Domingo de Pentecostés Junio 8, 2014 Página 1 Qué fue lo que

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Domingo de Pentecostés Junio 8, 2014 Página 1 Qué fue lo que
Domingo de Pentecostés
Junio 8, 2014
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Qué fue lo que realmente sucedió en Pentecostés? ¿Qué hubiera grabado una cámara de video?
El Nuevo Testamento nos narra este momento en dos escenarios diferentes. El descenso del
Espíritu en los "Hechos de los Apóstoles" es bastante ruidoso, con una ráfaga de viento
impetuoso, y la aparición de lenguas de fuego, causando inmediatamente la proclamación de
Jesús a los discipulos reunidos. El don del Espíritu en el evangelio de Juan fue tranquilo, e íntimo
y en un cuarto cerrado. Jesús entregó el Espíritu personalmente a sus seguidores, pero no hubó
ningun registro de un inmediato ministerio público.
Es difícil, pero no imposible, determinar cuál de los dos momentos es “el verdadero”
históricamente. Pero ambos son teológicamente ciertos. Cada uno de los dos evangelistas, Lucas
y Juan, decidieron presentar la historia de una manera diferente, con el fin de revelar diferentes
aspectos de la vida en el Espíritu. Tenemos que buscar el mensaje permanente de Dios en cada
momento.
"La paz este con ustedes." Este es uno de los saludos preferidos de Jesús y lo usa catorce veces
a través de los evangelios. Lo decimos cada domingo cuando manifestamos el signo de la paz
en la Misa, cuando nos damos la mano, nos abrazamos o saludamos. ¿Qué significa: "La paz
esté con ustedes?" Esto significa que la paz de Cristo la recibimos primero en el bautismo, a
través del agua y el Espíritu Santo, y que está en nosotros hoy y ahora. Ese mismo Espíritu
Santo, está dentro de cada uno de nosotros, y permanece en nosotros y es activo a través de la
Iglesia. Es el Espíritu del Señor resucitado, que nos permita elevar el corazón y la voz a Dios en
la alabanza y gloria, cuando todas las cosas estan bien. Es el Espíritu del Señor resucitado, que
nos mantiene firmes en la fe, cuando sentimos que todo a nuestro alrededor se esta
derrumbando a pedazos.
Este domingo es la celebración de los cincuenta días de Pascua. La temporada de gran alegría
y gratitud está llegando a su fin. Aunque tendemos a mirar la celebración de Pentecostés como
un evento único e independiente, y de hecho, es la cumbre de la temporada de Pascua.
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El contenido de las escrituras son una visión de quien es el Espíritu Santo en la Iglesia. La idea
central de esta fiesta es trinitaria, una celebración de la tercera Persona de la Trinidad, de la
misma manera que el nacimiento del Señor, que celebra la encarnación de la palabra. Esta
tercera persona, sin embargo, es más difícil de imaginar. El Espíritu Santo, ha sido referido como
el que trabaja detrás de las escenas en el drama de nuestra redención, entregando todo los
corazones a la voluntad del Padre.
La presencia del Espíritu se manifiesta por nuestra fe en acción, en nuestra vida personal y en
la vida de la Iglesia. San Pablo se refiere a la evidencia de la presencia del Espíritu en nuestras
vidas como "frutos del Espíritu" y lo muestra en su carta a los Gálatas como: amor, gozo, paz,
paciencia, benegnidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Cuando experimentamos estas
virtudes, estamos viviendo la paz que Jesús deseó para nosotros cuando dijo: "La paz este con
ustedes."
Sabemos que el Espíritu está con nosotros hoy, porque la iglesia sigue viva a pesar de la gran
fragilidad humana del pecado de todo tipo. Sabemos que el Espíritu está con nosotros, porque
todavía hay héroes entre nosotros que optan por buscar la justicia. Sabemos que el Espíritu está
con nosotros, porque hombres y mujeres de muchas naciones y religiones escuchan el mismo
mensaje de paz, compasión y dignidad humana y responden con amor a este mensaje.
También sabemos que el perdón es esencial para el misterio de la salvación. A lo largo de los
Evangelios, Jesús une la curación al perdón. Él dice: "Tus pecados te son perdonados", o "tu fe
te ha salvado". Y en el último suspiro, Jesús proclama perdón aquellos que lo han colgado en
la cruz con las palabras: "Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen. "
El perdón, es dado libremente por Dios a través de Cristo, es nuestro regalo para cada uno, como
herederos del Espíritu Santo de Dios que habita en nosotros. El perdón no es una opción. Si
queremos vivir con el pleno conocimiento de que hemos sido redimidos por el perdón de Cristo,
también debemos perdonar a los demás incondicionalmente. El perdón es el sello del amor.
En medio de las dificultades de la vida diaria y el sufrimiento del mundo, podemos sentir que
nunca se encontrará la paz. Fue lo mismo con los discípulos en el evangelio que escuchamos
hoy. Los discipulos se amontonaron por miedo, temblando, paralizados por todo lo que le había
sucedido a Jesús y todo lo que les podia pasar a ellos, cerraron las puertas por el miedo. Sin
embargo, Jesús vino y se puso delante de ellos para calmar sus temores: "La paz este con
ustedes". Este era el Señor resucitado, con las heridas de su pasión y muerte, y ahora él estaba
vivo. Jesús, Dios vino a ellos en su angustia.
Jesús vino y se presento delante de ellos en sus angustias, y tenemos que escuchar lo que el
Señor nos está diciendo en esta aparición: El Espíritu está con nosotros y la paz es su regalo
para nosotros. La misión de Jesús continúa, y el perdón y la reconciliación es la señal que el
reinado de Dios ha comenzado en nuestras vidas.
"Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo". Ahora es nuestro trabajo contar la
historia y asi el reino de Dios vendrá en su plenitud. "A los que les perdonen los pecados, les
quedarán perdonados". Es muy fácil saltar de aqui al sacramento de la reconciliación, y el papel
del sacerdote como mediador del poder del Espíritu. Creo que es un reto, la idea que todos los
bautizados no tiene sólo la capacidad, sino tambien el mandato de perdonar los unos a los otros.
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Fuimos bautizados en la vida de Cristo, y el centro de la vida de Cristo es su misterio pascual,
que consiste en su vida, pasión, muerte, resurrección y ascensión, para la redención del mundo
y el perdón de los pecados. Participar de la vida de Cristo a través de la gracia y el poder del
Espíritu Santo, es compartir el perdón de los pecados por la redención del m undo.
Pentecostés no es un evento único en la vida de la iglesia, continúa a lo largo de todos los
tiempos, a pesar de que tiene sólo un día en el calendario litúrgico. El amor del Creador y del
Redentor, se desborda en el tiempo y el espacio a través del Espíritu en nuestros corazones
frágiles. Este amor es capaz de llenarnos de paz. Para tener una vida de amor y perdon hacia
los otros, también debemos de perdonarnos a nosotros mismos y reconocer el amor y la
misericordia de Dios en nuestras vidas.
En la lucha, por las diferentes dificultades en nuestras vidas, a veces con miedo y temblor,
tenemos que reconocer que necesitamos al Espíritu Santo, para que llene nuestros corazones
y nos conceda la paz ahora, asi como los apóstoles, necesitaban el Espíritu en su miedo y
temblor después de la resurrección. La buena noticia del Evangelio de este día de Pentecostés,
es que tenemos el Espíritu, y este don de Dios permanecerá con nosotros para siempre.

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