El Club. El Club 3. La redención (Spanish Edition)
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El Club. El Club 3. La redención (Spanish Edition)
Índice Capítulo1 Capítulo2 Capítulo3 Capítulo4 Capítulo5 Capítulo6 Capítulo7 Capítulo8 Capítulo9 Capítulo10 Capítulo11 Capítulo12 Capítulo13 Capítulo14 Capítulo15 Capítulo16 Capítulo17 Capítulo18 Capítulo19 Capítulo20 Capítulo21 Capítulo22 Capítulo23 Capítulo24 Capítulo25 Capítulo26 Capítulo27 Capítulo28 Capítulo29 Capítulo30 Capítulo31 Capítulo32 Capítulo33 Capítulo34 Capítulo35 Capítulo36 Capítulo37 Capítulo38 Capítulo39 Capítulo40 Capítulo41 Capítulo42 Capítulo43 Capítulo44 Epílogo Acercadelaautora Créditos Capítulo1 Jonas Estoyaferradoaellaynoquierosoltarla,peromeseparandesucuerpo. Metambaleohaciaatrásconlosojosdesorbitados.Miromicamiseta.Está empapadadesusangre.Haydemasiadasangre.Estápordoquier. —No hay pulso —dice uno de los hombres mientras le sostiene la muñeca. Luego desliza los dedos por la garganta—. Nada. —Frunce el ceño—.¡Mierda!Lecortaronlayugular.¡Cielos!—Muevelacabezadeun ladoaotro. —¿Quéclasedebestia…?—diceelotrohombre,peroluegosequeda callado. Me mira de reojo—. Sáquenlo de aquí. No debería estar viendo esto. Están vestidos como bomberos, pero no creo que sean bomberos porquenohayunincendio. —El cuerpo está frío. Estimo que la hirieron hace quince o veinte minutos,cuandomenos. «Teamo,mami»,ledije.Peroellanomecontestó.Fuelaprimeravez que no me dijo que me amaba. Cuando yo se lo digo, ella siempre me contesta:«Yotambiénteamo,corazón,mihermosocorazón».Esloque siempre dice, como si nada. «Te amo, corazón, mi hermoso corazón». ¿Porquénomelodijoestavez?¿Porquénomemira?Noquitalamirada de la ventana. Miro hacia la ventana también. Hay una ambulancia estacionadafrenteanuestracasa.Laluzdelasirenaestáencendida,pero nohaceruido. Escuchosirenasalolejos.Seestánacercando.Porloregular,megusta escuchar sirenas, sobre todo si se están acercando. Me gusta que las patrullas persigan a los malos, o que los grandes camiones rojos de los bomberospasenatodaprisajuntoanuestroauto.Mamidicequecuando escuchasunasirenatienesquecambiardecarrilycederleselpaso.«¡Allá van,asalvareldía!»,canturreasiemprequelosvepasar.Peronohoy. Hoynomegustaelsonidodelassirenas. Me voy a una esquina de la habitación. Me siento en el suelo y me balanceohaciadelanteyhaciaatrás.Ledijequelaamaba,peroellanome contestó.Yahoratampocosevuelveamirarme.Nohacemásquemirarla ventana.Nisiquieraparpadea.Estáfuriosaconmigoporquenolasalvé. —¿Es tu mamá, amiguito? —dice el primer hombre y se pone en cuclillasamilado. Mivoznosirve. Esmimami. —¿Habíaalguienmásenlacasaademásdeustedesdos? Queríaestarsoloconella.Laqueríasóloparamí.Queríaquitarleel dolor.Meportémal. —Estamos aquí para ayudarte, hijo. No vamos a lastimarte. Somos paramédicos.Lapolicíavieneencamino. Pasosalivacondificultad. Me quedé en el armario porque creí que podría usar mis manos mágicas después de que se fuera el hombre enorme, pero la magia no funcionó.Noséporquélamagianofuncionó.Meportémal. —¿Cómotellamas,hijo?—preguntaelotrohombre. —Sáquenlodeaquí—dicedenuevoelprimerhombre—.Nodebería miraresto. Elhombreencuclillasahuyentaalotroconunmanotazo. —Estás cubierto de sangre, amiguito —dice en voz baja—. Necesitamosasegurarnosdequenoseatuya.¿Alguientelastimó? Intentatomarmelamano,peroyolaquitoycorrohaciaella.Melanzo encima de ella. No me importa mancharme más de sangre. Me aferro a ella con todas mis fuerzas. No me harán soltarla. Quizá mis manos mágicasfuncionarándenuevosimeesfuerzolosuficiente.Talvezantes nomeesforcélosuficiente.Talvezlogrequedejedemirarlaventanasi mi magia empieza a funcionar de nuevo. Tal vez, si repito «Te amo, mami»muchasveces,lamagiafuncionarádenuevo,yporfinparpadeará ymedirá:«Yotambiénteamo,corazón,mihermosocorazón». Estoy recostado en mi cama, sobre mis sábanas de beisbol. Josh está acostadoenlacamajuntoalamíasobresussábanascondibujosdefutbol americano. Josh suele hacer berrinche si a él no le tocan las sábanas de beisbol,peroestavezmelascediósinchistar. —Puedes usarlas todas las noches si quieres —dice—. De ahora en adelante,túsiempreescogesprimero. Haceunasemanamehabríahechomuyfelizquedijeraeso.Peroahora yanomeimporta.Nomeimportanada.Nisiquierameimportavolvera hablar. Ha pasado una semana desde que mami se fue para siempre, y desde entonces no he dicho una sola palabra. Las últimas palabras que salieron de mi boca fueron: «Te amo, mami», mientras la abrazaba y la besaba y la tocaba con mis manos mágicas que ya habían perdido su magia,ydecidíqueseríanlasúltimasquediríaparasiempre. Ni siquiera hablé cuando el policía me preguntó cómo se veía el hombreenorme.Tampococuandoescuchéapapillorardelotroladodela puerta de su estudio. Mucho menos cuando soñé con el hombre enorme quecortabaamamiconuncuchilloyluegomeperseguía.Nicuandopapi nos dijo anoche que la policía descubrió que había sido el novio de la hermanadeMarielaelquenosarrebatóamamiparasiempre,nidespués dequeloescuchédecirlealtíoWilliamporteléfono:«Voyamataraese hijodeputa». Mesientoenmicama. EscucholavozdeMarielaqueprovienedelvestíbulo.Séqueestáahí porque su voz rebota mucho, y el vestíbulo es el único lugar en la casa dondelasvocesrebotanasídefuerte,sobretodoporquelavozdeMariela esbajita. Miro a Josh. Está profundamente dormido. ¿Debería despertarlo para que bajemos a saludar a Mariela? No. Mariela es mía. Yo soy el que se sienta en la cocina con ella a charlar mientras ella nos cocina comida venezolana. Yo soy el que le ayuda a lavar las ollas y la escucha cantar hermosascancionesenespañol.Megustacuandosumergelasmanosenel aguajabonosa,ysupielmorenasalehúmedaybrillanteyconapariencia decaramelolíquidosobreunhelado.LapieldeMarielaesmuysuavey tersaybonita.Aveces,mientrascanta,letocoelbrazoconlapuntadelos dedos, cierro los ojos y la acaricio suavemente. También sus ojos son bonitos,delcolordeloschiclososdechocolate.Megustaquelosojosde Marielabrillencuandomepasaunaollaparasecarocuandomecantauna desuscanciones. —¡Señor,porfavor!*—gritaMarielaenelvestíbulo. Me levanto de un brinco y salgo corriendo de la recámara. Es la primera vez que me levanto de la cama desde que mami se fue para siempre.Sientolaspiernasengarrotadasyadoloridas.Meduelelacabeza. Me prometí que no volvería a dejar mi cama jamás, pero quiero ver a Mariela.Apesardehabermeprometidoquenuncamevolveríaalevantar de la cama, quizá puedo hacer la nueva regla de que me permito levantarme de la cama sólo si es para ver a Mariela. Bajo corriendo las escaleras tan rápido como puedo. Ya quiero escucharla decirme «Jonasito»*ocantarmealgunadesushermosascanciones. Perolavozdepapimeobligaadetenermealamitaddelaescalera. —Lárgatedeaquí—escuchoqueledicepapiconsuvozdeenojado—. Ollamaréalapolicía. —¡No, señor! ¡Por favor! —dice Mariela entre lágrimas—. Dios bendigaalaseñora.Porfavor,déjemeveramisbebés.Losquiero.* —Fuistetúlaqueledijoaesehijodeputaqueiríamosalpartido.Bien podríashaberlamatadotú. Marielasollozadeladesesperación. —¡No, señor! Ay, Dios mío, señor. ¡No sabía! Lo juro por Dios.* Yo amo a los bebés. Son como mis hijos.* ¡Por favor, señor! Esta es mi familia.* —Lárgate,dije—gritapapi—.¡Lárgatealamierda! Cuando papi suena así de enojado, sobre todo si les está gritando a mami o a Mariela, sé que no debo entrometerme. Pero no me importa. QuieroveramiMariela. Bajo a toda prisa y corro por el vestíbulo, directo a los brazos de Mariela. Ellagritaalvermeymeabrazacontantafuerzaquenopuedorespirar. Porprimeravezdesdequemamisefue,abrolaboca. —Tequiero,Mariela*—digoconvozronca. —Ay,m’hijo—dice—.PobrecitodemiJonasito.*Tequieromucho,mi niño. Me había propuesto que las últimas palabras que pronunciaría en mi vida fueran: «Te amo, mami», pero supongo que hablarle en español a Marielanocuentarealmente,aunquelehayadichoquelaquiero,porque el español no es verdadero. Es mi lenguaje secreto con Mariela. Es una ilusión.Nisiquierapapientiendenuestrolenguajesecreto,yesoqueesel hombre más inteligente del mundo, así que hablar con Mariela y decirle que la quiero no cuenta como romper mi regla, siempre que lo haga en español. PapilegritaaMarielayleexigequesevaya. YoagarroaMarieladelafalda. —Nomedejes,Mariela.* —Tequiero,Jonasito.—Marielaestállorandosincontrol—.Tequiero siempre,pobrecitobebé.* —Nomedejes,Mariela.* —¿Mariela?—EsJosh.Debedehaberoídosuvozysedespertó.Corre haciaellaylaabraza. Mariela se arrodilla y lo abraza, mientras yo sigo aferrado a sus hombros. —Tequiero—lediceaJosh—.Tequiero,bebé.* JoshentiendemilenguajesecretoconMariela,aunquenolohablamuy bien. —Yyoati—sollozaJosh. —Es hora de que te largues —le grita papi a Mariela y levanta el teléfono—.Llamaréalapolicía. Mariela toma la cara de Josh entre sus manos (lo cual me enoja un poco, porque quisiera que me lo hiciera a mí), sin poder controlar las lágrimas. —Cuidaatuhermanito—lediceMarielaaJosh—.Sabesqueélesmás sensible.* —Deacuerdo,Mariela—lecontestaJosh—.Teloprometo. —Tequiero,Mariela—digo,sinsoltarsufalda—.Nomedejes.* —Ay,miJonasito—diceMariela—.Tequiero,bebé.* Mariela intenta abrazarme, pero papi la agarra y la jalonea hasta la puertaprincipal.LeruegoapapiquedejequeMarielasequedeconmigo. Gritosunombre.Ledigoquelaquiero.Lloroylloro.Pero,sinimportar loquehagaodiga,papihacequeMarielasevayaparasiempre. Notas: *Enespañoleneloriginal.(N.delaT.) Capítulo2 Jonas Estátanpálida. —Presiónnoventacincuenta—diceelparamédico.Estánreuniéndose entornoaella,dejándomefuera.Elespacioeslimitadoenlapartetrasera de la ambulancia, así que estoy sentado junto a sus pies, sosteniendo su tobillo. —¿Cómosellamaella?—mepreguntaelparamédico. Veosubocamoverse.Escuchosuspalabras.Peronopuedohablar.Le prometíquelaprotegería.Leprometíquejamáspermitiríaquealguienle hiciera daño. Pero luego me quedé sentado en el salón de clases, escuchando estúpida música en mi laptop, mientras ella luchaba por su vidaenelbaño.Micuerposeestremece. Uno de los paramédicos está presionando algo contra su cuello y su nuca. Otro le presiona algo a la altura de las costillas. Del brazo le sale unaintravenosa. —¿Cómosellamaella?—mepreguntadenuevoeltipo. Quierocontestarle,peromivoznofunciona. —¿Quéedadtiene? Pasosalivacondificultad.NopermitiréqueLaLoqueraseapoderede mídenuevo.Ahorasoymásfuerte.Ahorasoydistinto.Sarahmenecesita. —SarahCruz.Veinticuatro. Sarahgime.Susojosseabrendegolpe. El paramédico se reacomoda para hacerme espacio, y yo me inclino sobreella.Pongomicarafrentealasuya. Tiene los ojos desorbitados. Está asustada. Una lágrima le cae por la sien. —¿Jonas? —dice. Su voz es apenas un ligerísimo susurro, pero con ese ligero sonido mi mente se aleja con determinación de la orilla del oscuro precipicio y se inclina hacia la luz, hacia Sarah, hacia mi nena hermosa. Con ese sonido apenas audible, La Loquera se retrae y huye como una cucaracha que reptaba en la oscuridad de la cocina. Con esa únicapalabraqueenunciaSarah,mevuelvelamentealcuerpo. —Aquíestoy,nena.Vamoscaminoalhospital.Vasaestarbien. —Laclaseempiezaencincominutos—dice—.Nopuedofaltar. —¿Sabescómotellamas?—lepreguntaelparamédico. Sarahlomira,desconcertada. —¿Jonas? —Aquíestoy. —Apárteseunpoco,señor. Meaparto. —Aquíestoy,nena.Déjaloshacersutrabajo.—Contengounsollozo. —¿Sabescómotellamas?—lepreguntadenuevoelparamédico. Sarahtienelosojosabiertoscomoplatos. —¿Sabescómotellamas? Nocontesta.Estápálida. Micorazónlateconviolenciacontramipecho. —¿Sabesquédíaeshoy?—lepreguntaelparamédico. —DerechoConstitucional. —¿Sabesdóndeestás? —¿Quiéneres?—lecontestaellaalparamédico. —Soy Michael. Soy paramédico. Te estamos llevando al hospital. ¿Recuerdasquétepasó? Sarahgime. —La clase empieza en cinco minutos. Déjenme ir. —Forcejea, pero estáatadaalacamilla. —Quédate quieta, Sarah. Estás herida. Tienes que quedarte quieta. Vamoscaminoalhospital.Dilestunombre. Memira,desconcertada. —¿Jonas? —Aquíestoy,nena. Sesueltaallorar. —Nomedejes. —Nunca te dejaré. Aquí estoy. —Contengo otro sollozo. Le prometí que la protegería. Le prometí que nunca dejaría que le hicieran daño—. Nuncatedejaré,nena.Teloprometo. Laambulanciasedetieneylaspuertastraserasseabrendeparenpar. La rodean un grupo de médicos y se la llevan. Yo corro junto a la camilla por el pasillo, hasta que alguien me detiene justo afuera de las puertasdeaccesoqueoscilan. —¿Cómosellamalapaciente? —SarahCruz.C-R-U-Z. —¿Edad? —Veinticuatro. —¿Esalérgicaaalgúnmedicamento? —Noqueyosepa. —¿Sabesitomóalgúnmedicamentohoy?¿Cualquiercosa? Niegoconlacabeza. —Nada. —¿Padecealgunaenfermedad? Niegoconlacabeza. —No. —¿Ustedessuesposo? Micuerpoenteroseagita. —Sí. Cincominutosdespués—¿ofueroncincohoras?—,porfinalguienseme acercaenlasaladeespera. —Leestamoshaciendoanálisis—diceeltipo.Usauntrajequirúrgico. Sumiradasedesvíahaciamicamisa. Yotambiénbajolamirada.Estoycubiertodesangre. —¿Ustedestáherido? Niegoconlacabeza. —¿Esasangreesdeella? Asiento. —Estádespiertayestáhablando.¿UstedesJonas? Asiento. —Nodejadepreguntarporusted.—Esbozaunasonrisadeempatía—. Tanprontopodamos,lollevaremosasulado.Porahoraespere.Estamos haciendo varios análisis y pruebas para determinar la magnitud de las heridas. Asientodenuevo. —Sóloespereunpoco. Eldoctorseva,yyovuelvoasentarme.Estoytemblando.Mimenteno esmimente.Entremástiempoestoyaquí,mássepierdemimenteenel espacio.Prometíquelamantendríaasalvoylefallé.Laestoyperdiendo. NecesitoaJosh. Busco mi teléfono celular en mi bolsillo, pero no lo encuentro. ¿Dóndeestá?NomesédememoriaelnúmerotelefónicodeJosh.Cuando quiero hablar con Josh, lo único que hago es presionar el botón en mi teléfonoquedice«Josh». Mi mente no es mi mente. Está oscilando, perdida en el espacio, intentandoportodoslosmedioshuirdeLaLoquera.Peroestáfracasando rotundamente. Capítulo3 Jonas —¿Quieresquenostrepemosalárbol?—mepreguntaJosh. Yo,comodecostumbre,nohablo.Nohedichounapalabradesdeque mamisefuehacedosmeses,nisiquieracuandomeenviaronaeselugar horriblejustodespuésdequepapiobligóaMarielaairse.Nuncaquiero volveraesehorriblelugar;extrañéaJoshyamamiyaMarielayapapiy mi camita y quería irme a casa. Pero lo único que le interesaba a esos doctoreserahacermehablar,sinembargo,novoyavolverahablarjamás. Mientrasestuveeneselugarhorrible,supetodoeltiempoquesihacía lo que querían que hiciera, si decía algo, me dejarían volver a casa con Joshypapi.Peronoentendieronquemibocanoteníapermisodevolvera decirnada,nodesdequedijo:«Teamo,mami»,yellanocontestó. —Vamosatreparnosalárbolcomoantes—diceJosh. Cuando mami vivía en casa con nosotros, Josh y yo solíamos treparnos al árbol más grande todos los días, pero ahora que mami no está,nomeimportasubirmealárbol.Nomeimportahacernadadenada. Loúnicoquequierohaceresirmealcieloconmami. —Vamos—insisteJosh.Metomadelamanoymejaladelacama. Cuandovequemelevantoynomearrastroderegresoalacama,mi hermanosonríeymetomadelamanodenuevoymejalaalpisodeabajo, porlacocina,atravésdelapuertatrasera,poreljardín,delotroladodel campohastadondeestáelárbolmásgrande. —Vamos,Jonas—diceJosh—.Súbete. Joshempiezaaescalar,peroyomequedoparadoabajodelárbolylo observoduranteunpardeminutos.Esmuchomáslentoparaescalarque yo,yloestáhaciendotodomal.¡Dios!MedarabiaobservarcómoJoshse subealárbolcomosifueraunpez.Mamisolíadecir:«Sijuzgasaunpez porcómoescalaunárbol,siemprefracasará.Entonces,¿porquénomejor dejar al pobre pececito nadar?». Lamento decirlo, pero tiene razón. Josh esuntontopezintentandoescalarunárbol.Empiezoaescalardetrásdeél, perosóloporquenosoportomásmiraralpezJoshhacerlotanmal. Encuestióndesegundos,lorebaso.Cuandollegoalapartemásaltaa la que nos dejan subir, me siento y miro el cielo, mientras espero a mi hermano.Cuandoporfinmealcanza,sesientaymiraelcieloigualque yo.NoséquéestarápensandoJosh,peroyoestoyformandofigurasenmi cabezaconlasesponjosasnubesblancas. —¿Sabesquédescubrí?—diceJosh. Nocontesto. —Quemamiestáflotandoentrelasnubesduranteeldía,yenlanoche sevaalasestrellas.Cuandoveasunaestrellatitilar,esporquemaminos estáguiñandoelojoparadecirnosqueeshoradedormir. Noquierohablardeeso,asíqueempiezoadescender.Yopensabaque mismanosmágicassanaríanamami,peronofueasí. Casitodaslasnochesdesdequemamisefue,hesoñadoconelhombre enorme con las nalgas peludas que corta a mami en pedacitos. A veces sueño que también me persigue a mí. Una vez, después de soñar que el hombreenormecortabaamami,despertéyMarielameestabaabrazando y cantándome una de sus canciones en español, y eso me hizo llorar muchoporqueestabamuyfelizdeverlaylahabíaextrañadomucho.Pero entoncesmedespertédenuevo,ahorasíenserio,yMarielanoestabaahí. NohabíanadieahímásqueeltaradodeJosh,quienestabadurmiendoen lacamadejuntoybabeaba.Noestabamami.NoestabaMariela.SóloJosh ysubabaescurriendoporsubarbilla. Sigodescendiendodelárbol.Lamagiademismanosnofuncionó.Y noentiendoporqué. EscuchoqueJoshempiezaadescender,puessiguehablandodemami. Pero yo no quiero volver a hablar de ella, ni siquiera con Josh. Me recuerdalasangre,eratantaqueparecíaunmardesangre,ylasnalgasdel tipo cuando se bajó los pantalones. Me hace recordar que mami se veía asustada,peroyonosalídelarmarioparaayudarla.Porquemeportémal. Joshdaunbrincoycaedepieenelpastojuntoamí. —Vamosporelbalónynoslanzamosunospases—dice.Metomala mano como si fuera a jalarme hacia el cobertizo en donde guardamos todoslosartículosdeportivos. Peroyoquitolamano. —Vamos, Jonas —dice, pero yo me alejo dando zancadas. Josh me sigue—. Si quieres podemos lanzar la bola de beisbol, o lo que se te antoje.Túescoges. Esto es nuevo. Josh nunca me deja elegir. Por lo regular es muy mandón.Yunapartedemísíquiereescoger,peroigualmesigoalejando. De la nada, Josh me taclea. Caigo en el pasto, y mi hermano cae encima de mí y me da un puñetazo en la panza, luego en el brazo y despuésenlacara.Noopongoresistencia.Quieroquemepegue.Todoel mundodeberíagolpearme.Meportémal.Fuemiculpaquemamituviera queirse.SiJoshmepegalosuficientementefuerte,talvezpuedairmeal cieloconmami.Yanoquieroestaraquí.Quieroestarconella. —¿Porquénotedefiendes?—diceJosh—.¡Vamos!—grita. Peroyomequedoahítiradoylodejogolpearme.Empiezoallorar,y luegoéltambiénllora.Estállorandomientrasmedapuñetazos.Yoestoy llorandoyrecibiendolospuñetazos.Despuésdeunminuto,sedetiene.Se sientaencimademí,conlarespiraciónagitada.Tienelacaraempapadade lágrimasymocos. Nomemuevo.Desearíaquemegolpearamás. Nos miramos a los ojos. No sabemos qué hacer. Esto es muy raro. Ambosestamosllorandomucho. Joshinhalaprofundamenteyluegosedaunabofetadamuy,muyfuerte. Sonrío,apesardequesigollorando.¿Porquéhizoeso?Fueunacosa muytontadesuparte. Joshesbozaunagransonrisaalvermesonreír.Eslaprimeravezque sonríodesdequemamisefue.Joshseabofeteadenuevo,conmásfuerza queantes,yesomehacereír. —Si no te vas a defender, creo que tendré que hacerlo por ti —dice Josh. Yotambiénmeabofeteomuyfuerte,yesohacereíramihermano. —¿Notehacesentirunpocomejor,Jonas? Tienerazón. Josh se inclina y se echa encima de mí, y fingimos pelear, pero en realidadnosabrazamosylloramosdurantemuchotiempo. —¿Quécarajoshacen?—Espapi—.Levántense. ¡Dios!Yaconozcoesavoz.Eseltonodevozqueindicaqueestamos metidos en un gran problema. Nos levantamos de inmediato y nos limpiamoslosojos. —¿Qué demonios está pasando? Salgo y lo primero que veo es que estándandovueltasenelpastojuntosmientraslloriquean. ¡Cielos!Estamosengrandesproblemas. Papisetapaelrostroconlasmanosporuninstante.Pareceestarmuy triste. —Estábien.Siquierenllorar,háganlo,peronoendondetodospuedan verlos, ni mucho menos frente a mí. Entiendo que a veces tengan que llorar,peronoquieromirarlosmientraslohacen,niños.Estoyhaciendo mi mejor esfuerzo por levantarme cada mañana, y no soporto estar rodeadodegentequenosecontiene,aunqueseanustedes.Eshoradeque lostresnosarmemosdevalorynosdejemosdeidioteces.—Niegaconla cabeza y hace un ruido raro—. Si ustedes quieren hablar de sus sentimientosylloriquear,losmandaréaunloqueroparaquelohaganen un lugar cerrado hasta que se les salgan los ojos. Pero, cuando estén en casayenmipresencia,vanaempezaracomportarsecomohombrecitos. ¿Meentendieron? —Sí,señor—diceJosh. Yo me quedo mirando a mi papá, pero no le contesto. Quiero a mi mami. Papimelanzaunamiradafulminante. —Ya estoy harto de ti, Jonas Patrick. He sido muy paciente contigo porquepenséquenecesitabasdesahogarte,peroyaseteacabóeltiempo. Es hora de que te dejes de pendejadas y empieces a hablar de nuevo. ¿Crees que eres el único que siente que se le cae el mundo? —Su voz suenacuriosa,comosifueraallorar—.Tumamáeraunamalditasanta. Ellamesalvó.Ahoraquesehaido,¿quiénmevaasalvar? Joshyyonosvolvemosparamirarnos.Nosabemosquésignificaeso. —¿Porquénotedetienesapensarenloqueestánsintiendolosdemás paravariar?Noereselúnicoquequiereecharseymorir.Quizádeberías hacerunaltoypensarencómosesientenlosdemás,sobretodositomas encuentaquetúfuistelarazónporlacualellasequedóencasaesedía.Si nohubierasidoporti…—Papiponecaradeogroyseva. Corrodenuevoalárbolmásgrandetanrápidocomopuedo,yestavez escalo más alto que nunca, más alto de lo que mami me dejaba escalar, directohastalaramamásalta,laquemamidecíaquesepodíarompersi meparabaenella.Peronomeimportasiserompe.Talvezquieroquese rompa. Unavezquellegoalaramamásalta,estirolosbrazosporencimade lacabezaeintentotocarlasnubes.Peronisiquieralaramamásaltaeslo suficientementealtacomoparaquepuedaalcanzaramami.Necesitotraer unaescaleraconmigolapróximavez.O,mejoraún,deberíaescalaruna montaña.Aldiabloconesteestúpidoárbol.Voyaescalarunamontaña,la montañamásaltadelmundo.Yentonces,cuandolleguealapunta,estiraré lasmanosalcieloytocarélasnubes,ymamiseasomaráymelevantará en brazos. Y entonces nos recostaremos juntos en su nube, como en la hamacaazuldelacasadellagodeltíoWilliam,ymamimesonreiráyme llenará la cara de besos como siempre lo hace, y estaremos juntos por siemprejamás. Capítulo4 Jonas Mi mente rebota como desesperada entre un pensamiento extraño y otro mientrasesperonoticiasdelmédico.Mirodillasesacudesincontrol.No puedo detenerla. Estoy pensando en toda clase de locuras, toda clase de cosas en las que no había pensado por muchísimos años. Tal vez estoy teniendo otra especie de crisis nerviosa. ¿Por qué no ha salido el doctor paradecirmequéestápasando? Bajolamirada.TengolacamisaempapadadelasangredeSarah.Me dirijoalbañoparalimpiarme. AlobservarcómolasangredeSarahsevaporellavamanos,tengola intensasensacióndequeyahevividoestemismomomentoantes. Elbrazaletedehiloquetraigoatadoenlamuñeca,elqueesidénticoal de Sarah, está cubierto de sangre. Me quedo paralizado un instante, intentandodescifrarquédebohacer.Nomeloquieroquitar,peromisalud mental no tolerará que lleve conmigo su sangre. Me lo quito y lo lavo bajo el grifo. No sirve de nada. Me lo meto al bolsillo con manos temblorosas. Intento exprimirle la sangre a mi camisa mojada, pero es una causa perdida,asíquelatiroalabasuraysalgosincamisadelbaño.Latienda de regalos del hospital está apenas a unos cuantos pasos. Quizá vendan camisetas para familiares que tienen que pasar largas temporadas en el hospital. Unaenfermeraahogaungritoalpasaramiladoenelpasillo.Cruzo los brazos sobre el pecho desnudo, y la mujer desvía la mirada y se sonroja.Melequedoviendoconrostroinexpresivo.Mimenteesincapaz deprocesarlasinteraccioneshumanasnormalesenestemomento. Sip, la tienda de regalos vende camisetas —de los Halcones Marinos de Seattle—. Es un tanto ilógico en este contexto, pero necesito una camisetalimpia. Regresoalasaladeesperaconminuevacamisetaymesientoenuna esquina. Espero. Tengo la peor jaqueca de la historia. No, no es cierto. Sarah tiene la peorjaquecadelahistoria,noyo.Desólopensarlo,semellenanlosojos delágrimas,perolascontengo.Mimentesigueconjurandoimágenesde Sarah con ojos inertes, con las muñecas atadas y el torso cubierto de incontablesnavajazossangrantes.¡Mierda!Esoficial.Estoyperdiendola cabeza. Algunos muchachos de la clase de Derecho Constitucional de Sarah lleganalasaladeesperay,alverme,deinmediatosedirigenhaciamíy mepreguntancómoestá.«¿Quédicenlosmédicos?¿Cómoestástú?». TrajeronmicomputadorayladeSarah,asícomosumochila,subolso ymiteléfono.Estoytanagradecidoquemedanganasdellorar.Nosonlas cosas en sí, pues las cosas materiales me importan un comino. Supongo queesagradablesentirquenoestoysolo.Lesagradezcoprofusamentey deinmediatomedisculpoconellosparairallamaraJosh. Cuandoescucholavozdemihermano,pierdoelcontrol.Yanopuedo contenermemás. —Tranquilo, hermano. Todo estará bien —dice—. Respira profundamente. Hagoloqueélmedice. —Tomaréelsiguientevuelo,Jonas.Aguanta.Nohagasunatontería. —Noquiero.Peroapúrate.Nopuedopensarconclaridad,Josh.Estoy pensandoentodaclasedelocuras. —Ya voy. Recuerda hacer tus visualizaciones, hermano. Respira. Guardalacalma. —Deacuerdo.Apúrate. Josh dice que llamará a Kat para pedirle que le avise a la mamá de Sarah. ¡Mierda! Olvidé a la mamá de Sarah. No era la forma en la que imaginabaconocerasumadreporprimeravez.«Hola,señoraCruz.Un placerconocerla.Lepidounadisculpaporquecasimatanasuhijahoypor miculpa».¡Carajo! Todo es mi culpa. Denuevo. Soy un maldito cáncer. Todoloquetocosetransformaensangre. Alvolveralasaladeespera,semeparalizaelcorazón.Eldoctorestá ahí,buscándome.Alverme,caminadirectohaciamí,peroyoestoyfrío. Nopuedorespirar.Mellevolamanoalpecho.Nopuedopensar.Nopuedo perderla. No sobreviviré sin ella. No hay suficientes visualizaciones ni respiracionesprofundasquepuedansalvarmesiellamuere. Labocadelmédicosemueveydeellasalenpalabras. Lolamentamucho,dice.Lolamentamucho,perohicierontodoloque pudieronparasalvarla.Hamuerto.Perono,esperen,noestádiciendoeso. Esoesloqueyoestoyesperandoquediga.Simisoídosfuncionanyno estoy loco, si no me he ido totalmente ni me he deschavetado por completo, si no estoy imaginando sus palabras ni sólo estoy escuchando loquequierooír,estádiciéndomequeSarahestarábienyquenotardará en recuperarse. No puedo creerlo. ¿Estoy alucinando? ¿Estoy teniendo otroataquepsicótico? —…si sus signos vitales se mantienen estables durante la noche, mañanaladaremosdealta—dice. No puedo creer lo que escucho. Una escena con tanta sangre en el suelonuncahatenidoesteresultadoenmivida. —¿Mañana? —pregunto, incrédulo—. Pero había demasiada sangre. —Laspiernasnomesostienen. Elmédicometomadelbrazoymeguíaaunasilla. —¿Quiereunpocodeagua?—mepregunta. Niegoconlacabeza. —Pero había muchísima sangre. —Sigo sin poder creer que no lo estoyimaginando. —Sí, perdió mucha sangre. La navaja rozó su yugular externa. Es la venaqueresaltaenelcuellocuandounocontienelarespiración.—Setoca una parte específica del cuello a modo de demostración—. La yugular externasangradeformamuyescandalosacuandosecorta,comoyavio. Hay muchas probabilidades de que el paciente se desangre si no se le aplicapresióndirectadeinmediato,pero,porsuerteparaella,leaplicaron presión al instante. La exploración del resto del cuello indicó que no se vieron afectadas ni la carótida, ni la tráquea ni el esófago. Sólo fue el rasguño en esa vena externa. A pesar de la gran cantidad de sangre, la heridafuebastantesuperficial,asíquelasuturamosyesofuetodo. Sientocomosiestuvieraesperandoaquehayaalgúnpero. —¿Yelrestodelasheridasdesucuerpo?—Elcorazónmepalpitacon demasiadafuerza.Mepreparoparalopeor. —Al parecer, cayó de espaldas y se dio un golpe muy fuerte en la cabeza. —Ellavamanos.Ellavamanosdelbaño.Habíasangreenlaorilla. —Pues sí. Eso coincidiría con el tipo de herida. Fue un impacto muy duroenlabasedelcráneo.Hubounalaceraciónenelcuerocabelludode tamañoconsiderable,asícomounalevecontusión.Ledoleráunpocola cabeza durante un par de días, pero por lo demás estará bien. Las laceracionesenelcuerocabelludotambiénsonmuyescandalosas,como ya vio. Pero tampoco son de vida o muerte si se les aplica presión de inmediato, lo cual ocurrió. Estoy seguro de que la combinación de la heridaenlayugularexternaconlalaceraciónenlanucahicieronparecer la escena como tomada de la película Carrie, pero ya la engrapamos y sabemosqueestarábien. —¿Necesitarácirugía? Eldoctorsonríe. —No. Le engrapamos la laceración de la nuca de inmediato, y la puñalada en el torso no seccionó ningún vaso sanguíneo importante ni afectó la tráquea ni el corazón ni los pulmones. Tuvo mucha suerte con eso.Asíquelasuturamosyyacasiestálistaparairseacasa.Sipasabien la noche y sus signos vitales siguen siendo estables y no hay señales de infección,ladaremosdealtamañana.Tendráquereposarencamadurante dosotresdías,ydespuésdeeso,comoenunasemana,volverácasiala normalidad. Estoyeufórico.Sorprendido.Incrédulo. —Parecía muy confundida en la ambulancia —digo—. ¿Sufrió algún tipode…—casinopuedoterminarlaoración—dañocerebral? —Lehicimosunatomografíacomputarizadacerebralysaliónormal. Suconfusiónpudohabersidoresultadodelshockodelacontusión,ode unacombinacióndeambascosas.Laconfusiónpostraumáticaescomún. Pero parece ya tener mucha claridad. Un oficial de policía está interrogándolaahora. Exhaloconmásalivioquenunca. —¿Puedoverlaya? —Cuandoterminedehablarconlapolicía,vendremosporusted. Micuerposeestremecedelalivio,yeldoctormemiraconcompasión. —Ellaestarábien—diceymedaunapretónenelhombro. —Gracias,doctor. Me reclino en el asiento, con la cabeza entre las manos, intentando calmarmispensamientosvertiginosos,peronosirvedenada.Micabeza esunpotrosalvajequehuyeatodogalopedelagranjaynohayformade queregresehastaqueveavivaaminenaconmispropiosojos. Capítulo5 Jonas —Señorita Westbrook, ¿puede ir Jonas al baño? —pregunta Josh al levantarlamano. Lo único que hice fue volverme a mirar a mi hermano con una expresión graciosa y él supo de inmediato lo que quería. Josh ha estado hablando por mí durante tanto tiempo que ya siento como si estuviera dentrodemicerebro. —Lapreguntanoessipuede,sinosilepermitiríairaJonasalbaño, porfavor—locorrigelaseñoritaWestbrook. —¿LepermitiríaaJonasiralbaño,porfavor?—repiteJosh. LaseñoritaWestbrooksevuelveamirarme. —¿Necesitasiralbaño,Jonas? Asiento. No sé por qué la señorita Westbrook siempre se toma la molestia de corroborarlainformaciónconmigocuandoJoshhablapormí;élsiempre sabeloqueyoquiero.Enrealidadnomemolesta,puesmeagradacuando laseñoritaWestbrookmehabla.Esbonita.Esmuymuybonita.Sucabello oscuro es muy brillante. Me gustaría poder acariciarlo. Y me gusta que cuando habla frente al grupo sonríe, incluso cuando está corrigiendo a alguien o advirtiendo a alguno de los niños que deje de platicar con su compañero. Claro que a mí nunca ha tenido que advertirme que deje de platicarconmicompañero,puesnohedichounapalabradesdeantesde cumplir los ocho, desde aquel día en el que tenía siete y dije: «Te amo, mami», y mami no me respondió. (La vez que hablé con Mariela en españolnocuentaporqueelespañolnoesverdadero). Cuandoregresodelbaño,todoelgrupoestátrabajandoenunejercicio de mate. Yo ya lo terminé. De hecho, ya resolví el libro de ejercicios completo. Camino hacia mi escritorio, pero la señorita Westbrook me llamaalsuyo. —Jonas—diceenvozbaja.Susojososcurosbrillancuandomemira. ¡Cielos! La señorita Westbrook tiene los ojos más lindos del mundo. Parecen como de chocolate y brillan cada vez que sonríe—. Necesito un asistentequemeayudeaprepararelsalónparalaclasedeldíasiguiente. Seríacomounahoraalfinaldecadadía—dice—.¿Creesquepodríasser miasistente? Asiento.Nisiquieratengoquepensarlo. La señorita Westbrook me lanza su sonrisa más reluciente. Es tan bonitaquemedanganasdesonreírtambién. —Genial—dice—.Cuandovengatunanaarecogertehoy,hablarécon ellaalrespecto.QuizápuedarecogeraJoshdespuésdeclasesypasarun pocomástardeporti. Asientodenuevo.¡Estoyemocionado! Despuésdeclases,laseñoritaWestbrookhablaconlaseñoraJefferson sobre su idea tal y como dijo que lo haría, y lo hace sonar como si en verdad necesitara mi ayuda, como si yo le estuviera haciendo un gran favor.MirolacaradelaseñoraJeffersoneintentodescifrarquépiensaal respecto,peronopuedo.Medueleelestómago.Quieroquedigaquesí. —Lacosaes—dicelaseñoraJefferson—queJoshyJonastienenuna citamédicaregulardosvecesporsemanadespuésdelaescuela—bajala voz—:conelterapeuta. Aloíresaúltimaparte,Joshmemirayponelosojosenblanco,pero yo estoy tan emocionado con esto de ser el asistente de la señorita Westbrookquenoleprestoatención.Aunqueentiendoaloqueserefiere. Yo también odio ver al doctor Silverman. O casi siempre. Lo único que hacemos en su consultorio es colorear dibujos del estúpido libro para colorear sobre distintos sentimientos. O leemos un libro estúpido que se llama Hablemos de lo que sentimos. «Hablar nos permite sacar lo que sentimos»,diceenunapágina.«Hablarsobrecómonossentimosnoshace sentirmejor”»,diceenotra.«Otraspersonaspuedennosentirseigualque nosotros, y eso está bien», explica en otra página más. «Hablarlo no significaqueestemosendesacuerdo».Loúltimoesloquemáshacereíra Josh. —Hablarlonosignificaqueestemosendesacuerdo—sueledecirJosh —.Significaquetevoyadarunpuñetazoentuestúpidacara. CadavezqueJoshyyovisitamosaldoctorSilverman,Joshhablapor mí. Bueno, por mí y por él. Josh habla y habla con el doctor Silverman sobre todo: sobre lo que desayunamos, sobre querer ser beisbolista profesionalcuandocrezca,sobreunsueñoquetuvolanocheanterior…, loquesea.Avecesinclusohablademamiydecuántolaextrañaycuánto desearía que estuviera con nosotros en lugar de estar en las nubes y las estrellas.Joshsiemprelloracuandohablademami,peroyonolloro.No importadequéhableJosh,inclusosiesdemami,yomequedosentado, coloreando el estúpido libro para colorear y pasando las páginas del estúpidolibrosobrehablardenuestrossentimientos. DiríaquesiempreodioiraveraldoctorSilverman,exceptoporuna cosa. Siempre pone música genial que me hace sentir como si mi mente flotaraentrelasnubesocomosiestuvieraenunamontañarusa.Aveces, la música del doctor Silverman me hace olvidar un rato que me siento triste. Según él, debo escuchar música siempre que crea que tengo demasiadossentimientosatorados. —Lamúsicapuedeabrirunaventanaparaquetussentimientossalgan volando—meexplicóenunaocasión.Ycuandolodijo,sentíqueseme pusolapieldegallinaenlosbrazos. «La música puede abrir una ventana para que tus sentimientos salgan volando». Eso fue lo primero que me dijo que tuvo todo el sentido del mundo para mí. Desde entonces, escucho mucha música, sobre todo cuando me dan ganas de azotar la cabeza contra la pared. La música me tranquilizaymeayudaapensarconclaridad.Ybueno,aunqueodioiral consultoriodeldoctorSilvermancasiportodo,supongoquenoloodio deltodo. DespuésdelasconsultasconeldoctorSilverman,Joshsolíadecirme: —No tienes que hablar si no quieres, Jonas. Yo hablaré por ti para siempresiquieres. Peroayer,delanada,Joshintentóhacermehablarigualqueelrestode lagente. —Quizá si hablas, aunque sea un poquito, papá no nos obligaría a seguir yendo con el doctor Silverman. Vamos, Jonas. Inventa algo. Yo inventocosastodoelestúpidotiempo. Al principio me hizo enojar que Josh intentara hacerme hablar. Pero hoy creo que entiendo cómo se siente Josh. Finalmente, él no es el que necesitalamúsica. Entre más lo pienso, más me convenzo de que Josh tiene razón. Si dijera algo, cualquier cosa, ya no tendríamos que ir al consultorio del doctorSilverman.PeroloqueJoshnoentiende,loquenadieentiende,es quenopuedovolverahablarjamás.Hablarvaencontradelasreglas,y nohaynadaquepuedahaceralrespecto,megusteono. La señorita Westbrook sigue susurrándole algo a la señora Jefferson sobre el gran favor que le haría si yo fuera su asistente. Siento que mi cabeza va a explotar por lo mucho que lo deseo. Finalmente, la señora Jeffersonasienteydice: —Bueno,supongoquenotienenadademalointentarlo. Cuando llegamos a casa, la señora Jefferson habla con papi sobre lo que dijo la señorita Westbrook y, para mi sorpresa, él dice que está de acuerdo. —JoshnonecesitaseguiryendoconeldoctorSilverman—dicepapi —.YsupongoqueJonaspodríatomarseunpardesemanasparaintentar esto.Pero,sinofunciona,Jonastendráquevolveraterapia.Odeplano,lo internaremosdenuevoenelcentrodetratamiento. Cuando oigo a papi decir que puedo ser el asistente de la señorita Westbrook,medanganasdegritar«¡ijujú»(peroclaroquenolohago). Estoy tan emocionado porque voy a pasar tiempo con la señorita Westbrooktodoslosdíasquenisiquierameasustaloquedijopapisobre internarmedenuevo. Mástarde,Joshsaltasobresucamacomosifuerauntrampolínyseríe delosuertudoqueesydelotontoquesoyyo. —La señora Jefferson me llevará a comer helado todas las tardes mientras tú te quedas sentado con la señorita Westbrook —dice—. Perdedor. GirosobrelacamaparadarlelaespaldaaJoshysonrío,ypiensoen lobonitaqueeslaseñoritaWestbrookycómobrillansusojoscuandome sonríe. El tonto de Josh puede reírse todo lo que quiera. Siempre voy a preferir una hora con la señorita Westbrook que cualquier tonto helado delmundo. Capítulo6 Jonas El policía sale justo cuando voy a entrar a la habitación de Sarah. Estoy temblandocomounahojaagitadaporelviento.¿Podrávolveramirarme alosojos?¿Onoquerrávolverasabernadademí? Me detengo justo después de atravesar la puerta, casi sin poder respirar. Se ve tan diminuta. Tiene vendada la cabeza como si fuera un soldado de la Guerra Civil y otro vendaje alrededor del cuello. Trae puesta una bata de hospital, pero estoy seguro de que también tiene vendajes en el cuerpo. ¡Dios! Está muy pálida, aunque, por fortuna, no tanto como cuando la encontré en el suelo del baño. No quiero volver a recordarcómoseveíatiradaenelsuelodeesebaño.Memuerdoellabio paracontenerelrepentinoarrebatodeemoción. No trae puesto el brazalete. Se lo deben de haber cortado. Por un instante, el simbolismo de su muñeca desnuda amenaza con hacerme perder la cabeza, pero me mantengo ecuánime. Ahora soy una maldita bestia.Yanosoydébilcomoantes. —Arriba los Halcones Marinos —dice suavemente con voz rasposa. Estoy confundido—. Elegiste un momento muy raro para ostentar tu orgullodeHalcón. Bajo la mirada. Ah, sí, la camiseta nueva. Esta mujer está vendada, herida y literalmente acaba de escapar de la muerte, pero todavía tiene suficiente energía para darme una patada en el trasero. ¡Dios, la amo! Lloroyríoalmismotiempo,ymetambaleohastasulado.Laabrazocon delicadeza,pormiedoaromperla. Nunca había estado del otro lado del piso ensangrentado. Por lo regular,elpisoteñidoderojoseñalaelinstantefinaldelavidadealguien ydemisaludmental.Nisiquierasécómodeboreaccionarsilahistoria delpisoensangrentadonoterminacomosiempre. —Lolamentomucho,Sarah—digoenvozbajaybesosushermosos labios—.Lolamentomucho,nena. —Yo soy quien lo lamenta —murmura con los labios pegados a los míos. Labesodenuevo. —Notienesporquélamentarlo,tontita. —Jonas—dice. —Pensé que te había perdido —digo y le beso cada centímetro del rostro—.¡PorDios,nena!Creíquetehabíaperdido. —Jonas—diceconvozcasiinaudible. —Todoestoesmiculpa.Lolamentotanto,tanto.Lofastidiépeorque nunca. —Mesalvastelavida—susurra.Notienelamásmínimaideadeloque está diciendo—. Me salvaste la vida —repite en un susurro casi imperceptible. ¿Qué? Yo fui quien la dejó ir al baño sola. ¿De qué carajos habla? Tengomilesdepreguntas,pero,antesdepoderhacerleunasola,irrumpe enlahabitaciónlamamádeSarah,entresollozosyjadeos,ymearrebata a Sarah en un repentino remolino de expresiones familiares y lágrimas histéricas. —Mamá, habla en inglés, por favor —le susurra Sarah—. Jonas está aquí. En general entendería bien su español, pero la señora Cruz habla demasiadorápidoynocomprendounasolapalabradeloquedice. —Jonas —dice la señora Cruz y me abraza con fuerza. Estoy tan avergonzadodehaberpermitidoquedañaranasuhijaquenisiquierame atrevoamirarlaalosojos—.Sarahmehahabladomuchodeti,Jonas.— Meacaricialamejilla—.Graciasportudonativo.Llegóestamañana.Es diez veces mayor que el donativo más grande que hemos recibido hasta ahora.IntentéllamaraSarahparaquemedieratunúmeroyagradecerte, pero no contestó su teléfono… —La señora Cruz se vuelve a mirar a Sarahyrompeenllanto. Sarahmemirayentrecierralosojos.Eslaprimeranoticiaquetienede midonativoalaONGdesumadre. LaseñoraCruzseinclinasobreSarah,hechaunmardelágrimas. —¿Quépasó,mihijita?* —Untipomeatacóconunanavajaenelbañodelaescuela—contesta Sarahenvozbaja. LaseñoraCruzemiteunsollozodedolor. —¿Quién?¿Porqué? —Noloconozco.Queríaloquetraíaenmibolso.Yaledialapolicía la descripción del tipo, y estoy segura de que lo capturarán. No te preocupes. ¿EntoncesesaeslaversióndeloshechosqueledioSarahalapolicía? ¿Qué carajos está pasando por su cabecita? Le lanzo una mirada fulminante,peroelladesvíalosojos. —Me quedaré contigo toda la noche —dice la señora Cruz. Jala una silla a la orilla de la cama de Sarah y envuelve el cuerpo postrado de Sarah con el suyo—. Sarah —solloza su madre, conmocionada—. Mi hijita.* Quieroseryoquienestésentadojuntoaellayquienlaenvuelvaconsu cuerpo.Sinembargo,esobvioqueelamordemadresuperaaldenovio, sobretodosifueelnovioquienmetiólapataypermitióquedañaranasu novia. —¿Necesitas algo? —pregunto—. ¿Y usted, señora Cruz? ¿Puedo traerlealgodecomer?¿Algodebeber? LaseñoraCruznoresponde.Tienelacabezahundidaenelestómago deSarahylainundaconsullanto. Sí,sécómosesienteeso. Despiertoenunasillaenlaesquinadelahabitacióndelhospital.¿Enqué momento me quedé dormido? Estaba soñando una cosa loquísima; soñé con la señorita Westbrook. ¿Qué demonios? No había pensado en la señoritaWestbrookenalmenosquinceaños. Lahabitaciónestáensilencio,exceptoporlospitidosychasquidosdel equipomédico.Sarahestáprofundamentedormida,cubiertaporsumadre. Katestádormidaenunsillónenelextremoopuestodelcuarto.Nolavi llegar. Una enfermera está cambiándole el suero a Sarah. Observo el monitorcardiacodurantevariosminutosparaasegurarmedequesupulso seaestableyfuerte,yluegocierrolosojosdenuevo. Levantolacabezadegolpe.¿Cuántotiempomequedédormido?¡Mierda! Esosmalditossueñosnomedejanenpaz.¿Estaréperdiendolacabeza? LamamádeSarahestádespierta,lesostienelamanoasuhijadormida. Kat se ha ido. Me levanto y, de puntitas, me acerco a Sarah y le doy un besotiernoenloslabios.Micorazónlateatodaprisa.Mesorprendeque pueda latir con la opresión que siento en el pecho, como si veinticinco kilosderocasintentaranaplastarlo. —Lo lamento —susurra Sarah cuando mis labios se separan de los suyos. Noeramiintencióndespertarla,peroesunaliviooírsuvoz. —Soyyoquienlolamenta. —Me salvaste la vida —susurra. Cierra los ojos y una lágrima le resbalaporlamejilla. NoentiendoporquéSarahsiguediciendoesascosas.Supongoquese debealosanalgésicos,puesloqueleocurrióaSarahessóloculpamía. Notas: *Enespañoleneloriginal.(N.delaT.) Capítulo7 Jonas ElprimerdíaquemedesempeñocomoayudantedelaseñoritaWestbrook despuésdeclases,ellanomedicemucho,exceptoeltipodetareasenlas quequierequeleayude.Limpiolapizarraymeasegurodequitarhastael másmínimorastrodemarcador,inclusoenlasesquinas.Despuésdeeso, les saco punta a sus lápices y tengo cuidado de que todos queden de la mismalongitud.Luegoengrapotreintajuegosdecopiasymeasegurode alinear las grapas para que todas queden exactamente en el mismo lugar delaesquinadelashojas. La señorita Westbrook dice que estoy haciéndolo de maravilla y que «pongomuchaatenciónalosdetalles».Nadienuncamehabíadichoeso. Le sonrío, apenas un poquito, pero ella me contesta con una enorme sonrisaquecasimehacereír.Casi. Elsegundodíaescasiidénticoalprimero,exceptoqueleprestomás atención«alosdetalles»,conlaesperanzadequevuelvaadecirmealgo agradable.Ylohace. —Haces un trabajo excelente, Jonas —dice—. Cualquiera puede hacerlobien,perosólounoscuantospuedenhacerloexcelentementebien. Graciasporpreocupartetantoporlaexcelencia. Sientoalgocálidoyefusivoenmiinterior.Eslamujermásbonitaque hevisto,ymegustaqueseatanbuenaconmigo. Altercerdía,conozcomistareastanbienquelasterminoenlamitad detiempo,demodoquelaseñoritaWestbrookmeasignamáslabores.Y ese día, ¡hurra!, mientras hago mi trabajo extra, la señorita Westbrook empiezaahablarme.Memuestraelanilloconundiamantepequeñitoque traeeneldedo;esundiamantetanchiquitoquepareceungranodearena, perodicequeelanilloindicaquesevaacasar.Yalehabíavistoelanillo, sóloquecreíaquelousabaparaversebonita. LaseñoritaWestbrookmecuentaqueenunassemanasvaaconvertirse enlaseñoraSantorini,yqueelhombreconelquesevaacasarestáenla Marina.MeexplicaquelaspersonasquetrabajanenlaMarinaluchanpor protegeranuestropaísynuestraslibertades.Dicequenopodríamoshacer nada de lo que hacemos en Estados Unidos si no hubiera gente como el señorSantoriniqueluchanpornosotros.Escuchocondetenimientotodo lo que me dice. Me gusta el sonido de su dulce voz. También me gusta cómohuele.Sobretodo,megustasucuello.Traecolgandounapequeña cruzdeoroalrededordelcuello,ynopuedodejardemirar.Merefieroa sucuello,noalacruz.Perofinjoestarmirandolacruzencasodequeno estébienmirarletantoelcuello. El cuarto día, la señorita Westbrook me hace sentarme en uno de los escritoriosantesdequeempiececonmitrabajo. —Te traje un regalito —dice y pone una galleta gigante en el escritoriofrenteamí—.Lahorneéparatianoche. Esunaenormegalletadechispasdechocolatecondulcesdecolores. Eslagalletamásgrandequehevistoenmivida,ylosdulcesdecolores formanuncorazón. Poralgunarazón,sientoquemilabioinferiortiemblacuandoveolos dulcesenformadecorazón. LaseñoritaWestbrooksequedacalladalargorato. —Adelante,Jonas—dicefinalmente—.Pruébala. Ledoyundiminutomordisco.Eslamejorgalletaqueheprobadoen mivida. —Jonas—diceconvozdulce—.Sinoquiereshablar,estábien.Peroa veces me siento un poco sola en este salón tan grande, y me agradaría teneralguienconquiencharlar.¿Creesquepodríashablarconmigo?No tendríasquehacerlofueradelsalónsinoquieres,nitampococuandolos otros niños estén aquí. Pero, cuando estemos solos los dos después de clase,quizápodríamostenernuestropropiocapullo,uncapulloparados, unlugarmágicoendondetienespermitidohablar,perosóloamí. En el último mes aprendimos cómo las orugas se convierten en mariposas, e incluso tenemos un montón de crisálidas colgando de una cajaenormeyestamosesperandoquesalgandesucapullopronto.Hemos aprendido que las orugas tienen una forma especial de magia en su interior desde que nacen, pero que deben meterse al capullo para que su magiafuncione. ¿Quizá hablar con la señorita Westbrook en nuestro pequeño capullo paradospuedaserotraexcepciónalaregla,comohablarconMarielaen español? Tal vez aunque hable con la señorita Westbrook en nuestro capullo mágico, mis últimas palabras oficiales en el mundo real sigan siendo:«Teamo,mami». —¿Puedo seguir llamándola señorita Westbrook después de que se case? —le pregunto. Son las primeras palabras que he enunciado desde antes de cumplir ocho años, desde que mami se fue hace mucho tiempo. Había olvidado el sonido de mi voz. Ni siquiera se parece a lo que recuerdo. La señorita Westbrook se ve muy sorprendida. Se aclara la garganta antesdecontestar. —Porsupuestoquesí,Jonas.Meencantaríaquelohicieras. Durantelasiguientesemana,charlohastaelcansancioconmihermosa señorita Westbrook todos los días. Le cuento lo mucho que odio ir al consultorio del doctor Silverman, excepto porque pone música que a veces me hace sentir mejor. Le cuento que a veces Josh se abofetea a sí mismo cuando yo estoy triste, sólo para hacerme reír, y que siempre funciona.Lecuentosobreellibrodemitologíagriegaqueacabodeleer,y que los dioses y diosas griegos se llaman los dioses olímpicos, y que viven en el monte Olimpo. Por último, al décimo día de ser el asistente especialdelaseñoritaWestbrook,lecuentoquealgúndíavoyaescalarla montañamásaltadelmundo. —¿Enserio?—pregunta—.¡Quéemocionante! —Sí,elmonteEverest—digoymeparosobreunbancoparaalcanzar unadelasesquinassuperioresdelapizarra—.Porqueeselmásalto.Lo voyaescalarhastalapuntita,yluegolevantarélosbrazosalaireypodré alcanzar a mi mami entre las nubes. Y ella va a levantarme en brazos, y luegoambosnosrecostaremosenunanubeesponjosa,comosifuerauna hamaca,yyolefrotarélassienesylequitaréeldolor,comosolíahacerlo. LaseñoritaWestbrooknosehalevantadodesuescritoriomientrasyo borro la pizarra y hablo sin parar, y cuando me vuelvo a mirarla está llorando. Sin siquiera pensarlo, me bajo del banco, dejo el borrador, camino hacia ella y le limpio las lágrimas con los dedos. La señorita Westbrookselimpialosojosymesonríe.Yluegohacealgoquemehace quereracurrucarmesobresuspiernas:meacaricialamejillaconlapalma delamano.EsoeraalgoquemamiyMarielasolíanhacertodoeltiempo, yesloquemásmegustaenelmundo. Desdequemamisefue,muchosadultosmehanabrazado,mehandado palmadas en la cabeza o apretado el hombro, pero ni uno solo me ha acariciadolamejilla.Desdequemamisefue,hesoñadoquemeacariciala mejilla cientos y cientos de veces, o sueño que lo hace Mariela. Pero siempremedespiertoyestoysolo,asíquetengoqueacariciarmesolola mejilla, y no se siente tan bien como cuando lo hace alguien más, sobre todoalguientanbonitocomolaseñoritaWestbrook. Cierro los ojos y pongo mi mano sobre la de la señorita Westbrook paraasegurarmedequenolaquite.Supielessuave. —Eresunniñomuyespecial—diceella—.Esperoalgúndíatenerun niñotanespecialcomotú. Cuando llegan la señora Jefferson y Josh a recogerme, por alguna razón me parece que tal vez podría saludar a Josh una única vez sin romperlasreglas.Digo,Joshenrealidadescomoyoenotrocuerpo,así que supongo que hablar conmigo mismo no puede ir en contra de las reglas,¿osí? —Hola,Josh—digo. Josh se ve sumamente contento cuando me escucha decir esas dos palabras,inclusomásquecuandolaseñoraJeffersonledijoqueiríanpor helado; así que, unos minutos después, cuando estamos sentados en el asiento trasero del auto y Josh canta a todo pulmón la canción que está sonandoenelradio,hablodenuevo. —Cállate, Josh —digo—. Estás cantando demasiado fuerte. No me dejasoírlamalditamúsica. LaseñoraJeffersonsequedaboquiabiertaenelasientodelantero. —¡Vete a la mierda, Jonas! Cállate tú —contesta Josh, pero luego se tapa la boca con ambas manos—. Digo, no, no te calles, Jonas. Sigue hablando. Que Josh me mandara a callar justo después de no haber hablado durantetantotiemponoshacereíracarcajadas,oquizásólonosreímos porqueestamosdiciendogroseríascomopapi. —Eresuntonto—digo. —Túereseltonto.¿Quéclasedeidiotanodicenadaduranteunaño? ¡Cielos! Al poco tiempo, la señorita Westbrook se convierte en la señora SantoriniyleavisaalgrupoquesemudaráaSanDiegodebidoaltrabajo quetieneelseñorSantorinienlaMarina.Todoslosniñosparecentristes dequesevaya,peroyomesientomuchopeorquesólotriste.Sientocomo simeestuvieramuriendopordentro. LaseñoritaWestbrookledicealgrupoqueabraellibrodeejercicios demateenlapáginacincuentaycuatroyluegomepidequemeacerquea suescritorio. —Jonas, querido, en San Diego siempre está soleado. Espero que vayasavisitarme. ¿Cómopodríairavisitarla?Sólosoyunniño.Notengoautoniavión. Tengoquedejardemirarsuslindosojoscafés,ocreoquevoyallorar. —YovendréaverteaSeattlesiemprequepueda.—Empiezaallorar—. Teloprometo. No creo que la señorita Westbrook deba prometerme que regresará pormí.Todoelmundomedeja,¡todoelmundo!,ynuncadelosnuncas regresan. Desearía que me dijera la verdad: me abandonará igual que el resto del mundo y nunca la volveré a ver. Aunque estoy parado frente a ella viendo su hermoso rostro, siento que cae un enorme pañuelo negro delcieloymecubreelcuerpoentero. —Me agrada, señorita Westbrook —digo e intento contener las lágrimas. Es la primera vez que le hablo cuando hay otros niños en el salónyestamosfueradenuestrocapullomágico.Peronopuedoevitarlo; tengo que decirle lo que siento por ella antes de que me deje. De hecho, desearía poder decirle las dos palabras que reflejan mi verdadero sentimiento hacia ella, pero decírselas a alguien que no sea mami implicaríaromperlasreglas. LaseñoritaWestbrookarrugalosojos. —Tútambiénmeagradas,cariño.Volveréprontoavisitarte,Jonas.Te loprometo. Capítulo8 Jonas Abrolosojos.ElsolentraporlaventanadelcuartodehospitaldeSarah. Hayunaenfermeraparadajuntoalacama,midiéndolelatensiónarterial. —Todosevebien—dicelaenfermera—.Nohayindiciosdeinfección tampoco.Eldoctorvendráprontoparadecidirsitedadealta. Mi teléfono vibra con la llegada de un mensaje de Josh. Acaba de aterrizar en Seattle. Quiere saber si estamos en el centro médico de la UniversidaddeWashington.Ledigoquenovengaalhospital,quemevea en casa y que por favor se detenga en el camino a comprar cosas para enfermos, como galletas saladas, bebidas energéticas, gelatina, sopa de pollo y cosas por el estilo. Ah, y galletas Oreo. A Sarah le encantan las galletasOreo. Joshcontestadeinmediato:«Yomeencargo». «Gracias»,contesto. «Aguanta,hermano». «Gracias»,contestodenuevo.«Loharé». Micelularvibraunavezmás.Bajolamirada. «Teamo,hermano». Joshnomehabíadichoesaspalabrasnuncaantes,nienpersonanipor mensaje.Nunca.Mequedolargoratomirandomicelular,sinpodercreer loquevenmisojos. «Gracias»,escribo.Noséquémásresponderle. Guardo el teléfono celular en mi bolsillo. Si Josh estuviera aquí, seguramentesedaríaunabofetadacomosuelehacerlo. AlpocoratollegaelmédicoyconfirmaqueSarahpuedeirseacasa. Mi corazón da un vuelco. ¡Cielos! Cuidaré a mi nena mejor que nunca, cuesteloquecueste.Yaresolveremoslascosasjuntos. La señora Cruz emite un gritito de alegría al oír las noticias del médico y empieza a preguntarle sobre la orden para el alta. Al parecer, ella cree que Sarah se irá con ella. Me vuelvo a mirar a mi nena, esperandoqueledigaqueseiráacasaconmigo,peronolohace.Porel contrario, asiente en dirección a su madre. ¿Qué carajos? Sarah no está corrigiendoelmalentendidodesumadre.Sarahnoleestádiciendo:«No, mamá. Ahora vivo con Jonas». ¡Mierda! Supongo que no es la señora Cruzquienestámalinterpretandolascosas.Metragomisemociones.Lo único que importa es lo que Sarah quiera. Lo que Sarah necesite. Y, claramente,esonosoyyo. —Puedollevarlas—digo—.Yayudarlesconloquenecesiten. —Mimamáseencargará—diceSarah—.Yonoharémásquedormir. Me tomaré los analgésicos y dormiré. Deberías aprovechar este tiempo paraponertealcorrienteconloquenecesiteshacer.Porfinmequitaréde enmedio.—Sonríe,perosinauténticaalegría—.Estarébien. Mequedosinpalabras. —Creo que necesito el cariño de mi mami —dice Sarah en voz baja. Su tono es de disculpa. Pero no necesita disculparse; lo entiendo bien. Todo lo que yo toco se convierte en sangre: sábanas ensangrentadas, alfombras ensangrentadas, muros ensangrentados, azulejos de baño ensangrentados.Sarahtienerazón.Porsupropiobien,debemantenerselo másjodidamentealejadademícomoseaposible. Unaenfermeralasientaenunasilladeruedasparatransportarlaala salidadelhospital. —Puedocaminar—protesta. —Sonpolíticasdelhospital—leaseguralaenfermera. Cuando llegamos a la entrada principal, la señora Cruz me deja con Sarahmientrasvaabuscarelautoalestacionamiento. Sarahestácallada.Yotambién.Haytantoquequierodecirle,perono aquíniahora.Quizánuncahayatiempoparaqueselodiga.Quizásestees elúnicomomentoquequeda.EsobvioqueSarahnecesitadescansardemí. Sóloesperoqueesedescansonosevuelvapermanente. Micorazónpareceunbloquedecementoenmipecho. —Contrataréaunequipoquecuidelacasadetumamá—digo—.No puedopermitirteestarahísinprotección. —No.Estoyasalvo,almenosporunrato—diceSarah—.Creenque valgomásvivaquemuerta. ¿Dequécarajoshabla? Pasasalivacondificultad. —Tengoalgoquedecirte,Jonas.—Haceunapausacomoparatomar valor, pero, antes de que pueda decir otra palabra, llega la señora Cruz conelauto. Sarahmeveconmiradaansiosa.¡Mierda!Laúltimavezquememiró asífueduranteelvueloaBelice,cuandointentabaarmarsedevalorpara decirmelaverdadsobreElClub. Abrolapuertadelasientodelcopilotoy,condelicadeza,suboaSarah al vehículo. Mi corazón está rompiéndose, ardiendo, despedazándose. Bien podría estar muriéndome, literalmente. La muerte física no puede sentirsepeorqueesto. Meinclinohaciaellaantesdequecierrelapuerta. —Nopuedodejarteir…—Micerebroqueríadecir:«Nopuedodejarte ir sin guardaespaldas», pero mi boca no pudo terminar la oración. No puedodejarteir.Sí,creoqueesoloresume. —Serán sólo un par de días —contesta ella—. Mi mamá necesita ser quienmecuide,yyolanecesitoenestemomento.Comosea,voyapasar casi todo el tiempo durmiendo. —Niega con la cabeza mientras intenta contener las lágrimas—. No soy yo en este momento, Jonas. Estoy abrumada.Tengodolor.—Memiraalosojosyhaceunamuecadedolor —. No te preocupes, guapo. Te llamaré. Te lo prometo. Serán sólo unos días,unratodemimosmaternos. Asiento como si entendiera. Pero no entiendo. Si me va a dejar para siempre, desearía que me dijera la verdad en lugar de prometerme algo quenoplaneahacer.Sinovolveráamisbrazos,desearíaquenomedijera quelohará. —¿Estásseguradequeestarásasalvo? —Completamente. No tienen ahora motivo para venir tras de mí. Me dejaronvivirporunarazón.Telocontarédespués.Teloprometo. —Igual contrataré guardias que cuiden la casa de tu mamá. Sólo por seguridad. —Por favor no lo hagas, Jonas. Mi mamá se asustará. Confía en mí. Déjaloasí. Me quedo estupefacto. Acaban de intentar matarla y casi lo logran, pero¿yodebodejarlascosasasí?¿Dequécarajosmeestoyperdiendo? —¿Lista?*—preguntalaseñoraCruz. —Sí,mamá.* —Tellevaréropaoloquenecesites—digocontorpeza.Noentiendo quéestápasando.¿Eselfinaldenuestrarelación? —Tengomuchascosasviejasencasademimamá.Estarébien. Me quedo sin palabras. ¿Ni siquiera quiere que vaya a dejarle una maletaconsuscosas? —Yo te llamo —dice Sarah. Pero mi cerebro escucha que dice: «No mellames,yotellamaré». Cierrolapuertadelauto.Ellasereclinaenelasientoycierralosojos mientras el vehículo arranca. Me quedo mirando el auto hasta que desaparece de mi vista. Luego me agarro el cabello y me trago mis lágrimas. Notas: *Enespañoleneloriginal.(N.delaT.) Capítulo9 Jonas Casitodoslosniñosdemigrupodeséptimogradoestánconcentradosen laestúpidatareaquenosasignaronenlaclasedehoy.LaseñoritaDinsdale dijo que quienes ya hubiéramos terminado, como yo, podíamos leer lo que quisiéramos mientras los demás niños se ponían al corriente. Estoy leyendo un libro sobre montañismo, y hay un capítulo entero sobre el monte Everest. Supongo que escalar el monte Everest es algo muy complicado, pues mucha gente ha muerto intentándolo. No dejan subir a niños,asíquetodopareceindicarquetendréqueescalarrocas,árbolesy cuerdas,yhacersentadillas,abdominalesylagartijasenmirecámarapara prepararme mientras crezco. Ah, y hace poco me enteré de un escalódromo en interiores que abrieron en Bellevue. ¡Genial! Escalar rocaseninterioressuenatandivertidoquenosésipodrédormirbienpor la noche de sólo pensarlo. Quizá papá permita que el chofer nos lleve a Joshyamíestefindesemana. Derepenteseabrelapuertadelsalóny,¡carajo!,¡cielos!,¡mierda!,no puedo creer lo que está pasando. Acabo de ver entrar a la señorita Westbrook.Parecesalidadeunsueño,yesmuchomáshermosadeloque larecordabahacecuatroaños.¡Guau! Debo confesar que, hasta ahora, casi no podía recordar su cara. Se había convertido en una fantasía borrosa en mi cabeza en la que a veces megustapensarporlasnochescuandoestoysoloenmicama.Pero,tan prontoentraporlapuerta,todoslosrecuerdosregresanamimente,ami corazónyamicuerpo.Sobretodoamicuerpo. ¡Cielos! La señorita Westbrook está más hermosa que nunca. Es más hermosaquelabellezamisma;estáhermosísima.Sucabellobrillamásy esunpocomásoscurodeloquerecuerdo(muchomás,dehecho).Ysus labios también son más carnosos de lo que recordaba. ¡Ay, Dios! Me encantaríabesaresoslabios.Sientounapunzadaentrelaspiernasdesólo pensarlo. ¿Debería correr hacia ella? ¿O saludarla de lejos? Me quedo paralizado.Talvezsóloseaunacoincidencia.Alomejornovinoaverme. Sí,estoysegurodequeyaseolvidódemí. LaseñoritaWestbrookpasealamiradaporelsalóny,cuandosusojos encuentranlosmíos,sonríe.¡Mierda!Meestásonriendo,estoyseguro.La saludoyellamecontesta.¡Diosmío! La señorita Westbrook se vuelve ligeramente y, ¡mierda!, ahora veo claramente que va a tener un bebé. Cuando recién entró, estaba tan ocupadomirandosuhermosorostroeimaginandobesarsuslabiosqueno noté la panza de embarazada. ¡Guau! La hermosa señorita Westbrook regresó,¡nopuedocreerlo!,yvaatenerunbebé. —Jonas —dice la señorita Dinsdale—. Tienes visitas. ¿Por qué no salenunrato?Tómatetutiempo. Cuando nos sentamos en una de las bancas del pasillo, la señorita Westbrookmeabrazaymebesalafrente. —¡Jonas!¡Estásenorme!¡Mírate!¡Guau! Meduelenlasmejillasdetantosonreír.Todoelcuerpomehormiguea. —Regresó. —Porsupuestoqueregresé.Vineaverte.—Meguiñaunojo—.Nunca rompomispromesas. No puedo creer que esté aquí. Siento descargas eléctricas en toda mi piel.Desearíaquemeacariciaralamejillacomolohizoaquellavezhace tantos años. O que me besara de nuevo la frente como lo hizo hace un minuto.O,mejoraún,quemebesaraenloslabios.Daríaloquefuerapor un beso suyo, un beso de verdad con lengua y todo. ¡Ay, Dios! De sólo pensarlomehormigueatodoelcuerpo,enespecialentrelaspiernas. Charlamos durante veinte minutos. Me pregunta por la escuela y por mihermanoypormisdeportesfavoritos.MedicequeSanDiegoestan soleadoyhermosocomolohabíaimaginado,yqueestádandoclasesen tercergradoallá,yqueellayelseñorSantorinisonmuyfelicesyestán muyemocionadosporqueconoceránasubebédentrodeunpardemeses. —¡Ay!—dicederepenteysetocalapanza—.Elbebéacabadepatear. ¿Quieressentirlo? Noestoymuyseguro.Laideadetocarlelapanzameasustaunpoco. Pero ella no espera mi respuesta, por el contrario, toma mi mano y la coloca a un costado de su panza, y dos segundos después algo en su interiormedaunapatadadekaratecaenlamano. —¡Cielos!—digoentrerisas.Nuncaanteshabíasentidoalgoasí. —Esniño—diceellayesbozaunaenormesonrisa. —¡Guau!¡Quégenial,señoritaWestbrook! —¿Sabes cómo se va a llamar? —me pregunta. Yo me encojo de hombros.¿Porquéhabríadesaberlo?—.Jonas—dice. Hay un largo silencio incómodo. ¿Está diciendo mi nombre para asegurarsedequeescucheconatenciónelnombrequevaaponerle?¿O estádiciendoquesuhijosellamaráJonas?Siestádiciendoquelepondrá Jonasalbebé,esunagrancoincidencia,¿no?Noesunnombrecomún,no comoJosh. LaseñoritaWestbrookponelosojosenblancoysuspira. —Le pondré a mi bebé como tú, Jonas —afirma. No puedo creerlo. Ella sonríe—, porque espero que cuando crezca sea como tú: dulce, inteligenteytierno. Norecuerdolaúltimavezquemicorazónseacelerótanto,siesque algunavezlohizo. Esanoche,durantelacena,lescuentoapapáyaJoshdelavisitasorpresa delaseñoritaWestbrookylesdigoquelepondráasuhijoJonas,como yo. Mientras cuento la historia, me siento flotando entre nubes, pero tan prontoterminodehablarmearrepientodehaberlohecho.Esevidenteque papá ha estado bebiendo —mucho—, y cuando eso pasa no se le debe decirnadadenada,sobretodosiesalgoimportante. Aprieto los dientes a la espera de la espantosa respuesta que me va a darpapáparahacermesentirmierda.Laesperaesbreve. —¿Quierequesuhijitoseacomotú?—preguntayledaungrantrago a su bebida—. Supongo que entonces le espera una vida jodida, llena de miseriaydolor. Joshmelanzasuhabitualmiradacompasiva,quesignifica:«Ignóralo, esunimbécil».Perodecirloesmásfácilquehacerlo. —Si obtiene lo que desea y su hijo resulta ser como tú —continúa papá,entoncesdeberácuidarlelasespaldasalseñorSantorini.—Seríey seempinaeltrago—.Aesomerefiero,¡carajo! Capítulo10 Sarah Jonastuvorazóndesdeelprincipio.ElJohnTravoltaucranianomeestaba siguiendoaplenaluzdeldía.Peroenlugardecreerleamiguapísimoy sensualnoviocuandomedijoqueestaba«cientodiezporcientoseguro» dealgo,decidíqueeramásprobablequeestuvierasiendosobreprotector e hipersensible, y quizás incluso hasta un poquito psicótico. Debería darmevergüenza. Ahora,graciasamiabsolutafaltadebuenjuicioymiincapacidadpara confiarenél,nosóloperdíunabuenapartedemisangre,sinoquehice pasaralamordemividaporuninfierno.Lohicerevivirelpeorhorror desuinfancia,ynosóloeso,sinoquetambiénlopuseenpeligro¡Dios mío!¿Quéhehecho?PrometíalosdeElClubquelesacaríamásdineroa Jonas,ytambiénamuchosotrostipos.Peroesonoestodo.Porsiesono fuerasuficientementeterrible,diaesosbastardoseldinerodeJonas,yno eradeningunamaneraunapropina. SéqueJonasdiráqueeldineroeslodemenos,quepagarácualquier cantidad que sea necesaria para mantenerme a salvo, pero no me correspondía regalar su dinero. Toda esta situación es un desastre de dimensionescolosales,ounracimodemierda,comodiríaJonas. Me arrastro por la cama para levantarme, abro las cortinas de la ventana y me asomo a la calle. Sí. Ahí siguen. Dos tipos sentados en un auto.Llevanahílasúltimascuatrohoras.Tomomicelulardelamesade nocheyleescribounmensajeaJonas.«Porfavor,dimequelosdostipos queestánenfrentedelacasademimamálosenviastetú.Sino,mevoya morirdemiedo». «Sí. Perdón por preocuparte. Debí haberlo mencionado. Yo los contraté». Estoy a punto de decirle que no son necesarios, pues el cheque de Jonas debe de haberme comprado un poco más de tiempo antes de que vengan a buscarme, pero los detalles de mi encuentro con el Travolta ucranianosonalgoquequierocompartirleaJonasenpersona. «Gracias»,escribo.«Siempremecuidasmucho». «Pornada,nena.Teextrañomuchísimo.¿Cómotesientes?». «Estoydrogadísima.Losanalgésicossonunadelasventajasdequete apuñalen». Hayunapausalarga. «Teextrañomuchísimo»,contestafinalmente. «Yotambiénteextraño». Llevamosapenascuatrohorasseparadosyyasientocomosiestuviera padeciendosíndromedeabstinenciadeJonas. «Espero que entiendas», escribo. «Mi mamá debe ser quien me cuide hastaquemepongabien».EstoyapuntodeañadirEscosademamás,pero luegorecuerdolodesumamáymecontengo. Para ser sincera, el deseo que tiene mi mamá de cuidarme no es lo únicoquememotivaaquedarmeensucasaunoscuantosdías.Laverdad esquenecesitounpocodeespacioparaordenarmicabezaydescifrarqué voy a hacer y qué voy a decir. Me siento abrumada. Avergonzada. Ahogada en culpas. Siento dolor, tanto físico como emocional. Y, sobre todo, no puedo creer que haya hecho pasar por todo esto a Jonas, sólo porque no le creí. Apenas si pude mirarlo a los ojos cuando mi mamá llegóconelauto.Mesientojodidamenteculpable. «Entiendo»,contestaJonas.«Lolamentomucho»,agrega. ¿Por qué sigue diciendo eso? Soy yo quien le debe una disculpa. Si hubieratenidofeenél,sihubieraconfiadoensuintuición,silehubiera creído cuando me dijo que estaba seguro de que me estaban siguiendo, nadadeestohabríaocurrido.Nohaypretextoquejustifiquelaformaenla queloignoré. «Notienesnadaquelamentar,Jonas.Yofuiquienmetiólapata.Peor quenunca». «¿Puedollamarte?Necesitamoshablar.Quierooírtuvoz». Todavíanoestoylistaparateneresaconversación.Noestoysegurade cómo le explicaré lo que siento. Además, estoy adormilada por los analgésicos. «Acabodetomarmeunanalgésico»,escribo.«Estoymuyadormilada. ¿Hablamosluego?». Hayotrapausa. «Loquenecesites»,contestafinalmente.«Estoyaquíporsiseteofrece algo». «Gracias. Hablamos pronto». Un minuto después, agrego: «Una locura».Estoyabrumada,arrepentida,mareadayadolorida.Peronada,ni siquieralosanalgésicosmáspotentes,nilaculpanielremordimientoniel agotamiento físico, ni siquiera un par de puñaladas ni el golpe en la cabeza,puedencambiarelhechodequeamoaJonasFaradaycontodomi corazón. «Unalocura»,contestadeinmediato.«Comonoteimaginas». Cierrolosojosymequedodormida. Capítulo11 Sarah El doctor me dijo que volvería a la normalidad después de tres días en cama,y,¡santoDios!,síqueteníarazón.Otravezsoyyomisma,aunque unpocotraqueteada,esinnegablequehevueltoalanormalidad.Abrola laptop. Ayer, un compañero de la escuela me escribió para decirme que meenviaríaporcorreolosapuntesdelasclasesquemeperdí,yporfin estoy lo suficientemente alerta como para revisarlos. Abro mi correo electrónico,yelcorazónsemecaealsuelo.TengouncorreodeElClub. EstimadaseñoritaCruz: Al parecer hubo un terrible malentendido entre nosotros. Lamentamos haberle causado algún tipo de incomodidad. Tenga la seguridad de que hemos corroborado su información y esperamos poderdejarelpasadoatrás. Estamosinteresadosensumásrecientepropuesta,ycreemosque la suya sería una afiliación valiosa para nuestra organización en el rol que sugirió desempeñar. No obstante, la repartición se haría setenta-treinta a nuestro favor, y no cincuenta-cincuenta como usted propuso originalmente. Esta condición no es negociable, y la consideramos bastante justa dado que nosotros proveeremos los clientes. Le confirmaremos más detalles durante los siguientes días a travésdesucuentadeDropbox.Sinembargo,deseamosprimeroque nos envíe pronta confirmación de que no ha divulgado el informe queledescribióconanterioridadanuestrasocia.Ladivulgaciónde dicho informe a un tercero, no sólo a las agencias que usted mencionó, sin duda cancelaría la posibilidad de mantener una relacióndetrabajocordialconusted. Atentamente, ElClub Sientotantarabiaquemeresultadifícilleereltexto.¡Bastardosdemierda! ¿En serio creen que su intento de asesinato en mi contra es un terrible malentendido? ¿De verdad? ¡Carajo! ¿Qué les parece si mejor nos sentamos a discutir las cosas? «Hablarlo no significa que estemos en desacuerdo;significaquevamosaapuñalarte».SiJonasestuvieraaquí,le daríarisamicomentario.Otalvezno.ConJonas,unanuncasabecómo vaareaccionar. Jonas.¡Dios,loextraño!Llevotresdíasencasademimamáysiento como si hubiera pasado una eternidad, a pesar de que he estado sedada. Sientocomosimefaltaraunbrazoounapierna.No,noeseso;sientoque me falta el corazón. Nunca había padecido tanto por otro ser humano comolohagoporJonasenesteinstante.Lonecesitofísicamente. HablandodelreydeRoma,miteléfonocelularvibraporlallegadade unmensajedetexto. «Hola,nena»,dice. «Hola,novio»,lecontesto.«Estabapensandoenti».Noshemosescrito yhemoshabladovariasvecesdurantelosúltimostresdías,perotodashan sido interacciones breves. Siempre le digo que lo extraño y que ya no puedoesperarparaverlo.Élsiempremedicequelolamenta,peronoséa quéserefiere.«¿Hasestadoocupado?»,tecleo. «Sí, ayer fui a escalar con Josh. Estoy trabajando en el plan de negocios de los escalódromos. Es difícil concentrarse. Te extraño demasiado». «Yo también te extraño», escribo. ¿Por qué le estoy haciendo esto? ¿Porquémeestoyhaciendoesto? «¿Seteofrecealgo?». «No,mimamámeestácuidandodemaravilla».Hagounapausa.Siento cómoselerompeelcorazóndelotroladodelalínea.Élsóloquiereestar conmigo.Losé. «¿Puedollamartemástarde?»,escribo.«Estoyterminandounacosa». «Claro». Percibo la dificultad que implica enviar esa palabra por el ciberespacio. «¿Prometesquemellamarás?». «Teloprometo». Sientosutormento.Séqueleestoycausandodolor.¡Diablos!Meestoy causando a mí misma dolor. Pero no sé cómo decirle lo que siento. Me siento culpable. Avergonzada. Deprimida hasta la médula. Hice pasar al hombredemissueñosporuninfierno.Loinvolucréenalgoespantosoy gigantesco.Yahoradeboarreglarlascosasyosola,peronosécómo.Una partedemíquiereenterrarlacabezaenlaarenaydesaparecerlotodo. Mimamáentraalarecámaraconuntazónhumeantedesopayunvaso grandedeaguahelada.Cierrolalaptopcuandoseaproxima. —Lasopaestácaliente,asíquedéjalareposarunminuto. —Deacuerdo.Gracias. —Yeshoradetuantibiótico—diceymiraelreloj—.Ah,ytepuedes tomarotroanalgésicosiquieres. —No —contesto—. Ya no quiero más analgésicos. Tal vez un ibuprofenooalgoligero. —¿Estássegura? —Sí,mesientounmillóndevecesmejor.Esosanalgésicosmedaban demasiadosueño. —Dormiresnecesarioparaqueelcuerposane—diceymeacariciael cabello—.Tevesmuchomejorhoy. —Mesientomuchomejor. —¿Estáshaciendotarea?—mepregunta. —No,sólorevisabamiscorreos. —Noteexcedas.Sesuponequedebesdescansar. —Llevotresdíasdescansandosinparar.Estoyempezandoavolverme loca. —¿Quieres que me quede un rato contigo? Podríamos mirar una película. ¡Ay! Amo a mi madre con todo mi corazón. Es la mejor mamá del mundo.¡Enserio!Ytodoestohasidosupeorpesadilla,inclusopeorque laquevivióconmipadre.Pero,¡Dios!,meestoyvolviendolocaporpasar tantotiempoconella.Meestáasfixiandoconsuamormaterno.Oquizás essóloqueextrañoaJonas. —Sí,estaríabien—contesto—.Dameveinteminutosparaterminarlo queestoyhaciendoenlacomputadora,yluegoescogemosunapelícula. —Deacuerdo.Noteexcedas.Elmédicodijoquedebíasdescansar.— Medaunbesoenlamejillaysaledemirecámara. Abro la laptop de nuevo. ¿Qué demonios les voy a contestar a estos bastardos?Definitivamentenopuedodarsignosdedebilidad.Tengoque conseguirunpocomásdetiempoparaarmarunplandeacción.Coloco lasmanosdenuevosobreelteclado. «Aquiencorresponda»,tecleo,mientrasmemuerdoellabio. Mi teléfono celular vibra por una llamada entrante, así que lo tomo. Georgia.¡Guau!MeemocionaqueGeorgiamellamedenuevodespuésde nuestraconversacióntelefónicadeayer. —Hola,Georgia—digo.Noesperabaquemeregresaralallamadatan pronto—.¿Cómoestás? —Muybien—contesta—.¿Cómotesientestúhoy?¿Mejor? —Muchomejor.Cadadíameduelemenos. Georgiasuspira,aliviada. —Medamuchogustoescucharlo.Bueno,yatengolainformaciónque mepediste.—Suenaemocionada—.Fuemuyfácildeobtener. Ayer que llamé a Georgia (para contarle del viaje a Belice, supuestamente), le pregunté si estaría dispuesta a conseguirme una pequeñísima información postal. Cuando me preguntó para qué la necesitaba,lecontéunaversióndiluidadeloshechos,peroquenodejade ser la verdad: solía trabajar para un servicio de citas en línea hasta que hace poco descubrí que está implicado en actividades ilegales (cuya naturalezanoespecifiqué),yquetemoqueelataquedelquefuiobjetoen miescuelahayatenidoalgoqueverconmidescubrimiento,asíqueestoy investigandounpocoparaaveriguarsiestoyenlocorrecto. Como era de esperarse, Georgia se ofreció a ayudarme si podía, aunquesupreocupacióneracomprensible. —Pues mira, esto es lo que he podido averiguar —dice Georgia—. Hay doce mujeres de nombre Oksana con apartados postales registrados en la zona conurbada de Las Vegas, o sea Las Vegas, Henderson, Winchester, etcétera. Tengo sus nombres completos y sus direcciones físicas, las cuales dieron cuando se registraron para tener su apartado postal. —Tedebouna,Georgia.Milgracias.¿Meenviaríaslalistaporcorreo electrónico? —Porsupuesto—contesta—.Oye,pero¿nocreesquedeberíasirala policíacontodaestainformación? —Yahicemideclaraciónenelhospital.—Esverdad—.Creenqueel ataque fue un asalto al azar. —También es verdad (porque eso les hice creer)—.Conalgodesuerte,estainformaciónayudaráacomplementarla investigación. —También es cierto, aunque no estoy muy segura de a quiénleayudarániacuálinvestigación. —Bien.Sólotencuidado—diceGeorgia. Después de agradecerle profusamente y garantizarle que tendré cuidado,nosdespedimos.Yluegomesientoameditarlasituaciónporun instante.¿DoceOksanas?¿Cómovoyaencontraralaindicada?Tocaréa la puerta de cada una y le diré: «Hola, ¿eres la Oksana que intentó matarme?». Pareciera que mi mejor opción en este momento es conseguir más tiempo.¿Quémáspuedohacer?Necesitotiempoparadescifrarquéharé después,pueseldineroquelesdinomeprotegeráporsiempre.Abrola laptopysigoredactandomirespuesta. Yotambiénlamentosinceramentecualquierincomodidadprovocada pornuestro terrible malentendido, dado que me dejó medio muerta en un charco de mi propia sangre sobre el piso del baño. Para responderasupregunta,noleheentregadoelinformeanadiehasta el momento, aunque tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para impedir que se divulgara automáticamente a múltiples agencias, como lo había organizado. Por fortuna, pude evitarlo de último momento esta vez, pero la próxima vez será imposible impedir su distribución inmediata y generalizada, ni tampoco lo intentaré. Así quemásvalequenohayaunapróximavez. Me detengo por un momento y considero borrar esa última oración. Es bastanteosada.Perobueno,¡aldiablo!Irécontodo:entremásgrandeel riesgo,mayorlarecompensa,comosiemprediceJonas. Sigoescribiendo. Gracias por su interés en mi propuesta de negocios. Yo también espero concretar nuestro acuerdo. Sólo estoy dispuesta a aceptar un trato 50-50. Sí, ustedes proveerán los clientes, peroyoseréquienloshagapagar.Ustedesllevaránalcaballoalabrevadero,peroseréyo quienlohagadeglutirlitrosylitrosdeagua.Dehecho,recientementedescubríquetengoun talento único para obligar a los caballos a beber agua: cincuenta-cincuenta. Tómenlo, o déjenlo. Pero les advierto una cosa: si deciden dejarlo, mi reporte se volverá viral de inmediato.Yamehartédequenosandemosporlasramas. Losmédicosdelasaladeurgenciasquevisitérecientementegraciasaustedes(¿lesdije quenuestroterriblemalentendidomedejótirada,desangrándomeenelpisodeunbaño?)me dijeronquetomedossemanasdereposoabsolutopararecuperarmedemisheridas.Cuandose restablezcamisaludypuedacaminardenuevo,y,sobretodo,cuandopuedavolveramontar aloscaballosqueustedesllevaránanuestroabrevadero,seloharésaber.Deseoeléxitode esta nueva empresa tanto como ustedes, se lo aseguro. Nuestros intereses son los mismos, peroafindecuentassoyunserhumano,ytenerpuñaladaseneltorsoygrapasenlacabeza noesprecisamenteeltipodecosasquemellevaránalacamadealguienmás. Atentamente, Sulealagentedeingreso,SarahCruz P.D. Por cierto, le dije a la policía que nuestro terrible malentendido fue sólo un asalto fortuito.(Nosoyningunaestúpida). Antesdequepuedacambiardeopinión,presionoelbotóndeenviar. ¡Mierda! ¿Qué estoy haciendo? Estoy loca. No soy James Bond. Tampoco soy una superheroína. Podré llamarme Orgasma la Todopoderosatantocomosemeantoje,perosigosiendoyo.Sólosoyuna chica de carne y hueso… y sangre, como bien lo demostró mi cuerpo recientemente.Noséquécarajosestoyhaciendo.¡Mierda!Necesitoayuda. NecesitoaJonas. OquizádeberíatirarlatoallayllamaralFBI.Siesosignificaqueno pasarélarevisiónéticaparaobtenermilicenciacomoabogada,supongo que tendré que aprender a vivir con ello. Pero no quiero renunciar a mi carreralegal.Losojossemellenandelágrimas.Meheesforzadomucho para llegar hasta aquí. Mi madre cuenta conmigo, al igual que las incontablesmujeresalasqueellaayuda.Nopuedodecepcionarlas.Tengo quedecidirquédebohacer.Melimpiolosojos. NecesitoaJonas. Medueleelestómago. NecesitoaJonas. Jonas.Jonas,Jonas,Jonas.¡Ay,Dios!¡Jonas!Micorazón,micuerpoy mi alma lo ansían. Se veía muy triste cuando mi mamá me sacó del hospital en auto. Quería escabullirme del vehículo y arrastrarme a sus brazoseneseinstante.Peronolohice.Simplementecerrélosojosylloré mientraselautomealejabadeél,puesmeabrumabademasiadoeldolory estabademasiadoconfundida,deprimidayansiosacomoparahacerotra cosa. NecesitoaJonas. Sientounapunzadaintensaenelcorazón.Loextraño.Nopuedopasar un minuto más lejos de él. Pensé que necesitaba tiempo a solas para recordar quién soy cuando no estoy en su embriagante presencia, para combatirmiadicciónaélyrecuperarmisentidodelser,paratomarlas riendasdemisestudiosydescifrarlascosasydejarquemicuerposanara sin distracciones. Creía que necesitaba un descanso breve de la locura. Pero me equivoqué. ¡Ay, Dios!, cuánto me equivoqué. Lo necesito. Mi dulceJonas.Elhombrealqueamocontodamialmaytodomiser.Para bienoparamal. Levantoelteléfonocelularylemarco.Élcontestadeinmediato. —Nena—diceenvozbaja.Suenaagitado,comosisehubieraquedado sinairealleerminombreenlapantalladesuteléfono. Aloírsuvoz,pierdoelcontrol. —Jonas—sollozo. —¿Qué pasa, Sarah? Dime. —Emite un suspiro adolorido—. Lo que sea,loenfrentaremosjuntos.—Suenacomosiquisieraatravesarlalínea telefónicadeunsalto. —Venpormí,Jonas.Tenecesito.Porfavor,Jonas.Llévameacasa. Capítulo12 Sarah —Puedocaminar—digo,peroJonasmeignora,comodecostumbre.Me saca en brazos del auto y me lleva cargando a su casa, directo a su recámara,ymerecuestaencimadesussábanasblancas,comosifuerauna muñecadeporcelana. —Bienvenida a casa —dice con voz tierna. Se siente realizado; es la encarnacióndeléxtasis. Lesonrío. —Esagradableestarencasa. —Dilodenuevo. —Encasa. —Tienes prohibido irte de nuevo —dice—. Instalaré barrotes en las puertasyventanassiesnecesario. —Estoy tan contenta de estar aquí que tu amenaza no me resulta espeluznante. Jonasserecuestajuntoamí,desuladodelacama. —Erestanhermosa—diceylentamenterecorremicejaconlapunta del dedo—. Te extrañé tanto. —Toma mi cara entre sus manos—. Nunca vuelvasadejarme. —Noloharé. —Nuncajamásdelosjamases. —Entendido. —¡Nunca! —Yaaprendímilección.Fuefísicamentedolorosoestarlejosdeti.O quizás el dolor provenía de la puñalada en el costado. —Sonrío, pero él no. Claramente todavía es demasiado pronto para hacer bromas al respecto. —Yo…—Selequiebralavozyseguardaloquefueraqueibaadecir —.Cuandotevienelpisodelbaño,creíqueestabasmuerta. —¡Ay,Jonas,lolamentotanto!—Nomepuedoimaginarlomuchoque debedehaberloafectado. Mebesacondelicadeza. —Creíquetehabíaperdido.—Meenvuelveconsusbrazosymebesa hasta el último centímetro del rostro. Siento la rigidez de sus músculos contramicuerpo. Cierrolosojos.Misdedosencuentransubíceps. —Losientotanto. —Deja de disculparte —murmura—. Soy yo quien lo lamenta. — Suspira—.Sarah,necesito… —Espera, Jonas. Escúchame —digo. Jonas se endereza y me mira fijamente, a la espera de mis palabras—. Sé que tenemos infinidad de cosasdelascualeshablar.Haycomotoneladasdependientes.Pero,antes dequeempecemosahablarsinparar,¿tepuedopedirunfavor? —Loquetúquieras,minenahermosaypreciosa.Paratodalaviday portodalaeternidad,loquetúmepidas.—Meacaricialamejilla. Hago una pausa. Eso fue muy intenso. ¡Guau! Mi corazón dio un vuelco.Meaclarolagarganta. —Loquetúdigas,nena—diceymebesalamejilla—.Sealoquesea, soytuyo.Soytuyo.Porsiempreyparasiempre.Loquequieras,serátuyo. —Mebesalanariz. Cielos. Me está haciendo sentir mareada, por no decir que también cachonda.Casinopuedohablar. —Dime,nena. —Quieroquemedesbesosenmisbubus. Jonassonríe. —¿Entusbubus? Esbozounagransonrisa.Esgraciosoescucharesapalabratanchistosa salirdemiboca. —Sí,quieroquemedesbesitos*enmisbubusparaquesanenpronto. —¿Besitos?*—repite.AJonasleencantaquelehableenespañol. —Ajá.Besititos.Enmisbubus. —¿Besitos*entusbubus,entonces? —Mmmhmm. Jonassemuerdeellabio. —Loquetúdigas,mihermosísimanena,mimaravillosaSarah.—Está sonrojado. ¿Cómo pudimos sobrevivir estos últimos tres días separados? ¿Por quésentílanecesidaddealejarmedeél?Nisiquierarecuerdoquémehizo pensarquenecesitabaalgodeespacio. Meincorporoylevantolasmanosporencimadelacabeza,yJonasme quitalablusadetirantes. —¡Oh!—diceyhaceungestodedolor. Bajo la mirada y me encojo de hombros. La herida del torso se ve muchomejorquehacetresdías.PerosupongoqueJonasnopuedevalorar cuántohasanadomicuerpo,sinoquesólovemideterioroactual. Merecuestoenlacamayloinvitoabesarmicuerpo. —Sevepeordeloquesesiente.Telojuro. Jonasseinclinahaciamitorsoymedaunbesotierno. —¿Estabubudeaquí? Semeerizalapieldeinmediato. —Esamisma. Jonas me acaricia con delicadeza las puntadas, y luego la piel amoratadaalrededordelaherida. —¿Teduele? —Nomucho. Mebesalaheridadenuevo,yyomeestremezcoalsentirelcontacto consuslabios.Luegodeslizaloslabiosalolargodeltorsohastallegara laheridadelcuello. —¿Estabubudeaquítambién? —Mmmhmm.—Sientoescalofríos.Loansíocondesesperación. —¿Teduelecuandotebeso?—pregunta. —No,sesientemuybien—contesto—.Tusbesitos*meestáncurando. —¿Puedomirartelanuca? Me incorporo de nuevo y giro la cabeza. Jonas me hace a un lado el cabelloyahogaungrito. —¿ParezcoelmonstruodeFrankenstein?—pregunto,ansiosa.Hastael momentonohequeridosabercómoseveesaherida. —¡Mierda, carajo! Te engraparon la piel, Sarah. —Emite un gemido compasivo—.ParecieraqueusaronunaengrapadoradelHomeDepoten tucabeza. De inmediato me recuesto de nuevo, con la intención de apoyar la cabezaenlaalmohada. —Noesnecesarioquebesesesabubu.Nosoysádica. Jonasapoyasumanoenmihombroparaimpedirquemerecline. —Vuelve a sentarte, Frankenstein. Quiero besar todas tus bubus, en especialesa. Hago una pausa. Mi corazón late de prisa. No sé qué aspecto tendrá, perodebeserbastantegrotesco. —Mejorno.Noquieroasquearte. —Nomeestásasqueando—diceymevolteaparaqueledélaespalda —. Amo cada centímetro de ti, Sarah Cruz. Hasta las partes menos agradables. Mevolteohaciaélylomirofijamente.¿Acabadedecirqueamacada centímetrodemí? Jonasclavasusojosenlosmíos. —Vamos —dice con mirada ardiente—. Déjame demostrarte cuánto amocadacentímetrodetucuerpo. Mequedosinpalabras. Jonasvolteamicabeza,apartamicabelloycondelicadezaapoyalos labiossobrelaheridaengrapadaenlabasedemicráneo. —¿Sesientebien? Meestremezco. —Mmm hmm. —Sentir sus labios sobre mi piel engrapada me está prendiendodemasiadocomoparahablar. Sussuaveslabiosdesciendenpormicuello,hastallegaramihombro desnudo.Subrazorodeamitorsoysumanoenvuelvemiseno. Lo siento vibrar de deseo a mis espaldas, como haciendo eco de mi propiodeseo.Merecuestodeespaldas,yéldeinmediatoempiezaalamer mis pezones erectos, y luego mi cuello. Mi oreja. Mis labios. Su lengua entraamiboca,mientrassusdedosacaricianmirostro. ¡Cielos!¡Estoyqueardo!Cuandomividapasófrenteamisojosenese baño,cuandopenséquesehabíaacabadotodo,¿enquépensé?«Teamo, Jonas».Detodoslospensamientosquepudohaberconjuradomicerebro en ese momento tan vulnerable, crudo y definitorio, mi amor por Jonas sobresalió. —Sarah—dicealexhalarymebesa—.Penséquetehabíaperdido.— Intentasofocarlaemoción—.Sarah—repite. —Hazme el amor —susurro. Jonas se aparta, inseguro—. El doctor dijoqueestababientenersexodespuésdelosprimerostresdías—digo entonoreconfortante.Enrealidad,nolepreguntéalmédicocuándopodía volveratenersexo,peroladoctoraSarahestáaquíyelladicequenohay problema.Hevuelvoaseryoyquierosentirlodentrodemí.¡Dios!Nunca antes lo había anhelado tanto. Quiero estar tan cerca de él como sea humanamenteposible.¡PorDiosdeloscielos!Elhombreacabadedecir queamacadacentímetrodemicuerpo,ydelanadanopuedoesperarmás paraquemelodemuestre,deadentrohaciafuera. Jonasacariciamirostro. —Noquierolastimarte. —Sólohazlodespacio. —¿Estássegura? —Segurísima. —Me quito el pantalón de la piyama. Estoy ardiendo porél. Jonas se quita la ropa y se recuesta a mi lado. Su erección roza mi abdomen;sucálidaysuavepielesdeliciosa. Estoytemblando. Jonasmesostieneuninstanteymemiraalosojos. —Cuandotevitiradaenelbaño…—dice,perosedetiene. —Losiento—digo—.Debedehabersidoaterrador. —Penséqueestabasmuerta. —Lolamentomucho,Jonas. Hayunapausamuy,muylarga.Algoensumiradamehacecontenerel aliento.Élinhalaprofundamente. —Teamo,Sarah. Micorazónsedetiene.Noestoyseguradehaberloescuchadobien. —Teamotanto—dice,conlosojosllenosdelágrimas. Yorompoenllanto. —Teamo—diceenvozbaja,melimpialaslágrimasymebesa. Sé que esta es la parte en la que se supone que yo debo decirle que también lo amo, pero me he quedado sin palabras. No puedo creerlo. Estoyperpleja.Estoyfascinada.Lobesoapasionadamenteyloengancho con la pierna, con ansias de que me posea. Cuando su cuerpo penetra el mío,ambosemitimosunfuertegemidodeplacer. —Teamo—diceconvozronca. Abrolabocaparacontestar,peronosalenada.Estoyanonadada. —¿Teestoylastimando?—pregunta. Niegoconlacabeza. Me besa los labios mientras su cuerpo se mueve dentro de mí. Sus manosacaricianmiespaldaymisnalgas.Nosientomásqueplacer,amor y éxtasis mientras su cuerpo guía al mío a través de movimientos sincronizados.Cualquierdolorquepodíahabersentidomicuerpoherido hasidoreemplazadoporelplacermássublime.Estoyeufórica. —Te amo —dice de nuevo, y su cuerpo enfatiza con fervor sus palabras. —¡Oh,Jonas!—digo,casisinaliento—.Yotambiénteamo. —¡Dios!—exhalaélyseestremece.Suslabiosencuentranlosmíosde nuevo,yluegomesusurraaloído—:Teamo,nena. Gimoymesujetodeélconentusiasmo.Nuncacreíquesesentiríatan bienescucharesasdospequeñaspalabritas. —Teamo,Jonas—gimoteo.Voyareventardealegría.Nopuedocreer queestoestéocurriendo. Jonassesaledemí,conelpechojadeante. —Amocadacentímetrodetuser,SarahCruz. Con delicadeza, me pone de espaldas y procede a besar cada centímetro de mi cuerpo, desde la parte superior de mi cabeza hasta la heridadelcuello,luegobajaporlospechos,elabdomenylapuñaladaen eltorso,lascaderas,losmuslos,laentrepierna,losbrazos,losdedos,los mulsos,laspiernasylospies,yluegovuelveaascenderpormispiernas, abriéndose paso lentamente por entre mis muslos, hasta llegar a la piel mássensibleentrelaspiernas.Paracuandoalcanzamiclítorisylolame con suavidad con su lengua cálida y húmeda, me cuesta trabajo contenerme. Arqueo la espalda, araño las sábanas y me estremezco con violencia.Noestoyseguradesivoyagritar,aromperenllantooaarder en llamas, o si todas las puntadas van a salir volando de mi piel como pequeñosproyectiles.Pero,sinduda,algotienequeexplotar.Nosoportaré muchotiempomáslapresiónqueseestáacumulandoenmiinterior. Hagounsonidogutural.Nopuedomás.Estoesdemasiadoexquisitoy delicioso como para soportarlo. Jonas me ama. Siento como si me estuviera envolviendo en su amor, de pies a cabeza, y me estuviera guiandoaunsueño.Peroestoesmejorquecualquiersueño,inclusoaquel enelqueJonasseconvertíaenunasensualnubereptadora.Meama.Yyo loamoaél. Su húmeda lengua se aleja de mi cénit y me hace gritar en señal de protesta, pero Jonas me ignora y asciende a besos por mi torso hasta llegaramicara.Finalmente,llegaamibocaydevoramislabios,mientras presionaconurgencialapuntadesumiembrocontralapartemássensible de mi cuerpo. ¡Cielos! Me está frotando, incitando, haciéndome gritar y susurrándomealoídomientrastanto. —Teamo,SarahCruz—dice,mientrassuvozysupuntaconspiranen conjuntoparalanzarmealvacío—.Teamotanto,nena.—Suvozsevuelve ásperaamedidaquesefrotacontramíymehaceretorcermedeéxtasis—. Teamocontodomicorazón. Grito su nombre en el instante en el que mi cuerpo alcanza su liberaciónyseestremeceenunorgasmoinconteniblequeondeaportodo micuerpo,yentonceséldeslizasumiembroenmiinterior,hastaelpunto másprofundo.Despuésdeunbreveinstante,éltambiénalcanzaelclímax. —Teamo—susurradenuevocuandosucuerpomeembateporúltima vez. —Teamo,Jonas.—Elcuerpometiembla. Nos quedamos acostados juntos unos cuantos minutos, sin decir una palabra. ¡Mierda!,esofueexquisito.Hastalasheridasestánempezandoaarder con furia por el esfuerzo. Pero no me importan las pequeñas lesiones palpitantes, pues para eso me puedo tomar un ibuprofeno. ¡Por Dios! Acabo de experimentar una forma de éxtasis absoluto, una euforia revolucionaria, trascendental y atronadora. ¡Cielo santo!, este hermoso hombremeama.Yyoloamo.Ynoslodijimoscontodassusletras.¡Dios! Jonasmebesalamejillaysegirasobrelaespaldamientrassuspirade alegría. —La culminación de la posibilidad humana —dice y esboza una enormesonrisa. Jonas es la encarnación de la felicidad más absoluta. Jamás lo había vistosonreírcontantaalegría,nihabíavistosusojosiluminarseybailar sinreservascomoenestemomento.Escomosiunacapadeoscuridadque cubría su alma se hubiera levantado, como si le hubieran quitado una cargadeencimayahorasesintieraligerocomounapluma.Eslacriatura máshermosaquehetenidoentremisbrazos.¡Ay,Jonas!MidulceJonas. Loamocontodomicorazón.YqueDiosseapiadedemí,pueséltambién meama. Notas: *Enespañoleneloriginal.(N.delaT.) Capítulo13 Sarah Jonas y yo estamos sentados en su balcón, viendo el paisaje citadino, bebiendovino(yo)ycerveza(él),yporfinhablandoconelcorazónenla manodespuésdeevitarlodurantelosúltimostresdías.Leacabodecontar hastaelúltimodetalledemiencuentroconelJohnTravoltaucranianoen el baño, y también le enseñé mi reciente intercambio de correos con El Club. Él escuchó con detenimiento hasta la última palabra, casi sin respirar. —Eresbrillantísima—dice—.GraciasaDiosqueteníasesechequeen tubolso. —NoleagradezcasaDios—contesto—.Graciasati.Teníaesecheque enmibolsosóloporquetúmelodiste,Jonas.Mesalvastelavida. Él niega con la cabeza, pues es incapaz de aceptar ese hecho incontrovertible. —Sí, Jonas. Escúchame. Dos cosas me salvaron la vida: saber el nombre de Oksana y tener ese cheque, y debo agradecerte ambas. ¿Ves? Mesalvastelavida. Jonasledauntragoasucervezamientraslomedita.Casilogromirar losengranesgirandoensucabeza. —Talvezpodríascancelarelchequeantesdequelocobren—digo—. Noséporquénolopenséhastaahora. —Porsupuestoqueno.Loquequeremosesquedepositenesecheque. Es una manera de seguirlos y localizarlos. No habría salido mejor si lo hubiéramosplaneado.—Chocasucervezacontramicopadevino—.Fue undestellodegenialidadabsoluta,SarahCruz. —Noentiendo. —Una vez que depositen el cheque, sabremos en qué banco tienen su cuenta,ypodremosusaresainformaciónparaencontrarlos. —Ah,claro—digo—.Nosemehabíaocurrido.—Tuerzolaboca—. Suponiendo que depositen el cheque. No olvides que el cheque está a mi nombre. Jonasseríedeformaburlona. —Cualquiercriminalcondosdedosdefrentepuedeborrarelnombre delbeneficiarioconquímicosespeciales. —¿En serio? ¡Caray! Qué aterrador. Para ser una chica que fue empleada por un grupo criminal internacional, no estoy muy familiarizadaconlosmétodosdelcrimenorganizado. —Sarah. —¿Qué? Jonasmemirafijamenteconlosojosllenosdelágrimas. —Estoymuyorgullosodeti. Doyunmanotazoenelairecomosinohubierasidolagrancosa. —Lo único que logré fue conseguir algo de tiempo extra. Sólo me preocupaloquepuedapasarcuandosedencuentadequenolesdarélos millonesqueellosesperan.—Niegoconlacabezaalpensarentodasesas promesas que les hice— ¿Cuánto tardarán en descubrirme? ¿Cuánto tiempopasaráantesdequedecidanterminarloqueempezaronenelbaño? —Semehaceunnudoenelestómago. —Notienesdequépreocuparte,minenahermosa.Vamosaacabarcon ellos antes de que ellos acaben con nosotros. —Apoya su mano en mi muslo.Supalmasesientetibiaencomparaciónconelvientomatutino—. Loimportanteesquelessigashaciendocreerquemetienescomiendode la palma de tu mano, como lo hiciste en el baño y en el correo que les escribiste.Usaremossucodiciaensucontraylosaniquilaremosdeveinte formasdistintashastaquepidanclemencia. —Lamento haberte metido en esto, Jonas —digo—. Desearía poder haberencontradolasalidasolaparanoarrastrarteconmigo. —¿Hablasenserio?Estuvistegenial.Nolespudistehaberdichoalgo mejor. —Pasa saliva con dificultad pues está conteniendo sus emociones —.Medagustoquehayashecholonecesarioparaseguirconvida. Colocolacopadevinoenlamesaymesientoensuspiernas. Élhacelomismoconsubotelladecerveza,meabrazadelacintura, meatraehaciaélyacariciaminarizconlapuntadelasuya. —¿Cuáleseranlasotrascosashorriblesquequeríasdecirme,minena hermosa?—mepregunta.Alprincipiodelaconversación,leadvertíque teníacincocosasquedecirle,algunasdelascualesnoeranmuygratas—. Sealoquesea,teprometoquenomeenojaré. Yaveremos.Sólolehecontadodosdelascincocosasespantosas.En primer lugar, le di la mala noticia sobre la pérdida del cheque por un cuarto de millón de dólares que me había dado. En segundo, le conté cómo convencí a los maleantes de que lo había estado estafando para conseguirles más dinero. Hasta el momento no parece ir tan mal; según parece,Jonascreequelomanejéconmaestría.Peroahoraesmomentode contarlelotercero,locuartoyloquinto. —En tercer lugar —digo—, conseguí una lista de doce Oksanas que rentanapartadospostalesenlazonaconurbadadeLasVegas,asícomolas direccionesfísicasquecadaunausóparacontratarelapartadopostal. Jonassequedaboquiabierto. —Esoesincreíble.¿Porquéhabríademolestarme…?—Derepente,su expresiónsevuelvesombría—.Sarah,¿dedóndesacasteesainformación? Inhaloprofundamente. —LepedíayudaaGeorgia. Jonas se pone rojo de ira, y su cuerpo se sacude bajo mis piernas, comosiintentaratirarme. Mepongodepie.Meardenlasmejillas. —¿Cómo se te involucrar meter a Georgia en todo esto? —Jonas se pasa la mano por el cabello, intentando contener la rabia. ¡Cielos! Está furioso—.Estan…Nopuedocreerquelohayashecho.—Parecieraque estáintentandocontenersededeciralgomás. Sabía que este detalle en particular no le agradaría, pero pensé que sólo le parecería un poco molesto. No creí que fuera realmente a enfurecerse. Losmúsculosdesuquijadapalpitan. —No quiero que Georgia y Trey estén metidos en esto. ¿Cómo se te pudoocurrir?—Suvozreflejasuiracontenida. ¿Cómosemepudoocurrir?Enpocaspalabras,porqueharéloquesea necesariopararastrearaesosbastardos.Porquenomevoyaquedarcon los brazos cruzados, esperando a que vuelvan a terminar lo que empezaron. Porque no creí estar poniendo ni a Georgia ni a Trey en peligro,puesdeotromodonolehubierapedidoayudaaGeorgia.¡Dios! ¡Nosoytanidiota! Estoyseguradequelaindignaciónsemenotaenelrostro. Jonasseponedepie. —Estábien.¡Cielos!¿Quéledijistecuandolepedisteayuda? Le cuento exactamente lo que le dije a Georgia, con voz seria y contenida. Jonassequedacalladoduranteunminuto,apoyadoenelbarandaldel balcónyconlamiradafijaenlaciudad. Yo cruzo los brazos sobre el pecho y espero a que el amo y señor supremodeluniversomeconcedasuamableveredicto.¿Quiereatrapara losmalos,ono?Porqueyosí,yesoesloqueestoyintentandohacer,¡por Dios!Mereclinoenmiasientoofendidaytomomicopadevino.Sientola fuerzademispulsacionesenmisorejas. Jonassedamediavueltayapoyalaespaldaenelbarandal. —Eresunamalditafisgona,¿tedascuenta? Estoy intentando evitar que me tiemble el labio. Asiento. Sí, soy fisgona.Siemprelohesabido.Siaélnolegustaesapartedemí,nosabe latorturaqueleespera. —Nopuedesevitarlo,¿verdad? Asiento de nuevo. Es cierto. ¿Y qué? Siempre he sido así. No puedo evitarlo.Silecausaalgúnproblemamiformadeser,laformaenlaque siemprehesido,laformaenlaqueestoydiseñadainherentemente,quizá lonuestronovayaafuncionaralfinaldecuentas.¿Quéquierequehaga? ¿Quemequedesentadaesperandoaquevuelvanymematen? —Venacá—diceconvozcálida,altiempoqueextiendelosbrazos. Pero yo no me muevo. Mis mejillas están ruborizadas. Lo llevé un poquito lejos en mi cabeza y ahora necesito un instante para calmarme. ¿Quéesperabaquehiciera?¿Quémesentaraamirarmeelombligo?Noes miestilo. Jonasseacercaamíymelevantadelasilla.Yomeresistoduranteel grantotaldetressegundos,yluegomederritoensuanchopecho. —Deahoraenadelante,somosunequipo.—Mebesalafrente—.Yano quieroqueSarahlaFisgonaandeintentandoconquistarelmundosola,¿de acuerdo? No contesto. Estoy disfrutando la sensación de estar envuelta en sus brazosenmediodelafríanoche. —Ahora decidimos juntos lo que haremos. Lo cual también va para mí:doscabezasymediasonsiempremejorqueuna. Levantolamirada. —¿Doscabezasymedia?¿Josheslamedia? Jonasseríe. —No,aunquelediréquedijisteeso.Teestoyasignandomediacabeza másporqueeresbrillantísima. Acurrucolacaraensucuello.Hueletanbien. —Lolamento,Jonas. Élmelevantalacabezaparaquelomire. —¿Quévoyahacercontigo,nena?¿Eh? Aprietoloslabios. —¿Besarme?—Levantolascejascongestoesperanzador. Jonassonríeymebesa. —Bien.¿Quéotracosasigueenlalista?—pregunta.Suenamilveces másprecavidoquehaceunosminutoscuandodeclaróconconfianzaque nohabíanadaquepudieraalterarlo. Suspiro. —NotecreícuandodijistequehabíasvistoalTravoltaucraniano.Creí queestabassiendosobreprotectorehipersensible,yquizáshastaunpoco paranoico.Fuiunatonta.Debícreerte. Jonasladealacabezaysemequedamirandolargorato.Abrelaboca paradeciralgo,peroluegolopiensamejor. —Loentiendo—dicefinalmente—.Estábien. Estabaesperandomás,peroalpareceresoestodo. Jonasseencogedehombros. —¿Quémástienes? ¿Asídefácilacabamosconesto?Siesasí,notengoideadecómose resolvió. —Bueno, por último, creo que es importante que hablemos de cómo todoestopuedehaberteafectado—digo.Jonasaprietalaquijada,perono diceunapalabra—.Mesientotanmal.—Deprontomisojossellenande lágrimas—. Te hice pasar por otro episodio sangriento, y era lo último quequeríahacerte.Debedehabersidopeorqueunatorturaencontrarme así. Imagino que la escena pueda haberte recordado toda clase de cosas sobreelasesinatodetumadre.Lolamentotanto,tanto… —Soy yo quien lo lamenta —dice con una voz que refleja angustia pura. Vuelve a tomar asiento y hunde la cara entre las manos—. Yo fui quien prometió que te protegería, y luego te dejé ir sola al baño, sin protección, mientras yo me quedaba en el salón escuchando estúpida música…—Selequiebralavozconformesealteramás. —¿Estabasescuchandomúsica?¿Estabasescuchandolascancionesque grabéparati? Jonas se queda callado y clava su mirada en mí. Su tren de pensamientosacabadesersecuestrado. Mesientoensuregazoyleabrazoelcuello. —¿Pudistedescifrarelmensajeenclavesupersecretaqueteenviécon esascanciones?—Sonrío,peroélfrunceelceño. ¡Bum!Deprontoalgomegolpeacomounatoneladadeladrillos.Este es el momento exacto que he estado evadiendo durante los últimos tres días. Esto es precisamente lo que me hizo distanciarme de Jonas por un rato.Esto. No quiero hacer esto. Sabía en el fondo de mi ser que Jonas consideraríaquetodoestofuesuestúpidaculpa,yseconvertiríaenotro absurdo ejemplo de cómo fracasó rotundamente al intentar proteger a quienmásama.Sabíaqueconfundiríaelataqueenmicontraconelhorror del asesinato de su madre, y fusionaría ambos incidentes en una enorme bola de culpabilidad inextricable. Francamente, no puedo con esto. No tengolaamplitudemocionalparaverlocaerenespiralporotroabismode autodesprecio. Este hermoso hombre se ha culpado a sí mismo durante veintitrés malditosañosporelasesinatodesumadre.¿Planeapasarveintitrésaños másculpándoseporelataqueenmicontra?¿Aquécostoparasualma?¿Y para la mía? ¿A qué costo para nuestra relación? Soy una mujer compasiva,masnounajodidasanta.Noquierotenerquelidiarconesto. Esbasuraynotengolapacienciaparahacerlo. —No sé si algún día me perdonarás —dice y se cubre la cara con ambasmanos. Melevantodesuregazoycaminoporelbalcón,conlacabezagirando amilporhora. —Jonas…—comienzoadecir,ysientoundisparodeadrenalinaenel cuerpo—.No. Él levanta la mirada y cruza los brazos sobre el pecho, como para protegerse. Yoinhaloprofundamente. —No,no,no.Todatuvidatehasculpadoporlamuertedetumamá,y nofuetuculpa.Alamierdatupadre,Jonas.Nofuetumalditaculpa.No. Parecesorprendido.Estonoeraloqueesperabaqueledijera. —Si tú y yo tenemos oportunidad de salir adelante juntos, no puedes culparteporloquemepasódelamismaformaenlaqueteculpasteporlo de tu madre. Lo único que estoy diciéndote, directamente, es que si te culpasestavezpormí,teenvenenará,meenvenenaráyenvenenaráloque tenemos. Ahorapareceestupefacto.Yhastaherido.Peroestoesdañinoyyoya estoyencarrerada. —Mesalvastelavida,Jonas.Grábateloenlacabezota.Eresmihéroe, guapo. Eres mi salvador. Esta es la verdad objetiva, pero también es la verdadqueelijo.¿Entiendes?Elijoestarconelhombrequesalvómivida, no con el que siempre está intentando reparar algún «daño terrible» que no fue su culpa. Basta ya de atormentarte, de echarte la culpa, de darte golpesdepecho.Enestecuentodehadas,nuestrocuentodehadas,túeres elqueandaenuncorcelblancoypateatraserosymeponeapodosyme amacomonadieenelmundo,porquetúeresesapersona,JonasFaraday. Estonovaafuncionarsisiguesbuscandoporsiempremiperdónporalgo quenofuetuestúpidaculpa. Jonastragasaliva. —Si insistes en hablar de culpas, de acuerdo. Hablémoslo. Una sola vez. Jonasabrelabocaparadeciralgo,peroyolevantoeldedoíndicepara interrumpirlo. —Sialguienesculpableaquí,soyyo.Yofuiquienrompiólasreglasy tecontactóenuninicio.Yofuiquienteespióyquienespióalingenieroen sistemas, lo que le dio a Stacy las armas para sumar dos más dos y delatarme.Yyosoyquiensenegóaquemesiguierasalbañoporqueyo fui quien creyó que mi inteligente y sensible novio estaba paranoico, y quizásinclusohastaalucinaba. Jonasentrecierralosojosaloíresaúltimapalabra.Sí,Jonas,acabode llamartechiflado. —Todoesoesculpamía.Esmiculpa,Jonas.Miculpa.Yofuiquiente reclamó por no haber confiado en mí por completo, por no haberte lanzadoalvacíoconmigo,yluegosemehizofácilnoconfiarenti. Parecequevaallorar. —Peromeperdonoportodoeso,Jonas,yesperoquetútambiénme perdones,porquedeotromodomevaadevorarvivaycondenaránuestra relación.—Suexpresiónmeestárompiendoelcorazón,peroaunasísigo adelante—.Jonas,entiendoquetehayasculpadoportodoalossieteaños porquetupapátemachacótodasumiserablevida.Pero,tratándosedetiy de mí, tratándose de avanzar como adultos, como iguales, la rutina del muchachoatormentadonovaaterminarbien.Teloaseguro.—Hagouna pausa—.Merehúsoaestarenunarelaciónconunhombrequecreeque todoloquelepasaesculpasuya.Digo,séquetienescomplejodeDios, peroestoyaesllevarlascosasdemasiadolejos. Susojostitilan. —Bastadeculpas,Jonas.Bastadetodaesamierdade«nosésipodrás perdonarme algún día». Seguimos adelante sin culpas, o no seguimos adelante. —Muestro el mentón con gesto orgulloso—. Porque yo estoy listaparaenfrentaresto,guapo.Eshoradepateartraseros. Supechoseagitaalmismoritmoqueelmío.Susojostienenunbrillo peculiar. —Digo,tanprontomequitenlasgrapasdelacabeza. Suslabiosformanunasonrisatorcida.Yolevantolasmanos. —¿Quévaaserentonces,novio?Tomaunadecisión.¿Estásdentroo fuera? Jonasselevantadesusilla,conmiradaardiente,ymeenvuelveconsus musculosos brazos. Basta un beso y, en un instante, ya nos estamos devorando, quitándonos los pantalones y dejándonos consumir por la repentina descarga eléctrica que recorre nuestras venas. Sin dudas ni advertencias,meponedeespaldascontraelbarandaldelbalcón,hundesus dedosenmihumedadparaencontrarsuobjetivo,yluegomepenetrahasta lo más profundo, mientras susurra: «Te amo» y «Tan jodidamente ardiente»y«nena»aloído.¡Ay!¡Dios!¡Guau! Podría equivocarme —y podría estar fuera de lugar al decir esto—, peroestoycasiseguradequeestehermosohombremeestácontestando enfáticamentequesí,queestádentro.Completamentedentro.Dentrodemí, claroestá,ydeformadeliciosa.Sí,dentro.Más,más,más,más… Capítulo14 Sarah Unruidojuntoalacamamedespiertaconunsobresalto.Entrecierrolos ojos para intentar ver algo en medio de la oscuridad de la habitación, mientrasmimiradasevaajustandoalasformasycoloresquemerodean. Elcorazónsemeatoraenlagarganta.¡Diosmío!JohnTravoltadePulp Fictionestáparadoenunaesquinadelarecámaraconunaenormenavaja en la mano. Cuando nuestras miradas se encuentran, él sonríe. Abro la bocaparagritar,peronosalesonidoalguno.Élcaminalentamentehacia mí,conunasonrisamaligna.Lanavajaensumanoresplandece. Porfinencuentromivoz. —¡Oksana!—grito. Eltiponiegaconlacabeza. —Esta vez no te saldrás con la tuya, perra. —Levanta la navaja por encima de su cabeza, con los ojos helados, y la hunde sin piedad en mi corazón. Me incorporo y grito con toda la fuerza de mis pulmones, agarrándomeelpecho. —Shh —dice Jonas mientras abraza mi cuerpo que se sacude—. Está bien. Forcejeoentresusbrazos.Meardelagarganta. —Esunsueño,Sarah.Sólounsueño. Rompo en llanto y me derrumbo en sus brazos, a pesar de que mi cuerposesiguesacudiendoconviolencia. Jonasmejalahaciaél. Medahipoalintentarcontenerlossollozos. —Fueunapesadilla—dice—.Tranquila. En el techo se escucha la llovizna. Siento que el corazón se me va a salirdelpecho. —Aquíestoy—diceJonas—.Aquíestoy,nena.Sólofueunapesadilla. Todoestábien. Sientolacalidezdesucuerpocontraelmío.Jonasmeacercamásaél ybesamismejillashúmedas.Nopuedodejardetemblar. —Tenemos que ir a Las Vegas —digo abruptamente, con voz entrecortada—.Eshoradeaplastaraesosgusanos.Debohaceralgo. Jonasmequitaunmechóndecabellohúmedodelacaraymebesala mejilladenuevo. —Mañanamequitanlasgrapasdelacabeza,yentoncespodemosir— digo. Jonas hace una larga pausa. El silencio se llena con el sonido de la lluviaquecaealotroladodelaventana. —¿Ytusclases?—preguntafinalmente. —Faltan cinco semanas para los finales —digo y suspiro con resignación—. Y estoy muy atrasada. No hay forma de que saque calificacionesexcelentescomoquería,sinimportarloquehaga.—Estoy segura de que mi voz refleja mi desilusión—. Pero, viendo el lado positivo,estudiétantodurantetodoelaño,quepodríapresentarlosfinales mañanaypasartodaslasmaterias.—Inhaloprofundamenteparaintentar recomponerme—.Supongoquetendráquebastarmeterminarenlamedia delgrupo,megusteono. Jonasexhala. —Sabes que no necesitas la beca, ¿verdad? Pase lo que pase, yo te cuidaré. Meacurrucoensucuello. —Lo sé. Gracias. —Me muero de ganas de volver a decirle que lo amo, pero me muerdo la lengua. Hasta el momento, sólo nos lo hemos dichomientrastenemossexo,ynoquieropresionarlodemasiado.Séque para él es un gran paso decir ese par de palabras, así que me conformo conlasqueledigosiempre—.MidulceJonas—digoconvoztímida. Élmeestruja. —¿Estásseguradesentirtebienparaenfrentaresto? —Sip.Estoylista.Eshoradepateartraseros. —Bueno, está bien. —Jonas exhala con fuerza—. Vamos a aplastar a esos zánganos. Le llamaré a Josh por la mañana, le diré que llame a su amigoelhackeryquenosencuentrenenlaCiudaddelPecado. —¿PorquénecesitamosaJosh? —Porque Josh y yo compartimos un cerebro. Además, traerá al hacker,ylonecesitamos. Tienetodalarazón.Ayerdescubrimosquelosmaleantesdepositaron los doscientos cincuenta mil dólares de Jonas en un pequeño banco en Henderson, un pueblito a las afueras de Las Vegas, así que de inmediato Jonasleencargóalhacker que husmeara en el servidor del banco. Si le damosalclavo,siresultaqueunadelasOksanasdelalistadeapartados postalestieneunacuentaenesebancoenparticular,estaremosmáscerca dehacerlospedazos. —Deacuerdo,esosuenabien.YolehablaréaKatylesaplicaremosla Ocean’sEleven. —¿ParaquénecesitamosaKat? —Kat siempre es de utilidad en cualquier situación. Ya lo verás. Tal vezahoranosepamoscuándooparaquélanecesitaremos,peroteapuesto quelavamosanecesitar. —Pero¿paraquéinvolucraraKatenestasituación?Estoysegurode queconvencíaStacydequeKatnosabenadasobreElClub,yesprobable que Stacy haya comunicado esa información a sus superiores. Creo que deberíamosmanteneraKatlejosdelradardeestoshampones. —No,noentiendes.Kateslaversiónfemeninadeti,guapo.Lagentese caedebocacuandoellalesguiñaunojo.Esunaherramientapoderosaque nosconvendríateneralamano.Además,necesitamosunmontóndegente atractivaennuestroequipoparaarmarlagranestafadeLasVegas.¿Acaso novisteOcean’sEleven? Jonasexhalafrustrado. —NodeberíamosmeteraKatenesto. —Yolanecesito,Jonas.TúnecesitasatuJoshiWoshi,yyonecesitoa miKittyKat. Jonassuspira. —De acuerdo. Está bien. Josh, el hacker y Kat. —Pone los ojos en blanco, en un gesto de falsa irritación—. ¿Qué más necesitamos para tomarelsiguientevueloaLasVegas,jefa?¿AGeorgeClooney?¿ABrad Pitt?¿AMattDamon? —Sí, por favor. A los tres. Ah, y a Don Cheadle. Él me cae increíblementebien.Y,paraqueMattnosesientasolo,hayquetraeraBen Affleck.Sitúyyopodemosllevaranuestroscompinches,lojustoesque Matttambién. —Ay,quéconsiderada—diceJonas. —Ya lo sé, soy un encanto. —Me encojo de hombros—. Así estoy diseñada. Jonasseríe. —Hastacuandoestásplaneandoconquistarelmundomehacesreír. Suspiro. —Aveces,reíreslamejorformadeevitarllorar. Jonasmeestrujadenuevo. —No hay razones para llorar, nena —dice con voz tierna—. Lo tenemostodobajocontrol.Túyyo.Obueno,tú,yoyClooney. Loabrazoconfuerza. —YBradPitt. —YMattyBen. —YDonCheadle—agrego—.YJoshiWoshiyKittyKatyelhacker. —Somosungrupomuypeculiar—diceJonas. —Ymuyjodidamentesexi,porcierto. —Somosimparables. Nosquedamosunminutoescuchandoelgolpeteodelasgotasdelluvia eneltecho. —¡Dios!OdioLasVegas—murmuraJonas. —¿Por? —¿Por? —repite como si yo acabara de preguntarle por qué odia el virus del Ébola—. Las multitudes. Las luces de neón. El humo de cigarrillo. La música electrónica en todas partes. La gente bailando. — Haceunamuecadedolor,comosiesoúltimofueralopeordetodo—.Por nomencionaraloszombissincerebroquetiranalvacíoeldineroquese esforzaron por ganar, en un intento desesperado por sentir algo, aunque seaporunbreveinstante,yluegovuelvenalatristerealidaddesusvidas cotidianas sin un centavo en el bolsillo. —Gruñe—. Odio todo de ese malditolugar. Lodiceeltipoquerecientementetiróalvacíoeldineroqueseesforzó porganar,enunintentodesesperadoporsentiralgo,aunquefueraporun breveinstante.Loamo,yDiosesmitestigo,peroavecesmedesconcierta sufaltadeconcienciasobresímismo.Perohoyamanecísintiéndomeuna santa,asíquemeabstendrédeseñalaresatristeironía. —YocreíaqueiraLasVegasseríadivertido.Quétonta. —¿NuncahasidoaLasVegas? —Nop —contesto. Jonas parece sorprendido—. No todos somos tan afortunadosdeviajarporelmundocomousted,donBilletes. —Sí, pero Las Vegas no es «viajar por el mundo». Belice sí, lo entiendo,pero¿LasVegas?TodomundohaidoaLasVegas. —Alparecerno. —Hmm. —Exhala—. Bueno, pues. —Me besa la mejilla—. Supongo quetendréqueaguantarmemimolestiaydarleunbuentouraminenapor elinfierno,¿nocrees? —Así se habla. El que una esté muy ocupada demoliendo una red criminalinternacionalnoquieredecirquenoquieradivertirsemientraslo hace. —De acuerdo. Entonces ya es un hecho. Mañana reunimos a nuestro gruposexiypeculiar,ydesciframoscómovamosapatearleseltraseroa esosbastardos. —Suenajodidamentebien—digo. Jonasmebesaelcuello. —Pero, primero lo primero. Mañana por la mañana iremos a que te quitenesasgrapas. —Sí,porfavor.Yanolasaguantomás. —Aunqueyocreoquesonuntantosensuales. Mimuslopercibeelrocedesumiembroquesevaponiendoerecto. —Ay,eresundepravado,Jonas. Élmemordisquealaoreja. —Todatúeressexi,hastalaspartesgrotescas. —¿Quépartesgrotescas?Notengopartesgrotescas. —Claroquesí.Lasgrapas…ylasgrapas…Esunalistainterminable. —Mebesadenuevo—.Tambiénestánlasgrapas.—Sumanosepaseapor la curva de mi cadera—. Y las grapas. —Baja la mano y me agarra una nalga—. ¿Qué dices si te doy un último revolcón al más puro estilo Frankensteinantesdequetequitenesasgrapasmañana? —Eres un cachorrito muy enfermito —digo, entre risas—. Y eso me gustadeti. Capítulo15 Jonas SarahestácorriendoporlasuitedelhoteldeLasVegas,entrechillidosy gritosdeemoción. —¿Ya viste esto? —grita—. ¡Ven a mirar esto, qué vista! ¡Guau! — EmpiezaacantarFancydeIggyAzaleaatodopulmón. Yointercambiounasonrisaconelbotones. —¿Aquíestábien,señor?—preguntayseñalanuestrasmaletas. —Este lugar es tres veces más grande que mi departamento —grita Sarahentrerisas,yseponeagirar—.Esincreíble. —Ahíestábien—ledigoalhombre—.Gracias. —¡Jonas!—mellamaSarahdesdelasprofundidadesmáshondasdela suite—.Venaquí. Ledoyunapropinaalbotones. —Gracias,señor—diceconunagransonrisa—.¿Quierequeleabra subotelladechampaña? —No,yomeencargo. —¿Quisieraqueleenumerelaampliavariedaddeserviciosquetienea sudisposiciónenlasuitedelpenthouseyenelhotelengeneral? —No,gracias.Yalosiremosdescubriendo. —Perfecto,señor.Disfrutensuestancia. —¡JonasFaraday!—gritaSarah—.Traeacátuexquisitotrasero. ¡Carajo!Mefascinaestamujer. Sigo su voz hasta el baño. Está sentada con la ropa puesta y una enorme sonrisa de gato Cheshire en una tina vacía del tamaño de un jacuzzipequeño. —¿Puedescreerlo?—dice—.¿Quiénnecesitaunatinaasídegrande? Nopuedocontenerlaexpresiónlascivaquesedibujaenmirostro. —¡Oh!—diceellaysumiradasevuelvetanlujuriosacomolamía—. Supongoquenosotrosnecesitamosunatinaasídegrande.—Lebrillanlos ojos—. ¿Sabes algo? Creo que debería advertirte que esta ciudad está empezandoasacaralachicasuciaquetraigodentro.Lopercibo. —¿Ahsí?Megustaesachicasucia. —A ella también le gustas —dice y yo sonrío—. Sí, definitivamente sientoqueestáporponerenprácticaotrotemadesuadenda. —Siempre y cuando no implique atarme las extremidades con corbatas. —Yaaprendímilecciónsobreesetema.Notepreocupes. Me meto a la tina vacía con ella, y ella se monta encima de mí y me cubredebesos. —Yameestoydivirtiendocomoenana. —Sólohemosconducidodelaeropuertoalhotelynoshemossentado enunatinavacía,sinquitarnoslaropa. —Yasé.Esmuydivertido,¿no? Merío. —Claro. Sarahmebesadenuevo. —Oye, ¿tal vez tengamos tiempo de jugar y divertirnos antes de que lleguenlosdemás? —Ah,claro,haymuchotiempo—digoylabeso. —¿Porquénollenasentoncesestacosayvemosquiénaguantamásla respiración? —Noesprecisamenteeltipodediversiónqueteníaenmente—digo. —Ah, eso es porque no entiendes lo que estoy planeando hacerte mientrascontengolarespiraciónbajoelagua. Mimiembrocobravida. —Mepareceunbuenconcurso.¿Quieresunacopadechampaña? —Yasabesquenuncaledigoquenoaunacopadechampaña. —En un momento sale su orden, señorita. —Salgo de la tina de un salto,conunaereccióntangrandequepodríadesgarrarmisjeans.Quizá LasVegasnoseatanmala,despuésdetodo. —Me siento taaaaan cachonda, guapo —grita desde el baño—. Estoy ardieeeeendodedeseeeeeoporti.Traeyaesachampañaytejuroquemi ladomássucioooooooosaldráajugaaaaaar. ¡Mierda!Destapolachampañaenunchasquidoytomodoscopas. Entoncesalguientocaalapuerta. —¡Hola! ¡No,porfavor,Dios,no!Todavíano.Noenestemomento. —¡BienvenidosaLasVegas!—EsKatquiengritadelotroladodela puertadenuestrasuite. ¡Mierda!¡Carajo! Sarahsaleatodaprisadelbañoycorreaabrirlapuerta. —¡Ijujuuú! —exclama Kat. Las dos se abrazan y gritan como si se acabarandeganarelpremiomayorenunprogramadeconcursos. A pesar de mi estado actual de decepción por no poder meterme a la tinaconSarah,merío.Ambassonadorables. —Caray, Jonas. Te luciste —dice Kat al desprenderse de Sarah—. Apuesto a que en este hotel se hospedan estrellas de rock o el príncipe Harry, sobre todo por ese elevador privado directo a este piso. Es increíble. —Queríaqueminenahermosaselapasaramásquebien,dadoquees suprimerviajealaCiudaddelPecado. Kat y Sarah se miran mutuamente, sorprendidas de que me haya referido a Sarah como «mi nena hermosa». De hecho, a mí también me desconciertaescucharmedeciresaspalabrasenpresenciadeKat.¿Cómo semepudosalir? —Ay, Jonas —dice Sarah con voz tierna y se sonroja—. Eres un encanto. Mismejillasardenenllamas. —Ah,ygraciaspormihabitación,Jonas—diceKat. —¿Notuvisteproblemasconelregistro? —Ninguno.Gracias. Sarahmemiraconunaenormesonrisa,yyolelanzounamiradade anhelo absoluto. No quiero estar teniendo esta conversación con Kat. Quiero estar solo con Sarah, ganándole en el concurso de aguantar la respiraciónbajoelagua. —¡Guau,quévista!—exclamaKatytomaaSarahdelamano.Ambas correndeprisahacialosventanalesdepisoatechoquehayalfondodela habitación—. Y espérate a mirar La Franja de noche. La iluminación es algoquenopuedescreer.—Suspira—.¡Dios,amoLasVegas! ¿Porquénomesorprende? —He visto La Franja en películas, pero supongo que debe de verse mejorenvivo—comentaSarah. —¡Oh,champaña!—diceKatconunchillidoalobservarlabotellaen labarra. —Te traeré una copa. —Le lanzo a Sarah una mirada de dolor, pero ellaseríe.¡Caray!Medagustoquemiagoníaleresultetangraciosa. Otraveztocanconfuerzaalapuertadelasuite. —¡Abre,malditabestia! Alabrirlapuerta,encuentroaJoshdepiejuntoaunnerdconpintade hipster y barba de candado. Después de abrazar con fuerza a Josh, el hipstersepresentacomoHennessey.Nosésiseasunombredepilaosu apellido,peroélnodicemás. —PerolagentemediceHenn—diceyextiendelamano. —OMalditoGenio—agregaJosh. —Túereselúnicoquemediceasí,Josh. —Puesporqueloeres. —¿TúereselgenioqueencontróaSarahpormí?—pregunto. —Enpersona—contestaHenn. —Entoncesparamítambiéneresunmalditogenio. SarahyKatseunenalegrementealacomitiva. —Hola, Chica-fiestera con guion en medio —le dice Josh a Kat, con unciertobrilloenlosojos. —Pero si es el mismísimo Playboy. Qué coincidencia más descabellada que un playboy y una chica fiestera se encuentren en Las Vegas,¿nocrees?—Ambossueltanunacarcajada. —Medagustovertedenuevo.—Joshlaabrazaconentusiasmo,yella ledaunligerobesoenlamejilla.Esunsaludopeculiarmenteamistosode partedeambos.Hmm.Interesante. Kat se presenta con Henn, quien es incapaz de hilar dos palabras coherentes. Quizá sea un maldito genio con las computadoras, pero al parecernoloestantocuandosetratademujeresatractivas. Después de que ambas chicas rellenan sus copas de champaña y los chicos toman unas cervezas del minibar, todos nos acomodamos en los sofásdecueronegrodelasala. —No puedo creer que hayas despilfarrado en este lugar, hermano — diceJoshymiraellujoasualrededor—.Estanpococomúnenti. —¿Podríasdejardedecirquéescomúnenmíyquéno?Alparecer,no tienesideadecómosoy. Joshseríe. —Alparecerno. Elhackerabresulaptop. —De acuerdo, amigos. Tengo una actualización sobre la pista de Oksanaenlaquemeteníantrabajando. —Fantástico —digo y me froto las manos. A excepción de jugar olimpiadasdesexooralbajoelaguaconminena,nohaynadaquedesee más que patearles el trasero a estos hijos de puta tan pronto como sea humanamenteposible.Esosdesgraciadoscasimearrebatanaminena,lo cualquieredecirquecasimematanamítambién,yahoranosóloquiero destruirlos,sinoquequierovercorrersangre. TodosnosreunimosentornoalacomputadoradeHenn. —Pude meterme al banco de Henderson en donde depositaron el cheque.Dehecho,fuebastantefácil.Nodejadesorprendermelomalaque es la seguridad electrónica de los bancos. Les recomiendo que mejor guarden su dinero bajo sus colchones, amigos. Como sea, me metí a la base de datos del banco y husmeé un poco. Comparé la lista de cuentahabientes con la lista de Oksanas que me enviaron y, ¡bingo!, encontréunacoincidencia. Sarahexclamadeemoción. —Nuestra Oksana se llama Oksana Belenko. Tiene nombre de patinadora olímpica, ¿no creen? Tiene una cuenta en ese banco de HendersonyunapartadopostalenHenderson.¡Triplebum! —¿Ven?Unmalditogenio—diceJosh. —¿Estássegurodequeeslaquebuscamos?—preguntaSarah. —Porsupuesto.Busquéladirecciónquedioenlaoficinadecorreos,y claro que era una mentira absoluta. Pero hay una Oksana Belenko registrada en el estado de Nevada como miembro de una S. de R.L. que llevaveinteañosadministrandounpuñadodeburdeleslegalesenNevada, yladireccióndelalicenciadelosburdelescoincideconladireccióndel actaconstitutivadelasociedad. —¿Eso significa que tenemos confirmada su dirección física? — preguntaSarah. —Sip. —¡Guau! —dice Sarah. Luego hace una pausa, mientras los engranes de su cabeza trabajan—. Suena a que Oksana provee las chicas que trabajanparaElClub.—SevuelveamiraraJosh—.O,comotúlellamas, lamontañarusaconcaradeMickeyMouse. TantoKatcomoSarahsedoblandelarisa,peroJoshseresiente. —Eraunaanalogía—argumentaJosh. —Lo sabemos, Joshi —contesta Sarah y le guiña un ojo—. Pero no dejadeserdivertido. ApoyolamanosobreelmuslodeSarah.Meprendecualquiercosaque haga,perosobretodosisetratadejoderaalguienmás. —Sí,Oksanaescomounamadamadelaviejaescuela—diceHenn—. Es poco probable que sea el cerebro detrás de toda la operación tecnológica. —Debedetenerunsocioqueseencarguedeesapartedelnegocio— digo. —Sinduda—coincideHenn—.Yseaquienseaesapersona,sabebien hacer su trabajo, porque es imposible que alguien se tope con ellos por accidente. Hmm.¿CómoseinvolucróJoshconElClubenunprincipio?Loúnico quecomentóesqueunatletaprofesionalamigosuyolehabíacontadoal respecto, pero no se me ocurrió pedirle detalles. «Es el dinero mejor invertidodemivida»,fueloquemedijocuandoestábamosescalandoel monteRainier. —Aunasí—continúaHennyledauntragoasucerveza—,sufachada no es más que un cascarón. Sus verdaderos registros están bien escondidos en lo más profundo de la internet oculta. Y ese lugar es aterrador. —¿Qué es la internet oculta? —pregunta Kat. Henn la mira y esboza unagransonrisa—.¿Esunapreguntatonta?—continúaKatysesonroja. —Paranada.Noesnadatonta.Esqueestoyacostumbradoaestarcon purogeekcomputacionaltodoeldía.Semeolvidaquelagentenormalno sabeestascosas.—Lesonríedenuevo—.Medagustoquenosepasquées. Esosignificaqueprobablementeeresunapersonabienadaptadaalmundo yfeliz. Katseríe. —Asíes,dehecho. —Senota—diceHenn—.Lafelicidadesunacualidadmuyatractivaen laspersonas. —Gracias—contestaKat,conlasmejillassonrosadas. Joshseaclaralagarganta. —Enfin,chicos,antesdequeHennsearranqueconlagranhistoriade la internet oculta, ¿qué dicen si todos nos tomamos un trago de tequila Gran Patrón? Después de todo estamos en Las Vegas. Y a la tierra que fueres… —Mepareceunaideafabulosa—diceKatyseleiluminaelrostro—. ¿HayPatrónenelbar? —Por supuesto —contesto—. Lo pedí expresamente para Josh. Mi hermanoesmuypredecible. Joshsedirigealabarrayempiezaaservirtragos,yKatseponedepie paraacompañarlo. —Teayudo,Playboy—dice. —Quéamable,Chica-fiestera. YomeinclinohaciaSarahylesusurroaloído. —¿Cuántocreesquetardenesosdosenterminarenlacama? Sarahcontieneunarisita. —Lesdoycuarentayochohoras,comomáximo. Capítulo16 Jonas —Lainternetoculta—comienzaHennysereclinaensusillón,mientras acaricia su barba de candado como si fuera el anfitrión de un programa televisivo de corte documental— es un lugar aterrador, caballeros — asienteendirecciónaKat—ydamasmuyhermosas. He escuchado anécdotas sobre la internet oculta, y de seguro Josh también, pero no tenemos ninguna experiencia práctica al respecto. Se vuelve a mirar a Sarah para descifrar si ella sabe algo al respecto, pero ellaponecaradequenotieneniidea. —Empezaremos la lección de hoy con la internet superficial — continúaHennconvozlenta,comohipsterconsumadoymaestrodejardín deniñossimultáneamente. —La internet superficial —repite Sarah lentamente, como si pertenecieraaunculto. —Sí, hija mía. Muy bien —dice Henn, quien de inmediato se transforma en el líder del culto de Sarah. Sarah y Henn se sonríen mutuamente—. La internet superficial es la que todos conocemos y amamos; son las cosas que aparecen cuando le preguntamos a Siri los horariosdelcineobuscamosenGoogleunrestaurantedesushi.Perola internet es mucho, mucho más que sólo la internet superficial. —Esboza unasonrisamaligna. —Meestásespantando,Henn—diceKat. —Noesparamenos.Laverdaderainternet,ymerefieroalainternet ensutotalidad,esunocéanoinfinitamenteprofundo,cuyasuperficieeslo únicoqueconocemos.Todoloqueestádebajodeellaflotaenlasaguas negrasdelainternetoculta. —¡Diablos!—diceKat—.¿Cómoesquenuncaheoídohablardeella? ¿Túsabíasqueexistía,Sarah? Sarahniegaconlacabeza. —Es bastante desconcertante oír hablar de ella por primera vez, ¿cierto? —Totalmente—coincideKat—.Merecuerdalavezenlaquedescubrí quehaybillonesdemicrobiosinvisiblesennuestrapielentodomomento. —Seestremece. Joshgime. —Porfavornomencionesesodelosmicrobiosenlapiel.Meponelos pelosdepunta. ElPlayboyylaChica-fiesteracompartenunacarcajadasincera. Sarahseacercaasusurrarmealoído. —Creoquenopasandelasveinticuatrohoras. Sonrío. —Por lo tanto, si los buscadores normales no pueden obtener la informaciónqueestáenlainternetoculta,¿cómopuedealguienencontrar loqueestáahí?—sepreguntaHenn—.Enpocaspalabras,hayquesaber exactamente qué es lo que se está buscando. Exactamente. Las únicas personasqueencontraránhusmeandoenlainternetoculta,ademásdetipos listos como yo, son gobiernos y criminales. Y, cuando hablo de «criminales», hablo de yihadistas, narcotraficantes y traficantes de personas. —¿Túnoteconsiderasuncriminal?—preguntaKat.Sutonodevozno esdeenjuiciamiento,sinocurioso. —Por supuesto que no. No soy un criminal. Soy como Robin Hood, amiga —dice Henn—. Sólo infrinjo la ley por el bien común o cuando consideroquelaleyesanacrónica.—Haceunapausa—.Oinútil.Otonta. —Hace otra pausa—. O cuando infringir una ley en particular no lastimaráanadie.—Seríe—.Asíque…Ahoraquelopienso,supongoque me la paso infringiendo la ley todo el tiempo. —Se carcajea—. Pero no soyuncriminal.Estoydelladodelosbuenos. MirodereojoaSarah,aquiennoparecemolestarleenlomásmínimo eldespreciodeHennporlaley.Dehecho,sevedivertida.Supongoquea ninguno de nosotros tendría que indignarnos la mentalidad salvaje de Henn, sobre todo si sabemos que el tipo se metió a los servidores de la UniversidaddeWashingtonparaencontraraSarahyqueesonofuelegal bajoningunacircunstancia. —Misclientesmepaganparaquelosayudeconproblemasespecíficos —continúa Henn—. Y eso hago. Pero no dejo rastro, no hurto nada, no daño a nadie…, bueno, a menos de que me paguen para dejar rastro, hurtaralgoodañaraalguien.—Hennsonríe—.Perosólohagoesetipo de cosas cuando estoy convencido de que estoy trabajando para los buenos. Sarah me aprieta el brazo, como diciéndome que yo soy uno de los buenosdelosqueHennhabla. —Porejemplo—continúaHenn—,cuandoanduvehusmeandoenese banco en busca de Oksana, descubrí montones de cuentas inseguras. Podríahabertomadounpardemillonessihubieraquerido.Hubierasido pan comido, pero nunca lo hago. ¿Saben por qué? Porque no soy un ladrón. Joshsonríeyasiente.EsobvioqueconfíaenHennciegamente. —Pero podrías trabajar para ladrones —dice Sarah—. ¿Lo has pensado? —Paranada.Simisclientesmecontratanparahurtaralgo,siemprees porunabuenarazón.Comoyadije,sólotrabajoparalosbuenos. —Pero¿cómosabesquedeverdadestástrabajandoparalosbuenos? —pregunto.Estoymásqueagradecidoporloqueeltipohahechopormí, y pedirle que encontrara a Sarah ha sido la mejor decisión de toda mi vida, pero contratar a un tipo así de estrafalario para que nos ayude a acabarconElClubesotracosacompletamentedistinta.¿Estoylocosile confío la misión más importante de mi vida a un tipo que usa jeans entubados?—.Todoelmundocreequesucausaeslacorrecta—digo—. Deahíelorigendelasguerras. —Sí, sí, claro. —Henn mira de reojo a Kat y le sonríe, como si estuvieraapuntodecontarleunbuenchiste—.Perodéjenmedemostrarles cómo distingo a los buenos de los malos. Es a prueba de tontos. —Mira fijamenteaSarah—.Sarah,¿eresdelosbuenosodelosmalos? —Delosbuenos—contestaSarah. —Ahílotienen. Sarah se encoge de hombros, como si tuviera todo el sentido del mundo. —Ahílotienen. Yomemofodeél. —¿Quién va a admitir que es uno de los malos? ¿Quién siquiera pensaríaqueloes?Lagenteesbrillanteparajustificarsusaccionesfrente asímisma.Créeme.Sédeloquehablo. —Bueno,sí—reconoceHenn—.Peroyonosiemprelecreoalagente que dice que es buena. De hecho, rara vez lo hago. Si les creo, como le acabodecreeralaseñoritaCruz,entoncesconesomebasta. —Ay,¿creesenmí,Henn?—preguntaSarah. —Indudablemente. —¡Guau!Gracias. —Pornada. Meencojodehombros.Dehecho,esdifícilrebatireseargumento.Si yo redujera mi propia filosofía de negocios a su esencia más básica, supongoqueoperaríadelamismamanera.Y,dehecho,¿quéotraopción tengoenestemomentosinoesconfiarenestetipo?SiJoshconfíaenél, supongoqueyotambién.Indudablemente. —Avecesnoesnadacomplicado—continúaHenn—.Porejemplo,si Joshmepideuntrabajo,séquesiempreestaréluchandoporlaverdadyla justiciayelsueñoamericano,ynonecesitosabermás.Cualquierapodría calibrar su brújula moral tomando a Josh como referencia, pues él siempreesunodelosbuenos,decaboarabo. —Gracias,amigo—diceJosh. —Eslaverdad. —Bueno, bueno, bueno —interviene Kat y le lanza a Josh una inconfundible mirada fulminante—. Resulta que el Playboy es un buen tipo, después de todo, a pesar de sus aventuras en las montañas rusas de MickeyMouse. MeinclinohaciaSarah. —Dieciséishoras.Nomás. Sarahseríedisimuladamente. —Indudablemente—susurra. —Aver,Henn—digo,puessientolanecesidaddeponeralgodeorden —.SiElClubresideenlainternetoculta,¿cómocarajoslosencontramos y los destruimos? —Me estoy muriendo por patearles el trasero a esos desgraciados. —Necesitaremosunmapa—diceHenn—.Unmapaprecisoquenosdé una ubicación exacta. Una vez que lo tengamos, me adentraré en lo profundo. ApoyolamanosobreelmuslodesnudodeSarah.Nopuedoesperara adentrarmeensusprofundidadesestanocheeneljacuzzi. —¿Cómoconseguimosesemapa?—preguntaSarah.Luegocolocasu manosobrelamíaylaaprieta. —Empezaremos con nuestra amiga, la madrota maestra, Oksana Belenko.Debedeteneralgúntipodecomunicaciónconquienseaqueesté encargándose de la parte tecnológica. O quizás ella misma acceda al servidordeElClubcadatanto.Comosea,ellamellevarádirectoaellos. —¿Quénecesitamoshacernosotros?—preguntaSarah. —Conseguir una dirección de correo personal de Oksana, algo que nosconectedirectamenteconella. Sarah me mira con culpabilidad. Eso era lo que estaba a punto de darmeStacycuandoSarahinterrumpiómigenialplanenelPineBox. —No tenemos su dirección de correo electrónico —dice Sarah—. Es mi culpa, por andar de mandona. —Esboza una sonrisa avergonzada, la cualmehacereír. —Puesesoesloquenecesitamos—diceHenn—.LeenviaréaOksana algodemalware que me dé acceso a su computadora. Además, instalaré tambiénunkeylog.Pero,paraeso,necesitoqueabraelcorreo. —¿Quéesunkeylog?—pregunto. —Es un registrador que me permite monitorear de forma remota las teclasqueaprietaensuteclado.Asípuedoobtenertodassuscontraseñas. Mefrotolasmanoscomovillanodepelícula. —Excelente. —Así que necesitaré que hagan tres cosas. —Mira directamente a Sarah—. En primer lugar, consigue su correo electrónico. En segundo, claro está, envíale un correo. Y, en tercero, asegúrate de que lo abra, de preferenciaentupresencia,demodoquenodejemosnadaalazar.¿Creen quepuedashacertodoeso? —Por supuesto que puedo —dice Sarah—. Ella cree que estoy estafandoaJonas.Laencontraréylediréquevengoanegociarmitajada. —Deningunamalditamanera—exclamo,quizásenvozmásaltadela requeridaparaenfatizarmipostura. Sarahsequedaboquiabiertaporlaestupefacción. —Sí, Jonas. Me reuniré con ella y negociaré mi tajada, y luego mientrasestéahíleenviaréuncorreoparaafianzareltrato.Pancomido. —Deningunamalditamanera—digodenuevo,peroestavezcontrolo elvolumendemivoz—.NotereunirásconOksananiconnadiemásde ElClubtúsola. —Jonas,estarébien… —Yoirécontigo. Sarahponelosojosenblanco —Elloscreenqueteestoyestafando,¿recuerdas?¿Paraquétellevaría conmigositúereslavíctima? —Nosé.Usatuenormecerebroparapensarenalgoqueseacreíble— digo. Sarah suspira con frustración—. Esto no es negociable, Sarah. Lo haremosjuntos,onoharemosnada. Sarahbufa. —¿Porquéhabríadellevarteaconocerla?Notienesentido. Aprietoloslabiosymequedopensando.Nomevienenadaalacabeza. Todos están en silencio, al parecer tratando de resolver el mismo rompecabezasquenosotros. —Creen que te estoy estafando —repite Sarah lentamente, como pensandoenvozalta—.¿Porquéhabríadellevarteconmigo? —Nosé,peronoesnegociable. —Teescuchélaprimeravez,amoyseñordeluniverso.—Sarahcruza losbrazosfrentealpecho.Instantesdespués,levantasucopadechampaña ysepaseaporlasuite hasta los ventanales en el otro extremo. El sol se puso mientras hablábamos, y las frenéticas luces de neón de La Franja resplandecencegadoramentealadistancia. —¡Guau! —exclama Sarah, sin poder desviar la mirada del brillante horizonte—.Eshermoso. Todoslosdemásnosponemosdepieparaadmirarlavistajuntoaella, connuestrostragosenlamano. AbrazoaSarah,quienapoyasucabezaenmí. —Tomémonos una foto, Sarah —dice Kat. Las dos chicas sonríen mientrassetomanunaselfieconelcelulardeKatylasicónicaslucesde fondo—.YunadeJonasytú—ordenaKatynoshaceseñasparaquenos paremosjuntos. Sarah y yo nos abrazamos, y Kat nos toma la foto. Todo parece tan normal.Meagrada. Katmiranuestrafoto. —Se ven bien juntos —me dice, con una sonrisa a medias—. Se ven muybienjuntos. Mi corazón da un vuelco. ¿La feroz protectora de Sarah acaba de decirmequecreequesoydignodesumejoramiga? —Novayasasubiresasfotosaningunared,Kat—leadvierteHenn—. Noqueremosqueloschicosmalossepanqueandamostrassushuellas. —No las subiré, no te preocupes. Sólo quiero recordar haber venido con mi mejor amiga a su primer viaje a Las Vegas. —Kat envuelve a Sarah en un abrazo muy emotivo—. Gracias a Dios que estás bien. Me preocupétanto.Nosabescómotequiero. —Yotambiéntequiero.—LediceSarahmientrashundelanarizenel cabellorubiodeKat. —Noséquéhabríahechosinolahubieraslibrado. —Estoybien.Fueapenasunrasguñito,KittyKat. Las observo, fascinado. Su interacción es tan afectuosa, espontánea y natural que me da un poco de envidia. Quisiera ser yo quien estuviera abrazandoaSarahydeclarándolemiamorcontantafacilidadysencillez. Sarahlevantalacaradegolpeyaspiraunabocanadadeaire. —Yalotengo—dice. —¿Quétienes?—preguntaKat. Sarahseapartadeella. —Usaremossuambiciónensucontra. —Asísehabla,nena—digo—.Sabíaqueseteocurriríaalgo. Sarahdaunbrincoymeabraza. —Séquevaafuncionar. —Por supuesto que sí —digo—. Somos un equipo imparable. —La besoconternura. Hennmirasureloj. —De acuerdo. Armen su plan y empezaremos a primera hora de la mañana. Yo me encargaré de programar el malware durante la noche. Quieroasegurarmedequeloquelemandemosseainvulnerable.—Toma sulaptop.Esobvioqueleentusiasmaponersemanosalaobra. Sarahyyointercambiamosmiradas.Haymuchascosasenjuego. —Bueno —dice Kat con las manos en la cadera—. Mientras Henn se quemalaspestañascreandounvirussofisticado,supongoquelosdemás tendremos que encontrar algo que hacer en Las Vegas. Hmm. —Se da golpecitos con la punta del dedo índice en la sien, como fingiendo estar muyconcentrada—.¿QuéactividadessepodránhacerenLasVegas? MevuelvoamiraraSarah,conlaesperanzadequeestépensandolo mismo que yo: que no estamos ni un poco interesados en tener una cita doble esta noche. Pero no, tan pronto la veo es más que obvio que le emocionalaideadesalir. —¿Tegustaapostar,Kat?—preguntaJosh. —Meencanta. —¿Cuálestujuego? —Blackjack. —Quépatético—diceJosh. —¿Perdón? —Lomejoreseljuegodedados,elpaseinglés. —Nuncalohejugado—diceKat—.Parececomplicado. —Paranada.Esfacilísimo.Tepongomilenfichasyteenseñoajugar. Katabrelosojoscomoplatos. —Novoyaaceptartudinero.Sólotemirarémientrasjuegas. —No, tú tienes que tirar los dados por mí, Chica-fiestera. Tienes la suerte de la principiante y la suerte de ser una mujer atractiva, y sólo te dejarántirarlosdadossitienesunaapuestaenlamesa. —Puesentoncesapostarémipropiodinero. —Kat —intervengo—. Deja que mi hermano pague tu diversión. No haynadaquelegustemásaJoshFaradayquedespilfarrarelproductode suesfuerzoenentretenimientosinsentido. —¿Creesquemeestáshaciendounfavor,hermano? Merío. —Me estarás haciendo un favor, Kat. Apostar a una lanzadora primeriza es el sueño de cualquier jugador de pase inglés. Es lo más emocionantedelmundo.—Sonríe—.Yamímeencantalaemoción. Incluso de lejos puedo distinguir el brillo en los ojos de Josh al pronunciaresaúltimapalabra. Katsonríe. —De acuerdo, Playboy. Acepto. Me convenciste con lo de la «emoción».Perosaldremostodosjuntos,¿verdad?—Sevuelveamirara Sarahenbuscadeaprobación. —Porsupuesto—diceella. ¡Mierda! Esperaba que dijera que su cuota de emoción ya estaba invertidaenunasesiónderumbabajoelagua.Meaclarolagargantapara atraerlaatencióndeSarah.Simemiraalosojos,sabráquenotengola másmínimaintencióndesalir. Perolaexpresiónensurostromederrite.¡Dios!Estanadorableque no me puedo resistir a ella. Se muere de ganas de salir a divertirse. ¿En quéestoypensando?Sarahyyopodemoscogerenlamalditahabitación en cualquier momento que se nos antoje. Ahora debo agarrarme los cojonesyhacerqueminenapaselamejornochedesuvidaenelséptimo círculodelinfierno. —¿Adónde llevaremos a estas hermosas señoritas a cenar? —le preguntoaJosh. —Curiosamente,semeocurreellugarperfecto. —Comosiempre—contesto. —¿Creen que puedan sobrevivir a una noche con los hermanos Faraday?—preguntaJosh. Ambas emiten chillidos de emoción, y Sarah se abalanza sobre mí y meabrazaelcuello. —Gracias,Jonas. —Cuandoquieras—contestoenvozbajaylebesoelcuello—.Tevas adivertircomonuncaenelinfierno,nena.Telomereces. —Y cuando regresemos, nos divertiremos aún más en el paraíso…, solostúyyo.Yaquieroprobaresejacuzzi. ¡Dios!Cómoamoaestamujer. —¿Quieres acompañarnos a cenar, Henn? —le grita Jonas a Henn, quienestáenelotroextremodelahabitación—.¿Henn? Hennlevantalamiradadesucomputadora. —¿Quieresacompañarnosacenar,amigo? —Ay,Josh—diceHennyniegaconlacabeza—.¿Cuántasvecesdebo repetírtelo? Puedes llevarme a cenar e invitarme todas las copas de vino quequieras,peronuncapodrásmetermealacama. Capítulo17 Jonas Deacuerdo,loadmito.Meestoydivirtiendo.EnLasVegas.Imaginoquees señaldequeelfindelmundoestácerca.Supongoquepuedodivertirmeen cualquier lugar, en cualquier momento, incluso en el infierno, si Sarah estáconmigo.ElrestaurantequeJosheligióessoberbio.Sarahhadescrito su comida al menos diez veces como «espléndida», y el espectáculo del Cirque Du Soleil que alcanzamos a mirar justo después de la cena, por puro capricho, es espectacular. Cada vez que miro a Sarah durante el espectáculo, su rostro brilla con una alegría infantil que me llena el corazón.«Asísesienteserfeliz»,pienso. Después del espectáculo, cuando las chicas se retiran juntas al baño, aprovecholaoportunidadparapreguntarleaJoshporHenn. —¿Quétanbienconocesaestetipo?—lepregunto—.¿Estássegurode quepodemosconfiarenél? —Cienporciento. —Sientoquenosestamosmetiendoenmierdasmuyprofundas—digo —.¿Segurísimodequeescompletamentedefiar? —Estoy seguro, Jonas. Es mi compa desde la universidad. Somos comohermanos. ¿Qué carajos significa eso? ¿Henn es «como un hermano» para mi hermano? ¿Por qué Josh necesita un amigo que sea como un hermano cuando me tiene amí? ¿Y por qué nunca antes había oído hablar así de Hennsisesuponequesontancercanos? —Cuandoreciénentréalauniversidad,medioadoptéaHenncuando élrealmentelonecesitaba—comentaJosh—.Alprincipiocreíqueyoera elmáscabrónenesarelación,peroluegoterminédependiendomásdeél queéldemí.—Seencogedehombros. Se me hace un nudo en el estómago. Entiendo a qué momento de su vidaserefiere.Fuejustodespuésdequepapásesuicidó.LaLoquera.Josh sefueaUCLAacursarelprimerañodesucarrera,yyomequedéencasa, pospuse un año la escuela, y luché por recuperar mi mente en medio de unaoscuridadimpenetrable. —Eneseentoncesnecesitabaalguienenquienapoyarme—añadeJosh —.YHennresultóseresapersona. —Entiendo—digo,peroesonosignificaquenomesientasumamente culpablealrespecto;además,paraserfranco,medancelosdequeHenn haya estado acompañando a Josh cuando yo no podía hacerlo. ¿Henn es comounhermanoparaJosh?¡Alcarajo!LaideadequeJoshseapoyeen alguien que no sea yo me desconcierta, aunque si lo pienso bien no deberíaserasí.ClaroqueJoshnecesitabaapoyodespuésdehaberperdido asupadreydehaberestadoapuntodeperderasuhermanoenelmismo periodo.Esmásqueobvio. Pero,¿ydespuésdeLaLoquera?¿JoshsiguióapoyándoseenHennaun entonces?SupongoquediporsentadoqueJoshsehabíaapoyadosóloen mí durante todos estos años, a pesar de mis debilidades, defectos y dañadeces, de la misma manera como yo siempre me he apoyado en él. Pero debí haberlo supuesto. No puedes apoyarte en alguien que tiene las piernas rotas, o ambos se caerían. Bajo la mirada al suelo, pues los sentimientosamenazanconbrotarenmiinterior. —Oye —dice Josh en voz baja—. También me he apoyado en ti, hermano.Másdeloqueteimaginas.Túereselmejor. MevuelvoamiraraJosh.Ahoraquelopienso,norecuerdounasola vez en la que él se haya apoyado en mí. Todo lo que recuerdo son las incontablesvecesquehacorridoaayudarmecuandolohenecesitadomás. —Ylosigohaciendo.Todoeltiempo—continúa—.Todoeltiempo. —Sabes que puedes hacerlo —digo—. Apoyarte en mí. En cualquier momento. —Lo sé. Y lo hago. Eres la mitad de mi cerebro, y lo sabes. Eres la mitadmásdecente,exceptocuandotecomportascomounasno. —Ahora soy fuerte —comento—. Ya no necesitas cuidarme. Yo tambiénpuedocuidarteaveces,¿sabes?Yasoymásfuerte. —Séqueloeres—exclamaJosh—.Eresunabestia,hermano. —Igualquetú—digo. Derepenterecuerdoelmensajequemeenviócuandoestabahaciendo guardia en la habitación de hospital de Sarah: «Te amo, hermano». Yo sólo le contesté «Gracias», porque soy un discapacitado emocional y un imbécil. —Gracias por aquel mensaje —agrego—. Cuando estaba Sarah en el hospital. Joshasiente.Sabedequéestoyhablando. Yotuerzolaboca. —Significómuchoparamí. Hayunapausaenlaqueningunodelosdossabequéhacer. Quizádeberíadecirotracosa,peronosemeocurrenadamás. Joshintentasonreír,perofracasa.Tienelosojoshúmedos. ¡Alcarajo!Estoesdemasiadoraro.MeabofeteoelrostroyJoshseríe. Noseloesperaba.Yonuncasoyelprimeroenabofetearse.Nunca. —¿Estamosenpaz,cabrón?—pregunto. Joshseríe. —Sí,estamosenpaz,cabrón. EscuchoelsonidodelarisadeSarah.Miroporencimadelhombroy, tal y como lo imaginaba, Sarah y Kat vienen saliendo del teatro y caminandohacianosotros,congrandessonrisasyenmediodeenormes carcajadas. —Porcierto—ledigoaJoshantesdequelaschicasnosalcancen—,si Hennestuhermano,entoncestambiénloesparamí.Medagustoqueesté atulado. Capítulo18 Jonas El Playboy y la Chica-fiestera han estado arrasando en la mesa de pase inglés durante una hora. Josh tenía razón; no puede perder, no mientras Katseaquienlancelosdados.Duranteunratoabsurdamentelargo,Sarah y yo los hemos observado, los hemos animado, hemos celebrado con ellos y hasta hemos apostado más dinero del que deberíamos, pero, sin importar si ganamos o perdemos, mi cerebro es completamente incapaz depermanecerinteresadomuchotiempoenlosnúmerosqueaparecenen unpardedados. —¿Quieres salir de aquí? —me susurra Sarah. En ese instante, siento unhormigueoentodalapiel. —Meleístelamente,nena—contesto,empujotodasmisfichashaciala pilamonumentaldeKatytomoaSarahdelamano—.Luegonosvemos, amigos —les digo a Josh y a Kat por encima del hombro—. Vámonos, nena.—Mimiembroyaestáendurecidodesóloansiarloqueleespera. Sinembargo,resultaqueSarahnomeleyólamenteenloabsoluto.A diferenciademí,noquiereencaminarsealahabitaciónparainaugurarlos deportesacuáticos,sinoquequierehacerunacarreradevelocidadhastael salóndetatuajesqueestáenelextremoopuestodelcasinoparahacersesu primertatuaje. Sarahsesientaenlamesadeltatuadoryleexplicaexactamentequéeslo quequiere.Yolaobservo,embelesadoyexcitadocomounimbécil.Sólo puedo pensar en lamerla hasta que se venga y luego cogérmela hasta la madrugadaeneljacuzzi. —Suenabastantesencillo—diceeltipo—.Muéstramebienendóndelo quieres. Sarahserecuestay,sinvacilación,selevantaelvestidoydejaversu tanga de leopardo. ¡Guau! Al parecer el pudor no es un problema para Sarahestanoche.Supongoque,alatierraquefueres…Otalvezsóloestá unpocoborracha.Talvezyaaceptóqueestábuenísimayyanoleimporta quiénlosepa,porque,¡carajo!,estamujerestáquesecaedebuena.Miro de reojo al tatuador y me doy cuenta de que sabe valorar el lienzo aceitunadoenelquevaatrabajar. ¿Qué demonios está haciendo ahora? Está jalando el elástico de sus diminutasbragas,locualmehacequererestirarelbrazoydetenerla.¿En serio está tan borracha? Pero ella sola se detiene, antes de mostrar la mercancía. Luegoseñalaunpequeñofragmentodepielaceitunadaquesueleestar cubiertoporlapartedelanteradesuspantis. —Justo aquí —dice y toca con la punta del dedo el punto exacto que quieretatuarse—.¡Bum! Nopuedoresistirlo.Estirolamanoyacaricioelpuntoexactotambién ySarahseestremecevisiblementealcontactoconmipiel.¡Carajo!¿Qué mierdas seguimos haciendo aquí? Metámonos de una vez a ese maldito jacuzzi. —¿Estásseguradeesto,nena?—lepregunto.Lasuavidaddesupiely elcontactoconlosdedosmeestáponiendodurocomoroca. —Es obvio que sí —contesta—. El tatuaje quedará cubierto cuando traiga ropa interior o bikini, y sólo se verá cuando esté completamente desnuda.Loquesignificaquenadielomirarámásqueyo.Ytú. Elpulsomeretumbaenlasorejas. Sarahserelameloslabios. —Ereselúnicohombrequemiraráestetatuaje,Jonas. Sientounaopresiónenelpecho.Asiento. Sarahparpadealentamenteyesbozaunasonrisacoqueta. —Elúnico. —¿Parasiempre?—pregunto. ¡Caray! No puedo creer que acabo de preguntar eso. Pero sí, ¡al carajo!,lohiceynohayvueltaatrás.Parasiempre.Sí.Esoesjustoloque quierodeella. Sus mejillas se sonrojan con un tono escarlata precioso. Sarah se encogedehombroscontimidezysemuerdeellabio. —Quiero ser el único hombre que lo vea jamás —digo en voz baja. Luegoseñaloaltatuador—.Ademásdeestetipo. Sarahpasasalivayasiente. Mi piel está que arde. Desearía que pudiéramos consumar este pacto justo aquí, encima de la mesa de tatuajes, pero es evidente que eso es imposible, hasta en una ciudad tan degenerada como Las Vegas. Así que hago lo que le sigue, que es tomar su rostro entre mis manos y besarla como si me perteneciera. Es un beso tan apasionado, tan deliciosamente incitante, que no puedo reunir la fuerza de voluntad necesaria para apartarmedeella.Séqueeltatuadornosestáesperando,peroamicuerpo noleimportanada.Sarahesmidroga.Y,enesteinstante,lanecesito. Hagoungestoexageradoparabajarleelvestidohastalosmuslos.Soy elúnicoquepuedemirardesnudaaminena,cabrón.Yluegolalevantoen brazos.Esmía. —Lolamento,amigo—ledigoaltatuador—.Volveremosotrodía.— MiroaSarahenmisbrazos.—Tellevaréahacerteeltatuajequequieras antes de que nos vayamos de esta ciudad inmoral. Te lo prometo, nena. Pero, en este instante, iremos a nuestra habitación y no te soltaré hasta llegaraesejacuzzi.—Meacercoasuoídoparaqueeltatuadornoescuche lo siguiente que le voy a decir—. Y luego me voy a cenar una deliciosa vulvaalvapor. Surostroardeenllamas. Intento sacar mi billetera del bolsillo, pero es demasiado difícil con Sarahenlosbrazos. —¿Me harías favor de pagarle a este amable caballero por los inconvenientesquelecausamos,nena? Ella toma mi billetera y prácticamente le lanza al tipo dos billetes de cien dólares. Bien podría haberle dado mil y no me habría importado; estoy dispuesto a pagar lo que sea con tal de salir de aquí y probar la exquisitaselvademinenabajoelaguacalientedeljacuzzi. Labesodenuevo. —Eresunadiosa—ledigo. Sarahestájadeando. Salgodelsalóndetatuajesconminenaenbrazosyrecorroelruidoso casinohaciaelelevadorexclusivoalotroladodelvestíbulo.Alnotarque los estrechos pasillos, las tragamonedas y las multitudes hacen que sea muyimprácticoquesigamoscaminandodeestamanera,Sarahsebajade un salto y se trepa a mi espalda, y yo sigo abriéndome paso entre las mesasdeapuestas,lasmeserasylaschicasgraduadasebriasqueostentan sustiaras.SostengoaSarahdelossuavesmuslos.Meardeelmiembrode deseo. Soy un hombre con una misión. Mis piernas se contraen. Mi corazón se acelera. Escucho la risa de Sarah a mis espaldas. Sí, nena, te llevarédecaballitohastaelestablodelamor.Nadameimpedirámontara miyeguacachondaysalvajetanprontocomoseahumanamenteposible. Pero, de repente, mis piernas dejan de moverse. Me detengo en seco. ¿Qué carajos? Al parecer, mis piernas tienen voluntad propia, porque estoysegurodequenolesdilainstruccióndequesedetuvieran.Levanto lamirada. Estoy parado frente a una capilla nupcial. Es una de esas capillas temáticas de Elvis, un absoluto cliché de Las Vegas, pero no deja de ser unaauténticacapillanupcial. SientoloslatidosdeSarahenmiespalda,peronodiceunapalabra.Ni yotampoco. ¡Mierda! No debí haberme detenido. ¿Por qué se detuvieron mis piernas?Nolesordenéquelohicieran.¿Osí?Ellasmesecuestraronyme trajeron aquí. ¡Carajo! Su silencio a mis espaldas es tan espeso como la melaza. Siento su respiración agitada cerca de mi cuello. ¿Por qué me detuve? Porquequierocasarmeconella. ¿Qué? Quierocasarmeconestamujer. ¡Dios!QuierocasarmeconSarah.Quieroqueseamíaysólomía,yde nadiemás,nuncajamás.Parasiempre.Quieroqueseamiesposa. Peronoesposible. Nunca podría pedirle a Sarah que se comprometiera conmigo para toda la eternidad sin mostrarle primero la tierra yerma intransitable que haydentrodemí,sinqueconozcaanteselbastióndelaruinamentalque helogradoocultarledealgúnmodohastaelmomento.Nopuedopedirle que me jure amor eterno sin antes contarle hasta el último detalle de La Loquera,yesoesalgoquenoestoydispuestoahacer. Sin decir una palabra, comienzo a caminar de nuevo y dejo atrás la capilla nupcial. Conforme gano velocidad, siento que su cuerpo se va relajandoydistendiendo.Luegomedaunbesotiernoenelcuello. Veolazonadeelevadores,incluyendoelelevadorprivadoquellevaa nuestro penthouse, el cual está a la derecha. Pero entonces giro a la izquierda. —¿Puedoayudarloenalgo,caballero?—preguntalamujerdetrásdel mostradordejoyería. —Sí,porfavor.Estamosbuscandounpardebrazaletes. Sarahsedeslizapormiespaldayseparaamiladomientrasmetoma delamano. —MibrazaletedeBelicesellenótododesangre—lesusurroaloído —.Tuvequequitármelo. Ellaasiente,ysusojospardosmeablandanporcompleto. —Elmíomelocortaronenelhospital—comentacontimidez—.No sédóndequedó. —Veamos si les agradan algunos de estos —dice la vendedora y colocadosbandejasenelmostrador—.Estossondehombreyestos,de mujer. Tomounapulserasencilladeplatinodelabandejadehombres.Esla mássimplequehay. —¿Lepuedegrabaralgoenlasuperficie?—pregunto. —Porsupuesto—contestalavendedora. —Sarah—digoyselaentrego—.S-A-R-A-H. —Deacuerdo.—SevuelveamiraraSarah,conlascejaslevantadas—. ¿Yusted,señorita? Sarah se asoma a la bandeja de brazaletes de mujer. Casi todas sus opciones son mucho más recargadas que la sencilla que yo elegí. En general,estáncubiertasdediamantes,adornos,cadenasygemascoloridas. —¿Vesalgoqueteguste,nena? Eligeunaversiónparamujerdelamía:unapulserasimple,deplatino. —No, nena, escoge algo bonito, algo que tenga diamantes. Te comprarélaquequieras. Tomalamássencillayselaentregaalavendedora. —Jonas.J-O-N-A-S. —No—digo—.Escucha,nena.Escogealgunaquetengadiamantes.— Tomo una pulsera de platino de la bandeja, la cual se extiende a todo lo largo,adiferenciademibrazaleterígido,ytienediamantesalolargode lasorillas—.Estaestálinda.¿Oquétepareceesta?—Tomootrobrazalete dediamantesdelabandeja—.Esimpresionante. La vendedora coloca mi brazalete y el que Sarah le entregó sobre el mostrador,mientrasesperanuestradecisiónfinal. —Quieroelqueesigualaltuyo—contestaSarah,sinmás. —Sí,pero… —Escúchame, Jonas. —El tono de su voz no da pie a discusiones. Tomaambosbrazaletesylossostiene,unoalladodelotro—.Soylaúnica sociadeElClubdeJonasFaraday,ytúereselúnicomiembrodeElClub de Sarah Cruz. Eso es lo único que me importa; no unos estúpidos diamantes. Nuestros brazaletes tienen que combinar a la perfección, porque nosotros combinamos a la perfección. —Me mira fijamente y empujasubarbillahaciamí—.Puntofinal. Capítulo19 Sarah Mientras el agua va llenando la tina, yo estoy a punto de arrancarme la pieldesnuda.NopuedoesperarunsegundomásaqueregreseJonascon nuestrachampaña.Conlapuntadeldedo,acariciolainscripcióngrabada enmibrazaletenuevo.Jonas.Probablementedeberíacolocarloenlaorilla delatinaparaquenosemoje,peronoquieroquitármelo.Jamás. Estoyardiendo.Loansío.Meestoyvolviendoloca.Loúnicoquedeseo esdarleaesehermosohombrelamejorfelacióndesuvida.Aunqueclaro que también quiero hacerle el amor. Y quiero besarlo. Y acariciarlo. Y sentirlodentrodemí.Ah,yporsupuestonopuedoesperaradecirlequelo amo,usandodenuevolaspalabrasmágicas,lasquesontansagradasque al parecer sólo podemos decírnoslas cuando estamos haciendo el amor. Pero, ¡carajo!, esa felación es mi prioridad número uno. Me estoy volviendo loca como una cabra de las ganas de llevármelo a la boca y causarletantoplacerquenopuedanisiquierasumardosmásdos.¿Cree que es el único que se excita al provocarme placer? Pues yo también he descubierto que me pone como una fiera causarle placer. Así que eso quiero. En realidad no lo supe hasta hace poco, y nunca antes había sentido ganas auténticas de hacerle sexo oral a un hombre, pero con Jonas he descubiertoque,siabromimenteymetocomientraslotengoenmiboca, chupársela me prende tanto que casi me hace llegar al clímax. Me gusta tenerloamimerced,tantoensentidofiguradocomoliteral. Tan pronto dijo «para siempre» en el salón de tatuajes, me dieron ganas de ponerme de rodillas y cubrirlo todo con mi boca, pero, como soyunachicadecente(ynounaprostitutadecallejón),hacerlesexoorala un hombre en público no era una opción (ni siquiera en una ciudad tan perversacomoLasVegas).Peroentonces,cuandoélsedetuvofrenteala capilla nupcial, ¡demonios!, me llevó al más puro éxtasis en ese preciso instante. Intenté susurrarle al oído: «La culminación de la posibilidad humana»,perolavoznomefuncionó.Supeenelfondodemiserqueen ese instante Jonas tenía los ojos cerrados y se estaba comprometiendo parasiempreconmigo,yqueríaqueyohicieralomismo.Asíquelohice. Cerrélosojosypensé:«Teprometolaeternidad,Jonas».Fuetanmágico como aquel beso que nos dimos afuera de la caverna en Belice, o quizá más. Acariciodenuevomibrazaleteycierrolosojos. Nonecesitoestarfrenteanuestrosfamiliaresyamigos,convestidode noviatradicional,paraquenuestroamorsevuelvaverdaderoyeterno.No necesitamosuntrozodepapel.Hoyfueeldíadenuestraboda.Yconeso mebasta. El agua caliente va ascendiendo progresivamente a mi alrededor, lo que me relaja y me hace sentir todavía más cachonda. Apoyo la espalda bajacontraunodeloschorrosdeaguacaliente. —Ahh—suspiro—.Venya,guapo.—LedigoaJonas,quienestáenla habitacióncontigua—.Yanopuedoesperaaaaaaar. —Estoyabriendolabotella,nena—mecontesta. No le recrimino a Jonas que no sea el tipo de hombre que quiera casarse,porquelaverdadesqueyotampocosoyesetipodechica.Digo, paraserfranca,¿quésésobreelmatrimonio?Nadabuenoenrealidad.Lo único que sé es que en el matrimonio un hombre golpea a una mujer, a vecesconelpuño,avecesconelcinturón,avecesconlapuntadesubota. Sé que en el matrimonio un hombre le grita a una mujer, al parecer sin razón alguna, y a veces le pone apodos horrendos, como «puta» o «perra». Séqueenelmatrimonioaldíasiguienteelesposoregresaconflores, pidiendo perdón y jurando que cambiará, que ha dejado de beber, y la esposalloradealegríayalivio,ylascosasestánbienduranteunmáximo de seis semanas. Y luego, inevitablemente, ella vuelve a decir algo inapropiadoolomiradeformainadecuada,yélbebeunacervezayluego otrayluegootra,hastaquetodovuelveaempezar,sóloque,esasiguiente vez, las cosas sólo vuelven a estar bien durante un máximo de cuatro semanas,silaesposatienesuerte.Unasemana,sinolatiene. ¿Quémásséacercadelmatrimonio?Queunaniñadenueveañospasa lasnochesescondidadentrodelarmarioconsumapadelmundoo,silas cosas se ponen muy mal, se recuesta en su cama para idear formas de asesinar a su propio padre sin que la descubran. Sé que una noche especialmentemaladespuésdelcumpleañosdiezdelaniña,unanocheen la que ve que golpean a su madre hasta casi matarla, con toda calma la niña tritura ocho tabletas de Tylenol PM y las diluye en la cerveza de su padre,yesperaaqueseduermacomoelimbécilbuenoparanadaquees. Y,cuandoesopasa,laniñitausatodassusfuerzasparasacarasumadre moribunda a rastras de la casa y la lleva a un cobertizo viejo y abandonadoquehayaunascuadrasdesucasa,enelcuallaniñahaestado almacenando provisiones para casi un mes. Durante el matrimonio esa niñitacuidadesumamáenelcobertizoyledicequetodoestarábienhasta que,despuésdetresdías,lamadrelevantalacabezaymiraasuhijacon undestellodesconocidoenlosojosydice:«Nomás.Dehoyenadelante, renazco». El nivel del agua por fin me llega a los hombros, así que cierro el grifo. —Latinaestálista,guapo—legritoaJonas—.Eshoradebuceaaaaar, grandulón. —Yavoy,nena—gritadesdeelextremoopuestodelasuite. Así que, en efecto, Jonas no es el tipo de hombre que cree en el matrimonio, lo cual para mí está bien, porque yo tampoco creo en el matrimonio.NonecesitoelmatrimonioparaentregarmeaJonasFaraday. Yalohehecho.Yélsehaentregadoamí.Parasiempre. Heloahí,midulceJonas.Estáentrandoalbañocondoslargascopas dechampañayunaerecciónmuyprominente.¡Cielos!Nuncamecansaré demirarsucuerpodesnudo.Mesonríemientrasmeentregamichampaña, lacualmebebodeunsoloylargotrago. —Concalma,nena.Eschampañafina. —Métete al jacuzzi en este instante, Jonas P. Faraday —digo y me retuerzo como una anguila. Estoy tan prendida que me cuesta trabajo respirar. Jonas introduce su glorioso cuerpo en el agua caliente, y su rostro brilladeexcitación. —Tegustamucholachampaña,¿verdad? —¿Quieressaberporqué? —Dime. Medeslizohaciaéldentrodeljacuzziysostengosudeliciosaerección conunamano. —Porquesacaalachicasucia,muysucia,quevivedentrodemí. —Megustaesachicasucia. —Ytúleagradasaella.—Merelamoloslabios—.Muchísimo. Después de decir eso, me voy sumergiendo despacio, despacio, despacio, hasta que mi rostro llega a la superficie del agua caliente, prolongando el exquisito anhelo de Jonas tanto como es humanamente posible. Finalmente, con gran algarabía, aspiro una bocanada de aire profunda,largaymuy,muycachonda,leguiñounojoalardientedemi novioymesumerjoenelagua. Capítulo20 Sarah —Yosigodiciendoquefueempate—diceJonas. —Ay,porfavor.Teganépormucho—afirmo. —Creoqueesjustoaquí—comentaJonas,mientrasmiraelmapade Googleensucelular. —¡Caray!¡Quécalor!—exclamo. —BienvenidaaLasVegas. —Dehecho,esHenderson—locorrijo. —Henderson, Las Vegas, da igual. Es más ardiente que el infierno. Además,noganaste—argumentaJonas—.Sisumastodoslosminutosque yopaséalláabajo,yogané.Pormucho. —Sí,perolaúnicarazónporlacualestuvistetantotiempoalláabajo es porque no pudiste cerrar el trato con tanta rapidez como yo. Y esa es razónsuficienteparadecirqueyogané. Jonasseríe. —¡Dios! Es una cuestión de pura fisiología, de las diferencias entre hombresymujeres,ynounreflejodemishabilidades.Además,eltiempo que me tomó debe de haber tenido que ver con toda esa champaña que bebiste.Elalcoholaturdelasterminacionesnerviosas. —Pretextos,pretextos. —Nadadepretextos.Iguallologré,¿no? —Ydequéforma.Amén. —El que me hayas hecho venirme más rápido que un puberto no demuestra que hayas ganado nada. El concurso consistía en averiguar quiénaguantabamástiempolarespiración,ynoenquiéncumplíaconsu misiónmásrápido. —No, yo cambié las reglas. Se trataba de averiguar quién era más eficiente. Jonasseríedenuevo. —Nuncameloinformaste.Eresunatramposa. —Yosólosalíatomaraireunavez.Túsalistecomocuatroveces.Por lotanto,yogané. Jonasgruñealrecordarconcariñoloquepasóanoche. —Estabas en llamas anoche. Eres superjodidamentetalentosa, Sarah Cruz.¿Losabías?Eresladiosaylamusa.Mmmmmm.¡Sublime! Meencojodehombros. —Fueuntrabajodeamor. —Sí,aunasí.Nopuedescambiarunilateralmentelasreglasdeljuego en el último minuto. Nunca se trató de averiguar quién satisfacía al otro másrápido,ylosabes. —Conmáseficiencia. —Sí,comosea,sonpuraspatrañas.Nohabríatenidooportunidad.Yo yaestabaamediocaminocuandotuslabiostocaronmipene. —Pretextos. —Nosonpretextos.Sonhechos. —¿Estássiendounmalperdedor,Jonas? —¡Ja!Paranada.Soyunperdedormuyfeliz. —Espera,¿eseesellugar?—Señalounedificioinsulsoalotroladode lacalle. Jonasrevisaladirecciónunavezmás. —Sí,ahídebedeser.¡Carajo!¡Quécalor!¿Cómopuedealguienvivir así?Nolopuedocreer. Seguimoscaminandohastaquedarjustoalotroladodeledificio,ynos metemosaunalicoreríaparamirarlodesdelaventana.Esunedificiode cementocomodelosañossetenta,conpersianasentodaslasventanasy sin señalamiento alguno. Es el tipo de lugar donde esperas que esté el consultorio de un quiropráctico o la oficina de un vendedor de bienes raíces. Completamente desabrido. Sin duda, no parece gritar: «Aquí vive unabandacriminalinternacional». —Noeraloqueesperaba—digo. —¿Quéesperabas? —AlgosacadodeDurodematar,¿sabes?Unaltoedificiodeacerocon ventanalesreflectores,llenodemaleantescontrajesdediseñadoryorejas perforadas. Jonasseríe. —Esofuesumamenteespecífico.¿Esperabasesodeloscabronesque contrataronalTravoltaucraniano? —Sí, como el jefe de John Travolta en Pulp Fiction. Era un tanto elegante,¿no? —MarsellusWallace. —¿Qué? —Así se llamaba el jefe de Travolta en Pulp Fiction: Marsellus Wallace.YJohnTravoltaeraVincentVega. Melequedoviendo,perpleja. —Y Uma Thurman era Mia Wallace. ¿Estás segura de que viste Pulp Fiction?Porqueestoyempezandoacreerquemementiste. Pongolosojosenblanco. —Claroquelavi.Lamejorpelículadelahistoria.—Lomiroyfrunzo lanariz—.Nuncatehedichounasolamentira.Niuna. Jonasmesonríe. —Losé.Tevesmuytiernacuandoteenojasasí,¿sabes? Aprieto los labios y me asomo de nuevo al edificio. Inhalo e intento guardarlacalma. —¿Estás lista para conocer a nuestra amiga Oksana Belenko? — preguntaJonas. —Sip. —Inhalo profundamente—. Creo. —Sin pensarlo, me llevo la manoalamuñecaopuesta,enbuscademibrazalete,peroclaramenteno está ahí. Jonas y yo decidimos dejarlos en el hotel para esta misión en particular. —¿Recuerdasquéhacer?—pregunta. —Sí,essóloquederepentemepusenerviosa.—Aspirounabocanada deaire—.¿YsielTravoltaucranianoestáahí?—Nopuedocreerqueno semeocurrieraantesqueesaeraunaposibilidad. —Bueno,pueselplansevaalamierdaporquevoyamataraesehijo deputaconmispropiasmanos. Semecaelaquijada.Esperoquediga:«Esbroma»,peronolohace. —No,Jonas.Siestáahí,tendrásqueencontrarunamanerademantener lacalma.Prométemequenomatarásanadie. —Nop. Si ese hijo de puta está ahí, es hombre muerto. Al diablo el plan.Sitedigoquehuyas,másvalequenomiresatrás. Sientounaopresiónenelpecho.Unarepentinasensacióndepánicome abruma.¿PorquénopenséenloquepodríahacerJonassiseencontrara cara a cara con mi agresor? ¿Qué haría yo? Respiro profundamente e intentorecobrarlacalma. —Escucha, Jonas. Si haces algo que se salga del plan, ambos podríamosmorir.Oalgopeor. —¿Quépodríaserpeorqueelquenosmataranaambos? —Que te mataran ati, pero a mí no. O que fueras a prisión. Ambos escenariossonpeores.Preferiríamorirquetenerquevivirsinti. —Bueno, entonces roguemos porque ese bastardo no esté en el edificio en este momento. —Su mirada está endurecida. Nunca lo había vistoasí. Mirespiraciónesentrecortada. —Quizádeberíamosabortarlamisión.Talvezdeberíamosidearotro plan. —Escúchame, nena. —Me toma de los hombros y me mira directamenteconsushermososojosazules—.Nopodemospasarelresto de la vida cuidándonos las espaldas. Lo sabes. Es momento de tomar las riendas. Asiento.Claro,tienerazón.Afindecuentas,venirabuscaraOksana fue idea mía. Inhalo profundamente de nuevo. No sé por qué de repente estoyperdiendoelcontrol. —Merehúsoadormirmeenmislaurelesynosabersivolveránporti o no —continúa Jonas—. Ya me harté de dejar que me pasen las cosas. Estoytomandoelcontrol. Asiento.Medagustoescucharlo. —Entonces,¿estáslistaparapatearleseltraseroconmigo,ono? —Sí,estoylista.—Meespabilo—.Fueunlapsusnadamás.Estoylista. Tomamimanoylaaprieta. —Lo único que hay que hacer es lograr que abran ese correo. Pan comido. Asiento. —Deacuerdo.¿Traestuteléfonocelular? Jonassostieneelteléfonoenalto. —¿Ylachequera? Sedaunapalmadaenelbolsillo. —Sip—contestayempiezaajalarmehacialacalle. —Espera.—Sueltosumanoyretrocedounpaso. Jonassedamediavueltaysemequedamirando,confundido. —¿Estásbien? —Essóloque…tuveunasensaciónextraña,comounapremonición. Jonasmemira,alaesperadequecontinúe. —Meodiaríasiignoroestasensaciónyresultasercierta. Jonassigueesperando. —¿Creesquepodríashacermeuncheque?¿Aminombre? —¿Paraqué? —Nosé—digo—.Essóloquetenerunchequetuyomesalvólavida lavezpasada.Sientoquedeberíaentrarahíconesamismaprotección,por siacaso. —¿Porsiacasoqué? —Nolosé. Jonasparecepreocupado. —Nolousarésinoesnecesario.Pero,sielplanAnofunciona,creo quedeberíatenerunchequetuyocomoplanB. —No,nena.NohayplanB.LeestamosapostandotodoalplanA. —¿Quédañopodríahacer?Sinolonecesito,lorompodespués.—La adrenalinameinundaderepente.Entremástiempopasoaquíhablandode esto,másmeconvenzodequelonecesito—.Hazlopormí. Jonasexaminamirostro. —No te voy a dejar sola con ellos, ni siquiera un instante. ¿Estás conscientedeeso?NohayplanB. —Claro. Pero ¿y si revisan mi bolso o algo así? Sería algo que les gustaríaencontrar,¿nocrees?Lesconfirmaríaquetetengocomiendode lapalmademimano,comoleshedicho. —Perosímetienescomiendodelapalmadetumano,hermosa.—Me sonríe. Yotambiénlesonrío.¡Diablos!Esunhombremuyatractivo. —Ese cheque me salvó la vida la vez pasada, Jonas. Quizás es mi paranoia,peronoquieroentrarsineseamuletodelabuenasuerte. Jonassacasuchequeralentamente. —Estanoesunainvitaciónparaquetesalgasdelplan.NohayplanB. —Losé.—Leentregounbolígrafoquesacodemibolso. —¿Cuánto?¿Doscientoscincuenta? —No.Esdemasiado.Cien,quizá. Jonasllenaelchequeymeloentrega. —Peronosvamosaapegaralplan,sinimportarloquepase.Sólolo hagoporqueconfíomuchoentuintuición.—Mebesalafrente—.Porque eresbrillantísima. —Gracias.Mehacesentirmejortenerlo.—Ledoyunapalmadaami bolso. Jonasesbozaunasonrisareconfortante. —Sólosígueme.Nuestroplanesinfalible. —Hagámoslo. —Nadadedesviarsedelplan. —Losé. —Repítelo. —Nadadedesviarsedelplan.Yalosé. —Deacuerdo.Vayamosentonces. Capítulo21 Jonas —Le diré a Oksana que están aquí —dice la joven que nos recibe en el vestíbulo.Suexpresiónesdecautela—.¿Puedoofrecerlesalgodebeber? —No,gracias.Estamosbien—contesto. —¿Merepitensusnombres? —Jonas Faraday y Sarah Cruz. Venimos a ver a Oksana Belenko. — Esbozo mi sonrisa más encantadora, y con eso logro que se relaje la expresiónenelrostrodelajoven. —Deacuerdo.Unminuto. Lajovensevaalahabitacióncontiguaycierralapuerta. Sarahyyonosmiramosmutuamente.Micorazónlatecomotamborde hojalata. Pasanvariosminutos.Leaprietolamano.Noesperabasentirmeasíde nervioso. Después de un rato, aparece de nuevo la joven, seguida de un tipo como de mi edad, vestido con traje de diseñador y cabello rubio engominado hacia atrás. Casi puedo percibir la sonrisita de Sarah a mi lado;esjustoeltipodevillanodeDurodematarqueellaesperaba. —¿Puedoayudarlos?—dice,manteniendosudistancia.Mirafijamente aSarah. —Quétal—contestoyhagomimejorintentoporpareceruntoroen una tienda de figuras de porcelana—. Es un gusto conocerte. —Le extiendolamanocomosifuéramosamigosdetodalavida—.SoyJonas Faraday, uno de los miembros de El Club. —Miro a Sarah y sonrío—. UnodelosmiembrosmássatisfechosdeElClub,debodecir. Sarahmesonríetambién. El tipo me estrecha la mano, pero con la mitad del entusiasmo que muestro yo. Hace evidente que no me dará su nombre en respuesta a mi presentación. —TrajeanuestrapequeñaSarahaLasVegasparadivertirnosunpoco, tú sabes, y pensé: ¿por qué no mato dos pájaros de un tiro ya que estoy aquíyhagonegociosconustedes? EltipovuelveamirarfijamenteaSarah. Yo la miro de reojo, pues temo que la mirada intensa del hombre la asuste,peroellasevefrescacomounalechuga.Esbozaunagransonrisay leextiendelamano. —Soy Sarah Cruz —dice—. Creo que no nos han presentado. —Se vuelve a mirarme—. Siempre he trabajado a distancia desde Seattle, así queaúnnoconozcoanadiedelasoficinascentrales. Eltipomiraporencimadenuestroshombroshacialapuertaporlaque entramos. —¿Vienensóloustedesdos? —Sí—contestaSarahconconfianza—.Asíes.Sólonosotros. —Sí, Sarah me dijo que sólo les escribiera un correo, que eso sería mejor,peroellanoesunapersonadenegocioscomoyo.—Leguiñoun ojo—.¿Verdadqueno,Sarah? —Nop. —No tiene experiencia práctica, ¿sabes? Es muy lista, pero le falta vivirelmundoreal.Noentiendequeselogramásconunbuenapretónde manosyhablandodefrentequeconunvilyvulgarcorreoelectrónico.— Lajalohaciamíyleaprietounanalga—.Aunasí,esunachicaespecial. Muy,muyespecial. Enrespuestaamigestoagresivo,ellaechalacabezahaciaatrásyse ríe. —Ay,Jonas. —Stacy,enSeattle,medijoqueOksanaeslapersonaconquiendebo hablarparacomprarunbloquedeltiempodeestachica,asíquepenséque lomejorseríapresentarme,hablarabiertamenteconustedesycomprarles aSarah. —Ay,Jonas—diceSarahymedaunapalmadajuguetonaenelpecho. —Él sabe a qué me refiero. Estoy comprando tu tiempo, dulzura. Es obvio.Noteestoycomprandoati.—Mevuelvoamiraraltipo—. Digo,amenosdequemedigasqueestáenventa,¿no?—Meríocomo sideverdadcreyeraqueesgracioso. Sarahtambiénseríe. —Bueno,perohablandoenserio,quierocomprarunbuenbloquede tiempodeestachica.Selapasatodoelratoocupadarevisandosolicitudes paraustedes,ynomededicaeltiempoqueyonecesito.Ycréeme,necesito muuuchotiempo. LevuelvoaagarrarlanalgaaSarahyellaseríe. Eltiponosveconsuspicacia.Nodiceunapalabra. —Ahoravuelvo. Desapareceporunapuerta. Sarahyyonosmiramosmutuamente.Estamosinterpretandonuestros papelesalaperfección,talycomoloplaneamos.Pero¿quiéncarajoses esetipo?¿DóndeestáOksana? El villano de Duro de matar vuelve a salir al cabo de un par de minutos. —Dejen sus teléfonos celulares y su bolso con Nina. —Señala a la jovenquenosrecibióenuninicio. Sarahleentregasubolsosindudar,peroyomequedoinmóvil. —Mire, señor Faraday. Estamos más que dispuestos a conversar con usted dentro de los límites de este recinto, pero no nos arriesgaremos a quenuestrasvocesquedengrabadasparalaposteridad. ¡Mierda!DebedeserelcabrónqueredactaloscorreosdeElClub,sin duda.Hablaigualquecomoescribe. —Ah, sí. De acuerdo. No hay problema —digo y le entrego mi teléfonoalamujer. ElcabróndeDurodematar nos cachea, pero noto que tarda bastante mástiempoexaminandocadacentímetrodelcuerpodeSarahquedelmío. ¿Confía menos en ella que en mí? ¿O sólo disfruta el placer de manosearla?Aprietolaquijadaeintentocontenermisimpulsosasesinos. Cuando el cabrón de Duro de matar está convencido de que ambos estamoslimpios,nosinvitaaentraralaoficina.Unamujerdealrededor desesentaaños,concabellorubioplatinadoyunexcesodedelineadoren los ojos, está sentada detrás de un gran escritorio. Las presentaciones revelanqueesnuestraamigaOksanayqueelcabróndeDurodematares suhijo,Maksim,quiennosindicaquelellamemosMax.Sarahyyonos sentamosfrenteaOksana,mientrasqueMaxsesientaaunladodeellay mirafijamenteaSarahcomoelhijodeputaquees. —Esunplacerporfinconocerte,Oksana—digoalegrementedespués de que todos nos hemos sentado—. He disfrutado mucho mi experiencia conElClubhastalafecha.Todohasidoimpecable. Maxseaclaralagarganta. —Mesorprendeencontrarloaquí—diceOksanaconseriedad.Apesar del intenso acento ucraniano, se le entiende perfectamente—. No acostumbramos tener entrevistas personales con los clientes. Y somos muydiscretosacercadelaubicacióndenuestrasoficinas. —Claro, sí. Lo lamento. Stacy en Seattle me dijo exactamente dónde podía encontrarte. —Siento una punzada de culpa inesperada al delatar a Stacy,peronosemeocurreotraformadeexplicarracionalmentecómo ubicamosaOksana—.Esperoquenoseaunproblema.Noquierometerla en líos. Es un encanto, esa Stacy. De hecho, en un inicio había planeado comprarunbloquedeltiempodeStacy.Esachicaestáqueardeyesmuy talentosacon… Sarah se endereza en su asiento para fingir que está reprimiendo un arranquedecelos. —Peroestamuchachadeaquíseponíamuylocasiyomirabaaotra,y cambiabaunpocomisplanes.—LesonríoaSarah,yellaasiente—.Esun poquitín celosa esta muchacha. No le enseñaron a compartir cuando era niña.AsíquenoaceptóuntríoconStacy—merío. Sarahaprietalaquijada,talycomolohabíamosacordado. —Es una joyita esta muchacha. Es dinamita en la cama. —Gruño al deciresaúltimaparte. SarahesbozaunagransonrisaysevuelveamiraraOksana,perono reciberespuestadesuparte. —Sí, así es —dice Oksana—. Eso es nuestra Sarah para usted, una joyita. —Oksana mira a Sarah y entrecierra los ojos, como si estuviera intentandodescifrarquésetraeentremanos. —Ay,soydulce,Jonas.Ylosabes—ronroneaSarah. —Esverdad.Eresmásdulcequelamiel—comento. Max no le ha quitado la mirada de encima a Sarah desde que nos sentamos.JuroporDiosquesilatocadenuevocomolohizoenelotro cuarto,nopodrécontenermeyloestrangularé. —…y siempre dice que trabajo demasiado —está diciendo Sarah—. ¿Noescierto,corazón? —Ay,sí.Estachicasiempreestátrabajando.Todoestrabajo,trabajo, trabajo. La pobrecita tiene que pagar la universidad, y luego la está pasandofatalconlodelcáncerdesumamá,peroesoustedesyalodeben saber… —digo, y Oksana y su hijo intercambian miradas—. Y ahora resultaquetambiéndespidieronasupapá.—Exhalodeformaaudible—. ¿Cómopuedeunapobrechicacomoellacargarcontantascosassobrelos hombros? ¡Dios! Y luego, un loco la atacó en su escuela. ¿Les contaste eso,Sarah? Ellaniegaconlacabeza. —No,noselohabíamencionado,corazón.Nofuenadagrave. —¿Bromeas? Fue brutal —digo—. Es difícil creer que hay gente tan perversa en el mundo que quiera herir a una chica tan dulce como ella. Espero que quien lo haya hecho arda en el maldito infierno. —Le lanzo unamiradafulminanteaMax. —Jonas—diceSarahconvoztensa. ¡Mierda!Meestoydesviandodelplan.Micorazónretumbasinpiedad. Tengoquerespirarprofundamente. —Lamento oír que te hirieron, Sarah —dice Max lentamente—. Qué buenoqueterecuperaste.—Lamiraconlascivia—.Yquedastetanbien. Meaclarolagarganta.Bastardodemierda.Estoyapretandolospuños contantafuerzaquemeduelen. —Alparecerhahabidounarachadeviolacionesenlauniversidad— comenta Sarah en tono ecuánime—. La policía cree que el ataque en mi contra fue una violación frustrada, o quizá sólo un asalto, pero no están seguros. Como sea, ya estoy bien. —Me mira fijamente para advertirme quenomedesvíedelplan—.FuemuydulcelaformaenlaqueJonasme consintiómientrasmerecuperaba. —Ay,sí.Lapobrecitaestabamuylastimada.Esomehizodarmecuenta de que quiero cuidarla, ¿saben? Quiero facilitarle la vida. Quitarle un pocodeesacargatanpesada.Enserio,¿cuántopuedesoportarunachica tan delicada como ella? Incluso después del ataque quiso regresar de inmediatoalaescuelayatrabajar.Dicequetienedemasiadascuentaspor pagar,demasiadassolicitudesquerevisaryquenopuededarseellujode descansar. De pronto, Sarah parece romper en llanto, o al menos eso finge. ¡Mierda! Es buena. Sé que está actuando, pero aun así me rompe el corazón. —Tranquila—ledigoafectuosamente—.Todoestarábien.—Latomo delamano—.Todosaldrábien. —Lo siento —contesta Sarah—. Ya estoy mejor. —Pasa saliva con dificultad—. Es sólo que he tenido que lidiar con demasiadas cosas últimamente.Nosabesloquesignificaparamítuayuda. Lebesoeldorsodelamano. —Claro que lo sé. —Me volteo hacia Oksana—. Quizá no debería admitirestofrenteaustedes,peronodejodeprometerlequeyolepagaré lascuentasparaquedejedeunavezportodassuempleocomoagentede ingreso y se concentre en mí, veinticuatro horas al día, siete días a la semana.Peroellainsisteenquenoseríajustoparaustedes,puesdependen demasiadodeella. Oksana y Max se miran mutuamente. No le han enviado a Sarah una solasolicitudparaprocesardesdeantesdequenosfuéramosaBelice. —¿Saben algo? Es muy curioso. Me inscribí a El Club para no tener quelidiarconapegosemocionales,pero,¡carajo!,meenganchéconesta mujercita de inmediato. —Le agarro el mulso—. No hay hombre que pueda resistirse a ella. Mírenla. Es hermosa. Sin embargo, negocios son negocios.Loséylorespeto.Poresoestoyaquí. —¿Qué es exactamente lo que podemos hacer por usted, señor Faraday?—preguntaMax. —Esperaba poder convencerlos de que me dejen comprar todo el tiempo de Sarah por… ¿un mes? Siempre anda a las prisas, procesando solicitudes para ustedes, cuando yo lo que quiero es llevarla de viaje y pasartiempoasolasconella.Peroaellalepreocupanmuchosusdeudas. Así que pensé que quizá podría convencerla de tomarse unas vacaciones pagadas,locuallepermitiríatenermástiempolibreparaestarconmigo. —No puedo renunciar a mi trabajo, Jonas —dice Sarah y muestra el mentón—.Haydemasiadaspersonasquedependendemí. —Lo sé, dulzura. Pero tienes que aprender a aceptar mi ayuda. Sólo quieroayudarte. —Gracias,Jonas.Eresmuygeneroso. —Creoquepodríamoslograrunacuerdo,señorFaraday—interviene Oksana—.AunqueSarahesunadenuestrasmejoresagentesdeingresoy dependemosmuchodesutrabajodiario.Sinembargo,lomásimportante essatisfaceralcliente,siemprequeseaposible. —Fantástico.Quierocomprarunmesdesutiempo,paraempezar.No sésipuedocomprometermeaalgomás,almenosnoahora. —Esaesjustolarazónporlacualnovoyarenunciaramitrabajo—le dice Sarah a Oksana como si fueran mejores amigas—. Él no quiere comprometerse. —Ahora me mira a mí—. Si no puedes comprometerte conmigo,JonasFaraday,yotampocopuedocomprometermecontigo. A Oksana le brillan los ojos. Es evidente que le agrada la capacidad persuasivadeSarah. Yopongolosojosenblanco. —Estamuñecaesdura,nolovoyanegar.Memantienesiemprealerta. —Le sonrío a Sarah, y ella me sonríe de vuelta—. Es obvio que podría teneracualquierotrachicadeElClub,oacualquiermujerdelmundo,en todocaso.Peroalgotieneestachicaenespecialquemeenloquece.Nunca mecansa.Es…esunapistola.Lojuro. Sarahesbozaunasonrisacoqueta. —Sólosoyhonesta.Estodo.Asísoyyo.Tómame,odéjame. —Sip, eso es lo que siempre dice, y yo sigo tomándola. —Me río como un barbaján—. Pero se rehúsa a renunciar al trabajo y sigue insistiendoenquetengoquepagarlesdirectamenteaustedessutiemposi quierosuatenciónabsoluta,yyolorespeto.Esunamuchachaleal.Ydice las cosas directas y de frente. Yo siempre digo que en los negocios hay queserabiertoeíntegro. Sarahseencogedehombros. —Nuncapodríaabandonaramisempleadores.—Sarahbajalamirada ypareceperderdenuevoelcontroldesusemociones.Tardaalrededorde unminutoenrecomponerse—.Losiento.Estabapensandootravezenmis padres.Tienentantoconquelidiar. ¡Demonios!Siestaescenitanoestáconvenciendoaestosdesgraciados dequeSaraheslajoyadesucorona,noséquélohará.DenleunÓscar, porfavor. —Notepreocupespornada,Sarah—digoymirodereojoaOksana. Sí, la está comprando por completo—. Te ayudaré con todos tus gastos, dulzura,teloprometo.Peroprimeroloprimero.¿Cuántomecostaráque me liberen un mes a esta hermosura para que yo la cuide? Quiero poseerla,lasveinticuatrohorasdeldía,lossietedíasdelasemana.—Me relamoloslabios. —Ay,Jonas—diceella—.Erestantierno. —¿Veinticuatro horas del día? —Oksana levanta la mirada al techo, comohaciendocálculos—.Tresmilaldíabastará. —¿Noventa mil por un mes? —digo, con cierta incredulidad—. Me pareceunpocoexcesivo. Sarahseresienteycruzalosbrazos. —¿En serio te parece excesivo, Jonas Faraday? ¿Por todo un mes conmigo, las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana, dondeycuandoquieras?Amímeparecedemasiadobarato. Levanto las manos con gesto defensivo, para intentar apaciguar a mi noviaimposibledecomplacer,peroelladesvíalamirada,furiosa. Oksanasonríe.Oh,sí,leagradaSarah. —Dependemos mucho de ella, y por eso la tenemos tan ocupada. Es nuestraestrella.Además,ustedentiendequeellanoesunadelaschicasde El Club, ¿verdad? Es un elemento muy especializado de nuestro equipo. Ustednodebíahabertenidocontactoconella;enrealidad,ellanodebería estar en venta. Alguien con ese perfil debe tener un costo adicional bastanteelevado. —Claro, lo entiendo. Por cierto, lamento haber roto las reglas de El Clubparaestarconella,peronopuderesistirmeasusencantos.—Esbozo unagransonrisa—.Fuedemasiadotentadora. Sarahasientedeformaenfática.Esjodidamentebrillante. —Si entiendo bien lo que nos está pidiendo —continúa Oksana—, quierequelerespetemossuplaza,quelegaranticemosquesuempleola estaráesperandoenunmesyquelesigamospagandodurantetodoelmes enelquenoesté,¿cierto?¿Comounpermisocongocedesueldo? —Exactamente. —Eso significa que tendremos que contratar otra agente de ingreso queocupesulugar,almenosdeformatemporal,yquelacapacitemos.Es unasituaciónsumamenteinconvenienteparanosotros.Ustedcomprenderá queestoesunaempresa,nounaorganizaciónsinfinesdelucro. Mequedocallado,comosiloestuvierareflexionando. Sarahmemiraconojossuplicantes. —Y si acepto cobrar menos este mes, ¿te funcionaría mejor, Jonas? Porque me gustaría mucho poder estar a tu disposición cada minuto de cadadíaydecadanocheduranteelsiguientemes.—Muevelaspestañas. —No podría pedirte que cobraras menos, Sarah —digo—. Jamás. Necesitas el dinero. —Suspiro—. Ojalá me hubieras dejado pagarte directamente.¿Nohabríasidomássencillo? —Aceptaremosochentamil—intervieneOksana—.Peroniuncentavo menos.Esmiúltimaoferta. —¡Ah! Gracias, Oksana —exclama Sarah con alegría—. ¿Ya ves, Jonas?Oksanaestádispuestaaponerdesuparte.¿Aceptaseltrato?—Se levantadelasillayacercasuslabiosamioreja—.Teprometoquevaldrá lapena,campeón—susurra. Séqueesunaactuación,perosuvozseductorameprendió.Vuelvola cabeza y la beso en la boca. Ella me acaricia el cabello. ¡Mierda! Hasta cuandoestamosfingiendo,Sarahesmiperdición. —Sabes que no puedo resistirme a ti —digo en voz baja y saco la chequera—.Seránochentaentonces.¿AnombredeElClub?—pregunto. —Nosotrospondremoselnombredelbeneficiario—contestaMax. LlenoelchequeyseloentregoaOksana.LuegomiroaSarah. —Esoficial.Soytudueño.Veinticuatrohorasdeldía,lossietedíasde lasemana.Eresmía. ASarahlebrillanlosojos. —Duranteunmes. —OtravezmedisculpoporacapararaSarahencontradesusreglas. Nomepuderesistiraestamujer.Ningúnhombrepodríaresistirseaella despuésdeloquemeescribióenesecorreo.Yluego,cuandodescubríque eracelosa.Nosé…,fuedemasiado.—Leacaricioelbrazoconundedo—. Esunadiosa,unadiosasuculenta. Sarahesbozaunasonrisamaliciosa. —Graciasportugenerosidad,Jonas.Creoquelagenerosidadesuna delasvirtudesmásatractivasenunhombre.Mevuelvemuycariñosa. Mevolteohaciaellos. —Sin lugar a dudas, es el dinero mejor invertido de mi vida. Me encanta haberme inscrito a esto. De hecho, no puedo dejar de hablarle a mis amigos de lo increíble que es El Club. Hace poco estuve en una convención internacional de finanzas con empresarios muy importantes. Seguramente le comenté a veinte de ellos acerca de El Club durante una noche de whisky. A todos les interesó entrar. Claro que son personas muuuy importantes. Ya saben, altos ejecutivos acostumbrados a una atenciónespecial. —Nosaseguraremosdequetenganunaexperienciaalaalturadesus expectativas—diceOksana. —Yosoyunmendigojuntoamuchosdeellos.Enserio—digoentre risas—.Sontiposconfortunasobscenas.Lesdijequelespediríaquelos contactaran personalmente, como una especie de servicio personalizado, para que les resuelvan sus inquietudes, los inscriban, les digan qué obtendránylesgaranticenquelostrataráncomoreyes.Nosoneltipode personasquevayanainscribirsecomoelrestodelosmortales.Quieren garantíadequeestoeslomejordelomejor.Además,nosontiposalos quelesintereseelromance,¿meexplico?Loquequierenesunservicio premium. OksanasevuelveamiraraMaxparapedirlepermiso. —Lesofreceremoselservicioplatino,selogarantizo—diceMax—. Basta con que les pase la dirección de nuestro portal de solicitud, y entonces iniciaremos el proceso de membresía, pasando por los protocoloshabituales. —¿Porquénoteenvíoporcorreosuinformacióndecontactoyasítú los puedes llamar? Te apuesto a que podrías venderles a cada uno un paquete anual vip por medio millón, o quizá más. Tal vez hasta puedan crear una especie de club vip dentro de El Club, para gente como ellos, ¿no?Habloenserio.Asulado,yosoyunpobrediablo.—Merío—.Sime pasasmiteléfonocelularqueestáenlarecepción,juntosuscontactosyte losmandoporcorreoelectrónico. —No—diceMaxconfirmeza—.Noestablecemoscontactotelefónico ni solicitamos nuevos miembros. Nunca. Sin excepciones. Si quieren unirse, tendrán que hacerlo por medio de los canales apropiados, como todos los demás. Yo mismo diseñé esos protocolos para garantizar la máxima protección y confidencialidad de todos los implicados en la transacción.Supongoqueloentenderán. Ah,asíqueéleselcabrónquediseñóelsitio,¿eh?¿Sumamáponelas chicasyélponelodemás? —Nosésilesagradarálaidea—insisto. —Porfavor,Jonas—diceSarahconfirmeza—.Respetaloqueteestá pidiendoMax.TusamigosnopuedenpedirleaElClubquehagaalgoque pueda poner en riesgo su confidencialidad, sin importar cuánto dinero tengan. No olvides que esa confidencialidad también me protege como empleada,igualquealresto. La miro fijamente. Esto no era parte del plan. ¿Qué demonios está diciendo?Elplanesquelesenvíeunmalditocorreoelectrónicoconlos supuestos contactos de mis amigos ricos que quieren unirse. ¿Por qué SarahseestáponiendodelladodeMax? —¿Puedosermuyhonestacontigo,Jonas?—diceSarah,peromiraa Maxcomosiestuvierancompartiendounaespeciedebromaprivada. —Por supuesto. —El corazón me va a explotar. ¿Qué carajos está haciendo? —SisesabequehetrabajadoparaElClub,esposiblequenopaseel examendeéticaparaobtenermilicenciacomoabogada.Asíqueparamí es muy importante que sigamos los protocolos que establezca El Club paraprotegerse,puesesosmismosprotocolosmeprotegenamítambién. Digo, ¿qué tan bien conoces a esos tipos? ¿Estás seguro de que serán absolutamentediscretos? Notengopalabras. SarahmiraaMaxcondeterminación.Éllesonríe,ysumiradasetorna lascivadenuevo.Mecuestatrabajocontenermeynolanzarmealextremo opuestodelahabitaciónpararomperleelcuelloaeseidiotaporlaforma enquelaestámirando. —Sarahtieneunbuenpunto—diceMax—.Gracias,Sarah. —Por nada. Proteger El Club es la prioridad de todos. Sobre todo la mía.—Memiracondulzura—.Comotambiénloesprotegerlaprivacidad delosclientes.—Esbozaunaenormesonrisallenadeencanto. ¿Quécarajosestáhaciendo?Estonoespartedelmalditoplan. —Estoy de acuerdo —agrega Max—. ¿Por qué no me dice los nombresdesusamigos,señorFaraday,paraestarpreparadocuandoellos nos contacten por los canales apropiados? —Toma un cuaderno del escritoriodeOksana—.Leprometoquenosaseguraremosdequeseala mejorexperienciadesusvidas. —Sin duda —comento, un tanto aliviado. Parece que las locuras de Sarahtienenunarazóndeser.Afindecuentas,loqueintentabahacerera ganarselaconfianzadeesteimbécil.Bienpensado—.Deacuerdo.Tengo sus nombres en mi teléfono. Si me lo pasas, te enviaré por correo sus nombres. —No. Sólo dígamelos verbalmente. —Apoya el bolígrafo sobre el papel. —Jonas,puedesdarmelalistaamídespuésyyomeasegurarédeque leslleguenlosnombres—diceSarah. Otra vez me quedo sin saber qué decir ¿Qué carajos está haciendo? Estonoespartedelmalditoplan. —Perfecto—diceMax—.Gracias,Sarah. Sarahsevuelveamirarme. —Oye, querido, ¿te importaría darme cinco minutos para hablar con MaxyOksanaasolas? ¿Quécarajos?Ambosacordamosquenoladejaríasolaconestoshijos deputaniunnanosegundo.¿Quécarajoscreequeestáhaciendo? —Sólo son cinco minutos —dice en tono alegre—. Necesito darles información sobre la última solicitud que procesé. Como comprenderás, esinformaciónconfidencial.Serálaúltimatarearelacionadacontrabajo que haga en todo el mes. Te lo prometo. Tan pronto salgamos por esa puerta,seacabóeltrabajo.—Meguiñaunojo. No puedo hablar. Esto es absurdo. No hay forma de que la deje sola aquí. —Sólosoncincominutos,corazón—dice. Nomemuevo.Nimuerto.Nimuerto. —¿Nospermitiría,señorFaraday?—diceMaxmientrasseponedepie yseñalalapuerta—.Serásólouninstante.Ninaleserviráuncafé.—Abre lapuertaquellevaalarecepción. MirofijamenteaSarah.¡Mierda!Estonoestápasando.Nopuedeser. —Gracias,Jonas—exclamaSarah—.Nometardarémásdeunminuto. Teloprometo. Obligoamicuerpoaponersedepie.Miromireloj. —Cinco minutos máximo. —Mi mirada es de granito—. Contaré los segundos. —Sí,corazón.Gracias.Ahorasalgo. Capítulo22 Sarah TanprontocomosecierralapuertaaespaldasdeJonas,giroparamirara OksanayaMaxdefrente,conmiradadeacero. —Cincuenta-cincuenta, o me voy —digo con seriedad y aprieto la quijada—.Comoyavieron,tengoaestetipocomiendodelapalmademi mano. No se cansa de mí. Es adicto a mí. Y ahora que le conté la triste historiadequemimamátienecáncerymipapásequedósinempleo,está listo para lanzarme puñados de dinero. Si no nos vamos a medias, me largo. Maxseríedisimuladamente. —Sesenta-cuarenta—diceOksana—.Esmiúltimaoferta. Mereclinoenlasillaycruzolosbrazos. —Yalesdije.Lotengoenlapalmademimano. LaexpresióndeOksanasehavueltopétrea. —Sesenta-cuarenta—repite—.Tómalo,odéjalo. ¿Mepreguntoquémeharíasilodejo? —Vayámonos a mitades con este tipo, y sesenta-cuarenta con los que sigan —digo—. Yo no los necesito para sacarle más a Faraday. Es más, podríaquedarmetodosudineroyustedesniseenterarían.Peronoloshe delatadoporquequierocolaborarconustedesenelfuturo. OksanayMaxintercambianmiradas. —¿Creesquepodríassacarletodoeldineroynonosenteraríamos?— exclamaMaxyseríeparasusadentros—.¿Creesqueesasídesencillo? —Sutonodevozesabsolutamenteamenazante. —Shh, Maksim. Dobre —agrega Oksana—. Está bien, Sarah. Es evidentequeyatienesbientrabajadoaFaraday,asíqueiremosamedias conél,yluegosesenta-cuarentaconlosdemás. —De acuerdo —digo—. Bien. Ahora que ya está arreglado, les dará gusto saber que me dio otro cheque esta mañana. Esta vez, por cien mil dólares. —¿Estodo?—preguntaMax. Pongolosojosenblanco. —Eraunavil«propina»paraquemelagastaraenapuestasmientras estamosaquí.—Merío—.Lesdigo,lotengoenlapalmademimano. Oksanaparecelosuficientementeimpresionada. —¿Traeselcheque? —Sí,estáenmibolso.—Señaloelcuartocontiguo. OksanalehaceungestoaMax,quienselevantaparairabuscarlo. —LeexprimirécuantoseaposibleaFaradayduranteelsiguientemes, perodespuésdeesoquieromásclientes—ledigoaOksanacuandosale Max—.Loestoydisfrutandobastante. —Ah,yadescubristeelpoder—comentaOksanayseríe—.Siempre digo que mientras una mujer tenga vagina y boca, es su culpa si no es capazdeconseguirloqueseleantoje. Sonrío,apesardequeelcomentariomerepugna. —Tienes la boca llena de verdad. Podrías pensar que el tipo nunca habíatenidosexoensuvidaporlaformaenlaquereaccionaconmigo. —Eselpoderdelcoño—diceOksanaconfalsareverencia. Ambas reímos escandalosamente, aunque en realidad yo necesito esforzarmeporcontenerelasco.Esunaperramaldita. Max vuelve a la oficina con mi bolso, pero, cuando intenta cerrar la puertatrasdesí,escucholavozansiosadeJonasalotroladodelapuerta. —Yapaguéporsutiempo—escuchoquediceJonas—.Voyaentrar. —Sólo serán cinco minutos —dice Max con frialdad. Luego azota la puertaylacierraconllave,ycruzalahabitaciónmientrasrebuscaenmi bolso.Sacaelchequeyselomuestraasumadre. —Bienhecho—comentaOksana. —La próxima semana, la salud de mi madre empeorará —digo—. Y mipapáestaráenpeligrodeperdersucasa…alritmodequinientosmil. Oksanaasientedeformaentusiasta. —Bien. MaxocupaellugarquedejóJonasyacercasucaraalamía,mientras apoyalamanoconfirmezasobremimuslo. Elcontactoconsupielmeprovocarepulsión. —Ydime,¿Faradaylogróarreglartuproblemita? Mequedocallada. Maxseacercamásymesusurraaloído. —¿Arreglóelproblemitaqueledescribisteenelcorreoelectrónico? Creoquetereferisteaélcomotu«monteEverest».—Serelameloslabios —.Porque,sino,estoysegurodequeyopodríaarreglarteenmenosde cincominutos. Meapartobruscamentedesucara. —Ledijealtipoloquequeríaescuchar.Esofuetodo.Sabíaquenose podríaresistir. Maxsueltaunacarcajada.Porsuexpresión,esobvioquenomecree. —Fuistemuy,muyconvincente. —Maksim,nemaye—diceOksana—.Quélista,Sarah. Hago una mueca de desesperación. Lo único que tengo en mente en este momento es lograr que Oksana abra un correo, llueva, truene o relampaguee. —Bueno, dejémonos de pendejadas —exclamo—. Estoy dispuesta a perdonar nuestro terrible malentendido. Pero quiero que me paguen siempre24horasdespuésderecibireldinero,amástardar,omelargo.Y créanmequelosperjudicarébastantesimevoy. —Nopuedesdañarnos—diceMax. Aprietoloslabiosconfuerza. —Túmismalodijiste.Nopasaráselexamendeéticaparaobtenerla licencia de abogada si sale a la luz que trabajaste para nosotros. No te arriesgarásaqueesopase. Frunzoelceñocomosiestuvierafuriosaconmigomismaporhaberles reveladomigransecreto. —Tal vez la licencia de abogada no me importe tanto —comento, intentandoportodoslosmediossonarcomosifuerapésimaparamentir. Maxesbozaunasonrisamalévola. —Porsupuestoqueteimporta.Teheinvestigado.Estoyconvencidode quelalicenciaparaejercerteimportamásquecualquierotracosa,yque porlotantononosdelatarásconnadie. Crujolosdientes. —Pero justo por eso sé que podemos confiar en ti, Sarah Cruz. Es evidentequenuestrosinteresescoinciden.Yesoesbueno. —Si me hacen enojar lo suficiente, divulgaré aquel informe, sin importarloqueesoimpliqueparamicarrera. Maxmesonríe,peronomecree. —De acuerdo —exclamo con un bufido que le da la razón. Luego cruzolosbrazos—.PerosivuelvenaenviaralJohnTravoltaucranianoa lastimarme,seacabantodoslostratos. —¿El«JohnTravoltaucraniano»?—repiteMaxysedobladelarisa. —Sí,comoJohnTravoltaenPulpFiction,sóloqueucraniano. Maxparecemuydivertido. —SelocontaréaYuri.—Ledicealgoasumadreenucraniano,yella seríe.Maxdaunapalmadaalaire.—Novamosalastimarte.Sarah.Has demostrado tu valía. ¿Dices que no eres «ninguna estúpida»? Pues, ¿qué crees?Nosotrostampoco. Lomiroyentrecierrolosojos. —Por cierto, es divertido leerte. Eres un volcán, tal y como dijo el imbécildetunovio. —¿Cómopuedoconfiarenti?¿Cómoséquenoenviarándenuevoa sumatón? LamiradadeMaxseendurece. —Porque si yo digo que estás a salvo, lo estás. Y si yo digo que te maten,tematan. Siento un escalofrío que me recorre la espalda; estoy a unos quince centímetrosdelhombrequeordenópersonalmentequememataran. —Sin embargo, la buena noticia es que no quiero matarte. —Me acaricia el brazo, lo cual me aterra—. De verdad espero que no te haya incomodadodemasiadonuestroterriblemalentendido. —Ay, no, para nada. De cualquier modo, no necesitaba la sangre que perdí—digoconunbufido. —¿Qué tan grandes son las cicatrices? —pregunta Oksana—. No puedometertealcircuitositienesdemasiadascicatrices.—Sutonorefleja unafánmeramentecomercial. Alguientocaconfuerzaalapuerta. —Se acabó el tiempo —exclama Jonas y agita la puerta, pero está cerradaconllave—.¿Sarah?Seacabóeltiempo.Ya. Maxseñalalapuerta. —Hablaconél. Caminoalapuertaylaabro.Jonastienecaradepánico.¿Oesdeira? —Todo está bien, corazón —comento en tono alegre y asomo la cabeza—.Yacasiterminamosdehablardenegocios.Sólonecesitocinco minutitosmásyterminamos.Yluegoserétuyadurantetodounmes. Jonasestáfueradesí. —Venaquí—ledigoentonoafectuoso. Él se inclina hasta quedar a un par de centímetros de mi cara para susurrarmealgo,peroyolobeso. —Sarah —susurra y se aparta, con mirada de pavor—. Sal de ahí en esteinstante. —Sí,enunpardeminutosmás—digoenvozalta—.Ydespuésdeeso, estaréatuservicio,corazón. —Ahoramismo,Sarah—susurrafrenéticamente—.Ya. —No—susurro—.Confíaenmí. Mientraslecierrolapuertaenlacara,notoquesucaraseponerojade ira.Medoylamediavuelta,sincerrarconllave. —Misheridasestánsanandosorprendentementebien—digoyvuelvo asentarme—.Graciasporpreocuparse.Ladelcuelloesunacosadenada. —Ladeolacabezaparaquelaveanbien. —Sí,noestámal—reconoceOksana. —Tampocoladeltorsoestátanmal.Ymejoraráconeltiempo. —Déjame mirarla —ordena Oksana—. Necesito mirarla con mis propiosojos. —De hecho, aquí en El Club tenemos una pequeña tradición — interviene Max con tono lujurioso—. Yo les hago audición a todas las chicasantesdemandarlasalcircuito,sóloparaasegurarmedequeesténa la altura de nuestros estándares. —Mira a su madre y le dice algo en ucraniano. Se me hace un nudo en el estómago. Miro de reojo la puerta en un repentinoataquedepánico.¡Mierda! —No tomará mucho tiempo —agrega Max—. Cinco minutos. —Se ponedepieymeextiendelamano. ¡Mierda! ¡Carajo! ¿En serio espera cogerme en el baño en este momento? —Maksim—loregañaOksana—.Nezaraz. Semeestácerrandolagarganta. —Faraday está del otro lado de la puerta —balbuceo—. Y ya está inquieto de no saber qué pasa. Ya lo vieron. Está enloqueciendo. No hay suficientetiempo. —Maksim,nemaye—diceOksanaentonofirme—.Nes’ohodni. Maxfrunceelceñoyexhalaconfrustración. —Bueno,sinoeshoy,seráantesdequesevayadeLasVegas. Intento sonreír, pero estoy noventa por ciento segura de que estoy fracasando en mi intento. Tengo que salir de aquí. Estoy perdiendo el control, pero, ¡carajo!, tengo que lograr que Oksana abra un maldito correoelectrónico. —¿Cuándotepuedesescaparunahoraoalgoasí?Loharébien.—Max meguiñaunojo—.¿Mañana? —Nosé.Esuntipodemandante.Esbastanteintenso. —Dejaréloqueseaqueestéhaciendocuandomeloindiques. —Ay, qué tierno. ¿Te vas a tomar un descanso de apuñalarme para cogerme?—Mimentegiraamilporhora.Tengoquepensarenunarazón paraenviarleuncorreoaOksana.Semeestáacabandoeltiempo. Maxseríe. —Sí que eres una bomba. Ya veo por qué le agradas a Faraday. Nos vamosadivertirmuchotúyyo. —Maksim, tysha —exclama Oksana—. Sarah, necesito mirar tus cicatricesantesdequetevayas.Nopuedometertealcircuitoamenosde que sepa qué mirarán los clientes. Tengo un catálogo privado de fotos para asignarles las chicas a los clientes, según sus preferencias específicas. Piensa,Sarah.¡Piensa! —Faradaymeestáesperando—contesto—.Nomevoyadesnudaren este instante. Ya se dieron cuenta. Algo sospecha. Podría derrumbar la puertaencualquiermomento. —Puesnecesitomirartucuerpoenesteinstante,onohaytrato. Unrayo.¡Aleluya! —Deacuerdo—acepto—.Iréalbañoymetomaréunafotodesnudaen esteinstante;sóloparatucatálogopersonal.Pásamemiteléfono.Perote avisoquemetomarélafotodelcuelloparaabajoyquenomequitaréla ropainterior. Maxsonríe. —Seguramenteestáspensandoendescargarunafotodeinternet. Lanzolasmanosalaire,fastidiada. —¿Cómo voy a hacer eso? Es obvio que en la foto saldrá subaño y quetraerépuestaesta.—Melevantolafaldabrevementeparadejarlever poruninstantemitangaroja. Almirarmiropainterior,elrostrodeMaxseiluminacomoárbolde navidad. —Tomaré la foto en este instante y se la enviaré por correo electrónico.Inclusomequedaréparaquelaabranyseasegurendequeles sirve.—TomodelescritoriodeOksanaunatazadecoradacondibujosde gatos—.Ah,ysostendréestatazadegatosenlafoto.Nomedarátiempo demodificarconPhotoshopunafotoparaqueaparezcasubaño,mitanga rojaylatazadegatitos,¿osí? —Pravda—diceOksanaentonosatisfecho—.¿Maksim? Maxparecedudarlouninstante,peroluegoasiente. Extiendolamano. —¿Mepasasmiteléfono,porfavor? Maxrebuscaenmibolso,sacamiteléfonocelularylomiraduranteun largorato. —No está grabando nada —digo. Le arrebato el teléfono y me lo acerco a la boca—. Soy Sarah Cruz y trabajo para El Club. He estado estafandoaJonasFaradaydesdeeldíaunoyestoyapuntodearrancarmi carrera como prostituta de catálogo. —Le sonrío a Max—. No está grabando. Élmedevuelvelasonrisa. —Entraréalbañocontigo —Maksim,bud’laska—ladraOksana. Confío en Dios en que eso significa «no». Pero no me espero a averiguarlo y me dirijo de inmediato al baño, con la taza de gatos, y cierrolapuertaamisespaldas.Tanprontoestoysola,lasrodillasseme doblan.Meagarrodellavamanosparaestabilizarme. —¡Demonios!—susurroentrejadeos—.Cálmate,Cruz. Mequitoelvestidodeunmovimientoyatodaprisametomounafoto frente al espejo, del cuello para abajo, con la taza en la mano, y luego miro la foto de mi cuerpo casi desnudo, mientras las pulsaciones en las orejasmeensordecen.Sientocomosiestuvierahaciendoalgomalo.Muy, muymalo.Pero,¿entoncesporquéestoytanseguradequefuncionará? Mesacudolasmanosyexhaloparaintentarrelajarme.¿Quéeslopeor quepuedepasar?¿Queintentenchantajearmeconlafoto?¿Quelasubana unsitiopornográfico?Mirolafotodenuevoeintentoimaginarlaenun sitiowebdepornografíaamateurllenodemujeresdesnudas.Noseríael findelmundo,¿osí?Además,nosalemicara.Nohaynadaquepermita identificar este par de senos y este torso como míos, de no ser por la cicatriz en las costillas. En teoría, alguien podría relacionar esa cicatriz conmigo, pero no sería suficiente. No es un tatuaje. Y siempre podría negar que es una foto mía, si fuera necesario. Podría decir que alguien agrególacicatrizconPhotoshop. ¡Agh! Sientoqueesunapésimaidea.Pero¿quéalternativatengo?Novana abriruncorreoquelesenvíeJonas;esoyaquedómuyclaro.Noconfían deltodoenélporalgúnmotivo.Perosíconfíanenmí. Sip,elplanAsefueporelcaño.Ahoraesmomentodeseguiradelante conelplanB,oaceptarladerrota.Ymeniegoaaceptarladerrota.Pego mifotoenlaplantillaquecreóHenn,mevuelvoaponerelvestidoysalgo delbaño. —¿Quieres asegurarte otra vez de que no estoy grabando? —Le extiendoelteléfonoaMaxconmanotemblorosa. —Nodirénadadeparticularinterés—diceconunasonrisa. —Genial. —Miro mi teléfono—. ¿Cuál es tu dirección de correo electrónico,Oksana? Ella me la dice y yo la tecleo con manos temblorosas en la plantilla creadaporHenn. —¿Max? Quiero pensar que tú también deseas esta foto, ¿no? —le pregunto.Suexpresiónnodejalugaradudas—.¿Cuálestudirección? Meladice,yyolaescriboatodaprisaenelencabezadodelcorreo,y luegopresiono«enviar».¡Ay.Dios!Creoquevoyahiperventilarme.Estoy seguradequemismejillasestándelcolordeunacereza. —De acuerdo, ya la envié —digo e intento sonar tranquila, pero apenas si puedo respirar—. ¿Por qué no se aseguran de que les haya llegado? SientocomosieltiempopasaramuylentamentemientrasOksanaentra asucomputadorayabresucorreoelectrónico. —¿Creesqueestoyalaalturadesusexpectativas?—preguntoconvoz temblorosa,mientrasmisrodillaschocanentresí. —Ah,sí.Muybien—diceOksanaalmirarlafoto. ¡Dios!Abriómicorreo.¡Loabrió! —Seráspopularentrelosclientesquegustandelaslatinaspicantes— continúaOksana—.Lacicatrizestábien.Puedesdecirquefueunacirugía. Elapéndice,talvez,comoMarilynMonroeenlasfotosfamosas. Sonrío por educación al oír la referencia a Marilyn, aunque no entiendonipíoloqueestádiciendo. —¿Qué opinas, Max? —pregunto—. ¿Te gusta lo que ves? —Intento parecer coqueta y seductora, pero seguro sueno como si acabara de vomitar. Max le da unos golpecitos a la pantalla en su celular. ¡Dios! ¡Está abriendoelcorreo!Tengoquerespirarporlabocaparanodesmayarme. Entoncesexaminalafoto. —YaentiendoporquélegustastantoalseñorFaraday.—Memirayse relameloslabios—.Esperoconganasnuestroencuentrodemañana. —¿Cuántoplaneaspagarmeporlamolestia? Maxseríeburlonamente. —Unaprostitutainteligentenuncaserebaja,¿cierto,Oksana? Oksanaseríeentredientes. —ConMaksim,sí,sisabeloqueleconviene. —Siempre recibo mi muestra gratis —dice Max—. Pero no te preocupes. Me aseguraré de que tú también lo disfrutes. Soy muy considerado en ese sentido. Sobre todo con una mujer con un problema comoeltuyo. Semerevuelveelestómago. —Esque…nosésipodréescaparme.—Señalolapuerta—.Faradayes muyposesivo… —Encontraráslamanera,sisabesloqueteconviene. Alguiengolpealapuertacondesesperación. —Sarah —grita Jonas—. Es hora de irnos. En este instante. —Intenta abrirlapuerta,peroestácerradaconllave.¿Enquémomentolacerraron conllave? Depronto,meinundaelpánico.Tengoquesalirdeestecuarto. —Sarah—grita—.¡Seacabóeltiempo! —Yavoy—lecontesto,intentandoportodoslosmediossonarrelajada yalegre—.Esuntipomuyintenso—lessusurroaOksanayaMax. LapuertasesacudedenuevocuandoJonasintentaabrirla. Me doy media vuelta para irme, pero Max me toma del brazo y lo aprietadeformaamenazante. —Imagínate. Si Yuri te hubiera asesinado como le ordené, me habría perdidotodaestadiversión.—Sinadvertencia,seabalanzasobremí,me besa los labios y hunde su lengua en mi garganta. Yo me aparto de un tirón, asqueada por completo, y él me tuerce el brazo—. Supongo que todopasaporalgo.—Sonríecomountiburón—.Teenviaréunmensaje conmiteléfono.Estaréesperandotullamadamañana. Capítulo23 Sarah Déjenme darles un consejo. Si alguna vez planean tener una relación de cualquiertipo,peroenespecialunarelaciónrománticamonógamaconun tal Jonas P. Faraday no hagan lo que yo acabo de hacer. Repito: no lo hagan. Como diría Kat, ¡maldita mierda! Eso no salió muy bien que digamos. Tan pronto Jonas y yo estamos a una distancia razonable de los maleantes,peroantesdellegaralauto,Jonasmehizovermisuerte.Decir queestabaenojadoeseleufemismodelaño.Decirquemeacribillóycreó nuevos orificios en mi cuerpo no le hace justicia. Por primera vez en la vida,pudesaberloqueeslafuriadeJonasdirigidacontramí,ynocontra suhermanoeternamentepaciente.Ydebodecirquenoesnadaagradable. Comoeradeesperarse,mesoltéallorarcuandoJonasmeempezóa gritar,peronosólofuesuarrebatoelquemehizollorar.Esprobableque también hayan influido las incontables emociones en conflicto que chocaron en mi interior. Sentí alivio, enojo, ansiedad, absoluta indignación, vergüenza y repulsión, todo a la vez. Sin embargo, si soy honesta,deboreconocerquesobretodomesentíeufóricayorgullosade haber encontrado la forma de que Oksana y Max abrieran el correo de Hennconelmalwareprecargado.YmeenfureciócomonuncaqueJonas se dejara llevar por la ira o la ansiedad o ambas cosas, y no pudiera apreciaryaplaudirmisalvajeproeza. Después de que concluyó el embate verbal de Jonas y por fin pudo volverahablarcomounserracional,exigióquelecontarahastaelúltimo detalledeloqueocurrióenesecuartoconMaxyOksana,desdeelinstante en el que él salió hasta que nos reunimos de nuevo. Y eso hice. O al menos,casiporcompleto.NomencionélaasquerosaexigenciadeMaxde recibirsumuestragratisnielrepugnantebesoquemeplantó.¿Quécaso habríatenidocontarlecualquieradeesasmalditascosas?Séquesehabría dadolamediavuelta,habríaregresadoalaoficinacomoposeídoyhabría intentadomataralbastardoconsuspropiasmanos.Peroyotemíaquelo mataran a él en el proceso. Es decir, yo sé mejor que nadie la clase de monstruoqueesMax,ynoestabadispuestaapermitirquenadalepasaraa Jonas. Noobstante,sílecontéaJonassobrelafotodesnudaquelesenviéa OksanayaMaxporcorreo,yahífuecuandomiestúpidoysensualnovio se convirtió en un energúmeno. Supongo que era comprensible, pero, ¡caray!, el grado de horror e indignación que mostró por una pequeñita foto me hizo preguntarme si escuchó la otra parte, cuando le dije textualmente:«Abrieronelcorreo». No reaccionó cuando lo dije la primera vez, así que se lo repetí: «Abrieronelcorreo,Jonas.Amboslohicieron.Funcionó.Lologramos». Peroaélnoleimportó.Almenosnoeneseinstante.No.Estabafurioso comounabestiaynada,absolutamentenada,ibaasacarlodeeseinfierno defuria. Hasta cierto punto, comprendí su indignación. ¿Quién querría que su novialeenviaraundesnudosuyoaunproxenetaasesino?Pero¡porDios! Alfinaldeldía,¿cuáleselgranproblema?Micaranosalíaenlafoto.No esmásqueunafotocualquieradeuncuerpodesnudo,igualaldemillones demujeresenelplaneta.Uncuello,dossenos,unombligo,unatangaroja, unpardepiernasyunatazadegatitos.Noesparatanto. Para ser sincera, si quieren saber la verdad, me siento orgullosa de haberlohecho.Afindecuentas,soyOrgasmalaTodopoderosa,yhoylo demostré.CuandoOrgasmaemprendeunamisiónparadefenderlaverdad ylajusticia,cuandoestádecididaaacabarconlosmalosparaprotegera los inocentes, Orgasma no se detiene ante nada hasta cumplir su misión. ¡Sí!Orgasma.Saldrá.Victoriosa.Cabrones. Además, ¿qué otra cosa podía hacer? ¿Regresar al hotel y decirles: «Lo siento, chicos. Hicimos lo mejor que pudimos. Tendremos mejor suerteparalapróxima»?Niloca.Antesdeponerunpieenesaoficina,me prometí que nada me detendría. Y nada me detuvo. Y sí, me tomé esa estúpidafoto.¿Yqué?Sisopesamoslascosas,podíahabersidopeor.Por cierto,¿yadijequefuncionó?Porque,¡Dios!,ambosabrieronelmaldito correo.¡Bum! HanpasadoquincelargosminutosdesdelaúltimavezqueJonasyyo nos dijimos algo. Ambos seguimos respirando de forma agitada, y yo sigorojadeira.Lomirodereojo.Éltienelamiradafijaalfrenteylos músculosdelaquijadalepalpitan.Measomoporlaventanadelcopiloto. Estoy furiosa. No puedo dejar de gritarle cosas en mi cabeza. Pero, sin duda,noserélaprimeraenhablar. Jonasestacionaelautorentadoenlaentradadelhotel,yesperamosen silencio detrás de otros autos a que nos lo reciba el valet. Un minuto después,Jonassacasuteléfonocelularyenvíaunmensaje. —Lediréalequipoquenosveaenlasuiteendiezminutos—murmura yrompeelsilencio. Peroyonocontesto.Quesevayaaldiablo.Nopuedegritarmecomo lohizoyluegoesperarqueyomecomportecomositodoestuvierabien. Inclusoantesdequeelvalet me abra la puerta, yo salgo abruptamente y caminohaciaelhoteldandozancadas,sinmiraratrás.¿Jonasestámolesto conmigo?Bueno,entremáslopienso,másmeenojoconéltambién. El frío del aire acondicionado me recibe al atravesar el vestíbulo y caminarhacialoselevadores,peronolograapaciguarmiirritación.Jonas estáexagerando.Punto.Habríaestadobienqueseenojaraunpoco,pero actuarcomounvolcánenerupciónysalpicarmelavaardientenoestánada bien.Loquedebióhacerfuefelicitarmeydecirmequesoybrillantísima. Esoesloquedebióhaberdicho.Elhombrenecesitatomarseuncalmante y celebrar nuestra victoria, sin importar cómo la hayamos obtenido. De hecho,enloqueamírespecta,Jonassepuedeiralamierda. Capítulo24 Sarah Todos(aexcepcióndeJonas)estánalbordedesussillasconmihistoria. Esa sí es el tipo de reacción que habría esperado provocar en el señor volcán.¡Cielos!Cuandollegoalaparteenlaquemetomolafotodesnuda enelbaño,Katahogaungrito,nosésidehorrorodeemoción.Ycuando agasajoalgrupoconlaparteenlaqueOksanayMaxabrenmicorreoen mipresencia,Joshchocaesoscincoconmigo,mientrasqueHennlevanta el puño en señal de victoria y luego se sumerge en su laptop para corroborarelprocesodesupequeñomalware. ¿Y Jonas? Él se queda sentado en una esquina, con el ceño fruncido, mirándonos sin decir una palabra. Tengo ganas de mostrarle el dedo medio,parasersincera,peromecontengoporquesoyunamujerelegante. —¡Bingo! —dice Henn después de mirar su pantalla un rato—. Lo lograste.Estamosdentro.TengoaccesoalacomputadoradeOksanayal teléfono celular del tipo. ¡Qué intenso, Sarah! Nos ganamos el premio gordo. Miro a Jonas con arrogancia, pero él desvía la mirada. ¿Es en serio, Jonas?¿Estásenojadoconmigo?Puesentoncesyoestoyfuriosacontigo. —¡Dios!—diceHennymirafijamentelapantalladesucomputadora —. El bastardo reenvió tu correo a otra computadora y abrieron tu foto ahítambién.—Seríeentredientes—.Quégenial.—Presionaunbotónde sutecladoyderepentesurostrosetiñederojoardiente. ¡Diablos! ¿Por qué tengo la fuerte impresión de que Henn acaba de mirarmissenos?Mesonrojo. —¿Entonces,Henn? Levanta la cara bruscamente, como un niño al que atraparon con la manoeneltarrodegalletas. —¿Qué? —¿Ahoraquéhacemos? Hennpasasaliva. —Bueno, eh… —Sus mejillas siguen en llamas—. Voy a husmear en ambascomputadorasyenelteléfonocelulardeltalMax,yveréquépuedo encontrar.Yluegoesperamosaque,conalgodesuerte,entrenalservidor de El Club y a sus cuentas bancarias. Imagino que no tendremos que esperardemasiado. —¿Puedes borrar esa foto? —le pregunta Jonas con voz tensa—. ¿Puedesencontrarlaformadeborrarlaentodaslascomputadoras? —Sí,claro.Nohayproblema—contestaHenndeinmediato—.Puedo borrarladeunavez,siquieren.Tengoaccesototal. —Sí, pero si la foto desaparece de pronto de sus computadoras, ¿no creesquesospechenalgo?—preguntaKat. —Esverdad—contestaHenn—.Silafotodesaparecemágicamente,el tal Max sabrá que algo no anda bien. Y si él diseñó toda la parte tecnológica, como dice, entonces es un cabrón desgraciado de proporcionesépicas,ynoqueremoshacerloenojar. —Bueno, entonces no la borres. No quiero que tengan razón alguna parasospechar—digo. —Estoydeacuerdo—comentaHenn. Jonasexhalaycruzalosbrazossobreelpecho. —¡Caray,Sarah!—diceKatentrerisas—.Primerolafotodetussenos yahoraundesnudocompleto.Erestodaunaexhibicionista,amiga. ¡Cielos!Gracias,Kat.MirodereojoaJonas,justoatiempoparadarme cuenta de cómo aprieta la quijada. Sí, Jonas, le conté a mi mejor amiga sobrelafotodemissenosqueteenviécuandonoeramásquetuagentede ingresoanónima.Demándamesiquieres. Kat nota la expresión en el rostro de Jonas y hace una mueca de arrepentimiento. —Perdón—susurra. Meencojodehombrosylamiroconcarade:«Jonaspuedeirsemucho alamierda». —¿Unafotodetussenos?—preguntaJoshylevantalascejas—.¡Cielo santo!Cuéntanosmás,porfavor. —Eraunjuegodeseducciónconuntipomuyatractivoalqueconocí en internet —contesto y miro a Jonas, pero descubro que está más encolerizadoqueantes.Pongolosojosenblanco—.Comodecía,untipo muy atractivo que solía tener sentido del humor. No fue nada. Los adolescenteslohacentodoeltiempo. —Ylospolíticos—diceJosh. —Ylosatletas—agregaHenn. —Ylasamasdecasa—comentaKat. —Ylasabuelas—agregaJosh. —Y también algunos sacerdotes —dice Henn, y todos nos reímos (exceptoJonas,claroestá). —Sarah,elegistelacarnadaperfectaparatucorreo—diceKat—. Sinimportarcuántodinero,inteligenciaopodertengaunhombre,su kriptonitasiemprevaaserlamismaqueladetodos:senosdesnudos. —¿Somosasídesimples?—preguntaJosh. —Sí—contestaKat—.Síloson. —Nuncasubestimenelpoderdelporno—diceHenn. —Qué buena frase —comenta Kat—. La industria pornográfica deberíaadoptarlaparaalgunacampañacomercial. —Nocreoquelaindustriadelpornonecesiteayudaparaanunciarse— diceHenn. Jonasestáqueardedelafuriadurantetodalaconversación.Unadelas venasdesucuello,lacualahorapuedoidentificarconclaridadcomosu yugularexterna,estápalpitando. —Tienesunagranagilidadmental,Sarah—diceJosh,peromiraasu hermanomientraslodice—.Fuisteconlaesperanzadecazarunballenato y terminaste arponeando a Moby Dick. Bien hecho. —Mira a Jonas y levantalascejas—.¿Verdad,hermano?¿Noestásorgullosodeella? Jonaslelanzaunamiradafulminanteasuhermano. —Nolesvoyamentir.Tuvemuchomiedo—digo—.Todoeltiempo metemblabanlasmanossinparar.Peronoestabadispuestaasalirdeese edificio sin implantar el virus, costara lo que costara. Había demasiadas cosasenjuego. —Eresunaauténticacabrona,Sarah—diceKat. Jonasexhalayrelajalosbrazos.Yolomiroyarrugolanariz.Soyuna cabrona,yéltendráqueaprenderavivirconello.Medanganasdesacarle lalengua. —Aver,amigos—intervieneHenn,quienestápasmadoconalgoenla pantalla—. ¡Mierda! Oksana está accediendo a su cuenta bancaria en este instante, la del banco Henderson al que fuimos ayer. —Mira la pantalla otros diez segundos—. ¡Bum! Ya tecleó su contraseña. ¡Ja! La tengo. — Sacudelacabeza—.Ay,cómomegustalatecnología. —¿Quéhacemosentonces?—pregunto,agitada. —Esperamosunosminutosaquecierrelasesión,yluegoentramosa husmear. —Suenaaquemedarátiemposuficientedeservirlesatodosuntrago —diceJoshysedirigealabarra. Cinco minutos después, mientras Josh sirve los últimos tragos, Henn nosllamaasulado. —Yasedesconectó—anuncia—.Eshoradeentrar. Todos nos reunimos en torno a la laptop de Henn como si estuviéramosviendounpartidodelosHalconesMarinos. —Puesyadepositótuscheques,Jonas.Depositócientoochentamil— diceHenn—.Apuestoqueteestáhirviendolasangre,¿verdad,Jonas? Jonassólogruñe. —Ytransfiriólamitadasucuentadeahorros.Hmm—comentaHenn, confundido. —¿Qué?—pregunto,casisinaliento.Estoesdemasiadoemocionante. —Inclusodespuésdeldepósitodehoy,Oksananotienemásdemedio millónenambascuentas.—Frunceelceño. —Hmm—diceJosh. —Eso mismo pienso yo, Josh —comenta Henn—. Es pura morralla. Estas deben de ser las cuentas personales de Oksana, y no las cuentas principalesdeElClub. —¡Demonios! —exclamo—. ¿Cómo encontramos los verdaderos millones? Jonasdeambulaalextremoopuestodelahabitación,lejosdenosotros. Supongoquevolveráasuesquinaaenfurruñarsedenuevo. —Tenemos que esperar a que entren a las cuentas bancarias principales. Podrían pasar cinco minutos, cinco horas, cinco días…, ¿quiénsabe?Perobueno,lagarantíaesquenosconduciránaellastardeo temprano, y mientras tanto, yo me pasearé entre sus archivos y su información, haré copias de todo e intentaré descubrir si hay algo interesante. Ah, y escucharé los mensajes de voz de Max. Es genial que hayas conseguido acceso al teléfono celular de Max, Sarah. —Le da un tragoasucerveza—.¡Demonios!Haymuchascosasquehacer. Joshsuspira. —Bueno,parecequeelpobreHennsedesvelarádenuevotrabajando. —Se vuelve a mirar a Kat—. ¿Qué opinas, Chica-fiestera con guion en medio?¿Quieresvolverabarrerelsuelodeestelugarconmigo? —De hecho, preferiría quedarme a ayudar a Henn, si a él le parece bien —dice Kat—. Esto me emociona mucho. —Se vuelve a mirarme—. Tengounafuertemotivaciónparaquererenterraraestostipejos. Lesonrío.Nohaynadacomounamejoramiga. —¿A ti te parece bien, Henn? —le pregunta Kat—. ¿O te voy a estorbar? —Paranada.Seríagenial.Perosólosiquieres.Digo,JoshyJonasme estánpagandoporhaceresto,asíque…—HennmirabrevementeaJosh, comoparaasegurarsedequenoestámetiendolapataalaceptarlaayuda deKat. Pero si Josh se siente desilusionado por el inesperado cambio de planesdeestanoche,lodisimulamuybien. —¿Teserviríatambiénmiayuda?—pregunta. —Porsupuesto—contestaHenn—.Estaríagenial. —Excelente.Entoncesordenaréservicioalahabitaciónparalostres,y nospondremosmanosalaobra. —Pideparacuatro.Yotambiénmequedaréaayudarlos—digo—. Estoy ansiosa por destruir a esos bastardos. —Le lanzo una mirada fulminanteaJonas.Sisigueenojadoconmigo,noesmiproblema. Jonas se lleva la botella de cerveza a esos labios perfectos y da un trago largo y sensual. De acuerdo, sigo furiosa con él, lo juro, pero, ¡mierda!,suslabiosseventancarnososcuandobebedeunabotellacomo loestáhaciendoahora.Mehacedesearseresabotella. —Noesnecesario—diceJosh—.Ustedesdosdeberíansaliracelebrar. —Mira a Jonas con gesto sugerente—. O quedarse a celebrar. Como ustedesseacomoden.Enfin,sindudadebencelebrar.Ambosselucieron eldíadehoy. Jonasmemiradereojo,peroyodesvíolamirada.Sicreequepuede gritarme como lo hizo hoy y luego cogerme como si nada hubiera ocurrido,entoncesnosabeloqueleespera. Joshmesonríe. —Nosotrostresllevaremosestafiestaamisuiteylosdejaremossolos paraquesetrepenalaslámparas,chicos. Jonas le da otro largo y lento trago a su cerveza, con su mirada clavadaenlamía.Lemuestroelmentónydesvíolamirada.Sinopuede lidiar con la forma en la que salieron las cosas hoy, lo lamento mucho, pero él es el que sale perdiendo. No planeaba abandonarlo, quería que funcionara el plan A, pero no fue así. Tuve que seguir mis instintos y tomardecisionesenfraccionesdesegundoparacumplirlamisión.Entre más grande el riesgo, mayor la recompensa. ¿No fue eso lo que nos inculcóJonasenmiclasedeContratos? Jonasbebelaúltimagotadesucerveza,conmiradadefuego,ypone labotellaenlamesa.Luegocruzalosbrazossobresumusculosopechoy memirafijamente.Estavezlesostengolamirada.Éltampocoladesvía. Supongoqueseráunconcursodemiradas.Deacuerdo. —¿Quédices,nena?—dicefinalmente. Cuandomellamanena, siento que toda mi indignación se desvanece. ¡Malditasea! Jonas se lame los labios. ¡Dios! Sus ojos son una triple alarma de incendio. —¿Seteantojacelebrarunpocoestanoche? Meencojodehombros.No. —Creoquedeberíamoscelebrar. Otra vez me encojo de hombros. No. Pero no podré aguantar para siempre.Afindecuentas,soyadictaaél. —Vamos,nena.—Levantalacomisuradeloslabios,yencuestiónde instantesmicuerpoenteroseenciende—.¿Quieresdivertirteunpoco? —Talvez—contesto.Peroluegorecuerdoqueestoyfuriosaconély me endurezco de nuevo—. O tal vez no. —Aprieto los labios con gesto indignado. Éltambiénaprietaloslabios,peroparaburlarsedemí. —¿Ysitelopidoporfavor? MevuelvoamiraraKat.Ellayasediocuentadequeestoyperdidapor él. Tuerzolaboca. —Entoncesdiríaqueposiblementesí,peronoesprobable. —¿Y si te lo pidiera por favorcito? —Jonas esboza su sonrisa más encantadora. Aprieto los labios aún más para intentar resistirme. Sin embargo, sé que mis intentos por hacerlo son inútiles, aunque no por ello no voy a intentarlo.Meencojodehombrosdenuevo. —¿Ysitelopidieraporfavorcitoyteprometoqueharemosloquetú quieras,sealoquesea? Ahorasíestoyponiendoatención. —¿Cualquiercosa? —Cualquiercosa. —¿Terendirásporcompletoaloqueyodiga? Jonasentrecierralosojosysemuerdeellabio. DereojoalcanzoamirarcómoKatyJoshintercambiansonrisas. —¿Entonces? ¿Vas a estar a mi merced, o no? —pregunto mientras golpeteoelsueloconlosdedosdelpie—.¿Quédices? —Hmm.—Jonassemeacercalentamente,conlosmúsculosrígidos—. ¿Quédigo?—Cuandoestáfrenteamí,tomamicaraentresusmanos—. Digoquesoyunimbécil. Ay,esosojos.Esosojostanincreíblementehermosos. —No, no lo eres. Eres un cerdo arrogante y un cabrón engreído — digoenvozbaja. Él me besa con dulzura. Sus labios están fríos y saben a cerveza. Es exquisito. —Lohicistemuybienhoy—comenta.Mebesadenuevo,peroestavez insertasulenguaenmiboca. MidulceJonas. Ay,nopuedoresistirmeaél. —Lamento haberte angustiado tanto —agrego. Lo digo en serio. No lamentoenloabsolutoloquehicehoy,puesfuncionóysirvióparapatear traseros. Pero lamento que mis acciones hayan sido una tortura para él. Estoy segura de que lo que pasó hoy le restó años de vida. Beso sus deliciososlabioscarnosos,concuidadodesuccionarligeramentesulabio inferiorantesdeapartarme. —Haremosloqueyoquieraestanoche,ytúnotendrásvoznivotoal respecto—susurro. Jonaspareceinquietarseuninstante,peroyomemantengofirmeenmi postura.Jonasacercasuslabiosamioreja. —Nadadecorbatas—susurra. Lesonrío. —Porsupuestoqueno. —Entoncesacepto.Túereslajefahoy.Haremosloquetúquieras. —Deacuerdo—digo—.Hagámoslo. Capítulo25 Jonas Detodaslascosasquepodríamosestarhaciendoenesteinstante,detodos los lugares a los que podríamos haber ido esta noche, mi nena decidió conducirhastauntabledancedemalamuertealasafuerasdelaciudad. ¿Qué demonios? Estamos sentados en el auto rentado, en el estacionamientodeltugurio,mirandoelanunciodeneónqueparpadeaen el techo del lugar: «Club Ámsterdam». El lugar parece un sórdido pelódromodelinfierno,unaespeciedeantroclandestino,ynounodelos elegantes lugares de moda que están en La Franja. ¿Aquí quiso venir mi nenaparanuestranochedefestejo?¡Cielos!Nomemalinterpreten:adoro que mi bella Sarah sea tan sucia. Además, está tan ardiente y es tan brillantequemeprendecomofósforohagaloquehaga,inclusocuando me hace rabiar como hoy. Pero, así como es sucia y cachonda, también puedeestarunpoquitoloca.Bueno,aquiénengaño.Estálocaderemate. —¿Porquécarajosvenimosaesteburdeldemalamuerte?—pregunto —. ¿Por qué no regresamos a la suite? Exijo la revancha en nuestro concursosubmarino.Quienganedosdetreseselvencedor.¿Deacuerdo? —Un trato es un trato —dice Sarah y levanta la mano—. Siempre y cuando no haya corbatas involucradas, estás obligado a hacer lo que yo quieraestanoche. —¿Cómodisteconestelugar? —Google. —No,osea…,yaséquepormediodeGoogle.—Pongolosojosen blanco—.Merefieroaquecómoseteocurrió buscar un lugar así entre todoslosclubsnudistasdeLasVegas?¿Porquénostrajisteaquí? —Yaverás. —¿Comoporquéquerríamiraraunadesnudistabaratacuandopuedo regocijarmeenlaexquisitapulcrituddeSarahCruz,ladiosaylamusa? Seríe. —Venimosacumplirunodelospuntosdemiadenda.Asíquecalla. Ah, sí. La famosa adenda de Sarah. Cuando usó ese término por primera vez, me pareció sensual, excitante y misterioso. Pero desde que me ató como King Kong, me entusiasma cada vez menos que use esa palabra.Depronto,semeocurrealgoquemellenadeesperanza. —¿Vas a bailar y desnudarte para mí? —De sólo pensarlo, me hormiguealapiel. —Entremos y pidamos un trago primero, ¿de acuerdo? Relájate un poco.Yluegotediréexactamentequétengoenmente. ¡Huy! Su mirada tiene ese brillo maniático. ¡Mierda! No puedo resistirmecuandomemiradeesaforma. Despuésdecuatrotragosdeescocés,mesientomásquefantástico.Porlo regularnobeboescocés,pero,sivasaLasVegas,sequedaenLasVegas, ¿cierto? ¡Al diablo entonces! Estamos en un lugar tan de mal gusto que sólo puedo soportarlo con la ayuda de esos cuatro tragos de escocés. Durante la última hora, Sarah y yo nos hemos estado besuqueando en la esquinadelclubcomosifuéramosadolescentes,mientrasapocosmetros denosotroshayvariasmujeresdesnudasgirandoalrededordetubos.Me estoy muriendo por lamerla y penetrarla. Dudo que exista alguna desnudistaquemeprendaapenasunafraccióndeloquemeprendeSarah, aunqueconfiesoquemirardereojounagranvariedaddetetasytraseros mientrasagarrolastetasyeltraserodeSarahharesultadoserunaespecie de entretenimiento mundano. Supongo que es como ir a la feria del condado una vez al año y comer comida grasienta, como pollo frito envuelto en tocino. Es un gusto culposo, pero es divertido hacerlo de cuandoencuando. —Ahoravengo,guapo—ronronea,conlasmejillassonrosadas—. Voyapreparartodo.Notemuevasdeaquí. Sarahseesfuma. Tengo una erección de aquí a China. ¿Qué demonios se trae entre manosestamujer?¿Mevaahacerunbaileprivado?Esoseríasupersexi. ¡Carajo!Estamujeresdeotroplaneta.Sialgoesseguroesquenuncame aburriré con ella. Cierro los ojos. No siento los pies. Eso es efecto del escocés. Me río. ¿Adónde carajos se fue? Estoy tan prendido que tendré que insistir en que haya un poco de acción en el baño después de su striptease.Oquizá,siyanoshemoscomportadocomoadolescentestoda lanoche,podríamoshacerloenelasientotraserodelauto. Sarahregresaymetomadelamano. —Acompáñame—dice—.Ven,midulceJonas.—Meatraehaciaellay melameelrostro—.Estoyperdiendolacabeza,guapo.—Mejalahaciaun pasillooscuroenelotroextremodeltugurio. —¿Adóndevamos? —Alazonaroja.—Señalaunletreroluminosoquecuelgadeltechoa laentradadelpasilloquedice:«Zonaroja». Nos detenemos al entrar al pasillo, y un guardia de seguridad nos cambialosteléfonoscelularesporcontraseñaspararecuperarlosdespués. Hay un letrero vistoso en la pared que dice: «Estrictamente prohibido filmarvideo».Despuésdeentregarlosteléfonos,nostambaleamosenel pasillooscuro,sinsoltarnosdelasmanos.Luego,nosdetenemosfrentea uncristaloscurecido.Delotrolado,suenaPourSomeSugaronMeatodo volumen. —¿Quécarajosesesto?—pregunto. —Unpeep-show.ComoenÁmsterdam—contesta. Mecarcajeo. —EstonosepareceennadaaÁmsterdam. Sarahfrunceelceño. —¿Cómo esperas que lo sepa? Sólo sígueme la corriente, esnob. — Comienzaaecharmonedasenunamáquina,hastaqueselevantalacortina negra del otro lado del cristal. Hay una mujer desnuda en un diminuto cuartonegroquebailailuminadaporfocosrojosyseacariciaasímisma duranteungrantotaldediezsegundos.Luegosecierralacortina. Meencojodehombros. —Qué divertido. Una mujer desnuda. Ahora volvamos a la suite y cojamoscomobestias. Sarahseríeymejalaalasiguienteventana,endondeobservamosa otramujerdesnudaenunacajanegraconfocosrojosquegiraenuntubo. Estavez,lacanciónquesuenaalotroladodelcristalesTalkDirtytoMe. —Unarocolapornográfica—digo—.Quésensual. Sarahmebesa. —Nopuedodejardepensarenmisueño,Jonas.Quieroquelohagas realidad. La miro fijamente. No puede estar hablando del sueño en el que los espectros de Jonas le hacíamos el amor simultáneamente de todas las formas posibles, mientras le vertíamos vino tinto encima y la gente del restaurante nos miraba. ¡Mierda! La gente del restaurante nos miraba. ¡Dios!Estamujerestáloca.Yasabíaqueestabaunpocodesequilibrada,y meencantasulocura,peroestoexcedetodosloslímitesdelacordura. —Dijistequeharíasloqueyoquisieraestanoche.—Sonríe—.Estome vaaponercomountren. Medaunjalónyesbozaunasonrisatraviesa,yluegomeguíahaciael final del pasillo hasta una puerta que dice: «Sólo personal autorizado». Abre la puerta y nos recibe una desnudista quien, al parecer, nos estaba esperando. —Gracias,nena,peronoquierohaceruntrío—digo—.Sólotequiero a ti. —Sé que la mayoría de los hombres les rogarían a sus novias o esposas para cumplir esta fantasía en particular, pero yo ya he estado en tríosyhedescubiertoporlasmalasqueelformatomedistanciadeloque másmegusta.Además,noquierocompartiraSarahconnadie,nisiquiera conotramujer. —No,tontito—contesta—.Ellaestáaquíparaayudarmeaarreglarlo todo. —Escucha,Sarah. Sarahvuelvealamermeelrostro. —Esta noche quiero portarme muy mal. —Jadea—. Contigo. Hagámoslo,Jonas.Perdamoselpudor.Quieroactuarmisueño. —Mira, nena, a mí me encantan los juegos, pero esto es muy pervertido. Losojosseleiluminan. —Sí,esdepravado.Buenapalabra.Seamospervertidos. Doy un paso atrás, listo para contestarle que no, pero igual estoy prendidísimo.¿Estomeindignaomeexcita?Nologrodecidirme. —Ya está todo listo, guapo. Nadie sabrá que somos nosotros. Usaremos máscaras. Tengo vendas para cubrir tus tatuajes y mis cicatrices. Puedes dejarte puestos los calzones si quieres, y yo usaré los pantis si así lo prefieres. Puedes bajarlos o hacerlos a un lado, dependiendo de lo que te haga sentir más cómodo. —Está hablando tan rápidoqueapenassipuedoseguirleelritmo.¿Oestaráhablandonormaly yoestoydemasiadoebrio?—.Nadiesabráquesomosnosotros,Jonas— continúa—.Podemoshacerloquequeramostraselcristal,cualquiercosa, y nadie sabrá que somos nosotros. Quizás alguien nos vea, o quizá no. Tododependedequealguienmetamonedasenlamáquina.Peroesoeslo excitante,pensarquealguienpodríaestarviéndonostodoeltiempo. —¿Por qué te prende tanto la idea de que otras personas nos vean coger? —¿Te acuerdas de la biblioteca? —ronronea—. ¿No te pareció sumamente sexi? —Su voz vibra de deseo. Me acaricia el miembro a travésdelosjeans—. Nos pondremos máscaras. Nadie sabrá que somos nosotros. Vamos, Jonas. Puedes lamerme y nadie sabrá que somos nosotros. Meestremezcodesóloimaginarlo.Estoesdepravaciónabsoluta. —Sarah —empiezo a decir. Esta mujer me enciende como nada que haya experimentado jamás, pero no me interesa en lo más mínimo incursionarenlaindustriadelporno. —Sólounavez—dice—.Escomounalistadependientes. —Sarah. —Porfavorcito.—Melameelrostrodenuevo. Me recorre un escalofrío. ¡Carajo! No quiero decepcionarla, y debo reconocerquepuedesermuyconvincente. —Acepto fingir dentro de la caja negra, pero no te voy a comer la entrepierna. Algunas cosas son sagradas. —Para ser franco, incluso estaría dispuesto a cogérmela contra el cristal si las cosas se ponen demasiado cachondas allá adentro, pero definitivamente «no iré a la iglesia»conellaenunasquerosobasurerocomoeste. Sarahsedesilusionaalinstante. —Deacuerdo—dice.Learrebatétodalaemociónasufantasía. Deverdadnoentiendoaestamujer.Estáloca.¿Quénosesuponeque las mujeres quieren arcoíris, unicornios y largos paseos por la playa? ¿Quécarajosesesto?Nopuedocreerqueyosealavozdelarazónsexual enestarelación. —¿Meharíasfavordepagarleaestaamablemujer?—preguntaSarah —. Le prometí doscientos dólares por uno de los cuartos durante veinte minutos. Sacoelefectivoyseloentregoalabailarina. —Pusisteunamesaadentro,¿verdad?—preguntaSarah. —Sí—leaseguralamujer. —Ah,yquieroquepongasunacanciónenespecial. —Claro.¿Cuál? Sarahselasusurra. —Nuncalaheoído—dicelamujer—.¿Estásseguradequenoquieres BabyGotBackoTalkDirtytoMe,oalgoporelestilo? —No.Tienequeseresacanción. Mecorroelacuriosidad. —¿Me la repites? —dice la mujer, y Sarah se inclina y le susurra el nombredenuevo. —Deacuerdo.Haréloposible.—Señalaunapequeñacajadecartónen elsuelo—.Ahíestánlascosasquepediste.Ahoravuelvo. Sarahmedalengüetazosenloslabios. —Estoytanprendida. —¿Mepuedesrepetirporquéquieresquelagentenosveacoger?No entiendo. —Supongo que es que… Estás hecho un bombón, Jonas. Me prende imaginarquemehaceselamorfrentealrestodelmundo. Estudiosurostrouninstante. —Sabesquenosaldrécorriendo,¿verdad?—digo. Ellaarrugalanariz. —¿Aunquesalgaconlocurascomoesta? —Hagasloquehagas. —¿Aunque te pegue el susto de tu vida y no me adhiera al plan y te hagaenfurecer? —Nisiquieraasítedejaría.—Sonrío—.Noiréaningúnlado. Suvozsevuelveunsusurro. —¿Aunqueseaobvioquealgonoandabienenmicabeza?—Señalala cajadecartón—.¿Aunquenoseaunamujernormal? —Hagasloquehagas,nena.—Labeso—.Además,lanormalidadno existe. ¿Porquécarajosaccedíahaceresto?Estamosparadosdentrodelcuarto negro,desnudos,exceptoporlaropainteriorylasmáscarasdelLlanero Solitario, y todas nuestras características personales están cubiertas por vendasblancas. —Parecemosmomiascachondasqueseestánpreparandoparaasaltar unbanco—digo. Sarah se carcajea tanto que necesita sentarse en la orilla de la mesa para no caer. Me siento a su lado, y ella de inmediato se apoya en mi hombro,sindejardereíryconlasmanossobreelestómago.Cuandosu risaempiezaamenguaryseinclinaparabesarme,seenciendenlosfocos rojosderepenteyempiezaasonarBabyGotBackatodovolumen. —¿Quédemonios?—murmuraSarah,aquienclaramentelemolestala selecciónmusical. —Creoqueesnuestraseñal—digo.Leextiendolosbrazoscubiertos por los vendajes—. Es la hora de Frankenstein contra la Momia. ¿Quién ganará? Sarahechalacabezahaciaatrásysecarcajeadenuevo,peroestavez seríecontantaintensidadquelecaenlágrimasporlasmejillasdetrásde lamáscaradelLlaneroSolitario. Sinadvertencia,selevantalacortinanegra,ydeprontovemosnuestro reflejoenelcristaldelahabitación,elcual,segúnnotamos,esdeunsolo sentido; para nosotros es un espejo, para nuestro sofisticado público voyerista es una ventana. Sarah saluda nerviosamente al observador anónimo al otro lado del cristal, y luego se bota de la risa nuevamente. Como de costumbre, su risa me contagia, y yo también me río a carcajadas. Mientras nos reímos juntos, mientras observo a esta mujer hermosa, sexiyloca,perotambiénbrillantequeestádetrásdelaridículamáscara delLlaneroSolitario,convendajesabsurdosenelcuelloyeltorso,ySir Mix-A-Lot nos deleita con su canción sobre traseros grandes, de pronto medoycuentaconabsolutaclaridaddequenoquierocompartiraminena con nadie, en ningún lugar, jamás, y mucho menos con un montón de perdedores que pagan por mirar por una ventana en un antro de mala muerte a las afueras de Las Vegas. Esta hermosa mujer es mitesoro, no suyo.¿Quierequeelmundomeveahacerleelamor?Lolamento.Soyel únicohombrequelahacontempladoalcanzarelpuntomáximodelplacer humano, la culminación de la experiencia humana, la expresión más auténticaquepuedencompartirdospersonas,yseguirásiendoasíporel restodenuestrasvidas. Micorazónseacelera.Latomodelamano. —Nena,loentendistetodomal. Ellaselimpialosojos. —¿Qué? —Tusueño.Lointerpretastemal. Memira,sinentender. —Piensa en cómo te hace sentir el sueño, lo que te hace ansiar. El sueño no es literal, Sarah. Significa algo muy distinto a todo esto. Podríamos coger como conejos detrás de esta ventana, y cien personas podríanobservarnos,yaunasítuansiedadseguiríainsatisfecha. Sarah cruza los brazos sobre los pechos desnudos, con repentino pudor.Surisasehaesfumado. SirMix-A-Lotpreguntaaloshombresdelmontónsisusnoviastienen traserosvoluminososcomolosqueélestádescribiendoensurap. —¡Demonios sí! —contesto, en sincronía con la canción, y Sarah tuercelabocadeformaadorable—.¿Tedascuentadequeestacanciónme hacequererdarleunjugosomordiscoatudeliciosotrasero? Sarah esboza una sonrisa a medias, pero se nota que está reflexionando. Leacaricioelcabello. —¿Listaparairte?—pregunto. Ellaasiente. —Volvamos a la suite, donde podrás poner la canción que tenías en mente para esta noche, y yo te morderé las nalgas y lameré tu exquisito clítorisytecogeréhastaquelepidasclemenciaatuamoyseñorsupremo deluniverso.¿Quéopinas? Sarahesbozaunasonrisatímida. —Losiento. —No tienes nada de que disculparte. —Le paso el cabello atrás del hombro. —Porhoy.Porasustarte. —Sí me asustaste. —Frunzo el ceño—. Pero también les pateaste el traseroatodos. Ellaseencogedehombros. Sir Mix-A-Lot vuelve a proclamar su entusiasmo por los traseros grandes,porsiacasononoshabíaquedadoclaro. —Lamentotodoesto.—Señalalacortinanegra. —No te disculpes. Fue divertido. Digo, míranos. ¡Cielos! Qué gran recuerdo. —Creoqueestoyunpoquitoloca. —Sarah, mi nena hermosa, nunca debes disculparte conmigo por tu locura.Amocadacentímetrodeti,pordentroyporfuera,hastatuspartes máslunáticas. Surespiraciónsenormaliza.Mebesa. —Teamo,Jonas. Estátemblandoenmisbrazos. Sinadvertencia,lacortinanegravuelvealevantarse,yambosmiramos de nuevo nuestros reflejos enmascarados en la ventana y la luz roja que brilla en nuestros ojos. Cuando la cortina vuelve a bajar, la beso tiernamente. —¿Estáslistaparavolveralhotelydejarmehacerteelamor? Sarahasiente. —Porsupuesto. Yosuspirodealivio. Una vez más, Sir Mix-A-Lot profesa su afecto incondicional por los traserosamplios. —Despuésdequemellevesabailar. Lanzolasmanosalaire. —¡Oh,vamos! Sarahseríe. —Esbroma.—Melanzaunasonrisitadeperfil—.Perosíquieropasar alsalóndetatuajesenelcaminoderegreso—diceyguiñaunojo. Capítulo26 Sarah —Meencanta—dice,colocandoloslabiosaunpardecentímetrosdemi tatuajenuevo,ysualientocálidomehacecosquillasenlapiel—.Erestan increíblementesexi.—Mebesacondelicadezaeltatuaje,yelcontactocon sus suaves labios me provoca un escalofrío que me recorre toda la espalda.Luegololame—.¿Tedueledemasiadocomoparaquelolama. —No.—Apenassipuedohablar—.Hazlootravez. Jonasvuelvealamermitatuaje,yhacequesemeericelapieldetodo elcuerpo. —¡Dios! ¡Cómo me prende! —comenta, mientras lo recorre con la punta de la lengua una y otra vez—. Es como un tesoro enterrado, y yo soyelúnicoqueposeeelmapaparaencontrarlo.—Sulenguacomienzaa descenderporeltatuaje,ymiclítorishormigueaporanticipado. —Enciende la música —digo, entrecortadamente—. Ya tengo elegida una canción para este momento. —Estoy tan excitada que me siento al bordedeldelirio. Cuando Jonas se levanta para encender la música, me acaricio a mí mismayansíosuregreso. Comienza la música: la canción que muero por escuchar mientras le hago el amor. Es Take Me to Church, del músico irlandés Hozier. La primeravezquelaescuché,pensédeinmediatoenJonas.Hayalgoenla combinación de inteligencia, vulnerabilidad, pasión, ansiedad y masculinidad de Hozier que captura a la perfección la esencia de Jonas para mí. Tanto es así, que fantaseo con que es el propio Jonas quien la canta.Estoyseguradequesiélfueracompositor,estaseríalacanciónque escribiría,ynosólosobremí,sinosobretodoloquelehapasadoenla vida. Jonas regresa y empieza a hacer un camino de besos de mi tatuaje haciaabajo,ysedetieneuninstanteenmipuntomásardiente,haciéndome retorcerdeplacer.Perodeprontoseembelesademasiadoconlacanción comoparacontinuarsuembestidalingual. —¿Quéesesto?—pregunta,despuésdeprestaratenciónunmomentoa laletra—.¡Quécabrón! Lesonrío.Sélomuchoquelamúsicasignificaparaél. —Meencanta—diceenvozbaja.Cierralosojosuninstante,alparecer conmovido por el inconfundible sonido de su propia alma cantándole al oído, y luego empieza a besarme con delicadeza la parte interna de los muslos. Cuando la canción alcanza su apasionado final (amén por eso), Jonaslevantalacaraymeexaminaconsusojoshambrientos. —Ve a la iglesia, amor —le susurro. Mis pechos suben y bajan con cadarespiraciónanhelante. —Amén—contestaél. Jala mi cuerpo desnudo hasta la orilla inferior de la cama y se arrodillafrenteamí.Despuésdeapoyarmismuslosencimadesusanchos hombros, hunde la cara entre mis piernas y comienza a adorar mi altar comounhombrecondenadoqueestádesesperadoporsalvarse. Amén. Encuestióndesegundos,tengounintensoorgasmoy,cuandotermina, Jonaslevantaensusbrazosmicuerposudorosoy,sindecirunapalabra, mecargahastalasaladelasuite,endondemeapoyasobreunamesa.No lepreguntoquétieneenmenteporquenoimporta.Micuerpoessuyopara quehagaconélloqueleplazca,paraqueloacomodeenlaposiciónque desee,paraobtenerdeélcualquierclasedeplacerqueseleantoje.Éles un chelista con entrenamiento clásico, y yo no soy más que un cajón de maderainanimado,hastaquemiamomehacecobrarvida. Paradoalbordedelamesa,colocamispantorrillassobresushombros y se para completamente erguido, levantando mi pelvis de la mesa, y sostiene mis nalgas con sus fuertes manos. Jala mi pelvis hacia él y me penetra, y yo gimo al sentir que nuestros cuerpos se unen de forma tan orgánicaenesteángulotannuevoyexótico. —Esta posición se llama «la mariposa» —dice Jonas con voz ronca, mientrassucuerposemuevedeformamágicadentrodelmío—.Porque túeresmimariposa,nena. ¡Santa madre! Qué rico se siente esto. Podemos agregar esto de la mariposaalalargalistadeposicionessexualesqueJonasmehaenseñado yqueseestánconvirtiendoenminuevaaficiónfavorita. MehaencantadocadaunadelasinteresantesposicionesqueJonasme haenseñado:labailarina,lasierra,lasillaplegable.Todassonfascinantes. Hastalasillaplegableresultóserexplosiva,apesardequenologramos hacerla bien (no tengo idea de cómo puede alguien hacerla, para ser sincera). Pero, gracias al graciosísimo fiasco, descubrí que reírme a carcajadas con Jonas, sobre todo si estamos desnudos, es tan excitante, íntimoyplacenterocomotenersexoconél. —Mariposa—gruñeJonas—.Misensualmariposa. Gime mientras mece su cadera contra la mía y me devora con la mirada. Arqueolaespaldahaciaélparaintentarliberarlapresiónqueseestá acumulando en mi interior, y él agarra con fuerza mi trasero para acercarmeaúnmásaél.Mirohaciaelfinaldemitorso,haciaellugaren elquenuestroscuerposseestánfusionando,ansiosademirarsumiembro húmedo deslizarse hacia adentro y hacia fuera (siempre me excita mirarlo),yelencuentroinesperadodeminuevotatuajemehacegemir. Desde mi perspectiva, las diminutas letras del tatuaje están al revés. Jonaseslaúnicapersonaenelmundoquepodrámiraresastresdiminutas letrasalderecho,peroesonoimporta.Lasimpleexistenciadeesasletras mehacesentiraudaz,atrevidaysexideunaformadiferente. OLTes,con orgullo, mi nueva insignia de honor. Son las hermosas iniciales de la cabronasuperheroínasexualquecombateelcrimenypateatraserosenla quemeheconvertido.Vuelvoamirarmitatuaje.OLT. Emitounfuertegemido,yJonasgimetambién. Lapresiónenmiinteriorsube,sube,sube,yestoyapuntodeexplotar. —Eresmimariposa—gruñeJonas—.Erestanbonita. Micuerposeestremece.Estoyalbordedelvacío.EldobledeJonasme ofrece líricamente su vida a través de las bocinas de mi computadora, como también lo hace Jonas en mi mente, y me pierdo…, me deshebro como un carrete de hilo. Orgasma la Todopoderosa lo hizo de nuevo. TodoslosmúsculosligeramentevinculadosconlazonaporlaqueJonas mepenetrasecontraen.Gritosunombre,oalmenosesocreoquehago. Es imposible saber qué clase de sonidos salen de mi boca mientras esas deliciosasoleadascálidasrecorrenmicuerpo.Yentoncesmedisuelvoen un océano de alivio. Las emociones de un día tan largo, agotador, aterrador y emocionante son demasiado fuertes como para contenerlas físicamente. EsperoqueJonasalcanceelclímaxconmigo,peroesonopasa.Envez de eso, se sale de mí, apoya mi pelvis sobre la mesa de nuevo, baja mis pantorrillas de sus hombros y estira mis piernas hacia el techo, a un ángulodenoventagradosrespectodemitorso.Luegocruzamispiernas, formando una tijera estrecha y cerrada, jala mis tobillos en direcciones opuestas, y me penetra de nuevo. Emite un fuerte gruñido al hacerlo. De mi boca se escapa un gemido ferviente al experimentar una nueva explosión de placer desbordante. ¡Ay, Dios!, no hay absolutamente nada que pueda impedirle a Jonas entrar en mí, y mis piernas cruzadas con fuerza generan una tensión excepcionalmente deliciosa entre nuestros cuerpos. Jonas gruñe mientras me penetra hasta lo más profundo, una y otra vez, y con cada embate aprieta más el espacio entre mis piernas. Una descargadelirantemerecorre,deformacasidolorosa,yotroorgasmova cobrando fuerza en mi interior. Cuando por fin alcanzo el punto culminanteymicuerposerelajaconondasconvulsas,Jonasdescruzamis piernasyextiendemismuslos.Levantamitorsoparasentarmeyguíamis piernasparaquerodeensucintura. —Sarah —dice y me besa vorazmente con cada envite poderoso—. Sarah—repite,aunqueminombreseleatoraenlagarganta—.Ay,nena, erestandeliciosa. Notengomásquedar.Nisiquierapuedosostenermicuerpo,asíque Jonas me abraza por la espalda mientras me embate. ¿Cómo puede aguantar tanto? Debe ser el escocés. Porque, ¡Dios bendito!, me estoy transformando en gelatina y él sigue, y sigue, y sigue. Me estoy derritiendo,desbordándome,goteandosobrelamesaytransformándome en un enorme charco delirante, y él sigue en llamas. Me mordisquea la oreja, me besa el cuello, y su cuerpo continúa su ataque urgente. Estoy frita.Yaperdí.Estoesdemasiadobueno.Lalíneaentreelplaceryeldolor se está desdibujando. Mi cuerpo no puede más. ¿Cómo ha podido durar tanto?¡Dios!Nopuedomás.Tengoquelanzarloporlaborda. —Te amo —le digo—. Te amo, Jonas. —Le muerdo el cuello—. Te amo, guapo, para toda la eternidad. —Llevo la mano a la parte de su cuerpoqueestájustodebajodenuestroscuerposfusionadosyloacaricio confervor. Jonasseestremeceygimecontantafuerzaquemehacevibrar. —Amocadacentímetrodeti,guapo,pordentroyporfuera—gruño, sindejardeacariciarlo.Lemuerdounpezón—.Teamo. Susgruñidossontortuosos. —Teamo,amor.Amocadapartedeti.—Loacaricioconmásfervor, y su cuerpo entero se sacude—. Hasta tu oscuridad, hasta tus partes más lunáticas.Teamotodo,Jonas.—Lemuerdoelcuello—.¡Ay,Dios!,amo cadapartedeti,hastalaspartesquemeocultas,hastalasquecreesqueno amaré.Amo.Todo.De.Ti. Jonasgritamientrassucuerposeestremececonviolencia,yyocaigo de espaldas sobre la mesa. Soy una maratonista que acaba de cruzar la meta.Estoycompletamenterendida. Conunfuertegruñido,Jonassecolapsaencimademí,comounapila demúsculossudorosos. —Teamo,Jonas—lesusurroylebesolamejillahúmedadesudor—. Amocadacentímetrodeti,sinimportarloquehayadebajo. Capítulo27 Sarah Mepreguntosiesnormalestaadicciónfísicaaotrapersona.Siesnormal ansiar el contacto de un hombre con tanto deseo que es como si su piel fuera una droga. Si es normal soñar despierta con él como si fuera un galándecarteldepelícula,paraluegodartecuentadequeestásentadoatu ladoenelsofá,trabajandoensucomputadoraymordiendounamanzana. Si es normal sentir que naciste para entrelazar tu cuerpo con el suyo, y sóloconelsuyo,comosifuerandospiezasdeunrompecabezasqueno encajanconnadiemásenelmundo.Siesnormalsaberque,detenerque elegirencualquiermomentoentrebesarsuscarnososlabiosycomerun trozodelchocolatemásexquisitodelmundo,elegiríassuslabiossiempre, hastaenaquellosinusualesdíasenlosqueestástanfuriosaconélquelo único que quieres es mandarlo a la mierda. Me pregunto si es normal amaraalguientantoquenosóloperdonassuserrores,susdefectos,sus imperfecciones y su oscuridad; que no sólo los pasas por alto, sino que losadorasynoloscambiaríaspornada.¿Algodeestoesnormal?Nolo sé, pero, si no lo es, entonces creo que la normalidad está demasiado sobrevaluada. Después de nuestra sesión maratónica de sexo, Jonas me carga a la habitación sobre su hombro, cual cavernícola, y recuesta mi cuerpo rendido en la cama, con una sonrisa de arrogancia que ilumina su hermosorostro. —Pídenos servicio a la habitación, nena —ordena, me gira sobre un costadoymedaunanalgada. No hay un «por favor» adherido al final de su orden. No hay un «si quieres». Sólo la instrucción, la nalgada y un aullido de alegría hacia el techo, seguido de él meciendo su adorable trasero como un pavorreal orgullosoquesacudelasplumasdelacolamientrasmarchaalbaño. ¿Deberíaintentarbajarleloshumos,recordarlequeparabailartango senecesitandosyquenologrósuúltimaysexcelenteproezaporsísolo? No.Nosemeantojaenlomásmínimoopacarsuánimoautocomplaciente. La verdad es que, después de la forma en la que poseyó y manipuló mi cuerpoconabsolutadestrezaestanoche(y,enrealidad,siemprelohace), se merece todas las alabanzas que desee adjudicarse hasta el fin de los tiempos.Amén. Claro que eso no significa que pediré comida a la habitación próximamentecomomeloordenómiamoyseñorsupremodeluniverso, pues no puedo mover ni medio maldito músculo después de lo que me hizo. Lo único que puedo hacer es quedarme aquí tirada, como un fideo húmedo, escuchando el eco de sus aullidos de alegría en el baño. Al escucharlo ahí, imagino que bien podría estar parado en la proa del Titanic,gritando:«¡Soyelreydelmundo!».Ay,Jonas. —¡Amén! —canturrea Jonas en la regadera. Es evidente que está intentandocantarunodelosversosdelacancióndeHozier.Nuncaantes habíaescuchadoaJonascantar.Esbozounagransonrisa. Ay, Dios, lo está haciendo de nuevo, pero esta vez proyecta su voz comouncantantedeóperadesafinado. —A-a-a-a-m-é-é-é-én. Nopuedocontenerlacarcajada.¡Cielos!Esmalísimo.Notieneelmás mínimo talento para cantar. Me emociona extrañamente descubrir algo nuevosobreél.Mehaceamarloaúnmás,siacasoesposible. Estiro la mano para tomar el menú de servicio a la habitación, y de paso agarro mi teléfono celular. Le prometí a mi mamá que la llamaría todos los días que pasáramos en Las Vegas para que supiera que estoy bien, y acabo de darme cuenta de que no la llamé hoy. Es obvio que no puedo llamarla justo ahora, en medio de la noche, pero supongo que le enviaréunmensajedetextoporlamañana. Miro la pantalla de mi teléfono celular y ahogo un grito. Tengo un mensaje de un número desconocido que me pone los pelos de punta: «Cuandoseamiturnodeposeerte,notellevaréauntabledancedemala muertenitepediréquetecubraselrostroconunamáscara.Llámamehoy. Soyunhombreimpaciente.M». Dejo caer el teléfono. Me tiemblan las manos. El estómago se me revuelve.¡Ay,Dios!No. Maxnosvio. Debe de habernos seguido al table dance. ¿Cuánto habrá visto? Me cubro el rostro con ambas manos. Me asfixia la ansiedad, el miedo, la vergüenzaylarepulsión.Mequieromorir. Jonassaledelbañoconunatoallablancaatadaalacintura. —¡A-a-a-m-é-é-é-n! —canta y sostiene el brazo en alto, con gesto teatral—.¿Yanospedistealgodecomer?—Enunsegundo,sutonopasa deserdealegríaapreocupación—.¿Sarah? Soyincapazdepronunciarunasolapalabra.Sientoquevoyavomitar. Jonassesientaenlaorilladelacama. —¿Quépasó? Leentregomiteléfono,sinpoderhablar. Élleeelmensaje. —¿Quién…? —Max.Maksim. —¿Quécarajosesesto?—Jonasseencolerizadeinmediato. Yorompoenllanto. —¿Quécarajosestápasando?Explícameloenesteinstante. LecuentohastaelúltimodetalledecómoMaxexigiósumuestragratis haceunashoras.LecuentoqueMaxdijoqueledabagustoqueTravoltano me hubiera matado como él lo ordenó, pues se habría perdido de tanta diversión. Luego reconozco que Max metió su lengua hasta mi garganta antesdedejarmesalirporlapuerta. Jonasseagarraelcabelloygesticulafrenéticamente. —¿Porquénomelodijisteantes? Niegoconlacabeza. —¿Cómonomelodijisteantes? —Teníamiedo. —¿Dedecírmelo?¿Teníasmiedodemí? —No,no.—Exhalocongestofrustrado. Jonascaminadeunladoalotrodelahabitacióncomomaniático. —Esehijodeputanossiguióestanoche. —Temíaqueregresarasabuscarloeintentarasmatarlo. Jonasgruñe. —Tenías razón. Eso es justo lo que voy a hacer… Voy a matar a ese bastardo. Tengoelcorazónenlagarganta. —No,Jonas. Jonasestátanfuriosoquepareceotrapersona.Estátemblandodepies acabeza.Todoslosmúsculosdesucuerpoestántensosyabultados. Vuelveasentarseenlacama,amilado,conmiradafuriosa. —¿Ahorasímecontastetodo? —Sí. —¿Todo? —Sí,telojuro. Jonasexhala. —Qué cabrón tan hijo de puta —murmura y tuerce la boca—. ¿Y te besó? Asiento. —Fue repugnante. —Paso saliva con dificultad—. Y aterrador. — Pierdo la calma. Mi llanto se vuelve intenso e incontrolable—. Lo lamento,Jonas.Hoyfueundíamuy,muyaterrador. Élmeacariciaelcabello. —Nunca me ocultes nada de nuevo, ¿entendido? —Su voz es una extrañamezcladecompasióneira. Asiento. —Nunca.Sinimportarloquesea.Jamás. —Quisecontárteloantes,peroestabastanenojadocuandosalimosdel edificio que no quise hacerte enfurecer más. No quería que regresaras a intentar matarlo, y murieras en el intento. Estabas tan enojado conmigo quenoestabaspensandoconclaridad. Jonasexhalaymeabraza. —Nuncaestuveenojadocontigo,Sarah.¿Noloves?—Memiraalos ojos—. No debí haberte gritado. No lo manejé bien. Lo siento. —Su cuerpo se agita por la adrenalina—. No estaba enojado contigo. Tenía miedo de pensar que podía volver a pasarte algo. Pero actué como un imbécil. Asiento. En efecto, se comportó como un auténtico imbécil. Pero lo entiendo. —Pobrecitadeti.—Meabrazaconfuerza—.¡Cielos! —Lamentonohabértelodichoantes. —Nuncavuelvasaocultarmealgo.Nuncajamás. —Deacuerdo.—Apoyomimejillaensuhombro. Élseaparta. —Sarah, no sé cómo enfatizarlo lo suficiente. Esto no es negociable. Nuncajamásvuelvasaocultarmealgo.Nunca. Asiento. —Prométemelo. —Teloprometo.Losiento. Jonasmeabrazaybesamihombrodesnudo. —Lamentohabertegritado.Nodebíhaberlohecho.Notelomerecías. —Teperdono. —Esqueperdílacabeza. —Losé. —Novuelvasaocultarmenada. —Deacuerdo.Teloprometo. —Bien. —¿Tútambiénmeloprometes? Jonassequedacallado. —¿Prometesnoocultarmenada? Jonasnocontesta. Ledoyunempujónenelpechoparaliberarmedesuabrazo. —¿Porquénocontestasqueloprometes? —Porquenoteloprometo. Mequedoboquiabiertadelaimpresión. —Nopuedohacerteesapromesa,nosisetratadeestosbastardos.Sise tratadecualquierotracosaodecualquierotrapersona,teloprometo.Te juro por lo más sagrado que tengo que siempre te diré la verdad y que jamásteocultarénada.Perosisetratadeestoshijosdeputa,teprotegeré, sin importar nada, sin importar lo que tenga que hacer, sin importar cualquier límite, incluso si eso significa tener que ocultarte algo que es preferiblequenosepas. Capítulo28 Jonas Henntienelosojosrojosyllorosos,comosinohubieradormidoniun instanteentodalanoche.Estamostodosreunidosalrededordelamesade lasuite,esamesaendondeminenaseconvirtióenunaexquisitamariposa anoche,paraescucharloqueHennysusdoselfoshandescubiertosobre El Club hasta el momento. Kat y Josh tampoco se ven especialmente descansados,peroesevidentequeambosdurmieronunpoco,adiferencia deHenn.Y,sinomeequivoco,JoshyKatestánsentadossospechosamente juntos. —Bueno, en resumidas cuentas —comienza Henn—, nos estamos enfrentando a cosas muy gruesas, amigos. Es una cosa bestial. —Esboza unasonrisagigante—.Essumamenteimpresionante. Sarah y yo nos miramos mutuamente. La incertidumbre nos pone nerviosos. —Estuve toda la noche buceando en esta madriguera, y cada camino me lleva por otra madriguera de otro conejo ucraniano. Estoy pasando montones de información por un programa de traducción, el cual, por cierto,noesnilamitaddebuenoqueuntraductorhumano,peroalmenos nosdaráunaideadeloque… —Respiraprofundamente,Henn—comento—.Vuelveaempezar,pero esta vez un poco más despacio. Pareces el conejo Energizer con anfetaminas. Hennsedetieneensecoyagitalacabeza. —Losiento,amigo.Metomécomotrescafésamericanoscuádruples enlasúltimasdocehoras,ademásdedosRedBull… —¡Cielos,Henn!Esasmierdastevanamatar—exclamo. —Gajesdeloficio—comentaconunasonrisa. —Resumeloquesabeshastaelmomento. —Sí. Está bien. —Henn inhala profundamente—. Hicimos un reconocimientobastantecompletodelterrenoanoche,ydebodecirquees uncasodeproporcionesépicas. Esperoelrestodelaexplicación. Henninhalaprofundamentedenuevo. —Casi todo lo interesante está en ucraniano, pero también hay montones de cosas en ruso. ¿Sabían que el ruso y el ucraniano son idiomasdistintos? Parpadeolentamente,intentandoguardarlacalma. —SólodinossilograstemetertealsistemadeElClub. —No.Aúnno.Debedeestarescondidoenlomásmásmásrecóndito de la internet oculta. Pero sé que estoy cerca. Tengo muchos rastros que seguir. Les estoy pisando los talones, caballeros. Y hermosas damas. — MiraaKatconunasonrisaadorable,yluegoleguiñaelojoamablemente aSarah. —DeberíasobservarcómodescifralascosasHenn—diceKat—.Esun SherlockHolmesdelatecnología. —Eltipoesunmalditogenio—añadeJosh. —¿Quésabemoshastaelmomento?—pregunto. —De acuerdo —contesta Henn—. Empecemos con el alcance de sus operaciones. Es gigantesco. Masivo. Inmenso. Colosal. Abismal. Mucho más grande de lo que esperábamos. No son un par de ancianos que manejanunburdelprovinciano—aunqueenrealidadnoconozconingún burdelprovincianocomoparahacerlacomparación—,peroaloqueme refiero es a que rebasa todas mis expectativas. Resulta que la red de prostituciónesapenasunfragmentodelnegocio. —¿Quéotrascosashacen?—preguntaSarah. —Bueno, Oksana se encarga de la parte de la prostitución, pero Max tienemuchosotrosnegocios,comodrogasyarmas,principalmente. Todosnosquedamosboquiabiertosalmismotiempo.¡Mierda! —Y tiene montones de tipos trabajando para él en todo el país, pero sobretodoenLasVegas,MiamiyNuevaYork. Sarahnodejadenegarconlacabeza.Parecetotalmentederrotada. Yotambiénestoyanonadado. —¿De qué proporciones estamos hablando? —digo—. O sea, en cuestióndedinero. —Todavíanotengoaccesoalascuentas,peroimaginoquelascifras serángrandes. —¿Quétangrandes?—pregunto. —Bueno, si extrapolo algunas cosas que encontré en los registros, y aclaroquesóloestoyextrapolando,diríaquecomoquinientosmillonesde dólaresanuales.Quizámás. Todosnosquedamoshorrorizados. —¿Encontraste una lista de miembros? ¿Tuviste suerte con eso? — preguntaSarah. —Aúnno.Losdatosrealesestánenterradosenalgúnlugardelsistema de El Club, al cual sigo intentando acceder, pero Oksana tiene una lista valiosa de clientes vips que maneja personalmente. No usa sus nombres reales,sinoalias,ytodoestáencódigo.Peroheseguidoalgunosrastrosy descifré las identidades de algunos de estos tipos. Hasta el momento, tenemos un puñado de directores generales y dueños de emporios corporativos, atletas famosos, como el tipo de los Yankees que acaba de firmaruncontratosupermillonario,yalmenosdoscongresistasquehan sidoclientesimportantesduranteunrato.Yhayuntipoqueestoyseguro de que debe ser alguien muy importante, una especie de megavip, pero todavíanodescifrosuidentidad.Pero,porloqueheencontrado,estamos hablandodegentedemuyaltoperfilalaqueledisgustaríamuchosaber que ha estado financiando a la mafia rusa, o a la mafia ucraniana, supongo.Aunqueyaahondaréeneso. Sarahyyonosmiramosmutuamente.Nuncapenséquepudieratratarse deunamafia.¿Esoesloqueson?¡Mierda!Tengorevueltoelestómago. No me he levantado de la mesa ni he dejado de sacudir la rodilla, pero necesitolevantarmeymovermedeunladoaotrodelahabitación. —Parecequelaidentidaddeesemegavipesalgoquenosconvendría identificar—diceHenn—.Suscorreosestándoblementeencriptados,pero logrédesencriptarunoquelereenvióOksanaaMax,endondeelmegavip decíacosascomo:«Mipersonaldeseguridadseinstalaráalotroladode lapuerta».¿Tienepersonaldeseguridadqueseinstalaalotroladodelas puertas?¿Quéclasedepersonadiceeso? Sarahsevuelveamirarmeconlosojosdesorbitados,yyolecontesto conelmismogesto. —¿Una estrella de rock? —sugiere Sarah—. Ese tipo de hombres siempretraenguardaespaldas. —No—contestaHenn—.Almenosnodeacuerdoconmiexperiencia. —Sí,yoconozcomuchasestrellasderockquetienenguardaespaldas,y noseexpresanenesostérminos—intervieneJosh.Seveansioso. —Seguirétrabajandoenello—diceHenn—.Enfin,¿estánlistospara laverdaderarevelación? —¿Quieresdecirquetodavíahaymás?—preguntaSarah. —Por supuesto. La siguiente parte es la más entretenida. —Se voltea haciaKat—.Ladescifréjustodespuésdequetefuisteadormiranoche. Katnosmiraalosdemáscontimidez. —Sí,necesitabadormirunpoco. —Eso pasa cuando no subsistes a base de una dieta de cafeína y nicotina—diceHenn. Miro de reojo a Josh. Él tampoco sabe lo que Henn está a punto de revelarnos. —¿Tútambiéntefuisteadormir?—lepreguntoamihermano. —Sí,tampocolepudeseguirelpasoaHenn—contestaJosh—.Creo quemefuicomoalamismahoraqueKat.—Lamiradereojo—.Talvez unpocodespués. ¡Mierda! ¡Esos dos están cogiendo! Me vuelvo a mirar brevemente a Sarahparaaveriguarsiellanotólomismoqueyo,peroellaestápáliday ansiosa,ynoleinteresaenlomásmínimoqueKatyJoshesténteniendo sexo. —¿Quéesentonces?—preguntaKatalbordedelasiento. —Todavíaestoyesperandoaquesetraduzcanmuchascosas.Meestá frenandounpocotantorusoyucraniano,asíqueaúnnotermino,peroles puedoadelantarqueOksanaescomounaespeciedeactivistapolítica.Es comolaCheGuevaraucraniana,amigos.Estáenconstantecomunicación con unos ucranianos sobre algo llamado Donbas. Como no sabía lo que era, lo investigué y resulta que se refiere a una especie de revolución ucraniana. —Los separatistas —agrego. Ha salido mucho en las noticias últimamente. —Sí, ¿verdad? Eso fue lo que pensé —dice Henn—. Hay muchos mensajesentreellayunmontóndeucranianosendondeescupetodaclase de comentarios propagandísticos sobre «la causa», y hablan sobre conseguir financiamiento y armas. Estamos hablando de armamento grueso, amigos. Cosas descabelladas. Y Oksana les dice cosas como: «Mantenganlafe».—Estoúltimolodiceconacentorusocaricaturizado. —Ay,Dios—murmuraJosh. —¿Qué?—preguntaKat. —Estánfinanciandoalosseparatistasucranianos—leexplicaJosh. —LocualsignificaqueOksanaestáfinanciandoaPutinpordebajode lamesa—agrego. Katnosmirasincomprender. —Porfavorexplíquenmelodetalladamente.Noentiendo. —Mira,hacemuchosañosexistíalaUniónSoviética,¿no?—digo—. Luego se dividió en varios nuevos países, como Rusia, Ucrania y los estadosbálticos.Bueno,puesahoraPutinquiererecuperarlaspiezaspara lamadreRusiaconelfinderesucitarelantiguoimperioyquierequeel diamantedeestanuevaUniónSoviéticaseaUcrania. Katasiente. —¿YUcraniaestádeacuerdoconeso? —No,elgobiernooficialnoloestá.Perohayunafaccióninterna,que sonlosseparatistas,quequierensepararsedesugobiernoyapoyarelplan de reunificación de Putin. Así que los separatistas tienen conflictos armadosconsupropiogobiernoquesonfinanciadosporlosrusos. Me vuelvo a mirar a Josh. Ambos estamos pensando lo mismo. ¡Mierda!Ledimosnuestrodineroaesaspersonas. Sarahsevecomoyomesiento:mortificada. —¡Mierda!¡Carajo!—exclamaKatenvozbaja. —Sí,sindudaalguna—comentaHenn—.Biendicho. —Tenemos que descifrar quién es el señor megavip —digo abruptamente, con un nudo gigantesco en la garganta—. Necesitamos saber quiénes son los clientes más pesados. Dijiste que hay congresistas involucrados,¿verdad? —Sip—contestaHenn. —Esopodríasermuymuymalo—comentaJosh. —Pésimo. «Hola, votantes. Por favor, reelíjanme» —dice Henn, fingiendo hablar como senador—. «Puse más policías en las calles, construíunabibliotecayvotéafavordelaumentoalsalariomínimo.Ah, y también le di muchísimo dinero a una red ucraniana de prostitución y armamento que financia la reunificación de la Unión Soviética. ¿Puedo contarconsuvotoenlasiguienteelección?». Ni siquiera puedo reírme. ¡Mierda! No me imaginé que el asunto pudieratenerestasdimensiones. —Esdemasiadograndeparaqueloenfrentemossolos—declaraSarah de forma enfática—. Tenemos que pasarle la estafeta al FBI. —Abre los ojoscomoplatos—.¿Oala CIA?Nisiquieraséaquéautoridadpasárselo. Digo, ¡cielos!, no soy más que estudiante de Derecho de primer año. — Niegaconlacabeza—.Estaesunacuestióndemagnitudinternacional,y esoesdecirlomenos. Tiene razón. No está exagerando. Y también tiene razón al decir que debemos traspasárselo a las autoridades pertinentes. Pero yo tampoco tengolamenorideadecómomanejaralgodeestamagnitud. —Lacuestiónescuándoycómo—digo—.Nopodemossimplemente llegaralFBIypreguntarporJohnnyelAgenteEspecialenTurnoydecirle: «Hola,hayunareddeprostituciónenLasVegasqueestálavandodineroy armasparaPutin.Ahora,¡vayantrasellos!».Aunsinostomaranenserio, lo cual dudo, ¿quién sabe cuánto les tomaría hacer la investigación y emprenderaccionessignificativas,siacasolohacen?Sitardandemasiado, ¿cuántotardaránMaxyOksanaensospecharydecidirqueSarahnovale tanto para ellos como creían? Lo único que me importa es proteger a Sarah. Ellagruñe. —No estamos hablando de una estafa a un casino, amigos. Vamos a necesitarmuchísimomásqueaGeorgeClooneyparasalirdeesta. Exhaloconfuerza. —¿Cuántas de estas cosas podemos demostrar hasta el momento, Henn? —Aquello de financiar al imperio del mal es circunstancial por el momento, pues aún no tengo los registros bancarios. Puedo demostrar algunascuantascosasconalgodecreatividadyreuniendoalgunaspiezas, pero para convencer a alguien de inmediato necesitaríamos tener un público con una amplia capacidad de retención que estuviera dispuesto a escucharconatenciónyhacerciertasconexioneslógicas. —Nopodemoscontarconeso. —Lo sé. Todo quedará claro y bien armado cuando logre entrar al servidorprincipaldeElClub.Yséqueestoyapuntodelograrlo. —Necesitamospodermostrarleslosmovimientosdedinero—digo—. Esaeslaclave.Eslaúnicaformadeatraersuatención. —Estoydeacuerdo—agregaHenn—.Todavíanotengolascuentasni lascontraseñas,peroestoytrabajandoenello. —¿Cuántotiempocreesquenecesitesparadejarloimpecable? —Un par de días más y tendremos algo sólido. Tal vez no perfecto, pero sólido. Digo, podrían pasar meses y meses, y seguiría habiendo informaciónnueva.Peroparateneralgoquepodamosusarcomodiscurso deapertura,algoqueatraigalaatencióndelosbuenoslosuficientecomo paraqueemprendanaccionesinmediatas,tardaréunpardedíasenobtener loquehacefalta. —Excelente—digo. —Henn,soytunuevamejoramiga—diceSarah—.Empezaréareunir y filtrar la información que encuentres, y a sintetizarla en un solo documento, como un expediente legal. Necesitamos tener algo que entregarlesalosbuenosparaatraersuatenciónrápidamente.Necesitamos facilitarleslascosas,presentarlesloshechos,lasoperacionesdeElCluby todos los cargos potencialmente delictivos: crimen organizado, fraude bancario, lavado de dinero, conspiración, etcétera. Yo resumiré la evidenciaquevayamosreuniendoconrespectoacadacargo.—Elcerebro deSarahvaamilporhora—.Kat. —Sí,micapitana. —Porcadacargodelictivo,necesitaréevidenciaquelorespalde,algo que demuestre que no lo estamos inventando. Te diré exactamente qué clasedecosasnecesitamos,paraquetúexaminesloqueHennhapodido encontrarhastaelmomento.Serásmiasistentedeinvestigación. —Puedohacereso—diceKat. —Genial —intervengo—. Josh y yo uniremos fuerzas para idear la mejor estrategia de presentación. Estoy de acuerdo en que tenemos que transferírseloaalguien,perolapreguntaesaquién.Siloponemosenlas manos equivocadas, podríamos echarnos encima un enemigo más peligrosoqueElClub. —¿Aquéterefieres?—preguntaKatconlosojosdesorbitados. —Parecieraquehaymuchagentepoderosaenesalistadeclientesque noquerráqueesteescándalosalgaalaluz. Hayunalargapausaenlaquetodosreflexionamos.Estamosapuntode abrirunaenormeypeligrosalatadegusanos. —Al final, todo se reducirá al dinero —digo—. El dinero tiene la respuesta. —Estoydeacuerdo—agregaJosh. —Esa será tu prioridad número uno, Henn. ¿De acuerdo? —comento —.Rastreaeldinero.Accedeaél. —Entendido—contestaHenn—.Nodebedetomarmemásdedosdías. —Podemos lograrlo —dice Sarah, aunque no suena convencida—. Somos un gran equipo. No necesitamos a ningún estúpido George ClooneyniaBradPittniaMattDamon. —Sí,peroestaríaincreíbleteneralacróbatachino—diceHenn—. Éleragenial. —¿Alquemetieronenlacajita?—preguntaKat—.Meencantó. —Sí,eragenial—coincideHenn. —Yen.Asísellamaba,¿no? Hennseríe. —Ah,sí.Québuenamemoria,Kat.—Sedaungolpecitoenlasien—. Cuántabellezaeinteligencia. —Lamento interrumpir sus reflexiones profundas, pero creo que hay que concentrarnos —interviene Sarah—. Hay muchas cosas por hacer, y quieroempezardesdeya. —Porsupuesto—contestaKat—.Loqueusteddiga,jefa. —Porcierto,Sarah—diceHenn—,unacosamás.¿Quéquiereshacer conelmensajequetemandódonMalvado? Sarahseponerojadevergüenza. —Estoy monitorizando su teléfono celular, ¿recuerdas? «Soy un hombreimpaciente».¿Aquéserefería? Es obvio que Sarah no puede hablar, así que tomo su mano y les explicoqueMaxexigióunamuestragratisyqueenviaríaunmensajede seguimiento. (No menciono los detalles del mensaje, pues no creo que necesiten entender la referencia que hizo Max al «table dance de mala muerte» y a las «máscaras». Por fortuna, Henn tiene la sensatez de no revelaresosdetallestampoco). —¿Qué debo hacer? —pregunta Sarah en medio de la habitación, sin fuerzaenlavoz—.¿Loignoro?¿Meoculto? —Ignóraloyocúltate—digo—.Noquieroqueledigasunasolacosaa esehijodeputa. —Estoydeacuerdo—comentaJosh—.Ignóraloyescóndete. —No —interviene Kat con seriedad—. Contéstale y escóndete. Ignorarloloharáenfurecer,ynoqueremoshacerlorabiar.Queremosque estétranquiloyconfiadoyquesigasiendopredecible. Todosnosvolvemosamirarlayconsideramossupropuesta. —DonMalvadonolatraeparadaporSarah.LatraeparadaporJonas. Frunzoelceño. —¡PorDios,Kat!Nolopongasenesostérminos. —No estoy hablando en términos sexuales. Tiene una erección de macho alfa por tu culpa, Jonas. Se trata del macho beta que quiere derrocar al alfa. Quiere tener lo que tú tienes para ganar. De ahí que la traigaparadaporti. —¡Cielos!Dejadedecireso,porfavor—leruego. —Entonces,¿quédeberíacontestarle? —Tenemos que quitártelo de encima y convencerlo de que sólo te muevelacodiciaynolalealtadaJonas—diceKat—.Entremáscreaque tus intereses coinciden con los suyos, más a salvo estarás. Tienes que lograrquesigaconfiandoenti.Siloignoras,empezaráasospecharalgo. Sarahsevuelveamirarme.LoquediceKattienemuchosentido. Kat ve mi intercambio gestual con Sarah y se siente motivada a continuar. —Dileque,despuésdereunirteconél,Jonasperdiólacabezaporlos celos.QueJonaspercibiólainconteniblequímicaentretúydonMalvado, yqueteacusódehaberlementidosobrenohaberlovistoantes.QueJonas está convencido de que ustedes dos tienen algo, y que cree que querías estar a solas con Max para tener sexo con él en el baño. Y que ahora, ¡maldición!,nopuedeshacernadaparaalejartedeJonassindespertarmás sus sospechas. Jonas, el novio celoso, te está observando de cerca como unhalcónynotedejarásalirdelahabitaciónsinél.HazlocreerqueJonas esunpsicópata.DileaMaxquenoteescriba,puesJonasestárevisandotu teléfonocelular,yqueestáapuntodedarteotrochequegigantesco.Deese modo, alimentas su ego y apelas a su codicia. Sin importar cuánto ansíe obtenersumuestragratisparasaciarsuerecciónporJonas… —Deacuerdo,Kat.Basta—leadvierto. —…no insistirá para no arriesgarse a arruinar la estafa. Le haremos creer que Jonas es el villano de la historia y que Sarah está haciendo su mejoresfuerzoporcontenerloycuidarqueeldinerosigafluyendo. TodosmiramosaKat,boquiabiertos. Katseencogedehombros. —¿Qué? Si hay dos cosas que conozco bien en este mundo son las relacionespúblicasyloshombres. —Genial—diceHenncongenuinaadmiración. —Mira, tal vez soy tonta, pero no soy rubia —dice Kat, y todos nos reímos. Joshlamiraconabsolutaadoración. —¿LosdemáscoincidenconKatenesto?Porquedefinitivamenteyosí. Todosexpresamosnuestraconformidad. —Enespecialenlapartedequenotienespermisodeabandonaresta suite sin mí —comento—. Eso es verdad. No quiero que salgas de aquí sola. —No lo haré. Confía en mí —dice Sarah—. Ahora que sé que el depravado ese nos está observando, no tengo deseo alguno de poner un pie afuera. Además, debo atrincherarme a escribir mi informe. Será un trabajo monstruoso. —Niega con la cabeza sin poder creerlo—. Esto es descabellado. —Es una cosa ridículamente descabellada —agrega Henn y exhala alegremente—.¿Nolesparecemaravilloso? Capítulo29 Sarah Hasidoundíalarguísimo,perotambiénmuyproductivo.Durantebuena parte del día, Kat y yo seguimos a Henn como sus sombras mientras él trabajabaatodovaporensustrescomputadoras,y,cuandoporfinsevino abajoycayóexhaustoporlaabsolutafaltadesueño,Katyyoseguimos adelante e hicimos lo mejor posible para categorizar y priorizar la informaciónqueélhabíaconseguidohastaesemomento.MientrasKaty yo trabajábamos, Jonas y Josh hacían lo propio, reuniendo ideas, investigandoagenciasgubernamentalesyesbozandoposiblesestrategias. Cadatanto,loschicosdiscutían,hastaqueunosereíaacarcajadasyel otroloseguía.Enunaocasión,delanada,seenfrascaronenunadiscusión acaloradasobrequiénesentraríanalalistadelosmejoresmariscalesde campodelanfldetodoslostiempos.Deboconfesarque,enunmomento, Kat y yo nos sentimos tan aturdidas que nos sentamos completamente vestidas en el jacuzzi vacío para beber una copa de vino; pero, fuera de eso,fueundíadetrabajoyestrésinterminables. Mientrasescribíaunasecciónespecialmentefrustrantedemiinforme, miré a Jonas al otro lado de la habitación y descubrí que estaba examinando algo con mucho detenimiento en su laptop, con el ceño fruncido,ysentíundeseoabrumadordetreparmeasuregazoydecirle: «Aldiablotodo.VámonosaBelice».Pero,envezdeeso,lesugeríquese tomara un descanso e hiciera una poco de ejercicio en el gimnasio del hotel. —Nohaytiempoparaeso—dijo—.Estoyenunamisióndivina,nena. Estaba a punto de decirle que su mente se beneficiaría del descanso cuando,delanada,élagregófrenteatodos: —Porqueamoaminenamásquealavidamisma.—Entoncesvolvióa clavar la mirada en su computadora como si ese no hubiera sido el momentomásinfartantedetodamivida. Ahora,porfin,sehanidotodosynohaynadaquemeimpidatreparme asuregazo,ohacerloqueseaqueseleantojeamisensualnovio. Jonassaledelbañodespuésdebañarse.Hastaelúltimocentímetrode sucuerpodesnudoestátandurocomounaroca.Semetealacamajuntoa mí, de un movimiento me pone de espaldas y se trepa encima de mí. Su erecciónrozamiabdomenysumiradabrilladedeseo. —¿Qué desea hacer primero, damisela? —dice—. ¿Empezaré por darle un gran mordisco a sus deliciosas nalgas? ¿O quizá por mordisquearsuspezones?—Bajaelrostroymemordisqueaunpezón. —Aguarde, gentilhombre —digo con falso acento formal, y él se detiene, aunque frenar parece provocarle dolor—. Resulta que me han venido a la cabeza unas ideas bastante específicas sobre este tema en el transcurso de esta hermosa tarde. —Doy una palmada a mi lado en la cama,yJonasobedecearegañadientes,conmiradainquisitiva—.Cuando busqué en Google aquel table dance al que te llevé anoche, al principio busqué«peep-showLasVegas».¿Ysabesquéencontré? Jonasniegaconlacabeza. —TodaclasedecosassobreunantiguomusicalquesepresentóenLa Franja,conmujeressemidesnudasylaesposadeIce-T. Jonasmemiralaentrepiernaconunamiradadeprofundoanhelo. Yosonríodeformatraviesa. —Entonces busqué «peep-show club sexual» para averigar qué encontraba,y¡malditasea!,Googledebedehaberinterpretadoqueestaba buscandounaposiciónsexual.Metopéconunascosasfascinantes.—Me muerdoellabioinferior. UnaespeciedesonrisaseasomaalrostrodeJonas,peroéldealgún modologramantenersuexcitacióncontenida. —Resultaquehayunaposiciónsexualquesellama«peep-show».¿Está ustedfamiliarizadoconella,gentilhombre? Jonashaceunapausa. —Bueno, de hecho, puede hacer alusión a una amplia variedad de cosas,miqueridadamisela.—Serelameloslabios—.Lepidoqueseamás específicaconeltemaalqueserefiere. Tomo mi laptop de la mesa de noche y de inmediato localizo la animaciónenterceradimensiónconlaquemetopéporaccidentelaotra noche:dosavataresanimadosquerealizanunafelacióndepeep-showcon granentusiasmo. AlpensarenlasmúltiplesysorprendentesformasenlasqueJonasme hahechosexooral,¿quiénhubieraimaginadoquehabríatantasmaneras de hacerlo? En todo caso, la animación de la felación de peep-show no debiódesorprendermeenloabsoluto,perorealmentesímeimpresionó. DurantetodoestetiempoheaceptadoelparadigmadeJonasdequemi placereraunabestiaescurridiza,elpremiomayorcuyaconquistarequirió queélestudiara,practicarayentrenaradeformaespecífica.Peronuncase meocurrióqueyopodríaaprenderunaodoscositasparaincrementarsu placertambién.Fuecomosisemeprendieraunfocoincandescentesobre lacabezayentrelaspiernas. Giro la pantalla de la laptop para que Jonas vea y el rostro se le ilumina. —Me refiero a esto —comento y le muestro la animación de las figurasquerealizanlafelación—.¿Lesuenafamiliar,caballero? Jonasesbozaunasonrisadeorejaaoreja. —Bueno, sí, mi estimada damisela —contesta, con un ligero tono de excitacióncontenida—.Mesuena,meresuena,meretumba,merechinay metintinea. Meríoenérgicamente. —Es cierto que he oído hablar de ese acto sexual al que usted hace referencia —dice, con un intenso brillo en la mirada—. Pero nunca he tenidolafortunadequealguienmerealiceesetipodefelaciónamí.—Se muerdeellabioinferior—.Pormí. Estoy anonadada. Creía que Jonas había realizado todos los actos sexualesconcebiblesporelserhumano.Nopuedocreerlo. —¿Cómo es posible? —pregunto, dejando de lado nuestra elegancia juguetona. —Nuncalohehecho. —Pero,yopenséque,tratándosedesexo,yahabíashechotodoloque existe,yhastamás. Jonasseencogedehombros. —Esquepenséque…—Niegoconlacabeza.Estoymuyconfundida. ¿Cómopuedeserposible? Jonassesonroja. —Noeseltipodecosaquelepediríaaunachicaalaqueconocíesa misma noche. Y nunca he tenido una… —Suspira—. Nunca había tenido unanoviacomotú. Unasensacióndecalidezmerecorretodoelcuerpo. —¿Aquéterefieres? Seencogedehombrosnuevamente,peronocontesta. —¿Tusnoviasnuncahanqueridohacerteesto? Niegaconlacabeza. —Tendrás que mostrarme más que gestos, grandulón. Sincérate. Vamos. Jonasexhala. —Nuncasalióenlaconversación. —¿Porqué? —¿Por qué no me dejas lamerte y hacer que te vengas, y luego hablamosdeesto?—Empiezaatreparseencimademíconmiradalasciva. Peroyoloaparto. —Estoesdemasiadofascinante.Dimeprimeroyteprometoqueluego cogeremoscomoconejoshastaelamanecer. Jonassuspira. —¿Sabíasquedasmuchalata,nena? —Sí. Jonasponelosojosenblanco. —Hace poco más de un año, salí con una mujer que fingió tener un orgasmo… —Sí, ya sé, la que te inspiró a buscar redención en el segundo encuentro. Siento que debería regalarle una botella de champaña en agradecimiento,puesyosoylaquemássehabeneficiadodelmaravilloso conocimientoqueteinspiróaadquirir. Jonassonríe. —¿Qué dices si te cuento la historia después de hacer que te vengas conmilengua?—Conlamanoacaricialaparteinternademimuslo. Yolequitoelbrazodegolpe. —Nop. Jonas frunce el ceño como un niño pequeño al que se le negó una galleta. —Vamos.Escupelasopa. Jonasexhalaconresignación. —Graciasalamujerquefingió,comencéaleeryaestudiar,ymedi cuentaporprimeravezdequeesundonlograrquelasmujeresalcancen el orgasmo, pues requiere mucho más esfuerzo que sólo penetrarlas. Antes de eso, sólo pensaba: «Si a mí me gusta, a ella debe gustarle también».Pensabaqueeraunjuegodedadosquelasmujeresterminaran, comosifueraalgomásalládemicontrol.Avecespasaba,avecesno.— Sonríe—. Digo, no me malinterpretes. Mis instintos naturales eran mejoresquelosdelamayoría,puesnosoyunabsolutoneandertal,pero, tan pronto empecé a leer y a investigar, me di cuenta de que implica muchascosasyquehabíamuchastécnicasporaprender.Medicuentade quepodíalograrquelasmujerestuvieranorgasmossiempre.Sólodebía hacerlobien. —¡Ay,Jonas!Meestásponiendocachonda. Surostroexplotadedeseoysumiembroerectosemueve. —Entoncesdéjamedevorarteyhacertegritardeplacer. —Primerotienesqueterminartuhistoria.—Meacariciounsenopara incitarlo. Surespiraciónseacelera. —Entonces lamí a montones de mujeres entre las piernas y las hice terminarsiempre.Fin.—Sonríeyseabalanzasobremí. Loapartounavezmás. —Quéasqueroso.—Jonasseríe—.Enserio.Medesconciertaporfin haberdescubiertounaposiciónsexualquenohasprobadonunca. —Ay, hay muchas posturas sexuales que nunca he probado. Y varias quesólohepuestoenprácticacontigo. Ahorasíestoyflotandoentrenubes. —¿Qué?¿Variasdetusprimerasveceshansidoconmigo? —Muchasmásdelasquecrees. Parpadeo velozmente como si me hubieran dado un latigazo mental. Meenderezoylomiroalosojos. —¿Dequéhablas,guapo?Estoymuyconfundida. Jonasapoyasumanoenmimejillaymebesa. —MimaravillosaSarah—diceymedaunmordiscoenelmentón—. Meponescomoloco,nena.¿Sabescuántomeprendes?—Sumanoroza ligeramentemiseno. Sientounadescargaeléctricaentrelaspiernas. —No,Jonas.Dime. —¿Porquénomedejassaborearteunratito?Tuvulvameatraeconsu cantocomounasirena. —No. Jonashacecaradeberrinche. —Cuéntame. Jonasgruñeysuspira. —Antes de encontrar la religión, por decirlo de alguna manera, tuve muchas relaciones sexuales, ligues de una noche, novias, amantes y romancesinformales.Todoeramuyconvencional:penetración,sexooral, tríos.Lohicetodo.Peronuncafuecomoloescontigo.Nuncafue…,ya sabes—lebrillanlosojos—,iralaiglesia.—Elrostroseleilumina—.Y luego,despuésdehallarlareligión,despuésdequeempecéaestudiarya aprenderyabuscarmujeresconlascualespracticar,elsexoseconvirtió paramíenunamisiónparalograrquelasmujerestuvieranlosorgasmos másintensosdesuvida,queserindieranantemí,quemevierancomosu Dios.—Aldeciresaúltimaparte,ponelosojosenblanco. —Redención—digoenvozbajacuandosemeprendeelfoco.¿Cómo esquenoentendíhastaahoracuántohabuscadoJonasredimirsedurante todasuvida?—.Todoloquehaces,hastaelsexo,lohacespararedimirte, Jonas.Parademostrarquenoeresinservible. Memirafijamentelargorato. —Sí—dicefinalmente—.Supongoquesí.—Memiraconesosojosde cachorro triste—. ¡Caray! —Hay otra larga pausa—. En fin, siempre he queridoquemisparejassexualesserindanantemí,peronunca…—tuerce la boca—, nunca he querido ser yo quien se rinda. —Pasa saliva con dificultad—. Así que, en respuesta a tu pregunta, no he hecho muchas cosas que me pongan en el extremo receptor, cosas como la felación de peep-show.Siempreheguiadolascosasendireccióncontraria. Apenassipuedocontrolarmisimpulsoscarnales. —Pero ¿qué pasaba antes de este último año, antes de que iniciara tu búsqueda de la sexcelencia? Tuviste novias antes de eso. ¿No recibías placerdeellas? —A veces, claro. Pero, antes de ti, mis novias eran bastante tensas. Supongoqueelegíachicasquehicieranmásfácilsuprimirlascosasque revelarlas.Ysí,tuvevariasnoviasantesquetú,peroestaeslaprimeravez quesoyunnoviodeverdad,laprimeravezquerevelomiinterior. Estoyelectrizada. —¿Y qué pasó con todos esos encuentros de una noche? No puedo creerquenohayasintentadotodaslasposiciones… —Piénsalo.Cuandotecogesaunamujerdistintacadanocheytuúnico objetivo es lograr que tu compañera se venga como nunca, en realidad terminas experimentando menos, y no más. Tienes una o quizá dos estrategiasparalograrqueestaextrañaterminecomouncohete,asíqueal finaltienesunacarpetademovidasuntantolimitadasqueusasunayotra vez,sóloparaasegurartedeteneréxitosiempre. —¿Ytodasesasposicionessexualesquehemosestadohaciendo? —Lamayoríalasestoyprobandoporprimeravezcontigo. Micuerpoenterovibradeexcitación. —¿Lamariposa? Suexpresiónestímida. —Sólocontigo,milindamariposa. Sientounapunzadaenelclítoris,comosiacabaradelamermeahí. —¿Labailarina? —¿Cuántas otras mujeres podrían pararse de esa manera y dejarse cogerasí? Lacabezamedavueltas. —¿Qué hay de aquel sesenta y nueve que hicimos el día que regresamosdeBelice? —Sólocontigo. —Peroantesdehacerlodijistequeteprendíay… —Hablabadelossesentaynuevesengeneral.Claroqueloshehecho antes, pero nunca había probado esa versión superacrobática. Siempre había querido intentarla, pero ¿con quién más lo habría hecho de no ser contigo?—Suspira,embelesado—.Fueincreíble. Estoytanprendidaqueesabsurdo. —Oh,Jonas—sacudolacabeza—.Penséquetodoesolohabíashecho conmilmujeresmás. Élniegaconlacabeza. —Laslamíylashicevenirseymelascogíparavenirme.Noseparece en nada a lo que hacemos tú y yo. Eres la primera con la que hago un montón de cosas que siempre había querido intentar. Eres mi sensual conejilladeindias. Tengo tantas ganas de frotarme contra su muslo que parezco gata en celo. —Tienesquesentirtemuycómodoconalguienparahacermuchasde lascosasaventuradasquehemosintentado—dice—.Debehaberconfianza mutua. Tomo su rostro entre mis manos y lo beso, y él se inclina hacia mí, listoparatreparsesobremíymontarme.Unavezmásloapartoyélgruñe. —Porfavor,nena.Meestásmatando.Yanopuedoesperar—gimotea. —Quépena—exclamoentrejadeos.Tomomilaptopydoyclicenel diagrama titulado «felación de peep-show». Se abre una página dedicada por completo a todas las posiciones sexuales conocidas por el hombre, con todo y animaciones digitales, instrucciones detalladas y foros de discusión. Navego hacia la página principal. En el extremo superior izquierdo, hay un extenso menú de categorías generales, como «cara a cara»,«sesentaynueve»y«sexoanal»,cadaunadelascualesderivaen una serie de subcategorías más específicas y animaciones demostrativas. Doy clic en la categoría general de «felación» y se despliegan en la pantalladocediagramasanimadosdeformasdehacersexooral. —¿Cómolasves?¿Cuálesdeellastehanhecho? Jonasexaminalasimágenes,conlarespiraciónagitada. —¡Vaya!—dice—.¡Guau!Miraesa.—Suerecciónseestremece—.No, sólomehanhechocomo,yasabes,lamamadabásica,lacualesincreíble ydelacualnomequejo,telojuro.Ay,yesta,claroestá,paradoasí,pero creoqueesmuybásica.Ah,yesatambién,sentadoenesaposición. —¿Quéhaydeesta?—Doyclicenunvínculo. Jonasniegaconlacabezayseríe. —Nop. —¿Esta? —Ay,no.Peronomegustaría.Terminaríaaplastándote. Lamiro. —Sí, tienes razón. Ignórala. No sobreviviría. Pero ¿qué hay de esta? ¿Tehanhechoesta? —Nop. —Pues,¿quécrees,guapo?Estudíadesuerte.Hoyempiezanlosdoce díasdelafelaciónnavideña.Haremostodasycadaunadeesasvariantes, al pie de la letra, a excepción de las que podrían matarme —digo entre risas—. Tal vez no pueda llevarlas a cabo a la perfección… —Observo con detenimiento un diagrama especialmente enigmático y hago una mueca—. Algunas se ven muy difíciles, y no entiendo cómo funcionan otras desde el punto de vista logístico… Pero prometo que lo intentaré comotodaunaganadora. —Sarah,noesnecesarioque… —Quierohacerlo. —Escucha, nena. Cuando yo te hago sexo oral, no busco que me paguesconlamismamoneda.Meencantadevorarte.Meprendetusabor. Eresexquisita.Nolohagopararecibirlomismo… Me inclino y lamo la punta de su pene y Jonas se queda callado de inmediato. Mevuelvoamirarlo. —¿Tegustasaborearme? Jonasinhalaprofundamente. —Esloquemásdisfrutoenelmundo. —Bueno, eso mismo pienso yo de chuparte. Me prende muchísimo. Fantaseoconhacerlo.Loansío.Sueñoconello.Megustacómosabes.Me gusta cómo se siente tenerte en mi boca. Me gusta cómo me tomas del cabellocuandoestoyahí.Megustanlossonidosquehaces.—Lolamode nuevo y él gime—. Me siento poderosa cuando lo hago, como si me pertenecieras. —Ay,nena.Mevoyavenirantesdequeempieces. Tomosumiembroconfirmeza. —Entonces, más vale que deje de hablar al respecto y empiece a hacerlo. Mira otra vez la lista y dime con cuál quieres empezar. Estoy poniéndomecachondísima. Jonas mira la pantalla y examina urgentemente sus opciones, con respiracióndificultosa. —¿Entonces? —Nopuedodecidir.Pedirmequeelijaesunacrueldad. —¿Quétepareceesta? —Sí,porfavor. —¿Oesta? —Sí,porfavor. Merío. —¿Cuálseteantojamás? —Escomosituvieradoshijosymepreguntarascuálesmifavorito. Meríodenuevoyexaminodenuevolosdiagramas. Jonasinclinalapantallahaciaél. —Oye, ¿por qué no estudiamos también las opciones de cunnilingus parati?Esoseríadivertido. Volteolapantallahaciamídenuevo. —No,estosetratadequeyomeconviertaenunasamuráisexual.Tú yateganastetusableapulso. —Espera. —Jonas secuestra de nuevo la computadora y teclea la palabra«cunnilingus» en el buscador de la página. Cuando aparecen las opciones,gruñecomosiacabaradeintroducirsumiembroenmiboca—. Estas animaciones son bastante excitantes. Quiero intentar todas las posicionescontigoenesteinstante. —¿Nolashemosprobadotodasya?—Measomoalapantalla. —Estano—diceJonasyemiteungemido—.Nuncatehasrecostado encimademídeesamanera.Ay,quierohacereso.¡Ay,Dios!,sí,esaseve bien.Sí,porfavor. Tienerazón.Seveincreíble.Perodeboconcentrarme. —Estosetratadequeyohagaalgoporti. —Sí, pero estarías haciendo algo por mí, te lo prometo. —Gime de nuevo—. Probablemente te dejaría el cabello cremoso si me dejaras devorarte de esta forma. —Señala un diagrama en donde la cabeza de la mujer pende de forma precaria cerca del pene del hombre. —Jonas se estremece—.Ay,quierohacerteesa,Sarah.Porfavor.—Gimedenuevo—. Teloruego. Meestremezcodedeseo. —Sindudasevedelicioso. Jonasseestremeceotravez. —Probémoslaenesteinstante.—Metelamanoentremispiernasyme toca.Cuandosedacuentadelomojadaqueestoy,emiteunfuertegemido denuevo—.Porfavor. —Espera—exclamo,sinaliento—.Espera,Jonas.Espera. Élapartalamanoconcaradepuchero. —Estuturnoderecibirjustoahora—digo. Jonassuspiraymiradenuevolapantalla,sinhacermecaso.Daclicen otrovínculo. —Estatampocolahemosintentado,¿osí?Conlapiernaenelairede esaforma. Jonas está pasando por alto lo importante. Yo quiero ser quien le dé placer.Peronopuedoresistirmeamirardereojolaopcióndecunnilingus de la que está hablando. ¡Ay, Dios! Es tan tentadora que hace que mi clítorisvibrededeseodesólomirarla. —«Lamerelastadelabandera»—leo—.Pareceencantadora. —Quierointentaresa—diceJonas,comoniñoendulcería—.Quiero —exclama,yluegohablacomocavernícola—:Yo.Querer.Ahora. Tomolalaptop. —Te estás desviando del tema. Se trata de que yo descubra cómo incrementartuplacer. —Nopodríasincrementarmiplacermásdeloqueyalohacessiendo hermosa,deliciosayexquisita. Mesonrojo. —Peroquierointentarcosasnuevas. Jonassemuerdeellabio. —Deacuerdo.Tepropongoalgo,mipequeñasamuráienciernes. —¿Quécosa? —Loharemosengrande.Dandoydando. —Tegustamuchoesaexpresión,¿verdad? —Silencio.Escúchame. Hagogestosexageradosparapretenderqueleestoyprestandotodami atención. —Será la aventura en la que Jonas y Sarah darán y se darán. Yo te daré… —Ytúmedarás,comosiempre.Entendido. —Túempezarásconcualquierversióndefelaciónqueseteantoje,y yo recibiré humildemente y con gratitud el preciado regalo que desees otorgarme.Peroluegoserámiturnodehacerloquemevengaengana,de lajodidamaneraquesemeantoje.—Seestremecedelaexcitación. —¿Qué no es eso lo que hacemos siempre: tú me haces lo que se te antoja,comoseteantoja?¿Quédiferenciahabráahora? —Shh. Ahora será oficial, con reglas y todo. Dando y dando. Tú me daráscomoseteantoje…yluegoyovoltearélascosasytedarécomose mevengaengana.—Serelameloslabios. —Durantedocedías—añado—.Seránlosdocedíasdefelaciónparati. —Ylosdocedíasdedeleiteparati. —Jonas,túmedeleitasadiario.Noestásproponiendonadadistintoni novedoso… —Sígueme la corriente, mujer. ¿Por qué siempre quieres mangonearmeyarruinarmeladiversión?Eressumamentemandona. Pongolosojosenblanco. —Está bien. De acuerdo. —Vuelvo a dar clic en las opciones de felaciónauncostadodelapágina—.Elijamoslachupadainaugural. Doy clic en un diagrama animado que se titula: «El martillo neumático». —No entiendo cómo esto puede funcionar. Tendría que jalar tu pene haciaabajoenladirecciónequivocadaenmiboca.¿Notedolería? —Nolosé.Supongoquetendremosqueaveriguarlo.—Jonasesboza unasonrisadeorejaaoreja. —Y está esta: «El encantador de serpientes». ¿Puedes pararte de manos? Jonasseríe. —Estoydispuestoaintentarlo. —Esaeslaactitudquequieroobservar,guapo.Tediréloqueharemos. Empezaremosconelpeep-show,porqueesafuelaquemeprendióyme inquietódesdeuninicio.—Tomosumiembroyloacaricio. Élseestremece. —Bienvenidosalosdocedíasdefelaciones,guapo—digoenvozbaja mientraslofroto. Élemiteunaullidodeemoción. —Teamo,Jonas—exclamo. —Yo te amo más que a la vida misma —contesta—. Mi maravillosa Sarah. —Ahora, deja de interrumpirme y recuéstate de lado. Tienes que cumplirmivoluntad. Jonas se acuesta de lado, con una enorme sonrisa en el rostro y una ereccióntirante. —Muybien.—Mirodenuevolapantalladelacomputadoraeintento entender cómo funciona esta versión particular de Twister—. Se supone que debo pasar mi cabeza y mi cuello entre tus muslos por atrás. —Me acomodo en la posición correcta, mientras canturreo—: «Noche de paz, nochedeamor.Todosabeafelación».—Jonasseríecongenuinaalegría, y yo también—. «Y los ángeles cantando están. Y mi amor me va a devorar»—cantoalegrementeentresusmuslos,sinpodercontenerlarisa —. «Tra la la la la la la». —Le doy una lamida entusiasta—. Mmmm — exclamo—.Esmejorquelaensaladanavideña. Jonasechalacabezahaciaatrásysecarcajea. —¡Dios!Nosabescuántoteamo,Sarah. Capítulo30 Jonas MedespiertocuandoSarahseestremeceylloraentremisbrazos. —¡Nooo! —grita a todo pulmón, con voz llorosa—. ¡Nooo! —Se azotacondesesperación. —Despierta,Sarah.Estássoñando.—Laabrazoconfuerza—.Essólo unapesadilla,Sarah. Sarahsedespiertasobresaltada,sinalientoyconlosojosdesorbitados. —Estabasteniendootrapesadilla. Seaferraamíyrompeenllanto. —Tranquila,nena.Estásasalvo.Aquíestoy.Sólofueunsueño.—Le acaricio el cabello—. Shh. Estás bien. Aquí estoy. —Después de que se tranquiliza un poco, la estrujo y le beso las mejillas—. ¿Era el Travolta ucranianodenuevo? Sarahasiente.Pasasalivacondificultadyrecuperaelaliento. —Sólo que, esta vez, también estaba Max. Él me violaba mientras el Travoltameponíaunanavajaenelcuello.YMaxnoparabadedecir:«Te matará cuando termine de cogerte», y yo lloraba e intentaba liberarme, pero los brazos no me funcionaban y tenía las piernas paralizadas y no podíamoverme… —Todoestábien,nena.Sólofueunmalsueño. Sarahgimoteadenuevo. —Estás a salvo. —La abrazo con fuerza. Juro por Dios que voy a mataraesoshijosdeputa. Setomaunmomentopararecomponerseantesdecontinuar. —Yentonces…—haceunapausa,comosiestuvieravisualizandoalgo —apareciómipadre,delanada.—Seestremece—.Porunafracciónde segundo, me sentí aliviada, porque pensé que estaba ahí para salvarme. PeroentoncessemeacercóaloídomientrasMaxmeviolaba,ymedijo: «Larevanchaesunaperramaldita,¿nocrees?». Semeenfríalasangre. Sarahtiembla. —¡Dios!Nohabíatenidopesadillasconmipapáenaños.Supongoque lascosasdeElClubhanabiertoalgunasviejasheridaspsicológicas. Leacaricioelbrazo. —¿Solíastenerpesadillascontupadre? —Todoeltiempo.Duranteaproximadamenteunañodespuésdequemi mamá y yo huimos de él, solía mirar por encima del hombro, pues me daba miedo que viniera por mí, me pusiera una bolsa en la cabeza y me secuestrara.—Inhalaprofundamenteyexhalaconfuerza—.Ahorasiento esomismoconMaxyconelTravolta,comosilostuvieraamisespaldas. —Contiene otro gimoteo—. No puedo dejar de pensar que vendrán a buscarme. Laestrujounpocomás.Voyamatarasangrefríaaesosmalditoshijos deputa. —¡Demonios! Creí que ya se habían acabado las pesadillas sobre mi padre.—Selimpialosojos. —Lovistehacercosasterribles,¿verdad? —Sí —contesta en voz baja—. Solía golpear horriblemente a mi mamá, y luego quería que me comportara como si él fuera el padre del año. —¿Alguna vez te lastimó? —Una vez me dijo que su padre nunca le había puesto una mano encima, pero me pregunto si fue completamente honesta. —Nuncamepusounamanoencima.Yoerasuprincesa. Exhalo.Esungranalivioescucharlo. —Sinembargo,Jonas… Lamiro,peroellanocontinúa. —¿Quépasa?—Poralgunarazón,estoynervioso. —Hay algo que no te he contado. Algo que nunca le he contado a nadie. Semeerizalapieldelanuca. —¿Quétecontésobremipapá,sobrecómohuimos? Intentorecordarlopocoquemecontó. —Medijistequeéllastimóatumamáyqueambasescaparoncuando túteníasdiezaños. —Sí,todoesoescierto.—Sarahseapoyaenelcodoymemiraalos ojos. El cabello le cae sobre los hombros—. Pero hay algo que he mantenidoensecretotodamivida.Noeramiintenciónocultártelo,pero es algo que le he ocultado a todo el mundo. —Me acaricia el rostro—. Pero ya no quiero que haya secretos entre nosotros, no importa si son grandesopequeños.Seacabó. Se me pone la piel de gallina. ¿Estará hablando de mis secretos o de los suyos? De pronto, el pulso me retumba en las orejas. ¿Josh le habrá contadotodosobremí?¿Esoesloqueestáinsinuando? —Cuando te conté que mi mamá y yo «escapamos» de mi papá, no estabamintiendo.Élsolíagolpearlatodoeltiempo.—Haceunapausa—. Yluegohubounanocheterribleenlaquelagolpeóhastalainconsciencia, hasta casi matarla —dice—. Sangró tanto que por un momento creí que estabamuerta. Contengo la respiración. No tengo idea de lo que está a punto de revelarme. —Cuandotedijequemimamáyyo«escapamos»demipapá,tratéde que pareciera como si mi mamá me hubiera tomado de la mano y nos hubiéramos limitado a huir, como si finalmente hubiera decidido que ya erasuficienteynoshubiéramosido. Asiento con la cabeza. Ese es exactamente el escenario que había imaginado. —Esa es la historia que me cuento a mí misma. Así es como elegí recordarla.Peronofueasícomosucedió. Laspulsacionesenmisoídossevuelvenmásintensas. —Laverdadesquefuiyo. Lamirocondesconcierto. —Él la golpeó terriblemente una noche, tanto que creí que la había matado.Peroluego,cuandomedicuentadequeestabaviva,mesentítan aliviada, tan jodidamente aliviada, que pensé: «Se acabó. Ya no más. No permitiréquelamatelapróximavez.Nopermitiréquehayaunapróxima vez».—Exhalaconlarespiracióntemblorosa—.Asíquelodroguéaél,y aellalaarrastréhastaunlugarendondeélnopudieraencontrarnos.Ella estabademasiadodébilcomopararesistirse. Estoyconfundido.¿Noteníadiezaños? —Llevaba semanas almacenando provisiones en un cobertizo abandonado que estaba a unas cuadras de la casa, pues supongo que fantaseaba con huir, aunque en realidad no tenía un plan ni nada por el estilo. Pero luego llegó esa noche, y era todo o nada. Así que trituré un montón de píldoras para dormir, las diluí en su cerveza y, cuando él se desmayó,arrastréamimamáhastaelcobertizo.Nosquedamosahívarios días, sin hacer ruido, mientras ella recuperaba fuerzas. Y luego un día despertó, me miró a los ojos y dijo: «No más. De ahora en adelante, renazco».Yesofuetodo.Seliberó. —¿Cuántosañosdicesquetenías? —Diez. La cabeza me da vueltas. Sabía que Sarah era una cabrona de proporciones épicas, pero esto demuestra que lo es desde que nació. ¡Cielos! —Despuésdeeso,durantemuchotiempomeatormentópensarquelo había matado por accidente, porque quizá le había dado demasiadas pastillasparadormir.Ynodejabadetenerpesadillasenlasquelapolicía tocaba a la puerta para arrestarme. Cuando por fin mi mamá pidió el divorcio, supe que había sobrevivido, pero empecé a tener pesadillas horriblesenlasqueélveníapormíparavengarse. —¿Cuándodejastedeteneresaspesadillas? —Cuando se volvió a casar y tuvo un hijo con su nueva esposa. No volvimosasaberdeél.—Suspirayselimpialosojos—.Ahífuecuando empecéasentirmesegura,pocoapoco. —¡Guau,Sarah!Erademasiadopesoparaunaniñatanpequeña. Ellamemira,sorprendida. —Lodiceelniñoconlamiradamástristequehevistoenmivida.— Meacaricialamejilla. Mesonrojo.Nopretendíavolcarlaatenciónsobremí. Sarahsuspira. —Nunca le había contado a nadie que lo drogué, ni siquiera a mi mamá.Ellaestabatandesesperadaquenuncamepidióquelecontaralos detalles sobre esa noche. Después, creí que estaba avergonzada de haber aguantadotantamierdadurantetantotiempoyquenoqueríahablardeél ni de lo que había ocurrido. Una vez que empezó a dedicar su vida a ayudar a otras mujeres y a apoyarlas para que salgan de situaciones de violencia,noquiserevelarlelaescandalosaverdaddequefuesuhijade diez años, y no ella, quien se armó de valor para huir. O al menos al principio.Despuésdeeso,ellafuemuyvaliente. —Tútambiénfuistemuyvaliente,Sarah.¡Guau! —No. —Claroquesí. —Másbienestabadecidida.Servalienteimplicahaceralgoqueteda miedo,aunquetedémiedo.Aquímásbiennadapodíadetenerme.Nome detuve a sentir miedo. Me puse un par de anteojeras e hice lo que debía hacer. Sonrío. —Creoquetehevistodecididaunaodosveces. Sarahesbozaunasonrisatímida.Seinclinaymebesa. —Nuncalehabíacontadoanadieestahistoria. —Notienesnadadequeavergonzarte.Deberíasestarorgullosadeesa historia. —Noestoynadaorgullosa.Digo,nolamentohaberlohecho.Sinolo hubierahecho,mimamápodríahabermuertolasiguienteocasión,perola historiademuestradeciertomodoqueestoydañada,¿nocrees?—Sonríe —.Oalmenosunpoquitoloca. ¿Está intentando decirme que yo también estoy un poco desquiciado? ¿Joshlecontócosassobremí?¿Esoesloqueinsinúa? —¿Me amas a pesar de que drogué a mi padre y le arrebaté a mi madre?—preguntaconunasonrisa. Intento sonreírle también, pero no puedo. De pronto, me inunda el pánico.¿Quétantosabedemí?¿Estáintentandodecirmealgo? Sarahmebesa. —Qué bien se siente habértelo dicho. —Acaricia mi pecho desnudo con la mano—. Me siento tan increíblemente cercana a ti, Jonas. —Sus labios besan mi cuello, mientras se frota contra él—. Nunca antes se lo había contado a nadie. —Me besa los labios. Es obvio que se está excitando. Pero yo estoy distraído. Ahora que me contó sus secretos, ¿estoy obligadoarevelarlelosmíos?Sinolecuentotodoahora,enestepreciso instante, ¿le estaría mintiendo? ¿Es lo que me acaba de decir de manera implícita?¡Mierda! Sumanoacariciamibíceps.Sucuerpodesnudoserestriegacontrael mío.Mimiembrocobravida. Sinosoyfrancoenesteinstante,serácomoesavezenlaquemereuní con Stacy en el Pine Box y no se lo mencioné. ¿Cómo lo describió entonces? «Los secretos abren huecos oscuros en las relaciones», dijo. «Cuandounodelosdosguardasecretos,elotrollenaloshuecososcuros con sus propios miedos e inseguridades». Ella dijo que mi silencio respectoalodeStacyhabíacreadounhuecooscuroentrenosotros,yque esa era una razón para no confiar en mí. ¡Carajo! ¿Mi silencio actual estaráabriendootrohuecooscuroentrenosotros? Sumanoacariciamipene,elcual,comoesdeesperarse,respondeal rocedesupiel. Sarahgime. —Teamo—exclamaella,mientrascolocasupiernaalrededordemí, comosimequisieratriturar. Unhombrenormalconfesaríasussecretosenesteinstante.Esteesel momento para ser completamente honesto. Ella acaba de contarme su secretomásprofundoyoscuro,yconfesármelolahizosentirsemáscerca de mí. No hay forma de cambiar este momento. Mi corazón se acelera. ¿Callar es lo mismo que mentir? Por supuesto que sí. Tal vez no lo era antesdeesteinstante,perolascosashancambiado.Lopercibo.Deboser recíproco.Esloqueellanecesitademí,loquemerece.Yesloqueharía unhombrenormalporlamujeralaqueama. —Me siento tan cercana a ti —murmura—. Quiero sentirte dentro de mí. Mebesadeformaapasionada,peroyonopuedobesarla.Meparaliza elmiedo.Prometínomentirle.Prometícontarletodo,exceptoquizácosas relacionadas con El Club. Pero esto no está relacionado con El Club. ¡Mierda! Sarahestrechamimiembroyjalamicaderaparaincitarmeahacerleel amor. —Ven,Jonas. —Espera,Sarah. Hayunsilencioincómodoenelqueellamemiraconlosojosabiertos comoplatos.Entoncesmesuelta. —Hayalgoquedebocontarte.Sonvariascosas,dehecho.Soncosas quedebessabersobremí. Capítulo31 Sarah Durantelaúltimahora,Jonasyyohemosestadosentadosenlacamaen piyama, hablando sobre todo lo que ocurrió después de que muriera la madredeJonas.Temohacerdemasiadaspreguntas,puesélestáabriendo sucorazóncomonuncaantesynoquieroromperelencanto. Cuando Jonas me cuenta sobre su adorada Mariela, le pregunto si algunavezintentóbuscarladespués.Éldicequeno,contristeza. —Nuncasupesuapellido.Eramuyjoven.Paramí,sóloeraMariela…, miMariela.—Eldolorensuvozesinconfundible—.Nisiquierarecuerdo su rostro. Lo único que recuerdo son sus ojos pardos y su hermosa piel morena.—Suspira—.Ycómomecantabacancionesenespañol. Contengolasonrisa.¿LaprimeramujeralaqueJonasamóademásde sumadreeraunahispanadeojososcurosy«hermosapielmorena»?No puedesercoincidencia. Cuandomeexplicaqueguardósilencioduranteunañodespuésdela muertedesumadreporquequeríaquelasúltimaspalabrasquesalierande subocafueran:«Teamo,mami»,elcorazónsemerompeenmilpedazos. Tengoquecontenermeparanoromperenllantoaldarmecuentadeque este hombre hermoso, sensible y poético permitió que esas palabras volvieranaescapardesubocapormí. Yluego,cuandomecuentasobresuprofesora,laseñoritaWestbrook, quien lo convenció con amor e inteligencia de romper su doloroso silencio, lo hizo sentir amado durante el periodo más solitario de su infanciaycuidódeesepobreniñotristequedesesperadamenteansiabaun poco de afecto, además de demostrarle una de las formas de amor más puroalponerleasuhijoelnombredeJonas;creoquemicorazónvaa explotarysalpicarlavidadeestepobrehombreconmássangredelaque yahasoportado.Alparecer,nosoylaúnicamujerquesehaenamorado perdidamente de la dulzura innata de Jonas: su madre, Mariela y la señoritaWestbrooktambiénlohicieron. —Ay,Jonas.Pobrecitodeti—digoymeacercoaabrazarlo. Peroéllevantaunamanoparafrenarme. —No.Todavíanotehecontadoloquenecesitoquesepas.—Surostro estáteñidodeansiedadpura—.Todoloquetehedichonoesmásqueel contexto.Sonlascosasquenecesitassaberparaentenderloquetevoya revelar. Mesientoycierrolaboca.¿Quépodríaquererdecirmequeloponeasí deansioso? Jonas inhala profundamente y me mira con sus ojos tristes y anhelantes. —Alprincipio,comonoqueríahablar,mipapámeenviólejos.Aun hospital.Yasabes,aunpsiquiátrico.Lollamaban:«centrodetratamiento infantil». ¿Alossieteaños?¿Despuésdequeelpobrecitoperdióasumamáya suamadanana?Hacerleesoaunniñomeparecesumamentedesalmado. —Peroseguíasinhablar.Nohacíanadadeloquequeríanlosmédicos. No quería mejorar. Sólo quería morir para estar con mi mamá. Cuando porfinmedierondealta,apesardequenohablaba,supusequemipapá debíaextrañarmedemasiadocomoparadejarmeallá.Luegodescubríque mipapácedióymellevóacasaporqueJoshlerogó,lesuplicóyllorósin parar.—Jonassonríeconremordimiento. SemeolvidaqueJoshtambiénlopadeció.¡Cielos!Tampocodebióde serfácilparaél. —Y luego, después de eso, durante muchos años, supe que existía la amenazadequemipapávolvieraaenviarmealcentrodetratamientoen cualquiermomento.Sinohablabacomoélquería.Sillorabaonoeralo «suficientemente hombre», aunque no sé qué quería decir con eso. Siempreestabalaamenazalatente:decirohaceralgomal,serinadecuado, pensar algo inadecuado, y él decía que era porque yo estaba «loco» y necesitaba que «los malditos médicos me enderezaran la cabeza de nuevo».Peroavecesnopodíaevitarlo.Simplementenopodíaseguirsus reglas.Quizásestabademasiadotristecomoparasalirdelacamadurante unasemanaentera.Otalvezhabíadíasenlosquenosemeantojabadarle importancia a lo que él pensaba de mí. A veces perdía los estribos y empezabaagritarle,locualsefuevolviendounproblemacadavezmayor paraélamedidaqueyoibacreciendo.Enfin,entréysalídeesejodido lugar durante años. Entraba y salía, una y otra vez. Durante largos periodos, podía ir a la escuela y hacer uno que otro amigo. Empezaba a sentir que quizá sí era normal después de todo, y luego, ¡bum!, me mandaban de regreso al hospital por cualquier motivo. Conforme fui creciendo, empecé a sentir más y más ira por todo eso, y comencé a pensar que prefería morir que volver a ese inmundo lugar. Y luego, cuando empezó la adolescencia, recuerdo con claridad haber pensado: «Prefiero matarlo que volver a ese maldito lugar». —Pasa saliva con dificultad. Elcorazónmedaunvuelco. —Me odiaba. —Se pasa la mano por el cabello—. Simplemente me despreciaba.—Losojosselehumedecen—.Durantetodosesosaños,sólo vivimosmipadre,Joshyyoenesaenormemansión,sólonosotrostres,y dosdeesostresmeodiabanhastalamédula. Los ojos se me llenan de lágrimas. ¿De dónde obtuvo amor el joven Jonas? Seguramente de Josh, pero ¿de quién más? ¿Cómo diablos logró conservartodalabondadylagenerosidadqueyoveoenél? —Mientrastanto,tejuroporDiosqueeramipadreelqueestabaloco ynoyo.Éleraelqueseemborrachabatodoeltiempo,noyo.Éleraelque se cogía prostitutas y las llevaba a la casa, y les compraba Bentleys, Bugattis,Porschesyhelicópterosasus«novias»,ytirabaeldinerocomo si fuera agua. —Niega con la cabeza—. Él era el que gritaba todo el tiempo,noyo.—Depronto,seleiluminanlosojoscomosiseleacabara deprenderelfoco—.LamentohabertegritadocuandosalimosdeElClub, Sarah. —Se limpia los ojos—. No debí haberlo hecho. Pero es que me perturbabatantolaideadeperdertequemedesquitécontigo.—Sacudela cabezadenuevo—.Locualnotieneningúnsentido.—Sefrotaelrostro —.Talvezsíestoylocodeatar.Nolosé. Gateosobrelacamahastaacercarmeaélyloabrazo. —Estábien.Supeporquélohiciste. Élhundelanarizenmicuello. —No hay razones para gritarte, nunca. Eres la persona más gentil y amorosaqueheconocidojamás.Notelomereces,sobretododespuésde habertenidounpadretanimbécil.Perdóname,porfavor.¡Porfavor! —Teperdono.Porsupuestoqueteperdono. —Noquieroquecreasquesoycomotupadre. Meríomentalmente.Jonasesunabestiasalvajeenmuchossentidos:es imponentefísicamente,esintimidante,estáatormentado,esimpulsivo,es instintivo y es cachondísimo, más que cualquier persona que haya conocidojamás,peroniporunnanosegundohepensadoqueescapazde ponermeunamanoencima. —Comprendo—ledigo.Lebesoloslabiosymicuerpoenteroexplota deanheloincontenible.¡Diosmío!Quierohacerleelamormásquenunca. Besocadacentímetrodesupiel,yélsederritealcontactoconmislabios. Me inunda un deseo inenarrable entre las piernas. De la nada, siento una picazónenloquecedorayJonaseselúnicoquepuedequitármela.Presiono micuerpocontraelsuyo,hambrientadeél. Jonasgruñe.Esobvioquesienteelmismodeseoqueyo.Mepasalas manos por la espalda y me levanta la blusa de tirantes, pero luego se apartabruscamenteyseagarraelcabello. —Todavíanotecuentotodo—diceconvozentrecortada—.Escucha, Sarah.Sinotecuentotodoahora,nuncaloharé.—Aprietalaquijada—. Tengoquehacerlo.—Sumiradareflejaundolormuyprofundo. Quierodesvanecersuagoníaabesos.Quierosentirlodentrodemíy hacerlosentirbienyhacerdesaparecersudolorysentirunplacerintenso enelproceso.Pero,envezdeeso,asientoyrespiroprofundamente. —Puedescontarmeloquesea.—Regresoamiesquinadelacamaylo miro,alaexpectativa. Ahí está de nuevo plasmado en su rostro: miedo. ¿Es en serio? ¿En verdad este hombre cree que hay algo que puede decirme que me hará salircorriendo?¿Enseriocreequehayalgoenestemundoquemeharía dejardeamarlo? —JoshyyolellamamosLaLoquera—dice,yexhalacomosiacabara dedecirlagroseríamásabominabledelahistoria. Sigoesperando. —Fue cuando tenía diecisiete años. Mi papá tenía sus boletos de siempre para el partido de los Halcones Marinos, pero dijo que no se sentía muy bien, así que se los dio a Josh. Josh siempre tenía miles de amigosaloscualespodíainvitaralospartidos.Yfuetodounshockpara mí cuando mi papá me pidió que me quedara en casa con él para que viéramos juntos el partido por televisión. «Deja que Josh vaya con sus amigos»,medijo.«Túyyonosquedaremosencasa,ypasaremosunrato memorable». —Jonas niega con la cabeza y resopla—. Fui tan estúpido. Realmente me emocionó quedarme en casa con él. De verdad creí: «¡Guau!, quiere pasar tiempo conmigo, sólo conmigo. No con Josh». Le dije:«¡Vaya,papá,estaríagenial!».Estabamuycontento,comosiacabara deofrecermequehiciéramosborrónycuentanueva. Yaséloqueviene.Losojossemellenandelágrimas. —Yoestabaenlacocina,preparandohamburguesasdepavoantesdel partido.¡Dios!Fuitanidiota.Estabadecorandolosmalditosplatos.—Se ríeconamargura—.Comolohabíavistoenunprogramadecocina. Me muerdo el labio. Sé que necesito dejarlo seguir, pero no estoy seguradequesoportaréescucharloquevieneacontinuación. —Cuandoescuchéeldisparoenelpisodearriba,losupedeinmediato. Recuerdo haber mirado los platos que estaba armando para ambos, los platosqueestabadecorandoyhabermereídoacarcajadas.Supeentonces quemehabíaembaucado.—Sefrotalosojos—. Debí haberme ido de la casa por la puerta principal sin mirar atrás. Pero no pude impedir que mis piernas subieran las escaleras, como él queríaqueyolohiciera. Se asoma por la ventana de la habitación. Llevamos tanto tiempo hablandoqueelsolestásaliendopordetrásdeLaFranja.Susrasgosson tan hermosos como siempre, pero se ve cansado. Incluso diría que está exhausto. Se lame los labios. Se ven tan carnosos como de costumbre. Hagomimejoresfuerzoporpensarenalgoquedecir,peronopuedo.Lo únicoenloquepuedopensaresenlohermosoqueesJonas.Yencuánto lamentotodoloquehatenidoquesoportar. —¿Podemos poner algo de música? —pregunta de la nada—. Me gustaríamuchoescucharalgodemúsica,porfavor. —Claro.¿Quétegustaríaescuchar? —Lo que sea. Tú escógelo. —Pero de inmediato añade—: Siempre y cuandonointentescrearunmomentoconmovedorypongasunamierda comoEverybodyHurts. Merío. —Deacuerdo.NadadeR.E.M. —Ah, y por el amor de Dios, no pongas Hurt de Nine Inch Nails tampoco. —Ay,porDios.Siquisieraconvertirestoenunaescenaconmovedora, pondríalaversióndeJohnnyCashdeesacanción. —Esunatortura.Peroesincreíble. —Yasé.Mehacellorarcadaquelaescucho. —Amítambién.Suvozeslacerante. —Ay,¿yquétalTearsinHeaven?—comento—.Digo,siquieresllorar enserio. —¡Agh!No,porfavor.Sóloquierounpocodemúsicadefondoque merelaje. —Sí, sí. Entendido. No te apures, guapo. —Me levanto y reviso la músicaenmicomputadora—.UnaordendeLoveShackencamino. Capítulo32 Jonas —¿Quéesesto?—pregunto. —SellamaMyFavouriteBook—contestaSarah. —¿Quiéncanta? —Stars.Unabandadeindiepopcanadiense. —¿Dóndecarajosencuentrasestascosas? Seencogedehombros. —Nosé.Sóloescucha. Cierrolosojosypermitoquelamúsicameenvuelva.Esunacanción de amor sencilla, directa. Es tranquilizante. Sexi. Alegre. Es tan típica de Sarah. —Es agradable —digo. La canción me relaja. Mis pensamientos revueltosempiezanaordenarseyacomodarse—.Gracias. Sarah me mira y parpadea despacio, como si acariciara mis mejillas desdeelotroextremodelacamaconpestañassupernaturalmentelargas. ¡Dios!Eshermosa.Unadescargadeansiedadmerecorrelasvenas.¿Ysi saberlodeLaLoquerahacequecambietodoloquesientepormí? Suscálidosojospardosmereconfortan.Nuncaantesalguienmehabía miradoasí.Sumiradameinvitaalanzarlacautelaporlabordaycontarle todosmissecretos. —Deacuerdo—digoenvozbajaymepreparoparaloqueseavecina —.LaLoquera. Sarahasiente.Estálista. ¡Mierda!Aquíva.Exhalo. —Entré a su estudio. Parecía como si mi padre hubiera metido la cabezaenunalicuadoragigantesintapa. Sarah hace un gesto de dolor, pero yo no siento nada. Bien podría estarledandoindicacionesparallegaralaoficinapostal:«Dasvueltaala izquierdaenlaCincuentaySiete,luegoaladerechaenlaSéptimaAvenida Noroeste,ylaverásaladerechadelacalle». —Colgó el vestido de novia de mi madre en un perchero justo a un ladodesuescritorio—continúo—.Habíafotosdesubodaesparcidaspor todaspartes.Todoestabamanchadodesussesosysusangre.—Meaclaro lagarganta.¡Mierda!Nopuedocreerqueestoyapuntodeconfesarleesto —.Descubrídespuésqueesedíahabríancumplidoveinteañosdecasados. Sarahsemuerdeellabioconincredulidad. —Había un sobre con mi nombre en el escritorio. Sabía que abrirlo implicaría el fin de mi salud mental, pero no pude detenerme. Debía saberlo,aunqueyalosabía.—Suspiro—.Supongoquesólosepuedehuir delalocurahastaciertolímite,yyoyaestabacansadodecorrer. Sarahfrunceelceñoconempatía,peronodiceunapalabra. —Todoloquetocasseconvierteensangre.Esoesloquedecíasunota. —Meríoconamargura—.Nadamás.Sólomemandóalamierdaunavez más de la forma más simple. No se disculpó. No me dejó un consejo paternalniexpresóarrepentimiento,orgullooamor.—Mereprochoamí mismohaberdichoesaúltimapalabra—.Nisiquierasedespidiódelpobre Josh.Esofuequizálomásimperdonabledetodo,loquelehizoalpobre Josh. Lo mandó a festejar otro partido más de los Halcones Marinos mientrassupadresequedabaencasaymoría. Sarahemiteunligeroquejido. Hagounapausaeintentorecobrarlacomposturaantesdeseguir,pero noporquelasiguientepartemehagaquererllorar.Porelcontrario.Hasta el día de hoy, lo que ocurrió después me provoca carcajadas incontrolables. —Tenía una colección increíble de autos —digo—. Un McLaren, un Lamborghini, un Bugatti antiguo, un montón de Porsches, un par de BentleysyhastaunLotus.¡Dios!Amabasusautos.—Niegoconlacabeza —. Tomé un par de latas de gasolina del cobertizo y los rocié todos, exceptosufavorito,suposesiónmáspreciada:unPorsche959plateadode colección. La miro cautelosamente de reojo. Su expresión es neutral, pero sus ojosbrillan.¡Mierda!Quizásesmiimaginación,peropareceríaqueestá intentandosuprimirunasonrisa. —SalídeahímanejandoelPorsche,elcualmipadrenuncamehabía permitido tocar, así que fue algo especialmente gratificante. Tuve una vista maravillosa de la hoguera desde el espejo retrovisor mientras me alejabaatodaprisa.Fuealgoespecial. Sarah asiente. Su cuerpo parece relajado, abierto, fascinado. ¿Se está divirtiendo?Definitivamentenoestáescandalizada.Porelmomento,todo vabien.Peroestoysegurodequelasiguientepartenoleserátanfácilde digerir. —Al principio me reí, pero luego se me dificultaba manejar por las lágrimas. Estaba hecho una mierda. Estaba fuera de mí. Rayaba autos estacionados,nofrenabaenlascurvas,ibaacientosesentakilómetrospor horaenlaautopista.Noteníacontroldemisacciones.Esunmilagroque nohayamatadoanadie;unabsolutomilagro.Alafecha,meatormentala idea de lo que hubiera pasado ese día si hubiera lastimado o matado a alguien. ¿Y si hubiera matado a la madre de un niñito? No habría sido mejorqueelhijodeputaquematóamipropiamadre. Memiraconempatía,peronodiceunasolapalabra. —Unapatrullaempezóaperseguirmecuandosalíalaautopista.«¿Ah, sí? Intenta alcanzarme, bastardo». Metí el acelerador hasta el fondo, mientrasmereíacomodesquiciado.Lospolicíasdebierondehabercreído que estaba drogado o algo así. Te juro por Dios que fue como una persecución de película. Apareció otra patrulla, y luego otra, hasta que tuveunejércitoamisespaldas.Recuerdoqueempecéapensarunayotra vez, como en repetición: «Mátenme, mátenme, mátenme, mátenme, mátenme, mátenme». —Me froto el rostro con una mano—. Sólo quería quealguienlepusierafinamimalditamiseriadeunavezportodas. Sarah se muerde el labio. La sombra de la sonrisa que me pareció percibirhaceratodesaparecióhacemucho. —YluegopenséenJoshyesomehizoberrearcomounbebé.Lloréde pensarqueleestabahaciendoesojustoelmismodíaquepapásevolólos sesos.¡Dios!Eramuydespiadadodemiparte,peronomeimportaba.Lo únicoquequeríaeraponerlefinamipropiatortura,ynoqueríapensaren el tormento que le provocaría a Josh. Sigo sin poder creer que estuve dispuesto a arruinar para siempre la vida de mi hermano sólo para sentirme mejor conmigo mismo. —Tuerzo la boca para intentar no sollozar—.Supongoquemeconvencídequeleestabahaciendounfavor alliberarlodeunavezportodasdetantamierda. —¡Ay,Jonas! Sumiradaestancompasiva.Pero¿serácompasiónolástima?¿Estoy dejandodeserelnovioqueamayrespeta,ymeestoyconvirtiendofrente asusojosenunpobrediabloalquelehaceelfavordeescuchar? —¿Qué pasó después? —pregunta—. Dado que estás sentado frente a mí,supongoquelodelsuicidioporarrestopoliciaconorindiófrutos. —Y no porque no lo haya intentado. ¿Ubicas el puente del canal Montlake? —Porsupuesto.Estájuntoalauniversidad. —Bueno, pues yo iba a toda velocidad por Montlake hacia el puente, contodasesaspatrullaspisándomelostalones.ParecíaelestúpidodeO.J. Simpson en el Bronco blanco. No podía parar de gritar, llorar, reír y perderlacabeza.Estabahechounorate.Fuealgomuyextraño,comouna experienciaextracorpórea.Yentonceselpuenteseempezóalevantarpara permitir el paso de alguna embarcación por el canal, y los policías comenzaron a armar un perímetro a mi alrededor, sacaron sus armas, y yo…Nisiquieralopensé.Simplementemelancé. Sarahabrelosojoscomoplatos —¡Ay,Dios! —Sí. —¿LanzasteellujosoPorscheporelpuente? —Sip.—Hagounmovimientoconlamanoparaimitarlatrayectoria delacaídadelauto—.Plink. Sarahhaceunamuecadedolor. —¡Ay,Dios,Jonas!¿Cómosobreviviste? —Bueno, resulta que ese puente es famoso por ser el peor puente de todo Seattle para intentar suicidarse. No es lo suficientemente alto. Y el autoamortiguómicaídaenelagua.—Intentorecordarlasensacióndela caídalibre,peronopuedo—.Paraentonces,yoyanoestabadentrodemi cuerpo.Digamosquehabíapartido.Supongoqueasíescomosobreviven losborrachoscuandoseestampandefrente. —Huu —dice ella con seriedad, como si acabara de compartirle un datocuriosotanfascinantecomoelcoeficienteintelectualpromediodelas tortugas. No está reaccionando como esperaba que lo hiciera. Creí que ambos romperíamos en llanto. Me imaginé intentando convencerla con desesperación de que ya estoy bien, de que soy una bestia, de que sigo siendo el mismo Jonas que conoce y ama. Pero ella no parece estar al borde de las lágrimas, no como cuando le conté de Mariela y de la señorita Westbrook. Ni siquiera parece remotamente tentada a darme la espalda. Más bien parece estar extrañamente fascinada y ser muy compasiva,claroestá,peronoseveconmovida. —En fin, bla bla bla —continúo—. No morí. Ni siquiera eso pude hacer bien. Extrañamente, tampoco salí malherido. Un par de costillas rotasyunacontusión.Ycuandomesacarondeahí,estabatanenloquecido, fui tan violento y tan poco cooperativo, que me encerraron en un psiquiátrico juvenil donde me vigilaban porque estaba en riesgo de suicidarme.Nosécuántotiempoestuveahí.Puedehabersidounasemana ounmes.Noloséenrealidad.SólorecuerdoquemeataroncomoKing Kongyyoforcejeaba. —¿Cómolograstesalir? —A la larga, mi tío William metió a sus abogados. Salí en libertad condicionalyquedésujetoainternamientopsiquiátricoinvoluntariohasta losdieciochoaños.Supongoqueconsideraronelsuicidiodemipadreese mismodíaymisantecedentesclínicoscomocircunstanciasatenuantes. Sarahmemiraconatención,comoexaminandomirostro.Soyincapaz de interpretar su expresión en este instante. Hago una pausa. Sigo creyendoquevaadeciralgo,peronolohace. —¿Esoestodo?—preguntafinalmente,conexpresiónsombría. Asiento.Medapánicopensarenloquevaadeciracontinuación.¿Me dejará?¿Diráqueyanomerespeta?¿Quenosoyelhombrequeellacreía queera? —Sí—contestoypasosaliva. —¿EsoesLaLoquera? Asientodenuevo.Apenassipuedorespirar. Sarahexhalaconfuerzaysonríe. —¿Esa es la gran revelación? ¿El oscuro y terrible secreto que me harásalirhuyendodeaquísinmiraratrás? Nocomprendoporquéestásonriendo.¿Seestáburlandodemí? —Puessí. —¿Incendiastelosautoslujososdetupapá,tepaseasteenelpreciado Porschequenotedejabatocaryluegolanzastesuautoporunpuenteen unintentodesesperadoporponerlefinaldolorquetehabíatorturadosin piedaddurantediezaños? Mierda. Creo que nunca había escuchado una sobresimplificación tan cabronacomoesta. —Esoloresume,¿cierto? —Bueno,sí.Pero¡caray!,Sarah,creoquenoentiendesdeltodo.Tuve unaespeciedeataquepsicóticoyterminéatadoenunpsiquiátrico.Noes cualquiercosa. Ella niega con la cabeza, como regañándose y gatea sobre la cama paraacercarseamí.Luegotomamirostroentresusmanos. —Lamentomuchohaberteatado,Jonas.Noteníaidea… —¿Cómo podrías haberlo sabido? Cualquier tipo normal habría sentido que se ganaba la lotería al ser atado por una mujer tan sensual como tú. —Me encojo de hombros, avergonzado—. Lamento no ser un tiponormal. Sarahmebesa. Ambos guardamos silencio un minuto. Tengo revuelto el estómago. Measustapensarenloqueellavaadeciralrespecto,peroespero. Sarahestáabsortaensuspensamientos. Quiero defenderme, decirle que ya estoy bien, que puede confiar en mí, que no he vuelto a tener problemas de esa naturaleza desde los diecisiete(amenosdequesuscribirmeaElClubcuentecomoproblema, claroestá),quelaamoyquejamáslalastimaría.Peromequedocallado. Mis pensamientos dan vueltas sin control. ¿Estará pensando en dejarme? ¿Estocambiarálascosas?¿Todavíameama? —Creí que me ibas a contar que habías golpeado a una monja o que lanzasteauncachorritoporunbarranco.Nosabesloaliviadaqueestoy. ¿Aliviada? No lo puedo creer. Tal vez sigue sin entender lo que le acaboderevelar. —¿Me escuchaste bien, Sarah? Choqué contra autos estacionados, condujesobrelabanqueta.Fácilmentepudehabermatadoaunniño,auna madredefamilia,aunaabuelita…,yluegolancéelautoapropósitopor un puente, mientras me reía como un maniático. ¿Escuchaste lo que te dije? Estuve así de cerca de matar a cualquier niño inocente que hubiera estadoenlaaceracomiendounhelado. —Peronolohiciste. —Sóloporquetuvesuerte. —¡Ajá! Es la primera vez que dices que tuviste suerte. —Esboza una gransonrisa—.¿Vesloqueacabasdehacer?Lavidanoesmásqueuna historia que te cuentas a ti mismo. En lugar de contarte la historia de «cómoterminóJonasenelloqueroytuvolaculpadetodaslasdesgracias que le ocurrieron a su pobrecita familia» una y otra vez con un afán derrotista, acabas de contar la historia de «cómo Jonas tuvo muchísima suerteenundíadelaremierda». Me quedo boquiabierto. ¿Por qué Sarah se está haciendo la difícil? Esascosassonterribles.¿Cómonolove? —No estoy seguro de que veas la dimensión de todo esto, Sarah. Intenté suicidarme unas horas después de que mi padre se suicidó. Y no penséenJosh.¿Cómosemepudoocurrirhacerleesoamihermano?Fue egoístaydespreciable. —Creoquetodoloquehicisteesabsolutamentecomprensible.Claro que es triste, descorazonador, escandaloso y vergonzoso. Sí, fue una grandísimalocura.Peronodejadesercompletamentecomprensible. Estoyanonadado.Niegoconlacabeza. —No, Sarah. Estás llevando aquello de la «novia comprensiva» demasiadolejos.—Noloestáentendiendo.Estoydañado.Novalgonada —.Algoquenosabesesquedicenquegolpeéalprimertipoqueintentó sacarmedelPorscheluegoquecayóalagua.Porsisiguescreyendoque nosoyunimbécil. —Bueno, de todo lo que me contaste, esa fue la gota que derramó el vaso.Losiento,guapo.Melargodeaquí—diceconunasonrisa. —¿Porquélotomascontantajovialidad? —No estoy siendo jovial. —Exhala con frustración—. Esa no es la palabra.—Memirayentrecierralosojos. Yo también entrecierro los ojos. ¿Por qué no lo entiende? Estoy defectuosoynotengoremedio.Soyunserhorrible.Novalgonada.¿No entiende en lo que se mete si se queda conmigo? No soy una persona normal.Enalgúnpunto,loarruinarétodo.«Todoloquetocoseconvierte ensangre». —¿Eresfeliz?—mepregunta. Hagounapausa.¿Acasoesunapreguntacapciosa? —Digo,¿eresfelizconmigo? —¡Ah!—Esaesfácildecontestar—.Porsupuestoquesí.Soymásfeliz contigodeloquehesidoentodamivida.—Dehecho,feliznoterminade definirlo—.Soymásquefeliz—digo—.Soyenloquecidamente feliz. Es como si tuviera una enfermedad mental grave o algo así. —Sonrío con timidez. Ellamesonríetambién. —Yoigual.Esunalocura.Telojuro.—Tuercelabocaparacontener lasonrisa—.Asíquetomandoencuentamiestadoactualdefelizlocura, ¿porquédemonioscompraríaconscientementeunaenormepilaapestosa deinfelicidadmaldita,sobretodosisetratadealgoquepasóhacetrece años?¿Porquénopuedesseguirsiendofeliz? Estoyanonadado.Notengounarespuestaaesapregunta. —¿Eh? Lamujertieneunbuenpunto. —Y, sobre todo, ¿por qué querrías tú sentirte de otra manera que no sea enloquecidamente feliz? ¿Por qué no puedes nada más disfrutar tu felicidad? Sientoquemetiemblaellabioinferior,asíquelomuerdo. Ella rodea mis mejillas con sus manos. ¡Cielos! Me encanta cuando haceeso. —¿Tevisualizasintentandosuicidarteenelfuturocercano,amor? Niegoconlacabeza. —No.Jamás. —Bueno,puesyaestá.Bien.—Sarahbajalasmanos. Mequedoesperando,peroellanodicenadamás. Estoyconfundido.¿Quésignificabien? ¿Es todo lo que va a decir al respecto? —¿Esoestodo?—pregunto—.¿Bien? Sarahsuspira. —Sí.Bien. Nolopuedocreer. Sarahseinclinahaciamíymebesaconternura. —Jonas, caer no es sinónimo de fracaso. El fracaso es no volver a levantarse.Ytútehaslevantadomásvecesquecualquieraqueyoconozca. Estoyorgullosadeti.Veotustriunfosynotusfallos.Veotubondadytu dulzuraytugenerosidaddeespíritu.Lahermosabondadquebrillaentu interior. Y te amo por eso. Igual que Mariela. Igual que la señorita Westbrook.Igualquetumadre. Eso último hace que se me llenen los ojos de lágrimas, así que los cierro. Es increíble. ¿En serio va a ser así de sencillo? ¿Así de poético? ¿Así de hermoso? ¿En verdad Sarah me está convirtiendo en un maldito héroe? —Perosítengounapregunta. Aquíviene.Asientoymepreparoparalopeor. —¿CómopasastedeserJonasellunáticoqueselanzadeunpuentea serJonaslabestiasexualsuperardienteyquecombateelcrimen?¿Cómo pasastedeunpuntoaotro?Meparecefascinante. Mierda. Me muerdo la parte interna de la mejilla, mientras intento decidirsicontárselooevitareltemaporcompleto. Sarahmemiraconpaciencia.Sumiradaescálida,curiosa. —¿Enserioquieressaberlo? —Esobvioquesí. Nomeagradaestaparte.Estoesalgoquenuncalehedichoanadie,ni siquiera a Josh. Lo único que él sabe es que me sometieron a ciertos tratamientos.Nuncalehecontadoloquealfinalmarcólagrandiferencia paramí.Hayunalargapausa. —¿Hubo alguna especie de punto de quiebre? —pregunta Sarah—. ¿Tuviste alguna especie de epifanía? ¿Hubo algo en particular que te ayudóadarleunvuelcoatuvida? ¡Carajo!Minenasíqueesinsistente. Asiento. —¿Quéfueentonces? Tuerzolaboca. —Vamos,Jonas.Puedescontarmeloquesea. Exhalo. —Confíaenmí,amor. Capítulo33 Jonas Elpulsomeretumbaenlasorejas.¡Mierda!Estoesalgoquedeverdadno quiero contarle. Sé lo mal que suena. Sé que conlleva un fuerte estigma social.Peroyalecontétodolodemás,¿no?Noesmomentodefrenar.¡A lamierda! —Me sometieron a varios tratamientos de TEC —digo en voz baja—. ¿Sabesquéeseso? Sarahniegaconlacabeza. —Terapiadeelectrochoques. Hayunabrevepausa. —¿Estás diciendo que te dieron choques en el cerebro? ¿Con electricidad? Asiento. —¡Guau!Suenaprimitivoybárbaro. —No. No fue como te imaginas. No es cómo en la película de Atrapado sin salida. Primero te sedan. Ni siquiera lo recuerdo. Y me ayudó. —¿Telohicieroncuandoteníasdiecisieteaños? —Sí.Supongoqueloselectrochoquessonloquelesquedacuandoya hanintentadotodolodemás. —¿Yteayudó? —Mucho.Noséporqué,perofuedemuchaayuda.Ytambiénhayotra pieza del rompecabezas. Algo que me cambió la vida que ocurrió justo despuésdecompletarelciclodetratamientos. Sarahestácompletamentecautivada. —Cuandocumplídieciocho,JoshmeenvióunacopiadeLaRepública dePlatón.Sunotadecía:«Meobligaronaleeresteinstrumentodetortura para la clase de Filosofía. Preferiría sacarme las uñas con un alicate oxidado que volver a leerlo. Te va a encantar, hermano. Disfrútalo». Y teníarazón.Mefascinó.Meintrodujoporprimeravezalafilosofíayme inspiróaleerdetodo:Locke,Descartes,Aristóteles,Heráclito,Nietzsche, Sen, Camus, Santayana, quien fuera. Pero, al final, siempre regresaba a Platón. Él fue el padre del pensamiento moderno, el que me inspiró a visualizarlosoriginalesdivinosyaconquistarmeamímismo.«Paraun hombre,conquistarseasímismoeslamásnobledetodaslasvictorias». —Exhalo—.¿Estásseguradequequieresseguirmeescuchando? —¿Bromeas? —Sarah se ríe—. Por supuesto que sí. Me tienes pendientedecadapalabra. Hagounapausa. —Porfavor,Jonas.Continúa.Megustaoírtehablardeestascosas. Exhaloconfuerza. —Los tratamientos terminaron. Eliminaron todos los cargos y mis antecedentesporsermenordeedad.Joshestabaestudiandoen UCLAyel tío William estaba muy ocupado intentando mantener la empresa a flote después de la muerte de mi padre. Así que dije: «A la mierda, Platón. Hagámoslo».Me eché una mochila al hombro y fui a visitar a Platón a Grecia,quefuedondemehicelostatuajes,porcierto.Ydeahí,viajépor toda Europa, a donde se me antojó, yo solo. Escalé, hice senderismo, exploré. Hice todo lo que quise. Escuché música, leí libros y fui poniéndoleordenatodamimierda. —¿Enserio,Jonas?¿Esofuetodoloquehiciste?¿Escalaste,caminaste yleístelibros?Estoyseguradequehuboalgomás.—Sonríe—.Apuestoa que montones de jovencitas cachondas que andaban de mochileras por EuropaenloquecieronporeljovenJonasFaradaydelasonrisatímidayla miradatriste. Esta mujer es increíble. Nada se le escapa. Y sí, tiene toda la razón. Dejéfuerademirelatounaactividadenparticular.Eneseviajedescubrí por primera vez que las mujeres podían sentirse especialmente atraídas hacia mí, en comparación con cualquier otro senderista o cualquier tipo enunbar.SiempreycuandonometieralapataynoactuaracomoJonasel bicho raro, el intenso, el antisocial, el filósofo o el patán, o, peor aún, Jonaseldelamiradadesquiciada,laschicasparecíaninteresarsebastante enmí.Aunquenoserunadeesasotrasversionesdemícasisiempreme resultabaagotador. EnlosdíaspococomuneseincreíblesenlosqueJonaselencantador decidíahacersuaparición,oalmenosJonaseltímidooJonaseltorpe,no fallaba una. En esas ocasiones, a pesar de ser tan esporádicas, conseguir chicaseracomodispararleaunpatoenunbarril:podíaelegiracualquier chicadelcircuitodehostalesparajóvenes. —Sí —digo y me sonrojo—. En ese viaje descubrí cabalmente lo muchoquedisfrutoelsexo.Dehecho,eneseviajeperdímivirginidad.— No puedo evitar esbozar una gran sonrisa. Siendo objetivo, el sexo con aquellahermosasuecanofuemaravilloso,perounhombrenuncaolvida la primera vez en la que por fin puede usar su pene para lo que está diseñadoahacerpornaturaleza. —MedanganasdefestejaraaquelJonasdedieciochoañosylanzarle confeti. Ese pobre chiquillo merecía divertirse sin preocupaciones por primeravezensuvida,¿nocrees? —Sí,locreo.Yesohizo. Sarahseríe. ¿Por qué me ponía tan nervioso contarle todo esto? Es tan increíblemente fácil hablar con ella. Es completamente desprejuiciada y generosa.¿Porquénotuvefeenelladesdeelprincipio? —UndatocuriosoquedescubrióelJonasdedieciochoañosesquela mayoríadelaschicasnosesientenatraídasporlostiposraroseintensos. —¿Ahsí?—preguntaSarah,conunafalsamuecadehorror—.Espera, ¿estásseguro? —Esverdad.Salencorriendodespavoridas. Sarahseríedenuevo. —Pues déjame decirte que todas esas chicas eran unas idiotas. Yo sé quelostiposmásraroseintensossonlosmejoresamantes.—Meguiña unojo. Sientoquemehequitadodeencimaelpesodelmundoentero. —Nonecesariamente.Eneseentoncesnohabíadescifradoaquellode lasexcelencia.Nisiquieramepasabaporlacabeza.—Meríodenuevo—. Eracomounperrohambrientoconunhueso. —Bueno,afindecuentasapenaserasuncachorro. —Sí,uncachorroconunaerecciónpermanente. Sarahseríe. —Unaerecciónpermanente,unaspatotasenormesyunacolagigante quetirabalasbebidasdelasmesasdecentro. —¿Estás seguro de que era tu cola la que tiraba esas bebidas de las mesasdecentro,grandulón? Merío.¡Dios!Cómolaamo. —Estábien.Entiendoquenoerasunamodelaseducciónaesaedad. —Puesno.Estoysegurodequecreíaqueelorgasmofemeninoeraun mitodiseminadoporlaindustriadelapornografía. Sarahesbozaunaenormesonrisa. —Por otro lado, Josh era un genio con las mujeres, al menos comparado conmigo. Cuando salió de vacaciones de verano, nos reunimos en Tailandia para recorrer la zona para escalar llamada Crazy Horse,locualesincreíble,porcierto.Megustaríamuchollevarte.Enfin, viajamos juntos como durante diez semanas, escalando, paseando, fiesteandoy…,yasabes…—esbozounagransonrisa—,«pescando». Ellasabeaquétipodepescamerefiero. —¿AsíqueJoshteenseñóaconquistaralaschicas? Sueltounagrancarcajada. —Fue como mi Obi Wan Kenobi. Antes de que Josh apareciera, la única estrategia que tenía para pescar era sentarme en mi bote, solo, sin equipo, intentando por todos los medios no parecer un asesino serial, y rogarqueunpezhermosobrincarafueradelaguaycayerajustoenmis piernas. Sarahseríe. —Ay,Jonas. —Por suerte para mí, a veces pasaba. ¿Pero con Josh? Mi hermano teníamaestría.Hacíaunacosarevolucionaria,enlaqueatraíaalospeces haciasubote,conunacañadeverdadyauténticacarnada. ASarahlebrillanlosojos. —¿CuáleralacarnadadeJosh? —Observaesto:conversabaconlospeces.Unagenialidad,¿nocrees? Sarahseríe. —¿Qué?Esoesunalocura.Deberíaescribirunlibroalrespecto. —Ah,ytambiénmeenseñóelartedeinvitarleuntragoaunachica.Ya sabes,seruncaballeroyteneratenciones.Sonreír.Cosasdescabelladas. —Alparecer,éleraunencantadordemujeresenciernes. Merío. —Definitivamente. Estoysorprendido.NuncacreíqueSarahyyonosreiríamosalhablar deLaLoquera.Penséquelloraríamos,oqueyolerogaría,medisculparía ylegarantizaríaqueyasuperéesaetapademivida.Pero¿reírnos?Jamás. —DeberíashabervistoaJoshenacción.Eraunverdaderoexperto,o al menos eso creía el Jonas de dieciocho años. Josh siempre me decía: «Calladito te ves más bonito, Jonas, ¿de acuerdo? Tu trabajo es ser la telarañacubiertademielqueatraealaschicas.Túereselbrilloqueparece oro. Y mi trabajo es ser la araña que acecha a la espera y les pica las piernasantesdequesepanquélespasó». Sarahsueltaunacarcajadayyomeunoaellaunavezmás. —Así que, en respuesta a tu pregunta inicial, ahí fue cuando todo comenzóamejorar,cuandoJoshmellevóporelmundoenbuscaderocas gigantes y chicas hermosas que escalar. Ahí fue cuando empecé a vislumbrar el original divino de Jonas Faraday por primera vez en mi vida,aunqueentonceseraunaimagenbastanteborrosaysombría. —¿AdóndemásfueronademásdeTailandia? —Bueno, yo ya había recorrido casi toda Europa solo. Así que, con Josh, viajamos por Asia, Australia, Nueva Zelanda y un poco de Centroamérica en el camino de regreso. De hecho, así fue cuando visité Beliceporprimeravez,cuandohiceeseviajeconJosh. ASarahseleiluminaelrostrocuandomencionoBelice. —Belice—repiteellaconvozensoñadoraysuspira. De pronto me doy cuenta de cuánto se ha transformado mi pequeña oruga desde que nos acurrucamos por primera vez en nuestro capullo paradosenBelice.Creíquelaamabaentonces,enserio,aunquefueraa mi manera, pero era un amor superficial comparado con el océano infinitoquesientoporellaenesteinstante. —Belice fue sólo el comienzo, mi amor. Voy a mostrarte el mundo entero. Susonrisanocabedelaemoción. —Adondequierasir,iremos.Túdecides. Sarahemiteunchillidodeemoción. —¡Ay,Jonas!Gracias. ¡Dios!Amoaestamujer.¿Porquétemíatantohablarconelladeestas cosas? Toda la conversación ha sido tan adecuada. Ella me ama. Una descargaeléctricamerecorrelapiel.Sarahmeama. —Entonces,¿quépasócuandovolvisteacasa? Estoy tan acelerado que no me puedo concentrar. Sarah me ama, a pesardetodo,yquizásinclusograciasaello.Mehadichomuchasveces que me ama, pero esta es la primera vez que lo creo. Me ama. Por completo. Tal y como soy. No ama mis máscaras ni una proyección ridículademímismo.Meamaamí.Enlasbuenasyenlasmalas. —Jonas,¿quépasócuandovolvisteacasa? —Ah.—Lesonrío.¡Cielos!Estanbella. Sarahlevantaunaceja. —¿Estásbien? —Sí,estoygenial,nena.Nuncamehabíasentidotanbien.Bueno,Josh regresó a estudiar el segundo año de la carrera en UCLA. Yo entré a Gonzaba, y luego me fui a Berkeley para estudiar una Maestría en Administración de Negocios, y cuando Josh y yo obtuvimos nuestros sofisticados grados académicos, tomé las riendas de Faraday e Hijos en Seattle,JoshabriólaoficinadeLosÁngelesyeltíoWilliamsemudóa Nueva York para inaugurar una sucursal allá. Y ahí fue cuando la compañíadespegócomouncoheteytuvounéxitoinsospechado.—Hago una pausa. No se me ocurre qué más decir al respecto—. Y ahora estoy aquícontigoenLasVegasysoynormaldesdecualquierpuntodevistay deseoestardentrodetimásdeloquedeseorespirar.Fin. Sarahsonríe,peronodiceunapalabra,comosimefaltaradeciralgo. —Fin—repitoylevantolasmanoscomodiciendo:«tatán»—.Bajael telón. Sarahseríe. UnrayodesolseasomaporlaventanaeiluminaelrostrodeSarah.Se ve hermosa, somnolienta, pero hermosa. Me asomo por la ventana para mirar La Franja y suspiro. Odio este lugar infernal. Extraño Seattle. Extraño la lluvia. Extraño mis sábanas blancas de algodón egipcio y mi máquinadecafé.Quierovolveracasayempezaradesarrollarlavisión de negocios que tengo en mente para mis escalódromos. Y, sobre todo, quieroempezarmividaalladodeSarah. —Elcomienzodeunnuevodía—diceSarahysiguemimiradahacia la ventana—. Hasta pronto, oscuridad. —Sarah gatea sobre la cama y envuelve mi cuerpo con el suyo—. Sé cuánto te gustan tus metáforas, amor,asíquepermitequeestehermosoamanecerseatuinspiración.Que de ahora en adelante haya luz en tu vida y que llene los rincones más profundosquehasmantenidoocultosenlaoscuridad. Sarahestáhablandoenmilengua. —Eresunapoeta—ledigo. —Sólocuandoestoycontigo. —¿Cómoesquenotedesconcertótodoloquetedije? Seencogedehombros. —Nolosé. —Hablandoenserio—digoysemesubelasangrealrostro—.Sihay algoquequierasdecirme,loqueseteocurra,cualquiercosa,dilaeneste instante.Porfavor.Acabaconmimiseria.Puedosoportarlo. Sarahniegaconlacabeza. —Ay,Jonas,porfavor.Esalgoquepasóhacetreceaños.Déjaloirde unavezportodas.Ytenalgodefeenmí. —¿Notepreocupaqueyoseaunabsolutolunático? —Yaséqueeresunabsolutolunático. Esperoquesonría,peronolohace. —Jonas, desde el primer minuto, desde el instante en el que leí tu solicitud,séqueestásunpoquitíndeschavetado.¡Esmásqueobvio!Pero megustatulocura,amor.Espartedeloquetehacetansexi. Mehadejadosinpalabras. —Loqueocurrióentoncesnotedefine.¿Quesitehaforjado?Sí,por supuesto.Peroesoestodo.EresmidulceJonas,sinimportarloquehaya pasadoantes.EreselJonasquehablófrenteamigrupodeContratosyque fuegenial,encantador,inteligenteycarismático. EreselJonasquemeatrapócuandomeaventéporunacascadadecasi diezmetrosdealtura.EreselJonasderostrotímido,dulceyavergonzado que me ató un brazalete de la amistad a la muñeca. Eres el tipo que me envióOreosparadarmelabienvenidaaElClubdeJonasFaraday.Eresel originaldivinodelamasculinidadquemehacevenirmecadavezquete toco,guapo.Hastaenmissueños. Cuandodiceeso,mehormiguealaentrepierna. Sarahmebesa. —Amor,ereselJonasquedesatóaOrgasmalaTodopoderosa.—Me da mordiscos en los labios y se monta en mi regazo—. Eres el hombre quemesalvólavida,quemediotodoloquenecesitabaparasalvarmey que literalmente impidió con sus propias manos que me desangrara. — Acariciamislabiosconlossuyos—.Ereselhombrequevaapatearlesel trasero a los maleantes conmigo. —Me lame los labios—. Tendrías que estrangularaungatitoopatearaunaniñaexploradoraenlacaraparaque huyeradespavoridadeesehombre. Esbozounasonrisatangrandequenisiquierapuedobesarla. —Todoesoocurrióhacetreceaños,amor.Esmomentodedejarloir. Nomás.Dehoyenadelante,renaces.—Sefrotacontramientrepierna—. Renaces.*—Mebesaelcuello. Meestremezco.MeencantaqueSarahmedigacosastancabronas…y enespañol. —Renazco*—repitodespuésdeella. Sarahmebesalamejilla. —Nomás.Dehoyenadelante,renazco.* —No más. De hoy en adelante, renazco* —repito, pero cuando yo lo digosuenatorpe. —Asíes.Justoasí.Renaces,amor.Deahoraenadelante. Le doy un jalón a su blusa y ella se la arranca, seguida de la parte inferiordesupiyama.Sigosuejemplo,sacudolapiernaparalanzarlos boxersalaireyluegomemontoencimadeella,conelcorazónacelerado. Ellasostienemirostroentresusmanos. —Yanohayhuecososcurosentrenosotros,Jonas.Yanohaysecretos. ¿Notasladiferencia? Asiento.Puedosentirla.¡Dios!Anhelotantoestardentrodeella. Ellamebesa. —Asísesientecuandoconfíasenalguienporcompleto.¿Loves? Afirmodenuevoporquesí,entiendoaquéserefiere.Perosifuerayo, lo habría puesto en otros términos. Así se siente cuando alguien te ama porcompleto. Hasta ahora, no sabía cómo permitirle a Sarah amarme, no por completo.Hastaesteinstante,noentendíacuántomeestabaconteniendoy laestabadistanciando.Sabíacuántolaamaba;Diossabequelaheamado con todo mi corazón y toda mi alma desde que se aventó de aquella cascada para caer en mis brazos, y quizás incluso desde antes. Pero, a pesardelomuchoquelaheamado,noestabadispuestoalanzarmedela cimademicascadaypermitirleamarme.Hastaahora. Meto la mano entre sus piernas, ansioso de acariciar la parte de ella que es sólo para mí y, cuando siento lo mojada que está, ¡Dios!, casi explotopordentro.Mellevoeldedoalabocaparadarleunaprobadaasu exquisitez. No hay sabor más dulce en el mundo que el de mi nena, ni momentomásdulcequeeste. Lebesolabocamientrasmasajeosuclítorisconeldedo.Mimiembro recorre su húmeda textura, se resbala en ella, se endurece más, y ella se estremece y se frota contra mí. Mi erección busca su entrada con desesperación, pero me obligo a tomármelo con calma. Finalmente, tenemos todo el tiempo del mundo. Yo no iré a ningún lado, ni ella tampoco. IntroduzcomisdedosenellaymasajeosupuntoG.Ellasesacude. —Minenahermosa—susurroypresionodenuevosupuntomágico. Ellagime.SarahesmiStradivarius,ynohaymayorplacerenelmundo que hacerla vibrar. Mis dedos vuelven a encontrar su clítoris, y ella se retuerce.Yanopuedomás.Medeslizoylapenetrohastaelfondo,conun fuertegruñido,yellaemiteunlargosuspiroentrecortadoenrespuesta. Estoesalgonuevo,unnuevosantogrial:hacerleelamoralamujera laqueamo,sinsecretos,sinoscuridad,sindudas.Pararmeenlacimadel monte Everest no puede compararse con esto. Sarah me ama. De pies a cabeza.Hastalaspartesmásjodidas. Sarahmuevelascaderasencírculosalmismoritmoqueyoyrodeami espaldaconlaspiernas. —La culminación de la posibilidad humana —gruño, mientras mi cuerposemecedeadentrohaciafuera,deadentrohaciafuera. —Sí—exhalaella—.Jonas. Sarahmeama.Meilumina.Mellenadegracia.Meredime. Meinundaunaoladeplacerqueamenazaconlanzarmealvacío. —Ponteencimademí—digoderepente—.Necesitomirarte. Maniobramoshastaqueellaquedaencimademí,serelameloslabios y se toca a sí misma. Yo me recuesto y disfruto mirar sus senos que rebotanligeramente,suscaderasquegiran,sucabelloquecaesobresus hombros.Amoobservarcómocontrolalaprofundidad,lavelocidadyel ángulo en el que la penetro. Me prende como un idiota mirar cómo se inclinahaciadelanteyfrotasuclítoriscontramimiembro,oseacomoda de tal forma que mi punta frota una zona específica de su interior. Es glorioso presenciar lo bien que se conoce a sí misma ahora, lo maravillosamente bien que sabe cómo alcanzar el clímax. Se ha transformadodeformaincreíble.¡Cielos! Leagarrolasnalgasydejoquemismanosdisfrutenelviaje. —Me encanta tu trasero —gruño y me aferro a ella. Mis dedos hambrientos se desplazan y exploran sus recovecos y la hacen estremecerse. Con las manos recorro su suave espalda, rodeo sus senos y dejo que mi pulgar acaricie su cicatriz. Está sanando con rapidez. Me asomo a mirarsudiminutotatuaje,suproclamaciónsecretadecabronería,ysiento un escalofrío. ¡Dios! Cuánto la amo. Me recorre una exquisita sensación de júbilo, como si me hubieran echado una cubetada de alegría en la cabeza. «Me casaré con esta mujer», pienso. Lo sé con la misma certeza con la que sé cómo me llamo. «Me casaré con esta hermosa mujer y la harémiesposa». Nopuedoaguantarmuchomás.Estoyenellímite. —Jonas —susurra Sarah mientras intenta recuperar el aliento—. ¡Ah, ah,ah! —Elamoreslaalegríadelosbuenos,lareflexióndelossabiosyel asombro de los dioses —susurro, con voz entrecortada y dificultosa, y Sarahechalacabezahaciaatrás. Emiteelsonido. Significa que estoy a punto de ser el afortunadísimo hombre que sentirá su orgasmo desde el interior si logro aguantar un pocomás. Estimulosuclítorisconabsolutadevoción.Sarahahogaungemido. —Eres hermosa, nena —digo y la acaricio, la incito, hago hasta lo imposibleporlanzarlaalvacío.¡Mierda!Ansiótantosuclímaxcomoella —.EresOrgasmalaTodopoderosa,nena—exclamoytiemblo,ytodosu cuerposeestremece—.Eresladiosaylamusa,SarahCruz.—Laembisto salvajemente,intentandocontenerme.Yvoyacasarmecontigo. Notas: *Enespañoleneloriginal.(N.delaT.) Capítulo34 Sarah Hace quince minutos, Henn nos envió un mensaje de texto a todos para ponernosmanosalaobra.«¡Diconlavetamadre!»,escribióHenn.Ytodo elgrupo,aexcepcióndeJonas,secongregódeinmediatoennuestrasuite paraescucharlasnoticiasdeHenn. —¿Jonasnosacompañará?—preguntaHenn—.¿Loesperamos? —No.Hayqueempezar.Élsefuealgimnasioaprimerahoradeldía —digo—.Nosécuándovolverá. Jonas prácticamente se levantó de un brinco esta mañana después de nuestra conversación maratónica y deliciosa sesión sexual, y dijo que quería«iralgimnasioyresolverunpendiente»,peroquenomerevelaría másqueeso. —Novasahacerunatontería,¿verdad,Jonas?—lepreguntéylomiré dereojo,conelcorazónenlagarganta. —Porsupuestoqueno—contestóél,concaradeinocenciapura. —Habloenserio,Jonas.QuieroquemedigasquenoirástrasMax. Jonasmejalóhaciaél. —No lo haré, aunque la idea de matar a ese hijo de puta me excita. Perotengolamentepuestaenlarecompensa,nena.Notepreocupes.—Me agarrólasnalgasymemordióelcuello—.Sólovoyahacerunpendiente. Peronomeconvenció. Éltomómirostroentresusmanos. —Nomedesviarédelplan. —¿Meloprometes?—pregunté. —Teloprometo. Exhaléunlargosuspirodealivioabsoluto.Jonasesincapazdehacer unapromesaenfalso. Luegomebesó,ymicuerposederritióensusbrazos. —Te contaré sobre el pendiente cuando vuelva. Te veo en un par de horas, mi maravillosa Sarah. —Prácticamente salió por la puerta dando brincos. Ahora,Kat,Joshyyoestamossentadosenlossofásdecuerodelasala de estar de la suite, mirando a Henn con incertidumbre y nerviosos. A Hennparecequeselevanasalirlosojosdelaemoción. Hennemiteunsuspiroexaltado. —Deacuerdo.—Haceunapausaparaincrementarelefectodramático —. ¿Están sentados? —Es una pregunta retórica, pues todos estamos sentadosfrenteaél. Todoscontenemoselaliento. —Losencontré.Yentréasuservidor. Ahogoungrito. —¡Diosmío!—diceKat. —Eresunjodidogenio—agregaJosh. —Soyunjodidogenio—diceHenn—.Tengolallavemaestradetodo su reino: listas de miembros, contraseñas, correos electrónicos, códigos fuentes.Todo. Losdemásexpresamosnuestraemocióndeformaruidosa. JustocuandoHennestáapuntoderevelarnosalgomásqueharáquese nosderritalacara,comoéldice,Jonasentraabruptamentealasuitecon suropadeentrenamientoyunasudaderayelcabellohúmedodesudor. —Hola, chicos. Acabo de leer tu mensaje, Henn. Dime que lo conseguiste. —Loconseguí. Jonasatraviesalahabitación,ledaunabrazofraternalaHenn,choca esoscincoconJoshyKat,ymelevantaenbrazosdeformafestiva. —¿Resolvistetupendiente? Jonasesbozaunaenormesonrisayasiente. —Luegoteenseño. ¿Enseñarmequé? —¿Dequémeperdí?—preguntaJonas. —Denadaaún.Llegastejustoatiempo—digo—.Hennestabaapunto derevelarnosalgoqueharáquesenosderritalacara. —¿Eldinero?—preguntaJonas—.Dinosqueentrastealascuentas. —Entréalascuentas. —¡Dios mío, Henn! —exclama Kat—. Eres un absoluto genio. —Le lanzaunaenormesonrisaaHenn,quienlamiraembelesado. —He rastreado doce cuentas bancarias distintas en cinco bancos diferentes —comienza a relatar Henn. Luego hace una pausa para darle dramatismo al relato—. Jonas, sugiero que recibas la siguiente noticia sentado. Jonassesientaamiladoyapoyasumanoenmimuslo. —Hay doce cuentas bancarias distintas, y también tienen liquidez. Y, cuandohablodeliquidez,merefieroadineroguardadoenelbancoque sumaalrededordeunosquinientoscincuentaycuatromillonesdedólares. Lareaccióngeneralizadadelgrupohaceretumbarlasventanas. Ocultolacaraentrelasmanos.Estomeresultainconcebible. —Tengotodossusnúmerosdecuentaycontraseñas—comentaHenn conunasonrisa—.Envariasdelascuentasmásgrandes,establecieronla condición de que las transferencias sólo se puedan hacer en persona. De cualquierforma,lamayoríadelosbancosexigenunfirmanteencasode que se hagan transferencias superiores a un millón, así que no creo que debamos concentrar nuestros esfuerzos en extraer ese dinero. Basta con queplaneemosentregarlosnúmerosdecuentaycontraseñas. MevuelvoamiraraJonas.Estámuypensativo. —¿Podríasimprimirlainformacióndetodaslascuentasylosestados decuentadecadauna? —Porsupuesto—contestaHenn—.Puedohacercualquiercosaqueme pidas. —Es increíble —dice Josh y se vuelve a mirar a Kat con gesto incrédulo.Ellalomiraconlamismaexpresióndeasombro. —¿Ylalistademiembros?—pregunto. —Bueno,esaeslasegundagrannoticiadeldía—anunciaHenn—.Es partedeloquelesvaavolarlatapadelossesos. —¿Quinientos cincuenta y cuatro millones no son suficientes para enloquecernos?—pregunto. —Nop. —Henn hace otra pausa. Es un experto cuentacuentos—. He confirmado, y obtenido evidencias documentales que no dejan lugar a dudas, que la lista de miembros incluye a siete congresistas estadounidenses,dosgobernadoresestatales,unalcaldecanadiensey…— hace una pausa, como si esperara el redoble de un tambor— ni más ni menosquealputosecretariodelaDefensa. Todosnosquedamosboquiabiertossimultáneamente. —EltipoqueestáacargodelDepartamentodelaDefensadeEstados Unidos.Osea,elquedirigetodolomilitarenestepaís. —Ysesientaenelgabinetedelpresidente—añadeJonas,conelrostro pálido. Mesobrecogeunpánicointenso.Elcorazónmedaunvuelco. Jonassefrotaelrostro. —¡Mierda!—murmuraenvozbaja. —Mierdaesloquees.¡Malditamierda,carajo!—diceJosh. Todos nos quedamos callados un instante, mientras procesamos esta información. Sientoqueelcorazónmevaaexplotar. —Estovaaserunescandalazo—exclamo. Ya sé que es obvio y que suenamuylógico,peroesloúnicoquesoycapazdedecir. Hennasienteenérgicamente. —Esdescabellado,¿verdad?ElsecretariodelaDefensaledadineroa un club sexual que suministra armas y recursos para la defensa del imperialismoruso.—Resopla—.¡Ups! —No es una buena noticia para su carrera política futura —agrega Josh. —No es algo que querrá que salga a la luz —dice Jonas con voz lúgubre. ¡SantoNiñoJesúsenelpesebre!Estamosapuntodedaraconoceral mundo un escándalo de proporciones épicas, información que seguramente conmocionará a altos funcionarios del gobierno, llegando incluso a la Casa Blanca. No tengo interés alguno en hacer enojar al secretario de la Defensa, por no mencionar a los congresistas y gobernadores, ni tampoco a los atletas, empresarios e ingenieros en sistemas del país. Ciertamente tampoco me interesa salpicarle mierda incidentalalpresidentedeEstadosUnidos.¡Demonios!¡Carajo! —Cuando salga a la luz lo del secretario de la Defensa, ¿le causará problemasalpresidente?—preguntaKat,comosimeleyeralamente. —Por supuesto. El secretario de la Defensa es parte del gabinete del presidente—contestaJosh—.Estáenelcírculomáselevadodelpoder.Si un tipo así resulta estar involucrado en un escándalo de prostitución internacional, la prensa se dará gusto crucificándolo moralmente. Y eso sintomarencuentaquetambiénhaestadofinanciandodemaneraindirecta a los separatistas ucranianos, que es el tipo de mierda que explota como una granada política contra todos los que estén más cerca de él, incluyendoelpresidente. —Creo que voy a enloquecer —murmuro. Miro a Jonas y a Josh—. ¿Quéhaydeustedesdos?¿Quétantolesafectaráquetodoestosalgaala luz? JonasyJoshsemiranmutuamente. —Ni idea —contesta Josh y se encoge de hombros—. Supongo que tampocoseránuestromomentomásbrillante. Bajo la mirada y de repente siento náuseas. Josh podrá sufrir una vergüenzainsignificante,peroJonasesquienvaasalirmásafectadocon todo esto. Josh se suscribió a El Club un mes, mientras que Jonas pagó doscientoscincuentamildólaresporunainsaciablemembresíadeunaño. ¿Este escándalo arruinará la reputación de Jonas en la comunidad empresarial? ¿Afectará sus posibilidades de convertir sus escalódromos enunamarcainternacional? ¿Y qué hay de mí? En dos años, cuando me gradúe de Derecho y la barra de abogados de Washington procese mi solicitud de licencia para ejercerlaabogacía,¿pasaréelexamendeética?¿Mecreeráncuandoles jurequedesconocíalaverdaderanaturalezademisempleadores? Jonasmeaprietalamano. —Tendremosqueirloresolviendoundíaalavez.Quizásencontremos unasoluciónenlaqueestonotengaquesaliralaluz. Lodudomucho. —¿Cómo? —DéjennosestoaJoshyamí—contestaJonas.Miraasuhermanoen buscadeconfirmación. Josh asiente con decisión, pero su mirada no refleja confianza en sí mismo. Después de una larga discusión en la que todos los presentes básicamentenosjalamoslasgreñasyexclamamosqueestoesdemasiado grandeparaqueloenfrentemossolosy,¡ay,Dios!,cómollegamoshasta aquí y qué carajos vamos a hacer, por fin optamos por una estrategia inmediata: terminaré mi informe hoy con toda la evidencia que pueda reunir en poco tiempo, incluyendo cuadros que muestren los estados de cuentadelasmúltiplescuentasbancariasdeElClub.JoshyJonasunirán fuerzas para determinar la estrategia para entregar el informe a las autoridadespertinentes,yaprimerahoradeldíademañanairemostodos juntos a la oficina del FBI en Las Vegas y haremos todo lo posible para convenceraquienseaqueestéacargodeorganizarunareuniónconsu jefe o jefa en Washington, D.C. ¿Qué más podemos hacer? Esto es demasiadoinmensocomoparaqueloenfrentemossinelrespaldodelas autoridades.PornomencionarquetememosqueencualquiermomentoEl Clubtransfierasusfondosyperdamoseserespaldo. Cuando todos empezamos a organizarnos para trabajar, Jonas me apartauninstante. —Estoysudadoporelgimnasio—dice,conlasmanosenlosbolsillos de la sudadera—. Voy a darme un regaderazo rápido. ¿Me acompañas? Quieromostrartealgo. Así que quiere mostrarme algo, ¿eh? Ya lo creo. Soy incapaz de rechazar la posibilidad de meterme a la regadera con Jonas, pero me parece que en este instante puede ser un desperdicio de tiempo valioso. Tengoqueterminarelinforme,yéldebedefinirquédemoniosharemos conél. —Me tomaré un descanso cuando termine —contesto—. Y así celebramoshaberconcluidoelinforme. Jonasparecedecepcionado. —Será una motivación —agrego. Para ser franca, me sorprende que hayaelegidoestemomentoparapensarentenersexoenlaregadera.Amí tambiénmeencanta,perotenemospecesmásgrandesporfreír. —Sarah —me llama Kat—. Henn ya tiene listo el documento con los estadosdecuenta.¿Aquépartedelapresentaciónquieresagregarlos? —Dameunsegundo.—MiroaJonasdenuevo.Pareceelniñoboboal quenadieeligióparasuequipodebásquet—.Nosvemosluego,amor.— Legarantizo,yluegocruzolahabitaciónparacontestarleaKat. Capítulo35 Sarah Son las tres de la mañana, y todos en el equipo tenemos cara de moribundos. Hemos estado atrincherados durante el día y la noche en la suite,sinconversargrancosa,sincomergrancosa.Cadaunodenosotros comprendelamagnituddeloqueestamosintentandohacerylosposibles riesgos que conllevaría el fracaso. No obstante, el trabajo arduo y las horasextrahanrendidofrutos,pueselreporteestálisto.¡Aleluya!Ydebo decirquequedóbastantebien. Claroquepodríapasartressemanasmáspuliéndolosituvieratiempo para armar un informe tan detallado como quisiera, pero el tiempo es esencial, así que este tendrá que bastarnos. He esbozado los hechos, las leyes y las evidencias lo mejor que he podido, y he incorporado el registro correspondiente de evidencias que demuestran cada una de las acusaciones que hago. Nada es especulativo. Nada requiere hacer conexionesmentales.Nadaestásujetoadebate.Siesteinformenoatraela atencióndelFBI,creoquenadapodráhacerlo. Josh y Kat se van juntos de la suite, con el argumento de que «dormirán un rato». Se supone que cada quien dormirá en su propia habitación, pero no estoy tan segura. Estoy empezando a sospechar que esosdossehanconvertidoenmásqueamigosdesdequellegamosaLas Vegas. Tendré que preguntárselo a Kat mañana. Hoy estuve demasiado obsesionada con nuestra misión como para desviarme del tema y pensar enotracosaquenofueraelinforme. DespuésdequeJoshyKatsevan,Hennmellamaparamostrarmealgo en su computadora. Le pedí que buscara en el sistema de El Club evidencias de una cosa más, algo que sirva para establecer un vínculo entre los nombres que se usan durante el proceso de solicitud y los códigosqueseasignanalosexpedientesdelosmiembrosunavezquesu solicitudesaprobada. —¿Creesquefuncioneesto?—preguntaconcautela. Meparoatrásdeélymirolapantallaporencimadesuhombro. Élmeexplicalainformacióndesplegadaenlapantalla. —Sí,esperfecto—digo—.Gracias,Henn.Creoquetenemosqueser sumamente claros con todo y no dejar nada a la imaginación ni a la especulación. Henncoincide. Jonasestásentadoensilencioenlaesquinadelahabitación,viéndome conlamiradaardienteylosmúsculostensos. —¿Quieresmiraresto,Jonas?—pregunto. Élniegaconlacabeza. Ah.Reconozcoesamirada.Memuerdoellabio.Micachondoysensual novioestásentadoahíconunaenormeerecciónentrelaspiernas. —Gracias,Henn.Eresunmalditogenio—comento. —Algoasíheoído—agregaél.Luegosonríeycierrasulaptopcon gesto ceremonioso—. Bien, si eso es todo lo que necesitan, me retiraré. Tengolaintuiciónrepentinadejalarsieteveceslapalancadelamáquina tragamonedasdeciendólaresantesdeirmealacamita. —Buena suerte —le digo—. Nos vemos a las diez. —A esa hora convenimosconelgrupoquenosdirigiríamosalaoficinadel FBIenLas Vegas. TanprontoHenncierralapuerta,mevuelvoamiraraJonas. —¿Aceptasahoraeserecesoparabañarnos?—lepregunto. Élasientelentamente.¡Cielos!Esunhombremuyatractivo. Camino con paso seductor hasta la esquina de la habitación. Estoy exhausta, pero también emocionada por todo lo que logramos hoy. Me sientoensuregazo.¡Ay,hola!Sí.Jonasestádurocomounaroca.Recorro con la punta de los dedos el grabado encima de su brazalete de platino. Sarah. —Hola,novio—digotiernamente. Élsonríeyacariciamibrazalete. —Hola, novia. —Atrae mi rostro al suyo y me besa de forma apasionada. Con las manos, recorro la tela de su camisa de manga larga, y me deleitoconlasensacióndesuanchopechoysushombrosbienesculpidos. Nuncamecansarédetocarlo.Esunaobradearte.Acariciosuspoderosos bícepsyluegosusantebrazos.Yentoncesmisdedosdetectanbajolatela una textura distinta a su piel. Le doy un pequeño golpe a la tela justo encima del antebrazo derecho. Sí, definitivamente hay algo ahí abajo ademásdepiel. —¿Quéhayahí? —Unpendientequetenía—diceconunasonrisa—.Yquetodoeldía he deseado mostrarte. —Se levanta la camisa para revelar su glorioso pecho y abdomen, sus hombros esculpidos y sus bíceps musculosos, así comofranjasgruesasdegasapegadascontelaadhesivaalapartesuperior desusantebrazos. —¿Qué te pasó? —pregunto, pero entonces me doy cuenta de lo que sucedió—.¿Tehicistetatuajesnuevos? Jonasesbozaunasonrisadeorejaaoreja. Estoyintrigada.EnBelicelepreguntésihabíapensadoenhacersemás, sobre todo porque se hizo los tatuajes platónicos sagrados hace mucho tiempo. Pero él contestó que no. «No necesito tatuarme sólo porque sí», dijoenesemomento.«Sólomeinteresamarcarmipielconideasqueme cambien la vida y que sean dignas de pasar a la eternidad. ¿Qué otras ideas,quenoseanlasdePlatón,estánalaalturadelaeternidad?». Bien, bien, bien. Recuerdo aquellas famosas últimas palabras. Me preguntoquéidearepentinalecambiólavidaysevolvió«dignadepasar alaeternidad». Jonastomaunextremodelacintadelantebrazoderechoylaarranca deunjalón. —¡Ahu! Sostengo su brazo para mirarlo bien, y entonces me quedo boquiabierta y a él se le iluminan los ojos. Lo leo en voz alta, con lágrimasenlosojos. —Nomás.Dehoyenadelante,renazco.*—Sonlaspalabrasqueledije a Jonas anoche. ¡Dios mío! ¿Mis palabras le cambiaron la vida y le parecierondignasdepasaralaeternidad?Laslágrimasmecaenporlas mejillas. —Renazco*—diceenvozbajaymemiraalosojos—.Graciasati,mi maravillosa Sarah, renazco. —Parece avergonzado un instante, como si intentarareunirelvalordeenunciarloquetieneenlapuntadelalengua —.Miamorsiempre–susurra—.Miamor,porsiempre. Ay,Jonas.Nopuedocreerquepusieramispalabrasalmismonivelque las de Platón en su cuerpo. Para toda la eternidad. Me reacomodo en su regazoyloabrazoconlaspiernas. —Miamorsiempre*—lesusurroaloídoyledoyunbesotierno. Élmerespondeconunbesoapasionado,yencuestióndesegundosya estoyardiendodedeseoylistaparaloquevenga.Perotambiéntieneun vendajeenelotrobrazoynecesitosaberquéhaydebajodeél.Meobligo a apartarme de sus labios, aunque la sensación de su miembro erecto contramispantismeestávolviendoloca. —¿Yese?—Señaloelvendajeensubrazoizquierdo. Jonas esboza una sonrisa traviesa y comienza a jalar la punta de la cinta. Cuandosequitaelvendaje,cruzaelbrazosobreelpechoparaquela frasequedefrenteamí.Nopuedocreerlo.Esunafraseeninglés,yeslo suficientementelegibleparacualquieraquesevuelvaamirarla. Peroesonotienesentido.Jonasunavezmedijoquesehabíatatuado en griego antiguo a propósito porque definitivamente no quería que cualquier hijo de vecino pudiera leerlos. «Mis tatuajes están hechos para inspirarme a mí, no a las masas», dijo. Bueno, todo parece indicar que Jonas Faraday cambió de opinión, y no sólo sobre esto, sino sobre muchasotrascosastambién. Leolaspalabrasenvozalta,estavezconlavoztemblorosa. —«Elamoreslaalegríadelosbuenos,lareflexióndelossabiosyel asombrodelosdioses». Jonasasienteenérgicamente. RecuerdolasdosvecesenlasqueJonasmehadichoestafrase,pero ambasvecesestábamoshaciendoelamoryestabamuyocupadateniendo unorgasmocomoparapreguntarlealrespecto. —¿También es de Platón? —pregunto y recorro las palabras con los dedos. Élasiente. —PlatónselaatribuyealpoetaAgatón.EsdelSimposiodePlatón,un extenso diálogo sobre la naturaleza, el propósito y la génesis del amor. Delamorrománticoenparticular. Memuerdoellabio. —Según Platón, el amor romántico se siente en un principio con los sentidosfísicos,peroconlacontemplaciónsetransformaenalgomayor: lacapacidaddelalmadeapreciarlabellezaenelinteriordeotrapersona. Elcorazónmedaunvuelco. —Afindecuentas,esatravésdelamorquenuestrasalmassoncapaces dereconocerlaformaidealdelabelleza,eloriginaldivinodelabelleza misma. —Su mirada está en llamas—. Lo cual, a su vez, nos lleva a comprenderlaverdad. Pongolamanosobremicorazónparaintentarapaciguarlo. —Pero, Jonas —digo, casi sin aliento—. ¿Por qué en inglés y no en griegoantiguo? Élasiente. —Penséquenoqueríasquelagenteentendieratustatuajes. —Estesí. Contengoelaliento. —Platón podrá haber escrito estas palabras sabias y sagradas hace milesdeaños,peroesJonasFaradayquienlasdeclamaeldíadehoy. —¡Ay,Jonas!—suspiro. —Conestetatuaje,estoygritandomiamorportidesdelacimadela montaña más alta, Sarah. Quiero que el mundo entero lo lea y sepa la verdad:amoaSarahCruz. Mederrito. Éltomamirostroentresusenormesmanos. —Elamoreslaalegríadelosbuenos,lareflexióndelossabiosyel asombrodelosdioses—repiteconmiradaferoz—.Habladeti,Sarah.De tiydemí.Túeresmibelleza.Túeresmiverdad. Micorazónseacelera. —Nuncahahabidounamorcomoelnuestro,ynuncalohabrájamás. Somoslamejorhistoriadeamorjamáscontada. Nopuedocreerqueelhombrequehacepocoprofesabasudesprecio por las «patrañas de San Valentín» haya resultado ser el hombre más románticodelmundo.Memuerdoellabio. —Somosépicos—dice,conlamiradaincendiada—.Nuestroamores tanpuroyverdaderoquesomoselasombrodelosdioses. ¿Quiénseexpresaasí?JonasFaraday,nimásnimenos.¡Dios!Loamo tanto. Tiene esa mirada en su rostro, esa mirada tan suya que dice a gritos queJonasesungrantiburónblancoySarahesunleónmarinoindefenso. Eselbrilloquecomunicaqueestáapuntodedevorarmeentera.Mebesa apasionadamente y fin de la historia: ambos nos convertimos en bestias salvajes.Jonasledaunjalónamicamiseta,yyolevantolosbrazospara ayudarlo a quitármela. Luego me desabrocha el bra, me lo quita y succiona mis pezones vorazmente tan pronto como mis senos quedan libres. —Regadera—exclamo,sinaliento,mientrasmeretuerzodeplacer. Jonasseponedepieymealzatomándomedeltrasero.Yoleabrazoel cuello y envuelvo su cintura con mis piernas y lo beso con fervor mientras me froto contra él, lo embisto, lo inhalo, y él carga mi cuerpo anhelante hasta la habitación. Me deja caer en la cama y me arranca los pantalones y la tanga. ¡Diablos! Literalmente me arranca la tanga del cuerpo,yluegohundeelrostroentremispiernasenmediodeunfrenesí de incontrolable codicia animal. No hay seducción previa, cortesía ni contención alguna. Esta vez, no hay sexcelencia que valga. Aquí no hay másqueuntiburóndevorandoasupresa,locualmeponecomounafiera. Al reincorporarse y relamerse los labios, descubro que Jonas se ha transformadoenelincreíbleHulk.Esunabestia.Elpoetaseesfumóyse llevóalrománticoconsigo.Sebajalospantalonesylosboxersalmismo tiempo,ymepresentaesavistadesucuerpodelaquenuncamecansaré. Pero, antes de que pueda hacer algo, me levanta en brazos como una muñecadetrapoymellevaalbaño,sindejardedevorarmeabesos. Lo agarro del cabello con ambas manos y lo beso, y él gruñe como gorila. ¡Ay, Dios! Me fascinan esos sonidos guturales que hace. Abre el grifodelaregaderaamisespaldasmientrasyomeretuerzo,lobesoyle jaloneo el cabello. El agua caliente me rocía la espalda y cae como cascadapormissenos.Intentoenvanoclavarsuerecciónenmí,peroél meevade. —Bájame—digo,peronoesperosurespuestaparadeslizarmesobre supielhúmedahastaquedardepie. —Yomandoestavez—exclamaconfirmeza. Peronoleestoyprestandoatención.Mepongoderodillasymetosu miembroamibocaylochupoconentusiasmo,mientraselaguamecae en la nuca. Él toma mechones de mi cabello y entra en mí con movimientosgiratorios,mientrasgruñecomosileestuvieraprovocando un dolor intenso. ¡Dios! Me prende tanto hacer esto. Por los ruidos que hace,cualquierapensaríaqueJonasestáapuntodemorir…defelicidad, claro está. Bajo la mano y empiezo a tocarme, mientras pienso en la expresiónenelrostrodeJonascuandomemostrósustatuajesnuevos. Jonas se estremece y gruñe y jala mi cabello con más fuerza que nunca,peronomeimportasentirunpocodedolorenelcuerocabelludo porque lo estoy haciendo sentir muy bien. ¡Cielos! Apenas si puedo respirar de lo excitada que estoy. Sigo tocándome, chupándolo, visualizandosusnuevostatuajes.Jonassegrabómispalabras junto a las dePlatón.Declarósuamoreternopormídeformapermanentesobresu pielparaquetodoelmundoloviera. Abrolosojosdegolpe.Misueño.LosdiezespectrosdeJonas,elvino quegoteaba,losespectadoresescandalosos,yJonaslevantandolamirada ydeclarándomesuamorfrentealmundoentero.¡Diosmío!Misueñono era sobre exhibicionismo sexual, sino sobre exhibicionismo emocional. Quería que Jonas me reclamara como propia frente al mundo entero. ¡Dios!Yesoesjustoloqueestáhaciendoconsusnuevostatuajes. Mi cuerpo entero se estremece gracias a un poderoso orgasmo, y yo gimotanfuertecomopuedo(aunqueelsonidoestáuntantoamortiguado por las vastas cantidades de pene en mi boca). Aúllo e intento por todos losmediosseguirlochupandomientrasmicuerpoondeadesdeelinterior, peronopuedo. Jonassesaledemiboca. —Voyacogerte,nena—dice. Mi orgasmo termina. ¿Qué acaba de decir? Las gotas de agua me golpeanelrostrocuandolevantolosojosparamirarloconunasonrisade satisfacción. —Yo—exclamaconvozdecavernícolaymeponedepie—.Ahora.— Suvozesrasposa.Élmandaahora—.Voyacogerte. Mejalabruscamentehaciaél,conlamiradaardiente,ymetesumano entre mis piernas. Se me doblan las rodillas. ¡Guau! Todavía no acabo, paranada.Todavíaestoyprendidísima.Jonasmeponedeespaldasaél,y yoobedezcoconpasividadsusórdenesnoverbales. —Inclínatehaciadelante—megruñealoído—.Inclínateyagárratelos tobillos. Nopiensoenotracosaqueenobedecerlo;mideseodecontrolseha esfumadoporcompleto.Meinclinohaciadelanteymeagarrolostobillos. ¡Mierda! En esta posición, estoy completamente expuesta y a merced de Jonas. Me acomodo para equilibrarme y me estremezco de pensar en lo quevendrá. Una de sus manos me acaricia la espalda, mientras la otra se desliza entre mis piernas por detrás y estimula mi clítoris. Evidentemente, está buscando provocarme otro orgasmo y, ¡Dios!, va a lograrlo. El agua calientebajapormiespaldaycaeporloscostadosdemirostro.Tiemblo deansias.¿Quéestáesperando?Lasrodillassemedoblan,peroJonasme estabiliza. Sus dedos lo están haciendo muy bien. La sensación es demasiado intensa. No puedo seguir en esta posición si va a seguir tocándome así, puesnopuedomantenerelequilibriosisigosintiendotantoplacer.Doblo las rodillas. Estoy demasiado excitada como para quedarme quieta. Necesito retorcerme, frotarme contra él, besarlo. Ya no puedo más. Necesitoliberarme. Jonasmepenetrasinadvertencia.Entratanprofundo,apropiándosede mi cuerpo sin vergüenza alguna y con tanta fuerza que me hace gritar. Paramisorpresa,tambiénmevengoeneseprecisoinstante. Jonasrugeconfuerzaymeembistesinpiedadmientrasyoalcanzoel clímax. En menos de un minuto, él también termina en lo más más más profundodemí,acompañadodeunfuerteaullido.Yoemitounchillidoen respuesta.¡Dios!¡Quéescandalosossomos!Meencanta. Cuando termina, apoya la palma de la mano con firmeza en la parte alta de mi espalda, como señalándome que no me mueva. Una vez más, obedezco sus órdenes. Jonas se sale de mí y coloca el cabezal de la regaderaentremispiernas. Micuerpoenterovibraensintoníaconlacálidacorrientedeaguaque acariciamipuntomásardoroso.Sesientetanricoquemetambaleohacia delante al perder el equilibrio, pero Jonas me estabiliza con una mano firmeenmicadera.Apoyolaspalmasenelpisodelaregadera,mientras él sigue lavándome entre las piernas, enjabonándome con gel de baño y dejandoqueelaguatibiameestimuledeformaexquisita. Estoyalbordedetenerunorgasmomás.¡Diosmío!Necesitoponerme depie.Yanopuedoseguirasí.Sientounhormigueoenlacabezaportoda la sangre que ha descendido hacia ella, y me retumban los oídos y los ojos.¡Cielos!Ademásmeestoyahogandocontodaelaguaquecaepormi espaldaysemeteaminariz. Sin embargo, antes de que pueda ponerme de pie, Jonas se arrodilla detrás de mi cuerpo flexionado y comienza a lamerme de forma voraz. Saborea indiscriminadamente cada centímetro cuadrado de tierra fronteriza, y su boca y su lengua devoran toda parte de mí que esté remotamentecercanaasuhabitualterrenolingual.¡MadredeDios!Sentir sulenguaenlugaresprohibidosmesobrecargadedeseo.Conunparde lengüetazos profundos, me vengo de nuevo, pero esta vez con músculos quenosabíaquetambiénservíanparaeso. Tan pronto termina mi orgasmo, Jonas toma mi torso y de forma abruptameponedepie.Metambaleo.Mispiernasparecendegelatina. —Nopuedo—murmuro—.Jonas.—Estirolosbrazosparaalcanzarel muroysostenermedeél,peroJonasmegiraparaquequededefrenteaél. Le abrazo el cuello y apoyo la mejilla en su hombro escultural. Estoy agotadaporcompleto.Supielsesientedeliciosayresbalosabajoelagua tibia. Sus brazos me sostienen con fuerza. Me inunda una sensación de absolutasatisfacción. Despuésdeunoscuantosminutosdeagradablesilencio,Jonasporfin habla. —Mientrasmehacíanlostatuajes—diceenvozbaja—,loúnicoenlo quepodíapensareraenvolveralasuiteyhacerteelamor. —Mmm—contesto.Todavíanofunciono. —Imaginé que te hacía el amor despacio y con ternura, mientras te susurrabapalabrasdeabsolutadevociónaloído. Ambosnoscarcajeamosalmismotiempo. —Supongoquetupreciadaestrategiasefuealdiablo—digo. —Comodecostumbre. —¿Esqueja? —Porsupuestoqueno. —Comosea,odioalJonasEstratégico—contesto. —Sóloqueríahaceralgodignodeestemomento,dignodeti—dice—. Queríahaceralgoromántico. —¡Ay,Jonas!—Apartolamejilladesuhombroylomiroalosojos—. Loqueacabamosdehacerfueromántico.Fueronpatrañasrománticasde SanValentínysexobestial,todoenuno.—Esbozounasonrisadeorejaa oreja—.Túsiempremedasambascosas. Susojosmemiranconunbrilloespecial. —Fuistehechaparamí,SarahCruz—declara. —Y tú fuiste hecho para mí, Jonas Faraday. —Vuelvo a apoyar la mejillaensuanchohombroysuspirodealegríamientrasélmeestruja—. Graciasporencontrarme. —Graciasporser«encontrable». —Esapalabranoexiste. —Ahora sí. —Me lanza una sonrisa que me paraliza el corazón—. Vamosasecarnos.Hayalgoquequieroconversarcontigo. Estamos acurrucados en las suaves batas blancas del hotel sobre la esponjosa cama de sábanas blancas. El reloj de la mesa de noche marca doceminutosparalascuatrodelamañana.¿Quéhacemosdespiertosaún? Quedamos de reunirnos con el equipo en seis horas para dirigirnos a la oficinadelFBIenLasVegas.¡Dios!Meestoydesvaneciendorápidamente. Jonasparecenervioso.Esevidentequeestábuscandolaspalabraspara decirmealgoenparticular. —Vas a tener que escupirlo pronto, guapo —digo y bostezo—. Me estoyquedandodormidasentada. Jonasexhala. —Después de que termine todo esto, quiero llevarte de viaje, a un lugarqueesmuyespecialparamí. Medespiertodeinmediato. —¿Adónde? —¿Importa? —Norealmente.—Sonrío. —Esfueradelpaís.Estodoloquediré. ¡Demonios!Estoyeufórica.Hesoñadotodamividaconviajarporel mundo,desdequeeraniña.Cadavezquemipapáempezabaagritarleami mamá,cuandosabíaqueseestabaalterandodemasiadoylaviolenciaera inminente, solía escabullirme a mi armario con un mapa del mundo y distraermedetodolomaloimaginándomeenlugareslejanos.Jamáscreí que mis fantasías infantiles podían volverse realidad algún día, o que tendríalasuficientefortunadequemiguíadeturistastuvieraesoslabios tan carnosos y ese abdomen de acero y esos ojos tan tristes, por no mencionarunpresupuestoparaviajeprácticamenteinagotable. —¡Guau!—exclamo.Notengopalabras. —¿Esoesunsí?—Pareceesperanzado. —¿Cuándo? —Tanprontoseacabeesto.—Surostroexudaemoción. —¿Antesdequevolvamosacasa? —Sí. Le pediré a mi asistente que nos envíe los pasaportes por paquetería y te llevaré de compras para que adquieras lo que necesites paraelviaje,ynostreparemosaunaviónynosiremos.—Suexpresiónes divina.PareceunniñosentadoenelregazodeSantaClauspidiéndoleun soloregaloespecial. Nohaynadaquedeseemásquelanzarmeaunaaventuraexóticaenun lugarlejanoconJonas.Peronoesposible,almenosnoahora.Lebesola nariz. —Eresmuydulce,Jonas—exclamo—.¿Telohedichoalgunavez,mi dulceJonas? Susonrisaseesfuma.Anticipamirespuesta. Lomirodereojo. —¿YadisteaconocerelboletíndeprensasobretupartidadeFaradaye Hijos? Niega con la cabeza, con la expresión de un niño de primaria al que atraparonconlasmanosenlamasa. —¿Yalecontasteatutíolodelosescalódromos? —No.—Bajalamirada. —¿Nocreesqueseríaimportantequehicierasesoprimero? Jonassuspira. —Hubounacomplicación. —Mmmhmm. —SetratadeJosh.Yluegoestabasheridayenelhospital… —Sí,peroyanoestoyenelhospital.¿Porquénohashabladocontu tíoaún? Jonastuercelaboca. —Porque Josh también quiere renunciar a Faraday e Hijos. —Su expresión es una mezcla de euforia y vergüenza—. Quiere dedicarse conmigoalosescalódromosdetiempocompleto. —¡Caray,Jonas!Esunaexcelentenoticia.Debesestarcontentísimo. —PeroFaradayeHijossevendráabajosiambosrenunciamos.Eltío Williamestáprácticamentejubilado.¿Quiénvaaadministrarlotodo? —¿Esotehacesentirculpable?¿Tesientesresponsabledeello? Jonasasiente. Lotomodelamano. —¿Esto es lo que quieres hacer de tu vida, mi amor? ¿«Escala y Conquista»…conJosh? Asientedenuevo. —Cuando Josh dijo que quería trabajar conmigo fue como un sueño hechorealidad. —¿EstoesloqueJoshquiere? Jonasasiente. —Entonces es lo correcto —digo—. No eres responsable del destino de Faraday e Hijos, como tampoco lo es él. Ustedes no pidieron ser guardianesdelacompañía,nitampocoessuvocación.Suvocaciónesla escalada.SuvocaciónesEscalayConquista.Eresresponsabledesertefiel atimismoyatudestino.Tienesquevivirtupropiaverdad.Siempre. Sumiradaserelaja. —Sólotienesunavidapordelante,midulceamor.Una.Sácaletodoel provechoposibletodoslosdíasdetuvida.Esaestulabormássagradaen estaTierra. Jonassesonroja. —Gracias. —Pornada. —Eresmuysabia,Sarah.Ereslista,sinduda,perotambiéneressabia. Meencantaquemedigaesascosas. —Endúlzame el oído todo lo que quieras, grandulón —comento—. Pero no saldré de viaje contigo hasta que pongas tus cosas en orden y comiencestunuevavida.Nuestroviajenoseráunaescapatoria,sinouna celebración.EstaremoscelebrandoelcomienzodeEscalayConquista,y elfindemiprimerañodeDerecho. Suexpresiónseentristecealdescubrirhastacuándoplaneopostergar elviaje. —Jonas,nopuedoirmeantesdelosexámenesfinales.Deboestudiar. Parececompletamentedesilusionado. —Los finales son en cuatro semanitas —digo—. Nos iremos justo después de eso. Mientras tanto, pondrás tu vida en orden, y yo estudiaré hastaquemarmelaspestañas,todoeldía,todoslosdías,sinparar. Jonasabrelabocaparaprotestar. —Excepto que tomaré descansos para tener sexo desenfrenado contigo,porsupuesto.Yatelohedicho,Jonas.Tenersexocontigoesuna necesidadfísica,igualquedormir,comeryrespirar.—Pongolosojosen blanco—.Esobvio. —Meleístelamente. —Podemosirnosdeviajeeldíadespuésdelúltimoexamenfinal.¿Qué teparece? Jonasponecaradepuchero. —Sabesquetengorazón—agrego. Sacamásellabioinferiorygimotea. —Losabes. Seencogedehombros. —Odiotenerqueesperar. —Essólounrato,guapo.Estodo.Unmesnadamás.Tendrásqueser paciente. —Nosemedalapaciencia. Merío. —¿Enserio? Jonasexhala,frustrado. —Bueno,alparecernotengoalternativa.—Seencogedehombros—. Otra maldita ronda de deliciosa espera. ¡Maldita sea! —Niega con la cabeza—. Un mes. Tú estudiarás y yo me pondré los pantalones, y cada minutolibrequetengamoslopasaremosacurrucadosennuestropequeño capullo para dos y cogiendo hasta el amanecer como las orugas ninfómanasquesomos. Merío. —¿Lasorugastienensexo? Jonasseencogedehombros. —Ahorasí. Meríodenuevo. —Peroprimeroloprimero—diceysumiradasevuelvepétrea—.Tú yyo,nena,vamosapatearleeltraseroaElClub. Leabrazoelcuello. —Verásquesí,guapo.Tratohecho. Notas: *Enespañoleneloriginal.(N.delaT.) Capítulo36 Jonas —Necesitamoshablarcontujefeconurgencia—ledigoaljovenagente sentado al otro lado del escritorio. ¡Mierda! Este novato es incapaz de lograrquealgosemueva. —Bueno,puesesonovaapasar.Tendránquehablarconmigo. —SoyJonasFaraday—exclamo,comounauténticoimbécil—.Yéles mihermano,Josh.SomoslosdueñosdeFaradayeHijos,lagranempresa con sede en Seattle, Los Ángeles y Nueva York. Queremos hablar con quienseaquedirijaestaoficina. Elchicoseencogedehombros. —Soyelúnicodisponibleparahablarconustedes,señor.Lolamento. —Esevidentequenololamenta. MiroaSarah.Tienelosojosdesorbitados,yconjustarazón.Esteplan no va a funcionar si el informe termina botado encima de una pila de documentos sobre el escritorio del oficial de más bajo rango. Necesitamos emprender acciones enérgicas, y eso implica obtener atencióninmediatadealguienconmuchamásinfluenciadentrodelFBIque estetipo. —¿Hacecuántoqueeresagente?—intervieneKat. CuandolamiradadelchicoseposaenKat,suactitudsevuelvemenos prepotente. Ah, sí, se me olvida que Kat es excepcionalmente atractiva. Para mí sólo es Kat, la mejor amiga de Sarah, la Chica-fiestera con corazóndeoro.Peroalobservaraloshombresreaccionarcomoloestá haciendoestetipo,recuerdoqueKatesdespampanante,desdeunpuntode vistaobjetivo. —Cuatromeses—contesta. —¿YentrenasteenQuanticocomolomuestranenlaspelículas? —Asíes. —¡Guau.Quéincreíble!¿Yenquéconsistetutrabajo?Loúnicoquesé del FBIesloquevienElsilenciodelosinocentes.—Porlaformaenla que Kat se dirige a él, parecería que ambos están acurrucados en la esquinadeunbar,tomandountragoparaconocersemejor. EltipodebesaberqueKatestáintentandoendulzarleeloído,perosu sonrisaindicaquenoleimporta. —Bueno, en general los agentes nuevos tienen la responsabilidad de revisar antecedentes penales. Y, claro está, soy el tipo con suerte que recibe a la gente agradable como ustedes que viene de las calles de Las Vegasareportarelcrimendelsiglo. —Todos tienen que empezar en algún lugar —dice Kat y sonríe, mostrando su dentadura perfecta. Se inclina hacia delante sobre el escritorio—. Mira, así están las cosas, agente Sheffield. Vengo de las callesdeLasVegasareportarteelcrimendelsiglo. Eltiponopuedeevitarreírse. ¡Caray!EstaKittyKatacabadepescarunpececito. PeroelrostrodeKatsetornaserio. —De hecho, no estoy bromeando. Sí vine a reportar el crimen del siglo. Eltiposuspira. —¿Cuálestunombre? —KatherineMorgan.PeropuedesllamarmeKat—exclamacomosile estuviera haciendo un favor especial, como si nadie en el mundo la llamaraporesenombre. LaexpresióndelagenteSheffieldsevuelvefranca. —Deacuerdo,Kat.Tepropongoalgo.Ustedesmeentregansuinforme y yo prometo examinarlo con detenimiento en el transcurso de las siguientesdossemanas.Quizápuedahacerloenunasemana.Siveoalgo deinterésenél,definitivamenteahondaréenlainvestigación. Mesientotentadoaintervenir,peroSarahponesumanoenmimuslo parafrenarme. —Gracias,agenteespecialSheffield—diceKatconunasonrisa—.Te loagradezcomucho.¿Cómotellamas? —Eric. —AgenteespecialEric.—Katacomodasulargacabellerarubiaatrás delhombro—.Lacosaesqueesalgobastanteurgente.—Unavezmásse inclinacompletamentesobrelamesaysubustosobresalebajosucuello —.Eseltipodecasoqueimpulsaríalacarreradeunjovenagentecomo tú.Teloprometo. MirodereojoaSarahdenuevo.Estáconteniendolasonrisa.Imagino queyaanteshavistoelencantodeKatenacción. Eljovenagentesevedudoso. —Aunquetecreyera—diceEric—,tendríaquepresentárseloamijefa siguiendo el protocolo, cuando pueda tener su atención absoluta. Y, si la convenzo,locualnoestágarantizado,entoncesellatendráquepresentarle elinformeasujefeenWashingtonparaqueestosepongaenmarcha,si de verdad es algo tan grande como ustedes aseguran. Y eso requiere tiempo, señorita Morgan. ¿Sabe cuántos locos entran a diario a las oficinasdelFBIconteoríasdeconspiraciónsobreelcrimendelsiglo? Kat se ríe y sacude la cabeza para que su cabellera rubia caiga sobre sushombros. —Me imagino —contesta—. Pero de verdad no piensas que somos locos que creemos en las teorías de conspiración, ¿o sí? —Sus ojos brillan—.Sólosomosunnerdexpertoencomputadoras,unaestudiantede Derecho,unaexpertaenrelacionespúblicas…—seseñalaasímismacon ungestograndilocuente—,ydosempresariosestúpidamentericosconun montóndecosasmejoresquehacerqueentregaruninformeal FBI.Estos dos han salido en la portada de Businessweek. —Se ríe—. No hay locos entrenosotros.Bueno,admitoqueyosíestoyunpoquitínloca.—Poneel dedoíndicemuycercadelpulgarparailustrarsupunto—.Peronoesel mismotipodelocuraalquetúterefieres. ¡Carajo!Katesbuena.Tengoquedesviarlacaraparadisimularlarisa. ElagenteEricexhala. —Seráunplacerrevisarsuinformeasudebidotiempo… —Teloruego,agenteSheffield.Porfavornolopongasencimadeun montón de documentos. Échale un buen vistazo justo ahora. Te lo explicaremos todo, página por página. Te garantizo que no te vas a arrepentir. Eric mira su reloj. Imagino que le están esperando un montón de revisionesdeantecedentespenales. —Henn —interviene Sarah—. ¿Reproducirías aquel mensaje de voz queobtuvisteparaqueloescucheelagenteespecialSheffield? —Sí, señora. —Henn presiona un botón de su computadora y se escuchalavozroncadelTravoltaucranianoduranteochosegundos. Cuando termina el mensaje de voz, Sarah interviene con toda tranquilidad. —Eseesunodelosmúltiplesmensajesdevozquenuestroexpertoen computación, Peter Hennessey, obtuvo del teléfono celular de Maksim Belenko.Belenkoeslamentemaestradetrásdelasdiversasoperaciones de El Club. En ese mensaje de voz en particular, un asesino a sueldo de nombre Yuri Navolska le pregunta al señor Belenko si debe seguir adelante con la ejecución de la víctima, como le fue instruido desde un inicio,osiesperadebidoaqueharecabadonuevainformación. El agente especial Eric abre los ojos como platos. Sin duda, está intrigado. —Esotelopodríadecirbajojuramentountraductordelucranianoque esté certificado, so pena de perjurio. Y, claro está, el señor Hennessey declararáquedichomensajedevozprovienedelteléfonodeBelenko. Hennasienteconfrialdad. —YdadoqueYuriNavolskapresionabaunanavajacontramicuelloen elbañodelaUniversidaddeWashingtonmientrasdejabaesemensaje,yo puedorespaldarsuautenticidadpersonalmente. AhorasítienetodalaatencióndelagenteespecialEric. Sarahnofrena. —Alrededor de un minuto después de dejar ese mensaje, Yuri Navolskamecortólavenayugularexternaymeapuñalóenlascostillas, loqueprovocóquecayeradeespaldasymegolpearaelcráneocontraun lavamanos.—Ladealacabezahaciaunladoparamostrarlacicatriz—.Si necesitas mirar las cicatrices de la cabeza y el torso, con gusto te las mostraré. ElagenteEricinhalaprofundamente. —No.Estábien.Lescreo. —Por favor —le pide Kat con genuina emoción—. Estos tipos intentaron matar a mi mejor amiga. —Hasta el último rastro de la coquetería de Kat se ha esfumado y fue reemplazado por franqueza—. Sólodanosunpardehorasdetutiempo.—Hastayopuedoreconocerlo brutalmente hermosa que se ve Kat en este instante; la vulnerabilidad le sientabien. —¿Tienenmásmensajesdevozademásdeeste?—preguntaEric. —Varios más —contesta Henn—. Sobre toda clase de porquerías. Maksim Belenko es un hombre muy malo; está metido en redes de prostitución,tráficodearmas,drogas,lavadodedinero. —Elinformedescribetodoconlujodedetalles—diceSarahylevanta la pesada carpeta de la mesa—. Todos los alegatos aquí contenidos son verdad y están sustentados con evidencia sólida e incontrovertible. — Sueltalacarpetasobreelescritorio,lacualcaeconungolpeseco. LaexpresióndelagenteErichadadoungirodecientoochentagrados desdequeentramosporesapuerta. —Deacuerdo—diceyexhala—.Veamos.Vamosarevisarelinforme juntos,páginaporpágina,y,sideverdadestodoloqueprometenquees, selomostraréamijefahoymismo.—Levantalamiradaaltecho—.Pero, porelamordeDios,nomequieranverlacaradependejo.¿Deacuerdo? Todosasentimosenérgicamente. —Si voy a meter las manos al fuego por ustedes, tienen que jurarme porDiosquemeestándiciendolaverdad. —Gracias—diceKat—.Telojuramos.—Lomiracomosiacabarade prometerle una felación, lo que señala la retirada oficial de Kat la Vunerable. —Hagámoslo—agregaelagenteEricyseacomodaensusilla.Luego miradirectamenteaKat—.Soytodotuyo. Capítulo37 Jonas Llevamos casi tres horas guiando de la mano al agente especial Eric a través del informe que preparó Sarah y las evidencias que lo respaldan. Durante la discusión, Eric se ha mostrado emocionado, abrumado, ansiosoyeufórico,perotodoeltiempohaestadoconvencido. —Entonces, ¿qué quieren que haga? —pregunta el agente Eric mientraspasalaspáginasdelarchivodelasevidencias.Esobvioqueestá intentandodisimularqueseestácagandoenlospantalones. —QueremosunareuniónenD.C.dentrodelospróximosdosdíascon altosmandosdelFBI,laCIAyelServicioSecreto—contesto. Ericsemantieneserio,perosenotaqueestáperdiendolacabeza. —Estoymuysegurodepoderconvenceramijefadetodoesto—dice Eric y señala el informe—. Pero dudo que ella pueda atraer a esas otras agencias. —EstamoshablandodelsecretariodelaDefensadeEstadosUnidos— argumento—.NosabemosaquiénesdelFBItengaenelbolsillo. Ericabrelabocaparaprotestar,peroyocontinúo. —NoesquedesconfiemosdenadiedelFBIcomotal.Diríalomismosi fueranaltosmandosdela CIA o del Servicio Secreto. Es meramente una cuestióndeequilibrio;estamosintentandoincrementarlasprobabilidades dequeestasituaciónseamanejadadeformapertinente. ElagenteEricsefrotalosojos. —¿Lastresagenciasendosdías? Asiento. Élniegaconlacabeza. —Vaaserdifícilvendérselos. —Dimecómopodemoslograrqueocurra. —Dennoseldinero. —Listo—contestaSarah—.EnlapestañaDdelacarpetadeevidencia estánimpresoslosestadosdecuentadetodaslascuentasbancariasdeEl Club.Losnúmerosdecuentahansidoborradosenesaversión,pero… —No.Dennoseldineroenefectivo,nounaimpresión.¿Quierenqueel FBI,la CIAyelServicioSecretobailenalsonqueustedescantan?Entonces tendránquehacerlaunaoperaciónatractivaparatodos. —Pero no podemos hacer eso —contesta Sarah—. Las cuentas requierenque… —Sípodemos—lainterrumpeHenn. Sarahsevuelveamirarloconcarade:«¿Quécarajos?»,yyolehago segunda.Hennnosdijoquelosbancosexigíanquesepresentaraeltitular afirmarparahacertransferenciasgrandes. —Podemoshacerlo—insisteHenn. —De acuerdo —dice Sarah lentamente mientras mira a Henn con desconcierto—. Aunque eso sea posible, tenemos un problema. Si movemos el dinero antes de que las autoridades estén listas para intervenir, Belenko sabrá de inmediato quién lo hizo y vendrá tras de Jonasydemí.Yquiénsabedequémásseacapaz. —Ellatienerazón—intervengo—.Nopodemosmovereldineropara convencerlosdequevayantrasellos.Tienequeseralrevés. Ericsuspiraymiraaltecho. —Noestánjugandoconmigo,¿verdad?¿Sípuedenhacerlo? TodosmiramosaHenn. —Sípodemos. —Entonces intercederé por ustedes con mi jefa —dice Eric—. Haré todoloqueestéenmismanos. Todossuspiramos,aliviados. —Por cierto, agente Sheffield —comenta Sarah—. Quiero pedirte un favor. Todoslamiramos,desconcertados.Estonoerapartedelplan.¿Dequé carajosestáhablando? Ericaprietaloslabios,comoesperandoescucharloqueellatieneque decir. —Tededicasahacerrevisionesdeantecedentes,¿verdad?—pregunta Sarah. —Sí—contestaél—.Esmitrabajodiario. —Quisierapedirtequelocalizarasadospersonas. ElagenteEriclevantaunaceja,yyotambién.¿Dequédemoniosestá hablando? —No es una exigencia. Es sólo un favor personal. Pero es muy importante. Micorazónseacelera. —¿Quiénessonesasdospersonas?—preguntaEric. —LaprimeraesunamujerdeorigenvenezolanollamadaMariela. Mequedosinalientoeneseinstante. Sarahnosevuelveamirarme. —No sé su apellido, pero trabajó para Joseph y Grace Faraday en Seattlemásomenosentrelosaños1984y1991,supongo. MevuelvoamiraraJosh.Estáboquiabierto.Mellevolasmanosala cara para aparentar estar meditabundo, cansado o padeciendo una fuerte jaqueca.Perolaverdadesqueestoyocultandomislágrimas. —En 1991, Grace Faraday fue asesinada en su hogar, y el hombre responsable del asesinato resultó ser novio de la hermana de Mariela. Quizá puedas averiguar su apellido si encuentras a la novia del asesino, quien es la hermana de Mariela. Tal vez la novia lo visitó en prisión. O quizá la hayan interrogado o haya declarado como parte de la investigaciónoduranteeljuicio.Debedehaberregistrodelaexistencia deesanovia,ydeahídebedeserposibleaveriguarelnombrecompleto deMariela. Exhaloentrecortadamente,ySarahponesumanosobremimuslobajo elescritorio.MirodereojoaJosh.Éltambiéntienelacaraocultaentrelas manos.Nopuedorespirar. —Espera—diceEric—.¿Puedesrepetírmelo,porfavor? Sarah le repite toda la información lentamente, mientras acaricia con ternuramimuslo. —NecesitamosqueencuentresaMariela.Sinoestuvieraviva,entonces asushijos. Esaúltimaparteescomounapuñaladaalcorazón.¿Seráposibleque Marielaestémuerta?Hagocálculosrápidosenmicabeza.¿Quéedadtenía cuandoJoshyyoteníamossiete?¿Menosdetreinta?Notengonociónde la edad en esos tiempos, pues para mí todos eran simplemente adultos, pero apuesto a que era más joven de lo que soy yo ahora. ¿Qué edad tendríahoy?¿Alrededordecincuenta? Ericlevantalamiradadesucuadernodenotas. —Bien.Nodebedesercomplicado. El estómago me da un vuelco. ¿Este muchacho va a encontrar a mi Mariela? Me vuelvo a mirar a Josh, quien sacude la cabeza como si estuviera en estado de shock. Le lanzo una mirada que dice: «Estoy tan desconcertadocomotú,hermano». —Genial, Eric —comenta Sarah—. Muchas gracias. La otra persona tambiénesunamujer.Desconozcosunombredepila,perosuapellidode solteraeraWestbrook. ¡Mierda!Joshyyonosmiramos,asombrados.¿Tambiénbuscaráala señoritaWestbrook?¿QuécarajosestáhaciendoSarah? —La señorita Westbrook fue profesora de primaria en Seattle, aproximadamenteen1992,ysecasóconunmarinodeapellidoSantorini queestabaapostadoenSanDiego. —¿Qué relación tienen estas dos mujeres con El Club? —pregunta Eric. —Nada en lo absoluto —contesta Sarah. Me mira con un brillo especial en los ojos—. Esto sería un favor de índole personal. No tengo los recursos para encontrarlas por mí misma sin saber sus nombres completos,peroestoyseguradequetúsípodrás. Eric se encoge de hombros, como si fuera obvio. Finalmente, él representaalFBI. —Nodebedesercomplicado.—Lesonríe. —Muchas gracias. Necesitaré la información tan pronto como sea posible. —Harémimejoresfuerzo. El cuerpo me hormiguea de ansiedad y excitación y un montón de otrasemocionesquenologroidentificar.¿QuéestáplaneandoSarah?Me vuelvo a mirar a Josh de nuevo, quien me mira como si fuera un extraterrestre, pues es obvio que no puede creer que le haya contado a SarahsobreMarielaysobrelaseñoritaWestbrook. —Ah —dice Sarah—. Casi lo olvido. La segunda mujer, Westbrook Santorini, tiene un hijo llamado Jonas, el cual debe de tener como… — levantalamiradaaltechomientrashacecálculos—,comodiecisieteaños. Talvezesoseadeayuda. Elcorazónsemeparaliza.¡Mierda!JonasSantorini.Nuncapenséque elbebédelaseñoritaWestbrookexistieradeverdad,nimuchomenosque ya fuera un adolescente. Para mí, siempre fue un bulto en su panza, congeladoeneltiempo. —Anotado—diceEricmientrasloescribeensucuaderno. —¿Cómo se llamaba la escuela en donde trabajaba la señorita Westbrook en Seattle, Jonas? —pregunta Sarah—. Eso podría ayudarle a Ericensubúsqueda. Tengolasmejillasardientes.Abrolaboca,peronosalesonidoalguno. —AcademiaSt.Francis—contestaJosh. Me vuelvo a mirar a mi hermano, quien me mira con una sonrisa. Comoenlosviejostiempos. Sarahmepasaunbrazoporlaespaldaymeabraza. —Deacuerdo.Haréloquepueda—agregaEric. —Gracias—contestaSarah. —Nodebedesermuycomplicado.—Ericponeaunladosucuaderno denotas.Estárebosandodeemoción—.Bueno,creoquetengotodoloque necesito.—Estáintentandosonarrelajado,peronocabeensídeeuforia —. Ahora bien, ustedes nos garantizan darnos acceso a todo, ¿verdad? ¿Sin límites? ¿Sin excepciones? Los sistemas operativos, las listas de miembros,loscorreosdevoz,loscódigosyeldinero,¿verdad? Todos miramos a Henn. Él es el único en esta habitación que sabe si podemosonocumplirconunapromesatangrande. —Sip—contestaHenn—.Todo. —Perosóloseloentregaremosalosaltosmandosdel FBI,la CIAyel Servicio Secreto. Y claro, necesitaremos que tú también estés ahí, Eric. Dile a tu jefa que dijimos que tu presencia es indispensable y una condiciónnonegociableparacerrareltrato.Dilequeyopagarétuviajea D.C.siesnecesario,peroquetenecesitamosahí—agregotriunfalmente. AEricseleiluminaelrostro.Meimaginoqueensuincipientecarrera nohaparticipadoenmuchasjuntasdeesteniveldeimportancia. —Deacuerdo—contestaelagenteEricysepreparaparalabatalla—. Hablaré con mi jefa en este instante. Les llamo después. —Asiente en dirección hacia Kat, como para garantizarle su compromiso a ella en particular—.Prometodarelcienporciento. —Séqueloharás,Eric—ronroneaKat—.Tengotodamifepuestaen ti. Capítulo38 Sarah —Pásamelakétchup,Henn—diceJosh. Los cinco estamos comiendo como glotones en el restaurante de comida típica estadounidense del hotel. Hamburguesas, papas fritas y cervezas por doquier. Hasta Jonas pidió una hamburguesa con queso y tocino y papas fritas, dos cosas que jamás lo he visto comer, y estamos repasando entre risas la reunión con el agente especial Eric como si estuviéramos desmenuzando las jugadas de un juego de los Halcones Marinos. En general, el consenso es que Kat fue nuestra mariscal de campohoy,yquearrasócontodos. HennlepasalakétchupaJosh,peroconlamiradafijaenKat. —¿Quiéneslaputagenioahora?—diceHenn—.Eresunamaldita.— Chocasupuñocontraeldeella. Katirradiaalegría. —Por Kat —digo y levanto mi cerveza. Los tres chicos también levantan sus cervezas en honor a Kat—. Eres la razón por la cual Eric empezóatomarnosenserio.Sindudaalguna. —Ay,gracias—contestaKat—.Perodefinitivamentefueuntrabajode equipo. Todoslevantamoslascervezasdenuevoybrindamospor«elequipo». —Entonces, ¿cómo vamos a conseguir el dinero, Henn? —pregunta Josh—.Penséquehabíasdichoquelamayoríadeesascuentasrequerían lapresenciadelfirmanteenpersonaparalastransferencias. —Así es —dice Henn—. Lo que significa que tendremos que ir a transferireldineroenpersona. Todosnosquedamoscallados,sinentenderbienaquéserefiere. HennmirafijamenteaKat. —Muchogusto,señoraOksanaBelenko. KatmiraaHenncomosileacabaradeinformarquefueseleccionada paracantarelhimnonacionalenelSúperTazón. —Loharásbien—comentaHenn—.Temandaréahacerunpasaporte yunalicenciadeconducir,y… —Ay,nolosé—diceKatconnerviosismo—.Nosésipueda… —Claroquepuedes —argumenta Henn en tono reconfortante—. Hoy lo demostraste. Indudablemente. —Esboza una gran sonrisa—. No te preocupes,KittyKat.—Lefrotalacabezaparadespeinarla—.Memeteréa todas las cuentas y le quitaré unos treinta años de encima a Oksana. No dudarán ni por un segundo que eres ella. Y luego entraré a todos los bancos contigo. Estaré a tu lado. —Le sonríe con gesto reafirmante. Ay, esechicosienteunaabsolutadevociónporella. —Pero¿Katestaráasalvo?—pregunto. —Yomeencargarédeeso—diceHenn. —Yyo—agregaJosh. Esunalocura.¿DeverdadpodemospedirleaKatquehagaesto?¿Por quéHennyJoshactúancomosifueraunapeticiónrazonable?Mevuelvo amiraraJonasconlaesperanzadequeélestéigualdepreocupadoque yo,peroélasientedemaneraenérgica.¿Acasotodosperdieronlacabeza? JuntoanosotrospasaunameserayKatllamasuatención. —TragosdoblesdeGranPatrónparatodos,porfavor—dice.Cuando lameseraseva,Katemiteunlargosuspiro—.Deacuerdo.Loharé. —¿Estássegura,Kat?—lepregunto—.Noesnecesarioquelohagas. —Claroquesí.Estonoesunaestafaauncasino,amigos…yhermosa dama.—Meguiñaunojo—.Setratadeacabarconestostiposparaqueno puedanvolveralastimarte,Sarah.Noestancomplicado. Todos,exceptoyo,levantanlacervezaenaltoparabrindarporKat.Yo estoy demasiado desconcertada para celebrar. Sé perfectamente bien la clasedecriminalesconlaqueestamoslidiando. —Crearemosunacuentaenelextranjero—diceJonasparacontinuar conlaplaneación—.Ypasaremostodoenelúltimomomentoposible. —Dos cuentas en el extranjero —interviene Josh—. Creo que tendríamos que quedarnos con una pequeña comisión, ¿no crees, hermano?¿Unoporciento,puedeser? —¡Carajosí!—contestaJonas—.Esunaideagenial.Sí,cincomillones ymediosuenabien.KatyHenn,ustedesseránlosprimerosenrecibirun millónporcabeza.Ambosselohanganado. KatyHennsemiranunoalotro,totalmentedesconcertados. —¿Hablasenserio?—preguntaKatyemiteunchillidodeemoción—. ¿Voyarecibirunmillóndedólares? —Telomereces. Kat emite otro chillido. Luego se pone de pie, abraza a Jonas por encimadelamesayledaunbesoeufóricoenlamejilla,comosiacabara deganarelconcursodeMissUniverso.Luegomeagarraamíymedaun besote en los labios, entre risas. Al llegar a Josh, es evidente que planea plantarleunbesocastoenlamejilla,peroélsemueveylabesaenlaboca. ¡Demonios!¡Québeso!¡Cielos!YKatrespondecomosisuentrepiernase estuvieraderritiendo.¡Diosmío!¡Esosdosestánquearden!Supongoque esorespondealapreguntadesiKatyJoshestánacostándose. Henn desvía la mirada de la sesión de cachondeo, contrariado y cabizbajo. CuandoporfinJoshyKatseseparan,Joshdice: —Sientoquellevoesperandounavidaenteraparahacereso. —¿Porquédiablosesperastetanto,Playboy?—Katrecobraelaliento. Susmejillasestánardiendo. Esperen.¿Qué?¿Esefuesuprimerbeso? Joshseríeentredientes. —¡Caray!¿Porquéserá? —¿Estosignificaqueporfinmevasadecir?—susurraKat. Joshasiente.¡Dios!Éltambiénestáruborizado. ¿Dequédemoniosestánhablandoesosdos?Mematalacuriosidad. Kat vuelve a sentarse, con una sonrisa maliciosa, pero cuando ve la expresióndeHennalotroladodelamesa,selecaelacaradevergüenza. —Ay,Henny,lolamento. Hennniegaconlacabeza. —No. Está bien. Ambos son geniales. —Pasa saliva con dificultad—. Indudablemente.—Intentaesbozarunasonrisa. Joshtambiénpareceapenado. —Oye,Henn… —No.Enserio.—AgitalamanoparacallaraJosh—.Estoybien. Peroesobvioquenoloestá.Paranada.Ay,pobreHenn. Kat arrastra su silla alrededor de la mesa y toma a Henn de los hombros. —Ereselmejor.—Ledaunbesotiernoenlamejilla—.Esunorgullo tenertecomoamigo. Probablemente eso no le sirva de consolación al pobre chico, pero tendráqueconformarseconello. Entonces llega la mesera con el tequila que ordenó Kat, y todos levantamosnuestrascopasalaire. —PorlaChica-fiesteraconcorazóndeoroyelHacker—digo—.Un pardemi-llo-na-rios. —Salud, salud —agrega Josh, con la mirada fija en Kat, y todos chocamosnuestrascopas. —Sí, bueno, no cantemos victoria aún —argumenta Kat—. Todavía estápendienteelpequeñodetalledetransferireldinero. —Loobtendremos.Notepreocupes—diceHenn,intentandoaparentar tranquilidad.Suexpresiónfacialmeestápartiendoelalma.Supongoque unmillóndedólaresnobastanpararepararuncorazónroto. —¿Ytú,Jonas?—preguntoparaintentardesviarlaatencióndelpobre deHenn—.Atitambiéntedebendinero. —Es verdad, maldita sea. Esos cabrones se llevaron los doscientos cincuentamilquetedi,yquequierorecuperarparati.Yademásquierode vueltaloscientoochentamilquelespaguéparaconvencerlosdequesoy unauténticoimbécil. —Bueno,ylosdoscientoscincuentamildelamembresíaquepagaste enuninicio—agrego. —Para nada. Esos doscientos cincuenta mil no merezco recuperarlos —diceJonas—.Nodeberíarecibirunadevoluciónporserunasno. —Perolesdisteesedineroconengaños—exclamo. —No realmente. —Se encoge de hombros—. Como sea, yo decidí inscribirmeaesemalditoclubduranteunestúpidoaño.¿Quiénhaceeso? —MiradereojoaJoshyesbozaunasonrisaamedias—.Además,resultó serlamejorinversióndemivida.—Meguiñaunojoysonríedeorejaa oreja. Amo que diga eso—. Lo único que quiero es el dinero que me robaronlegítimamente,unaretribuciónparaKatyHenn,yelrestodela alcancíaestodatuya,SarahCruz. —¿Qué?—preguntoabruptamente. —Esoscabronesestuvieronapuntodematarte,nena.Tedebenmucho másdetresmillones.Además,túhassidolaintrépidaGeorgeClooneyen todoesto.Telomereces. Todoslosdemásloapoyandeformaentusiasta. —No,nopuedo… —Claroquepuedes—diceJosh. —Porsupuesto—agregaKat. —Pero¿quéhaydeti,Josh?¿Noquierespartedeldinero?—pregunto. —Paranada—contestaJoshriéndose. —Peronoshasayudadodesdeelprincipio… —Porsupuesto.Nopodríahabersidodeotramanera.—Lesonríeasu hermano. Exhalo. ¡Guau! ¿Tres millones de dólares? Admito que es tentador, pero también es demasiado dinero. No me malinterpreten, pues no soy ningunasanta,perosiKatyHennsequedaráncadaunoconunmillón,yo sólo aceptaría lo mismo. Pero ¿tres millones? No. Con un millón podré hacer todo lo que he soñado: comprarle una casa a mi mamá, pagar mi educación(porqueesobvioquelabecaesunsueñoimposible,dadaslas circunstancias)yahorrarunpocoparacualquiereventualidad.Pero,fuera de eso, no necesito más. Siempre podré valerme por mí misma con mi carreradeabogada,paseloquepase.Ysiquieroviajaracualquierparte del mundo, mi sensual y cachondo novio ya me dijo que él se encarga. ¿Quémáspuedonecesitarademásdeeso? Supongo que como Jonas no es el tipo de hombre que cree en el matrimonio, en teoría debería apartar algo de dinero para cuando las cosas entre nosotros se vayan al diablo y sólo cuente conmigo misma, peroloquepasaesquetengolacertezadequeesonuncaocurrirá.¡Por Dios! El hombre me ha declarado su amor de forma permanente tatuándoselo en la piel. Me prometió la eternidad de la forma más clara queconoce,yyolecreo.Sí,aunqueesodemuestrequemehanlavadoel cerebroconloscuentosdehadasylastarjetasdeSanValentín,lecreoa midulceJonascontodoelcorazón. —Noesnecesarioquedecidastodavíaquéhacerconeldinero—dice Jonasymeacariciasuavementeelmuslo—.Piénsaloconcalma. Asiento. —Deacuerdo,lopensaré.—Dehecho,yatengounaideabastanteclara de cómo darle buen uso a ese dinero—. Entonces, Henn, ¿cuánto tiempo creesquetardesen…? Me interrumpe la llegada de una figura que se planta en la orilla de nuestramesa. ¡Cielosanto!¡Diosmío!¡Mierda!¡Carajo!Nopuedeser.Estonopuede estarpasando.No,no,no.EsMax. Capítulo39 Jonas ¿QuécarajosestáhaciendoMaxaquí? El cuerpo de Sarah se sacude a mi lado como si la hubieran electrocutadoconunapistolaparalizante. ¡Mierda!¿Noshabrávistoiral FBI?¡Carajotresveces!No,nopuede ser. Hicimos circo, maroma y teatro para asegurarnos de que nadie nos siguiera, y estoy cien por ciento seguro de que funcionó. Max debe de tenerunmatónapostadoafueradelhotelqueleinformócuandovolvimos. —¿Quéquieres?—lepreguntoyprotejoaSarahconelbrazo.¡Guau! Estátemblandodeterror. —Hola, señor Faraday —dice Max—. Y Sarah. —Mira al resto de la mesa, pero no saluda a nadie más que a nosotros—. Espero que sigan disfrutandosuestanciaenLasVegas. —¿Quécarajosquieres?—lepregunto. Sarahmeaprietaelmuslo.Supongoqueesunaseñaldequemevaya concuidado.Peroestehijodeputacreequesoyuncabrónposesivo,¿no? Ysílosoy,asíquepuedeirsealamierda. —Teníanegociospendientesenelhotel.Quécasualidadencontrarlos poraquí—diceMax. Aprietolosdientesylelanzounamiradafulminante.Meestácostando muchoesfuerzoresistirmeaponermedepie,agarraraestecabróndelas greñas y estrellarle la cara contra la mesa para borrarle esa sonrisa arrogante. Este hijo de puta derramó la sangre sagrada de mi nena en el piso de un baño y la dio por muerta. Este grandísimo hijo de su repuñeterísima madre atormenta a mi nena en sueños casi todas las noches. Quiero arrancarle la cabeza. Quiero rebanarle el cuello y mirar cómolebrotalasangreyselevayendolavidaaborbotones.Loquiero muerto. Es obvio que Sarah me lee la mente, pues cruza el brazo frente a mi cuerpocomoparacontenerme. —Hola, Max —dice con voz temblorosa—. Qué extraña casualidad. Oigan, todos, él es Max, un amigo mío. Estos son amigos de Jonas que vinieronaLasVegasparasalirdefiestaconnosotros.Josh,elhermanode Jonas;sunoviaKayley,yScott,suamigodelauniversidad. Maxasiente,sinprestarmuchaatención. —Quisierahablarcontigounmomento,Sarah.—Leextiendelamano comosideverdadcreyeraqueellalavaatomar. —No—contestoylaestrujocontramicuerpo.Estoyamediosegundo de tomar un cuchillo de la mesa y rebanarle el cuello a este grandísimo cabrón. Maxemiteungruñido. —Oigan, chicos —les dice Sarah a Josh, Kat y Henn—. ¿Nos darían unosminutos? Ellossemiranentresí,confundidos. —¿Eh? —exclama Josh y se vuelve a mirarme, en busca de confirmación. Yoasiento. —Claro—diceJosh—.Vamos,Kayley.Scott.Vayamosajugardados. —Alirse,nosmiranporencimadelhombroconpreocupación. Max se sienta en uno de los asientos recién desocupados, y yo siento queelcorazónsemeatoraenlagarganta.Podríamataraestecabrónen este preciso instante. Podría lanzarme sobre la mesa, tomar su estúpida cabeza entre mis manos y torcerla con todas mis fuerzas. Pero no debo hacerlo. Tengo que controlar mis impulsos, por el bien de Sarah, por el bien de la misión, por el bien común y no por mi satisfacción personal, por el bien de no tener que volver a cuidarnos las espaldas de nuevo. Aprietolaquijadacomounepilépticoalbordedeunataque. —No tomará más de unos cuantos minutos —comenta Max con tranquilidad—. ¿Por qué no va a las mesas de apuestas un rato, señor Faraday? Meinclinohaciadelante. —Vetealamierda—ledigo—.Hijodeputa. Maxentrecierralosojos. —Te pagué ochenta mil dólares para poseer a esta mujer hasta el últimosegundodelúltimodíadetodounmes.Yesmía,hastaelúltimo centímetrodesucuerpo,hastaelúltimocabellodesuhermosacabeza.Así quevetealamierda. Maxsonríeysereclinaenelrespaldo.Estonoseloesperaba. Sarahseacercamásamí.Estátemblandocomounhojaalviento. —Duranteelpróximomes,estamujeresmía,cabrón.Noquieroquela llames,noquieroqueleenvíesmensajesynoquieroque«teaparezcasen nuestra mesa» por una supuesta «casualidad» para hablar con ella. Ni siquiera quiero que la mires. —No me sorprendería que me estuviera saliendohumodelasorejasenesteinstante—.Esmía. Max entrecierra los ojos y aprieta los dientes. Instantes después, se ponedepieyselequedaviendofijamenteaSarah,apesardemisclaras exigencias. —Disfrutatumes,Sarah. —¿Estássordo,cabrón?Nolehables.Nisiquierateatrevasamirarla. —Gruño—.Pagueochentamilputosdólaresparaserelúnicoquedisfrute esossublimesplaceres. MaxmeignoraysiguemirandoaSarah. —Espero verte en mi oficina tan pronto se te acabe el mes. Ni un minutodespués. —Porsupuesto—comentaella—.Esperoesedíaconansias. MevuelvoamiraraSarah,sinpodercreerquehayadichoeso.Estoya puntodeexplotarenmilpedazos. Sarahmeaprietaelmuslopordebajodelamesaunavezmás. —Cuandoseacabenuestromes,Jonas,tendréquevolveratrabajar— agrega,peropuedosentireltemblordesucuerpo—.Tengoquepagarla colegiatura,lascuentasdelhospitaldemimamá,lahipotecademipapá. Losabes. Ay,Sarah.MimaravillosaSarah.Nosécómolehaceparanoperderla compostura,apesardequeseestámuriendodemiedo. —Hablaremosdeesomástarde—digoymiroaMaxcondesprecio—. ¿Por qué sigues aquí? —Sacudo la mano para ahuyentarlo con gesto condescendiente—.Horadelargarse,cabrón. Maxseestremecedeira. —Espero con ansias verte en un mes, Sarah. —Me lanza una mirada fulminante—. Y a usted, señor Faraday, le recomiendo que elija con cuidadoaquiénlellamacabrón.—Aprietalaquijada.Esobvioquequiere matarmetantocomoyoaél—.Esunapalabramuyfuerte. —Ca-brón—repito,mientrassaboreolapalabra—.Sí,entiendoaqué te refieres. Definitivamente es una palabra fuerte, cabrón. —Me inclino hacia delante y lo fulmino con la mirada—. También lo es pendejo. Y malparido. Y puto de mierda. —¡Carajo! Estoy ansioso por matar a este cabrón—.Lalistaesinterminable,hi-jo-de-pu-ta. Maxsacudelentamentelacabeza. —Yoqueustedmecuidaríalasespaldas,señorFaraday. —Graciasporelconsejo,hijodeputa. MaxseponedepieymiraaSarahbrevemente.Resoplaporlasfosas nasales,sedalamediavueltaysaledelrestauranteenunarranquedeira absoluta. Tanprontodesaparece,elcuerpoenterodeSarahempiezaaretorcerse amilado.Tomosurostroentremismanosylasientotemblarbajomis palmas. —¿Estásbien,nena? Asienteypasasalivacondificultad. —Yaestásasalvo,nena.Todoestábien,amor.—Lajalohaciamí—. Yasefue. —Jonas—diceentrecortadamente.Sucuerposeestremecesincontrol contramipecho. —Yasefue.Estásasalvo.—Leacaricioelcabello,peroellanopara detemblar.Sucuerpoenterosesacudecomopezfueradelagua. —Jonas—repite. —Aquíestoy.—Meapartounpocodeellaymirosushermososojos pardos. —Jonas.—Selequiebralavoz. ¡Diosmío!Estáhechaundesastre. —Todoestábien,amor.—Ledoyunbesodelicado. —Porfavor,Jonas.—Suenacomosituvierahipotermia.Prácticamente estátartamudeando. —¿Quépasó,nena?¿Quéquieres?Dime. Cierralosojoseinclinaelrostrohaciamí. —Llévame a la habitación, Jonas. —Sus mejillas se sonrojan—. Llévamealahabitaciónycógemehastadejarmeinconsciente. Capítulo40 Sarah Además del agente especial Eric y su jefa de Las Vegas, hay al menos quincepersonasvestidascontrajesoscurosreunidasenestasaladejuntas conmigo y con Jonas, en las oficinas centrales del FBI, en Washington, D.C. Todas tienen miradas duras y expresiones serias, y se identifican comomiembrosdelFBI,laCIA,elServicioSecreto,laDEA,laATF(Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos por sus siglas en inglés), el Departamento de Justicia y, ¡diablos!, el Departamento de la Defensa.Ademásdetodalaconcurrencia,haytrestiposmásdeapariencia aterradoraquesenegaronaidentificarsehacecuatrohoras,alcomienzo delajunta,yquedesdeentoncesnohandichounasolapalabra. El agente especial Eric, quien parece un niño de jardín de niños que acompañó a alguno de sus padres al trabajo entre tantos agentes experimentados, nos llamó ayer y nos dijo que tomáramos el primer avión a Washington, y eso fue justo lo que hicimos. Según Eric, mi informedesatóunatormentadeatencióndentrodel FBI—empezandopor su jefa en Las Vegas—, la cual ascendió de inmediato por la cadena de mandohastallegaraoídosdelosverdaderosmandamasesenWashington, D.C. Alparecer,cuandodoshombresdenegociosadineradosyrespetados (que no figuran en ninguna lista de los más buscados ni tienen antecedentesdelictivos)afirmanqueelsecretariodelaDefensadeEstados Unidosestáimplicadosinsaberloenunaredcriminalmultimillonariaque proporciona recursos y armas a los rusos, y cuando dichos empresarios están dispuestos a sacrificar su propia reputación y quizás incluso hasta incriminarse al declarar, y presentan sus alegatos en un informe incuestionabledecincuentapáginasquevieneacompañadodeuncarpeta llena de evidencias detalladas, y prometen entregar al menos quinientos millonesdedólaresquerespaldensusacusaciones,elFBIponeatención.Y, ¡santa mierda!, también lo hacen otras personas intimidantes con placas ostentosas. SóloestamosJonasyyosentadosenelquepareceríaelbanquillode los acusados. Henn, Josh y Kat (ahora Oksana Belenko) se quedaron en LasVegasparahacerlatransferenciadedinerocuandolesdemoslaseñal. Decirquellevolasúltimascuatrohorascagándomedemiedoenestasala de juntas es el eufemismo del año. He intentado parecer tranquila y centrada,claroestá,perocreoqueengeneralparecemásbienqueestoy teniendounbrotepsicótico. Jonas, por el contrario, ha estado fresco como una lechuga durante todalareunión(aexcepcióndeunascuantasvecesenlasquehaagitadola rodillapordebajodelamesa).Hasidoencantador.Contundente.Directo. Franco. Estoy aprendiendo mucho sobre la confianza silenciosa al observarlo. Es amigable, sin esforzarse demasiado por agradarle a la gente.Enconsecuencia,sehaganadoelrespetodelospresentes.Observar aJonasliderarlaorquestadurantelasúltimascuatrohorasmehadejado muyclaroporquéestanexitosoenlosnegocios. Antes de entrar a esta sala, Jonas y yo acordamos que seríamos completamente honestos en todo momento, sin importar nada, y nos hemos apegado al plan, a pesar de que nuestras respuestas a ciertas preguntasnoshanavergonzadooinclusoincriminado.Creoquetomamos la decisión correcta, pues aunque al principio la atmósfera era de confrontación,estoyempezandoasentirquetodaestagenterígidadetraje oscurocreehastalaúltimadenuestraspalabras. Tengolasmanossudorosas.Melaslimpioenlafalda. —¿Quién más sabe esto? —pregunta el tipo del Departamento de la Defensa mientras sostiene mi informe en alto—. ¿Alguien además de ustedes dos y los tres miembros de su equipo? —Mira sus notas—. ¿KatherineMorgan,JoshFaradayyPeterHennessey? —Nadie fuera de nosotros cinco ha visto el informe ni conoce su contenido —contesta Jonas con voz firme—. Enviamos unos cuantos mensajesdevozaisladosauntraductorcertificadodeucraniano,perosin contextoalgunoniinformaciónadicionalquelepermitieraatarcabos. —¿Estánseguros?¿Nadiemásqueustedescincosabealgosobreesto? —pregunta el mismo hombre y examina con detenimiento el rostro de Jonas. Yomirodereojoaunodelostiposdela CIA,elqueparecemáscapaz de descuartizarnos y ocultarnos en la cajuela de su auto, pero él está escuchandoaJonasconabsolutaatención. —Nadie—contestaJonas—.Sarahterminótrabajandosinsaberlopara una red internacional de prostitución; no es precisamente la experiencia laboralalaqueaspiraunaabogadaenciernes.Yyopaguéuncuartode millón de dólares a una red de prostitución, sin saber que lo era, para comprar sexo ilimitado durante un año. —Se vuelve a mirarme como disculpándose y yo le sonrío—. Y si eso no fuera suficiente para que ambos prefiriéramos la discreción, resulta que estamos lidiando con traficantes de drogas y de armas, cuyo principal objetivo es financiar el imperialismoruso.Siesonoesmotivaciónsuficienteparamantenereste informelomássecretoposible,noséquépuedaserlo. EltipodelDepartamentodeJusticiaseríeentredientesyotroparde tiposqueparecentenerrangosmuyelevadossonríen.Buenaseñal. —Disculparánmilenguaje,perosabemosqueestamoshundidoshasta elcuelloenmierda.Créanme.Noansiamosdivulgarnadarelacionadocon esto. EstoparecesatisfaceraltipodelDepartamentodelaDefensa,asícomo alrestodelospresentes. —Como ustedes comprenderán, mi única preocupación es proteger a esta mujer que ven aquí —dice Jonas y me toma del brazo—. No queremosexponeranadie,nisiquieraanosotrosmismos.Preferimosno hacerlo, dado el grado de involucramiento personal. No nos importa cómo quieran proceder, cómo quieran coordinarlo ni qué información elijandaraconocerono.Essuestrategia,suespectáculo,ynoescucharán ni pío de nuestra parte en ningún momento. Sólo venimos a darles la información,aayudarlosenlamedidadeloposibley,después,quitarnos desucamino. Bien dicho. Y no usó una sola grosería. Supongo que hoy nos acompañaJonaseleducado. —A fin de cuentas, lo único que me importa es patearles el culo con tanta fuerza que no puedan ni levantarse cuando terminemos de joderlos —agregaJonasymetomadelamano. Bueno,creoquehablédemasiadopronto. —Coincido—digo—.Nomeinteresahumillarniexponeranadie.— Miro fijamente al tipo del Departamento de la Defensa, para intentar expresarlequeestoyhablandodesujefe,elsecretariodelaDefensa.Debe de haberle pasado por la cabeza que podríamos intentar chantajear a su jefe—.Ytambiéncoincidoenlapartedejoderlos.—Sonríotímidamente. Estoy perdiendo la cabeza. Tal vez sea Orgasma la Todopoderosa a puertascerradasconJonas,peroserunasuperheroínaenuncuartocomo esteestáponiendoapruebalaconfianzaquetengoenmímisma. Los mandamases se miran entre sí y evalúan las reacciones de los demás. —Estamos del lado de los buenos —digo con toda franqueza y los miro a todos—. No venimos a lastimar a nadie. Venimos a hacer lo correcto. Sólo quiero impedir que los malos vuelvan a lastimarme o a cualquierotrapersona.—Metiemblalavozcuandodigoesaúltimaparte, asíqueJonasmeenvuelveconsubrazoprotector. EltipodelaCIAdemayoredadmemiracomosimecreyera.También eltipocanosodelServicioSecretoylaagentedelFBIqueparececapazde devorarmeeneldesayuno.¡Diosmío!Todosnoscreen.Losé. El mandamás del FBI intercambia una mirada particularmente prolongadaconeltipodelDepartamentodelaDefensa. —¿Nosentregarántodo?—pregunta. —Sí—contestaJonas—.Todo. Losdemásasienten,satisfechos. —Ahora bien, con respecto al dinero —dice Jonas—. Mi equipo está en Las Vegas, listo para hacer las transferencias a una cuenta en el extranjero. Sólo necesito darles la señal. —Levanta en alto su teléfono celular—. Recibí un mensaje de nuestro experto en sistemas en el que confirmabaquetodoeldinerosigueahí,yqueestánlistosparamoverlo. Pero el tiempo es esencial, como ustedes saben. Belenko podría decidir transferirlofueradelpaísencualquiermomento. Jonas empieza a sacudir la rodilla por debajo de la mesa. Coloco la manoensumusloparacalmarlo. ElmandamásdelFBIlehaceungestoalamujerdelFBIdeLasVegas,y ambos discuten en voz baja durante tres minutos enteros, con las bocas tapadasconlasmanosparaevitarquecualquieraleslealoslabios.Todos losdemásesperanconpaciencia. —De acuerdo —dice finalmente el tipo del FBI al apartarse de su colega. No sé bien qué significa eso. ¿De acuerdo con qué? Hay una pausa incómoda. Jonasllenaelsilencio. —Tenemosunascuantascondicionesantesdetransferirleslosfondos —diceconseriedad. Seescuchaunmurmullocautelosoentodalasala. EljefemayordelFBIlelanzaunafulminantemiradadedesconfianzaa Jonas. Si estuviéramos en una caricatura, el tipo estaría diciendo «¡Recórcholis»enesteinstante. Jonasnosedejaintimidar. —Quiero inmunidad para todos los miembros de mi equipo con respecto a nuestra vinculación con El Club y también con respecto a nuestrainvestigación. Don FBI asiente. No es claro si accede a la condición o simplemente reconocehaberlaescuchado. —Les ayudaremos con todo lo que nos pidan, responderemos todas sus preguntas, haremos las declaraciones juradas que necesiten para completar su investigación. Le pagaré a nuestro hacker para que viaje hasta acá y les ayude a procesar todo lo que les entreguemos, y me asegurarédequelesayudeconsuinvestigación,sicreennecesitarlo.Pero los nombres de los cinco quedarán fuera de cualquier registro. Nunca estuvimosimplicadosconElClubniconestainvestigación.Porlotanto, los archivos que les entregaremos no contendrán referencia alguna a Sarah,mihermanoyamí.Hemoseliminadonuestrosnombresdedichos archivos.—Apoyasumanosobremimuslopordebajodelamesa. Elagenteprincipaldela CIAyeltipodelDepartamentodelaDefensa semiranentresí. —Créanmequeaunquenoaparezcamosmencionadosenlosregistros, tendrántodoloquenecesitanparacrucificarlos—diceJonas. Eltipodel FBIestáapuntodehablar,peroeltipodelDepartamentode laDefensalointerrumpe. —¿Su especialista en computación alteró los archivos que nos entregarán?—pregunta. —Escorrecto.PerosóloparaeliminarelregistrodelempleodeSarah ydelasactividadesmíasydemihermano. DonDefensaaprietaloslabios. —¿Aúntienenaccesoalosdatosoriginales? Jonasduda.Meditasurespuestauninstante. —Sí —contesta finalmente, con honestidad. Me da gusto que haya contestadolaverdad. —¿Alguienmástieneaccesoalosdatosoriginales? —No. DonDefensaasiente. —¿Ynosproveerálosserviciosdesuhackersinlimitaciónalguna? —Porsupuesto.Duranteeltiempoquelonecesiten. EltipodelaDefensaparececomplacidoconeso.Quizásestépensando enborrarelnombredealguienmásdeesosregistros.Guiño,guiño. —MeasegurarédequePeterHennesseyestédisponibleparaayudarles. Lesprometoqueseráunplacertenerloensuequipo.Leencantahacerel bien—comentaJonasconunasonrisa. Hay una pausa larga, mientras varios subgrupos de distintas agencias discutenenvozbajaentreellos. —Aceptamostodassuscondiciones—diceeltipodelDepartamentode laDefensa,sindiscutirloconnadie. El mandamás del FBI parece molesto, pero no contradice a Don Defensa. —De acuerdo —dice Don FBI, con una ligera mueca de fastidio—. ¿Algunaotracondición,señorFaraday? —Sí. DonFBIseeriza.Esobvioquenoesperabaesarespuesta. —Le indicaré a mi equipo que transfiera todo el dinero, excepto uno porcientodelosfondosdeElClub,aunacuentaenelextranjeroalaque sólo ustedes tendrán acceso —agrega Jonas—. Podrán decidir unilateralmente cambiar las contraseñas y custodiar de inmediato los fondos. —¿Y qué hay de ese uno por ciento que no planea transferirnos? — preguntaDonFBI. —Será nuestra comisión —contesta Jonas—. Cinco punto cinco millonesyfracción. Don FBIcaminaaunaesquinaalfondodelcuartoparadiscutirlocon unodelostiposdelDepartamentodeJusticia. —Consideramosqueesunacomisiónrazonable—diceyvuelveasu asiento—. Quedará como uno por ciento de todos los fondos que nos transfieran. —Habrá varios beneficiarios que compartirán ese uno por ciento — agregaJonas—.Yquieroquetodosellosdisfrutendeldinerosintenerque pagarimpuestosporél. Don FBI mira al tipo del Departamento de Justicia al otro lado de la sala. —Nadie aquí tiene jurisdicción sobre los impuestos derivados de la recepcióndefondos—contestaDonFBIconfrialdad. —Pero estoy seguro de que alguien en este cuarto puede hacerlo posible,porestaúnicaocasión,dadoquenoesunacondiciónnegociable —diceJonas. «Indudablemente»,pienso. Don Mandamás FBI mira de nuevo al tipo del Departamento de la Defensa en busca de aprobación. El tipo de la CIA cruza la sala y se enfrascaenunabrevediscusiónconeltipodelFBI. —Siempre y cuando nos diga hoy mismo quiénes compartirán ese dinero, y en qué proporciones, accederemos a liberar de impuestos cualquiercantidadderivadadeesefondo—dicefinalmenteeltipodel FBI. Suenairritado—.Peroelacuerdoalquelleguemoshoyesdefinitivo.No sepodránagregarnombres. —No hay problema —contesta Jonas—. Puedo señalar a todos los beneficiarios en este instante. Jonas Faraday se quedará con quinientos mil, Peter Hennessey con un millón y Katherine Morgan con un millón; eso suma un total de dos millones y medio. El resto del fondo, que son alrededordetresmillonesyfracción,seleentregaránalaseñoritaSarah Cruz. —Esoesincorrecto—intervengo. Jonassevuelveamirarme,boquiabierto. He estado pensando bastante en eso de los tres millones desde que Jonas lo sugirió, y estoy segura de que tengo una mejor forma de distribuireldineroquequedándomelotodo. —LosmiembrosdelequipoqueJonasacabadeseñalar,incluyéndome, nosquedaremosconuntotaldetrespuntocincomillonesyfracción.Sólo un millón y fracción serán para mí. Los dos millones restantes se distribuirán en partes iguales a beneficiarios que no forman parte de nuestroequipo. Jonasestádesconcertado. —Para mantener el grado más estricto de confidencialidad en este asunto, creo que los dos millones debería entregarlos el gobierno de Estados Unidos a dichos beneficiaros, y no nosotros. ¿Estarían de acuerdo? DonFBInoaccededeinmediato. —Depende.Necesitamosmásdetalles. Jonasestácompletamenteconfundido. —De acuerdo. La primera beneficiaria es Mariela Rafaela León de Guajardo, antigua niñera de Jonas, quien en la actualidad vive en Venezuelaconsumaridoysustreshijosadolescentes. Jonassesonrojayclavalamiradaenlamesa. —El agente especial Sheffield ha localizado la información de contactodeMariela.¿Seríatanamabledeproporcionárselaalosdemás, agenteSheffield? AEricseleiluminaelrostroaloírsunombre. —Claro. —Mariela fue deportada a Venezuela en 1994. Por lo que sé, todo pareceindicarqueelpadredeJonas,JosephFaraday,usósusinfluencias paraqueesoocurriera. Me vuelvo a mirar a Jonas. Se está mordiendo el labio, sin dejar de mirarlamesa.Pareceestartratandodecontenerse. —SemeocurrequequizápuedandisfrazarelpagodeMarielacomo unaespeciedecompensaciónrelacionadaconsudeportación. —Le haremos llegar el dinero —contesta Don FBI con brusquedad, mientras toma notas—. No puedo prometer cómo estará clasificado el pago. —De acuerdo. Genial. Gracias. La segunda beneficiaria es la señora ReneeWestbrookSantorini,madrededosyviudadelcomandoSEALdela MarinaRobertSantorini. Jonasmemirayniegaconlacabeza,peronoesunregaño,sinouna formadedecirmequenuncadejodesorprenderlo. —El agente especial Sheffield también tiene la información de contactodeReneeSantorini. Eric asiente. Está intentando aparentar seriedad y profesionalismo, peroparecemásbienunniñosoplandolasvelasdesupastel. —La señora Santorini fue maestra de primaria de Jonas. Su difunto esposo fue el comando SEAL de la Marina Robert Santorini, apostado en San Diego y muerto en acción en 1999. Pensé que podrían clasificar su dinerocomoalgorelacionadoconelservicionavaldesumarido. DonFBIasiente. —Supongoquealgoasípodremoshacer. Estoyenllamas. —GeorgiaMarianneWalker,deSeattle. ElrostrodeJonasseiluminadeemoción.Seaclaralagargantaybaja lamiradadenuevo. —No estoy segura de cómo pueden clasificar su pago. Es madre soltera,sobrevivientedecáncerytrabajaparaelServicioPostalnacional. —Medetengounmomentoymequedopensando—.Nosécómo… —CreoquelaseñoraWalkerestáapuntoderecibirunaherenciapor ser la única familiar con vida de un primo tercero del que nunca oyó hablar—diceDonMandamásFBI,conteniendolarisa. Sonrío. —Perfecto.Gracias. —Muy bien. ¿Alguien más? —pregunta el tipo del FBI y levanta la mirada de su cuaderno de notas. Se nota que le he ido cayendo mejor durante este encuentro. Supongo que, al final del día, no le han irritado tantoestassolicitudes. —Nop, es todo —digo y le sonrío a mi nuevo mejor amigo—. Mariela, Renee y Georgia compartirán por partes iguales los dos millones. —No, esperen —interviene Jonas con firmeza, y el estómago se me cae al suelo. ¿Malinterpreté sus reacciones todo este tiempo? ¿Está enojadoconmigo? —Hayunabeneficiariamás—aclaraJonas—.Deesemodo,cadauna recibirámediomillón.Esunacantidadbienredondeada. Ay,graciasaDios.Estádeacuerdoenesto.Pero¿quiéneslacuarta? Contengoelaliento. —GloriaCruz,deSeattle—diceJonas. Mellevolamanoalaboca. Jonasmelanzalasonrisamásbrevedelmundo,ydeinmediatovuelve asuactituddegranempresario. Ay,midulceJonas.YadonóunaenormecantidaddedineroalaONGde mi mamá, y ahora también quiere darle un trozo de este pastel. Es un enorme acto de generosidad para mi madre, pero también es un imprevisto para mí, pues yo planeaba usar la mitad de mi dinero para comprarleunacasa.MiroaJonasconabsolutaadmiraciónyélmeplanta unbesotiernoenlamejilla. —Gracias—lesusurro. Élmesonríeconbondad,peroluegolelanzaunamiradapétreaaDon FBI. —Gloria Cruz tiene una ONG para mujeres víctimas de abuso, pero queremos que reciba el dinero a título personal, sin tener que pagar impuestos.Tendránqueencontraralgunaotrarazónparajustificarlo. —Yasenosocurriráalgo—diceDon FBI—.¿Sontodas?—Mirasus notas—. Mariela, Renee, Georgia y Gloria. Quinientos mil a cada una, libres de impuestos, suponiendo que nos entreguen toda la información prometidaytransfieranconéxitolosquinientosmillones. —Sí,sontodas—contestaJonas—.Yesoharemos. —¿Alguna otra condición? —pregunta Don FBI, pero su tono deja en claroquemásvalequelarespuestaseano. —Estodo—digoyexhalo,aliviada,peroJonasintervieneenvozalta almismotiempoqueyo. —Sí,unacosamás—comenta. ¿Más?¿Quémás?¡Mierda!Sealoquesea,corremoselriesgodeque nosmandenaldiablo. Varios de los tipos más estirados del cuarto emiten gruñidos de exasperación, y dos de ellos se miran entre sí como diciendo: «Qué huevostanazulestieneestecabrón». ¿DequécarajoshablaJonas? Hayunapausa. —Pero sólo revelaré mi última condición a los miembros de mayor rangoenestasala—diceconfrialdad. ¿Dequédemoniosestáhablando? —Estademandaesestrictamenteconfidencial. Todosmiranasualrededor,sinsaberquéhacer.¿Sequedan?¿Sevan? ¿Lomandanalamierda?Despuésdeunratodemurmullosydiscusiones privadas, varios mandos bajos se ponen de pie y salen de la sala, incluyendoalpobreEric,quiennosevemuycomplacido. AmedidaqueEricpasajuntoaJonasrumboalapuerta,lelanzauna largaysuplicantemirada,esperandoclaramentequeJonashagaalgopara eximirlodeldespido.PeroJonasnohacetalcosa. LelanzounamiradadesafianteaJonas,conlosbrazoscruzadossobre elpecho,ydandogolpecitosenelsueloconlapuntadelpie.¡Cielos!No puedoesperaraescucharloqueestáapuntodedecir. Una vez que se cierra la puerta tras la salida de los mandos bajos, incluyendo al pobre agente especial Eric, Jonas se inclina hacia mí y quedaaunpardecentímetrosdemicara. —¿Nos permitirías, nena? —me pregunta en voz baja. Tiene cara de habermepreguntadositomomitéconunaodoscucharadasdeazúcar. Mequedoboquiabierta. Hayunmurmullodebajafrecuenciaentrelamultitudrestante.Todos los hombres de la sala se erizan de ansiedad en solidaridad con Jonas. Sabenquesaliendodeaquíseráhombremuerto. —Hay algo que preferiría decirles en privado —añade con gesto cordial. Parpadeo rápidamente. ¿Jonas acaba de decir que preferiría decirles algoatodosestosamablescaballeros(yunadama)enprivado?Meagarro la cara con ambas manos para evitar que mi cabeza gire en círculos sin control.Jonasprefieredecirlesalgosinqueyoestépresente,¿no?¿Ysiyo prefiero oír lo que sea que mi puto novio planee decirles a estos putos hombres(yunamujer)sobremiputavida?Finalmente,yosoyquientiene lascicatrices.Yosoylaquecasisedesangraenesemalditobaño.Yosoyla quetienequemirarporencimadelhombroacualquierlugarquevayse despierta sudando frío casi todas las malditas noches. Y yo soy a la que vanamatarsitodanuestramalditaestrategiasalemal. Abrolabocaparaprotestar,peroJonasmeinterrumpe. —¿Recuerdasesapromesaquenopudehacerte?—Sumiradaespétrea —.¿Cuandonopudedecirte:«Prometodecirtetodosiempre»? Asiento.Porsupuestoquerecuerdoesaconversación.Meenfureció. —Fue por esto. —Aprieta la quijada—. Este es justo el momento exactoporelcualnotepudehaceresapromesa. Siento un escalofrío en la espalda. ¿Jonas anticipó este preciso instante? Sumiradaesfirme. Alguienenelcuartotose.Noestoyseguradesieltiposintiópicazón en la garganta o si ya le incomodó demasiado la escena que está presenciando y no puede contenerse. Como sea, me sonrojo. Miro a mi alrededor.¡Dios!Estoesmuyincómodo.Todosestánesperandoquetome una decisión; ¿me voy, o me quedo? Siento que están haciendo apuestas mentalessobresirompoenllanto,gritocomounalocaovolteolamesa enunarranquedefuriaenlossiguientescincosegundos. MiroaJonas.Sumiradaesferoz.Inconmovible.Esunabestiasalvaje. PerotambiénesmidulceJonas,elhombrequemeamacomonuncanadie me ha amado. El hombre al que amo sin condiciones ni reservas. El hombrequedaríasuvidapormísindudarloniuninstante.Eselhombrea quienleconfíomividaentera. Suspiro. Si mi dulce Jonas necesita decirles algo sin que yo esté presente para protegerme, si eso es indispensable para que haga lo que creenecesariohacer,queasísea.Tendréquedarotrosaltodefe. Me inclino y lo beso en la boca. No intento incitar una sesión de romanceconestebrevebeso,sinoqueestoydemostrándolesatodoslos presentes, incluyendo a Jonas, que sí, que confío en este hombre incondicionalmente.Meapartodeélyapoyomifrenteenlasuya.Jonas acaricia mi mejilla. Después de un instante, volteo a mi alrededor con mirada desafiante. No habrá lágrimas, gritos ni mesas voladoras, caballeros(ydamadeaparienciaintimidante). —Caballeros—digoymepongodepie—.Ydama.—Ellasonríeante elreconocimiento—.Lesagradezcoinfinitamentesutiempoysuatención. Muchas gracias. Quiero aclarar que, sin importar qué les pida Jonas a continuación,yoestoycienporcientoabordo. Capítulo41 Sarah Tenía muchas ganas de mirar el monumento a Lincoln, el Capitolio, el monumentoaWashington,elInstitutoSmithsonianoyelmonumentoalos Veteranos de Vietnam durante nuestra visita a Washington, D.C., ciudad quehabíaqueridoconocertodamivida,peronoestabadestinadoapasar. Despuésdelajuntamaratónicadeayercon«losfederales»(esmitérmino predilecto porque suena muy rudo), nos escoltaron a Jonas y a mí a nuestro hotel. Sí, nos escoltaron dos hombres de traje, con armas y auriculares —sí, auriculares—, nos depositaron en nuestra suite y nos dejaronmásqueclaroquedebíamosquedarnosahí. Y ambos escoltas armados (y sus dos reemplazos posteriores) han permanecidoafueradenuestrahabitacióndehoteldesdeentonces,durante casi veinticuatro horas. No es claro si a esos amables oficiales les encomendaronlatareadecuidarnuestrapuertaparamantenerafueraalos malos o para mantener adentro a los buenos. Pero, sea como sea, es bastanteclaroquenosomoslibresdesalirdeaquí. Así que, como era de esperarse, Jonas y yo le estamos sacando provechoalasituación. El abdomen de Jonas se estremece de la risa, y una de las fresas que acomodésobresuestómagoruedaporsucuerpodesnudoycaesobrela cama. —¡Ay,demonios!—exclamoylareacomododeinmediato—.Quédate quieto.—Sigoconstruyendomipirámidedefresasconabsolutocuidado. Entrecierrolosojosymemuerdoellabiodetanconcentradaqueestoy. Jonasseríedenuevoytiraotrafresaalasábanablancasobrelaque estárecostado. —JonasP.Faraday—ledigoentonodereclamo—.Contrólate.Estoes cosaseria,hombre.—Ledoyungranmordiscoaunodemisbloquesde fresas. Jonasseríeotravez. —Ten un poco de respeto, por favor. Estoy construyendo un edificio deimportanciaépica.—Cuidadosamentereemplazolaúltimafresaerrante y la acomodo en una hendidura en el abdomen de Jonas—. Tengo que sentarbienlasbases,olaestructuracompletasederrumbará. —¿Estásdiseñandounapirámidedefresas?—preguntaJonasysuelta unacarcajada,conlocualotrafresasedesprendeyrueda. —¡Ay,Dios!—exclamoconunrugido—.Ereselpeorpasteldefresa humanodelahistoria. Jonassedobladelarisa.Nuncalohabíaoídoreírseasí.Pareceunniño alqueleestánhaciendocosquillas. —Perdón—diceentrerisas. Vuelvoacolocarlaúltimafresarebeldeysigoconstruyendomiobra maestra. —Ahora sí, por amor de Dios, quédate quieto —le ordeno—. O lo arruinarástodo. Suelta otra carcajada, pero recobra la compostura de inmediato al sentirmimiradaglacial. —Sí,ama—dice,haciendosumejoresfuerzoporparecersumiso.Sin embargo,cuandotomolalatadecremabatidadelamesadenocheconla intención de decorar mi creación tambaleante con un tiro de gracia blanquecino,élescupeunacarcajadaantesdequepuedallenarlodecrema. ¡Cielos!Surisaesmúsicaparamisoídos.Eselsonidodelasimpleza desinhibidaypura,deldesenfadomásabsoluto,delaalegríamásgenuina. Ymehacesoltarrisitasamítambién.Regresolalatadecremabatidaala mesa,entrerisasdesenfrenadas,ycomienzoaquitarlelasfresas,unapor una,ylaslanzoaunacubetadechampañacercana. —Nopuedohacerlo—digo,entrerisas—.Eresuncasoperdido. —Oh,no,nodigaeso,ama.Demeotraoportunidad.Tengapiedadde mí.—Ponelasmanosatrásdelacabeza,sobrelaalmohada,ysevuelvea mirarme—.Nohaytalcosacomoloscasosperdidos.¿Recuerdas? No sé a qué se refiere, pero me encanta la forma en la que se ponen tensos sus bíceps cuando flexiona los brazos de esa forma. Le doy otro mordiscoaunafresa. —Por favor, mi bella agente de ingreso —dice y me sonríe—. «Debemos aceptar la desilusión infinita, pero jamás perder la esperanza infinita». Alguna vez, una inteligente agente de ingreso con un trasero exquisitomerecitóesafrasedeMartinLutherKingJr. Ah, sí. Ya lo recuerdo. Mencioné esa cita durante nuestro primer intercambio de correos electrónicos, incluso antes de que supiera mi nombre.Nopuedocreerquelarecuerde. Meacurrucoasuladoylepongounafresaenloslabios.Élledaun mordisco. —Tengo otra cita para usted también, mi brutalmente honesto señor Faraday: «La esperanza es el sueño del hombre despierto». Un hombre hermoso, generoso, divertido, listo, heroico, cachondo y sensual, con abdomendeaceroylabioscarnososy…¡miranadamás!,ojosalegres… —Sí,ojosmuy,muyalegres. —¡Caray!Unhermososátirodeojosmuy,muyalegresunavezrecitó esacitadeAristóteles. LosojosazulesdeJonasbrillancuandomesonríe.Luegoabrelaboca comounpollueloyyoledoydecomerotrafresa. —Entonces, ¿estamos de acuerdo en que no soy un caso perdido? — pregunta entre mordiscos—. Alguna vez dijiste que no había tal cosa comoladesesperanza.¿Losiguescreyendo? —Porsupuestoquesí.Siemprehayesperanza…,esperanzainfinita. —Esperanzainfinita—repiteentonoreverencial—.Hablandodeeso, ¿estáslistaparaotrasesiónde«dandoydando»,mimaravillosaSarah? —¿Enquémomentola«esperanzainfinita»seconvirtióenlaantesala delsexooral,Jonas? Seríe. —Todo es una antesala del sexo oral. ¿Cómo es que no lo has descubiertohastaahora? Echolacabezahaciaatrásysueltounacarcajada. —¿Esoesunsí? —Sólosiincluyecremabatida. —Puesclaro.¿Acasohayotraformadehacerlo? Tomolalatadecremabatida. —Silahay,noquieroconocerla. Depronto,suenaelteléfonocelulardeJonassobrelamesadenochey élseapresuraatomarlo.Miralapantalla. —¡Mierda!—murmura. Séexactamentequésignificaeso.EsunallamadadeEric.Supimosque algoestabapasandocuandoEricllamóhacetreshorasparainformarnos que era hora de que Kat y los chicos comenzaran a transferir el dinero cuantoantes.Peronotenemosideadequéplaneanhacerlosfederalesni cuándo.Supongoqueestamosapuntodeaveriguarlo. —¿Hola? —dice Jonas al contestar la llamada—. Hola, Eric. Sí. — Escuchosuslatidoshastaacá.Élsequedacalladounmomento—.¿Todo? —Abre los ojos como si no pudiera creer lo que le están diciendo—. ¿Estásseguro?—Memirayasiente,conlosojosbienabiertos.«Todo», diceconloslabios,yluegolevantalospulgaresenalto. ¡Cielos! Kat y los chicos lo lograron. Consiguieron los quinientos cincuentaycuatromillones.¡Mierda!¡Carajo!Somosmejoresquelosde Ocean’sEleven. —Esperaunsegundo.—Jonassellevaelteléfonoalpecho—.Lacifra finalesdemásdeseiscientosmillones—susurra—.Debendehaberhecho más depósitos. —Vuelve a llevarse el teléfono a la oreja—. De acuerdo. Perdón,¿quédijiste? Micorazónlatealamismavelocidadquelasalasdeuncolibrí. —¿En este instante? —Jonas señala frenéticamente el control remoto delatelevisiónenmiextremodelacama,yyoselolanzocomosifuera unapapacaliente—.¿Enquécanal?—preguntaJonas—.¿Encualquiera? —EnciendeeltelevisoryestánpasandoBobEsponja.Cambiaalsiguiente canal,y¡bingo!Ahíestá,uneventonoticiosodeúltimominuto,eltipode historia de relevancia nacional que se presenta en todas las televisoras simultáneamente—.Sí,loestamosviendo.Tellamomástarde.—Cuelga —.¡Mierda! Enlapantalla,unareporteraestáhablandoanteunmicrófonomientras se ajusta el auricular. En la parte inferior de la pantalla, la franja de noticias anuncia: «Noticia de último minuto: Se descubre amenaza terroristaenLasVegas». —…unasofisticadaconspiraciónterroristafuedescubiertaaquíenLas Vegas—estádiciendolareportera.Asusespaldas,oficialesdelapolicía con chalecos antibalas entran y salen de un edificio insulso cargando cajas.¡Esperen!¡Cielos!Noescualquieredificioinsulso;eseledificiode mierdadeElClub,endondeJonasyyoconocimosaOksanayaMax. Jonaslesubeelvolumenaltelevisor. —Las autoridades han confirmado que la organización terrorista planeaba un ataque de gran magnitud en tierra estadounidense, posiblemente en Las Vegas. No obstante, no se han dado a conocer los detallesdedichoataquepotencial. Jonas me agarra el muslo y lo estruja, pero yo estoy demasiado anonadadacomoparaestrujarlotambién. —Loquesísesabeesqueeraunaconspiraciónsofisticada,inminente y masiva, según lo que han reportado las autoridades, y que la organizaciónterroristateníavínculosconelgobiernoruso. —¡Mierda!—exclamaJonas—.Creoqueestamujeracabadedeclarar elcomienzodelasegundaGuerraFría. —Nohadichonadadelareddeprostitución,¿verdad? —Parecequeno. —Repito—dicelareportera,comosinolahubiéramosescuchadola primeravez—,lasautoridadesfederaleshanfrustradounataqueterrorista inminenteaquíenLasVegas,ynoscomentanfuentesconfiablesquedicha amenaza terrorista está vinculada de cierta manera con los intentos recientesdeRusiadetomarcontroldeUcrania. De pronto, a sus espaldas aparece Oksana. Está esposada y la están escoltandohaciaunautoblanco. —AhíestáOksana—digo,sinaliento.Pareceautista,comounvenado paralizadoantelosfarosdeunautoenmediodelacarretera. —Hasta el momento, catorce personas han sido arrestadas en Las Vegas, cuatro más en Nueva York y ocho en Miami, todas las cuales se confirmó que tienen vínculos con la que se ha dado a conocer como la célula terrorista rusa más grande jamás descubierta en suelo estadounidense. —¡Guau!—exclamaJonas—.Esungirointeresante.¿Acasonosaben ladiferenciaentreRusiayUcrania? Notengopalabras.Estoessurrealista. Lareporterasellevalamanoalauricular. —Se me informa que dos de los terroristas…, digo, dos de los supuestosterroristas,murieronenenfrentamientosconlapolicía. Jonas se abalanza sobre la pantalla del televisor, completamente anonadado. —Amboshombresmurieronenelfuegocruzadoconagentesdurante laredadapolicial. Jonas emite un sonido grave que sólo lo he escuchado hacer cuando tenemossexo. —Se reportó que los dos individuos amenazaron a los oficiales con armasdealtocalibre… Jonasemiteunligerogemido. —…yvariosoficialesabrieronfuegocontraellos.Ambosindividuos perdieron la vida al instante en el lugar de los hechos. No se reportan policíasheridos.—Lareporterasellevalamanoalauricularunavezmás —. Autoridades federales informan que ambos hombres eran simpatizantes del movimiento separatista ucraniano, pero que sus identidades permanecerán en secreto durante el transcurso de la investigación. Jonassevuelveamirarme,conunbrilloparticularenlacarayconla respiración agitada por la emoción. ¡Santo Dios! ¡Está eufórico! De la nada,metomaelrostroymebesaconfuerza,comounjefedelamafia ordenandoungolpe.Ycuandoseaparta,susojosestánenllamas. —Mi nena hermosa —dice. Hace un ruido exagerado, con el rostro sonrojado,ymebesadenuevo.Cuandoseaparta,sumiradabrilla—.Sí —exclama—.¡Sí! Estoy en shock. Soy un fideo mojado. Son demasiadas cosas que procesar. ¿Están diciendo que El Club es una organización terrorista? ¿Qué Max y Oksana son parte de una «célula terrorista rusa» en Las Vegas? Esperaba escuchar la expresión «red de prostitución» y quizá «crimen organizado», pero ¿«célula terrorista»? Nunca me hubiera imaginadoqueescucharíajuntaslaspalabras«célulaterroristarusa». Jonascambialoscanalesconrapidezyconfirmaquesí,quelahistoria estáentodaspartes,yluegolequitaelsonidoalateleyagarrasuteléfono celular. —Eric —murmura Jonas con voz grave e intensa—. Sí, lo vimos. ¿Tieneslosnombres?—Suslabiosvanformandounasonrisamaliciosaa medidaquerecibelarespuestadeEricdesdeelotroladodelalínea.Sus ojosadquierenunbrillomordaz—.Gracias.Sí,tútambién.Porsupuesto. —Cuelgaelteléfonoysusonrisaseensanchamás. ¡Caray! Esa sí que es una sonrisa. Si la viera en una foto fuera de contexto,juraríaqueselatomaronmientraslehacíanelmejorsexooral desuvida.Asídeexcitadoestá. —¡Bum! —dice Jonas en voz baja, pero con un tono que transmite ferocidad. Hagounapausayesperoquecontinúe,peroalpareceresoestodolo quevaadecir. —¿Bum?—pregunto. Élasientedespacio,conlamiradaencendida. Sigoesperando,peronohaymás. ¿Debería fingir estar confundida por la escueta proclamación de victoria de Jonas? Porque no lo estoy. No estoy nada confundida. La verdad es que sé exactamente qué nombres le dijo Eric a Jonas. No es necesarioquenadiemedigaquiéneseranlosdossupuestosterroristasque perdieron la vida hoy. Miro fijamente los ojos brillantes de Jonas y una especiedecalidezabrumadorameinundaelcuerpo. —¡Bum,hijosdeputa!—digoconunavoztanfilosacomolanavaja queusaronparacortarmelagarganta. Jonasserelamelentamenteloslabios. —Así es, nena. —Me acaricia la parte interna del muslo—. Los jodimoscompletamenteysinvaselina,¿verdad? Me muerdo el labio. Este debe ser el momento más sexi de toda mi vida. —Enefecto,amor. —Tengounaenormeerecciónenesteinstante—diceJonasylevantala sábanaparademostrármelo. —Yo también —comento, y señalo mi erección femenina invisible entremispiernas. Jonasseríe. —Vámonosdeviajehoymismo.Yanoquieroesperarundíamáspara llevarteamilugarespecial.—Meacariciasuavementelaparteinternadel musloymipielseenciendealcontactoconlasuya. —Enunmes—digo.¡Cielos!Estoyardiendo. —Noquieroesperar. —Losé. —Quierollevarteahoramismo. —Tambiénlosé.Perotendrásqueesperar.—Meestremezcomientras susdedosrozanmispiernasdecaminoamipuntomásdulce. —Odioesperar. SurostrosetransformaensuexpresiónpatentadadeJonasesungran tiburón blanco y Sarah es un león marino indefenso. Sus dedos rozan la pielentremispiernasymehacenvibrar. —Lologramos,nena—dice—.Estásasalvo.—Susdedoscomienzan aacariciarmeenserio—.Somoslibres. Mirespiraciónsecargadeemoción.Estáenlocorrecto.Somoslibres, libres de comenzar nuestra nueva vida juntos. Libres de hacer lo que se nosvengaengana.Yséexactamentedóndequieroempezaraejercermi recién adquirida libertad. Sin advertencia, me monto encima de él y lo guío dentro de mí, hasta el fondo, tan profundo como puedo, mientras emitounsuavegemido. Élexhalaconfuerza. —Estásasalvo—exclamaycierralosojos—.MimaravillosaSarah. Yo también emito un fuerte suspiro entrecortado y comienzo a movermedespacio,muydespacio,dearribaabajoyencírculos,ydisfruto cadasensacióndenuestroscuerposfusionándose. —Déjamellevartelejosdeaquí,nena—gime—.Hayalgoquequiero mostrarte. —Enunmes.—Exhalo. —Eresunamandona—diceymeagarraunsenoconungruñido. —PasaremosporNuevaYorkantesdeiracasa—comento—.Asíme presentas a tu tío William y le cuentas sobre Escala y Conquista en persona. Élmeacariciacondelicadezalacicatrizdeltorso. —Loquetúdigas,miamor—contestaymueveelcuerpoensintonía conelmío—.UnabreveparadaenNuevaYork.—Susmanostomanmis caderas. La intensidad de sus movimientos aumenta. Lo logró. Jonas me protegió, como prometió hacerlo. Ay, sí, sí, sí, mi hombre hizo hasta lo imposibleporprotegerme,porprotegerasumujerdelosmalos.Yloamo poreso.Loamodeestúpidamaneraporeso.Ay,sí,sí,sí,loamo. —Gracias, Jonas —digo entre gemidos mientras lo monto con entusiasmo—.Eresmihéroe. —Ytúeresmitodo—contestaymeagarralasnalgasconentusiasmo —.¡Dios!Meencantaestetrasero.—Medaunanalgada. —Mmm —murmuro, porque es lo único que me queda por decir en esteexquisitoinstante. Lologró.Meprotegió.Somoslibres.Podríallorardealegríayalivio. Meinclinohaciadelanteylobeso,ydisfrutolasensacióndelrocedemis pezones erectos contra su pecho. Por primera vez desde que esos bastardos me hirieron y me dejaron desangrándome en el piso de aquel baño,mesientocompletamenteasalvo,sinpreocupaciónalguna. —Lolograste,Jonas. —Lo logramos, nena —dice con voz entrecortada. Está al borde del clímax.Gruñe—.Lologramosjuntos. Capítulo42 Jonas Sarahnohaparadodehablardurantetodoeltrayectoalacimadelmonte Olimpo atrás de nuestro guía. Bueno, de hecho, se transformó en Paty ParlanchinadesdequeabordamoselaviónaGreciahacetresdías,puesse sientealiviadadehaberterminadoyasusexámenesfinales. No me importa que Sarah tome las riendas de ambos lados de la conversación durante esta caminata. Las últimas tres semanas, he estado planeando y organizando y esperando este día tan especial, he tenido ereccionesdormidomientrassueñoquemepongoderodillasyhesoñado despiertoconelmomentoenelquelepondréelanilloeneldedo(ydebo decirqueesunanillazoépico,porcierto),porloqueheidoperdiendodía con día mi capacidad de funcionamiento, ya no digamos de hablar. ¡Cielos! Cuando abordamos el avión hace tres días, ya estaba hecho un desastreabsoluto. Ledoyunapalmadaalbolsillodemispantalonesdesenderismo.Sí,la pequeña caja sigue ahí. Emito un largo suspiro entrecortado. Estoy noventa y nueve por ciento seguro de que dirá que sí, pero ese uno por cientodeprobabilidadesdequemerompaelcorazónmeestávolviendo loco.Sí,séqueSarahmeama.PerotratándosedeSarah,unonuncasabe quévaadeciroahacerenciertascircunstancias.¿Ysitienealgunaidea extrañasobrequeelmatrimonioeslamuertedelarelaciónoalgúnotro prejuicioinsuperablesobreelsagradomatrimonioporculpadelamierda que le tocó vivir de niña? Es muy posible, aunque no creo que sea tan probable.Sinembargo,nuncahasugeridoquequierecasarse,aunqueyo tampoco,asíqueunonuncasabe. MesintonizouninstanteconlaconversacióndeSarah.Estáhablando de Josh y Kat, y de que Kat viajó a Los Ángeles para pasar el fin de semanaconJoshalmismotiempoquenosotrossalimosparaGrecia. —Mmm hmm —digo. Me alegra escuchar que les está yendo bien al Playboy y a la Chica-fiestera, en serio. De hecho, Josh no ha parado de hablardeKatdesdequesefuerondeLasVegas,locualnomesorprende. Peroenestemomentonopuedoconcentrarmeeneso. CuandoplaneénuestroviajeaGrecia,pensétontamentequelomejor sería llegar, relajarnos, superar el cambio de horario, explorar Atenas unosdíasyluegoescalarelmonteOlimpo,dondelepediríaaSarahque fueramiesposa.Peronoimaginéquelaincertidumbredelmomentome consumiría por completo y que comer, dormir y hasta conversar se convertirían en acciones casi imposibles de realizar. De haberlo sabido, habríaplaneadoestaexcursiónparaelprimerdíadelviaje. —Asíquepiensoquecontestébienlapregunta—comenta—.Peroera una pregunta bastante ambigua, ¿sabes? Siento que podrían defenderse ambasposturasyaunasíestarenlocorrecto. Debedeestarhablandodealgunodesusexámenesfinalesdelasemana pasada,peronotengoideadecuál. —Parecequelespateasteeltraseroconturespuesta—contesto.Espero queseauncomentarioapropiadoparaelmomento. —¿Túcrees? —Porsupuesto. —Bueno,esometranquilizaentonces.Definitivamenteeresunexperto en contratos. Pero ¿qué opinas de esta pregunta del examen de Agravios…? Ledoyunapalmadaalbolsillodelpantalón.Lapequeñacajasigueahí. Después del día de hoy, Sarah llevará mi anillo en el dedo para que todoelmundolovea,yporfinrecuperaréelaliento.Porfortuna,reservé lavilladeMiconosparamañanaenlanocheynoalprincipiodelviaje.Si hubierahecholareservaenMiconosantesdelavisitaalmonteOlimpo, nohabríapodidodisfrutarlo,apesardeserellugarmásparadisiacodel mundo. De este modo, tendremos cuatro maravillosos días en el nirvana paracelebrarnuestrocompromiso,suponiendoquesíseconcrete.¡Dios! ¡Carajo!Sinodicequesí,mevoyaconsumirpordentroyamorirenese instante. —Casi puedo sentir los fantasmas milenarios a mi alrededor. ¿No te pasalomismo?—pregunta. —Mmmhmm—contestoyledoyotrapalmadaamibolsillo. —Nosé,escomoquesepuedepercibirsusabiduríacolectiva—dice —.Comosifueraalgotangiblequeflotaenelaire. —Mmmhmm. Lacaminatanoesespecialmentedemandante,nilavistadesdeestelado delamontañaestanimpresionante.Peronovenimossóloacaminar.Esel medio para alcanzar cierto fin. ¡Dios! No puedo esperar a decirle la verdaddeporquélatrajeaquí. —Tambiénmehacepensar:«Caray,fueronpersonasreales»,¿sabes? Digo,esobvioquenosólosonnombresenunantiguolibrodehistoria. Fueronpersonascomotúycomoyo.Dormían,comían,hacíanelamor, lloraban,reían,amaban…¿Símeexplico? —Mmmhmm. Sarahsefrenaenseco,yyocasichococontrasuespalda.Sedamedia vueltaparamirarmedefrente. —¿Meestásponiendoatención,Jonas? —Por supuesto —digo—. Estoy completamente de acuerdo con todo loquedijiste.—Peronoséquécarajosestabadiciendo.Nopuedopensar conclaridad.Loúnicoenloquepuedopensaresenpedirleaestahermosa mujerqueseamiesposa,lamadredemishijosenelfuturo. Sarahexaminamirostrobrevemente. —¿Estásbien? —Claro. —Estáscomportándotedeformaextraña. Sientounaopresiónenelpecho.¿Mehabráleídolamente? —¿Enserio? —Sí. —Bueno,supongoqueestoymuy…reflexivo. —¿Enquépiensas? —Enti. Sarahmemirafijamente. —¿Enmí? —Sí. —¿Ysoncosasbuenas? —Lasmejores.Eresladiosaylamusa,SarahCruz.Cuandopiensoen ti,sólopuedensercosasbuenas. —¡Ay,Jonas!—Sonríe—.Erestandulce.—Sedalamediavueltacon pasoalegreyseapresuraaalcanzaralguía—.Enfin,¿quépartetegustó más? ¿Qué parte de qué me gustó más? ¿De qué carajos está hablando? Intento recordar lo último que dijo. Gentereal. Sí, eso fue. Dijo que no sólosonnombresenlibrosdehistoria,sinoqueerangentereal.Debede haberestadohablandodeltourdeAtenasquehicimosapieelprimerdía. —La Acrópolis —contesto—. No hay nada como mirar el suelo que pisaronPlatónyAristóteles.Esofueloquecaptómiimaginacióncuando teníadieciocho,yhasidotodavíamásmágicomirarlacontigo.—¡Dios! Hilartantaspalabrascoherentesestásiendomuydesgastante.Sólohayuna cosa de la que quiero hablar en este momento, y no es la Acrópolis. Me muero por soltar el discurso que llevo tres semanas practicando en mi cabezadíaynoche. —Sí,paramítambiénlofue—dice—.Fueincreíble,perosobretodo porqueestoycontigo.—Giralacabezaymelanzaunahermosasonrisa. Yotambiénlesonrío.Oesocreo.Quiénsabequécarajosestáhaciendo micaraenesteinstante.Losmúsculosfacialesnomeresponden.¡Mierda! Estoy perdiendo la cabeza. Desde que salimos de la casa del tío William haceunmes,nohedejadodesoñarconestemomentoniunsolosegundo. Comoeradeesperarse,altíoWilliamleencantóSarahenelinstante en el que la conoció. De hecho, estoy seguro de que el tío William reaccionó bien cuando le dije que dejaría Faraday e Hijos porque Sarah estaba ahí, embrujándolo de algún modo. Claro que cuando Josh nos alcanzó al día siguiente y lanzó la bomba de «yo también dejo la compañía», las cosas le resultaron más difíciles de digerir. Dirán que estoyloco,peromitíopareciósentirsealiviadounpoco,comosillevara tiempoesperandolapartidadeloshermanosFaradaydelacompañíapara poder respirar. En términos generales, ese fin de semana salió bastante bien,yestoysegurodequeengranmedidaselodeboaSarah. —¿Te casarás con esta muchacha? —me preguntó el tío William el segundodía,despuésdelacena,tanprontoSarahsaliódelcomedorpara iralbaño. —Por supuesto —respondí, sorprendiéndome a mí mismo de la facilidadconquecontesté.Fuefascinanteadmitirmisintencionesenvoz alta,sobretodofrenteamifamilia—.Tanprontocomoseahumanamente posible. —Quéincreíble,hermano—dijoJosh—.¿Ellayalosabe? Ahífuecuandomeempezóatemblarlapiernapordebajodelamesa. —No—dijeysentíunaopresiónenelpecho—.¿Sesuponequedebo preguntarlesipuedohacerlelapregunta?—Eraunainquietudgenuina. Joshserio. —No,Jonas.Noseasimbécil.Nohablabadeeso.Merefieroaquesi vas a sorprenderla, entonces tienes que hacerlo en grande. Tienes que sorprenderla.Eslahistoriaquelescontaráalgúndíaasusnietos.Asíque nolacagues. Pues obviamente, como diría Sarah. Eso ya lo sabía. Aun así, al escuchar las palabras de Josh sentí un impulso repentino de vomitar, y desde entonces me he sentido así. Durante el último mes, a pesar de que mehemantenidosumamenteocupadoconlatransicióndeFaradayeHijos a Escala y Conquista, cada vez me he sentido más ansioso. No me pone nervioso casarme con Sarah. ¡Carajo! No, eso es lo que menos ansiedad meprovoca.Mepreocupanolograrpedírseloenuncontextodeensueño comoselomerecemipreciosanena. —¿Así que este es el monte Olimpo? —pregunta Sarah y mira a su alrededor—.Hmm.Noeracomoimaginaba. —¿Cómoloimaginabas? Haceunapausa. —No sé. Pensé que tal vez habría un anciano de barba larga sosteniendorayosycentellas. Sueltounacarcajada. —Dehecho,ahítevaundatocurioso:Zeusyaestátanviejitoquepasa susdíassentadoenunamecedoraenlacimadelamontaña,resolviendo crucigramas. Sarahseríe. —Esgenialimaginaralosantiguosgriegosmirandolacimadeesta montañaypensandoquelosdiosesvivíanaquí. Nuestro guía toma el comentario como pretexto para intervenir (por fortuna,porqueyoyahabíaagotadomicapacidaddeconversaciónenel futuro cercano) y comienza su larga explicación de cómo el monte Olimpofueelhogarmitológicodelosdocediosesgriegos. Sarahloescuchaconabsolutaatención,mientrasyomedesconecto. MeencantaqueSarahnomehayapreguntadoniunasolavezporqué subimosalmonteOlimpo.Supongoquecreequelasimpleexistenciade unamontañaencualquierpartedelmundoesrazónsuficienteparaqueyo sugieraquelaescalemos,locualcreoqueseríanormalenmuchoscasos. Perohoynoesundíanormal. Damos vuelta a una esquina del sendero y atravesamos una pequeña cresta. Entonces llegamos a nuestro destino: una pequeña meseta que se extiende justo por debajo de una de las cimas escarpadas de la montaña. Mealiviadescubrirqueyallegaronlosguíasquenosllevaránapartirde aquí,talycomoloplaneé,ytraenconsigoelequipoapropiado. Sarahsedetieneensecoalveralgrupoquenosespera.Sedamedia vueltaymemiradefrente. —¿Estásbromeando,Jonas? Seguramentesefijóenlosdosparacaídasextendidossobreelsuelo. Lesonrío. —No,noesbroma,queridamía. Melanzaunamiradafulminante. —VamosasaltardelmonteOlimpo,nena.Yluego,vamosadescender enparapente,hastallegaralashermosasplayascristalinasdelmarEgeo. Sarahaprietaloslabios. —Yvaaserincreíble. —¿Tehedichoqueodiolasalturas? —Muchasveces. Sarahparpadearápidamente. —¿Estásintentandoqueteodie? —Todolocontrario. —Entoncesloestáshaciendofatal,porqueenesteinstanteteodio. Merío. —Vamos,nena.Déjamemostrarteloqueharemos. Capítulo43 Sarah Nopuedoparardetemblar.Enseriodetestolasalturas. —Jonas, no estoy segura de hacer esto —digo. Estoy metida en un gruesotrajeaéreo,yeltipoquepilotarámiparapenteestáasegurandomi arnés y revisando por segunda vez todos los amarres para prepararse a saltar de la maldita montaña conmigo atada a su cuerpo como bebé envuelto.NoimaginoquépartedeestolehizoaJonaspensarenmí. —Tevesbien,nena—comentaJonas.Seacercamuchoamíyrevisa unavezmáslasatadurasdemicasco—.Ahora,recuerdaqueloúnicoque debes hacer es relajarte y disfrutar las vistas panorámicas, desde la montañayloscamposhastaelmarradiante. Deboreconocerqueesunbuenvendedor.Hacequelatorturaparezca hermosa. —Relájate y disfruta el viaje. Es lo único que necesitas hacer cuando estásconmigo. —Eso ya me lo demostraste miles de veces. Todas las noches, de hecho.Yyomeherendidoatuspiesincontablesvecesytehereconocido como mi amo y señor supremo del universo. ¿Por qué necesitas que protagonicemosotrametáforaparaenfatizarlomás? Jonasponelosojosenblanco. —Porqueporprimeravezenmividanoestoyhablandodesexo,nena. Estoyhablandodelavida.Estaesunametáforadelavida,denuestravida juntos. Quiero que sepas que, cuando estás conmigo, lo único que necesitashaceresrelajarteydisfrutarelviaje,porqueyosiemprecuidaré deti. Bueno, eso estuvo muy bien dicho. Es evidente que lo pensó mucho. Aunasí,nopuedoevitarsentirmeirritada.Enseriodetestolasalturas. —Sí, siempre me cuidas, excepto cuando me empujas de lugares elevados,apesardequesabesquemedanpánicolasalturas. Jonasparecealterado. Suspiro.Estoysiendomuycruel. —Ay, Jonas. Perdón. —Tomo su mano—. Lo siento. Dime qué me queríasdecir.Estoesunagranmetáforadelavida,nodelsexo,ysime relajo y disfruto el viaje… Vamos, cariño. Soy una mala persona. Tú organizasteestoconmuchoamor.Teescucho.Continúa. Jonasseruboriza. —Porfavor.Enserio.Teescucho. Jonasseaclaralagarganta. —Aunque algo te asuste, si estás dispuesta a dar un salto de fe, conmigo, quizá descubras que disfrutas el viaje más de lo que creíste posible—dicecontimidez. —Eshermoso.Unametáforafantástica.Loagradezcomucho. Jonasrecuperasuconfianza. —Ah,peroessólounadelasmuchasmetáforasquetengoplaneadas parahoy. —¿Ah,sí?¿Eseldíadelametáfora,midulceJonas? —Sí,dehechosí.HoycelebramoslaAventuraMetafóricadeJonasy Sarah. —Ay,cómoteencantanlasmetáforas,JonasFaraday. —Yalosabes.—Daunpasoadelanteyquedamuycercademí—.¿Me permitescontartesobrelametáforaqueprotagonizastehoysinsaberlo? —Hazlo,porfavor. —NuestracaminataalmonteOlimpo.Fueunametáfora. —¿Lofue? —Sí.Recordarásqueyoibaatrásdetitodoelcamino.¿Sabesporqué? Niegoconlacabezaysonrío.Jonasestantierno. —Porque siempre te cuidaré las espaldas, amor. Porque te seguiré hasta los confines de la Tierra. Fue una metáfora doble, así que gano el dobledepuntos. Lomiroyladeolacabeza.Sevequelohareflexionadomucho,¿noes verdad? —Siguientemetáfora.EstamosparadosenlacimamásaltadeGrecia, el monte Olimpo, la casa de los dioses. —Acaricia mi mejilla—. ¿Sabes porquéqueríatraerteaquí,aestacimaenparticular? —¿Porque eres un sádico? —contesto en voz baja, pero con un tono muchomásamorosoquemispalabras. Jonasinhalaprofundamente,comoparaestabilizarse,yapoyasumano enmihombro. —SarahCruz,tetrajeaquí,aestepuntodelplanetaenespecial,pordos razones.—Sonríe—.Puntosdoblesdenuevo. Esbozounagransonrisa. —Enprimerlugar,porqueeslacimamásaltadetodaGrecia,loque significa que estoy obligado a escalarla y declararle al mundo mi amor inmortalporti. ¡Ay!¡Dios! —PeronosóloestamosaquíporqueelmonteOlimposealacimamás alta—continúa—.Tambiénestamosaquíporqueeselhogardelosdioses, Sarah,loquesignificaqueestuverdaderohogar.—Lebrillanlosojos—. Eres la diosa y la musa, Sarah Cruz. Mi nena preciosa, eres todas las diosasgriegasenuna. —¡Ay,Jonas! —EresAfrodita—dice—,ladiosadelamor,labelleza,elplaceryel sexo.Elsexocontigoeslacosamásardientequehaocurridosobrelafaz delaTierra. Mesonrojo. —EresAtenea,ladiosadelasabiduría,elvalor,lainspiración,laley, lajusticia,lafuerzaylaestrategia.Erestaninteligente,nena,quemedejas boquiabiertosiempre. Memuerdoellabio. —EresArtemisa,laprotectoradelasmujeres.Tuenormecorazónyla forma en la que te preocupas genuinamente por ayudar a las mujeres y hacer del mundo un lugar mejor son las cosas que más me gustan de ti, pormucho. Nopuedocreerquemeestédiciendotodasestascosas.Estoyflotando entrenubes. —Peroespera,esonoestodo.—Tuercelabocayesbozaunasonrisa maliciosa—.TambiéneresDeméter,ladiosadeloscultivos,lavidayel sustento.Nena,eresmisustento.Tenecesitofísicamente como las flores necesitanelsol,latierrayelagua.Túmealimentas,nena,desdelaraíz. Túmedasvida. ¡Santocielo!Semeestándoblandolasrodillas. —Ynoolvidemos,mimaravillosaSarah,quetambiéneresHera,claro está.—Haceunapausaconfinesdramáticos—.Ladiosadelmatrimonio. ¿Perdón? Jonasmemiraconunaenormesonrisa. Estáhablandoensentidofigurado,¿verdad? —Mi maravillosa Sarah, tú eres todas esas hermosas, poderosas y adoradasdiosasencarnadasenunasolamujer. Noestabasiendoliteralcuandousólapalabramatrimonio,¿verdad? —Pero, sobre todo, no olvidemos que también eres la musa, Sarah Cruz, la inspiración de la belleza femenina misma. Eres la perfección mujerildelreinodelasideas. ¡Oh,Dios!Estoesdemasiado,estanhermoso,estanépico. —¡Ay, Jonas! —suspiro. Por razones que no termino de entender, mi hermoso y sensual novio tiene una tremenda adicción a la mostaza y, graciasaDios,yosoyunfrascodetamañofamiliar. —Y por eso, amor mío, estamos parados en la cima del monte Olimpo, el hogar de los dioses y la cima más alta de toda Grecia. — Suspira como si sintiera un gran alivio y luego inhala profundamente, comopreparándoseparadeciralgomás. ¿Haymás? —Peronadadeesorespondelapreguntadeporquéestamosapunto desaltar de la cima más alta de Grecia, ¿cierto? —Pareciera que está a puntodeescupirungransecreto. Sacudolacabezaconunagransonrisa.Jonasestanhermoso.¿Cómo fuequesuhermosacabecitaplaneótodoesto? —Porfavor,amor.Dimeporqué,¡porquésaltaremosdeestamontaña mítica?Metienesenascuas. —Porquetúyyoestamoslistosparadarelsaltoalsiguientenivel,mi bella Sarah. Primero saltamos juntos de una cascada de diez metros, porqueeraloquepodíamosmanejarenesemomento.Peroahoraestamos listosparasaltardesdeelcielo. Sientoqueacabadehacermeelamorconsuspalabras.¿Estáhaciendo unaespeciedecompromisoeternoconmigo,aquíyahora?¿Esestouna ceremoniadecompromisometafóricamuyelaborada? —Lo cual me lleva a nuestra siguiente metáfora. Estamos a punto de saltardeunamontañagigante,mimaravillosaSarah.Aunasí,notarásque te he equipado con un paracaídas para el aterrizaje. Técnicamente es un parapente, pero para los fines de esta metáfora diremos que es un paracaídas, porque, pase lo que pase, sin importar adónde nos lleve la vida,siempresaltaremosjuntos,ytuseguridadyprotecciónycomodidad seránmiprincipalprioridad. Estoesunalocura.Meestoyderritiendo. Surostroesadorable,radiantedeeuforia.Eselhombremáshermoso delmundo,yyosoylachicamásafortunadadelaTierra.Sí,Jonasseestá casandometafóricamenteconmigoenesteinstante,estoysegura.Tocoel brazaletequellevoenlamuñeca. —Te amo, Jonas —digo. ¡Dios! Quiero decirle mucho más que eso, pero si conozco bien a mi Jonas, lleva bastante tiempo practicando este discursoynoquieroquepierdalaconcentración. —Entonces,¿saltarásconmigodelmonteOlimpo?—pregunta.Parece quemirespuestalegenerainquietud. —Claro que sí, guapo. Saltaré de cualquier montaña contigo, por no decirquetambiéndecualquiercascada,árbol,escalera,puente,tabureteo techo,siempreycuandoestécontigo. Jonasprácticamentedabrincosdealegría. —Ay,Jonas. —Espera,esonoestodo—dice.Sedetieneapensarloydesdibujauna gigantescasonrisa—.Peroahorano.Después. El estómago me da un vuelco. ¿Hay más? Mi mente da vueltas sin control con toda clase de pensamientos descabellados, los cuales probablemente no debería permitirme. Hay ciertos pensamientos que simplementenovanconJonas. —Sólolamentonopoderpilotaryoelparapente.Queestésatadaaun griego cualquiera al momento de saltar del monte Olimpo arruina un poco mi metáfora. Pero supuse que saltar y morir no era precisamente óptimoparalosfinesdemimetáfora. Merío. —Imaginaréqueestoyatadaatitodoeltiempo. —Porfavor. Seacercaunodelospilotos. —¿Estánlistos?—nospreguntaconunmarcadoacentogriego. —Sí,yoiréprimero—diceJonas—.¿Estábien,amor? —Genial. —Quieroestaresperándotecuandollegues. —¿Esotrametáfora? —No. Sólo quiero tomar fotos de tu cara cuando aterrices. Va a ser graciosísimo. Merío. —Pero sí hay otra metáfora esperándonos allá abajo, y es la más grande de todas, mi nena preciosa. Te la explicaré en detalle después de queaterricemos. Siento mariposas en el estómago. Una descarga eléctrica me recorre lasvenas. —¿Nomepuedesdaralgunapista? —Nop. Te diré después de que aterricemos. —Jonas se acerca y me besa.Sulenguaseparamislabiosyenciendemicuerpoentero—.Disfruta el viaje, mi nena preciosa —dice—. Recuerda: relájate y disfruta el hermosopaisaje. Sientoelimpulsodeaplaudirdeformaestruendosa.¡Diosdemivida! Acabo de recibir la declaración de amor más maravillosa que haya sido hecha a una mujer en la historia del tiempo. Fue la Ilíada de las declaracionesdeamor,señorasyseñores.Sinembargo,logrocontenerme dealgunaforma. —Esofuehermoso,Jonas—digo—.Creoquemevoyadesmayarde laemoción.Enserio. —¿Deverdad?¿Lohehechobienhastaahora?—Esbozaunasonrisa tímida. ¿Dequédiablosestáhablando? —Por supuesto. Lo has hecho bien hasta ahora —digo—. Eres un poeta. Eres el hombre más romántico que ha pisado la Tierra. Eres un maestroabsolutodelaspatrañasdeSanValentín. Jonassonríe. —Compadezco al idiota que crea posible declararle su amor a una mujer después de lo que tú hiciste. Acabo de experimentar el original divinodelasdeclaracionesdeamor. Jonas me lanza una sonrisa exuberante que le ilumina el rostro por completo. —Es fácil hacerle el original divino de las declaraciones de amor al originaldivinodelaperfecciónmujeril. Semeescapaunarisita. Jonasseríetambién. —¿Estáslistaparasaltar? Bueno, eso basta para silenciar mi risa de inmediato. ¡Mierda! Se me habíaolvidadolapartedelsaltoreal. —Claro—contestoconvoztemblorosa. Jonasseríeymedaunbesoenlamejilla. —Teveréalláabajo,enlasgloriosasplayasblancasdelmarEgeo,mi nena preciosa. —Se voltea hacia su piloto y levanta ambos pulgares—. Hagámoslo. Capítulo44 Jonas Aquí viene, flotando por los aires como la hermosa mariposa que es. ¡Dios mío! Su rostro es tan hermoso e irradia emoción, satisfacción y asombro.Casipuedoescucharsuschillidosdeemocióndesdemiposición estratégicaenlaplaya.Nopuedocontenerlascarcajadasmientrasechola cabezahaciaatrásparamirarladescender.¡Guau!Sarahestáeufórica.Le tomomillonesdefotosconelteléfonocelular,mientrasellasaludayhace muecasparalacámara.¡Cielos!Sevetanadorableconsucasquitoysus mejillassonrosadas.Estáreluciente. Elpilotolegritaalgo;estoysegurodequelaestápreparandoparael aterrizajeydiciéndolequesepareenelarnésyseprepareparacorreral momentodetocarelsuelo.Mientrasloescucha,laexpresióndefelicidad de Sarah se desvanece por completo. Si le pusiera un subtítulo a su expresión facial actual, sería: «¡Mierda! ¡Carajo!». No puedo evitar doblarmederisa. Vienenhaciaacáagranvelocidad.Yanohayvueltaatrás.Ay,pobrede mi nena. Está aterrada. Su expresión es de absoluto pánico. Siento una fuerte punzada de culpabilidad por haberla obligado a hacer esto. ¿No había una forma más amable de presentarle esta última y gloriosa metáfora?Bueno,comosea,yaesdemasiadotarde.Aquíviene. GraciasaDios,suaterrizajeesperfecto.Caenconlasuavidaddeuna plumaytocantierradeformadelicada,seguidodeunacarreraimpulsada por la adrenalina. Sarah y su piloto corren, corren, corren juntos. ¡Es increíble!¡Estodaunaprofesional!Oalmenosloesdurantecincopasos, yluegosedesplomaenelpisollenadealivio. Corrohaciaellamientrasgritosunombre. Sarah forcejea en el suelo como una tortuga boca arriba. El piloto suelta las ataduras y ella se pone de pie de un brinco. Corre hacia mí, gritandoatodopulmón,ysaltaamisbrazosentregritosychillidos. —¿Me viste? —exclama—. ¡Lo hice! —Envuelve mi cintura con sus piernas y se aferra a mí. Cierra los ojos mientras yo cubro de besos entusiastassurostrofascinado. —Estuviste increíble —digo—. ¡Increíble! —La beso y la beso y la beso. —Lo hice —grita. Me abraza el cuello y me aprieta con fuerza—. ¡Saltédeunprecipicio!¡Corríhaciaelmalditoprecipicio,noendirección opuesta, y luego salté! ¡Dios mío! Me estaba meando de miedo, Jonas, peronodejédecorreryluegosalté.—Mebesadenuevo,peroluegose aparta abruptamente y me da un manotazo en el hombro, con el ceño fruncido—. Casi me da un infarto, Jonas Faraday. ¿Qué demonios intentastehacerme?—Estátratandodesonarmolesta,perosuexpresiónes juguetona—. No es normal correrhacia el precipicio y saltar. Lo sabes, ¿verdad? Merío. —Perosindudaesdivertido,¿nocrees? —Muydivertido. —Lohiciste,nena. —Lohice.Ytútambién.Lohicimosjuntos.—Memiraconunagran sonrisa—.Ylavista,Jonas.¡Diosmío! —Eshermosa,¿verdad? —Eslomásdivinoquehevistoenlavida.EsunparaísoenlaTierra. Elcolordelagua…Esalucinante—dice—.Nuncaanteshabíavistoagua deesetonoturquesa. —¿Ynotesentisterelajadaalláarriba? —Sí,despuésdequepasóelsustodeldespegue,comoquedije:«Ay, estoestámuylindo».—Medaotromanotazoenelhombro—.Hastaque fuemomentodeaterrizar.¡Dios!Eresunsádico. Sueltounacarcajada. —Hubierasmiradoturostro.Notuvoprecio. —¿Estásintentandotorturarme? Labeso. —No,minenapreciosa.Porelcontrario.—Depronto,semehaceun nudoenlagarganta.Estees.Elmomentoqueheestadoesperando.¡Dios! Inhaloprofundamente—.Déjamebajarte. Sarahbajalaspiernasysedeslizaalsuelo. Siento ardientes las mejillas. No puedo respirar. Este es. ¡Mierda! El pulsomeretumbaenlasorejas. —Hayunametáforamásquetequieromostrar.Eslamayordetodas. Sarahcambiadeposición. Medoyunapalmadaenelbolsillo.Sí,lacajitasigueahí. —Sarah —digo con voz temblorosa. Me aclaro la garganta—. Mi maravillosaSarah.—Dios,semeestácerrandolagarganta. Ellasedesabrochaelcascoyseloquita.Pareceansiosa. Inhaloprofundamenteunavezmás. —Gracias —comienzo. ¡Mierda! No era así como lo planeé. ¿De dóndesalióeso?Tengoquerecomponermeyhacerlobien. Ellaaprietaloslabiosymemirafijamente. Respiro profundamente otra vez para intentar tranquilizarme. ¿Qué planeaba decir? Sea lo que sea, ya no me parece pertinente. Lo único pertinente en este momento es el amor y la gratitud. A la mierda el discurso que tenía preparado. Diré lo que me salga del corazón en este instante. —Gracias,Sarah—digo—.Graciasporamarme.Porenseñarmeaser amado.Tuamoresmisalvación.—Metiemblaellabio,asíquehagouna pausaparacalmarme—.Tuamormehadadovida. —¡Ay,Jonas!—exclama,conlavozcargadadeemoción. Tomosurostroentremismanos. —Meequivoquéaldecirquenuestroamoreraunalocura.Lolamento mucho.Nuestroamornoesunalocura,nena.Nuestroamoresloquepor finmehadevueltolacordura. Sarahsonríe. Apoyolasmanosensushombros. —SarahCruz,cuandoentrastealcapulloparadosconmigo,cuandote entregaste a mí, de forma absoluta y completa, descubrí la verdadera felicidadporprimeravezenmivida.—Contengounarepentinaoleadade emoción. Ellaparpadeadespacio,intentandoreprimirlaslágrimas. —Ypensé…—Semequiebralavoz,asíquemedetengouninstante—. Penséquenopodíahabermayorfelicidadqueesa,queestardentrodeun capullocontigoporelrestodemivida.—Tengolasmanossudorosas.Me doyunapalmadaenelbolsilloysientoelbultodelapequeñacaja. Lospilotosyotragentequepaseaporlaplayaconversaengriegoa nuestroalrededor.Sarahpareceestarapuntoderomperenllanto.Yome sientomareado. —Pensé que nuestro capullo para dos era la culminación de la posibilidadhumana—digo. Susenormesojospardosmesonríen. —Pero,enalgúnpunto,noséexactamentecuándo,descubríquehabía una alegría todavía mayor que estar dentro de un capullo contigo. Te observésurgir de ese capullo y convertirte en la hermosa mariposa que siempredebisteser.Yyofuitestigodetodoeso. Surostrosecontraeacausadelasmilyunaemocionesquerevolotean ensuinterior. —Cuandoteconvertisteenmihermosa,poderosa,delicada,milagrosa ygloriosamariposadehierro,ahífuecuandodescubríeloriginaldivino delafelicidad.Eléxtasispuro. Losojossemellenandelágrimas. Dios. Este es el momento. El corazón me va a romper el esternón desdeadentro. Inhalo profundamente y con calma, saco la caja de mi bolsillo y me pongoderodillas.LevantolacaraparamirarelhermosorostrodeSarah y…ellarompeenllanto. ¡Cielos!Nisiquieraselohepreguntado.Nisiquieraheabiertolacaja aún. Estoy de rodillas, con una caja de anillo cerrada, y ella está berreandocomosiacabaraderobarlesudineroparaelalmuerzo.Nosési ponermedepieyconsolarla.No,nopuedo.Mevaadaruninfartosidebo esperar un segundo más para decir estas palabras. Soy un tren descarrilado. Abro la caja, y ella se transforma en una maniática total: llora sin control y se ríe de alegría al mismo tiempo. Ay, mi bella Sarah. Es un desastrehermoso,yyolaamo. Sellevalamanotemblorosaalaboca. —Jonas—inhala—.Ay,Dios. Nuestrospilotosyotrosespectadoresquepaseabanporlaplayaestán reunidos a nuestro alrededor. Supongo que un tipo de rodillas presentándoleunanilloasumujeresuniconouniversal. —Eres la diosa y la musa, Sarah Cruz —digo y levanto en alto el diamante—.Teamomásdeloquecualquierhombrehaamadoacualquier mujerenlahistoriadeltiempo.Nuestroamoreslaalegríadelosbuenos, lareflexióndelossabiosyelasombrodelosdioses.—Hagounapausa, noporqueestéasustadoniporquemesientainseguro,sinoporquequiero saborearelmomento—.Nuestroamoreslaenvidiadelosdioses,minena preciosa.—Inhaloprofundamenteymirosusenormesojospardos—.¿Te casaríasconmigo,MimaravillosaSarahCruz? Ellacaederodillasfrenteamí,ysurostroquedaalamismaalturaque elmío.Meabrazaelcuelloymebesacontantoentusiasmoquesientoque estáapuntodesuccionarmeelalma. Nuestropequeñopúbliconosaplaude. —¿Sí?—digo,casisinaliento.¡Diosmío!Estámujermevaamatar—. ¿Sí? —Sí—exclamaconunchillido—.¡Sí!—Tomosumanotemblorosay empiezo a ponerle el anillo, pero ella aparta la mano. ¡Carajo! Me equivoqué de mano. Sarah se ríe y me da la otra, y de alguna manera logrodeslizarelanilloeneldedocorrecto.¡Diosmío!Nolopuedocreer. Estáusandomianillo.Esoficial.SarahCruzserámiesposa. Sarahemiteunchillidomientrasmirasumano. —¡Diosmío,Jonas!Esalucinante. Sostengosumanoenaltoylaobservocondetenimiento.Elanillose vetodavíamáshermosoensumanodeloqueimaginé. —Es magnífico —digo—. Tenía que serlo para ser digno de mi hermosaymagníficaSarah.—Mepongodepieylajalohaciamí,yluego labesocomosiestuvierareviviendoaunamujerahogada,oquizásellaes laquemeestáreviviendoamí. Nuestropequeñopúblicoaplaudedenuevo,yalguiengrita«¡Bravo!» enmediodelaplaya. —Mifuturaesposa—lesdigoalospresentesylaseñalo—.Dijoque sí. Sarahseríe. —Ay,Jonas. —Noquieroesperar.—Aprietosushombrosconciertadesesperación —.Casémonosdeinmediato. Surostroseiluminadeemoción. —Loquetúdigas,futuroesposo.—Sueltaunarisita. —Nena,tómateunmesparaplanearlaboday… —Espera.¿Qué? —…hazla como se te antoje. Contrata a diez planeadores de bodas si quieres.Nomeimportaloquehagas,siempreycuandoenunmesseasmi esposa. Sarah se lleva las manos a las mejillas como el niño de Mi pobre angelito. —Jonas,nopuedoplanearunabodaenunmes. —Claroquepuedes. —No,noentiendes.Necesitounaño,oalmenosseismeses. Gruño. No hay poder humano que me haga esperar seis meses para casarmeconestamujer. —Porfavor,Sarah.Teloruego.—Estoydesesperado.Mecasaríacon ella en este instante si me lo permitiera—. Gasta lo que sea necesario, contrataaquienseanecesario.Nomeimportaloquehagas.Sólonome hagasesperar.Porfavor. Seríe. —Eresestúpidamentedemandante,¿sabías? No me importa ser demandante. No en este caso. Definitivamente no puedoesperar.Esperarunmesenteroparaquellegaraestemomentocasi memata.Nopuedoesperarmásdeunmesparaqueseamiesposa. —Porfavor,Sarah.Porfavor,porfavor,porfavor. Ella sacude la cabeza, como si no pudiera creer en lo que se está metiendoconmigo,peroluegoseencogedehombrosyseresigna. —Deacuerdo,amor.Loquetúdigas. —Todoesposiblesileinvierteseldinerosuficiente.Confíaenmí. Ellasonríeyponelosojosenblanco. —¿Sabes qué? No me importa la boda. Lo único que me importa es estarcasadacontigo. —No,no,nena.Hazlabodaquequieras.Contrataaquienquieraspara queseaperfecta.Pagacincovecesmásdeloquepagaríaunapersonaen su sano juicio. No importa lo que tengas que hacer, pero por favor, por favor,porfavor,nomehagasesperar. —Deacuerdísimo—contestaytruenalosdedos—.Serápancomido. Lajalohaciamí.Mesientotanaliviadoquepodríagritar. —¿Enserio? —Claro. —Me besa—. Ya te dije, lo único que me importa es estar casadacontigo.Labodasóloesunafiesta.Puedoorganizarunafiestaen unmes.Nohayproblema. Mesientocomosiestuvieradrogado.Laadrenalinainundamicuerpo. Mimiembrohormiguea.Mipielestáelectrizada. —Busquemosalgúnlugarprivadoenlaplayaynademosdesnudosun rato—susurro,conlarespiraciónagitadaporlaemoción. Sarahmiraeldiamanteensumanoyhaceunamuecadedolor. —Noquieroperderelanilloenelocéano. ¡Maldición! ¿El anillo de compromiso que le compré a mi futura esposamevaaimpedirhacerleelamorenesteinstante?Quéironía. Señalaalospilotos. —¿Algunodeustedestieneunparacaídasextraquepodamosllevarnos un momento? Se los devolveremos pronto. —Se vuelve a mirarme y sonríe—.Cuandosequiere,sepuede. Esbozounaenormesonrisa.Sarahesbrillante.Yestáquearde. Unodelospilotossacaunparacaídasdecoloresdesumochila. —Noesparavolar.Esparaprácticasentierra—dice—.¿Estábien?— SeloentregaaSarah. —Es perfecto. Gracias. —Me lanza una mirada traviesa—. ¿Qué opinas,guapo? —Yodigoque:¡Carajos,sí! Tomoelparacaídasconunamanoysumanoconlaotra,ycorremos por la playa, sin parar de reír. Corremos y corremos, hasta que no hay nadie a nuestro alrededor, y cuando estamos seguros de que llegamos a unazonaquesólonosperteneceanosotros,nostumbamosenlaarenay nos cubrimos con el paracaídas. Los rayos de luz que atraviesan la tela coloridatiñenlaarenaquenosrodeadegloriososreflejosrojos,azulesy amarillos. Somos animales salvajes, los dos, y no podemos esperar más para poseernos.Learrancolacamiseta,aspirandobocanadasdeaire.Surostro estácubiertoporunreflejoazul.Mequitolacamisetadeuntirón.Ellame bajacondesesperaciónlospantalonesyliberamipeneansioso. —Eselarlequínquesaledelacaja—dice,sinaliento. —Sólositúereslacaja. Sarahseríe.Siempreledarisaesechiste. —LafuturaseñoraFaraday—murmuroymetolamanopordebajode supantalónparaagarrarleunanalga.¡Carajo!Estoydurocomounaroca —.LafuturaseñoraFaraday—repito,porelsimplehechodequesuena increíble—.Vasasermiesposa. Ellaemiteunfuertegruñidoymemordisqueaellabio.Sumanotoma mimiembro. —Mifuturoesposo. Suspalabrasdesatanunadescargaeléctricaquemerecorrelasvenas. —Otravez—gimoylebajolospantalones. —Mifuturoesposo.—Frotamimiembrocomounaexpertaymehace estremecer.Luegoserecuestaenlaarena,invitándomeapenetrarla,conel rostrocubiertodeluzrojiza. Mejaloneaparaconvencermedequeentreenella,peronovaapasar. Le acabo de pedir a esta gloriosa mujer que sea mi esposa, y nada, ni siquiera la indomable Sarah Cruz, ni Orgasma la Todopoderosa, me impediráquelleveamiesposaalaiglesia. Mearrodilloentresuspiernas,abrosusmuslosycomienzoaadorar sualtarcomounfanático.¡Dios,lafuturaseñoraFaradaysabeexquisito! Yellagimeyseestremecebajomilengua. —Mifuturaesposa—susurro,ylalamounayotravez—.Mecasaré contigo, nena —digo con voz grave y la saboreo como sé que le gusta hasta que, finalmente, arquea la espalda de forma exquisita, acercándose másamí,yterminacomolasdiosas. Cuandosuclímaxconcluye,abrelosojosymesonríe. —Poséeme,futuroesposo. Nonecesitomásmotivaciónqueesa. —Es el mejor día de mi vida —me susurra al oído e impulsa hacia delante sus caderas para darme la bienvenida, mientras su rostro está iluminadoporunrayoamarillo. —Tambiéndelamía.—Labesoapasionadamente. Ellaseestremece. —¡Ay, Jonas! —Me envuelve con las piernas y mueve la pelvis al mismo ritmo que la mía—. Fue la mejor propuesta de matrimonio del mundo. —¿Lohicebien? —Ay, guapo. Mejor que bien. Eres una bestia —gruñe—. Ahora, cógemecomolabestiaqueeres. ¡Carajo!Estamujermeponeamilporhora.Hagoexactamenteloque mepide. —Justoasí—dice—.Sí.—Memuerdeelcuello. —Ahu—exclamo. Sarahseríeymemuerdedenuevo. —¿Porquétantaviolencia? Seríedenuevo. Me acomodo para que mi pene la frote en un ángulo distinto y su cuerposeenciendebajoelmío. —Ay, Dios, justo así. No pares. —Da una bocanada—. Ay, sí, amor. ¡Dios!Sí,sí,sí. No hay palabras para describir esta clase de éxtasis porque nunca ha habido un amor como el nuestro. Ella es el original divino de la perfecciónhechamujerynuestroamoreseloriginaldivinodelamor. —Sarah—digo,tambaleándomealbordedemipropionirvana—.Te amo. —Mmm. El paracaídas proyecta colores magníficos a nuestro alrededor e iluminanuestracatedralcomoloharíaunauténticovitral. —Teamo,nena—gruño,ylabesounayotravez. —Jonas—exclamasinaliento,apuntodecaeralvacío—.Sí. —Yvoyacasarmecontigo—digo. Ellaempiezaaemitirelsonido. —Vasasermiesposa. Estácolgandodeunhilo. —LaseñoraFaraday. Listo.Hadespegado. Yyotambién. Ellaesmisalvadora. Ellaesmireligión. Ellaesmiredención. Herenacido. Nuncahahabidounamorcomoelnuestro. Ynuncavolveráahaberlo. Nuestroamoreslaalegríadelosbuenos,lareflexióndelossabiosy elasombrodelosdioses.Eslaculminacióndelaposibilidadhumana. Epílogo Jonas —SeñoraFaraday—canturreoenvozbaja. Sarahnocontesta.Estárecostada,bocaabajo,conlacarahundidaenla almohada. Leacariciosuavementelaespaldaporencimadelacamiseta,mientras cantoenvozbajaelcorodeIMeltWithYou,deModernEnglish.Soyun pésimocantante.Losé,pero,poralgunarazón,aellaleencantaquecante, sobretodosisetratadeestacanción. Nadaaún. —SeñoraFaaaaraday—canturreoconvoztierna. —Mmm. —Buenos días, mi maravillosa Señora Faraday —susurro—. ¿Estás despierta? —Ahorasí—contestaconvozmuyrasposa—.¿Cómopuedeshaberte acostumbradoyaalhorariodeSeattle? —Todavíano.Micuerposigueenhorarioneozelandés,peromimente estádemasiadoalegrecomoparadormir. Sarahescondelacaraenlaalmohadaygruñe. —Mecaséconunpsicópata. Ledoyungolpecitoenunanalgaconeldedoporencimadelpantalón desupiyama. —Despieeeerta,esposa. Ellamedaunmanotazo. —Pervertido. —¿Esposa? —¿QuéhoraesenestemomentoenNuevaZelanda?Porqueesaesla horaquemicuerpocreequees. —Vamos, dormilona. Llevo tres horas despierto. Ya hice ejercicio, lavétodalaropadelequipajedeambosycontestéciencorreos.Yahora extrañoamisexiesposa. —¿Cómopuedesdormirtanpoco,loquito?—Siguesinmirarme.Está empeñadaenesconderelrostroenlaalmohada—.JuroporDiosqueno ereshumano.Eresunmalditoandroide. Mesientoenlacamaasuladoyacariciolacurvaturadesuhermoso trasero.Nopuedoevitarlo;lebajoelpantalóndelapiyamayleplantoun besodelicadoenlanalga.Hagousodetodamicapacidaddecontención paranobajarlelospantaloneshastalostobillosyhacerlemuchomásque eso,peroséqueestáexhausta. —¿Ysitedijeraquetetrajeuncafécapuchino? Sarahlevantalacabeza. —Entonces,diría:«Ay,buenosdías,queridoesposo.Quégustoverte». Debistehaberempezadoporahí,tontorrón.—Sedalavueltaysesienta. Lepasolatazaqueestáenlamesadenoche. —Aquítienes,queridaesposa. —Muchas gracias, querido esposo. Eres el mejor, aunque seas un loquito,unpervertidoyunandroide.—Ledauntragoalcafé—.Mmm. —¿Dormistebien? —Comounbebé.Esincreíbleporfindormirenmipropiacama. —Nohaylugarcomoelhogar.—Sobretodocuandoesnuestrohogar. Claro que amé cada minuto de nuestra luna de miel: una semana en Nueva Zelanda (pues, a fin de cuentas, es la capital mundial de la aventura),seguidadetresdíasenVenezuela,endondenosalcanzaronJosh y Kat (Sarah nos organizó a Josh y a mí una reunión emotiva con Mariela), y la cereza en el pastel fueron cuatro noches mágicas para mi nenayparamí(ynuestrosamigos,losmonosaulladores)ennuestracasa delárbolselváticaenBelice.Fueincreíble,todo…,pero,cuandollególa hora de volver a casa, no me molestó en lo más mínimo. De hecho, ya ansiabavolveracasayempezarminuevavidaconminena,miesposa,la diosaylamusa,SarahFaraday. Sarahseveaturdidamientrasbebesucapuchino. —Ay,Dios.Nomepuedomover—diceconungruñido—.Despuésde lossaltosenbungee,elrapelyelsexobestial,micuerpoentróenestado perpetuodefideohúmedo. —Yotambiénestoybastanteagotado—reconozco. —Sí, por eso ya hiciste ejercicio esta mañana y lavaste toda nuestra ropa,loquito. —Yatedije:estoydemasiadocontentocomoparadormir. —Quédulcedetuparte—comenta,loquesignificaqueestoysiendo intenso,escalofrianteoambascosas. —Hayunmontóndetarjetasyregalosenlacocina—digo—.Joshy Katdebendehaberlostraídodespuésdelaboda.¿Quieresabrirloshoy? —Sí,peromástarde,cuandopuedaconcentrarme—contesta—.Estoy demasiadocansada. Lequitoelcabellodelrostro. —Incluso cuando estás cansada eres hermosa. ¿Lo sabías, señora Faraday? Sarahsuspiradealegría. —¿Nocreesquelabodafuehermosa? —Fueperfecta. Sarah y yo hemos hablado de la boda incontables veces durante las últimas dos semanas, como es de esperarse. Al parecer, ninguno de los dossecansadeltema. —¿No crees que Georgia se veía hermosa? —pregunta Sarah—. Y Treyseveíamuyeleganteconesetraje. —Tumamánodejódesonreírdurantetodalafiesta. —Sí,exceptocuandoestuvollorandocomobebé. —No,inclusoentoncessonreía. —Ay, Dios, y la cara de la señorita Westbrook cuando te vio, Jonas. ¡Cielos! Me dan ganas de llorar de sólo pensarlo. Fue un reencuentro hermoso. Sonrío. En efecto, fue hermoso. Pero puedo decir lo mismo de cada minuto de nuestra boda. Sarah lo planeó todo de pies a cabeza. Yo sólo pagué las cuentas y me presenté como cualquier otro invitado, y fue glorioso.Cuandocaminóporelpasillohaciaelaltar,deverdadcreíque estaba muerto y había ido al cielo. Y cuando dijo: «Sí, acepto», cuando oficialmenteseconvirtióenmiesposafrenteaDiosyfrenteatodos,fue elmomentomásfelizdemivida. Yluegovinolafiesta.¡Carajo!¡Québuenafiesta!Digo,¡caray!,hasta bailé.Todalanoche.ConSarah,claroestá,perotambiénconGeorgiay su nuevo novio y con Trey y con la señorita Westbrook y sus hijos (incluyendo a mi tocayo, quien resultó ser un muchacho bastante fortachón),yconlamamádeSarah,yconKatyJoshyHenn,yconvarios más de los geniales amigos de Sarah. Incluso bailé con el tío William después de que empezó a fluir el licor escocés, después de que la banda prendióalagente. Nuncamehabíadivertidotantoenmivida.Fuediversiónalaantigua, diversiónligera.Ysí,mehedivertidomuchasvecesdeformaligeracon Sarah,ytambiénconJosh,peronuncamehabíaliberadodeesaformacon nadie que no fueran ellos dos, sobre todo nunca lo había hecho en un lugar lleno de gente, parte de la cual ni siquiera conocía. Fue un despliegue de genialidad de parte de Sarah haber rentado Canlis para la ocasión.¿Quémejorlugarparacelebrarqueelrestaurantedondetuvimos nuestraprimeracita? —PlanetaTierrallamandoaJonas. Lesonrío. —¿Enquépiensas,guapo? —Ennuestraincreíbleboda. —Fuemaravillosa,¿verdad?¿VistealtíoWilliambailarconKat?— preguntaSarah—.Fueadorable. —Sí,¿yvisteaHennhacercomountiporarodebreakdance? Sarahseríe. —DeverdadnosabíaquédiablosestabaintentandohacerHenn.Hasta mepreocupóunpocosuseguridad. —Yladetodosasualrededorenlapistadebaile. Sarahseríe. —Volvamosahacerlopronto. Sarahmemiracomodiciéndomequesoyuncompletoidiota. —Permítemeexplicartealgomuysencillo,amor.Lacuestióndetener unabodaesque,sitienesmuchasuerte,sólolohacesunavez.Elconcepto estádiseñadoparasercosadeunavezenlavida.—Sonríe. —Qué listilla. Digo, deberíamos organizar otra fiesta. Nunca antes habíahechounafiesta.Fuedivertido. Sequedaboquiabierta. —¿JonasFaradayquiereorganizarunafiesta? —Espera, no. Corrección. Quiero que tú organices una fiesta, y yo quiero asistir a ella. Como a nuestra boda. Tú te encargas de todo el trabajo,tomastodaslasdecisiones,invitasatodos,nomeconsultasnada, y luego yo llego y bebo y bailo y me divierto y me comporto como un idiota. Sarahseríe. —Ay,Jonas.Teorganizaréunafiestacuandoquieras,guapo.Seráun placer. Metrepoalacamaylaabrazo. —Gracias. —Le beso la nariz—. Esposa. —Estrujo su cuerpo y me acurruco lo más cerca posible. Nos quedamos así unos cuantos minutos, mientrasyoleacariciolaespalda. —¿Qué día es hoy? —pregunta de repente y se endereza, como si hubieratenidounaepifanía. Lecontesto. —¡Diablos! Ya deben de haber subido las calificaciones. —Toma su laptopyentraaunaespeciedeportalestudiantil.Yomeasomoporencima desuhombroycontengoelaliento—.Ah—dice—.¡Carajo! —¿Qué? —La buena noticia es que saqué «A» en todos mis exámenes —dice, peroaunasísuenadesilusionada. —Esfantástico.¿Porquélodicescontristeza? Sarahhacecaradepuchero. —Porque la mala noticia es que me hundí como roca en la clasificación.—Suspira—.Bajéalnúmerodoce.Bajéocholugares. —¿Eresellugardocedetodatugeneración?¿Eso es hundirse como roca?—Merío—.Esgenial,nena. —Sí, pero no conseguí la beca. —Clava la mirada en sus manos y, cuando lo hace, no puedo evitar sonreír al mirar la brillante alianza de bodaquerodeasudelicadodedo,acompañadaporeldeslumbranteanillo dediamante—.Perdílabecapordoslugares. —Escúchame,nena.Sitomamosencuentatodoloquepasójustoantes delosfinales,habersalidoenellugardoceesfantástico. Ellaseencogedehombros. —No te preocupes por la beca. Ya te dije que eres la afortunada beneficiaria del Fondo Escolar Jonas Faraday. Basta con que estés orgullosadetimismaynoledesmayorimportancia. —No necesito el Fondo Escolar Jonas Faraday. Puedo usar mi tajada deldinerodeElClubparapagarmicolegiatura. —Nop.Ahorasoytuesposo.Esosignificaquecuidarédeti.Entodos lossentidos.Entodoslosmomentos.Findelahistoria. Memiraylevantaunaceja. Ah,sí.Semeolvidaquenoleencantaquediga:«Findelahistoria». —Quierocuidarte,Sarah.SeñoraFaraday.Porfavor. Sarahsonríe. —Detodaslasformasconcebibles.Porelrestodetuvida. —Ay,Jonas. Labeso. —Estoy orgulloso de ti. Tú también debes estarlo. No le des mayor importancia. —Gracias. Leagarroeltraseroconentusiasmo. —¿Quéquiereshacerhoy,esposa?¿Saltoenbungeedesdeunpuente? ¿Rapelear? ¿Coger como monos salvajes e imaginar a nuestros congéneresenBeliceaullandoenlaselvaanuestroalrededor? —Ay, Dios. Ya no puedo lidiar con más emociones. Durante la próxima semana y hasta que empiece la escuela, me quedaré recostada aquí,babeandoymirandoeltecho. Estábien.¡Aldiablo!Esperoquenoestéhablandoenseriocuandodice quenoquiereemociones;amenos,claroestá,queplaneedejarmelamer cadacentímetrodesucuerpomientrasellasequedarecostadamirandoel techo,porqueestamujeresmidrogaynoplaneoirarehabilitaciónenel futurocercano. Haceunapausa. —Sinembargo… Parolaoreja. —¿Sí? —Hayalgoquesímegustaríahacerhoy,queridísimoesposo,sitienes ganas. —Loquetúdigas,esposa.—Sientounhormigueoentrelaspiernas. —Bueno,henotadocuandoestoyacurrucadaenelsillóndecuerode lasalaleyendomislibrosdetextoquenohayunamesitaenlacualapoyar mibebida. Lamiroraro.¿Dequédemoniosestáhablando? —Tambiénhenotadoquetefaltanvasostequilerosenlasvitrinas… —No tenemos vasos tequileros en nuestras vitrinas. Nosotros. Nuestras. Sarahsonríe. —Notenemosvasostequileros. —Mmm hmm. —No estoy muy seguro de adónde quiere llegar con esto. —Asíquepenséqueseríaagradablesalirdecomprashoy.—Melanza unasonrisadesabelotodo,ydeprontoentiendoaquéestamosjugando. —Quieressalirdecompras,¿eh? —Correcto. —Paracomprarunamesaparalasalayunosvasostequileros. —Correcto.Yquizásalgunasotrascosasparalacasa. ¡Cielos! No puedo creer que mi vida se haya convertido en esto, y cosasporelestilo. —¿Ydónde piensas que vayamos a comprar la mesa de la sala y los vasostequilerosyotracosasparalacasa,señoraFaraday? —Bueno,maridosensual,conozcounlugarenelquemilagrosamente podríamosencontrartodasesascosasymás.Quizásinclusohastaunpuf gigante color verde limón, por pura diversión. Y, al mismo tiempo, podemosdisfrutarunasdeliciosasalbóndigassuecas. Exhalo,confalsaansiedad. —¡Caray!Nolosé,nena.Creoqueesungranpasoennuestrarelación. ¿Enseriocreesqueestemoslistosparadarlo? Ellafingemeditardetenidamentesusalternativas. —Bueno,sindudaimplicaríallevarnuestrarelaciónalsiguientenivel. Perocreoqueestoylistaparahacerlo,sitúloestás.—Sonríe. —Siempreycuandohayaalbóndigassuecasdepormedio,ysiemprey cuandoestécontigo,puedohacercasicualquiercosa,hastairdecompras aIKEA.Sólodejarémimiembroymisbolasencasa,yestarébien. —No,tontito.Esonovaafuncionar. —¿Porquéno? —Piensa,Jonas.¡Piensa!¿Cómovamosatenersexocandenteenuno deesosbañosfamiliaresprivadossidejastupeneytustestículosencasa? Hola,ereccióninstantánea. —Ah, buen punto. Me da gusto que uno de los dos piense con la cabeza. —Oye,yosiempreestoypensando,Jonas.Teloaseguro. —Eseeseleufemismodelaño,nena. Sarahseríe. —Entonces,¿tenemosunacita?¿ElseñorylaseñoraFaradayiránde comprasaIKEAestatarde? —Por supuesto. Pero ahora que me hiciste pensar en mi pene y mis bolas,semeantojanunasricasalbóndigas*antesdeirnos. Sumiradasellenadeterror. —Ay,no,Jonas.No,porfavor. —Nopodrásdetenerme. —¡No!—gritayseríe,peroresistirseesfútil. Lavolteobocaabajo,lebajolospantalonesdelapiyamayledoyun granmordiscoasusjugosasnalgas. —Mmm,meencantaestetrasero—gruñoyledoyunanalgada. Ellaemiteunchillido. ¡Cielos!Estoydurocomoroca,listoparaunafolladatradicionalcon midulceesposa,mimaravillosaseñoraFaraday. Sinembargo,pensándolobien,nohayprisa,¿cierto?Tenemostodoel tiempodelmundomiesposayyo.Noiréaningunaparte,yellatampoco. Porelrestodelostiempos.SecomprometiófrenteaDiosyfrenteatodos, asíquenohayvueltaatrás.Entonces,¿porquénopostergarlounpocoy permitir que se acumulen las ansias? Todo parece indicar que si soy un niñopaciente,podrécogermeaestachicasuciaycachondaenelbañode IKEA esta tarde, y creo que vale mucho la pena esperar. Me bajo de la cama,aúllohaciaeltechoyluegoledoyunabuenanalgadamás,sólopor nodejar. —Vamos, señora Faraday —digo con un rugido—. Viste tu exquisito trasero.Tumaridotieneunaereccióngiganteyansíallevarasudeliciosa esposadecomprasaIKEA. Notas: *Enespañoleneloriginal.(N.delaT.) Acercadelaautora LAURENROWEeselpseudónimodeunaescritoraquedecidiódarlerienda sueltaasualterego para escribir la trilogía El Club sin autocensurarse. Conésta,seconvirtióenunadelasautorasdenovelaeróticamásvendidas enEstadosUnidosylatrilogíapasóaserunaserie.Actualmente,viveen SanDiego,California,endondecantaconsubandayescribeacualquier horadelanoche. Títulooriginal:TheRedemption PublicadooriginalmenteporSoCoRoPublishing Traducción:AriadnaMolinari Diseñodeportada:Estudiolafeciega,DomingoMartínez Fotografíadeportada:©Shutterstock ©2015,LaurenRowe Derechosmundialesexclusivosenespañol PublicadosmedianteacuerdoconlaAgenciaLiterariaSandraDijkstray SandraBrunaAgenciaLiteraria ©2016,EditorialPlanetaMexicana,S.A.deC.V. BajoelselloeditorialPLANETAM.R. AvenidaPresidenteMasariknúm.111,Piso2 ColoniaPolancoVSección Deleg.MiguelHidalgo C.P.11560,CiudaddeMéxico www.planetadelibros.com.mx Primeraedición:agostode2016 ISBN:978-607-07-3547-9 Primeraediciónenformatoepub:agostode2016 ISBN:978-607-07-3574-5 Nosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibronisuincorporaciónaunsistema informático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaesteelectrónico, mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodelos titularesdelcopyright. Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedad intelectual(Arts.229ysiguientesdelaLeyFederaldeDerechosdeAutoryArts.424ysiguientes delCódigoPenal). HechoenMéxico ConversióneBook:TYPE TEDAMOSLASGRACIASPOR ADQUIRIRESTEEBOOK VisitaPlanetadelibros.comydescubreunanuevaformadedisfrutar delalectura RegístrateysépartedelacomunidaddePlanetadelibrosMéxico, dondepodrás: Accederacontenidoexclusivoparausuariosregistrados. 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