Cómo estudiar la Biblia - Sociedad Biblica Colombiana

Transcripción

Cómo estudiar la Biblia - Sociedad Biblica Colombiana
Cómo estudiar la Biblia
Por:Jorge Juan Olivera
¿Cómo utilizar el método inductivo de estudio bíblico?
El método inductivo de estudio bíblico consiste en tres elementos prácticos que se realizan uno
después de otro pero que, de alguna manera, se entrecruzan y potencian: Observación,
Interpretación y Aplicación.
1. Observación – Responde a la pregunta: ¿Qué dice el pasaje?
Este primer paso establece los cimientos sobre los cuales se edificará el resto del estudio
bíblico. ¿Alguna vez ha leído alguna parte de la Biblia y cinco minutos después no puede
recordar lo que leyó? Muchas veces leemos la Biblia con nuestros ojos pero no con nuestras
mentes.
Esto se debe a que leemos sin prestar la debida atención a la lectura, o que leemos un largo
pasaje de las Escrituras y no lo releemos o que, simplemente, creemos que la lectura bíblica se
grabará profundamente en nuestras mentes, casi mágicamente, y que nunca olvidaremos lo
que leímos.
Por otro lado, debemos ser conscientes de que descubrir qué dice el pasaje toma tiempo y
esfuerzo. Es leer con atención, asegurarnos de comprender el significado de cada palabra,
saber cómo se relacionan las distintas oraciones y, en definitiva, saber explicar en nuestras
propias palabras qué dice el pasaje. Una vez que nos aseguramos de saber lo que dice el
pasaje leído, debemos pasar al segundo paso.
En este primer paso, la lectura repetida del pasaje elegido es muy importante. Leer una y otra
vez hasta que el pasaje «se haga carne» en nosotros. Cuanto más leamos el pasaje elegido su
significado será más claro en nuestra mente.
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2. Interpretación – Responde a la pregunta: ¿Qué significa el pasaje?
Es claro que para interpretar cabalmente un pasaje debe basarse en una cuidadosa
observación.
La interpretación es el proceso de descubrir qué significa el pasaje. Cuando observamos
cuidadosamente el pasaje, el significado se hará cada vez más cierto.
Es evidente que una interpretación apresurada puede llevarnos a interpretar mal el pasaje. No
debemos suponer sino interpretar. No son mis pensamientos –ni los de ninguna otra persona–
sino los de la Palabra de Dios los que tienen que salir a la luz.
A medida que practicamos estos sencillos pasos de estudio bíblico, será evidente que
observación e interpretación son dos pasos que muchas veces se convertirán en uno, pues a
medida que avanzamos en nuestra observación el significado del pasaje se hará cada vez más
evidente. Por lo tanto, podemos decir que la interpretación fluirá de la observación
naturalmente.
En este paso preste atención a los diferentes tipos de literatura. Por ejemplo, asegúrese sobre
qué tipo de pasaje se trata. ¿Es algo literal o alegórico? ¿Es algo cultural –aplicado a un tiempo
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y espacio específicos– o es algo general? ¿Es profecía o narración? ¿Es una enseñanza o un
evento histórico? Es decir, en este paso debe hacerse todas las preguntas que se le ocurran.
¿Qué pasa en el pasaje? ¿Quién habla? ¿Por qué dice lo que dice? ¿Cómo se hace lo que
pide el pasaje? ¿Hay otros pasajes similares en alguna otra parte de la Biblia? Todas estas
preguntas y cualquier otra serán claves para interpretar el pasaje. No se canse de «interrogar
al pasaje». Las preguntas iluminarán el significado del pasaje.
3. Aplicación – Responde a la pregunta: ¿Cómo el significado del pasaje se aplica a mi
vida?
Si bien es el tercer paso que presentamos, la aplicación es lo más importante del método. No
solo debemos comprender e interpretar qué dice el pasaje, sino que debemos aplicar la
enseñanza aprendida a nuestra vida diaria. La aplicación es el objetivo del estudio bíblico.
Una vez que comprendemos un pasaje bíblico, somos responsables de obedecerlo y vivirlo. Lo
que busca el estudio serio de la Palabra de Dios es una vida transformada por el poder del
Espíritu Santo actuando en nuestras vidas a través de la Escritura aprendida. A lo que apunta
el estudio bíblico es a desarrollar una relación personal con Dios a través de su Hijo Jesucristo.
Recordemos las palabras de Pablo a Timoteo: «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil
para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de
Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» 2 Timoteo 3.16-17
Ese es el propósito de la Palabra de Dios, que cada persona que interactúe con ella sea
enseñada, reprendida, corregida e instruida cabalmente con un claro objetivo: «Que la persona
que busca agradar a Dios sea preparada, capacitada para toda clase de circunstancia.»
Cuando sabemos lo que Dios dice, qué significa lo que dice y lo aplicamos a nuestra vida, el
resultado es ser una persona mejor para la gloria de Dios. ¿Será esto posible? No solo es
posible, sino que es la voluntad revelada de Dios.
Vale la pena repetir que tanto la interpretación como la aplicación se basan en una correcta
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observación del pasaje bíblico, por tal motivo es de suma importancia que desarrollemos
nuestra habilidad de observar cada pasaje bíblico con detenimiento. Esto tomará tiempo y
esfuerzo pero vale la pena. A medida que practiquemos nuestra observación creceremos
también en nuestra interpretación y aplicación del pasaje bíblico. No nos cansemos de
observar cada detalle del pasaje elegido, comparémoslo con otros pasajes paralelos –por
ejemplo, si es un pasaje de un evangelio busquemos el mismo episodio en otro evangelio y
comparemos nuestra observación. Si es alguna enseñanza de Pablo, busquemos otra
enseñanza paralela y comparémosla. Hagamos esto todas las veces que hagan falta hasta que
estemos seguros de comprender el pasaje, luego pasemos a la interpretación.
No nos desanimemos si al principio lo resultados no parecen ser tan impresionantes como
quisiéramos. Este método resulta de la práctica y cuanto más lo practiquemos más fácilmente
aparecerán las enseñanzas.
Nunca olvidemos que la Biblia es la Palabra de Dios por lo tanto seamos siempre sensibles a la
guía de Dios en nuestro estudio. Cuando alguna palabra o frase impacte su mente, deténgase
y piense la razón, profundice su comprensión del pasaje y atesórelo en su corazón. Quizás
Dios desee decirle algo específico. Preste atención. La memorización de esos pasajes que
impactaron su vida de forma especial será una ventaja al adelantar en su estudio.
Cuando alguna enseñanza bíblica impacte su vida compare lo que aprendió con su propia vida
y busque acondicionar su vida a la nueva enseñanza recibida.
A través del estudio diligente de la Palabra de Dios, bajo la guía del Espíritu Santo, podremos
desarrollar la fortaleza necesaria para sobreponernos cuando las tormentas de la vida nos
lleguen. Conoceremos más a Dios y podremos descansar en él de una manera más segura.
Daniel 11.32 dice: «El pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará».
Extraído de www.labibliaweb.com – Sociedades Bíblicas Unidas
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Cómo estudiar la Biblia
Sociedad Bíblica Argentina. Enero 2013.
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