Uso racional de los antibioticos I ANEMBE

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Uso racional de los antibioticos I ANEMBE
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USO RACIONAL DE LOS ANTIBIÓTICOS Y LUCHA CONTRA SUS RESISTENCIAS: UNA RESPONSABILIDAD DE TODOS
CCIÓN
NUEVA SE
USO RACIONAL DE LOS ANTIBIÓTICOS Y LUCHA CONTRA SUS RESISTENCIAS:
UNA RESPONSABILIDAD DE TODOS
Este es el primer trabajo de una serie de, al menos cinco, que van a tratar el tema del buen uso de los antibióticos y la problemática
de las resistencias de los microorganismos. La difusión de información sobre este tema entre los veterinarios es un objetivo que
se ha propuesto ANEMBE como una de sus aportaciones al Plan Estratégico y de Acción para Reducir el Riesgo de Selección y
Diseminación de Resistencias a los Antibióticos.
El Consejo Editorial del Boletín ha invitado a los siguientes profesionales para elaborar los trabajos con los siguientes títulos
orientativos:
• Uso racional de los antibióticos (I): diagnóstico, selección
de antibióticos, aplicación, posología. Autor: Ignacio Badiola, Investigador (IRTA-CReSA). Boletín Anembe 107.
• Uso racional de los antibióticos (II): diagnóstico, selección de antibióticos, aplicación, posología. Autor: Ignacio
Badiola, Investigador (IRTA-CReSA). Previsto para Boletín
Anembe 108.
• Resistencias a antibióticos: los problemas actuales y futuros, mecanismos de implantación, prácticas de riesgo.
Autora: Margarita Arboix Arzo, Catedrática de Farmacología (Facultad de Veterinaria, UAB). Previsto para Boletín
Anembe 109.
• Situación en Europa: experiencia en Holanda/otros países
europeos?. Autora:Rosa M. Peran i Sal. Rosa M. Peran i
Sala. Legislative officer (Antimicrobial resistance and microbiological criteria. Directorate General Health and Food
Safety). Previsto para Boletín Anembe 110.
• Situación en España. Autor: Miguel Ángel Moreno. Profesor Titular (Dpto. Sanidad Animal, Facultad de Veterinaria,
UCM). Previsto para Boletín Anembe 111.
Agradecemos a Boehringer Ingelheim España la iniciativa que ha tenido de patrocinar esta sección en nuestro boletín.
Uso racional de los antibióticos:
diagnóstico, selección de antibióticos,
aplicación, posología
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Ignacio Badiola Sáiz, Judith González, Nuria Aloy, Ana María Pérez de Rozas
IRTA-Centre de Recerca en Sanitat Animal
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------Introducción
El descubrimiento de los antibióticos supuso un gran avance
para la salud humana y animal al poder controlar diferentes
procesos infecciosos que, con anterioridad a dicho descubrimiento, sólo eran controlados por el sistema inmunitario del
individuo infectado.
Es importante no olvidar esta capacidad de control de procesos
infecciosos, por parte de los antibióticos, pues si nos vemos
obligados, por causas legales (prohibición de uso) o por causas
biológicas (aparición de resistencias), a prescindir de estas herramientas, se puede producir el deterioro de las condiciones
sanitarias que nos rodean y, por lo tanto, el incremento del
riesgo de infecciones de origen ambiental o alimentario.
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En Europa, a la problemática del uso incorrecto de antimicrobianos, se han añadido otros conceptos como el tipo de explotación, manejo o bienestar de los animales, en el sentido de
una cierta imposición de métodos por parte de los países nórdicos, sin contemplar que las condiciones climáticas, o de explotación, son marcadamente diferentes en los países del sur.
Uso racional de los antimicrobianos
Como resultado de las discusiones mantenidas en la Conferencia Científica Europea sobre el Uso de Antibióticos en Animales se acordó que el término “prudente” puede ser intercambiado por “juicioso”, “responsable” o “racional”. En esta
conferencia se estableció cuál debe ser el principio básico que
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debe regular la utilización de los antimicrobianos en el próximo
futuro: la prescripción de antimicrobianos debe hacerse bajo
la supervisión de un profesional dotado de los conocimientos
necesarios y criterios sólidos; dicho profesional será el último
responsable de la utilización correcta del producto antimicrobiano. En esta conferencia quedó claro también que el modo de
utilización correcto debe ser definido, mediante la elaboración
de guías, guías que deben estar abiertas a auditorías externas
(independientes).
profesional. En este manual, en el apartado correspondiente a
antimicrobianos deberían incluirse los puntos siguientes:
1.
Los antimicrobianos deben usarse para el tratamiento
de infecciones, primarias o secundarias, de bacterias o
parásitos.
2.
La utilización de los antimicrobianos debe hacerse bajo la
dirección y supervisión de un veterinario.
3.
Deben realizarse los máximos esfuerzos para llegar al diagnóstico correcto. Éste puede incluir estudios de laboratorio y, especialmente, el aislamiento del patógeno y
la valoración del grado de sensibilidad. No obstante, y
debido a la necesidad de instaurar el tratamiento lo más
precozmente posible, el diagnóstico clínico y el conocimiento epidemiológico del grado de sensibilidad de los
posibles patógenos implicados ayuda, o debe ayudar, a
establecer el tratamiento adecuado. De aquí la importancia de la visita del clínico veterinario a la granja y de la
retroalimentación de muestras clínicas a los laboratorios
de diagnóstico microbiológico y de la información del
grado de sensibilidad de las cepas aisladas por parte de
los laboratorios de diagnóstico microbiológico.
4.
Debe elegirse la ruta de administración más apropiada,
poniendo especial atención en los animales enfermos.
A este respecto debe tenerse en cuenta que, frecuentemente, como primer signo clínico de la infección, puede
producirse la disminución del consumo de pienso o agua,
disminución que puede provocar la sub-medicación de
los animales más afectados cuando el antimicrobiano se
administra por la vía oral.
5.
El uso prolongado de antimicrobianos orales genera resistencias, especialmente en la microbiota intestinal, con
más frecuencia que la administración parenteral del principio activo. No obstante, la administración parenteral
en muchos sistemas de producción es prácticamente
imposible.
6.
Cuando se use un antimicrobiano, éste debe tener el
apropiado espectro de actividad, debe calcularse la dosis correcta atendiendo al peso individual (en el caso de
administraciones parenterales individuales) o al peso
promedio (en el caso de administraciones orales de todo
el lote) y su empleo debe prolongarse sólo durante el
tiempo necesario.
7.
No deben nunca descuidarse los aspectos básicos de
manejo, higiene, alimentación y, cuando sean posibles,
medidas de inmunoprofilaxis. Es importante que los
sectores productivos presionen para que se desarrollen
medidas preventivas eficaces que permitan reservar los
antimicrobianos para los procesos en los que sean estrictamente necesarios.
8.
La utilización de antimicrobianos debe documentase
apropiadamente y las cantidades usadas deben concordar con las cantidades prescritas. La implantación de la
receta electrónica ayudará en este aspecto.
El establecimiento de guías sobre el uso racional de antimicrobianos necesita que se tengan en cuenta los siguientes aspectos:
1. Los sistemas de producción animal incluyen grupos numerosos de animales, generalmente de la misma edad
y estatus inmunitario, que comparten un espacio aéreo
común y que fácilmente entran en contacto con las excretas de otros animales.
2. Es importante contar con buenas instalaciones y con buen
manejo para poder instaurar buenas estrategias terapéuticas para controlar las enfermedades infecciosas.
3. El uso prudente no debe ser tan restrictivo que comprometa la salud y el bienestar animal.
4. El uso de antimicrobianos debe aportar beneficios claros
y, por lo tanto, debe basarse en un diagnóstico lo más
exacto posible. Para ello es indispensable que el veterinario tenga perfecto conocimiento del perfil sanitario de
los animales a tratar y que pueda hacerse la identificación
del agente, así como determinar su grado de sensibilidad
in vitro. También es importante que se disponga de conocimientos sobre el perfil sanitario (epidemiológico) del
área geográfica donde se encuentra localizada la granja.
5. Para evitar en lo posible la diseminación de posibles resistencias deben adoptarse las medidas higiénico-sanitarias
oportunas. En el caso de los animales de producción, todos los sectores de la industria deben cumplir con su papel correspondiente.
6. Hay importantes diferencias nacionales, regionales o entre granjas en relación a los perfiles de enfermedad. Estas diferencias obedecen a variaciones en el serotipo o
el grado de virulencia de las cepas, en los sistemas de
manejo, en los programas de vacunación y en los tipos de
antimicrobianos usados. Por ello es difícil diseñar guías
universales, debiéndose implementar guías nacionales, o
regionales, por especie.
7. El uso prudente no debe implicar una restricción tal que
favorezca la aparición de un mercado negro de antimicrobianos o de productos no registrados.
8. Es importante fomentar la formación continuada de los
veterinarios con asistencias a cursos, congresos y conferencias.
El uso prudente de antimicrobianos ha de ser uno de los componentes esenciales del manual de Buenas Prácticas en Veterinaria, marco en el que se debe centrar la actuación de todo
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9.
Siempre que sea posible, los antimicrobianos deben usarse dentro de los márgenes expresados en el registro.
Debiéndose restringir el uso fuera de estos márgenes a
situaciones extremas en las que no se disponga de otro
producto eficaz; en este caso el veterinario responsable
debe exponer, por escrito, las razones para su utilización
y seguir la prescripción en cascada recogida en el Real
Decreto 1132/2010.
Todos los puntos anteriores deben servir como referencia del
modus operandi y así poder continuar disponiendo, durante
mucho tiempo, del potente arsenal de antimicrobianos
indispensable para mantener los niveles de producción
dentro de márgenes económicamente compatibles, así como
garantizar el bienestar de los animales y la seguridad de los
consumidores.
Por último, es importante destacar la necesidad de establecer
vías efectivas de relación y comunicación entre veterinarios,
médicos, granjeros, periodistas y los diferentes eslabones de la
cadena alimentaria, para reducir la desconfianza que la ausencia de transparencia puede llegar a generar. No se tiene porqué
ocultar la utilización de antimicrobianos siguiendo las pautas
marcadas por el concepto de “uso prudente” o “uso racional”.
Consideraciones previas a la selección de
antimicrobianos con fines terapéuticos
En primer lugar debe conocerse si el antimicrobiano es de tipo
bactericida o bacteriostático, ya que los primeros son capaces
de destruir a los organismos susceptibles, mientras que los
segundos sólo detienen el crecimiento, debiendo de ser los
mecanismos de defensa del individuo los encargados de su
eliminación. Los antimicrobianos bacteriostáticos inhiben los
sistemas metabólicos necesarios para la acción de los antimicrobianos bactericidas, por lo que deben evitarse la combinación de ambos tipos de antimicrobianos.
En segundo lugar, se debe tener en cuenta la diana microbiana,
diana que generalmente determina el comportamiento bactericida o bacteriostático. Así, los antimicrobianos que actúan sobre la síntesis o la estabilidad de las estructuras superficiales
de los microorganismos (síntesis de pared o permeabilidad de
membranas microbianas) son de tipo bactericida (β-lactámicos,
cefalosporinas, bacitracina, colistina…), lo mismo que los que
actúan sobre la síntesis de ácidos nucleicos (quinolonas, rifampicina). En cambio, los antimicrobianos que inhiben la síntesis
de proteínas por unión al ribosoma microbiano (aminoglucósidos, macrólidos, tetraciclinas…) son generalmente de tipo
bacteriostático, con la excepción de los aminoglucósidos que
tienen actividad bactericida. Algunos antimicrobianos inhiben
vías metabólicas esenciales para los microorganismos; éste
sería el caso de las sulfamidas que, junto al trimetoprim, inhiben la vía de síntesis de las purinas y por ende de los ácidos
nucleicos, con modo de acción de tipo bacteriostático.
En tercer lugar se han de tener en cuenta algunos aspectos
de la relación entre los parámetros farmacocinéticos (PK) y
farmacodinámicos (PD) de los antimicrobianos. Esta relación
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PK/PD determina la eficacia de los antimicrobianos en función
de diferentes parámetros PK. En algunos casos (β-lactámicos
o macrólidos) la eficacia depende del tiempo de exposición de
los microorganismos a las concentraciones inhibitorias del antimicrobiano, por lo que las concentraciones inhibitorias deben
mantenerse durante un determinado tiempo entre dosis, debiéndose vigilar el intervalo entre dosis (antimicrobianos tiempo
dependientes, para los que el parámetro PK/PD predictivo de
la eficacia es T>CMI –porcentaje del tiempo en el que la concentración está por encima de la CMI-); mientras que en otros
casos (quinolonas, aminoglucósidos, tetraciclinas) es importante alcanzar o mantener en el tiempo una concentración determinada del antimicrobiano (antimicrobianos concentración
dependiente), distinguiéndose dos situaciones: aquéllos para
los que es importante alcanzar una determinada concentración
(v.g. aminoglucósidos, para los que el parámetro PK/PD predictivo de la eficacia es Cmax/CMI –número de veces en las que
la concentración máxima del antimicrobiano supera la CMI-) y
aquéllos para los que se debe mantener una determinada concentración durante un tiempo determinado (v.g. quinolonas o
tetraciclinas, para los que el parámetro PK/PD predictivo de la
eficacia es AUC>CMI –número de veces en las que el área bajo
la curva supera la CMI-). Relacionado con este apartado no
debe olvidarse que la concentración del antimicrobiano debe
referirse a la conseguida en el lugar de acción, concentración
que no tiene porqué ser la misma que la plasmática (generalmente la utilizada para los estudios PK), existiendo antimicrobianos que se concentran en ciertos tejidos o células, como
sería el caso de la concentración en tejido pulmonar de las
tetraciclinas o la acumulación intracelular de los macrólidos.
También debe tenerse en cuenta que algunos antimicrobianos
no son capaces de atravesar membranas celulares; éste sería
el caso de aminoglucósidos o polipeptídicos, antimicrobianos
que aplicados por vía oral son incapaces de llegar al torrente
circulatorio y, por lo tanto, a órganos internos.
En cuarto lugar debe establecerse la estrategia de uso deseado.
En este caso podemos hablar de uso terapéutico, uso metafiláctico, uso profiláctico y uso subterapéutico. Con la excepción
del último, en el que se basa la utilización de antimicrobianos
como promotores de crecimiento, una estrategia de uso actualmente prohibida en la UE; los demás tipos de estrategia se
basan en la utilización de los antimicrobianos a las posologías
aprobadas pero en diferentes momentos de la infección. Así,
hablaremos de uso terapéutico cuando el antimicrobiano se
utiliza en animales individuales con signos claros de enfermedad, hablaremos de uso metafiláctico cuando el antimicrobiano
se utiliza en todos los animales de un grupo cuando el 10% de
los mismos presentan signos clínicos, y hablaremos de uso profiláctico cuando el tratamiento antimicrobiano se utiliza sobre
animales infectados antes de que presenten signos de clínicos.
En producción bovina, estas dos últimas estrategias de uso son
frecuentes en el inicio de la fase de engorde de los terneros de
carne, especialmente para el control del Complejo Respiratorio
Bovino (CRB), ya que se conjugan ciertos aspectos de manejo
y de fisiología respiratoria que condicionan el éxito o el fracaso
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de la estrategia utilizada. En referencia al manejo, en la producción de terneros para carne es frecuente la agrupación de
animales de diferentes granjas, e incluso de diferentes países,
que tras un viaje, más o menos largo, ponen en común diversas
poblaciones bacterianas que colonizan las vías respiratorias
superiores, haciendo que el estrés del viaje y la infección por
cepas diferentes de microorganismos favorezca la invasión de
las vías respiratorias inferiores. En cuanto a la fisiología respiratoria del ganado bovino, se debe destacar que esta especie
tiene una de las relaciones más bajas entre volumen pulmo-
nar y peso corporal (0,025-0,029 l/kg p.v.), que junto a la baja
eficiencia de intercambio gaseoso en los alveolos pulmonares
(43% del oxígeno inspirado), hacen difícil conseguir el éxito
terapéutico una vez iniciados los signos clínicos de CRB (los
terneros pueden pasar de estar aparentemente sanos al estadio de postración total en pocas horas). Es por ello que, sin
olvidar la utilización de vacunas durante la fase de lactación
o mejoras en el manejo, el uso metafiláctico o profiláctico de
antimicrobianos en el inicio de la fase de engorde de terneros
puede considerarse apropiado.
Tabla 1: antimicrobianos activos frente al CRB
Dosis
Vía de administración
Intervalo posológico
Tilosina
10-18 mg/kg p.v.
IM
C/24 h durante 3-5 días
Tilmicosina
10 mg/kg p.v.
12,5 mg/kg p.v.
SC
PO (LR)
Dosis única
C/12 h durante 3-5 días
Marbofloxacino
2 mg /kg p.v.
SC o IM
C/24 h durante 3-5 días
Gentamicina
2-5 mg/kg p.v.
IM
C/8-12 h durante 3 días
Ceftiofur
1 mg/kg p.v.
IM
C/24 h durante 3-5 días
Oxitetraciclina LA
30 mg/kg p.v.
IM
Dosis única
Florfenicol
20 mg/kg p.v.
IM
Repetir a las 48 hs
Eritromicina
2-9 mg/kg p.v.
IM
Dosis única
12-15 mg/kg p.v.
IM
C/12 h durante 3 días
Antibacteriano
Ampicilina
Ante las limitaciones de espacio y tras haber tocado uno de
los procesos infecciosos (CRB) importantes para la producción
bovina, tanto por la mortalidad directa como por las secuelas
que pueden complicar el resto del engorde, no queremos dejar de mencionar algunos principios activos, junto a su pauta
posológica y vía de administración, que pueden resultar útiles
para la medicación de los terneros durante el inicio de la fase
de engorde (Tabla 1).
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Por supuesto quedan en el tintero los antimicrobianos para
el tratamiento de procesos digestivos, así como para el tratamiento de las mamitis o las infestaciones parasitarias, que se
tratarán en futuros artículos del Boletín de Anembe.

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