El Club. El Club 3. La redención (Spanish Edition)

Transcripción

El Club. El Club 3. La redención (Spanish Edition)
Índice
Capítulo1
Capítulo2
Capítulo3
Capítulo4
Capítulo5
Capítulo6
Capítulo7
Capítulo8
Capítulo9
Capítulo10
Capítulo11
Capítulo12
Capítulo13
Capítulo14
Capítulo15
Capítulo16
Capítulo17
Capítulo18
Capítulo19
Capítulo20
Capítulo21
Capítulo22
Capítulo23
Capítulo24
Capítulo25
Capítulo26
Capítulo27
Capítulo28
Capítulo29
Capítulo30
Capítulo31
Capítulo32
Capítulo33
Capítulo34
Capítulo35
Capítulo36
Capítulo37
Capítulo38
Capítulo39
Capítulo40
Capítulo41
Capítulo42
Capítulo43
Capítulo44
Epílogo
Acercadelaautora
Créditos
Capítulo1
Jonas
Estoyaferradoaellaynoquierosoltarla,peromeseparandesucuerpo.
Metambaleohaciaatrásconlosojosdesorbitados.Miromicamiseta.Está
empapadadesusangre.Haydemasiadasangre.Estápordoquier.
—No hay pulso —dice uno de los hombres mientras le sostiene la
muñeca. Luego desliza los dedos por la garganta—. Nada. —Frunce el
ceño—.¡Mierda!Lecortaronlayugular.¡Cielos!—Muevelacabezadeun
ladoaotro.
—¿Quéclasedebestia…?—diceelotrohombre,peroluegosequeda
callado. Me mira de reojo—. Sáquenlo de aquí. No debería estar viendo
esto.
Están vestidos como bomberos, pero no creo que sean bomberos
porquenohayunincendio.
—El cuerpo está frío. Estimo que la hirieron hace quince o veinte
minutos,cuandomenos.
«Teamo,mami»,ledije.Peroellanomecontestó.Fuelaprimeravez
que no me dijo que me amaba. Cuando yo se lo digo, ella siempre me
contesta:«Yotambiénteamo,corazón,mihermosocorazón».Esloque
siempre dice, como si nada. «Te amo, corazón, mi hermoso corazón».
¿Porquénomelodijoestavez?¿Porquénomemira?Noquitalamirada
de la ventana. Miro hacia la ventana también. Hay una ambulancia
estacionadafrenteanuestracasa.Laluzdelasirenaestáencendida,pero
nohaceruido.
Escuchosirenasalolejos.Seestánacercando.Porloregular,megusta
escuchar sirenas, sobre todo si se están acercando. Me gusta que las
patrullas persigan a los malos, o que los grandes camiones rojos de los
bomberospasenatodaprisajuntoanuestroauto.Mamidicequecuando
escuchasunasirenatienesquecambiardecarrilycederleselpaso.«¡Allá
van,asalvareldía!»,canturreasiemprequelosvepasar.Peronohoy.
Hoynomegustaelsonidodelassirenas.
Me voy a una esquina de la habitación. Me siento en el suelo y me
balanceohaciadelanteyhaciaatrás.Ledijequelaamaba,peroellanome
contestó.Yahoratampocosevuelveamirarme.Nohacemásquemirarla
ventana.Nisiquieraparpadea.Estáfuriosaconmigoporquenolasalvé.
—¿Es tu mamá, amiguito? —dice el primer hombre y se pone en
cuclillasamilado.
Mivoznosirve.
Esmimami.
—¿Habíaalguienmásenlacasaademásdeustedesdos?
Queríaestarsoloconella.Laqueríasóloparamí.Queríaquitarleel
dolor.Meportémal.
—Estamos aquí para ayudarte, hijo. No vamos a lastimarte. Somos
paramédicos.Lapolicíavieneencamino.
Pasosalivacondificultad.
Me quedé en el armario porque creí que podría usar mis manos
mágicas después de que se fuera el hombre enorme, pero la magia no
funcionó.Noséporquélamagianofuncionó.Meportémal.
—¿Cómotellamas,hijo?—preguntaelotrohombre.
—Sáquenlodeaquí—dicedenuevoelprimerhombre—.Nodebería
miraresto.
Elhombreencuclillasahuyentaalotroconunmanotazo.
—Estás cubierto de sangre, amiguito —dice en voz baja—.
Necesitamosasegurarnosdequenoseatuya.¿Alguientelastimó?
Intentatomarmelamano,peroyolaquitoycorrohaciaella.Melanzo
encima de ella. No me importa mancharme más de sangre. Me aferro a
ella con todas mis fuerzas. No me harán soltarla. Quizá mis manos
mágicasfuncionarándenuevosimeesfuerzolosuficiente.Talvezantes
nomeesforcélosuficiente.Talvezlogrequedejedemirarlaventanasi
mi magia empieza a funcionar de nuevo. Tal vez, si repito «Te amo,
mami»muchasveces,lamagiafuncionarádenuevo,yporfinparpadeará
ymedirá:«Yotambiénteamo,corazón,mihermosocorazón».
Estoy recostado en mi cama, sobre mis sábanas de beisbol. Josh está
acostadoenlacamajuntoalamíasobresussábanascondibujosdefutbol
americano. Josh suele hacer berrinche si a él no le tocan las sábanas de
beisbol,peroestavezmelascediósinchistar.
—Puedes usarlas todas las noches si quieres —dice—. De ahora en
adelante,túsiempreescogesprimero.
Haceunasemanamehabríahechomuyfelizquedijeraeso.Peroahora
yanomeimporta.Nomeimportanada.Nisiquierameimportavolvera
hablar. Ha pasado una semana desde que mami se fue para siempre, y
desde entonces no he dicho una sola palabra. Las últimas palabras que
salieron de mi boca fueron: «Te amo, mami», mientras la abrazaba y la
besaba y la tocaba con mis manos mágicas que ya habían perdido su
magia,ydecidíqueseríanlasúltimasquediríaparasiempre.
Ni siquiera hablé cuando el policía me preguntó cómo se veía el
hombreenorme.Tampococuandoescuchéapapillorardelotroladodela
puerta de su estudio. Mucho menos cuando soñé con el hombre enorme
quecortabaamamiconuncuchilloyluegomeperseguía.Nicuandopapi
nos dijo anoche que la policía descubrió que había sido el novio de la
hermanadeMarielaelquenosarrebatóamamiparasiempre,nidespués
dequeloescuchédecirlealtíoWilliamporteléfono:«Voyamataraese
hijodeputa».
Mesientoenmicama.
EscucholavozdeMarielaqueprovienedelvestíbulo.Séqueestáahí
porque su voz rebota mucho, y el vestíbulo es el único lugar en la casa
dondelasvocesrebotanasídefuerte,sobretodoporquelavozdeMariela
esbajita.
Miro a Josh. Está profundamente dormido. ¿Debería despertarlo para
que bajemos a saludar a Mariela? No. Mariela es mía. Yo soy el que se
sienta en la cocina con ella a charlar mientras ella nos cocina comida
venezolana. Yo soy el que le ayuda a lavar las ollas y la escucha cantar
hermosascancionesenespañol.Megustacuandosumergelasmanosenel
aguajabonosa,ysupielmorenasalehúmedaybrillanteyconapariencia
decaramelolíquidosobreunhelado.LapieldeMarielaesmuysuavey
tersaybonita.Aveces,mientrascanta,letocoelbrazoconlapuntadelos
dedos, cierro los ojos y la acaricio suavemente. También sus ojos son
bonitos,delcolordeloschiclososdechocolate.Megustaquelosojosde
Marielabrillencuandomepasaunaollaparasecarocuandomecantauna
desuscanciones.
—¡Señor,porfavor!*—gritaMarielaenelvestíbulo.
Me levanto de un brinco y salgo corriendo de la recámara. Es la
primera vez que me levanto de la cama desde que mami se fue para
siempre.Sientolaspiernasengarrotadasyadoloridas.Meduelelacabeza.
Me prometí que no volvería a dejar mi cama jamás, pero quiero ver a
Mariela.Apesardehabermeprometidoquenuncamevolveríaalevantar
de la cama, quizá puedo hacer la nueva regla de que me permito
levantarme de la cama sólo si es para ver a Mariela. Bajo corriendo las
escaleras tan rápido como puedo. Ya quiero escucharla decirme
«Jonasito»*ocantarmealgunadesushermosascanciones.
Perolavozdepapimeobligaadetenermealamitaddelaescalera.
—Lárgatedeaquí—escuchoqueledicepapiconsuvozdeenojado—.
Ollamaréalapolicía.
—¡No, señor! ¡Por favor! —dice Mariela entre lágrimas—. Dios
bendigaalaseñora.Porfavor,déjemeveramisbebés.Losquiero.*
—Fuistetúlaqueledijoaesehijodeputaqueiríamosalpartido.Bien
podríashaberlamatadotú.
Marielasollozadeladesesperación.
—¡No, señor! Ay, Dios mío, señor. ¡No sabía! Lo juro por Dios.* Yo
amo a los bebés. Son como mis hijos.* ¡Por favor, señor! Esta es mi
familia.*
—Lárgate,dije—gritapapi—.¡Lárgatealamierda!
Cuando papi suena así de enojado, sobre todo si les está gritando a
mami o a Mariela, sé que no debo entrometerme. Pero no me importa.
QuieroveramiMariela.
Bajo a toda prisa y corro por el vestíbulo, directo a los brazos de
Mariela.
Ellagritaalvermeymeabrazacontantafuerzaquenopuedorespirar.
Porprimeravezdesdequemamisefue,abrolaboca.
—Tequiero,Mariela*—digoconvozronca.
—Ay,m’hijo—dice—.PobrecitodemiJonasito.*Tequieromucho,mi
niño.
Me había propuesto que las últimas palabras que pronunciaría en mi
vida fueran: «Te amo, mami», pero supongo que hablarle en español a
Marielanocuentarealmente,aunquelehayadichoquelaquiero,porque
el español no es verdadero. Es mi lenguaje secreto con Mariela. Es una
ilusión.Nisiquierapapientiendenuestrolenguajesecreto,yesoqueesel
hombre más inteligente del mundo, así que hablar con Mariela y decirle
que la quiero no cuenta como romper mi regla, siempre que lo haga en
español.
PapilegritaaMarielayleexigequesevaya.
YoagarroaMarieladelafalda.
—Nomedejes,Mariela.*
—Tequiero,Jonasito.—Marielaestállorandosincontrol—.Tequiero
siempre,pobrecitobebé.*
—Nomedejes,Mariela.*
—¿Mariela?—EsJosh.Debedehaberoídosuvozysedespertó.Corre
haciaellaylaabraza.
Mariela se arrodilla y lo abraza, mientras yo sigo aferrado a sus
hombros.
—Tequiero—lediceaJosh—.Tequiero,bebé.*
JoshentiendemilenguajesecretoconMariela,aunquenolohablamuy
bien.
—Yyoati—sollozaJosh.
—Es hora de que te largues —le grita papi a Mariela y levanta el
teléfono—.Llamaréalapolicía.
Mariela toma la cara de Josh entre sus manos (lo cual me enoja un
poco, porque quisiera que me lo hiciera a mí), sin poder controlar las
lágrimas.
—Cuidaatuhermanito—lediceMarielaaJosh—.Sabesqueélesmás
sensible.*
—Deacuerdo,Mariela—lecontestaJosh—.Teloprometo.
—Tequiero,Mariela—digo,sinsoltarsufalda—.Nomedejes.*
—Ay,miJonasito—diceMariela—.Tequiero,bebé.*
Mariela intenta abrazarme, pero papi la agarra y la jalonea hasta la
puertaprincipal.LeruegoapapiquedejequeMarielasequedeconmigo.
Gritosunombre.Ledigoquelaquiero.Lloroylloro.Pero,sinimportar
loquehagaodiga,papihacequeMarielasevayaparasiempre.
Notas:
*Enespañoleneloriginal.(N.delaT.)
Capítulo2
Jonas
Estátanpálida.
—Presiónnoventacincuenta—diceelparamédico.Estánreuniéndose
entornoaella,dejándomefuera.Elespacioeslimitadoenlapartetrasera
de la ambulancia, así que estoy sentado junto a sus pies, sosteniendo su
tobillo.
—¿Cómosellamaella?—mepreguntaelparamédico.
Veosubocamoverse.Escuchosuspalabras.Peronopuedohablar.Le
prometíquelaprotegería.Leprometíquejamáspermitiríaquealguienle
hiciera daño. Pero luego me quedé sentado en el salón de clases,
escuchando estúpida música en mi laptop, mientras ella luchaba por su
vidaenelbaño.Micuerposeestremece.
Uno de los paramédicos está presionando algo contra su cuello y su
nuca. Otro le presiona algo a la altura de las costillas. Del brazo le sale
unaintravenosa.
—¿Cómosellamaella?—mepreguntadenuevoeltipo.
Quierocontestarle,peromivoznofunciona.
—¿Quéedadtiene?
Pasosalivacondificultad.NopermitiréqueLaLoqueraseapoderede
mídenuevo.Ahorasoymásfuerte.Ahorasoydistinto.Sarahmenecesita.
—SarahCruz.Veinticuatro.
Sarahgime.Susojosseabrendegolpe.
El paramédico se reacomoda para hacerme espacio, y yo me inclino
sobreella.Pongomicarafrentealasuya.
Tiene los ojos desorbitados. Está asustada. Una lágrima le cae por la
sien.
—¿Jonas? —dice. Su voz es apenas un ligerísimo susurro, pero con
ese ligero sonido mi mente se aleja con determinación de la orilla del
oscuro precipicio y se inclina hacia la luz, hacia Sarah, hacia mi nena
hermosa. Con ese sonido apenas audible, La Loquera se retrae y huye
como una cucaracha que reptaba en la oscuridad de la cocina. Con esa
únicapalabraqueenunciaSarah,mevuelvelamentealcuerpo.
—Aquíestoy,nena.Vamoscaminoalhospital.Vasaestarbien.
—Laclaseempiezaencincominutos—dice—.Nopuedofaltar.
—¿Sabescómotellamas?—lepreguntaelparamédico.
Sarahlomira,desconcertada.
—¿Jonas?
—Aquíestoy.
—Apárteseunpoco,señor.
Meaparto.
—Aquíestoy,nena.Déjaloshacersutrabajo.—Contengounsollozo.
—¿Sabescómotellamas?—lepreguntadenuevoelparamédico.
Sarahtienelosojosabiertoscomoplatos.
—¿Sabescómotellamas?
Nocontesta.Estápálida.
Micorazónlateconviolenciacontramipecho.
—¿Sabesquédíaeshoy?—lepreguntaelparamédico.
—DerechoConstitucional.
—¿Sabesdóndeestás?
—¿Quiéneres?—lecontestaellaalparamédico.
—Soy Michael. Soy paramédico. Te estamos llevando al hospital.
¿Recuerdasquétepasó?
Sarahgime.
—La clase empieza en cinco minutos. Déjenme ir. —Forcejea, pero
estáatadaalacamilla.
—Quédate quieta, Sarah. Estás herida. Tienes que quedarte quieta.
Vamoscaminoalhospital.Dilestunombre.
Memira,desconcertada.
—¿Jonas?
—Aquíestoy,nena.
Sesueltaallorar.
—Nomedejes.
—Nunca te dejaré. Aquí estoy. —Contengo otro sollozo. Le prometí
que la protegería. Le prometí que nunca dejaría que le hicieran daño—.
Nuncatedejaré,nena.Teloprometo.
Laambulanciasedetieneylaspuertastraserasseabrendeparenpar.
La rodean un grupo de médicos y se la llevan. Yo corro junto a la
camilla por el pasillo, hasta que alguien me detiene justo afuera de las
puertasdeaccesoqueoscilan.
—¿Cómosellamalapaciente?
—SarahCruz.C-R-U-Z.
—¿Edad?
—Veinticuatro.
—¿Esalérgicaaalgúnmedicamento?
—Noqueyosepa.
—¿Sabesitomóalgúnmedicamentohoy?¿Cualquiercosa?
Niegoconlacabeza.
—Nada.
—¿Padecealgunaenfermedad?
Niegoconlacabeza.
—No.
—¿Ustedessuesposo?
Micuerpoenteroseagita.
—Sí.
Cincominutosdespués—¿ofueroncincohoras?—,porfinalguienseme
acercaenlasaladeespera.
—Leestamoshaciendoanálisis—diceeltipo.Usauntrajequirúrgico.
Sumiradasedesvíahaciamicamisa.
Yotambiénbajolamirada.Estoycubiertodesangre.
—¿Ustedestáherido?
Niegoconlacabeza.
—¿Esasangreesdeella?
Asiento.
—Estádespiertayestáhablando.¿UstedesJonas?
Asiento.
—Nodejadepreguntarporusted.—Esbozaunasonrisadeempatía—.
Tanprontopodamos,lollevaremosasulado.Porahoraespere.Estamos
haciendo varios análisis y pruebas para determinar la magnitud de las
heridas.
Asientodenuevo.
—Sóloespereunpoco.
Eldoctorseva,yyovuelvoasentarme.Estoytemblando.Mimenteno
esmimente.Entremástiempoestoyaquí,mássepierdemimenteenel
espacio.Prometíquelamantendríaasalvoylefallé.Laestoyperdiendo.
NecesitoaJosh.
Busco mi teléfono celular en mi bolsillo, pero no lo encuentro.
¿Dóndeestá?NomesédememoriaelnúmerotelefónicodeJosh.Cuando
quiero hablar con Josh, lo único que hago es presionar el botón en mi
teléfonoquedice«Josh».
Mi mente no es mi mente. Está oscilando, perdida en el espacio,
intentandoportodoslosmedioshuirdeLaLoquera.Peroestáfracasando
rotundamente.
Capítulo3
Jonas
—¿Quieresquenostrepemosalárbol?—mepreguntaJosh.
Yo,comodecostumbre,nohablo.Nohedichounapalabradesdeque
mamisefuehacedosmeses,nisiquieracuandomeenviaronaeselugar
horriblejustodespuésdequepapiobligóaMarielaairse.Nuncaquiero
volveraesehorriblelugar;extrañéaJoshyamamiyaMarielayapapiy
mi camita y quería irme a casa. Pero lo único que le interesaba a esos
doctoreserahacermehablar,sinembargo,novoyavolverahablarjamás.
Mientrasestuveeneselugarhorrible,supetodoeltiempoquesihacía
lo que querían que hiciera, si decía algo, me dejarían volver a casa con
Joshypapi.Peronoentendieronquemibocanoteníapermisodevolvera
decirnada,nodesdequedijo:«Teamo,mami»,yellanocontestó.
—Vamosatreparnosalárbolcomoantes—diceJosh.
Cuando mami vivía en casa con nosotros, Josh y yo solíamos
treparnos al árbol más grande todos los días, pero ahora que mami no
está,nomeimportasubirmealárbol.Nomeimportahacernadadenada.
Loúnicoquequierohaceresirmealcieloconmami.
—Vamos—insisteJosh.Metomadelamanoymejaladelacama.
Cuandovequemelevantoynomearrastroderegresoalacama,mi
hermanosonríeymetomadelamanodenuevoymejalaalpisodeabajo,
porlacocina,atravésdelapuertatrasera,poreljardín,delotroladodel
campohastadondeestáelárbolmásgrande.
—Vamos,Jonas—diceJosh—.Súbete.
Joshempiezaaescalar,peroyomequedoparadoabajodelárbolylo
observoduranteunpardeminutos.Esmuchomáslentoparaescalarque
yo,yloestáhaciendotodomal.¡Dios!MedarabiaobservarcómoJoshse
subealárbolcomosifueraunpez.Mamisolíadecir:«Sijuzgasaunpez
porcómoescalaunárbol,siemprefracasará.Entonces,¿porquénomejor
dejar al pobre pececito nadar?». Lamento decirlo, pero tiene razón. Josh
esuntontopezintentandoescalarunárbol.Empiezoaescalardetrásdeél,
perosóloporquenosoportomásmiraralpezJoshhacerlotanmal.
Encuestióndesegundos,lorebaso.Cuandollegoalapartemásaltaa
la que nos dejan subir, me siento y miro el cielo, mientras espero a mi
hermano.Cuandoporfinmealcanza,sesientaymiraelcieloigualque
yo.NoséquéestarápensandoJosh,peroyoestoyformandofigurasenmi
cabezaconlasesponjosasnubesblancas.
—¿Sabesquédescubrí?—diceJosh.
Nocontesto.
—Quemamiestáflotandoentrelasnubesduranteeldía,yenlanoche
sevaalasestrellas.Cuandoveasunaestrellatitilar,esporquemaminos
estáguiñandoelojoparadecirnosqueeshoradedormir.
Noquierohablardeeso,asíqueempiezoadescender.Yopensabaque
mismanosmágicassanaríanamami,peronofueasí.
Casitodaslasnochesdesdequemamisefue,hesoñadoconelhombre
enorme con las nalgas peludas que corta a mami en pedacitos. A veces
sueño que también me persigue a mí. Una vez, después de soñar que el
hombreenormecortabaamami,despertéyMarielameestabaabrazando
y cantándome una de sus canciones en español, y eso me hizo llorar
muchoporqueestabamuyfelizdeverlaylahabíaextrañadomucho.Pero
entoncesmedespertédenuevo,ahorasíenserio,yMarielanoestabaahí.
NohabíanadieahímásqueeltaradodeJosh,quienestabadurmiendoen
lacamadejuntoybabeaba.Noestabamami.NoestabaMariela.SóloJosh
ysubabaescurriendoporsubarbilla.
Sigodescendiendodelárbol.Lamagiademismanosnofuncionó.Y
noentiendoporqué.
EscuchoqueJoshempiezaadescender,puessiguehablandodemami.
Pero yo no quiero volver a hablar de ella, ni siquiera con Josh. Me
recuerdalasangre,eratantaqueparecíaunmardesangre,ylasnalgasdel
tipo cuando se bajó los pantalones. Me hace recordar que mami se veía
asustada,peroyonosalídelarmarioparaayudarla.Porquemeportémal.
Joshdaunbrincoycaedepieenelpastojuntoamí.
—Vamosporelbalónynoslanzamosunospases—dice.Metomala
mano como si fuera a jalarme hacia el cobertizo en donde guardamos
todoslosartículosdeportivos.
Peroyoquitolamano.
—Vamos, Jonas —dice, pero yo me alejo dando zancadas. Josh me
sigue—. Si quieres podemos lanzar la bola de beisbol, o lo que se te
antoje.Túescoges.
Esto es nuevo. Josh nunca me deja elegir. Por lo regular es muy
mandón.Yunapartedemísíquiereescoger,peroigualmesigoalejando.
De la nada, Josh me taclea. Caigo en el pasto, y mi hermano cae
encima de mí y me da un puñetazo en la panza, luego en el brazo y
despuésenlacara.Noopongoresistencia.Quieroquemepegue.Todoel
mundodeberíagolpearme.Meportémal.Fuemiculpaquemamituviera
queirse.SiJoshmepegalosuficientementefuerte,talvezpuedairmeal
cieloconmami.Yanoquieroestaraquí.Quieroestarconella.
—¿Porquénotedefiendes?—diceJosh—.¡Vamos!—grita.
Peroyomequedoahítiradoylodejogolpearme.Empiezoallorar,y
luegoéltambiénllora.Estállorandomientrasmedapuñetazos.Yoestoy
llorandoyrecibiendolospuñetazos.Despuésdeunminuto,sedetiene.Se
sientaencimademí,conlarespiraciónagitada.Tienelacaraempapadade
lágrimasymocos.
Nomemuevo.Desearíaquemegolpearamás.
Nos miramos a los ojos. No sabemos qué hacer. Esto es muy raro.
Ambosestamosllorandomucho.
Joshinhalaprofundamenteyluegosedaunabofetadamuy,muyfuerte.
Sonrío,apesardequesigollorando.¿Porquéhizoeso?Fueunacosa
muytontadesuparte.
Joshesbozaunagransonrisaalvermesonreír.Eslaprimeravezque
sonríodesdequemamisefue.Joshseabofeteadenuevo,conmásfuerza
queantes,yesomehacereír.
—Si no te vas a defender, creo que tendré que hacerlo por ti —dice
Josh.
Yotambiénmeabofeteomuyfuerte,yesohacereíramihermano.
—¿Notehacesentirunpocomejor,Jonas?
Tienerazón.
Josh se inclina y se echa encima de mí, y fingimos pelear, pero en
realidadnosabrazamosylloramosdurantemuchotiempo.
—¿Quécarajoshacen?—Espapi—.Levántense.
¡Dios!Yaconozcoesavoz.Eseltonodevozqueindicaqueestamos
metidos en un gran problema. Nos levantamos de inmediato y nos
limpiamoslosojos.
—¿Qué demonios está pasando? Salgo y lo primero que veo es que
estándandovueltasenelpastojuntosmientraslloriquean.
¡Cielos!Estamosengrandesproblemas.
Papisetapaelrostroconlasmanosporuninstante.Pareceestarmuy
triste.
—Estábien.Siquierenllorar,háganlo,peronoendondetodospuedan
verlos, ni mucho menos frente a mí. Entiendo que a veces tengan que
llorar,peronoquieromirarlosmientraslohacen,niños.Estoyhaciendo
mi mejor esfuerzo por levantarme cada mañana, y no soporto estar
rodeadodegentequenosecontiene,aunqueseanustedes.Eshoradeque
lostresnosarmemosdevalorynosdejemosdeidioteces.—Niegaconla
cabeza y hace un ruido raro—. Si ustedes quieren hablar de sus
sentimientosylloriquear,losmandaréaunloqueroparaquelohaganen
un lugar cerrado hasta que se les salgan los ojos. Pero, cuando estén en
casayenmipresencia,vanaempezaracomportarsecomohombrecitos.
¿Meentendieron?
—Sí,señor—diceJosh.
Yo me quedo mirando a mi papá, pero no le contesto. Quiero a mi
mami.
Papimelanzaunamiradafulminante.
—Ya estoy harto de ti, Jonas Patrick. He sido muy paciente contigo
porquepenséquenecesitabasdesahogarte,peroyaseteacabóeltiempo.
Es hora de que te dejes de pendejadas y empieces a hablar de nuevo.
¿Crees que eres el único que siente que se le cae el mundo? —Su voz
suenacuriosa,comosifueraallorar—.Tumamáeraunamalditasanta.
Ellamesalvó.Ahoraquesehaido,¿quiénmevaasalvar?
Joshyyonosvolvemosparamirarnos.Nosabemosquésignificaeso.
—¿Porquénotedetienesapensarenloqueestánsintiendolosdemás
paravariar?Noereselúnicoquequiereecharseymorir.Quizádeberías
hacerunaltoypensarencómosesientenlosdemás,sobretodositomas
encuentaquetúfuistelarazónporlacualellasequedóencasaesedía.Si
nohubierasidoporti…—Papiponecaradeogroyseva.
Corrodenuevoalárbolmásgrandetanrápidocomopuedo,yestavez
escalo más alto que nunca, más alto de lo que mami me dejaba escalar,
directohastalaramamásalta,laquemamidecíaquesepodíarompersi
meparabaenella.Peronomeimportasiserompe.Talvezquieroquese
rompa.
Unavezquellegoalaramamásalta,estirolosbrazosporencimade
lacabezaeintentotocarlasnubes.Peronisiquieralaramamásaltaeslo
suficientementealtacomoparaquepuedaalcanzaramami.Necesitotraer
unaescaleraconmigolapróximavez.O,mejoraún,deberíaescalaruna
montaña.Aldiabloconesteestúpidoárbol.Voyaescalarunamontaña,la
montañamásaltadelmundo.Yentonces,cuandolleguealapunta,estiraré
lasmanosalcieloytocarélasnubes,ymamiseasomaráymelevantará
en brazos. Y entonces nos recostaremos juntos en su nube, como en la
hamacaazuldelacasadellagodeltíoWilliam,ymamimesonreiráyme
llenará la cara de besos como siempre lo hace, y estaremos juntos por
siemprejamás.
Capítulo4
Jonas
Mi mente rebota como desesperada entre un pensamiento extraño y otro
mientrasesperonoticiasdelmédico.Mirodillasesacudesincontrol.No
puedo detenerla. Estoy pensando en toda clase de locuras, toda clase de
cosas en las que no había pensado por muchísimos años. Tal vez estoy
teniendo otra especie de crisis nerviosa. ¿Por qué no ha salido el doctor
paradecirmequéestápasando?
Bajolamirada.TengolacamisaempapadadelasangredeSarah.Me
dirijoalbañoparalimpiarme.
AlobservarcómolasangredeSarahsevaporellavamanos,tengola
intensasensacióndequeyahevividoestemismomomentoantes.
Elbrazaletedehiloquetraigoatadoenlamuñeca,elqueesidénticoal
de Sarah, está cubierto de sangre. Me quedo paralizado un instante,
intentandodescifrarquédebohacer.Nomeloquieroquitar,peromisalud
mental no tolerará que lleve conmigo su sangre. Me lo quito y lo lavo
bajo el grifo. No sirve de nada. Me lo meto al bolsillo con manos
temblorosas.
Intento exprimirle la sangre a mi camisa mojada, pero es una causa
perdida,asíquelatiroalabasuraysalgosincamisadelbaño.Latienda
de regalos del hospital está apenas a unos cuantos pasos. Quizá vendan
camisetas para familiares que tienen que pasar largas temporadas en el
hospital.
Unaenfermeraahogaungritoalpasaramiladoenelpasillo.Cruzo
los brazos sobre el pecho desnudo, y la mujer desvía la mirada y se
sonroja.Melequedoviendoconrostroinexpresivo.Mimenteesincapaz
deprocesarlasinteraccioneshumanasnormalesenestemomento.
Sip, la tienda de regalos vende camisetas —de los Halcones Marinos
de Seattle—. Es un tanto ilógico en este contexto, pero necesito una
camisetalimpia.
Regresoalasaladeesperaconminuevacamisetaymesientoenuna
esquina.
Espero.
Tengo la peor jaqueca de la historia. No, no es cierto. Sarah tiene la
peorjaquecadelahistoria,noyo.Desólopensarlo,semellenanlosojos
delágrimas,perolascontengo.Mimentesigueconjurandoimágenesde
Sarah con ojos inertes, con las muñecas atadas y el torso cubierto de
incontablesnavajazossangrantes.¡Mierda!Esoficial.Estoyperdiendola
cabeza.
Algunos muchachos de la clase de Derecho Constitucional de Sarah
lleganalasaladeesperay,alverme,deinmediatosedirigenhaciamíy
mepreguntancómoestá.«¿Quédicenlosmédicos?¿Cómoestástú?».
TrajeronmicomputadorayladeSarah,asícomosumochila,subolso
ymiteléfono.Estoytanagradecidoquemedanganasdellorar.Nosonlas
cosas en sí, pues las cosas materiales me importan un comino. Supongo
queesagradablesentirquenoestoysolo.Lesagradezcoprofusamentey
deinmediatomedisculpoconellosparairallamaraJosh.
Cuandoescucholavozdemihermano,pierdoelcontrol.Yanopuedo
contenermemás.
—Tranquilo, hermano. Todo estará bien —dice—. Respira
profundamente.
Hagoloqueélmedice.
—Tomaréelsiguientevuelo,Jonas.Aguanta.Nohagasunatontería.
—Noquiero.Peroapúrate.Nopuedopensarconclaridad,Josh.Estoy
pensandoentodaclasedelocuras.
—Ya voy. Recuerda hacer tus visualizaciones, hermano. Respira.
Guardalacalma.
—Deacuerdo.Apúrate.
Josh dice que llamará a Kat para pedirle que le avise a la mamá de
Sarah.
¡Mierda! Olvidé a la mamá de Sarah. No era la forma en la que
imaginabaconocerasumadreporprimeravez.«Hola,señoraCruz.Un
placerconocerla.Lepidounadisculpaporquecasimatanasuhijahoypor
miculpa».¡Carajo! Todo es mi culpa. Denuevo. Soy un maldito cáncer.
Todoloquetocosetransformaensangre.
Alvolveralasaladeespera,semeparalizaelcorazón.Eldoctorestá
ahí,buscándome.Alverme,caminadirectohaciamí,peroyoestoyfrío.
Nopuedorespirar.Mellevolamanoalpecho.Nopuedopensar.Nopuedo
perderla. No sobreviviré sin ella. No hay suficientes visualizaciones ni
respiracionesprofundasquepuedansalvarmesiellamuere.
Labocadelmédicosemueveydeellasalenpalabras.
Lolamentamucho,dice.Lolamentamucho,perohicierontodoloque
pudieronparasalvarla.Hamuerto.Perono,esperen,noestádiciendoeso.
Esoesloqueyoestoyesperandoquediga.Simisoídosfuncionanyno
estoy loco, si no me he ido totalmente ni me he deschavetado por
completo, si no estoy imaginando sus palabras ni sólo estoy escuchando
loquequierooír,estádiciéndomequeSarahestarábienyquenotardará
en recuperarse. No puedo creerlo. ¿Estoy alucinando? ¿Estoy teniendo
otroataquepsicótico?
—…si sus signos vitales se mantienen estables durante la noche,
mañanaladaremosdealta—dice.
No puedo creer lo que escucho. Una escena con tanta sangre en el
suelonuncahatenidoesteresultadoenmivida.
—¿Mañana? —pregunto, incrédulo—. Pero había demasiada sangre.
—Laspiernasnomesostienen.
Elmédicometomadelbrazoymeguíaaunasilla.
—¿Quiereunpocodeagua?—mepregunta.
Niegoconlacabeza.
—Pero había muchísima sangre. —Sigo sin poder creer que no lo
estoyimaginando.
—Sí, perdió mucha sangre. La navaja rozó su yugular externa. Es la
venaqueresaltaenelcuellocuandounocontienelarespiración.—Setoca
una parte específica del cuello a modo de demostración—. La yugular
externasangradeformamuyescandalosacuandosecorta,comoyavio.
Hay muchas probabilidades de que el paciente se desangre si no se le
aplicapresióndirectadeinmediato,pero,porsuerteparaella,leaplicaron
presión al instante. La exploración del resto del cuello indicó que no se
vieron afectadas ni la carótida, ni la tráquea ni el esófago. Sólo fue el
rasguño en esa vena externa. A pesar de la gran cantidad de sangre, la
heridafuebastantesuperficial,asíquelasuturamosyesofuetodo.
Sientocomosiestuvieraesperandoaquehayaalgúnpero.
—¿Yelrestodelasheridasdesucuerpo?—Elcorazónmepalpitacon
demasiadafuerza.Mepreparoparalopeor.
—Al parecer, cayó de espaldas y se dio un golpe muy fuerte en la
cabeza.
—Ellavamanos.Ellavamanosdelbaño.Habíasangreenlaorilla.
—Pues sí. Eso coincidiría con el tipo de herida. Fue un impacto muy
duroenlabasedelcráneo.Hubounalaceraciónenelcuerocabelludode
tamañoconsiderable,asícomounalevecontusión.Ledoleráunpocola
cabeza durante un par de días, pero por lo demás estará bien. Las
laceracionesenelcuerocabelludotambiénsonmuyescandalosas,como
ya vio. Pero tampoco son de vida o muerte si se les aplica presión de
inmediato, lo cual ocurrió. Estoy seguro de que la combinación de la
heridaenlayugularexternaconlalaceraciónenlanucahicieronparecer
la escena como tomada de la película Carrie, pero ya la engrapamos y
sabemosqueestarábien.
—¿Necesitarácirugía?
Eldoctorsonríe.
—No. Le engrapamos la laceración de la nuca de inmediato, y la
puñalada en el torso no seccionó ningún vaso sanguíneo importante ni
afectó la tráquea ni el corazón ni los pulmones. Tuvo mucha suerte con
eso.Asíquelasuturamosyyacasiestálistaparairseacasa.Sipasabien
la noche y sus signos vitales siguen siendo estables y no hay señales de
infección,ladaremosdealtamañana.Tendráquereposarencamadurante
dosotresdías,ydespuésdeeso,comoenunasemana,volverácasiala
normalidad.
Estoyeufórico.Sorprendido.Incrédulo.
—Parecía muy confundida en la ambulancia —digo—. ¿Sufrió algún
tipode…—casinopuedoterminarlaoración—dañocerebral?
—Lehicimosunatomografíacomputarizadacerebralysaliónormal.
Suconfusiónpudohabersidoresultadodelshockodelacontusión,ode
unacombinacióndeambascosas.Laconfusiónpostraumáticaescomún.
Pero parece ya tener mucha claridad. Un oficial de policía está
interrogándolaahora.
Exhaloconmásalivioquenunca.
—¿Puedoverlaya?
—Cuandoterminedehablarconlapolicía,vendremosporusted.
Micuerposeestremecedelalivio,yeldoctormemiraconcompasión.
—Ellaestarábien—diceymedaunapretónenelhombro.
—Gracias,doctor.
Me reclino en el asiento, con la cabeza entre las manos, intentando
calmarmispensamientosvertiginosos,peronosirvedenada.Micabeza
esunpotrosalvajequehuyeatodogalopedelagranjaynohayformade
queregresehastaqueveavivaaminenaconmispropiosojos.
Capítulo5
Jonas
—Señorita Westbrook, ¿puede ir Jonas al baño? —pregunta Josh al
levantarlamano.
Lo único que hice fue volverme a mirar a mi hermano con una
expresión graciosa y él supo de inmediato lo que quería. Josh ha estado
hablando por mí durante tanto tiempo que ya siento como si estuviera
dentrodemicerebro.
—Lapreguntanoessipuede,sinosilepermitiríairaJonasalbaño,
porfavor—locorrigelaseñoritaWestbrook.
—¿LepermitiríaaJonasiralbaño,porfavor?—repiteJosh.
LaseñoritaWestbrooksevuelveamirarme.
—¿Necesitasiralbaño,Jonas?
Asiento.
No sé por qué la señorita Westbrook siempre se toma la molestia de
corroborarlainformaciónconmigocuandoJoshhablapormí;élsiempre
sabeloqueyoquiero.Enrealidadnomemolesta,puesmeagradacuando
laseñoritaWestbrookmehabla.Esbonita.Esmuymuybonita.Sucabello
oscuro es muy brillante. Me gustaría poder acariciarlo. Y me gusta que
cuando habla frente al grupo sonríe, incluso cuando está corrigiendo a
alguien o advirtiendo a alguno de los niños que deje de platicar con su
compañero. Claro que a mí nunca ha tenido que advertirme que deje de
platicarconmicompañero,puesnohedichounapalabradesdeantesde
cumplir los ocho, desde aquel día en el que tenía siete y dije: «Te amo,
mami», y mami no me respondió. (La vez que hablé con Mariela en
españolnocuentaporqueelespañolnoesverdadero).
Cuandoregresodelbaño,todoelgrupoestátrabajandoenunejercicio
de mate. Yo ya lo terminé. De hecho, ya resolví el libro de ejercicios
completo. Camino hacia mi escritorio, pero la señorita Westbrook me
llamaalsuyo.
—Jonas—diceenvozbaja.Susojososcurosbrillancuandomemira.
¡Cielos! La señorita Westbrook tiene los ojos más lindos del mundo.
Parecen como de chocolate y brillan cada vez que sonríe—. Necesito un
asistentequemeayudeaprepararelsalónparalaclasedeldíasiguiente.
Seríacomounahoraalfinaldecadadía—dice—.¿Creesquepodríasser
miasistente?
Asiento.Nisiquieratengoquepensarlo.
La señorita Westbrook me lanza su sonrisa más reluciente. Es tan
bonitaquemedanganasdesonreírtambién.
—Genial—dice—.Cuandovengatunanaarecogertehoy,hablarécon
ellaalrespecto.QuizápuedarecogeraJoshdespuésdeclasesypasarun
pocomástardeporti.
Asientodenuevo.¡Estoyemocionado!
Despuésdeclases,laseñoritaWestbrookhablaconlaseñoraJefferson
sobre su idea tal y como dijo que lo haría, y lo hace sonar como si en
verdad necesitara mi ayuda, como si yo le estuviera haciendo un gran
favor.MirolacaradelaseñoraJeffersoneintentodescifrarquépiensaal
respecto,peronopuedo.Medueleelestómago.Quieroquedigaquesí.
—Lacosaes—dicelaseñoraJefferson—queJoshyJonastienenuna
citamédicaregulardosvecesporsemanadespuésdelaescuela—bajala
voz—:conelterapeuta.
Aloíresaúltimaparte,Joshmemirayponelosojosenblanco,pero
yo estoy tan emocionado con esto de ser el asistente de la señorita
Westbrookquenoleprestoatención.Aunqueentiendoaloqueserefiere.
Yo también odio ver al doctor Silverman. O casi siempre. Lo único que
hacemos en su consultorio es colorear dibujos del estúpido libro para
colorear sobre distintos sentimientos. O leemos un libro estúpido que se
llama Hablemos de lo que sentimos. «Hablar nos permite sacar lo que
sentimos»,diceenunapágina.«Hablarsobrecómonossentimosnoshace
sentirmejor”»,diceenotra.«Otraspersonaspuedennosentirseigualque
nosotros, y eso está bien», explica en otra página más. «Hablarlo no
significaqueestemosendesacuerdo».Loúltimoesloquemáshacereíra
Josh.
—Hablarlonosignificaqueestemosendesacuerdo—sueledecirJosh
—.Significaquetevoyadarunpuñetazoentuestúpidacara.
CadavezqueJoshyyovisitamosaldoctorSilverman,Joshhablapor
mí. Bueno, por mí y por él. Josh habla y habla con el doctor Silverman
sobre todo: sobre lo que desayunamos, sobre querer ser beisbolista
profesionalcuandocrezca,sobreunsueñoquetuvolanocheanterior…,
loquesea.Avecesinclusohablademamiydecuántolaextrañaycuánto
desearía que estuviera con nosotros en lugar de estar en las nubes y las
estrellas.Joshsiemprelloracuandohablademami,peroyonolloro.No
importadequéhableJosh,inclusosiesdemami,yomequedosentado,
coloreando el estúpido libro para colorear y pasando las páginas del
estúpidolibrosobrehablardenuestrossentimientos.
DiríaquesiempreodioiraveraldoctorSilverman,exceptoporuna
cosa. Siempre pone música genial que me hace sentir como si mi mente
flotaraentrelasnubesocomosiestuvieraenunamontañarusa.Aveces,
la música del doctor Silverman me hace olvidar un rato que me siento
triste.
Según él, debo escuchar música siempre que crea que tengo
demasiadossentimientosatorados.
—Lamúsicapuedeabrirunaventanaparaquetussentimientossalgan
volando—meexplicóenunaocasión.Ycuandolodijo,sentíqueseme
pusolapieldegallinaenlosbrazos.
«La música puede abrir una ventana para que tus sentimientos salgan
volando». Eso fue lo primero que me dijo que tuvo todo el sentido del
mundo para mí. Desde entonces, escucho mucha música, sobre todo
cuando me dan ganas de azotar la cabeza contra la pared. La música me
tranquilizaymeayudaapensarconclaridad.Ybueno,aunqueodioiral
consultoriodeldoctorSilvermancasiportodo,supongoquenoloodio
deltodo.
DespuésdelasconsultasconeldoctorSilverman,Joshsolíadecirme:
—No tienes que hablar si no quieres, Jonas. Yo hablaré por ti para
siempresiquieres.
Peroayer,delanada,Joshintentóhacermehablarigualqueelrestode
lagente.
—Quizá si hablas, aunque sea un poquito, papá no nos obligaría a
seguir yendo con el doctor Silverman. Vamos, Jonas. Inventa algo. Yo
inventocosastodoelestúpidotiempo.
Al principio me hizo enojar que Josh intentara hacerme hablar. Pero
hoy creo que entiendo cómo se siente Josh. Finalmente, él no es el que
necesitalamúsica.
Entre más lo pienso, más me convenzo de que Josh tiene razón. Si
dijera algo, cualquier cosa, ya no tendríamos que ir al consultorio del
doctorSilverman.PeroloqueJoshnoentiende,loquenadieentiende,es
quenopuedovolverahablarjamás.Hablarvaencontradelasreglas,y
nohaynadaquepuedahaceralrespecto,megusteono.
La señorita Westbrook sigue susurrándole algo a la señora Jefferson
sobre el gran favor que le haría si yo fuera su asistente. Siento que mi
cabeza va a explotar por lo mucho que lo deseo. Finalmente, la señora
Jeffersonasienteydice:
—Bueno,supongoquenotienenadademalointentarlo.
Cuando llegamos a casa, la señora Jefferson habla con papi sobre lo
que dijo la señorita Westbrook y, para mi sorpresa, él dice que está de
acuerdo.
—JoshnonecesitaseguiryendoconeldoctorSilverman—dicepapi
—.YsupongoqueJonaspodríatomarseunpardesemanasparaintentar
esto.Pero,sinofunciona,Jonastendráquevolveraterapia.Odeplano,lo
internaremosdenuevoenelcentrodetratamiento.
Cuando oigo a papi decir que puedo ser el asistente de la señorita
Westbrook,medanganasdegritar«¡ijujú»(peroclaroquenolohago).
Estoy tan emocionado porque voy a pasar tiempo con la señorita
Westbrooktodoslosdíasquenisiquierameasustaloquedijopapisobre
internarmedenuevo.
Mástarde,Joshsaltasobresucamacomosifuerauntrampolínyseríe
delosuertudoqueesydelotontoquesoyyo.
—La señora Jefferson me llevará a comer helado todas las tardes
mientras tú te quedas sentado con la señorita Westbrook —dice—.
Perdedor.
GirosobrelacamaparadarlelaespaldaaJoshysonrío,ypiensoen
lobonitaqueeslaseñoritaWestbrookycómobrillansusojoscuandome
sonríe. El tonto de Josh puede reírse todo lo que quiera. Siempre voy a
preferir una hora con la señorita Westbrook que cualquier tonto helado
delmundo.
Capítulo6
Jonas
El policía sale justo cuando voy a entrar a la habitación de Sarah. Estoy
temblandocomounahojaagitadaporelviento.¿Podrávolveramirarme
alosojos?¿Onoquerrávolverasabernadademí?
Me detengo justo después de atravesar la puerta, casi sin poder
respirar. Se ve tan diminuta. Tiene vendada la cabeza como si fuera un
soldado de la Guerra Civil y otro vendaje alrededor del cuello. Trae
puesta una bata de hospital, pero estoy seguro de que también tiene
vendajes en el cuerpo. ¡Dios! Está muy pálida, aunque, por fortuna, no
tanto como cuando la encontré en el suelo del baño. No quiero volver a
recordarcómoseveíatiradaenelsuelodeesebaño.Memuerdoellabio
paracontenerelrepentinoarrebatodeemoción.
No trae puesto el brazalete. Se lo deben de haber cortado. Por un
instante, el simbolismo de su muñeca desnuda amenaza con hacerme
perder la cabeza, pero me mantengo ecuánime. Ahora soy una maldita
bestia.Yanosoydébilcomoantes.
—Arriba los Halcones Marinos —dice suavemente con voz rasposa.
Estoy confundido—. Elegiste un momento muy raro para ostentar tu
orgullodeHalcón.
Bajo la mirada. Ah, sí, la camiseta nueva. Esta mujer está vendada,
herida y literalmente acaba de escapar de la muerte, pero todavía tiene
suficiente energía para darme una patada en el trasero. ¡Dios, la amo!
Lloroyríoalmismotiempo,ymetambaleohastasulado.Laabrazocon
delicadeza,pormiedoaromperla.
Nunca había estado del otro lado del piso ensangrentado. Por lo
regular,elpisoteñidoderojoseñalaelinstantefinaldelavidadealguien
ydemisaludmental.Nisiquierasécómodeboreaccionarsilahistoria
delpisoensangrentadonoterminacomosiempre.
—Lolamentomucho,Sarah—digoenvozbajaybesosushermosos
labios—.Lolamentomucho,nena.
—Yo soy quien lo lamenta —murmura con los labios pegados a los
míos.
Labesodenuevo.
—Notienesporquélamentarlo,tontita.
—Jonas—dice.
—Pensé que te había perdido —digo y le beso cada centímetro del
rostro—.¡PorDios,nena!Creíquetehabíaperdido.
—Jonas—diceconvozcasiinaudible.
—Todoestoesmiculpa.Lolamentotanto,tanto.Lofastidiépeorque
nunca.
—Mesalvastelavida—susurra.Notienelamásmínimaideadeloque
está diciendo—. Me salvaste la vida —repite en un susurro casi
imperceptible.
¿Qué? Yo fui quien la dejó ir al baño sola. ¿De qué carajos habla?
Tengomilesdepreguntas,pero,antesdepoderhacerleunasola,irrumpe
enlahabitaciónlamamádeSarah,entresollozosyjadeos,ymearrebata
a Sarah en un repentino remolino de expresiones familiares y lágrimas
histéricas.
—Mamá, habla en inglés, por favor —le susurra Sarah—. Jonas está
aquí.
En general entendería bien su español, pero la señora Cruz habla
demasiadorápidoynocomprendounasolapalabradeloquedice.
—Jonas —dice la señora Cruz y me abraza con fuerza. Estoy tan
avergonzadodehaberpermitidoquedañaranasuhijaquenisiquierame
atrevoamirarlaalosojos—.Sarahmehahabladomuchodeti,Jonas.—
Meacaricialamejilla—.Graciasportudonativo.Llegóestamañana.Es
diez veces mayor que el donativo más grande que hemos recibido hasta
ahora.IntentéllamaraSarahparaquemedieratunúmeroyagradecerte,
pero no contestó su teléfono… —La señora Cruz se vuelve a mirar a
Sarahyrompeenllanto.
Sarahmemirayentrecierralosojos.Eslaprimeranoticiaquetienede
midonativoalaONGdesumadre.
LaseñoraCruzseinclinasobreSarah,hechaunmardelágrimas.
—¿Quépasó,mihijita?*
—Untipomeatacóconunanavajaenelbañodelaescuela—contesta
Sarahenvozbaja.
LaseñoraCruzemiteunsollozodedolor.
—¿Quién?¿Porqué?
—Noloconozco.Queríaloquetraíaenmibolso.Yaledialapolicía
la descripción del tipo, y estoy segura de que lo capturarán. No te
preocupes.
¿EntoncesesaeslaversióndeloshechosqueledioSarahalapolicía?
¿Qué carajos está pasando por su cabecita? Le lanzo una mirada
fulminante,peroelladesvíalosojos.
—Me quedaré contigo toda la noche —dice la señora Cruz. Jala una
silla a la orilla de la cama de Sarah y envuelve el cuerpo postrado de
Sarah con el suyo—. Sarah —solloza su madre, conmocionada—. Mi
hijita.*
Quieroseryoquienestésentadojuntoaellayquienlaenvuelvaconsu
cuerpo.Sinembargo,esobvioqueelamordemadresuperaaldenovio,
sobretodosifueelnovioquienmetiólapataypermitióquedañaranasu
novia.
—¿Necesitas algo? —pregunto—. ¿Y usted, señora Cruz? ¿Puedo
traerlealgodecomer?¿Algodebeber?
LaseñoraCruznoresponde.Tienelacabezahundidaenelestómago
deSarahylainundaconsullanto.
Sí,sécómosesienteeso.
Despiertoenunasillaenlaesquinadelahabitacióndelhospital.¿Enqué
momento me quedé dormido? Estaba soñando una cosa loquísima; soñé
con la señorita Westbrook. ¿Qué demonios? No había pensado en la
señoritaWestbrookenalmenosquinceaños.
Lahabitaciónestáensilencio,exceptoporlospitidosychasquidosdel
equipomédico.Sarahestáprofundamentedormida,cubiertaporsumadre.
Katestádormidaenunsillónenelextremoopuestodelcuarto.Nolavi
llegar. Una enfermera está cambiándole el suero a Sarah. Observo el
monitorcardiacodurantevariosminutosparaasegurarmedequesupulso
seaestableyfuerte,yluegocierrolosojosdenuevo.
Levantolacabezadegolpe.¿Cuántotiempomequedédormido?¡Mierda!
Esosmalditossueñosnomedejanenpaz.¿Estaréperdiendolacabeza?
LamamádeSarahestádespierta,lesostienelamanoasuhijadormida.
Kat se ha ido. Me levanto y, de puntitas, me acerco a Sarah y le doy un
besotiernoenloslabios.Micorazónlateatodaprisa.Mesorprendeque
pueda latir con la opresión que siento en el pecho, como si veinticinco
kilosderocasintentaranaplastarlo.
—Lo lamento —susurra Sarah cuando mis labios se separan de los
suyos.
Noeramiintencióndespertarla,peroesunaliviooírsuvoz.
—Soyyoquienlolamenta.
—Me salvaste la vida —susurra. Cierra los ojos y una lágrima le
resbalaporlamejilla.
NoentiendoporquéSarahsiguediciendoesascosas.Supongoquese
debealosanalgésicos,puesloqueleocurrióaSarahessóloculpamía.
Notas:
*Enespañoleneloriginal.(N.delaT.)
Capítulo7
Jonas
ElprimerdíaquemedesempeñocomoayudantedelaseñoritaWestbrook
despuésdeclases,ellanomedicemucho,exceptoeltipodetareasenlas
quequierequeleayude.Limpiolapizarraymeasegurodequitarhastael
másmínimorastrodemarcador,inclusoenlasesquinas.Despuésdeeso,
les saco punta a sus lápices y tengo cuidado de que todos queden de la
mismalongitud.Luegoengrapotreintajuegosdecopiasymeasegurode
alinear las grapas para que todas queden exactamente en el mismo lugar
delaesquinadelashojas.
La señorita Westbrook dice que estoy haciéndolo de maravilla y que
«pongomuchaatenciónalosdetalles».Nadienuncamehabíadichoeso.
Le sonrío, apenas un poquito, pero ella me contesta con una enorme
sonrisaquecasimehacereír.Casi.
Elsegundodíaescasiidénticoalprimero,exceptoqueleprestomás
atención«alosdetalles»,conlaesperanzadequevuelvaadecirmealgo
agradable.Ylohace.
—Haces un trabajo excelente, Jonas —dice—. Cualquiera puede
hacerlobien,perosólounoscuantospuedenhacerloexcelentementebien.
Graciasporpreocupartetantoporlaexcelencia.
Sientoalgocálidoyefusivoenmiinterior.Eslamujermásbonitaque
hevisto,ymegustaqueseatanbuenaconmigo.
Altercerdía,conozcomistareastanbienquelasterminoenlamitad
detiempo,demodoquelaseñoritaWestbrookmeasignamáslabores.Y
ese día, ¡hurra!, mientras hago mi trabajo extra, la señorita Westbrook
empiezaahablarme.Memuestraelanilloconundiamantepequeñitoque
traeeneldedo;esundiamantetanchiquitoquepareceungranodearena,
perodicequeelanilloindicaquesevaacasar.Yalehabíavistoelanillo,
sóloquecreíaquelousabaparaversebonita.
LaseñoritaWestbrookmecuentaqueenunassemanasvaaconvertirse
enlaseñoraSantorini,yqueelhombreconelquesevaacasarestáenla
Marina.MeexplicaquelaspersonasquetrabajanenlaMarinaluchanpor
protegeranuestropaísynuestraslibertades.Dicequenopodríamoshacer
nada de lo que hacemos en Estados Unidos si no hubiera gente como el
señorSantoriniqueluchanpornosotros.Escuchocondetenimientotodo
lo que me dice. Me gusta el sonido de su dulce voz. También me gusta
cómohuele.Sobretodo,megustasucuello.Traecolgandounapequeña
cruzdeoroalrededordelcuello,ynopuedodejardemirar.Merefieroa
sucuello,noalacruz.Perofinjoestarmirandolacruzencasodequeno
estébienmirarletantoelcuello.
El cuarto día, la señorita Westbrook me hace sentarme en uno de los
escritoriosantesdequeempiececonmitrabajo.
—Te traje un regalito —dice y pone una galleta gigante en el
escritoriofrenteamí—.Lahorneéparatianoche.
Esunaenormegalletadechispasdechocolatecondulcesdecolores.
Eslagalletamásgrandequehevistoenmivida,ylosdulcesdecolores
formanuncorazón.
Poralgunarazón,sientoquemilabioinferiortiemblacuandoveolos
dulcesenformadecorazón.
LaseñoritaWestbrooksequedacalladalargorato.
—Adelante,Jonas—dicefinalmente—.Pruébala.
Ledoyundiminutomordisco.Eslamejorgalletaqueheprobadoen
mivida.
—Jonas—diceconvozdulce—.Sinoquiereshablar,estábien.Peroa
veces me siento un poco sola en este salón tan grande, y me agradaría
teneralguienconquiencharlar.¿Creesquepodríashablarconmigo?No
tendríasquehacerlofueradelsalónsinoquieres,nitampococuandolos
otros niños estén aquí. Pero, cuando estemos solos los dos después de
clase,quizápodríamostenernuestropropiocapullo,uncapulloparados,
unlugarmágicoendondetienespermitidohablar,perosóloamí.
En el último mes aprendimos cómo las orugas se convierten en
mariposas, e incluso tenemos un montón de crisálidas colgando de una
cajaenormeyestamosesperandoquesalgandesucapullopronto.Hemos
aprendido que las orugas tienen una forma especial de magia en su
interior desde que nacen, pero que deben meterse al capullo para que su
magiafuncione.
¿Quizá hablar con la señorita Westbrook en nuestro pequeño capullo
paradospuedaserotraexcepciónalaregla,comohablarconMarielaen
español? Tal vez aunque hable con la señorita Westbrook en nuestro
capullo mágico, mis últimas palabras oficiales en el mundo real sigan
siendo:«Teamo,mami».
—¿Puedo seguir llamándola señorita Westbrook después de que se
case? —le pregunto. Son las primeras palabras que he enunciado desde
antes de cumplir ocho años, desde que mami se fue hace mucho tiempo.
Había olvidado el sonido de mi voz. Ni siquiera se parece a lo que
recuerdo.
La señorita Westbrook se ve muy sorprendida. Se aclara la garganta
antesdecontestar.
—Porsupuestoquesí,Jonas.Meencantaríaquelohicieras.
Durantelasiguientesemana,charlohastaelcansancioconmihermosa
señorita Westbrook todos los días. Le cuento lo mucho que odio ir al
consultorio del doctor Silverman, excepto porque pone música que a
veces me hace sentir mejor. Le cuento que a veces Josh se abofetea a sí
mismo cuando yo estoy triste, sólo para hacerme reír, y que siempre
funciona.Lecuentosobreellibrodemitologíagriegaqueacabodeleer,y
que los dioses y diosas griegos se llaman los dioses olímpicos, y que
viven en el monte Olimpo. Por último, al décimo día de ser el asistente
especialdelaseñoritaWestbrook,lecuentoquealgúndíavoyaescalarla
montañamásaltadelmundo.
—¿Enserio?—pregunta—.¡Quéemocionante!
—Sí,elmonteEverest—digoymeparosobreunbancoparaalcanzar
unadelasesquinassuperioresdelapizarra—.Porqueeselmásalto.Lo
voyaescalarhastalapuntita,yluegolevantarélosbrazosalaireypodré
alcanzar a mi mami entre las nubes. Y ella va a levantarme en brazos, y
luegoambosnosrecostaremosenunanubeesponjosa,comosifuerauna
hamaca,yyolefrotarélassienesylequitaréeldolor,comosolíahacerlo.
LaseñoritaWestbrooknosehalevantadodesuescritoriomientrasyo
borro la pizarra y hablo sin parar, y cuando me vuelvo a mirarla está
llorando. Sin siquiera pensarlo, me bajo del banco, dejo el borrador,
camino hacia ella y le limpio las lágrimas con los dedos. La señorita
Westbrookselimpialosojosymesonríe.Yluegohacealgoquemehace
quereracurrucarmesobresuspiernas:meacaricialamejillaconlapalma
delamano.EsoeraalgoquemamiyMarielasolíanhacertodoeltiempo,
yesloquemásmegustaenelmundo.
Desdequemamisefue,muchosadultosmehanabrazado,mehandado
palmadas en la cabeza o apretado el hombro, pero ni uno solo me ha
acariciadolamejilla.Desdequemamisefue,hesoñadoquemeacariciala
mejilla cientos y cientos de veces, o sueño que lo hace Mariela. Pero
siempremedespiertoyestoysolo,asíquetengoqueacariciarmesolola
mejilla, y no se siente tan bien como cuando lo hace alguien más, sobre
todoalguientanbonitocomolaseñoritaWestbrook.
Cierro los ojos y pongo mi mano sobre la de la señorita Westbrook
paraasegurarmedequenolaquite.Supielessuave.
—Eresunniñomuyespecial—diceella—.Esperoalgúndíatenerun
niñotanespecialcomotú.
Cuando llegan la señora Jefferson y Josh a recogerme, por alguna
razón me parece que tal vez podría saludar a Josh una única vez sin
romperlasreglas.Digo,Joshenrealidadescomoyoenotrocuerpo,así
que supongo que hablar conmigo mismo no puede ir en contra de las
reglas,¿osí?
—Hola,Josh—digo.
Josh se ve sumamente contento cuando me escucha decir esas dos
palabras,inclusomásquecuandolaseñoraJeffersonledijoqueiríanpor
helado; así que, unos minutos después, cuando estamos sentados en el
asiento trasero del auto y Josh canta a todo pulmón la canción que está
sonandoenelradio,hablodenuevo.
—Cállate, Josh —digo—. Estás cantando demasiado fuerte. No me
dejasoírlamalditamúsica.
LaseñoraJeffersonsequedaboquiabiertaenelasientodelantero.
—¡Vete a la mierda, Jonas! Cállate tú —contesta Josh, pero luego se
tapa la boca con ambas manos—. Digo, no, no te calles, Jonas. Sigue
hablando.
Que Josh me mandara a callar justo después de no haber hablado
durantetantotiemponoshacereíracarcajadas,oquizásólonosreímos
porqueestamosdiciendogroseríascomopapi.
—Eresuntonto—digo.
—Túereseltonto.¿Quéclasedeidiotanodicenadaduranteunaño?
¡Cielos!
Al poco tiempo, la señorita Westbrook se convierte en la señora
SantoriniyleavisaalgrupoquesemudaráaSanDiegodebidoaltrabajo
quetieneelseñorSantorinienlaMarina.Todoslosniñosparecentristes
dequesevaya,peroyomesientomuchopeorquesólotriste.Sientocomo
simeestuvieramuriendopordentro.
LaseñoritaWestbrookledicealgrupoqueabraellibrodeejercicios
demateenlapáginacincuentaycuatroyluegomepidequemeacerquea
suescritorio.
—Jonas, querido, en San Diego siempre está soleado. Espero que
vayasavisitarme.
¿Cómopodríairavisitarla?Sólosoyunniño.Notengoautoniavión.
Tengoquedejardemirarsuslindosojoscafés,ocreoquevoyallorar.
—YovendréaverteaSeattlesiemprequepueda.—Empiezaallorar—.
Teloprometo.
No creo que la señorita Westbrook deba prometerme que regresará
pormí.Todoelmundomedeja,¡todoelmundo!,ynuncadelosnuncas
regresan. Desearía que me dijera la verdad: me abandonará igual que el
resto del mundo y nunca la volveré a ver. Aunque estoy parado frente a
ella viendo su hermoso rostro, siento que cae un enorme pañuelo negro
delcieloymecubreelcuerpoentero.
—Me agrada, señorita Westbrook —digo e intento contener las
lágrimas. Es la primera vez que le hablo cuando hay otros niños en el
salónyestamosfueradenuestrocapullomágico.Peronopuedoevitarlo;
tengo que decirle lo que siento por ella antes de que me deje. De hecho,
desearía poder decirle las dos palabras que reflejan mi verdadero
sentimiento hacia ella, pero decírselas a alguien que no sea mami
implicaríaromperlasreglas.
LaseñoritaWestbrookarrugalosojos.
—Tútambiénmeagradas,cariño.Volveréprontoavisitarte,Jonas.Te
loprometo.
Capítulo8
Jonas
Abrolosojos.ElsolentraporlaventanadelcuartodehospitaldeSarah.
Hayunaenfermeraparadajuntoalacama,midiéndolelatensiónarterial.
—Todosevebien—dicelaenfermera—.Nohayindiciosdeinfección
tampoco.Eldoctorvendráprontoparadecidirsitedadealta.
Mi teléfono vibra con la llegada de un mensaje de Josh. Acaba de
aterrizar en Seattle. Quiere saber si estamos en el centro médico de la
UniversidaddeWashington.Ledigoquenovengaalhospital,quemevea
en casa y que por favor se detenga en el camino a comprar cosas para
enfermos, como galletas saladas, bebidas energéticas, gelatina, sopa de
pollo y cosas por el estilo. Ah, y galletas Oreo. A Sarah le encantan las
galletasOreo.
Joshcontestadeinmediato:«Yomeencargo».
«Gracias»,contesto.
«Aguanta,hermano».
«Gracias»,contestodenuevo.«Loharé».
Micelularvibraunavezmás.Bajolamirada.
«Teamo,hermano».
Joshnomehabíadichoesaspalabrasnuncaantes,nienpersonanipor
mensaje.Nunca.Mequedolargoratomirandomicelular,sinpodercreer
loquevenmisojos.
«Gracias»,escribo.Noséquémásresponderle.
Guardo el teléfono celular en mi bolsillo. Si Josh estuviera aquí,
seguramentesedaríaunabofetadacomosuelehacerlo.
AlpocoratollegaelmédicoyconfirmaqueSarahpuedeirseacasa.
Mi corazón da un vuelco. ¡Cielos! Cuidaré a mi nena mejor que nunca,
cuesteloquecueste.Yaresolveremoslascosasjuntos.
La señora Cruz emite un gritito de alegría al oír las noticias del
médico y empieza a preguntarle sobre la orden para el alta. Al parecer,
ella cree que Sarah se irá con ella. Me vuelvo a mirar a mi nena,
esperandoqueledigaqueseiráacasaconmigo,peronolohace.Porel
contrario, asiente en dirección a su madre. ¿Qué carajos? Sarah no está
corrigiendoelmalentendidodesumadre.Sarahnoleestádiciendo:«No,
mamá. Ahora vivo con Jonas». ¡Mierda! Supongo que no es la señora
Cruzquienestámalinterpretandolascosas.Metragomisemociones.Lo
único que importa es lo que Sarah quiera. Lo que Sarah necesite. Y,
claramente,esonosoyyo.
—Puedollevarlas—digo—.Yayudarlesconloquenecesiten.
—Mimamáseencargará—diceSarah—.Yonoharémásquedormir.
Me tomaré los analgésicos y dormiré. Deberías aprovechar este tiempo
paraponertealcorrienteconloquenecesiteshacer.Porfinmequitaréde
enmedio.—Sonríe,perosinauténticaalegría—.Estarébien.
Mequedosinpalabras.
—Creo que necesito el cariño de mi mami —dice Sarah en voz baja.
Su tono es de disculpa. Pero no necesita disculparse; lo entiendo bien.
Todo lo que yo toco se convierte en sangre: sábanas ensangrentadas,
alfombras ensangrentadas, muros ensangrentados, azulejos de baño
ensangrentados.Sarahtienerazón.Porsupropiobien,debemantenerselo
másjodidamentealejadademícomoseaposible.
Unaenfermeralasientaenunasilladeruedasparatransportarlaala
salidadelhospital.
—Puedocaminar—protesta.
—Sonpolíticasdelhospital—leaseguralaenfermera.
Cuando llegamos a la entrada principal, la señora Cruz me deja con
Sarahmientrasvaabuscarelautoalestacionamiento.
Sarahestácallada.Yotambién.Haytantoquequierodecirle,perono
aquíniahora.Quizánuncahayatiempoparaqueselodiga.Quizásestees
elúnicomomentoquequeda.EsobvioqueSarahnecesitadescansardemí.
Sóloesperoqueesedescansonosevuelvapermanente.
Micorazónpareceunbloquedecementoenmipecho.
—Contrataréaunequipoquecuidelacasadetumamá—digo—.No
puedopermitirteestarahísinprotección.
—No.Estoyasalvo,almenosporunrato—diceSarah—.Creenque
valgomásvivaquemuerta.
¿Dequécarajoshabla?
Pasasalivacondificultad.
—Tengoalgoquedecirte,Jonas.—Haceunapausacomoparatomar
valor, pero, antes de que pueda decir otra palabra, llega la señora Cruz
conelauto.
Sarahmeveconmiradaansiosa.¡Mierda!Laúltimavezquememiró
asífueduranteelvueloaBelice,cuandointentabaarmarsedevalorpara
decirmelaverdadsobreElClub.
Abrolapuertadelasientodelcopilotoy,condelicadeza,suboaSarah
al vehículo. Mi corazón está rompiéndose, ardiendo, despedazándose.
Bien podría estar muriéndome, literalmente. La muerte física no puede
sentirsepeorqueesto.
Meinclinohaciaellaantesdequecierrelapuerta.
—Nopuedodejarteir…—Micerebroqueríadecir:«Nopuedodejarte
ir sin guardaespaldas», pero mi boca no pudo terminar la oración. No
puedodejarteir.Sí,creoqueesoloresume.
—Serán sólo un par de días —contesta ella—. Mi mamá necesita ser
quienmecuide,yyolanecesitoenestemomento.Comosea,voyapasar
casi todo el tiempo durmiendo. —Niega con la cabeza mientras intenta
contener las lágrimas—. No soy yo en este momento, Jonas. Estoy
abrumada.Tengodolor.—Memiraalosojosyhaceunamuecadedolor
—. No te preocupes, guapo. Te llamaré. Te lo prometo. Serán sólo unos
días,unratodemimosmaternos.
Asiento como si entendiera. Pero no entiendo. Si me va a dejar para
siempre, desearía que me dijera la verdad en lugar de prometerme algo
quenoplaneahacer.Sinovolveráamisbrazos,desearíaquenomedijera
quelohará.
—¿Estásseguradequeestarásasalvo?
—Completamente. No tienen ahora motivo para venir tras de mí. Me
dejaronvivirporunarazón.Telocontarédespués.Teloprometo.
—Igual contrataré guardias que cuiden la casa de tu mamá. Sólo por
seguridad.
—Por favor no lo hagas, Jonas. Mi mamá se asustará. Confía en mí.
Déjaloasí.
Me quedo estupefacto. Acaban de intentar matarla y casi lo logran,
pero¿yodebodejarlascosasasí?¿Dequécarajosmeestoyperdiendo?
—¿Lista?*—preguntalaseñoraCruz.
—Sí,mamá.*
—Tellevaréropaoloquenecesites—digocontorpeza.Noentiendo
quéestápasando.¿Eselfinaldenuestrarelación?
—Tengomuchascosasviejasencasademimamá.Estarébien.
Me quedo sin palabras. ¿Ni siquiera quiere que vaya a dejarle una
maletaconsuscosas?
—Yo te llamo —dice Sarah. Pero mi cerebro escucha que dice: «No
mellames,yotellamaré».
Cierrolapuertadelauto.Ellasereclinaenelasientoycierralosojos
mientras el vehículo arranca. Me quedo mirando el auto hasta que
desaparece de mi vista. Luego me agarro el cabello y me trago mis
lágrimas.
Notas:
*Enespañoleneloriginal.(N.delaT.)
Capítulo9
Jonas
Casitodoslosniñosdemigrupodeséptimogradoestánconcentradosen
laestúpidatareaquenosasignaronenlaclasedehoy.LaseñoritaDinsdale
dijo que quienes ya hubiéramos terminado, como yo, podíamos leer lo
que quisiéramos mientras los demás niños se ponían al corriente. Estoy
leyendo un libro sobre montañismo, y hay un capítulo entero sobre el
monte Everest. Supongo que escalar el monte Everest es algo muy
complicado, pues mucha gente ha muerto intentándolo. No dejan subir a
niños,asíquetodopareceindicarquetendréqueescalarrocas,árbolesy
cuerdas,yhacersentadillas,abdominalesylagartijasenmirecámarapara
prepararme mientras crezco. Ah, y hace poco me enteré de un
escalódromo en interiores que abrieron en Bellevue. ¡Genial! Escalar
rocaseninterioressuenatandivertidoquenosésipodrédormirbienpor
la noche de sólo pensarlo. Quizá papá permita que el chofer nos lleve a
Joshyamíestefindesemana.
Derepenteseabrelapuertadelsalóny,¡carajo!,¡cielos!,¡mierda!,no
puedo creer lo que está pasando. Acabo de ver entrar a la señorita
Westbrook.Parecesalidadeunsueño,yesmuchomáshermosadeloque
larecordabahacecuatroaños.¡Guau!
Debo confesar que, hasta ahora, casi no podía recordar su cara. Se
había convertido en una fantasía borrosa en mi cabeza en la que a veces
megustapensarporlasnochescuandoestoysoloenmicama.Pero,tan
prontoentraporlapuerta,todoslosrecuerdosregresanamimente,ami
corazónyamicuerpo.Sobretodoamicuerpo.
¡Cielos! La señorita Westbrook está más hermosa que nunca. Es más
hermosaquelabellezamisma;estáhermosísima.Sucabellobrillamásy
esunpocomásoscurodeloquerecuerdo(muchomás,dehecho).Ysus
labios también son más carnosos de lo que recordaba. ¡Ay, Dios! Me
encantaríabesaresoslabios.Sientounapunzadaentrelaspiernasdesólo
pensarlo. ¿Debería correr hacia ella? ¿O saludarla de lejos? Me quedo
paralizado.Talvezsóloseaunacoincidencia.Alomejornovinoaverme.
Sí,estoysegurodequeyaseolvidódemí.
LaseñoritaWestbrookpasealamiradaporelsalóny,cuandosusojos
encuentranlosmíos,sonríe.¡Mierda!Meestásonriendo,estoyseguro.La
saludoyellamecontesta.¡Diosmío!
La señorita Westbrook se vuelve ligeramente y, ¡mierda!, ahora veo
claramente que va a tener un bebé. Cuando recién entró, estaba tan
ocupadomirandosuhermosorostroeimaginandobesarsuslabiosqueno
noté la panza de embarazada. ¡Guau! La hermosa señorita Westbrook
regresó,¡nopuedocreerlo!,yvaatenerunbebé.
—Jonas —dice la señorita Dinsdale—. Tienes visitas. ¿Por qué no
salenunrato?Tómatetutiempo.
Cuando nos sentamos en una de las bancas del pasillo, la señorita
Westbrookmeabrazaymebesalafrente.
—¡Jonas!¡Estásenorme!¡Mírate!¡Guau!
Meduelenlasmejillasdetantosonreír.Todoelcuerpomehormiguea.
—Regresó.
—Porsupuestoqueregresé.Vineaverte.—Meguiñaunojo—.Nunca
rompomispromesas.
No puedo creer que esté aquí. Siento descargas eléctricas en toda mi
piel.Desearíaquemeacariciaralamejillacomolohizoaquellavezhace
tantos años. O que me besara de nuevo la frente como lo hizo hace un
minuto.O,mejoraún,quemebesaraenloslabios.Daríaloquefuerapor
un beso suyo, un beso de verdad con lengua y todo. ¡Ay, Dios! De sólo
pensarlomehormigueatodoelcuerpo,enespecialentrelaspiernas.
Charlamos durante veinte minutos. Me pregunta por la escuela y por
mihermanoypormisdeportesfavoritos.MedicequeSanDiegoestan
soleadoyhermosocomolohabíaimaginado,yqueestádandoclasesen
tercergradoallá,yqueellayelseñorSantorinisonmuyfelicesyestán
muyemocionadosporqueconoceránasubebédentrodeunpardemeses.
—¡Ay!—dicederepenteysetocalapanza—.Elbebéacabadepatear.
¿Quieressentirlo?
Noestoymuyseguro.Laideadetocarlelapanzameasustaunpoco.
Pero ella no espera mi respuesta, por el contrario, toma mi mano y la
coloca a un costado de su panza, y dos segundos después algo en su
interiormedaunapatadadekaratecaenlamano.
—¡Cielos!—digoentrerisas.Nuncaanteshabíasentidoalgoasí.
—Esniño—diceellayesbozaunaenormesonrisa.
—¡Guau!¡Quégenial,señoritaWestbrook!
—¿Sabes cómo se va a llamar? —me pregunta. Yo me encojo de
hombros.¿Porquéhabríadesaberlo?—.Jonas—dice.
Hay un largo silencio incómodo. ¿Está diciendo mi nombre para
asegurarsedequeescucheconatenciónelnombrequevaaponerle?¿O
estádiciendoquesuhijosellamaráJonas?Siestádiciendoquelepondrá
Jonasalbebé,esunagrancoincidencia,¿no?Noesunnombrecomún,no
comoJosh.
LaseñoritaWestbrookponelosojosenblancoysuspira.
—Le pondré a mi bebé como tú, Jonas —afirma. No puedo creerlo.
Ella sonríe—, porque espero que cuando crezca sea como tú: dulce,
inteligenteytierno.
Norecuerdolaúltimavezquemicorazónseacelerótanto,siesque
algunavezlohizo.
Esanoche,durantelacena,lescuentoapapáyaJoshdelavisitasorpresa
delaseñoritaWestbrookylesdigoquelepondráasuhijoJonas,como
yo. Mientras cuento la historia, me siento flotando entre nubes, pero tan
prontoterminodehablarmearrepientodehaberlohecho.Esevidenteque
papá ha estado bebiendo —mucho—, y cuando eso pasa no se le debe
decirnadadenada,sobretodosiesalgoimportante.
Aprieto los dientes a la espera de la espantosa respuesta que me va a
darpapáparahacermesentirmierda.Laesperaesbreve.
—¿Quierequesuhijitoseacomotú?—preguntayledaungrantrago
a su bebida—. Supongo que entonces le espera una vida jodida, llena de
miseriaydolor.
Joshmelanzasuhabitualmiradacompasiva,quesignifica:«Ignóralo,
esunimbécil».Perodecirloesmásfácilquehacerlo.
—Si obtiene lo que desea y su hijo resulta ser como tú —continúa
papá,entoncesdeberácuidarlelasespaldasalseñorSantorini.—Seríey
seempinaeltrago—.Aesomerefiero,¡carajo!
Capítulo10
Sarah
Jonastuvorazóndesdeelprincipio.ElJohnTravoltaucranianomeestaba
siguiendoaplenaluzdeldía.Peroenlugardecreerleamiguapísimoy
sensualnoviocuandomedijoqueestaba«cientodiezporcientoseguro»
dealgo,decidíqueeramásprobablequeestuvierasiendosobreprotector
e hipersensible, y quizás incluso hasta un poquito psicótico. Debería
darmevergüenza.
Ahora,graciasamiabsolutafaltadebuenjuicioymiincapacidadpara
confiarenél,nosóloperdíunabuenapartedemisangre,sinoquehice
pasaralamordemividaporuninfierno.Lohicerevivirelpeorhorror
desuinfancia,ynosóloeso,sinoquetambiénlopuseenpeligro¡Dios
mío!¿Quéhehecho?PrometíalosdeElClubquelesacaríamásdineroa
Jonas,ytambiénamuchosotrostipos.Peroesonoestodo.Porsiesono
fuerasuficientementeterrible,diaesosbastardoseldinerodeJonas,yno
eradeningunamaneraunapropina.
SéqueJonasdiráqueeldineroeslodemenos,quepagarácualquier
cantidad que sea necesaria para mantenerme a salvo, pero no me
correspondía regalar su dinero. Toda esta situación es un desastre de
dimensionescolosales,ounracimodemierda,comodiríaJonas.
Me arrastro por la cama para levantarme, abro las cortinas de la
ventana y me asomo a la calle. Sí. Ahí siguen. Dos tipos sentados en un
auto.Llevanahílasúltimascuatrohoras.Tomomicelulardelamesade
nocheyleescribounmensajeaJonas.«Porfavor,dimequelosdostipos
queestánenfrentedelacasademimamálosenviastetú.Sino,mevoya
morirdemiedo».
«Sí. Perdón por preocuparte. Debí haberlo mencionado. Yo los
contraté».
Estoy a punto de decirle que no son necesarios, pues el cheque de
Jonas debe de haberme comprado un poco más de tiempo antes de que
vengan a buscarme, pero los detalles de mi encuentro con el Travolta
ucranianosonalgoquequierocompartirleaJonasenpersona.
«Gracias»,escribo.«Siempremecuidasmucho».
«Pornada,nena.Teextrañomuchísimo.¿Cómotesientes?».
«Estoydrogadísima.Losanalgésicossonunadelasventajasdequete
apuñalen».
Hayunapausalarga.
«Teextrañomuchísimo»,contestafinalmente.
«Yotambiénteextraño».
Llevamosapenascuatrohorasseparadosyyasientocomosiestuviera
padeciendosíndromedeabstinenciadeJonas.
«Espero que entiendas», escribo. «Mi mamá debe ser quien me cuide
hastaquemepongabien».EstoyapuntodeañadirEscosademamás,pero
luegorecuerdolodesumamáymecontengo.
Para ser sincera, el deseo que tiene mi mamá de cuidarme no es lo
únicoquememotivaaquedarmeensucasaunoscuantosdías.Laverdad
esquenecesitounpocodeespacioparaordenarmicabezaydescifrarqué
voy a hacer y qué voy a decir. Me siento abrumada. Avergonzada.
Ahogada en culpas. Siento dolor, tanto físico como emocional. Y, sobre
todo, no puedo creer que haya hecho pasar por todo esto a Jonas, sólo
porque no le creí. Apenas si pude mirarlo a los ojos cuando mi mamá
llegóconelauto.Mesientojodidamenteculpable.
«Entiendo»,contestaJonas.«Lolamentomucho»,agrega.
¿Por qué sigue diciendo eso? Soy yo quien le debe una disculpa. Si
hubieratenidofeenél,sihubieraconfiadoensuintuición,silehubiera
creído cuando me dijo que estaba seguro de que me estaban siguiendo,
nadadeestohabríaocurrido.Nohaypretextoquejustifiquelaformaenla
queloignoré.
«Notienesnadaquelamentar,Jonas.Yofuiquienmetiólapata.Peor
quenunca».
«¿Puedollamarte?Necesitamoshablar.Quierooírtuvoz».
Todavíanoestoylistaparateneresaconversación.Noestoysegurade
cómo le explicaré lo que siento. Además, estoy adormilada por los
analgésicos.
«Acabodetomarmeunanalgésico»,escribo.«Estoymuyadormilada.
¿Hablamosluego?».
Hayotrapausa.
«Loquenecesites»,contestafinalmente.«Estoyaquíporsiseteofrece
algo».
«Gracias. Hablamos pronto». Un minuto después, agrego: «Una
locura».Estoyabrumada,arrepentida,mareadayadolorida.Peronada,ni
siquieralosanalgésicosmáspotentes,nilaculpanielremordimientoniel
agotamiento físico, ni siquiera un par de puñaladas ni el golpe en la
cabeza,puedencambiarelhechodequeamoaJonasFaradaycontodomi
corazón.
«Unalocura»,contestadeinmediato.«Comonoteimaginas».
Cierrolosojosymequedodormida.
Capítulo11
Sarah
El doctor me dijo que volvería a la normalidad después de tres días en
cama,y,¡santoDios!,síqueteníarazón.Otravezsoyyomisma,aunque
unpocotraqueteada,esinnegablequehevueltoalanormalidad.Abrola
laptop. Ayer, un compañero de la escuela me escribió para decirme que
meenviaríaporcorreolosapuntesdelasclasesquemeperdí,yporfin
estoy lo suficientemente alerta como para revisarlos. Abro mi correo
electrónico,yelcorazónsemecaealsuelo.TengouncorreodeElClub.
EstimadaseñoritaCruz:
Al parecer hubo un terrible malentendido entre nosotros.
Lamentamos haberle causado algún tipo de incomodidad. Tenga la
seguridad de que hemos corroborado su información y esperamos
poderdejarelpasadoatrás.
Estamosinteresadosensumásrecientepropuesta,ycreemosque
la suya sería una afiliación valiosa para nuestra organización en el
rol que sugirió desempeñar. No obstante, la repartición se haría
setenta-treinta a nuestro favor, y no cincuenta-cincuenta como usted
propuso originalmente. Esta condición no es negociable, y la
consideramos bastante justa dado que nosotros proveeremos los
clientes.
Le confirmaremos más detalles durante los siguientes días a
travésdesucuentadeDropbox.Sinembargo,deseamosprimeroque
nos envíe pronta confirmación de que no ha divulgado el informe
queledescribióconanterioridadanuestrasocia.Ladivulgaciónde
dicho informe a un tercero, no sólo a las agencias que usted
mencionó, sin duda cancelaría la posibilidad de mantener una
relacióndetrabajocordialconusted.
Atentamente,
ElClub
Sientotantarabiaquemeresultadifícilleereltexto.¡Bastardosdemierda!
¿En serio creen que su intento de asesinato en mi contra es un terrible
malentendido? ¿De verdad? ¡Carajo! ¿Qué les parece si mejor nos
sentamos a discutir las cosas? «Hablarlo no significa que estemos en
desacuerdo;significaquevamosaapuñalarte».SiJonasestuvieraaquí,le
daríarisamicomentario.Otalvezno.ConJonas,unanuncasabecómo
vaareaccionar.
Jonas.¡Dios,loextraño!Llevotresdíasencasademimamáysiento
como si hubiera pasado una eternidad, a pesar de que he estado sedada.
Sientocomosimefaltaraunbrazoounapierna.No,noeseso;sientoque
me falta el corazón. Nunca había padecido tanto por otro ser humano
comolohagoporJonasenesteinstante.Lonecesitofísicamente.
HablandodelreydeRoma,miteléfonocelularvibraporlallegadade
unmensajedetexto.
«Hola,nena»,dice.
«Hola,novio»,lecontesto.«Estabapensandoenti».Noshemosescrito
yhemoshabladovariasvecesdurantelosúltimostresdías,perotodashan
sido interacciones breves. Siempre le digo que lo extraño y que ya no
puedoesperarparaverlo.Élsiempremedicequelolamenta,peronoséa
quéserefiere.«¿Hasestadoocupado?»,tecleo.
«Sí, ayer fui a escalar con Josh. Estoy trabajando en el plan de
negocios de los escalódromos. Es difícil concentrarse. Te extraño
demasiado».
«Yo también te extraño», escribo. ¿Por qué le estoy haciendo esto?
¿Porquémeestoyhaciendoesto?
«¿Seteofrecealgo?».
«No,mimamámeestácuidandodemaravilla».Hagounapausa.Siento
cómoselerompeelcorazóndelotroladodelalínea.Élsóloquiereestar
conmigo.Losé.
«¿Puedollamartemástarde?»,escribo.«Estoyterminandounacosa».
«Claro».
Percibo la dificultad que implica enviar esa palabra por el
ciberespacio.
«¿Prometesquemellamarás?».
«Teloprometo».
Sientosutormento.Séqueleestoycausandodolor.¡Diablos!Meestoy
causando a mí misma dolor. Pero no sé cómo decirle lo que siento. Me
siento culpable. Avergonzada. Deprimida hasta la médula. Hice pasar al
hombredemissueñosporuninfierno.Loinvolucréenalgoespantosoy
gigantesco.Yahoradeboarreglarlascosasyosola,peronosécómo.Una
partedemíquiereenterrarlacabezaenlaarenaydesaparecerlotodo.
Mimamáentraalarecámaraconuntazónhumeantedesopayunvaso
grandedeaguahelada.Cierrolalaptopcuandoseaproxima.
—Lasopaestácaliente,asíquedéjalareposarunminuto.
—Deacuerdo.Gracias.
—Yeshoradetuantibiótico—diceymiraelreloj—.Ah,ytepuedes
tomarotroanalgésicosiquieres.
—No —contesto—. Ya no quiero más analgésicos. Tal vez un
ibuprofenooalgoligero.
—¿Estássegura?
—Sí,mesientounmillóndevecesmejor.Esosanalgésicosmedaban
demasiadosueño.
—Dormiresnecesarioparaqueelcuerposane—diceymeacariciael
cabello—.Tevesmuchomejorhoy.
—Mesientomuchomejor.
—¿Estáshaciendotarea?—mepregunta.
—No,sólorevisabamiscorreos.
—Noteexcedas.Sesuponequedebesdescansar.
—Llevotresdíasdescansandosinparar.Estoyempezandoavolverme
loca.
—¿Quieres que me quede un rato contigo? Podríamos mirar una
película.
¡Ay! Amo a mi madre con todo mi corazón. Es la mejor mamá del
mundo.¡Enserio!Ytodoestohasidosupeorpesadilla,inclusopeorque
laquevivióconmipadre.Pero,¡Dios!,meestoyvolviendolocaporpasar
tantotiempoconella.Meestáasfixiandoconsuamormaterno.Oquizás
essóloqueextrañoaJonas.
—Sí,estaríabien—contesto—.Dameveinteminutosparaterminarlo
queestoyhaciendoenlacomputadora,yluegoescogemosunapelícula.
—Deacuerdo.Noteexcedas.Elmédicodijoquedebíasdescansar.—
Medaunbesoenlamejillaysaledemirecámara.
Abro la laptop de nuevo. ¿Qué demonios les voy a contestar a estos
bastardos?Definitivamentenopuedodarsignosdedebilidad.Tengoque
conseguirunpocomásdetiempoparaarmarunplandeacción.Coloco
lasmanosdenuevosobreelteclado.
«Aquiencorresponda»,tecleo,mientrasmemuerdoellabio.
Mi teléfono celular vibra por una llamada entrante, así que lo tomo.
Georgia.¡Guau!MeemocionaqueGeorgiamellamedenuevodespuésde
nuestraconversacióntelefónicadeayer.
—Hola,Georgia—digo.Noesperabaquemeregresaralallamadatan
pronto—.¿Cómoestás?
—Muybien—contesta—.¿Cómotesientestúhoy?¿Mejor?
—Muchomejor.Cadadíameduelemenos.
Georgiasuspira,aliviada.
—Medamuchogustoescucharlo.Bueno,yatengolainformaciónque
mepediste.—Suenaemocionada—.Fuemuyfácildeobtener.
Ayer que llamé a Georgia (para contarle del viaje a Belice,
supuestamente), le pregunté si estaría dispuesta a conseguirme una
pequeñísima información postal. Cuando me preguntó para qué la
necesitaba,lecontéunaversióndiluidadeloshechos,peroquenodejade
ser la verdad: solía trabajar para un servicio de citas en línea hasta que
hace poco descubrí que está implicado en actividades ilegales (cuya
naturalezanoespecifiqué),yquetemoqueelataquedelquefuiobjetoen
miescuelahayatenidoalgoqueverconmidescubrimiento,asíqueestoy
investigandounpocoparaaveriguarsiestoyenlocorrecto.
Como era de esperarse, Georgia se ofreció a ayudarme si podía,
aunquesupreocupacióneracomprensible.
—Pues mira, esto es lo que he podido averiguar —dice Georgia—.
Hay doce mujeres de nombre Oksana con apartados postales registrados
en la zona conurbada de Las Vegas, o sea Las Vegas, Henderson,
Winchester, etcétera. Tengo sus nombres completos y sus direcciones
físicas, las cuales dieron cuando se registraron para tener su apartado
postal.
—Tedebouna,Georgia.Milgracias.¿Meenviaríaslalistaporcorreo
electrónico?
—Porsupuesto—contesta—.Oye,pero¿nocreesquedeberíasirala
policíacontodaestainformación?
—Yahicemideclaraciónenelhospital.—Esverdad—.Creenqueel
ataque fue un asalto al azar. —También es verdad (porque eso les hice
creer)—.Conalgodesuerte,estainformaciónayudaráacomplementarla
investigación. —También es cierto, aunque no estoy muy segura de a
quiénleayudarániacuálinvestigación.
—Bien.Sólotencuidado—diceGeorgia.
Después de agradecerle profusamente y garantizarle que tendré
cuidado,nosdespedimos.Yluegomesientoameditarlasituaciónporun
instante.¿DoceOksanas?¿Cómovoyaencontraralaindicada?Tocaréa
la puerta de cada una y le diré: «Hola, ¿eres la Oksana que intentó
matarme?».
Pareciera que mi mejor opción en este momento es conseguir más
tiempo.¿Quémáspuedohacer?Necesitotiempoparadescifrarquéharé
después,pueseldineroquelesdinomeprotegeráporsiempre.Abrola
laptopysigoredactandomirespuesta.
Yotambiénlamentosinceramentecualquierincomodidadprovocada
pornuestro terrible malentendido, dado que me dejó medio muerta
en un charco de mi propia sangre sobre el piso del baño. Para
responderasupregunta,noleheentregadoelinformeanadiehasta
el momento, aunque tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para
impedir que se divulgara automáticamente a múltiples agencias,
como lo había organizado. Por fortuna, pude evitarlo de último
momento esta vez, pero la próxima vez será imposible impedir su
distribución inmediata y generalizada, ni tampoco lo intentaré. Así
quemásvalequenohayaunapróximavez.
Me detengo por un momento y considero borrar esa última oración. Es
bastanteosada.Perobueno,¡aldiablo!Irécontodo:entremásgrandeel
riesgo,mayorlarecompensa,comosiemprediceJonas.
Sigoescribiendo.
Gracias por su interés en mi propuesta de negocios. Yo también espero concretar nuestro
acuerdo. Sólo estoy dispuesta a aceptar un trato 50-50. Sí, ustedes proveerán los clientes,
peroyoseréquienloshagapagar.Ustedesllevaránalcaballoalabrevadero,peroseréyo
quienlohagadeglutirlitrosylitrosdeagua.Dehecho,recientementedescubríquetengoun
talento único para obligar a los caballos a beber agua: cincuenta-cincuenta. Tómenlo, o
déjenlo. Pero les advierto una cosa: si deciden dejarlo, mi reporte se volverá viral de
inmediato.Yamehartédequenosandemosporlasramas.
Losmédicosdelasaladeurgenciasquevisitérecientementegraciasaustedes(¿lesdije
quenuestroterriblemalentendidomedejótirada,desangrándomeenelpisodeunbaño?)me
dijeronquetomedossemanasdereposoabsolutopararecuperarmedemisheridas.Cuandose
restablezcamisaludypuedacaminardenuevo,y,sobretodo,cuandopuedavolveramontar
aloscaballosqueustedesllevaránanuestroabrevadero,seloharésaber.Deseoeléxitode
esta nueva empresa tanto como ustedes, se lo aseguro. Nuestros intereses son los mismos,
peroafindecuentassoyunserhumano,ytenerpuñaladaseneltorsoygrapasenlacabeza
noesprecisamenteeltipodecosasquemellevaránalacamadealguienmás.
Atentamente,
Sulealagentedeingreso,SarahCruz
P.D. Por cierto, le dije a la policía que nuestro terrible malentendido fue sólo un asalto
fortuito.(Nosoyningunaestúpida).
Antesdequepuedacambiardeopinión,presionoelbotóndeenviar.
¡Mierda! ¿Qué estoy haciendo? Estoy loca. No soy James Bond.
Tampoco soy una superheroína. Podré llamarme Orgasma la
Todopoderosatantocomosemeantoje,perosigosiendoyo.Sólosoyuna
chica de carne y hueso… y sangre, como bien lo demostró mi cuerpo
recientemente.Noséquécarajosestoyhaciendo.¡Mierda!Necesitoayuda.
NecesitoaJonas.
OquizádeberíatirarlatoallayllamaralFBI.Siesosignificaqueno
pasarélarevisiónéticaparaobtenermilicenciacomoabogada,supongo
que tendré que aprender a vivir con ello. Pero no quiero renunciar a mi
carreralegal.Losojossemellenandelágrimas.Meheesforzadomucho
para llegar hasta aquí. Mi madre cuenta conmigo, al igual que las
incontablesmujeresalasqueellaayuda.Nopuedodecepcionarlas.Tengo
quedecidirquédebohacer.Melimpiolosojos.
NecesitoaJonas.
Medueleelestómago.
NecesitoaJonas.
Jonas.Jonas,Jonas,Jonas.¡Ay,Dios!¡Jonas!Micorazón,micuerpoy
mi alma lo ansían. Se veía muy triste cuando mi mamá me sacó del
hospital en auto. Quería escabullirme del vehículo y arrastrarme a sus
brazoseneseinstante.Peronolohice.Simplementecerrélosojosylloré
mientraselautomealejabadeél,puesmeabrumabademasiadoeldolory
estabademasiadoconfundida,deprimidayansiosacomoparahacerotra
cosa.
NecesitoaJonas.
Sientounapunzadaintensaenelcorazón.Loextraño.Nopuedopasar
un minuto más lejos de él. Pensé que necesitaba tiempo a solas para
recordar quién soy cuando no estoy en su embriagante presencia, para
combatirmiadicciónaélyrecuperarmisentidodelser,paratomarlas
riendasdemisestudiosydescifrarlascosasydejarquemicuerposanara
sin distracciones. Creía que necesitaba un descanso breve de la locura.
Pero me equivoqué. ¡Ay, Dios!, cuánto me equivoqué. Lo necesito. Mi
dulceJonas.Elhombrealqueamocontodamialmaytodomiser.Para
bienoparamal.
Levantoelteléfonocelularylemarco.Élcontestadeinmediato.
—Nena—diceenvozbaja.Suenaagitado,comosisehubieraquedado
sinairealleerminombreenlapantalladesuteléfono.
Aloírsuvoz,pierdoelcontrol.
—Jonas—sollozo.
—¿Qué pasa, Sarah? Dime. —Emite un suspiro adolorido—. Lo que
sea,loenfrentaremosjuntos.—Suenacomosiquisieraatravesarlalínea
telefónicadeunsalto.
—Venpormí,Jonas.Tenecesito.Porfavor,Jonas.Llévameacasa.
Capítulo12
Sarah
—Puedocaminar—digo,peroJonasmeignora,comodecostumbre.Me
saca en brazos del auto y me lleva cargando a su casa, directo a su
recámara,ymerecuestaencimadesussábanasblancas,comosifuerauna
muñecadeporcelana.
—Bienvenida a casa —dice con voz tierna. Se siente realizado; es la
encarnacióndeléxtasis.
Lesonrío.
—Esagradableestarencasa.
—Dilodenuevo.
—Encasa.
—Tienes prohibido irte de nuevo —dice—. Instalaré barrotes en las
puertasyventanassiesnecesario.
—Estoy tan contenta de estar aquí que tu amenaza no me resulta
espeluznante.
Jonasserecuestajuntoamí,desuladodelacama.
—Erestanhermosa—diceylentamenterecorremicejaconlapunta
del dedo—. Te extrañé tanto. —Toma mi cara entre sus manos—. Nunca
vuelvasadejarme.
—Noloharé.
—Nuncajamásdelosjamases.
—Entendido.
—¡Nunca!
—Yaaprendímilección.Fuefísicamentedolorosoestarlejosdeti.O
quizás el dolor provenía de la puñalada en el costado. —Sonrío, pero él
no. Claramente todavía es demasiado pronto para hacer bromas al
respecto.
—Yo…—Selequiebralavozyseguardaloquefueraqueibaadecir
—.Cuandotevienelpisodelbaño,creíqueestabasmuerta.
—¡Ay,Jonas,lolamentotanto!—Nomepuedoimaginarlomuchoque
debedehaberloafectado.
Mebesacondelicadeza.
—Creíquetehabíaperdido.—Meenvuelveconsusbrazosymebesa
hasta el último centímetro del rostro. Siento la rigidez de sus músculos
contramicuerpo.
Cierrolosojos.Misdedosencuentransubíceps.
—Losientotanto.
—Deja de disculparte —murmura—. Soy yo quien lo lamenta. —
Suspira—.Sarah,necesito…
—Espera, Jonas. Escúchame —digo. Jonas se endereza y me mira
fijamente, a la espera de mis palabras—. Sé que tenemos infinidad de
cosasdelascualeshablar.Haycomotoneladasdependientes.Pero,antes
dequeempecemosahablarsinparar,¿tepuedopedirunfavor?
—Loquetúquieras,minenahermosaypreciosa.Paratodalaviday
portodalaeternidad,loquetúmepidas.—Meacaricialamejilla.
Hago una pausa. Eso fue muy intenso. ¡Guau! Mi corazón dio un
vuelco.Meaclarolagarganta.
—Loquetúdigas,nena—diceymebesalamejilla—.Sealoquesea,
soytuyo.Soytuyo.Porsiempreyparasiempre.Loquequieras,serátuyo.
—Mebesalanariz.
Cielos. Me está haciendo sentir mareada, por no decir que también
cachonda.Casinopuedohablar.
—Dime,nena.
—Quieroquemedesbesosenmisbubus.
Jonassonríe.
—¿Entusbubus?
Esbozounagransonrisa.Esgraciosoescucharesapalabratanchistosa
salirdemiboca.
—Sí,quieroquemedesbesitos*enmisbubusparaquesanenpronto.
—¿Besitos?*—repite.AJonasleencantaquelehableenespañol.
—Ajá.Besititos.Enmisbubus.
—¿Besitos*entusbubus,entonces?
—Mmmhmm.
Jonassemuerdeellabio.
—Loquetúdigas,mihermosísimanena,mimaravillosaSarah.—Está
sonrojado.
¿Cómo pudimos sobrevivir estos últimos tres días separados? ¿Por
quésentílanecesidaddealejarmedeél?Nisiquierarecuerdoquémehizo
pensarquenecesitabaalgodeespacio.
Meincorporoylevantolasmanosporencimadelacabeza,yJonasme
quitalablusadetirantes.
—¡Oh!—diceyhaceungestodedolor.
Bajo la mirada y me encojo de hombros. La herida del torso se ve
muchomejorquehacetresdías.PerosupongoqueJonasnopuedevalorar
cuántohasanadomicuerpo,sinoquesólovemideterioroactual.
Merecuestoenlacamayloinvitoabesarmicuerpo.
—Sevepeordeloquesesiente.Telojuro.
Jonasseinclinahaciamitorsoymedaunbesotierno.
—¿Estabubudeaquí?
Semeerizalapieldeinmediato.
—Esamisma.
Jonas me acaricia con delicadeza las puntadas, y luego la piel
amoratadaalrededordelaherida.
—¿Teduele?
—Nomucho.
Mebesalaheridadenuevo,yyomeestremezcoalsentirelcontacto
consuslabios.Luegodeslizaloslabiosalolargodeltorsohastallegara
laheridadelcuello.
—¿Estabubudeaquítambién?
—Mmmhmm.—Sientoescalofríos.Loansíocondesesperación.
—¿Teduelecuandotebeso?—pregunta.
—No,sesientemuybien—contesto—.Tusbesitos*meestáncurando.
—¿Puedomirartelanuca?
Me incorporo de nuevo y giro la cabeza. Jonas me hace a un lado el
cabelloyahogaungrito.
—¿ParezcoelmonstruodeFrankenstein?—pregunto,ansiosa.Hastael
momentonohequeridosabercómoseveesaherida.
—¡Mierda, carajo! Te engraparon la piel, Sarah. —Emite un gemido
compasivo—.ParecieraqueusaronunaengrapadoradelHomeDepoten
tucabeza.
De inmediato me recuesto de nuevo, con la intención de apoyar la
cabezaenlaalmohada.
—Noesnecesarioquebesesesabubu.Nosoysádica.
Jonasapoyasumanoenmihombroparaimpedirquemerecline.
—Vuelve a sentarte, Frankenstein. Quiero besar todas tus bubus, en
especialesa.
Hago una pausa. Mi corazón late de prisa. No sé qué aspecto tendrá,
perodebeserbastantegrotesco.
—Mejorno.Noquieroasquearte.
—Nomeestásasqueando—diceymevolteaparaqueledélaespalda
—. Amo cada centímetro de ti, Sarah Cruz. Hasta las partes menos
agradables.
Mevolteohaciaélylomirofijamente.¿Acabadedecirqueamacada
centímetrodemí?
Jonasclavasusojosenlosmíos.
—Vamos —dice con mirada ardiente—. Déjame demostrarte cuánto
amocadacentímetrodetucuerpo.
Mequedosinpalabras.
Jonasvolteamicabeza,apartamicabelloycondelicadezaapoyalos
labiossobrelaheridaengrapadaenlabasedemicráneo.
—¿Sesientebien?
Meestremezco.
—Mmm hmm. —Sentir sus labios sobre mi piel engrapada me está
prendiendodemasiadocomoparahablar.
Sussuaveslabiosdesciendenpormicuello,hastallegaramihombro
desnudo.Subrazorodeamitorsoysumanoenvuelvemiseno.
Lo siento vibrar de deseo a mis espaldas, como haciendo eco de mi
propiodeseo.Merecuestodeespaldas,yéldeinmediatoempiezaalamer
mis pezones erectos, y luego mi cuello. Mi oreja. Mis labios. Su lengua
entraamiboca,mientrassusdedosacaricianmirostro.
¡Cielos!¡Estoyqueardo!Cuandomividapasófrenteamisojosenese
baño,cuandopenséquesehabíaacabadotodo,¿enquépensé?«Teamo,
Jonas».Detodoslospensamientosquepudohaberconjuradomicerebro
en ese momento tan vulnerable, crudo y definitorio, mi amor por Jonas
sobresalió.
—Sarah—dicealexhalarymebesa—.Penséquetehabíaperdido.—
Intentasofocarlaemoción—.Sarah—repite.
—Hazme el amor —susurro. Jonas se aparta, inseguro—. El doctor
dijoqueestababientenersexodespuésdelosprimerostresdías—digo
entonoreconfortante.Enrealidad,nolepreguntéalmédicocuándopodía
volveratenersexo,peroladoctoraSarahestáaquíyelladicequenohay
problema.Hevuelvoaseryoyquierosentirlodentrodemí.¡Dios!Nunca
antes lo había anhelado tanto. Quiero estar tan cerca de él como sea
humanamenteposible.¡PorDiosdeloscielos!Elhombreacabadedecir
queamacadacentímetrodemicuerpo,ydelanadanopuedoesperarmás
paraquemelodemuestre,deadentrohaciafuera.
Jonasacariciamirostro.
—Noquierolastimarte.
—Sólohazlodespacio.
—¿Estássegura?
—Segurísima. —Me quito el pantalón de la piyama. Estoy ardiendo
porél.
Jonas se quita la ropa y se recuesta a mi lado. Su erección roza mi
abdomen;sucálidaysuavepielesdeliciosa.
Estoytemblando.
Jonasmesostieneuninstanteymemiraalosojos.
—Cuandotevitiradaenelbaño…—dice,perosedetiene.
—Losiento—digo—.Debedehabersidoaterrador.
—Penséqueestabasmuerta.
—Lolamentomucho,Jonas.
Hayunapausamuy,muylarga.Algoensumiradamehacecontenerel
aliento.Élinhalaprofundamente.
—Teamo,Sarah.
Micorazónsedetiene.Noestoyseguradehaberloescuchadobien.
—Teamotanto—dice,conlosojosllenosdelágrimas.
Yorompoenllanto.
—Teamo—diceenvozbaja,melimpialaslágrimasymebesa.
Sé que esta es la parte en la que se supone que yo debo decirle que
también lo amo, pero me he quedado sin palabras. No puedo creerlo.
Estoyperpleja.Estoyfascinada.Lobesoapasionadamenteyloengancho
con la pierna, con ansias de que me posea. Cuando su cuerpo penetra el
mío,ambosemitimosunfuertegemidodeplacer.
—Teamo—diceconvozronca.
Abrolabocaparacontestar,peronosalenada.Estoyanonadada.
—¿Teestoylastimando?—pregunta.
Niegoconlacabeza.
Me besa los labios mientras su cuerpo se mueve dentro de mí. Sus
manosacaricianmiespaldaymisnalgas.Nosientomásqueplacer,amor
y éxtasis mientras su cuerpo guía al mío a través de movimientos
sincronizados.Cualquierdolorquepodíahabersentidomicuerpoherido
hasidoreemplazadoporelplacermássublime.Estoyeufórica.
—Te amo —dice de nuevo, y su cuerpo enfatiza con fervor sus
palabras.
—¡Oh,Jonas!—digo,casisinaliento—.Yotambiénteamo.
—¡Dios!—exhalaélyseestremece.Suslabiosencuentranlosmíosde
nuevo,yluegomesusurraaloído—:Teamo,nena.
Gimoymesujetodeélconentusiasmo.Nuncacreíquesesentiríatan
bienescucharesasdospequeñaspalabritas.
—Teamo,Jonas—gimoteo.Voyareventardealegría.Nopuedocreer
queestoestéocurriendo.
Jonassesaledemí,conelpechojadeante.
—Amocadacentímetrodetuser,SarahCruz.
Con delicadeza, me pone de espaldas y procede a besar cada
centímetro de mi cuerpo, desde la parte superior de mi cabeza hasta la
heridadelcuello,luegobajaporlospechos,elabdomenylapuñaladaen
eltorso,lascaderas,losmuslos,laentrepierna,losbrazos,losdedos,los
mulsos,laspiernasylospies,yluegovuelveaascenderpormispiernas,
abriéndose paso lentamente por entre mis muslos, hasta llegar a la piel
mássensibleentrelaspiernas.Paracuandoalcanzamiclítorisylolame
con suavidad con su lengua cálida y húmeda, me cuesta trabajo
contenerme. Arqueo la espalda, araño las sábanas y me estremezco con
violencia.Noestoyseguradesivoyagritar,aromperenllantooaarder
en llamas, o si todas las puntadas van a salir volando de mi piel como
pequeñosproyectiles.Pero,sinduda,algotienequeexplotar.Nosoportaré
muchotiempomáslapresiónqueseestáacumulandoenmiinterior.
Hagounsonidogutural.Nopuedomás.Estoesdemasiadoexquisitoy
delicioso como para soportarlo. Jonas me ama. Siento como si me
estuviera envolviendo en su amor, de pies a cabeza, y me estuviera
guiandoaunsueño.Peroestoesmejorquecualquiersueño,inclusoaquel
enelqueJonasseconvertíaenunasensualnubereptadora.Meama.Yyo
loamoaél.
Su húmeda lengua se aleja de mi cénit y me hace gritar en señal de
protesta, pero Jonas me ignora y asciende a besos por mi torso hasta
llegaramicara.Finalmente,llegaamibocaydevoramislabios,mientras
presionaconurgencialapuntadesumiembrocontralapartemássensible
de mi cuerpo. ¡Cielos! Me está frotando, incitando, haciéndome gritar y
susurrándomealoídomientrastanto.
—Teamo,SarahCruz—dice,mientrassuvozysupuntaconspiranen
conjuntoparalanzarmealvacío—.Teamotanto,nena.—Suvozsevuelve
ásperaamedidaquesefrotacontramíymehaceretorcermedeéxtasis—.
Teamocontodomicorazón.
Grito su nombre en el instante en el que mi cuerpo alcanza su
liberaciónyseestremeceenunorgasmoinconteniblequeondeaportodo
micuerpo,yentonceséldeslizasumiembroenmiinterior,hastaelpunto
másprofundo.Despuésdeunbreveinstante,éltambiénalcanzaelclímax.
—Teamo—susurradenuevocuandosucuerpomeembateporúltima
vez.
—Teamo,Jonas.—Elcuerpometiembla.
Nos quedamos acostados juntos unos cuantos minutos, sin decir una
palabra.
¡Mierda!,esofueexquisito.Hastalasheridasestánempezandoaarder
con furia por el esfuerzo. Pero no me importan las pequeñas lesiones
palpitantes, pues para eso me puedo tomar un ibuprofeno. ¡Por Dios!
Acabo de experimentar una forma de éxtasis absoluto, una euforia
revolucionaria, trascendental y atronadora. ¡Cielo santo!, este hermoso
hombremeama.Yyoloamo.Ynoslodijimoscontodassusletras.¡Dios!
Jonasmebesalamejillaysegirasobrelaespaldamientrassuspirade
alegría.
—La culminación de la posibilidad humana —dice y esboza una
enormesonrisa.
Jonas es la encarnación de la felicidad más absoluta. Jamás lo había
vistosonreírcontantaalegría,nihabíavistosusojosiluminarseybailar
sinreservascomoenestemomento.Escomosiunacapadeoscuridadque
cubría su alma se hubiera levantado, como si le hubieran quitado una
cargadeencimayahorasesintieraligerocomounapluma.Eslacriatura
máshermosaquehetenidoentremisbrazos.¡Ay,Jonas!MidulceJonas.
Loamocontodomicorazón.YqueDiosseapiadedemí,pueséltambién
meama.
Notas:
*Enespañoleneloriginal.(N.delaT.)
Capítulo13
Sarah
Jonas y yo estamos sentados en su balcón, viendo el paisaje citadino,
bebiendovino(yo)ycerveza(él),yporfinhablandoconelcorazónenla
manodespuésdeevitarlodurantelosúltimostresdías.Leacabodecontar
hastaelúltimodetalledemiencuentroconelJohnTravoltaucranianoen
el baño, y también le enseñé mi reciente intercambio de correos con El
Club. Él escuchó con detenimiento hasta la última palabra, casi sin
respirar.
—Eresbrillantísima—dice—.GraciasaDiosqueteníasesechequeen
tubolso.
—NoleagradezcasaDios—contesto—.Graciasati.Teníaesecheque
enmibolsosóloporquetúmelodiste,Jonas.Mesalvastelavida.
Él niega con la cabeza, pues es incapaz de aceptar ese hecho
incontrovertible.
—Sí, Jonas. Escúchame. Dos cosas me salvaron la vida: saber el
nombre de Oksana y tener ese cheque, y debo agradecerte ambas. ¿Ves?
Mesalvastelavida.
Jonasledauntragoasucervezamientraslomedita.Casilogromirar
losengranesgirandoensucabeza.
—Talvezpodríascancelarelchequeantesdequelocobren—digo—.
Noséporquénolopenséhastaahora.
—Porsupuestoqueno.Loquequeremosesquedepositenesecheque.
Es una manera de seguirlos y localizarlos. No habría salido mejor si lo
hubiéramosplaneado.—Chocasucervezacontramicopadevino—.Fue
undestellodegenialidadabsoluta,SarahCruz.
—Noentiendo.
—Una vez que depositen el cheque, sabremos en qué banco tienen su
cuenta,ypodremosusaresainformaciónparaencontrarlos.
—Ah,claro—digo—.Nosemehabíaocurrido.—Tuerzolaboca—.
Suponiendo que depositen el cheque. No olvides que el cheque está a mi
nombre.
Jonasseríedeformaburlona.
—Cualquiercriminalcondosdedosdefrentepuedeborrarelnombre
delbeneficiarioconquímicosespeciales.
—¿En serio? ¡Caray! Qué aterrador. Para ser una chica que fue
empleada por un grupo criminal internacional, no estoy muy
familiarizadaconlosmétodosdelcrimenorganizado.
—Sarah.
—¿Qué?
Jonasmemirafijamenteconlosojosllenosdelágrimas.
—Estoymuyorgullosodeti.
Doyunmanotazoenelairecomosinohubierasidolagrancosa.
—Lo único que logré fue conseguir algo de tiempo extra. Sólo me
preocupaloquepuedapasarcuandosedencuentadequenolesdarélos
millonesqueellosesperan.—Niegoconlacabezaalpensarentodasesas
promesas que les hice— ¿Cuánto tardarán en descubrirme? ¿Cuánto
tiempopasaráantesdequedecidanterminarloqueempezaronenelbaño?
—Semehaceunnudoenelestómago.
—Notienesdequépreocuparte,minenahermosa.Vamosaacabarcon
ellos antes de que ellos acaben con nosotros. —Apoya su mano en mi
muslo.Supalmasesientetibiaencomparaciónconelvientomatutino—.
Loimportanteesquelessigashaciendocreerquemetienescomiendode
la palma de tu mano, como lo hiciste en el baño y en el correo que les
escribiste.Usaremossucodiciaensucontraylosaniquilaremosdeveinte
formasdistintashastaquepidanclemencia.
—Lamento haberte metido en esto, Jonas —digo—. Desearía poder
haberencontradolasalidasolaparanoarrastrarteconmigo.
—¿Hablasenserio?Estuvistegenial.Nolespudistehaberdichoalgo
mejor. —Pasa saliva con dificultad pues está conteniendo sus emociones
—.Medagustoquehayashecholonecesarioparaseguirconvida.
Colocolacopadevinoenlamesaymesientoensuspiernas.
Élhacelomismoconsubotelladecerveza,meabrazadelacintura,
meatraehaciaélyacariciaminarizconlapuntadelasuya.
—¿Cuáleseranlasotrascosashorriblesquequeríasdecirme,minena
hermosa?—mepregunta.Alprincipiodelaconversación,leadvertíque
teníacincocosasquedecirle,algunasdelascualesnoeranmuygratas—.
Sealoquesea,teprometoquenomeenojaré.
Yaveremos.Sólolehecontadodosdelascincocosasespantosas.En
primer lugar, le di la mala noticia sobre la pérdida del cheque por un
cuarto de millón de dólares que me había dado. En segundo, le conté
cómo convencí a los maleantes de que lo había estado estafando para
conseguirles más dinero. Hasta el momento no parece ir tan mal; según
parece,Jonascreequelomanejéconmaestría.Peroahoraesmomentode
contarlelotercero,locuartoyloquinto.
—En tercer lugar —digo—, conseguí una lista de doce Oksanas que
rentanapartadospostalesenlazonaconurbadadeLasVegas,asícomolas
direccionesfísicasquecadaunausóparacontratarelapartadopostal.
Jonassequedaboquiabierto.
—Esoesincreíble.¿Porquéhabríademolestarme…?—Derepente,su
expresiónsevuelvesombría—.Sarah,¿dedóndesacasteesainformación?
Inhaloprofundamente.
—LepedíayudaaGeorgia.
Jonas se pone rojo de ira, y su cuerpo se sacude bajo mis piernas,
comosiintentaratirarme.
Mepongodepie.Meardenlasmejillas.
—¿Cómo se te involucrar meter a Georgia en todo esto? —Jonas se
pasa la mano por el cabello, intentando contener la rabia. ¡Cielos! Está
furioso—.Estan…Nopuedocreerquelohayashecho.—Parecieraque
estáintentandocontenersededeciralgomás.
Sabía que este detalle en particular no le agradaría, pero pensé que
sólo le parecería un poco molesto. No creí que fuera realmente a
enfurecerse.
Losmúsculosdesuquijadapalpitan.
—No quiero que Georgia y Trey estén metidos en esto. ¿Cómo se te
pudoocurrir?—Suvozreflejasuiracontenida.
¿Cómosemepudoocurrir?Enpocaspalabras,porqueharéloquesea
necesariopararastrearaesosbastardos.Porquenomevoyaquedarcon
los brazos cruzados, esperando a que vuelvan a terminar lo que
empezaron. Porque no creí estar poniendo ni a Georgia ni a Trey en
peligro,puesdeotromodonolehubierapedidoayudaaGeorgia.¡Dios!
¡Nosoytanidiota!
Estoyseguradequelaindignaciónsemenotaenelrostro.
Jonasseponedepie.
—Estábien.¡Cielos!¿Quéledijistecuandolepedisteayuda?
Le cuento exactamente lo que le dije a Georgia, con voz seria y
contenida.
Jonassequedacalladoduranteunminuto,apoyadoenelbarandaldel
balcónyconlamiradafijaenlaciudad.
Yo cruzo los brazos sobre el pecho y espero a que el amo y señor
supremodeluniversomeconcedasuamableveredicto.¿Quiereatrapara
losmalos,ono?Porqueyosí,yesoesloqueestoyintentandohacer,¡por
Dios!Mereclinoenmiasientoofendidaytomomicopadevino.Sientola
fuerzademispulsacionesenmisorejas.
Jonassedamediavueltayapoyalaespaldaenelbarandal.
—Eresunamalditafisgona,¿tedascuenta?
Estoy intentando evitar que me tiemble el labio. Asiento. Sí, soy
fisgona.Siemprelohesabido.Siaélnolegustaesapartedemí,nosabe
latorturaqueleespera.
—Nopuedesevitarlo,¿verdad?
Asiento de nuevo. Es cierto. ¿Y qué? Siempre he sido así. No puedo
evitarlo.Silecausaalgúnproblemamiformadeser,laformaenlaque
siemprehesido,laformaenlaqueestoydiseñadainherentemente,quizá
lonuestronovayaafuncionaralfinaldecuentas.¿Quéquierequehaga?
¿Quemequedesentadaesperandoaquevuelvanymematen?
—Venacá—diceconvozcálida,altiempoqueextiendelosbrazos.
Pero yo no me muevo. Mis mejillas están ruborizadas. Lo llevé un
poquito lejos en mi cabeza y ahora necesito un instante para calmarme.
¿Quéesperabaquehiciera?¿Quémesentaraamirarmeelombligo?Noes
miestilo.
Jonasseacercaamíymelevantadelasilla.Yomeresistoduranteel
grantotaldetressegundos,yluegomederritoensuanchopecho.
—Deahoraenadelante,somosunequipo.—Mebesalafrente—.Yano
quieroqueSarahlaFisgonaandeintentandoconquistarelmundosola,¿de
acuerdo?
No contesto. Estoy disfrutando la sensación de estar envuelta en sus
brazosenmediodelafríanoche.
—Ahora decidimos juntos lo que haremos. Lo cual también va para
mí:doscabezasymediasonsiempremejorqueuna.
Levantolamirada.
—¿Doscabezasymedia?¿Josheslamedia?
Jonasseríe.
—No,aunquelediréquedijisteeso.Teestoyasignandomediacabeza
másporqueeresbrillantísima.
Acurrucolacaraensucuello.Hueletanbien.
—Lolamento,Jonas.
Élmelevantalacabezaparaquelomire.
—¿Quévoyahacercontigo,nena?¿Eh?
Aprietoloslabios.
—¿Besarme?—Levantolascejascongestoesperanzador.
Jonassonríeymebesa.
—Bien.¿Quéotracosasigueenlalista?—pregunta.Suenamilveces
másprecavidoquehaceunosminutoscuandodeclaróconconfianzaque
nohabíanadaquepudieraalterarlo.
Suspiro.
—NotecreícuandodijistequehabíasvistoalTravoltaucraniano.Creí
queestabassiendosobreprotectorehipersensible,yquizáshastaunpoco
paranoico.Fuiunatonta.Debícreerte.
Jonasladealacabezaysemequedamirandolargorato.Abrelaboca
paradeciralgo,peroluegolopiensamejor.
—Loentiendo—dicefinalmente—.Estábien.
Estabaesperandomás,peroalpareceresoestodo.
Jonasseencogedehombros.
—¿Quémástienes?
¿Asídefácilacabamosconesto?Siesasí,notengoideadecómose
resolvió.
—Bueno, por último, creo que es importante que hablemos de cómo
todoestopuedehaberteafectado—digo.Jonasaprietalaquijada,perono
diceunapalabra—.Mesientotanmal.—Deprontomisojossellenande
lágrimas—. Te hice pasar por otro episodio sangriento, y era lo último
quequeríahacerte.Debedehabersidopeorqueunatorturaencontrarme
así. Imagino que la escena pueda haberte recordado toda clase de cosas
sobreelasesinatodetumadre.Lolamentotanto,tanto…
—Soy yo quien lo lamenta —dice con una voz que refleja angustia
pura. Vuelve a tomar asiento y hunde la cara entre las manos—. Yo fui
quien prometió que te protegería, y luego te dejé ir sola al baño, sin
protección, mientras yo me quedaba en el salón escuchando estúpida
música…—Selequiebralavozconformesealteramás.
—¿Estabasescuchandomúsica?¿Estabasescuchandolascancionesque
grabéparati?
Jonas se queda callado y clava su mirada en mí. Su tren de
pensamientosacabadesersecuestrado.
Mesientoensuregazoyleabrazoelcuello.
—¿Pudistedescifrarelmensajeenclavesupersecretaqueteenviécon
esascanciones?—Sonrío,peroélfrunceelceño.
¡Bum!Deprontoalgomegolpeacomounatoneladadeladrillos.Este
es el momento exacto que he estado evadiendo durante los últimos tres
días. Esto es precisamente lo que me hizo distanciarme de Jonas por un
rato.Esto. No quiero hacer esto. Sabía en el fondo de mi ser que Jonas
consideraríaquetodoestofuesuestúpidaculpa,yseconvertiríaenotro
absurdo ejemplo de cómo fracasó rotundamente al intentar proteger a
quienmásama.Sabíaqueconfundiríaelataqueenmicontraconelhorror
del asesinato de su madre, y fusionaría ambos incidentes en una enorme
bola de culpabilidad inextricable. Francamente, no puedo con esto. No
tengolaamplitudemocionalparaverlocaerenespiralporotroabismode
autodesprecio.
Este hermoso hombre se ha culpado a sí mismo durante veintitrés
malditosañosporelasesinatodesumadre.¿Planeapasarveintitrésaños
másculpándoseporelataqueenmicontra?¿Aquécostoparasualma?¿Y
para la mía? ¿A qué costo para nuestra relación? Soy una mujer
compasiva,masnounajodidasanta.Noquierotenerquelidiarconesto.
Esbasuraynotengolapacienciaparahacerlo.
—No sé si algún día me perdonarás —dice y se cubre la cara con
ambasmanos.
Melevantodesuregazoycaminoporelbalcón,conlacabezagirando
amilporhora.
—Jonas…—comienzoadecir,ysientoundisparodeadrenalinaenel
cuerpo—.No.
Él levanta la mirada y cruza los brazos sobre el pecho, como para
protegerse.
Yoinhaloprofundamente.
—No,no,no.Todatuvidatehasculpadoporlamuertedetumamá,y
nofuetuculpa.Alamierdatupadre,Jonas.Nofuetumalditaculpa.No.
Parecesorprendido.Estonoeraloqueesperabaqueledijera.
—Si tú y yo tenemos oportunidad de salir adelante juntos, no puedes
culparteporloquemepasódelamismaformaenlaqueteculpasteporlo
de tu madre. Lo único que estoy diciéndote, directamente, es que si te
culpasestavezpormí,teenvenenará,meenvenenaráyenvenenaráloque
tenemos.
Ahorapareceestupefacto.Yhastaherido.Peroestoesdañinoyyoya
estoyencarrerada.
—Mesalvastelavida,Jonas.Grábateloenlacabezota.Eresmihéroe,
guapo. Eres mi salvador. Esta es la verdad objetiva, pero también es la
verdadqueelijo.¿Entiendes?Elijoestarconelhombrequesalvómivida,
no con el que siempre está intentando reparar algún «daño terrible» que
no fue su culpa. Basta ya de atormentarte, de echarte la culpa, de darte
golpesdepecho.Enestecuentodehadas,nuestrocuentodehadas,túeres
elqueandaenuncorcelblancoypateatraserosymeponeapodosyme
amacomonadieenelmundo,porquetúeresesapersona,JonasFaraday.
Estonovaafuncionarsisiguesbuscandoporsiempremiperdónporalgo
quenofuetuestúpidaculpa.
Jonastragasaliva.
—Si insistes en hablar de culpas, de acuerdo. Hablémoslo. Una sola
vez.
Jonasabrelabocaparadeciralgo,peroyolevantoeldedoíndicepara
interrumpirlo.
—Sialguienesculpableaquí,soyyo.Yofuiquienrompiólasreglasy
tecontactóenuninicio.Yofuiquienteespióyquienespióalingenieroen
sistemas, lo que le dio a Stacy las armas para sumar dos más dos y
delatarme.Yyosoyquiensenegóaquemesiguierasalbañoporqueyo
fui quien creyó que mi inteligente y sensible novio estaba paranoico, y
quizásinclusohastaalucinaba.
Jonasentrecierralosojosaloíresaúltimapalabra.Sí,Jonas,acabode
llamartechiflado.
—Todoesoesculpamía.Esmiculpa,Jonas.Miculpa.Yofuiquiente
reclamó por no haber confiado en mí por completo, por no haberte
lanzadoalvacíoconmigo,yluegosemehizofácilnoconfiarenti.
Parecequevaallorar.
—Peromeperdonoportodoeso,Jonas,yesperoquetútambiénme
perdones,porquedeotromodomevaadevorarvivaycondenaránuestra
relación.—Suexpresiónmeestárompiendoelcorazón,peroaunasísigo
adelante—.Jonas,entiendoquetehayasculpadoportodoalossieteaños
porquetupapátemachacótodasumiserablevida.Pero,tratándosedetiy
de mí, tratándose de avanzar como adultos, como iguales, la rutina del
muchachoatormentadonovaaterminarbien.Teloaseguro.—Hagouna
pausa—.Merehúsoaestarenunarelaciónconunhombrequecreeque
todoloquelepasaesculpasuya.Digo,séquetienescomplejodeDios,
peroestoyaesllevarlascosasdemasiadolejos.
Susojostitilan.
—Bastadeculpas,Jonas.Bastadetodaesamierdade«nosésipodrás
perdonarme algún día». Seguimos adelante sin culpas, o no seguimos
adelante. —Muestro el mentón con gesto orgulloso—. Porque yo estoy
listaparaenfrentaresto,guapo.Eshoradepateartraseros.
Supechoseagitaalmismoritmoqueelmío.Susojostienenunbrillo
peculiar.
—Digo,tanprontomequitenlasgrapasdelacabeza.
Suslabiosformanunasonrisatorcida.Yolevantolasmanos.
—¿Quévaaserentonces,novio?Tomaunadecisión.¿Estásdentroo
fuera?
Jonasselevantadesusilla,conmiradaardiente,ymeenvuelveconsus
musculosos brazos. Basta un beso y, en un instante, ya nos estamos
devorando, quitándonos los pantalones y dejándonos consumir por la
repentina descarga eléctrica que recorre nuestras venas. Sin dudas ni
advertencias,meponedeespaldascontraelbarandaldelbalcón,hundesus
dedosenmihumedadparaencontrarsuobjetivo,yluegomepenetrahasta
lo más profundo, mientras susurra: «Te amo» y «Tan jodidamente
ardiente»y«nena»aloído.¡Ay!¡Dios!¡Guau!
Podría equivocarme —y podría estar fuera de lugar al decir esto—,
peroestoycasiseguradequeestehermosohombremeestácontestando
enfáticamentequesí,queestádentro.Completamentedentro.Dentrodemí,
claroestá,ydeformadeliciosa.Sí,dentro.Más,más,más,más…
Capítulo14
Sarah
Unruidojuntoalacamamedespiertaconunsobresalto.Entrecierrolos
ojos para intentar ver algo en medio de la oscuridad de la habitación,
mientrasmimiradasevaajustandoalasformasycoloresquemerodean.
Elcorazónsemeatoraenlagarganta.¡Diosmío!JohnTravoltadePulp
Fictionestáparadoenunaesquinadelarecámaraconunaenormenavaja
en la mano. Cuando nuestras miradas se encuentran, él sonríe. Abro la
bocaparagritar,peronosalesonidoalguno.Élcaminalentamentehacia
mí,conunasonrisamaligna.Lanavajaensumanoresplandece.
Porfinencuentromivoz.
—¡Oksana!—grito.
Eltiponiegaconlacabeza.
—Esta vez no te saldrás con la tuya, perra. —Levanta la navaja por
encima de su cabeza, con los ojos helados, y la hunde sin piedad en mi
corazón.
Me incorporo y grito con toda la fuerza de mis pulmones,
agarrándomeelpecho.
—Shh —dice Jonas mientras abraza mi cuerpo que se sacude—. Está
bien.
Forcejeoentresusbrazos.Meardelagarganta.
—Esunsueño,Sarah.Sólounsueño.
Rompo en llanto y me derrumbo en sus brazos, a pesar de que mi
cuerposesiguesacudiendoconviolencia.
Jonasmejalahaciaél.
Medahipoalintentarcontenerlossollozos.
—Fueunapesadilla—dice—.Tranquila.
En el techo se escucha la llovizna. Siento que el corazón se me va a
salirdelpecho.
—Aquíestoy—diceJonas—.Aquíestoy,nena.Sólofueunapesadilla.
Todoestábien.
Sientolacalidezdesucuerpocontraelmío.Jonasmeacercamásaél
ybesamismejillashúmedas.Nopuedodejardetemblar.
—Tenemos que ir a Las Vegas —digo abruptamente, con voz
entrecortada—.Eshoradeaplastaraesosgusanos.Debohaceralgo.
Jonasmequitaunmechóndecabellohúmedodelacaraymebesala
mejilladenuevo.
—Mañanamequitanlasgrapasdelacabeza,yentoncespodemosir—
digo.
Jonas hace una larga pausa. El silencio se llena con el sonido de la
lluviaquecaealotroladodelaventana.
—¿Ytusclases?—preguntafinalmente.
—Faltan cinco semanas para los finales —digo y suspiro con
resignación—. Y estoy muy atrasada. No hay forma de que saque
calificacionesexcelentescomoquería,sinimportarloquehaga.—Estoy
segura de que mi voz refleja mi desilusión—. Pero, viendo el lado
positivo,estudiétantodurantetodoelaño,quepodríapresentarlosfinales
mañanaypasartodaslasmaterias.—Inhaloprofundamenteparaintentar
recomponerme—.Supongoquetendráquebastarmeterminarenlamedia
delgrupo,megusteono.
Jonasexhala.
—Sabes que no necesitas la beca, ¿verdad? Pase lo que pase, yo te
cuidaré.
Meacurrucoensucuello.
—Lo sé. Gracias. —Me muero de ganas de volver a decirle que lo
amo, pero me muerdo la lengua. Hasta el momento, sólo nos lo hemos
dichomientrastenemossexo,ynoquieropresionarlodemasiado.Séque
para él es un gran paso decir ese par de palabras, así que me conformo
conlasqueledigosiempre—.MidulceJonas—digoconvoztímida.
Élmeestruja.
—¿Estásseguradesentirtebienparaenfrentaresto?
—Sip.Estoylista.Eshoradepateartraseros.
—Bueno, está bien. —Jonas exhala con fuerza—. Vamos a aplastar a
esos zánganos. Le llamaré a Josh por la mañana, le diré que llame a su
amigoelhackeryquenosencuentrenenlaCiudaddelPecado.
—¿PorquénecesitamosaJosh?
—Porque Josh y yo compartimos un cerebro. Además, traerá al
hacker,ylonecesitamos.
Tienetodalarazón.Ayerdescubrimosquelosmaleantesdepositaron
los doscientos cincuenta mil dólares de Jonas en un pequeño banco en
Henderson, un pueblito a las afueras de Las Vegas, así que de inmediato
Jonasleencargóalhacker que husmeara en el servidor del banco. Si le
damosalclavo,siresultaqueunadelasOksanasdelalistadeapartados
postalestieneunacuentaenesebancoenparticular,estaremosmáscerca
dehacerlospedazos.
—Deacuerdo,esosuenabien.YolehablaréaKatylesaplicaremosla
Ocean’sEleven.
—¿ParaquénecesitamosaKat?
—Kat siempre es de utilidad en cualquier situación. Ya lo verás. Tal
vezahoranosepamoscuándooparaquélanecesitaremos,peroteapuesto
quelavamosanecesitar.
—Pero¿paraquéinvolucraraKatenestasituación?Estoysegurode
queconvencíaStacydequeKatnosabenadasobreElClub,yesprobable
que Stacy haya comunicado esa información a sus superiores. Creo que
deberíamosmanteneraKatlejosdelradardeestoshampones.
—No,noentiendes.Kateslaversiónfemeninadeti,guapo.Lagentese
caedebocacuandoellalesguiñaunojo.Esunaherramientapoderosaque
nosconvendríateneralamano.Además,necesitamosunmontóndegente
atractivaennuestroequipoparaarmarlagranestafadeLasVegas.¿Acaso
novisteOcean’sEleven?
Jonasexhalafrustrado.
—NodeberíamosmeteraKatenesto.
—Yolanecesito,Jonas.TúnecesitasatuJoshiWoshi,yyonecesitoa
miKittyKat.
Jonassuspira.
—De acuerdo. Está bien. Josh, el hacker y Kat. —Pone los ojos en
blanco, en un gesto de falsa irritación—. ¿Qué más necesitamos para
tomarelsiguientevueloaLasVegas,jefa?¿AGeorgeClooney?¿ABrad
Pitt?¿AMattDamon?
—Sí, por favor. A los tres. Ah, y a Don Cheadle. Él me cae
increíblementebien.Y,paraqueMattnosesientasolo,hayquetraeraBen
Affleck.Sitúyyopodemosllevaranuestroscompinches,lojustoesque
Matttambién.
—Ay,quéconsiderada—diceJonas.
—Ya lo sé, soy un encanto. —Me encojo de hombros—. Así estoy
diseñada.
Jonasseríe.
—Hastacuandoestásplaneandoconquistarelmundomehacesreír.
Suspiro.
—Aveces,reíreslamejorformadeevitarllorar.
Jonasmeestrujadenuevo.
—No hay razones para llorar, nena —dice con voz tierna—. Lo
tenemostodobajocontrol.Túyyo.Obueno,tú,yoyClooney.
Loabrazoconfuerza.
—YBradPitt.
—YMattyBen.
—YDonCheadle—agrego—.YJoshiWoshiyKittyKatyelhacker.
—Somosungrupomuypeculiar—diceJonas.
—Ymuyjodidamentesexi,porcierto.
—Somosimparables.
Nosquedamosunminutoescuchandoelgolpeteodelasgotasdelluvia
eneltecho.
—¡Dios!OdioLasVegas—murmuraJonas.
—¿Por?
—¿Por? —repite como si yo acabara de preguntarle por qué odia el
virus del Ébola—. Las multitudes. Las luces de neón. El humo de
cigarrillo. La música electrónica en todas partes. La gente bailando. —
Haceunamuecadedolor,comosiesoúltimofueralopeordetodo—.Por
nomencionaraloszombissincerebroquetiranalvacíoeldineroquese
esforzaron por ganar, en un intento desesperado por sentir algo, aunque
seaporunbreveinstante,yluegovuelvenalatristerealidaddesusvidas
cotidianas sin un centavo en el bolsillo. —Gruñe—. Odio todo de ese
malditolugar.
Lodiceeltipoquerecientementetiróalvacíoeldineroqueseesforzó
porganar,enunintentodesesperadoporsentiralgo,aunquefueraporun
breveinstante.Loamo,yDiosesmitestigo,peroavecesmedesconcierta
sufaltadeconcienciasobresímismo.Perohoyamanecísintiéndomeuna
santa,asíquemeabstendrédeseñalaresatristeironía.
—YocreíaqueiraLasVegasseríadivertido.Quétonta.
—¿NuncahasidoaLasVegas?
—Nop —contesto. Jonas parece sorprendido—. No todos somos tan
afortunadosdeviajarporelmundocomousted,donBilletes.
—Sí, pero Las Vegas no es «viajar por el mundo». Belice sí, lo
entiendo,pero¿LasVegas?TodomundohaidoaLasVegas.
—Alparecerno.
—Hmm. —Exhala—. Bueno, pues. —Me besa la mejilla—. Supongo
quetendréqueaguantarmemimolestiaydarleunbuentouraminenapor
elinfierno,¿nocrees?
—Así se habla. El que una esté muy ocupada demoliendo una red
criminalinternacionalnoquieredecirquenoquieradivertirsemientraslo
hace.
—De acuerdo. Entonces ya es un hecho. Mañana reunimos a nuestro
gruposexiypeculiar,ydesciframoscómovamosapatearleseltraseroa
esosbastardos.
—Suenajodidamentebien—digo.
Jonasmebesaelcuello.
—Pero, primero lo primero. Mañana por la mañana iremos a que te
quitenesasgrapas.
—Sí,porfavor.Yanolasaguantomás.
—Aunqueyocreoquesonuntantosensuales.
Mimuslopercibeelrocedesumiembroquesevaponiendoerecto.
—Ay,eresundepravado,Jonas.
Élmemordisquealaoreja.
—Todatúeressexi,hastalaspartesgrotescas.
—¿Quépartesgrotescas?Notengopartesgrotescas.
—Claroquesí.Lasgrapas…ylasgrapas…Esunalistainterminable.
—Mebesadenuevo—.Tambiénestánlasgrapas.—Sumanosepaseapor
la curva de mi cadera—. Y las grapas. —Baja la mano y me agarra una
nalga—. ¿Qué dices si te doy un último revolcón al más puro estilo
Frankensteinantesdequetequitenesasgrapasmañana?
—Eres un cachorrito muy enfermito —digo, entre risas—. Y eso me
gustadeti.
Capítulo15
Jonas
SarahestácorriendoporlasuitedelhoteldeLasVegas,entrechillidosy
gritosdeemoción.
—¿Ya viste esto? —grita—. ¡Ven a mirar esto, qué vista! ¡Guau! —
EmpiezaacantarFancydeIggyAzaleaatodopulmón.
Yointercambiounasonrisaconelbotones.
—¿Aquíestábien,señor?—preguntayseñalanuestrasmaletas.
—Este lugar es tres veces más grande que mi departamento —grita
Sarahentrerisas,yseponeagirar—.Esincreíble.
—Ahíestábien—ledigoalhombre—.Gracias.
—¡Jonas!—mellamaSarahdesdelasprofundidadesmáshondasdela
suite—.Venaquí.
Ledoyunapropinaalbotones.
—Gracias,señor—diceconunagransonrisa—.¿Quierequeleabra
subotelladechampaña?
—No,yomeencargo.
—¿Quisieraqueleenumerelaampliavariedaddeserviciosquetienea
sudisposiciónenlasuitedelpenthouseyenelhotelengeneral?
—No,gracias.Yalosiremosdescubriendo.
—Perfecto,señor.Disfrutensuestancia.
—¡JonasFaraday!—gritaSarah—.Traeacátuexquisitotrasero.
¡Carajo!Mefascinaestamujer.
Sigo su voz hasta el baño. Está sentada con la ropa puesta y una
enorme sonrisa de gato Cheshire en una tina vacía del tamaño de un
jacuzzipequeño.
—¿Puedescreerlo?—dice—.¿Quiénnecesitaunatinaasídegrande?
Nopuedocontenerlaexpresiónlascivaquesedibujaenmirostro.
—¡Oh!—diceellaysumiradasevuelvetanlujuriosacomolamía—.
Supongoquenosotrosnecesitamosunatinaasídegrande.—Lebrillanlos
ojos—. ¿Sabes algo? Creo que debería advertirte que esta ciudad está
empezandoasacaralachicasuciaquetraigodentro.Lopercibo.
—¿Ahsí?Megustaesachicasucia.
—A ella también le gustas —dice y yo sonrío—. Sí, definitivamente
sientoqueestáporponerenprácticaotrotemadesuadenda.
—Siempre y cuando no implique atarme las extremidades con
corbatas.
—Yaaprendímilecciónsobreesetema.Notepreocupes.
Me meto a la tina vacía con ella, y ella se monta encima de mí y me
cubredebesos.
—Yameestoydivirtiendocomoenana.
—Sólohemosconducidodelaeropuertoalhotelynoshemossentado
enunatinavacía,sinquitarnoslaropa.
—Yasé.Esmuydivertido,¿no?
Merío.
—Claro.
Sarahmebesadenuevo.
—Oye, ¿tal vez tengamos tiempo de jugar y divertirnos antes de que
lleguenlosdemás?
—Ah,claro,haymuchotiempo—digoylabeso.
—¿Porquénollenasentoncesestacosayvemosquiénaguantamásla
respiración?
—Noesprecisamenteeltipodediversiónqueteníaenmente—digo.
—Ah, eso es porque no entiendes lo que estoy planeando hacerte
mientrascontengolarespiraciónbajoelagua.
Mimiembrocobravida.
—Mepareceunbuenconcurso.¿Quieresunacopadechampaña?
—Yasabesquenuncaledigoquenoaunacopadechampaña.
—En un momento sale su orden, señorita. —Salgo de la tina de un
salto,conunaereccióntangrandequepodríadesgarrarmisjeans.Quizá
LasVegasnoseatanmala,despuésdetodo.
—Me siento taaaaan cachonda, guapo —grita desde el baño—. Estoy
ardieeeeendodedeseeeeeoporti.Traeyaesachampañaytejuroquemi
ladomássucioooooooosaldráajugaaaaaar.
¡Mierda!Destapolachampañaenunchasquidoytomodoscopas.
Entoncesalguientocaalapuerta.
—¡Hola!
¡No,porfavor,Dios,no!Todavíano.Noenestemomento.
—¡BienvenidosaLasVegas!—EsKatquiengritadelotroladodela
puertadenuestrasuite.
¡Mierda!¡Carajo!
Sarahsaleatodaprisadelbañoycorreaabrirlapuerta.
—¡Ijujuuú! —exclama Kat. Las dos se abrazan y gritan como si se
acabarandeganarelpremiomayorenunprogramadeconcursos.
A pesar de mi estado actual de decepción por no poder meterme a la
tinaconSarah,merío.Ambassonadorables.
—Caray, Jonas. Te luciste —dice Kat al desprenderse de Sarah—.
Apuesto a que en este hotel se hospedan estrellas de rock o el príncipe
Harry, sobre todo por ese elevador privado directo a este piso. Es
increíble.
—Queríaqueminenahermosaselapasaramásquebien,dadoquees
suprimerviajealaCiudaddelPecado.
Kat y Sarah se miran mutuamente, sorprendidas de que me haya
referido a Sarah como «mi nena hermosa». De hecho, a mí también me
desconciertaescucharmedeciresaspalabrasenpresenciadeKat.¿Cómo
semepudosalir?
—Ay, Jonas —dice Sarah con voz tierna y se sonroja—. Eres un
encanto.
Mismejillasardenenllamas.
—Ah,ygraciaspormihabitación,Jonas—diceKat.
—¿Notuvisteproblemasconelregistro?
—Ninguno.Gracias.
Sarahmemiraconunaenormesonrisa,yyolelanzounamiradade
anhelo absoluto. No quiero estar teniendo esta conversación con Kat.
Quiero estar solo con Sarah, ganándole en el concurso de aguantar la
respiraciónbajoelagua.
—¡Guau,quévista!—exclamaKatytomaaSarahdelamano.Ambas
correndeprisahacialosventanalesdepisoatechoquehayalfondodela
habitación—. Y espérate a mirar La Franja de noche. La iluminación es
algoquenopuedescreer.—Suspira—.¡Dios,amoLasVegas!
¿Porquénomesorprende?
—He visto La Franja en películas, pero supongo que debe de verse
mejorenvivo—comentaSarah.
—¡Oh,champaña!—diceKatconunchillidoalobservarlabotellaen
labarra.
—Te traeré una copa. —Le lanzo a Sarah una mirada de dolor, pero
ellaseríe.¡Caray!Medagustoquemiagoníaleresultetangraciosa.
Otraveztocanconfuerzaalapuertadelasuite.
—¡Abre,malditabestia!
Alabrirlapuerta,encuentroaJoshdepiejuntoaunnerdconpintade
hipster y barba de candado. Después de abrazar con fuerza a Josh, el
hipstersepresentacomoHennessey.Nosésiseasunombredepilaosu
apellido,peroélnodicemás.
—PerolagentemediceHenn—diceyextiendelamano.
—OMalditoGenio—agregaJosh.
—Túereselúnicoquemediceasí,Josh.
—Puesporqueloeres.
—¿TúereselgenioqueencontróaSarahpormí?—pregunto.
—Enpersona—contestaHenn.
—Entoncesparamítambiéneresunmalditogenio.
SarahyKatseunenalegrementealacomitiva.
—Hola, Chica-fiestera con guion en medio —le dice Josh a Kat, con
unciertobrilloenlosojos.
—Pero si es el mismísimo Playboy. Qué coincidencia más
descabellada que un playboy y una chica fiestera se encuentren en Las
Vegas,¿nocrees?—Ambossueltanunacarcajada.
—Medagustovertedenuevo.—Joshlaabrazaconentusiasmo,yella
ledaunligerobesoenlamejilla.Esunsaludopeculiarmenteamistosode
partedeambos.Hmm.Interesante.
Kat se presenta con Henn, quien es incapaz de hilar dos palabras
coherentes. Quizá sea un maldito genio con las computadoras, pero al
parecernoloestantocuandosetratademujeresatractivas.
Después de que ambas chicas rellenan sus copas de champaña y los
chicos toman unas cervezas del minibar, todos nos acomodamos en los
sofásdecueronegrodelasala.
—No puedo creer que hayas despilfarrado en este lugar, hermano —
diceJoshymiraellujoasualrededor—.Estanpococomúnenti.
—¿Podríasdejardedecirquéescomúnenmíyquéno?Alparecer,no
tienesideadecómosoy.
Joshseríe.
—Alparecerno.
Elhackerabresulaptop.
—De acuerdo, amigos. Tengo una actualización sobre la pista de
Oksanaenlaquemeteníantrabajando.
—Fantástico —digo y me froto las manos. A excepción de jugar
olimpiadasdesexooralbajoelaguaconminena,nohaynadaquedesee
más que patearles el trasero a estos hijos de puta tan pronto como sea
humanamenteposible.Esosdesgraciadoscasimearrebatanaminena,lo
cualquieredecirquecasimematanamítambién,yahoranosóloquiero
destruirlos,sinoquequierovercorrersangre.
TodosnosreunimosentornoalacomputadoradeHenn.
—Pude meterme al banco de Henderson en donde depositaron el
cheque.Dehecho,fuebastantefácil.Nodejadesorprendermelomalaque
es la seguridad electrónica de los bancos. Les recomiendo que mejor
guarden su dinero bajo sus colchones, amigos. Como sea, me metí a la
base de datos del banco y husmeé un poco. Comparé la lista de
cuentahabientes con la lista de Oksanas que me enviaron y, ¡bingo!,
encontréunacoincidencia.
Sarahexclamadeemoción.
—Nuestra Oksana se llama Oksana Belenko. Tiene nombre de
patinadora olímpica, ¿no creen? Tiene una cuenta en ese banco de
HendersonyunapartadopostalenHenderson.¡Triplebum!
—¿Ven?Unmalditogenio—diceJosh.
—¿Estássegurodequeeslaquebuscamos?—preguntaSarah.
—Porsupuesto.Busquéladirecciónquedioenlaoficinadecorreos,y
claro que era una mentira absoluta. Pero hay una Oksana Belenko
registrada en el estado de Nevada como miembro de una S. de R.L. que
llevaveinteañosadministrandounpuñadodeburdeleslegalesenNevada,
yladireccióndelalicenciadelosburdelescoincideconladireccióndel
actaconstitutivadelasociedad.
—¿Eso significa que tenemos confirmada su dirección física? —
preguntaSarah.
—Sip.
—¡Guau! —dice Sarah. Luego hace una pausa, mientras los engranes
de su cabeza trabajan—. Suena a que Oksana provee las chicas que
trabajanparaElClub.—SevuelveamiraraJosh—.O,comotúlellamas,
lamontañarusaconcaradeMickeyMouse.
TantoKatcomoSarahsedoblandelarisa,peroJoshseresiente.
—Eraunaanalogía—argumentaJosh.
—Lo sabemos, Joshi —contesta Sarah y le guiña un ojo—. Pero no
dejadeserdivertido.
ApoyolamanosobreelmuslodeSarah.Meprendecualquiercosaque
haga,perosobretodosisetratadejoderaalguienmás.
—Sí,Oksanaescomounamadamadelaviejaescuela—diceHenn—.
Es poco probable que sea el cerebro detrás de toda la operación
tecnológica.
—Debedetenerunsocioqueseencarguedeesapartedelnegocio—
digo.
—Sinduda—coincideHenn—.Yseaquienseaesapersona,sabebien
hacer su trabajo, porque es imposible que alguien se tope con ellos por
accidente.
Hmm.¿CómoseinvolucróJoshconElClubenunprincipio?Loúnico
quecomentóesqueunatletaprofesionalamigosuyolehabíacontadoal
respecto, pero no se me ocurrió pedirle detalles. «Es el dinero mejor
invertidodemivida»,fueloquemedijocuandoestábamosescalandoel
monteRainier.
—Aunasí—continúaHennyledauntragoasucerveza—,sufachada
no es más que un cascarón. Sus verdaderos registros están bien
escondidos en lo más profundo de la internet oculta. Y ese lugar es
aterrador.
—¿Qué es la internet oculta? —pregunta Kat. Henn la mira y esboza
unagransonrisa—.¿Esunapreguntatonta?—continúaKatysesonroja.
—Paranada.Noesnadatonta.Esqueestoyacostumbradoaestarcon
purogeekcomputacionaltodoeldía.Semeolvidaquelagentenormalno
sabeestascosas.—Lesonríedenuevo—.Medagustoquenosepasquées.
Esosignificaqueprobablementeeresunapersonabienadaptadaalmundo
yfeliz.
Katseríe.
—Asíes,dehecho.
—Senota—diceHenn—.Lafelicidadesunacualidadmuyatractivaen
laspersonas.
—Gracias—contestaKat,conlasmejillassonrosadas.
Joshseaclaralagarganta.
—Enfin,chicos,antesdequeHennsearranqueconlagranhistoriade
la internet oculta, ¿qué dicen si todos nos tomamos un trago de tequila
Gran Patrón? Después de todo estamos en Las Vegas. Y a la tierra que
fueres…
—Mepareceunaideafabulosa—diceKatyseleiluminaelrostro—.
¿HayPatrónenelbar?
—Por supuesto —contesto—. Lo pedí expresamente para Josh. Mi
hermanoesmuypredecible.
Joshsedirigealabarrayempiezaaservirtragos,yKatseponedepie
paraacompañarlo.
—Teayudo,Playboy—dice.
—Quéamable,Chica-fiestera.
YomeinclinohaciaSarahylesusurroaloído.
—¿Cuántocreesquetardenesosdosenterminarenlacama?
Sarahcontieneunarisita.
—Lesdoycuarentayochohoras,comomáximo.
Capítulo16
Jonas
—Lainternetoculta—comienzaHennysereclinaensusillón,mientras
acaricia su barba de candado como si fuera el anfitrión de un programa
televisivo de corte documental— es un lugar aterrador, caballeros —
asienteendirecciónaKat—ydamasmuyhermosas.
He escuchado anécdotas sobre la internet oculta, y de seguro Josh
también, pero no tenemos ninguna experiencia práctica al respecto. Se
vuelve a mirar a Sarah para descifrar si ella sabe algo al respecto, pero
ellaponecaradequenotieneniidea.
—Empezaremos la lección de hoy con la internet superficial —
continúaHennconvozlenta,comohipsterconsumadoymaestrodejardín
deniñossimultáneamente.
—La internet superficial —repite Sarah lentamente, como si
pertenecieraaunculto.
—Sí, hija mía. Muy bien —dice Henn, quien de inmediato se
transforma en el líder del culto de Sarah. Sarah y Henn se sonríen
mutuamente—. La internet superficial es la que todos conocemos y
amamos; son las cosas que aparecen cuando le preguntamos a Siri los
horariosdelcineobuscamosenGoogleunrestaurantedesushi.Perola
internet es mucho, mucho más que sólo la internet superficial. —Esboza
unasonrisamaligna.
—Meestásespantando,Henn—diceKat.
—Noesparamenos.Laverdaderainternet,ymerefieroalainternet
ensutotalidad,esunocéanoinfinitamenteprofundo,cuyasuperficieeslo
únicoqueconocemos.Todoloqueestádebajodeellaflotaenlasaguas
negrasdelainternetoculta.
—¡Diablos!—diceKat—.¿Cómoesquenuncaheoídohablardeella?
¿Túsabíasqueexistía,Sarah?
Sarahniegaconlacabeza.
—Es bastante desconcertante oír hablar de ella por primera vez,
¿cierto?
—Totalmente—coincideKat—.Merecuerdalavezenlaquedescubrí
quehaybillonesdemicrobiosinvisiblesennuestrapielentodomomento.
—Seestremece.
Joshgime.
—Porfavornomencionesesodelosmicrobiosenlapiel.Meponelos
pelosdepunta.
ElPlayboyylaChica-fiesteracompartenunacarcajadasincera.
Sarahseacercaasusurrarmealoído.
—Creoquenopasandelasveinticuatrohoras.
Sonrío.
—Por lo tanto, si los buscadores normales no pueden obtener la
informaciónqueestáenlainternetoculta,¿cómopuedealguienencontrar
loqueestáahí?—sepreguntaHenn—.Enpocaspalabras,hayquesaber
exactamente qué es lo que se está buscando. Exactamente. Las únicas
personasqueencontraránhusmeandoenlainternetoculta,ademásdetipos
listos como yo, son gobiernos y criminales. Y, cuando hablo de
«criminales», hablo de yihadistas, narcotraficantes y traficantes de
personas.
—¿Túnoteconsiderasuncriminal?—preguntaKat.Sutonodevozno
esdeenjuiciamiento,sinocurioso.
—Por supuesto que no. No soy un criminal. Soy como Robin Hood,
amiga —dice Henn—. Sólo infrinjo la ley por el bien común o cuando
consideroquelaleyesanacrónica.—Haceunapausa—.Oinútil.Otonta.
—Hace otra pausa—. O cuando infringir una ley en particular no
lastimaráanadie.—Seríe—.Asíque…Ahoraquelopienso,supongoque
me la paso infringiendo la ley todo el tiempo. —Se carcajea—. Pero no
soyuncriminal.Estoydelladodelosbuenos.
MirodereojoaSarah,aquiennoparecemolestarleenlomásmínimo
eldespreciodeHennporlaley.Dehecho,sevedivertida.Supongoquea
ninguno de nosotros tendría que indignarnos la mentalidad salvaje de
Henn, sobre todo si sabemos que el tipo se metió a los servidores de la
UniversidaddeWashingtonparaencontraraSarahyqueesonofuelegal
bajoningunacircunstancia.
—Misclientesmepaganparaquelosayudeconproblemasespecíficos
—continúa Henn—. Y eso hago. Pero no dejo rastro, no hurto nada, no
daño a nadie…, bueno, a menos de que me paguen para dejar rastro,
hurtaralgoodañaraalguien.—Hennsonríe—.Perosólohagoesetipo
de cosas cuando estoy convencido de que estoy trabajando para los
buenos.
Sarah me aprieta el brazo, como diciéndome que yo soy uno de los
buenosdelosqueHennhabla.
—Porejemplo—continúaHenn—,cuandoanduvehusmeandoenese
banco en busca de Oksana, descubrí montones de cuentas inseguras.
Podríahabertomadounpardemillonessihubieraquerido.Hubierasido
pan comido, pero nunca lo hago. ¿Saben por qué? Porque no soy un
ladrón.
Joshsonríeyasiente.EsobvioqueconfíaenHennciegamente.
—Pero podrías trabajar para ladrones —dice Sarah—. ¿Lo has
pensado?
—Paranada.Simisclientesmecontratanparahurtaralgo,siemprees
porunabuenarazón.Comoyadije,sólotrabajoparalosbuenos.
—Pero¿cómosabesquedeverdadestástrabajandoparalosbuenos?
—pregunto.Estoymásqueagradecidoporloqueeltipohahechopormí,
y pedirle que encontrara a Sarah ha sido la mejor decisión de toda mi
vida, pero contratar a un tipo así de estrafalario para que nos ayude a
acabarconElClubesotracosacompletamentedistinta.¿Estoylocosile
confío la misión más importante de mi vida a un tipo que usa jeans
entubados?—.Todoelmundocreequesucausaeslacorrecta—digo—.
Deahíelorigendelasguerras.
—Sí, sí, claro. —Henn mira de reojo a Kat y le sonríe, como si
estuvieraapuntodecontarleunbuenchiste—.Perodéjenmedemostrarles
cómo distingo a los buenos de los malos. Es a prueba de tontos. —Mira
fijamenteaSarah—.Sarah,¿eresdelosbuenosodelosmalos?
—Delosbuenos—contestaSarah.
—Ahílotienen.
Sarah se encoge de hombros, como si tuviera todo el sentido del
mundo.
—Ahílotienen.
Yomemofodeél.
—¿Quién va a admitir que es uno de los malos? ¿Quién siquiera
pensaríaqueloes?Lagenteesbrillanteparajustificarsusaccionesfrente
asímisma.Créeme.Sédeloquehablo.
—Bueno,sí—reconoceHenn—.Peroyonosiemprelecreoalagente
que dice que es buena. De hecho, rara vez lo hago. Si les creo, como le
acabodecreeralaseñoritaCruz,entoncesconesomebasta.
—Ay,¿creesenmí,Henn?—preguntaSarah.
—Indudablemente.
—¡Guau!Gracias.
—Pornada.
Meencojodehombros.Dehecho,esdifícilrebatireseargumento.Si
yo redujera mi propia filosofía de negocios a su esencia más básica,
supongoqueoperaríadelamismamanera.Y,dehecho,¿quéotraopción
tengoenestemomentosinoesconfiarenestetipo?SiJoshconfíaenél,
supongoqueyotambién.Indudablemente.
—Avecesnoesnadacomplicado—continúaHenn—.Porejemplo,si
Joshmepideuntrabajo,séquesiempreestaréluchandoporlaverdadyla
justiciayelsueñoamericano,ynonecesitosabermás.Cualquierapodría
calibrar su brújula moral tomando a Josh como referencia, pues él
siempreesunodelosbuenos,decaboarabo.
—Gracias,amigo—diceJosh.
—Eslaverdad.
—Bueno, bueno, bueno —interviene Kat y le lanza a Josh una
inconfundible mirada fulminante—. Resulta que el Playboy es un buen
tipo, después de todo, a pesar de sus aventuras en las montañas rusas de
MickeyMouse.
MeinclinohaciaSarah.
—Dieciséishoras.Nomás.
Sarahseríedisimuladamente.
—Indudablemente—susurra.
—Aver,Henn—digo,puessientolanecesidaddeponeralgodeorden
—.SiElClubresideenlainternetoculta,¿cómocarajoslosencontramos
y los destruimos? —Me estoy muriendo por patearles el trasero a esos
desgraciados.
—Necesitaremosunmapa—diceHenn—.Unmapaprecisoquenosdé
una ubicación exacta. Una vez que lo tengamos, me adentraré en lo
profundo.
ApoyolamanosobreelmuslodesnudodeSarah.Nopuedoesperara
adentrarmeensusprofundidadesestanocheeneljacuzzi.
—¿Cómoconseguimosesemapa?—preguntaSarah.Luegocolocasu
manosobrelamíaylaaprieta.
—Empezaremos con nuestra amiga, la madrota maestra, Oksana
Belenko.Debedeteneralgúntipodecomunicaciónconquienseaqueesté
encargándose de la parte tecnológica. O quizás ella misma acceda al
servidordeElClubcadatanto.Comosea,ellamellevarádirectoaellos.
—¿Quénecesitamoshacernosotros?—preguntaSarah.
—Conseguir una dirección de correo personal de Oksana, algo que
nosconectedirectamenteconella.
Sarah me mira con culpabilidad. Eso era lo que estaba a punto de
darmeStacycuandoSarahinterrumpiómigenialplanenelPineBox.
—No tenemos su dirección de correo electrónico —dice Sarah—. Es
mi culpa, por andar de mandona. —Esboza una sonrisa avergonzada, la
cualmehacereír.
—Puesesoesloquenecesitamos—diceHenn—.LeenviaréaOksana
algodemalware que me dé acceso a su computadora. Además, instalaré
tambiénunkeylog.Pero,paraeso,necesitoqueabraelcorreo.
—¿Quéesunkeylog?—pregunto.
—Es un registrador que me permite monitorear de forma remota las
teclasqueaprietaensuteclado.Asípuedoobtenertodassuscontraseñas.
Mefrotolasmanoscomovillanodepelícula.
—Excelente.
—Así que necesitaré que hagan tres cosas. —Mira directamente a
Sarah—. En primer lugar, consigue su correo electrónico. En segundo,
claro está, envíale un correo. Y, en tercero, asegúrate de que lo abra, de
preferenciaentupresencia,demodoquenodejemosnadaalazar.¿Creen
quepuedashacertodoeso?
—Por supuesto que puedo —dice Sarah—. Ella cree que estoy
estafandoaJonas.Laencontraréylediréquevengoanegociarmitajada.
—Deningunamalditamanera—exclamo,quizásenvozmásaltadela
requeridaparaenfatizarmipostura.
Sarahsequedaboquiabiertaporlaestupefacción.
—Sí, Jonas. Me reuniré con ella y negociaré mi tajada, y luego
mientrasestéahíleenviaréuncorreoparaafianzareltrato.Pancomido.
—Deningunamalditamanera—digodenuevo,peroestavezcontrolo
elvolumendemivoz—.NotereunirásconOksananiconnadiemásde
ElClubtúsola.
—Jonas,estarébien…
—Yoirécontigo.
Sarahponelosojosenblanco
—Elloscreenqueteestoyestafando,¿recuerdas?¿Paraquétellevaría
conmigositúereslavíctima?
—Nosé.Usatuenormecerebroparapensarenalgoqueseacreíble—
digo. Sarah suspira con frustración—. Esto no es negociable, Sarah. Lo
haremosjuntos,onoharemosnada.
Sarahbufa.
—¿Porquéhabríadellevarteaconocerla?Notienesentido.
Aprietoloslabiosymequedopensando.Nomevienenadaalacabeza.
Todos están en silencio, al parecer tratando de resolver el mismo
rompecabezasquenosotros.
—Creen que te estoy estafando —repite Sarah lentamente, como
pensandoenvozalta—.¿Porquéhabríadellevarteconmigo?
—Nosé,peronoesnegociable.
—Teescuchélaprimeravez,amoyseñordeluniverso.—Sarahcruza
losbrazosfrentealpecho.Instantesdespués,levantasucopadechampaña
ysepaseaporlasuite hasta los ventanales en el otro extremo. El sol se
puso mientras hablábamos, y las frenéticas luces de neón de La Franja
resplandecencegadoramentealadistancia.
—¡Guau! —exclama Sarah, sin poder desviar la mirada del brillante
horizonte—.Eshermoso.
Todoslosdemásnosponemosdepieparaadmirarlavistajuntoaella,
connuestrostragosenlamano.
AbrazoaSarah,quienapoyasucabezaenmí.
—Tomémonos una foto, Sarah —dice Kat. Las dos chicas sonríen
mientrassetomanunaselfieconelcelulardeKatylasicónicaslucesde
fondo—.YunadeJonasytú—ordenaKatynoshaceseñasparaquenos
paremosjuntos.
Sarah y yo nos abrazamos, y Kat nos toma la foto. Todo parece tan
normal.Meagrada.
Katmiranuestrafoto.
—Se ven bien juntos —me dice, con una sonrisa a medias—. Se ven
muybienjuntos.
Mi corazón da un vuelco. ¿La feroz protectora de Sarah acaba de
decirmequecreequesoydignodesumejoramiga?
—Novayasasubiresasfotosaningunared,Kat—leadvierteHenn—.
Noqueremosqueloschicosmalossepanqueandamostrassushuellas.
—No las subiré, no te preocupes. Sólo quiero recordar haber venido
con mi mejor amiga a su primer viaje a Las Vegas. —Kat envuelve a
Sarah en un abrazo muy emotivo—. Gracias a Dios que estás bien. Me
preocupétanto.Nosabescómotequiero.
—Yotambiéntequiero.—LediceSarahmientrashundelanarizenel
cabellorubiodeKat.
—Noséquéhabríahechosinolahubieraslibrado.
—Estoybien.Fueapenasunrasguñito,KittyKat.
Las observo, fascinado. Su interacción es tan afectuosa, espontánea y
natural que me da un poco de envidia. Quisiera ser yo quien estuviera
abrazandoaSarahydeclarándolemiamorcontantafacilidadysencillez.
Sarahlevantalacaradegolpeyaspiraunabocanadadeaire.
—Yalotengo—dice.
—¿Quétienes?—preguntaKat.
Sarahseapartadeella.
—Usaremossuambiciónensucontra.
—Asísehabla,nena—digo—.Sabíaqueseteocurriríaalgo.
Sarahdaunbrincoymeabraza.
—Séquevaafuncionar.
—Por supuesto que sí —digo—. Somos un equipo imparable. —La
besoconternura.
Hennmirasureloj.
—De acuerdo. Armen su plan y empezaremos a primera hora de la
mañana. Yo me encargaré de programar el malware durante la noche.
Quieroasegurarmedequeloquelemandemosseainvulnerable.—Toma
sulaptop.Esobvioqueleentusiasmaponersemanosalaobra.
Sarahyyointercambiamosmiradas.Haymuchascosasenjuego.
—Bueno —dice Kat con las manos en la cadera—. Mientras Henn se
quemalaspestañascreandounvirussofisticado,supongoquelosdemás
tendremos que encontrar algo que hacer en Las Vegas. Hmm. —Se da
golpecitos con la punta del dedo índice en la sien, como fingiendo estar
muyconcentrada—.¿QuéactividadessepodránhacerenLasVegas?
MevuelvoamiraraSarah,conlaesperanzadequeestépensandolo
mismo que yo: que no estamos ni un poco interesados en tener una cita
doble esta noche. Pero no, tan pronto la veo es más que obvio que le
emocionalaideadesalir.
—¿Tegustaapostar,Kat?—preguntaJosh.
—Meencanta.
—¿Cuálestujuego?
—Blackjack.
—Quépatético—diceJosh.
—¿Perdón?
—Lomejoreseljuegodedados,elpaseinglés.
—Nuncalohejugado—diceKat—.Parececomplicado.
—Paranada.Esfacilísimo.Tepongomilenfichasyteenseñoajugar.
Katabrelosojoscomoplatos.
—Novoyaaceptartudinero.Sólotemirarémientrasjuegas.
—No, tú tienes que tirar los dados por mí, Chica-fiestera. Tienes la
suerte de la principiante y la suerte de ser una mujer atractiva, y sólo te
dejarántirarlosdadossitienesunaapuestaenlamesa.
—Puesentoncesapostarémipropiodinero.
—Kat —intervengo—. Deja que mi hermano pague tu diversión. No
haynadaquelegustemásaJoshFaradayquedespilfarrarelproductode
suesfuerzoenentretenimientosinsentido.
—¿Creesquemeestáshaciendounfavor,hermano?
Merío.
—Me estarás haciendo un favor, Kat. Apostar a una lanzadora
primeriza es el sueño de cualquier jugador de pase inglés. Es lo más
emocionantedelmundo.—Sonríe—.Yamímeencantalaemoción.
Incluso de lejos puedo distinguir el brillo en los ojos de Josh al
pronunciaresaúltimapalabra.
Katsonríe.
—De acuerdo, Playboy. Acepto. Me convenciste con lo de la
«emoción».Perosaldremostodosjuntos,¿verdad?—Sevuelveamirara
Sarahenbuscadeaprobación.
—Porsupuesto—diceella.
¡Mierda! Esperaba que dijera que su cuota de emoción ya estaba
invertidaenunasesiónderumbabajoelagua.Meaclarolagargantapara
atraerlaatencióndeSarah.Simemiraalosojos,sabráquenotengola
másmínimaintencióndesalir.
Perolaexpresiónensurostromederrite.¡Dios!Estanadorableque
no me puedo resistir a ella. Se muere de ganas de salir a divertirse. ¿En
quéestoypensando?Sarahyyopodemoscogerenlamalditahabitación
en cualquier momento que se nos antoje. Ahora debo agarrarme los
cojonesyhacerqueminenapaselamejornochedesuvidaenelséptimo
círculodelinfierno.
—¿Adónde llevaremos a estas hermosas señoritas a cenar? —le
preguntoaJosh.
—Curiosamente,semeocurreellugarperfecto.
—Comosiempre—contesto.
—¿Creen que puedan sobrevivir a una noche con los hermanos
Faraday?—preguntaJosh.
Ambas emiten chillidos de emoción, y Sarah se abalanza sobre mí y
meabrazaelcuello.
—Gracias,Jonas.
—Cuandoquieras—contestoenvozbajaylebesoelcuello—.Tevas
adivertircomonuncaenelinfierno,nena.Telomereces.
—Y cuando regresemos, nos divertiremos aún más en el paraíso…,
solostúyyo.Yaquieroprobaresejacuzzi.
¡Dios!Cómoamoaestamujer.
—¿Quieres acompañarnos a cenar, Henn? —le grita Jonas a Henn,
quienestáenelotroextremodelahabitación—.¿Henn?
Hennlevantalamiradadesucomputadora.
—¿Quieresacompañarnosacenar,amigo?
—Ay,Josh—diceHennyniegaconlacabeza—.¿Cuántasvecesdebo
repetírtelo? Puedes llevarme a cenar e invitarme todas las copas de vino
quequieras,peronuncapodrásmetermealacama.
Capítulo17
Jonas
Deacuerdo,loadmito.Meestoydivirtiendo.EnLasVegas.Imaginoquees
señaldequeelfindelmundoestácerca.Supongoquepuedodivertirmeen
cualquier lugar, en cualquier momento, incluso en el infierno, si Sarah
estáconmigo.ElrestaurantequeJosheligióessoberbio.Sarahhadescrito
su comida al menos diez veces como «espléndida», y el espectáculo del
Cirque Du Soleil que alcanzamos a mirar justo después de la cena, por
puro capricho, es espectacular. Cada vez que miro a Sarah durante el
espectáculo, su rostro brilla con una alegría infantil que me llena el
corazón.«Asísesienteserfeliz»,pienso.
Después del espectáculo, cuando las chicas se retiran juntas al baño,
aprovecholaoportunidadparapreguntarleaJoshporHenn.
—¿Quétanbienconocesaestetipo?—lepregunto—.¿Estássegurode
quepodemosconfiarenél?
—Cienporciento.
—Sientoquenosestamosmetiendoenmierdasmuyprofundas—digo
—.¿Segurísimodequeescompletamentedefiar?
—Estoy seguro, Jonas. Es mi compa desde la universidad. Somos
comohermanos.
¿Qué carajos significa eso? ¿Henn es «como un hermano» para mi
hermano? ¿Por qué Josh necesita un amigo que sea como un hermano
cuando me tiene amí? ¿Y por qué nunca antes había oído hablar así de
Hennsisesuponequesontancercanos?
—Cuandoreciénentréalauniversidad,medioadoptéaHenncuando
élrealmentelonecesitaba—comentaJosh—.Alprincipiocreíqueyoera
elmáscabrónenesarelación,peroluegoterminédependiendomásdeél
queéldemí.—Seencogedehombros.
Se me hace un nudo en el estómago. Entiendo a qué momento de su
vidaserefiere.Fuejustodespuésdequepapásesuicidó.LaLoquera.Josh
sefueaUCLAacursarelprimerañodesucarrera,yyomequedéencasa,
pospuse un año la escuela, y luché por recuperar mi mente en medio de
unaoscuridadimpenetrable.
—Eneseentoncesnecesitabaalguienenquienapoyarme—añadeJosh
—.YHennresultóseresapersona.
—Entiendo—digo,peroesonosignificaquenomesientasumamente
culpablealrespecto;además,paraserfranco,medancelosdequeHenn
haya estado acompañando a Josh cuando yo no podía hacerlo. ¿Henn es
comounhermanoparaJosh?¡Alcarajo!LaideadequeJoshseapoyeen
alguien que no sea yo me desconcierta, aunque si lo pienso bien no
deberíaserasí.ClaroqueJoshnecesitabaapoyodespuésdehaberperdido
asupadreydehaberestadoapuntodeperderasuhermanoenelmismo
periodo.Esmásqueobvio.
Pero,¿ydespuésdeLaLoquera?¿JoshsiguióapoyándoseenHennaun
entonces?SupongoquediporsentadoqueJoshsehabíaapoyadosóloen
mí durante todos estos años, a pesar de mis debilidades, defectos y
dañadeces, de la misma manera como yo siempre me he apoyado en él.
Pero debí haberlo supuesto. No puedes apoyarte en alguien que tiene las
piernas rotas, o ambos se caerían. Bajo la mirada al suelo, pues los
sentimientosamenazanconbrotarenmiinterior.
—Oye —dice Josh en voz baja—. También me he apoyado en ti,
hermano.Másdeloqueteimaginas.Túereselmejor.
MevuelvoamiraraJosh.Ahoraquelopienso,norecuerdounasola
vez en la que él se haya apoyado en mí. Todo lo que recuerdo son las
incontablesvecesquehacorridoaayudarmecuandolohenecesitadomás.
—Ylosigohaciendo.Todoeltiempo—continúa—.Todoeltiempo.
—Sabes que puedes hacerlo —digo—. Apoyarte en mí. En cualquier
momento.
—Lo sé. Y lo hago. Eres la mitad de mi cerebro, y lo sabes. Eres la
mitadmásdecente,exceptocuandotecomportascomounasno.
—Ahora soy fuerte —comento—. Ya no necesitas cuidarme. Yo
tambiénpuedocuidarteaveces,¿sabes?Yasoymásfuerte.
—Séqueloeres—exclamaJosh—.Eresunabestia,hermano.
—Igualquetú—digo.
Derepenterecuerdoelmensajequemeenviócuandoestabahaciendo
guardia en la habitación de hospital de Sarah: «Te amo, hermano». Yo
sólo le contesté «Gracias», porque soy un discapacitado emocional y un
imbécil.
—Gracias por aquel mensaje —agrego—. Cuando estaba Sarah en el
hospital.
Joshasiente.Sabedequéestoyhablando.
Yotuerzolaboca.
—Significómuchoparamí.
Hayunapausaenlaqueningunodelosdossabequéhacer.
Quizádeberíadecirotracosa,peronosemeocurrenadamás.
Joshintentasonreír,perofracasa.Tienelosojoshúmedos.
¡Alcarajo!Estoesdemasiadoraro.MeabofeteoelrostroyJoshseríe.
Noseloesperaba.Yonuncasoyelprimeroenabofetearse.Nunca.
—¿Estamosenpaz,cabrón?—pregunto.
Joshseríe.
—Sí,estamosenpaz,cabrón.
EscuchoelsonidodelarisadeSarah.Miroporencimadelhombroy,
tal y como lo imaginaba, Sarah y Kat vienen saliendo del teatro y
caminandohacianosotros,congrandessonrisasyenmediodeenormes
carcajadas.
—Porcierto—ledigoaJoshantesdequelaschicasnosalcancen—,si
Hennestuhermano,entoncestambiénloesparamí.Medagustoqueesté
atulado.
Capítulo18
Jonas
El Playboy y la Chica-fiestera han estado arrasando en la mesa de pase
inglés durante una hora. Josh tenía razón; no puede perder, no mientras
Katseaquienlancelosdados.Duranteunratoabsurdamentelargo,Sarah
y yo los hemos observado, los hemos animado, hemos celebrado con
ellos y hasta hemos apostado más dinero del que deberíamos, pero, sin
importar si ganamos o perdemos, mi cerebro es completamente incapaz
depermanecerinteresadomuchotiempoenlosnúmerosqueaparecenen
unpardedados.
—¿Quieres salir de aquí? —me susurra Sarah. En ese instante, siento
unhormigueoentodalapiel.
—Meleístelamente,nena—contesto,empujotodasmisfichashaciala
pilamonumentaldeKatytomoaSarahdelamano—.Luegonosvemos,
amigos —les digo a Josh y a Kat por encima del hombro—. Vámonos,
nena.—Mimiembroyaestáendurecidodesóloansiarloqueleespera.
Sinembargo,resultaqueSarahnomeleyólamenteenloabsoluto.A
diferenciademí,noquiereencaminarsealahabitaciónparainaugurarlos
deportesacuáticos,sinoquequierehacerunacarreradevelocidadhastael
salóndetatuajesqueestáenelextremoopuestodelcasinoparahacersesu
primertatuaje.
Sarahsesientaenlamesadeltatuadoryleexplicaexactamentequéeslo
quequiere.Yolaobservo,embelesadoyexcitadocomounimbécil.Sólo
puedo pensar en lamerla hasta que se venga y luego cogérmela hasta la
madrugadaeneljacuzzi.
—Suenabastantesencillo—diceeltipo—.Muéstramebienendóndelo
quieres.
Sarahserecuestay,sinvacilación,selevantaelvestidoydejaversu
tanga de leopardo. ¡Guau! Al parecer el pudor no es un problema para
Sarahestanoche.Supongoque,alatierraquefueres…Otalvezsóloestá
unpocoborracha.Talvezyaaceptóqueestábuenísimayyanoleimporta
quiénlosepa,porque,¡carajo!,estamujerestáquesecaedebuena.Miro
de reojo al tatuador y me doy cuenta de que sabe valorar el lienzo
aceitunadoenelquevaatrabajar.
¿Qué demonios está haciendo ahora? Está jalando el elástico de sus
diminutasbragas,locualmehacequererestirarelbrazoydetenerla.¿En
serio está tan borracha? Pero ella sola se detiene, antes de mostrar la
mercancía.
Luegoseñalaunpequeñofragmentodepielaceitunadaquesueleestar
cubiertoporlapartedelanteradesuspantis.
—Justo aquí —dice y toca con la punta del dedo el punto exacto que
quieretatuarse—.¡Bum!
Nopuedoresistirlo.Estirolamanoyacaricioelpuntoexactotambién
ySarahseestremecevisiblementealcontactoconmipiel.¡Carajo!¿Qué
mierdas seguimos haciendo aquí? Metámonos de una vez a ese maldito
jacuzzi.
—¿Estásseguradeesto,nena?—lepregunto.Lasuavidaddesupiely
elcontactoconlosdedosmeestáponiendodurocomoroca.
—Es obvio que sí —contesta—. El tatuaje quedará cubierto cuando
traiga ropa interior o bikini, y sólo se verá cuando esté completamente
desnuda.Loquesignificaquenadielomirarámásqueyo.Ytú.
Elpulsomeretumbaenlasorejas.
Sarahserelameloslabios.
—Ereselúnicohombrequemiraráestetatuaje,Jonas.
Sientounaopresiónenelpecho.Asiento.
Sarahparpadealentamenteyesbozaunasonrisacoqueta.
—Elúnico.
—¿Parasiempre?—pregunto.
¡Caray! No puedo creer que acabo de preguntar eso. Pero sí, ¡al
carajo!,lohiceynohayvueltaatrás.Parasiempre.Sí.Esoesjustoloque
quierodeella.
Sus mejillas se sonrojan con un tono escarlata precioso. Sarah se
encogedehombroscontimidezysemuerdeellabio.
—Quiero ser el único hombre que lo vea jamás —digo en voz baja.
Luegoseñaloaltatuador—.Ademásdeestetipo.
Sarahpasasalivayasiente.
Mi piel está que arde. Desearía que pudiéramos consumar este pacto
justo aquí, encima de la mesa de tatuajes, pero es evidente que eso es
imposible, hasta en una ciudad tan degenerada como Las Vegas. Así que
hago lo que le sigue, que es tomar su rostro entre mis manos y besarla
como si me perteneciera. Es un beso tan apasionado, tan deliciosamente
incitante, que no puedo reunir la fuerza de voluntad necesaria para
apartarmedeella.Séqueeltatuadornosestáesperando,peroamicuerpo
noleimportanada.Sarahesmidroga.Y,enesteinstante,lanecesito.
Hagoungestoexageradoparabajarleelvestidohastalosmuslos.Soy
elúnicoquepuedemirardesnudaaminena,cabrón.Yluegolalevantoen
brazos.Esmía.
—Lolamento,amigo—ledigoaltatuador—.Volveremosotrodía.—
MiroaSarahenmisbrazos.—Tellevaréahacerteeltatuajequequieras
antes de que nos vayamos de esta ciudad inmoral. Te lo prometo, nena.
Pero, en este instante, iremos a nuestra habitación y no te soltaré hasta
llegaraesejacuzzi.—Meacercoasuoídoparaqueeltatuadornoescuche
lo siguiente que le voy a decir—. Y luego me voy a cenar una deliciosa
vulvaalvapor.
Surostroardeenllamas.
Intento sacar mi billetera del bolsillo, pero es demasiado difícil con
Sarahenlosbrazos.
—¿Me harías favor de pagarle a este amable caballero por los
inconvenientesquelecausamos,nena?
Ella toma mi billetera y prácticamente le lanza al tipo dos billetes de
cien dólares. Bien podría haberle dado mil y no me habría importado;
estoy dispuesto a pagar lo que sea con tal de salir de aquí y probar la
exquisitaselvademinenabajoelaguacalientedeljacuzzi.
Labesodenuevo.
—Eresunadiosa—ledigo.
Sarahestájadeando.
Salgodelsalóndetatuajesconminenaenbrazosyrecorroelruidoso
casinohaciaelelevadorexclusivoalotroladodelvestíbulo.Alnotarque
los estrechos pasillos, las tragamonedas y las multitudes hacen que sea
muyimprácticoquesigamoscaminandodeestamanera,Sarahsebajade
un salto y se trepa a mi espalda, y yo sigo abriéndome paso entre las
mesasdeapuestas,lasmeserasylaschicasgraduadasebriasqueostentan
sustiaras.SostengoaSarahdelossuavesmuslos.Meardeelmiembrode
deseo. Soy un hombre con una misión. Mis piernas se contraen. Mi
corazón se acelera. Escucho la risa de Sarah a mis espaldas. Sí, nena, te
llevarédecaballitohastaelestablodelamor.Nadameimpedirámontara
miyeguacachondaysalvajetanprontocomoseahumanamenteposible.
Pero, de repente, mis piernas dejan de moverse. Me detengo en seco.
¿Qué carajos? Al parecer, mis piernas tienen voluntad propia, porque
estoysegurodequenolesdilainstruccióndequesedetuvieran.Levanto
lamirada.
Estoy parado frente a una capilla nupcial. Es una de esas capillas
temáticas de Elvis, un absoluto cliché de Las Vegas, pero no deja de ser
unaauténticacapillanupcial.
SientoloslatidosdeSarahenmiespalda,peronodiceunapalabra.Ni
yotampoco.
¡Mierda! No debí haberme detenido. ¿Por qué se detuvieron mis
piernas?Nolesordenéquelohicieran.¿Osí?Ellasmesecuestraronyme
trajeron aquí. ¡Carajo! Su silencio a mis espaldas es tan espeso como la
melaza. Siento su respiración agitada cerca de mi cuello. ¿Por qué me
detuve?
Porquequierocasarmeconella.
¿Qué?
Quierocasarmeconestamujer.
¡Dios!QuierocasarmeconSarah.Quieroqueseamíaysólomía,yde
nadiemás,nuncajamás.Parasiempre.Quieroqueseamiesposa.
Peronoesposible.
Nunca podría pedirle a Sarah que se comprometiera conmigo para
toda la eternidad sin mostrarle primero la tierra yerma intransitable que
haydentrodemí,sinqueconozcaanteselbastióndelaruinamentalque
helogradoocultarledealgúnmodohastaelmomento.Nopuedopedirle
que me jure amor eterno sin antes contarle hasta el último detalle de La
Loquera,yesoesalgoquenoestoydispuestoahacer.
Sin decir una palabra, comienzo a caminar de nuevo y dejo atrás la
capilla nupcial. Conforme gano velocidad, siento que su cuerpo se va
relajandoydistendiendo.Luegomedaunbesotiernoenelcuello.
Veolazonadeelevadores,incluyendoelelevadorprivadoquellevaa
nuestro penthouse, el cual está a la derecha. Pero entonces giro a la
izquierda.
—¿Puedoayudarloenalgo,caballero?—preguntalamujerdetrásdel
mostradordejoyería.
—Sí,porfavor.Estamosbuscandounpardebrazaletes.
Sarahsedeslizapormiespaldayseparaamiladomientrasmetoma
delamano.
—MibrazaletedeBelicesellenótododesangre—lesusurroaloído
—.Tuvequequitármelo.
Ellaasiente,ysusojospardosmeablandanporcompleto.
—Elmíomelocortaronenelhospital—comentacontimidez—.No
sédóndequedó.
—Veamos si les agradan algunos de estos —dice la vendedora y
colocadosbandejasenelmostrador—.Estossondehombreyestos,de
mujer.
Tomounapulserasencilladeplatinodelabandejadehombres.Esla
mássimplequehay.
—¿Lepuedegrabaralgoenlasuperficie?—pregunto.
—Porsupuesto—contestalavendedora.
—Sarah—digoyselaentrego—.S-A-R-A-H.
—Deacuerdo.—SevuelveamiraraSarah,conlascejaslevantadas—.
¿Yusted,señorita?
Sarah se asoma a la bandeja de brazaletes de mujer. Casi todas sus
opciones son mucho más recargadas que la sencilla que yo elegí. En
general,estáncubiertasdediamantes,adornos,cadenasygemascoloridas.
—¿Vesalgoqueteguste,nena?
Eligeunaversiónparamujerdelamía:unapulserasimple,deplatino.
—No, nena, escoge algo bonito, algo que tenga diamantes. Te
comprarélaquequieras.
Tomalamássencillayselaentregaalavendedora.
—Jonas.J-O-N-A-S.
—No—digo—.Escucha,nena.Escogealgunaquetengadiamantes.—
Tomo una pulsera de platino de la bandeja, la cual se extiende a todo lo
largo,adiferenciademibrazaleterígido,ytienediamantesalolargode
lasorillas—.Estaestálinda.¿Oquétepareceesta?—Tomootrobrazalete
dediamantesdelabandeja—.Esimpresionante.
La vendedora coloca mi brazalete y el que Sarah le entregó sobre el
mostrador,mientrasesperanuestradecisiónfinal.
—Quieroelqueesigualaltuyo—contestaSarah,sinmás.
—Sí,pero…
—Escúchame, Jonas. —El tono de su voz no da pie a discusiones.
Tomaambosbrazaletesylossostiene,unoalladodelotro—.Soylaúnica
sociadeElClubdeJonasFaraday,ytúereselúnicomiembrodeElClub
de Sarah Cruz. Eso es lo único que me importa; no unos estúpidos
diamantes. Nuestros brazaletes tienen que combinar a la perfección,
porque nosotros combinamos a la perfección. —Me mira fijamente y
empujasubarbillahaciamí—.Puntofinal.
Capítulo19
Sarah
Mientras el agua va llenando la tina, yo estoy a punto de arrancarme la
pieldesnuda.NopuedoesperarunsegundomásaqueregreseJonascon
nuestrachampaña.Conlapuntadeldedo,acariciolainscripcióngrabada
enmibrazaletenuevo.Jonas.Probablementedeberíacolocarloenlaorilla
delatinaparaquenosemoje,peronoquieroquitármelo.Jamás.
Estoyardiendo.Loansío.Meestoyvolviendoloca.Loúnicoquedeseo
esdarleaesehermosohombrelamejorfelacióndesuvida.Aunqueclaro
que también quiero hacerle el amor. Y quiero besarlo. Y acariciarlo. Y
sentirlodentrodemí.Ah,yporsupuestonopuedoesperaradecirlequelo
amo,usandodenuevolaspalabrasmágicas,lasquesontansagradasque
al parecer sólo podemos decírnoslas cuando estamos haciendo el amor.
Pero, ¡carajo!, esa felación es mi prioridad número uno. Me estoy
volviendo loca como una cabra de las ganas de llevármelo a la boca y
causarletantoplacerquenopuedanisiquierasumardosmásdos.¿Cree
que es el único que se excita al provocarme placer? Pues yo también he
descubierto que me pone como una fiera causarle placer. Así que eso
quiero.
En realidad no lo supe hasta hace poco, y nunca antes había sentido
ganas auténticas de hacerle sexo oral a un hombre, pero con Jonas he
descubiertoque,siabromimenteymetocomientraslotengoenmiboca,
chupársela me prende tanto que casi me hace llegar al clímax. Me gusta
tenerloamimerced,tantoensentidofiguradocomoliteral.
Tan pronto dijo «para siempre» en el salón de tatuajes, me dieron
ganas de ponerme de rodillas y cubrirlo todo con mi boca, pero, como
soyunachicadecente(ynounaprostitutadecallejón),hacerlesexoorala
un hombre en público no era una opción (ni siquiera en una ciudad tan
perversacomoLasVegas).Peroentonces,cuandoélsedetuvofrenteala
capilla nupcial, ¡demonios!, me llevó al más puro éxtasis en ese preciso
instante. Intenté susurrarle al oído: «La culminación de la posibilidad
humana»,perolavoznomefuncionó.Supeenelfondodemiserqueen
ese instante Jonas tenía los ojos cerrados y se estaba comprometiendo
parasiempreconmigo,yqueríaqueyohicieralomismo.Asíquelohice.
Cerrélosojosypensé:«Teprometolaeternidad,Jonas».Fuetanmágico
como aquel beso que nos dimos afuera de la caverna en Belice, o quizá
más.
Acariciodenuevomibrazaleteycierrolosojos.
Nonecesitoestarfrenteanuestrosfamiliaresyamigos,convestidode
noviatradicional,paraquenuestroamorsevuelvaverdaderoyeterno.No
necesitamosuntrozodepapel.Hoyfueeldíadenuestraboda.Yconeso
mebasta.
El agua caliente va ascendiendo progresivamente a mi alrededor, lo
que me relaja y me hace sentir todavía más cachonda. Apoyo la espalda
bajacontraunodeloschorrosdeaguacaliente.
—Ahh—suspiro—.Venya,guapo.—LedigoaJonas,quienestáenla
habitacióncontigua—.Yanopuedoesperaaaaaaar.
—Estoyabriendolabotella,nena—mecontesta.
No le recrimino a Jonas que no sea el tipo de hombre que quiera
casarse,porquelaverdadesqueyotampocosoyesetipodechica.Digo,
paraserfranca,¿quésésobreelmatrimonio?Nadabuenoenrealidad.Lo
único que sé es que en el matrimonio un hombre golpea a una mujer, a
vecesconelpuño,avecesconelcinturón,avecesconlapuntadesubota.
Sé que en el matrimonio un hombre le grita a una mujer, al parecer sin
razón alguna, y a veces le pone apodos horrendos, como «puta» o
«perra».
Séqueenelmatrimonioaldíasiguienteelesposoregresaconflores,
pidiendo perdón y jurando que cambiará, que ha dejado de beber, y la
esposalloradealegríayalivio,ylascosasestánbienduranteunmáximo
de seis semanas. Y luego, inevitablemente, ella vuelve a decir algo
inapropiadoolomiradeformainadecuada,yélbebeunacervezayluego
otrayluegootra,hastaquetodovuelveaempezar,sóloque,esasiguiente
vez, las cosas sólo vuelven a estar bien durante un máximo de cuatro
semanas,silaesposatienesuerte.Unasemana,sinolatiene.
¿Quémásséacercadelmatrimonio?Queunaniñadenueveañospasa
lasnochesescondidadentrodelarmarioconsumapadelmundoo,silas
cosas se ponen muy mal, se recuesta en su cama para idear formas de
asesinar a su propio padre sin que la descubran. Sé que una noche
especialmentemaladespuésdelcumpleañosdiezdelaniña,unanocheen
la que ve que golpean a su madre hasta casi matarla, con toda calma la
niña tritura ocho tabletas de Tylenol PM y las diluye en la cerveza de su
padre,yesperaaqueseduermacomoelimbécilbuenoparanadaquees.
Y,cuandoesopasa,laniñitausatodassusfuerzasparasacarasumadre
moribunda a rastras de la casa y la lleva a un cobertizo viejo y
abandonadoquehayaunascuadrasdesucasa,enelcuallaniñahaestado
almacenando provisiones para casi un mes. Durante el matrimonio esa
niñitacuidadesumamáenelcobertizoyledicequetodoestarábienhasta
que,despuésdetresdías,lamadrelevantalacabezaymiraasuhijacon
undestellodesconocidoenlosojosydice:«Nomás.Dehoyenadelante,
renazco».
El nivel del agua por fin me llega a los hombros, así que cierro el
grifo.
—Latinaestálista,guapo—legritoaJonas—.Eshoradebuceaaaaar,
grandulón.
—Yavoy,nena—gritadesdeelextremoopuestodelasuite.
Así que, en efecto, Jonas no es el tipo de hombre que cree en el
matrimonio, lo cual para mí está bien, porque yo tampoco creo en el
matrimonio.NonecesitoelmatrimonioparaentregarmeaJonasFaraday.
Yalohehecho.Yélsehaentregadoamí.Parasiempre.
Heloahí,midulceJonas.Estáentrandoalbañocondoslargascopas
dechampañayunaerecciónmuyprominente.¡Cielos!Nuncamecansaré
demirarsucuerpodesnudo.Mesonríemientrasmeentregamichampaña,
lacualmebebodeunsoloylargotrago.
—Concalma,nena.Eschampañafina.
—Métete al jacuzzi en este instante, Jonas P. Faraday —digo y me
retuerzo como una anguila. Estoy tan prendida que me cuesta trabajo
respirar.
Jonas introduce su glorioso cuerpo en el agua caliente, y su rostro
brilladeexcitación.
—Tegustamucholachampaña,¿verdad?
—¿Quieressaberporqué?
—Dime.
Medeslizohaciaéldentrodeljacuzziysostengosudeliciosaerección
conunamano.
—Porquesacaalachicasucia,muysucia,quevivedentrodemí.
—Megustaesachicasucia.
—Ytúleagradasaella.—Merelamoloslabios—.Muchísimo.
Después de decir eso, me voy sumergiendo despacio, despacio,
despacio, hasta que mi rostro llega a la superficie del agua caliente,
prolongando el exquisito anhelo de Jonas tanto como es humanamente
posible. Finalmente, con gran algarabía, aspiro una bocanada de aire
profunda,largaymuy,muycachonda,leguiñounojoalardientedemi
novioymesumerjoenelagua.
Capítulo20
Sarah
—Yosigodiciendoquefueempate—diceJonas.
—Ay,porfavor.Teganépormucho—afirmo.
—Creoqueesjustoaquí—comentaJonas,mientrasmiraelmapade
Googleensucelular.
—¡Caray!¡Quécalor!—exclamo.
—BienvenidaaLasVegas.
—Dehecho,esHenderson—locorrijo.
—Henderson, Las Vegas, da igual. Es más ardiente que el infierno.
Además,noganaste—argumentaJonas—.Sisumastodoslosminutosque
yopaséalláabajo,yogané.Pormucho.
—Sí,perolaúnicarazónporlacualestuvistetantotiempoalláabajo
es porque no pudiste cerrar el trato con tanta rapidez como yo. Y esa es
razónsuficienteparadecirqueyogané.
Jonasseríe.
—¡Dios! Es una cuestión de pura fisiología, de las diferencias entre
hombresymujeres,ynounreflejodemishabilidades.Además,eltiempo
que me tomó debe de haber tenido que ver con toda esa champaña que
bebiste.Elalcoholaturdelasterminacionesnerviosas.
—Pretextos,pretextos.
—Nadadepretextos.Iguallologré,¿no?
—Ydequéforma.Amén.
—El que me hayas hecho venirme más rápido que un puberto no
demuestra que hayas ganado nada. El concurso consistía en averiguar
quiénaguantabamástiempolarespiración,ynoenquiéncumplíaconsu
misiónmásrápido.
—No, yo cambié las reglas. Se trataba de averiguar quién era más
eficiente.
Jonasseríedenuevo.
—Nuncameloinformaste.Eresunatramposa.
—Yosólosalíatomaraireunavez.Túsalistecomocuatroveces.Por
lotanto,yogané.
Jonasgruñealrecordarconcariñoloquepasóanoche.
—Estabas en llamas anoche. Eres superjodidamentetalentosa, Sarah
Cruz.¿Losabías?Eresladiosaylamusa.Mmmmmm.¡Sublime!
Meencojodehombros.
—Fueuntrabajodeamor.
—Sí,aunasí.Nopuedescambiarunilateralmentelasreglasdeljuego
en el último minuto. Nunca se trató de averiguar quién satisfacía al otro
másrápido,ylosabes.
—Conmáseficiencia.
—Sí,comosea,sonpuraspatrañas.Nohabríatenidooportunidad.Yo
yaestabaamediocaminocuandotuslabiostocaronmipene.
—Pretextos.
—Nosonpretextos.Sonhechos.
—¿Estássiendounmalperdedor,Jonas?
—¡Ja!Paranada.Soyunperdedormuyfeliz.
—Espera,¿eseesellugar?—Señalounedificioinsulsoalotroladode
lacalle.
Jonasrevisaladirecciónunavezmás.
—Sí,ahídebedeser.¡Carajo!¡Quécalor!¿Cómopuedealguienvivir
así?Nolopuedocreer.
Seguimoscaminandohastaquedarjustoalotroladodeledificio,ynos
metemosaunalicoreríaparamirarlodesdelaventana.Esunedificiode
cementocomodelosañossetenta,conpersianasentodaslasventanasy
sin señalamiento alguno. Es el tipo de lugar donde esperas que esté el
consultorio de un quiropráctico o la oficina de un vendedor de bienes
raíces. Completamente desabrido. Sin duda, no parece gritar: «Aquí vive
unabandacriminalinternacional».
—Noeraloqueesperaba—digo.
—¿Quéesperabas?
—AlgosacadodeDurodematar,¿sabes?Unaltoedificiodeacerocon
ventanalesreflectores,llenodemaleantescontrajesdediseñadoryorejas
perforadas.
Jonasseríe.
—Esofuesumamenteespecífico.¿Esperabasesodeloscabronesque
contrataronalTravoltaucraniano?
—Sí, como el jefe de John Travolta en Pulp Fiction. Era un tanto
elegante,¿no?
—MarsellusWallace.
—¿Qué?
—Así se llamaba el jefe de Travolta en Pulp Fiction: Marsellus
Wallace.YJohnTravoltaeraVincentVega.
Melequedoviendo,perpleja.
—Y Uma Thurman era Mia Wallace. ¿Estás segura de que viste Pulp
Fiction?Porqueestoyempezandoacreerquemementiste.
Pongolosojosenblanco.
—Claroquelavi.Lamejorpelículadelahistoria.—Lomiroyfrunzo
lanariz—.Nuncatehedichounasolamentira.Niuna.
Jonasmesonríe.
—Losé.Tevesmuytiernacuandoteenojasasí,¿sabes?
Aprieto los labios y me asomo de nuevo al edificio. Inhalo e intento
guardarlacalma.
—¿Estás lista para conocer a nuestra amiga Oksana Belenko? —
preguntaJonas.
—Sip. —Inhalo profundamente—. Creo. —Sin pensarlo, me llevo la
manoalamuñecaopuesta,enbuscademibrazalete,peroclaramenteno
está ahí. Jonas y yo decidimos dejarlos en el hotel para esta misión en
particular.
—¿Recuerdasquéhacer?—pregunta.
—Sí,essóloquederepentemepusenerviosa.—Aspirounabocanada
deaire—.¿YsielTravoltaucranianoestáahí?—Nopuedocreerqueno
semeocurrieraantesqueesaeraunaposibilidad.
—Bueno,pueselplansevaalamierdaporquevoyamataraesehijo
deputaconmispropiasmanos.
Semecaelaquijada.Esperoquediga:«Esbroma»,peronolohace.
—No,Jonas.Siestáahí,tendrásqueencontrarunamanerademantener
lacalma.Prométemequenomatarásanadie.
—Nop. Si ese hijo de puta está ahí, es hombre muerto. Al diablo el
plan.Sitedigoquehuyas,másvalequenomiresatrás.
Sientounaopresiónenelpecho.Unarepentinasensacióndepánicome
abruma.¿PorquénopenséenloquepodríahacerJonassiseencontrara
cara a cara con mi agresor? ¿Qué haría yo? Respiro profundamente e
intentorecobrarlacalma.
—Escucha, Jonas. Si haces algo que se salga del plan, ambos
podríamosmorir.Oalgopeor.
—¿Quépodríaserpeorqueelquenosmataranaambos?
—Que te mataran ati, pero a mí no. O que fueras a prisión. Ambos
escenariossonpeores.Preferiríamorirquetenerquevivirsinti.
—Bueno, entonces roguemos porque ese bastardo no esté en el
edificio en este momento. —Su mirada está endurecida. Nunca lo había
vistoasí.
Mirespiraciónesentrecortada.
—Quizádeberíamosabortarlamisión.Talvezdeberíamosidearotro
plan.
—Escúchame, nena. —Me toma de los hombros y me mira
directamenteconsushermososojosazules—.Nopodemospasarelresto
de la vida cuidándonos las espaldas. Lo sabes. Es momento de tomar las
riendas.
Asiento.Claro,tienerazón.Afindecuentas,venirabuscaraOksana
fue idea mía. Inhalo profundamente de nuevo. No sé por qué de repente
estoyperdiendoelcontrol.
—Merehúsoadormirmeenmislaurelesynosabersivolveránporti
o no —continúa Jonas—. Ya me harté de dejar que me pasen las cosas.
Estoytomandoelcontrol.
Asiento.Medagustoescucharlo.
—Entonces,¿estáslistaparapatearleseltraseroconmigo,ono?
—Sí,estoylista.—Meespabilo—.Fueunlapsusnadamás.Estoylista.
Tomamimanoylaaprieta.
—Lo único que hay que hacer es lograr que abran ese correo. Pan
comido.
Asiento.
—Deacuerdo.¿Traestuteléfonocelular?
Jonassostieneelteléfonoenalto.
—¿Ylachequera?
Sedaunapalmadaenelbolsillo.
—Sip—contestayempiezaajalarmehacialacalle.
—Espera.—Sueltosumanoyretrocedounpaso.
Jonassedamediavueltaysemequedamirando,confundido.
—¿Estásbien?
—Essóloque…tuveunasensaciónextraña,comounapremonición.
Jonasmemira,alaesperadequecontinúe.
—Meodiaríasiignoroestasensaciónyresultasercierta.
Jonassigueesperando.
—¿Creesquepodríashacermeuncheque?¿Aminombre?
—¿Paraqué?
—Nosé—digo—.Essóloquetenerunchequetuyomesalvólavida
lavezpasada.Sientoquedeberíaentrarahíconesamismaprotección,por
siacaso.
—¿Porsiacasoqué?
—Nolosé.
Jonasparecepreocupado.
—Nolousarésinoesnecesario.Pero,sielplanAnofunciona,creo
quedeberíatenerunchequetuyocomoplanB.
—No,nena.NohayplanB.LeestamosapostandotodoalplanA.
—¿Quédañopodríahacer?Sinolonecesito,lorompodespués.—La
adrenalinameinundaderepente.Entremástiempopasoaquíhablandode
esto,másmeconvenzodequelonecesito—.Hazlopormí.
Jonasexaminamirostro.
—No te voy a dejar sola con ellos, ni siquiera un instante. ¿Estás
conscientedeeso?NohayplanB.
—Claro. Pero ¿y si revisan mi bolso o algo así? Sería algo que les
gustaríaencontrar,¿nocrees?Lesconfirmaríaquetetengocomiendode
lapalmademimano,comoleshedicho.
—Perosímetienescomiendodelapalmadetumano,hermosa.—Me
sonríe.
Yotambiénlesonrío.¡Diablos!Esunhombremuyatractivo.
—Ese cheque me salvó la vida la vez pasada, Jonas. Quizás es mi
paranoia,peronoquieroentrarsineseamuletodelabuenasuerte.
Jonassacasuchequeralentamente.
—Estanoesunainvitaciónparaquetesalgasdelplan.NohayplanB.
—Losé.—Leentregounbolígrafoquesacodemibolso.
—¿Cuánto?¿Doscientoscincuenta?
—No.Esdemasiado.Cien,quizá.
Jonasllenaelchequeymeloentrega.
—Peronosvamosaapegaralplan,sinimportarloquepase.Sólolo
hagoporqueconfíomuchoentuintuición.—Mebesalafrente—.Porque
eresbrillantísima.
—Gracias.Mehacesentirmejortenerlo.—Ledoyunapalmadaami
bolso.
Jonasesbozaunasonrisareconfortante.
—Sólosígueme.Nuestroplanesinfalible.
—Hagámoslo.
—Nadadedesviarsedelplan.
—Losé.
—Repítelo.
—Nadadedesviarsedelplan.Yalosé.
—Deacuerdo.Vayamosentonces.
Capítulo21
Jonas
—Le diré a Oksana que están aquí —dice la joven que nos recibe en el
vestíbulo.Suexpresiónesdecautela—.¿Puedoofrecerlesalgodebeber?
—No,gracias.Estamosbien—contesto.
—¿Merepitensusnombres?
—Jonas Faraday y Sarah Cruz. Venimos a ver a Oksana Belenko. —
Esbozo mi sonrisa más encantadora, y con eso logro que se relaje la
expresiónenelrostrodelajoven.
—Deacuerdo.Unminuto.
Lajovensevaalahabitacióncontiguaycierralapuerta.
Sarahyyonosmiramosmutuamente.Micorazónlatecomotamborde
hojalata.
Pasanvariosminutos.Leaprietolamano.Noesperabasentirmeasíde
nervioso.
Después de un rato, aparece de nuevo la joven, seguida de un tipo
como de mi edad, vestido con traje de diseñador y cabello rubio
engominado hacia atrás. Casi puedo percibir la sonrisita de Sarah a mi
lado;esjustoeltipodevillanodeDurodematarqueellaesperaba.
—¿Puedoayudarlos?—dice,manteniendosudistancia.Mirafijamente
aSarah.
—Quétal—contestoyhagomimejorintentoporpareceruntoroen
una tienda de figuras de porcelana—. Es un gusto conocerte. —Le
extiendolamanocomosifuéramosamigosdetodalavida—.SoyJonas
Faraday, uno de los miembros de El Club. —Miro a Sarah y sonrío—.
UnodelosmiembrosmássatisfechosdeElClub,debodecir.
Sarahmesonríetambién.
El tipo me estrecha la mano, pero con la mitad del entusiasmo que
muestro yo. Hace evidente que no me dará su nombre en respuesta a mi
presentación.
—TrajeanuestrapequeñaSarahaLasVegasparadivertirnosunpoco,
tú sabes, y pensé: ¿por qué no mato dos pájaros de un tiro ya que estoy
aquíyhagonegociosconustedes?
EltipovuelveamirarfijamenteaSarah.
Yo la miro de reojo, pues temo que la mirada intensa del hombre la
asuste,peroellasevefrescacomounalechuga.Esbozaunagransonrisay
leextiendelamano.
—Soy Sarah Cruz —dice—. Creo que no nos han presentado. —Se
vuelve a mirarme—. Siempre he trabajado a distancia desde Seattle, así
queaúnnoconozcoanadiedelasoficinascentrales.
Eltipomiraporencimadenuestroshombroshacialapuertaporlaque
entramos.
—¿Vienensóloustedesdos?
—Sí—contestaSarahconconfianza—.Asíes.Sólonosotros.
—Sí, Sarah me dijo que sólo les escribiera un correo, que eso sería
mejor,peroellanoesunapersonadenegocioscomoyo.—Leguiñoun
ojo—.¿Verdadqueno,Sarah?
—Nop.
—No tiene experiencia práctica, ¿sabes? Es muy lista, pero le falta
vivirelmundoreal.Noentiendequeselogramásconunbuenapretónde
manosyhablandodefrentequeconunvilyvulgarcorreoelectrónico.—
Lajalohaciamíyleaprietounanalga—.Aunasí,esunachicaespecial.
Muy,muyespecial.
Enrespuestaamigestoagresivo,ellaechalacabezahaciaatrásyse
ríe.
—Ay,Jonas.
—Stacy,enSeattle,medijoqueOksanaeslapersonaconquiendebo
hablarparacomprarunbloquedeltiempodeestachica,asíquepenséque
lomejorseríapresentarme,hablarabiertamenteconustedesycomprarles
aSarah.
—Ay,Jonas—diceSarahymedaunapalmadajuguetonaenelpecho.
—Él sabe a qué me refiero. Estoy comprando tu tiempo, dulzura. Es
obvio.Noteestoycomprandoati.—Mevuelvoamiraraltipo—.
Digo,amenosdequemedigasqueestáenventa,¿no?—Meríocomo
sideverdadcreyeraqueesgracioso.
Sarahtambiénseríe.
—Bueno,perohablandoenserio,quierocomprarunbuenbloquede
tiempodeestachica.Selapasatodoelratoocupadarevisandosolicitudes
paraustedes,ynomededicaeltiempoqueyonecesito.Ycréeme,necesito
muuuchotiempo.
LevuelvoaagarrarlanalgaaSarahyellaseríe.
Eltiponosveconsuspicacia.Nodiceunapalabra.
—Ahoravuelvo.
Desapareceporunapuerta.
Sarahyyonosmiramosmutuamente.Estamosinterpretandonuestros
papelesalaperfección,talycomoloplaneamos.Pero¿quiéncarajoses
esetipo?¿DóndeestáOksana?
El villano de Duro de matar vuelve a salir al cabo de un par de
minutos.
—Dejen sus teléfonos celulares y su bolso con Nina. —Señala a la
jovenquenosrecibióenuninicio.
Sarahleentregasubolsosindudar,peroyomequedoinmóvil.
—Mire, señor Faraday. Estamos más que dispuestos a conversar con
usted dentro de los límites de este recinto, pero no nos arriesgaremos a
quenuestrasvocesquedengrabadasparalaposteridad.
¡Mierda!DebedeserelcabrónqueredactaloscorreosdeElClub,sin
duda.Hablaigualquecomoescribe.
—Ah, sí. De acuerdo. No hay problema —digo y le entrego mi
teléfonoalamujer.
ElcabróndeDurodematar nos cachea, pero noto que tarda bastante
mástiempoexaminandocadacentímetrodelcuerpodeSarahquedelmío.
¿Confía menos en ella que en mí? ¿O sólo disfruta el placer de
manosearla?Aprietolaquijadaeintentocontenermisimpulsosasesinos.
Cuando el cabrón de Duro de matar está convencido de que ambos
estamoslimpios,nosinvitaaentraralaoficina.Unamujerdealrededor
desesentaaños,concabellorubioplatinadoyunexcesodedelineadoren
los ojos, está sentada detrás de un gran escritorio. Las presentaciones
revelanqueesnuestraamigaOksanayqueelcabróndeDurodematares
suhijo,Maksim,quiennosindicaquelellamemosMax.Sarahyyonos
sentamosfrenteaOksana,mientrasqueMaxsesientaaunladodeellay
mirafijamenteaSarahcomoelhijodeputaquees.
—Esunplacerporfinconocerte,Oksana—digoalegrementedespués
de que todos nos hemos sentado—. He disfrutado mucho mi experiencia
conElClubhastalafecha.Todohasidoimpecable.
Maxseaclaralagarganta.
—Mesorprendeencontrarloaquí—diceOksanaconseriedad.Apesar
del intenso acento ucraniano, se le entiende perfectamente—. No
acostumbramos tener entrevistas personales con los clientes. Y somos
muydiscretosacercadelaubicacióndenuestrasoficinas.
—Claro, sí. Lo lamento. Stacy en Seattle me dijo exactamente dónde
podía encontrarte. —Siento una punzada de culpa inesperada al delatar a
Stacy,peronosemeocurreotraformadeexplicarracionalmentecómo
ubicamosaOksana—.Esperoquenoseaunproblema.Noquierometerla
en líos. Es un encanto, esa Stacy. De hecho, en un inicio había planeado
comprarunbloquedeltiempodeStacy.Esachicaestáqueardeyesmuy
talentosacon…
Sarah se endereza en su asiento para fingir que está reprimiendo un
arranquedecelos.
—Peroestamuchachadeaquíseponíamuylocasiyomirabaaotra,y
cambiabaunpocomisplanes.—LesonríoaSarah,yellaasiente—.Esun
poquitín celosa esta muchacha. No le enseñaron a compartir cuando era
niña.AsíquenoaceptóuntríoconStacy—merío.
Sarahaprietalaquijada,talycomolohabíamosacordado.
—Es una joyita esta muchacha. Es dinamita en la cama. —Gruño al
deciresaúltimaparte.
SarahesbozaunagransonrisaysevuelveamiraraOksana,perono
reciberespuestadesuparte.
—Sí, así es —dice Oksana—. Eso es nuestra Sarah para usted, una
joyita. —Oksana mira a Sarah y entrecierra los ojos, como si estuviera
intentandodescifrarquésetraeentremanos.
—Ay,soydulce,Jonas.Ylosabes—ronroneaSarah.
—Esverdad.Eresmásdulcequelamiel—comento.
Max no le ha quitado la mirada de encima a Sarah desde que nos
sentamos.JuroporDiosquesilatocadenuevocomolohizoenelotro
cuarto,nopodrécontenermeyloestrangularé.
—…y siempre dice que trabajo demasiado —está diciendo Sarah—.
¿Noescierto,corazón?
—Ay,sí.Estachicasiempreestátrabajando.Todoestrabajo,trabajo,
trabajo. La pobrecita tiene que pagar la universidad, y luego la está
pasandofatalconlodelcáncerdesumamá,peroesoustedesyalodeben
saber… —digo, y Oksana y su hijo intercambian miradas—. Y ahora
resultaquetambiéndespidieronasupapá.—Exhalodeformaaudible—.
¿Cómopuedeunapobrechicacomoellacargarcontantascosassobrelos
hombros? ¡Dios! Y luego, un loco la atacó en su escuela. ¿Les contaste
eso,Sarah?
Ellaniegaconlacabeza.
—No,noselohabíamencionado,corazón.Nofuenadagrave.
—¿Bromeas? Fue brutal —digo—. Es difícil creer que hay gente tan
perversa en el mundo que quiera herir a una chica tan dulce como ella.
Espero que quien lo haya hecho arda en el maldito infierno. —Le lanzo
unamiradafulminanteaMax.
—Jonas—diceSarahconvoztensa.
¡Mierda!Meestoydesviandodelplan.Micorazónretumbasinpiedad.
Tengoquerespirarprofundamente.
—Lamento oír que te hirieron, Sarah —dice Max lentamente—. Qué
buenoqueterecuperaste.—Lamiraconlascivia—.Yquedastetanbien.
Meaclarolagarganta.Bastardodemierda.Estoyapretandolospuños
contantafuerzaquemeduelen.
—Alparecerhahabidounarachadeviolacionesenlauniversidad—
comenta Sarah en tono ecuánime—. La policía cree que el ataque en mi
contra fue una violación frustrada, o quizá sólo un asalto, pero no están
seguros. Como sea, ya estoy bien. —Me mira fijamente para advertirme
quenomedesvíedelplan—.FuemuydulcelaformaenlaqueJonasme
consintiómientrasmerecuperaba.
—Ay,sí.Lapobrecitaestabamuylastimada.Esomehizodarmecuenta
de que quiero cuidarla, ¿saben? Quiero facilitarle la vida. Quitarle un
pocodeesacargatanpesada.Enserio,¿cuántopuedesoportarunachica
tan delicada como ella? Incluso después del ataque quiso regresar de
inmediatoalaescuelayatrabajar.Dicequetienedemasiadascuentaspor
pagar,demasiadassolicitudesquerevisaryquenopuededarseellujode
descansar.
De pronto, Sarah parece romper en llanto, o al menos eso finge.
¡Mierda! Es buena. Sé que está actuando, pero aun así me rompe el
corazón.
—Tranquila—ledigoafectuosamente—.Todoestarábien.—Latomo
delamano—.Todosaldrábien.
—Lo siento —contesta Sarah—. Ya estoy mejor. —Pasa saliva con
dificultad—. Es sólo que he tenido que lidiar con demasiadas cosas
últimamente.Nosabesloquesignificaparamítuayuda.
Lebesoeldorsodelamano.
—Claro que lo sé. —Me volteo hacia Oksana—. Quizá no debería
admitirestofrenteaustedes,peronodejodeprometerlequeyolepagaré
lascuentasparaquedejedeunavezportodassuempleocomoagentede
ingreso y se concentre en mí, veinticuatro horas al día, siete días a la
semana.Peroellainsisteenquenoseríajustoparaustedes,puesdependen
demasiadodeella.
Oksana y Max se miran mutuamente. No le han enviado a Sarah una
solasolicitudparaprocesardesdeantesdequenosfuéramosaBelice.
—¿Saben algo? Es muy curioso. Me inscribí a El Club para no tener
quelidiarconapegosemocionales,pero,¡carajo!,meenganchéconesta
mujercita de inmediato. —Le agarro el mulso—. No hay hombre que
pueda resistirse a ella. Mírenla. Es hermosa. Sin embargo, negocios son
negocios.Loséylorespeto.Poresoestoyaquí.
—¿Qué es exactamente lo que podemos hacer por usted, señor
Faraday?—preguntaMax.
—Esperaba poder convencerlos de que me dejen comprar todo el
tiempo de Sarah por… ¿un mes? Siempre anda a las prisas, procesando
solicitudes para ustedes, cuando yo lo que quiero es llevarla de viaje y
pasartiempoasolasconella.Peroaellalepreocupanmuchosusdeudas.
Así que pensé que quizá podría convencerla de tomarse unas vacaciones
pagadas,locuallepermitiríatenermástiempolibreparaestarconmigo.
—No puedo renunciar a mi trabajo, Jonas —dice Sarah y muestra el
mentón—.Haydemasiadaspersonasquedependendemí.
—Lo sé, dulzura. Pero tienes que aprender a aceptar mi ayuda. Sólo
quieroayudarte.
—Gracias,Jonas.Eresmuygeneroso.
—Creoquepodríamoslograrunacuerdo,señorFaraday—interviene
Oksana—.AunqueSarahesunadenuestrasmejoresagentesdeingresoy
dependemosmuchodesutrabajodiario.Sinembargo,lomásimportante
essatisfaceralcliente,siemprequeseaposible.
—Fantástico.Quierocomprarunmesdesutiempo,paraempezar.No
sésipuedocomprometermeaalgomás,almenosnoahora.
—Esaesjustolarazónporlacualnovoyarenunciaramitrabajo—le
dice Sarah a Oksana como si fueran mejores amigas—. Él no quiere
comprometerse. —Ahora me mira a mí—. Si no puedes comprometerte
conmigo,JonasFaraday,yotampocopuedocomprometermecontigo.
A Oksana le brillan los ojos. Es evidente que le agrada la capacidad
persuasivadeSarah.
Yopongolosojosenblanco.
—Estamuñecaesdura,nolovoyanegar.Memantienesiemprealerta.
—Le sonrío a Sarah, y ella me sonríe de vuelta—. Es obvio que podría
teneracualquierotrachicadeElClub,oacualquiermujerdelmundo,en
todocaso.Peroalgotieneestachicaenespecialquemeenloquece.Nunca
mecansa.Es…esunapistola.Lojuro.
Sarahesbozaunasonrisacoqueta.
—Sólosoyhonesta.Estodo.Asísoyyo.Tómame,odéjame.
—Sip, eso es lo que siempre dice, y yo sigo tomándola. —Me río
como un barbaján—. Pero se rehúsa a renunciar al trabajo y sigue
insistiendoenquetengoquepagarlesdirectamenteaustedessutiemposi
quierosuatenciónabsoluta,yyolorespeto.Esunamuchachaleal.Ydice
las cosas directas y de frente. Yo siempre digo que en los negocios hay
queserabiertoeíntegro.
Sarahseencogedehombros.
—Nuncapodríaabandonaramisempleadores.—Sarahbajalamirada
ypareceperderdenuevoelcontroldesusemociones.Tardaalrededorde
unminutoenrecomponerse—.Losiento.Estabapensandootravezenmis
padres.Tienentantoconquelidiar.
¡Demonios!Siestaescenitanoestáconvenciendoaestosdesgraciados
dequeSaraheslajoyadesucorona,noséquélohará.DenleunÓscar,
porfavor.
—Notepreocupespornada,Sarah—digoymirodereojoaOksana.
Sí, la está comprando por completo—. Te ayudaré con todos tus gastos,
dulzura,teloprometo.Peroprimeroloprimero.¿Cuántomecostaráque
me liberen un mes a esta hermosura para que yo la cuide? Quiero
poseerla,lasveinticuatrohorasdeldía,lossietedíasdelasemana.—Me
relamoloslabios.
—Ay,Jonas—diceella—.Erestantierno.
—¿Veinticuatro horas del día? —Oksana levanta la mirada al techo,
comohaciendocálculos—.Tresmilaldíabastará.
—¿Noventa mil por un mes? —digo, con cierta incredulidad—. Me
pareceunpocoexcesivo.
Sarahseresienteycruzalosbrazos.
—¿En serio te parece excesivo, Jonas Faraday? ¿Por todo un mes
conmigo, las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana,
dondeycuandoquieras?Amímeparecedemasiadobarato.
Levanto las manos con gesto defensivo, para intentar apaciguar a mi
noviaimposibledecomplacer,peroelladesvíalamirada,furiosa.
Oksanasonríe.Oh,sí,leagradaSarah.
—Dependemos mucho de ella, y por eso la tenemos tan ocupada. Es
nuestraestrella.Además,ustedentiendequeellanoesunadelaschicasde
El Club, ¿verdad? Es un elemento muy especializado de nuestro equipo.
Ustednodebíahabertenidocontactoconella;enrealidad,ellanodebería
estar en venta. Alguien con ese perfil debe tener un costo adicional
bastanteelevado.
—Claro, lo entiendo. Por cierto, lamento haber roto las reglas de El
Clubparaestarconella,peronopuderesistirmeasusencantos.—Esbozo
unagransonrisa—.Fuedemasiadotentadora.
Sarahasientedeformaenfática.Esjodidamentebrillante.
—Si entiendo bien lo que nos está pidiendo —continúa Oksana—,
quierequelerespetemossuplaza,quelegaranticemosquesuempleola
estaráesperandoenunmesyquelesigamospagandodurantetodoelmes
enelquenoesté,¿cierto?¿Comounpermisocongocedesueldo?
—Exactamente.
—Eso significa que tendremos que contratar otra agente de ingreso
queocupesulugar,almenosdeformatemporal,yquelacapacitemos.Es
unasituaciónsumamenteinconvenienteparanosotros.Ustedcomprenderá
queestoesunaempresa,nounaorganizaciónsinfinesdelucro.
Mequedocallado,comosiloestuvierareflexionando.
Sarahmemiraconojossuplicantes.
—Y si acepto cobrar menos este mes, ¿te funcionaría mejor, Jonas?
Porque me gustaría mucho poder estar a tu disposición cada minuto de
cadadíaydecadanocheduranteelsiguientemes.—Muevelaspestañas.
—No podría pedirte que cobraras menos, Sarah —digo—. Jamás.
Necesitas el dinero. —Suspiro—. Ojalá me hubieras dejado pagarte
directamente.¿Nohabríasidomássencillo?
—Aceptaremosochentamil—intervieneOksana—.Peroniuncentavo
menos.Esmiúltimaoferta.
—¡Ah! Gracias, Oksana —exclama Sarah con alegría—. ¿Ya ves,
Jonas?Oksanaestádispuestaaponerdesuparte.¿Aceptaseltrato?—Se
levantadelasillayacercasuslabiosamioreja—.Teprometoquevaldrá
lapena,campeón—susurra.
Séqueesunaactuación,perosuvozseductorameprendió.Vuelvola
cabeza y la beso en la boca. Ella me acaricia el cabello. ¡Mierda! Hasta
cuandoestamosfingiendo,Sarahesmiperdición.
—Sabes que no puedo resistirme a ti —digo en voz baja y saco la
chequera—.Seránochentaentonces.¿AnombredeElClub?—pregunto.
—Nosotrospondremoselnombredelbeneficiario—contestaMax.
LlenoelchequeyseloentregoaOksana.LuegomiroaSarah.
—Esoficial.Soytudueño.Veinticuatrohorasdeldía,lossietedíasde
lasemana.Eresmía.
ASarahlebrillanlosojos.
—Duranteunmes.
—OtravezmedisculpoporacapararaSarahencontradesusreglas.
Nomepuderesistiraestamujer.Ningúnhombrepodríaresistirseaella
despuésdeloquemeescribióenesecorreo.Yluego,cuandodescubríque
eracelosa.Nosé…,fuedemasiado.—Leacaricioelbrazoconundedo—.
Esunadiosa,unadiosasuculenta.
Sarahesbozaunasonrisamaliciosa.
—Graciasportugenerosidad,Jonas.Creoquelagenerosidadesuna
delasvirtudesmásatractivasenunhombre.Mevuelvemuycariñosa.
Mevolteohaciaellos.
—Sin lugar a dudas, es el dinero mejor invertido de mi vida. Me
encanta haberme inscrito a esto. De hecho, no puedo dejar de hablarle a
mis amigos de lo increíble que es El Club. Hace poco estuve en una
convención internacional de finanzas con empresarios muy importantes.
Seguramente le comenté a veinte de ellos acerca de El Club durante una
noche de whisky. A todos les interesó entrar. Claro que son personas
muuuy importantes. Ya saben, altos ejecutivos acostumbrados a una
atenciónespecial.
—Nosaseguraremosdequetenganunaexperienciaalaalturadesus
expectativas—diceOksana.
—Yosoyunmendigojuntoamuchosdeellos.Enserio—digoentre
risas—.Sontiposconfortunasobscenas.Lesdijequelespediríaquelos
contactaran personalmente, como una especie de servicio personalizado,
para que les resuelvan sus inquietudes, los inscriban, les digan qué
obtendránylesgaranticenquelostrataráncomoreyes.Nosoneltipode
personasquevayanainscribirsecomoelrestodelosmortales.Quieren
garantíadequeestoeslomejordelomejor.Además,nosontiposalos
quelesintereseelromance,¿meexplico?Loquequierenesunservicio
premium.
OksanasevuelveamiraraMaxparapedirlepermiso.
—Lesofreceremoselservicioplatino,selogarantizo—diceMax—.
Basta con que les pase la dirección de nuestro portal de solicitud, y
entonces iniciaremos el proceso de membresía, pasando por los
protocoloshabituales.
—¿Porquénoteenvíoporcorreosuinformacióndecontactoyasítú
los puedes llamar? Te apuesto a que podrías venderles a cada uno un
paquete anual vip por medio millón, o quizá más. Tal vez hasta puedan
crear una especie de club vip dentro de El Club, para gente como ellos,
¿no?Habloenserio.Asulado,yosoyunpobrediablo.—Merío—.Sime
pasasmiteléfonocelularqueestáenlarecepción,juntosuscontactosyte
losmandoporcorreoelectrónico.
—No—diceMaxconfirmeza—.Noestablecemoscontactotelefónico
ni solicitamos nuevos miembros. Nunca. Sin excepciones. Si quieren
unirse, tendrán que hacerlo por medio de los canales apropiados, como
todos los demás. Yo mismo diseñé esos protocolos para garantizar la
máxima protección y confidencialidad de todos los implicados en la
transacción.Supongoqueloentenderán.
Ah,asíqueéleselcabrónquediseñóelsitio,¿eh?¿Sumamáponelas
chicasyélponelodemás?
—Nosésilesagradarálaidea—insisto.
—Porfavor,Jonas—diceSarahconfirmeza—.Respetaloqueteestá
pidiendoMax.TusamigosnopuedenpedirleaElClubquehagaalgoque
pueda poner en riesgo su confidencialidad, sin importar cuánto dinero
tengan. No olvides que esa confidencialidad también me protege como
empleada,igualquealresto.
La miro fijamente. Esto no era parte del plan. ¿Qué demonios está
diciendo?Elplanesquelesenvíeunmalditocorreoelectrónicoconlos
supuestos contactos de mis amigos ricos que quieren unirse. ¿Por qué
SarahseestáponiendodelladodeMax?
—¿Puedosermuyhonestacontigo,Jonas?—diceSarah,peromiraa
Maxcomosiestuvierancompartiendounaespeciedebromaprivada.
—Por supuesto. —El corazón me va a explotar. ¿Qué carajos está
haciendo?
—SisesabequehetrabajadoparaElClub,esposiblequenopaseel
examendeéticaparaobtenermilicenciacomoabogada.Asíqueparamí
es muy importante que sigamos los protocolos que establezca El Club
paraprotegerse,puesesosmismosprotocolosmeprotegenamítambién.
Digo, ¿qué tan bien conoces a esos tipos? ¿Estás seguro de que serán
absolutamentediscretos?
Notengopalabras.
SarahmiraaMaxcondeterminación.Éllesonríe,ysumiradasetorna
lascivadenuevo.Mecuestatrabajocontenermeynolanzarmealextremo
opuestodelahabitaciónpararomperleelcuelloaeseidiotaporlaforma
enquelaestámirando.
—Sarahtieneunbuenpunto—diceMax—.Gracias,Sarah.
—Por nada. Proteger El Club es la prioridad de todos. Sobre todo la
mía.—Memiracondulzura—.Comotambiénloesprotegerlaprivacidad
delosclientes.—Esbozaunaenormesonrisallenadeencanto.
¿Quécarajosestáhaciendo?Estonoespartedelmalditoplan.
—Estoy de acuerdo —agrega Max—. ¿Por qué no me dice los
nombresdesusamigos,señorFaraday,paraestarpreparadocuandoellos
nos contacten por los canales apropiados? —Toma un cuaderno del
escritoriodeOksana—.Leprometoquenosaseguraremosdequeseala
mejorexperienciadesusvidas.
—Sin duda —comento, un tanto aliviado. Parece que las locuras de
Sarahtienenunarazóndeser.Afindecuentas,loqueintentabahacerera
ganarselaconfianzadeesteimbécil.Bienpensado—.Deacuerdo.Tengo
sus nombres en mi teléfono. Si me lo pasas, te enviaré por correo sus
nombres.
—No. Sólo dígamelos verbalmente. —Apoya el bolígrafo sobre el
papel.
—Jonas,puedesdarmelalistaamídespuésyyomeasegurarédeque
leslleguenlosnombres—diceSarah.
Otra vez me quedo sin saber qué decir ¿Qué carajos está haciendo?
Estonoespartedelmalditoplan.
—Perfecto—diceMax—.Gracias,Sarah.
Sarahsevuelveamirarme.
—Oye, querido, ¿te importaría darme cinco minutos para hablar con
MaxyOksanaasolas?
¿Quécarajos?Ambosacordamosquenoladejaríasolaconestoshijos
deputaniunnanosegundo.¿Quécarajoscreequeestáhaciendo?
—Sólo son cinco minutos —dice en tono alegre—. Necesito darles
información sobre la última solicitud que procesé. Como comprenderás,
esinformaciónconfidencial.Serálaúltimatarearelacionadacontrabajo
que haga en todo el mes. Te lo prometo. Tan pronto salgamos por esa
puerta,seacabóeltrabajo.—Meguiñaunojo.
No puedo hablar. Esto es absurdo. No hay forma de que la deje sola
aquí.
—Sólosoncincominutos,corazón—dice.
Nomemuevo.Nimuerto.Nimuerto.
—¿Nospermitiría,señorFaraday?—diceMaxmientrasseponedepie
yseñalalapuerta—.Serásólouninstante.Ninaleserviráuncafé.—Abre
lapuertaquellevaalarecepción.
MirofijamenteaSarah.¡Mierda!Estonoestápasando.Nopuedeser.
—Gracias,Jonas—exclamaSarah—.Nometardarémásdeunminuto.
Teloprometo.
Obligoamicuerpoaponersedepie.Miromireloj.
—Cinco minutos máximo. —Mi mirada es de granito—. Contaré los
segundos.
—Sí,corazón.Gracias.Ahorasalgo.
Capítulo22
Sarah
TanprontocomosecierralapuertaaespaldasdeJonas,giroparamirara
OksanayaMaxdefrente,conmiradadeacero.
—Cincuenta-cincuenta, o me voy —digo con seriedad y aprieto la
quijada—.Comoyavieron,tengoaestetipocomiendodelapalmademi
mano. No se cansa de mí. Es adicto a mí. Y ahora que le conté la triste
historiadequemimamátienecáncerymipapásequedósinempleo,está
listo para lanzarme puñados de dinero. Si no nos vamos a medias, me
largo.
Maxseríedisimuladamente.
—Sesenta-cuarenta—diceOksana—.Esmiúltimaoferta.
Mereclinoenlasillaycruzolosbrazos.
—Yalesdije.Lotengoenlapalmademimano.
LaexpresióndeOksanasehavueltopétrea.
—Sesenta-cuarenta—repite—.Tómalo,odéjalo.
¿Mepreguntoquémeharíasilodejo?
—Vayámonos a mitades con este tipo, y sesenta-cuarenta con los que
sigan —digo—. Yo no los necesito para sacarle más a Faraday. Es más,
podríaquedarmetodosudineroyustedesniseenterarían.Peronoloshe
delatadoporquequierocolaborarconustedesenelfuturo.
OksanayMaxintercambianmiradas.
—¿Creesquepodríassacarletodoeldineroynonosenteraríamos?—
exclamaMaxyseríeparasusadentros—.¿Creesqueesasídesencillo?
—Sutonodevozesabsolutamenteamenazante.
—Shh, Maksim. Dobre —agrega Oksana—. Está bien, Sarah. Es
evidentequeyatienesbientrabajadoaFaraday,asíqueiremosamedias
conél,yluegosesenta-cuarentaconlosdemás.
—De acuerdo —digo—. Bien. Ahora que ya está arreglado, les dará
gusto saber que me dio otro cheque esta mañana. Esta vez, por cien mil
dólares.
—¿Estodo?—preguntaMax.
Pongolosojosenblanco.
—Eraunavil«propina»paraquemelagastaraenapuestasmientras
estamosaquí.—Merío—.Lesdigo,lotengoenlapalmademimano.
Oksanaparecelosuficientementeimpresionada.
—¿Traeselcheque?
—Sí,estáenmibolso.—Señaloelcuartocontiguo.
OksanalehaceungestoaMax,quienselevantaparairabuscarlo.
—LeexprimirécuantoseaposibleaFaradayduranteelsiguientemes,
perodespuésdeesoquieromásclientes—ledigoaOksanacuandosale
Max—.Loestoydisfrutandobastante.
—Ah,yadescubristeelpoder—comentaOksanayseríe—.Siempre
digo que mientras una mujer tenga vagina y boca, es su culpa si no es
capazdeconseguirloqueseleantoje.
Sonrío,apesardequeelcomentariomerepugna.
—Tienes la boca llena de verdad. Podrías pensar que el tipo nunca
habíatenidosexoensuvidaporlaformaenlaquereaccionaconmigo.
—Eselpoderdelcoño—diceOksanaconfalsareverencia.
Ambas reímos escandalosamente, aunque en realidad yo necesito
esforzarmeporcontenerelasco.Esunaperramaldita.
Max vuelve a la oficina con mi bolso, pero, cuando intenta cerrar la
puertatrasdesí,escucholavozansiosadeJonasalotroladodelapuerta.
—Yapaguéporsutiempo—escuchoquediceJonas—.Voyaentrar.
—Sólo serán cinco minutos —dice Max con frialdad. Luego azota la
puertaylacierraconllave,ycruzalahabitaciónmientrasrebuscaenmi
bolso.Sacaelchequeyselomuestraasumadre.
—Bienhecho—comentaOksana.
—La próxima semana, la salud de mi madre empeorará —digo—. Y
mipapáestaráenpeligrodeperdersucasa…alritmodequinientosmil.
Oksanaasientedeformaentusiasta.
—Bien.
MaxocupaellugarquedejóJonasyacercasucaraalamía,mientras
apoyalamanoconfirmezasobremimuslo.
Elcontactoconsupielmeprovocarepulsión.
—Ydime,¿Faradaylogróarreglartuproblemita?
Mequedocallada.
Maxseacercamásymesusurraaloído.
—¿Arreglóelproblemitaqueledescribisteenelcorreoelectrónico?
Creoquetereferisteaélcomotu«monteEverest».—Serelameloslabios
—.Porque,sino,estoysegurodequeyopodríaarreglarteenmenosde
cincominutos.
Meapartobruscamentedesucara.
—Ledijealtipoloquequeríaescuchar.Esofuetodo.Sabíaquenose
podríaresistir.
Maxsueltaunacarcajada.Porsuexpresión,esobvioquenomecree.
—Fuistemuy,muyconvincente.
—Maksim,nemaye—diceOksana—.Quélista,Sarah.
Hago una mueca de desesperación. Lo único que tengo en mente en
este momento es lograr que Oksana abra un correo, llueva, truene o
relampaguee.
—Bueno, dejémonos de pendejadas —exclamo—. Estoy dispuesta a
perdonar nuestro terrible malentendido. Pero quiero que me paguen
siempre24horasdespuésderecibireldinero,amástardar,omelargo.Y
créanmequelosperjudicarébastantesimevoy.
—Nopuedesdañarnos—diceMax.
Aprietoloslabiosconfuerza.
—Túmismalodijiste.Nopasaráselexamendeéticaparaobtenerla
licencia de abogada si sale a la luz que trabajaste para nosotros. No te
arriesgarásaqueesopase.
Frunzoelceñocomosiestuvierafuriosaconmigomismaporhaberles
reveladomigransecreto.
—Tal vez la licencia de abogada no me importe tanto —comento,
intentandoportodoslosmediossonarcomosifuerapésimaparamentir.
Maxesbozaunasonrisamalévola.
—Porsupuestoqueteimporta.Teheinvestigado.Estoyconvencidode
quelalicenciaparaejercerteimportamásquecualquierotracosa,yque
porlotantononosdelatarásconnadie.
Crujolosdientes.
—Pero justo por eso sé que podemos confiar en ti, Sarah Cruz. Es
evidentequenuestrosinteresescoinciden.Yesoesbueno.
—Si me hacen enojar lo suficiente, divulgaré aquel informe, sin
importarloqueesoimpliqueparamicarrera.
Maxmesonríe,peronomecree.
—De acuerdo —exclamo con un bufido que le da la razón. Luego
cruzolosbrazos—.PerosivuelvenaenviaralJohnTravoltaucranianoa
lastimarme,seacabantodoslostratos.
—¿El«JohnTravoltaucraniano»?—repiteMaxysedobladelarisa.
—Sí,comoJohnTravoltaenPulpFiction,sóloqueucraniano.
Maxparecemuydivertido.
—SelocontaréaYuri.—Ledicealgoasumadreenucraniano,yella
seríe.Maxdaunapalmadaalaire.—Novamosalastimarte.Sarah.Has
demostrado tu valía. ¿Dices que no eres «ninguna estúpida»? Pues, ¿qué
crees?Nosotrostampoco.
Lomiroyentrecierrolosojos.
—Por cierto, es divertido leerte. Eres un volcán, tal y como dijo el
imbécildetunovio.
—¿Cómopuedoconfiarenti?¿Cómoséquenoenviarándenuevoa
sumatón?
LamiradadeMaxseendurece.
—Porque si yo digo que estás a salvo, lo estás. Y si yo digo que te
maten,tematan.
Siento un escalofrío que me recorre la espalda; estoy a unos quince
centímetrosdelhombrequeordenópersonalmentequememataran.
—Sin embargo, la buena noticia es que no quiero matarte. —Me
acaricia el brazo, lo cual me aterra—. De verdad espero que no te haya
incomodadodemasiadonuestroterriblemalentendido.
—Ay, no, para nada. De cualquier modo, no necesitaba la sangre que
perdí—digoconunbufido.
—¿Qué tan grandes son las cicatrices? —pregunta Oksana—. No
puedometertealcircuitositienesdemasiadascicatrices.—Sutonorefleja
unafánmeramentecomercial.
Alguientocaconfuerzaalapuerta.
—Se acabó el tiempo —exclama Jonas y agita la puerta, pero está
cerradaconllave—.¿Sarah?Seacabóeltiempo.Ya.
Maxseñalalapuerta.
—Hablaconél.
Caminoalapuertaylaabro.Jonastienecaradepánico.¿Oesdeira?
—Todo está bien, corazón —comento en tono alegre y asomo la
cabeza—.Yacasiterminamosdehablardenegocios.Sólonecesitocinco
minutitosmásyterminamos.Yluegoserétuyadurantetodounmes.
Jonasestáfueradesí.
—Venaquí—ledigoentonoafectuoso.
Él se inclina hasta quedar a un par de centímetros de mi cara para
susurrarmealgo,peroyolobeso.
—Sarah —susurra y se aparta, con mirada de pavor—. Sal de ahí en
esteinstante.
—Sí,enunpardeminutosmás—digoenvozalta—.Ydespuésdeeso,
estaréatuservicio,corazón.
—Ahoramismo,Sarah—susurrafrenéticamente—.Ya.
—No—susurro—.Confíaenmí.
Mientraslecierrolapuertaenlacara,notoquesucaraseponerojade
ira.Medoylamediavuelta,sincerrarconllave.
—Misheridasestánsanandosorprendentementebien—digoyvuelvo
asentarme—.Graciasporpreocuparse.Ladelcuelloesunacosadenada.
—Ladeolacabezaparaquelaveanbien.
—Sí,noestámal—reconoceOksana.
—Tampocoladeltorsoestátanmal.Ymejoraráconeltiempo.
—Déjame mirarla —ordena Oksana—. Necesito mirarla con mis
propiosojos.
—De hecho, aquí en El Club tenemos una pequeña tradición —
interviene Max con tono lujurioso—. Yo les hago audición a todas las
chicasantesdemandarlasalcircuito,sóloparaasegurarmedequeesténa
la altura de nuestros estándares. —Mira a su madre y le dice algo en
ucraniano.
Se me hace un nudo en el estómago. Miro de reojo la puerta en un
repentinoataquedepánico.¡Mierda!
—No tomará mucho tiempo —agrega Max—. Cinco minutos. —Se
ponedepieymeextiendelamano.
¡Mierda! ¡Carajo! ¿En serio espera cogerme en el baño en este
momento?
—Maksim—loregañaOksana—.Nezaraz.
Semeestácerrandolagarganta.
—Faraday está del otro lado de la puerta —balbuceo—. Y ya está
inquieto de no saber qué pasa. Ya lo vieron. Está enloqueciendo. No hay
suficientetiempo.
—Maksim,nemaye—diceOksanaentonofirme—.Nes’ohodni.
Maxfrunceelceñoyexhalaconfrustración.
—Bueno,sinoeshoy,seráantesdequesevayadeLasVegas.
Intento sonreír, pero estoy noventa por ciento segura de que estoy
fracasando en mi intento. Tengo que salir de aquí. Estoy perdiendo el
control, pero, ¡carajo!, tengo que lograr que Oksana abra un maldito
correoelectrónico.
—¿Cuándotepuedesescaparunahoraoalgoasí?Loharébien.—Max
meguiñaunojo—.¿Mañana?
—Nosé.Esuntipodemandante.Esbastanteintenso.
—Dejaréloqueseaqueestéhaciendocuandomeloindiques.
—Ay, qué tierno. ¿Te vas a tomar un descanso de apuñalarme para
cogerme?—Mimentegiraamilporhora.Tengoquepensarenunarazón
paraenviarleuncorreoaOksana.Semeestáacabandoeltiempo.
Maxseríe.
—Sí que eres una bomba. Ya veo por qué le agradas a Faraday. Nos
vamosadivertirmuchotúyyo.
—Maksim, tysha —exclama Oksana—. Sarah, necesito mirar tus
cicatricesantesdequetevayas.Nopuedometertealcircuitoamenosde
que sepa qué mirarán los clientes. Tengo un catálogo privado de fotos
para asignarles las chicas a los clientes, según sus preferencias
específicas.
Piensa,Sarah.¡Piensa!
—Faradaymeestáesperando—contesto—.Nomevoyadesnudaren
este instante. Ya se dieron cuenta. Algo sospecha. Podría derrumbar la
puertaencualquiermomento.
—Puesnecesitomirartucuerpoenesteinstante,onohaytrato.
Unrayo.¡Aleluya!
—Deacuerdo—acepto—.Iréalbañoymetomaréunafotodesnudaen
esteinstante;sóloparatucatálogopersonal.Pásamemiteléfono.Perote
avisoquemetomarélafotodelcuelloparaabajoyquenomequitaréla
ropainterior.
Maxsonríe.
—Seguramenteestáspensandoendescargarunafotodeinternet.
Lanzolasmanosalaire,fastidiada.
—¿Cómo voy a hacer eso? Es obvio que en la foto saldrá subaño y
quetraerépuestaesta.—Melevantolafaldabrevementeparadejarlever
poruninstantemitangaroja.
Almirarmiropainterior,elrostrodeMaxseiluminacomoárbolde
navidad.
—Tomaré la foto en este instante y se la enviaré por correo
electrónico.Inclusomequedaréparaquelaabranyseasegurendequeles
sirve.—TomodelescritoriodeOksanaunatazadecoradacondibujosde
gatos—.Ah,ysostendréestatazadegatosenlafoto.Nomedarátiempo
demodificarconPhotoshopunafotoparaqueaparezcasubaño,mitanga
rojaylatazadegatitos,¿osí?
—Pravda—diceOksanaentonosatisfecho—.¿Maksim?
Maxparecedudarlouninstante,peroluegoasiente.
Extiendolamano.
—¿Mepasasmiteléfono,porfavor?
Maxrebuscaenmibolso,sacamiteléfonocelularylomiraduranteun
largorato.
—No está grabando nada —digo. Le arrebato el teléfono y me lo
acerco a la boca—. Soy Sarah Cruz y trabajo para El Club. He estado
estafandoaJonasFaradaydesdeeldíaunoyestoyapuntodearrancarmi
carrera como prostituta de catálogo. —Le sonrío a Max—. No está
grabando.
Élmedevuelvelasonrisa.
—Entraréalbañocontigo
—Maksim,bud’laska—ladraOksana.
Confío en Dios en que eso significa «no». Pero no me espero a
averiguarlo y me dirijo de inmediato al baño, con la taza de gatos, y
cierrolapuertaamisespaldas.Tanprontoestoysola,lasrodillasseme
doblan.Meagarrodellavamanosparaestabilizarme.
—¡Demonios!—susurroentrejadeos—.Cálmate,Cruz.
Mequitoelvestidodeunmovimientoyatodaprisametomounafoto
frente al espejo, del cuello para abajo, con la taza en la mano, y luego
miro la foto de mi cuerpo casi desnudo, mientras las pulsaciones en las
orejasmeensordecen.Sientocomosiestuvierahaciendoalgomalo.Muy,
muymalo.Pero,¿entoncesporquéestoytanseguradequefuncionará?
Mesacudolasmanosyexhaloparaintentarrelajarme.¿Quéeslopeor
quepuedepasar?¿Queintentenchantajearmeconlafoto?¿Quelasubana
unsitiopornográfico?Mirolafotodenuevoeintentoimaginarlaenun
sitiowebdepornografíaamateurllenodemujeresdesnudas.Noseríael
findelmundo,¿osí?Además,nosalemicara.Nohaynadaquepermita
identificar este par de senos y este torso como míos, de no ser por la
cicatriz en las costillas. En teoría, alguien podría relacionar esa cicatriz
conmigo, pero no sería suficiente. No es un tatuaje. Y siempre podría
negar que es una foto mía, si fuera necesario. Podría decir que alguien
agrególacicatrizconPhotoshop.
¡Agh!
Sientoqueesunapésimaidea.Pero¿quéalternativatengo?Novana
abriruncorreoquelesenvíeJonas;esoyaquedómuyclaro.Noconfían
deltodoenélporalgúnmotivo.Perosíconfíanenmí.
Sip,elplanAsefueporelcaño.Ahoraesmomentodeseguiradelante
conelplanB,oaceptarladerrota.Ymeniegoaaceptarladerrota.Pego
mifotoenlaplantillaquecreóHenn,mevuelvoaponerelvestidoysalgo
delbaño.
—¿Quieres asegurarte otra vez de que no estoy grabando? —Le
extiendoelteléfonoaMaxconmanotemblorosa.
—Nodirénadadeparticularinterés—diceconunasonrisa.
—Genial. —Miro mi teléfono—. ¿Cuál es tu dirección de correo
electrónico,Oksana?
Ella me la dice y yo la tecleo con manos temblorosas en la plantilla
creadaporHenn.
—¿Max? Quiero pensar que tú también deseas esta foto, ¿no? —le
pregunto.Suexpresiónnodejalugaradudas—.¿Cuálestudirección?
Meladice,yyolaescriboatodaprisaenelencabezadodelcorreo,y
luegopresiono«enviar».¡Ay.Dios!Creoquevoyahiperventilarme.Estoy
seguradequemismejillasestándelcolordeunacereza.
—De acuerdo, ya la envié —digo e intento sonar tranquila, pero
apenas si puedo respirar—. ¿Por qué no se aseguran de que les haya
llegado?
SientocomosieltiempopasaramuylentamentemientrasOksanaentra
asucomputadorayabresucorreoelectrónico.
—¿Creesqueestoyalaalturadesusexpectativas?—preguntoconvoz
temblorosa,mientrasmisrodillaschocanentresí.
—Ah,sí.Muybien—diceOksanaalmirarlafoto.
¡Dios!Abriómicorreo.¡Loabrió!
—Seráspopularentrelosclientesquegustandelaslatinaspicantes—
continúaOksana—.Lacicatrizestábien.Puedesdecirquefueunacirugía.
Elapéndice,talvez,comoMarilynMonroeenlasfotosfamosas.
Sonrío por educación al oír la referencia a Marilyn, aunque no
entiendonipíoloqueestádiciendo.
—¿Qué opinas, Max? —pregunto—. ¿Te gusta lo que ves? —Intento
parecer coqueta y seductora, pero seguro sueno como si acabara de
vomitar.
Max le da unos golpecitos a la pantalla en su celular. ¡Dios! ¡Está
abriendoelcorreo!Tengoquerespirarporlabocaparanodesmayarme.
Entoncesexaminalafoto.
—YaentiendoporquélegustastantoalseñorFaraday.—Memirayse
relameloslabios—.Esperoconganasnuestroencuentrodemañana.
—¿Cuántoplaneaspagarmeporlamolestia?
Maxseríeburlonamente.
—Unaprostitutainteligentenuncaserebaja,¿cierto,Oksana?
Oksanaseríeentredientes.
—ConMaksim,sí,sisabeloqueleconviene.
—Siempre recibo mi muestra gratis —dice Max—. Pero no te
preocupes. Me aseguraré de que tú también lo disfrutes. Soy muy
considerado en ese sentido. Sobre todo con una mujer con un problema
comoeltuyo.
Semerevuelveelestómago.
—Esque…nosésipodréescaparme.—Señalolapuerta—.Faradayes
muyposesivo…
—Encontraráslamanera,sisabesloqueteconviene.
Alguiengolpealapuertacondesesperación.
—Sarah —grita Jonas—. Es hora de irnos. En este instante. —Intenta
abrirlapuerta,peroestácerradaconllave.¿Enquémomentolacerraron
conllave?
Depronto,meinundaelpánico.Tengoquesalirdeestecuarto.
—Sarah—grita—.¡Seacabóeltiempo!
—Yavoy—lecontesto,intentandoportodoslosmediossonarrelajada
yalegre—.Esuntipomuyintenso—lessusurroaOksanayaMax.
LapuertasesacudedenuevocuandoJonasintentaabrirla.
Me doy media vuelta para irme, pero Max me toma del brazo y lo
aprietadeformaamenazante.
—Imagínate. Si Yuri te hubiera asesinado como le ordené, me habría
perdidotodaestadiversión.—Sinadvertencia,seabalanzasobremí,me
besa los labios y hunde su lengua en mi garganta. Yo me aparto de un
tirón, asqueada por completo, y él me tuerce el brazo—. Supongo que
todopasaporalgo.—Sonríecomountiburón—.Teenviaréunmensaje
conmiteléfono.Estaréesperandotullamadamañana.
Capítulo23
Sarah
Déjenme darles un consejo. Si alguna vez planean tener una relación de
cualquiertipo,peroenespecialunarelaciónrománticamonógamaconun
tal Jonas P. Faraday no hagan lo que yo acabo de hacer. Repito: no lo
hagan. Como diría Kat, ¡maldita mierda! Eso no salió muy bien que
digamos.
Tan pronto Jonas y yo estamos a una distancia razonable de los
maleantes,peroantesdellegaralauto,Jonasmehizovermisuerte.Decir
queestabaenojadoeseleufemismodelaño.Decirquemeacribillóycreó
nuevos orificios en mi cuerpo no le hace justicia. Por primera vez en la
vida,pudesaberloqueeslafuriadeJonasdirigidacontramí,ynocontra
suhermanoeternamentepaciente.Ydebodecirquenoesnadaagradable.
Comoeradeesperarse,mesoltéallorarcuandoJonasmeempezóa
gritar,peronosólofuesuarrebatoelquemehizollorar.Esprobableque
también hayan influido las incontables emociones en conflicto que
chocaron en mi interior. Sentí alivio, enojo, ansiedad, absoluta
indignación, vergüenza y repulsión, todo a la vez. Sin embargo, si soy
honesta,deboreconocerquesobretodomesentíeufóricayorgullosade
haber encontrado la forma de que Oksana y Max abrieran el correo de
Hennconelmalwareprecargado.YmeenfureciócomonuncaqueJonas
se dejara llevar por la ira o la ansiedad o ambas cosas, y no pudiera
apreciaryaplaudirmisalvajeproeza.
Después de que concluyó el embate verbal de Jonas y por fin pudo
volverahablarcomounserracional,exigióquelecontarahastaelúltimo
detalledeloqueocurrióenesecuartoconMaxyOksana,desdeelinstante
en el que él salió hasta que nos reunimos de nuevo. Y eso hice. O al
menos,casiporcompleto.NomencionélaasquerosaexigenciadeMaxde
recibirsumuestragratisnielrepugnantebesoquemeplantó.¿Quécaso
habríatenidocontarlecualquieradeesasmalditascosas?Séquesehabría
dadolamediavuelta,habríaregresadoalaoficinacomoposeídoyhabría
intentadomataralbastardoconsuspropiasmanos.Peroyotemíaquelo
mataran a él en el proceso. Es decir, yo sé mejor que nadie la clase de
monstruoqueesMax,ynoestabadispuestaapermitirquenadalepasaraa
Jonas.
Noobstante,sílecontéaJonassobrelafotodesnudaquelesenviéa
OksanayaMaxporcorreo,yahífuecuandomiestúpidoysensualnovio
se convirtió en un energúmeno. Supongo que era comprensible, pero,
¡caray!, el grado de horror e indignación que mostró por una pequeñita
foto me hizo preguntarme si escuchó la otra parte, cuando le dije
textualmente:«Abrieronelcorreo».
No reaccionó cuando lo dije la primera vez, así que se lo repetí:
«Abrieronelcorreo,Jonas.Amboslohicieron.Funcionó.Lologramos».
Peroaélnoleimportó.Almenosnoeneseinstante.No.Estabafurioso
comounabestiaynada,absolutamentenada,ibaasacarlodeeseinfierno
defuria.
Hasta cierto punto, comprendí su indignación. ¿Quién querría que su
novialeenviaraundesnudosuyoaunproxenetaasesino?Pero¡porDios!
Alfinaldeldía,¿cuáleselgranproblema?Micaranosalíaenlafoto.No
esmásqueunafotocualquieradeuncuerpodesnudo,igualaldemillones
demujeresenelplaneta.Uncuello,dossenos,unombligo,unatangaroja,
unpardepiernasyunatazadegatitos.Noesparatanto.
Para ser sincera, si quieren saber la verdad, me siento orgullosa de
haberlohecho.Afindecuentas,soyOrgasmalaTodopoderosa,yhoylo
demostré.CuandoOrgasmaemprendeunamisiónparadefenderlaverdad
ylajusticia,cuandoestádecididaaacabarconlosmalosparaprotegera
los inocentes, Orgasma no se detiene ante nada hasta cumplir su misión.
¡Sí!Orgasma.Saldrá.Victoriosa.Cabrones.
Además, ¿qué otra cosa podía hacer? ¿Regresar al hotel y decirles:
«Lo siento, chicos. Hicimos lo mejor que pudimos. Tendremos mejor
suerteparalapróxima»?Niloca.Antesdeponerunpieenesaoficina,me
prometí que nada me detendría. Y nada me detuvo. Y sí, me tomé esa
estúpidafoto.¿Yqué?Sisopesamoslascosas,podíahabersidopeor.Por
cierto,¿yadijequefuncionó?Porque,¡Dios!,ambosabrieronelmaldito
correo.¡Bum!
HanpasadoquincelargosminutosdesdelaúltimavezqueJonasyyo
nos dijimos algo. Ambos seguimos respirando de forma agitada, y yo
sigorojadeira.Lomirodereojo.Éltienelamiradafijaalfrenteylos
músculosdelaquijadalepalpitan.Measomoporlaventanadelcopiloto.
Estoy furiosa. No puedo dejar de gritarle cosas en mi cabeza. Pero, sin
duda,noserélaprimeraenhablar.
Jonasestacionaelautorentadoenlaentradadelhotel,yesperamosen
silencio detrás de otros autos a que nos lo reciba el valet. Un minuto
después,Jonassacasuteléfonocelularyenvíaunmensaje.
—Lediréalequipoquenosveaenlasuiteendiezminutos—murmura
yrompeelsilencio.
Peroyonocontesto.Quesevayaaldiablo.Nopuedegritarmecomo
lohizoyluegoesperarqueyomecomportecomositodoestuvierabien.
Inclusoantesdequeelvalet me abra la puerta, yo salgo abruptamente y
caminohaciaelhoteldandozancadas,sinmiraratrás.¿Jonasestámolesto
conmigo?Bueno,entremáslopienso,másmeenojoconéltambién.
El frío del aire acondicionado me recibe al atravesar el vestíbulo y
caminarhacialoselevadores,peronolograapaciguarmiirritación.Jonas
estáexagerando.Punto.Habríaestadobienqueseenojaraunpoco,pero
actuarcomounvolcánenerupciónysalpicarmelavaardientenoestánada
bien.Loquedebióhacerfuefelicitarmeydecirmequesoybrillantísima.
Esoesloquedebióhaberdicho.Elhombrenecesitatomarseuncalmante
y celebrar nuestra victoria, sin importar cómo la hayamos obtenido. De
hecho,enloqueamírespecta,Jonassepuedeiralamierda.
Capítulo24
Sarah
Todos(aexcepcióndeJonas)estánalbordedesussillasconmihistoria.
Esa sí es el tipo de reacción que habría esperado provocar en el señor
volcán.¡Cielos!Cuandollegoalaparteenlaquemetomolafotodesnuda
enelbaño,Katahogaungrito,nosésidehorrorodeemoción.Ycuando
agasajoalgrupoconlaparteenlaqueOksanayMaxabrenmicorreoen
mipresencia,Joshchocaesoscincoconmigo,mientrasqueHennlevanta
el puño en señal de victoria y luego se sumerge en su laptop para
corroborarelprocesodesupequeñomalware.
¿Y Jonas? Él se queda sentado en una esquina, con el ceño fruncido,
mirándonos sin decir una palabra. Tengo ganas de mostrarle el dedo
medio,parasersincera,peromecontengoporquesoyunamujerelegante.
—¡Bingo! —dice Henn después de mirar su pantalla un rato—. Lo
lograste.Estamosdentro.TengoaccesoalacomputadoradeOksanayal
teléfono celular del tipo. ¡Qué intenso, Sarah! Nos ganamos el premio
gordo.
Miro a Jonas con arrogancia, pero él desvía la mirada. ¿Es en serio,
Jonas?¿Estásenojadoconmigo?Puesentoncesyoestoyfuriosacontigo.
—¡Dios!—diceHennymirafijamentelapantalladesucomputadora
—. El bastardo reenvió tu correo a otra computadora y abrieron tu foto
ahítambién.—Seríeentredientes—.Quégenial.—Presionaunbotónde
sutecladoyderepentesurostrosetiñederojoardiente.
¡Diablos! ¿Por qué tengo la fuerte impresión de que Henn acaba de
mirarmissenos?Mesonrojo.
—¿Entonces,Henn?
Levanta la cara bruscamente, como un niño al que atraparon con la
manoeneltarrodegalletas.
—¿Qué?
—¿Ahoraquéhacemos?
Hennpasasaliva.
—Bueno, eh… —Sus mejillas siguen en llamas—. Voy a husmear en
ambascomputadorasyenelteléfonocelulardeltalMax,yveréquépuedo
encontrar.Yluegoesperamosaque,conalgodesuerte,entrenalservidor
de El Club y a sus cuentas bancarias. Imagino que no tendremos que
esperardemasiado.
—¿Puedes borrar esa foto? —le pregunta Jonas con voz tensa—.
¿Puedesencontrarlaformadeborrarlaentodaslascomputadoras?
—Sí,claro.Nohayproblema—contestaHenndeinmediato—.Puedo
borrarladeunavez,siquieren.Tengoaccesototal.
—Sí, pero si la foto desaparece de pronto de sus computadoras, ¿no
creesquesospechenalgo?—preguntaKat.
—Esverdad—contestaHenn—.Silafotodesaparecemágicamente,el
tal Max sabrá que algo no anda bien. Y si él diseñó toda la parte
tecnológica, como dice, entonces es un cabrón desgraciado de
proporcionesépicas,ynoqueremoshacerloenojar.
—Bueno, entonces no la borres. No quiero que tengan razón alguna
parasospechar—digo.
—Estoydeacuerdo—comentaHenn.
Jonasexhalaycruzalosbrazossobreelpecho.
—¡Caray,Sarah!—diceKatentrerisas—.Primerolafotodetussenos
yahoraundesnudocompleto.Erestodaunaexhibicionista,amiga.
¡Cielos!Gracias,Kat.MirodereojoaJonas,justoatiempoparadarme
cuenta de cómo aprieta la quijada. Sí, Jonas, le conté a mi mejor amiga
sobrelafotodemissenosqueteenviécuandonoeramásquetuagentede
ingresoanónima.Demándamesiquieres.
Kat nota la expresión en el rostro de Jonas y hace una mueca de
arrepentimiento.
—Perdón—susurra.
Meencojodehombrosylamiroconcarade:«Jonaspuedeirsemucho
alamierda».
—¿Unafotodetussenos?—preguntaJoshylevantalascejas—.¡Cielo
santo!Cuéntanosmás,porfavor.
—Eraunjuegodeseducciónconuntipomuyatractivoalqueconocí
en internet —contesto y miro a Jonas, pero descubro que está más
encolerizadoqueantes.Pongolosojosenblanco—.Comodecía,untipo
muy atractivo que solía tener sentido del humor. No fue nada. Los
adolescenteslohacentodoeltiempo.
—Ylospolíticos—diceJosh.
—Ylosatletas—agregaHenn.
—Ylasamasdecasa—comentaKat.
—Ylasabuelas—agregaJosh.
—Y también algunos sacerdotes —dice Henn, y todos nos reímos
(exceptoJonas,claroestá).
—Sarah,elegistelacarnadaperfectaparatucorreo—diceKat—.
Sinimportarcuántodinero,inteligenciaopodertengaunhombre,su
kriptonitasiemprevaaserlamismaqueladetodos:senosdesnudos.
—¿Somosasídesimples?—preguntaJosh.
—Sí—contestaKat—.Síloson.
—Nuncasubestimenelpoderdelporno—diceHenn.
—Qué buena frase —comenta Kat—. La industria pornográfica
deberíaadoptarlaparaalgunacampañacomercial.
—Nocreoquelaindustriadelpornonecesiteayudaparaanunciarse—
diceHenn.
Jonasestáqueardedelafuriadurantetodalaconversación.Unadelas
venasdesucuello,lacualahorapuedoidentificarconclaridadcomosu
yugularexterna,estápalpitando.
—Tienesunagranagilidadmental,Sarah—diceJosh,peromiraasu
hermanomientraslodice—.Fuisteconlaesperanzadecazarunballenato
y terminaste arponeando a Moby Dick. Bien hecho. —Mira a Jonas y
levantalascejas—.¿Verdad,hermano?¿Noestásorgullosodeella?
Jonaslelanzaunamiradafulminanteasuhermano.
—Nolesvoyamentir.Tuvemuchomiedo—digo—.Todoeltiempo
metemblabanlasmanossinparar.Peronoestabadispuestaasalirdeese
edificio sin implantar el virus, costara lo que costara. Había demasiadas
cosasenjuego.
—Eresunaauténticacabrona,Sarah—diceKat.
Jonasexhalayrelajalosbrazos.Yolomiroyarrugolanariz.Soyuna
cabrona,yéltendráqueaprenderavivirconello.Medanganasdesacarle
lalengua.
—Aver,amigos—intervieneHenn,quienestápasmadoconalgoenla
pantalla—. ¡Mierda! Oksana está accediendo a su cuenta bancaria en este
instante, la del banco Henderson al que fuimos ayer. —Mira la pantalla
otros diez segundos—. ¡Bum! Ya tecleó su contraseña. ¡Ja! La tengo. —
Sacudelacabeza—.Ay,cómomegustalatecnología.
—¿Quéhacemosentonces?—pregunto,agitada.
—Esperamosunosminutosaquecierrelasesión,yluegoentramosa
husmear.
—Suenaaquemedarátiemposuficientedeservirlesatodosuntrago
—diceJoshysedirigealabarra.
Cinco minutos después, mientras Josh sirve los últimos tragos, Henn
nosllamaasulado.
—Yasedesconectó—anuncia—.Eshoradeentrar.
Todos nos reunimos en torno a la laptop de Henn como si
estuviéramosviendounpartidodelosHalconesMarinos.
—Puesyadepositótuscheques,Jonas.Depositócientoochentamil—
diceHenn—.Apuestoqueteestáhirviendolasangre,¿verdad,Jonas?
Jonassólogruñe.
—Ytransfiriólamitadasucuentadeahorros.Hmm—comentaHenn,
confundido.
—¿Qué?—pregunto,casisinaliento.Estoesdemasiadoemocionante.
—Inclusodespuésdeldepósitodehoy,Oksananotienemásdemedio
millónenambascuentas.—Frunceelceño.
—Hmm—diceJosh.
—Eso mismo pienso yo, Josh —comenta Henn—. Es pura morralla.
Estas deben de ser las cuentas personales de Oksana, y no las cuentas
principalesdeElClub.
—¡Demonios! —exclamo—. ¿Cómo encontramos los verdaderos
millones?
Jonasdeambulaalextremoopuestodelahabitación,lejosdenosotros.
Supongoquevolveráasuesquinaaenfurruñarsedenuevo.
—Tenemos que esperar a que entren a las cuentas bancarias
principales. Podrían pasar cinco minutos, cinco horas, cinco días…,
¿quiénsabe?Perobueno,lagarantíaesquenosconduciránaellastardeo
temprano, y mientras tanto, yo me pasearé entre sus archivos y su
información, haré copias de todo e intentaré descubrir si hay algo
interesante. Ah, y escucharé los mensajes de voz de Max. Es genial que
hayas conseguido acceso al teléfono celular de Max, Sarah. —Le da un
tragoasucerveza—.¡Demonios!Haymuchascosasquehacer.
Joshsuspira.
—Bueno,parecequeelpobreHennsedesvelarádenuevotrabajando.
—Se vuelve a mirar a Kat—. ¿Qué opinas, Chica-fiestera con guion en
medio?¿Quieresvolverabarrerelsuelodeestelugarconmigo?
—De hecho, preferiría quedarme a ayudar a Henn, si a él le parece
bien —dice Kat—. Esto me emociona mucho. —Se vuelve a mirarme—.
Tengounafuertemotivaciónparaquererenterraraestostipejos.
Lesonrío.Nohaynadacomounamejoramiga.
—¿A ti te parece bien, Henn? —le pregunta Kat—. ¿O te voy a
estorbar?
—Paranada.Seríagenial.Perosólosiquieres.Digo,JoshyJonasme
estánpagandoporhaceresto,asíque…—HennmirabrevementeaJosh,
comoparaasegurarsedequenoestámetiendolapataalaceptarlaayuda
deKat.
Pero si Josh se siente desilusionado por el inesperado cambio de
planesdeestanoche,lodisimulamuybien.
—¿Teserviríatambiénmiayuda?—pregunta.
—Porsupuesto—contestaHenn—.Estaríagenial.
—Excelente.Entoncesordenaréservicioalahabitaciónparalostres,y
nospondremosmanosalaobra.
—Pideparacuatro.Yotambiénmequedaréaayudarlos—digo—.
Estoy ansiosa por destruir a esos bastardos. —Le lanzo una mirada
fulminanteaJonas.Sisigueenojadoconmigo,noesmiproblema.
Jonas se lleva la botella de cerveza a esos labios perfectos y da un
trago largo y sensual. De acuerdo, sigo furiosa con él, lo juro, pero,
¡mierda!,suslabiosseventancarnososcuandobebedeunabotellacomo
loestáhaciendoahora.Mehacedesearseresabotella.
—Noesnecesario—diceJosh—.Ustedesdosdeberíansaliracelebrar.
—Mira a Jonas con gesto sugerente—. O quedarse a celebrar. Como
ustedesseacomoden.Enfin,sindudadebencelebrar.Ambosselucieron
eldíadehoy.
Jonasmemiradereojo,peroyodesvíolamirada.Sicreequepuede
gritarme como lo hizo hoy y luego cogerme como si nada hubiera
ocurrido,entoncesnosabeloqueleespera.
Joshmesonríe.
—Nosotrostresllevaremosestafiestaamisuiteylosdejaremossolos
paraquesetrepenalaslámparas,chicos.
Jonas le da otro largo y lento trago a su cerveza, con su mirada
clavadaenlamía.Lemuestroelmentónydesvíolamirada.Sinopuede
lidiar con la forma en la que salieron las cosas hoy, lo lamento mucho,
pero él es el que sale perdiendo. No planeaba abandonarlo, quería que
funcionara el plan A, pero no fue así. Tuve que seguir mis instintos y
tomardecisionesenfraccionesdesegundoparacumplirlamisión.Entre
más grande el riesgo, mayor la recompensa. ¿No fue eso lo que nos
inculcóJonasenmiclasedeContratos?
Jonasbebelaúltimagotadesucerveza,conmiradadefuego,ypone
labotellaenlamesa.Luegocruzalosbrazossobresumusculosopechoy
memirafijamente.Estavezlesostengolamirada.Éltampocoladesvía.
Supongoqueseráunconcursodemiradas.Deacuerdo.
—¿Quédices,nena?—dicefinalmente.
Cuandomellamanena, siento que toda mi indignación se desvanece.
¡Malditasea!
Jonas se lame los labios. ¡Dios! Sus ojos son una triple alarma de
incendio.
—¿Seteantojacelebrarunpocoestanoche?
Meencojodehombros.No.
—Creoquedeberíamoscelebrar.
Otra vez me encojo de hombros. No. Pero no podré aguantar para
siempre.Afindecuentas,soyadictaaél.
—Vamos,nena.—Levantalacomisuradeloslabios,yencuestiónde
instantesmicuerpoenteroseenciende—.¿Quieresdivertirteunpoco?
—Talvez—contesto.Peroluegorecuerdoqueestoyfuriosaconély
me endurezco de nuevo—. O tal vez no. —Aprieto los labios con gesto
indignado.
Éltambiénaprietaloslabios,peroparaburlarsedemí.
—¿Ysitelopidoporfavor?
MevuelvoamiraraKat.Ellayasediocuentadequeestoyperdidapor
él.
Tuerzolaboca.
—Entoncesdiríaqueposiblementesí,peronoesprobable.
—¿Y si te lo pidiera por favorcito? —Jonas esboza su sonrisa más
encantadora.
Aprieto los labios aún más para intentar resistirme. Sin embargo, sé
que mis intentos por hacerlo son inútiles, aunque no por ello no voy a
intentarlo.Meencojodehombrosdenuevo.
—¿Ysitelopidieraporfavorcitoyteprometoqueharemosloquetú
quieras,sealoquesea?
Ahorasíestoyponiendoatención.
—¿Cualquiercosa?
—Cualquiercosa.
—¿Terendirásporcompletoaloqueyodiga?
Jonasentrecierralosojosysemuerdeellabio.
DereojoalcanzoamirarcómoKatyJoshintercambiansonrisas.
—¿Entonces? ¿Vas a estar a mi merced, o no? —pregunto mientras
golpeteoelsueloconlosdedosdelpie—.¿Quédices?
—Hmm.—Jonassemeacercalentamente,conlosmúsculosrígidos—.
¿Quédigo?—Cuandoestáfrenteamí,tomamicaraentresusmanos—.
Digoquesoyunimbécil.
Ay,esosojos.Esosojostanincreíblementehermosos.
—No, no lo eres. Eres un cerdo arrogante y un cabrón engreído —
digoenvozbaja.
Él me besa con dulzura. Sus labios están fríos y saben a cerveza. Es
exquisito.
—Lohicistemuybienhoy—comenta.Mebesadenuevo,peroestavez
insertasulenguaenmiboca.
MidulceJonas.
Ay,nopuedoresistirmeaél.
—Lamento haberte angustiado tanto —agrego. Lo digo en serio. No
lamentoenloabsolutoloquehicehoy,puesfuncionóysirvióparapatear
traseros. Pero lamento que mis acciones hayan sido una tortura para él.
Estoy segura de que lo que pasó hoy le restó años de vida. Beso sus
deliciososlabioscarnosos,concuidadodesuccionarligeramentesulabio
inferiorantesdeapartarme.
—Haremosloqueyoquieraestanoche,ytúnotendrásvoznivotoal
respecto—susurro.
Jonaspareceinquietarseuninstante,peroyomemantengofirmeenmi
postura.Jonasacercasuslabiosamioreja.
—Nadadecorbatas—susurra.
Lesonrío.
—Porsupuestoqueno.
—Entoncesacepto.Túereslajefahoy.Haremosloquetúquieras.
—Deacuerdo—digo—.Hagámoslo.
Capítulo25
Jonas
Detodaslascosasquepodríamosestarhaciendoenesteinstante,detodos
los lugares a los que podríamos haber ido esta noche, mi nena decidió
conducirhastauntabledancedemalamuertealasafuerasdelaciudad.
¿Qué demonios? Estamos sentados en el auto rentado, en el
estacionamientodeltugurio,mirandoelanunciodeneónqueparpadeaen
el techo del lugar: «Club Ámsterdam». El lugar parece un sórdido
pelódromodelinfierno,unaespeciedeantroclandestino,ynounodelos
elegantes lugares de moda que están en La Franja. ¿Aquí quiso venir mi
nenaparanuestranochedefestejo?¡Cielos!Nomemalinterpreten:adoro
que mi bella Sarah sea tan sucia. Además, está tan ardiente y es tan
brillantequemeprendecomofósforohagaloquehaga,inclusocuando
me hace rabiar como hoy. Pero, así como es sucia y cachonda, también
puedeestarunpoquitoloca.Bueno,aquiénengaño.Estálocaderemate.
—¿Porquécarajosvenimosaesteburdeldemalamuerte?—pregunto
—. ¿Por qué no regresamos a la suite? Exijo la revancha en nuestro
concursosubmarino.Quienganedosdetreseselvencedor.¿Deacuerdo?
—Un trato es un trato —dice Sarah y levanta la mano—. Siempre y
cuando no haya corbatas involucradas, estás obligado a hacer lo que yo
quieraestanoche.
—¿Cómodisteconestelugar?
—Google.
—No,osea…,yaséquepormediodeGoogle.—Pongolosojosen
blanco—.Merefieroaquecómoseteocurrió buscar un lugar así entre
todoslosclubsnudistasdeLasVegas?¿Porquénostrajisteaquí?
—Yaverás.
—¿Comoporquéquerríamiraraunadesnudistabaratacuandopuedo
regocijarmeenlaexquisitapulcrituddeSarahCruz,ladiosaylamusa?
Seríe.
—Venimosacumplirunodelospuntosdemiadenda.Asíquecalla.
Ah, sí. La famosa adenda de Sarah. Cuando usó ese término por
primera vez, me pareció sensual, excitante y misterioso. Pero desde que
me ató como King Kong, me entusiasma cada vez menos que use esa
palabra.Depronto,semeocurrealgoquemellenadeesperanza.
—¿Vas a bailar y desnudarte para mí? —De sólo pensarlo, me
hormiguealapiel.
—Entremos y pidamos un trago primero, ¿de acuerdo? Relájate un
poco.Yluegotediréexactamentequétengoenmente.
¡Huy! Su mirada tiene ese brillo maniático. ¡Mierda! No puedo
resistirmecuandomemiradeesaforma.
Despuésdecuatrotragosdeescocés,mesientomásquefantástico.Porlo
regularnobeboescocés,pero,sivasaLasVegas,sequedaenLasVegas,
¿cierto? ¡Al diablo entonces! Estamos en un lugar tan de mal gusto que
sólo puedo soportarlo con la ayuda de esos cuatro tragos de escocés.
Durante la última hora, Sarah y yo nos hemos estado besuqueando en la
esquinadelclubcomosifuéramosadolescentes,mientrasapocosmetros
denosotroshayvariasmujeresdesnudasgirandoalrededordetubos.Me
estoy muriendo por lamerla y penetrarla. Dudo que exista alguna
desnudistaquemeprendaapenasunafraccióndeloquemeprendeSarah,
aunqueconfiesoquemirardereojounagranvariedaddetetasytraseros
mientrasagarrolastetasyeltraserodeSarahharesultadoserunaespecie
de entretenimiento mundano. Supongo que es como ir a la feria del
condado una vez al año y comer comida grasienta, como pollo frito
envuelto en tocino. Es un gusto culposo, pero es divertido hacerlo de
cuandoencuando.
—Ahoravengo,guapo—ronronea,conlasmejillassonrosadas—.
Voyapreparartodo.Notemuevasdeaquí.
Sarahseesfuma.
Tengo una erección de aquí a China. ¿Qué demonios se trae entre
manosestamujer?¿Mevaahacerunbaileprivado?Esoseríasupersexi.
¡Carajo!Estamujeresdeotroplaneta.Sialgoesseguroesquenuncame
aburriré con ella. Cierro los ojos. No siento los pies. Eso es efecto del
escocés. Me río. ¿Adónde carajos se fue? Estoy tan prendido que tendré
que insistir en que haya un poco de acción en el baño después de su
striptease.Oquizá,siyanoshemoscomportadocomoadolescentestoda
lanoche,podríamoshacerloenelasientotraserodelauto.
Sarahregresaymetomadelamano.
—Acompáñame—dice—.Ven,midulceJonas.—Meatraehaciaellay
melameelrostro—.Estoyperdiendolacabeza,guapo.—Mejalahaciaun
pasillooscuroenelotroextremodeltugurio.
—¿Adóndevamos?
—Alazonaroja.—Señalaunletreroluminosoquecuelgadeltechoa
laentradadelpasilloquedice:«Zonaroja».
Nos detenemos al entrar al pasillo, y un guardia de seguridad nos
cambialosteléfonoscelularesporcontraseñaspararecuperarlosdespués.
Hay un letrero vistoso en la pared que dice: «Estrictamente prohibido
filmarvideo».Despuésdeentregarlosteléfonos,nostambaleamosenel
pasillooscuro,sinsoltarnosdelasmanos.Luego,nosdetenemosfrentea
uncristaloscurecido.Delotrolado,suenaPourSomeSugaronMeatodo
volumen.
—¿Quécarajosesesto?—pregunto.
—Unpeep-show.ComoenÁmsterdam—contesta.
Mecarcajeo.
—EstonosepareceennadaaÁmsterdam.
Sarahfrunceelceño.
—¿Cómo esperas que lo sepa? Sólo sígueme la corriente, esnob. —
Comienzaaecharmonedasenunamáquina,hastaqueselevantalacortina
negra del otro lado del cristal. Hay una mujer desnuda en un diminuto
cuartonegroquebailailuminadaporfocosrojosyseacariciaasímisma
duranteungrantotaldediezsegundos.Luegosecierralacortina.
Meencojodehombros.
—Qué divertido. Una mujer desnuda. Ahora volvamos a la suite y
cojamoscomobestias.
Sarahseríeymejalaalasiguienteventana,endondeobservamosa
otramujerdesnudaenunacajanegraconfocosrojosquegiraenuntubo.
Estavez,lacanciónquesuenaalotroladodelcristalesTalkDirtytoMe.
—Unarocolapornográfica—digo—.Quésensual.
Sarahmebesa.
—Nopuedodejardepensarenmisueño,Jonas.Quieroquelohagas
realidad.
La miro fijamente. No puede estar hablando del sueño en el que los
espectros de Jonas le hacíamos el amor simultáneamente de todas las
formas posibles, mientras le vertíamos vino tinto encima y la gente del
restaurante nos miraba. ¡Mierda! La gente del restaurante nos miraba.
¡Dios!Estamujerestáloca.Yasabíaqueestabaunpocodesequilibrada,y
meencantasulocura,peroestoexcedetodosloslímitesdelacordura.
—Dijistequeharíasloqueyoquisieraestanoche.—Sonríe—.Estome
vaaponercomountren.
Medaunjalónyesbozaunasonrisatraviesa,yluegomeguíahaciael
final del pasillo hasta una puerta que dice: «Sólo personal autorizado».
Abre la puerta y nos recibe una desnudista quien, al parecer, nos estaba
esperando.
—Gracias,nena,peronoquierohaceruntrío—digo—.Sólotequiero
a ti. —Sé que la mayoría de los hombres les rogarían a sus novias o
esposas para cumplir esta fantasía en particular, pero yo ya he estado en
tríosyhedescubiertoporlasmalasqueelformatomedistanciadeloque
másmegusta.Además,noquierocompartiraSarahconnadie,nisiquiera
conotramujer.
—No,tontito—contesta—.Ellaestáaquíparaayudarmeaarreglarlo
todo.
—Escucha,Sarah.
Sarahvuelvealamermeelrostro.
—Esta noche quiero portarme muy mal. —Jadea—. Contigo.
Hagámoslo,Jonas.Perdamoselpudor.Quieroactuarmisueño.
—Mira, nena, a mí me encantan los juegos, pero esto es muy
pervertido.
Losojosseleiluminan.
—Sí,esdepravado.Buenapalabra.Seamospervertidos.
Doy un paso atrás, listo para contestarle que no, pero igual estoy
prendidísimo.¿Estomeindignaomeexcita?Nologrodecidirme.
—Ya está todo listo, guapo. Nadie sabrá que somos nosotros.
Usaremos máscaras. Tengo vendas para cubrir tus tatuajes y mis
cicatrices. Puedes dejarte puestos los calzones si quieres, y yo usaré los
pantis si así lo prefieres. Puedes bajarlos o hacerlos a un lado,
dependiendo de lo que te haga sentir más cómodo. —Está hablando tan
rápidoqueapenassipuedoseguirleelritmo.¿Oestaráhablandonormaly
yoestoydemasiadoebrio?—.Nadiesabráquesomosnosotros,Jonas—
continúa—.Podemoshacerloquequeramostraselcristal,cualquiercosa,
y nadie sabrá que somos nosotros. Quizás alguien nos vea, o quizá no.
Tododependedequealguienmetamonedasenlamáquina.Peroesoeslo
excitante,pensarquealguienpodríaestarviéndonostodoeltiempo.
—¿Por qué te prende tanto la idea de que otras personas nos vean
coger?
—¿Te acuerdas de la biblioteca? —ronronea—. ¿No te pareció
sumamente sexi? —Su voz vibra de deseo. Me acaricia el miembro a
travésdelosjeans—. Nos pondremos máscaras. Nadie sabrá que somos
nosotros. Vamos, Jonas. Puedes lamerme y nadie sabrá que somos
nosotros.
Meestremezcodesóloimaginarlo.Estoesdepravaciónabsoluta.
—Sarah —empiezo a decir. Esta mujer me enciende como nada que
haya experimentado jamás, pero no me interesa en lo más mínimo
incursionarenlaindustriadelporno.
—Sólounavez—dice—.Escomounalistadependientes.
—Sarah.
—Porfavorcito.—Melameelrostrodenuevo.
Me recorre un escalofrío. ¡Carajo! No quiero decepcionarla, y debo
reconocerquepuedesermuyconvincente.
—Acepto fingir dentro de la caja negra, pero no te voy a comer la
entrepierna. Algunas cosas son sagradas. —Para ser franco, incluso
estaría dispuesto a cogérmela contra el cristal si las cosas se ponen
demasiado cachondas allá adentro, pero definitivamente «no iré a la
iglesia»conellaenunasquerosobasurerocomoeste.
Sarahsedesilusionaalinstante.
—Deacuerdo—dice.Learrebatétodalaemociónasufantasía.
Deverdadnoentiendoaestamujer.Estáloca.¿Quénosesuponeque
las mujeres quieren arcoíris, unicornios y largos paseos por la playa?
¿Quécarajosesesto?Nopuedocreerqueyosealavozdelarazónsexual
enestarelación.
—¿Meharíasfavordepagarleaestaamablemujer?—preguntaSarah
—. Le prometí doscientos dólares por uno de los cuartos durante veinte
minutos.
Sacoelefectivoyseloentregoalabailarina.
—Pusisteunamesaadentro,¿verdad?—preguntaSarah.
—Sí—leaseguralamujer.
—Ah,yquieroquepongasunacanciónenespecial.
—Claro.¿Cuál?
Sarahselasusurra.
—Nuncalaheoído—dicelamujer—.¿Estásseguradequenoquieres
BabyGotBackoTalkDirtytoMe,oalgoporelestilo?
—No.Tienequeseresacanción.
Mecorroelacuriosidad.
—¿Me la repites? —dice la mujer, y Sarah se inclina y le susurra el
nombredenuevo.
—Deacuerdo.Haréloposible.—Señalaunapequeñacajadecartónen
elsuelo—.Ahíestánlascosasquepediste.Ahoravuelvo.
Sarahmedalengüetazosenloslabios.
—Estoytanprendida.
—¿Mepuedesrepetirporquéquieresquelagentenosveacoger?No
entiendo.
—Supongo que es que… Estás hecho un bombón, Jonas. Me prende
imaginarquemehaceselamorfrentealrestodelmundo.
Estudiosurostrouninstante.
—Sabesquenosaldrécorriendo,¿verdad?—digo.
Ellaarrugalanariz.
—¿Aunquesalgaconlocurascomoesta?
—Hagasloquehagas.
—¿Aunque te pegue el susto de tu vida y no me adhiera al plan y te
hagaenfurecer?
—Nisiquieraasítedejaría.—Sonrío—.Noiréaningúnlado.
Suvozsevuelveunsusurro.
—¿Aunqueseaobvioquealgonoandabienenmicabeza?—Señalala
cajadecartón—.¿Aunquenoseaunamujernormal?
—Hagasloquehagas,nena.—Labeso—.Además,lanormalidadno
existe.
¿Porquécarajosaccedíahaceresto?Estamosparadosdentrodelcuarto
negro,desnudos,exceptoporlaropainteriorylasmáscarasdelLlanero
Solitario, y todas nuestras características personales están cubiertas por
vendasblancas.
—Parecemosmomiascachondasqueseestánpreparandoparaasaltar
unbanco—digo.
Sarah se carcajea tanto que necesita sentarse en la orilla de la mesa
para no caer. Me siento a su lado, y ella de inmediato se apoya en mi
hombro,sindejardereíryconlasmanossobreelestómago.Cuandosu
risaempiezaamenguaryseinclinaparabesarme,seenciendenlosfocos
rojosderepenteyempiezaasonarBabyGotBackatodovolumen.
—¿Quédemonios?—murmuraSarah,aquienclaramentelemolestala
selecciónmusical.
—Creoqueesnuestraseñal—digo.Leextiendolosbrazoscubiertos
por los vendajes—. Es la hora de Frankenstein contra la Momia. ¿Quién
ganará?
Sarahechalacabezahaciaatrásysecarcajeadenuevo,peroestavez
seríecontantaintensidadquelecaenlágrimasporlasmejillasdetrásde
lamáscaradelLlaneroSolitario.
Sinadvertencia,selevantalacortinanegra,ydeprontovemosnuestro
reflejoenelcristaldelahabitación,elcual,segúnnotamos,esdeunsolo
sentido; para nosotros es un espejo, para nuestro sofisticado público
voyerista es una ventana. Sarah saluda nerviosamente al observador
anónimo al otro lado del cristal, y luego se bota de la risa nuevamente.
Como de costumbre, su risa me contagia, y yo también me río a
carcajadas.
Mientras nos reímos juntos, mientras observo a esta mujer hermosa,
sexiyloca,perotambiénbrillantequeestádetrásdelaridículamáscara
delLlaneroSolitario,convendajesabsurdosenelcuelloyeltorso,ySir
Mix-A-Lot nos deleita con su canción sobre traseros grandes, de pronto
medoycuentaconabsolutaclaridaddequenoquierocompartiraminena
con nadie, en ningún lugar, jamás, y mucho menos con un montón de
perdedores que pagan por mirar por una ventana en un antro de mala
muerte a las afueras de Las Vegas. Esta hermosa mujer es mitesoro, no
suyo.¿Quierequeelmundomeveahacerleelamor?Lolamento.Soyel
únicohombrequelahacontempladoalcanzarelpuntomáximodelplacer
humano, la culminación de la experiencia humana, la expresión más
auténticaquepuedencompartirdospersonas,yseguirásiendoasíporel
restodenuestrasvidas.
Micorazónseacelera.Latomodelamano.
—Nena,loentendistetodomal.
Ellaselimpialosojos.
—¿Qué?
—Tusueño.Lointerpretastemal.
Memira,sinentender.
—Piensa en cómo te hace sentir el sueño, lo que te hace ansiar. El
sueño no es literal, Sarah. Significa algo muy distinto a todo esto.
Podríamos coger como conejos detrás de esta ventana, y cien personas
podríanobservarnos,yaunasítuansiedadseguiríainsatisfecha.
Sarah cruza los brazos sobre los pechos desnudos, con repentino
pudor.Surisasehaesfumado.
SirMix-A-Lotpreguntaaloshombresdelmontónsisusnoviastienen
traserosvoluminososcomolosqueélestádescribiendoensurap.
—¡Demonios sí! —contesto, en sincronía con la canción, y Sarah
tuercelabocadeformaadorable—.¿Tedascuentadequeestacanciónme
hacequererdarleunjugosomordiscoatudeliciosotrasero?
Sarah esboza una sonrisa a medias, pero se nota que está
reflexionando.
Leacaricioelcabello.
—¿Listaparairte?—pregunto.
Ellaasiente.
—Volvamos a la suite, donde podrás poner la canción que tenías en
mente para esta noche, y yo te morderé las nalgas y lameré tu exquisito
clítorisytecogeréhastaquelepidasclemenciaatuamoyseñorsupremo
deluniverso.¿Quéopinas?
Sarahesbozaunasonrisatímida.
—Losiento.
—No tienes nada de que disculparte. —Le paso el cabello atrás del
hombro.
—Porhoy.Porasustarte.
—Sí me asustaste. —Frunzo el ceño—. Pero también les pateaste el
traseroatodos.
Ellaseencogedehombros.
Sir Mix-A-Lot vuelve a proclamar su entusiasmo por los traseros
grandes,porsiacasononoshabíaquedadoclaro.
—Lamentotodoesto.—Señalalacortinanegra.
—No te disculpes. Fue divertido. Digo, míranos. ¡Cielos! Qué gran
recuerdo.
—Creoqueestoyunpoquitoloca.
—Sarah, mi nena hermosa, nunca debes disculparte conmigo por tu
locura.Amocadacentímetrodeti,pordentroyporfuera,hastatuspartes
máslunáticas.
Surespiraciónsenormaliza.Mebesa.
—Teamo,Jonas.
Estátemblandoenmisbrazos.
Sinadvertencia,lacortinanegravuelvealevantarse,yambosmiramos
de nuevo nuestros reflejos enmascarados en la ventana y la luz roja que
brilla en nuestros ojos. Cuando la cortina vuelve a bajar, la beso
tiernamente.
—¿Estáslistaparavolveralhotelydejarmehacerteelamor?
Sarahasiente.
—Porsupuesto.
Yosuspirodealivio.
Una vez más, Sir Mix-A-Lot profesa su afecto incondicional por los
traserosamplios.
—Despuésdequemellevesabailar.
Lanzolasmanosalaire.
—¡Oh,vamos!
Sarahseríe.
—Esbroma.—Melanzaunasonrisitadeperfil—.Perosíquieropasar
alsalóndetatuajesenelcaminoderegreso—diceyguiñaunojo.
Capítulo26
Sarah
—Meencanta—dice,colocandoloslabiosaunpardecentímetrosdemi
tatuajenuevo,ysualientocálidomehacecosquillasenlapiel—.Erestan
increíblementesexi.—Mebesacondelicadezaeltatuaje,yelcontactocon
sus suaves labios me provoca un escalofrío que me recorre toda la
espalda.Luegololame—.¿Tedueledemasiadocomoparaquelolama.
—No.—Apenassipuedohablar—.Hazlootravez.
Jonasvuelvealamermitatuaje,yhacequesemeericelapieldetodo
elcuerpo.
—¡Dios! ¡Cómo me prende! —comenta, mientras lo recorre con la
punta de la lengua una y otra vez—. Es como un tesoro enterrado, y yo
soyelúnicoqueposeeelmapaparaencontrarlo.—Sulenguacomienzaa
descenderporeltatuaje,ymiclítorishormigueaporanticipado.
—Enciende la música —digo, entrecortadamente—. Ya tengo elegida
una canción para este momento. —Estoy tan excitada que me siento al
bordedeldelirio.
Cuando Jonas se levanta para encender la música, me acaricio a mí
mismayansíosuregreso.
Comienza la música: la canción que muero por escuchar mientras le
hago el amor. Es Take Me to Church, del músico irlandés Hozier. La
primeravezquelaescuché,pensédeinmediatoenJonas.Hayalgoenla
combinación de inteligencia, vulnerabilidad, pasión, ansiedad y
masculinidad de Hozier que captura a la perfección la esencia de Jonas
para mí. Tanto es así, que fantaseo con que es el propio Jonas quien la
canta.Estoyseguradequesiélfueracompositor,estaseríalacanciónque
escribiría,ynosólosobremí,sinosobretodoloquelehapasadoenla
vida.
Jonas regresa y empieza a hacer un camino de besos de mi tatuaje
haciaabajo,ysedetieneuninstanteenmipuntomásardiente,haciéndome
retorcerdeplacer.Perodeprontoseembelesademasiadoconlacanción
comoparacontinuarsuembestidalingual.
—¿Quéesesto?—pregunta,despuésdeprestaratenciónunmomentoa
laletra—.¡Quécabrón!
Lesonrío.Sélomuchoquelamúsicasignificaparaél.
—Meencanta—diceenvozbaja.Cierralosojosuninstante,alparecer
conmovido por el inconfundible sonido de su propia alma cantándole al
oído, y luego empieza a besarme con delicadeza la parte interna de los
muslos. Cuando la canción alcanza su apasionado final (amén por eso),
Jonaslevantalacaraymeexaminaconsusojoshambrientos.
—Ve a la iglesia, amor —le susurro. Mis pechos suben y bajan con
cadarespiraciónanhelante.
—Amén—contestaél.
Jala mi cuerpo desnudo hasta la orilla inferior de la cama y se
arrodillafrenteamí.Despuésdeapoyarmismuslosencimadesusanchos
hombros, hunde la cara entre mis piernas y comienza a adorar mi altar
comounhombrecondenadoqueestádesesperadoporsalvarse.
Amén.
Encuestióndesegundos,tengounintensoorgasmoy,cuandotermina,
Jonaslevantaensusbrazosmicuerposudorosoy,sindecirunapalabra,
mecargahastalasaladelasuite,endondemeapoyasobreunamesa.No
lepreguntoquétieneenmenteporquenoimporta.Micuerpoessuyopara
quehagaconélloqueleplazca,paraqueloacomodeenlaposiciónque
desee,paraobtenerdeélcualquierclasedeplacerqueseleantoje.Éles
un chelista con entrenamiento clásico, y yo no soy más que un cajón de
maderainanimado,hastaquemiamomehacecobrarvida.
Paradoalbordedelamesa,colocamispantorrillassobresushombros
y se para completamente erguido, levantando mi pelvis de la mesa, y
sostiene mis nalgas con sus fuertes manos. Jala mi pelvis hacia él y me
penetra, y yo gimo al sentir que nuestros cuerpos se unen de forma tan
orgánicaenesteángulotannuevoyexótico.
—Esta posición se llama «la mariposa» —dice Jonas con voz ronca,
mientrassucuerposemuevedeformamágicadentrodelmío—.Porque
túeresmimariposa,nena.
¡Santa madre! Qué rico se siente esto. Podemos agregar esto de la
mariposaalalargalistadeposicionessexualesqueJonasmehaenseñado
yqueseestánconvirtiendoenminuevaaficiónfavorita.
MehaencantadocadaunadelasinteresantesposicionesqueJonasme
haenseñado:labailarina,lasierra,lasillaplegable.Todassonfascinantes.
Hastalasillaplegableresultóserexplosiva,apesardequenologramos
hacerla bien (no tengo idea de cómo puede alguien hacerla, para ser
sincera). Pero, gracias al graciosísimo fiasco, descubrí que reírme a
carcajadas con Jonas, sobre todo si estamos desnudos, es tan excitante,
íntimoyplacenterocomotenersexoconél.
—Mariposa—gruñeJonas—.Misensualmariposa.
Gime mientras mece su cadera contra la mía y me devora con la
mirada.
Arqueolaespaldahaciaélparaintentarliberarlapresiónqueseestá
acumulando en mi interior, y él agarra con fuerza mi trasero para
acercarmeaúnmásaél.Mirohaciaelfinaldemitorso,haciaellugaren
elquenuestroscuerposseestánfusionando,ansiosademirarsumiembro
húmedo deslizarse hacia adentro y hacia fuera (siempre me excita
mirarlo),yelencuentroinesperadodeminuevotatuajemehacegemir.
Desde mi perspectiva, las diminutas letras del tatuaje están al revés.
Jonaseslaúnicapersonaenelmundoquepodrámiraresastresdiminutas
letrasalderecho,peroesonoimporta.Lasimpleexistenciadeesasletras
mehacesentiraudaz,atrevidaysexideunaformadiferente. OLTes,con
orgullo, mi nueva insignia de honor. Son las hermosas iniciales de la
cabronasuperheroínasexualquecombateelcrimenypateatraserosenla
quemeheconvertido.Vuelvoamirarmitatuaje.OLT.
Emitounfuertegemido,yJonasgimetambién.
Lapresiónenmiinteriorsube,sube,sube,yestoyapuntodeexplotar.
—Eresmimariposa—gruñeJonas—.Erestanbonita.
Micuerposeestremece.Estoyalbordedelvacío.EldobledeJonasme
ofrece líricamente su vida a través de las bocinas de mi computadora,
como también lo hace Jonas en mi mente, y me pierdo…, me deshebro
como un carrete de hilo. Orgasma la Todopoderosa lo hizo de nuevo.
TodoslosmúsculosligeramentevinculadosconlazonaporlaqueJonas
mepenetrasecontraen.Gritosunombre,oalmenosesocreoquehago.
Es imposible saber qué clase de sonidos salen de mi boca mientras esas
deliciosasoleadascálidasrecorrenmicuerpo.Yentoncesmedisuelvoen
un océano de alivio. Las emociones de un día tan largo, agotador,
aterrador y emocionante son demasiado fuertes como para contenerlas
físicamente.
EsperoqueJonasalcanceelclímaxconmigo,peroesonopasa.Envez
de eso, se sale de mí, apoya mi pelvis sobre la mesa de nuevo, baja mis
pantorrillas de sus hombros y estira mis piernas hacia el techo, a un
ángulodenoventagradosrespectodemitorso.Luegocruzamispiernas,
formando una tijera estrecha y cerrada, jala mis tobillos en direcciones
opuestas, y me penetra de nuevo. Emite un fuerte gruñido al hacerlo. De
mi boca se escapa un gemido ferviente al experimentar una nueva
explosión de placer desbordante. ¡Ay, Dios!, no hay absolutamente nada
que pueda impedirle a Jonas entrar en mí, y mis piernas cruzadas con
fuerza generan una tensión excepcionalmente deliciosa entre nuestros
cuerpos.
Jonas gruñe mientras me penetra hasta lo más profundo, una y otra
vez, y con cada embate aprieta más el espacio entre mis piernas. Una
descargadelirantemerecorre,deformacasidolorosa,yotroorgasmova
cobrando fuerza en mi interior. Cuando por fin alcanzo el punto
culminanteymicuerposerelajaconondasconvulsas,Jonasdescruzamis
piernasyextiendemismuslos.Levantamitorsoparasentarmeyguíamis
piernasparaquerodeensucintura.
—Sarah —dice y me besa vorazmente con cada envite poderoso—.
Sarah—repite,aunqueminombreseleatoraenlagarganta—.Ay,nena,
erestandeliciosa.
Notengomásquedar.Nisiquierapuedosostenermicuerpo,asíque
Jonas me abraza por la espalda mientras me embate. ¿Cómo puede
aguantar tanto? Debe ser el escocés. Porque, ¡Dios bendito!, me estoy
transformando en gelatina y él sigue, y sigue, y sigue. Me estoy
derritiendo,desbordándome,goteandosobrelamesaytransformándome
en un enorme charco delirante, y él sigue en llamas. Me mordisquea la
oreja, me besa el cuello, y su cuerpo continúa su ataque urgente. Estoy
frita.Yaperdí.Estoesdemasiadobueno.Lalíneaentreelplaceryeldolor
se está desdibujando. Mi cuerpo no puede más. ¿Cómo ha podido durar
tanto?¡Dios!Nopuedomás.Tengoquelanzarloporlaborda.
—Te amo —le digo—. Te amo, Jonas. —Le muerdo el cuello—. Te
amo, guapo, para toda la eternidad. —Llevo la mano a la parte de su
cuerpoqueestájustodebajodenuestroscuerposfusionadosyloacaricio
confervor.
Jonasseestremeceygimecontantafuerzaquemehacevibrar.
—Amocadacentímetrodeti,guapo,pordentroyporfuera—gruño,
sindejardeacariciarlo.Lemuerdounpezón—.Teamo.
Susgruñidossontortuosos.
—Teamo,amor.Amocadapartedeti.—Loacaricioconmásfervor,
y su cuerpo entero se sacude—. Hasta tu oscuridad, hasta tus partes más
lunáticas.Teamotodo,Jonas.—Lemuerdoelcuello—.¡Ay,Dios!,amo
cadapartedeti,hastalaspartesquemeocultas,hastalasquecreesqueno
amaré.Amo.Todo.De.Ti.
Jonasgritamientrassucuerposeestremececonviolencia,yyocaigo
de espaldas sobre la mesa. Soy una maratonista que acaba de cruzar la
meta.Estoycompletamenterendida.
Conunfuertegruñido,Jonassecolapsaencimademí,comounapila
demúsculossudorosos.
—Teamo,Jonas—lesusurroylebesolamejillahúmedadesudor—.
Amocadacentímetrodeti,sinimportarloquehayadebajo.
Capítulo27
Sarah
Mepreguntosiesnormalestaadicciónfísicaaotrapersona.Siesnormal
ansiar el contacto de un hombre con tanto deseo que es como si su piel
fuera una droga. Si es normal soñar despierta con él como si fuera un
galándecarteldepelícula,paraluegodartecuentadequeestásentadoatu
ladoenelsofá,trabajandoensucomputadoraymordiendounamanzana.
Si es normal sentir que naciste para entrelazar tu cuerpo con el suyo, y
sóloconelsuyo,comosifuerandospiezasdeunrompecabezasqueno
encajanconnadiemásenelmundo.Siesnormalsaberque,detenerque
elegirencualquiermomentoentrebesarsuscarnososlabiosycomerun
trozodelchocolatemásexquisitodelmundo,elegiríassuslabiossiempre,
hastaenaquellosinusualesdíasenlosqueestástanfuriosaconélquelo
único que quieres es mandarlo a la mierda. Me pregunto si es normal
amaraalguientantoquenosóloperdonassuserrores,susdefectos,sus
imperfecciones y su oscuridad; que no sólo los pasas por alto, sino que
losadorasynoloscambiaríaspornada.¿Algodeestoesnormal?Nolo
sé, pero, si no lo es, entonces creo que la normalidad está demasiado
sobrevaluada.
Después de nuestra sesión maratónica de sexo, Jonas me carga a la
habitación sobre su hombro, cual cavernícola, y recuesta mi cuerpo
rendido en la cama, con una sonrisa de arrogancia que ilumina su
hermosorostro.
—Pídenos servicio a la habitación, nena —ordena, me gira sobre un
costadoymedaunanalgada.
No hay un «por favor» adherido al final de su orden. No hay un «si
quieres». Sólo la instrucción, la nalgada y un aullido de alegría hacia el
techo, seguido de él meciendo su adorable trasero como un pavorreal
orgullosoquesacudelasplumasdelacolamientrasmarchaalbaño.
¿Deberíaintentarbajarleloshumos,recordarlequeparabailartango
senecesitandosyquenologrósuúltimaysexcelenteproezaporsísolo?
No.Nosemeantojaenlomásmínimoopacarsuánimoautocomplaciente.
La verdad es que, después de la forma en la que poseyó y manipuló mi
cuerpoconabsolutadestrezaestanoche(y,enrealidad,siemprelohace),
se merece todas las alabanzas que desee adjudicarse hasta el fin de los
tiempos.Amén.
Claro que eso no significa que pediré comida a la habitación
próximamentecomomeloordenómiamoyseñorsupremodeluniverso,
pues no puedo mover ni medio maldito músculo después de lo que me
hizo. Lo único que puedo hacer es quedarme aquí tirada, como un fideo
húmedo, escuchando el eco de sus aullidos de alegría en el baño. Al
escucharlo ahí, imagino que bien podría estar parado en la proa del
Titanic,gritando:«¡Soyelreydelmundo!».Ay,Jonas.
—¡Amén! —canturrea Jonas en la regadera. Es evidente que está
intentandocantarunodelosversosdelacancióndeHozier.Nuncaantes
habíaescuchadoaJonascantar.Esbozounagransonrisa.
Ay, Dios, lo está haciendo de nuevo, pero esta vez proyecta su voz
comouncantantedeóperadesafinado.
—A-a-a-a-m-é-é-é-én.
Nopuedocontenerlacarcajada.¡Cielos!Esmalísimo.Notieneelmás
mínimo talento para cantar. Me emociona extrañamente descubrir algo
nuevosobreél.Mehaceamarloaúnmás,siacasoesposible.
Estiro la mano para tomar el menú de servicio a la habitación, y de
paso agarro mi teléfono celular. Le prometí a mi mamá que la llamaría
todos los días que pasáramos en Las Vegas para que supiera que estoy
bien, y acabo de darme cuenta de que no la llamé hoy. Es obvio que no
puedo llamarla justo ahora, en medio de la noche, pero supongo que le
enviaréunmensajedetextoporlamañana.
Miro la pantalla de mi teléfono celular y ahogo un grito. Tengo un
mensaje de un número desconocido que me pone los pelos de punta:
«Cuandoseamiturnodeposeerte,notellevaréauntabledancedemala
muertenitepediréquetecubraselrostroconunamáscara.Llámamehoy.
Soyunhombreimpaciente.M».
Dejo caer el teléfono. Me tiemblan las manos. El estómago se me
revuelve.¡Ay,Dios!No.
Maxnosvio.
Debe de habernos seguido al table dance. ¿Cuánto habrá visto? Me
cubro el rostro con ambas manos. Me asfixia la ansiedad, el miedo, la
vergüenzaylarepulsión.Mequieromorir.
Jonassaledelbañoconunatoallablancaatadaalacintura.
—¡A-a-a-m-é-é-é-n! —canta y sostiene el brazo en alto, con gesto
teatral—.¿Yanospedistealgodecomer?—Enunsegundo,sutonopasa
deserdealegríaapreocupación—.¿Sarah?
Soyincapazdepronunciarunasolapalabra.Sientoquevoyavomitar.
Jonassesientaenlaorilladelacama.
—¿Quépasó?
Leentregomiteléfono,sinpoderhablar.
Élleeelmensaje.
—¿Quién…?
—Max.Maksim.
—¿Quécarajosesesto?—Jonasseencolerizadeinmediato.
Yorompoenllanto.
—¿Quécarajosestápasando?Explícameloenesteinstante.
LecuentohastaelúltimodetalledecómoMaxexigiósumuestragratis
haceunashoras.LecuentoqueMaxdijoqueledabagustoqueTravoltano
me hubiera matado como él lo ordenó, pues se habría perdido de tanta
diversión. Luego reconozco que Max metió su lengua hasta mi garganta
antesdedejarmesalirporlapuerta.
Jonasseagarraelcabelloygesticulafrenéticamente.
—¿Porquénomelodijisteantes?
Niegoconlacabeza.
—¿Cómonomelodijisteantes?
—Teníamiedo.
—¿Dedecírmelo?¿Teníasmiedodemí?
—No,no.—Exhalocongestofrustrado.
Jonascaminadeunladoalotrodelahabitacióncomomaniático.
—Esehijodeputanossiguióestanoche.
—Temíaqueregresarasabuscarloeintentarasmatarlo.
Jonasgruñe.
—Tenías razón. Eso es justo lo que voy a hacer… Voy a matar a ese
bastardo.
Tengoelcorazónenlagarganta.
—No,Jonas.
Jonasestátanfuriosoquepareceotrapersona.Estátemblandodepies
acabeza.Todoslosmúsculosdesucuerpoestántensosyabultados.
Vuelveasentarseenlacama,amilado,conmiradafuriosa.
—¿Ahorasímecontastetodo?
—Sí.
—¿Todo?
—Sí,telojuro.
Jonasexhala.
—Qué cabrón tan hijo de puta —murmura y tuerce la boca—. ¿Y te
besó?
Asiento.
—Fue repugnante. —Paso saliva con dificultad—. Y aterrador. —
Pierdo la calma. Mi llanto se vuelve intenso e incontrolable—. Lo
lamento,Jonas.Hoyfueundíamuy,muyaterrador.
Élmeacariciaelcabello.
—Nunca me ocultes nada de nuevo, ¿entendido? —Su voz es una
extrañamezcladecompasióneira.
Asiento.
—Nunca.Sinimportarloquesea.Jamás.
—Quisecontárteloantes,peroestabastanenojadocuandosalimosdel
edificio que no quise hacerte enfurecer más. No quería que regresaras a
intentar matarlo, y murieras en el intento. Estabas tan enojado conmigo
quenoestabaspensandoconclaridad.
Jonasexhalaymeabraza.
—Nuncaestuveenojadocontigo,Sarah.¿Noloves?—Memiraalos
ojos—. No debí haberte gritado. No lo manejé bien. Lo siento. —Su
cuerpo se agita por la adrenalina—. No estaba enojado contigo. Tenía
miedo de pensar que podía volver a pasarte algo. Pero actué como un
imbécil.
Asiento. En efecto, se comportó como un auténtico imbécil. Pero lo
entiendo.
—Pobrecitadeti.—Meabrazaconfuerza—.¡Cielos!
—Lamentonohabértelodichoantes.
—Nuncavuelvasaocultarmealgo.Nuncajamás.
—Deacuerdo.—Apoyomimejillaensuhombro.
Élseaparta.
—Sarah, no sé cómo enfatizarlo lo suficiente. Esto no es negociable.
Nuncajamásvuelvasaocultarmealgo.Nunca.
Asiento.
—Prométemelo.
—Teloprometo.Losiento.
Jonasmeabrazaybesamihombrodesnudo.
—Lamentohabertegritado.Nodebíhaberlohecho.Notelomerecías.
—Teperdono.
—Esqueperdílacabeza.
—Losé.
—Novuelvasaocultarmenada.
—Deacuerdo.Teloprometo.
—Bien.
—¿Tútambiénmeloprometes?
Jonassequedacallado.
—¿Prometesnoocultarmenada?
Jonasnocontesta.
Ledoyunempujónenelpechoparaliberarmedesuabrazo.
—¿Porquénocontestasqueloprometes?
—Porquenoteloprometo.
Mequedoboquiabiertadelaimpresión.
—Nopuedohacerteesapromesa,nosisetratadeestosbastardos.Sise
tratadecualquierotracosaodecualquierotrapersona,teloprometo.Te
juro por lo más sagrado que tengo que siempre te diré la verdad y que
jamásteocultarénada.Perosisetratadeestoshijosdeputa,teprotegeré,
sin importar nada, sin importar lo que tenga que hacer, sin importar
cualquier límite, incluso si eso significa tener que ocultarte algo que es
preferiblequenosepas.
Capítulo28
Jonas
Henntienelosojosrojosyllorosos,comosinohubieradormidoniun
instanteentodalanoche.Estamostodosreunidosalrededordelamesade
lasuite,esamesaendondeminenaseconvirtióenunaexquisitamariposa
anoche,paraescucharloqueHennysusdoselfoshandescubiertosobre
El Club hasta el momento. Kat y Josh tampoco se ven especialmente
descansados,peroesevidentequeambosdurmieronunpoco,adiferencia
deHenn.Y,sinomeequivoco,JoshyKatestánsentadossospechosamente
juntos.
—Bueno, en resumidas cuentas —comienza Henn—, nos estamos
enfrentando a cosas muy gruesas, amigos. Es una cosa bestial. —Esboza
unasonrisagigante—.Essumamenteimpresionante.
Sarah y yo nos miramos mutuamente. La incertidumbre nos pone
nerviosos.
—Estuve toda la noche buceando en esta madriguera, y cada camino
me lleva por otra madriguera de otro conejo ucraniano. Estoy pasando
montones de información por un programa de traducción, el cual, por
cierto,noesnilamitaddebuenoqueuntraductorhumano,peroalmenos
nosdaráunaideadeloque…
—Respiraprofundamente,Henn—comento—.Vuelveaempezar,pero
esta vez un poco más despacio. Pareces el conejo Energizer con
anfetaminas.
Hennsedetieneensecoyagitalacabeza.
—Losiento,amigo.Metomécomotrescafésamericanoscuádruples
enlasúltimasdocehoras,ademásdedosRedBull…
—¡Cielos,Henn!Esasmierdastevanamatar—exclamo.
—Gajesdeloficio—comentaconunasonrisa.
—Resumeloquesabeshastaelmomento.
—Sí. Está bien. —Henn inhala profundamente—. Hicimos un
reconocimientobastantecompletodelterrenoanoche,ydebodecirquees
uncasodeproporcionesépicas.
Esperoelrestodelaexplicación.
Henninhalaprofundamentedenuevo.
—Casi todo lo interesante está en ucraniano, pero también hay
montones de cosas en ruso. ¿Sabían que el ruso y el ucraniano son
idiomasdistintos?
Parpadeolentamente,intentandoguardarlacalma.
—SólodinossilograstemetertealsistemadeElClub.
—No.Aúnno.Debedeestarescondidoenlomásmásmásrecóndito
de la internet oculta. Pero sé que estoy cerca. Tengo muchos rastros que
seguir. Les estoy pisando los talones, caballeros. Y hermosas damas. —
MiraaKatconunasonrisaadorable,yluegoleguiñaelojoamablemente
aSarah.
—DeberíasobservarcómodescifralascosasHenn—diceKat—.Esun
SherlockHolmesdelatecnología.
—Eltipoesunmalditogenio—añadeJosh.
—¿Quésabemoshastaelmomento?—pregunto.
—De acuerdo —contesta Henn—. Empecemos con el alcance de sus
operaciones. Es gigantesco. Masivo. Inmenso. Colosal. Abismal. Mucho
más grande de lo que esperábamos. No son un par de ancianos que
manejanunburdelprovinciano—aunqueenrealidadnoconozconingún
burdelprovincianocomoparahacerlacomparación—,peroaloqueme
refiero es a que rebasa todas mis expectativas. Resulta que la red de
prostituciónesapenasunfragmentodelnegocio.
—¿Quéotrascosashacen?—preguntaSarah.
—Bueno, Oksana se encarga de la parte de la prostitución, pero Max
tienemuchosotrosnegocios,comodrogasyarmas,principalmente.
Todosnosquedamosboquiabiertosalmismotiempo.¡Mierda!
—Y tiene montones de tipos trabajando para él en todo el país, pero
sobretodoenLasVegas,MiamiyNuevaYork.
Sarahnodejadenegarconlacabeza.Parecetotalmentederrotada.
Yotambiénestoyanonadado.
—¿De qué proporciones estamos hablando? —digo—. O sea, en
cuestióndedinero.
—Todavíanotengoaccesoalascuentas,peroimaginoquelascifras
serángrandes.
—¿Quétangrandes?—pregunto.
—Bueno, si extrapolo algunas cosas que encontré en los registros, y
aclaroquesóloestoyextrapolando,diríaquecomoquinientosmillonesde
dólaresanuales.Quizámás.
Todosnosquedamoshorrorizados.
—¿Encontraste una lista de miembros? ¿Tuviste suerte con eso? —
preguntaSarah.
—Aúnno.Losdatosrealesestánenterradosenalgúnlugardelsistema
de El Club, al cual sigo intentando acceder, pero Oksana tiene una lista
valiosa de clientes vips que maneja personalmente. No usa sus nombres
reales,sinoalias,ytodoestáencódigo.Peroheseguidoalgunosrastrosy
descifré las identidades de algunos de estos tipos. Hasta el momento,
tenemos un puñado de directores generales y dueños de emporios
corporativos, atletas famosos, como el tipo de los Yankees que acaba de
firmaruncontratosupermillonario,yalmenosdoscongresistasquehan
sidoclientesimportantesduranteunrato.Yhayuntipoqueestoyseguro
de que debe ser alguien muy importante, una especie de megavip, pero
todavíanodescifrosuidentidad.Pero,porloqueheencontrado,estamos
hablandodegentedemuyaltoperfilalaqueledisgustaríamuchosaber
que ha estado financiando a la mafia rusa, o a la mafia ucraniana,
supongo.Aunqueyaahondaréeneso.
Sarahyyonosmiramosmutuamente.Nuncapenséquepudieratratarse
deunamafia.¿Esoesloqueson?¡Mierda!Tengorevueltoelestómago.
No me he levantado de la mesa ni he dejado de sacudir la rodilla, pero
necesitolevantarmeymovermedeunladoaotrodelahabitación.
—Parecequelaidentidaddeesemegavipesalgoquenosconvendría
identificar—diceHenn—.Suscorreosestándoblementeencriptados,pero
logrédesencriptarunoquelereenvióOksanaaMax,endondeelmegavip
decíacosascomo:«Mipersonaldeseguridadseinstalaráalotroladode
lapuerta».¿Tienepersonaldeseguridadqueseinstalaalotroladodelas
puertas?¿Quéclasedepersonadiceeso?
Sarahsevuelveamirarmeconlosojosdesorbitados,yyolecontesto
conelmismogesto.
—¿Una estrella de rock? —sugiere Sarah—. Ese tipo de hombres
siempretraenguardaespaldas.
—No—contestaHenn—.Almenosnodeacuerdoconmiexperiencia.
—Sí,yoconozcomuchasestrellasderockquetienenguardaespaldas,y
noseexpresanenesostérminos—intervieneJosh.Seveansioso.
—Seguirétrabajandoenello—diceHenn—.Enfin,¿estánlistospara
laverdaderarevelación?
—¿Quieresdecirquetodavíahaymás?—preguntaSarah.
—Por supuesto. La siguiente parte es la más entretenida. —Se voltea
haciaKat—.Ladescifréjustodespuésdequetefuisteadormiranoche.
Katnosmiraalosdemáscontimidez.
—Sí,necesitabadormirunpoco.
—Eso pasa cuando no subsistes a base de una dieta de cafeína y
nicotina—diceHenn.
Miro de reojo a Josh. Él tampoco sabe lo que Henn está a punto de
revelarnos.
—¿Tútambiéntefuisteadormir?—lepreguntoamihermano.
—Sí,tampocolepudeseguirelpasoaHenn—contestaJosh—.Creo
quemefuicomoalamismahoraqueKat.—Lamiradereojo—.Talvez
unpocodespués.
¡Mierda! ¡Esos dos están cogiendo! Me vuelvo a mirar brevemente a
Sarahparaaveriguarsiellanotólomismoqueyo,peroellaestápáliday
ansiosa,ynoleinteresaenlomásmínimoqueKatyJoshesténteniendo
sexo.
—¿Quéesentonces?—preguntaKatalbordedelasiento.
—Todavíaestoyesperandoaquesetraduzcanmuchascosas.Meestá
frenandounpocotantorusoyucraniano,asíqueaúnnotermino,peroles
puedoadelantarqueOksanaescomounaespeciedeactivistapolítica.Es
comolaCheGuevaraucraniana,amigos.Estáenconstantecomunicación
con unos ucranianos sobre algo llamado Donbas. Como no sabía lo que
era, lo investigué y resulta que se refiere a una especie de revolución
ucraniana.
—Los separatistas —agrego. Ha salido mucho en las noticias
últimamente.
—Sí, ¿verdad? Eso fue lo que pensé —dice Henn—. Hay muchos
mensajesentreellayunmontóndeucranianosendondeescupetodaclase
de comentarios propagandísticos sobre «la causa», y hablan sobre
conseguir financiamiento y armas. Estamos hablando de armamento
grueso, amigos. Cosas descabelladas. Y Oksana les dice cosas como:
«Mantenganlafe».—Estoúltimolodiceconacentorusocaricaturizado.
—Ay,Dios—murmuraJosh.
—¿Qué?—preguntaKat.
—Estánfinanciandoalosseparatistasucranianos—leexplicaJosh.
—LocualsignificaqueOksanaestáfinanciandoaPutinpordebajode
lamesa—agrego.
Katnosmirasincomprender.
—Porfavorexplíquenmelodetalladamente.Noentiendo.
—Mira,hacemuchosañosexistíalaUniónSoviética,¿no?—digo—.
Luego se dividió en varios nuevos países, como Rusia, Ucrania y los
estadosbálticos.Bueno,puesahoraPutinquiererecuperarlaspiezaspara
lamadreRusiaconelfinderesucitarelantiguoimperioyquierequeel
diamantedeestanuevaUniónSoviéticaseaUcrania.
Katasiente.
—¿YUcraniaestádeacuerdoconeso?
—No,elgobiernooficialnoloestá.Perohayunafaccióninterna,que
sonlosseparatistas,quequierensepararsedesugobiernoyapoyarelplan
de reunificación de Putin. Así que los separatistas tienen conflictos
armadosconsupropiogobiernoquesonfinanciadosporlosrusos.
Me vuelvo a mirar a Josh. Ambos estamos pensando lo mismo.
¡Mierda!Ledimosnuestrodineroaesaspersonas.
Sarahsevecomoyomesiento:mortificada.
—¡Mierda!¡Carajo!—exclamaKatenvozbaja.
—Sí,sindudaalguna—comentaHenn—.Biendicho.
—Tenemos que descifrar quién es el señor megavip —digo
abruptamente, con un nudo gigantesco en la garganta—. Necesitamos
saber quiénes son los clientes más pesados. Dijiste que hay congresistas
involucrados,¿verdad?
—Sip—contestaHenn.
—Esopodríasermuymuymalo—comentaJosh.
—Pésimo. «Hola, votantes. Por favor, reelíjanme» —dice Henn,
fingiendo hablar como senador—. «Puse más policías en las calles,
construíunabibliotecayvotéafavordelaumentoalsalariomínimo.Ah,
y también le di muchísimo dinero a una red ucraniana de prostitución y
armamento que financia la reunificación de la Unión Soviética. ¿Puedo
contarconsuvotoenlasiguienteelección?».
Ni siquiera puedo reírme. ¡Mierda! No me imaginé que el asunto
pudieratenerestasdimensiones.
—Esdemasiadograndeparaqueloenfrentemossolos—declaraSarah
de forma enfática—. Tenemos que pasarle la estafeta al FBI. —Abre los
ojoscomoplatos—.¿Oala CIA?Nisiquieraséaquéautoridadpasárselo.
Digo, ¡cielos!, no soy más que estudiante de Derecho de primer año. —
Niegaconlacabeza—.Estaesunacuestióndemagnitudinternacional,y
esoesdecirlomenos.
Tiene razón. No está exagerando. Y también tiene razón al decir que
debemos traspasárselo a las autoridades pertinentes. Pero yo tampoco
tengolamenorideadecómomanejaralgodeestamagnitud.
—Lacuestiónescuándoycómo—digo—.Nopodemossimplemente
llegaralFBIypreguntarporJohnnyelAgenteEspecialenTurnoydecirle:
«Hola,hayunareddeprostituciónenLasVegasqueestálavandodineroy
armasparaPutin.Ahora,¡vayantrasellos!».Aunsinostomaranenserio,
lo cual dudo, ¿quién sabe cuánto les tomaría hacer la investigación y
emprenderaccionessignificativas,siacasolohacen?Sitardandemasiado,
¿cuántotardaránMaxyOksanaensospecharydecidirqueSarahnovale
tanto para ellos como creían? Lo único que me importa es proteger a
Sarah.
Ellagruñe.
—No estamos hablando de una estafa a un casino, amigos. Vamos a
necesitarmuchísimomásqueaGeorgeClooneyparasalirdeesta.
Exhaloconfuerza.
—¿Cuántas de estas cosas podemos demostrar hasta el momento,
Henn?
—Aquello de financiar al imperio del mal es circunstancial por el
momento, pues aún no tengo los registros bancarios. Puedo demostrar
algunascuantascosasconalgodecreatividadyreuniendoalgunaspiezas,
pero para convencer a alguien de inmediato necesitaríamos tener un
público con una amplia capacidad de retención que estuviera dispuesto a
escucharconatenciónyhacerciertasconexioneslógicas.
—Nopodemoscontarconeso.
—Lo sé. Todo quedará claro y bien armado cuando logre entrar al
servidorprincipaldeElClub.Yséqueestoyapuntodelograrlo.
—Necesitamospodermostrarleslosmovimientosdedinero—digo—.
Esaeslaclave.Eslaúnicaformadeatraersuatención.
—Estoydeacuerdo—agregaHenn—.Todavíanotengolascuentasni
lascontraseñas,peroestoytrabajandoenello.
—¿Cuántotiempocreesquenecesitesparadejarloimpecable?
—Un par de días más y tendremos algo sólido. Tal vez no perfecto,
pero sólido. Digo, podrían pasar meses y meses, y seguiría habiendo
informaciónnueva.Peroparateneralgoquepodamosusarcomodiscurso
deapertura,algoqueatraigalaatencióndelosbuenoslosuficientecomo
paraqueemprendanaccionesinmediatas,tardaréunpardedíasenobtener
loquehacefalta.
—Excelente—digo.
—Henn,soytunuevamejoramiga—diceSarah—.Empezaréareunir
y filtrar la información que encuentres, y a sintetizarla en un solo
documento, como un expediente legal. Necesitamos tener algo que
entregarlesalosbuenosparaatraersuatenciónrápidamente.Necesitamos
facilitarleslascosas,presentarlesloshechos,lasoperacionesdeElCluby
todos los cargos potencialmente delictivos: crimen organizado, fraude
bancario, lavado de dinero, conspiración, etcétera. Yo resumiré la
evidenciaquevayamosreuniendoconrespectoacadacargo.—Elcerebro
deSarahvaamilporhora—.Kat.
—Sí,micapitana.
—Porcadacargodelictivo,necesitaréevidenciaquelorespalde,algo
que demuestre que no lo estamos inventando. Te diré exactamente qué
clasedecosasnecesitamos,paraquetúexaminesloqueHennhapodido
encontrarhastaelmomento.Serásmiasistentedeinvestigación.
—Puedohacereso—diceKat.
—Genial —intervengo—. Josh y yo uniremos fuerzas para idear la
mejor estrategia de presentación. Estoy de acuerdo en que tenemos que
transferírseloaalguien,perolapreguntaesaquién.Siloponemosenlas
manos equivocadas, podríamos echarnos encima un enemigo más
peligrosoqueElClub.
—¿Aquéterefieres?—preguntaKatconlosojosdesorbitados.
—Parecieraquehaymuchagentepoderosaenesalistadeclientesque
noquerráqueesteescándalosalgaalaluz.
Hayunalargapausaenlaquetodosreflexionamos.Estamosapuntode
abrirunaenormeypeligrosalatadegusanos.
—Al final, todo se reducirá al dinero —digo—. El dinero tiene la
respuesta.
—Estoydeacuerdo—agregaJosh.
—Esa será tu prioridad número uno, Henn. ¿De acuerdo? —comento
—.Rastreaeldinero.Accedeaél.
—Entendido—contestaHenn—.Nodebedetomarmemásdedosdías.
—Podemos lograrlo —dice Sarah, aunque no suena convencida—.
Somos un gran equipo. No necesitamos a ningún estúpido George
ClooneyniaBradPittniaMattDamon.
—Sí,peroestaríaincreíbleteneralacróbatachino—diceHenn—.
Éleragenial.
—¿Alquemetieronenlacajita?—preguntaKat—.Meencantó.
—Sí,eragenial—coincideHenn.
—Yen.Asísellamaba,¿no?
Hennseríe.
—Ah,sí.Québuenamemoria,Kat.—Sedaungolpecitoenlasien—.
Cuántabellezaeinteligencia.
—Lamento interrumpir sus reflexiones profundas, pero creo que hay
que concentrarnos —interviene Sarah—. Hay muchas cosas por hacer, y
quieroempezardesdeya.
—Porsupuesto—contestaKat—.Loqueusteddiga,jefa.
—Porcierto,Sarah—diceHenn—,unacosamás.¿Quéquiereshacer
conelmensajequetemandódonMalvado?
Sarahseponerojadevergüenza.
—Estoy monitorizando su teléfono celular, ¿recuerdas? «Soy un
hombreimpaciente».¿Aquéserefería?
Es obvio que Sarah no puede hablar, así que tomo su mano y les
explicoqueMaxexigióunamuestragratisyqueenviaríaunmensajede
seguimiento. (No menciono los detalles del mensaje, pues no creo que
necesiten entender la referencia que hizo Max al «table dance de mala
muerte» y a las «máscaras». Por fortuna, Henn tiene la sensatez de no
revelaresosdetallestampoco).
—¿Qué debo hacer? —pregunta Sarah en medio de la habitación, sin
fuerzaenlavoz—.¿Loignoro?¿Meoculto?
—Ignóraloyocúltate—digo—.Noquieroqueledigasunasolacosaa
esehijodeputa.
—Estoydeacuerdo—comentaJosh—.Ignóraloyescóndete.
—No —interviene Kat con seriedad—. Contéstale y escóndete.
Ignorarloloharáenfurecer,ynoqueremoshacerlorabiar.Queremosque
estétranquiloyconfiadoyquesigasiendopredecible.
Todosnosvolvemosamirarlayconsideramossupropuesta.
—DonMalvadonolatraeparadaporSarah.LatraeparadaporJonas.
Frunzoelceño.
—¡PorDios,Kat!Nolopongasenesostérminos.
—No estoy hablando en términos sexuales. Tiene una erección de
macho alfa por tu culpa, Jonas. Se trata del macho beta que quiere
derrocar al alfa. Quiere tener lo que tú tienes para ganar. De ahí que la
traigaparadaporti.
—¡Cielos!Dejadedecireso,porfavor—leruego.
—Entonces,¿quédeberíacontestarle?
—Tenemos que quitártelo de encima y convencerlo de que sólo te
muevelacodiciaynolalealtadaJonas—diceKat—.Entremáscreaque
tus intereses coinciden con los suyos, más a salvo estarás. Tienes que
lograrquesigaconfiandoenti.Siloignoras,empezaráasospecharalgo.
Sarahsevuelveamirarme.LoquediceKattienemuchosentido.
Kat ve mi intercambio gestual con Sarah y se siente motivada a
continuar.
—Dileque,despuésdereunirteconél,Jonasperdiólacabezaporlos
celos.QueJonaspercibiólainconteniblequímicaentretúydonMalvado,
yqueteacusódehaberlementidosobrenohaberlovistoantes.QueJonas
está convencido de que ustedes dos tienen algo, y que cree que querías
estar a solas con Max para tener sexo con él en el baño. Y que ahora,
¡maldición!,nopuedeshacernadaparaalejartedeJonassindespertarmás
sus sospechas. Jonas, el novio celoso, te está observando de cerca como
unhalcónynotedejarásalirdelahabitaciónsinél.HazlocreerqueJonas
esunpsicópata.DileaMaxquenoteescriba,puesJonasestárevisandotu
teléfonocelular,yqueestáapuntodedarteotrochequegigantesco.Deese
modo, alimentas su ego y apelas a su codicia. Sin importar cuánto ansíe
obtenersumuestragratisparasaciarsuerecciónporJonas…
—Deacuerdo,Kat.Basta—leadvierto.
—…no insistirá para no arriesgarse a arruinar la estafa. Le haremos
creer que Jonas es el villano de la historia y que Sarah está haciendo su
mejoresfuerzoporcontenerloycuidarqueeldinerosigafluyendo.
TodosmiramosaKat,boquiabiertos.
Katseencogedehombros.
—¿Qué? Si hay dos cosas que conozco bien en este mundo son las
relacionespúblicasyloshombres.
—Genial—diceHenncongenuinaadmiración.
—Mira, tal vez soy tonta, pero no soy rubia —dice Kat, y todos nos
reímos.
Joshlamiraconabsolutaadoración.
—¿LosdemáscoincidenconKatenesto?Porquedefinitivamenteyosí.
Todosexpresamosnuestraconformidad.
—Enespecialenlapartedequenotienespermisodeabandonaresta
suite sin mí —comento—. Eso es verdad. No quiero que salgas de aquí
sola.
—No lo haré. Confía en mí —dice Sarah—. Ahora que sé que el
depravado ese nos está observando, no tengo deseo alguno de poner un
pie afuera. Además, debo atrincherarme a escribir mi informe. Será un
trabajo monstruoso. —Niega con la cabeza sin poder creerlo—. Esto es
descabellado.
—Es una cosa ridículamente descabellada —agrega Henn y exhala
alegremente—.¿Nolesparecemaravilloso?
Capítulo29
Sarah
Hasidoundíalarguísimo,perotambiénmuyproductivo.Durantebuena
parte del día, Kat y yo seguimos a Henn como sus sombras mientras él
trabajabaatodovaporensustrescomputadoras,y,cuandoporfinsevino
abajoycayóexhaustoporlaabsolutafaltadesueño,Katyyoseguimos
adelante e hicimos lo mejor posible para categorizar y priorizar la
informaciónqueélhabíaconseguidohastaesemomento.MientrasKaty
yo trabajábamos, Jonas y Josh hacían lo propio, reuniendo ideas,
investigandoagenciasgubernamentalesyesbozandoposiblesestrategias.
Cadatanto,loschicosdiscutían,hastaqueunosereíaacarcajadasyel
otroloseguía.Enunaocasión,delanada,seenfrascaronenunadiscusión
acaloradasobrequiénesentraríanalalistadelosmejoresmariscalesde
campodelanfldetodoslostiempos.Deboconfesarque,enunmomento,
Kat y yo nos sentimos tan aturdidas que nos sentamos completamente
vestidas en el jacuzzi vacío para beber una copa de vino; pero, fuera de
eso,fueundíadetrabajoyestrésinterminables.
Mientrasescribíaunasecciónespecialmentefrustrantedemiinforme,
miré a Jonas al otro lado de la habitación y descubrí que estaba
examinando algo con mucho detenimiento en su laptop, con el ceño
fruncido,ysentíundeseoabrumadordetreparmeasuregazoydecirle:
«Aldiablotodo.VámonosaBelice».Pero,envezdeeso,lesugeríquese
tomara un descanso e hiciera una poco de ejercicio en el gimnasio del
hotel.
—Nohaytiempoparaeso—dijo—.Estoyenunamisióndivina,nena.
Estaba a punto de decirle que su mente se beneficiaría del descanso
cuando,delanada,élagregófrenteatodos:
—Porqueamoaminenamásquealavidamisma.—Entoncesvolvióa
clavar la mirada en su computadora como si ese no hubiera sido el
momentomásinfartantedetodamivida.
Ahora,porfin,sehanidotodosynohaynadaquemeimpidatreparme
asuregazo,ohacerloqueseaqueseleantojeamisensualnovio.
Jonassaledelbañodespuésdebañarse.Hastaelúltimocentímetrode
sucuerpodesnudoestátandurocomounaroca.Semetealacamajuntoa
mí, de un movimiento me pone de espaldas y se trepa encima de mí. Su
erecciónrozamiabdomenysumiradabrilladedeseo.
—¿Qué desea hacer primero, damisela? —dice—. ¿Empezaré por
darle un gran mordisco a sus deliciosas nalgas? ¿O quizá por
mordisquearsuspezones?—Bajaelrostroymemordisqueaunpezón.
—Aguarde, gentilhombre —digo con falso acento formal, y él se
detiene, aunque frenar parece provocarle dolor—. Resulta que me han
venido a la cabeza unas ideas bastante específicas sobre este tema en el
transcurso de esta hermosa tarde. —Doy una palmada a mi lado en la
cama,yJonasobedecearegañadientes,conmiradainquisitiva—.Cuando
busqué en Google aquel table dance al que te llevé anoche, al principio
busqué«peep-showLasVegas».¿Ysabesquéencontré?
Jonasniegaconlacabeza.
—TodaclasedecosassobreunantiguomusicalquesepresentóenLa
Franja,conmujeressemidesnudasylaesposadeIce-T.
Jonasmemiralaentrepiernaconunamiradadeprofundoanhelo.
Yosonríodeformatraviesa.
—Entonces busqué «peep-show club sexual» para averigar qué
encontraba,y¡malditasea!,Googledebedehaberinterpretadoqueestaba
buscandounaposiciónsexual.Metopéconunascosasfascinantes.—Me
muerdoellabioinferior.
UnaespeciedesonrisaseasomaalrostrodeJonas,peroéldealgún
modologramantenersuexcitacióncontenida.
—Resultaquehayunaposiciónsexualquesellama«peep-show».¿Está
ustedfamiliarizadoconella,gentilhombre?
Jonashaceunapausa.
—Bueno, de hecho, puede hacer alusión a una amplia variedad de
cosas,miqueridadamisela.—Serelameloslabios—.Lepidoqueseamás
específicaconeltemaalqueserefiere.
Tomo mi laptop de la mesa de noche y de inmediato localizo la
animaciónenterceradimensiónconlaquemetopéporaccidentelaotra
noche:dosavataresanimadosquerealizanunafelacióndepeep-showcon
granentusiasmo.
AlpensarenlasmúltiplesysorprendentesformasenlasqueJonasme
hahechosexooral,¿quiénhubieraimaginadoquehabríatantasmaneras
de hacerlo? En todo caso, la animación de la felación de peep-show no
debiódesorprendermeenloabsoluto,perorealmentesímeimpresionó.
DurantetodoestetiempoheaceptadoelparadigmadeJonasdequemi
placereraunabestiaescurridiza,elpremiomayorcuyaconquistarequirió
queélestudiara,practicarayentrenaradeformaespecífica.Peronuncase
meocurrióqueyopodríaaprenderunaodoscositasparaincrementarsu
placertambién.Fuecomosisemeprendieraunfocoincandescentesobre
lacabezayentrelaspiernas.
Giro la pantalla de la laptop para que Jonas vea y el rostro se le
ilumina.
—Me refiero a esto —comento y le muestro la animación de las
figurasquerealizanlafelación—.¿Lesuenafamiliar,caballero?
Jonasesbozaunasonrisadeorejaaoreja.
—Bueno, sí, mi estimada damisela —contesta, con un ligero tono de
excitacióncontenida—.Mesuena,meresuena,meretumba,merechinay
metintinea.
Meríoenérgicamente.
—Es cierto que he oído hablar de ese acto sexual al que usted hace
referencia —dice, con un intenso brillo en la mirada—. Pero nunca he
tenidolafortunadequealguienmerealiceesetipodefelaciónamí.—Se
muerdeellabioinferior—.Pormí.
Estoy anonadada. Creía que Jonas había realizado todos los actos
sexualesconcebiblesporelserhumano.Nopuedocreerlo.
—¿Cómo es posible? —pregunto, dejando de lado nuestra elegancia
juguetona.
—Nuncalohehecho.
—Pero,yopenséque,tratándosedesexo,yahabíashechotodoloque
existe,yhastamás.
Jonasseencogedehombros.
—Esquepenséque…—Niegoconlacabeza.Estoymuyconfundida.
¿Cómopuedeserposible?
Jonassesonroja.
—Noeseltipodecosaquelepediríaaunachicaalaqueconocíesa
misma noche. Y nunca he tenido una… —Suspira—. Nunca había tenido
unanoviacomotú.
Unasensacióndecalidezmerecorretodoelcuerpo.
—¿Aquéterefieres?
Seencogedehombrosnuevamente,peronocontesta.
—¿Tusnoviasnuncahanqueridohacerteesto?
Niegaconlacabeza.
—Tendrás que mostrarme más que gestos, grandulón. Sincérate.
Vamos.
Jonasexhala.
—Nuncasalióenlaconversación.
—¿Porqué?
—¿Por qué no me dejas lamerte y hacer que te vengas, y luego
hablamosdeesto?—Empiezaatreparseencimademíconmiradalasciva.
Peroyoloaparto.
—Estoesdemasiadofascinante.Dimeprimeroyteprometoqueluego
cogeremoscomoconejoshastaelamanecer.
Jonassuspira.
—¿Sabíasquedasmuchalata,nena?
—Sí.
Jonasponelosojosenblanco.
—Hace poco más de un año, salí con una mujer que fingió tener un
orgasmo…
—Sí, ya sé, la que te inspiró a buscar redención en el segundo
encuentro. Siento que debería regalarle una botella de champaña en
agradecimiento,puesyosoylaquemássehabeneficiadodelmaravilloso
conocimientoqueteinspiróaadquirir.
Jonassonríe.
—¿Qué dices si te cuento la historia después de hacer que te vengas
conmilengua?—Conlamanoacaricialaparteinternademimuslo.
Yolequitoelbrazodegolpe.
—Nop.
Jonas frunce el ceño como un niño pequeño al que se le negó una
galleta.
—Vamos.Escupelasopa.
Jonasexhalaconresignación.
—Graciasalamujerquefingió,comencéaleeryaestudiar,ymedi
cuentaporprimeravezdequeesundonlograrquelasmujeresalcancen
el orgasmo, pues requiere mucho más esfuerzo que sólo penetrarlas.
Antes de eso, sólo pensaba: «Si a mí me gusta, a ella debe gustarle
también».Pensabaqueeraunjuegodedadosquelasmujeresterminaran,
comosifueraalgomásalládemicontrol.Avecespasaba,avecesno.—
Sonríe—. Digo, no me malinterpretes. Mis instintos naturales eran
mejoresquelosdelamayoría,puesnosoyunabsolutoneandertal,pero,
tan pronto empecé a leer y a investigar, me di cuenta de que implica
muchascosasyquehabíamuchastécnicasporaprender.Medicuentade
quepodíalograrquelasmujerestuvieranorgasmossiempre.Sólodebía
hacerlobien.
—¡Ay,Jonas!Meestásponiendocachonda.
Surostroexplotadedeseoysumiembroerectosemueve.
—Entoncesdéjamedevorarteyhacertegritardeplacer.
—Primerotienesqueterminartuhistoria.—Meacariciounsenopara
incitarlo.
Surespiraciónseacelera.
—Entonces lamí a montones de mujeres entre las piernas y las hice
terminarsiempre.Fin.—Sonríeyseabalanzasobremí.
Loapartounavezmás.
—Quéasqueroso.—Jonasseríe—.Enserio.Medesconciertaporfin
haberdescubiertounaposiciónsexualquenohasprobadonunca.
—Ay, hay muchas posturas sexuales que nunca he probado. Y varias
quesólohepuestoenprácticacontigo.
Ahorasíestoyflotandoentrenubes.
—¿Qué?¿Variasdetusprimerasveceshansidoconmigo?
—Muchasmásdelasquecrees.
Parpadeo velozmente como si me hubieran dado un latigazo mental.
Meenderezoylomiroalosojos.
—¿Dequéhablas,guapo?Estoymuyconfundida.
Jonasapoyasumanoenmimejillaymebesa.
—MimaravillosaSarah—diceymedaunmordiscoenelmentón—.
Meponescomoloco,nena.¿Sabescuántomeprendes?—Sumanoroza
ligeramentemiseno.
Sientounadescargaeléctricaentrelaspiernas.
—No,Jonas.Dime.
—¿Porquénomedejassaborearteunratito?Tuvulvameatraeconsu
cantocomounasirena.
—No.
Jonashacecaradeberrinche.
—Cuéntame.
Jonasgruñeysuspira.
—Antes de encontrar la religión, por decirlo de alguna manera, tuve
muchas relaciones sexuales, ligues de una noche, novias, amantes y
romancesinformales.Todoeramuyconvencional:penetración,sexooral,
tríos.Lohicetodo.Peronuncafuecomoloescontigo.Nuncafue…,ya
sabes—lebrillanlosojos—,iralaiglesia.—Elrostroseleilumina—.Y
luego,despuésdehallarlareligión,despuésdequeempecéaestudiarya
aprenderyabuscarmujeresconlascualespracticar,elsexoseconvirtió
paramíenunamisiónparalograrquelasmujerestuvieranlosorgasmos
másintensosdesuvida,queserindieranantemí,quemevierancomosu
Dios.—Aldeciresaúltimaparte,ponelosojosenblanco.
—Redención—digoenvozbajacuandosemeprendeelfoco.¿Cómo
esquenoentendíhastaahoracuántohabuscadoJonasredimirsedurante
todasuvida?—.Todoloquehaces,hastaelsexo,lohacespararedimirte,
Jonas.Parademostrarquenoeresinservible.
Memirafijamentelargorato.
—Sí—dicefinalmente—.Supongoquesí.—Memiraconesosojosde
cachorro triste—. ¡Caray! —Hay otra larga pausa—. En fin, siempre he
queridoquemisparejassexualesserindanantemí,peronunca…—tuerce
la boca—, nunca he querido ser yo quien se rinda. —Pasa saliva con
dificultad—. Así que, en respuesta a tu pregunta, no he hecho muchas
cosas que me pongan en el extremo receptor, cosas como la felación de
peep-show.Siempreheguiadolascosasendireccióncontraria.
Apenassipuedocontrolarmisimpulsoscarnales.
—Pero ¿qué pasaba antes de este último año, antes de que iniciara tu
búsqueda de la sexcelencia? Tuviste novias antes de eso. ¿No recibías
placerdeellas?
—A veces, claro. Pero, antes de ti, mis novias eran bastante tensas.
Supongoqueelegíachicasquehicieranmásfácilsuprimirlascosasque
revelarlas.Ysí,tuvevariasnoviasantesquetú,peroestaeslaprimeravez
quesoyunnoviodeverdad,laprimeravezquerevelomiinterior.
Estoyelectrizada.
—¿Y qué pasó con todos esos encuentros de una noche? No puedo
creerquenohayasintentadotodaslasposiciones…
—Piénsalo.Cuandotecogesaunamujerdistintacadanocheytuúnico
objetivo es lograr que tu compañera se venga como nunca, en realidad
terminas experimentando menos, y no más. Tienes una o quizá dos
estrategiasparalograrqueestaextrañaterminecomouncohete,asíqueal
finaltienesunacarpetademovidasuntantolimitadasqueusasunayotra
vez,sóloparaasegurartedeteneréxitosiempre.
—¿Ytodasesasposicionessexualesquehemosestadohaciendo?
—Lamayoríalasestoyprobandoporprimeravezcontigo.
Micuerpoenterovibradeexcitación.
—¿Lamariposa?
Suexpresiónestímida.
—Sólocontigo,milindamariposa.
Sientounapunzadaenelclítoris,comosiacabaradelamermeahí.
—¿Labailarina?
—¿Cuántas otras mujeres podrían pararse de esa manera y dejarse
cogerasí?
Lacabezamedavueltas.
—¿Qué hay de aquel sesenta y nueve que hicimos el día que
regresamosdeBelice?
—Sólocontigo.
—Peroantesdehacerlodijistequeteprendíay…
—Hablabadelossesentaynuevesengeneral.Claroqueloshehecho
antes, pero nunca había probado esa versión superacrobática. Siempre
había querido intentarla, pero ¿con quién más lo habría hecho de no ser
contigo?—Suspira,embelesado—.Fueincreíble.
Estoytanprendidaqueesabsurdo.
—Oh,Jonas—sacudolacabeza—.Penséquetodoesolohabíashecho
conmilmujeresmás.
Élniegaconlacabeza.
—Laslamíylashicevenirseymelascogíparavenirme.Noseparece
en nada a lo que hacemos tú y yo. Eres la primera con la que hago un
montón de cosas que siempre había querido intentar. Eres mi sensual
conejilladeindias.
Tengo tantas ganas de frotarme contra su muslo que parezco gata en
celo.
—Tienesquesentirtemuycómodoconalguienparahacermuchasde
lascosasaventuradasquehemosintentado—dice—.Debehaberconfianza
mutua.
Tomo su rostro entre mis manos y lo beso, y él se inclina hacia mí,
listoparatreparsesobremíymontarme.Unavezmásloapartoyélgruñe.
—Porfavor,nena.Meestásmatando.Yanopuedoesperar—gimotea.
—Quépena—exclamoentrejadeos.Tomomilaptopydoyclicenel
diagrama titulado «felación de peep-show». Se abre una página dedicada
por completo a todas las posiciones sexuales conocidas por el hombre,
con todo y animaciones digitales, instrucciones detalladas y foros de
discusión. Navego hacia la página principal. En el extremo superior
izquierdo, hay un extenso menú de categorías generales, como «cara a
cara»,«sesentaynueve»y«sexoanal»,cadaunadelascualesderivaen
una serie de subcategorías más específicas y animaciones demostrativas.
Doy clic en la categoría general de «felación» y se despliegan en la
pantalladocediagramasanimadosdeformasdehacersexooral.
—¿Cómolasves?¿Cuálesdeellastehanhecho?
Jonasexaminalasimágenes,conlarespiraciónagitada.
—¡Vaya!—dice—.¡Guau!Miraesa.—Suerecciónseestremece—.No,
sólomehanhechocomo,yasabes,lamamadabásica,lacualesincreíble
ydelacualnomequejo,telojuro.Ay,yesta,claroestá,paradoasí,pero
creoqueesmuybásica.Ah,yesatambién,sentadoenesaposición.
—¿Quéhaydeesta?—Doyclicenunvínculo.
Jonasniegaconlacabezayseríe.
—Nop.
—¿Esta?
—Ay,no.Peronomegustaría.Terminaríaaplastándote.
Lamiro.
—Sí, tienes razón. Ignórala. No sobreviviría. Pero ¿qué hay de esta?
¿Tehanhechoesta?
—Nop.
—Pues,¿quécrees,guapo?Estudíadesuerte.Hoyempiezanlosdoce
díasdelafelaciónnavideña.Haremostodasycadaunadeesasvariantes,
al pie de la letra, a excepción de las que podrían matarme —digo entre
risas—. Tal vez no pueda llevarlas a cabo a la perfección… —Observo
con detenimiento un diagrama especialmente enigmático y hago una
mueca—. Algunas se ven muy difíciles, y no entiendo cómo funcionan
otras desde el punto de vista logístico… Pero prometo que lo intentaré
comotodaunaganadora.
—Sarah,noesnecesarioque…
—Quierohacerlo.
—Escucha, nena. Cuando yo te hago sexo oral, no busco que me
paguesconlamismamoneda.Meencantadevorarte.Meprendetusabor.
Eresexquisita.Nolohagopararecibirlomismo…
Me inclino y lamo la punta de su pene y Jonas se queda callado de
inmediato.
Mevuelvoamirarlo.
—¿Tegustasaborearme?
Jonasinhalaprofundamente.
—Esloquemásdisfrutoenelmundo.
—Bueno, eso mismo pienso yo de chuparte. Me prende muchísimo.
Fantaseoconhacerlo.Loansío.Sueñoconello.Megustacómosabes.Me
gusta cómo se siente tenerte en mi boca. Me gusta cómo me tomas del
cabellocuandoestoyahí.Megustanlossonidosquehaces.—Lolamode
nuevo y él gime—. Me siento poderosa cuando lo hago, como si me
pertenecieras.
—Ay,nena.Mevoyavenirantesdequeempieces.
Tomosumiembroconfirmeza.
—Entonces, más vale que deje de hablar al respecto y empiece a
hacerlo. Mira otra vez la lista y dime con cuál quieres empezar. Estoy
poniéndomecachondísima.
Jonas mira la pantalla y examina urgentemente sus opciones, con
respiracióndificultosa.
—¿Entonces?
—Nopuedodecidir.Pedirmequeelijaesunacrueldad.
—¿Quétepareceesta?
—Sí,porfavor.
—¿Oesta?
—Sí,porfavor.
Merío.
—¿Cuálseteantojamás?
—Escomosituvieradoshijosymepreguntarascuálesmifavorito.
Meríodenuevoyexaminodenuevolosdiagramas.
Jonasinclinalapantallahaciaél.
—Oye, ¿por qué no estudiamos también las opciones de cunnilingus
parati?Esoseríadivertido.
Volteolapantallahaciamídenuevo.
—No,estosetratadequeyomeconviertaenunasamuráisexual.Tú
yateganastetusableapulso.
—Espera. —Jonas secuestra de nuevo la computadora y teclea la
palabra«cunnilingus» en el buscador de la página. Cuando aparecen las
opciones,gruñecomosiacabaradeintroducirsumiembroenmiboca—.
Estas animaciones son bastante excitantes. Quiero intentar todas las
posicionescontigoenesteinstante.
—¿Nolashemosprobadotodasya?—Measomoalapantalla.
—Estano—diceJonasyemiteungemido—.Nuncatehasrecostado
encimademídeesamanera.Ay,quierohacereso.¡Ay,Dios!,sí,esaseve
bien.Sí,porfavor.
Tienerazón.Seveincreíble.Perodeboconcentrarme.
—Estosetratadequeyohagaalgoporti.
—Sí, pero estarías haciendo algo por mí, te lo prometo. —Gime de
nuevo—. Probablemente te dejaría el cabello cremoso si me dejaras
devorarte de esta forma. —Señala un diagrama en donde la cabeza de la
mujer pende de forma precaria cerca del pene del hombre. —Jonas se
estremece—.Ay,quierohacerteesa,Sarah.Porfavor.—Gimedenuevo—.
Teloruego.
Meestremezcodedeseo.
—Sindudasevedelicioso.
Jonasseestremeceotravez.
—Probémoslaenesteinstante.—Metelamanoentremispiernasyme
toca.Cuandosedacuentadelomojadaqueestoy,emiteunfuertegemido
denuevo—.Porfavor.
—Espera—exclamo,sinaliento—.Espera,Jonas.Espera.
Élapartalamanoconcaradepuchero.
—Estuturnoderecibirjustoahora—digo.
Jonassuspiraymiradenuevolapantalla,sinhacermecaso.Daclicen
otrovínculo.
—Estatampocolahemosintentado,¿osí?Conlapiernaenelairede
esaforma.
Jonas está pasando por alto lo importante. Yo quiero ser quien le dé
placer.Peronopuedoresistirmeamirardereojolaopcióndecunnilingus
de la que está hablando. ¡Ay, Dios! Es tan tentadora que hace que mi
clítorisvibrededeseodesólomirarla.
—«Lamerelastadelabandera»—leo—.Pareceencantadora.
—Quierointentaresa—diceJonas,comoniñoendulcería—.Quiero
—exclama,yluegohablacomocavernícola—:Yo.Querer.Ahora.
Tomolalaptop.
—Te estás desviando del tema. Se trata de que yo descubra cómo
incrementartuplacer.
—Nopodríasincrementarmiplacermásdeloqueyalohacessiendo
hermosa,deliciosayexquisita.
Mesonrojo.
—Peroquierointentarcosasnuevas.
Jonassemuerdeellabio.
—Deacuerdo.Tepropongoalgo,mipequeñasamuráienciernes.
—¿Quécosa?
—Loharemosengrande.Dandoydando.
—Tegustamuchoesaexpresión,¿verdad?
—Silencio.Escúchame.
Hagogestosexageradosparapretenderqueleestoyprestandotodami
atención.
—Será la aventura en la que Jonas y Sarah darán y se darán. Yo te
daré…
—Ytúmedarás,comosiempre.Entendido.
—Túempezarásconcualquierversióndefelaciónqueseteantoje,y
yo recibiré humildemente y con gratitud el preciado regalo que desees
otorgarme.Peroluegoserámiturnodehacerloquemevengaengana,de
lajodidamaneraquesemeantoje.—Seestremecedelaexcitación.
—¿Qué no es eso lo que hacemos siempre: tú me haces lo que se te
antoja,comoseteantoja?¿Quédiferenciahabráahora?
—Shh. Ahora será oficial, con reglas y todo. Dando y dando. Tú me
daráscomoseteantoje…yluegoyovoltearélascosasytedarécomose
mevengaengana.—Serelameloslabios.
—Durantedocedías—añado—.Seránlosdocedíasdefelaciónparati.
—Ylosdocedíasdedeleiteparati.
—Jonas,túmedeleitasadiario.Noestásproponiendonadadistintoni
novedoso…
—Sígueme la corriente, mujer. ¿Por qué siempre quieres
mangonearmeyarruinarmeladiversión?Eressumamentemandona.
Pongolosojosenblanco.
—Está bien. De acuerdo. —Vuelvo a dar clic en las opciones de
felaciónauncostadodelapágina—.Elijamoslachupadainaugural.
Doy clic en un diagrama animado que se titula: «El martillo
neumático».
—No entiendo cómo esto puede funcionar. Tendría que jalar tu pene
haciaabajoenladirecciónequivocadaenmiboca.¿Notedolería?
—Nolosé.Supongoquetendremosqueaveriguarlo.—Jonasesboza
unasonrisadeorejaaoreja.
—Y está esta: «El encantador de serpientes». ¿Puedes pararte de
manos?
Jonasseríe.
—Estoydispuestoaintentarlo.
—Esaeslaactitudquequieroobservar,guapo.Tediréloqueharemos.
Empezaremosconelpeep-show,porqueesafuelaquemeprendióyme
inquietódesdeuninicio.—Tomosumiembroyloacaricio.
Élseestremece.
—Bienvenidosalosdocedíasdefelaciones,guapo—digoenvozbaja
mientraslofroto.
Élemiteunaullidodeemoción.
—Teamo,Jonas—exclamo.
—Yo te amo más que a la vida misma —contesta—. Mi maravillosa
Sarah.
—Ahora, deja de interrumpirme y recuéstate de lado. Tienes que
cumplirmivoluntad.
Jonas se acuesta de lado, con una enorme sonrisa en el rostro y una
ereccióntirante.
—Muybien.—Mirodenuevolapantalladelacomputadoraeintento
entender cómo funciona esta versión particular de Twister—. Se supone
que debo pasar mi cabeza y mi cuello entre tus muslos por atrás. —Me
acomodo en la posición correcta, mientras canturreo—: «Noche de paz,
nochedeamor.Todosabeafelación».—Jonasseríecongenuinaalegría,
y yo también—. «Y los ángeles cantando están. Y mi amor me va a
devorar»—cantoalegrementeentresusmuslos,sinpodercontenerlarisa
—. «Tra la la la la la la». —Le doy una lamida entusiasta—. Mmmm —
exclamo—.Esmejorquelaensaladanavideña.
Jonasechalacabezahaciaatrásysecarcajea.
—¡Dios!Nosabescuántoteamo,Sarah.
Capítulo30
Jonas
MedespiertocuandoSarahseestremeceylloraentremisbrazos.
—¡Nooo! —grita a todo pulmón, con voz llorosa—. ¡Nooo! —Se
azotacondesesperación.
—Despierta,Sarah.Estássoñando.—Laabrazoconfuerza—.Essólo
unapesadilla,Sarah.
Sarahsedespiertasobresaltada,sinalientoyconlosojosdesorbitados.
—Estabasteniendootrapesadilla.
Seaferraamíyrompeenllanto.
—Tranquila,nena.Estásasalvo.Aquíestoy.Sólofueunsueño.—Le
acaricio el cabello—. Shh. Estás bien. Aquí estoy. —Después de que se
tranquiliza un poco, la estrujo y le beso las mejillas—. ¿Era el Travolta
ucranianodenuevo?
Sarahasiente.Pasasalivacondificultadyrecuperaelaliento.
—Sólo que, esta vez, también estaba Max. Él me violaba mientras el
Travoltameponíaunanavajaenelcuello.YMaxnoparabadedecir:«Te
matará cuando termine de cogerte», y yo lloraba e intentaba liberarme,
pero los brazos no me funcionaban y tenía las piernas paralizadas y no
podíamoverme…
—Todoestábien,nena.Sólofueunmalsueño.
Sarahgimoteadenuevo.
—Estás a salvo. —La abrazo con fuerza. Juro por Dios que voy a
mataraesoshijosdeputa.
Setomaunmomentopararecomponerseantesdecontinuar.
—Yentonces…—haceunapausa,comosiestuvieravisualizandoalgo
—apareciómipadre,delanada.—Seestremece—.Porunafracciónde
segundo, me sentí aliviada, porque pensé que estaba ahí para salvarme.
PeroentoncessemeacercóaloídomientrasMaxmeviolaba,ymedijo:
«Larevanchaesunaperramaldita,¿nocrees?».
Semeenfríalasangre.
Sarahtiembla.
—¡Dios!Nohabíatenidopesadillasconmipapáenaños.Supongoque
lascosasdeElClubhanabiertoalgunasviejasheridaspsicológicas.
Leacaricioelbrazo.
—¿Solíastenerpesadillascontupadre?
—Todoeltiempo.Duranteaproximadamenteunañodespuésdequemi
mamá y yo huimos de él, solía mirar por encima del hombro, pues me
daba miedo que viniera por mí, me pusiera una bolsa en la cabeza y me
secuestrara.—Inhalaprofundamenteyexhalaconfuerza—.Ahorasiento
esomismoconMaxyconelTravolta,comosilostuvieraamisespaldas.
—Contiene otro gimoteo—. No puedo dejar de pensar que vendrán a
buscarme.
Laestrujounpocomás.Voyamatarasangrefríaaesosmalditoshijos
deputa.
—¡Demonios! Creí que ya se habían acabado las pesadillas sobre mi
padre.—Selimpialosojos.
—Lovistehacercosasterribles,¿verdad?
—Sí —contesta en voz baja—. Solía golpear horriblemente a mi
mamá, y luego quería que me comportara como si él fuera el padre del
año.
—¿Alguna vez te lastimó? —Una vez me dijo que su padre nunca le
había puesto una mano encima, pero me pregunto si fue completamente
honesta.
—Nuncamepusounamanoencima.Yoerasuprincesa.
Exhalo.Esungranalivioescucharlo.
—Sinembargo,Jonas…
Lamiro,peroellanocontinúa.
—¿Quépasa?—Poralgunarazón,estoynervioso.
—Hay algo que no te he contado. Algo que nunca le he contado a
nadie.
Semeerizalapieldelanuca.
—¿Quétecontésobremipapá,sobrecómohuimos?
Intentorecordarlopocoquemecontó.
—Medijistequeéllastimóatumamáyqueambasescaparoncuando
túteníasdiezaños.
—Sí,todoesoescierto.—Sarahseapoyaenelcodoymemiraalos
ojos. El cabello le cae sobre los hombros—. Pero hay algo que he
mantenidoensecretotodamivida.Noeramiintenciónocultártelo,pero
es algo que le he ocultado a todo el mundo. —Me acaricia el rostro—.
Pero ya no quiero que haya secretos entre nosotros, no importa si son
grandesopequeños.Seacabó.
Se me pone la piel de gallina. ¿Estará hablando de mis secretos o de
los suyos? De pronto, el pulso me retumba en las orejas. ¿Josh le habrá
contadotodosobremí?¿Esoesloqueestáinsinuando?
—Cuando te conté que mi mamá y yo «escapamos» de mi papá, no
estabamintiendo.Élsolíagolpearlatodoeltiempo.—Haceunapausa—.
Yluegohubounanocheterribleenlaquelagolpeóhastalainconsciencia,
hasta casi matarla —dice—. Sangró tanto que por un momento creí que
estabamuerta.
Contengo la respiración. No tengo idea de lo que está a punto de
revelarme.
—Cuandotedijequemimamáyyo«escapamos»demipapá,tratéde
que pareciera como si mi mamá me hubiera tomado de la mano y nos
hubiéramos limitado a huir, como si finalmente hubiera decidido que ya
erasuficienteynoshubiéramosido.
Asiento con la cabeza. Ese es exactamente el escenario que había
imaginado.
—Esa es la historia que me cuento a mí misma. Así es como elegí
recordarla.Peronofueasícomosucedió.
Laspulsacionesenmisoídossevuelvenmásintensas.
—Laverdadesquefuiyo.
Lamirocondesconcierto.
—Él la golpeó terriblemente una noche, tanto que creí que la había
matado.Peroluego,cuandomedicuentadequeestabaviva,mesentítan
aliviada, tan jodidamente aliviada, que pensé: «Se acabó. Ya no más. No
permitiréquelamatelapróximavez.Nopermitiréquehayaunapróxima
vez».—Exhalaconlarespiracióntemblorosa—.Asíquelodroguéaél,y
aellalaarrastréhastaunlugarendondeélnopudieraencontrarnos.Ella
estabademasiadodébilcomopararesistirse.
Estoyconfundido.¿Noteníadiezaños?
—Llevaba semanas almacenando provisiones en un cobertizo
abandonado que estaba a unas cuadras de la casa, pues supongo que
fantaseaba con huir, aunque en realidad no tenía un plan ni nada por el
estilo. Pero luego llegó esa noche, y era todo o nada. Así que trituré un
montón de píldoras para dormir, las diluí en su cerveza y, cuando él se
desmayó,arrastréamimamáhastaelcobertizo.Nosquedamosahívarios
días, sin hacer ruido, mientras ella recuperaba fuerzas. Y luego un día
despertó, me miró a los ojos y dijo: «No más. De ahora en adelante,
renazco».Yesofuetodo.Seliberó.
—¿Cuántosañosdicesquetenías?
—Diez.
La cabeza me da vueltas. Sabía que Sarah era una cabrona de
proporciones épicas, pero esto demuestra que lo es desde que nació.
¡Cielos!
—Despuésdeeso,durantemuchotiempomeatormentópensarquelo
había matado por accidente, porque quizá le había dado demasiadas
pastillasparadormir.Ynodejabadetenerpesadillasenlasquelapolicía
tocaba a la puerta para arrestarme. Cuando por fin mi mamá pidió el
divorcio, supe que había sobrevivido, pero empecé a tener pesadillas
horriblesenlasqueélveníapormíparavengarse.
—¿Cuándodejastedeteneresaspesadillas?
—Cuando se volvió a casar y tuvo un hijo con su nueva esposa. No
volvimosasaberdeél.—Suspirayselimpialosojos—.Ahífuecuando
empecéasentirmesegura,pocoapoco.
—¡Guau,Sarah!Erademasiadopesoparaunaniñatanpequeña.
Ellamemira,sorprendida.
—Lodiceelniñoconlamiradamástristequehevistoenmivida.—
Meacaricialamejilla.
Mesonrojo.Nopretendíavolcarlaatenciónsobremí.
Sarahsuspira.
—Nunca le había contado a nadie que lo drogué, ni siquiera a mi
mamá.Ellaestabatandesesperadaquenuncamepidióquelecontaralos
detalles sobre esa noche. Después, creí que estaba avergonzada de haber
aguantadotantamierdadurantetantotiempoyquenoqueríahablardeél
ni de lo que había ocurrido. Una vez que empezó a dedicar su vida a
ayudar a otras mujeres y a apoyarlas para que salgan de situaciones de
violencia,noquiserevelarlelaescandalosaverdaddequefuesuhijade
diez años, y no ella, quien se armó de valor para huir. O al menos al
principio.Despuésdeeso,ellafuemuyvaliente.
—Tútambiénfuistemuyvaliente,Sarah.¡Guau!
—No.
—Claroquesí.
—Másbienestabadecidida.Servalienteimplicahaceralgoqueteda
miedo,aunquetedémiedo.Aquímásbiennadapodíadetenerme.Nome
detuve a sentir miedo. Me puse un par de anteojeras e hice lo que debía
hacer.
Sonrío.
—Creoquetehevistodecididaunaodosveces.
Sarahesbozaunasonrisatímida.Seinclinaymebesa.
—Nuncalehabíacontadoanadieestahistoria.
—Notienesnadadequeavergonzarte.Deberíasestarorgullosadeesa
historia.
—Noestoynadaorgullosa.Digo,nolamentohaberlohecho.Sinolo
hubierahecho,mimamápodríahabermuertolasiguienteocasión,perola
historiademuestradeciertomodoqueestoydañada,¿nocrees?—Sonríe
—.Oalmenosunpoquitoloca.
¿Está intentando decirme que yo también estoy un poco desquiciado?
¿Joshlecontócosassobremí?¿Esoesloqueinsinúa?
—¿Me amas a pesar de que drogué a mi padre y le arrebaté a mi
madre?—preguntaconunasonrisa.
Intento sonreírle también, pero no puedo. De pronto, me inunda el
pánico.¿Quétantosabedemí?¿Estáintentandodecirmealgo?
Sarahmebesa.
—Qué bien se siente habértelo dicho. —Acaricia mi pecho desnudo
con la mano—. Me siento tan increíblemente cercana a ti, Jonas. —Sus
labios besan mi cuello, mientras se frota contra él—. Nunca antes se lo
había contado a nadie. —Me besa los labios. Es obvio que se está
excitando.
Pero yo estoy distraído. Ahora que me contó sus secretos, ¿estoy
obligadoarevelarlelosmíos?Sinolecuentotodoahora,enestepreciso
instante, ¿le estaría mintiendo? ¿Es lo que me acaba de decir de manera
implícita?¡Mierda!
Sumanoacariciamibíceps.Sucuerpodesnudoserestriegacontrael
mío.Mimiembrocobravida.
Sinosoyfrancoenesteinstante,serácomoesavezenlaquemereuní
con Stacy en el Pine Box y no se lo mencioné. ¿Cómo lo describió
entonces? «Los secretos abren huecos oscuros en las relaciones», dijo.
«Cuandounodelosdosguardasecretos,elotrollenaloshuecososcuros
con sus propios miedos e inseguridades». Ella dijo que mi silencio
respectoalodeStacyhabíacreadounhuecooscuroentrenosotros,yque
esa era una razón para no confiar en mí. ¡Carajo! ¿Mi silencio actual
estaráabriendootrohuecooscuroentrenosotros?
Sumanoacariciamipene,elcual,comoesdeesperarse,respondeal
rocedesupiel.
Sarahgime.
—Teamo—exclamaella,mientrascolocasupiernaalrededordemí,
comosimequisieratriturar.
Unhombrenormalconfesaríasussecretosenesteinstante.Esteesel
momento para ser completamente honesto. Ella acaba de contarme su
secretomásprofundoyoscuro,yconfesármelolahizosentirsemáscerca
de mí. No hay forma de cambiar este momento. Mi corazón se acelera.
¿Callar es lo mismo que mentir? Por supuesto que sí. Tal vez no lo era
antesdeesteinstante,perolascosashancambiado.Lopercibo.Deboser
recíproco.Esloqueellanecesitademí,loquemerece.Yesloqueharía
unhombrenormalporlamujeralaqueama.
—Me siento tan cercana a ti —murmura—. Quiero sentirte dentro de
mí.
Mebesadeformaapasionada,peroyonopuedobesarla.Meparaliza
elmiedo.Prometínomentirle.Prometícontarletodo,exceptoquizácosas
relacionadas con El Club. Pero esto no está relacionado con El Club.
¡Mierda!
Sarahestrechamimiembroyjalamicaderaparaincitarmeahacerleel
amor.
—Ven,Jonas.
—Espera,Sarah.
Hayunsilencioincómodoenelqueellamemiraconlosojosabiertos
comoplatos.Entoncesmesuelta.
—Hayalgoquedebocontarte.Sonvariascosas,dehecho.Soncosas
quedebessabersobremí.
Capítulo31
Sarah
Durantelaúltimahora,Jonasyyohemosestadosentadosenlacamaen
piyama, hablando sobre todo lo que ocurrió después de que muriera la
madredeJonas.Temohacerdemasiadaspreguntas,puesélestáabriendo
sucorazóncomonuncaantesynoquieroromperelencanto.
Cuando Jonas me cuenta sobre su adorada Mariela, le pregunto si
algunavezintentóbuscarladespués.Éldicequeno,contristeza.
—Nuncasupesuapellido.Eramuyjoven.Paramí,sóloeraMariela…,
miMariela.—Eldolorensuvozesinconfundible—.Nisiquierarecuerdo
su rostro. Lo único que recuerdo son sus ojos pardos y su hermosa piel
morena.—Suspira—.Ycómomecantabacancionesenespañol.
Contengolasonrisa.¿LaprimeramujeralaqueJonasamóademásde
sumadreeraunahispanadeojososcurosy«hermosapielmorena»?No
puedesercoincidencia.
Cuandomeexplicaqueguardósilencioduranteunañodespuésdela
muertedesumadreporquequeríaquelasúltimaspalabrasquesalierande
subocafueran:«Teamo,mami»,elcorazónsemerompeenmilpedazos.
Tengoquecontenermeparanoromperenllantoaldarmecuentadeque
este hombre hermoso, sensible y poético permitió que esas palabras
volvieranaescapardesubocapormí.
Yluego,cuandomecuentasobresuprofesora,laseñoritaWestbrook,
quien lo convenció con amor e inteligencia de romper su doloroso
silencio, lo hizo sentir amado durante el periodo más solitario de su
infanciaycuidódeesepobreniñotristequedesesperadamenteansiabaun
poco de afecto, además de demostrarle una de las formas de amor más
puroalponerleasuhijoelnombredeJonas;creoquemicorazónvaa
explotarysalpicarlavidadeestepobrehombreconmássangredelaque
yahasoportado.Alparecer,nosoylaúnicamujerquesehaenamorado
perdidamente de la dulzura innata de Jonas: su madre, Mariela y la
señoritaWestbrooktambiénlohicieron.
—Ay,Jonas.Pobrecitodeti—digoymeacercoaabrazarlo.
Peroéllevantaunamanoparafrenarme.
—No.Todavíanotehecontadoloquenecesitoquesepas.—Surostro
estáteñidodeansiedadpura—.Todoloquetehedichonoesmásqueel
contexto.Sonlascosasquenecesitassaberparaentenderloquetevoya
revelar.
Mesientoycierrolaboca.¿Quépodríaquererdecirmequeloponeasí
deansioso?
Jonas inhala profundamente y me mira con sus ojos tristes y
anhelantes.
—Alprincipio,comonoqueríahablar,mipapámeenviólejos.Aun
hospital.Yasabes,aunpsiquiátrico.Lollamaban:«centrodetratamiento
infantil».
¿Alossieteaños?¿Despuésdequeelpobrecitoperdióasumamáya
suamadanana?Hacerleesoaunniñomeparecesumamentedesalmado.
—Peroseguíasinhablar.Nohacíanadadeloquequeríanlosmédicos.
No quería mejorar. Sólo quería morir para estar con mi mamá. Cuando
porfinmedierondealta,apesardequenohablaba,supusequemipapá
debíaextrañarmedemasiadocomoparadejarmeallá.Luegodescubríque
mipapácedióymellevóacasaporqueJoshlerogó,lesuplicóyllorósin
parar.—Jonassonríeconremordimiento.
SemeolvidaqueJoshtambiénlopadeció.¡Cielos!Tampocodebióde
serfácilparaél.
—Y luego, después de eso, durante muchos años, supe que existía la
amenazadequemipapávolvieraaenviarmealcentrodetratamientoen
cualquiermomento.Sinohablabacomoélquería.Sillorabaonoeralo
«suficientemente hombre», aunque no sé qué quería decir con eso.
Siempreestabalaamenazalatente:decirohaceralgomal,serinadecuado,
pensar algo inadecuado, y él decía que era porque yo estaba «loco» y
necesitaba que «los malditos médicos me enderezaran la cabeza de
nuevo».Peroavecesnopodíaevitarlo.Simplementenopodíaseguirsus
reglas.Quizásestabademasiadotristecomoparasalirdelacamadurante
unasemanaentera.Otalvezhabíadíasenlosquenosemeantojabadarle
importancia a lo que él pensaba de mí. A veces perdía los estribos y
empezabaagritarle,locualsefuevolviendounproblemacadavezmayor
paraélamedidaqueyoibacreciendo.Enfin,entréysalídeesejodido
lugar durante años. Entraba y salía, una y otra vez. Durante largos
periodos, podía ir a la escuela y hacer uno que otro amigo. Empezaba a
sentir que quizá sí era normal después de todo, y luego, ¡bum!, me
mandaban de regreso al hospital por cualquier motivo. Conforme fui
creciendo, empecé a sentir más y más ira por todo eso, y comencé a
pensar que prefería morir que volver a ese inmundo lugar. Y luego,
cuando empezó la adolescencia, recuerdo con claridad haber pensado:
«Prefiero matarlo que volver a ese maldito lugar». —Pasa saliva con
dificultad.
Elcorazónmedaunvuelco.
—Me odiaba. —Se pasa la mano por el cabello—. Simplemente me
despreciaba.—Losojosselehumedecen—.Durantetodosesosaños,sólo
vivimosmipadre,Joshyyoenesaenormemansión,sólonosotrostres,y
dosdeesostresmeodiabanhastalamédula.
Los ojos se me llenan de lágrimas. ¿De dónde obtuvo amor el joven
Jonas? Seguramente de Josh, pero ¿de quién más? ¿Cómo diablos logró
conservartodalabondadylagenerosidadqueyoveoenél?
—Mientrastanto,tejuroporDiosqueeramipadreelqueestabaloco
ynoyo.Éleraelqueseemborrachabatodoeltiempo,noyo.Éleraelque
se cogía prostitutas y las llevaba a la casa, y les compraba Bentleys,
Bugattis,Porschesyhelicópterosasus«novias»,ytirabaeldinerocomo
si fuera agua. —Niega con la cabeza—. Él era el que gritaba todo el
tiempo,noyo.—Depronto,seleiluminanlosojoscomosiseleacabara
deprenderelfoco—.LamentohabertegritadocuandosalimosdeElClub,
Sarah. —Se limpia los ojos—. No debí haberlo hecho. Pero es que me
perturbabatantolaideadeperdertequemedesquitécontigo.—Sacudela
cabezadenuevo—.Locualnotieneningúnsentido.—Sefrotaelrostro
—.Talvezsíestoylocodeatar.Nolosé.
Gateosobrelacamahastaacercarmeaélyloabrazo.
—Estábien.Supeporquélohiciste.
Élhundelanarizenmicuello.
—No hay razones para gritarte, nunca. Eres la persona más gentil y
amorosaqueheconocidojamás.Notelomereces,sobretododespuésde
habertenidounpadretanimbécil.Perdóname,porfavor.¡Porfavor!
—Teperdono.Porsupuestoqueteperdono.
—Noquieroquecreasquesoycomotupadre.
Meríomentalmente.Jonasesunabestiasalvajeenmuchossentidos:es
imponentefísicamente,esintimidante,estáatormentado,esimpulsivo,es
instintivo y es cachondísimo, más que cualquier persona que haya
conocidojamás,peroniporunnanosegundohepensadoqueescapazde
ponermeunamanoencima.
—Comprendo—ledigo.Lebesoloslabiosymicuerpoenteroexplota
deanheloincontenible.¡Diosmío!Quierohacerleelamormásquenunca.
Besocadacentímetrodesupiel,yélsederritealcontactoconmislabios.
Me inunda un deseo inenarrable entre las piernas. De la nada, siento una
picazónenloquecedorayJonaseselúnicoquepuedequitármela.Presiono
micuerpocontraelsuyo,hambrientadeél.
Jonasgruñe.Esobvioquesienteelmismodeseoqueyo.Mepasalas
manos por la espalda y me levanta la blusa de tirantes, pero luego se
apartabruscamenteyseagarraelcabello.
—Todavíanotecuentotodo—diceconvozentrecortada—.Escucha,
Sarah.Sinotecuentotodoahora,nuncaloharé.—Aprietalaquijada—.
Tengoquehacerlo.—Sumiradareflejaundolormuyprofundo.
Quierodesvanecersuagoníaabesos.Quierosentirlodentrodemíy
hacerlosentirbienyhacerdesaparecersudolorysentirunplacerintenso
enelproceso.Pero,envezdeeso,asientoyrespiroprofundamente.
—Puedescontarmeloquesea.—Regresoamiesquinadelacamaylo
miro,alaexpectativa.
Ahí está de nuevo plasmado en su rostro: miedo. ¿Es en serio? ¿En
verdad este hombre cree que hay algo que puede decirme que me hará
salircorriendo?¿Enseriocreequehayalgoenestemundoquemeharía
dejardeamarlo?
—JoshyyolellamamosLaLoquera—dice,yexhalacomosiacabara
dedecirlagroseríamásabominabledelahistoria.
Sigoesperando.
—Fue cuando tenía diecisiete años. Mi papá tenía sus boletos de
siempre para el partido de los Halcones Marinos, pero dijo que no se
sentía muy bien, así que se los dio a Josh. Josh siempre tenía miles de
amigosaloscualespodíainvitaralospartidos.Yfuetodounshockpara
mí cuando mi papá me pidió que me quedara en casa con él para que
viéramos juntos el partido por televisión. «Deja que Josh vaya con sus
amigos»,medijo.«Túyyonosquedaremosencasa,ypasaremosunrato
memorable». —Jonas niega con la cabeza y resopla—. Fui tan estúpido.
Realmente me emocionó quedarme en casa con él. De verdad creí:
«¡Guau!, quiere pasar tiempo conmigo, sólo conmigo. No con Josh». Le
dije:«¡Vaya,papá,estaríagenial!».Estabamuycontento,comosiacabara
deofrecermequehiciéramosborrónycuentanueva.
Yaséloqueviene.Losojossemellenandelágrimas.
—Yoestabaenlacocina,preparandohamburguesasdepavoantesdel
partido.¡Dios!Fuitanidiota.Estabadecorandolosmalditosplatos.—Se
ríeconamargura—.Comolohabíavistoenunprogramadecocina.
Me muerdo el labio. Sé que necesito dejarlo seguir, pero no estoy
seguradequesoportaréescucharloquevieneacontinuación.
—Cuandoescuchéeldisparoenelpisodearriba,losupedeinmediato.
Recuerdo haber mirado los platos que estaba armando para ambos, los
platosqueestabadecorandoyhabermereídoacarcajadas.Supeentonces
quemehabíaembaucado.—Sefrotalosojos—.
Debí haberme ido de la casa por la puerta principal sin mirar atrás.
Pero no pude impedir que mis piernas subieran las escaleras, como él
queríaqueyolohiciera.
Se asoma por la ventana de la habitación. Llevamos tanto tiempo
hablandoqueelsolestásaliendopordetrásdeLaFranja.Susrasgosson
tan hermosos como siempre, pero se ve cansado. Incluso diría que está
exhausto. Se lame los labios. Se ven tan carnosos como de costumbre.
Hagomimejoresfuerzoporpensarenalgoquedecir,peronopuedo.Lo
únicoenloquepuedopensaresenlohermosoqueesJonas.Yencuánto
lamentotodoloquehatenidoquesoportar.
—¿Podemos poner algo de música? —pregunta de la nada—. Me
gustaríamuchoescucharalgodemúsica,porfavor.
—Claro.¿Quétegustaríaescuchar?
—Lo que sea. Tú escógelo. —Pero de inmediato añade—: Siempre y
cuandonointentescrearunmomentoconmovedorypongasunamierda
comoEverybodyHurts.
Merío.
—Deacuerdo.NadadeR.E.M.
—Ah, y por el amor de Dios, no pongas Hurt de Nine Inch Nails
tampoco.
—Ay,porDios.Siquisieraconvertirestoenunaescenaconmovedora,
pondríalaversióndeJohnnyCashdeesacanción.
—Esunatortura.Peroesincreíble.
—Yasé.Mehacellorarcadaquelaescucho.
—Amítambién.Suvozeslacerante.
—Ay,¿yquétalTearsinHeaven?—comento—.Digo,siquieresllorar
enserio.
—¡Agh!No,porfavor.Sóloquierounpocodemúsicadefondoque
merelaje.
—Sí, sí. Entendido. No te apures, guapo. —Me levanto y reviso la
músicaenmicomputadora—.UnaordendeLoveShackencamino.
Capítulo32
Jonas
—¿Quéesesto?—pregunto.
—SellamaMyFavouriteBook—contestaSarah.
—¿Quiéncanta?
—Stars.Unabandadeindiepopcanadiense.
—¿Dóndecarajosencuentrasestascosas?
Seencogedehombros.
—Nosé.Sóloescucha.
Cierrolosojosypermitoquelamúsicameenvuelva.Esunacanción
de amor sencilla, directa. Es tranquilizante. Sexi. Alegre. Es tan típica de
Sarah.
—Es agradable —digo. La canción me relaja. Mis pensamientos
revueltosempiezanaordenarseyacomodarse—.Gracias.
Sarah me mira y parpadea despacio, como si acariciara mis mejillas
desdeelotroextremodelacamaconpestañassupernaturalmentelargas.
¡Dios!Eshermosa.Unadescargadeansiedadmerecorrelasvenas.¿Ysi
saberlodeLaLoquerahacequecambietodoloquesientepormí?
Suscálidosojospardosmereconfortan.Nuncaantesalguienmehabía
miradoasí.Sumiradameinvitaalanzarlacautelaporlabordaycontarle
todosmissecretos.
—Deacuerdo—digoenvozbajaymepreparoparaloqueseavecina
—.LaLoquera.
Sarahasiente.Estálista.
¡Mierda!Aquíva.Exhalo.
—Entré a su estudio. Parecía como si mi padre hubiera metido la
cabezaenunalicuadoragigantesintapa.
Sarah hace un gesto de dolor, pero yo no siento nada. Bien podría
estarledandoindicacionesparallegaralaoficinapostal:«Dasvueltaala
izquierdaenlaCincuentaySiete,luegoaladerechaenlaSéptimaAvenida
Noroeste,ylaverásaladerechadelacalle».
—Colgó el vestido de novia de mi madre en un perchero justo a un
ladodesuescritorio—continúo—.Habíafotosdesubodaesparcidaspor
todaspartes.Todoestabamanchadodesussesosysusangre.—Meaclaro
lagarganta.¡Mierda!Nopuedocreerqueestoyapuntodeconfesarleesto
—.Descubrídespuésqueesedíahabríancumplidoveinteañosdecasados.
Sarahsemuerdeellabioconincredulidad.
—Había un sobre con mi nombre en el escritorio. Sabía que abrirlo
implicaría el fin de mi salud mental, pero no pude detenerme. Debía
saberlo,aunqueyalosabía.—Suspiro—.Supongoquesólosepuedehuir
delalocurahastaciertolímite,yyoyaestabacansadodecorrer.
Sarahfrunceelceñoconempatía,peronodiceunapalabra.
—Todoloquetocasseconvierteensangre.Esoesloquedecíasunota.
—Meríoconamargura—.Nadamás.Sólomemandóalamierdaunavez
más de la forma más simple. No se disculpó. No me dejó un consejo
paternalniexpresóarrepentimiento,orgullooamor.—Mereprochoamí
mismohaberdichoesaúltimapalabra—.Nisiquierasedespidiódelpobre
Josh.Esofuequizálomásimperdonabledetodo,loquelehizoalpobre
Josh. Lo mandó a festejar otro partido más de los Halcones Marinos
mientrassupadresequedabaencasaymoría.
Sarahemiteunligeroquejido.
Hagounapausaeintentorecobrarlacomposturaantesdeseguir,pero
noporquelasiguientepartemehagaquererllorar.Porelcontrario.Hasta
el día de hoy, lo que ocurrió después me provoca carcajadas
incontrolables.
—Tenía una colección increíble de autos —digo—. Un McLaren, un
Lamborghini, un Bugatti antiguo, un montón de Porsches, un par de
BentleysyhastaunLotus.¡Dios!Amabasusautos.—Niegoconlacabeza
—. Tomé un par de latas de gasolina del cobertizo y los rocié todos,
exceptosufavorito,suposesiónmáspreciada:unPorsche959plateadode
colección.
La miro cautelosamente de reojo. Su expresión es neutral, pero sus
ojosbrillan.¡Mierda!Quizásesmiimaginación,peropareceríaqueestá
intentandosuprimirunasonrisa.
—SalídeahímanejandoelPorsche,elcualmipadrenuncamehabía
permitido tocar, así que fue algo especialmente gratificante. Tuve una
vista maravillosa de la hoguera desde el espejo retrovisor mientras me
alejabaatodaprisa.Fuealgoespecial.
Sarah asiente. Su cuerpo parece relajado, abierto, fascinado. ¿Se está
divirtiendo?Definitivamentenoestáescandalizada.Porelmomento,todo
vabien.Peroestoysegurodequelasiguientepartenoleserátanfácilde
digerir.
—Al principio me reí, pero luego se me dificultaba manejar por las
lágrimas. Estaba hecho una mierda. Estaba fuera de mí. Rayaba autos
estacionados,nofrenabaenlascurvas,ibaacientosesentakilómetrospor
horaenlaautopista.Noteníacontroldemisacciones.Esunmilagroque
nohayamatadoanadie;unabsolutomilagro.Alafecha,meatormentala
idea de lo que hubiera pasado ese día si hubiera lastimado o matado a
alguien. ¿Y si hubiera matado a la madre de un niñito? No habría sido
mejorqueelhijodeputaquematóamipropiamadre.
Memiraconempatía,peronodiceunasolapalabra.
—Unapatrullaempezóaperseguirmecuandosalíalaautopista.«¿Ah,
sí? Intenta alcanzarme, bastardo». Metí el acelerador hasta el fondo,
mientrasmereíacomodesquiciado.Lospolicíasdebierondehabercreído
que estaba drogado o algo así. Te juro por Dios que fue como una
persecución de película. Apareció otra patrulla, y luego otra, hasta que
tuveunejércitoamisespaldas.Recuerdoqueempecéapensarunayotra
vez, como en repetición: «Mátenme, mátenme, mátenme, mátenme,
mátenme, mátenme». —Me froto el rostro con una mano—. Sólo quería
quealguienlepusierafinamimalditamiseriadeunavezportodas.
Sarah se muerde el labio. La sombra de la sonrisa que me pareció
percibirhaceratodesaparecióhacemucho.
—YluegopenséenJoshyesomehizoberrearcomounbebé.Lloréde
pensarqueleestabahaciendoesojustoelmismodíaquepapásevolólos
sesos.¡Dios!Eramuydespiadadodemiparte,peronomeimportaba.Lo
únicoquequeríaeraponerlefinamipropiatortura,ynoqueríapensaren
el tormento que le provocaría a Josh. Sigo sin poder creer que estuve
dispuesto a arruinar para siempre la vida de mi hermano sólo para
sentirme mejor conmigo mismo. —Tuerzo la boca para intentar no
sollozar—.Supongoquemeconvencídequeleestabahaciendounfavor
alliberarlodeunavezportodasdetantamierda.
—¡Ay,Jonas!
Sumiradaestancompasiva.Pero¿serácompasiónolástima?¿Estoy
dejandodeserelnovioqueamayrespeta,ymeestoyconvirtiendofrente
asusojosenunpobrediabloalquelehaceelfavordeescuchar?
—¿Qué pasó después? —pregunta—. Dado que estás sentado frente a
mí,supongoquelodelsuicidioporarrestopoliciaconorindiófrutos.
—Y no porque no lo haya intentado. ¿Ubicas el puente del canal
Montlake?
—Porsupuesto.Estájuntoalauniversidad.
—Bueno, pues yo iba a toda velocidad por Montlake hacia el puente,
contodasesaspatrullaspisándomelostalones.ParecíaelestúpidodeO.J.
Simpson en el Bronco blanco. No podía parar de gritar, llorar, reír y
perderlacabeza.Estabahechounorate.Fuealgomuyextraño,comouna
experienciaextracorpórea.Yentonceselpuenteseempezóalevantarpara
permitir el paso de alguna embarcación por el canal, y los policías
comenzaron a armar un perímetro a mi alrededor, sacaron sus armas, y
yo…Nisiquieralopensé.Simplementemelancé.
Sarahabrelosojoscomoplatos
—¡Ay,Dios!
—Sí.
—¿LanzasteellujosoPorscheporelpuente?
—Sip.—Hagounmovimientoconlamanoparaimitarlatrayectoria
delacaídadelauto—.Plink.
Sarahhaceunamuecadedolor.
—¡Ay,Dios,Jonas!¿Cómosobreviviste?
—Bueno, resulta que ese puente es famoso por ser el peor puente de
todo Seattle para intentar suicidarse. No es lo suficientemente alto. Y el
autoamortiguómicaídaenelagua.—Intentorecordarlasensacióndela
caídalibre,peronopuedo—.Paraentonces,yoyanoestabadentrodemi
cuerpo.Digamosquehabíapartido.Supongoqueasíescomosobreviven
losborrachoscuandoseestampandefrente.
—Huu —dice ella con seriedad, como si acabara de compartirle un
datocuriosotanfascinantecomoelcoeficienteintelectualpromediodelas
tortugas.
No está reaccionando como esperaba que lo hiciera. Creí que ambos
romperíamos en llanto. Me imaginé intentando convencerla con
desesperación de que ya estoy bien, de que soy una bestia, de que sigo
siendo el mismo Jonas que conoce y ama. Pero ella no parece estar al
borde de las lágrimas, no como cuando le conté de Mariela y de la
señorita Westbrook. Ni siquiera parece remotamente tentada a darme la
espalda. Más bien parece estar extrañamente fascinada y ser muy
compasiva,claroestá,peronoseveconmovida.
—En fin, bla bla bla —continúo—. No morí. Ni siquiera eso pude
hacer bien. Extrañamente, tampoco salí malherido. Un par de costillas
rotasyunacontusión.Ycuandomesacarondeahí,estabatanenloquecido,
fui tan violento y tan poco cooperativo, que me encerraron en un
psiquiátrico juvenil donde me vigilaban porque estaba en riesgo de
suicidarme.Nosécuántotiempoestuveahí.Puedehabersidounasemana
ounmes.Noloséenrealidad.SólorecuerdoquemeataroncomoKing
Kongyyoforcejeaba.
—¿Cómolograstesalir?
—A la larga, mi tío William metió a sus abogados. Salí en libertad
condicionalyquedésujetoainternamientopsiquiátricoinvoluntariohasta
losdieciochoaños.Supongoqueconsideraronelsuicidiodemipadreese
mismodíaymisantecedentesclínicoscomocircunstanciasatenuantes.
Sarahmemiraconatención,comoexaminandomirostro.Soyincapaz
de interpretar su expresión en este instante. Hago una pausa. Sigo
creyendoquevaadeciralgo,peronolohace.
—¿Esoestodo?—preguntafinalmente,conexpresiónsombría.
Asiento.Medapánicopensarenloquevaadeciracontinuación.¿Me
dejará?¿Diráqueyanomerespeta?¿Quenosoyelhombrequeellacreía
queera?
—Sí—contestoypasosaliva.
—¿EsoesLaLoquera?
Asientodenuevo.Apenassipuedorespirar.
Sarahexhalaconfuerzaysonríe.
—¿Esa es la gran revelación? ¿El oscuro y terrible secreto que me
harásalirhuyendodeaquísinmiraratrás?
Nocomprendoporquéestásonriendo.¿Seestáburlandodemí?
—Puessí.
—¿Incendiastelosautoslujososdetupapá,tepaseasteenelpreciado
Porschequenotedejabatocaryluegolanzastesuautoporunpuenteen
unintentodesesperadoporponerlefinaldolorquetehabíatorturadosin
piedaddurantediezaños?
Mierda. Creo que nunca había escuchado una sobresimplificación tan
cabronacomoesta.
—Esoloresume,¿cierto?
—Bueno,sí.Pero¡caray!,Sarah,creoquenoentiendesdeltodo.Tuve
unaespeciedeataquepsicóticoyterminéatadoenunpsiquiátrico.Noes
cualquiercosa.
Ella niega con la cabeza, como regañándose y gatea sobre la cama
paraacercarseamí.Luegotomamirostroentresusmanos.
—Lamentomuchohaberteatado,Jonas.Noteníaidea…
—¿Cómo podrías haberlo sabido? Cualquier tipo normal habría
sentido que se ganaba la lotería al ser atado por una mujer tan sensual
como tú. —Me encojo de hombros, avergonzado—. Lamento no ser un
tiponormal.
Sarahmebesa.
Ambos guardamos silencio un minuto. Tengo revuelto el estómago.
Measustapensarenloqueellavaadeciralrespecto,peroespero.
Sarahestáabsortaensuspensamientos.
Quiero defenderme, decirle que ya estoy bien, que puede confiar en
mí, que no he vuelto a tener problemas de esa naturaleza desde los
diecisiete(amenosdequesuscribirmeaElClubcuentecomoproblema,
claroestá),quelaamoyquejamáslalastimaría.Peromequedocallado.
Mis pensamientos dan vueltas sin control. ¿Estará pensando en dejarme?
¿Estocambiarálascosas?¿Todavíameama?
—Creí que me ibas a contar que habías golpeado a una monja o que
lanzasteauncachorritoporunbarranco.Nosabesloaliviadaqueestoy.
¿Aliviada? No lo puedo creer. Tal vez sigue sin entender lo que le
acaboderevelar.
—¿Me escuchaste bien, Sarah? Choqué contra autos estacionados,
condujesobrelabanqueta.Fácilmentepudehabermatadoaunniño,auna
madredefamilia,aunaabuelita…,yluegolancéelautoapropósitopor
un puente, mientras me reía como un maniático. ¿Escuchaste lo que te
dije? Estuve así de cerca de matar a cualquier niño inocente que hubiera
estadoenlaaceracomiendounhelado.
—Peronolohiciste.
—Sóloporquetuvesuerte.
—¡Ajá! Es la primera vez que dices que tuviste suerte. —Esboza una
gransonrisa—.¿Vesloqueacabasdehacer?Lavidanoesmásqueuna
historia que te cuentas a ti mismo. En lugar de contarte la historia de
«cómoterminóJonasenelloqueroytuvolaculpadetodaslasdesgracias
que le ocurrieron a su pobrecita familia» una y otra vez con un afán
derrotista, acabas de contar la historia de «cómo Jonas tuvo muchísima
suerteenundíadelaremierda».
Me quedo boquiabierto. ¿Por qué Sarah se está haciendo la difícil?
Esascosassonterribles.¿Cómonolove?
—No estoy seguro de que veas la dimensión de todo esto, Sarah.
Intenté suicidarme unas horas después de que mi padre se suicidó. Y no
penséenJosh.¿Cómosemepudoocurrirhacerleesoamihermano?Fue
egoístaydespreciable.
—Creoquetodoloquehicisteesabsolutamentecomprensible.Claro
que es triste, descorazonador, escandaloso y vergonzoso. Sí, fue una
grandísimalocura.Peronodejadesercompletamentecomprensible.
Estoyanonadado.Niegoconlacabeza.
—No, Sarah. Estás llevando aquello de la «novia comprensiva»
demasiadolejos.—Noloestáentendiendo.Estoydañado.Novalgonada
—.Algoquenosabesesquedicenquegolpeéalprimertipoqueintentó
sacarmedelPorscheluegoquecayóalagua.Porsisiguescreyendoque
nosoyunimbécil.
—Bueno, de todo lo que me contaste, esa fue la gota que derramó el
vaso.Losiento,guapo.Melargodeaquí—diceconunasonrisa.
—¿Porquélotomascontantajovialidad?
—No estoy siendo jovial. —Exhala con frustración—. Esa no es la
palabra.—Memirayentrecierralosojos.
Yo también entrecierro los ojos. ¿Por qué no lo entiende? Estoy
defectuosoynotengoremedio.Soyunserhorrible.Novalgonada.¿No
entiende en lo que se mete si se queda conmigo? No soy una persona
normal.Enalgúnpunto,loarruinarétodo.«Todoloquetocoseconvierte
ensangre».
—¿Eresfeliz?—mepregunta.
Hagounapausa.¿Acasoesunapreguntacapciosa?
—Digo,¿eresfelizconmigo?
—¡Ah!—Esaesfácildecontestar—.Porsupuestoquesí.Soymásfeliz
contigodeloquehesidoentodamivida.—Dehecho,feliznoterminade
definirlo—.Soymásquefeliz—digo—.Soyenloquecidamente feliz. Es
como si tuviera una enfermedad mental grave o algo así. —Sonrío con
timidez.
Ellamesonríetambién.
—Yoigual.Esunalocura.Telojuro.—Tuercelabocaparacontener
lasonrisa—.Asíquetomandoencuentamiestadoactualdefelizlocura,
¿porquédemonioscompraríaconscientementeunaenormepilaapestosa
deinfelicidadmaldita,sobretodosisetratadealgoquepasóhacetrece
años?¿Porquénopuedesseguirsiendofeliz?
Estoyanonadado.Notengounarespuestaaesapregunta.
—¿Eh?
Lamujertieneunbuenpunto.
—Y, sobre todo, ¿por qué querrías tú sentirte de otra manera que no
sea enloquecidamente feliz? ¿Por qué no puedes nada más disfrutar tu
felicidad?
Sientoquemetiemblaellabioinferior,asíquelomuerdo.
Ella rodea mis mejillas con sus manos. ¡Cielos! Me encanta cuando
haceeso.
—¿Tevisualizasintentandosuicidarteenelfuturocercano,amor?
Niegoconlacabeza.
—No.Jamás.
—Bueno,puesyaestá.Bien.—Sarahbajalasmanos.
Mequedoesperando,peroellanodicenadamás.
Estoyconfundido.¿Quésignificabien? ¿Es todo lo que va a decir al
respecto?
—¿Esoestodo?—pregunto—.¿Bien?
Sarahsuspira.
—Sí.Bien.
Nolopuedocreer.
Sarahseinclinahaciamíymebesaconternura.
—Jonas, caer no es sinónimo de fracaso. El fracaso es no volver a
levantarse.Ytútehaslevantadomásvecesquecualquieraqueyoconozca.
Estoyorgullosadeti.Veotustriunfosynotusfallos.Veotubondadytu
dulzuraytugenerosidaddeespíritu.Lahermosabondadquebrillaentu
interior. Y te amo por eso. Igual que Mariela. Igual que la señorita
Westbrook.Igualquetumadre.
Eso último hace que se me llenen los ojos de lágrimas, así que los
cierro. Es increíble. ¿En serio va a ser así de sencillo? ¿Así de poético?
¿Así de hermoso? ¿En verdad Sarah me está convirtiendo en un maldito
héroe?
—Perosítengounapregunta.
Aquíviene.Asientoymepreparoparalopeor.
—¿CómopasastedeserJonasellunáticoqueselanzadeunpuentea
serJonaslabestiasexualsuperardienteyquecombateelcrimen?¿Cómo
pasastedeunpuntoaotro?Meparecefascinante.
Mierda. Me muerdo la parte interna de la mejilla, mientras intento
decidirsicontárselooevitareltemaporcompleto.
Sarahmemiraconpaciencia.Sumiradaescálida,curiosa.
—¿Enserioquieressaberlo?
—Esobvioquesí.
Nomeagradaestaparte.Estoesalgoquenuncalehedichoanadie,ni
siquiera a Josh. Lo único que él sabe es que me sometieron a ciertos
tratamientos.Nuncalehecontadoloquealfinalmarcólagrandiferencia
paramí.Hayunalargapausa.
—¿Hubo alguna especie de punto de quiebre? —pregunta Sarah—.
¿Tuviste alguna especie de epifanía? ¿Hubo algo en particular que te
ayudóadarleunvuelcoatuvida?
¡Carajo!Minenasíqueesinsistente.
Asiento.
—¿Quéfueentonces?
Tuerzolaboca.
—Vamos,Jonas.Puedescontarmeloquesea.
Exhalo.
—Confíaenmí,amor.
Capítulo33
Jonas
Elpulsomeretumbaenlasorejas.¡Mierda!Estoesalgoquedeverdadno
quiero contarle. Sé lo mal que suena. Sé que conlleva un fuerte estigma
social.Peroyalecontétodolodemás,¿no?Noesmomentodefrenar.¡A
lamierda!
—Me sometieron a varios tratamientos de TEC —digo en voz baja—.
¿Sabesquéeseso?
Sarahniegaconlacabeza.
—Terapiadeelectrochoques.
Hayunabrevepausa.
—¿Estás diciendo que te dieron choques en el cerebro? ¿Con
electricidad?
Asiento.
—¡Guau!Suenaprimitivoybárbaro.
—No. No fue como te imaginas. No es cómo en la película de
Atrapado sin salida. Primero te sedan. Ni siquiera lo recuerdo. Y me
ayudó.
—¿Telohicieroncuandoteníasdiecisieteaños?
—Sí.Supongoqueloselectrochoquessonloquelesquedacuandoya
hanintentadotodolodemás.
—¿Yteayudó?
—Mucho.Noséporqué,perofuedemuchaayuda.Ytambiénhayotra
pieza del rompecabezas. Algo que me cambió la vida que ocurrió justo
despuésdecompletarelciclodetratamientos.
Sarahestácompletamentecautivada.
—Cuandocumplídieciocho,JoshmeenvióunacopiadeLaRepública
dePlatón.Sunotadecía:«Meobligaronaleeresteinstrumentodetortura
para la clase de Filosofía. Preferiría sacarme las uñas con un alicate
oxidado que volver a leerlo. Te va a encantar, hermano. Disfrútalo». Y
teníarazón.Mefascinó.Meintrodujoporprimeravezalafilosofíayme
inspiróaleerdetodo:Locke,Descartes,Aristóteles,Heráclito,Nietzsche,
Sen, Camus, Santayana, quien fuera. Pero, al final, siempre regresaba a
Platón. Él fue el padre del pensamiento moderno, el que me inspiró a
visualizarlosoriginalesdivinosyaconquistarmeamímismo.«Paraun
hombre,conquistarseasímismoeslamásnobledetodaslasvictorias».
—Exhalo—.¿Estásseguradequequieresseguirmeescuchando?
—¿Bromeas? —Sarah se ríe—. Por supuesto que sí. Me tienes
pendientedecadapalabra.
Hagounapausa.
—Porfavor,Jonas.Continúa.Megustaoírtehablardeestascosas.
Exhaloconfuerza.
—Los tratamientos terminaron. Eliminaron todos los cargos y mis
antecedentesporsermenordeedad.Joshestabaestudiandoen UCLAyel
tío William estaba muy ocupado intentando mantener la empresa a flote
después de la muerte de mi padre. Así que dije: «A la mierda, Platón.
Hagámoslo».Me eché una mochila al hombro y fui a visitar a Platón a
Grecia,quefuedondemehicelostatuajes,porcierto.Ydeahí,viajépor
toda Europa, a donde se me antojó, yo solo. Escalé, hice senderismo,
exploré. Hice todo lo que quise. Escuché música, leí libros y fui
poniéndoleordenatodamimierda.
—¿Enserio,Jonas?¿Esofuetodoloquehiciste?¿Escalaste,caminaste
yleístelibros?Estoyseguradequehuboalgomás.—Sonríe—.Apuestoa
que montones de jovencitas cachondas que andaban de mochileras por
EuropaenloquecieronporeljovenJonasFaradaydelasonrisatímidayla
miradatriste.
Esta mujer es increíble. Nada se le escapa. Y sí, tiene toda la razón.
Dejéfuerademirelatounaactividadenparticular.Eneseviajedescubrí
por primera vez que las mujeres podían sentirse especialmente atraídas
hacia mí, en comparación con cualquier otro senderista o cualquier tipo
enunbar.SiempreycuandonometieralapataynoactuaracomoJonasel
bicho raro, el intenso, el antisocial, el filósofo o el patán, o, peor aún,
Jonaseldelamiradadesquiciada,laschicasparecíaninteresarsebastante
enmí.Aunquenoserunadeesasotrasversionesdemícasisiempreme
resultabaagotador.
EnlosdíaspococomuneseincreíblesenlosqueJonaselencantador
decidíahacersuaparición,oalmenosJonaseltímidooJonaseltorpe,no
fallaba una. En esas ocasiones, a pesar de ser tan esporádicas, conseguir
chicaseracomodispararleaunpatoenunbarril:podíaelegiracualquier
chicadelcircuitodehostalesparajóvenes.
—Sí —digo y me sonrojo—. En ese viaje descubrí cabalmente lo
muchoquedisfrutoelsexo.Dehecho,eneseviajeperdímivirginidad.—
No puedo evitar esbozar una gran sonrisa. Siendo objetivo, el sexo con
aquellahermosasuecanofuemaravilloso,perounhombrenuncaolvida
la primera vez en la que por fin puede usar su pene para lo que está
diseñadoahacerpornaturaleza.
—MedanganasdefestejaraaquelJonasdedieciochoañosylanzarle
confeti. Ese pobre chiquillo merecía divertirse sin preocupaciones por
primeravezensuvida,¿nocrees?
—Sí,locreo.Yesohizo.
Sarahseríe.
¿Por qué me ponía tan nervioso contarle todo esto? Es tan
increíblemente fácil hablar con ella. Es completamente desprejuiciada y
generosa.¿Porquénotuvefeenelladesdeelprincipio?
—UndatocuriosoquedescubrióelJonasdedieciochoañosesquela
mayoríadelaschicasnosesientenatraídasporlostiposraroseintensos.
—¿Ahsí?—preguntaSarah,conunafalsamuecadehorror—.Espera,
¿estásseguro?
—Esverdad.Salencorriendodespavoridas.
Sarahseríedenuevo.
—Pues déjame decirte que todas esas chicas eran unas idiotas. Yo sé
quelostiposmásraroseintensossonlosmejoresamantes.—Meguiña
unojo.
Sientoquemehequitadodeencimaelpesodelmundoentero.
—Nonecesariamente.Eneseentoncesnohabíadescifradoaquellode
lasexcelencia.Nisiquieramepasabaporlacabeza.—Meríodenuevo—.
Eracomounperrohambrientoconunhueso.
—Bueno,afindecuentasapenaserasuncachorro.
—Sí,uncachorroconunaerecciónpermanente.
Sarahseríe.
—Unaerecciónpermanente,unaspatotasenormesyunacolagigante
quetirabalasbebidasdelasmesasdecentro.
—¿Estás seguro de que era tu cola la que tiraba esas bebidas de las
mesasdecentro,grandulón?
Merío.¡Dios!Cómolaamo.
—Estábien.Entiendoquenoerasunamodelaseducciónaesaedad.
—Puesno.Estoysegurodequecreíaqueelorgasmofemeninoeraun
mitodiseminadoporlaindustriadelapornografía.
Sarahesbozaunaenormesonrisa.
—Por otro lado, Josh era un genio con las mujeres, al menos
comparado conmigo. Cuando salió de vacaciones de verano, nos
reunimos en Tailandia para recorrer la zona para escalar llamada Crazy
Horse,locualesincreíble,porcierto.Megustaríamuchollevarte.Enfin,
viajamos juntos como durante diez semanas, escalando, paseando,
fiesteandoy…,yasabes…—esbozounagransonrisa—,«pescando».
Ellasabeaquétipodepescamerefiero.
—¿AsíqueJoshteenseñóaconquistaralaschicas?
Sueltounagrancarcajada.
—Fue como mi Obi Wan Kenobi. Antes de que Josh apareciera, la
única estrategia que tenía para pescar era sentarme en mi bote, solo, sin
equipo, intentando por todos los medios no parecer un asesino serial, y
rogarqueunpezhermosobrincarafueradelaguaycayerajustoenmis
piernas.
Sarahseríe.
—Ay,Jonas.
—Por suerte para mí, a veces pasaba. ¿Pero con Josh? Mi hermano
teníamaestría.Hacíaunacosarevolucionaria,enlaqueatraíaalospeces
haciasubote,conunacañadeverdadyauténticacarnada.
ASarahlebrillanlosojos.
—¿CuáleralacarnadadeJosh?
—Observaesto:conversabaconlospeces.Unagenialidad,¿nocrees?
Sarahseríe.
—¿Qué?Esoesunalocura.Deberíaescribirunlibroalrespecto.
—Ah,ytambiénmeenseñóelartedeinvitarleuntragoaunachica.Ya
sabes,seruncaballeroyteneratenciones.Sonreír.Cosasdescabelladas.
—Alparecer,éleraunencantadordemujeresenciernes.
Merío.
—Definitivamente.
Estoysorprendido.NuncacreíqueSarahyyonosreiríamosalhablar
deLaLoquera.Penséquelloraríamos,oqueyolerogaría,medisculparía
ylegarantizaríaqueyasuperéesaetapademivida.Pero¿reírnos?Jamás.
—DeberíashabervistoaJoshenacción.Eraunverdaderoexperto,o
al menos eso creía el Jonas de dieciocho años. Josh siempre me decía:
«Calladito te ves más bonito, Jonas, ¿de acuerdo? Tu trabajo es ser la
telarañacubiertademielqueatraealaschicas.Túereselbrilloqueparece
oro. Y mi trabajo es ser la araña que acecha a la espera y les pica las
piernasantesdequesepanquélespasó».
Sarahsueltaunacarcajadayyomeunoaellaunavezmás.
—Así que, en respuesta a tu pregunta inicial, ahí fue cuando todo
comenzóamejorar,cuandoJoshmellevóporelmundoenbuscaderocas
gigantes y chicas hermosas que escalar. Ahí fue cuando empecé a
vislumbrar el original divino de Jonas Faraday por primera vez en mi
vida,aunqueentonceseraunaimagenbastanteborrosaysombría.
—¿AdóndemásfueronademásdeTailandia?
—Bueno, yo ya había recorrido casi toda Europa solo. Así que, con
Josh, viajamos por Asia, Australia, Nueva Zelanda y un poco de
Centroamérica en el camino de regreso. De hecho, así fue cuando visité
Beliceporprimeravez,cuandohiceeseviajeconJosh.
ASarahseleiluminaelrostrocuandomencionoBelice.
—Belice—repiteellaconvozensoñadoraysuspira.
De pronto me doy cuenta de cuánto se ha transformado mi pequeña
oruga desde que nos acurrucamos por primera vez en nuestro capullo
paradosenBelice.Creíquelaamabaentonces,enserio,aunquefueraa
mi manera, pero era un amor superficial comparado con el océano
infinitoquesientoporellaenesteinstante.
—Belice fue sólo el comienzo, mi amor. Voy a mostrarte el mundo
entero.
Susonrisanocabedelaemoción.
—Adondequierasir,iremos.Túdecides.
Sarahemiteunchillidodeemoción.
—¡Ay,Jonas!Gracias.
¡Dios!Amoaestamujer.¿Porquétemíatantohablarconelladeestas
cosas? Toda la conversación ha sido tan adecuada. Ella me ama. Una
descargaeléctricamerecorrelapiel.Sarahmeama.
—Entonces,¿quépasócuandovolvisteacasa?
Estoy tan acelerado que no me puedo concentrar. Sarah me ama, a
pesardetodo,yquizásinclusograciasaello.Mehadichomuchasveces
que me ama, pero esta es la primera vez que lo creo. Me ama. Por
completo. Tal y como soy. No ama mis máscaras ni una proyección
ridículademímismo.Meamaamí.Enlasbuenasyenlasmalas.
—Jonas,¿quépasócuandovolvisteacasa?
—Ah.—Lesonrío.¡Cielos!Estanbella.
Sarahlevantaunaceja.
—¿Estásbien?
—Sí,estoygenial,nena.Nuncamehabíasentidotanbien.Bueno,Josh
regresó a estudiar el segundo año de la carrera en UCLA. Yo entré a
Gonzaba, y luego me fui a Berkeley para estudiar una Maestría en
Administración de Negocios, y cuando Josh y yo obtuvimos nuestros
sofisticados grados académicos, tomé las riendas de Faraday e Hijos en
Seattle,JoshabriólaoficinadeLosÁngelesyeltíoWilliamsemudóa
Nueva York para inaugurar una sucursal allá. Y ahí fue cuando la
compañíadespegócomouncoheteytuvounéxitoinsospechado.—Hago
una pausa. No se me ocurre qué más decir al respecto—. Y ahora estoy
aquícontigoenLasVegasysoynormaldesdecualquierpuntodevistay
deseoestardentrodetimásdeloquedeseorespirar.Fin.
Sarahsonríe,peronodiceunapalabra,comosimefaltaradeciralgo.
—Fin—repitoylevantolasmanoscomodiciendo:«tatán»—.Bajael
telón.
Sarahseríe.
UnrayodesolseasomaporlaventanaeiluminaelrostrodeSarah.Se
ve hermosa, somnolienta, pero hermosa. Me asomo por la ventana para
mirar La Franja y suspiro. Odio este lugar infernal. Extraño Seattle.
Extraño la lluvia. Extraño mis sábanas blancas de algodón egipcio y mi
máquinadecafé.Quierovolveracasayempezaradesarrollarlavisión
de negocios que tengo en mente para mis escalódromos. Y, sobre todo,
quieroempezarmividaalladodeSarah.
—Elcomienzodeunnuevodía—diceSarahysiguemimiradahacia
la ventana—. Hasta pronto, oscuridad. —Sarah gatea sobre la cama y
envuelve mi cuerpo con el suyo—. Sé cuánto te gustan tus metáforas,
amor,asíquepermitequeestehermosoamanecerseatuinspiración.Que
de ahora en adelante haya luz en tu vida y que llene los rincones más
profundosquehasmantenidoocultosenlaoscuridad.
Sarahestáhablandoenmilengua.
—Eresunapoeta—ledigo.
—Sólocuandoestoycontigo.
—¿Cómoesquenotedesconcertótodoloquetedije?
Seencogedehombros.
—Nolosé.
—Hablandoenserio—digoysemesubelasangrealrostro—.Sihay
algoquequierasdecirme,loqueseteocurra,cualquiercosa,dilaeneste
instante.Porfavor.Acabaconmimiseria.Puedosoportarlo.
Sarahniegaconlacabeza.
—Ay,Jonas,porfavor.Esalgoquepasóhacetreceaños.Déjaloirde
unavezportodas.Ytenalgodefeenmí.
—¿Notepreocupaqueyoseaunabsolutolunático?
—Yaséqueeresunabsolutolunático.
Esperoquesonría,peronolohace.
—Jonas, desde el primer minuto, desde el instante en el que leí tu
solicitud,séqueestásunpoquitíndeschavetado.¡Esmásqueobvio!Pero
megustatulocura,amor.Espartedeloquetehacetansexi.
Mehadejadosinpalabras.
—Loqueocurrióentoncesnotedefine.¿Quesitehaforjado?Sí,por
supuesto.Peroesoestodo.EresmidulceJonas,sinimportarloquehaya
pasadoantes.EreselJonasquehablófrenteamigrupodeContratosyque
fuegenial,encantador,inteligenteycarismático.
EreselJonasquemeatrapócuandomeaventéporunacascadadecasi
diezmetrosdealtura.EreselJonasderostrotímido,dulceyavergonzado
que me ató un brazalete de la amistad a la muñeca. Eres el tipo que me
envióOreosparadarmelabienvenidaaElClubdeJonasFaraday.Eresel
originaldivinodelamasculinidadquemehacevenirmecadavezquete
toco,guapo.Hastaenmissueños.
Cuandodiceeso,mehormiguealaentrepierna.
Sarahmebesa.
—Amor,ereselJonasquedesatóaOrgasmalaTodopoderosa.—Me
da mordiscos en los labios y se monta en mi regazo—. Eres el hombre
quemesalvólavida,quemediotodoloquenecesitabaparasalvarmey
que literalmente impidió con sus propias manos que me desangrara. —
Acariciamislabiosconlossuyos—.Ereselhombrequevaapatearlesel
trasero a los maleantes conmigo. —Me lame los labios—. Tendrías que
estrangularaungatitoopatearaunaniñaexploradoraenlacaraparaque
huyeradespavoridadeesehombre.
Esbozounasonrisatangrandequenisiquierapuedobesarla.
—Todoesoocurrióhacetreceaños,amor.Esmomentodedejarloir.
Nomás.Dehoyenadelante,renaces.—Sefrotacontramientrepierna—.
Renaces.*—Mebesaelcuello.
Meestremezco.MeencantaqueSarahmedigacosastancabronas…y
enespañol.
—Renazco*—repitodespuésdeella.
Sarahmebesalamejilla.
—Nomás.Dehoyenadelante,renazco.*
—No más. De hoy en adelante, renazco* —repito, pero cuando yo lo
digosuenatorpe.
—Asíes.Justoasí.Renaces,amor.Deahoraenadelante.
Le doy un jalón a su blusa y ella se la arranca, seguida de la parte
inferiordesupiyama.Sigosuejemplo,sacudolapiernaparalanzarlos
boxersalaireyluegomemontoencimadeella,conelcorazónacelerado.
Ellasostienemirostroentresusmanos.
—Yanohayhuecososcurosentrenosotros,Jonas.Yanohaysecretos.
¿Notasladiferencia?
Asiento.Puedosentirla.¡Dios!Anhelotantoestardentrodeella.
Ellamebesa.
—Asísesientecuandoconfíasenalguienporcompleto.¿Loves?
Afirmodenuevoporquesí,entiendoaquéserefiere.Perosifuerayo,
lo habría puesto en otros términos. Así se siente cuando alguien te ama
porcompleto.
Hasta ahora, no sabía cómo permitirle a Sarah amarme, no por
completo.Hastaesteinstante,noentendíacuántomeestabaconteniendoy
laestabadistanciando.Sabíacuántolaamaba;Diossabequelaheamado
con todo mi corazón y toda mi alma desde que se aventó de aquella
cascada para caer en mis brazos, y quizás incluso desde antes. Pero, a
pesardelomuchoquelaheamado,noestabadispuestoalanzarmedela
cimademicascadaypermitirleamarme.Hastaahora.
Meto la mano entre sus piernas, ansioso de acariciar la parte de ella
que es sólo para mí y, cuando siento lo mojada que está, ¡Dios!, casi
explotopordentro.Mellevoeldedoalabocaparadarleunaprobadaasu
exquisitez. No hay sabor más dulce en el mundo que el de mi nena, ni
momentomásdulcequeeste.
Lebesolabocamientrasmasajeosuclítorisconeldedo.Mimiembro
recorre su húmeda textura, se resbala en ella, se endurece más, y ella se
estremece y se frota contra mí. Mi erección busca su entrada con
desesperación, pero me obligo a tomármelo con calma. Finalmente,
tenemos todo el tiempo del mundo. Yo no iré a ningún lado, ni ella
tampoco.
IntroduzcomisdedosenellaymasajeosupuntoG.Ellasesacude.
—Minenahermosa—susurroypresionodenuevosupuntomágico.
Ellagime.SarahesmiStradivarius,ynohaymayorplacerenelmundo
que hacerla vibrar. Mis dedos vuelven a encontrar su clítoris, y ella se
retuerce.Yanopuedomás.Medeslizoylapenetrohastaelfondo,conun
fuertegruñido,yellaemiteunlargosuspiroentrecortadoenrespuesta.
Estoesalgonuevo,unnuevosantogrial:hacerleelamoralamujera
laqueamo,sinsecretos,sinoscuridad,sindudas.Pararmeenlacimadel
monte Everest no puede compararse con esto. Sarah me ama. De pies a
cabeza.Hastalaspartesmásjodidas.
Sarahmuevelascaderasencírculosalmismoritmoqueyoyrodeami
espaldaconlaspiernas.
—La culminación de la posibilidad humana —gruño, mientras mi
cuerposemecedeadentrohaciafuera,deadentrohaciafuera.
—Sí—exhalaella—.Jonas.
Sarahmeama.Meilumina.Mellenadegracia.Meredime.
Meinundaunaoladeplacerqueamenazaconlanzarmealvacío.
—Ponteencimademí—digoderepente—.Necesitomirarte.
Maniobramoshastaqueellaquedaencimademí,serelameloslabios
y se toca a sí misma. Yo me recuesto y disfruto mirar sus senos que
rebotanligeramente,suscaderasquegiran,sucabelloquecaesobresus
hombros.Amoobservarcómocontrolalaprofundidad,lavelocidadyel
ángulo en el que la penetro. Me prende como un idiota mirar cómo se
inclinahaciadelanteyfrotasuclítoriscontramimiembro,oseacomoda
de tal forma que mi punta frota una zona específica de su interior. Es
glorioso presenciar lo bien que se conoce a sí misma ahora, lo
maravillosamente bien que sabe cómo alcanzar el clímax. Se ha
transformadodeformaincreíble.¡Cielos!
Leagarrolasnalgasydejoquemismanosdisfrutenelviaje.
—Me encanta tu trasero —gruño y me aferro a ella. Mis dedos
hambrientos se desplazan y exploran sus recovecos y la hacen
estremecerse.
Con las manos recorro su suave espalda, rodeo sus senos y dejo que
mi pulgar acaricie su cicatriz. Está sanando con rapidez. Me asomo a
mirarsudiminutotatuaje,suproclamaciónsecretadecabronería,ysiento
un escalofrío. ¡Dios! Cuánto la amo. Me recorre una exquisita sensación
de júbilo, como si me hubieran echado una cubetada de alegría en la
cabeza. «Me casaré con esta mujer», pienso. Lo sé con la misma certeza
con la que sé cómo me llamo. «Me casaré con esta hermosa mujer y la
harémiesposa».
Nopuedoaguantarmuchomás.Estoyenellímite.
—Jonas —susurra Sarah mientras intenta recuperar el aliento—. ¡Ah,
ah,ah!
—Elamoreslaalegríadelosbuenos,lareflexióndelossabiosyel
asombro de los dioses —susurro, con voz entrecortada y dificultosa, y
Sarahechalacabezahaciaatrás.
Emiteelsonido. Significa que estoy a punto de ser el afortunadísimo
hombre que sentirá su orgasmo desde el interior si logro aguantar un
pocomás.
Estimulosuclítorisconabsolutadevoción.Sarahahogaungemido.
—Eres hermosa, nena —digo y la acaricio, la incito, hago hasta lo
imposibleporlanzarlaalvacío.¡Mierda!Ansiótantosuclímaxcomoella
—.EresOrgasmalaTodopoderosa,nena—exclamoytiemblo,ytodosu
cuerposeestremece—.Eresladiosaylamusa,SarahCruz.—Laembisto
salvajemente,intentandocontenerme.Yvoyacasarmecontigo.
Notas:
*Enespañoleneloriginal.(N.delaT.)
Capítulo34
Sarah
Hace quince minutos, Henn nos envió un mensaje de texto a todos para
ponernosmanosalaobra.«¡Diconlavetamadre!»,escribióHenn.Ytodo
elgrupo,aexcepcióndeJonas,secongregódeinmediatoennuestrasuite
paraescucharlasnoticiasdeHenn.
—¿Jonasnosacompañará?—preguntaHenn—.¿Loesperamos?
—No.Hayqueempezar.Élsefuealgimnasioaprimerahoradeldía
—digo—.Nosécuándovolverá.
Jonas prácticamente se levantó de un brinco esta mañana después de
nuestra conversación maratónica y deliciosa sesión sexual, y dijo que
quería«iralgimnasioyresolverunpendiente»,peroquenomerevelaría
másqueeso.
—Novasahacerunatontería,¿verdad,Jonas?—lepreguntéylomiré
dereojo,conelcorazónenlagarganta.
—Porsupuestoqueno—contestóél,concaradeinocenciapura.
—Habloenserio,Jonas.QuieroquemedigasquenoirástrasMax.
Jonasmejalóhaciaél.
—No lo haré, aunque la idea de matar a ese hijo de puta me excita.
Perotengolamentepuestaenlarecompensa,nena.Notepreocupes.—Me
agarrólasnalgasymemordióelcuello—.Sólovoyahacerunpendiente.
Peronomeconvenció.
Éltomómirostroentresusmanos.
—Nomedesviarédelplan.
—¿Meloprometes?—pregunté.
—Teloprometo.
Exhaléunlargosuspirodealivioabsoluto.Jonasesincapazdehacer
unapromesaenfalso.
Luegomebesó,ymicuerposederritióensusbrazos.
—Te contaré sobre el pendiente cuando vuelva. Te veo en un par de
horas, mi maravillosa Sarah. —Prácticamente salió por la puerta dando
brincos.
Ahora,Kat,Joshyyoestamossentadosenlossofásdecuerodelasala
de estar de la suite, mirando a Henn con incertidumbre y nerviosos. A
Hennparecequeselevanasalirlosojosdelaemoción.
Hennemiteunsuspiroexaltado.
—Deacuerdo.—Haceunapausaparaincrementarelefectodramático
—. ¿Están sentados? —Es una pregunta retórica, pues todos estamos
sentadosfrenteaél.
Todoscontenemoselaliento.
—Losencontré.Yentréasuservidor.
Ahogoungrito.
—¡Diosmío!—diceKat.
—Eresunjodidogenio—agregaJosh.
—Soyunjodidogenio—diceHenn—.Tengolallavemaestradetodo
su reino: listas de miembros, contraseñas, correos electrónicos, códigos
fuentes.Todo.
Losdemásexpresamosnuestraemocióndeformaruidosa.
JustocuandoHennestáapuntoderevelarnosalgomásqueharáquese
nosderritalacara,comoéldice,Jonasentraabruptamentealasuitecon
suropadeentrenamientoyunasudaderayelcabellohúmedodesudor.
—Hola, chicos. Acabo de leer tu mensaje, Henn. Dime que lo
conseguiste.
—Loconseguí.
Jonasatraviesalahabitación,ledaunabrazofraternalaHenn,choca
esoscincoconJoshyKat,ymelevantaenbrazosdeformafestiva.
—¿Resolvistetupendiente?
Jonasesbozaunaenormesonrisayasiente.
—Luegoteenseño.
¿Enseñarmequé?
—¿Dequémeperdí?—preguntaJonas.
—Denadaaún.Llegastejustoatiempo—digo—.Hennestabaapunto
derevelarnosalgoqueharáquesenosderritalacara.
—¿Eldinero?—preguntaJonas—.Dinosqueentrastealascuentas.
—Entréalascuentas.
—¡Dios mío, Henn! —exclama Kat—. Eres un absoluto genio. —Le
lanzaunaenormesonrisaaHenn,quienlamiraembelesado.
—He rastreado doce cuentas bancarias distintas en cinco bancos
diferentes —comienza a relatar Henn. Luego hace una pausa para darle
dramatismo al relato—. Jonas, sugiero que recibas la siguiente noticia
sentado.
Jonassesientaamiladoyapoyasumanoenmimuslo.
—Hay doce cuentas bancarias distintas, y también tienen liquidez. Y,
cuandohablodeliquidez,merefieroadineroguardadoenelbancoque
sumaalrededordeunosquinientoscincuentaycuatromillonesdedólares.
Lareaccióngeneralizadadelgrupohaceretumbarlasventanas.
Ocultolacaraentrelasmanos.Estomeresultainconcebible.
—Tengotodossusnúmerosdecuentaycontraseñas—comentaHenn
conunasonrisa—.Envariasdelascuentasmásgrandes,establecieronla
condición de que las transferencias sólo se puedan hacer en persona. De
cualquierforma,lamayoríadelosbancosexigenunfirmanteencasode
que se hagan transferencias superiores a un millón, así que no creo que
debamos concentrar nuestros esfuerzos en extraer ese dinero. Basta con
queplaneemosentregarlosnúmerosdecuentaycontraseñas.
MevuelvoamiraraJonas.Estámuypensativo.
—¿Podríasimprimirlainformacióndetodaslascuentasylosestados
decuentadecadauna?
—Porsupuesto—contestaHenn—.Puedohacercualquiercosaqueme
pidas.
—Es increíble —dice Josh y se vuelve a mirar a Kat con gesto
incrédulo.Ellalomiraconlamismaexpresióndeasombro.
—¿Ylalistademiembros?—pregunto.
—Bueno,esaeslasegundagrannoticiadeldía—anunciaHenn—.Es
partedeloquelesvaavolarlatapadelossesos.
—¿Quinientos cincuenta y cuatro millones no son suficientes para
enloquecernos?—pregunto.
—Nop. —Henn hace otra pausa. Es un experto cuentacuentos—. He
confirmado, y obtenido evidencias documentales que no dejan lugar a
dudas, que la lista de miembros incluye a siete congresistas
estadounidenses,dosgobernadoresestatales,unalcaldecanadiensey…—
hace una pausa, como si esperara el redoble de un tambor— ni más ni
menosquealputosecretariodelaDefensa.
Todosnosquedamosboquiabiertossimultáneamente.
—EltipoqueestáacargodelDepartamentodelaDefensadeEstados
Unidos.Osea,elquedirigetodolomilitarenestepaís.
—Ysesientaenelgabinetedelpresidente—añadeJonas,conelrostro
pálido.
Mesobrecogeunpánicointenso.Elcorazónmedaunvuelco.
Jonassefrotaelrostro.
—¡Mierda!—murmuraenvozbaja.
—Mierdaesloquees.¡Malditamierda,carajo!—diceJosh.
Todos nos quedamos callados un instante, mientras procesamos esta
información.
Sientoqueelcorazónmevaaexplotar.
—Estovaaserunescandalazo—exclamo. Ya sé que es obvio y que
suenamuylógico,peroesloúnicoquesoycapazdedecir.
Hennasienteenérgicamente.
—Esdescabellado,¿verdad?ElsecretariodelaDefensaledadineroa
un club sexual que suministra armas y recursos para la defensa del
imperialismoruso.—Resopla—.¡Ups!
—No es una buena noticia para su carrera política futura —agrega
Josh.
—No es algo que querrá que salga a la luz —dice Jonas con voz
lúgubre.
¡SantoNiñoJesúsenelpesebre!Estamosapuntodedaraconoceral
mundo un escándalo de proporciones épicas, información que
seguramente conmocionará a altos funcionarios del gobierno, llegando
incluso a la Casa Blanca. No tengo interés alguno en hacer enojar al
secretario de la Defensa, por no mencionar a los congresistas y
gobernadores, ni tampoco a los atletas, empresarios e ingenieros en
sistemas del país. Ciertamente tampoco me interesa salpicarle mierda
incidentalalpresidentedeEstadosUnidos.¡Demonios!¡Carajo!
—Cuando salga a la luz lo del secretario de la Defensa, ¿le causará
problemasalpresidente?—preguntaKat,comosimeleyeralamente.
—Por supuesto. El secretario de la Defensa es parte del gabinete del
presidente—contestaJosh—.Estáenelcírculomáselevadodelpoder.Si
un tipo así resulta estar involucrado en un escándalo de prostitución
internacional, la prensa se dará gusto crucificándolo moralmente. Y eso
sintomarencuentaquetambiénhaestadofinanciandodemaneraindirecta
a los separatistas ucranianos, que es el tipo de mierda que explota como
una granada política contra todos los que estén más cerca de él,
incluyendoelpresidente.
—Creo que voy a enloquecer —murmuro. Miro a Jonas y a Josh—.
¿Quéhaydeustedesdos?¿Quétantolesafectaráquetodoestosalgaala
luz?
JonasyJoshsemiranmutuamente.
—Ni idea —contesta Josh y se encoge de hombros—. Supongo que
tampocoseránuestromomentomásbrillante.
Bajo la mirada y de repente siento náuseas. Josh podrá sufrir una
vergüenzainsignificante,peroJonasesquienvaasalirmásafectadocon
todo esto. Josh se suscribió a El Club un mes, mientras que Jonas pagó
doscientoscincuentamildólaresporunainsaciablemembresíadeunaño.
¿Este escándalo arruinará la reputación de Jonas en la comunidad
empresarial? ¿Afectará sus posibilidades de convertir sus escalódromos
enunamarcainternacional?
¿Y qué hay de mí? En dos años, cuando me gradúe de Derecho y la
barra de abogados de Washington procese mi solicitud de licencia para
ejercerlaabogacía,¿pasaréelexamendeética?¿Mecreeráncuandoles
jurequedesconocíalaverdaderanaturalezademisempleadores?
Jonasmeaprietalamano.
—Tendremosqueirloresolviendoundíaalavez.Quizásencontremos
unasoluciónenlaqueestonotengaquesaliralaluz.
Lodudomucho.
—¿Cómo?
—DéjennosestoaJoshyamí—contestaJonas.Miraasuhermanoen
buscadeconfirmación.
Josh asiente con decisión, pero su mirada no refleja confianza en sí
mismo.
Después de una larga discusión en la que todos los presentes
básicamentenosjalamoslasgreñasyexclamamosqueestoesdemasiado
grandeparaqueloenfrentemossolosy,¡ay,Dios!,cómollegamoshasta
aquí y qué carajos vamos a hacer, por fin optamos por una estrategia
inmediata: terminaré mi informe hoy con toda la evidencia que pueda
reunir en poco tiempo, incluyendo cuadros que muestren los estados de
cuentadelasmúltiplescuentasbancariasdeElClub.JoshyJonasunirán
fuerzas para determinar la estrategia para entregar el informe a las
autoridadespertinentes,yaprimerahoradeldíademañanairemostodos
juntos a la oficina del FBI en Las Vegas y haremos todo lo posible para
convenceraquienseaqueestéacargodeorganizarunareuniónconsu
jefe o jefa en Washington, D.C. ¿Qué más podemos hacer? Esto es
demasiadoinmensocomoparaqueloenfrentemossinelrespaldodelas
autoridades.PornomencionarquetememosqueencualquiermomentoEl
Clubtransfierasusfondosyperdamoseserespaldo.
Cuando todos empezamos a organizarnos para trabajar, Jonas me
apartauninstante.
—Estoysudadoporelgimnasio—dice,conlasmanosenlosbolsillos
de la sudadera—. Voy a darme un regaderazo rápido. ¿Me acompañas?
Quieromostrartealgo.
Así que quiere mostrarme algo, ¿eh? Ya lo creo. Soy incapaz de
rechazar la posibilidad de meterme a la regadera con Jonas, pero me
parece que en este instante puede ser un desperdicio de tiempo valioso.
Tengoqueterminarelinforme,yéldebedefinirquédemoniosharemos
conél.
—Me tomaré un descanso cuando termine —contesto—. Y así
celebramoshaberconcluidoelinforme.
Jonasparecedecepcionado.
—Será una motivación —agrego. Para ser franca, me sorprende que
hayaelegidoestemomentoparapensarentenersexoenlaregadera.Amí
tambiénmeencanta,perotenemospecesmásgrandesporfreír.
—Sarah —me llama Kat—. Henn ya tiene listo el documento con los
estadosdecuenta.¿Aquépartedelapresentaciónquieresagregarlos?
—Dameunsegundo.—MiroaJonasdenuevo.Pareceelniñoboboal
quenadieeligióparasuequipodebásquet—.Nosvemosluego,amor.—
Legarantizo,yluegocruzolahabitaciónparacontestarleaKat.
Capítulo35
Sarah
Son las tres de la mañana, y todos en el equipo tenemos cara de
moribundos. Hemos estado atrincherados durante el día y la noche en la
suite,sinconversargrancosa,sincomergrancosa.Cadaunodenosotros
comprendelamagnituddeloqueestamosintentandohacerylosposibles
riesgos que conllevaría el fracaso. No obstante, el trabajo arduo y las
horasextrahanrendidofrutos,pueselreporteestálisto.¡Aleluya!Ydebo
decirquequedóbastantebien.
Claroquepodríapasartressemanasmáspuliéndolosituvieratiempo
para armar un informe tan detallado como quisiera, pero el tiempo es
esencial, así que este tendrá que bastarnos. He esbozado los hechos, las
leyes y las evidencias lo mejor que he podido, y he incorporado el
registro correspondiente de evidencias que demuestran cada una de las
acusaciones que hago. Nada es especulativo. Nada requiere hacer
conexionesmentales.Nadaestásujetoadebate.Siesteinformenoatraela
atencióndelFBI,creoquenadapodráhacerlo.
Josh y Kat se van juntos de la suite, con el argumento de que
«dormirán un rato». Se supone que cada quien dormirá en su propia
habitación, pero no estoy tan segura. Estoy empezando a sospechar que
esosdossehanconvertidoenmásqueamigosdesdequellegamosaLas
Vegas. Tendré que preguntárselo a Kat mañana. Hoy estuve demasiado
obsesionada con nuestra misión como para desviarme del tema y pensar
enotracosaquenofueraelinforme.
DespuésdequeJoshyKatsevan,Hennmellamaparamostrarmealgo
en su computadora. Le pedí que buscara en el sistema de El Club
evidencias de una cosa más, algo que sirva para establecer un vínculo
entre los nombres que se usan durante el proceso de solicitud y los
códigosqueseasignanalosexpedientesdelosmiembrosunavezquesu
solicitudesaprobada.
—¿Creesquefuncioneesto?—preguntaconcautela.
Meparoatrásdeélymirolapantallaporencimadesuhombro.
Élmeexplicalainformacióndesplegadaenlapantalla.
—Sí,esperfecto—digo—.Gracias,Henn.Creoquetenemosqueser
sumamente claros con todo y no dejar nada a la imaginación ni a la
especulación.
Henncoincide.
Jonasestásentadoensilencioenlaesquinadelahabitación,viéndome
conlamiradaardienteylosmúsculostensos.
—¿Quieresmiraresto,Jonas?—pregunto.
Élniegaconlacabeza.
Ah.Reconozcoesamirada.Memuerdoellabio.Micachondoysensual
novioestásentadoahíconunaenormeerecciónentrelaspiernas.
—Gracias,Henn.Eresunmalditogenio—comento.
—Algoasíheoído—agregaél.Luegosonríeycierrasulaptopcon
gesto ceremonioso—. Bien, si eso es todo lo que necesitan, me retiraré.
Tengolaintuiciónrepentinadejalarsieteveceslapalancadelamáquina
tragamonedasdeciendólaresantesdeirmealacamita.
—Buena suerte —le digo—. Nos vemos a las diez. —A esa hora
convenimosconelgrupoquenosdirigiríamosalaoficinadel FBIenLas
Vegas.
TanprontoHenncierralapuerta,mevuelvoamiraraJonas.
—¿Aceptasahoraeserecesoparabañarnos?—lepregunto.
Élasientelentamente.¡Cielos!Esunhombremuyatractivo.
Camino con paso seductor hasta la esquina de la habitación. Estoy
exhausta, pero también emocionada por todo lo que logramos hoy. Me
sientoensuregazo.¡Ay,hola!Sí.Jonasestádurocomounaroca.Recorro
con la punta de los dedos el grabado encima de su brazalete de platino.
Sarah.
—Hola,novio—digotiernamente.
Élsonríeyacariciamibrazalete.
—Hola, novia. —Atrae mi rostro al suyo y me besa de forma
apasionada.
Con las manos, recorro la tela de su camisa de manga larga, y me
deleitoconlasensacióndesuanchopechoysushombrosbienesculpidos.
Nuncamecansarédetocarlo.Esunaobradearte.Acariciosuspoderosos
bícepsyluegosusantebrazos.Yentoncesmisdedosdetectanbajolatela
una textura distinta a su piel. Le doy un pequeño golpe a la tela justo
encima del antebrazo derecho. Sí, definitivamente hay algo ahí abajo
ademásdepiel.
—¿Quéhayahí?
—Unpendientequetenía—diceconunasonrisa—.Yquetodoeldía
he deseado mostrarte. —Se levanta la camisa para revelar su glorioso
pecho y abdomen, sus hombros esculpidos y sus bíceps musculosos, así
comofranjasgruesasdegasapegadascontelaadhesivaalapartesuperior
desusantebrazos.
—¿Qué te pasó? —pregunto, pero entonces me doy cuenta de lo que
sucedió—.¿Tehicistetatuajesnuevos?
Jonasesbozaunasonrisadeorejaaoreja.
Estoyintrigada.EnBelicelepreguntésihabíapensadoenhacersemás,
sobre todo porque se hizo los tatuajes platónicos sagrados hace mucho
tiempo. Pero él contestó que no. «No necesito tatuarme sólo porque sí»,
dijoenesemomento.«Sólomeinteresamarcarmipielconideasqueme
cambien la vida y que sean dignas de pasar a la eternidad. ¿Qué otras
ideas,quenoseanlasdePlatón,estánalaalturadelaeternidad?».
Bien, bien, bien. Recuerdo aquellas famosas últimas palabras. Me
preguntoquéidearepentinalecambiólavidaysevolvió«dignadepasar
alaeternidad».
Jonastomaunextremodelacintadelantebrazoderechoylaarranca
deunjalón.
—¡Ahu!
Sostengo su brazo para mirarlo bien, y entonces me quedo
boquiabierta y a él se le iluminan los ojos. Lo leo en voz alta, con
lágrimasenlosojos.
—Nomás.Dehoyenadelante,renazco.*—Sonlaspalabrasqueledije
a Jonas anoche. ¡Dios mío! ¿Mis palabras le cambiaron la vida y le
parecierondignasdepasaralaeternidad?Laslágrimasmecaenporlas
mejillas.
—Renazco*—diceenvozbajaymemiraalosojos—.Graciasati,mi
maravillosa Sarah, renazco. —Parece avergonzado un instante, como si
intentarareunirelvalordeenunciarloquetieneenlapuntadelalengua
—.Miamorsiempre–susurra—.Miamor,porsiempre.
Ay,Jonas.Nopuedocreerquepusieramispalabrasalmismonivelque
las de Platón en su cuerpo. Para toda la eternidad. Me reacomodo en su
regazoyloabrazoconlaspiernas.
—Miamorsiempre*—lesusurroaloídoyledoyunbesotierno.
Élmerespondeconunbesoapasionado,yencuestióndesegundosya
estoyardiendodedeseoylistaparaloquevenga.Perotambiéntieneun
vendajeenelotrobrazoynecesitosaberquéhaydebajodeél.Meobligo
a apartarme de sus labios, aunque la sensación de su miembro erecto
contramispantismeestávolviendoloca.
—¿Yese?—Señaloelvendajeensubrazoizquierdo.
Jonas esboza una sonrisa traviesa y comienza a jalar la punta de la
cinta.
Cuandosequitaelvendaje,cruzaelbrazosobreelpechoparaquela
frasequedefrenteamí.Nopuedocreerlo.Esunafraseeninglés,yeslo
suficientementelegibleparacualquieraquesevuelvaamirarla.
Peroesonotienesentido.Jonasunavezmedijoquesehabíatatuado
en griego antiguo a propósito porque definitivamente no quería que
cualquier hijo de vecino pudiera leerlos. «Mis tatuajes están hechos para
inspirarme a mí, no a las masas», dijo. Bueno, todo parece indicar que
Jonas Faraday cambió de opinión, y no sólo sobre esto, sino sobre
muchasotrascosastambién.
Leolaspalabrasenvozalta,estavezconlavoztemblorosa.
—«Elamoreslaalegríadelosbuenos,lareflexióndelossabiosyel
asombrodelosdioses».
Jonasasienteenérgicamente.
RecuerdolasdosvecesenlasqueJonasmehadichoestafrase,pero
ambasvecesestábamoshaciendoelamoryestabamuyocupadateniendo
unorgasmocomoparapreguntarlealrespecto.
—¿También es de Platón? —pregunto y recorro las palabras con los
dedos.
Élasiente.
—PlatónselaatribuyealpoetaAgatón.EsdelSimposiodePlatón,un
extenso diálogo sobre la naturaleza, el propósito y la génesis del amor.
Delamorrománticoenparticular.
Memuerdoellabio.
—Según Platón, el amor romántico se siente en un principio con los
sentidosfísicos,peroconlacontemplaciónsetransformaenalgomayor:
lacapacidaddelalmadeapreciarlabellezaenelinteriordeotrapersona.
Elcorazónmedaunvuelco.
—Afindecuentas,esatravésdelamorquenuestrasalmassoncapaces
dereconocerlaformaidealdelabelleza,eloriginaldivinodelabelleza
misma. —Su mirada está en llamas—. Lo cual, a su vez, nos lleva a
comprenderlaverdad.
Pongolamanosobremicorazónparaintentarapaciguarlo.
—Pero, Jonas —digo, casi sin aliento—. ¿Por qué en inglés y no en
griegoantiguo?
Élasiente.
—Penséquenoqueríasquelagenteentendieratustatuajes.
—Estesí.
Contengoelaliento.
—Platón podrá haber escrito estas palabras sabias y sagradas hace
milesdeaños,peroesJonasFaradayquienlasdeclamaeldíadehoy.
—¡Ay,Jonas!—suspiro.
—Conestetatuaje,estoygritandomiamorportidesdelacimadela
montaña más alta, Sarah. Quiero que el mundo entero lo lea y sepa la
verdad:amoaSarahCruz.
Mederrito.
Éltomamirostroentresusenormesmanos.
—Elamoreslaalegríadelosbuenos,lareflexióndelossabiosyel
asombrodelosdioses—repiteconmiradaferoz—.Habladeti,Sarah.De
tiydemí.Túeresmibelleza.Túeresmiverdad.
Micorazónseacelera.
—Nuncahahabidounamorcomoelnuestro,ynuncalohabrájamás.
Somoslamejorhistoriadeamorjamáscontada.
Nopuedocreerqueelhombrequehacepocoprofesabasudesprecio
por las «patrañas de San Valentín» haya resultado ser el hombre más
románticodelmundo.Memuerdoellabio.
—Somosépicos—dice,conlamiradaincendiada—.Nuestroamores
tanpuroyverdaderoquesomoselasombrodelosdioses.
¿Quiénseexpresaasí?JonasFaraday,nimásnimenos.¡Dios!Loamo
tanto.
Tiene esa mirada en su rostro, esa mirada tan suya que dice a gritos
queJonasesungrantiburónblancoySarahesunleónmarinoindefenso.
Eselbrilloquecomunicaqueestáapuntodedevorarmeentera.Mebesa
apasionadamente y fin de la historia: ambos nos convertimos en bestias
salvajes.Jonasledaunjalónamicamiseta,yyolevantolosbrazospara
ayudarlo a quitármela. Luego me desabrocha el bra, me lo quita y
succiona mis pezones vorazmente tan pronto como mis senos quedan
libres.
—Regadera—exclamo,sinaliento,mientrasmeretuerzodeplacer.
Jonasseponedepieymealzatomándomedeltrasero.Yoleabrazoel
cuello y envuelvo su cintura con mis piernas y lo beso con fervor
mientras me froto contra él, lo embisto, lo inhalo, y él carga mi cuerpo
anhelante hasta la habitación. Me deja caer en la cama y me arranca los
pantalones y la tanga. ¡Diablos! Literalmente me arranca la tanga del
cuerpo,yluegohundeelrostroentremispiernasenmediodeunfrenesí
de incontrolable codicia animal. No hay seducción previa, cortesía ni
contención alguna. Esta vez, no hay sexcelencia que valga. Aquí no hay
másqueuntiburóndevorandoasupresa,locualmeponecomounafiera.
Al reincorporarse y relamerse los labios, descubro que Jonas se ha
transformadoenelincreíbleHulk.Esunabestia.Elpoetaseesfumóyse
llevóalrománticoconsigo.Sebajalospantalonesylosboxersalmismo
tiempo,ymepresentaesavistadesucuerpodelaquenuncamecansaré.
Pero, antes de que pueda hacer algo, me levanta en brazos como una
muñecadetrapoymellevaalbaño,sindejardedevorarmeabesos.
Lo agarro del cabello con ambas manos y lo beso, y él gruñe como
gorila. ¡Ay, Dios! Me fascinan esos sonidos guturales que hace. Abre el
grifodelaregaderaamisespaldasmientrasyomeretuerzo,lobesoyle
jaloneo el cabello. El agua caliente me rocía la espalda y cae como
cascadapormissenos.Intentoenvanoclavarsuerecciónenmí,peroél
meevade.
—Bájame—digo,peronoesperosurespuestaparadeslizarmesobre
supielhúmedahastaquedardepie.
—Yomandoestavez—exclamaconfirmeza.
Peronoleestoyprestandoatención.Mepongoderodillasymetosu
miembroamibocaylochupoconentusiasmo,mientraselaguamecae
en la nuca. Él toma mechones de mi cabello y entra en mí con
movimientosgiratorios,mientrasgruñecomosileestuvieraprovocando
un dolor intenso. ¡Dios! Me prende tanto hacer esto. Por los ruidos que
hace,cualquierapensaríaqueJonasestáapuntodemorir…defelicidad,
claro está. Bajo la mano y empiezo a tocarme, mientras pienso en la
expresiónenelrostrodeJonascuandomemostrósustatuajesnuevos.
Jonas se estremece y gruñe y jala mi cabello con más fuerza que
nunca,peronomeimportasentirunpocodedolorenelcuerocabelludo
porque lo estoy haciendo sentir muy bien. ¡Cielos! Apenas si puedo
respirar de lo excitada que estoy. Sigo tocándome, chupándolo,
visualizandosusnuevostatuajes.Jonassegrabómispalabras junto a las
dePlatón.Declarósuamoreternopormídeformapermanentesobresu
pielparaquetodoelmundoloviera.
Abrolosojosdegolpe.Misueño.LosdiezespectrosdeJonas,elvino
quegoteaba,losespectadoresescandalosos,yJonaslevantandolamirada
ydeclarándomesuamorfrentealmundoentero.¡Diosmío!Misueñono
era sobre exhibicionismo sexual, sino sobre exhibicionismo emocional.
Quería que Jonas me reclamara como propia frente al mundo entero.
¡Dios!Yesoesjustoloqueestáhaciendoconsusnuevostatuajes.
Mi cuerpo entero se estremece gracias a un poderoso orgasmo, y yo
gimotanfuertecomopuedo(aunqueelsonidoestáuntantoamortiguado
por las vastas cantidades de pene en mi boca). Aúllo e intento por todos
losmediosseguirlochupandomientrasmicuerpoondeadesdeelinterior,
peronopuedo.
Jonassesaledemiboca.
—Voyacogerte,nena—dice.
Mi orgasmo termina. ¿Qué acaba de decir? Las gotas de agua me
golpeanelrostrocuandolevantolosojosparamirarloconunasonrisade
satisfacción.
—Yo—exclamaconvozdecavernícolaymeponedepie—.Ahora.—
Suvozesrasposa.Élmandaahora—.Voyacogerte.
Mejalabruscamentehaciaél,conlamiradaardiente,ymetesumano
entre mis piernas. Se me doblan las rodillas. ¡Guau! Todavía no acabo,
paranada.Todavíaestoyprendidísima.Jonasmeponedeespaldasaél,y
yoobedezcoconpasividadsusórdenesnoverbales.
—Inclínatehaciadelante—megruñealoído—.Inclínateyagárratelos
tobillos.
Nopiensoenotracosaqueenobedecerlo;mideseodecontrolseha
esfumadoporcompleto.Meinclinohaciadelanteymeagarrolostobillos.
¡Mierda! En esta posición, estoy completamente expuesta y a merced de
Jonas. Me acomodo para equilibrarme y me estremezco de pensar en lo
quevendrá.
Una de sus manos me acaricia la espalda, mientras la otra se desliza
entre mis piernas por detrás y estimula mi clítoris. Evidentemente, está
buscando provocarme otro orgasmo y, ¡Dios!, va a lograrlo. El agua
calientebajapormiespaldaycaeporloscostadosdemirostro.Tiemblo
deansias.¿Quéestáesperando?Lasrodillassemedoblan,peroJonasme
estabiliza.
Sus dedos lo están haciendo muy bien. La sensación es demasiado
intensa. No puedo seguir en esta posición si va a seguir tocándome así,
puesnopuedomantenerelequilibriosisigosintiendotantoplacer.Doblo
las rodillas. Estoy demasiado excitada como para quedarme quieta.
Necesito retorcerme, frotarme contra él, besarlo. Ya no puedo más.
Necesitoliberarme.
Jonasmepenetrasinadvertencia.Entratanprofundo,apropiándosede
mi cuerpo sin vergüenza alguna y con tanta fuerza que me hace gritar.
Paramisorpresa,tambiénmevengoeneseprecisoinstante.
Jonasrugeconfuerzaymeembistesinpiedadmientrasyoalcanzoel
clímax. En menos de un minuto, él también termina en lo más más más
profundodemí,acompañadodeunfuerteaullido.Yoemitounchillidoen
respuesta.¡Dios!¡Quéescandalosossomos!Meencanta.
Cuando termina, apoya la palma de la mano con firmeza en la parte
alta de mi espalda, como señalándome que no me mueva. Una vez más,
obedezco sus órdenes. Jonas se sale de mí y coloca el cabezal de la
regaderaentremispiernas.
Micuerpoenterovibraensintoníaconlacálidacorrientedeaguaque
acariciamipuntomásardoroso.Sesientetanricoquemetambaleohacia
delante al perder el equilibrio, pero Jonas me estabiliza con una mano
firmeenmicadera.Apoyolaspalmasenelpisodelaregadera,mientras
él sigue lavándome entre las piernas, enjabonándome con gel de baño y
dejandoqueelaguatibiameestimuledeformaexquisita.
Estoyalbordedetenerunorgasmomás.¡Diosmío!Necesitoponerme
depie.Yanopuedoseguirasí.Sientounhormigueoenlacabezaportoda
la sangre que ha descendido hacia ella, y me retumban los oídos y los
ojos.¡Cielos!Ademásmeestoyahogandocontodaelaguaquecaepormi
espaldaysemeteaminariz.
Sin embargo, antes de que pueda ponerme de pie, Jonas se arrodilla
detrás de mi cuerpo flexionado y comienza a lamerme de forma voraz.
Saborea indiscriminadamente cada centímetro cuadrado de tierra
fronteriza, y su boca y su lengua devoran toda parte de mí que esté
remotamentecercanaasuhabitualterrenolingual.¡MadredeDios!Sentir
sulenguaenlugaresprohibidosmesobrecargadedeseo.Conunparde
lengüetazos profundos, me vengo de nuevo, pero esta vez con músculos
quenosabíaquetambiénservíanparaeso.
Tan pronto termina mi orgasmo, Jonas toma mi torso y de forma
abruptameponedepie.Metambaleo.Mispiernasparecendegelatina.
—Nopuedo—murmuro—.Jonas.—Estirolosbrazosparaalcanzarel
muroysostenermedeél,peroJonasmegiraparaquequededefrenteaél.
Le abrazo el cuello y apoyo la mejilla en su hombro escultural. Estoy
agotadaporcompleto.Supielsesientedeliciosayresbalosabajoelagua
tibia. Sus brazos me sostienen con fuerza. Me inunda una sensación de
absolutasatisfacción.
Despuésdeunoscuantosminutosdeagradablesilencio,Jonasporfin
habla.
—Mientrasmehacíanlostatuajes—diceenvozbaja—,loúnicoenlo
quepodíapensareraenvolveralasuiteyhacerteelamor.
—Mmm—contesto.Todavíanofunciono.
—Imaginé que te hacía el amor despacio y con ternura, mientras te
susurrabapalabrasdeabsolutadevociónaloído.
Ambosnoscarcajeamosalmismotiempo.
—Supongoquetupreciadaestrategiasefuealdiablo—digo.
—Comodecostumbre.
—¿Esqueja?
—Porsupuestoqueno.
—Comosea,odioalJonasEstratégico—contesto.
—Sóloqueríahaceralgodignodeestemomento,dignodeti—dice—.
Queríahaceralgoromántico.
—¡Ay,Jonas!—Apartolamejilladesuhombroylomiroalosojos—.
Loqueacabamosdehacerfueromántico.Fueronpatrañasrománticasde
SanValentínysexobestial,todoenuno.—Esbozounasonrisadeorejaa
oreja—.Túsiempremedasambascosas.
Susojosmemiranconunbrilloespecial.
—Fuistehechaparamí,SarahCruz—declara.
—Y tú fuiste hecho para mí, Jonas Faraday. —Vuelvo a apoyar la
mejillaensuanchohombroysuspirodealegríamientrasélmeestruja—.
Graciasporencontrarme.
—Graciasporser«encontrable».
—Esapalabranoexiste.
—Ahora sí. —Me lanza una sonrisa que me paraliza el corazón—.
Vamosasecarnos.Hayalgoquequieroconversarcontigo.
Estamos acurrucados en las suaves batas blancas del hotel sobre la
esponjosa cama de sábanas blancas. El reloj de la mesa de noche marca
doceminutosparalascuatrodelamañana.¿Quéhacemosdespiertosaún?
Quedamos de reunirnos con el equipo en seis horas para dirigirnos a la
oficinadelFBIenLasVegas.¡Dios!Meestoydesvaneciendorápidamente.
Jonasparecenervioso.Esevidentequeestábuscandolaspalabraspara
decirmealgoenparticular.
—Vas a tener que escupirlo pronto, guapo —digo y bostezo—. Me
estoyquedandodormidasentada.
Jonasexhala.
—Después de que termine todo esto, quiero llevarte de viaje, a un
lugarqueesmuyespecialparamí.
Medespiertodeinmediato.
—¿Adónde?
—¿Importa?
—Norealmente.—Sonrío.
—Esfueradelpaís.Estodoloquediré.
¡Demonios!Estoyeufórica.Hesoñadotodamividaconviajarporel
mundo,desdequeeraniña.Cadavezquemipapáempezabaagritarleami
mamá,cuandosabíaqueseestabaalterandodemasiadoylaviolenciaera
inminente, solía escabullirme a mi armario con un mapa del mundo y
distraermedetodolomaloimaginándomeenlugareslejanos.Jamáscreí
que mis fantasías infantiles podían volverse realidad algún día, o que
tendríalasuficientefortunadequemiguíadeturistastuvieraesoslabios
tan carnosos y ese abdomen de acero y esos ojos tan tristes, por no
mencionarunpresupuestoparaviajeprácticamenteinagotable.
—¡Guau!—exclamo.Notengopalabras.
—¿Esoesunsí?—Pareceesperanzado.
—¿Cuándo?
—Tanprontoseacabeesto.—Surostroexudaemoción.
—¿Antesdequevolvamosacasa?
—Sí. Le pediré a mi asistente que nos envíe los pasaportes por
paquetería y te llevaré de compras para que adquieras lo que necesites
paraelviaje,ynostreparemosaunaviónynosiremos.—Suexpresiónes
divina.PareceunniñosentadoenelregazodeSantaClauspidiéndoleun
soloregaloespecial.
Nohaynadaquedeseemásquelanzarmeaunaaventuraexóticaenun
lugarlejanoconJonas.Peronoesposible,almenosnoahora.Lebesola
nariz.
—Eresmuydulce,Jonas—exclamo—.¿Telohedichoalgunavez,mi
dulceJonas?
Susonrisaseesfuma.Anticipamirespuesta.
Lomirodereojo.
—¿YadisteaconocerelboletíndeprensasobretupartidadeFaradaye
Hijos?
Niega con la cabeza, con la expresión de un niño de primaria al que
atraparonconlasmanosenlamasa.
—¿Yalecontasteatutíolodelosescalódromos?
—No.—Bajalamirada.
—¿Nocreesqueseríaimportantequehicierasesoprimero?
Jonassuspira.
—Hubounacomplicación.
—Mmmhmm.
—SetratadeJosh.Yluegoestabasheridayenelhospital…
—Sí,peroyanoestoyenelhospital.¿Porquénohashabladocontu
tíoaún?
Jonastuercelaboca.
—Porque Josh también quiere renunciar a Faraday e Hijos. —Su
expresión es una mezcla de euforia y vergüenza—. Quiere dedicarse
conmigoalosescalódromosdetiempocompleto.
—¡Caray,Jonas!Esunaexcelentenoticia.Debesestarcontentísimo.
—PeroFaradayeHijossevendráabajosiambosrenunciamos.Eltío
Williamestáprácticamentejubilado.¿Quiénvaaadministrarlotodo?
—¿Esotehacesentirculpable?¿Tesientesresponsabledeello?
Jonasasiente.
Lotomodelamano.
—¿Esto es lo que quieres hacer de tu vida, mi amor? ¿«Escala y
Conquista»…conJosh?
Asientedenuevo.
—Cuando Josh dijo que quería trabajar conmigo fue como un sueño
hechorealidad.
—¿EstoesloqueJoshquiere?
Jonasasiente.
—Entonces es lo correcto —digo—. No eres responsable del destino
de Faraday e Hijos, como tampoco lo es él. Ustedes no pidieron ser
guardianesdelacompañía,nitampocoessuvocación.Suvocaciónesla
escalada.SuvocaciónesEscalayConquista.Eresresponsabledesertefiel
atimismoyatudestino.Tienesquevivirtupropiaverdad.Siempre.
Sumiradaserelaja.
—Sólotienesunavidapordelante,midulceamor.Una.Sácaletodoel
provechoposibletodoslosdíasdetuvida.Esaestulabormássagradaen
estaTierra.
Jonassesonroja.
—Gracias.
—Pornada.
—Eresmuysabia,Sarah.Ereslista,sinduda,perotambiéneressabia.
Meencantaquemedigaesascosas.
—Endúlzame el oído todo lo que quieras, grandulón —comento—.
Pero no saldré de viaje contigo hasta que pongas tus cosas en orden y
comiencestunuevavida.Nuestroviajenoseráunaescapatoria,sinouna
celebración.EstaremoscelebrandoelcomienzodeEscalayConquista,y
elfindemiprimerañodeDerecho.
Suexpresiónseentristecealdescubrirhastacuándoplaneopostergar
elviaje.
—Jonas,nopuedoirmeantesdelosexámenesfinales.Deboestudiar.
Parececompletamentedesilusionado.
—Los finales son en cuatro semanitas —digo—. Nos iremos justo
después de eso. Mientras tanto, pondrás tu vida en orden, y yo estudiaré
hastaquemarmelaspestañas,todoeldía,todoslosdías,sinparar.
Jonasabrelabocaparaprotestar.
—Excepto que tomaré descansos para tener sexo desenfrenado
contigo,porsupuesto.Yatelohedicho,Jonas.Tenersexocontigoesuna
necesidadfísica,igualquedormir,comeryrespirar.—Pongolosojosen
blanco—.Esobvio.
—Meleístelamente.
—Podemosirnosdeviajeeldíadespuésdelúltimoexamenfinal.¿Qué
teparece?
Jonasponecaradepuchero.
—Sabesquetengorazón—agrego.
Sacamásellabioinferiorygimotea.
—Losabes.
Seencogedehombros.
—Odiotenerqueesperar.
—Essólounrato,guapo.Estodo.Unmesnadamás.Tendrásqueser
paciente.
—Nosemedalapaciencia.
Merío.
—¿Enserio?
Jonasexhala,frustrado.
—Bueno,alparecernotengoalternativa.—Seencogedehombros—.
Otra maldita ronda de deliciosa espera. ¡Maldita sea! —Niega con la
cabeza—. Un mes. Tú estudiarás y yo me pondré los pantalones, y cada
minutolibrequetengamoslopasaremosacurrucadosennuestropequeño
capullo para dos y cogiendo hasta el amanecer como las orugas
ninfómanasquesomos.
Merío.
—¿Lasorugastienensexo?
Jonasseencogedehombros.
—Ahorasí.
Meríodenuevo.
—Peroprimeroloprimero—diceysumiradasevuelvepétrea—.Tú
yyo,nena,vamosapatearleeltraseroaElClub.
Leabrazoelcuello.
—Verásquesí,guapo.Tratohecho.
Notas:
*Enespañoleneloriginal.(N.delaT.)
Capítulo36
Jonas
—Necesitamoshablarcontujefeconurgencia—ledigoaljovenagente
sentado al otro lado del escritorio. ¡Mierda! Este novato es incapaz de
lograrquealgosemueva.
—Bueno,puesesonovaapasar.Tendránquehablarconmigo.
—SoyJonasFaraday—exclamo,comounauténticoimbécil—.Yéles
mihermano,Josh.SomoslosdueñosdeFaradayeHijos,lagranempresa
con sede en Seattle, Los Ángeles y Nueva York. Queremos hablar con
quienseaquedirijaestaoficina.
Elchicoseencogedehombros.
—Soyelúnicodisponibleparahablarconustedes,señor.Lolamento.
—Esevidentequenololamenta.
MiroaSarah.Tienelosojosdesorbitados,yconjustarazón.Esteplan
no va a funcionar si el informe termina botado encima de una pila de
documentos sobre el escritorio del oficial de más bajo rango.
Necesitamos emprender acciones enérgicas, y eso implica obtener
atencióninmediatadealguienconmuchamásinfluenciadentrodelFBIque
estetipo.
—¿Hacecuántoqueeresagente?—intervieneKat.
CuandolamiradadelchicoseposaenKat,suactitudsevuelvemenos
prepotente. Ah, sí, se me olvida que Kat es excepcionalmente atractiva.
Para mí sólo es Kat, la mejor amiga de Sarah, la Chica-fiestera con
corazóndeoro.Peroalobservaraloshombresreaccionarcomoloestá
haciendoestetipo,recuerdoqueKatesdespampanante,desdeunpuntode
vistaobjetivo.
—Cuatromeses—contesta.
—¿YentrenasteenQuanticocomolomuestranenlaspelículas?
—Asíes.
—¡Guau.Quéincreíble!¿Yenquéconsistetutrabajo?Loúnicoquesé
del FBIesloquevienElsilenciodelosinocentes.—Porlaformaenla
que Kat se dirige a él, parecería que ambos están acurrucados en la
esquinadeunbar,tomandountragoparaconocersemejor.
EltipodebesaberqueKatestáintentandoendulzarleeloído,perosu
sonrisaindicaquenoleimporta.
—Bueno, en general los agentes nuevos tienen la responsabilidad de
revisar antecedentes penales. Y, claro está, soy el tipo con suerte que
recibe a la gente agradable como ustedes que viene de las calles de Las
Vegasareportarelcrimendelsiglo.
—Todos tienen que empezar en algún lugar —dice Kat y sonríe,
mostrando su dentadura perfecta. Se inclina hacia delante sobre el
escritorio—. Mira, así están las cosas, agente Sheffield. Vengo de las
callesdeLasVegasareportarteelcrimendelsiglo.
Eltiponopuedeevitarreírse.
¡Caray!EstaKittyKatacabadepescarunpececito.
PeroelrostrodeKatsetornaserio.
—De hecho, no estoy bromeando. Sí vine a reportar el crimen del
siglo.
Eltiposuspira.
—¿Cuálestunombre?
—KatherineMorgan.PeropuedesllamarmeKat—exclamacomosile
estuviera haciendo un favor especial, como si nadie en el mundo la
llamaraporesenombre.
LaexpresióndelagenteSheffieldsevuelvefranca.
—Deacuerdo,Kat.Tepropongoalgo.Ustedesmeentregansuinforme
y yo prometo examinarlo con detenimiento en el transcurso de las
siguientesdossemanas.Quizápuedahacerloenunasemana.Siveoalgo
deinterésenél,definitivamenteahondaréenlainvestigación.
Mesientotentadoaintervenir,peroSarahponesumanoenmimuslo
parafrenarme.
—Gracias,agenteespecialSheffield—diceKatconunasonrisa—.Te
loagradezcomucho.¿Cómotellamas?
—Eric.
—AgenteespecialEric.—Katacomodasulargacabellerarubiaatrás
delhombro—.Lacosaesqueesalgobastanteurgente.—Unavezmásse
inclinacompletamentesobrelamesaysubustosobresalebajosucuello
—.Eseltipodecasoqueimpulsaríalacarreradeunjovenagentecomo
tú.Teloprometo.
MirodereojoaSarahdenuevo.Estáconteniendolasonrisa.Imagino
queyaanteshavistoelencantodeKatenacción.
Eljovenagentesevedudoso.
—Aunquetecreyera—diceEric—,tendríaquepresentárseloamijefa
siguiendo el protocolo, cuando pueda tener su atención absoluta. Y, si la
convenzo,locualnoestágarantizado,entoncesellatendráquepresentarle
elinformeasujefeenWashingtonparaqueestosepongaenmarcha,si
de verdad es algo tan grande como ustedes aseguran. Y eso requiere
tiempo, señorita Morgan. ¿Sabe cuántos locos entran a diario a las
oficinasdelFBIconteoríasdeconspiraciónsobreelcrimendelsiglo?
Kat se ríe y sacude la cabeza para que su cabellera rubia caiga sobre
sushombros.
—Me imagino —contesta—. Pero de verdad no piensas que somos
locos que creemos en las teorías de conspiración, ¿o sí? —Sus ojos
brillan—.Sólosomosunnerdexpertoencomputadoras,unaestudiantede
Derecho,unaexpertaenrelacionespúblicas…—seseñalaasímismacon
ungestograndilocuente—,ydosempresariosestúpidamentericosconun
montóndecosasmejoresquehacerqueentregaruninformeal FBI.Estos
dos han salido en la portada de Businessweek. —Se ríe—. No hay locos
entrenosotros.Bueno,admitoqueyosíestoyunpoquitínloca.—Poneel
dedoíndicemuycercadelpulgarparailustrarsupunto—.Peronoesel
mismotipodelocuraalquetúterefieres.
¡Carajo!Katesbuena.Tengoquedesviarlacaraparadisimularlarisa.
ElagenteEricexhala.
—Seráunplacerrevisarsuinformeasudebidotiempo…
—Teloruego,agenteSheffield.Porfavornolopongasencimadeun
montón de documentos. Échale un buen vistazo justo ahora. Te lo
explicaremos todo, página por página. Te garantizo que no te vas a
arrepentir.
Eric mira su reloj. Imagino que le están esperando un montón de
revisionesdeantecedentespenales.
—Henn —interviene Sarah—. ¿Reproducirías aquel mensaje de voz
queobtuvisteparaqueloescucheelagenteespecialSheffield?
—Sí, señora. —Henn presiona un botón de su computadora y se
escuchalavozroncadelTravoltaucranianoduranteochosegundos.
Cuando termina el mensaje de voz, Sarah interviene con toda
tranquilidad.
—Eseesunodelosmúltiplesmensajesdevozquenuestroexpertoen
computación, Peter Hennessey, obtuvo del teléfono celular de Maksim
Belenko.Belenkoeslamentemaestradetrásdelasdiversasoperaciones
de El Club. En ese mensaje de voz en particular, un asesino a sueldo de
nombre Yuri Navolska le pregunta al señor Belenko si debe seguir
adelante con la ejecución de la víctima, como le fue instruido desde un
inicio,osiesperadebidoaqueharecabadonuevainformación.
El agente especial Eric abre los ojos como platos. Sin duda, está
intrigado.
—Esotelopodríadecirbajojuramentountraductordelucranianoque
esté certificado, so pena de perjurio. Y, claro está, el señor Hennessey
declararáquedichomensajedevozprovienedelteléfonodeBelenko.
Hennasienteconfrialdad.
—YdadoqueYuriNavolskapresionabaunanavajacontramicuelloen
elbañodelaUniversidaddeWashingtonmientrasdejabaesemensaje,yo
puedorespaldarsuautenticidadpersonalmente.
AhorasítienetodalaatencióndelagenteespecialEric.
Sarahnofrena.
—Alrededor de un minuto después de dejar ese mensaje, Yuri
Navolskamecortólavenayugularexternaymeapuñalóenlascostillas,
loqueprovocóquecayeradeespaldasymegolpearaelcráneocontraun
lavamanos.—Ladealacabezahaciaunladoparamostrarlacicatriz—.Si
necesitas mirar las cicatrices de la cabeza y el torso, con gusto te las
mostraré.
ElagenteEricinhalaprofundamente.
—No.Estábien.Lescreo.
—Por favor —le pide Kat con genuina emoción—. Estos tipos
intentaron matar a mi mejor amiga. —Hasta el último rastro de la
coquetería de Kat se ha esfumado y fue reemplazado por franqueza—.
Sólodanosunpardehorasdetutiempo.—Hastayopuedoreconocerlo
brutalmente hermosa que se ve Kat en este instante; la vulnerabilidad le
sientabien.
—¿Tienenmásmensajesdevozademásdeeste?—preguntaEric.
—Varios más —contesta Henn—. Sobre toda clase de porquerías.
Maksim Belenko es un hombre muy malo; está metido en redes de
prostitución,tráficodearmas,drogas,lavadodedinero.
—Elinformedescribetodoconlujodedetalles—diceSarahylevanta
la pesada carpeta de la mesa—. Todos los alegatos aquí contenidos son
verdad y están sustentados con evidencia sólida e incontrovertible. —
Sueltalacarpetasobreelescritorio,lacualcaeconungolpeseco.
LaexpresióndelagenteErichadadoungirodecientoochentagrados
desdequeentramosporesapuerta.
—Deacuerdo—diceyexhala—.Veamos.Vamosarevisarelinforme
juntos,páginaporpágina,y,sideverdadestodoloqueprometenquees,
selomostraréamijefahoymismo.—Levantalamiradaaltecho—.Pero,
porelamordeDios,nomequieranverlacaradependejo.¿Deacuerdo?
Todosasentimosenérgicamente.
—Si voy a meter las manos al fuego por ustedes, tienen que jurarme
porDiosquemeestándiciendolaverdad.
—Gracias—diceKat—.Telojuramos.—Lomiracomosiacabarade
prometerle una felación, lo que señala la retirada oficial de Kat la
Vunerable.
—Hagámoslo—agregaelagenteEricyseacomodaensusilla.Luego
miradirectamenteaKat—.Soytodotuyo.
Capítulo37
Jonas
Llevamos casi tres horas guiando de la mano al agente especial Eric a
través del informe que preparó Sarah y las evidencias que lo respaldan.
Durante la discusión, Eric se ha mostrado emocionado, abrumado,
ansiosoyeufórico,perotodoeltiempohaestadoconvencido.
—Entonces, ¿qué quieren que haga? —pregunta el agente Eric
mientraspasalaspáginasdelarchivodelasevidencias.Esobvioqueestá
intentandodisimularqueseestácagandoenlospantalones.
—QueremosunareuniónenD.C.dentrodelospróximosdosdíascon
altosmandosdelFBI,laCIAyelServicioSecreto—contesto.
Ericsemantieneserio,perosenotaqueestáperdiendolacabeza.
—Estoymuysegurodepoderconvenceramijefadetodoesto—dice
Eric y señala el informe—. Pero dudo que ella pueda atraer a esas otras
agencias.
—EstamoshablandodelsecretariodelaDefensadeEstadosUnidos—
argumento—.NosabemosaquiénesdelFBItengaenelbolsillo.
Ericabrelabocaparaprotestar,peroyocontinúo.
—NoesquedesconfiemosdenadiedelFBIcomotal.Diríalomismosi
fueranaltosmandosdela CIA o del Servicio Secreto. Es meramente una
cuestióndeequilibrio;estamosintentandoincrementarlasprobabilidades
dequeestasituaciónseamanejadadeformapertinente.
ElagenteEricsefrotalosojos.
—¿Lastresagenciasendosdías?
Asiento.
Élniegaconlacabeza.
—Vaaserdifícilvendérselos.
—Dimecómopodemoslograrqueocurra.
—Dennoseldinero.
—Listo—contestaSarah—.EnlapestañaDdelacarpetadeevidencia
estánimpresoslosestadosdecuentadetodaslascuentasbancariasdeEl
Club.Losnúmerosdecuentahansidoborradosenesaversión,pero…
—No.Dennoseldineroenefectivo,nounaimpresión.¿Quierenqueel
FBI,la CIAyelServicioSecretobailenalsonqueustedescantan?Entonces
tendránquehacerlaunaoperaciónatractivaparatodos.
—Pero no podemos hacer eso —contesta Sarah—. Las cuentas
requierenque…
—Sípodemos—lainterrumpeHenn.
Sarahsevuelveamirarloconcarade:«¿Quécarajos?»,yyolehago
segunda.Hennnosdijoquelosbancosexigíanquesepresentaraeltitular
afirmarparahacertransferenciasgrandes.
—Podemoshacerlo—insisteHenn.
—De acuerdo —dice Sarah lentamente mientras mira a Henn con
desconcierto—. Aunque eso sea posible, tenemos un problema. Si
movemos el dinero antes de que las autoridades estén listas para
intervenir, Belenko sabrá de inmediato quién lo hizo y vendrá tras de
Jonasydemí.Yquiénsabedequémásseacapaz.
—Ellatienerazón—intervengo—.Nopodemosmovereldineropara
convencerlosdequevayantrasellos.Tienequeseralrevés.
Ericsuspiraymiraaltecho.
—Noestánjugandoconmigo,¿verdad?¿Sípuedenhacerlo?
TodosmiramosaHenn.
—Sípodemos.
—Entonces intercederé por ustedes con mi jefa —dice Eric—. Haré
todoloqueestéenmismanos.
Todossuspiramos,aliviados.
—Por cierto, agente Sheffield —comenta Sarah—. Quiero pedirte un
favor.
Todoslamiramos,desconcertados.Estonoerapartedelplan.¿Dequé
carajosestáhablando?
Ericaprietaloslabios,comoesperandoescucharloqueellatieneque
decir.
—Tededicasahacerrevisionesdeantecedentes,¿verdad?—pregunta
Sarah.
—Sí—contestaél—.Esmitrabajodiario.
—Quisierapedirtequelocalizarasadospersonas.
ElagenteEriclevantaunaceja,yyotambién.¿Dequédemoniosestá
hablando?
—No es una exigencia. Es sólo un favor personal. Pero es muy
importante.
Micorazónseacelera.
—¿Quiénessonesasdospersonas?—preguntaEric.
—LaprimeraesunamujerdeorigenvenezolanollamadaMariela.
Mequedosinalientoeneseinstante.
Sarahnosevuelveamirarme.
—No sé su apellido, pero trabajó para Joseph y Grace Faraday en
Seattlemásomenosentrelosaños1984y1991,supongo.
MevuelvoamiraraJosh.Estáboquiabierto.Mellevolasmanosala
cara para aparentar estar meditabundo, cansado o padeciendo una fuerte
jaqueca.Perolaverdadesqueestoyocultandomislágrimas.
—En 1991, Grace Faraday fue asesinada en su hogar, y el hombre
responsable del asesinato resultó ser novio de la hermana de Mariela.
Quizá puedas averiguar su apellido si encuentras a la novia del asesino,
quien es la hermana de Mariela. Tal vez la novia lo visitó en prisión. O
quizá la hayan interrogado o haya declarado como parte de la
investigaciónoduranteeljuicio.Debedehaberregistrodelaexistencia
deesanovia,ydeahídebedeserposibleaveriguarelnombrecompleto
deMariela.
Exhaloentrecortadamente,ySarahponesumanosobremimuslobajo
elescritorio.MirodereojoaJosh.Éltambiéntienelacaraocultaentrelas
manos.Nopuedorespirar.
—Espera—diceEric—.¿Puedesrepetírmelo,porfavor?
Sarah le repite toda la información lentamente, mientras acaricia con
ternuramimuslo.
—NecesitamosqueencuentresaMariela.Sinoestuvieraviva,entonces
asushijos.
Esaúltimaparteescomounapuñaladaalcorazón.¿Seráposibleque
Marielaestémuerta?Hagocálculosrápidosenmicabeza.¿Quéedadtenía
cuandoJoshyyoteníamossiete?¿Menosdetreinta?Notengonociónde
la edad en esos tiempos, pues para mí todos eran simplemente adultos,
pero apuesto a que era más joven de lo que soy yo ahora. ¿Qué edad
tendríahoy?¿Alrededordecincuenta?
Ericlevantalamiradadesucuadernodenotas.
—Bien.Nodebedesercomplicado.
El estómago me da un vuelco. ¿Este muchacho va a encontrar a mi
Mariela? Me vuelvo a mirar a Josh, quien sacude la cabeza como si
estuviera en estado de shock. Le lanzo una mirada que dice: «Estoy tan
desconcertadocomotú,hermano».
—Genial, Eric —comenta Sarah—. Muchas gracias. La otra persona
tambiénesunamujer.Desconozcosunombredepila,perosuapellidode
solteraeraWestbrook.
¡Mierda!Joshyyonosmiramos,asombrados.¿Tambiénbuscaráala
señoritaWestbrook?¿QuécarajosestáhaciendoSarah?
—La señorita Westbrook fue profesora de primaria en Seattle,
aproximadamenteen1992,ysecasóconunmarinodeapellidoSantorini
queestabaapostadoenSanDiego.
—¿Qué relación tienen estas dos mujeres con El Club? —pregunta
Eric.
—Nada en lo absoluto —contesta Sarah. Me mira con un brillo
especial en los ojos—. Esto sería un favor de índole personal. No tengo
los recursos para encontrarlas por mí misma sin saber sus nombres
completos,peroestoyseguradequetúsípodrás.
Eric se encoge de hombros, como si fuera obvio. Finalmente, él
representaalFBI.
—Nodebedesercomplicado.—Lesonríe.
—Muchas gracias. Necesitaré la información tan pronto como sea
posible.
—Harémimejoresfuerzo.
El cuerpo me hormiguea de ansiedad y excitación y un montón de
otrasemocionesquenologroidentificar.¿QuéestáplaneandoSarah?Me
vuelvo a mirar a Josh de nuevo, quien me mira como si fuera un
extraterrestre, pues es obvio que no puede creer que le haya contado a
SarahsobreMarielaysobrelaseñoritaWestbrook.
—Ah —dice Sarah—. Casi lo olvido. La segunda mujer, Westbrook
Santorini, tiene un hijo llamado Jonas, el cual debe de tener como… —
levantalamiradaaltechomientrashacecálculos—,comodiecisieteaños.
Talvezesoseadeayuda.
Elcorazónsemeparaliza.¡Mierda!JonasSantorini.Nuncapenséque
elbebédelaseñoritaWestbrookexistieradeverdad,nimuchomenosque
ya fuera un adolescente. Para mí, siempre fue un bulto en su panza,
congeladoeneltiempo.
—Anotado—diceEricmientrasloescribeensucuaderno.
—¿Cómo se llamaba la escuela en donde trabajaba la señorita
Westbrook en Seattle, Jonas? —pregunta Sarah—. Eso podría ayudarle a
Ericensubúsqueda.
Tengolasmejillasardientes.Abrolaboca,peronosalesonidoalguno.
—AcademiaSt.Francis—contestaJosh.
Me vuelvo a mirar a mi hermano, quien me mira con una sonrisa.
Comoenlosviejostiempos.
Sarahmepasaunbrazoporlaespaldaymeabraza.
—Deacuerdo.Haréloquepueda—agregaEric.
—Gracias—contestaSarah.
—Nodebedesermuycomplicado.—Ericponeaunladosucuaderno
denotas.Estárebosandodeemoción—.Bueno,creoquetengotodoloque
necesito.—Estáintentandosonarrelajado,peronocabeensídeeuforia
—. Ahora bien, ustedes nos garantizan darnos acceso a todo, ¿verdad?
¿Sin límites? ¿Sin excepciones? Los sistemas operativos, las listas de
miembros,loscorreosdevoz,loscódigosyeldinero,¿verdad?
Todos miramos a Henn. Él es el único en esta habitación que sabe si
podemosonocumplirconunapromesatangrande.
—Sip—contestaHenn—.Todo.
—Perosóloseloentregaremosalosaltosmandosdel FBI,la CIAyel
Servicio Secreto. Y claro, necesitaremos que tú también estés ahí, Eric.
Dile a tu jefa que dijimos que tu presencia es indispensable y una
condiciónnonegociableparacerrareltrato.Dilequeyopagarétuviajea
D.C.siesnecesario,peroquetenecesitamosahí—agregotriunfalmente.
AEricseleiluminaelrostro.Meimaginoqueensuincipientecarrera
nohaparticipadoenmuchasjuntasdeesteniveldeimportancia.
—Deacuerdo—contestaelagenteEricysepreparaparalabatalla—.
Hablaré con mi jefa en este instante. Les llamo después. —Asiente en
dirección hacia Kat, como para garantizarle su compromiso a ella en
particular—.Prometodarelcienporciento.
—Séqueloharás,Eric—ronroneaKat—.Tengotodamifepuestaen
ti.
Capítulo38
Sarah
—Pásamelakétchup,Henn—diceJosh.
Los cinco estamos comiendo como glotones en el restaurante de
comida típica estadounidense del hotel. Hamburguesas, papas fritas y
cervezas por doquier. Hasta Jonas pidió una hamburguesa con queso y
tocino y papas fritas, dos cosas que jamás lo he visto comer, y estamos
repasando entre risas la reunión con el agente especial Eric como si
estuviéramos desmenuzando las jugadas de un juego de los Halcones
Marinos. En general, el consenso es que Kat fue nuestra mariscal de
campohoy,yquearrasócontodos.
HennlepasalakétchupaJosh,peroconlamiradafijaenKat.
—¿Quiéneslaputagenioahora?—diceHenn—.Eresunamaldita.—
Chocasupuñocontraeldeella.
Katirradiaalegría.
—Por Kat —digo y levanto mi cerveza. Los tres chicos también
levantan sus cervezas en honor a Kat—. Eres la razón por la cual Eric
empezóatomarnosenserio.Sindudaalguna.
—Ay,gracias—contestaKat—.Perodefinitivamentefueuntrabajode
equipo.
Todoslevantamoslascervezasdenuevoybrindamospor«elequipo».
—Entonces, ¿cómo vamos a conseguir el dinero, Henn? —pregunta
Josh—.Penséquehabíasdichoquelamayoríadeesascuentasrequerían
lapresenciadelfirmanteenpersonaparalastransferencias.
—Así es —dice Henn—. Lo que significa que tendremos que ir a
transferireldineroenpersona.
Todosnosquedamoscallados,sinentenderbienaquéserefiere.
HennmirafijamenteaKat.
—Muchogusto,señoraOksanaBelenko.
KatmiraaHenncomosileacabaradeinformarquefueseleccionada
paracantarelhimnonacionalenelSúperTazón.
—Loharásbien—comentaHenn—.Temandaréahacerunpasaporte
yunalicenciadeconducir,y…
—Ay,nolosé—diceKatconnerviosismo—.Nosésipueda…
—Claroquepuedes —argumenta Henn en tono reconfortante—. Hoy
lo demostraste. Indudablemente. —Esboza una gran sonrisa—. No te
preocupes,KittyKat.—Lefrotalacabezaparadespeinarla—.Memeteréa
todas las cuentas y le quitaré unos treinta años de encima a Oksana. No
dudarán ni por un segundo que eres ella. Y luego entraré a todos los
bancos contigo. Estaré a tu lado. —Le sonríe con gesto reafirmante. Ay,
esechicosienteunaabsolutadevociónporella.
—Pero¿Katestaráasalvo?—pregunto.
—Yomeencargarédeeso—diceHenn.
—Yyo—agregaJosh.
Esunalocura.¿DeverdadpodemospedirleaKatquehagaesto?¿Por
quéHennyJoshactúancomosifueraunapeticiónrazonable?Mevuelvo
amiraraJonasconlaesperanzadequeélestéigualdepreocupadoque
yo,peroélasientedemaneraenérgica.¿Acasotodosperdieronlacabeza?
JuntoanosotrospasaunameserayKatllamasuatención.
—TragosdoblesdeGranPatrónparatodos,porfavor—dice.Cuando
lameseraseva,Katemiteunlargosuspiro—.Deacuerdo.Loharé.
—¿Estássegura,Kat?—lepregunto—.Noesnecesarioquelohagas.
—Claroquesí.Estonoesunaestafaauncasino,amigos…yhermosa
dama.—Meguiñaunojo—.Setratadeacabarconestostiposparaqueno
puedanvolveralastimarte,Sarah.Noestancomplicado.
Todos,exceptoyo,levantanlacervezaenaltoparabrindarporKat.Yo
estoy demasiado desconcertada para celebrar. Sé perfectamente bien la
clasedecriminalesconlaqueestamoslidiando.
—Crearemosunacuentaenelextranjero—diceJonasparacontinuar
conlaplaneación—.Ypasaremostodoenelúltimomomentoposible.
—Dos cuentas en el extranjero —interviene Josh—. Creo que
tendríamos que quedarnos con una pequeña comisión, ¿no crees,
hermano?¿Unoporciento,puedeser?
—¡Carajosí!—contestaJonas—.Esunaideagenial.Sí,cincomillones
ymediosuenabien.KatyHenn,ustedesseránlosprimerosenrecibirun
millónporcabeza.Ambosselohanganado.
KatyHennsemiranunoalotro,totalmentedesconcertados.
—¿Hablasenserio?—preguntaKatyemiteunchillidodeemoción—.
¿Voyarecibirunmillóndedólares?
—Telomereces.
Kat emite otro chillido. Luego se pone de pie, abraza a Jonas por
encimadelamesayledaunbesoeufóricoenlamejilla,comosiacabara
deganarelconcursodeMissUniverso.Luegomeagarraamíymedaun
besote en los labios, entre risas. Al llegar a Josh, es evidente que planea
plantarleunbesocastoenlamejilla,peroélsemueveylabesaenlaboca.
¡Demonios!¡Québeso!¡Cielos!YKatrespondecomosisuentrepiernase
estuvieraderritiendo.¡Diosmío!¡Esosdosestánquearden!Supongoque
esorespondealapreguntadesiKatyJoshestánacostándose.
Henn desvía la mirada de la sesión de cachondeo, contrariado y
cabizbajo.
CuandoporfinJoshyKatseseparan,Joshdice:
—Sientoquellevoesperandounavidaenteraparahacereso.
—¿Porquédiablosesperastetanto,Playboy?—Katrecobraelaliento.
Susmejillasestánardiendo.
Esperen.¿Qué?¿Esefuesuprimerbeso?
Joshseríeentredientes.
—¡Caray!¿Porquéserá?
—¿Estosignificaqueporfinmevasadecir?—susurraKat.
Joshasiente.¡Dios!Éltambiénestáruborizado.
¿Dequédemoniosestánhablandoesosdos?Mematalacuriosidad.
Kat vuelve a sentarse, con una sonrisa maliciosa, pero cuando ve la
expresióndeHennalotroladodelamesa,selecaelacaradevergüenza.
—Ay,Henny,lolamento.
Hennniegaconlacabeza.
—No. Está bien. Ambos son geniales. —Pasa saliva con dificultad—.
Indudablemente.—Intentaesbozarunasonrisa.
Joshtambiénpareceapenado.
—Oye,Henn…
—No.Enserio.—AgitalamanoparacallaraJosh—.Estoybien.
Peroesobvioquenoloestá.Paranada.Ay,pobreHenn.
Kat arrastra su silla alrededor de la mesa y toma a Henn de los
hombros.
—Ereselmejor.—Ledaunbesotiernoenlamejilla—.Esunorgullo
tenertecomoamigo.
Probablemente eso no le sirva de consolación al pobre chico, pero
tendráqueconformarseconello.
Entonces llega la mesera con el tequila que ordenó Kat, y todos
levantamosnuestrascopasalaire.
—PorlaChica-fiesteraconcorazóndeoroyelHacker—digo—.Un
pardemi-llo-na-rios.
—Salud, salud —agrega Josh, con la mirada fija en Kat, y todos
chocamosnuestrascopas.
—Sí, bueno, no cantemos victoria aún —argumenta Kat—. Todavía
estápendienteelpequeñodetalledetransferireldinero.
—Loobtendremos.Notepreocupes—diceHenn,intentandoaparentar
tranquilidad.Suexpresiónfacialmeestápartiendoelalma.Supongoque
unmillóndedólaresnobastanpararepararuncorazónroto.
—¿Ytú,Jonas?—preguntoparaintentardesviarlaatencióndelpobre
deHenn—.Atitambiéntedebendinero.
—Es verdad, maldita sea. Esos cabrones se llevaron los doscientos
cincuentamilquetedi,yquequierorecuperarparati.Yademásquierode
vueltaloscientoochentamilquelespaguéparaconvencerlosdequesoy
unauténticoimbécil.
—Bueno,ylosdoscientoscincuentamildelamembresíaquepagaste
enuninicio—agrego.
—Para nada. Esos doscientos cincuenta mil no merezco recuperarlos
—diceJonas—.Nodeberíarecibirunadevoluciónporserunasno.
—Perolesdisteesedineroconengaños—exclamo.
—No realmente. —Se encoge de hombros—. Como sea, yo decidí
inscribirmeaesemalditoclubduranteunestúpidoaño.¿Quiénhaceeso?
—MiradereojoaJoshyesbozaunasonrisaamedias—.Además,resultó
serlamejorinversióndemivida.—Meguiñaunojoysonríedeorejaa
oreja. Amo que diga eso—. Lo único que quiero es el dinero que me
robaronlegítimamente,unaretribuciónparaKatyHenn,yelrestodela
alcancíaestodatuya,SarahCruz.
—¿Qué?—preguntoabruptamente.
—Esoscabronesestuvieronapuntodematarte,nena.Tedebenmucho
másdetresmillones.Además,túhassidolaintrépidaGeorgeClooneyen
todoesto.Telomereces.
Todoslosdemásloapoyandeformaentusiasta.
—No,nopuedo…
—Claroquepuedes—diceJosh.
—Porsupuesto—agregaKat.
—Pero¿quéhaydeti,Josh?¿Noquierespartedeldinero?—pregunto.
—Paranada—contestaJoshriéndose.
—Peronoshasayudadodesdeelprincipio…
—Porsupuesto.Nopodríahabersidodeotramanera.—Lesonríeasu
hermano.
Exhalo. ¡Guau! ¿Tres millones de dólares? Admito que es tentador,
pero también es demasiado dinero. No me malinterpreten, pues no soy
ningunasanta,perosiKatyHennsequedaráncadaunoconunmillón,yo
sólo aceptaría lo mismo. Pero ¿tres millones? No. Con un millón podré
hacer todo lo que he soñado: comprarle una casa a mi mamá, pagar mi
educación(porqueesobvioquelabecaesunsueñoimposible,dadaslas
circunstancias)yahorrarunpocoparacualquiereventualidad.Pero,fuera
de eso, no necesito más. Siempre podré valerme por mí misma con mi
carreradeabogada,paseloquepase.Ysiquieroviajaracualquierparte
del mundo, mi sensual y cachondo novio ya me dijo que él se encarga.
¿Quémáspuedonecesitarademásdeeso?
Supongo que como Jonas no es el tipo de hombre que cree en el
matrimonio, en teoría debería apartar algo de dinero para cuando las
cosas entre nosotros se vayan al diablo y sólo cuente conmigo misma,
peroloquepasaesquetengolacertezadequeesonuncaocurrirá.¡Por
Dios! El hombre me ha declarado su amor de forma permanente
tatuándoselo en la piel. Me prometió la eternidad de la forma más clara
queconoce,yyolecreo.Sí,aunqueesodemuestrequemehanlavadoel
cerebroconloscuentosdehadasylastarjetasdeSanValentín,lecreoa
midulceJonascontodoelcorazón.
—Noesnecesarioquedecidastodavíaquéhacerconeldinero—dice
Jonasymeacariciasuavementeelmuslo—.Piénsaloconcalma.
Asiento.
—Deacuerdo,lopensaré.—Dehecho,yatengounaideabastanteclara
de cómo darle buen uso a ese dinero—. Entonces, Henn, ¿cuánto tiempo
creesquetardesen…?
Me interrumpe la llegada de una figura que se planta en la orilla de
nuestramesa.
¡Cielosanto!¡Diosmío!¡Mierda!¡Carajo!Nopuedeser.Estonopuede
estarpasando.No,no,no.EsMax.
Capítulo39
Jonas
¿QuécarajosestáhaciendoMaxaquí?
El cuerpo de Sarah se sacude a mi lado como si la hubieran
electrocutadoconunapistolaparalizante.
¡Mierda!¿Noshabrávistoiral FBI?¡Carajotresveces!No,nopuede
ser. Hicimos circo, maroma y teatro para asegurarnos de que nadie nos
siguiera, y estoy cien por ciento seguro de que funcionó. Max debe de
tenerunmatónapostadoafueradelhotelqueleinformócuandovolvimos.
—¿Quéquieres?—lepreguntoyprotejoaSarahconelbrazo.¡Guau!
Estátemblandodeterror.
—Hola, señor Faraday —dice Max—. Y Sarah. —Mira al resto de la
mesa, pero no saluda a nadie más que a nosotros—. Espero que sigan
disfrutandosuestanciaenLasVegas.
—¿Quécarajosquieres?—lepregunto.
Sarahmeaprietaelmuslo.Supongoqueesunaseñaldequemevaya
concuidado.Peroestehijodeputacreequesoyuncabrónposesivo,¿no?
Ysílosoy,asíquepuedeirsealamierda.
—Teníanegociospendientesenelhotel.Quécasualidadencontrarlos
poraquí—diceMax.
Aprietolosdientesylelanzounamiradafulminante.Meestácostando
muchoesfuerzoresistirmeaponermedepie,agarraraestecabróndelas
greñas y estrellarle la cara contra la mesa para borrarle esa sonrisa
arrogante. Este hijo de puta derramó la sangre sagrada de mi nena en el
piso de un baño y la dio por muerta. Este grandísimo hijo de su
repuñeterísima madre atormenta a mi nena en sueños casi todas las
noches. Quiero arrancarle la cabeza. Quiero rebanarle el cuello y mirar
cómolebrotalasangreyselevayendolavidaaborbotones.Loquiero
muerto.
Es obvio que Sarah me lee la mente, pues cruza el brazo frente a mi
cuerpocomoparacontenerme.
—Hola, Max —dice con voz temblorosa—. Qué extraña casualidad.
Oigan, todos, él es Max, un amigo mío. Estos son amigos de Jonas que
vinieronaLasVegasparasalirdefiestaconnosotros.Josh,elhermanode
Jonas;sunoviaKayley,yScott,suamigodelauniversidad.
Maxasiente,sinprestarmuchaatención.
—Quisierahablarcontigounmomento,Sarah.—Leextiendelamano
comosideverdadcreyeraqueellalavaatomar.
—No—contestoylaestrujocontramicuerpo.Estoyamediosegundo
de tomar un cuchillo de la mesa y rebanarle el cuello a este grandísimo
cabrón.
Maxemiteungruñido.
—Oigan, chicos —les dice Sarah a Josh, Kat y Henn—. ¿Nos darían
unosminutos?
Ellossemiranentresí,confundidos.
—¿Eh? —exclama Josh y se vuelve a mirarme, en busca de
confirmación.
Yoasiento.
—Claro—diceJosh—.Vamos,Kayley.Scott.Vayamosajugardados.
—Alirse,nosmiranporencimadelhombroconpreocupación.
Max se sienta en uno de los asientos recién desocupados, y yo siento
queelcorazónsemeatoraenlagarganta.Podríamataraestecabrónen
este preciso instante. Podría lanzarme sobre la mesa, tomar su estúpida
cabeza entre mis manos y torcerla con todas mis fuerzas. Pero no debo
hacerlo. Tengo que controlar mis impulsos, por el bien de Sarah, por el
bien de la misión, por el bien común y no por mi satisfacción personal,
por el bien de no tener que volver a cuidarnos las espaldas de nuevo.
Aprietolaquijadacomounepilépticoalbordedeunataque.
—No tomará más de unos cuantos minutos —comenta Max con
tranquilidad—. ¿Por qué no va a las mesas de apuestas un rato, señor
Faraday?
Meinclinohaciadelante.
—Vetealamierda—ledigo—.Hijodeputa.
Maxentrecierralosojos.
—Te pagué ochenta mil dólares para poseer a esta mujer hasta el
últimosegundodelúltimodíadetodounmes.Yesmía,hastaelúltimo
centímetrodesucuerpo,hastaelúltimocabellodesuhermosacabeza.Así
quevetealamierda.
Maxsonríeysereclinaenelrespaldo.Estonoseloesperaba.
Sarahseacercamásamí.Estátemblandocomounhojaalviento.
—Duranteelpróximomes,estamujeresmía,cabrón.Noquieroquela
llames,noquieroqueleenvíesmensajesynoquieroque«teaparezcasen
nuestra mesa» por una supuesta «casualidad» para hablar con ella. Ni
siquiera quiero que la mires. —No me sorprendería que me estuviera
saliendohumodelasorejasenesteinstante—.Esmía.
Max entrecierra los ojos y aprieta los dientes. Instantes después, se
ponedepieyselequedaviendofijamenteaSarah,apesardemisclaras
exigencias.
—Disfrutatumes,Sarah.
—¿Estássordo,cabrón?Nolehables.Nisiquierateatrevasamirarla.
—Gruño—.Pagueochentamilputosdólaresparaserelúnicoquedisfrute
esossublimesplaceres.
MaxmeignoraysiguemirandoaSarah.
—Espero verte en mi oficina tan pronto se te acabe el mes. Ni un
minutodespués.
—Porsupuesto—comentaella—.Esperoesedíaconansias.
MevuelvoamiraraSarah,sinpodercreerquehayadichoeso.Estoya
puntodeexplotarenmilpedazos.
Sarahmeaprietaelmuslopordebajodelamesaunavezmás.
—Cuandoseacabenuestromes,Jonas,tendréquevolveratrabajar—
agrega,peropuedosentireltemblordesucuerpo—.Tengoquepagarla
colegiatura,lascuentasdelhospitaldemimamá,lahipotecademipapá.
Losabes.
Ay,Sarah.MimaravillosaSarah.Nosécómolehaceparanoperderla
compostura,apesardequeseestámuriendodemiedo.
—Hablaremosdeesomástarde—digoymiroaMaxcondesprecio—.
¿Por qué sigues aquí? —Sacudo la mano para ahuyentarlo con gesto
condescendiente—.Horadelargarse,cabrón.
Maxseestremecedeira.
—Espero con ansias verte en un mes, Sarah. —Me lanza una mirada
fulminante—. Y a usted, señor Faraday, le recomiendo que elija con
cuidadoaquiénlellamacabrón.—Aprietalaquijada.Esobvioquequiere
matarmetantocomoyoaél—.Esunapalabramuyfuerte.
—Ca-brón—repito,mientrassaboreolapalabra—.Sí,entiendoaqué
te refieres. Definitivamente es una palabra fuerte, cabrón. —Me inclino
hacia delante y lo fulmino con la mirada—. También lo es pendejo. Y
malparido. Y puto de mierda. —¡Carajo! Estoy ansioso por matar a este
cabrón—.Lalistaesinterminable,hi-jo-de-pu-ta.
Maxsacudelentamentelacabeza.
—Yoqueustedmecuidaríalasespaldas,señorFaraday.
—Graciasporelconsejo,hijodeputa.
MaxseponedepieymiraaSarahbrevemente.Resoplaporlasfosas
nasales,sedalamediavueltaysaledelrestauranteenunarranquedeira
absoluta.
Tanprontodesaparece,elcuerpoenterodeSarahempiezaaretorcerse
amilado.Tomosurostroentremismanosylasientotemblarbajomis
palmas.
—¿Estásbien,nena?
Asienteypasasalivacondificultad.
—Yaestásasalvo,nena.Todoestábien,amor.—Lajalohaciamí—.
Yasefue.
—Jonas—diceentrecortadamente.Sucuerposeestremecesincontrol
contramipecho.
—Yasefue.Estásasalvo.—Leacaricioelcabello,peroellanopara
detemblar.Sucuerpoenterosesacudecomopezfueradelagua.
—Jonas—repite.
—Aquíestoy.—Meapartounpocodeellaymirosushermososojos
pardos.
—Jonas.—Selequiebralavoz.
¡Diosmío!Estáhechaundesastre.
—Todoestábien,amor.—Ledoyunbesodelicado.
—Porfavor,Jonas.—Suenacomosituvierahipotermia.Prácticamente
estátartamudeando.
—¿Quépasó,nena?¿Quéquieres?Dime.
Cierralosojoseinclinaelrostrohaciamí.
—Llévame a la habitación, Jonas. —Sus mejillas se sonrojan—.
Llévamealahabitaciónycógemehastadejarmeinconsciente.
Capítulo40
Sarah
Además del agente especial Eric y su jefa de Las Vegas, hay al menos
quincepersonasvestidascontrajesoscurosreunidasenestasaladejuntas
conmigo y con Jonas, en las oficinas centrales del FBI, en Washington,
D.C. Todas tienen miradas duras y expresiones serias, y se identifican
comomiembrosdelFBI,laCIA,elServicioSecreto,laDEA,laATF(Agencia
de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos por sus siglas en
inglés), el Departamento de Justicia y, ¡diablos!, el Departamento de la
Defensa.Ademásdetodalaconcurrencia,haytrestiposmásdeapariencia
aterradoraquesenegaronaidentificarsehacecuatrohoras,alcomienzo
delajunta,yquedesdeentoncesnohandichounasolapalabra.
El agente especial Eric, quien parece un niño de jardín de niños que
acompañó a alguno de sus padres al trabajo entre tantos agentes
experimentados, nos llamó ayer y nos dijo que tomáramos el primer
avión a Washington, y eso fue justo lo que hicimos. Según Eric, mi
informedesatóunatormentadeatencióndentrodel FBI—empezandopor
su jefa en Las Vegas—, la cual ascendió de inmediato por la cadena de
mandohastallegaraoídosdelosverdaderosmandamasesenWashington,
D.C.
Alparecer,cuandodoshombresdenegociosadineradosyrespetados
(que no figuran en ninguna lista de los más buscados ni tienen
antecedentesdelictivos)afirmanqueelsecretariodelaDefensadeEstados
Unidosestáimplicadosinsaberloenunaredcriminalmultimillonariaque
proporciona recursos y armas a los rusos, y cuando dichos empresarios
están dispuestos a sacrificar su propia reputación y quizás incluso hasta
incriminarse al declarar, y presentan sus alegatos en un informe
incuestionabledecincuentapáginasquevieneacompañadodeuncarpeta
llena de evidencias detalladas, y prometen entregar al menos quinientos
millonesdedólaresquerespaldensusacusaciones,elFBIponeatención.Y,
¡santa mierda!, también lo hacen otras personas intimidantes con placas
ostentosas.
SóloestamosJonasyyosentadosenelquepareceríaelbanquillode
los acusados. Henn, Josh y Kat (ahora Oksana Belenko) se quedaron en
LasVegasparahacerlatransferenciadedinerocuandolesdemoslaseñal.
Decirquellevolasúltimascuatrohorascagándomedemiedoenestasala
de juntas es el eufemismo del año. He intentado parecer tranquila y
centrada,claroestá,perocreoqueengeneralparecemásbienqueestoy
teniendounbrotepsicótico.
Jonas, por el contrario, ha estado fresco como una lechuga durante
todalareunión(aexcepcióndeunascuantasvecesenlasquehaagitadola
rodillapordebajodelamesa).Hasidoencantador.Contundente.Directo.
Franco. Estoy aprendiendo mucho sobre la confianza silenciosa al
observarlo. Es amigable, sin esforzarse demasiado por agradarle a la
gente.Enconsecuencia,sehaganadoelrespetodelospresentes.Observar
aJonasliderarlaorquestadurantelasúltimascuatrohorasmehadejado
muyclaroporquéestanexitosoenlosnegocios.
Antes de entrar a esta sala, Jonas y yo acordamos que seríamos
completamente honestos en todo momento, sin importar nada, y nos
hemos apegado al plan, a pesar de que nuestras respuestas a ciertas
preguntasnoshanavergonzadooinclusoincriminado.Creoquetomamos
la decisión correcta, pues aunque al principio la atmósfera era de
confrontación,estoyempezandoasentirquetodaestagenterígidadetraje
oscurocreehastalaúltimadenuestraspalabras.
Tengolasmanossudorosas.Melaslimpioenlafalda.
—¿Quién más sabe esto? —pregunta el tipo del Departamento de la
Defensa mientras sostiene mi informe en alto—. ¿Alguien además de
ustedes dos y los tres miembros de su equipo? —Mira sus notas—.
¿KatherineMorgan,JoshFaradayyPeterHennessey?
—Nadie fuera de nosotros cinco ha visto el informe ni conoce su
contenido —contesta Jonas con voz firme—. Enviamos unos cuantos
mensajesdevozaisladosauntraductorcertificadodeucraniano,perosin
contextoalgunoniinformaciónadicionalquelepermitieraatarcabos.
—¿Estánseguros?¿Nadiemásqueustedescincosabealgosobreesto?
—pregunta el mismo hombre y examina con detenimiento el rostro de
Jonas.
Yomirodereojoaunodelostiposdela CIA,elqueparecemáscapaz
de descuartizarnos y ocultarnos en la cajuela de su auto, pero él está
escuchandoaJonasconabsolutaatención.
—Nadie—contestaJonas—.Sarahterminótrabajandosinsaberlopara
una red internacional de prostitución; no es precisamente la experiencia
laboralalaqueaspiraunaabogadaenciernes.Yyopaguéuncuartode
millón de dólares a una red de prostitución, sin saber que lo era, para
comprar sexo ilimitado durante un año. —Se vuelve a mirarme como
disculpándose y yo le sonrío—. Y si eso no fuera suficiente para que
ambos prefiriéramos la discreción, resulta que estamos lidiando con
traficantes de drogas y de armas, cuyo principal objetivo es financiar el
imperialismoruso.Siesonoesmotivaciónsuficienteparamantenereste
informelomássecretoposible,noséquépuedaserlo.
EltipodelDepartamentodeJusticiaseríeentredientesyotroparde
tiposqueparecentenerrangosmuyelevadossonríen.Buenaseñal.
—Disculparánmilenguaje,perosabemosqueestamoshundidoshasta
elcuelloenmierda.Créanme.Noansiamosdivulgarnadarelacionadocon
esto.
EstoparecesatisfaceraltipodelDepartamentodelaDefensa,asícomo
alrestodelospresentes.
—Como ustedes comprenderán, mi única preocupación es proteger a
esta mujer que ven aquí —dice Jonas y me toma del brazo—. No
queremosexponeranadie,nisiquieraanosotrosmismos.Preferimosno
hacerlo, dado el grado de involucramiento personal. No nos importa
cómo quieran proceder, cómo quieran coordinarlo ni qué información
elijandaraconocerono.Essuestrategia,suespectáculo,ynoescucharán
ni pío de nuestra parte en ningún momento. Sólo venimos a darles la
información,aayudarlosenlamedidadeloposibley,después,quitarnos
desucamino.
Bien dicho. Y no usó una sola grosería. Supongo que hoy nos
acompañaJonaseleducado.
—A fin de cuentas, lo único que me importa es patearles el culo con
tanta fuerza que no puedan ni levantarse cuando terminemos de joderlos
—agregaJonasymetomadelamano.
Bueno,creoquehablédemasiadopronto.
—Coincido—digo—.Nomeinteresahumillarniexponeranadie.—
Miro fijamente al tipo del Departamento de la Defensa, para intentar
expresarlequeestoyhablandodesujefe,elsecretariodelaDefensa.Debe
de haberle pasado por la cabeza que podríamos intentar chantajear a su
jefe—.Ytambiéncoincidoenlapartedejoderlos.—Sonríotímidamente.
Estoy perdiendo la cabeza. Tal vez sea Orgasma la Todopoderosa a
puertascerradasconJonas,peroserunasuperheroínaenuncuartocomo
esteestáponiendoapruebalaconfianzaquetengoenmímisma.
Los mandamases se miran entre sí y evalúan las reacciones de los
demás.
—Estamos del lado de los buenos —digo con toda franqueza y los
miro a todos—. No venimos a lastimar a nadie. Venimos a hacer lo
correcto. Sólo quiero impedir que los malos vuelvan a lastimarme o a
cualquierotrapersona.—Metiemblalavozcuandodigoesaúltimaparte,
asíqueJonasmeenvuelveconsubrazoprotector.
EltipodelaCIAdemayoredadmemiracomosimecreyera.También
eltipocanosodelServicioSecretoylaagentedelFBIqueparececapazde
devorarmeeneldesayuno.¡Diosmío!Todosnoscreen.Losé.
El mandamás del FBI intercambia una mirada particularmente
prolongadaconeltipodelDepartamentodelaDefensa.
—¿Nosentregarántodo?—pregunta.
—Sí—contestaJonas—.Todo.
Losdemásasienten,satisfechos.
—Ahora bien, con respecto al dinero —dice Jonas—. Mi equipo está
en Las Vegas, listo para hacer las transferencias a una cuenta en el
extranjero. Sólo necesito darles la señal. —Levanta en alto su teléfono
celular—. Recibí un mensaje de nuestro experto en sistemas en el que
confirmabaquetodoeldinerosigueahí,yqueestánlistosparamoverlo.
Pero el tiempo es esencial, como ustedes saben. Belenko podría decidir
transferirlofueradelpaísencualquiermomento.
Jonas empieza a sacudir la rodilla por debajo de la mesa. Coloco la
manoensumusloparacalmarlo.
ElmandamásdelFBIlehaceungestoalamujerdelFBIdeLasVegas,y
ambos discuten en voz baja durante tres minutos enteros, con las bocas
tapadasconlasmanosparaevitarquecualquieraleslealoslabios.Todos
losdemásesperanconpaciencia.
—De acuerdo —dice finalmente el tipo del FBI al apartarse de su
colega.
No sé bien qué significa eso. ¿De acuerdo con qué? Hay una pausa
incómoda.
Jonasllenaelsilencio.
—Tenemosunascuantascondicionesantesdetransferirleslosfondos
—diceconseriedad.
Seescuchaunmurmullocautelosoentodalasala.
EljefemayordelFBIlelanzaunafulminantemiradadedesconfianzaa
Jonas. Si estuviéramos en una caricatura, el tipo estaría diciendo
«¡Recórcholis»enesteinstante.
Jonasnosedejaintimidar.
—Quiero inmunidad para todos los miembros de mi equipo con
respecto a nuestra vinculación con El Club y también con respecto a
nuestrainvestigación.
Don FBI asiente. No es claro si accede a la condición o simplemente
reconocehaberlaescuchado.
—Les ayudaremos con todo lo que nos pidan, responderemos todas
sus preguntas, haremos las declaraciones juradas que necesiten para
completar su investigación. Le pagaré a nuestro hacker para que viaje
hasta acá y les ayude a procesar todo lo que les entreguemos, y me
asegurarédequelesayudeconsuinvestigación,sicreennecesitarlo.Pero
los nombres de los cinco quedarán fuera de cualquier registro. Nunca
estuvimosimplicadosconElClubniconestainvestigación.Porlotanto,
los archivos que les entregaremos no contendrán referencia alguna a
Sarah,mihermanoyamí.Hemoseliminadonuestrosnombresdedichos
archivos.—Apoyasumanosobremimuslopordebajodelamesa.
Elagenteprincipaldela CIAyeltipodelDepartamentodelaDefensa
semiranentresí.
—Créanmequeaunquenoaparezcamosmencionadosenlosregistros,
tendrántodoloquenecesitanparacrucificarlos—diceJonas.
Eltipodel FBIestáapuntodehablar,peroeltipodelDepartamentode
laDefensalointerrumpe.
—¿Su especialista en computación alteró los archivos que nos
entregarán?—pregunta.
—Escorrecto.PerosóloparaeliminarelregistrodelempleodeSarah
ydelasactividadesmíasydemihermano.
DonDefensaaprietaloslabios.
—¿Aúntienenaccesoalosdatosoriginales?
Jonasduda.Meditasurespuestauninstante.
—Sí —contesta finalmente, con honestidad. Me da gusto que haya
contestadolaverdad.
—¿Alguienmástieneaccesoalosdatosoriginales?
—No.
DonDefensaasiente.
—¿Ynosproveerálosserviciosdesuhackersinlimitaciónalguna?
—Porsupuesto.Duranteeltiempoquelonecesiten.
EltipodelaDefensaparececomplacidoconeso.Quizásestépensando
enborrarelnombredealguienmásdeesosregistros.Guiño,guiño.
—MeasegurarédequePeterHennesseyestédisponibleparaayudarles.
Lesprometoqueseráunplacertenerloensuequipo.Leencantahacerel
bien—comentaJonasconunasonrisa.
Hay una pausa larga, mientras varios subgrupos de distintas agencias
discutenenvozbajaentreellos.
—Aceptamostodassuscondiciones—diceeltipodelDepartamentode
laDefensa,sindiscutirloconnadie.
El mandamás del FBI parece molesto, pero no contradice a Don
Defensa.
—De acuerdo —dice Don FBI, con una ligera mueca de fastidio—.
¿Algunaotracondición,señorFaraday?
—Sí.
DonFBIseeriza.Esobvioquenoesperabaesarespuesta.
—Le indicaré a mi equipo que transfiera todo el dinero, excepto uno
porcientodelosfondosdeElClub,aunacuentaenelextranjeroalaque
sólo ustedes tendrán acceso —agrega Jonas—. Podrán decidir
unilateralmente cambiar las contraseñas y custodiar de inmediato los
fondos.
—¿Y qué hay de ese uno por ciento que no planea transferirnos? —
preguntaDonFBI.
—Será nuestra comisión —contesta Jonas—. Cinco punto cinco
millonesyfracción.
Don FBIcaminaaunaesquinaalfondodelcuartoparadiscutirlocon
unodelostiposdelDepartamentodeJusticia.
—Consideramosqueesunacomisiónrazonable—diceyvuelveasu
asiento—. Quedará como uno por ciento de todos los fondos que nos
transfieran.
—Habrá varios beneficiarios que compartirán ese uno por ciento —
agregaJonas—.Yquieroquetodosellosdisfrutendeldinerosintenerque
pagarimpuestosporél.
Don FBI mira al tipo del Departamento de Justicia al otro lado de la
sala.
—Nadie aquí tiene jurisdicción sobre los impuestos derivados de la
recepcióndefondos—contestaDonFBIconfrialdad.
—Pero estoy seguro de que alguien en este cuarto puede hacerlo
posible,porestaúnicaocasión,dadoquenoesunacondiciónnegociable
—diceJonas.
«Indudablemente»,pienso.
Don Mandamás FBI mira de nuevo al tipo del Departamento de la
Defensa en busca de aprobación. El tipo de la CIA cruza la sala y se
enfrascaenunabrevediscusiónconeltipodelFBI.
—Siempre y cuando nos diga hoy mismo quiénes compartirán ese
dinero, y en qué proporciones, accederemos a liberar de impuestos
cualquiercantidadderivadadeesefondo—dicefinalmenteeltipodel FBI.
Suenairritado—.Peroelacuerdoalquelleguemoshoyesdefinitivo.No
sepodránagregarnombres.
—No hay problema —contesta Jonas—. Puedo señalar a todos los
beneficiarios en este instante. Jonas Faraday se quedará con quinientos
mil, Peter Hennessey con un millón y Katherine Morgan con un millón;
eso suma un total de dos millones y medio. El resto del fondo, que son
alrededordetresmillonesyfracción,seleentregaránalaseñoritaSarah
Cruz.
—Esoesincorrecto—intervengo.
Jonassevuelveamirarme,boquiabierto.
He estado pensando bastante en eso de los tres millones desde que
Jonas lo sugirió, y estoy segura de que tengo una mejor forma de
distribuireldineroquequedándomelotodo.
—LosmiembrosdelequipoqueJonasacabadeseñalar,incluyéndome,
nosquedaremosconuntotaldetrespuntocincomillonesyfracción.Sólo
un millón y fracción serán para mí. Los dos millones restantes se
distribuirán en partes iguales a beneficiarios que no forman parte de
nuestroequipo.
Jonasestádesconcertado.
—Para mantener el grado más estricto de confidencialidad en este
asunto, creo que los dos millones debería entregarlos el gobierno de
Estados Unidos a dichos beneficiaros, y no nosotros. ¿Estarían de
acuerdo?
DonFBInoaccededeinmediato.
—Depende.Necesitamosmásdetalles.
Jonasestácompletamenteconfundido.
—De acuerdo. La primera beneficiaria es Mariela Rafaela León de
Guajardo, antigua niñera de Jonas, quien en la actualidad vive en
Venezuelaconsumaridoysustreshijosadolescentes.
Jonassesonrojayclavalamiradaenlamesa.
—El agente especial Sheffield ha localizado la información de
contactodeMariela.¿Seríatanamabledeproporcionárselaalosdemás,
agenteSheffield?
AEricseleiluminaelrostroaloírsunombre.
—Claro.
—Mariela fue deportada a Venezuela en 1994. Por lo que sé, todo
pareceindicarqueelpadredeJonas,JosephFaraday,usósusinfluencias
paraqueesoocurriera.
Me vuelvo a mirar a Jonas. Se está mordiendo el labio, sin dejar de
mirarlamesa.Pareceestartratandodecontenerse.
—SemeocurrequequizápuedandisfrazarelpagodeMarielacomo
unaespeciedecompensaciónrelacionadaconsudeportación.
—Le haremos llegar el dinero —contesta Don FBI con brusquedad,
mientras toma notas—. No puedo prometer cómo estará clasificado el
pago.
—De acuerdo. Genial. Gracias. La segunda beneficiaria es la señora
ReneeWestbrookSantorini,madrededosyviudadelcomandoSEALdela
MarinaRobertSantorini.
Jonasmemirayniegaconlacabeza,peronoesunregaño,sinouna
formadedecirmequenuncadejodesorprenderlo.
—El agente especial Sheffield también tiene la información de
contactodeReneeSantorini.
Eric asiente. Está intentando aparentar seriedad y profesionalismo,
peroparecemásbienunniñosoplandolasvelasdesupastel.
—La señora Santorini fue maestra de primaria de Jonas. Su difunto
esposo fue el comando SEAL de la Marina Robert Santorini, apostado en
San Diego y muerto en acción en 1999. Pensé que podrían clasificar su
dinerocomoalgorelacionadoconelservicionavaldesumarido.
DonFBIasiente.
—Supongoquealgoasípodremoshacer.
Estoyenllamas.
—GeorgiaMarianneWalker,deSeattle.
ElrostrodeJonasseiluminadeemoción.Seaclaralagargantaybaja
lamiradadenuevo.
—No estoy segura de cómo pueden clasificar su pago. Es madre
soltera,sobrevivientedecáncerytrabajaparaelServicioPostalnacional.
—Medetengounmomentoymequedopensando—.Nosécómo…
—CreoquelaseñoraWalkerestáapuntoderecibirunaherenciapor
ser la única familiar con vida de un primo tercero del que nunca oyó
hablar—diceDonMandamásFBI,conteniendolarisa.
Sonrío.
—Perfecto.Gracias.
—Muy bien. ¿Alguien más? —pregunta el tipo del FBI y levanta la
mirada de su cuaderno de notas. Se nota que le he ido cayendo mejor
durante este encuentro. Supongo que, al final del día, no le han irritado
tantoestassolicitudes.
—Nop, es todo —digo y le sonrío a mi nuevo mejor amigo—.
Mariela, Renee y Georgia compartirán por partes iguales los dos
millones.
—No, esperen —interviene Jonas con firmeza, y el estómago se me
cae al suelo. ¿Malinterpreté sus reacciones todo este tiempo? ¿Está
enojadoconmigo?
—Hayunabeneficiariamás—aclaraJonas—.Deesemodo,cadauna
recibirámediomillón.Esunacantidadbienredondeada.
Ay,graciasaDios.Estádeacuerdoenesto.Pero¿quiéneslacuarta?
Contengoelaliento.
—GloriaCruz,deSeattle—diceJonas.
Mellevolamanoalaboca.
Jonasmelanzalasonrisamásbrevedelmundo,ydeinmediatovuelve
asuactituddegranempresario.
Ay,midulceJonas.YadonóunaenormecantidaddedineroalaONGde
mi mamá, y ahora también quiere darle un trozo de este pastel. Es un
enorme acto de generosidad para mi madre, pero también es un
imprevisto para mí, pues yo planeaba usar la mitad de mi dinero para
comprarleunacasa.MiroaJonasconabsolutaadmiraciónyélmeplanta
unbesotiernoenlamejilla.
—Gracias—lesusurro.
Élmesonríeconbondad,peroluegolelanzaunamiradapétreaaDon
FBI.
—Gloria Cruz tiene una ONG para mujeres víctimas de abuso, pero
queremos que reciba el dinero a título personal, sin tener que pagar
impuestos.Tendránqueencontraralgunaotrarazónparajustificarlo.
—Yasenosocurriráalgo—diceDon FBI—.¿Sontodas?—Mirasus
notas—. Mariela, Renee, Georgia y Gloria. Quinientos mil a cada una,
libres de impuestos, suponiendo que nos entreguen toda la información
prometidaytransfieranconéxitolosquinientosmillones.
—Sí,sontodas—contestaJonas—.Yesoharemos.
—¿Alguna otra condición? —pregunta Don FBI, pero su tono deja en
claroquemásvalequelarespuestaseano.
—Estodo—digoyexhalo,aliviada,peroJonasintervieneenvozalta
almismotiempoqueyo.
—Sí,unacosamás—comenta.
¿Más?¿Quémás?¡Mierda!Sealoquesea,corremoselriesgodeque
nosmandenaldiablo.
Varios de los tipos más estirados del cuarto emiten gruñidos de
exasperación, y dos de ellos se miran entre sí como diciendo: «Qué
huevostanazulestieneestecabrón».
¿DequécarajoshablaJonas?
Hayunapausa.
—Pero sólo revelaré mi última condición a los miembros de mayor
rangoenestasala—diceconfrialdad.
¿Dequédemoniosestáhablando?
—Estademandaesestrictamenteconfidencial.
Todosmiranasualrededor,sinsaberquéhacer.¿Sequedan?¿Sevan?
¿Lomandanalamierda?Despuésdeunratodemurmullosydiscusiones
privadas, varios mandos bajos se ponen de pie y salen de la sala,
incluyendoalpobreEric,quiennosevemuycomplacido.
AmedidaqueEricpasajuntoaJonasrumboalapuerta,lelanzauna
largaysuplicantemirada,esperandoclaramentequeJonashagaalgopara
eximirlodeldespido.PeroJonasnohacetalcosa.
LelanzounamiradadesafianteaJonas,conlosbrazoscruzadossobre
elpecho,ydandogolpecitosenelsueloconlapuntadelpie.¡Cielos!No
puedoesperaraescucharloqueestáapuntodedecir.
Una vez que se cierra la puerta tras la salida de los mandos bajos,
incluyendo al pobre agente especial Eric, Jonas se inclina hacia mí y
quedaaunpardecentímetrosdemicara.
—¿Nos permitirías, nena? —me pregunta en voz baja. Tiene cara de
habermepreguntadositomomitéconunaodoscucharadasdeazúcar.
Mequedoboquiabierta.
Hayunmurmullodebajafrecuenciaentrelamultitudrestante.Todos
los hombres de la sala se erizan de ansiedad en solidaridad con Jonas.
Sabenquesaliendodeaquíseráhombremuerto.
—Hay algo que preferiría decirles en privado —añade con gesto
cordial.
Parpadeo rápidamente. ¿Jonas acaba de decir que preferiría decirles
algoatodosestosamablescaballeros(yunadama)enprivado?Meagarro
la cara con ambas manos para evitar que mi cabeza gire en círculos sin
control.Jonasprefieredecirlesalgosinqueyoestépresente,¿no?¿Ysiyo
prefiero oír lo que sea que mi puto novio planee decirles a estos putos
hombres(yunamujer)sobremiputavida?Finalmente,yosoyquientiene
lascicatrices.Yosoylaquecasisedesangraenesemalditobaño.Yosoyla
quetienequemirarporencimadelhombroacualquierlugarquevayse
despierta sudando frío casi todas las malditas noches. Y yo soy a la que
vanamatarsitodanuestramalditaestrategiasalemal.
Abrolabocaparaprotestar,peroJonasmeinterrumpe.
—¿Recuerdasesapromesaquenopudehacerte?—Sumiradaespétrea
—.¿Cuandonopudedecirte:«Prometodecirtetodosiempre»?
Asiento.Porsupuestoquerecuerdoesaconversación.Meenfureció.
—Fue por esto. —Aprieta la quijada—. Este es justo el momento
exactoporelcualnotepudehaceresapromesa.
Siento un escalofrío en la espalda. ¿Jonas anticipó este preciso
instante?
Sumiradaesfirme.
Alguienenelcuartotose.Noestoyseguradesieltiposintiópicazón
en la garganta o si ya le incomodó demasiado la escena que está
presenciando y no puede contenerse. Como sea, me sonrojo. Miro a mi
alrededor.¡Dios!Estoesmuyincómodo.Todosestánesperandoquetome
una decisión; ¿me voy, o me quedo? Siento que están haciendo apuestas
mentalessobresirompoenllanto,gritocomounalocaovolteolamesa
enunarranquedefuriaenlossiguientescincosegundos.
MiroaJonas.Sumiradaesferoz.Inconmovible.Esunabestiasalvaje.
PerotambiénesmidulceJonas,elhombrequemeamacomonuncanadie
me ha amado. El hombre al que amo sin condiciones ni reservas. El
hombrequedaríasuvidapormísindudarloniuninstante.Eselhombrea
quienleconfíomividaentera.
Suspiro. Si mi dulce Jonas necesita decirles algo sin que yo esté
presente para protegerme, si eso es indispensable para que haga lo que
creenecesariohacer,queasísea.Tendréquedarotrosaltodefe.
Me inclino y lo beso en la boca. No intento incitar una sesión de
romanceconestebrevebeso,sinoqueestoydemostrándolesatodoslos
presentes, incluyendo a Jonas, que sí, que confío en este hombre
incondicionalmente.Meapartodeélyapoyomifrenteenlasuya.Jonas
acaricia mi mejilla. Después de un instante, volteo a mi alrededor con
mirada desafiante. No habrá lágrimas, gritos ni mesas voladoras,
caballeros(ydamadeaparienciaintimidante).
—Caballeros—digoymepongodepie—.Ydama.—Ellasonríeante
elreconocimiento—.Lesagradezcoinfinitamentesutiempoysuatención.
Muchas gracias. Quiero aclarar que, sin importar qué les pida Jonas a
continuación,yoestoycienporcientoabordo.
Capítulo41
Sarah
Tenía muchas ganas de mirar el monumento a Lincoln, el Capitolio, el
monumentoaWashington,elInstitutoSmithsonianoyelmonumentoalos
Veteranos de Vietnam durante nuestra visita a Washington, D.C., ciudad
quehabíaqueridoconocertodamivida,peronoestabadestinadoapasar.
Despuésdelajuntamaratónicadeayercon«losfederales»(esmitérmino
predilecto porque suena muy rudo), nos escoltaron a Jonas y a mí a
nuestro hotel. Sí, nos escoltaron dos hombres de traje, con armas y
auriculares —sí, auriculares—, nos depositaron en nuestra suite y nos
dejaronmásqueclaroquedebíamosquedarnosahí.
Y ambos escoltas armados (y sus dos reemplazos posteriores) han
permanecidoafueradenuestrahabitacióndehoteldesdeentonces,durante
casi veinticuatro horas. No es claro si a esos amables oficiales les
encomendaronlatareadecuidarnuestrapuertaparamantenerafueraalos
malos o para mantener adentro a los buenos. Pero, sea como sea, es
bastanteclaroquenosomoslibresdesalirdeaquí.
Así que, como era de esperarse, Jonas y yo le estamos sacando
provechoalasituación.
El abdomen de Jonas se estremece de la risa, y una de las fresas que
acomodésobresuestómagoruedaporsucuerpodesnudoycaesobrela
cama.
—¡Ay,demonios!—exclamoylareacomododeinmediato—.Quédate
quieto.—Sigoconstruyendomipirámidedefresasconabsolutocuidado.
Entrecierrolosojosymemuerdoellabiodetanconcentradaqueestoy.
Jonasseríedenuevoytiraotrafresaalasábanablancasobrelaque
estárecostado.
—JonasP.Faraday—ledigoentonodereclamo—.Contrólate.Estoes
cosaseria,hombre.—Ledoyungranmordiscoaunodemisbloquesde
fresas.
Jonasseríeotravez.
—Ten un poco de respeto, por favor. Estoy construyendo un edificio
deimportanciaépica.—Cuidadosamentereemplazolaúltimafresaerrante
y la acomodo en una hendidura en el abdomen de Jonas—. Tengo que
sentarbienlasbases,olaestructuracompletasederrumbará.
—¿Estásdiseñandounapirámidedefresas?—preguntaJonasysuelta
unacarcajada,conlocualotrafresasedesprendeyrueda.
—¡Ay,Dios!—exclamoconunrugido—.Ereselpeorpasteldefresa
humanodelahistoria.
Jonassedobladelarisa.Nuncalohabíaoídoreírseasí.Pareceunniño
alqueleestánhaciendocosquillas.
—Perdón—diceentrerisas.
Vuelvoacolocarlaúltimafresarebeldeysigoconstruyendomiobra
maestra.
—Ahora sí, por amor de Dios, quédate quieto —le ordeno—. O lo
arruinarástodo.
Suelta otra carcajada, pero recobra la compostura de inmediato al
sentirmimiradaglacial.
—Sí,ama—dice,haciendosumejoresfuerzoporparecersumiso.Sin
embargo,cuandotomolalatadecremabatidadelamesadenocheconla
intención de decorar mi creación tambaleante con un tiro de gracia
blanquecino,élescupeunacarcajadaantesdequepuedallenarlodecrema.
¡Cielos!Surisaesmúsicaparamisoídos.Eselsonidodelasimpleza
desinhibidaypura,deldesenfadomásabsoluto,delaalegríamásgenuina.
Ymehacesoltarrisitasamítambién.Regresolalatadecremabatidaala
mesa,entrerisasdesenfrenadas,ycomienzoaquitarlelasfresas,unapor
una,ylaslanzoaunacubetadechampañacercana.
—Nopuedohacerlo—digo,entrerisas—.Eresuncasoperdido.
—Oh,no,nodigaeso,ama.Demeotraoportunidad.Tengapiedadde
mí.—Ponelasmanosatrásdelacabeza,sobrelaalmohada,ysevuelvea
mirarme—.Nohaytalcosacomoloscasosperdidos.¿Recuerdas?
No sé a qué se refiere, pero me encanta la forma en la que se ponen
tensos sus bíceps cuando flexiona los brazos de esa forma. Le doy otro
mordiscoaunafresa.
—Por favor, mi bella agente de ingreso —dice y me sonríe—.
«Debemos aceptar la desilusión infinita, pero jamás perder la esperanza
infinita». Alguna vez, una inteligente agente de ingreso con un trasero
exquisitomerecitóesafrasedeMartinLutherKingJr.
Ah, sí. Ya lo recuerdo. Mencioné esa cita durante nuestro primer
intercambio de correos electrónicos, incluso antes de que supiera mi
nombre.Nopuedocreerquelarecuerde.
Meacurrucoasuladoylepongounafresaenloslabios.Élledaun
mordisco.
—Tengo otra cita para usted también, mi brutalmente honesto señor
Faraday: «La esperanza es el sueño del hombre despierto». Un hombre
hermoso, generoso, divertido, listo, heroico, cachondo y sensual, con
abdomendeaceroylabioscarnososy…¡miranadamás!,ojosalegres…
—Sí,ojosmuy,muyalegres.
—¡Caray!Unhermososátirodeojosmuy,muyalegresunavezrecitó
esacitadeAristóteles.
LosojosazulesdeJonasbrillancuandomesonríe.Luegoabrelaboca
comounpollueloyyoledoydecomerotrafresa.
—Entonces, ¿estamos de acuerdo en que no soy un caso perdido? —
pregunta entre mordiscos—. Alguna vez dijiste que no había tal cosa
comoladesesperanza.¿Losiguescreyendo?
—Porsupuestoquesí.Siemprehayesperanza…,esperanzainfinita.
—Esperanzainfinita—repiteentonoreverencial—.Hablandodeeso,
¿estáslistaparaotrasesiónde«dandoydando»,mimaravillosaSarah?
—¿Enquémomentola«esperanzainfinita»seconvirtióenlaantesala
delsexooral,Jonas?
Seríe.
—Todo es una antesala del sexo oral. ¿Cómo es que no lo has
descubiertohastaahora?
Echolacabezahaciaatrásysueltounacarcajada.
—¿Esoesunsí?
—Sólosiincluyecremabatida.
—Puesclaro.¿Acasohayotraformadehacerlo?
Tomolalatadecremabatida.
—Silahay,noquieroconocerla.
Depronto,suenaelteléfonocelulardeJonassobrelamesadenochey
élseapresuraatomarlo.Miralapantalla.
—¡Mierda!—murmura.
Séexactamentequésignificaeso.EsunallamadadeEric.Supimosque
algoestabapasandocuandoEricllamóhacetreshorasparainformarnos
que era hora de que Kat y los chicos comenzaran a transferir el dinero
cuantoantes.Peronotenemosideadequéplaneanhacerlosfederalesni
cuándo.Supongoqueestamosapuntodeaveriguarlo.
—¿Hola? —dice Jonas al contestar la llamada—. Hola, Eric. Sí. —
Escuchosuslatidoshastaacá.Élsequedacalladounmomento—.¿Todo?
—Abre los ojos como si no pudiera creer lo que le están diciendo—.
¿Estásseguro?—Memirayasiente,conlosojosbienabiertos.«Todo»,
diceconloslabios,yluegolevantalospulgaresenalto.
¡Cielos! Kat y los chicos lo lograron. Consiguieron los quinientos
cincuentaycuatromillones.¡Mierda!¡Carajo!Somosmejoresquelosde
Ocean’sEleven.
—Esperaunsegundo.—Jonassellevaelteléfonoalpecho—.Lacifra
finalesdemásdeseiscientosmillones—susurra—.Debendehaberhecho
más depósitos. —Vuelve a llevarse el teléfono a la oreja—. De acuerdo.
Perdón,¿quédijiste?
Micorazónlatealamismavelocidadquelasalasdeuncolibrí.
—¿En este instante? —Jonas señala frenéticamente el control remoto
delatelevisiónenmiextremodelacama,yyoselolanzocomosifuera
unapapacaliente—.¿Enquécanal?—preguntaJonas—.¿Encualquiera?
—EnciendeeltelevisoryestánpasandoBobEsponja.Cambiaalsiguiente
canal,y¡bingo!Ahíestá,uneventonoticiosodeúltimominuto,eltipode
historia de relevancia nacional que se presenta en todas las televisoras
simultáneamente—.Sí,loestamosviendo.Tellamomástarde.—Cuelga
—.¡Mierda!
Enlapantalla,unareporteraestáhablandoanteunmicrófonomientras
se ajusta el auricular. En la parte inferior de la pantalla, la franja de
noticias anuncia: «Noticia de último minuto: Se descubre amenaza
terroristaenLasVegas».
—…unasofisticadaconspiraciónterroristafuedescubiertaaquíenLas
Vegas—estádiciendolareportera.Asusespaldas,oficialesdelapolicía
con chalecos antibalas entran y salen de un edificio insulso cargando
cajas.¡Esperen!¡Cielos!Noescualquieredificioinsulso;eseledificiode
mierdadeElClub,endondeJonasyyoconocimosaOksanayaMax.
Jonaslesubeelvolumenaltelevisor.
—Las autoridades han confirmado que la organización terrorista
planeaba un ataque de gran magnitud en tierra estadounidense,
posiblemente en Las Vegas. No obstante, no se han dado a conocer los
detallesdedichoataquepotencial.
Jonas me agarra el muslo y lo estruja, pero yo estoy demasiado
anonadadacomoparaestrujarlotambién.
—Loquesísesabeesqueeraunaconspiraciónsofisticada,inminente
y masiva, según lo que han reportado las autoridades, y que la
organizaciónterroristateníavínculosconelgobiernoruso.
—¡Mierda!—exclamaJonas—.Creoqueestamujeracabadedeclarar
elcomienzodelasegundaGuerraFría.
—Nohadichonadadelareddeprostitución,¿verdad?
—Parecequeno.
—Repito—dicelareportera,comosinolahubiéramosescuchadola
primeravez—,lasautoridadesfederaleshanfrustradounataqueterrorista
inminenteaquíenLasVegas,ynoscomentanfuentesconfiablesquedicha
amenaza terrorista está vinculada de cierta manera con los intentos
recientesdeRusiadetomarcontroldeUcrania.
De pronto, a sus espaldas aparece Oksana. Está esposada y la están
escoltandohaciaunautoblanco.
—AhíestáOksana—digo,sinaliento.Pareceautista,comounvenado
paralizadoantelosfarosdeunautoenmediodelacarretera.
—Hasta el momento, catorce personas han sido arrestadas en Las
Vegas, cuatro más en Nueva York y ocho en Miami, todas las cuales se
confirmó que tienen vínculos con la que se ha dado a conocer como la
célula terrorista rusa más grande jamás descubierta en suelo
estadounidense.
—¡Guau!—exclamaJonas—.Esungirointeresante.¿Acasonosaben
ladiferenciaentreRusiayUcrania?
Notengopalabras.Estoessurrealista.
Lareporterasellevalamanoalauricular.
—Se me informa que dos de los terroristas…, digo, dos de los
supuestosterroristas,murieronenenfrentamientosconlapolicía.
Jonas se abalanza sobre la pantalla del televisor, completamente
anonadado.
—Amboshombresmurieronenelfuegocruzadoconagentesdurante
laredadapolicial.
Jonas emite un sonido grave que sólo lo he escuchado hacer cuando
tenemossexo.
—Se reportó que los dos individuos amenazaron a los oficiales con
armasdealtocalibre…
Jonasemiteunligerogemido.
—…yvariosoficialesabrieronfuegocontraellos.Ambosindividuos
perdieron la vida al instante en el lugar de los hechos. No se reportan
policíasheridos.—Lareporterasellevalamanoalauricularunavezmás
—. Autoridades federales informan que ambos hombres eran
simpatizantes del movimiento separatista ucraniano, pero que sus
identidades permanecerán en secreto durante el transcurso de la
investigación.
Jonassevuelveamirarme,conunbrilloparticularenlacarayconla
respiración agitada por la emoción. ¡Santo Dios! ¡Está eufórico! De la
nada,metomaelrostroymebesaconfuerza,comounjefedelamafia
ordenandoungolpe.Ycuandoseaparta,susojosestánenllamas.
—Mi nena hermosa —dice. Hace un ruido exagerado, con el rostro
sonrojado,ymebesadenuevo.Cuandoseaparta,sumiradabrilla—.Sí
—exclama—.¡Sí!
Estoy en shock. Soy un fideo mojado. Son demasiadas cosas que
procesar. ¿Están diciendo que El Club es una organización terrorista?
¿Qué Max y Oksana son parte de una «célula terrorista rusa» en Las
Vegas? Esperaba escuchar la expresión «red de prostitución» y quizá
«crimen organizado», pero ¿«célula terrorista»? Nunca me hubiera
imaginadoqueescucharíajuntaslaspalabras«célulaterroristarusa».
Jonascambialoscanalesconrapidezyconfirmaquesí,quelahistoria
estáentodaspartes,yluegolequitaelsonidoalateleyagarrasuteléfono
celular.
—Eric —murmura Jonas con voz grave e intensa—. Sí, lo vimos.
¿Tieneslosnombres?—Suslabiosvanformandounasonrisamaliciosaa
medidaquerecibelarespuestadeEricdesdeelotroladodelalínea.Sus
ojosadquierenunbrillomordaz—.Gracias.Sí,tútambién.Porsupuesto.
—Cuelgaelteléfonoysusonrisaseensanchamás.
¡Caray! Esa sí que es una sonrisa. Si la viera en una foto fuera de
contexto,juraríaqueselatomaronmientraslehacíanelmejorsexooral
desuvida.Asídeexcitadoestá.
—¡Bum! —dice Jonas en voz baja, pero con un tono que transmite
ferocidad.
Hagounapausayesperoquecontinúe,peroalpareceresoestodolo
quevaadecir.
—¿Bum?—pregunto.
Élasientedespacio,conlamiradaencendida.
Sigoesperando,peronohaymás.
¿Debería fingir estar confundida por la escueta proclamación de
victoria de Jonas? Porque no lo estoy. No estoy nada confundida. La
verdad es que sé exactamente qué nombres le dijo Eric a Jonas. No es
necesarioquenadiemedigaquiéneseranlosdossupuestosterroristasque
perdieron la vida hoy. Miro fijamente los ojos brillantes de Jonas y una
especiedecalidezabrumadorameinundaelcuerpo.
—¡Bum,hijosdeputa!—digoconunavoztanfilosacomolanavaja
queusaronparacortarmelagarganta.
Jonasserelamelentamenteloslabios.
—Así es, nena. —Me acaricia la parte interna del muslo—. Los
jodimoscompletamenteysinvaselina,¿verdad?
Me muerdo el labio. Este debe ser el momento más sexi de toda mi
vida.
—Enefecto,amor.
—Tengounaenormeerecciónenesteinstante—diceJonasylevantala
sábanaparademostrármelo.
—Yo también —comento, y señalo mi erección femenina invisible
entremispiernas.
Jonasseríe.
—Vámonosdeviajehoymismo.Yanoquieroesperarundíamáspara
llevarteamilugarespecial.—Meacariciasuavementelaparteinternadel
musloymipielseenciendealcontactoconlasuya.
—Enunmes—digo.¡Cielos!Estoyardiendo.
—Noquieroesperar.
—Losé.
—Quierollevarteahoramismo.
—Tambiénlosé.Perotendrásqueesperar.—Meestremezcomientras
susdedosrozanmispiernasdecaminoamipuntomásdulce.
—Odioesperar.
SurostrosetransformaensuexpresiónpatentadadeJonasesungran
tiburón blanco y Sarah es un león marino indefenso. Sus dedos rozan la
pielentremispiernasymehacenvibrar.
—Lologramos,nena—dice—.Estásasalvo.—Susdedoscomienzan
aacariciarmeenserio—.Somoslibres.
Mirespiraciónsecargadeemoción.Estáenlocorrecto.Somoslibres,
libres de comenzar nuestra nueva vida juntos. Libres de hacer lo que se
nosvengaengana.Yséexactamentedóndequieroempezaraejercermi
recién adquirida libertad. Sin advertencia, me monto encima de él y lo
guío dentro de mí, hasta el fondo, tan profundo como puedo, mientras
emitounsuavegemido.
Élexhalaconfuerza.
—Estásasalvo—exclamaycierralosojos—.MimaravillosaSarah.
Yo también emito un fuerte suspiro entrecortado y comienzo a
movermedespacio,muydespacio,dearribaabajoyencírculos,ydisfruto
cadasensacióndenuestroscuerposfusionándose.
—Déjamellevartelejosdeaquí,nena—gime—.Hayalgoquequiero
mostrarte.
—Enunmes.—Exhalo.
—Eresunamandona—diceymeagarraunsenoconungruñido.
—PasaremosporNuevaYorkantesdeiracasa—comento—.Asíme
presentas a tu tío William y le cuentas sobre Escala y Conquista en
persona.
Élmeacariciacondelicadezalacicatrizdeltorso.
—Loquetúdigas,miamor—contestaymueveelcuerpoensintonía
conelmío—.UnabreveparadaenNuevaYork.—Susmanostomanmis
caderas.
La intensidad de sus movimientos aumenta. Lo logró. Jonas me
protegió, como prometió hacerlo. Ay, sí, sí, sí, mi hombre hizo hasta lo
imposibleporprotegerme,porprotegerasumujerdelosmalos.Yloamo
poreso.Loamodeestúpidamaneraporeso.Ay,sí,sí,sí,loamo.
—Gracias, Jonas —digo entre gemidos mientras lo monto con
entusiasmo—.Eresmihéroe.
—Ytúeresmitodo—contestaymeagarralasnalgasconentusiasmo
—.¡Dios!Meencantaestetrasero.—Medaunanalgada.
—Mmm —murmuro, porque es lo único que me queda por decir en
esteexquisitoinstante.
Lologró.Meprotegió.Somoslibres.Podríallorardealegríayalivio.
Meinclinohaciadelanteylobeso,ydisfrutolasensacióndelrocedemis
pezones erectos contra su pecho. Por primera vez desde que esos
bastardos me hirieron y me dejaron desangrándome en el piso de aquel
baño,mesientocompletamenteasalvo,sinpreocupaciónalguna.
—Lolograste,Jonas.
—Lo logramos, nena —dice con voz entrecortada. Está al borde del
clímax.Gruñe—.Lologramosjuntos.
Capítulo42
Jonas
Sarahnohaparadodehablardurantetodoeltrayectoalacimadelmonte
Olimpo atrás de nuestro guía. Bueno, de hecho, se transformó en Paty
ParlanchinadesdequeabordamoselaviónaGreciahacetresdías,puesse
sientealiviadadehaberterminadoyasusexámenesfinales.
No me importa que Sarah tome las riendas de ambos lados de la
conversación durante esta caminata. Las últimas tres semanas, he estado
planeando y organizando y esperando este día tan especial, he tenido
ereccionesdormidomientrassueñoquemepongoderodillasyhesoñado
despiertoconelmomentoenelquelepondréelanilloeneldedo(ydebo
decirqueesunanillazoépico,porcierto),porloqueheidoperdiendodía
con día mi capacidad de funcionamiento, ya no digamos de hablar.
¡Cielos! Cuando abordamos el avión hace tres días, ya estaba hecho un
desastreabsoluto.
Ledoyunapalmadaalbolsillodemispantalonesdesenderismo.Sí,la
pequeña caja sigue ahí. Emito un largo suspiro entrecortado. Estoy
noventa y nueve por ciento seguro de que dirá que sí, pero ese uno por
cientodeprobabilidadesdequemerompaelcorazónmeestávolviendo
loco.Sí,séqueSarahmeama.PerotratándosedeSarah,unonuncasabe
quévaadeciroahacerenciertascircunstancias.¿Ysitienealgunaidea
extrañasobrequeelmatrimonioeslamuertedelarelaciónoalgúnotro
prejuicioinsuperablesobreelsagradomatrimonioporculpadelamierda
que le tocó vivir de niña? Es muy posible, aunque no creo que sea tan
probable.Sinembargo,nuncahasugeridoquequierecasarse,aunqueyo
tampoco,asíqueunonuncasabe.
MesintonizouninstanteconlaconversacióndeSarah.Estáhablando
de Josh y Kat, y de que Kat viajó a Los Ángeles para pasar el fin de
semanaconJoshalmismotiempoquenosotrossalimosparaGrecia.
—Mmm hmm —digo. Me alegra escuchar que les está yendo bien al
Playboy y a la Chica-fiestera, en serio. De hecho, Josh no ha parado de
hablardeKatdesdequesefuerondeLasVegas,locualnomesorprende.
Peroenestemomentonopuedoconcentrarmeeneso.
CuandoplaneénuestroviajeaGrecia,pensétontamentequelomejor
sería llegar, relajarnos, superar el cambio de horario, explorar Atenas
unosdíasyluegoescalarelmonteOlimpo,dondelepediríaaSarahque
fueramiesposa.Peronoimaginéquelaincertidumbredelmomentome
consumiría por completo y que comer, dormir y hasta conversar se
convertirían en acciones casi imposibles de realizar. De haberlo sabido,
habríaplaneadoestaexcursiónparaelprimerdíadelviaje.
—Asíquepiensoquecontestébienlapregunta—comenta—.Peroera
una pregunta bastante ambigua, ¿sabes? Siento que podrían defenderse
ambasposturasyaunasíestarenlocorrecto.
Debedeestarhablandodealgunodesusexámenesfinalesdelasemana
pasada,peronotengoideadecuál.
—Parecequelespateasteeltraseroconturespuesta—contesto.Espero
queseauncomentarioapropiadoparaelmomento.
—¿Túcrees?
—Porsupuesto.
—Bueno,esometranquilizaentonces.Definitivamenteeresunexperto
en contratos. Pero ¿qué opinas de esta pregunta del examen de
Agravios…?
Ledoyunapalmadaalbolsillodelpantalón.Lapequeñacajasigueahí.
Después del día de hoy, Sarah llevará mi anillo en el dedo para que
todoelmundolovea,yporfinrecuperaréelaliento.Porfortuna,reservé
lavilladeMiconosparamañanaenlanocheynoalprincipiodelviaje.Si
hubierahecholareservaenMiconosantesdelavisitaalmonteOlimpo,
nohabríapodidodisfrutarlo,apesardeserellugarmásparadisiacodel
mundo. De este modo, tendremos cuatro maravillosos días en el nirvana
paracelebrarnuestrocompromiso,suponiendoquesíseconcrete.¡Dios!
¡Carajo!Sinodicequesí,mevoyaconsumirpordentroyamorirenese
instante.
—Casi puedo sentir los fantasmas milenarios a mi alrededor. ¿No te
pasalomismo?—pregunta.
—Mmmhmm—contestoyledoyotrapalmadaamibolsillo.
—Nosé,escomoquesepuedepercibirsusabiduríacolectiva—dice
—.Comosifueraalgotangiblequeflotaenelaire.
—Mmmhmm.
Lacaminatanoesespecialmentedemandante,nilavistadesdeestelado
delamontañaestanimpresionante.Peronovenimossóloacaminar.Esel
medio para alcanzar cierto fin. ¡Dios! No puedo esperar a decirle la
verdaddeporquélatrajeaquí.
—Tambiénmehacepensar:«Caray,fueronpersonasreales»,¿sabes?
Digo,esobvioquenosólosonnombresenunantiguolibrodehistoria.
Fueronpersonascomotúycomoyo.Dormían,comían,hacíanelamor,
lloraban,reían,amaban…¿Símeexplico?
—Mmmhmm.
Sarahsefrenaenseco,yyocasichococontrasuespalda.Sedamedia
vueltaparamirarmedefrente.
—¿Meestásponiendoatención,Jonas?
—Por supuesto —digo—. Estoy completamente de acuerdo con todo
loquedijiste.—Peronoséquécarajosestabadiciendo.Nopuedopensar
conclaridad.Loúnicoenloquepuedopensaresenpedirleaestahermosa
mujerqueseamiesposa,lamadredemishijosenelfuturo.
Sarahexaminamirostrobrevemente.
—¿Estásbien?
—Claro.
—Estáscomportándotedeformaextraña.
Sientounaopresiónenelpecho.¿Mehabráleídolamente?
—¿Enserio?
—Sí.
—Bueno,supongoqueestoymuy…reflexivo.
—¿Enquépiensas?
—Enti.
Sarahmemirafijamente.
—¿Enmí?
—Sí.
—¿Ysoncosasbuenas?
—Lasmejores.Eresladiosaylamusa,SarahCruz.Cuandopiensoen
ti,sólopuedensercosasbuenas.
—¡Ay,Jonas!—Sonríe—.Erestandulce.—Sedalamediavueltacon
pasoalegreyseapresuraaalcanzaralguía—.Enfin,¿quépartetegustó
más?
¿Qué parte de qué me gustó más? ¿De qué carajos está hablando?
Intento recordar lo último que dijo. Gentereal. Sí, eso fue. Dijo que no
sólosonnombresenlibrosdehistoria,sinoqueerangentereal.Debede
haberestadohablandodeltourdeAtenasquehicimosapieelprimerdía.
—La Acrópolis —contesto—. No hay nada como mirar el suelo que
pisaronPlatónyAristóteles.Esofueloquecaptómiimaginacióncuando
teníadieciocho,yhasidotodavíamásmágicomirarlacontigo.—¡Dios!
Hilartantaspalabrascoherentesestásiendomuydesgastante.Sólohayuna
cosa de la que quiero hablar en este momento, y no es la Acrópolis. Me
muero por soltar el discurso que llevo tres semanas practicando en mi
cabezadíaynoche.
—Sí,paramítambiénlofue—dice—.Fueincreíble,perosobretodo
porqueestoycontigo.—Giralacabezaymelanzaunahermosasonrisa.
Yotambiénlesonrío.Oesocreo.Quiénsabequécarajosestáhaciendo
micaraenesteinstante.Losmúsculosfacialesnomeresponden.¡Mierda!
Estoy perdiendo la cabeza. Desde que salimos de la casa del tío William
haceunmes,nohedejadodesoñarconestemomentoniunsolosegundo.
Comoeradeesperarse,altíoWilliamleencantóSarahenelinstante
en el que la conoció. De hecho, estoy seguro de que el tío William
reaccionó bien cuando le dije que dejaría Faraday e Hijos porque Sarah
estaba ahí, embrujándolo de algún modo. Claro que cuando Josh nos
alcanzó al día siguiente y lanzó la bomba de «yo también dejo la
compañía», las cosas le resultaron más difíciles de digerir. Dirán que
estoyloco,peromitíopareciósentirsealiviadounpoco,comosillevara
tiempoesperandolapartidadeloshermanosFaradaydelacompañíapara
poder respirar. En términos generales, ese fin de semana salió bastante
bien,yestoysegurodequeengranmedidaselodeboaSarah.
—¿Te casarás con esta muchacha? —me preguntó el tío William el
segundodía,despuésdelacena,tanprontoSarahsaliódelcomedorpara
iralbaño.
—Por supuesto —respondí, sorprendiéndome a mí mismo de la
facilidadconquecontesté.Fuefascinanteadmitirmisintencionesenvoz
alta,sobretodofrenteamifamilia—.Tanprontocomoseahumanamente
posible.
—Quéincreíble,hermano—dijoJosh—.¿Ellayalosabe?
Ahífuecuandomeempezóatemblarlapiernapordebajodelamesa.
—No—dijeysentíunaopresiónenelpecho—.¿Sesuponequedebo
preguntarlesipuedohacerlelapregunta?—Eraunainquietudgenuina.
Joshserio.
—No,Jonas.Noseasimbécil.Nohablabadeeso.Merefieroaquesi
vas a sorprenderla, entonces tienes que hacerlo en grande. Tienes que
sorprenderla.Eslahistoriaquelescontaráalgúndíaasusnietos.Asíque
nolacagues.
Pues obviamente, como diría Sarah. Eso ya lo sabía. Aun así, al
escuchar las palabras de Josh sentí un impulso repentino de vomitar, y
desde entonces me he sentido así. Durante el último mes, a pesar de que
mehemantenidosumamenteocupadoconlatransicióndeFaradayeHijos
a Escala y Conquista, cada vez me he sentido más ansioso. No me pone
nervioso casarme con Sarah. ¡Carajo! No, eso es lo que menos ansiedad
meprovoca.Mepreocupanolograrpedírseloenuncontextodeensueño
comoselomerecemipreciosanena.
—¿Así que este es el monte Olimpo? —pregunta Sarah y mira a su
alrededor—.Hmm.Noeracomoimaginaba.
—¿Cómoloimaginabas?
Haceunapausa.
—No sé. Pensé que tal vez habría un anciano de barba larga
sosteniendorayosycentellas.
Sueltounacarcajada.
—Dehecho,ahítevaundatocurioso:Zeusyaestátanviejitoquepasa
susdíassentadoenunamecedoraenlacimadelamontaña,resolviendo
crucigramas.
Sarahseríe.
—Esgenialimaginaralosantiguosgriegosmirandolacimadeesta
montañaypensandoquelosdiosesvivíanaquí.
Nuestro guía toma el comentario como pretexto para intervenir (por
fortuna,porqueyoyahabíaagotadomicapacidaddeconversaciónenel
futuro cercano) y comienza su larga explicación de cómo el monte
Olimpofueelhogarmitológicodelosdocediosesgriegos.
Sarahloescuchaconabsolutaatención,mientrasyomedesconecto.
MeencantaqueSarahnomehayapreguntadoniunasolavezporqué
subimosalmonteOlimpo.Supongoquecreequelasimpleexistenciade
unamontañaencualquierpartedelmundoesrazónsuficienteparaqueyo
sugieraquelaescalemos,locualcreoqueseríanormalenmuchoscasos.
Perohoynoesundíanormal.
Damos vuelta a una esquina del sendero y atravesamos una pequeña
cresta. Entonces llegamos a nuestro destino: una pequeña meseta que se
extiende justo por debajo de una de las cimas escarpadas de la montaña.
Mealiviadescubrirqueyallegaronlosguíasquenosllevaránapartirde
aquí,talycomoloplaneé,ytraenconsigoelequipoapropiado.
Sarahsedetieneensecoalveralgrupoquenosespera.Sedamedia
vueltaymemiradefrente.
—¿Estásbromeando,Jonas?
Seguramentesefijóenlosdosparacaídasextendidossobreelsuelo.
Lesonrío.
—No,noesbroma,queridamía.
Melanzaunamiradafulminante.
—VamosasaltardelmonteOlimpo,nena.Yluego,vamosadescender
enparapente,hastallegaralashermosasplayascristalinasdelmarEgeo.
Sarahaprietaloslabios.
—Yvaaserincreíble.
—¿Tehedichoqueodiolasalturas?
—Muchasveces.
Sarahparpadearápidamente.
—¿Estásintentandoqueteodie?
—Todolocontrario.
—Entoncesloestáshaciendofatal,porqueenesteinstanteteodio.
Merío.
—Vamos,nena.Déjamemostrarteloqueharemos.
Capítulo43
Sarah
Nopuedoparardetemblar.Enseriodetestolasalturas.
—Jonas, no estoy segura de hacer esto —digo. Estoy metida en un
gruesotrajeaéreo,yeltipoquepilotarámiparapenteestáasegurandomi
arnés y revisando por segunda vez todos los amarres para prepararse a
saltar de la maldita montaña conmigo atada a su cuerpo como bebé
envuelto.NoimaginoquépartedeestolehizoaJonaspensarenmí.
—Tevesbien,nena—comentaJonas.Seacercamuchoamíyrevisa
unavezmáslasatadurasdemicasco—.Ahora,recuerdaqueloúnicoque
debes hacer es relajarte y disfrutar las vistas panorámicas, desde la
montañayloscamposhastaelmarradiante.
Deboreconocerqueesunbuenvendedor.Hacequelatorturaparezca
hermosa.
—Relájate y disfruta el viaje. Es lo único que necesitas hacer cuando
estásconmigo.
—Eso ya me lo demostraste miles de veces. Todas las noches, de
hecho.Yyomeherendidoatuspiesincontablesvecesytehereconocido
como mi amo y señor supremo del universo. ¿Por qué necesitas que
protagonicemosotrametáforaparaenfatizarlomás?
Jonasponelosojosenblanco.
—Porqueporprimeravezenmividanoestoyhablandodesexo,nena.
Estoyhablandodelavida.Estaesunametáforadelavida,denuestravida
juntos. Quiero que sepas que, cuando estás conmigo, lo único que
necesitashaceresrelajarteydisfrutarelviaje,porqueyosiemprecuidaré
deti.
Bueno, eso estuvo muy bien dicho. Es evidente que lo pensó mucho.
Aunasí,nopuedoevitarsentirmeirritada.Enseriodetestolasalturas.
—Sí, siempre me cuidas, excepto cuando me empujas de lugares
elevados,apesardequesabesquemedanpánicolasalturas.
Jonasparecealterado.
Suspiro.Estoysiendomuycruel.
—Ay, Jonas. Perdón. —Tomo su mano—. Lo siento. Dime qué me
queríasdecir.Estoesunagranmetáforadelavida,nodelsexo,ysime
relajo y disfruto el viaje… Vamos, cariño. Soy una mala persona. Tú
organizasteestoconmuchoamor.Teescucho.Continúa.
Jonasseruboriza.
—Porfavor.Enserio.Teescucho.
Jonasseaclaralagarganta.
—Aunque algo te asuste, si estás dispuesta a dar un salto de fe,
conmigo, quizá descubras que disfrutas el viaje más de lo que creíste
posible—dicecontimidez.
—Eshermoso.Unametáforafantástica.Loagradezcomucho.
Jonasrecuperasuconfianza.
—Ah,peroessólounadelasmuchasmetáforasquetengoplaneadas
parahoy.
—¿Ah,sí?¿Eseldíadelametáfora,midulceJonas?
—Sí,dehechosí.HoycelebramoslaAventuraMetafóricadeJonasy
Sarah.
—Ay,cómoteencantanlasmetáforas,JonasFaraday.
—Yalosabes.—Daunpasoadelanteyquedamuycercademí—.¿Me
permitescontartesobrelametáforaqueprotagonizastehoysinsaberlo?
—Hazlo,porfavor.
—NuestracaminataalmonteOlimpo.Fueunametáfora.
—¿Lofue?
—Sí.Recordarásqueyoibaatrásdetitodoelcamino.¿Sabesporqué?
Niegoconlacabezaysonrío.Jonasestantierno.
—Porque siempre te cuidaré las espaldas, amor. Porque te seguiré
hasta los confines de la Tierra. Fue una metáfora doble, así que gano el
dobledepuntos.
Lomiroyladeolacabeza.Sevequelohareflexionadomucho,¿noes
verdad?
—Siguientemetáfora.EstamosparadosenlacimamásaltadeGrecia,
el monte Olimpo, la casa de los dioses. —Acaricia mi mejilla—. ¿Sabes
porquéqueríatraerteaquí,aestacimaenparticular?
—¿Porque eres un sádico? —contesto en voz baja, pero con un tono
muchomásamorosoquemispalabras.
Jonasinhalaprofundamente,comoparaestabilizarse,yapoyasumano
enmihombro.
—SarahCruz,tetrajeaquí,aestepuntodelplanetaenespecial,pordos
razones.—Sonríe—.Puntosdoblesdenuevo.
Esbozounagransonrisa.
—Enprimerlugar,porqueeslacimamásaltadetodaGrecia,loque
significa que estoy obligado a escalarla y declararle al mundo mi amor
inmortalporti.
¡Ay!¡Dios!
—PeronosóloestamosaquíporqueelmonteOlimposealacimamás
alta—continúa—.Tambiénestamosaquíporqueeselhogardelosdioses,
Sarah,loquesignificaqueestuverdaderohogar.—Lebrillanlosojos—.
Eres la diosa y la musa, Sarah Cruz. Mi nena preciosa, eres todas las
diosasgriegasenuna.
—¡Ay,Jonas!
—EresAfrodita—dice—,ladiosadelamor,labelleza,elplaceryel
sexo.Elsexocontigoeslacosamásardientequehaocurridosobrelafaz
delaTierra.
Mesonrojo.
—EresAtenea,ladiosadelasabiduría,elvalor,lainspiración,laley,
lajusticia,lafuerzaylaestrategia.Erestaninteligente,nena,quemedejas
boquiabiertosiempre.
Memuerdoellabio.
—EresArtemisa,laprotectoradelasmujeres.Tuenormecorazónyla
forma en la que te preocupas genuinamente por ayudar a las mujeres y
hacer del mundo un lugar mejor son las cosas que más me gustan de ti,
pormucho.
Nopuedocreerquemeestédiciendotodasestascosas.Estoyflotando
entrenubes.
—Peroespera,esonoestodo.—Tuercelabocayesbozaunasonrisa
maliciosa—.TambiéneresDeméter,ladiosadeloscultivos,lavidayel
sustento.Nena,eresmisustento.Tenecesitofísicamente como las flores
necesitanelsol,latierrayelagua.Túmealimentas,nena,desdelaraíz.
Túmedasvida.
¡Santocielo!Semeestándoblandolasrodillas.
—Ynoolvidemos,mimaravillosaSarah,quetambiéneresHera,claro
está.—Haceunapausaconfinesdramáticos—.Ladiosadelmatrimonio.
¿Perdón?
Jonasmemiraconunaenormesonrisa.
Estáhablandoensentidofigurado,¿verdad?
—Mi maravillosa Sarah, tú eres todas esas hermosas, poderosas y
adoradasdiosasencarnadasenunasolamujer.
Noestabasiendoliteralcuandousólapalabramatrimonio,¿verdad?
—Pero, sobre todo, no olvidemos que también eres la musa, Sarah
Cruz, la inspiración de la belleza femenina misma. Eres la perfección
mujerildelreinodelasideas.
¡Oh,Dios!Estoesdemasiado,estanhermoso,estanépico.
—¡Ay, Jonas! —suspiro. Por razones que no termino de entender, mi
hermoso y sensual novio tiene una tremenda adicción a la mostaza y,
graciasaDios,yosoyunfrascodetamañofamiliar.
—Y por eso, amor mío, estamos parados en la cima del monte
Olimpo, el hogar de los dioses y la cima más alta de toda Grecia. —
Suspira como si sintiera un gran alivio y luego inhala profundamente,
comopreparándoseparadeciralgomás.
¿Haymás?
—Peronadadeesorespondelapreguntadeporquéestamosapunto
desaltar de la cima más alta de Grecia, ¿cierto? —Pareciera que está a
puntodeescupirungransecreto.
Sacudolacabezaconunagransonrisa.Jonasestanhermoso.¿Cómo
fuequesuhermosacabecitaplaneótodoesto?
—Porfavor,amor.Dimeporqué,¡porquésaltaremosdeestamontaña
mítica?Metienesenascuas.
—Porquetúyyoestamoslistosparadarelsaltoalsiguientenivel,mi
bella Sarah. Primero saltamos juntos de una cascada de diez metros,
porqueeraloquepodíamosmanejarenesemomento.Peroahoraestamos
listosparasaltardesdeelcielo.
Sientoqueacabadehacermeelamorconsuspalabras.¿Estáhaciendo
unaespeciedecompromisoeternoconmigo,aquíyahora?¿Esestouna
ceremoniadecompromisometafóricamuyelaborada?
—Lo cual me lleva a nuestra siguiente metáfora. Estamos a punto de
saltardeunamontañagigante,mimaravillosaSarah.Aunasí,notarásque
te he equipado con un paracaídas para el aterrizaje. Técnicamente es un
parapente, pero para los fines de esta metáfora diremos que es un
paracaídas, porque, pase lo que pase, sin importar adónde nos lleve la
vida,siempresaltaremosjuntos,ytuseguridadyprotecciónycomodidad
seránmiprincipalprioridad.
Estoesunalocura.Meestoyderritiendo.
Surostroesadorable,radiantedeeuforia.Eselhombremáshermoso
delmundo,yyosoylachicamásafortunadadelaTierra.Sí,Jonasseestá
casandometafóricamenteconmigoenesteinstante,estoysegura.Tocoel
brazaletequellevoenlamuñeca.
—Te amo, Jonas —digo. ¡Dios! Quiero decirle mucho más que eso,
pero si conozco bien a mi Jonas, lleva bastante tiempo practicando este
discursoynoquieroquepierdalaconcentración.
—Entonces,¿saltarásconmigodelmonteOlimpo?—pregunta.Parece
quemirespuestalegenerainquietud.
—Claro que sí, guapo. Saltaré de cualquier montaña contigo, por no
decirquetambiéndecualquiercascada,árbol,escalera,puente,tabureteo
techo,siempreycuandoestécontigo.
Jonasprácticamentedabrincosdealegría.
—Ay,Jonas.
—Espera,esonoestodo—dice.Sedetieneapensarloydesdibujauna
gigantescasonrisa—.Peroahorano.Después.
El estómago me da un vuelco. ¿Hay más? Mi mente da vueltas sin
control con toda clase de pensamientos descabellados, los cuales
probablemente no debería permitirme. Hay ciertos pensamientos que
simplementenovanconJonas.
—Sólolamentonopoderpilotaryoelparapente.Queestésatadaaun
griego cualquiera al momento de saltar del monte Olimpo arruina un
poco mi metáfora. Pero supuse que saltar y morir no era precisamente
óptimoparalosfinesdemimetáfora.
Merío.
—Imaginaréqueestoyatadaatitodoeltiempo.
—Porfavor.
Seacercaunodelospilotos.
—¿Estánlistos?—nospreguntaconunmarcadoacentogriego.
—Sí,yoiréprimero—diceJonas—.¿Estábien,amor?
—Genial.
—Quieroestaresperándotecuandollegues.
—¿Esotrametáfora?
—No. Sólo quiero tomar fotos de tu cara cuando aterrices. Va a ser
graciosísimo.
Merío.
—Pero sí hay otra metáfora esperándonos allá abajo, y es la más
grande de todas, mi nena preciosa. Te la explicaré en detalle después de
queaterricemos.
Siento mariposas en el estómago. Una descarga eléctrica me recorre
lasvenas.
—¿Nomepuedesdaralgunapista?
—Nop. Te diré después de que aterricemos. —Jonas se acerca y me
besa.Sulenguaseparamislabiosyenciendemicuerpoentero—.Disfruta
el viaje, mi nena preciosa —dice—. Recuerda: relájate y disfruta el
hermosopaisaje.
Sientoelimpulsodeaplaudirdeformaestruendosa.¡Diosdemivida!
Acabo de recibir la declaración de amor más maravillosa que haya sido
hecha a una mujer en la historia del tiempo. Fue la Ilíada de las
declaracionesdeamor,señorasyseñores.Sinembargo,logrocontenerme
dealgunaforma.
—Esofuehermoso,Jonas—digo—.Creoquemevoyadesmayarde
laemoción.Enserio.
—¿Deverdad?¿Lohehechobienhastaahora?—Esbozaunasonrisa
tímida.
¿Dequédiablosestáhablando?
—Por supuesto. Lo has hecho bien hasta ahora —digo—. Eres un
poeta. Eres el hombre más romántico que ha pisado la Tierra. Eres un
maestroabsolutodelaspatrañasdeSanValentín.
Jonassonríe.
—Compadezco al idiota que crea posible declararle su amor a una
mujer después de lo que tú hiciste. Acabo de experimentar el original
divinodelasdeclaracionesdeamor.
Jonas me lanza una sonrisa exuberante que le ilumina el rostro por
completo.
—Es fácil hacerle el original divino de las declaraciones de amor al
originaldivinodelaperfecciónmujeril.
Semeescapaunarisita.
Jonasseríetambién.
—¿Estáslistaparasaltar?
Bueno, eso basta para silenciar mi risa de inmediato. ¡Mierda! Se me
habíaolvidadolapartedelsaltoreal.
—Claro—contestoconvoztemblorosa.
Jonasseríeymedaunbesoenlamejilla.
—Teveréalláabajo,enlasgloriosasplayasblancasdelmarEgeo,mi
nena preciosa. —Se voltea hacia su piloto y levanta ambos pulgares—.
Hagámoslo.
Capítulo44
Jonas
Aquí viene, flotando por los aires como la hermosa mariposa que es.
¡Dios mío! Su rostro es tan hermoso e irradia emoción, satisfacción y
asombro.Casipuedoescucharsuschillidosdeemocióndesdemiposición
estratégicaenlaplaya.Nopuedocontenerlascarcajadasmientrasechola
cabezahaciaatrásparamirarladescender.¡Guau!Sarahestáeufórica.Le
tomomillonesdefotosconelteléfonocelular,mientrasellasaludayhace
muecasparalacámara.¡Cielos!Sevetanadorableconsucasquitoysus
mejillassonrosadas.Estáreluciente.
Elpilotolegritaalgo;estoysegurodequelaestápreparandoparael
aterrizajeydiciéndolequesepareenelarnésyseprepareparacorreral
momentodetocarelsuelo.Mientrasloescucha,laexpresióndefelicidad
de Sarah se desvanece por completo. Si le pusiera un subtítulo a su
expresión facial actual, sería: «¡Mierda! ¡Carajo!». No puedo evitar
doblarmederisa.
Vienenhaciaacáagranvelocidad.Yanohayvueltaatrás.Ay,pobrede
mi nena. Está aterrada. Su expresión es de absoluto pánico. Siento una
fuerte punzada de culpabilidad por haberla obligado a hacer esto. ¿No
había una forma más amable de presentarle esta última y gloriosa
metáfora?Bueno,comosea,yaesdemasiadotarde.Aquíviene.
GraciasaDios,suaterrizajeesperfecto.Caenconlasuavidaddeuna
plumaytocantierradeformadelicada,seguidodeunacarreraimpulsada
por la adrenalina. Sarah y su piloto corren, corren, corren juntos. ¡Es
increíble!¡Estodaunaprofesional!Oalmenosloesdurantecincopasos,
yluegosedesplomaenelpisollenadealivio.
Corrohaciaellamientrasgritosunombre.
Sarah forcejea en el suelo como una tortuga boca arriba. El piloto
suelta las ataduras y ella se pone de pie de un brinco. Corre hacia mí,
gritandoatodopulmón,ysaltaamisbrazosentregritosychillidos.
—¿Me viste? —exclama—. ¡Lo hice! —Envuelve mi cintura con sus
piernas y se aferra a mí. Cierra los ojos mientras yo cubro de besos
entusiastassurostrofascinado.
—Estuviste increíble —digo—. ¡Increíble! —La beso y la beso y la
beso.
—Lo hice —grita. Me abraza el cuello y me aprieta con fuerza—.
¡Saltédeunprecipicio!¡Corríhaciaelmalditoprecipicio,noendirección
opuesta, y luego salté! ¡Dios mío! Me estaba meando de miedo, Jonas,
peronodejédecorreryluegosalté.—Mebesadenuevo,peroluegose
aparta abruptamente y me da un manotazo en el hombro, con el ceño
fruncido—. Casi me da un infarto, Jonas Faraday. ¿Qué demonios
intentastehacerme?—Estátratandodesonarmolesta,perosuexpresiónes
juguetona—. No es normal correrhacia el precipicio y saltar. Lo sabes,
¿verdad?
Merío.
—Perosindudaesdivertido,¿nocrees?
—Muydivertido.
—Lohiciste,nena.
—Lohice.Ytútambién.Lohicimosjuntos.—Memiraconunagran
sonrisa—.Ylavista,Jonas.¡Diosmío!
—Eshermosa,¿verdad?
—Eslomásdivinoquehevistoenlavida.EsunparaísoenlaTierra.
Elcolordelagua…Esalucinante—dice—.Nuncaanteshabíavistoagua
deesetonoturquesa.
—¿Ynotesentisterelajadaalláarriba?
—Sí,despuésdequepasóelsustodeldespegue,comoquedije:«Ay,
estoestámuylindo».—Medaotromanotazoenelhombro—.Hastaque
fuemomentodeaterrizar.¡Dios!Eresunsádico.
Sueltounacarcajada.
—Hubierasmiradoturostro.Notuvoprecio.
—¿Estásintentandotorturarme?
Labeso.
—No,minenapreciosa.Porelcontrario.—Depronto,semehaceun
nudoenlagarganta.Estees.Elmomentoqueheestadoesperando.¡Dios!
Inhaloprofundamente—.Déjamebajarte.
Sarahbajalaspiernasysedeslizaalsuelo.
Siento ardientes las mejillas. No puedo respirar. Este es. ¡Mierda! El
pulsomeretumbaenlasorejas.
—Hayunametáforamásquetequieromostrar.Eslamayordetodas.
Sarahcambiadeposición.
Medoyunapalmadaenelbolsillo.Sí,lacajitasigueahí.
—Sarah —digo con voz temblorosa. Me aclaro la garganta—. Mi
maravillosaSarah.—Dios,semeestácerrandolagarganta.
Ellasedesabrochaelcascoyseloquita.Pareceansiosa.
Inhaloprofundamenteunavezmás.
—Gracias —comienzo. ¡Mierda! No era así como lo planeé. ¿De
dóndesalióeso?Tengoquerecomponermeyhacerlobien.
Ellaaprietaloslabiosymemirafijamente.
Respiro profundamente otra vez para intentar tranquilizarme. ¿Qué
planeaba decir? Sea lo que sea, ya no me parece pertinente. Lo único
pertinente en este momento es el amor y la gratitud. A la mierda el
discurso que tenía preparado. Diré lo que me salga del corazón en este
instante.
—Gracias,Sarah—digo—.Graciasporamarme.Porenseñarmeaser
amado.Tuamoresmisalvación.—Metiemblaellabio,asíquehagouna
pausaparacalmarme—.Tuamormehadadovida.
—¡Ay,Jonas!—exclama,conlavozcargadadeemoción.
Tomosurostroentremismanos.
—Meequivoquéaldecirquenuestroamoreraunalocura.Lolamento
mucho.Nuestroamornoesunalocura,nena.Nuestroamoresloquepor
finmehadevueltolacordura.
Sarahsonríe.
Apoyolasmanosensushombros.
—SarahCruz,cuandoentrastealcapulloparadosconmigo,cuandote
entregaste a mí, de forma absoluta y completa, descubrí la verdadera
felicidadporprimeravezenmivida.—Contengounarepentinaoleadade
emoción.
Ellaparpadeadespacio,intentandoreprimirlaslágrimas.
—Ypensé…—Semequiebralavoz,asíquemedetengouninstante—.
Penséquenopodíahabermayorfelicidadqueesa,queestardentrodeun
capullocontigoporelrestodemivida.—Tengolasmanossudorosas.Me
doyunapalmadaenelbolsilloysientoelbultodelapequeñacaja.
Lospilotosyotragentequepaseaporlaplayaconversaengriegoa
nuestroalrededor.Sarahpareceestarapuntoderomperenllanto.Yome
sientomareado.
—Pensé que nuestro capullo para dos era la culminación de la
posibilidadhumana—digo.
Susenormesojospardosmesonríen.
—Pero,enalgúnpunto,noséexactamentecuándo,descubríquehabía
una alegría todavía mayor que estar dentro de un capullo contigo. Te
observésurgir de ese capullo y convertirte en la hermosa mariposa que
siempredebisteser.Yyofuitestigodetodoeso.
Surostrosecontraeacausadelasmilyunaemocionesquerevolotean
ensuinterior.
—Cuandoteconvertisteenmihermosa,poderosa,delicada,milagrosa
ygloriosamariposadehierro,ahífuecuandodescubríeloriginaldivino
delafelicidad.Eléxtasispuro.
Losojossemellenandelágrimas.
Dios. Este es el momento. El corazón me va a romper el esternón
desdeadentro.
Inhalo profundamente y con calma, saco la caja de mi bolsillo y me
pongoderodillas.LevantolacaraparamirarelhermosorostrodeSarah
y…ellarompeenllanto.
¡Cielos!Nisiquieraselohepreguntado.Nisiquieraheabiertolacaja
aún. Estoy de rodillas, con una caja de anillo cerrada, y ella está
berreandocomosiacabaraderobarlesudineroparaelalmuerzo.Nosési
ponermedepieyconsolarla.No,nopuedo.Mevaadaruninfartosidebo
esperar un segundo más para decir estas palabras. Soy un tren
descarrilado.
Abro la caja, y ella se transforma en una maniática total: llora sin
control y se ríe de alegría al mismo tiempo. Ay, mi bella Sarah. Es un
desastrehermoso,yyolaamo.
Sellevalamanotemblorosaalaboca.
—Jonas—inhala—.Ay,Dios.
Nuestrospilotosyotrosespectadoresquepaseabanporlaplayaestán
reunidos a nuestro alrededor. Supongo que un tipo de rodillas
presentándoleunanilloasumujeresuniconouniversal.
—Eres la diosa y la musa, Sarah Cruz —digo y levanto en alto el
diamante—.Teamomásdeloquecualquierhombrehaamadoacualquier
mujerenlahistoriadeltiempo.Nuestroamoreslaalegríadelosbuenos,
lareflexióndelossabiosyelasombrodelosdioses.—Hagounapausa,
noporqueestéasustadoniporquemesientainseguro,sinoporquequiero
saborearelmomento—.Nuestroamoreslaenvidiadelosdioses,minena
preciosa.—Inhaloprofundamenteymirosusenormesojospardos—.¿Te
casaríasconmigo,MimaravillosaSarahCruz?
Ellacaederodillasfrenteamí,ysurostroquedaalamismaalturaque
elmío.Meabrazaelcuelloymebesacontantoentusiasmoquesientoque
estáapuntodesuccionarmeelalma.
Nuestropequeñopúbliconosaplaude.
—¿Sí?—digo,casisinaliento.¡Diosmío!Estámujermevaamatar—.
¿Sí?
—Sí—exclamaconunchillido—.¡Sí!—Tomosumanotemblorosay
empiezo a ponerle el anillo, pero ella aparta la mano. ¡Carajo! Me
equivoqué de mano. Sarah se ríe y me da la otra, y de alguna manera
logrodeslizarelanilloeneldedocorrecto.¡Diosmío!Nolopuedocreer.
Estáusandomianillo.Esoficial.SarahCruzserámiesposa.
Sarahemiteunchillidomientrasmirasumano.
—¡Diosmío,Jonas!Esalucinante.
Sostengosumanoenaltoylaobservocondetenimiento.Elanillose
vetodavíamáshermosoensumanodeloqueimaginé.
—Es magnífico —digo—. Tenía que serlo para ser digno de mi
hermosaymagníficaSarah.—Mepongodepieylajalohaciamí,yluego
labesocomosiestuvierareviviendoaunamujerahogada,oquizásellaes
laquemeestáreviviendoamí.
Nuestropequeñopúblicoaplaudedenuevo,yalguiengrita«¡Bravo!»
enmediodelaplaya.
—Mifuturaesposa—lesdigoalospresentesylaseñalo—.Dijoque
sí.
Sarahseríe.
—Ay,Jonas.
—Noquieroesperar.—Aprietosushombrosconciertadesesperación
—.Casémonosdeinmediato.
Surostroseiluminadeemoción.
—Loquetúdigas,futuroesposo.—Sueltaunarisita.
—Nena,tómateunmesparaplanearlaboday…
—Espera.¿Qué?
—…hazla como se te antoje. Contrata a diez planeadores de bodas si
quieres.Nomeimportaloquehagas,siempreycuandoenunmesseasmi
esposa.
Sarah se lleva las manos a las mejillas como el niño de Mi pobre
angelito.
—Jonas,nopuedoplanearunabodaenunmes.
—Claroquepuedes.
—No,noentiendes.Necesitounaño,oalmenosseismeses.
Gruño. No hay poder humano que me haga esperar seis meses para
casarmeconestamujer.
—Porfavor,Sarah.Teloruego.—Estoydesesperado.Mecasaríacon
ella en este instante si me lo permitiera—. Gasta lo que sea necesario,
contrataaquienseanecesario.Nomeimportaloquehagas.Sólonome
hagasesperar.Porfavor.
Seríe.
—Eresestúpidamentedemandante,¿sabías?
No me importa ser demandante. No en este caso. Definitivamente no
puedoesperar.Esperarunmesenteroparaquellegaraestemomentocasi
memata.Nopuedoesperarmásdeunmesparaqueseamiesposa.
—Porfavor,Sarah.Porfavor,porfavor,porfavor.
Ella sacude la cabeza, como si no pudiera creer en lo que se está
metiendoconmigo,peroluegoseencogedehombrosyseresigna.
—Deacuerdo,amor.Loquetúdigas.
—Todoesposiblesileinvierteseldinerosuficiente.Confíaenmí.
Ellasonríeyponelosojosenblanco.
—¿Sabes qué? No me importa la boda. Lo único que me importa es
estarcasadacontigo.
—No,no,nena.Hazlabodaquequieras.Contrataaquienquieraspara
queseaperfecta.Pagacincovecesmásdeloquepagaríaunapersonaen
su sano juicio. No importa lo que tengas que hacer, pero por favor, por
favor,porfavor,nomehagasesperar.
—Deacuerdísimo—contestaytruenalosdedos—.Serápancomido.
Lajalohaciamí.Mesientotanaliviadoquepodríagritar.
—¿Enserio?
—Claro. —Me besa—. Ya te dije, lo único que me importa es estar
casadacontigo.Labodasóloesunafiesta.Puedoorganizarunafiestaen
unmes.Nohayproblema.
Mesientocomosiestuvieradrogado.Laadrenalinainundamicuerpo.
Mimiembrohormiguea.Mipielestáelectrizada.
—Busquemosalgúnlugarprivadoenlaplayaynademosdesnudosun
rato—susurro,conlarespiraciónagitadaporlaemoción.
Sarahmiraeldiamanteensumanoyhaceunamuecadedolor.
—Noquieroperderelanilloenelocéano.
¡Maldición! ¿El anillo de compromiso que le compré a mi futura
esposamevaaimpedirhacerleelamorenesteinstante?Quéironía.
Señalaalospilotos.
—¿Algunodeustedestieneunparacaídasextraquepodamosllevarnos
un momento? Se los devolveremos pronto. —Se vuelve a mirarme y
sonríe—.Cuandosequiere,sepuede.
Esbozounaenormesonrisa.Sarahesbrillante.Yestáquearde.
Unodelospilotossacaunparacaídasdecoloresdesumochila.
—Noesparavolar.Esparaprácticasentierra—dice—.¿Estábien?—
SeloentregaaSarah.
—Es perfecto. Gracias. —Me lanza una mirada traviesa—. ¿Qué
opinas,guapo?
—Yodigoque:¡Carajos,sí!
Tomoelparacaídasconunamanoysumanoconlaotra,ycorremos
por la playa, sin parar de reír. Corremos y corremos, hasta que no hay
nadie a nuestro alrededor, y cuando estamos seguros de que llegamos a
unazonaquesólonosperteneceanosotros,nostumbamosenlaarenay
nos cubrimos con el paracaídas. Los rayos de luz que atraviesan la tela
coloridatiñenlaarenaquenosrodeadegloriososreflejosrojos,azulesy
amarillos.
Somos animales salvajes, los dos, y no podemos esperar más para
poseernos.Learrancolacamiseta,aspirandobocanadasdeaire.Surostro
estácubiertoporunreflejoazul.Mequitolacamisetadeuntirón.Ellame
bajacondesesperaciónlospantalonesyliberamipeneansioso.
—Eselarlequínquesaledelacaja—dice,sinaliento.
—Sólositúereslacaja.
Sarahseríe.Siempreledarisaesechiste.
—LafuturaseñoraFaraday—murmuroymetolamanopordebajode
supantalónparaagarrarleunanalga.¡Carajo!Estoydurocomounaroca
—.LafuturaseñoraFaraday—repito,porelsimplehechodequesuena
increíble—.Vasasermiesposa.
Ellaemiteunfuertegruñidoymemordisqueaellabio.Sumanotoma
mimiembro.
—Mifuturoesposo.
Suspalabrasdesatanunadescargaeléctricaquemerecorrelasvenas.
—Otravez—gimoylebajolospantalones.
—Mifuturoesposo.—Frotamimiembrocomounaexpertaymehace
estremecer.Luegoserecuestaenlaarena,invitándomeapenetrarla,conel
rostrocubiertodeluzrojiza.
Mejaloneaparaconvencermedequeentreenella,peronovaapasar.
Le acabo de pedir a esta gloriosa mujer que sea mi esposa, y nada, ni
siquiera la indomable Sarah Cruz, ni Orgasma la Todopoderosa, me
impediráquelleveamiesposaalaiglesia.
Mearrodilloentresuspiernas,abrosusmuslosycomienzoaadorar
sualtarcomounfanático.¡Dios,lafuturaseñoraFaradaysabeexquisito!
Yellagimeyseestremecebajomilengua.
—Mifuturaesposa—susurro,ylalamounayotravez—.Mecasaré
contigo, nena —digo con voz grave y la saboreo como sé que le gusta
hasta que, finalmente, arquea la espalda de forma exquisita, acercándose
másamí,yterminacomolasdiosas.
Cuandosuclímaxconcluye,abrelosojosymesonríe.
—Poséeme,futuroesposo.
Nonecesitomásmotivaciónqueesa.
—Es el mejor día de mi vida —me susurra al oído e impulsa hacia
delante sus caderas para darme la bienvenida, mientras su rostro está
iluminadoporunrayoamarillo.
—Tambiéndelamía.—Labesoapasionadamente.
Ellaseestremece.
—¡Ay, Jonas! —Me envuelve con las piernas y mueve la pelvis al
mismo ritmo que la mía—. Fue la mejor propuesta de matrimonio del
mundo.
—¿Lohicebien?
—Ay, guapo. Mejor que bien. Eres una bestia —gruñe—. Ahora,
cógemecomolabestiaqueeres.
¡Carajo!Estamujermeponeamilporhora.Hagoexactamenteloque
mepide.
—Justoasí—dice—.Sí.—Memuerdeelcuello.
—Ahu—exclamo.
Sarahseríeymemuerdedenuevo.
—¿Porquétantaviolencia?
Seríedenuevo.
Me acomodo para que mi pene la frote en un ángulo distinto y su
cuerposeenciendebajoelmío.
—Ay, Dios, justo así. No pares. —Da una bocanada—. Ay, sí, amor.
¡Dios!Sí,sí,sí.
No hay palabras para describir esta clase de éxtasis porque nunca ha
habido un amor como el nuestro. Ella es el original divino de la
perfecciónhechamujerynuestroamoreseloriginaldivinodelamor.
—Sarah—digo,tambaleándomealbordedemipropionirvana—.Te
amo.
—Mmm.
El paracaídas proyecta colores magníficos a nuestro alrededor e
iluminanuestracatedralcomoloharíaunauténticovitral.
—Teamo,nena—gruño,ylabesounayotravez.
—Jonas—exclamasinaliento,apuntodecaeralvacío—.Sí.
—Yvoyacasarmecontigo—digo.
Ellaempiezaaemitirelsonido.
—Vasasermiesposa.
Estácolgandodeunhilo.
—LaseñoraFaraday.
Listo.Hadespegado.
Yyotambién.
Ellaesmisalvadora.
Ellaesmireligión.
Ellaesmiredención.
Herenacido.
Nuncahahabidounamorcomoelnuestro.
Ynuncavolveráahaberlo.
Nuestroamoreslaalegríadelosbuenos,lareflexióndelossabiosy
elasombrodelosdioses.Eslaculminacióndelaposibilidadhumana.
Epílogo
Jonas
—SeñoraFaraday—canturreoenvozbaja.
Sarahnocontesta.Estárecostada,bocaabajo,conlacarahundidaenla
almohada.
Leacariciosuavementelaespaldaporencimadelacamiseta,mientras
cantoenvozbajaelcorodeIMeltWithYou,deModernEnglish.Soyun
pésimocantante.Losé,pero,poralgunarazón,aellaleencantaquecante,
sobretodosisetratadeestacanción.
Nadaaún.
—SeñoraFaaaaraday—canturreoconvoztierna.
—Mmm.
—Buenos días, mi maravillosa Señora Faraday —susurro—. ¿Estás
despierta?
—Ahorasí—contestaconvozmuyrasposa—.¿Cómopuedeshaberte
acostumbradoyaalhorariodeSeattle?
—Todavíano.Micuerposigueenhorarioneozelandés,peromimente
estádemasiadoalegrecomoparadormir.
Sarahescondelacaraenlaalmohadaygruñe.
—Mecaséconunpsicópata.
Ledoyungolpecitoenunanalgaconeldedoporencimadelpantalón
desupiyama.
—Despieeeerta,esposa.
Ellamedaunmanotazo.
—Pervertido.
—¿Esposa?
—¿QuéhoraesenestemomentoenNuevaZelanda?Porqueesaesla
horaquemicuerpocreequees.
—Vamos, dormilona. Llevo tres horas despierto. Ya hice ejercicio,
lavétodalaropadelequipajedeambosycontestéciencorreos.Yahora
extrañoamisexiesposa.
—¿Cómopuedesdormirtanpoco,loquito?—Siguesinmirarme.Está
empeñadaenesconderelrostroenlaalmohada—.JuroporDiosqueno
ereshumano.Eresunmalditoandroide.
Mesientoenlacamaasuladoyacariciolacurvaturadesuhermoso
trasero.Nopuedoevitarlo;lebajoelpantalóndelapiyamayleplantoun
besodelicadoenlanalga.Hagousodetodamicapacidaddecontención
paranobajarlelospantaloneshastalostobillosyhacerlemuchomásque
eso,peroséqueestáexhausta.
—¿Ysitedijeraquetetrajeuncafécapuchino?
Sarahlevantalacabeza.
—Entonces,diría:«Ay,buenosdías,queridoesposo.Quégustoverte».
Debistehaberempezadoporahí,tontorrón.—Sedalavueltaysesienta.
Lepasolatazaqueestáenlamesadenoche.
—Aquítienes,queridaesposa.
—Muchas gracias, querido esposo. Eres el mejor, aunque seas un
loquito,unpervertidoyunandroide.—Ledauntragoalcafé—.Mmm.
—¿Dormistebien?
—Comounbebé.Esincreíbleporfindormirenmipropiacama.
—Nohaylugarcomoelhogar.—Sobretodocuandoesnuestrohogar.
Claro que amé cada minuto de nuestra luna de miel: una semana en
Nueva Zelanda (pues, a fin de cuentas, es la capital mundial de la
aventura),seguidadetresdíasenVenezuela,endondenosalcanzaronJosh
y Kat (Sarah nos organizó a Josh y a mí una reunión emotiva con
Mariela), y la cereza en el pastel fueron cuatro noches mágicas para mi
nenayparamí(ynuestrosamigos,losmonosaulladores)ennuestracasa
delárbolselváticaenBelice.Fueincreíble,todo…,pero,cuandollególa
hora de volver a casa, no me molestó en lo más mínimo. De hecho, ya
ansiabavolveracasayempezarminuevavidaconminena,miesposa,la
diosaylamusa,SarahFaraday.
Sarahseveaturdidamientrasbebesucapuchino.
—Ay,Dios.Nomepuedomover—diceconungruñido—.Despuésde
lossaltosenbungee,elrapelyelsexobestial,micuerpoentróenestado
perpetuodefideohúmedo.
—Yotambiénestoybastanteagotado—reconozco.
—Sí, por eso ya hiciste ejercicio esta mañana y lavaste toda nuestra
ropa,loquito.
—Yatedije:estoydemasiadocontentocomoparadormir.
—Quédulcedetuparte—comenta,loquesignificaqueestoysiendo
intenso,escalofrianteoambascosas.
—Hayunmontóndetarjetasyregalosenlacocina—digo—.Joshy
Katdebendehaberlostraídodespuésdelaboda.¿Quieresabrirloshoy?
—Sí,peromástarde,cuandopuedaconcentrarme—contesta—.Estoy
demasiadocansada.
Lequitoelcabellodelrostro.
—Incluso cuando estás cansada eres hermosa. ¿Lo sabías, señora
Faraday?
Sarahsuspiradealegría.
—¿Nocreesquelabodafuehermosa?
—Fueperfecta.
Sarah y yo hemos hablado de la boda incontables veces durante las
últimas dos semanas, como es de esperarse. Al parecer, ninguno de los
dossecansadeltema.
—¿No crees que Georgia se veía hermosa? —pregunta Sarah—. Y
Treyseveíamuyeleganteconesetraje.
—Tumamánodejódesonreírdurantetodalafiesta.
—Sí,exceptocuandoestuvollorandocomobebé.
—No,inclusoentoncessonreía.
—Ay, Dios, y la cara de la señorita Westbrook cuando te vio, Jonas.
¡Cielos! Me dan ganas de llorar de sólo pensarlo. Fue un reencuentro
hermoso.
Sonrío. En efecto, fue hermoso. Pero puedo decir lo mismo de cada
minuto de nuestra boda. Sarah lo planeó todo de pies a cabeza. Yo sólo
pagué las cuentas y me presenté como cualquier otro invitado, y fue
glorioso.Cuandocaminóporelpasillohaciaelaltar,deverdadcreíque
estaba muerto y había ido al cielo. Y cuando dijo: «Sí, acepto», cuando
oficialmenteseconvirtióenmiesposafrenteaDiosyfrenteatodos,fue
elmomentomásfelizdemivida.
Yluegovinolafiesta.¡Carajo!¡Québuenafiesta!Digo,¡caray!,hasta
bailé.Todalanoche.ConSarah,claroestá,perotambiénconGeorgiay
su nuevo novio y con Trey y con la señorita Westbrook y sus hijos
(incluyendo a mi tocayo, quien resultó ser un muchacho bastante
fortachón),yconlamamádeSarah,yconKatyJoshyHenn,yconvarios
más de los geniales amigos de Sarah. Incluso bailé con el tío William
después de que empezó a fluir el licor escocés, después de que la banda
prendióalagente.
Nuncamehabíadivertidotantoenmivida.Fuediversiónalaantigua,
diversiónligera.Ysí,mehedivertidomuchasvecesdeformaligeracon
Sarah,ytambiénconJosh,peronuncamehabíaliberadodeesaformacon
nadie que no fueran ellos dos, sobre todo nunca lo había hecho en un
lugar lleno de gente, parte de la cual ni siquiera conocía. Fue un
despliegue de genialidad de parte de Sarah haber rentado Canlis para la
ocasión.¿Quémejorlugarparacelebrarqueelrestaurantedondetuvimos
nuestraprimeracita?
—PlanetaTierrallamandoaJonas.
Lesonrío.
—¿Enquépiensas,guapo?
—Ennuestraincreíbleboda.
—Fuemaravillosa,¿verdad?¿VistealtíoWilliambailarconKat?—
preguntaSarah—.Fueadorable.
—Sí,¿yvisteaHennhacercomountiporarodebreakdance?
Sarahseríe.
—DeverdadnosabíaquédiablosestabaintentandohacerHenn.Hasta
mepreocupóunpocosuseguridad.
—Yladetodosasualrededorenlapistadebaile.
Sarahseríe.
—Volvamosahacerlopronto.
Sarahmemiracomodiciéndomequesoyuncompletoidiota.
—Permítemeexplicartealgomuysencillo,amor.Lacuestióndetener
unabodaesque,sitienesmuchasuerte,sólolohacesunavez.Elconcepto
estádiseñadoparasercosadeunavezenlavida.—Sonríe.
—Qué listilla. Digo, deberíamos organizar otra fiesta. Nunca antes
habíahechounafiesta.Fuedivertido.
Sequedaboquiabierta.
—¿JonasFaradayquiereorganizarunafiesta?
—Espera, no. Corrección. Quiero que tú organices una fiesta, y yo
quiero asistir a ella. Como a nuestra boda. Tú te encargas de todo el
trabajo,tomastodaslasdecisiones,invitasatodos,nomeconsultasnada,
y luego yo llego y bebo y bailo y me divierto y me comporto como un
idiota.
Sarahseríe.
—Ay,Jonas.Teorganizaréunafiestacuandoquieras,guapo.Seráun
placer.
Metrepoalacamaylaabrazo.
—Gracias. —Le beso la nariz—. Esposa. —Estrujo su cuerpo y me
acurruco lo más cerca posible. Nos quedamos así unos cuantos minutos,
mientrasyoleacariciolaespalda.
—¿Qué día es hoy? —pregunta de repente y se endereza, como si
hubieratenidounaepifanía.
Lecontesto.
—¡Diablos! Ya deben de haber subido las calificaciones. —Toma su
laptopyentraaunaespeciedeportalestudiantil.Yomeasomoporencima
desuhombroycontengoelaliento—.Ah—dice—.¡Carajo!
—¿Qué?
—La buena noticia es que saqué «A» en todos mis exámenes —dice,
peroaunasísuenadesilusionada.
—Esfantástico.¿Porquélodicescontristeza?
Sarahhacecaradepuchero.
—Porque la mala noticia es que me hundí como roca en la
clasificación.—Suspira—.Bajéalnúmerodoce.Bajéocholugares.
—¿Eresellugardocedetodatugeneración?¿Eso es hundirse como
roca?—Merío—.Esgenial,nena.
—Sí, pero no conseguí la beca. —Clava la mirada en sus manos y,
cuando lo hace, no puedo evitar sonreír al mirar la brillante alianza de
bodaquerodeasudelicadodedo,acompañadaporeldeslumbranteanillo
dediamante—.Perdílabecapordoslugares.
—Escúchame,nena.Sitomamosencuentatodoloquepasójustoantes
delosfinales,habersalidoenellugardoceesfantástico.
Ellaseencogedehombros.
—No te preocupes por la beca. Ya te dije que eres la afortunada
beneficiaria del Fondo Escolar Jonas Faraday. Basta con que estés
orgullosadetimismaynoledesmayorimportancia.
—No necesito el Fondo Escolar Jonas Faraday. Puedo usar mi tajada
deldinerodeElClubparapagarmicolegiatura.
—Nop.Ahorasoytuesposo.Esosignificaquecuidarédeti.Entodos
lossentidos.Entodoslosmomentos.Findelahistoria.
Memiraylevantaunaceja.
Ah,sí.Semeolvidaquenoleencantaquediga:«Findelahistoria».
—Quierocuidarte,Sarah.SeñoraFaraday.Porfavor.
Sarahsonríe.
—Detodaslasformasconcebibles.Porelrestodetuvida.
—Ay,Jonas.
Labeso.
—Estoy orgulloso de ti. Tú también debes estarlo. No le des mayor
importancia.
—Gracias.
Leagarroeltraseroconentusiasmo.
—¿Quéquiereshacerhoy,esposa?¿Saltoenbungeedesdeunpuente?
¿Rapelear? ¿Coger como monos salvajes e imaginar a nuestros
congéneresenBeliceaullandoenlaselvaanuestroalrededor?
—Ay, Dios. Ya no puedo lidiar con más emociones. Durante la
próxima semana y hasta que empiece la escuela, me quedaré recostada
aquí,babeandoymirandoeltecho.
Estábien.¡Aldiablo!Esperoquenoestéhablandoenseriocuandodice
quenoquiereemociones;amenos,claroestá,queplaneedejarmelamer
cadacentímetrodesucuerpomientrasellasequedarecostadamirandoel
techo,porqueestamujeresmidrogaynoplaneoirarehabilitaciónenel
futurocercano.
Haceunapausa.
—Sinembargo…
Parolaoreja.
—¿Sí?
—Hayalgoquesímegustaríahacerhoy,queridísimoesposo,sitienes
ganas.
—Loquetúdigas,esposa.—Sientounhormigueoentrelaspiernas.
—Bueno,henotadocuandoestoyacurrucadaenelsillóndecuerode
lasalaleyendomislibrosdetextoquenohayunamesitaenlacualapoyar
mibebida.
Lamiroraro.¿Dequédemoniosestáhablando?
—Tambiénhenotadoquetefaltanvasostequilerosenlasvitrinas…
—No tenemos vasos tequileros en nuestras vitrinas. Nosotros.
Nuestras.
Sarahsonríe.
—Notenemosvasostequileros.
—Mmm hmm. —No estoy muy seguro de adónde quiere llegar con
esto.
—Asíquepenséqueseríaagradablesalirdecomprashoy.—Melanza
unasonrisadesabelotodo,ydeprontoentiendoaquéestamosjugando.
—Quieressalirdecompras,¿eh?
—Correcto.
—Paracomprarunamesaparalasalayunosvasostequileros.
—Correcto.Yquizásalgunasotrascosasparalacasa.
¡Cielos! No puedo creer que mi vida se haya convertido en esto, y
cosasporelestilo.
—¿Ydónde piensas que vayamos a comprar la mesa de la sala y los
vasostequilerosyotracosasparalacasa,señoraFaraday?
—Bueno,maridosensual,conozcounlugarenelquemilagrosamente
podríamosencontrartodasesascosasymás.Quizásinclusohastaunpuf
gigante color verde limón, por pura diversión. Y, al mismo tiempo,
podemosdisfrutarunasdeliciosasalbóndigassuecas.
Exhalo,confalsaansiedad.
—¡Caray!Nolosé,nena.Creoqueesungranpasoennuestrarelación.
¿Enseriocreesqueestemoslistosparadarlo?
Ellafingemeditardetenidamentesusalternativas.
—Bueno,sindudaimplicaríallevarnuestrarelaciónalsiguientenivel.
Perocreoqueestoylistaparahacerlo,sitúloestás.—Sonríe.
—Siempreycuandohayaalbóndigassuecasdepormedio,ysiemprey
cuandoestécontigo,puedohacercasicualquiercosa,hastairdecompras
aIKEA.Sólodejarémimiembroymisbolasencasa,yestarébien.
—No,tontito.Esonovaafuncionar.
—¿Porquéno?
—Piensa,Jonas.¡Piensa!¿Cómovamosatenersexocandenteenuno
deesosbañosfamiliaresprivadossidejastupeneytustestículosencasa?
Hola,ereccióninstantánea.
—Ah, buen punto. Me da gusto que uno de los dos piense con la
cabeza.
—Oye,yosiempreestoypensando,Jonas.Teloaseguro.
—Eseeseleufemismodelaño,nena.
Sarahseríe.
—Entonces,¿tenemosunacita?¿ElseñorylaseñoraFaradayiránde
comprasaIKEAestatarde?
—Por supuesto. Pero ahora que me hiciste pensar en mi pene y mis
bolas,semeantojanunasricasalbóndigas*antesdeirnos.
Sumiradasellenadeterror.
—Ay,no,Jonas.No,porfavor.
—Nopodrásdetenerme.
—¡No!—gritayseríe,peroresistirseesfútil.
Lavolteobocaabajo,lebajolospantalonesdelapiyamayledoyun
granmordiscoasusjugosasnalgas.
—Mmm,meencantaestetrasero—gruñoyledoyunanalgada.
Ellaemiteunchillido.
¡Cielos!Estoydurocomoroca,listoparaunafolladatradicionalcon
midulceesposa,mimaravillosaseñoraFaraday.
Sinembargo,pensándolobien,nohayprisa,¿cierto?Tenemostodoel
tiempodelmundomiesposayyo.Noiréaningunaparte,yellatampoco.
Porelrestodelostiempos.SecomprometiófrenteaDiosyfrenteatodos,
asíquenohayvueltaatrás.Entonces,¿porquénopostergarlounpocoy
permitir que se acumulen las ansias? Todo parece indicar que si soy un
niñopaciente,podrécogermeaestachicasuciaycachondaenelbañode
IKEA esta tarde, y creo que vale mucho la pena esperar. Me bajo de la
cama,aúllohaciaeltechoyluegoledoyunabuenanalgadamás,sólopor
nodejar.
—Vamos, señora Faraday —digo con un rugido—. Viste tu exquisito
trasero.Tumaridotieneunaereccióngiganteyansíallevarasudeliciosa
esposadecomprasaIKEA.
Notas:
*Enespañoleneloriginal.(N.delaT.)
Acercadelaautora
LAURENROWEeselpseudónimodeunaescritoraquedecidiódarlerienda
sueltaasualterego para escribir la trilogía El Club sin autocensurarse.
Conésta,seconvirtióenunadelasautorasdenovelaeróticamásvendidas
enEstadosUnidosylatrilogíapasóaserunaserie.Actualmente,viveen
SanDiego,California,endondecantaconsubandayescribeacualquier
horadelanoche.
Títulooriginal:TheRedemption
PublicadooriginalmenteporSoCoRoPublishing
Traducción:AriadnaMolinari
Diseñodeportada:Estudiolafeciega,DomingoMartínez
Fotografíadeportada:©Shutterstock
©2015,LaurenRowe
Derechosmundialesexclusivosenespañol
PublicadosmedianteacuerdoconlaAgenciaLiterariaSandraDijkstray
SandraBrunaAgenciaLiteraria
©2016,EditorialPlanetaMexicana,S.A.deC.V.
BajoelselloeditorialPLANETAM.R.
AvenidaPresidenteMasariknúm.111,Piso2
ColoniaPolancoVSección
Deleg.MiguelHidalgo
C.P.11560,CiudaddeMéxico
www.planetadelibros.com.mx
Primeraedición:agostode2016
ISBN:978-607-07-3547-9
Primeraediciónenformatoepub:agostode2016
ISBN:978-607-07-3574-5
Nosepermitelareproduccióntotaloparcialdeestelibronisuincorporaciónaunsistema
informático,nisutransmisiónencualquierformaoporcualquiermedio,seaesteelectrónico,
mecánico,porfotocopia,porgrabaciónuotrosmétodos,sinelpermisoprevioyporescritodelos
titularesdelcopyright.
Lainfraccióndelosderechosmencionadospuedeserconstitutivadedelitocontralapropiedad
intelectual(Arts.229ysiguientesdelaLeyFederaldeDerechosdeAutoryArts.424ysiguientes
delCódigoPenal).
HechoenMéxico
ConversióneBook:TYPE
TEDAMOSLASGRACIASPOR
ADQUIRIRESTEEBOOK
VisitaPlanetadelibros.comydescubreunanuevaformadedisfrutar
delalectura
RegístrateysépartedelacomunidaddePlanetadelibrosMéxico,
dondepodrás:
Accederacontenidoexclusivoparausuariosregistrados.
Enterartedepróximoslanzamientos,eventos,presentacionesyencuentrosfrenteafrente
conautores.
ConcursosypromocionesexclusivasdePlanetadelibrosMéxico.
Votar,calificarycomentartodosloslibros.
Compartirloslibrosquetegustanentusredessocialesconunsóloclick
Planetadelibros.com

Documentos relacionados