Hipatia de Alejandría: historia y leyenda

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Hipatia de Alejandría: historia y leyenda
Hipatia de Alejandría: historia y leyenda
Antonio Barnés Vázquez- Publicado en aceprensa.com
Introducción
Ofrecemos tres artículos que pueden orientar en la polémica abierta antes del estreno de esta película
AGORA de Amanabar.
El primero es un breve análisis histórico de la figura de Hipatia y su pensamiento, de la Alejandría del siglo
V, y de las leyendas generadas desde el siglo XVIII hasta nuestros días sobre esta filósofa neoplatónica.
(Hipatia de Alejandría, historia y leyenda)
El segundo es un comentario sobre la película (AGORA, una caricatura histórica) propiamente dicha.
Y–por último- una consideración sobre los intereses que han podido generar esta polémica, ensalzando el
paganismo y atacando a la Iglesia.
1. Hipatia, filósofa en la Alejandría del siglo V, es una figura atrayente por su calidad
intelectual, su rectitud de vida y por su trágica muerte. A partir del siglo XVIII, su imagen ha
sido vestida con diversos ropajes, según las tendencias de la época: en la Ilustración, como
heroína de la razón frente a la religión revelada; en el romanticismo, como idealización del
paganismo contrapuesto a la civilización cristiana; y, últimamente, como víctima de la
misoginia.
La muerte de Hipatia fue un asesinato político en medio de un conflicto entre dos cristianos: el prefecto
Orestes y el patriarca Cirilo. Hipatia de Alejandría nació alrededor del año 355 d.C. Cuando es asesinada
en 415, tiene unos 60 años de edad. “En consecuencia, parece que no existe apoyo legítimo para describir
a Hipatia, a la hora de su espantosa muerte, como una mujer joven, dotada de un cuerpo digno de
Afrodita y capaz de provocar el sadismo y la lujuria de sus asesinos”, advierte Maria Dzielska en Hipatia de
Alejandría (1), fuente principal de este artículo y el libro más riguroso sobre la pensadora.
Hipatia pertenece a una familia destacada de Alejandría. Su padre, Teón, científico muy conocido que
forma parte del famoso museo de la ciudad, escritor y filósofo interesado por textos herméticos y órficos.
La erudición de padre e hija se basa en sus eminentes predecesores alejandrinos, matemáticos y
astrónomos.
2. Maestra de un círculo intelectual
La filosofía es el otro interés de Hipatia. Gracias a los recuerdos expresados en la correspondencia de su
discípulo Sinesio de Cirene (2), sabemos mucho más sobre su docencia filosófica que sobre sus
investigaciones matemáticas y astronómicas. No conservamos obras de Hipatia. Lo que conocemos de su
docencia e investigación nos lo han narrado sus discípulos. Es posible que ella sea la editora de algunos
textos académicos, pero no lo sabemos con certeza.
En su hogar de Alejandría Hipatia crea un círculo intelectual formado por discípulos, algunos de los cuales
lo frecuentan durante muchos años. Estos jóvenes llegan de Alejandría, de otros lugares de Egipto, y
también de Siria, de Cirene y de Constantinopla. Proceden de familias acomodadas e influyentes; con el
tiempo alcanzarán destacados puestos civiles y eclesiásticos.
En torno a la maestra sus alumnos forman una comunidad basada en el sistema platónico de las ideas y
en lazos interpersonales. Llaman misterios a los conocimientos que les transmite su “guía divina”, y se
niegan a compartirlos con personas de rango social inferior, a las que consideran incapaces de
comprender cuestiones divinas y cósmicas.
Las clases privadas de Hipatia y sus conferencias públicas también incluyen matemáticas y astronomía,
que preparan la inteligencia para la especulación en niveles epistemológicos más elevados. En ocasiones
Hipatia participa en las actividades de la polis, y es una consejera estimada tanto por los funcionarios
municipales como por los imperiales que visitan Alejandría.
Hipatia posee gran autoridad moral; todas las fuentes concuerdan en que es un modelo de valor ético,
rectitud, veracidad, dedicación cívica y proezas intelectuales. La virtud más admirada por sus
contemporáneos es su autodominio o sofrosyne, que colorea tanto su conducta como sus cualidades más
íntimas; se manifiesta en la abstinencia sexual (permanece virgen hasta el final de su vida), la modestia
en el vestir (manto filosófico), la moderación en el modo de vida y una actitud circunspecta con sus
alumnos y con los poderosos.
3. Conflicto político y asesinato
En los años 414-415 Alejandría es testigo del conflicto entre el prefecto Orestes y el patriarca Cirilo.
Orestes –también cristiano– resiste obstinadamente los intentos de Cirilo de reducir el campo de acción
del poder civil. Se mantiene intransigente incluso cuando Cirilo intenta una reconciliación. Surgen
sospechas entre los partidarios de Cirilo de que Hipatia, amiga del prefecto, ha instigado y apoyado su
resistencia.
Los monjes atacan a Orestes, y los colaboradores de Cirilo difunden rumores acerca de los estudios de
Hipatia relacionados con la magia, hechizos satánicos, etc. El forcejeo entre el patriarca y el prefecto en
materia de poder político y de la influencia de la Iglesia sobre los asuntos seculares termina con la muerte
de la filósofa. En marzo de 415 una multitud de partidarios de Cirilo ataca la litera de la filósofa cuando
daba un paseo por la ciudad, la matan a golpes, y luego despedazan y queman sus restos.
Orestes no sólo renuncia a la lucha contra el patriarca, sino que abandona Alejandría para siempre. La
facción eclesiástica paraliza a sus oponentes por el miedo y pacifica la ciudad; sólo los concejales tratan –
con escasos resultados– de intervenir ante el emperador.
En la muerte de Hipatia se refleja también el carácter levantisco y exaltado de los alejandrinos, que en
aquella época dio lugar a otros crueles asesinatos de figuras públicas. Así, dos obispos impuestos a los
alejandrinos por la corte imperial fueron asesinados: Jorge de Capadocia, que en el año 361 fue atado a
un camello, despedazado y sus restos quemados; y Proterio, que en el 457 fue arrastrado por las calles y
arrojado al fuego. Igualmente, pocos años después del asesinato de Hipatia, en 422, el prefecto imperial
fue muerto en un tumulto.
4. Simpatiza con el cristianismo
No cabe interpretar la muerte de Hipatia como una consecuencia de la política antipagana emprendida por
Cirilo. En los primeros años de su patriarcado, Cirilo acaba simplemente con el templo de Isis en
Méneuthé, cerca de Canope, reemplazándolo por el culto de santos cristianos. No persigue a los paganos
en la misma Alejandría (aquí le preocupan más los heréticos y los judíos). Y hasta los años 420-430 –
tiempo después de la muerte de Hipatia– no lanza un ataque contra el pensamiento y las prácticas
paganas en su tratado Contra Iulianum, que refuta el Contra Galilaeos de Juliano el Apóstata.
En cualquier caso habría sido difícil atacar o perseguir a Hipatia en razón de su paganismo, porque a
diferencia de otros filósofos de la época no es una pagana activa ni devota. De hecho simpatiza con el
cristianismo y protege a sus alumnos cristianos. Dos de sus alumnos son consagrados obispos, entre ellos
Sinesio de Cirene, quien profesa verdadera veneración a su maestra. Los paganos y los cristianos que
estudian con ella se reúnen en un clima de amistad.
Durante el gobierno de Teófilo, el predecesor de Cirilo, la Iglesia no dificulta sus actividades en la ciudad,
en reconocimiento a sus ideas y a su posición. En consecuencia, los seguidores de Cirilo, privados de la
oportunidad de atacarla esgrimiendo su paganismo, tienen que acusarla de brujería, de magia negra.
5. No es “la última de los helenos”
No cabe, por lo tanto, llorar a Hipatia como “la última de los helenos” o mantener que su muerte supone
la desaparición de la ciencia y la filosofía alejandrinas. La religiosidad pagana no expira con Hipatia, como
tampoco lo hacen ni las matemáticas ni la filosofía griegas. Después de su muerte, el filósofo Hierocles
inicia una rama bastante notable de neoplatonismo ecléctico en Alejandría. Hasta la invasión de los árabes
los filósofos siguen elaborando las enseñanzas de Platón, de Aristóteles (cuya popularidad aumenta en
Alejandría durante aquel tiempo) y de los neoplatónicos desde Plotino hasta sus mismos contemporáneos.
De acuerdo con la tradición alejandrina, prosiguen los estudios de matemáticas y astronomía, de modo
que la escuela de Alejandría logra sus mayores éxitos a finales del siglo V y comienzos del VI. También el
paganismo perdura, y hasta cierto punto florece incluso, gracias a los “santos” del neoplatonismo que
combinaban la filosofía platónica tardía con el servicio ritual y sacerdotal a los dioses.
Hipatia se sitúa en el umbral de estos avances filosófico-religiosos del siglo V que atraen en gran medida a
los estudiosos actuales de la Antigüedad tardía. El círculo intelectual creado por ella en el siglo IV tiene la
misma meta fundamental que guiaba a los “santos” del neoplatonismo alejandrino del siglo siguiente: el
deseo constante de alcanzar la experiencia religiosa, ideal esencial de la filosofía.
6. El personaje en la leyenda
Hipatia aparece por primera vez en la literatura europea en el siglo XVIII, en la Ilustración, utilizada como
instrumento en las polémicas religiosas y filosóficas.
En 1720, John Toland, protestante, publica un largo ensayo histórico sobre Hipatia, o la historia de una
dama de gran belleza, virtud y sabiduría, a la que contrapone “el orgullo, la envidia y la crueldad del
arzobispo”. La réplica viene de Thomas Lewis que, escribe La historia de Hipatia, una desvergonzadísima
maestra de Alejandría, en defensa de san Cirilo.
También Voltaire en 1736 explota la figura de Hipatia para manifestar la repugnancia que le inspiran la
Iglesia y la religión revelada. En un estilo similar al de Toland, escribe Examen importante de milord
Bolingbroke o la tumba del fanatismo. Hipatia es asesinada, según Voltaire, porque cree en los dioses
helenos, las leyes de la naturaleza racional y la capacidad de la mente humana liberada de dogmas.
Las versiones reduccionistas de Toland y Voltaire sobre Hipatia marcan la génesis de una leyenda que
mezcla verdad y falsedad. Si hubieran consultado sus fuentes antiguas con más perspicacia, habrían
detectado en ellas una personalidad mucho más compleja. Esta “víctima de la superstición y de la
ignorancia” no sólo cree en el poder redentor de la razón; también busca a Dios a través de la revelación
religiosa. Por encima de todo, Hipatia es testaruda, posee una gran delicadeza moral, y defiende el
ascetismo tanto como los cristianos dogmáticos que Voltaire y otros presentan como implacables
enemigos de “la verdad y el progreso”.
Influido por la Ilustración, el británico Edward Gibbon elabora la leyenda de Hipatia en su obra magna
Historia de la decadencia y caída del Imperio romano (1776). Su representación encaja perfectamente con
su teoría según la cual la consolidación del cristianismo es la causa principal de la caída de la antigua
civilización.
7. Platón y Afrodita
Hipatia se convertirá también en el siglo XIX en un personaje literario. El francés Charles Leconte de Lisle
publica dos versiones de un poema titulado Hypatie, una en 1847 y otra en 1874. La admiración de este
autor por la excelencia de los griegos y las ideas helénicas acerca del mundo sobrenatural también
aparece en una breve obra dramática, Hipatia y Cirilo (1857). En ella encontramos la misma nostalgia
romántica por la Grecia antigua, donde la gente vivía en armonía con la belleza de la naturaleza divinizada
y en conformidad con las enseñanzas de sus filósofos (poemas de Hölderlin y clásicos del “humanismo de
Weimar” entre otros).
Los poemas de Leconte de Lisle se admiran y se leen mucho en el siglo XIX; y la imagen de una Hipatia
enamorada de las formas ideales del mundo visible –en contraste con las esferas cerradas del cristianismo
rígidamente dogmático de Cirilo– ha sobrevivido hasta nuestros días. Incluso en la actualidad tendemos a
asociar la figura de Hipatia con el verso de Lisle “Le souffle de Platon et le corps d’Aphrodite” (el espíritu
de Platón y el cuerpo de Afrodita).
Charles Kingsley, clérigo, novelista e historiador inglés, elabora su leyenda en un extenso libro titulado
Hipatia o los nuevos enemigos con rostro antiguo (1853). Tiene forma de novela romántica victoriana con
un fuerte componente anticatólico. Traducido a varios idiomas europeos, su liberal visión novelística de “la
última de los helenos” entretiene a muchos lectores de todo el mundo. Su retrato de Hipatia funciona
como símbolo de una civilización que desaparece, como la última víctima de la lucha por rescatar el
perfecto mundo griego de armonía, arte y metafísica, divinidad y materialismo, alma y cuerpo. Mucho más
que las narraciones de los autores anteriores, el libro de Kingsley promueve y mantiene la idea de que con
la muerte de la última idealista del helenismo desaparecen los valores griegos.
8. Mártir de la misoginia
En la segunda mitad del siglo XIX, los positivistas americanos y británicos presentan a Hipatia
básicamente como científica, como la última estudiosa del Oriente griego. Así J.W. Draper, científico
americano, considera a Hipatia una figura heroica en el conflicto entre dos poderes de la historia europea:
el espíritu libre que busca la verdad en el mundo material frente a la religión supersticiosa (representada
por la Iglesia) que esclaviza la razón.
De acuerdo con el espíritu de nuestra época, el italiano Carlo Pascal introduce en la tradición literaria de
Hipatia un nuevo elemento, al presentar su muerte como un acto antifeminista.
En 1978 Mario Luzi publica el drama historicista Libro di Ipazia, en el que interpreta la muerte de Hipatia
en términos cristianos. Hipatia se sitúa muy cerca de Jesucristo, y su sacrificio se convierte en martirio.
Los fanáticos que la asesinan no son los cristianos perversos retratados por Kingsley, sino los poderes
siempre presentes del mal y el crimen, inherentes a cualquier multitud. Las estructuras definitorias y los
conceptos de la Europa cristiana han florecido sobre la tierra fecunda de las convulsiones y dramas
alejandrinos, gracias al sacrificio de Hipatia, a pesar del fanatismo y la desesperación. La Europa cristiana
es la consumación del mundo antiguo. El drama de Luzi enriquece la escasa tradición de la presencia de
Hipatia en la literatura cristiana.
En Alemania, la reciente novela histórica de Arnulf Zitelmann Hypatia ha alcanzado un gran éxito de
público. En el epílogo el autor repite la afirmación hecha por otros: “El ataque a Hipatia marca el fin de la
Antigüedad”. Y añade: “Hipatia, la hija de Teón, fue la primera mártir de la misoginia que más adelante
llegaría al frenesí con la caza de brujas”.
9. La idealización del paganismo
El execrable asesinato de Hipatia se ha trasformado a partir de versiones tendenciosas en un arma
arrojadiza contra la Iglesia católica. Lo que fue un asesinato fundamentalmente político se ha convertido
en un atentado misógino y antipagano. Hipatia tampoco fue la última pensadora pagana, pues, aparte de
que más que pagana era neoplatónica y no anticristiana –uno de sus principales discípulos fue el obispo
Sinesio de Cirene–, el neoplatonismo siguió floreciendo en Alejandría, y reverdecería en la cristiana Italia
renacentista.
La sociedad grecorromana, profundamente esclavista, ha hecho grandes aportaciones a la historia de la
cultura universal, pero no era el paraíso de la libertad que con ingenuidad han presentado algunos autores
renacentistas y románticos. Precisamente el Renacimiento trató de rescatar lo más valioso de una cultura
en la que millones de personas sufrieron la esclavitud y los horrores de guerras emprendidas, en muchas
ocasiones, por la simple ambición de alcanzar el poder.
--------------------------NOTAS
(1) Maria Dzielska, Hipatia de Alejandría. Siruela. Madrid (2006). 160 págs. 18,50 €. Traducción: José Luis
López Muñoz.
(2) Sinesio de Cirene, Cartas. Edición de Francisco A. García Romero. Gredos (1995). 344 págs.

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