numero 65.qxd - Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe

Transcripción

numero 65.qxd - Colegio de Traductores de la Provincia de Santa Fe
66
GACETILLA
DICIEMBRE - 2007 - AÑO XII
COLEGIO DE
TRADUCTORES
DE LA PROVINCIA DE SANTA FE (2a CIRC.)
Córdoba 1868 - 2º Piso - Of. 207
Tel.: 0341 4488504 - S 2000AXD Rosario
E-mail: [email protected]
www.traductoresrosario.org.ar
Constitución por Asamblea del 12/06/92 - ley 10.757
Para recordar y pensar:
El traductor tiene la obligación moral de hacer una traducción de alta calidad desde el punto de vista de la lengua y del estilo y, además, de garantizar que la misma
sea fiel al original.
Para ello debe
- Entregar trabajos de excelencia, buscando la uniformidad terminológica
- Ser puntual en la entrega de trabajos
- Cobrar honorarios dignos que le permitan vivir de nuestra profesión, respetando los “aranceles éticos mínimos y optativos” que indica el Colegio.
- Respetar al colega traductor y al cliente de mi colega
- Tener la solidaridad que aprendimos de nuestros “maestros” cuando no había Internet, glosarios on line ni correo electrónico
- Respetarse a sí mismo como profesional independiente y convencido de que sin el traductor o el intérprete, el proceso de comunicación no se completa
- Acompañar los avances tecnológicos, manejar las herramientas de traducción asistida. El equipo del traductor debe estar en buenas condiciones, ser confiable.
- Utilizar Internet con fines de investigación, lo que permite hacer mejores traducciones
- Buscar la actualización constante tanto en el idioma fuente como en el idioma meta, en los aspectos formales y lingüísticos
- Buscar la especialización (medios, investigación, actualización)
Trad. Públ. Ma. Adelaida Waldesbühl
SUPLENTES
TRAD. CARINA JOVOVIC
TRAD. MARCELA FERRERO
COMISIÓN ESPECIALIZACIONES
TRAD. CLAUDIA MARTÍNEZ
TRAD. GABRIELA ANGEL
COMISIÓN RELACIONES
INSTITUCIONALES
TRAD. BEATRIZ LARDIZÁBAL
TRAD. SUSANA CANDIA
COMISIÓN CONTROL DE MATRÍCULAS
TRAD. MARIA ISERN
DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
PABLO ERNESTO SUÁREZ
[email protected]
Agradezco a todos los que contribuyeron con artículos y
fotos para la producción de este número; y hago extensivo este agradecimiento a nuestros auspiciantes.
Silvia E. Ré
Comisión Gacetilla
LA MUJER QUE ESCRIBIÓ UN DICCIONARIO - G. GARCIA MARQUEZ
COMISIÓN GACETILLA
TRAD. SILVIA E. RÉ
13 14 16 18
TRADUCIR PARA COMPARTIR - SUSAN SONTAG(CONTINUACIÓN)
COMISIÓN CURSOS
TRAD. MARINA CAVALLERA
TRAD. ELIZABETH ORDÓÑEZ
TRAD. PATRICIA SUREDA
TRAD. MA. ADELAIDA WALDESBÜHL
09
SOMBREROS ALTOS DE FORMA - UMBERTO ECO
COMISIÓN BIBLIOTECA
TRAD. SILVIA VALLE
08
LA IMAGEN EN EL SIGLO XXI
COMISIONES
06
ARTÍCULOS DE INTERÉS
VOCAL TITULAR
TRAD. BEATRIZ LARDIZÁBAL
04
ACTIVIDADES
TESORERO
TRAD. OSCAR VICARIO
TRAD. MARÍA SCALERANDI
TRAD. PAULA GALACHE
TRAD. CECILIA PERUGINI
LA FIESTA DE LOS QUINCE
SECRETARIA
TRAD. PATRICIA SUREDA
TRIBUNAL DE CONDUCTA
TITULARES
15 AÑOS Y DÍA DEL TRADUCTOR
VICEPRESIDENTE
TRAD. SUSANA CANDIA
ÍNDICE
RESUMEN DE NOTICIAS
PRESIDENTE
TRAD. MA. ADELAIDA WALDESBÜHL
VOC. SUPLENTES
TRAD. MA. CECILIA FERRARI
TRAD. MARINA CAVALLERA
EDITORIAL
CONSEJO DIRECTIVO
EDITORIAL
Sonreír en todas las lenguas
“Es buena aquella traducción que produce en el lector el mismo efecto
que el texto original. Si el original te hace sonreír, si te entran ganas de ponerte en pie
y explorar el mundo, el mismo efecto debe hacerte la traducción.”
La Lengua de Europa es la traducción
Umberto Eco
Cuanto de cierto hay en estas palabras, este es el sentimiento que tenemos quienes abrazamos esta profesión de ser Traductor con el alma.
Es también lo que nos motiva para trabajar en el Colegio de Traductores, luchar para que la profesión
se valorice, que el traductor tenga cada vez más herramientas que lo capaciten para llevar adelante su tarea a
conciencia, respetando la confidencialidad, los valores éticos, sociales y profesionales para con el cliente y con
sus colegas.
Este año no fue fácil por los vaivenes y dificultades que nos presentaron los cambios, los aumentos y la
economía. Afortunadamente, pudimos salir airosos y hacer todos los ajustes que fueron necesarios.
Sin embargo, estas dificultades no lograron opacar lo que significó a todos nuestro 15 Aniversario con
el izamiento de la bandera en el Monumento a la Bandera y luego el desayuno en el Consejo Deliberante; la
muestra en el Museo Histórico Julio Marc; el programa de Radio Uruguay y finalmente, la fiesta. Nos permitió
mirar con añoranza el camino recorrido hasta este 15 Aniversario, las personas que lo lograron, aquellos que
reencontramos, los que nos acompañaron, los que lucharon a nuestro lado para alcanzar logros inimaginables
4 / Noviembre 2007
EDITORIAL
que permitieron que el Colegio sea lo que es hoy: un Colegio de Traductores respetado y reconocido, que es
tomado como referente y tiene ya su lugar en nuestra sociedad. Es por ello que deseo expresar mi agradecimiento
y el de mis compañeros del Consejo Directivo y del Tribunal de Conducta a todos los colegas que hicieron que
nuestro 15 aniversario fuera una fecha muy especial.
Los festejos han terminado, nos quedan los lindos recuerdos y los momentos vividos. Más la tarea continúa y, como siempre, convocamos a todos a acercarse al Colegio. Siempre hay algo nuevo para realizar, una
nueva idea que es bienvenida pero hay que desarrollar. Nuestro deseo más firme es lograr la participación de
todos para llevar adelante nuevos proyectos, para conocernos, para ser un cuerpo con cohesión y respeto de unos
a otros. Sólo así seguiremos avanzando.
A todos nuestros colegas les deseo que tengan una feliz Navidad y comiencen el año con éxitos y, como
dice una amiga, mucho trabajo (¡bien remunerado!).
Ma. Adelaida Waldesbühl
Trad. Públ.
Matrícula 004-02
Presidente del Consejo Directivo
Colegio de Traductores de la Pcia. de Santa Fe 2da. Circ.
Noviembre 2007 / 5
RESUMEN DE NOTICIAS
ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
El día 4 de octubre de 2007 se realizó en la sede del Colegio la Asamblea General Ordinaria.
El Contador D. Fenés presentó el Balance del ejercicio 2006-2007, los resultados y el presupuesto financiero para el ejercicio
2007-2008. Además se puso a consideración la Memoria del ejercicio finalizado el 30 de junio de 2007. Ambos fueron aprobados por unanimidad. La Memoria fue enviada a todos los matriculados por correo electrónico.
Luego se procedió a la elección de las nuevas autoridades. El Consejo Directivo y el Tribunal de Conducta quedaron conformados de la siguiente manera:
Consejo Directivo:
Presidente:
Vicepresidente:
Secretaria:
Tesorero:
Secretaria de Matrículas:
Vocal Titular:
Vocales Suplentes:
Tribunal de Conducta
Titulares:
Suplentes:
6 / Noviembre 2007
Trad. Públ. Ma. Adelaida Waldesbühl
Trad. Susana Candia
Trad. Patricia Sureda
Trad. Oscar Vicario
Trad. María Isern
Trad. Beatriz Lardizábal
Trad. María Cecilia Ferrari
Trad. Marina Cavallera
Trad. Marina Scalerandi
Trad. Paula Galache
Trad. Cecilia Perugini
Trad. Carina Jovovic
Trad. Marcela Ferrero
RESUMEN DE NOTICIAS
HORARIO DEL MES DE ENERO DE 2008
Durante el mes de enero de 2008 el Colegio estará a disposición en el horario de 09:00 a 13:00 h. A partir del mes de febrero se mantiene el horario normal de 09:00 a 17:00 h. aunque por
razones administrativas y de programación, el horario de atención para las LEGALIZACIONES será hasta las 16:30 h.
FACULTAD DE MEDICINA
El 14 de noviembre se firmó el Convenio con la Facultad
de Medicina sobre los Cursos de Lecto-Compresión y
Conversación dictados en inglés, italiano y portugués para
darles definitivamente un marco legal. Estos cursos ya se vienen realizando hace años con el apoyo de Extensión
Universitaria de la Facultad de Medicina y la invalorable
colaboración de la traductora Silvia Kriauciunas.
APOSTILLE
La Apostille es el sello internacional de legalización de
documentos. Normalmente se debe poner en los documentos
originales cuando estos deben ser enviados al exterior
(Partidas, certificados, diplomas, analíticos de estudios, etc.).
En ese caso, la persona que tiene el documento (por ejemplo, partida de nacimiento, casamiento, etc.) debe llevarlo a
legalizar en la Cámara Civil y Comercial de la 1ª (2ª o 3ª)
Nominación - Legalizaciones – de los Tribunales Provinciales
y luego hacerle poner la Apostille en el Colegio de Escribanos
de la Ciudad de Rosario o en el Ministerio de Relaciones
Exteriores en Buenos Aires. Si se pone la Apostille en Buenos
Aires, primero hay que legalizar la firma del funcionario de la
Cámara en el Ministerio del Interior. Recién entonces se traduce el documento junto con la Apostille y demás sellos.
Hay situaciones en donde se pone la Apostille luego de la
traducción, legalizada por el Colegio de Traductores, en el
Colegio de Escribanos por el Convenio suscripto entre el
Colegio de Traductores y el de Escribanos de la Provincia
de Santa Fe, 2ª. Circ. En este caso no se traduce la
Apostille.
LEGALIZACIONES
Como se indica en el correo electrónico enviado a los
matriculados, las legalizaciones tendrán un valor de $ 25,00
a partir del 19.11.07
Según el flujo de trabajo de legalizaciones, de ser posible,
estas se efectuarán en el día. Si un traductor necesita, por ejemplo, una cantidad mayor a 10 legalizaciones en un mismo día, la
entrega de las mismas podrá considerarse para el día siguiente.
Recordamos que para ser legalizada una traducción, sobre
todo la legal, debe reunir los requisitos indicados oportunamente
en cuanto a su presentación (espaciado, 25 líneas, no dejar espacios en blanco, etc.). Los parámetros para configurar una página
legal están en Secretaría a disposición de los matriculados.
Asimismo, debe tenerse en cuenta que por disposición de
la Ley de Colegiación, todas las traducciones a todos los
idiomas deben ser legalizadas por el Colegio de
Traductores, independientemente de que sean legalizadas
también por los respectivos consulados.
Noviembre 2007 / 7
ACTIVIDADES
LA FIESTA DE LOS QUINCE
La torta con las velitas, el vals, los aplausos, el brindis, el
video bio, las fotos, la cena, el baile, los recuerdos, los regalos… todos los rituales para celebrar el cumpleaños número
quince. Alegría y emoción.
“Los padres de la quinceañera” estaban presentes; aunque,
no todos. El nacimiento de nuestro Colegio se remonta a la
Asociación de Traductores y a aquellos visionarios que la formaron. En estos momentos algunos ya no ejercen la profesión; otros no la pudieron desempeñar nunca por la escasez de
trabajo, propia de aquellos tiempos, y otros viven en el exterior. Para todos ellos mi especial reconocimiento por su ahínco y dedicación. Afortunadamente, el video proyectado nos
refrescó la memoria y nos emocionó a los que pudimos reconocer en las viejas fotos a esos colegas tan entusiastas.
Por cierto había que tener mucho empuje y visión a principios de los ‘80 para concebir una organización que protegiera al traductor profesional y a la profesión en sí, cuando el trabajo de traducción era casi inexistente.
Compartieron nuestra celebración un miembro del Colegio
de Traductores de la Provincia de Córdoba y representantes
de las empresas de traducción de la ciudad y de la región.
Además, recibimos la adhesión de las instituciones académicas y profesionales, y de las empresas que habitualmente nos
acompañan. La infaltable Tita, nuestra querida profe, también
disfrutó de la fiesta, ¡cómo se iba a perder los 15 del Colegio
cuando estuvo siempre desde los esbozos de la Asociación!
Asimismo, participaron de este festejo nuestros cónyuges
que, al menos por esta vez, nos pudieron disfrutar de buen
humor, sin los nervios típicos que provocan las fechas de
entrega. A todos ellos, ¡muchas gracias!
8 / Noviembre 2007
¿Quién era la quinceañera?
La Institución, el Colegio de Traductores de la Provincia
de Santa Fe, 2da. Circunscripción, es decir, todos los traductores matriculados.
No hay que olvidarse que al Colegio lo formamos todos, y
que todos tenemos el derecho y la obligación de participar en
sus actividades para seguir cumpliendo años, para afianzar los
objetivos logrados, para fijar nuevas metas que, con un trabajo mancomunado, se conviertan en una realidad.
Tal vez estas palabras suenen como un “tirón de orejas”
para algunos, ¿pero, acaso, no se acostumbraba antes tirar de
las orejas cuando se cumplían años?
Silvia E. Ré
Traductora
Matrícula 252-02
Algunas
instantáneas
de la fiesta.
15 AÑOS Y DÍA DEL TRADUCTOR
Al cumplirse el 15º aniversario de la Ley 10757, nos abocamos a la organización de distintas
actividades con el objeto de difundir la importancia del Colegio y lograr, de esta manera,
el reconocimiento de la profesión del traductor en nuestra comunidad.
EN EL MONUMENTO
El jueves 27 de septiembre participamos de
la ceremonia de izamiento de la bandera
nacional en el mástil mayor del Monumento,
dentro del marco del protocolo oficial y junto
a otras instituciones de la ciudad. Invitamos a
todos los colegas matriculados, a los directivos y alumnos de los institutos de la carrera de
Traductorado y a las personas que, de una u
otra manera, colaboran con el Colegio.
EN EL CONCEJO MUNICIPAL
del Consejo Directivo, del
Después del izamiento, miembros
del Colegio y miembros del
Tribunal de Conducta, ex Presidentes
ación de la traducción) fuimos
CEIT (Centro de estudios e investig
ales, junto a los representaninvitados por las autoridades municip
partir un desayuno en el hall
tes de las demás instituciones, a com
Concejo Municipal.
principal del Palacio Vasallo, sede del
EN LA RADIO
A la tarde de ese mismo día, nuestra
colega Trad. Julia Moszoro
nos invitó a participar del programa
“Vale la pena”, que conduce en
la FM Uruguay 87.9. Se transmitió
un programa especial en adhesión al Día del Traductor, a fin de
difundir las actividades del
Colegio, dónde recurrir cuando hay
que hacer una traducción y quiénes están legalmente habilitados para
hacerlo. Fueron entrevistadas
la Presidenta de nuestro Colegio, Trad
. María Adelaida Waldesbühl
y la Secretaria, Trad. Claudia Martine
z. Cabe destacar que el programa fue ternado por 2 años con
secutivos para los premios
“Gaviota de oro”. ¡Felicitaciones por
el programa y muchas gracias
por invitarnos! Esta es la mejor form
a de darnos a conocer y de promover la jerarquía de nuestra profesió
n.
Noviembre 2007 / 9
15 AÑOS Y DÍA DEL TRADUCTOR
La fiesta
El 29 de setiembre en el Mirador del Consejo de Ciencias Económicas celebramos los 15 años del Colegio y nuestro día con un exquisito menú, video, sorteos, brindis y baile.
Cabe destacar aquí la adhesión y participación de las distintas agencias de
traducción de la ciudad y de la región centro. Además, agradecemos la presencia de Miguel Ángel Arregui, Presidente del Colegio de Traductores de la
Provincia de Córdoba.
A todos los que contribuyeron para que esta cena fuera una verdadera fiesta:
¡Muchas gracias!
Comisión Festejos
10 / Noviembre 2007
15 AÑOS Y DÍA DEL TRADUCTOR
Noviembre 2007 / 11
15 AÑOS Y DÍA DEL TRADUCTOR
LOS TRADUCTORES EN DISTINTOS ÁMBITOS DE NUESTRA CIUDAD.
EN EL MUSEO HISTÓRICO
El viernes 28 de septiembre, en adhesión al Día del Traductor, se inauguró una interesante muestra de distintas versiones en diferentes idiomas del Martín Fierro en el Museo Histórico Provincial de Rosario “Dr. Julio Marc”.
Se trata de una colección privada de traducciones a distintos idiomas: árabe,
judeo español, gallego, catalán, guaraní, quechua, piamontés, italiano, chino,
ruso, alemán e inglés. También hay una edición del siglo XIX, una edición ilustrada por la mano de Fontanarrosa y una edición especial para niños.
En la inauguración de la muestra, a la que fueron invitados: el dueño de la
colección, miembros del cuerpo consular de Rosario, medios de prensa locales,
directivos de los institutos de formación en traducción de la ciudad e invitados
especiales y protocolares, se escucharon palabras alusivas de la presidenta del
Colegio y del director del Museo. Luego se ofreció un cóctel en la Pulpería del
Museo.
Nuestro reconocimiento especial al Director del Museo
Histórico Provincial, Sr. Rolando Maggi y al Dr. Jorge Tacconi, quienes gentilmente nos ofrecieron su casa y la colección del Martín Fierro, tan importante
a nuestra tradición.
La muestra permanecerá abierta hasta el día 18 de noviembre, Día de la
Tradición.
De esta manera, los traductores estuvimos representados en distintos ámbitos de nuestra ciudad. Mencionaremos, asimismo, que se enviaron gacetillas
a los distintos medios con el objeto de difundir las actividades programadas
en adhesión a nuestro día.
12 / Noviembre 2007
ARTÍCULOS DE INTERÉS
LA IMAGEN EN EL SIGLO XXI
En las postrimerías del siglo XX, el pensador italiano
Giovanni Sartori afirmaba que estábamos asistiendo a una
revolución cultural en la que, para bien y para mal, el homo
sapiens estaba cediendo terreno al homo videns. Yo agrego
que en los albores del siglo XXI, hemos ingresado inusitada
y prontamente a la era de la imagen.
Podemos definir a la imagen personal como la percepción, la representación mental que la gente tiene de cada
uno de nosotros. Esa percepción se concibe en los primeros
cinco minutos de un primer encuentro.
Cuando dos personas se encuentran, hay un sondeo absolutamente primitivo pese a nuestra conducta civilizada, porque
la comunicación simbólica adquiere un papel preponderante.
El apretón de manos demuestra, por ej., que el que extiende la
mano abierta no tiene un arma que amenace al otro. Ese breve
lapso es fundamental para determinar cuánta confianza o desconfianza nos inspira nuestro interlocutor y viceversa.
Por lo antedicho podemos deducir que todos los niveles de
comunicación son valiosos a la hora de proyectar nuestra
imagen.
La presencia física es muy importante y lo que comuniquemos a través de la vestimenta, especialmente en ocasiones
formales, será nuestra mejor o peor carta de presentación; porque al vestirnos, a través de las formas, el estilo y los colores
que elegimos usar, no transmitimos una mera imagen visual,
sino que comunicamos quiénes somos verdaderamente.
Tanto el lenguaje verbal como el gestual cumplen un
papel protagónico en la comunicación con los que nos rodean,
como así también nuestro comportamiento social en general,
porque la imagen personal se basa en lo que consciente e
inconscientemente transmitimos y en lo que los demás captan
de nosotros con todos los sentidos. ¿Qué quiero significar con
esto? Que las personas con las que interactuamos son las que
conciben una determinada imagen de nosotros, porque no
sólo nos ven, sino que también nos oyen, nos huelen y hasta
nos tocan si nos acercamos.
El mundo de la imagen, por cierto, ya se instaló entre
nosotros y está creando una nueva forma de pensar y de
actuar, ya sea en el ámbito personal, profesional o empresarial.
Por lo tanto, no deberíamos descuidarla ni soslayarla, ni
juzgarla como intrascendente o vacua, porque hoy, para bien
y para mal, la imagen se ha convertido en un valor y como tal,
debería ser cultivado, independientemente del medio profesional en el que nos desarrollemos.
Autora:
Adriana Pignatta
Consultora en Imagen
Traductora e Intérprete
Mat. 171/2
Noviembre 2007 / 13
ARTÍCULOS DE INTERÉS
Sombreros “altos de forma”
Acabo de regresar de Berlín, donde se realizó un encuentro
(en realidad, la celebración de los primeros diez años de vida)
del Fondo Alemán de Traductores (Deutscher Ubersetzerfonds),
una organización que patrocina, asiste y defiende la labor de los
traductores, además de promover encuentros y reuniones de alto
nivel cultural, como éste al que he asistido. La importancia que
dan los alemanes a esta organización se puso de relieve con la
presencia del presidente de la República.
El hecho de que desde hace décadas se presta atención al fenómeno de la traducción se hace evidente a partir del nacimiento de
centros universitarios y revistas dedicados a su estudio. Los motivos son muchos, pero el primordial es que, aunque se puede prever que algún día todos hablaremos solamente inglés, de hecho
hoy diversas lenguas se ven obligadas a confrontarse, y basta pensar en el número de intérpretes simultáneos que se necesitan en
las reuniones del Parlamento Europeo o en el hecho de que
muchos ciudadanos estadounidenses son ahora bilingües, con
caracterizaciones de diversa clase de español.
Una de las luchas de los traductores ha sido, desde hace años,
la de hacer constar su nombre en la portada (no como coautor,
pero, al menos, como mediador fundamental) y que no aparezca relegado en cuerpo pequeño en la página de créditos editoriales que ahora llamamos impropiamente colofón. Debo decir
14 / Noviembre 2007
que es una batalla ganada, al menos en el caso de los principales sellos editoriales, pero el otro día alguien se lamentaba porque esa costumbre se ha generalizado en el caso de las traducciones literarias, pero no en las traducciones ensayísticas, como
si traducir un ensayo filosófico no fuera más esforzado que traducir una novela de amor. Me parece que también en el caso del
ensayo ha crecido el respeto por el traductor, pero si alguien se
lamenta quiere decir que aún existen faltas de respeto.
A muchos les podrá parecer inverosímil, pero les aseguro
que la absoluta mayoría de los lectores, aunque estén leyendo
un libro de un extranjero, no se dan cuenta de que está traducido. Se trata de un fenómeno psicológico bastante complejo,
pero me ocurrió, al encontrarme en un país extranjero en el
que se había traducido un libro mío, que se me acercaban personas que me hablaban en su propia lengua y que quedaban atónitas
por que yo no las entendía. Se quedaban atónitas porque me habían
leído en esa lengua y por lo tanto
creían que era yo el que hablaba de
ese modo.
Es duro y paradójico el esfuerzo
del traductor, que debe hacer lo
máximo para volverse invisible,
como si estableciera un diálogo
ARTÍCULOS DE INTERÉS
directo entre los lectores y los autores originales, y que sin
embargo querría (con justicia) que esa invisibilidad fuera premiada con una cierta visibilidad. No obstante, el éxito del traductor es precisamente el logro de la invisibilidad: sólo en los
libros mal traducidos se advierte que en la lengua de llegada
hay forzamientos, giros y expresiones fatigosas, cuando no
directamente inverosímiles. El lector ingenuo encuentra ese
libro difícil de leer y el lector advertido, en cambio, sospecha
inmediatamente algún error de traducción, y a partir de ese
error es capaz de adivinar lo que decía en el texto original.
Recientemente, en un ensayo que no nombraré (traducido
del francés), leí que un fulano llevaba un sombrero alto di
forma (alto de forma). En italiano, esta expresión, además de
ser insólita, no dice nada: ¿qué es un sombrero alto di forma?
¿Un cono como el del mago Merlín, un turbante de un eunuco
del serrallo, un chambergo al estilo del capitán Fracassa, con
penacho incorporado? En realidad, en francés, un sombrero
haut-de-forme es un sombrero de copa. Como un sombrero
alto di forma no quiere decir nada en italiano, el traductor
debería haber albergado alguna sospecha, y le hubiera bastado
abrir un diccionario (por ejemplo, en el mío, Boch Zanichelli,
haut-de-forme tiene una entrada propia). ¿Por qué no lo hizo
(y he advertido en el mismo libro otras amenidades por el estilo)? Porque estaba apurado, o porque era el profesor deshonesto de siempre que había hecho trabajar gratis al estudiante
más estúpido (estúpido porque traduce mal y estúpido porque
se deja explotar). Y he aquí otro tema central en cada encuentro de traductores: el pago.
Hay países en los que el traductor recibe un porcentaje de
los derechos (y, por lo tanto, está personalmente interesado en
el éxito del libro) o, en todo caso, recibe un pago que le permite dedicarle dos o tres años a una traducción. Y hay otros países en los que el pago es miserable y el traductor debe traducir
varios libros al año y, por lo tanto, es obvio que lo hará a los
apurones. Muchas veces, como el pago es escaso, se les da el
trabajo a personas que lo hacen para pasar un período difícil.
Por haber trabajado en editoriales durante muchos años, sé que
suelen proponerse como traductoras muchísimas señoras
recientemente divorciadas. Pero sobresalen de la multitud los
traductores por amor, que harían el trabajo aunque fuera gratis.
Porque también los hay. Pero sería mucho pretender que para
ser bueno en un oficio haya que contar con una familia rica.
Umberto Eco
Para LA NACION
(Traducción de Mirta Rosenberg)
© The New York Times Syndicate y LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=956812
Noviembre 2007 / 15
ARTÍCULOS DE INTERÉS
Traducir para compartir – 2da. parte
Fragmentos del texto de la conferencia sobre la traducción
de Susan Sontag. (Ver la primera parte en la gacetilla
Número 65)
Para Schleiermacher la traducción -mucho más que un servicio prestado al comercio, al mercado- es una necesidad
compleja. Hay un valor intrínseco en dar a conocer, a través
de una frontera lingüística, un texto esencial. También hay un
valor al vincularnos con algo distinto de lo conocido, con la
alteridad misma.
Para Schleiermacher un texto literario no es sólo su sentido. Es, en primer lugar, el idioma en que está escrito. Y de
igual modo que cada persona tiene una identidad medular,
cada persona tiene, en esencia, sólo un idioma. [...]
Dieciséis siglos después de San Jerónimo, pero poco más de
un siglo después del ensayo capital de Schleiermacher sobre la
traducción, vino la tercera de las que a mi juicio son las reflexiones ejemplares sobre el propósito y los deberes del traductor. Es el ensayo titulado “La tarea del traductor” que Walter
Benjamin escribió, en 1923, como prólogo a su traducción de
los Tableaux Parisiens de Baudelaire.
Al trasladar el francés de Baudelaire al alemán, nos dice, no
está obligado a que Baudelaire suene como si hubiese escrito
en alemán. Al contrario, su obligación es mantener la impresión que habría tenido un lector alemán de algo diferente. [...]
La razón de Benjamin para preferir una traducción que
16 / Noviembre 2007
revela su alteridad es muy distinta de la de Scheleiermacher.
No es porque desee promover la autonomía y la integridad de
los idiomas individuales. El pensamiento de Benjamin está en
el polo opuesto del ideario nacionalista. Es una consideración
metafísica, que proviene de su concepto de la naturaleza
misma de la lengua y según la cual la propia lengua exige los
esfuerzos del traductor.
Cada lengua es parte de la Lengua, la cual es mayor que
toda lengua individual. Cada obra literaria individual es parte
de la literatura, la cual es mayor que toda literatura en cualquier idioma.
Algo parecido a este punto de vista -que situaría la traducción en el centro del empeño literario- es lo que he intentado
respaldar con estas observaciones.
La naturaleza de la literatura tal como ahora la entendemos -y me parece que la entendemos de modo correcto- es la
circulación, por motivos diversos
y necesariamente impuros. La traducción es el sistema circulatorio
de las literaturas del mundo. La
traducción literaria, creo, es sobre
todo una tarea ética, una tarea que
refleja y duplica el papel de la propia literatura, lo cual amplía nuestras simpatías; educa nuestro corazón y entendimiento; crea introspección; afirma y profundiza
nuestra conciencia (con todas sus
ARTÍCULOS DE INTERÉS
consecuencias) de que otras personas distintas de nosotros, en
verdad existen.
Tengo la edad para haber crecido, en el suroeste de Estados
Unidos, creyendo que había algo llamado literatura en inglés,
de la cual la literatura estadounidense era una rama. El escritor que más me importó de niña fue Shakespeare [...] Además
de Shakespeare, recontado o en directo, estaban Winnie the
Pooh, El jardín secreto, los Viajes de Gulliver y las Brontë
(primero Jane Eyre, después Cumbres borrascosas) y The
Cloister and the Hearth (El claustro y el hogar) y Dickens (las
primeras fueron David Copperfield, Canción de Navidad e
Historia de dos ciudades), mucho Stevenson (Secuestrado, La
isla del tesoro, El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde)
y El príncipe feliz de Oscar Wilde...
Desde luego, también había libros estadounidenses, como los
relatos de Poe y Mujercitas y las novelas de Jack London y
Ramona. Pero en aquella época distante, todavía reflexiva y refinada, de cultura anglófila, parecía de lo más normal que la mayoría de los libros que yo leía procedieran de otros lugares, un lugar
más antiguo, como la lejana, emocionante y exótica Inglaterra.
Cuando el “otro lugar” fue más amplio, cuando mis lecturas siempre en inglés, desde luego- llegaron a incluir libros maravillosos que no habían sido escritos originalmente en inglés, cuando continué con la literatura mundial, la transición fue casi
imperceptible. Dumas, Hugo y de ahí en adelante... sabía que ya
estaba leyendo autores “extranjeros”. No se me ocurrió pensar
en la mediación que me traía estos libros cada vez más asombrosos. Si hubiese reconocido una frase torpe en una novela de
Mann, Balzac o Tolstoi que estaba leyendo, no se me habría ocurrido preguntar si la frase se leía de un modo tan torpe en el original alemán, francés o ruso, o sospechar que habría podido estar
“mal” traducida. Para mi mente juvenil de lectora novata no
había tal cosa como una mala traducción. Sólo había traducciones que descifraban libros que no habrían estado a mi alcance, y
los ponían en mis manos y corazón. En lo que a mí respecta, el
texto original y la traducción eran como una unidad.
La primera vez que me formulé el problema de una traducción mediocre fue cuando comencé a asistir a la ópera, en
Chicago, tenía dieciséis años. Allí sostuve en mis manos por
primera vez una traducción en face -la lengua original a la
izquierda (en esa época ya sabía algo de francés e italiano) y el
inglés a la derecha- y quedé pasmada y confundida por las
manifiestas inexactitudes de las traducciones. [...] Salvo en la
ópera, nunca me pregunté qué me estaba perdiendo al leer en
aquellos primeros años de literatura traducida. Fue como si sintiera que mi cometido era, en cuanto lectora apasionada, ver a
través de las faltas o limitaciones de una traducción; como se
ve a través (o se pasa por alto) de la mala copia rayada de una
entrañable película que vemos de nuevo. Las traducciones eran
un obsequio por el que siempre sentiría gratitud. ¿Qué -más
bien quién- sería yo sin Dostoievski, Tolstoi y Chejov?
Susan Sontag
(Traducción: Aurelio Major) - (c) Letras Libres y LA
NACIÓN, 30.11.2003
17 / Noviembre 2007
ARTÍCULOS DE INTERÉS
La mujer que escribió un diccionario
Hace tres semanas, de paso por Madrid, quise visitar a María
Moliner. Encontrarla no fue tan fácil como yo suponía: algunas
personas que debían saberlo ignoraban quién era, y no faltó quien
la confundiera con una célebre estrella de cine. Por fin logré un
contacto con su hijo menor, que es ingeniero industrial en
Barcelona, y él me hizo saber que no era posible visitar a su
madre por sus quebrantos de salud. Pensé que era una crisis
momentánea y que tal vez pudiera verla en un viaje futuro a
Madrid. Pero la semana pasada, cuando ya me encontraba en
Bogotá, me llamaron por teléfono para darme la mala noticia de
que María Moliner había muerto. Yo me sentí como si hubiera
perdido a alguien que sin saberlo había trabajado para mí durante muchos años. María Moliner -para decirlo del modo más cortohizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su
casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil,
más acucioso y más divertido de la lengua castellana. Se llama
Diccionario de uso del español, tiene dos tomos de casi 3.000
páginas en total, que pesan tres kilos, y viene a ser, en consecuencia, más de dos veces más largo que el de la Real Academia
de la Lengua, y -a mi juicio- más de dos veces mejor. María
Moliner lo escribió en las horas que le dejaba libre su empleo de
bibliotecaria, y el que ella consideraba su verdadero oficio:
remendar calcetines. Uno de sus hijos, a quien le preguntaron
hace poco cuántos hermanos tenía, contestó: «Dos varones, una
hembra y el diccionario». Hay que saber cómo fue escrita la obra
para entender cuánta verdad implica esa respuesta.
18 / Noviembre 2007
María Moliner nació en Paniza, un pueblo de Aragón, en 1900.
O, como ella decía con mucha propiedad: « En el año cero”. De
modo que al morir había cumplido los ochenta años. Estudió
Filosofía y Letras en Zaragoza y obtuvo, mediante concurso, su
ingreso al Cuerpo de Archiveros y Bibliotecarios de España. Se
casó con don Fernando Ramón y Ferrando, un prestigioso profesor universitario que enseñaba en Salamanca una ciencia rara:
base física de la mente humana. María Moliner crió a sus hijos
como toda una madre española, con mano firme y dándoles de
comer demasiado, aun en los duros años de la guerra civil, en que
no habla mucho que comer. El mayor se hizo médico investigador,
el segundo se hizo arquitecto y la hija se hizo maestra. Sólo cuando el menor empezó la carrera de ingeniero industrial, María
Moliner sintió que le sobraba demasiado tiempo después de sus
cinco horas de bibliotecaria, y decidió ocuparlo escribiendo un
diccionario. La idea le vino del Learner’s Dictionary, con el cual
aprendió el inglés. Es un diccionario
de uso; es decir, que no sólo dice lo
que significan las palabras, sino que
indica también cómo se usan, y se
incluyen otras con las que pueden
reemplazarse. «Es un diccionario
para escritores», dijo María Moliner
una vez, hablando del suyo, y lo dijo
con mucha razón. En el diccionario
de la Real Academia de la Lengua, en
cambio, las palabras son admitidas
cuando ya están a punto de morir,
ARTÍCULOS DE INTERÉS
gastadas por el uso, y sus definiciones rígidas parecen colgadas de
un clavo. Fue contra ese criterio de embalsamadores que María
Moliner se sentó a escribir su diccionario en 1951. Calculó que lo
terminaría en dos años, y cuando llevaba diez todavía andaba por
la mitad. «Siempre le faltaban dos años para terminar», me dijo
su hijo menor. Al principio le dedicaba dos o tres horas diarias,
pero a medida que los hijos se casaban y se iban de la casa le quedaba más tiempo disponible, hasta que llegó a trabajar diez horas
al día, además de las cinco de la biblioteca. En 1967 -presionada
sobre todo por la Editorial Gredos, que la esperaba desde hacía
cinco años- dio el diccionario por terminado. Pero siguió haciendo fichas, y en el momento de morir tenía varios metros de palabras nuevas que esperaba ver incluidas en las futuras ediciones.
En realidad, lo que esa mujer de fábula había emprendido era una
carrera de velocidad y resistencia contra la vida.
Su hijo Pedro me ha contado cómo trabajaba. Dice que un día se
levantó a las cinco de la mañana, dividió una cuartilla en cuatro partes iguales y se puso a escribir fichas de palabras sin más preparativos. Sus únicas herramientas de trabajo eran dos atriles y una máquina de escribir portátil, que sobrevivió a la escritura del diccionario.
Primero trabajó en la mesita de centro de la sala. Después, cuando
se sintió naufragar entre libros y notas, se sirvió de un tablero apoyado sobre el respaldar de dos sillas. Su marido fingía una impavidez de sabio, pero a veces medía a escondidas las gavillas de fichas
con una cinta métrica, y les mandaba noticias a sus hijos. En una
ocasión les contó que el diccionario iba ya por la última letra, pero
tres meses después les contó, con las ilusiones perdidas, que había
vuelto a la primera. Era natural, porque María Moliner tenía un
método infinito: pretendía agarrar al vuelo todas las palabras de la
vida. «Sobre todo las que encuentro en los periódicos», dijo en una
entrevista. «Porque allí viene el idioma vivo, el que se está usando,
las palabras que tienen que inventarse al momento por necesidad».
Sólo hizo una excepción: las mal llamadas malas palabras, que son
muchas y tal vez las más usadas en la España de todos los tiempos.
Es el defecto mayor de su diccionario, y María Moliner vivió bastante para comprenderlo, pero no lo suficiente para corregirlo.
Pasó sus últimos años en un apartamento del norte de Madrid,
con una terraza grande, donde tenía muchos tiestos de flores, que
regaba con tanto amor como si fueran palabras cautivas. Le complacían las noticias de que su diccionario había vendido más de
10.000 copias, en dos ediciones, que cumplía el propósito que
ella se había impuesto y que algunos académicos de la lengua lo
consultaban en público sin ruborizarse. A veces le llegaba un
periodista desperdigado. A uno que le preguntó por qué no contestaba las numerosas cartas que recibía le contestó con más frescura que la de sus flores: «Porque soy muy perezosa». En 1972
fue la primera mujer cuya candidatura se presentó en la
Academia de la Lengua, pero los muy señores académicos no se
atrevieron a romper su venerable tradición machista. Sólo se
atrevieron hace dos años, y aceptaron entonces la primera mujer,
pero no fue María Moliner. Ella se alegró cuando lo supo, porque
le aterrorizaba la idea de pronunciar el discurso de admisión.
«¿Qué podía decir yo », dijo entonces, «si en toda mi vida no he
hecho más que coser calcetines?».
Gabriel García Márquez
EL PAÍS - Opinión - 10-02-1981
19 / Noviembre 2007

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