Culatas... - Armada Expediciones
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Culatas... - Armada Expediciones
HUNTERS AÑO XV- Numero 165 ´ EL ARMERO CULATAS… ¿DE MADERA O SINTÉTICAS? Roque Armada con el guía Jean la France nos muestra el rifle Blaser Off-Road del 300 Winchester Magnum con el que realizó esta cacería de caribúes en el norte de Quebec. Dada la cantidad de lluvia esperada siempre en el norte de Canadá, así como la continua humedad existente en las barcas en que se desplazaban para cazar, se eligió una culata sintética. Con ello se eliminaba la posibilidad de que una culata de madera absorbiese humedad y por ello se deformase y combase, cambiando las presiones entre cañón y culata y por ello pudiese cambiar el punto de impacto. Como se ve por el resultado, tanto el rifle como su culata cumplieron perfectamente con su cometido. 84 / HUNTERS Vamos a revisar los dos tipos de culatas más frecuentes hoy en día, que son las de madera y las sintéticas. Veremos las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas. Pero sobre todo veremos para qué destinos de caza en el mundo y porqué, nos pueden ser más útiles las culatas sintéticas, comúnmente conocidas como “de plástico”. No cabe duda que son feas y a los que amamos una bonita culata de nogal, nos cuesta acostumbrarnos a ellas. Pero tampoco les quepa duda de que en determinadas cacerías pueden ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. C POR ROQUE ARMADA omo muchos de los lectores de esta magnífica revista que ronden el medio siglo de edad, lo primero que he de reconocer es que me he criado entre culatas de nogal. Entre mis primeros recuerdos de niñez están las maravillosas escopetas de ojeo, entre las que crecí y adquirí el uso de razón. Esto que puede parecer un poco exagerado, se debe a que hasta los 10 años de edad, por una serie de enfermedades asmáticas y alérgicas, no puede vivir en Madrid. Por ello mis 10 primeros años de vida los pasé en el campo, en una finca de labor propiedad de mi familia, en la cual viví una infancia un tanto feliz, para un niño rodeado de ovejas, perros, caballos, burros y persiguiendo desde mi más tierna infancia perdices, conejos, liebres, alimañas y algún esporádico cochino, pues estos últimos entonces no eran muy frecuentes en aquella parte de La Mancha, donde pasé mi niñez. Pero lo que recuerdo con especial emoción era el día en que se daba –por invitación como era común en aquellos felices años 60– la cacería de perdices anual en aquella preciosa finca. Creo que tendría 4 o 5 años cuando se me permitió acompañar a mi progenitor a los puestos, con la condición de no moverme en absoluto. Junto con los cargadores y secretarios permanecía sentado y por mi escasa altura, mi cara quedaba justo al lado de las maravillas culatas de madera de las parejas de escopetas paralelas Aguirre y Aranzabal o Pedro Arrizabalaga, tratadas al aceite inglés, que entonces usaba mi querido padre. Curiosamente he de decir que mi primera asignación dineraria, cuando tendría 8 o 10 años, se me dio porque se me encargara de la limpieza de aquellas maravillosas parejas de escopetas, después de cada día de uso. Así pues las culatas de madera de nogal, el aceite de linaza y el pavón azulado, es algo que indudablemente está muy arraigado en mí persona, desde mi más tierna juventud. (ARMADA EXPEDICIONES) A los 7 años con motivo de mi primera comunión, aquel maravilloso progenitor que tuve me regaló la que sería mi primera arma, una escopeta Norica hecha en Eibar, de un cañón y perrillo superior, de cartuchitos del calibre del hoy casi desaparecido 9 milímetros. Su culata, por supuesto, era de madera y con ella hice numerosos recechos y esperas a conejos, gorriones, lagartos y sobre todo urracas. Para ello me hice inseparable compañero del alimañero que contratábamos en aquellos campos manchegos, para dejarlos limpios de todo tipo de animalejos, que entonces se conocían como alimañas y hoy están poco menos que elevados a la categoría de beatos, santos o benefactores de la Humanidad. Me especialicé en urracas y lagartos, ambos nefastos para los nidos de perdiz y recuerdo que por cada uno de las cuales que llevaba a casa recibía una peseta de recompensa. Ahora, con una sonrisa algo melancólica recordando aquellos tiempos felices desde mi silla de Armada Expediciones, llego a la conclusión de que mis primeros dineros fueron ganados como aprendiz de armero y de cazador profesional. Por supuesto, mi herramienta de trabajo era la Norica de 9 milímetros y tenía culata de madera. En aquellos años felices en los fríos inviernos de Cuenca, soñaba con futuras cacerías de búfalos, osos, leones o elefantes como muchísimos niños suelen soñar. He de decir que 40 años más tarde, gracias a mi trabajo como organizador de cacerías internacionales, he tenido la suerte y el privilegio de que muchos de esos sueños se hayan hecho realidad. Algunos rifles con culata de madera Los años fueron pasando, estudios, carreras, primeros trabajos, pero aquella semilla de mis años campestres germinó en una tremenda pasión por la caza y las armas, muy difícil de contener. Con mis primeros sueldos, digamos “serios”, recuerdo que compré un rifle y con ello dejé de ser prestatario de los rifles que HUNTERS / 85 Roque Armada, su cuñado Pascual Churruca, marqués de Espinardo, y Bernardo Gómez-Arroyo nos muestran un precioso Mauser 66 del 300 Winchester Magnum de madera de nogal escogida, mientras toman una copa de licor de amarula al amor de un fuego de campamento en África. Hasta los años 80 las únicas culatas disponibles que había eran de madera. Sin duda son más bonitas y cálidas que las de plástico, y son adecuadas para climas secos y en algunos destinos como un safari africano además están más acordes con las tradiciones. Sin embargo, como veremos, tienen varias desventajas respecto a las sintéticas, especialmente cuando nos enfrentamos a duras cacerías de montaña y más aún en climas húmedos y lluviosos. había por casa y que cogía prestados de mi padre o hermanos, para acudir a todo tipo de monterías y recechos, que iba teniendo la suerte de poder ir. Dada mi absoluta preferencia por el rececho y la caza en montaña, la elección fue un precioso Manlicher stutzen del 270 Winchester y doble gatillo al pelo, que aun sigo teniendo. Se hizo un inseparable compañero en aquellos primeros años persiguiendo corzos y rebecos, a cuyas cacerías me invitaban mis adorables primos asturianos, en aquel paraíso familiar de la caza en montaña, que fue el coto Peloño, en el concejo asturiano de Ponga. Nunca agradeceré lo suficiente las magistrales lecciones de rececho en montaña, que aun siendo casi un niño recibí de mis queridos primos Álvaro y Jaime Velasco y de aquel guarda mayor, casi legendario que se llamó Pedro Alonso, Pedrín. Tristemente todos pasaron ya a los Eternos Cazaderos de Manitú donde no creo que estén mal, pues como magníficas personas que eran les habrán asignado un cuartel querencioso y ya tendrán localizados algún Rupicapra celestialis y estarán viendo si entrarle por “la collada de las bedules” o por “les hayes tiraes”. Por supuesto, la maravillosa culata del Manlicher, como manda la tradicion de la casa austriaca, era de tipo stutzen, es decir de madera hasta la boca, terminada en un pico de pato o scchnabel que me hicieron por encargo. Por supuesto también, el material no podía ser otro que un magnífico nogal turco, terminado al aceite de linaza. Un maravilloso 416 Rigby con acción Mauser 98 Johansen y culata de raíz de nogal turco de primera calidad, hecho por encargo por los artesanos de la Armería de Madrid. Desde niño me he criado entre culatas de bonita madera de nogal, terminadas al aceite inglés, lo cual hace que sienta por ellas una atracción y preferencia indiscutible. En determinados destinos como un safari africano, será difícil de superar una buena culata de nogal como ésta, presentada sobre un bonito chaleco tradicional de safari. Sin embargo muchas cacerías por el mundo, me han enseñado las múltiples ventajas que para determinados destinos y climas ofrecen las culatas sintéticas. 86 / HUNTERS Las culatas sintéticas, aparte de sus ventajas en climas húmedos y lluviosos, suelen venir unidas a cañones de acero inoxidable, también muy aconsejables en esos climas. Aquí vemos un diminuto y manejable Remington Seven del 7-08 que llevé para probarlo a una cacería de corzos en Hungría. A pesar de sus ventajas en climas húmedos, estos cañones inoxidables dan muchos reflejos y los americanos lo suelen resolver con un bote de pintura negra o camuflaje. Yo no he conseguido aun acostumbrarme a estos extremos y por ello este diminuto y manejable Remington lo acabé cambiando por un Blaser Off-Road también con culata sintética, pero con cañón negro mate, aunque con un fuerte tratamiento anticorrosión. Después y según mis posibilidades económicas aumentaron, varios rifles siguieron al venerable Manlicher, un Mauser 66 del 300 Winchester Magnum, un venerable Mauser con acción 98 del 9,3x62 que por fin me hizo dejar de pistear cochinos heridos, un precioso monotiro Blaser Luxus, lleno de grabados de corzos y rebecos, las especies a las que he dedicado más horas de caza, que a todas las demás juntas… Pero lo que hacia comunes a todas aquellas armas era que sus culatas eran de preciosa madera de nogal. Aparición de las nuevas culatas No recuerdo bien cuando fue, pero pudo ser a mediados de los 80, cuando empecé a ver en las revistas de caza internacional que entonces devoraba con fruición, una horribles armas con culatas de plástico y cañones plateados, que utilizaban los cazadores norteamericanos. Era obvio que con una niñez pasada entre maravillosas culatas de madera de nogal, esos horribles plásticos me parecieran la cosa más fea y la mayor horterada que había visto en mi vida. Una vez que empecé a trabajar en el negocio de la caza internacional, las salidas se empezaron a multiplicar y el contacto con cazadores americanos también. Los prácticos y duros cazadores del otro lado del Atlántico me empezaron a hablar de innumerables ventajas que yo desconocía de esas horribles culatas de plástico, pues yo hasta entonces sólo pensaba que su única ventaja era el ser más ligeras. La primera vez que empecé a sentir la necesidad de esas culatas, fue en mi primera cacería de alces y caribúes en el norte de Columbia Británica, en las Montañas Rocosas del oeste de Canadá. Acompañando un grupo de buenos cazadores españoles cazamos muy duro a caballo, en ese durísimo terreno, durante 10 largos días, en los cuales no paró ni uno de llover. Aquellos lectores de esta revista que conozcan esas cacerías en el noroeste de América, sabrán a lo que me refiero cuando digo llover. Cuando llueAquí vemos los dos extremos de culatas que hay en la actualidad. Arriba un precioso 375 H&H con acción Mauser 98 hecha por Johansen y seguro de aleta, con culata de nogal turco seleccionado y hecho a medida por la Armería de Madrid. Abajo un Rifles inc. del 270 WSM ultraligero, con cañón de acero inoxidable y culata sintética. La de nogal es indudablemente más bella, agradable al tacto y a la vista y mucho más tradicional. La de plástico es absolutamente estable a los elementos, especialmente al agua y la humedad, más ligera, más resistente y su cañón es inoxidable. Ninguno de los dos conceptos de rifle tiene que ser mejor que el otro, y cada uno tendrá su lugar según el tipo de cacería en que lo utilicemos. Pero sin duda en determinados destinos de caza muy duros, muy húmedos y con poca posibilidades de limpieza del arma, la culata de plástico tiene indudables ventajas sobre la de madera, y puede significar la diferencia entre el éxito o el fracaso de esa cacería. HUNTERS / 87 Las cacerías a caballo del oeste de Canadá tienen una belleza inigualable, pero son durísimas para los rifles. Las continuas lluvias y roce con las sillas de montar y los árboles pueden arruinar una culata de madera y hacerla irreconocible en apenas 6 o 7 días de caza. Si usted lleva una funda completa adaptable a caballo y en la que quepa su rifle como la que se ve en la foto, podrá defender su rifle algo, pues las que tienen ahí están generalmente diseñadas para rifles planos de palanca y difícilmente podrá meter su rifle con anteojo. Estas cacerías a caballo junto con las de montaña en Alaska y Canadá, siempre bajo continua lluvia y humedad, es donde las ventajas de las culatas sintéticas brillan sobre las de nogal. ve en Canadá, llueve de verdad, de una manera que haría que se suspendiera sin dudarlo, cualquier montería, ojeo de perdices o rececho en España. Pero eso es una idea que ni pasa por la cabeza de un duro guía de las Montañas Rocosas. Ante tu asombro ves que se ponen sus amplios sombreros de ala ancha Stetson, sus largas gabardinas de plástico hasta las rodillas Helly Hansen y sus botas de cuero y goma Sorel. Sin dudarlo, se suben a caballo mientras te dicen que les sigas, para llevarte en una agotadora jornada a caballo de 10 o 12 horas rompiendo monte y aguantando agua, a recechar alces, osos o caribúes. Lo peor es cuando en las trochas de caballo cruzan las espesuras de esos pinos llamados Spruce absolutamente cuajados de agua, de modo que cuando los atraviesas ésta te cae encima, como si te rociaran con una manguera a presión. En aquella primera cacería canadiense, aun no había descubierto la importancia de llevar una funda para rifle hecha a medida, en la que quepa tu rifle y que se adapte a la silla de montar. Ellos tenían unas fundas tradicionales –que en inglés se llaman saddle scabbard–, diseñadas para sus planos rifles de respeto de palanca, de calibres contundentes como 45-70 y que llevan para cubrirte con los osos heridos. Pero en las que los Blaser, Sauer y Manlicher que llevábamos, con grandes anteojos Zeiss y Svarovsky, no cabían ni 88 / HUNTERS Reciente cacería de carneros de Dall en las montañas Wrangler del sureste de Alaska. El rifle elegido para esta durísima cacería fue un Blaser Off-Road de culata sintética del 270 Winchester, con un ligero anteojo Swarovsky 2,5 a 10x42 de 25 mm de diámetro de tubo, un conjunto corto, ligero y extraordinariamente preciso, con las balas Remington Accutip de 130 grains. En esta cacería tuvimos un clima súper húmedo con continuas lluvias y nieve y una culata sintética ofrece más ligereza, dureza y resistencia que una de madera. Pero sobre todo y lo más importante es su absoluta estabilidad frente a la humedad y por ello es imposible que se combe o deforme variando presiones entre los tornillos y el encamado entre el cañón y caja que pueden hacer variar la puesta en tiro y por ello pueden arruinar esta difícil cacería. Obsérvese dos detalles importantes en estas cacerías como son la cinta aislante que tapa la boca del cañón y evita la entrada de barro en una tonta caída y el anteojo protegido con una funda de neopreno para preservarlo de golpes que puedan hacerlo variar. Mario Migueláñez nos aporta esta foto en la que muestra sonriente el precioso buey almizclero que cobró en Groenlandia. Mario, con su formación en Estados Unidos, comprendió hace tiempo las ventajas de las culatas sintéticas sobre las de madera, para climas húmedos y duros como el que tuvo que aguantar en esta cacería. Incluso le gustan las terminaciones en camuflaje de las culatas, que también tiene ventajas, como la carencia de cualquier brillo o reflejo delator y la facilidad de reparar la culata después de una de estas durísimas cacerías con un poco de pintura. por asomo. Por ello, los trasportábamos colgados del hombro, con lo cual el estado en que acabaron sus preciosas culatas de nogal al aceite, después de esos 10 días de continuas duchas y roce con los árboles, es casi imposible de imaginar. Esos preciosos nogales seleccionados de los Blaser Luxus que llevaban algunos de mis compañeros, parecían un palo blanco de una escoba según sale de una serrería. Cerrojos, cañones y tornillos de las monturas presentaban óxido, a pesar de que intentábamos limpiarlos cada noche con un trapo y aceite, dentro de las húmedas tiendas de campaña en que dormíamos. Claro que tampoco podíamos dedicar mucho tiempo a esta actividad, pues necesitábamos ese tiempo para curarnos rozaduras y moratones, tomarnos todo tipo de pastillas para luchar con los diversos dolores que sentíamos y secarnos nosotros mismos y sobre todo la ropa empapada, después de esas agotadoras jornadas –casi submarinas– a caballo de a veces 10 horas de duración. Recuerdo que uno de los cazadores, desmontando su anteojo, pudo meter con bastante trabajo su Blaser Lusux con preciosos grabados de venados y jabalíes, en la estrecha funda para rifle de palanca de su caballo. Pero el remedio fue peor que la enfermedad, pues al final de la cacería los grabados casi habían desaparecido, del continuo roce con el cuero, los árboles y el movimiento de la panza del caballo, como si los hubiesen lijado con papel de esmeril. La necesidad de una culata sintética Pero lo que realmente me hizo empezar a plantearme las ventajas de las culatas sintéticas, fue que en ese viaje me pasó la mayor maldición, tabú o yu-yu que le puede ocurrir a un rifle por causa de la humedad. Después de ocho duros días de caza, pude tirar un precioso caribú de montaña al que entré muy bien a caballo hasta unos 250 metros, un tiro bastante sencillo para un animal de ese tamaño. Usaba un viejo Santa Bárbara que tiraba divinamente, del 7 mm Remington Este caribú de montaña del norte de British Columbia hizo que me diera cuenta de la utilidad de las culatas sintéticas. Después de ocho días de caza, bajo continua lluvia y humedad en los campamentos, pude tirar este caribú. Parecía un tiro relativamente fácil a 250 metros con el preciso Santa Bárbara 7 mm RM que llevaba y conocía divinamente. Pero para mi verguenza, con nueve tiros sólo logré romperle las manos y las patas, pues todos los tiros fueron muy bajos. Cuando revisé el rifle observé que la culata de madera aligerada, afinada y terminada al aceite de linaza, había absorvido humedad, se había combado y presionaba fuertemente con el guardamanos en la zona del cañón, que antes era flotado. Esta presión había cambiado totalmente la puesta en tiro y ahora el rifle tiraba un metro bajo, lo cual casi me hace volver bolo a España, después de muchos esfuerzos. Con una culata sintética, que es absolutamente estable al agua, eso nunca hubiera pasado, siento esta su principal ventaja y no su menor peso, como mucha gente erróneamente cree. HUNTERS / 89 Roque Armada acompañó y asesoró a uno de sus grupos este verano en Alaska y muestra uno de los espartanos campamentos volantes en que dormían. Las ventajas de las culatas sintéticas en estas cacerías de Norteamérica en las que llueve continuamente, brillan por sí mismas. Por las noches en estos duros campamentos no tendrá muchas ganas, y a veces ni fuerzas, de estar limpiando su arma y eso suponiendo que haya llevado los materiales necesarios para ello. Además le producirá una gran tranquilidad de espíritu, pues no verá como cada día se arruina su rifle de madera al aceite y pavón. Con un rifle de culata sintética evitará una preocupación más. Magnum, cuya burda culata original al barniz había sido afinada, lijada, y terminada al precioso aceite inglés, con muchísimas capas dadas a mano por un artesano armero de Madrid. Dado lo justito del calibre y pensando en los alces, busqué la bala más pesada y de mayor control de expansión que había para el 7 mm RM. Elegí la magnífica Trophie Bonded Bearclaw de camisa soldada al núcleo, cargada por Federal de 175 grains y con el rifle puesto a 7,5 centímetros sobre cero a 100 metros, a 230 prácticamente me daba un cero. Sin embargo, el primer tiro pegó al caribú muy bajo, rompiéndole ambas manos justo por encima de las pezuñas, un tiro nefasto, pero que afortunadamente inmovilizó al pobre animal, aunque no lo tiró al suelo. Repetí varias veces y los tiros seguían igual de bajos, le destrocé las patas delanteras y gasté nueve de las diez balas que llevaba. Un triste espectáculo, realmente dantesco y que para mi vergüenza, nunca olvidaré. Al final con mi última bala, cuando me dí cuenta de lo que pasaba, tuve que tirar apuntando 50 centímetros por encima de la cruz del caribú, para poderlo derribar, y aun así lo tuvimos que rematar cortándole el cuello con el cuchillo de mi guía, por falta de balas. Sus rifles con culata de madera serán magníficos, además de tradicionales, en un safari en África, donde la humedad es inexistente y siempre usted, o alguien del numeroso staff del campamento lo limpiará cada noche. El problema en África puede ser el polvo que se acumule en la acción pero creo que en los safaris africanos las culatas sintéticas no presentaran prácticamente ninguna ventaja sobre una culata de nogal. Incluso una culata sintética si está asociada a un cañón de acero inoxidable puede ser contraproducente en un blind de leopardo o león, donde tendría que tener mucho cuidado con los posibles reflejos del sol en el cañón. Esto los americanos lo resuelven pintando el cañón con pintura negra mate pero también se puede utilizar cinta aislante de camuflaje o un simple saco de arpillera, pero en general en África estará bien servido con un rifle con culata de madera. 90 / HUNTERS Ante semejante y vergonzosa chapuza no salía de mi asombro, pues el rifle cuando lo probamos a la llegada al campamento en Canadá, como aquellos que me conocen saben que hago siempre y meticulosamente, tiraba perfectamente y no había variado para nada en el largo viaje en avión. Al día siguiente pude comprobar con calma que el rifle tiraba más de un metro bajo. Intentando buscar una explicación, revisé el rifle de arriba a bajo y descubrí que la madera del guardamanos, que en España era flotada y no tocaba para nada con el cañón, había absorbido humedad y se había deformado y combado y ahora contactaba con el cañón y además con bastante presión. Esta presión había movido el anclaje del cañón en la caja de madera y sus vibraciones al tirar y había cambiado el tiro totalmente, respecto a la puesta en tiro original. Afortunadamente, el tiro se había desviado recto hacia abajo, con lo cual aunque de una manera vergonzosa, había podido cobrar mi pobre caribú, pues si no me hubiera vuelto bolo a España, después de una durísima cacería. En el avión de vuelta a casa empecé a pensar que esas feísimas culatas sintéticas, que tan poco me gustaban, después de todo, tal vez tuvieran alguna utilidad. Ahora, 10 años después, no podría ir a ninguna cacería en la que espere continua lluvias y humedad, tipo Norteamérica, bien sea en Canadá o en Alaska, sin mi Blaser Professional Off-Road, con culata de plástico. Ventajas de las culatas sintéticas Pues esta es la principal y mayor ventaja de las culatas sintéticas, y no su menor peso, como mucha gente erróneamente cree: Su absoluta estabilidad frente a la lluvia y a la humedad. Cualquier culata de madera, después de varios días sometidos a continua lluvia y humedad, como suele ocurrir en cualquier cacería en Alaska y Canadá, puede y suele absorber humedad. Esto puede producir deformaciones de la madera y por ello tensiones extrañas en los tornillos que la unen al metal. Para este íbex alpino en Austria elegí mi viejo Manlicher Stuzen del 270 Winchester con las balas que mejor agrupan en él y con las que he cazado muchísimos corzos y rebecos, las Winchester Power Point de 130 grains. Como en África, en las cacerías europeas estará bien servido por un rifle con culata de madera y además estará acorde con la larga tradición cinegética de países como Austria. Aunque puede hacer mal tiempo y llover, estas cacerías no suelen durar más de dos o tres días y además se suele dormir en un cómodo hotel o refugio de caza caliente y seco. Por ello sus culatas de madera se secarán por la noche y en general en esos pocos días no habrá tiempo de que absorban mucha humedad, se comben, aparezcan presiones extrañas entre hierro y madera y por ello puedan perder la puesta en tiro original. O peor aun, como me ocurrió a mí, que se combe, produciendo presión entre el cañón y el guardamanos y acabando con el flotado del cañón. Y esto suele producir generalmente desastrosas variaciones en la puesta en tiro. Las culatas sintéticas son absolutamente estables al agua y, por tanto, indeformables por la humedad y eliminan totalmente este problema. Es verdad que hay rifles, sobre todo americanos, con maderas terminadas al barniz con poliuretano, tipo el que se usan en los parquets de las casas. Pero si llueve lo necesario y durante el tiempo suficiente, acabarán absorbiendo humedad por sus tornillos y el interior de sus cajas y esta humedad producirá las mencionadas, deformaciones y torsiones entre el acero y la madera. Con las culatas sintéticas, este problema simple y llanamente no existe. Tampoco nos hará gracia ver cómo nuestra preciosa madera al aceite queda blanquecina e irreconocible después de una de estas cacerías. Ni nos hará felices encontrar óxido en cerrojo, monturas y tornillos, por lo cual los cañones de acero inoxidable, generalmente unidos a esta culatas, también son una importante opción a considerar. Aun así he de decir que no me ha conseguido acostumbrar a su brillo, aunque esto los americanos lo resuelven con un simple bote de pintura negra o de camuflaje en spray. Yo no he llegado a ese extremo y aunque acepto las culatas sintéticas, prefiero cañones con modernos tratamientos antióxido tipo teflón, que casi igualan a los de acero inoxidable en resistencia, pero son de color negro. Puede que aun así se oxiden algo, pero eso se lo puede resolver un armero en Madrid y no le va a arruinar una cacería, mientras que la deformación de la madera, sí puede arruinársela. Además las culatas sintéticas suelen ser mucho más duras y resistentes que las de madera. Una culata sintética, con mezcla de un durísimo componente llamado kevlar, suele ser más dura y a la vez algo flexible, que una de madera, especialmente en el punto crítico de la garganta y alrededor del cargador y la acción. El problema de la madera es que enseguida pierdes fuerza en cuanto un armero artesano empieza a adelgazar para aligerar. Cualquier culata ultraligera de madera es Jesús Montaner, de Huesca, nos muestra el precioso oso que cobró en Kamchatka. Para esta dura cacería eligió su Blaser Off-Road con culata sintética del 7 mm Remington Magnum, con el que ha cobrado una de las mejores colecciones de sarrios de España, en su querido Pirineo. Aunque el calibre puede parecer corto para estos descomunales osos, fue una buena prueba de que conocer un arma, dominarla y por ello colocar los tiros en su sitio, puede suplir perfectamente las carencias teóricas de potencia que un rifle y cartucho puedan tener. Dado que esta cacería duró 14 días y el clima de Kamchatka es superhúmedo y lluvioso, idéntico al de Alaska, eligió una culata sintética que le ofrecía toda la estabilidad, dureza y solidez necesaria para garantizar y conservar la puesta en tiro original. Además conseguía evitar las preocupaciones –en definitiva tranquilidad de espíritu– que hubiera tenido si hubiese llevado uno de sus magníficos rifles de madera. Con seguridad en Kamchatka siempre estará mejor servido con rifles de culata sintética. HUNTERS / 91 Para este bonito urial cobrado en el noroeste de Irán, justo al lado de la frontera de la ex-república soviética de Turkmenistán, se utilizó un rifle Christensen del 30-378 Weatherby con balas Nosler Accubond de 180 grains con culata sintética de carbono. Es excesivo en potencia para un carnero de 80 kilos, pero también tiramos varios cochinos descomunales para los cuales sí era adecuado. En general, el tiempo en Irán por la altura a la que se caza es frío pero muy seco. Por ese clima seco y frío no es tan aconsejable una culata sintética como podría ser en la lluviosa Kamchatka. Puede proporcionar tranquilidad de espíritu ante el mal trato, pero con el seco clima de esas alturas sería raro que una culata de madera absorba humedad, se combe y pierda la puesta en tiro. Si tiene un rifle con culata de madera que le guste y que tire divinamente, creo que lo podría llevar sin demasiados problemas a Asia Central. muchísimo más frágil de una similar de material sintético con refuerzo de kevlar. Y he visto demasiadas culatas rotas, especialmente al salir de los maletines rígidos en los viajes en avión, para no considerar esto una importantísima ventaja, especialmente para una lejana y complicada cacería internacional. Otra ventaja, aunque mucho menos importante, de las culatas sintéticas es que “pueden” ahorrar peso. Noten que he escrito pueden entre comillas, porque esto –que siempre se ha considerado su ventaja– no tiene por qué ser así. Una culata sintética con refuerzo de kevlar, moldeada en una pieza, suele ser algo más ligera que una de madera normal. Sin embargo, una buena culata de madera hecha y aligerada por un buen armero que conozca su oficio, también puede ser más ligera que una sintética. Además habría mucho que hablar sobre la ventaja de los rifles ultraligeros hoy tan en boca, pues es mucho más difícil con ellos estabilizar la puntería, se encabritan y, por ello, a veces tiran realmente mal, pero de esto ya hablaremos en otra ocasión. Otro punto a considerar es que las culatas sintéticas son totalmente mates y no dan ningún brillo. Esto en determinadas cacerías como un aguardo en un blind, tras un leopardo de prodigiosa vista, nos 92 / HUNTERS En las cacerías de Alaska y oeste de Canadá es donde más ventajas tienen las culatas sintéticas. En esta foto estamos siguiendo el rastro reciente de un descomunal oso pardo en la península de Alaska, que se cobró poco después. Además de la continua lluvia que cae todos los días, las botas hasta la cadera nos recuerdan los continuos vadeos de arroyos y subidas y bajadas de barcas de caza, en las cuales nuestro rifle puede acabar incluso sumergido. Por ello las condiciones son de máxima humedad y la estabilidad de las culatas sintéticas nos garantizará que no absorban humedad, ni se comben y por ello puedan variar su puesta en tiro. Además no veremos destrozarse un precioso rifle de madera día a día si hubiésemos tenido la mala idea de llevarlo, lo cual nos dará siempre una gran tranquilidad de espíritu. Hágame caso y especialmente cuando se enfrente a los brutales climas de Alaska y Canadá no lo dude y hágase con un arma de culata sintética, pues de ello puede depender incluso el éxito de la cacería. puede delatar y costarnos ese dificilísimo trofeo. De hecho muchas de ellas están pintadas de colores mates de camuflaje con lo cual en este campo, son insuperablemente mejores que una madera al aceite. Además, en caso de que en una dura cacería le hagamos cualquier tipo de rayado o marca, se resuelve en cinco minutos con un poco de pintura. Aun así estos camuflajes también son demasiado para mi y con un buen acabado negro o verde oliva, es lo máximo que puedo aguantar por ahora. Aunque nunca hay que decir “de este agua no beberé” y en esto de las culatas, soy el primero en reconocerlo. Estamos viendo que esas culatas, que tan feas nos parecían en un principio, tienen numerosos ventajas, sobre todo para largas y duras cacerías internacionales. Son estables a los elementos –especialmente a la humedad–, mucho más resistentes, pueden ser más ligeras, carecen de brillos delatores y son fáciles y baratas de reparar. Tranquilidad de espíritu Pero hay otra ventaja menos evidente, que es importantísima y consecuencia de las anteriores: tranquilidad de espíritu. Muchas cacerías en Asia Central y Norteamérica son demoledoras para su arma. Bueno, también para usted, pero hoy no estamos hablando de eso. Se desarrollan en climas durísimos y, especialmente en América, suele llover hasta límites imposibles de imaginar. Generalmente, por las noches en los duros campamentos volantes no tendrá muchas ganas y a veces ni fuerzas de estar limpiando su arma, y eso suponiendo que haya llevado los materiales necesarios para ello. En esos horribles climas si usted ha llevado un precioso rifle de madera al aceite y bonito pavón azulado, puede llegar a estar muy preocupado por el mismo. Cada día descubrirá cómo se va deteriorando y arruinando su precioso y a veces carísimo rifle y si usted ama las armas como yo, le puede llegar a preocupar seriamente. Con un rifle de culata sintética no tendrá que preocuparse para nada por él. Incluso si como a mí no le gustan, cada nuevo arañazo con las rocas no le afectará, pues si lo hiciese en su rifle de precioso y veteado nogal turco, le podría doler más que si se lo hiciese en su piel. Con una culata sintética evitará una preocupación más y le aseguro que sé de bastantes cacerías en las que va a tener suficiente con preocuparse de usted mismo y de conseguir su trofeo, como para añadir una preocupación más a la lista. Apenas hace unos meses he regresado del sureste de Alaska, de las montañas Mario Migueláñez muestra orgulloso el magnífico carnero de Dall que cobró este verano con un buen tiro a casi 300 metros en las montañas Wrangler de Alaska. Su rifle Blaser Off-Road del 300 Winchester Magnum cumplió perfectamente su cometido, con una buenísima bala Nosler Partition de 180 grains. Durante su cacería le llovió continuamente, pero su Blaser sintético con terminación de camuflaje le garantizó la absoluta estabilidad ante la humedad, por lo cual conservó perfectamente la perfecta puesta en tiro que habíamos hecho juntos en Madrid y que le permitió realizar este dificilísimo tiro. Además su terminación de camuflaje le garantizaba la absoluta discreción para evitar un reflejo delator ante la magnífica vista de los Dall, que puede arruinar esta difícil cacería. Wrangler, de acompañar a un grupo de buenos amigos a una durísima cacería de carneros de Dall y mountain goat. El clima fue asquerosamente húmedo en siete de los nueve días de caza. Los campamentos volantes eran pequeñas tiendas de campaña sin ningún tipo de estufa, ni posibilidad de hacer fuego pues en las laderas de glaciares donde buscábamos los carneros, no crecían árboles con los que conseguir leña. Si a esto le sumamos las descomunales mochilas que se usan para mover el campamento, comprenderán que por las noches nos quedaban muy pocas ganas de limpiar los rifles. Cenábamos unos curiosos sobres de comida deshidratada, a los que se añade agua hirviendo y te los comes con una cuchara de plástico desde el sobre. Después de la cena del sobrecito de marras, para lo único que te quedaban fuerzas era para intenta secar tu húmeda ropa, lo que no era nada fácil, y meterte en el saco de dormir. Si hubiésemos llevado rifles de madera, no quiero ni pensar como estarían al cuarto o quinto día de aguantar lluvias y nevadas continuas. Súmele arrastrarse continuamente por pedrizas para entrar a los elusivos Dall, cruzar torrentes con el agua por las rodilla, trepar increíbles glaciares y atravesar bosques cuajados de agua, que te caía como si estuvieras en la ducha. Se podrá imaginar que no es la mejor cacería para una preciosa y carísima culata de madera de raíz nogal turco, con un bello veteado y terminada al aceite inglés. Eso si descartamos la horrible, pero absolutamente real posibilidad de que se combasen y afectasen a la puesta en tiro a la hora de la verdad, a un elusivo carnero a 250 metros, después de ocho días de durísimos esfuerzos. Los cuatro cazadores del grupo llevamos rifles Blaser Off-Road con culata sintética y he de reconocer que aunque con alguna nueva cicatriz, cumplieron su cometido y acabaron la cacería bastante más enteros que sus dueños. Destinos más apropiados para cada culata Hágame caso y reserve sus rifles con culata de madera para cortas cacerías y sobre todo donde no espere lluvia y humedad. Llévelos a una elegante montería, donde una culata de plástico resultaría horterona y casi insultante, y por mucho que se moje siempre tendrá al menos una semana para secarse calentita en el armero de su casa, hasta la próxima ocasión. Sus rifles con culata de madera serán magníficos, además de tradicio- nales, en un safari en África, donde la humedad es inexistente y siempre usted, o alguien del numeroso staff del campamento lo limpiará cada noche. Llévelos a cacerías y recechos europeos, de pocos días de duración, y donde dormirá en un cómodo hotel o un precioso refugio alpino y tendrá siempre un sitio y tiempo para limpiar y secar su arma. Incluso llévelos a una cacería ártica de oso polar o buey almizclero, pues al contrario de lo que parece a 30º bajo cero la humedad es inexistente. Ahí el problema sería desengrasar el cerrojo y el percutor con tricloroetileno, para evitar que la grasa del percutor del rifle se congele y le impida disparar. Pero cuando se enfrente a las brutales cacerías de montaña asiáticas o americanas y especialmente en los súper húmedos y lluviosos climas de Kamchatka, Alaska y Canadá, con sus espartanos campamentos volantes, hágame caso y plantéese seriamente hacerse con un rifle de culata sintética. Le aseguro que aunque sean feas y le cueste acostumbrarse a ellas, como a mi me ha costado, pueden ser la diferencia entre el éxito o el fracaso, de esas carísimas cacerías. Además no le quepa duda de que la tranquilidad de su espíritu se lo agradecerá. Un abrazo y buena caza. H HUNTERS / 93 SUSCRÍBASE A: HUNTERS CAZADORES SIN FRONTERAS PARA 1 AÑO (12 NÚMEROS CON 25% DTO.) POR 48,60 € 25% 25 % RELLENE ESTE CUPÓN Y ENVÍELO A HUNTERS,Y RECIBIRÁ EN SU DOMICILIO LA REVISTA SEGÚN LA OPCIÓN ELEGIDA Según la ley 15/1999 de protección de datos personales, los datos que Vd. nos facilita serán incluídos en el fichero de MC Ediciones, S.A. para la gestión de la relación comercial con Vd. Los datos facilitados son estrictamente necesarios, por lo que su cumplimentación es obligatoria. Asimismo, Vd. consiente expresamente a MC Ediciones, S.A. para recibir comunicaciones comerciales de sus productos y servicios, así como de productos y servicios de terceros que puedan resultar de su interés. 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