleza
física, o quizás por su carácter indomable y su espíritu de
sueño. Si no asusta o irrita, seduce. Lo que al respecto de
88
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
estos atributos se pasa por alto es que Julia pasó por la
vida con una incandescencia que deslumbró a todos. No
es Llorens, no es Corretjer, ni ninguno en particular o en
específico. Julia fue celebrada de manera casi unánime. Por
todos. Aun la “Renacuajo” de sus pesadillas tuvo que
reconocer que algunos poemas de Julia estaban
destinados a aparecer en todas las antologías. Apenas
publica sus primeros textos en diarios y seminarios, ya
ofrece discursos de rebeldía desde la tribuna y participa en
la directiva de organizaciones patrióticas. Y ya la llaman “la
novia del río” o “la novia del nacionalismo”. Allí, a su lado,
casi niña aun, estuvo el cerebro mágico de Luis Muñoz
Marín: don Vicente Géigel Polanco. Allí, y entonces, inicia
sus trabajos en defensa de los presos políticos. No es,
pues, solo Llorens el deslumbrado con sus versos. Lo
estuvo también Francisco Matos Paoli, también preso
nacionalista, aunque no llegó a conocerla, personalmente.
Lo estuvo Juan Antonio Corretjer. Lo estuvieron todos.
Ellos y ellas. Y lo seguimos estando.
En el empeño de su rigor, Yolanda lamenta no haber
podido hallar un artículo de José Antonio Dávila,
publicado, según Julia, en la revista “América” y en “Alma
Latina”. Ignoramos si se publicó o no en “América”, pero
sabemos que sí en “Alma Latina”. En la versión que
conocemos, incluida en el volumen “Prosa”, edición de la
Sociedad de Autores Puertorriqueños de 1971, José
Antonio da cuenta de haber escrito en el 1939 un artículo
sobre “Canción de la verdad sencilla” de Julia, de ese
mismo año, que se extravió en la redacción de uno de
nuestros diarios, según dice. En el 1941 lo reconstruye, y
gracias a ello podemos conocer la valoración del famoso
poeta bayamonés sobre la poesía de Julia. Traemos el caso
a propósito porque pone en evidencia ese deslumbramiento en un texto generalmente olvidado por la
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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crítica. Bellísimo e iluminador es este texto de José
Antonio. Comienza apuntando que el libro de Julia,
aunque tiene mucho de verdad, no tiene casi nada de
canción y ninguna sencillez, Verdad, canción y sencillez son
los elementos que sustentan el título, nos dice. A su juicio,
es “uno de los libros más consistentemente abstractos e
intuitivos que tiene el verso universal”, cito, “y uno de los
más armónicos con la esfera, adelantado a la velocidad
con que se mueven nuestros estados mentales”. Añade, ahí
mismo, esta curiosa observación: “Se queda uno a veces –
dice– un poco rezagado al seguir las imágenes. La
velocidad es en ellas, lo que el tiempo es en la primera
teoría de la relatividad einsteniana: una cuarta dimensión”
(166). Dávila queda asombrado ante lo que llama “el
milagro de la imagen”, intentando esclarecer la naturaleza
de sus metáforas surrealistas. En “el mundo que se ha
creado Julia”, dice José Antonio, “el cuerpo sube al celeste
aposento del espíritu”, de modo que –añade luego– “se
deriva la sensación de que si Julia se le quedara mirando
fijamente a una cebolla de Bermuda, sería muy capaz de
transformarla en una rosa de Jericó” (169). Concluye Dávila
lo siguiente: “Será ella una de las grandes iluminadas, en la
más biológica, la más antigua, y la más respetable de las
experiencias humanas” (170). Y que conste que José
Antonio, entonces, vivía aislado y agobiado por la
tuberculosis.
Como se ve, Julia pasó como una estrella por dondequiera
que fue mientras vivió dentro del contexto del mundo
caribeño. Como ocurrió en Puerto Rico, ocurrió en Cuba.
Juan Bosch, ex presidente de la República Dominicana,
Juan Marinello, Raúl Roa, Nicolás Guillén. Incluso el Nobel
chileno Pablo Neruda, y muchos más. Si se tiene en cuenta
que esos libros de Julia fueron escritos por una joven de
entre 24 y 27 años de edad, mujer mulata, nacida en un
90
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
hogar rural empobrecido, el asombro camina sobre una
cuerda floja. Camina.
El asunto de sus amores con Juan Isidro Jimenes Grullón es
otro de los aspectos preferidos en los novelones, pues
algunos críticos y biógrafos han querido adjudicarle al
rompimiento entre ellos el final trágico de Julia de Burgos.
Fue Julia quien, por el contrario, rompió con Juan Isidro.
Una lectura atenta a los trozos de sus cartas publicadas en
el libro de Yvette Jiménez de Báez –“Julia de Burgos. Vida y
poesía”, de 1966– debió bastar para despejar desde
entonces esas inferencias. La lectura de las “Cartas a
Consuelo” confirman sin lugar a duda el aserto. Julia
rompió con Juan Isidro, y no al revés. Lo hizo a pesar del
amor, movida por la dignidad. Jimenes, tras el divorcio,
desprovisto de esa excusa, se negó a formalizar su relación
sentimental con Julia... mientras vivieran sus padres. De
modo que, tanto por negarse, después del divorcio, a
poner a Julia en la posición que le correspondía, como por
la pretensión de celar y reducir a la vida doméstica a una
mujer rebelde, un ser humano excepcional que ya había
aportado, aportaba, y aspiraba a aportar aún más a un
destino más justo para la humanidad, la determinación de
Julia era final y firme. Así consta en las cartas a Consuelo
escritas en el momento mismo de los sucesos. Yolanda
aporta el dato de que Julia aparece matriculada
nuevamente en la Universidad de La Habana tras el suceso.
De modo que es indudable que Julia pretendía continuar
su vida. Eso intentó hacer en el ambiento inhóspito, poco
hospitalario para una mujer divorciada, mestiza y pobre, de
Nueva York.
“El mar y tú”, ese libro póstumo que Julia escribe en Cuba,
nació enraizado en su amor vivo por Juan Isidro. Pero ya
incluía a principios de 1941 un grupo de “poemas
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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torturados y trágicos”, le dice Julia a su hermana Consuelo.
Esos poemas recogen seguramente la experiencia de las
dificultades y tropiezos ya emergentes, en su relación con
Juan Isidro. Quizás por los periodos en los que él la dejaba
sola para ir a dar conferencias por regiones de Cuba, pero
también, muy seguramente, por las crisis ocasionadas por
los celos de él, por su empeño de disfrazarla de mujer
“puritana”, por su afán de mantener encerrado lo que
nació viento, y por la indecisión de un hombre débil,
incapaz de resolver con dignidad y valor su situación de
pareja con Julia. Pienso, creo, que su decisión de posponer,
¡por más de diez años!, la publicación de “El mar y tú”, para
terminar y publicar antes “Campo”, libro de poemas de
tema social y proletario que ya nada debe al mar ni al río,
obedece, en parte, al despego, quizás herido aun, quizás
defraudado, de algo que quería dejar atrás, abandonado.
Quizás por eso “El mar y tú” resultó ser a la larga, un libro
póstumo.
Quizás
–nuevamente
sea
dicho–
sea
correcta,
esencialmente, la interpretación de la exégesis de Ivette
López Jiménez, recogida por Yolanda, sobre el tema del
silencio en la “Canción de la verdad sencilla”. “En ti me he
silenciado”, dice Julia. En efecto, este repetido silencio, este
callarse, bien puede obedecer no solo al silencio
autoimpuesto o impuesto a la mujer en el mundo de los
hombres, sino también a las circunstancias políticas de
mordaza, de persecución, tanto de nacionalistas como de
comunistas en un país en guerra y de un imperio colonial
que aun hoy nos aplasta y amordaza. Sabemos que Julia
tenía carpeta en el FBI, y que era vigilada, y que le
traducían sus poemas. Pero aun cabría pensar que ese
silencio pudiera responder a otros motivos. Quizás, la
intención de reducir, no presionar, las circunstancias
tirantes de una relación próxima al naufragio. Pero ni una
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
ni la otra explicación concuerda, en mi opinión, con el tan
señalado carácter rebelde, la irrenunciable dignidad de una
mujer que se lanza a la vida con la tea en la mano.
“En ti me he silenciado”, dice el verso, con sublime
armonía. Con la más sublime entrega. Y es que me seduce
otra interpretación plausible. Quizás en varias ocasiones
el silencio pudo ser provocado por una situación de
éxtasis, esa del amor cuando deviene divino, extasiado, el
“quedéme y olvidéme entre las azucenas olvidado” que
decía Juan de la Cruz, pero en sentido humano. Quizás,
sencillamente, una sensación de plenitud que solo el amor
puede producir. ¿Quién no lo sabe? Termino estas palabras
citando a Yolanda: “Su obra posee –nos dice– lo que le
pertenece por entero, lo realmente imperecedero, la
condición de la perennidad en la memoria del arte y del
mejoramiento humano de savia puertorriqueña, caribeña y
latinoamericana, y también martiana. Entonces es válido
decir que, desde este punto de vista, no cuentan los que
han cuestionado sus rumbos de vida y letras que –si no
han quedado– quedarán en el camino” (190).
En el epígrafe del libro, dicho ahora aquí como sentencia
final, Yolanda coloca estos versos de Julia:
“No vengo del naufragio que es ronda de los débiles:
mi conciencia robusta nada en luz de infinito”.
Gracias infinitas, Yolanda, por este beso de hermanos.
Imagen:
Portada de la obra Más allá del tiempo, Julia de Burgos de
Yolanda Ricardo Garcell
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emilia oliva
ángel gonzález g.
ana isabel alvea
enrique sánchez sotelo
INTRODUCCIÓN Estimados lectores,
En esta nueva edición te presentamos una nueva y excelsa
selección de poesía:
-
El niño sirio, de Diego Agúndez
Sacrificio, de David González
Lavando el pelo a mi madre, de Denise Duhamel
Razón de lucha, de Vicente Muñoz Álvarez y
Rayos X, de Carlos Salem.
Por supuesto y como es costumbre en esta sección, los
poemas vienen acompañados de muy bellas y artísticas
imágenes, cortesía de Ángel González G.
Esperamos disfrutes de este gran encuentro de poética y
plástica.
José Gutiérrez-Llama
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EL NIÑO SIRIO
Diego
AGÚNDEZ
Tú no te has muerto, Aylan.
Puedo escucharte cantando como un pájaro pequeño
en mi conciencia.
Estás escondido y mirando
desde la rendija de la puerta del vestíbulo del alma,
haces pompas de jabón con tus pulmones encharcados
y levantas castillos con nuestras toneladas de carne
conmovida.
Estás navegando en tu barca llena de conchas y piratas
por el mar,
mientras tu padre y tu madre van contándote cuentos
y cada uno de nosotros te busca escondido por casa,
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buscándote en el día anterior al de alguien encontrándote
en la orilla.
Ahora marchas a dormir, chiquillo,
en la paz de un gigantesco dormitorio.
Pero tú no has muerto aún, tú mi pájaro pequeño,
porque incluso mientras duermes puedo escuchar
que tu respiración revolotea
en mi conciencia.
Ilustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
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SACRIFICIO
David
GONZÁLEZ
me llamo david,
y
me esfuerzo, me esfuerzo,
dios sabe que me esfuerzo,
dios sabe lo mucho que me esfuerzo,
y
aunque no sea quién para decirlo,
no solo lo digo, lo escribo:
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no creo haber obrado del todo
mal,
pero nada,
no hay nada que hacer:
el suelo que labro
no me quiere dar sus frutos,
el suelo que labro
no me quiere dar sus frutos,
como a caín,
pero yo me llamo david,
ya te lo he dicho,
y
ni siquiera tengo un hermano
al que matar.
Imagen:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
LAVANDO EL
PELO A MI
MADRE
Denise
DUHAMEL
No se puede duchar a causa del cable del gotero, los
puntos de la mano. Todo su cuerpo le duele, los
hematomas en forma de riñón en uno de sus costados –
inflamaciones del color de las ciruelas-, el agarrotamiento
de brazos y piernas. Inclina su cabeza sobre la pila,
compruebo la temperatura del agua y la rocío con la
misma sustancia con la que aclaro los platos. Su pelo se
oscurece, del blanco al gris. Me mojo la camiseta sin
querer, por accidente. Le enjabono con fuerza porque sé
que es la única manera de hacerle sentirse bien.
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Hubo un tiempo en que yo era lo suficientemente
pequeña como para bañarme en esta pila de la cocina,
como es natural ya no soy la misma, nuestras células, las
que más resisten, sólo viven diez años. Recuerdo un anillo
de boda junto a la jabonera y la forma en que me arropaba
con la toalla. Ahora su anillo está aplastado debido al
siniestro y ya no se puede decir que sea un círculo
precisamente. Hace unos días estaba revolviendo en el
cesto, buscando sus llaves, seguro de que se encontraban
allí enterradas, salpicándose con el agua que le di para
beber de esta misma pila, buscando el engañoso extremo
de la cama, ardiendo de fiebre por los estafilococos.
Le seco con rapidez dado que su espalda empieza a sufrir
calambres. Le hago sentarse y le froto la cabeza hasta
dejarla lo más seca posible. El peine hace rayas donde yo
solía practicar el alfabeto.
Ilustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
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RAZÓN DE
LUCHA
Vicente
MUÑOZ
ÁLVAREZ
44 años
la cabeza rota
el corazón reseco
la salud quebrada
y aquí estoy
domingo por la mañana
frente al ordenador
mientras mi compañera
- 25 duerme plácidamente
en el cuarto de al lado
la contemplo
desnuda
unos segundos
al ir al servicio
su ilusión
su fe en la vida
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su confianza en mí
motivos suficientes
para seguir luchando
Ilustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
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RAYOS X
Carlos
SALEM
Esta es la historia de un niño gilipollas que soñaba con
tener una visión de Rayos X para ver las bragas de las
niñas, y se pasaba horas frente a una cómoda, mirando
fijamente los cajones cerrados. Se creía a medias los
cómics de súper héroes. No soñaba con volar, le importaba
un carajo ser invulnerable, la visión de calor le parecía un
truco barato, y lo de la súper fuerza le sonaba a
impotencia de soldado. Él quería ver bajo los vestidos,
frenar a tiempo para no enredarse en esqueletos, y
conocer los tesoros que ocultaba su padre en los cajones
de la cómoda que cerraba con llave.
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El niño pelotudo fue creciendo, con los ojos entornados.
Usa gafas desde hace más de veinte años, ya sabe que lo
de supermán era propaganda americana, un traje con los
colores de una bandera ajena, como todas. Procura no
mirar fijamente y de cintura para abajo cuando se acerca a
una muchacha. Y algunas veces lo consigue.
Pero cuando nadie lo ve, se sienta frente a una cómoda
con los cajones cerrados e intenta atravesarlos con la
visión de Rayos X que tenía cuando sólo era un nene
boludito que empezaba a escalar por la pendiente de las
dudas, en busca de varias certezas y una miopía.
Como no lo consigue, se emborracha con licor de
kriptonita, rompe las viejas fotos de Lois y queda en el bar
de siempre con la Mujer Maravilla, que le hace creer que
acierta cuando él adivina el color de sus bragas.
Luego se van sin pagar, volando juntos.
Ilustración:
Cortesía de Ángel GONZÁLEZ. España.
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
josé gutiérrez-llama
espacio diseñado para la exposición de libros
que no tiene fin comercial ni de lucro
1.- Historias de vida
Montserrat Tomás
Createspace
2.- Muñeca Rusa
Ángel González González
Planeta Clandestino
3.- De canibalismo y otras filias
José Antonio Durand
UNAM. Estudios Superiores Zaragoza
4.- Hallarme yo en el mundo
Ana Isabel Alvea Sánchez
Ediciones en Huída
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5.- De la nostalgia y otros vampiros
Mara Romero
Editorial Tintanueva
6.- La vida por delante
Ana Alvea Sánchez y Jorge Díaz Martínez
Ediciones en Huída
7.- La hora del lobo
Javier Magano
Ediciones Vitruvio
8.- Sol (antología poética de Michel Seuphor)
Elisa Luengo Albuquerque
Universidad de Extremadura
9.- Cuentos del sótano V
Varios
Ediciones ENdORA
10.-Bajo tus pies la ciudad
Antonio María Flores
Luna de poniente
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11.- Hermanos de nadie
Iván Onia
Karima Editora
12.- La piel acerba
Felipe Cuevas Ruiz
JUS
13.- Pontevedra
Modesto Bará Álvarez
Editorial Discursiva
14.- Aura de luz y agua
Francisco Vélez Nieto
Guadalturia Ediciones
15.- Ebelina
Mabel Bellante
Textos intrusos
16.-PER VERSUM
Juan Kam
http://juanjosecamison.com/
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carlos hidalgo Villalba
LA JUVENTUD
(Youth)
Carlos
HIDALGO
VILLALBA
España.
2016
Me pregunto muchas veces
qué le pasa a nuestra memoria
con el paso del tiempo.
Soy incapaz de recordar a mi familia.
No me acuerdo de sus caras,
ni de su forma de hablar.
Anoche, observaba a Lina, mientras se dormía.
Y pensaba en todo ese montón de cosas
que he hecho por ella como padre.
Y las hice a propósito
para que las recordara de mayor.
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Pero al final, ella, con el paso del tiempo,
no se acordará de nada.
Demasiado esfuerzo, sabes,
un esfuerzo tremendo Mick,
con un pobre resultado.
Esta es la segunda película en habla inglesa, séptima en su
trayectoria, del director italiano Paolo Sorrentino, quien
alcanzara el cenit de su carrera con la obra maestra: “La
gran belleza” (premio Oscar a la mejor película de habla no
inglesa en 2013).
Dos amigos (que además son consuegros) de 80 años de
edad, están pasando unas vacaciones en un lujoso
balneario en Suiza, al pie de los Alpes.
Por un lado Fred Ballinger (Michael Caine), afamado
compositor y director de orquesta ya retirado y por otro,
Mick Boyle (Harvey Keitel), director de cine que desea
poder terminar su nueva película.
Mientras descansan se centran en rememorar sus vidas
pasadas y en hablar del poco tiempo que les queda,
realizando un retrato de sus vidas lleno de añoranza desde
la madurez tanto vital como creativa.
Una de las conversaciones que tienen los dos amigos
mientras pasean, concluye con el monólogo de Fred con el
que comenzamos este análisis.
A lo largo de la cinta vemos como Fred realiza un esfuerzo
denodado para evitar que una de sus populares canciones
sea interpretada por otra cantante que no sea su esposa.
Tal tozudez le hace enfrentarse a la mismísima Isabel II,
reina de Inglaterra. La explicación a esta cerril decisión se
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esclarece hacia el final de la cinta cuando el director decide
viajar a Venecia.
Paralelamente, Mick está centrado por completo en poder
terminar su última película, sabiendo que ésta va a ser un
testamento más que un film.
Y mientras luchan en estas dos batallas, se enfrentan a sus
fantasmas pasados, a nivel profesional como personal,
observando a los demás personajes que pueblan el
balneario: un actor famoso (Paul Dano), que está
preparando su siguiente personaje; un viejo, obeso y
decrépito Diego Armando Maradona; Miss America, que va
a pasar unos días como parte del premio por haber
ganado el certamen…
Lo cierto es que con el envejecimiento se van eliminando
muchos vínculos afectivos. Las personas mayores sufren
duelos, ya sea por fallecimiento de su pareja, de otros
seres queridos o de amigos, que les conducen a una
progresiva situación de aislamiento afectivo, que hay que
sumar al propio dolor de la muerte de la persona cercana.
Y cada fallecimiento les recuerda que pronto les va a tocar
a ellos.
Además, los vínculos con los hijos se suelen debilitar con la
edad, pues cada vez se ven con menos frecuencia y, en
ocasiones, cuando conviven con ellos se sienten como si
fueran una carga.
Y, como resultado de este tipo de factores, suelen darse
situaciones donde predominan las vivencias de desarraigo
y abandono, de falta de expectativas de cara al futuro, de
soledad, de aburrimiento y frustración. En más de una
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
ocasión, esta situación de desesperanza ha conducido al
suicidio como única vía de salida al sufrimiento.
Porque no es fácil lidiar con un cuerpo cada vez más
cargado de dolencias, con un notable descenso del poder
adquisitivo y con una pérdida progresiva de prestigio
personal.
Ante ello, muchas personas mayores tienden a refugiarse
en su pasado, en lo vivido, ya que es lo único que les
queda, pues el presente es sombrío y el futuro
desesperanzador.
Pero, a pesar de todo, la senectud puede ser una época
tan feliz como otra. Depende ciertamente del proyecto de
vida que se haya desarrollado con anterioridad.
“La juventud”, en definitiva, es una reflexión sobre los
estragos del tiempo y los sinsabores de la senectud, con
un discurso, tan feroz y crudo, como bello.
Una cinta que con frecuencia alcanza momentos sublimes
conjuntando sabias reflexiones, con una estupenda
fotografía y una música adecuada para cada momento.
Imagen:
www.google.com
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judy garcía allende
INTRODUCCIÓN Querido lector,
En esta edición nos acompañan los versos de nuestra
queridísima amiga Zoraida Rivera Morales.
- Las flores de mamá y
- Costuras de la vida.
Espero que disfrutes de esta sección.
Judy García Allende
Editora
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
LAS FLORES DE MAMÁ
Zoraida RIVERA MORALES
Puerto Rico, 2016
Le pregunté a mamá
sobre su flor favorita.
Sonrío. Solo miró
la foto en la pared.
Allí estaban ella y papá.
Él muy guapote de negro.
Ella tan bella, de blanco
y en sus manos cargaba
rosas, rosas casi sonrojadas
y casi anaranjadas.
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Ni una palabra,
un abrazo
y dos sonrisas.
Imagen:
www.google.com
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
COSTURAS DE LA VIDA
Zoraida RIVERA MORALES
Puerto Rico, 2016
Algunos cosen frisas
calientes como el sol
con patrones de rencor
e hilos de dolor.
Otros cosen sábanas frías
como el Polo Norte
en cuadrados de hielo,
indiferentes…
a la brisa y al tiempo.
Y hay quienes
extraen sus tijeras,
alfileres, y botones,
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
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juntan sus retazos
dispuestos a crear.
Y con poco emprenden
la aventura.
Esos calientan frías sábanas
para albergar almas ajenas,
recortan, reúsan. Crean
exclusivos diseños con sus vidas.
Evito los primeros.
Los últimos
son un regalo preciado
en el telar de mi vida.
Imagen:
www.google.com
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
lourdes bueno
INTRODUCCIÓN
Queridos lectores:
En este número queremos presentarles a una mujer de
Teatro con mayúscula. Virginia Campón ha ejercido, en
distintos momentos de su vida, las profesiones de
dramaturga, actriz, directora, profesora y monitora de
teatro, bailarina y coreógrafa, técnico de luces y sonido y
regidora; además de actuar como reportera y presentadora
en el programa televisivo La luna de Cáceres. Esta artista
polifacética se licenció en Humanidades por la Universidad
de Extremadura (2013), es diplomada en Locución y
Doblaje por el Instituto del Cine de Madrid (2012-2014) y
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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ha recibido Estudios de Interpretación en la Escuela de
Teatro y Danza de Extremadura. Esta sólida promesa del
panorama teatral español contemporáneo ha impartido,
desde 2007 hasta el presente, más de una veintena de
cursos, talleres y seminarios sobre el hecho teatral y, en la
actualidad, colabora con el grupo Zumo Animaciones
desarrollando proyectos culturales, educativos y de
animación. Como dramaturga, ha recibido nominaciones y
premios por obras como Gris, La noche de las mariposas,
Sueños de luna, La habitación o La muerte de los peces.
Edén 2020, la pieza que publicamos a continuación, parte
de una situación trágica (la repentina y devastadora
aparición de un tsunami) que propicia (o impone, según se
mire) el encuentro de dos personajes que, obligados por
las dramáticas circunstancias, tratan de sobrevivir dentro
de un supermercado abandonado. La aparición de un
“tercero en discordia” provocará dudas e inseguridades
que harán que emerjan secretos y sentimientos ocultos. En
un excelente tour de force los personajes van delineando, a
través de las palabras, sus motivaciones últimas; y la trama,
en continuo suspense, termina con un golpe de efecto
inesperado que, más que resolver cuestiones, nos plantea
una profunda reflexión sobre la capacidad de
supervivencia del ser humano.
Lourdes Bueno
Editora
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EDÉN 2020
Virginia
CAMPÓN
PÉREZ
Foto: Pedro Jiménez
PERSONAJES:
EVA: Mujer de unos 30 años.
AMARU: Mujer, 30 años.
HOMBRE: Varón de unos 35 años.
(El escenario es la reproducción de un supermercado lleno de
estantes y comida. En el frontal, un gran letrero en el que se
leerá: “Supermercados EDÉN 2020”. A la derecha, la puerta de
entrada desde la calle.)
(Los personajes aparecerán en el patio de butacas. Mientras,
la escena se mantendrá a oscuras.)
Eva: (En el patio. Simulando que todo se mueve a su
alrededor.) ¡Dios santo! ¿Qué es lo que pasa? ¡Socorro!
¿Alguien puede ayudarme? (Se agarra a las personas del
público como si fueran viandantes que sufren su misma
tragedia, entre ellos a Amaru, que está en el patio de
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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butacas.) ¡Señora! ¿Sabe algo? ¿Dónde tengo que ir?
¿Alguien puede decirme qué está pasando? ¡No se queden
parados! ¡Márchense de aquí! ¡Hay que ponerse a salvo!
¡Corran hacia algún lugar! (Desesperada.) ¡Que alguien me
ayude, por favor!
Amaru: (En el patio, a algún espectador.) ¡Suélteme! No, sé
nada... Si quieren sobrevivir... ¡corran!
(El escenario se ilumina dejándose ver el cartel luminoso de la
entrada con el letrero. De repente, todo se empezará a mover.
Los estantes caerán al suelo, desparramando la comida por el
espacio y una luz intermitente acompañada de un gran
estruendo nos informará de que está produciéndose un gran
terremoto. Los personajes se encuentran en la sala, mirando
el espacio aterradas, se tambalean. El escenario permanecerá
con su intermitente parpadeo.)
Eva: (Encontrándose con Amaru.) Por favor, ¿puedes
ayudarme...?
Amaru: ¡Déjame en paz!
Eva: No sé dónde ir...
Amaru: ¡No es problema mío!
Eva: ¿Qué está pasando? ¿Es un terremoto?
Amaru: ¡Un tsunami!
Eva: ¿Cómo?
Amaru: ¡Yo que tú correría a un lugar elevado! Esto se va a
poner feo...
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Eva: (Agarrándola.) ¡Ayúdame, por favor!
(Amaru está intentando llamar por el móvil. En el forcejeo se
cae al suelo.)
Amaru: (Empujándola. Intentando encontrar el aparato.)
¡Suelta! No queda tiempo.
(Las dos miran al fondo del patio de butacas visualizando la
gran ola que se acerca hacia ellas.)
Eva: ¡Dios Santo! ¿Qué es eso?
Amaru: ¡Corre!
Eva: ¿Y tu móvil?
Amaru: ¿Eres imbécil? ¡Corre!
Eva: (Muerta de miedo.) ¿Dónde?
Amaru: ¡Arriba!
(Huyen y llegan al escenario, que permanece con su luz
intermitente. En el patio de butacas la proyección de un
tsunami envolverá al público, que se convertirá en víctima
inocente de esta catástrofe. Cuando Eva entra en el
supermercado se queda inmóvil, mirando el desastre.)
Eva: ¡Dios santo! Se lleva a las personas, los coches... ¡Vamos
a morir! (Gritando.) ¡Corran hacia aquí!
Amaru: (Intentando apartarla de la puerta.) ¿Eres imbécil?
¡Vamos! Revisa si hay ventanas en alguna parte.
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Eva: ¿Ventanas? ¡Hay que ayudarles!
Amaru: Si las hay, moriremos ahogadas.
Eva: (Después de ver el espacio.) No hay ninguna.
Amaru: Así tal vez nos salvemos. ¡Ayúdame con esto! (Eva
no reacciona.) (Empujándola.) ¡Vamos! ¿Eres gilipollas?
Eva: ¡No puedes cerrar! ¡No podrán entrar! ¡Morirán
ahogados!
Amaru: Ya no tienen ninguna posibilidad. Quizás nosotras
sí. ¡Ayúdame!
Eva: (Sin reaccionar.) No funcionará.
Amaru: Espero que sí. Este sitio es como un búnker.
¡Vamos!
Eva: (Llorando.) ¡No puedo!
Amaru: (Agresiva.) No he llegado hasta aquí para morir por
culpa de una niñata llorona. (Empujándola.) ¡Hazlo o
moriremos!
(Cogen alguna estantería y la ponen en la puerta entre las
dos. Se escucha un estruendo. Las chicas gritan. Se oye algún
sollozo de Eva. Golpes. La luz se apaga definitivamente.)
(Poco a poco la proyección de la sala cubrirá todo el espacio,
como si el agua hubiera anegado el patio de butacas a su
paso. Todo está inundado menos el escenario. Se escucha un
gran silencio.)
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Eva: (Llorando.) ¡Los hemos dejado morir! Podían haber
sobrevivido. Pero hemos cerrado la puerta...
Amaru: No habrían llegado.
Eva: ¡No lo sabemos! No esperamos. ¡Cerramos la maldita
puerta de entrada!
Amaru: Por eso nos hemos salvado.
(La luz de unos camping-gas alumbrarán la escena. Las
mujeres deambularán por el espacio, llevarán comida. En uno
de sus viajes dejarán una radio en escena. Se apagará la luz.
Se volverá a encender y veremos cómo descorren la estantería
para desbloquear la entrada sin éxito. Se vuelve a apagar la
luz. La escena estará sonorizada con sirenas que chillan a lo
lejos.)
(A oscuras. Se ilumina la radio. Una locución radiofónica de
una voz en off.)
Voz en off: La cifra de muertos después del terremoto y el
tsunami era de 20.891 personas hasta el domingo. 5.344
personas permanecen en paradero desconocido.
11.991 hogares han sido destruidos. La cifra puede seguir
aumentando en los próximos días. Y es que cada año los
desastres naturales afectan a unos 250 millones de personas...
(Se termina la locución y se apaga la luz de la radio.)
(Con luz.)
Amaru: ¿Has vuelto a escuchar las sirenas?
Eva: Hace dos días que no oigo nada.
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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Amaru: Nos han dado por muertas.
Eva: ¿Has puesto la radio?
Amaru: No funciona. Intentaré arreglarla.
Eva: Déjame intentarlo a mí.
Amaru: (Violenta.) ¡No!
Eva: Venga, no seas tonta. Más no se puede estropear.
Amaru: (Empujándola.) ¡He dicho que no la toques!
Eva: ¿Se puede saber qué te pasa?
Amaru: (Cambiando.)
entretenida con algo.
Me
viene
bien
mantenerme
Eva: Está bien. Me voy a dormir al almacén. Hace menos frío.
Amaru: Me quedaré aquí.
(Amaru se queda sola en el escenario. Apaga el camping-gas.
Se ilumina la radio.)
Voz en off: Según la Organización Mundial de la Salud,
después de una catástrofe como la ocurrida el pasado 13 de
julio, los mayores problemas provienen de la pérdida de
infraestructuras mínimas tanto civiles como sanitarias: la
incapacidad sanitaria para atender a las víctimas. Las
infecciones, la falta de agua potable...
(A oscuras, en el escenario.)
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Eva: ¿Nos queda agua?
Amaru: Un par de botellas.
Eva: ¡No aguantaremos mucho sin beber!
Amaru: Si consigues abrir la puerta tienes toda la del
mundo.
Eva: ¡Qué graciosa!
Amaru: Puedes apartar los cadáveres y los escombros....
Agua tienes para aburrir... Curioso que vayamos a morir de
sed cuando hemos estado a punto de morir ahogadas. El
destino no tiene punto medio. Y Dios parece ser cruel al
respecto.
Eva: ¡Cállate! Dios no tiene que ver en esto.
Amaru: Tu Dios es el de “aprieta pero no ahoga”, pero el
dicho no dice nada de morir deshidratadas...
Eva: ¡Te quieres callar y dejar de decir tonterías!
Amaru: Vivo a oscuras en un supermercado desde hace
cuánto... (Pensando.) ¿Una semana? ¿Diez días? ¡He perdido
la cuenta! Sin posibilidad de salir, rodeada de lodo y
muertos, a punto de morir de sed o de frío, con un par de
horas de luz al día... ¿Y no tengo derecho a decir tonterías?
¡Creo que me he ganado ese privilegio!
Eva: Si eso te ayuda a sentirte mejor... ¡Haz lo que quieras!
Amaru: (Cambiando de tema.) ¿Podemos encender ya las
lámparas?
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Eva: (Seca.) Aún es pronto. Gastaremos todo el gas que nos
queda.
Amaru: Sin agua aguantaremos pocos días, por lo menos
que podamos ver el final de nuestra existencia.
(Se enciende la luz de las lámparas camping-gas.)
Eva: Tienes un curioso sentido del humor...
Amaru: Del que tú careces absolutamente.
Eva: Ya ves, creo que lo he perdido.
Amaru: ¡Pues no vuelvas a buscarlo porque morirás
ahogada!
Eva: ¿Quieres callarte?
Amaru: ¡No, no quiero!
Eva: ¡Llevo días oyendo tus quejas!
Amaru: ¡Habló la mojigata! (Imitándola.) “¡No sé dónde ir!
¿Alguien puede ayudarme?”.
Eva: ¡Estaba asustada!
Amaru: Como todos. ¡Si no llega a ser por mí, habrías
muerto!
Eva: Quizás tengas razón. ¡Pero eso no te da derecho a estar
todo el día quejándote!
Amaru: ¿No me da derecho? ¡Te salvé de ser uno de los
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num.4. may/jun, 2016
miles de muertos de ahí fuera!
Eva: (Sincera.) ¡Y yo te lo agradezco! Pero hay que ser
positiva.
Amaru: ¿Positiva?
Eva: Seguro que salimos de esta.
Amaru: ¿Cuántos supervivientes conoces de tsunamis?
¡Solo se cuentan los muertos!
Eva: Nosotros estamos vivas.
Amaru: Aún.
Eva: Y seguro que hay más supervivientes. ¡Nos estarán
buscando!
Amaru: Sí, yo dejé una nota en casa: “Si no me encuentran
estaré en el supermercado”.
Eva: Sigue con tu ironía, pero no sirve de nada. No
podemos salir, estamos encerradas hasta que vengan a por
nosotras. Al menos estamos a salvo y tenemos comida...
Amaru: ¿Comida? La mayoría de ella se está pudriendo o
está infecta. (Irónica.) Pero tenemos latas, lejía y lavavajillas
para aburrir... Y dos botellas de agua. ¡Estamos en el Paraíso!
¡Bienvenidas al Edén!
Eva: Podríamos estar peor...
Amaru: ¿Peor? ¡Estás de broma! Igual no te has dado
cuenta de la situación, pero vamos a morir aquí dentro.
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¿Qué sentido tiene sobrevivir a una catástrofe para morir
después de hambre o de sed? ¡No es justo! (Rompiendo. Se
levanta y deambula por la estancia.) ¡No puedo! Todo esto
me está volviendo loca. La sensación de estar aquí
encerrada. El saber que en cualquier momento todo se va a
acabar... ¡Tú me pones enferma!
Eva: (Tranquilizándola.) Amaru, no vamos a morir.
Amaru: ¿Ah no?
Eva: Mandarán a alguien.
Amaru: ¿A un supermercado en medio de ningún lugar
cubierto de lodo y agua?
Eva: Seguro que vendrán.
Amaru: A limpiar la mierda y los cadáveres. Entonces nos
encontrarán.
Eva: Por favor, no digas eso.
Amaru: ¿Sabes cuánto aguanta una persona sin beber
agua? Tres, cuatro días...
Eva: Pero aún tenemos algunos alimentos.
Amaru: (Irónica.) ¿Latas? No hay fruta o está podrida. Tengo
calambres, náuseas, mi cuerpo y mi cabeza no responden
igual. ¿Cuánto llevamos aquí?
Eva: 15 días. Me he molestado en ir apuntándolo en esa
pared.
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Amaru: ¿Para nosotras o para ellos?
Eva: ¿Para quiénes?
Amaru: Si nos vienen a buscar sabrán cuánto tiempo
esperamos.
Eva: Resistimos, Amaru. No esperamos.
Amaru: Sobrevivimos.
Eva: (Reconfortándola.) Vivimos, tú lo has dicho.
Amaru: Esto no es vida. Es una lenta agonía mientras nos
secamos por dentro. ¡Nos estamos muriendo! ¿Lo notas?
¿Tienes temblores? Pues eso es que te estás comiendo tus
propias entrañas.
Eva: Por favor, no hables de esa manera. Me entran ganas
de vomitar.
Amaru: Tus náuseas no son culpa mía, bonita. (Se dirige
hacia la puerta. Empujándola.) ¿Y aún no se puede salir?
Eva: Está atascada. Debe haber algo al otro lado.
Amaru: (Se sienta detrás de la puerta. Hundida.) Puede ser
cualquier cosa. Vi coches en los tejados de las casas. Las
paredes de los edificios se desplomaban al paso del agua.
Todo era una gran masa de escombros...
Eva: ¡Basta ya! Vamos a comer algo.
Amaru: (Irónica.) Sí, el recuerdo me ha abierto el apetito.
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Eva: Por favor.
Amaru: ¿Qué hay de menú?
Eva: Albóndigas y judías cocidas.
Amaru: ¡Yuju! Latas sin cocinar. Este debía ser el peor
supermercado del mundo. Bueno, como el Edén en el que
solo había un puto árbol de manzanas.
Eva: (Paciente.) Siéntate.
Amaru: ¿De verdad crees que vendrán a por nosotras?
Eva: Estoy segura. Tú no dejes de utilizar la radio. Por cierto,
¿dónde está?
Amaru: (Señalando el viejo aparato de radio.) Ahí al lado.
Eva: ¿No te ha contestado nadie?
Amaru: No funciona, ya te lo he dicho. Además, aunque
funcionara, el Tsunami se debió de llevar por delante todas
las comunicaciones. ¡No vendrán!
Eva: Vendrán.
(Abren las latas y empiezan a comer en una escena cotidiana
un tanto dantesca.)
Amaru: ¿Qué hacías cuando comenzó esto?
Eva: Estaba en casa.
Amaru: ¿Y ya está?
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Eva: Escuché las alarmas, pero no sabía qué pasaba. Un
policía con un megáfono gritaba que evacuáramos, pero no
daba ninguna información más. ¡No sabía qué tenía que
hacer! Hacia dónde tenía que dirigirme.
Amaru: Supongo que no lo sabía ni él. Estamos preparados
para casi todo, pero pensamos que los desastres naturales
nunca nos van a tocar a nosotros. Y pasan una y otra vez.
Eva: Nadie está preparado para lo que no puede controlar.
Amaru: Hay gente que almacena comida durante años para
estos casos.
Eva: Supongo que por mucho que guardes, si después
tienes que salir corriendo...
Amaru: ¡Unos se mueren de hambre mientras los ricos
almacenan comida que ahora flota en un mar de muertos!
Eva: Seguro que los cuerpos de salvamento pueden
recuperar parte.
Amaru: ¡Qué ironía! (Después de un silencio.) ¿Dónde
estabas?
Eva: En mi sofá... Supongo que veía algo en la tele, pero
ahora no recuerdo qué. Es curioso, ¿verdad?
Amaru: ¿Estabas sola?
Eva: Sí. Salí con mi perro de casa.
Amaru: ¿Con tu perro? ¿Te estaban evacuando y saliste con
un chucho? ¡Lo tuyo es de manual! (Burlándose.) “Si estás en
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una catástrofe ¿qué salvarías primero? Tu ropa, tus joyas, tu
perro...”. (Como si contestara Eva. Levantando la mano
infantil.) “A mi perro, señor, está claro”. ¡Eres imbécil! ¿De
dónde te han sacado? ¿De un concurso?
Eva: Siempre pensé que si pasaba una emergencia lo
salvaría a él.
Amaru: Pues qué bien, ya me quedo más tranquila. Si hay
una réplica, ¿salvarás unas cuantas latas del “frigo”?
Eva: Era mi compañero.
Amaru: ¿Y qué le pasó? Porque está claro que no se salvó
contigo. ¿Te abandonó en el camino por una perrita de su
raza?
Eva: Estábamos en la calle cuando sentimos el primer
temblor. Los árboles se caían, las cornisas de las casas
chocaban contra el suelo... Lo solté.
Amaru: Cada vez me voy sintiendo más protegida a tu lado.
¿Soltaste a lo que más querías?
Eva: Había una niña en el suelo...
Amaru: ¿La salvaste?
Eva: No llegué a tiempo. ¡Había mucha gente corriendo!
¡Corrían en todas las direcciones! ¡Gritos! La gente estaba
como loca. Desorientada. Yo también. La pisaron...
Amaru: (Muy seca.) O sea, que al final no sirvió para nada.
¡Los dejaste morir a los dos! ¡Eres un regalo!
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Eva: (Agresiva.) ¿Se puede saber qué te pasa?
Amaru: ¿A mí? Nada. Si consigues salir de esta no podrás
olvidarlo.
Eva: Supongo que como todos.
Amaru: Casi mejor estar muerta que sentirse culpable el
resto de la vida. (Se bebe el agua de la botella de un trago.
Brindando.) ¡Por el síndrome del superviviente!
Eva: (Le quita la botella vacía de las manos.) ¿Estás loca? Solo
nos queda una.
Amaru: Menos sufrimiento.
Eva: Era para compartir.
Amaru: Míralo como yo lo veo. Te estoy haciendo un favor.
Yo muero antes, así no tendrás que preocuparte de mí y si
tienes que salvar a alguien, quizás esta vez puedas hacerlo.
Pero no lo intentes conmigo. ¡Eres patética! (Burlándose.)
“Salvo a mi perro, pero ahora veo una niña. ¿Qué es más
importante? Todos corren... ¡Tengo miedo! ¡Me salvo yo!”.
¡Maldita niña mimada! ¡Si sabías que no podías hacerlo no
haber dado esperanzas!
Eva: ¡Vete a la mierda!
Amaru: No puedo estar más dentro.
Eva: En eso tienes razón.
Amaru: ¿Sabes dónde estaba yo?
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Eva: No me interesa, me he cansado de tus tonterías por
hoy. Tengo sueño. Intenta lo de la radio.
Amaru: Si no me hubieras tirado el móvil...
Eva: Fue un accidente.
Amaru: Otra de tus cagadas en la huida.
Eva: ¡Arregla el maldito aparato! O mañana lo intentaré yo.
Voy a dormirme. (Se marcha.)
Amaru: ¡La radio! Como si esto fuera una película... ¡No va a
servir de nada malgastar fuerzas en hablar por la radio!
Tampoco hubiera servido de nada el móvil. Quizás sea
mejor así. Ahora solo dan cifras de muertos y desaparecidos.
Quejándose de lo que pudo haberse evitado y no se hizo.
¡Mejor morir aquí que estar toda la vida siendo la
superviviente de la tragedia! Recordando la cara de los
muertos, de los que dejamos atrás. Si es que alguien puede
recordar algo realmente... Ahora para todos somos cifras.
(Jugando.) Me pido el número 10.955. Señores, aquí Amaru,
la víctima 10.955.
(Apaga la luz del camping-gas. A oscuras, se ilumina la
radio.) (Suena la voz en off.)
Voz en off: Una proporción demasiado elevada de la ayuda
es escasa, tardía, de calidad mediocre y sin centrarse en las
necesidades concretas de los afectados. El sistema
internacional de respuesta humanitaria será incapaz de hacer
frente a las sucesivas crisis causadas por catástrofes naturales
a menos que se inviertan en él 25.000 millones de dólares
anuales.
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(Encendiendo la lámpara.)
Eva: Amaru ¿Has oído algo?
Amaru: (Sobresaltada.) A ti gritar.
Eva: ¿Encendiste la radio?
Amaru: Ya te he dicho que está estropeada. ¡No funciona!
Eva: Te juro que he escuchado ruido.
Amaru: Serán las voces de tu conciencia. La niña gritando o
tu pobre perro ladrando... ¡Guau! ¡Guau!
Eva: ¡Zorra! ¡Dame la radio!
Amaru: (Se lo impide agresiva.) Y yo te juro que esto no
funciona.
Eva: (Intentando arrebatársela.) ¡Déjame intentarlo!
Amaru: Vete a la cama. Quizás necesitemos esas fuerzas
mañana.
Eva: ¿Me estás ocultando algo?
Amaru: ¿Yo?
(Suenan unos golpes leves en la puerta.)
Eva: ¡Calla! ¿Has oído eso?
Amaru: No oigo nada.
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(Se vuelven a escuchar. Rítmicos, al otro lado.)
Eva: ¡Creo que vienen a por nosotras!
Amaru: Puede ser el viento.
Eva: Es un sonido rítmico. ¿Lo escuchas? (Gritando y
empujando con todas sus fuerzas.) ¡Ayuda! ¡Estamos aquí!
Amaru: ¡Deja de gritar! Nadie va a escucharte.
Eva: ¡Están al otro lado!
Amaru: Algo golpea contra la puerta. ¡Puede ser cualquier
cosa!
Eva: Alguien.
Amaru: ¿Ha parado? Ya no se oye. (Iniciando el mutis.)
Vamos a dormir.
Eva: (Se dirige hacia la puerta.) ¡Estamos aquí! ¡Socorro!
(Se escucha la contestación con golpes en el exterior.)
Amaru: (La aparta de la puerta.) ¿Estás tonta? ¡Cállate!
Eva: ¡Nos están buscando! ¡Vienen a rescatarnos!
Amaru: (Irónica.) Sí, sabían que estábamos aquí. Lo que
pasa es que nos han dejado quince días de vacaciones en el
Paraíso. ¡Puede ser cualquiera!
Eva: Pero vienen a por nosotras. Igual es un equipo de
rescate que está buscando supervivientes.
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Amaru: Igual sí o igual no. No sabemos ni quién es, ni qué
quiere. Así que cállate. ¡Mejor que no sepan que estamos
aquí!
(Se vuelven a escuchar ruidos.)
Eva: (Susurrando.) Vuelve a golpear.
Amaru: Ya lo oigo. Ahora no hace falta que susurres, está
claro que te han oído.
Eva: ¿Qué vamos a hacer?
Amaru: Defendernos. (Se va y aparece con una escopeta.)
Eva: ¿De dónde has sacado eso?
Amaru: Estaba detrás del mostrador. La encontré cuando
estuvimos revisando todo.
Eva: ¿Y si vienen a ayudarnos?
Amaru: Lo más seguro es que vengan a por comida. No
sabemos qué es lo que ha pasado en estos quince días. Así
que deja de esperar a que venga tu caballero con su corcel
blanco.
Eva: No vas a hacerles daño, ¿verdad?
Amaru: Reza porque no nos lo hagan a nosotras.
Eva: Amaru, para. En estos casos, la ayuda tarda bastante.
Amaru: ¿Cuánto hace que no escuchas una sirena?
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Eva: Desde hace diez días... Más o menos.
Amaru: La ayuda ya se ha ido. Los que están ahí fuera
vienen a por comida. Y no sabemos de qué tipo.
Eva: ¿A qué te refieres?
Amaru: Que vienen a por víveres y se van a encontrar un
regalo: Dos mujeres solas.
Eva: ¿Crees que nos harán daño?
Amaru: No, si podemos evitarlo. Cuando los veamos entrar,
apaga el camping-gas. Ellos no verán nada porque vienen
desde la luz, pero yo tendré tiempo de disparar.
Eva: Yo no estoy segura de esto.
Amaru: ¿Quieres sobrevivir? ¡Pues hazme caso!
Eva: ¿Y si les golpeamos y salimos corriendo?
Amaru: ¿Dónde irías, lista? Sin documentos, papeles o algo
que te identifique.
Eva: Seguro que hay algún refugio.
(Los golpes se oyen más nítidos indicando que se acercan.)
Amaru: Cada vez suena más cerca. Los desgraciados van
rápido.
Eva: Amaru. No les dispares, por favor. No podríamos vivir
sabiendo que hemos matado a alguien.
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Amaru: Habla por ti. ¿Preparada?
Eva: Tengo miedo.
Amaru: ¡Vaya novedad! Uno, dos. Espera. Espera, aún no.
Eva: Cuando tú me digas.
Amaru: ¡Mierda esto está atascado!
Eva: ¿Qué vamos a hacer?
Amaru: ¡Joder! No lo sé.
Eva: ¡Están aquí!
Amaru: ¡No funciona!
Eva: Amaru, ¡la puerta!
Amaru: Tres.
(Eva apaga el camping-gas y Amaru golpea en la oscuridad
al desconocido. Un Hombre solo. Se vuelve a encender la luz.)
Amaru: ¡Será mamón!
Eva: ¿Viene solo?
Amaru: ¡Este es un salteador! Un carroñero. Te dije que no
iba a salvarnos. Salvamento nunca deja a uno solo. Lo hacen
por equipos para que todo el mundo esté protegido.
Eva: ¿Cómo sabes tanto?
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Amaru: No hay que ser muy listo para saber que es
peligroso moverse solo.
Eva: Le has dado un buen viaje.
Amaru: Busca algo para atarle.
Eva: ¿No nos vamos a la ciudad?
Amaru: ¿Estás loca? Si este ha venido a por comida solo, la
cosa en la ciudad tiene que estar fatal. Puede ser peor bajar.
Por ahora nos quedamos aquí.
Eva: ¿Y el agua?
Amaru: Racionaremos esa botella.
Eva: Hace un momento íbamos a morir de sed. ¡No
podemos quedarnos!
Amaru: ¡No vamos a irnos! ¡Aquí podemos sobrevivir!
Eva: ¿Cuánto tiempo?
Amaru: ¡No lo sé! ¡Déjame pensar en algo! Por ahora,
ayúdame a poner la estantería. ¡No queremos que vengan
más! No tengo muchas fuerzas. De uno aún podemos
protegernos, pero no podemos arriesgarnos. Estamos muy
débiles y ellos siempre son más fuertes...
(Eva lleva rato sin escucharla. Permanece inmóvil con la
puerta del supermercado abierta.)
(En el patio de butacas se proyectan los efectos desbastadores
del tsunami que lo ha arrasado todo.)
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Eva: ¡Dios Santo! ¿Qué hemos hecho?
Amaru. ¡Cierra la puerta! Puede haber más escondidos.
(Colocan de nuevo la estantería bloqueando la salida.)
¡Vamos!
Eva: ¡Amaru! Está todo destruido. Estábamos cubiertas de
lodo. Por eso no nos encontraron.
Amaru: No nos encontraron porque no buscaron.
Eva: En estos casos se tiran meses.
Amaru: Eso era antes, ahora no hay dinero. Hacen un poco
el paripé y recuentan muertos. Yo soy el 10.955.
Eva: ¿Qué es ese número? ¿Quién te lo ha puesto?
Amaru: Yo misma. Tú puedes ser el 10.956.
Eva: ¿De qué coño estás hablando?
Amaru: Puedes ser otro si prefieres.
Eva: ¿Te has numerado a ti misma como víctima?
Amaru: Ya lo hicieron otros cuando dejaron de buscarme.
Cuando importaba más seguir con su vida que rescatar a los
que lo habíamos perdido todo. Cuando se olvidaron que
detrás del número había una persona.
Eva: Igual no se olvidaron de nosotras.
Amaru: Ahora sí estamos abandonadas. En algún lugar
alguien estará donando dinero para la causa, sin ser
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consciente de que su gobierno es el que tiene que ayudar.
No necesito caridad sino justicia. He decidido que él será la
víctima 11.000.
Eva: Pero si no está muerto. Porque ¿no está muerto? (Le
toma el pulso.)
Amaru: Aún no. Número 10.956 ayuda a 10.955 a atar a
11.000.
Eva: No hables así. No me gusta.
Amaru: ¿Tú crees que podría haber elegido un número
mayor? Viendo lo que hay ahí fuera, creo que sí.
Eva: (Derrumbándose.) ¿Te estás escuchando? Esto no
puede ser verdad... ¡Hemos atacado a un hombre! ¡Nos
estamos volviendo locas!
Amaru: Tranquila. Saldremos de esta. Al menos nosotras
dos.
Eva: ¿Piensas matarle? Igual podemos identificarle. (Le
rebusca los bolsillos sin éxito.)
Amaru: Había pensado en preguntárselo a la policía, pero
es que la radio no funciona.
Eva: (Estallando.) ¡Estoy harta de tus ironías!
Amaru: ¡Yo no tengo la culpa de esto!
Eva: Solo piensas en ti.
Amaru: Sobrevivo, como todos. Solo que yo no voy de lo
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que no soy.
Eva: Los dejaste morir. Nos encerraste aquí.
Amaru: Solo evité que muriéramos.
Eva: Lástima que los de fuera no puedan decir lo mismo.
Amaru: ¡Me cansan tus insinuaciones! Yo no vi que te
quedaras a ayudar. Y cuando estabas, fuiste más bien un
estorbo.
Eva: ¡Lo intenté!
Amaru: ¡Intentaste salvar a tu perro!
Eva: Era lo único que tenía. Al menos traté de salvar a mi
compañero.
Amaru: Tú puede que seas una niña de papá. Pero en mi
mundo no todos son buenos. Hay guerras, muere gente.
Matamos gente. Para sobrevivir hay que elegir y eso es lo
que yo hago.
Eva: ¿Dejándolos morir?
Amaru: Mientras que tú te paseabas con tu chucho, yo huía.
Eva: ¿De qué estás hablando?
Amaru: De nada.
Eva: (Fuera de sí.) ¡¿Y tú, a cuánta gente has salvado tú?!
Amaru: (Seca.) Te salvé a ti. Uno a cero, tú aún no has
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salvado a nadie.
Eva: (Dolida.) Lo intenté.
Amaru: Si no quieres ver lo que va a pasar, quédate al
margen o abre la puerta y vete. Pero ahí fuera nadie va a
venir a salvarte. No le importamos a nadie. Somos dos
números, sin cara, sin nombre, sin vida...
Eva: No puedes estar hablando en serio. ¿De verdad piensas
eso? ¿Qué ha pasado en tu vida?
Amaru: (Agresiva.) ¡Márchate!
(La intenta sacar del supermercado. Eva al verse en peligro
cambia a una actitud más cordial y dialogante.)
Eva: Al menos espera a que se despierte y le interrogamos.
Amaru: Le tenía que haber pegado un tiro cuando entró.
Eva: ¡Espera! ¡Piensa! Él viene de fuera, sabrá lo que ha
pasado. Le preguntaremos y así averiguaremos si venía solo,
si podemos bajar a la ciudad. Sus motivos. Y si es de ayuda...
Amaru: ¡No es de ayuda! ¡Nunca vienen solos! ¡Ya te lo he
dicho! ¡Lo sé!
Eva: Pero no me has dicho por qué lo sabes.
Amaru: Seguro que es lo primero que dice para intentar
convencernos, pero en cuanto le desatemos, nos robará la
comida y nos hará daño. ¡Son todos iguales!
Eva: ¿De qué hablas? No le desataremos hasta haberlo
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juzgado. Lo prometo.
Amaru: ¿Diga lo que diga?
Eva: Diga lo que diga. Pero tampoco le haremos daño hasta
estar seguras de que miente. ¿De acuerdo?
Amaru: Está bien.
Eva: Mira, creo que está despertando.
Amaru: ¡Déjame hablar a mí! ¡No abras la boca! Mejor
escóndete hasta que yo te diga.
Eva: ¿Esconderme? ¿Por qué?
Amaru: Si se piensa que estoy yo sola, quizás intente algo y
así veremos sus verdaderas intenciones.
Eva: ¿Estás segura?
Amaru: ¡Vamos! Hemos dicho que lo haríamos a mi
manera. ¡Márchate!
(Eva se marcha. El Hombre se está despertando.)
Hombre: (Aturdido por el golpe.) ¿Qué ha pasado?
Amaru: ¿Nombre?
Hombre: ¿Qué?
Amaru: ¿Por qué estás aquí?
Hombre: Perdona, no te entiendo.
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Amaru: ¿A qué has venido?
Hombre: No sabíamos que había gente. Llevamos días de
rastreo, intentando encontrar personas bajo los escombros...
¡Tenemos que salir de aquí!
Amaru: ¿Nos estabais buscando?
Hombre: A decir verdad... La búsqueda está menos activa.
Ya no se esperaba encontrar supervivientes, ahora solo
recogemos enseres y víveres... Y recontamos cadáveres...
Amaru: ¿A eso has venido?
Hombre: Es un supermercado.
Amaru: Entonces no eres de salvamento...
Hombre: Soy policía.
Amaru: (Violenta.) ¿Policía?
Hombre: Hay miles de desaparecidos, casi es un milagro
que estéis vivas.
Amaru: (Cambiando.) ¿Estemos?
Hombre: Había otra chica contigo. La vi antes de que me
golpearas.
Amaru: No hay nadie más.
Hombre: No era tu voz la que escuché fuera.
Eva: (Entrando.) ¿Me escuchaste?
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Amaru: (Enfadada.) ¡Te dije que te quedaras escondida!
Eva: Está claro que es policía. ¡Ha venido a rescatarnos! Yo
tenía razón.
Amaru: ¿Estás tonta? ¡Es una excusa! ¡No es policía! ¿Tú lo
has visto?
Eva: ¿Cómo estás tan segura?
Amaru: ¡Lo estoy!
Hombre: ¿Me vais a desatar? ¡Tenemos que bajar a la
ciudad! Allí os atenderán... ¡No podemos quedarnos, esto no
es seguro!
Amaru: ¡No nos moveremos de aquí!
Hombre: Tenemos que bajar todas las provisiones.
Amaru: ¡Ni hablar!
Eva: ¡Amaru! ¡Podemos salvar vidas!
Amaru: (Cogiendo a Eva del brazo.) ¡No vamos a bajar!
Eva: ¿Por qué?
Amaru: ¡No me fio de él!
Hombre: Por favor, ¿podéis soltarme? No nos queda mucho
tiempo. Para entrar tuve que quitar una gran capa de
escombros y lodo. ¡Esto es inestable! La estructura ha
soportado más peso del que debía y en cualquier momento
se nos puede venir encima.
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Amaru: (A Eva.) Ni se te ocurra, está mintiendo.
Eva: (Al Hombre. Sin convencimiento.) No nos fiamos de que
seas policía.
Hombre: ¿Y por qué estáis tan seguras de que no lo soy?
Amaru: Los conozco bien.
Eva: ¿Ah, sí?
Amaru: Mi marido era policía.
Eva: ¿Marido?
Hombre: Igual no soy yo el que oculta información.
Amaru: ¡Cállate!
Eva: ¿Estás casada?
Amaru: Lo estaba.
Hombre: Soy policía. Pero ahora mismo no tengo manera
de identificarme.
Amaru: Entonces, no eres policía.
Hombre: Dejé mi documentación en la ciudad. No pensé
que iba a necesitarla. Tal vez si bajáis conmigo...
Amaru: ¿Por qué has venido solo?
Hombre: Ya os he dicho que llevamos días ahí fuera,
explorando las posibilidades... Debéis creerme, corremos
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peligro.
Eva: ¿Y solo estabas tú?
Amaru: ¡Miente!
Hombre: Es verdad que deberíamos ser más, pero ya sabéis,
cada vez hay menos gente dispuesta a ayudar, menos
voluntarios, menos dinero...
Amaru: ¡Estás mintiendo!
Hombre: ¡Os juro que os digo la verdad!
Amaru: Mi veredicto: es culpable.
Hombre: ¿Esto es un juicio?
Eva: Creemos que quieres hacernos daño.
Hombre: Si quisiera haceros daño habría venido
acompañado. No puedo obligaros a bajar. Entiendo que si
lleváis aquí desde la catástrofe estéis un poco
desorientadas... Tenéis que hidrataros y comer para que
vuestro cuerpo funcione bien... No pensáis con claridad,
necesitáis un médico.
Amaru: Pienso estupendamente.
Hombre: Tenéis que aceptar ayuda.
Amaru: Aquí el único que va a necesitar ayuda eres tú.
Eva: (A Amaru.) Tiene razón. Quizás estemos mejor en la
ciudad.
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Amaru: ¡No voy a bajar!
Eva: ¿Por qué?
Hombre: Quizás porque tiene algo que ocultar.
Amaru: ¡Cállate!
(Va a atacarle pero es detenida por Eva.)
Eva: No vas a hacerle nada. ¡Márchate!
Amaru: ¡No acepto tus órdenes!
Eva: ¡He dicho que te largues! Lo hemos hecho a tu manera.
Ahora seré yo la que haga las preguntas.
Amaru: ¡No me iré a ningún lado!
Eva: (Al Hombre.) ¿Si te suelto me la quitarás de encima y
me llevarás a la ciudad?
Amaru: ¡Eres una zorra!
Hombre: No puedo hacer lo que me pides. No puedo
obligar a nadie a hacer lo que no quiere.
Eva: ¿Si te suelto me llevarías contigo?
Hombre: Por supuesto.
Amaru: ¡Te está engañando!
Eva: Está bien. Pero tendrás que matarla. Si me lo prometes,
te dejaré marchar.
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(Amaru se va a por ella.)
Amaru: ¿Vas a dejar que me mate? ¡Ya sabía yo que no eras
de fiar!
Hombre: No soy capaz de prometerte eso...
Eva: (A Amaru. Parándola.) Es policía. No te haría daño. ¡Ya
lo has visto!
Amaru: Solo te dice lo que quieres escuchar.
Eva: Mi veredicto: es inocente.
Amaru: ¡No lo sueltes!
Eva: Le dejaremos marchar.
Hombre: ¡Basta! No me desatéis si no queréis, pero bajad a
la ciudad y decidle al jefe de policía que estoy aquí.
¡Vendrán a por mí!
Eva: ¿Lo ves?
Amaru: ¡Tú lo has dicho! No te vamos a liberar. (A Eva.) ¡Si
lo intentas siquiera os mato a los dos!
Eva: ¡Está bien! ¿Y qué vamos a hacer?
Amaru: ¡Déjame pensarlo! ¿Por qué no te vas a descansar
un rato? Tendremos que vigilarle. Mejor ir durmiendo por
turnos.
Eva: No me fío de ti.
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Amaru: No voy a hacerle nada. Lo he prometido.
Hombre: No hace falta que me vigiléis.
Amaru: ¡Cállate! (A Eva.) Nos vendrá bien pensar a las dos,
estamos muy débiles. Quizás así podamos ser más justas
con nuestro veredicto.
Eva: Solo un rato.
(Se marcha dejando a los dos personajes en escena.)
Hombre: Veo que tienes montada una especie de tiranía.
Amaru: ¡Cállate!
Hombre: Si vamos a estar aquí sería bueno que
hablásemos. Solo quiero mostrarte mis buenas intenciones.
Amaru: ¿Buenas intenciones?
Hombre: He venido a ayudar. ¿Me crees?
Amaru: Un poco tarde ¿no?
Hombre: No sabíamos que estabais aquí.
Amaru: No nos buscasteis lo suficiente.
Hombre: No me has dicho tu nombre.
Amaru: No te interesa.
Hombre: ¿Eres de por aquí?
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Amaru: Tampoco te interesa.
Hombre: Me suenas.
Amaru: Te confundes.
Hombre: Antes dijiste que tu marido es policía.
Amaru: Quizás mentí.
Hombre: ¿Lo conozco?
Amaru: ¡Déjame en paz! Mantén la boca cerrada.
Hombre: ¿Por qué creo que ocultas algo?
Amaru: Se cree el ladrón que todos son de su condición.
Hombre: ¿Es lo que te pasa a ti?
Amaru: ¡Cierra el pico o voy a incumplir mi juramento!
Hombre: ¿Puedes darme un poco de agua?
Amaru: Solo nos queda esa botella.
Hombre: ¿No hay más?
Amaru: ¡Este es el peor supermercado del mundo! ¿No lo
sabías?
Hombre: Hay muchas cosas que pueden ser útiles.
Amaru: No voy a dejar que te lleves nada. Seas policía o no.
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Hombre: Hay niños enfermos, heridos graves... ¡Necesitan
todo esto!
Amaru: No me vengas con el rollo de las necesidades. Llevo
15 días aquí, necesitando de todo y nadie vino a ayudarme.
¿Dónde estabais? ¿Dónde están mis ayudas? ¿Mi comida?
¿Mi casa?
Hombre: (Enfadado.) Quizás si vieras lo que hay ahí fuera
dejarías de preocuparte tanto por ti.
Amaru: ¿Preocuparme por mí?
Hombre: La gente se está muriendo de hambre, de heridas
causadas por los golpes. Aquí tenéis cosas que ni siquiera
utilizáis. Y solo sois dos.
Amaru: ¡No me des lecciones de humanidad! ¿Les importó
a alguno de los de ahí fuera? ¡Hemos sobrevivido solas!
¡Que hubieran subido aquí!
Hombre: Eres injusta.
Amaru: He estado quince días sin saber si iba morir, sin luz,
planteándome a cada momento si el agua nos daría para
sobrevivir. Si esa puerta se podría abrir en algún momento...
Al principio esperé paciente. Escuchaba las sirenas, comía
mis judías en silencio... ¡No tienes derecho a decirme que
soy injusta!
Hombre: Sin vuestra ayuda mucha gente morirá.
Amaru: ¡Sin su ayuda yo he conseguido salvarme!
Hombre: Yo he venido a rescataros.
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Amaru: ¿Pero no te das cuenta de que no te necesitamos?
(Irónica.) ¡Esto es el Paraíso! ¡Bienvenido al Edén!
Hombre: ¡Precisamos todo el material posible y los víveres!
Amaru: Te los llevarás por encima de mi cadáver.
Hombre: Cuando bajéis a la ciudad ya no los necesitaréis.
Amaru: Seas culpable o no, no iré a la ciudad.
Hombre: (Levantándose.) ¿Qué ocultas?
Amaru: ¡Déjame!
Hombre: Hay algo que no cuentas.
Amaru: ¡Siéntate!
Hombre: ¿Habéis cometido algún delito? ¿Por eso no
queréis bajar?
Amaru: Te sientas o te pego un tiro.
Hombre: (Le coge la escopeta.) ¿Tienes la sangre fría de
hacerlo?
Amaru: ¡Suelta!
Hombre: Quizás lo hagas porque ya lo has hecho antes. Lo
puedo ver en tus ojos.
Amaru: ¡Cuenta atrás! ¡Tres!
Hombre: ¿Es eso?
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Amaru: ¡Dos!
Hombre: Aquí estás a salvo pero abajo...
Amaru: ¡Uno!
(Cuando Eva entra, se encuentra a Amaru apuntando al
Hombre con la escopeta, este sujeta el arma por el cañón.)
Eva: (Poniéndose en medio.) ¿Qué coño haces?
Amaru: Me estaba amenazando. Solo me defendía.
Eva: Has dicho que no ibas a hacerle nada.
Amaru: No me voy a quedar parada mientras me atacan.
Eva: (Al Hombre.) ¡Tú siéntate si no quieres que el tiro te lo
pegue yo!
(El Hombre se sienta. Amaru baja el arma ante la rendición
de su enemigo.)
Eva: Será mejor que sea yo la que haga la primera guardia.
Amaru: No te voy a dejar a solas con él.
Eva: No tienes opción. (Le quita el arma.) Este es el nuevo
trato. Haces lo que te digo o la que te disparo soy yo.
Amaru: ¿Estás loca?
Eva: Aprendo deprisa.
Amaru: (Midiéndose.) No serías capaz.
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Eva: (Retándola.) No me pongas a prueba.
Amaru: ¡Suelta eso! Ambas sabemos que aún sufres por un
perro. No puedes hacerlo.
Eva: (Se acerca y le pone el cañón en la frente.) He aprendido
de ti. Tanto tiempo para lamerme las heridas han hecho que
dejen de sangrar... ¡Largo!
Amaru: Está bien.
Eva: Vete a descansar, a pensar o a lo que quieras. Pero
apártate de él. Por la mañana decidiremos qué hacer.
Hombre: Puede que por la mañana sea tarde. Es peligroso
estar aquí. Ya os he dicho...
Eva: ¡Cállate!
Amaru: No dejes que te convenza.
Eva: No voy a dejar que lo hagas tú tampoco. ¡Márchate ya!
(Amaru se va y se quedan solos los personajes.)
Hombre: Gracias.
Eva: No tienes por qué darlas.
Hombre: ¿Os conocéis desde hace mucho?
Eva: Desde el día del tsunami. No es mala persona. Me salvó
la vida.
Hombre: Quizás sea así, pero no estoy tan seguro de lo que
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dices.
Eva: ¿Qué pasó?
Hombre: Ya lo sabes, primero el terremoto y después el
tsunami.
Eva: Me refiero a qué pasó ahí fuera.
Hombre: Creo que no podría explicarlo aunque quisiera.
Eva: Nosotras estábamos aquí. Pero nadie vino durante días.
¡Perdimos la esperanza!
Hombre: Tenéis suerte. Aún hay miles de desaparecidos.
Eva: Una siempre piensa que no le puede pasar nada de
esto...
Hombre: Cuando sufres una guerra, no esperas que vaya a
pasar. No estás en casa sentado, aguardando al ataque. Te
cogen en la calle, con tus hijos, en mitad de cualquier lugar.
Por eso muere gente. Con esto es igual... Aunque uno esté
preparado, nunca se lo espera. No se avisa...
Eva: ¿Y dónde estabais los que nos teníais que proteger?
Hombre: Tan asustados como los demás. Somos personas.
Salvamos gente, pero no somos dioses.
Eva: Escuché las alarmas. En mi calle había un policía con un
megáfono. Vi a la gente correr...
Hombre: Se han salvado muchas vidas.
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Eva: ¿Y las que no?
Hombre: Se necesitan más personas, más dinero. Comida.
Lo que vosotras tenéis aquí.
Eva: Aquí hay poca comida...
Hombre: Pero hay cuerdas, desinfectantes, trapos, bolsas de
basura. No toda la ayuda es comida. Ahí abajo hay enfermos
y los médicos ni siquiera pueden lavarse las manos...
Aquí hay jabón y lavavajillas, lejía... Con todo esto podemos
hacer muchas cosas...
Eva: ¿Crees que el dolor pasará algún día?
Hombre: Uno no tiene la culpa de sobrevivir.
Eva: ¿Sabes? Vi a una niña.
Hombre: ¿Qué pasó?
Eva: Yo corría. Llevaba a mi perro en brazos. Temblaba por
el ruido. Se me orinó encima...
No sabía dónde ir... Observaba a la gente mientras saltaba
obstáculos en la carretera. Y de repente la vi... Era pequeñita.
Lloraba. Yo tenía ganas de llorar. Solté al perro y salí
corriendo para ayudarla. Lo dejé allí, tres segundos. Oía
ruido. De repente, llegó una avalancha de gente que
empezó a pisarnos. Yo me eché encima de la niña para
protegerla. Sentí un golpe. ¡Mi brazo! Una patada en la
cabeza. Me levanté pensando que estaba sangrando... Y la
solté. Cuando volví a mirar, la niña estaba en el suelo,
pisoteada por la multitud... Yo también eché a correr. No vi
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ni siquiera si seguía con vida. Solo hui.
Hombre: Fue un accidente.
Eva: Que jamás olvidaré.
Hombre: ¿Estás herida?
Eva: Golpes y algún que otro rasguño. El cuerpo nos duele
de no comer.
Hombre: Entonces, ¿es eso lo que ocultáis?
Eva: ¿De qué hablas?
Hombre: Tú y tu amiga.
Eva: (A la defensiva.) Yo no oculto nada. Te lo he contado
porque...
Hombre: Sé que encubrís algún delito. Pero aún no he
descubierto qué es.
Eva: ¿De qué estás hablando?
Hombre: No queréis bajar a la ciudad porque teméis ser
descubiertas.
Eva: ¡No hemos hecho nada!
Hombre: ¿Estás segura?
Eva: Cuando nos encontramos, entramos aquí. Y si cerramos
la puerta fue porque no queríamos morir ahogadas.
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Hombre: Estoy seguro de que algo hay.
Eva: (Agresiva.) ¡No tienes ni idea!
Hombre: (Inquisidor.) ¿Me lo vas a contar?
Eva: Cerramos la puerta porque el agua nos hubiera
ahogado. ¿Qué querías que hiciéramos?
Hombre: ¿Y si no la hubierais cerrado?
Eva: ¡No había nadie que pudiera salvarse!
Hombre: ¿Entonces?
Eva: Hicimos lo que teníamos que hacer para sobrevivir.
Hombre: ¿Y ya está?
Eva: Sí.
Hombre: ¿No habéis hecho nada más?
Eva: ¿Quién coño te ha dicho que hemos cometido un
delito? ¿Me estás juzgando? ¡No tienes ningún derecho!
Bastante tengo en mi conciencia para que vengas aquí a
escupirme a la cara lo que hicimos para sobrevivir. Quizás
Amaru tenga razón, no sé quién eres, pero no me fío de ti.
Hombre: Lo siento. Estaba seguro de que no queríais bajar
por algo que habíais hecho durante vuestro encierro.
Eva: ¿No queríamos bajar? ¿Por qué hablas en plural?
Hombre: Pensé que estabais de acuerdo.
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Eva: Yo quiero salir de aquí. Y estoy segura de que ella
también. Es solo que pensábamos que eras peligroso.
Hombre: ¿Pensabais o pensaba?
Eva: (Amable.) Confiaba en que nos ayudarías.
Hombre: Pero entonces, ¿tú quieres marcharte?
Eva: Sí. Sé que va a ser duro, pero estoy dispuesta a
empezar y sobre todo a echar una mano a otros.
Hombre: Hay algo que sigo sin entender. Entonces... ¿es ella
la que no quiere irse?
Eva: Es bastante desconfiada. Y creo que después de lo que
hemos pasado tiene sus motivos.
Hombre: Creo que es más que eso.
Eva: ¿A qué te refieres?
Hombre: No quiere ir a la ciudad por miedo a ser
reconocida. Soy policía, sé de esto. Me apuntó con el arma y
estoy seguro de que me hubiera matado. Creo que ya lo ha
hecho antes. Por eso ha perdido el miedo.
Eva: Esta situación nos ha cambiado a todos.
Hombre: Lo vi en sus ojos. Puedo reconocerlo.
Eva: Amaru es dura, pero me salvó la vida.
Hombre: ¿Amaru?
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Eva: Yo me llamo Eva.
Hombre: (Sin darle mayor importancia a la presentación.)
Me suena su nombre.
Eva: ¿De qué?
Hombre: Sé que la conozco. Y estoy seguro de que esconde
algún secreto. ¿Qué más sabes?
Eva: Poco más.
Hombre: ¿Nunca te ha hablado de ella en 15 días de
encierro?
Eva: No.
Hombre: ¿Y no te parece un poco extraño?
Eva: Supuse que era reservada. Somos dos desconocidas.
Hombre: En los momentos de crisis la gente suele intimar,
aún sin conocerse. Como tú has hecho al contarme lo de la
niña. Lo hacemos para desahogarnos.
Eva: Ella habla poco. Pero ¿por qué te interesa tanto?
Hombre: Tú me crees, ¿verdad? Sabes que soy sincero.
Eva: Creo que sí. Pero aún tengo mis dudas.
Hombre: ¿Cómo podría demostrártelo?
Eva: No lo sé.
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Hombre: Cuando me propusiste hacerle daño, me negué.
Eva: Podría ser una estrategia.
Hombre: Vine hasta aquí. Creo que eso os debería dar una
pista.
Eva: Viniste a por comida. Ni siquiera sabías que estábamos
encerradas.
Hombre: ¿Por qué no me crees?
Eva: Porque ahora intentas convencerme. Y es lo que ella
dijo que harías.
Hombre: Creo que estás en peligro. En realidad, estoy
empezando a pensar que ambos lo estamos.
Eva: Tengo un arma.
Hombre: Sé que tú no la utilizarías. Lo siento.
Eva: Hace un momento la amenacé encañonándola.
Hombre: Y te temblaron las manos. No eres ese tipo de
persona. De tu amiga dudo. Creo que ella sí lo habría hecho.
¿Hay alguna manera de hacerte entrar en razón?
Eva: Mañana lo juzgaremos.
Hombre: No confío en que si nos quedamos en este edificio
estemos a salvo. Tal vez si pudiera ponerme en contacto con
la ciudad... ¿Tenéis un teléfono?
Eva: (Irónica.) Sí, lo que pasa es que solo hablamos con la
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familia.
Hombre: Lo siento.
Eva: Además, las conexiones tienen que estar estropeadas.
Llevamos días intentado utilizar una radio y no funciona.
Hombre: ¿Una radio?
Eva: Tiene conexión de emergencia. Pero está estropeada.
Además, después del tsunami...
Hombre: Hace días que se habilitaron varios canales de
emergencia.
Eva: Aun así no funciona.
Hombre: ¿Puedo intentarlo?
Eva: (Sacando la radio.) No creo que hagas mal a nadie...
(Eva le muestra la radio. El Hombre la observa un instante.)
Hombre: ¿Por qué no me desatas?
Eva: Porque no soy estúpida. Puedes hacerlo perfectamente.
Hombre: ¿La enciendes?
Eva: No funciona.
Hombre: Prueba a ver.
(Eva le da al botón de encendido y suena una locución
radiofónica para su sorpresa.)
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Voz en off: (Sonido de búsqueda de emisora.) ...millares de
muertos y desaparecidos. La ayuda humanitaria empieza a
hacer efecto en el devastado territorio...
(Bajando la emisora.) (Incrédula cambia varios diales.)
Locución en off 1: Una de las habitantes de la zona
afectada, dijo que estaba en la parte de arriba de su casa
cuando golpeó el terremoto y la tiró al suelo. Pasado el
temblor, encendió la radio y escuchó la alerta del maremoto,
pero no le prestó atención por la frecuencia de las falsas
alarmas...
Locución en off 2: La pequeña de cuatro meses encontrada
con vida después de tres días de intensa búsqueda no tiene ni
un rasguño...
Locución en off 3: Entre el pánico y los escombros sobresalen
las historias de quienes plantaron cara al desastre. Quienes
ayudaron a otros, salvaron vidas o simplemente se quedaron
para intentarlo.
Eva: ¡Pero si estaba rota!
Hombre: ¿Entonces?
Eva: Amaru dijo que no había radio.
Hombre: ¿Crees ahora mi teoría?
Eva: (Sentándose.) Déjame un momento.
Hombre: Te ha engañado.
Eva: (Deshecha.) ¡Cállate! ¡Necesito pensar!
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Hombre: Podíais haber pedido ayuda.
Eva: (Apuntándole con el arma.) ¡He dicho que te calles!
(Eva se sienta en el suelo. Visiblemente afectada.)
Eva: Me ha mentido...
Hombre: Sabía que funcionaba.
Eva: ¿Cuántos días hace que se restablecieron las
comunicaciones?
Hombre: Se trabajó muy duro para recuperarlas lo antes
posible.
Eva: (Violenta.) ¿Cuántos?
Hombre: La radio emitía cuatro días después.
Eva: Hace 11 días que podíamos habernos comunicado...
Hombre: Posiblemente.
Eva: ¿Por qué?
Hombre: No lo sé. Es lo que trato de averiguar.
Eva: 11 días encerradas esperando nuestra muerte...
Hombre: Debe haber algún motivo...
Eva: Perdiendo la esperanza en el ser humano...
Hombre: Debemos preguntarle.
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Eva: … en mí como parte de esa humanidad.
Hombre: Al final lo conseguiste igual. No te martirices.
Eva: (Fuera de sí.) ¡No me compadezcas! Perdí la fe, el amor,
la esperanza... ¡Cuando podía utilizar la maldita radio!
(Se quedan un instante callados. Eva deambula por la
habitación con el arma en la mano.)
Hombre: Lo siento.
Eva: Ya todo da lo mismo.
Hombre: ¿Qué vas a hacer?
Eva: Aún no lo sé.
Hombre: Me estás poniendo un poco nervioso.
Eva: No sería capaz de matar a nadie. Tú lo has dicho.
Hombre: Ahora no estoy tan seguro. Aunque no tenemos
mucho tiempo...
Eva: Aún estoy pensando qué hacer.
Hombre: Ya sabes que no miento. ¿Puedes desatarme?
Eva: Llama a la policía.
Hombre: ¿Estás bien?
Eva: No me fío de nadie.
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Hombre: (Utilizando la radio.) Salvamento 4-3-4 a jefe de
policía.
(Suena una locución con una voz masculina.)
Jefe de policía: Aquí jefe de policía. Dime 4-3-4.
Hombre: (A Eva.) Pregunta lo que quieras.
Eva: Solo es un número. Podría ser cualquiera. Soy el 10.956.
Hombre: (Incrédulo.) ¿También eres agente?
Eva: No. Es mi número de víctima. Gracias a Dios tú aún no
te has convertido en tu número.
Hombre: Podríamos salir de aquí.
Eva: ¿Y ella?
Hombre: Si volvemos a tapiar la puerta por fuera no podrá
salir. Cuando estés a salvo, vendré con algún compañero.
Eva: ¿Y qué pasará?
Hombre: Tendrá que enfrentarse a lo que sea que haya
hecho.
Eva: ¿Y si no ha hecho nada?
Hombre: Pues podrá irse a donde quiera.
Eva: Pero has dicho que el supermercado ya no es seguro.
Hombre: Para desbloquear la puerta quité mucho lodo.
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Puede que los cimientos del edificio estén dañados. Al
mover el lodo hay corrimientos de tierra, aún está muy
húmeda por la cantidad de agua.
Eva: Si quiere quedarse aquí...
Hombre: Apuntalaremos la estructura para que no le pase
nada.
Eva: Le dejaremos la mitad de todos los víveres.
Hombre: Hay mucha gente abajo...
Eva: Ese es mi trato.
Hombre: Está bien.
(Eva deja el arma apoyada y desata al Hombre. En ese
momento aparece Amaru que coge el arma abandonada.)
Amaru: (Violenta.) ¿Qué pasa aquí?
Eva: (Tranquilizándola.) Hemos llegado a un acuerdo. Si te
quieres quedar, te dejaremos la mitad de todo.
Amaru: Eso ya lo he oído.
Eva: ¿Nos espiabas?
Amaru: ¿Me traicionabas?
Hombre: ¿Por qué te escondes?
Amaru: Tú cállate y vuelve a sentarte. Aquí nadie va a ir a
ningún sitio.
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Eva: ¿Sabías que la radio funcionaba?
Amaru: La escuchaba cada noche.
Eva: ¿Y por qué no pediste ayuda?
Amaru: Porque no la necesitábamos.
Eva: Hubiéramos muerto de sed, de hambre, de cualquier
cosa. ¡Nos habrías matado! ¿Qué coño te pasa?
Hombre: ¿Qué hiciste?
Amaru: ¡Cállate o te pego un tiro!
Eva: ¡Déjalo! Nos marcharemos y podrás quedarte aquí.
Amaru: Ahora eso no vale. Este policía lo ha estropeado.
Hombre: La mitad de todo lo que hay aquí es tuyo. ¿No es
lo que querías?
Amaru: Esto también se desmorona. Es cuestión de tiempo.
El edificio no aguantará mucho más, ¿verdad?
Hombre: Sería bueno que saliéramos de aquí.
Amaru: Pero hay un problema. Porque nadie va a irse.
Eva: ¡Vamos Amaru! Él no dirá nada. Tenemos un trato.
Amaru: Volver a por mí cuando estés a salvo.
Eva: Lo cambiamos. No volveremos. Si te quieres quedar,
puedes hacerlo. No regresaremos.
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Amaru: De todas maneras moriré bajo los escombros del
Edén.
Eva: Nosotros nos iremos y tú podrás hacer lo que quieras.
Puedes huir a otro lugar.
Amaru: Un policía nunca me dejará marchar, ¿verdad?
Eva: ¿Qué es lo que hiciste?
Amaru: Salvarte la vida.
Eva: Y te lo agradeceré siempre. Pero por favor, déjanos ir.
Amaru: Estábamos bien. Era nuestro Paraíso ¿recuerdas?
Edén 2020.
Eva: No vas a hacernos daño...
Amaru: No voy a regresar.
Hombre: ¿Qué pasó? (La agarra del brazo, inquisidor.)
Amaru: (Violenta.) ¡Suéltame, cerdo!
Eva: ¿Qué te pasa, Amaru?
Amaru: Tú cierra el pico. Esto no va contigo.
Hombre: ¿Qué coño estás diciendo?
Amaru: ¿Qué estarías dispuesto a hacer para cumplir tu
objetivo?
Hombre: ¡Nada! ¡Estás loca!
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Eva: ¡Déjala! Está cansada. Es la falta de alimento y agua.
Hombre: (Cogiéndola violento.) ¡Ven aquí! ¡Vendrás con
nosotros, sí o sí!
Eva: ¡Suéltala! Ese no era el trato
Amaru: (Se ha trasladado a otro momento de violencia
pasada.) ¡Suéltame ahora mismo!
Hombre: ¡No te pongas tonta! ¡Ya he esperado demasiado!
Amaru: (Fuera de sí.) ¡He dicho que te calles! ¡Tú tienes la
culpa de todo! ¡Sois todos iguales!
(Se prepara para disparar pero Eva se pone en medio.)
Eva: Amaru, no, por favor.
Amaru: Puedes irte con él. Pero no os llevaréis nada.
Eva: Está bien.
Hombre: (A Eva.) Necesitamos cosas para salvar vidas.
Eva: Pues las buscaremos en otro lugar.
Amaru: ¿Y no volveréis a por mí? Me daréis por
desaparecida.
Eva: De acuerdo.
Hombre: (A Eva.) Si ha hecho algo contra la ley no puedo
dejarla marchar.
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Eva: ¡Hemos llegado a un acuerdo!
Hombre: (Aceptando.) Nos marcharemos.
Amaru: Está bien. ¡Marchaos!
(Eva va a salir, pero cuando va a abrir la puerta, el Hombre
tumba a Amaru por detrás y le quita el arma. Apuntándola.)
Hombre: Vas a venirte a la ciudad con nosotros.
Eva: (Dándose cuenta de lo que ocurre.) ¡No! Hemos hecho
un trato. ¡Lo prometiste!
Amaru: Pero no podía cumplirlo.
Eva: (Intentando que deponga su actitud.) ¡Déjala! Da lo
mismo lo que hizo. Después de esto vamos a empezar de
nuevo.
Hombre: No puedo permitirlo.
Eva: Todos hemos sido víctimas y verdugos.
Amaru: (Irónica.) Realmente eres policía.
Eva: (Gritando desesperada.) ¡Me has engañado! ¡Has roto
nuestro pacto!
Hombre: (A Amaru.) ¡Vamos!
Amaru: Solo dime una cosa, ¿esto es por mí o por la
comida?
Hombre: Por ambas.
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Amaru: Ya te dije que sacarías las cosas por encima de mi
cadáver.
Eva: (En medio.) Amaru, déjalo. Vente con nosotros.
Amaru: No puedo.
Eva: (Al Hombre.) Por favor, baja el arma.
Hombre: No voy a dejar que nos haga daño.
Amaru: (Acercándose provocadora.) Yo nunca había hecho
daño a nadie.
Eva: ¿En qué estás pensando? (Al Hombre.) ¡No le apuntes
con el arma!
Amaru: Pero no tuve más remedio.
Eva: ¿De qué estás hablando? ¡Vamos a tranquilizarnos!
Hombre: (A la defensiva.) ¡Da un paso atrás!
Amaru: (Agarrando el cañón.) Ahora estamos como al
principio de la historia pero al revés. ¿Serás capaz de
dispararme?
Eva: (Golpeando al Hombre.) No le hagas daño.
Amaru: ¡Déjalo, Eva!
Hombre: (Defendiéndose sin perder su objetivo.) ¿Qué
haces?
Eva: ¡Nos mentiste!
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Amaru: ¡Tiene razón! No puede dejarme marchar...
Hombre: ¡Basta!
Amaru: (Forcejeando con el Hombre.) ¡Déjala!
Hombre: ¡No voy a haceros daño!
(En el forcejeo. El arma se dispara hiriendo mortalmente a
Amaru que cae al suelo desplomada.)
Eva: ¡Amaru!
Hombre: (Que va a socorrerla.) ¿Qué has hecho?
Amaru: ¡Mierda!
Eva: ¿Qué coño has hecho?
Amaru: ¡Tiene cojones la cosa! Ese arma no funcionaba.
Estaba atascada. Cuando quise dispararte, no pude...
¡Curioso destino!
Hombre: No quería herirte.
Amaru: Ha sido un accidente. Yo sabía que no funcionaba...
Nunca os hubiera hecho daño. Solo quería quedarme. Pensé
que nunca apretarías el gatillo. Y que si lo hacías, finalmente
el arma no dispararía...
Eva: Hay que bajar a la ciudad a que te curen.
Hombre: Eva...
Amaru: Lo que quiere decir con eso, es que esto no tiene
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cura.
Hombre: Podemos ir con cuidado.
Amaru: No hace falta que mientas. Mi marido era policía...
Eva: ¿Y eso qué quiere decir?
Amaru: Sé que ha visto heridas como esta y sabe que no
llegaría ni a la puerta.
Eva: Aquí tenemos de todo... ¡Tú lo dijiste!
Hombre: Pero yo no soy médico...
Amaru: ¡Déjalo, Eva! Habría muerto igual. Esto no es estable.
Es cuestión de tiempo. Y no tenéis mucho. Así que salid de
aquí.
Eva: No voy a abandonarte.
Amaru: Ahora no tienes otra salida.
Eva: ¡No, vas a ponerte bien!
Hombre: Eva...
Amaru: La víctima 10.955.
Eva: ¡No digas tonterías!
Amaru: Eres una buena persona... Podría haberte salvado.
Eva: Lo hiciste.
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Amaru: Siento no haber utilizado la radio.
Eva: ¿Por qué no la encendiste?
Amaru: Temía que si me ponía en contacto con ellos,
pudieran encontrarnos y... Supongo que ya da lo mismo...
No podía volver a la ciudad.
Hombre: ¿Qué hiciste?
Amaru: Disparé a mi marido.
Eva: (Asombrada.) ¿Por qué?
Amaru: No todos tenemos una buena vida, por desgracia.
Eva: ¿Era policía?
Amaru: ¡Qué más da!
Hombre: Ya sé quién eres. Tu marido era Vega.
Amaru: Era cuestión de tiempo que lo descubrieras. No
deberías haber entrado.
Hombre: Estuve una vez en tu casa...
Eva: ¿Erais compañeros?
Hombre: No. Ella nos llamó por un caso de violencia de
género.
Amaru: Ya ves. Gente así hay en todas partes.
Hombre: Por ser policía no tienes que ser una buena
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persona. Por eso no te fiabas de mí.
Amaru: No dudaba de que fueras policía, pero sí de tus
intenciones.
Hombre: Siento haberme puesto violento. Pensé que era la
única manera...
Amaru: Nunca es la única manera.
Hombre: Ya. Supongo que eso te cambia para siempre.
Eva: Pero lo denunciaste.
Amaru: Lo había aguantado tanto tiempo que se había
vuelto una costumbre. Pero un día alguien me contó que
podía denunciarle, que podían ayudarme... Que mi vida sería
mejor. Gracias a esa ayuda comencé a salir del hoyo, dejé de
compadecerme y luché. Sé que habría funcionado. Pero no
contaba con que el destino me tenía preparada una
sorpresa.
Eva: Cuando pasó el tsunami, ¿estabas con él?
Amaru: Iba a dejarlo esa misma mañana.
Hombre: ¿Qué ocurrió?
Amaru: Se iba a trabajar y yo estaba esperando para
marcharme a una casa de acogida. Lo tenía todo preparado.
Le vi salir y montarse en el coche. Cogí mis cosas... Pero
entonces empezó todo.
Hombre: ¿Sabía lo de la emergencia?
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179
Amaru: En ese caso dudo que hubiera vuelto. Supongo que
sospechaba algo de mi huida. Se quedó cerca y me vio. Vino
encelado como una bestia. Me gritó y me pegó. Al primer
golpe yo caí al suelo y noté el primer movimiento. Pensé
que me había golpeado demasiado fuerte y estaba
mareada. Pero en aquel momento la casa se empezó a
mover. Estaba asustada. El techo parecía caerse sobre
nosotros, todo se movía. Cayó al suelo y su arma me quedó
cerca. La cogí y le apunté. Se levantó e intentó golpearme,
pero volvió a caer por la fuerza de la sacudida. Me agarró la
pierna.
Disparé y eché a correr.
Eva: Puede que aún esté vivo.
Amaru: Espero que no.
Eva: Igual solo le heriste.
Amaru: Lo sé. Por eso no quería volver.
Hombre: (A Eva.) Ella sospecha que él está vivo.
Amaru: (Irónica.) Tenía la esperanza de no haber fallado.
Hombre: Amaru, Vega está entre los supervivientes.
Amaru: Entonces me alegro de que me hayas disparado.
Eva: ¿Estás seguro?
Hombre: He revisado mil veces las listas...
Eva: ¿Qué buscabas?
180
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num.4. may/jun, 2016
Hombre: A mi familia. Sé que mis padres estaban en casa
con mi hermano. Había llamado poco antes para saber
cómo se encontraban después del terremoto... Aún tengo el
wasap de mi hermano en el móvil. Decía que quería que
volviera a casa, que estaba asustado. Yo estaba socorriendo
a otra gente en la otra punta de la ciudad. ¡Podía haberles
ayudado! Llevarlos a un lugar seguro.
Eva: ¿Sabes si están bien?
Hombre: Aún sigo buscando. He visitado los refugios, pero
muchos de los heridos están aún sin identificar.
Necesitaremos tiempo...
Amaru: Estoy segura que estarán entre los vivos.
Hombre: Vosotras me habéis devuelto la esperanza.
Eva: Si sospechabas que no estaba muerto. ¿Por qué no
empezaste de nuevo?
Amaru: No estaba segura. Pero empecé de nuevo. Encontré
el Edén. Ahora no tengo miedo. Nunca más dejaré que
nadie me ponga la mano encima.
Eva: ¿Por eso lo de él? No te fiabas...
Amaru: Nunca vuelve a ser lo mismo. Desconfías de todos,
de todo...
Hombre: No se librará de cumplir su pena.
Amaru: Gracias.
Eva: ¿Por qué no me lo contaste?
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Amaru: Porque no sabía quién eras. Ahora lo sé.
Eva: Te conté lo que sentía.
Amaru: Pero tú no lo has vivido.
Eva: ¿Podría haberte ayudado?
Amaru: Para aceptar la ayuda tenía que saber que la
necesitaba. Hazme un favor.
Eva: Dime.
Amaru: No dejes que me convierta en un número.
Eva: De acuerdo.
Amaru: (Al Hombre. Con ironía.) Ahora ya podrás llevarte
tus cosas. Te dije que por encima de mi cadáver.
Hombre: No vas a morir.
Amaru: No mientas. No se te da bien. Espero que los
encuentres.
Eva: Cuanto más busquemos, más posibilidades tendremos.
(El Hombre comenzará a recoger los víveres.)
Amaru: ¿Me puedes abrazar? Tengo frío.
Eva: Claro. Deja que te arrope.
Amaru: Al final lo conseguiste.
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Eva: ¿Qué?
Amaru: Tenías razón. Vino. (Sonriendo.) Apareció solo, no en
corcel y un poco más tarde de lo esperado... pero vino.
Eva: (Sonríe.) Casi había perdido la esperanza...
Amaru: Eso es lo único que salvará al mundo.
Eva: ¿La esperanza? Es romántico, pero no creo yo...
Amaru: La humanidad. Tú estabas segura, confiaste,
luchaste y sé que seguirás luchando.
Eva: Tú has luchado también por las dos. Te debo mi vida.
Amaru: Perdí la fe en el hombre. Pero sé que todo irá bien.
¡No te rindas! Yo tampoco lo haré. No está mal el balance.
He salvado dos vidas. ¿Pones la radio?
Eva: Por supuesto.
(Enciende la radio y suena la voz del locutor en off mientras
que Eva mece a Amaru.)
Voz en off: "¡Sal de ahí, ahora mismo!” Ese fue el grito
aterrador que Ana escuchó de su esposo, que estaba fuera de
la casa, mientras ella y sus dos hijos pequeños, de entre 2 y 6
años, jugaban en el cuarto. Salió corriendo a encontrarse con
su esposo, montó a sus hijos en el coche y se marcharon a
toda velocidad hacia una montaña, donde su familia tiene
una casa. "Mi familia, mis hijos, tenemos suerte de estar
vivos", dice a su regreso a casa. "Me doy cuenta de lo que
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4. may/jun. 2016
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verdaderamente es importante en la vida".
Amaru: Solo una cosa más.
Hombre: Dime.
Amaru: No dejes el pañuelo rojo para que me localicen y
me encuentren.
Hombre: Yo mismo volveré a por ti.
Amaru: Abre la puerta. Es un nuevo día. Mi día 16.
(Amaru se va quedando dormida en los brazos de Eva.)
Eva: Gracias. (Le da un beso fraternal a Amaru.)
Hombre: ¿Estás bien?
Eva: (Mirando a su alrededor.) ¿Crees que lo superaremos
algún día?
Hombre: Cuando consigamos evitar la siguiente catástrofe,
sea de la magnitud que sea. ¿Vamos?
Eva: Espera un momento.
(Entra y borra con la mano los números de la pared.)
Hombre: ¿Qué has hecho?
Eva: Borrar los números.
184
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num.4. may/jun, 2016
Hombre: ¿Por qué?
Eva: Porque no esperamos. Vivimos.
TELÓN
Imagen:
Foto de Virginia Campón Pérez
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judy garcía allende
MADRE, de
José Cercas.
Jesús María
GÓMEZ Y
FLORES
2016
Título: Madre
Autor: José Cercas
Editorial: La Isla de Siltolá, Sevilla 2015. Colección “Tierra”
Este último trabajo publicado del poeta natural de Santa Ana
(Cáceres), José Cercas, de amplia y fecunda trayectoria, tiene como
punto de inflexión el crucial momento vivido a raíz del
186
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
fallecimiento de su madre, y aunque inicialmente el autor
pretendiera incluir también en el título la referencia al mes en que
se produjo el óbito, “Madre y otros diciembres”, la arrebatadora
fuerza del sustantivo “Madre”, terminó imponiéndose para dar por
sí solo cobertura a una colección de poemas en los que la
presencia de esa figura tan fuertemente ligada al poeta aparece
como constante temática de toda la obra, aunque no la única,
pues sin perder el tono elegíaco que late en estos versos, la
ocurrencia del acontecimiento luctuoso que enardeció la lumbre
de la inspiración le servirá para contemplarse a sí mismo como
hombre, para efectuar una nueva lectura del mundo y de la vida.
“Madre” es un libro en el que no será difícil reconocer el estilo y la
técnica poética presente en otros anteriores trabajos de Cercas,
pero que sin embargo sorprenderá gratamente a los lectores
desde su comienzo, por la exploración que en él se hace de
nuevos registros, la utilización de elementos discursivos y la
necesidad de consolidar el mensaje que pretende transmitir en
cada poema mediante frecuentes versos de cierre que a menudo
constituyen auténticas sentencias poéticas que otorgan una fuerte
intensidad a los textos, pretendiendo dejar su impronta en el
lector. La emoción como artificio literario, la anécdota que sirve
para enfatizar el dolor o inducir a la reflexión. Hay un hecho que
no tiene vuelta atrás: Ella ya no volverá, el mundo ha cambiado, no
es el mismo desde aquel impío diciembre.
Lo primero es el desconcierto, “La vida sigue”, reza el poema con el
que se abre el libro. Los días se suceden, las aguas continúan
fluyendo, se sigue escuchando el trino de los pájaros. Pero algo ha
pervertido el equilibrio de los astros, la noche es más noche, la
ausencia duele más en la soledad de la madrugada. Esa noche a la
que el poeta identifica con los rasgos de quien acaba de
abandonarle para siempre: “Eres ya la noche de las profundidades,
de la lejanía, la noche material de los sin nombre”. Un reflexivo y
certero Cercas se mira al espejo para contemplar en sí mismo
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
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cómo el tiempo ha dinamitado sin piedad su universo más
próximo, cómo con descaro le replica “-tu familia soy yo-“, verso
con el que finaliza el espléndido poema “La familia”, uno de
aquellos en los que sin renunciar a sus habituales toques líricos, el
autor introduce elementos constructivos que sugieren
reminiscencias del peruano César Vallejo.
El poemario se vertebra esencialmente en torno a dos puntales: la
irremediable pérdida, el vacío que alimenta el zarpazo del silencio
y la impotencia; y el desafío que supone una vida regida por la
impostura y la impenitente caricia de la caducidad. La desaparición
de la figura materna quiebra y sacude todos los esquemas
posibles, socava los cimientos de la naturaleza a la que el poeta,
como todos los demás humanos, se encuentra unido
precisamente por obra de aquel ser que es encarnación de la
fecundidad, portadora del germen de la existencia. A ello se refiere
el poeta: la madre como dadora de vida, y la invoca en el poema
“A la primera mujer”, haciendo suya esa concepción
esencialmente maternal de la naturaleza, capaz de sobreponerse a
todo, de doblegar a los elementos.
Fiel al espíritu que guía este abanico de versos, se dirige a su
madre, convertida ya en recuerdo tatuado en lo más hondo de su
espíritu, ése que alimenta su pluma y entrelaza las palabras. Otras
veces, consciente del abismo que ya le separa de ella,
deliberadamente la atrae hacia él, la busca para hacerla partícipe
de sus confidencias. Ejemplo de ello son los poemas “Si pudiera
decirte”, “Estoy contigo”, “Mi madre y su reloj”. De nuevo el tiempo
como referente, ese tiempo que supuran las agujas de un reloj
que poco a poco parece ir marcando el ritmo de la memoria, el
que se interpone entre los seres queridos y les priva de seguir
compartiendo el tránsito de las estaciones: “Espera, no te vayas”,
dice el poeta mientras tras el otoño, las flores de su jardín “van
buscando la voz de la primavera”. ¡Qué desolación la de quien ya
no puede detener la insobornable marea del frío y de la niebla, la
188
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
del que grita por mantenerse junto a quien ya late desde la otra
orilla! Sinestesias y metáforas de fuerte carga visual recogen la
emoción del poeta: “rugen los alguaciles y las palomas blancas de
la noche tiñen sus alas de sangre”. A ello sucede el llanto, de nuevo
la impotencia.
Si antes mencionábamos a César Vallejo, advertimos igualmente
en los poemas de “Madre” una fuerte presencia lorquiana. No solo
por la reiterada utilización de la anáfora, habitual en la poética de
Cercas, como en “Te escribo”, “Sabed del frío” o “Después de la
batalla”, sino también en cuanto a la estructura, el sentido
dramático de ciertos poemas o el especial guiño que también se
hace a la lírica popular. A este respecto, el espíritu de las canciones
de Lorca parece adivinarse en los versos de “Villancico impopular a
la madre dormida”, mientras las urgencias, el dramatismo de los
escenarios, presentes entre otros, en “Llanto del poeta”: “Un poeta
llora desde sus sílabas, ¡Grita!, ¡Vienen por ella!, ¡Quietos, no abráis,
vienen a llevársela!, recuerdan al Federico de “Niña ahogada en el
pozo”: “¡Ya vienen por las rampas!, ¡Levántate del agua!....El pueblo
corría por las almenas rompiendo las cañas de los pescadores,
¡Pronto!, ¡Los bordes!, ¡De prisa!. Para Cercas, esa urgencia que
fluye de la desesperación se concentra en la figura de la madre, el
temor a la definitiva pérdida, a esa “agua que no desemboca”, que
diría Lorca.
Continúa el veintisiete impregnando la estética de una poesía que
incrementa su fuerza a medida que avanzan las páginas,
intensidad existencial, conciencia del certero galope de la vida. El
único poema sin título del libro, identificado en el índice por su
primer verso, “en el principio de los tiempos el hombre no era
hombre”, lleva una cita del Nobel Vicente Aleixandre y sorprende
por su contenido, próximo a la cosmogonía y a la metafísica.
Cuestiona el poeta la esencia misma del hombre, un hombre
preso del yugo de la nada, de una existencia cuya materia “no
sabía del mar”, según sus palabras.
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
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Y es que junto a la madre, -ya lo decíamos-, el tiempo es otro de
los protagonistas del libro. Pero, ¿qué es el tiempo? Un vaivén de
abanico entre los dedos, la danza interminable de la luna…
Entonces, el sueño ocupa el lugar de los ausentes, mientras la vida
continúa sin detenerse, vida que no es sino anticipo de la intuida
muerte que el poeta ha sentido tan cercana. En “La vida de la que
hablo”, las iguala a ambas, las dos son caras de la misma moneda,
en una suerte de manriqueña evocación: “nuestras vidas son los
ríos que van a dar en la mar, que es el morir”. Para Cercas, la vida
“canta, llora y muere a diario”. Es cuando más se aferra al consuelo
de escribir, porque la palabra aproxima los rostros que el olvido
trata de hacer suyos con su cenicienta caricia: “Escribo porque
pienso en ti”. Es esto lo que da sentido al oficio del poeta: la
resistencia, la capacidad de alzarse con su voz, libre del yugo de
los meteoros, darse cuenta de que la vida es mucho más que
arrancar hojas al calendario.
Qué decir de poemas como “Tenía”. Leyendo estos versos es la
música la que rescata la voz fresca y mediterránea de Joan Manuel
Serrat y su tema “Mi niñez”, el sueño del niño que en la madre
tenía su apoyo y que ahora viste su ausencia de recuerdos. En
palabras del cantautor barcelonés: “tenía una casa sombría, que
madre vistió de ternura”. Para Cercas, “tenía un lecho de ubres y
palomas y unas calles donde danzaban los pájaros del viento”, sin
que falten la tabla de multiplicar y aquel viejo caballo de cartón
que quizá sobreviva deslucido en el doblado de su casa de Santa
Ana.
Porque allí, en su pueblo, allí quedará para siempre ella, con su
memoria, “por todos los rincones”. No acepta el poeta otra salida,
solo la tibia proximidad de su cuerpo, hecha abrazo, y la tierra,
aquella “donde duerme”. El pueblo como universo y albergue
donde ella, con los ojos cerrados, persigue el itinerario azul de las
mariposas, ese camino que es “Principio y final”, que encierra el
aliento de la esperanza y la continuidad de las cosas: La tierra en
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
fin, como abrigo y destino, útero donde se encarna el cosquilleo
de los besos, malecón donde rompen las olas del cansancio.
Proclama el poeta: “Así, de ese modo: somos vida”.
30 de abril de 2016
Imagen:
Portada del libro
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
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LA SOMBRA
NO SIEMPRE
ES
ALARGADA
(Hablar en
sueños, de
Fernando de
las Heras)
Emilia OLIVA
2016
La escritura de Fernando de las Heras en hablar en sueños
funciona como la sombra de los objetos o los seres sobre una
superficie en blanco. Dos realidades paralelas se vislumbran que
convergen en un punto de intersección. Él lo denomina “hablar en
sueños” para descubrir eso otro siniestro, amenazante que nos
acompaña, eso otro extraordinario y aleatorio inexplicable sobre lo
que nos sostenemos. Lo expresa a modo de poética en algunas
partes del libro, lo explicita rotundo en “Dejemos algunas cosas
claras”
Te pongas como te pongas
mientras estas palabras
prefieran inventarse la verdad a buscarla,
hablar en sueños será la mejor forma
de sentirse muy vivo
Esta travesía por la vida, tan llena de absurdos y contradicciones,
requiere de una gran fortaleza para no sucumbir. De ahí, “Guarda
192
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
tus fuerzas”
Guarda tus fuerzas para atravesar el día
de la misma manera
que los últimos supervivientes
en una incansable guerra
custodian entre sus manos
unas pocas
imágenes necesarias
Sorprende la agudeza, el ingenio, la penetración de la mirada en
un escritor tan joven, apenas 30 años. O quizá es que la
duplicación de sus años en quien realiza esta lectura dan a la
lectura de sus versos una dimensión que va más allá de su mirada,
la mía, más profunda, más siniestra, más dolorida. Pero no, sus
versos dicen lo que dicen y hieren la carne con su textura de
pluma.
Nunca escribiremos lo suficiente
pero elijo estas palabras
para que la hija menor de la felicidad
regrese a casa por costumbre
con las pocas o muchas imágenes
que hemos olvidado.
No estamos en el sueño de la razón produce monstruos de Goya,
sino en el escalpelo que abre lo real para desvelarnos el frágil
suelo que pisamos, el goce como don inmerecido y el tiempo
omnipresente: el futuro está en todas partes menos en sí mismo.
Avanza el poema creando su propia lógica y desvelando un
universo a la vez extraño y familiar, como en los sueños. No hay
grandes cataclismos ni pesadillas a los que enfrentarse, sino un
cierto desamparo, una extraña comezón, un gran desasosiego.
Explícito, palpable en alguno de los poemas como en “A veces
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
193
cree”; sutil, entrelazado al desarrollo del poema en la inmensa
mayoría.
A veces cree
que nadie la va a enterrar
¿Por falta de amor,
de piedras o de tierra,
de luz suficiente para el camino
por el que irá la muerte
que dejaría en las horas muertas
de sus tristes herederos?
Hay seres que nacen con el don de la profecía, de la anticipación a
la catástrofe. Los perros, dicen, sienten los pasos de la muerte
cuando se acerca. Fernando de las Heras goza del don de la
penetración. Dice en “No estaba escrito”
Me basta con saber que en este mismo lugar
nuestros antepasados redoblaron la ternura
como quien añade pan a la mesa.
O en “No hay salvavidas para quien vive”
Pertenezco a ese grado elemental
donde la belleza
se desintegra de a poco
y contra todo pronóstico
tú sucedes sin orillas.
(…)
No dejo escapar un solo golpe de aire inspirado
porque en el lugar que habito
no hay salvavidas para quien vive.
194
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
En “Por increíble que parezca” Fernando de las Heras nos advierte
ya desde el comienzo del libro que aunque se aventura por la
senda de Casandra lo va a hacer con la misma limpieza, delicadeza
y extrañamiento que podemos encontrar en la película Melancolía
de Lars von Trier:
Un día de estos (…)
en cada frontera sellada se presentará un niño
con las rodillas manchadas de una hierba
fluorescente.
(…)
El día menos pensado, vendrá la vida
a llevarse a la vida por delante.
En ese ir y venir de lo real a sus sombras, el libro condensa un
enorme tejido referencial de canciones, poesía, cómics que
forman parte del universo particular del autor y llegan al libro
aportando “Traed madera, más madera” como en la secuencia de
Viaje en tren de los hermanos Marx. Como en la película, la ironía,
el humor no está fuera del poemario:
Han empezado a llover dioses
infectados por el aburrimiento
(…)
Yo, mientras tanto, saldré a buscarte de nuevo
antes de que por Tutatis
el cielo caiga sobre nuestras cabezas.
A trechos, esa forma de buscarle el reverso a lo real e imaginar un
mundo otro nos trae a la memoria la forma de hacer poética de
Roberto Juarroz. Con una lógica aplastante se desarrolla “Otra
forma de lucha”. Comienza y termina el poema con dos imágenes:
un ciego y los pájaros. Entremedias, todo un mundo ha tenido
lugar. La sencillez, aparente, de las palabras es la red en la que se
teje la enorme complejidad de ser y estar en el mundo. Así, ya
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
195
desde el título, “Una casa”, el poema anuncia casi un ejercicio de
descripción escolar. Y como en esa infancia de desbocada
imaginación en la que todo era posible comienza el poema: Mi
casa se hizo en el aire y le dejé crecer raíces. En medio de ese
despliegue, como el estallido de un rayo en medio de la noche,
estos versos: En ella caben exactas las vidas / que un hombre y una
mujer pueden llorar.
De fondo, el eco de Jorge Luis Borges cuya lectura sin duda
compartimos y recorre de cabo a rabo el poemario: No sé si
volveremos (…) pero sé que (…) noche a noche me deja en un lugar
el mundo. Milagro y extrañeza de la existencia, de la muerte diaria
que es el sueño y del seguir amaneciendo cada día, que no es
poco.
Imagen:
Portada del libro
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
ESCENAS DE
INTERIOR
(Aire de
familia, de
Juan Ramón
Santos)
Emilia OLIVA
2016
La belleza captada nos hiere y deja una herida abierta que no
cicatriza nunca. Quien ha sido alcanzado por su zarpa, sería más
certero decir por su rayo, ya no tiene sosiego ni descanso. Algo en
el mundo se revela de repente inasible y el único sentido a la
existencia es buscarlo. Juan Ramón Santos, escritor, ha sido tocado
por su rayo como lo fue el pintor holandés Johannes Vermeer.
Juanes los dos. Creadores de santos, de imágenes los dos.
Reveladores los dos del milagro que es la existencia, atrapadores
de los instantes sagrados de lo cotidiano los dos. Aire de familia
bebe de esa tradición pictórica de los cuadros de interiores de
Vermeer, no sé si de manera consciente.
Como Vermeer, con esa misma delicadeza del pintor, Juan Ramón
Santos atrapa el flujo de la existencia y nos muestra el destello
sutil, la belleza pura del instante detenido. Bajo la aparente crónica
o memoria de la propia vida – de un periodo preciso de esa vidase cuela el sustrato pictórico y el libro es entonces dos libros. Los
hechos reales, biográficos, que lo atraviesan constituyen otros
tantos instantes recobrados de lo cotidiano con el extraño fulgor
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
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que los eleva por encima del suelo a lo sagrado. La referencia
pictórica y la sagrada están expresamente referidas en el libro al
devanar el tema central del libro: la concepción del primer hijo.
Si quieres evocar este momento
no pienses en tizianos ni frangélicos,
pues tu buena noticia
nos llega con modestia y sin dorados,
sin ángeles, columnas o laureles
ni lejanos paisajes
del jardín del Edén,
nada de eso.
Y, sin embargo… todo el libro nos sumerge en la maravilla de lo
inexplicable de la existencia con palabras que no pueden ser sino
sagradas “Y entonces fue el principio…” como en la Biblia.
Parecería que ya nada había que decir sobre la concepción de un
hijo y su vertiginoso crecimiento. Que todo estaba dicho desde
todos los campos: desde la antropología, la psicología o la
medicina. Que literariamente el tema no daba de sí sin caer en el
sentimentalismo fácil o la ñoñería. Juan Ramón Santos descubre
una fisura en el túnel del tiempo y halla que desde la Biblia no ha
habido poeta que haya abordado el tema, que en los temas de
interior que los poetas han recorrido han pasado de puntillas por
el hecho mismo de la concepción, y estaba Johannes Vermeer, el
multiplicador de escenas de interior, atrapando el fulgor del
instante, en el milagro de la luz y la vida que guía sus pasos. En los
agradecimientos dedica Juan Ramón Santos el libro, “a Álvaro
Valverde y Gonzalo Hidalgo Bayal, que me dieron la seguridad de
haber escrito algo parecido a un libro de poesía”.
El poeta no sé si estaba ya presente en los múltiples relatos que ha
escrito o en la Biblia apócrifa de Aracia, su primera novela, (aún no
los he leído) pero el poeta está presente y mucho en El tesoro de la
198
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
isla, su novela más reciente. La poesía está en las imágenes, en el
ritmo que da a la construcción de las frases y que inciden en la
lectura gozosa de una novela donde queda de manifiesto que
Juan Ramón Santos, además de estar hecho de carne y hueso –lo
podemos tocar, pellizcar, abrazar- es un animal de palabras
porque ha devorado el mundo a través de los libros. Ya desde el
comienzo, rotundo, sortea una frase larga de difícil construcción y
la remata con la más hermosa de las imágenes: “con la frágil
textura de una tela de araña”
“Rubén, el más ágil e intrépido de todos, trepó con decisión por la
reja de la ventana y al llegar arriba, sujetándose en los hierros con
los pies, se dejó caer hacia atrás, se aferró al borde del balcón y,
tras un par de segundos colgando a unos cuatro metros del
suelo, se levantó a pulso con la agilidad de un mono, saltó por
encima de la barandilla y se coló en el edificio por la puerta
entreabierta apartando un visillo blancuzco y raído, con la frágil
textura de una tela de araña” (El tesoro de la isla, Mérida, De la luna
libros, 2015)
Sostenía el profesor Maurice Toussaint en sus clases de Literatura
Francesa en la Facultad de Filosofía de Cáceres que toda la novela
se encuentra en el inicio, y nos enseñó a descubrirlo a través del
análisis minucioso de las palabras del primer párrafo de La caída
de Albert Camus. En El tesoro de la isla ¿qué sabemos de entrada?
Los personajes: adolescentes. La intrepidez y la agilidad se pierden
después. El marco: un caserón o palacio (ventana con rejas, balcón
a cuatro metros del suelo). Lo que va a pasar: aventuras (colarse en
un edificio y violar lo privado tendrá consecuencias). Viaje en el
tiempo: encuentro con fantasmas (el visillo raído y la puerta del
balcón entreabierta nos indican el abandono, ¿allí no vive nadie?).
Y ahora ya puestos en sed, el lector no tiene más remedio que
leer.
¿Por qué traigo a colación la novela El tesoro e la isla si de lo que
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
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se trata es de hablar un libro de poemas? Porque el mismo truco
de la novela está aplicado en este pequeño libro de poesía, todos
los poemas están ya en la introducción. La estructura es narrativa,
es cierto. Nos cuenta una historia, íntima, familiar: las peripecias de
una pareja novicia en la concepción, nacimiento y crianza de su
primer hijo. Si se hubiera quedado ahí, hubiera sido un libro fallido
y, de haber sido publicado como libro de poesía, un fraude para el
lector. Pero Aire de familia nos sumerge en la atmósfera y es ahí
donde radica el valor del intento y el acierto logrado. Como Juan
Ramón Santos, ya lo han descubierto, es un escritor juguetón, nos
trae y nos lleva por donde quiere ya desde el propio título: “Aire
de familia”. El libro vuelve a ser dos libros, se multiplica su sentido.
Por un lado, lo que significa literalmente la expresión en el
diccionario. Por el otro, la tradición pictórica. Si en la novela, El
tesoro de la isla, el recorrido propuesto es autobiográfico en tanto
en cuanto la acción sucede en Plasencia y el escritor se cuela en
uno de los personajes adolescentes, es también un recorrido
literario ya que el tesoro oculto es el de las lecturas del
protagonista. Veamos cuál es el doble juego al que nos somete el
autor en Aire de familia.
¿Qué significa el título? Según la RAE, parecido, semejanza,
especialmente de las personas.
¿A qué aire se está refiriendo realmente el autor? A la pintura y lo
que la pintura ha recogido de la peripecia vital antes referida. En el
título el aire al que se refiere el autor es la atmósfera atrapada en
un cuadro. Se atribuye a Dalí la anécdota sobre el aire de Las
Meninas de Velázquez. Ignoro si son palabras atribuibles al pintor
surrealista o son creación de Els Joglars cuando para presentar su
obra Daaalí, simulan una entrevista a Dalí y nos cuelan la
referencia de la que les hablo:
“P: Maestro, ¿qué se hubiera llevado del Museo del Prado, en
caso de incendio?
200
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
D: Evidentemente, Dalí se llevaría nada menos que el aire, y
específicamente el aire contenido en “Las Meninas” de Velázquez,
que es el aire de mejor calidad que existe.”
El libro precedido de una introducción y un epílogo, que sirven de
marco a la escena, está estructurado en tres partes porque
“Éramos dos y ahora somos tres”. PREPARACIÓN AL PARTO, 11
poemas escanciados en su sucesión de un modo preciso: 2
poemas largos y uno corto denominado “haikugrafía” Estas
haikugrafías hacen un total de tres señales de alarma, preludio del
INTERLUDIO que constituye la segunda parte del libro y está
formado por un único poema largo que narra la tensa espera
antes del parto en la sala del hospital. La tercera parte, ALBUM DE
FOTOS, estable en su estructura, lo constituyen 11 poemas de 11
versos endecasílabos, de 11 sílabas. La espera ha terminado, ahora
le toca el turno a la vida, lo cotidiano, así, sin más.
En medio de la narración de lo cotidiano, como en los cuadros de
Vermeer, la multiplicación de la luz en los objetos revela de pronto
algo que trasciende más allá de la escena visible, así en Aire de
familia, hemos de transitar por el cuadro de la narración para
hallar el fulgor que nos sobrecoge. Desvelar el fulgor sólo es
posible creando el marco, el entorno, la secuencia: una mujer que
limpia eternamente una vidriera de una casa holandesa inundada
por la tenue luz exterior o vierte leche interminablemente en un
cuenco que nunca se llena o la perla que pende e ilumina la
belleza de una joven. Eso que descubrió Johannes Vermeer en la
pintura de escenas domésticas e interiores, nos lo revela Juan
Ramón Santos en esta pequeña joyita de la vida cotidiana de una
pareja novicia en la procreación de una criatura. La belleza que nos
deslumbra cala muy hondo y duele. La herida es indeleble. Y
como en la experiencia mística, el dolor va unido al gozo. Por esos
caminos nos trae y nos lleva Juan Ramón Santos, el poeta.
Imagen: Portada del libro
en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
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EL TACTO DE
LO EFÍMERO,
DE JESÚS
MARÍA
GÓMEZ Y
FLORES
Emilia OLIVA
2016
Hablar de Jesús Mª Gómez y Flores, presentarlo, es hablar desde el
desconocimiento de la persona, desde el cruce de caminos que el
azar provoca, de la admiración por la tenacidad de las empresas
culturales que pone en marcha y alimenta (Norbanova, asociación
filatélica), para acabar –entretejido en las líneas que escribe- al
hombre de acendrada sensibilidad, al doctor en Derecho y
Magistrado del que una no imagina una aplicación implacable de
la ley. Desde el rastreo un poco fantasmal que he hecho por
Internet, de Jesús Mª Gómez podemos decir que es un hombre
generoso de tiempo, de amigos, de afectos, de palabras. Que le
gusta tejer, entretejer vidas y proyectos, poner en relación a
gentes que de entrada no hubieran confluido. Es en esa larga
sombra de generosidad y afectos donde proyecta su figura,
donde hemos de buscarle si queremos encontrar al hombre, que
no está lejos del poeta. Pero, sobre todo, donde encontraremos al
hombre es en la sed inagotable de lectura. Los libros y la vida se
fusionan como las dos caras de una moneda en la trayectoria vital
de Jesús Mª Gómez. Esto que podría ser aplicado casi de manera
genérica a casi todo escritor, porque sin lectura no hay escritura
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en sentido figurado. revista literaria. año 9 num. 4 may/jun. 2016
posible, constituye la columna vertebral de su escritura. Ya que si
algo caracteriza la escritura de Jesús Mª Gómez es su forma de
entretejer los hechos de su vida personal en las líneas de cada
verso: El otro yo, El último viaje, A contracorriente, Arcanos mayores
o Escenarios. El inquieto personaje que le habita no deja de
asombrarse del mundo que le rodea y del asombro nace la
necesidad de perpetuarlo. Los viajes constituyen otros tantos
textos exploratorios de lo vivido que se escapa y de los que ha de
dar cuenta. Los viajes, entendidos no sólo como desplazamientos
espaciales, visitas de otros países y ciudades, sino también como
inmersiones en el tiempo. La afición filatélica, el interés por los
documentos históricos, las tarjetas postales caducas o las viejas
ediciones constituyen otros tantos viajes en el tiempo por los que
se prodiga en su blog Escenarios. No es raro pues que en su
declarada poética en Tacto de lo efímero nos indique
“Todo es susceptible de ser materia del poema.
Dar testimonio, proyectar la dimensión del asombro” (p. 22)
con la esperanza de que ese hacer de palabras permita “eludir la
sinrazón de lo caduco”.
Voy a dejar a Jesús Mª Gómez, al hombre y al poeta, con sus dos
máscaras, verso y reverso, y voy a adentrarme en la jungla de las
palabras que componen Tacto de lo efímero. Leer Tacto de lo
efímero es dejarse reptar de cabo a rabo, de uña a pelo, de labio a
dedos por una serpiente de imágenes que nos recorre a flor de
piel, nos envuelve, nos abraza y nos hace sentir hasta la médula la
absoluta desnudez en la que estamos. No hay sosiego al
descubrimiento del frío mortal que nos acecha, que nos tiene
entre sus fauces. De vez en cuando, como una bocanada de aire,
un respiro, el breve fulgor de la vida y sus promesas, el calor del
abrazo o la compenetración del beso alientan como la sola
compensación al ser y ser solo, inevitablemente, en despedida
constante de todo, de todos. El libro se nos presenta con una
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hipótesis de partida: palpar, tocar, gustar, oler, ver, oír constituyen
los elementos que hacen el conocimiento o la búsqueda posible.
No hay más allá. El cuerpo es el único territorio habitable. De ahí
que cuerpo y tierra estén permanentemente asociados,
intercambiados, desplazados, sustituidos el uno por el otro o el
uno junto al otro. El viaje –por ese cuerpo habitado- que se nos
propone es un viaje interior. De la piel a los huesos, y su sonido de
caña en el viento final o su silencio:
“el silencio se enquistaba en los huesos”.
Lo efímero constituye la única brújula para orientarse.
El libro, dividido en seis partes con una coda final, nos va a llevar
de La conciencia, al Estado de sitio, al insomnio de Para no
conciliar el sueño, habitará de Fantasmas la trayectoria para
recalar, en la última parte, en Secuencias de lo efímero. Y como
nunca hay vuelta atrás, acabado el recorrido, la coda Lo que de
verdad importa. Ética y estética se entrelazan para abrirnos a un
universo rico en imágenes, de pausado caminar y de relectura
inevitable. Apenas encontramos narración a la que aferrarnos,
aunque vayamos transitando hechos concretos de la vida del
poeta de cuyo detalle el propio poeta nos da pistas en el Diario
de Bitácora, agradecimientos y otros débitos, que cierra el libro.
No voy a insistir en ellos. Está claramente indicado el objeto del
libro:
“La conciencia y la revelación de lo efímero, la necesidad de
aferrarse a las personas, a los sentimientos que verdaderamente
justifican el recorrido de la vida y que nos redimen del yugo de la
incertidumbre”.
Si el poeta se hubiera quedado ahí, no hubiera traspasado la línea
que hace de un montón de palabras, poesía. ¿Qué es pues lo que,
en el libro, trasciende a esa modesta intención del hombre y
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convierte al hombre en poeta? El manejo de la materia con la que
construye su universo de referencias. El decir, el nombrar, el
precisar. El desplazamiento permanente del campo de referencia.
El ritmo y el vuelo de la palabra hacia imágenes y sinestesias que
abren el mundo y transforman lo cotidiano personal en
experiencia de conocimiento, de penetración de arcanos inefables.
Dicho en palabras del poeta en el libro: “Dar forma a las palabras /
Ponerles ojos, manos, cinturas que poder asir” (p. 34)
Podríamos analizar cómo lo consigue fijándonos en muchos
aspectos. El que predomina o el que ha llamado más
poderosamente mi atención y ha convocado poderosamente a mi
imaginación ha sido una estructura gramatical que, de puro
sencilla, es de alto riesgo para errar el tiro. Jesús Mª Gómez,
maestro de la palabra, por lo que de precisa ha de ser la palabra
de la ley –sin duda- sortea con éxito la empresa.
Artículo + sustantivo + adjetivo + preposición de + artículo +
sustantivo
Artículo + adjetivo + sustantivo + preposición de + artículo +
sustantivo
El abrigo blanco de la maestra / el blanco abrigo de la maestra,
por poner un ejemplo para que puedan seguirme.
Evidentemente, el poeta somete al lenguaje a un juego de
desplazamientos y a un uso desafiante de los adjetivos. Y ya es ser
atrevido después de lo dicho por el maestro Alejo Carpentier en
“El adjetivo y sus arrugas”1:
“Los adjetivos son las arrugas del estilo. Cuando se inscriben en la
poesía, en la prosa, de modo natural, sin acudir al llamado de una
costumbre, regresan a su universal depósito sin haber dejado
mayores huellas en una página. Pero cuando se les hace volver a
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menudo, cuando se les confiere una importancia particular,
cuando se les otorga dignidades y categorías, se hacen arrugas,
arrugas que se ahondan cada vez más, hasta hacerse surcos
anunciadores de decrepitud, para el estilo que los carga. Porque
las ideas nunca envejecen, cuando son ideas verdaderas.
Tampoco los sustantivos. Cuando el Dios del Génesis luego de
poner luminarias en la haz del abismo, procede a la división de las
aguas, este acto de dividir las aguas se hace imagen grandiosa
mediante palabras concretas, que conservan todo su potencial
poético desde que fueran pronunciadas por vez primera. Cuando
Jeremías dice que ni puede el etíope mudar de piel, ni perder sus
manchas el leopardo, acuña una de esas expresiones poéticoproverbiales destinadas a viajar a través del tiempo, conservando
la elocuencia de una idea concreta, servida por palabras concretas.
Así el refrán, frase que expone una esencia de sabiduría popular
de experiencia colectiva, elimina casi siempre el adjetivo de sus
cláusulas: "Dime con quién andas...", "Tanto va el cántaro a la
fuente...", " El muerto al hoyo...", etc. Y es que, por instinto, quienes
elaboran una materia verbal destinada a perdurar, desconfían del
adjetivo, porque cada época tiene sus adjetivos perecederos,
como tiene sus modas, sus faldas largas o cortas, sus chistes o
leontinas.”
Y sin embargo, contra el maestro Carpentier, eleva Jesús Mª
Gómez un universo impecable:
la ojerosa serenidad de los anaqueles (p.15)
una mancha cautiva del cansancio (p. 15)
el veneno placentario de los folios (p. 15)
la meliflua carcasa del coraje (p. 16)
el pertinaz hollín de la diáspora (p. 19)
la desbocada invención del amor (p. 20)
la ingrata taxidermia de los días (p. 26)
la insultante frialdad de los hospitales (p.38)
la dócil carne de los álamos (p. 43)
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la luciérnaga esquiva de su voz (p. 48)
ingratas criaturas de amaranto (p. 48)
sanguinolenta ortografía de los crucifijos (p. 48)
las machaconas consignas de los escaparates (p. 55)
los fugaces contubernios de los mortales (p. 60)
la ingenua mixtura de los sentimientos (p. 60)
el dulce piano del insomnio (p. 60)
esta larga égloga de celuloide (p. 61)
la estética impertinente de lo inservible (p.63)
las ventanas abiertas de su pecho (p. 64)
la caduca certidumbre de los objetos (p. 75)
las instancias inéditas del tiempo (p. 76)
la vejez anticipada de las cosas (p. 76)
los reductos de la lengua menguante (p. 76)
la amenaza de las salamandras (p. 77)
las movedizas bisagras de una torre de naipes (p. 80)
los brazos incontrolados del tiempo (p. 89)
el aire intocado del poema (p. 89)
la intimidad furtiva de los veladores (p. 90)
las trincheras de un poema de ida y vuelta (p. 90)
la maltrecha anatomía de las mareas (p. 95)
A veces simplifica, reduce la estructura, sin abandonar el
deslizamiento del referente
la proa de la rutina (p. 59)
el éxodo de los alacranes (p. 59)
los remiendos de la edad (p. 62)
la humedad de los muelles (p. 64)
el fragor de los suburbios (p. 64)
las larvas de la fiebre (p. 64)
el pulso de las nubes (p. 78)
el páramo de las sábanas (p. 78)
el desafío de sus labios (p. 91)
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Y así, acabamos como
una estampida de indómitos borrachos (p. 64)
trozos de barro en un mismo alfar (p.95)
Referencia.
1.- URL http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/opin/carpen.htm
Imagen:
Portada del libro
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ángel gonzález gonzález
GALERIA
FOTOGRAFÍA
Muestra fotográfica de:
DAVID ESCUDERO
©Derechos Reservados
1.- Sin título
2.- Sin título
3.- Sin título
4.- Sin título
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210
5.- Sin título
6.- Sin título
7.- Sin título
8.- Sin título
9.- Sin título
10. Sin título
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David Escudero
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en sentido figurado
ARTES
PLÁSTICAS
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MUESTRA Y POESÍA DE:
Juan BARROSO
©Derechos Reservados
1.- Sin título
2.- Caminantes
3.- Composición UNO
4.- Composición DOS
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5.- Composición TRES
6.- Composición CUATRO
7.- Composición CINCO
8.- Composición SEIS
9.- Eleva
10.- Contraportada
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CUANDO ME FALTA el vino que los necios niegan
el mundo es tan gris que niego la poesía
Y me acuerdo de ti, siendo sombra del llano,
dejado del amor, ajeno a tus pies fríos
que pisan los racimos de mis torpes versos.
Cuando la tarde cae en el día vacío sin tu boca
los alejandrinos versos son espinos que no tienen
silabarios ni saliva ni manos ni caderas complacientes
Y me acuerdo de ti siendo un ser plano indiferente
de la geometría del verso que te escribo.
El mundo es tan gris si tú no estás conmigo
que solo el dulce vino me endulza la boca
y los ojos se cierran como si estuviera dormido
latiendo el corazón como cuando estamos juntos.
Contigo sabiendo que no he sido lo que los necios niegan.
Juan Barroso
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contraportada: juan barroso

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