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BIBLIOTECA DE A U T O R E S OBRAS MEJICANOS POÉTICAS 1) E JOSÉ PEÓN Y CONTRERAS OBRAS POÉTICAS l) E JOSÉ PEÓN Y CONTRERAS VERACRUZ — MÉJICO R A M Ó N EDITOR L A I N É UNA PALABRA No muy versado en achaques de Literatura Hispanoamericana debe de ser el que ignore el nombre del autor de este libro. JOSÉ PEÓN Y CONTRERAS há mucho tiempo que traspuso con su talento los confines de Méjico, su patria afortunada. Y cuenta que es la patria de Nezahualcóyotl, patria de bardos ilustres y de jenios deslumbrantes que fueran honra y orgullo de cualquier Parnaso y de cualquier Olimpo. Ya otra vez hemos tenido ocasión de hablar de nuestro autor, cuando por casualidad inesperada nos cupo la honra de estampar humilde portada al frente de su hermoso drama Impulsos del corazón. Citamos é hicimos entonces especial mención de algunas de sus obras, tanto líricas como dramáticas; de algunas nada más, que hacerlo de todas fuera temeraria empresa, tal es su número y tal la asombrosa y al parecer infinita fecundidad de su injenio. Como dramaturgo, es PEÓX Y CONTRERAS el Lope de su patria, y como su glorioso projenitor intelectual puede serenamente decir de sus dramas que « . . . más de cien en horas veinticuatro Pasaron de sus musas al teatro. » Como poeta lírico, ¿ quién que se preci guido con amor los progresos de las letras OBKAÍ» POÉTICAS. de haber seistellanas en i nuestra América no conoce (si no de lectura, por lo menos de oídas) sus brillantes Odas patrióticas y sus arrebatadores Cantos nacionales, sus Trovas Colombinas y sus Romances históricos y dramáticos, cada uno de los cuales encierra material suficiente para un drama conmovedor ó una novela interesantísima? Pero la inspiración proteica de PEÓN no se conforma con esta ó aquella forma determinada, por muchas y ricas que sean las coronas dentro de ellas alcanzadas; necesita abarcarlas todas, repasarlas todas, esprimirlas todas; y así se le ve campear en todos los jéneros y manejarlos todos con igual gallardía, desde el didáctico hasta el imajinativo. Tan pronto empuña la trompa de Pindaro, como sopla blandamente en la avena de Virjilio. En las alturas del Teatro tan íntimas relaciones lleva con Melpómene como con Taifa, y de coro se sabe el camino que conduce desde la comedia de costumbres al drama histórico. Lo mismo puede decirse de sus versos, que con idéntica facilidad le brotan de la lira ó del arpa, de la cornamusa ó del laúd : la oda y el himno, la elejía y el idilio, el poema y la trova le aletean en el cerebro y le retozan en los labios. Sólo un jénero — un jénero nuevo, más que por la concepción del sentimiento, por su modo de e\prr*ióu — le faltaba por ensayar; el jénero sombrío y penetrante, « o l l o z a i l o r ) d t ' M i m l o , > . p o r sobre t o d o , profundamente subjetivo, que pudiéramos llamar hijo de amor de este nuestro Mglo de d u d a * triste* y d e d o l o r o s o escepticismo : el m i s m o q u e , apenan nacido, fue a ofrecerte espontaneo a l a iii*pir.n i -o di* l.ni iqiie l l r i n e e n Ahiiiama, y l u e g o 4 la de (tustavo Becquor e n hispana. No conocía, o p o r l o menos no había ensayado aun esto jénero Paos v G o N i a n u t ; p e r o un d u e l teutón > e l latino llamaron a su purria, \ lo» fcuj» s e despertaron e n rl cer e b r o d r l > u t a t r c o y ceñidos da gala* tropicales,alados y ( luminosos, vinieron á mí para que los lanzase al mundo v á la luz. Tal es el libro para el cual se escriben estas líneas. Gritos de dolor, suspiros apasionados, ayes del corazón, eternamente hambriento de amor y eternamente martirizado en tantálico suplicio, con el premio siempre cerca y siempre lejos. Aspiraciones indefinidas é irrealizables, sueños vagos de venturas desconocidas, y al propio tiempo como recordadas allá entre la niebla misteriosa de un pasado anterior á todos nuestros recuerdos, anterior á la misma existencia mundana. En una palabra : ideales inaccesibles de poeta, personificados en una mujer soñada, sólo tanjible y viva en la mente del bardo; creación augusta de su cerebro divino, y luego animada por un soplo de su alma, y amada hasta el delirio con toda la majia de los sueños y con todos los sueños de la poesía. Esa mujer eterna, ese " eterno femenino que nos atrae hacia el cielo " , de que nos habla Goethe en su inmortal epopeya, y que bajo tantos nombres se halla inscrita en el libro místico y sagrado de los grandes ideales : Belleza, Amor, Consuelo, Dicha, Fe, Esperanza, Gloria, Inmortalidad... ! Eso dicen los Ecos " de José Peón y Contreras. Juzgue ahora el lector ¡ cuánta hermosura no entrañarán ! ¿Y los defectos? se nos preguntará : —¿ será posible que no los haya en este libro? Podrá haberlos, — que no hay obra humana exenta de ellos — pero quede allá para otros la ingratísima tarea de encontrarlos. Sirvan, pues, estas líneas únicamente para patentizar nuestro eterno amor á lo bello, nuestro cariño fraternal al ilustre poeta, y nuestras más cordiales simpatías á la hermosa tierra mejicana, madre de tanto injenio y cuna de tantas glorias! Y vosotros ¡ oh Ecos melodiosos del cantor de Anahuac, 1 1 — 4 q u e a mi M i i i - t n - para q u e al inundo y á la fama os diese ! Id por todos lo* ámbitos de la patria .1 resonar dulce mente de alma en alma, y á despertar 011 lodos los cora /ones un sentimiento de amor, un l.itid«• ti." e - p e r u i . I * una a s p i r a n 11 i u i i M i I » 1 ' J. A . I W / l l « l \ . \ l . l l h . Ver Vor*. Jpojr» / a »l> /**f. E C O S. Mercedes de la Musa, Favores del injenio, De la lama en los laidos Y en la falda del verso, De las edades otras A la nuestra truxerou, Donaires de los hombres.' Historias de los pueblos! ROMANCE ANTIGUO. I. F a v o r e s de mi musa Son estos pensamientos, Que encierran en mi alma L a forma de lo bello. Sus j é r m e n e s benditos, Ocultos largo t i e m p o , V i v i e r o n en las sombras Profundas del misterio. Y acaso sin sentirlo, Y acaso sin saberlo, Cadencias en las notas De un arpa q u e y o t e n g o , Sonidos en mis cantos, Ideas en mis v e r s o s , Confusas armonías, Y a r o m a en mis r e c u e r d o s , A m o r en mis canciones, Baladas en mis sueños, Brotaron á raudales Del fondo d e m i p e c h o . H o y fáciles j e r m i n a n , En flores desenvueltos, — O — Al rayo poderoso Y ardiente de un sol b e l l o . B e b i e r o n sus raices La savia de un sendero Que riegan á t o r r e n t e s Las l á g r i m a s q u e v i e r t e . | A y , quiera Dios e n c u e n t r e n A l i v i o mis t o r m e n t o s , Cantando m i s d o l o r e s Del m u n d o en el d e s i e r t o ! II. Tal vez no e x i s t e s : acaso Eres la imajen de un s u e ñ o , Que d e l e i t ó mis sentidos, Y embargó mi pensamiento. Mas ha de ser r e a l i d a d Aquel hermoso embeleso, P u e s c o m o te vi, d o r m i d o , T e estoy mirando despierto. Tal me parece que escucho Á todas h o r a s tu a c e n t o ; Que se relleja en m i s o j o s La luz d e tus o j o s n e g r o s ; Que en la p a l i d e z m a r m ó r e a De tu s e m b l a n t e h e c h i c e r o , Sus alas de o r o y d e n i e v e P o s a mi espíritu i n q u i e t o ; Que c e r c a d e l p e c h o m í o S i e n t o el latir d e tu p e c h o ; Q u e m e q u e m a s c o n tus l a b i o s , Que m e abrasas c o n tu a l i e n t o ! Y Y Y Y te p a l p o y no te t o c o , te b u s c o y no te e n c u e n t r o ; m e e n l o q u e c e tu s o m b r a , m e e m b r i a g a tu r e c u e r d o ! Y asi, <in saber lo q u e e r e s Harto sé q u e eres mi d u e ñ o . Que te llevas mis dolores En las lágrimas q u e vierto ; Que flotando en el espacio C o m o una visión te v e o . Entre tu alma y mi alma, Entre la tierra y el cielo ! 111. N o sabes q u e te q u i e r o ; nadie sabe Que te idolatro y o , dulce bien m í o , P o r q u e no tienen frases las sonrisas. P o r q u e no tienen lengua los suspiros! IV. Cuando al ardiente hechizo De tu hermosura pálida, Buscaba c o m o tantos T u risa y tu mirada, ¿ A q u i é n , di, sonreías, A t e r r a d o r a estatua ? ¿ A quién estabas viendo Cuando á nadie mirabas? V. Tú tienes tus flores, Tú tienes tus galas ; Tienes el halago De la paz del alma. T i e n e s el perfume Que aroma las a u r a s ; La dulce armonía Del ave que canta; La luz a p a c i b l e De a l e g r e m a f i a n a ; La s o m b r a y el sueño De n o c h e callada. Tienes hermosura, Juventud y g r a c i a ; T i e n e s el i n j e n i o Que á tantos les f a l t a ; Tienes ilusiones, T i e n e s esperanzas... Y o , bien d e m i v i d a , Sólo tengo lágrimas! VI. En mares hondos M u e r e n los r í o s ; R u e d a n las c u m b r e s Á los a b i s m o s ; Cae en las p l a y a s El b l a n c o l i r i o ; Tórnanse polvo Los edificios... Si t o d o es, niña, Muerte y olvido, ¿ N o han de salvarse T u a m o r y el m í o ? VII. N o sé q u e vi una vez en tu pupila. Más negra y sonadora q u e otras v e c e s ; A l g o de indefinido y m i s t e r i o s o , A l g o c o m o la luz c u a n d o a m a n e c e . T e ví un libro en las m a n o s . . . aquel libro Encerraba un p o e m a de d e s d e n e s , 101 malestar, la a b r u m a d o r a angustia — í) — De un c o r a z ó n q u e desgarrado m u e r e ; El j e n i o h e r i d o q u e al mostrar su herida Con el d a r d o h e r i d o r también nos h i e r e ; Un tesoro de lágrimas y dudas, ¡ El alma inmensa de Gustavo B é c q u e r ! VIII. Errantes, leves brisas Que arrebatáis los a y e s Del alma aprisionada En su sombría cárcel, L l e g a d hasta su l e c h o En q u e d o r m i d a y a c e , C o m o en la blanca espuma Del m a r azul, la n á y a d e . T r a e d m e de sus ojos El b e l e ñ o suave, L a almíbar con q u e endulza Su labio de corales ; T r a e d m e . . . — p e r o en vano ! Si he de pedir en b a l d e ! . . . — De a m o r un p e n s a m i e n t o Que mis angustias c a l m e ; T r a e d m e su alma, el alma Que la transforma en ánjel... O no m e traigáis nada, L e v e s brisas errantes! IX. Hay tan dulces ruiseñores Cantando en la selva umbría, Tan misteriosas cadencias, Tan extrañas armonías, Que no ha de p o d e r , acaso, Mi pobre acento, alma mía, H e r i r c o n sus notas tu p e c h o s e n s i b l e , Guando triste l l o r e s , c u a n d o a l e g r e rías. X. Guando r e c u e r d o tu m i r a d a l á n g u i d a , T u dulce sonreír; Guando m e a c u e r d o de tu frente p á l i d a , D e tu talle j e n t i l ; Guando suspiro p o r las horas rápidas Que h u y e r o n j u n t o á t í ; El l l a n t o surca m i s mejillas áridas Y m e siento f e l i z . . . ¡ A y ! c u a n d o no m e q u e d e ni una l á g r i m a , ¿ Q u e será de m í ? XI. Un i n m e n s o p l a c e r sentí en el a l m a Cuando te c o n l e m p l é la vez p r i m e r a ; Y m i e n t r a s más m e a l e j o de a q u e l g o c e , Es m a y o r m i tristeza ! . . . Es q u e al l l e g a r al p u e r t o c o n mi n a v e Bañaba el sol naciente la ribera ; Es q u e m e hice á la mar, q u e e n t r ó la n o c h e , Y n a v e g o p e r d i d o en las tinieblas ! XII. Y o te soñé de niño, Y te soñé de g r a n d e ; Soñé de tu belleza Los rasgos c e l e s t i a l e s ; De tu mirada pura La luz i n c o m p a r a b l e , Y de tu a r d i e n t e labio La seductora frase... P e r o soñar n o p u d e , V a l i e n d o lo q u e vales, Que y o l o g r a r a un día Vencerme y olvidarte! XIII. T e podrán ocultar de mis miradas, Esconderte m u y lejos; P o n e r entre los dos c o m o barrera La eternidad del t i e m p o . . . P e r o nadie p o d r á , p o r q u e es m u y mía Y á nadie se la d e b o , A r r e b a t a r tu i m a j e n adorada Del fondo de mi p e c h o ! XIV. En alta m a r mil veces he m i r a d o Huir de mí las olas plateadas, Y las unas llegar tras de las otras, Y , pasando, perderse en lontananza. ¿ D ó n d e irán á parar, d ó n d e , Dios m í o ? ¿ A qué r e m o t a y solitaria p l a y a ? ¿ D ó n d e irán á m o r i r mis i l u s i o n e s ¿ D ó n d e irán á m o r i r mis esperanzas? 9 XV. De las horas de tedio y amargura De mi alegre niñez, guardo un recuerdo, C o m o guardan las flores el perfume Do su marchito cáliz en el seno. Vi una hermosa doncella que dormía, Envuelta en azahar, su último sueño, (ion los ojos sin luz entrecerrados, Con los lívidos l a b i o s e n t r e a b i e r t o s C o m o la n o c h e c a e , así caía, O n d u l a n d o al bajar, su p e l o n e g r o , D e s d e el marfil de su a m a r i l l a f r e n t e , Hasta el m a r f i l de su d e l g a d o c u e l l o . — ¿De qué m u r i ó ? — De amor, m e contestaron. — ¡ D e a m o r ! — e x c l a m é y o — pues n o l o enY se p a s a r o n l u e g o m u c h o s años, tiendo...! Y y o n u n c a acababa de e n t e n d e r l o ! ¿ P o r q u é no h a b r é p e r d i d o la m e m o r i a ? ¿ P o r q u é n ó h a b r é p e r d i d o el s e n t i m i e n t o ? ¿ P o r q u é c u a n d o tu a m o r m e v u e l v e l o c o Se a p a r e c e la m u e r t a en m i c e r e b r o ? XVI. E n los v i v o s r a y o s Del astro de f u e g o , T u i m a j e n m e guía, Y perdido vengo En las frías, tristes V e l a d a s de i n v i e r n o , Invisible l l a m a , M e q u e m a tu a l i e n t o . C u a n d o y a al d o r m i r m e M e despierta un b e s o , Siento q u e m e tocas, Y y o no te s i e n t o . . . Y o e s c r i b o , v la letra De mis versos l e o ; Y y o no te m i r o , ; Y estás en mis versos | \ VI!. Ib- la feroz, envidia el áspid n e g r o Jamas pudo abrigar el alma m í a . . . Mas si l l e g o á saber q u e amas á a l g u n o , Me matará la e n v i d i a ! XVIII. P e r d o n a si una frase De este a m o r insensato, H e r i r l o g r ó importuna Tu c o r a z ó n , á mi desdicha e x t r a ñ o . . . Es que rebosa á veces El d o l o r en el pecho infortunado ; Y sin sentirlo, el alma Se escapa en una frase por los labios ! XIX. Y o m e tuve la c u l p a . . . ahora que l l o r o , C o m p r e n d o que fui n e c i o . . . ¿ L o q u e j u z g a b a a m o r , nada más era El h e r m o s o fantasma de un ensueño ? ¡ I l u m i n ó el albor de eterno día, . La amarga r e a l i d a d . . . ¡ y no hay r e m e d i o Cuando m e c o n v e n c i e r o n tus desdenes, Y a el mal estaba hecho ! XX. ¡Ocúltate; y a , s o l . . . q u i e r o la noche C o m o la noche eterna de mi alma, Sin una sola estrella en el espacio, Tenebrosa y callada! E n c e r r a r m e después en mi aposento, A b r i r l e á las tinieblas mi ventana. .Mirar y no ver nada, y l u e g o á tientas Acostarme en la hamaca. Allí q u e d a r m e inmóvil, silencioso... Dejar q u e c o r r a n sin t e m o r m i s l á g r i m a s . . . Y m e d i t a r en su h e r m o s u r a anjélica, Y en m i loca e s p e r a n z a ! Después en la m e m o r i a c o m p o n e r l e R o m a n c e s y armonías y plegarias ; Y forjar ilusiones y p e r d e r l a s . . . D e s p u é s de a c a r i c i a r l a s ! Y d e s p u é s , c u a n d o el sueño m e a l e t a r g u e Y y a e l d o l o r m e a h o g u e e n t r e sus garras, ¡ C o n la h e c h i c e r a luz d e a q u e l l o s o j o s I l u m i n a r el i n t e r i o r d e m i a l m a ! XXI. — " ¿Los versos?... ¿de qué valen ; Ni q u i é n se o c u p a en e l l o s ? . . . L o s versos s i r v e n sólo P a r a p e r d e r el t i e m p o . " — ¡Desventuradas jentes, Y pobres de mis versos, Si y o i g n o r a r a , h e r m o s a , Que tú no dices e s o . . . Si n o supiera acaso, Que es tu alma pura un c i e l o , L u c e r o s tus ideas, Y un sol tu p e n s a m i e n t o ! XXII." N o c h e s sin n o m b r e , a t e r r a d o r a s noches Que sois i m a j e n del c a s t i g o e t e r n o , ¿ P o r q u é tan largas sois, si sois tan n e g r a s ? ¿ P o r q u é tan n e g r a s sois, si os a b o r r e z c o ? Nada traen las brisas en sus alas, No m e traen perfumes en sus besos, Ni l á g r i m a s de a m o r en sus j e m i d o s , Ni un h i m n o de esperanza en sus a c e n t o s ! L a lira que me dio m i desventura D e s c o n o c e mi m a n o , y de mis dedos H u y e n las cuerdas q u e j u n t a r o n antes Sus alegres sonidos á mis versos ! XXIII. Eres tú mi i d e a l . . . por luengos años T e buscaron mis o j o s ; Y creí que con sólo c o n o c e r t e Sería venturoso. A y ! y te m i r o al fin!... ¡ al fin te v e o Y m e encuentro tan solo, Que m e hace falta y a la compañía De aquel pesar tan h o n d o ! A q u e l pesar vivía de esperanzas : Y a el i m p o s i b l e es o t r o ! Si ya no espero n a d a ! ya comprende.' Que lo he p e r d i d o t o d o ! XXIV. En el fondo n e g r o De tu cabellera, Lucientes y puras Gomo dos estrellas, C o n t e m p l é turbado De a m o r y sorpresa, Brillar una n o c h e T u s pupilas n e g r a s ! En el cielo n e g r o C o m o son mis penas, V e í a una noche L u c i r las estrellas : ¡ Qué lejos brillaban Entre las tinieblas ! Y en su i n m e n s o c a m p o — ir, — Buscaba dos d e ollas : ¡ Mísero ! buscaba, C a l m a n d o mis penas, En el cielo n e g r o T u s pupilas n e g r a s ! XXV. Me cuentan d e un niño De b l o n d o c a b e l l o , Con ojos m u y v i v o s , Con labios m u y frescos. Me d i c e n q u e a n o c h e C a y ó , c o m o el t i e r n o B o t ó n de una r o s a , R o d a n d o en el s u e l o . M e d i c e n q u e aún t i e n e L o s ojos a b i e r t o s ; Q u e n a d i e al m i r a r l o D i r í a q u e ha m u e r t o . . . M e puse al o i r i o La m a n o e n el p e c h o , C o m o si sintiera Un p r e s e n t i m i e n t o . . . M a ñ a n a ¡ q u é triste P a s a r á el e n t i e r r o ! XXVI. Si d e s p u é s q u e y o m u e r a , a m a d a m í a , El a l m a te r e m u e r d e De los d o l o r e s q u e sufrir m e hiciste, N o será tarde a ú n , si te a r r e p i e n t e s . L l e g a á la losa de mi tumba, llama, Y pregunta, si q u i e r e s , P r e g u n t a si te a m o todavía, Y no dudes, mi bien, de q u e conteste ! XXVII. Inmóvil la m i r é , m i e n t r a s la ola Coronada de espumas y lijera, C o m o el a m o r , h u m i l d e , acariciaba Sus blancos pies, más blancos q u e la arena, Mientras q u e los perfiles d e su rostro, L o s r a y o s de la luna y las tinieblas T r a z a b a n á porfía, b o s q u e j a n d o Ante mis ojos su i n m o r t a l belleza! Se escapaba un suspiro de sus labios, E c o de otros suspiros, y q u e apenas El sepulcral silencio perturbaba De aquella costa c o m o el m a r desierta. Sus pupilas sin luz m e parecían, Como los ojos de la estatua griega, Reflejar con la gloria de los siglos Cien siglos de amargura y de tristeza! A y ! aquella mujer, anjel ó nada, Creación de mi delirio y de mis penas, Esperaba la m u e r t e , mustia y sola, Con la resignación del q u e no espera ! N o tenía ni luchas Se ahogaban en sus Y en el abismo de su Guardaba de su amor ni esperanzas; lágrimas sus q u e j a s ; alma pura la imajen b e l l a ! A b i s m o igual al del sepulcro, abarca T o d o un m u n d o . . . las dudas, las ternezas, Los j e m i d o s , las súplicas y el barro Que le sirvió de cárcel á su presa ! . . . j P o b r e m u j e r ! pensaba y o d o r m i d o ; Ella d e a m o r se m o r i r á , y a q u e l l a P o r q u i e n y o m o r i r é , tal v e z s o n r í e . . . ; Feliz bardo francés!... ¡ p o b r e Graziella! XXVIII. H a y una p r i m a v e r a d o n d e s i e m p r e B r i l l a n las hojas b a j o el c i e l o a z u l ; ¡ El s u e ñ o d e m i vida 1 Y la más bella De sus l o z a n a s flores eres t ú ! H a y un i n v e r n ó triste q u e a m e n a z a E n v o l v e r m e en su l ó b r e g o c a p u z ; F l o r e s trae t a m b i é n ; p e r o esas flores Son para el ataúd ! H e r m o s a p r i m a v e r a q u e en mi a l m a L u c h a n d o espiras e n t r e s o m b r a y luz, T i e m p o hace y a q u e c o n su blanca m a n o M e está d i c i e n d o adiós la j u v e n t u d 1 XXIX. Y o c o n o z c o unos labios q u e n o tienen, En justicia, p e r d ó n , P o r q u e en su estuche de c o r a l e n c i e r r a n L a a l m í b a r del a m o r . . . Ni una g o t a s i q u i e r a , ni una g o t a Al p o b r e c o r a z ó n . . . ; Si á lo m e n o s m e dieran la esperanza Une tanto soné \ o ! Y o c o n o z c o unos ojos q u e no tienen, Ku justicia, perdón ; P o r q u e al herir el alma los e s c o n d e El p á r p a d o t r a i d o r . . . P o r q u e dejan la n o c h e en el espíritu, L a n o c h e del d o l o r . . . ¡ Si á l o m e n o s tus ojos se e s c o n d i e r a n G o m o se e s c o n d e e l sol ! XXX. N o q u i e r o el aplauso Del m u n d o q u e a t u r d e ; Son m u c h a s las flores, Es m u c h o el p e r f u m e . N o q u i e r o q u e un r a y o D e l sol m e salude, Que al fin m e a n o n a d e , Que al fin m e d e s l u m b r e . Con una c o r o n a De flores azules, Con una caricia De tus ojos d u l c e s ; Gon una palabra Que y o sólo escuche, Me basta con eso ; Que eso m e seduce Más que los aplausos Del m u n d o , que aturden! XXXI. Todas m e ven i g u a l ; pero en ninguna Miré el rayo que arde en tu pupila... Tu mirada es a m o r . . . es que no puedo Con otra confundirla! Con todas m e sonrío, porque nadie, Cuando te ría, extrañe mi sonrisa ; Mas tú distinguirás la una de la o t r a . Si m e a m a s algún d í a ! XXXII. I m a j í n a t e un sol d e i n v i e r n o , a p e n a s Su luz filtrando en la m o r e n a b r u m a ; D e b a j o del follaje más s o m b r í o , G o m o un e s p e j o , un l a g o sin e s p u m a s . A l pié d e unos b a m b ú e s casi n e g r o s Un h u m i l d e p o r t a l q u e se d e r r u m b a A l peso de los años, al a z o t e Del pasado a q u i l ó n y de la l l u v i a . S o b r e el b r o c a l de un p o z o y á la s o m b r a De un pilastrón c u b i e r t o de v e r d u r a , Una triste p a l o m a , triste y sola, Oculto el p i c o e n t r e la blanda p l u m a . • A l l á á l o lejos, j u n t o á sauce añoso, Una d e s m o r o n a d a sepultura, Sin cruz, sin epitafio, ni s i q u i e r a Una lozana flor, ni una ílor mustia. ¡ I m a j í n a t e , en fin, allá entre a b r o j o s , La lira q u e cantaba tu h e r m o s u r a , Cubierta c o n el p o l v o del o l v i d o , P e d a z o s hecha, destrozada y m u d a ! Y ya podrás acaso i m a j i n a r t e Gomo serán mis sueños d e v e n t u r a , Cuando siento el d o l o r q u e siento ahora, Cuando siento estas ansias y estas iludas ! H o y por p r i m e r a vez te vi vestida Con un vestido n e g r o ; Y y o pensé, m i r á n d o t e tan bella, Que eras la i m a j e n q u e e n c e r r é en mi p e c h o . P e n s é q u e te escapabas de la cárcel En q u e s i e m p r e te l l e v o ; Donde te han de e n c o n t r a r los q u e te busquen, Después q u e m e haya m u e r t o ! XXXIV. Al fin ya lo supiste, al íin y a sabes Que eres el ánjel por quien y o d e l i r o ; Y q u e te i m p o r t e ó nó, llore ó sonría, Que eres tú mi destino ! Mañana m e dirán tus negros ojos L o q u e debo esperar de tu c a r i ñ o ; Mas sé q u e de este a m o r q u e nada espera, T u corazón es d i g n o ! XXXV. Mis esperanzas todas y mi lira, Mis versos, mis coronas, T o d o , m e n o s mi a m o r , hasta tu olvido, P o r mirarte dichosa! XXXVI. 1 4 T e dije : Hasta la vuelta, " Y aquí me tienes ya, Después de tantos años, De tanto suspirar. Suspiros q u e e n c e n d i e r o n T u p e r e g r i n a faz, Tu aliento perfumado D e l i r i o s y azahar, Tu negra cabellera, Tu nítido cendal Bordado con espumas Y c o n c h a s d e la m a r ; Del c i e l o q u e te c u b r e L a augusta m a j e s t a d , Del sol q u e te calienta La hoguera tropical; Las p a l m a s , los naranjos Q u e su frescor le dan A l p a r d o caserío Que f o r m a tu h e r e d a d ! T e d i j e : " hasta la v u e l t a , " Y aquí m e tienes y a , Después d e tantos años, De tanto suspirar... T e t r a i g o m i s cantares, Mi lira, y un caudal Que v a l e más q u e el o r o , Que vale m u c h o m á s : T e traigo mi cariño, C o m o es la i n m e n s i d a d : Sin l í m i t e , y profundo L o m i s m o q u e la m a r ! . . . Soñaba en tus h e c h i z o s , Soñaba en tu beldad, Y nunca á mis ensueños T e puedes c o m p a r a r ; P o r q u e eres más h e r m o s a , Indiana celestial, Que un s u e ñ o , q u e es m e n t i r a , T ú q u e eres la verdad ! Y tú | q u i e n l o c r e y e r a ! Y tú ¿ q u é m e has de dar, En c a m b i o de mis huesos Y en c a m b i o de m i afán? A y , P a t r i a ! del s e p u l c r o , T a l vez la dulce paz... Que lo q u e y o a m b i c i o n o , Eso no m e darás ! XXXVII. Fuera el m a y o r insulto q u e m e hicieras El l l a m a r m e tu a m i g o : O para tí soy t o d o , ó no soy nada : ¡ L a c u m b r e ó el a b i s m o ! XXXVIII. Y o siento q u e en mi pecho Y a no puedes cavar : llegaste al f o n d o ! . . . ¡ Qué campos tan inmensos son tus c a m p o s ! ¡ Qué negros tus sepulcros y qué hondos ! ¡ Oh duda, horrible d u d a ! Y a m e q u e m a n las l á g r i m a s el rostro ! O salvas á tu víctima, ó la salvas, O d a m e su c a d á v e r ! . . . ¡ pero p r o n t o ! XXXIX. Mata la l u z ! á oscuras! q u e no vean G o m o l o g r é un instante ser feliz : Esos desventurados, prenda amada, Sólo saben r e i r ! Si alguna vez surcaron sus mejillas A torrentes las lágrimas sin fin, Sabrán lo q u e es l l o r a r , pero no saben Lo que es llorar por tí! V o y á m a n d a r t e un l i b r o c o n las hojas M u y tersas y m u y b l a n c a s , P a r a q u e en é l escribas, vida m í a , T u a m o r y tu e s p e r a n z a . Y o t e n g o un l i b r o c o n las hojas n e g r a s , Sin lustre y m a l t r a t a d a s , P u e s t o d o l o q u e en ellas fui e s c r i b i e n d o L o borraron mis lágrimas... Si un día d e tu l i b r o y d e m i l i b r o Se m e z c l a r a n las pajinas, ¡ Qué m i s t e r i o s d e a m o r s o r p r e n d e r í a n L e y e n d o , nuestras a l m a s ! XLI. " ¡ Qué b e l l o s son sus l a b i o s ! " d i c e n t o d o s " Su tez q u é bella y pálida ! Guando el r u b o r e n c i e n d e su m e j i l l a T a l p a r e c e q u e el sol e n c i e n d e el a l b a ! " 4 ¡ Qué b e l l o s son sus o j o s , q u é belleza E n la dulce e x p r e s i ó n d e su m i r a d a ! Y añado para m í , c u a n d o esto e s c u c h o : j Qué bella será su a l m a ! XL1L Si has d e o l v i d a r m e un día, N o c o r r e s p o n d a s á mi a m o r i n m e n s o : C o m p r e n d o la v e r d a d p o r lo i n m u t a b l e ; ¡ S ó l o c o m p r e n d o á Dios p o r q u e es e t e r n o \LI1I. Hizo el Señor las estrellas Y las flores del g r a n a d o , Mas no sé que hizo p r i m e r o Si tus ojos ó tus labios. Ojos Bellos, Grandes, Negros, Luminosos, Hechiceros, S i e m p r e dulces, Siempre inquietos; V a g a n d o s i e m p r e afanosos Entre la tierra y el cielo ; Buscando acaso una imajen, Tal vez una i m a j e n v i e n d o Que no existe, Que es un sueño, Voluptuoso, Placentero. Vago, Bello, Dulce, Tierno! * * Labios Tersos, Puros, Frescos, Desdeñosos, Lisonjeros, Y a callados, Y a risueños; Abiertos por un suspiro, Cerrados por un d e s e o ; Sujetando en sus corales, C o m p r i m i e n d o en el aliento, OBRAS POÉTICAS. Como un c a n t o . Como nn eco. Cariño*.». Pa^ajern. Blando Tierna. Dulce M.l V Cuando me hablan lot hambre* de r\o% *er» Que en el r o m b a l * H* %u amor m u r i e r o n . Cuando ..iif.i r r f r n r %u negra b i t l o n a . 0 r n una negra pajina la k o ; Divaga »in querer mi faula*ia. \ ha%ta la Iota d * tut tumba* «tirio. > dr nx!i!la* *-»bnr r l d u n iliarui'd Une guard* a q t i r l l » de*<!icbad»»* • u#rp*>«. Mr propongo a+rurhar algún * >1U»j*» l u r W #1 b«md<» *#pukral % ó r n « i » Y cuando al fto ran*ado nada r*rurh«». Y 4# aperar la* r « p * r a o i a * J M » I I • •htfo r o D u * « M p t n * qua •# «|u*j4n, 1 talo*, palabra*, armonía*. t>*» * I'#n» mo j«»lt> a mi ? alia •» la* tumba* »tv.ma 4a mi ? alia ai» al nal**' Ka ma# 4#< * » « » 4 o • * <f*»a *jM*a I a «*«*m*# fa*q«»afv* «f*» Um gt aa>4»a. 1 • *a q * * Ivaa fa*Ja*ta»la «i m i m , «m m m* ••t**• *a«« V* «é r*«# ta «afa»**"* aa*r*4a* la *aa4a •aa^m«*<m 4» » f *n>-* a i i u , H a d e Hogar, al lin, en que naufrague. T a l v e z e n t o n c e s tú, sobre la p l a y a , Itisuefia, a l e g r e , tus venturas cantes, Y ni aún verás pasar ante tus ojos, Envuelto por las olas m i c a d á v e r ! XLVI. Las sombras d e aquella n o c h e P e n e t r a r o n en mi alma ; Y r i n d i ó el sueño mis ojos, Y el d o l o r mis esperanzas, Después, entraste en mi alcoba A n d a n d o c o m o tú andas, Con paso breve y t r a n q u i l o , Con majestad soberana. Melancólicos acentos Jimio en mis manos el arpa ; Y en una canción m u y triste T e dije q u e te adoraba. Ni m e miraste siquiera... Y te reías callada. Burlándote de mis penas, Burlándote de mis ansias ! Volví á cantar una endecha Une el corazón m e dictaba, Con muy sentidos a c e n t o s . Con muy sentidas palabras. Y tu seguiste r i e n d o . Inmóvil c o m o una estatua. Itut laudóle de mis penas. Burlándole de mis ansia*. C a y ó el arpa de mi m a n o , Y con voz entrecortada, T e hablé d e a m o r , c o m o s i e m p r e , A l g u n a s tristes p a l a b r a s . Y tú n a d a m e d i j i s t e . . . S í ! dijiste q u e callara ; Y te m a r c h a s t e r i e n d o , B u r l á n d o t e d e mis ansias ! D e s p u é s , al abrir l o s o j o s Aquella alegre mañana, M i r é tu i m a j e n h e r m o s a En el f o n d o de m i a l m a ; Y recordando m i sueño, A h o g u é tu risa e n m i s l á g r i m a s ; Y m e o l v i d é d e tus b u r l a s , Y m e a c o r d é d e m i s ansias ! XLVII. P a r a e m b r i a g a r m e un día en la ventura Que soñaron mis locas e s p e r a n z a s ; P a r a hallar un instante de r e p o s o , T r a s de la lucha del d o l o r , a m a r g a ; P a r a q u e d e j e n de sonar tan tristes L a s notas de m i a r p a ; Para q u e en un instante a b a r q u e s t o d o El m u n d o de m i a l m a , ¡ Quisiera y o , b i e n m í o , Que mi a l m a c o n c e n t r a r a T o d a s m i s esperanzas en un canto Y t o d o m i d o l o r en una l á g r i m a ! XLVIIÍ. N o p u e d e ser, no p u e d o Olvidarte ni un día, ni un s e g u n d o . . . N a v e g a m o s los dos, y el bajel m í o L a s ondas corta d o n d e corta el t u y o . . . Y ni alcanzarte l o g r o , ni es posible V i r a r las velas y c a m b i a r de r u m b o ! El mástil roto y el t i m ó n m a l t r e c h o , T e m p e s t u o s a la mar, el cielo o s c u r o , Y lejos ¡ a y ! . . . de la r e m o t a orilla En las desiertas playas, el sepulcro. ¡Guando estaremos en el m u n d o s o l o s ! ; Guando estaremos en el cielo j u n t o s ! XL1X. Soñadas alegrías, Risueñas esperanzas, P o é t i c o s enjendros, Que en d o r a d o tropel mi m e n t e abarca! Fugaces vibraciones, A r p e j i o s , notas, cantigas, Sollozos y armonías. Que le lleváis mi a m o r y mi alabanza : A l daros en mis cantos Ropaje y forma y alma, Si sólo sois para ella, Si sólo sois, sonidos y palabras ; ¡ P e d a z o s de mi vida, F r a g m e n t o s de mi arpa, P e r d e o s en el p o l v o , Ahogaos para siempre entre mis l á g r i m a s ' L. Cantando las golondrinas F r e n t e á m i ventana pasan, Después de d o r m i r la n o c h e Bajo el t e c h o de tu casa. Y y o m e las q u e d o v i e n d o , Siguiéndolas con el alma, P u e s p a r e c e q u e c o n ellas Se m e v a n m i s esperanzas ! ¡ Q u i e r a Dios q u e en el i n v i e r n o P a r a s i e m p r e n o se v a y a n C a n t a n d o las g o l o n d r i n a s Que p o r mi ventana p a s a n ! LI. T ú sí serás f e l i z ! . . . L l e g a r á un día, Y el a m o r en el cáliz de una rosa, A c e r c a r á á tus labios el a l m í b a r Que d e los labios de los Dioses b r o t a . ¡ E l cáliz q u e te daba Mi m a n o t e m b l o r o s a , Entre hiél y e n t r e l á g r i m a s tenía De a l m í b a r una g o t a ! LII. S o b r e esos sueños Que en un s o l l o z o , Del alma i n q u i e t a Parten del f o n d o , Y en el e s p a c i o Toman contornos Indefinibles Y vaporosos; S o b r e la nieve Que c u b r e en c o p o s . De las montanas El rejio t r o n o ; Sobre el ropaje Mullicoloro Del ancho llano, Del bosque u m b r o s o ; Sobre los mares Azules y h o n d o s ; Sobre las nieblas Que arroja el n o l o ; Sobre esos mundos Que ven mis ojos, Del infinito Girando en t o r n o ; Envuelta en nubes Y r a y o s de o r o . V o l a n d o pasas Tú sobre t o d o ! Lili. Me mandaste callar... t e m b l ó mi labio Y te pidió p e r d ó n , y tú callaste... Ah ! si mi corazón hubieras visto Aquel horrible instante! ¿Qué pasaba por m i ? . . . dejó un m o m e n t o En mis arterias de c o r r e r la sangre... Cegaron mis pupilas, y una sombra Me arrebató tu i m a j e n ! ¿En d ó n d e estaba mi razón, en d ó n d e ? ;. En dónde estaba el m u n d o , en dónde el a i r e / ¿Dónde estaba la muerte que no vino Con su boca á b e s a r m e ? Sentí de la vergüenza esas hogueras Que eternamente arden ; Y en m i p e c h o esas l á g r i m a s q u e n u n c a Jamás del f o n d o de m i p e c h o s a l e n ! Y humillado, vencido, volví á v e r t e . . . T ú estabas c o m o s i e m p r e . . . eras el ánjel. Y o a r r o j a d o salí d e l p a r a í s o , Proscrito, miserable! LIV. D í m e q u e n o es v e r d a d q u e me deleitan L o s m i s t e r i o s o s e c o s de la brisa, Guando en las s o m b r a s de la n o c h e trae Del ave solitaria L a s notas f u j i t i v a s ! D í m e q u e no es v e r d a d q u e en la ribera Guando divaga sobre el m a r m i vista, Gozo pensando en Dios, p o r q u e las ondas Me ensenan q u e es e t e r n o , Guando á mis pies espiran ! D í m e q u e no es v e r d a d q u e me consuelen Las l á g r i m a s q u e v i e r t e n mis pupilas, Guando r e n d i d o de d o l o r á solas Mi frente se d o b l e g a S o b r e m i muda lira ! I h m e q u e no es verdad ({lie c u a n t o a b a n a Kn su v u e l o fuga/ la fantasía, Me recuerda q u e un t i e m p o , i n d i f e r e n t e Gontó de mi e x i g e n c i a Las horas y los d í a s ! Di mi» q u e no >•rilad q u e hay en mi* caill'»*. T e s o r o s de ternura y p«»e%ij, L o a n d o en U lioelic silenciosa dtfju V a g a r en el espacio, Fugaces armonías! D í m e q u e no es verdad q u e la esperanza Da tregua con su halago á mis desdichas; Que al fin de tanto suspirar en v a n o , En lo h o n d o del sepulcro Me espera una a l e g r í a ! P e r o q u e no es verdad q u e viva triste; Que son mi llanto y mi dolor m e n t i r a ; Que no es v e r d a d que te i d o l a t r o . . . éso, ; Ú n i c o a m o r de mi alma : É s o . . . no m e lo d i g a s ! LV. Conjunto de impresiones q u e se borran. Oscuridad y luz y medias t i n t a s ; Aplausos, gloria y . . . soledad del alma, Eso ha sido mi vida. L o arcano de un amor que m e s e d u c e ; La esperanza de un bien que m e r e a n i m a ; Ansia de oirte y ansia de mirarte, Eso es ahora mi vida. Campo de llores ó infecundo y e r m o , Lozana c u m b r e ó pavorosa sima; Vivir ó no vivir, lo que tú quieras, Eso será mi vida ! LVI. Yn no te be de pedir nada que sea Indigno de tu alma y de mi alma ; Q u i e r o s ó l o saber si tus c o n g o j a s R e s p o n d e n á m i s ansias. D í m e l o , p o r p i e d a d ! Y si n o s u n e Con i n v i s i b l e l a z o la d e s g r a c i a , P u e s no han de confundirse n u e s t r a s risas, Corran s i q u i e r a j u n t a s n u e s t r a s l á g r i m a s ! LVI1. ¿ Qué tienes, d í m e , Q u e así m e a t r a e s ? Tú tienes a l e o C o m o los c a u c e s D o n d e los ríos Corren fugaces: C o m o las c u m b r e s De los v o l c a n e s , C o m o los c i e l o s , C o m o los m a r e s . C o m o la tibia L u z de la t a r d e , C o m o la n o c h e C u a n d o se e s p a r c e , C o m o en las s o m b r a s Las impalpables Formas que envuelven Los ideales, Que en los ensueños De un alma g r a n d e , Se r e c o n c e n t r a n En una i m a j e n ! LVIII. Era alta n o c h e ! . . . Con sus torpes alas Azotaba mis párpados el s u e ñ o ; V pasaba y pagaba ante mis «>jus Su imajen bella en reposado v u e l o . De su pálida frente c o r o n a d a De pálidos l u c e r o s , Descendía la oscura cabellera V e l a n d o en sombras el n e v a d o c u e l l o ; En m í clavaban la mirada ardiente Sus grandes ojos n e g r o s ; Y allá en sus labios, c o m o n o hubo labios Más puros ni c o r r e c t o s , Dulce asomaba la fugaz sonrisa Que guarda avara en ellos, C o m o guardaron siempre De su a m o r el grandísimo secreto. Su blanca vestidura Flotaba entre las sombras, en s i l e n c i o , Cruzando sobre m í , tal c o m o pasa En el cielo del alma un pensamiento. Así gozaba y o ! . . . T r é m u l a s frases En r í t m i c o c o m p á s , en blandos ecos, Subían á mis labios una a u n a , Del fondo de mi p e c h o . Le decían mi a m o r , mis ilusiones, L e contaban mi a m a r g o sufrimiento ; Y de ese caos q u e enjendró la duda, La sombra y el misterio, El m a l o g r a d o afán de la esperanza, La inicua lidia del d o l o r e t e r n o ! De repente un vapor, c o m o la nube De calcinado incienso, Envolvió la beldad, veló el encanto De su rostro h e c h i c e r o . . . Y v i e n M I S O J M N la fugaz centella, Y vi en sus ojos el desdén s u p r e m o . T o r n é los míos que anublaba el llanto, Y de un rincón miré del aposento, Desprenderse una sombra, negra elijie De fatídico e s p e c t r o ! . . . Que a v a n z ó , y a v a n z ó . . . y ante m i vista Pasó terrible, lívido y siniestro... L e vi crispadas las c o b r i z a s m a n o s , I m a j e n d e l furor y d e los c e l o s . . . Y se h u n d i ó en la p a r e d . . . j Ó t e l o ! d i j e . ¡ Es la s o m b r a d e Ó t e l o ! Y m e sentí r o d a n d o d e s p e ñ a d o P o r la h o n d a sima del e t e r n o sueño ! LIX ¿ Qué s e r á ? . . . no lo s é ! . . . Y o sé q u e lleva A l g o d e m i a l m a en su a l m a p o d e r o s a ; P o r q u e tiene q u e s e r . . . p o r q u e sus o j o s M e la r o b a r o n t o d a ! Y o sé q u e d e su espíritu en mi espíritu A l g o d e b o l l e v a r , c o m o una s o m b r a , P o r q u e tiene q u e ser... p o r q u e su imajen Jamás en él se b o r r a ! LX. L í m p i d a estrella, F l o r d e los c i e l o s , Qué h e r m o s a brillas, i Pero qué lejos! Flor d e los c a m p o s , F l o r del d e s e o , Qué heruios.i e r e s ' j Y vivo p r e s o ! P á l i d a imajeii, F l o r de mis M J C J I O V ¿ Kn d o n d e i n o r a I o pcnsaiiih iitn ' F l o r de las llores, A l m a de un b e s o , ¿ Si tú no existes, P o r qué te siento? LXI. C o m o en el alma guardo Tu imajen peregrina, En ella t e n g o siempre Una ílor solitaria y a m a r i l l a . Á solas mis ardientes Miradas la i l u m i n a n ; L a m i r o y se m e acuerda Que tú en la m a n o la tuviste un día. La m i r o y clavo en ella Mis húmedas pupilas; L a m i r o absorto, y m i r o Que recobra la flor su lozanía. Que vive y el secreto Conozco de su vida, P o r q u e es c o m o tu imajen, P o r q u e en mi corazón no se marchita. Si quieres c o n v e n c e r t e , Cuando m e muera, niña, En el sepulcro helado La hallarás, revolviendo mis cenizas ! LXIÍ. Oye : si alguna vez imajinaste Que herí tu alma sensible, OBIIA* popTtrA-. P i e n s a q u e el q u e a m a c o m o y o , bien m í o , N o pudo nunca herirte... Si al t i e m p o q u e pasó los o j o s v u e l v e s Y venturosa vives, Piensa q u e un ser d e s v e n t u r a d o l l o r a Cada v e z q u e te r í e s . Si d e l a m o r las c e l e s t i a l e s dichas T u corazón engríen, P i e n s a q u e para m í , luz de mis o j o s , F u e r o n un i m p o s i b l e . Si alguna v e z de n o c h e en el s i l e n c i o O y e s mis e c o s tristes, P i e n s a q u e son los a y e s de m i a l m a Que al m o r i r te b e n d i c e ! LXIII. Á la luz de la luna ¡ cuántas v e c e s P e n s a n d o , c o m o s i e m p r e , en m i s desdichas, C o m p a r é tus pesares c o n los m í o s , Y c o m p a r é tu vida c o n mi v i d a ! T o s c o bajel á q u i e n el v i e n t o azota, Bañada en l i m o la rugosa q u i l l a , El viejo m a d e r a m e n a g r i e t a d o , Ea parda lona p o r d o q u i e r h e n d i d a , El m a r p r o f u n d o , el h o r i z o n t e n e g r o , La onda r e b e l d e , al e m b e s t i r bravia... Y el lago azul y q u i e t o , el cielo p u r o , Y la playa y el b o s q u e en las orilla*, La cabana á lo lejos, y á lo lejos Música a l e g r e y la canción marina, Y sobre el agua mansa r e s b a l a n d o , Al soplo del a m o r , la n a v e c i l l a ! Guando quieras saber p o r quién s o l l o z o , Si a l g o te i m p o r t a o í r m e sollozar, P r e g ú n t a l e á tu p e c h o m u y q u e d i t o , Y alguien en é l , tal vez te l o dirá. Y si alguien te responde — (estoy seguro Que sí r e s p o n d e r á n ) — Y pronuncian tu n o m b r e , entonces, niña, Y a no preguntes m á s ! LXV. Gomo pasa una nube en los espacios Bajo el azul del c i e l o ; Gomo en las sombras de la noche pasan Las sombras de los sueños... Allá en los horizontes que en tu alma Dilata el pensamiento, L o m i s m o q u e las nubes y las sombras, Pasarán estos e c o s ! . . . LXVI. Gomo detrás de l ó b r e g o nublado Sonríe el cielo azul, Así, tras de las nubes q u e en mi alma A m o n t o n a el d o l o r , sonríes tú! LXVII. ¿ P o r q u é cuando á tu lado sin testigos Me he solido encontrar, Cual desbandadas aves, mis ideas Huyen de donde están? ¿ P o r q u é de tanto q u e pensé en d e c i r t e N a d a te d i g o y a , Y mirando m e quedo c o m o estúpido T u e n c a n t a d o r a faz? Á t o d o s les p r e g u n t o y m e r e s p o n d e n , Que á preguntarlo van, Y todos lo p r e g u n t a n ; pero nadie Se l o p u e d e e x p l i c a r . Si tú n o a m a s t e n u n c a , acaso puedas D e c i r m e la v e r d a d ; P e r o si es q u e has a m a d o , e n t o n c e s , niña, T a m p o c o lo sabrás I LXV11I. O l v í d a m e ! está b i e n ! . . . si así lo q u i e r e s , Si eso te hace d i c h o s a . . . Flores p o r flores... A y ! c o m o las m í a s J a m á s te darán o t r a s ! O l v í d a m e . . . está b i e n ! . . . p u e d e s m a t a r m e Que esta mi vida al lin nada le i m p o r t a . . . Lira p o r lira... ¿en d ó n d e hallarás una Con más a m o r en sus h u m i l d e s n o t a s ? O l v í d a m e . . . está b i e n ! . . . en mi e x i s t e n c i a La dicha esta de sobra . Kcos por e c o s . . . A y ! ¡ d ó n d e o t r o s e c o s T a n tiernos Ir e n a m o r a n / O l v í d a m e . . . e*Li b i e n . . . P e r o / q u é d i g o / ¿ P e r o q u é está s o n a n d o el alma l o c a ? ¿Cóiiim no- l i a s de " I n d a r . 101 idolatría, M jama» he o< upado tu m e m o r i a ' LXIX. Si ella guarda en su seno, m a d r e tierra, C o m o tesoro e t e r n o , La prenda de un a m o r q u e no es el m í o , A y ! á b r e m e tu s e n o ! Harto te di del manantial q u e brota Del fondo de mi p e c h o ; He apagado la sed, deja q u e apague La sed que m e devora de tus besos ! Que cubran mi ataúd con una lusa Al nivel del terreno ; Y que una triste cruz graben en ella, P o r q u e sepan no más que allí hay un m u e r t o ! De la oculta semilla de esas flores Que llenan de pavor los c e m e n t e r i o s , No permitas q u e b r o t e ni una sola En torno de mi féretro. Y o q u i e r o q u e en tu n e g r o relicario Encierres con mis restos l na llor nada m á s . . . la que ella guarda C o m o un tesoro eterno ! I XX (.uaudo el reposo m e llama. Cuando los párpados cierro, V pienso en las alegrías De algún fantástico sueño, Entonces te m i r o , Entonces te v e o . No sé si d o r m i d o , N o sé si d e s p i e r t o ; N o sé si en sus alas un ánjel m e l l e v a , C r u z a n d o llanuras y m a r e s i n m e n s o s ; N o sé si e n el aire R e s p i r o tu a l i e n t o ; N o sé q u é m e pasa, Si v i v o , si m u e r o , Si e s t o y en la t i e r r a , Si e s t o y e n el c i e l o ! C u a n d o el r e p o s o m e Llama, C u a n d o los p á r p a d o s c i e r r o , Y p i e n s o en las a m a r g u r a s De a l g ú n fantástico s u e ñ o , E n t o n c e s te l l a m a Con ansia el d e s e o ; Y y o velo entonces, Y sé q u e n o d u e r m o , Y sé q u e en sus alas m e lleva el fantasma (Jue e n c i e n d e la d u d a , q u e enjendra los c e l o s ; Y o sé q u e en el aire M e falta el a l i e n t o j Y o sé q u é m e pasa, Que v i v o , y q u e m u e r t o E s t o y en la tierra C r u z a n d o el i n f i e r n o ! LXXI. Hay o t r o m u n d o apenas c o n o c i d o De los q u e no han l l o r a d o c o m o y o . En d o n d e es una s o m b r a la esperanza, D o n d e i m p e r a el d o l o r . Allí todas son dudas y desdichas, T o d o es o s c u r i d a d , l o d o a f l i c c i ó n ; Allí del s o l que l o s alumbra á t o d o s N o hay un r a y o de s o l ; Allí no hay hojas v e r d e s , ni un e s t a n q u e . Ni una lozana llor. A l l í nada se m u e r e . . . allí se v i v e . P o r q u e es la m u e r t e la única ilusión. Tú debes c o n o c e r l o . . . a v e c e s pienso Que allí he visto tu a m o r j u n t o á mi a m o r . Si esto es v e r d a d , r e s p o n d e : en ese m u n d o ¿ Quién te a m ó c o m o y o ? LXXII. No m e arredra del c a m p o en altas horas La densa o s c u r i d a d ; Las sombras de esta duda Me espantan m u c h o m á s ! No acongoja á mi espíritu el j e m i d o De la brisa al pasar : Este q u e en mi alma escucho Me apesadumbra más. No me anonada el sepulcral silencio Que en t o r n o mío h a y . . . A q u e l silencio de tus labios, ése, Ese sí, p o r q u e al íln m e m a t a r á ! LXXIII. Si sientes cuando alguno Está pensando en tí, Sabrá de c i e r t o la hora, Que deje de existir; Y r o m o sé que el alma No tiene nunca fin, Cuando pensar no pueda. , T e acordarás de mí ? LXXIV. N a c e s d e mi a l m a T o d a en el c e n t r o ; Formas y vida T e da m i a l i e n t o ; L u z , de m i s o j o s Tus hechiceros Ojos r e c i b e n , De a r d i e n t e fuego ; S i e n t o q u e ilotas En mi cerebro ; En m i s ideas S e n t i r te s i e n t o ! D e s p u é s , te e n v u e l v e n Mis p e n s a m i e n t o s ; H i e n d e s los aires, En raudos vuelos ; Salvas las n u b e s , L l e g a s al c i e l o , Y allí te a l u m b r a s Con los l u c e r o s , Y m i s suspiros T e lleva el v i e n t o . . . . ¡ Y estás m u y c e r c a , Y estás m u y lejos ! Y entonces gozo, Y entonces creo, Y entonces v i v o , Y entonces d u e r m o ! LXXV. te m i r o a l e g r e . Cuando tu labio ríe, Entonces me figuro i .11.indo Que ni el fantasma del d o l o r existe. Cuando los ojos bajas, Cuando tu p e c h o j i m e , Entonces m e parece Una s o m b r a el placer, un i m p o s i b l e ! P o r eso en m a r de dudas B o g a n d o va mi e s q u i f e . . . N o i m p o r t a : q u e hizo r u m b o , ¡ Y al r u m b o , inalterable, se dirije ! LXXVI. Ella, dentro de mí, m e dijo a n o c h e , Que llevo s i e m p r e un sol : Y ella dijo m u y bien, p o r q u e la llevo S i e m p r e en mi corazón ! LXXVII. Si te d i c e n , mi bien, q u e y o te o l v i d o , Diles que m i e n t e n . . . N o 1 ¡ C u a n d o el a m o r con lágrimas se nutre, Es e t e r n o el a m o r ! Cuando en la soledad las esperanzas Nacen de la aflicción, Y se cruza entre piedras y entre abrojos La senda del d o l o r ; Cuando sangran los pies ; cuando se llora Sangre del corazón, Cuando nada se espera y del consuelo Ya se extinguió la voz ; Cuando el vivir es m u e r t e , y el sepulcro Es desesperación, Entonces no se olvida! si lo dicen, Diles q u e m i e n t e n . . . N o ! J. Cuando m e a p e r c i b í , t o d o era t u y o : Mi v i d a , m i esperanza ! Sin r u i d o , sin e s t r é p i t o , en s i l e n c i o , C o n s ó l o una m i r a d a , A s í , c o m o l o hiciste c o n la m í a , Así se r o b a el a l m a . . . j T o d o eso está m u y bien ; p e r o no o l v i d e s Que así t a m b i é n se mata 1 LXXIX. Del l e j a n o h o r i z o n t e en l o s c o n f i n e s A l espirar la tarde, M i r é tu i m a j e n , cariñosa y t r i s t e , Vagar entre celajes; P e r o la n o c h e a l z a n d o Sus s o m b r a s i m p a l p a b l e s , L l e g ó , y en las tinieblas A n t e mis o j o s se n u b l ó tu imajen ! V a g a n d o en los espacios l u m i n o s o s Cruzabas c o m o un ánjel, Y absorto c o n t e m p l é tu seductora Belleza i n c o m p a r a b l e ! P e r o la luz del día R e s p l a n d e c i ó en los aires, Y entre sus r a y o s de o r o Ante mis ojos se n u b l ó tu imajen ! T e e s c o n d e n de mi vista Con su p o d e r i g u a l e s , La luz en la mañana 1.1- sombí i s en 11 t a r d e ! Si tiene mi alma un r i e l o Y e i i él g r a b é lu ¡ m a j e n , ¿ P o r q u é , bien de m i vida, P o r qué te he de buscar en otra p a r t e ? LXXX. Me parece q u e l e o en su sonrisa Y q u e l e o el a m o r en su m i r a d a ; Y en el círculo rojo de sus párpados Las penas l e o que a t o r m e n t a n su a l m a ! Y cuando pienso que por otro llora, Y pienso q u e otro su a m a r g u r a causa, Nada p u e d o l e e r . . . del misterioso L i b r o del c o r a z ó n arden las pajinas; Y más que nunca bella, más hermosa Del espantoso incendio é n t r e l a s llamas, Hechicera y j e n t i l se m e aparece, Imajen del d o l o r , su imajen pálida. LXXXI. Es igual para mí : nada m e i m p o r t a La densa oscuridad, Que la tiniebla pavorosa, nada Me deje c o n t e m p l a r ; Y o no q u i e r o la luz del sol ardiente P a r a mirar tu faz, Que la luz de mis ojos te ilumina Donde mi vista va. T a m p o c o quiero luz para buscarte, Que donde estoy estás... Quiero luz... mucha luz ! p e r o en tu alma Para leer en ella la verdad ! LXXXII. ¿ Qué habrá en el fondo de las hondas simas ? ¿ Qué h a b r á en el f o n d o del r e v u e l t o m a r ? ¿ Qué h a b r á tras el c o n f í n del h o r i z o n t e ? ¿ Qué tras los m u n d o s q u e j i r a n d o e s l á n ? Y o n o sé l o q u e habrá : si y o p u d i e r a Tan profundos arcanos penetrar, Bien sé l o q u e v e r í a . . . Y o v e r í a Tu imajen... ¡nada másl LXXXII1. A m é la g l o r i a . . . su l a u r e l d e o r o F u é m i a m b i c i ó n un t i e m p o no l e j a n o , P e r o eso y a p a s ó . . . Y a sólo ansio T u e t e r n o a m o r , tu a m o r y tus aplausos. Y allí la senda está : ¡ h e allí la c u m b r e Que dora el sol c o n i n m o r t a l e s r a y o s ! Aún p u d i e r a subir, y allí tan s ó l o Grabar tu n o m b r e en d u r a d e r o m á r m o l . N o i m p o r t a n los abrojos del c a m i n o , Nada el raudal de m i c o p i o s o l l a n t o : A ú n pudiera subir... Y o subiría ¡ Con tal q u e m e llevases de la m a n o ! LXXXIV. Guando sea cadáver para t o d o s , P o n tu m a n o en m i p e c h o ; L o has de sentir l a t i e n d o todavía. Que sólo para tí no habré y o m u e r t o ! LXXXV. Kn m e d i o de esas vagas a r m o n í a s Que turban el silencio d é l a n o c h e , Greo escuchar mi n o m b r e en un acento Que mi alma r e c o n o c e . . . . Y y o , insensato, m e figuro á v e c e s , Que eres tú, q u e m e llamas por mi n o m b r e , Que de tus labios de coral el v i e n t o Al pasar lo r e c o j e . LXXXVI. Cuando pienso en la n e g r a sepultura; Cuando m i r o un a b i s m o , Mi corazón se o p r i m e de tristeza, Y pienso en el o l v i d o . Cuando levanto al cielo la m i r a d a Y veo q u e es el m i s m o , Mi corazón se llena de alegría Y pienso en lo infinito : Y ya triste, y a a l e g r e , cuantas veces Los horizontes m i r o , ; N o quisiera mirar ese fantasma Que ilota en el v a c í o ! LXXXVII. Cuando m i r o volando alguna nube Que por los aires va, La sigo con la vista, y me pregunto : ¿ Á dónde va á p a r a r ? Cuando m i r o algún ave solitaria Cruzar la inmensidad, La sigo c o n la vista, y á mis solas Me digo : ¿A dónde irá? Y nadie me responde, y m e entristece No saber d o n d e van, Y es p o r q u e y o también, luz de mis ojos, T a m b i é n v o y á volar ! LXXXVIII. ¿ T i e n e s celos? ¿De q u i é n ? ; Es que tú ignoras L o q u e tu r o s t r o p e r e g r i n o v a l e . L o q u e tu l a b i o e s c o n d e , L o q u e e n tus ojos arde ! Y l o q u e v a l e tu a l m a . . . j E s o , m i b i e n , ni c a l c u l a r l o s a b e s ! LXXXIX, H a y un reloj q u e p o r instantes r á p i d o s L o s siglos m a r c a de m i e t e r n o a m o r . ¿ N o sabes tú cual es ? P u e s o y e el p é n d u l o : I L a t i e n d o está por tí m i c o r a z ó n ! XC. En tu h e c h i c e r a faz vi la alegría, Y la tristeza en tu h e c h i c e r a faz, Y e n t o n c e s c o m p r e n d í t o d o lo h e r m o s o Del c i e l o y d e la m a r 1 XGI. Si no es t o d o ilusión, si en los espacios T u espíritu m e busca, P i e n s a , al pensar en mí cada m a ñ a n a , Que es uno m i s m o el sol q u e nos alumbra ' XCII. Yo v o y con esas aves m e l a n c ó l i c a s Que en el silencio de la noche cantan ; . Q u i é n pudiera en la n o c h e de los suefm> Gantai en el silencio de tu a l m a ! XCIII No le t e m o a tu o l w d o ; ; no podrías Tanto amor olvidar! ¿ S a b e s á qué le t e m o , si m e q u i e r e s ? ¡ Á q u e no puedas ya q u e r e r m e más ! XGIV. ¡Qué h e r m o s a es la mañana cuando enciende Su roja tea el s o l ! ¿ Dónde se v a n las sombras de la n o c h e ?. ¿ Á d ó n d e va el d o l o r ? ¡ Qué cantar de las aves en el c a m p o ! I Qué alegre su c a n c i ó n ' ¡ C ó m o respira y se levanta t o d o Cuando a m a n e c e D i o s ! ¡ Cómo cruza el espacio tu fantástica Risueña a p a r i c i ó n ! H o y eres toda llama, anoche sombra : Y anoche y h o y , a m o r ! ¿ Será la luz del alba la esperanza? ¿ L o sabes ? pues y o no ! ¡ Sólo sé que no sé p o r qué se m u e r e P o r tí mi c o r a z ó n ! XCV. L l e g u é al sombrío atrio de la iglesia, Y el d o l o r m e d e t u v o , Y creí q u e m i m a n o se apoyaba En la fría pared de mi sepulcro. C o m o su imajen pálida, mi alma Se desprendió del m u n d o , T o r n é los ojos y encontré tinieblas, ¡ Volví la vista al cielo y lo vi oscuro ! A l fin e s t a m o s s o l o s , arpa m í a , En la alta n o c h e , j u n t o s ; Ni un e c o . . . ni una n o t a . . . a q u í a g u a r d a m o s , M u d a s tus c u e r d a s y m i l a b i o m u d o . Se l l e n ó de i l u s i ó n m i p e n s a m i e n t o , Mi c o r a z ó n d e l u t o . . . . Y o n o sé d ó n d e f u e r o n sus p r o m e s a s , Y o sólo sé q u e el t r i u n f o ha sido s u y o . XCVI. Y o s o y hoja caída q u e se seca, S o y el d o l o r q u e r í e , S o y la d e s h e c h a n a v e q u e ha c r u z a d o H o r i z o n t e s sin l í m i t e s , Ola del m a r q u e se e s t r e l l ó en la a r e n a A l pié del a r r e c i f e ; S o y el día q u e m u e r e en el c r e p ú s c u l o De una esperanza t r i s t e ; Y o s o y la n o c h e , en fin : ¡ d i m e si eres La sombra que m e sigue! XGV1I. A n t e s dejaba y o m i s p e n s a m i e n t o s A l acaso v o l a r , Y nada m e i m p o r t a b a q u e v o l v i e r a n , Ó no volvieran más. Desde q u e te c o n o z c o , desde e n t o n c e s , N o importa á donde van, Y anhelo por q u e v u e l v a n y m e digan L o q u e pensando estás ! XCV1II. ¿ C ó m o vivo ? N o sé, soñando en cosas No sé si de alegrías ó d o l o r e s . . . Nnc á veces m e parecen realidades, Y á veces m e p a r e c e n ilusiones. Guando á c o n t a r t e vayan c ó m o v i v o , Esas j e n t e s q u e v i v e n p o r q u e c o m e n , Diles, p e r o de m o d o q u e lo entiendan, Diles que ni siquiera m e c o n o c e n . XGIX. Hay quienes piensan q u e al m o r i r el alma Se va con los placeres que ha g o z a d o , Que deja sus desdichas, que por eso H a y tantos desdichados. Y y o he dado en pensar q u e eso no es c i e r t o . Que es falso, que es m u y falso ; Que el alma q u e se va sólo se lleva L a única dicha de r o m p e r sus lazos. G. ¡ Y h a c e m u y poco q u e e m p e z ó la lucha! ¡ N o hace m u c h o que sufro ! P e r o tales serán estos d o l o r e s Que el t i e m p o b r e v e m e parece m u c h o . Al través de mis lágrimas los v e o Pasar uno por uno ; ¡ Y'o soy el m i s m o . . . ¡ siempre ! A q u í le guardo Mi a m o r e t e r n o , cuando pase, al último ! GI. Y sé q u e son las almas C o m o las olas, Que siempre va la una Siguiendo á la otra ; T ú vas delante... ¿ Dónde estará la playa Que nos aguarde ? GIL B a n d a d a s d e t o r c a c e s , blancas nubes D e blancas flores q u e a r r e b a t a el v i e n t o , A y I eso son á v e c e s c u a n d o l l o r o Mis locos pensamientos ! T r o p e l d e aves fatídicas, t i n i e b l a s Q u e arrebata el t u r b i ó n d e l c e m e n t e r i o , ¡ A y , eso son á v e c e s c u a n d o r í o Mis tristes p e n s a m i e n t o s ! CIII. Es p r e c i s o c a l l a r . . . D e estas c a n c i o n e s A ú n t i e n e el alma m u c h a s ; P e r o g u a r d a d a s en el p e c h o m í o , ; Bajarán c o n m i s restos á la t u m b a ! CIV. Después q u e y o m e ausente, n o m e b u s q u e s Niña, en el p a n t e ó n , Ni busques esta l l a m a q u e m e abrasa En los r a y o s del sol. Ni busques mis m i r a d a s en los astros, Ni m i aliento en la flor; Ni en las s o m b r a s q u e v a g a n p o r las n o c h e s Mi ardiente i n s p i r a c i ó n ! Si q u i e r e s e n c o n t r a r m e e n t e r o , busca En mis v e r s o s , m i a m o r ; Y si buscas mi i m a j e n , no la busques Si no la guarda ya tu c o r a z ó n ! TROVAS COLUMBINAS Méjico, abril de. 1 8 8 1 . Á L A SOCIEDAD COLOMBINA ONUBENSE HüELVA. José Peón y Cu utreras. CRISTÓBAL COLON i. Espíritu j i g a n t e que otros m u n d o s En el espacio habitas, T o r n a al sepulcro q u e tu cárcel guarda, Y dale forma á tu i n m o r t a l ceniza. Despierta, y otra vez m e n d i g o y l o c o Arrástrate y c a m i n a ; V u e l v e á poner sobre tu frente augusta La c o r o n a de rosas y de espinas. Vuelva á v a g a r sobre tu m u d o labio Sardónica sonrisa; Que la estúpida plebe te escarnezca; Que la ignorancia torpe te m a l d i g a . Hiera otra vez tu corazón sencillo El arma de la envidia, Y torrentes de lágrimas, á solas, Mane en silencio la profunda h e r i d a . Vuelva á cruzar por los iberos c a m p o s T u sombra fujitiva, Mientras te burla en los salones rejios, Necia y audaz, la cortesana grita. T o r n a á tender sobre la mar inquieta La poderosa vista; T u llanto b e b a la a r e n o s a p l a y a , Y q u e b e s e n tu sien auras m a r i n a s . Y sulca al fin los p i é l a g o s i g n o t o s E n la a r b o l a d a q u i l l a , Y t r i u n f a . . . Y al r u m o r d e tus c a d e n a s Caiga en el p o l v o m i d o r a d a lira. II. A l m e d i a r d e la n o c h e silenciosa, Á la pálida luz d e las estrellas, V a g a b a p o r los m a r e s lusitanos Una h e r m o s a g a l e r a j e n o v e s a . I b a d e c o r s o . El t i m o n e l v e l a b a V i e n d o b r i l l a r el fósforo en la e s t e l a . . . De repente paróse, g r i t ó : — « F u e g o : » Y el fuego a p a r e c i ó sobre c u b i e r t a . III. A r d í a envuelta la g a l e r a en l l a m a s , N o l e j o s de la c o s t a : A s e un m a r i n o el r e m o c o n la diestra Y al h o n d o m a r se arroja. L u c h a tenaz y con s o b r a d o aliento H i e n d e las bravas o l a s , Y pisa al c a b o con segura planta Riberas d e L i s b o a . Dirijo l u e g o la mirada al c i e l o , Serena y m e l a n c ó l i c a , Y la v u e l v e á la m a r , y la dilata P o r su llanura l ó b r e g a . Las ondas á la tierra d e v o l v í a n A l j e n i o de las o n d a s ; La m a r l o rechazaba. ¡ Y para el náufrago, E r a la tierra p o c a ! IV. A l t o , robusto, varonil semblante Por noble, seductor; La tez, un dia transparente y blanca, T o s t a d a del s o l ; Blondo el c a b e l l o , p o r el t i e m p o cano, Tal vez por el d o l o r ; Su m a d r e patria, J é n o v a ; su n o m b r e CRISTÓBAL COLÓN. V. El que á solas en su h o g a r Con la sociedad se encierra, Sus penas no ha de contar, Ni á las flores en la tierra, Ni á las olas en la mar. Acaso sienta bullir En su m e n t e un pensamiento Que en su m e n t e ha de m o r i r , P u e s en tan h o n d o aislamiento ¿Á quién se l o va á d e c i r ? N o les ha de revelar Sus penas y sus t e m o r e s , Pues no le han de contestar, Si está en la tierra, las flores. Ni las olas, si en la mar. V u e l v e á Ja tierra la flor Y la ola al m a r , y al h o r r o r Del pasado, el s u f r i m i e n t o ; Y v u e l v e á el a l m a el l a m e n t o Que á el a l m a a r r a n c a el d o l o r . Que el q u e á solas en su h o g a r Con la s o l e d a d se e n c i e r r a , Sus p e n a s n o ha d e c o n t a r , N i á las flores en la tierra, Ni á las olas en la m a r . VI. N o está la n u b e en los espacios sola Ni v i v e n solas en el m a r las algas ; Y en e l h u m a n o p e c h o Sola se m u e r e d e d o l o r el á n i m a . Las olas se r e c l i n a n en las olas, Y las r a m a s del árbol en las r a m a s , Y en el a g r e s t e n i d o Se e n t r e t e j e n las alas c o n las alas. El alma tierna d e C o l ó n un día J i m i e n d o en triste soledad i n g r a t a , Halló por su ventura El alma c o m p a ñ e r a d e su a l m a . Y flores tuvo la escarpada pena, Y blancos lirios la infecunda p l a y a , Y la celeste bóveda L i m p i a y azul s e reflejó en las a g u a s . Brilló la luz de la perdida estrella En la lóbrega n o c h e de borrasca, Y penetró M I rayo En e l s o m b r í o corazón d e l nauta Vil. Después de la luz, la noche Envuelta en niebla s o m b r í a ; Después del placer, las tristes L á g r i m a s en la m e j i l l a . Bajo los pétalos blancos De la flor, la aguda e s p i n a ; Bajo las rosas, el p o l v o De las rosas de otros días. Junto al azahar de la b o d a , Inmortales amarillas; Junto á la cuna, la huesa ; Junto á la nada, la vida. VIII. Dichosa mansión, dichosa Si no la nubla el pesar. i Q u é hermosa en la luz, qué hermosa En el cielo del h o g a r ! En el h o g a r , lo m i s m o q u e en el cielo, Hay también un crepúsculo s o m b r í o ; El cielo m o j a de rocío el suelo, Y son en el h o g a r c o m o rocío Las l á g r i m a s del d u e l o . j Qué triste mansión, q u é triste, Cuando la nubla el pesar! ¡ C o l ó n de n e g r o viste El cielo de su hogar I IX. Bajo del sauce tétrico, La sepultura cubre OBRAS POÉTICAS. Su o s c u r o s e n o , c o n m u l l i d o c é s p e d Y con lirios azules. Con una cruz tristísima," E n t r e o t r a s tristes c r u c e s , Señalan t o d o s el p o s t r e r o sitio D é l o s q u e y a n o sufren. Colón, lloroso y pálido, E n hora a m a r g a y l ú g u b r e El sitio s e ñ a l ó d o n d e d o r m í a Su c o m p a ñ e r a d u l c e . Y allí b a ñ a d o en l á g r i m a s Miró la t u m b a fúnebre, Cubrir su seno c o n m u l l i d o c é s p e d Y con lirios azules. X. A l b o r d e de un s e p u l c r o , de rodillas Estaba C o l ó n , Y también de rodillas, v á su l a d o , Un v a s t a g o en llor. Un niño q u e tenía en la mirada A m a r g a aflicción : Y Mil c o n s u e l o y entre acerbas (¡nejas L l o r a b a n los dos. Y hubo un i n s t a n t e De l.n q u e inmenso de dolor sin nombn dolor, el n a u t a M« a l z o d e la t u m b a Y el n i ñ o ae a l i ó . Y del l a b i o i n ó r e n t e Rencilla o r a c i ó n , escapóte — «:t — Y «lo la boca varonil y trémula Un h i m n o do a m o r . XI. « ¡ A m o r , mi a m o r ! Celeste mensajera Del dulce bien y la esperanza mía, De tu edad en la dulce p r i m a v e r a T e vf rodar bajo la tierra fría; A m o r , a m o r , en mi ilusión p r i m e r a I n a g o t a b l e fuento de a l e g r í a ; P u r í s i m o raudal q u e apuré ansioso .Más q u e agora infelice, v e n t u r o s o . M ¿ Á d ó n d e v o y , errante p e r e g r i n o , Sin sombra, sin a m p a r o , sin consuelo ? Murieron va las flores del c a m i n o , Se apagaron las lámparas del c i e l o : Sobre mí poderoso torbellino L a s nubes amontona en denso v e l o ; L a soledad mi espíritu a m e d r e n t a , Y ruje en mis oídos la tormenta. <• ¿Si escuchara tu v o z , Felipa mía, Vibrante c o r n o música s o n o r a , Renacieran l a paz y alegría D e l que sin p a z sus alegrías llora ; Renacieran l a s llores que tejía A l risueño alborar de blanca aurora. C o n que anudaba l o s p e r d i d o s lazos, Embriagado d e a m o r entre tus brazos. « ¿ Y era un sueño no más t i n t a ventura ' « F a n t á s t i c a ilusión, belleza tanta? Al través de esa losa helada y d u r a . Que al g o l p e d e un pecho se quebranta, L a i m a j e i i d e tu pálida hermosura P i e n s o q u e ante m i s o j o s se l e v a n t a . Y d e n u e v o suavísima y t r a n q u i l a , A r d e la luz del cielo en tu p u p i l a . « P a r e c e q u e otra vez los dos unidos Con las caricias de tu a m o r p r o f u n d o , Soñamos de placer embebecidos, E n hallar para el m u n d o un n u e v o m u n d o . D e l i r a n t e s , a c a s o , los s e n t i d o s , El espíritu i n q u i e t o y v a g a b u n d o , D e j á b a m o s v o l a r el p e n s a m i e n t o L i b r e y altivo en la r e g i ó n del v i e n t o . « Mas h o y ¿ q n é resta de p l a c e r tan v i v o ? De tan fugaz p l a c e r ¿ y a q u é nos q u e d a ? M o v i ó su rueda el p o r v e n i r e s q u i v o , Y á los dos nos h u n d i ó bajo su r u e d a . E r r a n t e , d e s d i c h a d o , fujitivo, Mientras la duda el c o r a z ó n h o s p e d a , Iré sin guía, sin t i m ó n , sin n o r t e . De l u g a r en lugar, de c o r t e en c o r t e . ti Mas d o n d e quiera q u e m e arrastre el liado R e n o v a r á n nuestra sencilla historia, Las dulces horas q u e pasé á tu l a d o . T u g a r e s r e t o r n a n d o á la m e m o r i a . Presente s i e m p r e m i r a r é e l p a s a d o ; Y ya á la luz ardiente de la g l o r i a , • • de la sombra al t e n e b r o s o a b r i g o , Tu a m o r , tu i m a j e n , estarán c o n m i g o . " T u a m o r , s ó l o tu a m o r : ni e l alma mía (.una le dio de perfumadas llores, llov, t r i s t e , amortajando M I alegría. C e r r ó mi coraxón a l o i a m o r e s . \ p u e s | o q u i t o D i o s , l a tumba fría • m a n i r aquí tus curantos seductores, Que, á d e s p e c h o del t i e m p o y del o l v i d o , En mi alma vivirá c o m o has v i v i d o . « Y o te he de ver en el fulgor postrero Del día al espirar en mi ventana, Y al f e n e c e r la noche en el l u c e r o Que se p i e r d e á la luz de la m a ñ a n a ; E n el vapor errante y pasajero Que el cielo azul recorta y engalana, O al fulgor del r e l á m p a g o en la n u b e Que en alas del turbión al éter sube. « Y cuando l o g r e , al cabo de mi anhelo, Hallar la tierra que soñó mi m e n t e , Y g r a n d e al fin, bajo el dosel del cielo, A n t e Dios nada más baje la frente, A l detener m i fatigoso v u e l o , En las arenas de la playa ardiente, V e r é tu imajen en la nueva orilla Y sentiré tu beso en m i mejilla. « En tanto, dulce bien, recibe el mío De mi cariño santo en el e x c e s o . » — Y el noble j e n o v é s , grave y s o m b r í o , De su d o l o r en las cadenas preso, Gayó de hinojos sobre el césped frío, Y en él dejando el d o l o r o s o beso Que repitió la n o c h e en son l e j a n o , P a r t i ó , l l e v a n d o al niño de la m a n o . XII. A l misterioso i m p u l s o del destino Cruza Colón un áspero c a m i n o , En alas de su loca inspiración, ¡ Pobre marino! ; Pobre Colón! En P o r t u g a l dejó cuanto quería; N o supo P o r t u g a l l o q u e tenía : P o r t u g a l n o l o supo p o r su m a l : N o supo q u e perdía Su g l o r i a P o r t u g a l . G o m o arista q u e l a n z a el t o r b e l l i n o , Así l a n z a d o e l triste p e r e g r i n o A b a n d o n ó una n o c h e su m a n s i ó n . I Pobre marino I ¡ Pobre Colón! XIII. Con Dios q u e los a c o m p a ñ a , Y su a m o r y su c a r i ñ o , V a n , c o n ansiedad extraña, Solos un h o m b r e y un n i ñ o . C r u z a n d o tierra de España. V a n hacia H u e l v a , d e l c i e l o Y d e su suerte ;i m e r c e d : S i e n t e el h o m b r e un h o n d o a n h e l o , Y el niño en su d e s c o n s u e l o H a m b r e tiene, y tiene s e d . ; A y ! Y entonces Que en aquel quiso triste m o m e n t o Llegaran, d e Alas p u e r t a s de Desfallecidos los d o s . Era la n amparo~en pos, Habida. Triste y sombrío Y dentro El por vetusto Que a ñ o » Dios un'convento . . por triste . Lía fuera, y serio, monasterio h á q u e los espora Que apenas, tras el pesar De sus c o n g o j a s t e s t i g o , L l a m a r o n , — sin vacilar — A b r i ó un h e r m a n o el postigo P a r a dejarlos entrar. Y entraron ; y en su alegría Se o l v i d a n de la pasada Y m o r t a l melancolía . . . . ¡ Puesto q u e Dios es su guía, Dios los lleva á su m o r a d a 1 Diéronle al niño sustento, Al alma c o n t e n t a m i e n t o ; Y de dulce paz g o z a n d o , D u r m i ó s e en el lecho blando De una sala del c o n v e n t o . Y á Colón, c o m o el m e j o r A l i v i o á su acerba pena, L e c o n d u c e n , por favor, Á la celda del prior Fray Juan Pérez de Marchena. X I V . L e y ó el fraile en los ojos del m a r i n o : S o n d e ó el m a r i n o el corazón del fraile : .luán P é r e z de Marchena m i r ó al j e n i o : Culón absorto contemplaba al ánjel. L o q u e aquellos dos h o m b r e s se dijeron Ln aquella mirada, Dios Jo sabe : Lso que sólo el pensamiento escribe No lo guarda la historia en sus anales. Colón le dio un tesoro al franciscano Lncerrado en una arca i m p e n e t r a b i e . M i r ó M a r c h e n a el arca, y para abrirla Al nauta j e n o v é s l e dio la l l a v e . XV. En p a v o r o s o a i s l a m i e n t o Se m i r a el s a g r a d o m u r o , Y solitario y oscuro El i n t e r i o r del c o n v e n t o . U n a ráfaga d e v i e n t o , Á g r a n d e s pausas, j e m í a En la estrecha c e l o s í a , ü al p e n e t r a r en las rejas Destartaladas y viejas De la ruinosa a r q u e r í a . D e p r o n t o un r u m o r se o y ó ( l o m o el de abrirse una p u e r t a , Y al fulgor de luz i n c i e r t a , Un h o m b r e al claustro salió. Taso á paso a t r a v e s ó , C o m o una s o m b r a lijera, T r a s una y otra escalera, Uno y otro apartamiento, Sin q u e el débil e c o l e n t o De su pisada se o y e r a . C o m o u n t i m b r e funeral Que l o s espacios r e c o r r e , S o n ó la u n a e n la t o r r e D e la De su IJeg«> Mojó iglesia puerta el su conventual. basta h o m b r e ; mano en llendita ; apagó Y de umbral reverente la lóenle luz, cruz r e z a n d o , en l a la s e ñ a l Se hizo, la el la frente. Después, respetuoso y g r a v e , En el t e m p l o p e n e t r ó ; R e z a n d o s i e m p r e , avanzó Bajo la sagrada n a v e ; Y ante una luz, q u e suave L á n g u i d a y triste esparcía S o b r e el altar en que ardía V a g o s resplandores rojos, Gayó en el suelo de hinojos, En mitad de la crujía. Inmóvil, meditabundo, Quedóse allí, sumerjido, Y aletargado el sentido En un éxtasis profundo. A l l í , m u y lejos del m u n d o En donde la infamia m e d r a , D o n d e al espíritu arredra Huracán vertijinoso, P e r m a n e c i ó silencioso G o m o una estatua de piedra. ¿ B r e v e el t i e m p o ? ¿ El t i e m p o largo Pasó para é l ? ¿ Gozaba, Ó del d o l o r apuraba I m p í o cáliz a m a r g o ? . . . Salió al fin de su l e t a r g o , Y tras la muda oración Que en honda c o n t e m p l a c i ó n , Tal vez alivió su duelo, A l z ó los ojos, y al cielo Elevó su corazón. « S e ñ o r , y o v e n g o á t í ; y o estoy perdido Del bosque en la espesura : Su lobreguez medrosa m e anonada, Sus vastas soledades m e dan m i e d o . <( Y o v a g o e r r a n t e en la e x t e n s i ó n i n m e n s a De procelosos mares, Y m e e s t r e m e z c o de m i r a r m e s o l o , E n t r e g a d o á l o s v i e n t o s y las o l a s . « D a l e , S e ñ o r , al á n i m a t u r b a d a T u aliento p o d e r o s o ; Busco una senda q u e dirija al l l a n o , Busco un bajel q u e m e c o n d u z c a al p u e r t o . « L a f e , c o m o esa l á m p a r a b e n d i t a , A r d e p e r e n n e en mi a l m a ; N o la apagues j a m á s , y de c o n t i n o A r d a su luz basta en m i t u m b a l ó b r e g a . « Y o p r e s i e n t o , S e ñ o r , la a m a r g a lucha Que el p o r v e n i r m e g u a r d a ; Y o sé q u e en m i c e r e b r o h a y una idea Que siento q u e n o cabe en m i c e r e b r o . « Mas tú, S e ñ o r , q u e la c o m p r e n d e s s ó l o , P o r q u e d e tí m e v i n o , D a m e a r r o j o y bravura en la batalla, N o m e abandones en la h e r o i c a e m p r e s a . « Y o m e h u m i l l o ante t í ; y o nada v a l g o ; Es t u y o c u a n t o p i e n s o ; Haz q u e aparezca un día ante mis ojos Ese m u n d o q u e al fin es t o d o t u y o . « Tú no enjendras la duda, tú afirmaste En mi alma la c r e e n c i a ; Y no ha de ser m e n t i r a lo q u e c r e o , Que y o por tí l o c r e o , y tú no m i e n t e s . • Y o sé q u e la verdad está escondida, C o m o e s t á e n e s t e instante Kl rayo ardiente de la luz febea, Une en breves horas lucirá su aurora. n Un r a y o de ese sol sé q u e algún día, T a l vez no m u y l e j a n o , A l u m b r a r á , brillando ante mis ojos, De ignota playa la h ú m e d a ribera. « Y o q u i e r o en esa playa que tu n o m b r e Se escape de mi l a b i o ; Quiero, S e ñ o r , de hinojos bendecirle ; Y no q u i e r o m o r i r sin q u e así sea. >» Calló Colón. Kn seguida Se levantó satisfecho, Cual si sintiera en el p e c h o Más v i g o r y nueva v i d a : C o m o el que j u z g a escondida La senda y la vuelve á hallar, C o m o el ipie torna i encontrar Kl tesoro que perdió, A s i d e l t e m p l o salió Kn q u e le v i m o s entrar. XVI. Marchena le d i o una c a í ta \ C o l o n , l e dio dineros. H u m i l d e cabalgadura, Y su a m o r y sus c o n s e j a C o n el m e d i c o Fernández ^ el t i e r n o n i ñ o y un Acompañóle basta lego. el atrio, 1» índole valor y aliento. L e d i j o que atendería Ku t u ausencia al p e q u e n u e l o , \ e l j e n o t é » , pesaroso Y feliz á un m i s m o t i e m p o , A p r i s i o n a n d o una l á g r i m a E n el f o n d o de s u ' p e c h o , R u m b o á la c o r t e d e España S e alejó d e l m o n a s t e r i o . XYIÍ. F a n t a s m a q u e r e c o r r e s los e s p a c i o s , Impetuoso huracán, H a y una r o c a en q u e tus n e g r a s alas Se estrellan al pasar. Bajel p e r d i d o q u e las aguas cortas Del anchuroso mar, H a y una p l a y a q u e en su arena a r d i e n t e L a t u m b a te abrirá. Y tú, j i g a n t e p e n s a m i e n t o , idea Que c o r r e s al azar, P a r a atajar tu paso y sepultarte Está la h u m a n i d a d . XVIII. L a s nubes q u e a m o n t o n a La t e m p e s t a d , le sirven de c o r o n a Á su pálida frente, Que avara e s c o n d e p o r t e n t o s a idea. Hay un a b i s m o en su m i r a d a a r d i e n t e , Y el r a y o en el a b i s m o c e n t e l l e a . A d ó n d e va? ¿ Qué q u i e r e ? / , Quién le ayuda Á. p e n e t r a r un m i s t e r i o s o a r c a n o ? El m i s m o desfallece, él m i s m o duda. Y lleva en su c o n c i e n c i a un o c é a n o . En él sin r u m b o ni t i m ó n navega ftu p r o p i o p e n s a m i e n t o ¡ A y del q u e al fin de su esperanza llega ¿ Á d ó n d e le c o n d u c e el sufrimiento? ¿ Delira? N o l o sabe. Colón no sabe en el d o l o r profundo De su inmensa tristeza, Si ese m u n d o q u e sueña está en el mun Ó lo lleva no más en la cabeza. XIX. Sobre las ondas de la m a r h u m a n a , En el mar de la vida, C o n d u c e el nauta c o n segura m a n o Su frájil n a v e c i l l a . Es la fe su t i m ó n ; su v e l a , el j e n i o ; El Salvador su guía, ¡ El q u e sacando á P e d r o de las olas L e condujo á la orilla ! XX. * ¡ F l o r e s para el alma, flores P a r a el p o b r e c o r a z ó n ! Sin consuelo, sin a m o r e s , S ó l o siente los horrores De la desesperación. Tal vez nace en él un puro, Dulce recuerdo de a y e r , C o m o en las grietas del m u r o T r i s t e , ruinoso y oscuro, Suele una hierba nacer. Tal vez exhala un lamento De d o l o r ; del sentimiento Melancólico j e m i d o OBKA? POÉTICAS. Q u e sube al c i e l o , p e r d i d o E n t r e las o n d a s d e l v i e n t o . N a d a en su suerte fatal Á m i r a r s i q u i e r a alcanza Que alivie su ansia m o r t a l ; Y e n t r e un v e l o funeral Se disiDa su e s p e r a n z a . T o d o angustia, t o d o p e n a ; Más q u e la p e n a , el m a r t i r i o Que el espíritu e n v e n e n a , Y á la razón enajena En h o r r o r o s o d e l i r i o . Y así pasa tras un d í a , O t r o día, y e n e t e r n o P a d e c e r , la n o c h e i m p í a ; Y c o n ella la agonía Espantosa de un i n f i e r n o . S i e m p r e e s p e r a n d o el albor H e r m o s o de la m a ñ a n a ; Siempre el t o r m e n t o m a y o r , Y más cercano el dolor, Y la dicha m á s lejana. Tal vez reposa M rigor del l.a débil materia ¡ Mas si Nunca la un m o m e n t o , sufrimiento, inerme. materia duerme el . duerme, pensamiento: \\l Pata [/> que en en la b u r i l el ina mar revuelto ra ponto ; S i e m p r e la espuma está arriba, N u n c a hay e s p u m a en el f o n d o . P a r a l o g r a r una e m p r e s a Es un siglo t i e m p o c o r t o , Si para ella, al fin lograda, Es la eternidad un s o p l o . Guardó Dios el p e n s a m i e n t o G o m o en un sepulcro l ó b r e g o , Y nadie ha visto pensar Ni á los cuerdos ni á los l o c o s . Encierra tus pensamientos A l l á m u y hondo, m u y h o n d o , Y á nadie se los descubras Si no piensas c o m o todos. P o r el c a m i n o más b r e v e Nunca preguntes : tú solo Sabrás, m i d i e n d o tus fuerzas, P o r cuál se llega más p r o n t o . Si no han de e n t e n d e r t e , nunca Muestres tu idea á los otros, Que el q u e quiera v e r al sol T i e n e q u e cerrar los ojos. Nada i m p o r t a que m u r m u r e n ; Nada que te l l a m e n l o c o ; Si Dios te da f e . . ¡ Y a sabes Que Dios está sobre todo ! XXII. 44 Gomo Venecia y P o r t u g a l , España, puédate con tus reyes y tus sabios, P u e s q u e c r e y e r o n fábula ó p a t r a ñ a L o que acertaron á decir mis labios : Nada llevo de tí, no m e acompaña N i e l r e c u e r d o c r u e l d e tus a g r a v i o s : N u n c a m i p e c h o d e r e n c o r e s supo : ¡ E n él n o m á s la d e s v e n t u r a c u p o ! " T a l v e z o t r o m o n a r c a en o t r a t i e r r a Pueda abarcar mi extraño pensamiento, Que la fe q u e el S e ñ o r en m i a l m a e n c i e r r ; N o se a p a g a en m i a l m a ni un m o m e n t o ; Ni el p o r v e n i r m i c o r a z ó n aterra, Ni m i espíritu apoca el s u f r i m i e n t o ; Que en la tierra ó el m a r , tras m i destino N o han de f a l t a r m e a l i e n t o ni c a m i n o . " XXIII. Esto dijo Colón frente al s o b e r b i o A l c á z a r d e Granada, D o n d e estaban los r e y e s d e Castilla, D o n d e la c o r t e estaba. Y lanzando un suspiro q u e en el p e c h o Su corazón desgarra, Salió de la c i u d a d , e n d e r e z a n d o A Córdoba su marcha. Iba á c o n t a r al huérfano i n o c e n t e , Su m ú l t i p l e d e s g r a c i a , Que el niño con Fray P é r e z hace t i e m p o Que lo espera e n la Habida. Iba triste, m u y t r i s t e ; l e dolía Perdei Abandonar MÍ"* esperanzas, MIS i l u s i o n e s Abandonar a España lmla> De r e p e n t e paróse y o y ó el e c o De un c o r c e l que volaba. Y sospechó, r i e n d o de a l b o r o z o , Que él e r a á quien buscaban. XXIV. ¿Seguísme? -Sí. — ¡ Voto á tal! — Os esperan. — Podrá ser: ¿Quién m e espera ? — Una mujer En el P a l a c i o R e a l . — N o es á m í , por vida m í a . — ¿ Sois C o l ó n ? — El m i s m o s o y ; Y , ya lo estáis v i e n d o , v o y C a m i n o de A n d a l u c í a . Y ni m e q u i e r o v o l v e r , Ni sobra para eso espacio, Ni con damas de palacio T e n g o y o nada q u e ver. — ¿ I r m e sin v o s ? N o , en mal hora, Ni s e q u e os podáis n e g a r ; Que quien os manda llamar Es la Reina mi señora. — ¿ La Reina? — En su n o m b r e v e n g o . — ¿ Q u e y o retorne á Granada? Si os burláis, con esta espada De haceros pedazos t e n g o . — Os j u r o q u e hablo formal. En ese caso ya os sigo. — Rien, señor, iréis c o n m i g o Mista el Palacio Real. XXV. S o b r e un c o j í n de púrpura y d e o r o S e n t a d a está I s a b e l , g l o r i a d e E s p a ñ a : L a q u e al R e y de A r a g ó n trajo á Castilla, L a q u e a r r o j ó á los m o r o s d e G r a n a d a . E n t r e sus m a n o s d e marfil y rosa L e está d a n d o d e vueltas á una carta, F i r m a d a p o r F r a y P é r e z de M a r c h e n a Y escrita en el c o n v e n t o d e la R á b i d a . D e l a n t e de I s a b e l , alta la frente, Á raudales v e r t i e n d o la palabra, Y c o n segura m a n o y firme p u l s o , T r a z a n d o extrañas líneas en un m a p a , Se v e á Colón radiante de a l e g r í a , E s c o n d i e n d o en su p e c h o la d e s g r a c i a , Y en un t r o n o más alto q u e los t r o n o s S e n t a n d o altiva la s o b e r b i a planta. Así le vio I s a b e l , la reina h e r m o s a Que en las alas d e l j e n i o a r r e b a t a d a , Las ondas cruza de r e v u e l t o s m a r e s , La arena pisa d e r e m o t a p l a y a ; El m a d e r o del G ó l g o t a c o n t e m p l a , De e x t r a ñ o c l i m a en la rejión lejana, En las torres e r g u i d a s d e los t e m p l o s Y en la c u m b r e glacial d e las m o n t a ñ a s . Y t o r n a n d o á Colón el rostro augusto Con p o d e r o s o a c e n t o e x c l a m ó : Basta : P u e s q u e España te niega sus tesoros, Y o q u i e r o darle mi tesoro á España. He de tundir mi c e t r o v mi c o r o n a , He de v e n d e r mis j o y a s y mis g a l a s ; Y en el n o m b r e de Dios y do F e r n a n d o Extiende el c e r c o de mi n o b l e patria. " Dijo, y d e j a n d o por su labio rojo Vagar una sonrisa de e s p e r a n z a , 1 1 — Til — Dióle á besar al j e n o v é s la m a n o , Y se alejó lijera de la estancia... Quedó Colón confuso unos instantes, D u d a n d o si vivía ó si soñaba, Si era aquella mujer del o t r o m u n d o P o r t e n t o s a visión, ánjel-fantasma. Y al fin entre la turba palaciega Salió, sacando de la rejia cámara, Envueltas en la carta d e F r a y P é r e z , Las j o y a s de la augusta soberana. XXVI. Del riguroso i n v i e r n o al frío hálito, Las llores en el polvo morirán : N o i m p o r t a , que del p o l v o Mañana nacerán. El s o l , tras de las horas del crepúsculo, Su luz en la liniebla ocultará : N o i m p o r t a , en la tiniebla Mañana brillará. XXVII. P e r d i d o navegante, Suspira sin ventura, Y ve la luz del día Lucir de n u e v o tras la noche oscura. Se s a r á n del sepulcro Los restos del finado; P e r o otra vez se llena Con otros restos el sepulcro helado. Su m u t i l a gala, el monte En \ c r d e m a n t o trueca: — so — Y el a g u a d e las lluvias T o r n a á c o r r e r en la b a r r a n c a seca. XXVIII. Después dei m e d i o d í a , Bajaba del z e n i t el sol a r d i e n t e , Y en el m u e l l e de P a l o s se veía Muchedumbre déjente. S o l l o z o s al q u e b r a n t o En su v u e l o a r r a n c a b a n los instantes, Y el ánjel d e l d o l o r bañaba en llanto L o s pálidos s e m b l a n t e s . T o d o era allí c a r i ñ o s , Y ternísimas frases, y c o n s e j o s ; Y estaban m u d o s de pesar los niños, Y de t e r r o r los v i e j o s . Se Se van ¡Quién El van unos v a l i e n t e s , á c o n q u i s t a r tierras e x t r a ñ a s . sabe lo q u e guardo á aquellas j o u l e s m a r en sus e n t r a ñ a s ! 4 — Se van con un m a r i n o , Que á c o n d u c i r l o s por la m a r se a t r e v o ; Y dicen q u e él n o m á s sabe el c a m i n o ' ; Que Dios c o n bien lo lleve ' 4 4 \ M i vida otro* Que el ron él c i e l o le estima i en perecer perdone, puro. no obligue. «o e s t á loco, hi nú, q u e le castigue " Al Kn frajilet madero* furor d r l o i maros l o * e x p o n e ; A y ! si ellos en m o r i r son los p r i m e r o s , ¡ Que Dios se lo p e r d o n e ! 1 1 En su anhelar profundo Es navegar su p e n s a m i e n t o fijo ; Dicen q u e á nadie tiene en este m u n d o , Que sólo tiene un hijo. " Que en la Habida un día El p o b r e niño se q u e d ó l l o r a n d o : Y le dijo el cruel q u e volvería. E s o . . . ¡ quién sabe cuándo ! " — L o s padres, los h e r m a n o s Así m u r m u r a n , y su seno h i e r e n ; Y enclavijan los dedos de sus manos Las madres que se m u e r e n . Tristísimas y graves Recuerdan sus pasados r e g o c i j o s , Con los ojos clavados en las naves D o n d e se van sus hijos. T o d o en el m u e l l e es pena, Tristeza, confusión, duelo y espanto : Ninguno al ruego el corazón serena, No hay tregua para el llanto. N i n g u n o tiene el alma Exenta de amargura y desconsuelo : S ó l o el cielo y Colón e>lán en c a l m a , Colón no más y el c i e l o . XXIX. , Donde van las carabelas? ¿ Donde van? Del p u e r t o s a l i e r o n , Gaviotas del m a r ; Del puerto han s a l i d o ; si el j e n i o las guía, A l p u e r t o algún día tal vez v o l v e r á n . XXX. Dios es el j e n i o . . . Dios en los espacios S e n t a d o está s o b r e s u e x c e l s o t r o n o : D u e r m e el r a y o á sus p i e s , y e n c a d e n a d a Ruje la t e m p e s t a d c o n e c o r o n c o . E n tanto el sol, c o n a r d o r o s a l u m b r e , D o r a las c i m a s del s a l o b r e p o n t o , Y tres naves en él van e m p u j a d a s Del m a n s o v i e n t o al abrasado s o p l o . T r e s naves s i l e n c i o s a s . . . Iba en una El m e n d i g o infeliz, el n e c i o , el l o c o . Él en Dios tiene puesto el p e n s a m i e n t o , Dios n o aparta los ojos del p i l o t o . XXXI. ¡ Q u é triste es q u e d a r s e t r i s t e l ¡ Q u é triste es q u e d a r s e s o l o ! La soledad en el a l m a , Las l á g r i m a s en los o j o s , Los r e c u e r d o s del pasado Para levantarse prontos, C o m o m u e r t o s q u e s e alzan De su sarcófago l ó b r e g o . XXXII. Del piélago cruzando la llanura, V i e n t o en popa hacia Ueste, á t o d o andar, — H:\ — Al e n c u e n t r o incesante de las ondas Las carabelas v a n . P o r delante la m a r , y por los lador La m a r ; y por detrás : A r r i b a el cielo azul y majestoso : P o r d o q u i e r a la d o b l e i n m e n s i d a d . La duda en el abismo de los pechos, La m u e r t e en el a b i s m o d e la m a r : Sólo Colón sabía en d ó n d e estaban La vida y la v e r d a d . XXXIII. llujió la tempestad, un pardo velo T e n d i ó sobre las aguas turbulentas; Ni una ráfaga azul q u e d ó en el c i e l o , Y r e t r o n ó la voz de las tormentas. Las naves se retiran Las unas d e las otras de repente, Y los marinos e u a l fantasmas jirau Sobre las tablas débiles del puente. D e pánico b e o d o s . N i n g u n o e l a n s i a d e l valor sentía, Y acobardados Bajo el Li Del Y fuego dominan Por celeste eléctrica corazón el se a j i l a b a n descarga, ahoga del caía los latidos dentro las ondas, furor que lodos el pecho, impelidos temporal deshecho. Al r a y o esperan en mortal d e s m a y o ; AúQ Prankluinu n a c í a : A n d a b a suelto el r a y o ; N o estaba e n c a d e n a d o t o d a v í a . XXXIV. L a t o r m e n t a pasó, y en b r e v e s h o r a s L a m a r t o r n ó s e azul, y azul el c i e l o ; E m p e r o allí en el f o n d o de las n a v e s , Que c r u z a b a n el p i é l a g o s e r e n o , Bajo la roja blusa d e l m a r i n o , En el a b i s m o d e l c o b a r d e p e c h o , Sin una sola n u b e en el e s p a c i o , Sin q u e se o y e r a r e b r a m a r el t r u e n o . Más fiera, más adusta, m á s t e r r i b l e , Sorda la t e m p e s t a d s i g u i ó r u j i e n d o . XXXV. " N o es c i e r t o : era q u i m e r a : Ese h o m b r e nos e n g a ñ a . . . . M u e r a Colón ; q u e á nuestras m a n o s m u e r a ; Y v i r e m o s de r u m b o para E s p a ñ a . . . . " M a s si le d a m o s m u e r t e ; Si el m a r en tumba fría Para el audaz p i l o t o se c o n v i e r t e , ¿ Q u i é n á la patria nuestras naves g u í a ? " Inmóvil y sombrío, Colón j u n t o á la prora V e q u e corta las olas e l n a v i o , Esperando l.i luz d e cada aurora H a s t a el ti a e la brisa Las iras d e su j e n t e , \ d i l a t a MI l a b i o u n a «omisa, > >e tille de púrpura su frente XXXVI. Crece el m o t í n ; el descontento c r e c e : Relucen en las manos los aceros, Y á C o l ó n , q u e de angustia se e s t r e m e c e , T o r v o s se acercan y amenazan fieros. Sienten después el ánima c o b a r d e , Y tiemblan un instante á su p r e s e n c i a ; Que en sus miradas poderosas arde El último fulgor de la d e m e n c i a . Aún m u r m u r a n sus quejas, sus a g r a v i o s ; T o d o es allí para calmarlos poco : De súbito el terror sella los l a b i o s . . . . ¡ P o r la pustrera vez va á hablar el loco ! XXXVII. 1 1 Dentro del tercero día, Si no aparece la tierra, La prora rumbo hacia España Volverán mis carabelas. " Dijo Colón á su j e n t e Con voz tranquila y resuelta ; Y en el lejano horizonte Clavó la vista serena, C o m o si allí contemplara, Entre el v a p o r de la niebla, De un m u n d o d e s c o n o c i d o La fantástica ribera. XXXVIII Cesaron los c l a m o r e s , los denuestos. La torpe a l g a r a b í a ; Y ansiosos en sus puestos Esperan t o d o s el tercero, día. XXXIX. ¿ C o l ó n sujeta el ala d e los v i e n t o s S o b r e la m a r b r a v i a ? ¿El traza el curso á la c o r r i e n t e rauda Bajo la dura q u i l l a ? ¿ El, al t i e m p o fugaz q u e en el pasado L a s horas p r e c i p i t a , En el v é r t i g o l o c o de su o r g u l l o Señala la m e d i d a ? ¿ D e s c o r r e acaso el t e n e b r o s o m a n t o D e la tiniebla fría, Y en luz baña, á su a n t o j o , de los orbes L a s bóvedas s o m b r í a s ? XL. T e m b l a n d o sobre la p r o r a Colón absorto se para, Y de rodillas c a e , y se extasía, L o m i s m o q u e en el t e m p l o de la R á b i d a . A c a s o en h o n d o m i s t e r i o S i e n t e cautiva su a l m a ; Y m i d e con la vista los espacios, Y agoniza en su p e c h o la esperanza. De p r o n t o , c r e e q u e mira Claridad de luz lejana, Y vagos y dudosos resplandores, Y en la tiniebla n e g r a , nubes blancas. Tal se le figura un t r o n o Que en los aires se levanta, Y en el trono la imajen de María, De estrellas y luceros circundada. Es su R e i n a , su S e ñ o r a ; Es la Virjen soberana, La E m p e r a t r i z del o r b e , q u e aparece Bajo el dosel de su soberbio alcázar. Colón se descubre, y dobla Al suelo la frente p á l i d a ; Y un cántico se escapa d e su labio, Y' de sus tristes ojos una l á g r i m a . XLI. " Virjen, Madre de Dios, ahora alcanzo L o m u c h o q u e te a d o r o . Y o sé que no es verdad lo q u e estoy viendo, Y sin ser la verdad te ven mis o j o s . • D e s d e niño, Señora, me enseñaron Á amarte sobre todo : Y por eso el h o r r o r de la c o n g o j a Vienes á mitigar en tu d e v o t o . "Muchas veces te he visto de mi pecho A l z a r t e en lo más h o n d o ; Y agora m i s m o dudo si estás fuera, (J aquí en mi corazón se alza tu trono. 4 4 ¡ O h ! T ú creíste, Madre, que perdía E l r u m b o tu p i l o t o ; Y i s e ñ a l a r l e el r u m b o te apareces E n l a desierta soledad del ponto. ; " P o r eso a d o n d e estás, m i d é b i l l e ñ o C a m i n a en v i e n t o p r ó s p e r o . ¡ Y a sé q u e m e a c o m p a ñ a s ; y esas j e n t e s , Que se o l v i d a n de tí, m e j u z g a n s o l o ! " XLI1. L a visión d e s p a r e c e ; R u e d a la n o c h e en l o b r e g u e z h u n d i d a , Y v e Colón c r u z a r en el e s p a c i o , P o r la m a n o d e un h o m b r e c o n d u c i d a , U n a pálida l u z . ¡Una luz! ¿Deliraba? ¿ Misteriosa ilusión se la í i n j í a ; Ó de la n o c h e en las espaldas n e g r a s , Era el j o y e l b r i l l a n t e q u e p r e n d í a El l ó b r e g o capuz? XLHL Gritaron : ¡ t i e r r a ! . . . . ¡ T i e r r a ! R e p i t e el onda de la m a r salada, Y lo repite el v i e n t o U n e azota el t r a p o y en las v e r g a s canta. E l tosco m a d e r a m e n ' • T i e r r a " d i c e t a m b i é n c u a n d o restalla Rajo el c o n v u l s o paso Del noble j e n o v é s , ( p i e nunca p a r a ; Que piensa que delira ; U n e enjuga e n s u s mejillas u n a l á g r i m a ; Hue el p a r p a d o r e s l r e g a : Y m i r a y le p a r e c e que le engañan Sus o j o s , y l e burlan ; Y los eleva a l c i e l o , a l m a r l o s baja, Kn t o r n o los r e v u e l v e , Y con la frente sudorosa y pálida, Los fija en la ribera Que v e á lo lejos c o m o nube blanca. Y permanece inmoble; En la blanca ribera la mirada ; El pasado infortunio En el o l v i d o ; en su Creador el a l m a ; En el futuro envuelta Con la luz de la gloria su e s p e r a n z a ; Y el p e n s a m i e n t o t o d o , T o d o su p e n s a m i e n t o , allá en España. XLIV. Y Colón basta entonces n o existía : Colón era un fantasma, era el h e r m o s o Sueño de delirante fantasía. Era la mar la cuna del coloso ; Y en el m o m e n t o aquél, Colón nacía. XLV. De un lado al o t r o lado, De una blanca ribera á otra ribera, De un m u n d o al o t r o m u n d o , ¿ Quién la noticia portentosa lleva? ¡ A y , si al volver á España T i e n d e la tempestad sus alas n e g r a s ! ¡ Si se abre el h o n d o a b i s m o , Y si sepulta el mar las carabelas! XLV!. A b i e r t o está el teatro P a r a l a edad futura. Nadie l o sabe aún.... ¡ D u e r m e n l o s mártires, D u e r m e n también l o s héroes en l a cuna! XLYII. T ú s o l o , ¡ oh sol de g l o r i a ! E l t e s t i g o i n m o r t a l d e la alta e m p r e s a , I l u m i n a s t e á un t i e m p o en a q u e l día De e n t r a m b o s m u n d o s la llanura i n m e n s a . Tal vez Proyectabas I La sombra La de C o l ó n á un t i e m p o m i s m o dos s o m b r a s en la arena : d e F r a y Juan sobre una o r i l l a , s o b r e la orilla o p u e s t a ! XLVIII. L o m i s m o q u e e l d o l o r es la alegría Que al á n i m a da e n o j o s , L a paz al p e c h o roba y roba el sueño Á los cansados o j o s . Es de Y Que á Á C o l ó n i n m e n s a la v e n t u r a , su p o d e r es t a n t o , un t i e m p o r í e y p o r su rostro c o r r e raudales el l l a n t o . T i e n d e la n o c h e s o b r e el m a r d o r m i d o Su parda niebla fría, Y Colón se retira hacia su c á m a r a D e la " S a n t a María. Se r e v u e l v e en el l e c h o sin descanso, Sin e n c o n t r a r r e p o s o , Y las horas avanzan sobre el t i e m p o S e r e n o y majestoso. Cierra el nauta los o j o s ; s e ligura Que ya regresa á España, Y q u e i n n ú m e r o séquito, á la c o r t e L e sigue y le a c o m p a ñ a . Que está delante del augusto t r o n o De los augustos r e y e s , Y les enseña el e j e m p l a r p r i m e r o De las indianas g r e y e s . Que los monarcas de la tierra goda Se sientan á su lado, Y él, igual á los r e y e s , bajo el solio, Se encuentra l e v a n t a d o . Que por d o q u i e r en villas y ciudades Se o y e su n o m b r e sólo, Y la sonora t r o m p a sus proezas Cuenta de polo á p o l o . Que en áureos c a r a c t e r e s , en los libros Su triunfo se pregona, Y más q u e la de cesares augustos Es grande su c o r o n a . L u e g o cree Colón q u e ante sus ojos Se e x t i e n d e n e g r o velo ; Que se nubla su frente y que se nubla El l i m p i o azul del c i e l o . Que más q u e la del mar llera y terrible, Iluda tormenta c r e c e ; V que su nave azota y cabe el trono Naufraga, y q u e p e r e c e . Que mira airado el rostro de los r e y e s , Y que sañudos mira L o s r o s t r o s c o r t e s a n o s , y la c o r t e Contra su h o n o r c o n s p i r a . Que siente y a q u e su v a l o r d e c a e , Y j i m e , y se atribula, Y el frío s o p l o de la huesa h e l a d a P o r sus venas c i r c u l a . Y la e n v i d i a l e a h o g a e n t r e sus b r a z o Y la c a l u m n i a h o r r e n d a A b r e sus ojos y en los o t r o s o j o s Anuda infame venda. Y se siente m o r i r , s i e n t e las ansias H o r r i b l e s d e la m u e r t e . A n t e él, s o ñ a n d o , ¿el v e l o se c o r r í a D e su futura suerte? L l e g a b a acaso hasta el confín l e j a n o Del árido c a m i n o , Y en su espantosa desnudez m i r a b a , En sueños, al d e s t i n o ? j Ojalá q u e m u r i e r a en aquel l e c h o De l a " Santa M a r í a ! " Colón no más soñaba con la m u e r t e . I N o m á s ! Colón dormía. ROMANCES I)KAMÁTICOS Sr. b. Francisco Patino. Mi querido amigo : Puesto que en varios ocasiones me has manifestado vivo desee, de que coleccionara mis itOMANCES DRAMÁTICOS, tengo el gusto de enviarte tos que llevo escritos, para que, apadrinados por tu cariño, aparezcan en la república de las tetras. Son el fruto de algunos instantes de reposo que me permito en medio de muchas horas de drido trabajo, »/ tengo la buena suerte de no concederles más r<i/er que el poco que en $i tienen. Puede ser que algün dia me sea posible dar d algunos de cst<>s humilde* cuadros mas r.rtensa »/ cumplida forma, y, rrstid's " < M (jalono ropaje, uno a níro de lo< personajes que en ellos he bosquejado, asalten el palco escénico en busca </. fortuna. Notarás que uno de estos romances, et intitulado " Alfredo, " tiene una índole acaso distinta de ta de los otros: ;»m> tú, que ta!>c* lo que para mi era y valia mi infortunado hermano, comprenderá* )¡ue no puedo concebir nada más dramático que ti terrible acontecimiento de su muerte, Alfredo c<>u ti Í7 añot, rió desaparecer hace algunos metes d tu pequeña hija Mttildr, y trrt días despw't caía sohrt el también la losa del sepulcro, que de su desolado hogar lo separaba eternamente. Es, pues, mi corto romanre, un débil grito que arranca d mi corazón e¡ doloroso y profundo sentimiento que se extinguirá etm su úttimx latido. Se ¡ut métante Hurta de farts deja caer la graUtml sobre la rtctrn mtmdei tserm que cubre tus resto*. si que con loérente de légrumat ta riega ti caneo de las que en vida le f — 96 — amaron : ¡ suba, entre tanto homenaje, hasta el trono del Hacedor Supremo, ese quejido que exhaló mi lira! Réstame todavía advertirte que cuatro de estos romances han visto ya la luz, uno en el " Anuario Universal " de 4879, y los otros en el" Cronista de Méjico. " Todos van, como verás, precedidos de un prefacio de nuestro común amigo Francisco J. Gómez Flores, que con tanta benevolencia juzga y ha juzgado siempre mis producciones literarias, teniendo ya, con esto y con tu nombre, inia doble coraza, que defenderá seguramente mi libro de los embates á que se ha de ver expuesto. T u y o afectísimo José Peón y Méjico, Febrero 2 de tftSi). CONTRERAS. PREFACIO Bosquejar bien interesantes sus c o n t o r n o s ni fábulas darles dramáticas, colejidos figuras el que marco quizás pequeño volumen. del e s c e n a r i o ; trazos y diseños algún de este día se trasladarán á la Rasgos de cuadros en que tela d e M e l p ó m e n e , per- tiempo, a d q u i r i r á n tal vez a c a b a d a f o r m a e n o b r a s d e m á s aliento: lo q u e s o n Peón Contreras y apuntamientos estos r o m a n c e s . la práctica y notas malgastar ni h u n d i r andando y el he aquí escénicos q u e , de luminosas colores y estudiado d i b u j o ; siluetas argumentos mira romances que boy pu- a c a s o a l g u n a vez se d e s t a c a r á n con m á s vivos files en definir la ú l t i m a m a n o , fué la de P e ó n y C o n t r e r a s al escribir los blica, sin en en su del libro el o l v i d o parecen d i g n a s del estro Ha seguido artista que en ellos consigna de m e m o r i a , p a r a no imajenes ó ideas que le ó del pincel. Tal h a sido su p r o - pósito. Por su naturaleza y atributos dramáticos encantadores s o n , p u e s , estos bocetos. Las romances celebradas levené das fantásticas gún de B é c q u e r n o v i e n e n á ser otra cosa, se- el p r o p i o t e s t i m o n i o o t r a co<a v i e n e n á ser que N u ñ e i de t a m p o c o , los selectos A r c e está de M I n o m b r e . del sevillano poeta hoy Becquer acreciendo no tuvo tiempo inmortal; poemas el b r i l l o y para dar ni con lustre mayor extensión á s u t leyendas : e n t i e n d o q u e Núñez de Arce no piensa fe- cundo darU e n lo futuro d e la f a n t a s í a d e o»»*!» rnancA*. á sus p o e m a * : lo Peón me hace \oluble y cree q u e tampoco 6 ampliará sus r o m a n c e s , á pesar de sus v e h e m e n t e s n i o s . F ú n d a s e éste n a d a p r o f é t i c o tural aversión diverso de los a u t o r e s á estilo difícil, en u n mismo además, que torne augurio la na- ocuparse dos veces y por tema ó asunto. á la m e n t e p o e m a , sin éste, e n la r e f u n d i c i ó n , su virjínea esplendidez nativa. plo de Zorrilla, los injeniosos que colmaban. ñoles dad, Algunos solieron nífico representa c o m p u s o de nos, y le verso, la defecto poeta tuvo explotó y jicamente por efecto copiarse que cuál más y por mí sé d e c i r c a u s a el q u e haberle aunque de ign y regocijan |»eu<wtmieuto me- en prosa y correjirle. Ton Ion/o im de dos me Molina cronolóprimero, encantan. no surten el empequeñecen orijinal. del disgusto que composición en me otra las o b r a s A m e d i o h a c e r ó de rasgos Ira-din ir, rfrtiMico. una cambio, hecho venir á mejorar, que, prescindiendo calque y que T e n o r i o , es los mag- refundición que Tirso d e I). J u a n y q u e lejos dejan En pretendía en El á que de su escritura que fecundi- atender de los d o s d r a m a s , bello, mano, riñon 11 d e s n u d o , la espa- retocado M e i n c l i n o á s u p o n e r q u e el un escritor «uyu, m e deleitan primera que y como erudito. desechar par quedar á m e n u d o q u e las r e f u n d i c i o n e s apetecido, ejem- n o v e l a s es- fué hasta pero hay N d e s l u c e n la p r i m i t i v a c o n c e p c i ó n De en sus de Teruel shakspeariano anterior. muy el dramáticos lo h i z o n u n c a . reflexivo lejendario parecerrne Sucede y El hurtador de Serillo, el t i p o orijinal abastecían e n a m o r a d o s de la irregularidad Vacilase en decidir 10 fiáis? XVII, TA Trovador, dejó perdería imaginación Iberia le v e c e s , s e g ú n se d i c e , Gutiérrez muy espon- pureza y egrejios Los Amantes es cual que su rica los e n los t e a t r o s ; Hartzenbusch García de Alarcón, más cuerdo, no refundido varias se de siglo de la la frecuencia de la m a d r e reproducirse drama Juzgo utilizó e n d r a m a s y l e y e n d a s á la crónicas del glorioso cénicas. repite con argumentos las a b u n d a n t e s y N o se en del vate, taneidad con que produjo u n toda mío desig- II inconexos m.m que \ «orno trazado* comprender, c u a d r o «uvas figuran el c«lán apenas d e l i n e a d a s ; la pieza m u s i c a l m i s t e r i o s a s ; la m a l p u l i d a estatua roso j a r d í n ; el pana; un interrumpido pedazo de cielo y de lejano azul, u n de la fragmentos hermosura ánimo, rizo arte, y embelesa u n tona serie aislado cioso solo rapto La litada de Qhiijotr, obra de la embarga mis y suspende vale más que Ercilla. de embellecer, escrita de todo las La que monó- Un canto poema artifi- extremada lima obras artísticas. priesa, sin rsihs y S«;yinmunda, Más a d m i - que la el el manera. Y y cadencias. p u l i m e n t o , es i n f i n i t a m e n t e novela de naturaleza y semejantes. ritmos ojos p u d i é r a m o s de- de inspiración I). A l o n s o de afear, lejos posterior a todos agradables v frió de suele, el de me cam- unos h a l a g a d o r a é inexplicable tal c r e o q u e a c o n t e c e ra que rumo- de u n a rubio, d e la h e r m o s u r a del de extraña, son y trémulas que embellece á n e g r o s , u n a m a n o de n á c a r ; todo lo nominar notas previo Asi ensayo ni más grande que la Cervantes aderezó y b r u ñ ó con prolijo esmero. • Peón y Contreras debe dejar, mauecs que id forman esta c o m o los c o n c i b i ó galena asi v a l d r á n terior y extensa injenio de p r i m e r orden el n u m e n ijue la no se debe mente retocar v recomendó que : es una dramáticos obra añadir escrita c u a n d o ya el e s p í r i t u n e i d a d . Hay inminente no de diese ul- escénica, tu a los poetas q u e esperaran, dable ro- momento estructura inspiración, v de n o salir c o n cuadros tanto»'» m á s q u e si l e s y jeiiuina violentasen ajilase de y p r o d u j o e n el p r i m e r inspiración, \ más c o n s e c u e n c i a , los cu para a la en tenga escribir, instante la m i s m a riesgo de ( l a q u e a r e n á que máxima un no de ido- la d e m a n d a éxito. • I t v i r t u d d e la i n d u r a c i ó n poeta hasta c u la elección e» t i l que guia d e la f o r m a y conduce literaria m á s al ade- < u a d a al a s u n t o q u e e n a r d e c e s u f a n t a s í a . A s i P e ó n y C o n treras, *m anterior ni preconcebido t a l o s b o c e t o s el r o m a n c e o c t o s í l a b o , intento, eliji» q u e á la e l e g a n c i a v tencillex de M I m e c a n i s m o , u n e y a ñ a d e su g r a n narrativa Obró para t u r r d a m e n t e al e s t o j a r l o , que facilidad en el. por l o d e m á s , y s e g ú n a n d a e n l e n g u a s , es d o c t o y consumado maestro. Tiene su historia, como trega al d o m i n i o del Hela aquí, tan El sentido distingue una preparaba diendo á para el como que Anuario el universal, editor Peón y D. cuya Filomeno Contreras, fines pensó algo el p r i m e r o insertos, este volumen locados según orden cronolójieo.Meses o p o r t u n o y de a l g u n a varios de la p r o p i a ratos de ocio fesión que materiales Tres le p e r m i t e rado, en Anuario reció, del libro de estos las dictado, de afirmar r a z ó n de mi co- de bocetos, Iho'ia Rienda, que ó mi grande nada sin prolos á la luz, sepaEn el de... 1879, a p a - imprenta. principiado be por orijen de todos. prendas ¿tienen pocos su de Méjico. al a ñ o vez de estampa. El Cronista primera los paulatinamente visjo ya la por cali- suficientes para afecto á Peón á m i r a r l o s al t r a v é s d e p r i s m a amigo Es da á la han el de encantadores, m e r e c e r tal pele por b i e n , estos van juzgando ejercicio de acopiando correspondiente c o m o antes dije, de á la e m p r e s a el a r d u o que hoy columnas Los d e m á s s e d a n ficar y fué romances universal Ahora dedicó lo Brendu, n o v e d a d el e s c r i b i r u n a c o l e c c i ó n índole, humanitaria, de siguiente, que después, acce- que Dona titulado en de 1878 Mata, y p u s o en m a n o s de T r e j o el r o m a n c e se publicación v u l g a r se s e p a r a s e , la n o c h e d e l m i s m o d í a , y , al de los en- entre paréntesis c o m o r o m a n c e r o , pidióle á conocido darla el q u e h o y es. Joaquín Trejo, también poesía los l i b r o s , público. breve poeta todos me com- redor de rosa ? N o so\ pruebas, y paso a exponer la fallo. c o m ú n diclamen entre p e r s o n a s r a p a r e s de voto en cuestiones literarias q u e , para q u e u n a obra de arle sea d i g n a d e e*te n o m b r e , d e b e s e r b e l l a e n el c u e r p o ) e n el a l m a , e n la f o r m a v e n la e s e n c i a , l i o n d e m o s t r a r ) o q u e lien.in a m b a s < ondii nuie* Ion presentes romance*, habré d e m o s t r a d o t a m b i é n q u e los Califiqué evart Oliente, > q u e sov »u jue/ > | | 0 M , d e f e n s o r hi sil abogado. Tan que ostensible no haré sencillez y y manifiesta grande es la esfuerzo elegancia belleza de para s u m a en el su Jornia, patentizarla. Suma estilo; descripciones figuras, sitios y o b j e t o s , q u e n i bujados tendrían y tropos cuya exactitud y gallardía nada dejan que desear: caracteres con pincel y en de lienzo m á s v e r d a d , viveza y c o l o r i d o ; múltiples, imajenes definidos, llenos de v i r i l i d a d y e n t e r e z a , y t r a z a d o s c o n tres ó c u a t r o rasgos vigorosos; la gráfica escenas estos cuyo narración, expresivos verosímiles, bien di diálogos movimiento pocas veces alternada y castigado que no prenda imajinarse Peón de la únicamente de plendor las galas no se q u e su y lo la y de más Peón y escrupulo más p u r e z a del l e n g u a j e . valiosa de la con Peón estriba de su vida al t e n s o y más en su de R i v a s , de estilos y al CJIH) t e n í a |...r.i volar mida influencias, liar, eminentemente canon ni imitará bastante es cristal del lecho, era necesario, belleza Comenzó en y de testimo y e n los fuerzas de albores du formarse entre un desligó estilo elegante, todos fin suficientes p r o n t o *e flexible y de la o p u l e n t a l e n g u a c e r v a n t i n a . estilo d i f e r e n t e s , y c o m o al propia singulariza del G a r c í a G u t i é r r e z y al de a j e n a - alas, airoso, su y gramatical. acabando por separa y el las p a l a b r a s y f r a s e s , inspiración tales distingue, ahinco, orijinalidad. que como cui claro todo pedrczuelas de su sobresaliente literaria por M U deje ver en inspiración, simétricamente primera Ha de q u e el estilo sea bello, trasparencia preocupado nio de vasallaje I.a arreos p u e d a ; pero ni constituye d e j a v e r las m a t i z a d a s ha colocar dicción integridad sencillo, arroyo breves de ni la de d e u n a o b r a l i t e r a r i a , si b i e n s o n e s t i m a b l e s s i e m p r e la t e r s u r a , dado con es c i e r t a m e n t e C o n t r e r a s quiere hacer alarde de clásico, sidad meticulosa al través : hé aquí los m á s brillantes r o m a n c e s . S u estilo pulido palpita los Principiando de pecu que le artífices por imitar b u e n o s m o d e l o s se l l e g a a t e n e r b u e n e s t i l o p r o p i o , s e g ú n la r e s p e t a b l e o p i n i ó n d e l c l á s i c o y e g r e j i o p o e t a U. M a n u e l JOM* U u i o t a i i a . .No v i n i e n d o a s e r castellano el estilo más que la veste de las concepciones, si éstas tienen la necesaria potencia de orijinalidad, tiene de ser aquel irremisiblemente orijinal. En cuanto al espíritu de estos romances, con decir que es el mismo de los dramas del propio autor, está definido y explicado. El incondicional y profundo sentimiento del honor, como base y disciplina de conducta y r é j i m e n ; el encendido ardor caballeresco en toda su recrudecencia, como estímulo v acicate de levantadas hazañas v osadías; la más amplia y completa libertad de albedrío, como factor inmediato y responsable de todos los actos consumados; el amor ardentísimo, con su cortejo de celos, desengaños, arrobamientos y esperanzas, como objeto y móvil de todas las aspiraciones, proezas, desenfrenos y delitos; el hondo remordimiendo de la conciencia manchada, como pena ineludible de las malas acciones y los crímenes : hé aquí el espíritu de estos romances. ¡ N a d a más bello é inefable que ensalzar las excelencias del a l m a y c u b r i r con el v e l o de la poesía sus mezquindades é impurezas! Templo m a g nífico levanta Peón y Contreras a l bien v a la virtud, v en sus aras quema la m i r r a de su i n j e n i o . P o n e o b s t á c u l o s v escollos, rodea de tentaciones y a p e t i t o s al carácter vir l u o s o y entero, para q u e , superándolos, s i r v a d e ejemplo y enseñanza. Parece c o m o q u e la v i r t u d «pie n o l u c h a , que no vence resistencias, que no e n t r a e n a b i e r t a c o n flagración c o n elementos pernicioso*, n o c * v i r t u d ó n o tiene por lo menos e n e r j i a y ( i r m c / a . he a q u í l o s t r a n c e s y encuentro*, d e t a n d i f í c i l desenvoltura, e n que A s u s personajes coloca Peón y Contreras, v d e l o * c u a l e s b r o t a la c o l i s i ó n dramática, c o m o la p ó l v o r a al o i d a d e la m i n a i que E« tos se p r e n d e fuego. vivísimo v t e r r i b l e e l I n c e n d i o d e I n * pasiones e n e s romancea, por cuanto son se h a n nada de«eul.i<«« ib' d r a m a * la « que ealallan de reprnl»-, sombra elanipago« temblóte* de luí, que borbollonea más venido de el epilogo ó desarrollando el en r o m o r l volean, e n t r e 11 la*a, estruendo* s Itaslau las p r e c e d e n t e s b r e v e s c o n s i d e r a c i o n e s , e n a p o y o de las cuales cito los m i s m o s r o m a n c e s , p a r a d e j a r d e m o s trado q u e éstos s o n bellos e n el c u e r p o y e n el a l m a , e n la forma y e n la esencia. ¿ Se necesitan aún más pruebas? Allí e s t á n ellos : e x a m í n e l o s el l e c t o r , a n a l i c e s u s b e l l e z a s , m i d a su g r a n d e z a de concepción, pese sus calidades rarias, con recto y sano y juzgándolos convenir conmigo en q u e lejos lite- criterio, h a b r á de excederme en de elelojio, h a sido parca, cuanto sincera, m i alabanza. Desearía, barlas con persuado para dar m a y o r peso á mis trozos entresacados de q u e es m e j o r ya q u e , de copiar délos compro- r o m a n c e s ; pero recomendar lo e s t i m a b l e razones, su atenta que tienen, me lectura, m e vería cons- treñido á copiarlos íntegros. Difícil p o r extremo sería elejir los m e j o r e s p a s a j e s , s i é n d o l o Para tiempo darles ni más lugar. muebles, vaguedad, no Sábese caballeresca, por el todos. les únicamente tinte p e c u l i a r ha fijado Peón que pasan de en los h o m b r e s , al l u g a r , l o m i s m o s e p u e d e s u p o n e r q u e t i e n e n España ó e n M é j i c o , c o m o e n el P e r ú ó e n o t r a de naciones siglo trajes, de los sometidas al yugo grandes atrevimientos y, de nobleza, valentía y h o n o r á que sus personajes obedecen, k n las edad u s o s y c o s t u m b r e s q u e e n e l l o s se d e s c r i b e n , sobre t o d o , p o r los característicos s e n t i m i e n t o s ni español, cuanto efecto en cualquiera durante y de las g r a n d e s el con- quistas. Hay e n t r e ellos u n o q u e d o m i n a n t e e n los \ se a p a r t a d e m á s , c u a l es el v s e p a r a de la denominado índole A//*/"/", q u e en. ierra Indo u n p o e m a de c o n g o j a v l u t o p a r a Peón y Contreras. Aquel manos queridísimos, h i r i ó con natural n o m b r e llevó cuya a g u d a saeta en que, como licas c a d e n c i a s , en súbita lo m a s vida u n o de sus y temprana her- muerte le i n t i m o del c o r a z ó n , v era poeta, exhalase su dolor en melancó- l i a j o el v e l o celestial d e h e r m o s í s i m a ale- g o r í a , r e t i e r e . n m s e r . t i n o * a c e n t o s d e t e r n u r a v a m o r , el reñido combate que traban la muerte y la v i d a , a n t e s de q u e la p r i m - ra l o g r e a r r e b a t a r d e l m u n d o á u n a l m a v i r - — 104 — tuosa y bella. Este delicado y conmovedor romance es el único de la colección que no tiene carácter trajico. Tiene, sí, como ninguno de los otros, hondísimo sentimiento, desbordado del alma y apenas contenido en el estrecho molde de la palabra. Es una ternísima elejia, escrita con lagrimas. No he pretendido hacer en este prefacio un verdadero juicio critico de los Romances dramáticos de Peón y Con treras. Hubiera sido mucho pretender. Sólo he deseado escribir algo que pudiese servirles de introducción ó proemio, ya que es costumbre que los libros vayan prece didos de estas cosas. Peón v y o . además, nos vamos habíluando á que cada una de las brillantes obras que pu blica lleve al frente algunas humildes palabras mías. V. J. GÓMKZ E L O R K S . DOÑA BRENDA Á ALFREDO ClIAVF.nO. Celos tiene Dona Brenda De Don Diego de Moneada, P u e s l e han dicho q u e está l o c o De a m o r e s p o r una dama, Oue es de ilustre n a c i m i e n t o , One es de elevada prosapia : N e g r o azabache los ojos, De marfil las manos blancas, Dos rosas las dos mejillas, L e v e p i é , frente de nácar, Portentosa la hermosura Y su dulce n o m b r e Laura. Despierta está Doña Brenda Y soñando el de Moneada : ¡ S i e m p r e los celos en guardia ! Kl sueña con sus amores' — • liien lo dicen sus palabras — Y Doña Brenda, dol l e c h o , Convulsa v turbada, salla. ar " Laura, m u r m u r a D. D i e g o , Jura o b e d e c e r m e . L a u r a ; '* Sé q u e D. Luis te e n a m o r a , Si dices q u e n o , m e engañas " Jura q u e sola c o n m i g o " Saldremos de aquí mañana. ., No escucha más Doña Brenda, , l , 4 Jira en t o r n o la m i r a d a ; Cerca d e e l l a está una silla, S o b r e la silla una capa, L n gran sombrero de plumas, El t a l a b a r t e y la d a g a . T Se arroja s o b r e el a c e r o , D e s n ú d a l o su v e n g a n z a , Y en el p e c h o de D . D i e g o Con m a n o firme l o clava. — Brenda, D. Diego murmura. ¡ Infeliz! ¿ P o r qué m e matas? — T r a i d o r . . . T r a i d o r . . . — Doña Brenda Dice c o n v o z airada. — Con esa m u j e r i n f a m e N o has de p a r t i r t e m a ñ a n a . — ¿ Q u é m u r m u r a s , B r e n d a mía ? ¿ Q u é m u j e r es esa ? Laura.... Y de un D . L u i s tienes celos. — ¡ Y o , de D . L u i s de M o n e a d a ? — ¡ C e l o s tú de nuestro h i j o ? — N o case con doña Laura Kl i n e x p e r t o m a n c e b o , Une es doña Laura su h e r m a n a . De a m o r q u e de m o z o tuve Fruto' fué la d e s d i c h a d a . — Perdona, Diego, perdona, Doña Brenda loca e x c l a m a . 1). D i e g o no le respoude, One e^lá 1). D i e g o sin habla. Hienda espera en v a n o , Suenan d o c e campanadas, Lívida está corno el m u e r t o , N o puede soltar el a r m a Sale d e tu c a í a y c o r r e P o r l a * c a l l e s \ l a * plaia* Doña — 107 — Va tras d e ella la justicia La justicia nc la alcanza. Corre de día y de n o c h e , Un solo instante no para, Y hasta q u e llega la m u e r t e Ni sosiega ni descansa. Después de m o r i r le v i e r o n L a s ropas ensangrentadas : ¡ S i e m p r e los ojos abiertos, S i e m p r e en la diestra la d a g a ! 1878 SANCHO BERMUDEZ DE ASTORGA Á MI H E R M A N O J U A N . I. Está triste y d e s v e l a d o El c o n d e S a n c h o d e A s t o r g a , Y n o sabe p o r q u é causa Ni sosiega ni reposa ; P o r dos v e c e s e n el Jecho L l a m ó al sueño con faz torva, Y de n u e v o otras dos veces L e v a n t ó l e su z o z o b r a . A b r e el b a l c ó n de la estancia, A l a n t e p e c h o se a s o m a , Y su m i r a d a v a g u e a , Y a del c i e l o en la ancha b ó v e d a , Y a en el l e j a n o h o r i z o n t e Que las m o n t a ñ a s r e c o r t a n , Y a en las b r u m a s i m p a l p a b l e s Que p o r el espacio flotan, Y a en el h u e r t o : e n t r e los á r b o l e s , Entre las tinieblas h ó r r i d a s , Se le figura q u e m i r a , Cual d o s fantasmas, dos s o m b r a s . N e g r a capa envuelve á la una, Blanca túnica á la otra. — ¿ Q u i é n serán? d i c e Don S a n c h o , ¿Quién serán á tales horas? II. Diríjese c o n t u r b a d o A l c a m a r í n de su esposa : El l e c h o estaba v a c í o , En gran desorden las ropas, Hundida la m u e l l e a l m o h a d a , L a lámpara silenciosa, El tierno niño en la cuna, Y una sonrisa en su boca. — ¡ Es ella la infame ! ¡ Es ella ! Clama Don Sancho, y retorna Á su aposento y un rico A r c a b u z airado t o m a . JIÍ. Del balcón m u y cerca vagan Los dos amantes, que inmolan Kn aras de su cariño Paz, ventura, y hasta el honra. La luna arrojó un instante Su blanca luz melancólica, I l u m i n a n d o los rostros De un m a n c e b o y una hermosa. — ¡ Es ella...! Repite el c o n d e . ; Desventurada traidora! Y es él, mi p r i m o Don Arias, ¡ Kl traidor que me la r o b a ! Subió la sangre á sus s i e n e s . T e n d i ó el arma matadora. Y a p u n t ó ; pero no sabe \ quién p r i m e r o le toca Lavar con su sangre ardiente. 0 # R * * ruine** L a m a n c h a d e su d e s h o n r a , Si él á q u i é n t a n t o ha q u e r i d o , Si e l l a á q u i é n aún t a n t o a d o r a . E n p e r p l e j i d a d tan g r a v e , E n v a c i l a c i ó n tan h o s c a , O y e estas d u l c e s p a l a b r a s Q u e e l a i r e trae en sus h o n d a s : — « Si tú m u r i e r a s , b i e n m í o , « Muerta m i esperanza loca, « E n e l c o r a z ó n al p u n t o « Hundiera mi daga toda » — I P u e s húndela ya, Don Arias! Grita e l c o n d e c o n v o z r o n c a , Y del arcabuz t e n d i d o , P a r t i ó la m u e r t e , c e l o s a D e tanta d i c h a . — B a ñ a d a E n s a n g r e , e n la v e r d e a l f o m b r a Gayó la d a m a , l a n z a n d o Un i a y ! de mortal congoja. — ¡ M a l d i t o seas, m a l d i t o Sancho Bermúdez de A s t o r g a ! — Gritó D o n A r i a s , j i m i e n d o En convulsión espantosa. L l e v ó á la cinta la m a n o , Brilló la luna en la hoja, Y en el c o r a z ó n al punto Hundióse la daga t o d a . Dejó el arcabuz Don Sancho En un rincón de su alcoba, Y fuese al l e c h o , y durmióse LIasta el rayar de la aurora. 1H7U. MARGARITA Á VICTORIANO AGÜEROS. I. Margarita estaba triste, Triste y sola. — Margarita Que nunca tuvo placeres, Ni nació para alegrías. Guando el maternal cariño Hizo falta á su alma tímida, Y preguntó p o r su m a d r e Á un r o d r i g ó n q u e la m i m a , Y á una dueña octogenaria Que la cuidó desde niña, Que c o n el alma la q u i e r e Y' a m o r o s a la acaricia L l e v á r o n l a hasta la iglesia Y e n s e ñ á r o n l e una fría Sepultura, á los fulgores De una l á m p a r a b e n d i t a . A l l í d e s d e m u c h o s años Su p o b r e m a d r e d o r m í a , Y allí l l o r ó m u c h a s h o r a s . T r i s t e y sola, M a r g a r i t a . 11. Hasta allí se fué una tarde Margarita desolada, Y ante la fúnebre losa Dijo estas tristes palabras : — ¡ A y , madre! |Madre querida! ¡ A y , m a d r e mía del a l m a ! Con un h o m b r e á q u i e n n o q u i e r o Van á casarme mañana. — ¡ M a ñ a n a . . . ! R e p i t i ó el eco De las b ó v e d a s s a g r a d a s . — S í , m a ñ a n a , m a d r e raía, M u r m u r ó la d e s d i c h a d a , C r e y e n d o q u e de la t u m b a Su m a d r e le contestaba, Y" allí d e r r a m ó ¿i t o r r e n t e s El t e s o r o de sus l á g r i m a s . III. Ks Don Gaspar d e Hinestrosa Un señor de h o r c a y c u c h i l l o , R u b i o el c a b e l l o y la barba, Miradas d e b a s i l i s c o ; Nunca en su vida ha l l o r a d o , N u n c a en su vida ha r e í d o ; N e g r o es su h u m o r c o m o t i z n e , Y el alma negra lo m i s m o . Con el q u i e r e n q u e se case Margarita, y s e lo ha d i c h o A la d o n c e l l a su p a d r e . U n e e s i n d o m a b l e y altivo, n i i e c u a n d o tiene un d e s e o N e c e s a r i o es el c u m p l i r l o , (Jue no ne ablanda con l A g r i m a s , Ni con r u e g o s ni i m p i r o n . IV II i t e r m i n a d o 11 h< .1 > Ha t e r m i n a d o la fiesta; Margarita, c o r o n a d a De azahar y de azucenas, De rodillas y j i m i e n d o En el rincón de la iglesia, A n t e la lápida triste De esta m a n e r a se queja : — ¡ A y m a d r e ! Y a e s t o y casada, Y sé q u e á las seis m e espera El q u e es m i señor y dueño, Y mi alhedrío e n c a r c e l a . ¡ A y m a d r e , m a d r e del a l m a ! Díme tú, ¿ q u é m e aconsejas? Antes de partir mi l e c h o Con quien el alma detesta, Quisiera bajo la losa Que tus despojos encierra Dormir madre... ¡ D í m e , madre ! ¿Si no es m e j o r estar m u e r t a ? . . . — ¡ M u e r t a ! . . . R e p r o d u j o el e c o De las bóvedas excelsas. — ¿ M u e r t a ? E x c l a m ó Margarita. Ríen, m a d r e , esta n o c h e m e s m a . V. Estaba el sol m o r i b u n d o Espirando entre tinieblas, Cuando la dama, llorosa, Salió al atrio de la iglesia. R u m b o á su noble morada Cruzó las calles estrechas. L l e g ó á su casa... En su alcoba Entró con frente serena. Mudos, de ella se despiden El rodrigón y la dueña, L o s únicos q u e la q u i e r e n . . . ¡ Sólo á ellos q u i s o ella ! L o s o j o s v u e l v e hacia el l e c h o , L o s cortinajes d e s p l e g a ; S u e n a n las seis en los a i r e s , Cuenta las seis y se acuesta. R e c l i n a en la a l m o h a d a b l a n c a La p e r e g r i n a c a b e z a , Y c o n t e n i e n d o el r e s u e l l o , Margarita i n m ó v i l queda. N o respira M a r g a r i t a , L a acosa el aire y no ceja, Que le n i e g a el paso al aire Su v o l u n t a d q u e es i n m e n s a . De su tez el b l a n c o lirio Se m a r c h i t a y azulea, Hínchase el p e c h o y se cuaja Su virjen sangre en las v e n a s . O y e en son confuso y l e v e U n o s pasos q u e se a c e r c a n . . . N o o y e m á s . . . Kn su c e r e b r o Se han r o t o al Un las arterias. — ¡Margarita! ¡Margarita! — Grita Don Gaspar y entra Kn la estancia. — ¡ Margarita ! Margarita no contesta : Descorre h>s c o r t i n a j e s . . Margarita e s t a b a m u e r t a . Con la trente enroñada De azahar > de a / t i c e i i a v RAMIRO RAMÍREZ Á FRANCISCO PATINO. I. N i e v e el m a r m ó r e o s e m b l a n t e , Las negras pupilas fuego, Viva i m a j e n espantosa Del e x t e r m i n i o y los celos, En la mitad de la estancia, E m p u ñ a n d o agudo h i e r r o , Está R a m i r o R a m í r e z De r e n c o r y de ira l l e n o . Cerca de él, de un jentil h o m b r e Y a c e el cadáver sangriento, Y á sus plantas Berenguela Doblega el lánguido c u e l l o . — Mi a m o r á un t i e m p o y mi honra Me robaba ese m a n c e b o . . . . Pagareis con vuestras vidas Mi h o n o r y mi a m o r á un t i e m p o . — Justo es, m u r m u r ó la dama : Herid, pues q u e sois mi dueño, Y en un solo punto acaben Mis tormentos y los vuestros. Brilló en la sombra la daga : Se o y ó m u r m u r a r un rezo : Iras un g r i t o , el g o l p e rudo — 116 — De un c u e r p o q u e rueda al s u e l o . . . D e s p u é s , el paso d e u n h o m b r e Que se aleja, y nada l u e g o . II. En una oscura capilla Cubierta d e p a ñ o s n e g r o s , E n l u t a d a la t e c h u m b r e , E n l u t a d o el p a v i m e n t o , Bajo una e l e v a d a cúpula, F r e n t e al altar, en el c e n t r o , Se v e n a r d e r c u a t r o cirios Y un catafalco en el m e d i o : S o b r e él están d e s c a n s a n d o Dos ataúdes a b i e r t o s , El uno de ellos v a c í o , O c u p a d o el o t r o d e e l l o s . El c a d á v e r de una dama D u e r m e en él el p o s t r e r sueño, Y tiene el r o s t r o v e l a d o De un o s c u r o c r e s p ó n d e n s o . Cerca de ella, i n m ó v i l , p á l i d o , Está un g a l l a r d o m a n c e b o , Sin armas y sin i n s i g n i a s , De luto el r i c o c h a m b e r g o , La torva triste mirada Fija cu l o s m o r t a l e s restos, El c o r a z ó n m o r i b u n d o Y e s t e r t o r o s o el a l i e n t o . • III. Es é l , I L i m i i o I t j u u r e / , Kl castellano g u e r r e r o Que casó c o n B e r e n g u e l a , H a c e un año más ó m e n o s . En esa m i s m a capilla B e r e n g u e l a l e dio un b e s o , Y de allí se fué á la guerra Á combatir como bueno. Y es B e r e n g u e l a la d a m a Que ocupa el m o r t u o r i o l e c h o . . . . R a m i r o le ha dado m u e r t e , L a n o c h e a n t e r i o r la ha m u e r t o . IV. Mira R a m i r o R a m í r e z A l cadáver l a r g o t i e m p o ; A l fin c o n trémula diestra L e v a n t a el fúnebre v e l o , Y aparece ante su absorta Mirada, el rostro h e c h i c e r o Que aún del cincel de la Parca Resiste al g o l p e v i o l e n t o ; Que aún ostenta la frescura, El h e c h i z o , el e m b e l e s o Y la majia seductora ü e otros felices m o m e n t o s . V. Después las fúnebres gradas Sube R a m i r o en silencio, Y hasta el ataúd vacío Llega tranquilo y sereno. ;Era su lecho nupcial A q u e l espantoso l e c h o ! Allí estaba su consorte. Su alegría y su contento : La m i r ó desesperado — 118 — De a m o r y de angustia l l e n o , Y dijo así c o n v o z lenta Y con moribundo acento : — Há un año tierna y sencilla, V e l a d o en casto r u b o r , M e diste un beso de a m o r E n esta m i s m a c a p i l l a . Y h o y de m i p e n a al e x c e s o V e n g o en b r a z o s d e la m u e r t e . Berenguela, á devolverte Aquel dulcísimo beso. — En los labios de la m u e r t a L o s suyos puso el m a n c e b o ; Se o y ó un r u m o r m i s t e r i o s o P o r las b ó v e d a s d e l t e m p l o , Y tras un postrer j e m i d o , Tal vez de r e m o r d i m i e n t o , R o m p i ó su cárcel el a l m a . . . . G a y ó R a m i r o en el f é r e t r o . DOÑA BLANCA Á EDUARDO GONZÁLEZ GUTIÉRREZ. I. Sola está la noble viuda En su s o m b r í o retrete ; La s e r v i d u m b r e reposa, Y el tierno vastago d u e r m e . Ella es Blanca, á quien el cielo C o l m ó d e preciados bienes : V i r t u d , riqueza, h e r m o s u r a . . . . ¡Cuanto ambicionarse p u e d e ! A m ó un día, y aquel ciego Querubín de alas de n i e v e , Que anda entre fuego y a r m a d o Entre el fuego se d i v i e r t e , L e dio el arco una mañana Y una aguda flecha ardiente, Y ella gozosa y confiada, Y él vivaz, t r a i d o r , y a l e v e , Dispararon sobre un n o b l e , Joven señor, bravo y fuerte, Que al débil g o l p e , sumiso A los pies de Blanca v i e n e A ofrecerle sus a m o r e s ; Su f e , su m a n o á o f r e c e r l e ; Y Ñ u ñ o R i c o ante el ara T a n n o b l e oferta m a n t i e n e . — 118 — De a m o r y do angustia l l e n o , Y dijo así r o n v o z lenta Y con m o r i b u n d o a c e n t o : — Ilá un año tierna y sencilla, V e l a d o en casto r u b o r , Me diste un b e s o de a m o r En esta m i s m a c a p i l l a . Y h o y d e m i pena al e x c e s o V e n g o en b r a z o s d e la m u e r t e , Berenguela, á devolverte Aquel dulcísimo beso. — En los labios de la m u e r t a L o s suyos puso el m a n c e b o ; Se o y ó un r u m o r m i s t e r i o s o P o r las b ó v e d a s d e l t e m p l o , Y tras un postrer j e m i d o , T a i vez d e r e m o r d i m i e n t o , R o m p i ó su cárcel el a l m a . . . . G a y ó R a m i r o en el f é r e t r o . DOÑA BLANCA Á EDUARDO GONZÁLEZ GUTIÉRREZ. I. Sola está la noble viuda En su s o m b r í o retrete ; La s e r v i d u m b r e reposa, Y el tierno vastago d u e r m e . Ella es Blanca, á quien el cielo C o l m ó de preciados bienes : V i r t u d , riqueza, h e r m o s u r a . . . . ¡ Cuanto ambicionarse p u e d e ! A m ó un día, y aquel c i e g o Querubín de alas d e n i e v e , Que anda entre fuego y a r m a d o Entre el fuego se d i v i e r t e , L e dio el arco una mañana Y una aguda flecha ardiente, Y ella gozosa y conüada, Y él vivaz, traidor, y a l e v e , Dispararon sobre un n o b l e , Joven señor, bravo y fuerte, Que al débil g o l p e , sumiso A los pies de Blanca viene A ofrecerle sus a m o r e s ; Su f e , su m a n o á o f r e c e r l e ; Y Ñ u ñ o Rico ante el ara Tan noble oferta m a n t i e n e . Ií. P a r t i ó s e Ñ u ñ o á la g u e r r a , D e la b o d a á p o c o s m e s e s ; F a m a y h o n r a g a n a e n ella, E n ella la v i d a p i e r d e , Y l l o r a n d o su d e s d i c h a Sin d i c h a q u e la c o n s u e l e , S u m e r j i d a en la tristeza D e t a n t o s días a l e g r e s , S o l a está la n o b l e v i u d a E n su s o m b r í o r e t r e t e ; La servidumbre reposa, Y el t i e r n o v a s t a g o d u e r m e . III. Súbito g o l p e se e s c u c h a , Se abre el b a l c ó n de r e p e n t e , Y un h o m b r e en su capa e n v u e l t o A n t e la d a m a a p a r e c e . S o b r e c o j i d a de e s p a n t o , H o r r i b l e espanto, se c r e e Presa de extraño d e l i r i o , (Jue c o m o r a y o la h i e r e . Mas el h o n o r o f e n d i d o Lucha en su espíritu y vence, Y r e c o n o c e asombrada Á Don Leonel de Meneses. — ¿ O'ié buscáis? dice, y resuella Á su e n e m i g o so vuelve, (lomo fuego la mirada, El semblante c o m o nieve. - Busco, Blanca, la ventura U n e me roba ingrata suerte; Mil veces os la he pedido, Me la negasteis mil veces. Señora, al p i é de esa reja, En p o d e r o s o s c o r c e l e s , Mis escuderos, mis pajes, Nos a g u a r d a n i m p a c i e n t e s . Si j u n t o s de aquí salimos N o temáis q u e no os r e s p e t e n ; D e lo c o n t r a r i o , este lance La h o n r a vuestra c o m p r o m e t e . — P i e d a d , señor, por el n o m b r e De esa criatura i n o c e n t e . ¡ I d o s ! Y haced lo q u e un n o b l e , P o r serlo tan sólo, d e b e . A m i g o fuisteis de Ñ u ñ o . . . . F u é en los tercios vuestro j e f e . . . . — Señora — Ó mi s e r v i d u m b r e Haré q u e al punto despierte. — Si no venís de buen g r a d o Á mal grado haréis q u e a p e l e , Y entre mis brazos robustos Hasta mi palacio os l l e v e . — ; P a s o ! Gritó doña Blanca Y salir de allí r e s u e l v e ; Mas él con rápido ímpetu En su marcha la detiene Y el duro c e r r o j o alianza De la puerta.... Nada puede Ya la infeliz.... El infante En la cuna se e s t r e m e c e ; Leonel con sonrisa horrible Hacia la cuna se v u e l v e ; Blanca adivina su i n t e n t o . . . . Tal vez su razón se p i e r d e . . . . ¿Qué hace Blanca? ¿ P o r qué inunda Su faz un fulgor celeste? Corre á *u l e e l m . I * mi iu'I - Un instante, y es tan b r e v e ! T o m a un puñal t o l e d a n o Q u e bajo su a l m o h a d a t i e n e , Y c o m o herida pantera Que á su c a c h o r r o d e f i e n d e , Guando va á t o c a r al n i ñ o , Antes que á tocarle llegue, E l a r m a r á p i d a clava E n la espalda d e M e n e s e s . — A s í has d e m o r i r , v i l l a n o , Que así los t r a i d o r e s m u e r e n , Y p u e s a g u a r d a n tu vuelta En la c a l l e tus d o n c e l e s , Se han d e q u e d a r a s o m b r a d o s , ¡ V i v e D i o s ! , de c ó m o v u e l v e s . Dice la d a m a y un l ú g u b r e S i l e n c i o á su v o z s u c e d e . IV. Y m i e n t r a s el n o b l e i n n o b l e , De p i é n o p u d o t e n e r s e , Y al suelo rueda, y rujiendo En su sangre se r e v u e l v e , Blanca á los s u y o s r e c l a m a ; Doncellas y pajes v i e n e n , Y l l e n o s do a s o m b r o escuchan Estas palabras s o l e m n e s : — D e s h o n r a r m e ese h o m b r e q u i s o , P o r eso le di la m u e r t e , ¡ Y por donde vino vuélvase Que mi h o n o r así lo q u i e r e ! Señala el balcón, dos pajes El t r o n c o h e l a d o suspenden, Y por el balcón a r r ó j a n l o , Guando aun el alma r e b e l d e . Con d o l o r o s o j e m i d o — 123 — De su cárcel se d e s p r e n d e , Y su infortunio m a l d i c e Entre la vida y la m u e r t e . Y mientras se o y e en la calle R u m o r de rondas y j e n t e s , Imprecaciones y votos, Y relinchos de c o r c e l e s , Sola está la n o b l e viuda En su s o m b r í o r e t r e t e ; La s e r v i d u m b r e reposa Y el tierno vastago d u e r m e . 1879. SOR ANA Á MANUEL NICOLÍN ECHA NOVE. I. Doña A n a adora en J e l m í r e z Y J e l m í r e z en Doña A n a : Él es h i d a l g o , a u n q u e p o b r e ; Ella d e rejia prosapia. Doña A n a t i e n e un h e r m a n o ; Y ha j u r a d o antes m a t a r l a , Que p e r m i t i r q u e se e n l a c e Con J e l m í r e z Doña A n a . II. Doña A n a entre los e n á l t e l e s De sus j a r d i n e s d i v a g a , Y espera c o m o a c o s t u m b r a A M I a m a n t e en horas altas Sopla el \ i r n t o y en los aires La luna el n u b l a d o r a v . i , Y ve la h e r m o s a en el m u r o li.thn earsr |,i e«eala I I r n r a / o i i l e d a un \ u e l r o . C >rre y al pié de U tapia, Ve á «ii J e l i m r e í U n d u l o Kn l i y e r b a rn%*nffr«*nUda. Mortal el bello t e m b l a n t e , Y n o lejos de él un a r m a Mira absorta, y r e c o n o c e (Jue es de su h e r m a n o la d a g a . III. Del a l m e n a d o castillo Desde una ojiva, angustiada M i r ó pasar el e n t i e r r o De J e l m í r e z , Doña A n a . ¡ Qué de tiernas ilusiones, Qué de alegrías frustradas Junto con el n e g r o féretro Va á guardar la tumba helada ! ¡ P o b r e s flores en su tallo P o r el huracán tronchadas, P o b r e a m o r muerto en la cuna. P o b r e mujer, p o b r e alma ! A y e r todo era ventura, Campos de oro y esmeralda, A r r o y o s , aves y rosas Y praderas perfumadas. Hoy, revuelto mar que ruje, Áridas inmensas playas, Campos que el invierno agosta, Negras ruinas solitarias. ; Mañana, la noche eterna A la luz de débil lámpara, El t i e m p o solo, sin horas, Sin h o y , ni a y e r , ni mañana ! IV. Nada á su hermano le dice La doncella desdichada ; Ni una queja, ni un reproche... ; Llora, j u n e , reza y calla ! N a d a l e d i c e á su h e r m a n o ; Mas á las p u e r t a s sagradas De un c o n v e n t o se p r e s e n t a , Y en una c e l d a se a m p a r a . V. Las madres concepcionistas Están de fiesta y d e gala, Q u e c o n el R e y de los Orbes N o b l e d o n c e l l a se enlaza. L o s más h e r m o s o s c a b e l l o s Se c o r t a n al p i é del a r a ; L a m á s rica fantasía Quiebra ante el altar sus alas : El c o r a z ó n m á s sensible Sepulta sus e s p e r a n z a s ; El a l m a m á s tierna y n o b l e , L a más pura de las a l m a s , Del m u n d o m í s e r o y triste L o s anchos l í m i t e s salva, Y á las celestes r e j i o n e s En pos de otra alma se lanza. VI. — V e n , h e r m a n o , hasta el r e c i n t o De mi celda solitaria : A q u í J e l m í r e z habita : Ven á c l a v a r l e tu daga. V e n , y si q u i e r e s herirle En mí m i s m a el h i e r r o clava, Que es la celda de J e l m í r e z , El c o r a z ó n de Sor A n a . " — E s t o la monja escribía, Deshecha en un mar de l á g r i m a s , Desde el oscuro r e c i n t o De su celda solitaria. VIL — « Burlaste mis ilusiones, Burlaste mis e s p e r a n z a s ; Si antes fué ruda, más ruda Será mi nueva v e n g a n z a . T e destinaba un esposo Que de estirpe rejia e m a n a ; Mas puesto q u e desdeñaste Honra tal, m e r c e d tan alta, Y de este m o d o dostrozas Los blasones d e tu casa, Y así sus fueros insultas Y mis d e r e c h o s ultrajas, Mañana, al m o r i r la tarde, Al l o c u t o r i o te baja; Que en él estará Jelmírez Esperándote mañana. » — Esto á la monja escribía, Desde su noble m o r a d a , Brotando sangre los o j o s , El feroz T o l l o de T a p i a . VIII. ¿ Estaba m u e r t o J e l m í r e z , o no más herido estaba ? ¿ Fué verdad lo del entierro, ó fué el entierro una farsa ? ¿ Los cánticos funerales, La negra mortuoria caja, A q u e l lúgubre c o r t e j o , Y ol c l a m o r de las campanas. Eran eiijeudros tan tolo De su m e n t e c o n t u r b a d a ? ¿ D e l d o l o r c r e a c i o n e s fueron ? ¿ F u e r o n d e l i r i o s del á n i m a ? IX. R o d a r o n tristes las h o r a s . . . ¡ C u a n pausadas, c u a n a m a r g a s P a r a el s e r d e s v e n t u r a d o Que m i d e e l t i e m p o q u e pasa ! ; U n a e t e r n i d a d la n o c h e D e s d e el c r e p ú s c u l o al alba, Y del alba hasta el c r e p ú s c u l o De aquella t a r d e , q u é c a l m a ! ¡ Qué c a l m a tan espantosa En m e d i o de la borrasca ! ¿ E n d ó n d e se hará p e d a z o s Con el b a r q u e r o la barca ? X. Son las seis, la tarde espira, Deja su celda S o r A n a , Y c o n paso v a c i l a n t e Hasta el l o c u t o r i o baja. Mira al través de la reja, Y . . . — ¡ Es é l , J e l m í r e z ! — e x c l a m a , Y sin aliento á los h i e r r o s Con m a n o fría se a g a r r a . El era, el m i s m o J e l m í r e z , E m b o z a d o en una capa, P á l i d o c o m o los m á r m o l e s De las vetas de Carrara. Detrás estaba un m a n c e b o De retorcida mirada, Fiero, inmóvil, hosco, m u d o . . . El h e r m a n o de S o r A n a . — ; T e l l o , le grita la m o n j a , Mal haya seas, mal haya T u h o r r i b l e burla y la ira De tu espantosa v e n g a n z a ! Y añade la monja, v i e n d o Al ser á q u i e n tanto amaba : — Mientes, T e l l o , no es J e l m í r e z Ese e n l u t a d o fantasma... ¡ J e l m í r e z está en mi p e c h o , Jelmírez viy.e en mi alma ! — j Ana, Jelmírez murmura, Y o s o y ! . . . T e l l o n o te engaña, T e l l o consiente en que seas Mi noble esposa ante el ara. Hoto está el v o t o q u e hiciste, Y aquí está la bula santa. — A q u í está, m u r m u r a T e l l o , Y muestra un p a p e l . . . — ¡ N o ! ¡ Calla ! Exclama otra vez la m o n j a . No es esa sombra q u i e n habla. ¡ O i g o la v o z de J e l m í r e z Que de o t r o m u n d o m e llama ! ; Ya v o y , J e l m í r e z , e s p e r a ! ; Ya v o y , J e l m í r e z , aguarda ! — D i c e . . . . Busca entre sus ropas Un o b j e t o , y l u e g o , rápida, Dirijiendo al cielo augusto Hermosísima mirada. Del seno en m e d i o , hasta el p u ñ o . Clavóse una rica daga, Y rueda al suelo y la sangre P o r el ancha herida salta. — ; Maldito sea*. Don T e l l o ! tirito J e l m í r e z . . . ; Mal haya Quien olvidó que hay amore* M u é una vez sola se matan DOÑA ELVIRA Á BARTOLOMÉ PÉREZ HERMIDA. I. El C o n d e de A l d a z es v i e j o , P e r o t i e n e esposa j o v e n , C o m o rosas las m e j i l l a s , Y los ojos c o m o soles. Se l l a m a E l v i r a , y m u y tierna E n h o r a i n g r a t a casóse, P o r q u e á casar la o b l i g a r o n Exijencias y t e m o r e s ; N o el eraor, p u e s era el solo I m á n de sus ilusiones R u i - F e r n á n d e z , c o n q u i e n tuvo Y aún t i e n e , o c u l t o s a m o r e s . II. Hijo d e Elvira es Don M e n d o , Mancebo gallardo y noble, Capitán el más v a l i e n t e De los t e r c i o s españoles, Que bajo el d e l g a d o cutis Aún el rubio bozo e s c o n d e , Y es y a en la ruda pelea De los contrarios a z o t e . III. T i e m b l a Elvira c u a n d o al m o z o C o n t e m p l a e m b e b i d o el C o n d e ; P a r e c e q u e una h o n d a pena, Oculto cáncer que r o e Su c o r a z ó n , hace á v e c e s Que á s u faz el llanto a s o m e , Y la espléndida h e r m o s u r a De su rostro le trastorne. j T a l vez c o m b a t e n y estallan En su pecho los d o l o r e s , C o m o las olas de A t l a n t e Cuando se encuentran y r o m p e n ! IV. En una vieja poltrona L a existencia pasa el Conde, Paralizados los m i e m b r o s De añeja dolencia al c h o q u e . Diz que en la lid espantosa De una lanza al rudo g o l p e , Cayó al suelo y que el sentido L a r g o t i e m p o perdió e n t o n c e s ; Y desde entonces no hay m o d o De que sus m i e m b r o s r e c o b r e n , L a savia, el v i g o r , la fuerza, Que hubo del destino en dote. V. Y allí, en su vieja poltrona Está el de A l d a z , una noche. Cuando Fortuno, escudero Que d e antaño le c o n o c e , E n t r a y l e dice : — S e ñ o r , Sé q u e m a n c h a n tus b l a s o n e s ; Sé q u é h a y q u i e n a q u í te ultraja, Q u i e n e s c a r n e c e tu n o m b r e . — ¿ Q u i é n tal h a c e ? Con v o z r o n c a , E x c l a m a furioso el C o n d e . — S e ñ o r , tu esposa. — ¿ Q u é has d i c h o ? — T u esposa t o d a s las n o c h e s L a s desiertas c a l l e j u e l a s De tus j a r d i n e s r e c o r r e , D e un h i d a l g o a c o m p a ñ a d a , E n p u n t o á las o r a c i o n e s . R u j e el de A l d a z en su silla Cual hiena h e r i d a , se e n c o j e Y j i r a en t o r n o los ojos C o m o inflamados t i z o n e s . Há t i e m p o q u e h o r r i b l e s celos L l e n a n su alma d e r e n c o r e s , T i e m p o há q u e su p e c h o h i e r e El desdén de su c o n s o r t e , Y^ c o n acento c o n v u l s o Exclama : F o r t u n o , ¿ m e o y e s ?. Díle á D o n M e n d o eso m i s m o . — Y como muerto quedóse. VI. — S e ñ o r , le d i c e F o r t u n o Á Don M e n d o , n o c h e á n o c h e En los j a r d i n e s he v i s t o , En p u n t o á las o r a c i o n e s , Á una d a m a y á un h i d a l g o . — F o r t u n o , y tú ¿ los c o n o c e s ? — Señor, el C o n d e m e e n v í a . . . — ¡ D í m e al instante sus n o m b r e s ! — Ella es Doña E l v i r a . . . — j Madre ! — ¡ A h , F o r l u ñ o , en bien te p o n e Con Dios, q u e es r e o de m u e r t e , Q u i e n tal secreto c o n o c e . . . ! R o d ó F o r t u n o en el suelo Traspasado el p e c h o i n n o b l e , Y en a q u e l h o r r i b l e instante Sonaban las o r a c i o n e s . VII. A l jardín con el sangriento A c e r o en la m a n o , c o r r e , Y allí Don M e n d o dos sombras Distingue en la s o m b r a i n m ó v i l e s . — Madre... ¡ Madre!... — ¿ Q u é haces, M e n d o ? Don M e n d o no le responde, Blande el h i e r r o , al cual el o t r o H i e r r o apenas se le o p o n e , Y c o m o el r a y o p o t e n t e , Y c o m o el r a y o v e l o c e , Kn el seno del contrario El arma sangrienta esconde ! Lanza un g r i t o Doña Elvira, Que repercuten los m o n t e s , Y se queda m u d a y fría C o m o una estatua de bronce. Mira Don M e n d o q u e llegan Con luces dos servidores, Y hacia ellos rápido avanza, Y en su paso se i n t e r p o n e . — ¡ I d o s , c a n a l l a ! Murmura, Y de manos de uno, coje l'na tea v torna solo Al horrible sitio, en d o n d e , Aun Doña Elvira parece Q u e no alienta, q u e n o o y e . Q u e n o v i v e , en el e s p a c i o Clavada la vista i n m ó v i l . La ve Don Mendo y alumbra Y pasmado reconoce, En el s a n g r i e n t o c a d á v e r Á Rui-Fernández de Ordóñez. VIII. — M e n d o , al fin e x c l a m a Elvira D e s c o m p u e s t a s las f a c c i o n e s , Pues mataste á Rui-Fernández R u e g a á Dios q u e nos p e r d o n e . — ¡ Madre! — ¡ En tus v e n a s circula S a n g r e q u e tiñe tu e s t o q u e ! — Madre, escucha... D o ñ a Elvira, Cae al suelo y no r e s p o n d e . IX. D e n t r o y fuera del palacio Se escuchan sordos r u m o r e s . ¡ Se a c e r c a al sitio del c r i m e n L a j u s t i c i a de los h o m b r e s ! Es fuerza q u e i g n o r e el m u n d o , Es fuerza q u e el m u n d o i g n o r e , Que en casa de A l d a z habitan La deshonra y las t r a i c i o n e s . M e n d o se a c e r c a al c a d á v e r , S o b r e sus h o m b r o s l e p o n e , Y p o r un p o r t i l l o e s t r e c h o Q u e da á los c a m p o s , salióse, M e d r o s o el paso y l i j e r o , — 135 — Con el c a b e l l o en d e s o r d e n , T i n t o hasta los gavilanes De propia sangre el e s t o q u e . 1879. GABRIELA AL DR. FRANCISCO MONTES DE OCA. I. Sin m á s t e s t i g o q u e el sol, Q u e su luz al m u n d o r o b a , Está Gabriela en la p l a y a Con su p e n s a m i e n t o á solas. El m a r c o n d é b i l m u r m u l l o S o b r e la a r e n a r e b o s a Y las plantas de G a b r i e l a Casi l a m e y casi m o j a . I n q u i e t a v u e l v e los o j o s Á todos l a d o s , y llora : A l fin se d e t i e n e i n m ó v i l ; Y a sonríe, ya solloza; S o b r e el seno palpitante La j e n t i l cabeza dobla ; Sus brazos c u e l g a n ; las manos Entreteje una c o n otra, Y v a g a , sin q u e se lije Ni en el cielo ni en las olas, Entre las olas y el c i e l o , Su mirada m e l a n c ó l i c a ; Su suelto cabello ajila La brisa m u r m u r a d o r a , Y entre sus hebras de o r o Prendida lleva una rosa. Cerca de ella está amarrada Una barca pescadora, Y entre los m é d a n o s áridos Que el huracán a m o n t o n a , De una h u m i l d e ranchería Se v e n las modestas chozas Y el vetusto c a m p a n a r i o De una capilla católica, Con una sola c a m p a n a , Con una c a m p a n a sola, Que en aquel instante m i s m o Á las o r a c i o n e s toca. Ií. El corazón se e s t r e m e c e De Gabriela... ¡ Y a es la hora! Y a no ha de tardar su F é l i x . A l fin su Félix asoma : Félix llega triste y p á l i d o , A l g o tiene, algo le e n o j a ; Le da su m a n o , y su m a n o Está fría y t e m b l o r o s a . Y a no tiene c o m o en antes La mirada h a l a g a d o r a ; P a r e c e q u e tiene m i e d o , P a r e c e q u e se abochorna, P a r e c e , c u a n d o se acerca Á la nina encantadora, Que una oculta voz le dice : ¿ P o r q u é , F é l i x , la traicionas? " III. — Félix — m u r m u r a Gabriela. — Y era su v o z m e l o d i o s a Comu suspiro del aura, R. C o m o arrullo de paloma. — F é l i x , a m o r de m i v i d a , Te he esperado muchas horas, M u c h a s . . . ¡ I n g r a t o ! . . . Y n o has i d o ! ¡ C ó m o te a g u a r d a b a ansiosa E n m i v e n t a n a ! ¿ N o sabes L o q u e mi p e c h o te a d o r a ? ¿ E n q u é estas p e n s a n d o , F é l i x ? D í m e . . . ¿ P o r q u é m e abandonas ? ¿ Es v e r d a d c u a n t o m e han d i c h o ? ¿ Á otra q u i e r e s ? ¿ A m a s á o t r a ? ¿ Q u e h a b l a r c o n ella te v i e r o n ? ¿ Q u e en el t e m p l o la e n a m o r a s ? I Q u e á todas partes la sigues Y q u e d e n o c h e la r o n d a s , Y q u e suspiras enfrente D e su reja s i l e n c i o s a ? j N o te h e visto en siete n o c h e s ! ¡ A q u í están las siete rosas Q u e c o n m i g o te a g u a r d a r o n ! ¡ Q u e te c u e n t e n mi c o n g o j a ! ¿ Las q u i e r e s ? M i r a éstas, mustias, Marchitas y sin a r o m a . Mira ésta, q u e aún t i e n e v i d a . A q u í tienes la de ahora. Si m e amas c o m o o t r o t i e m p o , Dale un beso en la c o r o l a . Si es v e r d a d l o q u e m e han d i c h o , E n t o n c e s , F é l i x . . . ¡ Deshójala ! Félix de la bella m a n o De la niña la flor t o m a , Y los pétalos arranca Y en la arena los arroja. — Más t i e m p o no he de e n g a ñ a r t e , P r o b r e Gabriela, p e r d o n a ; Que para esta m i s m a n o c h e Concertada está mi boda. Dice el i n f a m e . . . Se aleja... Y q u e d ó Gabriela atónita, Fija la vista en la arena, Fija la vista en las hojas. ¡ Siente q u e le falta vida, Que su razón se trastorna, Que t o d o en torno se m u e v e , Que se cae, que se ahoga 1 IV. ¡ Fantasmas de o r o y de nieve Que poblasteis su m e m o r i a , Huid y desvaneceos Gomo la luz en la s o m b r a ! Soñando estaba despierta ; Y a no sueña... ¡ Qué espantosa Pesadilla e n t r e sus lazos Su alma mísera aprisiona ! G a b r i e l a . . . j Infeliz G a b r i e l a ! ¡ Y a es tarde, vuelve á tu choza, Que en ella velan tus padres, Que en ella tus padres lloran ! V. ; A y ! . . . P e r m a n e c e en la playa I n m ó v i l y silenciosa... Para ella el m u n d o es la tumba, ¡ Y ella está en la tumba, sola ! Nada mira, nada escucha, La razón perdida, loca, Vagabundas las ideas Kn torno á su m e n t e flotan, Gomo ráfagas brillantes De luz en cavernas hondas, G o m o de una arpa lejana L a s i n a r m ó n i c a s notas. ¡ Estrellas de un c i e l o p u r o Q u e su luz pálida a g o t a n , Roncos j e m i d o s de muerte E n t r e c á n t i c o s de g l o r i a ! N o ha v i s t o en el h o r i z o n t e Una parda n u b e t o r v a , Que e x t i e n d e sus n e g r a s alas, Y el diáfano e s p a c i o e n t o l d a . Se figura q u e ha c a i d o De su frente una c o r o n a ; Q u e son p e d a z o s de su a l m a A q u e l l a s hojas d e r o s a ; Que está escrito en cada una Un l i b r o e n t e r o , una historia De m a l o g r a d o s afectos ; De e s p e r a n z a s ilusorias ; Que allí están sus a l e g r í a s , Sus j u v e n i l e s z o z o b r a s , Las l á g r i m a s de sus o j o s , Las sonrisas de su b o c a . VI. Se le figura el n u b l a d o A n c h a sábana m o r t u o r i a Y la luz de los r e l á m p a g o s Las sepulcrales antorchas Rápida, Por atracción Dirijo A la Y paso el barca Entra El como en timón impulsada misteriosa, anhelante pescadora. ella, y el en remo desamarrando Que le sujeta los i el una abismos arroja, cable argolla, — 141 — Entrega el débil m a d e r o A l h o n d o m a r q u e l e azota, Y el huracán l o arrebata Entre el fragor d e las olas. L o q u e pasó aquella n o c h e L a r g a , n e g r a y tempestuosa, E n t r e el a b i s m o del cielo Y el abismo de las ondas, Dios io sabe. — ¡ A l otro día V i e r o n una barca rota, Y el cadáver de Gabriela Junto á un peñón de la costa .TIL Á MI H E R M A N O PEDRO. I. O y e , Jil... Esposo m í o — T e r e s a c o n v o z confusa D i c e , a b o g a n d o los sollozos Que su a l i e n t o débil t r u n c a n . — N o salgas, Jil, esta n o c h e Oue es d e mi vida la ú l t i m a , Y c u a n d o l l o r e la niña Que está d u r m i e n d o en la cuna, Y o no podré levantarme Á c o n s o l a r su a m a r g u r a . Si tú no estás en la casa ¿Quién su b l a n d o sueño a r r u l l a ? Jil c o m o s i e m p r e á la p o b r e T e r e s a abstraído escucha, Y por sus t r é m u l o s labios Vaga una sonrisa estúpida. Jil, o t r o t i e m p o tan b u e n o , Al t o r p e v i c i o tributa La a d o r a c i ó n insensata Que su n o b l e instinto turba. D u e r m e c u a n d o el sol a r d i e n t e La ciudad y el c a m p o alumbra ; Y cuando tiende la noche Su negra s o m b r a confusa, En el g a r i t o , en la orjía, Va á arrastar su vida oscura, 0 d e vil r a m e r a en brazos P l a c e r satánico busca. II. ¿Qué valieron d e T e r e s a L a esplendorosa h e r m o s u r a , H a l a g o s , r u e g o s , suspiros, Y lágrimas y ternuras? I n d ó m i t a s , las pasiones, G o m o encadenadas furias, En el p e c h ó s e desatan Del m a n c e b o , y en él triunfan. T o r p e amistad y m e n g u a d a Su ardor j u v e n i l azuza, Y mil seductores g o c e s Su edad temprana deslumhran. III. R o b ó el dolor á Teresa Su esplendorosa hermosura : Las rosas de sus mejillas Están pálidas y mustias. L a miseria pavorosa Su alma sensible atribula, Y en su insaciable vorágine Sus alegrías sepulta. — O y e , Jil, con voz más triste Y más lenta continúa, Jamás partió de mis labios Ni un r e p r o c h e , ni una injuria ; A g o t a s t e tus caudales, Agotaste mi fortuna, T u s caudales eran tuyos, Y m i fortuna era tuya. Destrozaste el p e c h o m í o , Sus i l u s i o n e s m á s p u r a s R o d a r o n b a j o el i m p e r i o D e tus t r a i c i o n e s i n j u s t a s ; Hiciste bien, bien hiciste, Q u e m i p o b r e v i d a es única, Y y o al p i é d e los altares T e di m i v i d a . . . Era t u y a . Mas la p r e c i o s a existencia D e esa anjélica criatura T u s cariños necesita, Y necesita tu a y u d a . ¡ N o salgas, Jil, n o m e dejes Sola c o n m i h o r r i b l e angustia En esta n o c h e tan triste Que es de m i existencia la última Jil p o r única respuesta Su n e g r o b i g o t e atusa, Se cala el ancho s o m b r e r o , Y al d e c i r l e con voz ruda « T o d a s las noches la m i s m a Canción y la m i s m a súplica,.. Y nunca acaba de abrirse P a r a tí la sepultura » , S o l t a n d o una carcajada De h o r r i b l e sangrienta burla, Se salió dejando sola Con Dios á la m o r i b u n d a . IV. Está va Jil en la calle : De pronto mira una turba Salir del t e m p l o y se para De un farol en la p e n u m b r a . D é j e n l e s alegres todas Entre multitud confusa, Se ven dos novios, que acaban De doblar á la coyunda De h i m e n e o , el cuello dócil Al placer q u e los adula. Él c o n lujoso v e s t i d o , Ella c o n lujosa túnica, C o r o n a d a de azahares Blancos c o m o n i e v e p u r a . . . Y siente Jil q u e la sangre En sus venas n o circula, Y en t r o p e l en su c e r e b r o Mil ideas se a c u m u l a n : R e c u e r d a la a l e g r e n o c h e En q u e á la luz de la luna Salió de aquel m i s m o t e m p l o Entre m i l a l e g r e s turbas, Con su T e r e s a del b r a z o , F l o r q u e el a m b i e n t e perfuma, De felicidad radiante Y radiante de h e r m o s u r a ; R e c u e r d a cuando en el atrio A m o r e t e r n o le j u r a ; R e c u e r d a q u e él n o ha c u m p l i d o De sus p r o m e s a s n i n g u n a ; R e c u e r d a q u e en su p o c i l g a La ha dejado sola y mustia, T o c a n d o con m a n o fría L o s dinteles de la t u m b a . Agudos remordimientos Su pecho intranquilo punzan, Y dirije á su m o r a d a L a débil planta i n s e g u r a . . . El á su pobre T e r e s a L e va á decir q u e no sufra. Que sus infamias p e r d o n e , • Que dé al o l v i d o sus c u l p a s . Y e m b e b i d o en esta i d e a , T e m b l a n d o el paso apresura, P o r q u e algo teme, algo t e m e Que d e h o r r o r su m e n t e n u b l a . V. — ¡ T e r e s a ! . . . ¡ T e r e s a ! — Grita, Y e n t r a e n la estancia q u e a l u m b r a Una m i s e r a b l e l á m p a r a Que en a q u e l m o m e n t o o n d u l a Su débil l l a m a , rastrea En t o r n o y l a n z a n d o a l g u n a s T r i s t e s ráfagas, se a p a g a Dejándolo todo á oscuras. Jil se d e t i e n e y v a c i l a , P r e s a d e h o r r i b l e pavura, Esa l á m p a r a q u e m u e r e , ¿ Q u é de espantoso le a n u n c i a ? T e r e s a . . . Grita d e n u e v o . — T e r e s a mía ¿ estás m u d a ? S o y Jil q u e v i e n e á q u e d a r s e . ¿ D o n d e hay l u z ? — Á tientas busca Un viejo v e l ó n , lo e n c u e n t r a , L o e n c i e n d e v la estancia a l u m b r a . Y a l u m b r a el l e c h o y arroja Un grito de espanto y d u d a . T e r e s a ¿ está d e s m a y a d a ? ¿ El sueño acaso l a a b r u m a ? — Teresa... Grita... ¡ T e r e s a ! , Me perdonas? ¿ No me escuchas? Le toca Toca su el ai t e n a Ln aquella La paz de t o m a Jil pecho y y no estancia las las no late, pulsa . reina sepulturas. blancas manos Que acariciaron las suyas, Y en el c o p i o s o t o r r e n t e De su llanto las i n u n d a ! V e espantado a q u e l l o s ojos Y aún en las pestañas húmedas Mira p e n d i e n t e una l á g r i m a De d o l o r y de amargura, Y á a q u e l l o s labios q u e un día Ostentaron roja púrpura, Y ahora tan sólo cubre L í v i d a y m o r t a l blancura. P i d e una sola sonrisa... Una sola frase... Una Palabra sola... ¡ Una sola. De p e r d ó n ! — ¿ Qué es l o que buscas Convulso, desatentado A r r a n c a de su cintura Una hoja aguda y luciente, Que con fiera m a n o e m p u ñ a ; Mas cuando toca su pecho L a fría acerada punta, Se o y e en la cuna un j e m i d o Que el mortal silencio turba. — P e r d ó n , Dios m í o . . . P e r d o n a , Teresa. — El triste m u r m u r a . . . Y suelta el h i e r r o . . . Y llorando Se postra al pié de la cuna. r EDUARDO Á LA MEMORIA DE R I C A R D O GAYOSSO. I. S o b r e el azul d e las ondas Está la barca v e l e r a , Está j u n t o al m u e l l e el b o t e , Está el pasajero en t i e r r a . . . Es E d u a r d o . . . En los a m o r e s De su m a d r e patria piensa, Y en o t r o a m o r más h e r m o s o , En otra m a d r e más tierna, La q u e en sus n o b l e s entrañas A l i m e n t ó su e x i s t e n c i a , L a q u e su cuna m e c í a , La q u e en la playa serena De la vida, v i o d e lejos En m a r airada y r e v u e l t a , La prenda de sus a m o r e s J u g u e t e de la t o r m e n t a . Es E d u a r d o . . . Muchos días Lloro en la playa M I S p e n a s , L a s injurias del destino, L o s r i g o r e s d e la ausencia. Al liu sonríe, m u y p r o n t o T e r m i n a l a n s u s querella*, Une en el azul d e las o n d a s Esta la barca velera II. Hay unos tristes a m o r e s , Hay una pasión inmensa, H a y un rival q u e en la sombra Mortal angustia a l i m e n t a . La p o n z o ñ o s a serpiente Que se enrosca entre la niebla. L o s celos, el n e g r o monstruo De la humanidad e n t e r a ; El q u e e n c i e n d e en las pupilas Satánica luz siniestra; El que fragua horribles dramas Siempre inquieto, siempre e n v e l a ; El m o n s t r u o que cabe el lecho Mudo y s o m b r í o se sienta, Y roba el sueño á los ojos, Y la ira desenfrena, Y azuzando al p e n s a m i e n t o Con la vigorosa espuela, En el infierno del alma Á p e r e c e r nos c o n d e n a . . . El contra el seno de Eduardo A r m ó l a terrible diestra. El m a t ó sus ilusiones. Sus esperanzas más bellas. Cayó Eduardo en sangre tinto, Sobre la blanca ribera, Y al m o r i r bañó la m u e r l e Su semblante de tristeza... Sobre el azul d é l a s ondas Quedó la barca velera, Quedó j u n t o al m u e l l e el b o l o , < hiedo un cadáver en tierra. BOJORQÜES Á GONZALO A . E S T E V A . I. Está en su o s c u r o a p o s e n t o J u a n B o j o r q u e s de V a d i l l o , Y está solo c o m o s i e m p r e , Y como siempre sombrío. Se abre de p r o n t o la puerta : Con paso g r a v e y t r a n q u i l o Entra V i o l a n t e , t r a y e n d o De la m a n o á sus dos h i j o s . Vestida d e n e g r o v i e n e , T r i s t e el s e m b l a n t e , abatido ; Tristes, t a m b i é n , y de n e g r o , Vestidos v i e n e n los niños. II. — ¿ Qué q u i e r e s ? Hija. ¿ Qué q u i e r e s 1 — Me han d i c h o , señor, m e han d i c h o Que á la n o b l e m a d r e mía Diste m u e r t e en este sitio. ¡ N o m i e n t e p a d r e , quien toca D é l a tumba el m á r m o l frío, Y h o y ha m u e r t o mi nodriza, Y ella al m o r i r m e lo dijo ! — T e m b l ó el anciano B o j o r q u e s , L a n z o su p e c h o un r u j i d o , Y sus d e m a c r a d a s m a n o s C u b r i e r o n su r o s t r o Jívido. D e l sitial en q u e se h a l l a b a , C o m o presa de un d e l i r i o , Se a l z ó v i o l e n t o , en el suelo Clavando los ojos fijos. M i r ó á sus plantas abrirse Las entrañas de un abismo, Y del antro tenebroso En el i n m e n s o vacío Desplegar sus leves alas Un fantasma p e r e g r i n o , Bella seductora imajen De un ser amado y perdido ; Oro las rubias guedejas Del cabello suelto en rizos, El hechicero semblante Con la blancura del lirio, Cuajado el llanto en los ojos C o m o gotas de rocío. Y en el seno palpitando Con los últimos latidos, Hasta el fondo, entre la sangre Que salta en copiosos hilos, Clavado por fiera mano Un implacable cuchillo. Jiro Bojorques en torno Los ojos despavoridos, O y ó m u r m u r a r su n o m b r o Y un postrer mortal j e m i d o , Y de Violante y sus nietos Huyendo y lanzando un grito, C a y ó , convulso y d e m o n t e , \ lus pies de un crucifijo. 111. Después de una b r e v e pausa, Pausa q u e p a r e c e un s i g l o , Con a c e n t o c a v e r n o s o M u r m u r ó e n t r e dientes : — I d o s — Guárdeos Dios, dice Violante, G u á r d e o s D i o s en el castillo Que en orfandad d o l o r o s a F u é de m i existencia a b r i g o . Mas ni h e d e v o l v e r á v e r o s , Ni á l l e v a r vuestro a p e l l i d o . Ni estos m i s h i j o s , s e ñ o r , Ni los hijos de mis hijos. Después, d e la oscura estancia Salió c o n paso t r a n q u i l o . Y quedó muerto Bojorques Á los pies del crucifijo. JAIME ACUÑA Á FRANCISCO ZAVA L A . I. Después de m u y larga ausencia R e t o r n a á su casa J a i m e , Y al penetrar en su estancia Se detiene un breve instante. A l l í unos brazos queridos Deben estar esperándole, Y unos purpurinos labios Que de a m o r sólo han de hablarle. Y allí escuchar ha c r e í d o , Allí m i s m o , en los umbrales De la puerta, los r u m o r e s De dulces besos, y frases De halagadoras promesas, Y hablar o y ó de un enlace Kn risueño paraíso De placeres inefables. Con m a n o crispada y trémula Kl endeble cancel abre, Y entra y palidece y calla Del asombro ante la imajen. Allí están, la esposa adúltera, Inés, su dueño, su arcánjel; Y L o p e , su hermano L o p e , De quien él ha sido padre. — ¡ L o p e ! . . . ¡ Inés ! — M u r m u r a , y mira A t e r r a d o á los a m a n t e s ; Los mira inmóviles, mudos, Pálidos c o m o cadáveres; Sin c o l o r frentes y l a b i o s , Sin l a t i d o el seno e x a n g ü e , T o d o espanto la m i r a d a , T o d o estupor el s e m b l a n t e . J a i m e ruje, el h i e r r o e m p u ñ a Y lo e s g r i m e ; m a s n o sabe, Á quién matará p r i m e r o . . . ¡ P o r q u e es forzoso q u e m a t e ! Se acerca á L o p e . . . j E s su h e r m a n o ! ¡ Carne de su m i s m a c a r n e ! Se acerca á I n é s . . . ¡ Es su a l m a ! ¡ De sus p r o p i o s hijos s a n g r e ! Se acerca á la una y al o t r o , E n t r e el u n o y la otra párase, Y v u e l v e hacia ellos y d e ellos T o r n a airado á separarse. J a i m e A c u ñ a ¿ estará l o c o ? ¿ Qué va á h a c e r ? ¿ Qué es lo q u e h a c e ? ¿ Con q u e es v e r d a d lo q u e m i r a ? ¿ Ellos son los m i s e r a b l e s ? L o p e , á q u i e n c r i ó desde n i ñ o , ¿ Así paga sus b o n d a d e s ? ¿ A s í Inés destroza el n u d o H e c h o al pié de los altares ? ¿ Qué es el m u n d o , la existencia, Sin un a m o r q u e la h a l a g u e ? ¡ El alma sin esperanzas Sus ligaduras d e s a l e , Deje en la tierra las llores Que vio en el p o l v o secarse. Y á otra r e j i ó n , á otra vida El espíritu se e n l a c e ! J a i m e al c i e l o la m i r a d a L e v a n t a a r d i e n d o en c o r a j e , Balbute algunas palabras Que de su p e c h o no salen, V u e l v e , contra él la íilosa P u n t a , se la clava, y c a e , Y ensangrentado murmura : « Orad sobre m i c a d á v e r » — Un d o b l e g r i t o , espantoso, R e s u e n a , r a s g a n d o el a i r e , Y en una v e c i n a t o r r e Dan las d o c e en ese instante. III. De una desierta capilla Bajo la sombría nave Está una estatua y a c e n t e S o b r e un sepulcro de j a s p e . Dicen q u e es de J a i m e A c u ñ a A q u e l l a estatua la imajen ; Clavado tiene en el seno Un puñal mohoso de sangre, De sangre añeja, y murmuran Vicarios y sacristanes, Las jentes todas del pueblo, Y lo afirma hasta el alcalde. Que aquel puñal es el mismo Con que Acuña logró darse Airada muerte una noche; Mas la causa, no la saben. IV. S e o y e en la puerta del templo R e c h i n a r la e n o r m e l l a v e , Y en él p e n e t r a una d a m a Vestida con negro traje. Hacia el sepulcro encamina Sus pisadas d e s i g u a l e s Y de h i n o j o s se p r o s t e r n a A n t e la estatua d e J a i m e . Clava en el r í g i d o r o s t r o La mirada agonizante, Y una tras otra e n el m á r m o l Sus tristes l á g r i m a s c a e n . Se o y e en la puerta del t e m p l o R e c h i n a r la e n o r m e l l a v e , Y e n v u e l t o en oscura capa Entra un h o m b r e con pié g r a v o . Hacia el sepulcro e n c a m i n a Sus pisadas d e s i g u a l e s , Y se d e t i e n e en s i l e n c i o Junto á la estatua de J a i m e . Clava on el ríjido rostro La m i r a d a a g o n i z a n t e , Y una tras otra en el m á r m o l Sus tristes l á g r i m a s c a e n . Los La dos parece helada Que el estatua duro El corazón Que aquellas Aún creen la animarse, golpea palpitante, aquellos rostro miran m á r m o l Que El que ojos se arterias que les eneiemlen, laten : salpica ardiente sangre. — 157 — Y q u e los lívidos labios P o r la vez postrera se abren, Y ensangrentados m u r m u r a n : Orad sobre mi cadáver. " Y en la t o r r e solitaria Dan las d o c e en ese instante, Y un doble g r i t o espantoso Resuena, rasgando el aire. l < Hay gran t u m u l t o en la Iglesia, Las j e n t e s entran y salen, T o d o el m u n d o se hace lenguas, Y es que el m u n d o nada s a b e ; N o sabe por qué m o t i v o L o s cuerpos helados y a c e n De Doña Inés y Don L o p e , Junio á la estatua de J a i m e . 1879. JUAN FARÜIZ Á JOAQUÍN B A R A N D A , í. A p e n a s del sol ardiente Entra un débil r a y o de o r o Que alumbra el recinto estrecho De un oscuro c a l a b o z o . Sobre un j e r g ó n , en el suelo, A p o y a n d o en él los c o d o s , Sobre los codos las m a n o s , Y entre las manos el r o s t r o , Está un anciano a b a t i d o Por el d o l o r y el i n s o m n i o , La tez m a r c h i t a y arada, S e c o s y a r d i e n t e s los o j o s . A l l í la h u m a n a j u s t i c i a G u a r d ó l e un a ñ o tras o t r o , Y allí v i o c o r r e r l o s años En c a u t i v e r i o e s p a n t o s o . Diez lustros c u m p l e aquel d í a , Y al t e n d e r la vista e n t o r n o , N o halla una a m i g a m i r a d a , N i un s e m b l a n t e c a r i ñ o s o , ¡Nadie!... ¡ N a d a ! ¡ N o ! ¡Mentira N i eslá a i s l a d o , n i e s t á solo; A l l í está c o n sus m e m o r i a s Y c o n sus r e c u e r d o s t o d o s . Allí están sus alegrías Y sus tristezas, sus o d i o s , Sus a f e c c i o n e s . . . ; U n m u n d o Con él en su c a l a b o z o ! — Padres, hermanos. — Exclama, j Cuántas v e c e s os vi en t o r n o De una mesa, en mis natales! Y y o e n m e d i o de v o s o t r o s ! ¡Cuánta l u z , cuánta alegría En aquel semblante h e r m o s o , Madre del alma, el p r i m e r o Que vi cuando abrí los o j o s ! Juan Farriz sintió en su pecho Un d o l o r fiero, espantoso : En el insondable abismo De la conciencia, m u y h o n d o , C r e y ó c o n t e m p l a r la imajen De su m a d r e . . . Sintió el soplo De su a l i e n t o . . . Y o y ó el e c o De su v o z , y l u e g o el sordo J e m i d o de sus dolores» Entre el m u r m u l l o m o n ó t o n o De sus rezos, v el tristísimo Estertor de sus sollozos. Juan Farriz sintió en su cráneo A l g o terrible, monstruoso, C o m o tempestad airada, C o m o rujidos del noto, C o m o el chocar de las olas En los peñascos del ponto, Y brotar quiso á torrentes El llanto, y rebelde y sórdido V o l v i ó á estancarse su llanto Del corazón en el fondo. L l a n t o q u e es s a n g r e d e l a l m a Que arroja e l a l m a , c o p i o s o , Guando la p e n a la ahoga De la desdicha en el c o l m o . Juan F a r r i z m i r ó e n seguida De su j e r g ó n e n c o n t o r n o , Jirar p á l i d o s , h o r r i b l e s , Con fieros semblantes t o r v o s , Á los q u e h i r i ó c o n su m a n o En un e n c u e n t r o a l e v o s o , Ó en la g u e r r a , ó c o m o bueno Y frente á frente y sin d o l o . ¡ Cuánta s a n g r e ! ¡ Cuánto g r i t o De miseria y de a b a n d o n o ! . . . . ¡Hijos sin p a d r e ! . . . ¡ S i n hijos T a n t o s padres cariñosos I Y Estrella, allí estaba Estrella, Virjen d e c a b e l l o s b l o n d o s , De n e g r a a r d i e n t e pupila, Y semblante melancólico; L a q u e sufrió de sus padres P o r Juan F a r r i z el e n c o n o ; La q u e en el h o g a r q u e r i d o P o r Farriz lo dejó t o d o , Las rosas d e sus a r r i a t e s , Y sus pájaros c a n o r o s , Y la p e q u e ñ a alcancía De sus m o d e s t o s a h o r r o s ; Y al v i e j o mastín q u e estaba Mirándola siempre absorto, Entre el l e c h o y el altar De su b l a n c o d o r m i t o r i o ; Estrella q u e sin a m p a r o G a y ó d e s d e el c i e l o al l o d o , Del infame abandonada En el fangal del o p r o b i o ; Estrella... Y después de Estrella, Juan Farriz c o n t e m p l ó atónito El flaco espectro de un niño, Oue es su trasunto, q u e es otro Juan Farriz, su imajen viva, Que hacia él convierte lloroso El d e m a c r a d o semblante Donde nunca dejó un ó s c u l o . . . Y . . . " P a d r e " — L e gritó el niño. M e m u e r o , padre, m e a h o g o , Me falta el pan y no t e n g o Ni a m o r , ni besos, ni a p o y o . . . P a d r e . . . ¿ D ó n d e está mi m a d r e ? N o escondas, p a d r e , los ojos, M í r a m e : ¡ e l h a m b r e y el frío Van á m a t a r m e m u y p r o n t o ! N o huyas, p a d r e . . . Espera, espera. " Saltó j u n t o al l e c h o t o s c o , Y a p o y á n d o s e en los m u r o s De a q u e l r e c i n t o e s p a n t o s o , A c o s a d o p o r el n i ñ o Sin parar un p u n t o s o l o , L e daba vueltas y v u e l t a s D e su prisión al c o n t o r n o . T o r n a r o n á su m e m o r i a Sus c r í m e n e s y sus o d i o s ; T r a s el n i ñ o a p a r e c i e r o n L o s e s p e c t r o s espantosos D e otras v í c t i m a s . . . D e n u e v o O y ó sus risas... Sus r o n c o s Jemidos, y maldiciones Y juramentos y votos, Y al fin l o m i s m o q u e cae En los breñales d e un soto A c o s a d o por la jauría 1 1 Sin fuerzas y h e r i d o un l o b o , Farriz, convulso y lanzando Un j e m i d o e s t e r t o r o s o , Gayó s o b r e las baldosas Frías de su c a l a b o z o . . . II. De la p r i s i ó n á la entrada L l e g a un h o m b r e ; los c e r r o j o s Descorre, y entra y l e dice : — Farriz... Muere de alborozo. Farriz despierta... T u s padres Y Estrella y tu h i j o , y t o d o s Están a l l í . . . T o d o s viven : Y a estás l i b r e . . . ¿ T e haces s o r d o ? — Juan F a r r i z n o c o n t e s t a b a , A b r i ó sus p á r p a d o s r o j o s Y fijó en el c a r c e l e r o Las miradas de un b e o d o . — C o n t e m p l a abierta tu c á r c e l , Y la luz y el c i e l o h e r m o s o , Juan F a r r i z ¿ P o r q u é te callas? ¿ P o r q u é miras d e esle m o d o ? Juan F a r r i z ¿ e r e s el m i s m o ? ¡ P o r Dios q u e te d e s c o n o z c o ! — Juan Farriz n o r e s p o n d í a . . . ¡Juan Farriz estaba l o c o ! IHSO. ALFREDO Á L A MEMORIA DE MI H E R M A N O ( E N M É R I D A E L 16 ALFREDO DE ENERO DE 1879) I. A ú n en los floridos años, De a m o r y esperanza l l e n o , H o n o r de la h e r m o s a tierra Que avara esconde sus huesos, V i o m o r i r d e sus a m o r e s Un delicado r e n u e v o , F l o r del alma, flor que apenas Abría el candido s e n o . Ni un j e m i d o de las auras, Ni una lágrima del c i e l o , Ni de la noche apacible El tierno lánguido beso, T e m b l a r las débiles hojas Del cáliz l í m p i d o hicieron, Cuando p e r d i d o el a r o m a , R o d ó cadáver al suelo. Y él l l o r ó tan gran desdicha De a m o r y esperanza lleno, Honor de la hermosa tierra, Oue avara esconde sus h u e s o s ! II Ánjel que del éter vagas En el i m p a l p a b l e v e l o , ¿ P o r q u é del p a d r e a m o r o s o Jiras en t o r n o d e l l e c h o ? D e airada parca desvía El r u d o g o l p e v i o l e n t o , De la i m p l a c a b l e g u a d a ñ a E m b o t a el filo siniestro. T u s blancas alas e s c u d e n El n o b i l í s i m o p e c h o , D o n d e a r d i ó la fe q u e brilla En las l á m p a r a s del t e m p l o , La q u e a b r i ó al israelita Del Mar R o j o los s e n d e r o s , L a q u e alboraba en el G ó l g o l a En los ojos del C o r d e r o . 111. Á n j e l q u e del éter vagas En el i m p a l p a b l e v e l o , Dale vida al m o r i b u n d o . Dale v i g o r á su a l i e n t o , Mira el c o m b a t e e s p a n t o s o , Escucha el múltiple r u e g o . Los p o b r e s un padre p i e r d e n . L o s ricos un alto e j e m p l o , La gratitud e l tesoro De sus ardientes afectos, La desdicha una esperanza Y la esperanza un consuelo ! IV Ln v a n o el ánjel i m p l o r a En e l alcázar e t e r n o : El Señor de A s | | u tiene los señores dispuesto. A l l í le esperan los sanios, A l l í le aguardan los b u e n o s , A l l í j u n t o al t r o n o altísimo Está vacando un asiento. V. " A l f r e d o " g r i t a n en torno Del e s c o j i d o , los s i e r v o s . . . ¡ A l f r e d o ! ¡Alfredo!... La muerte Descarga el g o l p e c e r t e r o , A b r e sus puertas la gloria, Una sepultura el d u e l o , Y con lágrimas y flores Se cubre el m o r t u o r i o féretro. VI. A q u e l invisible d r a m a T o c ó al fin su i n i c u o t é r m i n o ; Quedó de la h e r m o s a vida Un i n d e l e b l e r e c u e r d o , El h e r m a n o sin h e r m a n o , Sin padre los hijos tiernos, Y la esposa sin esposo, Y el risueño hogar desierto. En tanto el ánjel q u e r i d o Del H a c e d o r mensajero, V a c o n el alma del padre P o r las regiones del cielo. Enero de 1880. PER-ANZÜRBS DE RIBERA. Á FILOMENO MATA. I. " En el c a m p o de batalla, Tras de la ruda p e l e a , Me c o n t a r o n tus traiciones Y tus p e r j u r i o s , E s t r e l l a . Supe allí q u e la h o n r a mía Diste de tu a m o r en p r e n d a , I u f a m e n o c h e , en los b r a z o s De R o d r i g o de la C e r d a . Y p o r si acaso l o dudas Allí tienes su cabeza, Que y o separé del t r o n c o Con m i c u c h i l l o de g u e r r a , Después de luchar e n t r a m b o s , F r e n t e á frente y diestra á diestra, Después de h a c e r l e en el p e c h o Mortal h e r i d a sangrienta. " Esto á su esposa decía P e r - A n z u r e s de Ribera Con labios c o m o de n i e v e , Con ojos c o m o de h i e n a ; Sacando bajo el e m b o z o Y arrojándola á la tierra La cabeza ensangrentada De R o d r i g o de la Cerda. L í v i d o despojo m u d o Do una varonil belleza, De lacio cabello y c o r t o , De poblada barba y n e g r a . II. Galló A n z u r e s un instante, De h o r r i b l e calma suprema, Y t o m a n d o nuevo aliento P r o s i g u i ó de tal manera : " Á esto vine á mi morada Y á celebrar tus exequias, P o r q u e es fuerza que esta n o c h e , Vida de mi vida, mueras. En este p o m o te t r a i g o , Y es prodijio de la ciencia, Mortal tósigo, que en b r e v e Hará que p o r siempre duermas. , , — " Jamás , , responde la dama Y torna á una cuna, llena De ansiedad y de congoja, La mirada descompuesta. — ¡ H o l a l gritó P e r - A n z u r o s ; Espera, mi a m o r , e s p e r a ; Y o nada de esto sabía... ¡ A ú n m e faltaba esta afrenta! Si n o apuras ese t ó s i g o , Si n o l o apuras, Estrella, En sangre de esta criatura T e vas á teñir tú m e s m a . ., Brilló d e s n u d o el a c e r o , Y e n t o n c e s , pálida y t r é m u l a . Sin e x h a l a r un j e m i d o , Sin f o r m u l a r una q u e j a , A l d e s p r e n d e r s e del p á r p a d o Una l á g r i m a postrera De h o n d o m a t e r n a l c a r i ñ o , A p u r ó el t ó s i g o Estrella. III. Están d e l u t o las j e n t e s , Está de d u e l o la a l d e a , Y está d e c u e r p o p r e s e n t e El cadáver en la I g l e s i a . Con o s c u r o y d e n s o v e l o Estaba su faz c u b i e r t a ; L o demás amortajado Con ricas fúnebres telas. L a esposa de P e r - A n z u r e s M u r i ó de m u e r t e v i o l e n t a . A h o g ó l a la sangre, d i c e n U n o s ; q u e la peste h o r r e n d a Dicen o t r o s ; y otros muchos Que el p l a c e r ó la sorpresa De ver á Anzures, matóla, P u e s n o le avisó su v u e l t a . Después d e los funerales, S o b r e unas andas soberbias L l e v a r o n el ancho f é r e t r o Á la m o r a d a postrera d e los A n z u r e s , y t o d o s S u s p i r a r o n p o r Estrella, Que para t o d o s fué n o b l e , Que para todos fué b u e n » . IV. Diz q u e á la n o c h e s i g u i e n t e P o r la s o m b r í a poterna De la m o r a d a de A n z u r e s En negra túnica e n v u e l t a , S a l i ó una dama en s i l e n c i o , Sin e s c u d e r o , sin dueña, Sola, e n t e r a m e n t e sola, Y q u e aquel q u e l o g r ó verla, Ó c r e y é n d o l a diabólica Aparición ó alma en pena, H u y ó t e m b l a n d o d e susto, Tal vez á r e z a r p o r ella. Y diz t a m b i é n q u e á m u y p o c o De su v i u d e z , á la huesa Dio su cuerpo P e r - A n z u r e s , Oue se m u r i ó de tristeza. V. Pasaron años tras años, Y (esto d i c e la c o n s e j a ; L o demás nadie lo dijo A n t e s que y o l o dijera) Se hallaron con q u e la caja Mortuoria de Doña Estrella Nunca guardó su ceniza, Que estaba llena de piedras; Y añaden los q u e la v i e r o n Azorados de sorpresa, Que entre las piedras yacía Una hosca calavera, Con laciu cabello y c o r t o , Con poblada barba y negra. O c t u b r e de 1 8 8 1 . OBHAS POÉTICAS. 11» ROMANCES HISTÓRICOS MEJICANOS L A RUINA DE AZCAPOZALCO A L S R . D. M A N U E L P É R E Z D E H E R M I D A ROMANCE I IXTLILXOCHITL. — EL PROSCRITO. Con aire g r a v e y s o m b r í o , El entrecejo enarcado, Descompuesta la mirada Y el enjuto rostro p á l i d o , El r e y de los tepanecas, T e z o z o m o c el tirano, En un salón de su augusta Morada de A z c a p o z a l c o , De un e x t r e m o al otro e x t r e m o Pasea sobresaltado, Gomo herida fiera en torno De su cubil solitario. El esplendor de T e z c u c o , Su gloria, sus adelantos En las artes, en. la industria Y en la ciencia de los astros, En él la ambición despiertan De los honores y el mando, Y al d e m o n i o d e la e n v i d i a A l b e r g a en su p e c h o a v a r o . H u y e de su a l m a el s o s i e g o , Á los m o r t a l e s tan g r a t o , Y h u y e el sueño de sus ojos, Y' de su h o g a r el d e s c a n s o . N o o l v i d a ni un solo instante Que del gran X ó l o t l (1) es v a s t a g o , Y d e A c o l h u a c á n el c e t r o Rejir d e b i e r a su m a n o . • G o m o en tempestuosa n o c h e Súbito brilla el r e l á m p a g o , Así brota en sus pupilas De f u l g o r siniestro un r a y o ; Y c o n un brusco y n e r v i o s o M o v i m i e n t o , el r a u d o paso D e t i e n e , se ají ta, duda, Y la voz al fin a l z a n d o , L l a m a á d o s nobles c a u d i l l o s Que son d e O t ó m p a n y Chalen S e ñ o r e s , y así con r o n c o A c e n t o , h a b l ó l e s airado ; — Y a sabréis, nobles g u e r r e r o s , Subditos m í o s y a l i a d o s , Oue I x t l i l x ó c h i t l Orne T ó c h t l i , Hoy y S e ñ o r se ha j u r a d o Kn H u e x o l l a , há p o c o s días, Del I m p e r i o T e z c u c a n o , H a c i e n d o á mi estirpe ultraje, Mi d e r e c h o a t r e p e l l a n d o , Kn los montes do T l a x c á l a n Y en BUS v a l l e s a c a m p a d o , , l iracr r*»y »!•• l>* r Im IIMIIP<*»» y fundidor de ArolhuarAn. Con huestes innumerables A m e n a z a mis estados. Y c o m o es fuerza se acaben Tan funestos desacatos Que amenguan de mi corona El esplendor soberano, Reunid á vuestros parciales, Y con cautelosos pasos, L l e g a d , cruzando las selvas, Hasta el e n e m i g o c a m p o . A l l í , pedidle á Ixtlilxóchitl Una entrevista; el incauto, Sin escolta, hasta vosotros Se acercará t e m e r a r i o ; Mas antes q u e una palabra Se desprenda de sus labios, Entrambos de un solo g o l p e , Y sin c o m p a s i ó n , m a t a d l o . I d o s . . . y tened presente Que aquí la v i c t o r i a a g u a r d o ; Que el p o r v e n i r de mis reinos Desde h o y queda en vuestras manos. ,, D i c e , y su adusto semblante Se anima con un extraño .Testo, q u e es dulce sonrisa, Que es i n c o m p a r a b l e h a l a g o P a r a a q u e l l o s dos m a g n a t e s Q u e , sumisos y t e m b l a n d o , S a l e n d e la rejia c á m a r a , D o n d e al r e s p l a n d o r escaso Del crepúsculo sombrío, T o r v o , m u d o y cabizbajo, En mil confusos p r o y e c t o s Q u e d ó s e el r e y a b i s m a d o . Una t a r d e , c u a n d o apenas El sol c o n l á n g u i d o s r a y o s Del I z t a c í h u a t l d o r a b a Las c u m b r e s d e s d e el o c a s o , I x t l i l x ó c h i t l separóse De sus j e f e s y s o l d a d o s , Q u e á p a r l a m e n t a r l e invitan L o s del e n e m i g o b a n d o . Él se aleja, el g o z o i n u n d a Su altivo s e m b l a n t e f r a n c o , Y sus i n d ó m i t a s huestes L e ven partir sin c u i d a d o . ¡ A y ! ¡ infeliz ! n o p r e s u m o Que los n o b l e s e m i s a r i o s Que le esperan, sus v e r d u g o s Han de ser en b r e v e p l a z o . No lo presume y tranquilo, En su v a l o r d e s c a n s a n d o , L l e g a á los e m b a j a d o r e s Con andar s e r e n o y tardo ; Mas antes q u e una palabra M u r m u r e el m o n a r c a , rápidos S o b r o él so a r r o j a n , cual t i g r e s . El de O l ó m p a n y el do Cha I c o . El r e y se turba, no asombra Ni biela su a l m a el e s p a n t o ; Mas paraliza su brío De aquella sorpresa el p a s m o . El g o l p e alevoso hiere La rejia f í e n l e , y del e a m p o De los a<-olhu.is un g r i t o So alzo llenando el espacio : " T r a i c i ó n , T o t c u c o ; a las armas " A»« a p o z a l c o exclamaron Los tepanecas, saliendo De los bosques i n m e d i a t o s ; Y á p o c o , al t e n d e r la noche Su j i g a n t e s c o sudario, T i ñ ó la sangre á torrentes La v e r d e a l f o m b r a del llano. Nada el valor ni el esfuerzo P u e d e n , si el sino es c o n t r a r i o ; Y en tan espantoso día, A l perder los tezcucanos Su sangre, su r e y , su gloria, En aquel e n c u e n t r o infausto, De la esclavitud al peso La altiva frente h u m i l l a r o n . * N e z a h u a l c ó y o t l , el hijo De Ixtlilxóchitl, sin a m p a r o , De los traidores oculto Entre el follaje de un árbol, C o n t e m p l ó , con honda pena, De su padre el sanguinario Drama, y el fin desastroso De sus valientes soldados. Y al c o m p r e n d e r su desdicha. La i m p o t e n c i a de su brazo, La injusticia de los dioses, Y el p o d e r de sus contrarios, Desde el fondo de su pecho Inundado por el llanto, Jura e x t e r m i n i o y venganza Al torpe r e y , que arrojando Al infortunio sus días, Ha d e s h e c h o en m i l p e d a z o s El t r o n o q u e sus m a y o r e s En A c o l h u a c á n fundaron. E l destino e n las tinieblas D e sus p r o f u n d o s a r c a n o s Oculta, tal v e z p o r s i e m p r e , D e l n o b l e m a n c e b o el a s t r o . A l e g r e s h u e l l a n sus plantas L a s rosas d e q u i n c e M a y o s , Y el sol d e sus i l u s i o n e s A ú n n o v i s l u m b r a su o c a s o , filiando y a los b o s q u e s cruza Huérfano y desheredado, D e a m o r y d e paz h a m b r i e n t o , Y de desventuras harto. A q u e l q u e en selvas d e flores M i r ó deslizarse el c a r r o D o n d e la infancia a b a n d o n a Sus pasajeros e n c a n t o s ; A q u e l q u e en un r e j i o alcázar T r a s mil e n s u e ñ o s d o r a d o s M i r ó el o r i e n t e , la a u r o r a De los j u v e n i l e s años, l l e c o r r e , c o m o las fieras, D e s p a v o r i d o los c a m p o s . Sin h o g a r ni más c o n s u e l o Que id a m o r d e sus v a s a l l o s . Hasta que de penas tantas Y tic tanta angustia al r a b o , Y m e r c e d á la exijencin De los reyes mejicanos, De quienes era el p r o s r n h » Principe, pariente ainado, T e z o z o m o c le permite R e t o r n a r c o n sus h e r m a n o s Á T e z c u c o , e m p o r i o y norte De sus lisonjeros cálculos, Dándole allí señoríos Y de Gilám el p a l a c i o , D o n d e e n t r e g a d o á las letras P a s ó dos lustros escasos, De los n e g o c i o s d e l m u n d o Lejos y de sus engaños. ROMANCE II EL ENSUEÑO. T e z o z o m o c en un l e c h o P e r e n n e m e n t e reposa, Q u e el peso d e la existencia Sus flacos h o m b r o s e n c o r v a ; Sus fuerzas enerva y rinde ; Deslustra la b r i l l a d o r a P u p i l a q u e en otros t i e m p o s F u é d e sus p u e b l o s a n t o r c h a ; El fuego q u e a r d i ó en sus venas A p a g a , y h o r a p o r hora El i n v i e r n o d e los años N i e v e en su frente a m o n t o n a ; N i e v e q u e n o se d e s h a c e , Ni se d e r r i t e ni a g o t a , Q u e ni hay A b r i l ni V e r a n o Q u e su terso cristal r o m p a ; Y p o r eso e n t r e a l g o d o n e s L o arrebujan y lo e s c o r a n , Y á su c o r t e se presenta C o m o un fantasma, una m o m i a Que desde el frío s e p u l c r o Dictando sus tenebrosas L e y e s , rije a s i b v a s a l l o s , Y los tiraniza y d o m a . Es y a de n o c h e ; una noche Invernal y tempestuosa; F r í o el v i e n t o , r e b r a m a n d o D e las rejiones del bóreas, L l e g a á estrellarse á las tapias Reales, y en una alcoba De su palacio, el tirano T e z o z o m o c se sofoca. L e j o s de aquel delicioso Sueño q u e su alma ambiciona, Y perdido en los abismos] De pesadilla horrorosa. Siente q u e un e n o r m e peso Su seno o p r i m e y ahoga, Y en una triste p e n u m b r a Mira de p r o n t o , aún más l ó b r e g a , T e n d i d a s las negras alas, Una inmensa mariposa Que vuela al principio lenta Del aire en las tenues ondas, Y después, acrecentando Sus flebes j i r o s , azota Las pardas nieblas, con una R a p i d e z vertijinosa. E n v a n o el m o n a r c a intenta A p a r t a r d e ella sus t o r v a s M i r a d a s . . . d o q u i e r a siguen L a carrera prodijiosa De la v o l u b l e fantasma, Que, sin d e t e n e r s e , sorda Z u m b a en c o n t o r n o , y la vista Del r e y enturbia y disloca. Sus ojos j i r a n v i o l e n t o s E n t r e sus áridas órbitas, ORAS POÉTICAS. Y ni el d o l o r , ni el c a n s a n c i o F i j a r l o s un p u n t o l o g r a n . A l fin, la v i s i ó n h o r r i b l e U n b r e v e instante se posa Sobre un cornizón, y tiende Sutiles y v a p o r o s a s Sus l u e n g a s alas, q u e p o c o Á p o c o se d e s c o l o r a n , S e ensanchan, se d e s v a n e c e n Y se p i e r d e n e n la s o m b r a . E m p e r o , en el m i s m o i n s t a n t e . V e el r e y una m a n c h a r o j a , Q u e es l e v e p u n t o p r i m e r o Y que en progresión pasmosa S e a c r e c i e n t a , se dilata, Y una g r a n m o n t a ñ a f o r m a A l fin, árida y a r d i e n t e , E n c u y a s ásperas rocas Se incrustan, c o m o engarzadas E n m o n t ó n , unas sobre otras, Fatídicas c a l a v e r a s , H o r r i b l e s , d i s f o r m e s , rotas, Que abrasadas, t r e c h o á t r e c h o , P o r las d e v o r a n t e s olas D e un m a r de fuego, resisten Las c o r r i e n t e s b r a m a d o r a s . Mira, por ú l t i m o , alzarse S o b r e la c i m a escabrosa De aquel m o n t e , r e b a t i e n d o Sus dos alas p o n d e r o s a s , Una águila j i g a n t e s c a , N e g r a , erizada, monstruosa, Que le mira con c a n d e n t e Pupila f a s c i n a d o r a ; Que tiende el v u e l o ai e s p a c i o , Que á las nubes se r e m o n t a , Y l u e g o sobre ól se lanza T a n rápida c o m o arroja E l a r c o la flecha a g u d a Que el viento silbando corta. El r e y , q u e a p e n a s a l i e n t a Con débil y estertorosa R e s p i r a c i ó n , se h o r r i p i l a , Y se c o n t r a e , y a p o y a E n una m a n o la frente P o r la cual heladas gotas D e sudor c o p i o s o c o r r e n Y a m b a s m e j i l l a s le m o j a n . Y v e el águila y a c e r c a Que r e t r o c e d e y se e n c o r v a , Que d a n d o un r e v u e l o , al c a b o F i e r a sobre él se d e s p l o m a , Y en su ya desnudo seno Enclava las garras corvas, H i e n d e sus carnes, el pico En sus entrañas ahonda, Y hambrienta, insaciable, b e b e Y apura su sangre toda. E n t o n c e s el r e y despierta Dando un grito agudo, torna En redor los grandes ojos, Y se palpa y tiembla y l l o r a ; Llora de susto y con voces Que la muda estancia asordan, Clama por su servidumbre Que acude á su acento atónita. Está en el rejio aposento Una anciana temblorosa, Que habla con triste semblante Y con lenta voz monótona. Sus ojos, cual si quisieran P e n e t r a r las v a g a s s o m b r a s D e l p o r v e n i r , están fijos H a c i a a d e l a n t e , y sus hoscas M i r a d a s p r e n d e e n sus l a b i o s El r e y , q u e , c o n a l m a absorta, N o p i e r d e una sola frase, Y ni una sílaba sola. — « Esa m a r i p o s a n e g r a , Sombría y aterradora, Era el v e n g a d o r espíritu D e I x i t l i l x ó c h i t l q u e aún te acosa. L a s v í c t i m a s de los r e y e s N i en el s e p u l c r o p e r d o n a n , Y la paz del a l m a , d u l c e , En este m u n d o les i*bban. — Prosigue... — Aquella montaña Jigantesca y p o r t e n t o s a , Es tu t r o n o , q u e e n r o j e c e L a sangre d e tus v i c t o r i a s . — ¿ Y aquellos cráneos horribles? — De tu carrera d e s p ó t i c a Las víctimas inmoladas S o n , y en las cuales reposan L a s c o l u m n a s de ese t r o n o Que te s o s t i e n e . . . — ¿ Y las olas De aquel m a r de f u e g o ? — El t i e m p o Significan, q u e á espantosa Nada tornarán bien p r o n t o T u p o d e r í o y tu g l o r i a . — ¿ Y eso m o n s t r u o sanguinario ? M u r m u r ó e l r e y con voz ronca, L l e v a n d o una m a n o fría Á su fronte sudorosa. — ¿ El águila? — 18o — — Sí, c o n t e s t a . — T e anuncia que v e n g a d o r a L a saña de un h o m b r e fuerte Destrozará tus c o r o n a s . . . ¡ L e estoy mirando! — Á quién miras ! . . . — Á é l , al r e y de los A c o l h u a s . — ¿ Nezahualcóyotl? — Al mismo; A l águila p o d e r o s a Que ha d e saciar en tus reinos Su h a m b r e , su a m b i c i ó n , su c ó l e r a ; Que no ha de v e r en sus días, T a r d e s , ni noches, ni auroras, Y cuyo n o m b r e famoso Y g r a n d e será en la historia. — " j M i e n t e s ! , , e x c l a m ó el monarca F u r i o s o ; * sella tu boca ,, — Ea, i llamad á los príncipes, Que q u i e r o hablarles ahora I " S í , sí, q u e el traidor perezca, P e r e z c a su estirpe toda, Y ni d e su n o m b r e q u e d e E n mis d o m i n i o s m e m o r i a . Dice el r e y ; sangrienta espuma E n t r e sus labios borbota, Y h u y e la bruja espantada P o r una salida p r ó x i m a . 1 A n t e el r e y de A z c a p o z a l c o Estaban á pocas horas, T a y á t z i n , Teuctzíntli y Maxtla, Infantes de la corona. • Y á todos tres iracundo Ordena q u e , sin d e m o r a , P r e n d a n al p r í n c i p e i l u s t r e Nezahualcóyotl, que pronta M u e r t e l e d e n sus secuaces Donde quiera q u e le cojan, Y o f r e c e un p r e m i o al q u e l l e v e Á c a b o a c c i ó n tan g l o r i o s a . * T e z o z o m o c m u v en b r e v e P a g ó el t r i b u t o , q u e toda La h u m a n i d a d m i s e r a b l e D e b e á la tierra, y la fosa E n c e r r ó c o n sus cenizas Bajo una sombría b ó v e d a , La e x e c r a c i ó n d e su p u e b l o , Que aún después d e m u e r t o le o d i a . N o m b r ó á T a y á t z i n su h i j o P o r sucesor, q u i e n p r o v o c a Del priniojénito Maxtla, La i n d i g n a c i ó n envidiosa. Es M a x t l a , a l t i v o , s o b e r b i o . Y en su a l m a n e g r a la sórdida A v a r i c i a de su p a d r e Se oculta d e v o r a d o r a . De los reinos se apodera, Eon su m a l d a d los a g o b i a , Y á T a y á t z i n c o n los suyos En la i m p o t e n c i a abandona. Á Tayátzin, á quien poco Después l a m a n o t r a i d o r a De unos e s b i r r o s , de M a x t l a A n t e la agosta p e r s o n a , Y por su o r d e n , le dan m u e r t e , i ' . n o - m í o á la p o d e r o s a F r e n t e d e l rejio a s e s i n o , Entre la espléndida p o m p a , Y los v í t o r e s de un p u e b l o Que ante el destino se postra, De Azcapozalco y Tezcuco Las magníficas c o r o n a s . * * M a x t l a , l i b r e de t e m o r e s En su majestad se goza, Y con el p o d e r se e m b r i a g a Que ha a d q u i r i d o á tanta costa. S ó l o una nube atraviesa, C o m o fatídica s o m b r a , P o r el tranquilo h o r i z o n t e De sus venideras glorias ; Y esta sombra es el r e c u e r d o De un h o m b r e , fuente d o brotan Sus pertinaces recelos Y sus continuas z o z o b r a s . Nezahualcóyoll, sombrío Se le a p a r e c e , y trastorna L o s p r o y e c t o s colosales Que fragua su m e n t e loca. N o olvida el sueño funesto De T e z o z o m o c , y sorda Brama en su p e c h o implacable La tormenta p a v o r o s a ; La t o r m e n t a , que lo m i s m o Que de los cielos arroja S o b r e la tierra las iras De su formidable c ó l e r a . Así del pecho de Maxtla, (.mitra el h e r e d e r o acolhua, Se de>prenden las saetas De una aversión enconosa. Y sin que pueda, ni un día, La pesadilla diabólica — 183 — De su p a d r e , ni á la bruja A r r o j a r d e su m e m o r i a , En p e r s e c u c i ó n del p r í n c i p e , De los esbirros las h o r d a s , Cruzan las grandes c i u d a d e s , Y las selvas m o n t a ñ o s a s . Los teocalis escudriñan, Y los tianguis (1) a l b o r o t a n , Y suben á los palacios Y d e s c i e n d e n á las c h o z a s . (1) L a s plazas d e l mercado. NANCEE. N o lejos de un b o s q u e añoso, A l pié de [verde colina, Y de un t r a n q u i l o a r r o y u e l o Junto á la marjen florida, L e v a n t a e n t r e dos j a r d i n e s , Que diestras m a n o s cultivan, U n a apacible m o r a d a Sus tapias e n v e j e c i d a s , Y á c u y a puerta da sombra Una secular oliva, T e n d i e n d o las verdes ramas Que eterna paz s i m b o l i z a n . En ella m o r a n tranquilos U n anciano y una viva Y traviesa y cariñosa Doncella, su a m o r , su dicha. Nanche se llama el anciano, Nezahualxóchitl la niña, Y N a n c h e y Nezahualxóchitl Son dos almas y una v i d a ; Son una flor en su tallo, S o n , del m a r en las orillas, Una perla en su rugosa Y áspera concha escondida. ll. — IÍX) — • Era una n o c h e m u y triste, Y lánguida y amarilla, L l e g a n d o al z e n i t la l u n a Su pálida luz v e r t í a . L a j o v e n , c o m o una s o m b r a I m p a l p a b l e y fujitiva, P o r sus v e l a d o s j a r d i n e s L a leve planta desliza; C u a n d o d e p r o n t o el a n c i a n o Se le aparece, y solícita N e z a h u a l x ó c h i t l al v e r l e , Gozosa se l e a p r o x i m a : — P a d r e m í o , ¿ á tales horas P o r estos sitios c a m i n a s , Guando tus ojos apenas Distinguen la luz del d í a ? D a m e tu m a n o y r e v é l a m e Dónde vas... — S i g ú e m e , hija, Nanche contesta, y torciendo P o r una calle en que ajita Á diestra y siniestra el m a n t o De los arbustos, la brisa, L l e g a r o n á una pequeña Esplanada do la vista Entre tristes sempazúchiles Y sauces mustios, divisa De una blanca sepultura La negra losa s o m b r í a ; Y cerca de ella, y en donde Alumbra F e b e divina, Detiene el paso el anciano, La frente dobla, suspira, Y de sus párpados lenta Se d e s p r e n d e á sus mejillas, U n a l á g r i m a q u e acaso Del ánima c o m p r i m i d a Es el ú n i c o c o n s u e l o D e p r o l o n g a d a s vijilias. D e s p u é s , t e n d i e n d o una m a n o M i e n t r a s q u e la otra fría Y t e m b l o r o s a sostiene Su c u e r p o , q u e y a se inclina Á la tierra, d o b l e g a d o P o r la edad y la fatiga, M u r m u r a con v o z pausada : — " A l l í está T i a t a , hija m í a ; EraTiata mi embeleso, Era m i única delicia ; C r e c i ó feliz á mi l a d o , C o m o has c r e c i d o tú m i s m a , Pura, modesta y hermosa, Y recatada y sencilla. Era su p e c h o i n o c e n t e , Sin d o b l e z y sin perfidia, C o m o lago sin t o r m e n t a s , C o m o rosal sin espinas. Huilzilíhuitl, el m o n a r c a De Tenuchtitlán, un día Vio su b e l d a d , y una nube Cruzó el cielo de mi vida. N o puso á sus pies un p l o m o , Ni puso un velo á su vista, Ni á sus labios un candado, Ni coraza á su codicia. ¡ A y ! robómela el infame, Robómela en hora impía, Y la deshonra en mi frente Grabó sus cárdenas tintas. Kternos días horribles, Largas noches de vijilia, Pasé sin Tiata... era Tiata, De una vez sábelo, mi hija. E l grande rey Ixtlilxóchitl, Á quien los dioses bendigan, Se conmovió de las penas Y las desventuras mías; Y en mi socorro acudiendo Á Huitzilíhuitl obliga A devolverme el tesoro De mi insaciable avaricia. Tiata al hogar desolado, Al Edén de su familia, Tornó temblando, una tarde, Melancólica, intranquila; Al llegar á mi presencia Clavó en el suelo la vista, Y, cual un raudal, el llanto Nubló sus negras pupilas. Como las flores que arrastran Los vientos por la campiña En la* noches de Atemoxtli (1), Eternas, tristes y frías, Así á la ¡nfelioe Tiata Miré mustia y abatida. Illanco el color de sus labios, Y sin sanare sus mejillas. Lloró, lloré; el llanto nuestro Se confundió en una misma Corriente, cual tus didores Nuestras almas confundían Mas nada bastó; las penas Mataron a Tiata el día {Jnr to naciste, tu tres hr Huiljilihuill la hija. M u r i ó rl »rrdut*<» !»*'"• t i e m p o ; 0) U * * - w * — 193 — A l l í está en p o l v o la v í c t i m a ; T u m a d r e infeliz, q u e goza De T o n a t i u h (1) las d e l i c i a s ! H o y q u e siento q u e mis fuerzas M e abandonan y declinan, T e h e r e v e l a d o el secreto De mis angustias continuas. Cuando de este m u n d o salga, V e n á este sitio y cultiva Las tristes flores q u e nacen En sus desiertas o r i l l a s ; Suplan á mis oraciones T u s oraciones s e n c i l l a s ; T u dulce llanto á las tristes Y amargas l á g r i m a s mías. " Cesa la v o z del anciano, N e z a h u a l x ó c h i t l suspira, Y ante la t u m b a c a y e r o n A m b o s á dos de rodillas. (1) E l S o l . LA HOSPITALIDAD. Está avanzada la n o c h e , Y d u l c e , a p a c i b l e y diáfana, V a r o d a n d o en los espacios F e b e su disco d e plata. N a n c h e á su a p o s e n t o t o r n a , Y las desdichas pasadas E n t r e g a en b r a z o s del s u e ñ o Que sus sentidos e m b a r g a . Mas N e z a h u a l x ó c h i t l sola, Misteriosa y desvelada, A ú n de sus vastos j a r d i n e s P o r las arboledas v a g a . A c a s o e n c i e r r a su p e c h o A l g u n a i g n o t a esperanza, Y al h o n d o silencio fia L o s secretos d e su a l m a . A c a s o en l e v e suspiro Que de su seno se escapa, De los zéfiros livianos V u e l a en las flébiles alas. T a l vez r e c u e r d a su m e n t e Que ha visto en una mañana, Á la h o r a en q u e a l e g r e y bella E n la cuna sonrosada Confunde su luz el día Con los crespones del alba, Pasar una sombra errante Entre dos verdes montañas. Que aún mira se le figura L a imajen g e n t i l , gallarda, De un m a n c e b o q u e corría Y ásperas cimas trepaba, C o m o el c o l l a m e t l (1) q u e h u y e , Entre breñas y entre zarzas, D e l b r a z o que l o persigue T r a s de la i n n ú m e r a j a u r í a ; A ú n se finje q u e le mira P e r d e r s e allá en lontananza, A l través de los arbustos Y el follaje de las r a m a s . Y p o r el m i s m o sendero Á p o c o v e q u e se lanza, En pos de aquel fujitivo, Un tropel de j e n t e armada Que c o r r e de un lado á o t r o , Que se d e t i e n e , q u e avanza, Que camina irresoluta, Que á c o n f e r e n c i a r se para, B i e n c o m o duda y vacila El o j e a d o r q u e en la caza P i e r d e la pista y no sabe D ó n d e la fiera se g u a r d a . T a l sueña la p o b r e j o v e n , I n t r a n q u i l a y desvelada, Que p o r las calles desiertas De sus a r b o l e d a s v a g a . E n tanto avanza la n o c h e , Y d u l c e , apacible y diáfana, A ú n p o r el espacio rueda F e b e su disco de plata. (1) Jabalí. * ¿ Q u é r u i d o es e s e ? ¿ A c a s o D e l v i e n t o p e r d i d a ráfaga, Que s o b r e las hojas secas L a s hojas secas l e v a n t a ? ¿Ó l o f o r m a , p o r v e n t u r a , D e a l g u n a a v e i n m e n s a el ala," Q u e al huir v e l o z azota D e los arbustos las r a m a s ? ¿ Ó es una e n o r m e ceraste Q u e cautelosa se arrastra, Y entre m a l e z a s y a b r o j o s L o s sueltos anillos pasa? Nezahualxóchitl, inquieta, V u e l v e el s e m b l a n t e azorada P o r t o d o s lados, y ansiosa P i e n s a en t o r n a r á su casa. C u a n d o d i s t i n g u e una s o m b r a Que c o n r a p i d e z avanza, Y se a p r o x i m a hacia ella Temerosa y recatada. ¿ Q u i é n será? t i e m b l a la j o v e n , Y resuelta, al fin, escapa P o r una c a l l e ; mas sólo U n o s breves pasos anda, Cuando á su o i d o u n a c e n t o L l e v ó en sus o n d a s el aura : Detente u n punto, detente, O y ó d e c i r con v o z clara. Kmpcro Nezahualxóchitl 4 4 Caria vez m á s No camina... De MI h o n d o Ln Al un dintel asustada, C<»ITC, pánico en instante de vuela, su se alas, a<<»je morada ; — 1ÜT Mas o y e pasos, y atónita Volviendo hacia atrás la cara, Mira que el bulto de un h o m b r e , De un tilmatli (1) entre las anchas Plegaduras e m b o z a d o , Casi toca á sus espaldas. Y escucha á la par confusos Ecos de humanas pisadas, Y de voces que no lejos Entre la sombra se enlazan. Entonces la j o v e n grita, Y á su c l a m o r , angustiada Contesta la voz de Nanche Que del blando l e c h o salta. — ¿ Q u é o c u r r e , hija m í a ? — ¡ Auxilio! ¡Venid, socorro! — ¿ Q u e pasa? — ¡Padre, mirad!... A l reflejo De las rutilantes llamas De una tea, que el anciano L l e v a en la m a n o , se pasma N e z a h u a l x ó c h i t l , q u e súbito R e c o n o c e n sus miradas Á aquel mancebo gallardo Q u e en la selva solitaria, H u í a p o r un s e n d e r o E n t r e dos v e r d e s m o n t a ñ a s . Y baja el r o j o s e m b l a n t e En tanto que N a n c h e exclama : — ¿Quién eres? — ¿Quién soy? — ¡Tu nombreI — ¡ Nezahualcóyotl! (1) A m a n e r a d e capa q u e u s a b a n los aztecas. — ¿ T e llamas N e z a h u a l c ó y o t l ? ¡ E l hijo Del gran m o n a r c a ! Y enclava N a n c h e en el rostro del p r í n c i p e Sus pupilas dilatadas; — ¡ A h ! sí... y a te r e c o n o z c o , T ú eres m i r e y ; ¿ q u é m e m a n d a s e — N o pierdas el t i e m p o , ¿tieneU n a salida excusada Esta m a n s i ó n ? — Sí p o r c i e r t o . — P u e s la senda m e señala. — N e z a h u a l x ó c h i t l la s a b e ; ¿ M a s ese r u m o r . . . — De Maxtla S o n las t r o p a s , q u e m e s i g u e n , ¡ Y s o y m u e r t o si m e alcanzan ! — P u e s c o r r e d , y o las e s p e r o , H u i d ; a q u í las a g u a r d a n Mi l e a l t a d , m i c a r i ñ o Y m i g r a t i t u d sin tasa; Y" q u e el h i j o d e I x t l i l x ó c h i t l C o n los altos dioses v a y a . Galló N a n c h e , y en l o oscuroV i o d e s v a n e c e r s e rápidas, D e l p r í n c i p e y de la j o v e n L a s s o m b r a s , c o m o fantasmas. * N a n c h e , i n t r é p i d o , á la puerta» De su m a n s i ó n sosegada, Mira á las tropas reales Que llegan d e s o r d e n a d a s . Brilla á la luz de la luna El reflejo de sus a r m a s , Y el j e f e de e l l a s , m i r a n d o A N a n c h e q u e las aguarda, Deteniéndose soberbio Á n o m u y corta distancia, Con fiero a d e m á n altivo De esta manera le habla : — Á ese traidor insensato V i m o s entrar en tu casa : l l í n d e t e , pues, y á los m i o s Enseña la puerta franca. El r e y tu señor, mi a m o , Así l o q u i e r e y lo m a n d a ; P a s o , p a s o ! y q u e se c u m p l a Su v o l u n t a d soberana. — T e e q u i v o c a s , dice N a n c h e , C o n aterradora c a l m a ; A n t e s p e r e z c a mil veces Que p e r m i t i r t e la entrada. — ¿ N i e g a s q u e el p r í n c i p e infame T r a s ese m u r o se guarda, Cuando con mis propios ojos L o he v i s t o ? — N o n i e g o nada. — L o confiesas... — En mi vida Supe m e n t i r . — ¿ Y q u é aguardas? — N o has de entrar en este asilo. — ¿Quieres m o r i r ? — N o m e espanta L a m u e r t e , cuando m e alienta La fe de una justa causa. — Eres a n c i a n o . . . — Mis ojos De v e r la luz ya se cansan. — Morirás entonces. — Y antes Que se cumplan tus palabras, Hollarás cien y cien veces Mi c a d á v e r c o n tus plantas. — Adelante!... — Atrás.... L a lucha — Desigual y sanguinaria, Á la faz de las estrellas En un instante se traba. L a pica del n o b l e a n c i a n o H u n d e al p r i m e r o q u e avanza, L a cabeza, y cae al suelo C o m o una pesada masa. Se exasperan los c o n t r a r i o s , Se o y e n mujidos de rabia, Y el iztli (1) el espacio h i e n d e En las puntas de las lanzas. De p r o n t o N a n c h e vacila, Se b a m b o l e a y se escapa De su p e c h o h o n d o sollozo Y con él envuelta su a l m a . S o b r e el c u e r p o los esbirros l ' n o s tras los otros pasan, Y los v e n e r a b l e s restos Aún palpitantes, ultrajan. A los aposentos e n t r a n ; Duscan, mas al lin n o hallan Al p r í n c i p e á q u i e n c r e í a n A s e g u r a d o en sus g a r r i d . Y r e v o l v i e n d o furiosos, Al c a m p o otra vez se l.in/au, C o m o c o y o t l e s (3) hambrientos En la* llanuras d e A n á b u a c . (I) Pedernal. (?, K%prc»f d« 'bar»!.*.. L a tibia luz de la aurora Viste al o r i e n t e d e nácar, Y á los p r i m e r o s albores De aquella d u l c e luz blanca, Se v e bajar p o r los c a m p o s Á una j o v e n q u e ajilada Muestra en sus ojos la dicha Que sus tiernos labios cantan. " N o p i e r d e un r e y p o d e r o s o , Un r e y nunca p i e r d e nada, Si á sus iguales adora, Si con princesa se casa; Y él es r e y , y y o soy hija D e Huitzilíhuitl y T i a t a , " Estos eran sus cantares, Estas eran sus palabras. A l e g r e , j e n t i l , risueña, La colina al fin traspasa, Cruza sus bellos j a r d i n e s Y se detiene á la entrada De su m a n s i ó n . . . algo ha visto D e s o m b r í o en l o n t a n a n z a ; A l g o de fúnebre y triste E n las puertas y en las tapias. Se le figura que el viento Solloza triste si pasa, Y q u e los árboles g i m e n Si el aire silba en las ramas. ¿ En d ó n d e están de su padre Las cariñosas miradas? ¿ E n dónde está la sonrisa Que sus labios dilataba? ¿ D ó n d e los trémulos brazos Que no salen á estrecharla, — 202 — P o r aquella alegre puerta T a n m u d a y tan s o l i t a r i a ? ¿ P o r q u é ante ella se d e t i e n e , Y t i e m b l a y vacila, y anda U n b r e v e t r e c h o y al p u n t o S e v u e l v e atrás asustada? I A y ! lo ignora, y decidida, Resuelta, convulsa, pálida, Entra, da un g r i t o , y p e r d i e n d o A l fin su ú l t i m a e s p e r a n z a , S i e n t e un v é r t i g o e s p a n t o s o , S i e n t e un d o l o r q u e la m a t a ; Cierra sus o j o s , y r u e d a P o r el s u e l o d e s m a y a d a . . . Vio á Nanche, á Nanche tendido, T i n t a s en sangre las canas, É i n m ó v i l e s las pupilas En d o n d e acaso aun brillaba U n a chispa de fiereza, De l e a l t a d , d e constancia, P r e n d i d a en el cristal p u r o D e una p o s t r i m e r a l á g r i m a . LA EMBOSCADA: Nezahualcóyotl, al'cabo D e peligrosos e m p e ñ o s , Y de sufrir d o n d e quiera Pesares y c o n t r a t i e m p o s ; D e luchar con el d e s t i n o , S i e m p r e á su fortuna adverso, H o r a á hora, día á día, Brazo á b r a z o , pecho á p e c h o ; D e cruzar con sus d o l o r e s L o s mundanales desiertos, En un futuro soñando, En un pasado m u r i e n d o , Á Tenuchtitlán p o t e n t e V u e l v e Jos ojos, el cielo U n r a y o de luz le envía Q u e calma un punto sus duelos. Y un á t o m o de esperanza Á su corazón e n é r j i c o , L l e v a una chispa q u e e n c i e n d e S u sangre en llamas de f u e g o . Se une á I x c ó a t l , m o n a r c a Cuarto del coloso i m p e r i o , Y con otros poderosos Tributarios de su suelo, Y al frente de un a g u e r r i d o , Bravo y n u m e r o s o e j é r c i t o , P a r t e al fin c o n t r a el t i r a n o M a x t l a , q u e en e l t r o n o e x c e l s o N o sospecha ni un i n s t a n t e , N o p r e s u m e ni un m o m e n t o , Q u e en su fuerte y p o d e r o s a D i e s t r a , v a c i l e su c e t r o . Y o r d e n a á M á z a t l , el b r a v o J e n e r a l de sus g u e r r e r o s , Q u e p r e p a r e á la defensa L a c a p i t a l d e su r e i n o . Y M á z a t l la fortifica, Lleno de vigor y aliento, C o n h o n d o s fosos p o r fuera, C o n altos m u r o s p o r d e n t r o . Y d e n t r o y fuera c o n r u d o s Brazos y a n i m o s o s p e c h o s Que esperan desesperados El instante del encuentro. El fulgor d e un b e l l o día, Hermoso, puro y sereno, Inunda c o n luz b r i l l a n t e Murallas y campamentos. Y q u i e b r a n la luz febea C o n v a r i o fulgor i n t e n s o , Los chimalis y e s c a u p i l e s ( l ) De aquellos jefes soberbios. De p r o n t o se o y e s o n o r o Cruzar las ondas del v i e n t o , El e c o de un t a m b o r c i l l o Que el r e y Ixcóatl toca d i e s t r o , Y a c o m e t i e n d o furiosas A m b a s huestes, con violento I E-cudos y armaduras. Empujo, en terrible instante, Trábase el combale horrendo. Nezahualcóyoll que goza Al un. dichoso y contento Se vuelve á Mili, su criado, De honra y lealtad ejemplo. Y le dice estas palabras, Mientras esgrime altanero El macuáhuill queen su mam» Brilla con fulgor siniestro ; « Ve y dile á Nezahualxóchill Que ñola olvido un momento, Y en mi espíritu está siempre Su imajen que reverencio. Oue no lema, que la gloria Coronará mis esfuerzos; Que los dioses van conmigo, Que de ellos <»1 triunfo espero. »» Dijo y lanzóle al combale Entre el fragoroso estruendo, Lleno el pecho de esperanza Y henchida el alma de fuego. Pasóse el día luchando Con temerario denuedo ; Kl campo cubrió la guerra De heridos mil y de muertos ; Y cuando el uA moribundo, Con mortecino» reflejos. Bañaba lat pardas cumbres De loa volcanes enhiesto*, Netahualróvotl, altivo, De lodo y sangre cubierto. Itrlir «*r con I..» »u\.% <lamino del campamento » • * * » r«a n e o Y a a s a l t a n á su m e m o r i a L o s pesares de otros t i e m p o s ; Y a d e su N e z a h u a l x ó c h i t l El c a r i ñ o s o r e c u e r d o ; D e la l u c h a d e a q u e l d í a , Los peligros, los e n c u e n t r o s ; Y y a la m u e r t e l a m e n t a U e algún bravo c o m p a ñ e r o , C u a n d o de súbito sale D e un b o s q u e a ñ o s o y e s p e s o , Un enjambre de soldados Que le acometen violentos. El p r í n c i p e se d e f i e n d e C o m o p u e d e e n tal m o m e n t o . Fiero y á morir matando Con sus v a l i e n t e s , r e s u e l t o . Caen los suyos á tierra En el c o m b a t e s a n g r i e n t o ; De nada el b r í o les s i r v e , De nada el v a l o r s u p r e m o , Que el n u m e r o s o e n e m i g o , C o m o un círculo de h i e r r o , L o s aprieta y los obliga Á perecer combatiendo. D e pronto, e m p e r o , se escucha R u m o r confuso, no lejos, Y Nezahualcóyotl oye L a voz de Mítl, q u e c o r r i e n d o De su señor en socorro Vuela al c o m b a t e l i j e r o , Con los que á Nezahualxóchit. De escolta y guarda s i r v i e r o n . R o m p e Mítl las dobles filas Que á su a m o ponen en riesgo De perecer, y á su lado L l e g a , de esperanza l l e n o . Al frente N e z a h u a l c ó y o t l Del v i g o r o s o r e f u e r z o , R e c o b r a el á n i m o , y h i e r e C u a n t o se p o n e á su e n c u e n t r o H u y e al fin á todas partes, P o r intrincados senderos, D e s p a v o r i d o y sin a r m a s , El e n e m i g o disperso. Y . . . « ¿ c ó m o estás á m i l a d o V a l e r o s o M í t l , q u é has h e c h o De N e z a h u a l x ó c h i t l ? " d i c e El p r í n c i p e , s o n r i e n d o . — S e ñ o r , u n o de tus fieles, Contesta Mítl al m o m e n t o , S e g u r o de q u e en la lucha T e habrían al c a b o m u e r t o , D é l a traidora sorpresa, En los instantes p r i m e r o s , D e j ó este sitio, y en busca De s o c o r r o partió presto. A l descender esa c u m b r e Que desde aquí se está v i e n d o Y Mítl la cúspide oscura De un m o n t e en que y a su v e l o De sombras la n o c h e t i e n d e . L e señaló con el dedo — « A l l í , repite, encontróme, Y d á n d o m e de tu aprieto L a noticia, hasta este sitio Vine veloz c o m o el viento ; Donde quiso mi fortuna Que llegar pudiera á tiempo. Dejando á NezahuaJxóchiti Con algunos de los nuestros; Mas... vela allí que se acerca, Parte, señor, á su encuentro.» NEZAHUALXÓCHITL. De una preciosa litera, D e c h a d o de a r t e y de l u j o , Que v i e n e c a r g a d a en h o m b r o s D e cuatro esclavos r o b u s t o s , Descendió Nezahualxóchitl, Quien con labio irresoluto, Á l o s q u e en t o r n o la c e r c a n En p a v o r o s o t u m u l t o , P r e s a d e un t e m b l o r q u e es h i j o De su m a l e s t a r p r o f u n d o , P o r el p r í n c i p e p r e g u n t a De angustia llena y de susto. I n t e r r o g a c o n la vista ; Mas antes q u e labio a l g u n o R e s p o n d a á su v o z , un h o m b r e T e n d i ó los brazos convulsos Hacia ella, q u e , d a n d o un g r i t o , A b r i ó t e m b l a n d o los suyos ; Y se e s t r e m e c e n dos almas En p r o l o n g a d o s a l u d o . * ¡ Cuánto se a m a b a n ! La n o c h e Que Nanche m u r i ó , al influjo De su nefasto destino, Sus corazones en uno Se confundieron, latiendo Del a m o r en el bien sumo ; De un a m o r i n e x p l i c a b l e , Y en dulces g o c e s fecundo. Á ella la v i m o s risueña A q u e l día, cuando un c ú m u l o De pensamientos llenaba Su j e n t i l cabeza, de h u m o ; Cantarla oimos alegre L o s ensueños de un futuro Sin desengaños ni quejas Y sin horizontes turbios. Y cuando al pié del cadáver L a desdichada no pudo Sufrir el d o l o r , y al suelo R o d ó su c u e r p o c o n v u l s o , P a s a r o n algunas horas Sin q u e se turbase el m u d o Silencio de aquel r e c i n t o Que parecía un s e p u l c r o . * Cuando y a el sol se acercaba Á la m i t a d de su c u r s o , E n t r ó á la estancia un m a n c e b o Que de p a v o r o s o susto L l e n o , contempla aquel cuadro De h o r r o r , de sangre y de l u t o ; Á la j o v e n se a p r o x i m a Con un cariñoso i m p u l s o , Y al l l a m a r l a a c o n g o j a d o , P á l i d o c o m o un difunto P o r el pesar, triste m i r a A l objeto de su c u l t o . A b r e al fin N e z a h u a l x ó c h i t l Los tristes ojos enjutos, Y c o n c e n t r a n d o su vista E n el m a n c e b o , d e s ú b i t o S e a l z a d e l s u e l o ; la l l a m a D e un a m o r v i o l e n t o y p u r o S e r e f l e j ó d e sus o j o s Entre los cristales m u s t i o s ; S e a c e r c a al p r í n c i p e a m a n t e , Y con acento inseguro, Q u e e n t r e c o r t a n los s o l l o z o s Y ahogan ayes profundos, A s í l e d i c e : « allí t i e n e s , N e z a h u a l c ó y o t l , al ú n i c o Ser querido que amparaba M i o r f a n d a d en este m u n d o . N o m i r o y a d e esta v i d a , P o r l o s desiertos o s c u r o s , Más luz q u e tú, m á s c o n s u e l o Q u e tu a m o r ni m á s r e f u j i o . Y o , q u e seas n o te p i d o M i e s p o s o , q u e fuera m u c h o ; M a s t a m p o c o tu m a n c e b a M e l l a m a r á el labio t u y o . S ó l o anhelo q u e conserves D e tu p e c h o en lo p r o f u n d o , E l a m o r q u e esta mañana L e í en tus ojos o c u l t o , Y q u e tu l a b i o . . . — Silencio ! N e z a h u a l x ó c h i t l , no es justo Que m e hables así... tu esposo H e de ser, y o te lo j u r o . » Después, alzando el cadáver De N a n c h e , salieron j u n t o s De la estancia, y no m u y lejos Del solitario sepulcro D e T i a t a , en una cueva, Depositaron los últimos Despojos del noble anciano, C o m o su m e m o r i a , augustos. A l anochecer, m u y pocos Días después, e n T e s c u c o , Del infatigable Maxtla Y sus sicarios, o c u l to A n t e un anciano t e o p i x q u i (1) Con un placer sin s e g u n d o , Y de sus antepasados Conforme al rito y los usos, D e l a n t e de dos t e s t i g o s , Sus d o s almas de c o n s u n o Se u n i e r o n y para s i e m p r e Con indisoluble nudo (2). + E n t r e los brazos del p r í n c i p e , N e z a h u a l x ó c h i t l algunos B r e v e s instantes de dicha, De s u p r e m o g o c e , estuvo ; M a s c u a n d o de ellos p r e t e n d e Desasirse, un b r e v e p u n t o T e m b l ó , sus brazos se a b r i e r o n , Y c a y ó al s u e l o ; confuso N e z a h u a l c ó y o t l sobre ella Se arroja d e t e r r o r m u d o ; (1) Sacerdote. (2) Nezahualcóyotl se casó en su juventud con Nezahualxóchitl, que siendo de la casa real de Méjico, era digna de subir al trono; pero esta señora murió antes que el príncipe su esposo recobrase la corona que los tepanecas le habían usurpado. — Clavijero. Tomo I . pág. 106 [nota]. Y da u n g r i t o , q u e l o s m o n t e s Repercuten uno á uno. Y e n t r e u n t u m u l t o , á la r o j a L u z de los hachones fúljidos, Contempló á Nezahualxóchitl B a ñ a d a e n s a n g r e , sin p u l s o s ; Á q u i e n l e traspasa el p e c h o , Que á p o c o encendía un puro Y n o b l e a m o r , d e una flecha E l iztli a r d i e n t e y a g u d o . « P o r m a t a r m e á m í la h a n m u e r t o : » E x c l a m a fiero, i r a c u n d o , Nezahualcóyotl, alzándose Con un m o v i m i e n t o b r u s c o : « Ellos, ellos, continúa Con r o n c o a c e n t o , y sañudo H a c i a la c i u d a d v o l v i e n d o L o s o j o s c o m o carbunclos : — « | A h ! maldita Azcapozalco, Guarida d e sus v e r d u g o s , Mañana al r a y a r el día S a b r é v e n g a r tus insultos ! N o v a l d r á n contra m i e n c o n o , T e p a n e c a s , tus c o n j u r o s ; N i tus chimalis de b r o n c e , Ni tus escaupilis rudos. H a r é q u e tus torres altas Desaparezcan del m u n d o , Y c o n v e r t i r é en ceniza Tus palacios y tus m u r o s . . . » D i j o , c a y e n d o de hinojos A l pié d e los restos mudos De su esposa, y llanto a m a r g o Hizo en sus mejillas surcos. LA MUERTE DEL TIRANO. A p e n a s t í m i d a el alba Se arrebola c o n las luces Que el astro r e y , desde Oriente Sobre los m o n t e s difunde, En e n t r a m b o s c a m p a m e n t o s L o s capitanes reúnen Á sus huestes, y do q u i e r a A n i m á n d o l a s , discurren. Suena el t a m b o r del c o m b a t e , Y la inmensa m u c h e d u m b r e De g u e r r e r o s , la pelea T r a b a en f o r m i d a b l e e m p u j e . P e n a c h o s , cascos y escudos En que o r o y plata relucen, En la furibunda lucha Se m e z c l a n y se confunden. Allí eslaba Izcóatl llevando Un tencaliuhqui (1) q u e encubre Sus nobles formas, y gasta, P o r q u e es de r e y e s c o s t u m b r e , Matzopeztlis ( 2 ) , en los b r a z o s , Y cozehuatles ( 3 ) , que suben Hasta media pantorrilla, (1) Traje de guerra que usabau los príncipes. (2) Á manera de pulseras que llevaban los reyes en campaña. (3) Especie de bolas. De c u e r o c o l o r d e h e r r u m b r e . Hechos con ricos adornos De p i e d r a s q u e fuego l u c e n ; U n t e n t e t l ( 1 ) lleva suspenso Del l a b i o , y e n viva l u m b r e B a ñ a n su c u e l l o las p i e d r a s D e un c o l l a r q u e r e p r o d u c e D e l iris l o s m i l c a m b i a n t e s , Y su altivo p e c h o c u b r e n . L l e v a en la frente, p o r ú l t i m o , El c o p i l l i , ( 2 ) del cual surje U n c u a c h i c t l i , [ 3 ] en q u e c a m p e a n P l u m a s bermejas y azules. A l l í estaba M o t e u c z o m a Ilhuicamina, que hunde Su m a c á h u i t l en el c u e l l o De M á z a t l , q u e fiero ruje A l p e r e c e r . Con su m u e r t e , El p á n i c o r a u d o c u n d e P o r las filas t e p a n e c a s , Que r o t a s , dispersas, h u y e n . A l l í está N e z a h u a l c ó y o t l Que las p e r s i g u e y c o n f u n d e ; Que á una m u e r t e i n e v i t a b l e Las e m p u j a y las c o n d u c e ; Y lo m i s m o q u e la r o c a Que desdo altísimas c u m b r e s Se d e s p r e n d e , y á su paso T o d o l o arrasa y d e s t r u y e , Así va c o n sus g u e r r e r o s , Á q u i e n e s v a l o r infunde Con su e j e m p l o , p o r q u e nada H a y q u e su espíritu asuste, N a d a q u e ataje su b r í o , l; Una esmeralda. ]2) Coruna. S) Insignia q u e usaba pl n y en l.i ^uorra, .i m<>d<> do penacho. Nada que lo sobrepuje; Y e l e x t e r m i n i o y la m u e r t e En torno suyo difunde. En esto, Maxtla el tirano Q u e p e r d i d o se p r e s u m e , E n b u s c a d e un t e m a z c a l l i , (1) Q u e en su l o b r e g u e z l e o c u l t e , C o r r e c i e g o á sus j a r d i n e s , Y h a l l á n d o l e , se i n t r o d u c e . E n él y de h o r r i b l e m i e d o C h o c a n sus d i e n t e s y c r u j e n . D e s d e allí m i r ó las llamas Q u e su palacio c o n s u m e n , Y e n t r e los gritos del p u e b l o Escuchó el e s t r u e n d o l ú g u b r e , Que al c a e r al suelo hacían T a p i a s , arcos y t e c h u m b r e s , El piso h u n d i e n d o al i m p u l s o D e su inmensa p e s a d u m b r e . O y ó del c e r c a n o t e m p l o El espantoso d e r r u m b e , Y el grito del p o p u l a c h o Que sus j a r d i n e s o b s t r u y e ; Que destroza las florestas Do g o z ó , en horas más dulces, Del tibio halago del aura, De las flores el p e r f u m e . Y i ó q u e m u y cerca del sitio Que su liviandad encubre, L e buscaban, y al espanto Su alma cobarde sucumbe. I Cómo tiemblan los tiranos Cuando á sus ojos, con lúgubre ( 1 ) Aparato fabricado con ladrillos crudos, muy parecido en su construcción y figura á un horuo de hacer pan, con la diferencia de que su superficie ce más baja que la del suelo. En el interior de esta bóveda acostumbraban bañarse los aztecas. A p a r a t o al fin la m u e r t e Su p á l i d a faz d e s c u b r e I M a x t l a e s c o n d i d o en el f o n d o Del temazcalli, prorumpe En copioso, a m a r g o llanto Q u e sus pupilas d e s l u c e . N o t a r d a n en e n c o n t r a r l e , Q u e p o r m u c h o q u e se o c u l t e L a m a l d a d , s i e m p r e h a y un l a b i o Q u e su g u a r i d a d e n u n c i e . D e l a n t r o o s c u r o le sacan, Y aún antes d e q u e a r t i c u l e U n a p a l a b r a , á los g o l p e s D e la fiera m u c h e d u m b r e D e s o l d a d o s q u e l o arrastran, Descuartizan y contunden, P e r e c e al fin, y hasta el m o n t o Su h o r r i b l e c u e r p o c o n d u c e n . Y e n t r e t a n t o q u e las l l a m a s En A z c a p o z a l c o rujen, Y á e s c o m b r o s , p o l v o y cenizas L a g r a n ciudad se r e d u c e ; E n t r e t a n t o q u e las v í c t i m a s En alaridos p r o r u m p e n , Y" al i n s e p u l t o c a d á v e r L o s n e g r o s buitres c i r c u y e n , T e s t i g o d e tanto e s t r a g o En O c c i d e n t e se h u n d e El sol, lento y m a j e s t u o s o , E n v u e l t o en cárdenas nubes. TEZGOTZINCO mi esposa la Sra. D' Eleonor del Valle de Peón ROMANCE I Del lado en q u e el sol asoma, Y de T e s c u c o no lejos, T e n d i d a entre hojas y flores, En mitad de un m o n t e enhiesto, P o r bosques amurallada De elevadísimos fresnos, De seculares olivos Y ahuehuetes j i g a n t e s c o s , Una mansión q u e de lujo Y de esplendor es p o r t e n t o , Hunde su frente en las nubes < > se retrata en los cielos. ¡ Es T e z c o t z i n c o ! La historia Nos guarda, i m p e r e c e d e r o s , De sus pasadas grandezas Los indelebles r e c u e r d o s ! « Una pendiente suave Ofrece fácil acceso Á sus inmensos jardines Otón AS POÉTICAS. 13 Y á sus floríferos huertos, Que de un lado y otro lado T e n d i é n d o s e pintorescos, D e embriagadores perfumes L l e n a n las ondas del v i e n t o . A l l í de p r o n t o , entre flores, A c c i d e n t á n d o s e el suelo, Se alza una cuesta q u e al paso N i e g a á la c u m b r e el ascenso. Mas talladas en la r o c a Y bruñidas c o m o espejos, Magníficas g r a d e r í a s B o r d a n la falda del c e r r o , Y de la m a n s i ó n h e r m o s a C o n d u c e n á los extensos T e r r a d o s , q u e en el g r a n i t o Labraron cinceles diestros. A l l í la vista e x t a s i a d a Contempla con embeleso Las g r a n d i o s a s g a l e r í a s D e sus salones i n m e n s o s ; Salones cuyas paredes Tapizan candidos lienzos B o r d a d o s c o n el p l u m a j e De los p á j a r o s m á s b e l l o s . A l l í se m i r a n los b a ñ o s , T a m b i é n en la r o c a a b i e r t o s ; Soberbias escalinatas C o n d u c e n á sus risueños Recintos, á do admirados Bajan los r a y o s f e b e o s , P r i m o r de constancia y arte, Y d e la m o l i c i e t e m p l o s . A l l í l e v a n t a n sus m u r o s Ricos teocallis severos, E n d o n d e el l u e g o s a g r a d o P e r e n n e m e n t e está a r d i e n d o . Y perdidos en la sombra Del follaje de los c e d r o s , P ó r t i c o s y pabellones Se elevan d e t r e c h o en t r e c h o . El agua q u e fecundiza Sus cultivados t e r r e n o s , Corre en sonoros cristales P o r un acueducto i n m e n s o , Que al descansar sobre un vasto T e r r a p l é n , desde m u y lejos, V i e n e cruzando los valles, L a s colinas, los o t e r o s ; A g u a q u e al c o r r e r lijera P o r canales y descensos, Después de s u r t i r l a s fuentes, L o s baños y los soberbios E s t a n q u e s , y derramarse o r los prados y los huertos, R e t r a t a n d o en su c a m i n o F l o r e s , hojas, aves, cielos, I n q u i e t a , rauda y sonora P o r riscosos v e r t e d e r o s , En bulliciosas cascadas Se precipita á l o lejos ; Y de tan grande belleza V i e n e n á ser c o m p l e m e n t o ] El aire q u e se respira, Manso, perfumado, fresco; El sol q u e dora los bosques Cuando nace, y c u a n d o l e n t o T r a s p o n e las grandes masas De sombra q u e en los espesos Follajes de la intrincada Selva, anticipan el b e l l o Crepúsculo de la tarde, T a n m e l a n c ó l i c o y tierno ; Las c u m b r e s de las montañas Q u e o n d e a n en los e x t e n s o s H o r i z o n t e s , la alta c i m a De v o l c a n e s c o r p u l e n t o s ; Sus picos q u e r e v e r b e r a n Gomo diamantes inmensos, J o y a s c o n q u e la n a t u r a E n g a l a n a el U n i v e r s o ; L o s l a g o s q u e á g r a n distancia A z u l e a n al reflejo D e los r a v o s d e la l u n a Q u e van á q u e b r a r s e e n ellos ; Y horizontes, luz, matices, F u e n t e s , cascadas, s e n d e r o s , Aves, estanques, llanuras, B o s q u e s , nubes, flores, c e r r o s , F o r m a n un t o d o , un c o n j u n t o Tan armonioso y poético, Que á T e z c o l z i n c o trasforma E n un paraíso n u e v o . En la más bella floresta De a q u e l l o s sitios a m e n o s , Una sonorosa fuente Esculpida con e s m e r o , Ostenta en mitad de ella Una piedra de g r a n p e s o , En c u y o frontis p u l i d o , De j e r o g l í í i c o s l l e n o , Están marcados l<^ anos Q u e el p o d e r o s o , el e x c e l s o Nezahualcóyotl, d e a q u e l l a Soberbia m o r a d a d u e ñ o , Ha rejido los d e s t i n o s Del acolhuacano i m p e r i o , — 221 — Y de sus g l o r i o s o s días L o s m á s n o t a b l e s sucesos. * En o t r o estanque se m i r a De p i e d r a un l e ó n i n m e n s o , Que hacia d o n d e el sol se p o n e Mantiene los ojos puestos, Y q u e asegura en su boca Una efijie, q u e es perfecto Trasunto de aquel monarca Justo, sabio, g r a n d e , bueno, í d o l o de sus vasallos, F i r m e amparo de sus pueblos, L u z de sus vastos dominios Y admiración de los t i e m p o s ! ¡ L o s t i e m p o s ! c u a n d o la m a n o De l o s t i e m p o s inflexible A ú n ' d e s t r o z a d o n o había A q u e l l a s obras i n s i g n e s ; Guando al p o d e r o s o a z o t e De sus alas invisibles A ú n sus m u r o s resistían S o b r e sus c i m i e n t o s , f i r m e s ; Guando n o se c o n t e m p l a b a n . C o m o h o y , sus b o s q u e s sin l i n d e s , Sin agua, fuentes y e s t a n q u e s , Y e r m o s valles y p e n s i l e s ; R u i n a s tantos p a l a c i o s , Cuyos trazos y a no e x i s t e n , Vil d e s p o j o de los siglos Y d e las lleras r e d i l e s ; Cuando aún sus t e m p l o s oían L o s cantares de las vírjcnes A z t e c a s , (pie idolatraban A sus dioses i n v e n c i b l e s ; Cuando aun no echaba la hierba En sus e s c o m b r o s raíces, Ni anidaban en sus honda* Grietas, ora ño* r e p t i l e s , Nezahu.ili o y n l l , c r u z a n d o Sun e n c a n t a d o » jardines, En raudales de a r m o n í a Daba alivio al pecho t r i t i o . Allí d e 111 lira al e c o Callaban auras h u m i l d e s , Y aquellas q u e en la enramada, T ó r t o l a s amantes j i m e n . A l l í , al s o n de sus acentos Se encendían los matices De las flores, y temblaban Sobre sus tallos flexibles; A l l í recordaba a l e g r e De sus años j u v e n i l e s Las fuertes luchas marciales Y las amorosas l i d e s ; A l l í acataban sus leyes L o s vasallos y los príncipes, Las l e y e s á c u y o a m p a r o F u e r o n sus t i e m p o s felices; A l l í c o n c i b i ó su m e n t e L a idea de un ser s u b l i m e , C r e a d o r del cielo y la tierra, Que infinilos orbes r i j e , Dando al o l v i d o la extraña Majestad de las efijies De aquellos dioses, a m p a r o De sus pueblos i n f e l i c e s ; Y allí cantó en versos dulces De la g l o r i a h u m a n a el triste T é r m i n o , y l o pasajero De sus grandezas ruines. Y allí c o n Matlalzihuatzin Guió, en fin, los infantiles Pasos de N e z a h u a l p i l l i , H o n o r d e su egrejia estirpe. EL SEÑOR DE ECATEPEC AL SR. D. MARIANO ROJO. ROMANCE I El r e y T o t e o t z i n , t i r a n o Y s e ñ o r d e los c h a l q u e s e s , Á q u i e n sus vasallos o d i a n Y adulan p o r q u e l e t e m e n ; A q u e l m o n a r c a q u e en d u r o Corazón a l b e r g ó s i e m p r e Del d e s p o t i s m o y la e n v i d i a L a s e m p o n z o ñ a d a s sierpes, T r a s una sangrienta lucha En q u e c e t r o y h o n o r p i e r d e , V e n c i d o al fin p o r las a r m a s D e los m e j i c a n o s , m u e r e . L a s v e n c e d o r a s lejiones D i v i d e n , e n t r e los r e y e s De T a c u b a y de T e s c u c o , Que parte en la e m p r e s a t i e n e n , El botín y el señorío Que su triunfo les o f r e c e , E n t r a n d o á saco y a fuego Cuanto á las m a n o s les v i e n e . Con h o n d a c ó l e r a Chalco Sufre en silencio la m u e r t e Que le trajeron á un t i e m p o Desventuras y r e v e s e s . A l i m p e r i o de la fuerza H u n d e en el p o l v o la frente Que tantos años erguida Ciñó con v e r d e s laureles. Y el p u e b l o en masa, q u e nunca Perdona cuando aborrece, Jura v e n g a r la victoria D e sus contrarios valientes. P o r eso do q u i e r l o s busca, L e s hace c u a n t o mal p u e d e ; P o r e s o , cual t i g r e fiero, Ni se alimenta ni d u e r m e . Y en la ciudad y en el c a m p o , Traidora, cobarde, aleve, Hay s i e m p r e en la sombra envuelta. Y a oculta m a n o q u e h i e r e , Y a una cuadrilla q u e roba, Ó e n t r e las llamas e n v u e l v e Palacios y cementeras, Que en ceniza se c o n v i e r t e n . Chalco, en fin, a v e r g o n z a d a , Sufrir el y u g o no p u e d e Del i n d o m a b l e caudillo, Del r e y p o d e r o s o y fuerte, Del batallador insigne Que el azteca i m p e r i o extiende, Guerreando, del Sur al Norte, Y del Levante al Oeste, Sin que haya visto contraria Nunca á la voluble suerte — 221, — Que el enmascarado rostro Hacia todos vientos vuelve, Moteuczoma llhuicamina, Kn fin, cuyas bravas huestes Después de cruzar los montes Por breñales y pendientes, En las arenas del Golfo Virtieron su sangre ardiente, Domando á los huexotzingos, Venciendo á los cotasteses. E n una intrincada selva, Guando el m a t u t i n o r a y o Del sol apenas a l u m b r a L a s r e j i o n e s de su ocaso ; Cuando las aves del b o s q u e S a c u d e n el sueño b l a n d o , Y al aire e n t r e g a n e l h i m n o De sus m e l ó d i c o s cantos, Omixtla, de Ecatepec Señor, y del rey h e r m a n o , En una celada preso F u é con otros m e j i c a n o s . I n ú t i l m e n t e procuran Defenderse en el asalto : ¡ I n ú t i l m e n t e ! las flechas E n el carcaj se q u e d a r o n , Y asegurados y quietos De la sorpresa en los lazos, T a m b i é n se quedan, rabiosos, En las espaldas los arcos. I Buena presa á los chalqueses L e s ha v e n i d o á las m a n o s ! j Qué ha de decir M o t e u c z o m a Cuando cunda en sus estados La nueva, y cuando le anuncien Que está en rehenes su h e r m a n o , Y con acción tan villana Sólo han q u e r i d o injuriarlo ! L — m— * O m i x t l a , e n t a n t o , atraviesa Con sus g u a r d i a n e s los c a m p o s , Y en m e d i o d e los g r o s e r o s Denuestos del populacho, Y del g o z o d e l o s g r a n d e s , Cruza las calles d e C h a l c o , D o n d e á prisión l e r e d u c e n En un soberbio palacio. • C o n seductoras p r o m e s a s Se afanan en c a u t i v a r l o , Y á su a m b i c i ó n y a su o r g u l l o L e b r i n d a n o p i m o pasto. L e o f r e c e n el á u r e o t r o n o Que T o t e o t z i n ha m a n c h a d o Con su sangre, y a q u e l c e t r o Que fué del c r i m e n a m p a r o ; Y al o f r e c é r s e l e saben ¡ A y , q u e el c o r a z ó n h u m a n o Es d é b i l , y el alma c i e g a Con el e s p l e n d o r del m a n d o ! E m p e r o , O m i x t l a su o í d o Cierra á m e n d a c e s h a l a g o s , Su a l m a á locas a m b i c i o n e s , Y su c o r a z ó n al fausto; Y p r ó d i g o de g r a n d e z a , Y d e lealtad a v a r o , D e su c o n c i e n c i a el a c e n t o S ó l o escucha y el m a n d a t o . • Cansado de las ofertas De los chalqueses, cansado De sufrir en las prisiones Padecimientos y agravios; R e s u e l t o á p o n e r un c o t o A l afán de sus contrarios, O m i x t l a , que sus designios Oculta discreto y cauto, A c c e d i ó al fin, pero puso P o r c o n d i c i ó n en el pacto Que c o n los nobles celebra P a r a ser su s o b e r a n o , Que en la gran plaza del T i a n g u i s (1) Se levantase m u y alto, Una estrecha plataforma D o n d e sea c o r o n a d o , Para que mirarlo puedan Sus j e n e r o s o s vasallos, Y los q u e con él c a y e r o n P r i s i o n e r o s en el c a m p o . Consiente el p u e b l o , gustoso, F r e n é t i c o de entusiasmo, Y' en m e d i o de alegres vítores C o m i e n z a á alzarse el tablado. [V Plaza del Mercado. D e gala están los chalqueses, Y la multitud festiva Hacia la plaza d e T i a n g u i s Alegre el paso encamina. E l sol a p a r e c e , n u n c i o D e un claro y risueño día, Y ala c i u d a d , c o r o n a d a D e flores m i l , i l u m i n a . N o h a y un s e m b l a n t e q u e ufano T r i b u t o al p l a c e r n o r i n d a , N i h a y un p e c h o q u e s o l l o c e , N i h a y un l a b i o q u e n o ría. Alienta el p u e b l o animoso Que sus v e n t u r a s p u b l i c a Y la e s p e r a n z a r e c o b r a Que y a j u z g a b a p e r d i d a . El presente le sonríe, El p o r v e n i r le acaricia, Y en un oriente sin nubes Un astro n u e v o divisa, Un resplandor, una aurora, Que lo seduce y reanima, Y en horizontes extensos Con luz irisada, brilla. Frustrado juzga el designio Del terrible llhuicamina, Y que al lin se ha roto el yugo Que á Méjico lo esclaviza; Eso esperan los que en Chalco — 231 — Sus descalabros o l v i d a n , Y en el futuro m o n a r c a Su v e n g a n z a y su o d i o fian. Y a c o m b a t i e n d o al c o l o s o , Ó c o n él f o r m a n d o liga, Sabrá d e v o l v e r al p u e b l o ' Su antigua s o b e r a n í a ; Sabrá las glorias t o r n a r l e , L a libertad, las franquicias Que o b t u v o en logradas horas Y en m á s halagüeños días. Magnífico es el t a b l a d o Q u e c u b r e n s o b e r b i a s telas, Magníficas las c o l u m n a s Que su p l a n i c i e sustentanA l l í r e v u e l t a s espiran De la m u c h e d u m b r e i n m e n s a L a s o l a s , cual las del P o n t o En p r o c e l o s a m a r e a . Y fluye h i r v i e n t e y refluye En b o c a - c a l l e s y p u e r t a s , Sin q u e h a y a d i q u e s e g u r o A su curiosa i m p a c i e n c i a . L o s m e j i c a n o s q u e fueron P r e s o s c o n O m i x t l a esperan En t o r n o á la p l a t a f o r m a , Que su señor aparezca. Kl h u e h u e t l y el teponaztli I En son a c o r d e r e s u e n a n , Y t o d o es zambra y c o n t e n t o , Y t o d o algazara y fiesta. Al tin Omixtla aparece Con la comitiva rejia, Y el pueblo en \i\a» prorumpe. Y unánime aplauso truena. Invtru u « n l o * d«< m n n x O m i x t l a adelanta g r a v e , Al pié del tablado llega, Y sube él s o l o , l l e v a n d o Un r a m i l l e t e en la diestra. . * L l e g a d o el s o l e m n e instante, L l e g a d a la hora s u p r e m a , P a r e c e el T i a n g u i s d e s i e r t o , ¡ T a n g r a n d e silencio r e i n a ! E n t o n c e s de Omixtla altivo, A n t e las turbas inquietas, Sus sentimientos en tales T é r m i n o s el labio e x p r e s a : « Sabed, nobles m e j i c a n o s , S a b e d , g u e r r e r o s aztecas, Que los chalqueses m e brindan La c o r o n a de estas tierras; Mas no permitan los dioses, Y antes m i l veces perezca, Que haga traición á mi patria Y al r e y mi señor ofenda. En más que la propia vida Estimad la lealtad vuestra, Y de tan g r a n d e enseñanza, E j e m p l o mi m u e r t e sea. » Al decir esto, hasta el borde Del parapeto se a c e r c a ; Y e r g u c noble y majestuosa La frente altiva y serena; T i e n d e al espacio la vista; Su pupila centellea... Se arroja desde la altura, Y el pueblo e n m u d e c e y tiembla. TLAHUICOLE. A M A N U E L DOMÍNGUEZ ELIZALDE. ROMANCE I EL PRISIONERO. Tenuchtitlán y Tlaxcalan E n continuas d i s e n s i o n e s , E n r o j e c e n c o n su s a n g r e Selvas, llanuras y m o n t e s , A ñ o s tras años de e n c o n o , D e contiendas y d e h o r r o r e s , De e n t r a m b o s p u e b l o s a c r e c e n El o d i o en sus almas t o r p e s ; La plácida bienandanza De a l e g r e paz d e s c o n o c e n , Y á su l i s o n j e r o h a l a g o Las conveniencias o p o n e n . Que el afán de p r o c u r a r s e V í c t i m a s para sus d i o s e s , H a c e q u e la g u e r r a insana Sin t é r m i n o se p r o l o n g u e ; P u e s el q u e en la lucha c a e , Ó al e n e m i g o se a c o j e , Es al fin sacrificado P o r bárbaros sacerdotes. * Los h u e x o t z i n g o s unidos Á las aztecas l e j i o n e s , Y los bravos o t o m i t e s De T l a x c a l a n defensores, En m e d i o del c a m p o un día Se encuentran, se r e c o n o c e n , Y d e ira i m p l a c a b l e llenos A l c o m b a t e se disponen. El sol, c o r o n a n d o al m u n d o Con ardientes resplandores, Baña de fértil llanura L o s extensos h o r i z o n t e s ; Y de un e x t r e m o y del o t r o P a r t i e n d o los c a m p e o n e s . Se a r r e m e t e n c o m o fieras En brusco y t e r r i b l e c h o q u e . Jefe de los o t o m i t e s Es el bravo T l a b u i c o l e , El j e n e r a l t l a x c a l l e c a De más brío y d e más n o m b r e . El macuáhuitl que fulmina Su fuerte b r a z o , es d i f o r m e , T a n t o , q u e apenas con a m b o s P u e d e sostenerlo un h o m b r e . De alta prosapia en su pecho Se ajita su sangre noble, (Jue abonan más q u e su estirpe Sus jenerosas acciones. F i e r o , cual s i e m p r e , á las huestes De los huexotzingos c o r r e . . . ¡ A y de aquellos q u e á su paso, Desventurados, se oponen ! — 23G — Hiere, destroza, y do quiera L a s c o m p a c t a s filas r o m p e Del e n e m i g o , y l l e v a d o De un furor al cual n o p o n e C o t o ni m e d i d a , al c a b o De los suyos a l e j ó s e , De la p r u d e n c i a o l v i d a n d o Las saludables l e c c i o n e s ; Y en un p a n t a n o se h u n d e , Do c o n m o v i m i e n t o s t o r p e s , A p e n a s para salvarle Bastan sus fuerzas e n o r m e s . Y a los c o n t r a r i o s le c e r c a n , A p r e h e n d e r l o se p r o p o n e n , En los o t o m i t e s c u n d e lia c o n f u s i ó n , el d e s o r d e n ; A l m i r a r s e sin su j e f e El t e m a r les s o b r e c o j e , Y c o m o g u e r r e r a escuadra, En m e d i o del m a r s a l o b r e , J u g u e t e va de las olas Y furiosos a q u i l o n e s , A d e s t r o z a r s e en las peñas Sin guía, r u m b o ni n o r t e . A s i d e s b a n d a d o s li 11 \ en En distintas d i r e c c i o n e s , Y su c o m p l e t a derrota Van á ocultar á Ion m o n t e s . El j e n e r a l t l a x e a l l e c a Defiende M I \ i d a e n t ó n e o s . L o i n i M i x » q u e s© defienden Ku su n i e \ . 1 l'<* l e o n e s ¡ ^ al n u m e r o al fin Lleno cediendo. de herida», rindióse, Y d r ira r i e g o U I» .r f j n » r , muerte, p i d i e n d o .í voces. En una j a u l a a n c h u r o s a , De f o r m i d a b l e s b a r r o t e s De madera, reforzados Con toscas planchas d e b r o n c e , Sujeto de pies y manos Al bravo caudillo ponen, Y cautelosos le e n c i e r r a n C o m o á los t i g r e s f e r o c e s . D a n d o gritos de a l b o r o z o L e c e r c a n d e escolta d o b l e , De la cual al frente se hallan Algunos guerreros nobles. Y mientras tanto, serena, T i e n d e sus velos la n o c h e , Y c o m o una m a d r e ciñe Entre sus brazos al o r b e , Á Tenuchtitlan la g r a n d e Se dirijen, en buen o r d e n , P o r extraviados senderos, Cautivo, escolta y señores. » * En una tarde apacible, Los alegres callejones De una huerta lloridosa, De fuentes llena y primores, Moteuczoma, el rey altivo De Tenuchtitlan. recorre Acompañado de algunos De sus más diestros bufones, Oue con chistes le solazan, Y hacen que un punto se ahoguen En el olvido las penas De sus ocultos dolores. Empero, en breve le saca De tan dulces distracciones, L a nueva de que han llegado Al palacio embajadores, Que á un enemigo le traen Que por sus hechos conoce. Para que juzgue y sentencie Gomo quiera y se le antoje. Llega á su presencia el reo Con altivo y digno porte, Y su jentil continente La atención augusta absorbe. E l rey sereno le mira, Y en su rostro dibujóse E l placer y una sonrisa Que mal sus labios esconden. Y en el caulivo lijando Sus ojos, como carbones Negros, decirle estas frases Los circunstantes le oyen : « Hasta mi oido ha l l e g a d o , Valeroso Tlahuicole, La fama do tus proezas Y el prestigio do tu nombre; Y pues tus hechos admiran Cuantos tu valor conocen, Justo es que yo te releve Del castigo, y te p e r d o n e Eres l i b r e , libre puedes Volver á tus patrios bosque*. Y que en m e d i o de los tuyoi llfcuperes tu» h o n o r e s . • El jencral tUicalteca Que Con grande atombro o y ó l e , Serenándote un momento, De vtte m o d u le rctpoiido — 239 — « Grande señor, y o a g r a d e z c o El bien q u e tú m e p r o p o n e s ; Mas p e r m i t e q u e r e h u s e , Y esto á ultraje no lo t o m e s ; P u e s el q u e acepta sereno D e sus e n e m i g o s favores, Se e n v i l e c e y se d e g r a d a , Y es fuerza q u e se deshonre : Quiero m o r i r con los m í o s , Que aún están en tus prisiones, E n h o n o r de m i república Y' para h o n o r de los dioses. » Galla el j e n e r a l , y todos L o s circunstantes le o y e n Con a s o m b r o ; M o t e u c z o m a Su dignidad r e c o n o c e , Y en m á s , con esto, lo estima, Y por lo tanto, da orden De q u e en su m i s m o palacio, Cual lo m e r e c e , le alojen. Y adularlo d e t e r m i n a , Y halagarlo se p r o p o n e , Y conquistar el cariño De una alma tan g r a n d e y n o b l e . LA ORDEN. P o r ignorados motivos Q u e la h i s t o r i a n o r e v e l a , Declaran los michoacanos Á T e n u c h t i t l á n la g u e r r a ; Y Moteuczoma resuelve M o v e r las huestes a z t e c a s , Y al frente de ellas q u e m a r c h e Á Tiahuicole le ordena. Obedece aquel mandato El j e n e r a l T l a x c a l t e c a , Y parte á T l a x i m a l o y a n Que es d e Michuacán frontera. A l l í en terribles e n c u e n t r o s , D e su pericia da pruebas, Y n u e v o s lauros añade Á su gloriosa c a r r e r a . Y a u n q u e triunfar p o r c o m p l e t o N o l o g r a al fin con sus fuerzas, Gran n ú m e r o de cautivos A sus pendones sujeta. Y con un botín m u y r i c o , Que es fruto de sus p r o e z a s , A la capital retorna, Do el rey gozoso lo espera, El cual los grandes servicios Del caudillo r e c o m p e n s a , De Tlacatécatl b r i n d á n d o l e Con la dignidad suprema. Mas de n u e v o T l a h u i c o l e Rehusa tan g r a n d e muestra De distinción, d e c l a r a n d o Que sólo m o r i r d e s e a ; Y el m o n a r c a d e c i d i d o , Y a q u e c o m p l a c e r l o es fuerza, Que sus deseos se c u m p l a n , Bien á su pesar, ordena. uta** rom %». 11 EL SUPLICIO. Cerca del m a y o r t e o c a l i , S o b r e un terraplén m u y vasto El t e m a l á c a t l , con b e l l o s Bajos-relieves l a b r a d o , Descansa y ostenta l ú g u b r e , S o m b r í o c o m o un cadalso, Su r e d o n d a superficie, De mil crímenes teatro. Era la t a r d e , y el p u e b l o E n t o r n o de él a g o l p a d o , Que se presente la v í c t i m a Espera con entusiasmo. A l l í se v e á M o t e u c z o m a Bajo d e un solio s e n t a d o , C u b i e r t o d e o r o , de plata, De esmeraldas y topacios. En t o r n o d e é l , la n o b l e z a Y los altos d i g n a t a r i o s D e las c o m a r c a s c e r c a n a s . El l u j o o s t e n t a n y el f a u s t o . Del temalácatl s o m b r í o , Nada más q u e algunos pasos, Seis inmóviles teopixquis Están c o n los o j o s b a j o s . Su traje es n e g r o , y su c u o D e s n u d o en p i e r n a s y b r a z o s , Con el t e o p a t l i d i v i n o Se mira recién untado. L l e v a n un b i r r e t e t o s c o , Negro también, y m u y amplio, Y d e b a j o d e l cual salen Sus fuertes c a b e l l o s l a r g o s ; L a r g o s hasta el s u e l o , y s i e m p r e C o n dos c o r d o n e s t r e n z a d o s , T e ñ i d o s c o n tinte e s p e s o De h u m o de ocoll aromático. Todos callan...'de repente. L o m i s m o q u e el O c é a n o , Se ajita el p u e b l o , se a b r e , Y de uno y de o t r o l a d o Deja una anchurosa calle De fuertes muros humanos, En c u y o e x t r e m o aparece, Con noble desembarazo, T l a h u i c o l e , el valeroso Jencral republicano, H é r o e de aquellos festejos, Y de las miradas blanco. Avanza lento y tranquilo Con majestuoso p a s o ; L l e g a al terraplén, y grave La escalinata trepando, Saluda al rey, que le mira No con enojo, con pasmo ; Y al temalácatl se sube Con ánimo sosegado. Allí espera un breve punto Que un pié con un fuerte lazo Le aseguren á la piedra Que es de la lid escenario. Danle después un chimaii, — 2h\ — E s c u d o de g r a n t a m a ñ o , Y un r n a c u á h u i t l q u e , a u n q u e c o r t o , E s t á fuerte y bien t a l l a d o . L e d e j a n s o l o , en s e g u i d a Sus o j o s g r a n d e s , a i r a d o s , Pasea en torno, y espera T r a n q u i l o á sus a d v e r s a r i o s . L l e g a el p r i m e r o , se m i r a n , Y d e s p u é s d e un c o r t o p l a z o , L e divide Tlahuicole E n d o s , el c r á n e o , d e un t a j o . S u b e en seguida el s e g u n d o , Otro después, y hasta c u a t r o , Y á los pies del tlaxcalteca S u c u m b e n casi en el a c t o . Grita el g e n t í o ; los aires Se c o n m u e v e n ai aplauso U n i v e r s a l , y la sangre T i ñ e á t o r r e n t e s el m á r m o l . Suben tres m á s . . . T l a h u i c o l e , L l e n o de heridas, j a d e a n d o , A ú n l o g r a v e n c e r l o s , aún R i n d e al s é t i m o su b r a z o , Hasta q u e el ú l t i m o sube, Y diestro ó afortunado El arma le hunde en la frente, Y se e s t r e m e c e de espanto. E n t o n c e s , c o m o en el c o s o , L a fiera cae en el c h a r c o De su sangre, h o n d o s mujidos De m o r t a l furor l a n z a n d o , Así rueda T l a h u i c o l e P o r el suelo, y en el acto L o s t e o p i x q u i s , de su cuerpo S a n g r i e n t o se a p o d e r a r o n . * Del gran Dios H u i c h t i l o p o x t l i A n t e el t e m p l o v e n e r a n d o , S o b r e aquella piedra h o r r i b l e De los sacrificios bárbaros, El c u e r p o aún palpitante De T l a h u i c o l e a c o s t a r o n ; L e abren el p e c h o , le arrancan El c o r a z ó n . . . ¡ h u m e a n d o ! Y en seguida los t e o p i x q u i s Con él se acercan á lo alio De la escalera, y arrojan El cadáver m u t i l a d o . * Pasa una hora l e n t a m e n t e , H u y e el pueblo cabizbajo, N a d i e hay en torno del triste T e m a l á c a t l solitario... Esperad... el n e g r o bulto A v a n z a con lento paso, De una mujer desolada C o n un niño entre los brazos. L l e g a . . . su triste sollozo Cruza j i m i e n d o el e s p a c i o ; Es el a m o r , es la esposa Del j e n e r a l desdichado. En T e n u c h l i t l á n cautiva Con él estuvo tres años, F u é de sus días el i d o l o , F u é su placer, fué su a m p a r o . El llanto por sus pupilas Brilló en trance tau a m a r g o , Su corazón o p r i m i e n d o , — 246 — Su c o r a z ó n i n u n d a n d o , Hasta q u e e n t r a d a la n o c h e , Desfallecida al e s t r a g o D e su d o l o r , mal apenas P u d i e n d o a l e n t a r el paso, Se r e t i r ó á su m o r a d a , M o m e n t o s en q u e a s o m a n d o L a luna, bañaba en sangre Sus m e l a n c ó l i c o s r a y o s . MOTEUCZOMA XOGOYOTZIN. Á la Señora Doña Manuela Serrano de Valle. PRIMERA PARTE ROMANCE 1 EL ASTRÓLOGO. En un salón espacioso De aquel alcázar soberbio, Que habitaron los monarcas Del Anáhuac o p u l e n t o , En un salón que tapizan Cien colgaduras de lienzo B o r d a d o de o r o , y q u e ostenta El rico artesón de c e d r o , Bajo un dosel de o r o y lino Nácar incrustado en ébano, Y sobre un banco de icpali Está el rey n o n o de Méjico, Moteuczoma el poderoso Que no hace mucho que ha vuelto • D e una e x p e d i c i ó n f a m o s a E n q u e ha p e r d i d o su e j é r c i t o , N o c o m b a t i e n d o cual s u e l e , C o n t r a el b e l i c o s o p u e b l o De Amatlán, que rebelado Tremola pendón guerrero, S i n o al e m b a t e furioso D e una t e m p e s t a d , q u e h a c i e n d o D e s t r o z o g r a n d e en sus huestes, L e obliga á tornar lijero Á T e n u c h t i t l á n la h e r m o s a , Con los m i s e r a b l e s restos D e una lejión c o m b a t i d a P o r el c a n s a n c i o y el m i e d o ; Q u e un p o r t e n t o s o c o m e t a Su cauda enseña en el c i e l o , N u n c i o d e g r a n d e s desgracias P a r a el t r o n o y para el r e i n o ; Y p o r eso a c o n g o j a d o Está el m o n a r c a en su a s i e n t o , E n t r a m b o s brazos c a í d o s , P e g a d a l a barba a l p e c h o ; N i hace caso de un j i c a l i ( i ) Que de octli (2) e s p u m o s o l l e n o , L e ha p r e s e n t a d o una esclava Que le sirve con e s m e r o ; Ni una l u e n g a cana fuma Q u e c o l m a tabaco b u e n o , Con t l i l x ó c h i l l (3) o l o r o s o Y otras dos hierbas c o m p u e s t o ; P u e s piensa s ó l o en q u e d i c e n L o s n i g r o m a n t e s más viejo*, Que el c o m e t a y el f r a c a s o Que dispersó á sus g u e r r e r o s , (I) \tto uatural. (?) Pulqui». licor ( ! ) Vainilla. fcriiHiiUdo que 'i«i«itrao dol maguey. Y el i n c e n d i o r e p e n t i n o D e las dos torres del t e m p l o , L e anuncian q u e de otra tierra, Que está del A n á h u a c l e j o s , Y por el lado en que l u c e El sol sus r a y o s p r i m e r o s , V e n d r á n en son de conquista Á d e r r o c a r su g o b i e r n o , S o b r e palacios flotantes, A s o m b r o del universo, H o m b r e s de c o l o r distinto Y de distinto d i a l e c t o . Y el vaticinio le infunde Un t e m o r tanto más serio Cuanto que Nezahualpilli, R e y del tezcucano p u e b l o , Que fama alcanza de sabio Y de clarísimo i n g e n i o , Y á quien M o t e u c z o m a tiene P o r astrólogo s u p r e m o , Con pesadumbre le afirma Que cuanto dicen es c i e r t o , Y se lo p r o b ó dos v e c e s , ¡ Triunfando de él en el j u e g o ! Que era el azar el que daba, P o r aquellos raros t i e m p o s , De extraordinarias costumbres Y extraordinarios sucesos, En las dudas más sencillas, Y en los más arduos empeños, La victoria al más t a i m a d o , Ó más astuto, ó más diestro. Que está impaciente el monarca Indica claro en su j e s t o , Y los instantes q u e corren Se le hacen siglos e t e r n o s . Á a l g u n o espera, no h a y duda, P u e s al r u m o r más p e q u e ñ o Quiere i n c o r p o r a r s e , y torna Su s e m b l a n t e p l a c e n t e r o . P e r o así c o m o en la oscura N o c h e , cruza el firmamento Relámpago repentino, Q u e d a n d o después más n e g r o ; Así su s e m b l a n t e , t o r v o V u e l v e á q u e d a r al m o m e n t o Más airado y más s o m b r í o Mientras m á s avanza el t i e m p o . En alternativas tales E s t á ; mas d e p r o n t o o y e n d o C e r c a n o r u m o r de pasos, Se alza del b a n c o , v i o l e n t o . Y « v e t e , » á la sierva d i c e , « V e t e ; » y en el punto m e s m o Se a b r i ó la rejia m a m p a r a Que da e n t r a d a al a p o s e n t o , L a cual, después de dar paso Á dos h o m b r e s , t o r n ó l u e g o Á cerrarse, y quedó breve R a t o la estancia en s i l e n c i o . R o m p i ó l e al fin el m o n a r c a D i r i j i é n d o s e al más v i e j o D e los dos, q u e apenas p u e d e T e n e r s e en sus pies d e h i e l o . — « T ú , X ó l o e , q u e los d e s t i n o s Penetras de hombres y pueblos, » L e d i c e al h u m i l d e a n c i a n o Que n o se a t r e v e ni á v e r l o ; T ú q u e las n o c h e s te pasas E n las estrellas l e y e n d o , P a r a a r r a n c a r uno á u n o A l p o r v e n i r sus s e c r e t o s ; Tú q u e en el estudio has visto Á un siglo e n c o r v a r tu c u e r p o , L l e n a r tu frente de surcos Y de escarcha tus cabellos, D i m e si es c i e r t o el h o r r i b l e H o r ó s c o p o q u e el funesto R e y de A c o l h u a c á n descubre De tu ciencia en los misterios. » El a s t r ó l o g o , confuso, P a r e c e de m á r m o l h e c h o , Según lo pálido y frío Que está clavado en su puesto. Di que mi p r i m o se engaña, Y te c o l m a r é de o b s e q u i o s , Y te daré una hija mía P a r a q u e te sirva, en p r e m i o . " El sabio baja los o j o s , Con justa razón t e m i e n d o L a cólera soberana Que oculta el r e y con esfuerzo. " Contesta, X ó l o e , no t e m a s . " — Si tú lo m a n d a s . . . " — '* L o q u i e r o . " — N e z a h u a l p i l l i no m i e n t e . " — ¿ L u e g o es la verdad ? " — Es c i e r t o . " Al c o m p r e n d e r Moteuczoma Tan grande c o n v e n c i m i e n t o , En la áspera cabellera Clava con furor sus d e d o s ; Y ardiendo en ira, se v u e l v e A l o t r o , que no m u y lejos Está en a d e m á n sumiso, Y e s j e n e r a l de su e j é r c i t o . Y " d e ese infame, le d i c e , P r é n d e l e á la casa fuego, 44 4 4 44 44 4 4 Y m a n i a t a d o al instante E n c i é r r a l o d e ella a d e n t r o ; P a s t o sea d e las l l a m a s Su t o r p e l e n g u a y su c u e r p o , Y basta las aguas del l a g o L l e v e su c e n i z a el v i e n t o . — " G r a n señor, si tú l o m a n d a s , Gran señor y o soy tu s i e r v o , G l a m a el infeliz a n c i a n o I r g u i e n d o el s u l c a d o c u e l l o . 99 Si hallas p l a c e r en q u e m u e r a , G ó z a t e , pues, o b e d e z c o ; S o y tu v a s a l l o , y h u m i l d e T u majestad r e v e r e n c i o . P e r o antes o y e : vacila En tu débil m a n o el c e t r o , Y p r o n t o en ella otras j e n t e s Pedazos vendrán á hacerlo ; Caerás, sí... y o te lo j u r o , Y m a l d e c i r á n tus h e c h o s L o s q u e h o y ansiosos te halaban Y base son de tu i m p e r i o . Y uno a quien tu m i s m a sangre Da c a l o r v fuerte a l i e n t o , S o b r e tí su aguda Hecha Será en lanzar el p r i m e r o . " D i j o : de Mis n i t r o s ojos Se escapa u n fulgor siniestro, Y tras un p o s t r e r saludo Sale del r e c i n t o r e g i o . Quedó solo el rey, mirando De una gran «rutaría el bueco, Y vio al s o l , \ • %"l p o i o r n l e H u n d i é n d o t e u paso l u l o Entre rojizos nublados, C o m o j i r o n e s sangrientos, A l u m b r ó su l a r g o rostro Con m o r i b u n d o s reflejos. O n R A - «MfTtCA*. LOS FUNERALES. E l sol q u e en m i t a d d e l c i e l o D e c l i n a c o n paso g r a v e , V e l a e n t r e nubes s o m b r í a s Su f r e n t e augusta y r a d i a n t e . L a s tristes aguas del l a g o R i z a n sus t i b i o s cristales, Y lánguidamente jimen Bajo las alas d e l a i r e . Tenuchtitlan aparece C u b r i e n d o su bella i m a j e n Con ese v e l o s o m b r í o Que p r e c e d e á las catástrofes. H o m b r e s , niños y m u j e r e s V a n en silencio las calles C r u z a n d o , c o n el d o l o r R e t r a t a d o en l o s s e m b l a n t e s ; T o d o s hacia T l a l t e l o l c o Se dirijen sin h a b l a r s e , C o m o si á expresar su pena Con los ojos les bastare. S o b r e una estera de p a l m a s , En dos a l m o h a d o n e s g r a n d e s , D u e r m e P a p a n t z i n el sueño Ú l t i m o de los m o r t a l e s . Era princesa viuda Do un g e n e r a l t o t o n a q u e , Á quien ella q u i s o m u c h o , De quien no pudo o l v i d a r s e . Y fué su pesar tan h o n d o En tan aflictivo lance, Que con la viudez l l e g a r o n P a d e c i m i e n t o s y achaques, Sin q u e valieran r e m e d i o s Contra sus físicos m a l e s , U n e el daño estaba en el alma. Y esta no es fácil q u e sane. En T l a l t e l o l c o vivía, Donde g o b e r n a b a n antes Ella y su esposo, y en donde G o z ó placeres f u g a c e s ; Y allí fué donde la muerte Vino á curar sus pesares, Velando los tristes ojos Que lloraron sin cansarse. Hermana de M o t e u c z o m a , Fué cariñosa, y añaden Que el monarca la quería C o m o nunca quiso á n a d i e ; P o r eso ofrece en persona Presidir los funerales; Y en el palacio m o r t u o r i o T o d o s están e s p e r á n d o l e ; A d e n t r o , inmenso g e n t í o Que bulle por todas partes, l)r nobles hembras v esclavas. De p l e b e y o s y de g r a n d e s ; ^ afuera y en d o b l e s lila*, P«.i l o s l a d o s de la calle. Mas ile cuatro mil guerreros Vestidos con ricos trajes. F o r m a d o s de*de la puerta Del p a l a c i o , hasta la base De un e l e v a d o edificio, Une era el teocali más g r a n d e . T o d o s c o n harta i m p a c i e n c i a A n h e l a n q u e el rey n o t a r d e , A u n q u e por la hora p r e s u m e n Oue no estará m u y distante. » » L l e g a p o r fin M o t e u c z o m a Y d e una litera bájase, De d o l o r intenso d a n d o I n e q u í v o c a s señales. L l e v a un x u i h t i l m a t l i (1) a i r o s o , B o r d a d o con plumas de ave Blancas y n e g r a s y azules, G o m o las alas del á n a d e . Cubre su augusta c a b e z a El copilli (2) hecho c o n arte, D e sutiles hojas de o r o Salpicadas de d i a m a n t e s , Al través del cual se m i r a n En el cabello trenzarse, D e Quachíchtin y d e O c e l o Las órdenes militares. Y t i e n e los pies c a l z a d o s Con zuelas de o r o b r i l l a n t e , Sujetas c o n trenzas d e h i l o De plata y piedras q u e v a l e n . V i e n e c o n su c o r t e t o d a Y un s é q u i t o i n m e n s o trae D e p r í n c i p e s y señores (1) V e s t i d o que el rey usaba en palacio y en algunas ceremonias. (2) Corona, especie do mitra pequeña. Tributarios principales. Y llegan en pos, y llegan En o r d e n , según sus clases, Ministros y m a y o r d o m o s , Bufones, criados y pajes. T o d o s vestidos con plumas Y adornados con collares Do ametistas y esmeraldas. En delicados e n g a r r e s . ('uando apenas del palacio L l e g ó el rey á los umbrales. Por la gran puerta salía De la princesa el cadáver. En vestirla se e s m e r a r o n Con quince exquisitos trajes M e d i o s con labores linas De algodón de rica clase. Iba rubicela de joya* De plata y o r o , con jaspes De abrillantados colores, Dados con bruñido enmalle. Y suspendida del labio Una esmeralda m u y g r a n d e . Saliendo bajo una máscara Que le cubría el semblante. Precedían al entierro Los nubles ron M I estandarte. Donde el escudo campea De las insignias reales. < í s t m i . , un , - m l . i negí i En actitud di* lanzarse Sobre un títere, que dispune M i s g a r r a s para el c o m b a t e . Iba el m o n a r c a e n s e g u i d a , A n d a n d o c o n paso g r a v e S o b r e esteras, p o r q u e el s u e l o Con las plantas no t o c a s e ; L u e g o la c o r t e , f o r m a n d o Raro conjunto, admirable, De tilmatlis (1) y c i m e r a s , Y e l m o s , armas y collares; Después la m u e r t a , tendida En angarillas de á l o e , P o r seis esclavos c a r g a d a , Que j i m e n sin c o n s o l a r s e . Y van p o r ú l t i m o tristes, Y llanto v e r t i e n d o á m a r e s , L o s t e o p i x q u i s ( 2 ) , q u e entonaban Las cantigas funerales. A s í en p r o c e s i ó n l l e g a r o n A l atrio del t e m p l o g r a n d e , D o n d e en presencia d e todos Y j u n t o al m i s m o c a d á v e r Sacrificaron á m u c h o s Que eran sus esclavos antes, Y al capellán que atizaba La l u m b r e d e sus altares. T e r m i n a d a y a la h o r r i b l e Ceremonia, q u e complace A u n p u e b l o q u e más p a r e c e De tigres (pie de s a l v a j e s , Desanda el m i s m o s e n d e r o La p r o c e s i ó n , sin turbarse E n n a d a el o r d e n seguido , Y sin Un De que eco los su en los alma llevasen concurrentes, lastimeros aves w (.olí I I rjji' lli- que las l o » IJH'JlCAIl ?/ S»a» ortl.it.-* puedas M del templo E s t r e m e c i e r o n los m á r t i r e s , Cuyos cuerpos comenzaban. T i n t o s en caliente sangre, Á r e c h i n a r e n la h o g u e r a , P a s t o de llamas v o r a c e s . H a y en el m i s m o p a l a c i o , Y cultivado con arte, L i n d o j a r d í n q u e un a r r o y o R i e g a con mansos c r i s t a l e s ; L e forman v e r d e s murallas, Cien ahuehuetes j i g a n t e s , Y acequias lo deíienden Y cercan p o r todas partes. Brindan esencia á las auras Y r e g o c i j o á las aves, Flores de exquisito a r o m a Y de variados e s m a l t e s ; Y en un e x t r e m o hay un bosque Cuyas ramas colosales Se cruzan sobre una cueva Do apenas circula el a i r e , Y de esta cueva no lejos, ltodeado de tiernos árboles, Un estanque trasparente De clara linfa hace alarde, En d o n d e Papantzin iba F r e c u e n t e m e n t e á bañarse, Cuando su velo de sombras Pálidas tendía l a tarde ; u , >i el tiempo estaba frío, Sobre su b o r d e á sentarse, Para gozar de las llores Que crecen en los arriates, A respirar e l aroma Que de ellas el aura trae, Y á buscar en sus recuerdos U n c o n s u e l o á sus pesares. - 260 — E n l r e el e s t a n q u e y el b o s q u e Sus pasos l e n t o s y g r a v e s L a fúnebre c o m i t i v a D e t u v o un s o l e m n e i n s t a n t e , É i n t r o d u c i e n d o en la c u e v a Los n o b l e s restos m o r t a l e s , C u b r i e r o n la n e g r a b o c a Con unos d e l g a d o s m á r m o l e s . LA REVELACIÓN. En un gran salón o b l o n g o , El m i s m o en q u e daba audiencia Moteuczoma Xocovotzin Está sentado á la mesa : Era esta una almohada dura Cubierta d e fina tela, C o m o la nieve de blanca, Y c o m o la nieve tersa. De barro del de Cholollan, Sobre ella, exquisita y nueva, Una costosa vajilla Su rara labor ostenta, Y en una copa de oro Cincelada con destreza, Que luce finos engastes De conchas del mar y perlas. Cubierto de espuma hirviente Que su calidad revela, Un chocólatl q u e perfuman Varias olorosas hierbas, Cautiva al rey que lo toma Con un pan que le deleita. Hecho de harina amasada En blanca miel y con y e m a s . Le acompañan sus ministros, Cuatro mujeres m u y bellas, Y T a p i a , su m a y o r d o m o , De la flor d e la n o b l e z a . Estos son ú n i c a m e n t e Q u i e n e s p r e s e n c i a n su sena; Que á m á s d e e l l o s , para t o d o s Están c e r r a d a s las p u e r t a s . El m o n a r c a a q u e l l a t a r d e De c o n t e n t o daba m u e s t r a s ; Que n u n c a el p l a c e r se p u e d e Ocultar, cual la t r i s t e z a . Estaba l o c u a z , festivo, Y en c o n t r a d e lo q u e cuentan De la ruina de su i m p e r i o , Desata m o r d a z la l e n g u a ; T " E n v a n o los q u e consultan — Decía — allá en las estrellas, Intentan a m e d r e n t a r m e Con proféticas sentencias. Esta v e z N e z a h u a l p i l l i Es i n n e g a b l e q u e y e r r a , Y q u e su j e n i o extravía P o r los c a m p o s de la c i e n c i a . D e l i r a . . . mas no m e asusta... ¡ Q u e r e y de A c o l i m a n no fuera! — C o m o el o l r o e n t r e las l l a m a s Me pagaría su ofensa. — Él desazona á mis huestes Que c o n sus augurios t i e m b l a n ; S » d o y o me burlo d e e l l o s , S o l o y<> l o s m e n o s p r e c i a . " Y Con al decir carcajadas C o m o el Y esto, que »u histéricas, cobarde miedo reía que teme desecha; C o m o a q u e l q u e aliento y bríos P o r aparentar se esfuerza, Y en el s e m b l a n t e risueño Lívido el t e m o r d e m u e s t r a . I n t e r r u m p e el débil curso De su risa descompuesta, El q u e en palacio á tal hora Cargo de ujier d e s e m p e ñ a , El cual, entrando en la estancia, P a r ó s e j u n t o á la puerta Y dijo así con voz g r a v e , Después de tres r e v e r e n c i a s ; El señor r e y de T e s c u c o , Nezabualpilli, desea Obtener del soberano Una breve conferencia. " Ó y e l o el m o n a r c a ; al punto El torvo e n t r e c e j o pliega, Y suda, y heladas gotas P o r la ancha frente le ruedan ; Y con t e m b l o r o s o l a b i o Y acento que indica á leguas Grande disgusto, que pase El rey de T e s c u c o , ordena. M Hecho Ambos Y monarcas el t e s c i i c a i i o su Expreso *• \ So el s a l u d o de Señor, quien las de se estilo, sientan. objeto esta m a n e r a : tu Papant/iu, hermana tu j u z g a b a s gradas del muerta. estanque Que está de su turaba c e r c a , Salió esta t a r d e á g o z a r D e la suave brisa fresca, Placer q u e le agrada m u c h o , A n t i g u o y j e n i a l en e l l a . A l o s o j o s de una niña Que e n t r e las flores t r a v i e s a , B r i n c a n d o pasa las t a r d e s , G o m o s i e m p r e se p r e s e n t a : P a p a n t z i n la l l a m a d u l c e L a s tiernas m e j i l l a s besa, Y c o n blanda v o z , q u e avise A l m a y o r d o m o le r u e g a : L a esposa d e este, á la súplica Infantil, al sitio v u e l a ; Y desvanecida cae A l v e r allí á la p r i n c e s a . L a niña l l o r a ; á sus g r i t o s Innúmera jente llega, Que c o n a s o m b r o i n d e c i b l e T a n gran p r o d i j i o c o n t e m p l a . T u h e r m a n a á t o d o s les habla, L e s c o n v e n c e y les consuela, Y q u e m e l l a m e n les pide Á los q u e allí la r o d e a n . Y o la he v i s t o , y en su n o m b r e T e suplico, q u e sin t r e g u a , Á T l a l t e l o l c o te l l e g u e s Q u e en su palacio te espera. Dice así N e z a h u a l p i l l i , Y M o t e u c z o m a , q u e apenas P u e d e respirar, so o p r i m e L a vacilante cabeza. Kl c o r a z ó n se l e s a l t a Y en rudos v u e l c o s g o l p e a El débil p e c h o angustiado, Que e s ' p a r a él c á r c e l estrecha — 26o — Hasta que al fiu e n t r e a b r i e n d o La boca q u e n i e v e alienta, Con e n t r e c o r t a d a s frases Y mal c o m b i n a d a s señas, Órd ena al ujier q u e al punió L e acerquen la ancha litera, En la cual, á p o c o r a t o , Con el rey su p r i m o entra, Y al palacio se dirije, Donde su h e r m a n a lo espera, P o r el t e m o r d o m i n a d o Á la par que de impaciencia. En un banco de agalloco ( ! ) Con albas talas cubierta, Eslá Papantzin sentada Muy pálida, aunque serena. Ocho esclavas la acarician. One lloran de g o z o al verla, Y del x o e h i o r ó t z o t l (2) grande Preciosa r e s i n a ' q u e m a n ; H u m o que en loor de los dioses Sencillas cantigas lleva, P o r el favor q u e reciben Y p o r el bien que les prestan. Que su h e r m a n o niegue el hecho T e m e la n o b l e princesa, Y otra segunda embajada A dirijirle se apresta, Cuando o y e ruido de pasos Y ve a Moteuczoma q u e entra; M o t e u c z o m a , que al mirarla I Mor. — im — G o m o una estatua se q u e d a . ¡ Era c i e r t o ! d e la d u d a N o l o e n v u e l v e n las t i n i e b l a s , Y tal m i l a g r o p a t e n t e A n t e sus o j o s se m u e s t r a . — " A y e r la e n t e r r é " — m u r m u r a El r e y c o n faz d e s c o m p u e s t a , Y se d e s p l o m a en un b a n c o Que dos m u j e r e s le a c e r c a n . S e p u l c r a l es el s i l e n c i o Que en la ancha c á m a r a reina, Y á que hable Papantzin todos Los circunstantes esperan; Quien a r r e g l a n d o su traje, Después de p e d i r la v e n i a , Con v o z débil y a r g e n t i n a , ] Así su r e l a t o e m p i e z a : " S e ñ o r , c u a n d o en los b r a z o s de los m í o s Dejé de respirar, tal v e z n o m u e r t a , Falta sí de s e n t i d o , hálleme sola, Sola y en m e d i o d e llanura extensa. Ni un á r b o l , ni una flor, ni planta alguna Miraba en su e x t e n s i ó n á r i d a y seca; Ni a r r o y o m a n s o , ni sonora fuente, Ni ave j e n t i l , ni c o r p u l e n t a fiera. S ó l o y cerca del sitio en q u e y o estaba I b a a r r a s t r a n d o su c o r r i e n t e i n m e n s a Un caudaloso r í o , cuyas olas Unas tras otras con fragor estrella. Al espantoso ruido que llevaba Sentí helarse la sangre de mis venas, Y á cruzar una fuerza me impelía La mole de sus ondas v e r d i n e g r a s . Resuelta estaba ya, mi pié desnudo Tocaba el agua con la planta inquieta, Cuando sentí una m a n o sobre el h o m b r o . Y un acento escuché q u e dijo : " espera. " A l c é la vista, y á los ojos míos A p a r e c i ó u n d o n c e l , de forma esbelta, V e s t i d o con u n traje r e l u c i e n t e , ( l o m o la blanca luz de las estrellas. Sostenido en el aire parecía El t l a u q u e c h o l q u e majestuoso vuela Con dos alas de plumas vaporosas, Sonrosadas, flotantes y lijeras. " E s p e r a , sí, m e d i j o , no es aún t i e m p o De que intentes ganar la orilla o p u e s t a ; Hay un Dios q u e te q u i e r e y te c o n o c e . Y p o r eso á la fin serás su sierva." De allí el gallardo j o v e n m e condujo C a m i n a n d o por la húmeda ribera, K n d o n d e vi esparcidos muchos huesos, Y pálidas y humanas calaveras. Y á escuchar c o m e n c é tristes j e m i d o s Une el pecho m e rasgaban con fiereza, P u n z a n d o cada p o r o de mi cuerpo Un espantoso frío que aún me hiela. T o r n é l u e g o á mirar hacia las olas, Y sobre el filo de sus blancas crestas. Unas barcas e n o r m e s n a v e g a n d o A un asombrada vista se presentan. Y en ellas, rev de Anáhuac, unos h o m b r e s De distinto vestir de nuestra tierra, Con escamas de plata sobre el busto, Y y e l m o s de metal en la cabeza. Los M con estandartes en las manos, D e blanco cutis y mirada fiera, Teñidas la* mejillas d e a c h i o t e , Con U n i o s d e c o r a l y b a r b a s negras. Entonces e l doncel que sonreía D e l profundo estupor d e q u e e r a presa, Mirándome con o j o s compasivos, Á h a b l a r m e c o m e n z ó d e esta m a n e r a : " D i o s q u i e r e q u e en e l m u n d o t o d a v í a A r r a s t r e s l a r g o t i e m p o tu c a d e n a , Y d e g r a n d e s r e v u e l t a s y batallas Que a q u í s o b r e v e n d r á n , t e s t i g o seas. Los j e m i d o s t r i s t í s i m o s q u e oiste De este r í o en las m á r j e n e s d e s i e r t a s , Son a y e s del d o l o r d e tus m a y o r e s Que sufren c r u d a , p e r e n n a l c o n d e n a . Son los g r i t o s d e angustia q u e p r o v o c a n Las culpas infinitas d e l q u e y e r r a ; Las culpas q u e en el a l m a se castigan Con h o r r i b l e s t o r m e n t o s q u e n o cesan. Y esos h o m b r e s q u e l l e g a n en la barca, A tu patria infeliz traen la g u e r r a ; Y dueños y señores absolutos, Con las a r m a s , al fin, serán de ella : P u b l i c a r á n c o n su victoria el n o m b r e Del H a c e d o r del c i e l o y de la tierra, Y arrojarán los í d o l o s d e b a r r o Donde la luz del sol nunca p e n e t r a . Y c u a n d o el b a ñ o santo se p r o m u l g u e , Serás en r e c i b i r l o la p r i m e r a ; Para q u e á los d e m á s d e e j e m p l o sirvas Con ritos n u e v o s y o r a c i o n e s nuevas.*' Al decir e s t a s palabras Envuelto entre nubes densas, Desapareeió el uianeebo Arrebatado por ellas. Senil en un | M T ! I O la sida, ftenti renacer m l i fuerzai, ^ «LEÍ REEINTU V»T!LBH» Saqué la planta lijera; D un tumba A leve impulso Cayo U delgada piedra Lo demás, ya tú lo sabes, Gran Señor, haz lo que quieras." Galló Papanlzin; atónito Kl gran Moteuczoma queda, Y ni una sílaba escasa Puede articular su lengua. La blanda silla abandona, Nublada la frente rejia. Dando en el rostro señales De lo que en su pecho lleva. Que hay sensaciones tan hondas Que no en frases se revelan, Que pesan tanto en el alma Que dentro el alma se quedan. S a l i ó sin mirar a nadie, De casa de la princesa, Y retiróse á u n palacio O n e triste y d e luto era. Donde ^ largas paso largo* uoehes día* inquietas, \ acerbo a y u n o entregado Y ú su llanto y á sus penas. H * L A l'lt I M I M A l'AHIt SEGUNDA PARTE ROMANCE I LA RECEPCIÓN. E n t r e un m a r s u r c a d o apenas Y un m u n d o d e s c o n o c i d o , H e r n á n Cortés, t e m e r a r i o , Manda q u e m a r sus n a v i o s . Un p u ñ a d o d e v a l i e n t e s C o n t e m p l a tanto h e r o i s m o , Y~ cada cual se p r o p o n e V o l v e r al suelo n a t i v o ; T o r n a r á la patria un día, P e r o de la patria d i g n o , Ó p e r e c e r en la lucha Si n o p u e d e c o n s e g u i r l o . A r d e n las barcas, y el f u e g o A l u m b r a el m a r cristalino, Reflejándose en las nubes Con brillante c o l o r i d o , C o m o una aurora de g l o r i a Que anuncia, tras de un m a r t i r i o L a r g o y p e n o s o , felices A ñ o s en ventura ricos. Y que los n o m b r e s de aquellos - 21i - Soldados esclarecidos, Vivirán eternamente Por los siglos de los siglos. Viniendo de Ixtapalapan, Pasado Mexicaltzingo, Coyohuacán y Mixcoac, En un punto en que el camino Se parte en dos, se detuvo A q u e l ilustre caudillo Que un mundo arrojó valiente Á los pies de Garlos quinto. Hernán Cortés, rodeado De un ejército m e z q u i n o En n ú m e r o , pero g r a n d e P o r lo b r a v o y a g u e r r i d o , R e c i b i ó los parabienes De dos m i l g u e r r e r o s i n d i o s , Q u e e n n o m b r e d e su m o n a r c a Salieron á recibirlo. Todos esmeradamente Alhajados y vestidos, P a s a r o n a n t e sus o j o s Humillándose sumisos, T o c a n d o la t i e r r a , y l u e g o , B e s á n d o s e al p u n t o m i s m o L a s m a n o s , q u e e n t r e ellos era L a c e r e m o n i a de e s t i l o . T e r m i n a d o este a p a r a t o , S i g u i ó su m a r c h a el a l t i v o Jeneral, y á media legua D e M é j i c o t u v o aviso D e q u e el m o n a r c a d e A n á h u a c Ir á su e n c u e n t r o ha q u e r i d o , Para rendirle homenaje Y a d m i r a c i ó n , d e q u e es d i g n o H o m b r e q u e así se r o d e a D e t a l f a m a , y tal p r e s t i j i o Ha c o n q u i s t a d o e n sus vastos Y poderosos dominios. * E n una l i t e r a h e r m o s a , De c e d r o en labores r i c o , Y reforzado con planchas D e plata y o r o b r u ñ i d o , Bajo u n p a r a s o l q u e f o r m a n Cuatro abiertos abanicos D e p l u m a s rojas y v e r d e s Sujetas c o n b l a n c o s h i l o s , Q u e e n el v é r t i c e , e n t r e piedras Q u e r o b a n al sol su b r i l l o , T i e n e una águila afianzando N e g r a culebra en el p i c o , A p a r e c i ó el r e y de A n á h u a c C o n aire g r a v e y t r a n q u i l o . Sofocando de su p e c h o El t u m u l t u o s o l a t i d o . Más de doscientos señores P r o f u s a m e n t e vestidos, P e r o descalzos y andando P o r los lados del c a m i n o , D e respeto en señal, iban De tres nobles p r e c e d i d o s Que llevaban en las manos T r e s barras de o r o esculpido ; De la majestad presente Para el pueblo claro indicio. P u e b l o que á su rey seguía Sin penetrar sus designios, C o m o su rey t e m e r o s o , Como su rey abatido, Y enclavados en el suelo Los húmedos ojos lijos. Cuando cerca uno del otro Aquellos dos enemigos, Que tal vez nunca lo fueron Según parece en los libros), Se avistaron, un instante Hirvió confuso el jentío, C a d a cual buscando ansioso Mejor puesto y mejor sitio; Y aztecas y castellanos Admiraron su atavío, Kn tanto se detuvieron El rey y el soldado ínclito. Del brindón bajóse el uno Con muestras de regocijo, Y do la litera el otro Con el semblante tranquilo; Dejando mirar empero, Kn sus ojos, repentino Pavor que tras de los p á r p a d o s Procura esconder solicito. Que al ver tan de cerca al hombro. Héroe de tantos prodijios, Siente á su pesar que eriza Su c u e r p o un escalofrío, Y que le tiemblan las piernas Y le tumba en los o i d o s t o n acento pavoroso La vos de sus adivinos. Y de PapanUin sa acuerda. Papantiin que en el recinto De TUItelulco, aún asusta Á los que m u e r t a la han v i s t o ; Papantzin, q u e vive sola, Y q u e absorta en su retiro V e realizado el sueño Que le e m b a r g ó los sentidos. Cortés ante M o t e u c z o m a , Gallardo, aunque c o n m o v i d o , Hizo un saludo p r o f u n d o , Y el monarca hace lo m i s m o ; Cortés le c u e l g a en el c u e l l o De grandes cuentas d e v i d r i o Un e n g a r z a d o rosario Que desde E u r o p a ha t r a i d o , E intenta abrazarlo, p e r o Se le o p o n e n los m i n i s t r o s ; Que fuera gran d e s a c a t o Esa m u e s t r a de c a r i ñ o . ¡ Quién e n t o n c e s les dijera ! | A y , q u i é n les h u b i e r a d i c h o Que ha de sujetarlo un día, N o c o n los b r a z o s a m i g o s , S i n o en o s c u r o a p o s e n t o , Con e s l a b o n a d o s g r i l l o s ! . . . I Q u i é n e n t o n c e s l e s dijera ! ; Q u i é n se los h u b i e r a d i c h o ! . . . E l m o n a r c a c o n los o j o s L e dio las g r a c i a s al í n c l i t o E s p a ñ o l , p o r esa m u e s t r a De a l é e l o n o p e r m i t i d o . Y Al recompensa, obsequioso Con dos Del caudillo, collares H e c h o s Con cual riendo, de gusto pendían nácar exquisito, algunos Cangrejos de oro macizo, Del natural imitando Las formas y el colorido. Después D E breves arengas, Kn que se dieron recíprocos Parabienes p o r la honra U N O al mirarse han recibido. So separaron entrambos, Tomando rumbo distinto, K l uno asaz caviloso V el otro asaz pensativo. Kl rey, para dirijirse Via á su alcázar, seguido De sus nobles y guerreros U N E LE acompañan mohínos; Y Cortés con Cuitlahuatzin Del rey hermano querido, V que con los españoles Desde Ixtapalapan vino, Hacia un i ei cano palacio. Murado y fuerte edificio M u é supo admirar cual siempre P o r l o grande y por l o limpio, Y al cual entro con sus t r o p a s , L u í ellas envanecido, Kn medio de U N populacho n t i e el a i r e aturde con gritos. LA PRISIÓN. Cortés estuvo seis lunas En M é j i c o , t e m e r o s o De t r a i c i o n e s y c e l a d a s , Que e r a n en n ú m e r o c o r t o Sus t r o p a s , y bien podía El r e y , si c a m b i a de m o d o De pensar, en un m o m e n t o Exterminarlos á todos. Y un p e n s a m i e n t o c o n c i b e Que p o r l o a t r e v i d o , l o c o P a r e c i ó l e algunas horas Á su espíritu c e l o s o ; P e r o consultando luego Con sus capitanes d o c t o s , Se obstina más en su idea, Que en ellos e n c u e n t r a a p o y o , Y resuelve apoderarse De M o t e u c z o m a , q u e es sólo El m e d i o de o s l a r s e g u r o En lugar tan p e l i g r o s o . Y va r o n sus c o m p a ñ e r o * A l \ a r a d o , Ordaz y o t r o s , Y con Marina, la india, Que era el i m á n de s u s o j o s , \ pal,icio, y pide a u d i e n c i a , Y obteniéndola, animosos Invaden la rejia estancia A poner su plan en logro; IMan gigantesco que puede De agudo delirio, aborto Parecer... empero tuvo Término breve Y famoso. Cortés desplega el primero Los labios, Y en su socorro Llamando a t o d a su astucia, Comenzó á hablar de este modo : 1 4 — Vengo, gran R E Y , Á decirte U N E tu vasallo el odioso Señor de Nauhtlan (funesta Nueva que adquirí h a c e p o r . . , Sé Q U E hostiliza Á l o s míos Kn Veracruz. y que ha roto Kl juramento sagrado Que en tu nombre hizo á n o s o t r o s . M a t a n d o a l^ealante. jefe Denodado >• valeroso Que pereció batallando, \ quien c o m o hermano l l o r o . Y pues que d e t a l M I C O S O I e dan por autor, no a otro, Queriendo a mi soberano Cuenta cumplida dar pronto Y satisfacción bastante I le u n ak'i a \ m t a n notorio, Vengo á saber tus disculpa», Y si por buenas las tomo. .. Al escuchar tales frases. Se alia el rey: miedo Y enojo Pinta en su fax, Y bajando lio» escalones del solio : — " Mis eiirmipi» ta engañan, , . hice al Un coi» agrio tono : " Yo a mi palabra no ( A L T O . Y . u p o i atmtado ignoro. Y si es el S e ñ o r d e Nauhtlan Culpable, y o te r e s p o n d o De q u e será castigado Como cumpla á mi d e c o r o . ,, u — N o d u d o , replica el h é r o e , Que la c a l u m n i a á tu rostro P r e t e n d a lanzar, inicua, Negro baldón afrentoso; P o r lo mismo y o pretendo, Para que conozcan todos L a e s t i m a c i ó n q u e nos t i e n e s , De perfidia sin a s o m o , Y para q u e el r e y mi a m o Se satisfaga del t o d o , Que vengas á m i s cuarteles Á vivir entre nosotros. ,, Dos m á s escalones baja M o t e u c z o m a , y clava absorto En H e r n á n C o r t é s , abiertos E n o r m e m e n t e , los o j o s . — " Y ¿ c ó m o q u i e r e s , le d i c e , Que sin d e g r a d a r m e , c ó m o , Me deje prender, hundiendo Mi d i g n i d a d e n t r e el l o d o ? Y si c o n s i e n t o , ¿ tú crees Que a b a n d o n a d o á mí p r o p i o M e dejarán m i s vasallos Prisionero entre vosotros? N a d a c o n t e n d r á el t o r r e n t e De su furia v d e su e n c o n o , Y a y u d a d o s d e los dioses V o l a r á n en mi s o c o r r o ! " El español Seguro y ron con gran acento aplomo, A t u s á n d o s e el b i g o t e , L e contesta d e e s t e m o d o : — ¿ P o r q u é ha d e e x t r a ñ a r tu p u e b l o 4 4 Que nos des un testimonio De amistad? Si en mis cuarteles Vivió tu padre el glorioso Axayácatl, es m u y justo Que bajo el techo que mozo dio abrigo, Te detei m i n e s Buscar tranquilo reposo; Dando además una prueba A tus pueblos numerosos, D e l afecto que nos guarda* Del corazón en el fondo. Mas si es que intentan los tuyos Algo contra mi, no somos Débiles mujeres míseras Sin amparo y sin apoyo ; Armas tengo y brazos fuertes Y proyectiles de plomo, Y ; vive Dios! q u e con ellos >.ihre ea>ligar su a r r o j o . " Con fax color de ceniza Kl rey escuchaba atónito, lindando Pul eada Midor uno de la fíenle M I S putos; Y la vista revolviendo Con grandes muestras de asombro. La posa al fin en Marina Interrogándole absorto. I II e^te momento uno D e los capitanes, rojo De colera, y del buen éxito De la empresa temeroso, Mirando que el rey vacila Y que su miedo os notorio, Dinjiendote a su j e f e Clama con acento ronco. — "Sellen»* ya nuetlros labio*. \ «llanos la fuena tolo. U q u e aquí pierda la vida Si nos c o n o c e tan p o c o . " Y dando claras señales De b r í o con aire t o r v o G o l p e ó la acerada diestra Del espadín en el p o m o . T o r n a el r e y más a z o r a d o , Más pálido y t e m b l o r o s o , Á interrogar á Marina Con los r a y o s d e sus ojos, Y esta le d i c e q u e acceda Á lo q u e p i d e n , g u s t o s o ; Que aquellos h o m b r e s son tercos Y están resueltos á t o d o . Que a c c e d a , y será tratado C o m o c u m p l e á su d e c o r o , Que en ello le iba la v i d a ; Q u e se r e s o l v i e s e p r o n t o . Y c e d i ó bajo el i m p u l s o De un t e r r o r s u p e r s t i c i o s o Que há t i e m p o l e han sujerido P a p a n t z i n y los a s t r ó l o g o s . J u z g ó y a l l e g a d o el t i e m p o De bajar d e l alto s o l i o , C u m p l i e n d o c o n el m a n d a t o De los dioses p o d e r o s o s . En litera y c o n la g u a r d i a De sus n o b l e s , salió á p o c o , Y al cuartel d e l c a s t e l l a n o L l e g ó c o n d u c i d o en h o m b r o s ; Y en un o s c u r o a p o s e n t o , Después de q u e d a r s e s o l o , D e j ó q u e c o r r i e r a el l l a n t o I ' o r sus m e j i l l a s , c o p i o s o . KL COMIJATK. Cortés partió á Cempoala Donde estiba rebelado Contra él. Panfilo Narváez Con ochocientos soldados; Y Moteuczoma cautivo Queda en el ibero campo Ha jo la ruda custodia Del capitán Al varado. Vencido quedó Narváez, Y sin dar al tiempo plazo, T o m ó á Méjico orgulloso Del nuevo triunfo alcanzado. Turbóse, empero, el contento D e s n p e d i o sobrehumano, Al encontrar á los suyos I n g r a v e apuro a l a r m a d o s . Pues halló que los guerreros Y los nobles mejicanos, Sufrir más tiempo no quieren La prisión del soberano; Y halló que disperso en masas Hierve atroz el populacho, Kn atoteas v torres Y alrededor del palacio ; Y á lo» españoles lanía No M U perjuicio y estragos, — ¿H-2 — El p r o y e c t i l d e sus h o n d a s Y el g o l p e a l e v e del d a r d o ! C o m b a t e s hay día á día En las plazas y en los a t r i o s , Y a r r o y o s zanjan las calles D e sangre roja de b r a v o s . En su e n c i e r r o M o t e u c z o m a , D e s d e un b a l c ó n e n r e j a d o En cotidianos combates Y e m o r i r á sus v a s a l l o s ; T Y teme verlos vencidos En la lucha al fin y a l j c a b o , Y q u e su r e i n o y su t r o n o Q u e d e en p o d e r de los b l a n c o s . Y . . . ¡ q u é tristes p e n s a m i e n t o s Vinieron á fatigarlo R o b á n d o l e el sueño d u l c e , L a grata paz y el descanso ! * De las insignias reales Vestido, y grande aparato, E n la azotea m á s alta D e su p r i s i ó n , r o d e a d o D e sus decanos ministros Y de un sacerdote a n c i a n o Á q u i e n el p u e b l o v e n e r a P o r su virtud y sus años, Apareció Moteuczoma Á su p u e b l o a l b o r o t a d o , Cuando en lucha f o r m i d a b l e A z t e c a s y castellanos, E n t r e alaridos de m u e r t e Y cantares d e e n t u s i a s m o , P e l e a n con n o b l e brío Y con d e n u e d o b i z a r r o ; Cuando hispana artillería Fuego vomita y espanto, Muerte y exterminio cunde Poblando de humo el espacio. Al ver al rey, cesa todo, Dóblanse frentes y manos, Y un hondo silencio reina Sin que ose nadie turbarlo. Entonces se oye el acento Solemne, sonoro y claro, Del monarca que un instante Pudo mandar á s u s labios, Y exclamó: — ¡Subditos míos, Nobles guerreros! si acaso Por afecto á mi persona Armasteis el fuerte brazo Y hostilizáis á esos hombres, Sabed que s o n mis aliados, Y que en s u cuartel gustoso l i n t re ellos la vida paso ; Os agradezco el carino Que me mostráis, y lo guardo, Y yo sabré dignamente Cual corresponde, premiarlo. Si provoca vuestra cólera Que el tiempo se haga ya largo De su mansión en mi reino, P r o n t o habrán de abandonarlo. Pues q u e me lo han prometido Y su palabra me han dado, Y cumplirán lo que ofrecen, M u é son valientes é hidalgos. Cese asi, pues, vuestro encono Y dejad de Inutilizarlos, ^ demostrad q u e sois fieles Al señor que habei» j u r a d o Ciega obediencia; cayendo Si o*ai% hacer lo contrario. L a c ó l e r a en vuestras frentes, De los dioses i r r i t a d o s . " E n s i l e n c i o aún m á s p r o f u n d o Los guerreros aztecanos Quedáronse sumerjidos, P e r o sólo un b r e v e r a l o ; P u e s cual s u e l e en la espesura Del m o n t e e s c u c h a r s e a i r a d o El r o n c o rujir d e l m i x t l i (1) Que á su h a m b r e n o e n c u e n t r a p a s l o . A s í se o y e la v o z ruda De Q u a u h t e m o t z i n , q u e a l z a n d o Con b r a z o n e r v u d o y fiero La visera d e su c a s c o , C u b i e r t o d e sangre y l o d o , Y sus m i r a d a s fijando En el augusto s e m b l a n t e , Clama c o n a c e n t o á s p e r o : — " ¿ Y tú eres el q u e nos hablas De esa m a n e r a , m e n g u a d o ? ¿ T ú el q u e baldonas mi estirpe De nobles antepasados ? ¿ T ú el c o b a r d e , tú el q u e v e n d e s La patria á viles e x t r a ñ o s . Y el q u e p o r m i e d o se e n t r e g a P r i s i o n e r o e n t r e sus m a n o s Deja q u e c o r r a la s a n g r e , Si no has sabido e v i t a r l o , Y el débil huso y la rueca Maneja torpe e n t r e t a n t o , 7 Que Aquí l.i mientras muerle Y moriremos Los q u e hilas tranquilo, esperamos, ron nucimos V diciendo e-las honra honrados." palabras A s i ó t e m b l o r o s o el a r c o , Del cual contra el r e y al p u n i ó P a r t i ó una flecha silbando. G o m o las aguas del río Al e n c o n t r a r á su paso Corlada á pico, en las c u m b r e s . La p e n d i e n t e de un b a r r a n c o , Gon ímpetu se desbordan (indas tras ondas, rodando Sin q u e la c o r r i e n t e pueda Detener el curso raudo, Así las hirvientes olas De aquel atroz p o p u l a c h o . De Quauhtcmntzin al punto Kl torpe e j e m p l o i m i t a n d o , Se precipitan furiosas Contra su rey i n d i g n a d o ; Y de i m p r o p e r i o s y piedras Puebla al instante el e s p a c i o . Y aunque el noble M o t e u c z o m a . De dos rodelas a r m a d o , Quiere defender el c u e r p o Del furor de M I S vasallos, llecibe en la augusta frente l'n golpe de honda, y airado, Al descubrirse, le clavan Aguda Hecha en un b r a z o . . . Se baña en M I sangre, cae. De furia y de rabia pálido, Y en hombros de M I S ministros Ks conducido á s u r u a r l o . ; Cunde la horrible noticia; Tiembla el \ il.»r castellano : l.l p u e b l o ^ sigue lia cuhiM.-ist.i dando el asalto EL DELIRIO. Un s o l o i n s t a n t e a p a r e c e T r a s de los m o n t e s la luna, Y el v i e n t o e n t o r n o á su frente Torvo nublado acumula. Ni un astro e r r a n t e en el c i e l o Con pálida luz fulgura, Y a l g o de fúnebre y triste La c r e a c i ó n e n t e r a a n u n c i a . Ruje el a q u i l ó n . L a n o c h e Con densa, i m p a l p a b l e b r u m a , Ciudades, valles, montanas, En la l o b r e g u e z sepulta ; Y en el cuartel c a s t e l l a n o C o m o siniestras y mudas F a n t a s m a s , los c a b a l l e r o s P o r los c o r r e d o r e s cruzan. A l g u n o s de e l l o s s o m b r í o s l'n triste l e c h o c i r c u n d a n , Kn una estancia pequeña Q u e tétrica luz alumbra. S o b r e u n a e s t r r a d e iczotl I •utl qu»* cree» en el liaceu aun ho) «lia, l'alnia BT I • o n t i . d f trunco elrvaduímo. flua* r«t> ra* con U Do lino a l g o d ó n y plumas, Kl infeliz M o t e u c z o m a Delira r o n faz di fu nía. Contra su p u e b l o insólenle Imprecaciones murmura, Y nada más <|uc á su p u e b l o Su horrenda desgracia i m p u l a . Siéntase de p r o n t o atónito S o b r e el l e c h o ; se espeluzna, Y \ e á Xóloe entre llamas Y entre torcidas c o l u m n a s De h u m o d e n s o , q u e lo grila Y que lo llena de injurias; Y lo escarnece, r i e n d o , Y do su d o l o r se hurla. — " Y a lo v e s , X ó l o e le d i c e , (luán barbara y cuan injusta Fué tu «entonela ; ya m i r a s Que mi p i e d i e r í ó n te a b r u m a . " Y r í e Xóloe ; las llamas P o r doquiera lo circundan, Y el duro artesón q u e m a d o Sobro él, al tin, se d e r r u m b a (ion grande estrepido. U v e Kl rey un g t i t o de f u r i a , Que más q u e los a q u i l o n e s Fiero en sus oidos zumba, Y una imprecación satánica Que se pierde en la confusa N u b l a d e la triste n o c h e . Como M I c o n c i e n c i a , oscura. Postrado e n el lecho c a e , De frío » u d o r la adusta Frente cubierta, y abriendo L o t O J O » , el agua busca. La bebe y cou torpe man»* Flaca pálida y convulsa Q u i e r e a r r a n c a r d e su m e n t e L a s v i s i o n e s q u e la t u r b a n . En v a n o ; la p e s a d i l l a V u e l v e , y o t r a , y otras m u c h a s ; Sin q u e h a l l e n t é r m i n o d u l c e Las penas q u e l e a t r i b u l a n . Y e l treinta d e l m e s d e Junio D e q u i n i e n t o s v e i n t e , á la una D e la n o c h e , d e j ó el m u n d o D e l cual n o g o z a r a n u n c a . F u é g r a n d e y fué p o d e r o s o , Y justiciero; lo j u z g a Así la historia, a u n q u e h a y a l g u i e n Q u e d e i n h u m a n o l o acusa, A c a s o ; p e r o si injusto Fué, en situaciones algunas, T a m b i é n era c o n su suerte Cruel la c i e g a fortuna. ¿ Q u i é n es a q u e l q u e g o b i e r n a Y un instante no tributa T r i s t e h o m e n a j e a la ira Que la razón sana ofusea ? ¿ Q u i é n , al l l e g a r á las puertas De esa mansión, que es la última. N o siente el pecho c u l p a b l e Con fíero a g u i j ó n que pun/a V Col l e s y sus e.ipil.un s. Al ver ron pena profunda. Coa las «onibras do la muerte Velarte la frente augusta, Lloraron Un tan siniestro, Y fue aquel llanto la única n f r r u d a al rajio cadáver, tsobre rl polvo de la tumba EL ULTIMO AZTECA Á la m e m o r i a de m i p a d r e el Sr. Lic. D. Juan Peón y ROMANCE I EL SITIO. Hernando Cortés al frente De los españoles tercios, Diezmados por Cuitlahuatzin En una noche de d u e l o , Y con las huestes marciales De aquel tlaxcalteca e j é r c i t o , Tan implacable en sus odios Y al Anahuac tan funesto, A Tenuchtitlán con grandes Y poderosos aprestos, Al anochecer de un día Lo pone el último c e r c o . Suena el tambor del teocali Kn tan solemnes m o m e n t o s , Y su sonido los montes Repercuten á lo lejos : " (íuerra, " difunden los aires, " Guerra, " repiten los ecos, OBU\S rolTU K . IT Gano Y q u e d a n las s e m e n t e r a s Y los h o g a r e s d e s i e r t o s . T o d o s á las a r m a s c o r r e n Ebrios, y de odio sedientos, Y d o n d e n o alzan t r i n c h e r a s L l e n a n de fosos el s u e l o . El b r o n c e t r u e n a , c o n m u e v e L o s m u r o s en sus c i m i e n t o s , Y á su f u l g o r los a c e r o s Brillan e n t r e el h u m o d e n s o ; Se o y e n g r i t o s d e a g o n í a , C r e c e el h o r r o r d e l e s t r u e n d o , Y flechas, d a r d o s y p i e d r a s El curso atajan del v i e n t o . * ¡ G l o r i o s o s días de luto ! ¡ G l o r i o s o s días a q u e l l o s En q u e el altar d e la patria Bañan en sangre los p u e b l o s ! ! La g r a n ciudad n o se r i n d e Al conquistador ibero, Ni d e los t r a i d o r e s terne Al n ú m e r o ni al e s f u e r z o ; P u e s C u a u h t e m o l z i n la guarda En instantes tan s u p r e m o s , Y j u r a á los m e j i c a n o s L i d i a r y m o r i r con e l l o s ! Avanzan lentos los días Y lento avanza el a s e d i o ; T r a s espantosos c o m b a l e s Y formidables encuentros. El astro azteca se eclipsa — 2ÍM — Envuelto en fúnebres velos, Y cundo entre los sitiados La angustia, no el desaliento. La tierra se ha convertido En u n panteón inmenso, Y nadan en la laguna Los cadáveres sangrientos. Se oye de hambrientas mujeres El m o r i b u n d o lamento, Y devorando á sus hij«»s Piden la muerte á los cielos. Los ancianos sacerdotes Y los valientes guerreros, Cruzan las calles inmundas, Sombríos y macilentos. Y tan espantoso ci/adro Tal parece del infierno, Á los resplandores fúnebres De las llama* del incendio. Se difunde hasta los campos La fetidez de los muertos, Une insepultos en las calles Son de la lid pavimento. Cortés, tan grande heroísmo Y tanto infortunio tiendo, Manda al rey una embajada Con do» nobles prisioneros. Pídele cese el estrago, Y por decoroso* medio», Itinda la» arma», y entregue La capital de »u reino. Cujubteniotitu. indignado, lie honor y con»taurij ejemplo, Itecbaia ofci la» que juxga P o r deshonrosos convenios ; Y las citas y e m b a j a d a s , Y los constantes e m p e ñ o s Del c o n q u i s t a d o r , r e c i b e S i e m p r e d i g n o , s i e m p r e fiero. Con el Cihuácoatl le envía Á d e c i r q u e está r e s u e l t o Á s u c u m b i r en la lucha Sin a c e d e r a sus r u e g o s ; Que á c o n f e r e n c i a r se n i e g a , One firme estará en su p u e s t o , Que q u i e n su d e b e r c o n o c e P o r él s u c u m b e sin m i e d o . Y el c a s t e l l a n o o r g u l l o s o T a l e s razones o y e n d o , Ordena el ú l t i m o asalto Y entra á la lid el p r i m e r o . LA PRISIÓN. Defiende el azteca rudo Con un valor i n d o m a b l e , El trono de sus m a y o r e s Y su hacienda y sus h o g a r e s . Y defiende más q u e todo, P o r q u e más q u e l o d o vale, De su nación infelice Las augustas libertades. Cuauhtemotzin valeroso Resiste en plazas y calles, De su terrible e n e m i g o Al escuadrón formidable ; Y resiste á sus empujes, Bien, c o m o suele en los mares Acorazado madero De las olas el c o m b a t e . N o abandona sus trincheras Mas q u e cuando al suelo caen, Ni desampara MIS fosos Sino henchidos de cadáveres. E m p e r o , desesperad»», Mira que la muerte a b a t e , < n i ñ o n i los e a i u p »s la chía Siega la hoz incansable, A la flor de sus guerreros, Murallas de su estandarte, Y a los n o b l e s q u e p e l e a n En t o r n o s u y o l e a l e s . C o m p r e n d e al c a b o el m o n a r c a A l c o m e n z a r una t a r d e , De angustia lleno por d e n t r o , P o r fuera d e l o d o y s a n g r e , Q u e sus abatidas t r o p a s , Escasas y m i s e r a b l e s , Si c o m b a t i e n d o n o m u e r e n V í c t i m a s serán del h a m b r e . Con T e c u i c h p o t z i n su esposa, Que es d e sus cuitas el ánjel, Se acoje á débil piragua, P r e s a el alma de coraje, Y . a l p u e r t o de T l a l t e l o l c o Vuela, sin imajinarse Que en él Sandoval lo espera Para impedir q u e se salve. Cruzando van por el lago Como bandadas de aves, En rápidos barquichuelos De todas formas y clases, Mujeres, niños, ancianos Y vencidos militares, Que h u y e n de la s o l d a d e s c a , Del i n c e n d i o y d e l pillaje. S a n d o v a l con o t r o s m u c h o s C o r o n a p o r todas partes El e x i g u o e m b a r c a d e r o De T l a l t e l o l c o , y q u e pasen I m p i d e á los fujitivos Que en tan apurado trance, Al r e m o , tan sólo, fian Sus vidas y sus caudales. Cuauhtemotzin llega al puerto, Mas no sin que lo rechacen, Y allí de n u e v o la lucha Se traba en solemne instante. Mas quiso su buena estrella Que, entre otras muchas, burlase Su piragua la custodia De los rudos capitanes; Y veloz c o m o las garzas, Hiende los rojos cristales De la laguna, y a libre De su e n e m i g o j u z g á n d o s e . P e r o García de Hulguin, Que en las insignias reales L e ha c o n o c i d o , bien pronto Con su escuadra le da alcance. Entonces el r e y , del fondo De su e m b a r c a c i ó n alzándose, Dirige i m p o t e n t e al c i e l o Una mirada s a l v a j e ; De su pecho en lo profundo, P o r q u e á su rostro no salte, Guarda su dolor, q u e apenas Dentro de su pecho c a b e . Sus Oechas arroja al v i e n t o , Su lanza pedazos h a c e , Y e c h a n d o al agua los r e m o s , L e dice á H o l g u í n c o n voz g r a v e : " S o y tu p r i s i o n e r o ; sólo P i d o q u e á la reina trates Cual c o r r e s p o n d e á su * e \ o . — — Su condición y su c l a s e . Y p a s a n d o c o n su espora Á la castellana n a v e , S e v i o una s o m b r a de m u e r t e C u b r i r su augusto s e m b l a n t e . LA KNTREVISTA. A l g u n a s horas más tarde, Ln una grande azotea, Tapizada con alfombras De España y linas esteras, En m e d i o á la cual no há mucho (Jne está servida una mesa •Con exquisitos manjares Y ricas frutas cubierta, Á su ilustre prisionero Hernando Corles espera, De gozo intenso abrumado Y de curiosa impaciencia. Al Dn aparece el h é r o e , Y con lento paso llega A M I v e n c e d o r , que grave L e >aluda v se le acerca. " M a l i l z i u . cuanto he p o d i d o , Exclama el monarca azteca, Hice por mi augusto trono, Y de mi pueblo en defensa ; M a s su alto favor los dioses Me negaron y aun me niegan : Ya estoy en t u s manos, puedes Hacer de mi lo que quieras." Y de Cortés en el cinto Viendo un puñal : " u con esa r A r m a q u í t a m e la v i d a , Que es para mí tan m o l e s t a , " Añade, y retrocediendo A l g u n o s pasos, espera Con majestad soberana, Del v e n c e d o r la respuesta. E n t o n c e s el c a s t e l l a n o L e d i c e afable : N o t e m a s , Q u e q u i e n c o n h o n o r se porta, Es j u s t o q u e h o n o r e s t e n g a . C o m o un v a l i e n t e has l u c h a d o , El v a l o r s i e m p r e se p r e m i a , Y de n o s o t r o s no esperes Ni v i t u p e r i o s ni o f e n s a s . " L u e g o del r e y se d e s p i d e , Que lo traten b i e n o r d e n a , L e r e p i t e sus palabras, Sus p r o m e s a s le r e n u e v a . Y . . . vanas fueron p o r c i e r t o T a n seductoras p r o m e s a s : I Ojalá q u e las callara ! ¡ Ojalá n o las h i c i e r a ! 4 4 EL TORMENTO. ¡ N o hay botín ! la soldadesca, Con la victoria, no o b t i e n e El tan anhelado fruto Después de tantos reveses. Entre e s c o m b r o s y ceniza Tenuchtitlan desparece Y su asombrosa opulencia En el misterio se e n v u e l v e . Los v e n c e d o r e s altivos El t i e m p o en buscarla p i e r d e n , Y en insaciable codicia Escudriñan cuanto p u e d e n . ¿ E n d ó n d e están las riquezas Que sorprender tantas veces Soñaron en los palacios De aquel fabuloso o r i e n t e ? Murmuran los españoles, Y m u r m u r a n de su j e f e , Que á Cuaubtemotzin no obliga A q u e declare ó revele Kn dónde guarda la tierra, Dónde sepultados tiene Los prodijiosos tesoros Que apilaron tantos reyes. Cortés las quejas escucha De sus tropas, mas p r e v i e n e Que n o se ultraje al m o n a r c a , Y se l e e s t i m e y r e s p e t e ; Hasta q u e á su o í d o llegan Viles r u m o r e s q u e ofenden Á su h o n o r , y su d e c o r o En l o más sensible h i e r e n . E n t o n c e s , y en mala hora, P a r a ese h o n o r q u e p r e t e n d e Guardar l i m p i o , á las hablillas D e la m u c h e d u m b r e c e d e ; Y e n t r e g a r al r e y d i s p o n e Á la c a t e r v a i n s o l e n t e , Sedienta de o r o , y hechura Del tesorero A l d e r e t e , S e r q u e d e avaros instintos, Más q u e n i n g u n o , sostiene L a d e p r a v a d a avaricia De aquella hidrópica jente, Que d e l m o n a r c a y a d u e ñ a , P a r a q u e al m u n d o confiese D ó n d e sus t e s o r o s g u a r d a , Darle tortura resuelve. Y a las gasas n o c t u r n a l e s S o b r e los m u n d o s se t i e n d e n Á la p o s t r e r l l a m a r a d a Del incendio de Occidente. E l a r c á n j e l d e la n o c h e Los célicos cirios prende, L a s flores a b r e n su c á l i z , L a s auras en e l l o s d u e r m e n . Su viaje p o s t r e r las aves D e las m o n t a ñ a s e m p r e n d e n , L l e v a n d o su ó b o l o ú l t i m o , A l débil n i d o q u e t e j e n . Mansa la n i e b l a y t r a n q u i l a S o b r e los l l a n o s d e s c i e n d e , Y p l e g a n las m a r i p o s a s L á n g u i d a s las alas l e v e s . T o d o c o n v i d a al reposo En aquella hora s o l e m n e , T o d o es tierno, todo es dulce, T o d o es tristemente alegre. E m p e r o en esos instantes De misterioso deleite, Entre las sombras un crimen Se prepara lentamente. En una estancia pequeña, Á la luz mísera y tenue De un viejo candil mohoso, Que de un bajo techo p e n d e ; Con el fúnebre aparato Que el caso horrible requiere, Se ha preparado el t o r m e n t o Que e l noble rey sufrir d e b e . A n t e una mesa cubierta De un e n c a r n a d o tapete, Con d u r o ademán siniestro Están sentados tres j u e c e s ; Enhiesto y e n m a s c a r a d o Se mira de ellos enfrente. Un v e r d u g o , a u n q u e verdugo* Eran todos l o s presentes, Y al traxés de las rendijas De una entera q u e m a n t i e m L a p u e r t a o c u l t a , y á un p a l i o Da según l o q u e p a r e c e , P u e s d e vez en c u a n d o e l aire Á bocanadas la m u e v e , De una h o g u e r a j i g a n t e s c a Se m i r a e l fulgor p e r e n n e , Y de espadas y r o d e l a s , Cascos, corazas, b r o q u e l e s Y lanzas, se v e n p o r ú l t i m o , T a p i z a d a s las p a r e d e s . *» Dos enlutados sayones C o n d u c e n al r e y en b r e v e , A l cual sigue un tlaxcalteca Que ha d e servirles de i n t é r p r e t e . Á interrogarle comienzan Y sorprenderlo pretenden, Y de cuanto l e p r e g u n t e n L e i n t i m a n q u e nada n i e g u e . P e r o el f a m o s o c a u d i l l o , Que no t e m i ó ni á la m u e r t e , En el s i l e n c i o se o b s t i n a , C o m o si d e m á r m o l fuese, Y rabiosas y cansadas A q u e l l a s furias c r u e l e s , De la e n é r j i c a e n t e r e z a De su v í c t i m a i n o c e n t e , Se a p o d e r a n d e ella al p u n t o , Con vil a l m a y faz a l e g r e ; E n t r a m b a s r ú a n o s l e lijan Á la espalda f u e r t e m e n t e ; Y sujetándole á un p o t r o Con v i g o r o s o s c o r d e l e " , L o s d e s n u d o s pies le bañan Con resina y c o n a c e i t e : Y bajo de ellos, muy cerca, Un vivo fuego sostienen, Para que en duro martirio Se calcinen lentamente. Kl cacique de Tlacopan, Á quien le cabe igual suerte, Se torna á su rey, y en ayes Su dolor le hace presente. Cuauhtomotzin, que sin calma Le escucha, el semblante vuelve Hacia él, y con duras frases, Indignado, lo reprende. « ¿Piensas que estoy en un baño n entregadoá algún deleite? » Le dice, y su labio frío Como en antes enmudece. ¡ N i una queja, ni un sollozo De a q u e l p e c h o se desprende, Ni un músculo se contrae Kn aquel rostro de nieve 1 » Llega á Cortés la noticia De la obstinación del héroe, Su valor extraordinario Estima en lo que merece; Y reflexionando, acato, En lo que al honor se debe, Con órdenes terminantes Manda que el tormento cese. El poderoso mandato Los tiranos obedecen, Mal de su grado; y al punto La tortura te suspende. EL SUPLICIO. M a r c h a C o r t é s para H o n d u r a s , D o n d e Olid se le r e b e l a . Y c o n d u c e c o n sus t r o p a s G r a n d e s p e r t r e c h o s de g u e r r a . L l e v a con él una p a r t e D e la l e g i ó n t l a x c a l t e c a Y á C u a u h t e m o t z i n con o t r o s T a m b i é n prisioneros, lleva. P u e s d e j á n d o l e en A n á h u a c , Deja su v i c t o r i a expuesta A l prestijio q u e el m o n a r c a A ú n en su i m p e r i o c o n s e r v a . A l d e c l i n a r una tarde, Diáfana, pura y serena, El desdichado cautivo D e T e n u c h t i t l á n se aleja. A l l l e g a r á sus confines T o r n a la vista hacia ella, Y se detiene un instante De honda congoja suprema. Acaso un presentimiento En su corazón se alberga, Que, al mirarla, se figura Que nn ha de volver á verla. El porvenir por delante L e ofrece brumas v nieblas, Y detrás un mundo entero De dulces recuerdos d e j a . Tiende la vista del lago Por lis tranquilas riberas, Y por las calles tortuosas Su pensamiento vaguea. Y se agolpan á su mente. Abrumada de tristeza, Todas las dichas de su alma. De su alma t o d a s las pena»». Las que anidaba su pecho Esperanzas lisonjeras. Huyen, c o m o huyen dc\ ni ' o Las golondrinas inquietas. ¡ Pero ellas acaso un d(a Han de retornar contentas! Mas «us esperanzas, nunca! , A y , qué trúte es el perderla-! ;Goo qué amargura tan b u j i d > Mira su ciudad ya muerta, Y tras el prisma del llanto Su desolación c o n t e m p l a ! Allí goao « o otro tiempo De lascártela* parternas. Allá fué actor y te»ti pro Kn las nacional*» flesta». Allí perdí., en un trgundo Sus ilusiones postreras. Allá vertieron su «angrr Allí «ierra enó la ajeo a. M i s alia v»u sa corona tiorba aojdn j » en berra. . i ilU su b i 6 «olear nunca , Suelee * para tac oferta T o d o eso en un b r e v e punto Á sus o j o s se presenta, Y n u b l a d o s p o r las l á g r i m a s L o s baja al s u e l o , los c i e r r a , C o m o si d e n t r o de su a l m a , Viéndolo todo siguiera; Y d e a q u e l sitio a r r a n c á n d o s e , P r o s i g u e su m a r c h a l e n t a . Á la p r o v i n c i a d e A c u l a m , Después d e j o r n a d a s l u e n g a s , De miserias y trabajos, Cortés y los suyos l l e g a n . E n este l u g a r le anuncian Q u e f o r m i d a b l e y secreta C o n j u r a c i ó n y a sus redes E x t i e n d e e n t r e los aztecas. Q u e es C u a u h t e m o t z i n el j e f e Torpe-lengua le revela,Y q u e ha d e estallar b i e n p r o n t o , Si p r o n t o n o l o r e m e d i a . T e m e r o s o el c a s t e l l a n o , Da la noticia p o r c i e r t a ; A l rejio c a u t i v o j u z g a ; Y á la m u e r t e l o c o n d e n a . H ú m e d a está la m a ñ a n a , Pálida amanece, y niega El sol sus r a y o s d e o r o Y su e s p l e n d o r á la esfera. Dispersas al pié d e un m o n t e Se v e n las h u m i l d e s tiendas De un c a m p a m e n t o , y á trechos Aún las fogatas humean. Sobre la tienda más alta El pendón de España ondea, Señor de cielos tan puros Y de tan vírjenes selvas; Pendón que del mundo todo Soberbio se enseñorea, I Lástima es que sus colores Un instante se oscurezcan 1 i Lástima es que en mala hora Con sangre entinten su tela, Sangre de un rey inocente Que sube á la horca á perderla! Á la orilla de un camino, Que no lejos atraviesa, Majestuosa y elevada Sus ramas tiende una ceiba ; Y de una de ellas robusta, Está pendiente una cuerda, En cuyo extremo flotante Una lazada está hecha. Más de doscientos guerreros El árbol triste rodean, Y ellos y el suplicio infame A Cuauhlemotzin esperan. A l Ün, aparece el reo, Y su noble faz risueña, Índica que el miedo nunca llorada en su seno encuentra. Y mirando allí á Cortés, Que á duras penas sujeta El inestimable brío De una yegua cordobesa, A él se dirije. y con calma — 308 — Sus p r o m e s a s l e r e c u e r d a , Y de tan g r a n d e injusticia A m a r g a m e n t e se q u e j a . Se queja, mas n o le pide P e r d ó n , q u e p e d i r l o fuera I n d i g n o d e q u i e n ha d a d o D e su altivez tantas m u e s t r a s . " D e l o q u e h o y haces c o n m i g o P o r una i n f a m e s o s p e c h a , P i e n s a , l e d i c e , q u e al c i e l o Has d e dar estrecha c u e n t a . " Y c o n t i n u a n d o su m a r c h a A l á r b o l siniestro l l e g a , Y es fama q u e un franciscano Hasta a q u e l sitio l o d e j a . A b s o r t o s los c i r c u n s t a n t e s , L a vista clavan en tierra ; Se o y e un p r e g ó n ; el v e r d u g o Del m o n a r c a se a p o d e r a ; P a v o r o s o es el s i l e n c i o , T o d o s callan, todos t i e m b l a n , P a l i d e c e n los semblantes Y se c u m p l e la sentencia. POESÍAS LÍRICAS A L C O N Q U I S T A D O R DE A N Á H U A C DON H E R N A N D O C O R T E S Sin que después haya visto I I absorto mundo un hombre, Que de IIKHNA* C O B T É S al lado La historia imparcial coloque. I i. D I Q D E D I R I T A S . P a s o ! . . . Á través de la tiniebla umbría De los r e m o t o s t i e m p o s , T i e n d a su v u e l o audaz la fantasía Sobre las v e r d e s c u m b r e s , Del o p u l e n t o Anúhuac a t a l a y a ; Y en las alas atónitas del viento, Deténgase un m o m e n t o Del golfo azteca en la arenosa p l a y a . Unas naves a l l í . . . sobre los puentes La roja llama del incendio h u m e a , Entre los altos mástiles llamea, De las olas hirvientes Ln el cristal oscuro centellea ; P o r todos lados pavorosa brilla, Yuela en pavesas Ígneas el v e l a m e n , Del aire maravilla. Y al crujir el robusto m a d e r a m e n Se hunde en las aguas la curiante quilla. u " S u s , " á las a r m a s ! " g r i t a en la r i b M a n c e b o audaz, a l z a n d o la c i m e r a Del pavonado casco... " ¡ P o r Castilla!" Y un v i v a r e s o n ó , tal c o m o s u e l e El r e t u m b a r siniestro Del t r u e n o p a v o r o s o , Que en la r e v u e l t a esfera se d i l a t a . L o m i s m o q u e b r a m a n d o se desata El a q u i l ó n s a ñ u d o , . El altivo escuadrón partió lijero, E m b r a z a d o s la lanza y el e s c u d o , A l r e d o b l a r del a t a m b o r g u e r r e r o ; N o sin t o r n a r al g o l f o la m i r a d a , A l l í d o n d e o r g u l l o s a se m e c í a E n las p r i m e r a s horas de a q u e l día, Á la risueña luz de su a l b o r a d a , D e l a v e a l e g r e á la p r i m e r a nota, D e l ájil m a r i n e r o á los cantares, J u g u e t e d e los v i e n t o s tutelares, Hija d e l m a r , la castellana flota... C o r r e d , v a l i e n t e s , á la lucha í i e r a ; Detrás la m a d r e patria; á vuestra vista, El p o m p o s o laurel de la c o n q u i s t a ; Los campos ignorados D o n d e tejió, r i e n d o placentera, Las cunas d e sus g l o r i a s , P r i m a v e r a , Con las eternas llores de sus p r a d o s . Y era Cortés, el q u e l l e v a d o sólo De su marcial instinto, Cuando brillaba ya de polo á polo El sol de Carlos Q u i n t o , iba al fuerte c l a m o r de la v i c t o r i a , Con su espada no más, y su lie reza*, Sin corona y sin cetro, Á igualar en los fastos de la historia La majestad del César con su gloria, La grandeza de un R e y con su grandeza. Y era C o r t é s ! . . . Marchando valeroso L o imposible á sus pies avasallaba, L u c h a b a c o n los suyos y triunfaba Contra el p o d e r i n m e n s o del c o l o s o . Si pudo á M o c t e z u m a Con su injenio v e n c e r , aún l e esperaba T r a n q u i l o el c o r a z ó n , fuertes las m a n o s , El h é r o e d e los h é r o e s m e j i c a n o s ! . . . P r é s t a m e , inspiración, tu sacro n u m e n , e n c i e n d e m i alma en ardorosa l l a m a , Y la vibrante t r o m p a de la fama En las hondas del r á p i d o e l e m e n t o D e j e suelta la v o z . . . el aire atruene, Y en é p i c o cantar mi p e n s a m i e n t o Con enérjica r i m a el m u n d o l l e n e . F i r m e se apresta la I m p e r i a l Señora Del p o d e r o s o A n á h u a c , á la l u c h a ; El caudal d e sus armas atesora, Y el son g u e r r e r o del clarín escucha ! T i e n d e sobre ella el p a v o r o s o m a n t o La l ó b r e g a tiniebla, no se abate Su sien altiva á la inconstante suerte, Y resuelta á lidiar hasta la m u e r t e . Lanza sus bravos hijos al c o m b a t e ! Y el batallar c o m i e n z a p a v o r o s o , Curre la sangre en río c a u d a l o s o , A r d e en las plazas la siniestra h o g u e r a , Se ve á su luz desierta la trinchera Y henchido d e cadáveres el foso. G»*»s r o m o AI. 18 T o d o es jemidos y ayes el espacio, Juntos crujen la choza y el palacio, Y se alza el sol de Oriente, Y se hunde en Occidente, Y* pasa un día y otro, y otro día Se oculta, y todavía Sangre refleja en su nublada frente! Y sangre se refleja En la pálida faz de la alta l u n a , Si es que el h u m o á su luz el paso deja Para quebrar su rayo en la laguna! Niños, mujeres, débiles ancianos Atraviesan las calles solitarias, Alzan hambrientos temblorosas manos, En el cielo se pierden sus plegarias, Y mueren entre escombros Al fulgor de cien teas funerarias! Cuaubtemolzin no cede, airado empuña La sangrienta macana, que se embola Del castellano en la acerada cola. Inútil resistir!... la muerte trueca Cadáver por cadáver... y tirana. La sangre jenerosa del azteca Mezcla en los surcos con la sangre hispan.i. Inútil resistir!... fuerte y altivo Digno de M I rival, a quien esquivo El hado la faz vuelve, está el guerrero, El castellano Aero, Que á Marte hurtó la ponderosa lanza Y el invencible acero, hayo fuljente que encendió la gloria Y entre el rudo fragor de la matanza Arranca el verde lauro á la victoria* ¡ O h patria, que ensalzó mi idolatría' No tenga* por agravio, Uu« al vencedor de Aneuuac cante el labio — 315 — Que tus victorias p r e g o n a r solía. Los héroes no tuvieron N u n c a patria ni h o g a r , nunca el profundo R e n c o r herirles p u e d e , nunca el d o l o : I L a patria d e los h é r o e s es el m u n d o ! ¡ L a g l o r i a de Cortés no es gloria sólo De la n o b l e Castilla! El cielo quiera Que al resonar mi canto, Y su vuelo al tender sobre las olas Que abrieron paso al pabellón i b e r o , Desde las verdes playas españolas Su n o m b r e extienda al universo e n t e r o ! MEDITACIÓN Á L A MEMORIA DE MI MADRE L A SEÑORA P I L A R C O N T R E R A S DE DOÑA PEÓN. El h o r i z o n t e triste, B a ñ a d o en t e n u e luz, n u b e s d e d u e l o G o m o c r e s p o n e s funerarios v i s t e . Las sombras vencedoras T e n d i e n d o al o r b e e l i m p a l p a b l e v e l o , M e l a n c ó l i c a s cruzan e l e s p a c i o ; El l u m i n a r del c i e l o , T r a s la m o n t a ñ a a g r e s t e , Sepulta e l / I i s c o m o r i b u n d o , y llenan L o s ú l t i m o s fulgores del Oeste D e luz dudosa y a p a c i b l e el suelo. r Del r i g u r o s o i n v i e r n o el c a u r o frío Discurre en la espesura D e l boscaje t r i s t í s i m o y s o m b r í o , D e s h o j a n d o su lánguida h e r m o s u r a , Y en suave m u r m u r i o L e j o s , m u y lejos e n la selva oscura, Se o y e n las ondas a v a n z a r del río Que en p e d r e g o s o cauce R o m p e el cristal de su c o r r i e n t e pura. T o d o está triste en d e r r e d o r , parece Que en estupor intenso El m u n d o desfallece, A m o r t a j a d o en el sudario i n m e n s o Que la n a c i e n t e l o b r e g u e z le o f r e c e ! Ni una pálida flor su cáliz m e c e P o r el erial e x t e n s o , Y en j i r o s inconstantes y suaves, El v e s p e r t i n o canto d e las aves Se p i e r d e d e s m a y a d o P o r la tendida desnudez del p r a d o . » Y a q u e l del valle fujitivo y terso P l á c i d o a r r o y o q u e b o r d ó de flores Sus márjenes cubiertas de verdura En la alegre estación de los a m o r e s , T a m p o c o t i e n e y a ni un v e r d e j u n c o , Ni un blanco lirio en el c e r c a n o o t e r o , Ni las dóciles cañas d o n d e el aire Flébil suspira al resbalar l i j e r o . Y allá se va p o r la desierta orilla, En busca de su dulce c o m p a ñ e r o , La tímida p a l o m a ; Y va tras él inquieta y sollozante, P o r q u e es hora de a m o r , p o r q u e y a asoma En el azul el V é s p e r o b r i l l a n t e ! T o d o es desolación, t o d o tristeza ! Y en m e d i o de ese vasto panorama Que desplega ante mí Naturaleza, Sobre la lira mía Reclino tristemente la cabeza. N o tu festiva nota C o m o en t i e m p o s que Mayo florecía, A c o r d e vibre en el pensil galano Undulando en los aires su armonía. V e n , y cubierta de crespones, rota, T u s cuerdas hiera la convulsa m a n o . Ob, q u é intenso d o l o r ! ¿ p o r q u é c r u e l e s T r i s t e s r e c u e r d o s la m e m o r i a t r a e ? ¿ P o r q u é m i alma suspira Y en m e d i o del pesar q u e la c o n m u e v e F ú n e b r e s cantos á la m e n t e inspira Que á m o d u l a r el l a b i o n o se a t r e v e ? ¿ P o r q u é el d e s v e n t u r a d o p e r e g r i n o Q u e en arenal e x t e n s o V í c t i m a fué de h o r r i b l e sed a r d i e n t e , Guando l l e g a al final d e su c a m i n o Y el b o r d e toca d e a n h e l a d a fuente, Y apaga el l a b i o ansioso E n el m a n s o cristal d e su c o r r i e n t e , A ú n t o d a v í a del afán pasado Conserva el d o l o r o s o R e c u e r d o triste, y c o n tenaz e m p e ñ o V i e n e á turbar las horas de su s u e ñ o ? ¿ P o r q u é j a m á s el p e c h o v e n t u r o s o Ha d e g o z a r de su p r e s e n t e en c a l m a ? ¿ S ó l o r e c u e r d o s en la m e n t e c a b e n ? ¿ S ó l o d e penas se a l i m e n t a el a l m a ? Si hasta el p l a c e r pasado Sólo p o r q u e pasó de s e r l o deja, ¿ P o r q u é n o se sepulta en el o l v i d o T o d o lo q u e los ojos han l l o r a d o , T o d o lo q u e los labios han r e í d o ? ¿ T a n t a s del c o r a z ó n l á g r i m a s tiernas N o bastan á c a l m a r mi s u f r i m i e n t o , Y atrás v o l v i e n d o s i e m p r e el p e n s a m i e n t o T o r n a el d o l o r á sus p r i m e r o s días? A h ! sí, c o r r e d sin t r e g u a , ni un m o m e n t o Dejéis de c o n s o l a r mis a g o n í a s . . . C o r r e d , c o r r e d sin íin, l á g r i m a s m í a s . ; F u e r i a es sentir lo q u e el d e s t i n o o i d e n a ! Que si un pasado e n c a n t a d o r nos llena I i c o r a z ó n q u e en su i m p o t e n c i a c l a m a P o r tornar a un Kdcn q u e lo enajena, T a l vez estallaría A h o g a d o en su prisión p o r el q u e b r a n t o , Si n o viniera á consolar su pena El c o p i o s o raudal d e nuestro l l a n t o ! El astro ardiente al despuntar del día T o r n a s o l a b a con su luz brillante L o s verdes c a m p o s de la patria mía. La tortol illa a m a n t e Despertaba feliz y sin c o n g o j a s , A b a n d o n a n d o el n i d o , Entre el follaje de nacientes hojas De las flexibles ramas e s c o n d i d o . A y ! t o d o renacía á los p r i m e r o s Ecos del bosque, á los alegres cantos Del ájil ruiseñor en la espesura; Mientras en v a g o s j i r o s Mecía los tallos de la flor temprana Y oreaba el cáliz de la tierna rosa El aura virjinal de la mañana. Y en m e d i o de tan plácida armonía, Cuando todo riendo en torno m í o Su cantiga sonora le ofrecía A l H a c e d o r de la creación despierta, S o b r e un lecho tristísimo y sombrío Mi m a d r e estaba m u e r t a . . . # ¡ Q u i é n pudiera tornar indiferente L o s ojos al pasado ! ¡ Quién pudiera o l v i d a r lo que ha llorado Al descender el áspera pendiente Que nuestra juventud ha d e s t r o z a d o ! Aún me figuro a l l í ; aun el j e m i d o Triste partiendo mi angustiado pecho M e p a r e c e escuchar, ú n i c o alivio D e l c o r a z ó n en l á g r i m a s d e s h e c h o . A ú n m e figuro v e r su b l a n c a f r e n t e , A q u e l l a frente p u r a , Donde mil y mil veces dulcemente G r a b ó sus h u e l l a s m i p u e r i l t e r n u r a . Y aún m i r o su m e j i l l a Pálida y trasparente, C o m o el t r o n c h a d o l i r i o q u e e n la o r i l l a De la c e g a d a fuente, P e r d i ó el m a t i z c o n q u e el A b r i l florido El cáliz d e las flores e n g a l a n a , A l s o p l o aleve de las auras frías Que m a r c h i t a r o n su beldad l o z a n a . C o m o detrás d e l ó b r e g o n u b l a d o D e s a p a r e c e el disco d é l a l u n a ; C o m o en m a ñ a n a plácida y serena D e p r o n t o la i m p o r t u n a Niebla copiosa á nuestros ojos c u b r e , El b o s q u e a l e g r e , la campiña a m e n a . L a s torres del lejano c a s e r í o , L a l í m p i d a laguna, Y la m o n t a ñ a altísima y el río, Así despareciste de este m u n d o En malhadada h o r a ! . . . ¿ C ó m o p u d o id destino d e s p i a d a d o Cerrar tus o j o s á la luz, s e ñ o r a ? ¡ Oh tierna m a d r e m í a ! ¡ Quién pudiera tornar á aquellas horas D u l c e s d e la n i ñ e z , e m h r i a ¿ a d o i n , llenas de i n o c e n c i a y d e a l e o n a , Cuando por una senda sin a b r o j o s Corremos t r a s i l u s o s dcs\artos !... ; Q u i é n pudiera m i r a r a q u e l l o * o j o s Q u e tanto se m i r a r o n en l o s miot! Tan PETKANCHÉ i T e n g o un p e d a z o de tierra M u y lejos de aquí, m u y lejos, D o n d e un pedazo del alm? Dejé para mi c o n s u e l o . Á la claridad del día L o he l l o r a d o m u c h o t i e m p o , Y m u c h o t i e m p o de n o c h e Á la luz de los l u c e r o s . Cuando una tarde, de vista L o fui p e r d i e n d o , p e r d i e n d o , Y " A D I Ó S " l e dije al penacho Del último c o c o t e r o Que allá sobre la arboleda Se ajitaba c o n el viento, Sentí que se m e o p r i m í a D e angustia y dolor el p e c h o . ¡ Q u é triste estaba esa tarde, Y el c a m p o , y mi alma, y el cielo Melancólico, y qué triste, Qué triste es h o y su recuerdo l Quién sabe si aquel adiós T a n cariñoso y tan tierno Era el ú l t i m o ; quién sabe L o que el destino ha dispuesto. ¡ A y ! ojalá q u e algún día T e vuelva á mirar de n u e v o , P o r q u e al mirarte se c u m p l e n — :Í22 — Mis m á s h e r m o s o s d e s e o s : " N o pierdas las e s p e r a n z a s , C o r a z ó n , a u n q u e estén l e j o s , Que el t i e m p o q u e es tan m u d a b l e En dichas torna los d u e l o s . " II T e n g o un p e d a z o d e t i e r r a , Muy l e j o s de a q u í , m u y l e j o s , A l l í en d o n d e abrí los o j o s , Y dejé mi p e n s a m i e n t o . Es un p e d a z o d e m o n t e Con una ruina en el c e n t r o , Y algunas cuantas cabanas De v e n t u r o s o s l a b r i e g o s . Desde allí se ven las t o r r e s De la c i u d a d , y los e c o s Se escuchan d e las c a m p a n a s S o n o r o s a s de los t e m p l o s . Allí trascurren las horas E n t r e la paz y el s i l e n c i o ; Allí n o se aspira á nada, Allí se vive en el c i e l o . . . A l l í pa*é muchas tardes, Á c u y o solo r e c u e r d o Y<> no sé lo q u e m e pasa, Y y o n«» sé lo q u e siento. S ó l o sé ( ¡ u e se d e s g a r r a , Que se m e desgarra el p e c h o , P o r q u e respirar añila Sus tibias auras de n u e v o ! . . . N o pierdas las e s p e r a n i a s , C o r a z ó n , a u n q u e e « t e n lejos. tjuc el t i e m p o q u e es tan m u d a b l e , En dichas torna los d u e l o s . " 1 1 AL GRIJALVA Á LEÓN ALEJO TORRE. Dicen que tienes j u n c o s y flores En tus o r i l l a s ; Que en ellas cantan los ruiseñores Himnos de amores, Trovas sencillas; Y q u e en los m é d a n o s de tus arenas R e v e r b e r a n t e s c o m o el cristal, Doblan su frente las azucenas, Reproducidas en tu raudal. Que las palomas á tus verjeles L l e g a n sedientas, Y a r o m a aspiran, y ricas mieles Liban contentas; Que sus arrullos, sus m e l o d í a s L o s aires pueblan cuando te v e n . . . — Oh ! quién pudiera todos los días, Grijalva h e r m o s o , verte c o r r e r ! Dicen q u e un suelo tranquilo y puro Sin pardas brumas, Cubre tu l i m p i o cristal oscuro Y el manso rizo de tus e s p u m a s ; Y que en tus aguas en noches bellas, Cuando florecen M a y o y A b r i l , Juega á la l u m b r e de las estrellas, Una sirena blanca y j e n t i l . Que si esa tierra p r i v i l e g i a d a Que vas c r u z a n d o , A r d i e n t e sangre tras lucha odiada B e b e angustiada De a m o r l l o r a n d o , Esa sirena se desespera Y entre los a y e s d e su ansiedad, E n t o n a u n c a n t o p o r la r i b e r a . . . ; D i c e n q u e un canto d e l i b e r t a d I D i c e n q u e tienes b o s q u e s s o m b r í o s Que el sol c o l o r a ; Que en los adustos i n v i e r n o s fríos, A l l í se esconde pálida F l o r a . Y q u e sus hondas m e l a n c o l í a s S ó l o se t e m p l a n c u a n d o te v e . . . — Oh ! q u i é n p u d i e r a t o d o s los días, Grijalva h e r m o s o , v e r t e c o r r e r . Á m í m e cuentan q u e si te enojas, Que si te irritas, S o b r e las playas fiero te arrojas Y al m a r i m i t a s , Y g u a y del fuerte y altivo leño ! Guay del CAYUCO del p e s c a d o r ! Nada al p i l o t o vale su e m p e ñ o . De nada sirven r e m o y v a l o r . Cuentan, por ú l t i m o , q u e en mil aciagas N o c h e s , se v i e r o n En tus orillas las sombras vagas De las q u e t u y a s v i c t i m a s f u e r o n , Que en c o r o c a n t a n sus a g o n í a s M i e n t r a s tus o n d a s r o d a n d o v e n . . . — Oh ! q u i é n p u d i e r a t o d o s \ o s vUas, Grijalva h e r m o s o , verte c o r r e r ! Á D. JUAN RUIZ DE ALARCON. EN EL 4 ANIVERSARIO DE DE AGOSTO. SU F A L L E C I M I E N T O . A q u í nació, la luz esplendorosa De A n á h u a c a l u m b r ó su hidalga cuna ! Esquiva la F o r t u n a L o arrebató de sus nativos lares, Y en brazos de la suerte Cruzó feliz los procelosos mares. Estro d i v i n o ! N u m e n s o b e r a n o , Inflamó su brillante fantasía; Raudales de armonía B r o t a r o n d é l o s labios del Canoro Cisne, y el viejo m u n d o Coronó de laurel su plectro de o r o . Galardón de las musas castellanas, V o l a r o n sus grandiosos pensamientos E n alas de los vientos, Y atravesando las soberbias olas Su fama nos trajeron De las lejanas costas españolas. La torpe envidia el aguzado diente Clavó en su pecho noble y j e n e r o s o ; Mas, siempre victorioso, Su j e n i o , c o m o un sol, cruzó e n c e n d i d o , OBUAS POÉTICAS. 19 — 3i>6 — V e n c i e n d o á las e d a d e s , S o b r e los n e g r o s c a m p o s d e l o l v i d o . Gloria al p o e t a ! En e x t r a n j e r o suelo Guarda la fría t u m b a sus d e s p o j o s ; ¡ C u á n t a s v e c e s sus o j o s Hacia el patrio confín se t o r n a r í a n , Y , en él p e n s a n d o , cuántas L á g r i m a s su m i r a d a nublarían ! L o o r e t e r n o á su j e n i o ¡ m e j i c a n o s ! N u e s t r o es su n o m b r e , su c r e a r f e c u n d o E n o r g u l l e c e al m u n d o ! Cada siglo q u e espira es en la historia Un e s c a l ó n q u e e n c u m b r a Ll t r o n o i n a c c e s i b l e de su g l o r i a . s \ ii*i|;!•• • I ;: \ \ t IS4 O S O S A . I Aún brillan en el cielo las estrellas Y el fósforo en el mar. Y la de nácar Frente velada en vaporosa bruma Aún no descubre soñolienta el alba : De pió en la prora del bajel ¡igante Honda inquietud mis párpados dilata, Y los recuerdos de la edad perdida Uno tras otro á mi m e m o r i a asaltan. Tal vez del sueño en los rendidos brazos El pecho más tranquilo respirara ; P e r o h u y e el sueño si el placer se acerca, Y es inútil d o r m i r si vela el alma ! II Venturoso anhelar! feliz congoja Que envuelve en su agonía una esperanza ! ¡ Cómo luchan placeres y dolores A h o g a n d o al corazón y no le m a t a n ! V o y á tornar á verte ¡ oh suelo hermoso ! Y d e n u e v o m i vista a l b o r o z a d a , C o n t e m p l a r á tu c i e l o d e zafiro, T u sol d e o r o y tus a g r e s t e s p a l m a s . V e r é c r u z a n d o el aire á tus c a n t o r e s A l b r i l l a r el aljófar en las r a m a s , V e r é el m a t i z d e su irisada p l u m a C u a n d o el v e r d o r de la c a m p i ñ a e s m a l t a n . Y al r e s o n a r sus e c o s v e s p e r t i n o s En m e d i o d e la selva solitaria, Con m u d o l a b i o a p r e n d e r é sus c a n t o s , Caerá en el p o l v o , de m i m a n o el arpa. III A l l í detrás de esa rosada nube Que e n v u e l t a en t o r n a s o l e s se l e v a n t a , Está la aurora q u e las p u e r t a s a b r e Del r o j o o r i e n t e , c o n su m a n o blanca ; A l l í detrás la tropical h e r m o s a T e n d i d a sobre c a m p o s do e s m e r a l d a . R e m o j a n d o en el m a r la vestidura He nivea e s p u m a y d e j a z m í n o r l a d a . Tus alas d e v a p o r sacudí* altiva, Gaviota d e los m a r e s ? Calma ! c a l m a Esta viva ansiedad q u e m e t o r t u r a , Y d a m e el aire q u e á mi seno falta. V u e l v a m á s , vuelva m á s nú, nú ! d e t e n t e , D e t e n t e un punto, por piedad " C l e o p a l i a ' Para ! n o ves q u e el p e n s a m i e n t o m í o , T r é m u l o de e m o e i i i i i , plega H u í a l a s ? N o miran q u e una l a g r i m a a mis ojos Itrota el p l a c e l y mis mejillas baña ' Amaina, por p i e d a d , a m a i n a . e>pna h e l é n , q u e el pecho á respjrai no alcanza ' Esa es.. Mirad c u i d o arjentada cinta Reverberar la suspirada playa. A l l í está Y u c a t á n ! Bendita seas, Patria del c o r a z ó n , amada patria ! D a m e el a r o m a de tus blancas flores, D a m e el a m b i e n t e de tus tibias auras, D a m e el beso d e a m o r de tus orillas En c a m b i o de ese a m o r , te t r a i g o el a l m a ! Á LA MEMORIA DE UN ÁNJEL i Cuánto j u g a m o s un t i e m p o Feliz, ¡ mi pobre Adriana ! Era y o e n t o n c e s m u y n i ñ o , T ú m u y niña, y b e l l a y c a n d i d a . Eras tú de nuestra L a j o y a más e s t i m a d a P o r q u e eras tú la más P o r q u e era el c i e l o tu madre ; buena, patria! Recuerdo que muchas veces T e hice verter muchas lágrimas, Y era q u e y o n o sabía, Y tú t a m b i é n lo i g n o r a b a s , Que el llorar es cosa triste, Que el llorar es cosa a m a r g a , Y q u e el llanto de los niños En vez de ser llanto es agua. II Y eras niña todavía. Muy n i ñ a , ; p o b r e A d r i a n a ! Cuando una tarde, ¡ o h , q u é l a r d e ! Saliste de nuestra c a s a Y o te vi seria, m u y seria ; Y , c o m o las rosas blancas Que el sol marchita en los c a m p o s , T e vi pálida, m u y pálida. Sin decir " a d i ó s " saliste, Sin d e c i r una palabra : Nosotros adiós " d i c i é n d o t e . Y tú callada callada. T o d o s al v e r t e lloramos A y ! sólo tú no llorabas! P o r q u e saliste d o r m i d a , P o r q u e saliste sin alma. III 14 N o esperen más, hijos m í o s , Á la p o b r e de A d r i a n a ; Se la llevaron los ánjeles, P o r q u e en el cielo hizo falta! I n o c e n t e s ! esperábamos Que volverías á casa; Y al escuchar ese acento P e r d i m o s toda esperanza. Y o vertí llanto copioso, Que mis mejillas bañaba, Y al rodar sobre mis labios Una tras otra mis lágrimas. Sentí por la vez primera Que aquella vez no eran agua... Sentílas correr ardientes! Sentílas correr amargas ! — 33L> — IV C u á n t o j u g a m o s un t i e m p o Feliz, ¡ mi pobre A d r i a n a ! ¡ Q u i é n e n t o n c e s nos dijera Q u i é n e n t o n c e s m e anunciara, Que y o q u e l l o r a r te h i c e , Cuando c o n m i g o jugabas, Aquellas lágrimas dulces Que en una sonrisa a c a b a n , Al d e j a r m e en este m u n d o T e n d i e n d o al o t r o las alas. V e r t e r en c a m b i o m e barias Mi p r i m e r l á g r i m a a m a r g a ! VUELVE ¿ Vas á buscar espacios y horizontes Y dejas tu v e r j e l ? ¿ Vas á q u e m a r t e al sol de extraño c l i m a A v e canora? V e ! V e ! I . . . si en un día de d o l o r , te acuerdas De tu pasado b i e n ; Piensa en el nido q u e sin tí se queda N o dejes de v o l v e r 1 Y a sé q u e vas henchida de ilusiones, Que sueñas un E d é n , Que miras triste la enramada v e r d e Que tu palacio f u é ; Que te parece l ó b r e g a y siniestra Su agreste sencillez ; Que y a no cantas, c o m o tú solías Cantar. . . . ¡ t o d o lo s e l P e r o si acaso un día te arrepientes, A v e canora, v e n ; A q u í está el l e c h o de esmeralda y o r o Que te m i r ó n a c e r ; A q u í están el estanque, la h o r t a l i z a , La ruinosa pared, Y el c e r c a d o cocal, d o n d e volaste P o r la p r i m e r a vez, A q u í está todo cuanto tú querías, A q u í mi a m o r t a m b i é n ; Y o no te olvido nunca ¡ si padeces, N o dejes de v o l v e r ! N e w Y o r k , Julio 18 de 1883. A MANUEL OCARANZA Luz y tinieblas, t o d o . T o d o r e v u e l t o en confusión y e s p a n t o . E n el tallo la flor, d e b a j o el l o d o , Risa en la b o c a y en el a l m a l l a n l o . U n a s v e c e s el r o b l e en la m o n t a ñ a , Otras la d é b i l caña, P e ñ a s c o i n m o b l e , ó v a g a b u n d a arista, Ola del m a r , ó arena del d e s i e r t o , Un día i n s p i r a c i ó n , a s o m b r o , artista... A l o t r o día un m u e r t o í ¿ Un m u e r t o ? Es uno m á s ¿ Un p i n t o r ? N a d a . La l á m p a r a apagada, Un l i e n z o y un pincel y una paleta ; ¡ Una h e r m o s a e s p e r a n z a m a l o g r a d a ! A lo l e j o s , a l l á . . . . c o m o p e r d i d o , El l ú g u b r e j e m i d o Del arpa q u e j u m b r o s a d e l p o e t a , Y un g r i t o de a m i s t a d ; h o n d o s o l l o z o , H o n d o s o l l o z o , d e s o l a d o y triste. Del alma q u e á su d u e l o se resiste, Que c o n las nieblas del s e p u l c r o lucha.. Esto lo q u e se v e , l o q u e se escucha Mas, lo invisible, l o q u e nadie toca, Eso q u e es i n m o r t a l , lo q u e la m e n t e L i t a n d o delira enajenada e v o c a , Lo que en el p o r v e n i r e«dá presente, Lo q u e escondí* la Patria en su* anales, \jo q u e al t i e m p o se a d h i e r e , l i s o q u e n o « e agida, n i M - mu. re, Eso q u e d ó en sus lienzos i n m o r t a l e s ! Las horas de vijilia Que n u t r i e r o n su p e c h o de a m a r g u r a , El suspirado h o g a r d e la familia, El soñar fatigoso, la locura Ó la e m b r i a g u e z del j e n i o q u e presiente El d o l o r o s o o l v i d o Del m u n d o q u e se ríe indiferente Guando la fe del alma se ha p e r d i d o E s o , sus desengaños, sus a m o r e s , Eso allí, s i e m p r e allí T o d o cubierto Con las gallardas flores Que el h o m b r e roba á la fortuna esquiva ; Junto al despojo i n a n i m a d o y y e r t o , Coronas d e laurel y s i e m p r e v i v a ! V e n , n e g r o arcánjel, q u e en t o r c i d o v u e l o , H i e r e s , traidor, la frente soberana •De los q u e cubren con la luz del cíelo L a escoria vil de la miseria humana ; Y a te enzañaste en él, ya le venciste, Y a apagaste la llama en su m e m o r i a Y á negra fosa descender le viste V e n á apagar la l u m b r e de su gloria, V e n á borrar su n o m b r e que fulgura, C o m o el ascua del sol, de la alta cima En las eternas nieves, Sobre la v e r d e alfombra de los llanos ! V e n á extinguir mi voz ¡ V e n , si te atreves, Á arrebatar la lira de mis m a n o s ! Méjico, junio 1 de 1882. Í Una N D I C E palabra Ecos TROVAS COLUMBINAS Cristóbal Colón 57 ROMANCES DRAMÁTICOS Carta á D . Francisco Patino Prefacio Doña Brenda Sancho Bermúdez de Astorga Margarita Ramiro Ramírez Doña Blanca Sor Ana Doña Elvira Gabriela Jil Eduardo Bojorques Jaime Acuña J u a n Farriz Alfredo P e r - A n z u r e s de Ribera 9¡» »} 105 108 III 115 119 124 130 13(5 H2 148 1&0 L >3 158 163 IC6 r J ROMANCES HISTÓRICOS MEJICANOS , La ruina de Azcapozalro Tezcotzinco El señor do l'.catepec Tlahuicole Moteuczoma X o c o y ó i z i n Kl último azteca... 173 217 T2't 234 V»7 2H'.) POESÍAS LÍRICAS Al conquistador de Anahuar Meditación Petkanchó Al Gnjalva ( l>. Juan llui/ d»« Alan «ni A bordo del ülnopaira A la inomuria d « u n a i i g d . 311 31W 321 32 I av.'» .117 LVIii . \unlv. . \ Manuel Oca ra n i » . . . tTVO-ftt. — \ r r * r r u * M < j é 133 rtí • m . j . r , i 4 «!»• !{•(»••> I 4MI-(