Los dioses navegantes de américa prehispánica

Transcripción

Los dioses navegantes de américa prehispánica
LOS DIOSES NAVEGANTES DE
AMERICA PREHISPANICA
Los dioses navegantes de América prehispánica
Raúl Arias Sánchez
Imagen de Smithsonian Institution
1
Los dioses navegantes de América prehispánica
LOS DIOSES NAVEGANTES DE
AMERICA PREHISPÁNICA
Por Raúl Arias Sánchez (*)
Universidad Nacional del
Centro del Perú
Museo Antropológico de
la Cultura Andina

Ponencia presentada en el XXI Congreso Nacional de Estudiantes de Arqueología (Setiembre de 2013) y en el XX
Congreso Nacional de Estudiantes de Antropología, Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú
(Noviembre de 2013). III Congreso Nacional de Antropología. Maracaibo, Venezuela. (Setiembre de 2013)

* Estudiante de Antropología, Investigador del Museo Antropológico de la Cultura Andina de la Universidad
Nacional del Centro del Perú. / E-mail: [email protected]
Este artículo deberá ser citado de la siguiente manera: ARIAS SÁNCHEZ, Raúl (2013). Los dioses navegantes de
América prehispánica, en Ensayos del Museo Antropológico de la Cultura Andina. Huancayo, Perú.
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Los dioses navegantes de América prehispánica
RESUMEN
La presente investigación pretende examinar, analizar y comparar evidencias en
general: iconografías, códices, cerámica, pinturas, grabados, etc. que apoyan a la tesis
de contactos transpacíficos por parte de exploradores al continente americano. Estos
contactos originaron una simbiosis racial y cultural, surgiendo de esta manera un estilo
propio de hombres y obras. Estos exploradores procedentes de distintas partes del globo
fueron los que dieron un aliento civilizador y transformador a una tierra que estaba
recién floreciendo, América. Sin embargo, también de América se proyectaron a otros
lugares, por ejemplo, ¿Cómo explicarnos la existencia de embalsamientos hechos a base
coca en las momias de Egipto?
Palabras clave: América, contactos transpacíficos, simbiosis.
ABSTRACT
This research aims to examine, analyze and compare evidence in general: iconography,
manuscripts, ceramics, paintings, prints, etc. supporting the thesis of transpacific contact
by explorers to the Americas. These contacts resulted in a racial and cultural symbiosis,
thus emerging a style of men and works. These explorers from around the globe were
those who gave a breath of civilization and a land transformer was freshly blooming,
America. However, America also projected to other places, for example, how to explain
the existence of embalming made from coca Egyptian mummies?
Keywords: America, transpacific contacts, symbiosis.
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Los dioses navegantes de América prehispánica
INTRODUCCIÓN
El hombre ha podido dominar la naturaleza, porque ha logrado sustituir su
comportamiento biológicamente heredado por el culturalmente aprendido, esto quiere
decir que el comportamiento cultural es un mecanismo de prácticas significativas que
permiten la difusión de ideas, habilidades y objetos a individuos o grupos no
necesariamente relacionados, sin tener en cuenta las divisiones raciales o geográficas
que puedan presentar.
Si aceptamos esta perspectiva teórica, estamos obligados a reconocer que la difusión
y no la invención independiente es el motor primario del cambio cultural (Meggers
1997). La posibilidad de este ―préstamo‖ por parte de muchos pueblos a otros se han
venido dando a lo largo de nuestra historia y aún persisten muchos ejemplos en nuestros
días.
Así, estas ideas, habilidades, y objetos que migraron de un lugar a otro, de pueblo a
pueblo, de nación a nación, de continente a continente constituyeron los focos primarios
para el desarrollo de una civilización y esto no excluye a América prehispánica. Sin
embargo, ¿quién o quiénes fueron los transportadores de ―esa cultura‖ hacia América
prehispánica?, ¿cómo llegaron?, ¿de dónde vinieron?, ¿qué impacto generaron en cada
pueblo ―visitado‖?, ¿se quedaron o volvieron a su patria? A continuación con la ayuda
de la antropología, la arqueología y la historia develaremos estas interrogantes, de esto
trata el presente artículo.
¿QUIÉN O QUIENES SON LOS TRANSPORTADORES DE “ESA CULTURA”
HACIA AMÉRICA PREHISPÁNICA?
En toda la mitología de América prehispánica existen relatos orales, fuentes
escritas, como monumentales y que cuentan que, en tiempos pasados arribaron a nuestro
continente personajes de extrañas características como el color de la piel distinto a la de
los indígenas, el color del cabello, la ropa, los ojos, etc.; podemos decir en forma
general y contar brevemente sobre las coincidencias generalizadas que se repiten a lo
largo del continente americano en una sola historia siendo que: los “extraños” aparecen
en el mar con un gran séquito consigo; vienen en una gran nube por el mar, caminando
sobre las aguas o encima de algo, que les permiten flotar causando un gran alboroto y
generando espuma y olas. Los nativos, sienten temor al ver semejantes “bestias”
aproximarse a las costas; los “extraños” arriban y pisan tierra firme; los indígenas
asustados pero curiosos van al encuentro.
De esta manera, los mitos, cuentos y leyendas de América narran la llegada de los
“Dioses” a los pueblos amerindios tempranos que aun poseían conocimientos y
tecnología rudimentaria. ¿Pero quiénes son los “dioses” que arribaron a América
prehispánica?, los mencionaremos a continuación según la posición geográfica en dónde
aparecieron, proyectándose del norte al sur del continente.
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Los dioses navegantes de América prehispánica
AMERICA DEL NORTE
En Norteamérica encontramos a los Hopis1, un pueblo milenario provisto de un
sentido profundamente simbólico y religioso. Quienes se consideran a viva voz ser los
primeros habitantes de América. Los Hopis se extiendes en partes de Nuevo México,
Arizona, Colorado y Utah. Este pueblo, como diría el investigador estadounidense
Frank Waters (1992), ha llevado a la desesperación a antropólogos, etnólogos y
sociólogos profesionales. Sin embargo, a pesar de la existencia de detalles culturales
ricos y abundantes de los Hopis sólo nos ocuparemos de los registros realizados por el
etnólogo Alexander M. Stephen en 1963 sobre el “hermano perdido” de los Hopis.
La tradición Hopi cuenta que cuando se establecieron definitivamente en América
del norte tras un largo ciclo de migraciones por todo el continente, un día llegó a las
costas un hombre alto, blanco y barbado flotando en una calabaza gigante, a lo que
pudieron entender los Hopis aquel “ser” se llamaba Pahána. Este hombre recién llegado
les enseñó a cultivar el maíz y tratarlo, así como también hacer oraciones, tiestos, y un
saludo con las manos que consistía juntar las palmas, siendo de esta manera plausible
una fraternidad. Transcurrido cierto tiempo “el hermano blanco de los Hopis”, Pahána
se adentró al mar y desapareció junto con su calabaza prometiendo volver algún día.
Cabe resaltar que el pueblo Hopi ve en la figura de Pahána un “hermano” y no un
“dios”, sin embargo, él es quién les enseña cómo comunicarse con los “verdaderos
dioses” con los páhos2.
Ahora propondremos una posibilidad de interpretación:
a. Pahána pudo haber sido un navegante, tal vez perdido – porque la leyenda
menciona que llega solo – que quiso explorar o buscar nuevas tierras.
b. Pahána llegó flotando en una ―calabaza‖, de ello podemos deducir que venia en una
especie de embarcación, un navío ligeramente pequeño para albergar a una sola
persona.
c. Pahána establece cierta comunicación con los Hopi y les transmite conocimientos
(cultura), en cuanto les enseña a labrar la tierra y demás cosas.
d. Pahána posiblemente provenía de un pueblo con conocimientos marítimos de
navegación y astronomía, un pueblo que ya conocía las bondades de la madera para
construir embarcaciones como “calabaza”, que ya conocía la preparación del maíz
para la alimentación así como también las bondades de la tierra.
e. Por último diremos que, en definitiva es un extranjero, por las características que
presenta como, “blanco”, “barbado” y “alto”, rasgos muy poco probables en la
población Hopi.
1
Pueblo situado en Estados Unios, el significado de ―Hopi‖ es paz, siendo la traducción ―Pueblo de Paz‖ según el
investigador Frank Waters (1992).
2
Páoh: pluma o bara de pluma para hacer oraciones Frank Waters (1992).
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Fig. 1.- Representación del ―hermano blanco‖ perdido de los Hopis, quién hizo la
promesa de volver algún día (Muñeca Hopi perteneciente a André Breton)
El problema que se nos presenta en la llegada y partida del ―Hermano Blanco de los
Hopis‖ es la datación del posible contacto o encuentro, ya que los Hopis no poseen
―registros escritos” de su historia, sin embargo nos valemos, como decía el etnólogo
francés Claude Lévi-Strauss (1987), de los mitos para entender y echar luz al histórico
inconsciente del hombre americano. De esta manera los mitos y leyendas son una vía
regia para entender al hombre, conocer su pasado y su posible ruta.
CENTRO AMÉRICA
Como hemos visto, los Hopis no tenían manera de “escribir” su pasado, empero, en
Centroamérica la historia cambia, ellos si conocieron un tipo de escritura jeroglífica
conocidos como Códices3, los cuales son pruebas fehacientes de historia.
El ―dios‖ del cual nos ocuparemos se llama Quetzalcoatl4 y hace su aparición en
Mesoamérica y específicamente en el Anáhuac, de este personaje alto, rubio, blanco,
barbado y de profunda cultura ha dado margen a la creación de varios mitos y leyendas
que los antropólogos, científicos y exploradores extranjeros han entretejido de una
maraña cada vez más difícil de desenredar. En la mitología Tlahuica se borda una
historia con respecto a Quetzalcóatl, semejante a la del nacimiento del Rey Salomón
(León 1995), pues se dice en los antiguos códices que Quetzalcóatl fue hijo de una
3
Códices precolombinos son manuscritos pintados utilizados por los pueblos de Mesoamérica (olmecas,
teotihuacanos, mayas, aztecas, etc.), formados por una escritura de carácter logosilábico, es decir, basada en signos
logográficos (que designan palabras) y fonéticos (transcriben sílabas), o alfabéticos. El nombre de códice o codex es
aplicado, siguiendo la nomenclatura habitual del medioevo europeo, por mexicanistas y mesoamericanistas
(arqueólogos o etnohistoriadores) de manera indiscriminada y general a cualquier manuscrito pintado —casi siempre
mediante glifos— con una tradición explícitamente indígena.
4
Quetzalcóatl fue una divinidad en casi toda Mesoamérica, incluyendo a los olmecas, mayas, mixtecas, toltecas, pero
principalmente entre los aztecas. Su nombre se forma de dos palabras de origen Náhuatl: quetzal que es una ave de
hermoso plumaje que habita la selva centroamericana y cóatl que significa serpiente.
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mujer virgen llamada Chimalma y del Rey-Dios Mixtocóatl, monarca de Tollán5. Ahora
bien de lo que expone Hooker (1996: 123) podemos extraer:
“Cuenta la leyenda que cuando la creación del mundo había terminado, los
dioses y humanos vivían en armonía, todos eran felices, a excepción del
dios Quetzalcóatl que veía con enojo como los humanos eran subyugados por los
demás dioses. Por lo que decidió adoptar la condición humana para compartirles
el conocimiento y el arte que poseían las deidades.
Al llegar al mundo de los humanos vagó por muchas tierras hasta llegar
a Tollan, lugar que se dice, actualmente está en México dentro del Estado de
Hidalgo. A su arribo se estaba ofreciendo un sacrificio en honor de su hermano
Tezcatlipoca, y enfurecido por esta barbaridad, detuvo la ejecución. El sacerdote
que realizaba el sacrificio, gritó furioso, mientras el cielo se tornaba gris con
nubes que anunciaban una gran tormenta, rayos y truenos. Quetzalcóatl los calmó
y les dijo que mientras él estuviera en Tollan la ciudad florecería como
ninguna.Acto seguido alzó las manos al cielo y los vientos empezaron a soplar,
despejando las nubes. Desde ese entonces, los hombres quisieron rendirle culto
como a una deidad. Rechazó cualquier clase de lujo y los invitó a vivir con
humildad y a aprender con la pureza del alma.A partir de ese momento, Tollan
creció y prosperó.
El dios en forma de humano les enseño a cultivar las semillas del maíz, a
trabajar el jade, oro y la obsidiana, a teñir el algodón, el arte de la astronomía,
enriqueció su escritura, fomentó el culto a los dioses y prohibió los sacrificios
humanos, en lugar de eso les enseñó el autosacrificio punzándose con espinas de
maguey. Creó una orden de doncellas que se dedicarían a la limpieza y
mantenimiento de los templos, en fin, la ciudad se convirtió en una ciudad grande,
bella y sagrada. Pero el dios Tezcatlipoca, hermano de Quetazalcóatl, no estaba
contento con el desempeño de su pariente, así que ideó un perverso plan para
destruir su imagen. Cierto día, Tezcatlipoca se disfrazó de anciano y le llevó un
regalo a Quetzalcóatl, éste lo recibió con gran gusto y humildad, al ver que se
trataba de un maguey que emanaba un líquido exquisito.
Sin embargo, Quetzalcóatl no sabía que ese líquido tan delicioso era el “octli”
o “pulque”, bebida embriagante que no había sido descubierta.Quetzalcóatl la
bebió con mucho agrado, bebió y cantó como nunca. Estaba tan extasiado que
llenó de deseos carnales, como mujer a Quetzalpetatl, una sacerdotisa de su culto,
rompiendo su celibato. A la mañana siguiente se sintió inmundo y tomó la
resolución más difícil de su vida, pues ya no era digno de dirigirTollan.Se dirigió
hacia el mar, construyó una barca con serpientes y navegó con rumbo a donde se
pone el sol, prometiéndoles a los toltecas que volvería en un año “Ce Ácatl” para
regresar a Tollan a vengar por esa traición”.
De lo expuesto algunos historiadores, a las representaciones de Quetzalcóatl lo
muestran como un hombre blanco, alto y barbado. Por lo que, se asegura que este
personaje pudo haber sido real, tratándose de un vikingo que llegó a las costas del Golfo
5
En Ecuador existe un pueblo de nombre similar, Tallán, que cuentan la historia de un príncipe perdido. (Metraux
1928)
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Los dioses navegantes de América prehispánica
de México y que tiempo después los Toltecas convirtieron en su dios, por todos los
conocimientos nuevos que les inculcó (De la Garza 1975). Por otro lado, para la fecha
de la aparición de este “dios”, el historiador peruano Antonio del Busto (Busto: 2005,
2006) dice que la aparición de Quetzalcóatl debió ser hacia el año 900 d. C. siendo el
Periodo Postclásico Temprano de Centroamérica en donde estaban en pleno
florecimiento las culturas Tolteca o Tollan, Texcoco y Tlaxcalteca, Tarascos, Mixtecas
y Tula.
Fig. 2.- Representaciones de Quetzalcóatl
La posibilidad de hechos de Quetzalcóatl:
a. En primer lugar, Quetzalcóatl viene de un lugar (morada de los dioses) de donde ya
son conocidos las artes y las ciencias.
b. Lo segundo, arriba y vaga por Tollán, posiblemente al igual que el “hermano
perdido Hopi” se haya extraviado y se dispuso a explorar.
c. Detiene en la escena un sacrificio, asumimos que este “dios” venia de una cultura
espiritual posiblemente oriental por la manera de autocastigo que enseña.
d. Imparte su cultura a un pueblo que lo toma como “dios”, de lo que extraemos―les
enseño a cultivar las semillas del maíz, a trabajar el jade, oro y la obsidiana, a teñir
el algodón, el arte de la astronomía, enriqueció su escritura‖, por tanto de donde
venía ya existía la agricultura, lo mismo que la metalurgia y decoraciones, la
astronomía que por ende era usada en los viajes por mar y la predicción de los
fenómenos celestes, y sobre todo era de un pueblo que sabia o tenia un tipo de
escritura. Entonces podemos decir que Quetzalcóatl venia de una civilización en
términos de Carl Sauer (1952: 25):
“…una civilización se caracteriza principalmente por conocer la agricultura,
ganadería, metalurgia, cerámica, arquitectura, textilería y navegación.”
Pero a nuestro criterio le faltaría una característica más, la escritura. Siendo esta
ultima el medio por el cual se puede transmitir y preservar toda clase de información,
como acontecimientos importantes, viajes, etc.
Por otro lado, los Mayas adoptaron la tradición y conocieron a Quetzalcóatl con el
nombre de Kukulkán según refieren varios investigadores como Oker (1996), Horna
(2006), León (1995, 1984), De la Garza (1975), De Landa (1966) y Barrera (1969). Con
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Los dioses navegantes de América prehispánica
esta aclaración, a Kukulkán se le atribuye la fundación de Chichénitza, se le conoce
también como Xolotl, “Divinidad del Inframundo”; Ehécatl, “Dios del viento”, etc.
Fig. 3.- Kukulkán es el nombre maya de Quetzalcóatl, personaje importante en el
período posclásico de los mayas, en el libro sagrado Popol Vuh se le conoce como
"Gukumatz". Aquí lo vemos en un dibujo de un bajorrelieve de Yaxchilán.
Ahora nos trasladaremos hasta Hawai6. Es de conocimiento universal que los
ancestros del pueblo hawaiano cruzaron el océano desde la Polinesia (Kuykendall
1957), y se asentaron en esta isla del Pacifico. Por lo que apunta Buck (1945) los
hawaianos rendían culto a cuatro dioses principales. Sus lugares de culto, llamados
“heiaus”, eran construidos con roca volcánica. La estructura religiosa y social giraba en
torno al concepto ―kapu”, conocido en el resto de la Polinesia como tabú, que establecía
reglas prohibitivas o restrictivas para varios de los segmentos de la sociedad y creaba un
sistema de castas. La sociedad Hawaii transmitía sus leyendas y tradiciones por medio
de canciones, bailes, poemas y cuentos.
El folklore y la mitología hawaiana es rica y variada, siendo abordada en su
momento por varios estudiosos como Buck (1945), Malo (1951), Kuykendall (1957),
Sahlins (1981, 1985), Valery (1985) y recientemente por Kuper (2001). De los citados
trabajos, expondremos en el que nos interesa, “el arribo de un dios”.
La historia del primer contacto de los europeos con Hawai había sido objeto de
interés de los estudiosos desde el momento en que llegaron a Inglaterra las noticias del
dramático final de Cook (Kuper 2001).
Todo comienza con el explorador inglés James Cook (1728-1779) quién desembarcó
en Kauai en enero de 1778. Bautizó su descubrimiento con el nombre de islas
6
Hawai (estado) o Hawaii (estado), estado perteneciente a los Estados Unidos y situado en el océano Pacífico central.
Está compuesto principalmente por las islas Hawaii y varios islotes. Las islas más importantes son, ordenadas según
su tamaño, Hawaii, Maui, Oahu, Kauai, Molokai, Lanai, Niihau y Kahoolawe. Hawaii se incorporó a la Unión el 21
de agosto de 1959 como el estado número 50. Sus principales ciudades son Honolulú (la capital), Hilo, Kailna,
Kaneshe y Waipaku.
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Los dioses navegantes de América prehispánica
Sandwich. Después de un viaje al norte del Pacífico, Cook regresó a Hawaii para pasar
el invierno, pero las anteriormente relaciones amistosas con los hawaianos se habían
deteriorado y fue asesinado en el transcurso de una expedición punitiva contra ellos en
1779.
Sahlins (1981) hace una lectura de la muerte de Cook, y menciona que los
hawaianos lo identificaron con “Lono”, un “dios blanco” que llegó un día y que
prometió regresar en otro. Acerca de esta identificación que se le hace a Cook,
Kuykendall (1957) expone:
“Era una idea lógica, ya que Cook llegó cada vez durante la estación del
makahiki y Lono (…) era un dios del Makahiki. Entre los hawaianos había una
tradición que decía que Lono partido a Kahiki y se suponía que, entonces, habría
reegresado. Las velas de los barcos extrajeras se parecía al estandarte de kapa 7
asociado a la imagen de Lono; y la manera como el escuadrón de Cook navegaba
ociosamente a lo largo de las costas de varias islas era más que una pequeña
insinuación del avence del dios alrededor de la isla durante la fiesta de makahiki.”
De lo que expone Kuper (2001), cuando, en enero de 1979, desembarcó Cook en
Kealakekua, estaba bien encaminado para ser aceptado de manera general como Lono,
de esto Sahlins (1981) añade:
“Tan pronto como fue a la costa, acompaña por algunos de sus oficiales, los
sacerdotes los tomaron por su cuenta y los convirtieron en la figura central de la
ceremonia elaborada en el heiau de Hikiau, con lo que los sacerdotes querían
decir que lo reconocían como la encarnación de Lono; hasta el ultimo día de su
vida, los nativos lo trataron con respeto que llegaba a la adoración. No es seguro
se Cook se dio cuenta de la significación religiosa de todo esto”.
Tras un tiempo anclados, aprovisionándose gracias a los hospitalarios isleños y
poniéndolo todo a punto, Cook largó las velas y zarpó. Sin embargo, su mástil se
rompió y se vio obligado a volver (Malo 1951). Entonces, se reasumieron las viejas
relaciones, aunque los hawaianos sentían curiosidad sobre la razón que había hecho
volver a los extranjeros. Los hurtos se hicieron más comunes. Se llevaron las
herramientas de los herreros, lo cual produjo una refriega en la que un jefe llamado
Palea fue golpeado con un remo. Siguió la pérdida más grave de un bote. Cook adoptó
su estrategia acostumbrada y trató de tomar al rey como rehén hasta que se devolviese la
propiedad robada. Pero los hawaianos se habían tomado suspicaces como dice
Kuykendall (1957):
“Lono, si en realidad era Lono, nunca antes había ido a visitar a un jefe de tal
forma armado, apoyado por una escolta de soldados y con un movimiento
concertado y aparentemente hostil de botes armados procedentes de los dos
barcos.”
7
Kapa, es una designación Polinesia a una especia de ropa sin tejer hecha a partir de la coreteza de la llamada morera
del papel (Broussonetia papyrifera)
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Los dioses navegantes de América prehispánica
Se reunió una muchedumbre y algunos marineros fueron presa del pánico. El
propio Cook disparó su arma dos veces. En la confusión, lo tumbaron al suelo y lo
mataron. Los hawaianos se llevaron el cuerpo y lo trataron como el de un gran jefe
(Valery 1985). Los británicos se reagruparon y tomaron duras represalias. Finalmente,
después de una semana, se hicieron las paces. Los hawaianos devolvieron a los barcos
algunos de los huesos de Cook (Kuper 2001). Los ingleses los arrojaron al mar en una
ceremonia funeraria y partieron. La versión que hemos resumido en las líneas anteriores
representa el consenso de los estudiosos en el momento de la intervención de Sahlins
(1985). Su autor, Ralph Kuykendall (1957) era profesor de historia en la Universidad de
Hawai y su libro de la época precolonial era el primer volumen de lo que se iba a
convertir en una historia oficial de las isla, sintetizando los conocimientos académicos
contemporáneos.
Lo que hizo Sahlins (1985) fue proseguir y profundizar la lógica de esta
identificación generalmente aceptada entre Cook y Lono. Tal como leyó interpretó
testimonios (y éste continúa siendo un motivo de controversia), cuando Cook visitó por
primera vez las islas hawaianas de Kauai y Niihau, a principios de 1778, durante la
estación de “makahiki”, consagrada a Lona, los autóctonos tomaron a los marineros
ingleses por dioses. Sin embargo, los hawaianos no tardaron en descartar semejante
idea, particularmente a la vista del ansia de los marineros por acostarse con las mujeres
hawaianas y por compartir sus comidas con ellos (Kuper 2001).
De lo que sabemos de Cook, es que era una persona de talla alta, de test blanca,
ojos claros y cabello claro (rubio), posiblemente tenía una gran barba cuando arribó al
actual Hawai mostrándolo como una persona algo mayor (Kuykendall 1957).
Como hemos podido ver “la confusión” que provocan los “dioses” cuando se les
aparecen a los indígenas es un fiel reflejo que mucho antes, personajes semejantes
dejaron una gran huella cultural.
Fig. 4- James Cook, foto de la colección Hulton Deutsh.
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Los dioses navegantes de América prehispánica
AMÉRICA DEL SUR
América del Sur ha sido siempre un lugar que ha despertado por mucho tiempo el
interés de los antropólogos, historiadores, arqueólogos y otros investigadores que vieron
en nuestro continente una tierra mágica, exótica, llena de riquezas y de misteriosas
ciudades. Si enumeraríamos una lista de estos investigadores8 y sus trabajos tendríamos
serios problemas de espacio, por lo que citaremos sólo a los que se ocuparon de la
mitología sudamericana.
La tradición que presentamos ahora pertenece a los Tamanacos9 y trata sobre la
formación del mundo, este breve comentario que hacemos del texto fue recogido por el
célebre misionero italiano, el padre Gillij (1780: 167) que vivió mucho tiempo en las
regiones del Orinoco. Refiere este misionero:
“Que Amalivaca, el padre de los tamanacos, es decir, el Creador del género
humano, llegó en cierto día sobre una canoa, en los momentos de la gran
inundación, que se llama la edad de las aguas, cuando las olas del océano
chocaban en el interior de las tierras, contra las montañas de la Encaramada.
Cuando les preguntó el misionero a los tamanacos, cómo pudo sobrevivir el
género humano después de semejante catástrofe, los indios le contestaron al
instante; que todos los tamanacos se ahogaron, con la excepción de un hombre y
una mujer que se refugiaron en la cima de la elevada montaña de Tamacú, cerca
de las orillas del río Asiverú, llamado por los españoles Cuchivero”.
Según el historiador francés Metraux (1928: 33):
―Amalivaca no fue una creación mítica sino un hombre histórico; el primer
civilizador de Venezuela, cuyo nombre se ha conservado en la memoria de millares
de generaciones‖.
De esto podemos ver que Amalivaca, que llega por agua de una tierra lejana,
prescribe leyes a la naturaleza y obliga a los pueblos a renunciar a su ―modo de vida‖; y
estos rasgos diversos de un sistema de creencia son muy dignos de fijar nuestra
atención. Al igual que sus congéneres Hopi, Maya y Azteca llega provisto de un gran
conocimiento, de un gran bagaje cultural.
De la misma tradición Guaraní y en base a trabajos de Fabio Picasso (1999),
tenemos un mito general que abarca el inconsciente colectivo de dicho pueblo. Apunta
8
Quien mejor penetró en el mundo religioso guaraní y consiguió transmitir sus cantos, fue León Cadogan (18891973). El también, como Nimuendaju, fue admitido por un grupo guaraní, los Mbya del Guairá y recibió el nombre
que un cacique-chamán le reveló durante el rito de iniciación: Tupa-kuchuvi-vevé: dios-torbellino-que-vuela. El
mismo cuenta, en la introducción a AyvuRapytá, cómo un azar —obtener la liberación de un indio— le permitió
descubrir la existencia de las tradiciones secretas de los Mbya, después de muchos años de relaciones amistosas con
ellos, en todo cuyo lapso no había escuchado una sola palabra que hiciera sospechar siquiera la existencia de tales
tradiciones.
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Pueblo venezolano perteneciente a la familia Guaraní-Tupí habitaba, pues en gran parte de los actuales territorios de
Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay, Guayana, Bolivia, Perú y Ecuador.
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Los dioses navegantes de América prehispánica
la tradición la existencia de un héroe (“dios”) llamado Pay Zumé (o Sumé para los
tupíes) y que fue identificado como Santo Tomás10 o Tomé, que habría llegado desde el
Asia a evangelizar estas tierras. Pay Zumé, según las leyendas indígenas, llevaba una
cruz, quería enseñarles una nueva religión, hacía milagros y les explicó el cultivo de la
mandioca, manihot (yuca), pero como no le oyeron, no le habían escuchado partió a
otras tierras, no sin advertirles que muchos años después vendrían otros hombres
parecidos a él que predicarían sus mismas palabras y los reunirían en grandes pueblos,
enseñándoles a amarse unos a otros y a tener una sola mujer.
Fig. 5.- Santo Tomé o Pay Zumé representado en la imagen hallada en Santo Tomé
das Pedras.
En la tradición mítica indígena brasileña no son raras las referencias a los
civilizadores blancos. La mayor de estas figuras es sin dudas Sumé. Este héroe se
reviste de singular importancia considerando que su influencia se hace presente en toda
la franja del litoral atlántico brasileño, desde Río Grande do Sul hasta Maranhao
(Marañón), más allá de algunos territorios en el interior. Sumé es el héroe civilizador
principal de los Tupi y es denominado como un “poderoso hechicero, blanco, barbado
que vino del lado del mar‖.
Los indios de Maranhao contaban que Sumé les había enseñado a sus antepasados a
cultivar y preparar la mandioca, en un tiempo legendario en que todos se alimentaban de
raíces duras y amargas. Sin embargo, las actividades de Sumé no se limitaron
exclusivamente a la tareas agrícolas. A este personaje fueron atribuidas también la
apertura de caminos y la introducción de nuevos principios religiosos. Sumé era
evidentemente pacifista mientras que los tupinambá eran guerreros. Por ello los relatos
cuentan al héroe expulsado y perseguido por los salvajes. En el sur se asegura que Sumé
se trasladó a Paraguay donde habría enseñado el uso de la Yerba Mate, siguiendo su
camino desde allí hasta Perú. Durante esta jornada habría abierto la carretera conocida
como Peabiru o Piabuyu, es decir ―Camino de la Montaña del Sol”. Muchos
10
Santo Tomás de Aquino (1225-1274), filósofo y teólogo italiano, en ocasiones llamado Doctor Angélico y El
Príncipe de los Escolásticos, cuyas obras le han convertido en la figura más importante de la filosofía escolástica y
uno de los teólogos más sobresalientes del catolicismo.
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Los dioses navegantes de América prehispánica
especialistas dedican suma atención al sistema de caminos peruano prehispánico como
Lumbreras (1969), Hyslop (1984, 1992), Zuidema (1964) y Rostworowski (1981, 1992,
2004). El Estado Incaico marcaba su presencia sobre una vasta región a través de
carreteras muy elogiadas por los conquistadores europeos (Del Busto 2005). Cubría
todos los puntos cardinales excepto el Este del imperio lo cual se explicaría por la
ferocidad de los indios amazónicos. Sin embargo, la vía existente en Brasil llamada
Peabiru podría en algún punto ligarse con la red de caminos del Perú.
En el siglo XVII con el redescubrimiento de la carretera también se la rebautizó
como Santo Tomé artificio utilizado por los jesuitas para facilitar la catequesis en virtud
de la similitud fonética de Tomé con Sumé. Incluso se afirma que algunos de ellos se
hicieron pasar como reencarnaciones del héroe civilizador nativo (Picasso 1999). Lo
curioso es que el paso de Pai Sumé o Santo Tomé era casi siempre señalado por una
huella atípica ya que estaba marcada en plena roca. Indígenas de Paraguay y Perú
conservan estas tradiciones afirmando que se trata de la huella del pie de Pay Sumé que
provenía del este, desde Brasil.
El padre Alonso de Ovalle en “Historia del Reyno de Chile” (1995) asegura que en
el valle de Quito un indígena viejo, cantador tradicionalista que enseñaba a los jóvenes
las leyendas de los antepasados, les afirmaba que después del diluvio apareció en el
Perú un hombre blanco y barbado llamado Tomé quien predicaba una doctrina
desconocida.
Federico González Suárez en su obra “Historia General de la República de
Ecuador” (1996), afirma:
“La tradición relativa a ciertos hombres blancos y barbados, que aparecieron
de repente en medio de las tribus indígenas, es otra circunstancia muy digna de
examen, tratándose de la historia de las naciones, que poblaron antiguamente
estas provincias. Las tribus de los zarsas y las de las paltas en la provincia de
Loja, y las de los puruhaes en Ambato y en Latacunga señalaban unas piedras
grandes, en las cuales se veían impresas las huellas de un pie humano, que
manifestaba ser de varón. Esas piedras eran muy veneradas por los indios, porque
decían que sobre ellas se había solido parar un personaje misterioso, que
enseñaba doctrinas religiosas nuevas y desconocidas. Este personaje era
extranjero, andaba como peregrino y, al despedirse de los indios, se quitó la
sandalia con que llevaba calzados sus pies, y estampando en la piedra su planta
derecha, dejó patentes sus huellas, para memoria y recuerdo perpetuo de su venida
a estos lugares y de su predicación a las antiguas tribus indígenas pobladoras de
estas provincias”.
Los conquistadores y los primeros cronistas americanos explicaban muy fácilmente
esta tradición, diciendo que el personaje misterioso no podía ser otro sino uno de los
Apóstoles y, sin duda ninguna, Santo Tomás o San Bartolomé. De este modo, la
presencia de los dos Santos Apóstoles en el Nuevo Mundo les parecía un hecho
averiguado y acerca de cuya verdad no podía dudarse. (Picasso 1999).
14
Los dioses navegantes de América prehispánica
Ellos mismos (conquistadores y cronistas) se han ocupado de referir datos acerca de
extrañas piedras grabadas con pisadas y otros símbolos atribuidos a Santo Tome, por
ejemplo: se hace mención de la piedra venerada cerca de Ambato en el antiguo distrito
de Riobamba, hecha poco tiempo después de fundada esta ciudad, y cuando todavía era
llamada la Villa del Villar Dompardo, en 1605. Esta piedra se llama Gonzanamáy de
ella habla el padre Calancha, quién, en su Crónica moralizada (1638), ha consagrado
varios capítulos a la relación de todas cuantas memorias se conservaban en el Perú
acerca de este personaje misterioso, el cual según piensa el padre Calancha, no pudo ser
otro sino el apóstol Santo Tomás y un discípulo suyo.
Es más que seguro que quedan aun muchos más documentos por releer y analizar
teniendo en cuenta la posible existencia de viajeros nórdicos y normandos o aún
templarios en las tierras de nuestro continente.
Mientras el análisis concienzudo y prolijo de textos y crónicas y las investigaciones
de campo sigan por la ―ruta de los navegantes‖ y no por el sendero de las
especulaciones sin fundamento el enigma de la presencia de personajes “los dioses”
comenzarán a develarse poco a poco.
Ahora nos vamos hacia el Perú, en la costa norte de nuestro país, en Lambayeque
encontramos el mito de Naylamp11 o Ñam-Lap que se remonta muchos siglos atrás, a
manera de resumen se cuenta que en aquella época donde los antiguos peruanos fueron
testigos de la llegada de un gran señor. Larco (1938: 44) cuenta la leyenda que recogió:
―…que una gran flota de balsas, comandadas por Naylamp desembarcaron
cerca a la desembocadura del río Faquisllanga, luego de lo cual caminaron un
largo trecho hasta encontrar un sitio ideal para asentarse y construir un palacio al
que denominaron Chot‖.
La tradición dice que en el lugar principal de este (Chot) palacio colocaron
a Yampallec, figura esculpida en piedra verde, que trajeron consigo y que representaba
la imagen del mismo Naylamp. El significado de Yampallec es: ―figura y estauta de
Naylamp‖. El tiempo transcurre, pasan los años, viviendo en paz, procrean muchos
hijos; hasta que Naylamp abandona a su pueblo para irse volando en forma de un ave.
Esto podría haber sucedido, dicen los estudiosos Golte (2009), Kauffmann (2002),
Donnan (1992), Lumbreras (1969), Larco (1966) y Kroeber (1925) entre los años 900
d.C. y 1300 d.C.
Interpretando:
a. Al igual que los demás ―dioses‖, Naylamp o Ñam-lap proviene de un pueblo de
navegantes, pero ahora la leyenda se sofistica un poco más porque no viene solo,
llega con una gran flota consigo.
11
Deidad de la cultura Chimú que se desarrolló entre el 1375 - 1476 d. C. avanzaron en el campo dela metalurgia,
trabajando el enchapado, dorado, perlado, etc. Su obra más representativa fue el tumi, cuchillo ceremonial de oro
utilizado en los sacrificios para los dioses.
15
Los dioses navegantes de América prehispánica
b. Es plausible entonces que este grupo que arribo a las costas de Lambayeque tenía
bien claro su objetivo de exploración, sino ¿para qué invertir tanto tiempo y una
gran cantidad de navíos y personas?
c. Una vez en tierra firme, estos ―extranjeros‖ se disponen a explorar y construir un
palacio (templo), de ello extraemos que tuvieron un gran sentido religioso.
d. Traen a Yampallec que era una piedra verde con la imagen de Naylamp, esta
piedra pudo haber sido el jade12 que era usado y colocado únicamente como
instrumento religioso.
En este caso, el ―dios‖ no promete volver sino que ―se va volando‖ ¿o huye tal como
lo hizo el Quetzalcóatl de los Mayas?
Fig. 6.- Representaciones Chimú de Naylamp: alto relieve (izquierda), Tumi (Derecha
.
Fig. 7.- Variaciones de Naylamp, textilería (izquierda y centro), orfebrería (derecha).
12
El jade se utilizaba en la antigüedad para fabricar armas, utensilios y adornos. Una variedad de jade era usada por
los nativos de las islas del Mar del Sur para la fabricación de hachas. El jade siempre ha sido valorado en China y en
Japón como la más preciosa de todas las piedras; los ejemplares más bellos de jade, esculpidos en forma de
ornamentos como jarrones, vasijas, placas y estatuas, muchos de los cuales son ahora piezas de museo, se tallaron en
China. Los antiguos mexicanos empleaban el término genérico chalchihuite para denominar todas las piedras verdes,
entre ellas el jade y la jadeíta, con las que elaboraban orejeras, narigueras, pectorales y adornos de los labios, entre
otros objetos suntuarios.
16
Los dioses navegantes de América prehispánica
Tal y como sucedieron con Mayas y Aztecas, Moches13 y Chimúes ―compartieron
(tal vez) un mismo dios‖ quién también tuvo un papel civilizador.
Fig. 8.- Representaciones Moche de la Divinidad Intermediadora (izquierda) y la
Divinidad de la Vía Láctea (derecha), según Golte (2009)
Fig. 9.- Representaciones Moche de Naylamp
Si la llegada de Naylamp presenta algunas dudas aún, existe en el Museo Larco una
placa ornamental alusiva a esta divinidad que ―vino del mar‖ en donde se puede
observar de manera resaltante sus características raciales:
Fig. 10.- Placa ornamental de Naylamp, se pueden ver claramente rasgos no
amerindios, como por ejemplo una barba.
13
La cultura moche floreció entre el 400 - 750 d. C. Fueron hábiles ceramistas de primer orden, destacaron por sus
huacos retratos, de carácter antropomorfo, zoomorfo y fitomorfo. Su cerámica tenía carácter documental,
reproduciendo mitos y ceremonias, así como también escenas de la vida cotidiana y la sexualidad.
17
Los dioses navegantes de América prehispánica
A continuación transcribimos una importante publicación de la Revista Caretas n°
1187 que dice:
“Corre el año 900 d.C. Atravesando una frondosa masa de algarrobos y
zapotes, una comitiva de nobles de la cultura Sicán, descendientes de los Mochica,
identifican un claro en el bosque de Ferreñafe, Lambayeque. Inmediatamente, los
sacerdotes realizan alineaciones astrológicas y corroboran que ese es el lugar
indicado para adorar al dios Naylamp. Levantan la huaca Las Ventanas y el
bosque se vuelve su capital sagrada. Hoy el lugar responde al nombre de
Santuario Histórico Bosque de Pómac. Desde entonces, y durante casi 500 años,
alrededor de 50,000 habitantes Sicán reinaron en la zona hasta ser sucedidos por
los Chimú, unos 160 años antes de la llegada de los españoles. En ese tiempo su
orfebrería y arquitectura fue impresionante. En el Área Natural Protegida, de
5,887 hectáreas, se erigen 20 pirámides de adobe en un radio de 45 Km2.
Con el Proyecto Arqueológico Sicán –iniciado en 1978 por el arqueólogo
japonés Izumi Shimada junto al Ph.D. Carlos Elera– se descubrió que cada una de
ellas albergaba riquezas notables.“Tan sólo en la huaca Loro se hallaron 1,200
kilos de objetos preciosos”, sostiene Elera, presidente del Comité de Gestión de
Pómac: “Esto la hace la tumba prehispánica más rica del continente”. Por algo
también se llama Huaca del Oro. Con esto, “el 90% de las piezas de oro del Perú
precolombino viene de los Sicán”, añade. El metal servía para adorar a Naylamp
y endiosar al Señor de turno. Así lo demuestra el Gran Tocado Ceremonial con un
Naylamp de ojos alados bajo un felino de oro puro.
Para los Sicán, Pómac era un bosque sagrado. Para los miles de visitantes que
llegan al Museo Nacional de Sicán año a año, es dorado. (T.M.)”
Esta publicación hace referencia a un importante acontecimiento de difusión de una
tradición o tal vez de una vivencia propia que se transmitió de generación en generación
sobre un personaje, sobre un “dios navegante”.
Fig. 11.- Áurea y felina representación de Naylamp –por influencia moche– en Gran
Tocado (Ecuador)
18
Los dioses navegantes de América prehispánica
Otra leyenda de “dios navegante”, alto, con barba, de piel clara hace su aparición en
el Perú, en Tiahuanaco14 o Tiwanaku, este “dios” es conocido como Viracocha15.
Sabemos que cuando los primeros colonizadores españoles pisaron el Perú en 1532, se
quedaron sorprendidos ante los gigantes monumentos abandonados en el paisaje. Según
los incas, aquellos colosos fueron erigidos por una raza de “dioses blancos” que
vivieron allí en tiempos inmemoriales. Aquellos arquitectos eran hombres sabios,
pacíficos, que no sólo transmitieron sus conocimientos sobre agricultura, astronomía y
arquitectura, sino que también enseñaron una manera de ver la vida.
Sobre la historia de este “dios” anotamos el trabajo de Rankin (1999: 144) a
continuación:
“De estos misteriosos seres las leyendas recogen el paso de Tangaroa, Rongo,
Hotu Matua, entre otros. Pero quizás el que más sobresale es el nombre del dios
Tiki, quien, como los demás, aseguraba venir de un país calcinado por el sol.
Maui, uno de los adeptos de Tiki y pariente cercano además, aseguraba que
procedía de un lugar llamado Pura, y la palabra pura es la que indica la parte del
cielo por donde se levanta el sol. Así no era difícil adivinar que Tiki, por ser
pariente suyo, provenía del mismo sitio.
Gracias a ello, los indígenas del Perú lo llamaron Illa-Tiki o Kon-Tiki, que
dicho de otra manera significa Fuego-Tiki o Sol-Tiki. En tiempos anteriores a los
incas, en la zona litoral del Perú, los indios lo denominaban Kon, mientras en el
interior del país era conocido como Tiki. Sin embargo, cuando los incas llegaron
al poder descubrieron que estos dos nombres pertenecían a la misma divinidad que
ya ellos llamaban Viracocha, es decir Espuma de Mar, y entonces unieron los tres
nombres: Kon-Tiki-Viracocha, aunque algunos han llegado a pensar que su
verdadero nombre era Inga Viracocha.
Este dios en particular era sumo sacerdote y líder de los demás dioses blancos
que lo seguían. Junto con él al menos doce hombres más habían arriesgado sus
vidas cruzando el mar por intentar llegar a la Polinesia. Sus nombres,
afortunadamente, se han conservado hasta nuestros días: Ku, Kane, Kama, Kura,
Kukara, Ilo, Mauri, Ra, Rangi, Papa, Taranga e Hiti.
Estos hombres blancos encabezados por Tiki se alargaban los lóbulos de las
orejas artificialmente. Eran llamados Orejas Largas por los incas. Los indios
vecinos de la mítica ciudad de Tiahuanaco, aseguraban que el lago Titicaca era el
lugar de residencia del dios Tiki, pero una leyenda cuenta que los dioses blancos
fueron perseguidos y masacrados por un jefe indio llamado Cari proveniente del
valle de Coquimbo. Todo parece indicar que la raza blanca quedó parcialmente
aniquilada por aquel salvaje, pero Tiki y algunos de sus hombres lograron
escapar.
Los indios que habitaban ambos lados de las Américas, contaban que en
tiempos pasados unos hombres barbudos, de piel blanca, ojos azules y cabellos de
14
Tiahuanaco en la ciudad situada a mayor altura del mundo antiguo. Su nombre significa ―Ciudad de los dioses‖. Las
escasas pruebas de carbono 14 señalan una fecha de fundación anterior al 300 d.C. por razones desconocidas, todos
los trabajos cesaron en torno al 900 d.C.
15
En quechua, apu significa señor, tiqsi significa fundamento, base, inicio; mientras que wiraqucha proviene de la
fusión de dos vocablos: wira (grasa) y qucha (laguna). Es plausible que el nombre original sea wayraqucha- el viento
de los mares- tanto por su concepción como un personaje que aparece por el lado del mar y como viento.
Características señaladas en Kon -viracocha de los relatos de Huarochirí, como en la desaparición de Tunupa
19
Los dioses navegantes de América prehispánica
color rojo, desembarcaron en las costas de su país. Venían en grandes naves que
poseían alas de cisne y casco luminoso. Lo cierto es que tiempo después de haber
salido huyendo del Perú, Tiki y sus adeptos fueron a parar a la isla del Polinesio.
Los habitantes de estos pequeños trozos de tierra pertenecen a la misma raza
polinesia que ven en Tiki a su antepasado original. Allí los orejones fueron
atacados por un grupo de Orejas Cortas (caníbales) que, al parecer atraído por el
color blanco de sus pieles y el color rojizo de sus cabellos, no pudieron evitar la
tentación de exterminarlos.
De igual manera este personaje señaló a los hombres, animales y vegetales las
funciones que debían cumplir en la Tierra. Después de acabar su obra siguió el camino
del Sol, perdiéndose en el océano con su comitiva por el oeste. Por lo que sabemos
Viracocha fue venerado por las culturas andinas desde el Primer Horizonte o Formativo.
De él, nos refiere la Dr. María Rivara de Tuesta en un episodio de la vida del Inca
Huayna Cápac cuando a éste se le presenta un “fantasma” que vaticina el arribo de
hombres blancos al Tawantinsuyu (2000: 74):
“Debemos partir de esta inicial formación aun cuando la explicación de este
acontecimiento queda en la bruma de lo imaginativo y sólo podemos establecer
una remota relación, obedeciendo a la descripción física del ´del fantasma´ - un
hombre con barbas -, con algún navegante perdido que hubiese podido llegar al
Cuzco desde las costas atlánticas del sur de nuestro continente y que el sacerdocio
puso secretamente en comunicación con el príncipe en sus tres años de destierro
en los pastos de Chita.
Este extraño personaje, que pudo ser un naufrago, habría informado el
sacerdocio, y en general al joven futuro Inca, de la existencia de otra remota
cultura y le habría explicado, así mismo, ciertos aspectos fundamentales de la
misma. De hecho Viracocha adopta el nombre de la entidad explicativa de todo lo
existente y fue, al mismo tiempo, un renovador en muchos otros aspectos,
incluyendo el religioso”.
En Chavín16 lo encontramos en la Estela de Raimondi como el Dios de los Báculos.
En Tiahuanaco lo encontramos en la Portada del Sol; llamándosele Dios Llorón. En
Huari, lo encontramos en sus vasijas y textilería; llamándosele Dios Bizco, al
representar sus ojos las fases de la Luna. Siendo sus características como refieren los
cronistas Cabello de Balboa (1951), Cobo (1953), Estete (1924) y Oliva (1998) este
personaje salió del agua (posiblemente una adaptación del mar), enseñó a los hombres y
mujeres a trabajar la tierra, era de test blanca, con barba y alto. Los Incas lo
consideraron un dios principal como el Inti o Sol.
De las pruebas de su existencia existen muchos testimonios arqueológicos a lo largo
y ancho del país y las encontramos principalmente en la iconografía, para ello usaremos
el cuadro cronológico que estableció John Howlan Rowe en 1948 adaptada a nuestro
propósito explicativo para el Perú.
16
Chavín se desarrolló, aproximadamente entre el año 900 y el 200 a.C., en el área andina septentrional e incluso en la
zona costera del norte de Perú. El estilo Chavín, caracterizado por una cerámica monocroma negra y el motivo
decorativo de jaguares en tejidos, objetos metálicos y óseos, se extiende hasta el norte de Perú.
20
Los dioses navegantes de América prehispánica
Esquema 1.- Comparación estilística de los navegantes que arribaron al Perú
prehispánico, elaboración propia.
21
Los dioses navegantes de América prehispánica
Esquema 2.- Cronología del posible arribo de navegantes en América
Prehispánica, elaboración propia.
22
Los dioses navegantes de América prehispánica
Con respecto al caso de los Incas, el cronista Pedro Pizarro (1986) afirmó que la
familia del Inca Atahualpa era alta, de piel más blanca que de la los españoles y que
tenían los cabellos de color rojo. Estas líneas nos hacen pensar si los Incas (los
forjadores de un gran Estado conocido como Tawantinsuyu que se extendía a lo largo de
Sudamérica en más de 4000 km) fueron una raza autóctona o, ¿todo lo contrario?.
Como hemos podido observar la tradición de los ―dioses navegantes‖ en el Perú y en
los demás países americanos es amplia y está bien documentada en crónicas y en el arte
prehispánico; ya sea la Divinidad Atigrada Chavín, el Dios volador de Paracas y Nazca,
el Naylamp Moche y Chimú, el Apo Catequil de Cajamarca, el Dios del fuego de los
Yauyos (Wallalo Karhuincho) (Mallma y Torres 2009), Pachacámac, el Inti de los
Incas, el Amalivaca de Guaraní o el Pay Zumé de los tupíes, todos cuentan y mantienen
la tradición de que en un época muy lejana llegaron “los dioses” a sus costas, y ellos les
enseñaron a convivir con sus hermanos, les enseñaron a construir templos en honor a
ellos o a una autoridad espiritual superior, pues querámoslo o no, ellos, “los
navegantes”, trajeron y expandieron una nueva cultura y dejaron muy una gran huella
de su presencia.
Lo que la iconografía prehispánica sudamericana nos presenta y demuestra es un
sinnúmero de viajeros (y no uno solo) que nos visitaron, ya que es improbable por
ejemplo que la “Divinidad Atigrada” Chavín haya vivido más de 2000 años, hasta ver
florecer a la sociedad Chimú y se haga conocer como Naylamp. Por lo que, afirmamos
que nuestro continente fue “visitado y explorado” en muchas y diversas ocasiones a lo
largo de su historia.
Ahora nos vamos más al sur, nos vamos hasta Chile. Utilizaremos “un elemento
probatorio”, un hallazgo pétreo perteneciente al complejo El Vergel ubicado en la
localidad chilena de Mulchén, cerca de Angol. La forma del lito es más o menos
cilíndrica, algo plana y más ancha hacia una punta. Hacia la otra disminuye en diámetro
y termina algo redondeada. La superficie es áspera y no muestra en ninguna parte
desgaste por algún uso. El material es roca granular, algo fina de mica negra (biotita)
cementada con cuarzo o tal vez feldespato. El color es gris oscuro casi negro. A la luz
del sol las hojuelas de mica reflejan como diamantes.
Pero lo que más nos llama la atención de dicho descubrimiento son las características
raciales que presenta, visiblemente no pertenecientes a ningún grupo étnico chileno o
mapuche17.
17
Los Mapuche son un pueblo amerindio de la familia lingüística araucana, cuyos habitantes actualmente viven en
Chile y Argentina. Su origen mítico se sitúa en la lucha entre las serpientes Kai Kai y Ten Ten, pelea que derivó en
un diluvio que duró ‗más de tres meses‘ y que les obligó a refugiarse en un cerro cerca del río Biobío a partir del cual
poblaron la Tierra.
23
Los dioses navegantes de América prehispánica
Fig. 12- Escultura lítica en andesita, hallada en terrenos de cultivo, posee 122 mm de
largo y 33 mm de ancho en su parte más gruesa pesando apenas 159 gramos. Se puede
observar un rostro masculino con una especia de yelmo o casco y una prominente
barba.
Si los indígenas chilenos vieron algo en cierto momento de su historia que los
impacto y que en algún momento lo calificaron como divino, hicieron todo lo posible
para que ese recuerdo se quedara con ellos y perdure en el tiempo.
Sin duda el arte prehispánico no posee un carácter atribuido a la imaginación o a la
inspiración como sugieren muchos estudiosos (Méndez 2009), sino que plasma
acontecimientos importantes ya sea en piedra, en tela, en metales o de manera oral (en
cantos o poemas). Lo que encontramos pues en las obras culturales del antiguo hombre
americano son relatos que ocurrieron en un tiempo y lugar determinado con hombres y
“dioses” de carne y hueso. Estos relatos no son “cuentos” que inculcan valores o
enseñanzas éticas para una generación, sino son hechos históricos, sucesos
culturalmente importantes que forjaron la identidad de un pueblo.
¿CÓMO LLEGARON?
No proponemos una fecha única del arribo de “los navegantes” a América, sino una
serie de secuencias, que se establecen y diferencian en miles de años, de esta manera
debieron existir viajes exploratorios ya sea por huida (búsqueda de refugios al
presentarse fenómenos telúricos, terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas), por
buscar nuevas tierras o por una simple pérdida o desviación acaecida en el mar.
En 1947 el etnólogo y explorador noruego Thor Heyerdahl nos hizo reconocer que
el mar lejos de ser un elemento que separaba a los pueblos (como hasta en la actualidad
se cree), pudo ser un medio capaz de unir a las más antiguas civilizaciones. Pues bien
Heyerdahl no se equivocó.
24
Los dioses navegantes de América prehispánica
En todo el continente americano existen pruebas que la colonización empezó hace
miles de años atrás desde oriente y occidente, y que en este proceso llegaron navíos de
todo tipo a todas las zonas costeras18, sin embargo, no nos ocuparemos de eso, solo
trazaremos algunas de las rutas que debieron seguir ―los dioses navegantes‖, para ello
recurriremos a los trabajos la arqueóloga norteamericana Betty Meggers (1997) y del
físico oceanográfico Nikolai Maximenko (2012) quienes proponen (cada uno por su
lado) las vías marítimas que debieron seguir las antiguas embarcación para recorrer el
mundo, teniendo en cuenta el tipo de navío y el tipo de corrientes existentes en el globo.
La Dra. Betty Meggers (1997) recoge la opinión de muchos investigadores que
coinciden en que estos contactos existieron y además fueron repetidos e independientes
entre sí. Con sus colaboradores afirman que la cultura ecuatoriana de Valdivia (4.000
a.C.) tiene el mismo origen que los japoneses de Jomon Medio y que emigrantes chinos
de la civilización Chang o Shang llegaron a América nada menos que 3700 años antes
de nuestra era. Plantean que es muy probable que estos contactos repetidos
contribuyesen a formar las altas civilizaciones precolombinas ya que muchos de los
pueblos asiáticos ya conocían el arte de la navegación y la astronomía así como también
tuvieron un gran avance en la “industria náutica”.
Fig. 13.- Mapa de la primera posibilidad de viaje planteado por Meggers en 1997 y las
corrientes marinas, los puntos corresponden a la ruta que siguió el Yasei-go III
De la misma manera, el físico Nikolai Maximenko (2012) traza en base a datos por
computador las rutas que nuestros antepasados pudieron seguir para llegar a América
desde Occidente según algunas tradiciones nórdicas.
18
HORNA, Hernán (2006). “La Conquête des Amériques”. Éditions Demi-Luneen coéditionavecTiméli, Paris.
25
Los dioses navegantes de América prehispánica
Fig. 14.- Mapa de la segunda posibilidad de viaje desde occidente, elaboración propia
a partir de los criterios de Maximenko (2012)
Como ya hemos podido ver tanto de Oriente como Occidente fue factible la
probabilidad de viajes oceánicos por parte de ―navegantes‖ que un día decidieron ver
que había más allá del mar.
Algo que debemos de anotar en este apartado es que al describir el proceso de
civilización de las distintas culturas precolombinas caen en un grave error los
antropólogos, historiadores y principalmente los arqueólogos que conciben un
desarrollo (principalmente tecnológico) aislado del resto del mundo. De ello,
proponemos que el estudio de las civilizaciones precolombinas debe de abordarse como
la interconexión en un megasistema. Por lo general, creemos que la cultura ―X‖ y la
cultura ―Y‖ se desarrollaron aisladas la una de la otra, encapsulamos sus modos de vida,
sus costumbres y su tecnología para estudiarlas unitariamente. Si aplicamos este
estudio, éste nos dará vacíos históricos, fechas y fechas que pretenden describir la
historia pero que no intentan nada por explicarla.
¿DE DÓNDE VINIERON?
De lo expuesto, el mar es una gran “carretera” marítima por donde transitar, pero,
¿cuál es el lugar de origen de “los navegantes” que nos visitaron?. Para responder a
estas interrogantes recurriremos a las tradiciones que abundan en el Viejo Mundo, así
como también las que hay en Oriente sobre viajes de hombres y flotas que en algún
momento arribaron nuestro continente.
26
Los dioses navegantes de América prehispánica
De manera breve enumeraremos los viajes y los personajes que en algún momento
llegaron a las costas americanas y se convirtieron en “dioses”:
1. Empezaremos con la tradición de los Escandinavos que exploraron y colonizaron
diferentes áreas del Atlántico Norte, que incluían las islas de Groenlandia,
Terranova y las costas de Canadá y posiblemente Estados Unidos, a partir del siglo
X (Horna 2006). Los estudios con radiocarbono ubican los últimos rastros de
asentamientos hacia 1430, según la leyenda del evento se le atribuye a Laif, hijo de
Eric el Rojo el descubrimiento en el año 1000. De hecho hay tribus del Yukon y
terranova con ojos azules y pelo rubio (Rivet 1992).
2. También se habla de la expedición Egipcia de Nekau hijo de Samético en el siglo VI
a.C., Monarca de Egipto (595-589 a.C.), de la XXVI Dinastía que hace 2.600 años
pudo haber llegado a América siguiendo los alisios canarios hasta Venezuela y El
Caribe, es de conocimiento que los egipcios eran mestizos de caucasianos
mediterráneos y negroides sudaneses y etíopes y comenzaron su periplo de
conquista y mercader en esas fechas.
3. De la misma forma, hubo una emigración de los cananeos, puestos en fuga por
Josué, la ruta es mencionada por Rivet (2002):
―….debieron partir una vez llegados a Egipto, hacia el oeste, alcanzar el
litoral del Atlántico por el norte de África, para trasladarse por fin hacia América,
cruzando el océano‖
4. John Rankin (1999) apunta que los tártaros o mongoles también hicieron travesías
por el Pacífico siendo Kublai-Khan en 1380 el fundador del pueblo peruano.
5. Seguidamente el francés Guines (Rivet 2002) después de estudiar y revisar los
textos del escritor chino Ma-Twan-Lin, habló de una nueva tierra descubierta por un
sacerdote budista chino llamado Hoei-Shin en el año 499, esta tierra maravillosa se
llamaba Fu-Sang.
6. La Europa Medieval tampoco se queda atrás. Ahora los protagonistas son los
famosos Caballeros de la Orden del Temple o Templarios19quienes hacia el año de
1308 de nuestra era zarpan en una Flota que soltó amarras desde La Rochelle y
nunca más se supo de ella. Fernando Fluguerto (2000: 165), estudioso de la
Fundación Delphos escribió sobre las expediciones Templarias a Sudamérica:
“De acuerdo a nuestras investigaciones de campo y a los estudios
cartográficos efectuados hasta el presente es nuestra hipótesis que efectivamente
19
Miembros de una orden medieval de carácter religioso y militar, cuya denominación oficial era Orden de los Pobres
Caballeros de Cristo (también Orden del Temple). Fueron conocidos popularmente como los Caballeros del Templo
de Salomón, o Caballeros Templarios, porque su primer palacio en Jerusalén era adyacente a un edificio conocido en
esa época como el Templo de Salomón.
27
Los dioses navegantes de América prehispánica
las singladuras templarias hacían escala en las Islas Canarias. Esto se debía a que
desde el litoral atlántico europeo debían tomar rumbo Sud pegados al continente
africano haciendo escalas en Canarias y en las Islas de Cabo Verde, y recién a la
altura de la latitud 10° Norte, aproximadamente, hacían rumbo Oeste para
acercarse a las costas americanas. De este modo evitaban la Corriente del Golfo,
en dirección NE contraria a su destino, y el Mar de los Sargazos, frente al Caribe.
Una vez frente a la actual Venezuela hacían nuevamente rumbo Sud aprovechando
la Corriente Cálida del Brasil que los ayudaba a bajar hacia el Sud costeando el
litoral sudamericano hasta la latitud 35° Sud, frente al estuario del Rio de la
Plata. Recordemos que el nombre de Rio de la Plata se debió a que las barcazas
Templarias que bajaban desde la zona de Cerro Corá, Paraguay (Fundiciones
Templarias), siguiendo el río Paraná (que en guaraní significa “hacia el agua
grande”) hasta el Rio de la Plata, debían allí trasbordar su carga a los buques
templarios que llevarían los lingotes de Plata (Argentum) hasta La Rochelle.
Por eso los indígenas de la zona hablaban de la presencia de Plata, pues
efectivamente la veían, cuando en realidad esta procedía desde el yacimiento del
Cerro Rico, en Potosí, Bolivia. Luego de la latitud 35° Sud la navegación se hacía
próxima a la costa hasta penetrar en la Bahía Sin Fondo (actual Golfo de San
Matías) pues en ese tramo la corriente se hacía contraria por la Corriente Fría de
las Malvinas que lleva rumbo Norte. Allí en el Golfo San Matías se encontraba el
Puerto Templario sobre una “ínsula costera” que figuran en varios
mapas.Contamos en nuestro poder con los de Martín de Moussy (francés y
probable masón) y Cruz Cano (español). (Estas cartas se enviarán por este mismo
medio a quién lo solicite expresamente).
A su regreso, el cruce del Atlántico se hacía más al sud aprovechando siempre
la corriente que cruza hacia el África y luego tomar rumbo Norte, pegado a las
costas africanas hasta volver al litoral atlántico europeo. Esta misma ruta la
siguieron luego Colón, Gaboto, Vespucio, Magallanes, Sarmiento de Gamboa, etc.
y también todos los Corsarios Ingleses como Francis Drake, Thomas Candish,
Narborough, etc. (también los holandeses y los franceses). La llegada por tierra a
la Patagonia desde Perú era prácticamente imposible por las dificultades y
penurias del viaje. Esto hizo que fracasaran las expediciones de Juan de Garay,
que solo llegó desde Buenos Aires hasta Tandil, y las tres expediciones de
Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias) que en la última alcanzó el Rio
Negro a la altura de Choele Choel y regresó sin alcanzar su destino de la Bahía
Sin Fondo donde de acuerdo a informes dados por Juan de Garay estaría una de
las Ciudades de los Césares. Esta Ciudad sería justamente el Fuerte Templario
objeto de nuestras expediciones. Pensamos que la flota templaria al salir de La
Rochelle en 1308 cargó en el Oeste de la Gran Bretaña al Santo Grial junto con
importantes reliquias y lo trajo a nuestras tierras a través del puerto fortificado
que hoy se llama El Fuerte, en el Golfo San Matías”.
Con esto podemos ver que es muy probable que avanzadas europeas hayan
atravesado buena parte del territorio argentino en busca del definitivo enclave para
depositar el Grial y probablemente a la búsqueda y explotación de los yacimientos
de plata que se decía en Europa poseían los Templarios en algún sitio desconocido.
Está claro que la presencia de personajes totalmente desconocidos para los nativos
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Los dioses navegantes de América prehispánica
debe haber despertado un sinnúmero de leyendas y la consecuente plasmación en la
iconografía rupestre y cerámica.
La leyenda de la Ciudad de Los Césares y la existencia de Cruces Templarias o
europeas en un número muy apreciable en las manifestaciones plásticas indígenas
sudamericanas son un apoyo importante para la posibilidad de presencia de
Caballeros Templarios en América del Sur.
7. Otro relato lo encontramos en uno de los documentos más sagrados de la
humanidad, la Biblia. En ella tenemos la descripción de una tierra lejana en que las
flotas Fenicias navegaron en nombre del rey Salomón de Israel para adquirir oro
para la construcción de un gran Templo en Jerusalén, esta tierra enigmática y rica
recibe el nombre de Ofir. Su ubicación exacta no ha sido confirmada. En 1 Reyes
9:26-28 leemos:
―Salomón mandó también construir una flota en Asiongaber, que está cerca de
Elat, a orillas del Mar Rojo, en la tierra de Edom. Hiram envió a esa flota algunos
de sus marineros, conocedores del mar, con la gente de Salomón. Llegaron a Ofir
y trajeron de allí cuatrocientos talentos de oro, que llevaron al rey Salomón.”
Otro pasaje de la Biblia (2 Crónicas) sugiere que el viaje de ida y vuelta tardó tres
años en completarse. La tierra de Ofir se denomina de diversas formas como un
lugar en el Este, un lugar de ríos y montañas, la tierra del sol, un lugar habitado,
donde incluso los simios se encuentran. El rey Salomón envió dos flotas a Ofir: uno
a través del Mar Rojo, la ruta conocida por los egipcios, y otra a través del Estrecho
de Gibraltar. En general se supone que ambas flotas navegaron a un puerto en la
costa de África oriental. Pero si bien es cierto que los buques de Hiram hicieron el
viaje en no menos de tres años, ese lugar en África no se presta a este hecho.
Solo hemos anotado siete relatos que pudieran dar respuesta de la procedencia de
“los dioses” que un día llegaron a América, empero, de forma segura existen muchos
otras crónicas de iguales travesías en el resto del mundo.
Por otra parte, debemos de mencionar un caso peculiar que redactó y demostró el
historiador peruano Antonio Del Busto (2006) sobre el viaje de un “dios” que parte de
América.
Este “dios” se llamaba Túpac Yupanqui (quien era un personaje histórico del
Tawantinsuyu) al que se le atribuye ser el “descubridor de Oceanía”, lo que sucedió
con él (ocurrió también con nuestros ancestros americanos) es que los polinesios lo
confundieron con una figura divina, dándole el nombre de “el dios Tupa”.
Esto ocurrió por el hecho de que el Inca venia con una gran e imponente flota
consigo, además de que él dijo a los polinesios que él era el hijo del Sol, razón por la
cual se le atribuiría su presunta divinidad.
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Los dioses navegantes de América prehispánica
Fig. 15.- Inca Túpac Yupanqui, según Felipe Guamán Poma de Ayala (1615), 1936
Lo que sabemos de la expedición de Túpac Yupanqui es que de dio
aproximadamente en el año de 1465 d. C. (Del Busto 2006) y que se componía de más
de 20000 hombres, lo que supone una flota de 400 balsas. Duro nueve meses, según
unos, un año según otros, y llegó a las islas Auachumbi o Huaguachumbi y Ninachumbi
(Rivet 2002). Con respecto a las embarcaciones que debieron de existir en el Perú
prehispánico tenemos el dibujo de Girolamo Benzoni (1572), quién a su modo de ver, el
dibujo que a continuación presentaremos es una copia fiel al modelo de los navíos que
se utilizaban en antiguo Perú:
Fig. 16.- Modelo de embarcaciones en el antiguo Perú, hecho por Girolamo Benzoni
en 1572.
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Los dioses navegantes de América prehispánica
Este dibujo de 1572 nos hace ver que ya existía el arte de navegar en el continente
sudamericano, se ven claramente remos en ambos lados de la embarcación; así como
también una pequeña vela, esto implica que los antiguos americanos ya conocían y
aprovechaban la energía del viento para poder trasladarse y adentrarse en el mar.
Por otra parte, tenemos el modelo de embarcación que debió de llevar al Inca Túpac
Yupanqui hasta Oceanía, esta idea fue propuesta y descrita de forma detallada por el
historiador peruano Antonio del Busto (2006: 114):
“Las partes de la balsa grande, sin cortar el cuerpo de la embarcación
fueron cuatro: arboladura, velamen, caseta y guaras. Eventualmente se
añadían los lugares destinados para la despensa, la cocina y el retrete. A su
vez fueron accesorios importantes las áncoras o potalas, el cordaje o jarcia
y posiblemente las pértigas.
Empezando por la arboladura, trataremos del mástil. Este era bípode,
explicando una relación debida al marino Andrés Baleato: „La cabría tiene
una guinda como de 20 varas; sus palos se apoyan sobre los extremos de
una tabla puesta a babor a estribor en la mediana de la balsa y están
trincados a ella y a un barrote con bejucos; esa cabria lleva dos vientos a
popa y un estay a proa; la vela es redonda con más caída que pujamen y
éste mayor que el gratil.‟ En tal mástil o arboladura de los palos unidos en
lo alto se sostenía la vela. Dos obenques lo aseguraban a popa y un tirante
a proa. Algunas balsas grandes las menos tenían un segundo mástil o
trinquete también bípode que izaba una vela que media la mitad de la mayo.
A manera de bauprés lleva en la proa un palo bolinero que a veces sostenía
un foque. La primera balsa que conocieron los españoles en 1526, la
alcanzaba por el piloto Bartolomé Ruiz, tras sus mástiles y antenas de muy
fina madera.
La vela que oficiaba de mayo era cuadrangular o trapezoidal y estaba
hecha con hilos gruesos de algodón. Se izaba en el mástil y se ataba en la
parte alta de una verga. Las ataduras en este caso nunca pasaban de diez.
Se gobernaba la vela por dos cabos superiores y largos y por dos jarcias
bajas y cortas. La vela estaba formada por trozos de la tela cosidos entre sí;
convenientemente reforzados y unidos presentaban una pieza algo menos
que la superficie de la balsa. La vela del trinquete hemos visto seguida a las
mismas pautas que la mayor, pero media la mitad de esta. El foque nunca
lucia desplegado coligiéndose que se empleaba poco o en circunstancias
precisas. Existe un dibujo de la relación de Jorge Spilbergen, que data de
1617, en el cual se representa una balsa con dos mástiles y dos velas
triangulares. En este caso las velas – al revés de las grandes piraguas
polinésicas – presentan un vértice hacia arriba. Hablando en general de las
velas de algodón – hechas por los españoles en la costa panameña del Mar
del Sur - , Pascual de Andagoya las reconoce „excelentes‟ y el piloto
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Los dioses navegantes de América prehispánica
Bartolomé Galera concluirá que eran „velas de algodón del mismo talle de
manera que los nuestros navíos‟.
La caseta – también llamada cabaña, casucha, cubierto, ramada o
barbacoa, armadura o choza – era de caña guadúa, y su techo de dos
aguas. Estaba cubierta por hojas de bijao o palma. Esta caseta podía ser
de dos pisos, aunque lo usual era que fuera de uno solo. Se levantaba detrás
del mástil mayor y ocupaba la quinta parte de la cubierta, extendiéndose
bastante más si así lo exigía el crecido numero de viajantes o la mucha
mercaduría. La misión de la caseta era defender del sol del frio, de la lluvia
y de las salpicaduras del mar, también servir de dormitorio. Es posible que
la balsa real de Túpac Yupanqui haya tenido una caseta de medidas
especiales que diera lugar a varias habitaciones.
Las guaras constituyeron el gran secreto de las balsas. Solucionaron la
ausencia del timón o gobernalle y, además, sirvieron para aumentar la
velocidad de la embarcación, tomar la dirección deseada, enmendar el
rumbo, navegar contra el viento y vivar en redondo teniendo al viento
propicio o adverso. Las guaras eran generalmente seis. Cada una media
tres o cuatro varas de largo. Media vara de ancho y unos tres dedos de
grosos. Se graduaban a discreción, hundiéndolas o sacándolas parcial o
totalmente, siempre entre los troncos mayores.
Las había en la popa, en el centro y en la proa de la balsa. Su misión
podía explicarse de la siguiente manera: si las velas aprovechaban el
viento, las guaras aprovechaban la corriente. Dominar simultáneamente
guaras y velas era mantener la navegación feliz.
La despensa funciono en la proa, lugar venteado y fresco, no
mereciendo comportamiento especial. La cocina no pasó de ser un fogón en
la aleta de estribor y el retrete o letrina estaba en la de babor. Situados
ambos en la popa, en los flancos de la guara centra, la cocina evitaba
incendios y el retrete incomodidades varias.
Las áncoras o potalas fueron de piedra. Tenían forma circular y estaban
horadadas en su centro para permitir el paso de los cabos y facilitar sus
nudos. Viajaban cerca de proa y solían ser por amura. Cada ancla parecía
una amoladera o piedra de amoral, de esas servían par afilar armas. Otros
testimonios dicen que semejaba una piedra de molino o una muela de
barbero.
El cordaje o jarcia también era de henequén. Los cabos de esta liana
tenían fama de fuertes y resistentes. Soportaban tanto la brisa como el agua
salida del mar. Recordaban al cáñamo acordonado. La „Relación Samano
Xerez‟ habla de „muy buena xarcia del dicho enequen […] que es como
cáñamo‟. A su turno, Pascual de Andagoya habla de „un nequén que hay,
que es como cerro de lino: hácese (con él) muy hermosa jarcia y más fuerte
que la de España‟.”
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Los dioses navegantes de América prehispánica
Por las descripciones expuestas, la embarcación del Inca en mención sería de la
siguiente manera:
Fig. 17.- Modelo de embarcación Inca que debió de utilizar Túpac Yupanqui en 1465
al descubrir Oceanía, Según Antonio del Busto
O tal vez como esta:
Fig. 18.- Modelo de embarcación Inca propuesta por Smithsonian Institution
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Los dioses navegantes de América prehispánica
Pero esta crónica del encuentro del “dios Tupa” con lo polinesios no queda ahí. Este
“dios” era racialmente de color rojo, llevó hasta Oceanía la cerámica, la textilería y la
metalistería. Su arribo significó una impactante experiencia cultural, ya que hasta hoy se
le conmemora con una danza en su honor (Del Busto 2006).
De esto, cabe una reflexión con el acontecimiento del Inca Túpac Yupanqui, un
“navegante”, que venido de tierras lejanas se convierte en “dios” y que deja
testimonios de su encuentro con otros pueblos, es demás decir que este acontecimiento
se ha repetido una y otra vez a lo largo de nuestra historia.
Por lo expuesto, creemos que América tiene culturalmente un poco de todo, tanto de
oriente como de occidente como también de su percepción propia. Pues, no diremos que
fue un solo “navegante” el civilizador de toda América (o que los navegantes
americanos llevaron cultura a otras partes del mundo), sino que fueron muchos, sin
embargo, uno de ellos sobresalió (como la civilización de dónde venía) y fue quién se
convirtió en un recuerdo que vive aún en lo más hondo del inconsciente del hombre
americano.
¿QUÉ IMPACTO GENERARON EN CADA PUEBLO VISITADO?
Los ―navegantes‖ quedaron inmortalizados en cada cultura que visitaron, su imagen
se grabó en piedra, en arcilla, u otro material digno de ellos como el oro por ejemplo.
Impulsaron el desarrollo de la civilización americana con rasgos de su propia cultura
dejando parte de la suya. Enseñaron un fuerte sentimiento de vida espiritual. Edificaron
templo en su honor. Procrearon hijos (“semidioses”) y estratificaron la sociedad.
Enseñaron los placeres de la música y el baile. Así, por casualidad o no, cambiaron el
rumbo de la historia y forjarían lo que hoy es América.
¿SE QUEDARON O RETORNARON A SU PATRIA?
Como ya hemos visto, en la mayoría de casos los “dioses navegantes” se quedan
durante algún tiempo en el pueblo en el cual arribaron, comen, se alimentan, vuelven a
construir su embarcación y deciden regresar (huir en algunas versiones) a su lugar de
origen o desaparecen volando y se pierden en el mar.
Lo curioso es que en cada pueblo del continente existe una promesa por parte de los
“dioses” de volver algún día, incluso muchas de las promesas están relacionadas con
ciertos fenómenos climatológicos o sociales a suceder antes del nuevo encuentro, de la
misma forma casualidad o no, los pueblos americanos conservan fechas en dónde la
promesa hecha por sus antepasados muchos milenios atrás se cumplirá.
Tal es el caso de la llegada del ―hermano blanco‖ de los Hopis que tenía una fecha
de regreso que sería en 1519, sin embargo, “el hermano blanco” se atrasó y llegó en
1540 en la persona del Español Pedro Tovar, el primer hombre blanco que conocieron
los Hopis (Water 1992). En México la misma fecha de 1519 corresponde al año Ce
Acatl, en donde Quetzalcoatl volvería, y sí lo hizo en la persona de Hernán Cortez y los
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Los dioses navegantes de América prehispánica
demás españoles que llegaron con él. En Perú ocurre algo similar, hacia 1532 llegan a
las costas de Tumbes unos seres altos, con barbas y de piel blanca, los Viracochas. Los
Viracochas que habían llegado eran Francisco Pizarro y su hueste. María Rostworowski
(1992) refiere que los indígenas confundieron a los españoles (como en los otros
eventos) con los esperados hijos del Sol que venían a dar fin a las disputas internas que
atravesaba el Estado Inca. Empero, la intenciones de estos “dioses” no fueron nada
salvadoras. De manera casi similar el Capitán Inglés James Cook fue confundido con
“Lono” en Centroamérica y el recuerdo del encuentro aún perdura en nuestros días
como la venida de un “dios” que vino a dar orden al mundo corrupto.
De este modo, al encontrar tantos paralelismo culturales entre los pueblos de
América (y con el resto del mundo también) nos damos cuenta que la historia no es
cómo nos la cuentan. El error tal vez no radique en la fuente de la información, sino en
la manera en cómo nosotros nos acercamos más a ella y qué hacemos para comprobarla
y explicarla.
América no debe ser estudiada aisladamente, sino interrelacionada, conectada y
comparada con el resto del mundo, ya que fue la difusión (intencionada o no) la que
permitió que nuestros ancestros tuvieran grandes avances culturales y tecnológicos y fue
esta misma la que hoy nos permite que compartamos estas líneas.
Finalmente no pretendemos opacar el culto religioso que se le ofrecen hasta hoy a
muchas de la “divinidades” descritas en líneas anteriores y menos aún decir que fueron
solo “simples mortales” los que nos dieron el aliento civilizatorio; pretendemos todo lo
contrario, queremos resaltar la importancia de su labor en nuestra América no solo de su
legado material sino también de su espiritual.
Cumplir con las normas morales, agradecer a la naturaleza por la vida e implorar y
pedir al Dios Supremo por nuestro pueblo o por nosotros mismos es algo que en algún
momento de nuestra historia nos lo enseñaron hombres sabios que conocían los
misterios del cielo y de la tierra; y que en agradecimiento, nuestro ancestros les hicieron
un sitial en su propio mundo como sus protectores, como “sus dioses”.
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