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BOLETÍN
Junio 2014
CÓMO CORREGIR
LOS CELOS
ENTRE HERMANOS
En medio de la alegría por el nacimiento de
Sam Furlong/newsteam
un nuevo hijo, otro miembro de la familia
•normalmente el más pequeño• puede sentir que su mundo afectivo se tambalea. Durante esta etapa, los padres debemos estar muy pendientes y saber cómo corregir los
celos entre hermanos.
En esta situación, sus reacciones pueden ser de todo tipo:
•rabietas injustificadas, agresiones a su “rival”, comportamientos inaguantables, autolesiones, etc.
•, pero no debemos asustarnos ante ellas. Para corregir los celos entre hermanos lo
importante es saber que nuestro hijo sufre y que en esos momentos no sólo necesita
que le queramos, sino sentirse querido.
ACTITUDES QUE AYUDAN
• Antes del nacimiento, hablar con el pequeño y explicarle que el amor no se
corta como un pastel •a más hijos, menos trozo• sino que se expande y mejora
su calidad.
• Hablar con nuestro hijo sobre las cosas buenas que tiene y que tanto nos gustan de él. Fomentaremos su seguridad y le estimularemos a seguir portándose
bien.
• Si hace alguna comparación y vemos que está bajando en su autoestima, podemos hacerle ver que nosotros “con lo mayores que somos”, también tenemos defectos y que luchamos para mejorar.
• Pedirle que nos ayude en cosas relacionadas con la vida del bebé: escoger
la ropa, ver si está calentita el agua del baño, acercarnos la toalla, ponerle la
crema en el culete, hacerle muecas para que ría, etc.
• No hacer jamás comparaciones: “¡Qué alegría, este niño sí que me ha salido
bueno, porque Manolito, mira que eras llorón!”.
• Hablar con los abuelos y demás familiares o amigos para que eviten excesivos
halagos al bebé o comparaciones innecesarias.
• No reñirle ante actitudes que son claramente provocadas por los celos. Hablad
mucho con él y dadle dosis extra de cariño.
LO QUE NO DEBEMOS HACER
• Hacer comparaciones entre los hermanos. “Pedrito, porque no haces como tu
hermanito y te duermes ya. ¿No ves que bueno es y como no da guerra?”.
• Crear un ambiente competitivo, pues normalmente ganará el más mayor, aunque nuestra intención sea reforzarle. Al contrario, debemos fomentar que jueguen junto y que el “destronado” se sienta útil de poder enseñar cosas a su
hermano más pequeño.
• Fomentar la rivalidad en lugar de la fraternidad. Esto ocurre cuando magnificamos a un hijo e infravaloramos a otro, incluso les creamos inestabilidad emocional, por ejemplo, con comentarios del tipo: “Creo que a Juanito lo quiero
más porque siempre me obedece a la primera”.
• Manifestar preferencias hacia uno de los hijos. Aunque el carácter de un hijo
nos sea más fácil de llevar o de entender, no podemos demostrarlo: “Prefiero
que Andrés se vaya con papá y yo me quedo con Marta que me entiendo mejor”. El niño interiorizará que quieres más a Marta.
• Querer hacer mayor de la noche a la mañana al que fue el pequeño de la casa,
exigiéndole tareas que no realizaba hasta entonces.
• No reírle las gracias cuando antes sí lo hacíamos.
• Prohibirle que se acerque al pequeño por miedo a que le haga daño.
• Atender exclusivamente al bebé cuando llegan visitas, olvidando al resto de los
hermanos.
• No hacerle partícipe de las atenciones que requiere el bebé. “Ahora déjame
sola que debo bañar a tu hermano y solo haces que incordiarme”.
• Mandarle justamente a la guardería el mismo día o mes en el que nace el hermanito. El celosillo creerá que es por culpa del recién llegado.
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