Reportaje sobre Carlos Quílez al Que Leer (3/4/13)

Transcripción

Reportaje sobre Carlos Quílez al Que Leer (3/4/13)
GARLOS
UILEz.
t
El "rock and
roll" se lleva por dentro
Visitamos al autor de "Cerdos y gallinas" (Alrevés) en su despacho de la Oficina
Antifraude de Catalunya para conocer su faceta de investigador, la misma que le ha
llevado a cambiar la Harley por una Vespa y la chupa de cuero por una corbata...
aunque el hábito no hace al monje. texto ANToNro etños fotos MARTA cAlvo
a Oficina Antifrau de Catalunya es rara. Se trata de un
edificio nuevo y robusto, de
y cristales tintados,
situado en un sitio como equivocado,
entre la Estació del Nord y el turístico
A¡c de Triomf. Está a tiro de piedra
del Chinatown barcelonés, una zona
huérfana de oficinas, de funcionarios,
de lustre público, vamos. Pareciera
granito
que la OAC quisiese iugar aTheWire,
la mítica serie televisiva en la que
los policías vigiìaban a los com.rptos
desde almacenes a trasmano y locales
de poco tránsito.
Visito Antifrau (OAC) no
como
imputado ni como denunciante. Y
penq no se crean. Hoy en día,
si no apareces en algun informe de
la UDEF o el segurata de un banco
es una
historia
se titula Cerdos y gallinas, y, si
no conociésemos aì autor, tendíamos
la obligación de colocar el libro al lado
de los de Nostradamus y Octavio Are
ces. Lo digo porque la trama sobre escuchas policiales, com.rpción política
y tensión interpolicial parece extraída
de la prensa de pasado mañana. Lo
mejor que podemos decir es que Quí
lez sabía lo que se nos venía encima y
ha tenido el tacto de explicarnoslo a
través de una entretenidísima novela,
en lugar de en una de esas filtraciones
ful de alguna prensa del Reino.
Carlos Quílez ha pasado muchísimos años en ìa Cadena Ser y sabe del
bullicio de redacciones, tugurios, juzgadosi comisarías y otros sinónimos.
Pero ahora es director de a¡ráìisis de
la OAC. Para entrar en su despacho
suizo no te deia entrar con calcetines
blancos, es que no eres nadie.
Pero en este caso voy en busca de
su director de análisis, el veterano pe
riodista y novelista de creciente fortuna Carlos Quílez. Quílez ha publicado
la nueva novela de su álter ego litera-
fuese una zarigüeya en un bodegón
rio, la periodista Patricia Bucana. La
barroco.
hay que poner la acreditación en un
aparatejo de esos que hacen åþ y
trabaja en un pulcro y aséptico despacho. No lleva la chupa, lleva corbata,
aunque su físico de pisasfaltos no
acaba de adaptarse al paisaje, como si
Moral de hleno
El aire que desprende Quílez, recién
llegado del Parlament, de quien de
pende su laboç es la de aquellos
agentes del FBI que tienen un pasado
como estupds por las calles del sur de
Chicago: aìgo no acaba de apaciguarse por debajo de sus trales. Quizá sea
el plumilla, quizá el barrio.
Para muchos catalanes, Montcada
i Reixaq lugar de nacimiento de Quí
lez, es conocido por una sola cosa:
la Asland la fábrica de cemento. La
tentación, pues, de atribuir la solidez
física
y aún moraì de Quílez a las
partículas de Portland en el aire de su
infancia no es fácilmente resistible. A
Quflez, que tiene apellido de personaje de Gonzi{lez lædesma, le preocu-
pa la corrupción pero tanto como le
preocupa el periodismo. En algunos
momentos, el encorbatado agente del
bien se convierte en un hooligan de
los tribuletes. Sobre la colaboración
necesaria de la prensa en el colapso
general, Quílez opina que es cierta y
dolorosa: "Colaboramos porque no
dudamos y el periodista tiene que duouÉ L€ER
71
EXPEDTENTE BAÑOS I CARLOS qUÍLEZ
A la izquierda, Carlos
Quílez departe con
Anton¡o 8años en su
despacho de la 0fic¡na
Antifraude de Catalunya.
Junto a estas líneas,
affiba, €l ¡nvesl¡gadorescr¡tor nos demuestra
que solo podemos
acceder a ella gracias a
üna de esas taÌ¡et¡tas
que hacen "bip". Y,
debajo, una colección
de "pendr¡ves" que nos
lleva a preguntarnos
cuántos secretos y
chanchullos descansan
sobre su mesa de
traba¡o.
I
dar, dudar y dudar". Y suelta una de
sus muchas y angulosas definiciones
de periodismo: "Quién coño me dice
qué y por qué y cuiíndo". Como el
lector habrá inferido, el "coño" aquí
puesto es fundamental para que el pe
riodismo tenga cuajo, aì gusto de Quí
lez. Y sþe sin descanso:'A pesar de
todo, la moral de hierro. Hay partido,
y si nos dan, hay que volver a levantarse e informar e informar". Cuando
uno lleva unos minutos con Quflez, se
tiene la sensación de que este hombre
no se encuentra demasiado lejos de lo
que quería ser cuando comenzó.
nudo, cuando alguien proveniente
Izquierd4 calle, barrio, bajos fon-
de esa calle se planta en los ateneos
dos... todo parece leiano en este des-
literarios, tiene problemas. Eso es lo
que le pasó a Quílez, segírn cuenta
él mismo, Para nuestro director de
análisis, la novela negra puede ser
perfectamente uno de los géneros
del periodismo: "Lo creo -aseguraporque un genero periodístico es
el soporte donde alguien, honradamente, obtiene una información de
interés general lo mejor que sabe
y puede y lo traslada a un señor
que la ignora". En este caso de definición quileziana, "honradamente"
pacho aséptico y digno de una serie
americana de esas en las que los
malos caen a base de tecnología del
futuro y café del Starbucks.
Aunque, siguiendo sus propios
sería la palabra central. Pero la hon-
conseios, quizá deberíamos también
sospechar de él y de su personaje,
radez en la ficción no es un plato
común. Hay poca verdad y poca
investigación. "Cuando leo una novela en la que dicen que 'llegó el
detective de la CIA...', la tiro contra
la pared". Y hace bien: la CIA no
incansable
e indeformable, pero la
verdad es que no apetece mucho.
El cr¡lo de la sociedad
Quflez habla con un pequeño desplazamiento temporal, todo suena como
a otra época, a un tiempo indefinido
pero previo a Twitter donde lo contundente se mezcla con la floritura.
Iæs pongo un ejempìo de toma pan y
moja: "Una información es un dato,
pero una lágrimaen el pómulo de una
víctima también es información".
Estos son tiempos de exaltación
criminal. Al menos, en lo literario.
La novela negra pretende reflejar
el mundo real, la calle, pero a me72 ouÉ LEER
tiene detectives.
Pido a Quflez que me haga un
retrato de los policías de hoy, de
qué sobaquera cojean: "[Esti{nl Meior
preparados profesional y éticamente,
aunque se saben los ba¡renderos de
la ciudad. Se sienten desprotegidos".
Y remacha: "En muchos aspectos me
gustan mucho más porque son más
democráticoq pero hay un aspecto en
el que me gustan menos. Se les nota
que son menos vocacionales".
Vamos repasando a los arquetipos
de esta novela negra onlíne que es la
vida y llegamos a los periodistas.
Aquí, el Director de análisis hace
honor a su nombre: "El perfil humano que mas ¡¡sco me da es el del obe
Pero no solo la novela es perie
dismo. 'tstá el compromiso social.
En Cerdos y gallinas intento dar la
foto en blanco y negro del cuìo de la
diente preventivo. Que no necesita
la consigna para actuar en favor del
jefe". Una especie que se ha multipli-
sociedad que creo conocer. Porque la
inagotable chivatazo de epigramas
Barcelona de los prodigios también
sobre el oficio: "A las fuentes te tienes
que aproximar tanto como para notar
el calor si hay llam4 pero sin quemarte". No hay que hacer concesiones
tiene un trasero". Un trasero que debe
ser pateado en beneficio de los que
siempre pringan. "Yo soy de los que
piensan que la novela negra es una
novela de izquierdas, aunque hables
de la poli y hables con polis".
cado en prens4 cree.
a una
Y
sþe
con su
fi.rente, por jugosa que sea.
"Ceder no te situa como una persona
inteligente; te situa como un bufóry
como un verdadero saco de ¡nierda
en manos de un tío poderoso".
Alguna consecuencia debe de haber tenido su política de no ser saco
de mierd4 porque, tras una carrera
de veinte años sin una sola rectificación o denunci4 fi:e entrar en la OAC
y recibir tres acciones penaìes en los
primeros seis meses de curro. Una de
ellas, por haber recibido una moto cG
mo regaìo de un mafioso, acusación
que no prosperó. Pero lo de las motos
tiene con Quílez un uso rnetafórico.
Antes, a nuestro autor se le podía
como los buenos sabuesos de novela
negra, de que algo chirría en su imagen. ¿Para qué ficharon los de Antifrau a un tipo como Quílez? ¿Fue por
lealtad y amistad con su primer director, el fallecido fiscal David Martínez
Madero? ¿Una operación de imagen
al poner a un tipo siempre alejado de
las sedes partidarias? ¿Un periodista
entre Eliots Ness?
Quílez tiene sus explicaciones. Entre las 47 personas que trabajan en la
OAC se encuentran tres periodistas.
El valor de Quflez es su agenda de
reconocer por sus chupas y su Harle¡
pero hace poco se compró una Vespa
contactos entre todos los sectores
de la judicatura, policía y ìa calle
mismq y también le quieren por su
olfato. "Yo leo todas las denuncias
y
se anudó la corbata. Le explico
que, para mí eso no es un signo de
aburguesamiento. Más bien se trata
del disfraz que él tiene que adoptar
para enfrentarse a un nuevo tipo de
crimen. Ya no se trata de los viejos
atracadores de bancos que tan bien
retrató en Mala vida o Atracadores.
Hay que ponerse corbata porque hoy
se atraca con ella. "Esa delincuencia
de metralleta y moqueta...", puntualiza. Tras escuchar mi metáfora me
torístic4 piensa un momento y dice,
como en las novelas: "Te compro el
símil, pero te voy a decir dos cositas:
el rock and rollse lleva por dentro y el
hábito no hace al monje".
Por contactos-. y olfato
En Cerdos y gallinas, el protagonista
enfrenta a una trama de com-rpción
digamos que muy ibérica, pero "ya te
se
adelanto -dice- que, en la próxim4
Patricia se mete en un berenjenal de
crimen organizado de altísimo nivel".
Eso querrá decir que pronto estallará
algún escándalo real en ese sentido.
"[a tendencia innata de estos hiios de
puta es trasladar su acción criminal al
¿ímbito de lo publico, hacerse con un
Estado dentro de un Estado", dice con
rabia luvenil, y me recuerda que aún
hoy "tienes al subdelegado del Ge
biemo de hace siete años imputado
por esto. Se supone que alertó a un
ruso de que lo iban a detener". Queda
claro, por su tono, que el compasivo
dibujante de la criminaìidad de los
r98o ha dado paso a un implacable
despreciador de las mafias que ìlegan
con el /ow cosf y la globalización.
Después de un buen rato de es-
cuchar a Quflez, caigo en la cuenta,
que nos llegan y hago un informe de
verosimilitud". La pregunta es obvia:
¿Tendrás la tentación de redactar
esos informes de manera periodístic4 dándoles vid4 supongo? "Un
poco sí -confiesa-. Al principio de
estar aquí no era consciente de que
habia dejado de ser periodista y a
veces pensaba: 'Qué buen titular tie
ne esta historia"'. Quílez padece un
desvela para Qué Leer en exclusiva
sus métodos ancestrales, letales y
secretos: "Se va a la obra a mirar y
sabe detectar sabiamente cómo el
cemento que usan no fragua a la
velocidad que debería. Y entonces
se va al distrito a pedir los datos de
la obra. Generalmente, en eì distrito
se quieren librar de él: 'Venga usted
de aquí a cuatro meses y le damos
los papeles"'. Pero claro, no cuentan
con la legendaria paciencia ninja
combinada con la tozudez maña de
nuestros jubilados. Y el señor apare-
"Geder te sitúa como
un saco de mielda en
manos de un poderoso."
ce a los cuatro meses o cuando haga
falta hasta conseguir cuadrar el misterioso caso del Portland. Cemento,
siempre cemento.
"Nos han llegado varios casos derivados del þroceso observacional'de
nuestros jubilados. Cinco los hemos
archivado y uno ha llegado a la fisca-
castigo de esos que solo los antiguos
dioses griegos sabían imponer: posee
lía", confiesa satisfecho Quflez.
Quílez se lo cree. Esto y lo otro, lo
del periodismo. Y también cree en
una fuente continua de información
jugosísima y debe disfrutarla, pero
sin poder publicarla. Si ustedes trabaiasen en lo que nosotros, se darían
cuenta de que la lengua del director
de análisis debe de estar acribillada
de tanto mordérsela.
Quílez me describe el organigrama de la OAC: "Tenemos tres áreas:
sistemas informáticos, análisis pormenorizado del gasto público y la
tercera, prospección factual". Madre
de dios, qué nombre más chulo para la vieja actividad de ver si lo que
nos cuentan es trola o chanchullo
del bueno. El grupo de detección
de pufos de la Generalitat cuenta,
como el Equipo A, con todo tipo
de expertos. Pero Quílez nos llama
la atención sobre un nuevo tipo de
"agente encubierto", del que acaba
de descubrir sus virtudes inaliena-
bles: tenacidad, disponibilidad,
mala leche infinita y un ojo naturalmente entrenado para lo inmobiliario. Se trata de lo que Quílez ha
bautizado como "el lubilado investigador". Una versión antifraude de
la vieja del visillo. Su descubridor
la novela como arma de
información y moraì. Y cree en la pelea y la
perseverancia. El actual director de
An¿í,lisis de la Oficina Antifrau de Cataluny4 sentado en un despacho de
un edificio a trasmano, tiene también
deseos para todos nosotros. En las
dedicatorias de su Cerdos y gallinas se
puede leer: "...y a las tormentas... que
a menudo preceden al aire fresco". Al
fin y al cabo, para un levantamantas
de tanto recorrido como Quflez, la
ir9
"4
CERDOS Y GALLTNAS
Gedosygallinas
Cados Quflez
Alrevés
288 págs. 18 €.
catarsis española no puede verse de
otra manera que como el aperitivo a
un festín de justicia. De castigo para
los malos porque, como dice: " Yo no
soy equidistante en nada en mi vida.
Hay los buenos y los malos, y los que
están en medio van con los malos".
Le deseo que lo echen. Porque una
vez fuera del cargo, pasados dos añog
podrá hacer uso literario de toda la
información que ha pasado por estas
discretas oficinas. Y gozaremos estremecidos al comprobar que lo que
Quflez pone en una de sus novelas,
inevitablemente acaba pasando. I
ouÉ LEER
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