Águilas, dragones y el futuro de la web

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Águilas, dragones y el futuro de la web
Águilas, dragones y el futuro de la web
25 APR 2013 ESCRITO POR OCTAVIO KULESZ BLOG: HTTP://ALLIANCELAB.ORG/ARCHIVES/1403?LANG=ES
¿Quién domina la web? La respuesta mayoritaria será, sin duda: Amazon, Apple, Google,
Microsoft, Facebook, Yahoo! y demás gigantes de Occidente. Así, en las discusiones sobre
edición digital, comercio electrónico y redes sociales, se sigue especulando acerca de cómo
Amazon dominará el mundo o cuándo el iOS reinará a nivel global.
El peso de estos jugadores es innegable, aunque a diferencia de lo que ocurría hace algunos
años, ya no están solos. En Occidente estamos al tanto del desempeño formidable de la
surcoreana Samsung –que ocupa el primer lugar en la venta de teléfonos celulares a escala
mundial–, pero generalmente ignoramos la existencia de un sinnúmero de plataformas y
fabricantes chinos que en ocasiones superan a sus competidores norteamericanos y europeos.
Pensemos por ejemplo en Alibaba Group. Gracias a sus unidades de negocio Tmall y Taobao,
esta empresa de e-commerce fundada en Hangzhou en 1999 registró en los primeros 11 meses
de 2012 ventas por $157 mil millones de dólares, más que Amazon e Ebay combinados. Según
Jack Ma, legendario fundador y ex CEO de Alibaba, el volumen de ventas de la empresa podría
superar en 2013 a la suma de todas las compañías de e-commerce norteamericanas.
¿Cuál es la estrategia de estos colosos chinos? ¿Cómo compiten con sus pares occidentales, en
particular con los norteamericanos? ¿Qué impacto podrían tener en la web tal como la
conocemos?
Águilas vs. dragones
En un inspirador artículo publicado en Asia Times, Brett Daniel Shehadey describe las
personalidades de Estados Unidos y de China a partir de sus respectivos símbolos nacionales: el
águila y el dragón.
La fuerza del águila reside en su visión aguda, en su capacidad de vuelo y en su nido, que resulta
inaccesible para el oponente. El águila es orgullosa, sabe lo que quiere, pero si se viera obligada
a caminar por tierra, se hallaría en grave peligro.
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El dragón encarna virtudes muy distintas. Se desplaza en secreto, casi invisible, y no ofrece
ningún indicio de cuál será su próximo movimiento. Esta criatura de antigua sabiduría es capaz
de imitar a otros animales –puede volar tanto como caminar, para luego desvanecerse. Confía
en su propia superioridad pero no lo demuestra, por miedo a la envidia. El mayor peligro para el
dragón reside en la sobreexposición: si éste se muestra demasiado, sus rivales desconfiarían de
él e intentarán atacarlo en varios puntos simultáneamente.
Este juego de imágenes es utilizado por Shehadey para analizar temas de geopolítica, pero
también –como intentaremos hacer aquí– podría aplicarse al terreno digital.
Nidos y nubes
Generalmente, las empresas de Internet norteamericanas se dedican primero a construir marcas
en su mercado doméstico; luego exportan sus productos y servicios sin mayores modificaciones.
La tendencia más sobresaliente del sector es la computación en la nube: en sintonía con el estilo
del águila, se trata de construir “nidos” inexpugnables alrededor de los cuales gira todo un
ecosistema de dispositivos, aplicaciones y mensajes que pueden supervisarse de manera remota.
Si la estandarización y la computación en la nube proporcionan al águila ventajas innegables –
rapidez de reacción, simplificación de procesos–, también implican riesgos. En primer lugar, las
empresas web norteamericanas frecuentemente subestiman los contextos locales –
especificidades culturales, políticas y regulatorias de cada mercado–, lo que puede ayudar a
comprender las dificultades que experimentan Apple en Brasil y México, y Amazon en India, por
ejemplo. Por otra parte, la centralización de datos implica necesariamente una mayor
vulnerabilidad para los usuarios: así, la posibilidad de que el Estado norteamericano vigile la
información en la nube suscita encendidas controversias.
El dragón y la fuerza de lo invisible
Con un crecimiento económico sostenido a lo largo de más de tres décadas y el consiguiente
paso de millones de habitantes del campo a la ciudad, China se ha concentrado en modernizar
su infraestructura, tanto en transporte como en comunicaciones. Como se sabe, el Estado
impone un férreo control sobre buscadores y redes sociales. Con todo, las regulaciones no han
impedido el surgimiento de compañías web extraordinariamente dinámicas. Plataformas como
Sina Weibo, Renren, Tencent, Douban, entre tantas otras, sacan provecho de un mercado
interno de 564 millones de Internautas y ofrecen servicios cada vez más sofisticados.
A diferencia del águila, el dragón se adapta con flexibilidad a las circunstancias más diversas. El
servicio WeChat de Tencent, por caso, se expande en mercados tan disímiles como India,
Malasia, México y Argentina. El desempeño de las empresas de telecomunicaciones es
igualmente vertiginoso, al punto que una firma como Huawei ya percibe 66% de sus ingresos
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desde fuera de China. Innumerables compañías tecnológicas chinas se aventuran por
Latinoamérica, África, Asia, Europa e incluso Estados Unidos, con una estrategia recurrente,
que combina la nube junto con avances “por tierra”: 1) llegar al nuevo mercado de manera
discreta; 2) asociarse a firmas domésticas; 3) en lo posible, ofrecer productos localizados.
En el reino del dragón, las águilas no vuelan
Por su número de usuarios, China constituye el mercado digital más atractivo del mundo. Sin
embargo, pocas empresas extranjeras han podido mantener allí una posición segura: aplicando
un complejo kung fu digital, los colosos locales compiten de manera implacable y el Estado
chino impone duras condiciones.
A principios de 2010, Google decidió retirar su buscador de China continental, luego de
reiterados choques con el gobierno. Aunque Google ya perdía cuotas de mercado a manos de su
rival Baidu desde antes del conflicto, terminó convirtiendo todo el episodio en un hecho político,
tras equiparar el sistema de gobierno chino con el totalitarismo soviético. Justo en ese momento
se iniciaba la expansión vertiginosa del mercado de teléfonos móviles, de modo que la partida de
China continental tuvo para Google consecuencias muy negativas: los celulares chinos que hoy
funcionan con Android suelen carecer de los servicios de Google. Consciente del error, la firma
de Mountain View no tardó en efectuar un giro pragmático: resolvió regresar a China en 2012.
Los conflictos de Google en China no sólo se relacionan con el gobierno, sino también con
grandes jugadores privados locales. En septiembre de 2012, el fabricante taiwanés Acer –que
utiliza Android para el 90% de los dispositivos que produce– canceló repentinamente una
conferencia de prensa en la que, junto a Alibaba Group, iba a presentar un smartphone con el
sistema operativo Aliyun, basado no en Android sino en Linux. Según Alibaba, Google habría
amenazado a Acer con suspender acuerdos de licencias para Android, lo que forzó al fabricante a
posponer el proyecto conjunto. Muy probablemente, el coloso Alibaba continuará presentando
batalla.
Para Apple, China constituye un destino vital. Sin embargo, la firma de Cupertino es allí un
jugador menor cuya porción de mercado se encoge por la presión competitiva de Samsung y de
fabricantes locales como Huawei, Lenovo, Xiaomi o ZTE. Una alianza con China Mobile –el
principal operador de teléfonos– posibilitaría a Apple aumentar su presencia en el Reino Medio,
aunque a un precio muy elevado: China Mobile exige a Apple compartir los ingresos del
AppStore, algo que la empresa norteamericana jamás ha concedido a ningún operador en el
mundo. Otra opción para Apple sería fabricar teléfonos de bajo costo, pero ello también podría
significar un daño irreversible para la marca.
Varios meses cargados de rumores se sucedieron hasta que Amazon consiguió presentar el
Kindle en China. Las demoras se explicaron en buena medida por las dificultades padecidas por
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la empresa a la hora de implantar su nube –un componente que resulta central para el
funcionamiento de los dispositivos de la familia Kindle. Finalmente, en diciembre de 2012,
Amazon inauguró su tienda Kindle –sólo e-books, al igual que en Brasil–, pero los dolores de
cabeza apenas comenzaban: a juicio de la Administración General de Prensa y Publicaciones
(GAAP), Amazon carecía de una licencia apropiada para venta de libros electrónicos. Aun en el
caso de que consiga normalizar la situación, Amazon deberá enfrentar la feroz competencia de
empresas chinas de e-books como Shanda, Hanvon y del mismo Alibaba. Tras ocho años de
presencia local, los negocios de Amazon aún no superan el 1% del e-commerce chino.
Conquistar la web sin disparar un solo tiro
Los colosos chinos ya han realizado incursiones internacionales, en particular en regiones
emergentes, pero no todos sienten prisa por conquistar los mercados de Occidente. Aún les falta
mucho por perfeccionar a nivel doméstico, y una expansión demasiado agresiva derivaría en
fuertes resistencias, tal como le ocurrió a Huawei en Estados Unidos.
(CC) Flickr/antonwhoa
Fieles a su estilo, los titanes del reino del dragón probablemente seguirán escogiendo un perfil
discreto, cediendo el primer lugar en las noticias a sus pares extranjeros. Muchas empresas
chinas intuyen que la crisis financiera global podría hacer que las compañías occidentales –
muchas de ellas sobreexpandidas– acudan a ellos en busca de fondos frescos, en línea con lo que
sucedió en septiembre de 2012 con Yahoo! y Alibaba. Si consigue imponer su estilo, el dragón
será un día capaz de comprar a todos sus contendientes y así moldear el universo electrónico de
una forma que le resulte más adecuada.
En ese caso, pasaríamos quizás de la web relativamente unitaria de hoy, a una suma de intranets
menos conectadas entre sí: una web intransitable para el águila, pero de cómodo acceso para el
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dragón. Esto podría tener consecuencias inmensas sobre todos los ámbitos de la vida
electrónica.
Algunas empresas occidentales ya aceptan el nuevo statu quo y –como Apple– se someten
ostensiblemente a las reglas del juego. Otras águilas, al ver cómo se reducen los cielos libres y
abiertos a su vuelo rasante, no tendrán otra alternativa que la confrontación. En ese caso, el
dragón tal vez optará por resistir los golpes, consciente de que –si no se produce ninguna
disrupción inesperada– el tiempo jugará a su favor.
Blog del Autor: http://alliance-lab.org/archives/1403?lang=es
Acerca del autor
Octavio Kulesz es Licenciado en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Ha trabajado en la
industria del libro desde 2000, año en que fundó, junto con su hermano Leopoldo, el sello
Libros del Zorzal. En 2007, creó la editorial Teseo, especializada en publicaciones académicas en
formato ebook e impreso bajo demanda. Es el autor del informe "La edición digital en los países
en desarrollo" (2011), auspiciado por la Fundación Prince Claus y la Alianza Internacional de
Editores Independientes.

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