ESTOY DESEMPLEADO

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El problema del desempleo no se puede resolver en
forma artificial. Se requiere una mente abierta y un
espíritu de cooperación. Este manual de primeros
auxilios es un antídoto importante para todos aquellos
que enfrentan tormenta, turbulencia y tragedia.
Dedicado a la memoria de Cuauhtémoc “Águila
que cae”. Muchos libros y monumentos se han
escrito o construido en su honor, por haber sido
el último emperador azteca, cargo que
desempeñó
durante
nueve
meses
aproximadamente. Sin embargo, nadie recuerda
que a partir del 13 de agosto de 1521 (fecha en
que terminó la conquista de México) hasta su
muerte, nunca volvió a obtener un “puesto”
similar, convirtiéndose así en el primer
“ejecutivo desempleado” de que se tenga noticia
en nuestro país. Es por esta razón, y queriendo de
alguna manera dar justicia a este hecho, que le
dedico este libro.
A Martha, Jesica e Iván.
El autor.
EDAMEX
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ESTOY
DESEMPLEADO
_________________________________________________
Novedosa novela o
manual de primeros auxilios.
Enseña que hacer mientras pasa
la tormenta y lo que no se debe hacer.
_________________________________________________
Por: Carlos Olvera Jáuregui
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Título de la obra: ESTOY DESEMPLEADO (HECHO EN
MEXICO)
D.R.© 1995, por EDAMEX, S.A. de C.V. y Carlos Olvera
Jáuregui.
Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por
cualquier medio. Se autorizan breves citas en artículos y
comentarios bibliográficos, periodísticos, radiofónicos y
televisivos, dando al autor y al editor los créditos
correspondientes.
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Índice
Prólogo ................................................................................... 6
La noticia ............................................................................... 9
La segunda semana .............................................................. 25
La ANT…………………………………………………….
La CANARE …….………………………………………..
La carrera …………………………………………………..
La tercera semana …………………..……………………..
El maderero ……………………………...………………..
Mi amigo Luis ……………………………………………..
El encuentro ………………………………………………..
El Head Hunter ………………………..…………………..
La limpia …………………………….…………………....
El partido ………………………………………………….
La séptima semana ………………….………………..……
La terapia …………………………………………………..
La conferencia ……………………………………………..
La empresa transnacional …………………………………..
La agencia…………………………………………….……..
El grupo europeo o la FGH ………………….……………..
La novena semana …………………………………………..
La invitación a comer …………………………………...…..
Volver a empezar ……………………………………….…..
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Prólogo
Una Novela novedosa
El desempleo es un fenómeno recurrente en las sociedades
del mundo actual. El nivel de desarrollo no es relevante. El
desempleo se observa en países como Alemania e Inglaterra,
EUA y Canadá, Argentina y Chile, en fin, en toda sociedad
que enfrenta los retos de la competencia y el desarrollo sano
y sostenido. En México, el desempleo ha sido un factor
constante en épocas recientes. La sociedad mexicana es una
sociedad con altos índices de población y crecimiento
demográfico, una sociedad joven, una sociedad inmersa en
un profundo proceso de transformación, El desempleo se ha
dado en tiempos de auge, como en 1990, o en tiempos de
ajuste, como en 1995. No es un fenómeno estacional.
Sin embargo, ahora más que nunca, en tiempos de
globalización y de ajuste, es necesario procurar las
condiciones socioeconómicas para que agentes cotidianos
puedan realizar sus actividades normales sin obstáculos, sin
burocracia, sin esa enfermedad llamada reglamentitis, en un
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ambiente de competencia y libertad de intercambio. Esto nos
da la oportunidad de generar empleos, no los empleos en sí.
La creación de empleo y la búsqueda de empleo
corresponden a toda la sociedad en su conjunto.
Este es uno de los principales mensajes que el ingeniero
Olvera procura transmitir en una obra tan novedosa en su
presentación, y tan sencilla en los principios básicos de que
hacer y cómo hacerlo. El esquema del diálogo es un
importante mecanismo de la educación, de hecho, la idea del
diálogo se deriva del concepto de dialéctica, que significa la
gradual superación de un concepto por medio de la
conversación. Hoy más que nunca, es importante exponer en
forma clara y amena los problemas que existen en una
empresa, en ese rubro vital llamado la toma de decisiones.
México se encuentra en una coyuntura de crisis donde varias
empresas van a quebrar si no aprenden a sobrevivir. La
obsesión con la macroeconomía nos ha llevado a olvidar los
principios fundamentales de la microeconomía. Hoy el
problema del desempleo no se puede solucionar en forma
artificial. Se requiere una mente abierta y un espíritu de
cooperación.
Este manual de primeros auxilios es un antídoto
importante para todos aquellos que enfrentan tormenta,
turbulencia y tragedia.
No se deprima, escuche al ingeniero Olvera. Uno de los
mensajes de esta obra es que la empresa y el empresario
deben perseguir excelencia. La apertura comercial no
brinda los beneficios esperados sin una apertura mental. La
fuerza laboral es capital humano, que debe modernizar su
potencial ante la nueva crisis económica. La empresa debe
recurrir a programas motivacionales y escalas de incentivos,
dar oportunidades de iniciativa personal y premiar éxitos
alcanzados. Esto conduce al elemento más importante para
el desarrollo: productividad y mejoramiento continuo.
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Nos preguntamos: ¿a que de debe el fenomenal éxito de
naciones como Taiwán, Japón, Chile y otros países en vías
de desarrollo en torno a su potencial exportador y su
competitividad global? Esa interrogante debe plantearse en
toda empresa que quiera permanecer en el mercado y
consolidad una posición competitiva. En esos países, la
clave del éxito ha sido la formación de una cultura laboral.
Los salarios fijos son bajos, pero los trabajadores tienen un
ingreso per cápita favorable. Eso se debe a los ingresos que
se reciben por medio de sistemas de bonos y premiaciones,
mismos que se determinan con base en aumentos en la
productividad laboral. Asimismo, la capacitación superior
es esencial para lograr la trilogía de la competitividad:
mejor producto, menor costo con servicio al cliente. El
consumidor, recordemos, es soberano.
El ingeniero Olvera nos presenta un escenario que se puede
dar a lo largo y ancho de la crisis que vivimos y los
problemas que se vislumbran en el corto plazo. Sin embargo,
es una obra que también tiene relevancia a cualquier
circunstancia social, donde existe el factor conocido como el
desempleo. En la lectura de esta novela novedosa, le
recordamos al lector mantener en mente la función social de
la empresa: generar riqueza. Al crear riqueza, se genera
empleo, oportunidad y capacitación. Y esto nos da lo que
México requiere: una cultura de dignidad humana en la
enorme fuerza laboral del país.
Dr. Roberto Salinas León
Director Ejecutivo
Centro de Investigaciones Sobre la Libre Empresa
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La noticia
Eran las ocho de la mañana. Como todos los lunes, yo
estaba solo en mi oficina revisando los reportes de
producción de la semana anterior. La gente empezaba a
llegar a sus escritorios y se preparaba para una nueva
semana de trabajo.
Como director de operaciones de industrias “Essex”
tenía la responsabilidad de dos plantas y varias áreas de
operación, por lo que los documentos, papeles y
reportes se acumulaban en grandes cantidades todos los
días. Me gustaba llegar temprano, antes que el resto del
personal para revisar el papeleo (reportes, pedidos,
facturas, etcétera) y firmar sin interrupciones. Sabía que
una vez que comenzaban las llamadas, quejas,
problemas y juntas, era casi imposible encontrar tiempo
para esas actividades, por lo que siempre me había
parecido una buena estrategia.
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Habían transcurrido dos años desde mi contratación y
muchas cosas habían cambiado en la planta desde
entonces en cuanto a niveles de productividad, calidad,
procesos, etcétera; sin embargo, la empresa seguía
teniendo problemas que no se habían superado y ya se
habían tomado medidas drásticas como reducir gastos
de operación, eliminar inventarios y recortar al personal
“no productivo”.
Industrias “Essex” había tenido una época de
“esplendor” muy lucrativa en años anteriores, pero en
los últimos cinco años había perdido un gran porcentaje
del mercado y se requerían mayores esfuerzos para
sacarla adelante.
Mientras estaba tratando de entender porque la máquina
siete había tenido un rendimiento mayor en la semana
de casi 50% sobre la ocho, sonó el teléfono.
- Carlos ¿Puedes venir un momento a mi oficina?
Era la voz del director de la empresa. Su tono era grave,
pero no le di mucha importancia. Mi contestación fue
automática.
- Por supuesto Raúl, en este momento salgo para allá
Su oficina estaba del otro lado de la planta. Decidí
utilizar el pasillo principal para verificar las máquinas y
el lote de exportación, Normalmente, uno nunca sabe
que le van a preguntar en la oficina del “jefe”, así es
que siempre es recomendable una inspección y un
repaso de la situación antes de la junta. Cualquier
director de planta sabe que los reportes de producción
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pueden presentar variaciones, por lo que es mejor
revisar todo personalmente.
En mi camino me topé con Manuel, el gerente de
planta.
- ¿Cómo va el pedido de exportación Manuel, algún
cambio? -Le pregunté.
- No que yo sepa, creo que sí lo podremos sacar a
tiempo ¿alguna novedad?
- Tengo una junta con el “jefe”, así es que se debe haber
“alguna novedad”, pero te cuento de regreso.
Caminé los últimos pasos hasta la puerta de acceso a las
oficinas de la dirección general y me dirigí a la
secretaria.
- El señor Villalobos lo está esperando ingeniero,
buenos días.
- Buenos días, Rosita ¿Está alguien más?
- No ingeniero, sólo lo espera a usted.
- Bueno, veamos de que se trata. –Abrí la puerta y
saludé.
- Buenos días Raúl ¿en qué puedo servirte?
- Buenos días Carlos, por favor pasa y siéntate.
¿Gustas un café?
- Si, si no es mucha molestia, con azúcar por favor.
Ordenó el café y empezó a platicarme de sus
actividades familiares del fin de semana, además de dos
chistes y una aventura personal de juventud. Estaba
nervioso y parecía eludir mi mirada, como si esperara el
momento para comunicarme algo…
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La secretaria trajo el café. Raúl me ofreció un cigarro y
acepte. La plática se estaba volviendo tensa, hasta que
finalmente se decidió.
Con voz nerviosa comenzó a decir:
- Como tú sabes, la empresa no está bien. De hecho no
ha estado bien dese hace varios años y los dueños me
están presionando demasiado.
- Bueno, Raúl –lo interrumpí- Todos estamos haciendo
lo mejor posible, pero no es fácil sacar a flote un barco
hundido, aunque creo que vamos por buen camino.
“Ventas” dice que este mes si llegan al presupuesto y
yo llevo un “porcentaje de bateo” increíble,
considerando que el personal no está completo y el
estado de las máquinas no es el adecuado, Tienen que
tener paciencia, hombre.
- Creo que ya se les acabó y ahora me están pidiendo
“cirugía mayor”.
- ¿Mas reducción en gastos? No puede ser, hemos
despedido casi al 30% de la gente y ya estamos al
límite. ¿También me vas a aceptar la salida del de
programación?
- Esa y otras más, incluyendo la tuya y la de Juan, el
director de ventas.
El comentario me dejo frio; lo último que se me hubiera
ocurrido al llegar esa mañana era que me iba a quedar
sin empleo, sin carro, sin secretaria y, ¡oh sí!, sin
computadora.
- Espera un momento ¿Me estás diciendo que el
corporativo quiere prescindir del equipo directivo? ¡No
lo puedo creer! ¿Piensan que esto se puede manejar
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solo? ¿O que los directivos nos la pasamos tomando
café y rascándonos el ombligo? ¡Vamos! ¿Y tú estás de
acuerdo?
- Por supuesto que no. Creo que tú y Juan han realizado
un excelente trabajo, cada quien en su área, pero ¿qué
quieres? O se van ustedes, o me echan a mí, y tú
entiendes eso ¿no?
- Pero…, todos sabíamos desde un principio que la
situación no se iba a mejorar de la noche a la mañana, y
como están las cosas afuera ¡menos! ¿Qué es lo que
pueden esperar?
- No lo sé, -continuó- pero si te aseguro algo: los gastos
de operación van a bajar de alguna manera y de seguir
así, posiblemente cierren o vendan la empresa. Tú sabes
que los dueños no ven caras, sino signos de pesos, y
esta empresa para ellos ya esta dictaminada.
Sinceramente, no creo que les interese un pito.
Estaba siendo sincero conmigo y consigo mismo, por lo
que entendí que no habría ningún tipo de negociación.
Acepté la situación y me “lancé por todo”.
- ¿Hasta cuando estoy?
- Hasta fin de mes, es decir, la semana entrante. Si
quieres avisarle a tu gente, adelante ¿o prefieres que yo
lo haga de manera oficial?
- No, muchas gracias, yo me encargo. Creo que la
noticia les va a caer…
- Si, lo entiendo, pero así son estas cosas; un día eres, al
otro ya no. Lo mismo le puede pasar a cualquiera en
este momento, incluso a mí.
- Esta bien, no hay más de que hablar ¿Puedo retirarme?
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- Si, pero por favor entiende que esto no es personal. Tú
eres un buen elemento, no creo que tengas problemas
para colocare nuevamente, ya verás… por cierto,
prográmate para este viernes, quiero organizarte una
comida de despedida con tu gente ¿Está bien?
- Por supuesto Raúl, y te lo agradezco de antemano.
Salí de su oficina sin reponerme de la noticia todavía,
simplemente ¡no lo podía creer! ¿Por qué yo? ¿Por qué
a mí? No podía pensar en ninguna razón que me hiciera
sentirme bien. Me detuvo Martínez, el gerente de
mantenimiento.
- Carlos, la máquina ocho ya está muy mal, creo que
debemos pararla ¿Autorizaste las partes que pedí la
semana pasada?
- Si, párala, y que se quede tu gente esta tarde a
repararla. Las partes ya deben estar en el almacén.
Lo dije sin pensarlo mucho. No tenía deseos de tomar
ninguna decisión en ese momento. Él lo notó.
- ¿Y ahora? ¿Qué tienes? ¿Estás enfermo? no te ves
muy bien.
- No, todo está bien. Quiero platicar con ustedes en la
tarde. Avísale a todos ¿sí?
Pasé la tarde con los gerentes. No sabía cómo empezar
y no sabía que decir. Las reacciones después de la
noticia fueron notables.
- “¡No puede ser! ¿pero qué les pasa a estos &&*/)!!?”
“Este arroz se a cocer antes de tiempo”. “Ya me
esperaba algo así ¿Quién sigue?”. “Voy a tener que
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desempolvar mi curriculum”. “Si a mí me corren, yo no
vuelo a trabajar para una empresa. Me independizo”.
“A mí me vale, mi lana y adiós…” “No te preocupes
Carlos, eres una persona inteligente, te vas a colocar
rápido, ya verás…”
Cada comentario me hacía sentir peor, por lo que decidí
terminar la junta, recomendándoles que permanecieran
unidos como equipo, de esa manera tendrían una mejor
oportunidad.
El regreso a casa fue más pesado aún. ¿Cómo lo iba a
tomar la familia? ¿Qué le iba a decir a Martha?
Comencé a ordenar mis ideas. “Los niños están muy
pequeños todavía, y no lo van a entender, por lo que
será mejor decirles que estoy de vacaciones o algo así”.
Pensé que no debe ser grato saber que tu papá no tiene
trabajo. Debe ser frustrante y no quisiera llevar esa
carga en el futuro… Pero ¿y Martha? ¿y los vecinos?
Recordé que el auto que yo manejaba era de la empresa
y que me iba a quedar “a pie” de la noche a la mañana
¿Cómo explicarlo? ¡Bueno!, algo se me ocurriría…
Volví a recordar la junta de la mañana… “No creo que
tengas problemas en colocarte nuevamente, ya verás…”
¿Pero, en cuánto tiempo? El año anterior Martha y yo
decidimos comprar la nueva casa, con lo que nos
quedamos en cero en el banco, y lo que era peor,
vendimos el auto extra por lo que sólo nos quedaría uno
de entrada. ¿Y el día sin auto? ¡Bueno!, algo se me
ocurriría.
Lo importante era buscar alternativas, ¿Qué puedo
hacer si no encuentro trabajo rápido? Pensé en
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independizarme, pero… ¿en qué? Con lo que me den
en la empresa tengo que vivir cuando menos de seis a
cuatro meses, pero está el problema del auto y no tengo
capital.
Ya sé… una tortería. ¿Por qué no? Me han dicho que el
margen de utilidad en las tortas es estratosférico, y
hasta donde yo sé, todo el mundo come tortas, por lo
que el mercado potencial debe ser altísimo. Podría
ser… pero entonces ¿para que estudié una maestría en
administración? ¿para acabar vendiendo tortas de jamón
y chorizo? Bueno si, pero con un control total de la
calidad en las materias primas… No me satisfacía.
Es más, me molestaba la idea de verme con delantal y
las manos llenas de crema, No, no nací para eso, por
mucho dinero que se pueda ganar, debe haber algo
mas…
La llegada a casa fue traumante. No me quería bajar del
coche, pero supuse que no valía la pena prolongar la
agonía. Al abrir la puerta me encontré con Martha. Iba
arreglada como para salir y alegre, me abordo.
- ¡Ah!, ¿ya llegaste? que crees, me invitaron las vecinas
a tomar un café y nada más te estaba esperando para
irme. La cena está en el micro y los niños ya se
durmieron, ¿Te veo al rato?
Me quede de una pieza. “¿Le digo o no? Si le digo, no
va a querer ir a su reunión, se la voy a echar a perder.
No, las malas noticias pueden esperar”. La despedí y no
le dije nada.
Cuando regresó yo estaba despierto. No podía dormir y
tampoco había llegado a ninguna conclusión por lo que
decidí enfrentar el problema de una vez.
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- ¿Qué crees gorda? Me despidieron hoy.
- ¿Qué?
Su primera reacción fue de enojo.
- No es posible, ¿después de todo lo que has hecho por
ellos? ¿Te corren así? ¿pues quienes se creen que son?
Le expliqué que las cosas en la empresa no andaban
muy bien financieramente, y que una alternativa viable
era la reducción de los gastos de operación. No supe si
me entendió, pero el cambio de actitud fue evidente.
- ¿Y ahora? ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo vamos a
pagar la casa? ¿Y el coche? ¿te lo van a quitar también?
Me sentí chinche.
- No te preocupes, tengo dinero para varios meses. Sí,
me lo van a quitar, pero vamos a comprar uno nuevo
cuando me coloque o posiblemente, me den otro en otra
empresa.
Martha entendió que lo peor que podía hacer en ese
momento era infundirme miedo y desconfianza, por lo
que inteligentemente cambió su actitud, por tercera vez.
- No te preocupes mi amor, tienes razón. En esa
empresa nunca supieron valorar tu capacidad. Vamos a
salir adelante y tú no vas a tener problemas para
colocarte nuevamente, ya verás…
Era la tercera vez que alguien me lo mencionaba… “te
vas a colocar rápido… ya verás”.
Pensé que con tanta actitud positiva las cosas no
podrían empeorar más de lo que estaban, por lo que
decidimos retirarnos a dormir y esperar lo mejor al día
siguiente.
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Estoy Desempleado
La semana restante pasó sin pena ni gloria. Había
mucho que hacer, pero me abstuve de tomar decisiones
que no fueran a corto plazo. Es frustrante autorizar
compras de materiales que llegarán después que uno se
haya ido, o programas de trabajo cuya terminación uno
no verá. Sin embargo, decidí que yo sería el director de
la planta hasta el último día y ese día llegó.
La comida de despedida estuvo salpicada de buenos
deseos por parte de amigos y subalternos. Me
obsequiaron un libro, que seguramente nunca voy a
leer, y un adorno de escritorio con el logo de la
empresa, el cual planeo quemar a la primera
oportunidad.
Es increíble, pero todo el “amor a la camiseta” que uno
cultiva a través de los años de permanencia en una
organización, se pierde ante una situación de esta
naturaleza.
Había oído de gente que al momento de ser corrida
destruía los productos de esa empresa que tenía en casa,
y jamás volvía a comprar un solo producto en su vida.
¡Y yo pensaba que era una actitud infantil!
Sin embargo, cuando uno vive esa situación, comprende
ese “rencor” hacia la empresa generado por la
impotencia o frustración de verse fuera de ella.
Uno de “mis” gerentes se ofreció a llevarme a casa
después de la comida. Al despedirme de él, pensé que
sería muy difícil que nos volviéramos a encontrar como
jefe y subalterno una vez más, pero nunca se sabe. Le
agradecí su atención y nos despedimos como dos
buenos amigos.
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Era la última semana de marzo. Se estaba terminando
un capítulo de mi vida y empezando otro ¿Qué iba a
suceder? ¿adónde me iba a quedar? ¿Quién necesitaba
un director de planta “en buen estado” en este preciso
momento…?
Dudas y pensamientos. Jamás en mi vida había tenido
tantas cosas en que pensar y tantas dudas de cómo
resolverlas.
Pero no era el fin del mundo. El sábado tuvimos una
comida con la familia y tuve que anunciar el suceso.
Nuevamente, las expresiones de cuñados y concuños
fueron diversas e interesantes. Desde el “es una gran
injusticia”, hasta el “no cabe duda que la cosa en
México se está poniendo grave. ¿A dónde iremos a
parar?”
Uno de mis cuñados acababa de pasar por una situación
similar. Se levantó y me proporcionó varias listas de
agencias dedicadas a buscar ejecutivos, bolsas de
trabajo, oficinas de empleo, etcétera, llenas de
tachaduras, teléfonos cambiados y nombres. Se notaba
que estas listas le habían sido obsequiadas por otra
persona en el momento de su desgracia, y ahora le
tocaba a él pasar la estafeta, pues optimista me dijo al
entregármelas: “Nunca pensé que tú fueras a necesitar
esto, pero estoy seguro, puede serte útil”.
Yo nunca había utilizado los servicios de una agencia
para colocarme en ningún empleo. La primera vez que
me contraté, supe del trabajo a través del periódico. A
partir de ahí, me cambié a cuatro empresas más,
siempre por alguna recomendación personal y estando
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Estoy Desempleado
en activo, por lo que mi situación actual era totalmente
diferente.
- Mira cuñado, existe la creencia de que es más fácil
colocarse cuando uno está trabajando que cuando está
desempleado. Yo pienso que no hay tal: Lo que pasa es
que el tiempo de contratación puede variar de semanas
a meses, hasta que finalmente “alguien” toma la
decisión. Para la persona que esta activa, esto no es
importante y puede esperar el tiempo que sea necesario.
De hecho, normalmente esperará a que le hablen para
tener una mejor posición de negociación. Al
desempleado le “urge” que le decidan si “si”, o si “no”,
porque sabe que “alguien” tiene que pagar las cuentas
del mes y aceptará casi cualquier opción que se le
presente. Para cuando la primera empresa toma su
decisión, es muy probable que el candidato
desempleado ya se haya contratado y tendrán que
volver a empezar nuevamente. Esta es una gran
desventaja para el desempleado, que tiene que vencer
de alguna manera.
- Pero el desempleado tiene la ventaja de la
“disponibilidad inmediata” ¿o no?
- Lo primero que tienes que hacer es no desesperarte.
Yo estuve casi seis meses buscando, hasta que se me
hizo, y te puedo asegurar que pase “las de Caín”, pero
no hay que desesperarse.
Mi cuñado es economista y me explicó su teoría sobre
el “Movimiento Interminable de Plazas”, desarrollado
durante su periodo en la RE.NA.TA. (Reserva Nacional
de Talentos).
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Estoy Desempleado
- Cuando una persona, ya sea ejecutivo, gerente,
auxiliar, etcétera, sale de una empresa por el motivo que
gustes (despido, renuncia, el señor le pegó a un negocio
y se fue, o la tía rica estiró la pata y se va a dedicar a
organizar e incrementar sus bienes) genera una plaza
que queda vacía y que “alguien” tiene que ocupar. En tú
caso en particular, aparentemente esto no sucederá, pero
si las cosas mejoran para tu ex empresa, volverán a
requerir otro director que ocupe tu puesto. Es muy
posible que le den la oportunidad a alguien que ya esté
dentro de la organización (promoción) pero, de igual
manera, se creará otra plaza, aunque de otro nivel.
También se puede dar el caso de que se “pirateen” a
otro ejecutivo de fuera, posiblemente “alguien” de la
competencia, que ya tiene los conocimientos y
experiencia requeridos para el puesto. Si tú lo analizas,
ese “alguien” genera una plaza en su empresa y así, el
ciclo nunca termina. Lo que puedo asegurarte es que la
salida de un ejecutivo de una empresa, siempre generará
un puesto de mayor o menor rango, en esa o en otra
empresa, y el ciclo nunca terminará, por eso lo he
llamado “Movimiento Interminable de Plazas”.
Si lo notas, mucha gente pierde su empleo todos los
días y de alguna manera, se vuelven a colocar, si no en
una empresa, se independizan y crean una nueva, chica
o mediana, pero que finalmente, se incorporará a la lista
de empresas generadoras de empleos. Es decir, una
persona puede generar no sólo una plaza sino varias,
aunque sea de menor nivel ¿entiendes?
- O sea que no me debo preocupar porque tarde o
temprano “alguien” me va a necesitar y me dará la
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Estoy Desempleado
oportunidad que necesito, solo que debo ser paciente,
¿no es así?
- Correcto, Carlos, lo que quiero decirte es que las
cosas se ven más feas de lo que realmente son.
Le agradecí las listas y sus consejos, y regresé a casa
con una mentalidad más abierta y confiada, con la idea
de lo que tenía que hacer. A veces, un buen consejo
ayuda más que todos los buenos deseos del mundo.
Me levanté como todos los domingos sin mucha prisa.
Mi primera intención fue la de comprar el periódico
para ver algunas ofertas de empleo viables durante la
semana, por lo que me vestí y salí de la casa rumbo al
puesto más cercano. Adquirí los dos periódicos de
mayor circulación y regresé con mi preciada carga.
Durante el desayuno, Martha y yo no tocamos el tema y
decidimos que solo saldríamos a comer y rentar alguna
película, ya que no me sentía con ánimos de salir a
ningún lado y prefería quedarme en casa, Esta reacción
es absolutamente natural y humana; en la casa uno se
siente protegido, dueño de la situación y de alguna
manera, todavía “el jefe”.
Quería revisar cuidadosamente, con calma y sin
interrupción, la sección de avisos de empleo, por lo que
esperé a que los niños salieran a jugar y me encerré en
la recámara. Cuando todo estuvo listo, busqué la
sección correspondiente en el primer periódico.
Para mi sorpresa, la sección de empleos no contenía
más de cuatro ridículas hojas y pensé que me habían
timado. ¡No es posible! Normalmente, esa sección
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Estoy Desempleado
contiene diez a doce hojas y cientos de ofertas. En esta
ocasión, solamente había unas veinte ofertas, pero
ninguna que me interesara ¡Debe haber un error!
Busqué en el segundo periódico. Este normalmente
contiene dos secciones, porque la oferta de empleos es
muy alta. Sin embargo, igual que el anterior, sólo
incluía una sección de empleos con pocas ofertas y nada
que pudiera interesarme. ¿Qué pasó? ¿es que el mundo
está realmente en mi contra? Martha entró en ese
momento.
- Carlos, ¿vamos a salir a algún lado en la Semana
Santa? porque si tienes algún plan acuérdate que es este
miércoles.
- ¿Qué? ¿la Semana Santa empieza el miércoles? No
puede ser.
Normalmente no acostumbrábamos salir en esos días
porque no nos gustan las aglomeraciones ni los precios
excesivos de la temporada, por lo que aprovechamos
para disfrutar la ciudad, sus museos, cines, etcétera, que
en esa temporada se encuentran vacios por la salida de
tanta gente de la capital. Sin embargo, ahora era
diferente. No tenía el más mínimo deseo de salir de
vacaciones y no tenia absolutamente nada que hacer
durante esa semana. Terrible dilema. “Si empiezo a
gastar el dinero de mi liquidación en vacaciones, no me
va a durar ni siquiera tres meses y entonces sí que voy a
estar… bueno”.
“…No te preocupes… las cosas van a salir bien… Te
vas a colocar rápido…”
Era natural, las empresas en esta época no se interesan
por contratar gente, con todo lo que ello implica:
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Estoy Desempleado
entrevistas, cambios, etcétera. Todos tienen su mente
puesta en las vacaciones y eso es lo que más les
importa. “Ya se harán las contrataciones al regreso”.
Me puse a meditar un rato: si esta semana sólo había
veinte ofertas, ¡imagínense la siguiente! Siendo
Domingo de Resurrección, creo que ni siquiera venden
periódicos. O sea que, durante dos semanas al menos,
no habrá ninguna oferta en ningún lado.
¿Y hay quienes no creen en la mala suerte?
Así fue. El siguiente domingo no tuve ni siquiera
oportunidad de adquirir un periódico, por lo que pensé
que sería mejor utilizar las otras alternativas…
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Estoy Desempleado
La segunda semana
Lunes. Estoy desempleado. El despertador sonó a la
hora de costumbre y yo no sabía qué hacer. El
pensamiento me recorría todo el cuerpo, de la cabeza a
los pies.
“Estoy desempleado…estoy desempleado…”
Lo curioso era que ya no tenía que preocuparme por el
reporte de producción del fin de semana, ni de la
máquina ocho. Ese ya no era mi problema. Pero era
difícil desprenderse de la idea. ¿Habría salido el pedido
de exportación? a quien le importaba.
Seguramente que a mí no, pero no era cierto. Los niños
se encargaron de regresarme de vuelta a la tierra.
- ¡Papá! ¿no nos vas a llevar a la escuela?
Hay cosas que no cambian tan drásticamente como un
empleo: las obligaciones siguen siendo las mismas. Me
levanté y me vestí de mala gana. Decidí llevarlos y
regresar. Le pedí a Martha mi desayuno.
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Estoy Desempleado
Cuando regresé, Martha ya estaba lista para irse a su
clase de cerámica.
- ¿Vas a querer el coche? porque si es así, necesitas
darme el “aventón” a la clase y luego recogerme para ir
por los niños.
- No, llévatelo tú. Yo quiero hacer algunas llamadas.
Nos vemos a la hora de la comida.
Recordé que hacia algunos meses había recibido tres
ofertas de trabajo, de tres viejos amigos que me estaban
recomendando. Obviamente, en ese entonces no me
interesó ninguna de esas ofertas, por lo que no pasó de
un desayuno en donde hablamos de los viejos tiempos y
de la situación nacional. Pero ahora, podrían ser una
buena alternativa. De hecho, ellos fueron los que me
hablaron, por lo cual no perdía nada con intentarlo.
Después de varios esfuerzos logré comunicarme con dos
de ellos, quienes me informaron que ya habían
contratado a otra persona. Era una lástima, pero las
plazas ya estaban ocupadas. Cuando finalmente localicé
al tercer amigo, se abrió para mí una luz de esperanza.
Luis del Olmo me informó que, debido a que yo no
había aceptado el puesto que me había ofrecido, la
empresa canceló el proyecto y se olvidó por completo
de él, por lo que prometió hablar con el director y
recomendarme.
- No te puedo asegurar nada, pero lo voy a intentar.
Háblame la semana que entra ¿ok? Pero, ¿Por qué te
saliste de “Essex”?
- ¿Cómo que me salí?, me salieron. Las cosas en la
empresa se pusieron muy difíciles y ya ves, ahora estoy
fuera y necesito colocarme.
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Estoy Desempleado
- ¿Tienes alguna otra alternativa? –Me preguntó.
- No, de momento no. Hoy es mi primer día, pero
cuando tú me hablaste parecían muy entusiasmados con
el proyecto. ¿Crees que todavía haya alguna
posibilidad?
- Te digo que no lo sé, pero puedo intentarlo. Llámame
la semana que entra porque tengo que hablar con el
director y está de viaje.
Nos despedimos y colgué. “La semana que entra…”
¡Pero si apenas es lunes! ¿Qué puedo hacer el resto de
la semana?
Pensé que lo más importante en ese momento era hacer
mi curriculum. Para presentarme en cualquier empresa
tenía que llevar un curriculum bien elaborado, y en
algunos casos, con foto, por lo que no vacilé en
ponerme un traje obscuro y una corbata seria (todas las
fotos de personas ejecutivas son así) para ir a tomarme
unas fotografías. La última fotografía que me había
tomado tenía no menos de seis años y no tenía más de
dos, por lo que pensé que valía la pena una foto más
actualizada.
- “¿Sus fotos van a ser en color o blanco y negro,
señor?”
- ¡Por supuesto que en color! (Las fotos en blanco y
negro dejaron de usarse en 1856 y yo soy una persona
que adopta de inmediato las nuevas tecnologías).
- “¿Cuántas van a ser?”
- Doce, por favor. En realidad no sabía cuántas iba a
necesitar, pero una docena me pareció suficiente.
Quince minutos después, las fotos estaban listas.
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Estoy Desempleado
¡Qué horror! Estaba todo demacrado y mi expresión
totalmente perdida. No era yo…, la fotografía no
reflejaba al “ejecutivo ganador y seguro de sí mismo”
que siempre veía en el espejo. Mi expresión era triste y
desubicada, y el pelo… ¡demasiado largo! ¿Cuándo fue
la última vez que me corte el pelo? había estado muy
ocupado… ¿Serian dos meses? ¡Estaba fatal! ¡y pedí
doce! Consideré que era natural. “Si te sientes mal, es
obvio ¡que te veas peor!” pero ya había pagado las fotos
y tendría que usarlas. En cuanto las cosas volvieran a su
nivel y pasara a la peluquería, me tomaría una nueva
serie.
De regreso a casa me puse a buscar un manual de
ejecutivos, pues en algún curso que tomé venia un
capítulo sobre cómo realizar un curriculum vitae
“ganador”. Después de buscar en la doceava caja
(muchos libros todavía no estaban desempacados desde
el cambio de casa), lo encontré. Comencé a leer.
“El curriculum vitae es su carta de presentación y la
llave de entrada al puesto que está solicitando. No debe
ser ni tan extenso que al interesado le de flojera leerlo,
ni tan corto que no diga lo suficiente…
Debe ser claro, ir al grano, sin errores de ortografía, bien
presentado y debe reflejar parte de su personalidad…
No escriba trivialidades, como el nombre de su primaria.
Es obvio que si usted es ingeniero, de alguna manera
cursó los estudios básicos, y estos no son importantes
actualmente…
No mienta ni exagere, “alguien” le va a preguntar y más
vale que usted esté preparado para contestar…
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Estoy Desempleado
Refleje su experiencia. Véndase. No ponga lo malo. No
ponga números: el RFC, y el número de su cartilla se los
pedirán cuando lo contraten, si no, solo será paja que
nadie leerá…”
Las recomendaciones seguían en más de cinco hojas, así
es que tardé un buen tiempo en digerirla y realizar un
primer borrador.
Volví a leer el manual para afinar todavía más cualquier
detalle, hasta que quede totalmente satisfecho con la
redacción.
Aunque desde luego conocía mi vida profesional, me
tomé el tiempo en analizar lo que escribí. Desde que salí
de la carrera, había cambiado cinco veces de empresa,
para un total de 19 años de experiencia, de los cuales,
seis habían sido en el área de ingeniería, ocho en la
gerencia de ventas y cinco más en la dirección de planta.
¡Qué extraño…! reflejaba más experiencia en ventas
que en producción ¿sería esto importante…?
No creo… cualquier persona “inteligente” debe saber
que para dirigir bien una planta, lo más recomendable es
entender lo que significa el área de ventas. Finalmente,
producción está para “servir” a ventas, y no al contrario.
De hecho, esta experiencia me había servido de escudo
en la últimas dos empresas, ante la gerencia de ventas.
Sí, creo que esta correcto…
Al contabilizar el número de cursos que había tomado a
través de los años, me sorprendí. ¡Casi un promedio de
dos por año! Cursos de actualización, de tecnología de
punta, filosofías de calidad, etcétera “y con la maestría
en administración y siendo 100% bilingüe, ¡que
bárbaro! No habrá empresa que se me resista".
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Estoy Desempleado
Me sentía un ganador. Ahora, a pasarlo en limpio.
Después de siete intentos de escribir la primera hoja, me
di cuenta que la máquina de escribir no es mi fuerte.
Todos los trabajos que había realizado en los últimos
años, incluida mi tesis de maestría, los hice en la
computadora. ¡No es posible! la computadora te corrige,
agrupa, alinea, subraya, etcétera, automáticamente, la
máquina de escribir no.
“¿Como le hacen las secretarias? me puse a pensar…
¿Cuántas veces regaña uno a su secretaria por una letra
o por la mala alineación? Lo tendría en cuanta la
próxima vez. Pero… ¿habría una próxima vez? la
imagen del tortero volvió a aparecer…
Finalmente, tenía un curriculum perfecto, bien
presentado, sin errores, y fácil de leer. Tengo que
admitir que Martha sigue siendo una buena secretaria, y
eso que hace años que no trabaja. No cabe duda que lo
que bien se aprende nunca se olvida. Ahora, las copias.
El tipo de la papelería preguntó:
- ¿Cuántos juegos?
- Diez por favor, engargolados y con pastas en color
negro.
- Tenemos unas rojas que están…
- No, por favor (El rojo puede denotar frivolidad pensé,
en cambio el negro indica seriedad, fuerza:
Definitivamente negras).
- ¿De las caras o de las económicas?
- ¡Por supuesto que de las caras!
(Hombre, estoy tratando de impresionar a alguien muy
importante)
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Estoy Desempleado
Pedí también un cuaderno rayado para anotar mis citas,
recortes y teléfonos. Consideré que después de varias
entrevistas, podría ser difícil acordarme de cada detalle,
y yo siempre he sido muy organizado. Dicen que una
palabra escrita es más poderosa que la mejor de las
mentes. Cuando el hombre me hizo la cuenta, casi me
desmayo.
- ¿Está usted seguro del precio? se me hace un poco
caro por unas copias y unas pastas perforadas, ¿no cree?
- Usted pidió de las más caras, por eso le pregunté. El
precio esta correcto.
Pensé en todas las copias, reportes y escritos que se
piden en una empresa. ¡Qué desperdicio! Pensar que en
algunas ocasiones, estos reportes simplemente se hojean
una vez y se tiran o archivan para siempre. Si las
empresas cobraran cada copia que pide un gerente,
inmediatamente se acabarían las copias y los reportes.
Pero uno no se da cuenta de esto, finalmente, el dinero
lo paga otro.
“Espero que las empresas que reciban esta información
sepan apreciarla, no solo por su contenido sino por su
costo. Ojala no necesite más de diez juegos o voy a
tener que invertir una fortuna”.
- Gorda, ¿Qué tienes que hacer esta tarde?
- Nada, ¿por qué?
- ¿Me puedes acompañar a dejar unos curricula a unos
Head Hunters (HH)?
- ¿Qué no puedes ir tu solo?
- Si puedo, pero esta mañana fui al centro a dejar uno
solo y ¿sabes qué pasó? Para empezar no había donde
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Estoy Desempleado
estacionarme y deje el coche a casi cinco cuadras de
distancia. No me importó caminar hasta la oficina del
HH porque pensé que tendría una entrevista o algo
similar, pero no fue así, simplemente una recepcionista
me recibió el curriculum y me indicó que si había algo,
ellos me llamarían. Dos minutos después estaba en la
calle nuevamente, y aparte de pagar una hora de
estacionamiento (aunque solo había estado diez
minutos), me llovió de regreso. ¿No es ridículo? dos
horas de viaje a cambio de un minuto de su atención.
Tengo que ser más productivo que eso ¿no crees?
- Bueno, y a donde vamos a ir.
- Mira, ya llamé a cinco HH de la lista de tu hermano, y
todos coinciden en que lo que tengo que hacer es llevar
mi curriculum o enviarlo por fax, y que si hay algo ellos
me van a llamar para una entrevista, así es que cuanto
antes mejor ¿no crees?
Anoté cuidadosamente las direcciones, teléfonos y
nombres de los contactos en la libreta rayada y nos
subimos al auto.
- ¿Cuál es la dirección del primero?, pregunté.
- Calle Rimbombo 842, colonia la Escondida.
- ¿Y eso donde queda?
- ¿No preguntaste?
- No, la verdad no se me ocurrió ¿tenemos un mapa de
la ciudad?
- No, el último se fue con el otro coche.
-¡Bueno! Creo que sería buena idea comprar uno nuevo.
Las calles y avenidas cambian constantemente ¿Dónde
está el otro HH?
- Calle principal número ocho, Iztapalapa.
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Estoy Desempleado
- Oye, ¿no hay uno más cerca? Este está hasta casa
del…
- Hay uno por Reforma y otro en Palmas.
- Va. Están de camino.
El sistema funcionó. Yo esperaba en el coche, así es que
podía estacionarme exactamente enfrente de la oficina.
Mientras, Martha entregaba el curriculum y en menos de
tres minutos estaba de regreso. Esa tarde pudimos
entregar tres carpetas. ¡Todo un record!
Dos días después pudimos entregar ocho curricula mas,
incluyendo dos enviados por fax a las oficinas que
estaban realmente lejos.
- ¿Y ahora qué?
- Supongo que me hablarán para informarme que lo
recibieron, aunque sea por cortesía. Claro, a lo mejor en
este momento no tienen una plaza para mí, pero esta
gente se dedica a esto de las colocaciones. Con mis
características seguro me hablarán muy pronto.
¿Sabes? sería muy buena idea enviar mis trajes a la
tintorería. Tengo que ir muy bien presentado a todas
esas citas.
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