Gozar el sufrimiento
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Gozar el sufrimiento
Gozar el sufrimiento Dr. Enrique Domville* Cuando hablamos de encontrar felicidad siempre en la historia hay relatos, buenos deseos, propuestas, algunas de tal magnitud, como la declaración de Virginia, elaborada por Jefferson, quien en su capítulo primero enuncia: el “derecho a la felicidad del ciudadano”. Desde siempre las opiniones están divididas, aquellos que son felices y los que no lo son y encuentran placer, en no encontrarla de estos últimos, encontramos en el Eclesiastés, libro que se le atribuye al Rey Salomón, quien menciona “Y proclame dichosos a los muertos que se fueron, más dichosos que los vivos que viven todavía y más dichosos que ambos, son los que nunca vivieron, que no han visto el mal que se hace bajo el sol”. Con esta frase pesimista, ¿qué puedo pensar?, que existe sufrimiento y este es continuo, que no tengo el remedio, que el pasar la vida es un simple hecho en el cual debo sufrir, ¿acaso el tiempo de permanencia es un periodo obligatorio de no estar satisfecho? Byron dijo “No hay alegría que pueda darte el mundo comparable a la que te quita, cuando el brillo de las ideas degenera en la insulsa decadencia de los sentimientos”. Los pensamientos reflejados en contraposición con la oportunidad de ser felices, demuestran una vez más que la definición personal es la que vale. Aunque la vida haya sido prodiga, en cosas materiales, en reconocimientos a su persona, pero su definición no incluye algo como éxito y felicidad, no hay manera de entender lo que significa. Así podemos considerar un mundo sin guerra como felicidad, pues tal vez los afectados lo vean como circunstancias primarias para subsistir, pero esto les dará realmente felicidad. Recordando el Eclesiastés “los ríos van todos a la mar, y la mar no se llena. No hay nada nuevo bajo el sol. No hay memoria de lo que sucedió antes. Aborrecí todo cuanto yo había hecho bajo el sol, porque todo tendría que dejarlo al que vendría detrás de mí”. Estos argumentos antiguos tienen valor hoy, ya que la definición personal pudiera ser egoísta y de visión corta, en el mar se ve la llegada del río pero no se aprecia el ciclo continuo de evaporarse y las nubes ir a las montañas y llenar los ríos, esta visión completa es la actitud positiva. Cuando con la mente deseo, sueño, y construyo algo, disfruto cada fase, y tal vez deba de recorrer el camino cientos de veces, hasta lograrlo y quiero que en un futuro se conozca el bien y aunque no esté, este reconocimiento póstumo ayudará a alguien, me dará la fuerza para la tarea y aumentará mi satisfacción al hacerla. Pero, ¿Por qué encuentro placer en sufrir? será la recompensa de la conmiseración, proporciona felicidad o simple distractor para hacer llevadera la vida. Cuantas veces perdemos el tiempo quejándonos de lo que hay que hacer y al final no lo hemos hecho, decía Martin Luther King, hay que disfrutar lo que se hace. Este tiempo en que hacemos tareas simples o complicadas, nos permite salirnos durante el tiempo que dura de las actitudes negativas, de generar sufrimiento, pero si el no hacer o quejarnos se convierte en un estilo de vida, nuestra autoestima se afecta, nadie se beneficia, a menos que nos guste sufrir. Padecer una enfermedad es un hecho biológico, preocupante, que genera miedo, puede generar dolor, malestar general, pero, ¡cuidado! también puede generar sentimientos de lástima, y esto es gozar el sufrimiento, Lenguaje de ¡pobrecito no quiero estar en su pellejo!, es un auténtico repudio a la realidad de que a mí también me puede suceder, existen vacunas contra algunas enfermedades pero ¿Habrá alguna para no sufrir?, de acuerdo al Dalai Lama el entrenamiento de la mente es una arma poderosa, por lo que la felicidad es efímera y dura un tiempo determinado por lo que el concepto de felicidad se toma como pequeños momento que sumados, nos llevan a largos periodos de felicidad, el reconocer las capacidades personales y aceptarse, tal vez en uno de los inicios a los que el Dalai hace referencia, pero también menciona que las emociones en este entrenamiento tienen un rol fundamental. La historia está escrita, el futuro es mío y el conquistador quien va a ser la circunstancia o mi mente. Cuando buscamos responsabilidad debemos vernos al espejo. Comisionado Estatal de Bioética de Oaxaca. Emilio Carranza No.1221 Col. Reforma, Tel. (951) 50 26588, Email: [email protected]