Cicerón, Marco Tulio - Lelio o de la amistad
Transcripción
Cicerón, Marco Tulio - Lelio o de la amistad
Marco Tulio Cicerón Lelio o de la amistad 6 plus apud me antiquorum auctoritas valet, vel nostrorum maiorum, qui mortuis tam religiosa iura tribuerunt, quod non fecissent profecto si nihil ad eos pertinere arbitrarentur, vel eorum qui in hac terra fuerunt magnamque Graeciam, quae nunc quidem deleta est, tum florebat, institutis et praeceptis suis erudierunt, vel eius qui Apollinis oraculo sapientissimus est iudicatus, qui non tum hoc, tum illud, ut in plerisque, sed idem semper, animos hominum esse divinos, iisque, cum ex corpore excessissent, reditum in caelum patere, optimoque et iustissimo cuique expeditissimum. cuerpos y que todas las cosas se borran con la muerte; vale más ante mí la autoridad de los antiguos, o la de nuestros mayores, que atribuyeron a los muertos derechos tan religiosos, lo cual no hubiesen hecho ciertamente, si pensaran que nada les pertenecía, o la de aquellos que estuvieron en esta tierra e instruyeron con sus instituciones y preceptos a la Magna Grecia, que ahora ciertamente ha sido destruida, pero entonces florecía, o la de aquel que fue juzgado como el más sabio por el oráculo de Apolo, el cual no decía unas veces esto, otras aquello, sino, como en la mayoría de las veces, siempre una misma cosa, que los espíritus de los hombres son divinos y que la vuelta al cielo estaba abierta para ellos, cuando hubiesen salido de su cuerpo, expeditísima para todos los más buenos y justos. Esto mismo parecía a Escipión. [14] Quod idem Scipioni videbatur, qui quidem, quasi praesagiret, perpaucis ante mortem diebus, cum et Philus et Manilius adesset et alii plures, tuque etiam, Scaevola, mecum venisses, triduum disseruit de re publica; cuius disputationis fuit extremum fere de immortalitate animorum, quae se in quiete per visum ex Africano audisse dicebat. Id si ita est, ut optimi cuiusque animus in morte facillime evolet tamquam e custodia vinclisque corporis, cui censemus cursum ad deos faciliorem fuisse quam Scipioni? Quocirca maerere hoc eius eventu vereor ne invidi magis quam amici sit. Sin autem illa veriora, ut idem interitus sit animorum et corporum nec ullus sensus maneat, ut nihil boni est in morte, sic certe nihil mali; sensu enim amisso fit idem, quasi natus non esset omnino, quem tamen esse natum et nos gaudemus et haec civitas dum erit laetabitur. Este ciertamente, como si lo presintiera, muy pocos días antes de su muerte, como Filo y Manlio y otros más estuviesen presentes, y tú también, Escévola, hubieses venido conmigo, disertó durante tres días sobre la república; el final de esta disertación fue poco más o menos sobre la inmortalidad de las almas, cosas que decía que él había oído del Africano, en un descanso, por medio de una visión. Si esto es así, que el espíritu de todos los óptimos en la muerte facilísimamente salga volando como de una prisión y de las cadenas del cuerpo, ¿para quién pensamos que el camino hacia los dioses fue más fácil que para Escipión? En consecuencia, estar triste por este desenlace suyo temo que sea propio de un envidioso más que de un amigo. Pero si, en cambio, aquellas cosas son más verdaderas, que la muerte de los espíritus y la de los cuerpos es la misma y que no permanece sensación alguna, así como nada bueno hay en la muerte, así ciertamente nada malo; pues, perdido el sentido, sucede lo mismo como si no hubiese nacido en absoluto; sin embargo, de que este haya nacido, no sólo nosotros nos alegramos, sino que también esta ciudad, mientras exista, se alegrará. [15] Quam ob rem cum illo quidem, ut supra dixi, actum optime est, mecum incommodius, quem fuerat aequius, ut prius introieram, sic prius exire de vita. Sed tamen recordatione nostrae amicitiae sic fruor ut beate vixisse videar, quia cum Scipione vixerim, quocum mihi coniuncta cura de publica re et de privata fuit, quocum et domus fuit et militia communis et, id in quo est omnis vis amicitiae, voluntatum, studiorum, sententiarum summa consensio. Por lo cual, con él ciertamente, como dije arriba, se ha actuado muy bien, conmigo más desagradablemente, porque hubiera sido más justo que, como había entrado antes, así saliera antes de la vida. Pero, sin embargo, gozo con el recuerdo de nuestra amistad, de tal manera que me parece haber vivido dichosamente, porque he vivido con Escipión, con el que tuve cuidado concorde de la cosa pública y de la privada, con el que la casa y la milicia fue común y, aquello en lo que está toda la fuerza de la amistad, el sumo consenso de