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 #067 – 2012
DOI: 00000000000000000
ISSN 0000-0000
pp. 00 - 00
El documental en la Transición española, testimonio de su tiempo. Estudio de caso de
Después de... (No se os puede dejar solos y Atado y bien atado)
Belén Puebla Martínez , Doctora en comunicación, Universidad Complutense de Madrid - [email protected] Resumen: En el presente artículo se realiza un análisis de las dos partes que componen la película documental Después de... (No se os
puede dejar solos y Atado y bien atado) de Cecilia y José Juan Bartolomé (1981). La película se convierte, con el paso del tiempo, en un
testimonio de su tiempo, un tiempo donde el concepto de libertad de expresión era fundamental después del periodo de represión y de
censura vivido durante la dictadura del general Franco. Este documental permite acercarse a la reconstrucción de la memoria del periodo
de la Transición española.
Palabras clave: Transición española, cine documental, Después de, Reportaje televisivo. 1. El cine documental en la Transición española
Durante los años inmediatamente anteriores y posteriores a la muerte del general Franco (1975) el principal objetivo de los
documentalistas en España era la recuperación de la memoria que durante la dictadura había sido manipulada o simplemente
ocultada. Hacia 1977 se percibe una nueva tendencia que deseará ofrecer una visión de los hechos que están ocurriendo en
esos momentos. La verdad es que en 1977 los medios hablaban de la existencia de un cierto desencanto en la sociedad
española que, derivado de la crisis económica y de la sensación de la existencia de un abismo insondable entre la clase política y
el pueblo venía a atenuar el entusiasmo que había suscitado el fin de la dictadura.
Esto haría que algunos realizadores optaran por ocuparse de un presente que, desde un punto de vista cinematográfico,
resultaba interesante.
Muchos son los documentales que llevan a cabo una aproximación a la historia reciente del España: títulos como Caudillo
(Basilio Martín Patino, 1974), España debe saber (Eduardo Manzanos, 1976), El desencanto (Jaime Chavarri, 1976), La vieja
memoria ((Jaime Camino, 1977), Informe general sobre una cuestiones de interés para una proyección pública (Pere Portabella,
1977), ¿Por qué perdimos la guerra? (Diego Santillán y Luis Galindo, 1977) o Dolores (Andrés Linares y José Luis García
Sánchez, 1980) plantean en torno al tiempo pasado que durante tantos años había permanecido en silencio. Unas, centrándose
en la República y en la Guerra Civil, otras en los últimos años del franquismo o, como en el caso de Después de... (Primera
parte: No se os puede dejar solos, y Segunda parte: Atado y bien atado de Cecilia y José Juan Bartolomé, 1981), sobre los
primeros años de la transición.
En la mayoría de ellos, al igual que pasa con Después de... se utilizan las imágenes de archivo y la entrevista como medios para
fomentar el recuerdo. La entrevista se perfila como el método ideal para, por una parte, dar voz a aquellos agentes históricos que
habían
permanecido en silencio durante la dictadura y, por otra, para incitar testimonios cargados de gran fuerza emotiva que se
diferencien del discurso tradicional que hasta ese momento se había impuesto.
2. El rodaje de Después de...
El rodaje de esta película se realizó a lo largo de tres años, entre la primavera de 1979 y febrero de 1981, años de convulsiones
sociales que expresaban tanto el descontento como el desencanto de una amplia sección de la sociedad con respecto a la
1 trayectoria que estaba tomando el proceso de cambio económico y social que culminó con el intento de golpe de estado del 23 –
F.
Los hermanos Bartolomé decidieron salir a la calle con una cámara para recoger los cambios que se estaban produciendo entre
la gente tras la muerte de Franco. Según declaraciones de Cecilia Bartolomé “estábamos preparando una película, un guión
convencional, una comedia crítica y satírica sobre la condición de la mujer, un poco en la línea de mi última película (Vámonos
Bárbara, 1977), y entonces nos dimos cuenta de que lo que estaba pasando nos apasionaba tanto que en vez de hablar del
guión hablábamos sobre lo que estaba pasando en la calle” De esas conversaciones surgió Después de... Como bien anunciaba
el cartel de la película: “Un pasado muerto, sin enterrar, un presente acosado que quiere vivir. [...] rodada entre la gente de la
calle donde se ha dado voz a todo el que quiera hablar”.
Esa es la razón de la realización de un documental sobre la situación en la sociedad española de aquellos momentos que derivó
en la producción de un film de tres horas distribuido en dos partes: No se os puede dejar solos y Atado y bien atado. Ambos
subtítulos hacen referencia a dos dichos que los medios de comunicación emplearon para aludir a dos ideas que rondaron
durante la transición: la idea de que con la muerte de Franco los españoles perdían el norte (No se os puede dejar solos) y a la
afirmación de boca del caudillo de que, tras su muerte, dejaba todo Atado y bien atado.
La división en dos partes vino dada por la longitud del material montado por un lado, y la estructura basada en la concatenación
de temas, que no en un criterio cronológico por el otro. Cada parte tiene un enfoque diferente.
La primera, No se os puede dejar solos se centra en diversos sectores de la sociedad española (campesinos, mujeres, chicos
marginales, obreros, pequeños empresarios, trabajadores en paro,...) que dan su punto de vista, discuten o explican los cambios
producidos en el país camino hacia la democracia. Para unos esos cambios llegan demasiado pronto, para otros demasiado
tarde. Por no contar los que añoran y buscan retornar al pasado.
La segunda, Atado y bien atado, se centra en un análisis más político de la transición. Su tono es más dramático. En ella,
intervienen, además del pueblo, los líderes políticos más destacados del momento.
Para la realización de la película Cecilia y José Juan Bartolomé tenían escasos medios. José Juan ya había trabajado en el
mundo del documental en La batalla de Chile (Patricio Guzmán, 1976 – 78), una trilogía que siguió de cerca la experiencia del
gobierno de Salvador Allende, hasta el golpe de estado de Augusto José Pinochet. Ambos hermanos sabían que para captar
mejor la realidad era necesario introducirse en cualquier ambiente y para ello, estorbaban los grandes equipos de personas y
materiales.
El equipo lo formaron cinco personas, como afirma Cecilia Bartolomé “las que cabíamos en un coche, para mayor agilidad de
movimientos” Los dos hermanos codirigían, un cámara (José Luis Alcaine), un sonidista (el chileno Bernardo Menz, que
desempeñó el mismo
cometido en La batalla de Chile) y una auxiliar de cámara para cargar y descargar los chasis. En la parte técnica se utilizó una
cámara Arriflex CP de 16 mm. Se trataba de un aparato ligero y manejable que se cargaba como los
actuales vídeos y un nagra portátil para el sonido. La cámara tenía la peculiaridad de que sus chasis tenían una autonomía de
menos de 15 minutos lo que suponía que el equipo debía
estar muy compenetrado para captar justo lo que quería ya que al tratarse de un documental, las acciones no ocurren al antojo
del director.
Esto condujo a que se grabara mucho metraje y, por tanto, que se realizara una minuciosa labor de montaje donde quedaron
fuera muchas horas de filmación.
3. El estilo del filme: documental vs. Reportaje televisivo
El tratamiento de los hechos parece alejar la película del género documental y lo acercan al reportaje televisivo debido al nivel de
inmediatez que presentan las imágenes. Para ello, los directores utilizaron diversas técnicas: entrevistas, psicodrama,
documental, cinèma verité, reportaje,... lo que conseguía captar mejor la autenticidad de cada momento. José Juan se encargaba
de mezclarse entre la gente micrófono en mano y actuaba como provocador de la charla o discusión sobre el tema a tratar, como
en el caso de la entrevista a un grupo de mujeres sobre la legalización del aborto a las puertas de un mercado. Cecilia, por su
parte, estaba con la cámara y daba la orden de rodar cuando llegaba el momento, es decir, cuando los protagonistas se
olvidaban que tenían la cámara frente a ellos. De ahí, que haya imágenes de gente hablando entre ellos, cuando usaban la
técnica del psicodrama, o al micro en las entrevistas personales.
Con estas técnicas se trataba de dar a través de la imagen toda una serie de documentos que no aparecían en los medios
oficiales de comunicación. De ahí, la importancia de contraponer los testimonios de individuos anónimos frente a ciertos
personajes pertenecientes a la esfera política del momento. Estas entrevistas no hacen más que intensificar el valor del
testimonio de los individuos de la sociedad española que venía a contradecir la tranquilidad y la paz social que se predicaba en
2 las altas esferas. Ya la forma de disponer el material, de entremezclar los discursos y de dar prioridad a las voces anónimas hace
que la película resultara molesta para los mensajes oficiales. Lo que produce un gran contraste con la serie documental de La
Transición (Victoria Prego, realizada para televisión en 1995).
Cuando se planearon el proyecto lo enfocaron como una crónica del desencanto ya que pensaron encontrar “un país
desencantado, desilusionado, apático y centrista, frustrado por la constatación de que con la democracia al final mandaban los
mismos” Pero en realidad lo que se refleja en el film es una España crispada, no meramente desencantada, donde mientras unos
reclamaban la ruptura que nunca llegó otros clamaban por su paraíso perdido y se veía un resurgir de movimientos a favor de la
antigua dictadura.
Con este planteamiento, todo apuntaba a que el documental tuviera una cierta similitud con La batalla de Chile (Patricio Guzmán,
1976 – 78). Pero a diferencia de ésta, donde se reflejan los problemas con un tono serio y, más bien, dramático y monocorde, en
Después de... había siempre un halo de humor llegando, en algunas ocasiones como en el caso de la militante de Fuerza Nueva
en el Valle de los Caídos, a rozar el esperpento. Hay que decir que mediante el montaje que realizan los hermanos Bartolomé se
observa la ironía de una manera más que evidente. En el ejemplo anteriormente citado, el discurso de la militante se torna aún
más histriónico con el acercamiento excesivo de la cámara y el uso de un montaje que intensifica el ritmo y la emoción del
discurso expuesto, lo que provoca una sonrisa irónica en el espectador.
4. Conclusiones
Según Cecilia Bartolomé “Después de... no es un documental: es más bien una película testimonio sin ningún ánimo de política
partidista [...] Queremos hacer una película apolítica, aunque, indudablemente, lleva consigo la política”. Sin embargo, para
algunos autores como Manuel Trenzado (1999) la película adopta una postura abiertamente crítica con el partido todavía en
gobierno, UCD. Sólo hay que comprobar que no aparece ningún representante de este partido. Los directores se sirven de la voz
en off, de la posición de la cámara y del montaje para construir un discurso cargado ideológicamente, si bien al mismo tiempo un
poco equívoco. La propia Cecilia Bartolomé no ocultó pronto su desagrado con la utilización de la voz en off “Pienso que fue un
error fruto de la coyuntura. Nos dio un poco de miedo que quedaran las cosas poco claras y optamos por este recurso
‘clarificador’ que le confiere al film un didacticismo que no perseguíamos”.
Lo cierto es que estas ambigüedades discursivas aparentemente ideológicas corresponden precisamente a un deseo por parte
de los autores de ofrecer un panorama variado y abierto sobre la situación social del momento.
En definitiva, Después de... ofrece un reflejo y un testimonio de su tiempo. Es un cine contra la amnesia donde el concepto de
libertad de expresión aparece como el fin personal del documental y como la necesidad de acercar la reconstrucción de la
memoria de una transición política que dejó abiertas heridas bajo la venda del silencio.
5. Bibliografía
BARTOLOMÉ, Cecilia, Mis vivencias durante el rodaje de “Después de...”, ponencia realizada dentro del ciclo de proyecciones de
la exposición 25 años de la Constitución española en los medios de comunicación en la Universidad Rey Juan Carlos,
Fuenlabrada, marzo, 2004.
CATALÁ, Joseph María; CERDÁN, Josetxo y TORREIRO, Casimiro (coords.), Imagen, memoria y fascinación. Notas sobre el
documental en España, Ed. Festival de Cine Español de Málaga / Ocho y medio, Libros de cine, Málaga / Madrid, 2001.
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GUBERN, Román y otros, Historia del cine español, Ed. Cátedra, Madrid, 1995. MONTERDE, José Enrique, Veinte años de cine
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TRENZADO, Manuel, Cultura de masas y cambio político: el cine español de la Transición, Ed. Siglo XXI / Centro de
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