el fracaso de un modelo o la necesidad de revitalizarlo

Transcripción

el fracaso de un modelo o la necesidad de revitalizarlo
Sección
Política Exterior
de Colombia
Colombia y Venezuela: el
fracaso de un modelo o la
necesidad de revitalizarlo
José Luis Ramírez León"
Durante los últimos meses las
relaciones entre Colombia y
Venezuela volvieron a estar
marcadas por un significativo
número de incidentes que llegaron a causar malestar, cuando
no recriminaciones mutuas,
entre Bogotá y Caracas. Para
dos países que comparten una
extensa y muy activa frontera
común, y que están acostumbrados a enfrentar de vez en
cuando situaciones complicadas
en su relación bilateral, fue sin
embargo sorpresiva la realidad
que se vivió en el año anterior
ya que no se presentaba un
deterioro similar desde el
incidente de la Corbeta Caldas
en 1987.
Desde esta perspectiva, surge
una pregunta obligada luego de
analizar el devenir de las
relaciones en la presente década:
¿Asistimos al fracaso del
modelo puesto en práctica a finales de la década pasada, fundamentado en potenciar los
elementos comunes por encima
de las eventuales diferencias, es
decir, la integración antes que el
conflicto?
Algunos de los hechos ocurridos
en el último año así parecerían
evidenciarlo:
incidentes
fronterizos, caracterizados por
ataques de la guerrilla a territorio venezolano; acusaciones
de paso a territorio colombiano
de miembros de la Guardia
Venezolana y la violación de los
derechos
humanos
de
ciudadanos colombianos; el
desalojo de campesinos colombianos asentados en la Serranía del Perijá; el problema del
robo de vehículos en el vecino
país y la presunta participación
de un oficial de enlace de la
DISIP venezolana en una red
binacional; el secuestro de
ganaderos y comerciantes; el
problema del narcotráfico; el
tráfico ilícito de armas y precursores químicos; la extradición
de
un
presunto
narcotraficante, y la situación
económica en Venezuela, han
hecho presagiar un progresivo
deterioro de la relación.
Sin embargo, y para buscar una
salida no confrontacional, que
mantuviera el esquema de
integración y de entendimiento
por encima de los incidentes
coyunturales, se reactivaron los
mecanismos de cooperación
existentes, o se crearon otros,
tales como las Comisiones de
Vecindad
y
Asuntos
Fronterizos; la Comisión Negociadora; las visitas oficiales
del presidente Rafael Caldera y
del canciller Burelli Rivas; las
reuniones de los ministros Pardo
y Burelli en foros multilaterales;
los encuentros de los ministros
de Defensa y el inicio de
actividades
del
Comando
Unificado de Oriente (CUO); la
reunión de representantes de los
dos Congresos; la puesta en
Abogado. Profesor e investigador. En la actualidad jefe de Gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Las ideas y opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan, necesariamente, la posición del
Gobierno de Colombia frente al tema.
práctica del mecanismo de
reuniones de los viceministros
de Relaciones Exteriores; la reactivación de la Comisión de
Robo de Vehículos; la visita del
procurador Vásquez Velásquez a
Caracas y la reunión de la
Comisión de Narcotráfico. De
esta manera es importante hacer
una evaluación detenida de los
hechos mencionados, así como
de la forma en que funcionaron
los mecanismos previstos, para
obtener una respuesta a la
pregunta planteada. De igual
manera se hará una referencia
teórica a los dilemas de
percepción frente al "otro".
A pesar de que el aspecto
positivo de la relación se ha
centrado en el intercambio
económico no se hará referencia
a este hecho en el presente
artículo, pues el mismo amerita
una consideración mucho más
extensa.
Un poco de historia
Hasta finales de la década pasada, el eje central de la relación
bilateral con Venezuela giró, en
esencia,
alrededor
de
la
búsqueda de una solución
equitativa para los problemas de
delimitación. En materia terrestre hasta la década de los
cuarenta y de áreas marítimas y
submarinas de ahí hasta los
ochenta1.
El último gran intento de lograr
un acuerdo justo fracasó con la
llamada
Hipótesis
de
Caraballeda. La inercia en las
negociaciones que siguió a Ca-
raballeda fue interrumpida en
1987 tras el incidente de la Corbeta Caldas, que puso a ambos
países al borde de un conflicto
de impredecibles consecuencias2.
Ante una situación tan crítica
surgió la necesidad de encontrar
una salida que dejara atrás el
espectro de un eventual
conflicto y se centrara más bien
en la necesidad de la integración. Lo que en Colombia se
definió como la " desgolfización
de la relación".
La administración Barco, y
luego el gobierno Gaviria lograron poner en práctica con el
presidente Carlos Andrés Pérez
un sistema novedoso e imaginativo que comenzó en 1989
con las Declaraciones de San
Pedro Alejandrino y Ureña. De
allí salieron la Comisión Negociadora y la Comisión de Vecindad e Integración Fronteriza
con Venezuela. "El eterno
tópico del diferendo sobre aguas
marinas y submarinas en el
Golfo de Venezuela quedó
incorporado al proceso como un
asunto más de la agenda, sin
darle la prioridad que podría
desvirtuar la importancia de
otros temas de la problemática
bilateral"3.
De esta forma, y hasta comienzos de 1995, se abrió paso
a un exitoso proceso de integración que permitió elevar el
intercambio comercial a una
cifra que ya superó los dos mil
millones de dólares, y una inversión directa de Colombia en
Venezuela mayor a los dos-
cientos millones de dólares. De
esta manera quedaba claro que
ambos países habían optado por
profundizar todo lo que los unía,
buscando al mismo tiempo, y
mediante
negociaciones
directas, una salida de aquello
que hasta entonces había sido
fuente potencial de conflicto.
Los principales incidentes en
la zona fronteriza y el
deterioro de la relación
bilateral
Los dos países comparten una
frontera común de 2.219 kilómetros, habitada por cerca de
siete millones de personas. En
algunas partes hay actividad
permanente que la convierte tal
vez en la frontera más activa de
América Latina. Debido a esta
circunstancia son muchos los
problemas que con frecuencia
alteran el normal desarrollo de
las actividades en dicha zona.
Los incidentes fronterizos se
han presentado debido a una
multiplicidad de factores. En
años anteriores, desde comienzos de la presente década,
se presentaron algunos hechos
que
no
tuvieron
mayor
trascendencia y otros que a pesar de revestir cierta gravedad
fueron canalizados en su momento a través de los mecanismos que se habían diseñado para
su análisis y manejo.
A continuación se presentará
una breve reseña de algunos de
los incidentes o hechos más
Ver al respecto: Alfredo Vásquez, Colombia y Venezuela una historia atormentada, Santafé de Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1987,
segunda edición. Enrique Gaviria, Colombia en el diferendo con Venezuela, Santafé de Bogotá, Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez,
1994. Isidro Morales, Política Exterior y Relaciones Internacionales, Caracas, Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Serie Estudios, 1989. Rafael Sureda, El Golfo de Venezuela, Caracas, Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y
Sociales, Serie Estudios, 1994. Ver al respecto Jorge Bendeck, La corbeta solitaria, Santafé de Bogotá, Grijalbo, 1994.
Liliana Obregón y Cario Nasi, Colombia Venezuela conflicto e integración, Santafé de Bogotá, Fescol y CEI Uniandes, 1990, p. 15.
Ver también, Colombia-Venezuela: ¿crisis o negociación?, Varios autores, Santafé de Bogotá, Fescol, CEI Uniandes, 1992.
importantes que marcaron la
relación entre Colombia y Venezuela en el último año.
El caso de Carabobo: la
violencia de la guerrilla
erosiona la relación bilateral*
De nuevo la acción de la guerrilla, que con frecuencia
incursiona en territorio venezolano para llevar a cabo actos de
secuestro,
hostigamiento
y
ataques a efectivos militares del
vecino país, puso en jaque la
buena relación entre Caracas y
Bogotá.
En febrero de 1995 la guerrilla
atacó el puesto fluvial de
Carabobo en Venezuela5. La
sevicia y el salvajismo con el
que actuaron los guerrilleros
costó la vida a ocho infantes de
marina. La obvia indignación en
Venezuela no se hizo esperar. El
Gobierno colombiano, fuera de
condenar el hecho, envió tropas
a la zona logrando capturar a
varios de los miembros de la
guerrilla responsables de la
acción. También se propició un
encuentro entre los ministros de
defensa y los embajadores de
ambos países.
Las autoridades colombianas
expresaron su deseo de colaborar, sobre la base del mutuo
respeto, con las autoridades de
Venezuela para atacar a un
enemigo común que a todas
luces pretendía erosionar la
buena relación bilateral. Sin
embargo, en Venezuela tomó
forma la tesis de la llamada
"Persecución en caliente". Dentro de esta lógica, efectivos de
4
5
6
las fuerzas armadas del vecino
país podrían ingresar a territorio
colombiano cuando iniciaran la
persecución de guerrilleros en
su país y éstos pasaran la
frontera
hacia
el
lado
colombiano.
Colombia: sí a la
cooperación, NO a la
persecución en caliente
En la reunión de ministros de
Defensa, el Gobierno de Colombia anunció la creación inmediata del llamado Comando
Unificado de Oriente (CUO)
para desplazar a dicha zona de
la frontera, y de manera gradual,
un grupo de cinco mil hombres
entre ejército, marina, fuerza
aérea y policía. Por su parte
Venezuela anunció la creación
del Teatro de Operaciones en los
estados fronterizos para hacer
frente a futuras incursiones de la
guerrilla. Es de destacar que
entre dos vecinos que han
manejado una hipótesis de
conflicto militar en la frontera se
dio la solicitud de Venezuela
para que Colombia aumentara
en forma considerable, y de
manera inmediata, su pie de
fuerza.
Este hecho, que demostraba un
grado de confianza y colaboración en una relación fronteriza
madura,
fue
malinterpretado por algunas
agencias internacionales de
noticias,
que
ante
el
desplazamiento de efectivos
militares de Colombia y
Venezuela a la zona de conflicto
lo vieron como un estado prebélico.
De otro lado, y ante la insistencia de las autoridades venezolanas de acudir a la "persecución en caliente", el presidente
Samper, el ministro Pardo y el
ministro Botero, por separado, y
más adelante la Comisión
Asesora
de
Relaciones
Exteriores, dejaron constancia
del total rechazo de Colombia a
cualquier acción del Gobierno
de Venezuela en ese sentido. En
declaraciones de los cancilleres,
de la Comisión Negociadora y
de los ministros de Defensa se
estableció
la
colaboración
bilateral sobre la base del mutuo
respeto a la soberanía del otro
país. Así se dio por concluido
este capítulo6.
Cuando ya se consideraba que el
incidente de Carabobo había
sido superado y la relación
volvía a su cauce normal, se
presentó el desalojo de más de
doscientas familias colombianas
asentadas en el lado venezolano
de la Serranía del Perijá. Al
parecer la mayoría de ellas se
dedicaba
a
actividades
relacionadas con el campo. Sin
embargo, autoridades de Venezuela denunciaron la depredación de zonas boscosas y, más
preocupantes aún, la aparición
de cultivos de amapola en la
región.
Para regularizar la situación, las
autoridades de los dos países, en
cabeza de sus Ministerios de
Relaciones
Exteriores,
comenzaron a buscar una forma
viable y no traumática para
adelantar el proceso de retorno
de los colonos.
Se acordó entonces que para
finales del mes de marzo, y
La siguiente reseña toma como base el articulo "Las relaciones de Colombia con Venezuela en 1995: la integración por encima del
conflicto", del autor, que aparecerá en el libro Síntesis '96 Colombia, publicado por el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia.
Ver "Fue respuesta a persecución de Colombianos, dicen subversivos. Sí atacamos Carabobo: ELN", El País, 27-111-95, p. 2A.
Ver "No al ingreso de tropas venezolanas", en El País, 24-111-95, p. 2A.
una vez se hubiera resuelto la
mejor forma de reubicar a los
colonos en los departamentos
vecinos, se procedería por parte
de las autoridades venezolanas a
iniciar la devolución de los
campesinos. Las autoridades
venezolanas, preocupadas por la
posible presencia de guerrilleros
en la zona, decidieron adelantar
el procedimiento, lo que generó
malestar en la parte colombiana.
Esta situación, que ya venía
siendo discutida y analizada por
los dos gobiernos, fue interpretada erróneamente por los
medios de comunicación y la
opinión pública en Colombia
como una retaliación por los
hechos que se habían presentado
pocos días atrás en Carabobo.
Algunos colonos denunciaron
que habían sido maltratados y,
en algunos casos concretos, se
habló de violaciones a sus
derechos humanos por efectivos
militares de Venezuela7.
Dentro de un ambiente de
recriminaciones mutuas, y con la
opinión pública de ambos países
caldeada, se preparó la reunión
de la Comisión de Vecindad e
Integración
Fronteriza
en
Mérida para tratar de limar
asperezas. Era claro que las
relaciones entre Colombia y
Venezuela habían llegado a su
nivel más bajo desde el incidente de la Corbeta Caldas en
19878.
Nuevos incidentes en la
Serranía del Perijá
El otro incidente fronterizo que
mereció especial atención
fue la incursión de miembros de
la Guardia Nacional de Venezuela a la región de la Serranía del Perijá, en territorio colombiano. Como resultado de la
incursión cinco campesinos
fueron detenidos y llevados ante
autoridades
venezolanas,
acusados de participar en actividades relacionadas con el
cultivo de amapola. A los pocos
días de la incursión, apareció el
cadáver de un sexto campesino
que había sido dado por
desaparecido9.
Ante la reacción de las autoridades de Colombia solicitando
una explicación a lo sucedido, el
ministro
de
Defensa
de
Venezuela insistió en que la
operación se había desarrollado
contra cultivadores de amapola
en la Serranía10. Debido a la
insistencia de Colombia en
precisar el lugar de la acción,
dejando en claro que se estaba
en condición de colaborar con el
país vecino en el combate a los
cultivos ilícitos pero respetando
su soberanía, el general Orozco
Graterol informó que la acción
se había desarrollado en
territorio venezolano. Luego la
tesis varió hacia la ocurrencia de
los hechos en zona sin demarcar
de la Serranía.
Como epílogo de este incidente
se produjo un comunicado en el
cual
los
dos
cancilleres
acordaron reiniciar las labores
de las comisiones técnicas de
demarcación y densificación de
hitos. De otro lado se previo
enviar una comisión conjunta de
las Cancillerías y de los
Ministerios de Justicia y
Defensa de ambos países para
precisar las circunstancias de la
muerte del ciudadano Paternina,
así como las responsabilidades
por la destrucción de las casas
de los campesinos.
Otros temas de controversia en
la agenda: los vehículos
robados, los secuestros, los
incidentes marítimos y la
supuesta demora en el proceso
de extradición
Otro de los temas recurrentes en
la relación bilateral ha sido el de
los vehículos robados en
Venezuela, que según las autoridades de dicho país vienen a
parara Colombia11. La actitud
del Gobierno colombiano ha
sido la de reconocer su parte de
responsabilidad en la situación,
pero dejando en claro que es un
problema que tiene tanto de
largo como de ancho, en la
medida en que los carros son
robados en territorio venezolano,
por una mafia binacional, de
donde salen sin que haya
efectivas medidas de control.
Por último, se ha denunciado
que un buen número de vehículos son traídos a Colombia por
sus legítimos dueños, son
vendidos a precios bajos, y luego son denunciados como robados en Venezuela y se procede a
cobrar la póliza del seguro.
Luego de la reunión de la
Comisión de Vecindad, en Mérida, se reactivó la comisión
colombiana para la devolución
de vehículos. Mientras tanto se
esperaba que el Congreso
aprobara a la brevedad
Ver "Colombia denuncia abusos venezolanos durante deportaciones", El Universal, Caracas, 18-IV-95, p. 1.
Ver "Caldera Caliente", en revista Semana, 14 de marzo de 1995, pp. 22-26.
Ver "Comisión de alto nivel visitó Manaure. 'Venezuela sí violó la frontera'. Delegación colombiana confirmó las denuncias de los
campesinos sobre abuso de los soldados venezolanos", en E/ Tiempo, 20-X-95, p. 1A.
Ver "Rechazo claro y contundente: Pardo. El Canciller se refirió a los incidentes con Venezuela", en El Espectador, 27-X-95, p. 8
A. También se ha denunciado el robo de avionetas y barcos.
posible el proyecto de ley que
sobre la materia venía haciendo
trámite. El Gobierno de Venezuela había insistido en la
importancia de que dicha ley
fuera aprobada como gesto de
buena voluntad del Estado colombiano. Una vez aprobada la
ley, pasó a control constitucional y se espera un pronunciamiento favorable.
En la última reunión de la
Comisión Colombo-venezolana
para la Recuperación y Devolución de Vehículos se acordó un procedimiento para que
se iniciara el proceso de pronto
retorno de los primeros vehículos. A pesar de lo que han expresado las autoridades venezolanas sobre incumplimiento
de Colombia, hasta fin de año
la iniciativa correspondió a Venezuela que no había presentado aún algún tipo de listado
oficial de vehículos robados.
Algunos meses antes, y cuando
las autoridades colombianas ya
habían comenzado a estudiar la
vía legal más expedita para
adelantar el proceso de
devolución de vehículos, sin
afectar a los legítimos poseedores de buena fe, se presentó el caso del comisario
Eduardo Iglesias, que se convirtió en nuevo elemento de
fricción en la relación bilateral
en la medida en que implicó a
la Fiscalía colombiana, a la
Embajada de Venezuela, a la
DISIP y, por supuesto, a las
dos cancillerías.
El comisario Iglesias, según
denuncias de la Fiscalía, se
apartó de su función de enlace
policial venezolano para la devolución de vehículos y terminó haciendo parte de una red
12
vinculada al robo de vehículos.
En la Fiscalía, saltándose los
canales
diplomáticos,
se
cometieron errores que permitieron que el funcionario huyera a Venezuela. Esto generó un
proceso de recriminaciones que
terminó con la investigación de
Iglesias en su país.
Dentro de otros incidentes en
frontera o a nivel de las capitales se encuentra el secuestro del alcalde de Guasdualito
por parte de la guerrilla. El alcalde fue devuelto en territorio
colombiano hacia finales del
año.
De otro lado se presentaron dos
incidentes en el mar, frente a la
Península de la Guajira, donde
fueron
retenidos
barcos
pesqueros colombianos, en
aguas territoriales de nuestro
país. Las autoridades venezolanas argüyeron que se encontraban faneando en aguas de su
propiedad. Al menos en uno de
los casos se presentaron
disparos y uso de fuerza
desmedidos contra una de las
naves.
Por último, y dentro del deseo
de colaborar a nivel judicial, la
Corte conceptuó a favor de la
extradición
del
presunto
narcotraficante Larry Tovar
Acuña, que fue devuelto a su
país y entregado a las autoridades judiciales. El Gobierno
de Venezuela había sugerido
una demora indebida de Colombia para la extradición del
señor Tovar haciendo caso
omiso del argumento del cumplimiento de los términos que
para decidir tenía la Corte.
Revitalizar, reformular o
cambiar: y del modelo ¿qué?
Una evaluación de la forma en
que funcionaron los mecanismos
que se crearon a comienzos de
los noventa, permite deducir que
en buena parte éstos actuaron
como una suerte de "fusibles"
que amortiguaban el impacto de
los
eventuales
incidentes
fronterizos y, a su vez,
permitieron un manejo más
consensual en la solución de
problemas apremiantes de la
agenda, como los descritos
anteriormente.
Sin embargo, y como motivo de
especial
preocupación,
los
hechos que se sucedieron en
1995 pusieron en entredicho la
real
efectividad
de
los
mecanismos previstos, e hicieron
contemplar la necesidad de
"repensar" el esquema previsto y
replantear su forma de operar.
Pero, ¿hasta qué punto habían
fracasado
realmente
las
instancias de diálogo y negociación fronteriza o binacional? ¿Hasta qué punto lo que se
convertía en prioritario era una
evaluación de los mismos para
ponerlos a tono con las nuevas
realidades?
Las Comisiones de Vecindad,
Integración o de Asuntos
Fronterizos12
Dentro del nuevo modelo de
relación bilateral, las Comisiones
de
Vecindad
ColomboVenezolanas habían tenido su última reunión en Valledupar a
mediados de 1994. De hecho su
inactividad permitió que una
serie de incidentes, preocupantes
algunos, la mayoría
En Colombia se les conoce como Comisiones Binacionales de Vecindad e Integración Fronteriza! Fuera de la existente con
Venezuela, hay Comisiones con Ecuador, Perú, Brasil, Panamá y próximamente con Jamaica. En Venezuela se conoce como
Comisión para Asuntos Fronterizos (COPAF).
sin trascendencia, pasaran de
manera directa a los medios de
comunicación y a la opinión
pública, sin contar con un canal
oficial de análisis ni una
búsqueda de solución.
La demora en volver a reunir a
las Comisiones de Vecindad13 se
debió al deseo del Gobierno de
Venezuela de reestructurarla
para reducir su número, que
quedó en diez. En consecuencia,
se hacía urgente lograr un nuevo
encuentro de las Comisiones y
buscar así la forma de reactivar
un mecanismo que permitiría
utilizar
los
espacios
de
comunicación y diálogo directo
que alejaran el espectro del
conflicto para potenciar, a su
vez,
la
cooperación
y
profundizar el esquema de
integración. Sin embargo a
finales de 1994 y comienzos de
1995 se debieron suspender dos
reuniones
programadas,
la
primera por motivos de agenda y
la segunda por un ataque de la
guerrilla a un puesto militar
venezolano.
Para mediados de marzo, y tras
los incidentes de Carabobo y El
Bosque, se acordó una reunión
de las ya reestructuradas
Comisiones de Vecindad en la
ciudad de Mérida, presidida por
los ministros de Relaciones
Exteriores, Pardo y Burelli, que
permitió distensionar en forma
considerable el ambiente previo
al encuentro14.
Más adelante se realizaron dos
nuevas
reuniones
de
la
Comisión de Vecindad, una en
13
14
15
Cúcuta en julio y otra en Puerto
la Cruz en noviembre. En cada
una de ellas se realizó un
análisis de la agenda bilateral y
se trató de encontrar solución a
los incidentes fronterizos. En la
última, los dos cancilleres
acordaron enviar a la Serranía
del Perijá
una comisión
binacional para determinar las
responsabilidades en el caso
Paternina, y además, en el
campo fronterizo, se abocaron a
la tarea de reformular su agenda
de trabajo y concentrar los
esfuerzos en seis sectores
principales.
La Comisión Negociadora
La Comisión Negociadora15 se
reestructuró con un cuarto
miembro por país a solicitud de
Venezuela; en el caso de Colombia, ingresó Fernando Cepeda Ulloa. Hubo dos reuniones
del mecanismo en Estados
Unidos para lograr un mayor
avance en la solución de uno de
sus temas prioritarios: la
delimitación de áreas marinas y
submarinas. A pesar de que no
existe conocimiento de cuan
avanzadas se encuentran las
negociaciones en este campo,
parece existir cierto optimismo
en ambas partes sobre la
posibilidad de llegar a alguna
fórmula equitativa que pueda ser
presentada para consideración
de los dos gobiernos. Sin
embargo,
para
algunos
observadores
los
pocos
resultados obtenidos demuestran
que la Negociadora se en-
cuentra en un callejón sin salida.
La Comisión Negociadora
estuvo de acuerdo con reactivar el mecanismo de demarcación y densificación de hitos
que se encontraba paralizado
desde finales de los setenta y
acordó que la cooperación militar en la zona de frontera se
haría respetando la soberanía
del país vecino.
Las visitas oficiales y los
encuentros informales
Con el deseo de profundizar
los puntos de encuentro, e!
presidente Caldera realizó su
primera visita oficial a Colombia donde el tema central estuvo enfocado en los aspectos de
seguridad en la zona de frontera y la relación económica y
comercial bilateral.
La visita de Caldera estuvo
precedida de una que el ministro Burelli realizó de manera
oficial a Colombia. Además
los cancilleres, que tienen un
conocimiento de primera mano
del país vecino y son aliados
incondicionales de la causa de
la integración por encima del
conflicto, han coincidido en
una gran cantidad de eventos
de carácter multilateral que les
permiten analizar de manera
directa las situaciones complicadas que se describieron con
anterioridad.
El mecanismo de encuentros
de los viceministros de Re-
La misma situación se venía presentando con la Comisión Negociadora, de la que se hablará más adelante, que no se reunía
desde media dos de 1994. De igual manera la administración del presidente Caldera deseaba aumentar el número de tres a
cuatro miembros.
De Mérida salió un nuevo mecanismo de diálogo a través de reuniones bimensuales de viceministros de Relaciones Exteriores.
De otro lado, se reforzó el compromiso de volver a reunir las Comisiones para la devolución de vehículos y se convocó a una
nueva reunión de la Comisión Mixta sobre Narcotráfico, que se reunió en Bogotá en agosto de 1995. Ver, "Acuerdo para alejar
la confrontación. Colombia y Venezuela retomaron los temas de la integración en la reunión de comisiones fronterizas", en El
Espectador, 31-111-95, p. HA.
La Negociadora se creó con el deseo de tratar temas vitales y controversiales tales como la delimitación de áreas marinas y
submarinas, migraciones y cuencas. Sus miembros responden ante el presidente y el canciller y operan con bajo perfil para
evitar que sus eventuales acuerdos se filtren a los medios de comunicación y la opinión pública antes de llegar a un consenso.
laciones Exteriores ha comenzado a operar en buena forma.
Una primera reunión se dio en
Bogotá y la segunda se llevó a
cabo en Caracas y coincidió con
los últimos incidentes en la
Serranía
del
Perijá.
Los
viceministros Cardona y Alcalay
se desplazaron a la zona en mención para hacer un primer reconocimiento sobre el terreno.
De esta manera se busca
distensionar las relaciones y hacer una revisión periódica de la
agenda para garantizar su mejor
seguimiento.
La creación de comisiones
especializadas
Han continuado los encuentros
de los ministros de Defensa y de
las autoridades militares y de
seguridad de ambos países. La
idea ha sido la de evitar que la
relación en la zona de frontera se
vea reducida a temas de
seguridad de ambos países,
agregando a los ya anotados el
del tráfico ilícito de armas y de
precursores
químicos.
La
propuesta
colombiana
de
generar medidas que aumenten y
garanticen la con1 fianza mutua
ha comenzado a ser desarrollada
con buenos resultados16.
Por último congresistas de
ambos países llevaron a cabo un
encuentro en zona de frontera
para buscar, mediante el diálogo
directo, mecanismos de solución
a los problemas que se presentan
en la frontera.
Es importante tener en cuenta
que las relaciones a comienzos
de 1996 volvieron a sufrir un
significativo deterio-
16
ro tras el paso de miembros de
una patrulla venezolana a Vetas
de Oriente, en Tibú. Autoridades de ambos países constataron la penetración en territorio
colombiano, lo que motivó una
nota explicatoria de parte del
canciller venezolano. Luego de
un malentendido por unas
declaraciones del ministro Pardo
sobre la situación presentada, el
asunto pareció concluido al
aceptar el canciller Burelli como
válidas
las
posteriores
declaraciones
del
canciller
Rodrigo Pardo. Sin embargo
unas nuevas declaraciones del
presidente Samper y del
expresidente López Michelsen
en Valledupar dejaron la
situación de nuevo en entredicho.
mucho más sensible en Venezuela que en Colombia. "Los
gobiernos venezolanos, que se
sucedieron en el poder desde
1830 hasta 1941, podemos calificarlos de entreguistas, pues
permitieron que Venezuela
perdiera gran parte de su territorio". Este argumento, presentado en un libro que publicó
en su momento el actual ministro de fronteras de Venezuela,
deja entrever hasta qué punto
hay un sentimiento de reacción
adversa frente a Colombia por el
tema de la delimitación.
¿Cómo nos ven, cómo los
vemos?
Del lado colombiano, y a pesar
de
no
presentarse
una
centralidad tan marcada en la
importancia del asunto, el año
pasado algunos medios de comunicación, y en especial la
opinión pública, tomaron un
activo partido en el debate sobre
los incidentes con Venezuela,
cayendo algunas veces en el
análisis subjetivo y apresurado,
fruto de valoraciones reactivas y
nacionalistas, antes que llegar a
una consideración serena y
meditada.
Un factor esencial de la relación
bilateral pasa por el viejo dilema
de las ópticas divergentes que
existen a lado y lado de la
frontera para asumir al "otro".
Dentro de esta perspectiva, y al
momento de aproximarse a la
situación interna del otro país, la
opinión pública, muchas veces
desinformada,
y
algunos
sectores radicales tienden a
presentar visiones estereotipadas
y subjetivas de lo que pasa al
lado opuesto de la frontera.
En ambos países el tema de las
relaciones con el vecino es
definitivamente importante no
sólo dentro del Gobierno, por
motivos obvios y explicados,
sino en especial a nivel de la
opinión pública. El tema de la
delimitación marina ha sido
Para sustentar la validez de este
comentario no hay más que
mirar la prensa venezolana y la
manera en que algunos de los
centros radicales han venido
ocupándose del tema.
También en Colombia, y en
especial en algunas de las citaciones que se hicieron al ministro Pardo al Congreso, se le
cuestionó sobre los problemas
de delimitación del país y la
supuesta forma como Colombia
había perdido territorios con
todos sus vecinos en los
procesos mencionados.
Fuera de las reuniones de ministros de Defensa, se realizan encuentros de los mandos militares a lo largo de la zona de frontera,
colaboración para enfrentar la guerrilla y a la delincuencia común, así como el tratamiento del tema de seguridad dentro de las
Comisiones de Vecindad.
La conclusión obvia, luego de
analizar ambas situaciones, es
que hay un gran desconocimiento
del "otro" debido, en una curiosa
paradoja, a la cercanía. Es
bastante difícil pensar que ambos
Estados hayan perdido territorio
en su delimitación. Más aún que
hay una sola verdad, cierta e
inmodificable en cada país. Lo
que sí es cierto es que la mala
información, el nacionalismo mal
entendido, y el deseo de aceptar
lo que se quiere creer, mas no
aquello que realmente sucede, ha
contribuido en ambos países a
erosionar la relación bilateral.
Los
incidentes
fronterizos
continuarán mientras no se solucionen problemas estructurales
y de presencia del Estado en la
zona de frontera. Aspectos como
el de la delincuencia común, la
guerrilla, el tráfico de armas y
precursores
químicos,
el
narcotráfico y la delincuencia
común, así como las denuncias
por maltrato a ciudadanos del
otro país continuarán. La
alternativa que se ofrece, por
consiguiente, es buscar la
integración por encima del
conflicto, y dentro de ella el
fortalecimiento
y
la
profundización de los mecanismos
de diálogo y entendimiento que
ayuden a solucionar parcialmente
estos impasses mientras se
encuentran otras soluciones de
fondo.
Como lo dijo el canciller Rodrigo
Pardo en repetidas ocasiones, los
Estados dialogan en cualquier
momento, pero en especial
cuando surgen diferencias, pues
la concertación y la cooperación
son base esen-
17
18
cial del entendimiento de los
pueblos. El acercamiento no sólo
parte de la base de la identidad de
criterios, sino también del deseo
de
conciliar
divergentes
racionalidades
que
deben
armonizarse para una convivencia
mucho menos traumática que la
que se viviría si los canales y
mecanismos de entendimiento no
existieran.
En cuanto al papel que los medios
de
comunicación
deben
desempeñar en este proceso, el
ministro Pardo expresó en la
reunión de Puerto de la Cruz que
"a ellos les cabe la responsabilidad de construir los
simbolismos colectivos y, por
intermedio de ellos, las percepciones de la opinión pública
sobre la integración binacional
(...) Unos medios de comunicación comprometidos con la
integración son fundamentales en
la tarea de que Colombia y
Venezuela se conozcan más y
mejor, en forma no oficial"17.
Sobre esta base de la citada
reunión salió la idea de conformar
una Comisión que se aboque a
considerar la mejor manera de
lograr la integración a nivel de
medios de comunicación, en
especial los de zona de frontera.
El académico y diplomático
venezolano Leandro Área, en un
análisis sobre las relaciones con
Colombia,
titulado
"Mirar
Colombia" dice: "Hemos aprehendido una visión decimal de
Colombia, mínima y milimétrica,
pero, lo que es peor, distorsionada. Lo que se escribe en
Venezuela sobre Colombia, o
viceversa, es casi siempre lo
mismo, único y repetitivo; sin
Novedad en el planteamiento.
Hemos volcado nuestras miradas y nuestras sensibilidades
sobre lo que nos separa y contradice y existen, aquí y allá,
individuos, organizaciones o
sectores vinculados a los procesos de toma de decisión, que
con intereses de toda índole insisten en la idea de que con Colombia o con Venezuela no hay
nada que discutir"18.
Ante los hechos expuestos
sobre incidentes fronterizos, de
otros elementos que alteran la
relación bilateral y los problemas de percepción del "otro"
que tienden a apartar a los dos
países, la única respuesta legítima, válida y seria es la de potenciar el modelo que hace primar la integración por encima
del conflicto y que permite que
los mecanismos descritos tiendan a unir en vez de separar. Es
la única forma de cumplir la
meta de la manida, pero no
menos cierta, frase, según la
cual los dos países están ligados
a un destino común.
Conclusiones
Las relaciones entre Colombia
y Venezuela han mantenido una
dinámica en la que la integración se ha antepuesto a los
eventuales incidentes que generan conflicto y fricción en la
zona de frontera y, de hecho,
entre las dos capitales.
A pesar de los incidentes, el
intercambio comercial demuestra que la manida frase
según la cual es mucho más lo
que nos une que lo que nos separa dejó de ser un mero lugar
común para convertirse en una
realidad tangible.
Ver "Discurso del Ministro de Relaciones Exteriores, Rodrigo Pardo, al instalar la XIII Reunión de Comisiones de Asuntos
Fronterizos" Puerto de la Cruz, Venezuela, 18 de noviembre de 1995.
Leandro Área, Pompeyo Márquez, "Venezuela y Colombia...", op. cit., p. 135.
Los problemas entre los dos
países no van a desaparecer a
corto ni mediano plazo dado lo
extenso de la frontera común y
la cantidad de personas que la
habitan a uno y otro lado. De ahí
surge la necesidad de fortalecer
los existentes o de crear nuevos
mecanismos que permitan que
las diferencias se
resuelvan dentro de los canales
diplomáticos o institucionales,
sin permitir que se acuda al
expediente
facilista
del
nacionalismo o las pasiones incendiarias.
El problema de las percepciones
debe comenzar a cambiar en la
medida en que los
medios de comunicación, los
elementos de cultura y el intercambio a todo nivel permitan
descubrir que el "otro", allende
la frontera, es mucho más uno
mismo de lo que nos imaginábamos.

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