Efecto de la jornada escolar completa sobre la calidad laboral en
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Efecto de la jornada escolar completa sobre la calidad laboral en
Efecto de la jornada escolar completa sobre la calidad laboral en Chile Carlos Zamora Siervo, Universidad Adolfo Ibáñez 2014 Resumen: La relación positiva entre las horas de cuidado infantil y la participación laboral femenina está ampliamente estudiada y con resultados, en general, consistentes a través de distintos países. El presente escrito, buscando ir un paso más allá en el estudio de las políticas de cuidado infantil, analiza cómo esta política ha afectado la calidad del trabajo al que acceden las mujeres, por cuanto la mayor disponibilidad de tiempo le permite no sólo obtener más, sino que también, mejores empleos. Utilizando los datos de la Encuesta de Protección Social (EPS) y disponiendo de un modelo de efectos fijos, el análisis nos ha permitido identificar un efecto significativo de la política sobre dimensiones de la calidad del trabajo como el salario, la existencia de contrato, las horas trabajadas, el tipo de contrato y la afiliación a sindicato de diferentes subgrupos de la población. 1. Introducción A los programas de cuidado infantil (child care) y a los de extensión de la jornada escolar se les han atribuido variados efectos sobre variables no-académicas que son interesantes de analizar, a saber: crimen (Jacob & Lefgren, 2003; Luallen, 2006; Gottfredson, 2007; Berthelon & Kruger, 2011), embarazo adolecente (McCrary & Royer, 2006; Black, Devereux, & Salvanes, 2008; Berthelon & Kruger, 2011; Berthelon & Kruger, 2012), consumo de drogas (Shilts, 1991) y la participación laboral femenina (Gelbach, 2002; Cascio, 2009). En Chile, como política de Estado, a partir de 1996 se puso en marcha un proyecto de Jornada Escolar Completa (JEC) el cual contempló el aumento de un 30% sobre las horas de colegiatura diarias, sumando un total de 1.140 horas al año, para los niños matriculados en colegios públicos (Valenzuela, 2006), teniendo una creciente incorporación en los colegios públicos durante los años venideros (ver tabla 1). En este contexto hay algunos primeros estudios con respecto al impacto de esta medida sobre la participación laboral femenina (Contreras, Sepúlveda, & Cabrera, 2010; Hernando, 2009), encontrándose efectos positivos de la JEC sobre la participación, acorde con la evidencia internacional. Sin embargo, poco se ha dicho – tanto a nivel nacional como internacional – del impacto de dichos programas sobre la calidad de la fuente trabajo a la cual acceden las mujeres a quienes les corresponde la crianza de los hijos beneficiados por estas medidas. Lo que nos motiva a analizar si la política de jornada escolar completa iniciada en Chile ha tenido algún efecto sobre la calidad del empleo al que acceden las madres beneficiadas. La relación child care – empleo femenino mencionada antes está ampliamente estudiada y ya se menciona como relación causal1 o, análogamente, como una relación funcional (Baker, Gruber, & Milligan, 2005; Berlinski & Galiani, 2007; Goux & Maurin, 2010; Contreras, Sepúlveda, & Cabrera, 2010). Sin embargo, el enlace causal entre la expansión de la provisión de las horas de cuidado infantil y la calidad de trabajo accedida por la fuerza laboral femenina está poco estudiada y es el eje al cual el presente trabajo buscará apuntar. En teoría, el cuidado infantil puede ser considerado como un costo sustancial de emplearse y las madres tienden a verlo como un obstáculo a la hora de buscar trabajo, por cuanto 1 En parte por sus características de experimento natural su poca disponibilidad hace que los empleos a los que pueden acceder estén asociados a jornadas de trabajo parciales, arreglos contractuales inestables, carencia de beneficios adicionales, entre otros. Por tanto, al aumento de la jornada escolar proporcionado por la JEC puede ser visto como una solución “potencial” al acceso a empleos de mejor calidad para las madres de los alumnos abarcados por el programa. Los únicos aprontes al impacto sobre la calidad del trabajo cuando se modifican las jornadas de estudiantiles (jardín infantil o colegio básico) los hacen, por una parte, Blau & Kahn (2013), analizando el caso de Estados Unidos, nos señalan que es probable que si bien las medidas de licencia parental2 (parental leave) y derecho a trabajar medio tiempo (part-time right) han tenido un impacto positivo sobre la participación laboral femenina (ayudando a la gran mayoría de los países OECD a incrementarla durante el periodo 1990 a 2010 por medio de estas medidas), el efecto global es ambiguo, por cuanto genera des-incentivos por parte del empleador a contratar mujeres en sus filas. Serían más bien los servicios (públicos) de cuidado infantil (child care services) los que, dado que no significan un costo para el empleador, generarían un aumento en real en la participación laboral femenina. Con esto, los autores pueden establecer que los países analizados, salvo Estados Unidos (este último ha enfocado sus esfuerzos en políticas pro child care services), si bien han aumentado considerablemente la participación laboral femenina por medio de más y “mejores” políticas de child care, parental leave y part-time right (en el relativo lo han hecho muy por sobre EEUU), existe una – previsible – disminución en la probabilidad de que esas mujeres sean contratadas para trabajos de alto nivel, los cuales generalmente requieren tiempo completo, todo el año y compromisos de carrera3. De hecho encuentran que un 55% del aumento de la fuerza laboral femenina en los países no-EEUU es explicada por el aumento de trabajos de medio tiempo4 (Blau & Kahn, 2013), los cuales suelen estar asociados a una penalización en salario y beneficios adicionales en varios países (Bardasi & Gornick, 2008). Por otro lado, pero como una breve extensión de su trabajo enfocado en la participación laboral femenina, Calderón (2012), analizando el caso mexicano, encuentra que las provisión de Referido a pre y postnatal. Encontrándose evidencia de que para EEUU los puestos de administración y gerencia existía una probabilidad casi equivalente de acceso para hombres y mujeres, mientras que para el resto de los países del estudio, los hombres tenían el doble de probabilidad de acceso a dichos puestos. 4 Esto impacta de modo directo en la variable “jornada” en la calidad del trabajo, la cual según la ILO (1999) no sólo debe ser saludable y compatible con la familia, sino que debe proveer una base para la productividad. 2 3 cuidado infantil gratuito5 no sólo está asociada a más participación laboral femenina, sino que también a un incremento significativo de su salario, menor probabilidad de rotación laboral y una disminución en la probabilidad de trabajar sin seguro laboral, sugiriendo (dado que no existe una variación significativa en la probabilidad de ser auto-empleado) que algunas de ellas están consiguiendo trabajos en el sector formal. Evidencia que, como veremos a continuación, tiende a ser considerada como un avance en la calidad general al que acceden las mujeres. Por su parte, el interés por la “calidad laboral” comenzó como una dimensión del estudio de la “calidad de vida” a mediados de la década de 1970 (Land, 1975), sin embargo, el estudio serio del concepto individual no llegó hasta fines de los 80’s con Jencks et al. (1988) quien buscando dejar atrás los indicadores unidimensionales utilizados hasta el momento (salario y horas trabajadas) creo el primer indicador multidimensional para medir calidad del trabajo, ponderando cada una de las características del trabajo según la importancia relativa que los trabajadores le otorgaban (Jencks, Perman, & Rainwater, 1988). No obstante, desde aquel momento hasta ahora, la investigación ha tomado, como veremos más adelante, diferentes enfoques separándose en varios enfoques en distintas áreas, desde el nivel al cual se agrega la información laboral, hasta la manera por cual se mide la calidad. Las primeras mediciones de calidad laboral partieron considerando sólo variables de ingreso del trabajo y, en ocasiones, de jornada laboral, sin embargo, desde hace tiempo ya – impulsado principalmente por el interés de instituciones internacionales en el tema – existe consenso acerca de que la calidad del trabajo va más allá de estas dos variables, considerándose como un constructo multidimensional que cubre una amplia gama de características del empleo. El presente trabajo busca analizar si la oferta de JEC ha tenido un efecto más allá de la participación laboral femenina ya documentada, alcanzando las dimensiones que constituyen la calidad laboral. Las variables que aquí se utilizan para representar la calidad del trabajo son, en general, las más utilizadas por la literatura y/o que se ajustan a la realidad del mercado laboral chileno – salario por hora, horas trabajadas a la semana, existencia de contrato, tipo de contrato (permanente o temporal) y afiliación a sindicato – con el fin de poder identificar en qué nivel específico de la calidad laboral está impactando la oferta de más horas de cuidado infantil (en este caso la JEC). 5 Estancias Infantiles para Apoyar a las Madres Trabajadoras (EI) 2. Antecedentes 2.1 Reforma de jornada escolar completa (JEC) En 1997 se comienza a implementar un aumento en la jornada escolar de los estudiantes de los colegios municipales y subvencionados, acompañada de la inversión en infraestructura y subvención escolar. El nuevo régimen establecía un incremento del tiempo anual que los alumnos permanecían en el colegio de alrededor de un 30%, agregando entre 1.5 y 2 horas diarias adicionales al tiempo en el salón de clases. La medida tenía como destinatarios a todos aquellos alumnos que estudiaban es establecimientos con financiamiento público (municipales o subvencionados) y la condición para incorporar niveles al régimen de jornada escolar completa era presentar un proyecto de JEC aprobado por el Ministerio de Educación, mostrando una justificación pedagógica del uso de la jornada, la disponibilidad de capacidad (en términos de infraestructura y personal) y el alcance en número de alumnos que el proyecto tenía (García-Huidobro & Concha, 2009). La implementación se privilegió en establecimientos rurales y pequeños, los que contaban con sobrecapacidad para poder incorporarse al régimen JEC y aquellos que atendían sectores vulnerables socialmente. Esto llevo a que el año 2002 la oferta de establecimientos en JEC superaba el 60%, pero aún permanecía bajo en Santiago (ver tabla 1) y la para el 2009 se acercaba al 90%. La implementación, se llevó rápidamente en regiones como la IX, X y XI, consecuente con la ruralidad y lo pequeño de las ciudades, mientras que fue más lento en regiones dónde la urbanización y la cantidad de alumnos implicaban una inversión y esfuerzo mayor. Si bien los objetivos principales de esta política no eran aumentar las horas de cuidado infantil, sino más bien mejorar las oportunidades, mejorar las capacidades y competencias de las nuevas generaciones, la implementación implicó indirectamente una disminución en el costo del cuidado de los niños en edad escolar básica, haciendo que sea de nuestro interés el efecto para estos niveles de enseñanza6. El periodo que aquí analizaremos comprende 7 años, donde siguió la implementación de la JEC y se amplió la oferta de establecimientos de jornada completa en alrededor de un 30% a Para nuestro estudio, dado que nos enfocamos en los efectos del cuidado infantil sobre la calidad laboral, consideramos sólo la matrícula básica como relevante para nuestro análisis. 6 nivel país. La tabla 1 nos muestra esta variación temporal y también la importante variación regional de la implementación en este periodo. La estrategia de identificación que utilizamos entonces está basado en las características de quasi-experimento de la implementación de la reforma, analizándose a nivel municipal. 2.2 Calidad del trabajo Aunque el uso del concepto ya lleva varios años, hoy aún no existe una clara definición acerca de que lo que es la calidad laboral y las dimensiones que constituyen el concepto. Un primer intento por obtener una conceptualización del constructo “calidad del trabajo” fue hecho por la Organización Internacional del Trabajo (ILO por sus siglas en inglés) a través de la creación de un programa de “trabajo decente”, el cual enmarcaba sus expectativas de trabajo decente como aquel trabajo que “entrega oportunidades para obtener un trabajo decente y productivo, en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana” (ILO, 1999). Varias dimensiones e indicadores han sido incluidos en este marco de conceptual de comparación nacional, a saber, salario por hora, horas de trabajo, desempleo nacional, trabajo juvenil, brecha salarial (hombres-mujeres), ancianos sin pensión, niños sin asistencia al colegio (Ahmed, 2003; Bescond, Chataignier, & Mehran, 2003); empleo informal, ingreso del empleo, riesgo ocupacional, sub/sobre empleo, actividades múltiples, desempleo por desaliento (Lugo, 2007); u oportunidades de empleo, trabajo inaceptable, ingresos adecuados y trabajo productivo, horario decente, estabilidad y seguridad del trabajo, combinación trabajofamilia, trato justo en el trabajo, entorno de trabajo seguro, protección social, diálogo social y relaciones del lugar de trabajo y contexto económico y social de trabajo decente (Anker, Chernyshev, Egger, Mehran, & Ritter, 2003). De la investigación de asociada a la ILO se pueden desprender tres consejos generales. En primer lugar, la caracterización de calidad laboral con la sola utilización del salario y las horas trabajadas sólo podría ser pertinente en países industrializados (los más desarrollados) y no así para los países en desarrollo; segundo, y de la mano con la anterior, niveles altos de ingresos no aseguran buena calidad del trabajo ofrecido, por cuanto la provisión de condiciones mínimas (o decentes, según la interpretación de la ILO) de trabajo no está asegurada en estos países; y tres, la construcción de indicadores únicos que caractericen un concepto multidimensional como es la calidad laboral requiere de ponderadores adecuados, por lo que no sería recomendable buscar dicha caracterización, por su complejidad, y que quienes lo hacen, lo hacen más por un tema de simplificación (misma ponderación para todas las dimensiones) más que buscando una representación más adecuada del constructo. Sin embargo, el amplio espectro que buscan cubrir las proposiciones de la ILO y la falta de consenso entre los investigadores, hacen de las medidas de la ILO conceptualizaciones muy vagas, volviéndose muy difícil de ser adecuadamente medidas (Dewan & Peek, 2007; Davoine, Erhel, & Guergoat-Larivière, A Taxonomy of European Labour Markets Using Quality Indicators, 2008; Burchell, Sehnbruch, Piasna, & Agloni, 2012). En una corriente paralela, instituciones europeas concentraron sus esfuerzos en indicadores comparables para medir “calidad del trabajo” y “calidad del empleo”7 (Davoine & Erhel, 2006; Davoine, Erhel, & Guergoat-Larivière, 2008; Leschke & Watt, 2008). La meridiana homogeneidad de desarrollo de los países analizados en estos estudios y la consistencia en el desarrollo de encuestas con el objetivo de indicadores comparables, permitió que los países de la Unión Europea (UE) puedan medir “correctamente” la calidad del empleo, al menos en contraste con el resto de los países (Muñoz de Bustillo, Fernández-Macías, Esteve, & Antón, 2011). Ambas corrientes de investigación institucional, junto con el desarrollo de encuestas específicas y la, naciente, preocupación del mundo en desarrollo, permitió a los académicos investigar y fortalecer la conceptualización de la “calidad laboral” y sus dimensiones constitutivas (Muñoz de Bustillo, Fernández-Macías, Esteve, & Antón, 2011). A este respecto, e incluso aun con gran desacuerdo en algunas de las características que definen el constructo, la literatura puede ser dividida en tres líneas investigativas: comparabilidad nacional (calidad del empleo), segmentación del mercado laboral (buenos y malos trabajos) y calidad del trabajo o calidad laboral (nivel del individuo). Primero, la calidad del empleo es el tema central de la investigación institucional. Se refiere a indicadores agregados para comparar la calidad del empleo entre países para identificar niveles de bienestar del empleo (Ahmed, 2003; Clark, 1998; Clark, 2005; Davoine & Erhel, 2006; Dewan & Peek, 2007; Leschke & Watt, 2008; Bescond, Chataignier, & Mehran, 2003). En este enfoque, los indicadores no son de nivel de individuo, sino que niveles generales (promedio) por país o región y tiene la ventaja – dada la falta de datos en varios países (especialmente en los no desarrollados) – de dar la posibilidad de utilizar múltiples fuentes de información para evaluar y construir los indicadores (Muñoz de Bustillo, Fernández-Macías, Esteve, & Antón, 2011). 7 De comparación nacional La investigación de temas laborales ha llevado a establecer que existen dos tipos de trabajos, los buenos trabajos (aquellos que poseen características deseables) y los malos (Bluestone, 1970; Kalleberg & Sorensen, 1979), esta representación es lo que se conoce como la dualidad del mercado laboral. La investigación de la calidad laboral ha estado entonces, largamente asociada a la investigación de la existencia y evolución de esta dualidad. Esta es una nutrida línea de investigación y está principalmente enfocada en evolución de la segmentación del mercado laboral y la evolución de la brecha entre los buenos y los malos trabajos (si es que existen) en y entre distintas industrias (Cabral, Menezes, & Gabriel, 2005; Farber, 1997; Goos & Manning, 2007; Kalleberg, Reskin, & Hudson, 2000; Meisenheimer, 1998; Gittleman & Howell, 1994). Esta línea de investigación comienza con la evolución de los salarios entre empleos de alto y bajo salario (Bluestone & Harrison, 1986) y gradualmente a evolucionado al estudio de diferentes dimensiones que caracterizan los trabajos de alta y baja calidad (salarios, beneficios, requerimientos de habilidades, seguridad laboral y otros). La investigación de la existencia y evolución de la dualidad del mercado laboral es voluminosa y convergente. En general, hay evidencia de la segmentación y del crecimiento tanto de los buenos, como malos trabajos, aumentando el efecto polarizador del mercado laboral y, eventualmente, reforzando la brecha (Gittleman & Howell, 1994; Goos & Manning, 2007; Kalleberg, Reskin, & Hudson, 2000). Finalmente, a nivel individual, existe una falta de investigación (Muñoz de Bustillo, Fernández-Macías, Esteve, & Antón, 2011). Quizás por la falta de una definición consensuada de la calidad laboral o quizás porque los esfuerzos se han puesto a niveles más agregados (nacional o industrial). Un primer intento en este nivel fue hecho por Sehnbruch (2004), quien, midiendo cinco características (ingresos, cobertura de seguridad social, estatus contractual, estabilidad laboral y entrenamiento profesional recibido), generó un indicador único (donde reside su aporte) – usando el promedio simple – para evaluar y predecir la calidad del trabajo de un individuo en Chile. Otro intento fue hecho por van Ours & Vodopivec (2008), quienes estudiando el impacto de la reducción de la cobertura del seguro de desempleo sobre la calidad del trabajo post-desempleo (en Eslovenia) consideran tres dimensiones para caracterizar la calidad (salario, tipo de contrato y probabilidad de perder el empleo). Ellos encuentran que la reducción de la cobertura del seguro no tiene efecto sobre las variables analizadas. Por último, y usando una metodología diferente (satisfacción laboral como proxy de calidad laboral), Cassar (2010) estima el impacto de tres dimensiones (protección laboral, riesgo ocupacional y utilidad procesal8) sobre la satisfacción laboral individual, encontrando que la protección laboral tiene un impacto significativo sobre la satisfacción laboral. Sin embargo, la literatura no sólo se divide a partir del alcance del análisis de la investigación (nacional, industrial o individual) a la hora de describir la calidad laboral. Los intentos iniciales por medir la calidad del trabajo fueron hechos a través de la comparación de salarios que, de acuerdo a la teoría económica neoclásica, capturan completamente la calidad laboral (Davoine & Erhel, 2006). No obstante, la heterogeneidad endógena de los mercados laborales, el amplio espectro de naciones que instituciones como la ILO tratan de abarcar y la inclusión de dimensiones no-monetarias a la medición de la calidad laboral, le otorgaron a la calidad laboral la característica de constructo multidimensional (Anker, Chernyshev, Egger, Mehran, & Ritter, 2003; Findlay, Kalleberg, & Warhurst, 2013). En este enfoque, varios investigadores han buscado construir un solo indicador que represente una medida conjunta de la calidad laboral, ya sea obteniendo el promedio simple o ponderando las categorías según las preferencias de los mismos trabajadores (Cabral, Menezes, & Gabriel, 2005; Clark, 1998; Clark, 2005; Gittleman & Howell, 1994; Leschke & Watt, 2008; Sehnbruch, 2004), con el fin de obtener una imagen general de la calidad (a cualquier nivel). Sin embargo, el grueso de la investigación utiliza un sistema de indicadores para evaluar cada dimensión por separado (Ahmed, 2003; Bescond, Chataignier, & Mehran, 2003; Kalleberg, Reskin, & Hudson, 2000; Meisenheimer, 1998; Sehnbruch, 2004), buscando evitar los problemas de los índices únicos y logrando una mejor, pero más compleja, caracterización, de la calidad de un determinado empleo o empleos. Por lo mismo, la investigación de nivel institucional ha desincentivado la creación de índices compuestos, por cuanto consideran imposible la correcta inclusión de todas las dimensiones en un solo índice combinado9, utilizando en su lugar, sistemas de múltiples indicadores (indicadores de trabajo decente, indicadores de Laeken10) (Sehnbruch, 2004). Cada uno representado por múltiples variables. Muñoz de Bustillo et a. (2011) hacen hincapié en que la mejor manera de evaluar la calidad de un trabajo o del empleo es incluir ambos, el índice compuesto único y el sistema de indicadores; esto porque, el índice compuesto entrega, a pesar de la sobre-simplificación que pueda implicar, la oportunidad de tener una imagen general de la calidad laboral (individual, industrial o nacional), pero, para la adecuada evaluación y diseño de políticas, debe ser acompañado con los puntajes para cada una de las dimensiones consideradas (y así saber dónde concentrar los esfuerzos). 10 Ver Davoine, Erhel, & Guergoat-Larivière (2008). 8 9 Finalmente, un último punto de divergencia es la metodología para medir la calidad del trabajo. La literatura presenta tres maneras de enfrentarlo: usando la satisfacción laboral como proxy (enfoque subjetivo); considerando sólo medidas objetivas; y una manera mixta que utiliza medidas objetivas y subjetivas (típicamente utilizando las subjetivas como ponderadoras de las objetivas) El uso de la “satisfacción laboral” como proxy de calidad, asume que la percepción subjetiva del trabajador acerca de las características del trabajo es una manera plausible de sintetizar “calidad laboral” (Burchell, Sehnbruch, Piasna, & Agloni, 2012; Davoine & Erhel, 2006). Este enfoque tiene importantes ventajas, permite tomar en cuenta la heterogeneidad de las preferencias de los trabajadores11 (Davoine, Erhel, & Guergoat-Larivière, 2008; Muñoz de Bustillo, Fernández-Macías, Esteve, & Antón, 2011) y entrega la posibilidad de mejorar la evaluación de las características no-pecuniarias del trabajo incluidas en varios modelos (Leontaridi & Sloane, 2001; Leontaridi, Sloane, & Jones, 2004). Sin embargo, el uso de autoreporte en una variable subjetiva como la satisfacción (Clark, 2005) podría ser una fuente de sesgo. Los trabajadores podrían estar respondiendo basados en una deseabilidad social y bajo la ignorancia de sus propias oportunidades de trabajo (Davoine & Erhel, 2006). Además, este camino no es apropiado para el diseño de política. Muñoz de Bustillo et al. (2011) entregan evidencia de que la distribución de la satisfacción laboral a lo largo de los países no es congruente con los resultados de medidas objetivas, ni tampoco con lo que el sentido común nos permite entender como calidad del trabajo. La segunda metodología usada es la contraparte de la anterior. Basados en la teoría del capital humano (Becker, 2009) – y reconociendo la heterogeneidad de los trabajadores (Davoine & Erhel, 2006) – muchos estudios utilizan características objetivas del trabajo como el pago, horas trabajadas, beneficios adicionales y otras (Warr, 1999), para medir la calidad del trabajo. Este es el foco principal de la investigación de las instituciones internacionales (Ahmed, 2003; Bescond, Chataignier, & Mehran, 2003; Dewan & Peek, 2007; Leschke & Watt, 2008; Lugo, 2007) y ha sido ampliamente usado para estudiar la segmentación del mercado laboral (Farber, 1997; Goos & Manning, 2007; Houseman, 1995; Kalleberg, Reskin, & Hudson, 2000; Meisenheimer, 1998). Esta metodología puede ser uni o multidimensional y se enfoca en la calidad intrínseca – características objetivas – de los empleos, facilitando de paso, la recolección 11 Un trabajo de calidad no necesariamente es concebido de igual forma por uno u otro trabajador. de la información. Existe consenso sobre la idea de que, si bien suele ser la variable más importante, la calidad laboral cubre va más allá del salario recibido, por tanto, variables como las horas trabajadas, seguridad social, beneficios adicionales, estatus contractuales, exposición al riesgo, sindicalización, capacitación y seguridad laboral han sido incorporadas al análisis. Si bien, esta manera de medir la calidad del trabajo no es la manera óptima (puede ser criticada por la ambigüedad – propia de las preferencias heterogéneas de los trabajadores – de los indicadores escogidos), es, a menudo, la mejor opción en términos de la confiabilidad de los datos (ver problemas del uso de satisfacción laboral) y del acceso a dichos datos. Finalmente, existe una corriente de investigación que emplea una metodología mixta para enfrentar la calidad del trabajo. Utilizando tanto las medidas objetivas como subjetivas (satisfacción), este enfoque, buscando mantener lo mejor posible la multidimensionalidad del constructo, compila indicadores objetivos usando la información subjetiva como ponderadores, ya sea mediante el valor promedio que los trabajadores asignan a ciertas características del trabajo (Clark, 1998; Clark, 2005; Jencks, Perman, & Rainwater, 1988) o a través del uso de un análisis multivariado de agrupación (Gittleman & Howell, 1994). No obstante, y a pesar de lo correcta que pareciera estar teóricamente, el uso de esta metodología en la investigación académica es escaso (Davoine & Erhel, 2006; Davoine, Erhel, & Guergoat-Larivière, 2008). Quizás es producto de los problemas que genera el manejo y la asignación adecuada de los ponderadores o bien, por la escases de encuestas fidedignas que contengan datos laborales tanto objetivos, como subjetivos. En resumen, la revisión nos permite observar que en el análisis de la calidad laboral se presentan, básicamente, tres cismas: en el nivel de análisis (nacional, mercado laboral o individual), en la manera de representar la calidad (índice compuesto o sistema de indicadores) y en el enfoque para medir la calidad (satisfacción laboral como proxy, medidas objetivas o mixto). Por tanto, en este estudio pretenderemos incluir las dimensiones que más frecuentemente son analizados por la literatura de nivel de individuo, filtrándolos por la realidad del mercado laboral del país12 y que se dispongan según la información que podemos obtener de las fuentes de datos que aquí utilizamos13. 3. Modelo, datos y variables 3.1 Modelo Para la estimación utilizamos un modelo que nos permita describir el efecto de la jornada escolar completa sobre las distintas dimensiones de la calidad laboral. Para el usamos un modelo como el siguiente: 𝑄𝑖𝑚𝑡 = 𝜃FDS𝑚𝑡 + 𝑋𝑖𝑚𝑡 𝛽 + 𝑀𝑚𝑡 𝜇 + 𝛼𝑖 + 𝛾𝑚 + 𝜏𝑡 + 𝜖𝑖𝑚𝑡 Dónde “𝑄𝑖𝑚𝑡 ” representa las diferentes dimensiones de la calidad, a saber en este caso: salario por hora, horas trabajadas a la semana, existencia de contrato, tipo de trabajo/contrato (permanente o temporal), cotización previsional, tipo de horario (diurno-nocturno), el tipo de funcionario (cuenta propia, empleado, empleador o sector público), afiliación a sindicato y el tamaño de la empresa (medida en términos del número de trabajadores que allí trabajan). Dónde cada variable dependiente se estimará por separado, constituyéndose una representación a través de un sistema de indicadores de calidad del trabajo. La variable de interés “FDS𝑚𝑡 ” representa la oferta de colegios JEC en la comuna m en durante el año t. La variable está medida en términos de la proporción, como la fracción de colegios JEC14 dentro del municipio con respecto al total de establecimientos. Adicionalmente, se incluye un vector de características individuales variante en el tiempo “𝑋𝑖𝑚𝑡 ”, junto con uno de características a nivel de municipio “𝑀𝑚𝑡 ”. Además, y dado que contamos con datos de tipo panel, se incluye una variable de efecto fijo individual “𝛼𝑖 ”, que nos permite capturar la heterogeneidad no-observable de los entrevistados; un conjunto de efectos fijos a nivel de municipio “𝛾𝑚 ”, para controlar por características geográficas invariantes en el Por ejemplo, en varios estudios se emplea la dimensión de “planes de retiro” como variable relevante para representar un trabajo de calidad. Sin embargo, para el caso chileno, las cotizaciones previsionales están asociadas directamente a la existencia de contrato (por ley), por lo que no la incluimos en nuestro análisis. 13 Esto implica que las variables que utilizamos aquí para representar la calidad laboral son de carácter objetivo, dado que la EPS no nos entrega información acerca de la satisfacción de los trabajadores con las distintas aristas de sus empleos. 14 Debido a que los colegios no están obligados a implementar jornada escolar completa en todos los cursos de su establecimiento, consideraremos colegio JEC si, al menos, el 50% de los cursos que ofrece dicho colegio ofrecen jornada escolar completa. 12 tiempo y un efecto fijo temporal “𝜏𝑡 ”, para controlar tendencias de nivel macro. Por último, “𝜖𝑖𝑚𝑡 ” representa el error idiosincrático. La importancia de incluir un efecto fijo municipal radica en capturar el efecto de factores omitidos que podrían influir sobre la calidad laboral, dadas las condiciones del mercado laboral en las diferentes comunas del país. De esta manera, el impacto de la política se captura para cambio en la oferta JEC dentro del municipio durante el periodo analizado. Para el año 2002 (primero de la encuesta), la política de jornada escolar completa llevaba ya 5 años de implementación, por lo que si para el 2002 hubiese estado bien avanzada la cobertura, el efecto no podría ser capturado por nuestra especificación. Sin embargo, como muestra la figura 1, para el año 2002, sólo un 60% de los colegios había adoptado la JEC, dejando implementación para poder ser capturada aquí. 3.2 Datos y Variables Nuestra principal fuente de información de datos a nivel de individuos (demográficos y laborales) fue la Encuesta de Protección Social (EPS). Esta encuesta es de orden longitudinal realizada durante los años 2002, 2004, 2006 y 2009. Fue llevada a cabo por primera vez durante el año 2002 sobre una muestra representativa de los afiliados a los sistemas de pensiones (AFP o INP) y ya desde 2004 cuenta con representatividad nacional. Esta encueta tipo panel tiene su riqueza en la detallada historia laboral que recopila desde 1980 a la fecha la encuesta, junto con datos de ingresos, patrimonio, protección social, salud, capacitación, historia familiar y otros, para los años de realización del sondeo. Para nuestros efectos, construimos, a partir de los datos de la EPS, un panel desbalanceado para el periodo 2002-2009 que nos permite tener una muestra de alrededor de 5200 mujeres entre 25 y 55 años, y estimar nuestro modelo con efectos fijos a nivel de individuo, con el fin de poder capturar heterogeneidad individual no-observable a la hora de estimar los efectos de la política sobre las distintas variables de calidad laboral. Adicionalmente, desde la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) se incorporaron datos de nivel comunal como la escolaridad promedio y tasas de participación laboral, pobreza, desempleo e ingresos per cápita promedio. Por último, la base de datos se completó con información del Ministerio de Educación acerca de los establecimientos educacionales en las comunas, lo que nos permite conocer la oferta de JEC en la comuna donde reside el individuo y así poder medir su impacto sobre las variables de interés. Cabe destacar que la incorporación de niveles con jornada escolar completa por parte de los colegios fue hecha de manera gradual desde 1997 a 2007, por lo que no todos los colegios con JEC tenían todos los niveles de su establecimiento con el nuevo régimen horario en cada uno de los años analizados15. Por lo anterior, se decidió considerar como colegio con JEC a los que tengan al menos un 50% de sus cursos con régimen horario extendido. Para poder caracterizar la “calidad laboral” hemos considerado 5 dimensiones relevantes que se desprenden de la revisión de literatura, consideraciones particulares del mercado laboral chileno y los datos disponibles. A saber, estas dimensiones son: ingresos laborales, jornada laboral, existencia de contrato, tipo de contrato (permanente o temporal) y afiliación a algún sindicato y tamaño de la empresa. Cada una de las dimensiones es representada por una variable en el panel. En primer lugar, y dado los problemas de reporte que presenta esta variable, los ingresos laborales que consideramos fueron los que el entrevistado reporta para el periodo anterior a la encuesta, es decir, el ingreso líquido mensual promedio de los últimos 12 meses16, que para las estimaciones se utilizará en la forma de salario por hora. Para el caso de la jornada laboral, se considerará el reporte de horas trabajadas a la semana, que para hacer la estimación se concibió como las horas semanales trabajadas en promedio durante el año (2002-2009). El tipo de contrato por su parte, es representado por una variable dicotómica que nos indica si el individuo en algún momento del año tuvo trabajo de tipo permanente. Para la existencia de contrato se utilizó el mismo sistema, una variable categórica que nos indica si el individuo en algún momento del año estuvo trabajando contratado. Por último, para la afiliación a sindicato se utilizó también, una variable categórica que nos indica si en algún momento del año estuvo afiliado a algún sindicato. Las variables anteriormente descritas son las que se utilizarán como variables dependientes del modelo, estimándose el efecto de la JEC sobre cada una de ellas. Las tabla 2 presenta algunos estadísticos descriptivos de las variables a considerar en nuestro modelo. Como vemos, las mujeres entre 25 y 55 años presentan para los 4 años una participación laboral cercana al 74% y una actividad laboral promedio de alrededor del 64% lo que son medidas bastante altas si se le compara con otros sondeos de nivel nacional. Esto se debe a que la EPS recoge datos de la historia laboral de manera continua (hasta nivel mensual), La condición para agregar niveles al régimen JEC era que todos los cursos de un mismo nivel se debían incorporar a la vez. Sin embargo, no era necesario que todos los niveles tuviesen el cambio de régimen a la vez. 16 Para el año 2002 la encuesta preguntaba por el ingreso líquido mensual del mes anterior. Ya desde 2004 en adelante la pregunta cambió y se consideró el ingreso líquido mensual promedio de los últimos 12 meses. 15 a diferencia de encuestas de corte transversal, las cuales recogen datos de manera discreta respecto a un punto dado en el tiempo (típicamente el momento en el que el entrevistado es encuestado). Además, vemos que el salario por hora promedio ronda los $1547, que, en promedio, se trabajan 43 horas a la semana, que la proporción de gente que trabajó con contrato alguna vez en el año ronda el 83% del cual un 82% lo hizo con contrato permanente y que alrededor de un 15% alguna vez estuvo afiliado a algún sindicato. 4. Resultados Con el fin de evaluar el impacto de la política sobre las dimensiones de la calidad laboral, se hizo una estimación de cada variable de calidad por separado (sistema de indicadores). Para nuestra primera especificación estimamos el impacto de la JEC sobre cada una de las cinco variables de calidad y una variable de participación laboral. Para esto estimamos nuestro modelo condicionando para aquellas mujeres que trabajaron alguna vez en el año (salvo, obviamente para la estimación sobre la probabilidad de participar)17. Como vemos en la tabla 3, esta estimación muestra que la JEC tiene un impacto positivo significativo sobre la participación laboral femenina (congruente con estudios anteriores a nivel nacional (Hernando, 2009; Contreras, Sepúlveda, & Cabrera, 2010)), indicando que un aumento en 0.4 de la oferta JEC (es decir, un aumento de 40%18 en la oferta de establecimientos con jornada escolar completa), incrementaría en 3.86% la probabilidad de que una mujer opte por participar del mercado laboral. Señalamos también, que los efectos de los años de educación, que la mujer sea jefe de hogar, la edad y la experiencia (edad2) son significativos y tienen un impacto en el sentido esperado. Sin embargo, no se encontraron efectos significativos a nivel general sobre las variables de calidad del trabajo aquí analizadas. Ahora bien, producto de las características de la política, sus efectos no son homogéneos sobre las distintas mujeres de la población. Por lo mismo, estimamos el mismo modelo pero en subgrupos de la muestra que pudiesen ser más sensibles a la oferta de más horas de cuidado infantil. En primer lugar, estimamos el modelo para aquellas mujeres que presentan un hijo en básica en el año en el que se les encuesta, por cuanto sería un grupo que previsiblemente se vería Esto se realiza para todas las estimaciones realizadas en el presente estudio, menos para las que tienen como variable dependiente la participación laboral. 18 Si bien el análisis más recurrente de la magnitud del estimador se realiza ante un cambio unitario de la variable independiente de interés, en este caso – y de aquí en adelante – se hará para cambios en el 40% de la oferta JEC, esto porque hacia el año 2002 la oferta JEC promedio del país rondaba el 60%. 17 más afectado por la política dado que podría beneficiarse directamente de las plazas de JEC que ofrecen los colegios de su municipio. La tabla 4 muestra que la JEC tiene un efecto significativo sobre la probabilidad de participar del mercado laboral y el salario por hora de aquellas madres que tengan un hijo en educación básica. En términos de impacto, un aumento de 40% de la oferta JEC incrementa en un 8.76% la probabilidad de que la mujer entre a la fuerza laboral y, por otro lado, incrementa en un 13.12% el salario de la mujer que trabaja alguna vez en el año. También, se estimó el modelo para aquellas mujeres menores de 40 años19 (mujeres entre 25 y 40 años), por cuanto se podría suponer cohortes de mujeres más jóvenes se podrían ver más afectados dado que tienden a participar más en el mercado laboral (por factores culturales, generacionales, educacionales, etc.). La tabla 4 muestra que la JEC sólo tiene efecto significativo sobre la probabilidad de que la mujer tenga contrato de tipo permanente, es decir, ante un aumento del 40% de la oferta de JEC en la comuna, se produce un incremento de 7.24% de trabajar en empleos con contrato permanente para aquellas mujeres que trabajan alguna vez en el año. Además, se estimó el modelo condicional a que la mujer tenga menos de 40 años y que también tenga un hijo en enseñanza básica, asumiendo que podrían estar teniendo una mayor respuesta ante la política. La tabla 4 nos muestra que para estas mujeres, la JEC tiene un efecto positivo significativo sobre las horas trabajadas a la semana, sobre la probabilidad de tener contrato y, también, sobre la probabilidad de que se esté sindicalizado. La estimación muestra que un incremento de la oferta de colegios JEC en un 40%, aumenta en 4.78 las horas trabajadas a la semana, en 11.56% la probabilidad de tener contrato y en 11.04% la probabilidad de estar afiliado a algún sindicato, para aquellas mujeres menores de 40 años, con un hijo en enseñanza básica y que trabajan al menos una vez durante el año. 5. Conclusión En este estudio hemos analizado el efecto de una política de cuidado infantil, específicamente una prolongación de la jornada escolar, sobre la calidad del trabajo al que acceden las mujeres. La teoría y la literatura nos señalan que existe un vínculo entre la oferta de cuidado infantil con la probabilidad de entrada a la fuerza laboral por parte de las mujeres. De Se toma como referencia el año 2009, es decir mujeres que el 2009 tenían 40 años o menos. De otro modo, mujeres que en el 2002 tenían 33 años o menos, que el 2004 tenían 35 años o menos, que el 2006 tenían 37 años o menos y que el 2009 tenían 40 años o menos. 19 allí hemos extendido la idea de que podría existir un vínculo entre las horas que los establecimientos educacionales cuidan de los niños y la calidad del trabajo al que acceden las mujeres que, eventualmente, están decidiendo participar, por cuanto la mayor disponibilidad de tiempo de las madres (producto de que los colegios están asumiendo el cuidado de los niños por más horas) podría no sólo hacerlas decidir entrar a la fuerza laboral, sino que ofertar su capital humano a trabajos relacionados a mejores estándares de calidad, asociados a trabajos de jornada completa, mayor pago, con contrato, de carácter permanente y sindicalizados. Sin embargo, el análisis empírico nos muestra que la respuesta de la calidad del trabajo ante la JEC es tibia. No hay un efecto generalizado de la JEC sobre las dimensiones de calidad laboral. No obstante, cohortes que, dadas sus características, son teóricamente más afectados, presentan efectos significativos sobre variables como el salario, las horas trabajadas, la probabilidad de estar contratado, la probabilidad de trabajar estando contratado de forma permanente y la probabilidad de estar sindicalizado. Además, junto con la significancia, se encuentra que el sentido del efecto es consistente a través de las distintas dimensiones analizadas, produciéndose un aumento la incidencia de una u otra a través de los distintos cohortes estudiados. De este modo, las conclusiones de Blau & Kahn (2013) y Calderón (2012) son parcialmente ciertas para el caso Chileno. Son las políticas de cuidado infantil (salas cuna, jardines infantiles o enseñanza básica) las que podrían estar afectando positivamente la calidad del trabajo accedido por las mujeres Si bien el efecto es moderado y particular a ciertos cohortes de la población, el impacto de la política de jornada escolar completa va más allá de la participación laboral femenina, impactando positivamente en las distintas dimensiones de la calidad laboral en los empleos a los que las mujeres acceden. References Ahmed, I. (2003). Decent Work and Human Development. International Labour Review, 142(2), 263-271. Anker, R., Chernyshev, I., Egger, P., Mehran, F., & Ritter, J. (2003). Measuring Decent Work with Statistical Indicators. International Labour Review, 142(2), 147-178. Baker, M., Gruber, J., & Milligan, K. (2005). Universal Childcare, Maternal Labor Supply, And Family Well-Being. National Bureau of Economic Research.(No. w11832). Bardasi, E., & Gornick, J. (2008). Working For Less? 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Tabla 1 Colegios básicos bajo el régimen JEC, 1997-2009 (% del total), por Región Region 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 Matrícula Básica (% total) 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 43 38 47 36 24 25 32 28 47 55 41 33 11 40 42 50 42 32 33 39 34 53 66 46 35 16 48 44 55 43 40 34 43 39 60 68 56 39 21 61 48 62 50 48 41 45 46 64 72 61 50 27 59 55 64 56 53 51 51 52 68 73 67 47 37 67 65 67 63 63 59 59 60 71 77 70 56 41 74 70 77 68 69 65 64 64 74 78 87 56 49 65 73 81 72 73 71 68 65 77 81 86 65 54 75 79 83 74 78 76 71 70 79 83 90 59 61 75 82 89 76 79 80 75 74 80 84 93 65 65 80 84 88 78 81 83 80 76 85 86 94 68 68 71 87 91 82 84 86 83 79 87 88 94 64 72 88 89 95 87 85 89 89 83 94 96 99 81 75 3% 3% 2% 4% 10% 5% 7% 13% 7% 8% 1% 1% 36% Average 32 39 43 49 55 61 66 70 74 77 79 82 87 100% Fuente: la tabla fue estimada con datos administrativos del Ministerio de Educación. Muestra la proporción de colegios con, al menos el 50% de sus niveles bajo el régimen JEC. Incluye establecimientos que recibieron fondos públicos (municipales y subvencionados, representan el 92% de la matrícula). La proporción de matrícula básica es para 1997, de ahí en más se mantuvo constante en el tiempo Tabla 2 Estadísticos descriptivos para mujeres entre 25 y 55 años, 2002-2009 Variable Participación laboral Participación laboral Trabajadoras Variables de calidad del trabajo Salario Horas trab. A la semana Contrato Tipo de contrato Sindicato Variables Individuales Años de escolaridad Mujer jefe de hogar Edad Edad2 Variables Municipales Escolaridad Promedio Participación laboral masculina promedio Participación laboral femenina promedio Tasa de Pobreza Tasa de Desocupación Número de observaciones Número de mujeres en el panel Media Desv Estándar Min Max 0.740 0.636 0.439 0.481 0 0 1 1 1547.176 43.59817 0.8284 0.812631 0.144586 2130.386 13.48606 0.3770496 0.3902225 0.3516965 0 2 0 0 0 102999.6 126 1 1 1 10.816 0.301 40.1 1679.1 3.725 0.459 8.4 678.6 0 0 25 625 24 1 55 3025 10.132 1.324 6.02 15.658 0.725 0.047 0.54 0.851 0.426 0.163 0.089 0.078 0.074 0.029 20228 5283 0.15 0 0 0.671 0.439 0.222 “Participación laboral femenina” = tal como su nombre lo indica, señala las mujeres que participaron en la fuerza laboral femenina (FLP) al menos una vez en el año; “Trabajadoras” = señala las mujeres que se encuentran con trabajo activo al menos una vez en el año. “Salario”= salario por hora promedio para los 12 meses previos a que fue encuestado. “Horas trabajadas a la semana” = horas promedio que trabajó semanalmente durante el año. “Contrato” = existencia de contrato de trabajo., toma valor 1 sí trabajó alguna vez durante el año con contrato. “Tipo de contrato” = puede ser permanente o temporal, toma valor 1 si trabajó alguna vez durante el año con contrato permanente. “Sindicato” = indica si el individuo estuvo afiliado a un sindicato, toma valor 1 si el individuo estuvo sindicalizado alguna vez en el año. Tabla 3 Efecto de la jornada escolar completa sobre las variables de calidad laboral. Variables dependientes: Participación laboral femenina, log (salario por hora), horas trabajadas, contrato, tipo de contrato y sindicato. (1) (2) Log(salario) (3) Hrs. trabajadas FLP Fracción Colegio BASICO en JEC (es JEC si >=0.5) 0.0966* -0.00942 Años de educación (0.0509) 0.00427* Mujer es jefe de hogar Edad Variables Edad2 Escolaridad promedio del municipio Participación laboral masculina promedio del municip. Contrato (5) Tipo de Contrato Sindicato -1.739 -0.0178 0.0185 -0.0370 (0.109) 0.0233*** (1.880) -0.0792 (0.0566) 6.93e-06 (0.0550) 0.00370 (0.0589) 0.00303 (0.00232) 0.0382*** (0.00399) 0.0271* (0.0982) -0.536 (0.00323) 0.00603 (0.00258) -0.00909 (0.00271) -0.00285 (0.00821) 0.0132* (0.0160) 0.0427*** (0.366) -0.500* (0.0102) -0.000161 (0.0109) 0.00587 (0.00878) -0.00704 (0.289) 0.00622** (0.00851) -5.28e-05 (0.00770) -0.000122 (0.00668) 4.84e-05 (0.00767) (0.0160) -0.000230*** -0.000579*** (4) (6) (6.70e-05) (0.000154) (0.00306) (8.06e-05) (8.29e-05) (7.57e-05) -0.00945 -0.0292 0.432 -0.0166 -0.0498*** 0.0156 (0.0156) (0.0275) (0.693) (0.0152) (0.0164) (0.0184) 0.147 0.422 -13.19** 0.185 -0.182 -0.0482 (0.138) (0.268) (5.912) (0.171) (0.159) (0.142) Participación laboral femenina promedio del municip. 0.0893 0.0618 -1.996 -0.250* -0.106 -0.303** Taza de pobreza del municip. (0.150) 0.0827 (0.224) -0.309 (4.601) -1.389 (0.145) -0.111 (0.148) -0.338*** (0.120) -0.211* Tasa de desempleo del municip. (0.116) -0.0446 (0.221) -0.109 (4.620) -7.510 (0.136) -0.334 (0.129) -0.276 (0.113) -0.249 (0.200) (0.332) (8.692) (0.218) (0.212) (0.183) Ing. Auton. Prom. del hogar per cápita del municip. -5.34e-08 -3.04e-07 4.38e-06 1.53e-07 3.18e-07** -3.22e-07** Constante (1.43e-07) 0.435 (3.16e-07) 6.052*** (4.76e-06) 69.40*** (1.54e-07) 2.010*** (1.51e-07) 1.999*** (1.52e-07) 0.426 (0.332) (0.525) (12.94) (0.339) (0.272) (0.270) 19,962 0.049 6,972 10,298 0.137 4,760 12,482 0.036 5,283 10,704 0.044 4,688 12,704 0.048 5,337 12,642 0.047 5,329 Observaciones R-cuadrado Número de id Errores estándares clusterizadosrobustos en paréntesis *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1 “FLP” = participación laboral femenina, señala las mujeres que participaron en la fuerza laboral femenina (FLP) al menos una vez en el año. “Log (salario)”= logaritmo del salario por hora promedio para los 12 meses previos a que fue encuestado. “Hrs. trabajadas” = horas promedio que trabajó semanalmente durante el año. “Contrato” = existencia de contrato de trabajo., toma valor 1 sí trabajó alguna vez durante el año con contrato. “Tipo de contrato” = puede ser permanente o temporal, toma valor 1 si trabajó alguna vez durante el año con contrato permanente. “Sindicato” = indica si el individuo estuvo afiliado a un sindicato, toma valor 1 si el individuo estuvo sindicalizado alguna vez en el año. Es JEC si>=0.5 indica que un colegio es considerado JEC cuando el 50% o más de sus cursos tiene JEC. Tabla 4 Efecto de la jornada escolar completa sobre las variables de calidad laboral, según si tiene hijo en básica o si es menor de 40 años, o ambas. Variables dependientes: Participación laboral femenina, log (salario por hora), horas trabajadas, contrato, tipo de contrato y sindicato. (1) Variables Mujeres con hijo en básica Fracción Colegio BASICO en JEC (es JEC si >=0.5) Observaciones R-cuadrado Número de id Mujeres menores de 40 años (25-40) Fracción Colegio BASICO en JEC (es JEC si >=0.5) Observaciones R-cuadrado Número de id Mujeres menores de 40 (25-40) con hijo en básica Fracción Colegio BASICO en JEC (es JEC si >=0.5) Observaciones R-cuadrado Número de id Errores estándar clusterizadosrobustos en paréntesis *** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1 FLP (2) (3) Hrs. Log(salario) trabajadas (4) Contrato (5) Tipo de Contrato (6) Sindicato 0.219** 0.328* 1.395 -0.0191 0.0535 0.0233 (0.0956) (0.174) (3.958) (0.0973) (0.0917) (0.0979) 8,679 0.069 3,852 4,086 0.155 2,367 5,113 0.076 2,757 4,359 0.076 2,406 5,203 0.086 2,787 5,176 0.067 2,779 0.122 -0.00870 3.722 0.132 0.181* 0.0838 (0.0977) (0.177) (3.581) (0.0915) (0.0959) (0.0906) 7,263 0.072 2,748 3,896 0.195 1,931 4,774 0.081 2,178 4,297 0.088 2,036 4,856 0.078 2,203 4,832 0.097 2,200 0.160 0.423 11.96** 0.289** 0.128 0.276** (0.168) (0.295) (5.539) (0.146) (0.174) (0.114) 3,875 0.092 1,733 1,821 0.210 1,053 2,296 0.113 1,239 2,014 0.134 1,122 2,340 0.131 1,255 2,326 0.100 1,250 “FLP” = participación laboral femenina, señala las mujeres que participaron en la fuerza laboral femenina (FLP) al menos una vez en el año. “Log (salario)”= logaritmo del salario por hora promedio para los 12 meses previos a que fue encuestado. “Hrs. trabajadas” = horas promedio que trabajó semanalmente durante el año. “Contrato” = existencia de contrato de trabajo., toma valor 1 sí trabajó alguna vez durante el año con contrato. “Tipo de contrato” = puede ser permanente o temporal, toma valor 1 si trabajó alguna vez durante el año con contrato permanente. “Sindicato” = indica si el individuo estuvo afiliado a un sindicato, toma valor 1 si el individuo estuvo sindicalizado alguna vez en el año. Es JEC si>=0.5 indica que un colegio es considerado JEC cuando el 50% o más de sus cursos tiene JEC.