Vida San Ignacio de Loyola

Transcripción

Vida San Ignacio de Loyola
San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía
de Jesús
Íñigo López de Loyola nace en la casa-torre de
Loyola, en la región vasca de Guipúzcoa,
probablemente en 1491. Es el menor de una
numerosa familia. En su juventud vive en
Arévalo y en La Rioja, ambientes cortesanos
que, junto con el gozo que le provocaba la
lectura de novelas de caballería, alimentaban su
deseo de convertirse en un caballero de
renombre.
Sin embargo, un hecho arroja por tierra esos anhelos. En medio de la guerra entre Carlos de
España y Francisco I de Francia, Íñigo es enviado a defender Pamplona del ataque galo.
Aunque la toma de la ciudad es inminente, el vasco lucha valerosamente y anima a sus
hombres… hasta que una bala de cañón le destroza una pierna y deja malherida la otra. Caído
Íñigo, la resistencia no dura mucho más y los españoles son derrotados. El que aspiraba a
convertirse en un gran héroe vuelve a Loyola transportado en camilla.
Convalecencia y conversión
En su larga convalecencia, por no haber en la casa esas novelas caballerescas que con tanto
gusto leía, Ignacio se adentrar en las vidas de Cristo y los santos. Estos libros hacen germinar
en él nuevos deseos y, tras los largos meses de recuperación, emprende nuevamente viaje, ya
no como soldado, sino como peregrino. Jerusalén es el destino elegido; el sitio donde había
vivido quien de ahí en adelante se convertiría en el sentido y fin de su vida: Jesús.
No obstante, otra vez Dios cambiaría sus planes: Al peregrino no le permiten quedarse en la
Ciudad Santa y, tras sólo veinte días ahí, le obligan a marcharse. De vuelta en Europa,
comienzan largos años de estudio: se da cuenta de que Dios
lo quiere para “ayudar a las almas” y que requiere
prepararse para ello. El hombre, que contaba ya con cerca
de 30 años, comienza un verdadero itinerario académico que
lo lleva a Barcelona, Alcalá, Salamanca… y finalmente a la
Universidad de París. En estas ciudades vive pobremente,
busca personas con quienes tener conversaciones
espirituales, sirve a los pobres en los hospitales, reza y
asiste frecuentemente a los sacramentos.
En esta época también cambia su nombre. ¿Creerá Íñigo
que la traducción de su nombre vasco al latín es Ignatius? ¿O es devoción a San Ignacio de
Antioquía? El hecho es que empieza a firmar con este nuevo nombre.
Prontamente el estudiante se da cuenta de que necesita compañeros para ayudar a las almas.
Los primeros que se unen, en Barcelona, no lo siguen por mucho tiempo. Son los de París, sus
compañeros de habitación Pedro Fabro y Francisco Javier, la base de la Compañía de Jesús.
Se unen después Diego Laínez, Simón Rodríguez, Nicolás Bobadilla y Alfonso Salmerón,
estudiantes de la Universidad de París. Todos han hecho los Ejercicios Espirituales con
Ignacio. Los jóvenes provienen de distintos lugares de Europa. A Pascasio Broet, Claudio Jayo
y Juan Coduri los atraerá Fabro. Todos predican, sirven en los hospitales, fomentan la
devoción y la reforma de vida en otros. Cuando les preguntan por su grupo, responden que son
“compañeros de Jesús”.
Hacen voto de ir a Jerusalén, al que agregan una cláusula
para, en caso de ser imposible el viaje, presentarse al Papa
para ser enviados donde haga falta. Son ordenados
sacerdotes. Ignacio demora en celebrar su primera misa:
quiere hacerlo en Jerusalén. Sin embargo, las guerras impiden
el viaje. Entonces la que era sólo una cláusula se vuelve el plan
a seguir: irán a Roma a ponerse a disposición del Sumo
Pontífice.
La Compañía de Jesús
Cerca ya de la Ciudad Eterna, en la capilla de La Storta,
Ignacio ve en su oración que el Padre lo pone con su Hijo
Jesús que carga la cruz. Le dice Cristo: “Les seré propicio en
Roma”. Es la confirmación de que Dios quiere que se ofrezcan al Papa.
El ofrecimiento de estos 10 sacerdotes es bien recibido. El Papa los envía a distintos lugares.
Dándose cuenta de que están a punto de separarse, los compañeros oran y disciernen: si Dios
los ha hecho amigos en el Señor, ¿querrá Él que se separen? Deciden entonces congregarse
por medio de un voto de obediencia a un superior, que los mantendrá unidos pese a la
distancia física. Están fundando así una Orden religiosa.
Pese a su insistente oposición, Ignacio es elegido superior. Los años de vida que le quedan los
pasa en Roma, formando jesuitas, escribiendo cartas, distribuyendo y animando a sus
compañeros, pero por sobre todo trabajando en las Constituciones que dan forma a la nueva
Orden: hay que dejar en claro “nuestro modo de proceder”. Sus primeros compañeros se
reparten por el mundo: Francisco Javier llega hasta Japón, otros a Portugal, otros a la
Alemania de Lutero.
El 31 de julio de 1556 muere Ignacio en Roma, viendo
cumplidos sus deseos para los últimos años de su vida: han
sido aprobados por la Iglesia el libro de los Ejercicios
Espirituales, la Compañía de Jesús y sus Constituciones. El
que era un grupo de diez compañeros ahora cuenta con más
de mil jesuitas repartidos por los cinco continentes.
El 12 de marzo de 1622 la Iglesia lo declara santo, el mismo
día que a su amigo y compañero Francisco Javier.
Más sobre Ignacio…
En Internet:
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Autobiografía de San Ignacio de Loyola.
http://www.usil.edu.pe/biblioteca/docs/libros/Autobiograf%C3%ADa%20de%20San%20I
gnacio%20de%20Loyola%20-%20San%20ignacio%20de%20Loyola.pdf
Biografía de San Ignacio por el P. Jaime Correa SJ.
http://www.cpalsj.org/publique/cgi/cgilua.exe/sys/start.htm?UserActiveTemplate=cpal&s
id=102
HistoriActiva de San Ignacio de Loyola. Entrevista interactiva.
http://historiactiva.jesuitas.cl/entrevista_20/entrevista.htm
En papel:
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Tellechea Idígoras, José Ignacio, Ignacio de Loyola, solo y a pie.
Rodríguez Olaizola, José María, Ignacio de Loyola, nunca solo.

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