el tigre y la nieve - II Semana de cine espiritual

Transcripción

el tigre y la nieve - II Semana de cine espiritual
El tigre y la nieve
Roberto Benigni. 114 min.(2007)
Género: Comedia.
Nacionalidad: Italia.
Director: Roberto Benigni.
Guion: Roberto Benigni, Vincenzo
Cerami.
Reparto: Roberto Benigni, Jean Reno, Nicoletta Braschi, Giuseppe Battiston, Steven Beckingham, Alexis
Conran, Emilia Fox, Jonah Lotan,
Noah Margetts, Mark McKerracher,
Andrea Renzi, Mariella Valentini,
Gianfranco Varetto, Tom Waits.
Año de estreno: 2007
Montaje y revisión: Mª Angeles de la Torre y José Alfredo Elía
A
ttilio es un poeta y profesor universitario de poesía en la Universidad para Extranjeros de Roma.
Estamos en el año 2003; la guerra de Irak no ha
empezado todavía, aunque se palpa en el ambiente su próximo comienzo. Attilio parece vivir completamente en su mundo, encerrado en su torre de
marfil, donde sólo se oyen las sublimes voces de los
poetas que más le gustan. Tiene cierta reputación literaria; ha publicado recientemente su última colección de poemas, El tigre y la nieve, que ha tenido una
buena acogida tanto de la crítica como por parte de
los lectores de poesía. Los acontecimientos cotidianos
apenas hacen mella en él: de noche sólo sueña con
una mujer con la que se desea casar. El nombre de la
mujer es Vittoria y, en la vida real, ella, qué pena, no
quiere saber nada de él. De hecho, ella se exaspera
con las constantes atenciones de este hombre incurablemente alegre que nunca cesa de declarar su imperecedero amor por ella. Attilio la sigue a todas partes,
la vigila, le promete amor eterno y se lanza a sus pies.
Pero cuanto más le presiona, ella más se resiste. Vittoria también forma parte del mundillo literario: en este momento se encuentra escribiendo la biografía del
poeta iraquí más importante de la actualidad, que
ha vivido durante años en París y que está preparando su regreso a su hogar en Bagdad. Si estalla la guerra, a él le gustaría estar entre su gente. Vittoria y Attilio le conocen brevemente en Roma.
Delegaciones de Enseñanza, Medios de
Comunicación y Pastoral Juvenil-Vocacional
El tigre y la nieve
Género: Comedia.
Nacionalidad: Italia.
Director: Roberto Benigni.
Guion: Roberto Benigni, Vincenzo Cerami.
Reparto: Roberto Benigni, Jean Reno, Nicoletta Braschi, Giuseppe Battiston, Steven Beckingham, Alexis Conran, Emilia Fox,
Jonah Lotan, Noah Margetts, Mark McKerracher, Andrea Renzi,
Mariella Valentini, Gianfranco Varetto, Tom Waits.
Año de estreno: 2007
Como director, a Roberto Benigni le gusta emplear las metáforas visuales para expresar más allá de las palabras. Indica a que se quiere referir el director con estas
imágenes.
A
ttilio es un poeta y profesor universitario de poesía en la Universidad para
Extranjeros de Roma. Estamos en el
año 2003; la guerra de Irak no ha empezado todavía, aunque se palpa en el ambiente su próximo comienzo. Attilio parece
vivir completamente en su mundo, encerrado en su torre de marfil, donde sólo se oyen
las sublimes voces de los poetas que más le
gustan. Tiene cierta reputación literaria; ha
publicado recientemente su última colección
de poemas, El tigre y la nieve, que ha tenido
una buena acogida tanto de la crítica como
por parte de los lectores de poesía. Los acontecimientos cotidianos apenas hacen mella
en él: de noche sólo sueña con una mujer con la que se desea casar. El nombre de la mujer es
Vittoria y, en la vida real, ella, qué pena, no quiere saber nada de él. De hecho, ella se exaspera con las constantes atenciones de este hombre incurablemente alegre que nunca cesa de
declarar su imperecedero amor por ella. Attilio la sigue a todas partes, la vigila, le promete
amor eterno y se lanza a sus pies. Pero cuanto más le presiona, ella más se resiste. Vittoria
también forma parte del mundillo literario: en este momento se encuentra escribiendo la
biografía del poeta iraquí más importante de la actualidad, que ha vivido durante años en
París y que está preparando su regreso a su hogar en Bagdad. Si estalla la guerra, a él le
gustaría estar entre su gente. Vittoria y Attilio le conocen brevemente en Roma.
Nació en 1952 en un familia de granjeros de la Toscana. A principio de los sesenta e incapaz
de seguir estudiando, empezó a trabajar en un pequeño circo ambulante como ayudante de
un mago. Poco después se unió a un grupo denominado "Poetas improvisados", con los que
recitaba en "octava rima" en teatros y plazas a través de toda la Toscana. En 1972 se traslada
a Roma, y con varios amigos forma una compañía de teatro independiente en la que trabaja
hasta 1976, el año en que escribe y protagoniza su primera película. Desde entonces, con la
excepción de unos pocos "espectáculos para un hombre solo" que representó por toda Italia,
se ha dedicado plenamente al cine escribiendo, dirigiendo e interpretando todas y cada una
de sus películas. Está casado con la actriz Nicoletta Braschi, protagonista femenina de varias
de las películas que componen su filmografía, y en algunos casos de las que él ha dirigido.
I Semana de Cine Espiritual
El tigre y la nieve
Attilio: ¿Sabes amigo? Yo estoy contento
de haber nacido. ¡Me gusta estar aquí! estoy seguro de que incluso muerto me acordaré siempre de cuando estaba vivo.
Attilio: En el gran reloj del tiempo hay
escrita una sola palabra: AHORA
Attilio: Para evitar ele dolor a su mujer
¿se hizo pasar por ciego durante 12 años?
Fuad: Cada persona es un abismo, da
realmente vértigo mirar hacia adentro.
Attilio: Fuad, milenios de sabiduría y
estamos así, pero ¿es que jamás se aprende nada?
Fuad: Sabes por qué se hacen las guerras, pues porque el mundo empezó sin el
hombre y sin el hombre acabará
Los textos e imágenes (tanto gráficas como cinematográficas) que se muestran en este material
se acogen al derecho de cita con fines didácticos, que pretenden fomentar el conocimiento de las obras y
tienen como único objetivo el análisis, comentario o juicio crítico de las mismas.
7. Milagros
Cuando el doctor iraquí le dice al protagonista que lo único que queda por hacer
para salvar a Vittoria es rezar a Alá resulta
un poco chocante. Probablemente esta contestación no la habría dado un médico occidental. Aquí aparece reconocida en su valor
la fe islámica. Como si Dios bajara a ver las
estrellas de Bagdad.
Busca en historias reales que últimamente de las que hayas tenido conocimiento
hace poco, periódicos, telediarios… sucesos que indiquen que en la realidad Dios actúa.
8. Marcar la diferencia
¿Puede un hombre cambiar el mundo?
¿Puede evitar una guerra? ¿Crees que un
hombre como Attilio, que no puede evitar
una guerra, “cambia el mundo” con su actitud?
Indica actitudes que crees que cambian el mundo ante estos problemas:
- Violencia escolar
- Discusiones
- Contaminación ambiental
- Índices de drogadicción juvenil
9. SMS SOS
Escribe el mensaje que transmitirías a un/a amigo/a que te comentara:
- Que no encuentra motivaciones para vivir
- Que está gravemente enfermo/a
- Que ha suspendido muchas asignaturas
- Que tiene graves problemas con sus padres
- Que tiene un mal de amores
10. Los imposibles
Fuad quiere ir a su país aunque
éste está en guerra y todos quieren salir
de él. Atilio también quiere entrar en
Bagdad a toda costa.
Indica 3 cosas que hayas hecho últimamente en contra de la opinión de la
mayoría y tus motivaciones para realizarlas.
I Semana de Cine Espiritual
El tigre y la nieve
N
acido en el pueblo toscano de Misericordia en 1952, Roberto Benigni es como su personaje en El tigre y la nieve:
exuberante y apasionado, gritón y
gesticulante, divertidísimo, hasta el punto de
que cuesta mucho no reírse con él y mantener una cierta seriedad durante la entrevista. Pudimos hablar con él durante su reciente paso por Madrid.
E: En la película, su personaje reza un Padrenuestro a Alá. ¿Significa eso que han mejorado sus relaciones con Dios?
Roberto Benigni: ¡Mis relaciones con Dios
han sido siempre buenísimas! Siempre le he
llamado Guido, como si fuera un amigo. La
oración de mi personaje no es una demostración de nada. En ese momento, Attilio es
una persona desesperada, que está sola, que
comprende el valor de la vida humana y
que sabe que, si hay un Dios, es el mismo
para todos. Siente lo mismo que todos nosotros, que también somos un poco Dios. Así
que, en su desesperación, también podría
dirigir su oración a Jerónimo o a mí mismo.
E: ¿Piensa, como su personaje, que, por de-
fender a la familia, uno debe estar dispuesto
a hacer lo que haga falta?
RB: La familia es maravillosa, pero no es el
tema central de la película, sino más bien la
sorpresa final. Atilio es sobre todo un hombre
enamorado, al que no se puede sujetar.
E
Y, como está enamorado, su vida tiene sentido. Todo existe porque Vittoria existe. El
amor es una emoción enorme, que no puede
contener ninguna dictadura ni ideología. De
hecho, los políticos temen a las personas
apasionadas.
E: O sea, que nada de cinismo.
RB: Para nada. El cinismo es una tontería.
Los grandes pensadores no son los que afirman que el mundo es feo. Los verdaderos
revolucionarios —desde Jesucristo hasta Isaías, Dante, Cervantes...— no están enfadados
porque el mundo sea feo, sino porque los
hombres no ven la belleza del mundo. Así
que el mundo se divide en dos: los cínicos y
los que dicen que el mundo es terrible porque los hombres no ven su belleza. Estos últimos son los grandes pensadores.
E: ¿Cómo le ha influido nacer en un pueblo
llamado Misericordia?
RB: ¡Misericordia! ¡Piedad! Era un pueblo
muy pobre, que seguro me ha influido muchísimo.
E: ¿Para ser ciudadano del mundo?
RB: Eso es. He nacido en un lugar que forma parte de la raza humana, y estoy agradecido a todas las civilizaciones que nos han
legado algo. Los griegos, los árabes, los indios, los españoles, los franceses... Tenemos que
estar agradecidos a todos, y me parece natural dar las gracias a todos.
n la noche de la víspera de San Valentín, en la ciudad italiana del
santo obispo patrono de los enamorados, Terni, el Premio Oscar
Roberto Benigni explicó a los jóvenes que, según él, Jesús es el
«inventor del amor desinteresado».
Siendo el hombre que no podía pecar, explicó el director y actor de
«La vida es bella», Jesús «cargó con los pecados de todos»; el hombre
que no podía morir «murió por amor de todos».
«Inventó el amor desinteresado --constató Benigni--. Vosotros me
diréis que el amor ya existía. ¡Es verdad! También las ondas de radio y la
electricidad existen desde siempre, pero si no había alguien que las descubriera, no lo hubiéramos sabido».
«Él ha declarado verdaderamente qué es el amor», explicó los jóvenes que llenaban el
Teatro Verdi de esta localidad en un encuentro organizado por el obispo de esta diócesis,
monseñor Vincenzo Paglia, según una crónica recogida por el diario «Avvenire».
El amor es para los demás, «pues nuestra felicidad depende de su felicidad, y esto es lo
que nos ha enseñado Jesús», explicó el actor, quien demostró que ha leído la encíclica «Deus
caritas est» de Benedicto XVI, aunque no la citó expresamente.
L
a invasión de Iraq, entre el 19 de marzo y el 1 de mayo
de 2003, fue encabezada por los Estados Unidos, respaldados por fuerzas británicas y pequeños contigentes
de Australia, Polonia y Dinamarca. Una serie de otros
países estuvieron involucrados en sus consecuencias. La invasión marcó el inicio de la actual guerra de Iraq.
Según el Presidente de los Estados Unidos George W. Bush y
el Primer Ministro del Reino Unido Tony Blair, las razones
para la invasión eran "desarmar a Iraq de armas de destrucción masiva (ADM), poner fin al apoyo brindado por
Saddam Husein al terrorismo, y lograr la libertad al pueblo
iraquí."[3]
La invasión de Iraq provocó una fractura
política entre las grandes potencias, que se dividieron entre aquellas que se opusieron activamente a la invasión, como lo fueron Francia,
Bélgica, Alemania, Rusia, China (además de
otros países que mostraron una oposición pasiva), y aquellos que apoyaron públicamente a
los Estados Unidos, como fue el caso de Gran
Bretaña, España, Polonia, Portugal y demás
naciones que integraron la coalición. La guerra
también sirvió para que se diera la primera
manifestación ciudadana global en la historia
en contra de un conflicto.
Mosul se queda sin cristianos
Londres/Madrid, 28 octubre 2008.a comunidad cristiana de Mosul (Irak) ha quedado reducida a cerca de 500 miembros a causa de la persecución
que está sufriendo en las últimas semanas. Si los ataques
continúan, podría extinguirse una de las comunidades
cristianas más antiguas del mundo. Antes del inicio de la guerra, los cristianos en Mosul alcanzaban el número de 25.000.
Los últimos informes a los que ha tenido acceso Ayuda a
la Iglesia Necesitada confirman que los cristianos siguen
huyendo de Mosul, en un éxodo que pueden haber protagonizado cerca de diez mil cristianos iraquíes en el último mes. El
hostigamiento sobre esta comunidad ha supuesto la muerte
de al menos 15 cristianos y la destrucción del hogar de varias
familias que se han negado a abandonar la ciudad. La Liga
Árabe, institución que agrupa a los Estados Árabes, hizo público un comunicado la pasada semana en la que exigía
«poner fin de inmediato» a los ataques producidos en Mosul, y
añadía que la Liga se había puesto en contacto con el Patriarcado de Bagdad y con autoridades del país, con el fin de
terminar con los ataques y proteger a los perseguidos.
L
I Semana de Cine Espiritual
El tigre y la nieve
4. El significado de amar
Del 1 al 10 hasta qué punto merece la pena amar cuando se dan estas circunstancias.
- Cuando la otra persona está gravemente enferma
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- Cuando existe la oposición de padres y amigos
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- Cuando existe el miedo de perder tu fe
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- Cuando existe la posibilidad de infidelidad
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- Cuando existe la realidad del sufrimiento
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5. No siempre es lo que parece
Parecería en muchas ocasiones que Attilio es
un payaso que sólo hace tonterías, pero en muchas ocasiones sus actos tienen alguna razón. Indica al menos 3 de estas acciones.
6. Coincidencias y Diferencias
Fuad y Atilio son amigos. Ambos son poetas y tienen cosas en común, aunque les
separan la religión y la cultura. Rellena el cuadro siguiente:
Coincidencias
Un poeta
Un soldado
Un modelo de publicidad
Un profesor
Tus padres
Diferencias
1. Amistades insospechadas
El poeta y las palabras
Así como en la película hay una amistad de Atilio con el poeta irakí indica relaciones de amistad insospechadas que hayas hecho últimamente.
ttilio es un hombre de las palabras.
Poeta y profesor sabe que las palabras sacan de la soledad y el sin sentido. Gracias a la palabra la comunicación con los otros es posible y los seres
humanos pueden encontrarse y compartir.
A través de la palabra la humanidad ha
buscado el sentido y la verdad que hay en
el fondo de la realidad. Así el ser humano
se hizo verdaderamente humano en el
momento en que pudo poner palabras
que indagaban en el sentido.
Nuestro poeta dice que hay palabras como “pared” o tantas otras como
“corazón”, “amor” o “verdad” que están
manchadas y tendríamos que poner en
cuarentena las palabras; para lavarlas y
curarlas, reencontrando su significado más
profundo. Mientras tantas veces la publicidad usa las palabras y las imágenes para
vender y aparentar, los poetas buscan las
palabras para expresar el interior.
En tu familia
En tu escuela
En tu barrio
En tu parroquia
En tus amistades
2. La realidad y sus símbolos
¿Qué símbolos encuentras en la película, religiosos o no? ¿Qué crees que representan,
o que crees que quiere transmitir Begnini con ellos?
El tigre
A
La nieve /
polen en Roma
El pajarito
El camello
3. La realidad es positiva
A finales del año 2006 se contabilizaban en el mundo 21 conflictos armados, concentrándose la mayoría en África y Asia, muchos de ellos ocupan apenas unos segundos en los
informativos por razones negativas. De los países en conflicto que te indicamos a continuación intenta encontrar una buena noticia que tenga que ver con estos países.
Burundi
Uganda
Colombia
Afganistán
India
Rusia (Chechenia)
Líbano
Irak
I Semana de Cine Espiritual
El tigre y al nieve
Para encontrar las palabras que
hay que aprender a contemplar la realidad. Recordad cuando Atilio se hecha en
el suelo del aula y les enseña a sus alumnos a contemplar el cielo estrellado, que
por otra parte se tienen que imaginar. Alguien que no es capaz de contemplar no
puede ser un poeta, un buscador de palabras.
Sorprendentemente, nuestro poeta
con su palabra convence a los de una
ONG médica para que le trasladen a Irak
o incluso gracias a la palabra logrará pasar un control de soldados USA. La palabra tiene un poder, es el poder del diálogo. Así en la película hay una amistad de
Atilio con el poeta irakí.
La guerra en el cielo de
Bagdad
R
oberto Benigni está preocupado por
las grandes heridas de la humanidad. En “La vida es bella” nos trasladó a los campos de exterminio nazis
y ahora nos lleva a la guerra de Irak. Que
un cómico aborde los lugares de más profundo sufrimiento tiene mucho valor, porque precisamente allí es donde más difícil
es reír.
Hemos visto como en un momento
de la película se compara a Bagdad con
Babel el lugar donde se radicalizaron las
lenguas y las diferencias. En este caso el
relato bíblico es interpretado en la clave
de de metáfora: la torre que quiere conquistar el cielo se convierte en el lugar de
separación y enfrentamiento de la humanidad. Babel es el inicio de todas las guerras e incomprensiones de los pueblos.
“Todo el mundo era de un mismo
lenguaje e idénticas palabras. Al desplazarse la humanidad desde oriente, hallaron una vega en el país de Senaar y allí se
establecieron. Entonces se dijeron el uno al
otro: “Ea, vamos a fabricar ladrillos y cocerlos al fuego” Así el ladrillo les servía de
piedra y el betún de argamasa. Después
dijeron: “Ea, vamos a edificar una ciudad
y una torre con la cúspide en los cielos, y
hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la tierra”.
La elección: La esperanza o la nada
L
a amistad de Attilio y Fuad es otra de las pistas de “El tigre y la nieve”. Ambos se conocen y se apoyan. En el caso del poeta irakí representa al arista fiel a su pueblo que
en la hora de la destrucción viene a reunirse con él para compartir su destino.
Sin embargo, en la narración observamos que paralelamente a como crece la
obstinación de Attilio por salvar a Vittoria la desazón y la tristeza de Fuad avanzan. Ver
a su pueblo destruido le sume en una inmensa pena.
Hay un diálogo muy significativo tras el encuentro bajo el cielo “estrellado” de Bagdad. La desesperanza se ha apoderado del poeta que llora por su tierra: “el mundo empezó sin el hombre, y sin el hombre acabará”. Sútilmente, Attilio queda preocupado y
cuando se despiden y ya cuando ambos se alejan se vuelve y le pregunta al iraquí
¿Verdad que si eres bueno y te portas bien luego vas al cielo? Se trata de una formulación
infantil, parece casi la pregunta del hijo que espera el consuelo tranquilizador del padre.
Pero Fuad ya está sumergido en la noche. A la pregunta por el futuro le contestará
con la desesperanza irremediable. “Después de nosotros no hay nada. Ni siquiera la nada,
que al menos sería algo”. La próxima vez que le veamos se habrá ahorcado.
Sin embargo, fijémosnos en la respuesta de Attilio que ha preferido quedarse de
guardia con el matamoscas a la cabecera de su amada. “Seguro que incluso muerto me
acordaré siempre de cuando estaba vivo”. Aquí el poeta ha escogido la palabra justa. Se
trata de una paradoja: ¿cómo es posible que un muerto recuerde que está vivo? A no ser
que no esté muerto, en ese caso recuerda. Aquí se está señalando que la Vida tiene un
componente indestructible. El hombre no estuvo sólo al principio y tampoco estará sólo al
final. Hay futuro y por eso es posible el amor esperanzado y un poco chiflado de Ottilio.
El amor no acaba nunca
E
n sus declaraciones sobre la película
Nicoletta , que es la esposa de Benigni
y interpreta en este caso a Vittoria,
indica que en ella hay un secreto que
solamente se descubre al final.
El espectador se hace la idea que Attilio está separado de su mujer y atiende a
ratos de sus dos preciosas hijas, Emilia y Rosa. Además sabe que ha tenido una aventura amorosa con una joven profesora
compañera en la Universidad. Pero lo que
al espectador le queda claro es que está
perdidamente enamorado de Vittoria, la
mujer de sus sueños y de sus vigilias.
La primera escena nos presenta un
día de bodas muy especial celebrado en
medio de la noche, con un público variopinto donde hay cineastas y escritores. Allí,
en su sueño, Vittoria le declara su amor. Sin
embargo, la realidad es muy distinta y por
algo que permanece oculto, Vittoria no
puede querer a Atilio, del que permanentemente se distancia.
I Semana de Cine Espiritual
El tigre y la nieve
Cuando
ella cae gravemente
herida
en
Bagdad
se
nos muestra
de forma cómica y desmesurada
hasta dónde
puede llegar
el amor de Attilio. Puede viajar a Bagdad
en plena guerra, puede convencer a un médico oriental sobre un remedio para sus graves lesiones o puede atravesar la línea de
fuego para ir a buscar medicamentos.
La fidelidad de Attilio a su amada es
comparable con la solidez de su esperanza
que nada parece hacerla tambalear. El mismo Benigni señala en la entrevista de los
materiales extras del DVD su inspiración en
la Biblia. Y aquí parece encarnarse las conocidas palabras de Pablo, frecuentes en las
celebraciones de boda:
Los sueños
Ciego por amor
Atilio: ¿Esta vivo?
Fuad: Si.
Atilio: Has visto. Que te habrá dicho. ¡Anda
vamos!
Fuad: No espera. Nos tienen que dar permiso.
Es un anciano. A lo mejor no se acuerda de mí.
Mi padre me lo ponía como ejemplo. Me decía:
“ningún noble lo iguala”
Atilio: Y eso ¿por que? ¿Qué ha hecho?
Fuad: Es un gran poeta. Siendo muy joven
amó a una joven y se casaron. Al cabo de un
tiempo, cuando Él estaba en la guerra, recibió
la noticia de que su mujer había contraído la
viruela y estaba deformada. Sabido esto. Al
Giumeili dijo: “Me duelen los ojos”. Y después:
“Me he quedado ciego”. Después de doce años
cuando su mujer murió él reabrió los ojos.
Atilio: No es posible. Para evitarle el dolor a su
mujer. Se hizo pasar por ciego durante doce
años.
Fuad: Cada persona es un abismo. Da realmente vértigo mirar hacia dentro. Nunca ha
dado explicaciones a nadie.
Lo que da sentido a la vida
Atilio: Señor Al Guimeili. Necesito esa glicerina.
Ya sé que lo sabe, pero si no la consigue, mi
amor se morirá, y si se muere, para mi toda esta
puesta en escena del mundo que gira y gira
pueden desmontarlo y llevárselo. Pueden desclavarlo todo. Enrollar el cielo y cargarlo en
un camión, y luego pueden apagar esa luz preciosa del sol que me gusta tanto, tanto. ¿Sabe
porqué me gusta tanto? Porque ella me gusta
iluminada por la luz del sol, tanto. Se lo pueden
llevar todo: alfombras, las columnas, los palacios,
la arena, el viento, las frutas maduras, el granizo, las siete de la tarde, mayo, junio, julio, la albaca, las abejas, el mar, los calabacines… los calabacines… ¡Ayúdeme! Encuéntreme la glicerina… Encuéntremela… Encuéntremela.
Atilio: ¡Que bonito! Me alegro por ti.
Yo en cambio sueño siempre lo mismo
Valeri: Siempre el mismo animal
Atilio: No, no. No hay animales. Sueño
en una especie de ceremonia de boda
con mucha gente. Después llega la novia. Y me gusta más que ninguna mujer
que haya conocido. Y de repente me
dice: Bésame. Quiero hacer el amor contigo.
Valeri: ¿Y tu que haces después de que
te diga eso?
Atilio: Me desmayo del susto. Nooo.
Entonces me despierto.
Valeri: Ya pero en el sueño, ¿Ella que
animal es?
Atilio: Que va a ser. Es ella. La mujer
de mi vida.
Valeri: Atilio. Pero que sueño es ese. Es,
como… perdona. Es como si a mi me
gustaran las cerezas, y en el sueño me
comiera las cerezas. Pero esto es un subconsciente mental primitivo. Perdóname Atilio.
Atilio: Que pasa es un sueño que no se
cumple.
Valeri: ¿Cómo se va a cumplir? Si yo
deseo a una mujer y yo sueño con ella,
tengo que idealizarla por eso en mi sueño es un pingüino, porque lleva en sí toda la mitología del pingüino. O bien es
una iguana. Este, sí es un sueño maduro.
Atilio: ¿Tú crees?
Valeri: No lo digo yo lo dice Sigmund
Freud, hombre.
Atilio: Freud
La esperanza o la nada
(De noche. Attilio pasea con Fuad)
Fuad: Justo le estaba hablando de esto a
Vittoria cuando me preguntó por qué había
vuelto a Bagdad. Entonces le conté la noche
número 351 de ''Las mil y una noches''. ¿La
recuerdas?
Atilio: No. ¿Te sabes las 1001? ¿Cuál es la
406?
Fuad: ¡Es la del poeta italiano con el zapato
roto!
Atilio: ''Las mil y una noches''... ¡qué belleza!
(Quedan situados de espaldas, ante el cielo
estrellado donde brillan los bombardeos)
Atilio: Madre mía, ¡qué cielo!
Fuad: El cielo de Bagdad es la mejilla del
mundo. ¡Parece que disparen ángeles! A 80
km de aquí, hace más de 3.000 años, construyeron la Torre de Babel para tocar el cielo.
Atilio: Entonces, a 80 km de aquí nacieron
todas las lenguas, ¿no?
Fuad: Pero desde que intentaron tocar el
cielo, dejamos de entendernos. Una leyenda
islámica dice que a veces Alá baja a la tierra
porque tiene nostalgia de ver el cielo estrellado desde abajo.
Atilio: Milenios de sabiduría y estamos así.
¿Es que jamás se aprende nada?
Fuad: ¿Sabes por qué se hacen las guerras?
Porque el mundo empezó sin el hombre, y sin
el hombre acabará.
Atilio: Sí, ¿eh?
Fuad: ¿Por qué esta noche no te vienes a
dormir en una buena cama?
Atilio: Gracias, pero tengo mi bonita silla de
barbero, voy a dormir como un tronco
junto a Vittoria, por si acaso.
Fuad: Te entiendo. Adiós.
Atilio: Buenas noches, Fuad. (Fuad se aleja)
¡Fuad! ¿Verdad que si eres bueno y te portas
bien luego vas al cielo?
Fuad: Después de nosotros no hay nada. Ni
siquiera la nada, que al menos sería algo.
Atilio: Yo estoy contento de haber nacido.
Seguro que incluso muerto me acordaré
siempre de cuando estaba vivo.
Fuad: Buenas noches, Attilio.
Atilio: Hasta mañana, Fuad.
I Semana de Cine Espiritual
El tigre y la nieve
El padre nuestro
(Attilio y el doctor junto a la cama donde
está entubada Vittoria)
Atilio: (Le da unas pastillas. La conversación entre ellos es en inglés) Doctor, también hay ésta.
Doctor: Gracias por esto y por lo demás,
aunque sólo sea una gota de agua en el
desierto. Ahora está bien. Ahora debo irme.
Atilio: Está bien, pero sigue sin moverse.
Como usted me dice una cosa cada vez,
¿por qué no las hacemos todas juntas?
¿Qué hacemos ahora?
Doctor: Más que esto no se puede hacer.
Ahora sólo se puede rezar a Alá.
Atilio: Gracias. (El doctor macha. Attilio le
habla a Vittoria) ¿Has oído? Ha dicho que
hemos hecho todo. Estás bien, ¿lo ves? Aquí
dentro hay de todo. No hay nada más que
hacer. Y ahora, tranquilízate. Ha puesto el
suero bueno. Ha dicho que recemos a Alá.
La única cosa que queda por hacer es rezar a Alá. Yo le rezaría. Hemos hecho lo
imposible. Alá, yo la única plegaria que sé
es el ''Padre Nuestro'', en italiano. Supongo
que lo entenderás, ¿no? Tanto da. Son todas iguales, incluso es bonita. ¿Rezamos,
Vittoria? Alá, allá voy. (Se arrodilla junto a
ella) Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad, así en la
Tierra como en el cielo. El pan nuestro de
cada día dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores. No nos dejes caer en
la tentación mas líbranos del mal (Golpea
una mosca que se había colocado en la
almohada. Se levanta). Ahora sí que lo
hemos hecho todo. Descansa. Yo también
intentaré descansar. (La besa en la frente)
Adiós, Vittoria. Si quieres algo, estoy en la
silla de barbero (Se sienta en ella).
“El amor es paciente, es servicial; el
amor no es envidioso, no se jacta ni se engríe; es respetuoso y no busca su interés; no
se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia; sino que se alegra con la
verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo
lo espera. Todo lo soporta. El amor no pasa
nunca” (1 Cor 13,4-8a).
Dos claves para que nos fijemos en el
amor loco de Attilio. Por una parte, aparece
como gratuito y desmedido, más cuando
sabemos de las dificultades de ella para
aceptarle. Para el no hay ni dificultades, ni
condiciones ni enfermedad. Además no busca ningún reconocimiento a sus sacrificios. Es
un amor extremadamente fiel. Y por
otra parte, es un amor que cura; después de
todos sus intentos por cuidar y salvar a Vittoria parece que su amor le despierta como
en los cuentos de hadas o de las mil y una
noches. El beso de este nuevo príncipe recordad la princesa de “La vida es bella”logra despertar a la bella durmiente. Luego,
cabe creer en los milagros.
En la conclusión el espectador hace un
descubrimiento inesperado. Con lo que la
película se convierte en un canto a la fidelidad y a lo definitivo. Como si el guión quisiera subrayar con este último golpe de efecto, que no podía ser de otra manera.
La oración como última palabra
C
uando el doctor iraquí le dice al protagonista que lo
único que queda por hacer para salvar a Vittoria es
rezar a Alá resulta un poco chocante. Probablemente
esta contestación no la habría dado un médico occidental. Aquí aparece reconocida en su valor la fe islámica. Como si Dios bajara a ver las estrellas de Bagdad.
La respuesta de Attilio es esencial y simple. Si vivimos ante Dios y morimos ante Dios
hemos de orar ante el único Dios. La oración del padrenuestro es la oración primera del
cristianismo, el centro de la oración de Jesús. Lejos del sincretismo Atilio comprende al Dios
único en el Dios de Jesucristo, y la encarnación está aludida en esa bajada de Dios para
mirar el cielo estrellado.
Quizás los seres humanos cuando nos encontramos ante las situaciones definitivas de
la vida descubrimos, no tanto como autoconsuelo tranquilizador, sino como experiencia
de certeza que Dios nos acompaña. Y en esta hora última la oración un valor definitivo.
Y desde aquí, ¿no cabría conocer algo de la experiencia de los hombres que orar?
Veamos como el hermano Roger de Taize nos habla desde su comunidad-escuela de oración:
“Para rezar, Dios no pide prodigios extraordinarios, ni esfuerzos sobrehumanos. En la
historia de los cristianos hay muchos creyentes que han vivido de las fuentes de la fe a través de una oración muy pobre en palabras.
¿Estará desprovisto ante esta realidad de la oración que, a primera vista te sobrepasa? Ha sido así desde el comienzo de la Iglesia. Pablo, el apóstol, escribía: “No sabemos
cómo orar”. Añadía: “… pero el Espíritu santo viene en ayuda de nuestra incapacidad y
reza con nosotros”. Tu corazón no es capaz de imaginarlo pero su Espíritu está en continua actividad dentro de ti”…
Una sencilla oración, como un leve suspiro, como la oración de un niño, nos mantiene alerta. ¿No ha revelado Dios a los pequeños, a los pobres de Cristo, lo que los poderosos
de este mundo no son capaces de comprender?
Algunos necesitan en la oración muchas palabras para formular lo que llena su corazón. ¿No sería preferible pronunciarlas en soledad?” (Hermano Roger de Taizé en La
oración. Frescor de una fuente, PPC, Madrid 20055)
El poeta, de profesión,
las palabras
(Attilio está en la cocina. Acude a la habitación de las hijas, que están en la cama, al
oír sus gritos)
Emilia: Papá, ayúdanos.
Atilio: ¿Qué?
Emilia: ¡Un murciélago!
Atilio: Rápido, a cubierto. ¡Al suelo! Está
explorando. lntentemos entender sus intenciones.
Rosa: Debajo de la cama, así no nos verá.
Emilia: ¡Sal de aquí, murciélago horrible!
Atilio: ¿Te has vuelto loca? Si le dices eso,
se ofende. ¡Es peligroso! Dejadme a mí. Esperad. Murciélago, oh, murciélago, si haces
filigrana, a tu derecha están las ventanas.
(El murciélago marcha por la ventana)
Emilia: ¡Vaya casualidad!
Atilio: Es la poesía. Si le dices ''horrible''
¿qué haces? Contrarrestar halagando sin
ego. Veréis, el otro día estaba afeitándome.
Entró una araña y le dije: ''Sal, araña, si sigues ahí éste no se baña''. Y salió.
Rosa: ¿Y si me encuentro un ratón?
Atilio: Le dices ''¡Ratón, sal del rincón!'', y
te vas.
Rosa: ¿Me enseñarás a hacer esos bonitos
pareados?
Emilia: ¿Qué has hecho para convertirte
en poeta?
Rosa: ¿Cómo se hace?
Atilio: Cuando era pequeñito, tendría
unos años menos que vosotras, quizá 8 ó 9
años, vivía con la abuela, mi mamá. Me
había llevado a casa del tío Giustino, cerca
de un bosque. ¿Y sabéis qué me ocurrió?
Emilia: ¿Qué?
I Semana de Cine Espiritual
El tigre y al nieve
Atilio: Un pajarito empezó a volar y cantar descendiendo más y más... Volaba y
descendía. Hasta que se posó aquí, sobre
mi hombro. Sí. En serio. Me había elegido a
mí entre todo el mundo. Tenía miedo que
se fuera y por eso fingí que era un árbol.
Me quedé quieto, estaba así. El corazón me
latía en el pecho, parecía que se me iba a
salir.
Emilia: ¿Qué pasó?
Atilio: Se fue volando. Tenía que contarlo,
cuando vino mi mamá, le dije: ''Mamá, un
pajarito estaba volando y cantaba en mi
hombro, se paró durante más de una hora
un pajarito.'' Ella dijo: ''Creí que era importante'', y siguió hablando con mi tío.
Rosa: ¿Acaso era tan mala que no le gustaban los pajaritos?
Atilio: No es que fuera mala, y sí le gustaban los pajaritos. No era ella, era yo, que
no le había explicado bien lo que había
sentido. No le había transmitido bien la
emoción que yo había tenido. Me quedé
tan mal, que me dije: ''¿Habrá alguien que
de profesión encuentre las palabras justas,
que las sepa unir de manera que cuando le
late el corazón logre hacérselo latir a los
demás?''.¡Ese día decidí ser poeta!
Emilia: A mí me ha latido el corazón.
Rosa: Y a mí, pero a la abuela no.
Atilio: Si las palabras no son las justas, nada puede ser justo. Si digo ''a la cama, que
es tarde'', nos entendemos, son las palabras
justas.
Rosa: ¿Y si entra otro murciélago?
Atilio: (Cierra la ventana) Es imposible.
lros a la cama, mañana tengo que llevaros
al colegio a las 9.00.
Rosa: A las 9.00, no. A las 8.30.
Atilio: ¡Y media! Has caído. Buenas noches, hijas.
Buscar la inspiración
(Attilio dando clase)
Atilio: Vamos. De prisa. ld rapidito, pero sin
correr. Con calma, no os apresuréis. Y no escribáis únicamente poemas de amor, que son los
más difíciles, esperad al menos a tener 80 años.
Escribid sobre algo más lírico, el mar, el viento,
un radiador averiado, un tranvía con retraso.
No existe una cosa más poética que otra. La
poesía no está fuera, está dentro. ¿Qué es la
poesía? No preguntes a Belcebú. Mírate al espejo, la poesía eres tú. Decorad bien vuestros
poemas, buscad bien las palabras, debéis escogerlas. A veces se necesitan ocho meses para
encontrar una palabra. La belleza se inició un
día cuando alguien empezó a elegir, desde
Adán y Eva. ¿Sabéis cuánto tardó Eva en elegir
la hoja de parra idónea? ¿Cómo me está ésta?
¿Y ésta? ¡Desnudó todas las parras del paraíso!
Enamoraos. Si no os enamoráis está todo muerto. Os debéis enamorar, todo revive, se mueve
todo. Dilapidad el gozo, consumad la alegría,
estad tristes y taciturnos con exhuberancia, insuflad con energía en la cara de la gente la felicidad. ¿Y cómo se hace eso? Miraré en mis
apuntes, lo he olvidado. Esto es lo que debéis
hacer... No he podido leerlos, pero voy recordando. Para transmitir la felicidad es necesario
ser feliz y para transmitir el dolor es necesario
ser feliz. Sed felices, porque tendréis que sufrir,
no tengáis miedo a sufrir, todo el mundo sufre.
Y si no tenéis los medios no os preocupéis, para
hacer poesía sólo es necesaria una cosa: todo.
No busquéis la novedad, es la cosa más vieja
que existe (Entra en la clase la Srta. Browning).Y si la inspiración no os viene en esta posición, o ésta otra, pues os tiráis al suelo y os ponéis cómodos. (Se estira en el pasillo de la clase)
En esta posición podréis ver el cielo, fijaos qué
belleza. ¿Por qué no me habré estirado antes?
¿Qué estáis mirando? Los poetas no miran, observan. Haceos obedecer por las palabras. Si la
palabra ''pared'' no os hace caso, no la uséis
más en ocho años, así aprenderá. ¿Qué es esto?
¡No lo sé! Esto es la belleza, como esos versos.
Quiero que se queden escritos ahí para
siempre. Borradlo para volver a empezar. La
clase ha terminado. Adiós. Nos veremos el miércoles... jueves.
¿Por qué no te quedas?
(En el jardín Vittoria está recostada en
el banco con los ojos cerrados. Attilio está junto a ella)
Atilio: De todos modos te quería decir
que yo sigo soñando todas las noches
que nos casamos. Pero así estamos bien,
sin casarnos, ¡faltaría más!
Vittoria: ¿Qué dices?
Atilio: Que si quieres otro cojín.
Vittoria: No, gracias.
Atilio: Entonces, me voy. Descansa.
Volveré, quizá mañana, pasado mañana, pero volveré pronto. ¡Adiós, Vittoria!
Vittoria: Quédate si quieres.
Atilio: No, te noto cansada. ¡Adiós, Vittoria! (sin darse cuenta se pone la chaqueta de ella. Al marchar se da cuenta
del error) Perdona, me he equivocado.
La chaqueta.
(Attilio se acerca a ella y le besa la frente. Ella abre los ojos. Ella ve en el cuello
de él su propio colgante)
Atilio: ¡Los pajaritos! (Mirándola a ella,
la jaula se le cae y se abre. Los pájaros
salen volando. Uno de ellos se posa sobre el hombro de Vittoria. Después se va
volando)
Atilio: Cantan y vuelan. Adiós.
(Marcha con la jaula vacía. Por una par
de veces pasa ante el portal)
Atilio: Perdona, ¿no sabrás dónde he
aparcado, por casualidad?
(Vittoria sonríe)

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