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DE A U T O R E S
OBRAS
MEJICANOS
POÉTICAS
1) E
JOSÉ PEÓN Y CONTRERAS
OBRAS POÉTICAS
l) E
JOSÉ PEÓN Y CONTRERAS
VERACRUZ — MÉJICO
R A M Ó N
EDITOR
L A I N É
UNA
PALABRA
No muy versado en achaques de Literatura Hispanoamericana debe de ser el que ignore el nombre del autor
de este libro.
JOSÉ PEÓN Y CONTRERAS há mucho tiempo que traspuso
con su talento los confines de Méjico, su patria afortunada.
Y cuenta que es la patria de Nezahualcóyotl, patria de
bardos ilustres y de jenios deslumbrantes que fueran
honra y orgullo de cualquier Parnaso y de cualquier
Olimpo.
Ya otra vez hemos tenido ocasión de hablar de nuestro
autor, cuando por casualidad inesperada nos cupo la
honra de estampar humilde portada al frente de su hermoso drama Impulsos del corazón.
Citamos é hicimos entonces especial mención de algunas de sus obras, tanto líricas como dramáticas; de algunas nada más, que hacerlo de todas fuera temeraria
empresa, tal es su número y tal la asombrosa y al parecer
infinita fecundidad de su injenio.
Como dramaturgo, es PEÓX Y CONTRERAS el Lope de su
patria, y como su glorioso projenitor intelectual puede serenamente decir de sus dramas que
« . . . más de cien en horas
veinticuatro
Pasaron de sus musas al teatro. »
Como poeta lírico, ¿ quién que se preci
guido con amor los progresos de las letras
OBKAÍ»
POÉTICAS.
de haber seistellanas en
i
nuestra América no conoce (si no de lectura, por lo menos de oídas) sus brillantes Odas patrióticas y sus arrebatadores Cantos nacionales, sus Trovas Colombinas y sus Romances históricos y dramáticos, cada uno de los cuales encierra material suficiente para un drama conmovedor ó
una novela interesantísima?
Pero la inspiración proteica de PEÓN no se conforma con
esta ó aquella forma determinada, por muchas y ricas que
sean las coronas dentro de ellas alcanzadas; necesita abarcarlas todas, repasarlas todas, esprimirlas todas; y así se
le ve campear en todos los jéneros y manejarlos todos
con igual gallardía, desde el didáctico hasta el imajinativo.
Tan pronto empuña la trompa de Pindaro, como sopla
blandamente en la avena de Virjilio.
En las alturas del Teatro tan íntimas relaciones lleva
con Melpómene como con Taifa, y de coro se sabe el camino que conduce desde la comedia de costumbres al
drama histórico.
Lo mismo puede decirse de sus versos, que con idéntica facilidad le brotan de la lira ó del arpa, de la cornamusa ó del laúd : la oda y el himno, la elejía y el idilio,
el poema y la trova le aletean en el cerebro y le retozan
en los labios.
Sólo un jénero — un jénero nuevo, más que por la concepción del sentimiento, por su modo de e\prr*ióu — le
faltaba por ensayar; el jénero sombrío y penetrante,
« o l l o z a i l o r ) d t ' M i m l o , > . p o r sobre t o d o , profundamente
subjetivo, que pudiéramos llamar hijo de amor de este
nuestro Mglo de d u d a * triste* y d e d o l o r o s o escepticismo :
el m i s m o q u e , apenan nacido, fue a ofrecerte espontaneo
a l a iii*pir.n i -o di* l.ni iqiie l l r i n e e n Ahiiiama, y l u e g o
4 la de (tustavo Becquor e n hispana.
No conocía, o p o r l o menos no había ensayado aun esto
jénero Paos v G o N i a n u t ; p e r o un d u e l teutón > e l latino
llamaron a su purria, \ lo» fcuj» s e despertaron e n rl cer e b r o d r l > u t a t r c o y ceñidos da gala* tropicales,alados y
(
luminosos, vinieron á mí para que los lanzase al mundo
v á la luz.
Tal es el libro para el cual se escriben estas líneas.
Gritos de dolor, suspiros apasionados, ayes del corazón,
eternamente hambriento de amor y eternamente martirizado en tantálico suplicio, con el premio siempre cerca
y siempre lejos.
Aspiraciones indefinidas é irrealizables, sueños vagos
de venturas desconocidas, y al propio tiempo como recordadas allá entre la niebla misteriosa de un pasado anterior á todos nuestros recuerdos, anterior á la misma
existencia mundana.
En una palabra : ideales inaccesibles de poeta, personificados en una mujer soñada, sólo tanjible y viva en la
mente del bardo; creación augusta de su cerebro divino,
y luego animada por un soplo de su alma, y amada
hasta el delirio con toda la majia de los sueños y con
todos los sueños de la poesía.
Esa mujer eterna, ese " eterno femenino que nos atrae
hacia el cielo " , de que nos habla Goethe en su inmortal
epopeya, y que bajo tantos nombres se halla inscrita en el
libro místico y sagrado de los grandes ideales : Belleza,
Amor, Consuelo, Dicha, Fe, Esperanza, Gloria, Inmortalidad... !
Eso dicen los
Ecos " de José Peón y Contreras.
Juzgue ahora el lector ¡ cuánta hermosura no entrañarán !
¿Y los defectos? se nos preguntará : —¿ será posible
que no los haya en este libro?
Podrá haberlos, — que no hay obra humana exenta de
ellos — pero quede allá para otros la ingratísima tarea de
encontrarlos.
Sirvan, pues, estas líneas únicamente para patentizar
nuestro eterno amor á lo bello, nuestro cariño fraternal
al ilustre poeta, y nuestras más cordiales simpatías á la
hermosa tierra mejicana, madre de tanto injenio y cuna
de tantas glorias!
Y vosotros ¡ oh Ecos melodiosos del cantor de Anahuac,
1 1
— 4
q u e a mi M i i i - t n - para q u e al inundo y á la fama os diese !
Id por todos lo* ámbitos de la patria .1 resonar dulce­
mente de alma en alma, y á despertar 011 lodos los cora
/ones un sentimiento de amor, un l.itid«• ti." e - p e r u i . I *
una a s p i r a n
11 i u i i M i I » 1 '
J. A . I W / l l « l \ . \ l . l l h .
Ver Vor*. Jpojr» / a »l> /**f.
E C O S.
Mercedes de la Musa,
Favores del injenio,
De la lama en los laidos
Y en la falda del verso,
De las edades otras
A la nuestra truxerou,
Donaires de los hombres.'
Historias de los pueblos!
ROMANCE ANTIGUO.
I.
F a v o r e s de mi musa
Son estos pensamientos,
Que encierran en mi alma
L a forma de lo bello.
Sus j é r m e n e s benditos,
Ocultos largo t i e m p o ,
V i v i e r o n en las sombras
Profundas del misterio.
Y acaso sin sentirlo,
Y acaso sin saberlo,
Cadencias en las notas
De un arpa q u e y o t e n g o ,
Sonidos en mis cantos,
Ideas en mis v e r s o s ,
Confusas armonías,
Y a r o m a en mis r e c u e r d o s ,
A m o r en mis canciones,
Baladas en mis sueños,
Brotaron á raudales
Del fondo d e m i p e c h o .
H o y fáciles j e r m i n a n ,
En flores desenvueltos,
—
O
—
Al rayo poderoso
Y ardiente de un sol b e l l o .
B e b i e r o n sus raices
La savia de un sendero
Que riegan á t o r r e n t e s
Las l á g r i m a s q u e v i e r t e .
| A y , quiera Dios e n c u e n t r e n
A l i v i o mis t o r m e n t o s ,
Cantando m i s d o l o r e s
Del m u n d o en el d e s i e r t o !
II.
Tal vez no e x i s t e s : acaso
Eres la imajen de un s u e ñ o ,
Que d e l e i t ó mis sentidos,
Y embargó mi pensamiento.
Mas ha de ser r e a l i d a d
Aquel hermoso embeleso,
P u e s c o m o te vi, d o r m i d o ,
T e estoy mirando despierto.
Tal me parece que escucho
Á todas h o r a s tu a c e n t o ;
Que se relleja en m i s o j o s
La luz d e tus o j o s n e g r o s ;
Que en la p a l i d e z m a r m ó r e a
De tu s e m b l a n t e h e c h i c e r o ,
Sus alas de o r o y d e n i e v e
P o s a mi espíritu i n q u i e t o ;
Que c e r c a d e l p e c h o m í o
S i e n t o el latir d e tu p e c h o ;
Q u e m e q u e m a s c o n tus l a b i o s ,
Que m e abrasas c o n tu a l i e n t o !
Y
Y
Y
Y
te p a l p o y no te t o c o ,
te b u s c o y no te e n c u e n t r o ;
m e e n l o q u e c e tu s o m b r a ,
m e e m b r i a g a tu r e c u e r d o !
Y asi, <in saber lo q u e e r e s
Harto sé q u e eres mi d u e ñ o .
Que te llevas mis dolores
En las lágrimas q u e vierto ;
Que flotando en el espacio
C o m o una visión te v e o .
Entre tu alma y mi alma,
Entre la tierra y el cielo !
111.
N o sabes q u e te q u i e r o ; nadie sabe
Que te idolatro y o , dulce bien m í o ,
P o r q u e no tienen frases las sonrisas.
P o r q u e no tienen lengua los suspiros!
IV.
Cuando al ardiente hechizo
De tu hermosura pálida,
Buscaba c o m o tantos
T u risa y tu mirada,
¿ A q u i é n , di, sonreías,
A t e r r a d o r a estatua ?
¿ A quién estabas viendo
Cuando á nadie mirabas?
V.
Tú tienes tus flores,
Tú tienes tus galas ;
Tienes el halago
De la paz del alma.
T i e n e s el perfume
Que aroma las a u r a s ;
La dulce armonía
Del ave que canta;
La luz a p a c i b l e
De a l e g r e m a f i a n a ;
La s o m b r a y el sueño
De n o c h e callada.
Tienes hermosura,
Juventud y g r a c i a ;
T i e n e s el i n j e n i o
Que á tantos les f a l t a ;
Tienes ilusiones,
T i e n e s esperanzas...
Y o , bien d e m i v i d a ,
Sólo tengo lágrimas!
VI.
En mares hondos
M u e r e n los r í o s ;
R u e d a n las c u m b r e s
Á los a b i s m o s ;
Cae en las p l a y a s
El b l a n c o l i r i o ;
Tórnanse polvo
Los edificios...
Si t o d o es, niña,
Muerte y olvido,
¿ N o han de salvarse
T u a m o r y el m í o ?
VII.
N o sé q u e vi una vez en tu pupila.
Más negra y sonadora q u e otras v e c e s ;
A l g o de indefinido y m i s t e r i o s o ,
A l g o c o m o la luz c u a n d o a m a n e c e .
T e ví un libro en las m a n o s . . . aquel libro
Encerraba un p o e m a de d e s d e n e s ,
101 malestar, la a b r u m a d o r a angustia
—
í)
—
De un c o r a z ó n q u e desgarrado m u e r e ;
El j e n i o h e r i d o q u e al mostrar su herida
Con el d a r d o h e r i d o r también nos h i e r e ;
Un tesoro de lágrimas y dudas,
¡ El alma inmensa de Gustavo B é c q u e r !
VIII.
Errantes, leves brisas
Que arrebatáis los a y e s
Del alma aprisionada
En su sombría cárcel,
L l e g a d hasta su l e c h o
En q u e d o r m i d a y a c e ,
C o m o en la blanca espuma
Del m a r azul, la n á y a d e .
T r a e d m e de sus ojos
El b e l e ñ o suave,
L a almíbar con q u e endulza
Su labio de corales ;
T r a e d m e . . . — p e r o en vano !
Si he de pedir en b a l d e ! . . . —
De a m o r un p e n s a m i e n t o
Que mis angustias c a l m e ;
T r a e d m e su alma, el alma
Que la transforma en ánjel...
O no m e traigáis nada,
L e v e s brisas errantes!
IX.
Hay tan dulces ruiseñores
Cantando en la selva umbría,
Tan misteriosas cadencias,
Tan extrañas armonías,
Que no ha de p o d e r , acaso,
Mi pobre acento, alma mía,
H e r i r c o n sus notas tu p e c h o s e n s i b l e ,
Guando triste l l o r e s , c u a n d o a l e g r e rías.
X.
Guando r e c u e r d o tu m i r a d a l á n g u i d a ,
T u dulce sonreír;
Guando m e a c u e r d o de tu frente p á l i d a ,
D e tu talle j e n t i l ;
Guando suspiro p o r las horas rápidas
Que h u y e r o n j u n t o á t í ;
El l l a n t o surca m i s mejillas áridas
Y m e siento f e l i z . . .
¡ A y ! c u a n d o no m e q u e d e ni una l á g r i m a ,
¿ Q u e será de m í ?
XI.
Un i n m e n s o p l a c e r sentí en el a l m a
Cuando te c o n l e m p l é la vez p r i m e r a ;
Y m i e n t r a s más m e a l e j o de a q u e l g o c e ,
Es m a y o r m i tristeza ! . . .
Es q u e al l l e g a r al p u e r t o c o n mi n a v e
Bañaba el sol naciente la ribera ;
Es q u e m e hice á la mar, q u e e n t r ó la n o c h e ,
Y n a v e g o p e r d i d o en las tinieblas !
XII.
Y o te soñé de niño,
Y te soñé de g r a n d e ;
Soñé de tu belleza
Los rasgos c e l e s t i a l e s ;
De tu mirada pura
La luz i n c o m p a r a b l e ,
Y de tu a r d i e n t e labio
La seductora frase...
P e r o soñar n o p u d e ,
V a l i e n d o lo q u e vales,
Que y o l o g r a r a un día
Vencerme y olvidarte!
XIII.
T e podrán ocultar de mis miradas,
Esconderte m u y lejos;
P o n e r entre los dos c o m o barrera
La eternidad del t i e m p o . . .
P e r o nadie p o d r á , p o r q u e es m u y mía
Y á nadie se la d e b o ,
A r r e b a t a r tu i m a j e n adorada
Del fondo de mi p e c h o !
XIV.
En alta m a r mil veces he m i r a d o
Huir de mí las olas plateadas,
Y las unas llegar tras de las otras,
Y , pasando, perderse en lontananza.
¿ D ó n d e irán á parar, d ó n d e , Dios m í o ?
¿ A qué r e m o t a y solitaria p l a y a ?
¿ D ó n d e irán á m o r i r mis i l u s i o n e s
¿ D ó n d e irán á m o r i r mis esperanzas?
9
XV.
De las horas de tedio y amargura
De mi alegre niñez, guardo un recuerdo,
C o m o guardan las flores el perfume
Do su marchito cáliz en el seno.
Vi una hermosa doncella que dormía,
Envuelta en azahar, su último sueño,
(ion los ojos sin luz entrecerrados,
Con los lívidos l a b i o s e n t r e a b i e r t o s
C o m o la n o c h e c a e , así caía,
O n d u l a n d o al bajar, su p e l o n e g r o ,
D e s d e el marfil de su a m a r i l l a f r e n t e ,
Hasta el m a r f i l de su d e l g a d o c u e l l o .
— ¿De qué m u r i ó ? — De amor, m e contestaron.
— ¡ D e a m o r ! — e x c l a m é y o — pues n o l o enY se p a s a r o n l u e g o m u c h o s años,
tiendo...!
Y y o n u n c a acababa de e n t e n d e r l o !
¿ P o r q u é no h a b r é p e r d i d o la m e m o r i a ?
¿ P o r q u é n ó h a b r é p e r d i d o el s e n t i m i e n t o ?
¿ P o r q u é c u a n d o tu a m o r m e v u e l v e l o c o
Se a p a r e c e la m u e r t a en m i c e r e b r o ?
XVI.
E n los v i v o s r a y o s
Del astro de f u e g o ,
T u i m a j e n m e guía,
Y perdido vengo
En las frías, tristes
V e l a d a s de i n v i e r n o ,
Invisible l l a m a ,
M e q u e m a tu a l i e n t o .
C u a n d o y a al d o r m i r m e
M e despierta un b e s o ,
Siento q u e m e tocas,
Y y o no te s i e n t o . . .
Y o e s c r i b o , v la letra
De mis versos l e o ;
Y y o no te m i r o ,
; Y estás en mis versos |
\ VI!.
Ib- la feroz, envidia el áspid n e g r o
Jamas pudo abrigar el alma m í a . . .
Mas si l l e g o á saber q u e amas á a l g u n o ,
Me matará la e n v i d i a !
XVIII.
P e r d o n a si una frase
De este a m o r insensato,
H e r i r l o g r ó importuna
Tu c o r a z ó n , á mi desdicha e x t r a ñ o . . .
Es que rebosa á veces
El d o l o r en el pecho infortunado ;
Y sin sentirlo, el alma
Se escapa en una frase por los labios !
XIX.
Y o m e tuve la c u l p a . . . ahora que l l o r o ,
C o m p r e n d o que fui n e c i o . . .
¿ L o q u e j u z g a b a a m o r , nada más era
El h e r m o s o fantasma de un ensueño ?
¡ I l u m i n ó el albor de eterno día, .
La amarga r e a l i d a d . . . ¡ y no hay r e m e d i o
Cuando m e c o n v e n c i e r o n tus desdenes,
Y a el mal estaba hecho !
XX.
¡Ocúltate; y a , s o l . . . q u i e r o la noche
C o m o la noche eterna de mi alma,
Sin una sola estrella en el espacio,
Tenebrosa y callada!
E n c e r r a r m e después en mi aposento,
A b r i r l e á las tinieblas mi ventana.
.Mirar y no ver nada, y l u e g o á tientas
Acostarme en la hamaca.
Allí q u e d a r m e inmóvil, silencioso...
Dejar q u e c o r r a n sin t e m o r m i s l á g r i m a s . . .
Y m e d i t a r en su h e r m o s u r a anjélica,
Y en m i loca e s p e r a n z a !
Después en la m e m o r i a c o m p o n e r l e
R o m a n c e s y armonías y plegarias ;
Y forjar ilusiones y p e r d e r l a s . . .
D e s p u é s de a c a r i c i a r l a s !
Y d e s p u é s , c u a n d o el sueño m e a l e t a r g u e
Y y a e l d o l o r m e a h o g u e e n t r e sus garras,
¡ C o n la h e c h i c e r a luz d e a q u e l l o s o j o s
I l u m i n a r el i n t e r i o r d e m i a l m a !
XXI.
— " ¿Los versos?... ¿de qué valen ;
Ni q u i é n se o c u p a en e l l o s ? . . .
L o s versos s i r v e n sólo
P a r a p e r d e r el t i e m p o . " —
¡Desventuradas jentes,
Y pobres de mis versos,
Si y o i g n o r a r a , h e r m o s a ,
Que tú no dices e s o . . .
Si n o supiera acaso,
Que es tu alma pura un c i e l o ,
L u c e r o s tus ideas,
Y un sol tu p e n s a m i e n t o !
XXII."
N o c h e s sin n o m b r e , a t e r r a d o r a s noches
Que sois i m a j e n del c a s t i g o e t e r n o ,
¿ P o r q u é tan largas sois, si sois tan n e g r a s ?
¿ P o r q u é tan n e g r a s sois, si os a b o r r e z c o ?
Nada traen las brisas en sus alas,
No m e traen perfumes en sus besos,
Ni l á g r i m a s de a m o r en sus j e m i d o s ,
Ni un h i m n o de esperanza en sus a c e n t o s !
L a lira que me dio m i desventura
D e s c o n o c e mi m a n o , y de mis dedos
H u y e n las cuerdas q u e j u n t a r o n antes
Sus alegres sonidos á mis versos !
XXIII.
Eres tú mi i d e a l . . . por luengos años
T e buscaron mis o j o s ;
Y creí que con sólo c o n o c e r t e
Sería venturoso.
A y ! y te m i r o al fin!... ¡ al fin te v e o
Y m e encuentro tan solo,
Que m e hace falta y a la compañía
De aquel pesar tan h o n d o !
A q u e l pesar vivía de esperanzas :
Y a el i m p o s i b l e es o t r o !
Si ya no espero n a d a ! ya comprende.'
Que lo he p e r d i d o t o d o !
XXIV.
En el fondo n e g r o
De tu cabellera,
Lucientes y puras
Gomo dos estrellas,
C o n t e m p l é turbado
De a m o r y sorpresa,
Brillar una n o c h e
T u s pupilas n e g r a s !
En el cielo n e g r o
C o m o son mis penas,
V e í a una noche
L u c i r las estrellas :
¡ Qué lejos brillaban
Entre las tinieblas !
Y en su i n m e n s o c a m p o
—
ir,
—
Buscaba dos d e ollas :
¡ Mísero ! buscaba,
C a l m a n d o mis penas,
En el cielo n e g r o
T u s pupilas n e g r a s !
XXV.
Me cuentan d e un niño
De b l o n d o c a b e l l o ,
Con ojos m u y v i v o s ,
Con labios m u y frescos.
Me d i c e n q u e a n o c h e
C a y ó , c o m o el t i e r n o
B o t ó n de una r o s a ,
R o d a n d o en el s u e l o .
M e d i c e n q u e aún t i e n e
L o s ojos a b i e r t o s ;
Q u e n a d i e al m i r a r l o
D i r í a q u e ha m u e r t o . . .
M e puse al o i r i o
La m a n o e n el p e c h o ,
C o m o si sintiera
Un p r e s e n t i m i e n t o . . .
M a ñ a n a ¡ q u é triste
P a s a r á el e n t i e r r o !
XXVI.
Si d e s p u é s q u e y o m u e r a , a m a d a m í a ,
El a l m a te r e m u e r d e
De los d o l o r e s q u e sufrir m e hiciste,
N o será tarde a ú n , si te a r r e p i e n t e s .
L l e g a á la losa de mi tumba, llama,
Y pregunta, si q u i e r e s ,
P r e g u n t a si te a m o todavía,
Y no dudes, mi bien, de q u e conteste !
XXVII.
Inmóvil la m i r é , m i e n t r a s la ola
Coronada de espumas y lijera,
C o m o el a m o r , h u m i l d e , acariciaba
Sus blancos pies, más blancos q u e la arena,
Mientras q u e los perfiles d e su rostro,
L o s r a y o s de la luna y las tinieblas
T r a z a b a n á porfía, b o s q u e j a n d o
Ante mis ojos su i n m o r t a l belleza!
Se escapaba un suspiro de sus labios,
E c o de otros suspiros, y q u e apenas
El sepulcral silencio perturbaba
De aquella costa c o m o el m a r desierta.
Sus pupilas sin luz m e parecían,
Como los ojos de la estatua griega,
Reflejar con la gloria de los siglos
Cien siglos de amargura y de tristeza!
A y ! aquella mujer, anjel ó nada,
Creación de mi delirio y de mis penas,
Esperaba la m u e r t e , mustia y sola,
Con la resignación del q u e no espera !
N o tenía ni luchas
Se ahogaban en sus
Y en el abismo de su
Guardaba de su amor
ni esperanzas;
lágrimas sus q u e j a s ;
alma pura
la imajen b e l l a !
A b i s m o igual al del sepulcro, abarca
T o d o un m u n d o . . . las dudas, las ternezas,
Los j e m i d o s , las súplicas y el barro
Que le sirvió de cárcel á su presa ! . . .
j P o b r e m u j e r ! pensaba y o d o r m i d o ;
Ella d e a m o r se m o r i r á , y a q u e l l a
P o r q u i e n y o m o r i r é , tal v e z s o n r í e . . .
; Feliz bardo francés!... ¡ p o b r e Graziella!
XXVIII.
H a y una p r i m a v e r a d o n d e s i e m p r e
B r i l l a n las hojas b a j o el c i e l o a z u l ;
¡ El s u e ñ o d e m i vida 1 Y la más bella
De sus l o z a n a s flores eres t ú !
H a y un i n v e r n ó triste q u e a m e n a z a
E n v o l v e r m e en su l ó b r e g o c a p u z ;
F l o r e s trae t a m b i é n ; p e r o esas flores
Son para el ataúd !
H e r m o s a p r i m a v e r a q u e en mi a l m a
L u c h a n d o espiras e n t r e s o m b r a y luz,
T i e m p o hace y a q u e c o n su blanca m a n o
M e está d i c i e n d o adiós la j u v e n t u d 1
XXIX.
Y o c o n o z c o unos labios q u e n o tienen,
En justicia, p e r d ó n ,
P o r q u e en su estuche de c o r a l e n c i e r r a n
L a a l m í b a r del a m o r . . .
Ni una g o t a s i q u i e r a , ni una g o t a
Al p o b r e c o r a z ó n . . .
; Si á lo m e n o s m e dieran la esperanza
Une tanto soné \ o !
Y o c o n o z c o unos ojos q u e no tienen,
Ku justicia, perdón ;
P o r q u e al herir el alma los e s c o n d e
El p á r p a d o t r a i d o r . . .
P o r q u e dejan la n o c h e en el espíritu,
L a n o c h e del d o l o r . . .
¡ Si á l o m e n o s tus ojos se e s c o n d i e r a n
G o m o se e s c o n d e e l sol !
XXX.
N o q u i e r o el aplauso
Del m u n d o q u e a t u r d e ;
Son m u c h a s las flores,
Es m u c h o el p e r f u m e .
N o q u i e r o q u e un r a y o
D e l sol m e salude,
Que al fin m e a n o n a d e ,
Que al fin m e d e s l u m b r e .
Con una c o r o n a
De flores azules,
Con una caricia
De tus ojos d u l c e s ;
Gon una palabra
Que y o sólo escuche,
Me basta con eso ;
Que eso m e seduce
Más que los aplausos
Del m u n d o , que aturden!
XXXI.
Todas m e ven i g u a l ; pero en ninguna
Miré el rayo que arde en tu pupila...
Tu mirada es a m o r . . . es que no puedo
Con otra confundirla!
Con todas m e sonrío, porque nadie,
Cuando te ría, extrañe mi sonrisa ;
Mas tú distinguirás la una de la o t r a .
Si m e a m a s algún d í a !
XXXII.
I m a j í n a t e un sol d e i n v i e r n o , a p e n a s
Su luz filtrando en la m o r e n a b r u m a ;
D e b a j o del follaje más s o m b r í o ,
G o m o un e s p e j o , un l a g o sin e s p u m a s .
A l pié d e unos b a m b ú e s casi n e g r o s
Un h u m i l d e p o r t a l q u e se d e r r u m b a
A l peso de los años, al a z o t e
Del pasado a q u i l ó n y de la l l u v i a .
S o b r e el b r o c a l de un p o z o y á la s o m b r a
De un pilastrón c u b i e r t o de v e r d u r a ,
Una triste p a l o m a , triste y sola,
Oculto el p i c o e n t r e la blanda p l u m a .
•
A l l á á l o lejos, j u n t o á sauce añoso,
Una d e s m o r o n a d a sepultura,
Sin cruz, sin epitafio, ni s i q u i e r a
Una lozana flor, ni una ílor mustia.
¡ I m a j í n a t e , en fin, allá entre a b r o j o s ,
La lira q u e cantaba tu h e r m o s u r a ,
Cubierta c o n el p o l v o del o l v i d o ,
P e d a z o s hecha, destrozada y m u d a !
Y ya podrás acaso i m a j i n a r t e
Gomo serán mis sueños d e v e n t u r a ,
Cuando siento el d o l o r q u e siento ahora,
Cuando siento estas ansias y estas iludas !
H o y por p r i m e r a vez te vi vestida
Con un vestido n e g r o ;
Y y o pensé, m i r á n d o t e tan bella,
Que eras la i m a j e n q u e e n c e r r é en mi p e c h o .
P e n s é q u e te escapabas de la cárcel
En q u e s i e m p r e te l l e v o ;
Donde te han de e n c o n t r a r los q u e te busquen,
Después q u e m e haya m u e r t o !
XXXIV.
Al fin ya lo supiste, al íin y a sabes
Que eres el ánjel por quien y o d e l i r o ;
Y q u e te i m p o r t e ó nó, llore ó sonría,
Que eres tú mi destino !
Mañana m e dirán tus negros ojos
L o q u e debo esperar de tu c a r i ñ o ;
Mas sé q u e de este a m o r q u e nada espera,
T u corazón es d i g n o !
XXXV.
Mis esperanzas todas y mi lira,
Mis versos, mis coronas,
T o d o , m e n o s mi a m o r , hasta tu olvido,
P o r mirarte dichosa!
XXXVI.
1 4
T e dije :
Hasta la vuelta, "
Y aquí me tienes ya,
Después de tantos años,
De tanto suspirar.
Suspiros q u e e n c e n d i e r o n
T u p e r e g r i n a faz,
Tu aliento perfumado
D e l i r i o s y azahar,
Tu negra cabellera,
Tu nítido cendal
Bordado con espumas
Y c o n c h a s d e la m a r ;
Del c i e l o q u e te c u b r e
L a augusta m a j e s t a d ,
Del sol q u e te calienta
La hoguera tropical;
Las p a l m a s , los naranjos
Q u e su frescor le dan
A l p a r d o caserío
Que f o r m a tu h e r e d a d !
T e d i j e : " hasta la v u e l t a , "
Y aquí m e tienes y a ,
Después d e tantos años,
De tanto suspirar...
T e t r a i g o m i s cantares,
Mi lira, y un caudal
Que v a l e más q u e el o r o ,
Que vale m u c h o m á s :
T e traigo mi cariño,
C o m o es la i n m e n s i d a d :
Sin l í m i t e , y profundo
L o m i s m o q u e la m a r ! . . .
Soñaba en tus h e c h i z o s ,
Soñaba en tu beldad,
Y nunca á mis ensueños
T e puedes c o m p a r a r ;
P o r q u e eres más h e r m o s a ,
Indiana celestial,
Que un s u e ñ o , q u e es m e n t i r a ,
T ú q u e eres la verdad !
Y tú | q u i e n l o c r e y e r a !
Y tú ¿ q u é m e has de dar,
En c a m b i o de mis huesos
Y en c a m b i o de m i afán?
A y , P a t r i a ! del s e p u l c r o ,
T a l vez la dulce paz...
Que lo q u e y o a m b i c i o n o ,
Eso no m e darás !
XXXVII.
Fuera el m a y o r insulto q u e m e hicieras
El l l a m a r m e tu a m i g o :
O para tí soy t o d o , ó no soy nada :
¡ L a c u m b r e ó el a b i s m o !
XXXVIII.
Y o siento q u e en mi pecho
Y a no puedes cavar : llegaste al f o n d o ! . . .
¡ Qué campos tan inmensos son tus c a m p o s !
¡ Qué negros tus sepulcros y qué hondos !
¡ Oh duda, horrible d u d a !
Y a m e q u e m a n las l á g r i m a s el rostro !
O salvas á tu víctima, ó la salvas,
O d a m e su c a d á v e r ! . . . ¡ pero p r o n t o !
XXXIX.
Mata la l u z ! á oscuras! q u e no vean
G o m o l o g r é un instante ser feliz :
Esos desventurados, prenda amada,
Sólo saben r e i r !
Si alguna vez surcaron sus mejillas
A torrentes las lágrimas sin fin,
Sabrán lo q u e es l l o r a r , pero no saben
Lo que es llorar por tí!
V o y á m a n d a r t e un l i b r o c o n las hojas
M u y tersas y m u y b l a n c a s ,
P a r a q u e en é l escribas, vida m í a ,
T u a m o r y tu e s p e r a n z a .
Y o t e n g o un l i b r o c o n las hojas n e g r a s ,
Sin lustre y m a l t r a t a d a s ,
P u e s t o d o l o q u e en ellas fui e s c r i b i e n d o
L o borraron mis lágrimas...
Si un día d e tu l i b r o y d e m i l i b r o
Se m e z c l a r a n las pajinas,
¡ Qué m i s t e r i o s d e a m o r s o r p r e n d e r í a n
L e y e n d o , nuestras a l m a s !
XLI.
" ¡ Qué b e l l o s son sus l a b i o s ! " d i c e n t o d o s
" Su tez q u é bella y pálida !
Guando el r u b o r e n c i e n d e su m e j i l l a
T a l p a r e c e q u e el sol e n c i e n d e el a l b a ! "
4
¡ Qué b e l l o s son sus o j o s , q u é belleza
E n la dulce e x p r e s i ó n d e su m i r a d a !
Y añado para m í , c u a n d o esto e s c u c h o :
j Qué bella será su a l m a !
XL1L
Si has d e o l v i d a r m e un día,
N o c o r r e s p o n d a s á mi a m o r i n m e n s o :
C o m p r e n d o la v e r d a d p o r lo i n m u t a b l e ;
¡ S ó l o c o m p r e n d o á Dios p o r q u e es e t e r n o
\LI1I.
Hizo el Señor las estrellas
Y las flores del g r a n a d o ,
Mas no sé que hizo p r i m e r o
Si tus ojos ó tus labios.
Ojos
Bellos,
Grandes,
Negros,
Luminosos,
Hechiceros,
S i e m p r e dulces,
Siempre inquietos;
V a g a n d o s i e m p r e afanosos
Entre la tierra y el cielo ;
Buscando acaso una imajen,
Tal vez una i m a j e n v i e n d o
Que no existe,
Que es un sueño,
Voluptuoso,
Placentero.
Vago,
Bello,
Dulce,
Tierno!
*
*
Labios
Tersos,
Puros,
Frescos,
Desdeñosos,
Lisonjeros,
Y a callados,
Y a risueños;
Abiertos por un suspiro,
Cerrados por un d e s e o ;
Sujetando en sus corales,
C o m p r i m i e n d o en el aliento,
OBRAS
POÉTICAS.
Como un c a n t o .
Como nn eco.
Cariño*.».
Pa^ajern.
Blando
Tierna.
Dulce
M.l V
Cuando me hablan lot hambre* de r\o% *er»
Que en el r o m b a l * H* %u amor m u r i e r o n .
Cuando ..iif.i r r f r n r %u negra b i t l o n a .
0 r n una negra pajina la k o ;
Divaga »in querer mi faula*ia.
\ ha%ta la Iota d * tut tumba* «tirio.
> dr nx!i!la* *-»bnr r l d u n iliarui'd
Une guard* a q t i r l l » de*<!icbad»»* • u#rp*>«.
Mr propongo a+rurhar algún * >1U»j*»
l u r W #1 b«md<» *#pukral % ó r n « i »
Y cuando al fto ran*ado nada r*rurh«».
Y 4# aperar la* r « p * r a o i a * J M » I I •
•htfo r o D u * « M p t n * qua •# «|u*j4n,
1 talo*, palabra*, armonía*. t>*» *
I'#n» mo j«»lt> a mi ? alia •» la* tumba*
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H a d e Hogar, al lin, en que naufrague.
T a l v e z e n t o n c e s tú, sobre la p l a y a ,
Itisuefia, a l e g r e , tus venturas cantes,
Y ni aún verás pasar ante tus ojos,
Envuelto por las olas m i c a d á v e r !
XLVI.
Las sombras d e aquella n o c h e
P e n e t r a r o n en mi alma ;
Y r i n d i ó el sueño mis ojos,
Y el d o l o r mis esperanzas,
Después, entraste en mi alcoba
A n d a n d o c o m o tú andas,
Con paso breve y t r a n q u i l o ,
Con majestad soberana.
Melancólicos acentos
Jimio en mis manos el arpa ;
Y en una canción m u y triste
T e dije q u e te adoraba.
Ni m e miraste siquiera...
Y te reías callada.
Burlándote de mis penas,
Burlándote de mis ansias !
Volví á cantar una endecha
Une el corazón m e dictaba,
Con muy sentidos a c e n t o s .
Con muy sentidas palabras.
Y tu seguiste r i e n d o .
Inmóvil c o m o una estatua.
Itut laudóle de mis penas.
Burlándole de mis ansia*.
C a y ó el arpa de mi m a n o ,
Y con voz entrecortada,
T e hablé d e a m o r , c o m o s i e m p r e ,
A l g u n a s tristes p a l a b r a s .
Y tú n a d a m e d i j i s t e . . .
S í ! dijiste q u e callara ;
Y te m a r c h a s t e r i e n d o ,
B u r l á n d o t e d e mis ansias !
D e s p u é s , al abrir l o s o j o s
Aquella alegre mañana,
M i r é tu i m a j e n h e r m o s a
En el f o n d o de m i a l m a ;
Y recordando m i sueño,
A h o g u é tu risa e n m i s l á g r i m a s ;
Y m e o l v i d é d e tus b u r l a s ,
Y m e a c o r d é d e m i s ansias !
XLVII.
P a r a e m b r i a g a r m e un día en la ventura
Que soñaron mis locas e s p e r a n z a s ;
P a r a hallar un instante de r e p o s o ,
T r a s de la lucha del d o l o r , a m a r g a ;
P a r a q u e d e j e n de sonar tan tristes
L a s notas de m i a r p a ;
Para q u e en un instante a b a r q u e s t o d o
El m u n d o de m i a l m a ,
¡ Quisiera y o , b i e n m í o ,
Que mi a l m a c o n c e n t r a r a
T o d a s m i s esperanzas en un canto
Y t o d o m i d o l o r en una l á g r i m a !
XLVIIÍ.
N o p u e d e ser, no p u e d o
Olvidarte ni un día, ni un s e g u n d o . . .
N a v e g a m o s los dos, y el bajel m í o
L a s ondas corta d o n d e corta el t u y o . . .
Y ni alcanzarte l o g r o , ni es posible
V i r a r las velas y c a m b i a r de r u m b o !
El mástil roto y el t i m ó n m a l t r e c h o ,
T e m p e s t u o s a la mar, el cielo o s c u r o ,
Y lejos ¡ a y ! . . . de la r e m o t a orilla
En las desiertas playas, el sepulcro.
¡Guando estaremos en el m u n d o s o l o s !
; Guando estaremos en el cielo j u n t o s !
XL1X.
Soñadas alegrías,
Risueñas esperanzas,
P o é t i c o s enjendros,
Que en d o r a d o tropel mi m e n t e abarca!
Fugaces vibraciones,
A r p e j i o s , notas, cantigas,
Sollozos y armonías.
Que le lleváis mi a m o r y mi alabanza :
A l daros en mis cantos
Ropaje y forma y alma,
Si sólo sois para ella,
Si sólo sois, sonidos y palabras ;
¡ P e d a z o s de mi vida,
F r a g m e n t o s de mi arpa,
P e r d e o s en el p o l v o ,
Ahogaos para siempre entre mis l á g r i m a s '
L.
Cantando las golondrinas
F r e n t e á m i ventana pasan,
Después de d o r m i r la n o c h e
Bajo el t e c h o de tu casa.
Y y o m e las q u e d o v i e n d o ,
Siguiéndolas con el alma,
P u e s p a r e c e q u e c o n ellas
Se m e v a n m i s esperanzas !
¡ Q u i e r a Dios q u e en el i n v i e r n o
P a r a s i e m p r e n o se v a y a n
C a n t a n d o las g o l o n d r i n a s
Que p o r mi ventana p a s a n !
LI.
T ú sí serás f e l i z ! . . . L l e g a r á un día,
Y el a m o r en el cáliz de una rosa,
A c e r c a r á á tus labios el a l m í b a r
Que d e los labios de los Dioses b r o t a .
¡ E l cáliz q u e te daba
Mi m a n o t e m b l o r o s a ,
Entre hiél y e n t r e l á g r i m a s tenía
De a l m í b a r una g o t a !
LII.
S o b r e esos sueños
Que en un s o l l o z o ,
Del alma i n q u i e t a
Parten del f o n d o ,
Y en el e s p a c i o
Toman contornos
Indefinibles
Y vaporosos;
S o b r e la nieve
Que c u b r e en c o p o s .
De las montanas
El rejio t r o n o ;
Sobre el ropaje
Mullicoloro
Del ancho llano,
Del bosque u m b r o s o ;
Sobre los mares
Azules y h o n d o s ;
Sobre las nieblas
Que arroja el n o l o ;
Sobre esos mundos
Que ven mis ojos,
Del infinito
Girando en t o r n o ;
Envuelta en nubes
Y r a y o s de o r o .
V o l a n d o pasas
Tú sobre t o d o !
Lili.
Me mandaste callar... t e m b l ó mi labio
Y te pidió p e r d ó n , y tú callaste...
Ah ! si mi corazón hubieras visto
Aquel horrible instante!
¿Qué pasaba por m i ? . . . dejó un m o m e n t o
En mis arterias de c o r r e r la sangre...
Cegaron mis pupilas, y una sombra
Me arrebató tu i m a j e n !
¿En d ó n d e estaba mi razón, en d ó n d e ?
;. En dónde estaba el m u n d o , en dónde el a i r e /
¿Dónde estaba la muerte que no vino
Con su boca á b e s a r m e ?
Sentí de la vergüenza esas hogueras
Que eternamente arden ;
Y en m i p e c h o esas l á g r i m a s q u e n u n c a
Jamás del f o n d o de m i p e c h o s a l e n !
Y humillado, vencido, volví á v e r t e . . .
T ú estabas c o m o s i e m p r e . . . eras el ánjel.
Y o a r r o j a d o salí d e l p a r a í s o ,
Proscrito, miserable!
LIV.
D í m e q u e n o es v e r d a d q u e me deleitan
L o s m i s t e r i o s o s e c o s de la brisa,
Guando en las s o m b r a s de la n o c h e trae
Del ave solitaria
L a s notas f u j i t i v a s !
D í m e q u e no es v e r d a d q u e en la ribera
Guando divaga sobre el m a r m i vista,
Gozo pensando en Dios, p o r q u e las ondas
Me ensenan q u e es e t e r n o ,
Guando á mis pies espiran !
D í m e q u e no es v e r d a d q u e me consuelen
Las l á g r i m a s q u e v i e r t e n mis pupilas,
Guando r e n d i d o de d o l o r á solas
Mi frente se d o b l e g a
S o b r e m i muda lira !
I h m e q u e no es verdad ({lie c u a n t o a b a n a
Kn su v u e l o fuga/ la fantasía,
Me recuerda q u e un t i e m p o , i n d i f e r e n t e
Gontó de mi e x i g e n c i a
Las horas y los d í a s !
Di mi» q u e no
>•rilad q u e hay en mi* caill'»*.
T e s o r o s de ternura y p«»e%ij,
L o a n d o en U lioelic silenciosa dtfju
V a g a r en el espacio,
Fugaces armonías!
D í m e q u e no es verdad q u e la esperanza
Da tregua con su halago á mis desdichas;
Que al fin de tanto suspirar en v a n o ,
En lo h o n d o del sepulcro
Me espera una a l e g r í a !
P e r o q u e no es verdad q u e viva triste;
Que son mi llanto y mi dolor m e n t i r a ;
Que no es v e r d a d que te i d o l a t r o . . . éso,
; Ú n i c o a m o r de mi alma :
É s o . . . no m e lo d i g a s !
LV.
Conjunto de impresiones q u e se borran.
Oscuridad y luz y medias t i n t a s ;
Aplausos, gloria y . . . soledad del alma,
Eso ha sido mi vida.
L o arcano de un amor que m e s e d u c e ;
La esperanza de un bien que m e r e a n i m a ;
Ansia de oirte y ansia de mirarte,
Eso es ahora mi vida.
Campo de llores ó infecundo y e r m o ,
Lozana c u m b r e ó pavorosa sima;
Vivir ó no vivir, lo que tú quieras,
Eso será mi vida !
LVI.
Yn no te be de pedir nada que sea
Indigno de tu alma y de mi alma ;
Q u i e r o s ó l o saber si tus c o n g o j a s
R e s p o n d e n á m i s ansias.
D í m e l o , p o r p i e d a d ! Y si n o s u n e
Con i n v i s i b l e l a z o la d e s g r a c i a ,
P u e s no han de confundirse n u e s t r a s risas,
Corran s i q u i e r a j u n t a s n u e s t r a s l á g r i m a s !
LVI1.
¿ Qué tienes, d í m e ,
Q u e así m e a t r a e s ?
Tú tienes a l e o
C o m o los c a u c e s
D o n d e los ríos
Corren fugaces:
C o m o las c u m b r e s
De los v o l c a n e s ,
C o m o los c i e l o s ,
C o m o los m a r e s .
C o m o la tibia
L u z de la t a r d e ,
C o m o la n o c h e
C u a n d o se e s p a r c e ,
C o m o en las s o m b r a s
Las impalpables
Formas que envuelven
Los ideales,
Que en los ensueños
De un alma g r a n d e ,
Se r e c o n c e n t r a n
En una i m a j e n !
LVIII.
Era alta n o c h e ! . . . Con sus torpes alas
Azotaba mis párpados el s u e ñ o ;
V pasaba y pagaba ante mis «>jus
Su imajen bella en reposado v u e l o .
De su pálida frente c o r o n a d a
De pálidos l u c e r o s ,
Descendía la oscura cabellera
V e l a n d o en sombras el n e v a d o c u e l l o ;
En m í clavaban la mirada ardiente
Sus grandes ojos n e g r o s ;
Y allá en sus labios, c o m o n o hubo labios
Más puros ni c o r r e c t o s ,
Dulce asomaba la fugaz sonrisa
Que guarda avara en ellos,
C o m o guardaron siempre
De su a m o r el grandísimo secreto.
Su blanca vestidura
Flotaba entre las sombras, en s i l e n c i o ,
Cruzando sobre m í , tal c o m o pasa
En el cielo del alma un pensamiento.
Así gozaba y o ! . . . T r é m u l a s frases
En r í t m i c o c o m p á s , en blandos ecos,
Subían á mis labios una a u n a ,
Del fondo de mi p e c h o .
Le decían mi a m o r , mis ilusiones,
L e contaban mi a m a r g o sufrimiento ;
Y de ese caos q u e enjendró la duda,
La sombra y el misterio,
El m a l o g r a d o afán de la esperanza,
La inicua lidia del d o l o r e t e r n o !
De repente un vapor, c o m o la nube
De calcinado incienso,
Envolvió la beldad, veló el encanto
De su rostro h e c h i c e r o . . .
Y v i e n M I S O J M N la fugaz centella,
Y vi en sus ojos el desdén s u p r e m o .
T o r n é los míos que anublaba el llanto,
Y de un rincón miré del aposento,
Desprenderse una sombra, negra elijie
De fatídico e s p e c t r o ! . . .
Que a v a n z ó , y a v a n z ó . . . y ante m i vista
Pasó terrible, lívido y siniestro...
L e vi crispadas las c o b r i z a s m a n o s ,
I m a j e n d e l furor y d e los c e l o s . . .
Y se h u n d i ó en la p a r e d . . . j Ó t e l o ! d i j e .
¡ Es la s o m b r a d e Ó t e l o !
Y m e sentí r o d a n d o d e s p e ñ a d o
P o r la h o n d a sima del e t e r n o sueño !
LIX
¿ Qué s e r á ? . . . no lo s é ! . . . Y o sé q u e lleva
A l g o d e m i a l m a en su a l m a p o d e r o s a ;
P o r q u e tiene q u e s e r . . . p o r q u e sus o j o s
M e la r o b a r o n t o d a !
Y o sé q u e d e su espíritu en mi espíritu
A l g o d e b o l l e v a r , c o m o una s o m b r a ,
P o r q u e tiene q u e ser... p o r q u e su imajen
Jamás en él se b o r r a !
LX.
L í m p i d a estrella,
F l o r d e los c i e l o s ,
Qué h e r m o s a brillas,
i Pero qué lejos!
Flor d e los c a m p o s ,
F l o r del d e s e o ,
Qué heruios.i e r e s '
j Y vivo p r e s o !
P á l i d a imajeii,
F l o r de mis M J C J I O V
¿ Kn d o n d e i n o r a
I o pcnsaiiih iitn '
F l o r de las llores,
A l m a de un b e s o ,
¿ Si tú no existes,
P o r qué te siento?
LXI.
C o m o en el alma guardo
Tu imajen peregrina,
En ella t e n g o siempre
Una ílor solitaria y a m a r i l l a .
Á solas mis ardientes
Miradas la i l u m i n a n ;
L a m i r o y se m e acuerda
Que tú en la m a n o la tuviste un día.
La m i r o y clavo en ella
Mis húmedas pupilas;
L a m i r o absorto, y m i r o
Que recobra la flor su lozanía.
Que vive y el secreto
Conozco de su vida,
P o r q u e es c o m o tu imajen,
P o r q u e en mi corazón no se marchita.
Si quieres c o n v e n c e r t e ,
Cuando m e muera, niña,
En el sepulcro helado
La hallarás, revolviendo mis cenizas !
LXIÍ.
Oye : si alguna vez imajinaste
Que herí tu alma sensible,
OBIIA*
popTtrA-.
P i e n s a q u e el q u e a m a c o m o y o , bien m í o ,
N o pudo nunca herirte...
Si al t i e m p o q u e pasó los o j o s v u e l v e s
Y venturosa vives,
Piensa q u e un ser d e s v e n t u r a d o l l o r a
Cada v e z q u e te r í e s .
Si d e l a m o r las c e l e s t i a l e s dichas
T u corazón engríen,
P i e n s a q u e para m í , luz de mis o j o s ,
F u e r o n un i m p o s i b l e .
Si alguna v e z de n o c h e en el s i l e n c i o
O y e s mis e c o s tristes,
P i e n s a q u e son los a y e s de m i a l m a
Que al m o r i r te b e n d i c e !
LXIII.
Á la luz de la luna ¡ cuántas v e c e s
P e n s a n d o , c o m o s i e m p r e , en m i s desdichas,
C o m p a r é tus pesares c o n los m í o s ,
Y c o m p a r é tu vida c o n mi v i d a !
T o s c o bajel á q u i e n el v i e n t o azota,
Bañada en l i m o la rugosa q u i l l a ,
El viejo m a d e r a m e n a g r i e t a d o ,
Ea parda lona p o r d o q u i e r h e n d i d a ,
El m a r p r o f u n d o , el h o r i z o n t e n e g r o ,
La onda r e b e l d e , al e m b e s t i r bravia...
Y el lago azul y q u i e t o , el cielo p u r o ,
Y la playa y el b o s q u e en las orilla*,
La cabana á lo lejos, y á lo lejos
Música a l e g r e y la canción marina,
Y sobre el agua mansa r e s b a l a n d o ,
Al soplo del a m o r , la n a v e c i l l a !
Guando quieras saber p o r quién s o l l o z o ,
Si a l g o te i m p o r t a o í r m e sollozar,
P r e g ú n t a l e á tu p e c h o m u y q u e d i t o ,
Y alguien en é l , tal vez te l o dirá.
Y si alguien te responde — (estoy seguro
Que sí r e s p o n d e r á n ) —
Y pronuncian tu n o m b r e , entonces, niña,
Y a no preguntes m á s !
LXV.
Gomo pasa una nube en los espacios
Bajo el azul del c i e l o ;
Gomo en las sombras de la noche pasan
Las sombras de los sueños...
Allá en los horizontes que en tu alma
Dilata el pensamiento,
L o m i s m o q u e las nubes y las sombras,
Pasarán estos e c o s ! . . .
LXVI.
Gomo detrás de l ó b r e g o nublado
Sonríe el cielo azul,
Así, tras de las nubes q u e en mi alma
A m o n t o n a el d o l o r , sonríes tú!
LXVII.
¿ P o r q u é cuando á tu lado sin testigos
Me he solido encontrar,
Cual desbandadas aves, mis ideas
Huyen de donde están?
¿ P o r q u é de tanto q u e pensé en d e c i r t e
N a d a te d i g o y a ,
Y mirando m e quedo c o m o estúpido
T u e n c a n t a d o r a faz?
Á t o d o s les p r e g u n t o y m e r e s p o n d e n ,
Que á preguntarlo van,
Y todos lo p r e g u n t a n ; pero nadie
Se l o p u e d e e x p l i c a r .
Si tú n o a m a s t e n u n c a , acaso puedas
D e c i r m e la v e r d a d ;
P e r o si es q u e has a m a d o , e n t o n c e s , niña,
T a m p o c o lo sabrás I
LXV11I.
O l v í d a m e ! está b i e n ! . . . si así lo q u i e r e s ,
Si eso te hace d i c h o s a . . .
Flores p o r flores... A y ! c o m o las m í a s
J a m á s te darán o t r a s !
O l v í d a m e . . . está b i e n ! . . . p u e d e s m a t a r m e
Que esta mi vida al lin nada le i m p o r t a . . .
Lira p o r lira... ¿en d ó n d e hallarás una
Con más a m o r en sus h u m i l d e s n o t a s ?
O l v í d a m e . . . está b i e n ! . . . en mi e x i s t e n c i a
La dicha esta de sobra .
Kcos por e c o s . . . A y ! ¡ d ó n d e o t r o s e c o s
T a n tiernos Ir e n a m o r a n /
O l v í d a m e . . . e*Li b i e n . . . P e r o / q u é d i g o /
¿ P e r o q u é está s o n a n d o el alma l o c a ?
¿Cóiiim no- l i a s de " I n d a r . 101 idolatría,
M jama» he o< upado tu m e m o r i a '
LXIX.
Si ella guarda en su seno, m a d r e tierra,
C o m o tesoro e t e r n o ,
La prenda de un a m o r q u e no es el m í o ,
A y ! á b r e m e tu s e n o !
Harto te di del manantial q u e brota
Del fondo de mi p e c h o ;
He apagado la sed, deja q u e apague
La sed que m e devora de tus besos !
Que cubran mi ataúd con una lusa
Al nivel del terreno ;
Y que una triste cruz graben en ella,
P o r q u e sepan no más que allí hay un m u e r t o !
De la oculta semilla de esas flores
Que llenan de pavor los c e m e n t e r i o s ,
No permitas q u e b r o t e ni una sola
En torno de mi féretro.
Y o q u i e r o q u e en tu n e g r o relicario
Encierres con mis restos
l na llor nada m á s . . . la que ella guarda
C o m o un tesoro eterno !
I XX
(.uaudo el reposo m e llama.
Cuando los párpados cierro,
V pienso en las alegrías
De algún fantástico sueño,
Entonces te m i r o ,
Entonces te v e o .
No sé si d o r m i d o ,
N o sé si d e s p i e r t o ;
N o sé si en sus alas un ánjel m e l l e v a ,
C r u z a n d o llanuras y m a r e s i n m e n s o s ;
N o sé si e n el aire
R e s p i r o tu a l i e n t o ;
N o sé q u é m e pasa,
Si v i v o , si m u e r o ,
Si e s t o y en la t i e r r a ,
Si e s t o y e n el c i e l o !
C u a n d o el r e p o s o m e Llama,
C u a n d o los p á r p a d o s c i e r r o ,
Y p i e n s o en las a m a r g u r a s
De a l g ú n fantástico s u e ñ o ,
E n t o n c e s te l l a m a
Con ansia el d e s e o ;
Y y o velo entonces,
Y sé q u e n o d u e r m o ,
Y sé q u e en sus alas m e lleva el fantasma
(Jue e n c i e n d e la d u d a , q u e enjendra los c e l o s ;
Y o sé q u e en el aire
M e falta el a l i e n t o j
Y o sé q u é m e pasa,
Que v i v o , y q u e m u e r t o
E s t o y en la tierra
C r u z a n d o el i n f i e r n o !
LXXI.
Hay o t r o m u n d o apenas c o n o c i d o
De los q u e no han l l o r a d o c o m o y o .
En d o n d e es una s o m b r a la esperanza,
D o n d e i m p e r a el d o l o r .
Allí todas son dudas y desdichas,
T o d o es o s c u r i d a d , l o d o a f l i c c i ó n ;
Allí del s o l que l o s alumbra á t o d o s
N o hay un r a y o de s o l ;
Allí no hay hojas v e r d e s , ni un e s t a n q u e .
Ni una lozana llor.
A l l í nada se m u e r e . . . allí se v i v e .
P o r q u e es la m u e r t e la única ilusión.
Tú debes c o n o c e r l o . . . a v e c e s pienso
Que allí he visto tu a m o r j u n t o á mi a m o r .
Si esto es v e r d a d , r e s p o n d e : en ese m u n d o
¿ Quién te a m ó c o m o y o ?
LXXII.
No m e arredra del c a m p o en altas horas
La densa o s c u r i d a d ;
Las sombras de esta duda
Me espantan m u c h o m á s !
No acongoja á mi espíritu el j e m i d o
De la brisa al pasar :
Este q u e en mi alma escucho
Me apesadumbra más.
No me anonada el sepulcral silencio
Que en t o r n o mío h a y . . .
A q u e l silencio de tus labios, ése,
Ese sí, p o r q u e al íln m e m a t a r á !
LXXIII.
Si sientes cuando alguno
Está pensando en tí,
Sabrá de c i e r t o la hora,
Que deje de existir;
Y r o m o sé que el alma
No tiene nunca fin,
Cuando pensar no pueda.
, T e acordarás de mí ?
LXXIV.
N a c e s d e mi a l m a
T o d a en el c e n t r o ;
Formas y vida
T e da m i a l i e n t o ;
L u z , de m i s o j o s
Tus hechiceros
Ojos r e c i b e n ,
De a r d i e n t e fuego ;
S i e n t o q u e ilotas
En mi cerebro ;
En m i s ideas
S e n t i r te s i e n t o !
D e s p u é s , te e n v u e l v e n
Mis p e n s a m i e n t o s ;
H i e n d e s los aires,
En raudos vuelos ;
Salvas las n u b e s ,
L l e g a s al c i e l o ,
Y allí te a l u m b r a s
Con los l u c e r o s ,
Y m i s suspiros
T e lleva el v i e n t o . . . .
¡ Y estás m u y c e r c a ,
Y estás m u y lejos !
Y entonces gozo,
Y entonces creo,
Y entonces v i v o ,
Y entonces d u e r m o !
LXXV.
te m i r o a l e g r e .
Cuando tu labio ríe,
Entonces me figuro
i .11.indo
Que ni el fantasma del d o l o r existe.
Cuando los ojos bajas,
Cuando tu p e c h o j i m e ,
Entonces m e parece
Una s o m b r a el placer, un i m p o s i b l e !
P o r eso en m a r de dudas
B o g a n d o va mi e s q u i f e . . .
N o i m p o r t a : q u e hizo r u m b o ,
¡ Y al r u m b o , inalterable, se dirije !
LXXVI.
Ella, dentro de mí, m e dijo a n o c h e ,
Que llevo s i e m p r e un sol :
Y ella dijo m u y bien, p o r q u e la llevo
S i e m p r e en mi corazón !
LXXVII.
Si te d i c e n , mi bien, q u e y o te o l v i d o ,
Diles que m i e n t e n . . . N o 1
¡ C u a n d o el a m o r con lágrimas se nutre,
Es e t e r n o el a m o r !
Cuando en la soledad las esperanzas
Nacen de la aflicción,
Y se cruza entre piedras y entre abrojos
La senda del d o l o r ;
Cuando sangran los pies ; cuando se llora
Sangre del corazón,
Cuando nada se espera y del consuelo
Ya se extinguió la voz ;
Cuando el vivir es m u e r t e , y el sepulcro
Es desesperación,
Entonces no se olvida! si lo dicen,
Diles q u e m i e n t e n . . . N o !
J.
Cuando m e a p e r c i b í , t o d o era t u y o :
Mi v i d a , m i esperanza !
Sin r u i d o , sin e s t r é p i t o , en s i l e n c i o ,
C o n s ó l o una m i r a d a ,
A s í , c o m o l o hiciste c o n la m í a ,
Así se r o b a el a l m a . . .
j T o d o eso está m u y bien ; p e r o no o l v i d e s
Que así t a m b i é n se mata 1
LXXIX.
Del l e j a n o h o r i z o n t e en l o s c o n f i n e s
A l espirar la tarde,
M i r é tu i m a j e n , cariñosa y t r i s t e ,
Vagar entre celajes;
P e r o la n o c h e a l z a n d o
Sus s o m b r a s i m p a l p a b l e s ,
L l e g ó , y en las tinieblas
A n t e mis o j o s se n u b l ó tu imajen !
V a g a n d o en los espacios l u m i n o s o s
Cruzabas c o m o un ánjel,
Y absorto c o n t e m p l é tu seductora
Belleza i n c o m p a r a b l e !
P e r o la luz del día
R e s p l a n d e c i ó en los aires,
Y entre sus r a y o s de o r o
Ante mis ojos se n u b l ó tu imajen !
T e e s c o n d e n de mi vista
Con su p o d e r i g u a l e s ,
La luz en la mañana
1.1- sombí i s en 11 t a r d e !
Si tiene mi alma un r i e l o
Y e i i él g r a b é lu ¡ m a j e n ,
¿ P o r q u é , bien de m i vida,
P o r qué te he de buscar en otra p a r t e ?
LXXX.
Me parece q u e l e o en su sonrisa
Y q u e l e o el a m o r en su m i r a d a ;
Y en el círculo rojo de sus párpados
Las penas l e o que a t o r m e n t a n su a l m a !
Y cuando pienso que por otro llora,
Y pienso q u e otro su a m a r g u r a causa,
Nada p u e d o l e e r . . . del misterioso
L i b r o del c o r a z ó n arden las pajinas;
Y más que nunca bella, más hermosa
Del espantoso incendio é n t r e l a s llamas,
Hechicera y j e n t i l se m e aparece,
Imajen del d o l o r , su imajen pálida.
LXXXI.
Es igual para mí : nada m e i m p o r t a
La densa oscuridad,
Que la tiniebla pavorosa, nada
Me deje c o n t e m p l a r ;
Y o no q u i e r o la luz del sol ardiente
P a r a mirar tu faz,
Que la luz de mis ojos te ilumina
Donde mi vista va.
T a m p o c o quiero luz para buscarte,
Que donde estoy estás...
Quiero luz... mucha luz ! p e r o en tu alma
Para leer en ella la verdad !
LXXXII.
¿ Qué habrá en el fondo de las hondas simas ?
¿ Qué h a b r á en el f o n d o del r e v u e l t o m a r ?
¿ Qué h a b r á tras el c o n f í n del h o r i z o n t e ?
¿ Qué tras los m u n d o s q u e j i r a n d o e s l á n ?
Y o n o sé l o q u e habrá : si y o p u d i e r a
Tan profundos arcanos penetrar,
Bien sé l o q u e v e r í a . . . Y o v e r í a
Tu imajen... ¡nada másl
LXXXII1.
A m é la g l o r i a . . . su l a u r e l d e o r o
F u é m i a m b i c i ó n un t i e m p o no l e j a n o ,
P e r o eso y a p a s ó . . . Y a sólo ansio
T u e t e r n o a m o r , tu a m o r y tus aplausos.
Y allí la senda está : ¡ h e allí la c u m b r e
Que dora el sol c o n i n m o r t a l e s r a y o s !
Aún p u d i e r a subir, y allí tan s ó l o
Grabar tu n o m b r e en d u r a d e r o m á r m o l .
N o i m p o r t a n los abrojos del c a m i n o ,
Nada el raudal de m i c o p i o s o l l a n t o :
A ú n pudiera subir... Y o subiría
¡ Con tal q u e m e llevases de la m a n o !
LXXXIV.
Guando sea cadáver para t o d o s ,
P o n tu m a n o en m i p e c h o ;
L o has de sentir l a t i e n d o todavía.
Que sólo para tí no habré y o m u e r t o !
LXXXV.
Kn m e d i o de esas vagas a r m o n í a s
Que turban el silencio d é l a n o c h e ,
Greo escuchar mi n o m b r e en un acento
Que mi alma r e c o n o c e . . . .
Y y o , insensato, m e figuro á v e c e s ,
Que eres tú, q u e m e llamas por mi n o m b r e ,
Que de tus labios de coral el v i e n t o
Al pasar lo r e c o j e .
LXXXVI.
Cuando pienso en la n e g r a sepultura;
Cuando m i r o un a b i s m o ,
Mi corazón se o p r i m e de tristeza,
Y pienso en el o l v i d o .
Cuando levanto al cielo la m i r a d a
Y veo q u e es el m i s m o ,
Mi corazón se llena de alegría
Y pienso en lo infinito :
Y ya triste, y a a l e g r e , cuantas veces
Los horizontes m i r o ,
; N o quisiera mirar ese fantasma
Que ilota en el v a c í o !
LXXXVII.
Cuando m i r o volando alguna nube
Que por los aires va,
La sigo con la vista, y me pregunto :
¿ Á dónde va á p a r a r ?
Cuando m i r o algún ave solitaria
Cruzar la inmensidad,
La sigo c o n la vista, y á mis solas
Me digo : ¿A dónde irá?
Y nadie me responde, y m e entristece
No saber d o n d e van,
Y es p o r q u e y o también, luz de mis ojos,
T a m b i é n v o y á volar !
LXXXVIII.
¿ T i e n e s celos? ¿De q u i é n ? ; Es que tú ignoras
L o q u e tu r o s t r o p e r e g r i n o v a l e .
L o q u e tu l a b i o e s c o n d e ,
L o q u e e n tus ojos arde !
Y l o q u e v a l e tu a l m a . . .
j E s o , m i b i e n , ni c a l c u l a r l o s a b e s !
LXXXIX,
H a y un reloj q u e p o r instantes r á p i d o s
L o s siglos m a r c a de m i e t e r n o a m o r .
¿ N o sabes tú cual es ? P u e s o y e el p é n d u l o :
I L a t i e n d o está por tí m i c o r a z ó n !
XC.
En tu h e c h i c e r a
faz vi la alegría,
Y la tristeza en tu h e c h i c e r a faz,
Y e n t o n c e s c o m p r e n d í t o d o lo h e r m o s o
Del c i e l o y d e la m a r 1
XGI.
Si no es t o d o ilusión, si en los espacios
T u espíritu m e busca,
P i e n s a , al pensar en mí cada m a ñ a n a ,
Que es uno m i s m o el sol q u e nos alumbra '
XCII.
Yo v o y con esas aves m e l a n c ó l i c a s
Que en el silencio de la noche cantan ;
. Q u i é n pudiera en la n o c h e de los suefm>
Gantai en el silencio de tu a l m a !
XCIII
No le t e m o a tu o l w d o ; ; no podrías
Tanto amor olvidar!
¿ S a b e s á qué le t e m o , si m e q u i e r e s ?
¡ Á q u e no puedas ya q u e r e r m e más !
XGIV.
¡Qué h e r m o s a es la mañana cuando enciende
Su roja tea el s o l !
¿ Dónde se v a n las sombras de la n o c h e ?.
¿ Á d ó n d e va el d o l o r ?
¡ Qué cantar de las aves en el c a m p o !
I Qué alegre su c a n c i ó n '
¡ C ó m o respira y se levanta t o d o
Cuando a m a n e c e D i o s !
¡ Cómo cruza el espacio tu fantástica
Risueña a p a r i c i ó n !
H o y eres toda llama, anoche sombra :
Y anoche y h o y , a m o r !
¿ Será la luz del alba la esperanza?
¿ L o sabes ? pues y o no !
¡ Sólo sé que no sé p o r qué se m u e r e
P o r tí mi c o r a z ó n !
XCV.
L l e g u é al sombrío atrio de la iglesia,
Y el d o l o r m e d e t u v o ,
Y creí q u e m i m a n o se apoyaba
En la fría pared de mi sepulcro.
C o m o su imajen pálida, mi alma
Se desprendió del m u n d o ,
T o r n é los ojos y encontré tinieblas,
¡ Volví la vista al cielo y lo vi oscuro !
A l fin e s t a m o s s o l o s , arpa m í a ,
En la alta n o c h e , j u n t o s ;
Ni un e c o . . . ni una n o t a . . . a q u í a g u a r d a m o s ,
M u d a s tus c u e r d a s y m i l a b i o m u d o .
Se l l e n ó de i l u s i ó n m i p e n s a m i e n t o ,
Mi c o r a z ó n d e l u t o . . . .
Y o n o sé d ó n d e f u e r o n sus p r o m e s a s ,
Y o sólo sé q u e el t r i u n f o ha sido s u y o .
XCVI.
Y o s o y hoja caída q u e se seca,
S o y el d o l o r q u e r í e ,
S o y la d e s h e c h a n a v e q u e ha c r u z a d o
H o r i z o n t e s sin l í m i t e s ,
Ola del m a r q u e se e s t r e l l ó en la a r e n a
A l pié del a r r e c i f e ;
S o y el día q u e m u e r e en el c r e p ú s c u l o
De una esperanza t r i s t e ;
Y o s o y la n o c h e , en fin : ¡ d i m e si eres
La sombra que m e sigue!
XGV1I.
A n t e s dejaba y o m i s p e n s a m i e n t o s
A l acaso v o l a r ,
Y nada m e i m p o r t a b a q u e v o l v i e r a n ,
Ó no volvieran más.
Desde q u e te c o n o z c o , desde e n t o n c e s ,
N o importa á donde van,
Y anhelo por q u e v u e l v a n y m e digan
L o q u e pensando estás !
XCV1II.
¿ C ó m o vivo ? N o sé, soñando en cosas
No sé si de alegrías ó d o l o r e s . . .
Nnc á veces m e parecen realidades,
Y á veces m e p a r e c e n ilusiones.
Guando á c o n t a r t e vayan c ó m o v i v o ,
Esas j e n t e s q u e v i v e n p o r q u e c o m e n ,
Diles, p e r o de m o d o q u e lo entiendan,
Diles que ni siquiera m e c o n o c e n .
XGIX.
Hay quienes piensan q u e al m o r i r el alma
Se va con los placeres que ha g o z a d o ,
Que deja sus desdichas, que por eso
H a y tantos desdichados.
Y y o he dado en pensar q u e eso no es c i e r t o .
Que es falso, que es m u y falso ;
Que el alma q u e se va sólo se lleva
L a única dicha de r o m p e r sus lazos.
G.
¡ Y h a c e m u y poco q u e e m p e z ó la lucha!
¡ N o hace m u c h o que sufro !
P e r o tales serán estos d o l o r e s
Que el t i e m p o b r e v e m e parece m u c h o .
Al través de mis lágrimas los v e o
Pasar uno por uno ;
¡ Y'o soy el m i s m o . . . ¡ siempre ! A q u í le guardo
Mi a m o r e t e r n o , cuando pase, al último !
GI.
Y sé q u e son las almas
C o m o las olas,
Que siempre va la una
Siguiendo á la otra ;
T ú vas delante...
¿ Dónde estará la playa
Que nos aguarde ?
GIL
B a n d a d a s d e t o r c a c e s , blancas nubes
D e blancas flores q u e a r r e b a t a el v i e n t o ,
A y I eso son á v e c e s c u a n d o l l o r o
Mis locos pensamientos !
T r o p e l d e aves fatídicas, t i n i e b l a s
Q u e arrebata el t u r b i ó n d e l c e m e n t e r i o ,
¡ A y , eso son á v e c e s c u a n d o r í o
Mis tristes p e n s a m i e n t o s !
CIII.
Es p r e c i s o c a l l a r . . . D e estas c a n c i o n e s
A ú n t i e n e el alma m u c h a s ;
P e r o g u a r d a d a s en el p e c h o m í o ,
; Bajarán c o n m i s restos á la t u m b a !
CIV.
Después q u e y o m e ausente, n o m e b u s q u e s
Niña, en el p a n t e ó n ,
Ni busques esta l l a m a q u e m e abrasa
En los r a y o s del sol.
Ni busques mis m i r a d a s en los astros,
Ni m i aliento en la flor;
Ni en las s o m b r a s q u e v a g a n p o r las n o c h e s
Mi ardiente i n s p i r a c i ó n !
Si q u i e r e s e n c o n t r a r m e e n t e r o , busca
En mis v e r s o s , m i a m o r ;
Y si buscas mi i m a j e n , no la busques
Si no la guarda ya tu c o r a z ó n !
TROVAS
COLUMBINAS
Méjico, abril de. 1 8 8 1 .
Á L A SOCIEDAD
COLOMBINA
ONUBENSE
HüELVA.
José Peón y Cu utreras.
CRISTÓBAL COLON
i.
Espíritu j i g a n t e que otros m u n d o s
En el espacio habitas,
T o r n a al sepulcro q u e tu cárcel guarda,
Y dale forma á tu i n m o r t a l ceniza.
Despierta, y otra vez m e n d i g o y l o c o
Arrástrate y c a m i n a ;
V u e l v e á poner sobre tu frente augusta
La c o r o n a de rosas y de espinas.
Vuelva á v a g a r sobre tu m u d o labio
Sardónica sonrisa;
Que la estúpida plebe te escarnezca;
Que la ignorancia torpe te m a l d i g a .
Hiera otra vez tu corazón sencillo
El arma de la envidia,
Y torrentes de lágrimas, á solas,
Mane en silencio la profunda h e r i d a .
Vuelva á cruzar por los iberos c a m p o s
T u sombra fujitiva,
Mientras te burla en los salones rejios,
Necia y audaz, la cortesana grita.
T o r n a á tender sobre la mar inquieta
La poderosa vista;
T u llanto b e b a la a r e n o s a p l a y a ,
Y q u e b e s e n tu sien auras m a r i n a s .
Y sulca al fin los p i é l a g o s i g n o t o s
E n la a r b o l a d a q u i l l a ,
Y t r i u n f a . . . Y al r u m o r d e tus c a d e n a s
Caiga en el p o l v o m i d o r a d a lira.
II.
A l m e d i a r d e la n o c h e silenciosa,
Á la pálida luz d e las estrellas,
V a g a b a p o r los m a r e s lusitanos
Una h e r m o s a g a l e r a j e n o v e s a .
I b a d e c o r s o . El t i m o n e l v e l a b a
V i e n d o b r i l l a r el fósforo en la e s t e l a . . .
De repente paróse, g r i t ó : — « F u e g o : »
Y el fuego a p a r e c i ó sobre c u b i e r t a .
III.
A r d í a envuelta la g a l e r a en l l a m a s ,
N o l e j o s de la c o s t a :
A s e un m a r i n o el r e m o c o n la diestra
Y al h o n d o m a r se arroja.
L u c h a tenaz y con s o b r a d o aliento
H i e n d e las bravas o l a s ,
Y pisa al c a b o con segura planta
Riberas d e L i s b o a .
Dirijo l u e g o la mirada al c i e l o ,
Serena y m e l a n c ó l i c a ,
Y la v u e l v e á la m a r , y la dilata
P o r su llanura l ó b r e g a .
Las ondas á la tierra d e v o l v í a n
A l j e n i o de las o n d a s ;
La m a r l o rechazaba. ¡ Y para el náufrago,
E r a la tierra p o c a !
IV.
A l t o , robusto, varonil semblante
Por noble, seductor;
La tez, un dia transparente y blanca,
T o s t a d a del s o l ;
Blondo el c a b e l l o , p o r el t i e m p o cano,
Tal vez por el d o l o r ;
Su m a d r e patria, J é n o v a ; su n o m b r e
CRISTÓBAL
COLÓN.
V.
El que á solas en su h o g a r
Con la sociedad se encierra,
Sus penas no ha de contar,
Ni á las flores en la tierra,
Ni á las olas en la mar.
Acaso sienta bullir
En su m e n t e un pensamiento
Que en su m e n t e ha de m o r i r ,
P u e s en tan h o n d o aislamiento
¿Á quién se l o va á d e c i r ?
N o les ha de revelar
Sus penas y sus t e m o r e s ,
Pues no le han de contestar,
Si está en la tierra, las flores.
Ni las olas, si en la mar.
V u e l v e á Ja tierra la flor
Y la ola al m a r , y al h o r r o r
Del pasado, el s u f r i m i e n t o ;
Y v u e l v e á el a l m a el l a m e n t o
Que á el a l m a a r r a n c a el d o l o r .
Que el q u e á solas en su h o g a r
Con la s o l e d a d se e n c i e r r a ,
Sus p e n a s n o ha d e c o n t a r ,
N i á las flores en la tierra,
Ni á las olas en la m a r .
VI.
N o está la n u b e en los espacios sola
Ni v i v e n solas en el m a r las algas ;
Y en e l h u m a n o p e c h o
Sola se m u e r e d e d o l o r el á n i m a .
Las olas se r e c l i n a n en las olas,
Y las r a m a s del árbol en las r a m a s ,
Y en el a g r e s t e n i d o
Se e n t r e t e j e n las alas c o n las alas.
El alma tierna d e C o l ó n un día
J i m i e n d o en triste soledad i n g r a t a ,
Halló por su ventura
El alma c o m p a ñ e r a d e su a l m a .
Y flores tuvo la escarpada pena,
Y blancos lirios la infecunda p l a y a ,
Y la celeste bóveda
L i m p i a y azul s e reflejó en las a g u a s .
Brilló la luz de la perdida estrella
En la lóbrega n o c h e de borrasca,
Y penetró M I rayo
En e l s o m b r í o corazón d e l nauta
Vil.
Después de la luz, la noche
Envuelta en niebla s o m b r í a ;
Después del placer, las tristes
L á g r i m a s en la m e j i l l a .
Bajo los pétalos blancos
De la flor, la aguda e s p i n a ;
Bajo las rosas, el p o l v o
De las rosas de otros días.
Junto al azahar de la b o d a ,
Inmortales
amarillas;
Junto á la cuna, la huesa ;
Junto á la nada, la vida.
VIII.
Dichosa mansión, dichosa
Si no la nubla el pesar.
i Q u é hermosa en la luz, qué hermosa
En el cielo del h o g a r !
En el h o g a r , lo m i s m o q u e en el cielo,
Hay también un crepúsculo s o m b r í o ;
El cielo m o j a de rocío el suelo,
Y son en el h o g a r c o m o rocío
Las l á g r i m a s del d u e l o .
j Qué triste mansión, q u é triste,
Cuando la nubla el pesar!
¡ C o l ó n de n e g r o viste
El cielo de su hogar I
IX.
Bajo del sauce tétrico,
La sepultura cubre
OBRAS
POÉTICAS.
Su o s c u r o s e n o , c o n m u l l i d o c é s p e d
Y con lirios azules.
Con una cruz tristísima,"
E n t r e o t r a s tristes c r u c e s ,
Señalan t o d o s el p o s t r e r o sitio
D é l o s q u e y a n o sufren.
Colón, lloroso y pálido,
E n hora a m a r g a y l ú g u b r e
El sitio s e ñ a l ó d o n d e d o r m í a
Su c o m p a ñ e r a d u l c e .
Y allí b a ñ a d o en l á g r i m a s
Miró la t u m b a fúnebre,
Cubrir su seno c o n m u l l i d o c é s p e d
Y con lirios azules.
X.
A l b o r d e de un s e p u l c r o , de rodillas
Estaba C o l ó n ,
Y también de rodillas, v á su l a d o ,
Un v a s t a g o en llor.
Un niño q u e tenía en la mirada
A m a r g a aflicción :
Y Mil c o n s u e l o
y entre acerbas (¡nejas
L l o r a b a n los dos.
Y
hubo un i n s t a n t e
De
l.n q u e
inmenso
de
dolor
sin
nombn
dolor,
el n a u t a M« a l z o d e la t u m b a
Y el n i ñ o ae a l i ó .
Y del l a b i o i n ó r e n t e
Rencilla o r a c i ó n ,
escapóte
—
«:t —
Y «lo la boca varonil y trémula
Un h i m n o do a m o r .
XI.
« ¡ A m o r , mi a m o r ! Celeste mensajera
Del dulce bien y la esperanza mía,
De tu edad en la dulce p r i m a v e r a
T e vf rodar bajo la tierra fría;
A m o r , a m o r , en mi ilusión p r i m e r a
I n a g o t a b l e fuento de a l e g r í a ;
P u r í s i m o raudal q u e apuré ansioso
.Más q u e agora infelice, v e n t u r o s o .
M ¿ Á d ó n d e v o y , errante p e r e g r i n o ,
Sin sombra, sin a m p a r o , sin consuelo ?
Murieron va las flores del c a m i n o ,
Se apagaron las lámparas del c i e l o :
Sobre mí poderoso torbellino
L a s nubes amontona en denso v e l o ;
L a soledad mi espíritu a m e d r e n t a ,
Y ruje en mis oídos la tormenta.
<• ¿Si escuchara tu v o z , Felipa mía,
Vibrante c o r n o música s o n o r a ,
Renacieran l a paz y alegría
D e l que sin p a z sus alegrías llora ;
Renacieran l a s llores que tejía
A l risueño alborar de blanca aurora.
C o n que anudaba l o s p e r d i d o s
lazos,
Embriagado d e a m o r entre tus brazos.
« ¿ Y era un sueño no más t i n t a ventura '
« F a n t á s t i c a ilusión, belleza tanta?
Al través de esa losa helada y d u r a .
Que al g o l p e d e un pecho se quebranta,
L a i m a j e i i d e tu pálida hermosura
P i e n s o q u e ante m i s o j o s se l e v a n t a .
Y d e n u e v o suavísima y t r a n q u i l a ,
A r d e la luz del cielo en tu p u p i l a .
« P a r e c e q u e otra vez los dos unidos
Con las caricias de tu a m o r p r o f u n d o ,
Soñamos de placer embebecidos,
E n hallar para el m u n d o un n u e v o m u n d o .
D e l i r a n t e s , a c a s o , los s e n t i d o s ,
El espíritu i n q u i e t o y v a g a b u n d o ,
D e j á b a m o s v o l a r el p e n s a m i e n t o
L i b r e y altivo en la r e g i ó n del v i e n t o .
« Mas h o y ¿ q n é resta de p l a c e r tan v i v o ?
De tan fugaz p l a c e r ¿ y a q u é nos q u e d a ?
M o v i ó su rueda el p o r v e n i r e s q u i v o ,
Y á los dos nos h u n d i ó bajo su r u e d a .
E r r a n t e , d e s d i c h a d o , fujitivo,
Mientras la duda el c o r a z ó n h o s p e d a ,
Iré sin guía, sin t i m ó n , sin n o r t e .
De l u g a r en lugar, de c o r t e en c o r t e .
ti Mas d o n d e quiera q u e m e arrastre el liado
R e n o v a r á n nuestra sencilla historia,
Las dulces horas q u e pasé á tu l a d o .
T u g a r e s r e t o r n a n d o á la m e m o r i a .
Presente s i e m p r e m i r a r é e l p a s a d o ;
Y ya á la luz ardiente de la g l o r i a ,
• • de la sombra al t e n e b r o s o a b r i g o ,
Tu a m o r , tu i m a j e n , estarán c o n m i g o .
" T u a m o r , s ó l o tu a m o r : ni e l alma mía
(.una le dio de perfumadas llores,
llov, t r i s t e , amortajando M I alegría.
C e r r ó mi coraxón a l o i a m o r e s .
\
p u e s | o q u i t o D i o s , l a tumba fría
• m a n i r
aquí
tus
curantos
seductores,
Que, á d e s p e c h o del t i e m p o y del o l v i d o ,
En mi alma vivirá c o m o has v i v i d o .
« Y o te he de ver en el fulgor postrero
Del día al espirar en mi ventana,
Y al f e n e c e r la noche en el l u c e r o
Que se p i e r d e á la luz de la m a ñ a n a ;
E n el vapor errante y pasajero
Que el cielo azul recorta y engalana,
O al fulgor del r e l á m p a g o en la n u b e
Que en alas del turbión al éter sube.
« Y cuando l o g r e , al cabo de mi anhelo,
Hallar la tierra que soñó mi m e n t e ,
Y g r a n d e al fin, bajo el dosel del cielo,
A n t e Dios nada más baje la frente,
A l detener m i fatigoso v u e l o ,
En las arenas de la playa ardiente,
V e r é tu imajen en la nueva orilla
Y sentiré tu beso en m i mejilla.
« En tanto, dulce bien, recibe el mío
De mi cariño santo en el e x c e s o . » —
Y el noble j e n o v é s , grave y s o m b r í o ,
De su d o l o r en las cadenas preso,
Gayó de hinojos sobre el césped frío,
Y en él dejando el d o l o r o s o beso
Que repitió la n o c h e en son l e j a n o ,
P a r t i ó , l l e v a n d o al niño de la m a n o .
XII.
A l misterioso i m p u l s o del destino
Cruza Colón un áspero c a m i n o ,
En alas de su loca inspiración,
¡ Pobre marino!
; Pobre Colón!
En P o r t u g a l dejó cuanto quería;
N o supo P o r t u g a l l o q u e tenía :
P o r t u g a l n o l o supo p o r su m a l :
N o supo q u e perdía
Su g l o r i a P o r t u g a l .
G o m o arista q u e l a n z a el t o r b e l l i n o ,
Así l a n z a d o e l triste p e r e g r i n o
A b a n d o n ó una n o c h e su m a n s i ó n .
I Pobre marino I
¡ Pobre Colón!
XIII.
Con Dios q u e los a c o m p a ñ a ,
Y su a m o r y su c a r i ñ o ,
V a n , c o n ansiedad extraña,
Solos un h o m b r e y un n i ñ o .
C r u z a n d o tierra de España.
V a n hacia H u e l v a , d e l c i e l o
Y d e su suerte ;i m e r c e d :
S i e n t e el h o m b r e un h o n d o a n h e l o ,
Y el niño en su d e s c o n s u e l o
H a m b r e tiene, y tiene s e d .
; A y ! Y entonces
Que
en aquel
quiso
triste
m o m e n t o
Llegaran, d e
Alas p u e r t a s
de
Desfallecidos
los d o s .
Era
la
n
amparo~en pos,
Habida.
Triste
y sombrío
Y
dentro
El
por
vetusto
Que a ñ o »
Dios
un'convento
.
.
por
triste
.
Lía
fuera,
y
serio,
monasterio
h á q u e los
espora
Que apenas, tras el pesar
De sus c o n g o j a s t e s t i g o ,
L l a m a r o n , — sin vacilar —
A b r i ó un h e r m a n o el postigo
P a r a dejarlos entrar.
Y entraron ; y en su alegría
Se o l v i d a n de la pasada
Y m o r t a l melancolía . . . .
¡ Puesto q u e Dios es su guía,
Dios los lleva á su m o r a d a 1
Diéronle al niño sustento,
Al alma c o n t e n t a m i e n t o ;
Y de dulce paz g o z a n d o ,
D u r m i ó s e en el lecho blando
De una sala del c o n v e n t o .
Y á Colón, c o m o el m e j o r
A l i v i o á su acerba pena,
L e c o n d u c e n , por favor,
Á la celda del prior
Fray Juan Pérez de Marchena.
X I V .
L e y ó el fraile en los ojos del m a r i n o :
S o n d e ó el m a r i n o el corazón del fraile :
.luán P é r e z de Marchena m i r ó al j e n i o :
Culón absorto contemplaba al ánjel.
L o q u e aquellos dos h o m b r e s se dijeron
Ln aquella mirada, Dios Jo sabe :
Lso que sólo el pensamiento escribe
No lo guarda la historia en sus anales.
Colón le dio un tesoro al franciscano
Lncerrado en una arca i m p e n e t r a b i e .
M i r ó M a r c h e n a el arca, y para abrirla
Al nauta j e n o v é s l e dio la l l a v e .
XV.
En p a v o r o s o a i s l a m i e n t o
Se m i r a el s a g r a d o m u r o ,
Y solitario y oscuro
El i n t e r i o r del c o n v e n t o .
U n a ráfaga d e v i e n t o ,
Á g r a n d e s pausas, j e m í a
En la estrecha c e l o s í a ,
ü al p e n e t r a r en las rejas
Destartaladas y viejas
De la ruinosa a r q u e r í a .
D e p r o n t o un r u m o r se o y ó
( l o m o el de abrirse una p u e r t a ,
Y al fulgor de luz i n c i e r t a ,
Un h o m b r e al claustro salió.
Taso á paso a t r a v e s ó ,
C o m o una s o m b r a lijera,
T r a s una y otra escalera,
Uno y otro apartamiento,
Sin q u e el débil e c o l e n t o
De su pisada se o y e r a .
C o m o u n t i m b r e funeral
Que l o s espacios r e c o r r e ,
S o n ó la u n a e n la t o r r e
D e la
De
su
IJeg«>
Mojó
iglesia
puerta
el
su
conventual.
basta
h o m b r e ;
mano
en
llendita ; apagó
Y
de
umbral
reverente
la
lóenle
luz,
cruz
r e z a n d o , en l a
la s e ñ a l
Se hizo,
la
el
la
frente.
Después, respetuoso y g r a v e ,
En el t e m p l o p e n e t r ó ;
R e z a n d o s i e m p r e , avanzó
Bajo la sagrada n a v e ;
Y ante una luz, q u e suave
L á n g u i d a y triste esparcía
S o b r e el altar en que ardía
V a g o s resplandores rojos,
Gayó en el suelo de hinojos,
En mitad de la crujía.
Inmóvil, meditabundo,
Quedóse allí, sumerjido,
Y aletargado el sentido
En un éxtasis profundo.
A l l í , m u y lejos del m u n d o
En donde la infamia m e d r a ,
D o n d e al espíritu arredra
Huracán vertijinoso,
P e r m a n e c i ó silencioso
G o m o una estatua de piedra.
¿ B r e v e el t i e m p o ? ¿ El t i e m p o largo
Pasó para é l ? ¿ Gozaba,
Ó del d o l o r apuraba
I m p í o cáliz a m a r g o ? . . .
Salió al fin de su l e t a r g o ,
Y tras la muda oración
Que en honda c o n t e m p l a c i ó n ,
Tal vez alivió su duelo,
A l z ó los ojos, y al cielo
Elevó su corazón.
« S e ñ o r , y o v e n g o á t í ; y o estoy perdido
Del bosque en la espesura :
Su lobreguez medrosa m e anonada,
Sus vastas soledades m e dan m i e d o .
<( Y o v a g o e r r a n t e en la e x t e n s i ó n i n m e n s a
De procelosos mares,
Y m e e s t r e m e z c o de m i r a r m e s o l o ,
E n t r e g a d o á l o s v i e n t o s y las o l a s .
« D a l e , S e ñ o r , al á n i m a t u r b a d a
T u aliento p o d e r o s o ;
Busco una senda q u e dirija al l l a n o ,
Busco un bajel q u e m e c o n d u z c a al p u e r t o .
« L a f e , c o m o esa l á m p a r a b e n d i t a ,
A r d e p e r e n n e en mi a l m a ;
N o la apagues j a m á s , y de c o n t i n o
A r d a su luz basta en m i t u m b a l ó b r e g a .
« Y o p r e s i e n t o , S e ñ o r , la a m a r g a lucha
Que el p o r v e n i r m e g u a r d a ;
Y o sé q u e en m i c e r e b r o h a y una idea
Que siento q u e n o cabe en m i c e r e b r o .
« Mas tú, S e ñ o r , q u e la c o m p r e n d e s s ó l o ,
P o r q u e d e tí m e v i n o ,
D a m e a r r o j o y bravura en la batalla,
N o m e abandones en la h e r o i c a e m p r e s a .
« Y o m e h u m i l l o ante t í ; y o nada v a l g o ;
Es t u y o c u a n t o p i e n s o ;
Haz q u e aparezca un día ante mis ojos
Ese m u n d o q u e al fin es t o d o t u y o .
« Tú no enjendras la duda, tú afirmaste
En mi alma la c r e e n c i a ;
Y no ha de ser m e n t i r a lo q u e c r e o ,
Que y o por tí l o c r e o , y tú no m i e n t e s .
• Y o sé q u e la verdad está escondida,
C o m o e s t á e n e s t e instante
Kl rayo ardiente de la luz febea,
Une en breves horas lucirá su aurora.
n Un r a y o de ese sol sé q u e algún día,
T a l vez no m u y l e j a n o ,
A l u m b r a r á , brillando ante mis ojos,
De ignota playa la h ú m e d a ribera.
« Y o q u i e r o en esa playa que tu n o m b r e
Se escape de mi l a b i o ;
Quiero, S e ñ o r , de hinojos bendecirle ;
Y no q u i e r o m o r i r sin q u e así sea. >»
Calló Colón. Kn seguida
Se levantó satisfecho,
Cual si sintiera en el p e c h o
Más v i g o r y nueva v i d a :
C o m o el que j u z g a escondida
La senda y la vuelve á hallar,
C o m o el ipie torna i
encontrar
Kl tesoro que perdió,
A s i d e l t e m p l o salió
Kn q u e le v i m o s entrar.
XVI.
Marchena le d i o una c a í ta
\ C o l o n , l e dio dineros.
H u m i l d e cabalgadura,
Y su a m o r y sus c o n s e j a
C o n el m e d i c o
Fernández
^
el
t i e r n o n i ñ o y un
Acompañóle
basta
lego.
el
atrio,
1» índole valor y aliento.
L e d i j o que atendería
Ku t u ausencia al p e q u e n u e l o ,
\
e l j e n o t é » , pesaroso
Y feliz á un m i s m o t i e m p o ,
A p r i s i o n a n d o una l á g r i m a
E n el f o n d o de s u ' p e c h o ,
R u m b o á la c o r t e d e España
S e alejó d e l m o n a s t e r i o .
XYIÍ.
F a n t a s m a q u e r e c o r r e s los e s p a c i o s ,
Impetuoso huracán,
H a y una r o c a en q u e tus n e g r a s alas
Se estrellan al pasar.
Bajel p e r d i d o q u e las aguas cortas
Del anchuroso mar,
H a y una p l a y a q u e en su arena a r d i e n t e
L a t u m b a te abrirá.
Y tú, j i g a n t e p e n s a m i e n t o , idea
Que c o r r e s al azar,
P a r a atajar tu paso y sepultarte
Está la h u m a n i d a d .
XVIII.
L a s nubes q u e a m o n t o n a
La t e m p e s t a d , le sirven de c o r o n a
Á su pálida frente,
Que avara e s c o n d e p o r t e n t o s a idea.
Hay un a b i s m o en su m i r a d a a r d i e n t e ,
Y el r a y o en el a b i s m o c e n t e l l e a .
A d ó n d e va? ¿ Qué q u i e r e ? / , Quién le ayuda
Á. p e n e t r a r un m i s t e r i o s o a r c a n o ?
El m i s m o desfallece, él m i s m o duda.
Y lleva en su c o n c i e n c i a un o c é a n o .
En él sin r u m b o ni t i m ó n navega
ftu p r o p i o p e n s a m i e n t o
¡ A y del q u e al fin de su esperanza llega
¿ Á d ó n d e le c o n d u c e el sufrimiento?
¿ Delira? N o l o sabe.
Colón no sabe en el d o l o r profundo
De su inmensa tristeza,
Si ese m u n d o q u e sueña está en el mun
Ó lo lleva no más en la cabeza.
XIX.
Sobre las ondas de la m a r h u m a n a ,
En el mar de la vida,
C o n d u c e el nauta c o n segura m a n o
Su frájil n a v e c i l l a .
Es la fe su t i m ó n ; su v e l a , el j e n i o ;
El Salvador su guía,
¡ El q u e sacando á P e d r o de las olas
L e condujo á la orilla !
XX.
*
¡ F l o r e s para el alma, flores
P a r a el p o b r e c o r a z ó n !
Sin consuelo, sin a m o r e s ,
S ó l o siente los horrores
De la desesperación.
Tal vez nace en él un puro,
Dulce recuerdo de a y e r ,
C o m o en las grietas del m u r o
T r i s t e , ruinoso y oscuro,
Suele una hierba nacer.
Tal vez exhala un lamento
De d o l o r ; del sentimiento
Melancólico j e m i d o
OBKA?
POÉTICAS.
Q u e sube al c i e l o , p e r d i d o
E n t r e las o n d a s d e l v i e n t o .
N a d a en su suerte fatal
Á m i r a r s i q u i e r a alcanza
Que alivie su ansia m o r t a l ;
Y e n t r e un v e l o funeral
Se disiDa su e s p e r a n z a .
T o d o angustia, t o d o p e n a ;
Más q u e la p e n a , el m a r t i r i o
Que el espíritu e n v e n e n a ,
Y á la razón enajena
En h o r r o r o s o d e l i r i o .
Y así pasa tras un d í a ,
O t r o día, y e n e t e r n o
P a d e c e r , la n o c h e i m p í a ;
Y c o n ella la agonía
Espantosa de un i n f i e r n o .
S i e m p r e e s p e r a n d o el albor
H e r m o s o de la m a ñ a n a ;
Siempre el t o r m e n t o m a y o r ,
Y
más
cercano
el
dolor,
Y la dicha m á s lejana.
Tal
vez
reposa
M
rigor
del
l.a
débil
materia
¡ Mas
si
Nunca
la
un
m o m e n t o ,
sufrimiento,
inerme.
materia
duerme
el
.
duerme,
pensamiento:
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en
la b u r i l
el
ina mar
revuelto
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ponto
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S i e m p r e la espuma está arriba,
N u n c a hay e s p u m a en el f o n d o .
P a r a l o g r a r una e m p r e s a
Es un siglo t i e m p o c o r t o ,
Si para ella, al fin lograda,
Es la eternidad un s o p l o .
Guardó Dios el p e n s a m i e n t o
G o m o en un sepulcro l ó b r e g o ,
Y nadie ha visto pensar
Ni á los cuerdos ni á los l o c o s .
Encierra tus pensamientos
A l l á m u y hondo, m u y h o n d o ,
Y á nadie se los descubras
Si no piensas c o m o todos.
P o r el c a m i n o más b r e v e
Nunca preguntes : tú solo
Sabrás, m i d i e n d o tus fuerzas,
P o r cuál se llega más p r o n t o .
Si no han de e n t e n d e r t e , nunca
Muestres tu idea á los otros,
Que el q u e quiera v e r al sol
T i e n e q u e cerrar los ojos.
Nada i m p o r t a que m u r m u r e n ;
Nada que te l l a m e n l o c o ;
Si Dios te da f e . . ¡ Y a sabes
Que Dios está sobre todo !
XXII.
44
Gomo Venecia y P o r t u g a l , España,
puédate con tus reyes y tus sabios,
P u e s q u e c r e y e r o n fábula ó p a t r a ñ a
L o que acertaron á decir mis labios :
Nada llevo de tí, no m e acompaña
N i e l r e c u e r d o c r u e l d e tus a g r a v i o s :
N u n c a m i p e c h o d e r e n c o r e s supo :
¡ E n él n o m á s la d e s v e n t u r a c u p o !
" T a l v e z o t r o m o n a r c a en o t r a t i e r r a
Pueda abarcar mi extraño pensamiento,
Que la fe q u e el S e ñ o r en m i a l m a e n c i e r r ;
N o se a p a g a en m i a l m a ni un m o m e n t o ;
Ni el p o r v e n i r m i c o r a z ó n aterra,
Ni m i espíritu apoca el s u f r i m i e n t o ;
Que en la tierra ó el m a r , tras m i destino
N o han de f a l t a r m e a l i e n t o ni c a m i n o . "
XXIII.
Esto dijo Colón frente al s o b e r b i o
A l c á z a r d e Granada,
D o n d e estaban los r e y e s d e Castilla,
D o n d e la c o r t e estaba.
Y lanzando un suspiro q u e en el p e c h o
Su corazón desgarra,
Salió de la c i u d a d , e n d e r e z a n d o
A Córdoba su marcha.
Iba á c o n t a r al huérfano i n o c e n t e ,
Su m ú l t i p l e d e s g r a c i a ,
Que el niño con Fray P é r e z hace t i e m p o
Que lo espera e n la Habida.
Iba triste, m u y t r i s t e ; l e dolía
Perdei
Abandonar
MÍ"*
esperanzas,
MIS i l u s i o n e s
Abandonar
a
España
lmla>
De r e p e n t e paróse y o y ó el e c o
De un c o r c e l que volaba.
Y sospechó, r i e n d o de a l b o r o z o ,
Que él e r a á quien buscaban.
XXIV.
¿Seguísme?
-Sí.
— ¡ Voto á tal!
— Os esperan.
— Podrá ser:
¿Quién m e espera ?
— Una mujer
En el P a l a c i o R e a l .
— N o es á m í , por vida m í a .
— ¿ Sois C o l ó n ?
— El m i s m o s o y ;
Y , ya lo estáis v i e n d o , v o y
C a m i n o de A n d a l u c í a .
Y ni m e q u i e r o v o l v e r ,
Ni sobra para eso espacio,
Ni con damas de palacio
T e n g o y o nada q u e ver.
— ¿ I r m e sin v o s ? N o , en mal hora,
Ni s e q u e os podáis n e g a r ;
Que quien os manda llamar
Es la Reina mi señora.
— ¿ La Reina?
— En su n o m b r e v e n g o .
— ¿ Q u e y o retorne á Granada?
Si os burláis, con esta espada
De haceros pedazos t e n g o .
— Os j u r o q u e hablo formal.
En ese caso ya os sigo.
— Rien, señor, iréis c o n m i g o
Mista el Palacio Real.
XXV.
S o b r e un c o j í n de púrpura y d e o r o
S e n t a d a está I s a b e l , g l o r i a d e E s p a ñ a :
L a q u e al R e y de A r a g ó n trajo á Castilla,
L a q u e a r r o j ó á los m o r o s d e G r a n a d a .
E n t r e sus m a n o s d e marfil y rosa
L e está d a n d o d e vueltas á una carta,
F i r m a d a p o r F r a y P é r e z de M a r c h e n a
Y escrita en el c o n v e n t o d e la R á b i d a .
D e l a n t e de I s a b e l , alta la frente,
Á raudales v e r t i e n d o la palabra,
Y c o n segura m a n o y firme p u l s o ,
T r a z a n d o extrañas líneas en un m a p a ,
Se v e á Colón radiante de a l e g r í a ,
E s c o n d i e n d o en su p e c h o la d e s g r a c i a ,
Y en un t r o n o más alto q u e los t r o n o s
S e n t a n d o altiva la s o b e r b i a planta.
Así le vio I s a b e l , la reina h e r m o s a
Que en las alas d e l j e n i o a r r e b a t a d a ,
Las ondas cruza de r e v u e l t o s m a r e s ,
La arena pisa d e r e m o t a p l a y a ;
El m a d e r o del G ó l g o t a c o n t e m p l a ,
De e x t r a ñ o c l i m a en la rejión lejana,
En las torres e r g u i d a s d e los t e m p l o s
Y en la c u m b r e glacial d e las m o n t a ñ a s .
Y t o r n a n d o á Colón el rostro augusto
Con p o d e r o s o a c e n t o e x c l a m ó :
Basta :
P u e s q u e España te niega sus tesoros,
Y o q u i e r o darle mi tesoro á España.
He de tundir mi c e t r o v mi c o r o n a ,
He de v e n d e r mis j o y a s y mis g a l a s ;
Y en el n o m b r e de Dios y do F e r n a n d o
Extiende el c e r c o de mi n o b l e patria. "
Dijo, y d e j a n d o por su labio rojo
Vagar una sonrisa de e s p e r a n z a ,
1 1
— Til —
Dióle á besar al j e n o v é s la m a n o ,
Y se alejó lijera de la estancia...
Quedó Colón confuso unos instantes,
D u d a n d o si vivía ó si soñaba,
Si era aquella mujer del o t r o m u n d o
P o r t e n t o s a visión, ánjel-fantasma.
Y al fin entre la turba palaciega
Salió, sacando de la rejia cámara,
Envueltas en la carta d e F r a y P é r e z ,
Las j o y a s de la augusta soberana.
XXVI.
Del riguroso i n v i e r n o al frío hálito,
Las llores en el polvo morirán :
N o i m p o r t a , que del p o l v o
Mañana nacerán.
El s o l , tras de las horas del crepúsculo,
Su luz en la liniebla ocultará :
N o i m p o r t a , en la tiniebla
Mañana brillará.
XXVII.
P e r d i d o navegante,
Suspira sin ventura,
Y ve la luz del día
Lucir de n u e v o tras la noche oscura.
Se s a r á n
del
sepulcro
Los restos del finado;
P e r o otra vez se llena
Con otros restos el sepulcro helado.
Su m u t i l a gala, el monte
En \ c r d e m a n t o trueca:
— so —
Y el a g u a d e las lluvias
T o r n a á c o r r e r en la b a r r a n c a seca.
XXVIII.
Después dei m e d i o d í a ,
Bajaba del z e n i t el sol a r d i e n t e ,
Y en el m u e l l e de P a l o s se veía
Muchedumbre déjente.
S o l l o z o s al q u e b r a n t o
En su v u e l o a r r a n c a b a n los instantes,
Y el ánjel d e l d o l o r bañaba en llanto
L o s pálidos s e m b l a n t e s .
T o d o era allí c a r i ñ o s ,
Y ternísimas frases, y c o n s e j o s ;
Y estaban m u d o s de pesar los niños,
Y de t e r r o r los v i e j o s .
Se
Se van
¡Quién
El
van unos v a l i e n t e s ,
á c o n q u i s t a r tierras e x t r a ñ a s .
sabe lo q u e guardo á aquellas j o u l e s
m a r en sus e n t r a ñ a s !
4
—
Se van
con
un m a r i n o ,
Que á c o n d u c i r l o s por la m a r se a t r e v o ;
Y dicen q u e él n o m á s sabe el c a m i n o
' ; Que Dios c o n bien lo lleve '
4 4
\
M i vida
otro*
Que
el
ron
él
c i e l o le
estima
i
en
perecer
perdone,
puro.
no obligue.
«o e s t á
loco,
hi nú, q u e le castigue
"
Al
Kn
frajilet
madero*
furor d r l o i maros l o * e x p o n e
; A y ! si ellos en m o r i r son los p r i m e r o s ,
¡ Que Dios se lo p e r d o n e !
1 1
En su anhelar profundo
Es navegar su p e n s a m i e n t o fijo ;
Dicen q u e á nadie tiene en este m u n d o ,
Que sólo tiene un hijo.
" Que en la Habida un día
El p o b r e niño se q u e d ó l l o r a n d o :
Y le dijo el cruel q u e volvería.
E s o . . . ¡ quién sabe cuándo ! " —
L o s padres, los h e r m a n o s
Así m u r m u r a n , y su seno h i e r e n ;
Y enclavijan los dedos de sus manos
Las madres que se m u e r e n .
Tristísimas y graves
Recuerdan sus pasados r e g o c i j o s ,
Con los ojos clavados en las naves
D o n d e se van sus hijos.
T o d o en el m u e l l e es pena,
Tristeza, confusión, duelo y espanto :
Ninguno al ruego el corazón serena,
No hay tregua para el llanto.
N i n g u n o tiene el alma
Exenta de amargura y desconsuelo :
S ó l o el cielo y Colón e>lán en c a l m a ,
Colón no más y el c i e l o .
XXIX.
, Donde van las carabelas?
¿ Donde van?
Del p u e r t o s a l i e r o n ,
Gaviotas del m a r ;
Del puerto han s a l i d o ; si el j e n i o las guía,
A l p u e r t o algún día tal vez v o l v e r á n .
XXX.
Dios es el j e n i o . . . Dios en los espacios
S e n t a d o está s o b r e s u e x c e l s o t r o n o :
D u e r m e el r a y o á sus p i e s , y e n c a d e n a d a
Ruje la t e m p e s t a d c o n e c o r o n c o .
E n tanto el sol, c o n a r d o r o s a l u m b r e ,
D o r a las c i m a s del s a l o b r e p o n t o ,
Y tres naves en él van e m p u j a d a s
Del m a n s o v i e n t o al abrasado s o p l o .
T r e s naves s i l e n c i o s a s . . . Iba en una
El m e n d i g o infeliz, el n e c i o , el l o c o .
Él en Dios tiene puesto el p e n s a m i e n t o ,
Dios n o aparta los ojos del p i l o t o .
XXXI.
¡ Q u é triste es q u e d a r s e t r i s t e l
¡ Q u é triste es q u e d a r s e s o l o !
La soledad en el a l m a ,
Las l á g r i m a s en los o j o s ,
Los r e c u e r d o s del pasado
Para levantarse prontos,
C o m o m u e r t o s q u e s e alzan
De su sarcófago l ó b r e g o .
XXXII.
Del piélago cruzando la llanura,
V i e n t o en popa hacia Ueste, á t o d o andar,
— H:\ —
Al e n c u e n t r o incesante de las ondas
Las carabelas v a n .
P o r delante la m a r , y por los lador
La m a r ; y por detrás :
A r r i b a el cielo azul y majestoso :
P o r d o q u i e r a la d o b l e i n m e n s i d a d .
La duda en el abismo de los pechos,
La m u e r t e en el a b i s m o d e la m a r :
Sólo Colón sabía en d ó n d e estaban
La vida y la v e r d a d .
XXXIII.
llujió la tempestad, un pardo velo
T e n d i ó sobre las aguas turbulentas;
Ni una ráfaga azul q u e d ó en el c i e l o ,
Y r e t r o n ó la voz de las tormentas.
Las naves se retiran
Las unas d e las otras de repente,
Y los marinos e u a l fantasmas jirau
Sobre las tablas débiles del puente.
D e pánico b e o d o s .
N i n g u n o e l a n s i a d e l valor sentía,
Y acobardados
Bajo
el
Li
Del
Y
fuego
dominan
Por
celeste
eléctrica
corazón
el
se a j i l a b a n
descarga,
ahoga
del
caía
los latidos
dentro
las ondas,
furor
que
lodos
el
pecho,
impelidos
temporal
deshecho.
Al r a y o esperan en mortal d e s m a y o ;
AúQ Prankluinu n a c í a :
A n d a b a suelto el r a y o ;
N o estaba e n c a d e n a d o t o d a v í a .
XXXIV.
L a t o r m e n t a pasó, y en b r e v e s h o r a s
L a m a r t o r n ó s e azul, y azul el c i e l o ;
E m p e r o allí en el f o n d o de las n a v e s ,
Que c r u z a b a n el p i é l a g o s e r e n o ,
Bajo la roja blusa d e l m a r i n o ,
En el a b i s m o d e l c o b a r d e p e c h o ,
Sin una sola n u b e en el e s p a c i o ,
Sin q u e se o y e r a r e b r a m a r el t r u e n o .
Más fiera, más adusta, m á s t e r r i b l e ,
Sorda la t e m p e s t a d s i g u i ó r u j i e n d o .
XXXV.
" N o es c i e r t o : era q u i m e r a :
Ese h o m b r e nos e n g a ñ a . . . .
M u e r a Colón ; q u e á nuestras m a n o s m u e r a ;
Y v i r e m o s de r u m b o para E s p a ñ a . . . .
" M a s si le d a m o s m u e r t e ;
Si el m a r en tumba fría
Para el audaz p i l o t o se c o n v i e r t e ,
¿ Q u i é n á la patria nuestras naves g u í a ? "
Inmóvil y sombrío,
Colón j u n t o á la prora
V e q u e corta las olas e l n a v i o ,
Esperando l.i luz d e cada aurora
H a s t a el
ti a e
la
brisa
Las iras d e su j e n t e ,
\
d i l a t a MI l a b i o u n a
«omisa,
> >e tille de púrpura su frente
XXXVI.
Crece el m o t í n ; el descontento c r e c e :
Relucen en las manos los aceros,
Y á C o l ó n , q u e de angustia se e s t r e m e c e ,
T o r v o s se acercan y amenazan fieros.
Sienten después el ánima c o b a r d e ,
Y tiemblan un instante á su p r e s e n c i a ;
Que en sus miradas poderosas arde
El último fulgor de la d e m e n c i a .
Aún m u r m u r a n sus quejas, sus a g r a v i o s ;
T o d o es allí para calmarlos poco :
De súbito el terror sella los l a b i o s . . . .
¡ P o r la pustrera vez va á hablar el loco !
XXXVII.
1 1
Dentro del tercero día,
Si no aparece la tierra,
La prora rumbo hacia España
Volverán mis carabelas. "
Dijo Colón á su j e n t e
Con voz tranquila y resuelta ;
Y en el lejano horizonte
Clavó la vista serena,
C o m o si allí contemplara,
Entre el v a p o r de la niebla,
De un m u n d o d e s c o n o c i d o
La fantástica ribera.
XXXVIII
Cesaron los c l a m o r e s , los denuestos.
La torpe a l g a r a b í a ;
Y ansiosos en sus puestos
Esperan t o d o s el tercero, día.
XXXIX.
¿ C o l ó n sujeta el ala d e los v i e n t o s
S o b r e la m a r b r a v i a ?
¿El traza el curso á la c o r r i e n t e rauda
Bajo la dura q u i l l a ?
¿ El, al t i e m p o fugaz q u e en el pasado
L a s horas p r e c i p i t a ,
En el v é r t i g o l o c o de su o r g u l l o
Señala la m e d i d a ?
¿ D e s c o r r e acaso el t e n e b r o s o m a n t o
D e la tiniebla fría,
Y en luz baña, á su a n t o j o , de los orbes
L a s bóvedas s o m b r í a s ?
XL.
T e m b l a n d o sobre la p r o r a
Colón absorto se para,
Y de rodillas c a e , y se extasía,
L o m i s m o q u e en el t e m p l o de la R á b i d a .
A c a s o en h o n d o m i s t e r i o
S i e n t e cautiva su a l m a ;
Y m i d e con la vista los espacios,
Y agoniza en su p e c h o la esperanza.
De p r o n t o , c r e e q u e mira
Claridad de luz lejana,
Y vagos y dudosos resplandores,
Y en la tiniebla n e g r a , nubes blancas.
Tal se le figura un t r o n o
Que en los aires se levanta,
Y en el trono la imajen de María,
De estrellas y luceros circundada.
Es su R e i n a , su S e ñ o r a ;
Es la Virjen soberana,
La E m p e r a t r i z del o r b e , q u e aparece
Bajo el dosel de su soberbio alcázar.
Colón se descubre, y dobla
Al suelo la frente p á l i d a ;
Y un cántico se escapa d e su labio,
Y' de sus tristes ojos una l á g r i m a .
XLI.
" Virjen, Madre de Dios, ahora alcanzo
L o m u c h o q u e te a d o r o .
Y o sé que no es verdad lo q u e estoy viendo,
Y sin ser la verdad te ven mis o j o s .
• D e s d e niño, Señora, me enseñaron
Á amarte sobre todo :
Y por eso el h o r r o r de la c o n g o j a
Vienes á mitigar en tu d e v o t o .
"Muchas veces te he visto de mi pecho
A l z a r t e en lo más h o n d o ;
Y agora m i s m o dudo si estás fuera,
(J aquí en mi corazón se alza tu trono.
4 4
¡ O h ! T ú creíste, Madre, que perdía
E l r u m b o tu p i l o t o ;
Y
i s e ñ a l a r l e el r u m b o te apareces
E n l a desierta soledad del ponto. ;
" P o r eso a d o n d e estás, m i d é b i l l e ñ o
C a m i n a en v i e n t o p r ó s p e r o .
¡ Y a sé q u e m e a c o m p a ñ a s ; y esas j e n t e s ,
Que se o l v i d a n de tí, m e j u z g a n s o l o ! "
XLI1.
L a visión d e s p a r e c e ;
R u e d a la n o c h e en l o b r e g u e z h u n d i d a ,
Y v e Colón c r u z a r en el e s p a c i o ,
P o r la m a n o d e un h o m b r e c o n d u c i d a ,
U n a pálida l u z .
¡Una luz! ¿Deliraba?
¿ Misteriosa ilusión se la í i n j í a ;
Ó de la n o c h e en las espaldas n e g r a s ,
Era el j o y e l b r i l l a n t e q u e p r e n d í a
El l ó b r e g o capuz?
XLHL
Gritaron : ¡ t i e r r a ! . . . . ¡ T i e r r a !
R e p i t e el onda de la m a r salada,
Y lo repite el v i e n t o
U n e azota el t r a p o y en las v e r g a s canta.
E l tosco m a d e r a m e n
' • T i e r r a " d i c e t a m b i é n c u a n d o restalla
Rajo el c o n v u l s o paso
Del noble j e n o v é s , ( p i e nunca p a r a ;
Que
piensa
que
delira
;
U n e enjuga e n s u s mejillas u n a l á g r i m a ;
Hue
el p a r p a d o r e s l r e g a :
Y m i r a y le p a r e c e que le
engañan
Sus o j o s , y l e burlan ;
Y los eleva a l c i e l o , a l m a r l o s
baja,
Kn t o r n o los r e v u e l v e ,
Y con la frente sudorosa y pálida,
Los fija en la ribera
Que v e á lo lejos c o m o nube blanca.
Y permanece inmoble;
En la blanca ribera la mirada ;
El pasado infortunio
En el o l v i d o ; en su Creador el a l m a ;
En el futuro envuelta
Con la luz de la gloria su e s p e r a n z a ;
Y el p e n s a m i e n t o t o d o ,
T o d o su p e n s a m i e n t o , allá en España.
XLIV.
Y Colón basta entonces n o existía :
Colón era un fantasma, era el h e r m o s o
Sueño de delirante fantasía.
Era la mar la cuna del coloso ;
Y en el m o m e n t o aquél, Colón nacía.
XLV.
De un lado al o t r o lado,
De una blanca ribera á otra ribera,
De un m u n d o al o t r o m u n d o ,
¿ Quién la noticia portentosa lleva?
¡ A y , si al volver á España
T i e n d e la tempestad sus alas n e g r a s !
¡ Si se abre el h o n d o a b i s m o ,
Y si sepulta el mar las carabelas!
XLV!.
A b i e r t o está el teatro
P a r a l a edad futura.
Nadie l o sabe aún.... ¡ D u e r m e n l o s mártires,
D u e r m e n también l o s héroes en l a cuna!
XLYII.
T ú s o l o , ¡ oh sol de g l o r i a !
E l t e s t i g o i n m o r t a l d e la alta e m p r e s a ,
I l u m i n a s t e á un t i e m p o en a q u e l día
De e n t r a m b o s m u n d o s la llanura i n m e n s a .
Tal vez
Proyectabas
I La sombra
La de C o l ó n
á un t i e m p o m i s m o
dos s o m b r a s en la arena :
d e F r a y Juan sobre una o r i l l a ,
s o b r e la orilla o p u e s t a !
XLVIII.
L o m i s m o q u e e l d o l o r es la alegría
Que al á n i m a da e n o j o s ,
L a paz al p e c h o roba y roba el sueño
Á los cansados o j o s .
Es de
Y
Que á
Á
C o l ó n i n m e n s a la v e n t u r a ,
su p o d e r es t a n t o ,
un t i e m p o r í e y p o r su rostro c o r r e
raudales el l l a n t o .
T i e n d e la n o c h e s o b r e el m a r d o r m i d o
Su parda niebla fría,
Y Colón se retira hacia su c á m a r a
D e la " S a n t a María.
Se r e v u e l v e en el l e c h o sin descanso,
Sin e n c o n t r a r r e p o s o ,
Y las horas avanzan sobre el t i e m p o
S e r e n o y majestoso.
Cierra el nauta los o j o s ; s e ligura
Que ya regresa á España,
Y q u e i n n ú m e r o séquito, á la c o r t e
L e sigue y le a c o m p a ñ a .
Que está delante del augusto t r o n o
De los augustos r e y e s ,
Y les enseña el e j e m p l a r p r i m e r o
De las indianas g r e y e s .
Que los monarcas de la tierra goda
Se sientan á su lado,
Y él, igual á los r e y e s , bajo el solio,
Se encuentra l e v a n t a d o .
Que por d o q u i e r en villas y ciudades
Se o y e su n o m b r e sólo,
Y la sonora t r o m p a sus proezas
Cuenta de polo á p o l o .
Que en áureos c a r a c t e r e s , en los libros
Su triunfo se pregona,
Y más q u e la de cesares augustos
Es grande su c o r o n a .
L u e g o cree Colón q u e ante sus ojos
Se e x t i e n d e n e g r o velo ;
Que se nubla su frente y que se nubla
El l i m p i o azul del c i e l o .
Que más q u e la del mar llera y terrible,
Iluda tormenta c r e c e ;
V que su nave azota y cabe el trono
Naufraga, y q u e p e r e c e .
Que mira airado el rostro de los r e y e s ,
Y que sañudos mira
L o s r o s t r o s c o r t e s a n o s , y la c o r t e
Contra su h o n o r c o n s p i r a .
Que siente y a q u e su v a l o r d e c a e ,
Y j i m e , y se atribula,
Y el frío s o p l o de la huesa h e l a d a
P o r sus venas c i r c u l a .
Y la e n v i d i a l e a h o g a e n t r e sus b r a z o
Y la c a l u m n i a h o r r e n d a
A b r e sus ojos y en los o t r o s o j o s
Anuda infame venda.
Y se siente m o r i r , s i e n t e las ansias
H o r r i b l e s d e la m u e r t e .
A n t e él, s o ñ a n d o , ¿el v e l o se c o r r í a
D e su futura suerte?
L l e g a b a acaso hasta el confín l e j a n o
Del árido c a m i n o ,
Y en su espantosa desnudez m i r a b a ,
En sueños, al d e s t i n o ?
j Ojalá q u e m u r i e r a en aquel l e c h o
De l a " Santa M a r í a ! "
Colón no más soñaba con la m u e r t e .
I N o m á s ! Colón dormía.
ROMANCES
I)KAMÁTICOS
Sr. b. Francisco
Patino.
Mi querido amigo :
Puesto que en varios ocasiones me has manifestado vivo
desee, de que coleccionara mis itOMANCES
DRAMÁTICOS,
tengo el gusto de enviarte tos que llevo escritos, para que,
apadrinados por tu cariño, aparezcan en la república de las
tetras.
Son el fruto de algunos instantes de reposo que me permito en medio de muchas horas de drido trabajo, »/ tengo la
buena suerte de no concederles más r<i/er que el poco que en
$i tienen.
Puede ser que algün dia me sea posible dar d algunos de
cst<>s humilde* cuadros mas r.rtensa »/ cumplida forma, y,
rrstid's " < M (jalono ropaje, uno a níro de lo< personajes que
en ellos he bosquejado, asalten el palco escénico en busca </.
fortuna.
Notarás que uno de estos romances, et intitulado " Alfredo, " tiene una índole acaso distinta de ta de los otros:
;»m> tú, que ta!>c* lo que para mi era y valia mi infortunado hermano, comprenderá* )¡ue no puedo concebir nada
más dramático que ti terrible acontecimiento de su muerte,
Alfredo c<>u ti Í7 añot, rió desaparecer hace algunos
metes d tu pequeña hija Mttildr, y trrt días despw't caía sohrt el también la losa del sepulcro, que de su desolado hogar
lo separaba
eternamente.
Es, pues, mi corto romanre, un débil grito que arranca d
mi corazón e¡ doloroso y profundo sentimiento que se extinguirá etm su úttimx latido.
Se ¡ut métante Hurta de farts deja caer la graUtml sobre
la rtctrn mtmdei tserm que cubre tus resto*. si que con loérente de légrumat ta riega ti caneo de las que en vida le
f
— 96 —
amaron : ¡ suba, entre tanto homenaje, hasta el trono del
Hacedor Supremo, ese quejido que exhaló mi lira!
Réstame todavía advertirte que cuatro de estos romances
han visto ya la luz, uno en el " Anuario Universal " de
4879, y los otros en el" Cronista de Méjico. "
Todos van, como verás, precedidos de un prefacio de nuestro común amigo Francisco J. Gómez Flores, que con tanta
benevolencia juzga y ha juzgado siempre mis
producciones
literarias, teniendo ya, con esto y con tu nombre, inia doble
coraza, que defenderá seguramente mi libro de los embates á
que se ha de ver expuesto.
T u y o afectísimo
José Peón y
Méjico,
Febrero 2 de tftSi).
CONTRERAS.
PREFACIO
Bosquejar
bien
interesantes
sus c o n t o r n o s
ni
fábulas
darles
dramáticas,
colejidos
figuras
el
que
marco
quizás
pequeño
volumen.
del e s c e n a r i o ; trazos y diseños
algún
de
este
día
se
trasladarán
á
la
Rasgos
de cuadros
en
que
tela d e M e l p ó m e n e ,
per-
tiempo,
a d q u i r i r á n tal vez a c a b a d a f o r m a e n o b r a s d e m á s
aliento:
lo q u e s o n
Peón
Contreras
y
apuntamientos
estos r o m a n c e s .
la
práctica
y notas
malgastar ni h u n d i r
andando
y
el
he aquí
escénicos q u e ,
de
luminosas
colores y estudiado d i b u j o ; siluetas
argumentos
mira
romances que boy pu-
a c a s o a l g u n a vez se d e s t a c a r á n
con m á s vivos
files
en
definir
la ú l t i m a m a n o , fué la
de P e ó n y C o n t r e r a s al escribir los
blica,
sin
en
en
su
del
libro
el o l v i d o
parecen d i g n a s del estro
Ha seguido
artista
que
en
ellos
consigna
de m e m o r i a , p a r a
no
imajenes ó ideas que
le
ó del pincel. Tal h a sido su p r o -
pósito.
Por su naturaleza y atributos
dramáticos
encantadores
s o n , p u e s , estos
bocetos.
Las
romances
celebradas
levené
das fantásticas
gún
de B é c q u e r n o v i e n e n á ser otra cosa, se-
el p r o p i o t e s t i m o n i o
o t r a co<a v i e n e n á ser
que N u ñ e i
de
t a m p o c o , los selectos
A r c e está
de M I n o m b r e .
del sevillano poeta
hoy
Becquer
acreciendo
no tuvo
tiempo
inmortal;
poemas
el b r i l l o y
para
dar
ni
con
lustre
mayor
extensión á s u t leyendas : e n t i e n d o q u e Núñez de Arce
no
piensa
fe-
cundo
darU
e n lo
futuro
d e la f a n t a s í a d e
o»»*!»
rnancA*.
á
sus p o e m a * : lo
Peón me
hace
\oluble y
cree q u e
tampoco
6
ampliará
sus r o m a n c e s , á pesar de sus v e h e m e n t e s
n i o s . F ú n d a s e éste n a d a p r o f é t i c o
tural
aversión
diverso
de los a u t o r e s á
estilo
difícil,
en u n
mismo
además, que torne
augurio
la
na-
ocuparse dos veces y
por
tema
ó asunto.
á la m e n t e
p o e m a , sin
éste, e n la r e f u n d i c i ó n ,
su virjínea
esplendidez
nativa.
plo
de Zorrilla,
los
injeniosos
que
colmaban.
ñoles
dad,
Algunos
solieron
nífico
representa
c o m p u s o de
nos,
y le
verso,
la
defecto
poeta
tuvo
explotó
y
jicamente
por
efecto
copiarse
que
cuál
más
y
por
mí
sé d e c i r
c a u s a el q u e
haberle
aunque
de
ign
y regocijan
|»eu<wtmieuto
me-
en
prosa y
correjirle.
Ton Ion/o im
de
dos
me
Molina
cronolóprimero,
encantan.
no surten
el
empequeñecen
orijinal.
del disgusto
que
composición
en
me
otra
las o b r a s A m e d i o h a c e r ó de
rasgos
Ira-din ir,
rfrtiMico.
una
cambio,
hecho venir á
mejorar,
que, prescindiendo
calque
y
que
T e n o r i o , es
los
mag-
refundición
que Tirso
d e I). J u a n
y q u e lejos
dejan
En
pretendía
en
El
á que
de su escritura
que
fecundi-
atender
de los d o s d r a m a s ,
bello,
mano, riñon
11 d e s n u d o ,
la
espa-
retocado
M e i n c l i n o á s u p o n e r q u e el
un escritor
«uyu, m e deleitan
primera
que
y
como
erudito.
desechar
par
quedar
á m e n u d o q u e las r e f u n d i c i o n e s
apetecido,
ejem-
n o v e l a s es-
fué
hasta
pero hay
N d e s l u c e n la p r i m i t i v a c o n c e p c i ó n
De
en sus
de Teruel
shakspeariano
anterior.
muy
el
dramáticos
lo h i z o n u n c a .
reflexivo
lejendario
parecerrne
Sucede
y
El hurtador de Serillo,
el t i p o
orijinal
abastecían
e n a m o r a d o s de la
irregularidad
Vacilase en decidir
10 fiáis?
XVII,
TA Trovador,
dejó
perdería
imaginación
Iberia le
v e c e s , s e g ú n se d i c e ,
Gutiérrez
muy
espon-
pureza y
egrejios
Los Amantes
es
cual
que su rica
los
e n los t e a t r o s ;
Hartzenbusch
García
de
Alarcón, más cuerdo, no
refundido varias
se
de
siglo
de
la
la
frecuencia
de la m a d r e
reproducirse
drama
Juzgo
utilizó e n d r a m a s y l e y e n d a s á la
crónicas
del glorioso
cénicas.
repite con
argumentos
las a b u n d a n t e s
y
N o se
en
del vate,
taneidad con que produjo u n
toda
mío
desig-
II
inconexos
m.m
que
\
«orno
trazado*
comprender,
c u a d r o «uvas figuran
el
c«lán
apenas
d e l i n e a d a s ; la pieza m u s i c a l
m i s t e r i o s a s ; la m a l p u l i d a estatua
roso
j a r d í n ; el
pana;
un
interrumpido
pedazo de cielo
y
de
lejano
azul, u n
de
la
fragmentos
hermosura
ánimo,
rizo
arte,
y embelesa u n
tona
serie
aislado
cioso
solo rapto
La litada
de
Qhiijotr,
obra
de la
embarga
mis
y
suspende
vale
más que
Ercilla.
de embellecer,
escrita
de
todo
las
La
que
monó-
Un
canto
poema
artifi-
extremada
lima
obras artísticas.
priesa, sin
rsihs y S«;yinmunda,
Más a d m i -
que la
el
el
manera. Y
y cadencias.
p u l i m e n t o , es i n f i n i t a m e n t e
novela de
naturaleza y
semejantes.
ritmos
ojos
p u d i é r a m o s de-
de inspiración
I). A l o n s o de
afear, lejos
posterior
a todos
agradables
v frió de
suele,
el
de
me
cam-
unos
h a l a g a d o r a é inexplicable
tal c r e o q u e a c o n t e c e
ra
que
rumo-
de u n a
rubio,
d e la h e r m o s u r a
del
de extraña,
son
y
trémulas
que embellece á
n e g r o s , u n a m a n o de n á c a r ; todo lo
nominar
notas
previo
Asi
ensayo
ni
más grande que
la
Cervantes
aderezó y
b r u ñ ó con prolijo esmero. •
Peón y Contreras debe dejar,
mauecs que
id
forman
esta
c o m o los c o n c i b i ó
galena
asi v a l d r á n
terior y
extensa
injenio
de p r i m e r
orden
el n u m e n
ijue
la
no
se
debe
mente
retocar
v
recomendó
que
: es
una
dramáticos
obra
añadir
escrita
c u a n d o ya el e s p í r i t u
n e i d a d . Hay
inminente
no
de
diese
ul-
escénica,
tu
a los poetas q u e
esperaran,
dable
ro-
momento
estructura
inspiración,
v de n o salir c o n
cuadros
tanto»'» m á s q u e si l e s
y jeiiuina
violentasen
ajilase
de
y p r o d u j o e n el p r i m e r
inspiración, \
más
c o n s e c u e n c i a , los
cu
para
a la
en
tenga
escribir,
instante
la m i s m a
riesgo de ( l a q u e a r e n
á
que
máxima
un
no
de
ido-
la d e m a n d a
éxito.
•
I
t v i r t u d d e la i n d u r a c i ó n
poeta hasta c u
la elección
e» t i l
que guia
d e la f o r m a
y conduce
literaria m á s
al
ade-
< u a d a al a s u n t o q u e e n a r d e c e s u f a n t a s í a . A s i P e ó n y C o n treras,
*m
anterior
ni preconcebido
t a l o s b o c e t o s el r o m a n c e o c t o s í l a b o ,
intento,
eliji»
q u e á la e l e g a n c i a v
tencillex de M I m e c a n i s m o , u n e y a ñ a d e su g r a n
narrativa
Obró
para
t u r r d a m e n t e al e s t o j a r l o ,
que
facilidad
en el.
por
l o d e m á s , y s e g ú n a n d a e n l e n g u a s , es d o c t o y
consumado
maestro.
Tiene
su historia, como
trega al d o m i n i o
del
Hela aquí, tan
El
sentido
distingue
una
preparaba
diendo
á
para
el
como
que
Anuario
el
universal,
editor
Peón
y
D.
cuya
Filomeno
Contreras,
fines
pensó
algo
el p r i m e r o
insertos,
este
volumen
locados según orden cronolójieo.Meses
o p o r t u n o y de a l g u n a
varios
de la p r o p i a
ratos de ocio
fesión
que
materiales
Tres
le p e r m i t e
rado,
en
Anuario
reció,
del libro
de
estos
las
dictado,
de
afirmar
r a z ó n de mi
co-
de
bocetos,
Iho'ia Rienda,
que
ó mi
grande
nada
sin
prolos
á la
luz,
sepaEn
el
de... 1879, a p a -
imprenta.
principiado
be
por
orijen de todos.
prendas
¿tienen
pocos
su
de Méjico.
al a ñ o
vez
de
estampa.
El Cronista
primera
los
paulatinamente
visjo ya la
por
cali-
suficientes
para
afecto á Peón
á m i r a r l o s al t r a v é s d e p r i s m a
amigo
Es
da á la
han
el de
encantadores,
m e r e c e r tal
pele
por
b i e n , estos
van
juzgando
ejercicio de
acopiando
correspondiente
c o m o antes dije,
de
á la e m p r e s a
el a r d u o
que hoy
columnas
Los d e m á s s e d a n
ficar
y fué
romances
universal
Ahora
dedicó
lo
Brendu,
n o v e d a d el e s c r i b i r u n a c o l e c c i ó n
índole,
humanitaria,
de
siguiente,
que
después,
acce-
que
Dona
titulado
en
de 1878
Mata, y
p u s o en m a n o s de T r e j o el r o m a n c e
se
publicación
v u l g a r se s e p a r a s e , la n o c h e d e l m i s m o d í a , y , al
de los
en-
entre paréntesis
c o m o r o m a n c e r o , pidióle á
conocido
darla
el q u e h o y
es.
Joaquín Trejo,
también
poesía
los l i b r o s ,
público.
breve
poeta
todos
me
com-
redor de rosa ? N o so\
pruebas,
y paso a exponer
la
fallo.
c o m ú n diclamen entre
p e r s o n a s r a p a r e s de voto en
cuestiones literarias q u e , para q u e u n a obra
de arle
sea
d i g n a d e e*te n o m b r e , d e b e s e r b e l l a e n el c u e r p o ) e n el
a l m a , e n la f o r m a
v e n la e s e n c i a , l i o n d e m o s t r a r ) o q u e
lien.in a m b a s < ondii
nuie* Ion
presentes romance*,
habré
d e m o s t r a d o t a m b i é n q u e los Califiqué evart Oliente, > q u e
sov
»u jue/ > | |
0
M
, d e f e n s o r hi
sil abogado.
Tan
que
ostensible
no
haré
sencillez
y
y
manifiesta
grande
es la
esfuerzo
elegancia
belleza de
para
s u m a en el
su
Jornia,
patentizarla.
Suma
estilo;
descripciones
figuras,
sitios y o b j e t o s , q u e n i
bujados
tendrían
y tropos
cuya exactitud y gallardía nada dejan que desear:
caracteres
con pincel
y en
de
lienzo
m á s v e r d a d , viveza y c o l o r i d o ;
múltiples,
imajenes
definidos,
llenos
de v i r i l i d a d y e n t e r e z a , y t r a z a d o s c o n tres ó c u a t r o
rasgos
vigorosos;
la
gráfica
escenas
estos
cuyo
narración,
expresivos
verosímiles, bien
di­
diálogos
movimiento
pocas veces alternada
y castigado
que
no
prenda
imajinarse
Peón
de la
únicamente
de
plendor
las galas
no
se
q u e su
y
lo
la
y
de
más
Peón
y
escrupulo­
más
p u r e z a del l e n g u a j e .
valiosa
de la
con
Peón estriba
de su vida
al t e n s o
y más
en
su
de R i v a s , de estilos
y al
CJIH) t e n í a
|...r.i
volar
mida
influencias,
liar,
eminentemente
canon
ni
imitará
bastante
es­
cristal
del
lecho,
era necesario,
belleza
Comenzó
en
y
de
testimo­
y
e n los
fuerzas
de
albores
du­
formarse
entre
un
desligó
estilo
elegante,
todos
fin
suficientes
p r o n t o *e
flexible y
de la o p u l e n t a l e n g u a c e r v a n t i n a .
estilo
d i f e r e n t e s , y c o m o al
propia
singulariza
del
G a r c í a G u t i é r r e z y al
de a j e n a - alas,
airoso,
su
y
gramatical.
acabando por
separa y
el
las p a l a b r a s y f r a s e s ,
inspiración
tales
distingue,
ahinco,
orijinalidad.
que
como
cui­
claro
todo
pedrczuelas de su
sobresaliente
literaria por
M U
deje ver en
inspiración,
simétricamente
primera
Ha
de q u e el estilo sea bello,
trasparencia
preocupado
nio de vasallaje
I.a
arreos
p u e d a ; pero ni
constituye
d e j a v e r las m a t i z a d a s
ha
colocar
dicción
integridad
sencillo,
arroyo
breves
de
ni la
de
d e u n a o b r a l i t e r a r i a , si b i e n s o n e s t i m a b l e s s i e m ­
p r e la t e r s u r a ,
dado
con
es c i e r t a m e n t e
C o n t r e r a s quiere hacer alarde de clásico,
sidad meticulosa
al través
: hé aquí los m á s brillantes
r o m a n c e s . S u estilo
pulido
palpita
los
Principiando
de
pecu­
que
le
artífices
por
imitar
b u e n o s m o d e l o s se l l e g a a t e n e r b u e n e s t i l o p r o p i o , s e g ú n
la r e s p e t a b l e o p i n i ó n d e l c l á s i c o y e g r e j i o p o e t a
U.
M a n u e l JOM* U u i o t a i i a .
.No v i n i e n d o a s e r
castellano
el estilo
más
que la veste de las concepciones, si éstas tienen la necesaria potencia de orijinalidad, tiene de ser aquel irremisiblemente orijinal.
En cuanto al espíritu de estos romances, con decir que
es el mismo de los dramas del propio autor, está definido y explicado. El incondicional y profundo sentimiento
del honor, como base y disciplina de conducta y r é j i m e n ;
el encendido ardor caballeresco en toda su recrudecencia,
como estímulo v acicate de levantadas hazañas v osadías;
la más amplia y completa libertad de albedrío, como factor
inmediato y responsable de todos los actos consumados;
el amor ardentísimo, con su cortejo de celos, desengaños,
arrobamientos y esperanzas, como objeto y móvil de todas
las aspiraciones, proezas, desenfrenos y delitos; el hondo
remordimiendo de la conciencia manchada, como pena
ineludible de las malas acciones y los crímenes : hé aquí
el espíritu de estos romances. ¡ N a d a más bello é inefable
que ensalzar las excelencias del a l m a y c u b r i r con el v e l o
de la poesía sus mezquindades é impurezas! Templo m a g nífico levanta Peón y Contreras a l bien v a la virtud, v en
sus aras quema la m i r r a de su i n j e n i o . P o n e o b s t á c u l o s v
escollos, rodea de tentaciones y a p e t i t o s al carácter vir
l u o s o y entero, para q u e , superándolos, s i r v a d e ejemplo
y enseñanza. Parece c o m o q u e la v i r t u d «pie n o l u c h a ,
que no vence resistencias, que no e n t r a e n a b i e r t a c o n flagración c o n elementos pernicioso*, n o c * v i r t u d ó n o
tiene por lo menos e n e r j i a y ( i r m c / a . he a q u í l o s t r a n c e s
y encuentro*, d e t a n d i f í c i l desenvoltura, e n que A s u s
personajes coloca Peón y Contreras, v d e l o * c u a l e s b r o t a
la c o l i s i ó n dramática, c o m o la p ó l v o r a al o i d a d e la m i n a
i que
E«
tos
se p r e n d e
fuego.
vivísimo v t e r r i b l e e l I n c e n d i o d e I n * pasiones e n e s romancea,
por
cuanto
son
se h a n
nada
de«eul.i<««
ib' d r a m a *
la
« que ealallan de reprnl»-,
sombra
elanipago«
temblóte*
de
luí,
que
borbollonea
más
venido
de
el
epilogo ó
desarrollando
el
en
r o m o r l volean, e n t r e
11
la*a,
estruendo*
s
Itaslau las p r e c e d e n t e s b r e v e s c o n s i d e r a c i o n e s , e n a p o y o
de las cuales cito los m i s m o s r o m a n c e s , p a r a d e j a r d e m o s trado
q u e éstos s o n bellos e n el c u e r p o y e n el a l m a , e n la
forma
y
e n la
esencia. ¿ Se necesitan
aún
más pruebas?
Allí e s t á n ellos : e x a m í n e l o s el l e c t o r , a n a l i c e s u s b e l l e z a s ,
m i d a su g r a n d e z a de
concepción,
pese sus calidades
rarias,
con recto y
sano
y juzgándolos
convenir conmigo
en q u e lejos
lite-
criterio, h a b r á
de excederme en
de
elelojio,
h a sido parca, cuanto sincera, m i alabanza.
Desearía,
barlas con
persuado
para dar m a y o r peso á mis
trozos entresacados
de q u e es m e j o r
ya q u e , de copiar
délos
compro-
r o m a n c e s ; pero
recomendar
lo e s t i m a b l e
razones,
su atenta
que tienen,
me
lectura,
m e vería
cons-
treñido á copiarlos íntegros. Difícil p o r extremo sería elejir
los m e j o r e s p a s a j e s , s i é n d o l o
Para
tiempo
darles
ni
más
lugar.
muebles,
vaguedad, no
Sábese
caballeresca, por
el
todos.
les
únicamente
tinte p e c u l i a r
ha
fijado
Peón
que pasan
de
en
los h o m b r e s ,
al l u g a r , l o m i s m o s e p u e d e s u p o n e r q u e t i e n e n
España
ó e n M é j i c o , c o m o e n el P e r ú ó e n o t r a
de
naciones
siglo
trajes,
de los
sometidas
al
yugo
grandes atrevimientos
y,
de nobleza,
valentía y h o n o r á que sus personajes obedecen, k n
las
edad
u s o s y c o s t u m b r e s q u e e n e l l o s se d e s c r i b e n ,
sobre t o d o , p o r los característicos s e n t i m i e n t o s
ni
español,
cuanto
efecto en
cualquiera
durante
y de las g r a n d e s
el
con-
quistas.
Hay e n t r e ellos u n o q u e
d o m i n a n t e e n los
\
se a p a r t a
d e m á s , c u a l es el
v s e p a r a de la
denominado
índole
A//*/"/",
q u e en. ierra Indo u n p o e m a de c o n g o j a v l u t o p a r a Peón
y Contreras. Aquel
manos
queridísimos,
h i r i ó con
natural
n o m b r e llevó
cuya
a g u d a saeta en
que, como
licas c a d e n c i a s ,
en
súbita
lo m a s
vida u n o de sus
y
temprana
her-
muerte
le
i n t i m o del c o r a z ó n , v era
poeta, exhalase su dolor
en
melancó-
l i a j o el v e l o celestial d e h e r m o s í s i m a
ale-
g o r í a , r e t i e r e . n m s e r . t i n o * a c e n t o s d e t e r n u r a v a m o r , el
reñido combate
que traban
la
muerte
y la v i d a , a n t e s
de
q u e la p r i m - ra l o g r e a r r e b a t a r d e l m u n d o á u n a l m a v i r -
—
104
—
tuosa y bella. Este delicado y conmovedor romance es el
único de la colección que no tiene carácter trajico. Tiene,
sí, como ninguno de los otros, hondísimo sentimiento,
desbordado del alma y apenas contenido en el estrecho
molde de la palabra. Es una ternísima elejia, escrita con
lagrimas.
No he pretendido hacer en este prefacio un verdadero
juicio critico de los Romances dramáticos de Peón y Con­
treras. Hubiera sido mucho pretender. Sólo he deseado
escribir algo que pudiese servirles de introducción ó
proemio, ya que es costumbre que los libros vayan prece­
didos de estas cosas. Peón v y o . además, nos vamos habíluando á que cada una de las brillantes obras que pu­
blica lleve al frente algunas humildes palabras mías.
V. J. GÓMKZ E L O R K S .
DOÑA BRENDA
Á ALFREDO
ClIAVF.nO.
Celos tiene Dona Brenda
De Don Diego de Moneada,
P u e s l e han dicho q u e está l o c o
De a m o r e s p o r una dama,
Oue es de ilustre n a c i m i e n t o ,
One es de elevada prosapia :
N e g r o azabache los ojos,
De marfil las manos blancas,
Dos rosas las dos mejillas,
L e v e p i é , frente de nácar,
Portentosa la hermosura
Y su dulce n o m b r e Laura.
Despierta está Doña Brenda
Y soñando el de Moneada :
¡ S i e m p r e los celos en guardia !
Kl sueña con sus amores' — •
liien lo dicen sus palabras —
Y Doña Brenda, dol l e c h o ,
Convulsa v turbada, salla.
ar
"
Laura, m u r m u r a D. D i e g o ,
Jura o b e d e c e r m e . L a u r a ;
'* Sé q u e D. Luis te e n a m o r a ,
Si dices q u e n o , m e engañas
" Jura q u e sola c o n m i g o
" Saldremos de aquí mañana. .,
No escucha más Doña Brenda,
, l
, 4
Jira en t o r n o la m i r a d a ;
Cerca d e e l l a está una silla,
S o b r e la silla una capa,
L n gran sombrero de plumas,
El t a l a b a r t e y la d a g a .
T
Se arroja s o b r e el a c e r o ,
D e s n ú d a l o su v e n g a n z a ,
Y en el p e c h o de D . D i e g o
Con m a n o firme l o clava.
— Brenda, D. Diego murmura.
¡ Infeliz! ¿ P o r qué m e matas?
— T r a i d o r . . . T r a i d o r . . . — Doña Brenda
Dice c o n v o z airada.
— Con esa m u j e r i n f a m e
N o has de p a r t i r t e m a ñ a n a .
— ¿ Q u é m u r m u r a s , B r e n d a mía ?
¿ Q u é m u j e r es esa ?
Laura....
Y de un D . L u i s tienes celos.
— ¡ Y o , de D . L u i s de M o n e a d a ?
— ¡ C e l o s tú de nuestro h i j o ?
— N o case con doña Laura
Kl i n e x p e r t o m a n c e b o ,
Une es doña Laura su h e r m a n a .
De a m o r q u e de m o z o tuve
Fruto' fué la d e s d i c h a d a .
— Perdona, Diego, perdona,
Doña Brenda loca e x c l a m a .
1). D i e g o no le respoude,
One e^lá 1). D i e g o sin habla.
Hienda espera en v a n o ,
Suenan d o c e campanadas,
Lívida está corno el m u e r t o ,
N o puede soltar el a r m a
Sale d e tu c a í a y c o r r e
P o r l a * c a l l e s \ l a * plaia*
Doña
— 107 —
Va tras d e ella la justicia
La justicia nc la alcanza.
Corre de día y de n o c h e ,
Un solo instante no para,
Y hasta q u e llega la m u e r t e
Ni sosiega ni descansa.
Después de m o r i r le v i e r o n
L a s ropas ensangrentadas :
¡ S i e m p r e los ojos abiertos,
S i e m p r e en la diestra la d a g a !
1878
SANCHO BERMUDEZ DE ASTORGA
Á MI H E R M A N O J U A N .
I.
Está triste y d e s v e l a d o
El c o n d e S a n c h o d e A s t o r g a ,
Y n o sabe p o r q u é causa
Ni sosiega ni reposa ;
P o r dos v e c e s e n el Jecho
L l a m ó al sueño con faz torva,
Y de n u e v o otras dos veces
L e v a n t ó l e su z o z o b r a .
A b r e el b a l c ó n de la estancia,
A l a n t e p e c h o se a s o m a ,
Y su m i r a d a v a g u e a ,
Y a del c i e l o en la ancha b ó v e d a ,
Y a en el l e j a n o h o r i z o n t e
Que las m o n t a ñ a s r e c o r t a n ,
Y a en las b r u m a s i m p a l p a b l e s
Que p o r el espacio flotan,
Y a en el h u e r t o : e n t r e los á r b o l e s ,
Entre las tinieblas h ó r r i d a s ,
Se le figura q u e m i r a ,
Cual d o s fantasmas, dos s o m b r a s .
N e g r a capa envuelve á la una,
Blanca túnica á la otra.
— ¿ Q u i é n serán? d i c e Don S a n c h o ,
¿Quién serán á tales horas?
II.
Diríjese c o n t u r b a d o
A l c a m a r í n de su esposa :
El l e c h o estaba v a c í o ,
En gran desorden las ropas,
Hundida la m u e l l e a l m o h a d a ,
L a lámpara silenciosa,
El tierno niño en la cuna,
Y una sonrisa en su boca.
— ¡ Es ella la infame ! ¡ Es ella !
Clama Don Sancho, y retorna
Á su aposento y un rico
A r c a b u z airado t o m a .
JIÍ.
Del balcón m u y cerca vagan
Los dos amantes, que inmolan
Kn aras de su cariño
Paz, ventura, y hasta el honra.
La luna arrojó un instante
Su blanca luz melancólica,
I l u m i n a n d o los rostros
De un m a n c e b o y una hermosa.
— ¡ Es ella...! Repite el c o n d e .
; Desventurada traidora!
Y es él, mi p r i m o Don Arias,
¡ Kl traidor que me la r o b a !
Subió la sangre á sus s i e n e s .
T e n d i ó el arma matadora.
Y a p u n t ó ; pero no sabe
\ quién p r i m e r o le toca
Lavar con su sangre ardiente.
0 # R * * ruine**
L a m a n c h a d e su d e s h o n r a ,
Si él á q u i é n t a n t o ha q u e r i d o ,
Si e l l a á q u i é n aún t a n t o a d o r a .
E n p e r p l e j i d a d tan g r a v e ,
E n v a c i l a c i ó n tan h o s c a ,
O y e estas d u l c e s p a l a b r a s
Q u e e l a i r e trae en sus h o n d a s :
— « Si tú m u r i e r a s , b i e n m í o ,
« Muerta m i esperanza loca,
« E n e l c o r a z ó n al p u n t o
« Hundiera mi daga toda »
— I P u e s húndela ya, Don Arias!
Grita e l c o n d e c o n v o z r o n c a ,
Y del arcabuz t e n d i d o ,
P a r t i ó la m u e r t e , c e l o s a
D e tanta d i c h a . — B a ñ a d a
E n s a n g r e , e n la v e r d e a l f o m b r a
Gayó la d a m a , l a n z a n d o
Un i a y ! de mortal congoja.
— ¡ M a l d i t o seas, m a l d i t o
Sancho Bermúdez de A s t o r g a ! —
Gritó D o n A r i a s , j i m i e n d o
En convulsión espantosa.
L l e v ó á la cinta la m a n o ,
Brilló la luna en la hoja,
Y en el c o r a z ó n al punto
Hundióse la daga t o d a .
Dejó el arcabuz Don Sancho
En un rincón de su alcoba,
Y fuese al l e c h o , y durmióse
LIasta el rayar de la aurora.
1H7U.
MARGARITA
Á VICTORIANO AGÜEROS.
I.
Margarita estaba triste,
Triste y sola. — Margarita
Que nunca tuvo placeres,
Ni nació para alegrías.
Guando el maternal cariño
Hizo falta á su alma tímida,
Y preguntó p o r su m a d r e
Á un r o d r i g ó n q u e la m i m a ,
Y á una dueña octogenaria
Que la cuidó desde niña,
Que c o n el alma la q u i e r e
Y' a m o r o s a la acaricia
L l e v á r o n l a hasta la iglesia
Y e n s e ñ á r o n l e una fría
Sepultura, á los fulgores
De una l á m p a r a b e n d i t a .
A l l í d e s d e m u c h o s años
Su p o b r e m a d r e d o r m í a ,
Y allí l l o r ó m u c h a s h o r a s .
T r i s t e y sola, M a r g a r i t a .
11.
Hasta allí se fué una
tarde
Margarita desolada,
Y ante la fúnebre losa
Dijo estas tristes palabras :
— ¡ A y , madre! |Madre querida!
¡ A y , m a d r e mía del a l m a !
Con un h o m b r e á q u i e n n o q u i e r o
Van á casarme mañana.
— ¡ M a ñ a n a . . . ! R e p i t i ó el eco
De las b ó v e d a s s a g r a d a s .
— S í , m a ñ a n a , m a d r e raía,
M u r m u r ó la d e s d i c h a d a ,
C r e y e n d o q u e de la t u m b a
Su m a d r e le contestaba,
Y" allí d e r r a m ó ¿i t o r r e n t e s
El t e s o r o de sus l á g r i m a s .
III.
Ks Don Gaspar d e Hinestrosa
Un señor de h o r c a y c u c h i l l o ,
R u b i o el c a b e l l o y la barba,
Miradas d e b a s i l i s c o ;
Nunca en su vida ha l l o r a d o ,
N u n c a en su vida ha r e í d o ;
N e g r o es su h u m o r c o m o t i z n e ,
Y el alma negra lo m i s m o .
Con el q u i e r e n q u e se case
Margarita, y s e lo ha d i c h o
A la d o n c e l l a su p a d r e .
U n e e s i n d o m a b l e y altivo,
n i i e c u a n d o tiene un d e s e o
N e c e s a r i o es el c u m p l i r l o ,
(Jue no ne ablanda con l A g r i m a s ,
Ni con r u e g o s ni i m p i r o n .
IV
II i t e r m i n a d o 11 h< .1 >
Ha t e r m i n a d o la fiesta;
Margarita, c o r o n a d a
De azahar y de azucenas,
De rodillas y j i m i e n d o
En el rincón de la iglesia,
A n t e la lápida triste
De esta m a n e r a se queja :
— ¡ A y m a d r e ! Y a e s t o y casada,
Y sé q u e á las seis m e espera
El q u e es m i señor y dueño,
Y mi alhedrío e n c a r c e l a .
¡ A y m a d r e , m a d r e del a l m a !
Díme tú, ¿ q u é m e aconsejas?
Antes de partir mi l e c h o
Con quien el alma detesta,
Quisiera bajo la losa
Que tus despojos encierra
Dormir madre... ¡ D í m e , madre !
¿Si no es m e j o r estar m u e r t a ? . . .
— ¡ M u e r t a ! . . . R e p r o d u j o el e c o
De las bóvedas excelsas.
— ¿ M u e r t a ? E x c l a m ó Margarita.
Ríen, m a d r e , esta n o c h e m e s m a .
V.
Estaba el sol m o r i b u n d o
Espirando entre tinieblas,
Cuando la dama, llorosa,
Salió al atrio de la iglesia.
R u m b o á su noble morada
Cruzó las calles estrechas.
L l e g ó á su casa... En su alcoba
Entró con frente serena.
Mudos, de ella se despiden
El rodrigón y la dueña,
L o s únicos q u e la q u i e r e n . . .
¡ Sólo á ellos q u i s o ella !
L o s o j o s v u e l v e hacia el l e c h o ,
L o s cortinajes d e s p l e g a ;
S u e n a n las seis en los a i r e s ,
Cuenta las seis y se acuesta.
R e c l i n a en la a l m o h a d a b l a n c a
La p e r e g r i n a c a b e z a ,
Y c o n t e n i e n d o el r e s u e l l o ,
Margarita i n m ó v i l queda.
N o respira M a r g a r i t a ,
L a acosa el aire y no ceja,
Que le n i e g a el paso al aire
Su v o l u n t a d q u e es i n m e n s a .
De su tez el b l a n c o lirio
Se m a r c h i t a y azulea,
Hínchase el p e c h o y se cuaja
Su virjen sangre en las v e n a s .
O y e en son confuso y l e v e
U n o s pasos q u e se a c e r c a n . . .
N o o y e m á s . . . Kn su c e r e b r o
Se han r o t o al Un las arterias.
— ¡Margarita! ¡Margarita! —
Grita Don Gaspar y entra
Kn la estancia. — ¡ Margarita !
Margarita no contesta :
Descorre h>s c o r t i n a j e s . .
Margarita e s t a b a m u e r t a .
Con la trente enroñada
De azahar > de a / t i c e i i a v
RAMIRO RAMÍREZ
Á
FRANCISCO
PATINO.
I.
N i e v e el m a r m ó r e o s e m b l a n t e ,
Las negras pupilas fuego,
Viva i m a j e n espantosa
Del e x t e r m i n i o y los celos,
En la mitad de la estancia,
E m p u ñ a n d o agudo h i e r r o ,
Está R a m i r o R a m í r e z
De r e n c o r y de ira l l e n o .
Cerca de él, de un jentil h o m b r e
Y a c e el cadáver sangriento,
Y á sus plantas Berenguela
Doblega el lánguido c u e l l o .
— Mi a m o r á un t i e m p o y mi honra
Me robaba ese m a n c e b o . . . .
Pagareis con vuestras vidas
Mi h o n o r y mi a m o r á un t i e m p o .
— Justo es, m u r m u r ó la dama :
Herid, pues q u e sois mi dueño,
Y en un solo punto acaben
Mis tormentos y los vuestros.
Brilló en la sombra la daga :
Se o y ó m u r m u r a r un rezo :
Iras un g r i t o , el g o l p e rudo
— 116 —
De un c u e r p o q u e rueda al s u e l o . . .
D e s p u é s , el paso d e u n h o m b r e
Que se aleja, y nada l u e g o .
II.
En una oscura capilla
Cubierta d e p a ñ o s n e g r o s ,
E n l u t a d a la t e c h u m b r e ,
E n l u t a d o el p a v i m e n t o ,
Bajo una e l e v a d a cúpula,
F r e n t e al altar, en el c e n t r o ,
Se v e n a r d e r c u a t r o cirios
Y un catafalco en el m e d i o :
S o b r e él están d e s c a n s a n d o
Dos ataúdes a b i e r t o s ,
El uno de ellos v a c í o ,
O c u p a d o el o t r o d e e l l o s .
El c a d á v e r de una dama
D u e r m e en él el p o s t r e r sueño,
Y tiene el r o s t r o v e l a d o
De un o s c u r o c r e s p ó n d e n s o .
Cerca de ella, i n m ó v i l , p á l i d o ,
Está un g a l l a r d o m a n c e b o ,
Sin armas y sin i n s i g n i a s ,
De luto el r i c o c h a m b e r g o ,
La torva triste mirada
Fija cu l o s m o r t a l e s restos,
El c o r a z ó n m o r i b u n d o
Y e s t e r t o r o s o el a l i e n t o .
•
III.
Es é l , I L i m i i o I t j u u r e / ,
Kl castellano g u e r r e r o
Que casó c o n B e r e n g u e l a ,
H a c e un año más ó m e n o s .
En esa m i s m a capilla
B e r e n g u e l a l e dio un b e s o ,
Y de allí se fué á la guerra
Á combatir como bueno.
Y es B e r e n g u e l a la d a m a
Que ocupa el m o r t u o r i o l e c h o . . . .
R a m i r o le ha dado m u e r t e ,
L a n o c h e a n t e r i o r la ha m u e r t o .
IV.
Mira R a m i r o R a m í r e z
A l cadáver l a r g o t i e m p o ;
A l fin c o n trémula diestra
L e v a n t a el fúnebre v e l o ,
Y aparece ante su absorta
Mirada, el rostro h e c h i c e r o
Que aún del cincel de la Parca
Resiste al g o l p e v i o l e n t o ;
Que aún ostenta la frescura,
El h e c h i z o , el e m b e l e s o
Y la majia seductora
ü e otros felices m o m e n t o s .
V.
Después las fúnebres gradas
Sube R a m i r o en silencio,
Y hasta el ataúd vacío
Llega tranquilo y sereno.
;Era su lecho nupcial
A q u e l espantoso l e c h o !
Allí estaba su consorte.
Su alegría y su contento :
La m i r ó desesperado
— 118 —
De a m o r y de angustia l l e n o ,
Y dijo así c o n v o z lenta
Y con moribundo acento :
— Há un año tierna y sencilla,
V e l a d o en casto r u b o r ,
M e diste un beso de a m o r
E n esta m i s m a c a p i l l a .
Y h o y de m i p e n a al e x c e s o
V e n g o en b r a z o s d e la m u e r t e .
Berenguela, á devolverte
Aquel dulcísimo beso. —
En los labios de la m u e r t a
L o s suyos puso el m a n c e b o ;
Se o y ó un r u m o r m i s t e r i o s o
P o r las b ó v e d a s d e l t e m p l o ,
Y tras un postrer j e m i d o ,
Tal vez de r e m o r d i m i e n t o ,
R o m p i ó su cárcel el a l m a . . . .
G a y ó R a m i r o en el f é r e t r o .
DOÑA BLANCA
Á EDUARDO GONZÁLEZ GUTIÉRREZ.
I.
Sola está la noble viuda
En su s o m b r í o retrete ;
La s e r v i d u m b r e reposa,
Y el tierno vastago d u e r m e .
Ella es Blanca, á quien el cielo
C o l m ó d e preciados bienes :
V i r t u d , riqueza, h e r m o s u r a . . . .
¡Cuanto ambicionarse p u e d e !
A m ó un día, y aquel ciego
Querubín de alas de n i e v e ,
Que anda entre fuego y a r m a d o
Entre el fuego se d i v i e r t e ,
L e dio el arco una mañana
Y una aguda flecha ardiente,
Y ella gozosa y confiada,
Y él vivaz, t r a i d o r , y a l e v e ,
Dispararon sobre un n o b l e ,
Joven señor, bravo y fuerte,
Que al débil g o l p e , sumiso
A los pies de Blanca v i e n e
A ofrecerle sus a m o r e s ;
Su f e , su m a n o á o f r e c e r l e ;
Y Ñ u ñ o R i c o ante el ara
T a n n o b l e oferta m a n t i e n e .
—
118
—
De a m o r y do angustia l l e n o ,
Y dijo así r o n v o z lenta
Y con m o r i b u n d o a c e n t o :
— Ilá un año tierna y sencilla,
V e l a d o en casto r u b o r ,
Me diste un b e s o de a m o r
En esta m i s m a c a p i l l a .
Y h o y d e m i pena al e x c e s o
V e n g o en b r a z o s d e la m u e r t e ,
Berenguela, á devolverte
Aquel dulcísimo beso. —
En los labios de la m u e r t a
L o s suyos puso el m a n c e b o ;
Se o y ó un r u m o r m i s t e r i o s o
P o r las b ó v e d a s d e l t e m p l o ,
Y tras un postrer j e m i d o ,
T a i vez d e r e m o r d i m i e n t o ,
R o m p i ó su cárcel el a l m a . . . .
G a y ó R a m i r o en el f é r e t r o .
DOÑA BLANCA
Á EDUARDO GONZÁLEZ GUTIÉRREZ.
I.
Sola está la noble viuda
En su s o m b r í o retrete ;
La s e r v i d u m b r e reposa,
Y el tierno vastago d u e r m e .
Ella es Blanca, á quien el cielo
C o l m ó de preciados bienes :
V i r t u d , riqueza, h e r m o s u r a . . . .
¡ Cuanto ambicionarse p u e d e !
A m ó un día, y aquel c i e g o
Querubín de alas d e n i e v e ,
Que anda entre fuego y a r m a d o
Entre el fuego se d i v i e r t e ,
L e dio el arco una mañana
Y una aguda flecha ardiente,
Y ella gozosa y conüada,
Y él vivaz, traidor, y a l e v e ,
Dispararon sobre un n o b l e ,
Joven señor, bravo y fuerte,
Que al débil g o l p e , sumiso
A los pies de Blanca viene
A ofrecerle sus a m o r e s ;
Su f e , su m a n o á o f r e c e r l e ;
Y Ñ u ñ o Rico ante el ara
Tan noble oferta m a n t i e n e .
Ií.
P a r t i ó s e Ñ u ñ o á la g u e r r a ,
D e la b o d a á p o c o s m e s e s ;
F a m a y h o n r a g a n a e n ella,
E n ella la v i d a p i e r d e ,
Y l l o r a n d o su d e s d i c h a
Sin d i c h a q u e la c o n s u e l e ,
S u m e r j i d a en la tristeza
D e t a n t o s días a l e g r e s ,
S o l a está la n o b l e v i u d a
E n su s o m b r í o r e t r e t e ;
La servidumbre reposa,
Y el t i e r n o v a s t a g o d u e r m e .
III.
Súbito g o l p e se e s c u c h a ,
Se abre el b a l c ó n de r e p e n t e ,
Y un h o m b r e en su capa e n v u e l t o
A n t e la d a m a a p a r e c e .
S o b r e c o j i d a de e s p a n t o ,
H o r r i b l e espanto, se c r e e
Presa de extraño d e l i r i o ,
(Jue c o m o r a y o la h i e r e .
Mas el h o n o r o f e n d i d o
Lucha en su espíritu y vence,
Y r e c o n o c e asombrada
Á Don Leonel de Meneses.
— ¿ O'ié buscáis? dice, y resuella
Á su e n e m i g o so vuelve,
(lomo fuego la mirada,
El semblante c o m o nieve.
- Busco, Blanca, la ventura
U n e me roba ingrata suerte;
Mil veces os la he pedido,
Me la negasteis mil veces.
Señora, al p i é de esa reja,
En p o d e r o s o s c o r c e l e s ,
Mis escuderos, mis pajes,
Nos a g u a r d a n i m p a c i e n t e s .
Si j u n t o s de aquí salimos
N o temáis q u e no os r e s p e t e n ;
D e lo c o n t r a r i o , este lance
La h o n r a vuestra c o m p r o m e t e .
— P i e d a d , señor, por el n o m b r e
De esa criatura i n o c e n t e .
¡ I d o s ! Y haced lo q u e un n o b l e ,
P o r serlo tan sólo, d e b e .
A m i g o fuisteis de Ñ u ñ o . . . .
F u é en los tercios vuestro j e f e . . . .
— Señora
— Ó mi s e r v i d u m b r e
Haré q u e al punto despierte.
— Si no venís de buen g r a d o
Á mal grado haréis q u e a p e l e ,
Y entre mis brazos robustos
Hasta mi palacio os l l e v e .
— ; P a s o ! Gritó doña Blanca
Y salir de allí r e s u e l v e ;
Mas él con rápido ímpetu
En su marcha la detiene
Y el duro c e r r o j o alianza
De la puerta.... Nada puede
Ya la infeliz.... El infante
En la cuna se e s t r e m e c e ;
Leonel con sonrisa horrible
Hacia la cuna se v u e l v e ;
Blanca adivina su i n t e n t o . . . .
Tal vez su razón se p i e r d e . . . .
¿Qué hace Blanca? ¿ P o r qué inunda
Su faz un fulgor celeste?
Corre á *u l e e l m .
I * mi
iu'I -
Un instante, y es tan b r e v e !
T o m a un puñal t o l e d a n o
Q u e bajo su a l m o h a d a t i e n e ,
Y c o m o herida pantera
Que á su c a c h o r r o d e f i e n d e ,
Guando va á t o c a r al n i ñ o ,
Antes que á tocarle llegue,
E l a r m a r á p i d a clava
E n la espalda d e M e n e s e s .
— A s í has d e m o r i r , v i l l a n o ,
Que así los t r a i d o r e s m u e r e n ,
Y p u e s a g u a r d a n tu vuelta
En la c a l l e tus d o n c e l e s ,
Se han d e q u e d a r a s o m b r a d o s ,
¡ V i v e D i o s ! , de c ó m o v u e l v e s .
Dice la d a m a y un l ú g u b r e
S i l e n c i o á su v o z s u c e d e .
IV.
Y m i e n t r a s el n o b l e i n n o b l e ,
De p i é n o p u d o t e n e r s e ,
Y al suelo rueda, y rujiendo
En su sangre se r e v u e l v e ,
Blanca á los s u y o s r e c l a m a ;
Doncellas y pajes v i e n e n ,
Y l l e n o s do a s o m b r o escuchan
Estas palabras s o l e m n e s :
— D e s h o n r a r m e ese h o m b r e q u i s o ,
P o r eso le di la m u e r t e ,
¡ Y por donde vino vuélvase
Que mi h o n o r así lo q u i e r e !
Señala el balcón, dos pajes
El t r o n c o h e l a d o suspenden,
Y por el balcón a r r ó j a n l o ,
Guando aun el alma r e b e l d e .
Con d o l o r o s o j e m i d o
— 123 —
De su cárcel se d e s p r e n d e ,
Y su infortunio m a l d i c e
Entre la vida y la m u e r t e .
Y mientras se o y e en la calle
R u m o r de rondas y j e n t e s ,
Imprecaciones y votos,
Y relinchos de c o r c e l e s ,
Sola está la n o b l e viuda
En su s o m b r í o r e t r e t e ;
La s e r v i d u m b r e reposa
Y el tierno vastago d u e r m e .
1879.
SOR ANA
Á
MANUEL
NICOLÍN
ECHA NOVE.
I.
Doña A n a adora en J e l m í r e z
Y J e l m í r e z en Doña A n a :
Él es h i d a l g o , a u n q u e p o b r e ;
Ella d e rejia prosapia.
Doña A n a t i e n e un h e r m a n o ;
Y ha j u r a d o antes m a t a r l a ,
Que p e r m i t i r q u e se e n l a c e
Con J e l m í r e z Doña A n a .
II.
Doña A n a entre los e n á l t e l e s
De sus j a r d i n e s d i v a g a ,
Y espera c o m o a c o s t u m b r a
A M I a m a n t e en horas altas
Sopla el \ i r n t o y en los aires
La luna el n u b l a d o r a v . i ,
Y ve la h e r m o s a en el m u r o
li.thn earsr |,i e«eala
I I r n r a / o i i l e d a un \ u e l r o .
C >rre y al pié de U tapia,
Ve á «ii J e l i m r e í U n d u l o
Kn l i y e r b a rn%*nffr«*nUda.
Mortal el bello t e m b l a n t e ,
Y n o lejos de él un a r m a
Mira absorta, y r e c o n o c e
(Jue es de su h e r m a n o la d a g a .
III.
Del a l m e n a d o castillo
Desde una ojiva, angustiada
M i r ó pasar el e n t i e r r o
De J e l m í r e z , Doña A n a .
¡ Qué de tiernas ilusiones,
Qué de alegrías frustradas
Junto con el n e g r o féretro
Va á guardar la tumba helada !
¡ P o b r e s flores en su tallo
P o r el huracán tronchadas,
P o b r e a m o r muerto en la cuna.
P o b r e mujer, p o b r e alma !
A y e r todo era ventura,
Campos de oro y esmeralda,
A r r o y o s , aves y rosas
Y praderas perfumadas.
Hoy, revuelto mar que ruje,
Áridas inmensas playas,
Campos que el invierno agosta,
Negras ruinas solitarias.
; Mañana, la noche eterna
A la luz de débil lámpara,
El t i e m p o solo, sin horas,
Sin h o y , ni a y e r , ni mañana !
IV.
Nada á su hermano le dice
La doncella desdichada ;
Ni una queja, ni un reproche...
; Llora, j u n e , reza y calla !
N a d a l e d i c e á su h e r m a n o ;
Mas á las p u e r t a s sagradas
De un c o n v e n t o se p r e s e n t a ,
Y en una c e l d a se a m p a r a .
V.
Las madres concepcionistas
Están de fiesta y d e gala,
Q u e c o n el R e y de los Orbes
N o b l e d o n c e l l a se enlaza.
L o s más h e r m o s o s c a b e l l o s
Se c o r t a n al p i é del a r a ;
L a m á s rica fantasía
Quiebra ante el altar sus alas :
El c o r a z ó n m á s sensible
Sepulta sus e s p e r a n z a s ;
El a l m a m á s tierna y n o b l e ,
L a más pura de las a l m a s ,
Del m u n d o m í s e r o y triste
L o s anchos l í m i t e s salva,
Y á las celestes r e j i o n e s
En pos de otra alma se lanza.
VI.
—
V e n , h e r m a n o , hasta el r e c i n t o
De mi celda solitaria :
A q u í J e l m í r e z habita :
Ven á c l a v a r l e tu daga.
V e n , y si q u i e r e s herirle
En mí m i s m a el h i e r r o clava,
Que es la celda de J e l m í r e z ,
El c o r a z ó n de Sor A n a . " —
E s t o la monja escribía,
Deshecha en un mar de l á g r i m a s ,
Desde el oscuro r e c i n t o
De su celda solitaria.
VIL
— « Burlaste mis ilusiones,
Burlaste mis e s p e r a n z a s ;
Si antes fué ruda, más ruda
Será mi nueva v e n g a n z a .
T e destinaba un esposo
Que de estirpe rejia e m a n a ;
Mas puesto q u e desdeñaste
Honra tal, m e r c e d tan alta,
Y de este m o d o dostrozas
Los blasones d e tu casa,
Y así sus fueros insultas
Y mis d e r e c h o s ultrajas,
Mañana, al m o r i r la tarde,
Al l o c u t o r i o te baja;
Que en él estará Jelmírez
Esperándote mañana. » —
Esto á la monja escribía,
Desde su noble m o r a d a ,
Brotando sangre los o j o s ,
El feroz T o l l o de T a p i a .
VIII.
¿ Estaba m u e r t o J e l m í r e z ,
o no más herido estaba ?
¿ Fué verdad lo del entierro,
ó fué el entierro una farsa ?
¿ Los cánticos funerales,
La negra mortuoria caja,
A q u e l lúgubre c o r t e j o ,
Y ol c l a m o r de las campanas.
Eran eiijeudros tan tolo
De su m e n t e c o n t u r b a d a ?
¿ D e l d o l o r c r e a c i o n e s fueron ?
¿ F u e r o n d e l i r i o s del á n i m a ?
IX.
R o d a r o n tristes las h o r a s . . .
¡ C u a n pausadas, c u a n a m a r g a s
P a r a el s e r d e s v e n t u r a d o
Que m i d e e l t i e m p o q u e pasa !
; U n a e t e r n i d a d la n o c h e
D e s d e el c r e p ú s c u l o al alba,
Y del alba hasta el c r e p ú s c u l o
De aquella t a r d e , q u é c a l m a !
¡ Qué c a l m a tan espantosa
En m e d i o de la borrasca !
¿ E n d ó n d e se hará p e d a z o s
Con el b a r q u e r o la barca ?
X.
Son las seis, la tarde espira,
Deja su celda S o r A n a ,
Y c o n paso v a c i l a n t e
Hasta el l o c u t o r i o baja.
Mira al través de la reja,
Y . . . — ¡ Es é l , J e l m í r e z ! — e x c l a m a ,
Y sin aliento á los h i e r r o s
Con m a n o fría se a g a r r a .
El era, el m i s m o J e l m í r e z ,
E m b o z a d o en una capa,
P á l i d o c o m o los m á r m o l e s
De las vetas de Carrara.
Detrás estaba un m a n c e b o
De retorcida mirada,
Fiero, inmóvil, hosco, m u d o . . .
El h e r m a n o de S o r A n a .
— ; T e l l o , le grita la m o n j a ,
Mal haya seas, mal haya
T u h o r r i b l e burla y la ira
De tu espantosa v e n g a n z a !
Y añade la monja, v i e n d o
Al ser á q u i e n tanto amaba :
— Mientes, T e l l o , no es J e l m í r e z
Ese e n l u t a d o fantasma...
¡ J e l m í r e z está en mi p e c h o ,
Jelmírez viy.e en mi alma !
— j Ana, Jelmírez murmura,
Y o s o y ! . . . T e l l o n o te engaña,
T e l l o consiente en que seas
Mi noble esposa ante el ara.
Hoto está el v o t o q u e hiciste,
Y aquí está la bula santa.
— A q u í está, m u r m u r a T e l l o ,
Y muestra un p a p e l . . .
— ¡ N o ! ¡ Calla !
Exclama otra vez la m o n j a .
No es esa sombra q u i e n habla.
¡ O i g o la v o z de J e l m í r e z
Que de o t r o m u n d o m e llama !
; Ya v o y , J e l m í r e z , e s p e r a !
; Ya v o y , J e l m í r e z , aguarda ! —
D i c e . . . . Busca entre sus ropas
Un o b j e t o , y l u e g o , rápida,
Dirijiendo al cielo augusto
Hermosísima mirada.
Del seno en m e d i o , hasta el p u ñ o .
Clavóse una rica daga,
Y rueda al suelo y la sangre
P o r el ancha herida salta.
— ; Maldito sea*. Don T e l l o !
tirito J e l m í r e z . . . ; Mal haya
Quien olvidó que hay amore*
M u é una vez sola se matan
DOÑA ELVIRA
Á
BARTOLOMÉ
PÉREZ
HERMIDA.
I.
El C o n d e de A l d a z es v i e j o ,
P e r o t i e n e esposa j o v e n ,
C o m o rosas las m e j i l l a s ,
Y los ojos c o m o soles.
Se l l a m a E l v i r a , y m u y tierna
E n h o r a i n g r a t a casóse,
P o r q u e á casar la o b l i g a r o n
Exijencias y t e m o r e s ;
N o el eraor, p u e s era el solo
I m á n de sus ilusiones
R u i - F e r n á n d e z , c o n q u i e n tuvo
Y aún t i e n e , o c u l t o s a m o r e s .
II.
Hijo d e Elvira es Don M e n d o ,
Mancebo gallardo y noble,
Capitán el más v a l i e n t e
De los t e r c i o s españoles,
Que bajo el d e l g a d o cutis
Aún el rubio bozo e s c o n d e ,
Y es y a en la ruda pelea
De los contrarios a z o t e .
III.
T i e m b l a Elvira c u a n d o al m o z o
C o n t e m p l a e m b e b i d o el C o n d e ;
P a r e c e q u e una h o n d a pena,
Oculto cáncer que r o e
Su c o r a z ó n , hace á v e c e s
Que á s u faz el llanto a s o m e ,
Y la espléndida h e r m o s u r a
De su rostro le trastorne.
j T a l vez c o m b a t e n y estallan
En su pecho los d o l o r e s ,
C o m o las olas de A t l a n t e
Cuando se encuentran y r o m p e n !
IV.
En una vieja poltrona
L a existencia pasa el Conde,
Paralizados los m i e m b r o s
De añeja dolencia al c h o q u e .
Diz que en la lid espantosa
De una lanza al rudo g o l p e ,
Cayó al suelo y que el sentido
L a r g o t i e m p o perdió e n t o n c e s ;
Y desde entonces no hay m o d o
De que sus m i e m b r o s r e c o b r e n ,
L a savia, el v i g o r , la fuerza,
Que hubo del destino en dote.
V.
Y allí, en su vieja poltrona
Está el de A l d a z , una noche.
Cuando Fortuno, escudero
Que d e antaño le c o n o c e ,
E n t r a y l e dice : — S e ñ o r ,
Sé q u e m a n c h a n tus b l a s o n e s ;
Sé q u é h a y q u i e n a q u í te ultraja,
Q u i e n e s c a r n e c e tu n o m b r e .
— ¿ Q u i é n tal h a c e ? Con v o z r o n c a ,
E x c l a m a furioso el C o n d e .
— S e ñ o r , tu esposa.
— ¿ Q u é has d i c h o ?
— T u esposa t o d a s las n o c h e s
L a s desiertas c a l l e j u e l a s
De tus j a r d i n e s r e c o r r e ,
D e un h i d a l g o a c o m p a ñ a d a ,
E n p u n t o á las o r a c i o n e s .
R u j e el de A l d a z en su silla
Cual hiena h e r i d a , se e n c o j e
Y j i r a en t o r n o los ojos
C o m o inflamados t i z o n e s .
Há t i e m p o q u e h o r r i b l e s celos
L l e n a n su alma d e r e n c o r e s ,
T i e m p o há q u e su p e c h o h i e r e
El desdén de su c o n s o r t e ,
Y^ c o n acento c o n v u l s o
Exclama : F o r t u n o , ¿ m e o y e s ?.
Díle á D o n M e n d o eso m i s m o . —
Y como muerto quedóse.
VI.
— S e ñ o r , le d i c e F o r t u n o
Á Don M e n d o , n o c h e á n o c h e
En los j a r d i n e s he v i s t o ,
En p u n t o á las o r a c i o n e s ,
Á una d a m a y á un h i d a l g o .
— F o r t u n o , y tú ¿ los c o n o c e s ?
— Señor, el C o n d e m e e n v í a . . .
— ¡ D í m e al instante sus n o m b r e s !
— Ella es Doña E l v i r a . . .
— j Madre ! —
¡ A h , F o r l u ñ o , en bien te p o n e
Con Dios, q u e es r e o de m u e r t e ,
Q u i e n tal secreto c o n o c e . . . !
R o d ó F o r t u n o en el suelo
Traspasado el p e c h o i n n o b l e ,
Y en a q u e l h o r r i b l e instante
Sonaban las o r a c i o n e s .
VII.
A l jardín con el sangriento
A c e r o en la m a n o , c o r r e ,
Y allí Don M e n d o dos sombras
Distingue en la s o m b r a i n m ó v i l e s .
— Madre... ¡ Madre!...
— ¿ Q u é haces, M e n d o ?
Don M e n d o no le responde,
Blande el h i e r r o , al cual el o t r o
H i e r r o apenas se le o p o n e ,
Y c o m o el r a y o p o t e n t e ,
Y c o m o el r a y o v e l o c e ,
Kn el seno del contrario
El arma sangrienta esconde !
Lanza un g r i t o Doña Elvira,
Que repercuten los m o n t e s ,
Y se queda m u d a y fría
C o m o una estatua de bronce.
Mira Don M e n d o q u e llegan
Con luces dos servidores,
Y hacia ellos rápido avanza,
Y en su paso se i n t e r p o n e .
— ¡ I d o s , c a n a l l a ! Murmura,
Y de manos de uno, coje
l'na tea v torna solo
Al horrible sitio, en d o n d e ,
Aun Doña Elvira parece
Q u e no alienta, q u e n o o y e .
Q u e n o v i v e , en el e s p a c i o
Clavada la vista i n m ó v i l .
La ve Don Mendo y alumbra
Y pasmado reconoce,
En el s a n g r i e n t o c a d á v e r
Á Rui-Fernández de Ordóñez.
VIII.
— M e n d o , al fin e x c l a m a Elvira
D e s c o m p u e s t a s las f a c c i o n e s ,
Pues mataste á Rui-Fernández
R u e g a á Dios q u e nos p e r d o n e .
— ¡ Madre!
— ¡ En tus v e n a s circula
S a n g r e q u e tiñe tu e s t o q u e !
— Madre, escucha...
D o ñ a Elvira,
Cae al suelo y no r e s p o n d e .
IX.
D e n t r o y fuera del palacio
Se escuchan sordos r u m o r e s .
¡ Se a c e r c a al sitio del c r i m e n
L a j u s t i c i a de los h o m b r e s !
Es fuerza q u e i g n o r e el m u n d o ,
Es fuerza q u e el m u n d o i g n o r e ,
Que en casa de A l d a z habitan
La deshonra y las t r a i c i o n e s .
M e n d o se a c e r c a al c a d á v e r ,
S o b r e sus h o m b r o s l e p o n e ,
Y p o r un p o r t i l l o e s t r e c h o
Q u e da á los c a m p o s , salióse,
M e d r o s o el paso y l i j e r o ,
— 135 —
Con el c a b e l l o en d e s o r d e n ,
T i n t o hasta los gavilanes
De propia sangre el e s t o q u e .
1879.
GABRIELA
AL
DR. FRANCISCO MONTES DE OCA.
I.
Sin m á s t e s t i g o q u e el sol,
Q u e su luz al m u n d o r o b a ,
Está Gabriela en la p l a y a
Con su p e n s a m i e n t o á solas.
El m a r c o n d é b i l m u r m u l l o
S o b r e la a r e n a r e b o s a
Y las plantas de G a b r i e l a
Casi l a m e y casi m o j a .
I n q u i e t a v u e l v e los o j o s
Á todos l a d o s , y llora :
A l fin se d e t i e n e i n m ó v i l ;
Y a sonríe, ya solloza;
S o b r e el seno palpitante
La j e n t i l cabeza dobla ;
Sus brazos c u e l g a n ; las manos
Entreteje una c o n otra,
Y v a g a , sin q u e se lije
Ni en el cielo ni en las olas,
Entre las olas y el c i e l o ,
Su mirada m e l a n c ó l i c a ;
Su suelto cabello ajila
La brisa m u r m u r a d o r a ,
Y entre sus hebras de o r o
Prendida lleva una rosa.
Cerca de ella está amarrada
Una barca pescadora,
Y entre los m é d a n o s áridos
Que el huracán a m o n t o n a ,
De una h u m i l d e ranchería
Se v e n las modestas chozas
Y el vetusto c a m p a n a r i o
De una capilla católica,
Con una sola c a m p a n a ,
Con una c a m p a n a sola,
Que en aquel instante m i s m o
Á las o r a c i o n e s toca.
Ií.
El corazón se e s t r e m e c e
De Gabriela... ¡ Y a es la hora!
Y a no ha de tardar su F é l i x .
A l fin su Félix asoma :
Félix llega triste y p á l i d o ,
A l g o tiene, algo le e n o j a ;
Le da su m a n o , y su m a n o
Está fría y t e m b l o r o s a .
Y a no tiene c o m o en antes
La mirada h a l a g a d o r a ;
P a r e c e q u e tiene m i e d o ,
P a r e c e q u e se abochorna,
P a r e c e , c u a n d o se acerca
Á la nina encantadora,
Que una oculta voz le dice :
¿ P o r q u é , F é l i x , la traicionas? "
III.
— Félix — m u r m u r a Gabriela. —
Y era su v o z m e l o d i o s a
Comu suspiro del aura,
R.
C o m o arrullo de paloma.
— F é l i x , a m o r de m i v i d a ,
Te he esperado muchas horas,
M u c h a s . . . ¡ I n g r a t o ! . . . Y n o has i d o !
¡ C ó m o te a g u a r d a b a ansiosa
E n m i v e n t a n a ! ¿ N o sabes
L o q u e mi p e c h o te a d o r a ?
¿ E n q u é estas p e n s a n d o , F é l i x ?
D í m e . . . ¿ P o r q u é m e abandonas ?
¿ Es v e r d a d c u a n t o m e han d i c h o ?
¿ Á otra q u i e r e s ? ¿ A m a s á o t r a ?
¿ Q u e h a b l a r c o n ella te v i e r o n ?
¿ Q u e en el t e m p l o la e n a m o r a s ?
I Q u e á todas partes la sigues
Y q u e d e n o c h e la r o n d a s ,
Y q u e suspiras enfrente
D e su reja s i l e n c i o s a ?
j N o te h e visto en siete n o c h e s !
¡ A q u í están las siete rosas
Q u e c o n m i g o te a g u a r d a r o n !
¡ Q u e te c u e n t e n mi c o n g o j a !
¿ Las q u i e r e s ? M i r a éstas, mustias,
Marchitas y sin a r o m a .
Mira ésta, q u e aún t i e n e v i d a .
A q u í tienes la de ahora.
Si m e amas c o m o o t r o t i e m p o ,
Dale un beso en la c o r o l a .
Si es v e r d a d l o q u e m e han d i c h o ,
E n t o n c e s , F é l i x . . . ¡ Deshójala !
Félix de la bella m a n o
De la niña la flor t o m a ,
Y los pétalos arranca
Y en la arena los arroja.
— Más t i e m p o no he de e n g a ñ a r t e ,
P r o b r e Gabriela, p e r d o n a ;
Que para esta m i s m a n o c h e
Concertada está mi boda.
Dice el i n f a m e . . . Se aleja...
Y q u e d ó Gabriela atónita,
Fija la vista en la arena,
Fija la vista en las hojas.
¡ Siente q u e le falta vida,
Que su razón se trastorna,
Que t o d o en torno se m u e v e ,
Que se cae, que se ahoga 1
IV.
¡ Fantasmas de o r o y de nieve
Que poblasteis su m e m o r i a ,
Huid y desvaneceos
Gomo la luz en la s o m b r a !
Soñando estaba despierta ;
Y a no sueña... ¡ Qué espantosa
Pesadilla e n t r e sus lazos
Su alma mísera aprisiona !
G a b r i e l a . . . j Infeliz G a b r i e l a !
¡ Y a es tarde, vuelve á tu choza,
Que en ella velan tus padres,
Que en ella tus padres lloran !
V.
; A y ! . . . P e r m a n e c e en la playa
I n m ó v i l y silenciosa...
Para ella el m u n d o es la tumba,
¡ Y ella está en la tumba, sola !
Nada mira, nada escucha,
La razón perdida, loca,
Vagabundas las ideas
Kn torno á su m e n t e flotan,
Gomo ráfagas brillantes
De luz en cavernas hondas,
G o m o de una arpa lejana
L a s i n a r m ó n i c a s notas.
¡ Estrellas de un c i e l o p u r o
Q u e su luz pálida a g o t a n ,
Roncos j e m i d o s de muerte
E n t r e c á n t i c o s de g l o r i a !
N o ha v i s t o en el h o r i z o n t e
Una parda n u b e t o r v a ,
Que e x t i e n d e sus n e g r a s alas,
Y el diáfano e s p a c i o e n t o l d a .
Se figura q u e ha c a i d o
De su frente una c o r o n a ;
Q u e son p e d a z o s de su a l m a
A q u e l l a s hojas d e r o s a ;
Que está escrito en cada una
Un l i b r o e n t e r o , una historia
De m a l o g r a d o s afectos ;
De e s p e r a n z a s ilusorias ;
Que allí están sus a l e g r í a s ,
Sus j u v e n i l e s z o z o b r a s ,
Las l á g r i m a s de sus o j o s ,
Las sonrisas de su b o c a .
VI.
Se le figura el n u b l a d o
A n c h a sábana m o r t u o r i a
Y la luz de los r e l á m p a g o s
Las sepulcrales antorchas
Rápida,
Por
atracción
Dirijo
A
la
Y
paso
el
barca
Entra
El
como
en
timón
impulsada
misteriosa,
anhelante
pescadora.
ella,
y
el
en
remo
desamarrando
Que
le
sujeta
los
i
el
una
abismos
arroja,
cable
argolla,
—
141 —
Entrega el débil m a d e r o
A l h o n d o m a r q u e l e azota,
Y el huracán l o arrebata
Entre el fragor d e las olas.
L o q u e pasó aquella n o c h e
L a r g a , n e g r a y tempestuosa,
E n t r e el a b i s m o del cielo
Y el abismo de las ondas,
Dios io sabe. — ¡ A l otro día
V i e r o n una barca rota,
Y el cadáver de Gabriela
Junto á un peñón de la costa
.TIL
Á MI H E R M A N O
PEDRO.
I.
O y e , Jil... Esposo m í o —
T e r e s a c o n v o z confusa
D i c e , a b o g a n d o los sollozos
Que su a l i e n t o débil t r u n c a n .
— N o salgas, Jil, esta n o c h e
Oue es d e mi vida la ú l t i m a ,
Y c u a n d o l l o r e la niña
Que está d u r m i e n d o en la cuna,
Y o no podré levantarme
Á c o n s o l a r su a m a r g u r a .
Si tú no estás en la casa
¿Quién su b l a n d o sueño a r r u l l a ?
Jil c o m o s i e m p r e á la p o b r e
T e r e s a abstraído escucha,
Y por sus t r é m u l o s labios
Vaga una sonrisa estúpida.
Jil, o t r o t i e m p o tan b u e n o ,
Al t o r p e v i c i o tributa
La a d o r a c i ó n insensata
Que su n o b l e instinto turba.
D u e r m e c u a n d o el sol a r d i e n t e
La ciudad y el c a m p o alumbra ;
Y cuando tiende la noche
Su negra s o m b r a confusa,
En el g a r i t o , en la orjía,
Va á arrastar su vida oscura,
0 d e vil r a m e r a en brazos
P l a c e r satánico busca.
II.
¿Qué valieron d e T e r e s a
L a esplendorosa h e r m o s u r a ,
H a l a g o s , r u e g o s , suspiros,
Y lágrimas y ternuras?
I n d ó m i t a s , las pasiones,
G o m o encadenadas furias,
En el p e c h ó s e desatan
Del m a n c e b o , y en él triunfan.
T o r p e amistad y m e n g u a d a
Su ardor j u v e n i l azuza,
Y mil seductores g o c e s
Su edad temprana deslumhran.
III.
R o b ó el dolor á Teresa
Su esplendorosa hermosura :
Las rosas de sus mejillas
Están pálidas y mustias.
L a miseria pavorosa
Su alma sensible atribula,
Y en su insaciable vorágine
Sus alegrías sepulta.
— O y e , Jil, con voz más triste
Y más lenta continúa,
Jamás partió de mis labios
Ni un r e p r o c h e , ni una injuria ;
A g o t a s t e tus caudales,
Agotaste mi fortuna,
T u s caudales eran tuyos,
Y m i fortuna era tuya.
Destrozaste el p e c h o m í o ,
Sus i l u s i o n e s m á s p u r a s
R o d a r o n b a j o el i m p e r i o
D e tus t r a i c i o n e s i n j u s t a s ;
Hiciste bien, bien hiciste,
Q u e m i p o b r e v i d a es única,
Y y o al p i é d e los altares
T e di m i v i d a . . . Era t u y a .
Mas la p r e c i o s a existencia
D e esa anjélica criatura
T u s cariños necesita,
Y necesita tu a y u d a .
¡ N o salgas, Jil, n o m e dejes
Sola c o n m i h o r r i b l e angustia
En esta n o c h e tan triste
Que es de m i existencia la última
Jil p o r única respuesta
Su n e g r o b i g o t e atusa,
Se cala el ancho s o m b r e r o ,
Y al d e c i r l e con voz ruda
« T o d a s las noches la m i s m a
Canción y la m i s m a súplica,..
Y nunca acaba de abrirse
P a r a tí la sepultura » ,
S o l t a n d o una carcajada
De h o r r i b l e sangrienta burla,
Se salió dejando sola
Con Dios á la m o r i b u n d a .
IV.
Está va Jil en la calle :
De pronto mira una turba
Salir del t e m p l o y se para
De un farol en la p e n u m b r a .
D é j e n l e s alegres todas
Entre multitud confusa,
Se ven dos novios, que acaban
De doblar á la coyunda
De h i m e n e o , el cuello dócil
Al placer q u e los adula.
Él c o n lujoso v e s t i d o ,
Ella c o n lujosa túnica,
C o r o n a d a de azahares
Blancos c o m o n i e v e p u r a . . .
Y siente Jil q u e la sangre
En sus venas n o circula,
Y en t r o p e l en su c e r e b r o
Mil ideas se a c u m u l a n :
R e c u e r d a la a l e g r e n o c h e
En q u e á la luz de la luna
Salió de aquel m i s m o t e m p l o
Entre m i l a l e g r e s turbas,
Con su T e r e s a del b r a z o ,
F l o r q u e el a m b i e n t e perfuma,
De felicidad radiante
Y radiante de h e r m o s u r a ;
R e c u e r d a cuando en el atrio
A m o r e t e r n o le j u r a ;
R e c u e r d a q u e él n o ha c u m p l i d o
De sus p r o m e s a s n i n g u n a ;
R e c u e r d a q u e en su p o c i l g a
La ha dejado sola y mustia,
T o c a n d o con m a n o fría
L o s dinteles de la t u m b a .
Agudos remordimientos
Su pecho intranquilo punzan,
Y dirije á su m o r a d a
L a débil planta i n s e g u r a . . .
El á su pobre T e r e s a
L e va á decir q u e no sufra.
Que sus infamias p e r d o n e ,
•
Que dé al o l v i d o sus c u l p a s .
Y e m b e b i d o en esta i d e a ,
T e m b l a n d o el paso apresura,
P o r q u e algo teme, algo t e m e
Que d e h o r r o r su m e n t e n u b l a .
V.
— ¡ T e r e s a ! . . . ¡ T e r e s a ! — Grita,
Y e n t r a e n la estancia q u e a l u m b r a
Una m i s e r a b l e l á m p a r a
Que en a q u e l m o m e n t o o n d u l a
Su débil l l a m a , rastrea
En t o r n o y l a n z a n d o a l g u n a s
T r i s t e s ráfagas, se a p a g a
Dejándolo todo á oscuras.
Jil se d e t i e n e y v a c i l a ,
P r e s a d e h o r r i b l e pavura,
Esa l á m p a r a q u e m u e r e ,
¿ Q u é de espantoso le a n u n c i a ?
T e r e s a . . . Grita d e n u e v o .
— T e r e s a mía ¿ estás m u d a ?
S o y Jil q u e v i e n e á q u e d a r s e .
¿ D o n d e hay l u z ? — Á tientas busca
Un viejo v e l ó n , lo e n c u e n t r a ,
L o e n c i e n d e v la estancia a l u m b r a .
Y a l u m b r a el l e c h o y arroja
Un grito de espanto y d u d a .
T e r e s a ¿ está d e s m a y a d a ?
¿ El sueño acaso l a a b r u m a ?
— Teresa... Grita... ¡ T e r e s a !
,
Me perdonas? ¿ No me
escuchas?
Le
toca
Toca
su
el
ai t e n a
Ln
aquella
La
paz de
t o m a
Jil
pecho
y
y
no
estancia
las
las
no
late,
pulsa
.
reina
sepulturas.
blancas
manos
Que acariciaron las suyas,
Y en el c o p i o s o t o r r e n t e
De su llanto las i n u n d a !
V e espantado a q u e l l o s ojos
Y aún en las pestañas húmedas
Mira p e n d i e n t e una l á g r i m a
De d o l o r y de amargura,
Y á a q u e l l o s labios q u e un día
Ostentaron roja púrpura,
Y ahora tan sólo cubre
L í v i d a y m o r t a l blancura.
P i d e una sola sonrisa...
Una sola frase... Una
Palabra sola... ¡ Una sola.
De p e r d ó n ! — ¿ Qué es l o que buscas
Convulso, desatentado
A r r a n c a de su cintura
Una hoja aguda y luciente,
Que con fiera m a n o e m p u ñ a ;
Mas cuando toca su pecho
L a fría acerada punta,
Se o y e en la cuna un j e m i d o
Que el mortal silencio turba.
— P e r d ó n , Dios m í o . . . P e r d o n a ,
Teresa. — El triste m u r m u r a . . .
Y suelta el h i e r r o . . . Y llorando
Se postra al pié de la cuna.
r
EDUARDO
Á
LA MEMORIA
DE R I C A R D O
GAYOSSO.
I.
S o b r e el azul d e las ondas
Está la barca v e l e r a ,
Está j u n t o al m u e l l e el b o t e ,
Está el pasajero en t i e r r a . . .
Es E d u a r d o . . . En los a m o r e s
De su m a d r e patria piensa,
Y en o t r o a m o r más h e r m o s o ,
En otra m a d r e más tierna,
La q u e en sus n o b l e s entrañas
A l i m e n t ó su e x i s t e n c i a ,
L a q u e su cuna m e c í a ,
La q u e en la playa serena
De la vida, v i o d e lejos
En m a r airada y r e v u e l t a ,
La prenda de sus a m o r e s
J u g u e t e de la t o r m e n t a .
Es E d u a r d o . . . Muchos días
Lloro
en la playa M I S p e n a s ,
L a s injurias del destino,
L o s r i g o r e s d e la ausencia.
Al liu sonríe, m u y p r o n t o
T e r m i n a l a n s u s querella*,
Une en el azul d e las o n d a s
Esta la barca velera
II.
Hay unos tristes a m o r e s ,
Hay una pasión inmensa,
H a y un rival q u e en la sombra
Mortal angustia a l i m e n t a .
La p o n z o ñ o s a serpiente
Que se enrosca entre la niebla.
L o s celos, el n e g r o monstruo
De la humanidad e n t e r a ;
El q u e e n c i e n d e en las pupilas
Satánica luz siniestra;
El que fragua horribles dramas
Siempre inquieto, siempre e n v e l a ;
El m o n s t r u o que cabe el lecho
Mudo y s o m b r í o se sienta,
Y roba el sueño á los ojos,
Y la ira desenfrena,
Y azuzando al p e n s a m i e n t o
Con la vigorosa espuela,
En el infierno del alma
Á p e r e c e r nos c o n d e n a . . .
El contra el seno de Eduardo
A r m ó l a terrible diestra.
El m a t ó sus ilusiones.
Sus esperanzas más bellas.
Cayó Eduardo en sangre tinto,
Sobre la blanca ribera,
Y al m o r i r bañó la m u e r l e
Su semblante de tristeza...
Sobre el azul d é l a s ondas
Quedó la barca velera,
Quedó j u n t o al m u e l l e el b o l o ,
< hiedo un cadáver en tierra.
BOJORQÜES
Á GONZALO A . E S T E V A .
I.
Está en su o s c u r o a p o s e n t o
J u a n B o j o r q u e s de V a d i l l o ,
Y está solo c o m o s i e m p r e ,
Y como siempre sombrío.
Se abre de p r o n t o la puerta :
Con paso g r a v e y t r a n q u i l o
Entra V i o l a n t e , t r a y e n d o
De la m a n o á sus dos h i j o s .
Vestida d e n e g r o v i e n e ,
T r i s t e el s e m b l a n t e , abatido ;
Tristes, t a m b i é n , y de n e g r o ,
Vestidos v i e n e n los niños.
II.
— ¿ Qué q u i e r e s ? Hija. ¿ Qué q u i e r e s 1
— Me han d i c h o , señor, m e han d i c h o
Que á la n o b l e m a d r e mía
Diste m u e r t e en este sitio.
¡ N o m i e n t e p a d r e , quien toca
D é l a tumba el m á r m o l frío,
Y h o y ha m u e r t o mi nodriza,
Y ella al m o r i r m e lo dijo ! —
T e m b l ó el anciano B o j o r q u e s ,
L a n z o su p e c h o un r u j i d o ,
Y sus d e m a c r a d a s m a n o s
C u b r i e r o n su r o s t r o Jívido.
D e l sitial en q u e se h a l l a b a ,
C o m o presa de un d e l i r i o ,
Se a l z ó v i o l e n t o , en el suelo
Clavando los ojos fijos.
M i r ó á sus plantas abrirse
Las entrañas de un abismo,
Y del antro tenebroso
En el i n m e n s o vacío
Desplegar sus leves alas
Un fantasma p e r e g r i n o ,
Bella seductora imajen
De un ser amado y perdido ;
Oro las rubias guedejas
Del cabello suelto en rizos,
El hechicero semblante
Con la blancura del lirio,
Cuajado el llanto en los ojos
C o m o gotas de rocío.
Y en el seno palpitando
Con los últimos latidos,
Hasta el fondo, entre la sangre
Que salta en copiosos hilos,
Clavado por fiera mano
Un implacable cuchillo.
Jiro Bojorques en torno
Los ojos despavoridos,
O y ó m u r m u r a r su n o m b r o
Y un postrer mortal j e m i d o ,
Y de Violante y sus nietos
Huyendo y lanzando un grito,
C a y ó , convulso y d e m o n t e ,
\ lus pies de un crucifijo.
111.
Después de una b r e v e pausa,
Pausa q u e p a r e c e un s i g l o ,
Con a c e n t o c a v e r n o s o
M u r m u r ó e n t r e dientes : — I d o s
— Guárdeos Dios, dice Violante,
G u á r d e o s D i o s en el castillo
Que en orfandad d o l o r o s a
F u é de m i existencia a b r i g o .
Mas ni h e d e v o l v e r á v e r o s ,
Ni á l l e v a r vuestro a p e l l i d o .
Ni estos m i s h i j o s , s e ñ o r ,
Ni los hijos de mis hijos.
Después, d e la oscura estancia
Salió c o n paso t r a n q u i l o .
Y quedó muerto Bojorques
Á los pies del crucifijo.
JAIME ACUÑA
Á
FRANCISCO
ZAVA L A .
I.
Después de m u y larga ausencia
R e t o r n a á su casa J a i m e ,
Y al penetrar en su estancia
Se detiene un breve instante.
A l l í unos brazos queridos
Deben estar esperándole,
Y unos purpurinos labios
Que de a m o r sólo han de hablarle.
Y allí escuchar ha c r e í d o ,
Allí m i s m o , en los umbrales
De la puerta, los r u m o r e s
De dulces besos, y frases
De halagadoras promesas,
Y hablar o y ó de un enlace
Kn risueño paraíso
De placeres inefables.
Con m a n o crispada y trémula
Kl endeble cancel abre,
Y entra y palidece y calla
Del asombro ante la imajen.
Allí están, la esposa adúltera,
Inés, su dueño, su arcánjel;
Y L o p e , su hermano L o p e ,
De quien él ha sido padre.
— ¡ L o p e ! . . . ¡ Inés ! — M u r m u r a , y mira
A t e r r a d o á los a m a n t e s ;
Los mira inmóviles, mudos,
Pálidos c o m o cadáveres;
Sin c o l o r frentes y l a b i o s ,
Sin l a t i d o el seno e x a n g ü e ,
T o d o espanto la m i r a d a ,
T o d o estupor el s e m b l a n t e .
J a i m e ruje, el h i e r r o e m p u ñ a
Y lo e s g r i m e ; m a s n o sabe,
Á quién matará p r i m e r o . . .
¡ P o r q u e es forzoso q u e m a t e !
Se acerca á L o p e . . . j E s su h e r m a n o !
¡ Carne de su m i s m a c a r n e !
Se acerca á I n é s . . . ¡ Es su a l m a !
¡ De sus p r o p i o s hijos s a n g r e !
Se acerca á la una y al o t r o ,
E n t r e el u n o y la otra párase,
Y v u e l v e hacia ellos y d e ellos
T o r n a airado á separarse.
J a i m e A c u ñ a ¿ estará l o c o ?
¿ Qué va á h a c e r ? ¿ Qué es lo q u e h a c e ?
¿ Con q u e es v e r d a d lo q u e m i r a ?
¿ Ellos son los m i s e r a b l e s ?
L o p e , á q u i e n c r i ó desde n i ñ o ,
¿ Así paga sus b o n d a d e s ?
¿ A s í Inés destroza el n u d o
H e c h o al pié de los altares ?
¿ Qué es el m u n d o , la existencia,
Sin un a m o r q u e la h a l a g u e ?
¡ El alma sin esperanzas
Sus ligaduras d e s a l e ,
Deje en la tierra las llores
Que vio en el p o l v o secarse.
Y á otra r e j i ó n , á otra vida
El espíritu se e n l a c e !
J a i m e al c i e l o la m i r a d a
L e v a n t a a r d i e n d o en c o r a j e ,
Balbute algunas palabras
Que de su p e c h o no salen,
V u e l v e , contra él la íilosa
P u n t a , se la clava, y c a e ,
Y ensangrentado murmura :
« Orad sobre m i c a d á v e r » —
Un d o b l e g r i t o , espantoso,
R e s u e n a , r a s g a n d o el a i r e ,
Y en una v e c i n a t o r r e
Dan las d o c e en ese instante.
III.
De una desierta capilla
Bajo la sombría nave
Está una estatua y a c e n t e
S o b r e un sepulcro de j a s p e .
Dicen q u e es de J a i m e A c u ñ a
A q u e l l a estatua la imajen ;
Clavado tiene en el seno
Un puñal mohoso de sangre,
De sangre añeja, y murmuran
Vicarios y sacristanes,
Las jentes todas del pueblo,
Y lo afirma hasta el alcalde.
Que aquel puñal es el mismo
Con que Acuña logró darse
Airada muerte una noche;
Mas la causa, no la saben.
IV.
S e o y e en la puerta del templo
R e c h i n a r la e n o r m e l l a v e ,
Y en él p e n e t r a una d a m a
Vestida con negro traje.
Hacia el sepulcro encamina
Sus pisadas d e s i g u a l e s
Y de h i n o j o s se p r o s t e r n a
A n t e la estatua d e J a i m e .
Clava en el r í g i d o r o s t r o
La mirada agonizante,
Y una tras otra e n el m á r m o l
Sus tristes l á g r i m a s c a e n .
Se o y e en la puerta del t e m p l o
R e c h i n a r la e n o r m e l l a v e ,
Y e n v u e l t o en oscura capa
Entra un h o m b r e con pié g r a v o .
Hacia el sepulcro e n c a m i n a
Sus pisadas d e s i g u a l e s ,
Y se d e t i e n e en s i l e n c i o
Junto á la estatua de J a i m e .
Clava on el ríjido rostro
La m i r a d a a g o n i z a n t e ,
Y una tras otra en el m á r m o l
Sus tristes l á g r i m a s c a e n .
Los
La
dos
parece
helada
Que
el
estatua
duro
El corazón
Que
aquellas
Aún
creen
la
animarse,
golpea
palpitante,
aquellos
rostro
miran
m á r m o l
Que
El
que
ojos
se
arterias
que
les
eneiemlen,
laten
:
salpica
ardiente
sangre.
— 157 —
Y q u e los lívidos labios
P o r la vez postrera se abren,
Y ensangrentados m u r m u r a n :
Orad sobre mi cadáver. "
Y en la t o r r e solitaria
Dan las d o c e en ese instante,
Y un doble g r i t o espantoso
Resuena, rasgando el aire.
l <
Hay gran t u m u l t o en la Iglesia,
Las j e n t e s entran y salen,
T o d o el m u n d o se hace lenguas,
Y es que el m u n d o nada s a b e ;
N o sabe por qué m o t i v o
L o s cuerpos helados y a c e n
De Doña Inés y Don L o p e ,
Junio á la estatua de J a i m e .
1879.
JUAN FARÜIZ
Á
JOAQUÍN
B A R A N D A ,
í.
A p e n a s del sol ardiente
Entra un débil r a y o de o r o
Que alumbra el recinto estrecho
De un oscuro c a l a b o z o .
Sobre un j e r g ó n , en el suelo,
A p o y a n d o en él los c o d o s ,
Sobre los codos las m a n o s ,
Y entre las manos el r o s t r o ,
Está un anciano a b a t i d o
Por el d o l o r y el i n s o m n i o ,
La tez m a r c h i t a y arada,
S e c o s y a r d i e n t e s los o j o s .
A l l í la h u m a n a j u s t i c i a
G u a r d ó l e un a ñ o tras o t r o ,
Y allí v i o c o r r e r l o s años
En c a u t i v e r i o e s p a n t o s o .
Diez lustros c u m p l e aquel d í a ,
Y al t e n d e r la vista e n t o r n o ,
N o halla una a m i g a m i r a d a ,
N i un s e m b l a n t e c a r i ñ o s o ,
¡Nadie!... ¡ N a d a ! ¡ N o ! ¡Mentira
N i eslá a i s l a d o , n i e s t á
solo;
A l l í está c o n sus m e m o r i a s
Y c o n sus r e c u e r d o s t o d o s .
Allí están sus alegrías
Y sus tristezas, sus o d i o s ,
Sus a f e c c i o n e s . . . ; U n m u n d o
Con él en su c a l a b o z o !
— Padres, hermanos. — Exclama,
j Cuántas v e c e s os vi en t o r n o
De una mesa, en mis natales!
Y y o e n m e d i o de v o s o t r o s !
¡Cuánta l u z , cuánta alegría
En aquel semblante h e r m o s o ,
Madre del alma, el p r i m e r o
Que vi cuando abrí los o j o s !
Juan Farriz sintió en su pecho
Un d o l o r fiero, espantoso :
En el insondable abismo
De la conciencia, m u y h o n d o ,
C r e y ó c o n t e m p l a r la imajen
De su m a d r e . . . Sintió el soplo
De su a l i e n t o . . . Y o y ó el e c o
De su v o z , y l u e g o el sordo
J e m i d o de sus dolores»
Entre el m u r m u l l o m o n ó t o n o
De sus rezos, v el tristísimo
Estertor de sus sollozos.
Juan Farriz sintió en su cráneo
A l g o terrible, monstruoso,
C o m o tempestad airada,
C o m o rujidos del noto,
C o m o el chocar de las olas
En los peñascos del ponto,
Y brotar quiso á torrentes
El llanto, y rebelde y sórdido
V o l v i ó á estancarse su llanto
Del corazón en el fondo.
L l a n t o q u e es s a n g r e d e l a l m a
Que arroja e l a l m a , c o p i o s o ,
Guando la p e n a la ahoga
De la desdicha en el c o l m o .
Juan F a r r i z m i r ó e n seguida
De su j e r g ó n e n c o n t o r n o ,
Jirar p á l i d o s , h o r r i b l e s ,
Con fieros semblantes t o r v o s ,
Á los q u e h i r i ó c o n su m a n o
En un e n c u e n t r o a l e v o s o ,
Ó en la g u e r r a , ó c o m o bueno
Y frente á frente y sin d o l o .
¡ Cuánta s a n g r e ! ¡ Cuánto g r i t o
De miseria y de a b a n d o n o ! . . . .
¡Hijos sin p a d r e ! . . . ¡ S i n hijos
T a n t o s padres cariñosos I
Y Estrella, allí estaba Estrella,
Virjen d e c a b e l l o s b l o n d o s ,
De n e g r a a r d i e n t e pupila,
Y semblante melancólico;
L a q u e sufrió de sus padres
P o r Juan F a r r i z el e n c o n o ;
La q u e en el h o g a r q u e r i d o
P o r Farriz lo dejó t o d o ,
Las rosas d e sus a r r i a t e s ,
Y sus pájaros c a n o r o s ,
Y la p e q u e ñ a alcancía
De sus m o d e s t o s a h o r r o s ;
Y al v i e j o mastín q u e estaba
Mirándola siempre absorto,
Entre el l e c h o y el altar
De su b l a n c o d o r m i t o r i o ;
Estrella q u e sin a m p a r o
G a y ó d e s d e el c i e l o al l o d o ,
Del infame abandonada
En el fangal del o p r o b i o ;
Estrella... Y después de Estrella,
Juan Farriz c o n t e m p l ó atónito
El flaco espectro de un niño,
Oue es su trasunto, q u e es otro
Juan Farriz, su imajen viva,
Que hacia él convierte lloroso
El d e m a c r a d o semblante
Donde nunca dejó un ó s c u l o . . .
Y . . . " P a d r e " — L e gritó el niño. M e m u e r o , padre, m e a h o g o ,
Me falta el pan y no t e n g o
Ni a m o r , ni besos, ni a p o y o . . .
P a d r e . . . ¿ D ó n d e está mi m a d r e ?
N o escondas, p a d r e , los ojos,
M í r a m e : ¡ e l h a m b r e y el frío
Van á m a t a r m e m u y p r o n t o !
N o huyas, p a d r e . . . Espera, espera. "
Saltó j u n t o al l e c h o t o s c o ,
Y a p o y á n d o s e en los m u r o s
De a q u e l r e c i n t o e s p a n t o s o ,
A c o s a d o p o r el n i ñ o
Sin parar un p u n t o s o l o ,
L e daba vueltas y v u e l t a s
D e su prisión al c o n t o r n o .
T o r n a r o n á su m e m o r i a
Sus c r í m e n e s y sus o d i o s ;
T r a s el n i ñ o a p a r e c i e r o n
L o s e s p e c t r o s espantosos
D e otras v í c t i m a s . . . D e n u e v o
O y ó sus risas... Sus r o n c o s
Jemidos, y maldiciones
Y juramentos y votos,
Y al fin l o m i s m o q u e cae
En los breñales d e un soto
A c o s a d o por la jauría
1 1
Sin fuerzas y h e r i d o un l o b o ,
Farriz, convulso y lanzando
Un j e m i d o e s t e r t o r o s o ,
Gayó s o b r e las baldosas
Frías de su c a l a b o z o . . .
II.
De la p r i s i ó n á la entrada
L l e g a un h o m b r e ; los c e r r o j o s
Descorre, y entra y l e dice :
— Farriz... Muere de alborozo.
Farriz despierta... T u s padres
Y Estrella y tu h i j o , y t o d o s
Están a l l í . . . T o d o s viven :
Y a estás l i b r e . . . ¿ T e haces s o r d o ? —
Juan F a r r i z n o c o n t e s t a b a ,
A b r i ó sus p á r p a d o s r o j o s
Y fijó en el c a r c e l e r o
Las miradas de un b e o d o .
— C o n t e m p l a abierta tu c á r c e l ,
Y la luz y el c i e l o h e r m o s o ,
Juan F a r r i z ¿ P o r q u é te callas?
¿ P o r q u é miras d e esle m o d o ?
Juan F a r r i z ¿ e r e s el m i s m o ?
¡ P o r Dios q u e te d e s c o n o z c o ! —
Juan Farriz n o r e s p o n d í a . . .
¡Juan Farriz estaba l o c o !
IHSO.
ALFREDO
Á L A MEMORIA
DE MI H E R M A N O
( E N M É R I D A E L 16
ALFREDO
DE ENERO DE
1879)
I.
A ú n en los floridos años,
De a m o r y esperanza l l e n o ,
H o n o r de la h e r m o s a tierra
Que avara esconde sus huesos,
V i o m o r i r d e sus a m o r e s
Un delicado r e n u e v o ,
F l o r del alma, flor que apenas
Abría el candido s e n o .
Ni un j e m i d o de las auras,
Ni una lágrima del c i e l o ,
Ni de la noche apacible
El tierno lánguido beso,
T e m b l a r las débiles hojas
Del cáliz l í m p i d o hicieron,
Cuando p e r d i d o el a r o m a ,
R o d ó cadáver al suelo.
Y él l l o r ó tan gran desdicha
De a m o r y esperanza lleno,
Honor de la hermosa tierra,
Oue avara esconde sus h u e s o s !
II
Ánjel que del éter vagas
En el i m p a l p a b l e v e l o ,
¿ P o r q u é del p a d r e a m o r o s o
Jiras en t o r n o d e l l e c h o ?
D e airada parca desvía
El r u d o g o l p e v i o l e n t o ,
De la i m p l a c a b l e g u a d a ñ a
E m b o t a el filo siniestro.
T u s blancas alas e s c u d e n
El n o b i l í s i m o p e c h o ,
D o n d e a r d i ó la fe q u e brilla
En las l á m p a r a s del t e m p l o ,
La q u e a b r i ó al israelita
Del Mar R o j o los s e n d e r o s ,
L a q u e alboraba en el G ó l g o l a
En los ojos del C o r d e r o .
111.
Á n j e l q u e del éter vagas
En el i m p a l p a b l e v e l o ,
Dale vida al m o r i b u n d o .
Dale v i g o r á su a l i e n t o ,
Mira el c o m b a t e e s p a n t o s o ,
Escucha el múltiple r u e g o .
Los p o b r e s un padre p i e r d e n .
L o s ricos un alto e j e m p l o ,
La gratitud e l tesoro
De sus ardientes afectos,
La desdicha una esperanza
Y la esperanza un consuelo !
IV
Ln v a n o el ánjel i m p l o r a
En e l alcázar e t e r n o :
El
Señor
de
A s | | u tiene
los
señores
dispuesto.
A l l í le esperan los sanios,
A l l í le aguardan los b u e n o s ,
A l l í j u n t o al t r o n o altísimo
Está vacando un asiento.
V.
" A l f r e d o " g r i t a n en torno
Del e s c o j i d o , los s i e r v o s . . .
¡ A l f r e d o ! ¡Alfredo!... La muerte
Descarga el g o l p e c e r t e r o ,
A b r e sus puertas la gloria,
Una sepultura el d u e l o ,
Y con lágrimas y flores
Se cubre el m o r t u o r i o féretro.
VI.
A q u e l invisible d r a m a
T o c ó al fin su i n i c u o t é r m i n o ;
Quedó de la h e r m o s a vida
Un i n d e l e b l e r e c u e r d o ,
El h e r m a n o sin h e r m a n o ,
Sin padre los hijos tiernos,
Y la esposa sin esposo,
Y el risueño hogar desierto.
En tanto el ánjel q u e r i d o
Del H a c e d o r mensajero,
V a c o n el alma del padre
P o r las regiones del cielo.
Enero de 1880.
PER-ANZÜRBS DE RIBERA.
Á
FILOMENO
MATA.
I.
" En el c a m p o de batalla,
Tras de la ruda p e l e a ,
Me c o n t a r o n tus traiciones
Y tus p e r j u r i o s , E s t r e l l a .
Supe allí q u e la h o n r a mía
Diste de tu a m o r en p r e n d a ,
I u f a m e n o c h e , en los b r a z o s
De R o d r i g o de la C e r d a .
Y p o r si acaso l o dudas
Allí tienes su cabeza,
Que y o separé del t r o n c o
Con m i c u c h i l l o de g u e r r a ,
Después de luchar e n t r a m b o s ,
F r e n t e á frente y diestra á diestra,
Después de h a c e r l e en el p e c h o
Mortal h e r i d a sangrienta. "
Esto á su esposa decía
P e r - A n z u r e s de Ribera
Con labios c o m o de n i e v e ,
Con ojos c o m o de h i e n a ;
Sacando bajo el e m b o z o
Y arrojándola á la tierra
La cabeza ensangrentada
De R o d r i g o de la Cerda.
L í v i d o despojo m u d o
Do una varonil belleza,
De lacio cabello y c o r t o ,
De poblada barba y n e g r a .
II.
Galló A n z u r e s un instante,
De h o r r i b l e calma suprema,
Y t o m a n d o nuevo aliento
P r o s i g u i ó de tal manera :
" Á esto vine á mi morada
Y á celebrar tus exequias,
P o r q u e es fuerza que esta n o c h e ,
Vida de mi vida, mueras.
En este p o m o te t r a i g o ,
Y es prodijio de la ciencia,
Mortal tósigo, que en b r e v e
Hará que p o r siempre duermas. , ,
— " Jamás , , responde la dama
Y torna á una cuna, llena
De ansiedad y de congoja,
La mirada descompuesta.
— ¡ H o l a l gritó P e r - A n z u r o s ;
Espera, mi a m o r , e s p e r a ;
Y o nada de esto sabía...
¡ A ú n m e faltaba esta afrenta!
Si n o apuras ese t ó s i g o ,
Si n o l o apuras, Estrella,
En sangre de esta criatura
T e vas á teñir tú m e s m a . .,
Brilló d e s n u d o el a c e r o ,
Y e n t o n c e s , pálida y t r é m u l a .
Sin e x h a l a r un j e m i d o ,
Sin f o r m u l a r una q u e j a ,
A l d e s p r e n d e r s e del p á r p a d o
Una l á g r i m a postrera
De h o n d o m a t e r n a l c a r i ñ o ,
A p u r ó el t ó s i g o Estrella.
III.
Están d e l u t o las j e n t e s ,
Está de d u e l o la a l d e a ,
Y está d e c u e r p o p r e s e n t e
El cadáver en la I g l e s i a .
Con o s c u r o y d e n s o v e l o
Estaba su faz c u b i e r t a ;
L o demás amortajado
Con ricas fúnebres telas.
L a esposa de P e r - A n z u r e s
M u r i ó de m u e r t e v i o l e n t a .
A h o g ó l a la sangre, d i c e n
U n o s ; q u e la peste h o r r e n d a
Dicen o t r o s ; y otros muchos
Que el p l a c e r ó la sorpresa
De ver á Anzures, matóla,
P u e s n o le avisó su v u e l t a .
Después d e los funerales,
S o b r e unas andas soberbias
L l e v a r o n el ancho f é r e t r o
Á la m o r a d a postrera
d e los A n z u r e s , y t o d o s
S u s p i r a r o n p o r Estrella,
Que para t o d o s fué n o b l e ,
Que para todos fué b u e n » .
IV.
Diz q u e á la n o c h e s i g u i e n t e
P o r la s o m b r í a poterna
De la m o r a d a de A n z u r e s
En negra túnica e n v u e l t a ,
S a l i ó una dama en s i l e n c i o ,
Sin e s c u d e r o , sin dueña,
Sola, e n t e r a m e n t e sola,
Y q u e aquel q u e l o g r ó verla,
Ó c r e y é n d o l a diabólica
Aparición ó alma en pena,
H u y ó t e m b l a n d o d e susto,
Tal vez á r e z a r p o r ella.
Y diz t a m b i é n q u e á m u y p o c o
De su v i u d e z , á la huesa
Dio su cuerpo P e r - A n z u r e s ,
Oue se m u r i ó de tristeza.
V.
Pasaron años tras años,
Y (esto d i c e la c o n s e j a ;
L o demás nadie lo dijo
A n t e s que y o l o dijera)
Se hallaron con q u e la caja
Mortuoria de Doña Estrella
Nunca guardó su ceniza,
Que estaba llena de piedras;
Y añaden los q u e la v i e r o n
Azorados de sorpresa,
Que entre las piedras yacía
Una hosca calavera,
Con laciu cabello y c o r t o ,
Con poblada barba y negra.
O c t u b r e de 1 8 8 1 .
OBHAS
POÉTICAS.
11»
ROMANCES
HISTÓRICOS
MEJICANOS
L A RUINA DE AZCAPOZALCO
A L S R . D. M A N U E L P É R E Z D E H E R M I D A
ROMANCE I
IXTLILXOCHITL.
—
EL
PROSCRITO.
Con aire g r a v e y s o m b r í o ,
El entrecejo enarcado,
Descompuesta la mirada
Y el enjuto rostro p á l i d o ,
El r e y de los tepanecas,
T e z o z o m o c el tirano,
En un salón de su augusta
Morada de A z c a p o z a l c o ,
De un e x t r e m o al otro e x t r e m o
Pasea sobresaltado,
Gomo herida fiera en torno
De su cubil solitario.
El esplendor de T e z c u c o ,
Su gloria, sus adelantos
En las artes, en. la industria
Y en la ciencia de los astros,
En él la ambición despiertan
De los honores y el mando,
Y al d e m o n i o d e la e n v i d i a
A l b e r g a en su p e c h o a v a r o .
H u y e de su a l m a el s o s i e g o ,
Á los m o r t a l e s tan g r a t o ,
Y h u y e el sueño de sus ojos,
Y' de su h o g a r el d e s c a n s o .
N o o l v i d a ni un solo instante
Que del gran X ó l o t l (1) es v a s t a g o ,
Y d e A c o l h u a c á n el c e t r o
Rejir d e b i e r a su m a n o .
•
G o m o en tempestuosa n o c h e
Súbito brilla el r e l á m p a g o ,
Así brota en sus pupilas
De f u l g o r siniestro un r a y o ;
Y c o n un brusco y n e r v i o s o
M o v i m i e n t o , el r a u d o paso
D e t i e n e , se ají ta, duda,
Y la voz al fin a l z a n d o ,
L l a m a á d o s nobles c a u d i l l o s
Que son d e O t ó m p a n y Chalen
S e ñ o r e s , y así con r o n c o
A c e n t o , h a b l ó l e s airado ;
—
Y a sabréis, nobles g u e r r e r o s ,
Subditos m í o s y a l i a d o s ,
Oue I x t l i l x ó c h i t l Orne T ó c h t l i ,
Hoy y S e ñ o r se ha j u r a d o
Kn H u e x o l l a , há p o c o s días,
Del I m p e r i o T e z c u c a n o ,
H a c i e n d o á mi estirpe ultraje,
Mi d e r e c h o a t r e p e l l a n d o ,
Kn los montes do T l a x c á l a n
Y en BUS v a l l e s a c a m p a d o ,
, l
iracr r*»y »!••
l>*
r Im
IIMIIP<*»»
y fundidor
de ArolhuarAn.
Con huestes innumerables
A m e n a z a mis estados.
Y c o m o es fuerza se acaben
Tan funestos desacatos
Que amenguan de mi corona
El esplendor soberano,
Reunid á vuestros parciales,
Y con cautelosos pasos,
L l e g a d , cruzando las selvas,
Hasta el e n e m i g o c a m p o .
A l l í , pedidle á Ixtlilxóchitl
Una entrevista; el incauto,
Sin escolta, hasta vosotros
Se acercará t e m e r a r i o ;
Mas antes q u e una palabra
Se desprenda de sus labios,
Entrambos de un solo g o l p e ,
Y sin c o m p a s i ó n , m a t a d l o .
I d o s . . . y tened presente
Que aquí la v i c t o r i a a g u a r d o ;
Que el p o r v e n i r de mis reinos
Desde h o y queda en vuestras manos. ,,
D i c e , y su adusto semblante
Se anima con un extraño
.Testo, q u e es dulce sonrisa,
Que es i n c o m p a r a b l e h a l a g o
P a r a a q u e l l o s dos m a g n a t e s
Q u e , sumisos y t e m b l a n d o ,
S a l e n d e la rejia c á m a r a ,
D o n d e al r e s p l a n d o r escaso
Del crepúsculo sombrío,
T o r v o , m u d o y cabizbajo,
En mil confusos p r o y e c t o s
Q u e d ó s e el r e y a b i s m a d o .
Una t a r d e , c u a n d o apenas
El sol c o n l á n g u i d o s r a y o s
Del I z t a c í h u a t l d o r a b a
Las c u m b r e s d e s d e el o c a s o ,
I x t l i l x ó c h i t l separóse
De sus j e f e s y s o l d a d o s ,
Q u e á p a r l a m e n t a r l e invitan
L o s del e n e m i g o b a n d o .
Él se aleja, el g o z o i n u n d a
Su altivo s e m b l a n t e f r a n c o ,
Y sus i n d ó m i t a s huestes
L e ven partir sin c u i d a d o .
¡ A y ! ¡ infeliz ! n o p r e s u m o
Que los n o b l e s e m i s a r i o s
Que le esperan, sus v e r d u g o s
Han de ser en b r e v e p l a z o .
No lo presume y tranquilo,
En su v a l o r d e s c a n s a n d o ,
L l e g a á los e m b a j a d o r e s
Con andar s e r e n o y tardo ;
Mas antes q u e una palabra
M u r m u r e el m o n a r c a , rápidos
S o b r o él so a r r o j a n , cual t i g r e s .
El de O l ó m p a n y el do Cha I c o .
El r e y se turba, no asombra
Ni biela su a l m a el e s p a n t o ;
Mas paraliza su brío
De aquella sorpresa el p a s m o .
El g o l p e alevoso hiere
La rejia f í e n l e , y del e a m p o
De los a<-olhu.is un g r i t o
So alzo llenando el espacio :
" T r a i c i ó n , T o t c u c o ; a las armas
" A»« a p o z a l c o
exclamaron
Los tepanecas, saliendo
De los bosques i n m e d i a t o s ;
Y á p o c o , al t e n d e r la noche
Su j i g a n t e s c o sudario,
T i ñ ó la sangre á torrentes
La v e r d e a l f o m b r a del llano.
Nada el valor ni el esfuerzo
P u e d e n , si el sino es c o n t r a r i o ;
Y en tan espantoso día,
A l perder los tezcucanos
Su sangre, su r e y , su gloria,
En aquel e n c u e n t r o infausto,
De la esclavitud al peso
La altiva frente h u m i l l a r o n .
*
N e z a h u a l c ó y o t l , el hijo
De Ixtlilxóchitl, sin a m p a r o ,
De los traidores oculto
Entre el follaje de un árbol,
C o n t e m p l ó , con honda pena,
De su padre el sanguinario
Drama, y el fin desastroso
De sus valientes soldados.
Y al c o m p r e n d e r su desdicha.
La i m p o t e n c i a de su brazo,
La injusticia de los dioses,
Y el p o d e r de sus contrarios,
Desde el fondo de su pecho
Inundado por el llanto,
Jura e x t e r m i n i o y venganza
Al torpe r e y , que arrojando
Al infortunio sus días,
Ha d e s h e c h o en m i l p e d a z o s
El t r o n o q u e sus m a y o r e s
En A c o l h u a c á n fundaron.
E l destino e n las tinieblas
D e sus p r o f u n d o s a r c a n o s
Oculta, tal v e z p o r s i e m p r e ,
D e l n o b l e m a n c e b o el a s t r o .
A l e g r e s h u e l l a n sus plantas
L a s rosas d e q u i n c e M a y o s ,
Y el sol d e sus i l u s i o n e s
A ú n n o v i s l u m b r a su o c a s o ,
filiando y a los b o s q u e s cruza
Huérfano y desheredado,
D e a m o r y d e paz h a m b r i e n t o ,
Y de desventuras harto.
A q u e l q u e en selvas d e flores
M i r ó deslizarse el c a r r o
D o n d e la infancia a b a n d o n a
Sus pasajeros e n c a n t o s ;
A q u e l q u e en un r e j i o alcázar
T r a s mil e n s u e ñ o s d o r a d o s
M i r ó el o r i e n t e , la a u r o r a
De los j u v e n i l e s años,
l l e c o r r e , c o m o las fieras,
D e s p a v o r i d o los c a m p o s .
Sin h o g a r ni más c o n s u e l o
Que id a m o r d e sus v a s a l l o s .
Hasta que de penas tantas
Y tic tanta angustia al r a b o ,
Y m e r c e d á la exijencin
De los reyes mejicanos,
De quienes era el p r o s r n h »
Principe, pariente ainado,
T e z o z o m o c le permite
R e t o r n a r c o n sus h e r m a n o s
Á T e z c u c o , e m p o r i o y norte
De sus lisonjeros cálculos,
Dándole allí señoríos
Y de Gilám el p a l a c i o ,
D o n d e e n t r e g a d o á las letras
P a s ó dos lustros escasos,
De los n e g o c i o s d e l m u n d o
Lejos y de sus engaños.
ROMANCE II
EL
ENSUEÑO.
T e z o z o m o c en un l e c h o
P e r e n n e m e n t e reposa,
Q u e el peso d e la existencia
Sus flacos h o m b r o s e n c o r v a ;
Sus fuerzas enerva y rinde ;
Deslustra la b r i l l a d o r a
P u p i l a q u e en otros t i e m p o s
F u é d e sus p u e b l o s a n t o r c h a ;
El fuego q u e a r d i ó en sus venas
A p a g a , y h o r a p o r hora
El i n v i e r n o d e los años
N i e v e en su frente a m o n t o n a ;
N i e v e q u e n o se d e s h a c e ,
Ni se d e r r i t e ni a g o t a ,
Q u e ni hay A b r i l ni V e r a n o
Q u e su terso cristal r o m p a ;
Y p o r eso e n t r e a l g o d o n e s
L o arrebujan y lo e s c o r a n ,
Y á su c o r t e se presenta
C o m o un fantasma, una m o m i a
Que desde el frío s e p u l c r o
Dictando sus tenebrosas
L e y e s , rije a s i b v a s a l l o s ,
Y los tiraniza y d o m a .
Es y a de n o c h e ; una noche
Invernal y tempestuosa;
F r í o el v i e n t o , r e b r a m a n d o
D e las rejiones del bóreas,
L l e g a á estrellarse á las tapias
Reales, y en una alcoba
De su palacio, el tirano
T e z o z o m o c se sofoca.
L e j o s de aquel delicioso
Sueño q u e su alma ambiciona,
Y perdido en los abismos]
De pesadilla horrorosa.
Siente q u e un e n o r m e peso
Su seno o p r i m e y ahoga,
Y en una triste p e n u m b r a
Mira de p r o n t o , aún más l ó b r e g a ,
T e n d i d a s las negras alas,
Una inmensa mariposa
Que vuela al principio lenta
Del aire en las tenues ondas,
Y después, acrecentando
Sus flebes j i r o s , azota
Las pardas nieblas, con una
R a p i d e z vertijinosa.
E n v a n o el m o n a r c a intenta
A p a r t a r d e ella sus t o r v a s
M i r a d a s . . . d o q u i e r a siguen
L a carrera prodijiosa
De la v o l u b l e fantasma,
Que, sin d e t e n e r s e , sorda
Z u m b a en c o n t o r n o , y la vista
Del r e y enturbia y disloca.
Sus ojos j i r a n v i o l e n t o s
E n t r e sus áridas órbitas,
ORAS
POÉTICAS.
Y ni el d o l o r , ni el c a n s a n c i o
F i j a r l o s un p u n t o l o g r a n .
A l fin, la v i s i ó n h o r r i b l e
U n b r e v e instante se posa
Sobre un cornizón, y tiende
Sutiles y v a p o r o s a s
Sus l u e n g a s alas, q u e p o c o
Á p o c o se d e s c o l o r a n ,
S e ensanchan, se d e s v a n e c e n
Y se p i e r d e n e n la s o m b r a .
E m p e r o , en el m i s m o i n s t a n t e .
V e el r e y una m a n c h a r o j a ,
Q u e es l e v e p u n t o p r i m e r o
Y que en progresión pasmosa
S e a c r e c i e n t a , se dilata,
Y una g r a n m o n t a ñ a f o r m a
A l fin, árida y a r d i e n t e ,
E n c u y a s ásperas rocas
Se incrustan, c o m o engarzadas
E n m o n t ó n , unas sobre otras,
Fatídicas c a l a v e r a s ,
H o r r i b l e s , d i s f o r m e s , rotas,
Que abrasadas, t r e c h o á t r e c h o ,
P o r las d e v o r a n t e s olas
D e un m a r de fuego, resisten
Las c o r r i e n t e s b r a m a d o r a s .
Mira, por ú l t i m o , alzarse
S o b r e la c i m a escabrosa
De aquel m o n t e , r e b a t i e n d o
Sus dos alas p o n d e r o s a s ,
Una águila j i g a n t e s c a ,
N e g r a , erizada, monstruosa,
Que le mira con c a n d e n t e
Pupila f a s c i n a d o r a ;
Que tiende el v u e l o ai e s p a c i o ,
Que á las nubes se r e m o n t a ,
Y l u e g o sobre ól se lanza
T a n rápida c o m o arroja
E l a r c o la flecha a g u d a
Que el viento silbando corta.
El r e y , q u e a p e n a s a l i e n t a
Con débil y estertorosa
R e s p i r a c i ó n , se h o r r i p i l a ,
Y se c o n t r a e , y a p o y a
E n una m a n o la frente
P o r la cual heladas gotas
D e sudor c o p i o s o c o r r e n
Y a m b a s m e j i l l a s le m o j a n .
Y v e el águila y a c e r c a
Que r e t r o c e d e y se e n c o r v a ,
Que d a n d o un r e v u e l o , al c a b o
F i e r a sobre él se d e s p l o m a ,
Y en su ya desnudo seno
Enclava las garras corvas,
H i e n d e sus carnes, el pico
En sus entrañas ahonda,
Y hambrienta, insaciable, b e b e
Y apura su sangre toda.
E n t o n c e s el r e y despierta
Dando un grito agudo, torna
En redor los grandes ojos,
Y se palpa y tiembla y l l o r a ;
Llora de susto y con voces
Que la muda estancia asordan,
Clama por su servidumbre
Que acude á su acento atónita.
Está en el rejio aposento
Una anciana temblorosa,
Que habla con triste semblante
Y con lenta voz monótona.
Sus ojos, cual si quisieran
P e n e t r a r las v a g a s s o m b r a s
D e l p o r v e n i r , están fijos
H a c i a a d e l a n t e , y sus hoscas
M i r a d a s p r e n d e e n sus l a b i o s
El r e y , q u e , c o n a l m a absorta,
N o p i e r d e una sola frase,
Y ni una sílaba sola.
— « Esa m a r i p o s a n e g r a ,
Sombría y aterradora,
Era el v e n g a d o r espíritu
D e I x i t l i l x ó c h i t l q u e aún te acosa.
L a s v í c t i m a s de los r e y e s
N i en el s e p u l c r o p e r d o n a n ,
Y la paz del a l m a , d u l c e ,
En este m u n d o les i*bban.
— Prosigue...
— Aquella montaña
Jigantesca y p o r t e n t o s a ,
Es tu t r o n o , q u e e n r o j e c e
L a sangre d e tus v i c t o r i a s .
— ¿ Y aquellos cráneos horribles?
— De tu carrera d e s p ó t i c a
Las víctimas inmoladas
S o n , y en las cuales reposan
L a s c o l u m n a s de ese t r o n o
Que te s o s t i e n e . . .
— ¿ Y las olas
De aquel m a r de f u e g o ?
— El t i e m p o
Significan, q u e á espantosa
Nada tornarán bien p r o n t o
T u p o d e r í o y tu g l o r i a .
— ¿ Y eso m o n s t r u o sanguinario ?
M u r m u r ó e l r e y con voz ronca,
L l e v a n d o una m a n o fría
Á su fronte sudorosa.
— ¿ El águila?
— 18o —
— Sí, c o n t e s t a .
— T e anuncia que v e n g a d o r a
L a saña de un h o m b r e fuerte
Destrozará tus c o r o n a s . . .
¡ L e estoy mirando!
— Á quién miras ! . . .
— Á é l , al r e y de los A c o l h u a s .
— ¿ Nezahualcóyotl?
— Al mismo;
A l águila p o d e r o s a
Que ha d e saciar en tus reinos
Su h a m b r e , su a m b i c i ó n , su c ó l e r a ;
Que no ha de v e r en sus días,
T a r d e s , ni noches, ni auroras,
Y cuyo n o m b r e famoso
Y g r a n d e será en la historia.
— " j M i e n t e s ! , , e x c l a m ó el monarca
F u r i o s o ; * sella tu boca ,, —
Ea, i llamad á los príncipes,
Que q u i e r o hablarles ahora I
" S í , sí, q u e el traidor perezca,
P e r e z c a su estirpe toda,
Y ni d e su n o m b r e q u e d e
E n mis d o m i n i o s m e m o r i a .
Dice el r e y ; sangrienta espuma
E n t r e sus labios borbota,
Y h u y e la bruja espantada
P o r una salida p r ó x i m a .
1
A n t e el r e y de A z c a p o z a l c o
Estaban á pocas horas,
T a y á t z i n , Teuctzíntli y Maxtla,
Infantes de la corona. •
Y á todos tres iracundo
Ordena q u e , sin d e m o r a ,
P r e n d a n al p r í n c i p e i l u s t r e
Nezahualcóyotl, que pronta
M u e r t e l e d e n sus secuaces
Donde quiera q u e le cojan,
Y o f r e c e un p r e m i o al q u e l l e v e
Á c a b o a c c i ó n tan g l o r i o s a .
*
T e z o z o m o c m u v en b r e v e
P a g ó el t r i b u t o , q u e toda
La h u m a n i d a d m i s e r a b l e
D e b e á la tierra, y la fosa
E n c e r r ó c o n sus cenizas
Bajo una sombría b ó v e d a ,
La e x e c r a c i ó n d e su p u e b l o ,
Que aún después d e m u e r t o le o d i a .
N o m b r ó á T a y á t z i n su h i j o
P o r sucesor, q u i e n p r o v o c a
Del priniojénito Maxtla,
La i n d i g n a c i ó n envidiosa.
Es M a x t l a , a l t i v o , s o b e r b i o .
Y en su a l m a n e g r a la sórdida
A v a r i c i a de su p a d r e
Se oculta d e v o r a d o r a .
De los reinos se apodera,
Eon su m a l d a d los a g o b i a ,
Y á T a y á t z i n c o n los suyos
En la i m p o t e n c i a abandona.
Á Tayátzin, á quien poco
Después l a m a n o t r a i d o r a
De unos e s b i r r o s , de M a x t l a
A n t e la agosta p e r s o n a ,
Y por su o r d e n , le dan m u e r t e ,
i ' . n o - m í o á la p o d e r o s a
F r e n t e d e l rejio a s e s i n o ,
Entre la espléndida p o m p a ,
Y los v í t o r e s de un p u e b l o
Que ante el destino se postra,
De Azcapozalco y Tezcuco
Las magníficas c o r o n a s .
*
*
M a x t l a , l i b r e de t e m o r e s
En su majestad se goza,
Y con el p o d e r se e m b r i a g a
Que ha a d q u i r i d o á tanta costa.
S ó l o una nube atraviesa,
C o m o fatídica s o m b r a ,
P o r el tranquilo h o r i z o n t e
De sus venideras glorias ;
Y esta sombra es el r e c u e r d o
De un h o m b r e , fuente d o brotan
Sus pertinaces recelos
Y sus continuas z o z o b r a s .
Nezahualcóyoll, sombrío
Se le a p a r e c e , y trastorna
L o s p r o y e c t o s colosales
Que fragua su m e n t e loca.
N o olvida el sueño funesto
De T e z o z o m o c , y sorda
Brama en su p e c h o implacable
La tormenta p a v o r o s a ;
La t o r m e n t a , que lo m i s m o
Que de los cielos arroja
S o b r e la tierra las iras
De su formidable c ó l e r a .
Así del pecho de Maxtla,
(.mitra el h e r e d e r o acolhua,
Se de>prenden las saetas
De una aversión enconosa.
Y sin que pueda, ni un día,
La pesadilla diabólica
— 183 —
De su p a d r e , ni á la bruja
A r r o j a r d e su m e m o r i a ,
En p e r s e c u c i ó n del p r í n c i p e ,
De los esbirros las h o r d a s ,
Cruzan las grandes c i u d a d e s ,
Y las selvas m o n t a ñ o s a s .
Los teocalis escudriñan,
Y los tianguis (1) a l b o r o t a n ,
Y suben á los palacios
Y d e s c i e n d e n á las c h o z a s .
(1) L a s plazas d e l
mercado.
NANCEE.
N o lejos de un b o s q u e añoso,
A l pié de [verde colina,
Y de un t r a n q u i l o a r r o y u e l o
Junto á la marjen florida,
L e v a n t a e n t r e dos j a r d i n e s ,
Que diestras m a n o s cultivan,
U n a apacible m o r a d a
Sus tapias e n v e j e c i d a s ,
Y á c u y a puerta da sombra
Una secular oliva,
T e n d i e n d o las verdes ramas
Que eterna paz s i m b o l i z a n .
En ella m o r a n tranquilos
U n anciano y una viva
Y traviesa y cariñosa
Doncella, su a m o r , su dicha.
Nanche se llama el anciano,
Nezahualxóchitl la niña,
Y N a n c h e y Nezahualxóchitl
Son dos almas y una v i d a ;
Son una flor en su tallo,
S o n , del m a r en las orillas,
Una perla en su rugosa
Y áspera concha escondida.
ll.
— IÍX) —
•
Era una n o c h e m u y triste,
Y lánguida y amarilla,
L l e g a n d o al z e n i t la l u n a
Su pálida luz v e r t í a .
L a j o v e n , c o m o una s o m b r a
I m p a l p a b l e y fujitiva,
P o r sus v e l a d o s j a r d i n e s
L a leve planta desliza;
C u a n d o d e p r o n t o el a n c i a n o
Se le aparece, y solícita
N e z a h u a l x ó c h i t l al v e r l e ,
Gozosa se l e a p r o x i m a :
— P a d r e m í o , ¿ á tales horas
P o r estos sitios c a m i n a s ,
Guando tus ojos apenas
Distinguen la luz del d í a ?
D a m e tu m a n o y r e v é l a m e
Dónde vas...
— S i g ú e m e , hija,
Nanche contesta, y torciendo
P o r una calle en que ajita
Á diestra y siniestra el m a n t o
De los arbustos, la brisa,
L l e g a r o n á una pequeña
Esplanada do la vista
Entre tristes sempazúchiles
Y sauces mustios, divisa
De una blanca sepultura
La negra losa s o m b r í a ;
Y cerca de ella, y en donde
Alumbra F e b e divina,
Detiene el paso el anciano,
La frente dobla, suspira,
Y de sus párpados lenta
Se d e s p r e n d e á sus mejillas,
U n a l á g r i m a q u e acaso
Del ánima c o m p r i m i d a
Es el ú n i c o c o n s u e l o
D e p r o l o n g a d a s vijilias.
D e s p u é s , t e n d i e n d o una m a n o
M i e n t r a s q u e la otra fría
Y t e m b l o r o s a sostiene
Su c u e r p o , q u e y a se inclina
Á la tierra, d o b l e g a d o
P o r la edad y la fatiga,
M u r m u r a con v o z pausada :
— " A l l í está T i a t a , hija m í a ;
EraTiata mi embeleso,
Era m i única delicia ;
C r e c i ó feliz á mi l a d o ,
C o m o has c r e c i d o tú m i s m a ,
Pura, modesta y hermosa,
Y recatada y sencilla.
Era su p e c h o i n o c e n t e ,
Sin d o b l e z y sin perfidia,
C o m o lago sin t o r m e n t a s ,
C o m o rosal sin espinas.
Huilzilíhuitl, el m o n a r c a
De Tenuchtitlán, un día
Vio su b e l d a d , y una nube
Cruzó el cielo de mi vida.
N o puso á sus pies un p l o m o ,
Ni puso un velo á su vista,
Ni á sus labios un candado,
Ni coraza á su codicia.
¡ A y ! robómela el infame,
Robómela en hora impía,
Y la deshonra en mi frente
Grabó sus cárdenas tintas.
Kternos días horribles,
Largas noches de vijilia,
Pasé sin Tiata... era Tiata,
De una vez sábelo, mi hija.
E l grande rey Ixtlilxóchitl,
Á quien los dioses bendigan,
Se conmovió de las penas
Y las desventuras mías;
Y en mi socorro acudiendo
Á Huitzilíhuitl obliga
A devolverme el tesoro
De mi insaciable avaricia.
Tiata al hogar desolado,
Al Edén de su familia,
Tornó temblando, una tarde,
Melancólica, intranquila;
Al llegar á mi presencia
Clavó en el suelo la vista,
Y, cual un raudal, el llanto
Nubló sus negras pupilas.
Como las flores que arrastran
Los vientos por la campiña
En la* noches de Atemoxtli (1),
Eternas, tristes y frías,
Así á la ¡nfelioe Tiata
Miré mustia y abatida.
Illanco el color de sus labios,
Y sin sanare sus mejillas.
Lloró, lloré; el llanto nuestro
Se confundió en una misma
Corriente, cual tus didores
Nuestras almas confundían
Mas nada bastó; las penas
Mataron a Tiata el día
{Jnr to naciste, tu tres
hr Huiljilihuill la hija.
M u r i ó rl »rrdut*<» !»*'"• t i e m p o ;
0) U * * - w *
— 193 —
A l l í está en p o l v o la v í c t i m a ;
T u m a d r e infeliz, q u e goza
De T o n a t i u h (1) las d e l i c i a s !
H o y q u e siento q u e mis fuerzas
M e abandonan y declinan,
T e h e r e v e l a d o el secreto
De mis angustias continuas.
Cuando de este m u n d o salga,
V e n á este sitio y cultiva
Las tristes flores q u e nacen
En sus desiertas o r i l l a s ;
Suplan á mis oraciones
T u s oraciones s e n c i l l a s ;
T u dulce llanto á las tristes
Y amargas l á g r i m a s mías. "
Cesa la v o z del anciano,
N e z a h u a l x ó c h i t l suspira,
Y ante la t u m b a c a y e r o n
A m b o s á dos de rodillas.
(1) E l S o l .
LA
HOSPITALIDAD.
Está avanzada la n o c h e ,
Y d u l c e , a p a c i b l e y diáfana,
V a r o d a n d o en los espacios
F e b e su disco d e plata.
N a n c h e á su a p o s e n t o t o r n a ,
Y las desdichas pasadas
E n t r e g a en b r a z o s del s u e ñ o
Que sus sentidos e m b a r g a .
Mas N e z a h u a l x ó c h i t l sola,
Misteriosa y desvelada,
A ú n de sus vastos j a r d i n e s
P o r las arboledas v a g a .
A c a s o e n c i e r r a su p e c h o
A l g u n a i g n o t a esperanza,
Y al h o n d o silencio fia
L o s secretos d e su a l m a .
A c a s o en l e v e suspiro
Que de su seno se escapa,
De los zéfiros livianos
V u e l a en las flébiles alas.
T a l vez r e c u e r d a su m e n t e
Que ha visto en una mañana,
Á la h o r a en q u e a l e g r e y bella
E n la cuna sonrosada
Confunde su luz el día
Con los crespones del alba,
Pasar una sombra errante
Entre dos verdes montañas.
Que aún mira se le figura
L a imajen g e n t i l , gallarda,
De un m a n c e b o q u e corría
Y ásperas cimas trepaba,
C o m o el c o l l a m e t l (1) q u e h u y e ,
Entre breñas y entre zarzas,
D e l b r a z o que l o persigue
T r a s de la i n n ú m e r a j a u r í a ;
A ú n se finje q u e le mira
P e r d e r s e allá en lontananza,
A l través de los arbustos
Y el follaje de las r a m a s .
Y p o r el m i s m o sendero
Á p o c o v e q u e se lanza,
En pos de aquel fujitivo,
Un tropel de j e n t e armada
Que c o r r e de un lado á o t r o ,
Que se d e t i e n e , q u e avanza,
Que camina irresoluta,
Que á c o n f e r e n c i a r se para,
B i e n c o m o duda y vacila
El o j e a d o r q u e en la caza
P i e r d e la pista y no sabe
D ó n d e la fiera se g u a r d a .
T a l sueña la p o b r e j o v e n ,
I n t r a n q u i l a y desvelada,
Que p o r las calles desiertas
De sus a r b o l e d a s v a g a .
E n tanto avanza la n o c h e ,
Y d u l c e , apacible y diáfana,
A ú n p o r el espacio rueda
F e b e su disco de plata.
(1) Jabalí.
*
¿ Q u é r u i d o es e s e ? ¿ A c a s o
D e l v i e n t o p e r d i d a ráfaga,
Que s o b r e las hojas secas
L a s hojas secas l e v a n t a ?
¿Ó l o f o r m a , p o r v e n t u r a ,
D e a l g u n a a v e i n m e n s a el ala,"
Q u e al huir v e l o z azota
D e los arbustos las r a m a s ?
¿ Ó es una e n o r m e ceraste
Q u e cautelosa se arrastra,
Y entre m a l e z a s y a b r o j o s
L o s sueltos anillos pasa?
Nezahualxóchitl, inquieta,
V u e l v e el s e m b l a n t e azorada
P o r t o d o s lados, y ansiosa
P i e n s a en t o r n a r á su casa.
C u a n d o d i s t i n g u e una s o m b r a
Que c o n r a p i d e z avanza,
Y se a p r o x i m a hacia ella
Temerosa y recatada.
¿ Q u i é n será? t i e m b l a la j o v e n ,
Y resuelta, al fin, escapa
P o r una c a l l e ; mas sólo
U n o s breves pasos anda,
Cuando á su o i d o u n a c e n t o
L l e v ó en sus o n d a s el aura :
Detente u n punto, detente,
O y ó d e c i r con v o z clara.
Kmpcro Nezahualxóchitl
4 4
Caria
vez m á s
No
camina...
De
MI h o n d o
Ln
Al
un
dintel
asustada,
C<»ITC,
pánico en
instante
de
vuela,
su
se
alas,
a<<»je
morada
;
— 1ÜT Mas o y e pasos, y atónita
Volviendo hacia atrás la cara,
Mira que el bulto de un h o m b r e ,
De un tilmatli (1) entre las anchas
Plegaduras e m b o z a d o ,
Casi toca á sus espaldas.
Y escucha á la par confusos
Ecos de humanas pisadas,
Y de voces que no lejos
Entre la sombra se enlazan.
Entonces la j o v e n grita,
Y á su c l a m o r , angustiada
Contesta la voz de Nanche
Que del blando l e c h o salta.
— ¿ Q u é o c u r r e , hija m í a ?
— ¡ Auxilio!
¡Venid, socorro!
— ¿ Q u e pasa?
— ¡Padre, mirad!...
A l reflejo
De las rutilantes llamas
De una tea, que el anciano
L l e v a en la m a n o , se pasma
N e z a h u a l x ó c h i t l , q u e súbito
R e c o n o c e n sus miradas
Á aquel mancebo gallardo
Q u e en la selva solitaria,
H u í a p o r un s e n d e r o
E n t r e dos v e r d e s m o n t a ñ a s .
Y baja el r o j o s e m b l a n t e
En tanto que N a n c h e exclama :
— ¿Quién eres?
— ¿Quién soy?
— ¡Tu nombreI
— ¡ Nezahualcóyotl!
(1) A m a n e r a d e capa q u e u s a b a n los aztecas.
— ¿ T e llamas
N e z a h u a l c ó y o t l ? ¡ E l hijo
Del gran m o n a r c a ! Y enclava
N a n c h e en el rostro del p r í n c i p e
Sus pupilas dilatadas;
— ¡ A h ! sí... y a te r e c o n o z c o ,
T ú eres m i r e y ; ¿ q u é m e m a n d a s e
— N o pierdas el t i e m p o , ¿tieneU n a salida excusada
Esta m a n s i ó n ?
— Sí p o r c i e r t o .
— P u e s la senda m e señala.
— N e z a h u a l x ó c h i t l la s a b e ;
¿ M a s ese r u m o r . . .
— De Maxtla
S o n las t r o p a s , q u e m e s i g u e n ,
¡ Y s o y m u e r t o si m e alcanzan !
— P u e s c o r r e d , y o las e s p e r o ,
H u i d ; a q u í las a g u a r d a n
Mi l e a l t a d , m i c a r i ñ o
Y m i g r a t i t u d sin tasa;
Y" q u e el h i j o d e I x t l i l x ó c h i t l
C o n los altos dioses v a y a .
Galló N a n c h e , y en l o oscuroV i o d e s v a n e c e r s e rápidas,
D e l p r í n c i p e y de la j o v e n
L a s s o m b r a s , c o m o fantasmas.
*
N a n c h e , i n t r é p i d o , á la puerta»
De su m a n s i ó n sosegada,
Mira á las tropas reales
Que llegan d e s o r d e n a d a s .
Brilla á la luz de la luna
El reflejo de sus a r m a s ,
Y el j e f e de e l l a s , m i r a n d o
A N a n c h e q u e las aguarda,
Deteniéndose soberbio
Á n o m u y corta distancia,
Con fiero a d e m á n altivo
De esta manera le habla :
— Á ese traidor insensato
V i m o s entrar en tu casa :
l l í n d e t e , pues, y á los m i o s
Enseña la puerta franca.
El r e y tu señor, mi a m o ,
Así l o q u i e r e y lo m a n d a ;
P a s o , p a s o ! y q u e se c u m p l a
Su v o l u n t a d soberana.
— T e e q u i v o c a s , dice N a n c h e ,
C o n aterradora c a l m a ;
A n t e s p e r e z c a mil veces
Que p e r m i t i r t e la entrada.
— ¿ N i e g a s q u e el p r í n c i p e infame
T r a s ese m u r o se guarda,
Cuando con mis propios ojos
L o he v i s t o ?
— N o n i e g o nada.
— L o confiesas...
— En mi vida
Supe m e n t i r .
— ¿ Y q u é aguardas?
— N o has de entrar en este asilo.
— ¿Quieres m o r i r ?
— N o m e espanta
L a m u e r t e , cuando m e alienta
La fe de una justa causa.
— Eres a n c i a n o . . .
— Mis ojos
De v e r la luz ya se cansan.
— Morirás entonces.
— Y antes
Que se cumplan tus palabras,
Hollarás cien y cien veces
Mi c a d á v e r c o n tus plantas.
— Adelante!...
— Atrás....
L a lucha
—
Desigual y sanguinaria,
Á la faz de las estrellas
En un instante se traba.
L a pica del n o b l e a n c i a n o
H u n d e al p r i m e r o q u e avanza,
L a cabeza, y cae al suelo
C o m o una pesada masa.
Se exasperan los c o n t r a r i o s ,
Se o y e n mujidos de rabia,
Y el iztli (1) el espacio h i e n d e
En las puntas de las lanzas.
De p r o n t o N a n c h e vacila,
Se b a m b o l e a y se escapa
De su p e c h o h o n d o sollozo
Y con él envuelta su a l m a .
S o b r e el c u e r p o los esbirros
l ' n o s tras los otros pasan,
Y los v e n e r a b l e s restos
Aún palpitantes, ultrajan.
A los aposentos e n t r a n ;
Duscan, mas al lin n o hallan
Al p r í n c i p e á q u i e n c r e í a n
A s e g u r a d o en sus g a r r i d .
Y r e v o l v i e n d o furiosos,
Al c a m p o otra vez se l.in/au,
C o m o c o y o t l e s (3) hambrientos
En la* llanuras d e A n á b u a c .
(I) Pedernal.
(?, K%prc»f d« 'bar»!.*..
L a tibia luz de la aurora
Viste al o r i e n t e d e nácar,
Y á los p r i m e r o s albores
De aquella d u l c e luz blanca,
Se v e bajar p o r los c a m p o s
Á una j o v e n q u e ajilada
Muestra en sus ojos la dicha
Que sus tiernos labios cantan.
" N o p i e r d e un r e y p o d e r o s o ,
Un r e y nunca p i e r d e nada,
Si á sus iguales adora,
Si con princesa se casa;
Y él es r e y , y y o soy hija
D e Huitzilíhuitl y T i a t a , "
Estos eran sus cantares,
Estas eran sus palabras.
A l e g r e , j e n t i l , risueña,
La colina al fin traspasa,
Cruza sus bellos j a r d i n e s
Y se detiene á la entrada
De su m a n s i ó n . . . algo ha visto
D e s o m b r í o en l o n t a n a n z a ;
A l g o de fúnebre y triste
E n las puertas y en las tapias.
Se le figura que el viento
Solloza triste si pasa,
Y q u e los árboles g i m e n
Si el aire silba en las ramas.
¿ En d ó n d e están de su padre
Las cariñosas miradas?
¿ E n dónde está la sonrisa
Que sus labios dilataba?
¿ D ó n d e los trémulos brazos
Que no salen á estrecharla,
— 202 —
P o r aquella alegre puerta
T a n m u d a y tan s o l i t a r i a ?
¿ P o r q u é ante ella se d e t i e n e ,
Y t i e m b l a y vacila, y anda
U n b r e v e t r e c h o y al p u n t o
S e v u e l v e atrás asustada?
I A y ! lo ignora, y decidida,
Resuelta, convulsa, pálida,
Entra, da un g r i t o , y p e r d i e n d o
A l fin su ú l t i m a e s p e r a n z a ,
S i e n t e un v é r t i g o e s p a n t o s o ,
S i e n t e un d o l o r q u e la m a t a ;
Cierra sus o j o s , y r u e d a
P o r el s u e l o d e s m a y a d a . . .
Vio á Nanche, á Nanche tendido,
T i n t a s en sangre las canas,
É i n m ó v i l e s las pupilas
En d o n d e acaso aun brillaba
U n a chispa de fiereza,
De l e a l t a d , d e constancia,
P r e n d i d a en el cristal p u r o
D e una p o s t r i m e r a l á g r i m a .
LA
EMBOSCADA:
Nezahualcóyotl, al'cabo
D e peligrosos e m p e ñ o s ,
Y de sufrir d o n d e quiera
Pesares y c o n t r a t i e m p o s ;
D e luchar con el d e s t i n o ,
S i e m p r e á su fortuna adverso,
H o r a á hora, día á día,
Brazo á b r a z o , pecho á p e c h o ;
D e cruzar con sus d o l o r e s
L o s mundanales desiertos,
En un futuro soñando,
En un pasado m u r i e n d o ,
Á Tenuchtitlán p o t e n t e
V u e l v e Jos ojos, el cielo
U n r a y o de luz le envía
Q u e calma un punto sus duelos.
Y un á t o m o de esperanza
Á su corazón e n é r j i c o ,
L l e v a una chispa q u e e n c i e n d e
S u sangre en llamas de f u e g o .
Se une á I x c ó a t l , m o n a r c a
Cuarto del coloso i m p e r i o ,
Y con otros poderosos
Tributarios de su suelo,
Y al frente de un a g u e r r i d o ,
Bravo y n u m e r o s o e j é r c i t o ,
P a r t e al fin c o n t r a el t i r a n o
M a x t l a , q u e en e l t r o n o e x c e l s o
N o sospecha ni un i n s t a n t e ,
N o p r e s u m e ni un m o m e n t o ,
Q u e en su fuerte y p o d e r o s a
D i e s t r a , v a c i l e su c e t r o .
Y o r d e n a á M á z a t l , el b r a v o
J e n e r a l de sus g u e r r e r o s ,
Q u e p r e p a r e á la defensa
L a c a p i t a l d e su r e i n o .
Y M á z a t l la fortifica,
Lleno de vigor y aliento,
C o n h o n d o s fosos p o r fuera,
C o n altos m u r o s p o r d e n t r o .
Y d e n t r o y fuera c o n r u d o s
Brazos y a n i m o s o s p e c h o s
Que esperan desesperados
El instante del encuentro.
El fulgor d e un b e l l o día,
Hermoso, puro y sereno,
Inunda c o n luz b r i l l a n t e
Murallas y campamentos.
Y q u i e b r a n la luz febea
C o n v a r i o fulgor i n t e n s o ,
Los chimalis y e s c a u p i l e s ( l )
De aquellos jefes soberbios.
De p r o n t o se o y e s o n o r o
Cruzar las ondas del v i e n t o ,
El e c o de un t a m b o r c i l l o
Que el r e y Ixcóatl toca d i e s t r o ,
Y a c o m e t i e n d o furiosas
A m b a s huestes, con violento
I
E-cudos y armaduras.
Empujo, en terrible instante,
Trábase el combale horrendo.
Nezahualcóyoll que goza
Al un. dichoso y contento
Se vuelve á Mili, su criado,
De honra y lealtad ejemplo.
Y le dice estas palabras,
Mientras esgrime altanero
El macuáhuill queen su mam»
Brilla con fulgor siniestro ;
« Ve y dile á Nezahualxóchill
Que ñola olvido un momento,
Y en mi espíritu está siempre
Su imajen que reverencio.
Oue no lema, que la gloria
Coronará mis esfuerzos;
Que los dioses van conmigo,
Que de ellos <»1 triunfo espero. »»
Dijo y lanzóle al combale
Entre el fragoroso estruendo,
Lleno el pecho de esperanza
Y henchida el alma de fuego.
Pasóse el día luchando
Con temerario denuedo ;
Kl campo cubrió la guerra
De heridos mil y de muertos ;
Y cuando el uA moribundo,
Con mortecino» reflejos.
Bañaba lat pardas cumbres
De loa volcanes enhiesto*,
Netahualróvotl, altivo,
De lodo y sangre cubierto.
Itrlir «*r con I..» »u\.%
<lamino del campamento
» • * * » r«a n e o
Y a a s a l t a n á su m e m o r i a
L o s pesares de otros t i e m p o s ;
Y a d e su N e z a h u a l x ó c h i t l
El c a r i ñ o s o r e c u e r d o ;
D e la l u c h a d e a q u e l d í a ,
Los peligros, los e n c u e n t r o s ;
Y y a la m u e r t e l a m e n t a
U e algún bravo c o m p a ñ e r o ,
C u a n d o de súbito sale
D e un b o s q u e a ñ o s o y e s p e s o ,
Un enjambre de soldados
Que le acometen violentos.
El p r í n c i p e se d e f i e n d e
C o m o p u e d e e n tal m o m e n t o .
Fiero y á morir matando
Con sus v a l i e n t e s , r e s u e l t o .
Caen los suyos á tierra
En el c o m b a t e s a n g r i e n t o ;
De nada el b r í o les s i r v e ,
De nada el v a l o r s u p r e m o ,
Que el n u m e r o s o e n e m i g o ,
C o m o un círculo de h i e r r o ,
L o s aprieta y los obliga
Á perecer combatiendo.
D e pronto, e m p e r o , se escucha
R u m o r confuso, no lejos,
Y Nezahualcóyotl oye
L a voz de Mítl, q u e c o r r i e n d o
De su señor en socorro
Vuela al c o m b a t e l i j e r o ,
Con los que á Nezahualxóchit.
De escolta y guarda s i r v i e r o n .
R o m p e Mítl las dobles filas
Que á su a m o ponen en riesgo
De perecer, y á su lado
L l e g a , de esperanza l l e n o .
Al frente N e z a h u a l c ó y o t l
Del v i g o r o s o r e f u e r z o ,
R e c o b r a el á n i m o , y h i e r e
C u a n t o se p o n e á su e n c u e n t r o
H u y e al fin á todas partes,
P o r intrincados senderos,
D e s p a v o r i d o y sin a r m a s ,
El e n e m i g o disperso.
Y . . . « ¿ c ó m o estás á m i l a d o
V a l e r o s o M í t l , q u é has h e c h o
De N e z a h u a l x ó c h i t l ? " d i c e
El p r í n c i p e , s o n r i e n d o .
— S e ñ o r , u n o de tus fieles,
Contesta Mítl al m o m e n t o ,
S e g u r o de q u e en la lucha
T e habrían al c a b o m u e r t o ,
D é l a traidora sorpresa,
En los instantes p r i m e r o s ,
D e j ó este sitio, y en busca
De s o c o r r o partió presto.
A l descender esa c u m b r e
Que desde aquí se está v i e n d o Y Mítl la cúspide oscura
De un m o n t e en que y a su v e l o
De sombras la n o c h e t i e n d e .
L e señaló con el dedo —
« A l l í , repite, encontróme,
Y d á n d o m e de tu aprieto
L a noticia, hasta este sitio
Vine veloz c o m o el viento ;
Donde quiso mi fortuna
Que llegar pudiera á tiempo.
Dejando á NezahuaJxóchiti
Con algunos de los nuestros;
Mas... vela allí que se acerca,
Parte, señor, á su encuentro.»
NEZAHUALXÓCHITL.
De una preciosa litera,
D e c h a d o de a r t e y de l u j o ,
Que v i e n e c a r g a d a en h o m b r o s
D e cuatro esclavos r o b u s t o s ,
Descendió Nezahualxóchitl,
Quien con labio irresoluto,
Á l o s q u e en t o r n o la c e r c a n
En p a v o r o s o t u m u l t o ,
P r e s a d e un t e m b l o r q u e es h i j o
De su m a l e s t a r p r o f u n d o ,
P o r el p r í n c i p e p r e g u n t a
De angustia llena y de susto.
I n t e r r o g a c o n la vista ;
Mas antes q u e labio a l g u n o
R e s p o n d a á su v o z , un h o m b r e
T e n d i ó los brazos convulsos
Hacia ella, q u e , d a n d o un g r i t o ,
A b r i ó t e m b l a n d o los suyos ;
Y se e s t r e m e c e n dos almas
En p r o l o n g a d o s a l u d o .
*
¡ Cuánto se a m a b a n ! La n o c h e
Que Nanche m u r i ó , al influjo
De su nefasto destino,
Sus corazones en uno
Se confundieron, latiendo
Del a m o r en el bien sumo ;
De un a m o r i n e x p l i c a b l e ,
Y en dulces g o c e s fecundo.
Á ella la v i m o s risueña
A q u e l día, cuando un c ú m u l o
De pensamientos llenaba
Su j e n t i l cabeza, de h u m o ;
Cantarla oimos alegre
L o s ensueños de un futuro
Sin desengaños ni quejas
Y sin horizontes turbios.
Y cuando al pié del cadáver
L a desdichada no pudo
Sufrir el d o l o r , y al suelo
R o d ó su c u e r p o c o n v u l s o ,
P a s a r o n algunas horas
Sin q u e se turbase el m u d o
Silencio de aquel r e c i n t o
Que parecía un s e p u l c r o .
*
Cuando y a el sol se acercaba
Á la m i t a d de su c u r s o ,
E n t r ó á la estancia un m a n c e b o
Que de p a v o r o s o susto
L l e n o , contempla aquel cuadro
De h o r r o r , de sangre y de l u t o ;
Á la j o v e n se a p r o x i m a
Con un cariñoso i m p u l s o ,
Y al l l a m a r l a a c o n g o j a d o ,
P á l i d o c o m o un difunto
P o r el pesar, triste m i r a
A l objeto de su c u l t o .
A b r e al fin N e z a h u a l x ó c h i t l
Los tristes ojos enjutos,
Y c o n c e n t r a n d o su vista
E n el m a n c e b o , d e s ú b i t o
S e a l z a d e l s u e l o ; la l l a m a
D e un a m o r v i o l e n t o y p u r o
S e r e f l e j ó d e sus o j o s
Entre los cristales m u s t i o s ;
S e a c e r c a al p r í n c i p e a m a n t e ,
Y con acento inseguro,
Q u e e n t r e c o r t a n los s o l l o z o s
Y ahogan ayes profundos,
A s í l e d i c e : « allí t i e n e s ,
N e z a h u a l c ó y o t l , al ú n i c o
Ser querido que amparaba
M i o r f a n d a d en este m u n d o .
N o m i r o y a d e esta v i d a ,
P o r l o s desiertos o s c u r o s ,
Más luz q u e tú, m á s c o n s u e l o
Q u e tu a m o r ni m á s r e f u j i o .
Y o , q u e seas n o te p i d o
M i e s p o s o , q u e fuera m u c h o ;
M a s t a m p o c o tu m a n c e b a
M e l l a m a r á el labio t u y o .
S ó l o anhelo q u e conserves
D e tu p e c h o en lo p r o f u n d o ,
E l a m o r q u e esta mañana
L e í en tus ojos o c u l t o ,
Y q u e tu l a b i o . . .
— Silencio !
N e z a h u a l x ó c h i t l , no es justo
Que m e hables así... tu esposo
H e de ser, y o te lo j u r o . »
Después, alzando el cadáver
De N a n c h e , salieron j u n t o s
De la estancia, y no m u y lejos
Del solitario sepulcro
D e T i a t a , en una cueva,
Depositaron los últimos
Despojos del noble anciano,
C o m o su m e m o r i a , augustos.
A l anochecer, m u y pocos
Días después, e n T e s c u c o ,
Del infatigable Maxtla
Y sus sicarios, o c u l to
A n t e un anciano t e o p i x q u i (1)
Con un placer sin s e g u n d o ,
Y de sus antepasados
Conforme al rito y los usos,
D e l a n t e de dos t e s t i g o s ,
Sus d o s almas de c o n s u n o
Se u n i e r o n y para s i e m p r e
Con indisoluble nudo (2).
+
E n t r e los brazos del p r í n c i p e ,
N e z a h u a l x ó c h i t l algunos
B r e v e s instantes de dicha,
De s u p r e m o g o c e , estuvo ;
M a s c u a n d o de ellos p r e t e n d e
Desasirse, un b r e v e p u n t o
T e m b l ó , sus brazos se a b r i e r o n ,
Y c a y ó al s u e l o ; confuso
N e z a h u a l c ó y o t l sobre ella
Se arroja d e t e r r o r m u d o ;
(1) Sacerdote.
(2) Nezahualcóyotl se casó en su juventud con Nezahualxóchitl,
que siendo de la casa real de Méjico, era digna de subir al trono;
pero esta señora murió antes que el príncipe su esposo recobrase
la corona que los tepanecas le habían usurpado. —
Clavijero.
Tomo I . pág. 106 [nota].
Y da u n g r i t o , q u e l o s m o n t e s
Repercuten uno á uno.
Y e n t r e u n t u m u l t o , á la r o j a
L u z de los hachones fúljidos,
Contempló á Nezahualxóchitl
B a ñ a d a e n s a n g r e , sin p u l s o s ;
Á q u i e n l e traspasa el p e c h o ,
Que á p o c o encendía un puro
Y n o b l e a m o r , d e una flecha
E l iztli a r d i e n t e y a g u d o .
« P o r m a t a r m e á m í la h a n m u e r t o : »
E x c l a m a fiero, i r a c u n d o ,
Nezahualcóyotl, alzándose
Con un m o v i m i e n t o b r u s c o :
« Ellos, ellos, continúa
Con r o n c o a c e n t o , y sañudo
H a c i a la c i u d a d v o l v i e n d o
L o s o j o s c o m o carbunclos :
— « | A h ! maldita Azcapozalco,
Guarida d e sus v e r d u g o s ,
Mañana al r a y a r el día
S a b r é v e n g a r tus insultos !
N o v a l d r á n contra m i e n c o n o ,
T e p a n e c a s , tus c o n j u r o s ;
N i tus chimalis de b r o n c e ,
Ni tus escaupilis rudos.
H a r é q u e tus torres altas
Desaparezcan del m u n d o ,
Y c o n v e r t i r é en ceniza
Tus palacios y tus m u r o s . . . »
D i j o , c a y e n d o de hinojos
A l pié d e los restos mudos
De su esposa, y llanto a m a r g o
Hizo en sus mejillas surcos.
LA
MUERTE
DEL
TIRANO.
A p e n a s t í m i d a el alba
Se arrebola c o n las luces
Que el astro r e y , desde Oriente
Sobre los m o n t e s difunde,
En e n t r a m b o s c a m p a m e n t o s
L o s capitanes reúnen
Á sus huestes, y do q u i e r a
A n i m á n d o l a s , discurren.
Suena el t a m b o r del c o m b a t e ,
Y la inmensa m u c h e d u m b r e
De g u e r r e r o s , la pelea
T r a b a en f o r m i d a b l e e m p u j e .
P e n a c h o s , cascos y escudos
En que o r o y plata relucen,
En la furibunda lucha
Se m e z c l a n y se confunden.
Allí eslaba Izcóatl llevando
Un tencaliuhqui (1) q u e encubre
Sus nobles formas, y gasta,
P o r q u e es de r e y e s c o s t u m b r e ,
Matzopeztlis ( 2 ) , en los b r a z o s ,
Y cozehuatles ( 3 ) , que suben
Hasta media pantorrilla,
(1) Traje de guerra que usabau los príncipes.
(2) Á manera de pulseras que llevaban los reyes en campaña.
(3) Especie de bolas.
De c u e r o c o l o r d e h e r r u m b r e .
Hechos con ricos adornos
De p i e d r a s q u e fuego l u c e n ;
U n t e n t e t l ( 1 ) lleva suspenso
Del l a b i o , y e n viva l u m b r e
B a ñ a n su c u e l l o las p i e d r a s
D e un c o l l a r q u e r e p r o d u c e
D e l iris l o s m i l c a m b i a n t e s ,
Y su altivo p e c h o c u b r e n .
L l e v a en la frente, p o r ú l t i m o ,
El c o p i l l i , ( 2 ) del cual surje
U n c u a c h i c t l i , [ 3 ] en q u e c a m p e a n
P l u m a s bermejas y azules.
A l l í estaba M o t e u c z o m a
Ilhuicamina, que hunde
Su m a c á h u i t l en el c u e l l o
De M á z a t l , q u e fiero ruje
A l p e r e c e r . Con su m u e r t e ,
El p á n i c o r a u d o c u n d e
P o r las filas t e p a n e c a s ,
Que r o t a s , dispersas, h u y e n .
A l l í está N e z a h u a l c ó y o t l
Que las p e r s i g u e y c o n f u n d e ;
Que á una m u e r t e i n e v i t a b l e
Las e m p u j a y las c o n d u c e ;
Y lo m i s m o q u e la r o c a
Que desdo altísimas c u m b r e s
Se d e s p r e n d e , y á su paso
T o d o l o arrasa y d e s t r u y e ,
Así va c o n sus g u e r r e r o s ,
Á q u i e n e s v a l o r infunde
Con su e j e m p l o , p o r q u e nada
H a y q u e su espíritu asuste,
N a d a q u e ataje su b r í o ,
l; Una esmeralda.
]2) Coruna.
S) Insignia q u e usaba pl n y en l.i ^uorra, .i m<>d<> do penacho.
Nada que lo sobrepuje;
Y e l e x t e r m i n i o y la m u e r t e
En torno suyo difunde.
En esto, Maxtla el tirano
Q u e p e r d i d o se p r e s u m e ,
E n b u s c a d e un t e m a z c a l l i , (1)
Q u e en su l o b r e g u e z l e o c u l t e ,
C o r r e c i e g o á sus j a r d i n e s ,
Y h a l l á n d o l e , se i n t r o d u c e .
E n él y de h o r r i b l e m i e d o
C h o c a n sus d i e n t e s y c r u j e n .
D e s d e allí m i r ó las llamas
Q u e su palacio c o n s u m e n ,
Y e n t r e los gritos del p u e b l o
Escuchó el e s t r u e n d o l ú g u b r e ,
Que al c a e r al suelo hacían
T a p i a s , arcos y t e c h u m b r e s ,
El piso h u n d i e n d o al i m p u l s o
D e su inmensa p e s a d u m b r e .
O y ó del c e r c a n o t e m p l o
El espantoso d e r r u m b e ,
Y el grito del p o p u l a c h o
Que sus j a r d i n e s o b s t r u y e ;
Que destroza las florestas
Do g o z ó , en horas más dulces,
Del tibio halago del aura,
De las flores el p e r f u m e .
Y i ó q u e m u y cerca del sitio
Que su liviandad encubre,
L e buscaban, y al espanto
Su alma cobarde sucumbe.
I Cómo tiemblan los tiranos
Cuando á sus ojos, con lúgubre
( 1 ) Aparato fabricado con ladrillos crudos, muy parecido en su
construcción y figura á un horuo de hacer pan, con la diferencia
de que su superficie ce más baja que la del suelo. En el interior
de esta bóveda acostumbraban bañarse los aztecas.
A p a r a t o al fin la m u e r t e
Su p á l i d a faz d e s c u b r e I
M a x t l a e s c o n d i d o en el f o n d o
Del temazcalli, prorumpe
En copioso, a m a r g o llanto
Q u e sus pupilas d e s l u c e .
N o t a r d a n en e n c o n t r a r l e ,
Q u e p o r m u c h o q u e se o c u l t e
L a m a l d a d , s i e m p r e h a y un l a b i o
Q u e su g u a r i d a d e n u n c i e .
D e l a n t r o o s c u r o le sacan,
Y aún antes d e q u e a r t i c u l e
U n a p a l a b r a , á los g o l p e s
D e la fiera m u c h e d u m b r e
D e s o l d a d o s q u e l o arrastran,
Descuartizan y contunden,
P e r e c e al fin, y hasta el m o n t o
Su h o r r i b l e c u e r p o c o n d u c e n .
Y e n t r e t a n t o q u e las l l a m a s
En A z c a p o z a l c o rujen,
Y á e s c o m b r o s , p o l v o y cenizas
L a g r a n ciudad se r e d u c e ;
E n t r e t a n t o q u e las v í c t i m a s
En alaridos p r o r u m p e n ,
Y" al i n s e p u l t o c a d á v e r
L o s n e g r o s buitres c i r c u y e n ,
T e s t i g o d e tanto e s t r a g o
En O c c i d e n t e se h u n d e
El sol, lento y m a j e s t u o s o ,
E n v u e l t o en cárdenas nubes.
TEZGOTZINCO
mi esposa la Sra. D' Eleonor del Valle de Peón
ROMANCE I
Del lado en q u e el sol asoma,
Y de T e s c u c o no lejos,
T e n d i d a entre hojas y flores,
En mitad de un m o n t e enhiesto,
P o r bosques amurallada
De elevadísimos fresnos,
De seculares olivos
Y ahuehuetes j i g a n t e s c o s ,
Una mansión q u e de lujo
Y de esplendor es p o r t e n t o ,
Hunde su frente en las nubes
< > se retrata en los cielos.
¡ Es T e z c o t z i n c o ! La historia
Nos guarda, i m p e r e c e d e r o s ,
De sus pasadas grandezas
Los indelebles r e c u e r d o s !
«
Una pendiente suave
Ofrece fácil acceso
Á sus inmensos jardines
Otón AS POÉTICAS.
13
Y á sus floríferos huertos,
Que de un lado y otro lado
T e n d i é n d o s e pintorescos,
D e embriagadores perfumes
L l e n a n las ondas del v i e n t o .
A l l í de p r o n t o , entre flores,
A c c i d e n t á n d o s e el suelo,
Se alza una cuesta q u e al paso
N i e g a á la c u m b r e el ascenso.
Mas talladas en la r o c a
Y bruñidas c o m o espejos,
Magníficas g r a d e r í a s
B o r d a n la falda del c e r r o ,
Y de la m a n s i ó n h e r m o s a
C o n d u c e n á los extensos
T e r r a d o s , q u e en el g r a n i t o
Labraron cinceles diestros.
A l l í la vista e x t a s i a d a
Contempla con embeleso
Las g r a n d i o s a s g a l e r í a s
D e sus salones i n m e n s o s ;
Salones cuyas paredes
Tapizan candidos lienzos
B o r d a d o s c o n el p l u m a j e
De los p á j a r o s m á s b e l l o s .
A l l í se m i r a n los b a ñ o s ,
T a m b i é n en la r o c a a b i e r t o s ;
Soberbias escalinatas
C o n d u c e n á sus risueños
Recintos, á do admirados
Bajan los r a y o s f e b e o s ,
P r i m o r de constancia y arte,
Y d e la m o l i c i e t e m p l o s .
A l l í l e v a n t a n sus m u r o s
Ricos teocallis severos,
E n d o n d e el l u e g o s a g r a d o
P e r e n n e m e n t e está a r d i e n d o .
Y perdidos en la sombra
Del follaje de los c e d r o s ,
P ó r t i c o s y pabellones
Se elevan d e t r e c h o en t r e c h o .
El agua q u e fecundiza
Sus cultivados t e r r e n o s ,
Corre en sonoros cristales
P o r un acueducto i n m e n s o ,
Que al descansar sobre un vasto
T e r r a p l é n , desde m u y lejos,
V i e n e cruzando los valles,
L a s colinas, los o t e r o s ;
A g u a q u e al c o r r e r lijera
P o r canales y descensos,
Después de s u r t i r l a s fuentes,
L o s baños y los soberbios
E s t a n q u e s , y derramarse
o r los prados y los huertos,
R e t r a t a n d o en su c a m i n o
F l o r e s , hojas, aves, cielos,
I n q u i e t a , rauda y sonora
P o r riscosos v e r t e d e r o s ,
En bulliciosas cascadas
Se precipita á l o lejos ;
Y de tan grande belleza
V i e n e n á ser c o m p l e m e n t o ]
El aire q u e se respira,
Manso, perfumado, fresco;
El sol q u e dora los bosques
Cuando nace, y c u a n d o l e n t o
T r a s p o n e las grandes masas
De sombra q u e en los espesos
Follajes de la intrincada
Selva, anticipan el b e l l o
Crepúsculo de la tarde,
T a n m e l a n c ó l i c o y tierno ;
Las c u m b r e s de las montañas
Q u e o n d e a n en los e x t e n s o s
H o r i z o n t e s , la alta c i m a
De v o l c a n e s c o r p u l e n t o s ;
Sus picos q u e r e v e r b e r a n
Gomo diamantes inmensos,
J o y a s c o n q u e la n a t u r a
E n g a l a n a el U n i v e r s o ;
L o s l a g o s q u e á g r a n distancia
A z u l e a n al reflejo
D e los r a v o s d e la l u n a
Q u e van á q u e b r a r s e e n ellos ;
Y horizontes, luz, matices,
F u e n t e s , cascadas, s e n d e r o s ,
Aves, estanques, llanuras,
B o s q u e s , nubes, flores, c e r r o s ,
F o r m a n un t o d o , un c o n j u n t o
Tan armonioso y poético,
Que á T e z c o l z i n c o trasforma
E n un paraíso n u e v o .
En la más bella floresta
De a q u e l l o s sitios a m e n o s ,
Una sonorosa fuente
Esculpida con e s m e r o ,
Ostenta en mitad de ella
Una piedra de g r a n p e s o ,
En c u y o frontis p u l i d o ,
De j e r o g l í í i c o s l l e n o ,
Están
marcados
l<^
anos
Q u e el p o d e r o s o , el e x c e l s o
Nezahualcóyotl, d e a q u e l l a
Soberbia m o r a d a d u e ñ o ,
Ha rejido los d e s t i n o s
Del acolhuacano i m p e r i o ,
— 221 —
Y de sus g l o r i o s o s días
L o s m á s n o t a b l e s sucesos.
*
En o t r o estanque se m i r a
De p i e d r a un l e ó n i n m e n s o ,
Que hacia d o n d e el sol se p o n e
Mantiene los ojos puestos,
Y q u e asegura en su boca
Una efijie, q u e es perfecto
Trasunto de aquel monarca
Justo, sabio, g r a n d e , bueno,
í d o l o de sus vasallos,
F i r m e amparo de sus pueblos,
L u z de sus vastos dominios
Y admiración de los t i e m p o s !
¡ L o s t i e m p o s ! c u a n d o la m a n o
De l o s t i e m p o s inflexible
A ú n ' d e s t r o z a d o n o había
A q u e l l a s obras i n s i g n e s ;
Guando al p o d e r o s o a z o t e
De sus alas invisibles
A ú n sus m u r o s resistían
S o b r e sus c i m i e n t o s , f i r m e s ;
Guando n o se c o n t e m p l a b a n .
C o m o h o y , sus b o s q u e s sin l i n d e s ,
Sin agua, fuentes y e s t a n q u e s ,
Y e r m o s valles y p e n s i l e s ;
R u i n a s tantos p a l a c i o s ,
Cuyos trazos y a no e x i s t e n ,
Vil d e s p o j o de los siglos
Y d e las lleras r e d i l e s ;
Cuando aún sus t e m p l o s oían
L o s cantares de las vírjcnes
A z t e c a s , (pie idolatraban
A sus dioses i n v e n c i b l e s ;
Cuando aun no echaba la hierba
En sus e s c o m b r o s raíces,
Ni anidaban en sus honda*
Grietas, ora ño* r e p t i l e s ,
Nezahu.ili o y n l l , c r u z a n d o
Sun e n c a n t a d o » jardines,
En raudales de a r m o n í a
Daba alivio al pecho t r i t i o .
Allí d e 111 lira al e c o
Callaban auras h u m i l d e s ,
Y aquellas q u e en la enramada,
T ó r t o l a s amantes j i m e n .
A l l í , al s o n de sus acentos
Se encendían los matices
De las flores, y temblaban
Sobre sus tallos
flexibles;
A l l í recordaba a l e g r e
De sus años j u v e n i l e s
Las fuertes luchas marciales
Y las amorosas l i d e s ;
A l l í acataban sus leyes
L o s vasallos y los príncipes,
Las l e y e s á c u y o a m p a r o
F u e r o n sus t i e m p o s felices;
A l l í c o n c i b i ó su m e n t e
L a idea de un ser s u b l i m e ,
C r e a d o r del cielo y la tierra,
Que infinilos orbes r i j e ,
Dando al o l v i d o la extraña
Majestad de las efijies
De aquellos dioses, a m p a r o
De sus pueblos i n f e l i c e s ;
Y allí cantó en versos dulces
De la g l o r i a h u m a n a el triste
T é r m i n o , y l o pasajero
De sus grandezas ruines.
Y allí c o n Matlalzihuatzin
Guió, en fin, los infantiles
Pasos de N e z a h u a l p i l l i ,
H o n o r d e su egrejia estirpe.
EL SEÑOR DE ECATEPEC
AL
SR.
D.
MARIANO
ROJO.
ROMANCE I
El r e y T o t e o t z i n , t i r a n o
Y s e ñ o r d e los c h a l q u e s e s ,
Á q u i e n sus vasallos o d i a n
Y adulan p o r q u e l e t e m e n ;
A q u e l m o n a r c a q u e en d u r o
Corazón a l b e r g ó s i e m p r e
Del d e s p o t i s m o y la e n v i d i a
L a s e m p o n z o ñ a d a s sierpes,
T r a s una sangrienta lucha
En q u e c e t r o y h o n o r p i e r d e ,
V e n c i d o al fin p o r las a r m a s
D e los m e j i c a n o s , m u e r e .
L a s v e n c e d o r a s lejiones
D i v i d e n , e n t r e los r e y e s
De T a c u b a y de T e s c u c o ,
Que parte en la e m p r e s a t i e n e n ,
El botín y el señorío
Que su triunfo les o f r e c e ,
E n t r a n d o á saco y a fuego
Cuanto á las m a n o s les v i e n e .
Con h o n d a c ó l e r a Chalco
Sufre en silencio la m u e r t e
Que le trajeron á un t i e m p o
Desventuras y r e v e s e s .
A l i m p e r i o de la fuerza
H u n d e en el p o l v o la frente
Que tantos años erguida
Ciñó con v e r d e s laureles.
Y el p u e b l o en masa, q u e nunca
Perdona cuando aborrece,
Jura v e n g a r la victoria
D e sus contrarios valientes.
P o r eso do q u i e r l o s busca,
L e s hace c u a n t o mal p u e d e ;
P o r e s o , cual t i g r e fiero,
Ni se alimenta ni d u e r m e .
Y en la ciudad y en el c a m p o ,
Traidora, cobarde, aleve,
Hay s i e m p r e en la sombra envuelta.
Y a oculta m a n o q u e h i e r e ,
Y a una cuadrilla q u e roba,
Ó e n t r e las llamas e n v u e l v e
Palacios y cementeras,
Que en ceniza se c o n v i e r t e n .
Chalco, en fin, a v e r g o n z a d a ,
Sufrir el y u g o no p u e d e
Del i n d o m a b l e caudillo,
Del r e y p o d e r o s o y fuerte,
Del batallador insigne
Que el azteca i m p e r i o extiende,
Guerreando, del Sur al Norte,
Y del Levante al Oeste,
Sin que haya visto contraria
Nunca á la voluble suerte
—
221,
—
Que el enmascarado rostro
Hacia todos vientos vuelve,
Moteuczoma llhuicamina,
Kn fin, cuyas bravas huestes
Después de cruzar los montes
Por breñales y pendientes,
En las arenas del Golfo
Virtieron su sangre ardiente,
Domando á los huexotzingos,
Venciendo á los cotasteses.
E n una intrincada selva,
Guando el m a t u t i n o r a y o
Del sol apenas a l u m b r a
L a s r e j i o n e s de su ocaso ;
Cuando las aves del b o s q u e
S a c u d e n el sueño b l a n d o ,
Y al aire e n t r e g a n e l h i m n o
De sus m e l ó d i c o s cantos,
Omixtla, de Ecatepec
Señor, y del rey h e r m a n o ,
En una celada preso
F u é con otros m e j i c a n o s .
I n ú t i l m e n t e procuran
Defenderse en el asalto :
¡ I n ú t i l m e n t e ! las flechas
E n el carcaj se q u e d a r o n ,
Y asegurados y quietos
De la sorpresa en los lazos,
T a m b i é n se quedan, rabiosos,
En las espaldas los arcos.
I Buena presa á los chalqueses
L e s ha v e n i d o á las m a n o s !
j Qué ha de decir M o t e u c z o m a
Cuando cunda en sus estados
La nueva, y cuando le anuncien
Que está en rehenes su h e r m a n o ,
Y con acción tan villana
Sólo han q u e r i d o injuriarlo !
L
— m—
*
O m i x t l a , e n t a n t o , atraviesa
Con sus g u a r d i a n e s los c a m p o s ,
Y en m e d i o d e los g r o s e r o s
Denuestos del populacho,
Y del g o z o d e l o s g r a n d e s ,
Cruza las calles d e C h a l c o ,
D o n d e á prisión l e r e d u c e n
En un soberbio palacio.
•
C o n seductoras p r o m e s a s
Se afanan en c a u t i v a r l o ,
Y á su a m b i c i ó n y a su o r g u l l o
L e b r i n d a n o p i m o pasto.
L e o f r e c e n el á u r e o t r o n o
Que T o t e o t z i n ha m a n c h a d o
Con su sangre, y a q u e l c e t r o
Que fué del c r i m e n a m p a r o ;
Y al o f r e c é r s e l e saben
¡ A y , q u e el c o r a z ó n h u m a n o
Es d é b i l , y el alma c i e g a
Con el e s p l e n d o r del m a n d o !
E m p e r o , O m i x t l a su o í d o
Cierra á m e n d a c e s h a l a g o s ,
Su a l m a á locas a m b i c i o n e s ,
Y su c o r a z ó n al fausto;
Y p r ó d i g o de g r a n d e z a ,
Y d e lealtad a v a r o ,
D e su c o n c i e n c i a el a c e n t o
S ó l o escucha y el m a n d a t o .
•
Cansado de las ofertas
De los chalqueses, cansado
De sufrir en las prisiones
Padecimientos y agravios;
R e s u e l t o á p o n e r un c o t o
A l afán de sus contrarios,
O m i x t l a , que sus designios
Oculta discreto y cauto,
A c c e d i ó al fin, pero puso
P o r c o n d i c i ó n en el pacto
Que c o n los nobles celebra
P a r a ser su s o b e r a n o ,
Que en la gran plaza del T i a n g u i s (1)
Se levantase m u y alto,
Una estrecha plataforma
D o n d e sea c o r o n a d o ,
Para que mirarlo puedan
Sus j e n e r o s o s vasallos,
Y los q u e con él c a y e r o n
P r i s i o n e r o s en el c a m p o .
Consiente el p u e b l o , gustoso,
F r e n é t i c o de entusiasmo,
Y' en m e d i o de alegres vítores
C o m i e n z a á alzarse el tablado.
[V
Plaza del Mercado.
D e gala están los chalqueses,
Y la multitud festiva
Hacia la plaza d e T i a n g u i s
Alegre el paso encamina.
E l sol a p a r e c e , n u n c i o
D e un claro y risueño día,
Y ala c i u d a d , c o r o n a d a
D e flores m i l , i l u m i n a .
N o h a y un s e m b l a n t e q u e ufano
T r i b u t o al p l a c e r n o r i n d a ,
N i h a y un p e c h o q u e s o l l o c e ,
N i h a y un l a b i o q u e n o ría.
Alienta el p u e b l o animoso
Que sus v e n t u r a s p u b l i c a
Y la e s p e r a n z a r e c o b r a
Que y a j u z g a b a p e r d i d a .
El presente le sonríe,
El p o r v e n i r le acaricia,
Y en un oriente sin nubes
Un astro n u e v o divisa,
Un resplandor, una aurora,
Que lo seduce y reanima,
Y en horizontes extensos
Con luz irisada, brilla.
Frustrado juzga el designio
Del terrible llhuicamina,
Y que al lin se ha roto el yugo
Que á Méjico lo esclaviza;
Eso esperan los que en Chalco
— 231 —
Sus descalabros o l v i d a n ,
Y en el futuro m o n a r c a
Su v e n g a n z a y su o d i o fian.
Y a c o m b a t i e n d o al c o l o s o ,
Ó c o n él f o r m a n d o liga,
Sabrá d e v o l v e r al p u e b l o '
Su antigua s o b e r a n í a ;
Sabrá las glorias t o r n a r l e ,
L a libertad, las franquicias
Que o b t u v o en logradas horas
Y en m á s halagüeños días.
Magnífico es el t a b l a d o
Q u e c u b r e n s o b e r b i a s telas,
Magníficas las c o l u m n a s
Que su p l a n i c i e sustentanA l l í r e v u e l t a s espiran
De la m u c h e d u m b r e i n m e n s a
L a s o l a s , cual las del P o n t o
En p r o c e l o s a m a r e a .
Y fluye h i r v i e n t e y refluye
En b o c a - c a l l e s y p u e r t a s ,
Sin q u e h a y a d i q u e s e g u r o
A su curiosa i m p a c i e n c i a .
L o s m e j i c a n o s q u e fueron
P r e s o s c o n O m i x t l a esperan
En t o r n o á la p l a t a f o r m a ,
Que su señor aparezca.
Kl h u e h u e t l y el teponaztli I
En son a c o r d e r e s u e n a n ,
Y t o d o es zambra y c o n t e n t o ,
Y t o d o algazara y fiesta.
Al tin Omixtla aparece
Con la comitiva rejia,
Y el pueblo en \i\a» prorumpe.
Y unánime aplauso truena.
Invtru
u « n l o * d«< m n n x
O m i x t l a adelanta g r a v e ,
Al pié del tablado llega,
Y sube él s o l o , l l e v a n d o
Un r a m i l l e t e en la diestra.
. *
L l e g a d o el s o l e m n e instante,
L l e g a d a la hora s u p r e m a ,
P a r e c e el T i a n g u i s d e s i e r t o ,
¡ T a n g r a n d e silencio r e i n a !
E n t o n c e s de Omixtla altivo,
A n t e las turbas inquietas,
Sus sentimientos en tales
T é r m i n o s el labio e x p r e s a :
« Sabed, nobles m e j i c a n o s ,
S a b e d , g u e r r e r o s aztecas,
Que los chalqueses m e brindan
La c o r o n a de estas tierras;
Mas no permitan los dioses,
Y antes m i l veces perezca,
Que haga traición á mi patria
Y al r e y mi señor ofenda.
En más que la propia vida
Estimad la lealtad vuestra,
Y de tan g r a n d e enseñanza,
E j e m p l o mi m u e r t e sea. »
Al decir esto, hasta el borde
Del parapeto se a c e r c a ;
Y e r g u c noble y majestuosa
La frente altiva y serena;
T i e n d e al espacio la vista;
Su pupila centellea...
Se arroja desde la altura,
Y el pueblo e n m u d e c e y tiembla.
TLAHUICOLE.
A M A N U E L DOMÍNGUEZ ELIZALDE.
ROMANCE I
EL
PRISIONERO.
Tenuchtitlán y Tlaxcalan
E n continuas d i s e n s i o n e s ,
E n r o j e c e n c o n su s a n g r e
Selvas, llanuras y m o n t e s ,
A ñ o s tras años de e n c o n o ,
D e contiendas y d e h o r r o r e s ,
De e n t r a m b o s p u e b l o s a c r e c e n
El o d i o en sus almas t o r p e s ;
La plácida bienandanza
De a l e g r e paz d e s c o n o c e n ,
Y á su l i s o n j e r o h a l a g o
Las conveniencias o p o n e n .
Que el afán de p r o c u r a r s e
V í c t i m a s para sus d i o s e s ,
H a c e q u e la g u e r r a insana
Sin t é r m i n o se p r o l o n g u e ;
P u e s el q u e en la lucha c a e ,
Ó al e n e m i g o se a c o j e ,
Es al fin sacrificado
P o r bárbaros sacerdotes.
*
Los h u e x o t z i n g o s unidos
Á las aztecas l e j i o n e s ,
Y los bravos o t o m i t e s
De T l a x c a l a n defensores,
En m e d i o del c a m p o un día
Se encuentran, se r e c o n o c e n ,
Y d e ira i m p l a c a b l e llenos
A l c o m b a t e se disponen.
El sol, c o r o n a n d o al m u n d o
Con ardientes resplandores,
Baña de fértil llanura
L o s extensos h o r i z o n t e s ;
Y de un e x t r e m o y del o t r o
P a r t i e n d o los c a m p e o n e s .
Se a r r e m e t e n c o m o fieras
En brusco y t e r r i b l e c h o q u e .
Jefe de los o t o m i t e s
Es el bravo T l a b u i c o l e ,
El j e n e r a l t l a x c a l l e c a
De más brío y d e más n o m b r e .
El macuáhuitl que fulmina
Su fuerte b r a z o , es d i f o r m e ,
T a n t o , q u e apenas con a m b o s
P u e d e sostenerlo un h o m b r e .
De alta prosapia en su pecho
Se ajita su sangre noble,
(Jue abonan más q u e su estirpe
Sus jenerosas acciones.
F i e r o , cual s i e m p r e , á las huestes
De los huexotzingos c o r r e . . .
¡ A y de aquellos q u e á su paso,
Desventurados, se oponen !
—
23G —
Hiere, destroza, y do quiera
L a s c o m p a c t a s filas r o m p e
Del e n e m i g o , y l l e v a d o
De un furor al cual n o p o n e
C o t o ni m e d i d a , al c a b o
De los suyos a l e j ó s e ,
De la p r u d e n c i a o l v i d a n d o
Las saludables l e c c i o n e s ;
Y en un p a n t a n o se h u n d e ,
Do c o n m o v i m i e n t o s t o r p e s ,
A p e n a s para salvarle
Bastan sus fuerzas e n o r m e s .
Y a los c o n t r a r i o s le c e r c a n ,
A p r e h e n d e r l o se p r o p o n e n ,
En los o t o m i t e s c u n d e
lia c o n f u s i ó n , el d e s o r d e n ;
A l m i r a r s e sin su j e f e
El t e m a r les s o b r e c o j e ,
Y c o m o g u e r r e r a escuadra,
En m e d i o del m a r s a l o b r e ,
J u g u e t e va de las olas
Y furiosos a q u i l o n e s ,
A d e s t r o z a r s e en
las
peñas
Sin guía, r u m b o ni n o r t e .
A s i d e s b a n d a d o s li 11 \ en
En distintas d i r e c c i o n e s ,
Y su c o m p l e t a derrota
Van á ocultar á Ion m o n t e s .
El j e n e r a l t l a x e a l l e c a
Defiende M I \ i d a e n t ó n e o s .
L o i n i M i x » q u e s© defienden
Ku
su n i e \ . 1 l'<* l e o n e s ¡
^ al n u m e r o al fin
Lleno
cediendo.
de herida», rindióse,
Y d r ira r i e g o U
I» .r f j n » r ,
muerte,
p i d i e n d o .í
voces.
En una j a u l a a n c h u r o s a ,
De f o r m i d a b l e s b a r r o t e s
De madera, reforzados
Con toscas planchas d e b r o n c e ,
Sujeto de pies y manos
Al bravo caudillo ponen,
Y cautelosos le e n c i e r r a n
C o m o á los t i g r e s f e r o c e s .
D a n d o gritos de a l b o r o z o
L e c e r c a n d e escolta d o b l e ,
De la cual al frente se hallan
Algunos guerreros nobles.
Y mientras tanto, serena,
T i e n d e sus velos la n o c h e ,
Y c o m o una m a d r e ciñe
Entre sus brazos al o r b e ,
Á Tenuchtitlan la g r a n d e
Se dirijen, en buen o r d e n ,
P o r extraviados senderos,
Cautivo, escolta y señores.
» *
En una tarde apacible,
Los alegres callejones
De una huerta lloridosa,
De fuentes llena y primores,
Moteuczoma, el rey altivo
De Tenuchtitlan. recorre
Acompañado de algunos
De sus más diestros bufones,
Oue con chistes le solazan,
Y hacen que un punto se ahoguen
En el olvido las penas
De sus ocultos dolores.
Empero, en breve le saca
De tan dulces distracciones,
L a nueva de que han llegado
Al palacio embajadores,
Que á un enemigo le traen
Que por sus hechos conoce.
Para que juzgue y sentencie
Gomo quiera y se le antoje.
Llega á su presencia el reo
Con altivo y digno porte,
Y su jentil continente
La atención augusta absorbe.
E l rey sereno le mira,
Y en su rostro dibujóse
E l placer y una sonrisa
Que mal sus labios esconden.
Y en el caulivo lijando
Sus ojos, como carbones
Negros, decirle estas frases
Los circunstantes le oyen :
« Hasta mi oido ha l l e g a d o ,
Valeroso Tlahuicole,
La fama do tus proezas
Y el prestigio do tu
nombre;
Y pues tus hechos admiran
Cuantos tu valor conocen,
Justo es que yo te releve
Del castigo, y te p e r d o n e
Eres l i b r e , libre puedes
Volver á tus patrios bosque*.
Y que en m e d i o de los tuyoi
llfcuperes tu» h o n o r e s . •
El jencral tUicalteca
Que Con grande atombro o y ó l e ,
Serenándote un momento,
De vtte m o d u le rctpoiido
— 239 —
« Grande señor, y o a g r a d e z c o
El bien q u e tú m e p r o p o n e s ;
Mas p e r m i t e q u e r e h u s e ,
Y esto á ultraje no lo t o m e s ;
P u e s el q u e acepta sereno
D e sus e n e m i g o s favores,
Se e n v i l e c e y se d e g r a d a ,
Y es fuerza q u e se deshonre :
Quiero m o r i r con los m í o s ,
Que aún están en tus prisiones,
E n h o n o r de m i república
Y' para h o n o r de los dioses. »
Galla el j e n e r a l , y todos
L o s circunstantes le o y e n
Con a s o m b r o ; M o t e u c z o m a
Su dignidad r e c o n o c e ,
Y en m á s , con esto, lo estima,
Y por lo tanto, da orden
De q u e en su m i s m o palacio,
Cual lo m e r e c e , le alojen.
Y adularlo d e t e r m i n a ,
Y halagarlo se p r o p o n e ,
Y conquistar el cariño
De una alma tan g r a n d e y n o b l e .
LA
ORDEN.
P o r ignorados motivos
Q u e la h i s t o r i a n o r e v e l a ,
Declaran los michoacanos
Á T e n u c h t i t l á n la g u e r r a ;
Y Moteuczoma resuelve
M o v e r las huestes a z t e c a s ,
Y al frente de ellas q u e m a r c h e
Á Tiahuicole le ordena.
Obedece aquel mandato
El j e n e r a l T l a x c a l t e c a ,
Y parte á T l a x i m a l o y a n
Que es d e Michuacán frontera.
A l l í en terribles e n c u e n t r o s ,
D e su pericia da pruebas,
Y n u e v o s lauros añade
Á su gloriosa c a r r e r a .
Y a u n q u e triunfar p o r c o m p l e t o
N o l o g r a al fin con sus fuerzas,
Gran n ú m e r o de cautivos
A sus pendones sujeta.
Y con un botín m u y r i c o ,
Que es fruto de sus p r o e z a s ,
A la capital retorna,
Do el rey gozoso lo espera,
El cual los grandes servicios
Del caudillo r e c o m p e n s a ,
De Tlacatécatl b r i n d á n d o l e
Con la dignidad suprema.
Mas de n u e v o T l a h u i c o l e
Rehusa tan g r a n d e muestra
De distinción, d e c l a r a n d o
Que sólo m o r i r d e s e a ;
Y el m o n a r c a d e c i d i d o ,
Y a q u e c o m p l a c e r l o es fuerza,
Que sus deseos se c u m p l a n ,
Bien á su pesar, ordena.
uta** rom %».
11
EL
SUPLICIO.
Cerca del m a y o r t e o c a l i ,
S o b r e un terraplén m u y vasto
El t e m a l á c a t l , con b e l l o s
Bajos-relieves l a b r a d o ,
Descansa y ostenta l ú g u b r e ,
S o m b r í o c o m o un cadalso,
Su r e d o n d a superficie,
De mil crímenes teatro.
Era la t a r d e , y el p u e b l o
E n t o r n o de él a g o l p a d o ,
Que se presente la v í c t i m a
Espera con entusiasmo.
A l l í se v e á M o t e u c z o m a
Bajo d e un solio s e n t a d o ,
C u b i e r t o d e o r o , de plata,
De esmeraldas y topacios.
En t o r n o d e é l , la n o b l e z a
Y los altos d i g n a t a r i o s
D e las c o m a r c a s c e r c a n a s .
El l u j o o s t e n t a n y el f a u s t o .
Del temalácatl s o m b r í o ,
Nada más q u e algunos pasos,
Seis inmóviles teopixquis
Están c o n los o j o s b a j o s .
Su traje es n e g r o , y su c u o
D e s n u d o en p i e r n a s y b r a z o s ,
Con el t e o p a t l i d i v i n o
Se mira recién untado.
L l e v a n un b i r r e t e t o s c o ,
Negro también, y m u y amplio,
Y d e b a j o d e l cual salen
Sus fuertes c a b e l l o s l a r g o s ;
L a r g o s hasta el s u e l o , y s i e m p r e
C o n dos c o r d o n e s t r e n z a d o s ,
T e ñ i d o s c o n tinte e s p e s o
De h u m o de ocoll aromático.
Todos callan...'de repente.
L o m i s m o q u e el O c é a n o ,
Se ajita el p u e b l o , se a b r e ,
Y de uno y de o t r o l a d o
Deja una anchurosa calle
De fuertes muros humanos,
En c u y o e x t r e m o aparece,
Con noble desembarazo,
T l a h u i c o l e , el valeroso
Jencral republicano,
H é r o e de aquellos festejos,
Y de las miradas blanco.
Avanza lento y tranquilo
Con majestuoso p a s o ;
L l e g a al terraplén, y grave
La escalinata trepando,
Saluda al rey, que le mira
No con enojo, con pasmo ;
Y al temalácatl se sube
Con ánimo sosegado.
Allí espera un breve punto
Que un pié con un fuerte lazo
Le aseguren á la piedra
Que es de la lid escenario.
Danle después un chimaii,
— 2h\
—
E s c u d o de g r a n t a m a ñ o ,
Y un r n a c u á h u i t l q u e , a u n q u e c o r t o ,
E s t á fuerte y bien t a l l a d o .
L e d e j a n s o l o , en s e g u i d a
Sus o j o s g r a n d e s , a i r a d o s ,
Pasea en torno, y espera
T r a n q u i l o á sus a d v e r s a r i o s .
L l e g a el p r i m e r o , se m i r a n ,
Y d e s p u é s d e un c o r t o p l a z o ,
L e divide Tlahuicole
E n d o s , el c r á n e o , d e un t a j o .
S u b e en seguida el s e g u n d o ,
Otro después, y hasta c u a t r o ,
Y á los pies del tlaxcalteca
S u c u m b e n casi en el a c t o .
Grita el g e n t í o ; los aires
Se c o n m u e v e n ai aplauso
U n i v e r s a l , y la sangre
T i ñ e á t o r r e n t e s el m á r m o l .
Suben tres m á s . . . T l a h u i c o l e ,
L l e n o de heridas, j a d e a n d o ,
A ú n l o g r a v e n c e r l o s , aún
R i n d e al s é t i m o su b r a z o ,
Hasta q u e el ú l t i m o sube,
Y diestro ó afortunado
El arma le hunde en la frente,
Y se e s t r e m e c e de espanto.
E n t o n c e s , c o m o en el c o s o ,
L a fiera cae en el c h a r c o
De su sangre, h o n d o s mujidos
De m o r t a l furor l a n z a n d o ,
Así rueda T l a h u i c o l e
P o r el suelo, y en el acto
L o s t e o p i x q u i s , de su cuerpo
S a n g r i e n t o se a p o d e r a r o n .
*
Del gran Dios H u i c h t i l o p o x t l i
A n t e el t e m p l o v e n e r a n d o ,
S o b r e aquella piedra h o r r i b l e
De los sacrificios bárbaros,
El c u e r p o aún palpitante
De T l a h u i c o l e a c o s t a r o n ;
L e abren el p e c h o , le arrancan
El c o r a z ó n . . . ¡ h u m e a n d o !
Y en seguida los t e o p i x q u i s
Con él se acercan á lo alio
De la escalera, y arrojan
El cadáver m u t i l a d o .
*
Pasa una hora l e n t a m e n t e ,
H u y e el pueblo cabizbajo,
N a d i e hay en torno del triste
T e m a l á c a t l solitario...
Esperad... el n e g r o bulto
A v a n z a con lento paso,
De una mujer desolada
C o n un niño entre los brazos.
L l e g a . . . su triste sollozo
Cruza j i m i e n d o el e s p a c i o ;
Es el a m o r , es la esposa
Del j e n e r a l desdichado.
En T e n u c h l i t l á n cautiva
Con él estuvo tres años,
F u é de sus días el i d o l o ,
F u é su placer, fué su a m p a r o .
El llanto por sus pupilas
Brilló en trance tau a m a r g o ,
Su corazón o p r i m i e n d o ,
— 246 —
Su c o r a z ó n i n u n d a n d o ,
Hasta q u e e n t r a d a la n o c h e ,
Desfallecida al e s t r a g o
D e su d o l o r , mal apenas
P u d i e n d o a l e n t a r el paso,
Se r e t i r ó á su m o r a d a ,
M o m e n t o s en q u e a s o m a n d o
L a luna, bañaba en sangre
Sus m e l a n c ó l i c o s r a y o s .
MOTEUCZOMA
XOGOYOTZIN.
Á la Señora Doña Manuela Serrano de Valle.
PRIMERA
PARTE
ROMANCE 1
EL
ASTRÓLOGO.
En un salón espacioso
De aquel alcázar soberbio,
Que habitaron los monarcas
Del Anáhuac o p u l e n t o ,
En un salón que tapizan
Cien colgaduras de lienzo
B o r d a d o de o r o , y q u e ostenta
El rico artesón de c e d r o ,
Bajo un dosel de o r o y lino
Nácar incrustado en ébano,
Y sobre un banco de icpali
Está el rey n o n o de Méjico,
Moteuczoma el poderoso
Que no hace mucho que ha vuelto
•
D e una e x p e d i c i ó n f a m o s a
E n q u e ha p e r d i d o su e j é r c i t o ,
N o c o m b a t i e n d o cual s u e l e ,
C o n t r a el b e l i c o s o p u e b l o
De Amatlán, que rebelado
Tremola pendón guerrero,
S i n o al e m b a t e furioso
D e una t e m p e s t a d , q u e h a c i e n d o
D e s t r o z o g r a n d e en sus huestes,
L e obliga á tornar lijero
Á T e n u c h t i t l á n la h e r m o s a ,
Con los m i s e r a b l e s restos
D e una lejión c o m b a t i d a
P o r el c a n s a n c i o y el m i e d o ;
Q u e un p o r t e n t o s o c o m e t a
Su cauda enseña en el c i e l o ,
N u n c i o d e g r a n d e s desgracias
P a r a el t r o n o y para el r e i n o ;
Y p o r eso a c o n g o j a d o
Está el m o n a r c a en su a s i e n t o ,
E n t r a m b o s brazos c a í d o s ,
P e g a d a l a barba a l p e c h o ;
N i hace caso de un j i c a l i ( i )
Que de octli (2) e s p u m o s o l l e n o ,
L e ha p r e s e n t a d o una esclava
Que le sirve con e s m e r o ;
Ni una l u e n g a cana fuma
Q u e c o l m a tabaco b u e n o ,
Con t l i l x ó c h i l l (3) o l o r o s o
Y otras dos hierbas c o m p u e s t o ;
P u e s piensa s ó l o en q u e d i c e n
L o s n i g r o m a n t e s más viejo*,
Que el c o m e t a y el f r a c a s o
Que dispersó á sus g u e r r e r o s ,
(I)
\tto
uatural.
(?) Pulqui». licor
( ! ) Vainilla.
fcriiHiiUdo
que 'i«i«itrao
dol
maguey.
Y el i n c e n d i o r e p e n t i n o
D e las dos torres del t e m p l o ,
L e anuncian q u e de otra tierra,
Que está del A n á h u a c l e j o s ,
Y por el lado en que l u c e
El sol sus r a y o s p r i m e r o s ,
V e n d r á n en son de conquista
Á d e r r o c a r su g o b i e r n o ,
S o b r e palacios
flotantes,
A s o m b r o del universo,
H o m b r e s de c o l o r distinto
Y de distinto d i a l e c t o .
Y el vaticinio le infunde
Un t e m o r tanto más serio
Cuanto que Nezahualpilli,
R e y del tezcucano p u e b l o ,
Que fama alcanza de sabio
Y de clarísimo i n g e n i o ,
Y á quien M o t e u c z o m a tiene
P o r astrólogo s u p r e m o ,
Con pesadumbre le afirma
Que cuanto dicen es c i e r t o ,
Y se lo p r o b ó dos v e c e s ,
¡ Triunfando de él en el j u e g o !
Que era el azar el que daba,
P o r aquellos raros t i e m p o s ,
De extraordinarias costumbres
Y extraordinarios sucesos,
En las dudas más sencillas,
Y en los más arduos empeños,
La victoria al más t a i m a d o ,
Ó más astuto, ó más diestro.
Que está impaciente el monarca
Indica claro en su j e s t o ,
Y los instantes q u e corren
Se le hacen siglos e t e r n o s .
Á a l g u n o espera, no h a y duda,
P u e s al r u m o r más p e q u e ñ o
Quiere i n c o r p o r a r s e , y torna
Su s e m b l a n t e p l a c e n t e r o .
P e r o así c o m o en la oscura
N o c h e , cruza el
firmamento
Relámpago repentino,
Q u e d a n d o después más n e g r o ;
Así su s e m b l a n t e , t o r v o
V u e l v e á q u e d a r al m o m e n t o
Más airado y más s o m b r í o
Mientras m á s avanza el t i e m p o .
En alternativas tales
E s t á ; mas d e p r o n t o o y e n d o
C e r c a n o r u m o r de pasos,
Se alza del b a n c o , v i o l e n t o .
Y « v e t e , » á la sierva d i c e ,
« V e t e ; » y en el punto m e s m o
Se a b r i ó la rejia m a m p a r a
Que da e n t r a d a al a p o s e n t o ,
L a cual, después de dar paso
Á dos h o m b r e s , t o r n ó l u e g o
Á cerrarse, y quedó breve
R a t o la estancia en s i l e n c i o .
R o m p i ó l e al fin el m o n a r c a
D i r i j i é n d o s e al más v i e j o
D e los dos, q u e apenas p u e d e
T e n e r s e en sus pies d e h i e l o .
— « T ú , X ó l o e , q u e los d e s t i n o s
Penetras de hombres y pueblos, »
L e d i c e al h u m i l d e a n c i a n o
Que n o se a t r e v e ni á v e r l o ;
T ú q u e las n o c h e s te pasas
E n las estrellas l e y e n d o ,
P a r a a r r a n c a r uno á u n o
A l p o r v e n i r sus s e c r e t o s ;
Tú q u e en el estudio has visto
Á un siglo e n c o r v a r tu c u e r p o ,
L l e n a r tu frente de surcos
Y de escarcha tus cabellos,
D i m e si es c i e r t o el h o r r i b l e
H o r ó s c o p o q u e el funesto
R e y de A c o l h u a c á n descubre
De tu ciencia en los misterios. »
El a s t r ó l o g o , confuso,
P a r e c e de m á r m o l h e c h o ,
Según lo pálido y frío
Que está clavado en su puesto.
Di que mi p r i m o se engaña,
Y te c o l m a r é de o b s e q u i o s ,
Y te daré una hija mía
P a r a q u e te sirva, en p r e m i o . "
El sabio baja los o j o s ,
Con justa razón t e m i e n d o
L a cólera soberana
Que oculta el r e y con esfuerzo.
" Contesta, X ó l o e , no t e m a s . "
— Si tú lo m a n d a s . . . "
— '* L o q u i e r o . "
— N e z a h u a l p i l l i no m i e n t e . "
— ¿ L u e g o es la verdad ? "
— Es c i e r t o . "
Al c o m p r e n d e r Moteuczoma
Tan grande c o n v e n c i m i e n t o ,
En la áspera cabellera
Clava con furor sus d e d o s ;
Y ardiendo en ira, se v u e l v e
A l o t r o , que no m u y lejos
Está en a d e m á n sumiso,
Y e s j e n e r a l de su e j é r c i t o .
Y " d e ese infame, le d i c e ,
P r é n d e l e á la casa fuego,
44
4 4
44
44
4 4
Y m a n i a t a d o al instante
E n c i é r r a l o d e ella a d e n t r o ;
P a s t o sea d e las l l a m a s
Su t o r p e l e n g u a y su c u e r p o ,
Y basta las aguas del l a g o
L l e v e su c e n i z a el v i e n t o .
— " G r a n señor, si tú l o m a n d a s ,
Gran señor y o soy tu s i e r v o ,
G l a m a el infeliz a n c i a n o
I r g u i e n d o el s u l c a d o c u e l l o .
99
Si hallas p l a c e r en q u e m u e r a ,
G ó z a t e , pues, o b e d e z c o ;
S o y tu v a s a l l o , y h u m i l d e
T u majestad r e v e r e n c i o .
P e r o antes o y e : vacila
En tu débil m a n o el c e t r o ,
Y p r o n t o en ella otras j e n t e s
Pedazos vendrán á hacerlo ;
Caerás, sí... y o te lo j u r o ,
Y m a l d e c i r á n tus h e c h o s
L o s q u e h o y ansiosos te halaban
Y base son de tu i m p e r i o .
Y uno a quien tu m i s m a sangre
Da c a l o r v fuerte a l i e n t o ,
S o b r e tí su aguda Hecha
Será en lanzar el p r i m e r o . "
D i j o : de Mis n i t r o s
ojos
Se escapa u n fulgor siniestro,
Y tras un p o s t r e r saludo
Sale del r e c i n t o r e g i o .
Quedó solo el rey, mirando
De una gran «rutaría el bueco,
Y vio al s o l , \ • %"l p o i o r n l e
H u n d i é n d o t e u paso l u l o
Entre rojizos nublados,
C o m o j i r o n e s sangrientos,
A l u m b r ó su l a r g o rostro
Con m o r i b u n d o s reflejos.
O n R A - «MfTtCA*.
LOS
FUNERALES.
E l sol q u e en m i t a d d e l c i e l o
D e c l i n a c o n paso g r a v e ,
V e l a e n t r e nubes s o m b r í a s
Su f r e n t e augusta y r a d i a n t e .
L a s tristes aguas del l a g o
R i z a n sus t i b i o s cristales,
Y lánguidamente jimen
Bajo las alas d e l a i r e .
Tenuchtitlan aparece
C u b r i e n d o su bella i m a j e n
Con ese v e l o s o m b r í o
Que p r e c e d e á las catástrofes.
H o m b r e s , niños y m u j e r e s
V a n en silencio las calles
C r u z a n d o , c o n el d o l o r
R e t r a t a d o en l o s s e m b l a n t e s ;
T o d o s hacia T l a l t e l o l c o
Se dirijen sin h a b l a r s e ,
C o m o si á expresar su pena
Con los ojos les bastare.
S o b r e una estera de p a l m a s ,
En dos a l m o h a d o n e s g r a n d e s ,
D u e r m e P a p a n t z i n el sueño
Ú l t i m o de los m o r t a l e s .
Era princesa viuda
Do un g e n e r a l t o t o n a q u e ,
Á quien ella q u i s o m u c h o ,
De quien no pudo o l v i d a r s e .
Y fué su pesar tan h o n d o
En tan aflictivo lance,
Que con la viudez l l e g a r o n
P a d e c i m i e n t o s y achaques,
Sin q u e valieran r e m e d i o s
Contra sus físicos m a l e s ,
U n e el daño estaba en el alma.
Y esta no es fácil q u e sane.
En T l a l t e l o l c o vivía,
Donde g o b e r n a b a n antes
Ella y su esposo, y en donde
G o z ó placeres f u g a c e s ;
Y allí fué donde la muerte
Vino á curar sus pesares,
Velando los tristes ojos
Que lloraron sin cansarse.
Hermana de M o t e u c z o m a ,
Fué cariñosa, y añaden
Que el monarca la quería
C o m o nunca quiso á n a d i e ;
P o r eso ofrece en persona
Presidir los funerales;
Y en el palacio m o r t u o r i o
T o d o s están e s p e r á n d o l e ;
A d e n t r o , inmenso g e n t í o
Que bulle por todas partes,
l)r nobles hembras v esclavas.
De p l e b e y o s y de g r a n d e s ;
^ afuera y en d o b l e s lila*,
P«.i l o s l a d o s de la calle.
Mas ile cuatro mil guerreros
Vestidos con ricos trajes.
F o r m a d o s de*de la puerta
Del p a l a c i o , hasta la base
De un e l e v a d o edificio,
Une era el teocali más g r a n d e .
T o d o s c o n harta i m p a c i e n c i a
A n h e l a n q u e el rey n o t a r d e ,
A u n q u e por la hora p r e s u m e n
Oue no estará m u y distante.
»
»
L l e g a p o r fin M o t e u c z o m a
Y d e una litera bájase,
De d o l o r intenso d a n d o
I n e q u í v o c a s señales.
L l e v a un x u i h t i l m a t l i (1) a i r o s o ,
B o r d a d o con plumas de ave
Blancas y n e g r a s y azules,
G o m o las alas del á n a d e .
Cubre su augusta c a b e z a
El copilli (2) hecho c o n arte,
D e sutiles hojas de o r o
Salpicadas de d i a m a n t e s ,
Al través del cual se m i r a n
En el cabello trenzarse,
D e Quachíchtin y d e O c e l o
Las órdenes militares.
Y t i e n e los pies c a l z a d o s
Con zuelas de o r o b r i l l a n t e ,
Sujetas c o n trenzas d e h i l o
De plata y piedras q u e v a l e n .
V i e n e c o n su c o r t e t o d a
Y un s é q u i t o i n m e n s o trae
D e p r í n c i p e s y señores
(1) V e s t i d o que el rey usaba en palacio y en algunas ceremonias.
(2) Corona, especie do mitra pequeña.
Tributarios principales.
Y llegan en pos, y llegan
En o r d e n , según sus clases,
Ministros y m a y o r d o m o s ,
Bufones, criados y pajes.
T o d o s vestidos con plumas
Y adornados con collares
Do ametistas y esmeraldas.
En delicados e n g a r r e s .
('uando apenas del palacio
L l e g ó el rey á los umbrales.
Por la gran puerta salía
De la princesa el cadáver.
En vestirla se e s m e r a r o n
Con quince exquisitos trajes
M e d i o s con labores linas
De algodón de rica clase.
Iba rubicela de joya*
De plata y o r o , con jaspes
De abrillantados colores,
Dados con bruñido enmalle.
Y suspendida del labio
Una esmeralda m u y g r a n d e .
Saliendo bajo una máscara
Que le cubría el semblante.
Precedían al entierro
Los nubles ron M I estandarte.
Donde el escudo campea
De las insignias reales.
< í s t m i . ,
un , - m l . i negí i
En actitud di* lanzarse
Sobre un títere, que dispune
M i s
g a r r a s para el c o m b a t e .
Iba el m o n a r c a e n s e g u i d a ,
A n d a n d o c o n paso g r a v e
S o b r e esteras, p o r q u e el s u e l o
Con las plantas no t o c a s e ;
L u e g o la c o r t e , f o r m a n d o
Raro conjunto, admirable,
De tilmatlis (1) y c i m e r a s ,
Y e l m o s , armas y collares;
Después la m u e r t a , tendida
En angarillas de á l o e ,
P o r seis esclavos c a r g a d a ,
Que j i m e n sin c o n s o l a r s e .
Y van p o r ú l t i m o tristes,
Y llanto v e r t i e n d o á m a r e s ,
L o s t e o p i x q u i s ( 2 ) , q u e entonaban
Las cantigas funerales.
A s í en p r o c e s i ó n l l e g a r o n
A l atrio del t e m p l o g r a n d e ,
D o n d e en presencia d e todos
Y j u n t o al m i s m o c a d á v e r
Sacrificaron á m u c h o s
Que eran sus esclavos antes,
Y al capellán que atizaba
La l u m b r e d e sus altares.
T e r m i n a d a y a la h o r r i b l e
Ceremonia, q u e complace
A u n p u e b l o q u e más p a r e c e
De tigres (pie de s a l v a j e s ,
Desanda el m i s m o s e n d e r o
La p r o c e s i ó n , sin turbarse
E n n a d a el o r d e n
seguido ,
Y
sin
Un
De
que
eco
los
su
en
los
alma
llevasen
concurrentes,
lastimeros
aves
w
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I
I rjji'
lli-
que
las
l o » IJH'JlCAIl
?/ S»a» ortl.it.-*
puedas
M
del
templo
E s t r e m e c i e r o n los m á r t i r e s ,
Cuyos cuerpos comenzaban.
T i n t o s en caliente sangre,
Á r e c h i n a r e n la h o g u e r a ,
P a s t o de llamas v o r a c e s .
H a y en el m i s m o p a l a c i o ,
Y cultivado con arte,
L i n d o j a r d í n q u e un a r r o y o
R i e g a con mansos c r i s t a l e s ;
L e forman v e r d e s murallas,
Cien ahuehuetes j i g a n t e s ,
Y acequias lo deíienden
Y cercan p o r todas partes.
Brindan esencia á las auras
Y r e g o c i j o á las aves,
Flores de exquisito a r o m a
Y de variados e s m a l t e s ;
Y en un e x t r e m o hay un bosque
Cuyas ramas colosales
Se cruzan sobre una cueva
Do apenas circula el a i r e ,
Y de esta cueva no lejos,
ltodeado de tiernos árboles,
Un estanque trasparente
De clara linfa hace alarde,
En d o n d e Papantzin iba
F r e c u e n t e m e n t e á bañarse,
Cuando su velo de sombras
Pálidas tendía l a tarde ;
u , >i el tiempo estaba frío,
Sobre su b o r d e á sentarse,
Para gozar de las llores
Que crecen en los arriates,
A respirar e l aroma
Que de ellas el aura trae,
Y á buscar en sus recuerdos
U n c o n s u e l o á sus pesares.
-
260 —
E n l r e el e s t a n q u e y el b o s q u e
Sus pasos l e n t o s y g r a v e s
L a fúnebre c o m i t i v a
D e t u v o un s o l e m n e i n s t a n t e ,
É i n t r o d u c i e n d o en la c u e v a
Los n o b l e s restos m o r t a l e s ,
C u b r i e r o n la n e g r a b o c a
Con unos d e l g a d o s m á r m o l e s .
LA
REVELACIÓN.
En un gran salón o b l o n g o ,
El m i s m o en q u e daba audiencia
Moteuczoma Xocovotzin
Está sentado á la mesa :
Era esta una almohada dura
Cubierta d e fina tela,
C o m o la nieve de blanca,
Y c o m o la nieve tersa.
De barro del de Cholollan,
Sobre ella, exquisita y nueva,
Una costosa vajilla
Su rara labor ostenta,
Y en una copa de oro
Cincelada con destreza,
Que luce finos engastes
De conchas del mar y perlas.
Cubierto de espuma hirviente
Que su calidad revela,
Un chocólatl q u e perfuman
Varias olorosas hierbas,
Cautiva al rey que lo toma
Con un pan que le deleita.
Hecho de harina amasada
En blanca miel y con y e m a s .
Le acompañan sus ministros,
Cuatro mujeres m u y bellas,
Y T a p i a , su m a y o r d o m o ,
De la flor d e la n o b l e z a .
Estos son ú n i c a m e n t e
Q u i e n e s p r e s e n c i a n su sena;
Que á m á s d e e l l o s , para t o d o s
Están c e r r a d a s las p u e r t a s .
El m o n a r c a a q u e l l a t a r d e
De c o n t e n t o daba m u e s t r a s ;
Que n u n c a el p l a c e r se p u e d e
Ocultar, cual la t r i s t e z a .
Estaba l o c u a z , festivo,
Y en c o n t r a d e lo q u e cuentan
De la ruina de su i m p e r i o ,
Desata m o r d a z la l e n g u a ;
T
" E n v a n o los q u e consultan
— Decía — allá en las estrellas,
Intentan a m e d r e n t a r m e
Con proféticas sentencias.
Esta v e z N e z a h u a l p i l l i
Es i n n e g a b l e q u e y e r r a ,
Y q u e su j e n i o extravía
P o r los c a m p o s de la c i e n c i a .
D e l i r a . . . mas no m e asusta...
¡ Q u e r e y de A c o l i m a n no fuera! —
C o m o el o l r o e n t r e las l l a m a s
Me pagaría su ofensa. —
Él desazona á mis huestes
Que c o n sus augurios t i e m b l a n ;
S » d o y o me burlo d e e l l o s ,
S o l o y<> l o s m e n o s p r e c i a . "
Y
Con
al
decir
carcajadas
C o m o el
Y
esto,
que
»u
histéricas,
cobarde
miedo
reía
que
teme
desecha;
C o m o a q u e l q u e aliento y bríos
P o r aparentar se esfuerza,
Y en el s e m b l a n t e risueño
Lívido el t e m o r d e m u e s t r a .
I n t e r r u m p e el débil curso
De su risa descompuesta,
El q u e en palacio á tal hora
Cargo de ujier d e s e m p e ñ a ,
El cual, entrando en la estancia,
P a r ó s e j u n t o á la puerta
Y dijo así con voz g r a v e ,
Después de tres r e v e r e n c i a s ;
El señor r e y de T e s c u c o ,
Nezabualpilli, desea
Obtener del soberano
Una breve conferencia. "
Ó y e l o el m o n a r c a ; al punto
El torvo e n t r e c e j o pliega,
Y suda, y heladas gotas
P o r la ancha frente le ruedan ;
Y con t e m b l o r o s o l a b i o
Y acento que indica á leguas
Grande disgusto, que pase
El rey de T e s c u c o , ordena.
M
Hecho
Ambos
Y
monarcas
el t e s c i i c a i i o su
Expreso
*•
\
So
el s a l u d o
de
Señor,
quien
las
de
se
estilo,
sientan.
objeto
esta m a n e r a
:
tu
Papant/iu,
hermana
tu j u z g a b a s
gradas
del
muerta.
estanque
Que está de su turaba c e r c a ,
Salió esta t a r d e á g o z a r
D e la suave brisa fresca,
Placer q u e le agrada m u c h o ,
A n t i g u o y j e n i a l en e l l a .
A l o s o j o s de una niña
Que e n t r e las flores t r a v i e s a ,
B r i n c a n d o pasa las t a r d e s ,
G o m o s i e m p r e se p r e s e n t a :
P a p a n t z i n la l l a m a d u l c e
L a s tiernas m e j i l l a s besa,
Y c o n blanda v o z , q u e avise
A l m a y o r d o m o le r u e g a :
L a esposa d e este, á la súplica
Infantil, al sitio v u e l a ;
Y desvanecida cae
A l v e r allí á la p r i n c e s a .
L a niña l l o r a ; á sus g r i t o s
Innúmera jente llega,
Que c o n a s o m b r o i n d e c i b l e
T a n gran p r o d i j i o c o n t e m p l a .
T u h e r m a n a á t o d o s les habla,
L e s c o n v e n c e y les consuela,
Y q u e m e l l a m e n les pide
Á los q u e allí la r o d e a n .
Y o la he v i s t o , y en su n o m b r e
T e suplico, q u e sin t r e g u a ,
Á T l a l t e l o l c o te l l e g u e s
Q u e en su palacio te espera.
Dice así N e z a h u a l p i l l i ,
Y M o t e u c z o m a , q u e apenas
P u e d e respirar, so o p r i m e
L a vacilante cabeza.
Kl c o r a z ó n se l e s a l t a
Y en rudos v u e l c o s g o l p e a
El débil p e c h o angustiado,
Que e s ' p a r a él c á r c e l estrecha
— 26o —
Hasta que al fiu e n t r e a b r i e n d o
La boca q u e n i e v e alienta,
Con e n t r e c o r t a d a s frases
Y mal c o m b i n a d a s señas,
Órd ena al ujier q u e al punió
L e acerquen la ancha litera,
En la cual, á p o c o r a t o ,
Con el rey su p r i m o entra,
Y al palacio se dirije,
Donde su h e r m a n a lo espera,
P o r el t e m o r d o m i n a d o
Á la par que de impaciencia.
En un banco de agalloco ( ! )
Con albas talas cubierta,
Eslá Papantzin sentada
Muy pálida, aunque serena.
Ocho esclavas la acarician.
One lloran de g o z o al verla,
Y del x o e h i o r ó t z o t l (2) grande
Preciosa r e s i n a ' q u e m a n ;
H u m o que en loor de los dioses
Sencillas cantigas lleva,
P o r el favor q u e reciben
Y p o r el bien que les prestan.
Que su h e r m a n o niegue el hecho
T e m e la n o b l e princesa,
Y otra segunda embajada
A dirijirle se apresta,
Cuando o y e ruido de pasos
Y ve a Moteuczoma q u e entra;
M o t e u c z o m a , que al mirarla
I
Mor.
— im —
G o m o una estatua se q u e d a .
¡ Era c i e r t o ! d e la d u d a
N o l o e n v u e l v e n las t i n i e b l a s ,
Y tal m i l a g r o p a t e n t e
A n t e sus o j o s se m u e s t r a .
— " A y e r la e n t e r r é " — m u r m u r a
El r e y c o n faz d e s c o m p u e s t a ,
Y se d e s p l o m a en un b a n c o
Que dos m u j e r e s le a c e r c a n .
S e p u l c r a l es el s i l e n c i o
Que en la ancha c á m a r a reina,
Y á que hable Papantzin todos
Los circunstantes esperan;
Quien a r r e g l a n d o su traje,
Después de p e d i r la v e n i a ,
Con v o z débil y a r g e n t i n a , ]
Así su r e l a t o e m p i e z a :
" S e ñ o r , c u a n d o en los b r a z o s de los m í o s
Dejé de respirar, tal v e z n o m u e r t a ,
Falta sí de s e n t i d o , hálleme sola,
Sola y en m e d i o d e llanura extensa.
Ni un á r b o l , ni una flor, ni planta alguna
Miraba en su e x t e n s i ó n á r i d a y seca;
Ni a r r o y o m a n s o , ni sonora fuente,
Ni ave j e n t i l , ni c o r p u l e n t a fiera.
S ó l o y cerca del sitio en q u e y o estaba
I b a a r r a s t r a n d o su c o r r i e n t e i n m e n s a
Un caudaloso r í o , cuyas olas
Unas tras otras con fragor estrella.
Al espantoso ruido que llevaba
Sentí helarse la sangre de mis venas,
Y á cruzar una fuerza me impelía
La mole de sus ondas v e r d i n e g r a s .
Resuelta estaba ya, mi pié desnudo
Tocaba el agua con la planta inquieta,
Cuando sentí una m a n o sobre el h o m b r o .
Y un acento escuché q u e dijo : " espera. "
A l c é la vista, y á los ojos míos
A p a r e c i ó u n d o n c e l , de forma esbelta,
V e s t i d o con u n traje r e l u c i e n t e ,
( l o m o la blanca luz de las estrellas.
Sostenido en el aire parecía
El t l a u q u e c h o l q u e majestuoso vuela
Con dos alas de plumas vaporosas,
Sonrosadas, flotantes y lijeras.
" E s p e r a , sí, m e d i j o , no es aún t i e m p o
De que intentes ganar la orilla o p u e s t a ;
Hay un Dios q u e te q u i e r e y te c o n o c e .
Y p o r eso á la fin serás su sierva."
De allí el gallardo j o v e n m e condujo
C a m i n a n d o por la húmeda ribera,
K n d o n d e vi esparcidos muchos huesos,
Y pálidas y humanas calaveras.
Y á escuchar c o m e n c é tristes j e m i d o s
Une el pecho m e rasgaban con fiereza,
P u n z a n d o cada p o r o de mi cuerpo
Un espantoso frío que aún me hiela.
T o r n é l u e g o á mirar hacia las olas,
Y sobre el filo de sus blancas crestas.
Unas barcas e n o r m e s n a v e g a n d o
A un asombrada vista se presentan.
Y en ellas, rev de Anáhuac, unos h o m b r e s
De distinto vestir de nuestra tierra,
Con escamas de plata sobre el busto,
Y y e l m o s de metal en la cabeza.
Los M con estandartes en las manos,
D e blanco cutis y mirada fiera,
Teñidas la* mejillas d e a c h i o t e ,
Con U n i o s d e c o r a l y b a r b a s negras.
Entonces e l doncel que sonreía
D e l profundo estupor d e q u e e r a presa,
Mirándome con o j o s compasivos,
Á h a b l a r m e c o m e n z ó d e esta m a n e r a :
" D i o s q u i e r e q u e en e l m u n d o t o d a v í a
A r r a s t r e s l a r g o t i e m p o tu c a d e n a ,
Y d e g r a n d e s r e v u e l t a s y batallas
Que a q u í s o b r e v e n d r á n , t e s t i g o seas.
Los j e m i d o s t r i s t í s i m o s q u e oiste
De este r í o en las m á r j e n e s d e s i e r t a s ,
Son a y e s del d o l o r d e tus m a y o r e s
Que sufren c r u d a , p e r e n n a l c o n d e n a .
Son los g r i t o s d e angustia q u e p r o v o c a n
Las culpas infinitas d e l q u e y e r r a ;
Las culpas q u e en el a l m a se castigan
Con h o r r i b l e s t o r m e n t o s q u e n o cesan.
Y esos h o m b r e s q u e l l e g a n en la barca,
A tu patria infeliz traen la g u e r r a ;
Y dueños y señores absolutos,
Con las a r m a s , al fin, serán de ella :
P u b l i c a r á n c o n su victoria el n o m b r e
Del H a c e d o r del c i e l o y de la tierra,
Y arrojarán los í d o l o s d e b a r r o
Donde la luz del sol nunca p e n e t r a .
Y c u a n d o el b a ñ o santo se p r o m u l g u e ,
Serás en r e c i b i r l o la p r i m e r a ;
Para q u e á los d e m á s d e e j e m p l o sirvas
Con ritos n u e v o s y o r a c i o n e s nuevas.*'
Al decir e s t a s palabras
Envuelto entre nubes densas,
Desapareeió el uianeebo
Arrebatado por ellas.
Senil en un | M T ! I O la sida,
ftenti renacer m l i fuerzai,
^
«LEÍ
REEINTU
V»T!LBH»
Saqué la planta lijera;
D un tumba A leve impulso
Cayo U delgada piedra
Lo demás, ya tú lo sabes,
Gran Señor, haz lo que quieras."
Galló Papanlzin; atónito
Kl gran Moteuczoma queda,
Y ni una sílaba escasa
Puede articular su lengua.
La blanda silla abandona,
Nublada la frente rejia.
Dando en el rostro señales
De lo que en su pecho lleva.
Que hay sensaciones tan hondas
Que no en frases se revelan,
Que pesan tanto en el alma
Que dentro el alma se quedan.
S a l i ó sin
mirar
a nadie,
De casa de la princesa,
Y retiróse á u n palacio
O n e triste y d e luto era.
Donde
^
largas
paso
largo*
uoehes
día*
inquietas,
\ acerbo a y u n o entregado
Y ú su llanto y á sus penas.
H *
L A l'lt I M I M A
l'AHIt
SEGUNDA
PARTE
ROMANCE I
LA
RECEPCIÓN.
E n t r e un m a r s u r c a d o apenas
Y un m u n d o d e s c o n o c i d o ,
H e r n á n Cortés, t e m e r a r i o ,
Manda q u e m a r sus n a v i o s .
Un p u ñ a d o d e v a l i e n t e s
C o n t e m p l a tanto h e r o i s m o ,
Y~ cada cual se p r o p o n e
V o l v e r al suelo n a t i v o ;
T o r n a r á la patria un día,
P e r o de la patria d i g n o ,
Ó p e r e c e r en la lucha
Si n o p u e d e c o n s e g u i r l o .
A r d e n las barcas, y el f u e g o
A l u m b r a el m a r cristalino,
Reflejándose en las nubes
Con brillante c o l o r i d o ,
C o m o una aurora de g l o r i a
Que anuncia, tras de un m a r t i r i o
L a r g o y p e n o s o , felices
A ñ o s en ventura ricos.
Y que los n o m b r e s de aquellos
-
21i
-
Soldados esclarecidos,
Vivirán eternamente
Por los siglos de los siglos.
Viniendo de Ixtapalapan,
Pasado Mexicaltzingo,
Coyohuacán y Mixcoac,
En un punto en que el camino
Se parte en dos, se detuvo
A q u e l ilustre caudillo
Que un mundo arrojó valiente
Á los pies de Garlos quinto.
Hernán Cortés, rodeado
De un ejército m e z q u i n o
En n ú m e r o , pero g r a n d e
P o r lo b r a v o y a g u e r r i d o ,
R e c i b i ó los parabienes
De dos m i l g u e r r e r o s i n d i o s ,
Q u e e n n o m b r e d e su m o n a r c a
Salieron á recibirlo.
Todos esmeradamente
Alhajados y vestidos,
P a s a r o n a n t e sus o j o s
Humillándose sumisos,
T o c a n d o la t i e r r a , y l u e g o ,
B e s á n d o s e al p u n t o m i s m o
L a s m a n o s , q u e e n t r e ellos era
L a c e r e m o n i a de e s t i l o .
T e r m i n a d o este a p a r a t o ,
S i g u i ó su m a r c h a el a l t i v o
Jeneral, y á media legua
D e M é j i c o t u v o aviso
D e q u e el m o n a r c a d e A n á h u a c
Ir á su e n c u e n t r o ha q u e r i d o ,
Para rendirle homenaje
Y a d m i r a c i ó n , d e q u e es d i g n o
H o m b r e q u e así se r o d e a
D e t a l f a m a , y tal p r e s t i j i o
Ha c o n q u i s t a d o e n sus vastos
Y poderosos dominios.
*
E n una l i t e r a h e r m o s a ,
De c e d r o en labores r i c o ,
Y reforzado con planchas
D e plata y o r o b r u ñ i d o ,
Bajo u n p a r a s o l q u e f o r m a n
Cuatro abiertos abanicos
D e p l u m a s rojas y v e r d e s
Sujetas c o n b l a n c o s h i l o s ,
Q u e e n el v é r t i c e , e n t r e piedras
Q u e r o b a n al sol su b r i l l o ,
T i e n e una águila afianzando
N e g r a culebra en el p i c o ,
A p a r e c i ó el r e y de A n á h u a c
C o n aire g r a v e y t r a n q u i l o .
Sofocando de su p e c h o
El t u m u l t u o s o l a t i d o .
Más de doscientos señores
P r o f u s a m e n t e vestidos,
P e r o descalzos y andando
P o r los lados del c a m i n o ,
D e respeto en señal, iban
De tres nobles p r e c e d i d o s
Que llevaban en las manos
T r e s barras de o r o esculpido ;
De la majestad presente
Para el pueblo claro indicio.
P u e b l o que á su rey seguía
Sin penetrar sus designios,
C o m o su rey t e m e r o s o ,
Como su rey abatido,
Y enclavados en el suelo
Los húmedos ojos lijos.
Cuando cerca uno del otro
Aquellos dos enemigos,
Que tal vez nunca lo fueron
Según parece en los libros),
Se avistaron, un instante
Hirvió confuso el jentío,
C a d a cual buscando ansioso
Mejor puesto y mejor sitio;
Y aztecas y castellanos
Admiraron su atavío,
Kn tanto se detuvieron
El rey y el soldado ínclito.
Del brindón bajóse el uno
Con muestras de regocijo,
Y do la litera el otro
Con el semblante tranquilo;
Dejando mirar empero,
Kn sus ojos, repentino
Pavor que tras de los p á r p a d o s
Procura
esconder
solicito.
Que al ver tan de cerca al hombro.
Héroe de tantos prodijios,
Siente á su pesar que eriza
Su c u e r p o un escalofrío,
Y que le tiemblan las piernas
Y le tumba en los o i d o s
t o n acento pavoroso
La vos de sus adivinos.
Y de PapanUin sa acuerda.
Papantiin que en el recinto
De TUItelulco, aún asusta
Á los que m u e r t a la han v i s t o ;
Papantzin, q u e vive sola,
Y q u e absorta en su retiro
V e realizado el sueño
Que le e m b a r g ó los sentidos.
Cortés ante M o t e u c z o m a ,
Gallardo, aunque c o n m o v i d o ,
Hizo un saludo p r o f u n d o ,
Y el monarca hace lo m i s m o ;
Cortés le c u e l g a en el c u e l l o
De grandes cuentas d e v i d r i o
Un e n g a r z a d o rosario
Que desde E u r o p a ha t r a i d o ,
E intenta abrazarlo, p e r o
Se le o p o n e n los m i n i s t r o s ;
Que fuera gran d e s a c a t o
Esa m u e s t r a de c a r i ñ o .
¡ Quién e n t o n c e s les dijera !
| A y , q u i é n les h u b i e r a d i c h o
Que ha de sujetarlo un día,
N o c o n los b r a z o s a m i g o s ,
S i n o en o s c u r o a p o s e n t o ,
Con e s l a b o n a d o s g r i l l o s ! . . .
I Q u i é n e n t o n c e s l e s dijera !
; Q u i é n se los h u b i e r a d i c h o ! . . .
E l m o n a r c a c o n los o j o s
L e dio las g r a c i a s al í n c l i t o
E s p a ñ o l , p o r esa m u e s t r a
De a l é e l o n o p e r m i t i d o .
Y
Al
recompensa,
obsequioso
Con
dos
Del
caudillo,
collares
H e c h o s Con
cual
riendo,
de
gusto
pendían
nácar
exquisito,
algunos
Cangrejos de oro macizo,
Del natural imitando
Las formas y el colorido.
Después D E breves arengas,
Kn que se dieron recíprocos
Parabienes p o r la honra
U N O al mirarse han recibido.
So separaron entrambos,
Tomando rumbo distinto,
K l uno asaz caviloso
V el otro asaz pensativo.
Kl rey, para dirijirse
Via á su alcázar, seguido
De sus nobles y guerreros
U N E LE acompañan mohínos;
Y Cortés con Cuitlahuatzin
Del rey hermano querido,
V que con los españoles
Desde Ixtapalapan vino,
Hacia
un
i ei cano
palacio.
Murado y fuerte edificio
M u é supo admirar cual siempre
P o r l o grande y por l o limpio,
Y al cual entro con sus t r o p a s ,
L u í ellas envanecido,
Kn medio de U N populacho
n t i e el a i r e aturde con gritos.
LA
PRISIÓN.
Cortés estuvo seis lunas
En M é j i c o , t e m e r o s o
De t r a i c i o n e s y c e l a d a s ,
Que e r a n en n ú m e r o c o r t o
Sus t r o p a s , y bien podía
El r e y , si c a m b i a de m o d o
De pensar, en un m o m e n t o
Exterminarlos á todos.
Y un p e n s a m i e n t o c o n c i b e
Que p o r l o a t r e v i d o , l o c o
P a r e c i ó l e algunas horas
Á su espíritu c e l o s o ;
P e r o consultando luego
Con sus capitanes d o c t o s ,
Se obstina más en su idea,
Que en ellos e n c u e n t r a a p o y o ,
Y resuelve apoderarse
De M o t e u c z o m a , q u e es sólo
El m e d i o de o s l a r s e g u r o
En lugar tan p e l i g r o s o .
Y va r o n sus c o m p a ñ e r o *
A l \ a r a d o , Ordaz y o t r o s ,
Y con Marina, la india,
Que era el i m á n de s u s o j o s ,
\ pal,icio, y pide a u d i e n c i a ,
Y obteniéndola, animosos
Invaden la rejia estancia
A poner su plan en logro;
IMan gigantesco que puede
De agudo delirio, aborto
Parecer... empero tuvo
Término breve Y famoso.
Cortés desplega el primero
Los labios, Y en su socorro
Llamando a t o d a su astucia,
Comenzó á hablar de este modo :
1 4
—
Vengo, gran R E Y , Á decirte
U N E tu vasallo el odioso
Señor de Nauhtlan (funesta
Nueva que adquirí h a c e p o r . . ,
Sé Q U E hostiliza Á l o s míos
Kn Veracruz. y que ha roto
Kl juramento sagrado
Que en tu nombre hizo á n o s o t r o s .
M a t a n d o a l^ealante. jefe
Denodado >• valeroso
Que pereció batallando,
\ quien c o m o hermano l l o r o .
Y pues que d e t a l M I C O S O
I e dan
por autor, no a otro,
Queriendo a mi soberano
Cuenta cumplida dar pronto
Y satisfacción bastante
I le u n ak'i a \ m t a n
notorio,
Vengo á saber tus disculpa»,
Y si por buenas las tomo. ..
Al escuchar tales frases.
Se alia el rey: miedo Y enojo
Pinta en su fax, Y bajando
lio» escalones del solio :
— " Mis eiirmipi» ta engañan, , .
hice al Un coi» agrio tono :
" Yo a mi palabra no ( A L T O .
Y . u p o i atmtado ignoro.
Y si es el S e ñ o r d e Nauhtlan
Culpable, y o te r e s p o n d o
De q u e será castigado
Como cumpla á mi d e c o r o . ,,
u
—
N o d u d o , replica el h é r o e ,
Que la c a l u m n i a á tu rostro
P r e t e n d a lanzar, inicua,
Negro baldón afrentoso;
P o r lo mismo y o pretendo,
Para que conozcan todos
L a e s t i m a c i ó n q u e nos t i e n e s ,
De perfidia sin a s o m o ,
Y para q u e el r e y mi a m o
Se satisfaga del t o d o ,
Que vengas á m i s cuarteles
Á vivir entre nosotros. ,,
Dos m á s escalones baja
M o t e u c z o m a , y clava absorto
En H e r n á n C o r t é s , abiertos
E n o r m e m e n t e , los o j o s .
— " Y ¿ c ó m o q u i e r e s , le d i c e ,
Que sin d e g r a d a r m e , c ó m o ,
Me deje prender, hundiendo
Mi d i g n i d a d e n t r e el l o d o ?
Y si c o n s i e n t o , ¿ tú crees
Que a b a n d o n a d o á mí p r o p i o
M e dejarán m i s vasallos
Prisionero entre vosotros?
N a d a c o n t e n d r á el t o r r e n t e
De su furia v d e su e n c o n o ,
Y a y u d a d o s d e los dioses
V o l a r á n en mi s o c o r r o ! "
El
español
Seguro
y
ron
con
gran
acento
aplomo,
A t u s á n d o s e el b i g o t e ,
L e contesta d e e s t e m o d o :
— ¿ P o r q u é ha d e e x t r a ñ a r tu p u e b l o
4 4
Que nos des un testimonio
De amistad? Si en mis cuarteles
Vivió tu padre el glorioso
Axayácatl, es m u y justo
Que bajo el techo que mozo
dio abrigo,
Te
detei m i n e s
Buscar tranquilo reposo;
Dando además una prueba
A tus pueblos numerosos,
D e l afecto que nos guarda*
Del corazón en el fondo.
Mas si es que intentan los tuyos
Algo contra mi, no somos
Débiles mujeres míseras
Sin amparo y sin apoyo ;
Armas tengo y brazos fuertes
Y proyectiles de plomo,
Y ; vive Dios! q u e con ellos
>.ihre
ea>ligar su a r r o j o . "
Con fax color de ceniza
Kl rey escuchaba atónito,
lindando
Pul
eada
Midor
uno
de
la
fíenle
M I S
putos;
Y la vista revolviendo
Con grandes muestras de asombro.
La posa al fin en Marina
Interrogándole absorto.
I II e^te
momento
uno
D e los capitanes, rojo
De colera, y del buen éxito
De la empresa temeroso,
Mirando que el rey vacila
Y que su miedo os notorio,
Dinjiendote a su j e f e
Clama con acento ronco.
— "Sellen»* ya nuetlros labio*.
\ «llanos la fuena tolo.
U q u e aquí pierda la vida
Si nos c o n o c e tan p o c o . "
Y dando claras señales
De b r í o con aire t o r v o
G o l p e ó la acerada diestra
Del espadín en el p o m o .
T o r n a el r e y más a z o r a d o ,
Más pálido y t e m b l o r o s o ,
Á interrogar á Marina
Con los r a y o s d e sus ojos,
Y esta le d i c e q u e acceda
Á lo q u e p i d e n , g u s t o s o ;
Que aquellos h o m b r e s son tercos
Y están resueltos á t o d o .
Que a c c e d a , y será tratado
C o m o c u m p l e á su d e c o r o ,
Que en ello le iba la v i d a ;
Q u e se r e s o l v i e s e p r o n t o .
Y c e d i ó bajo el i m p u l s o
De un t e r r o r s u p e r s t i c i o s o
Que há t i e m p o l e han sujerido
P a p a n t z i n y los a s t r ó l o g o s .
J u z g ó y a l l e g a d o el t i e m p o
De bajar d e l alto s o l i o ,
C u m p l i e n d o c o n el m a n d a t o
De los dioses p o d e r o s o s .
En litera y c o n la g u a r d i a
De sus n o b l e s , salió á p o c o ,
Y al cuartel d e l c a s t e l l a n o
L l e g ó c o n d u c i d o en h o m b r o s ;
Y en un o s c u r o a p o s e n t o ,
Después de q u e d a r s e s o l o ,
D e j ó q u e c o r r i e r a el l l a n t o
I ' o r sus m e j i l l a s , c o p i o s o .
KL
COMIJATK.
Cortés partió á Cempoala
Donde estiba rebelado
Contra él. Panfilo Narváez
Con ochocientos soldados;
Y Moteuczoma cautivo
Queda en el ibero campo
Ha jo la ruda custodia
Del capitán Al varado.
Vencido quedó Narváez,
Y sin dar al tiempo plazo,
T o m ó á Méjico orgulloso
Del nuevo triunfo alcanzado.
Turbóse, empero, el contento
D e s n p e d i o sobrehumano,
Al encontrar á los suyos
I n g r a v e apuro a l a r m a d o s .
Pues halló que los guerreros
Y los nobles mejicanos,
Sufrir más tiempo no quieren
La prisión del soberano;
Y halló que disperso en masas
Hierve atroz el populacho,
Kn atoteas v torres
Y alrededor del palacio ;
Y á lo» españoles lanía
No M U perjuicio y estragos,
— ¿H-2 —
El p r o y e c t i l d e sus h o n d a s
Y el g o l p e a l e v e del d a r d o !
C o m b a t e s hay día á día
En las plazas y en los a t r i o s ,
Y a r r o y o s zanjan las calles
D e sangre roja de b r a v o s .
En su e n c i e r r o M o t e u c z o m a ,
D e s d e un b a l c ó n e n r e j a d o
En cotidianos combates
Y e m o r i r á sus v a s a l l o s ;
T
Y teme verlos vencidos
En la lucha al fin y a l j c a b o ,
Y q u e su r e i n o y su t r o n o
Q u e d e en p o d e r de los b l a n c o s .
Y . . . ¡ q u é tristes p e n s a m i e n t o s
Vinieron á fatigarlo
R o b á n d o l e el sueño d u l c e ,
L a grata paz y el descanso !
*
De las insignias reales
Vestido, y grande aparato,
E n la azotea m á s alta
D e su p r i s i ó n , r o d e a d o
D e sus decanos ministros
Y de un sacerdote a n c i a n o
Á q u i e n el p u e b l o v e n e r a
P o r su virtud y sus años,
Apareció Moteuczoma
Á su p u e b l o a l b o r o t a d o ,
Cuando en lucha f o r m i d a b l e
A z t e c a s y castellanos,
E n t r e alaridos de m u e r t e
Y cantares d e e n t u s i a s m o ,
P e l e a n con n o b l e brío
Y con d e n u e d o b i z a r r o ;
Cuando hispana artillería
Fuego vomita y espanto,
Muerte y exterminio cunde
Poblando de humo el espacio.
Al ver al rey, cesa todo,
Dóblanse frentes y manos,
Y un hondo silencio reina
Sin que ose nadie turbarlo.
Entonces se oye el acento
Solemne, sonoro y claro,
Del monarca que un instante
Pudo mandar á s u s labios,
Y exclamó: — ¡Subditos míos,
Nobles guerreros! si acaso
Por afecto á mi persona
Armasteis el fuerte brazo
Y hostilizáis á esos hombres,
Sabed que s o n mis aliados,
Y que en s u cuartel gustoso
l i n t re ellos la vida paso ;
Os agradezco el carino
Que me mostráis, y lo guardo,
Y yo sabré dignamente
Cual corresponde, premiarlo.
Si provoca vuestra cólera
Que el tiempo se haga ya largo
De su mansión en mi reino,
P r o n t o habrán de abandonarlo.
Pues q u e me lo han prometido
Y su palabra me han dado,
Y cumplirán lo que ofrecen,
M u é son valientes é hidalgos.
Cese asi, pues, vuestro encono
Y dejad de Inutilizarlos,
^ demostrad q u e sois fieles
Al señor que habei» j u r a d o
Ciega obediencia; cayendo
Si o*ai% hacer lo contrario.
L a c ó l e r a en vuestras frentes,
De los dioses i r r i t a d o s . "
E n s i l e n c i o aún m á s p r o f u n d o
Los guerreros aztecanos
Quedáronse sumerjidos,
P e r o sólo un b r e v e r a l o ;
P u e s cual s u e l e en la espesura
Del m o n t e e s c u c h a r s e a i r a d o
El r o n c o rujir d e l m i x t l i (1)
Que á su h a m b r e n o e n c u e n t r a p a s l o .
A s í se o y e la v o z ruda
De Q u a u h t e m o t z i n , q u e a l z a n d o
Con b r a z o n e r v u d o y fiero
La visera d e su c a s c o ,
C u b i e r t o d e sangre y l o d o ,
Y sus m i r a d a s fijando
En el augusto s e m b l a n t e ,
Clama c o n a c e n t o á s p e r o :
— " ¿ Y tú eres el q u e nos hablas
De esa m a n e r a , m e n g u a d o ?
¿ T ú el q u e baldonas mi estirpe
De nobles antepasados ?
¿ T ú el c o b a r d e , tú el q u e v e n d e s
La patria á viles e x t r a ñ o s .
Y el q u e p o r m i e d o se e n t r e g a
P r i s i o n e r o e n t r e sus m a n o s
Deja q u e c o r r a la s a n g r e ,
Si no has sabido e v i t a r l o ,
Y el débil huso y la rueca
Maneja torpe e n t r e t a n t o ,
7
Que
Aquí
l.i
mientras
muerle
Y moriremos
Los q u e
hilas
tranquilo,
esperamos,
ron
nucimos
V diciendo e-las
honra
honrados."
palabras
A s i ó t e m b l o r o s o el a r c o ,
Del cual contra el r e y al p u n i ó
P a r t i ó una flecha silbando.
G o m o las aguas del río
Al e n c o n t r a r á su paso
Corlada á pico, en las c u m b r e s .
La p e n d i e n t e de un b a r r a n c o ,
Gon ímpetu se desbordan
(indas tras ondas, rodando
Sin q u e la c o r r i e n t e pueda
Detener el curso raudo,
Así las hirvientes olas
De aquel atroz p o p u l a c h o .
De Quauhtcmntzin al punto
Kl torpe e j e m p l o i m i t a n d o ,
Se precipitan furiosas
Contra su rey i n d i g n a d o ;
Y de i m p r o p e r i o s y piedras
Puebla al instante el e s p a c i o .
Y aunque el noble M o t e u c z o m a .
De dos rodelas a r m a d o ,
Quiere defender el c u e r p o
Del furor de M I S vasallos,
llecibe en la augusta frente
l'n golpe de honda, y airado,
Al descubrirse, le clavan
Aguda Hecha en un b r a z o . . .
Se baña en M I sangre, cae.
De furia y de rabia pálido,
Y en hombros de M I S ministros
Ks conducido á s u r u a r l o .
; Cunde la horrible noticia;
Tiembla el \ il.»r castellano :
l.l p u e b l o
^ sigue
lia cuhiM.-ist.i
dando
el
asalto
EL
DELIRIO.
Un s o l o i n s t a n t e a p a r e c e
T r a s de los m o n t e s la luna,
Y el v i e n t o e n t o r n o á su frente
Torvo nublado acumula.
Ni un astro e r r a n t e en el c i e l o
Con pálida luz fulgura,
Y a l g o de fúnebre y triste
La c r e a c i ó n e n t e r a a n u n c i a .
Ruje el a q u i l ó n . L a n o c h e
Con densa, i m p a l p a b l e b r u m a ,
Ciudades, valles, montanas,
En la l o b r e g u e z sepulta ;
Y en el cuartel c a s t e l l a n o
C o m o siniestras y mudas
F a n t a s m a s , los c a b a l l e r o s
P o r los c o r r e d o r e s cruzan.
A l g u n o s de e l l o s s o m b r í o s
l'n triste l e c h o c i r c u n d a n ,
Kn una estancia pequeña
Q u e tétrica luz alumbra.
S o b r e u n a e s t r r a d e iczotl
I
•utl
qu»* cree» en el
liaceu aun ho) «lia,
l'alnia
BT
I
• o n t i . d f trunco elrvaduímo.
flua* r«t> ra*
con
U
Do lino a l g o d ó n y plumas,
Kl infeliz M o t e u c z o m a
Delira r o n faz di fu nía.
Contra su p u e b l o insólenle
Imprecaciones murmura,
Y nada más <|uc á su p u e b l o
Su horrenda desgracia i m p u l a .
Siéntase de p r o n t o atónito
S o b r e el l e c h o ; se espeluzna,
Y \ e á Xóloe entre llamas
Y entre torcidas c o l u m n a s
De h u m o d e n s o , q u e lo grila
Y que lo llena de injurias;
Y lo escarnece, r i e n d o ,
Y do su d o l o r se hurla.
— " Y a lo v e s , X ó l o e le d i c e ,
(luán barbara y cuan injusta
Fué tu «entonela ; ya m i r a s
Que mi p i e d i e r í ó n te a b r u m a . "
Y r í e Xóloe ; las llamas
P o r doquiera lo circundan,
Y el duro artesón q u e m a d o
Sobro él, al tin, se d e r r u m b a
(ion grande estrepido. U v e
Kl rey un g t i t o de f u r i a ,
Que más q u e los a q u i l o n e s
Fiero en sus oidos zumba,
Y una imprecación satánica
Que se pierde en la confusa
N u b l a d e la triste n o c h e .
Como M I c o n c i e n c i a , oscura.
Postrado e n el lecho c a e ,
De frío » u d o r la adusta
Frente cubierta, y abriendo
L o t O J O » , el agua busca.
La bebe y cou torpe man»*
Flaca pálida y convulsa
Q u i e r e a r r a n c a r d e su m e n t e
L a s v i s i o n e s q u e la t u r b a n .
En v a n o ; la p e s a d i l l a
V u e l v e , y o t r a , y otras m u c h a s ;
Sin q u e h a l l e n t é r m i n o d u l c e
Las penas q u e l e a t r i b u l a n .
Y e l treinta d e l m e s d e Junio
D e q u i n i e n t o s v e i n t e , á la una
D e la n o c h e , d e j ó el m u n d o
D e l cual n o g o z a r a n u n c a .
F u é g r a n d e y fué p o d e r o s o ,
Y justiciero; lo j u z g a
Así la historia, a u n q u e h a y a l g u i e n
Q u e d e i n h u m a n o l o acusa,
A c a s o ; p e r o si injusto
Fué, en situaciones algunas,
T a m b i é n era c o n su suerte
Cruel la c i e g a fortuna.
¿ Q u i é n es a q u e l q u e g o b i e r n a
Y un instante no tributa
T r i s t e h o m e n a j e a la ira
Que la razón sana ofusea ?
¿ Q u i é n , al l l e g a r á las puertas
De esa mansión, que es la última.
N o siente el pecho c u l p a b l e
Con fíero a g u i j ó n que pun/a V
Col l e s y sus e.ipil.un s.
Al ver ron pena profunda.
Coa las «onibras do la muerte
Velarte la frente augusta,
Lloraron Un tan siniestro,
Y fue aquel llanto la única
n f r r u d a al rajio cadáver,
tsobre rl polvo de la tumba
EL ULTIMO AZTECA
Á
la
m e m o r i a de m i
p a d r e el
Sr. Lic.
D. Juan Peón y
ROMANCE I
EL
SITIO.
Hernando Cortés al frente
De los españoles tercios,
Diezmados por Cuitlahuatzin
En una noche de d u e l o ,
Y con las huestes marciales
De aquel tlaxcalteca e j é r c i t o ,
Tan implacable en sus odios
Y al Anahuac tan funesto,
A Tenuchtitlán con grandes
Y poderosos aprestos,
Al anochecer de un día
Lo pone el último c e r c o .
Suena el tambor del teocali
Kn tan solemnes m o m e n t o s ,
Y su sonido los montes
Repercuten á lo lejos :
" (íuerra, " difunden los aires,
" Guerra, " repiten los ecos,
OBU\S rolTU K .
IT
Gano
Y q u e d a n las s e m e n t e r a s
Y los h o g a r e s d e s i e r t o s .
T o d o s á las a r m a s c o r r e n
Ebrios, y de odio sedientos,
Y d o n d e n o alzan t r i n c h e r a s
L l e n a n de fosos el s u e l o .
El b r o n c e t r u e n a , c o n m u e v e
L o s m u r o s en sus c i m i e n t o s ,
Y á su f u l g o r los a c e r o s
Brillan e n t r e el h u m o d e n s o ;
Se o y e n g r i t o s d e a g o n í a ,
C r e c e el h o r r o r d e l e s t r u e n d o ,
Y flechas, d a r d o s y p i e d r a s
El curso atajan del v i e n t o .
*
¡ G l o r i o s o s días de luto !
¡ G l o r i o s o s días a q u e l l o s
En q u e el altar d e la patria
Bañan en sangre los p u e b l o s ! !
La g r a n ciudad n o se r i n d e
Al conquistador ibero,
Ni d e los t r a i d o r e s terne
Al n ú m e r o ni al e s f u e r z o ;
P u e s C u a u h t e m o l z i n la guarda
En instantes tan s u p r e m o s ,
Y j u r a á los m e j i c a n o s
L i d i a r y m o r i r con e l l o s !
Avanzan lentos los días
Y lento avanza el a s e d i o ;
T r a s espantosos c o m b a l e s
Y formidables encuentros.
El astro azteca se eclipsa
— 2ÍM —
Envuelto en fúnebres velos,
Y cundo entre los sitiados
La angustia, no el desaliento.
La tierra se ha convertido
En u n panteón inmenso,
Y nadan en la laguna
Los cadáveres sangrientos.
Se oye de hambrientas mujeres
El m o r i b u n d o lamento,
Y devorando á sus hij«»s
Piden la muerte á los
cielos.
Los ancianos sacerdotes
Y los valientes guerreros,
Cruzan las calles inmundas,
Sombríos y macilentos.
Y tan espantoso ci/adro
Tal parece del infierno,
Á los resplandores fúnebres
De las llama* del incendio.
Se difunde hasta los campos
La fetidez de los muertos,
Une insepultos en las calles
Son de la lid pavimento.
Cortés, tan grande heroísmo
Y tanto infortunio tiendo,
Manda al rey una embajada
Con do» nobles prisioneros.
Pídele cese el estrago,
Y por decoroso* medio»,
Itinda la» arma», y entregue
La capital de »u reino.
Cujubteniotitu. indignado,
lie honor y con»taurij ejemplo,
Itecbaia ofci la» que juxga
P o r deshonrosos convenios ;
Y las citas y e m b a j a d a s ,
Y los constantes e m p e ñ o s
Del c o n q u i s t a d o r , r e c i b e
S i e m p r e d i g n o , s i e m p r e fiero.
Con el Cihuácoatl le envía
Á d e c i r q u e está r e s u e l t o
Á s u c u m b i r en la lucha
Sin a c e d e r a sus r u e g o s ;
Que á c o n f e r e n c i a r se n i e g a ,
One firme estará en su p u e s t o ,
Que q u i e n su d e b e r c o n o c e
P o r él s u c u m b e sin m i e d o .
Y el c a s t e l l a n o o r g u l l o s o
T a l e s razones o y e n d o ,
Ordena el ú l t i m o asalto
Y entra á la lid el p r i m e r o .
LA
PRISIÓN.
Defiende el azteca rudo
Con un valor i n d o m a b l e ,
El trono de sus m a y o r e s
Y su hacienda y sus h o g a r e s .
Y defiende más q u e todo,
P o r q u e más q u e l o d o vale,
De su nación infelice
Las augustas libertades.
Cuauhtemotzin valeroso
Resiste en plazas y calles,
De su terrible e n e m i g o
Al escuadrón formidable ;
Y resiste á sus empujes,
Bien, c o m o suele en los mares
Acorazado madero
De las olas el c o m b a t e .
N o abandona sus trincheras
Mas q u e cuando al suelo caen,
Ni desampara MIS fosos
Sino henchidos de cadáveres.
E m p e r o , desesperad»»,
Mira que la muerte a b a t e ,
< n i ñ o n i los e a i u p »s la chía
Siega la hoz incansable,
A la flor de sus guerreros,
Murallas de su estandarte,
Y a los n o b l e s q u e p e l e a n
En t o r n o s u y o l e a l e s .
C o m p r e n d e al c a b o el m o n a r c a
A l c o m e n z a r una t a r d e ,
De angustia lleno por d e n t r o ,
P o r fuera d e l o d o y s a n g r e ,
Q u e sus abatidas t r o p a s ,
Escasas y m i s e r a b l e s ,
Si c o m b a t i e n d o n o m u e r e n
V í c t i m a s serán del h a m b r e .
Con T e c u i c h p o t z i n su esposa,
Que es d e sus cuitas el ánjel,
Se acoje á débil piragua,
P r e s a el alma de coraje,
Y . a l p u e r t o de T l a l t e l o l c o
Vuela, sin imajinarse
Que en él Sandoval lo espera
Para impedir q u e se salve.
Cruzando van por el lago
Como bandadas de aves,
En rápidos barquichuelos
De todas formas y clases,
Mujeres, niños, ancianos
Y vencidos militares,
Que h u y e n de la s o l d a d e s c a ,
Del i n c e n d i o y d e l pillaje.
S a n d o v a l con o t r o s m u c h o s
C o r o n a p o r todas partes
El e x i g u o e m b a r c a d e r o
De T l a l t e l o l c o , y q u e pasen
I m p i d e á los fujitivos
Que en tan apurado trance,
Al r e m o , tan sólo, fian
Sus vidas y sus caudales.
Cuauhtemotzin llega al puerto,
Mas no sin que lo rechacen,
Y allí de n u e v o la lucha
Se traba en solemne instante.
Mas quiso su buena estrella
Que, entre otras muchas, burlase
Su piragua la custodia
De los rudos capitanes;
Y veloz c o m o las garzas,
Hiende los rojos cristales
De la laguna, y a libre
De su e n e m i g o j u z g á n d o s e .
P e r o García de Hulguin,
Que en las insignias reales
L e ha c o n o c i d o , bien pronto
Con su escuadra le da alcance.
Entonces el r e y , del fondo
De su e m b a r c a c i ó n alzándose,
Dirige i m p o t e n t e al c i e l o
Una mirada s a l v a j e ;
De su pecho en lo profundo,
P o r q u e á su rostro no salte,
Guarda su dolor, q u e apenas
Dentro de su pecho c a b e .
Sus Oechas arroja al v i e n t o ,
Su lanza pedazos h a c e ,
Y e c h a n d o al agua los r e m o s ,
L e dice á H o l g u í n c o n voz g r a v e :
" S o y tu p r i s i o n e r o ; sólo
P i d o q u e á la reina trates
Cual c o r r e s p o n d e á su * e \ o .
— —
Su condición y su c l a s e .
Y p a s a n d o c o n su espora
Á la castellana n a v e ,
S e v i o una s o m b r a de m u e r t e
C u b r i r su augusto s e m b l a n t e .
LA
KNTREVISTA.
A l g u n a s horas más tarde,
Ln una grande azotea,
Tapizada con alfombras
De España y linas esteras,
En m e d i o á la cual no há mucho
(Jne está servida una mesa
•Con exquisitos manjares
Y ricas frutas cubierta,
Á su ilustre prisionero
Hernando Corles espera,
De gozo intenso abrumado
Y de curiosa impaciencia.
Al Dn aparece el h é r o e ,
Y con lento paso llega
A M I v e n c e d o r , que grave
L e >aluda v se le acerca.
" M a l i l z i u . cuanto he p o d i d o ,
Exclama el monarca azteca,
Hice por mi augusto trono,
Y de mi pueblo en defensa ;
M a s su alto favor los dioses
Me negaron y aun me niegan :
Ya estoy en t u s manos, puedes
Hacer de mi lo que quieras."
Y de Cortés en el cinto
Viendo un puñal : " u con esa
r
A r m a q u í t a m e la v i d a ,
Que es para mí tan m o l e s t a , "
Añade, y retrocediendo
A l g u n o s pasos, espera
Con majestad soberana,
Del v e n c e d o r la respuesta.
E n t o n c e s el c a s t e l l a n o
L e d i c e afable : N o t e m a s ,
Q u e q u i e n c o n h o n o r se porta,
Es j u s t o q u e h o n o r e s t e n g a .
C o m o un v a l i e n t e has l u c h a d o ,
El v a l o r s i e m p r e se p r e m i a ,
Y de n o s o t r o s no esperes
Ni v i t u p e r i o s ni o f e n s a s . "
L u e g o del r e y se d e s p i d e ,
Que lo traten b i e n o r d e n a ,
L e r e p i t e sus palabras,
Sus p r o m e s a s le r e n u e v a .
Y . . . vanas fueron p o r c i e r t o
T a n seductoras p r o m e s a s :
I Ojalá q u e las callara !
¡ Ojalá n o las h i c i e r a !
4 4
EL
TORMENTO.
¡ N o hay botín ! la soldadesca,
Con la victoria, no o b t i e n e
El tan anhelado fruto
Después de tantos reveses.
Entre e s c o m b r o s y ceniza
Tenuchtitlan desparece
Y su asombrosa opulencia
En el misterio se e n v u e l v e .
Los v e n c e d o r e s altivos
El t i e m p o en buscarla p i e r d e n ,
Y en insaciable codicia
Escudriñan cuanto p u e d e n .
¿ E n d ó n d e están las riquezas
Que sorprender tantas veces
Soñaron en los palacios
De aquel fabuloso o r i e n t e ?
Murmuran los españoles,
Y m u r m u r a n de su j e f e ,
Que á Cuaubtemotzin no obliga
A q u e declare ó revele
Kn dónde guarda la tierra,
Dónde sepultados tiene
Los prodijiosos tesoros
Que apilaron tantos reyes.
Cortés las quejas escucha
De sus tropas, mas p r e v i e n e
Que n o se ultraje al m o n a r c a ,
Y se l e e s t i m e y r e s p e t e ;
Hasta q u e á su o í d o llegan
Viles r u m o r e s q u e ofenden
Á su h o n o r , y su d e c o r o
En l o más sensible h i e r e n .
E n t o n c e s , y en mala hora,
P a r a ese h o n o r q u e p r e t e n d e
Guardar l i m p i o , á las hablillas
D e la m u c h e d u m b r e c e d e ;
Y e n t r e g a r al r e y d i s p o n e
Á la c a t e r v a i n s o l e n t e ,
Sedienta de o r o , y hechura
Del tesorero A l d e r e t e ,
S e r q u e d e avaros instintos,
Más q u e n i n g u n o , sostiene
L a d e p r a v a d a avaricia
De aquella hidrópica jente,
Que d e l m o n a r c a y a d u e ñ a ,
P a r a q u e al m u n d o confiese
D ó n d e sus t e s o r o s g u a r d a ,
Darle tortura resuelve.
Y a las gasas n o c t u r n a l e s
S o b r e los m u n d o s se t i e n d e n
Á la p o s t r e r l l a m a r a d a
Del incendio de Occidente.
E l a r c á n j e l d e la n o c h e
Los célicos cirios prende,
L a s flores a b r e n su c á l i z ,
L a s auras en e l l o s d u e r m e n .
Su viaje p o s t r e r las aves
D e las m o n t a ñ a s e m p r e n d e n ,
L l e v a n d o su ó b o l o ú l t i m o ,
A l débil n i d o q u e t e j e n .
Mansa la n i e b l a y t r a n q u i l a
S o b r e los l l a n o s d e s c i e n d e ,
Y p l e g a n las m a r i p o s a s
L á n g u i d a s las alas l e v e s .
T o d o c o n v i d a al reposo
En aquella hora s o l e m n e ,
T o d o es tierno, todo es dulce,
T o d o es tristemente alegre.
E m p e r o en esos instantes
De misterioso deleite,
Entre las sombras un crimen
Se prepara lentamente.
En una estancia pequeña,
Á la luz mísera y tenue
De un viejo candil mohoso,
Que de un bajo techo p e n d e ;
Con el fúnebre aparato
Que el caso horrible requiere,
Se ha preparado el t o r m e n t o
Que e l noble rey sufrir d e b e .
A n t e una mesa cubierta
De un e n c a r n a d o tapete,
Con d u r o ademán siniestro
Están sentados tres j u e c e s ;
Enhiesto y e n m a s c a r a d o
Se mira de ellos enfrente.
Un v e r d u g o , a u n q u e verdugo*
Eran todos l o s presentes,
Y al traxés de las rendijas
De una entera q u e m a n t i e m
L a p u e r t a o c u l t a , y á un p a l i o
Da según l o q u e p a r e c e ,
P u e s d e vez en c u a n d o e l aire
Á bocanadas la m u e v e ,
De una h o g u e r a j i g a n t e s c a
Se m i r a e l fulgor p e r e n n e ,
Y de espadas y r o d e l a s ,
Cascos, corazas, b r o q u e l e s
Y lanzas, se v e n p o r ú l t i m o ,
T a p i z a d a s las p a r e d e s .
*»
Dos enlutados sayones
C o n d u c e n al r e y en b r e v e ,
A l cual sigue un tlaxcalteca
Que ha d e servirles de i n t é r p r e t e .
Á interrogarle comienzan
Y sorprenderlo pretenden,
Y de cuanto l e p r e g u n t e n
L e i n t i m a n q u e nada n i e g u e .
P e r o el f a m o s o c a u d i l l o ,
Que no t e m i ó ni á la m u e r t e ,
En el s i l e n c i o se o b s t i n a ,
C o m o si d e m á r m o l fuese,
Y rabiosas y cansadas
A q u e l l a s furias c r u e l e s ,
De la e n é r j i c a e n t e r e z a
De su v í c t i m a i n o c e n t e ,
Se a p o d e r a n d e ella al p u n t o ,
Con vil a l m a y faz a l e g r e ;
E n t r a m b a s r ú a n o s l e lijan
Á la espalda f u e r t e m e n t e ;
Y sujetándole á un p o t r o
Con v i g o r o s o s c o r d e l e " ,
L o s d e s n u d o s pies le bañan
Con resina y c o n a c e i t e :
Y bajo de ellos, muy cerca,
Un vivo fuego sostienen,
Para que en duro martirio
Se calcinen lentamente.
Kl cacique de Tlacopan,
Á quien le cabe igual suerte,
Se torna á su rey, y en ayes
Su dolor le hace presente.
Cuauhtomotzin, que sin calma
Le escucha, el semblante vuelve
Hacia él, y con duras frases,
Indignado, lo reprende.
« ¿Piensas que estoy en un baño
n entregadoá algún deleite? »
Le dice, y su labio frío
Como en antes enmudece.
¡ N i una queja, ni un sollozo
De a q u e l p e c h o se desprende,
Ni un músculo se contrae
Kn aquel rostro de nieve 1
»
Llega á Cortés la noticia
De la obstinación del héroe,
Su valor extraordinario
Estima en lo que merece;
Y reflexionando, acato,
En lo que al honor se debe,
Con órdenes terminantes
Manda que el tormento cese.
El poderoso mandato
Los tiranos obedecen,
Mal de su grado; y al punto
La tortura te suspende.
EL
SUPLICIO.
M a r c h a C o r t é s para H o n d u r a s ,
D o n d e Olid se le r e b e l a .
Y c o n d u c e c o n sus t r o p a s
G r a n d e s p e r t r e c h o s de g u e r r a .
L l e v a con él una p a r t e
D e la l e g i ó n t l a x c a l t e c a
Y á C u a u h t e m o t z i n con o t r o s
T a m b i é n prisioneros, lleva.
P u e s d e j á n d o l e en A n á h u a c ,
Deja su v i c t o r i a expuesta
A l prestijio q u e el m o n a r c a
A ú n en su i m p e r i o c o n s e r v a .
A l d e c l i n a r una tarde,
Diáfana, pura y serena,
El desdichado cautivo
D e T e n u c h t i t l á n se aleja.
A l l l e g a r á sus confines
T o r n a la vista hacia ella,
Y se detiene un instante
De honda congoja suprema.
Acaso un presentimiento
En su corazón se alberga,
Que, al mirarla, se figura
Que nn ha de volver á verla.
El porvenir por delante
L e ofrece brumas v nieblas,
Y detrás un mundo entero
De dulces recuerdos d e j a .
Tiende la vista del lago
Por lis tranquilas riberas,
Y por las calles tortuosas
Su pensamiento vaguea.
Y se agolpan á su mente.
Abrumada de tristeza,
Todas las dichas de su alma.
De su alma t o d a s las pena»».
Las que anidaba su pecho
Esperanzas lisonjeras.
Huyen, c o m o huyen dc\ ni ' o
Las golondrinas inquietas.
¡ Pero ellas acaso un d(a
Han de retornar contentas!
Mas «us esperanzas, nunca!
, A y , qué trúte es el perderla-!
;Goo qué amargura tan b u j i d >
Mira su ciudad ya muerta,
Y tras el prisma del llanto
Su desolación c o n t e m p l a !
Allí goao « o otro tiempo
De lascártela* parternas.
Allá fué actor y te»ti pro
Kn las nacional*» flesta».
Allí perdí., en un trgundo
Sus ilusiones postreras.
Allá vertieron su «angrr
Allí «ierra enó la ajeo a.
M i s alia v»u sa corona
tiorba aojdn j » en berra. .
i ilU su b i 6
«olear nunca
, Suelee * para tac oferta
T o d o eso en un b r e v e punto
Á sus o j o s se presenta,
Y n u b l a d o s p o r las l á g r i m a s
L o s baja al s u e l o , los c i e r r a ,
C o m o si d e n t r o de su a l m a ,
Viéndolo todo siguiera;
Y d e a q u e l sitio a r r a n c á n d o s e ,
P r o s i g u e su m a r c h a l e n t a .
Á la p r o v i n c i a d e A c u l a m ,
Después d e j o r n a d a s l u e n g a s ,
De miserias y trabajos,
Cortés y los suyos l l e g a n .
E n este l u g a r le anuncian
Q u e f o r m i d a b l e y secreta
C o n j u r a c i ó n y a sus redes
E x t i e n d e e n t r e los aztecas.
Q u e es C u a u h t e m o t z i n el j e f e
Torpe-lengua le revela,Y q u e ha d e estallar b i e n p r o n t o ,
Si p r o n t o n o l o r e m e d i a .
T e m e r o s o el c a s t e l l a n o ,
Da la noticia p o r c i e r t a ;
A l rejio c a u t i v o j u z g a ;
Y á la m u e r t e l o c o n d e n a .
H ú m e d a está la m a ñ a n a ,
Pálida amanece, y niega
El sol sus r a y o s d e o r o
Y su e s p l e n d o r á la esfera.
Dispersas al pié d e un m o n t e
Se v e n las h u m i l d e s tiendas
De un c a m p a m e n t o , y á trechos
Aún las fogatas humean.
Sobre la tienda más alta
El pendón de España ondea,
Señor de cielos tan puros
Y de tan vírjenes selvas;
Pendón que del mundo todo
Soberbio se enseñorea,
I Lástima es que sus colores
Un instante se oscurezcan 1
i Lástima es que en mala hora
Con sangre entinten su tela,
Sangre de un rey inocente
Que sube á la horca á perderla!
Á la orilla de un camino,
Que no lejos atraviesa,
Majestuosa y elevada
Sus ramas tiende una ceiba ;
Y de una de ellas robusta,
Está pendiente una cuerda,
En cuyo extremo flotante
Una lazada está hecha.
Más de doscientos guerreros
El árbol triste rodean,
Y ellos y el suplicio infame
A Cuauhlemotzin esperan.
A l Ün, aparece el reo,
Y su noble faz risueña,
Índica que el miedo nunca
llorada en su seno encuentra.
Y mirando allí á Cortés,
Que á duras penas sujeta
El inestimable brío
De una yegua cordobesa,
A él se dirije. y con calma
— 308 —
Sus p r o m e s a s l e r e c u e r d a ,
Y de tan g r a n d e injusticia
A m a r g a m e n t e se q u e j a .
Se queja, mas n o le pide
P e r d ó n , q u e p e d i r l o fuera
I n d i g n o d e q u i e n ha d a d o
D e su altivez tantas m u e s t r a s .
" D e l o q u e h o y haces c o n m i g o
P o r una i n f a m e s o s p e c h a ,
P i e n s a , l e d i c e , q u e al c i e l o
Has d e dar estrecha c u e n t a . "
Y c o n t i n u a n d o su m a r c h a
A l á r b o l siniestro l l e g a ,
Y es fama q u e un franciscano
Hasta a q u e l sitio l o d e j a .
A b s o r t o s los c i r c u n s t a n t e s ,
L a vista clavan en tierra ;
Se o y e un p r e g ó n ; el v e r d u g o
Del m o n a r c a se a p o d e r a ;
P a v o r o s o es el s i l e n c i o ,
T o d o s callan, todos t i e m b l a n ,
P a l i d e c e n los semblantes
Y se c u m p l e la sentencia.
POESÍAS LÍRICAS
A L C O N Q U I S T A D O R DE A N Á H U A C
DON
H E R N A N D O
C O R T E S
Sin que después haya visto
I I absorto mundo un hombre,
Que
de
IIKHNA*
C O B T É S al
lado
La historia imparcial coloque.
I i. D I Q D E D I R I T A S .
P a s o ! . . . Á través de la tiniebla umbría
De los r e m o t o s t i e m p o s ,
T i e n d a su v u e l o audaz la fantasía
Sobre las v e r d e s c u m b r e s ,
Del o p u l e n t o Anúhuac a t a l a y a ;
Y en las alas atónitas del viento,
Deténgase un m o m e n t o
Del golfo azteca en la arenosa p l a y a .
Unas naves a l l í . . . sobre los puentes
La roja llama del incendio h u m e a ,
Entre los altos mástiles llamea,
De las olas hirvientes
Ln el cristal oscuro centellea ;
P o r todos lados pavorosa brilla,
Yuela en pavesas Ígneas el v e l a m e n ,
Del aire maravilla.
Y al crujir el robusto m a d e r a m e n
Se hunde en las aguas la curiante quilla.
u
" S u s , " á las a r m a s ! " g r i t a en la r i b
M a n c e b o audaz, a l z a n d o la c i m e r a
Del pavonado casco... " ¡ P o r Castilla!"
Y un v i v a r e s o n ó , tal c o m o s u e l e
El r e t u m b a r siniestro
Del t r u e n o p a v o r o s o ,
Que en la r e v u e l t a esfera se d i l a t a .
L o m i s m o q u e b r a m a n d o se desata
El a q u i l ó n s a ñ u d o , .
El altivo escuadrón partió lijero,
E m b r a z a d o s la lanza y el e s c u d o ,
A l r e d o b l a r del a t a m b o r g u e r r e r o ;
N o sin t o r n a r al g o l f o la m i r a d a ,
A l l í d o n d e o r g u l l o s a se m e c í a
E n las p r i m e r a s horas de a q u e l día,
Á la risueña luz de su a l b o r a d a ,
D e l a v e a l e g r e á la p r i m e r a nota,
D e l ájil m a r i n e r o á los cantares,
J u g u e t e d e los v i e n t o s tutelares,
Hija d e l m a r , la castellana flota...
C o r r e d , v a l i e n t e s , á la lucha í i e r a ;
Detrás la m a d r e patria; á vuestra vista,
El p o m p o s o laurel de la c o n q u i s t a ;
Los campos ignorados
D o n d e tejió, r i e n d o placentera,
Las cunas d e sus g l o r i a s , P r i m a v e r a ,
Con las eternas llores de sus p r a d o s .
Y era Cortés, el q u e l l e v a d o sólo
De su marcial instinto,
Cuando brillaba ya de polo á polo
El sol de Carlos Q u i n t o ,
iba al fuerte c l a m o r de la v i c t o r i a ,
Con su espada no más, y su lie reza*,
Sin corona y sin cetro,
Á igualar en los fastos de la historia
La majestad del César con su gloria,
La grandeza de un R e y con su grandeza.
Y era C o r t é s ! . . . Marchando valeroso
L o imposible á sus pies avasallaba,
L u c h a b a c o n los suyos y triunfaba
Contra el p o d e r i n m e n s o del c o l o s o .
Si pudo á M o c t e z u m a
Con su injenio v e n c e r , aún l e esperaba
T r a n q u i l o el c o r a z ó n , fuertes las m a n o s ,
El h é r o e d e los h é r o e s m e j i c a n o s ! . . .
P r é s t a m e , inspiración, tu sacro n u m e n ,
e n c i e n d e m i alma en ardorosa l l a m a ,
Y la vibrante t r o m p a de la fama
En las hondas del r á p i d o e l e m e n t o
D e j e suelta la v o z . . . el aire atruene,
Y en é p i c o cantar mi p e n s a m i e n t o
Con enérjica r i m a el m u n d o l l e n e .
F i r m e se apresta la I m p e r i a l Señora
Del p o d e r o s o A n á h u a c , á la l u c h a ;
El caudal d e sus armas atesora,
Y el son g u e r r e r o del clarín escucha !
T i e n d e sobre ella el p a v o r o s o m a n t o
La l ó b r e g a tiniebla, no se abate
Su sien altiva á la inconstante suerte,
Y resuelta á lidiar hasta la m u e r t e .
Lanza sus bravos hijos al c o m b a t e !
Y el batallar c o m i e n z a p a v o r o s o ,
Curre la sangre en río c a u d a l o s o ,
A r d e en las plazas la siniestra h o g u e r a ,
Se ve á su luz desierta la trinchera
Y henchido d e cadáveres el foso.
G»*»s r o m o AI.
18
T o d o es jemidos y ayes el espacio,
Juntos crujen la choza y el palacio,
Y se alza el sol de Oriente,
Y se hunde en Occidente,
Y* pasa un día y otro, y otro día
Se oculta, y todavía
Sangre refleja en su nublada frente!
Y sangre se refleja
En la pálida faz de la alta l u n a ,
Si es que el h u m o á su luz el paso deja
Para quebrar su rayo en la laguna!
Niños, mujeres, débiles ancianos
Atraviesan las calles solitarias,
Alzan hambrientos temblorosas manos,
En el cielo se pierden sus plegarias,
Y mueren entre escombros
Al fulgor de cien teas funerarias!
Cuaubtemolzin no cede, airado empuña
La sangrienta macana, que se embola
Del castellano en la acerada cola.
Inútil resistir!... la muerte trueca
Cadáver por cadáver... y tirana.
La sangre jenerosa del azteca
Mezcla en los surcos con la sangre hispan.i.
Inútil resistir!... fuerte y altivo
Digno de M I rival, a quien esquivo
El hado la faz vuelve, está el guerrero,
El castellano Aero,
Que á Marte hurtó la ponderosa lanza
Y el invencible acero,
hayo fuljente que encendió la gloria
Y entre el rudo fragor de la matanza
Arranca el verde lauro á la victoria*
¡ O h patria, que ensalzó mi idolatría'
No tenga* por agravio,
Uu« al vencedor de Aneuuac cante el labio
— 315 —
Que tus victorias p r e g o n a r solía.
Los héroes no tuvieron
N u n c a patria ni h o g a r , nunca el profundo
R e n c o r herirles p u e d e , nunca el d o l o :
I L a patria d e los h é r o e s es el m u n d o !
¡ L a g l o r i a de Cortés no es gloria sólo
De la n o b l e Castilla! El cielo quiera
Que al resonar mi canto,
Y su vuelo al tender sobre las olas
Que abrieron paso al pabellón i b e r o ,
Desde las verdes playas españolas
Su n o m b r e extienda al universo e n t e r o !
MEDITACIÓN
Á L A MEMORIA DE MI MADRE L A SEÑORA
P I L A R C O N T R E R A S DE
DOÑA
PEÓN.
El h o r i z o n t e triste,
B a ñ a d o en t e n u e luz, n u b e s d e d u e l o
G o m o c r e s p o n e s funerarios v i s t e .
Las sombras vencedoras
T e n d i e n d o al o r b e e l i m p a l p a b l e v e l o ,
M e l a n c ó l i c a s cruzan e l e s p a c i o ;
El l u m i n a r del c i e l o ,
T r a s la m o n t a ñ a a g r e s t e ,
Sepulta e l / I i s c o m o r i b u n d o , y llenan
L o s ú l t i m o s fulgores del Oeste
D e luz dudosa y a p a c i b l e el suelo.
r
Del r i g u r o s o i n v i e r n o el c a u r o frío
Discurre en la espesura
D e l boscaje t r i s t í s i m o y s o m b r í o ,
D e s h o j a n d o su lánguida h e r m o s u r a ,
Y en suave m u r m u r i o
L e j o s , m u y lejos e n la selva oscura,
Se o y e n las ondas a v a n z a r del río
Que en p e d r e g o s o cauce
R o m p e el cristal de su c o r r i e n t e pura.
T o d o está triste en d e r r e d o r , parece
Que en estupor intenso
El m u n d o desfallece,
A m o r t a j a d o en el sudario i n m e n s o
Que la n a c i e n t e l o b r e g u e z le o f r e c e !
Ni una pálida flor su cáliz m e c e
P o r el erial e x t e n s o ,
Y en j i r o s inconstantes y suaves,
El v e s p e r t i n o canto d e las aves
Se p i e r d e d e s m a y a d o
P o r la tendida desnudez del p r a d o .
»
Y a q u e l del valle fujitivo y terso
P l á c i d o a r r o y o q u e b o r d ó de flores
Sus márjenes cubiertas de verdura
En la alegre estación de los a m o r e s ,
T a m p o c o t i e n e y a ni un v e r d e j u n c o ,
Ni un blanco lirio en el c e r c a n o o t e r o ,
Ni las dóciles cañas d o n d e el aire
Flébil suspira al resbalar l i j e r o .
Y allá se va p o r la desierta orilla,
En busca de su dulce c o m p a ñ e r o ,
La tímida p a l o m a ;
Y va tras él inquieta y sollozante,
P o r q u e es hora de a m o r , p o r q u e y a asoma
En el azul el V é s p e r o b r i l l a n t e !
T o d o es desolación, t o d o tristeza !
Y en m e d i o de ese vasto panorama
Que desplega ante mí Naturaleza,
Sobre la lira mía
Reclino tristemente la cabeza.
N o tu festiva nota
C o m o en t i e m p o s que Mayo florecía,
A c o r d e vibre en el pensil galano
Undulando en los aires su armonía.
V e n , y cubierta de crespones, rota,
T u s cuerdas hiera la convulsa m a n o .
Ob, q u é intenso d o l o r ! ¿ p o r q u é c r u e l e s
T r i s t e s r e c u e r d o s la m e m o r i a t r a e ?
¿ P o r q u é m i alma suspira
Y en m e d i o del pesar q u e la c o n m u e v e
F ú n e b r e s cantos á la m e n t e inspira
Que á m o d u l a r el l a b i o n o se a t r e v e ?
¿ P o r q u é el d e s v e n t u r a d o p e r e g r i n o
Q u e en arenal e x t e n s o
V í c t i m a fué de h o r r i b l e sed a r d i e n t e ,
Guando l l e g a al final d e su c a m i n o
Y el b o r d e toca d e a n h e l a d a fuente,
Y apaga el l a b i o ansioso
E n el m a n s o cristal d e su c o r r i e n t e ,
A ú n t o d a v í a del afán pasado
Conserva el d o l o r o s o
R e c u e r d o triste, y c o n tenaz e m p e ñ o
V i e n e á turbar las horas de su s u e ñ o ?
¿ P o r q u é j a m á s el p e c h o v e n t u r o s o
Ha d e g o z a r de su p r e s e n t e en c a l m a ?
¿ S ó l o r e c u e r d o s en la m e n t e c a b e n ?
¿ S ó l o d e penas se a l i m e n t a el a l m a ?
Si hasta el p l a c e r pasado
Sólo p o r q u e pasó de s e r l o deja,
¿ P o r q u é n o se sepulta en el o l v i d o
T o d o lo q u e los ojos han l l o r a d o ,
T o d o lo q u e los labios han r e í d o ?
¿ T a n t a s del c o r a z ó n l á g r i m a s tiernas
N o bastan á c a l m a r mi s u f r i m i e n t o ,
Y atrás v o l v i e n d o s i e m p r e el p e n s a m i e n t o
T o r n a el d o l o r á sus p r i m e r o s días?
A h ! sí, c o r r e d sin t r e g u a , ni un m o m e n t o
Dejéis de c o n s o l a r mis a g o n í a s . . .
C o r r e d , c o r r e d sin íin, l á g r i m a s m í a s .
; F u e r i a es sentir lo q u e el d e s t i n o o i d e n a !
Que si un pasado e n c a n t a d o r nos llena
I i c o r a z ó n q u e en su i m p o t e n c i a c l a m a
P o r tornar a un Kdcn q u e lo enajena,
T a l vez estallaría
A h o g a d o en su prisión p o r el q u e b r a n t o ,
Si n o viniera á consolar su pena
El c o p i o s o raudal d e nuestro l l a n t o !
El astro ardiente al despuntar del día
T o r n a s o l a b a con su luz brillante
L o s verdes c a m p o s de la patria mía.
La tortol illa a m a n t e
Despertaba feliz y sin c o n g o j a s ,
A b a n d o n a n d o el n i d o ,
Entre el follaje de nacientes hojas
De las flexibles ramas e s c o n d i d o .
A y ! t o d o renacía á los p r i m e r o s
Ecos del bosque, á los alegres cantos
Del ájil ruiseñor en la espesura;
Mientras en v a g o s j i r o s
Mecía los tallos de la flor temprana
Y oreaba el cáliz de la tierna rosa
El aura virjinal de la mañana.
Y en m e d i o de tan plácida armonía,
Cuando todo riendo en torno m í o
Su cantiga sonora le ofrecía
A l H a c e d o r de la creación despierta,
S o b r e un lecho tristísimo y sombrío
Mi m a d r e estaba m u e r t a . . .
#
¡ Q u i é n pudiera tornar indiferente
L o s ojos al pasado !
¡ Quién pudiera o l v i d a r lo que ha llorado
Al descender el áspera pendiente
Que nuestra juventud ha d e s t r o z a d o !
Aún me figuro a l l í ; aun el j e m i d o
Triste partiendo mi angustiado pecho
M e p a r e c e escuchar, ú n i c o alivio
D e l c o r a z ó n en l á g r i m a s d e s h e c h o .
A ú n m e figuro v e r su b l a n c a f r e n t e ,
A q u e l l a frente p u r a ,
Donde mil y mil veces dulcemente
G r a b ó sus h u e l l a s m i p u e r i l t e r n u r a .
Y aún m i r o su m e j i l l a
Pálida y trasparente,
C o m o el t r o n c h a d o l i r i o q u e e n la o r i l l a
De la c e g a d a fuente,
P e r d i ó el m a t i z c o n q u e el A b r i l florido
El cáliz d e las flores e n g a l a n a ,
A l s o p l o aleve de las auras frías
Que m a r c h i t a r o n su beldad l o z a n a .
C o m o detrás d e l ó b r e g o n u b l a d o
D e s a p a r e c e el disco d é l a l u n a ;
C o m o en m a ñ a n a plácida y serena
D e p r o n t o la i m p o r t u n a
Niebla copiosa á nuestros ojos c u b r e ,
El b o s q u e a l e g r e , la campiña a m e n a .
L a s torres del lejano c a s e r í o ,
L a l í m p i d a laguna,
Y la m o n t a ñ a altísima y el río,
Así despareciste de este m u n d o
En malhadada h o r a ! . . .
¿ C ó m o p u d o id destino d e s p i a d a d o
Cerrar tus o j o s á la luz, s e ñ o r a ?
¡ Oh tierna m a d r e m í a !
¡ Quién pudiera tornar á aquellas horas
D u l c e s d e la n i ñ e z , e m h r i a ¿ a d o i n ,
llenas de i n o c e n c i a y d e a l e o n a ,
Cuando por una senda sin a b r o j o s
Corremos t r a s i l u s o s dcs\artos !...
; Q u i é n pudiera m i r a r a q u e l l o * o j o s
Q u e tanto se m i r a r o n en l o s
miot!
Tan
PETKANCHÉ
i
T e n g o un p e d a z o de tierra
M u y lejos de aquí, m u y lejos,
D o n d e un pedazo del alm?
Dejé para mi c o n s u e l o .
Á la claridad del día
L o he l l o r a d o m u c h o t i e m p o ,
Y m u c h o t i e m p o de n o c h e
Á la luz de los l u c e r o s .
Cuando una tarde, de vista
L o fui p e r d i e n d o , p e r d i e n d o ,
Y " A D I Ó S " l e dije al penacho
Del último c o c o t e r o
Que allá sobre la arboleda
Se ajitaba c o n el viento,
Sentí que se m e o p r i m í a
D e angustia y dolor el p e c h o .
¡ Q u é triste estaba esa tarde,
Y el c a m p o , y mi alma, y el cielo
Melancólico, y qué triste,
Qué triste es h o y su recuerdo l
Quién sabe si aquel adiós
T a n cariñoso y tan tierno
Era el ú l t i m o ; quién sabe
L o que el destino ha dispuesto.
¡ A y ! ojalá q u e algún día
T e vuelva á mirar de n u e v o ,
P o r q u e al mirarte se c u m p l e n
—
:Í22
—
Mis m á s h e r m o s o s d e s e o s :
" N o pierdas las e s p e r a n z a s ,
C o r a z ó n , a u n q u e estén l e j o s ,
Que el t i e m p o q u e es tan m u d a b l e
En dichas torna los d u e l o s . "
II
T e n g o un p e d a z o d e t i e r r a ,
Muy l e j o s de a q u í , m u y l e j o s ,
A l l í en d o n d e abrí los o j o s ,
Y dejé mi p e n s a m i e n t o .
Es un p e d a z o d e m o n t e
Con una ruina en el c e n t r o ,
Y algunas cuantas cabanas
De v e n t u r o s o s l a b r i e g o s .
Desde allí se ven las t o r r e s
De la c i u d a d , y los e c o s
Se escuchan d e las c a m p a n a s
S o n o r o s a s de los t e m p l o s .
Allí trascurren las horas
E n t r e la paz y el s i l e n c i o ;
Allí n o se aspira á nada,
Allí se vive en el c i e l o . . .
A l l í pa*é muchas tardes,
Á c u y o solo r e c u e r d o
Y<> no sé lo q u e m e pasa,
Y y o n«» sé lo q u e siento.
S ó l o sé ( ¡ u e se d e s g a r r a ,
Que se m e desgarra el p e c h o ,
P o r q u e respirar añila
Sus tibias auras de n u e v o ! . . .
N o pierdas las e s p e r a n i a s ,
C o r a z ó n , a u n q u e e « t e n lejos.
tjuc el t i e m p o q u e es tan m u d a b l e ,
En dichas torna los d u e l o s . "
1 1
AL GRIJALVA
Á
LEÓN
ALEJO
TORRE.
Dicen que tienes j u n c o s y flores
En tus o r i l l a s ;
Que en ellas cantan los ruiseñores
Himnos de amores,
Trovas sencillas;
Y q u e en los m é d a n o s de tus arenas
R e v e r b e r a n t e s c o m o el cristal,
Doblan su frente las azucenas,
Reproducidas en tu raudal.
Que las palomas á tus verjeles
L l e g a n sedientas,
Y a r o m a aspiran, y ricas mieles
Liban contentas;
Que sus arrullos, sus m e l o d í a s
L o s aires pueblan cuando te v e n . . .
— Oh ! quién pudiera todos los días,
Grijalva h e r m o s o , verte c o r r e r !
Dicen q u e un suelo tranquilo y puro
Sin pardas brumas,
Cubre tu l i m p i o cristal oscuro
Y el manso rizo de tus e s p u m a s ;
Y que en tus aguas en noches bellas,
Cuando florecen M a y o y A b r i l ,
Juega á la l u m b r e de las estrellas,
Una sirena blanca y j e n t i l .
Que si esa tierra p r i v i l e g i a d a
Que vas c r u z a n d o ,
A r d i e n t e sangre tras lucha odiada
B e b e angustiada
De a m o r l l o r a n d o ,
Esa sirena se desespera
Y entre los a y e s d e su ansiedad,
E n t o n a u n c a n t o p o r la r i b e r a . . .
; D i c e n q u e un canto d e l i b e r t a d I
D i c e n q u e tienes b o s q u e s s o m b r í o s
Que el sol c o l o r a ;
Que en los adustos i n v i e r n o s fríos,
A l l í se esconde pálida F l o r a .
Y q u e sus hondas m e l a n c o l í a s
S ó l o se t e m p l a n c u a n d o te v e . . .
— Oh ! q u i é n p u d i e r a t o d o s los días,
Grijalva h e r m o s o , v e r t e c o r r e r .
Á m í m e cuentan q u e si te enojas,
Que si te irritas,
S o b r e las playas fiero te arrojas
Y al m a r i m i t a s ,
Y g u a y del fuerte y altivo leño !
Guay del CAYUCO del p e s c a d o r !
Nada al p i l o t o vale su e m p e ñ o .
De nada sirven r e m o y v a l o r .
Cuentan, por ú l t i m o , q u e en mil aciagas
N o c h e s , se v i e r o n
En tus orillas las sombras vagas
De las q u e t u y a s v i c t i m a s f u e r o n ,
Que en c o r o c a n t a n sus a g o n í a s
M i e n t r a s tus o n d a s r o d a n d o v e n . . .
— Oh ! q u i é n p u d i e r a t o d o s \ o s vUas,
Grijalva h e r m o s o , verte c o r r e r !
Á D. JUAN RUIZ DE ALARCON.
EN
EL 4
ANIVERSARIO
DE
DE
AGOSTO.
SU F A L L E C I M I E N T O .
A q u í nació, la luz esplendorosa
De A n á h u a c a l u m b r ó su hidalga cuna !
Esquiva la F o r t u n a
L o arrebató de sus nativos lares,
Y en brazos de la suerte
Cruzó feliz los procelosos mares.
Estro d i v i n o ! N u m e n s o b e r a n o ,
Inflamó su brillante fantasía;
Raudales de armonía
B r o t a r o n d é l o s labios del Canoro
Cisne, y el viejo m u n d o
Coronó de laurel su plectro de o r o .
Galardón de las musas castellanas,
V o l a r o n sus grandiosos pensamientos
E n alas de los vientos,
Y atravesando las soberbias olas
Su fama nos trajeron
De las lejanas costas españolas.
La torpe envidia el aguzado diente
Clavó en su pecho noble y j e n e r o s o ;
Mas, siempre victorioso,
Su j e n i o , c o m o un sol, cruzó e n c e n d i d o ,
OBUAS
POÉTICAS.
19
— 3i>6 —
V e n c i e n d o á las e d a d e s ,
S o b r e los n e g r o s c a m p o s d e l o l v i d o .
Gloria al p o e t a ! En e x t r a n j e r o suelo
Guarda la fría t u m b a sus d e s p o j o s ;
¡ C u á n t a s v e c e s sus o j o s
Hacia el patrio confín se t o r n a r í a n ,
Y , en él p e n s a n d o , cuántas
L á g r i m a s su m i r a d a nublarían !
L o o r e t e r n o á su j e n i o ¡ m e j i c a n o s !
N u e s t r o es su n o m b r e , su c r e a r f e c u n d o
E n o r g u l l e c e al m u n d o !
Cada siglo q u e espira es en la historia
Un e s c a l ó n q u e e n c u m b r a
Ll t r o n o i n a c c e s i b l e de su g l o r i a .
s
\
ii*i|;!•• •
I ;: \ \ t IS4 O S O S A .
I
Aún brillan en el cielo las estrellas
Y el fósforo en el mar. Y la de nácar
Frente velada en vaporosa bruma
Aún no descubre soñolienta el alba :
De pió en la prora del bajel ¡igante
Honda inquietud mis párpados dilata,
Y los recuerdos de la edad perdida
Uno tras otro á mi m e m o r i a asaltan.
Tal vez del sueño en los rendidos brazos
El pecho más tranquilo respirara ;
P e r o h u y e el sueño si el placer se acerca,
Y es inútil d o r m i r si vela el alma !
II
Venturoso anhelar!
feliz congoja
Que envuelve en su agonía una esperanza !
¡ Cómo luchan placeres y dolores
A h o g a n d o al corazón y no le m a t a n !
V o y á tornar á verte ¡ oh suelo hermoso !
Y d e n u e v o m i vista a l b o r o z a d a ,
C o n t e m p l a r á tu c i e l o d e zafiro,
T u sol d e o r o y tus a g r e s t e s p a l m a s .
V e r é c r u z a n d o el aire á tus c a n t o r e s
A l b r i l l a r el aljófar en las r a m a s ,
V e r é el m a t i z d e su irisada p l u m a
C u a n d o el v e r d o r de la c a m p i ñ a e s m a l t a n .
Y al r e s o n a r sus e c o s v e s p e r t i n o s
En m e d i o d e la selva solitaria,
Con m u d o l a b i o a p r e n d e r é sus c a n t o s ,
Caerá en el p o l v o , de m i m a n o el arpa.
III
A l l í detrás de esa rosada nube
Que e n v u e l t a en t o r n a s o l e s se l e v a n t a ,
Está la aurora q u e las p u e r t a s a b r e
Del r o j o o r i e n t e , c o n su m a n o blanca ;
A l l í detrás la tropical h e r m o s a
T e n d i d a sobre c a m p o s do e s m e r a l d a .
R e m o j a n d o en el m a r la vestidura
He nivea e s p u m a y d e j a z m í n o r l a d a .
Tus alas d e v a p o r sacudí* altiva,
Gaviota d e los m a r e s ? Calma ! c a l m a
Esta viva ansiedad q u e m e t o r t u r a ,
Y d a m e el aire q u e á mi seno falta.
V u e l v a m á s , vuelva m á s
nú, nú ! d e t e n t e ,
D e t e n t e un punto, por piedad " C l e o p a l i a '
Para
! n o ves q u e el p e n s a m i e n t o m í o ,
T r é m u l o de e m o e i i i i i , plega H u í a l a s ?
N o miran q u e una l a g r i m a a mis ojos
Itrota el p l a c e l
y mis
mejillas baña '
Amaina, por p i e d a d , a m a i n a .
e>pna
h e l é n , q u e el pecho á respjrai no alcanza '
Esa es..
Mirad c u i d o arjentada cinta
Reverberar la suspirada playa.
A l l í está Y u c a t á n ! Bendita seas,
Patria del c o r a z ó n , amada patria !
D a m e el a r o m a de tus blancas flores,
D a m e el a m b i e n t e de tus tibias auras,
D a m e el beso d e a m o r de tus orillas
En c a m b i o de ese a m o r , te t r a i g o el a l m a !
Á LA MEMORIA DE UN ÁNJEL
i
Cuánto j u g a m o s un t i e m p o
Feliz, ¡ mi pobre Adriana !
Era y o e n t o n c e s m u y n i ñ o ,
T ú m u y niña, y b e l l a y c a n d i d a .
Eras tú de nuestra
L a j o y a más e s t i m a d a
P o r q u e eras tú la más
P o r q u e era el c i e l o tu
madre
;
buena,
patria!
Recuerdo que muchas veces
T e hice verter muchas lágrimas,
Y era q u e y o n o sabía,
Y tú t a m b i é n lo i g n o r a b a s ,
Que el llorar es cosa triste,
Que el llorar es cosa a m a r g a ,
Y q u e el llanto de los niños
En vez de ser llanto es agua.
II
Y eras niña todavía.
Muy n i ñ a , ; p o b r e A d r i a n a !
Cuando una tarde, ¡ o h , q u é l a r d e !
Saliste de nuestra c a s a
Y o te vi seria, m u y seria ;
Y , c o m o las rosas blancas
Que el sol marchita en los c a m p o s ,
T e vi pálida, m u y pálida.
Sin decir " a d i ó s " saliste,
Sin d e c i r una palabra :
Nosotros
adiós " d i c i é n d o t e .
Y tú
callada
callada.
T o d o s al v e r t e lloramos
A y ! sólo tú no llorabas!
P o r q u e saliste d o r m i d a ,
P o r q u e saliste sin alma.
III
14
N o esperen más, hijos m í o s ,
Á la p o b r e de A d r i a n a ;
Se la llevaron los ánjeles,
P o r q u e en el cielo hizo falta!
I n o c e n t e s ! esperábamos
Que volverías á casa;
Y al escuchar ese acento
P e r d i m o s toda esperanza.
Y o vertí llanto copioso,
Que mis mejillas bañaba,
Y al rodar sobre mis labios
Una tras otra mis lágrimas.
Sentí por la vez primera
Que aquella vez no eran agua...
Sentílas correr ardientes!
Sentílas correr amargas !
—
33L>
—
IV
C u á n t o j u g a m o s un t i e m p o
Feliz, ¡ mi pobre A d r i a n a !
¡ Q u i é n e n t o n c e s nos dijera
Q u i é n e n t o n c e s m e anunciara,
Que y o q u e l l o r a r te h i c e ,
Cuando c o n m i g o jugabas,
Aquellas lágrimas dulces
Que en una sonrisa a c a b a n ,
Al d e j a r m e en este m u n d o
T e n d i e n d o al o t r o las alas.
V e r t e r en c a m b i o m e barias
Mi p r i m e r l á g r i m a a m a r g a !
VUELVE
¿ Vas á buscar espacios y horizontes
Y dejas tu v e r j e l ?
¿ Vas á q u e m a r t e al sol de extraño c l i m a
A v e canora? V e !
V e ! I . . . si en un día de d o l o r , te acuerdas
De tu pasado b i e n ;
Piensa en el nido q u e sin tí se queda
N o dejes de v o l v e r 1
Y a sé q u e vas henchida de ilusiones,
Que sueñas un E d é n ,
Que miras triste la enramada v e r d e
Que tu palacio f u é ;
Que te parece l ó b r e g a y siniestra
Su agreste sencillez ;
Que y a no cantas, c o m o tú solías
Cantar. . . . ¡ t o d o lo s e l
P e r o si acaso un día te arrepientes,
A v e canora, v e n ;
A q u í está el l e c h o de esmeralda y o r o
Que te m i r ó n a c e r ;
A q u í están el estanque, la h o r t a l i z a ,
La ruinosa pared,
Y el c e r c a d o cocal, d o n d e volaste
P o r la p r i m e r a vez,
A q u í está todo cuanto tú querías,
A q u í mi a m o r t a m b i é n ;
Y o no te olvido nunca ¡ si padeces,
N o dejes de v o l v e r !
N e w Y o r k , Julio 18 de 1883.
A MANUEL OCARANZA
Luz y tinieblas, t o d o .
T o d o r e v u e l t o en confusión y e s p a n t o .
E n el tallo la flor, d e b a j o el l o d o ,
Risa en la b o c a y en el a l m a l l a n l o .
U n a s v e c e s el r o b l e en la m o n t a ñ a ,
Otras la d é b i l caña,
P e ñ a s c o i n m o b l e , ó v a g a b u n d a arista,
Ola del m a r , ó arena del d e s i e r t o ,
Un día i n s p i r a c i ó n , a s o m b r o , artista...
A l o t r o día
un m u e r t o í
¿ Un m u e r t o ? Es uno m á s ¿ Un p i n t o r ? N a d a .
La l á m p a r a apagada,
Un l i e n z o y un pincel y una paleta ;
¡ Una h e r m o s a e s p e r a n z a m a l o g r a d a !
A lo l e j o s , a l l á . . . . c o m o p e r d i d o ,
El l ú g u b r e j e m i d o
Del arpa q u e j u m b r o s a d e l p o e t a ,
Y un g r i t o de a m i s t a d ; h o n d o s o l l o z o ,
H o n d o s o l l o z o , d e s o l a d o y triste.
Del alma q u e á su d u e l o se resiste,
Que c o n las nieblas del s e p u l c r o lucha..
Esto lo q u e se v e , l o q u e se escucha
Mas, lo invisible, l o q u e nadie toca,
Eso q u e es i n m o r t a l , lo q u e la m e n t e
L i t a n d o delira enajenada e v o c a ,
Lo que en el p o r v e n i r e«dá presente,
Lo q u e escondí* la Patria en su* anales,
\jo q u e al t i e m p o se a d h i e r e ,
l i s o q u e n o « e agida, n i M - mu. re,
Eso q u e d ó en sus lienzos i n m o r t a l e s !
Las horas de vijilia
Que n u t r i e r o n su p e c h o de a m a r g u r a ,
El suspirado h o g a r d e la familia,
El soñar fatigoso, la locura
Ó la e m b r i a g u e z del j e n i o q u e presiente
El d o l o r o s o o l v i d o
Del m u n d o q u e se ríe indiferente
Guando la fe del alma se ha p e r d i d o
E s o , sus desengaños, sus a m o r e s ,
Eso allí, s i e m p r e allí
T o d o cubierto
Con las gallardas flores
Que el h o m b r e roba á la fortuna esquiva ;
Junto al despojo i n a n i m a d o y y e r t o ,
Coronas d e laurel y s i e m p r e v i v a !
V e n , n e g r o arcánjel, q u e en t o r c i d o v u e l o ,
H i e r e s , traidor, la frente soberana
•De los q u e cubren con la luz del cíelo
L a escoria vil de la miseria humana ;
Y a te enzañaste en él, ya le venciste,
Y a apagaste la llama en su m e m o r i a
Y á negra fosa descender le viste
V e n á apagar la l u m b r e de su gloria,
V e n á borrar su n o m b r e que fulgura,
C o m o el ascua del sol, de la alta cima
En las eternas nieves,
Sobre la v e r d e alfombra de los llanos
!
V e n á extinguir mi voz
¡ V e n , si te atreves,
Á arrebatar la lira de mis m a n o s !
Méjico, junio 1 de 1882.
Í
Una
N
D
I
C
E
palabra
Ecos
TROVAS COLUMBINAS
Cristóbal Colón
57
ROMANCES DRAMÁTICOS
Carta á D . Francisco Patino
Prefacio
Doña Brenda
Sancho Bermúdez de Astorga
Margarita
Ramiro Ramírez
Doña Blanca
Sor Ana
Doña Elvira
Gabriela
Jil
Eduardo
Bojorques
Jaime Acuña
J u a n Farriz
Alfredo
P e r - A n z u r e s de Ribera
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J
ROMANCES HISTÓRICOS MEJICANOS ,
La ruina de Azcapozalro
Tezcotzinco
El señor do l'.catepec
Tlahuicole
Moteuczoma X o c o y ó i z i n
Kl último azteca...
173
217
T2't
234
V»7
2H'.)
POESÍAS
LÍRICAS
Al conquistador de Anahuar
Meditación
Petkanchó
Al Gnjalva
( l>. Juan llui/ d»« Alan «ni
A bordo del ülnopaira
A la inomuria d « u n a i i g d .
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