El deseo de complacer

Transcripción

El deseo de complacer
PADRE NUESTRO
La fuerza de la fe para huérfanos de espíritu
AUTOSOFÍA
El pasado verano, finalicé una de las etapas del Camino de Santiago en un pueblecito, cerca de la ciudad
de Manresa. Es una modesta villa que carece de servicio hotelero pero, sí que dispone de un lugar para
la pernoctación, aunque únicamente está disponible a los peregrinos del “Camino”. Este servicio lo
ofrece la residencia de ancianos de la misma localidad. Así pues, cuando llegué al final de esa etapa, me
dirigí a inscribirme en el registro para que me ofrecieran hospedaje. Mientras esperaba en la recepción
del geriátrico, se me acercó una de las residentes y me abordó con una batería de preguntas, de dónde
venía, de dónde era, adonde iba. Yo le contesté con la amabilidad y respeto que se deben a las personas
mayores. Al término de nuestra breve conversación ella se despidió de mí con un deseo y una demanda.
Me deseo mucha salud y me pidió que rezara un “Padre Nuestro” en su memoria. Eso me hizo pensar y
llegué a la siguiente conclusión:
Yo no soy creyente y mucho menos practicante pero, pensándolo bien me pidió que lo hiciera por ella y
ella sí es creyente. Así pues, la pregunta que me hice fue: ¿qué me cuesta satisfacer su petición? No me
pidió que creyera en nadie, sino que rezara una oración por ella y eso sí que podía hacerlo. Como
ejemplo de analogía a esta cuestión, podemos hacer la siguiente reflexión. Imaginemos que vamos a
cocinar para alguien que nos ha pedido algo sencillo, una tortilla a la francesa por ejemplo.
Personalmente me gustan poco hechas y sin sal, todo lo contrario que el comensal, que la prefiere con
sal y muy hecha, ¿cómo deberé cocinar la tortilla? Cualquiera que goce de un mínimo de empatía
conoce la respuesta.
Por ese motivo este artículo va destinado a rendir homenaje al ruego de aquella anciana, que dicho sea
de paso, ni siquiera sé su nombre, pero que seguramente jamás desaparecerá de mi memoria. Este es
mi análisis del “Padre Nuestro”, extraído del Nuevo Testamento del Evangelio según San Mateo, capítulo
6, versículos del 9 al 16.
Padre nuestro,
Se refiere al creador o fuerza creadora, la naturaleza. Ha destacar la tendencia
machista al escribir en masculino un sustantivo femenino.
que estás en los cielos,
Los cielos en plural, significa en más de uno o en todos, el espacio, el cosmos,
el universo. Simboliza omnipresencia o en todas partes.
santificado sea tu Nombre;
Santificar proviene del latín “sanctificare” que significa “hacer santo”.
A su vez “santo”, también de origen latino “sanctus” del verbo
“sanice”, que puede significar consagrar o sancionar. Ésta última
como
“resultado
de
ciertas
leyes
o
reglas”.
Así pues, el Nombre a que se refiere la frase es el resultado de ciertas
leyes, las de la Naturaleza, las cuales por otro lado son inviolables.
venga a nosotros tu Reino;
El Reino es el feudo, el territorio, en este caso el reino natural y
nosotros nos debemos a él, puesto que formamos parte del mismo.
Autor del artículo: Jordi Bonet/Autosofía/22 – 12 – 2015
PADRE NUESTRO
La fuerza de la fe para huérfanos de espíritu
AUTOSOFÍA
hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Se reconoce la autoridad con un imperativo
(hágase) de Voluntad, en mayúscula. Todo
lo que se escribe en mayúscula se refiere a
algo propio, en este caso la naturaleza o
fuerza creadora.
Nuestro pan cotidiano dánosle hoy;
El pan como símbolo de todo “alimento”,
tanto material como el espiritual, como
esencia
para
la
subsistencia
y
la
perpetuidad.
y perdónanos nuestras deudas,
En este caso las deudas se entienden como
errores voluntarios o involuntarios en el
que el perdón pasa irremediablemente por
el arrepentimiento.
así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores;
A cambio nos comprometemos a
perdonar
afectan
esas
a
acciones
nuestra
que
persona,
nuestro ego, nuestras emociones
Símbolo de compromiso
no nos dejes caer en tentación,
Tentación del latín “temptatio” que significa intento, prueba
o tentativa. A la que nos someterá el mal (nuestros defectos,
los cuales son exageraciones de nuestras virtudes)
mas líbranos del mal.
La conjunción adversativa “mas”
se puede sustituir por “pero”, para
contraponer un concepto a otro y también se puede sustituir por “sino” para
añadir miembros a la cláusula, en este caso la tentación.
Jesús de Nazaret, Evangelio de Mateo 6:9-13
Es mi deseo finalizar este artículo con una bienaventuranza que cito textualmente: “Bienaventurados los
limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. Este es mi mensaje para estas fiestas y está dedicado a todos.
Especialmente a los no creyentes como yo, a los que invito a sustituir la palabra “Dios” por “Felicidad”, quizá de
este modo se entienda mejor.
Jordi Bonet
Autosofía
Autor del artículo: Jordi Bonet/Autosofía/22 – 12 – 2015

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