1 - Biblioteca Virtual del Principado de Asturias

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1 - Biblioteca Virtual del Principado de Asturias
PRINCIPADO
DE A S T U R I A S
REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS
(CECEL)
BOLETIN DEL
REAL INSTITUTO DE
ESTUDIOS ASTURIANOS
N° 155
AÑO LIV
OVIEDO
Enero
Junio
2000
CONSEJO DE PUBLICACIONES
Director:
J o s é L u is P é r ez
de
C a st r o
Subdirector:
J u a n I g n a c io R u iz
de la
P e ñ a S o la r
Director del Boletín de Letras:
I s id r o C o r t in a F r a d e
Presidente de la Comisión 1‘ (Lingüística, Literatura y Tradiciones):
E m ilio B a r r iu s o F e r n á n d e z
Presidente de la Comisión 2a (Historia, Geografía, Antropología,
Folklore y Etnografía):
J u s t o G a r c ía S á n c h e z
Presidenta de la Comisión 3a (Artes, Arquitectura y Urbanismo):
I n m a c u l a d a Q u in t a n a l S á n c h e z
Presidente de la Comisión 4a (Derecho, Ciencias Sociales y Económicas):
R afa el A nes Á lvarez
Director del Boletín de Ciencias y Presidente de la Comisión 5a
(Ciencias de la Naturaleza y Tecnología):
M a t ía s M a y o r L ópez
Conservador de la Biblioteca:
R a ú l A r ia s
del
V a lle
Secretaria General:
O lga C a sa r e s A bella
Esta revista no es responsable de las opiniones expuestas por sus colaboradores.
No se mantendrá correspondencia sobre trabajos no aceptados para su publicación.
PRINCIPADO
DE A S T U R I A S
REAL INSTITUTO DE ESTUDIOS ASTURIANOS
(CECEL)
BOLETIN DEL
REAL INSTITUTO DE
ESTUDIOS ASTURIANOS
N° 155
A N O LIV
OVIEDO
Enero
Junio
2000
I.S .S .N . 0 0 2 0 -3 8 4 X
D e p ó sito L eg a l: A s. 4 3 -1 9 5 8
Im p rim e : G rá fic a s S u m m a, S. A. L la n e ra (A s tu ria s )
SUMARIO
Púas.
Periodism o y periodistas en T ineo. L aureano V íctor G arcía D ie z .......................................
7
L as tarifas del ferro carril L angreo-G ijón (1878) y sus re p ercu sio n es en el d e sa rro llo
regional. F rancisco F eo P a r r a n d o ..........................................................................................
27
La Junta G eneral del P rincipado de A sturias a fines del antiguo régim en. M arta F riera
A lv a re z................................................................................................................................................
45
El chalé indiano de un em igrante de A rango (Pravia). M aría G onzález-P um ariega Solís
79
A portaciones a la bio g rafía del escultor asturiano Juan V illanueva (1681-1765). J o sé
Luis B arrio M o y a ...........................................................................................................................
107
C o rre la c io n e s e n tre la láp id a p re rro m á n ic a de D estrian a (L eó n ) y las a stu ria n a s de
A lfonso III. Jaim e-F ederico R ollón O r tiz .............................................................................
125
L a dim ensión a utoform ativa del héroe en A licio G arcitorial. Sergio Villa C astro . . . .
141
D os a rte fa c to s d e p ie d ra p u lim e n ta d a h a lla d o s en la p la y a de B a ñ u g u e s (G o z ó n ,
A s tu ria s). M a n u e l P é r e z P é r e z ............................................................................................
153
La c asa de Prada: los o ríg en e s del linaje de los V ázquez de Prada. R o d rig o V ázquez
de P rada y G ra n d e ........................................................................................................................
163
El c o n ce jo G ra d o a trav é s de las resp u estas g en erales al c atastro del M arq u és de la
Ensenada. R am ona P érez de C a s tr o .......................................................................................
217
P re c isio n e s en to rn o a una m oneda ro m an a de la C eca de Iulia T ra d u c ía h a lla d a en
B a n d u jo (P ro a za , A stu ria s). E nrique B urguet F uentes y Sergio R íos G onzález . .
255
BOLETÍN DEL REAL INSTITUTO
DE ESTUDIOS ASTURIANOS
A Ñ O LIV
EN ERO-JUNIO
N Ú M . 155
PERIODISMO Y PERIODISTAS EN TINEO
L A U R E A N O VÍC TO R G A R C ÍA DÍEZ
Segunda parte: Periódicos del concejo y periodistas.
PERIÓDICOS DEL CONCEJO DE TINEO.
Tratábamos en la primera parte de este trabajo (B.R.I.D.E.A. n° 152,
Oviedo 1998) las cabeceras de periódicos que han visto la luz desde inicia­
tivas radicadas en la villa de Tineo, pero también han surgido propuestas de
prensa escrita en otros lugares de nuestro municipio. No tan importantes, es
cierto, pero no de menor valor cultural y de difusión de las necesidades o
inquietudes de las gentes de la zona en que se desarrollan. Unos, los menos,
es cierto, han nacido como extensión de una iniciativa cultural - literaria de
sus responsables. Las más, sobre todo las más modernas, como medio de
expresión de un colectivo o como órgano de difusión de asociaciones veci­
nales o culturales. También encontramos otro tipo de periodismo local, una
nueva experiencia de comunicación escrita que aglutina a grupos muy con­
cretos de la sociedad tinetense, quizás no es más que la copia de los clichés
que la sociedad ofrece en cada momento y que, con la llegada de los últimos
avances, se acercan a la población rural con mayor celeridad. Todos ellos, los
tradicionales y los de última generación, merecen nuestra atención y nuestro
estudio, aunque sea somero y sin pretender llegar a lo más profundo del
tema.
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LAUREANO VÍCTOR GARCÍA DÍEZ
La primera muestra de periodismo en las zonas rurales del concejo de
Tineo es muy temprana, año 1930, y recoge una larga tradición de colabora­
ción en el medio y de inquietudes sociales y literarias, se trata de una inicia­
tiva, entre otros, del famoso maestro Fano, de Obona. Luego habrían de pasar
más de cincuenta años para tener un nuevo periódico en los pueblos de Tineo
y sería, como presagio de un movimiento amplio en todos los sectores en la
segunda población en importancia del municipio, en Navelgas, capital natural
del llamado “Cuarto de los Valles” y donde se irán sucediendo, una tras otra,
las diversas experiencias periodísticas del último tercio del siglo. Entre ellas
una única publicación en otro punto del territorio tineíno (como le gusta nom­
brar el gentilicio de Tineo a José Manuel Fernández Zardain “Cuqui
Zardain”), sería en Soto de la Barca y como fruto de la labor de los trabaja­
dores de la central térmica que Unión Fenosa tiene en este bello paraje.
No hemos encontrado más muestras de periodismo, lo que no quiere
decir necesariamente que no hayan existido, en todo el concejo de Tineo y nos
cuesta creer que zonas de tanta tradición cultural como Tuña o Santianes,
como Calleras o Villatresmil, no hayan dispuesto de un medio de comunica­
ción de sus vecinos y de penetración de nuevos conocimientos y de nuevas
modas de fuera de nuestras fronteras naturales, aunque fuera humilde y de
corta vida.
Esto es lo que hemos encontrado y con lo que deseamos completar, por
el momento, dado que parece que el espíritu periodístico renace en la comar­
ca, el estudio sobre el Periodismo y los Periodistas en Tineo.
“LA SEMANA EN BROMA”
Se trata de una extraordinaria publicación, en opinión de José Ángel
Caramés, por todo lo que encierra de esfuerzo consciente, económico e ideo­
lógico, por parte de las personas que la hacían posible. Nace y funciona en el
año 1930 en el pueblo de Obona, localidad que por aquel entonces no pasaba
de los 175 habitantes, de los cuales el 16 por ciento eran analfabetos. Tan solo
llegaron a salir a la calle cinco números, era de aparición semanal y, según las
averiguaciones recabadas, cumplió sus plazos escrupulosamente. Para ello,
según comentaba uno de los promotores, D. Santiago García, se arriesgaron a
comprar una imprenta económica que habían encontrado anunciada en un
periódico regional. Tras pagar las máquinas, se encuentran que éstas no son
tal y que la imprenta es tan solo un equipo manual de gelatina, a pesar de la
desilusión logran, no sin esfuerzo, tirar los cinco números que hemos comen­
tado. Se finaliza el periódico cuando finalizan el papel que habían logrado
comprar con sus menguados medios.
PERIODISMO Y PERIODISTAS EN TINEO
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A pesar de su corta vida y escasos medios, tenían montada una buena
organización, su director era Luciano Francos García y su gran colaborador,
en todos los aspectos, tanto manualmente, como literariamente, era el ya
famoso maestro del pueblo, el muchas veces nombrado en la primera parte de
este trabajo, Fernando Álvarez Fano. Los problemas económicos son los úni­
cos responsables de esta desaparición prematura.
Hoy no existe ningún ejemplar de aquella publicación. No obstante
sabemos de su contenido por algunos descendientes de sus promotores.
Eminentemente era divulgativo y marcadamente cultural. El popular Fano
había montado en su escuela lo que él llamaba “Universidad de aldea”, pues
el periódico no era más que una ampliación de aquella oferta educativa.
También habría de servir para comunicar acontecimientos de la zona y, en fin,
para servir de caudal de comunicación entre los vecinos de la parroquia de
Obona y de otras próximas. Sirvió, algunos de sus números, para dar a cono­
cer decisiones del Ayuntamiento de Tineo relacionados con la comarca y, por
supuesto, de aquella actualidad de fuera del concejo que no llegaría a Obona
de otra manera que no fuera “su” periódico.
“CUARTO DE LOS VALLES”
Boletín informativo de la Asociación de Vecinos de Navelgas, de periodi­
cidad irregular, cuyo primer número se edita en 1978. Han pasado casi cin­
cuenta años para que una nueva cabecera regresara a la zona rural del concejo
tinetense. Trata, en sus pocas páginas, temas relacionados con la vida y las
actividades de la comarca que le da título, y de la que Navelgas es la capital
natural. Noticias diversas sobre las fiestas, las costumbres, las celebraciones
llevadas a cabo en pueblos y aldeas. Actividades culturales, arte, deporte y, por
supuesto, las propias de la Asociación Vecinal que la impulsa y la lleva a cabo.
Desconocemos quienes eran los responsables de que esta publicación
saliera a la calle, no obstante ya se comienza a notar la presencia de un hom­
bre que habría de tener gran influencia en la vida social y reivindicativa de la
zona, Manuel García Linares, el pintor de Navelgas. El primer ejemplar cons­
taba únicamente de una hoja con cuatro páginas, su tamaño muy manejable,
28 x 22 cm. El segundo número, salido con más de cuatro meses de diferen­
cia, aumentaba su paginado hasta las dieciséis y también aumentaba el tama­
ño, acercándose al periódico clásico, con 35,3 x 25 cm.
Su carácter reivindicativo le hace que dedique números monográficos a
reclamar más atención por parte de los responsables del municipio y dirija sus
críticas al alcalde de turno. Introduce poco a poco las ilustraciones gráficas y
su impresión es buena. La financiación a costa de las arcas de la propia aso­
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LAUREANO VÍCTOR GARCÍA DÍEZ
ciación vecinal y serán los miembros de esta asociación quienes se encarguen
de la distribución de los ejemplares, prioritariamente en los pueblos de la
comarca, si bien siempre se remitían a la capital municipal y a otros lugares
donde interesaba llegara el mensaje escrito en sus páginas, tanto de mera
información como de solicitud de inversiones o mejoras en los servicios e
infraestructuras.
“LÍNEA 1”
Debemos dar un largo salto en la geografía del concejo para encontrar­
nos con un nuevo medio de comunicación editado en un pueblo, si bien sólo
tiene un año de diferencia con el “Cuarto de los Valles” a la hora de salir a la
calle. Se trata de un periódico-revista publicado en la industrial localidad de
Soto de la Barca, donde se ubica la Central Térmica de Unión Fenosa.
Nace “Línea 1”, que éste es el título de la nueva publicación, como una
revista de carácter mensual, apareciendo el primer número en el mes de febre­
ro de 1979 y tan sólo saldrían dos más, los correspondientes a marzo y abril
del mismo año. Se subtitulaba “Informativo de Soto de la Barca” y por su
cabecera sabemos que su director era Agustín Domínguez Mendoza y que se
imprimía en los talleres de COPISTAN en Oviedo, calle Gil de Jaz, 9, y que
disponía de depósito legal y todos los permisos reglamentarios. Incluso en un
pequeño apartado del número inicial titulado “se lo hacen posible” figuran los
nombres y los cargos del equipo de redacción: José Cuadrado Lorenzo,
Emilio Fernández Robles, Pedro Jiménez (fotógrafo), Ignacio Pérez Navarro
y Angel Rodríguez Justo (maquetista), toda una amplia información.
Las fuentes de financiación, además de la publicidad que se buscaba
tanto en Tineo como en los concejos limítrofes, contaba con el apoyo del
grupo de empresa de la central. Su contenido era variado, basándose su orde­
nación en secciones que van desde la editorial a los deportes y pasatiempos.
El n° 2 está dedicado íntegramente a la conmemoración del “Año Internacional
del Niño” y para ello se dejan las páginas de la revista a los alumnos de las
escuelas de Soto de la Barca.
Fue la única experiencia que existió en esta comarca, a pesar de haber
tenido buenos literatos en los núcleos de Santianes y Tuña.
“ARBEDEIRO”
Boletín de la asociación cultural del mismo nombre, radicada en
Navelgas. El número cero aparece en la primavera del año 1993. Según reza
PERIODISMO Y PERIODISTAS EN TINEO
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en la cabecera tiene carácter gratuito. Se sufraga, según se desprende del con­
tenido del artículo, a modo de editorial, de la primera página, por la propia
asociación y las industrias y autónomos de la comarca, de lo que da buena
muestra el elevado número de anuncios comerciales que aparecen en sus pági­
nas. Páginas que comienzan siendo tan solo cuatro y que fluctúan en cada una
de sus apariciones públicas, dependiendo de los temas tratados y de la época
de publicación, teniendo más aquellos que salen a la calle en tiempos de vera­
no y menos los que acuden a la cita con los lectores en momentos de reivin­
dicación política o social.
Ninguno de los artículos lleva firma, ni se incluye nómina alguna de
colaboradores o redactores en los números aparecidos, sí aparece en uno de
los ejemplares, y en la misma cabecera de la revista, el nombre de Luis
Sanfiz como fotógrafo responsable de las ilustraciones gráficas del número
en cuestión.
La periodicidad no ha sido regular en ningún momento y, según las ave­
riguaciones llevadas a cabo, no supera la media docena de números apareci­
dos hasta la fecha. La información se centra en la comarca natural del Cuarto
de los Valles, de la que es capital Navelgas. Precisamente la primera página
del número cero describe esta comarca y analiza su pasado, presente y futu­
ro, dentro del marco del concejo de Tineo. En esta primera aparición y en
otras posteriores, describe diversas rutas de la zona y explica la filosofía y la
labor a desarrollar por la asociación “Arbedeiro”. Destaca el acuerdo de her­
manamiento con la entidad cultural de “El Avellano” de Pola de Allande y el
nombramiento como socios de honor de, los que denomina “Hijos de
Navelgas”, Manuel García Linares, gran impulsor del desarrollo social de la
comarca y creador de diversas fiestas e iniciativas de Navelgas y de Jesús
Feito Díaz.
“BARCIAECUS”
Se intitula como “revista del Valle de Naraval” y es el órgano de difusión
de la asociación cultural “Manxelón” de esta localidad del concejo de Tineo,
situada al norte de Navelgas, cercana al límite con el municipio de Valdés. Su
título “Barciaecus” corresponde al nombre del lugar que figura en el ara voti­
va romana encontrada en una finca de esta parroquia en el año 1950 por un
vecino llamado Enrique González. Esta publicación tiene carácter anual y se
comenzó a publicar, a base de fotocopias, en el año 1993. El número de pági­
nas es elevado, estando entre las veinte y las treinta, todas ellas a un solo color
y en todos los números con varias ilustraciones gráficas, primeramente con
dibujos y más tarde a base de fotografías. La portada, siempre la misma con
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LAUREANO VICTOR GARCÍA DÍEZ
modificaciones puntuales, representa la lápida romana donde se recoge el
topónimo que le da nombre.
El contenido es estrictamente de temas relacionados con la comarca natu­
ral del valle de Naraval. Recoge estudios monográficos sobre la toponimia, las
rutas, la parroquia, los pueblos, la gastronomía, las sierras, y en el último
número aparecido, correspondiente a 1999, se analizan las construcciones
típicas de hórreos y paneras de la zona. En el número cuatro, correspondien­
te al año 1997, y basándose en un libro publicado por Fernández Lamuño se
hace un interesante estudio de los templos religiosos de la parroquia, tanto
iglesias como capillas y ermitas, dando cuenta, entre otras cosas, de los tra­
bajos de restauración llevados a cabo en el templo parroquial de Naraval.
Ninguno de los artículos lleva firma, cuestión muy frecuente en este tipo
de publicaciones culturales, y se desconoce quienes son los responsables de
sacarla a la calle, si bien por conversaciones mantenidas con los responsables
de la asociación “Manxelón”, esta responsabilidad recae en los propios miem­
bros de la entidad cultural, sobre todo en algunos que cursan estudios univer­
sitarios en Oviedo y Gijón. Carece totalmente de publicidad, costeándose su
impresión con fondos propios y, según se desprende de una nota de agradeci­
miento repetida en los últimos ejemplares, una aportación de las arcas muni­
cipales a través de una subvención del Ayuntamiento de Tineo. Su distribu­
ción, que se realiza entre los vecinos de la zona, centros escolares y entidades
culturales, es totalmente gratuita.
OTROS PERIÓDICOS O REVISTAS
Han existido y existen otras muestras diferentes de periodismo en el
municipio de Tineo, me imagino que al igual que sucederá en otros muchos.
Me refiero a publicaciones que ocasionalmente aparecen y desaparecen, obe­
deciendo en muchas ocasiones a temas puntuales o a coyunturas especiales.
Son otra forma de periodismo, pero tan válida como las demás para comuni­
car a las gentes y para despertar inquietudes e iniciativas sociales, culturales
o humanas de gran valor, sobre todo en la zona rural.
Me referiré a tres tipos de estas publicaciones:
Io.- Publicaciones juveniles.Se conocen varias, pero tan solo vamos a citar a dos por ser las de más
importancia. “El Toupo Burlón” apareció en diciembre de 1988, se subtitu­
la “Reserva espiritual de occidente... (Asturias)”, subtítulo, sin duda, burles­
co como su segundo nombre. Se publica a caballo entre Tineo y Navia, pues
en ambos lugares tiene redacción, su texto alterna el castellano y el bable
PERIODISMO Y PERIODISTAS EN TINEO
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occidental. De marcado carácter juvenil, reivindicativo y de protesta. Esta
profusamente ilustrado y bastante bien estructurado en secciones, que apa­
rentan querer darle continuidad. En su editorial indican tres funciones: infor­
mación, cultura y humor; además al final, y de forma jocosa, se asegura su
total independencia, aunque no su neutralidad.
El segundo que citaremos es “LA TSUECA” editado por la Asociación
“Tineo Joven” y con carácter estrictamente de información del mundo juve­
nil. Es también una revista de una docena de páginas que alterna el castella­
no con el bable occidental, introduce muchos dibujos en lugar de fotografías,
seguramente para abaratar costes. Su primer número sale en noviembre de
1989 y llega a alcanzar hasta ocho salidas a la calle, su periodicidad debía ser
mensual, aunque pocas veces la cumplía. Su directiva era la misma que la de
la asociación responsable.
2o.- Publicaciones escolares.Serían todas aquellas que tienen como lugar de aparición y ámbito de
cobertura un colegio o una comunidad escolar. Fundamentalmente se reali­
zan en centros grandes, así en el C.P. Verdeamor de Tineo han existido
varias, desde “El Parque” aparecida en el año 86, hasta la última titulada
simplemente “Colegio Verdeamor” y que se publicó por última vez en el
curso 97 - 98.
En el Instituto de Enseñanza Secundaria de Tineo también han existido
diversas experiencias, desde “La Boca de Riego”, en alusión al personaje
tinetense del general Riego que daba nombre al instituto, hasta la última apa­
recida al final del pasado curso y que llevaba como cabecera “I.E.S. de
Tineo”. Recoge desde noticias del propio centro, a artículos preparados por
alumnos, bien a título individual o en grupo y un amplísimo grupo de foto­
grafías de los diferentes cursos. También hace referencia a la oferta educativa
del centro y a las mejoras llevadas a cabo en los edificios del Instituto, hoy
llamado “Concejo de Tineo”.
La publicación escolar con mayor trascendencia de cuantas se imprimie­
ron en el concejo de Tineo, tanto por su cobertura, prácticamente todo el con­
cejo, como por su contenido, era preparada por profesores y alumnos de todas
las escuelas, fue “La Fárdela”, de la que aparecieron hasta diez números.
Todos ellos contenían noticias sobre el mundo escolar y trabajos de los
alumnos, normalmente organizados o agrupados por cursos y edades. Los
profesores hacían las labores de dirección y maquetación, así como los
artículos de fondo y opinión. La distribución, no siempre gratuita, pues algu­
nas veces servía para recaudar fondos para los viajes de estudio, se hacía
directamente desde los colegios.
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LAUREANO VICTOR GARCÍA DÍEZ
3°.- Publicaciones de fiestas.Bien sé que no es prensa, pero no puedo pasarla por alto por la trascen­
dencia que tiene para el conocimiento de la historia del concejo de Tineo, en
mi caso, o de cualquier otro concejo. Los portfolios, como les denominan los
entendidos, de las fiestas de San Roque, atesoran en sus muchas páginas y
casi cien años de existencia, infinidad de artículos cuasi periodísticos que nos
informan de modas, gustos, avatares del concejo, desgracias, gracias y hasta
cuentos y leyendas en muchas ocasiones. Son, sin duda, un pozo sin fondo en
cuanto a información se refiere y, por ello, no he querido dejarlo de lado. En
sus páginas y artículos encontraremos firmas de lo más variopinto, pero, sobre
todo, gentes interesadas en la recuperación y conservación de la historia, las
tradiciones y el desarrollo de su concejo natal o adoptivo. Nombres como
Fernando Menéndez de Llano, Julio Fernández Lamuño, “Rosicler”, Manuel
Fernández de la Cera, Senén González Ramírez, Rafael Lorenzo, etc, etc., son
frecuentes en la nómina de sus colaboradores año tras año. Igualmente se pue­
den considerar como un verdadero álbum fotográfico del desarrollo de un
concejo y de sus gentes, pues sus amarillentas páginas recogen una impresio­
nante cantidad de grabados e imágenes que, por si solas, servirían para cono­
cer más y mejor a los tinetenses y a la tierra que los acoge, ello es mérito sufi­
ciente para aparecer en estas páginas y para que sirvan como cierre a esta pri­
mera parte del trabajo.
PERIODISTAS DE TINEO
En esta segunda parte glosaré, de manera breve y concisa, algunos de los
personajes tinetenses que han tenido y tienen relación con el mundo periodís­
tico. No todos estarán incluidos en esta relación, pues seguro que alguno se
me quedará en el tintero, al tiempo que es posible que incluya a otros que no
debieran estar presentes en ella, tan sólo es un apunte sobre los periodistas de
Tineo y por tanto está abierto a nuevas investigaciones y a múltiples variacio­
nes. Entre los modernos tan sólo aquellos que ejercen el periodismo como afi­
ción, nunca los profesionales, ellos merecerían un trabajo propio y a cargo de
alguien más conocedor del tema que yo.
BLAS ARGANZA DE LA U Z .-
Abogado. Nacido en Truébano a principios de siglo y fallecido en la villa
de Tineo al final de la década de los 70. Realizó los estudios de derecho en la
Universidad de Oviedo y, una vez licenciado, se instaló en la villa con bufete
propio.
PERIODISMO Y PERIODISTAS EN TINEO
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Al lado de José Maldonado, funda en enero de 1932 el periódico local
“D espertar” cuyo subtítulo, como ya citamos era, “Decenario de Izquierda
Republicana”, y que fue editado hasta 1934.
C A RLO S PÉ R E Z G A R C ÍA .-
Militar. Nació en la villa de Tineo en 1900 y falleció 86 años más tarde.
Su afición y amor a la naturaleza le llevaron desde temprana edad a intere­
sarse por dichos temas que más tarde conformarían su profesión de veterina­
rio. Hizo la carrera militar, llegando al grado de Coronel del Ejército, sin por
ello abandonar su profesión de veterinario.
Colaboró intensísimamente en la prensa y de sus aportaciones podemos
destacar:
- “La Nueva España ”, artículos y estudios científicos sobre la ganade­
ría autóctona.
- “Heraldo de Tineo ”, desde sus comienzos en su segunda época y hasta
su fallecimiento, de los que se pueden destacar:
- Concretas y breves divulgaciones agrícolas, Madrid 1984.
- Hipotético origen de los caballos asturcones.
- Recopilación de algunos datos biográficos, históricos, artísticos y
arqueológicos de Tineo y su Concejo.
Etc, etc,...
C A R LO S R O D R ÍG U E Z .-
Nacido por circunstancias en la villa de Tineo, sus padres habían huido
de la guerra en la ciudad de Oviedo, se considera y ejerce de tinetense allá
donde va. Periodista de carrera pasó por diferentes medios, tanto escritos (La
Nueva España, periódicos de Madrid, etc, etc...), como en la radio de la que
llegó a ser director de Radio Nacional en Asturias durante varios años.
También es colaborador de la prensa local tinetense y del programa de los fes­
tejos sanroqueños. En la actualidad ejerce el puesto de Jefe de Prensa de la
Junta General del Principado de Asturias.
CLAUD IO ZARDAIN FE R N Á N D E Z .-
Eclesiástico y escritor. Nacido en la villa de Tineo el 15 de marzo de
1869 y fallecido en el mismo lugar el 8 de enero de 1956. Estudió para cura
en los seminarios de Valdediós y más tarde en Teruel, ordenándose presbíte­
ro a finales de 1893. Poco después fue destinado de cura ecónomo a la parro­
quia de San José del Pozón, en el concejo de Tineo, pasando más tarde a
16
LAUREANO VICTOR GARCÍA DÍEZ
regentar la iglesia del Rodical, del mismo municipio. Fue profesor de latín y
literatura en el Colegio San Francisco de Tineo. En 1907 es nombrado bene­
ficiado de la Catedral de Teruel, donde permanece hasta 1911, año que es tras­
ladado con el mismo beneficio a la catedral de Salamanca.
Escritor prolífico dejo innumerables escritos, tanto sobre temas religiosos
como profanos, destacando sobremanera el libro titulado “Remembranzas de
antaño y hogaño de la villa de Tineo ”, que sin embargo describe casi todo el
concejo tinentense siendo, de alguna manera, la primera monografía sobre
nuestro municipio. Como periodista también fue abundante su trabajo, ade­
más de la posible dirección de “Heraldo de Tineo” que comentamos en su
momento, fue colaborador asiduo de “El Carbayón ” de Oviedo, al que tam ­
bién mandaba sus crónicas y artículos durante su estancia en Salamanca. “El
Pensamiento”, “Las Libertades”, “La Opinión de A sturias” en el que espe­
cialmente tiene una serie de artículos sobre historia muy meritorios, y por últi­
mo “La Voz de A vilés”, además de ellos y como vimos al tratar cada uno de
los periódicos locales de Tineo colaboró en casi todos los de su época, bien
en su dirección y organización, bien como simple colaborador literario.
E M IL IO C A R R IZ O DEL R IE G O .-
Nació en el año 1834 en el seno de una de las familias más distinguidas
de la villa de Tineo, inició estudios de Filosofía y Letras en la facultad de la
Universidad de Oviedo, no terminando estos estudios y alcanzando en el año
1850 el bachiller y posteriormente en 1857 la licenciatura y grado de juris­
prudencia. Fue en varias ocasiones juez municipal y llegó a alcalde de Tineo,
además de ello ejerció la abogacía en la ciudad de Oviedo y fue aquí donde
comenzó su contacto con los periódicos. Además de su labor profesional tuvo
una importante afición hacia el mundo de la arqueología, dando muchos des­
cubrimientos a la Comisión Provincial de Monumentos de Oviedo, de la que
formó parte.
Sus colaboraciones periodísticas son:
- “La Tradición ”, diario del que fue fundador, junto con otros amigos en
el año 1857.
- “La Revista de Asturias” en la que colaboró activamente durante los
años 1858 y 1859.
- “Ilustración Gallega y Asturiana ”, editada en Madrid y en la que cola­
boró durante toda la década de los ochenta.
ENRIQUETA GA RCÍA INFANZÓN .-
Escritora más conocida por “Eugenia Astur”, nació en la villa de Tineo
PERIODISMO Y PERIODISTAS EN TINEO
17
el 10 de marzo de 1888 y falleció en el mismo lugar el 10 de enero de 1947,
se celebra este año el cincuentenario de su muerte, habiéndose desarrollado
diversos actos en su memoria en la Casa de Cultura “Conde de Campomanes”
de su villa natal.
Atraída por las letras desde su juventud colaboró en muchos periódicos y
revistas de la época, tanto a nivel local, “Heraldo de Tineo”, “Voz de Tineo”,
“Tinetensa”, como a nivel regional e incluso nacional. Cultivó el cuento, la
novela y la biografía. Sus obras principales son: “Memorias de una soltero­
n a ”, “Rosina”, “La mancha de la m ora” y sobre todo y por la que es más
conocida “Riego”.
E U G E N IO DEL R IE G O NÚÑEZ Y FL Ó R E Z VALDÉS.-
No es natural del concejo de Tineo, Eugenio del Riego, pero si vivió
durante casi toda su vida en nuestro concejo, donde se casó y tuvo su solar,
además de ser el progenitor de un personaje clave en la historia del concejo,
el general liberal D. Rafael del Riego. Era natural de Canarias, donde había
nacido en el año 1784, siempre mostró inclinación por las letras y es de cier­
ta importancia su producción poética. Siempre se rodeó de personajes sobre­
salientes en este campo y, además de la amistad del Conde de Campomanes,
mantuvo buena relación con Pérez Valdés, Flórez Estrada, Agustín Argüelles,
etc, etc...
Su relación con la prensa se centra en dos publicaciones, “El Diario de
M adrid” y “El Correo de los Ciegos” donde firma siempre con el seudónimo
de “Eudelino Egregio”.
FERNA NDO M EN ÉN D EZ DE L LA N O .-
Colaborador desde los años cincuenta en el portfolio de las fiestas de San
Roque y en las últimas publicaciones aparecidas en el concejo, “Tineo” y
“Heraldo de Tineo”. También envió algunas crónicas a los periódicos regio­
nales. Posee una colección de artículos de la prensa regional sobre el concejo
tinetense desde los años cincuenta encuadernado en más de una docena de
volúmenes. Tiene varios libros preparados, pero sin publicar, sobre la historia
de Tineo, siendo su última publicación “Miscelánea tinetense”.
H É C T O R VALDÉS G A R R ID O .-
Hombre fallecido hace escasamente dos años, siempre fue fiel a su disci­
plina y estilo literario, colaborador hasta casi los últimos días de su vida en la
prensa regional y local.
18
LAUREANO VÌCTOR GARCÍA DÍEZ
Nació en Pola de Laviana en 1904, un veinte de junio. Vino para Tineo
como funcionario del Ayuntamiento, cargo que ejerció hasta su jubilación
reglamentaria. Se casó con Da Socorro García y tuvo dos hijas.
Además de sus cotidianos y casi diarios artículos periodísticos, no sólo
en la prensa regional o local, sino incluso en periódicos de nivel nacional y,
sobre todo, del otro lado del Atlántico, fue un interesante autor teatral, poeta
y narrador. Sus colaboraciones periodísticas más importantes fueron:
- “El Carbayón ” de Oviedo, del que era corresponsal en Tineo.
- “La Voz de Asturias
- “El Progreso de Asturias”, diario publicado en Buenos Aires y del que
era corresponsal en Asturias.
- “Heraldo de Tineo”, colaborador asiduo en su segunda época.
- “Tinetensa ”, revista de la que sólo salió un número, como hemos visto,
coincidiendo con las fiestas de San Roque de 1929 y de la que fue fundador.
- “Región”, corresponsal hacia el año 1923.
- “Despertar”, publicación de Gijón de la que era el corresponsal en
Tineo.
JE SÚ S EVARISTO C A SA R IE G O Y FERNÁ NDEZ N O R IE G A .-
En 1912, concretamente un día 7 de noviembre nació en la villa de Tineo
Jesús Evaristo Casariego. Más tarde por avatares de la vida residiría casi toda
su vida en la villa de Luarca, en la “Casona de Barcellina”, donde fechaba los
miles de artículos y los muchísimos libros que salieron de su fácil pluma y de
su mente privilegiada. Si nos pusiéramos a hablar de la vida y obra de D. Jesús
nos llevaría horas y además debería hacerlo persona mucho más preparada y
documentada que yo, por ello decir tan solo que alcanzó altas cotas en los
mundos literarios y durante años fue el director del Instituto de Estudios
Asturianos, actual R.I.D.E.A.
Periodísticamente, además de innumerables artículos de opinión en casi
todos los medios de comunicación, disponía de una sección fija en La Nueva
España que se mantuvo incluso después de su muerte, pues había dejado
escritos artículos para un año. Participó en los siguientes medios:
- “La N ación”, cronista parlamentario, 1933.
- “El Siglo Futuro”, cronista parlamentario.
- “Región ”, cronista parlamentario.
- “El A lcázar”, Director de este medio desde 1939 a 1944.
- “La Nueva España”, colaborador y articulista.
- “La Voz de Asturias”, comentarista.
- “Heraldo de Tineo”, colaborador frecuente en su segunda época.
PERIODISMO Y PERIODISTAS EN TINEO
19
JOSÉ VILLAMIL FERNÁNDEZ.-
Sacerdote. Nació en la villa de Castropol en 1900, y falleció en Tineo en
1962. Estuvo de párroco de Tineo 30 años. Hombre de extensa cultura y pro­
motor de innumerables obras culturales en pro de este concejo. Proyectó la
restauración del templo parroquial, cuyas obras nunca llegaron a producirse.
Fue cofundador de “La Voz de Tineo ”.
JO S É M A N U E L F E R N Á N D E Z Z A R D A IN .-
Personaje muy especial el amigo “Cuqui”, como todos le conocemos en
Tineo y aún fuera del concejo. Sobrino-nieto de D. Claudio Zardain es auto­
didacta y emprendedor en el mundo de las letras y del periodismo.
Colaborador y corresponsal hace años en la prensa regional, tanto La Voz de
Asturias como La Nueva España, emprendió luego la difícil y arriesgada tarea
de fundar sus propios medios, de esta manera sacaría a la calle dos números
de “Tineo” y sería el director, gerente, redactor, maquetador, etc, etc... de la
segunda época de “Heraldo de Tineo” del que salieron a la calle hasta 66
números. Colaboró también en una revista de carácter regional denominada
“Raíces” y en la que plasmó una buena parte de la historia más reciente del
concejo de Tineo.
Es, y ha sido Cuqui, un hombre con una personalidad difícil que le ha
provocado algunas dificultades, pero tiene un valor importantísimo en el
mundo periodístico local de nuestro concejo y por ello ha de pasar con gran­
des titulares a nuestra pequeña historia. En la actualidad reside en Madrid y
se encuentra temporalmente apartado de la prensa y su mundo.
JO S É M A L D O N A D O G O N Z Á L E Z .-
Político, abogado y escritor. Nació en la villa de Tineo en 1900 y falleció
en Oviedo en 1985.
Comenzó sus estudios de bachillerato en el Colegio de los Jesuítas de
Gijón y realizó la licenciatura en derecho en la Universidad de Oviedo en el
año 1920, poco tiempo después comienza su andadura en el mundo de la polí­
tica, en el campo republicano; del que llegaría a ser Presidente de la República
Española en el exilio. Fue alcalde del municipio de Tineo desde el año 1931
hasta el año 36 en que deja la alcaldía al ser elegido diputado regional.
Colaboró activamente en la prensa y tenía extensa obra manuscrita. Su
participación más destacada en prensa fue la fundación, junto con Blas
Arganza, del periódico local “Despertar”, además participó en “República”,
París 1962-65, del que fue director, “España Republicana”, Buenos Aires,
20
LAUREANO VÌCTOR GARCÍA DÍEZ
“Cuadernos del Ruedo Ibérico” editado en París y una vez regresado a España
participó con numerosos artículos políticos en “La Nueva España ” de Oviedo.
JU L IO A N T O N IO F E R N Á N D E Z L A M U Ñ O .-
Sería el caso contrario al de D. Jesús Evaristo Casariego, pues Lamuño
nació en Luarca, pero hizo casi toda su vida profesional en Tineo y sus cola­
boraciones periodísticas fueron en nuestro concejo. Comenzó sus participacio­
nes en “Voz de Tineo” del año 56 y desde entonces no ha existido publicación,
periódica o no, donde la firma de D. Julio Fernández Lamuño no se haya
estampado. También fue durante años corresponsal de prensa regional, espe­
cialmente de “La Nueva España ”, así como realizaba frecuentes crónicas para
Radio Nacional de España. Miembro del R.I.D.E.A., tiene una extensísima
lista de publicaciones, algunas sobre temas agrarios y del campo, su especiali­
dad, pero la mayoría sobre la historia y otras cuestiones del concejo tinetense.
Actualmente es el Cronista Oficial del Concejo de Tineo. Su principal obra es
“Tineo, villa y concejo”, sin desmerecer otras como “Nuestros templos parro­
quiales”, “La ruta de los monasterios” o “Cultivos tradicionales”.
LO LA R IC O G O N Z Á L E Z .-
Poetisa. Nacida en la villa de Tineo a principios de siglo y fallecida en
Madrid en 1992.
Hija, al igual que el eminente científico Angel y su otro hermano
Antonio, de D. Liborio Rico, que fuera notario de Tineo y de Da Adela
González Valledor. Trasladada a Oviedo, estudia en esta ciudad el bachillera­
to y la carrera de Filosofía y Letras, si bien interrumpe los estudios por su
matrimonio con el médico, nacido en Obona, D. Manuel González Suárez.
Lola Rico es conocida por sus escritos, sus poemas y sobre todo por sus
cuentos. También colaboró en revistas especializadas y en la prensa, tanto
nacional como regional, e incluso en algún número de “Heraldo de Tineo”,
en su segunda época.
L O R E N Z O ÁLVAREZ S U Á R E Z .-
Fue el fundador del primer rotativo que vio la luz en el concejo de Tineo,
“La Voz de Tineo ”, en el año 1922.
Había nacido Lorenzo Alvarez Suárez en el pueblo de El Fondal, parroquia
de San José de Fastias, el 23 de noviembre de 1981 y fallecería en la villa de Tineo
el último día de julio de 1971. Emigrante a Cuba con 19 años, se estableció en el
país caribeño como comerciante. Poco después de su llegada ya comienza a escri­
PERIODISMO Y PERIODISTAS EN TINEO
21
bir y colaborar con la prensa cubana, su primer escrito fue en la revista
“Asturias ” de La Habana y se titulaba “De Madrid al Llugarín ”. En La Habana
llegó a ser vicepresidente del Club Tinetense y una vez de regreso a España se
ocupó mucho de mejorar la situación material y cultural de sus paisanos.
Su regreso a Tineo lo hace en 1922, donde contrae matrimonio con Da
Julia García Alonso. Se ocupó como empleado de una entidad bancaria en la
villa, fue concejal teniente de alcalde, oficial habilitado de la Justicia
Municipal durante 20 años y secretario del Juzgado. Como decíamos fue fun­
dador del periódico local “La Voz de Tineo”, el primero de cuantos habrían
de aparecer en nuestro concejo. Además de esto colaboró en:
- “Asturias ”, de La Habana.
- “El Diario Español”, también de La Habana.
- “Heraldo de A sturias”, de Buenos Aires.
- “El Comercio” de Gijón.
- “A hora”, publicado en Madrid y donde utilizaba el seudónimo de
“Tatarín” y “Oznero”.
- “A sturias”, boletín informativo del Centro Asturiano de Madrid.
- “Las Riberas del E o ”.
- Y la mayoría de los periódicos que habrían de salir en el concejo de
Tineo desde su llegada y hasta su fallecimiento.
LU IS T E N R E IR O R O D R ÍG U E Z .-
Maestro de Enseñanza Primaria nacido en el Ferrol en la primera mitad
de este siglo. Durante su estancia en Tineo como maestro realizó importantes
investigaciones arqueológicas en este concejo y fue uno de los fundadores, en
su segunda época, de “La Voz de Tineo ”, que como ya dijimos en su momen­
to salió bajo la protección de la Casa de Cultura de Tineo y del Ayuntamiento
del Concejo.
A Luis Tenreiro se debe, entre otras cosas, el descubrimiento y primeros
estudios del dolmen de Merilles.
M A N U E L ÁLVAREZ M A R R Ó N .-
Escritor humorista nacido en la villa de Tineo en 1864. Sus verdaderos ape­
llidos fueron Alvarez Alvarez, tomando el de Marrón del apodo familiar. Realizó
los primeros estudios en su villa natal, al tiempo que era pastor de ovejas.
Cuando contaba apenas quince años emigró a Cuba, donde trabajó como
dependiente de comercio. Muy pronto comenzarán a aparecer artículos de
prensa en “El D ependiente”, más tarde colaboró en “El Heraldo de
A sturias”, de La Habana, siendo también corresponsal del “Occidente de
22
LAUREANO VICTOR GARCÍA DÍEZ
A sturias”. En el año 1899 alcanza cierta notoriedad con la publicación de un
artículo titulado “Mi maleta” en el diario “La M arina” en el que trataba la
situación de los españoles después del tratado de París. En este mismo perió­
dico tuvo durante más de treinta años la sección “Burla burlando”, festiva y
costumbrista, sobre temas asturianos, recogida después en cinco volúmenes
que se publicaron en la Habana en los años 1910, 1913, 1920 y 1923, salvo el
segundo, que lo fue en Valladolid en 1912. Colaboró en otros periódicos: “El
N orte” de Madrid, “El Comercio” de Gijón y en “A sturias” de La Habana.
M A N U E L Á V IL A G A R C ÍA .-
Escritor. Nació en San Lázaro de la Silva (hijuela de la parroquia de San
Juan Bautista de Santianes) el 28 de febrero de 1900. Emigrado a Cuba a tem­
prana edad, recibe algunos estudios en las clases nocturnas que dictaba el
Centro Asturiano. Fue Secretario del Club Acebo de Cangas de Tineo,
Secretario, Presidente y socio de honor del Club Tinetense de La Habana.
En Buenos Aires fue presidente del Club Tinetense, presidente también
de la Comisión de la Biblioteca Popular “Bernardino Rivadavia”, director del
Boletín de la Sociedad Vecinal “Juan Bautista Alberdi” y vicepresidente del
Centro Asturiano. Como periodista colabora en la revista “A sturias” de
Buenos Aires y en varios escritos a los periódicos locales de Tineo.
M A N U E L F E R N Á N D E Z DE LA C E R A .-
Además de catedrático de instituto y político, llegó a ocupar el cargo de
Consejero de Cultura en el gobierno regional de Pedro de Silva, Manuel
Fernández de la Cera es asiduo colaborador en las páginas de la prensa regio­
nal, especialmente en “La Nueva España”. En sus primeros tiempos de escri­
tor y periodista comenzó a firmar con el nombre de “Manolo Campa”, adop­
tando el nombre de su casa familiar en Villatresmil, donde nació y donde resi­
den sus padres. Es autor de varias conferencias, análisis y libros.
M A N U E L G A R C ÍA M A R T ÍN E Z .-
Veterinario titular del concejo de Tineo, nacido en la villa de Tineo en
1910 y fallecido en el mismo lugar en 1966.
Los primeros estudios y el bachillerato lo hace en Tineo, el preparatorio
para la Universidad en Oviedo y la carrera de veterinaria en la Facultad de
León, finalizando los estudios con sobresalientes y matrículas de honor. En
1933 le es concedido un premio de 50 ptas. por una memoria presentada sobre
ganadería y que sería recogida en la Cátedra de Zootecnia de dicha facultad.
PERIODISMO Y PERIODISTAS EN TINEO
Sus avances en el campo de la medicina veterinaria fueron
tantes, elogiando su labor prestigiosas revistas científicas. Fue un
borador del periódico “La M esta”, semanario del Sindicato
Ganadería, editado en Madrid. Además colaboró en algunas de
ciones locales del concejo de Tineo.
23
muy impor­
asiduo cola­
Vertical de
las publica­
M A N U E L M E N É N D E Z S U Á R E Z .-
Escritor, nacido en Luarca el 14 de octubre de 1896 y fallecido en Vigo
en el año 1949.
Emigra siendo todavía adolescente a América, donde reside un corto
periodo de tiempo. En su villa natal fundó el periódico “El Despertar del
Obrero” para afianzar más aún sus teorías a favor del obrero. En 1920 edita,
también en Luarca, su obra “El Caminante”. Casado con la tinetense Dolores
Martínez, de la conocida familia de “Arnaldo Martínez”, funda en nuestro
concejo el periódico “El Somatén Tinetense”, del que ya hemos dado las
escasas noticias de que disponemos y que es el motivo único por el que lo
traemos a estas páginas. Luego colaboró también en la redacción de “El País”
y del “Diario de la M arina”, ambos en Cuba cuando volvió a la isla ya casa­
do. En España por motivos políticos sufrió persecución y estuvo varias veces
encarcelado.
M A R C E L IN O T R A P IE L L O M E N É N D E Z DE L L A N O .-
Pocas cosas se pueden decir de don Marcelino Trapiello, ya que las refe­
rencias biográficas que se pueden cotejar son muy escasas, la más interesan­
te es la del libro de D. Claudio Zardain “Remembranzas de antaño y hogaño
de la villa de Tineo”.
Nace, parece ser, en la villa de Tineo en el año 1856, hijo de José y Juana
y de familia distinguida. Estudió bachillerato en Oviedo para seguir enseñan­
zas de Derecho en la Universidad de esta capital, licenciándose con la borla
de Doctor en Derecho a la temprana edad de 18 años.
El lugar que ocupa en esta nómina de periodistas tinetenses le viene dado
por haber desempeñado el cargo de director en el desaparecido periódico ove­
tense “El Carbayón ”, sin escatimar para ello dinero ni trabajo y donde contó
con la colaboración de su biógrafo D. Claudio Zardain.
M O D E ST O V Á Z Q U E Z G A R C ÍA .-
Natural de Morados, parroquia de Santa Eulalia de Miño, donde nace el
8 de noviembre de 1906.
24
LAUREANO VÍCTOR GARCÍA DÍEZ
En 1924 emigra a México y se establece en Veracruz, con un negocio de
libros. Durante el año 1939 fue jefe de redacción de la revista de arte “Z eta ”,
y un año más tarde, fundó con un grupo de jóvenes militares, “D efensa”,
revista de cultura militar, que alcanzó mucho éxito.
En 1945 publicó el boletín bibliográfico “Libros selectos”, que duró diez
años, y un año más tarde fundaría” “Ediciones Ateneo-M éxicano”.
Es autor de los libros “Digesto M ilita r”, 1968 y “Guerras de la
H um anidad”, 1971.
Al margen de estas tareas, colaboró durante mucho tiempo en la revista
del Ejército Mexicano, esporádicamente también publicó en diversos periódi­
cos de México.
RA FAEL L O R E N Z O A N T Ó N .-
Natural de la villa de Tineo, nace Rafael Lorenzo en el año 1955. Estudia
en el Colegio Libre Adoptado San Francisco y en el Instituto de Enseñanza
Media “Rafael del Riego”, ambos en su villa natal.
Periodista por vocación, ha tocado todos los medios de difusión: prensa
escrita, radio y televisión. Corresponsal de La Voz de Asturias, La Nueva
España, El Comercio, etc, etc... Responsable durante cinco años de la emiso­
ra de radio de Onda Cero en Cangas del Narcea, había tenido con anterioridad
contacto con este medio al ser uno de los creadores de la primera emisora local
de radio que tuvo Tineo, “Antena Occidente”. Ha tenido contacto con emiso­
ras de televisión y en estos momentos ocupa la dirección de “El Occidente de
Asturias”, la última muestra de periodismo de la comarca occidental de
Asturias. Además de todo esto es cantautor y escritor, con casi una decena de
títulos escritos, entre los publicados e inéditos. Podemos destacar: “Tineo en
la senda compostelana”, Salinas 1993; “Talía en Tineo”, Oviedo 1996. “La
casa de Riego”, inédito. Tiene publicado un CD con parte de sus canciones.
S A M U E L G O N Z Á L E Z F E R N Á N D E Z .-
Periodista amateur y sindicalista destacado. Nació en Luciernas (parro­
quia de Troncedo) en 1906 y falleció en la villa de Tineo, según su biógrafo
en el campo de San Roque el 4 de abril de 1937.
En 1923 emigra a La Habana, regresando al poco tiempo para estable­
cerse en Madrid, allí trabajó de camarero en el restaurante “La Criolla” muy
frecuentado por los literatos de la época, llegando a tener mucha amistad con
periodistas de “H eraldo” y “Sol”, quienes le facilitan la posibilidad de escri­
bir crónicas en esos periódicos sobre temas de política sindical, firmando
como “El Musa”.
PERIODISMO Y PERIODISTAS EN TINEO
25
Su hermano Alvaro, también aficionado a las letras y colaborador actual
de algunas publicaciones relata sobre Samuel:
“En el año 1935 vino para su pueblo natal a pasar unas vacaciones
haciéndose corresponsal del diario “Región”, de la revista “Fotos” y, más
tarde, de “La Nueva España”, siguiendo en este trabajo hasta octubre del año
36 en que es detenido, trasladado a Navelgas, posteriormente sería fusilado en
el campo de San Roque de Tineo”.
S E C U N D IN O G A R C ÍA M A R T ÍN E Z .-
Escritor local. Nacido en Tineo en 1906 y fallecido en la década de 1980.
Fue asiduo colaborador de la prensa local y corresponsal durante varios años de
la prensa regional, “El Carbayón”, “La Nueva España”, etc, etc... En 1929
fundó, al lado de Héctor Valdés, la revista “Tinetensa”, como ya dijimos en su
momento, de la que únicamente salió un número. Su firma aparece en diversos
artículos publicados en los portfolios de las fiestas mayores de San Roque, así
como en las incipientes experiencias de prensa local del concejo tinetense.
S E N É N G O N Z Á L E Z R A M ÍR E Z .-
Nacido en la villa de Tineo en el año 1954 es uno de los últimos valores
literarios que ha dado el concejo tinetense. Es más escritor e investigador de
temas genealógicos e históricos que periodista, si bien colabora frecuente­
mente en el nuevo rotativo “El Occidente de Asturias”, así como cada año
nutre con sus artículos el portfolio de las fiestas de San Roque.
Tiene más de media docena de libros publicados, entre los que destacan:
“248 personajes para la historia del Concejo de Tineo”, Salas 1993; “Tineo,
palacios, casonas, heráldica y cotos señoriales del concejo”, Salinas 1993;
“Hidalgos de armas poner y pintar en el concejo de Tineo”, Oviedo 1996;
“El señorío de Mirallo, un marquesado en la Casa de A lb a ”, Salas 1999.
V ALEN TÍN C UE R V O V A L D É S.-
Este tinetense nació en la villa en el año de 1847. Era hijo de un perso­
naje también ilustre, don Wenceslao Cuervo Valdés, que fuera abogado, alcal­
de de Tineo, gobernador de Filipinas y alcalde Mayor de Manila.
Don Valentín Cuervo Valdés se dedicó, como su padre, a la carrera polí­
tica, llegando a ser secretario del Gobierno Civil de Ávila, ciudad donde ter­
minó sus días. Fue asiduo colaborador de la prensa regional y nacional, des­
tacamos: “El Eco de Asturias”, Oviedo 1880 y “La Ilustración Gallega y
Asturiana”, Madrid 1882.
26
LAUREANO VÍCTOR GARCÍA DÍEZ
VICTORINO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ.-
Nació en el pueblo de Carriles, parroquia de Arganza, el 16 de febrero de
1926 y falleció en los primeros meses del año 1999. Dominico, enseñante,
humanista, teólogo, científico, sacerdote de gran sencillez y humildad, llegó,
luego de muchos estudios y mucha dedicación al grado de Ordinario de la
Pontificia Academia Romana de teología y Prior de los Dominicos de Santo
Domingo el Real. Fue nombrado Hijo Predilecto del concejo de Tineo.
Escribió innumerables artículos, ensayos, biografías y trabajos sobre el
mundo teológico y de la orden que había abrazado. Sus colaboraciones siem­
pre fueron en revistas y prensa especializada y por ello pasó muy desaperci­
bido para el gran público, incluidos sus vecinos. Podríamos destacar su parti­
cipación en:
- Revista “Iglesia M undo”.
- Revista “Estudios Filosóficos”.
- Revista “Teología Espiritual”.
- Revista “Salmaticensis”.
- Diario “A B C ” de Madrid, frecuentemente aportaba su visión teológi­
ca a cuestiones actuales.
- Revista “Verbo”.
Lo traemos a estas páginas por su numerosísima obra y por la importan­
cia que llegó a lograr en su orden, si bien no es un periodista local, ni siquie­
ra un periodista a la usanza tradicional.
ZO IL O M E N É N D E Z G A R C ÍA .-
No es Zoilo Menéndez natural del concejo de Tineo, pero no obstante su
impronta en este municipio fue tan relumbrante que debemos citarlo obliga­
toriamente en esta breve reseña. Nació en La Caridad el 15 de octubre de
1885. Siendo su padre de profesión minero se encamina con su familia a
Turón, contaba entonces Zoilo la edad de 10 años. Ingresa en el Seminario
Conciliar de Oviedo en 1906, tenía 21 años, ordenándose sacerdote el 23 de
diciembre de 1911. Fue titular de la parroquia de Santa María del Pedrero de
Tuña, durante cuya estancia escribe su libro sobre “Los siglos de oro de Tuña
y la vida del General Riego”. Murió durante la Guerra Civil en Trevías.
Su gusto por las letras le hace colaborar muy activamente en medios
como “El A dalid” de Gijón; “El Radical” también de la villa de Jovellanos;
“El Minero Español” publicado en Valladolid, así como en varias publica­
ciones del concejo de Tineo.
LAS TARIFAS DEL FERROCARRIL LANGREO-GIJÓN
(1878) Y SUS REPERCUSIONES EN EL DESARROLLO
REGIONAL
FRANCISCO FEO PARRONDO
(Universidad Autónoma de Madrid)
1. INTRODUCCIÓN
Ya en 1789, Jovellanos defendía el mercado libre del carbón por el puer­
to gijonés porque la libre extracción favorecería a numerosas industrias del
Principado y del resto de España al reducir los gastos mayores generados por
el consumo masivo de leña y porque podía ser muy competitivo en otros
países europeos ya que el principal exportador (Inglaterra) lo vendía mucho
más caro por sus mayores salarios y por la ausencia de com petencia1. En su
Discurso a la Real Sociedad de Amigos del País de Asturias sobre los medios
de promover la felicidad de aquel Principado (1781), Jovellanos había insis­
tido en la importancia del comercio interior y exterior. Para el primero pro­
pone que se mejoren las comunicaciones y se establezcan “ferias y mercados
donde no los haya y sean convenientes, para que cada concejo y aún cada pue­
blo, tenga cerca de sí los puntos donde debe vender y consumir sus produc­
ciones sobrantes y proveerse de las que necesita, sin la molestia y dispendio
de irlas a llevar o traer a muchas leguas de distancia” . La importancia del
comercio exterior la pone de manifiesto en una frase escueta: “el comercio
exterior es el que verifica por medio del consumo el valor de las produccio­
nes de una provincia”3.
Esta problemática perdura, más de dos siglos después, pese a las mejoras
introducidas en las comunicaciones por carretera, ferrocarril, autopistas, aero­
puerto, etc. La complicada orografía supone un freno constante a estas mejo­
1 JO V EL LA N O S, G. M. (1952): Obras, Madrid, BAE, t. 2, pp. 464.
2 JO V EL LA N O S, G. M. (1952): 0 ) 9. cit., t. 2, pp. 450.
3 La concepción de Jovellanos y otros ilustrados sobre el consum o la hem os analizado en FEO
PA R R O N D O , F.: “El consum o en el pensam iento ilustrado español”, E stu dios so b re Consum o (en
prensa).
28
FRANCISCO FEO PARRONDO
ras para crear un mercado interno y para facilitar las posibles exportacionesimportaciones del Principado.
2. EL FERROCARRIL LANGREO-GIJÓN
La industrialización asturiana, articulada en torno a la minería del carbón,
inicia su despegue en los años treinta del siglo XIX, “pero la explotación
minera tropezó desde el principio con graves obstáculos. A las importantes
deficiencias naturales de los yacimientos se sumaban la falta de capitales y de
conocimientos técnicos de los habitantes de la región y, sobre todo, la inexis­
tencia de un mercado regional consistente y el encarecimiento de los precios
en el exterior, por las dificultades del transporte”4.
Desde comienzos del XIX se explota el carbón en la cuenca del Nalón por
el Estado, privatizándose parcialmente desde 1825. Tras intentar bajar el car­
bón por el Nalón, en 1842 se construye la carretera Sama-Gijón (que culmina­
ba el viejo proyecto jovellanista) para la extracción de este recurso básico de
la economía asturiana a lo largo de los dos últimos siglos. Su peso y volumen
fuerzan a la construcción del ferrocarril como medio de transporte que sustitu­
ye a los carros entre Langreo y Gijón. La concesión de éste se produce en 1847
a la Compañía del Ferrocarril de Langreo, cuyos accionistas se reducen de
14.000 a 4.000 ante los elevados costes5. Tras una subvención de más de cua­
tro millones de reales se inaugura oficialmente el 12 de julio de 1856. El pri­
mer tramo (Gijón-Fontaciera) se había inaugurado el 25 de agosto de 1852 con
la asistencia de la reina María Cristina, llegando cuatro años después a Sama,
siguiendo los proyectos del ingeniero de caminos José Elduayen.
Las restantes cuencas seguían dependiendo de los viejos y deteriorados
cam inos6, problema que frenaba la adecuada expansión de la producción
carbonera asturiana y hacía que muchos años, según Nadal, las im portacio­
nes superasen a la producción nacional. Entre 1861 y 1885, la producción
de hulla en Asturias pasa de 252.129 a 434.871 toneladas, cifra que podía
haber sido muy superior con mejores comunicaciones, instalaciones más
modernas y empresas mayores7. Ante el escaso incremento de la demanda
4 ERICE, F. (1980): La burguesía industrial asturiana (1885-1920). A proxim ación a su estudio,
O viedo, S. Cañada, 290 págs., cfr. pp. 21.
5 LÓPEZ G AR CÍA, M. (1995): “El ferrocarril de Langreo” en La vía estrech a en A sturias.
Ingeniería y construcción (1844-1972), Gijón, Gran Enciclopedia Asturiana, pp. 2 5-92, cfr. pp. 30.
6 Esta deficiencia ha sido am pliam ente analizada en M ADRA ZO , S. (1977): “Las transform aciones
en la red viaria asturiana, 1750-1868”, Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, 90-91, pp. 61-137.
7 ERICE, F. (1980): Op. cit., pp. 24-25. Este m ism o autor cifra en 286 el número de m inas ex p lo ­
tadas en 1857 (pp. 23).
LAS TARIFAS DEL FERROCARRIL LANGREO-GIJÓN
29
regional, “la solución parecía estar en los mercados exteriores. En ellos, sin
embargo, la competencia en calidad y precio del carbón inglés reducía la
incidencia del asturiano. Los rudimentarios métodos de transporte hasta las
terminales del ferrocarril y las elevadas tarifas de éste encarecían los pro­
ductos. El propio desarrollo del tendido férreo fue lento y tardío. Sólo a paro
tir de 1865 se iniciaron seriamente las obras de la línea León-Gijón . Las
dificultades de este tramo ferroviario son muy evidentes: en 1858 se consti­
tuye la sociedad para construir el ramal León-Gijón, iniciándose las obras
en el tramo leonés en 1865, llegando el tren a Busdongo en 1867 mientras
“en la vertiente asturiana, los trabajos se fueron desarrollando con más len­
titud debido a lo accidentado de la topografía, quedando abierto al tráfico el
trayecto Pola de Lena-Gijón, que relacionaba el puerto con la cuenca del
Caudal, en 1874. Las obras del tramo final Lena-Busdongo, el más costoso
por las dificultades del puerto de Pajares, finalizaron en 1884”9. Como ha
señalado Paz Benito, “casi veinte años fueron precisos para materializar una
línea de aproximadamente 85 kilómetros de longitud, vital para la economía
de toda una región” 10. La necesidad de perforar 69 túneles justifica parcial­
mente esta lentitud.
El ferrocarril de Langreo fue el tercero de España (tras los BarcelonaMataró y Madrid-Aranjuez), el primero de vía estrecha y el primero que nece­
sitó crear los dos primeros túneles ferroviarios importantes (Conixho y
Carbayín), además de salvar grandes desniveles y movimientos de tierras. El
mantenimiento de fuertes pendientes en el trazado, para ahorrar tiempo y
dinero en la construcción, supuso, a la larga, notables problemas de conser­
vación, mantenimiento y arrastre de mercancías. Este problema se repetía en
infraestructuras complejas como el túnel de Carbayín que obligaba a repara­
ciones constantes por las noches para no interrumpir el tráfico. El problema
de las notables pendientes se paliará desde 1878, año en el que se importa una
máquina de vapor desde Inglaterra, en 1927 con la instalación de cremallera
y vagones-freno con dispositivo automático, y desde 1963 con la construcción
de un túnel de cuatro kilómetros entre Florida y Noreña.
Otro problema apenas mencionado, pero que pudo dificultar algunas
tareas, es el distinto ancho de esta vía: el ferrocarril de Langreo escogió el
8 ERICE, F. (1980): Op. cit., pp. 25. Mientras Jovellanos m encionaba que el carbón inglés tenía un
precio más elevado, en 1881-82, el asturiano era casi un 25% más caro en el puerto de Bilbao.
Pese a la obligatoriedad de consum ir carbón nacional desde 1896, el problem a no se paliaría hasta
la primera guerra mundial.
9 A L V A R G O N Z Á L E Z , R. M. (1982): “Las ciudades industriales portuarias: Gijón y A v ilés” en
G eografía d e A sturias, Salinas, A yalga, t. 2, pp. 135-153, cfr. pp. 140.
10 BENITO DEL POZO, P. (1991): El espacio industrial en A sturias, Barcelona, O ikos Tau, 550
págs, cfr. pp. 36.
30
FRANCISCO FEO PARRONDO
denominado ancho internacional de 1'435 metros, que se mantuvo hasta
marzo de 1984 en que se unificó con el resto de las vías de RENFE1*.
En 1874 se le concede el ramal de Sama a Sotrondio y Laviana, que se
i^
termina en 1884 , ampliando así, el número de criaderos de carbón con acce­
so ferroviario, aunque su extracción seguía chocando con la incapacidad del
puerto gijonés para dar salida a grandes cantidades de carbón: “sus malas con­
diciones, con poco calado y estrechez para el atraque y fondeadero de buques,
sólo permitía embarcar 120.000 Tm/año, consumiendo el resto, 130.000 Tm,
la fábrica de hierro de La Felguera, establecimientos industriales de Gijón y
algo en Oviedo” 13. El problema no se resolvería hasta 1907, con el tramo
hasta El Musel (en septiembre de este año empieza a usarse para carga y des­
carga de carbón y de hierro), que facilitaría el incremento del tráfico y del
número de apartaderos y cargaderos en las décadas siguientes14.
Asimismo, conviene tener presente que “entre 1857 y 1907, en torno al
44% del total movido por el puerto correspondió a tráficos ajenos al cabotaje
de carbón, lo que significa que se desarrollaron otras corrientes comerciales
que en conjunto tuvieron tanta o más importancia que aquél si se atiende al
valor de las mercancías traficadas; este hecho respondió a las exigencias de la
industrialización regional y local, y a la formación del subsistema central
asturiano, convertido en fuente de demanda de determinados productos que
no podían llegar sino por vía marítima” 15.
Los problemas se acentuaban por la falta de otras comunicaciones alter­
nativas desde las minas de Langreo: “la carretera de Oviedo se abrió hacia
1865, pero la de Sama a Mieres no se terminó hasta 1890. En fin, la cuenca
del Nalón careció de enlace con la red de ferrocarriles de la Compañía del
Noroeste hasta 1894, cuando se concluyó el ramal de Soto del ReyEntrego” 16. Pese a estas trabas, “Langreo pudo convertirse en un centro mine­
ro e industrial de primer orden dentro del país, máxime después de la
Restauración borbónica, que para incrementar el consumo de los carbones
11 F E R N Á N D E Z C U E ST A , G. (1984): “Los transportes terrestres y aéreos” en G eografía de
A sturias, Salinas, A yalga, t. 5, pp. 117-169, cfr. pp. 135.
12 En 1895 se le concede el ramal Sama-Sam uño, en 1900 la línea S otiello-E l M usel y en 1924 el
ramal Sotondrio-Santa Bárbara. Todas estas líneas quedaran refundidas por Decreto de 8 de junio
de 1956.
13 LÓPEZ G AR CÍA, M. (1995): Op. cit., pp. 34.
14 Un análisis am plio sobre la evolución del puerto gijonés se puede encontrar en A L V A R G O N ZÁLEZ, R. M. (1977): Gijón: in dustrialización y crecim iento urbano, Salinas, A yalga, 247 págs.
15 A LV A R G O N ZÁ L EZ, R. M. (1984): “El com plejo industrial portuario de Gijón” en G eografía
d e A sturias, Salinas, A yalga, t. 5, pp. 85-115, cfr. pp. 86-87.
16 F E R N Á N D E Z G ARCÍA, A. (1982): “Langreo” en G eografía de A sturias, Salinas, A yalga, t. 2,
pp. 23-73, cfr. pp. 25. Este tema es tratado más ampliamente en F E R N Á N D E Z G A R C ÍA , A.
(1980): L angreo: industria, población y desarrollo urbano, Langreo, Ayuntam iento, 506 págs.
LAS TARIFAS DEL FERROCARRIL LANGREO-GIJÓN
31
nacionales impuso fuertes gravámenes al carbón inglés. Por otra parte, las
explotaciones del valle del Nalón recibieron un impulso particular en el últi­
mo tercio del siglo pasado, en primer lugar por la extensión de los ferrocarri­
les mineros en el interior de la cuenca y en segundo lugar por la tendencia a
la nacionalización y concentración empresarial que dió lugar a la gran
Sociedad Hullera y Metalúrgica. Por ello, a pesar de la intensificación de la
explotación de las minas del Caudal, la extracción del valle del Nalón supo­
nía en 1882 el 60% del total arrancado en la región” 17. Como consecuencia,
“a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX las actividades económicas y el
paisaje de Langreo sufrieron una profunda transformación. El fondo del estre­
cho valle del Nalón, paulatinamente surcado por carreteras y líneas férreas,
comenzó a ser ocupado por instalaciones mineras y metalúrgicas que despla­
zaron a las plantaciones de maíz en los sectores no inundables de la vega. La
población, diseminada sobre las laderas en pequeñas aldeas, tendió a concen­
trarse en torno a los nuevos centros de actividad emplazados en el fondo de
los valles” 18.
Tal vez el mejor indicador de los avances económicos de Langreo es que,
mientras la población asturiana crecía un 13'5% entre 1857 y 1887, la de
Langreo aumentaba un 79'1%, el máximo provincial seguido de Oviedo con
el 5111%. Langreo contó con la primacía en la siderurgia regional y nacional
hasta 1880, fecha en la que, “como consecuencia de la competencia vasca en
el mercado ferroviario y naval, entró en una larga fase de estancamiento. No
obstante, su capacidad de empleo conoció un fuerte desarrollo, pasando de los
300 trabajadores a comienzos de los años sesenta a los 1.147 en el último año
del siglo XIX” 19.
Gracias a la producción de la cuenca del Nalón, “entre 1857 y 1884 nues­
tra región fue el centro de la industria básica española, si bien era el suyo un
liderazgo de dimensión relativa, pues las cifras de producción de hulla y de
hierro resultan exiguas si se comparan con las de otros puntos de Europa”20.
Germán Ojeda señala que Bélgica, con una extensión similar a la asturiana,
producía entre 1855 y 1885, treinta veces más carbón y veinte veces más hie­
rro que el Principado21.
El progreso traído por la explotación de carbón y la industrialización
supuso un incremento de los puestos de trabajo y de los ingresos pero tam­
bién problemas sociales (cambios de usos y costumbres, aumento del alcoho­
17
18
19
20
21
F E R N Á N D E Z G A R C ÍA , A. (1982): Op. cit., pp. 25-26.
FE R N Á N D E Z G ARCÍA. A. (1982): Op. cit., pp. 24.
F E R N Á N D E Z G A R C ÍA , A. (1982): Op. cit., pp. 26.
BENITO DEL POZO, P. (1991): Op. cit., pp. 25.
O JEDA, G. (1985): A stu rias en la industrialización española, 1833-1907, Madrid, S iglo XXI,
4 7 2 págs., cfr. pp. 71.
32
FRANCISCO FEO PARRONDO
lismo y de la delincuencia) y medioambientales (contaminación de aguas y
aire, incremento de los ruidos, problemas de abastecimiento de agua) en
Langreo, Laviana, etc22.
3. LAS ELEVADAS TARIFAS DEL FERROCARRIL AL CARBÓN
Un problema básico del ferrocarril Langreo-Gijón eran las elevadas tari­
fas con que inició su actividad, tan altas que los transportes por carretera aún
resultaban competitivos. Un ligero descenso de las mismas, junto con la pervivencia de dos portazgos en la carretera carbonera, colocaba al ferrocarril en
una situación ligeramente mejor, que no impide que los industriales de la zona
pidan al gobierno en 1859 que se reduzcan dichas tarifas, se instalen industrias
metalúrgicas en la cuenca para consumir el carbón menudo (sin salida en el
mercado) y se mejore el puerto de Gijón. La compañía ferroviaria reduce las
tarifas para subir hierro de Gijón al valle aprovechando el regreso de los trenes
pero no modifica el resto de las tarifas pese a las constantes peticiones para que
rebajara las de carbón y las pusiera en función del peso y no del volumen.
El problema de las tarifas ferroviarias desbordaba el caso concreto del
Langreo-Gijón. Para intentar paliarlo, el 4 de junio de 1863, la Reina Isabel II
y el Ministro de Fomento, Manuel Moreno López, firman en Aranjuez una ley
“sobre formación de tarifas de los ferrocarriles que no las tengan legales, y
unificación de las líneas pertenecientes a una misma compañía”. El gobierno,
tras oir a las partes interesadas deberá fijar las tarifas de precios máximos de
peaje y transporte de los ferrocarriles cuyas concesiones se otorgaron antes de
la ley de 3 de junio de 1855 y fueron ratificadas sin tarifa legal. Se autoriza al
gobierno igualmente para unificar, de acuerdo con las empresas, los precios
máximos de peaje y transporte y las condiciones de percepción de las tarifas
de que sea concesionaria una misma compañía. Se revisarán las tarifas cada
cinco años. Las empresas de ferrocarriles que reduzcan voluntariamente las
tarifas no podrán volver a subirlas hasta que haya transcurrido un año, a con­
tar desde la fecha en que empezase a regir la reducción, y tras ponerlo en
conocimiento del gobierno y anunciarlo públicamente con la antelación con­
veniente.
22 PA LACIO V A L D É S, A. (1991). La aldea perdida, Madrid, Espasa Calpe (editada por primera
vez en 1903); CA SA R IEG O , F. (1918): Saneam iento de Langreo, Madrid, Blass; JOVE C A N E LLA, J.M. (1925): T opografía m édica d el concejo de Langreo, Madrid, Cosano; y U T A N D A
M O RENO , L. y FEO PARRO NDO , F. (1995): “Problemática m edioam biental en la región cen ­
tral asturiana en la primera mitad del siglo XX: su percepción en las topografías m édicas”, A n ales
de G eografía de la U n iversidad Com plutense, 15, pp. 759-767.
LAS TARIFAS DEL FERROCARRIL LANGREO-GIJÓN
33
Esta ley se complementa con una Real Orden de 18 de noviembre del
mismo 1863 (firmada por el Director general de Obras Públicas, Alonso
Martínez)23 en la que se dispone que “las compañías de los ferrocarriles de
Alar a Santander, de Langreo a Gijón, de Zaragoza a Barcelona y de Córdoba
a Sevilla propongan dentro del plazo de tres meses las tarifas de precios máxi­
mos de peaje y transporte que con carácter de definitivas deban regir en las
expresadas líneas, acompañándolas de una clasificación de mercancías lo más
detallada posible, con las bases y condiciones de percepción que juzguen más
convenientes, teniendo presentes en unos y otros extremos lo admitido en las
tarifas aprobadas para los ferrocarriles de Madrid a Toledo y a Alicante por la
Ley de 19 de junio de 1859, y que deberán justificar las propuestas con una
Memoria en que se examinen las circunstancias económicas de la línea res­
pectiva y se hagan constar de un modo preciso los capitales invertidos, los
gastos de conservación, administración y explotación, el producto del tráfico
hasta el día, el que se puede esperar en lo sucesivo y cuanto conduzca a for­
mar juicio del valor natural del arrastre y de la influencia que el precio que se
fije ejercerá en la riqueza pública”. Todos estos detalles serían examinados
posteriormente, antes de su aprobación definitiva, por el Inspector facultativo
de la línea, la sección 3a de la Junta consultiva de Caminos, Canales y Puertos,
por el Inspector administrativo y mercantil, Juntas de Comercio, Diputaciones
y Gobernadores de las provincias interesadas, Real Consejo de Agricultura,
Industria y Comercio y, por último, por la sección de Gobernación y Fomento
del Consejo de Estado24. Todos estos trámites burocráticos debían retrasar
considerablemente la aprobación definitiva de las tarifas durante meses, aun­
que en ocasiones se tramitase rápidamente, como ocurrió con el “Expediente
de tarifas definitivas del ferrocarril de Langreo a Gijón”, que pasó todos los
trámites en el mes de diciembre de 1878. Lo habían elaborado (con fecha 16
de diciembre de 1878) los señores P. Jove y Hevia, Constantino Saez Montoya
y Bonifacio Ruiz de Velasco, fue aprobado por la Comisión de Comercio y,
posteriormente, el 28 de diciembre de dicho año, por el Consejo Superior de
Agricultura, Industria y Comercio.
23 En esta m ism a fecha, otra Real Orden obliga a otras com pañías a unificar precios, en tres m eses,
en todas las líneas que administran: de Lérida a Reus y Tarragona, de Tarragona a Martorell y
Barcelona, de Barcelona a Gerona, de Almansa a Valencia y Tarragona, y de S evilla a Jerez y
Cádiz.
24 En el archivo de transportes del antiguo M inisterio de Obras Públicas, Transportes y M edio
Am biente se conservan los legajos 79, 80 y 81 y las carpetas 71 y 72, sobre las tarifas del ferro­
carril de Langreo para los periodos 1851-60, 1863-76 y 1878-80, todas ellas utilizadas en el ex c e ­
lente trabajo, anteriormente citado, de M. López García (1995).
34
FRANCISCO FEO PARRONDO
4. EXPEDIENTE DE TARIFAS DEFINITIVAS DEL FERROCARRIL
DE LANGREO A GIJÓN (1878)
Este expediente, hasta ahora inédito, lo reproducimos literalmente a con­
tinuación por considerar que es una aportación interesante al conocimiento no
sólo del transporte ferroviario entre Langreo y Gijón en las décadas finales del
siglo XIX sino también sugerente para el análisis del sector carbonero, de
otras industrias, de otras alternativas de transporte, etc. Su ubicación en el
archivo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (legajo 247-25)
tal vez justifique que haya permanecido en “el olvido” de los investigadores
que hasta ahora se han dedicado a analizar esta temática, ya que no parece el
sitio más adecuado (pese a haber sido hace mucho tiempo la sede del
Ministerio de Fomento) para buscar este tipo de documentos, que hemos de
reconocer que encontramos casualmente mientras revisábamos diversos lega­
jos para otras investigaciones en curso.
“Consejo Superior de Agricultura, Industria y Comercio
La Comisión especial, nombrada en sesión de 30 de Noviembre último,
encargada de formular dictamen acerca de las tarifas definitivas por que ha de
regirse el ferrocarril de Sama de Langreo a Gijón, en cumplimiento de lo dis­
puesto en la Real Orden de 18 de Noviembre de 1863, tiene el honor de some­
ter a la aprobación del Consejo Superior de Agricultura, Industria y Comercio
el siguiente informe:
La importancia que envuelve el asunto de las tarifas del ferrocarril de
Langreo a Gijón para el desarrollo de las industrias carbonera y metalúrgica
de aquella rica cuenca se desprende, no sólo de la urgencia que el Ministerio
de Fomento recomienda a este Consejo en su Real orden de 19 de noviembre
último, para formular dictamen, sino del extenso y luminoso expediente a que
aquel ha dado lugar, que consta: de una razonada memoria con que la
Compañía del ferrocarril acompaña su propuesta de tarifas definitivas y de los
concienzudos dictámenes de la Inspección Administrativa de ferrocarriles,
Inspección Facultativa de la División del Noroeste, Diputación Provincial de
Oviedo, Junta de Agricultura, Industria y Comercio de la provincia de Oviedo,
Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos.
Suscita la Compañía del ferrocarril de Langreo una cuestión preliminar,
relativa al derecho que puede asistir al Gobierno de la Nación para intervenir
en la aplicación y subsistencia de sus tarifas vigentes que son las que, con
carácter de provisionales, fueron autorizadas por Real Orden de 14 de febre­
ro de 1859, y cree que toda modificación que se introdujera en los precios
LAS TARIFAS DEL FERROCARRIL LANGREO-GIJÓN
35
máximos en aquellas consignados constituiría un ataque injusto a su derecho,
garantizado por el texto de la Real Cédula de su concesión.
En concepto de la Comisión que informa, la Compañía del ferrocarril ha
ido demasiado lejos en sus apreciaciones. Estas han sido terminantemente
refutadas en todos los dictámenes anteriores, y es indudable el perfecto dere­
cho que asiste al Gobierno de la Nación para determinar y fijar las tarifas defi­
nitivas, de que la Compañía carece, desde el momento en que las que hoy se
aplican sólo tienen carácter de provisionales y por lo tanto de transitorias y
mudables. Esta razón bastaría para destruir toda duda sin necesidad de refor­
zarla con el texto de la Ley de 4 de julio de 1863, que facultó al Gobierno para
imponer tarifas definitivas de precios máximos de peaje y transporte a las
Compañías cuyas concesiones fueran anteriores a la ley general de ferrocarri­
les, caso en que se encuentra la Compañía del ferrocarril de Langreo, cuya
Real cédula de concesión se remonta al año de 1847.
Resulta pues de una manera evidente y unánimemente demostrado por
todas las corporaciones y centros que han informado, la necesidad de proce­
der a la fijación de dichas tarifas definitivas por los medios y fines que han
presidido al otorgamiento de la concesión, en atención no sólo a los intereses
públicos que el camino de Langreo está llamado a fomentar, sino a los muy
respetables de la compañía concesionaria.
La Inspección Administrativa de ferrocarriles, huyendo de toda combi­
nación de cifras sobre los cálculos de construcción, prefiere apreciar el alcan­
ce de las tarifas en cuestión fijándose en el capital de la Sociedad actualmen­
te reconocido, cualesquiera que hayan sido los accidentes de su buena o mala
inversión para constituir el estado de cosas existente, y halla este capital
representado por 19.266 acciones emitidas y pendientes de emisión por con­
versiones acordadas, que a razón de 1.900 reales cada una, hacen un capital
de 36.605.400 reales formado con los recursos particulares y con las subven­
ciones del Gobierno entregadas en efectivo. Deducción hecha del importe de
estas últimas y del de algunas obras incluidas en el presupuesto que presenta
la Compañía, que no forman parte de la línea general, determina aquella
Inspección el efecto de la fijación de tarifas, el capital aportado por los parti­
culares representado por la suma de 25.567.604 reales, y haciendo constar el
hecho notorio de que las fuerzas productivas de la cuenca de Langreo, por sus
solos carbones y por sus excelentes condiciones industriales, son inmensa­
mente mayores de las hasta el presente desenvueltas, cree que una baja cual­
quiera en las tarifas provocaría un crecimiento de transportes bastante, cuan­
do menos, a cubrir la cifra que en el total de los productos del camino pueda
representar la baja de los precios de tarifa, y con esto solo, aún admitiendo el
gasto enorme del 62'17% que figura hecho en la conservación y explotación
en 1875, daría de sí el interés de un 6% anual para los expresados capitales,
36
FRANCISCO FEO PARRONDO
con los aumentos de gran monta que para el futuro deberían depararles el cre­
cimiento del tráfico y la mejora de la explotación y de las condiciones mate­
riales del camino.
La Inspección Facultativa de la División del Noroeste afirma que el valor
del camino al efecto de la fijación de tarifas debe ser el señalado en el presu­
puesto de concesión, con más el que tengan o hayan costado las obras de
ampliación hechas en el mismo, y apoya esta afirmación: Io.- En que dicho
presupuesto hubiera sido uno de los datos que se hubieran tenido en cuenta al
dictar el proyecto de concesión si entonces se hubiesen formulado unas tari­
fas definitivas. 2o.- En el texto de la clausula 2a de la Real cédula de conce­
sión, por el que la Compañía se compromete desde luego a aceptar todos los
datos y cálculos en que estriba el pliego de condiciones sin ulterior derecho a
reclamar nuevas gracias o concesiones. 3o.- En el hecho de que al proceder la
administración a la liquidación de la garantía de intereses al 6% concedida a
la empresa por la ley del 2 de marzo de 1849, se tomó como base el importe
del presupuesto de concesión sin reclamación alguna por parte de la compa­
ñía que percibió consiguientemente las cantidades resultantes. Y 4o.- En la
circunstancia de que la Administración no puede ser responsable de la inver­
sión que la Compañía haya dado a sus capitales ni de las condiciones en que
esta se haya encontrado, voluntaria o forzosamente, para alterar el capital que
representa la cuenta del primer establecimiento.
De acuerdo con lo expuesto, la Inspección facultativa se fija en la valo­
ración de las obras y material efectuada en 1854 por una Comisión especial
de Ingenieros de Caminos y teniendo luego en cuenta por un lado, las sub­
venciones y auxilios acordados a la Compañía en diferentes formas y ocasio­
nes y por otro el importe de las obras de ampliación consideradas como nece­
sarias, deduce que el capital representativo del camino y que debe conside­
rarse como legal en el caso actual, asciende a la suma de 23.041.584 reales,
cantidad aproximada aunque inferior a la consignada por la Inspección admi­
nistrativa.
En concepto pues de ambas Inspecciones y en el de todas las corpora­
ciones que han emitido su ilustrado dictamen sobre este asunto, no puede de
ningún modo admitirse la cuenta de primer establecimiento presentada para
el ferrocarril por la Compañía de Langreo, no sólo por la omisión que esta
hace de las subvenciones recibidas, sino por la inclusión de cantidades que no
pueden referirse al importe de las obras de ampliación ejecutadas.
La Comisión que informa concediendo a las consideraciones expuestas el
valor que realmente tienen, estima sin embargo que tales cálculos no pueden
servir exclusivamente de punto de partida para la fijación de las tarifas defi­
nitivas y cree que la cuestión debe plantearse bajo un punto de vista más
amplio, más práctico y más industrial, teniendo en cuenta la influencia que los
LAS TARIFAS DEL FERROCARRIL LANGREO-GIJÓN
37
medios de transporte pueden ejercer en el desarrollo de la riqueza pública,
según lo dispuesto en las Reales órdenes del 18 de noviembre de 1863, en vir­
tud de las que parece procedente un estudio detenido de las circunstancias
externas del ferrocarril o sea de los elementos industriales propios de la exten­
sa zona carbonífera que está llamado a servir con la apreciación del incre­
mento que los arrastres y rendimientos habrán de adquirir pasados los prime­
ros periodos de su desenvolvimiento comercial, que naturalmente han de ser
anormales, y no perdiendo de vista que el verdadero punto de partida para la
apreciación de las utilidades que la compañía puede reportar en esta industria,
como en otra cualquiera, ha de ser el capital de su última adquisición o pos­
trer establecimiento.
Indudablemente las tarifas definitivas para un ferrocarril de carácter tan
determinado como el de Langreo, deben guardar una íntima relación con la
naturaleza y valor de las mercancías que más ordinariamente han de ser trans­
portadas. Estas, según se desprende del cuadro número I inserto en la
Memoria justificativa de la Compañía, están constituidas en su mayor parte
por materias esencialmente industriales tales como carbones, hierros, minera­
les, maderas, y materiales de construcción, hasta el punto de que los resulta­
dos obtenidos en el quinquenio de 1871 a 1875 demuestran que las mercan­
cías mencionadas absorben el 97% del total arrastrado, con un producto que
pasa del 95% del total kilométrico. También se desprende de dicho compro­
bante que el ferrocarril cuenta en la actualidad con un término medio anual de
250.000 toneladas transportadas, de las que sólo el carbón representa más del
70% en peso y más del 60% del valor de los productos obtenidos.
El ferrocarril de Langreo es pues una vía esencialmente industrial, cuya
vida depende de las mercancías que son objeto de las últimas y más bajas cla­
ses de tarifas y que en general están constituidas por materias de poco valor
intrínseco, fácil y cómodo envase y gran aplicación y cuyo transporte debe
efectuarse en grandes cantidades y a precios relativamente reducidos, sin cuya
circunstancia bien pronto se detendrá el conveniente desarrollo de la produc­
ción local y la competencia de los productos extranjeros reduciría el campo
de acción de ésta, resultando el estancamiento y la paralización, que son la
muerte de todas las industrias extractivas.
Esto es precisamente lo que ha sucedido en Langreo en la más importan­
te y esencial mercancía, con los carbones minerales, pues mientras el consu­
mo y la importación de la Península han duplicado en los últimos diez años
la producción y la exportación, en Asturias se han mantenido sin que en ellas
se aperciba la menor indicación de prosperidad.
En comprobación de este aserto, la Comisión ofrece el siguiente cuadro
que especifica las cantidades de que se ha hecho mérito.
FRANCISCO FEO PARRONDO
38
Cuadro:
años
1868
1869
1870
1871
1872
1873
1874
1875
1876
1877
im portación
esp añ ola
co n su m o de
españ ol
p rodución
en A sturias
toneladas
toneladas
toneladas
ex p o rta cio n es
por el puerto
d e G ijón
ton elad as
380.182
432.730
566.911
534.897
592.567
619.248
580.708
704.287
774.770
837.053
951.006
1.022.538
1.228.838
1.168.428
1.313.818
1.298.930
1.289.394
1.388.786
1.481.584
1.536.553
s.d.
s.d
447.037
370.967
424.499
375.014
374.914
376.649
380.000
357.000
s.d.
s.d
115.997
130.214
143.521
120.135
100.050
101.000
102.500
100.340
Estos desconsoladores resultados prueban elocuentemente que las condi­
ciones comerciales en que se efectúa la exportación de carbones por el puerto
de Gijón para los distintos mercados de la Península y especialmente del lito­
ral Cantábrico no son las más propicias al crecimiento de la producción y
dadas las excelentes condiciones de calidad y pureza de los combustibles astu­
rianos y sus múltiples aplicaciones para los distintos usos de la industria navie­
ra, metalúrgica y manufacturera, no se explica la paralización que se descubre
en su tráfico sino por la circunstancia de que se ofrecen a los consumidores a
precios poco económicos en relación con sus similares extranjeros.
La salida de un producto de universal aplicación no puede menos de estar
en relación directa de la economía en el precio, y sólo en este sentido debe
buscarse, en concepto de la Comisión, la solución al problema carbonero en
Asturias, por lo que entiende que tanto los productores de aquella comarca
como la compañía del ferrocarril de Langreo no deben buscar en el valor de
la unidad explotada o transportada el éxito, que corresponde a la acumulación
de un gran número de unidades.
De este mismo parecer es la Excma. Diputación provincial de Oviedo que
se extiende en su luminoso informe en atinadas observaciones sobre la cues­
tión, deduciendo que la solución al problema de la producción y de los trans­
portes debe tender hacia el objeto siguiente: “Aumento de explotación hasta
donde permitan los límites naturales de la localidad en condiciones de precio
que aseguren la competencia en nuevos mercados y ofrecimiento de los pro­
ductos de clase inferior no exportables, con gran rebaja de precios para que
nuevas industrias vengan a establecerse en el país sobre la base de tan venta­
josa economía”.
LAS TARIFAS DEL FERROCARRIL LANGREO-GIJÓN
39
En el mismo sentido se han expresado repetidas veces los productores de
carbón en Langreo, y su conducta en los últimos años, a través de la cruel cri­
sis industrial por que viene atravesando la Europa, prueba que han seguido
fielmente su atinada manera de apreciar esta cuestión comercial, pues que
durante ellos han realizado una reducción en los precios de venta a boca mina
de un 40%, sosteniendo a costa de mil esfuerzos la cifra de una ordinaria pro­
ducción, en lucha con los combustibles extranjeros y llegando en sus precios
de venta a tipos enormemente más bajos que los obtenidos en las minas fran­
cesas y belgas y sólo comparables a las de sus similares en Inglaterra.
Pero estos esfuerzos de los mineros no han sido secundados por la
Compañía del ferrocarril que ha mantenido la altísima tarifa que se le conce­
dió en 1859.
La Compañía de ferrocarril de Langreo, según se desprende de lo que
repetidas veces consigna la Memoria con que acompaña su propuesta de tari­
fas definitivas, aprecia las cosas de distinta manera y no abrigando la menor
confianza en el aumento de producción que pudiera motivar una prudente
rebaja de precios, somete a la aprobación del Ministerio de Fomento el anti­
guo tipo de 0*52 reales por tonelada kilométrica para las mercancías de la últi­
ma clase, a pesar de que en la actualidad sólo percibe para los carbones mine­
rales de exportación 0'45 reales, tipo que aún es excesivo por no guardar rela­
ción con el de otros ferrocarriles nacionales y extranjeros.
Esta desconfianza en la Compañía es tanto más extraña cuanto que en su
Memoria justificativa no sólo omite toda discusión y estudio acerca de los ele­
mentos de riqueza que está llamada a fomentar en la comarca por que el cami­
no atraviesa sino que abiertamente se niega a penetrar en los cálculos a que
estos elementos pueden dar lugar, olvidando que las Reales órdenes de 18 de
noviembre de 1863, dadas para mejor cumplimiento de la ley de 4 de junio
del mismo año, ya citada, prevenían a las empresas interesadas que docu­
mentasen las propuestas de tarifas no sólo con los resultados obtenidos en el
tráfico sino también con el examen de las circunstancias, de donde se deduje­
se el que pudieran esperar en lo sucesivo y de cuanto condujese a formar jui­
cio aproximado de los arrastres y de la influencia que los precios podrían ejer­
cer en el desarrollo de la riqueza pública.
Insiste la Compañía al efecto en el perfecto derecho que cree tener para
sostener sus tarifas provisionales con el carácter de definitivas, y en la impo­
sibilidad de modificar estas sin grave riesgo de sus intereses, en atención a
que el camino da lugar a causa de su defectuoso trazado.
Ambas razones, en opinión de la Comisión informante, deben ser recha­
zadas; la primera porque la Compañía ha renunciado voluntariamente a aquel
derecho, desde el momento en que posteriormente a su cédula de concesión,
no sólo el Estado sino la provincia de Asturias contribuyeron largamente a la
40
FRANCISCO FEO PARRONDO
construcción de la línea en nombre del interés público, subvencionándola con
la cantidad de 9.805.221 reales de vellón a que asciende la garantía de intere­
ses, a más de los 9.850.337 que la Compañía obtuvo por la condonación de
derechos arancelarios y de las franquicias de portazgo y aprovechamiento,
reservadas a los ferrocarriles de interés general, todo lo cual viene a repre­
sentar un auxilio de 536.000 reales de vellón por kilómetro, cuyo alcance se
comprenderá mejor teniendo en cuenta el menor costo de construcción inhe­
rente a una línea de vía más estrecha que la de los demas ferrocarriles sub­
vencionados por el Estado. La segunda razón no tiene ni aún defensa; pues en
ningún modo sería justo ni equitativo hacer responsable a la industria local de
los errores o desaciertos que la Compañía haya cometido en el trazado y cons­
trucción del camino, ni mucho menos partir para la fijación de tarifas de los
resultados que pueda arrojar una explotación cara y viciosa como lo es la del
ferrocarril en cuestión, según se desprende de los dictámenes facultativos y
administrativos que han emitido las corporaciones encargadas de hacerlo.
Muy lejos está del ánimo de la Comisión el pretender entrar en un estu­
dio puramente técnico, que no es de su incumbencia; pero sin perder el punto
de vista práctico y comercial que le es más propio, insiste en hacer resaltar los
inconvenientes antecitados y llamar la atención del Consejo sobre el enorme
gasto de explotación que está representando en los años 1857 a 1875 desde
50'96% a 86'08% que da un promedio de 6770% . Administración tan costo­
sa acusa un vicio de que no deben ser responsables, repetimos, ni las indus­
trias ni el comercio.
Entre las dificultades que la Compañía tenía para su desarrollo es la exis­
tencia del plano inclinado hacia el medio de la longitud del camino, que da
lugar al empleo de mayor número de máquinas y de mayor personal de trac­
ción y a la imposibilidad de aprovechar convenientemente el material de
transporte y lo que es peor aún a grandes pérdidas de tiempo, agregándose a
esto en concepto de la Inspección facultativa las malas condiciones del mate­
rial de transporte que posee la Compañía, insuficiente e impropio para el obje­
to a que se le destina y la poca potencia y mala disposición de las máquinas
empleadas que no están en consonancia con las exigencias del trazado de la
vía, y otros inconvenientes de carácter administrativo, todo lo cual significa
un conjunto de gastos y contratiempos que hacen que el ferrocarril esté aún
muy lejos de haber llegado a su máximum de actividad, aún admitiendo los
errores que primitivamente se cometieron en la construcción.
No son pues extraños el clamoreo que han levantado contra tal estado de
cosas los productores de carbón de Langreo y algunas corporaciones de la
provincia, ni las censuras que la Excma. Diputación provincial de Oviedo ha
dirigido a la Compañía del ferrocarril por haberse negado a prestar de hecho
su concurso en ayuda de la riqueza del país por medio de una reducción en el
LAS TARIFAS DEL FERROCARRIL LANGREO-GIJÓN
41
precio de los arrastres que hoy es absolutamente necesaria para que los car­
bones de aquella cuenca puedan llegar a nuevos mercados sosteniendo la fuer­
te concurrencia que los amenaza.
Salta efectivamente a la vista la desproporción que existe entre el precio
medio de los carbones gruesos todo-unos y menudos, lavados y brutos a boca
mina y el que representa el transporte medio de 39 kilómetros hasta el puerto
de Gijón pues que este último, teniendo en cuenta el recorrido kilométrico y
los derechos accesorios con que son gravadas las mercancías viene a tradu­
cirse en un 45 a 50% en el carbón grueso.
Análogas conclusiones se deducen tratándose de los minerales de hierro,
castinas y materiales de construcción, que abonan a razón de 0'52 de real por
tonelada y kilómetro con más los derechos accesorios que aumenta el coste
de la mercancía desde Gijón a Langreo, en más de 60%, con la circunstancia
de que estas materias destinadas al consumo de la industria local constituyen
mercancías ascendentes o de retorno lo cual las hace doblemente ventajosas
para el ferrocarril, pues sin ellas volverían los trenes de vacío.
En concepto de la Comisión que informa es urgente a más de necesario
atender al remedio de estos inconvenientes comerciales, que tanto afectan a
los intereses creados en la extensa zona de Langreo fijando a la Compañía del
ferrocarril unas tarifas más módicas que las que actualmente percibe y más en
armonía con los productos que son objeto de la exportación por el puerto de
Gijón y del consumo de la industria metalúrgica local que tan excelentes con­
diciones reúne de subsistencia y crecimiento.
No se oculta a la Comisión que dadas las particulares circunstancias de
la línea de Langreo, su situación hasta cierto punto anómala, y que se cons­
truyó con el propósito de que sirviera para fomentar las industrias extractivas
y muy especialmente la de carbones minerales, reúne todas las condiciones
para ser comprendida en la Ley de 20 de julio de 1852 que asignó la tasa
máxima kilométrica de 0'30 para los carbones y minerales.
Pero sin que la Comisión pretenda lastimar intereses creados, antes al
contrario teniéndoles todas las consideraciones y respetos debidos se encuen­
tra en este orden de cosas con intereses de más importancia y general mira­
miento que los particulares de la Compañía del ferrocarril de Langreo.
En el interés general de la Nación y en el especial de la provincia de
Oviedo estaba construir una vía por medio de la cual se pudieran conducir a
los mercados los carbones y minerales con economía y rapidez. Para conseguir
este patriótico fin se hicieron sacrificios por la Nación y por la provincia apor­
tando para la construcción del camino crecidas subvenciones que representan,
como queda demostrado, cerca del 50% de su coste. Estos sacrificios y aque­
llas esperanzas han quedado defraudadas. Los carbones para bajar desde
Langreo a Gijón aumentan su coste de boca de mina de 45 a 50% y los mine­
42
FRANCISCO FEO PARRONDO
rales que alimentan la industria metalúrgica, para recorrer la vía ascendente
desde Gijón a Langreo se recargan con más del 60%. Esta situación no es sostenible y apoyada la Comisión en estas importantísimas razones y en las no
menos atendibles de que los ferrocarriles carboneros así españoles como
extranjeros tienen una tasa kilométrica que no excede de 0'25 y baja hasta 0'12
por tonelada y kilómetro se decide por proponer al Consejo una tasa para car­
bones y minerales más baja que la que asignó la ley de 20 de julio de 1862. En
tal concepto partiendo de las clasificaciones de mercancías que se desprenden
de los informes emitidos acerca de las tarifas propuestas por la Compañía inte­
resada que presentan unas con otras notoria analogía y aceptando los tipos que
expresa la propuesta de la Compañía para el transporte de viajeros y gran velo­
cidad, pasa a proponer los precios de percepción en la forma siguiente:
Ia Clase.- Todas las mercancías que constan en la misma clase de la tari­
fa presentada por la Compañía a excepción del cinabrio o mineral de azogue,
que no guarda analogía con aquella y debe ser asimilado a otros minerales
metálicos que se incluyen en otra clase de la tarifa.
Precio de peaje: 0'54 reales. Transporte: 0'25 reales. Total: 0'80 reales por
tonelada kilométrica.
2a Clase.- Todas las mercancías que se incluyen en la misma clase de la
propuesta de la Compañía a excepción de los metales labrados o en barras y
planchas, como acero, hierro, cobre, hoja de lata, plomo, zinc y otros y de los
rails, cuyas materias no guardan relación con las demás que las acompañan,
que en general constituyen objetos elaborados o manufacturados y otros que
exigen más cuidado y precauciones en el transporte y se manejan menos
cómodamente que los excluidos.
En esta clase deben con igual criterio admitirse los objetos frágiles de
fundición y los de hierro elaborado.
Peaje: 0'40 reales. Transporte: 0'20 reales. Total: 0'60 reales por tonelada
y kilómetro.
3a Clase.- Todas las mercancías que reúne la Compañía en la misma clase
de tarifas que propone a excepción del coke, de los minerales de hierro, de los
ladrillos, piedra para cal, piedras brutas para construcción y empedrados, tie­
rras refractarias y piedras para yeso, cuyo valor, aplicación y facilidad de
transporte no es comparable al de las demás sustancias incluidas, agregando
el cinabrio, los rails y los metales, no preciosos, labrados en barras y planchas,
como acero, hierro, cobre, hoja de lata, plomo, zinc y otros.
Precio de peaje: 0'30 reales. Transporte: 0' 15 reales. Total: 0'45 reales
tonelada kilométrica.
4a Clase.- Carbón mineral o hulla, menudos y aglomerados de idem,
minerales de hierro y otros metales, no preciosos, tierras para abono, para
fabricación de tejas y ladrillos, y los abonos de todas clases, caliza para cal y
LAS TARIFAS DEL FERROCARRIL LANGREO-GIJÓN
43
para castina, piedras brutas o desbastadas para construcción, piedras para la
reparación de caminos y para la fabricación de yeso, arena, coke y maderas
de entibación para minas.
Precio de peaje: 0' 17 reales. Transporte: 0'08 reales. Total: 0'25 reales por
tonelada y kilómetro.
No terminará la Comisión sin llamar la atención del Consejo sobre algu­
nas de las condiciones de percepción y especialmente sobre las de carga y
descarga por las que en la actualidad percibe la Compañía 2 reales por tone­
lada en concepto de derechos accesorios, sobre cuyo particular parece lo más
conveniente ajustarse a lo informado por la Junta Superior de Caminos,
Canales y Puertos, con la aplicación de la tarifa especial que esta propone
siempre que dichas operaciones se verifiquen por la misma Compañía y no en
otro caso, como ahora acontece, entendiendo que la operación de la carga en
los cargaderos particulares de las minas debe efectuarse por los mismos inte­
resados pues dadas las circunstancias especiales en que estos se encuentran y
la diversidad de apartaderos situados a lo largo de la vía, la Compañía estaría
moralmente imposibilitada de llevar a cabo aquella faena con la facilidad y
oportunidad que generalmente se requieren.
Por lo que respecta a los gravámenes que la Compañía impone hoy a las
mercancías, bajo la denominación de derecho de báscula y cargadero particu­
lar, nada hay en opinión de la Comisión que autorice a conservarlos, sobre
todo el segundo pues es indudable que las ventajas que proporciona la insta­
lación de un cargadero, cuando este se construye por los particulares, son tan
directas para estos como para el mismo ferrocarril.
Asimismo opina la Comisión, de acuerdo con la Junta Consultiva del
ramo que no es sostenible la tarifa de un real por tonelada aplicada por el reco­
rrido del corto trayecto desde la estación de Gijón hasta el puerto, no sólo por­
que la Compañía no está autorizada para ello, sino porque siendo la distancia
entre ambos puntos menor de un kilómetro, resulta aquella tarifa doblemente
superior a las hoy vigentes en la línea como provisionales, sin que exista fun­
damento alguno para este fraccionamiento del recorrido, cuando está dispues­
to que en todo caso la percepción debe hacerse exclusivamente por kilómetros.
Esto es cuanto la Comisión informante tiene el honor de someter a la
aprobación del Consejo de Agricultura, Industria y Comercio, en la convic­
ción de que, dentro de sus apreciaciones, quedan atendidos los legítimos inte­
reses de la Compañía del ferrocarril de Langreo y los de las numerosas indus­
trias establecidas en la rica región carbonífera, cuyo fomento y desarrollo fue
el objetivo de aquella concesión.
Madrid 16 de noviembre de 1878.
Firmado: P. de Jove y Hevia, Constantino Sáez de Montoya y Bonifacio
Ruiz de Velasco”.
44
FRANCISCO FEO PARRONDO
5. CONCLUSIONES
La enorme importancia de las tarifas del ferrocarril de Langreo a Gijón
para el desarrollo de los sectores carbonero y metalúrgico no sólo de la cuen­
ca del Nalón sino también en Asturias y España, justifica la elaboración de
informes minuciosos en los que la compañía ferroviaria trataba de mantener
sus elevadas tarifas, alegando costes también muy significativos, y la admi­
nistración de reducirlas con el fin de aumentar las cantidades transportadas,
casi exclusivamente materias industriales (97%), de las cuales el carbón aca­
paraba más del 70% del peso y del 60% del valor. El informe anticipa que si
no se reducen las tarifas y aumentan las cantidades transportadas se dejará de
ser competitivo, aspecto que conducirá a la crisis de las industrias extractivas
y que implicará en el quinquenio siguiente la pérdida del liderazgo asturiano
en el sector pese a la reducción en un 40% de los precios del carbón.
El expediente alega que las tarifas deben bajar por las numerosas sub­
venciones públicas para la construcción y reparación de las vías (casi la mitad
de los costes totales), por ser mucho más caras que las de otros ferrocarriles
españoles y europeos (elevan los costes entre un 45 y un 60%) y por los ele­
vados gastos de explotación (unos dos tercios del total). Para ello propone una
bajada drástica de las tarifas de traslado de carbón y hierro y la supresión de
otras como carga y descarga realizadas por las empresas carboneras, derecho
de báscula y cargadero particular y traslado desde la estación de Gijón al
puerto.
En conclusión, creemos que el informe transcrito anteriormente, sinteti­
za muy adecuadamente los distintos enfoques sobre la situación carbonera,
industrial y ferroviaria del Principado en los años setenta del siglo XIX, justo
antes de perder el liderazgo industrial en favor de Vizcaya.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A
FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN1
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
1. INTRODUCCIÓN
El título de este estudio es la Junta General del Principado de Asturias a
fines del Antiguo Régimen, pero antes de comenzar debo concretar más el
marco temporal al que voy a referirme, que va ser la segunda mitad del siglo
XVIII, es decir, los reinados de Carlos III (1759-1788) y de Carlos IV (17881808). En este periodo histórico se van a producir una serie de reformas, todas
tendentes a la centralización de los órganos político-administrativos del
Reino, que van a tener aplicación, por supuesto, en el territorio asturiano, y
pueden verse manifestadas a través de la actuación de la Junta General del
Principado.
No se agota aquí el tema que nos ocupa, pues para ello tendríamos que
analizar el papel de la Junta General del Principado de Asturias durante la
guerra de la Independencia (1808-1814), convertida en un primer momento en
soberana, para adoptar luego diversos nombres, composición y competencias
de tal forma que apenas se puede reconocer en estas nuevas Juntas a la insti­
tución tradicional, tan sólo en el hecho de que todas representan al territorio
asturiano2. Con el regreso de Fernando VII (1814), volverá a constituirse la
Junta General tal y como había quedado en el año 1808, antes del levanta­
1 Con alguna m odificación este es el texto de la conferencia que pronuncié en el A teneo Jovellanos
de Gijón el 12 de abril de 1999 en el marco de unas Jornadas sobre la Historia de Asturias en la
Edad Moderna.
2 Las Juntas que se constituyen durante la Guerra de la Independencia son: la Junta Suprema de
G obierno (la Junta General del Principado se declara soberana en su sesión de 25 m ayo de 1808),
la Junta Provincial de Arm amento, Observación y D efensa creada por el Marqués de La Romana,
reunida por primera vez el 2 de mayo de 1809, la Junta Superior de Arm amento y D efensa, que se
reúne en Luarca el 4 de marzo de 1810, y la Junta Superior Provincial del Principado de Asturias,
constituida, según ordenaba el Reglam ento de Juntas Provinciales de 18 de marzo de 1811, el 21
de agosto de 1811.
46
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
miento. Desaparecerá de nuevo, transitoriamente, durante el trienio liberal
(1820-1823) y -y a muy debilitada- volverá a reunirse, no la Junta General,
sino su Diputación, de 1823 a 1826 y de 1830 a 1834. La Junta General se ins­
talará por última vez en el año 1834, para desaparecer definitivamente, con el
Antiguo Régimen y cómo institución propia del Antiguo Régimen, un año
más tarde (1835)3.
Además de una demarcación temporal, debo hacer una delimitación de
las materias de las que voy a ocuparme. Para no reiterar lo que ya se ha dicho
o escrito sobre la composición, funcionamiento y funciones de la Junta
General del Principado4, me referiré sólo a cuatro aspectos que parecen inte­
resantes y que, además, son significativos ya que suponen algún cambio en
dicha institución y, a la vez, son específicos de la etapa histórica en la que la
estamos situando. Dichos aspectos son: Las relaciones entre la Junta General
y la Real Audiencia, el sistema representativo de los concejos, cotos y juris­
dicciones del Principado en la Junta General, las relaciones entre la Junta
General y el Intendente de la provincia, y los proyectos de ordenanzas de la
Junta General de 1781 y de 1805.
Sobre este periodo histórico, vid. Á LV AREZ V A L D ÉS, R., M em orias d el levan tam ien to de
A stu rias en 1808, B iblioteca Histórica Asturiana, VI Centenario del Principado de Asturias (13881988), Silverio Cañada, Gijón, 1988; FUGIER, A., La Junta S u perior de A stu rias y la invasión
fra n cesa (1 8 1 0 -1 8 1 1 ), Biblioteca Histórica Asturiana, VI Centenario del Principado de Asturias
(1 3 8 8 -1 9 8 8 ), S ilverio Cañada, Gijón, 1989; C A R A N TO Ñ A Á LV A R EZ , F„ R evolución lib era l y
crisis d e las instituciones tradicion ales asturianas, Biblioteca Histórica Asturiana, VI Centenario
del Principado de Asturias (1388-1988), Silverio Cañada, Gijón, 1989, pp. 59-182.
3 Sobre la Junta General durante este periodo histórico, vid., C A R A N T O Ñ A Á LV A R EZ , F.,
R evolución lib eral..., op. cit., pp. 183-317.
4 La obra más com pleta y documentada sobre la Junta General es la de M E N ÉN D E Z GO NZÁLEZ,
A ., E lite y P oder: La Junta G en eral del P rin cipado de A sturias (1 594-1808), Instituto de Estudios
Asturianos, O viedo, 1992. Pueden consultarse también los siguientes estudios: C A V E D A Y
N A V A , J., M em oria h istórica sobre la Junta G eneral d el P rin cipado de A stu rias, O viedo, facsí­
mil de la edición de 1834, con una introducción de J. I. Ruiz de la Peña, A lvízoras Libros, O viedo,
1988; V ILLA Y G ARCÍA, M. DE LA, La Junta G eneral del P rin cipado de A stu rias (O viedo,
1909), B iblioteca Histórica Asturiana, VI Centenario del Principado de Asturias (138 8 -1 9 8 8 ),
S ilverio Cañada, Gijón, 1989, pp. 105-144; FER N Á N D E Z DE M IR A N D A DEL LL A N O PONTE
Y V IV ES, A. (V izconde de Campo-Grande), La Junta G en eral d e l P rin cipado de A sturias.
B osqu ejo histórico, Establecim iento tipográfico La Cruz, O viedo, 1916; Á L V A R E Z G E N D ÍN , S.,
La Junta G en eral d el P rin cipado de A sturias y su D ipu tación , Imp. La Cruz, O viedo, 1940;
TUERO BE R T R A N D , F., La Junta G en eral del P rin cipado de A stu rias, A yalga, Salinas
(Asturias), 1978; C O R O N A S GONZÁLEZ, S. M., "Ilustración y Derecho en Asturias", R evista
Ju rídica d e A stu rias, Separata del n° 15, 1992, pp. 37-39; M UÑO Z DE BUSTILLO , C., "Asturias,
Cuerpo de Provincia. D e la corporación provincial en la Castilla moderna", en A nuario de H istoria
d e l D erech o E spañol (en adelante A .H .D .E .), T. LXII, 1992, pp. 355-475; M U Ñ O Z D E B U ST ILLO, C., "De Corporación a Constitución: Asturias en España", en A .H .D .E ., T. L X V , 1995, pp.
3 21-403; SÁ N C H EZ DOM INGO , R., "La Junta General del Principado de Asturias", en La f ig u ­
ra d e l P rín cipe de A stu rias en la Corona de España, Centro de Estudios Superiores Ramón
Carande, D ikinson, Madrid, 1998, pp. 135-146.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
47
2. LAS RELACIONES ENTRE LA JUNTA GENERAL DEL
PRINCIPADO Y LA REAL AUDIENCIA DE ASTURIAS EN LA
SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII
No se puede estudiar la Junta General en un periodo histórico enmarca­
do en el siglo XVIII sin analizar previamente el impacto que supuso en la
organización político-administrativa del Principado la creación de la Real
Audiencia de Asturias por Real Cédula de Felipe V, fechada el 30 de julio de
17175. Desde este momento, las justicias ordinarias de los distintos concejos,
cotos y jurisdicciones del Principado de Asturias tendrán como órgano judi­
cial superior a la Real Audiencia de Asturias, y no a la Real Chancillería y
Audiencia de Valladolid, como hasta el momento. Pero dada la confusión
entre poderes y funciones propia del Antiguo Régimen, al asumir la Real
Audiencia no sólo competencias judiciales sino también político-administra­
tivas, va a afectar a las que hasta entonces ejercía el antiguo gobernador del
Principado, el Corregidor, junto con la institución de gobierno más represen­
tativa de la Asturias del Antiguo Régimen: la Junta General.
Por lo tanto, nos encontramos en la segunda mitad del siglo XVIII con
dos órganos de gobierno del Principado de Asturias: La Real Audiencia,
representante del Poder Real, y la Junta General, representante de la provin­
cia. Ésta, ha visto afectadas sus atribuciones pero sigue siendo el verdadero
órgano que representa al Principado y como tal va a seguir actuando, recono­
ciéndose tal naturaleza por la Corona. No en vano, es la misma Real Cédula
de fundación de la Audiencia la que dispone que se celebren las Juntas gene­
rales y particulares en la misma form a que ha sido costumbre6.
Tradicionalmente se viene diciendo que con la creación de la Real
Audiencia, la Junta General pierde prácticamente todas sus atribuciones7. Esta
5 N ovísim a R ecopilación de las L eyes de E spaña (1805), Libro V, Título III, Ley I (en adelante Nov.
R ec., Libro, Título y Ley o leyes).
6 lbíd .
1 La postura tradicional -que parte de las obras de C A V E D A Y N A V A , J., M em oria h istórica..., op.
cit., pp. 33-35, de SA N G R A D O R Y VITORES, M., H istoria de la adm inistración de ju sticia y del
antiguo gobiern o d el P rin cipado ( I a ed. 1866), Biblioteca Histórica Asturiana, VI Centenario del
Principado de Asturias (1388-1988), Silverio Cañada, Gijón, 1989, p. 222, y de VILLA, M. DE LA,
La Junta G en eral..., op. cit., p. 114- ha sido mantenida por TUERO BE R TR A N D , F., La Junta
G eneral..., op. cit., p. 14. Este autor considera que desde su creación, la Real A udiencia de Asturias
asum ió un control "poco m enos que absoluto" de la Junta General, "quedando, a partir de entonces,
reducida la Junta a la posición de exponer al monarca los asuntos de interés para el Principado y
solicitar su apoyo para su satisfactoria resolución". M ENÉNDEZ GO NZÁLEZ, Élite y P oder..., op.
cit., pp. 281, 2 8 4 -286 y 289-292, a través de un estudio más documentado, matiza esta postura, pero
sigue m anteniendo que la Real Audiencia "tiende a situar a la Junta en una relación de subordina­
ción y control inexistente en épocas anteriores" y consecuentem ente ésta "va perdiendo importan­
cia de forma paulatina, mientras ve recortadas, o en litigio, algunas de sus antiguas prerrogativas".
48
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
afirmación debe matizarse pues, de hecho, la Junta General va a seguir ocu­
pándose de los más variados asuntos, todos los necesarios para el gobierno del
Principado, y no va a escatimar oportunidades para hacer valer su poder, pres­
tigio y posición de preeminencia como institución tradicional, particular y útil
para la defensa de los intereses del territorio al que representa. Las dos institu­
ciones operantes en un mismo territorio -Real Audiencia y Junta G eneraldebían cooperar para el buen gobierno del Principado y así lo hicieron en
líneas generales durante la segunda mitad del siglo XVIII, superado el perio­
do de críticas tras la instalación de la Real Audiencia. Una pieza fundamen­
tal para dicha cooperación será la figura del Regente de Asturias, presidente
de ambas instituciones8.
Hay que poner de m anifiesto que si bien CA V E D A Y N A V A , op. cit., pp. 35-36 y S A N G R A D O R
Y VITORES, op. cit. pp. 222-223 mantienen que, tras la creación de la Real Audiencia, la Junta
General del Principado perdió gran parte de sus atribuciones, inmediatamente manifiestan que
am bos cuerpos cooperaron en el gobierno de Asturias, con respeto mutuo y armonía.
Recientem ente, la tesis tradicional ha sido revisada, aunque más en la forma que en el fondo, al no
haber contrastado sus tesis con la realidad documental representada por las actas de sesion es de la
Junta General y de su Diputación, por M UÑO Z DE BUSTILLO , C., "Asturias, cuerpo de provin­
cia...", op. cit., pp. 4 56-458, y sobre todo en "De Corporación a Constitución...", o p.cit., pp. 335338 y 4 0 2 -4 0 3 .
8 REGENTES DE LA REAL A U D IEN C IA DE A STU R IA S D E SD E LA S E G U N D A M ITA D DEL
SIGLO XVIII H A STA 1808:
D esde 1755 A ntonio Varela Bermúdez.
D esde 1764 Manuel de Berdeja.
D esde 1766 A ntonio de V eyán y Monteagudo.
D esde 1770 Teodom iro Caro de Briones.
D esde 1773 Julián de Sancristobal.
D esde 1774 M iguel de Barreda y Yebra.
D esde 1776 Juan Matías de Azcárate.
D esde 1785 Juan Gabriel Tenreiro Montenegro.
D esde 1791 Carlos de Sim ón Pontero.
D esde 1798 Juan Pérez Villam il.
D esde 1799 V icente V izcaíno Pérez.
D esde 1800 Andrés Lasauca.
D esde 1803 Pascual Q uílez y Talón.
1808 José Pagóla (electo).
Juan Crisóstom o de la Llave (presidente militar interino).
Fuente: A cta s de sesion es de las Juntas y D iputaciones d el P rin cipado de A sturias. A rch ivo
G en eral d e la A dm in istración d el P rin cipado de A sturias, Libros 109-124 (en adelante A .J.D .P .A .).
G O N ZA L EZ PO SA D A , C., M em orias h istóricas del P rin cipado de A stu rias y o b isp a d o d e O viedo
( I a ed. Tarragona, 1794), Edición Facsím il de B ibliófilos Asturianos, V ol. II, Luarca, 1972, pp. 8889; SA N G R A D O R Y VITO RES, M., H istoria de la adm inistración de ju sticia ..., op. cit, p. 490;
CA N E LLA SE C A D E S, F., "Antiguo gobierno de Asturias", en BELLM UT Y T R A V ER , O. Y
CA NELLA SECADES, F., Asturias (1897), Silverio Cañada, Gijón, 1980, Tom o II, p. 9; M ENÉNDEZ
G O N ZÁLEZ, A ., É lite y P oder..., op. cit., p. 293.
José Pagóla nunca llegó a ocupar la Regencia de Asturias. C om unicó su nombram iento a la
Diputación en una carta fechada el 13 de febrero de 1808. Vid. Diputación de 30 de marzo de 1808.
A .J.D .P .A ., Libros 124 y 125 (fols. 509 r. y 510 r.). Sabem os que llegó a O viedo en jun io de 1808
pero fue detenido por la ya Junta Suprema de Gobierno del Principado de Asturias, y la Real
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
49
Uno de los medios de control más importantes con los que contaba la
Real Audiencia respecto de la Junta General, la aprobación de los acuerdos
de ésta, tal y como ordenaba la Real Cédula de fundación de 1717, se dero­
gó diez años más tarde por Real Resolución de 7 de octubre de 17279. Esta
Audiencia, enfrentada en este m om ento histórico con la Junta, no pudo darle posesión de su cargo.
Se le liberó en agosto, pero se le expulsó pronto de la provincia. A sí lo m anifiesta en una represen­
tación, fechada el 26 de octubre de 1808, el Oidor y A lcalde M ayor D ecano de la Real Audiencia,
José Salvador López del Pan. A .H .N ., Sección Consejos, Legajo 13.489. A lgunos de los autores que
han incluido en sus obras una lista de los regentes de la Real A udiencia de Asturias sitúan a José
Pagóla en 1810 (SA N G R A D O R Y VITORES, M., H istoria de la adm in istración de ju stic ia ..., op.
cit., y C A N E L L A SE C A D E S, F., “A ntiguo gobierno de Asturias”, op. cit.). SA N G R A D O R Y
VITO RES, M., H istoria de la adm inistración de ju sticia..., op. cit., p. 4 90, y M E N É N D E Z
G O NZÁ LEZ, A ., É lite y P oder..., op. cit., p. 293, incluyen entre Pascual Q uílez y Talón (1803) y
Juan C risòstom o de la Llave (presidente militar de la Real Audiencia nombrado interinamente en
1808) a Pedro Trugillo (1805). Lo cierto es que Pascual Q uílez y Talón seguía ejerciendo com o
R egente en diciem bre de 1805. En un trabajo posterior, M E N ÉN D E Z G O NZÁLEZ, A ., “La Real
A udiencia de Asturias al final del Antiguo Régim en”, en Boletín d e l R eal Instituto de E studios
A stu rian os (en adelante B .R .I.D .E .A .), 137, enero-junio, 1991, p. 250, sitúa a Pascual Q uílez y Talón
en la R egencia de Asturias desde 1803 hasta 1809.
PR ESID ENTES D E LA JU N T A G ENERAL DEL PRINCIPADO (1760-1805):
El Regente podía delegar el cargo de presidente de la Junta General y de la Diputación en otro
m inistro de la Real Audiencia, normalmente en el Oidor y A lcalde M ayor D ecano.
1760 M anuel de Berdeja, Oidor y A lcalde Mayor.
1763 M anuel de Berdeja, Oidor y A lcalde Mayor.
1766 Pedro M anuel Fernández de V illegas, Oidor y A lcalde Mayor.
1769 Pedro Prudencio de Tarranco, Oidor y A lcalde Mayor.
1772 T eodom iro Caro de Brirones, Regente.
1775 Cristóbal B ivero, Oidor y A lcalde Mayor.
1778 Juan M atías de Azcárate, Regente.
1781 Juan Matías de Azcárate, Regente.
1784 A ntonio M elgarejo, Oidor y A lcalde Mayor.
1787 Juan Gabriel Tenreiro M ontenegro, Regente.
1790 Juan Gabriel Tenreiro M ontenegro, Regente.
1793 Carlos de Sim ón Pontero, Regente.
1796 Carlos de Sim ón Pontero, Regente.
1799 V icente V izcaín o Pérez, Regente.
1802 Francisco A ntonio T ouves, Oidor y Alcalde Mayor.
1805 Francisco A ntonio T ouves, Oidor y A lcalde Mayor.
Fuente: A .J.D .P .A ., Libros 109-124.
9 La Real R esolución de 7 de octubre de 1727 prohibió al presidente de la Junta General obstaculi­
zar la deliberación y los acuerdos de ésta en asuntos gubernativos y econ óm icos, y ordenó que, tras
la votación, el acuerdo se consignase formalmente. Con dicho acuerdo debía conform arse el pre­
sidente en el m ism o m om ento de la votación sin que pudiera llevarse los libros de acuerdos para
hacer la regulación de votos más adelante. En caso de incum plim iento por el presidente, los voca­
les podían apelar ante la Real Audiencia. Cita esta disposición S A N G R A D O R Y VITO RES, M.,
H istoria d e la adm in istración de ju sticia ..., op. cit., p. 201. También la m encionan con el nombre
de Real C erem onial la ordenanza 40 (número repetido) del título 2o del proyecto de ordenanzas de
1781 y la ordenanza 13 del título 3o del proyecto de 1805. A m bos proyectos insisten en la ob liga­
ción del presidente de conformarse con lo acordado por la mayoría en el m om ento de la votación.
La ordenanza 10 del título 3o del proyecto de 1781 establece la m ism a obligación de conformidad
del presidente respecto a los acuerdos de las Diputaciones.
50
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
disposición, traía consigo dos consecuencias: La derogación de la necesidad
de aprobación de los acuerdos de las Juntas Generales y de las Diputaciones
por la Real Audiencia10, y la obligación del presidente de conformarse con
lo acordado en las mismas por la mayoría de sus vocales y en el mismo
10 En la práctica, nunca se llevaron efectivam ente todos los acuerdos de la Junta G eneral a la Real
A udiencia para su aprobación. Lo que sí estaban era som etidos a los tribunales pues eran recu ­
rribles, con lo que la Real A udiencia podía revocarlos o ratificarlos. A ntes de la Real
R esolución de 7 de octubre de 1727, sí se llevaron a la Real A ud ien cia algunos -p e r o en c o n ­
tadas o c a s io n e s- de los acuerdos de la Junta General y de su D iputación para su aprobación,
con la con sigu ien te protesta de los vocales. Tras la citada Real R esolución, tam bién encontra­
m os ca so s en los que se llevan acuerdos de la Junta General o de la D iputación a la Real
A udiencia, y ahora los vocales cuentan con un fundam ento jurídico para oponerse a ello.
A lgu n os de estos casos, anteriores y posteriores a la Real Cédula de 1727, son enum erados por
M E N É N D E Z G O N ZÁ L EZ , A ., É lite y P o d er..., op. cit., p. 290, notas 70 y 71. En las actas de
la segunda mitad del sig lo XVIII, encontram os alguna propuesta para que se lleven los acuer­
dos de la Junta General a la Real A udiencia y algunas actuaciones efectivas en este sentido. En
la Junta G eneral de 1775 (sesión de 27 de ju lio) José V icen te de Om aña -a n te el rechazo de su
nom bram iento com o Procurador General del P rincipado- m anifiesta ante el presidente de la
Junta G eneral la necesidad de que los acuerdos de la m ism a fueran aprobados por la Real
A udiencia. D ice en concreto que los acuerdos de la Junta, para poder ejecutarse y tener e f e c ­
to, deben rem itirse a la aprobación de la Real A udiencia según manda el capítulo 14 del Auto
acordado de su erección. Y en efecto, el presidente le responde que así lo hará cuando sea el
m om ento. Extrañam ente, nadie alega la Real R esolución de 1727. A .J .D .P .A ., Libro 111. La
citada d isp osición sí será alegada por algunos vocales contra el auto del presidente que ordena
llevar a la Real A udiencia un acuerdo de la Diputación de 2 de marzo de 1778. El asunto era
más com p lejo pues los diputados acordaron en contra de un auto de la Real A udiencia. Ésta,
tras una p roposición de José V icente de Omaña, había resuelto con ced er un p lazo de och o días
al Procurador General, Martín de Cañedo, que había ejercido com o tal desd e 1775 hasta 1778,
para que presentase ante la Diputación y el nuevo Procurador G eneral, José V icen te de O m aña,
sus cuentas. Sin em bargo, la m ayor parte de los diputados acuerda con ced erle un p lazo más
am plio, y ante ello , el presidente determ ina el en vío de dicho acuerdo a la Real A udiencia. El
propio presidente, ante las protestas de los diputados que alegan el Real C erem onial de 1727,
d ice que se trata de un caso "de justicia" que debe decidir la Real A udiencia. A pesar de que
en este caso la rem isión del acuerdo de la Diputación a la Real A ud ien cia parece estar ju s tifi­
cada, el presidente sigu e con esta práctica ante los acuerdos de las D iputaciones de 18 de m arzo
y 20 de m ayo de 1778, "con arreglo al auto de erección de la Real A udiencia", lo que debe c o n ­
siderarse en este caso una práctica abusiva del presidente al estar derogada dicha ob ligación de
presentar los acuerdos ante la Real A udiencia por la Real R esolución de 7 de octubre de 1727,
tal y co m o exponen algunos diputados en la Diputación de 2 de marzo de 1778: "Suplica al
señor R egente se sirba reformar el auto dado por no estar en práctica de todo el tiem po que
hace m em oria a esta parte el que los acuerdos de la Diputación se lleven a la Real A udiencia
para su aprobación pues aunque el auto acordado de su erección lo prevenga, y m ediante la
falta de obserbancia de inm em orial tiem po a esta parte, hace creer que ayga alguna orden p o s­
terior que lo derogue y sobre todo el Real cerem onial espedid o por S.M ., y bajo cuyas reglas
se govierna este Principado y lo m ism o la Ciudad, previene, entre otras cosas, según la m em o ­
ria que hace, que el señor M inistro que preside se haya de conform ar con la m ayor parte q u e­
dando el recurso en justicia para aquel que se contem plase agraviado". Pero, efectivam en te, se
vulnera dicha d isp osición pues los acuerdos citados se llevan a la Real A ud ien cia y, en el caso
del de la D iputación de 20 de m ayo, dicho tribunal no aprueba el acuerdo de la m ism a
(R esolu ción de 15 de junio de 1778). A. J.D .P .A ., Libro 111.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
5 J
momento de la votación11. Esto se cumplía generalmente por el Regente,
pero si se extralimitaba - y lo hacía cuando pretendía imponer su voluntad en
la regulación de los votos12 o en la marcha de las sesiones cuando quería
11 Lo cierto es que, com o regla general, el presidente recogía en la regulación de los votos el acuerdo
de la mayoría de los vocales de la Junta General y cuando no lo hacía las quejas de los vocales no
se hacían esperar y, en último caso, éstos recurrían el acuerdo distinto al voto de la mayoría ante la
Real Audiencia. Expresamente se refiere a la disposición de la que hablamos, para acatarla, el pre­
sidente de la Diputación celebrada el 6 de diciembre de 1775: "La costumbre que havía entonces
(antes d el Real D ecreto de 30 de ju lio de 1717 p o r el que se constituye la R eal A u diencia), y se
obserbaba con arreglo a una Ordenanza espresa de las Reales de el Principado de veinte y tres de
Noviem bre de mil quinientos noventa y quatro aprovadas y mandadas obserbar por el Señor don
Phelipe segundo, es que el que preside solamente en discordia o ygualdad de votos de los vocales
le tenga decisivo, y no vote en otro caso alguno y se siga lo votado por la mayor parte en cuio
supuesto, teniendo la obligazión de obserbar la citada ley, decreto, y ordenanza, se considera sin
facultad alguna para más que declarar lo votado por la mayor parte, mayormente estando clarísima
sobre el particular la Real Cédula de siete de octubre de mil setezientos veinte y siete sobre que
quede por acuerdo lo que por la mayor parte se botare, sin que lo embarace el ministro que presida
quedando reserbado a las partes su recurso para en caso de agravio". A.J.D.P.A., Libro 111.
También alega la resolución que com entam os Joaquín José Queipo de Llano, Conde de Toreno, en
la Junta General de 1790 (sesión de 18 de septiembre) ante la decisión del presidente en contra de
lo acordado por la mayoría de los vocales, "deviendo, com o lo han hecho hasta aquí siempre los
señores que la presiden, llevar a efecto lo acordado por la mayor parte, que lo tiene así declarado
S.M. en el Ceremonial que se observa en este Principado". A.J.D .P.A., Libro 116. Citaremos por
último la Junta General extraordinaria de 1794 (sesión de 20 de agosto) en la que, ante el retraso en
la com unicación a la Junta General de una Real Orden, se recuerda al escribano de gobierno su obli­
gación de leer los documentos que se le pidan sin que deba esperar a una orden del Regente cuyas
facultades estaban establecidas en el Real Ceremonial del año 1727. A .J.D .P.A., Libro 119.
12 En la Junta General de 1757 (sesión de 30 de junio), el presidente, M anuel de Berdeja, no es que
no se conform e con lo acordado por la mayor parte de los vocales de la Junta General, sino que
pretende im pedirles votar sobre una proposición presentada en la sesión de 27 de junio en la que
se protestaba porque las cátedras de teología las ocupaban siempre los regulares y nunca los man­
teistas. Se pretendía solicitar al Rey la reforma del m étodo de provisión de cátedras, y para ello
se debía preparar la consiguiente representación. Pero el presidente de la Junta General se niega
a que se proceda a la lectura de los Estatutos de la Universidad y de las leyes de la N ueva
R ecopilación que trataban sobre la provisión de cátedras. Enérgicam ente ordena que no se deba­
ta el asunto "ni se intrometa la Junta, ni ningún vocal de ellos a interpretar la ley". M uchos voca­
les reaccionan pidiendo la m odificación del auto del presidente pues consideraban a la Junta
General, en nombre del Principado, facultada para debatir el asunto en cuestión, e incluso algún
vocal -e n concreto el apoderado de R ibadesella- alega el derecho del Principado al recurso de
contrafuero: "Si contra el derecho comunal de algún pueblo, fueren dadas algunas letras, no
deven ser cum plidas, ca son a daño de m uchos, d évese sí suplicar y rogar al rey sobre ellas". En
este caso, finalm ente, el presidente cedió y se conform ó con la mayoría de los apoderados con lo
que se procedió a la preparación del recurso. A.J.D .P .A ., Libro 109.
Tampoco se conforma el presidente, Carlos de Simón Pontero, con el acuerdo de la Diputación de 9 de
julio de 1794 por el que se pretendía solicitar al Consejo permiso para la reunión de la Junta General
extraordinaria con motivo de la Real Orden de 24 de junio de 1794 por la que se mandaba proceder al
sorteo de 1.320 hombres con los que el Principado contribuiría a la guerra contra Francia. El presiden­
te consideraba facultada a la Diputación para proceder al cumplimiento de la Real Orden y por ello no
se conforma con lo acordado por la Diputación. Sin embargo, decide suspender el cumplimiento de la
Real Orden hasta que el Consejo resuelva el asunto, y finalmente éste ordena la reunión de la Junta
General extraordinaria tal y com o se comunica en la Diputación de 29 de julio. A.J.D.P.A., Libro 118.
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
52
1
acortarlas - los vocales expresaban su más enérgica protesta y recurrían ante
la Real Audiencia. Así lo hizo el apoderado de Gijón, Ramón de Jove, en una
de las pocas ocasiones en las que el presidente no se conformó con lo acor­
dado por la mayoría de los vocales. En la Junta General de 1790, el Alférez
Mayor del Principado, Joaquín José Queipo de Llano, Conde de Toreno,
nombra como sustituto a José Camino Miranda Valdés y Jove, lo cual es
aceptado por la mayor parte de los vocales. Sin embargo, el presidente, Juan
Gabriel Tenreiro Montenegro, suspende tal aceptación hasta que el Rey le
otorgase el título de teniente de Alférez Mayor. Ante ello, el apoderado de
Gijón no duda en exigir al Regente la modificación de su auto de regulación,
para que se llevase a efecto lo acordado por la mayoría de la Junta General,
y, en caso contrario, amenaza con apelar a los tribunales porque lo contrario
-dice- sería concurrir al abolimiento de las regalías, derechos y costumbres
de esta Junta de Provincia, de quien el que apela y más señores que le han
seguido son representantes. También protesta el Conde de Toreno contra el
auto de regulación del presidente, que califica de contrario a las Reales
Cédulas y a las regalías de la Junta General, deviendo, como lo han hecho
hasta aquí siempre los señores que la presiden, llevar a efecto lo acordado
por la mayor parte, que lo tiene así declarado S.M. en el Ceremonial que se
observa en este Principado (se refiere a la Real Resolución de 1727)14.
La Real Audiencia asumió desde su instalación atribuciones que afecta­
ban a las de la Junta General, en materia fiscal, militar, y de obras públicas
13 En la Junta General de 1781 (sesión de 20 de septiembre) el presidente, Juan Matías de Azcárate,
señala un día para el fin de las sesiones, y, ante ello, protestan algunos apoderados (Tom ás Bernardo
de Quirós y Benavides, Ramón de Jove Dasmarinas, Lope José de A rgüelles, Conde Marcel de
Peñalba, y A ntonio de Heredia): "Hasta ahora se le han guardado inviolablem ente por la Junta todas
las facultades, y preheminencias, que com o a Presidente de ellas le corresponden, pidiendo se obserben del m ism o m odo en lo sucesibo, pero al paso que esto pretenden, no deben, ni pueden consen­
tir, que a dicha Junta se le limiten las que la competen [...] D e ello (de la resolución d el R egen te)
resulta a la expresada Junta notable restricción de sus facultades, tanto en su existencia o duración
com o en privar a sus vocales de hazer las representaciones que com bengan así a los conzejos de
quien son respectivamente apoderados com o al común de la Provincia [...] En ninguno de estos dos
particulares privativos de la Junta pareze regular la providencia de U.S. por no berse autorizada con
alguna ordenanza o costumbre". A.J.D.P.A., Libro 113, fols. 159 r.- 160 r.
Tam bién en la Junta General de 1784 (sesión de 17 de septiem bre) señala el presidente, Antonio
M elgarejo, una fecha para el fin de la Junta General, tras la cual no se admitirían más proposi­
cion es que las urgentes. El día señalado para el fin de las sesiones (20 de septiem bre), algunos
vocales - la m ayoría- piden la m odificación del auto para resolver otras cuestiones, pero nada se
con sigu e, con lo cual dichos vocales deciden apelar ante la Real A udiencia contra el auto del pre­
sidente. A .J.D .P .A ., Libro 114.
Otra cosa es que sean los propios vocales los que le pidan al presidente que señale un día para el
cierre de la Junta General. A sí lo hacen, por ejem plo, en la Junta General de 1793 (sesión de 16
de septiem bre). A .J.D .P .A ., Libro 117.
14 Sesión de 18 de septiembre. A .J.D .P .A ., Libro 116.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
53
fundamentalmente15, pero se mantenía en contacto continuo y directo con la
Junta General a través de la figura del Regente. La pérdida de facultades que
sufrirá la Junta General a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII se debe­
rá, no tanto a la Real Audiencia, como a otros órganos creados por los
Monarcas para conseguir una mayor centralización política y administrativa,
entre ellos y sobre todos ellos, la figura del Intendente, a la que luego nos refe­
rirem os16.
Sólo si se pone en su justo sitio el papel que ejerció la Junta General
durante el siglo XVIII tras la creación de la Real Audiencia puede entender­
se el sistema de gobierno del Principado de Asturias en esta época, y sólo si
se parte de que la Junta General seguía desempeñando un rol importante, se
puede entender su toma de posición y su desarrollo tras la invasión francesa
de 1808 y durante los posteriores acontecimientos17.
3. EL SISTEMA REPRESENTATIVO DE LOS CONCEJOS, COTOS Y
JURISDICCIONES DEL PRINCIPADO EN LA JUNTA GENERAL
La Junta General del Principado de Asturias -desde sus orígenes más o
menos inciertos, que en todo caso han de vincularse a la creación del Principado
de Asturias18, hasta su definitiva desaparición en 1835- fue la de un cuerpo
15 Las facultades de la Real Audiencia se enumeran en la Real Cédula de fundación (Nov. R ec., V,
III, I) y se refieren a térm inos com unes y baldíos, propios y arbitrios de los pueblos, pobres encar­
celados, eleccio n es de oficios en los concejos, rentas reales, presidencia y aprobación de los
acuerdos de los Ayuntam ientos extraordinarios de O viedo y de la Junta General del Principado.
Hay que tener en cuenta, que el Regente, además de ser gobernador político del Principado,
ostentaba los cargos de capitán general, superintendente de m ontes y plantíos, y superintendente
de rentas reales.
16 La implantación definitiva de los Intendentes se produce con la Real Ordenanza de 13 de octubre
de 1749 (Nov. R ec., VII, X I , X X IV ). Tenían atribuciones en materia de guerra y hacienda (adm i­
nistración de rentas reales y control de haciendas locales), y, en segundo térm ino, en materia de
justicia y policía, éstas últimas hasta la Real Cédula de 13 de noviem bre de 1766, por la que se
separan las Intendencias de los Corregim ientos (Nov. R ec., VII, XI, X X V I).
Sobre los Intendentes vid. A B B A D , F. y O ZA N A M , D., "Para una historia de los intendentes
españoles en el siglo XVIII", en A ctas del IV Sym posium de H istoria d e la A dm in istración ,
Instituto Nacional de Administración Pública, Madrid, 1983, pp. 579-612; D e los m ism os auto­
res, L es intendants espagn ols du XVI/I1' siécle, Casa de V elázquez, Madrid, 1992; G ARCÍA
M O NERRIS, E., "Ordenación administrativa. Orden público y buen gobierno. La separación de
Intendencias y C orregim ientos de 1766", en A ntiguo Régim en y L iberalism o. Hom enaje a M iguel
Artola, T. 3. Política y Cultura, Alianza, Madrid, 1995, pp. 133-142.
17 M U Ñ O Z D E BUSTILLO , C., "De Corporación a Constitución...", op. cit., pp. 402-403.
18 Prescindiendo de las distintas hermandades y juntas que aparecen docum entadas desde fines del
siglo XIII, unidas para solucionar puntuales problemas, la institucionalización de la Junta
General com o órgano permanente y representativo del territorio asturiano debe vincularse a la
aparición del Principado de Asturias, formalmente en 1388 y materialmente en 1444 con la con ­
sideración del Principado com o m ayorazgo regio.
54
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
político que representaba al Principado ante cualquier tercero, incluido, por
supuesto, el Poder Real, y la de un órgano deliberante sobre los asuntos políti­
cos, sociales y económicos -con la amplitud que estos conceptos entrañan- que
eran de interés para dicho territorio. Representaba, en principio, a los territorios
realengos del Principado, lo que no impedía que algunas jurisdicciones seño­
riales tuviesen voto en la misma. El principio de representación realenga va
tener unas consecuencias que se mantendrán durante toda la vida de la Junta
General a pesar de que en el siglo XVIII casi la totalidad de los concejos astu­
rianos que en algún momento habían sido de señorío se habían redimido19.
En la Junta General se distinguían dos tipos de concejos, cotos y juris­
dicciones. Uno, llamado grupo de los concejos realengos20 y otro integrado
91
por las mal llamadas obispalías , en realidad, jurisdicciones redimidas que
conservan este nombre por haber sido en algún momento señoríos episcopa­
les, aunque debe precisarse que no todos los territorios que se incluyen en
dicho grupo habían pertenecido al obispo de Oviedo22. La distinción no era
19
20
21
22
Sobre las primeras hermandades y juntas, que se suelen considerar precedentes o ensayos de la
posterior Junta General del Principado vid. BENITO R U A N O , E., H erm an dades en A stu rias
durante la E d a d M e d ia , O viedo, 1972.
Sobre los orígenes de la Junta General del Principado vid. RUIZ DE LA PEÑA SOLAR, J. I., "Los
orígenes del Principado de Asturias y de su Junta General", en H istoria de Asturias. Baja Edad M edia,
T. V, Ayalga, Asturias, 1977, pp. 240-244; V.V.A.A., Los orígenes del Principado de Asturias y de
la Junta General, Oviedo, 1998. Entre los trabajos comprendidos en este libro destacamos el de RUIZ
DE LA PEÑA SOLAR, J. I., "Aproximación a los orígenes del Principado de Asturias y de la Junta
General", pp. 385-405; M ENÉNDEZ GONZÁLEZ, A., Élite y Poder..., op. cit., pp. 52-59.
En el siglo XVIII seguían siendo jurisdicciones señoriales: Noreña, señorío episcopal del Obispo de
O viedo hasta 1826, O lloniego, jurisdicción de señorío laico desde su compra por Rodrigo Bernardo
de Miranda, y Allande, en parte realengo y en parte señorío laico de los Condes de Peñalba. Por
otro lado, dependían de un m odo u otro de la ciudad de Oviedo: Llanera, Ribera de Abajo y Paderni.
Vid. AR TO LA G ALLEG O, M., "Asturias en la etapa final del antiguo régimen", en El P adre
F eijoo y su sig lo, C uadernos de la C átedra F eijoo, n° 18, V ol. I, Facultad de F ilosofía y Letras
de la Universidad de O viedo, 1966, pp. 135-151; A N E S, G., L os señ oríos astu rianos, D iscurso
de recepción en la Real Academ ia de la Historia leído el día 30 de noviem bre de 1980, Biblioteca
Histórica Asturiana, VI Centenario del Principado de Asturias (138 8 -1 9 8 8 ), S ilverio Cañada,
G ijón, 1989; PÉREZ DE C ASTR O , R., Los señoríos episcopales en A stu rias: el régim en ju r íd i­
co d e la O b isp alía de C astropol, Instituto de Estudios Asturianos, 1987.
Por orden de asiento: O viedo, A vilés, Llanes, V illaviciosa, Ribadesella, Gijón, Grado, Siero,
Pravia, Piloña, Salas, Lena, Valdés, Aller, Miranda, Nava, Colunga, Carreño, Onís, G ozón, Caso,
Sariego, Parres, Laviana, Cangas de Onís, Corvera, Ponga, Cabrales, A m ieva, Cabranes,
Som iedo, Caravia, Cangas de Tineo y Tineo.
Por orden de asiento: Castropol, Navia, Regueras, Llanera, Peñaflor, Teverga, Langreo, Quirós,
B im enes, Sobrescobio, Tudela, Noreña, O lloniego, Pajares, Morcín, Ribera de Arriba, Ribera de
Abajo, Riosa, Proaza, Santo Adriano, Tam eza, Paderni, Allande e Ibias.
N avia había sido jurisdicción de señorío, Allande era a la vez realenga y de señorío laico,
Bim enes había sido señorío de abadengo (M onasterio de San V icente) y Sobrescobio de m aes­
trazgo (Orden de Santiago). Sobre las obispalías vid. PÉREZ DE C A STR O , R., L os señ oríos
ep isco p a les en A stu rias..., op. cit. También estudia la diversidad dentro del grupo o partido de las
obispalías M E N ÉN D E Z G O NZÁLEZ, A., É lite y Poder..., op. cit., pp. 95-104.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
55
superflua. Sólo los concejos que integraban el grupo de los realengos tenían
representación plena, lo que significaba que gozaban de voto entero. Por el
contrario, cada territorio integrado en el grupo de las obispalías tenía sólo un
tercio de voto de modo que tres formaban un voto entero. Además, todos los
concejos, cotos y jurisdicciones que integraban el grupo de las obispalías for­
maban un partido, sólo contaban con un diputado en la Diputación, y, además,
no tenían turno para la elección del Procurador General del Principado, órga­
nos ambos - la Diputación y el Procurador General- que se ocupaban del
gobierno del Principado cuando la Junta General no estaba reunida.
Esta distinción fue duramente criticada por los concejos afectados, a la
cabeza Castropol, abundante en territorio y población. A fines del siglo XVIII
va a presentar ante la Junta General distintos memoriales solicitando una
mayor representación en la Junta General y en la Diputación, sobre todo des­
pués de que el nuevo proyecto de ordenanzas de 1781, del que luego hablare­
mos, apenas incluyese novedades en este sentido.
Castropol presentó memoriales abogando por la reforma del sistema de
votos, elección de diputados y del Procurador General en las Juntas Generales
de 1790, 1793, 1796 y 180223. Sus argumentos son fundados y más que razo­
nables. Las obispalías, en un principio, tenían una representación limitada en
la Junta General por no contribuir en la misma medida que los concejos rea­
lengos al sostenimiento de las cargas en las rentas reales o provinciales y
demás contribuciones públicas. Pero este principio dejó de tener sentido en el
momento en que dichos concejos se redimieron, pasando a ser también rea­
lengos y participando en las contribuciones de la provincia. Además, en el
caso de Castropol, la injusticia se hacía más evidente al incluir trece concejos
y tener un gran número de vecinos24. Oigamos las palabras del Conde de
Toreno, Joaquín José Queipo de Llano, en la Junta General de 1793: El
Principado, para el alibio de sus cargas, le comprendió posteriormente en los
concejos realengos, repartiéndole las quentas, milicias, puentes, calzadas, y
23 En la Junta General de 1790 (sesión de 9 de septiembre) la proposición la presenta Lope Benito
de Ron, apoderado de Castropol e Ibias. En la Junta General de 1793 (sesión de 17 de septiem ­
bre) la proposición la presenta Joaquín José Queipo de Llano, Conde de Toreno. En la con voca­
toria de la Junta General de 1796 se anuncia que uno de los temas que debía debatirse era preci­
sam ente la proposición presentada en la anterior Junta General por el Conde de Toreno (el auto
de convocatoria se reproduce en la sesión de 18 de agosto). D e las gestion es llevadas a cabo
durante el trienio da cuenta el sustituto del Procurador General, N icolás de Ribera A rgüelles, y
se lee un informe del abogado del Principado, Bernardo de Estrada Valvidares, sobre la preten­
sión de Castropol (sesión de 20 de agosto). En la mism a Junta General, presenta otro memorial
en el m ism o sentido el apoderado de Castropol, Juan de D ios (sesión de 20 de agosto). En la Junta
General de 1802 la proposición la firma el nuevo apoderado de Castropol, Andrés Á ngel de la
V ega (sesión de 14 de julio). A .J.D .P .A ., Libros 116, 117, 118 y 123.
24 A sí lo m anifiesta en la Junta General de 1790 (sesión de 9 de septiem bre) el apoderado de
Castropol y de Ibias, Lope Benito de Ron. A.J.D .P .A ., Libro 116.
56
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
más contribuciones públicas, a proporción de la sesta parte del Principado,
pero dejándole mui perxudicado en las regalías y en los onores, no siendo
nuevo el no darle para la Junta General más de la tercera parte de voto con
todos sus agregados, cuando hai muchos concejos que, siendo de un vecin­
dario más reducido que cualquiera de aquellas obispalías sujetas a aquella
capital, le tienen entero . Y básicamente lo mismo dice en la Junta General
de 1796, en cuya convocatoria se preveía el debate de este asunto, el apode­
rado de Castropol, Juan de Dios: En la Junta no tiene una representación
justa porque componiéndose toda ella de cuarenta y tres votos con el Alférez
mayor, sólo a Castropol y sus agregados corresponde una tercera parte de un
voto entre quarenta y tres para decidir, que es una parte de ciento veinte y
nuebe de que se compone el todo de los sufragios. Algunos antiguos motibos
pudieron haver causado la desigualdad espuesta; pero ellos ya no existen, y
es justo dejen de existir con los principios las consequencias26.
Pero era difícil introducir novedades en el sistema de representación, ya que,
cada vez que se votaba el asunto, salía por acuerdo de la mayoría -es decir, casi
siempre de los apoderados de los concejos, cotos y jurisdicciones con voto entero - bien rechazar la proposición de Castropol, bien dejar el asunto para unas
ordenanzas que nunca entrarían en vigor, o bien manifestar la incompetencia de
la Junta General para resolver un asunto del que debía ocuparse la justicia27.
Así, pues, el sistema de votos, elección de diputados y de Procurador
General no variaría en toda la vida de la Junta General hasta precisamente su
última reunión, en 1835, cuando por orden del Consejo se ampliará la repre­
sentación de algunas obispalías.
4. LAS RELACIONES ENTRE LA JUNTA GENERAL Y EL
INTENDENTE DE LA PROVINCIA: ASUNTOS FINANCIEROS
El siglo XVIII fue un siglo de reformas y éstas fueron especialmente sig­
nificativas en el ámbito de la Hacienda Pública. Una vez que se deja de con­
25 Sesión de 17 de septiem bre. A .J.D .P .A ., Libro 117, fols. 179 r.-180 r.
26 Sesión de 20 de agosto. A .J.D .P .A ., Libro 118, fol. 56 r.
27 En la Junta General de 1790 se acuerda tener la proposición del apoderado de Castropol y de Ibias
presente cuando se aprobasen las ordenanzas que se pretendían formar (sesión de 9 de septiembre).
En la Junta General de 1793 se acuerda dejar el asunto en manos de la Diputación que informaría
en la siguiente Junta General, que se convocaría al efecto (sesión de 17 de septiembre). En esta
Junta General, celebrada en 1796, después de que el presidente, Carlos de Sim ón Pontero, hiciese
uso de su voto de calidad, la Junta General se declara incompetente para resolver el asunto, y remi­
te a Castropol a los tribunales (sesión de 20 de agosto). En la Junta General de 1802 se acuerda
remitir la proposición del apoderado de Castropol al sujeto encargado de la redacción de las nuevas
ordenanzas, Ignacio Flórez Arango (sesión de 19 de julio). A .J.D .P.A., Libros 116, 117, 118 y 123.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
57
vocar a las Cortes y el Monarca ejerce un poder fiscal al margen de las mis­
mas, de lo que se va a tratar es de centralizar y unificar el sistema financiero,
reformar y controlar las haciendas locales en beneficio de la hacienda central,
y conseguir una eficaz administración financiera28. Es a partir de la segunda
mitad del siglo XVIII cuando se desarrollan y se llevan a la práctica las refor­
mas ideadas en los años precedentes. Dichas reformas van a afectar tanto a la
Hacienda real -con una más eficaz administración de las rentas reales o pro­
vinciales y el establecimiento de nuevas contribuciones- como a las Haciendas
locales, respecto de las cuales se pretende una mejor organización y un mayor
control y aprovechamiento. Para esto último se fortalecen ciertos órganos
administrativos y se crean otros nuevos. A nivel local se establecen en 1745 las
Juntas Municipales de Propios y Arbitrios. A nivel provincial se fortalece el
poder de los Intendentes que se ven ayudados por las Contadurías Provinciales
de Propios y Arbitrios. A nivel central se establece en 1760 la Contaduría
9Q
General de Propios y Arbitrios, integrada en el Consejo de Castilla .
La actuación de la Junta General en esta materia va a ir dirigida a la lucha
por el mantenimiento de las particularidades fiscales de Asturias y a la críti­
ca de la dependencia de dicho territorio respecto a la Intendencia de León.
El Principado pagaba las rentas reales (alcabalas, millones y cientos)
mediante el sistema de encabezamiento general y posterior repartimiento entre
los concejos30. Como representante de los concejos, cotos y jurisdicciones del
Principado, la Junta General estaba capacitada para debatir con la Corona el
cupo de rentas reales o provinciales que correspondía pagar a Asturias. No en
vano, las ordenanzas aprobadas por la Junta General en 1659 disponían que
debía reunirse la Junta cuando hubiese de haberse encavegamiento de algún
impuesto. De todos modos, debe tenerse presente que el sistema financiero de
Asturias no era uniforme y el principio de autonomía financiera de los conce­
jos, cotos y jurisdicciones suponía una limitación a la actuación de la Junta
General. Esta representaba al Principado pero siempre dejando libertad a los
concejos para poder debatir por ellos mismos con el Poder Central su cupo de
participación en las rentas provinciales, o para solicitar la administración
directa del impuesto, o para enajenar o arrendar dichas rentas. Es decir, había
concejos que tenían su encabezamiento particular o su sistema particular de
28 Sobre las reformas fiscales en el siglo XVIII vid. ARTOLA G ALLEG O, M., La H acienda d el
A ntiguo R égim en, A lianza/B anco de España, Madrid, 1982, pp. 209-459.
29 Las normas básicas reguladoras de la Contaduría General, de las Contadurías Provinciales y de
las Juntas de Propios y Arbitrios son la Instrucción de 3 de febrero de 1745 y la de 30 de ju lio de
1760. Nov. R ec., VII, X V I, XI, XII y XIII. Vid. G ARCÍA G A R C ÍA , C„ La crisis de las
H acien das locales. D e la reform a adm in istrativa a la reform a f is c a l (1 7 4 3 -1 8 4 5 ), Junta de
Castilla y León, Consejería de Educación y Cultura, 1996, pp. 151-275, especialm ente 188-200.
30 Vid. M E N ÉN D E Z GO NZÁLEZ, A., Élite y Poder..., op. cit., pp. 309-320, 3 24-332 y 339-341.
58
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
pago de rentas reales y no se integraban en el general para el Principado, opo­
niéndose además a cualquier intromisión de la Junta General.
El Principado de Asturias, a efectos fiscales, estaba integrado en la pro­
vincia de León y dependía de su Intendente. El Regente de la Real Audiencia
de Asturias actuaba como subdelegado de rentas reales o provinciales siem­
pre sometido al Intendente que irá adquiriendo cada vez poderes más exten­
sos, quedando la Junta General del Principado al margen. Mucho lucharía la
Junta General para conseguir que se crease en Asturias una Intendencia, pero
nada consigue por el momento.
La Junta General defenderá en todo momento el mantenimiento de las
particularidades fiscales de Asturias frente a los intentos unificadores. Se
opone a cualquier modificación en el sistema de encabezamiento general y
repartimiento en el Principado, al establecimiento de nuevos impuestos y, en
general, a toda reforma que suponga un aumento de la cuota a pagar por el
Principado. Así, mostrará su rechazo al proyecto de Única Contribución,
desde el inicio de las operaciones para su implantación, en 1751 en Asturias,
hasta su definitivo abandono en 1776 . Y más tarde vendrá la resistencia al
o 1
31 Sobre el proyecto de Única Contribución, vid. ARTOLA GALLEGO , M., La H acien da d el
A ntiguo Régim en, op. cit., pp. 345-352. Sobre el rechazo de la Junta General del Principado de
Asturias a esta reforma fiscal, vid. M ENÉNDEZ GONZÁLEZ, A., É lite 3? P oder..., op. cit., pp.
348-354. A sí, en la Diputación de 28 de junio de 1751 se lee una propuesta para el no estab leci­
m iento en Asturias del proyecto de Unica Contribución, y en la Diputación de 16 de septiem bre
de ese m ism o año, se da cuenta de las actividades que se com enzaban a ejecutar en Asturias para
el establecim iento de la Unica Contribución a través de una carta de Gabriel de Saavedra, com i­
sionado por el C onsejo, con el que más tarde se comunicará la Diputación el 14 de febrero de
1752 (M E N É N D E Z G O NZÁLEZ, A ., É lite y Poder..., op. cit., p. 349).
En la Junta General de 1757 (sesión de 21 de junio) se m anifiestan los agravios que sufriría el
Principado con el establecim iento de la nueva contribución, por el aumento de la cantidad que le
correspondería pagar, y lo m ism o se repite en las Juntas Generales de 1760 (sesión de 23 de julio)
y de 1763 (sesión de 5 de julio). De lo que se trata es de intentar mantener el cupo que pagaba el
Principado por rentas provinciales (629.251 reales y 31 maravedís anuales). Diputación de 16 de
abril de 1761. A .J.D .P .A ., Libro 109.
Sobre la R epresen tación d el P rin cipado de A sturias al Rey N uestro S eñ or so b re la R eal Única
C ontribución d e él, o M em orial del P rin cipado de A stu rias sobre los a g ra v io s de las o p e ra c io ­
nes h echas p o r los com ision ados p a ra regular la cuota correspon dien te a la Unica C ontribución
(1 7 5 7 ) -presentada al Rey por el Marqués de San Esteban en nombre del Principado- cuya auto­
ría ha sido atribuida tradicionalm ente a Pedro Rodríguez de Cam pom anes, aunque en los últim os
años lo niegan otros, que la consideran obra de la Junta General o del propio Marqués de San
Esteban, vid. - a favor de la primera postura- M UÑO Z DEL BUSTILLO, C., "De Corporación a
Constitución...", op. cit., pp. 347-348, y -com o exponentes de la segunda- GO NZÁLEZ, M. J.,
"D. Pedro Rodríguez de Cam pom anes y la Contribución Unica en Asturias", en 1er C on greso de
B ibliografía A sturiana, O viedo, 11 al 14 de abril de 1989, Principado de Asturias, Consejería de
E ducación, Cultura, D eportes y Juventud, 1992, V ol. 1, pp. 163-165, y M E N É N D E Z
G O N ZÁLEZ, É lite y P oder..., op. cit., pp. 349-352 y 368, nota 58. El texto de la representación
ha sido publicado por RODRÍGUEZ M UÑOZ, J., y LÓPEZ Á LV A R EZ , J., C olección de textos
y docu m en tos p a ra la h istoria de A stu rias (II), Biblioteca Histórica Asturiana, VI Centenario del
Principado de Asturias (1388-1988), Silverio Cañada, Gijón, 1990, pp. 189-217.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
59
cumplimiento del Nuevo Reglamento de Rentas Provinciales de 29 de junio
de 1785 y con él al establecimiento de la nueva contribución de Frutos
Civiles32. Y lo mismo cuando el Poder Central tome otras medidas encami-
Con el nuevo impulso que se da al proyecto de Única Contribución en 1769, vuelven las súplicas de
la Junta General para su no establecimiento. En la Junta General celebrada ese m ism o año (sesión de
13 de mayo), el Procurador General, Dom ingo Antonio González de Argandona, también diputado
del Principado en la Corte, comunica que la Diputación de 4 de marzo le había com isionado para
solicitar ante la Corte que se tuviesen en cuenta las particularidades de Asturias y la imposibilidad de
sufrir un aumento en la cuota que venía pagando. En 1770 se declara establecida la Única
Contribución, correspondiéndole a Asturias un cupo de 3.296.346 reales y 20 maravedís.
RODRÍGUEZ M UÑOZ, J., y LÓPEZ ÁLVAREZ, J., Colección de textos..., p. 186. En la Junta
General de 1772 (sesiones de 5 y 7 de julio) el diputado del Principado en la Corte, otra vez Dom ingo
Antonio G onzález de Argandona, expone haber elevado ya la representación elaborada por el
Marqués de Ferrera y el Marqués de Vistalegre sobre los perjuicios que sufría el Principado con la
elevación de la cuota a pagar en la que se criticaban los cálculos hechos por Gabriel de Saavedra "con
poco conocim iento del terreno y circunstancias del País" (vid. Diputaciones de 19 de noviembre de
1770 y de 2 de julio de 1771). Se había representado ante el Consejo, con auxilio del Duque de
Losada, pero la Sala de Única Contribución consideró que debían seguir los repartimientos y sólo
finalizados aquéllos se oiría al Principado. Una copia de dicha representación, a la que acompaña otra
presentada por la ciudad de Chinchilla, puede consultarse en A.J.D.P.A., Libro 110, fols. 82 r.-86 v.
Dicha representación había sido, pues, desestimada (Diputación de 3 de noviembre de 1771).
N o cesarán las protestas de la Junta General del Principado hasta que se abandone el proyecto de
Ú nica Contribución (1776). Precisamente una de las causas para tal abandono fue la multitud de
recursos que presentaron los pueblos ante el Consejo. A N E S, G., "La Contribución de Frutos
C iviles entre los proyectos de Reforma Tributaria en la España del siglo XVIII", en H acienda
P ública E spañola, Instituto de Estudios Fiscales, n° 27, 1974, p. 28.
32 Com plem entan al Real D ecreto de 29 de junio de 1785 las siguientes disposiciones: la Instrucción
provisional de 21 de septiem bre de 1785 a observar por los directores generales de rentas, los
intendentes, los administradores y dem ás em pleados de la Real Hacienda para la aplicación del
D ecreto de 29 de junio, el Reglam ento de 14 de diciem bre del m ism o año, y una disposición de
10 de m ayo de 1786 que fijaba el m étodo para la formación de los nuevos encabezam ientos de
los pueblos. V id., A N E S, G., "La Contribución de Frutos C iviles...", op. cit., pp. 21 -45. Las n ove­
dades eran de dos tipos: una nueva administración de las rentas reales a través de la revisión de
los encabezam ientos de los pueblos, y una nueva contribución que gravaba los llam ados frutos
civ iles, es decir, las rentas que percibían los hacendados por arrendamientos de tierras, casas y
dem ás propiedades, lo que constituía un equivalente a las alcabalas y cientos que pagaban los
dem ás vasallos por frutos naturales e industriales. El tipo aplicable era un 2,5% o un 5 %, depen­
diendo de si se residía o no (hacendados forasteros) la mayor parte del año en el pueblo donde se
administraban las rentas que se percibían. Adem ás, se gravaban con un 7% las enajenaciones de
haciendas, posesion es e im posiciones de censos. Por Real Declaración de 11 de junio de 1787 se
m anifiesta la exención en esta nueva contribución de los eclesiásticos. Otro im puesto posterior
en el tiem po (1 794), que sustituye temporalmente al de frutos civiles, llamado contribución extra­
ordinaria de frutos civ iles, gravaba las rentas de los hacendados procedentes de arrendamientos
de tierras, fincas, cen sos, derechos reales y jurisdiccionales con tipos 6% y 4%, este últim o para
los dueños de casas y artefactos dados en renta.
Sobre estas reformas vid. ARTOLA GALLEGO, M., La H acienda del Antiguo Régimen, op. cit.,
pp. 330-354. Sobre la posición de la Junta General del Principado respecto al nuevo sistem a de
administración de rentas reales y a las nuevas contribuciones, vid. M E N ÉNDEZ G ONZÁLEZ, A.,
Élite y P oder..., op. cit., pp. 354-359. También se refiere a las protestas de la Junta General del
Principado y de algunos concejos com o A vilés, Gijón y Ribadesella, ante el establecim iento de nue­
vos encabezam ientos de rentas provinciales, BARREIRO M ALLÓN, B., "La conflictividad social
60
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
nadas al saneamiento de la Hacienda Real, creando nuevas imposiciones
como el valimiento de oficios enajenados, establecido por Real Cédula de 9
durante el reinado de Carlos IV", en La E spaña de C arlos IV. Actas de la I Reunión C ientífica
de la A sociación de Historia Moderna, Diciem bre de 1989, Tabapress, Madrid, 1991, pp. 85-88.
En la Diputación de 31 de octubre de 1785, ante la nueva regulación de las rentas provinciales,
se propone la convocatoria de la Junta General extraordinaria para tratar sobre el asunto. Tres
diputados, de los cin co presentes, votan a favor de dicha convocatoria pero las protestas del
Procurador General, el Marqués de Gastañaga, hacen que el presidente decida esperar a la reso­
lución del C onsejo al respecto. Finalmente la Junta General no se reunirá de forma extraordina­
ria. A .J.D .P .A ., Libro 115.
En la Diputación de 27 de mayo de 1786 se lee una Orden de la Dirección General de Rentas, fecha­
da el 11 de febrero, sobre las novedades en la administración de rentas provinciales. Inmediatamente
se acuerda enviar una representación, que debían formar el sustituto del Procurador General, Nicolás
de Ribera Argüelles, y el diputado Carreño sobre los perjuicios que conllevaba al Principado la
nueva administración de rentas provinciales. Por su parte, el Ayuntamiento de O viedo había acor­
dado elevar otra representación en la que ofrecía pagar una cuota fija com o equivalente al producto
de las rentas provinciales, evitando a la Hacienda Real desem bolsos por gastos de administración,
con lo que en la Diputación de 28 de febrero de 1787 se encarga a los com isionados nombrados que
se pongan de acuerdo con los de la Ciudad. En la Diputación de 17 de abril, N icolás de Ribera
Argüelles y Carreño presentan una copia de la representación que se les había encargado, la cual se
aprueba y se decide enviar a los diputados y paisanos del Principado en la Corte, Ignacio de Merás
y Sabino Rodríguez Campomanes. Sigue tratándose el tema en la Junta General de 1787 (sesión de
25 de agosto) y en la Diputación de 13 de febrero de 1788, en la que se com unica una nueva repre­
sentación elevada por el Conde de Toreno (D e ella nos da cuenta M ENÉNDEZ GO NZÁLEZ, A.,
Elite y Poder..., op. cit., pp. 355-356). En la Diputación de 12 de junio de 1790 se lee la representa­
ción dirigida al Rey, firmada por los diputados, el Procurador General y el Regente (D e ella nos da
cuenta M ENÉNDEZ GONZÁLEZ, A., Élite y Poder..., op. cit., pp. 356-357.) Y en la Junta General
de ese m ism o año (sesión de 23 de agosto) se da cuenta de la colaboración que se estaba llevando a
cabo con otras provincias, en concreto con Galicia, Reino cuyas siete capitales habían elevado al
Rey una representación sobre la nueva contribución de 1785 y el modo de percibir los derechos de
alcabalas y m illones, fechada el 23 de abril de 1788 (D e ella nos da cuenta A N E S, G., "La contri­
bución de frutos civiles...", op. cit., p. 29). En la sesión de 25 de agosto se da cuenta de una Orden
de la Dirección General de Rentas Provinciales comunicada al administrador de rentas provinciales
del Principado con fecha de 5 de junio, en la que se permite adoptar un nuevo encabezam iento en
vez del nuevo sistema de administración. Ante ello la Junta General vuelve a adoptar una postura
crítica pues considera que aunque el sistema de encabezamiento es el más beneficioso al Principado,
no se le puede exigir, sin ocasionar su ruina, una nueva cuota más alta de la que paga. Ante los nue­
vos encabezam ientos que se pretenden imponer de forma inminente, se acuerda solicitar del Regente
la suspensión de los apremios hasta la resolución del recurso presentado al Rey. Además, se acuer­
da elevar una nueva representación contra los nuevos impuestos (lo llaman el nuevo "alcabalatorio").
Se trata este asunto en las sesiones de 2 y 9 de septiembre y en las Diputaciones de 10, de 18 de
enero, y de 1 de marzo de 1791. A.J.D.P.A., Libros 115, 116 y 117.
En la Diputación de 7 de ju lio de 1791 se lee una Orden del Presidente del C onsejo en la que se
solicita a las ciudades del Reino el en vío de representaciones sobre los agravios sufridos por el
nuevo alcabalatorio, y en la Diputación de 13 de marzo de 1792 se presentan varios m em oriales
de distintos concejos sobre la contribución de Frutos C iviles. A .J.D .P .A ., Libro 117. Vid.
M E N ÉN D E Z G O NZÁLEZ, A., É lite y Poder..., op. cit., pp. 357-358.
En la Junta General de 1793 (sesión de 4 de septiembre) se com unica una carta del com isario del
Principado en la Corte, Santiago Fernández de la Reguera, en la que da cuenta de la próxim a reso­
lución de la representación del Principado sobre la contribución de Frutos C iviles. En la sesión
de 4 de septiembre se acuerda solicitar de nuevo un encabezamiento general. En la sesión de 12 de
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
5 \
de noviembre de 179933, o cuando se incluya a la provincia en el repartiseptiem bre se com unica que el R egente había accedido a suspender los aprem ios por la contri­
bución de Frutos C iviles "hasta donde lleguen sus facultades" mientras el C onsejo resolviese el
recurso planteado. A .J.D .P .A ., Libro 117.
Pero en la Diputación de 4 de enero de 1794 se lee una Real Orden de 30 de noviembre de 1793 por
la que se desestima la petición del Principado de que no se aplicasen los nuevos impuestos y la pro­
puesta de establecer un encabezamiento general en el Principado para el pago de las rentas provincia­
les, frutos civiles, ventas de bienes e imposiciones de censos. Por dicha orden se ordena la continua­
ción de los encabezamientos particulares calculados por el Conde de la Vega de Sella. Y también se
com unica el perdón de las deudas contraídas desde 1791 por las nuevas contribuciones de frutos civi­
les y enajenaciones, debiendo comenzar el pago conforme al nuevo sistema en 1794 (De ello nos da
cuenta M ENÉNDEZ GONZÁLEZ, Élite y Poder..., op. cit., p. 359). Además, y esto es importante, la
Real Orden de 30 de noviembre de 1793 inhabilita a la Diputación para solicitar en nombre del
Principado la suspensión de las nuevas contribuciones que gravaban con un 5% los frutos civiles y con
un 7% las enajenaciones, posesiones e imposiciones de censos (Diputaciones de 28 de enero y 28 de
febrero de 1794). La Junta General y la Diputación se dirigirán entonces a promover la acción de los
concejos por los gravámenes que ocasionaban los nuevos impuestos y los nuevos encabezamientos de
rentas reales calculados por el Conde de la Vega de Sella. (Diputaciones de 9 de noviembre de 1797,
y sesiones de 4 de junio y de 15 de julio de la Junta General de 1799). Y también promoverá la Junta
General el establecimiento, por lo menos, de encabezamientos generales de todos los pueblos en las
capitales de concejo y no particulares por parroquias (sesiones de 9 de julio y 15 de octubre de la Junta
General de 1802, y Diputación de 27 de enero de 1806). A.J.D.P.A., Libros 118, 120, 123 y 124.
La Junta General seguirá criticando las nuevas im posiciones que variarán a lo largo del tiem po,
pues la contribución de frutos civiles se suprime provisionalm ente en 1794 y, se crea una nueva
extraordinaria para la redención de vales reales, que también gravaba las rentas de los hacenda­
dos procedentes de arrendamientos de tierras, fincas, censos, derechos reales y jurisdiccionales,
con tipos de 6 % y 4% (Real D ecreto de 29 de agosto de 1794 inserto en la Real Cédula de 8 de
septiem bre. R eales O rden es com unicadas p o r la R eal A udiencia de A stu rias. A ño 1805, fols. 65
r.-69 v.), contribución contra la que representará el Principado ante el Rey (D iputaciones de 31
de agosto, 3 y 4 de septiem bre, 24 de octubre de 1805, 12 de marzo, 2 de m ayo, 30 de junio, 1 y
4 de julio, y 19 de agosto de 1806, 10 de abril y 1 de septiembre de 1807). A .J.D .P .A ., Libro 124.
33 La Real Cédula de 9 de noviem bre de 1799 puede consultarse en C olección de todas las
P ragm áticas, Cédulas, P rovisiones, C irculares, A utos A cordados, Vandos y otras p ro v id en cia s
p u b lica d a s en el actu al R eyn ado d el Señor Don C arlos IV con varias notas in structivas y cu rio­
sa s, por Santos SÁ N C H EZ , Imp. de la viuda e hijo de Marín, Madrid, T om o III, Suplem ento II
(com prende las respectivas a los años 1797, 1798, 1799 y 1800), 1799, 1800 y 1801, pp. 233236. Tam bién en Nov. R ec., VII, VIII, XV. Por esta Real Cédula se suspendía la aplicación de la
Real Orden de 24 de junio de 1797 en la que se ordenaba la incorporación a la Corona de los o fi­
cio s enajenados, sin d esem bolso para ésta, a cam bio de que su titular pudiese ejercer el oficio
hasta su muerte (Nov. R ec., VII, VIII, XIV). Ahora se establecía el cese de la incorporación de
los o ficio s y se creaba una contribución equivalente a la tercera parte del valor de dichos oficios,
"habida consideración a lo honorífico de ellos, sus sueldos y productos anuales".
Sobre este tema, vid. TO M Á S Y VALIEN TE, F., "Dos casos de incorporación de o ficio s públi­
co s a la Corona en 1793 y 1800", en O bras C om pletas, Centro de Estudios P olíticos y
Constitucionales, Madrid, 1997, T. IV, pp. 3.051-3.073, "Otros dos casos de incorporación de
o ficio s a la Hacienda Real", O bras C om pletas, op. cit., T. V, pp. 4 .1 8 3 -4 .1 9 2 , y "Legislación
liberal y legislación absolutista sobre funcionarios y sobre oficios públicos enajenados: 18101822", O b ra s C om pletas, op. cit., pp. 3.935-3.951.
En la Diputación de 25 de mayo de 1801 se acuerda solicitar al Consejo el en vío de un com isario
al Principado al que se le presentarían los títulos de los oficios de regim ientos, escribanías y dem ás
enajenados. En la Diputación de 5 de septiembre se com unica que el Regente había solicitado del
juez primero de la Ciudad una razón de los oficios enajenados, entre los que se incluían las
62
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
miento general anual de la contribución de utensilios que se llevaba a cabo
entre los demás pueblos de León y Castilla34.
20 procuraciones de los tribunales real y eclesiástico de O viedo que tenía en propiedad el
Principado y, en su nombre, la Junta General. Ante ello, se acuerda entregar al Regente una copia
del título de pertenencia de tales procuraciones y manifestarle "la ninguna utilidad que producen
a la Junta General del Principado, pues su presentación la hace gratis en los sujetos que las ejer­
cen y en quienes no reside más derecho que el ejercicio de por vida". En la Diputación de 11 de
noviem bre se m anifiesta la pérdida de una Real Cédula de 1631 por la que el Principado sirvió
al Rey con unos 4 0 .0 0 0 ducados a cam bio de oficios, aunque se conservaba otra Real Cédula de
17 de m ayo de 1630. En la Diputación de 14 de enero de 1802 se da cuenta de que ya estaba en
marcha la representación sobre la enajenación de oficios. Pero no hubo resolución favorable a la
exen ción pretendida por el Principado, y en la Diputación de 24 de marzo se com unica una Real
R esolución de 25 de febrero por la que se obliga a los dueños de los o ficio s enajenados a satis­
facer su valor. Ahora, lo que solicitará la Diputación será un encabezam iento general. Siguen las
acciones del C onsejo de Hacienda, que ordena se le informe del valor del o ficio de A lférez M ayor
del Principado, a lo que responde la Diputación de 31 de marzo que "este oficio, de paso que es
honorífico en la provincia, es en las funciones que exerce gravoso al poseedor porque tiene que
sufrir considerables gastos en las proclam aciones reales y com o diputado nato que es en la Junta
General del Principado y sus Diputaciones, los que se dejan reconocer en su concurrencia a ellas,
sin que por razón de este oficio tenga em olum ento alguno, no considerándole por lo m ism o que
puesto en venta m erezca más valim iento que el de cien doblones si acaso alguna persona llena de
com beniencias quisiere comprarle". Otra orden del gobernador del C onsejo de Hacienda, de 22
de m ayo, se presenta en la Diputación de 28 de m ayo, y por la m ism a se solicita de la Diputación
una relación expresiva de todos los oficios enajenados que hubiese en el Principado (A lférez
Mayor, regidores, alcaldes, escribanos y otros), con m anifestación de sus actuales poseedores y
los tenientes que les servían. En la Junta General de 1802 (sesiones de 2 de septiem bre y 15 de
octubre) Estrada da cuenta del encargo que se le había hecho para solicitar un encabezam iento
general por la nueva im posición sobre oficios enajenados. N o con ocem os la resolución del
C onsejo ante la propuesta del Principado, que seguramente llegaría durante la reunión de la
Diputación en el trienio 1802-1805 o de la Junta General de este últim o año, cuyas actas de se sio ­
nes no se conservan. En las D iputaciones correspondientes al trienio 1805-1808 no se m enciona
el asunto. A .J.D .P .A ., Libros 122, 123 y 124.
34 En la D iputación de 6 de septiem bre de 1798 se com unica una Real Orden, fechada el 5 de abril,
por la que se pide al R egente de la Real A udiencia de Asturias un inform e que justifique las cau ­
sas por las cuales el Principado estaba excluido del repartimiento general anual al que estaban
obligados los dem ás pueblos del Reino para cubrir los gastos de cam as, luz, lumbre, paja y
dem ás u tensilios de la tropa de León y Castilla. Ante ello, El R egente, Juan Pérez V illam il, se
opone a la aplicación de dicho sistem a en el Principado, defendiendo las particularidades del
territorio, postura mantenida también por la Junta General y su Diputación. Asturias venía
pagando los gastos del R egim iento de M ilicias y dem ás tropas con el arbitrio sobre la sal del
que gozaba la Junta General com o propio del Principado. Cuando se estab leció que los
R egim ientos P rovinciales se costearían precisamente con un arbitrio de dos reales en fanega de
sal (R eglam ento de 8 de noviem bre de 1766. Nov. R ec., VI, VI, V ), se acudió al C onsejo para
que en los tiem pos de guerra se pudiesen exigir los sobrantes de los propios y arbitrios de los
con cejos y, en caso de no ser suficientes éstos, acudir al repartimiento, con intervención de la
Real A udiencia en delegación del propio Consejo. M anifiesta el R egente en su inform e que,
debido a la naturaleza de su terreno, la carencia de productos com o la cebada y la paja de c a li­
dad, el vino, el aguardiente y el aceite, y la escasez de trigo, escanda y m aíz, la tropa de caba­
llería no podría transitar ni permanecer en Asturias y el tránsito de la tropa de infantería sería
m uy corto. Considera que el Principado sufriría un grave sobrecargo en la contribución si se le
in clu yese en el encabezam iento de Castilla pues contribuiría en mayor proporción por ser más
poblada y, sin em bargo, tendría menor tropa.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
53
Las alegaciones son casi siempre las mismas: En Asturias, todas las ren­
tas provinciales vienen a formar un único impuesto que se paga por reparti­
miento. Además, las particularidades económicas de Asturias hacen que sea
imposible exigir a sus vecinos una mayor cuota de la que pagan.
Fue frecuente durante el siglo XVIII -paralelam ente al endeudamiento
progresivo de la Corona- que el Monarca acudiera a contribuciones extraor­
dinarias. La Junta General debía convocarse cuando se solicitaban estos ser­
vicios tal y cómo manifiestan las ordenanzas aprobadas por la Junta General
en 1659: Convocando los corregidores la dicha junta siempre que hubiere de
tratarse algún negogio grave que toque generalmente a todo el Principado
como sería si por su Magestad se pidiese algún servigio .
También en materia de servicios extraordinarios queda la Junta General
en la segunda mitad del siglo XVIII en un segundo plano, otra vez en favor
El asunto se discute en la Junta General de 1799 (sesiones de 18 de m ayo y 15 de julio). A pesar
de los esfuerzos de las autoridades asturianas, finalm ente, en la Diputación de 14 de agosto de
1799 se lee un o ficio de 22 de julio por el que se com unica la inclusión del Principado en el repar­
tim iento de utensilios general de Castilla y León. S ólo se le hace una con cesión al respecto: para
com pensar las particulares circunstancias de Asturias, su cuota a pagar se determinará teniendo
en cuenta el padrón de 1716, que contemplaba un número de vecin os igual a 20.524, y no el de
1787 que aumentaba el número a 70.000. En la Diputación de 26 de septiem bre de 1800 se com u­
nica el primer cupo a pagar por los concejos del Principado (91.754 reales y 12 m aravedís). La
Diputación advierte que el comparto se haría dividiéndose entre los con cejos, pero que ante ella
debía presentarse dicho comparto para su exam en com o "padre y protector de la provincia". En
la Diputación de 10 de octubre de 1800 el sustituto del escribano de gobierno presenta el repar­
tim iento del cupo que había de satisfacer el Principado con arreglo al vecindario de 1716. Por
Real Orden de 27 de marzo de 1801, com unicada en la Diputación de 23 de abril, el R ey aprue­
ba el nuevo presupuesto para utensilios formado por la Contaduría, correspondiendo en esta oca­
sión al Principado un cupo de 50.102 reales y 24 maravedís. En esta ocasión, en el Principado se
repartirían sólo 7.762 reales y 24 maravedís pues ya se habían entregado a la Real Hacienda
4 2 .3 4 0 reales (vid. Diputación de 23 de julio de 1800). Sin em bargo, en la Diputación de 25 de
m ayo de 1801 se propone proceder al reparto del cupo com pleto, dejando los 4 2 .3 4 0 reales satis­
fech os por el Principado para cubrir el crédito del fondo de la carretera de Asturias a León. En la
D iputación de 9 de ju lio se acuerda proceder al repartimiento de dicho cupo. Con la puesta en
marcha del nuevo repartimiento, vuelve a insistir la Diputación de 15 de ju lio de 1801 en la injus­
ticia que había supuesto la incorporación de Asturias a Castilla en el pago de u tensilios, y acuer­
da enviar, m ediante el diputado del Principado en la Corte, A ntonio N oriega y Bada, una repre­
sentación por no considerar adaptable a la constitución de Asturias el nuevo sistem a. A .J.D .P .A .,
Libros 120, especialm ente fols. 295 r.-298 r., y 122.
En la Junta General de 1802 se proponen nuevos sistem as para el cobro de la contribución de
utensilios. El Procurador General, el Marqués de Camposagrado, propone solicitar al Rey que del
arbitrio de diez reales en fanega de sal con el que se satisfacía una contribución extraordinaria de
3 0 0 m illones de reales repartidos en todo el Reino, quedase para el Principado un arbitrio de cua­
tro reales en fanega de sal destinado a los utensilios y al pago de determ inados gastos de la Real
A udiencia com o los salarios de los alguaciles (sesión de 21 de julio). Esta proposición es acogi­
da por la m ayoría de los vocales, aunque se recurre contra dicho acuerdo por otros (sesión de 30
de octubre). D icho arbitrio será concedido por el Consejo en 1804 (vid. Diputación de 3 de
diciem bre de 1805). A .J.D .P .A ., Libros 123 y 124.
35 Ordenanza 1 del título Io.
64
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
del Intendente pues la propia Corona prefiere encomendar al mismo la recau­
dación de los servicios extraordinarios que solicita. De todos modos, la Junta
General va a luchar y conseguir que se admita su participación en dicha recau­
dación. Como órgano representativo del Principado pretende ocuparse de
vigilar y gestionar el cumplimiento de los servicios extraordinarios solicita­
dos por el Monarca. Y esto lo conseguirá en 1799 cuando Carlos IV solicita
un subsidio extraordinario de 300 millones de reales en todo el Reino36. Tras
las súplicas de la Diputación, el Consejo permite que sea la propia Diputación
la que se ocupe de buscar los medios más adecuados para el pago del servi­
cio, al margen del Intendente de León y desentendiéndose de las instruccio­
nes comunicadas por el mismo con los cupos que debía pagar cada concejo
del Principado37. En mayo de 1801 el cupo correspondiente a todo el Principado
(1.186.346 reales y 20 maravedís) había sido satisfecho38.
Hemos visto la situación de la Junta General del Principado en la segun­
da mitad del siglo XVIII, tanto en el ámbito de las rentas reales ordinarias
como en el de los servicios extraordinarios. Ahora estudiaremos la actuación
de la Junta General respecto a las haciendas locales, integradas básicamente
por los propios y arbitrios de los distintos concejos del Principado39.
Según la nueva normativa de 1760 una vez aprobadas las cuentas de los con­
cejos, las Juntas Municipales de Propios y Arbitrios las enviarían al Intendente y
a la Contaduría Provincial, y de allí pasarían a la Contaduría General de Propios
y Arbitrios40. De este modo, la propia Real Audiencia de Asturias - a la que la
Real Cédula de fundación le había otorgado la función de hacer que todos los
años se tomen las cuentas de Propios y Arbitrios, sobras de rentas, casas de San
Lázaro y demás hospitalidades, y caminos públicos del Principado; las quales
se han de llevar a la Audiencia41- se veía desplazada por los nuevos órganos. El
36 El Real Decreto está fechado el 6 de noviembre. ARTOLA G ALLEG O , M., La H acien da d el
A ntiguo Régim en, op. cit., pp. 406-409. La Real Cédula que contiene dicho Real Decreto puede
consultarse en C olección de P ragm áticas..., op.cit., T. III, Suplem ento II, pp. 242-244.
37 D iputaciones de 6 y 29 de septiembre de 1800. A.J.D .P .A ., Libro 122.
38 D iputaciones de 29 de septiem bre, 11, 21, 27 de octubre, 19, 25, 26, 27 de noviem bre, 5 y 27 de
diciem bre de 1800, de 21, 22, 23 de enero, 23, 24, 25, 26 de febrero, 25, 26 de marzo, 22, 23 de
abril, 24, 25 de m ayo, 10, 11 de julio, y 10 de noviem bre de 1801, y de 14 de enero y 17 de m ayo
de 1802. Junta General de 1802 (sesiones de 17, 19 de julio, 15, 16 y 25 de octubre). A .J.D .P .A .,
Libros 122 y 123.
39 Sobre las haciendas locales, vid. GARCÍA GARCÍA, C., La crisis de las H aciendas locales..., op.
cit. En la primera parte de su libro, la autora analiza la estructura financiera de las haciendas locales
a mediados del siglo XVIII y, en la segunda parte, se ocupa de las reformas borbónicas en dichas
haciendas locales. La tercera parte la dedica al estudio de las haciendas locales entre 1808 y 1845.
40 Instrucción de 30 de julio de 1760. Nov. Rec., VII, XV I, XI, XII y XIII. Sobre el m étodo a seguir
en la form ación de las cuentas de propios y arbitrios de los pueblos, en el exam en de la
Contaduría Provincial de Propios y Arbitrios y en la remisión de las m ism as al C onsejo, vid. Nov.
Rec., VII, X V I, XXVIII a X XXVII.
41 Nov. R ec., V , III, I.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
55
Regente, subdelegado de rentas reales o provinciales, seguirá interviniendo en
las cuentas de los concejos como miembro de la Junta Municipal de Propios y
Arbitrios de Oviedo, pero siempre sometido al Intendente.
Tras las protestas elevadas por la Junta General en las que exponía los
agravios que sufriría el Principado con la nueva regulación, en 1765, el
Consejo ordena que las cuentas de propios y arbitrios de los concejos, cotos
y jurisdicciones asturianos se remitan en primer lugar a la Diputación del
Principado y > sólo una vez examinadas por aquélla, pasarían a la Contaduría
de León como una cuenta única42.
A pesar de esta participación, la Junta General no se sentirá satisfecha y
seguirá insistiendo en la necesidad de separar Asturias de la Intendencia de
León. Oigamos las palabras del comisario del Principado en la Corte,
Domingo Antonio González de Argandona, pronunciadas en una representa­
ción elevada al Rey, en 1761, en nombre de la Junta General: No necesitaba el
Principado de Asturias para calificación de su absoluta independencia del
Reino de León, y otro qualquiera de los muchos que componen la basta
Corona de España, más apoyo que el haver ido el primero y el principal en su
gloriosa restauración, mereciendo ser la primera Corte y Reino de los glorio­
sos progenitores de V.M., que acaso por lo mismo es el Principado de Asturias
legítimo patrimonio de los príncipes hereditarios de España, tan sublime y de
tan alto realce que no permite dependencia a otro que el mimo príncipe, fuera
como agravio despojarle de esta honrosa banalidad sujetándole a otro Reino
que nunca pudo ni podrá lograrse de tan estupendo real empleó43.
Los esfuerzos de la Junta General para conseguir, en un primer momen­
to, que los propios y arbitrios estuviesen bajo la dirección del Regente y de la
Diputación y, más tarde, el establecimiento de una Intendencia en Asturias
separada de la Regencia, todo ello contando con una Contaduría Provincial de
Propios y Arbitrios en el Principado separada de la de León, se van a ver satis­
fechos en parte. Un Real Decreto de 25 de septiembre de 1799 constituyó a
Asturias en provincia fiscal separada de Intendencia de León, primero en el
ramo de rentas reales y luego, en 1802, en el de propios y arbitrios, desde
entonces a cargo del Regente de la Real Audiencia44.
42 D iputaciones de 16 de abril y 16 de junio de 1761, 15 de febrero, 23 de abril y 2 de septiem bre
de 1765, y Junta General de 1766 (sesión de 20 de junio). A .J.D .P .A ., Libros 109 y 110.
El proyecto de ordenanzas de 1781 se refiere a esta com petencia de la Diputación para exam inar
y aprobar las cuentas de los propios y arbitrios de los con cejos, cotos y jurisdicciones del
Principado antes de remitirlos com o cuenta única a la Contaduría Provincial de Propios y
Arbitrios de la Intendencia de León (ordenanza 20 del título 3o).
43 D icha representación se reproduce en la Diputación de 26 de enero de 1790. A .J.D .P .A ., Libro
116, fols. 164 v .- 167 r.
44 D esde un primer m om ento se opuso la Junta General a la dependencia de Asturias de la
Intendencia de León en cuanto a sus propios y arbitrios. D iputaciones de 16 de abril y 16 de junio
66
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
5. LOS PROYECTOS DE ORDENANZAS DE 1781 Y DE 1805
Para su gobierno interno y para el gobierno del Principado, la Junta
General precisaba de unas ordenanzas. Y es a partir de la segunda mitad del
siglo XVIII cuando ese deseo de fijación escrita de un conjunto de normas se
manifiesta de forma más tenaz.
Las únicas ordenanzas que habían obtenido sanción real databan de 1594
pero, además de parcas, quedaban anticuadas. Estas ordenanzas se conocen
con el nombre de ordenanzas de Duarte de Acuña, gobernador del Principado
en aquella época, pero lo cierto es que fueron redactadas por el Consejo45. Las
elaboradas en 1622 por el gobernador del Principado, Antonio Chumacero de
Sotomayor, que desconocemos, fueron aprobadas por la Junta General, pero
no se solían alegar en el seno de la misma46. Algunas de las prácticas segui­
das en la Junta General y su Diputación, convertidas en costumbres, se fija­
ron por escrito en las ordenanzas elaboradas por el gobernador del Principado,
Lorenzo Santos de San Pedro, y aprobadas por la Junta General en 1659,
de 1761, y 11 de abril de 1762, Junta General de 1763 (sesión de 1 de ju lio), Diputación de 21
de enero de 1764, Junta General de 1766 (sesiones de 20 y 23 de junio), Junta General de 1769
(sesión de 8 de m ayo), Junta General de 1772 (sesión de 7 de ju lio), Diputación de 19 de m ayo
de 1773, Junta General de 1775 (sesiones de 7, 9 y 12 de agosto), Junta General de 1778 (sesión
de 7 de agosto), Junta General de 1781 (sesión de 21 de agosto), Junta General de 1784 (sesión
de 20 de agosto) y Junta General de 1787 (sesión de 23 de agosto), Diputación de 26 de enero de
1790, Junta General de 1790 (sesión de 26 de agosto), Diputación de 2 de diciem bre de 1790, y
Junta General de 1793 (sesión de 21 de agosto). Tras un periodo de tiem po, en la Diputación de
28 de octubre de 1800 se acuerda continuar con la pretensión de separar Asturias de la
Intendencia de León en el ramo de propios y arbitrios. Todos los datos pueden consultarse en
A .J.D .P .A ., Libros 109, 110, 111, 112, 113, 114, 115, 116, 117 y 122.
45 Las Ordenanzas del Principado de Asturias, impulsadas por el Procurador General del Principado,
Sancho de Inclán Arango, y formadas por el Consejo de Castilla, cuando era corregidor del
Principado Duarte de Acuña, obtuvieron sanción de Felipe II el 23 de noviem bre de 1594. D ichas
ordenanzas se leyeron y discutieron en la sesión de 19 de diciem bre de la Junta General de 1594.
A cta s d e las Juntas y D ipu tacion es d el P rin cipado de A stu rias (159 4 -1 6 9 5 ), Diputación de
Asturias, Instituto de Estudios Asturianos, O viedo, 1949, T. I, pp. 3-15 y 25-42.
Estas ordenanzas de 1594 y los proyectos de ordenanzas de 1659, m odificadas en 1701, de 1781
y de 1805 pueden consultarse en O rdenanzas G enerales del P rin cipado de A sturias. R ecopilación
co m p leta d e las de 1494-1594-1659-1781 y 1805, Edición de B ib liófilos Asturianos, dirigida y
prologada por F. Tuero Bertrand, Luarca, 1974.
46 Estas Ordenanzas no han sido halladas. C onocem os los títulos de los que se com ponían gracias a
las actas de sesion es de la Junta General. En las sesiones de los días 2 y 3 de noviem bre de la
Junta General de 1622 se procedió a la lectura y discusión del contenido de dichas ordenanzas
que se aprobaron el día 3, sesión en la que se encarga a Francisco Bernardo de Quirós solicitar al
M onarca la aprobación de las m ism as. El 4 del m ism o m es se ordena la impresión de las orde­
nanzas (un millar de tirada), pero sólo una vez que hubiesen sido aprobadas por el Rey. Dicha
aprobación no se conseguirá y por ello posiblem ente nunca se imprimieron. Se conocen con el
nombre del por entonces corregidor de Asturias, A ntonio Chumacero de Sotom ayor, que fue su
redactor. Puede consultarse la discusión de dichas ordenanzas por la Junta General en A c ta s de
la s Juntas y D ipu tacion es d el P rin cipado de A sturias (1606-1622), op. cit., T. II, pp. 265-284.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
nunca por el Rey47. Éstas se alegaron muchas veces y se aplicaron en ocasio­
nes en la medida que recogían dichas costumbres. Pero había dos problemas.
No habían obtenido sanción real y ello se podía alegar en cualquier momen­
to para negar su aplicación. Además, dichas ordenanzas se habían formado
hacía un siglo. Ya no todas las costumbres que recogían se seguían en la prác­
tica y, además, había nuevas necesidades.
En todas estas ordenanzas o proyectos de ordenanzas se entremezclaban
preceptos destinados a regular el gobierno interno de la Junta General y pre­
ceptos referidos al gobierno de Asturias, en mayor o menos medida. Así, las
ordenanzas de 1594 contenían reglas muy básicas sobre la composición y
funcionamiento de la Junta General y normas particulares para Asturias
sobre distintos asuntos como la administración de justicia, los terrenos bal­
díos y concejiles, el plantío de árboles, la caza, la pesca, etc., que en algunos
casos excluían la aplicación de la normativa general del Reino. Las ordenan­
zas aprobadas por la Junta General de 1622 dedicaban unos títulos al gobier­
no de la Junta y su Diputación, y otros al del Principado, fundamentalmente
en materia de administración de justicia48. Por su parte, las ordenanzas apro­
RO DRÍGUEZ M UÑO Z, J., "El gobierno del Principado: corregidores y Junta General. D e los
Reyes Católicos a la creación de la Audiencia", en H istoria G eneral de A sturias, Silverio Cañada,
Gijón, 1978, T. III, p. 173, nota 54, afirma, respecto a las ordenanzas de 1622, que "no cabe duda
de que las aprobó el Rey". Se basa este autor en una Real Provisión de Felipe IV, fechada el 29 de
diciembre de 1640, y leída en la Junta General de 1652 (sesión de 15 de m ayo) en la que se habla
de unos "capítulos de reformazión" promulgados por el Consejo el 11 de febrero de 1623. A ctas de
las Juntas y D iputaciones del P rincipado de Asturias (1652-1672), op. cit., T. VII, pp. 51-54. Se
refiere la Provisión de 1640 a la prohibición de enviar jueces de com isión al Principado. Tal prohi­
bición se había solicitado al Consejo, de manos de Francisco Bernardo de Quirós, junto con la soli­
citud de la sanción real a las ordenanzas aprobadas por la Junta General en 1622 (sesión de 3 de
noviem bre). A ctas de las Juntas y D iputaciones del P rincipado de Asturias (1606-1622), op. cit.,
T. II, p. 274. Por tanto, los "capítulos de reformazión" promulgados en 1623 por el Consejo podrían
referirse a este particular, junto a otros asuntos sobre la administración de justicia, y no tendrían por­
qué extenderse a las ordenanzas de 1622 en conjunto. Si hubiesen sido aprobadas por el Rey, esto
se hubiese com unicado sin ninguna duda a la Junta General y de ello darían fe sus actas de sesio­
nes. En dichas sesiones, por lo m enos en las celebradas durante la segunda mitad del siglo XVIII,
cuando se habla de ordenanzas aprobadas por el Rey sólo se mencionan las de 1594. Es más, nunca
se alegan las ordenanzas de 1622, ni com o proyecto, que así permanecen en el olvido.
47 Las ordenanzas del Principado de Asturias formadas por el corregidor del Principado, Lorenzo
Santos de San Pedro, fueron presentadas y aprobadas en la Junta General de 1659 (sesión de 7 de
marzo). En la Diputación celebrada el 4 de abril se acuerda que Felipe Bernardo de Quirós reco­
nozca las nuevas ordenanzas y ordene su impresión. Por últim o, la Diputación de 15 de mayo
acuerda solicitar al Rey la confirm ación de dichas ordenanzas, pero nunca se obtendrá la desea­
da sanción real. A cta s de las Juntas G en erales y D ipu tacion es d el P rin cipado de A stu rias (16521672), op. cit., T. VII, pp. 77-79.
48 C on ocem os algunas de las materias a las que se referían estas ordenanzas a través de la discusión
de las m ism as en la Junta General de 1622 (sesiones de 2 y 3 de noviem bre). Tratan sobre las
Juntas G enerales, el Procurador General, la elección de jueces y dem ás m inistros en los con cejos
asturianos, el Corregidor del Principado y sus agentes, cam inos y cortas. A cta s de las Juntas y
D ipu tacion es d el P rin cipado de A stu rias (1696-1622), op. cit., T. II, pp. 268-270.
68
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
badas por la Junta General en 1659 hacían una amplia regulación de la Junta
y su Diputación, y también de forma amplia contenían reglas para el gobier­
no del Principado. Recogían, y modificaban en algunos puntos, las ordenan­
zas sobre elección de oficios de justicia elaboradas por el corregidor
Hernando de la Vega y la ciudad de Oviedo y aprobadas por los Reyes
Católicos en 1494, que sólo pueden llamarse ordenanzas del Principado por
haber sido incluidas en las ordenanzas aprobadas por la Junta General en
1659, con la pretensión de extenderlas de Oviedo a todo el Principado49.
Además de la administración de justicia, las ordenanzas aprobadas por la
Junta General en 1659 se ocupaban de la saca de granos, de los terrenos
comunes, de los archivos de los concejos y del Principado, y del gobierno
político, social y económico de los concejos.
La necesidad de unas nuevas ordenanzas fue reclamada insistentemente
en el seno de la Junta General durante la segunda mitad del siglo XVIII50. A
fines de dicho siglo se va a elaborar un nuevo proyecto de ordenanzas para el
gobierno de la Junta General y para el gobierno del Principado, que ni siquie­
ra será formalmente aprobado por la Junta General. Teniendo siempre en
cuenta su no entrada en vigor, nos parece interesante el estudio de dicho pro­
yecto por tres motivos:
a) La insistencia de la Junta General en elaborar unas nuevas ordenanzas
que se adaptasen a los nuevos tiempos.
b) El novedoso método utilizado para la elaboración del proyecto.
c) El deseo de incluir en dicho proyecto de ordenanzas, por primera y
única vez, una completa regulación de la organización municipal del
Principado de Asturias.
Tras los reiterados incumplimientos de los acuerdos de la Junta General
para la formación de unas nuevas ordenanzas (Juntas Generales de 1757,
1760, 1763, 1766, 1769, 1772 y 1775)51, en la Junta General de 1778 se nom­
bra una comisión encargada de llevar a cabo esta tarea durante el trienio, y de
presentar sus resultados a la Junta General de 1781, que examinaría el pro­
49 Las ordenanzas sobre elección de oficios aprobadas por los R eyes C atólicos en 1494 se recogen
en el título 3o de las ordenanzas aprobadas por la Junta General en 1659. Tam bién incluyen estas
ordenanzas la Real Cédula del N uevo Adelantam iento, sancionada por Felipe II en 1578, sobre
extensión de la jurisdicción del Corregidor a los señoríos en algunos casos de com isión de deli­
tos (título 4o).
50 Junta General de 1757 (sesiones de 21 y 27 de junio), Junta General de 1760 (sesion es de 30 de
junio y 3 de julio), Junta General de 1763 (sesiones de 25 de junio y 1 de ju lio), Junta General
de 1766 (sesiones de 14 y 20 de junio), Junta General de 1769 (sesión de 3 de m ayo), Junta
General de 1772 (sesiones de 5, 31 de julio y 8 de agosto), Junta General de 1775 (sesion es de 3
y 7 de agosto). A .J.D .P .A ., Libros 109, 110 y 111.
51 Vid. nota 50.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
59
yecto, daría los retoques oportunos, lo aprobaría y solicitaría la sanción real
del mismo52.
Como manifiestan los redactores del proyecto -Martín Ramón de Cañedo,
Felipe Ignacio Canga Arguelles y el Procurador General del Principado, Nicolás
de Ribera Arguelles- para llevar a cabo el trabajo utilizaron distintos documentos
antiguos y modernos referentes a Asturias, las ordenanzas de la Junta General y
del Principado (por lo menos la Junta ordenó la impresión de las de 1594 y las de
1659), y las ordenanzas particulares de la mayor parte de los concejos, cotos y
jurisdicciones con representación en la Junta General. Además, consultaron a
sujetos de la maior literatura, instrucción, y conocimiento práctico del País. Con
todo ello se elaboró un proyecto de ordenanzas que se presentó en la Junta
General de 1781, convocada al efecto para su aprobación. Pero, en esta Junta ni
siquiera se terminó de leer el proyecto ya que se acordó suspender su lectura y
proceder al nombramiento de siete comisarios, uno por cada partido, para el exa­
men y la revisión de dicho proyecto. Estos comisarios, junto con el Alférez Mayor
del Principado y el Procurador General, informarían en la siguiente Junta General.
Para ello, se imprimió el proyecto de ordenanzas presentadas y se circuló por los
concejos, cotos y jurisdicciones para recabar de ellos nuevos informes . La comi­
sión revisora nunca finalizaría el trabajo54. Por ello decimos que el proyecto de
ordenanzas de 1781 nunca fue formalmente aprobado por la Junta General, a
pesar de su insistencia y de las medidas tomadas para su elaboración55.
52 S esion es de 7 y 11 de agosto. A.J.D .P .A ., Libro 112. La com isión quedaba integrada por el
Marqués de V istalegre, José Alvarez de Inclán, Joaquín de Velarde, Manuel Caballero, Martín
Ramón de Cañedo y Felipe Ignacio Canga A rgüelles. Vid., también, Diputación de 12 de junio
de 1779. A .J.D .P .A ., Libro 113.
53 El auto de convocatoria de la Junta General de 1781 se reproduce en la sesión de 20 de agosto.
El 29 de agosto, Martín Ramón de Cañedo, Felipe Ignacio Canga A rgüelles y N icolás de Ribera
A rgüelles presentan una proposición sobre las ordenanzas que habían formado, que quedará
com o prólogo o exp osición de m otivos de las mismas. El 4 de septiem bre com ienza la lectura del
proyecto de ordenanzas que se acuerda suspender en la sesión de 10 del m ism o m es, cuando se
procede al nombram ientos de com isarios para que exam inen las ordenanzas presentadas a la
Junta General. Se siguen tomando acuerdos sobre este asunto en las sesion es de 13 y 17 de sep­
tiembre. A .J.D .P .A ., Libro 113.
54 Sigue el trabajo durante el trienio de 1781 a 1784. Diputaciones de 26 de abril y 9 de ju lio de
1782, y 29 de enero de 1783. D e ello se da cuenta en la Junta General de 1784 (sesiones de 20 y
27 de agosto), que deja el asunto para la siguiente Junta General. Vid. Diputación de 21 de
noviem bre de 1784. En la Junta General de 1787 (sesión de 23 de agosto) se vuelve a retrasar la
aprobación del proyecto de ordenanzas presentado en la Junta General de 1781. A partir de enton­
ces ya no se hablará más de la aprobación de dicho proyecto ni de la com isión nombrada para su
exam en. A .J.D .P .A ., Libros 1 14 y 1 15.
55 Vid. G ARCÍA SÁNCH EZ, J., "Proceso de formación de las ordenanzas del Principado de Asturias
en la segunda mitad del siglo XVIII (Historia del proyecto de 1781)", en B.R.I.D.E.A., 121, eneromarzo, 1987, p. 166, nota 18. Este autor concluye que la Junta General no llegó a aprobar el pro­
yecto, postura que compartimos: "De este modo quedó sin entrar en vigor el proyecto de 1781, por
falta de aceptación en una Junta General, y, naturalmente, ausencia de la aprobación regia" (p. 170).
70
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
Los continuos aplazamientos en la aprobación por parte de la Junta
General del proyecto de ordenanzas presentado en 1781 se deben a varias cau­
sas. En primer lugar, los conflictos que planteaba la diferente representación
de los concejos en la Junta General. El proyecto seguía manteniendo la dua­
lidad de grupos -realengos y obispalías- y no introducía novedad en el valor
del voto de los concejos pertenecientes al segundo grupo56. Además, seguían
constituyendo todos estos concejos un solo partido y en la Diputación estaban
representados por un solo diputado57. Sólo incluía la novedad de que el
Procurador General fuese elegido en el seno de la Junta General por mayoría
de votos con lo que los concejos del grupo de las obispalías participarían en
dicha elección58. Pero esto no bastaba. Estos concejos, y a su cabeza Castropol
querían voto entero y más de un diputado59. No son extrañas, pues, sus críti­
cas al proyecto de ordenanzas.
56 Ordenanza 13 del título 2o: "Cada Concejo tiene un voto para en los asuntos que se han de tratar,
y resolber en la Junta, y todas las 24 Obispalías sólo ocho, por havérseles concedido por los
acuerdos antiguos del Principado la quinta parte de voto de todo él, con atención a que, siendo
antes de Jurisdición particular, no le tenían com o en efecto aun no le tienen las que en el día lo
son, a reserba de algunas que están en posesión de tenerle".
Ordenanza 14 del título 2o: "Aunque a cada Obispalía de las 24 se le con ced ió la tercera parte de
voto para com poner los ocho que se han dado a todas, sin hacer en ello diferencia entre las de
grande y corto vecindario, en lo que se advierte una enorm e desigualdad, para quitarla, y reducir
a lo debido la representación de los vecinos de estas Obispalías, se ordena: que por m edio de
Diputados, que se nombren, se arreglen y compartan con debida igualdad, los referidos ocho
votos entre las 24 Obispalías".
57 Ordenanza 12 del título 2o: "Las 24 Obispalías nombran sólo un Diputado y no com ponen m ás de
un Partido".
58 Ordenanza 23 del título 2o: "Hecha la elección de Diputados, se procederá a la de Procurador
General, y se tendrá por electo aquel en quien concurra la mayor parte de votos de la Junta, y por
igualdad el sugeto en quien recaiga la suerte que ha de echarse".
Ordenanza 24 del título 2o: "Porque el Procurador General representa universalm ente a todos los
C oncejos y Jurisdiciones del Principado, y es objeto de su em pleo el bien de la Provincia, en
com ún y en particular de cada Partido, sin atención singular a ninguno de ellos, se ordena: que
en adelante no esté ligado a Partido este em pleo, sino que pueda recaer en qualquiera sugeto que
la m ayor parte de la Junta tenga por más digno, y con efecto le elija toda la Junta, y a propósito
para el desem peño de sus obligaciones, y podrá ser reelejido por otros quatro años, conviniendo
en ello dos partes de las tres de los votos de la Junta, y no de otra suerte".
Ordenanza 25 del título 2o: "El Partido de las O bispalías no tenía turno para la Procuración, más
ahora se le concede voto en ella, mientras el Principado no estim e conveniente otra cosa, y con ­
curriendo en caso necesario con los demás C oncejos y Jurisdiciones a la paga de la ayuda de costa
que se le ha de dar al Procurador General a prorrata de la parte de voto que tienen que es de ocho
todas las veinte y quatro Obispalías".
59 G AR CÍA SÁ N CH EZ, J., "Proceso de formación de las ordenanzas...", op.cit., pp. 166-167. Este
autor considera com o causa principal para que el proyecto de ordenanzas de 1781 "no prospera­
ra com o normativa vigente", más que la "prolijidad de la reglamentación" o "el fuerte contraste,
incluso op osición , con otra regulación jurídica de superior rango", "los con flictos políticos que
en ese m om ento aun permanecían entre algunos entes territoriales asturianos", en concreto, la
oposición al proyecto de concejos com o Castropol.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
7 ]
Además de la oposición de estos concejos, el proyecto contaba con otro
impedimento: Regulaba ampliamente el régimen municipal asturiano y algu­
nas de sus previsiones ya contaban con una regulación general del Reino. Esto
lo sabían los redactores del proyecto, que lo reconocieron en su prólogo o
exposición de motivos: Adbertimos, que están fuera de su lugar algunas orde­
nanzas, no ignoramos que se echarán de menos otras, y aun no pocas las omi­
timos de cuidado, o porque no creimos combeniente dar ley para en algunos
casos, o porque nos pareció que era esceder y salim os de la esfera en que
deben contenerse las Leyes Municipales, cuia línea tal vez abremos propasa­
do en algún asumpto. También lo sabían los vocales que debían aprobar el
proyecto. Aunque la Junta General lo aprobase, era lógico pensar que no
obtendría la deseada sanción real. Sólo el Rey o su Consejo podían establecer
estas particularidades y excepciones a la aplicación de la norma general como
se hizo en las ordenanzas de 1594, pero no se aprobarían en bloque tantas nor­
mas elaboradas, o por un gobernador del Principado (caso de los proyectos de
ordenanzas de 1622 y de 1659), o por comisarios de la propia Junta (caso del
proyecto de ordenanzas de 1781). No sólo es que dicha regulación pudiese
entrar en conflicto con la general sino que lo más grave era que la Junta
General se hubiese arrogado la competencia para regular estos asuntos. Era al
Rey al que se debía acudir, como hasta entonces se había hecho, cuando se
consideraba que una determinada norma del Reino no debía ser aplicada en el
territorio del Principado. De ello se dieron cuenta los miembros de la Junta
General y quizá eso influyera en su no aprobación formal. En palabras del
profesor Santos Manuel Coronas González el proyecto deform a implícita ins­
titucionalizaba un nuevo poder provincial ajeno al gubernativo de la
Audiencia y por ello no podían ser aprobadas, ni lo fueron, por el Consejo de
Castilla, celoso defensor de la omnímoda potestad real60.
Tras el fracaso del proyecto de ordenanzas de 1781, poco a poco, la Junta
General va a desechar la idea de formar unas ordenanzas generales que regu­
lasen el gobierno -en lo político, social y económ ico- del Principado, para
centrarse únicamente en la fijación de reglas de organización de la Junta
General y su Diputación que resolviesen de una vez por todas los problemas
que se venían planteando año tras año. En el nuevo proyecto de ordenanzas
de 1805 se pretenden evitar los problemas que habían impedido la aprobación
del proyecto de 1781:
a) El proceso de formación de las ordenanzas es mucho más sencillo y
rápido.
b) El proyecto se limita a regular la organización interna de la Junta
General y su Diputación, para evitar así el rechazo del Rey a las mismas.
60 C O R O N A S G O N ZÁ L EZ , S. M., "Ilustración y Derecho en Asturias", op. cit., p. 39.
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
72
c)
Se incluyen novedades en el sistema de representación de la Junta
General para hacer justicia y contar con el favor de cierto sector de la Junta
General, el grupo de las obispalías.
El procedimiento acordado en la Junta General de 1802 para la elabora­
ción de las nuevas ordenanzas difiere claramente del seguido en el proyecto
de 1781 y ello, precisamente, para evitar los problemas que hicieron imposi­
ble su buen fin al retrasar la Junta General su aprobación de forma indefini­
da, en espera del examen de una comisión que nunca finalizaría su trabajo.
Ahora, la formación de las ordenanzas se encarga sólo a un sujeto: Ignacio
Flórez Arango -que había sido Procurador General del Principado de 1790 a
1793-, a quien se califica de hombre de acreditada ilustración y patriotismo.
Para ganar tiempo se nombra desde ese momento una comisión compuesta
por siete sujetos, uno por cada partido en que se divide el Principado que,
junto con la Diputación, examinaría el proyecto de ordenanzas que se presen­
tase por Flórez61. Además, y esto es importante, será esta comisión, junto con
la Diputación, la encargada de aprobar el proyecto de ordenanzas y de pedir
la sanción real del mismo. Otra novedad, tendente a simplificar el proceso, es
que se deja fuera de la elaboración de las ordenanzas a los concejos, cotos y
jurisdicciones del Principado, a los que ni se piden sus ordenanzas -aunque
hay que tener en cuenta que ya se conocían porque se habían recopilado para
el proyecto de 1781- ni se les solicitan informes. Ni siquiera se les da la opor­
tunidad de enviar procuradores con poderes específicos a una Junta General
convocada al efecto, porque no será la Junta la encargada de aprobar el pro­
yecto. Este se entienden listo para la sanción real si obtiene el voto favorable
de la mayoría de los miembros de la comisión nombrada para su examen62.
Este sistema será muy criticado por algunos vocales de la Junta
General . Las palabras del vocal Andrés Angel de la Vega, pronunciadas en
la Junta General de 1802, son muy claras al respecto: ¿Como es que UUSS,
sin poderes especiales para la formación de ordenanzas, han comprometido
el form arlas y aprobarlas a una Junta particular compuesta de individuos que
asistirán o no según su voluntad y ocupaciones y sin la inteligencia de los
pueblos, tan interesados en concurrir a la resolución de un negocio, el más
/O
y»
61 Para formar la com isión se nombró a los siguientes sujetos: Manuel de Salas y Omaña (por
O viedo), el Marqués de Vistalegre (por Lianes), el Marqués de Cam posagrado o Fernando
V aldés (por A vilés), Antonio Carreño Cañedo (por V illaviciosa), el Conde de Agüera (por los
C inco C oncejos), Francisco de Sierra (por Cangas de Tineo y T ineo) y Andrés A ngel de la V ega
(por las O bispalías). Junta General de 1802 (sesión de 10 de julio). A .J.D .P .A ., Libro 123.
62 Junta General de 1802 (sesión de 10 de julio). Vid., también, sesion es de 1 1 de septiem bre y de
15 de octubre. A .J.D .P .A ., Libro 123.
63 Ibíd. A lgunos vocales, a la cabeza Lope Benito de Ron, llegan a recurrir el acuerdo de la Junta
General ante la Real Audiencia. Sesiones de 9 y 10 de septiembre.
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
73
arduo, y de que penden fundamentalmente todos los otros que subcesivamente ocurran en todas las Juntas futuras? No nos hagamos los solos árbitros de
unos derechos que son los más sagrados que tienen los pueblos de toda la
provincia. Pues que sólo a nombre suyo y con solas sus facultades obramos,
no les excluyamos de concurrir con su aprobación al código de ordenanzas
que han de ser las leyes fundamentales de su govierno municipal, y constituir
esencial y orgánicamente la Junta de todos sus concejos por medio de sus
especiales apoderados. No olvidemos que si cada trienio se necesita señala­
do poder de los concejos, para nada es más indispensable que para form ar
ordenanzas y aprobarlas, remitidas que sean antes de todo a los pueblos a fin
de que las revean, las mediten, y den a sus apoderados las particulares ins­
trucciones que les parezcan para que en la Junta general extraordinaria com­
bocada al efecto manifiesten su voluntad de aprobación o desaprobación64.
Las Ordenanzas para el Gobierno de la Junta General del Principado de
Asturias y su Diputación están firmadas por Ignacio Flórez el 12 de octubre
de 1804. No se conservan las actas ni de las Diputaciones de 1802 a 1805 ni
las de la Junta General de este último año. Sin embargo a las ordenanzas
impresas acompaña una certificación del secretario de gobierno, Carlos
Escosura López, fechada el 21 de marzo de 1805, en la que se nos da fe de
que las ordenanzas presentadas por Flórez Arango fueron leídas, cotejadas y
confrontadas por la comisión nombrada al efecto por la Junta General de
1802. Dicha comisión, junto con la Diputación, las aprobó en sus sesiones de
20 y 21 de marzo de 1805, y acordó su elevación al Rey para obtener su san­
ción, para lo cual se imprimieron65. También conocemos el proceso seguido
por la Junta de comisión a través de otra certificación de Carlos Escosura
López, incluida en las actas de sesiones de la Junta General celebrada en
181866. En ella se nos da cuenta de que la Junta de comisión para el examen
y aprobación del proyecto de ordenanzas presentado por Ignacio Flórez
Arango se reunió por primera vez el 17 de febrero de 1804, presidida por el
Regente, Pascual Quílez y Talón. En dicha sesión se leyó el acuerdo de la
Junta General de 1802 para la elaboración de unas nuevas ordenanzas y la
representación que en dicha Junta General presentó Andrés Angel de la Vega,
Ibíd., fols. 83 v.-96 v. Sesión de 14 de julio. Vid., también, sesion es de 15 y 19 de julio.
La certificación está firmada, además de por el secretario de gobierno, Carlos Escosura López,
por el Oidor y A lcalde M ayor de la Real Audiencia, presidente delegado, Francisco Antonio
Touves, por el Procurador General del Principado, Juan Francisco de N oriega, y por algunos de
los diputados y de los com isarios nombrados en la Junta General de 1802: Francisco Arias de
V elasco, el Marqués de Cam posagrado, el Marqués de Vistalegre, M iguel de M on, A lvaro Flórez
Estrada, A ntonio Carreño, Francisco José Sierra y Llanos, Martín Ramón A vila y Miranda, y
Andrés Á ngel de la V ega. O rdenanzas G en erales del P rin cipado de A sturias, op. cit.
66
V
A .J.D .P .A ., Libro 136, fois. 547 r.-548 r.
r
*1
74
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
apoderado de Castropol, sobre las pretensiones de este concejo de ampliar su
representación en la Junta General y en la Diputación. Se comenzó la lectura
del proyecto de ordenanzas de Flórez que continuó el día 18 y se acordó sacar
un ejemplar de dicho proyecto para cada vocal. La discusión del proyecto de
ordenanzas comenzó el día 27 de febrero y acabó el 20 de marzo. El 16 de
marzo de 1805 se leyeron las nuevas ordenanzas con las adiciones acordadas
por la Junta de comisión, lectura que concluyó el día 18. El 20 de marzo,
como ya hemos dicho, se aprobaron las ordenanzas, y el 21 se firmaron. Se
envió entonces el proyecto al comisario del Principado en la Corte, Antonio
Noriega y Bada, quien a través de Manuel Esteban de San Vicente, elevó al
Monarca la solicitud de aprobación real del proyecto67. Se siguió, pues, el
proceso acordado en la Junta General de 1802. La posibilidad de que fuesen
aprobadas por la Junta General, como se ha dicho en alguna ocasión, debe ser
descartada a la luz de la susodichas certificaciones y teniendo en cuenta que
la Junta General de 1805 no se reunió hasta el 1 de mayo68.
Como hemos adelantado, la novedad fundamental en el contenido de este
nuevo proyecto viene dada por la alteración del sistema de representación de
los concejos, cotos y jurisdicciones en la Junta General y la Diputación. Los
concejos integrados en el grupo realengo continuarían disfrutando del voto
pleno, al considerarse un derecho adquirido69. Pero también tendría un voto
entero Castropol70, se concedían dos votos a sus doce concejos agregados71, y
disfrutarían de medio voto Navia, Las Regueras, Llanera, Teverga, Quirós,
67 D icha representación, que hasta ahora ha pasado desapercibida, se custodia entre los docum entos
de Ignacio Flórez Arango, en el A rch ivo de M arcen ado, Casas de Santianes, Flórez y Solares,
Caja 83 (A rch ivo M u n icipal de Gijón. En adelante A .M .G .).
68 A sí lo m anifiesta una certificación del secretario de gobierno, Carlos Escosura L ópez, de un
acuerdo de la Junta General de 1805 sobre la contribución de frutos civiles, docum ento com ­
prendido en el Libro 124 de las A.J.D .P .A ., fols. 377 r.-378 v.
Es erróneo, por tanto, afirmar que las ordenanzas elaboradas por Ignacio Flórez Arango fueron
encargadas por la Junta en 1804 (en este año se reunió sólo la Junta General extraordinaria, encar­
gada de debatir sobre la exploración de las minas de carbón de piedra de Langreo, y sobre la fábri­
ca de hoja de lata que se pretendía establecer en Fontameña, en el concejo de Parres) y aprobadas
por la Junta General en 1805 (se aprobaron en 1805, pero por la com isión nombrada en la Junta
General de 1802). Vid. TUERO BERTRAND, F., La Junta G eneral d el P rin cipado de Asturias,
op. cit., p. 200. Por su parte, SANG RADO R Y VITORES, M., H istoria de la adm inistración de
ju sticia..., op. cit., p. 247, afirma que se dio com isión a Flórez en 1802, lo cual es cierto, pero no así
que se aprobaran por la Junta General en 1804. M ENÉNDEZ G ONZÁLEZ, A., É lite y P oder..., op.
cit., p. 67, sólo dice que las ordenanzas se presentaron y se aprobaron "por los procuradores" en
1804, siguiendo posiblem ente a C A V E D A Y N A V A , J., M em oria histórica..., op. cit., p. 47.
69 Este principio se consagra en la ordenanza 6 del título 2o.
70 Ordenanza 7 del título 2o.
71 Ordenanzas 9 y 10 del título 2o. Un voto era para los concejos de marina (El Franco, Coaña, B oal,
Illano, Taramundi y San Tirso) y otro para los de montaña (Pesoz, Grandas, Salim e, San Martín
de O seos, Santalla de O seos y Villanueva de O seos).
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
75
Langreo y Allande72. El resto de los concejos pertenecientes al grupo de las
'l'X
obispalías seguiría con un tercio de voto . Además, el número de partidos en
los que se dividía al Principado pasaría de siete a ocho, al constituirse un nuevo
partido formado por Castropol, sus doce concejos agregados, Navia, Allande e
Ibias, que, como partido, podría elegir a un diputado distinto del que nombra­
se el resto de los concejos pertenecientes al grupo de las obispalías74.
La causa principal por la cual en esta ocasión tampoco se obtuvo la desea­
da y necesaria sanción real debe buscarse en las modificaciones que incluía el
proyecto de ordenanzas de 1805 en la representación concejil75. De ello dan
cuenta las representaciones que algunos concejos elevaron al Rey contra
dicho proyecto de ordenanzas. Así, el Procurador General por el estado noble
de Oviedo, José Méndez de Vigo, por encargo del Ayuntamiento celebrado el
18 de abril de 180576, firma una representación dirigida al Rey contra las nue­
vas ordenanzas por ser contrarias en ciertos puntos a las regalías e inmuni­
dades de la representación que en ella tiene (en la Junta General y en la
Diputación), y ha gozado hasta el día esta Capital. Por su parte, Félix García
Álvarez, en nombre del concejo de Cangas de Tineo y de Tineo, firma otra
representación elevada al Rey en la que también se queja porque con el pro­
yecto de ordenanzas se pretende bulnerar en parte los derechos y regalías del
concejo77.
De todos modos, es difícil justificar el rechazo real a unas ordenanzas que
simplemente pretendían establecer reglas fijas para la organización interna de
la Junta General y su Diputación, poniendo al día y de una forma clara las
normas por las que había de regirse. Puede ser que contribuyeran a dicho
rechazo los problemas que por aquella época y en los años posteriores azota­
ron a la Corona española, y la inestabilidad y debilidad que caracterizaría a la
Junta General a partir de 1814.
La Junta General seguirá, pues, hasta el fin de sus días, como siempre,
aplicando ordenanzas antiguas -unas aprobadas por el Rey, otras no-, buscan­
72
73
74
75
76
Ordenanzas 8, 11, 12 y 13 del título 2o.
Ordenanza 14 del título 2o.
Ordenanzas 18, 19 y 20 del título 2o, y 2 del título 6o.
C O R O N A S G O NZÁLEZ, S. M., "Ilustración y Derecho en Asturias", op. cit., p. 39.
El apoderado de O viedo en la Junta General de 1805, V elasco, había m anifestado en la m ism a
sus reparos a las ordenanzas aprobadas por la C om isión nombrada por la Junta General de 1802.
Vid. Ayuntam ientos de 26 de marzo, de 4, 18 de abril, y 5 de julio de 1805. A rch ivo M unicipal
d e O viedo, A - 113, fols. 29 r.-32 r. y 56 v.-57 r.
77 D ichas representaciones, que hasta ahora han pasado desapercibidas, se encuentran entre los
docum entos de Ignacio Flórez Arango, redactor del proyecto de ordenanzas de 1805. A rch ivo de
M a rcen ado, Casas Santianes, Flórez y Solares, Caja 83 (A .M .G .). Otra representación contra las
ordenanzas de 1805 la firma Ramón de Jove y Navia, com o apoderado de la Junta General, pero
en este caso lo que critica es de nuevo el proceso que se siguió para la aprobación de las m ism as.
76
MARTA FRIERA ÁLVAREZ
do antecedentes en los acuerdos de la misma, y recogiendo en nuevos acuer­
dos nuevas prácticas que no era fácil hacer cumplir.
6. C O N C L U SIO N E S
A modo de recapitulación, y como conclusión de todo lo expuesto, pode­
mos decir que, en cuanto a su organización interna y funcionamiento, la Junta
General del Principado no sufrió cambios bruscos en toda su existencia, tan
sólo se periodizaron sus reuniones cada tres años tras la creación de la Real
Audiencia y se introdujeron o se pretendieron introducir a fines del siglo
XVIII y comienzos del XIX algunas modificaciones en su sistema represen­
tativo. Los concejos, cotos y jurisdicciones del grupo de las llamadas obispa­
lías continuaron con su tercio de voto. Si se consiguió, sin embargo, ejecutar
el acuerdo al que llegó la Junta General de 1799 para que cada individuo que
acudiese a la Junta General disfrutase sólo de un voto, con lo que se limitaba
la acumulación de varios poderes en unos mismos sujetos78.
78 Sesión de 27 de mayo. A .J.D .P .A ., Libro 120. Este importante acuerdo al que llega la Junta
General de 1799 ha sido estudiado por C A R A N TO Ñ A ÁLV A R EZ , F., R evolución liberal...,
o p .cit., pp. 39-42. Tam bién se refiere a dicho acuerdo M E N ÉNDEZ G O N ZÁ L EZ , A ., É lite y
P oder..., op. cit., p. 162. Pero este autor no ve en él ninguna intención de mejorar el sistem a repre­
sentativo de la Junta General sino que lo considera un m edio de "reajustar de nuevo el equilibrio
de fuerzas, y cerrar el paso a los nuevos linajes".
El acuerdo de la Junta General de 1799 se ejecutó y se concretó en la Junta General de 1802, en
cuyo auto de convocatoria se especifica que cada apoderado no podría acudir a la Junta General
con más de un voto (sesiones de 31 de mayo, 5, 9 y 10 de junio, y 20 de octubre). A .J.D .P .A .,
Libro 123. También se cumplirá dicho acuerdo en las Juntas G enerales posteriores. N o se con ­
servan las actas de sesion es de la Junta General de 1805 ni las de la Junta General de 1808, pero
no iba a ser la Junta General de 1805 una excepción, aunque se pudieron producir discordias
com o en la Junta General de 1802. Incluso pudieron tomarse en la m ism a acuerdos sobre este
asunto. Que el acuerdo de 1799 se aplicaba se confirma también por el hecho de que el 31 de
agosto de 1808, cuando se decide reducir el número de vocales de la Junta Suprema de G obierno
del Principado de Asturias, se acuerda, además, permitir de nuevo la acum ulación de poderes.
Á L V A R E Z V A L D É S, R., M em orias de! levantam iento..., op.cit., pp. 171-172; C A R A N T O Ñ A
Á LV A R EZ , F., R evolución liberal..., op. cit., p. 99. El acuerdo de 1799 se respetó en las Juntas
G enerales de 1815 y 1818. A.J.D .P .A ., Libros 134 y 136.
Sobre la acum ulación de poderes por los vocales de la Junta General, vid. TUERO B E R TR A N D ,
F., La Junta G eneral d el P rin cipado de Asturias, op. cit., pp. 14-17. Aunque es cierto que los nom ­
bres y apellidos de los nobles asturianos se repiten cada trienio en la Junta General del Principado,
esto no debe llevar a afirmar que "la Junta General se convirtió, pues, en m ecanism o de defensa
de los intereses de una minoría, y no en instrumento de una justa organización regional" (p. 16).
M ENÉN DEZ GO NZÁLEZ, A., Élite y Poder..., op. cit., pp. 158-162 y 167-175, dice claramente
que: "Ricos hacendados, honorables hidalgos de casa y solar conocido, títulos, caballeros y seño­
res de vasallos, se reparten honores y prebendas, votos, poderes y prelación en las asambleas"
(p. 168), y califica de "vicio político" la práctica de las sustituciones y de la acumulación de poderes
(p. 159). Toda la obra de este autor viene marcada por la crítica al sistem a de representación en
LA JUNTA GENERAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN
77
En cuanto a las atribuciones de la Junta General, ésta siguió ocupándose
de los más variados asuntos para el gobierno del Principado. Sus limitaciones
y su pérdida progresiva de poder se debieron, no tanto a la instalación de la
Real Audiencia de Asturias, como a otros órganos representativos del carác­
ter centralista de los Borbones, en concreto los Intendentes.
El papel fundamental de la Junta General a fines del Antiguo Régimen,
será la lucha por el mantenimiento de las particularidades de Asturias. Estas
comenzaron a desaparecer de forma paulatina durante este periodo histórico
y lo harán definitivamente en la nueva etapa liberal. En 1808 la Junta General
vivirá su último momento glorioso. Luego, se moverá, conforme a los acon­
tecimientos históricos, entre el absolutismo y el liberalismo. Pero, ni a los
absolutistas ni a los liberales les interesará el mantenimiento de esta institución,
la Junta General del Principado, que desaparecerá, con el Antiguo Régimen,
definitivamente en 1835.
la Junta General, manifestada ya en el título: Élite y P oder: La Junta G en eral d el P rin cipado de
A sturias, y en la tercera parte del libro, en la que estudia el ámbito social, p olítico y econ óm ico de
las fam ilias más poderosas de Asturias. N os parece que, en algunas ocasiones, el autor cae en el
error de intentar aplicar en una determinada época principios que sólo pueden predicarse de épo­
cas posteriores, lo cual ya ha sido criticado por M UÑOZ DE BUST1LLO, C., "De Corporación a
Constitución...", op. cit., pp. 349 y 350, nota 88. Asum o la opinión de esta autora cuando dice que
la obra de M E N EN D E Z G O NZALEZ contiene ideas y reflexiones "que, de algún m odo, sitúan a
la institución objeto de estudio fuera de su propio contexto histórico". Es cierto que la Junta
General reunía a los más poderosos, pero esto no quiere decir que sólo se ocupase de cubrir sus
intereses. La Junta General representaba al Principado, y se reunía para servir al Monarca y defen­
der ante el m ism o o ante cualquier tercero los intereses de Asturias. Estas son ideas que se tenían
muy claras: Ocupaban un cargo público y estaban al servicio del Principado. Que en la práctica
algunos actuasen en su propio beneficio no es algo exclu sivo de aquélla época. En el Antiguo
Régim en había una clara división de estam entos y las instituciones de gobierno seguían los prin­
cipios propios de la época.
E L CH A LÉ INDIANO DE UN EM IGRAN TE DE ARAN GO
(PRAVIA)
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
IN T R O D U C C IÓ N
La tesis doctoral de Covadonga Álvarez Quintana1, referida al aspecto
más conocido y atractivo de la comunidad indiana, es posiblemente la publi­
cación definitiva en lo que a sistematización de la arquitectura realizada por
ese colectivo se refiere. Tratando de seguir la línea abierta y marcada por esta
publicación se ha realizado este trabajo, cuyo punto de partida se encuentra
en el convencimiento de que la reconstrucción de la historia de la emigración
asturiana a América debe de pasar por la recopilación de todas las pequeñas
historias personales que aún hoy están presentes en la memoria de la segunda
y tercera generación de descendientes de emigrantes.
La historia oral es la fuente de trabajo más utilizada, aunque ha sido nece­
sario recurrir también a algunas fuentes manuscritas, con el fin, en principio,
de tratar de corroborar y precisar fechas y, después, de intentar completar la
información obtenida en las distintas entrevistas. La mayor parte de la infor­
mación oral recibida es muy precisa, al haber podido contar con una persona
con una capacidad de memoria verdaderamente singular. Hay una total clari­
dad de recuerdos respecto a aquellos aspectos relacionados con el ámbito pri­
vado, como el viaje del indiano y la casa por él construida y habitada. La
información referente a sus años de estancia en Cuba y su participación, a la
vuelta, en otro tipo de intervenciones diferentes de las estrictamente privadas
es algo más difusa, quedando solamente en la memoria el enunciado de cada
episodio. Es aquí donde generalmente los documentos manuscritos consulta­
dos han sido de más utilidad, siempre teniendo en cuenta la imposibilidad de
examinar todas las fuentes deseadas, debido a los consabidos problemas de
distancia, dispersión, pérdida y dificultad de consulta.
1 Á L V A R E Z Q U IN T A N A , C.: Indianos y arquitectura en A stu rias (1 8 70-1930). O viedo, 1991.
80
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
Es por esto que algunos datos esenciales, con toda probabilidad registra­
dos en archivos eclesiásticos cubanos, como la fecha de matrimonio del india­
no (la cual habría permitido precisar aspectos importantes como los años de
estancia en La Habana o el año de retorno) han sido imposibles de localizar.
Asimismo, no se han podido corroborar documentalmente ni la fecha de par­
tida, ni la de llegada, ni tampoco la de la compra del terreno destinado a la
construcción.
Frente a esta escasez de documentación de carácter público, se han pre­
servado, sin embargo, en el ámbito privado, documentos y fotografías que han
sido del máximo interés y que, en gran parte, han servido de estímulo para la
realización de este trabajo.
No se puede eludir reconocer, por tanto, la enorme ventaja que ha supues­
to el poder contar con la concurrencia de tres fuentes tan esenciales como son:
una casa semifosilizada en el día de su inauguración, una documentación
valorada (y por ello conservada) y una memoria excepcional. Por esta última
razón, dedico este trabajo a mi tía Ma Amalia (nieta del indiano), ya que el
resultado final del mismo es en buena parte la transcripción de su memoria
que, a su vez, no es otra cosa que la memoria de mi padre.
I. EL IN D IA N O
José Díaz Menéndez nació el día diez de mayo de 18532, en Puentevega,
aldea del Concejo de Pravia, perteneciente a la parroquia de San Martín de
Arango.
El padre de José, Evaristo Díaz Llana, era un labrador que, aunque origi­
nario de Caunedo (caserío contiguo a Puentevega), hacia 18573 “se trasladó
con toda su fam ilia a Tineo, para trabajar como administrador en una fá b ri­
ca de manteca4”. Tras algunos años de estancia allí, su madre, Esperanza
Menéndez Lavandera, murió al dar a luz a su séptimo hijo, siendo entonces
cuando el resto de la familia volvió a la casa paterna de Caunedo.
La falta de recursos suficientes para sacar adelante a siete hijos debió de
forzar la marcha, cosa que para aquellos años ya debía de ser factor común a
2 Todas las fechas de nacim iento, matrimonio y defunción han sido rastreadas en el Archivo
D iocesano de O viedo. Estos docum entos han aportado, en algunos casos, interesante información
com plementaria.
3 Tanto Evaristo, com o su esposa y su primer hijo, aparecen en el C enso de Arango del año 1856,
cosa que no ocurre en el del año siguiente. Archivo Municipal de Pravia, S ecretaría, Caja n° 278,
Expedientes 1 y 8.
4 En adelante, las frases entrecom illadas y en cursiva se refieren a transcripciones literales de las
entrevistas realizadas.
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
81
muchas de las familias de la parroquia5. De hecho, en la casa de Evaristo aca­
barían emigrando, de forma escalonada, los tres hijos varones, quedándose el
padre al cuidado de las hijas.
José partió para La Habana “cuando tenía trece años”6, reclamado por
un hermano de su madre, Manuel Menéndez Lavandera Manín, ya asentado
allí7. Embarcó en un velero en el puerto de Avilés, instalándose en la zona de
sollado del buque, junto al resto de emigrantes que viajaban en sus mismas
condiciones8. Lo penoso de las condiciones de vida a bordo se intuye a partir
de uno de los escasísimos datos que la memoria ha retenido en relación al
viaje: “[...] llegó a comer galletas con gusano”9.
Nuestro emigrante vivió en la Isla aproximadamente durante 29 años,
pero de su estancia en ella apenas se recuerdan algunos retazos. Allí trabajó
como dependiente en “unos almacenes en los que se vendía un poco de todo
(telas, perfumes) y que se llamaban sederías”. Con los años debió de “ascen­
5 S ólo se han localizado listas nom inales com pletas de pravianos em igrantes a Cuba para los años
1860 y 1861: en 1860 solicitaron pasaporte (no se contabilizan por tanto los em igrantes no lega­
les) para viajar a la isla 195 personas, de las cuales 21 procedían de Arango; al año siguiente la
relación es 97 / 5. Teniendo en cuenta que a partir de estos años el número de em igrantes va en
aumento, estas cifras parecen ya suficientem ente significativas. A .M .P ., O rgan os d e G obierno,
Caja n° 18, Expediente n° 8.
6 Si no existe el más m ínim o error en el dato de la edad, José D íaz M enéndez partió para Ultramar
en fecha ubicada entre m ayo de 1866 y m ayo de 1867. Dentro de este margen de tiem po no se ha
localizado ningún buque que contase entre su pasaje con este viajero. En cam bio, sí se han locali­
zado dos hombres de la m ism a procedencia (Pravia) y con el m ism o nombre (José D íaz) que nues­
tro em igrante, en sendos barcos partidos del puerto de A vilés en fechas tan cercanas a los márge­
nes aquí manejados com o son enero de 1866 (Corbeta F lora) y octubre de 1867 (Corbeta Villa de
A vilés). A.H .P. P ro to co lo s de A vilés, Cajas 16487 y 16490, A ños 1866 y 1867. Sea o no alguno
de ello s nuestro personaje, la reconstrucción de las condiciones del viaje es perfectam ente facti­
ble, ya que éstas son prácticamente exactas en todos los docum entos localizados.
7 Manuel M enéndez Lavandera nace en 1842 y emigra a la Isla en fecha posterior a 1856. A m edia­
dos del año 1871 se encuentra ya de vuelta en su lugar de origen.
8 Tom ando com o ejem plo los dos buques anteriormente citados (am bos propiedad de los hijos del
armador C alisto G onzález Carbajal), el número de pasajeros que viajaban en sollado es de 94 y
142. El precio del pasaje para éstos oscila entre los 1.340 y los 800 reales (dependiendo de si el
pago se hace a plazo o al contado) e incluía tanto la asistencia m édica e higiénica, com o la ali­
mentación. El régim en de com idas para los pasajeros de esta categoría se distribuía en tres etapas:
desayuno y dos com idas, una de nueve a diez de la mañana y la otra de cuatro a cin co de la tarde.
El primero se hacía a base de “aguardiente y galleta”, la segunda con “bacalao y arroz o carne y
patatas, variando” y en la tercera se ofrecía “holla, patatas, carne y tocino y agua á todos en abun­
dancia”. A.H .P. P ro to co lo s de A vilés, Cajas 16487 y 16490, Años 1866 y 1867.
9 “El bizcoch o ó galleta es un pan m edio fermentado, construido bajo la forma de pequeñas tortas,
y cocid o dos v eces para despojarlo de toda la humedad y evitar la ferm entación ácida, propia de
las substancias vegetales: con la repetida cochura, y la forma que se le da á este pan, casi toda su
totalidad se reduce á costra ó corteza dura y seca”. GO NZÁLEZ, P. Ma: T ratado de las en ferm e­
d a d es d e la gen te de mar, en que se exponen sus cau sas y los m edios de p re ca verla s. Madrid,
1805. Cita recogida en DE LA M A D R ID ÁLVAREZ, J. C: El viaje de los em igran tes astu rianos
a A m érica. G ijón, 1989, p. 157.
82
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
der hasta tener su propio negocio”. El trabajo debió ocupar la mayor parte de
su tiempo durante los primeros años de estancia en La Habana, aunque tam­
bién participó (muy posiblemente como voluntario10) en la primera Guerra de
Independencia cubana o Guerra de los Diez Años (1868-78), actividad de la
cual se han conservado numerosas fotografías que revelan la juventud del
indiano durante esta época. Se adivina, por otro lado, en nuestro emigrante,
un claro afán de superación, visto el interés por él mostrado no sólo por
ampliar, sino también por lustrar su exigua formación infantil y rural, lo cual
le llevó a acudir “a una academia en la que debió aprender cosas de econo­
mía y cultura general” y también a recibir “clases de baile”. Resulta eviden­
te la rentabilidad de este periodo de “autoformación”, pues José acabaría
integrándose con plena comodidad dentro de un círculo social muy distante al
de su propio origen campesino. En él precisamente, conoció a la mujer con la
que acabaría casándose", una joven y educada cubana (recién salida del cole­
gio religioso femenino del Sagrado Corazón), Amalia de la Rionda Valdés,
hija de Manuela Valdés, también cubana, y un emigrante asturiano, Manuel
de la Rionda Riera, quien había hecho una importante fortuna en la Isla con
el negocio del tabaco y las acciones del ferrocarril.
El retorno se debió de llevar a cabo una vez celebrado el matrimonio, pro­
bablemente a mediados de la década de los años 80, tratándose este periodo de
la vida del indiano de uno de los más desconocidos, debido a la imposibilidad
de consulta de archivos lejanos y a que los recuerdos son aquí muy restringi­
dos y poco diáfanos. La segunda mitad de los 80 es, por tanto, confusa, si bien
el matrimonio debió de estar durante todos esos años instalado en Barcelona12,
habiendo realizado probablemente algún otro viaje a La Habana13. Sí se
recuerda con claridad que cuando José y Amalia llegaron a Asturias lo hicie­
ron al puerto de Gijón, aunque esta vez en un confortable barco de vapor14.
10 “Los dependientes de com ercio son, en su casi totalidad, voluntarios”. G ALLEG O , T.: C uba p o r
fu e ra (A puntes d e l natural). La Habana, 1890. Cita recogida en ERICE, F.: “Los asturianos en
Cuba y sus vínculos con Asturias: rasgos y desarrollo de una colectividad regional en la etapa
final del colon ialism o español”, en D e A sturias a A m érica. Cuba (1850-1930). La com u n idad
astu riana de Cuba. Archivo de Indianos, 1996, p. 100.
11 Al afán de superación y a un evidente atractivo físico, se debieron unir una fuerte personalidad y
un firme carácter, características todas ellas que debieron contribuir a la con secu ción de unos
objetivos que se intuyen claramente delimitados por el indiano.
12 A través de docum entos privados, se ha podido constatar que en 1888 José ya está en Barcelona,
pues envía desde allí a su padre la cantidad de 500 ptas. La estancia en esta ciudad, hasta el tras­
lado definitivo a Madrid, debió de extenderse hasta bien entrado el cam bio de siglo.
13 Un fragmento obtenido en el cuaderno de cuentas tomadas por el padre del indiano dice lo
siguiente: "[...¡H asta a q u í se m andó nota a P epe h aciendo m érito de las d os letras que m andó
d esd e B arcelon a y de La H abana
14 D e la llegada del matrimonio a Asturias sólo se recuerda el curioso dato de que el equipaje de
Am alia, em balado en un enorm e baúl, fue trasladado “a p i e ”, por un vecino del lugar, “que lo
trajo a la espalda, a través de la sierra de S an dam ías”.
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
83
Sólo durante el verano se quedaban en Asturias, primero en el domicilio
paterno y, a partir de 1894, en la nueva casa, pues los inviernos “los pasaban
los primeros años en Barcelona y ya después en M adrid”. La primera hija de
José y Amalia, Caridad, nació aún en Caunedo, pero el nacimiento de su
segunda hija, Dulce Ma, es el acontecimiento que hoy sirve de referencia para
recordar la fecha de apertura de la nueva vivienda. A ella se trasladarían no
sólo la pareja y sus dos hijas, sino también parte de la familia de José: su
padre, dos de sus hermanas y sus tres sobrinos, constituyéndose desde enton­
ces lo que hoy se transmite como un cohesionado grupo familiar. Dentro de
esta coherencia, los papeles reservados para cada miembro, implícitamente
asumidos, estuvieron siempre nítidamente delimitados, incluso en el espacio
habitado por cada cual. Así, al padre del indiano le fue destinada una estancia
(el Gabinete-Dormitorio) en la primera planta; el matrimonio y sus hijas ocu­
paron toda la segunda planta; y el resto de la familia habitó la tercera y últi­
ma planta. En el mismo sentido, las labores caseras nunca fueron realizadas
por la esposa del indiano, sino por las hermanas de éste. José controlaba direc­
tamente los negocios dejados en La Habana, mientras su padre llevaba, de una
forma completamente pormenorizada, “las cuentas de la casa”.
La inclinación paternalista del indiano se reflejó no sólo en la acogida
que prestó a su familia, sino en el interés manifestado por la formación de sus
sobrinos, a quienes costeó una esmerada educación en los dos colegios priva­
dos existentes en la capital del Concejo: su sobrina como interna del colegio
femenino y sus sobrinos completando la “la carrera de comercio ” en el cole­
gio masculino. Los estudios realizados por los varones le servirían a uno de
ellos para viajar también a La Habana y comenzar a trabajar “primero, en el
negocio de su tío Pepe y ya después en un banco, tras hacer allí los estudios
de banca ”. De esta manera, la generación más joven contribuyó a mantener
ciertos lazos de unión entre los miembros separados de la familia.
El emigrante, una vez asentado en su país de origen, no llegó a empren­
der actividad productiva alguna, pues los beneficios del negocio que había
dejado en La Habana15, junto a la muy abultada aportación que su esposa
había realizado al matrimonio, les permitieron vivir con gran comodidad. Con
el tiempo, acabaría liberándose del “negocio cubano, vendiendo su parte a un
socio que tenía a llí”, aunque mantuvo siempre un control directo sobre las
demás fuentes de ingresos. A través de una continua correspondencia, recibía
puntual información sobre el estado de los alquileres inmobiliarios y demás
15 N o ha sido posible recoger el tipo de negocio en el que el indiano se involucró, si bien, entre las
m uchas fotografías conservadas se encuentra una que bien pudiera tener relación con aquél. Se
trata de la fachada de un com ercio en La Habana, cuyo cartel anunciador informa: C. PIS Y C a
16. Este apellido se recuerda asociado al negocio dejado en la Isla por el emigrante.
84
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
rentas con que contaban en La Habana, correspondencia que le mantenía en
contacto permanente con la Isla. Pero, el interés del indiano por lo dejado allí
no parece que fuera únicamente económico y familiar, ya que no sólo recibía
fotografías y postales de la ciudad, sino que también estaba suscrito a dos
publicaciones que ofrecían periódicamente información sobre la situación
política en Cuba: la revista editada en Madrid La Ilustración Española y
Americana y el boletín editado en La Habana Crónicas de la Guerra de Cuba.
A partir de 1908 y hasta 1914, la residencia permanente de la familia se
fijó en el chalé, debido a la enfermedad que seis años más tarde acabaría con
la vida del indiano. José Díaz murió en su pueblo natal con 60 años. Su espo­
sa, Amalia, moriría seis años más tarde en Madrid, sin haber vuelto nunca a
Cuba, a pesar de los proyectos realizados en este sentido. Las hijas de ambos
tampoco viajarían a la isla, donde vivían muchos familiares con los que, a
pesar de ello, nunca se perdió el contacto. Por otro lado, los recuerdos de la
vida y las personas que había dejado en La Habana, debieron de ser tema
recurrente en Amalia. No cabe duda de que, a pesar de la acomodada vida que
llevó en España, las gentes que la rodeaban, los ambientes y hasta el clima del
país al que había optado por trasladarse, poco tenían que ver con el mundo en
que se había educado. Es muy posible que el desarraigo que ella debió sentir
fuese tan doloroso como el sufrido por el emigrante durante sus años de estan­
cia en la Isla16. Ella debió de transmitir gran parte de estos recuerdos a sus
hijas y sobrinas, recogiéndolos después la siguiente generación, siendo ésta la
razón por la que casi hasta hoy se han tenido lejanas noticias de “los parien­
tes cubanos ”.
Los otros dos hermanos de José, emigrantes como él, corrieron destinos
semejantes. Ambos se casaron con acomodadas mujeres cubanas y, aunque
uno de ellos hizo el viaje de retorno y el otro optó por asentarse definitiva­
mente en Ultramar, los tres hijos varones del primero acabarían conociendo a
sus parientes cubanos, pues, al igual que su padre y sus tíos, emigraron tam ­
bién a la Isla, estableciéndose para siempre “allí o en norteam érica”.
Desde el tío materno que, a mediados del siglo XIX, había emprendido
el viaje a Cuba, pasando por José (reclamado por aquél) y sus dos hermanos,
hasta llegar a los hijos o sobrinos de éstos, resultan tres generaciones de varo­
nes pertenecientes a una misma línea familiar, que se vieron involucrados, en
menos de un siglo, en la emigración a América.
16 En este sentido, ya no parece extraña la reflexión recogida en más de una oportunidad y referida
a distintas mujeres en esa m ism a situación: “¿te im aginas lo que d eb ió se n tir ella, viniendo de
don de venía, a l verse en cerrada en este pu eblo?" . Si este dato se revelase com ún a otras “esp o­
sas cubanas” que acompañaron al marido en su viaje de vuelta, ¿no debería reservársele a ellas
un apartado propio dentro del conocido epígrafe dedicado al retorno del em igrante convertido en
indiano?
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
85
II. EL C H A LÉ
1. EL PRO YECTO
Se incluyen dentro de este apartado dos tipos diferentes de documentos,
que se han conservado siempre juntos: un proyecto encuadernado y tres lámi­
nas sin encuadernar.
1.1. El proyecto encuadernado
Se trata de una encuadernación que consta de diez hojas o láminas de
papel grueso, muy similar a la cartulina, de color beige, rectangulares y en
disposición apaisada (50 cm. x 32 cm.), ocupadas a una sola página y encua­
dernadas mediante cosido al margen izquierdo. De estas diez hojas, la prime­
ra se corresponde con la portada de la encuadernación, en la que se especifi­
ca con letras de molde, realizadas en tinta negra y con ayuda de una plantilla,
su contenido: PROYECTO DE CHALET; el resto son una serie de dibujos
arquitectónicos que reflejan la figura de un edificio en alzado y en planta.
Aunque la mayoría de estas láminas se realizan mediante dibujo de trazo
lineal en tinta negra, los tres primeros alzados se completan con acabados de
carácter más artístico, mediante policromía, sombras y referencias a texturas.
Las tres primeras láminas muestran los alzados frontales de las fachadas
principal y laterales de una casa de campo de gusto pintoresquista, con plan­
ta en forma de “T” de pie corto, con dos alturas principales, además de bajo
cubierta y semisótano, y con un cuerpo de cubiertas muy decorativo, a base
de distintos volúmenes, aleros quebrados, guardamalletas y cresterías. Se trata
de atractivas ilustraciones polícromas, con acabado de sombreados, elemen­
tos decorativos (guardamalleta, molduras y placas) y vegetación exterior. Los
dibujos están realizados fundamentalmente con tinta negra, aunque también
se utiliza la tinta roja en el diseño de cuadrícula del tejado y para resaltar la
decoración mural de la fachada principal. El acabado final se remata con la
utilización de acuarela: verde para las partes vegetales (jardín circundante y
maceteros), marrón para la madera (marcos de puertas y ventanas y elemen­
tos decorativos de los aleros), gris para los enmarques de cantería y rosado
para las placas decorativas que aparecen en los muros de la fachada principal
y para el tejado. Las tres láminas cuentan con indicación de escala (Escala de
2 por 100) y además, con una serie de anotaciones hechas a lápiz, firmadas a
nombre de Armando Fernández y referidas a las medidas de los distintos ele­
mentos arquitectónicos (entrepaños, dinteles, cerramientos, huecos). También
a lápiz, se distinguen dos bocetos: uno, del arranque de la escalera del pórti­
86
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
co (con dos posibles soluciones de remate lateral para el primer peldaño) y
otro, de un fragmento de guardamalleta. Además, una de las páginas en blan­
co se aprovecha para realizar un croquis de la fachada posterior del edificio,
que no aparece en ninguna de las láminas.
En las tres hojas siguientes se repite la representación de los alzados ante­
riores, aunque con evidentes variaciones respecto a aquéllos. En primer lugar,
desaparecen los valores artísticos de las láminas precedentes, utilizándose
únicamente el dibujo estrictamente técnico. De esta manera, se presentan tres
fachadas desnudas de ornamentación, realizadas con tinta bicolor que ayuda
a diferenciar los distintos materiales (roja para el ladrillo y el tejado y negra
para el resto). En segundo lugar, aun manteniéndose la estructura del edificio,
se han llevado a cabo modificaciones en alguno de sus elementos. Así, los
recercos de los vanos y las esquinas del edificio, que en las láminas anterio­
res eran de cantería, alternan ahora ésta (destacada con acuarela gris) con el
ladrillo; la línea del alero de la fachada principal pierde alguno de sus quie­
bros y se añade una galería al primer piso de una de las fachadas laterales.
Ninguna de estas tres láminas cuenta con anotaciones a lápiz, aunque sí se
especifica la escala y la fachada de la que se trata, añadiéndose a éstas su
orientación geográfica.
Las tres últimas láminas de la encuadernación se reservan a la represen­
tación de la planta del edificio. Son dibujos en tinta negra de cada uno de los
niveles (sótano, piso primero y piso segundo), que responden a una planta en
“T”, con un cuerpo sobresaliente de galerías en la fachada lateral sur (brazo
derecho de la T). En todos los pisos se especifica la función de cada una de
las estancias (Bodega, Pórtico, Sala de Confianza, Comedor, Cocina,
Dormitorio -la s camas se dibujan en tinta roja-, Gabinete-Dormitorio, Sala
de Recibo, Pasillo, Galería, Escusado y Balcón) y también viene expresada
la escala; igualmente, en las dos últimas láminas se han realizado a lápiz ano­
taciones referentes al espesor de los tabiques.
Este proyecto no es una publicación, sino un documento original realiza­
do ex profeso para el cliente. No sólo carece de cualquier indicación de
imprenta o sello de establecimiento, sino que su observación pormenorizada
permite distinguir la intervención directa del autor sobre el papel: tanto las
juntas como los extremos de las líneas de dibujo no son perfectas, sobresa­
liendo unas veces de los márgenes del dibujo y no ajustándose en otras; los
sombreados se pueden borrar; muchos de los elementos decorativos están rea­
lizados a mano alzada, al igual que los distintos punteados; en ocasiones, aún
se leen los trazos a lápiz que después fueron repasados en tinta y, lo que resul­
ta más curioso, se pueden distinguir huellas dactilares sobre alguna de las
manchas de color realizadas con acuarela (habrían quedado impresas al tocar
los dedos la pintura aún fresca).
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
87
En la tarea de identificar al autor se han podido constatar dos nombres
diferentes. Por un lado, la única firma que se recoge en todo el documento es
la realizada a lápiz bajo las anotaciones que aparecen al margen de alguno de
los dibujos. Aun pareciendo extraño que el autor no plasmase su rúbrica con
plumilla, la mano que realizó las anotaciones a lápiz y la que hizo las anota­
ciones en tinta (referidas a la escala y la identificación de las fachadas) pare­
cen la misma. Siendo así, Armando Fernández habría sido el autor del proyec­
to encuadernado, más probablemente un maestro de obras que un arquitecto,
puesto que dicho título académico no aparece especificado sobre la firma.
Pero, por otro lado, el tema de la autoría se replantea al contrastar todo
lo anterior con la información obtenida en diferentes entrevistas. La memoria
no conoce nada en absoluto relacionado con el nombre de Armando
Fernández, mientras que sí recuerda con claridad otro apellido, asociado ade­
más al cargo de maestro de obras, “un tal Cuevas”. Con total seguridad, José
Menéndez Cueva, también emigrante a Cuba, actuó como maestro de obras en
la construcción del chalé en cuestión, puesto que su nombre ha sido confir­
mado por otras dos fuentes orales diferentes y de gran fiabilidad. Por un lado,
sus propios descendientes, habitantes de la contigua parroquia de Allence,
quienes, además de algunos otros datos de interés, me han aportado su nom­
bre com pleto17; y, por otro, un vecino del mismo pueblo de Puentevega (hijo
de emigrantes y emigrante), quien, además de asegurarme la relación entre
Menéndez Cueva y el chalé, me aclaró que su propia casa, en el barrio de La
Jungal, también había sido construida por él ( “No era un arquitecto, ya sabes
que antes se les llamaba maestros de obras”).
Parece entonces que el autor del proyecto y el constructor del edificio
habrían sido dos personas diferentes. Por alguna razón, que en modo alguno
ha podido ser constatada y que, por tanto, ha de ser considerada diversa (dis­
tancia, fallecimiento, desavenencia, incompatibilidad), quien entrega el pro­
yecto encuadernado al cliente, aun habiendo realizado modificaciones, medi­
das y notas aclaratorias sobre los dibujos originales, acaba no sólo apartándo­
se del proceso constructivo, sino desapareciendo de la memoria.
Otra cuestión que contribuiría a aclarar lo anterior sería la referente a la
procedencia geográfica del proyecto en cuestión. Si bien la memoria supone
que el indiano “debió de traer los planos de Cuba ”, el hecho de que esto no
se pueda afirmar con rotundidad y la imposibilidad de contrastarlo, sólo per­
mite situar dicha afirmación en el campo de la hipótesis. Efectivamente, es
17 José M enéndez Cueva, originario de A llence, antigua Parroquia de San Pedro de A llen ce (actual
de San Martín de Arango), en el concejo de Pravia, em igró también a Cuba y, a su vuelta, refor­
mó y am plió la casa familiar, dándole el aspecto que aún hoy mantiene. A dem ás, y en palabras
de su biznieta “con stru yó m uchas casas en A v ilé s ”.
88
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
posible que el indiano retornase con el proyecto formando parte de su equipa­
je, sin embargo, en la lámina que ilustra la fachada principal, sobre el dintel de
la puerta de acceso, parece identificarse la fecha de 1888, momento ya algo
lejano al año de retorno. Se asume por tanto arriesgado dar por segura esa afir­
mación, considerando más verosímil la posibilidad de que, teniendo en cuenta
la fecha citada, el encargo fuese realizado bien en Asturias bien en Barcelona.
En cualquier caso, este documento encuadernado se ha conservado siem­
pre junto a otras tres láminas independientes ( “los planos”), indudablemente
realizadas en Pravia y que muestran el resultado final de la obra construida.
1.2. El proyecto sin encuadernar
Se trata de tres láminas de papel fino semitransparente (de textura muy
similar al papel de acuarela), de color blanco, rectangulares (45,5 cm. x 34 cm.),
en disposición apaisada y cuyo contenido está directamente relacionado con
la obra hoy existente.
Una de las láminas, polícroma (realizada con tinta negra, tinta roja y
acuarela), es el plano de la finca donde finalmente se construyó el chalé, con
especificación de los límites, las lindes (Río Aranguín, Camino Becinal,
Cauce de Molino), las medidas de los muros perimetrales de la finca, la situa­
ción del edificio dentro de la finca (Obra en proyecto) y sus distancias res­
pecto a la cerca, el esquema de los jardines y la Escala de 0,005 por Mto.
Las otras dos láminas muestran la fachada principal del edificio llamado
a ser definitivo, presentándose con ellas dos posibles soluciones de acabado
final para la vivienda. Sendas opciones han sido realizadas, al igual que las
ilustraciones encuadernadas, mediante dibujo de trazo lineal, con tinta negra
y a Escala de 0,02 por metro. Su relación con el proyecto anteriormente tra­
tado es lejana, siendo aquél únicamente utilizado como modelo de inspira­
ción. Estos planos ilustran un edificio de tres pisos y semisótano, con dife­
rentes alturas (y, por tanto, un dinámico cuerpo de cubiertas) y un gran desa­
rrollo de los cuerpos acristalados añadidos a las fachadas principal y laterales
(miradores y galerías). Es precisamente en estos elementos donde se centran
las diferencias entre ambas propuestas. El proyecto desechado presenta ele­
mentos clasicistas en la fachada principal (mirador de madera y cristal coro­
nado con frontón, placas decorativas sobre el muro) y, abiertas en sendas
fachadas laterales, galerías construidas con madera y cristal, rematadas con
balcones. Por el contrario, en el proyecto finalmente elegido predomina una
visión más “moderna”, con dos materiales protagonistas para la mayoría de
los cuerpos acristalados: el hierro y el vidrio. Además, en vez de los balcones
anteriores, se propone un doble cuerpo de galerías.
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
89
Ambas propuestas mantienen en común con el proyecto encuadernado
los elementos más decorativos: recerco de los vanos, resaltes que delimintan
las calles y el zócalo del edificio, así como guardamalletas y cresterías.
Ninguno de estos tres documentos ha sido firmado, pero las dos láminas
que muestran el edificio contienen la fecha de finalización del proyecto (a su
vez, fecha de inicio de construcción18) sobre el dintel de la puerta principal
(1889). Aún de mayor interés es el hecho de que la propuesta desechada con­
serve en la parte inferior de la hoja la referencia al lugar, mes, día y año en
que el proyecto fue terminado (Pravia Noviembre 14/89).
Estos planos no debieron ser realizados por quien firmaba el proyecto
encuadernado, Armando Fernández, puesto que la letra que en ellos aparece
es claramente diferente a la que aparece en aquél. El hecho de que estén fir­
mados en Pravia, inclina la balanza de la autoría hacia un maestro de obras
local, con toda probabilidad aquél que recuerda la memoria, José Menéndez
Cueva, quien habría conocido el proyecto de su colega, reinterpretándolo y
adaptándolo a los gustos y necesidades de su cliente.
2. EL EDIFICIO RESULTANTE
2.1. Descripción
2.1.1. Descripción del exterior
Al comparar los planos anteriormente referidos con las fotografías reali­
zadas con motivo de la inauguración de la vivienda, se observa que el edificio
construido transcribe casi literalmente la solución preferida, la cual, como ya
se ha dicho, poco tiene en común con el inicial proyecto encuadernado. Este
habría sido utilizado como punto de partida y transformado con toda proba­
bilidad a instancias del propio cliente, quien prefirió añadir la tercera planta y
aceptó invertir la estructura de las fachadas, convirtiendo así, la pintoresca
vivienda que presentaba aquel documento en una edificación de aspecto
ecléctico, en la que se conjugan soluciones de distinta procedencia.
El resultado es una construcción de planta prácticamente cuadrada (12 m.
en los lados N y S x 13,50 m. en los lados E y O) con cuatro fachadas de
estructura exacta: tres calles verticales separadas por medio de resaltes de
cantería, de las cuales, la central es de menor altura, lo que aporta a las otras
18 Entre las numerosas notas tomadas por el padre del indiano, aparece una referida a la construc­
ción del chalé: “E l 29 de N oviem bre escrib í a P epe sobre asuntos de casa y la obra" .
90
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
dos un aspecto de torres laterales. Estas cuatro falsas torres que se forman
en las esquinas son idénticas; sin embargo, los cuerpos centrales difieren en
altura, siendo más elevados los orientados a norte y sur que los que miran a
este y oeste, por lo que estos últimos adquieren interiormente la función de
desvanes, mientras que los primeros crean espacios amplios, perfectamente
habitables. La presencia de tres alturas diferentes y la diversidad de ángulos
a que da lugar cada una de las cubiertas, producen una impresión de edifi­
cio acastillado, que se aleja del proyecto original, presentado como un apa­
cible chalé campestre. Esta impresión se ha ido reforzando con los años,
dado que lo que en su origen no fueron más que esqueléticos plantones, son
hoy enormes árboles que enmarcan la fachada principal y rodean parte del
edificio, aislándolo aún más de su entorno exterior. Este aspecto acastillado
ha contribuido sin duda alguna a la denominación, recogida en los alrede­
dores, como “palacio de Puentevega”, muy lejana de la utilizada por los
propios descendientes del indiano promotor: “chalé de Puentevega ” o, sim ­
plemente, “el chalé”.
La base del edificio es un cuerpo a modo de zócalo, delimitado horizon­
talmente por un resalte de cantería, única línea horizontal de toda la fachada.
En él se abren, en correspondencia con los cuerpos turriformes, los vanos
apaisados de las distintas estancias del semisótano.
Las ocho calles laterales de la edificación son cuerpos de tres alturas que
se abren a las cuatro fachadas mediante grandes vanos rectangulares de dis­
posición vertical, todos ellos enmarcados con cantería que, en el caso de las
fachadas oeste (principal) y sur, se intercalan con placas decorativas en resal­
te, rematándose los del tercer y último piso con molduras decorativas semi­
circulares y triangulares, cuyo diseño se toma directamente del proyecto grá­
fico original. El tipo de vano con recerco simple se utiliza en todos los hue­
cos de las fachadas norte y este, siendo esta última (por ser la posterior) la
menos cuidada de todo el edificio al contar con ventanas más pequeñas y no
presentar miradores o galerías; éstas se abren en cambio, en las calles cen­
trales de las otras tres fachadas. Así, la calle central orientada al norte pre­
senta dos pisos de galerías de madera y cristal y un tercero abierto con un
vano simple de remate semicircular. Este es igual a su simétrico en la facha­
da sur, en la cual se instalaron además dos galerías de hierro; de éstas, la del
piso inferior contaba con una puerta de acceso al edificio. La segunda plan­
ta de la fachada principal contó con un pequeño mirador, semejante a las
galerías del lado sur, cuyo vuelo se apoyaba en dos columnas del mismo
material, las cuales, a su vez, marcaron los límites del pórtico inferior, pre­
cedido por una escalera.
Las cubiertas eran la parte del edificio que más elementos conservaba
intactos respecto al proyecto encuadernado original. Realizadas con planchas
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
91
de zinc19, sus cumbres se decoraron profusamente con cresterías, al igual que
los vértices y ángulos formados por las vertientes de los tejados. Al mismo
tiempo, la cúspide de cada una de las falsas torres se remató con unas esbel­
tas varillas de hierro que, sin serlo, recordaban a pararrayos. De los salientes
aleros colgaban guardamalletas y también decorativas ménsulas de madera,
que unen los extremos de aquéllos con las esquinas del edificio. La visión de
conjunto de las cubiertas es, pues, muy dinámica, no sólo por todo este reper­
torio decorativo sino, y sobre todo, debido a las distintas alturas y la alterna­
d a de ángulos formados por las vertientes de los tejados. Los cuatro cuerpos
centrales del edificio se cubren a dos aguas y las cuatro falsas torres con com­
plicados tejados de ocho faldones, lo que unido a los volados aleros, consti­
tuyó la parte más llamativa y peculiar del edificio.
Visto el aspecto exterior, el anteriormente citado carácter ecléctico del
edificio, trata de referirse a la conjunción observada en él de elementos propios de la denominada “arquitectura autóctona asturiana” , con otros de ten­
dencia pintoresca, procedentes fundamentalmente de diseños arquitectónicos
extrapeninsulares, como son los chalés de tipo alpino. A excepción del cuer­
po de cubiertas y el porche, todo en el edificio recuerda a esa arquitectura tra­
dicional: un volumen único de planta cuadrangular, con fachadas simétricas y
sencillas que se articulaban verticalmente con resaltes de cantería, abiertas
con amplios vanos recercados y complementadas con los cuerpos acristalados
de las galerías y miradores. Estas características, junto a la presencia del por91
che (único elemento de clara “vinculación colonial” ) ante la puerta princi­
pal, son las que hacen esta vivienda muy semejante a otras de adscripción
indiana. Tal es el caso del contundente edificio construido en Villanueva de
Colombres por el matrimonio formado por Da Cándida Ibáñez Sordo y D.
Joaquín Ibáñez Pría22, la casa de Diego Escandón23 en Parres de Llanes, la
vivienda construida en la calle Pidal de Llanes para Tomás de la Madrid24, la
casa de los Morales25 en Pendueles de Llanes y, en Colombres, la vivienda
19 Estas planchas son exactas a las localizadas fundamentalmente en ed ificios del con cejo de
Castrillón; algunos de ellos en el pueblo de Salinas, pero la mayoría en el vecin o de Arnao, donde
se encuentra el com plejo fabril de Asturiana de Zinc, de donde sin duda procedieron. El parale­
lo más cercano se ha localizado en la techumbre de zinc (y los m otivos ornam entales que la coro­
nan) del castillete de la antigua mina de carbón que la Real Com pañía Asturiana de Minas tenía
en dicha localidad.
20 Á L V A R E Z Q U IN T A N A , C: Op. Cit. Tom o I, pp. 144-161.
21 Ibidem, p. 150.
22 A LÓ S, F. D e y D. D U Q U E DE ESTRADA: Em igración en el oriente d e A stu rias ( 1845-1860).
Lianes, 1992, p. 132.
23 Ibidem, p. 191.
24 Á L V A R E Z Q U IN T A N A , C: Op. Cit. Tom o I, p. 489.
25 Ibidem, p. 266.
92
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
que, situada en la esquina sureste de la Plaza del Conde de Ribadedeva, linda
con la finca del actual Archivo de Indianos.
La nota pintoresca del edificio la aportan sin duda las cubiertas, ele­
mento más llamativo del mismo, no sólo por la utilización de un material tan
poco común en la construcción de techumbres como es el zinc26, sino y sobre
todo por la profusión ornamental de cresterías torneadas, travesanos y guar­
damalletas que semejaban tímpanos calados, y por la presencia de tres altu­
ras diferentes, de las que se destacan las falsas torretas. Estas características
lo emparentan con edificios tan diferentes de los anteriores como Villa
Cristina y la vivienda de Ventura Olavarrieta, ambos en Villar de Luarca27,
con los que mantiene también una coincidencia cronológica en torno a la
década de los 8028.
2.1.2. Descripción del interior
La distribución interior no es exacta en todos los niveles, si bien la plan­
ta del piso segundo reproduce casi literalmente la del piso primero o princi­
pal. Ambos se articulan a partir de un pasillo central que coincide con el eje
N-S de la planta del edificio y es, por tanto, paralelo a las fachadas anterior y
posterior. En los extremos del mismo se abren las galerías de sendos pisos.
Las dos orientadas al norte, de menores dimensiones, se utilizaron como pie­
zas de servicio, mientras que las orientadas al sur, más amplias, fueron con­
cebidas como salas de estar. En el eje O-E, se sitúa la escalera principal, cuyo
primer tramo invade el espacio donde se cruzan los dos ejes principales del
cuadrado. Tras este primer tramo recto, a partir del rellano, la escalera se divi­
de en dos ramas que giran a derecha e izquierda, transcurren paralelas al
tramo principal y mueren en el pasillo del segundo piso. La comunicación con
el tercero se realiza a través de una escalera de caracol, situada frente a la
rama sur de la anterior. Esta primera planta tuvo tres accesos diferentes: puer­
ta principal al oeste, acceso trasero al vestíbulo de la cocina y, en la fachada
sur, acceso a través de la galería del primer piso.
El semisótano y el tercer piso se distribuyen únicamente a partir del eje
N-S. En aquél este eje es un estrecho pasillo que separa a izquierda y derecha
26 Las razones por las que se eligió este material se desconocen, si bien parece que tanto su funcio­
nalidad com o su efectividad pudieron haber sido el m otivo de la elección . Por un lado, dichas
planchas se adaptan con facilidad a unas cubiertas de com plicada estructura y por otro, nunca
hasta fecha actual, han tenido que ser sustituidas.
27 Ibidem, p. 503. Figs. 376 y 377.
28 Ibidem, p. 502.
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
93
los diversos huecos, mientras que en éste el eje de distribución es, más que un
pasillo, una amplia estancia habitable.
Al semisótano se accede únicamente desde una puerta abierta en la facha­
da norte, en la esquina noreste del edificio. Se trata de un amplio espacio,
dividido a izquierda y derecha en seis estancias, tres a cada lado, de destino
múltiple: establo para caballos29, pequeña pocilga30, leñera y bodega. La ilu­
minación natural se logra, bien a través de los vanos rectangulares y de dis­
posición apaisada que se abren en el zócalo del edificio, bien a través de una
claraboya abierta en el suelo del vestíbulo. El pavimento se realizó con tablas
de madera.
Común a las tres plantas habitables es el hecho de que las habitaciones
más amplias, más luminosas y mejor ventiladas (al estar abiertas a dos facha­
das) se sitúan todas en las cuatro esquinas del edificio, coincidiendo con las
falsas torres.
En el piso primero o planta principal, el eje O-E, que parte de la puerta
de acceso al edificio, da paso, tras un amplio vestíbulo, a la escalera y al pasi­
llo transversal. A la derecha del vestíbulo (esquina suroeste) se sitúa el gabi­
nete-dormitorio (después cuarto de costura y, más tarde, cuarto de juego) y a
la izquierda (esquina noroeste), la sala de billar (después comedor). La coci­
na se sitúa en la esquina noreste, y comunica con la esquina sureste, en la que
se sitúa el comedor (después despacho), a través del pequeño vestíbulo que se
forma entre la parte trasera de la escalera y la fachada posterior del edificio.
Igualmente, el hueco bajo la escalera, se utilizó como habitáculo auxiliar de
la cocina (el cuarto de las potas). Un pequeño excusado (formado por retrete
y aguamanil) se sitúa en el extremo este de la galería norte.
En el segundo piso, frente a la escalera principal, se encuentra la sala, a
la que se accede desde el pasillo y que se abre al mirador de la fachada. A
izquierda y derecha se comunica con sendos dormitorios que, en su lado más
oriental, se desdoblan, dando lugar el situado sobre la sala de billar, a un estre­
cho dormitorio y, el situado sobre el gabinete-dormitorio, a un pequeño ora­
torio que, a su vez, comunica con la galería sur. En la esquina noreste, se situó
el cuarto de baño principal, después transformado en dormitorio y trasladado
a lo que era una estrecha habitación situada tras la caja de la escalera. El dor­
mitorio principal se encontraba en la esquina sureste, y destacaba del resto por
el tipo de mobiliario elegido, el cual le dio nombre (el cuarto de las camas
doradas). Las dos estancias restantes se corresponden con las galerías, que
29 El indiano y su esposa contaron, respectivam ente, con un caballo y una yegua, que utilizarían no
sólo con un fin lúdico sino también com o m edio de transporte por los alrededores.
30 La m atan za sigu ió siendo costumbre anual en este hogar de aspecto burgués, pero de tradición
rural.
94
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
repiten exactamente el mismo esquema, en cuanto a usos y distribución, que
sus equivalentes en el piso inferior.
El piso tercero se distingue de los dos anteriores en que cuenta con menos
espacios habitables, al tratarse en gran parte de la zona bajo cubierta. Así, las
estancias más amplias, que son las que se abren en los cuerpos turriformes, se
dedican a dormitorios, mientras que los huecos de menor altura se reservan
para las funciones de almacén: al este, el desván, y al oeste, los depósitos de
agua y la claraboya situada sobre el hueco de la escalera, formada ésta por un
antepecho de madera, de planta circular, sobre el que apoyan los nervios y
plementos que forman la cúpula. El eje N-S se corresponde con una amplia
estancia que originalmente no contó con ninguna división. La distribución
original de esta planta se encuentra hoy desfigurada por reformas posteriores,
impuestas por los cambios en los estilos de vida (construcción de un cuarto
de baño en el extremo norte de la estancia central y división de la habitación
noreste en tres pequeños huecos -vestíbulo, dormitorio y despensa-).
Aunque la articulación interior dada finalmente al edificio es la misma
que la que presenta el proyecto encuadernado, entre ellos hay algunas dife­
rencias destacables, con independencia del destino que se le dé a cada habi­
tación. Así, la Sala de Confianza del proyecto original se transforma en ves­
tíbulo de la obra construida, de tal manera que mientras la primera sólo se
abría al pórtico exterior y al pasillo interior, el segundo se abre también a sen­
das estancias laterales, adquiriendo por tanto un carácter de sala de paso, más
que de sala de estar. Por otro lado, la discreta escalera de rama única, que en
el proyecto original se desarrollaba dentro de una caja limitada por los muros
del edificio, adquiere en la realidad un gran protagonismo, al adelantarse
hacia el centro de la planta y desdoblarse, de tal manera que su original carác­
ter funcional como elemento auxiliar que permite la comunicación vertical,
queda relegado a un segundo plano al convertirse en pieza dominante y repre­
sentativa dentro del espacio arquitectónico. Este papel simbólico que asume
la escalera se refuerza, por un lado, con la apertura sobre ella de una clarabo­
ya, que permite la entrada de luz cenital y, por otro, con la colocación de un
enorme espejo en disposición vertical, que se apoya en el rellano y asciende
hasta la altura de la claraboya.
El desplazamiento de la escalera permitió además la apertura de dos hue­
cos: una antesala trasera en el piso principal y un dormitorio en la segunda
planta. En ésta, la Sala de Recibo que aparece en el proyecto encuadernado
sufre las mismas transformaciones que su equivalente en el piso inferior (la
Sala de Confianza), abriéndose a todas las estancias que la rodean; sin embar­
go, no pierde su carácter de sala de representación, recibiendo una esmerada
decoración pictórica en los muros y una cuidadosa selección del mobiliario.
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
95
2.2. Materiales, revestimientos y decoración
La totalidad de los muros del edificio, se levantan con manipostería revo­
cada y pintada de color blanco, aunque las esquinas se destacan con bloques
de piedra labrada, material utilizado también en el resto de los resaltes y para
la construcción de las escaleras exteriores.
Aparte de las planchas de zinc, utilizadas en las cubiertas, son la madera
y el vidrio los materiales más utilizados como complemento de la arquitectu­
ra. La madera se utiliza en los pavimentos, escaleras interiores, arcos de tran­
sición de los pasillos, puertas, ventanas, galerías del lado norte, claraboya de
la escalera y en la guardamalleta y demás motivos decorativos que cuelgan de
los aleros o se apoyan en las cubiertas (hoy desaparecidos). El vidrio, colorea­
do o no, se utiliza en ventanas, galerías y cierres de algunas puertas, así como
en la cúpula de la claraboya.
Al fin eminentemente funcional y decorativo que tienen estos materiales,
hay que añadirle en algunos casos un claro matiz representativo, como es el
de la puerta que da paso desde el vestíbulo al pasillo interior. Se trata de una
puerta de esmerada realización, la más elaborada de toda la casa, puesto que
se encuentra en la zona pública del edificio, frente a la puerta de entrada, en
el lugar donde son recibidas las visitas. Tiene un acabado brillante y bicolor
conseguido con la utilización de dos maderas nobles diferentes, ébano y
caoba. Las planchas inferiores de cada hoja se decoran con molduras y las
superiores son sustituidas por sendos cristales transparentes que contienen, en
grandes caracteres esmerilados, las iniciales de su dueño. La puerta se rema­
ta con un frontón curvo, cuyo tímpano se divide, por medio de nervios de
madera, en cuatro sectores que alternan vidrios rojos y azules.
Los vidrios azules y rojos se utilizaron también como plementos de la
cúpula de la claraboya sobre la escalera principal, aportando matices de color
muy llamativos en un espacio ya de por sí muy destacado.
También con acabado polícromo se decoró la pequeña puerta de doble
hoja que comunica el oratorio con la galería sur del segundo piso. Se utiliza­
ron seis cuarterones (tres para cada hoja) de vidrio sobre los que se pegaron
calcomanías de igual forma y tamaño, con una modernista decoración floral
y vegetal, imitando vidrieras emplomadas.
El hierro fundido se utilizó en las galerías de las fachadas sur y principal
(hoy sustituidas por otras de madera que, en el caso de la fachada sur, son de
mayor profundidad, lo que las hace más habitables), en algunos de los ele­
mentos ornamentales de la cubierta (retirados años más tarde por el “peligro
que suponían durante las tormentas”), en la decorativa chimenea exterior
(también retirada), en columnas y barandillas del pórtico de la fachada, preti­
les protectores de las ventanas y balaustres de la escalera principal.
96
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
El mármol se usó únicamente para la construcción de las dos únicas chi­
meneas interiores de la casa, instaladas en el comedor y en la sala.
Las paredes fueron, según las estancias, pintadas o alicatadas. El azulejo
se utilizó en aquellos espacios que por razones higiénicas exigían este acaba­
do. Así, prácticamente toda la cocina, los aseos de las galerías y, con toda pro­
babilidad, el cuarto de baño original están o estuvieron alicatados. Pero la p in ­
tura es el tipo de revestimiento más utilizado, ya sea de forma anicónica
(monocromática o polícroma) o figurativa y siempre en tonos pastel, nunca
estridentes.
Se utilizó un solo color, el blanco, para el revestimiento de todos los dor­
mitorios, el oratorio y la sala de billar. Las zonas de paso, como los pasillos y
todo el espacio central de la tercera planta, se pintaron en dos tonos:
- piso primero: azul claro para el zócalo y blanco en el resto de la pared.
- piso segundo: color beige para el zócalo y blanco en el resto de la pared.
- piso tercero: azul cobalto para el zócalo y blanco en el resto de la pared.
El resto de las habitaciones fueron decoradas con escenas, motivos vege­
tales, florales o geométricos.
Una de las estancias más cuidadas de la casa es sin duda el vestíbulo,
dado su carácter de espacio de representación. Se pintan tanto las cuatro pare­
des como el techo, con tonos verdes, dorados y grises. Las paredes se deco­
ran con un zócalo corrido que imita placas de madera y sobre él, a ambos
lados de cada una de las cuatro puertas, motivos que recuerdan a grandes
espejos biselados, con las dos esquinas superiores redondeadas y esmerilados
en todo su contorno. El techo se decora con una gran figura central mixtilínea, acompañada de motivos clásicos, como volutas y grecas.
El comedor original está también completamente decorado en tonos
marrones, ocres, azules y marfiles: las paredes con falso zócalo de madera y,
sobre él, bandas lombardas bicolores, marrones y beiges, cuyas líneas de
separación se matizan superponiéndoles trazos mixtilíneos que crean formas
geométricas y vegetales. En el techo, el motivo central es un cuadrado, en
cuyos ángulos se incluyen cuatro cestas sobre volutas que contienen frutos
diferentes (racimos de uvas negras, cerezas, manzanas y melocotones). Todo
el perímetro del cuadrado queda enmarcado por una gruesa banda de decora­
ción geométrica.
Las pinturas del segundo piso se centran en la sala principal y las paredes
del hueco de la escalera. En la sala (sala del piano) se utilizan tonos marrones,
ocres, azules y rosados. Las paredes se decoran con el consabido zócalo (al que
se añade, unos centímetros por encima, una cinta en espiral paralela a él) y una
falsa cornisa moldurada. Entre ambos motivos, la pared azul lisa, en la que se
han colgado cuadros de escenas clásicas y retratos individuales del indiano, su
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
97
OI
esposa y los padres de ella . El techo se decora a modo de cielo azul con
nubes blancas diseminadas, enmarcado por falsas molduras de madera. Dentro
de ese marco, en el centro de cada uno de los cuatro lados del rectángulo, se
incluyen cuatro grupos de instrumentos musicales con sus respectivas partitu­
ras: en los lados cortos, la lira con el clarinete y la pandereta con la flauta; en
los lados largos, el violín con su arco y la guitarra con el arpa.
En las paredes de la escalera se encuentran los motivos más interesantes
de toda la casa, dado su indudable valor fotográfico: en la rama derecha se
plasma un paisaje de aire romántico, en el que se muestra lo que parece una
cala fluvial, bordeada de abundante vegetación y con fondo montañoso, a
cuya orilla se acercan dos barcas dirigidas por dos remeros cada una. A ella
se abren las fachadas de tres edificios de planta rectangular, con dos alturas y
bajo-cubierta y con techumbre a dos aguas (caballete perpendicular a la facha­
da), exactos a las edificaciones construidas desde mediados del siglo XIX en
el ámbito de la arquitectura industrial asturiana . En la otra rama de la esca­
lera se muestra una escena totalmente diferente: un estrecho camino sin asfal­
tar, bordeado de exhuberante vegetación tropical (muy similar a los antiguos
caminos rurales que conducían a La Habana33), por el que circula un carrua­
je descubierto, tirado por ocho caballos y en el que pasean cuatro personas
vestidas con trajes de época. Una de esas personas es nuestro indiano, que de
este modo hizo plasmar su imagen no ya sobre un objeto decorativo móvil
como puede ser un lienzo enmarcado (susceptible de ser mostrado u oculta­
do), sino sobre los propios muros de la casa, haciendo del retrato un elemen­
to consustancial a ellos.
3. ENTORNO Y EQUIPAMIENTO
3.1. La finca
Una de las tareas más complicadas que se le presentaron a José Díaz fue
la de la compra de un terreno adecuado para la construcción de la futura
vivienda, trámite que se hizo largo ante la negativa de los grandes propieta­
rios a desprenderse de parte de sus tierras ( “por aquel entonces, el Conde de
Revillagigedo no quería vender ni bien ni m al”).
31 N inguno de los retratos existentes en la casa son el resultado de varias sesion es de pose, sino que
han sido realizados a partir de fotografías.
32 Un ed ificio muy sem ejante a los referidos se ha encontrado en Á L V A R E Z Q U IN T A N A , C. y E.
TO R A L A LO NSO : “Arquitectura industrial (1 794-1936)”, en El arte en A stu rias a tra vés de sus
o bras. O viedo. La N ueva España, 1996, p. 293.
33 PELÁEZ H U ERTA, A.R.: Im ágenes de La H abana antigua. Madrid, 1996, p. 81.
98
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
Su deseo, irrenunciable, era el de construir en el pueblo de origen,
Puentevega, y más concretamente, en un emplazamiento cercano al lugar
natal de su madre. Ella había nacido en La Venta, una casa situada en el margen
derecho del canal de molino que atraviesa el pueblo, y había muerto cuando
el indiano contaba apenas diez años, hecho que sin duda favoreció la ideali­
zación de la figura de su madre y que, por tanto, debió alentar esta idea con
visos de homenaje. Abunda en esta hipótesis el hecho de que, aun siendo su
padre originario de allí, nunca se planteó la posibilidad de instalarse en el
lugar de Caunedo, caserío situado a escasos trescientos metros de Puentevega,
donde además había transcurrido parte de su corta infancia asturiana.
El terreno por fin adquirido fue comprado a la familia Revillagigedo,
transacción que pudo llevarse a cabo gracias a los vínculos de amistad que
mantenía el indiano con el matrimonio administrador de las posesiones del
conde en el cercano pueblo de Inclán. Dicho terreno, lindante con el río
Aranguín, venía siendo utilizado como escenario de la romería celebrada con
motivo del tradicional mercado de ganado del lugar, la Feria de La Puente34,
que desde entonces pasó a celebrarse en otro lugar.
La finca obtenida ocupa un espacio de unos dos mil quinientos metros
cuadrados. Su lado norte es una línea recta paralela a la orilla derecha del río
Aranguín, los lados sur y este lindan con el cauce de un molino y el oeste es
un tramo recto que limita con el camino vecinal que lleva al puente sobre el
río (antigua “carretera general” de Pravia a La Granja)35. El chalé se constru­
yó dentro de la mitad occidental de la finca, en posición centrada respecto a
los muros perimetrales laterales. Los lados N, E y S se rodearon de una cerca
de manipostería, rematada con tejadillo a dos aguas, mientras que el lado O
se cerró con un múrete bajo sobre el que se instaló una verja protectora36, que
impide el paso pero permite la contemplación. En posición simétrica respec­
to a la fachada principal de la vivienda y a menos de diez metros de distancia,
34 “[...] P ues don de se acia la rom ería otros años es donde esta la obra de D. José D ia z y en una
p a rte d el terren o aqu el tienen berduras plan tadas y no p u ed e con sen tir je n te s en este terren o
T e x to ex tra íd o de una carta rem itida por el a lca ld e p ed á n eo d e A r a n g o al Sr. A lcalde
C on stitu cion al de P ra v ia , el día 2 6 d e a g o sto de 1891. A .M .P . Secretaría, C aja n° 147, E xp . n°
1, Carpeta: A lcaldes de barrio.
35 CAM INOS: los vecin ales se encuentran en m ediano estado, y el que va de P ravia á Salas co n ti­
núa en Puente-Vega, sobre el r. Aranguín, p o r el arco de un pu en te de p ie d ra de la m a yo r s o li­
d ez y buena arquitectura, y siguen 4 2 0 varas de carretera bien acabada. M A D O Z , P.:
D iccio n a rio geográfico-estadístico-h istórico. E d ición fa c sim ila r d el D ic c io n a r io d e A sturias.
V a lla d o lid , 1 9 85, p. 4 3 , V o z “A ra n g o ” .
36 El d ise ñ o e le g id o para la puerta (a e x c e p c ió n de su rem ate superior) y la verja d e hierro e s e x a c ­
to al firm a d o en 1 8 7 9 por P edro C abal M en én d ez, para cerrar el D e p ó sito d e A g u a s del F resn o
d e O v ie d o . V IL L A G L E Z .-D E L R IO , M a Palmira: C atálogo-In ven tario d e l arch ivo m u n icipal de
la ciu d a d de O viedo. T o m o III, Prim era Parte. O v ie d o , 1990, p. 14.
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
99
se abrió la portalada de acceso ( “el portón”), formada por dos batientes
anclados en sendos pilares de cantería.
Al terreno circundante se le dieron usos y acabados diferentes. Así, el
espacio de finca situado entre la fachada principal del edificio y la verja fue
trabajado a modo de jardín francés, con pequeñas avenidas y caminos entre
parterres geométricos. Su autor fue un conocido paisajista asentado en Gijón,
Pedro Mágica, quien, además del maestro de obras (Menéndez Cueva), es el
único profesional del que se ha podido rastrear, y finalmente constatar, su
identidad37. El resto del terreno se conservó como pradería, destinada funda­
mentalmente a árboles frutales y huerta. Delante de la fachada principal, fren­
te a cada una de las torres, arraigaron sendos magnolios, que se convirtieron
en los árboles más emblemáticos de la finca, mientras que a la palmera, hoy
desaparecida, se le reservó un espacio frente a la fachada posterior del edifi­
cio. También se plantaron otras especies, como pinos, plátanos, las habituales
camelias y bambú.
3.2. Equipamiento
Este entorno natural y privado fue completado con equipamiento de des­
tino diverso:
- un cenador de forja sobre plataforma de cantería, en el ángulo suroes­
te del jardín, utilizado para reuniones al aire libre. Hoy este cenador ha desa­
parecido, habiendo sido desmontado en fecha temprana, pues sólo se conoce
su existencia por transmisión oral, no por recuerdo directo.
- Un lavadero, en la esquina noreste del muro de la finca, al que se acce­
de por medio de tres escalones de bajada pues está construido al nivel del río.
Se trata de un estanque de planta cuadrada levantado en piedra, bordeado por
un pasillo perimetral y cubierto por una techumbre de planchas de zinc a cua­
tro aguas sostenida por cuatro pilares.
- Dos pequeños puentes de forja, que salvan la estrecha presa que atra­
viesa la parte trasera de la finca. Esta fue abierta para conducir un pequeño
37 D escendientes de Pedro M úgica han colaborado amablemente aportando una serie de datos que
han sido definitivos para llegar hasta este punto. S ólo a ellos se debe el conocim iento de la infor­
m ación que a continuación se expone: nacido a m ediados del siglo XIX y muerto casi un siglo
después, Pedro M úgica Otaegui realizó estudios de paisajism o en París. D e vuelta a España, tras
trabajar com o jardinero municipal en Vitoria, acabó por instalarse en Gijón, ciudad en la que
fundó su propio n egocio, E stablecim ien to M úgica. En Asturias, debió de realizar num erosos tra­
bajos de paisajism o para clientes privados, pues llegó a contar con un importante número de op e­
rarios a su servicio. De entre esos trabajos ha sido destacada su colaboración en la finca del pala­
cio de S elgas, en El Pito (Cudillero).
100
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
cauce de agua que discurre desde el canal de molino, lindante con el muro sur
de la casa, hasta la turbina generadora de luz eléctrica, la cual contaba “con
un motor y un pequeño salto”.
El hecho de disfrutar de luz propia debió de ser un acontecimiento impor­
tante para la familia, ya que el resto del pueblo aún no disponía de ella38.
El agua se obtenía a través de un pozo instalado en el sótano, cuyo
fondo alcanzaba el nivel del río cercano. Una bomba, accionada manualmen­
te, impulsaba el agua, a través de las cañerías, desde su origen hasta los depó­
sitos instalados en el último piso y, desde éstos, llegaba a los grifos de la
vivienda. Contaban tanto con agua fría como caliente, pues uno de estos
depósitos era calentado por las tuberías de la cocina y se cerraba con una tapa
metálica que impedía el enfriamiento del líquido.
III. CONCLUSIONES
Repasando todo lo dicho anteriormente, se concluye la literal identifi­
cación de la figura de José Díaz Menéndez con la de la mayoría de los em i­
grantes asturianos que retornaron con total o relativo triunfo a su lugar de
origen.
Su historia personal previa a la salida es, a grandes rasgos, la misma que
la de todos aquéllos que por necesidad vital atravesaron el Atlántico en busca
de un futuro que, en sus estrechas y poco prósperas fronteras rurales, se les
presentaba imposible. Común es también el penoso viaje y los laboriosos años
de trabajo adolescente, aunque en este punto ya había corrido mejor suerte
que los cientos de emigrantes que, o bien no llegaron a puerto, o bien no
lograron adaptarse a las difíciles condiciones de vida en la Isla. El éxito pos­
teriormente alcanzado llegó sin duda a base de trabajo y afán de superación
personal, pero también gracias a una tenaz y atractiva personalidad que, pues­
ta al servicio de sus prioritarios objetivos de progreso, favoreció unos contac­
tos sociales claves en el positivo resultado final. Su matrimonio con la hija de
un antiguo emigrante procedente de Gijón (asentado definitivamente en la
Isla) distrae su exclusivo protagonismo en este trabajo hacia la persona de su
esposa, quien se convierte también, al igual que su propio padre y su marido,
en emigrante. Si bien las causas que la llevaron a hacer el viaje definitivo
hacia la Península difieren completamente de las que a ellos dos les habían
impulsado, el proceso es paralelo, aunque quizá menos triunfante, pues lo que
38 La m e m o ria ha ratificad o esta idea, p u es recuerda co n hum or q u e el padre d el in d ian o, “encendía
la s luces to d a s de la casa y se iba a la revuelta a qu edarse con tem plan do a rro b a d o la obra de
su hijo ”.
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
101
para los dos hombres había sido el punto de partida, para ella fue única e irre­
versiblemente el de llegada.
El retorno supuso la inmediata puesta en marcha de un nuevo proyecto
prioritario para el indiano: la construcción de una vivienda no sólo funcional
sino también lo suficientemente representativa del éxito por él obtenido. La
casa construida fue y sigue siendo elemento destacado de su entorno, discre­
pante por sus dimensiones y su aspecto formal. Las diferencias se trasladan
también al interior del edificio, donde el indiano asume y recibe un espacio y
un papel relevantes y distintivos, compartidos también por su esposa. En el
proyecto constructivo intervinieron distintos profesionales, que en su mayoría
han permanecido en el anonimato. Gracias a la memoria viva se han podido
rastrear y finalmente localizar dos de ellos, el maestro de obras y el paisajis­
ta, los cuales habrían sido imposibles de conocer a través de otras fuentes.
Con todo, han quedado ocultos otros muchos nombres de particulares o talle­
res: canteros y carpinteros, pintores, ebanistas y decorador, siendo especial­
mente penoso el desconocimiento de éste último, dada la excelente calidad de
sus obras.
Los dos proyectos conservados han sido uno de los más gratos alicientes
de este trabajo, teniendo en cuenta la escasez de este tipo de documentos ori­
ginales, en su mayoría perdidos o desaparecidos. La capacidad de atracción
que hoy tienen se debe en gran parte a su excepcionalidad y antigüedad, pero
también a su cuidado acabado y presentación. Este sugestivo aspecto debió de
ser premeditadamente concebido por parte del proyectista, quien, como estra­
tegia comercial, buscaría una positiva primera impresión hacia su trabajo por
parte del cliente. Así, Armando Fernández realiza un proyecto de chalé que,
aunque carece de originalidad, tiene la ventaja de la vistosidad formal, carac­
terística que sin duda contribuiría a captar la atención del indiano en el
momento de la elección. Para ello utiliza la policromía, el decorativismo y la
minuciosidad en los detalles, así como la excelente presentación encuaderna­
da. La originalidad aparece en cambio en los planos realizados por Menéndez
Cueva, al haber adaptado el proyecto de su colega al criterio subjetivo del
cliente, quien por necesidad de espacio (la vivienda estuvo destinada a gran
parte de los miembros de su familia, no sólo a él, su esposa y sus hijas) reali­
za una serie de transformaciones que convierten al chalé en un edificio sin­
gular, no ya dentro de su inmediato entorno geográfico, sino también por
comparación con otros edificios del mismo origen.
La importancia de la edificación radica en que se trata de la única huella
física dejada por un acontecimiento histórico casi imposible de rastrear sin su
presencia. El hecho de haber vivido esta casa y la plena consciencia de que
conocerla y comprenderla depende de un periodo de tiempo limitado (el mar­
cado por el margen vital de las personas) es lo que ha impulsado la realiza­
102
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
ción de este trabajo de recopilación. Puesto que ya existe un amplio y exce­
lente estudio de sistematización de la arquitectura indiana de la región y otros
tantos sobre la figura del emigrante, sólo resta ratificarlos y completarlos con
las muchas historias personales y privadas que aún hoy son susceptibles de
recopilación, teniendo siempre presente que la historia oral (imprescindible
ante la carencia de otro tipo de fuentes), cuenta con el inapelable condiciona­
miento cronológico del transcurso generacional. La iniciativa personal parece
entonces motor fundamental en la realización de este tipo de investigaciones,
en cuanto que los propios descendientes de antiguos emigrantes son muchas
veces la única fuente segura que puede dar a conocer y certificar el viaje de
su antepasado. En este sentido, pueden entrar en contradicción la voluntad de
transmitir los conocimientos y el recato (directo o indirecto, justificado o no)
que produce airear la historia privada de la propia familia, especialmente
cuando aún viven las generaciones más directamente implicadas en los acon­
tecimientos. Así, buscar el equilibrio entre ambos factores debería ser la solu­
ción para superar las pausas y silencios que se producen en el momento de
poner en marcha iniciativas de estas características, teniendo siempre presen­
te que la diversificación de las entrevistas y conversaciones (incluso aquéllas
aparentemente intranscendentes), contribuye indirectamente a reconstruir lo
que un único contacto puede no haber sido capaz de aclarar.
La pérdida o desaparición definitiva de documentos, la deprimente difi­
cultad de consulta de los conservados o la exasperante imposibilidad de segui­
miento de aquellos otros potencialmente existentes, convierten a la entrevista
personal en el método más directo y completo de reconstrucción no ya de la
historia de la emigración decimonónica a América sino también, y sobre todo,
de una buena parte de la historia de la arquitectura asturiana de finales del
siglo pasado y principios del presente.
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
103
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
1. Obras impresas
-ÁLVAREZ QUINTANA, C.: Indianos y arquitectura en A sturias (1870-1930).
Oviedo, 1991.
-ÁLVAREZ QUINTANA, C. y E. TORAL ALONSO: “Arquitectura industrial
(1794-1936)”, El arte en Asturias a través de sus obras. Oviedo. La Nueva
España, 1996.
-ALÓS, F. De y D. DUQUE DE ESTRADA: Emigración en el oriente de Asturias
(1845-1860). Llanes, 1992.
-D E LA MADRID ÁLVAREZ, J. C.: El viaje de los em igrantes asturianos a
A m érica. Gijón, 1989.
-ERICE, F.: “Los asturianos en Cuba y sus vínculos con Asturias: rasgos y desarro­
llo de una colectividad regional en la etapa final del colonialismo español”, en
D e Asturias a Am érica. Cuba (1850-1930). La com unidad asturiana de Cuba.
Archivo de Indianos, 1996.
-M ADOZ, P.: D iccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus p o se ­
siones de ultram ar (1845-1850). Edición facsimilar del D iccionario de Asturias.
Valladolid, 1985.
-PELÁEZ HUERTA, A.R.: Imágenes de La Habana antigua. Madrid, 1996.
-VILLA GLEZ.-DEL RÍO, Ma Palmira: Catálogo-Inventario del archivo municipal
de la ciudad de Oviedo. Oviedo, 1990.
2. Fuentes manuscritas
Archivo Municipal de Pravia (A.M.P):
-E sta d o s de Cuentas del Ramo de Vigilancia (1860-1864).
-P a d ró n de habitantes y cédulas de inscripción de la Parroquia de San Martín de
A rango ((1856-1857).
-C orrespon den cia de los A lcaldes de Barrio (1891).
Archivo Histórico Provincial de Oviedo (A.H.P):
-P ro to co lo s N otariales del Concejo de Avilés. Escrituras del notario Benito Miranda
Carreño, 1866 y 1867.
Archivos eclesiásticos:
-L ib ro s de bautizos y defunciones de San Martín de Arango. Iglesia parroquial de San
Martín de Arango, Puentevega (Pravia).
-L ib ro s de bautizos y defunciones de San Martín de Arango. Archivo Diocesano de
Oviedo.
104
MARÍA GONZÁLEZ-PUMARIEGA SOLÍS
F a ch a d a p rin c ip a l
F a ch ad a p rin c ip a l
Fig. 1. F a c h a d a p r in c ip a l d e lo s d o s p ro y e c to s, e l en cu a d ern a d o (a rr ib a ) y e l d e fin itiv o (a b a jo ).
EL CHALÉ INDIANO DE UN EMIGRANTE DE ARANGO (PRAVIA)
Planta sótano
Planta segunda
Planta primera
Planta tercera
Fig. 2. Croquis de la distribución interior de las plantas.
105
APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DEL ESCULTOR
ASTURIANO JUAN DE VILLANUEVA (1681-1765)
JOSÉ LUIS BARRIO MOYA
Institución de Estudios Complutenses
Desde mediados del siglo XVII las tierras que forman el principado de
Asturias van a ver nacer a una serie de notabilísimos astistas, muchos de los
cuales son figuras claves del arte español. Como ejemplo de los que decimos
están los nombres de los pintores Juan Carreño de Miranda, Francisco
Antonio Meléndez y su hijo Miguel Jacinto, asi como los escultores Juan
Alonso de Villabrille y Ron y Juan de Villanueva, este ultimo padre a su vez
de dos distinguidos arquitectos neoclásicos : Diego y Juan.
Juan de Villanueva nació en la localidad asturiana de Pola de Siero el dia
5 de enero de 1681, siendo hijo de Domingo de Villanueva y de Maria
Barbales. La primera formación de Juan de Villanueva debió tener lugar en
Oviedo, tal vez junto al escultor local Antonio de Borja, a quien se debe el
retablo de la Capilla de Alfonso el Casto en la catedral ovetense (1719), según
declara con dudas Ceaán Bermüdez1. Muy pronto el joven Villanueva se tras­
lada a Madrid, ingresando en el muy activo obrador que el escultor vallisole­
tano Pedro Alonso de los Rios tenia establecido en la Corte. Fue precisamen­
te en aquel taller donde Juan de Villanueva completó su formación y en el que
realizó sus primeras obras para las iglesias y conventos madrileños.
En 1709, y en plena Guerra de Sucesión, Juan de Villanueva intentó esta­
blecer en Madrid una Academia de Bellas Artes al igual que las existentes en
Paris y en diversas ciudades italianas. Sin embargo, y pesar de haber celebra­
do varias reuniones para dar forma a tan singular iniciativa, las convulsiones
de la guerra dieron al traste con tan interesante proyecto. También Madrid,
Juan de Villanueva contrajo matrimonio con Doña Maria Muñoz, nacida en la
localidad de Valdaracete, siendo hija de Juan Muñoz y Luisa Rodrigo, ambos
1 Juan Agustín Cean Berm üdez.- Diccionario histórico de los mas ilustres profesores de las Bellas
Artes en España, Madrid, viuda de Ibarra, Tom o V, 1800, pág. 254.
108
JOSÉ LUIS BARRIO MOYA
asimismo naturales de la mencionada población. De esta unión nacieron los
siguientes hijos : Manuel, Antonio, Diego, Manuela y María. De todos ellos
solo Diego continuó la tradición artística paterna, siendo un notable arquitec­
to y escultor neoclásico. Por lo que respecta a su hija María, con el paso de
los años casó con el también escultor Andrés de los Helgueros, quien cola­
boró con su suego en diversas obras.
El 29 de noviembre de 1728 Juan de Villanueva, quien confiesa ser
“maestro de las cosas tocantes a escultura” tasaba las imágenes que quedaron
a la muerte de Don Tomás de Pastrana “escribano de Su Magestad y procura­
dor del numero de la villa de Madrid”2. Don Tomás de Pastrana poseyó una
pequeña colección escultórica, de temática exclusivamente religiosa, formada
por once obras, entre las que sobresalían dos Niños de Nápoles, tasados en
600 reales y un Cristo muerto que lo fue en 2200 reales. La tasación se rea­
lizó de la siguiente manera:
- una efixie de Xpto en el sepulcro, de mas de bara de largo, 2200 rs.
- mas una echura de Nuestra Señora de la Concepción de marfil, de
medio pie con su peana, 60 rs.
- dos efixies de escultura, la una de San Antonio abad y la otra de Santa
theresa de Jesús, de bara de alto con sus peanas, 600 rs.
- un marco dado de negro y dorado con una Santa Barbara dentro de zera,
con un adornico dentro dorado, con sus reliquias dentro, 120 rs.
- dos niños de Ñapóles con sus peluquitas y bestiditos y sus peanas dora­
das y ynsignias, 600 rs.
- una efixie de Xpto resucitado, de media bara con su peana, 100 rs.
- una efixie de Nuestra Señora de la Conzepcion, de tres quartas con su
peana y corona de plata, 200 rs.
- un niño durmiendo sobre la calabera, de media vara, 60 rs.
Al terminar la tasación Juan de Villanueva declara “que es de hedad de
quarenta años”.
El dia 13 de julio de 1722, Juan de Villanueva y su esposa Doña María
Muñoz se daban mutuamente un poder para testar, ante el escribano Juan de
Bermeo, “para que luego que falleziere qualquiera de nos, el que sobrevivie­
re pueda en virtud de este poder hazer y otorgar nuestro testamento y ultima
voluntad según y de la manera y forma que el uno al otro nos lo tenemos con'y
ferido, tratado y comunicado” . En el citado documento ambos cónyuges
declaran el nombre de sus padres y sus lugares de nacimiento, a la vez que
afirman con rotundidad su fe católica. Piden “que quando Dios nuestro señor
2 A rchivo H istórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 15078, fol°. 617-618.
3 A rchivo H istórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 15087 fol°. 882-883. Ver D ocum ento Io.
APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DEL ESCULTOR ASTURIANO JUAN DE VILLANUEVA
] QÇ
fuere servido llevarnos de esta presente vida se de sepoltura a nuestros cuer­
pos en la yglesia, parte, sitio y lugar que gustase y pareziese al que de los dos
sobreviviere, a cuya eleczion lo dejamos para que lo ejecute a donde y con la
forma, disposizion y acompañamiento que fuere su voluntad”
Como herederos de todos sus bienes ambos esposos nombraban a los
cinco hijos habidos en su matrimonio y “a los demas que Dios nuestro señor
fuere servido de darnos”.
El 13 de febrero de 1730 Juan de Villanueva “maestro escultor, ensam­
blador y tallista” se comprometía con fray Manuel Garrido, procurador del
madrileño convento de Nuestra Señora de la Victoria para realizar “el respal­
do de la cajonería de la sacristía” de dicho monasterio, “cuia labor ha de ser
toda tallada según el diseño que se ha hecho para dicho fin y esta firmado del
referido Juan de Villanueva y de fray Manuel Garrido”4.
El 3 de marzo de 1730, Juan de Villanueva “del arte de escultor” es lla­
mado para valorar las esculturas que quedaron a la muerte de Don Pedro
Bravo de Royazes5.
- Primeramente dos echuras de escultura, la una de Nuestro Señor de
Pasión y la otra de San Juan con sus peanas talladas y doradas, 1000 rs.
- otra echura de Nuestra Señora de la Conzepcion de mas de bara de alto
con su trono de angeles y peana dada de azul y tarjetas doradas, 1100 rs.
- otra echura de marfil de San Joseph con el niño en brazos, 500 rs.
- asimismo tasa las frutas de zera que están dentro de las urnas de ébano,
600 rs.
- un Santísimo Xpto de marfil con remates y calavera de plata, 120 rs.
El 21 de mayo de 1731 Juan de Villanueva, que se califica de “profesor
de arquitectura y excultura en esta Corte” se concierta con los hermanos de la
Congregación del Santísimo Cristo de la Misericordia sita en el convento del
Carmen Calzado “para ejecutar la efigie de un Santísimo Xpto cruzificado,
acabado en toda forma” que debía entregar el 1 de febero de 1732, recibien­
do por su trabajo la cantidad de 2000 reales de vellón. Por su parte Juan de
Villanueva se ofrecía “por mas servir a Dios nuestro señor, de su libre y
espontanea voluntad, sin Ínteres alguno a reconzer las santas efigies propias
de dicha Congregazion como son el Santísimo Xpto de la cruz sobre sus
ombros , el amarrado a la columna y la señora Santa Elena si tubieren que
componer, sin que sea de quenta del otorgante el meter o dar colores si fuere
necesario a lo que compusiere”6.
4 M ercedes A gu llo y C obo.- D ocum entos sobre escultores, entalladores y ensam bladores de los
sig lo s X V I al XVIII, Valladolid, Universidad de V alladolid, 1978, pàg. 171.
5 A rchivo H istorico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 14904, fol°. 51-51 vlt°.
6 A rchivo H istorico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 16714, fol°. 14-15. Ver D ocum ento 2o.
110
JOSÉ LUIS BARRIO MOYA
El 28 de julio de 1732, Juan de Villanueva declara haber recibido de la
Congregación del Santo Cristo de la Misericordia tres mil doscientos cuaren­
ta reales de vellón, dos mil por la hechura del Cristo muerto, mil mas por
“unas andas de arquitectura ymitadas a madera de palo santo y sus perfiles y
molduras plateadas” y los doscientos cuarenta restantes por un cajón de pino
“para reservar la Santa efigie por quanto esta pareze ha de salir los miercoles
Santos de cada año”7.
El dia 16 de agosto de 1735 fallecía en Madrid Maria Müñoz, iniciándo­
se seis dias mas tarde el inventario de sus bienes. Sin embargo la tasación de
las pertenecias de la esposa de Juan de Villanueva se retrasó casi un año, entre
otros cosas por los problemas acarreados por el nuevo matrimonio del escul­
tor asturiano, celebrado cuatro meses mas tarde con Angela Montes, sobrina
de la difunta. De este segundo enlace nacieron Juan, el celebérrimo arquitec­
to neoclásico, y Teresa. El 21 de abril de 1736 se nombraban los tasadores de
los bienes de Maria Müñoz, iniciándose un dia después la valoración de los
mismos8. De esta manera Domingo Fernández Castelao, “contraste de Su
Magestad” tasaba “la plata y aljófar”.
- dos manillas de aljófar muy menudo, 120 reales de plata.
- dos basos de plata de faltriquera con dos quadrados y en cada uno un
letrero, 67 reales y medio de plata.
- quatro basos de cortadillo, el uno con un quadrado, 108 reales de plata.
- dos escudillas con pies y moldura al canto, 71 reales y quartillo de plata.
- cinco cucharas, la una quebrada por el cavo y quatro tenedores desi­
guales en la hechura, 145 reales y medio de plata.
- un baso de cortadillo suelto, 27 reales de plata.
- una caja quadrada prolongada con tapa engozanada, tallada y picada de
medio reliebe sobre dorada, 20 reales de plata.
- un collar de algofar con su pendiente de una perla con un palillo de oro,
96 reales de plata.
- un relicario de oro aobado con su asa y reasa y un cordoncillo de ylo
tejido, 161 reales de plata.
El 22 de abril de 1736 Ambrosio Añora de la Herrán “maestro ebanista”
tasaba los muebles que aparecen bajo el epígrafe de “madera”.
- Primeramente dos escriptorios de concha y palo santo con sus bronzes
y sus puertas y colunas con quatro navetas a cada lado y sus pies de nogal tor­
neados dados de negro, 1200 rs.
- yd, una urna de bara y media de alto y dos terzias de ancho embutida en
7 A rchivo H istórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 16714, fol°. 42-43. Ver D ocum ento 3o.
8 Archivo H istórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 16965, fol°. 1-47.
APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DEL ESCULTOR ASTURIANO JUAN DE VILLANUEVA
\ \ \
palo santo y zipres con sus christales y su mesa embutida y pies torneados
dados de negro, 500 rs.
- yd, seis taburetes de nogal y baqueta, biejos, 60 rs.
- yd, quatro sillas grandes de nogal y baqueta, biejas, 40 rs.
- yd, seis sillas de paja pintadas, biejas, 24 rs.
- yd, un escriptorio pequeño embutido en marfil con su mesa de nogal y
sus pies torneados, 30 rs.
- yd, una mesa de pino grande con su cajón, de bara y media de largo y
dos tercias de ancho, con sus pies de lo mismo, 40 rs.
- yd, otra mesa de pino dada de negro con cajón del mismo tamaño, 12 rs.
- yd, una cama de colgar de palo santo, torneada con sus aderentes y
madera que le corresponde, 500 rs.
- yd, un arca de pino grande moldeada y sus pies correspondientes y
llave, 100 rs.
- yd, un cajón de baqueta grande bien tratado con su zerradura y llave,
60 rs.
- yd, un cofre de badana claveteado con su cerradura y llave, 30 rs.
- yd, otro cofre también grande con su cerradura y llave, viejo, 20 rs.
- yd, tres cofres viejos sin zerradura, 30 rs.
- yd, un relox de bronze con su cajita y repisa jaspe y oro, 180 rs.
- yd, una cama de tablas torneada con sus tablas, 200 rs.
- yd, dos espejos grandes, de bara y media de alto con sus copetes talla­
dos y dorados con sus lunas de bara de alto y tres quartas de ancho, 1000 rs.
- yd, un marco de dos baras y media de alto y dos baras de ancho tallado
de bajorrelieve en blanco, 240 rs.
- yd, dos marcos de espejos, sin lunas, de peral dados de negro, de bara
y media de alto y una bara de ancho, antiguos, 120 rs.
- yd, una meda de pino de quatro pies de largo y dos pies y medio de
ancho con su cajón, 10 rs.
- yd, otra mesa de pino pequeña con su cajón, 12 rs.
- yd, otra mesa de pino con sus pies torneados, 15 rs.
- yd, seis sillas grandes de paja, 18 rs.
- yd, otras quatro sillas de paja biejas, 8 rs.
- yd, una mesa de nogal con su cajón y zerradura mediana, 30 rs.
- yd, un armario de pino con sus zelosias en las puertas con quatro cajo­
nes abajo y sus repartimientos para papeles, 200 rs.
- yd, una mesa de pino con su cajón de cozina, 8 rs.
- yd, dos bancos de pino angostos que sirven en la chimenea, 8 rs.
- yd, tres banquitos de pino pequeños, 6 rs.
- un tajo de alamo negro, 15 rs.
- yd, un fregadero y un pie de tinaja de pino nuebo, 15 rs.
112
JOSÉ LUIS BARRIO MOYA
- yd, dos arcas de pino viejas, sin zerraduras, 12 rs.
- yd, una mesita de pino bieja, 6 rs.
- yd, zinco camas de tablas de pino biejas, 50 rs.
- yd, un artesón, 4 rs.
El 22 de abril de 1736 Gaspar de los Reyes “profesor del arte de pintor
que bive en la calle de la Bola, casas de administración” valoraba la colección
pictórica de Doña Maria Muñoz.
- Primeramente un quadro de dos baras de alto de San Francisco con
marco dorado liso, 600 rs.
- yd, dos pinturas cada una de San Pedro y San Pablo, de dos terzias de
alto, como de medio cuerpo, con sus marcos dorados y negros, 100 rs.
- yd, dos prespectibas de una terzia dealto cada una con sus marquitos
ochavados y dorados, 60 rs.
- yd, dos marinas del mismo tamaño apaisadas con sus marcos dorados y
ochavados, 60 rs.
- yd, tres marquitos dorados de una quarta de alto con tras pajaros pinta­
dos en ellos, 67 reales y medio.
- yd, seis marquitos de una quarta embutidos de concha con frisitos de
dibujos y sobre arcos de mano, 180 rs.
- yd, una pintura del sacrificio de Abraan apaisada, de dos tercias de alto
y bara y media de ancho con su marco liso dorado, 150 rs.
- yd, dos pinturas yguales de dos terzias de ancho y bara y media de alto
apaisadas pintadas en ellas unas abes y cosas de caza, con sus marcos dora­
dos lisos, 240 rs.
- yd, otra pintura de a dos terzias de alto y media bara de ancho y en ella
pintada Nuestra Señora con el Niño en los brazos y San Juan con su marco
dorado liso, 240 rs.
- yd, quatro pinturas yguales, la una de quando Christo hecho a los gudios
del templo y las otras tres de los misterios de la Pasión, de zinco quartas de
alto y quarta de ancho con marcos negros y dorados por de dentro, 1440 rs.
- yd, doze países de media bara de ancho y una terzia de alto, los ocho
pintados de frutas de todos generos y los quatro ymitando a los quatro ele­
mentos, con sus marcos dorados lisos, 1260 rs.
- yd, dos floreros de media bara de alto y una quarta de ancho con sus
marcos dorados, 60 rs.
- yd, otra pintura chiquita de una terzia de alto y una quarta de ancho con
su marquito dorado liso, 45 rs.
- yd, dos pinturas de bara de alto y tres quartas de ancho con San Juan y
San Antonio con sus marcos negros y molduras talladas y doradas por aden­
tro y fuera, 360 rs.
- yd, una pintura de una Custodia con su trono de nubes y niños, de mas
APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DEL ESCULTOR ASTURIANO JUAN DE V ILLANUEVA
\
J3
de bara de alto y tres quartas de ancho con marco dorado y quatro tarjetas
talladas y doradas, 600 rs.
- yd, dos floreros apaisados, de dos terzias de ancho y media bara de alto
con sus marcos dorados lisos, 180 rs.
- yd, una pintura de nuestra señora de la Concepción rodeada de flo­
res, de zinco quartas de alto y una bara de ancho con su marco dorado liso,
300 rs.
- yd, una lamina pintada la Resurrección, de media bara de alto y una ter­
cia de ancho con su marco negro, 180 rs.
- yd, quatro pinturas yguales de unas marinas, de media bara de ancho,
apaisadas, con marcos lisos en blanco, 180 rs.
- yd, quatro floreros de bara de alto y dos terzias de ancho, yguales, con
sus marcos tallados y dorados, 360 rs.
- yd, una pintura de un retrato, de un pie de alto con su marco en blanco,
30 rs.
- yd, una pintura de la Asumpcion de nuestra señora, de dos terzias de
alto y media bara de ancho con marco dorado liso, 49 rs.
- yd, otra pintura de la degollazion de San Juan Baptista en bosquejo, de
bara y media de alto y bara y quarta de ancho con su marco en blanco, 120 rs.
- yd, quatro pinturas fruteros dediferentes generos, de vara de alto y dos
tercias de ancho con sus marcos en blanco, 400 rs.
- yd, una pintura de la Uropa, de bara de ancho y tres quartas de alto con
su marco negro, 60 rs.
- yd, una pintura de una marina, de dos terzias de ancho y bara de alto
con su marco en blanco, 30 rs.
- yd, otra pintura de la Magdalena, de tres quartas de ancho y media bara
de alto con su marco en blanco, 50 rs.
- yd, dos fruteros de dos terzias de ancho y una de alto a medio acavar,
con sus marcos en blanco, 60 rs.
- yd, otra pintura de Nuestra Señora y el Niño adorándole los pastores, de
zinco quartas de ancho y tres de alto, con su marco en blanco, 60 rs.
- yd, otra pintura de diferentes abes y una liebre en bosquejo, de tres
quartas en quadro con su marco en blanco, 40 rs.
- yd, otra pintura apaisada de dos terzias de ancho y una de alto y en ella
pintados unos pezes en bosquejo, 20 rs.
- yd, otra pintura de la abarizia de dos terzias de alto y media bara de
ancho con marco negro, 45 rs.
- yd, otra pintura de la caveza de San Fausto de un pie en quadro con su
marco, 24 rs.
- yd, otra pintura de un retrato de una mujer, de bara de alto y tres quar­
tas de ancho con su marco negro (digo) en blanco, 45 rs.
114
JOSÉ LUIS BARRIO MOYA
- yd, dos floreros del mismo tamaño con sus marcos en blanco, 200 rs.
- yd, diez paisicos redondos con sus marcos torneados y dados de negro,
50 rs.
- yd, otra pintura de San Eustachio obispo debanandole las tripas, de bara
y media de alto y una bara de ancho, sin marco, 30 rs.
- yd, dos floreros bordados de seda, 120 rs.
- yd, una pintura de la Ystoria del Castillo de Maus, de bara de ancho,
apaisada, 280 rs.
- yd, otra pintura del mismo tamaño pintadas unas abes y un perro perdi­
guero, con su marco dorado, 300 rs.
Al concluir la tasación Gaspar de los Reyes declara “que es de hedad de
zinquenta y zinco años poco mas o menos”.
El ya citado dia 22 de abril de 1736 Pedro Piróla “profesor del arte de la
escultura que vive en la calle de San Pedro y San Pablo, casas propias” valo­
raba “lo tocante a su oficio”.
- Primeramente un San Juan de escoltura, de una bara de alto con su
peana, 300 rs.
- yd, un San Antonio de zinco quartas de alto con su peana, 700 rs.
- yd, un niño sentado, de dos tercias de alto, 240 rs.
También Pedro Piróla confiesa, al finalizar su trabajo, su edad: “setenta y
cinco años poco mas o menos”. Asimismo en la fecha arriba mencionada
Maria Fernández “costurera”, tasaba la ropa blanca, Bernardo Agustín del
Duque “maestro sastre”, los vestidos y Alfonso Ruiz “calderero”, los utensi­
lios de cocina.
El dia 24 de abril de 1736 Antonio Montesinos “profesor del arte de
ensamblador y tallista” valoraba “los trastos de obrador, libros pertenecientes
al ministerio de ensamblador, libros y estampas”. Con respecto a esto quere­
mos destacar lo insólito de que Maria Muñoz poseyera estos bienes, todos
ellos propios de la profesión de su esposo. Mas sorprendente, si cabe, es la
presencia de los libros, havida cuenta de que la primera esposa de Juan de
Villanueva ni siquiera sabia firmar, como lo demuestra el hecho de que en el
poder para testar, otorgando juntamente con su marido y ya citado anterior­
mente, tuvo que hacerlo, en su nombre, un testigo. La explicación a tan sin­
gular situación tal vez haya que buscarla en que para eludir la presión de la
Real Hacienda, Juan de Villanueva incluyera aquellas pertenecias como pro­
pias de su esposa y seguramente como bienes gananciales. Es por ello, y esto
es importante, que las herramientas, libros y estampas que aparecen registra­
dos entre los bienes de Maria Müñoz, eran propios de Juan de Villanueva, lo
que nos permite conocer tanto la cultura del escultor asturiano como sus fuen­
tes de inspiración.
APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DEL ESCULTOR ASTURIANO JUAN DE VILLANUEVA
] \5
T R A STO S DEL O BR A D O R .-
- Primeramente catorce bancos de pino, grandes y pequeños entre nuebos
y biejos, 450 rs.
- yd, otro banco chico de tornear con sus aderentes, 45 rs.
- yd, tres tornos para poner las figuras con sus aderentes, 120 rs.
- yd, dos potros biejos donde de desbastan las figuras, 12 rs.
- yd, un tornillo de zerrajero donde se afilan las sierras con su zoquete de
madera donde esta fijado, 30 rs.
- yd, seis garlopas con sus yerros, 135 rs.
- yd, cinco junteras con sus yerros, 60 rs.
- yd, zinco azuelas con sus manijas, 60 rs.
- yd, diez zepillos con sus yerros, 30 rs.
- yd, quatro martillos de piña, 30 rs.
- yd, zinco martillos de orejas, 50 rs.
- yd, dos pares de tenazas, 8 rs.
- yd, ocho compases de yerro y uno grande de madera, 20 rs.
- yd, tres barrenas grandes, 15 rs.
- yd, diez barrenas chicas y medianas, 5 rs.
- yd, quatro prensas, 80 rs.
- yd, quinze barriletes chicos y grandes, 300 rs.
- yd, quinze gatos chicos y grandes, 300 rs.
- yd, quatro sierras brazaderas con sus armaduras, 120 rs.
- yd, nuebe sierras de mano con sus armaduras, 54 rs.
- yd, biente y tres tornillos de apretar con sus usillos de madera, 45 rs.
- yd, nuebe gramiles, 9 rs.
- yd, zinco cazos grandes y medianos, 60 rs.
- yd, siete guillames con sus yerros, 40 rs.
- yd, un contraguillame con su yerro, 5 rs.
- yd, un canalador con su yerro, 20 rs.
- yd, dos esquadras de yerro, 10 rs.
- yd, un salvarregla, 3 rs.
- yd, zinco cartagones grandes y pequeños, 10 rs.
- yd, diez y ocho molduras sueltas, grandes y pequeñas con sus yerros,
54 rs.
- yd, zinco molduras de golpe con sus yerros grandes y pequeños, 30 rs.
- yd, nuebe cajas de molduras, las dos nuebas, entre chicas y grandes, sin
yerros, 18 rs.
- yd, una barra de yerro, 12 rs.
- yd, una hacha para partir, 12 rs.
- yd, seis tornillos chicos de madera nuebos, 24 rs.
116
JOSÉ LUIS BARRIO MOYA
- yd, seis yerros de rrecorrer en yeso, 12 rs.
- yd, ziento y quarenta yerros de corte, chicos y grandes, 200 rs.
- yd, zinquenta y seis escofinas entre chicas y grandes, nuebas y usadas,
100 rs.
- yd, diez y siete punteros y zinzeles para travajar en piedra, 24 rs..
- yd, tres mazetas de yerro, 15 rs.
- yd, treinta y un yerros de estuche chiquitos de dos bocas, 50 rs.
- yd, una piedra de afilar de buelo con su cubo y zigueña, 30 rs.
- yd, un retablo chico acavado, de catorze pies de alto poco mas o menos,
3000 rs.
- Asimismo la madera y jornales que havia puesto en el retablo de la yglesia de San Luis obispo, anexo a la parrochial de San Jines de esta Corte hasta
el dia del fallecimiento de la expresada Doña Maria Muñoz, Don Juan de
Villanueba su marido en tres mili y quinientos ducados que hazen en reales
de vellón treinta y ocho mili y quinientos, 38500 rs.
LIBR O S.-
La librería registrada como perteneciente a María Müñoz, aunque insistimos
debió ser de su esposo, incluía obras de Vignola, Palomino, Doménico Fontana,
Tomás Vicente Tosca, Francisco de Quevedo, Juan Pérez de Moya, Juan Eusebio
Niremeberg y fray Francisco de los Santos, asi como grabados de Adrián
Collaert y de las obras de Martin de Vos , Aníbal Carracci y Pietro de Cortona.
- un libro de Anatomía de a folio, 180 rs.
- yd, tres libros de los templos de rroma (tal vez Girolamo FRANZINI.Las iglesia de Roma con todas las reliquias y estaciones, Roma 1600), 300 rs.
- yd, dos tomos del padre Posa, 180 rs.
- yd, tres libros de Pedro de Cortona, 250 rs.
- yd, quatro libros de diferentes autores, 220 rs.
- yd, otro libro abitos antiguos de Liziano, 60 rs.
- yd, otro libro yntitulado el Eneas bagante de anibal Carazi, 90 rs.
- yd, otro libro Soldadesca de Eyn, 60 rs.
- yd, otro libro yntitulado baria architectura de Juan huredemani, 30 rs.
- yd, otro libro de christobal Pantinus, 30 rs.
- yd, otro libro de Viñola (Giácomo BAROZZI VIGNOLA.- Regla de los
cinco ordenes de arquitectura traducida por Patricio CAXES, Madrid 1593), 45 rs.
- yd, otro libro yntitulado quinta edición de la obra de Juan Guimec
Schihlar, 60 rs.
- yd, dos tomos de Palomino (Antonio PALOMINO Y VELASCO.Museo Pictórico y Escala Optica, Madrid 1715), 60 rs.
APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DEL ESCULTOR ASTURIANO JUAN DE V ILLANUEVA
\ ¡7
- yd, otro libro Dominico fontuna (seguramente Doménico FONTANA.Del modo tenuto nel trasportare 1,obelisco vaticano e delle fabriche fatte da
nostro sinore Sixto V, Roma 1589), 30 rs.
- yd, otro libro de palazios antiguos de Roma, 60 rs.
- yd, otro libro funeral con estampas del rey Pedro onzeno de Portugal,
30 rs.
- yd, otro libro de barios retratos de cardenales, 60 rs.
- yd, otro libro de Adrián Collaet, 20 rs.
- yd, qauatro libros de ermitaños de martin de Bos, 180 rs.
- yd, nueve tom os de tosca (Tomás Vicente TO SCA .- C om pendio
matemático, nueve tomos, Valencia 1707-1715), 150 rs.
- yd, cinco libros los quevedos (Francisco de QUEVEDO Y VILLE­
GAS.- Obras, cinco tomos, Bruselas 1660), 45 rs.
- yd, otro libro Arismetica de Juan Bauptista Coruchan, 12 rs.
- yd, otro Arismetica de Moya (Juan PEREZ DE MOYA.- Arithmetica
practica y especulativa, Salamanca 1562), 15 rs.
- yd, otro Agricultura del Prior (fray Miguel AGUSTIN.- Llibre deis
secrets de Agricultura, casa rustica y pastoril, Barcelona 1617, Ia ed, caste­
llana, Zaragoza 1625), 12 rs.
- yd, otro Diferencias entre lo temporal y eterno (Juan Eusebio NIEREMBERG.- Diferencias entre lo temporal y lo eterno, Madrid 1643), 12 rs.
- yd, otro libro Descripción del Escorial (fray Francisco de los SAN­
TOS.- Descripción breve del monasterio de San Lorenzo el Real del Escorial,
Madrid 1657), 7 rs.
- yd, otro libro de Mapas grandes, 150 rs.
- yd, otro libro Lustrum birolum ymajenes, 90 rs.
ESTAMPAS.- yd, setenta y dos estampas entre biejas y rotas, 12 rs.
- yd, treszientas y zinquenta y dos estampas bien tratadas, 400 rs.
- yd, ziento y diez y nuebe dibujos de mano con las figuras de academia,
300 rs.
- yd, zinquenta y quatro dibujos de archittectura de talla, 120 rs.
- yd, dos libros de Rivera desacavalados, 15 rs.
- yd, treinta y zinco trazas grandes y chicas de modelos, 150 rs.
- yd, zinquenta y una figuras enteras de modelos de zera, no se tasaron.
- yd, otras onze maltratadas, 180 rs.
- yd, treinta y zinco figuras de barro, 375 rs.
- yd, diez y nueve figuras de yeso, 200 rs.
- yd, siete medallas de yeso y zera, 110 rs.
- yd, ziento y onze cavezas y brazos de niños, 550 rs.
Subrayemos como algo curioso y a la vez un tanto insólito que el 7 de
118
JOSÉ LUIS BARRIO MOYA
noviembre de 1738, y cuando ya hablan muerto Antonio Montesinos, Benito
Agustín Duque y Pedro Piróla, Juan de Villanueva va a encargar al escultor
Luís de Velasco, al sastre Juan del Duque y al ensamblador Julián Rodríguez
que vuelvan a tasar las esculturas, los libros y los trajes que habían perteneci­
do a su esposa. Tras examinar aquellas pertenencias los tres nuevos tasadores
declararon que el trabajo realizado por sus antecesores “estaba bien y fiel­
mente hecho”.
En 1744 se constituye en Madrid la Junta preparatoria para la fundación
de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, bajo la presidencia del
italiano Giovanni Domenico Olivieri, quien el 12 de abril de 1752 nombra al
anciano Villanueva director honorario de la escultura9.
Juan de Villanueva murió en Madrid el 4 de julio de 1765. Su segunda
esposa, Angela Montes, le sobrevivió solamente tres años, falleciendo en
1768.
A pesar de que Juan de Villanueva debió ser un artista muy prolifico, su
obra conservada en la actualidad es mas bien escasa. Nada queda de las imá­
genes que Ponz y Ceán Bermüdez le atribuían y que se conservaban en diver­
sas iglesias madrileñas. Se ignora el paradero de una Inmaculada Concepción
que según Ponz se encontraba en la iglesia de Santa Cruz10, asi como también
las imágenes del retablo de San Felipe el Real, la Virgen de la Cinta de la igle­
sia del convento de Recoletos y el San Francisco de Borja de San Felipe Neri,
que Ceán Bermüdez le atribuía11. También era obra de Juan de Villanueva el
retablo de la madrileña iglesia de San Luis, tal y como el mismo reconoce en
la tasación de los bienes de su esposa y que desgraciadamente tampoco ha lle­
gado hasta nosotros. Afortunadamente se han conservado las esculturas de los
dos retablos colateras de la catedral de Oviedo, realizadas entre 1740 y 174112.
En los últimos tiempos y gracias a recientes investigaciones se han podi­
do documentar nuevas obras de Juan de Villanueva, como las estatuas del
conde Fernán González y de los reyes Pelayo, Ramiro III, Alfonso VIII y
Felipe III para la balaustrada superior del palacio real de M adrid13, asi como
las imágenes de la Virgen del Favor, San Cayetano y San Andrés Avelino, rea­
9 Claude Bedat.- La Real A cadem ia de Bellas Artes de San Fernando (1 744-1800), Madrid,
Fundación Universitaria Española, 1989, pág. 33.
10 Antonio Pon/..- Viaje de España, Madrid 3a ed., viuda de Ibarra, 1793, pág.79.
11 Juan A gustín Ceán Bermüdez.- o, cit, págs. 254-255.
12 Fermín Bouza .- “Los altares del crucero de la catedral de O viedo y otras noticias sobre el barro­
co en Asturias” en Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, n°. X X , O viedo (1953), págs.
5 2 3 -5 4 0 y J. Cuesta Fernández.- Guia de la catedral de O viedo, O viedo, E x c m \ Diputación
Provincial de Asturias, 1957, pág. 34.
13 Francisco Javier de la Plaza.- Im vestigaciones sobre el Palacio Real N u evo de Madrid, Madrid
1976, págs, 197,198, 216, 217, 219 y 163.
APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DEL ESCULTOR ASTURIANO JUAN DE VILLANUEVA
J ]9
lizadas en colaboración con su yerno Andrés de los Helgueros entre 1738 y
1739 y que se conservan en la fachada de la madrileña iglesia de San
C ayetano14.
Digamos para concluir que la fama de Juan de Villanueva se mantuvo
fírme hasta bien entrado el siglo XIX, como lo prueba Pascual Mádoz, quien
cuando trata de Pola de Siero en su famoso “Diccionario” no se olvida rese­
ñar “que es patria del célebre escultor Don Juan de Villanueva que floreció en
Madrid a principios del siglo XVIII” 15.
D O C U M E N T O I o.-
Poder para testar Juan de Villanueva y Maria Muñoz su mujer.
En 13 de jullio de 1722.
En el nombre de Dios todo poderoso Amen = Sepase por este poder para
testar como nos Juan de Villanueba, natural de la villa de la Pola de Siero,
obispado de Oviedo, hijo lexitimo de Domingo de Villanueba y Marina
Barbales su mujer, difuntos, vezinos que fueron de ella, e yo Maria Muñoz,
natural de la villa de Valdelazette, hija lexitima de Juan Muñoz y Luzia
Rodrigo su mujer, vezinos que fueron de ella, asimismo difuntos y mujer lexi­
tima que al presente soy del dicho Juan de Villanueba y ambos marido y
mujer vezinos que somos de esta villa de Madrid, hallándonos como nos alia­
mos por la divina providenzia de Dios sin enfermedad corporal y en nuestro
juizio, memoria y entedimiento natural, el que su divina Magestad fue serbido conzedernos y creyendo como firmemente creemos en el misterio de la
santísima trinidad, Padre, hijo y espíritu santo, tres personas distintas y un
solo Dios berdadero y en todo lo demas que enseña, cree y confiesa la santa
Madre Yglesia Catholica apostólica Romana, vajo de cuya fee y creenzia
emos bivido y protestamos bivir y morir y deseando disponer las cosas tenporales con todo azierto y que quando Dios nuestro señor fuere serbido de nos
llevar de esta presente bida no nos alie desprevenidos, y respecto de tener
como tenemos comunicadas, tratadas y conferidas todas las cosas tocantes a
nuestras conziencias yo el dicho Juan de Villanueba con la dicha Maria
Muñoz y yo la suso dicha con el referido Juan de Villanueba mi marido, por
la presente de un acuerdo y conformidad, otorgamos que nos damos el uno al
14 Maria Luisa Tárrega.- “Las esculturas de la fachada de San Cayetano de Madrid: Juan de
V illanueva y Andrés de los H elgueros” en Archivo Español de Arte, n°. 236, Madrid (1986),
págs, 38 6 -4 0 0 . En este trabajo la autora recoge otras obras atribuidas a Juan de Villanueva.
15 Pascual M ádoz.- Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España, T om o XIII, Madrid
1849, pág. 105.
120
JOSÉ LUIS BARRIO MOYA
otro y el otro al otro todo nuestro poder cumplido el que de derecho se requie­
re y es nezesario para que luego que falleziere qualquiera de nos, el que sobrebiviere pueda en virtud de este poder hazer y otorgar nuestro testamento y
ultima voluntad según y de la manera y forma que el uno al otro nos lo tene­
mos conferido, tratado y comunicado por que en esta razón y causa lo deja­
mos a disposizion y boluntad del que alcanzare en dias al otro, haziendo por
el todas las mandas, legados y declaraciones que le pareziere según y como lo
tenemos conferido, que siendo asi dispuesto, ordenado, otorgado y executado
dicho testamento desde aora para quando llegue el caso lo aprobamos y rati­
ficamos y consentimos cada uno de nos por lo que nos toca como si lo hizieramos y otorgáramos.
- y es nuestra voluntad que quando Dios nuestro señor fuere serbido lle­
varnos de esta presente vida se de sepoltura a nuestros cuerpos en la yglesia,
parte, sitio y lugar que gustase y pareziese al que de los dos sobreviviere, a
cuya eleczion lo dejamos para que lo ejecute adonde y con la forma, disposi­
zion y acompañamiento que fuere su voluntad.
- y para cumplir y pagar lo contenido en este poder y testamento que en
su virtud se hiziere nos nombramos por testamentarios alvazeas y cumplido­
res el uno al otro y el otro al otro con el poder y facultad que se requiere y sin
limitazion alguna.
- y cumplido y pagado lo contenido en este poder y lo que contubiere el
testamento que en su virtud se hiziere y ejecutase, en el remanente que que­
dare de todos nuestros vienes y hazienda, muebles y raizes, derechos y acziones, havidos y por haver y demas que nos puedan pertenezer dexamos, ynstituimos y nombramos por nuestros únicos y unibersales herederos de todos
ellos a Manuel = a Antonio = Diego = Maria = y Manuela de Villanueba,
todos zinco nuestros hijos lexitimos y a los demas que Dios nuestro señor
fuere servido darnos, para que los hayan y hereden por yguales partes con su
bendizion y la nuestra.
- e yo el dicho Juan de Villanueba conformándome con lo dispuesto por
leyes de estos reynos desde luego nombro a la dicha Maria Muñoz mi muger
por tutora y curadora de las personas y bienes de los dichos Manuel = Antonio
= Diego = Maria y Manuela de Villanueba, nuestros hijos lexitimos y de los
demas que en adelante tubiesemos, relevada de fianzas por la gran satisfazion
que de ella tengo y suplico a quelesquier señores juezes donde esta clausula
fuere presentada la diszieman el cargo de tal sin que sea nezesario dar fianzas.
- y por el presente revocamos y anulamos y cada uno de nos los otorgan­
tes, y damos por ningunos y de ningún valor ni efecto otros qualesquier tes­
tamentos, cobdizilos, poderes para testar y otras disposiziones que antes de
aora hayamos fecho y otorgado, y es nuestra voluntad que a ninguno de ellos
se les de fee ni crédito en juizio ni fuera del, y solo lo contenido en este poder
APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DEL ESCULTOR ASTURIANO JUAN DE VILLANUEVA
]2 1
y en el testamento que en su virtud se hiziere y executare, queremos y es nues­
tra voluntad se tenga y guarde por nuestro testamento, ultima y postrimera
voluntad en aquella bia y forma que en derecho mejor lugar aya = en cuyo tes­
timonio lo otorgamos asi ante el presente escribano y testigos en la villa de
Madrid a treze dias del mes de julio año de mili setezientos y veinte y dos
siendo testigos Don Germán Chrisostomo, Pedro blanco, Cosme de quintana
= Joseph fernandez de Busto y Joseph Sanz, residentes en esta Corte = y los
otorgantes a quienes yo el escribano doy fee conozco lo firmo el que supo y
por la que dijo no saver, a su ruego lo firmo uno de dichos testigos.
Juan de Villanueba. Por testigo = Cosme Ruiz de Quintana. Ante mi =
Juan de Bermeo.
(ARCHIVO HISTORICO DE PROTOCOLOS DE MADRID.- Protocolo
= 15087, fol°. 882-883 vuelto).
D O C U M E N T O 2o.-
Obligacion que haze Don Juan de Billanueba de executar un santisimo
Xpto cruzificado a favor de Don mateo erroz Ybarra, Don Bernave de
Ancuiar, Don Manuel de Retes y Don Theodoro Aguirano.
Mayo 21 de 1731.
En la villa de Madrid a veinte y uno de mayo año de mili setezientos y
treinta y uno ante mi el escribano y testigos parezio Don Juan de Villanueba,
profesor de Arquitectura y excultura en ella = y dixo que con Don Matheo de
Herroz Ybarra, Don Bernave de Ancuiar, Don Manuel de Retes y Velasco y
Don Theodoro Aguiano, congregantes de la Real Congregazion del Santisimo
Xpto de la Misericordia y señora Santa Elena que se benera en su propia capi­
lla en el Real Combento del Carmen Calzado desta Corte, tiene tratado, con­
ferido y ajustado ejecutar la efigie de un Santisimo Xpto cruzificado, acaba­
do en toda forma, que a de entregar a los referidos congregantes en primero
de febrero del año que biene de mili setezientos y treinta y dos, en precio de
dos mili reales de vellón, en cuia birtud y para que tenga efecto este contrato,
por la presente le haze y otorga a favor de los referidos congregantes y de
quien mas combenga con las calidades y condiciones siguientes.
Primeramente se obliga el nominado Don Juan de Villanueba a ejecutar
por su propia mano y a toda satisfazion la referida efixie de un Santisimo
Xpto cruzificado de madera limpia y de buena calidad, de estatura natural, ya
muerto en la cruz, con su corona de espinas, aparexado con las manos corres­
pondientes, dado de encarnazion y demas colores que nezesite para su per­
manencia, cuia cruz ha de ser imitada a leño, con su nudos y metidos en ella
los colores de tal, clavos y dos tornillos y de ella han de nazer unos remates o
122
JOSÉ LUIS BARRIO MOYA
sobrepuestos de la labor que ma a proposito pareciere al otorgante, con su ynri
arrollado, cuia echura se obliga el otorgante a entregar concluida y rematada
en toda forma a los dichos otorgantes, según y en la conformidad que ba prebenido para el citado dia primero de febrero del año proximo que biene de
mili setezientos y treinta y dos sin falta ni dilazion alguna.
- que por el precio fixo de la expresada echura de Su Divina Magestad se
le an de dar al otorante los referidos dos mili reales de vellón, que es la misma
cantidad en que la tiene ajustada y la satisfacion de ella es en esta forma, seis­
cientos reales de vellón que recive aora en contado en presencia de mi el escrivano, de que me piden de fee e yo el dicho escrivano la doy de que en mi pre­
sencia y de los testigos de esta escriptura el mencionado Don Juan de
Villanueba, otorgante, recivio los dichos seiscientos reales de vellón, los quales paso a su parte y poder realmente y con efecto; otros seiscientos reales de
la propia moneda al tiempo y quando conste que dicha efigie se halle hecha a
la mitad de su perfe^ion; y los ochocientos reales restantes, cumplimiento al
todo de los dos mili reales de vellón para el dia zitado primero de febrero de
dicho año de mili setezientos y treinta y dos, que es para quando el otorgante
queda obligado a entregarla perfecionada en toda forma, como queda preve­
nido en la condicion precedente, respecto que esta santa efigie se ha de colo­
car el primer domingo de quaresma del zitado año, en el altar maior de dicho
combento para celebrar en el los santos misereres y del todo de dicha canti­
dad ha de dar el otorgante carta de pago en forma con ynserzion de esta
escriptura para que sirva de titulo a favor de dicha Congregación y que en todo
tiempo conste ser esta efigie propia de ella u de los demas congregantes par­
ticulares que a sus expensas la hubieren costeado y por este medio evitar plei­
tos y litigios que con dicho combento y otras personas se puedan originar.
- Asimismo el otorgante por mas servir a Dios nuestro señor, ofreze de su
libre y expontanea voluntad, sin Ínteres alguno a reconozer las santas efigies
propias dedicha Congregazion como son el Santisimo Xpto de la cruz sobre
sus ombros, el amarrado a la coluna y la señora Santa Elena si tubiesen que
componer, sin que sea de cuenta del otorgante el meter o dar de colores si
fuere necesario a lo que compusiere = y hallándose presentes los menciona­
dos Don Matheo de Herroz Ybarra, Don Bernave de Ancuiar, Don Manuel de
Retes y Velasco y Don Theodoro Aguirano al otorgamiento de esta escriptu­
ra y enterados de lo expresado en ella dijeron la azeptavan y azeptaron en todo
y por todo según y como en esta conformidad que en ella se contiene, y en su
consequencia desde luego se obligan juntos de mancomún en la bia y forma
que mas aya lugar en derecho a cumplir y pagar los dichos dos mili reales de
vellón a el referido Don Juan de Villanueba, a los plazos que ban asignados,
con calidad expresa que por parte del dicho Don Juan se guarde, cumpla y
ejecute lo que por esta escriptura queda obligado, y al cumplimiento y obser-
APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DEL ESCULTOR ASTURIANO JUAN DE VILLANUEVA
\23
bancia de ella cada uno por lo que le corresponde, se obligan con sus perso­
nas y bienes muebles y raizes, havidos y por haver y para su ejecución dan
poder a las justizias y juezes de San Magestad de qualesquier parte que sean
y en expecial a las de esta Corte y villa de Madrid, a cuio fuero y jurisdizion
y al de cada uno ynsolidun se someten, y renuncian el suio propio, jurisdicion
y domicilio y la ley sit combenerit de jurisdictione omniun judicum, y las
demas leies, fueros, derechos y privilexios de su favor con la general en forma
y lo reziven por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada y asi lo dije­
ron y otorgaron y firmaron ante mi el presente escrivano a quienes doy fee
conozco, siendo testigos Don Fernando Calvo de Velasco, Don francisco
López de Canzelada y Juan fernandez de medina, residentes en esta Corte.
Juan de Villanueba. Matheo de Herroz Ybarra. Bernave de Ancuiar.
Manuel de Retes y Velasco. Theodoro Domingo Aguirano. Ante mi = Manuel
Basilio Ancuiar
(ARCHIVO HISTORICO DE PROTOCOLOS DE MADRID. Protocolo
= 16714, fol°. 14-15).
D O C U M EN TO 3o.-
Carta de pago que da Don juan de Villanueba a favor de la Real
Congregazion del Santísimo Xpto de la Misericordia del ymporte de un
Cruzifixo = sus andas y un cajón para reservar la echura.
Jullio 28 de 1732.
En la villa de Madrid a veinte y ocho dias del mes de jullio de mil sete­
zientos y treinta y dos ante mi el escribano y testigos parezio Don Juan de
villanueba, profesor de la Arquitectura y escultura en esta Corte y dijo que en
ella y veinte y uno de mayo del año proximo pasado de mili setezientos y
treinta y uno, por escritura que otorgo ante mi el presente escribano y a favor
de la Real Congregazion del Santísimo Xpto de la Misericordia, señora Santa
Elena y dezir misas por los que están en pecado mortal, que se benera en su
Capilla propia en el convento del Carmen Calzado de esta Corte, se obligo a
ejecutar por su propia mano una efigie de estatura natural de un santísimo
Xpto ya muertoen la cruz, de escultura de madera limpia de pino, aparejado
y dado de encarnación y la cruz ymitada a leño, y asimismo por cierta con­
trata se obligo a ejecutar unas andas de arquitectura ymitadas a madera de
palo santo y sus perfiles y molduras plateadas y con cajón de pino (excepto el
erraje de el), para reservar la Santa efigie por quanto esta pareze ha de salir
los miercoles Santos de cada un año y todo ello lo ajusto con los señores Don
Bernave de Anzibar, Don matheo de Herroz Ybarra, Don Manuel de Retes y
Velasco y Don Theodoro Aguirano, congregantes en dicha congregazion, y de
124
JOSÉ LUIS BARRIO MOYA
su orden, la efigie del Santísimo Xpto en dos mili reales, las andas en un mili
y el cajón en duzientos y quarenta reales de vellón, según lo expresado mas
por menor consta de la citada escritura y contrata a que se remite, y respecto
de que el referido Don Juan de Villanueba a cumplido y entregado dicha efi­
gie, andas y cajón a dicha Congregación, según y en la forma a que estava
obligado por dicha contrata y escritura, y que una de sus condiciones es la de
otorgar carta de pago en forma para que en todo teimpo constase ser dichas
alajas propias de la dicha Congregazion y mandadas ejecutar a sus espensas,
desde luego poniéndolo en ejecución = otorga y confiesa el dicho Don Juan
de Villanueba haver recibido realmente y con efecto de la menzionada Real
Congregazion del Santisimo Xpto de la Misericordia, y en su nombre de los
quatro nominados congregantes y de Don Alberto Martínez Colmenar su thesorero actual, a saver los dichos tres mili reales ducientos y quarenta reales de
vellón en esta forma, los dos mili reales de ellos por la efigie del santisimo
Xpto = mili reales por las andas y los dizientos y quarenta reales restantes por
el expresado cajón, en cuios precios fueron ajustadas como dicho es cada una
de las nominadas alajas, y de los dichos tres mil duzientos y quarenta reales
de vellón se da el otorgante por satisfecho y pagado a toda su voluntad y por­
que la paga y entrega de ellos a sido cierta y verdadera y por tal lo confiesa y
de presente no pareze, renunzia las leies y excepción de la non numerata
pecunia, prueba de la paga de su recivo como en cada una de ellas se contie­
nen, mediante lo qual da y otorga a favor de la referida congregación y de su
thesorero tan bastante y firma carta de pago como a su derecho y satisfazion
conbenga, y en su consequenzia por rota, nulla y canzelada la zitada contrata
y escritura, para que no se pueda usar de ella, si solo para que sirva de titulo
o recado de pertenenzia a favor de la dicha Congregazion y que los tres mili
duzientos y quarenta reales conthenidos en ella le han sido bien dados y paga­
dos y a parte lejitima por la causa y razón expresada y no los bolbera a pedir
otra vez ni persona en su nombre, pena de restituzion y costas de la cobranza.
Y al cumplimiento de lo que dicho es obliga sus vienes y hazienda, muebles
y raizes, havidos y por haver y assi lo otorgo y firmo a quien doi fee conoz­
co, siendo testigos Juan fernandez de Medina, Don manuel Simón de Silla y
Damian Lillo, residentes en esta Corte.
Juan de Villanueba. Ante mi = Manuel Basilio de Arcuiar.
(ARCHIVO HISTORICO DE PROTOCOLOS DE MADRID. Protcolo =
16714, fol°. 42-43.
CORRELACIONES ENTRE LA LÁPIDA PRERROMÁNICA
DE DESTRIANA (LEÓN) Y LAS ASTURIANAS DE
ALFONSO III
JAIME-FEDERICO ROLLAN ORTIZ
Miembro Correspondiente del R.I.D.E.A.
La presencia en el interior de la iglesia parroquial de la villa leonesa de
Destriana, con dedicación a San Salvador, de una lápida que ofrece unas
características similares a otras existentes en Asturias, pertenecientes al arte
prerrománico asturiano del ciclo del Rey Magno, me lleva a centrar este tra­
bajo en las posibles correspondencias que existen entre esa notable pieza leo­
nesa y las asturianas.
Su actual colocación a nivel de la solería, empotrada en el muro exterior
de la capilla lateral izquierda, a pies del templo, un lugar que me parece poco
apropiado, me hace sospechar -com o lo hiciera la investigadora Cosmén
Alonso en su trabajo1- , hubo de tener distinta ubicación inicial, con posible
procedencia del desaparecido monasterio de San Miguel.
Trátase de una pieza prerrománica, en arenisca dorada, cuyas medidas
son de 108 cms. de alto y 36,5 de ancho, cuyo grosor no puede precisarse al
estar arremetida en el enlucido del muro. Su frontis ofrece, en dos zonas cla­
ramente diferenciadas, de casi igual proporción, la representación de la cruz
del Rey Magno y, bajo ella, el texto epigráfico con la invocación proteccional.
En la zona superior -d e 52 cms. de alto- ofrece el rehundido de una caja,
rectangular, en la que se representa, en bajorelieve, la cruz alfonsina, con dos
brazos horizontales iguales -d e 34 cm s.- y más largo el vertical -d e 47 cm s.-,
con vástago para encaje en el astil .
1 C O SM ÉN A L O N SO , Ma Concepción: Estudio artístico de la lápida p re rrom án ica de la iglesia
d e San S a lva d o r de D estriana, “Astorica” 6 , Centro Estudios Bañezanos “M arcelo M acías”,
A storga 1987, 169-178.
2 La cruz con astil es dato importante para el arte asturiano según SC H LU N K , que aparece en las
miniaturas del Beato. Sobre ello, H. SCH LUNK y M. BERENGUER: La pin tu ra m ural astu riana
d e los sig lo s IX y X", O viedo 1957, 123.
126
JAIME-FEDERICO ROLLÁN ORTIZ
Rematan a esos tres brazos doble lóbulo, y presentan colgantes los late­
rales el Alpha y la Omega; asi como tres pequeños motivos florales, tripéta­
los, coronan el brazo superior y sirven de sujección a las letras.
Sobre los cuatro espacios que enmarcan los brazos y el enfajado del
reborde, aparece una inscripción, copia casi exacta de las de las lápidas del
Rey Magno:
“HOC SIGNO
HOC SIGNO
TVETVR PIVS
VINCITVR INIMICVS”
La zona inferior, asimismo rectangular -d e 56 cms. de alto-, acoge el
texto distribuido en seis renglones, de 5 cms., con grafías para Ma Concepción
Cosmén, visigótico-mozárabes, de 3,5 cms. de altura media, cuya transcrip­
ción recogemos3:
“SIGNUM SANTUM PONE DOMINE
IN DOMO ISTA UT NON PERMITAS
INTROIRE ANGELUM PERCUTIENTEM
AMEN”.
Esa representación de la cruz, de la parte superior, unida a las inscripcio­
nes en las que se pide la divina protección para el edificio y su fundador, enla­
zan con las lápidas del ciclo de Alfonso III.
Con posterioridad a ese trabajo, durante el verano de 1991, el investiga­
dor asturiano Isidoro Cortina Frade, con el profesor M. Berciano, ocupándo­
se de lápidas altomedievales, realizan un detenido y riguroso estudio sobre
ella, con excelente fotografiado “in situ”, que da como resultado una nueva
lectura de la inscripción, que difiere en tres variantes, dos de ellas importan­
tes, de la aportada por Ma.Concepción Cosmén. Inédita la versión hasta el
momento, debo agradecer a Cortina Frade, su cortesía de facilitarme ese
texto, autorizando que pueda ser incorporado a este trabajo, cuando tuvo
conocimiento del mismo4.
La lectura propuesta por Cortina Frade, y que considero puede tomarse
como definitiva es la siguiente:
3 C O SM EN A LO N SO , op.cit., 171. En nota 6 , aclara que la inscripción ha sido leída por el profe­
sor don Javier FER N Á N D E Z C O N D E y don A ugusto Q U IN T A N A PRIETO, ayudados por la
Dra. C. C A V E R O ,a los que se debe su transcripción.
4 Con fecha 23 de noviem bre de 1999, me puntualiza Isidoro Cortina Frade haber realizado la lec­
tura de acuerdo con el profesor Berciano, y posteriormente revisada por V icente-José G onzález
García.
CORRELACIONES ENTRE LA LÁPIDA PRERROMÁNICA DE DESTRIANA
127
“HOC SIGNO
TVETVR PIVS
HOC SIGNO
VINCITVR INIMICVS.
SIGNVM SALVTIS PO­
NE DOMINE IN DOMOS
TVAS ET NON PERMI­
TAS INTROIRE ANGELVM PERCVTIENTEM. AMEN”.
Es destacable el cambio de “signum santum ” por “signum salutis”, más
acorde con la formulación habitual que presentan las lápidas asturianas obje­
to de este estudio.
El plural “in domus tuas” -en vez del singular “in domo ista”- formu­
lación que no se había dado en otras lápidas prerrománicas, conlleva refren­
dar la existencia de dos fundaciones distintas e independientes entre sí, que
deben ser referidas a un monasterio y un templo.
El cambio del adverbio “u t” por el copulativo “e t”, es, asimismo, otra
interesante variante, que refuerza el sentido proteccional de la doble edifica­
ción realizada, como luego expondremos, por Ramiro II.
PO SIB L E PR O C E D E N C IA DE LA LÁPIDA
La lápida de San Salvador de Destriana, pasó prácticamente desconocida
para los autores medievales. Ni en Sampiro5, ni en Flórez6, ni en los que le
siguieron7, aparece la más pequeña referencia. Entre los m odernos,
Quadrado8 y Gómez-Moreno silencian datos sobre ella9.
Es Justiniano Rodríguez, en su obra en torno a Ramiro II de León, al ocu­
parse de la fundación de San Miguel de Destriana por este monarca, a tenor
5 PÉREZ DE U R B EL, Fr. Justo: Sam piro, su crónica y la m onarquía leonesa en el siglo X", Escuela
Estudios M edievales, X X V I, Madrid 1952, 3 2 0 -3 3 2 .
6 FLÓREZ, FR. Henrique: España S agrada, XVI, Madrid 1762, 215-216.
7 RISCO, Fr. Manuel: H istoria de la ciu dad y corte de León y de sus reyes, Madrid 1792, 197: “(...)
y otro en fin á San M iguel Arcángel, en el valle de Ornia, que se decia Destriana, donde se man­
tiene hasta ahora con la m ism a advocación, dice M orales, la iglesia de aquella villa”.
M A R IA N A , P. Juan de: H istoria de E spaña, Madrid 1841, III, 172: “(...) en el valle Ornense
levantó otro m onasterio con advocación del arcángel San M iguel”.
8 Q U A D R A D O , José Ma: R ecu erdos y bellezas de España. A stu rias y León, Madrid 1855, 425: “(...)
memorias de antiquísim os m onasterios, entre los cuales descuellan en la Valduerna el de S. M iguel
de Destriana, fundación de Ramiro II y sitio provisional de la sepultura del III” .
9 G Ó M EZ-M O RENO , Manuel: C atálogo monum ental de España. P rovin cia de León (1906-1908),
' Madrid 1925, 83 y 371-373.
128
JAIME-FEDERICO ROLLÁN ORTIZ
de los textos de Sampiro, junto con unos vestigios arqueológicos, supuesta­
mente procedentes de ese monasterio e iglesia, quien hace la primera refe­
rencia explícita a ella y su inscripción, posiblemente fragm entada10.
Gómez-Moreno había aludido a las tres piezas mozárabes, luego citadas
por J. Rodríguez, reutilizadas en la cabecera de la actual parroquial, "cuyo
asiento allí no se justifica". Tenían que proceder de una construcción anterior.
Pero, no establece su relación con el monasterio y templo de Ramiro II. Cita,
igualmente, un magnífico capitel, también mozárabe, que sirve de pila de
agua bendita1’.
Tras el profesor Gómez-Moreno y Justiniano Rodríguez, debemos a
Augusto Quintana, noticias relativas a la fundación del monasterio, en dos de
sus obras, con referencia a las piezas mozárabes, pero silenciando la prerrom ánica12.
Recoge este autor la fundación del monasterio por Ramiro II, entre junio
y agosto del 931, donde recibe sepultura el obispo san Fortis. Detalla la pre­
sencia de las piezas estudiadas por Gómez-Moreno, que relaciona con
Escalada y Peñalba, a las que considera procedentes de “una iglesia de tipo
mozárabe del siglo X”, que pudiera ser la del monasterio de San M iguel13.
Coinciden Rodríguez Fernández y Quintana Prieto en esa pertenencia al
desaparecido monasterio e iglesia, en ruinas cuando se edifica el templo
románico de San Salvador.
En 1987, M. C. Cosmén Alonso, publica su trabajo sobre la lápida de
Destriana, ya citado, acompañandolo de un dibujo y tres fotografías14. Vuelve
a ocuparse de ella, con la catedrática Etelvina Fernández González, en el capí­
tulo que dedican a “Las artes prerrománicas”, en la Historia del Arte en León15.
Autores que, con posterioridad, estudian el templo, la silencian16.
10 RO DR ÍG U EZ F E R N Á N D E Z, Justiniano: Ram iro II, rey de León, Escuela Estudios M edievales,
Madrid 1 9 7 2 ,4 7 3 .
11 G Ó M EZ-M O R ENO , op. cit., 83.
12 Q U IN T A N A PRIETO, Augusto: El obispado de A storga en el sig lo XII, A rchivo D iocesano.
Astorga 1985, 398-399, 512, 530 y 566. M on asterios bañezanos, “Interfluvia” 2, Instituto C.
Estudios Bañezanos, La Bañeza 1989, 45-62 y 59-62, con fotografías.
13 Este san Fortis sería distinto del abad, de igual nombre, enterrado en la iglesia mozárabe de
Peñalba. Sobre estos extremos: M onasterios..., 47-50.
14 C O SM ÉN A L O N SO , op. cit., nota 1.
15 F ascículo 3 de la obra publicada por “Diario de León”, 46. Acom pañan fotografía en color.
16 EN R ÍQ UEZ DE SA L A M A N C A , Cayetano: Rutas d el rom ánico en la p ro v in c ia de León, Madrid
1990, 156. Alude a las piezas mozárabes.
CORRELACIONES ENTRE LA LÁPIDA PRERROMÁNICA DE DESTRIANA
129
EL M O N A ST E R IO FUNDACIO NAL DE SAN M IG U E L DE
DESTR IA N A
La existencia de esa lápida, en la que se implora protección divinal para la
doble fundación en la versión de Cortina -única que tengamos noticia que
existe, en su tipología, en tierras leonesas-, junto a unos restos que considera­
mos del siglo X, hace sospechar su pertenencia al desaparecido monasterio e
iglesia que fundara Ramiro II en heredad de su propiedad, en el valle del rio
Ornia, cuyo nombre era Destriana, según los relatos de Sampiro en la doble
versión de la Crónica medieval. Asi lo recogió Justiniano Rodríguez, aludien­
do a las fundaciones monacales de este rey, citando la dedicada a San Salvador,
en la ciudad de León, junto a su palacio, para acogida de su hija Elvira, único
in
edificio mozárabe que, en la actualidad conserva la civitas regia .
Destaca que si la versión del obispo don Pelayo, sobre el enterramiento
en Destriana de Ramiro III es auténtica, constituiría notable testimonio de la
existencia del desaparecido monasterio y su iglesia18. Consolidando el relato,
permanecen unos vestigios del siglo X, junto a esa lápida fundacional.
Sería edificio de notoria grandiosidad. Conserva la iglesia de Destriana,
además del ya aludido capitel mozárabe, otra pieza también de alabastro,
colocada en el exterior junto a la portada, consistente en un sepulcro que, para
J. Rodríguez, pudiera ser el de Ramiro III19. Coincide con él, Quintana Prieto,
aceptando por válida la que pudo ser interpolación del obispo ovetense y
supone al joven monarca, retirado a Destriana, tras su destronamiento por
Vermudo II; al igual que, un siglo y medio antes, le había sucedido a Alfonso
III, obligado a recogerse en Boides20.
Las restos de Ramiro III, serían llevados en 1165 a la catedral de Astorga,
por Fernando II21.
17 RO DRÍG UEZ FER N Á N D E Z, op.cit., 451, nota 1: “Et Ramirus, qui erat m itissim us, filiam suam
G eluiram D eo dicauit, et sub nom ine eiusdem monasterium intra urben L egionensem mire magnitudinis construxit in honorem sancti Saluatoris, iuxta palatium regis(...)”.
P. D E URBEL, op. cit., 330: “Alium etiam monasterium in sua hereditate propria edificauit in
nom ine sancti M ichahelis archangeli, in ualle de Orniam, cuius nomen este Destrianam ” (red a cc.
“p e la g ia n a ”). “Aliud eciam monasterium in sua hereditate propria in nom ine Sancti M ichaelis
archangeli super fluuium nom ine Ormam” (redacc. “silense")
18 RO D RÍG UEZ F E R N Á N D E Z , op. cit., 473.
19 ID., ibíd., 4 7 3 -4 7 4 , nota 62.
20 ID., ibíd., 51, nota 16. P. DE URBEL, op. cit., 343: “Ranimirus uero reuersus est Legioni: ibique
proprio morbo discedens, X V o regni sui anno uitam finiuit, et in Destriana sepultus fuit” (redacc.
“p ela g ia n a ”).
21 Q U IN T A N A PRIETO, El o bispado..., 512, nota 139: “Arch. Cat. de Astorga. Particulares, 2 2 0 ”.
Fernando II es nombrado maestre de Santiago al fallecim iento del primer maestre general de la
Orden.
130
JAIME-FEDERICO ROLLÁN ORTIZ
Destriana, lugar de realengo desde su fundación monacal por Ramiro II,
es donada a la naciente Orden de Santiago, en marzo de 118122. Alfonso IX
confirma a los santiaguistas en una posesión dependiente del priorato de San
Marcos de León, hasta la supresión de las Órdenes Militares, en 1870, por SS.
Pió IX, incorporada desde entonces a la diócesis astorgana23.
EL NUEVO T EM PL O , RO M ÁNICO , DE SAN SALVADOR
Derruido el viejo monasterio y templo de San Miguel, lo que debió suce­
der hacia la mitad del siglo XII, es construido el nuevo, románico, con dedi­
cación a San Salvador que Ma Concepción Cosmén documenta desde el 116524.
Afirma en su trabajo que su historiografía debe circunscribirse al catálo­
go del profesor Gómez-Moreno “ya que todo lo que se hizo después se inspi­
ra en él y lo anterior es pobre y escaso”25.
Se trata de iglesia de fábrica de manipostería, con hiladas de grandes ladri­
llos y sillares para esquinados. Presenta triple nave y dos arcos divisorios de
medio punto, con cubierta de moderna armadura. Rematan la cabecera tres ábsi­
des, mayor el central, cerrados por semicúpulas y de cañón las de las capillas.
Apuntado ya por Gómez-Moreno, lo más notable se halla en el exterior
de dos de los ábsides y son los ya citados vanos de saetera y un rosetón, cuya
decoración ofrece claro mozarabismo .
Primero Gómez-Moreno (1906) y después Quintana Prieto (1987), con­
sideran esos restos mozárabes como reutilizados en la fábrica románica.
Cosmén Alonso difiere y los fecha “en una etapa avanzada dentro del siglo
XII, diríamos que cercana al año 1200”. Fundamenta su hipótesis en la utili­
zación del perlado, que adorna una de las saeteras, propio del románico27.
Por mi parte, mantengo una datación de impronta prerrománica, de acu­
sados mozarabismos, que tendría procedencia igual a la de la lápida funda­
cional: es decir, de los desaparecidos templo e iglesia de Ramiro II.
22 ID., M on asterios..., 55: “O s entrego, pues, y os confirm o la iglesia de San Salvador de Destriana
con su población y con las iglesias que le pertenecen en el valle del Duerna (...) y con todas las
propiedades que pertenecen a San Salvador de Destriana”.
23 ID., ibíd, 57-58.
24 C O SM ÉN A LO N SO , M. C.: El arte rom ánico en León. D iócesis de A storga, Universidad de
León, 1989, 323-326.
25 ID., ibíd, 324.
26 G Ó M EZ-M O RENO , op. cit., 371.
27 CO SM ÉN A LO N SO , op. cit., 326: “Todo ello, a pesar de los regustos prerrománicos que se
observan en los arcos de herradura, también exageradamente peraltados, nos conducirá a épocas
tardías, dentro del desarrollo del arte rom ánico”.
CORRELACIONES ENTRE LA LÁPIDA PRERROMÁNICA DE DESTRIANA
131
LAS CRU CES A ST U R IA N A S DE ALFO NSO III
La arquitectura prerrománica asturiana cobra durante el reinado de
Alfonso III (866-910), un proceso de renovación, con absorción de elementos
que irrumpen en lo decorativo y donde Valdediós (893) aparece como genial
solución que, simplificada, pasa a Gobiendes (921), Priesca (921) y Salas
(951), irrumpe en la iglesia restaurada de Compostela (899) y en la primitiva
de San Juan de León (anterior al 966), y deja una curiosa lápida en un monas­
terio leonés: Destriana.
Con Alfonso III se produce lo que apunta L. Arias: la confirmación de la
traslado regnum desde Toledo a Oviedo, que iniciara Alfonso II. El movi­
miento repoblador del Rey Magno, supone la llegada de maestros canteros,
tallistas y pintores, a la corte asturiana que aportan el mozarabismo28.
Convierte el monarca a Ovetao en “hierápolis” o “ciudad sacra”, con
construcciones palaciegas y amurallado recinto, de lo que perduran algunas
lápidas y una fuente encalada, con sillares dedicacionales.
Alfonso III es el gran entusiasta de las cruces asturianas. Lo hereda de su
antecesor homónimo que, cien años antes, manda realizar la Cruz de los
Ángeles y se pinte, hasta cuatro veces, en los paramentos de San Julián de los
Prados, una copia de la Vera Cruz, hallada por santa Elena, recubierta de per9Q
las y piedras preciosas en 417 .
Asi lo hace ahora Alfonso III, con la que la tradición suponía fuese la que
don Pelayo portara en Covadonga, convirtiéndola en joya excepcional, dona­
da a la catedral de la sedes regia el 90830.
Anima a iguales impulsos a su hijo el príncipe Fruela quien, dos años
después, dona con su esposa al mismo templo catedralicio la llamada Caja de
/
QI
las Agatas, que reproduce el modelo de las cruces de su padre' .
Nuevamente Alfonso III, con su esposa Jimena, regalan a la catedral de
Astorga una arqueta-relicario, pieza igualmente excepcional de la orfebrería
28 A R IA S, Lorenzo: P rerrom án ico arturiano. El arte de la M onarquía A stu rian a, Gijón 1993, 25.
29 SC H LU N K describe -o p .c it., 6 4 - , que es “la representación más destacada de la zona de las ven ­
tanas (encim a de la entrada oeste, a ambos lados del arco y encim a del arco del ábside)”.
BER EN G U E R A L O N SO la reconstituye en la lámina 18 de la m ism a obra, que es la que
reproducim os. Aparece, también, en otras dos de sus espléndidas reconstituciones de las pinturas de
Santullano: lám inas 3, 4, 12 y 13.
30 Descrita por J. M A N Z A N A R E S: Las jo y a s de la Cám ara Santa. Valores perm an en tes de O viedo,
O viedo 1972, 12-18. Su brazo inferior acoge, en el reverso, el texto que pasa a la cruces de
A lfon so III: “HOC SIG NO TV ETVR PIVS. HOC SIG NO VINCITVR INIM ICVS // ET OPERA TV M EST IN CASTELLO G A V ZO N A N N O REGNI NSI XLII D ISC V R R EN T E ERA
D C C C C X LV Ia” (año 908).
31 El solero de la caja presenta la cruz y ángeles con los sím bolos de los Evangelistas, cu yo prece­
dente directo está, para M A N Z A N A R E S, en el sím bolo de san Lucas de la tapa de la arqueta de
A ldonso III, de la catedral de Astorga. Op. cit., 19.
132
JAIME-FEDERICO ROLLÁN ORTIZ
asturiana, impregnada de mozarabismo. En su solero aparece, con escasas
variantes, la cruz lobulada con el Alpha y la Omega colgantes y lo que ase­
mejan candelabros. Es como un acercamiento a la Cruz de la Victoria32.
LAS SEIS CRU CES, EN PIEDRA, DEL REY M AGNO
Hasta seis lápidas o sillares, con la cruz de Alfonso III, llegan íntegras a
nuestros días.
1) Colocada en la fortaleza que edifica en Ovetao el monarca citado y que
se conserva en el Museo Arqueológico Provincial. De piedra arenisca -con 81
cms. de alto, 83 de ancho y 15 de grosor-, aparece en ella la Cruz de la
Victoria, con la inscripción siguiente: “+ SIGNUM SALUTIS PONE DO mine
/ IN DOMIBUS ISTI UT NON PUMITAS IN / TROIRE ANGELUM
PerCUTIENTEM / IN CHRsñ NOMINE ADEFONSUS PRIN / CEPS CUM
CONIUGE SCEMENA / HANC HAVEAM CONSTRUERE / SANCSERUNT IN ERA DCCCCXIIIA”33.
2) Similar a la anterior, con igual destino en el mismo museo -d e 95 cms.
de alto, 56 de ancho y 17 de grosor-, se supone proceda de la muralla de la
hierapolis. Ofrece el siguiente texto inscripcional . “HOC SIGNO TUETOR
PIUS HOC SIGNO VINCITUR INlM lcus / SIGNUM SALUTIS PONE
DOMINE IN IANIUS ISTIS / UT NON PERMITAS INTROIRE ANGE­
LUM PERCUTIENTEM”34.
3) Otra, tallada en un sillar, corona fiuente de La Foncalada, única edifi­
cación que se conserva con esta tipología procedente de la Alta Edad Media,
construida en proximidades al palacio del Rey Magno. Con el Alpha y la
Emega colgantes, recogen los mutilados sillares de su frontis los textos dedicacionales: “Hoc signO TVETUR PIVS. HOC SIGNO VIncitvr inimicus . II
Signvm salutis poN E DOMINE IN FONTE is ta /v t non permitas INTROIRE
ANGELVM PERCVtientem”35.
4) Entre los elementos que aparecen en la iglesia prerrománica de
32 G Ó M EZ-M O R ENO dice que revela otra fase del arte asturiano, igual a la Cruz de la Victoria.
Apunta que las flores que aparecen sobre el Alpha y la O m ega “se repiten con frecuencia en lo
asturiano y leonés, “Iglesias mozárabes”, Madrid 1919 (Granada 1975) 379-380.
33 SCOTELL P O N SO D A , Matilde: "Catálogo de P rerrom án ico d e l M useo A rqu eológico de
Asturias", O viedo 1996, 30, fig. 135. Acom paña su traducción: “Señor pon el signo de la salva­
ción en estas moradas, para que no permitas entrar el ángel golpeador. En el nombre de Cristo,
A lfonso Príncipe, con su esposa Escem ena consagraron este lugar construido en la era 9 1 3 ” .
34 ID., ibíb., fig. 136. “Con este signo piadoso serás protegido, con este signo vencerás al enem igo.
Señor pon el signo de la salvación en esta entrada para que no permitas entrar al ángel golpeador”.
35 BERENG UER A L O N SO , M.: A rte en Asturias. D e la Cueva de C andam o a l p a la cio ram iren se
d el N aranco, O viedo 1969, 200-203.
CORRELACIONES ENTRE LA LÁPIDA PRERROMÁNICA DE DESTRIANA
133
Valdediós, donde tallistas de Alfonso III desarrollan un arte decorativo de
transfondo asturiano con improntas mozárabes, en el hastial occidental, rema­
tando la ventana abierta a la tribuna real, se encuentra un tablero pétreo con
la cruz tradicional alfonsina, sin inscripción alguna .
5) El templo de San Martín de Salas -con funciones de parroquial, según
Magín Berenguer, hasta 1896- en la actualidad iglesia del cementerio, obra
prerrománica donada a la catedral de Oviedo en 896 por un hijo de Alfonso III,
reconstruida en 851, conserva en su fábrica interesantes piezas del arte astu­
riano. Entre ellas dos tableros con la cruz de Alfonso III, y otro más pequeño,
mutilado, por lo que no lo tomamos en consideración para este trabajo.
El primero de ellos, en el muro testero, sobre una ventana, muestra la
siguiente inscripción: “SIGNVra SALVTIS / PONE DoMmE / IN DOMO
ISTO / VT NON / PERMITAS / INTROIRE / ANGELVM / PERCVTIENTEm”37.
6) En el muro meridional del templo, sobre el más pequeño deteriorado,
aparece el segundo, con la cruz bordeada por decoración prerrománica y este
texto: “OC SIGNO / TVETVR PIVS / OC SIGNO VIN / CITVR INIMICVS
/ ADEFONSVS / FECIT ET / SALVA EVM / DEVS”38.
LAS DOS LÁPIDAS PRERROMÁNICAS, GIJONESAS
Dos lápidas dedicacionales prerrománicas, como las seis anteriores, exor­
nadas con la cruz alfonsina y las letras griegas, se conservan en dos iglesias del
concejo de Gijón: la histórica de Deva y la del arruinado templo de Leorio.
La primera, con la consagración de San Salvador de Deva, presenta para
Isidoro Cortina Frade, una cruz rehundida entre el texto inscripcional, con un
Alpha y Omega colgantes, que sigue la tradición de Alfonso III. Sitúa su datación entre los años 984-991, en que debió producirse la separación de
Vermudo II de su esposa Velasquita, hija de Ramiro II. En el testamento que
hace la reina en 1006, dona a San Salvador de Oviedo, su homónima de Deva .
36 El dibujo realizado por M. BERENG UER, que reproducimos, aparece en sus citadas obras.
37 Lo m enciona G Ó M EZ-M ORENO: Iglesias m ozárabes. A rte españ ol de los sig lo s IX a l XI,
Madrid 1919 (reedic.Granada 1975), 88-89, reproduciéndolo en lám. X X X V .
38 ID., ibíd. 89. Tam bién, VIGIL, C. M.: A stu rias monumental, epigráfica y diplom ática, O viedo
1887, 505-510: “Este signo protege al piadoso. Este signo vence al enem igo. A lfonso lo hizo, y
sálvale, Señor” .
39 CO RTINA FRADE, Isidoro: Gijón en el arte prerrom ánico asturiano, Boletín del RIDEA, 77,
O viedo 1972. Reproducim os su versión, con la traducción: "Hin nom ine D om ini Ihesu Chirsti p ro
cuius am ore Velasquitae reginae p rolis Ram iniri edificavit templum D om ini Sancti S alvatoris et
reliquiae qui hic sunt recondite ut in sinu sánete recipiat prem ia digna et hic fe lic ite r vivat et regnum D ei possidean t. Amen. Quod consecratum est Templum h o c ”. (“En el nombre del Señor
Jesucristo, por cuyo amor, la Reina Velasquita, hija de Ramiro, edificó el tem plo del Señor San
Salvador, y depositó las reliquias que aquí están escondidas, para que reciban digno premio en el
seno Santo y vivan y posean felizm ente el Reino de Dios.A m én. Queda consagrado este tem plo”).
134
JAIME-FEDERICO ROLLÁN ORTIZ
El texto, recogido ya por Julio Somoza, difiere de las inscripciones de las
lápidas asturianas de Alfonso III. Incluso, la cruz presenta acercamientos al
modelo de Alfonso II y conserva engarce para el astil40.
La segunda, formó parte del ara de altar de la iglesia de Santa María de
Leorio. Muéstrase actualmente en el crucero del templo parroquial de La
Pedrera y es pieza de mármol -d e 30 cms. de alto y 25 de ancho- mutilada
como la anterior por los incendios padecidos en la Guerra Civil española, la
que Somoza datara en 1051 y que para Isidoro Cortina, a tenor del texto inscripcional, podría tratarse de pieza del siglo X, del año 951, con lo que se
correspondería con fechas muy próximas a la de Deva41. La redacción es dis­
tinta de la de las seis lápidas de Alfonso III y la cruz asemeja más la de los
Ángeles, del Rey Casto42.
CORRELACIONES
Entre la lápida prerrománica de Destriana y las seis asturianas de Alfonso
III, se dan las siguientes correlaciones:
Lápida de Destriana
“Hoc signo tuetur pius.
Hoc signo vincitur inimicus.
Signum santum pone Domine"
in domo ista ut non permitas
introire angelum percutientem.
A m en”.
(V ersión de M .C. C osm én)
Lápida 1) de Alfonso III
Signum salutis pone Domine
in domibus iste ut non permitas
introire angelum percutientem
in Christi nomine Adefonsus
Princeps cum coniuge Scemena
hanc haveam construere
sancserunt in era DCCC XIIIa”.
“Hoc signo tuetur pius.
Hoc signo vincitur inimi­
cus.
ID, ibíd. La datación de Julio Som oza interpretando ese texto llevaría al año 962, que no se
corresponde con el reinado de Vermudo II de León (984-999). SO M O ZA G ARCÍA S A L A , J.:
Gijón en la h istoria gen eral de Asturias, II, 599-603, G igia (Gijón ) 1908.
V éase sus puntualizaciones sobre la iglesia de Santa María de Leorio en “Gran Encicopedia
Asturiana”, IX, 62-63, Gijón 1970.
L. ARIAS supone que la desaparecida cruz donada a Santiago por A lfonso II, en 874, copiaba la cruz
de A lfonso II o “Cruz de Oviedo”, con influencia “entre otros manuscritos y códices, en los manus­
critos iluminados de los Com entarios al Apocalipsis de Beato de Liébana”. Op. cit., 130, nota 27.
CORRELACIONES ENTRE LA LÁPIDA PRERROMÁNICA DE DESTRIANA
135
Signum salutis po ­
ne Domine in domos
tuas et non perm i­
tas introire angelum percutientem. Amen ”.
(V ersió n d e I.C ortina Frade)
Coinciden las representaciones de la cruz . Difieren los textos en: “sig­
num santum ” (Cosmén) = “signum salutis”; “in domo ista” (Cosmén) = “in
domos tuas” (Cortina) = “in domibus iste”. Se agrega en la ovetense la nomi­
nación real y la datación..
Lápida 2) de Alfonso III.
“Hoc signo tuetor pius.
Hoc signo vincitur inimicus .
Signum salutis pone Domine
in ianius istis
ut non permitas introire
angelum percutientem ”.
Coinciden las representaciones de la cruz. Difieren textos en: “Signum san­
tum ” (Cosmén) = “Signum salutis” ; “in domo ista” (Cosmén) = “in domos
tuas” (Cortina) = “in ianius istis”; y agregado de “am en” en la de Destriana.
Lápida 3) de Alfonso III
“Hoc signo tuetur pius.
Hoc signo vincitur inimicus.
Signum salutis pone domine
infante ista
ut non permitas introire
angelum percutientem ”.
Coinciden las representaciones de la cruz. Difieren los textos en “in domo
ista” (Cosmén) = “in domos tuas” (Cortina) = “infante ista”.
136
JAIME-FEDERICO ROLLÁN ORTIZ
Lápida 4) de Alfonso III
Coinciden las representaciones de la cruz. Sin texto inscripcional en
Valdediós.
Lápida 5) de Alfonso III
“Signum salutis pone Domine
in domo isto ut non
permitas introire
angelum percutientem ”.
Coinciden las representaciones de la cruz. Difieren textos en: “Signum
santum ” (Cosmén) = “Signum salutis”; “in domo ista” (Cosmén) = “in
domos tuas” (Cortina) = “in domo isto”. Agregado del “am en” en Destriana.
Lápida 6) de Alfonso III
“Oc signo tuetur pius
oc signo vincitur inimicus
Adefonsus fec it et
salva eum Deus ”.
Coinciden las representaciones de la cruz. Difieren textos en: supresión
texto zona inferior de la de Destriana, cambiado por explícita nominación
real. El “h o c” de la de Salas figura sin hache.
CONCLUSIONES
1) Presencia en la iglesia parroquial de San Salvador, en Destriana
(León), de una lápida prerrománica que copia casi exacto el modelo asturia­
no de las seis que se conservan, en piedra, de Alfonso III, que nos avala epi­
gráficamente, en la versión de Cortina Frade, considerada como definitiva, la
existencia de dos fundaciones distintas e independientes: un monasterio y un
templo, los que, a tenor de la diplomática aportada y estudiosos que se ocu­
pan de ella, aparecen construidos por Ramiro II.
2) Se supone tuviese primitiva ubicación en un lugar indeterminado de
ese templo que funda Ramiro II, con dedicación a san Miguel Arcángel, sobre
CORRELACIONES ENTRE LA LÁPIDA PRERROMÁNICA DE DESTRIANA
137
impronta prerrománica asturiana, o mozárabe como lo fuera el que ese mismo
monarca edifica en la capitalidad del reino de León, con titulación de San
Salvador de Palat de Rey.
3) Abandonos que motivan su ruina, llevan a su desaparición hacia fina­
les del siglo XII, sustituido por nueva iglesia románica, en otro lugar de la
villa, ahora con dedicación a San salvador.
4) En la cabecera del nuevo templo se incorporan dos saeteras y un óculo,
de traza mozárabe, y a pies de nave central, sirviendo de pila de agua bendi­
ta, un capitel también mozárabe, que evoca los de Sahagún y Hornija. Restos
que se suponen aprovechados de la fábrica del desaparecido templo.
5) Constituye una herencia del arte prerrománico asturiano, que pasa a
iglesias rurales del Asturorum regnum con presencia, fuera de Asturias, en la
primitiva iglesia de San Juan (actual Real Basílica de San Isidoro, de León),
que deja, en Destriana, en el siglo X, una lápida tan curiosa como importante
desde el punto de vista arqueológico e histórico-artístico.
138
F ig. 1.
JAIME-FEDERICO ROLLÁN ORTIZ
F ig. 2.
F ig. 4.
Fig. 1. L á p id a d e la fo r ta le z a d e A lfo n so III.
Fig. 2. P o rm e n o r d e la lá p id a d e l m u ro d e la “h ie r a p o lis ”.
Fig. 3. L á p id a d e D e stria n a (L eón), f o to g r a fia d a p o r Isid o ro
C o rtin a F rade.
Fig. 4. Lápida de Alfonso III, en S. Martín de Salas.
F i g . 3.
CORRELACIONES ENTRE LA LÁPIDA PRERROMÁNICA DE DESTRIANA
F ig. 5.
Fig-6 .
F ig. 7.
F ig. 8.
F ig. 5. L á p id a d e A lfo n so III, en S alas, segú n C. M. Vigil.
F ig. 6. L á p id a d e L eo rio , segú n R ollón O rtiz.
F ig. 7. C ru z d e la C a ja d e la s A g a ta s, O vied o , segú n M. B eren gu er.
Fig. 8. C ru z d e la C a ja -r e lic a r io d e A sto rg a , segú n R ollán O rtiz.
139
JAIME-FEDERICO ROLLÁN ORTIZ
140
Fig. 9.
Fig. 10.
F ig.
Fig. 11.
9. L á p id a d e V a lesq u ita , en S. S a lv a d o r d e D eva , segú n M . C. Vigil.
F ig. 10. L á p id a d e A lfo n so III y ven tan al, en e l h a stia l d e V a ld ed ió s, se g ú n M. B e ren g u er.
F ig. I L C ru z d e la “A n a s ta s is ”, d e S. Ju lián d e lo s P ra d o s, s o b r e la re c o n stitu c ió n d e M.
B eren g u er.
LA DIMENSIÓN AUTOFORMATIVA D EL HÉROE EN
ALICIO G ARCITO RAL
SERGIO VILLA DE CASTRO
Universidad de Valladolid
Una mirada hacia la historia de España en el siglo XX nos lleva forzosa­
mente a detenernos en los difíciles años comprendidos entre 1931 y 1939, una
de las etapas más conflictivas en nuestro país. Los profundos cambios moti­
vados por el establecimiento de la Segunda República y los numerosos pro­
blemas que este régimen político hubo de afrontar durante su desarrollo hasta
concluir en una guerra fratricida obligan a reconocer la existencia de unos
años convulsos en el ámbito político y social en España.
Ahora bien, este complejo marco histórico se ha revelado con el trans­
curso del tiempo no sólo como escenario de crisis política, sino también como
una época de transformaciones radicales en ámbitos muy diferentes. La caída
de la monarquía hizo concebir esperanzas de un futuro mejor en las clases tra­
bajadoras y, si bien esas expectativas no llegaron a fraguar en la mayoría de
ocasiones, su existencia nos permite vislumbrar en la Segunda República la
plasmación de unos ideales humanos por cuya implantación había clamado
buena parte del sector intelectual español desde bastante tiempo atrás. Esta
actividad de los intelectuales, cuyo origen puede localizarse en el fin de siglo,
fructificó en el ámbito literario español a finales de los años 20 con la apari­
ción de una serie de autores y obras impulsoras de una propuesta de regene­
ración sociopolítica, agrupadas por la crítica bajo la denominación de “novela
social” o “novela comprometida”. Bajo esta categoría crítica se han agrupado
escritores de gran relevancia (Ramón J. Sender, José Díaz Fernández, Joaquín
Arderíus, César Arconada...) que jugaron un papel decisivo en el surgimiento
y desarrollo de esta corriente literaria; lamentablemente, la guerra y el poste­
rior exilio o muerte de casi todos sus componentes han sido causa de que el
acceso y conocimiento de su producción narrativa se enfrente con grandes
dificultades. La consecuencia de todo ello es que en la actualidad esta corrien­
te literaria ocupa un lugar secundario en el panorama crítico, privando al lec­
tor y al estudioso del conocimiento de una serie de obras sin las cuales no
142
SERGIO VILLA DE CASTRO
sería posible comprender el alcance de una de las etapas históricas más con­
flictivas en España. Además, la falta de acuerdo entre los escasos estudiosos
que se han dedicado a estas cuestiones añade el problema de lá difícil ubica­
ción de buena parte de los autores que compusieron sus obras narrativas en
esta época.
Es el caso del novelista objeto de este trabajo, Alicio Garcitoral (Gijón,
1902). Su profunda implicación en los acontecimientos históricos ya mencio­
nados (fue gobernador de la provincia de Cuenca en 1931) y, fundamental­
mente, su visión política y filosófica original y renovadora, la cual ha conti­
nuado durante su exilio en Argentina y Estados Unidos hasta nuestros días, le
convierten en uno de los intelectuales más prolíficos de su generación. Y sin
embargo ello no le ha sacado del olvido absoluto en el cual se halla su pro­
ducción narrativa en la actualidad. Como contribución al proceso de recep­
ción de su obra, estas breves líneas proponen un esbozo de análisis de sus
novelas largas (escribió además dos tomos de relatos breves, La revolución
capicúa (1931) y La fábrica (1934)) escritas entre 1929 y 1938, centrándome
en la figura del héroe como principal vehículo de expresión para un proyecto
político, en parte, pero que sobre todo hace referencia a la finalidad eminen­
temente “humanizadora” que caracteriza toda su producción literaria.
Las cuatro novelas largas escritas por Alicio Garcitoral en este período
(Oleaje, 1929; Pasodoble bajo la lluvia, 1931; El crimen de Cuenca, 1932; y
Gaceta de Madrid, 1938) presentan un modelo heroico que por sus caracte­
rísticas puede ponerse en relación con el héroe representativo de la llamada
“novela de formación”, cuyos rasgos principales han sido desarrollados por
Ma Angeles Rodríguez Fontela1; se trata de un tipo de novela “idónea para la
representación textual de un proceso de autoformación individual, esencial­
mente narrativo (...) y también para la representación diacrónica del proceso
'y
autoformativo de la humanidad ” , doble misión que ocupa buena parte de la
vida y producción literaria de Alicio Garcitoral, como veremos.
El estudio de la novela de formación fija los orígenes de ésta en
Alemania, concretamente en la variante narrativa denominada Bildungsroman
(“novela de aprendizaje”), surgida a comienzos del siglo XIX y que parte del
concepto filosófico de la apropiación que el Sujeto (el “Yo” entendido como
espíritu individual siguiendo la terminología hegeliana) hace del Objeto (en
este caso el entorno natural y social del “Yo”) y que implica un grado de autoconocimiento o “autoconciencia” según Hegel. Liisa Saariluoma señala esta
apropiación como causante de un conflicto entre el Yo del héroe y su mundo,
conflicto que “(...) o bien sacrifica esas esperanzas y deseos del protagonista
1 La n ovela d e autoform ación, Kassel, Reichenberger / Universidad de O viedo, 1996.
2 íd., pp. 25-26.
LA DIMENSIÓN AUTOFORMATIVA DEL HÉROE EN ALICIO GARCITORIAL
143
haciendo que claudique ante las instancias mundanas, o bien se produce un
avasallamiento del yo sobre las exigencias de la realidad externa”.3 En este
desarrollo del “autoconocimiento” los acontecimientos provocan la modela­
ción del carácter del héroe, modelación que se convierte en un proceso cons­
tante de evolución (pues se trata del desarrollo del héroe como entidad indi­
vidual, esto es, el proceso adquiere unas dimensiones vitales y filosóficas que
impiden el término en vida de dicho desarrollo).
Esta breve caracterización resulta pertinente a la hora de iniciar un acer­
camiento a la narrativa de Alicio Garcitoral, quien no es sólo un novelista de
cierto interés, sino un verdadero polígrafo que ha consagrado su vida al desa­
rrollo de un proyecto vital en sus plenas dimensiones políticas, sociales y reli­
giosas, y del cual se hallan gran cantidad de muestras en su producción lite­
raria. A este hecho hay que añadir el marcado autobiografismo de sus nove­
las, aspecto que permitirá valorar ampliamente su visión de la literatura como
campo de “autoformación”.
No es casual en este sentido que sus dos primeras novelas presenten mar­
cados rasgos del héroe en conflicto con el entorno vital que le rodea. Su pri­
mera obra, Oleaje4, lleva como subtítulo “Amanecer de nuestro tiempo”: con
ello se advierte una referencia al comienzo de una labor que se ha prolonga­
do a lo largo de setenta años; pero también supone el nacimiento de un mode­
lo de héroe que comienza a tomar plena conciencia del entorno en el que se
desarrolla su existencia. Con este conocimiento surge asimismo el plantea­
miento de los primeros conflictos sociales, políticos, pero, principalmente,
vitales y filosóficos. El protagonista es un joven habitante de Puerto de Mar
(evidente reflejo del Gijón donde nació el autor), de extracción humilde, que
se ve obligado a afrontar la realidad de una existencia difícil en el ámbito de
lo social (pobreza), pero sobre todo desde el punto de vista de un reconoci­
miento subjetivo de la vida. No sorprende, por tanto, que las primeras des­
cripciones del héroe se refieran a rasgos espirituales, signos de la transforma­
ción que va a experimentar el personaje.
En el proceso evolutivo del héroe se incorpora progresivamente una serie
de “ayudantes”, recogidos por Ma Ángeles Rodríguez5: el amor, aspecto capi­
tal dentro de la novela (el fracaso amoroso es un factor decisivo para la cul­
minación del proceso mencionado); la amistad (donde el fracaso se evidencia
en la pérdida de esa amistad)... son los acontecimientos considerados como
“sutiles mecanismos de aceptación”6; su ausencia repentina al final de la
3
4
5
6
En R O D RÍG UEZ FO N TELA, op. cit., p. 37.
Barcelona, Costa, 1929.
Op. cit., p. 36.
íd., ib.
144
SERGIO VILLA DE CASTRO
novela es decisiva, por cuanto que el héroe se enfrenta a un vacío existencial
del cual se salva en el último instante, en un cierre que recoge el simbolismo
vislumbrado en las páginas precedentes: “(...) se dijo que no sólo él había sido
una tabla perdida en el oleaje; todos eran incapaces de incrustar un rumbo en
el mar de la vida; y aunque fuera un patache juguete del vaivén indomeñable,
no había muerto, ni se habían agotado sus enerjías”7. El héroe supera el con­
flicto con su mundo mediante la “resolución”, palabra que aparece con fre­
cuencia en la novela, y de la cual su protagonista no hace gala sino al final.
Obsérvese que el proceso sigue abierto; puede decirse que la vida del héroe
vuelve a empezar, si bien marcada por esta experiencia catártica, que, sin
embargo, se traduce en la superación del “conflicto armónico” mencionado
por Saariluoma8.
Pasodoble bajo la lluvia9 presenta probablemente al héroe más implica­
do en un proceso de aprendizaje dentro de la narrativa de Garcitoral. La pers­
pectiva de la novela es la de un muchacho de once años, de familia trabaja­
dora, cuya posición vital se forja a partir de una serie de experiencias “iniciáticas” que definen su carácter y lo empujan irremediablemente hacia la madu­
rez. El trabajo, la escasez de medios... son los “oponentes” a los que se
enfrenta el joven. Destaca el hecho de la “autoformación”, más nítida en esta
novela que en la anterior; en Pasodoble bajo la lluvia no hay motivaciones de
amistad o amor: nos hallamos ante un héroe que se forja a sí mismo, siguien­
do el ya aludido modelo del Bildungsroman. Por lo demás, las situaciones
planteadas (miseria de la casa, ausencia del padre...) remiten a la novela ante­
rior. Incluso el desenlace viene marcado por el simbolismo, tras la partida de
la familia hacia un destino desconocido: “Sólo cree recordar a momentos, en
muy raros momentos, que todo pasodoble bajo la lluvia suscita la salida del
sol” 10. Este final pone de manifiesto el desarrollo de un niño que ya ha alcan­
zado la plena madurez, dirigiendo a la familia hacia un destino que dista
mucho de estar resuelto, pero que de cualquier forma supone un paso más en
su relación con el mundo.
El crimen de Cuenca11 es tal vez la novela de Garcitoral más alejada del
concepto de héroe “autoformativo” y al mismo tiempo la más próxima a un
modelo de protagonista “social”, entendido éste como un personaje con una
7 O leaje, p. 326. La particularidad lingüística recogida en la cita aparece únicam ente en esta n ove­
la y en El crim en de Cuenca. Su em pleo se debe probablemente a un mero capricho ortográfico
de Garcitoral.
8 En RO DRÍG UEZ FONTELA, op. cit., p. 38.
9 Madrid, Castro, 1931.
10 P a so d o b le b a jo la lluvia, p. 218.
11 Madrid, B iblioteca Silenciada, 1981.
LA DIMENSIÓN AUTOFORMATIVA DEL HÉROE EN ALICIO GARCITORIAL
145
labor definida que cumplir, tarea que atañe eminentemente al aspecto políti­
co. Desde este punto de vista, la concepción del héroe que maneja el autor
está marcada por unos rasgos muy concretos, con el esquema prototípico del
protagonista enfrentado a una labor, en el desempeño de la cual cuenta con
una serie de ayudantes y oponentes muy definida. Es destacable que estos
ayudantes representan los “mecanismos de aceptación” del héroe anterior: el
amor y la amistad fundamentalmente. El relato se desarrolla en un marco de
agitación social y política; interesa en este estudio lo que escapa de alguna
manera a lo meramente político, momentos en los que el significado de la
novela trasciende, aproximándose con ello al modelo “autoformativo”: “Los
hombres están siempre en lucha. A veces cesa la lucha, porque hay que des­
cansar...” 12. Esta concepción dialéctica de la vida sitúa al héroe en un lugar
más cercano al autoconocimiento; puede comprobarse al final de la obra cuál
es el valor al que Garcitoral concede mayor importancia: “Había caído lo
accesorio, lo temporal; pero permanecía la sustancia, lo eterno mientras él
viviera y quizá hasta después de muerto: su talento” 13. Como en las dos nove­
las anteriores, el fracaso de las expectativas del héroe se resuelve a niveles
filosóficos, encarnados en el optimismo vital que cierra los procesos formativos del protagonista.
Gaceta de M adrid14 podría calificarse como “novela mixta” en la tipolo­
gía aquí manejada. Las evidentes preocupaciones sociales que refleja la obra
se ponen de manifiesto mediante la repetición de este esquema heroico: la
misión del héroe, los ayudantes, los oponentes... dentro del indispensable
marco de agitación política. Ahora bien, los rasgos caracterizadores del pro­
tagonista remiten al tipo novelesco aquí analizado. Los conflictos internos del
personaje (que van más allá de lo social en muchas ocasiones, pasando por lo
religioso, filosófico o sociológico) y la forja de una personalidad definida
(gracias a la intervención del amor y la amistad) acercan al héroe al conoci­
miento de sí mismo y la asunción de su tarea, la cual comienza con el final de
la novela: “Se sentía de hora en hora, hasta de minuto en minuto, el hijo de sí
mismo. Deseaba la acción como purificación” 15; estos rasgos de autoconciencia que conduce necesariamente a la catarsis (paso “iniciático” de la vieja
a la nueva vida) confieren al héroe su carácter de ente “en proceso”.
Lo expuesto sobre las cuatro novelas “de preguerra” de Alicio Garcitoral
permite establecer ciertos aspectos reincidentes en la poética heroica del
narrador asturiano. La presencia de un héroe con rasgos definidos de juven­
12
13
14
15
El crim en d e Cuenca, p. 102.
íd., p. 270.
B uenos Aires, Claridad, 1938.
G aceta d e M adrid, p. 263.
146
SERGIO VILLA DE CASTRO
tud e inexperiencia (valores que se transforman durante el proceso narrativo
en madurez y conocimiento) y, lo más importante, en conflicto continuo con
la realidad circundante (conflicto que trasciende frecuentemente el contenido
político, situándose en una perspectiva filosófico-vital) son argumentos sufi­
cientes para dudar de su pertenencia sin matices a la tendencia narrativa cono­
cida como “novela social”. Obviamente, no puede negarse el alto contenido
sociopolítico existente en las obras del gijonés, particularmente en El crimen
de Cuenca y Gaceta de Madrid; el ya mencionado grado de implicación
social de Alicio Garcitoral y los cargos que ocupó durante el régimen repu­
blicano hallan su reflejo en estas obras. A pesar de ello, la importancia de este
aspecto de su narrativa, con ser grande, no excede al papel primordial que en
su vida y producción literaria ocupa la plena realización de un vasto proyec­
to humano que comienza por la propia autoformación. El compendio de expe­
riencias vitales que constituyen la narrativa del asturiano tendría en el com­
promiso social un referente más de lo que en realidad fue una idea a todos los
niveles vitales del escritor.
Partiendo de este supuesto puede comprobarse que la dimensión política
del héroe (protagonista entendido como responsable de una misión de rege­
neración social) plantea unos modelos estereotipados: desde la caracteriza­
ción del personaje, en muchos momentos cercana a un tipo de héroe visiona­
rio, hasta el tipo de complicaciones y ayudas que recibe en su tarea. El tema
principal en estas novelas es el proceso de reforma social frustrado (por el
cese en su cargo en El crimen de Cuenca; por el estallido de la guerra civil en
Gaceta de Madrid), pero la presentación de este modelo narrativo obedece a
unos patrones fijos que, además, no son comunes para las cuatro novelas ana­
lizadas. En cambio, sí puede hablarse de una serie de recursos que aparecen
en todas sus obras y que sitúan la producción narrativa de Alicio Garcitoral
en un lugar más próximo a la denominación de “autoformación”. Algunos de
estos recursos ya han sido comentados: el proceso “iniciático” (desde la
juventud e inexperiencia hasta la madurez y el conocimiento) al que se llega
después de una serie de acontecimientos que implican una pérdida para el
héroe16; la solución al “conflicto armónico” mediante la trascendentalización
filosófica del sentido del vivir propio y también de la humanidad... y, sobre
todo, un recurso que confiere a la novela todo su sentido “formativo” y que se
analiza de manera independiente: el autobiografismo.
La relación entre autobiografismo y autoformación aparece ya en la figu­
ra del filósofo francés Descartes, para quien “la identidad individual no puede
16 Este esquem a se relacionaría con la estructura antropológico-m ítica propuesta por Ma Á n geles
Rodríguez (op. cit., p. 62), según la cual el héroe sufre en estas novelas una “m uerte” sim bólica
que es origen de una posterior “resurrección” espiritual.
LA DIMENSIÓN AUTOFORM ATI VA DEL HÉROE EN ALICIO GARCITORIAL
147
ser sólo fruto de la mera actividad mental sino re-flexión sobre las experien­
cias vitales, es decir, autoconocimiento” 17. Este testimonio muestra ya el ori­
gen primero de la autoformación, que radica en la introspección del novelis­
ta hacia sí mismo, donde halla la verdadera conciencia propia; siguiendo el
proceso el paso siguiente será la plasmación literaria, cuyo cauce es nuestra
novela autoformativa: “La mayor parte de las autobiografías se inspiran en un
impulso creador y, por lo tanto, ficcional, de seleccionar sólo aquellos acon­
tecimientos y experiencias de la vida del escritor que contribuyen a configu­
rar un patrón de su integridad” 18. Esta particularidad del género autobiográfi­
co, factor decisivo en la consideración de la narrativa de Alicio Garcitoral, se
aproxima al subgénero novelesco del Künstlerroman, “la novela que narra la
autoformación del protagonista a través de su carrera artística, generalmente
trasunto de la del propio autor” 19.
Una reflexión sobre la producción narrativa de Alicio Garcitoral lleva a
vislumbrar en sus páginas el armazón de un proceso evolutivo (no sólo a nivel
literario, sino también vital) surgido efectivamente de numerosas experiencias
personales que, si bien pasadas por el tamiz de la creación literaria, conservan
todo el vigor que su autor les transmitió. En este sentido, la cercanía entre los
acontecimientos narrados en las novelas y la fecha de redacción y publicación
de éstas supone un punto a tener en cuenta para determinar el grado de “autoconciencia” alcanzado por el narrador gijonés con cada una de sus obras.
Así, la secuencia cronológica coincidente entre su vida y su obra se
90
muestra con claridad apenas comienza el rastreo biográfico del asturiano .
Los héroes de sus novelas Oleaje y Pasodoble bajo la lluvia están marcados
por unos rasgos muy definidos y, lo que es más importante, nítidamente reco­
nocibles en la biografía de su autor. Lo que interesa en el presente estudio es
mencionar dichas notas recurrentes, a fin de verificar la coherencia narratológica existente en el escritor gijonés. Podemos hablar, en primer lugar, de los
datos familiares: la figura del padre, marino y maestro de escuela (Pasodoble
bajo la lluvia recoge ambas facetas; Oleaje, sólo la profesión de maestro); la
muerte del padre cuando el héroe contaba pocos años de vida; la necesidad
del protagonista de empezar a trabajar a los doce años (experiencia que deta­
lla en Pasodoble bajo la lluvia) y abandonar sus estudios... el reflejo de la
experiencia vital en la narrativa del asturiano es visible, considerando además
que esta serie de datos hace referencia al conjunto de conflictos que frustran
17
18
19
20
R O D RÍG UEZ FO N TELA, op. cit., p. 232.
FRYE, N ., citado por RO DRÍGUEZ FONTELA, op. cit., pp. 244-245.
id., p. 258.
Para las noticias biográficas de A licio Garcitoral em pleo el texto editado por BOFFI, Luis y
COTTO, Pablo, A licio G arcitoral: his Life an d Work, Brooklyn, Theo. Gaus, 1978.
148
SERGIO VILLA DE CASTRO
las esperanzas del héroe novelesco, pero que poseen el valor incalculable de
ser elementos “autoformativos” en la vida del personaje, y que son los mis­
mos que enfrentó Garcitoral en su proceso vital21.
El crimen de Cuenca es la novela autobiográfica por excelencia de Alicio
Garcitoral. Relato de una experiencia totalmente verificable (su etapa como
gobernador de Cuenca en 1931), el texto no es tan rico en datos vitales como
en aspectos de tipo político, convirtiéndose la novela en una parábola de
gobierno ideal frustrado por las presiones de los estamentos más reacciona­
rios. Igualmente Gaceta de Madrid hace referencia al viaje emprendido por
su autor en 1933 a Hispanoamérica en busca de apoyo para su proyecto polí­
tico, viaje que repitió cuatro años después debido al inicio de la guerra y que
se narra al final de la novela.
A lo largo de estas cuatro obras, por lo tanto, nos encontramos con el desa­
rrollo coherente de la personalidad del autor, una personalidad en evolución
continua, la cual es perceptible en los distintos tipos que protagonizan los rela­
tos. Se trata de una caracterización a todos los niveles: biográfico, político y
espiritual. Así, los cuatro héroes presentados responden a unos rasgos que nos
remiten a su autor desde un punto de vista ideológico y vital: su añoranza del
mar, motivo que se repite continuamente en las novelas; la historia de amor
(excepto en Pasodoble bajo la lluvia, cuyo protagonista tiene once años),
apuntando ya ideas como la función redentora de este amor en la vida huma­
na; estos conceptos aparecen esbozados, de un modo difuso, incluso irregular,
pero son asimismo indicativos de la coherencia ideológica de su autor22.
Estos rasgos evidencian el proceso de autoconciencia nacido de la refle­
xión de Alicio Garcitoral sobre su experiencia vital; ahora bien, una caracte­
rística primordial de la novela “autoformativa”, como he señalado, se deriva
de la propia naturaleza de esta formación: su íntima relación con la circuns­
tancia vital del héroe-autor implica que el proceso evolutivo sea eminente­
mente abierto y que los límites de dicho proceso coincidan con los de la pro­
pia vida del escritor, en tanto que este desarrollo es también de índole filosó­
fica y moral; en este sentido la tarea “autoformativa” del ser humano es labor
que se lleva a cabo durante toda la vida.
Un ejemplo de este aspecto se halla en dos obras posteriores de Alicio
Garcitoral: Cinco historias de amor23 y Primera categoría: novelas simbóli­
21 O bsérvese en este sentido el final sim bólico y optimista, superación de los con flictos planteados
y un paso más hacia la plena autoconciencia.
22 Hay que tener en cuenta la precocidad de A licio Garcitoral; escribió su primera novela a la edad
de veinticinco años. Ello explica en parte este carácter “de aprendizaje” perceptible en tem as y
estructuras narrativas.
23 Buenos Aires, Claridad, 1951.
LA DIMENSION AUTOFORMATIVA DEL HÉROE EN ALICIO GARCITORIAL
149
cas24. La primera está compuesta por una serie de relatos de tema amoroso,
plenos de lirismo algunos, cercanos a lo folletinesco otros, pero que presen­
tan la característica común de esta concepción “panteísta” del amor como
fuerza regeneradora del vivir humano y a la que se sacrifican los héroes pre­
sentados. Sus protagonistas carecen por completo de caracterización política,
social o filosófica: todas sus vivencias remiten al sentimiento amoroso exal­
tado que el autor defiende como el más alto valor vital. El tratamiento de lo
sentimental, que corre paralelamente a la trama en sus novelas anteriores a la
guerra, halla así un cauce apropiado para la búsqueda de un estilo propio.
Primera categoría es una obra clave para aclarar el sentido de la obra
narrativa de Alicio Garcitoral. Su calidad de “novela simbólica” no es óbice
para el reconocimiento de la trayectoria vital del asturiano. Esto se advierte
en la descripción del protagonista: “Había actuado en política, había escrito
libros, había perorado, había estado en prisión, en campos de concentración,
en la guerra, en las luchas sociales, incluso viviendo como un pacífico gran­
jero (...) Fue maestro rural, periodista, a momentos pequeño hombre de nego­
cios. Fue soldado, obligado por la ley de su país, y estuvo en una guerra de
tipo colonial. Actuó en política, escribió libros, peroró (...) Estuvo preso
varias veces (...) Triunfó en su país un nuevo régimen y, dirigente importante,
ejerció cargos públicos (...) Recorrió el mundo en cruzada de paz y compren9c
sión (...)” '. Todos estos datos, perfectamente localizables en su biografía,
aparecen ahora desde una perspectiva más alejada de la que se percibe en sus
novelas “prebélicas”. La novela, además, no es sólo un recuento biográfico:
antes bien, se encuentra en ella el desarrollo de temas presentes en su narrati­
va anterior. Uno de ellos es el que hace referencia a su particular concepción
religiosa: “Había (...) un problema religioso, la necesidad del nuevo concepto
de Dios (...), la superación del protestantismo, etapa ésta superior del catoli0f\
cismo” . Otro aspecto es el pensamiento político de Garcitoral, que alcanza
en este relato un punto más alto en su desarrollo: “Había una reorganización
mundial en grupos de naciones, etapa intermedia entre el nacionalismo y el
gobierno mundial (...)”27. Pero fundamentalmente existe el desarrollo de una
personalidad propia: “De su vida podían extraerse varias, pero especialmente
dos: una la del (...) combatiente, luchador, creador, dirigente; y otra la del (...)
fraterno, retirado del mundo, o atravesándolo con simplicidad y amor fran­
ciscanos”28. La narrativa de Alicio Garcitoral, siguiendo esta concepción de
24
25
26
27
28
Buenos Aires, Claridad, 1950.
P rim era categoría, pp. 21-23.
íd., p. 25.
íd., ib.
íd., p.33.
SERGIO VILLA DE CASTRO
150
proceso de autoformación, se desarrolla en estas novelas, más de doce años
después de la publicación de las anteriores, las cuales podrían considerarse
“genésicas” de este proyecto que toma forma con el paso del tiempo29; en este
proceso hay una evidente coherencia que el autor manifiesta claramente:
“Equilibrio, equilibrio (...) tan equidistante del ascetismo como del sensualis­
mo (...)”3°. Esta cita es comparable a otra del autor en el prólogo a su obra La
fábrica. Novelas : “Es un documento humano, imparcial, debido a la pluma
de quien se siente tan equidistante del arte por el arte como del arte sectario” . De este modo se pone de manifiesto el impulso vital del gijonés, ger­
men de la “autoformación”; a pesar de las dramáticas experiencias sufridas,
el héroe-autor basa el sentido del cambio personal en el equilibrio a todos los
niveles (obsérvese que en la primera cita hace referencia a un concepto vital,
mientras que la segunda afecta a lo narrativo). Este equilibrio que Garcitoral
trató de desarrollar en vida y del que es fiel reflejo su obra es el eje alrededor
del cual se estructura su proceso de autoconocimiento.
El estudio de la narrativa de Alicio Garcitoral, a la luz de lo expuesto,
obliga a replantearse su mera inclusión en la corriente literaria denominada
por la crítica como “novela social” desarrollada durante los años 30. No puede
negarse la existencia, en las obras escritas entre 1929 y 1938, de unos mode­
los heroicos adaptados a una necesidad de determinados patrones sociopolíticos en la literatura del momento. No obstante, el análisis del héroe en las
obras del asturiano revela una tipología de personajes que pretenden en reali­
dad la transformación de su mundo interior, tarea para la que han de enfren­
tarse al conflicto planteado por las estructuras de la realidad circundante. Esta
lucha contra el entorno no opera necesariamente a nivel político, y sí en los
diferentes estratos de la experiencia humana; este aspecto supondría un pri­
mer alejamiento de la “novela social”, cuyas características coinciden en oca­
siones con los planteamientos narrativos del escritor gijonés. Ello es inevita­
ble puesto que la trayectoria de Alicio Garcitoral muestra una constante
implicación en las problemáticas de la sociedad a la que pertenece; así, es
lógico que las urgencias históricas del período tratado impulsaran al autor a
un mayor grado de compromiso en la vida política y social española.
Pese a esto, la significación de la obra de Garcitoral es mayor, y sería un
error limitar su trayectoria al aspecto sociopolítico (sin que ello signifique
negar su existencia y valor en ningún momento); en efecto, la perspectiva de
o i
29 Su pensam iento político, por ejem plo, adquiere su madurez definitiva en la obra La e d a d d em o ­
c rá tica (1965).
30 P rim era categoría, p. 44.
31 Madrid, Castro, 1934.
32 íd., p. 9.
LA DIMENSIÓN AUTOFORMATIVA DEL HÉROE EN AL1CIO GARCITORIAL
151
la narrativa del escritor gijonés muestra la evolución continua de un ingente
proyecto humano próximo a la denominada “autoformación”. Este proceso se
atisba en su producción escrita entre 1929 y 1938, se desarrolla posterior­
mente (hacia la década de 1950) y culmina en sus obras posteriores, en un
camino basado siempre en su trayectoria humana, jalonada de experiencia, y
su agudo sentido de reflexión acerca de la realidad que le rodea. Habrá de ale­
jarse, por tanto, la narrativa de Alicio Garcitoral de su situación actual de
“novela social” y reconocer su camino “autocognoscitivo”, eso sí, ciertamen­
te personal y en consecuencia independiente.
DOS ARTEFACTOS DE PIEDRA PULIMENTADA
HALLADOS EN LA PLAYA DE BAÑUGUES
(GOZÓN, ASTURIAS)
MANUEL PÉREZ PÉREZ
I. INTRODUCCIÓN:
Cuando en 1996 y en relación con el yacimiento de Bañugues, decíamos
que mientras no se realizase en él una investigación multidisciplinar comple­
ta “...nuevos hallazgos casuales seguirán sorprendiéndonos...” (Pérez Pérez,
1996-1997, p. 18), no imaginábamos que nuestro vaticinio pudiera materiali­
zarse tan pronto ni que su orientación derivase en la dirección que ahora toma,
ya que entonces nos referíamos a las etapas paleolíticas que se detectan en
dicho yacimiento, sin que pudiésemos sospechar en aquel momento que la
primera de tales sorpresas nos viniese dada por evidencias como las que ahora
nos remiten a momentos cronoculturales muy posteriores.
En esta ocasión se trata de dos artefactos de piedra pulimentada que,
junto a un pico asturiense, fueron hallados el pasado mes de enero en el cauce
del arroyo de La Cabaña, pero en su tramo final, ya en la zona de playa.
Es evidente que un hallazgo arqueológico como el que nos ocupa carece
del marco contextual adecuado para un encuadre inequívoco, pero no lo es
menos el hecho de que tales hallazgos se producen y que, en sí mismos, siem­
pre son portadores de una información, restringida, sí, pero en algunos casos
precisa y nunca carente de valor documental. Otra cosa es que haya o no inte­
rés en interpretar hasta donde sea posible esa información y, cuando lo hay, lo
que ésta pueda aportar a los conocimientos que, en el momento del hallazgo,
tengamos respecto al tema en el que éste pueda incidir. En cualquier caso,
entendemos que su publicación resulta imprescindible para dejar constancia
del mismo, así como para la formación de una base de datos con la que enri­
quecer y completar lo más exhaustivamente que podamos el panorama arqueo­
lógico de nuestra región.
154
MANUEL PÉREZ PÉREZ
II. DESCRIPCIÓN DE LAS PIEZAS:
El pico asturiense no es el objeto principal de este trabajo, ya que tan
sólo representa la suma de un ejemplar más entre los muchos que vienen apa­
reciendo en esta playa y, por ello, sólo diremos de él que, salvo por una
pequeña mutilación del ápice, su estado de conservación es muy bueno y que
sus caracteres, tanto tipométricos como morfológicos, pero tecnológicos
sobre todo, son absolutamente acordes con los definidos como auténticos en
nuestros distintos trabajos sobre la tipología de este útil (Pérez Pérez, 1974,
1982 y 1984).
De las dos piezas que nos interesan, la primera (figura 1.1 y Lám. I), loca­
lizada frente a la escalera de acceso al bar Rompeolas, es un hacha espesa,
elaborada en esquisto micáceo y con un borde perdido a causa de una impor­
tante exfoliación longitudinal. El talón presenta un pequeño desconchado y en
toda la pieza se aprecia una leve alteración química que afecta a la superficie
pulimentada. Pese a tal estado de conservación, puede apreciarse con claridad
una sección circular en el talón que tiende a elíptico-rectangular en el cuerpo,
para terminar siendo lenticular en la base del filo, el cual está formado por un
doble bisel simétrico y cuyo borde traza un arco convexo con radio de 17,5
mm., también simétrico. La longitud de esta pieza es de 101,5 mm. y su espe­
sor máximo de 36 mm.
La segunda (figura 1.2 y Lam. II), localizada a 15 m. aguas abajo de la
anterior, es un artefacto de sección longitudinal plano-convexa y silueta ten­
dente a romboidal, pero con los ángulos redondeados, los lados menores con­
vexos y los mayores cóncavos. Sus dimensiones máximas sobre el eje de
simetría son 82 x 56 x 29 mm. y pesa 200 gm. Fue obtenida a partir de un
fragmento de esquisto sericítico y, según se deduce de la lectura de sus carac­
teres técnicos, elaborado en dos fases consecutivas:
Ia) Mediante un proceso de talla + retalla, ambas monofaciales, profun­
das y directas, se han despejado en ambos lados mayores del romboide gran­
des escotaduras, enfrentadas y casi simétricas que describen arcos con radio
de 4 cm., aproximadamente. La tecnología aplicada en su ejecución es seme­
jante a la que caracteriza a los picos asturienses (Pérez Pérez, 1974, pp. 226227 y 1982, pp. 753-754), con la salvedad de que aquí la retalla revierte de
forma notable sobre la cara inferior, sin duda con el fin de eliminar al máxi­
mo posible la arista.
2a) Un pulimento muy cuidado, realizado por abrasión, proporciona un
fino lustre a toda la pieza, al mismo tiempo que elimina cualquier angulosi­
dad dejada por la fase anterior, pero sin borrar por completo las contrahuellas
de lascado en las escotaduras.
Considerando las características descritas y una cierta semejanza morfo-
DOS ARTEFACTOS DE PIEDRA PULIMENTADA HALLADOS EN LA PLAYA DE BAÑUGUES
F ig u ra N ° I: R e p re se n ta c ió n e sq u e m á tic a d e la s p ie z a s p u lim e n ta d a s.
J5 5
156
MANUEL PÉREZ PÉREZ
lógica con los denominados “pesos de red” que, en base a materiales portu­
gueses, algunos autores atribuyeron al Asturiense (Maury, 1977, p. 2, fig. 28
y 46; Merino, 1997, pp. 245 y 407, fig. 157.1 y 249.1; 1999, p. 177 y fig. 289),
desde un punto de vista funcional podría interpretarse como un lastre desti­
nado a algún arte de pesca indeterminado.
I
III. REFLEXIONES SOBRE AMBAS PIEZAS:
Aunque se haya constatado, ya de antiguo, su presencia en yacimientos
de la Edad del Hierro y aún posteriores (Blas Cortina y Maya, 1974), piezas
como la primera que hemos descrito son, sin duda y en términos muy gené­
ricos, atribuibles al Neolítico y, atendiendo a su morfología, no parece dis­
paratado suponer que a un momento arcaico de tal período1. Por otra parte,
aquellas que, como en el caso presente, han sido elaboradas sobre esquisto,
parecen restringirse mayoritariamente a los ajuares funerarios2, lo que resul­
ta bastante lógico si se tiene en cuenta que la escasa tenacidad de esta m ate­
ria prima limitaría su uso como herramienta.
La segunda pieza, por su parte, presenta caracteres y circunstancias que
plantean problemas más complejos. Examinemos los unos y las otras:
Como ya hemos dicho, existe una cierta semejanza morfológica con los
denominados “pesos de red”, pero que poco o nada significa respecto a una
atribución cultural o cronológica, en primer lugar porque la de éstos no es
conocida, ya que su supuesta pertenencia al Asturiense nunca fue probada de
forma convincente, al no haberse producido un solo hallazgo en yacimientos
identificados fehacientemente como de tal facies. Bien es verdad que, al
igual que en el litoral minoto, estos “pesos de red” han aparecido disem ina­
dos por los “pedreros” de playas asturianas, como esta de Bañugues, en las
1 Una pieza con rasgos m orfológicos semejantes a los de la nuestra, fue recogida en el N eolítico
antiguo de un yacim iento al aire libre que las crecidas del río Allier dejó al descubierto en Toulonsur-Allier, cerca de M oulins (D ouglas, 1976, p. 315 y fig. 1.3). N o obstante, existen otras con ras­
gos m orfológicos también sim ilares y localización geográfica más próxim a, cuya datación pudie­
ra ser algo más reciente. Tal es el caso de la pieza hallada durante la excavación del túmulo “D ”
de la Llaguna de N ievares, en V illaviciosa (Blas Cortina, 1992, p. 125 y fig. 16), así com o el de la
localizada por D. G onzalo G óm ez Casares en las proxim idades del túm ulo “P elea -1”, en el co lla ­
do de Pelea (Cillorigo-Castro, Cantabria) (Arias Cabal y otros, 1995, p. 42 y fig. 2.6).
2 Aunque son numerosas las hachas elaboradas en esquisto y relacionadas con ajuares o m onum en­
tos funerarios, a m odo de ejem plo citaremos sólo algunas de ellas, tales com o una de las dos reco­
gidas en un dolm en del Chao das Chagúas (Boal) (Blas Cortina, 1983, p. 62) o las procedentes de
los túm ulos de San Martín (Laguardia, Alava) y Moskordi (Navarra) (A pellániz, 1973, pp. 192197 y 2 77-278).
DOS ARTEFACTOS DE PIEDRA PULIMENTADA HALLADOS EN LA PLAYA DE BAÑUGUES
] 57
que también se localizan picos asturienses, pero las circunstancias y condi­
ciones de su hallazgo no son distintas a las de otros artefactos de cronología
muy anterior. Además, el conjunto de sus caracteres técnicos poco tiene que
ver con el de nuestra pieza, ya que, entre todos ellos, no conocemos uno solo
cuyas escotaduras hayan sido regularizadas por retalla ni mucho menos que
finalmente haya sido pulimentado; todos los que hemos tenido ocasión de
examinar son cantos rodados de cuarcita en estado natural, en los que las
escotaduras presentan únicamente una tosca talla que, en ocasiones, es bifa­
cial; y aunque de dimensiones variables, son tipométricamente mayores que
éste que nos ocupa. Así pues, es evidente que nuestra pieza corresponde a un
mundo técnico - y posiblemente también conceptual- totalmente distinto al
de los “pesos” en cuestión.
Creemos que lo más significativo respecto a un intento de encuadre para
esta pieza es todo aquello que se refiere a su acabado: Por un lado tenemos
que el proceso tecnológico seguido para despejar sus escotaduras (talla + reta­
lla) es paralelizable con aquel que caracteriza a los picos asturienses y, por el
otro, que el rasgo técnico dominante en ella es su cuidado pulimento, median­
te el cual se le ha proporcionado su forma definitiva, con una silueta que no
parece casual y que recuerda bastante a la de ciertas figurillas procedentes de
Los Millares (Almagro y Arribas, 1963) y, sobre todo, a conocidos motivos
decorativos que encierran un alto componente simbólico y que se manifiestan
tanto en el Neolítico como en el Calcolítico, no sólo peninsular, sino de toda
la Europa occidental (Gimbutas, 1996).
Una circunstancia que puede ser significativa para ambas piezas es la
que se deriva del hecho de haber sido halladas junto a un pico asturiense, en
un lugar concreto y en unas condiciones climáticas precisas, puesto que, en
plena coincidencia con estos últimos factores, ya decíamos hace años: “P o r
e l b o r d e o r ie n ta l d e e s ta e n se n a d a d e B a ñ u g u es d e s e m b o c a e l a r r o y o d e L a
C a b a ñ a qu e, d e e s c a s o c a u d a l en e l e stío , se ve f u e r te m e n te e n g r o s a d o
d u ra n te la é p o c a d& llu v ia s. £ s e n to n c e s y en e l s e c to r d e la d e s e m b o c a d u ­
ra c u a n d o g e n e r a lm e n te a p a re c e n lo s p ic o s a stu r ie n s e s . E s to u n id o a q u e
u no d e lo s q u e h a lla m o s tie n e a d h e r id o un p e q u e ñ o f r a g m e n to d e c o n c h e ro, n o s h a c e s u p o n e r la e x iste n c ia d e un y a c im ie n to a s tu r ie n s e , p e r o en d i s ­
tin to lu g a r y en p o s ic ió n lo b a s ta n te s u p e r fic ia l c o m o p a r a q u e e l a r r o y o lo
s o c a v e en su s a v e n i d a s ” (Pérez Pérez, 1975, pp. 116-117). Y esta observa­
ción es aún más válida hoy que entonces porque, a lo largo del cuarto de
siglo transcurrido, hemos podido confirmar en varias ocasiones y de forma
directa, que es por este camino por el que los picos asturienses llegan a la
playa y que, ya allí, las olas de la pleamar y la resaca son los elementos que
les dispersan y les arrastran hasta los “pedreros”. Así pues, es muy verosí­
mil que las piezas que nos ocupan, así como el pico asturiense recogido
158
MANUEL PÉREZ PÉREZ
junto a ellas, llegasen hasta el lugar de su hallazgo por el mismo camino,
bajo idénticas condiciones e, incluso, desde un punto de origen común, el
cual no podría ser otro sino el de ubicación de un asentamiento al aire libre,
todavía sin localizar.
A este respecto, no podemos olvidar que existe un antiguo antecedente
arqueológico, en este caso entre las ruinas de la cámara dolménica de un
túmulo ubicado en el Llano de las Mesas (Sierras Planas de Llanes), en el que
aparecieron conjuntamente un pico asturiense y un hacha pulimentada
(Fernández Menéndez, 1931, p. 174).
IV. HIPÓTESIS DE TRABAJO:
Cuanto queda expuesto nos orienta hacia un momento de la Prehistoria
reciente que oscila entre un Asturiense neolitizado y un Neolítico arcaico y,
aunque no dispongamos de bases suficientes como para afirmarlo de forma
rotunda y llegar a conclusiones definitivas, sí nos permite establecer una hipó­
tesis de trabajo hacia la que orientar investigaciones futuras.
Hasta ahora nada sabemos sobre los modos de subsistencia de las
com unidades asturienses asentadas en la región de Cabo Peñas y, aunque
el hallazgo, aquí en Bañugues, de un pico clásico con un m inúsculo frag­
m ento de conchero adherido (Pérez Pérez, 1974, p. 229 y Lam .4) nos per­
m ite suponer que pudieran ser semejantes a los de las que ocuparon la
franja costera oriental de Asturias, hay que tener en cuenta que el biotopo de ambas zonas no era el mismo y que las características propias de
cada uno de ellos podrían privilegiar actividades diferentes. Efectivamente,
el análisis de los “restos de cocina” acum ulados a la entrada de las cue­
vas del oriente asturiano permite conjeturar que los asturienses allí esta­
blecidos poseían un amplio espectro de actividades económ icas, así como
un vasto conocim iento de los ciclos naturales, en función de los cuales
explotaban estacionalm ente la totalidad de los recursos a su alcance,
entre los que se contaba la caza de ungulados m ontaraces y de bosque que
en un paisaje como el de la región de Cabo Peñas serían desconocidos o
extrem adam ente raros. Esto, posiblem ente, aquí daría lugar a una m enor
dedicación a la actividad cinegética y una m ayor especialización en la
pesquera.
Fueran cuales fuesen sus actividades económicas, cabe suponer que
dichas comunidades no desaparecieron sin dejar rastro, sino que, en algún
momento y probablemente por aculturación, iniciaron un proceso de evolu­
ción en el que, al mismo tiempo que asimilaban nuevas costumbres y creen­
cias, adoptaban progresivamente actividades propias de una economía pro-
DOS ARTEFACTOS DE PIEDRA PULIMENTADA HALLADOS EN LA PLAYA DE BAÑUGUES
J5 9
ductora de alimentos que, a su vez, iban imponiendo nuevas tecnologías y
'j
nuevo utillaje .
De esta forma, los ocupantes de un asentamiento asturiense al aire libre,
situado en punto próximo a la playa e inmediato al arroyo, pudieron ir adap­
tándose a nuevas formas de vida y evolucionando hasta un Neolítico más o
menos arcaico, con lo que se acumularían en sus depósitos evidencias de dis­
tintas tradiciones técnicas, entre las que los picos asturienses y los útiles puli­
mentados serían los más reconocibles una vez fuera de contexto4; incluso en
ellos pudieron practicarse enterramientos con el consiguiente depósito de
objetos votivos, lo cual explicaría el particular carácter de estas dos piezas líticas pulimentadas.
También cabe la posibilidad de que la aparición simultánea de las tres
piezas en el tramo final del cauce del arroyo se deba al azar y que, el pico por
un lado y las piezas pulimentadas por el otro, procedan de lugares distintos.
En cualquier caso, el hallazgo de estas últimas aporta un dato inédito a la
Prehistoria local, al evidenciar que en la zona existió algún tipo de actividad
humana durante un período del que, hasta ahora, no existía el menor vestigio.
Avilés, Febrero del 2000
V. BILIOBRAFÍA CONSULTADA:
ALMAGRO, M. y ARRIBAS, A. (1963): Excavaciones en el poblado y necrópolis
de Los Millares, Santa Fe de Mondújar (Almería). Biblioteca P rehistórica
Hispana, vol. III. Madrid.
APELLÁNIZ, J. M. (1973): Corpus de materiales de las culturas con cerámica de la
población de cavernas del País Vasco meridional. MUNIBE, suplemento N° 1.
San Sebastián
ARIAS CABAL, P.; PÉREZ SUÁREZ, C. y TEIRA MAYOLINI, L. (1995): Nuevas
3 A este respecto, Fernández Tresguerres (1990, p. 100), ateniéndose a la realidad arqueológica del
oriente asturiano, dice que cuando empezaron a llegar a la región grupos pastoriles, convivieron
sin co lisio n es con los asturienses, debido a que los territorios explotados por am bos grupos eran
distintos, pero que, no obstante, la influencia de los recién llegados com en zó a insinuarse en los
concheros por la aparición de cerám icas en ellos. Por su parte, Blas Cortina (1983, p. 26) refirién­
dose también a dicha zona oriental, dice que “La tran sición ...desde estos h orizon tes epipaleolítico s fin a le s a l n eo lítico a p a rece todavía desdibujada. Los rasgos tenues de este p ro c e so apuntan
a un ep iso d io ta rd ío en los con ch eros que, m anteniendo una industria tradicion al, incorporarían
las p rim era s cerám icas. ”
4 Una vez descontextualizado y ya en la playa, cualquier otro útil lítico, propio del A sturiense o de
un N eolítico arcaico, así com o cualquier resto de talla, sería fácilm ente confundido con los de edad
paleolítica que allí se encuentran en abundancia. Incluso algún pequeño fragmento de cerám ica
pasaría desapercibido entre otros modernos que en sus avenidas arrastra el arroyo.
160
MANUEL PÉREZ PÉREZ
evidencias acerca del megalitismo de la región de los Picos de Europa.
F É R V E D E S , N° 2, pp. 35-58. Villalba (Lugo)
BLAS (DE) CORTINA, M. A. (1983): La Prehistoria reciente en Asturias. E s tu d io s
d e A r q u e o lo g ía A s tu r ia n a , N° 1. Fundación Pública de Cuevas y Yacimientos
Prehistóricos de Asturias. Oviedo.
BLAS (DE) CORTINA, M. A. (1990): Pastores, agricultores y metalúrgicos. El
Neolítico y la Edad del Bronce, en H is to r ia d e A s tu r ia s , tomo I, pp. 101-120.
Editorial Prensa Asturiana, S.A.. Oviedo.
BLAS (DE) CORTINA, M. A. (1992): Arquitecturas megalíticas en la Llaguna de
Nievares (Villaviciosa). Excavaciones de 1988 a 1990. E x c a v a c i o n e s
A r q u e o ló g ic a s e n A s tu r ia s , N° 2, pp. 113-128. Oviedo.
BLAS (DE) CORTINA, M. A. y FERNÁNDEZ TRESGUERRES, J. (1989): H is to r ia
p r i m i t iv a d e A s tu r ia s . D e lo s c a z a d o r e s - r e c o le c to r e s a lo s p r i m e r o s m e t a lú r g i ­
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BLAS (DE) CORTINA, M. A. y MAYA, J. L. (1974): Hachas pulimentadas en castros asturianos. B .I .D .E .A .- 81, pp. 199-216. Oviedo
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FERNÁNDEZ MENÉNDEZ, J. (1931): La necrópolis dolménica de la Sierra Plana
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E tn o g r a fía y P r e h is to r ia , X, pp. 163-190. Madrid.
FERNÁNDEZ TRESGUERRES, J. (1990): El Epipaleolítico en Asturias: El fin de
los cazadores recolectores, en H is to r ia d e A s tu r ia s , tomo I, pp. 85-100. Editorial
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Peninsular, en R E V IS T A D E G V I M A R Â E S , volume XCIV, pp. 345-360.
Guimarâes.
PÉREZ PÉREZ, M. (1996-1997): Un hallazgo sorprendente en el yacimiento paleo­
lítico de Bañugues (Gozón, Asturias). B o le tín d e C ie n c ia s d e l R .I .D .E .A ., N° 44,
pp. 7-21. Oviedo.
I.
]5 ]
Lámina
DOS ARTEFACTOS DE PIEDRA PULIMENTADA HALLADOS EN LA PLAYA DE BA ÑU GU ES
162
MANUEL PÉREZ PÉREZ
Lámina II.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES
DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
(Notas sobre una rama de los Bernaldo de Quirós
en la Asturias de los siglos XIV al XVIII)
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
Los orígenes del linaje de los Vázquez de Prada, Vázquez-Prada,
Vázquez Prada, o de Prada (que de estas varias formas se escribe este apelli­
do), se remontan al siglo XIV, como una rama del gran tronco de los Bernaldo
de Quirós, una de las familias nobles de mayor antigüedad de A sturias1.
Existe un hecho preciso y concreto que expresa y refleja su pertenencia
y desgajamiento de la Casa de Quirós, documentado en uno de los pergami­
nos conservados en los archivos de la Catedral de Oviedo, exactamente en el
que contiene una escritura otorgada en La Pola de Lena, el 29 de Octubre de
1391: en este documento, de 30 centímetros de alto por 16 de ancho, con el
margen derecho algo deteriorado, se da cuenta de que, en esa fecha, “Lope
González de Quirós hace donación a su primo Alonso Vázquez de Quirós
de la casa llamada de Prada, en territorio de Proaza...”, tal como repro­
ducen Ciriaco Miguel Vigil, en su obra “A stu ria s, m o n u m en ta l, e p ig r á fic a y
d ip lo m á tic a ”, Valeriano López Fernández, en su estudio sobre “P r o a z a ”,
integrado en la “A s tu r ia s ”, de Bellmunt y Canella, y Santos García Larragueta,
'y
en su “C o le c c ió n d e P erg a m in o s d e la C a te d r a l d e O v ie d o ” .
1 Felipe Bernaldo de Quirós y Benavides. "Solar de la Casa de O lloniego Imprenta de Lucas Antonio
de Bedmar y Baldivia. Madrid, 1689; he utilizado la edición de la “Biblioteca Histórico - Genealógica
Asturiana,” volumen II, publicada por Senén Alvarez de la Rivera en Santiago de Chile, 1925; hay
edición facsimilar de Editorial Auseva, Gijón, 1992; José Manuel Trelles Villademoros, "Asturias
Ilustrada. O rígenes de la nobleza de España, su Antigüedad y D iferen cias”, tomo II, Madrid, en
Imprenta de Joachín Sánchez, 1739; Vicente José González, La Casa de Quirós”, O viedo, 1956.
2 Archivo de la Catedral de Oviedo, Serie a, carpeta 24, número 16. Ciriaco Miguel Vigil. “Asturias monu­
mental, epigráfica y diplom ática”. Oviedo, 1887, pág. 480; Valeriano López Fernández. “Proaza”, en
“A stu rias”, de O. Bellmunt y F. Canella, Gijón, 19(X), tomo III, pág. 155; Santos García Larragueta,
“Colección de pergam inos de la Catedral de O viedo”, I.D.E.A., Oviedo, 1957, pág. 328, número 964.
164
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
Lope González de Quirós3 era hijo de Gonzalo Bemaldo de Quirós, “El
Viejo”4, primer señor de Valdecarzana, por concesión, en 1372, del Rey Enrique
II, de quien fue embajador en Inglaterra, y estaba casado con doña María Gómez,
hermana del poderoso Obispo de Oviedo, don Gutierre de Toledo5; un obispo
que, gracias a las mercedes que le habían hecho los monarcas, tenía el señorío
sobre amplios territorios de Asturias, muchos de los cuales fue cediendo en
“encomienda” a los Quirós, que así fortalecieron y acrecentaron grandemente su
poder. Precisamente, a Lope González de Quirós, que ya en 1312 había recibido
en encomienda parte de los territorios del Monasterio de San Vicente, de Oviedo,
el Obispo Don Gutierre de Toledo acuerda entregar, el 12 de Agosto de 1380, y
tras la presión ejercida por los reyes Enrique II, primero, y Juan I, después, a tra­
vés de varios albalás, las tierras de Proaza, Val de San Pedro, Yemes, Tameza,
Coto de Santo Adriano y Tudela “otorgándose por vasallo del Obispo, con
pleito homenaje y juramento de cumplir su servicio”6.
3 Lope G onzález de Quirós vivió, por lo m enos, hasta 1398. El año anterior con sigu ió la legitim ación
de sus dos hijos bastardos. Su panteón de piedra era uno de los catorce de la Casa de Quirós que se
conservaban en la capilla mayor de la iglesia del Convento de San Francisco de O viedo, original­
m ente fundada en el siglo XIII, reconstruida en estilo gótico en 1487 y bárbaramente dem olida en
1903; en la actualidad, se conserva en el claustro del antiguo Monasterio de San V icente de O viedo,
convertido años atrás en M useo Arqueológico Provincial. Sobre la tapa del sarcófago, destaca la
figura yacente de un caballero que, vestido con cota de malla y tocado con gorro, empuña con
ambas manos una espada y apoya sus pies sobre un perro dogo; en sus cuatro laterales, aparecen
esculpidos los escudos de Quirós y de Miranda, sostenidos por ángeles; y en los bordes una leyen­
da escrita en letra gótica: “A quí yase Lope Gongales de Quirós, fijo de G onsalo Belnaldo de Quirós
y D iego de Miranda su nieto, fijo de Martín Vásques de Quirós e de doña Inés Ponce de Miranda
su muger. Esta sepultura la mandó faser el dicho D iego de Miranda. Es este su vulto”. J osé M aría
Q uadrado, “A stu rias y L eó n ’’, Establecim iento Tipográfico Editorial de Daniel Cortezo y Cía,
Barcelonesa, 1885, pág. 227; Joaquín Manzanares Rodríguez, “Itinerario M onum ental de O viedo ”,
Tabularium Artis Asturiensis, n° 12, O viedo, 1960, págs. 50 y 51; Matilde Escortell Ponsoda, “Guía
C atálogo del M useo A rqueológico Provincial”, O viedo, 1974, pág. 117; Francisco D iego Santos,
“Inscripciones m edievales de Asturias", Principado de Asturias, O viedo, 1994, págs. 139 y 140.
4 Juan Uría Ríu. “R asgos histórico- genealógicos de la Casa de Valdecarzana”, en “E studios sobre
la B aja E d a d M edia", Biblioteca Popular Asturiana, O viedo, 1979, págs. 197 a 209; G onzalo A nes
y A lvarez de Castrillón, “Los señoríos a stu ria n o s”, Real Academ ia de la Historia, Madrid, 1980,
págs., 22 y 23; G onzalo A nes y Alvarez de castrillón, “E conom ía v so c ie d a d en la A stu rias del
A ntiguo R ég im en ”, Editorial Ariel, Barcelona, 1988, págs. 158 y 159; José María Lana D íaz, “El
señ o río de V aldecarzana de Teverga ”, Madrid, 1966.
5 Francisco Javier Fernández Conde, “G utierre de Toledo, O bispo de O viedo ( 1377-1 3 8 9 ) Reform a
eclesiá stica en la A stu rias B ajom edieval" , Universidad de O viedo, O viedo, 1978, págs. 35 y 36:
“María entrará en el ámbito de la nobleza y de la vida política asturiana al casarse en segundas
nupcias con el magnate astur Lupo Gundisalvi de Quirós. La noticia del segundo m atrim onio de
María G óm ez nos la da el testamento de don Gutierre”.
6 Pedro Floriano Llórente, “El L ibro B ecerro de la C atedral de O v ie d o ”, I.D .E .A ., O viedo, 1963,
págs. 286 a 290-; Francisco Javier Fernández Conde, “G u tierre.... ”, págs. 83,84; y 129; Elena E.
R odríguez Díaz, “E l L ibro de la R egla C olorada de la C atedral de O viedo" , I.D .E.A., O viedo,
1995, págs. 221, 222 y 223; César García de Castro Valdés y Sergio Ríos G onzález, “H istoria de
A sturias. A stu rias m edieval", Ediciones Trea, S.L., Gijón, 1997, pág. 173.
LA C ASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
165
Alonso Vázquez de Quirós formaba parte, además, del grupo de caballe­
ros principales de la Casa de Quirós más afín a su primo Lope González de
Quirós. Así, tal como se refleja en el “Libro Becerro” de la Catedral de
Oviedo, consta que, cuando, el 21 de Junio de 1383, el rey Juan I ordena
desde Zamora a varios caballeros de la nobleza asturiana que permanezcan en
Asturias a las órdenes del obispo ovetense, don Gutierre de Toledo, “para
cumplir todo lo que de su parte les dijere”, lo hace, expresamente, a Lope
González de Quirós, a su hermano Gutierre González de Quirós y a Alonso
Vázquez de Quirós y al hermano de éste, Gutier de Quirós. Y que, cuando,
“el 24 de Mayo de 1381, Lope González de Quirós otorga, en Medina del
Campo, carta de pleito homenaje al obispo don Gutierre, por la tenencia
de sus castillos de Proaza y Proacina, que habían de serle entregados por
Rodrigo Alvarez de Vandujo,” se encuentra junto a Lope González de
Quirós, entre los cinco testigos nombrados “que a esto fueron presentes,
para esto fueron llamados e rogados”, Alonso Vázquez de Quirós...7.
Esta donación es la que origina que una rama de los Bernaldo de Quirós
adopte, a partir de ese momento, el apellido Vázquez de Prada, al quedar liga­
da a una casa-fuerte “llamada de Prada”, de forma similar a como fueron
surgiendo otros linajes, cuya formación se vincula a un topónimo, esto es al
o
nombre propio de un lugar, del que proceden o en el que residen .
Este dato, pues, sitúa en un momento concreto y determinado la aparición
como tal del linaje de los Vázquez de Prada que, sin dejar de pertenecer al tron­
co de los Quirós, dejan de llamarse “de Quirós”. Sin embargo, este hito remi­
te a una cuestión de cierta relevancia, cual es el proceso por el que discurrió en
la época medieval la formación de los apellidos de la nobleza asturiana.
Así, realmente, el apellido de Alonso Vázquez de Quirós -o , dicho de
otro modo, lo que le identificaba como perteneciente a un linaje determina­
7 José Manuel Trelles Villadem oros. “A stu rias Ilustrada. O rígenes de la n obleza de España, su
A n tig ü ed a d y D iferen cia s”. Madrid, 1736, tom o I pág. 204; Pedro Floriano Llórente, “El L ibro
B ecerro d e la C a tedral de O v ie d o ”, I.D .E.A., O viedo, 1.963, págs. 173 y 305 y 306.
8 Grace de Jesús C. Alvarez. “Topónim os en apellidos h isp a n o s”, Edit. Castalia, V alencia, 1968;
Prada es una vo z derivada del latín “pratum”, X osé Lluis García A r i a s Pueblos astu rianos: el
p o rq u é de sus n o m b re s”, A yalga Ediciones, Salinas, 1972, pág. 274. En Asturias hay tres lugares
llam ados Prada que nada tienen que ver con el origen del linaje de los V ázquez de Prada, ligados
a la Casa-Fuerte de Prada. A sí, la “E n ciclopedia U niversal Ilustrada E s p a sa ”, Madrid, 1925,
tom o 46 , pág. 1175, habla de los tres siguientes: “caserío en el m unicipio de Allande, parroquia de
San Martín de Villagrufe; caserío en el municipio de Pravia, parroquia de San Martín de Arango;
y aldea en el m unicipio de Salas, parroquia de San Julián de Santullano”. Igual referencia propor­
ciona la “G ran E n ciclopedia A stu ria n a ”, Silverio Cañada Editor, Gijón, 1978, tom o XII, pág. 17,
que, adem ás, señala que “el término de Prada de la parroquia de San Martín de V illagrufe está
bañado por el río Prada” . A sim ism o, la G.E.A. se refiere al linaje de la Casa de Prada. sin rela­
cionarlo tam poco con ninguno de estos lugares. El “Espasa” habla también de otros lugares con el
nombre de Prada en las provincias de La Coruña, León, Lugo y Orense.
166
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
d o - no era sino el “de Quirós”. El “Vázquez” era, en aquel momento toda­
vía,simplemente, un patronímico: es decir, el nombre derivado, a su vez, del
nombre de su padre o, quizá, del de algún otro antecesor, lo que, en este caso,
venía a significar que el padre de Alonso Vázquez de Quirós, o, tal vez, su
abuelo, podría haberse llamado Vasco, al igual que, por ejemplo, se llamó así
el descubridor Vasco Núñez de Balboa. Del mismo modo, su primo Lope
González de Quirós anteponía a su apellido “de Quirós” el “González”, patro­
nímico que indicaba que era hijo de Gonzalo...
No obstante, entre hermanos no se utilizaba el mismo patronímico: unos
usaban un patronímico y otros otro diferente, al tiempo que un determinado
patronímico volvía a aparecer varias generaciones después. Por ejemplo, de un
lado, otro hermano conocido de Alonso Vázquez de Quirós se llamaba Gutier
o Gutierre de Quirós; el patronímico citado no formaba parte de su nombre; de
otro, el hijo primogénito de Lope González de Quirós, y que, enlazó con la
única hija del Comendador don Diego de Miranda, señor de la Casa de
Miranda, y de doña Leonor Ponce de León, de la Casa de Marchena, Inés de
Miranda y Ponce de León, se llamó Martín Vázquez de Quirós, con lo que
López González de Quirós volvía a recordar al antecesor de nombre Vasco...9
Y el “Vázquez” no podía venirle tampoco de su madre, de nombre Juana
González... A su vez, el hijo primogénito de Martín Vázquez de Quirós utili­
zó, asimismo, otro patronímico, a la vez que, al contrario de sus otros siete her­
manos, anteponía el “de Miranda” de su madre al “de Quirós” de su padre, y
fue llamado Diego Fernández de Miranda o de Miranda, patronímico y apelli­
do que, años más tarde, se consolidarían conjuntamente ya como apellido.
En este sentido se expresaría, hacia 1649, Alonso Vázquez de Prada, hijo
del catedrático y Rector de la Universidad de Oviedo y Corregidor Interino de
Asturias, Martín Vázquez de Prada, en un escrito dirigido a un familiar de la
rama de El Valleto, al referirse al escudo de armas del linaje:
porque
Vázquez es nombre Patronímico, y en la casa de Prada es como Fernández
de Miranda, González de Zienfuegos, Suárez de Solís, que desta suerte se
digeron Vázquez de Prada los señores desta casa mis pasados...” 10.
9 D e su m atrimonio con Doña G óm ez, Lope G onzález de Quirós no tuvo descendencia, según
consta en el testamento de su cuñado, el Obispo de O viedo, Don Gutierre de T oledo (Manuel
R isco, "España S a g ra d a ”, tom o X X X IX , pág. 27). Sus dos únicos hijos, García G onzález de
Quirós y Martín Vázquez de Quirós, los tuvo con dos mujeres “solteras libres de toda servidum ­
bre de marido”, llamadas María A lfonso y Juana G onzález, respectivam ente. A m bos hijos fueron
legitim ados por carta de legitim ación del Rey Don Enrique III, en 1397. Juan Uría Ríu, “R asgos
h istó rico -g en ealógicos de la C asa de Valdecarzana", "Estudios... ”, págs. 197 a 209.
10 A rchivo de los V ázquez de Prada del palacio de El Valleto. T exto reproducido por Alberto
M ontero Prieto en su obra "El Valle de Cuna a través de los tie m p o s”, M ieres del Cam ino, 1995,
págs. 165 y 166.
LA C ASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
167
Lo que Alonso Vázquez de Quirós hizo al recibir la Casa-Fuerte de Prada
fue vincular el apellido de sus hijos a dicha Casa-Fuerte sustituyendo el “de
Quirós” de sus antecesores por el “de Prada”, como expresión, sin duda, del
reconocimiento que debía a tan importante donación. Es decir, adoptó una
actitud que se inscribe en el proceso general al que se refiere el Padre Luis
Alfonso de Carvallo (1571-1635), en su monumental “A n tig ü e d a d e s y c o s a s
m e m o ra b le s d e l P r in c ip a d o d e A s tu r ia s ”, la primera obra impresa sobre
Asturias, aunque editada mucho tiempo después de haber sido escrita, por
censura directa del General de la Compañía de Jesús, por los temores que
había suscitado en él, “porque es cosa difficultosa escribir sobre historia
de linajes sin decir cosa que ofenda a alguno”, tal como ha demostrado en
sus investigaciones el profesor de la Universidad de Illinois, Alberto
Porqueras M ayo11. En el “párrafo XXVI del Título IX” de sus
“A n tig ü e d a d e s ...”, concretamente en el “D isc u rso o s o b re lo s L in a g es, A rm a s
y A p e llid o s d e lo s F id a lg o s d e A stu ria s, y su n o b le z a ”, el Padre Carvallo seña­
la que señala que “vinieron también los nobles a tomar el apellido de las
ciudades, villas, Castillos y Casas fuertes que ganaban, defendían o edifi­
caban para guarda y amparo de la tierra, o los Reyes les daban en enco­
mienda, o tenencia, o en propiedad, por premio de sus servicios, y esto
era lo que llamaban “solar conocido” 12.
Al mismo tiempo, los hijos de Alonso Vázquez de Quirós continuaron
utilizando también el patronímico “Vázquez”, de manera que con uno y con
otro terminó conformándose el apellido de sus descendientes. De esa con­
fluencia, pues, nace el linaje de los Vázquez de Prada, desgajado del linaje
principal de los Bernaldo de Quirós o, simplemente, “de Quirós” al que per­
tenecían...
Esta doble ligazón de los Vázquez de Prada a un linaje y a un espacio físi­
co determinado la refrenda años más tarde el Padre Carvallo, que narra un
triste hecho -a l que nos referiremos más adelante-, protagonizado por los pri­
meros Vázquez de Prada y lo atribuye a “Diego Vázquez de Prada, llama­
do así por estar sus casas en el lugar de Prada, aunque era hijo de Alonso
Vázquez de Quirós, descendiente de los Bernaldo de Q uirós” 13.
11 Alberto Porqueras M ayo. E studios sobre la vida y obra de Luis A lfonso de C arvallo (15711635), R .I.D .E .A ., O viedo, 1996, págs. 36 a 40.
12 Luis A lfonso de Carvallo. “A n tigü edades y C osas M em orables d el P rin cipado de A s tu ria s”, ed i­
ción de Julián de Paredes, Madrid, 1695; hay una reedición de Matías Sangrador y Vítores, en la
“Gran B iblioteca Histórica Asturiana”, Imprenta de Brid, Regadera y Cía, O viedo, 1864; y una
edición facsím ilar de la primera, de Ayalga Ediciones, Salinas, 1976; Alberto Porqueras M ayo,
“E stu dios so b re la vida obra de Luis Alfonso de C arvallo (1571- 1635), R .I.D .E .A ., O viedo,
1996, págs. 38 a 40.
13 Luis A lfonso de Carvallo. “A ntigüedades... ”. Madrid, 1695, pág. 445; Edic. de Matías Sangrador
y Vítores, tom o II, págs. 295 y 296.
168
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
Antes que Carvallo, había recordado también cómo los Vázquez de Prada
descendían de los Bernaldo de Quirós otro de los primeros estudiosos de
Asturias, el canónigo de la catedral de Oviedo Tirso de Avilés (1517-1599), en
sus manuscritos conservados en la Biblioteca Nacional y algunos de ellos edi­
tados con el título “A r m a s y lin a je s d e A s tu r ia s ” 14, primero en una publica­
ción periódica madrileña del siglo XIX y, posteriormente, como libro en la
década de los cincuenta del presente siglo.
Este eclesiástico nacido en Las Regueras, a pocos kilómetros de Oviedo,
al que el profesor Alvaro Ruiz de la Peña, en su espléndida “In tro d u c c ió n a
la lite ra tu ra a stu ria n a ”, considera que, a través de sus escritos sobre genea­
logía, heráldica e historia, “inaugura la saga asturianista de la Edad
Moderna” 15 subraya esta ligazón al describir como armas de los Vázquez de
Prada “los seis luneles de los Quirós”, al tiempo que proporciona otro dato
de interés sobre sus ascendientes, al añadir que los Vázquez de Prada des­
cienden, también, de los Cienfuegos16.
LA CASA-FUERTE DE PRADA
La Casa-Fuerte de Prada se halla enclavada en la vega de Proaza, en un
bellísimo paraje17, resguardado entre las sierras de La Sobia, Tameza y El
Aramo, situado a 27 kilómetros de Oviedo, por la carretera que, atravesando
Trubia primero y más allá Teverga, conduce a Puerto Ventana y a la comarca
leonesa de La Babia. Y sus paredes se levantan a orillas del río Trubia, cuya
corriente de agua protege su sector Este, mientras un puente, llamado también
de Prada, guarnece el flanco SE, en un terreno muy próximo a los límites de
los concejos de Proaza, al que pertenece, y de Villanueva de Santo Adriano.
A pesar de su configuración arquitectónica como “Casa-Fuerte”, su ori­
gen parece sobrepasar una función meramente militar. Así lo apunta el profe­
sor asturiano José Luis Avello Alvarez,, en su obra “L a s to rr e s s e ñ o r ia le s d e
la B a ja E d a d M e d ia A stu ria n a ” 18, cuando señala que “la razón de la exis­
14 Tirso de A vilés. “A rm as y Linajes de A sturias y A n tigü edades d el P rin cipado" ...L os m anuscri­
tos de Tirso de A vilés fueron publicados primero, en 1850, en el semanario m adrileño “E l Trono
y la N o b le z a ”, luego com o libro, por el I.D.E.A., O viedo, 1956., págs. 136 y 137; Existe una
nueva edición, a cargo de José M. Gómez-Tabanera, G .E.A ., O viedo, 1991, págs. 148 y 149.
15 Alvaro Ruiz de la Peña Solar. “Introducción a la L iteratura A stu ria n a ”. B iblioteca Popular
Asturiana, O viedo, 1981, pág. 22.
16 Tirso de A vilés. “Arm as...", I.D .E.A., pag. 136; GEA, pág. 148.
17 Carmen Piñán, Bernardo Canga y Severino Canal. “P o r la senda d el oso". Edición de los auto­
res, Gijón, 1996.
18 José Luis A v ello Alvarez. “Las torres señoriales de la Baja E dad M edia A stu ria n a ”.
Universidad de León. León, 1991, pág. 178.
LA C ASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
169
tencia de esta casa-fuerte está en dicho puente”, al que se refiere Jovellanos
en sus “Diarios”, “puente en Prada, en que se vuelve a pasar el río, aquí
muere del concejo de Santo Adriano y empieza Proaza,” y “casa de Prada
al lado del puente”, escribe el ilustrado gijonés, y que atravesaba el llamado
“Camino Real”, “Camín Real”, o “Camino carretero”, que decía Pascual
M adoz19, siguiendo el trazado de la “Calzada romana de La Mesa”20.
Para Avello Álvarez, la Casa-Fuerte de Prada debió de controlar el con­
cejo de Villanueva de Santo Adriano y “estaba vinculada a intereses de tipo
económico o administrativo, más que a los puramente defensivos, y de ahí
sus características constructivas”21 Es de planta cuadrada, con muros de
mampostería y argamasa de cal y tiene una altura de 10 metros, repartidos en
tres pisos, en el tercero de los cuales se abre una saetera, ubicada allí para pro­
tección de la puerta, que está situada hacia el oeste y a ras del suelo y rema­
tada por medio de un dintel. Próxima al tejeroz se halla una pequeña ventana
con arco de medio punto, que es el remate exterior de la cortejadora. Según
se puede apreciar todavía, a la Casa-fuerte se unieron, posteriormente, otras
edificaciones, entre ellas un “palacio” en forma de “ele”, levantado inmedia­
tamente al lado de ella, y una capilla, dedicada a San Blas.
La silueta cuadrangular de la Casa-fuerte de Prada se yergue en pie, toda­
vía hoy, aunque tanto este edificio como el resto de construcciones anejas se
encuentran muy deterioradas. Ya en 1522, las fuertes inundaciones que asola­
ron algunas zonas del Principado de Asturias le causaron graves daños. De
ello da cuenta Tirso de Aviles, al referir que “en este dicho año de mil qui­
nientos veinte y dos, víspera de Nuestra Señora de Septiembre, para am a­
necer su día fue grande diluvio toda esta noche (...) e andaban las cubas
nadando ansimesmo en la casa de Pruaza e todo su sitio, e derrocó el
Palacio viejo, e llevó muchas heredades en toda Pruaza...”22,
Pero no solo azotaron sus cimientos y paredes las desbordadas aguas del
río Trubia, que la bordea, resguarda y tanta fertilidad proporciona a la vega de
Proaza, en la que se asienta. El paso de los siglos trajo consigo remodelacio­
nes desafortunadas, utilizaciones bien distintas a las originalmente concebi­
das - la capilla de San Blas es hoy establo- y todo ello se vió agravado por un
serio abandono...Tal como subraya el profesor Avello Álvarez, en la actuali­
dad, “se aprecia su fábrica original solamente en la parte inferior de los
19 Gaspar M elchor de Jovellanos. “D iarios", Edición de J. Som oza y J. Ma. Martínez Cachero.
ID EA, O viedo, 1.956, volum en I, pág. 250; Pascual M adoz. “D iccio n a rio G eográficoE sta d ístico -H istó rico de España". (1845-1850) Edición facsim ilar. T om o sobre “Asturias” .
Principado de Asturias, O viedo, 1985, pág. 372.
20 C elso Peyroux. “La C alzada Rom ana de La M esa". Principado de Asturias. O viedo, 1992.
21 José Luis A v ello Álvarez. “L as torres..." , pág. 178.
22 Tirso de A vilés. “A rm as... ”, I.D .E.A ., pág. 283 y 284; G EA, pág. 297 y 298.
170
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
lienzos de fachada, sobre todo, en la cara oeste.” Desgraciadamente, “ha
perdido todo el carácter medieval...”23,
EL CRIMEN DE LA CUEVA DEL NOTARIO
A esta Casa-Fuerte de Prada pasó a residir Alonso Vázquez de Quirós,
tras la donación efectuada en su favor por su primo Lope González de Quirós.
Y allí vivió con su mujer y sus hijos Diego, Alonso, Andrés y Elena Luz, que
ya adoptaron el apellido Vázquez de Prada.
A esta primera generación del linaje de los Vázquez de Prada pertenecían
los protagonistas de un hecho luctuoso, que el Padre Carvallo relata en sus
“A n tig ü e d a d e s ” con el título de “Ferocidad de un asturiano” y que, en la zona
de Proaza y Villanueva de Santo Adriano, donde ocurrió, se ha ido transmi­
tiendo de generación en generación, de manera que sus habitantes lo narran
hoy, con todo detalle, como si hubiera sucedido ayer mismo.
Los hechos tuvieron lugar en el siglo XV, durante el reinado de los Reyes
Católicos, y el Padre Carvallo los enmarca en un contexto muy peculiar de la
época, en unos años en los que, en Asturias, se registraban frecuentes luchas
entre los nobles y de algunos de los nobles más poderosos contra la autoridad
real, a la que no aceptaban de buen grado, luchas que la Corona se veía impe­
lida a reprimir. Una época de fuertes tensiones, de “luchas intestinas de la
nobleza asturiana, que había llegado a un estado anárquico”, y en la que
los primeros corregidores -el primero de ellos, Ladrón de Guevara, nombra­
do por los Reyes Católicos en 1475- fueron objeto de un amplio rechazo por
parte de los linajes más poderosos, tal como pusieron de relieve el propio
Padre Carvallo, en su magna obra, Matías Sangrador y Vítores, en su
“H is to ria d e la A d m in istra c ió n d e J u sticia en e l P r in c ip a d o d e A s tu r ia s ”, y
Juan Uría Ríu, en sus “ E stu d io s so b re la B a ja E d a d M e d ia A s tu r ia n a ”, que
subraya “el estado deplorable que atravesaba Asturias”, en aquel tiempo,
“con motivo de las discordias y rivalidades que sostenían con las armas
en la mano las poderosas familias...”24
Según cuenta Carvallo, con ocasión de encontrarse en “Fuente-Ravía”,
para “resistir a los franceses”, el Rey Fernando “fue informado de las gran­
23 José Luis A v ello Álvarez. “Las to rr e s...”, pág. 178.
24 Matías Sangrador y Vítores. “H istoria de la A dm inistración de Justicia y d el antiguo G obierno
d el P rin cipado de A sturias", Gran Biblioteca Histórica-Asturiana, Imprenta de Brid, Regadera y
Com pa, O viedo, 1866 págs. 133 a 135; Juan Uría Ríu, “C ontribución a l estudio de las luchas
civiles y el esta do so c ia l d e A sturias en la segunda m itad de siglo XV". “E stu dios sobre..., ” págs.
103
a 129.
LA C ASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
171
des insolencias que en Vizcaya, Asturias y Galicia hazían los Cavalleros
poderosos y de los vandos que traían entre sí, de que se seguían muertes y
escándalos y para castigar estos delitos vino el Rey atravesando a Vizcaya
y Asturias, como refiere Marineo Sículo fol. 159”. Concretando su referen­
cia a lo que sucedía en el Principado, Carvallo subraya que “en Asturias havía
unos vandos muy encendidos entre Hevias y Argüelles, y Bemaldos, Omañas,
y Florez de Villamanan de que se avían procedido algunas muertes...” .
La formación de los “bandos,” o “vandos” de los que habla el Padre
Carvallo tuvo unas causas muy concretas a las que se refieren los estudiosos de
este turbulento período. Así, Margarita Cuartas, en su obra “Oviedo y el
Principado de Asturias afines de la Edad Media” señala que “a las conocidas
situaciones que motivaron el favor o disfavor real, y, como consecuencia el
ascenso de una nobleza que desplaza a las antiguas familias, como fueron la
subida al trono de Enrique II, la intervención castellana en Portugal, la ten­
tativa autoritaria de Don Alvaro de Luna, hasta llegar a la guerra civil entre
Enrique IV y sus hermanos, hay que añadir en el caso de la región asturia­
na las rebeliones del conde don Alfonso, hijo bastardo de Enrique II.”
Para esta autora, “tanto unas circunstancias como otras, originaron
bandos y partidarios que, según apoyen o no al vencedor, ven crecer o
decaer su fortuna, siendo una de las vías de la formación de grandes
patrimonios de las familias Quirós y Miranda, prototipo de esa nobleza
media (en relación con la nobleza cortesana), propietaria de tierras y
derechos, “rivales y parientes”, que con sus mutuos entronques y enlaces
con las más ilustres familias de los concejos asturianos forman, a partir
de los bandos iniciales, una red familiar- económica que está en la base
de toda la economía y vida política de la región en el siglo XVI.”
Margarita Cuartas añade que “en torno a las familias de Quirós y
Miranda se alinearon otras, formando bandos que contendieron en los
distintos concejos de la región”, como “los Argüelles (que) serán en varias
ocasiones el brazo armado y ejecutor de los Quirós en sus enfrentamien­
tos con los Miranda pero que, avanzado el siglo, enlazaron con los
Miranda y se vincularon a su bando”26.
25 Luis A lfonso de Carvallo. “A ntigüedades.... ”, pág. 445; Lucio M arineo Sículo. “Obra com p ues­
ta por Lucio Marineo Sículo Coronista (sic) de Sus M ajestades de las C osas M em orables de
España”. A lcalá de Henares, Juan de Brocar, 1539.
26 Margarita Cuartas Rivero. “O viedo y el P rincipado de A stu rias a fin e s de la E d a d M e d ia ”,
I.D .E.A ., O viedo 1983, págs. 8 a 16; Javier Rodríguez Muñoz. “El G obierno del Principado.
Corregidores y Junta General, en “H istoria G eneral de A s tu ria s”. S ilverio Cañada Edit. Gijón,
1982. T om o III, pág. 162; El entronque de los tres linajes más poderosos de Asturias en la Edad
M edia, los Q uirós, los Miranda y los A rgüelles, tuvo lugar al contraer m atrim onio Martín
V ázquez de Q uirós, hijo de Lope G onzález de Quirós, con Inés de Miranda Ponce de León, y un
172
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
Es ese el clima que, asimismo, analiza el catedrático de Historia Medieval
de la Universidad de Oviedo y continuador de las investigaciones de Juan Urfa
Ríu, el profesor Juan Ignacio Ruiz de la Peña, cuando dice que “la violencia
desatada por los poderosos, los continuos y sangrientos enfrentamientos
partidistas entre grupos nobiliarios, originan una situación de anarquía y
desquiciamiento social” y que “el logro de esa “pacificación del Principado
y la represión de la anarquía nobiliaria fue la gran tarea a la que consa­
graron sus esfuerzos los Reyes Católicos y los corregidores puestos por
ellos al frente de la administración y gobierno de la región...”27.
Otro investigador asturiano, en este caso del pasado siglo, Valeriano López
Fernández, se refiere a este mismo estado de cosas y sitúa “el crimen del
Notario”, como un claro exponente de aquellas luchas, y, sobre todo, de las rela­
ciones de los nobles con otras clases de la sociedad medieval. “Había llegado a
tal grado la insolencia y soberbia de algunos señores, para con la gente pobre,
plebeya o del estado general, pecheros de las sos tierra e de las del Rey, que
todo lo hollaban o tratabn con desdén. Un ejemplo bien triste de esto tenemos
en la trágica escena de la “cueva del Notario”, entre los hermanos Vázquez de
Prada, por el solo delito de haberse casado una hermana, Luz Elena Vázquez
Prada con el Notario de Tuñón, que pertenecía al estado general”28.
Escritores del siglo XIX, como Fermín Canella, en un artículo publicado
en la “Revista de Asturias” o Alejandro Pidal y Mon, en la obra “Asturias”, de
9Q
Bellmunt y Canella , han narrado los hechos de forma más amplia y litera­
ria, aportando, sin duda, elementos puramente imaginativos. Sin embargo, la
lacónica prosa del Padre Carvallo los refleja con suficiente fuerza y claridad
y, por ello, resulta sumamente ilustrativa de lo que, tristemente, aconteció.
hijo de éstos, Rodrigo de Quirós Miranda, con Leonor de A rguelles, hija de Lope de A rgüelles,
nieto prim ogénito del fundador del vínculo de la Casa de Meres y, por tanto, señor de dicha Casa
de M eres, y de Marquesa de Valdés o de Quirós, hija de Juan de V aldés Carrio, R egidor de
O viedo y familiar del Arzobispo e Inquisidor General Valdés Salas. J. M. Trelles V illadem oros,
“A stu rias Ilustrada...," tom o III, pág. 130; y Juan Uría Ríu, “Repartos de dineros entre los parien­
tes del A rzobispo Valdés Salas y algunas consideraciones a la historia de su linaje”, en “S im posio
Valdés Salas ”, págs. 300 y 301, y en “E studios sobre la Baja E dad M edia A stu rian a ”, págs. 250
y 251. D el m atrimonio de Leonor de Argüelles y Rodrigo de Quirós Miranda vienen los
A rgüelles de Miranda, unidos después con los Flórez, Alvarez Moutas, Q ueipo de Llano, Arango,
Inclán, C ienfuegos, G onzález Tuñón, Fernández Castrillón y V ázquez de Prada...
27 Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar. “H istoria de A stu ria s”, A yalga Ediciones, Salinas, 1979,
tom o V págs., 210, 211 y 212.
28 Valeriano López Fernández. “P roaza", en “A stu ria s”, de Bellm unt y Canella, Gijón, 1900, tom o
III, pág. 154.
29 Fermín Canella y Secades. “Teverga y S o m ied o ”, en “R evista de A stu rias" , n° X X X I, O viedo,
15 de D iciem bre de 1878, pág. 546, edición facsim ilar de la “Gran E n ciclopedia A stu rian a" ,
T om o I, Gijón, 1995; Alejandro Pidal y Mon. “La Cueva d el N o ta rio ”, en “A s tu ria s”, tom o I,
págs. 364 y 365. Protasio G onzález Solís. “M em orias A stu ria n a s”. Madrid, 1889, pág. 546.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
173
El que, en palabras de Alvaro Ruiz de la Peña30, escribió “la p rim era
h istoria de A stu rias” , aquel jesuíta nacido en la aldea canguesa de
Entrambasaguas, los refiere con las siguientes palabras: “E ntre los casos
atroces que en A stu rias pretendió castigar el Rey, fue m uy notab le el de
D iego V ázqu ez de P rada (...) descendiente de los B ernaldo de Q uirós” .
Y añade: “Tenía D iego de Prada ciertas diferencias con un cu ñ ado suyo,
llam ado el N otario de Tuñón, y queriendo m atarle, el se acogió con su
m ujer, y nueve am igos a una cueva, que está en una peña en el C oncejo
de San A d rian o, que desde entonces llam an la Peña del N otario. A llí se
hizo fu erte el N otario, y se defendía con piedras,y saetas; m as D iego de
Prada hizo ju n ta r m ucha leña en la boca de la cueva para ab rasarles
dentro, y aviendo salido su herm ana a la puerta, le pidió con m uchas
lágrim as no usase de tal crueldad con ella y su m arido, y los dem ás.
D iego de P rada respondió que se saliese ella y d exase a su m arid o, que
le había de ab rasar con los dem ás, y si se querían salir les avía de reci­
bir con las p untas de las lanzas; la valerosa A sturiana dixo que no q u e­
ría vivir, para ver a su m arido m orir tan ferozm ente. Lo cual fue causa
para em bravecerle m ucho m ás a D iego de Prada, y así pegan do fu ego a
la leña, y añ adien d o otra, no cesó hasta que todos fueron ah ogados y
ab rasad os. A yudáronle a esta ferocidad A lonso V ázqu ez y A ndrés
V ázquez, sus h erm an os” 31.
Las consecuencias de este terrible desafuero cometido en la cueva del
Zaramal que, a partir de aquel momento, pasó a ser conocida como “la cueva
del N otario” , como narra Carvallo, y “la cueva del am or” , como la deno­
minan los lugareños, fueron la huida de los fratricidas de sus posesiones en
Proaza y el asentamiento de dos de ellos en tierras castellanas y gallegas. Con
su peculiar prosa, el Padre Carvallo pone de relieve la dispersión del linaje
provocada por este crimen y lo subraya diciendo que “todos tres -D ie g o ,
A lonso y A ndrés V ázquez de P ra d a - se ausentaron de la tierra, tem ien ­
do la ju sticia del Rey C atólico. Alonso Vázquez se casó en Valladolid, de
quien ay descendientes, Andrés Vázquez se quedó por aquello de
Valdeorras, de quien descendió Andrés de Prada, del A bito de Santiago
y Secretario de E stado y G uerra en nuestros tiem pos” 32.
El asentamiento de uno de los Vázquez de Prada, Andrés, en Galicia
queda reflejado en los blasones de este linaje en algunas casonas palacios que
se mantienen en pie todavía hoy, tal como recoge Manuel Ferrero Blanco de
Quirós en su obra “Heráldica asturiana. Su difusión en otras regiones espa­
30 A lv a r o R u iz d e la P eña. “ In troducción ... ”, pág. 28.
31 L u is A lfo n s o d e C a rv a llo . “A n tig ü ed a d es...”, pág. 4 4 5 .
32 L u is A lfo n s o d e C a rv a llo . “A ntigüedades... ”, pág. 4 4 5 y 4 4 6 .
174
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
ñolas” , en la que se refiere a algunas variantes del escudo de armas y a las
derivaciones del apellido original de este linaje en otros distintos.
Sin embargo, la huida o el destierro no fue la única pena que los monarcas
impusieron a los autores del crimen. Al parecer, “en castigo de su alevosía, los
Reyes Católicos m andaron arrasar su castillo, faena que verificaron m uy
gustosos los descontentos y oprimidos vecinos de Proaza y Santo Adriano”34.
(La edificación derribada parece ser la de Valdarenas, de la que únicamente que­
dan sus ruinas). Y este castigo encaja perfectamente en lo que Juan Ignacio Ruiz
de la Peña pone de relieve cuando dice que “las reiteradas prohibiciones regias
de levantar nuevas torres, castillos y casas fuertes y las órdenes de derrocar
muchas de las existentes, fue una de las medidas que más positivamente
contribuirían al sometimiento de la turbulenta nobleza regional”35.
Finalmente, y así lo testimonia, asimismo, el Padre Carvallo, “D iego de
Prada se volvió a m orir a su casa el año de 1491, de quien vienen los
Pradas y V ázquez...” 36 Según parece, y relatan otros investigadores, Diego
Vázquez de Prada alcanzó el perdón real y merced para levantar una nueva
torre en su solar de Proaza37.
Este terrible crimen, agravado por su naturaleza fratricida, no fue único y
excepcional en la Asturias del siglo XV. La creación de los “bandos” de las
familias nobles, sus rivalidades y luchas por alcanzar las mayores cotas de
poder y, a veces, las tropelías y abusos que infligían a sus vasallos, fueron el
marco que explica la gravedad de los hechos, y se asemeja a otros desafueros
cometidos por otros nobles asturianos, como también se parece el castigo
impuesto a sus autores, que se concreta, en muchas ocasiones, en la destruc­
ción de sus torres señoriales y en su destierro y, que, por último, concluye con
la obtención del perdón real, por unas u otras vías.
Así lo pone de relieve Margarita Cuartas, cuando dice que, “en el último
cuarto del siglo XV, Gonzalo Bernaldo de Quirós y su pariente Diego
Fernández de Miranda -hijo de Martín Vázquez de Quirós y de Inés de
Miranda Ponce de León- son los protagonistas máximos de la anarquía que
reina en la región asturiana” y que “las recriminaciones desde la Corte a
Gonzalo y sus parientes por los abusos cometidos terminan, en ocasiones, con
33 M anuel Ferrero B la n c o de Q uirós. “H eráldica Asturiana. Su difusión en otras region es esp a ñ o ­
las", I.D .E .A ., O v ie d o , 19 6 4 , págs. 4 6 a 4 8.
34 V a leria n o L ó p e z F ernánd ez. “P ro a za ”..., pág 155.
35 Juan Ig n a c io R u iz d e la P eña Solar. “H istoria d e ...”, T o m o V , pág. 2 1 2 . “L o p e R o d ríg u ez de
L aguna, a lc a ld e m ayor en el P rin cip ado, m andó derribar una c a sa y torre d e E steb an d e A r g ü e lle s
a lo s v e c in o s d e G rado, a m en a zá n d o les si no lo ha cían ” , segú n refleja M argarita C uartas R iv ero ,
“O v ie d o ....”, pág. 2 7 .
36 L u is A lfo n so d e C arvallo. “A n tig ü ed a d es...”, pág. 4 4 5 .
37 V a le ria n o L ó p e z F ernánd ez. “P ro a za ”... pág. 155.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
175
destierros del Principado, a la vez que alternan con cartas de amparo y perdón
concedidas por los mismos Reyes”38. Y así, por ejemplo, Diego Fernández de
Miranda protagonista de muchos de los conflictos acaecidos en los concejos
de Babia, Somiedo, Miranda, Grado, Salas y Pravia, en los que se enfrenta
con la autoridad real, con otras familias nobles y con la Iglesia, es desterrado,
junto a su hijo Lope y a su mismo nieto Iván Bernaldino. Y, finalmente, es
objeto del perdón real, como “hom iciano” , tras haber participado en campañas militares al servicio del Rey' .
La dinámica de los hechos es muy similar en unos y otros casos...Y, al
final, concedido el perdón por los Reyes, estos nobles, levantiscos y, en oca­
siones, brutales, volvían a gozar de sus privilegios y del reconocimiento a su
linaje. Un reconocimiento que, en el caso de los Vázquez de Prada, aparece
reflejado en la leyenda que, al parecer, figuraba en fachadas de algunas casas
pertenecientes a miembros de este linaje, citada en algunos textos -pero,
actualmente, no localizada- y en la que se decía:
“Soy de la Casa de Prada,
que al Rey no le debe nada,
m ás bien él me debe a m í
de sus rentas la alcabala”40.
Establecidos de nuevo en su Casa-Fuerte de Prada, “los V ázquez de
Prada fueron señores con m uchos privilegios y, según se cuenta, tenían
algunas de sus m oradas derecho de asilo en algunas de sus m oradas, com o
tam bién lo tuvo la iglesia de San Vicente de Proaza, donde tenían estrado
o puesto de honor con la carga de dos libras de cera todos los años”41.
Asimismo, tuvieron dominio y jurisdicción sobre el Coto de Linares, en el altar
mayor de cuya iglesia figura su escudo de armas; un coto, inicialmente encla­
vado en territorio de Santo Adriano, e integrado desde 1927 en el concejo de
A'J
Proaza, y del que era señor el varón primogénito de la Casa de Prada .
Desconocemos los términos concretos de las prestaciones establecidas en el
señorío de la Casa de Prada sobre el Coto de Linares en los años en que dicho
señorío se fundó. Pero, sin duda, suponen una aproximación a aquéllos los datos
que reproduce el historiador y académico Gonzalo Anes, en su completo estudio
sobre “Los señoríos asturianos”, según los cuales, a mediados del siglo XVIII,
este coto tenía “27 vecinos, incluidas 3 viudas” y “una extensión de 816 días
38 M argarita C uartas R iv ero . “O v ie d o ...”, pág. 12.
39 M argarita C uartas R iv ero . “O v ie d o ...”, pág. 14.
40 G ran E n ciclopedia Asturiana, S ilv e r io C añada E ditor, G ijón , 1978, to m o X II, pág. 17.
41 V a le ria n o L ó p e z F ernánd ez. “P r o a z a ”... pág. 158; G .E .A ., to m o X II, pág. 17.
42 V a le ria n o L ó p e z F ernánd ez. “Santo A d ria n o ”, en “A s tu ria s”, de O. B ellm u n t y F. C a n e lla , to m o
III, pág. 179.
176
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
de bueyes, medía, de oriente a poniente, un cuarto de legua e igual de norte
a sur, y su perímetro venía a ser de una legua, que exigía para cam inarlo
tres horas, a causa de “lo montuoso y desigual del terreno” . Y, de esa exten­
sión total de 816 días de bueyes, “167 días eran de tierras de labor, unos 230
de prados, de secano y de regadío, 200 de pastos en término com ún y 200 de
montes, peñas y matorrales, infructíferos por naturaleza” .
Con la minuciosidad y precisión que caracteriza a todos sus estudios,
Gonzalo Anes refiere que “en el coto de Linares se exigían diezm os de
escand a (que venían a ascender, a m ediados del siglo X V III, según el
cálculo correspondiente a un quinquenio, a 18 fanegas); de m aíz (10 fan e­
gas); de habas negras (3 fanegas); de habas blancas (1 fanega); de ave­
llanas (1 copín)” . Y añade que “de hierba sólo daba, cada vecino, un m on ­
tón al año, que podía valer, 2 reales”43.
LA TO RRE DE PROAZA, UNA DE LAS M AS BELLAS DE ASTURIAS
Esta nueva edificación que los Reyes Católicos permitieron erigir a
Diego Vázquez de Prada, como reconocimiento, expresión y símbolo de la
importancia de su linaje, es la que yergue su planta circular en el centro de la
villa de Proaza, sobre una loma, escasamente pronunciada, a la que rodea el
arroyuelo de Payán, desviado, al parecer, de su curso natural para convertirlo
en un elemento defensivo, a la manera de foso.
La torre está situada a un kilómetro de la Casa-Fuerte de Prada, a la dere­
cha del “ C am ín R eal” y se halla enfrente del bello palacio de los GonzálezTuñón, obra del siglo XVIII que sigue algunas de las pautas aplicadas por el
arquitecto Manuel Reguera González, en la construcción del palacio oveten­
se de los Velarde44, en cuyo imponente escudo figuran también las armas de
los Vázquez de Prada, por el entronque habido entre ambos linajes, tal como
referiremos más adelante.
Sobre esta torre de los Vázquez de Prada se han deslizado algunos erro­
res en diversas obras, al confundirla con los restos del “C astillo de Proaza” ,
de época anterior, y de mayores dimensiones y distintas trazas arquitectóni­
cas... Errores de identificación en los que no incurrió, por ejemplo, el escritor
43 G o n z a lo A n e s. "Los señoríos a stu ria n o s”, R eal A c a d e m ia de la H istoria, M adrid, 1 980, p ágs. 9 6
y 9 7 ; G o n z a lo A n e s, "El A ntiguo Régimen. Econom ía y S o c ie d a d ”, en "H istoria de A s tu ria s”,
A y a lg a E d ic io n e s, S a lin a s, 1 9 7 9 , to m o V II, pág. 21 8 .
44 V id a l de la M adrid. Á lv a r ez "La A rquitectura de la Ilustración en A sturias. M anuel Reguera,
1 7 3 1 -1 7 9 8 ”, R .I.D .E .A ., O v ie d o , 1 9 96, pág. 122; G erm án R a m a llo A s e n s io , “A rqu itectu ra C ivil
A sturiana. E poca M o d e rn a ”, A y a lg a E d ic io n e s, S a lin as, 1978, pág. 192.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
177
ya desaparecido Juan Antonio Cabezas que, en su “Asturias. Biografía de una
región ”, señala resueltamente al detenerse en Proaza: “Desde que se llega a la
villa destaca ese cilindro de 15 metros de vieja manipostería, la torre o torreón
de Proaza, rodeado de hiedras y saeteras, levantado a fines del siglo XV por
Diego Vázquez de Prada, uno de los fratricidas de la cueva del Notario, que,
perdonado por el Rey, volvió a reedificar su casa- fortaleza en la villa”45.
La identificación errónea entre uno y otro edificio comenzó a plasmarse en
algunos textos publicados a finales del siglo XIX y, sin ponerla en cuestión, se
reprodujo en otros editados en años más cercanos a nosotros. Así, en 1881, un
breve artículo sobre Proaza, publicado en “La Ilustración Gallega y Asturiana ”,
que acompaña a un bello dibujo de la torre, firmado por Gumersindo Diez, repro­
ducido en una página entera,y al que identifica como “vista del castillo”, dice que
“esta villa fue célebre por el sitio que sufrió del Emperador don Alonso y aún se
ven los vestigios del castillo, llamado Monte Gaudi, hoy Monte de la Segada”.
Y unos años más tarde, en 1900, el formidable investigador y erudito Ciríaco
Miguel Vigil, en su “Asturias Monumental” refiriéndose, sin duda, a la torre,
señalaba que “el Castillo de Proaza, junto al camino real, fundado sobre una
pequeña y fértil colina, conserva casi íntegro un fuerte torreón de cuatro
pisos en forma de cubo, sin almenaje ni divisiones interiores, y por sus pare­
des se ven disem inadas aspilleras” y que “estaba circundado de muros y
argam asa muy dura, que demuestra las vastas proporciones de sus m ura­
llas, barbacanas y fortificaciones adyacentes”.
El primero de estos textos fue reproducido literalmente en la “Gran
Enciclopedia A sturiana”, en su artículo dedicado a Proaza. Y el segundo,
también literalmente, entrecomillado, además, en “Castillos, Palacios y
Fortalezas en el Principado de Asturias”, de Vicente José González García.
Y en la misma línea escribe Rubén Figaredo en “Hiedra, Historia y Piedra.
Torres, Castillos y Palacios rurales asturianos ”, cuando dice, refiriéndose a
“la torre de Proaza” , que aparece reproducida en una fotografía, que “uno
de los sucesos guerreros más notables de los habidos en esta fortaleza fue
el cerco que en ella soportó el noble G onzalo Peláez, asediado por el Rey
Alfonso V II”46.
El origen de esta confusión parece encontrarse en el hecho de que Proaza,
como población de indudable importancia estratégica, a la entrada de Castilla
45 Juan A n to n io C a b e z a s. “A sturias. Biografía de una re g ió n ”. E ditorial E sp a sa -C a lp e, M adrid,
19 56, pág. 155.
46 “La Ilustración G allega y A sturiana", M adrid, 8 d e F ebrero de 1 881, to m o III, n° 4 , pág. 43 ;
C iría co M ig u e l V ig il, “A stu rias m onumental.... ”, pág. 4 7 9 ; G .E .A ., to m o X II, pág. 80; V ic en te
J o sé G o n z á le z G arcía, “ C a stillo s, P alacios y F ortalezas en el P rin cipado de A stu rias ”, O v ie d o ,
1 9 7 8 , p á g s. 100, 101 y 102; R ubén F igaredo, “H iedra, H istoria y Piedra. Torres, C a stillo s y
P a la c io s ru rales a stu ria n o s”, G H E ditores, G ijón , 19 8 7, pág. 148.
178
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
y cercana a la capital de Asturias, contó con varias fortificaciones de cierta
relevancia. Entre otras, el llamado “Castillo de Proaza” , que parece estuvo
situado en el llamado “M onte G audi” , “M onte del G ozo” en donde se pue­
den observar sus ruinas. En este castillo se hizo fuerte el noble levantisco
Gonzalo Pelaéz frente a las tropas del rey Alfonso VII, contra el que urdió una
conspiración, en el año 1132, tras la convocatoria efectuada por el soberano,
en Atienza, para emprender la primera campaña de Andalucía. Según narran
las crónicas, los nobles asturianos leales al monarca persiguieron al rebelde
Gonzalo Peláez, que fue sitiado en los castillos de Buanga, Quirós y Proaza
“que eran castillos verdaderamente fuertes”, tal como recoge Francisco Javier
Fernández Conde, en su estudio sobre los siglos X al XII en Asturias47.
Posteriormente, este castillo quedó bajo el poder del Obispo de Oviedo,
don Gutierre de Toledo, que, en los trece años de su episcopado ovetense,
“ejerció un verdadero señorío sobre los amplios territorios a que alcanzaba la
jurisdicción de su Obispado”. Y, más tarde, pasó a los Bernaldo de Quirós,
concretamente, a Lope González de Quirós, que otorga carta de pleito home­
naje al Obispo don Gutierre, del que fue comendero, “por la tenencia de sus
castillos de Proaza y Proacina” , tal como consta en el Códice del mencio­
nado obispo, el llamado “Libro Becerro de la Catedral de Oviedo ”48.
Pero, tal como parece probado, aquel castillo de Proaza nada tiene que
ver con la torre de los Vázquez de Prada, construida muchos años más tarde,
concretamente en 1495.
Otra cuestión acerca de la que se ha escrito confusamente es la que rem i­
te a la posibilidad de que la torre hubiera sido siempre una construcción sin­
gular y aislada en sí misma, tal como afirma resueltamente el profesor Avello
Alvarez o si, por el contrario, era parte de una edificación más amplia, como
señalaba Ciriaco Miguel Vigil, sin duda como una consecuencia lógica de la
identificación errónea que hacía entre la torre de los Vázquez de Prada y el
Castillo de Proaza49.
Frente a aquella consideración, Avello Alvarez, tras haber estudiado dete­
nidamente el terreno sobre el que se asienta la torre, afirma que “no ha
encontrado ningún resto de este tipo” y que, posiblemente, “los m uros son
los contrafuertes de la plataform a expuesta contra el río, con el fin de que
éste no deteriorara el edificio”. Y añade: “M ás difícil es pensar en la exis­
47 F ra n c isc o Javier F ern á n d ez C o n d e. “H istoria de A sturias. A lta E dad M e d ia ”. T o m o , IV , A y a lg a
E d ic io n e s, S a lin a s, 1 9 79, p á g s. 2 3 5 a 2 3 7 . Sin em b argo, aunque en el te x to nada se d ic e d e que
la torre pu diera ser el “c a stillo de Proaza” , “un p ie d e fo to ” situ ad o sob re la torre la id e n tific a
erro n eá m en te, al d ecir “F ortaleza de Proaza, escen a rio c u a lific a d o del le v a n ta m ie n to d e G o n z a lo
P e lá e z ” .
48 Pedro F lo ria n o L lóren te. “E l L ib ro ...”, p ágs. 180, 3 0 5 y 3 0 6 .
49 C iria co M ig u e l V ig il. “A s tu ria s...”, pág. 4 7 9 . José L uis A v e llo , “Las to r r e s ...”, pág. 179 y 180.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
179
tencia de barbacanas, obra constructiva que en muy pocos ejem plos de
arquitectura m ilitar de la Península Ibérica aparece, cuando m enos en
una torre asturiana de tipo señorial”50.
Aunque ha desaparecido el tejado, que debió de ser de forma cónica, al
igual que lo es el de la torre cercana de Bandujo, así como el piso de cada una
de las plantas, el actual estado de conservación de la torre es bueno, a pesar
del abandono en que se vió sumida durante un largo período de tiempo. Un
abandono que originó, aparte de las pérdidas mencionadas, que sus paredes
exteriores se vieran recubiertas por una tupida hiedra y por arbustos que, ade­
más de ocultarla, pusieron en serio peligro su misma pervivencia. En ese
mismo estado se contempla en sendas fotografías de finales del siglo pasado
y comienzos de éste, reproducidas, una de ellas en la “Asturias ”, de Bellmunt
y Canella, y la otra en las “Bellezas de Asturias”, de Aurelio de Llano Roza
de Ampudia51. Y, prácticamente, en ese estado permaneció la torre, declara­
da monumento provincial en 1965, hasta hace poco menos de una veintena de
años, en que, acertadamente, se procedió a su limpieza, si bien la fuerza de la
Naturaleza hace que todavía en fechas muy recientes campearan algunos
arbustos por la cima de sus gruesos muros. (Todavía en 1977 se hallaba
“encorsetada de arriba abajo por la hiedra” , según afirmaba Modesto
González Cobas en sus notas a la edición facsímil de las “Bellezas de
Asturias”)52.
Pese a todo, para el profesor Avello Alvarez, esta torre de Diego Vázquez
de Prada “es una de las más bellas de Asturias, no sólo por su em plaza­
m iento sino tam bién por sus elem entos arquitectónicos, que aquí se aúnan
con m ás elegancia que en otras”53: Mide 14,45 metros de altura y está estruc­
turada en cuatro pisos, con 9 metros de diámetro máximo, de los que 1,4 metros
corresponden al grosor de los muros y, por tanto, 7,20 metros a la superficie
habitable. Su originalidad y la peculiaridad de las soluciones constructivas de
la que está dotada la diferencian de otras torres medievales asturianas y le con­
fieren una singularidad especial que subraya Avello Alvarez, sin duda quien
con más rigor y profundidad ha estudiado esta clase de edificaciones.
Para Avello Alvarez, “quizá lo más característico de su construcción es
que, a medida que se pasa de un piso a otro, a excepción del tramo com ­
prendido entre el tercero y el cuarto, los muros pierden grosor, pero por el
50 J. L. Á lv a r ez . “ Las to r r e s ....”, págs. 179 y 180.
51 O . B ellm u n t y F. C a n ella . “A s tu ria s”. T o m o III, pág. 155; A u r e lio de L la n o R o za d e A m p u d ia.
“B elleza s d e A sturias. D e O riente a O ccid en te”, O v ie d o , 1.928, pág. 4 2 7 ;
52 E d ic ió n fsc sim ila r d e las “B ellezas de Asturias. D e O riente a O c cid en te”, d e A . d e L la n o R oza
d e A m p u d ia , O v ie d o , 1 9 7 7 , co n a p én d ice de M o d e sto G o n z á le z C ob as, pág. X L V II.
53 J. L. A v e llo Á lv a r ez . “L as to rr e s...”, págs. 179.
180
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
exterior, a diferencia de otras torres, salvo la de Bandujo, en el mismo conce­
jo de Proaza. Pero, de manera distinta a ésta, lo hace en forma de pequeños
escalones, cuyas repisas son cubiertas por una argamasa de cal y cascotes cali­
zos a fin de rematar la superficie visible en forma de chaflán”. Por esa razón,
“a primera vista, la torre de Proaza asemeja tres cilindros superpuestos, sien­
do mayor el diámetro a medida que nos acercamos a la base. De esta forma,
la superficie interna de cada uno de los pisos es igual en cada planta”54.
Aunque, actualmente, existe una entrada en el primer piso, a ras de suelo
-d e construcción tan irregular que “más que puerta parece boquerón”- la
puerta principal de la torre se halla en la segunda planta, orientada hacia el
Este, rematada por medio de una bóveda rebajada y abocinada que, desde el
exterior, aparece con un arco de medio punto, con dovelas. Y, como conse­
cuencia de su carácter de edificación militar, la torre cuenta con un buen
número de saeteras, exactamente, con un total de 18, distribuidas en sus cinco
plantas: dos de ellas se encuentran a ambos lados de la puerta del primer piso;
otras cinco, a lo largo del muro de la segunda planta; otras cinco en la terce­
ra; y, finalmente, otras seis en la cuarta planta.
Aparte de estos huecos, de carácter eminentemente defensivo, la torre tiene
tres ventanas: una de ellas en el piso tercero, del tipo de las ventanas llamadas
“cortejadoras” o “parladoiro”, rematada al exterior “por m edio de una ven­
tana gem inada, cuyos arcos son monolíticos y ligeram ente apuntados”55; y
dos cuadrangulares, una frente a la otra, en el cuarto piso, que pueden haber
tenido funciones de matacanes, por su situación respecto al entablamento y por­
que una de ellas está abierta sobre la entrada principal. Y, según apuntaba
Valeriano López Fernández, algunas de las aspilleras y saeteras con que cuenta
la torre, son “de fábrica antigua, acaso restos del derruido castillo de M onte
Gaudí, entre cuyas ruinas se ven piedras de la mism a calidad.”56
(En relación con esta Torre, hay dos hechos muy recientes que es preci­
so recoger en este trabajo: el primero de ellos, la restauración de la Torre,
efectuada en el presente año de 1999 por parte de la Consejería de Cultura del
Principado de Asturias, tras la “ocupación urgente” aprobada por el
Ayunamiento de Proaza, “ante la inactividad de sus dueños, la familia
Pimentel Velarde, de Valladolid -herederos de los bienes de la Casa de
Prada-, a los que dicha Corporación había requerido para que llevaran a cabo
en
una “necesaria intervención” ; el segundo, es la publicación de un estudio
54 J. L. A v e llo Á lv a r ez . “Las to rr e s...’’, pág. 179.
55 F lo re n c io C o b o A rias, M ig u e l C o res R am baud, M atild e Z arracina V a lc a rc e . “G uía b á sica de
m onum entos a stu ria n o s”, P rin cip ado de A sturias, O v ie d o , 1987, pág. 2 6 3 .
56 V a le ria n o L ó p e z F ernánd ez. “P ro a za ...”, pág. 155.
57 R oberto F. O so rio . “Un orgu llo p a ra P roaza". Cultura reh abilitará la torre d e l sig lo XIV que
lleva el nom bre d e l c o n c e jo ”, “La N u e v a E spaña” , O v ie d o , 2 6 de N o v ie m b r e d e 1 998, pág. 18.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
181
sobre la torre, realizado por los historiadores y arqueólogos César García de
Castro Valdés y Sergio Ríos González, según el cual su datación corresponde
al siglo XIII y no al siglo XIV, tal como afirman otros investigadores, funda­
mentalmente el profesor José Luis Avello Álvarez. César García de Castro
Valdés y Sergio Ríos González basan la datación de la torre en el siglo XIII
en la particularidad de sus elementos constructivos, es decir, en los retranqueos exteriores en los muros de sus tres pisos, así como en los arcos ojiva­
les, y entienden que el uso de la torre habría sido en su momento el de aloja­
miento de la guarnición que ejercía el dominio sobre el territorio y el de cár­
cel señorial)58.
A N D R É S V Á Z Q U E Z DE PRADA, CAPITÁN DEL E M PE R A D O R
C A R LO S V Y FU N D A D O R DEL M AYORAZGO
De Diego Vázquez de Prada desciende el capitán Andrés Vázquez de
Prada y Rubio que, nacido también en la misma villa de Proaza, “sirvió en los
tiem pos de los Reyes Católicos y del Em perador Carlos V, de quien fue
m uy estim ado por la opinión de soldado experto y valeroso”59, y fue quien
constituyó el mayorazgo de su linaje, el mayorazgo de “la Casa de Prada” .
Según relata Tirso de Avilés, “este principal cavallero, el qual com o
hom bre de quien el E m perador tuvo m ucho crédito tuvo a su guarda los
delfines de Francia, estando dados por renes por el rey Francisco de
Francia, su padre, quando fue su prisión en Pavía”60, en 1525. Se sabe que
dos años más tarde, en 1527, participó en el “Saco de R om a” , mandando una
compañía, con las tropas del Emperador que combatieron al Pontífice
Clemente VII, como respuesta a sus intrigas contra España, aliándose con
Francia.
De ello da cuenta, también, otro de los eclesiásticos asturianos ilustrados
e historiadores, el canónigo de la catedral de Tarragona, Carlos González de
Posada, en sus “Memorias históricas del Principado de Asturias y Obispado
de Oviedo”, que, subraya que el haberle encomendado el Emperador la cus­
todia de los hijos de Francisco I “fue de la m ayor confianza por lo que se
sabía de las m uchas diligencias y trazas en que andaba el Francés para
no cum plir los tratados” , y reproduce un interesante testimonio del Padre
58 R o b erto F. O so rio . “ Un estudio corrige la datación de la Torre de P roaza y la sitúa a p rin cip io s
d el sig lo X III”, “ La N u e v a E sp añ a” , 2 6 de Febrero d e 1999, pág. 18.
59 C a rlo s G o n z á le z d e P osad a. “ M em orias h istóricas del P rin cipado de A stu rias y P rin cipado de
O viedo, T arragona, 1 7 9 4 , to m o 1, págs. 3 3 5 y 3 3 6 . H e u tiliz a d o la e d ic ió n fa c sim ila r de
“B ib lió f ilo s A stu r ia n o s” , c o n p r ó lo g o de Juan Fernánd ez de la L lana, L uarca, 1972.
60 T ir so d e A v ilé s . “A r m a s...”, pág. 137.
182
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
Carvallo, quien, afirma, en uno de sus escritos no integrados en las
“Antigüedades...”: “Vi dos cartas muy regaladas del E m perador para el
m ism o A ndrés de Prada, agradeciéndole m ucho su fidelidad en la gu ar­
da de D elfines, encargándole el cuidado con esperanza de galardón...” 61
Tal como consta en la escritura fundacional del mayorazgo, Andrés
Vázquez de Prada era caballero de la Orden de Santiago, en la que había
ingresado en el año 1528. Y, como dice dicha escritura y refiere el canónigo
Carlos González de Posada, “estubo casado con D oña Catalina E stevanez,
de O viedo, a quien, por su calidad, o por los servicios de su m arido, el
E m perador dio el hábito de Santiago, en 1539, no siendo ésta la única
señora A sturiana que hallam os entre los individuos de las órdenes m ili­
tares nacionales y extrangeras”62.
Se sabe, con toda certeza, que Andrés Vázquez de Prada tuvo, por lo
menos, dos hijos varones: Juan y Andrés. El primogénito, Juan Vázquez de
Prada, cuya aceptación de la constitución del vínculo y mayorazgo de la Casa
de Prada queda patente en la escritura fundacional, fue caballero de la Orden
de Calatrava, se dedicó, al igual que su padre, al servicio de las armas, y, par­
ticipó, como capitán de los ejércitos, en varias batallas, hasta que encontró la
muerte, luchando en Francia, “año de 1561, perdiendo los papeles de los
servicios de su padre con los de los suyos, por lo qual no se sabe de ellos
m ás de lo referido” , según relata el canónigo González de Posada63.
El “segundón”, de nombre Andrés, como su padre, alcanzó una especial
relevancia en la Historia de la Iglesia asturiana, tal como referiremos más ade­
lante. Y junto a ellos, y de acuerdo con lo que afirman el Marqués de Saltillo y
el Marqués de Jaureguízar, en su obra “Linajes y palacios ovetenses ’,64, el capi­
tán Andrés Vázquez de Prada tuvo otro hijo varón, de nombre Baltasar, en quien
recaerá la titularidad del mayorazgo, por la muerte de su hermano mayor, Juan,
y cuya hija, Juana María, enlazará con los de Velarde. Y, muy probablemente,
dos hijas, Melchora y Ana Vázquez de Prada, también llamada Ana de Prada.
EL M AYO RAZGO DE LA “CASA DE PRAD A” , FU N D A D O EN EL
AÑO 1544 EN EL LUG AR DE SANTULLA NO
Al igual que en otra zonas de España, en Asturias, la institución del
mayorazgo se inició realmente en el siglo XV y se desarrolló, de manera espe­
61 C arlos G o n z á le z d e P osada. “M em orias... ”, p ágs. 3 3 5 .y 3 3 6 .
62 C arlos G o n z á le z d e Posada. “M em orias... ”, pág. 3 3 6 .
63 C arlos G o n z á le z d e Posada. “ M em orias... ”, págs. 3 3 6 y 3 3 7 .
64 M arq ués d el S a ltillo y M arqués d e Jaureguízar. “L inajes y P a la cio s O vetenses. D a to s p a ra su
H isto r ia ”, E dit. H id a lg u ía , M adrid, 1992, pág. 89.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
183
cial, en el siglo XVI, como un modo de consolidar el patrimonio de una fami­
lia en uno de sus miembros, generalmente, el primogénito, haciendo dicho
patrimonio estable y permanente, con prohibición de ser enajenado65.
La profesora Margarita Cuartas subraya que, en Asturias, “los prim eros
en vincular sus bienes en sus prim ogénitos son las fam ilias m ás im p or­
tantes, com o los A rgüelles, Q uirós y M iranda” . Y, entre los quince prime­
ros mayorazgos que se constituyen entre 1440 - a la cabeza de todos ellos, el
instituido por Gonzalo Rodríguez de Argüelles-, sitúa el de los Vázquez de
Prada o “de la Casa de Prada” , que así se denominó, en duodécimo lugar,
otorgado en Oviedo en el año de 154466.
La relación de los quince primeros mayorazgos asturianos que, de acuer­
do con las diversas fuentes a las que ha podido acceder, proporciona la profe­
sora Margarita Cuartas -sin que ello suponga, tal como subraya, que no hayan
podido existir otros-, es la siguiente:
1440 Gonzalo Rodríguez de Argüelles.
1441 Iván Bernaldo de Quirós.
1442 Diego Fernández de Miranda.
1526 Mencía Fernández de León (mujer de Rodrigo de la Rúa), a favor
del hijo segundo de ambos, en Oviedo.
1528 Diego de Estrada - Marquesa de Estrada, de Parres.
1529 Rodrigo de la Rúa, a favor del hijo mayor.
1539 Rodrigo Alonso de León, de Avilés.
1543 Fernando de Miranda Carreño, de Avilés.
1544 A ndrés de Prada, de O viedo.
1548 Gonzalo de Argüelles, de Siero.
1548 Gregorio de Jove, de Gijón.
1558 Gaspar de Avilés, de la Casa de Bolgues - Oviedo.
Los datos más precisos sobre el mayorazgo de la Casa de Prada los pro­
porcionó a finales del siglo pasado el investigador y bibliotecario del
Ayuntamiento de Oviedo, Ciríaco Miguel Vigil, tras haber hallado la escritu­
ra fundacional en el archivo de la Audiencia Civil de Oviedo, donde figuraba
con el número 216 de “matrícula interina”. Y también los reflejó la “Asturias”,
de Bellmunt y Canella, en el trabajo de Valeriano López Fernández citado
anteriormente67.
Según se expresa en dicha escritura, la vinculación y mayorazgo de la
Casa de Prada fue otorgada con facultad real por los señores Andrés de Prada
65 Juan S e m p er e y G u arin os. “H istoria de los vínculos y m a y o ra zg o s”, S an ch a, M adrid, 1805;
Joaqu ín E scrich e. “D iccion ario razonado de L egislación y Ju risp ru d en cia ”, París, L ibrería de
R o sa s B ou ret y C ía ., 1 8 5 2 , p á g s. 1 209 a 1214.
66 M argarita C uartas R iv ero . “O v ie d o ...”, pág. 2 0.
67 C . M . V ig il. “A stu rias ... ”, pág. 4 8 0 . V a leria n o L ó p e z Fernánd ez. “P r o a z a ”, pág. 158.
184
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
o Vázquez de Prada, caballero de la Orden de Santiago y capitán de infante­
ría del Emperador don Carlos y su “conjunta” doña Catalina Estebánez, de
Oviedo, y Mari Luis, viuda de don Juan de la Plaza y madre de la anterior. El
documento está fechado en el lugar de Santullano, cerca de la ciudad de
Oviedo, en la casa de morada de la dicha Mari Luis, “lunes a 4 días de m ayo
de 1544” . Y en él consta la aceptación que del mayorazgo hizo el hijo pri­
mogénito de Andrés de Prada, “el m agnífico caballero Juan V ázquez de
Prada” (sic), la autorización hecha por el escribano de Oviedo, Gaspar de
Avilés, en el siguiente año de 1545, y el inventario de bienes que quedaban
vinculados, entre ellos la Casa-Fuerte de Prada, la torre de Proaza y otros bie­
nes raíces, tanto en Proaza como en Oviedo, donde los Vázquez de Prada
poseían varias casas y solares, a muy pocos pasos de la catedral.
Aparte de estos datos, la escritura fundacional del mayorazgo de la Casa
de Prada contiene un texto, escrito en un docto castellano de la época, que
posee en sí mismo dos elementos de especial relevancia: una extraordinaria
belleza de léxico y la expresión acabada y completa de la esencia y los fines
de esta institución, que pervivió en España hasta el siglo XIX, tras haber recaí­
do en ella, en el siglo XVIII, diversas medidas legales de carácter restrictivo.
Este texto constituye la introducción de la escritura y, literalmente, dice lo
siguiente: “In Dei nomine amen. Como sea cierto que ninguno puede umanamente ser ynmortal por presencia, ni vivir más de los términos naturales, con­
veniente cosa es que procuremos vivir por memoria para en los tiempos venide­
ros, lo cual rrequiere vida virtuosa, costumbres onestas, estado onerable y loable
fama e para conseguir esto fácilmente se rrequiere también vinculo y ligamien­
to de los bienes temporales para que no se puedan consumir ni perecer, los cua­
les por muchas vías se consumen y perecen, ó por sucesores pródigos que los des­
baratan ó yndiscretos que no los saben distribuyr ni conservar ó pusilánimes que
no los defienden ó por muchedumbre de herederos entre quien se dividen y por
eso los antiguos, entre otras cosas que acordaron filé hazer mayorazgo de sus bie­
nes y rrentas donde lo juntasen todo, porque fallesciendo la presencia permane­
ce la memoria, y aun también los rreyes, principes, señores y las leyes umanas
ansí lo quisieron y permitieron por el bien de la rrepública, y porque las casas,
memorias y linages no peresciesen, y los rreyes y principes tuvieses de quien se
servir mas onrradamente y también porque uniendo y juntándose los bienes en
una sola persona en la casa de aquel, todos los otros deudos de aquella casa y linage son anparados y socorridos, lo contrario de lo qual se dividen y parten entre
muchos herederos segund lo qual convenible es a los cavalleros hazer e ynstituir
mayorazgos de sus bienes y rrentas para que siempre esten juntos y vinculados
y nno se puedan consumir ni perecer. Por ende queremos...”68
68 C . M . V ig il. “A stu rias ... ”, pág. 4 8 0 ; V a leria n o L ó p e z F ernánd ez, “P roaza ”, pág. 158.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
185
En este mismo texto se establece, además, un mandato sobre el titular del
mayorazgo que plantea, ya desde ese momento, diversas variantes del apelli­
do. Y, en este sentido, Andrés Vázquez de Prada señala, taxativamente, lo
siguiente: “Item queremos que el varón o hembra que en nuestro mayo­
razgo sucediere, o el marido con quien la hembra casase, se llame princi­
palmente del solar y apellido de los Prada...”69
Según parece, el capitán Andrés Vázquez de Prada falleció en Proaza, en
su Casa Fuerte de Prada. Y, aunque desconocemos la fecha exacta de su muer­
te y el lugar de su enterramiento, sí sabemos, no obstante, el lugar donde
reposan los restos de su esposa, Catalina Estébanez, gracias a las noticias que
proporcionará en 1569 su hijo Andrés, Abad de Tuñón, en unos interesantes
Memoriales que envía a la Compañía de Jesús, sobre los que nos detendremos
más adelante. En este documento, Andrés Vázquez de Prada se refiere a la
iglesia de San Vicente de Olalles en Proaza, en donde -d ic e - “yo tengo allí
enterrada a mi madre y a muchos de mis antepasados, y ansimesmo
70
quizá se enterrarán allí algunos de los sucesores de la Casa de Prada” .
ANDRÉS VÁZQUEZ DE PRADA, ABAD DE TUÑÓN Y FUNDADOR
DE UNA CAPILLA EN LA CATEDRAL DE OVIEDO
El segundo hijo de Andrés Vázquez de Prada, de igual nombre que él,
dedicó su vida al servicio de la Iglesia, tal como ocurría habitualmente con los
“segundones” de las familias nobles, que tomaban el hábito sacerdotal tras
haber aceptado el primogénito la titularidad del mayorazgo.
Andrés Vázquez de Prada o Andrés de Prada, que de ambas formas se
presenta él mismo y firma documentos y de igual manera se le menciona en
los escritos de su época, estuvo considerado como “persona grave y docta”,
en palabras del Provincial en Asturias de los jesuítas, Juan de Villafañe, que
así lo califica en su historia de la fundación del colegio ovetense de la
Compañía, el Colegio de San Matías71, fundación a la que aquél apoyó con
verdadero entusiasmo, y fue canónigo de la Catedral de Oviedo, primero
como Arcediano de Babia y, luego, como Abad de Tuñón, la Abadía prerrománica enclavada en las laderas de las montañas de Peñerudes, muy próxima
al solar familiar de los Vázquez de Prada en Proaza.
69 C. M. V igil. “A pu n tes H eráldicos. H eráldica A sturiana y C atálogo A rm orial de E spaña",
O viedo, 1892, pág. 74; Gran Enciclopedia Asturiana, tomo XII, pág. 17.
70 Justo García Sánchez. "Un p rim er p ro yecto de U n iversidad en A stu rias" , Universidad de
O viedo, O viedo, 1991, pág. 19.
71 Citado por Carlos G onzález Posada. “M em orias... ”, pág. 336.
186
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
Una abadía erigida, con fundación del Rey Alfonso III el Magno y su mujer,
la Reina doña Ximena, en el año 891, y que, tal como subraya Ramón Prieto
Bances, “era, sin duda, la prebenda más lucrativa de la Iglesia ovetense. El
producto de tierras, heredades y feudos que poseía en Santo Adriano, Proaza
y Quirós pasaba de 1.300 ducados anuales. La importancia del cargo tam­
bién era grande por otros motivos: aneja a él estaba la jurisdicción de
Abadengo, correspondiéndole, por lo tanto, al Abad el nombramiento de los
jueces. Además, el Abad era patrono de dieciséis beneficiarios y prebendas
curadas en el lugar de Tüñón, y por indulto del Papa, en cualquier mes que
vacasen podía proveerlas haciendo la presentación al Ordinario”.
Además, como añade Prieto Bances, “otro privilegio daba a la Abadía
más relieve, y era el ser el Abad, como el de Teverga, dignidad de la
Iglesia de Oviedo, con asiento en el coro. Tenía una de las sillas de la
izquierda del Obispo, pero no tenía voto en el cabildo”, lo que, por ese
motivo, hacía que se considerase a la Abadía inferior a la de Teverga. Y, según
consta en los archivos vaticanos, en el nombramiento de Andrés Vázquez de
Prada como Abad de Tuñón intervino el Romano Pontífice, tras la renuncia
79
que hizo en su favor don Juan de Paredes .
Siendo Abad de Tuñón y canónigo de la catedral ovetense, Andrés
Vázquez de Prada -que residía en Oviedo, donde tenía casa en los Cuatro
Cantones - fundó una capilla en la Santa Iglesia Catedral de Oviedo, dotán­
dola la Casa de Prada con 10.000 maravedíes de renta anual, con aniversa­
rio74, según consta en la documentación de la santa basílica y se recuerda en
un texto recuadrado que cuelga de una de las paredes próximas a dicha capi­
lla, con un contenido que, en los últimos años, ha sido modificado varias
veces, suprimiendo párrafos sobre su origen histórico y fundación y dando
más realce al importante valor artístico del bello Cristo que alberga.
Esta capilla de los Vázquez de Prada o de la Casa de Prada, cerrada inicial­
mente con una reja, al igual que el resto de las capillas de la catedral ovetense,
se encuentra en la nave de la Epístola. Y, durante muchos años, “según viejas
costumbres, en ella esperaba la comisión del Ayuntamiento de Oviedo cuan­
do solicitaba del Cabildo la celebración de funciones religiosas o procesio­
nes en rogativas de la Patrona de la Ciudad y su Obispado. Una Dignidad y
un Canónigo acompañaban desde allí a nuestros regidores hasta la sala
"7 0
72 Ramón Prieto Bances. “La Concesión del P atronato de Santo A drian o de T uñón”, en “O bra
E s c rita ”, tom o I, Universidad de O viedo, O viedo, 1976, pág. 141.
73 Ciriaco M iguel V ig il. “C olección H istórico-D iplom ática d el A yuntam iento de O viedo" , Imp. De
Pardo, Gusano y C o m p \ O viedo, 1889, pág. 405; Ramón Prieto Bances, “La C oncesión... ”, Obra
Escrita, Tom o I, pág. 142.
74 José Cuesta Fernández. “Guía de la C atedral de O v ie d o ”, Diputación de Asturias, O viedo, 1957,
pág. 63.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
187
capitular, donde exponían su encargo y regresaban al mismo sitio, señalan­
do su entrada y salida de la Iglesia con los toques del clarín concejil”75.
Aunque no es de grandes dimensiones, la capilla cuenta con un retablo,
originalmente renacentista y, posteriormente, transformado en barroco, en el
que se enmarca una bellísima imagen de Cristo crucificado, tallada en nogal
negro y policromada, de mayores proporciones que el natural, ya que tiene 215
centímetros de altura. Se trata de una escultura que, datándola hacia 1540, el
estudioso del Arte asturiano Germán Ramallo Asensio atribuye, al gran escul­
tor palentino Alonso de Berruguete (1490-1561), que podría haber ejecutado
esta obra en la misma época en la que trabajó para la catedral de Toledo. Para,
para este especialista, “es la talla en madera más importante de todas las
conservadas en Asturias de este siglo XVI”76. Otro especialista en la ima­
ginería de esta centuria, el profesor Javier González Santos, reconoce el valor
del Cristo y lo subraya diciendo que se trata de “una de las más importan­
tes al tiempo que enigmáticas esculturas del Renacimiento español”, pero
discrepa de la atribución dada por Germán Ramallo, pues “nada se sabe de
su autor, aunque recientemente se quiso relacionar con la producción de
Alonso de Berruguete; con ello se trataba de justificar su calidad plásti­
ca y expresiva que sin duda es altísima”
Para el profesor González Santos, “sus proporciones extremadamente esti­
lizadas (son) propias del primer estilo Manierista, y tanto la prolija talla ana­
tómica como la noble expresión del rostro advierten del poso clásico y forma­
ción italiana de su escultor. Otros detalles, como el lienzo mojado del paño de
pureza, de suaves y translúcidos pliegues, apuntan también a esta filiación”77.
Como recordaba en el siglo pasado Fermín Canella en “El Libro de Oviedo,”
esta capilla “se llamaba en antiguos estatutos de la Iglesia la nave de Prada
por ser de esta familia el fundador o dotador de la capilla, que hoy se llama
de Velarde, por la casa señorial en que recayó la fundación”78. “Pero, en cual­
quier caso, “la profusión de escudos en el banco y neto de las columnas infor­
ma de la titularidad de la capilla”79. A los pies del Cristo, en la parte inferior
del retablo, aparece tallado y sobredorado el blasón de la Casa de Prada, el escu­
do de armas de los fundadores de la capilla, los Vázquez de Prada, con los seis
luneles del linaje de los Bernaldo de Quirós, flanqueado a ambos lados por el
de los Velarde, tallado en las basas de los columnas estriadas del retablo.
75 Fermín Canella. “El L ibro de O v ie d o ”. O viedo, 1887, pág. 189.
76 Germán Ram allo A sensio. “E l R en acim ien to”, en “A rte A stu ria n o ,” tom o I, E diciones Júcar,
S ilverio Cañada, Editor, Gijón, 1981, pág. 341.
77 Javier G onzález Santos. “Escultura del siglo X V I”, en “El A rte en A stu rias a través de sus
o bras" , Editorial Prensa Asturiana, S.A ., O viedo, 1996, págs. 526 y 527.
78 Fermín Canella. “El libro de O viedo ”, pág. 189.
79 Javier G onzález S olís. “E scultura del siglo X V I”, “El A rte en A sturias... ”, pág. 527.
188
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
Hoy, sin embargo, esta capilla de los Vázquez de Prada o de la Casa de
Prada o, en fin, del Cristo de Prada, es conocida como “la capilla del Cristo
de Velarde”, debido a que, al unirse los linajes de la Casa de Prada y de
Velarde, quedó encomendada a los de Velarde y Vázquez de Prada y, desde el
siglo XVIII, se hallan enterrados en ella algunos de sus miembros, entre ellos,
Joaquín María Velarde y Navia Bolaño, Conde de Nava, Teniente General de
los Ejércitos Nacionales, Caballero Gran Cruz de la Real Militar Orden de
San Hermenegildo, según se puede leer en la inscripción de su sepulcro,
empotrado en la pared de la capilla, a la derecha del retablo.
No obstante, este cambio de denominación de la capilla no deja de resul­
tar curioso, cuando, incluso, los propios Velarde se referían a ella denomi­
nándola la capilla de los Prada. Así, Pedro Velarde y Cienfuegos, a quien se
debe la construcción en Oviedo del palacio de Velarde -com o referiremos
más adelante- en su testamento, otorgado en Proaza, el 29 de Noviembre de
1774, expresaba su voluntad de ser enterrado “en uno de los sepulcros de la
Capilla del Santísimo Cristo de Prada, contigua a la de San Antonio, en
la catedral de Oviedo...”80.
El profesor González Santos, tras subrayar que es a la familia Vázquez
de Prada a la que se debe la fundación de la capilla y “la presencia en la cate­
dral de esta soberbia estatua” precisa que “el sobrenombre de “Velarde”
le viene de cuando la Casa de Prada recayó en aquélla, mediado ya el
siglo XVII,” y señala que “los Velarde fueron, por tanto, los responsables
de la modernización del retablo, en 1760, una labor que podemos atribuir
al escultor barroco José Bernardo de la Meana (Oviedo, 1715-1790). El
retablo renacentista de cuerpo único, con columnas de orden compuesto
y tercio inferior abocelado, fue “abarrocado” y vuelto a dorar en 17581760 por mandado de don Pedro Velarde: se le añadió un ático mixtilíneo
con el relieve del Padre Eterno y un “biombo” ligeramente alabeado con
finos estípites y arcuaciones para enmarcar la imagen”81.
APOYO ECONÓMICO DEL CANÓNIGO DE LA CASA DE PRADA
AL COLEGIO DE LOS JESUITAS EN OVIEDO
Otra de las fundaciones en que estuvo empeñado el “devoto canónigo”
Andrés Vázquez de Prada fue la del Colegio de San Matías, de la Compañía
80 Testamento ante José Estebánez Solís, Protocolos de Oviedo, caja 1056, fols., 34 y 35, Archivo
Histórico de Asturias, citado por Vidal de la Madrid Alvarez en “La Arquitectura de la Ilustración...
pág. 110; Marqués de Jaureguízar, en “Linajes y P alacios O veten ses”, págs. 90 y 91.
81 Javier G onzález Santos. “E scultura del siglo X V I”, en “E l A rte en... ”, pág. 527.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
189
de Jesús, erigido, entre 1582 y 1593, gracias a la donación efectuada al efec­
to por doña Magdalena de Ulloa, viuda de don Luis Quixada, del Real
Consejo de Estado y Guerra del Rey Felipe II y presidente del Real Consejo
de Indias, y aya de Don Juan de Austria; un edificio, al que, posteriormente,
se uniría la iglesia, actualmente llamada de San Isidoro, lamentablemente
derribado en 1873, para construir sobre su solar el mercado cubierto de El
Fontán, tras haber sido utilizado, primero como alfolí o estanco de sal, y,
luego, como cuartel, por la guarnición militar de Oviedo, al haber pasado al
Estado, una vez que, en 1767, el Rey Carlos III ordenó la expulsión de los
jesuítas de España82.
Según aparece documentado, la primera de las actuaciones dirigidas a
lograr que los jesuitas se estableciesen en Oviedo, al frente de un Colegio,
está fechada en 1553 y se debe al Obispo Cristóbal de Rojas y Sandoval, que
estuvo al frente de la diócesis ovetense de 1545 a 1556. Algunos años des­
pués, en 1565, tres antes de su fallecimiento, el que fuera una de las más
importantes personalidades de la Iglesia española de su época, Arzobispo de
Sevilla e Inquisidor General, Fernando de Valdés, entra en relación con los
jesuitas con la intención de poner en sus manos sus fundaciones o, por lo
menos, las asturianas. Y le propone al Provincial en Asturias, el Padre
Gonzalo González, que la Compañía regente el Colegio de San Gregorio de
Oviedo, por él fundado, ofrecimiento que aquél trasladó al General de los
Jesuitas, el que fuera cuarto duque de Gandía y después sería canonizado
como santo, el Padre Francisco de Borja. No obstante, el deseo de Fernando
de Valdés fue rechazado categóricamente por la Compañía de Jesús .
Y
fue, precisamente, el canónigo Andrés Vázquez de Prada quien, a fines
de 1568, dió cuerpo a una idea fundacional, diferente a la proyectada por
Fernando de Valdés, que encontró una favorable acogida entre los jesuitas,
aunque, finalmente, el definitivo establecimiento de los “teatinos”, discurrie­
ra por otros derroteros. No obstante, Andrés Vázquez de Prada había venido
82 “El C olegio de la Com pañía de Jesús -llam ad o de San M atías- sito en el lugar que hoy ocupa el
mercado cubierto, contribuyó a formar las calles del Fierro y del Fontán, avanzando hacia ellas
más de lo que actualmente ocupa el m ercado...”, J. R. Tolivar Faes, “N om bres y cosas de las
ca lles d e O v ie d o ”, I.D .E.A ., 2a edición, O viedo, 1985, pág. 250.
83 José Luis G. N ovalín. “El C olegio de San M a tía s”, B.I.D .E .A ., número XLIX, O viedo, 1958,
págs. 207 a 236; José Luis G. N ovalín, “El Inquisidor G en eral F ernando de Valdés. (1483- 1568)
Su vida y su o b ra ”, Universidad de O viedo, 1968, pág. 376, José Luis G. N ovalín, “El In qu isidor
G en eral F ernando de Valdés. C artas y D ocum entos", Universidad de O viedo, 1971, pág. 296;
José María Patac de las Traviesas y El viro Martínez, “H istoria d el C olegio d e San M atías de
O v ie d o ”, M onumenta Histórica Asturiensa, Gijón, 1976; pág. 24; Roberto López López,
“Cultura v R eligión en A stu rias en los siglos XVI y XVII. El o b ispado de O v ie d o ”, en “H istoria
G en era l d e A sturias. E dad M o d e rn a ”, Silverio Cañada Editor, Gijón, 1984, tom o III, pág. 213;
Justo García Sánchez, “Un p rim er p ro yecto de U n iversidad en A s tu ria s”, Universidad de
O viedo, 1991, págs. 1 a 8 .
190
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
fraguando este proyecto desde unos años antes, concretamente desde la época
del Obispo Cristóbal de Rojas y Sandoval, cuando el eclesiástico de la Casa
de Prada era canónigo de Oviedo como Arcediano de Babia y fue nombrado
para representar en Valladolid los asuntos del Cabildo ovetense84.
Andrés Vázquez de Prada proponía a la Compañía de Jesús apoyar eco­
nómicamente la construcción del Colegio, cediendo parte de las rentas que le
pertenecían, “para bien y provecho de todo este Principado” . Y así lo expre­
saba el 21 de Septiembre de 1568 al General de los Jesuitas, Padre Francisco
de Borja, en una interesante carta en la que comenzada diciendo: “Yo señor
ha muchos días y años que deseo emplear eso poco que Dios me dio en
cosas de su mayor servicio, mayormente para después de mis días, y he
tratado, después de haber mirado muchas veces en ellas, de dexar ciertos
préstamos que tengo en esta diócesis de Oviedo, de donde soy natural,
juntamente con la abadía de Tüñon que al presente poseo en esta santa
iglesia de Oviedo, a la Compañía de Jesús para fundar una casa o collegio de la mesma compañía esta dicha ciudad”.
Y
justificaba su decisión haciendo un diagnóstico muy crítico de la salud
espiritual de Asturias, pues, a su juicio, “bien se puede decir que (Asturias) son
unas Indias que tenemos dentro de España donde se puede hacer un gran ser­
vicio a Dios, nuestro Señor, lo uno porque la mies es aquí mucha y los obre­
ros pocos, porque este principado tiene cuarenta leguas de largo y más de
catorce de ancho; hay en él muchos lugares marítimos y puertos de mar,
donde se puede hacer mucho fructo. La tierra es montuosa, la gente, aunque
tiene buen metal de entendimiento y es dócil, pero hay pocos monasterios de frai­
les, y los clérigos y curas, de ordinario son idiotas, porque los beneficios son muy
tenues; y así tiene esta tierra casi extrema necesidad de se labrar de buenos
obreros, quales confiamos que son los de la compañía de Jesús; y ansí pido
encarecidamente a vuestra paternidad ponga los ojos sobre esta tierra”.
A partir de estas consideraciones, el Abad de Tuñón pretendía la autori­
zación papal para que se aceptasen “ciertos préstamos que tengo en esta dió­
cesis de Oviedo, que renta cada uno hasta quinientos ducados y la abadía, que
renta ochocientos. Esta, si el papa quisiese colocarla, para después de mis
días, en favor de la compañía y vuestra paternidad la quisiese aceptar
para que la tuvieses en su cabeza algún pariente, holgaría yo mucho
dello”. Y si no se autorizase así, era su voluntad “que se desmiembren de la
abadía algunos préstamos que tiene anexos, dexando la abadía con congrua
sustentación, cual sería doscientos ducados, poco más o menos, o lo que el
Papa juzgare; y así quedará para la compañía poco más o menos de nove­
cientos ducados, con los préstamos que quedaren de la abadía y con los otros
84 Justo García Sánchez. “ Un p rim er p r o y e c to ...”, pág. 13.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
191
que van sueltos, que es muy bastante sustentación, en esta tierra, para
treinta padres y hermanos de la compañía”. Además, para lograr su objeti­
vo, en su ofrecimiento añadía propiedades particulares, señalando en el escri­
to mencionado. “Y demás de esto, para que se edifique la casa y iglesia,
daré, desde luego, unas casas en esta ciudad, que valen mil ducados, y unos
oc
prados, montes y heredamientos, que tengo junto a esta ciudad...” .
Unos meses más tarde, ya en 1569, redacta unos M emoriales con las
clausulas del acuerdo al que pretende llegar con la Compañía de Jesús, docu­
mento éste en el que reitera los planteamientos expuestos en anteriores escri­
tos, pues, tras encabezarlos con su nombre y prebenda por la que pertenece al
cabildo de la catedral ovetense - 'Don Andrés Vázquez de Prada, capellan de
su magestad y abbad de tuñon en esta sancta yglesia de Oviedo ”, insiste en
que (...) esta provincia tiene mas necesidad de doctrina y luz spiritual que
de ninguna otra cosa, por estar muy poblada y llena de ignorancia y para
expellerla y sembrar la palabra de dios, tengo por el mejor remedio traer
aquí un collegio o casa de la Compañía de Jesús, de padres y hermanos...”
Más adelante, hace una relación concreta de los bienes propios que
posee, bien por haberlos heredado de la Casa de Prada, bien por haberlos
adquirido él mismo. Y a este respecto, señala que “lo que les e de dar tem ­
poral se lo daré luego que vinieren los despachos de Roma, que es: la
casa, montes, prados y heredades que compre de perez de valdes el de yllas
mi tio todo lo qual esta dabaxo de la campaña de San Julián de los prados,
que es hazienda bien conocida, cabe esta ciudad, la qual yo e adquirido y
comprado por mis dineros, y, por aver sido de mis antepasados, se a de
poner vinculo que no se pueda enaxenar, porque quede memoria honrrossa de cuya fue en otro tiempo, y también les daré luego la casa y sue­
los que tengo dentro de esta ciudad junto a la iglesia parrochial de sancttirso, con que las dichas casas y suelos se puedan enajenar y vender, como
mejor paresciere, para tomar sitio en otro lugar...”
Andrés Vázquez de Prada concreta en estos Memoriales otras cuestiones
de interés, como las que conciernen a los enterramientos que podrían hacerse
en los edificios que se construyan para los jesuitas, a los patronos de la fun­
dación o, en fin, a las preeminencias y libertades de que suelen gozar seme­
jantes patronos... Acerca de la primera de estas cuestiones, los enterramientos,
el canónigo dice “que en la dicha casa y collegio, en la capilla mayor de
ella, y en la mitad de toda la iglesia para arriba, no se pueda enterrar
nadie ni aver tumba ni monumento ni tumulo ni otra cosa fuera del fun­
85 José Luis G. N ovalín. “El C olegio de San M a tía s”, B .I.D .E.A , número XLIX, págs. 230 a 233;
Justo García Sánchez. “Un p rim e r p r o y e c to ....”, págs. 11 a 13.
192
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
dador y sus antecesores y sucesores y los demás que él nombrare”, así
como “el que fuese por tiempo abbad de l\iñ on , si se desmembrase la
abbadia” y que “se permitirá que, en la otra mitad del cuerpo de la yglesia, sin tumulo, se puedan enterrar pobres...”
Respecto a los patronos de la fundación, también es resueltamente taxa­
tivo y lo que quiere que sea lo dice con absoluta claridad, señalando que
“quiero que de todas partes, quede determinado y fírme, y tengo de ser
patrón por los días de mi vida y, despues de mis dias, que a de ser el tene­
dor y succesor que fuere de mi casa y mayorazgo de mis padres y ante­
pasados, que es la casa de Prada, cuyo asiento y solar principal es en el
valle de proaza llamado por otro nombre valde” (olalles, en el margen). Y
en cuanto a las preeminencias y libertades que suelen gozar semejantes patro­
nos, señala que “conforme a los institutos de la compañía, no se puedan
poner armas algunas en la yglesia y casa, salvo las mías y las que yo seña­
lare y escogiere como principales para poner allí”.
Y
como parece que no quiere dejar nada en el aire, precisa, asimismo,
quiénes han de gozar de las misas, oraciones y sacrificios que se dirán en el
futuro colegio y casa de los jesuítas de Oviedo, comenzando la relación de sus
beneficiarios en el mismo Rey Felipe II, al que se refiere en términos de sen­
tido agradecimiento, por el apoyo que le prestó contra un intento de despose­
erle de la Abadía de Tuñón, con las siguientes palabras: “y es mi intención
que, primera y principalmente, participe y goce la cesarea católica y real
magestad de nuestro invictísimo Rey y señor don Philipe, que demás de
ser Rey y señor natural, a quien tanto devemos, y demás de aver sido mis
antepasados hechura de la corona real de España, y de yo ser indigno
capellán a mas de 34 años, ultra de todo, fue su magestad servido de me
dar favor en Roma para me defender de una terrible molestia que allí se
me hazia sobre esta abbadia, la cual yo perdiera contra toda justicia y sin
ningún remedio si su magestad no me valiera, y asi es justo que goce del
fructo espiritual que con ella me hiziere en esta casa”. En esta relación de
beneficiarios incluye también al “illustrismo mi señor don Juan de ayora
obispo de oviedo, porque a dado su consejo, y todo favor e industria y
consejo, para effectuar esta obra y negociación”, y -a ñ a d e - “an de parti­
cipar de esto mis señores padres, el capitan andres de prada y doña cata­
lina de estevanez de oviedo, y todos,mis antepasados y los sucesores en la
dicha casa familia y mayorazgo de prada”86.
En este empeño, Andrés Vázquez de Prada fue realmente perseverante.
Antes de dirigirse al General de la Compañía, había planteado su ofrecimien­
to al Provincial de de los jesuítas en Castilla, el padre Diego Carrillo. Y, ade­
86 “Un p rim e r p ro y e c to ...”, págs. 14 a 22 y 163 a 170.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
193
más, buscó y encontró importantes apoyos a su propuesta, como el que le
prestó el Rector del Colegio de San Gregorio de Oviedo, licenciado Herrera,
y el propio Obispo, don Juan de Ayora, que, en la misma fecha en que lo había
hecho el Abad de Tuñón, había escrito al General de los jesuítas dando cuen­
ta de que “una dignidad de mi iglesia que se llama don Andrés Vázquez
de Prada, hombre muy principal y rico, quiere dexar su renta y hacien­
da para que haya effecto esta fundación”87.
Después, no cejó hasta que expuso personalmente su proyecto al Rey Felipe
II, tal como informaba el Padre Gil González a su General, el Padre Francisco de
Borja, cuando le daba cuenta de que “el Abad de Tüñon a estado en Corte este
ynviemo tratando con su magestad interpusiesse su auctoridad y favor para
effectuar la unión que pretende”. Y, poco tiempo después, se entrevistó con el
üü
Papa, al que visitó en el Vaticano en ese mismo año de 1569 .
Sin embargo, un importante cúmulo de circunstancias se pusieron en su
contra. La Compañía de Jesús, aceptaba en un principio su ofrecimiento, aun­
que no veía de buen grado algunas de las condiciones que imponía. Además,
consideraba que resultaba necesaria “la conversión en dinero contante y
sonante de algunas de las propiedades ofrecidas y la desafectación de los
bienes de la abadía, requisito previo para la firma de las capitulaciones”
con el Abad de Tuñón. Asimismo, parece que surgieron algunas dificultades
en el propio patrimonio de Andrés Vázquez de Prada. Pero, sin duda, la cir­
cunstancia de más peso que apareció en desfavor de sus pretensiones fue el
fallecimiento, en mayo de ese año, de su principal valedor, el Obispo de
Oviedo, Don Juan de Ayora. Porque, modificando radicalmente el decidido y
público apoyo que aquél le había prestado, su sucesor en la diócesis ovetense
mantuvo y desarrolló una abierta oposición a los deseos del canónigo de la
Casa de Prada, postura que le llevó a pedir la intervención de Felipe II, que
accedió a ello, dando instrucciones a su Embajador ante el Vaticano, Don
Juan de Zúñiga, “para que se estorve la annexion de la Abbadia de Tüñón
que se pretende anexar a un colegio de Tehatinos”89. Y, finalmente, el Papa
no autorizó la desmembración de la Abadía de Tuñon, que la continuó dis­
frutando el canónigo Andrés Vázquez de Prada, hasta su muerte.
Como quiera que sea, como Abad de Tuñón, canónigo de la Santa Basílica
Catedral de Oviedo y miembro de la Casa de Prada, este segundo hijo del que
fue capitán del Emperador Carlos V tuvo un considerable prestigio e influen­
87 José Luis G. N ovalín. “El C olegio de San M atías", págs. 228 y 229; Justo García Sánchez, “ Un
p rim er pro y ecto ..." , pág. 1 1 .
88 Ramón Prieto Bances. “La C o n cesió n ...”, en “O bra E s c rita ”, tom o I, pág. 141, A rchivo de la
Embajada de España cerca de la Santa Sede, Legajo 26, folio 96; Justo García Sánchez, “Un p r i ­
m er p ro yecto ... ”, págs. 30 y 31.
89 Justo García Sánchez. “Un p rim e r proyecto... ”, págs. 30 a 32.
194
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
cia y una no menos considerable fortuna. A este respecto, José Luis González
Novalín sugiere que su prestigio derivaba “de los puestos centrales que había
conseguido y del dinero que se le atribuía.”90 Pero, en cualquier caso, todo
ello, es decir, su prestigio, influencia y fortuna, lo puso al servicio de los inte­
reses de la Iglesia asturiana y de la mejora y realce de sus templos.
Así, en 1586, poco tiempo después del viaje a Asturias del Padre
Ambrosio de Morales, comisionado por el Rey Felipe II, Andrés Vázquez de
Prada dirigía un Memorial al limosnero del monarca, García de Loaysa, sobre
la abadía de Covadonga, en el que decía lo siguiente: “También la Abadía de
Covadonga se podría cualificar con darle una silla en Oviedo y que hubie­
se allí alguna buena residencia, y es menester engrosarla, para la cualidad
que tiene. Y, cierto, Su Majestad debería hacer en Covadonga alguna cosa
con que la ilustrase, que está muy decaída y merecería estar levantada,
pues della vino tanto bien a España y la comunidad, y Su Majestad, como
muy poderoso, habría de tomar la mano en esto muy de veras...”91.
Su fallecimiento tuvo lugar el 25 de Noviembre de 1591, en la aldea de
El Valle, una de las parroquias de Proaza. Según consta en el Archivo de la
Embajada de España en la Santa Sede, su cadáver fue trasladado a Oviedo el
día 26 y el 27 fue enterrado en la catedral, en la capilla por él fundada, la capi­
lla del Santísimo Cristo de Prada...Y se sabe que la noticia de su fallecimien­
to “llegó a oídos de Felipe II con una rapidez extraordinaria” y “el Rey,
que estaba en El Pardo, escribe el 30 del mismo mes al Duque de Sessa,
su Embajador en Roma, solicitando la vacante para el licenciado Vigil de
Quiñones, del Consejo de la Inquisición...”92,
ANA VÁZQUEZ DE PRADA Y LA RAMA DE LOS VÁZQUEZ DE
PRADA DEL PALACIO DE “EL VALLETO”
Ana Vázquez de Prada. o Ana de Prada, como también era llamada, fue,
muy probablemente, otro de los hijos del capitán de Carlos V, el “egregio
caballero” Andrés Vázquez de Prada, fundador del mayorazgo de la Casa de
Prada.
Según consta en los archivos familiares y parroquiales, se sabe que Ana
de Prada contrajo matrimonio con Fabián Vázquez que, bautizado en Oviedo,
90 José Luis G. N ovalín. “La vida religiosa en A sturias durante la E dad M o d e rn a ”, “H istoria de
A s tu ria s”, A yalga Ediciones, S.A ., Salinas, 1977, tom o VI, pág. 242.
91 José Luis G. N ovalín. “La vida re lig io sa ....”, pág. 231.
92 Ramón Prieto Bances. “La C on cesión ...”, págs. 141 y 142.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
195
en la iglesia de San Tirso, y vecino de la aldea montañesa de Retrullés, en el
concejo de Lena, era hermano del licenciado Lope Vázquez, que, en aquel
tiempo, desempeñaba el beneficio eclesiástico de la feligresía de Santa María
de Valdecuna, y de Juan, cuyos hijos utilizarían igualmente el apellido
Vázquez de Prada, lo que parece indicar que, aunque inicialmente, usaban
solamente el apellido Vázquez, pertenecían, también, al mismo linaje, o bien
antepusieron al de su padre el apellido de su madre.
De su matrimonio con Fabián Vázquez o Vázquez de Prada, Ana
Vázquez de Prada tuvo seis hijos, pero, siendo muy joven aún, perdió a su
marido. Por esta razón, su cuñado Lope llamó junto a él a su sobrino
Gregorio, que pasó a vivir en su casa del Valle de Cuna, y al que, en testa­
mento, donó la totalidad de sus bienes raíces, tanto en Retrullés, Casares,
Ubriendes y Ujo como en la zona donde tenían su casona y, entre ellos, los
bienes que, anteriormente, habían sido propiedad del Hospital de Santiago, de
Oviedo. En su testamento, Lope Vázquez justificaba esta donación en favor
de su sobrino, donación a la que había conferido la naturaleza de vínculo,
“por el mucho respecto que le ha tenido y tiene y averie sido siempre muy
obediente y por muchas y buenas obras que del ha rrecibido y que espe­
ra recibir y por verle ser muy aplicado en cosas de virtud y por averie
dado en todo mucho gusto. Por esto y por otros Respectos que a ello le
obligan de su libre y espontánea voluntad y sin que para ello haya sido
forjado ni ynducido ni apremiado...”93
Hacia 1649, según parece, Gregorio Vázquez de Prada, “el Mayor”,
mandó edificar la casona-palacio de El Valleto, ampliando la antigua casa de
Fabián Vázquez, a la que dotó de las bellas trazas barrocas que se pueden
observar hoy en día y que han logrado resistir el paso de los siglos, gracias,
fundamentalmente, a que nunca, desde entonces, dejó de estar habitada por
sus propietarios, los Vázquez de Prada; una casona-palacio que “de todas las
existentes en el concejo de Mieres, es la que presenta un mayor y más pro­
fundo interés artístico, quizás debido a los detalles de su arquitectura y a
la proporción de sus formas”, según pone de relieve el investigador mierense Alberto Montero Prieto94.
Esta casona-palacio se encuentra enclavada en una ladera de El Pedroso,
próxima al santuario de los mártires San Cosme y San Damián, erigido en el
siglo XVI y del que los Vázquez de Prada de El Valleto fueron siempre patro­
93 Alberto M ontero Prieto. "El Valle de Cuna a través de los tie m p o s”, M ieres del Cam ino, 1995,
págs. 161 a 176.
94 Alberto M ontero Prieto. ‘‘Las C ason as solariegas y su contribución a la H istoria de M ie r e s ”, en
"N oticias H istó ricas de M ieres y su C o n ce jo ”, de Julio León C ostales y otros, Ayuntam iento de
M ieres, M ieres, 1988, págs. 337 y 338.
196
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
nos. Y su arquitectura, prototipo de la casona-palacio rural de la nobleza astu­
riana, se inserta, con fuerza y gran belleza, en el paisaje del Valle de Cuna.
Está estructurada en dos pisos, sobre una planta rectangular, y cuenta con
cuatro fachadas exentas. Una de ellas, que quizá perteneciera a la primera
casona, se asienta en el desnivel del terreno montuoso, sobre el que parece
apoyar su planta superior (del modo en que las llamadas “casas de turría o
de talud” se adaptan a los condicionantes topográficos), transmitiendo al
conjunto del edificio la firmeza de la misma montaña de El Pedroso, mientras
que otra fachada cuenta con un corredor volado y cerrado, la “solana” astu­
riana, estancia dispuesta para recibir el máximo de luz y calor que se genera
en una zona especialmente frondosa y umbría.
En la fachada principal, que mira a la entrada de la finca que la circunda,
con un cerramiento de piedra, se concentran los diversos elementos barrocos
que realzan su porte arquitectónico. Y así, en su planta inferior, a ras de tie­
rra, la casona abre su entrada principal tras un porche, de dos arcos de medio
punto rebajado, apoyados sobre pilares ochavados y en la planta superior, des­
tacan los tres balcones con voladizos mixtilíneos y antepechos de rejería for­
jada. Y, sobre el balcón principal, un frontón truncado alberga, en una espe­
cie de hornacina, el escudo de armas de los Vázquez de Prada95.
La casona-palacio de El Valleto compone, además, un importante con­
junto señorial rural asturiano, ya que, junto a él, se integra toda una serie de
edificaciones de neto sabor rural, entre las que sobresale un lagar o “llagar”,
que aprovecha los frutos de una amplia pomarada situada tras el edificio prin­
cipal, y una panera levantada más de cien años después de haberse construi­
do el palacio, tal como se puede leer en uno de sus “trabes”, en donde se dice:
“Hízose esta obra por mandado del Sr. D. Gregorio Bázquez Prada, en
doce de setiembre del año de 1790”96.
Esta rama de los Vázquez de Prada de El Valleto tuvo en sus primogéni­
tos a destacados militares, que desempeñaron dos “oficios” de especial impor­
tancia en su tiempo, el del regimiento del Concejo de Lena y el de Regidor
Perpetuo del mismo concejo, mientras que otros miembros del linaje siguie­
ron la carrera eclesiástica. Y, durante cuatro generaciones, el hijo mayor fue
bautizado con el nombre de Gregorio, según consta en la documentación celo­
samente guardada durante siglos en el archivo del palacio de El Valleto.
Así, de Gregorio Vázquez de Prada, “el Mayor” se sabe que fue funda­
dor de las Capellanías de San Antonio y de la Asunción, en la parroquia de
95 Florencio Cobo Arias. “G uía básica de monum entos a stu ria n o s”, págs. 181 y 182.
96 Armando Graña García y Juaco López Alvarez. “A rte y A rtista s P opu lares en los H órreos y
P a n era s d e A sturias. H órreos decorados en el C oncejo de M ieres ”, en “N oticias h istóricas de
M ie re s ...", págs. 468 y 469.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
197
Santa María de Valdecuna y que contrajo matrimonio en dos ocasiones. Y las
dos veces con mujeres de un linaje de origen aragonés, los de Heredia, que se
asentaron en la capital del Principado a principios del siglo XVII y desempe­
ñaron durante varias generaciones el cargo de Regidor Perpetuo de Oviedo.
El primer matrimonio fue con doña María de Heredia y Villarejo, hija natural
del Regidor Perpetuo de Oviedo, don Alonso de Heredia, con la que se casó
el 28 de Julio de 1627, con la que no tuvo descendencia y que hizo fundación
de la Obra Pía de Escuela y Huérfanos con todos sus bienes raíces; el segun­
do, con doña Magdalena González de Lena y Heredia, hacia 1667, con la que
tuvo dos hijos.
Su primogénito, de igual nombre que él, Gregorio Vázquez de Prada y
González de Heredia, capitán de Milicias y Regidor Perpetuo del Concejo de
Lena, fue quien constituyó el vínculo y mayorazgo del palacio de El Valleto,
estableciendo la mejora del tercio y quinto de todos los bienes para el mayo­
razgo de la familia y esto sin menoscabo de que los demás hermanos recibie­
ran la parte que legítimamente les correspondía. Al igual que su progenitor,
también contrajo matrimonio dos veces, la primera de ellas con doña María
Manuela Miranda Ronzón, hacia 1690, y la segunda con doña María
Francisca García Cienfuegos Miranda, por la que llegaron a la casona de El
Valleto dos vínculos heredados de sus padres, el de Muriellos, en el concejo
de Riosa y el de Morente y Paderni, en Oviedo, y Arroes, en el concejo de
Villaviciosa”97.
El hijo mayor de este segundo matrimonio se llamó, asimismo, Gregorio,
quien casó con doña María Francisca Campomanes, e, igualmente, fue bauti­
zado con el nombre de Gregorio su nieto, capitán de Milicias de Felipe V, que
llegó al empleo de Coronel y contrajo matrimonio, hacia 1735, con doña
Leonor Antonia Alvarez Terrero, de la Casa de Villamarcel. El primogénito
de éstos, de nombre ya distinto a sus antecesores, Pedro Vázquez de Prada y
Alvarez, fue confirmado por el Rey Carlos III como Regidor Perpetuo del
Concejo de Lena, en despacho firmado el 22 de Junio de 1766, en Aranjuez.
Y de un nieto de éste, Juan Antonio Vázquez de Prada y Suárez nacido en el
año 1790 en Valdecuna, se sabe que fue Capitán del Regimiento de Oviedo,
que fue confirmado también como Regidor Perpetuo de Lena, por el Rey
Fernando VII, el 23 de Enero de 1806 y que tuvo una actuación muy merito­
ria en el sostenimiento del Isabel II, habiendo resistido a las tropas carlistas
en la villa cántabra de Laredo98.
97 Alberto Montero Prieto. “El Valle de Cuna... ”, págs. 172 y 173.
98 Alberto Montero Prieto. “El Valle de Cuna... ”, págs. 167 y 168.
198
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
MARTÍN VÁZQUEZ DE PRADA, CATEDRÁTICO DE PRIMA DE
LEYES, RECTOR DE LA UNIVERSIDAD Y CORREGIDOR DE
ASTURIAS
En el siglo XVII, otro miembro del linaje de la Casa de Prada fue una de
las figuras de especial relevancia en el campo intelectual y político de la
Asturias de su tiempo: Martín Vázquez de Prada, catedrático de Prima de
Leyes y Rector de la Universidad de Oviedo y Corregidor de Asturias, la
máxima autoridad en el Principado como representante de la Corona, a la que
las Cortes de Zamora, de 1432, asignaban como función “corregir los deli­
tos e bollicios e escándalos que acaecían en las ciudades y villas...”99.
Nacido en Oviedo, Martín Vázquez de Prada estudió Derecho en la
Universidad ovetense, en la que obtuvo el grado de doctor y la cátedra de
Prima de las Leyes. Y, según refiere Fermín Canella en su “Historia de la
Universidad de O viedo”, fue vicerrector (1615) y Rector de la Universidad
(1613); exactamente, el séptimo rector y el primero de ellos no pertenecien­
te a la carrera eclesiástica, desde aquél que inició la andadura de la
Universidad ovetense, fundada por el arzobispo don Fernando de Valdés, el
arcediano de Tineo doctor Alonso Marañón de Espinosa, que fue rector en el
año 1608100
Martín Vázquez de Prada contrajo matrimonio con doña Melchora de
Heredia, hija de Bernardo de Heredia, Regidor de la Ciudad de Oviedo -cargo
otorgado por Felipe III, el 28 de Enero de 1615-, y de Mariana Bernaldo de
Quirós, con lo cual un Vázquez de Prada entroncaba de nuevo con los
Bernaldo de Quirós, de los que descendía, y tuvo dos hijos: Alonso e Isabel101.
Alonso Vázquez de Prada y Heredia, cursó en la Universidad de Oviedo
estudios de Filosofía y luego se trasladó a la Universidad de Salamanca, como
colegial del Colegio de San Pelayo, también llamado “Colegio de Oviedo” o
“de los Verdes”, por el color del manto y beca que había escogido como dis­
tintivo su fundador, en 1556, el arzobispo Fernando de Valdés102, que hizo
99 Juan Uría Ríu. “L os C orregidores y su recibim iento p o r la Junta G en eral d e l P rin cipado de
A stu rias y el M unicipio o v e te n se ”, “La Balesquida”, O viedo, junio, 1971, pág. 1, integrado en
“E studios d e H istoria de A stu ria s”, Biblioteca Histórica Asturiana, Silverio Cañada Editor,
Gijón, 1989, pág. 187.
i ° ° F e r r n fn Canella Secades. “H istoria de la U niversidad de O v ie d o ”, 2a edición, O viedo, 19031904, págs. 675 y 679.
101 Felipe Bernaldo de Quirós y Benavides. “Solar de la C asa de O lloniego... ”, pág. 79.
102 F. C anella y Secades. “H istoria de la U n iversid a d ...’’, págs. 18 y 37; Bartolom é Escandell
Bonet, “El In qu isidor Valdés en la creación de su C olegio de San P elayo de Salam anca ”, en
“S im posio V a ld és-S a la s”, págs. 197 a 232, Universidad de O viedo, O viedo, 1970; Carlos
Martínez, “E l C olegio de San P elayo ”, en “H istoria de A stu rias ”, editada por “El C om ercio”,
G ijón, 2a edición, 1971, pág. 190.
LA C ASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
199
diversas donaciones para su mantenimiento -d e igual manera a como había
hecho con su fundación más importante, la Universidad de O viedo-, con
objeto de albergar en él a los estudiantes asturianos que acudían a la univer­
sidad salmantina atraídos por su prestigio.
Según consta en el “Libro de Recepciones” del Colegio de San Pelayo,
Martín Vázquez de Prada tuvo que presentar a esta institución las pruebas de
i rn
hidalguía correspondientes para lograr el ingreso de su hijo Alonso , que
falleció, en Salamanca, en plena juventud, el 2 de septiembre de 1655. A pesar
de ello, Alonso Vázquez de Prada y Heredia, también llamado Alonso Vázquez
de Prada y Quirós, o Quirós, tuvo fama de “reputado latinista y jurista” y fue
autor de algunas interesantes obras, entre ellas, la titulada “Ancieresis epistolaris doméstico-jurídica de jure Eclesiástico Salamantinii Collegi majoris Sancti
Salvatoris Ovetensis. Ad Pat. Andream de Metido ”, “que anda impresa al fin
de la obra del P. Andrés Mendo “De jure Académico”, según pone de relie­
ve el canónigo Carlos González de Posada y de un “Compendio”, citadas por
Rojas en su “Historia de los Colegios”, donde incluye a Alonso Vázquez de
Prada entre los colegiales del Colegio de Oviedo “insignes en santidad”, y por
el Maestro Gil González Dávila en su “Teatro eclesiástico de Salamanca”, que
lo califica de “docto y curioso” 104.
Isabel Vázquez de Prada y Heredia casó con José Ramiro Cabeza de Vaca
y Ruiz de Velasco, caballero de la Orden de Santiago, Gentil hombre de la
Boca de Su Majestad, Regidor de las ciudades de Oviedo y León y Corregidor
de las de Palencia y Valladolid, de quien nació Melchora Cabeza de Vaca y
Vázquez de Prada, quien contrajo matrimonio con José Alvarez de la Ribera
-a l que Felipe Bernaldo de Quirós señala como “Ilustre Varonía de la Casa de
Quirós”- señor de las Casas de sus apellidos, caballero de la Orden de
Santiago y Caballero Paje de Guión de su Magestad y Vizconde de CastaO ssa105.
Como catedrático de Prima de las Leyes de la Universidad de Oviedo,
Martín Vázquez de Prada alcanzó una reconocida fama de experto en Leyes
y esto le llevó a desempeñar durante varios años dos importantes “oficios de
Justicia”, concretamente, los de Juez y Alcalde del Ayuntamiento de Oviedo,
cargos que eran elegidos el día de San Juan, reunido el Ayuntamiento oveten­
se en la iglesia parroquial de San Tirso el Real, lo que, según subraya Ciríaco
Miguel Vigil, “continuó haciéndolo durante cinco siglos y medio, hasta
103 Senén Á lvarez de la Rivera. “L ibro de R ecepciones d el C olegio de San P e la y o ”, “Biblioteca
H istórico-G enalógica Asturiana”, volum en III, Santiago de Chile, 1928, pág. 286.
104 Carlos G onzález de Posada. “M em orias... ”, págs. 197 y 198; Fermín Canella Secades, “E l L ibro
d e O v ie d o ”, pág. 89; Gran E nciclopedia Asturiana, tom o XIV, pág. 123.
105 Felipe Bernaldo de Quirós. “S o la r...”, págs. 79 y 80.
200
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
que en 1769, comenzó a realizarlo en sus Casas de Consistorio” 106. Así,
para el “oficio” de Juez, Martín Vázquez de Prada fue elegido en los años
1604 y 1614, y para el de Alcalde en los años 1588, 1589, 1592, 1593, 1595,
1596, 1620, 1621, 1623, 1626 y 1627107.
Al mismo tiempo, su prestigio como jurista había hecho que fuera nom­
brado, ya en 1619, “teniente de Corregidor”, siendo Corregidor Antonio
Chumacero, que, precisamente, fue con quien se inició la segunda etapa en la
historia de este cargo, máxima autoridad en representación de la Corona, la de
los “corregidores togados”, ya ministros togados de la Real Chancillería de
Valladolid, una vez superada la primera etapa, la de los “corregidores de
capa y espada” Y con Antonio Chumacero desempeñó este cargo de “tenien­
te de Corregidor” hasta que, en septiembre de 1623, sucedió a aquél como
Corregidor el Licenciado Pedro de Herrera108.
Diez años más tarde, Martín Vázquez de Prada volvió a ser nombrado
para el cargo de Teniente de Corregidor, en 1633, siendo Corregidor Gerónimo
González de Sanabria, que tomó posesión el 25 de Junio de 1633. Y, al falle­
cer éste, poco tiempo después, Martín Vázquez de Prada, fue nombrado, por
real cédula, Corregidor interino, cargo del que tomó posesión oficialmente
el 26 de Enero de 1634109. Y “continuó el gobierno asta que vino Don Juan
de Morales”, que tomó posesión el 11 de Septiembre de dicho año de 1634,
tal como refleja un valioso manuscrito conservado en la Biblioteca
Nacional110. Algún tiempo después, fue nombrado por el Rey miembro del
Consejo Real de Navarra, el Tribunal Supremo de Justicia y Administración
navarro, cuyos componentes, un Regente y seis consejeros, eran designados
directamente por el m onarca11*.
106 C. M. V igil. “C olección H istérico-D iplom ática d el A yuntam iento d e O v ie d o ”, O viedo, 1889,
pág. 372.
107 C. M. V igil. “C olección H istórico D iplom ática..", págs. 375 y 376.
108 Javier R odríguez M uñoz. “El G obierno d el P rin cipado: C o rreg id o res y Junta G en eral", en
“H istoria G en eral de A s tu ria s”, Silverio Cañada, Editor, Gijón, 1978, tom o III, págs. 161 a
174; A lfon so M enéndez G onzález. “La au to rid a d real. C o rreg id o res y R e g e n te s”, “E d a d
M o d e rn a ”, en “H istoria Tem ática de A sturias", tom o XI, S ilverio Cañada, Editor, Gijón,
1990, pág. 241.
109 Carlos G onzález de Posada. “M em orias...", pág. 85; Matías Sangrador y Vítores, “H istoria de
la A dm inistración... ”, pág. 489; Gran E nciclopedia Asturiana, tom o V, pág. 135.
110 F rancisco Tuero Bertrand. “C o rreg id o res d e l P rin c ip a d o ”, B .I.D .E .A ., n° 77, O vied o 1972,
pág. 660.
111 Felipe B em aldo de Quirós. “El S olar d e ...”, pág. 79; Marqués de Saltillo, Marqués de
Jaureguízar, “Linajes y P alacios.... ”, pág. 89.
LA C ASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
201
MARTÍN VÁZQUEZ DE PRADA Y EL LLAMADO
“PLEITO DE LOS DELFINES”
Todos estos datos acerca de la importante actividad académica, jurídica y
política de Martín Vázquez de Prada constan fehacientemente en diversas
fuentes escritas. Sin embargo, el Maestro Gil González Dávila se refiere a él
en su “Teatro eclesiástico de la Santa Iglesia de Oviedo ”, una obra escrita en
1635, como uno de los protagonistas en un curioso y sorprendente episodio
cuya veracidad ha sido siempre puesta en entredicho y discutida: el llamado
“Pleito de los delfines”, un supuesto hecho que Gil González Dávila sitúa en
el tiempo de Don Martín Manso, “presentado para el Obispado de Oviedo en
el año de mil seiscientos diez y seis y promovido desta yglesia para la de
Osma en el año mil seiscientos y veinte y dos”; es decir, en el período que va
de 1616 a 1622.
Y
lo hace en los siguientes términos: “En su tiempo vinieron a quere­
llar a su Audiencia los pescadores de los puertos y playas más vecinas de
la ciudad de Oviedo, diziendo que los Delfines de aquellos mares les rom­
pían las redes con que les quitaban el sustendo de sus personas y casas;
el que puso la demanda fue el Licenciado Andrés García de Valdés, cura
de la villa de Candás; el Obispo mandó que se diessen las censuras con­
tra ellos, nom brando por Abogado al Doctor M artín Vázquez,
Catedrático de Prima de Cánones en la Universidad de Oviedo, y que se
las estimassen en mar alta: assí se hizo, y entrando en un barco acompa­
ñado de un Notario, y de las que avian de ser testigos de todo, el mui
Reverendo Padre Maestro Frai Iacinto de Tineo de la Orden de Santo
Domingo, y Catedrático de la Universidad de Oviedo, mandó al Notario
en virtud de las vezes que llevaba del Obispo leyesse las censuras en voz
alta, notificándoselas a los Delfines, y mandándoles se apartasen de aque­
llos mares, y no bolviessen a ellos; y desde aquel día hasta los nuestros no
1 19
se han visto en puerto, playas, ni costas” .
Durante mucho tiempo, este “Pleito de los Delfines” fue considerado
como una pura y simple invención, como uno de tantos supuestos aconteci­
miento que, en realidad, no son sino producto de la fantasía e imaginación
calenturienta de algunas gentes. Y así lo denunciaba años más tarde el Padre
Risco, al calificarlo en su “España Sagrada” como “fabuloso” 113. Otros
112 Gil G onzález Dávila. “T eatro E clesiástico de la Santa Iglesia de O viedo ", 1635, págs. 90 y 91,
edición facsim ilar de José Porrúa Turanzos, Editor, Madrid, 1959; edición de Matías Sangrador
y V ítores, “G ran B iblioteca H istórica-A sturiana, P arte E clesiástica" , tom o I, O viedo, Im. y Lit.
de Brid, Regadera y C m p \ 1866, págs. 155 y 156.
113 Manuel R isco. “España S agrada. M em orias de la Santa Iglesia Exenta de O v ie d o ”, Tom o
XX X V IIII, Madrid, 1793, pág. 175.
202
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
autores lo entendieron como “una intencionada sátira contra la ignorante
credulidad y fanatismo de algunos clérigos y profesores de la Universidad
de Oviedo a quienes caricaturizaba” 114.
Sin embargo, si bien no está demostrada la verosimilitud del hecho que
relata el Maestro Gil González Dávila, desde hace algunos años se conoce la
existencia real de una reclamación muy similar: la formulada en la misma
época por “vecinos pescadores de la villa de Gijón ante el Escribano
público de Candás, el 8 de Septiembre de 1624”, tal como descubrió
Marino Busto en el Protocolo del Notario Don Juan de Valdés, ejerciente en
la villa candasina de 1584 a 1635.
En dicho Protocolo constan dos hechos muy parecidos a los narrados en
el “Teatro Eclesiástico de la Santa Iglesia de Oviedo”. El primero, la recla­
mación de dichos pescadores que “dijeron que, por quanto en la mara y
comarca de esta villa los vecinos circunes de ella no pueden entrar en ella
con sus pesquerías por los granes daños que les a^en los peces bravos que
llaman delfines dichos calderones, no solamente en las pesquerías sino a
sus propios aparejos que de ordinario les a^en notorios daños”. El segun­
do, el acuerdo alcanzado por los pescadores “para obviar los daños”, lla­
mando “a que venga a estos puertos y comarcas a a^eer las dichas diligen­
cias un clérigo Comisario el Santo Oficio que ay en el lugar de Beberinos,
rreyno de León, que en rra^on de los animales y peces bravos save conju­
ros con los quales les ynvía de la tierra y comarcas donde azen daño” 115.
Obviamente, las similitudes entre el hecho real y el narrado por el Maestro
Gil González Dávila son, realmente, grandes. Pero, en el Protocolo del Notario
de Candás no aparece referencia alguna a la participación de Martín Vázquez
de Prada, al que aquél incluye entre los supuestos protagonistas refiriéndose a
él con el apellido incompleto - “Doctor Martín Vázquez, Catedrático de
Prima de Cánones de la Universidad de Oviedo”- aunque quienes han
escrito posteriormente sobre este acontecimiento no dudan de que se trata del
jurista de la Casa de Prada. Y así lo hace, por ejemplo, Luciano Castañón,
cuando al escribir del “Pleito de los Delfines” y relatar los distintos cargos y
funciones que cumplieron en él unos y otros habla del “doctor Martín
Vázquez de Prada, catedrático de Prima de Cánones en la Universidad de
Oviedo y más tarde Gobernador del Principado” 116.
Todo parece indicar que, quizás tengan razón quienes aducen que el texto
del Maestro Gil González Dávila o, al menos, la referencia de la que se hace eco
114 Marino Busto. “P udiera no se r fa b u lo so el P leito de los D elfines". E stá b a sa d o en un hecho real
y v e r d a d e ro ”, B.I.D .E .A ., n° 102, O viedo, 1980, pág. 368.
115 Marino Busto. “P udiera no ser.... ”, pág. 370.
116 L. C. “P leito d e los D elfin es”, “Gran E nciclopedia A stu ria n a ”, Gijón, 1982, T om o V , pág. 282.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
203
sería una forma de caricaturizar a algunos clérigos y profesores de la
Universidad de Oviedo, partiendo de un hecho tan curioso como real como el
que se refleja en el mencionado Protocolo y urdiendo una historia similar a
aquella en la que se adjudicaba cargos y funciones muy concretas a personali­
dades relevantes. Aunque, en este caso, la sátira y caricatura pudiera no ser otra
cosa que un ataque en toda regla contra un jurista como Martín Vázquez de
Prada que, además de desempeñar los cargos de Teniente de Corregidor y de
Corregidor Interino de Asturias, fue el primer Rector de la Universidad de
Oviedo que no procedía de la carrera eclesiástica. Y, moviéndonos en el terre­
no de las hipótesis, su acceso al Rectorado de la Universidad ovetense pudiera
no haber sido muy bien acogido por algunos sectores, desde los que podría
haber salido la versión caricaturesca del “Pleito de los Delfines ” que el Maestro
Gil González Dávila se encargó de difundir en letra impresa dándolo por bueno.
EL ENTRONQUE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA CON LOS DE
VELARDE
Es en esta misma época cuando el linaje de los Vázquez de Prada se entron­
ca con el de los de Velarde, un linaje oriundo de Santillana del Mar y asentado
por entonces en Proaza, al contraer matrimonio Pedro de Velarde y Calderón de
la Barca y Juana María Vázquez de Prada, o de Prada, y Bemaldo de Quirós.
Pedro de Velarde y Calderón de la Barca, había nacido en Santillana del
Mar, en cuya parroquia de Santa Juliana fue bautizado el 28 de Agosto de
1624 y era hijo de Pedro de Velarde y de Catalina Calderón de la Barca. De
Juana María Vázquez de Prada y Bernaldo de Quirós se sabe que nació en
Proaza, fue bautizada el 11 de julio de 1635 en la parroquia de San Vicente,
siendo padrinos Pedro Villabona, juez de Proaza, y su hermana Isabel
Vázquez de Prada. Y era hija de Baltasar Vázquez de Prada, hijo del funda­
dor del mayorazgo, el capitán Andrés Vázquez de Prada, y, por la muerte de
su hermano mayor, Juan, señor de la Casa de Prada, y de Leonor Bernaldo de
Quirós, matrimonio éste por el cual otro Vázquez de Prada volvía a unirse al
linaje de los Quirós, del que procedía doscientos años antes. Y este nuevo
entronque entre dos linajes que, en realidad, eran el mismo, tenía lugar doble­
mente en esta época, dado que, curiosamente, una hermana de Baltasar,
Melchora Vázquez de Prada, había contraído matrimonio con otro hermano
de Leonor, Gutierre Bernaldo de Quirós117.
117 Felipe Bernaldo de Quirós. “El S olar d e ....”, pág. 83; Marqués de S altillo, Marqués de
Jaureguízar, “L in ajes y P alacios..." , pág. 89.
204
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
Significativamente, en la persona de Juana María Vázquez de Prada y
Bernaldo de Quirós se aúnan dos circunstancias que resultan de especial inte­
rés en la historia del linaje de los Vázquez de Prada. La primera de ellas, resi­
de en el hecho de que, por primera vez, la titularidad del mayorazgo de la
Casa de Prada, constituido cien años antes, recae en una mujer, al fallecer su
hermano Alejandro, que había sucedido en el mayorazgo al padre de ambos,
Baltasar Vázquez de Prada118. Y así, cuando contrae matrimonio con Pedro
de Velarde y Calderón de la Barca, Juana María Vázquez de Prada y Bernaldo
de Quirós es Señora de la Casa de Prada, en Proaza y de la del Portal, en
Oviedo, de la jurisdicción de Linares y de las alcabalas de Linares y de
Proaza. La segunda remite a la utilización de una variante del apellido origi­
nal del linaje, con arreglo al mandato contenido en la escritura fundacional del
mayorazgo de la Casa de Prada, en la que su fundador, el caballero del Hábito
de Santiago Andrés Vázquez de Prada estableció taxativamente que “el varón
o hembra que en nuestro mayorazgo sucediere se llame principalmente
del solar y apellido de los Prada...” 119
El anterior mayorazgo y padre de Juana María, Baltasar Vázquez de Prada
había utilizado indistintamente el apellido completo y el “de Prada”, y de
ambas formas aparece en diversos documentos. Sin embargo, Juana María
Vázquez de Prada usa prácticamente siempre el apellido de Prada y sus hijos,
los de Velarde y Vázquez de Prada, se hicieron llamar de Velarde y Prada: así
sucedió con el primogénito de este matrimonio, Pedro José Felipe Santiago de
Velarde y Prada, bautizado con este nombre el 24 de mayo de 1661 en la igle­
sia colegiata de Santa Juliana, de Santillana del Mar, Señor de las Casas de
Velarde y de Ravanillo de Tagle en Santillana del Mar y de las de Prada en
Proaza y del Portal en Oviedo, y sus hermanos Eusebio de Velarde y Prada,
canónigo de la santa iglesia catedral de Oviedo, y Juana, Josefa, Catalina y
1
Antonia de Velarde y Prada , que utilizaron la forma del apellido que, con
arreglo a lo dispuesto por la escritura fundacional del mayorazgo, correspon­
día únicamente a su titular, si bien el apellido completo era el de Vázquez de
Prada, que era la forma que tendrían que haber usado el resto de los hermanos.
Un nieto de Juana María Vázquez de Prada y Pedro Velarde Calderón de
la Barca, llamado Pedro de Velarde y González de Cienfuegos -aunque pare­
ce que estaba empadronado como Pedro Velarde Calderón y Prada, según
apunta Joaquín M anzanares121- , nacido también en Proaza, el 27 de Febrero
118
119
120
121
Felipe Bernaldo de Quirós. “El Solar... ", pág. 82 y 83.
C. M. V igil. “H e rá ld ic a ...”, pág. 74.
Marqués de Saltillo y Marqués de Jaureguízar. “Linajes y P alacios... ”, pág. 89.
Joaquín M anzanares. “Itin era rio a rtístico m onum ental de O viedo" , Tabularium Artis
Asturiensis, O viedo, 1960, pág. 75.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
205
de 1704, fue quien mandó construir, en Oviedo, el magnífico palacio de
Velarde al arquitecto ilustrado, discípulo de Ventura Rodríguez, el candasín
Manuel Reguera González (1731-1798), que grabó su nombre en la imposta
del balcón principal del edificio, como expresión de su orgullo por ser el
creador de tan soberbio edificio: “Ynbentada y Construida por Manuel
Reguera González. Año 1767”. Un palacio, cuya construcción, estudiada
minuciosamente por el profesor Vidal de la Madrid, en su obra sobre el arqui­
tecto Reguera122, refleja datos interesantes sobre el patrimonio en Oviedo del
linaje de los Vázquez de Prada, cuyo mayorazgo había heredado Pedro de
Velarde y Cienfuegos.
EL PALACIO DE VELARDE Y EL MAYORAZGO
DE LA CASA DE PRADA
Pedro de Velarde y Cienfuegos, inició el proceso que le llevaría a la cons­
trucción del palacio en 1747. En aquella época, desempeñaba el cargo de
“Regidor Perpetuo de Oviedo”, y, para acoger a su numerosa familia, había
decidido erigir “una vivienda digna y proporcionada a su calidad”, al
haber optado por residir en la capital del Principado de forma permanente,
“tanto por la oportunidad de participar más activamente en las institu­
ciones y la vida social ovetense, como por hallarse en sus inmediaciones
los más de los bienes y rentas del mayorazgo de Prada...” 123.
En efecto, la Casa de Prada poseía en el centro de Oviedo una serie de
bienes, entre ellos una casa situada en la calle de la Platería, una de las más
antiguas de la capital del Principado, ubicada justo enfrente de la catedral y
que debía su nombre a las tiendas y talleres de plateros allí establecidos para
la fabricación y venta de alhajas de plata afiligranada que los peregrinos al
Salvador tocaban y bendecían en la Cámara Santa...124 Su situación resultaba
inmejorable para la construcción del palacio, por encontrarse en el centro de
la ciudad y en las inmediaciones de la catedral, en la que el antecesor de Pedro
de Velarde y Cienfuegos, el Abad Andrés Vázquez de Prada, había fundado
una capilla, dotada por la Casa de Prada.
Al mismo tiempo, las calles en las que el inmueble tenía sus fachadas
resultaban muy estrechas para una edificación del porte del nuevo palacio que
Pedro de Velarde quería le construyera Manuel Reguera, el arquitecto de
122 V idal de la Madrid. “La A rq u itectu ra ...”, págs. 101 a 122.
123 V idal de la Madrid. “La A rquitectura... ”, págs. 109 y 110.
124 Fermín Canella Secades. “El L ibro de O v ie d o ”, pág. 116; J. R. Tolivar Faes, “N om bres y cosas
d e las ca lles d e O v ie d o ”, págs. 5 y 555.
206
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
mayor prestigio de aquel entonces, “el mejor arquitecto que tiene el
Principado”, en palabras de Gaspar Melchor de Jovellanos125. Y esta consi­
deración le llevó, primero, a hacer una serie de permutas de los bienes de los
Vázquez de Prada con otros del cabildo catedralicio, y, después, a ceder al
Ayuntamiento parte de sus terrenos para lograr un ensanche de la calle de
Santa Ana, a la que iba a dar la fachada principal del palacio.
Finalmente, el palacio comenzó a construirse en 1765, seis años después
de que Reguera levantara el de Inclán Leyguarda. Y cinco años más tarde
estaba concluido, tras haber invertido 33.000 ducados, una elevadísima canti­
dad que exigió a su familia la venta de algunos otros bienes, como los que se
vió obligado a enajenar el primogénito de Pedro, Joaquín de Velarde y Queipo
de Llano, en Cangas de Narcea, pertenecientes al mayorazgo que éste había
heredado de los Queipo de Llano, por su madre Teresa Queipo de Llano y
Malleza, hija de los Condes de Toreno. Y, significativamente, para justificar
la venta de estos bienes del mayorazgo de los Queipo de Llano, que había
recaído en él, Joaquín de Velarde y Queipo de Llano señaló la necesidad de
dedicar una parte importante del producto de la enajenación “a la conclusión
de la casa del mayorazgo de Prada en Oviedo”, que poseía su padre, del
que era inmediato sucesor126.
Sin embargo, su padre, Pedro de Velarde y Cienfuegos, no pudo disfru­
tar por mucho tiempo del bello palacio que le construyó el ilustrado Manuel
Reguera, ya que falleció el 13 de Agosto de 1781 en Proaza, en la CasaFuerte de Prada...127.
El arquitecto Reguera logró construir un espléndido palacio, con una
planta casi cuadrada de 30 x 27 metros, 800 metros cuadrados de superficie y
cuatro fachadas exentas dotadas de un diseño singular y diferenciado unas de
otras, en la que sobresale, por encima de todas ellas, por su gran belleza y
fuerza plástica, la fachada principal; una fachada ésta, estructurada en tres
plantas, en la que Reguera quiso destacar, sobremanera, su calle central, en
cuyo nivel inferior se encuentra la puerta principal, con arco carpanel, flan­
queada por dos columnas toscanas, sobre ella un balcón cerrado por un gran
frontón que apoya sobre columnas estriadas, y un nivel superior coronado por
un escudo de armas de forma oblonga, “el más arrogante blasón de los
198
palacios ovetenses”, como señala el Marqués de Saltillo , guarnecido por
125 José Manuel Fernández Castañón y Em ilio Marcos Vallaure. “C atálogo-G u ía d el M useo de
B ellas A rtes d e A s tu ria s”, O viedo, 1986, pág. 11.
126 Vidal de la Madrid. “La A rq u itectu ra ...”, págs. 106 y 108.
127 V idal de la Madrid. “La A rq u itectu ra ...”, pág. 110; Marqués de Saltillo, Marqués de
Jaureguízar, “L inajes y P alacios... ", pag. 78.
128 Marqués de Saltillo, Marqués de Jaureguízar. “Linajes y P alacios... ”, pág. 86 .
LA C ASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
207
diversos motivos heráldicos y en cuyos cuarteles figuran las armas de los
Velarde, Vázquez de Prada o de la Casa de Prada, Navia, Bolaño y Caso, orla­
das por la leyenda “Velarde el que la sierpe mató con la ynfanta se casó...”
Tal como subraya Vidal de la Madrid, “el palacio de Velarde fue el últi­
mo gran palacio barroco construido totalmente de nueva planta en la
capital del Principado” 129. Y, con él, gracias a “la generosidad de medios
con que se abordó el proyecto y a la libertad creativa de que disfrutó
Reguera consiguió su obra más personal e independiente. La casa de
Velarde supuso un soplo de frescura y renovación en el panorama arqui­
tectónico asturiano, y así lo comprendieron quienes reprodujeron algu­
nos elementos de su fachada, especialmente los saledizos de los balcones.
La casa de Pedro Velarde -añade Vidal de la M adrid- constituyó, por
tanto, un fruto fundamental en la vida profesional de Manuel Reguera
que alcanzó con ella el reconocimiento popular y la exhibió como ejem ­
plo de la nueva arquitectura. Es, además, la única gran obra que realizó
siguiendo diseños propios y el mejor modelo de su primera época, quizá
el único que diseñó y construyó con total libertad desde los cimientos en
toda su larga vida profesional” .
Del entronque, pues, de los de Velarde con los Vázquez de Prada des­
ciende también el teniente general Joaquín María de Velarde y Navia Bolaño,
en quien, por Real Decreto de 11 de Julio de 1835, se restableció el antiguo
título de Conde de Nava, originariamente concedido por el Rey Felipe IV, por
Real Despacho de 4 de Abril de 1659, a su antecesor Rodrigo Alvarez de las
Asturias, descendiente del famoso Rodrigo Alvarez de las Asturias, Señor de
Noreña y Nava y Ayo y Tutor del Rey Enrique II, de quienes descendía por
1^ 1
línea materna, al ser su abuelo Gaspar Caso y Alvarez de las Asturias .
i o /a
129 Vidal de la Madrid. “A rqu itectu ra de la Ilustración. M anuel R eguera", en “E l A rte en A stu rias
a tra vés d e sus o b r a s ”, Editorial Prensa Asturiana, “La N ueva España”, O viedo, 1996, pág. 268.
130 Vidal de la Madrid. “La A rquitectura... ”, págs. 121 y 122. El palacio perteneció a los de Velarde
hasta el año 1927, en que Juan Bautista Pardo Pimentel y Velarde lo vendió a las religiosas del
Santo A n gel, de O viedo, que, desde 1905, lo venían utilizando com o colegio. Finalm ente, en
1971, la Diputación Provincial de Asturias y el Ayuntam iento de O viedo lo adquirieron para
albergar en él al M useo de Bellas Artes de Asturias.
131 Marqués de Saltillo y Marqués de Jaureguizar. “L inajes y pa la cio s... ”, pág. 78. Según subraya
el Marqués de Jaureguizar, en la página 85 de esta obra, “desde 1802, la casa de los M arqueses
de Trujillo, usó el apellido Álvarez de las Asturias sin fundamento alguno, pues no enlaza con
la ilustre casa asturiana. O bedece el hecho, sin duda, a un halago a la vanidad del nuevo Duque
de cualquier mercenario genealogista. La fam ilia Álvarez de Bohorquez, originaria de
Villamartín (C ádiz), desciende de Martín Álvarez de Bohorques y doña Inés de Parga y
Sotom ayor.
208
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
UNA RAMA DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA ASENTADA
EN TIERRAS CASTELLANAS
El llamado “Crimen de la cueva del Notario” tuvo como consecuen­
cias, entre otras, el abandono durante un tiempo, al menos, por parte de los
Vázquez de Prada fratricidas de sus posesiones en Proaza y el asentamiento
de dos de los tres hermanos autores del crimen en zonas distintas a Asturias.
El Padre Carvallo se refería a este hecho, dando cuenta en sus “Antigüedades ”
de que Andrés se trasladó a Valdeorras, en Orense, y Alonso a Valladolid, “de
quien ay descendientes...”, y que, pasados unos años, exactamente, en 1491,
Diego retornó a Asturias, donde permaneció hasta su m uerte132.
Desde aquellas fechas, aproximadamente, una rama de los Vázquez de Prada
permaneció residiendo en tierras castellanas hasta nuestros días. Y, si nos atene­
mos a las noticias proporcionadas por el Padre Carvallo, todo parece indicar que
el origen de su asentamiento fue debido a Alonso, uno de los tres fratricidas.
Sin embargo, este dato no se encuentra totalmente dilucidado y la hipótesis
que desde siempre han manejado los Vázquez de Prada asentados en Castilla remi­
te no a Alonso sino a un hijo de Diego, llamado Juan, nacido también en Proaza.
Con arreglo a esta hipótesis, cuando Diego Vázquez de Prada abandona sus
posesiones en Proaza, lo hace con toda su familia, entre otros, sus hijos Juan y
1^
Alonso y su nieto Luis , con los que, durante un cierto tiempo, permanece deste­
rrado en tierras de Castilla, al igual que su hermano Alonso. Sin embargo, cuando
regresa a Asturias, no todos sus descendientes continuarán, como él, viviendo en la
vega del río Trubia, al frente de sus posesiones: la Casa-Fuerte de Prada, la torre
señorial que los monarcas le habían autorizado a erigir de nuevo, sus cotos, como el
de Linares, y otras propiedades que Lope González de Quirós les había donado...
Uno de sus hijos, Juan, que había contraído matrimonio con Sancha
Fernández, permanece en Castilla y se establece, ahora ya de forma definiti­
va, en tierras leonesas, concretamente en Grajal de Campos. Allí, en esta
población de la llamada “Tierra de Campos”, edifica su casa solariega, y da
origen a una prolífica rama del linaje de los Vázquez de Prada, que llega a
nuestros días. Según consta documentalmente, Juan Vázquez de Prada otorga
testamento en Valladolid, el año de 1518, conjuntamente con su esposa,
Sancha Fernández. Su hijo Luis Vázquez de Prada y Fernández, nacido en
Proaza, a finales del siglo XV, fue mayorazgo de esta rama de los Vázquez de
Prada, casó con Ana Tijero, nacida en Grajal de Campos, y desempeñó el
cargo de Regidor Perpetuo y Alcalde de Grajal de Campos.
132 Luis A lfonso de Carvallo. “A n tig ü ed a d es...”, pág. 445.
133 A sí consta en la Ejecutoria de esta rama de los Vázquez de Prada, que p osee Mariano V ázquez
de Prada y Juárez.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
209
Y
en esta villa de Grajal de Campos nació su hijo Sebastián Vázquez de
Prada y Tijero, que se trasladó a vivir a Medina de Rioseco, donde tuvo sus
casas principales, enclavadas en un amplio espacio, desde la Rúa hasta la
Iglesia de Santa María, y contrajo matrimonio con María de Omaña, de lina­
juda y antigua familia de origen asturiano y leonés, con capilla en la Iglesia
de San Isidoro de León y casonas palacios en varias poblaciones del centro y
occidente de Asturias, entre otras en lo que en aquella época era conocida
como Cangas de Tineo y, desde el siglo XIX, como Cangas de Narcea.
De su matrimonio con María de Omaña, Sebastián Vázquez de Prada y
Tijero tuvo diez hijos, tres de los cuales, un varón y dos hembras, abrazaron el
estado religioso, mientras que otro de ellos, de nombre Juan Bautista Vázquez
de Prada y Omaña, heredó el mayorazgo, fue Caballero de la Orden y Hábito
de Calatrava y Alcalde ordinario por el estado de hijosdalgo de la Villa de Santa
Eufemia del Arroyo, y casó con Gregoria de Quintana y Lasso de la Vega.
A partir del nieto de éstos, Sebastián Vázquez de Prada y Uría hijo de
Sebastián Vázquez de Prada y Quintana y de Inés de Uría y Tovar, -hija, a su
vez, de Alonso de Uría y Tovar e Inés de Orduña y Tovar- los Vázquez de
Prada fueron señores de Pajares de Campos134. Así, Sebastián Vázquez de
Prada y Uría, bautizado el 15 de Octubre de 1656 y casado con María
Manuela de Santa Cruz y Vázquez de Prada, fue el primer señor de esta villa
castellana de Pajares de Campos y Regidor Perpetuo de Cangas, del directo
dominio del Trasmonte, Villapedre y otras de Asturias.
Su hijo, Manuel Vázquez de Prada y Santa Cruz, nacido, al igual que sus más
inmediatos antecesores, en Medina de Rioseco, en 1695, y fallecido en 1744, fue
Señor y Dueño de Pajares de Campos y Regidor Perpetuo de la ciudad de Soria y
de la villa asturiana de Cangas de Tineo, de donde era originaria, aunque nacida
en Madrid, su esposa, María Josefa Queipo de Llano y Ruiz de Porras, hija de
Isabel Ruiz de Porras y Fernández de Córdoba y de Pedro Queipo de Llano
Alvarez de Murías, Colegial del Mayor de Santa Cruz de la Universidad de
Valladolid, Caballero de la Orden de Alcántara, Rector de la Universidad de
Valladolid, del Consejo de Su Majestad en el de Castilla y Presidente de la Real
Chancillería de Valladolid, perteneciente al linaje de los Queipo de Llano, uno de
cuyos antecesores, Alvaro, fue distinguido por la Corona como Conde de Toreno,
título creado por Real Despacho de 13 de Octubre de 1659...
A su muerte, le sucedió en el señorío de Pajares de Campos su hijo
Joaquín Vázquez de Prada y Queipo de Llano, bautizado el 28 de Diciembre
de 1727, cuyo nombre consta en el Libro del Mayor Hacendado del Catastro
del Marqués de la Ensenada correspondiente a Pajares de Campos, y casado
en dos ocasiones sin que de ninguno de ambos matrimonios tuviera descen­
34 A rchivo de Juan V ázquez de Prada y Valares.
210
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
dencia.Por esta razón, a su fallecimiento, ocurrido en Rioseco, el señorío pasó
a su hermano Pedro Vázquez de Prada y Queipo de Llano, nacido en Medina
de Rioseco, el 10 de Julio de 1734 y fallecido en Pajares de Campos el 9 de
Julio de 1806, que fue Regidor Perpetuo de la ciudad de Soria y, asimismo,
señor de Palacio de Coto de Río Torto, con el que concluye el siglo XVIII de
esta rama asentada en Castilla de los Vázquez de Prada...135.
EL ESCUDO DE ARMAS DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
La primera referencia documental a las armas del linaje de los Vázquez
de Prada se encuentra en la escritura fundacional del mayorazgo de la Casa
de Prada, en la que el capitán de los Ejércitos del Emperador Carlos V y fun­
dador de dicho mayorazgo Andrés Vázquez de Prada señala... “que son las
armas de Cienfuegos, con las otras del linaje que son seis luneles colora­
dos en campo blanco, y las de Cienfuegos han de ir en medio que son: lla­
mas de fuego en campo verde, sin otra mezcla ninguna; o que á lo menos
éstas traiga principalmente más que otras...” 136.
Ese mismo conjunto de figuras es al que se refiere en sus manuscritos
Tirso de Avilés, que encabeza sus notas sobre las armas de Proaza y su conce­
jo con las de los Vázquez de Prada, subrayando que “son las mismas de los
Cienfuegos con los seis luneles de Quirós por orla, en campo de sangre; los
cinco fuegos, y los luneles en campo blanco”. Y añade el blasón del linaje:
Los cinco fuegos crueles,
De color ensangrentado
En campo blanco esmaltado
Y los seis claros luneles
de Prada se han demostrado.
Son los Vázquez de Prada
Que han dado siempre señales
De ser a su rey leales,
Y de nobleza dotados,
Está su casa y solares137.
135 Archivo de Juan V ázquez de Prada y Valares.
El escudo de armas de los V ázquez de Prada.
136 C. M. V igil. “A puntes H eráldicos. H eráldica A sturiana... ”, pág. 74; G .E.A ., tom o XII, pág. 17.
137 Tirso de A v ilés, “A r m a s ...”, I.D .E .A ., 1956, págs. 136 y 137; G EA , 1991, págs. 148 y 149.
Esta versión es la que recoge Francisco Piferrer, “N obiliario de los R einos y S eñ oríos de
España ”, 2o edición, tom o V, págs., 156 y 157, Imprenta de M inuesa, Madrid, 1859 y Valeriano
López Fernández, “P ro a za ”, en “A stu ria s”, de O. Bellmuntd y F. Canella, tom o III, Gijón 1900,
pág. 158.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
211
Esos son, pues, los elementos que forman el escudo de armas del linaje
de los Vázquez de Prada, en un primer momento. Sin embargo, ya desde sus
orígenes aparece con diversas composiciones, que no son otra cosa que la
expresión de lo que, en heráldica, se denominan brisuras, esto es la diferente
forma de colocar las mismas piezas o figuras que aparecen en el escudo ori­
ginal; o, simplemente, la distinta formación de un blasón, manteniendo las
mismas piezas, para diferenciar las armas y las ramas de un mismo linaje del
tronco principal, máxime cuando se ha constituido mayorazgo y, en conse­
cuencia, al primogénito le corresponde no solo la titularidad de éste sino tam­
bién el uso de una forma determinada del apellido, como sucede con el “de
Prada”, en el linaje de los Vázquez de Prada, y del escudo de armas en su pri­
mera versión.
Así, por ejemplo, la primera composición, la que describe Andrés
Vázquez de Prada en la escritura constitutiva del mayorazgo de la Casa de
Prada, es la que aparece esculpida, en el imponente escudo del palacio de
Velarde, en Oviedo, donde se unen a las de los Velarde, y en cuyo cuartel
superior derecho figuran los seis luneles como orla, en torno a los cinco fue­
gos, colocados en sotuer, esto es, dos, uno, dos. Y es la misma también que
aparece en el escudo de armas de los Vázquez de Prada del palacio de El
Valleto, donde los seis luneles como orla y los cinco fuegos en sotuer figuran
en el cuartel superior izquierda del blasón138.
Sin embargo, este escudo es distinto al que se encuentra en la parte infe­
rior del retablo que alberga al Santísimo Cristo de Prada en la capilla funda­
da por Andrés Vázquez de Prada, en donde solamente aparecen los seis lune­
les, como orla, pero sin tener en su interior los cinco fuegos. Y quizá esta dife­
rencia puede deberse al hecho de que, efectivamente, quien se une a la Casa
de Velarde, Juana Vázquez de Prada, es la titular del mayorazgo de la Casa de
Prada mientras que el fundador de la capilla de la catedral, el Abad de Tuñón,
Andrés Vázquez de Prada es el “segundón” de su familia.
El propio Tirso de Avilés proporciona en sus notas y dibujos de bla­
sones una composición distinta, formada, no obstante con las mismas figu­
ras. En ésta, los seis luneles de los Quirós ya no aparecen como orla de los
cinco fuegos de los Cienfuegos, sino en fajas, quedando los cinco fuegos
en la faja interm edia del escudo, resguardada, por arriba y por debajo, por
los seis luneles, en otras dos fajas que reúnen tres luneles en cada una de
ellas.
Esta es la composición que Tirso de Avilés dibuja entre sus manuscritos
y que, en el año 1976, reproduce Manuel Ferrero Blanco de Quirós denomi­
38 Alberto M ontero Prieto. “L as casonas solariegas... ”, pág. 366 y 367.
212
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
nándolo en el “Heraldario anónimo de Cangas” 139, como “Armas de los
Bazquez de Prada”, así, con “be”, tal como lo escribió el canónigo. Y todo
permite pensar que Tirso de Avilés, al que, en ocasiones, se le resta fiabilidad,
escribía acerca de una cuestión que conocía perfectamente.
En prim er lugar, porque, aunque “segundón”, era hijo de un noble,
Gaspar de Avilés, regidor perpetuo de la ciudad de Oviedo, que fundó
mayorazgo, el de la Casa de Bolgues140 y eso le acercaba por su mismo lina­
je a los entresijos de los blasones, escudos de armas y diversa composición
de éstos; en segundo lugar, porque conoció muy de cerca a los miembros del
linaje de los Vázquez de Prada, especialmente al Abad de Tuñón, Andrés
Vázquez de Prada, canónigo, como él, de la catedral ovetense. Y así consta
que intervino como declarante ante el Obispo y el Cabildo de la catedral de
Oviedo acerca de la Abadía de Tuñón y su titular, Andrés Vázquez de Prada,
tras el fallecimiento de éste, y una vez que testificara el “chantre” Lope de
Miranda, pariente del canónigo de la Casa de Prada, cuando se suscitó la
necesidad de conocer la naturaleza del nombramiento del titular de esta aba­
día, papal o real, ante el interés mostrado por el Rey Felipe II de nombrar
un nuevo abad141.
A esta diversidad de formas de los escudos de armas del linaje de los
Vázquez de Prada, manteniendo los elementos principales, aunque modifican­
do la composición del blasón, se refería, ya en 1649, Alonso Vázquez de Prada,
hijo Martín Vázquez de Prada, en aquel tiempo miembro del Consejo de Su
Majestad y Oidor de la Real Audiencia de Navarra, en una carta a su familiar
Gregorio Vázquez de Prada, señor de la Casa de El Valleto: “quanto a las
armas digo que la de mi Padre y de la cassa de Prada, Las primeras son las
mismas que las de la cassa de Quirós por Venir de Una mesma raiz estas
dos casas, Y ser Una misma cosa, Y así en los escudos de mi passados donde
se ponen armas dellos, y de las abuelas, tienen el primer lugar las armas de
quirós, pero Las proprias son Seis Luneles, tres a Lado y tres a otro (de la
manera que están en los escudos de los Quiroses) y cinco Llamas de fuego
en el medio en hilera, Los seis luneles son de oro, los fuegos de color de san­
gre, y el campo blanco; en algunos escudos Viejos de mi abuelo, y en otros
de la casa de prada están los fuegos a un lado y los Luneles a otro; Y en
otras partes están los Luneles a un lado, Y una llama grande de fuego a
otro; Y en otro la llama grande en el medio de los luneles”, a pesar de lo
cual, subraya Alonso Vázquez de Prada, “todos son el mismo...”
139 Manuel Ferrero Blanco de Quirós. “H eráldica A stu ria n a ...”, figura, 28; Tirso de A vilés,
“A rm as... ”, G EA, M. G óm ez, Abanera, lámina VII.
140 Tirso de A vilés. “A rm as... ”, G EA, “Presentación” de J. M. Góm ez-Tabanera, pág. 7.
141 Ramón Prieto Bances. “La C on cesión ...”, pág. 143.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
213
En ese mismo escrito, Alonso Vázquez de Prada añade a sus explicacio­
nes sobre el escudo de armas de su linaje lo siguiente: “Los Vázquez no tie­
nen armas distintas porque Vázquez es nombre Patronímico, y en la casa
de Prada, es como Fernández de Miranda, González de Zienfuegos,
Suárez de Solís, que de esta suerte se digeron Vázquez de Prada los seño­
res desta casa mis pasados...” 142.
En relación con esta apreciación formulada ya a mediados del siglo XVII
por Alonso Vázquez de Prada - “los Vázquez no tienen armas distintas por­
que Vázquez es nombre patronímico...”- no deja de resultar sorprendente
la interpretación que hacen en el presente siglo dos genealogistas de singular
relieve, Julio Atienza, barón de los Cobos de Belchite, primero, y Francisco
de Sarandeses, al que se debe, no obstante, una importante labor de recopila­
ción de blasones de linajes asturianos.
Porque, a pesar de las referencias documentales que existen desde la
misma escritura fundacional del Mayorazgo de la Casa de Prada, es decir,
desde 1544, y que, por lo menos Sarandeses conoce, al menos a través de las
obras de de Ciríaco Miguel Vigil, a las que incluye en su bibliografía, tanto
Atienza como Sarandeses, en sus obras “Diccionario N obiliario” y
“Heráldica de los Apellidos Asturianos”, hacen desaparecer el linaje de los
Vázquez de Prada o Vázquez Prada y, en consecuencia, sus armas... Y, de
forma tan sorprendente, solamente se refieren a tales armas al hablar, por
separado, de cada una de las dos partes que, desde pocos años después de
1391, conforman el apellido y linaje de los Vázquez de Prada- es decir, refi­
riéndose a “Vázquez” por un lado y a “Prada” por otro, asignando a cada una
de ellas lo que, en realidad, es de un solo linaje, atribuyéndolas indebidamen­
te y partiéndolas por la mitad en una peculiar y forzada operación143.
Así, Atienza al hablar del apellido Prada afirma que es “gallego, descen­
diente del linaje asturiano de Cienfuegos” y entre sus armas describe como
primeras “en campo de gules, cinco llamas de fuego, puestas en sotuer; bordura de plata, con seis menguantes de gules...” 144, que, dicho de otro modo,
son las que Tirso de Avilés sitúa como pertenecientes a los Vázquez de Prada,
y que Piferrer recoge en su “Nobiliario...” Y, al referirse a los Vázquez, señala
que es “Asturiano. Del valle de Proa^a, en el lugar de Prada, cercano a
Gijón...” Y al concretar sus armas, describe las que traen “los de Castilla” 145,
142 A rchivo de los V ázquez de Prada de El Valleto, citado por Alberto M ontero Prieto, en “El Valle
de C u n a ...’’, págs. 165 y 166.
143 Julio Atienza. “D iccion ario N obiliario" , Aguilar, Madrid, tercera edición, 1959; Francisco
Sarandeses. “H eráldica de los A pellidos A stu ria n o s”. I.D .E.A ., O viedo, 1964.
144 Julio A tienza. “D iccion ario... ”, pág. 633.
145 Julio Atienza. “D iccion ario... ”, pág. 750.
21 4
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
que no son otras sino las de los Vázquez de Prada del palacio de Aguilar, en el
Padrún, Mieres, blasón al que nos referiremos más adelante.
Atienza edita por primera vez su “Diccionario N obiliario” en 1954. Y
Sarandeses su “Heráldica...” en 1966, con prólogo precisamente de Julio
Atienza. Quizá por ello, acatando la autoridad del barón de los Cobos de
Belchite incurre en una similar consideración de esta cuestión, aunque intro­
duce algunos datos, incompletos pero reales... si se refiriera a los Vázquez de
Prada. Y así, al hablar de Prada dice “en Proaza. Descendientes de los
Cienfuegos, se llamaron inicialmente Vázquez de Quirós. Más tarde,
Vázquez de Prada (por el lugar en que establecieron nuevo solar) y, pos­
teriormente, alguna rama pasó a usar solamente el Prada” 146. Y cuando
se refiere a Vázquez habla de Vázquez y Vázquez y Prada, describiendo en
este caso el blasón de los Vázquez de Prada del palacio de Aguilar, en El
Padrún, añadiendo al final una referencia explícita a lo que Atienza dice “(En
realidad, estas armas son solamente del apellido Vázquez)” 147.
Aceptando lo dicho por ambos genealogistas, el artículo sobre Prada
incluido en la Gran Enciclopedia Asturiana repite tal cual lo escrito por
Sarandeses, pero agrega datos proporcionados por C. M. Vigil en su
“Heráldica...” al hablar de los Vázquez de Prada148. Y J. M. Gómez Tabanera,
en una reciente edición de las “Armas...” de Tirso de Avilés, al reproducir los
blasones dibujados por el propio Tirso de Avilés y, entre ellos, concretamen­
te el de los “Bázquez de Prada” sentencia “Hoy de Vázquez” 149, aplicando
miméticamente la misma extraña partición llevada a cabo por Atienza y
Sarandeses.
Esta peculiar “operación”, en primer lugar de omisión de un linaje y, en
segundo lugar, de “partición salomónica” se hubiera evitado, con rigor, tenien­
do en cuenta, como es lógico, la misma realidad. Es decir, acudiendo a las
fuentes escritas existentes desde los siglos XIV y XVI, (Escritura de donación
de la Casa Fuerte de Prada a Alonso Vázquez de Quirós por parte de su primo
Lope González de Quirós, escritura fundacional del Mayorazgo de la Casa de
Prada, etc.), estudiando los mismos blasones que presiden las fachadas de las
casonas palacios que todavía hoy perviven y el retablo de la capilla de la Casa
de Prada, en la catedral ovetense, e interpretando adecuadamente lo que en
1649 subrayaba Alonso Vázquez de Prada -que “los Vázquez” no tienen
armas propias...”- y que, por tanto, lo único que puede haber sucedido es que
tanto unos como otros, los Vázquez y los Prada, hayan terminado utilizando
146
147
148
149
Francisco Sarandeses. “H e rá ld ica ...”, pág. 286.
Francisco Sarandeses. “H e rá ld ica ...”, págs. 360 y 361.
G ran E n ciclopedia Asturiana, Tom o XII, pág. 17.
J. M. G óm ez Tabanera. “A rm as... ”, pie de la lámina VII.
LA CASA DE PRADA: LOS ORÍGENES DEL LINAJE DE LOS VÁZQUEZ DE PRADA
215
como propias las armas de los Vázquez de Prada, lo que es una operación com­
pletamente al revés de la descrita por los autores referidos.
Además, esta utilización sería una lógica consecuencia del mandato que
el capitán Andrés Vázquez de Prada estableció en la escritura fundacional del
Mayorazgo de la Casa de Prada al decir que “queremos que el varón o hem ­
bra que en nuestro mayorazgo sucediere, o el marido con quien la hem­
bra casase, se llame principalmente del solar y apellido de los Prada” 150.
Aunque, en realidad, a partir de esto los Prada que podrían utilizar las armas
de los Vázquez de Prada serían, única y exclusivamente, los Vázquez de
Prada que, al suceder a sus progenitores en la titularidad del mayorazgo, pasa­
sen a llamarse “principalmente del solar y apellido de los Prada”, precisa­
mente porque, a pesar de ello, seguirían siendo Vázquez de Prada...
Muy en la línea de lo que Alonso Vázquez de Prada subraya, al decir que
las armas de la Casa de Prada “son las mismas que las de la Casa de
Quirós”, Ciríaco Miguel Vigil recuerda en sus “Apuntes H eráldicos” que
“en el archivo del marqués de San Esteban de Natahoyo se resguarda un
escudo pintado con las armas de esta Casa de Prada idéntico al que traen
los Bernaldo de Quirós” 151.
La existencia, pues, de las brisuras, como expresión, por tanto, de las dis­
tintas ramas de un mismo linaje, explica, también, la diferente composición
del escudo de armas de otra rama de los Vázquez de Prada, asentada en
Mieres desde el siglo XVII, la rama de la casona - palacio de Aguilar, en “El
Padrún”, edificación en muy deficiente estado, actualmente, tras haberla deja­
do de habitar los miembros de este linaje en el siglo pasado.
El escudo de armas de los Vázquez de Prada de la casona de Aquilar con­
tiene unas figuras diferentes a las de otros blasones del mismo linaje: sobre
campo de azur, un castillo de plata, con un brazo armado saliente de la torre
de homenaje, con una llave de oro en la mano, y sobre la torre de la derecha
del castillo un sol de gules, gritado de oro, y sobre la de la izquierda una
media luna de plata, con las puntas hacia el sol, bordura de gules, con ocho
veneras de oro y la siguiente leyenda en la bordura: “Armas de los nobles
Vázquez Prada” 152.
Este escudo de armas de los Vázquez de Prada es una muestra de lo que
subrayaba ya en su tiempo el Padre Luis Alfonso de Carvallo, en un trabajo
redactado después de sus “Antigüedades..”, el titulado “Casas y Genealogías
150 C. M. V igil. “H eráldica..." , pág. 74.
151 C. M. V igil. “H e rá ld ic a ...”, pág. 74.
152 F. Sarandeses. “H eráldica...." , 361; Benjamín Álvarez, “B enxa”, “L am inarium de M ieres y
Lena", Ayuntam iento de M ieres, M ieres, 1970, págs. 19 y 20; en la edición de GH Edit., Gijón,
1982, págs. 4 0 y 41; Alberto Montero Prieto, “Las casas solariegas... ” y “C a tá lo g o H e r á ld ic o ”,
en “N o ticia s h istóricas de M ieres... ”, págs. 359, 362, 366 y 367.
2 1 6
RODRIGO VÁZQUEZ DE PRADA Y GRANDE
de Asturias”, cuando dice. “Algunos linajes se hallarán que en Asturias
pintan unas armas y fuera de Asturias otras diferentes, que era muy ordi­
nario alterarlas cuando salían de la antigua patria a vivir a otras partes”
Y está en la línea, también de lo que mantiene Manuel Ferrero Blanco de
Quirós, al poner de relieve que, en ocasiones, “de intento o por azar, se fue­
ron produciendo en armas familiares, alteraciones o brisuras en el tiem­
po, que alteran el tema emblemático inicial o matriz y señalan la presen­
cia de nuevas generaciones o individuos” y que “las variaciones” o brisuras
que se plasman en el blasón de algunas ramas de un mismo linaje “llegan a
parecer casi ajenas a su raiz” 153. Sin embargo, todo ello plantea algunas
cuestiones, aún no resueltas en el estado actual de las investigaciones, en tomo
al porqué de los cambios efectuados en las figuras que conforman el escudo de
armas, cuestiones que, sin duda, remiten al carácter de “mayorazgos” y
“segundones” de los propietarios de las distintas casonas-palacio y que, inclu­
so, quizá, pueden estar en relación con el regreso de Castilla de Diego Vázquez
de Prada, una vez perdonado por los Reyes Católicos tras haber cometido el
crimen fratricida de “la Cueva del Notario” y su asentamiento definitivo en tie­
rras asturianas, lo que podría haber dado lugar a la inclusión del castillo en el
blasón del palacio de Aguilar....
153 Manuel Ferrero Blanco de Quirós. “H eráldica asturiana... ”, págs. 5 y 47.
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS
RESPUESTAS GENERALES AL CATASTRO DEL
MARQUÉS DE LA ENSENADA
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
Convencida de que las Respuestas Generales, Interrogatorio de la letra A,
del Catastro del Marqués de la Ensenada resultan fuente imprescindible para
el conocimiento del ámbito económico y social de un concejo, y en general
para Asturias durante el siglo XVIII; es por lo que continuando en esta labor,
aportamos una nueva transcripción, la correspondiente al concejo de Grado,
efectuada a través de los manuscritos originales que se encuentran en el
Archivo General de Simancas (Valladolid)1.
En la citada copia intervienen dos escribanos, a los que se diferencia con
claridad por la caligrafía y ortografía. Llama la atención el orden expositivo y
el vocabulario técnico, empleado sobre todo por el primero.
En la transcripción se desarrollaron las abreviaturas; se mantuvo la orto­
grafía, a excepción de las mayúsculas, utilizadas de forma desordenada y a
capricho; y se modificaron los signos de puntuación para facilitar la lectura y
dar mayor claridad al contenido, que es el siguiente:
“En la Villa de Grado del mismo Concexo, a veinte y siete días del mes
de agosto de mil setezientos zinquenta y dos años y casa de avitazion de su
merced el señor Don Juan Pedrosa Rubio, Subdelegado por Su Magestad de
la Unica y Real Contribución de ella y su Conzejo, se juntaron los Señores
Don Sancho Fernández Miranda, Juez Noble; Don Francisco Xavier Cuerbo
Arango, Regidor; Don Manuel Fernández Blanco, Cura propio de Santo
Dolfo de la Mata y Arzypreste de este Partido; Manuel Antonio Sánchez,
Escribano ynterino de Ayuntamiento; Don Antonio González; Francisco
González; Alonso Alvarez River; Raphael Fernández; Juan Alvarez; Don
1 A rchivo General de Sim ancas. Dirección General de Rentas, Estadística de Fernando VI:C
cej
on
de Grado, Libro 372, F olio 11.
218
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
Melchor Cuerho Arango; Don Benito Tuñón; Don Bernardo Fernández
A rango; Don Juan Menéndez Valdés; Francisco Arias; Joseph González;
Antonio Alvarez; Joseph Pardo; Alonso Rodríguez; Francisco Alvarez;
Francisco González; Policarpo Alonso; Don Pedro Cañedo Arguelles;
A ntonio M enendez; Francisco M iranda; Antonio González; Joseph
Thamargo; Juan Cuerho; Juan Garzía; Domingo Vidal; Pedro Martínez;
Domingo González; Don Sancho Rodríguez; Diego Pérez Moutas; Francisco
Quiñones; Joseph Alvarez; Basilio Sánchez; Diego Rodríguez; Thorivio y
Juan Flores; Thorivio Colado; Domingo Menéndez; Alonso González; Pedro
Alvarez; Pedro Fernández; Pedro González; Andrés Alvarez; Andrés
Menéndez; Alonso Alvarez Carhayo; Thoribio Vigil; Joseph González; y
Benito Fernández, Peritos Agrimensores nombrados por la Justizia y
Regimiento de esta Villa como personas prácticas e ynteligentes en las cali­
dades de las tierras de todo el término que ocupa esta Villa y su Concexo; así
de granos, hortalizas, esquilmos, y mas que refieren las Quarenta Preguntas
del Real Interrogatorio de la Letra A; y en la propia form a como tales Peritos
nombrados por dicha Justizia para la tasazión y valuación de ¡os ofizios de
todo género, que son: Juan del Prado; Andrés de la Pola; Phelipe Cuerbo;
Don M anuel Pérez Thames; Don Juan González; Francisco Alvarez; Manuel
Díaz; Don Joseph de la Fuente; Benito Fernández y Don Antonio González;
de todos los quales (a exzepción de dicho Arzipreste) tomó y rezivió ju ra ­
mento por Dios Nuestro Señor, y una Señal de Cruz, en form a de derecho pro­
metieron decir verdad en lo que supieren, y se les alcanzare. Siendo pregun­
tados al thenor de dicho Interrogatorio, respondieron lo siguiente:
I a... A la primera pregunta respondieron que esta poblazión se llama
Villa y Conzexo de Grado, ynclusa en el Prinzipado de Asturias.
2a... A la segunda pregunta dige ron ser del Rey Nuestro Señor (Dios le
Guarde) y de su Real Corona.
3a... A la terzera pregunta digeron dichos peritos que dicha Villa y todo
su Conzexo tiene de Oriente a Poniente nueve leguas, de Mediodía al Norte
quatro y media y de zircunferencia quarenta leguas; y se ocuparan en andar­
las por ser tierra en mucha parte de ella montañosa siete dias naturales. Sus
confrontaziones son por el Oriente los Conzejos de la ciudad de Oviedo y Las
Regueras; por el Mediodía, los de Proaza y la Rivera de Avajo, Teberga y
Yemes; por el Poniente, términos de los conzexos de Somiedo, Miranda y
Salas; y por el Norte, del conzexo de Candamo. Su figura la del margen:
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
219
4a... A la quarta pregunta que en los términos de esta Villa y su Conzexo
se cojen los frutos siguientes en sus respectivas tierras:
I a- Tierra regadía que produce hortaliza sin descanso.
2a- Tierras de lavor de buena calidad secano de dar pan, maíz, y avas sin
descanso alternando.
3a- Tierras de secano mediana calidad de dar el mismo fruto.
4a- Tierras de ínfima calidad secano que da un año pan, otro maiz, y el
otro avas negras sin descanso.
6a- Tierras que descansan un año y dan pan otro.
7a- Tierras que descansan dos años y dan pan otro.
8a- Tierras que descansan quatro años y dan pan otro.
9a- Tierras que descansan ocho años y dan pan otro.
10a- Tierras que produzen pan y maiz quatro años y descansan ocho,
entendiéndose produzen en alternativa dichas espezies.
11a- Tierras yncultas por desidia.
12a- Tierras yncultas por naturaleza:
2 2 0
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
I a- Biña de buena calidad que produce bino seguidamente.
2a- Biña de mala calidad que produce lo propio.
3a- Biña de ínfima calidad que fructifica lo mismo.
I a- Prados de regadío buena calidad de guadaña con dos paziones de
primavera y otoño.
2a- Prados regadíos de mediana calidad de produzir lo propio.
3a- Prados regadíos de ínfima calidad de dar yerva a guadaña y una
pazión de otoño.
I a- Prados regadíos de buena calidad de dar yerva a guadaña y sólo
pazión de otoño.
2a- Prados regadíos de mala calidad de produzir lo propio.
3a- Prados regadíos de Ínfima calidad de dar yerva y una pazión de
otoño.
I a- Prados secanos de buena calidad de dar yerva de guadaña con dos
pacciones de primavera y otoño.
2a- Prados secanos de mediana calidad de dar yerva de guadaña y
pazión de otoño.
3a- Prados de secano Ínfima calidad de dar yerva a guadaña sin pazión
alguna.
I a- Prados de buena calidad secano de dar yerva de guadaña con una
pazión de otoño.
I a- Prados de pasto ardiente.
I a- Monte alto de robles y castaños.
I a- Términos comunes plantados de diversos árvoles frutales y silvestres
de cuyas espezies en las tierras de la segunda calidad suele cogerse dos fr u ­
tos al año, uno alcazer, y el otro de maíz y avas, que todas ellas frutifican
seguidamente en cada un año, de manera que el uno produce pan de escan­
da y el otro alternativamente maíz y avas; y en algunas de las parrochias del
Partido de Salzedo, dichas avas son y llaman prietas; y que tamvién las hay
que dan solamente pan con dos años de yntermedio en que descansan, y se
nota que el produzir las mas de las tierras de año en año y sin descanso con­
siste en el continuo abono con que las cultivan y venefizian los labradores sin
lo qual no produzieran tanto ni seguidamente.
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
221
5a... A la quinta dige ron que en las tierras de todo el término y en sus
espezies hay de regadío buena calidad; secano buena calidad; secano de
mediana calidad y secano Ínfima calidad; y en esta clase última tienen algu­
nas diferente graduazión porque unas producen todos los años, otras con uno
de yntermedio, otras con dos, otras con quatro, y otras con ocho; y otras que
dan fruto quatro años de pan y maíz y descanso ocho años a exzepción de las
huertas zerradas y su espezie de terreno que son de buena calidad solamen­
te, y lo mismo en los prados de regadío; notando que en el terreno que se
hallan plantados los robles, castaños y nogales es de ínfima calidad y los ave­
llanos con los demás arboles restantes en mediana calidad.
6 a. . . A la sesta que en las referidas tierras hay plantíos de árvoles fru ta ­
les y no frutales como son manzanales, perales, higueras, avellanos, nisales,
zerezales, guindales, nogales, castañales, paviales y algunos otros arvoles
silvestres de ninguna estimazión.
7a... A la séptima que dichos árvoles están plantados en tierras de las cla­
ses que van expresadas con las advertenzias que van explicadas.
8 a... A la octava que dichos plantíos y arvoles están estendidos sin orden
ni form azión de ñeras así en las tierras comunes como en las de los particu­
lares, y muchos de ellos puestos a las márgenes de dichas tierras, y en sus zierros a fin de afirmarlos, mas vien ocasionando con la sombra a la disipazión
de la tierra algún perjuizio en aquel sembrado que le coxe mas próximo.
9a... A la novena que la medida que se usa en esta Villa y todo su Conzejo
es por días de bueyes, y se compone de treinta y dos varas castellanas de fren ­
te y sesenta y quatro de largo; y en el término que ocupa uno de estos días de
bueyes arreglado a la expresada medida se siembra con tres copines de pan
de escanda y el año siguiente se siembra de maíz con un copín; y en las parrochias de Llamoso, San Martín de Ondes, Villamarín, Montobo, Santa María
de Villares, Ambás, Rastiello, Las Villas y Tolinas, que son del partido de
Salzedo, se siembra medio copín de avas negras en tierras de por sí solas en
lugar de fruto de maíz y avas blancas en las de ínfima calidad; y por lo que
mira a las parrochias de Santianes y Bigaña su añejo, Rubiano, Rodiles,
Rañezes, Los Montes, Santo Dolfo, Pereda, Lugar de Anzo, Sama, la Villa de
Grado, Pintona, Udrión, Berzio, Bascones, Trubia, Santa María de Grado,
Bayo y San Martín de Gurulles, se siembran así mismo con dichos tres copi­
nes de pan el día de bueyes, y en el año siguiente alternativamente se siem­
bra de maíz y avas blancas, un copín de aquel y medio de estas mezclado; si
es para alcazer se siembran seis copines de erga que son tres copines de pan;
22 2
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
y en las parrochias que van espresadas del Partido de Salzedo, el año que no
llevan fruto de las avas negras se siembran con un copín de maíz sólo, y se
nota que cada fanega de la que se usa en esta Villa y su Conzejo se compone
de ocho copines; y como cada uno hacen dos zelemines castellanos, y seis
una fanega; viene hazer la sobredicha de esta Villa y su Conzexo diez y seis
zelemines de Castilla.
10a... A la dézima dige ron que en el término de esta Villa y su Conzejo
hay ciento veinte y tres mili ziento y sesentta dias de bueyes, de los quales los
treinta y tres mil ziento y quarenta son de tierras de lavor y prados, tierra por
desidia por naturaleza y dias de bueyes plantados en ellos robles y castaños
en esta manera: zinco de tierra regadía de buena calidad que produzen sin
descanso hortaliza; mili seiszientos y tres de tierra secano de buena calidad
que producen pan, maiz y avas sin descanso alternativamente; zinco mili
ochocientas y noventa y dos de mediana calidad; nueve mili setezientos y
treinta y una de ínfima calidad de los quales alguna de esta calidad en las
parrochias de avajo produzen con un año de descanso, otros con dos, otros
con quatro, otros con ocho, y otros que dan seguidamente quatro años pan y
maiz y descansan ocho. Que todas produzen los mismos frutos a exzepción de
las parrochias de San Martín de Ondes, Llamoso, Villamarín, Montobo,
Ambás, Restiello, Las Villas, Villandas y Tholinas, porque en éstas, por ser
tierra montañosa y fría las tierras de ínfima calidad produzen un año pan,
otro maíz y el otro subsiguiente avas negras; y aunque en el distritto de esta
Villa y su Conzexo se ven algunos controzos de tierras mui cortos en hereda­
des de buena calidad que se siembran de alcazer y en el mismo año de maíz
y avas; con todo eso, atendiendo a que estas porziones sobre ser pequeñas
son ynziertas de unos años a otros, pues no hay tierra fija ni determinada que
pueda hazersele de fijo las consideraziones de esta cosecha y que no se vende
el alcazer y sólo sirve para reforzar los bueyes con que preparan la semente­
ra de maíz y favas y por último que este fruto de un año disipa la tierra de
manera que haze menor la cosecha del fruto del pan que en ellas se siembran
al año siguiente e en la misma form a la de maiz y avas en aquel año por lo
que todas las dichas tierras se regulan por de buena calidad y de dar pan,
maíz y avas sin descanso alternativamente. Diez y nueve dias y medio de bue­
yes plantados de viñas, quatro de buena calidad; diez y medio de mediana
calidad; y los cinco restantes de ínfima. De prados de guadaña regadíos de
buena calidad quinientos y veinte y un días de bueyes; de regadío de media­
na calidad quinientos; regadío ínfima calidad zincuenta y dos. Prados seca­
no buena calidad quatrozientos sesenta y tres; de prado secano mediana cali­
dad dos mili ochocientos noventa y un días; de secano ínfima calidad seis mili
treszientos sesenta y nueve. De pascón mili setezientos noventa y tres. De tie­
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
223
rra por desidia y flogedad de sus dueños ochozientos ochenta y ocho días de
bueyes. De tierra ynculta por naturaleza dos mili treinta y seis yncluiéndose
en los días de bueyes de prado secano ínfima calidad algunos que se hallan
en herías que quedan en avertal quitado el primer pelo para pastos comunes.
De dias de bueyes de ínfima calidad plantados de robles ziento y quarenta,
plantados de castañales ziento treinta y tres, plantado de nogales ocho, y de
avellanos nueve y medio. De monte bajo que sirve para pasto de los ganados
de los vezinos y mas veinte y dos mil setenta y quatro días de bueyes de ínfi­
ma calidad. De tierra peñascosa arida, ynculta por naturaleza que no produze cosa alguna, sesenta y siete mili novezientos y veinte y dos y medio dias de
bueyes. Y se nota que previnieron los peritos que en todo este territorio que
ba declarado por de puntto común se persuaden abrá algunas heredades en
avertal de particulares por lo que y no poderles contar sus dueños las llevan
declaradas por de término común.
1 I a... A la onze dige ron que en el término de esta Villa y su Conzexo se
cogen los frutos y frutas denotadas en la respuesta quarta.
12a... A la doze digeron que un día de bueyes de tierra regadío de buena
calidad que produze hortaliza sin descanso le regulan ziento y veinte reales
por el corto consumo que hay de esta espezie. Un dia de bueyes de buena cali­
dad sembrado con tres copines de pan produze tres fanegas y el de ínfima
calidad con la misma frutificazión fanega y media. Un día de bueyes de buena
calidad de tierra sembrado con un copín de maíz y medio de avas produze
quatro fanegas de maíz y una de avas. Uno de mediana calidad con la misma
sembradura frutifica tres fanegas de maíz y seis copines de avas. Y uno de
Ínfima calidad con la propia sembradura frutifica dos fanegas de maíz y tres
copinos de abas. Esto se entiende en las parrochias de esta Villa: Santo
Dolfo, Pereda, Lugar de Anzo, Los Montes, Sama, Pintona, Udrión, Berzio,
Bascones, Trubia, Santa María de Grado, Bayo, San Martín de Gurulles,
Santianes, Rubiano, Rodiles y Rañezes, y las de Llamoso, San Martín de
Ondes, Villamarín, Montobo, Ambás, Restiello, Las Villas, Villandas y
Tholinas. Que el día de bueyes de tierra de lavor de buena calidad sembrado
con tres copines de pan frutifica annualmentte dos fanegas. Uno de mediana
calidad con la misma sembradura fanega y media. Y el de ínfima calidad una
fanega con la misma sembradura y los dias de bueyes de ínfima única calidad
que descansan un año, dos, quatro y ocho frutifican al año que dan con la
misma sembradura una f anega de pan y el que da fruto quatro años seguida­
mente y descansa ocho, en el uno con la misma sembradura frutifica fanega
y media de pan y el siguiente una de maíz sin avas. Un día de bueyes de buena
calidad sembrado con un copín de maíz da tres fanegas. Uno de mediana cali­
224
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
dad con la misma sembradura dos fanegas. Y el de ínfima calidad sólo una
fanega. Y se nota que estas tierras de las dichas parroquias de Llamoso, San
Martín de Ondes, Villamarín, Montobo, Ambás, Restiello, Las Villas,
Villandas, y Tholimas, no dan fruto de avas blancas y sólo sí que en las de
Ínfima calidad las siembran en lugar de maíz el terzer año con medio copín
de avas negras que produzen anega y media de ellas. Un día de bueyes de
buena calidad plantado de viñas produze al año quatro cántaras de vino. Uno
de mediana calidad tres y la de ínfima dos cántaras. Un día de bueyes de
prado regadío de buena calidad produce carro y medio de yerva con dos
paziones de primavera y otoño. Uno de mediana calidad regadío produze un
carro de yerva y dichas dos paziones. Uno de regadío ínfima calidad tres
quartas partes de un carro de yerva y pazión de otoño. Uno de buena calidad
secano frutifica un carro de yerva y dichas dos paziones. Uno de secano
mediana calidad da tres quartas partes de un carro de yerva y pazión de
otoño. Uno de secano ínfima calidad da medio carro de yerva sin pazión. Esto
se entiende en las parrochias de Ambás, Villandas, Rubiano, Restiello,
Villamarín, Santianes, San Martín de Gurulles, Santa María de Grado, Santo
Dolfo, Sama, Udrión, Buscones, Rañezes, Los Montes, esta Villa, Pereda,
Pintona, Bayo, Rodiles, Anzo, Berzio y Trubia; porque en las de Montobo,
Llamoso, Tholinas, San Martín de Ondes y Las Villas, un día de bueyes de
buena calidad regadío produze anualmente un carro de yerva y quarta parte
de otro con su pazión de otoño, porque la de primavera la consume la nieve.
Uno de regadío de mediana calidad da un carro de yerva con la misma pazión
de otoño. Uno de regadío de ínfima calidad frutifica medio carro de yerva con
pazión. Un día de bueyes de prado secano buena calidad produze un carro de
yerva con su pazión de otoño. Uno de mediana calidad secano produze medio
carro de yerva con la misma pazión de otoño. Y el de ínfima calidad secano
la quarta parte de un carro de yerva sin pazión yncluyéndose en los prados
de ínfima calidad los que se halllan en las herías padroneras por quedar estos
en avertal para pasto común y no se les quitar mas que tan sólo el pelo.
13a... A la treze digeron que en los términos de este Conzejo hay los arvoles frutales que se refieren en las respuestas quarta y sestta y que aunque no
se hallan plantados en medida de tierra, ni estendidos por ella ni puestos en
yleras para regular su producto por días de bueyes, sino es tal qual y sí den­
tro de las heredades y los mas a las márgenes dando fuerza a sus zierros, con
todo eso por satisfazer en el modo posible la yntenzión a la pregunta dizen:
Que si la medida de un día de bueyes se plantara en dicho término de una
form a u de otra de qualesquiera de las espezies de arvoles referidos ocuparían
su espazio y fondo, zinquenta perales un día de bueyes y lo mismo de manza­
nales; y haviendo como hay dentro de dicho Conzexo ocho mili y zien pies de
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
225
manzanales plantados en la form a dicha ocuparían ziento sesenta y dos dias
de bueyes; y los quinientos y cinquenta perales onze dias de bueyes; y estos
dos géneros de frutta produze un año sí y otro no. Que los mil ziento y sesen­
ta pies de nisales y ziruelas les componen catroce dias y medio de bueyes a
ochenta cada uno; las doszientas higueras componen seis dias de bueyes y
dos terzios de otro a treinta pies. Que los doszientos y cinquenta pies de zerezales y guindales componen cinco dias de bueyes a zinquenta cada uno. Que
los ziento veinte y zinco pies de pabiales y pescales hazen dos dias y medio
de bueyes con los mismos zinquenta, cuios arvoles frutifican en la propia
form a que los perales y manzanales con un año de descanso. Que los veinte
y dos mili y ochenta pies de abellanos que componen doszientos y setenta y
seis dias de bueyes a ochenta pies cada uno; que produzen cada año dichos
ochenta pies, seis anegas de avellanas. Que los quatro mil quatrozientos y un
pies de nogales a diez y ocho pies cada día de bueyes componen doszientos
quarenta y quatro dias y medio de bueyes que produze dos fanegas de nuezes
cada año. Que los setenta y zinco mili quatrozientos pies de castaños compo­
nen con los mismos diez y ocho pies, quatro mili ziento ochenta y nueve dias
de bueyes que frutifica cada uno en cada un año dos fanegas de castañas. Y
los catorze mili ziento quarenta y ocho pies de robles con los mismos diez y
ocho a cada día de bueyes producirían de quinze en quinze años, quinze
carros de leña. Y declaran dichos peritos que por lo que mira a los demás
arvoles frutales regulan por no se hazer sidra en aquel paraje y que la demás
fruta se pasa a vender a la Ciudad de Oviedo y esta Villa de Grado, pasarán
a darles regulazión y prezio a dicho fruto a la respuesta catorce que sigue.
14a... A la catorce di ge ron que el valor que ordinariamente tiene la fa n e ­
ga de pan de ocho copines de escanda veinte y dos reales; la fanega de maiz
doze; la anega de avas blancas veinte reales; la de avas prietas diez; la de
avellanas treze reales y medio; la de nuezes ocho, la de castañas seis. Y
mediante a lo que llevan declarado en la antezedentte que las manzanas,
peras y demás fruta los vecinos de dicho Conzejo lo consumen en sus casas y
otros lo pasan a vender a la dicha Ciudad de Oviedo y ésta Villa. Regulan a
cada pie un real de vellón y como no frutifican estos árvoles sino es de dos
en dos años. Le corresponde en cada año a cada pie medio real yncluiendose en esta misma regulazión las higueras, nisales, paviales, guindales y zerezales. Y a cada cántara de vino le regulan así mismo seis reales de vellón y a
cada carro de yerva quinze reales por cada uno en las parrochias de esta
Villa, Santo Dolfo, Gurulles, Sama, Pereda, Santa María de Grado, Pintoria,
Buscones, Berzio, Bayo, Anzo, Trubia y Udrión, Y las paziones en estas mis­
mas parrochias de primavera y otoño a onze reales, zinco y medio a cada una
el dia de bueyes. Las de Llamoso, San Martín de Ondes, Villamarín, Montobo,
226
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
Ambas, Restiello, Las Villas, Villandas, Tholinas, Santianes, Rubián, Rodiles,
Rañezes, y Los Montes regulan a cada carro de yerva por ser mui chicos a
nueve reales, y sus paziones a seis, tres a cada una. Y al día de bueyes que
llaman pascón le regulan un real y al ynculto por desidia diez y siete mara­
vedíes; y en quanto al carro de leña dos reales.
15a...A la quinze dijeron que sobre las tierras y heredades de los térm i­
nos de esta villa y su Conzejo se halla ympuesto el Derecho de Diezmo que
es de diez uno de todos granos y legumbres que corresponden a los Curas
Parrochos, al Venerable Deán y Cavildo, la Dignidad Episcopal y otros, así
Comunidades como particulares unos por derechos de préstamos, otros de
simples, y otros por la Abadía y Canonicatos fundada en la Iglesia
Parrochial de San Martín de Gurulles cada uno en sus respectivas
Parrochias con diversidad de porziones según lo referido resultara de las
zertificaziones y declaraziones de dichos Parrochos, Dezm eros y
Prestameros, y que de ellas mismas constará en quales se diezma la yerva
y fruta y en las que no, porque en estas espezies es baria la costumbre entre
las Parroquias de este Conzexo.
16a...A la diez y seis digeron que sin embargo de las muchas parrochias
comprehendidas en el término de este Conzexo y variedad de espezies y cali­
dades de su terreno lo que es motivo para que a cota fija no sepan a que can­
tidades de granos, frutos y emolumentos pueden aszender dichos derechos
de diezmo, no obstante por satisfazer a la pregunta en la form a posible
teniendo presente las cantidades de frutos que ha regulado en la respuesta
doze, dizen que el diezmo de pan aszenderá a un mil doszientas quarenta y
nueve fanegas. El de Maíz a un mil seiszientas y ocho. El de favas a dos­
zientas sesenta anegas, y en quanto a los demás granos, frutas y emolumen­
tos se remiten a lo que dejan dicho en la respuesta antezedente por la varie­
dad que hay de unas a otras Parrochias en el cobrar y contribuir el derecho
de diezmo de ellos. Y se nota que el valor de las avas negras las llevan regu­
lado en la pregunta catorze, y en quanto a los prezios en que suelen arren­
darse los referidos Diezmos por la variedad del importe de sus remates que
son de quatro en quatro años y las muchas Parrochias que hay en el térmi­
no de este dicho Conzejo, y algunas de ellas tener sus dueños la maior parte
de su bezinidad en diferentes Conzexos y no haver como no hay tazmías no
pueden dar razón yndibidual y sufiziente y así se refieren a las relaziones y
declaraziones que de sus importes diesen asi los dueños de los referidos
préstamos como los arrendatarios y dezmeros de ellos según dejan dicho en
la respuesta antezedente.
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
227
17a...A la diez y siete digeron que en los términos de esta villa y su conzejo no hay minerales ni salinas algunas, y que hay ochenta y dos molinos
arineros a saber: De don Bictorio González Valdés vezino de esta villa dos,
cada uno con su molar que llaman los Molinos de Avaxo, hállanse sobre el
arroyo que pasa por medio de esta villa, muelen de continuo y en veinte y
quatro oras regulan a cada uno moler dos fanegas de escanda y de cada una
se sacan quatro maquilas que componen catorze un copín, y de utilidad el
dicho don Bictorio annualmente le regulan a veinte y quatro fanegas de pan
y seis de maiz por cada uno; no dista de la villa por hallarse dentro de ella.
Ottro que se dize la Fuente de Arriva sobre el propio reguero, de un molar,
propio de don Sancho Fernandez Miranda, vezino de esta villa, muele de con­
tinuo y le regulan moler lo mismo que cada uno de los de arriva y la propia
utilidad cada año; dista de la villa sesenta pasos. Ottro sobre el arroyo que
llaman Rioferreiro del mismo don Sancho, de un molar, el que al presente se
halla arruinado y deteriorado, por lo que no le regulan cosa alguna, y si se
reparase pudiera trabajar quatro meses al año por su poco agua y de repre­
sa y cada veinte y quatro horas fanega y media; dista de la villa treszientos
pasos. Y a estos tres molinos se les regula a cada uno seis fanegas de maiz
porque lo demás del año muelen escanda. El molino que llaman de San
Pelayo de tres molares que es propio de Juan y Francisco Thamargo, vezinos
de aquel lugar, muele de continuo, hállase situado sobre el Rio grande de
Grado, por onze meses los quatro escanda y los siete de maiz muelen en vein­
te y quatro horas de lo primero a tres anegas, y de maiz a dos, le regulan de
escanda anualmente doze fanegas y siete copines y de maiz quinze fanegas;
dista de la villa quatrozientos pasos. El molino llamado Biga, de dos molares
propio de don Juan Arias, vezino de esta villa, sobre el arroyo del mismo
nombre, muele nueve meses por falta de agua poca cahida una fanega a las
veinte y quatro oras, le regulan en nueve fanegas y zinco copines. El del
Bizconde de la Peña de Franzia sobre el mismo arroyo y sitio que el de arri­
va, de un molar, por la misma razón muele los nueve meses, y a cada veinte
y quatro oras media fanega de pan, le regulan quatro fanegas y seis copines
y medio. El que se dize de Nalón sobre el Rio grande de Trubia propio de don
Joseph Diaz Pedregal vezino de aquel lugar, de tres molares, que muele de
continuo y cada veinte y quatro oras dos anegas de pan y otras dos de maiz,
produze anualmente quarenta y una fanegas de escanda y otras tantas de
maiz en onze meses que le regulan; dista de la Iglesia Parrochial, medio quarto de legua, y se nota que este molino y los demás que se hallan en el Rio
grande dan por cada anega de pan y maiz quatro maquilas, que ocho de ellas
componen un copín de pan. Otros dos molinos sobre el dicho Rio grande y
término de Quintana con tres molares cada uno, propios de don Fernando
Miranda, vezino de Trubia, regulan produzirá anualmente cada uno las mis­
228
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
mas quarenta y una fanegas de escanda y lo propio de maiz; distan quatrozientos pasos. Otros dos molinos sobre el rio que llaman de Zeguanga con un
molar cada uno, travajan ocho meses al año, son propios de don Benito
Fernández Arenas vezino de la ciudad de Oviedo, muelen cada uno a las vein­
te y quatro oras anega y media de escanda y lo propio de maiz, produze de lo
primero doze fanegas y siete copines y de maiz lo mismo, esto se entiende
cada uno. Y estos molinos y los demás situados sobre el mismo arroyo pro­
duze quatro maquilas, y de estas catorze de ellas componen un copín de ello,
uno y otro. Otro molino de un molar sito sobre el dicho arroyo propio de don
Diego Arguelles, Presvitero vezino de dicha parrochia produze las mismas
doze fanegas siete copinos de escanda y lo mismo annualmente; dista de la
Iglesia doszientos pasos. Otro sobre el mismo arroyo propio de don Ares de
Omaña, vezino del conzejo de Siero que le regulan produze lo mismo que los
antezedentes; dista lo propio. Y en la parrochia de Sama y sobre el rio del
mismo nombre hay zinco molinos arineros sitos en el termino que llaman de
Vallina Oscura, los dos propios de don Jazinto Pardo, vezino de dicha parro­
chia, con un molar cada uno, muele ocho meses al año, y les regulan quatro
fanegas y dos copinos de escanda y lo mismo de maíz; distan de la casa de
havittazión doszientos pasos, por no moler mas que tan solamente una anega
de pan, u otra de maiz en veinte y quatro oras. Otro de don Francisco Arias
Velasco, vezino de dicha parrochia de dos molares que muelen los mismos
ocho meses a veinte y quatro oras una anega de pan y otra de maiz, le regu­
lan ocho fanegas y media de escanda, y lo mismo de maiz anualmente; dista
de la casa del referido don Francisco quatrozientos pasos. Otro de don
Joseph Alvarez Vallinas, Ecónomo, y Francisco Alvarez Tuñón, de un molar,
muele seis meses al año y en veinte y quatro oras una anega de pan, otra de
maiz, quédales de gananzia tres anegas y dos copines de escanda, y lo mismo
de maiz. Y el de don Pedro Valdés Prada vezino y regidor de la ciudad de
Oviedo y Phelipe Alvarez de un molar que tamvién muele seis meses y les
regulan lo mismo que el antezedente; dista de la parrochia seiszientos pasos.
Tiene en términos de la parrochia de Bascones otro molino de un molar sobre
el rio del mismo nombre propio de doña Isavel Fernandez que muele de conttinuo y a las veinte y quatro oras, muele los seis meses escanda y en cada un
dia fanega y media que hazen nueve fanegas y seis copinos en dichos seis
meses y los zinco maiz y a las mismas veinte y quatro oras fanega y media que
hazen ocho fanegas y un copin; dista de la parrochia seiszientos pasos. Ay en
términos de la parrochia de Bayo quatro molinos arineros a saber: Uno pro­
pio de don Pedro Valdés Solís vezino de la villa de Gixon y todos ellos sobre
el rio llamado Bayo, de un molar, que muele ocho meses por falta de aguas y
a veinte y quatro oras, le regulan una fanega de pan quatro meses, y los otros
quatro de maíz fanega y media, que produzen quatro fanegas y dos copinosy
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
229
medio de escanda y seis y media de maiz; dista ziento y zinquenta pasos de la
Iglesia. Otro de un molar como el antezedente propio de don Benito
González, vezino de aquella parrochia, produze lo mismo, dista doszientos
pasos. Tiene el dicho don Benito otro molino de dos molares, muele ¡os mis­
mos ocho meses, produzen los quatro meses de escanda ocho fanegas y zinco
copinos, y de maiz doze fanegas y siete copinos, dista lo mismo. Y el otro pro­
pio de don M anuel Florez vezino de dicha parrochia le regulan lo mismo que
el antezedente, dichos ocho meses, dista lo mismo. Y en la parrochia de
Pereda hay tres molinos arineros: uno propio de don Joseph Bentura Cañedo,
sobre un arroyo que llaman de Refigales, es de dos molares y por falta de gra­
nos solo muele ocho meses, y a veinte y quatro oras una fanega de escanda,
y de maíz una y media, por lo que le regulan ocho fanegas y media de escan­
da y doze y seis copinos de maiz; dista de la parrochia media legua. Otro pro­
pio de María Garzía y Pedro Garzía su yerno, hállase sobre el reguero que
vaja de Pereda, es de dos molares, aunque del uno no se usa sino para desergar, y por falta de agua trabaja seis meses, muele a las veinte y quatro oras
de pan y maiz media anega de cada cosa, regúlanle en tres fanegas de pan y
dos copinos, y de maíz lo mismo; dista doszientos pasos. Y el otro propio de
Benito Fernández Cuervo, vezino de dicha parrochia, sobre el arroyo que lla­
man de Rebellón, de un molar, que por falta de agua solo muele quatro meses
al año, dos meses escanda y dos maiz y de cada espezie una fanega, y le regu­
lan dos fanegas y un copín de pan, y lo mismo de maiz anualmente; dista de
la parrochia media legua. Y en los lugares de Los Montes que corresponden
a la parrochia de Doriga y son ynclusos en este conzejo, resulta aver zinco
molinos arineros sobre el rio llamado el Toro, los tres en uso y los dos dete­
riorados, a saber: Uno de Bernarda Menendez, viuda, vezina de dicho lugar
de un molar, que por falta de concurrenzia de granos tan solo muele quatro
meses al año, que a las veinte y quatro muele fanega y media de escanda o
maiz, que reputado por mitad asziende a tres fanegas y un copín su producto
de lo uno y otro, y se entiende que de maiz tamvién son las mismas tres fa n e ­
gas y un copín; dista del lugar media legua. Otro propio de Joseph Alvarez
de la Caridad, de un molar que muele como el antezedente, y produze lo
mismo con la propia distanzia. Otro de Gaspar Florez del Fresno de dos
molares, muele seis meses por la misma razón de falta de granos y le regulan
moler a las veinte y quatro oras fanega y media de escanda y lo mismo de
maíz, produze quatro fanegas y seis copines de cada espezie, dista lo mismo.
Y los dos deteriorados, ambos con sólo un molar, el uno es de Pablo Flórez y
Thorivio Suárez, vezinos de aquel lugar, y el otro de dicho Gaspar Flórez a
los que no regulan cosa alguna; y si estubieran compuestos y corrientes
pudieran producir las mismas tres fanegas y un copín de escanda y lo propio
de maíz; tienen la misma distanzia. En la parrochia de Santianes hay zinco
230
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
molinos arineros, los quatro de ellos de dos molares cada uno y el otro con
un molar, muelen de continuo y a las veinte y quatro oras, los onze meses, los
regulan a cada uno onze fanegas y seis copines de escanda y de maíz veinte
y tres fanegas y media por moler a dichas veinte y quatro oras una fanega de
escanda y dos de maíz, son propios el uno de doña M ayor Francisca de
Navia, vezina de la ciudad de Oviedo; don Ramón Florez de Santianes; don
Joseph Lapola de Somiedo; y de don Nicolás de Yernes de Tameza; hállanse
sitos sobre el rio grande que biene a la villa de Grado; dista de la parrochia
un quarto de legua. Y el otro de un molar es propio de don Diego de Moutas
vezino de Villamarín, muele a las veinte y quatro oras los zinco meses, a
media fanega de escanda, y los seis restantes a fanega y media de maíz, que
regulan dos fanegas y zinco copines de escanda y de maíz por los seis meses
al año restantes nueve fanegas y zinco copinos; dista lo mismo. Y en la de
Villamarín hay tres molinos con un molar cada uno, son propios el uno de don
Diego de Matas, el otro de Francisco Albarez y el otro de Francisco González,
ambos vezinos de aquel lugar, muele a las veinte y quatro oras los onze meses,
zinco meses una fanega de escanda y los seis fanega y media de maiz, que
regulan a cada uno de escanda zinco fanegas y dos copines y de maiz nueve
fanegas y zinco copinos; hallanse sitos en el rio grande que pasa por el lugar
y viene a esta villa de Grado; distan de la parrochia un quarto de legua. La
parrochia de Restiello tiene quatro molinos arineros de un molar cada uno,
sobre un arroyo que llaman Villaguizuy y la Vega, el uno propio de don
Joseph Armiñán; otro de María Flórez; otro de María de Llano y el otro de
Domingo Garzía y Juan Garzía; distan de la iglesia un quarto de legua, tiene
un molar cada uno, muelen a las veinte y quatro oras una anega de pan, y por
falta de agua y de granos solo muelen quatro meses al año, y regulan a cada
uno los dos meses produzir dos anegas y un copín de escanda y lo mismo de
maíz; y están en los términos de Sopeña y Reguerón referido. Y en la de
Ambás y su anexo hay dos molinos, el uno propio de Joseph Bentura Cañedo
y el otro de don Miguel Suárez, vezino de aquella parrochia, sobre el rio que
llaman Cubia, de dos molares cada uno, muelen de continuo, pero éstos por
falta de granos sólo se les considera moler seis meses al año y a veinte y qua­
tro oras, muele cada uno una fanega de escanda y dos de maíz, con que les
regulan produzir a cada uno zinco fanegas de pan de escanda y diez de maíz
anualmente; distan de la parrochia medio quarto de legua. Y en la parrochia
de Tolinas hay tres molinos, el uno propio de Bartholomé Tolinas Flórez; el
otro de don Lope González, y el otro de Pedro González, todos vezinos de
dicha parrochia, el primero es de dos molares, y los dos de uno cada uno;
hállanse sitos sobre el arroyo que llaman del Tornero, muelen nueve meses
por falta de granos y a las veinte y quatro oras; el de los dos molares muele
una anega de escanda y otra de maiz, y le regulan de utilidad nueve fanegas
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
231
y zinco copinas de escanda y otro tanto de maiz anualmente; y los otros dos
de un molar cada uno, por ser de un mismo balory estimazión y que estos dos
sin emvargo de lo que llevan dicho, muelen onze meses, frutifican en ellos
zinco fanegas de escanda y tres copinos y lo propio de maíz por moler a las
veinte y quatro oras media fanega de cada grano; distan de la parrochia seiszientos pasos. En la de Rodiles hay un molino arinero sobre el rio de Viña de
dos molares, propio de Benito López Pérez, vezino de dicha parrochia, y aun­
que tiene agua sufiziente para moler sin descanso por falta de concurrenzia
de granos, solo muele seis meses y en veinte y quatro oras una fanega de
escanda y dos de maíz, y le regulan produze anualmente seis fanegas y tres
copinos de escanda y doze fanegas y seis copinos de maiz; dista un quarto de
legua. En la parroquia de Montobo hay tres molinos armeros sobre el rio del
mismo nombre de un molar cada uno, son propios de Pedro y Juan Bidal; otro
de Juan Arias y el otro de Diego y Francisco Arias, todos vezinos de dicha
parrochia, y por falta de agua muelen seis meses al año y a las veinte y qua­
tro oras media fanega de escanda y lo mismo de maiz cada uno, y los regulan
frutifican cada uno tres fanegas y un copín y medio de escanda y lo propio de
maíz; distan medio quarto de legua. Y en la de Villandas hay quinze molinos
arineros y de ellos dos arruinados, todos de un molar; el uno se halla sobre
el rio que llaman Santa M aña de Villandas propio de Joseph Menendez y
Custodio López, muele tres meses por falta de agua y de granos, muele a las
veinte y quatro oras media fanega de pan y media de maíz, le regulan a doze
copines de escanda y lo mismo de maíz. Otro sobre el propio rio y término de
Yerda, muele quatro meses por la propia razón a las veinte y quatro oras, la
misma media anega de escanda y lo propio de maíz, produze fanega y media
de escanda y lo mismo de maíz al año, es propio de Fernando y Antonio Pardo
vezinos de aquella parrochia. Tienen otro los susodichos en el mismo rio,
como el prezedente muele dichos quatro meses y produze lo mismo. Otro de
Francisco Menéndez sobre el mismo río de un molar, muele lo mismo con la
propia produzión. Otro sobre el mismo rio y término que llaman de
Peñafuerte, de un molar, y sólo muele dos meses, es propio de Bernarda
Menendez, viuda, produze anualmente una fanega y un copín de escanda y lo
mismo de maíz. Otro propio de la dicha Bernarda en el sitio de Villandas
sobre el mismo rio, muele tres, y a veinte y quatro oras tres copines de escan­
da y lo mismo de maiz, produze nueve copines y medio de escanda y lo pro­
pio de maiz. Otro de Fernando Pardo sobre el mismo rio muele tres meses a
las veinte y quatro oras una anega, media de escanda y media de maiz, pro­
duze anualmente fanega y media de escanda y lo mismo de maiz. Otro propio
de Antonio Alvarez de la Cueba sobre el mismo rio, muele quatro meses y a
las veinte y quatro oras media fanega de escanda y otra media de maiz, pro­
duze dos fanegas y un copín de escanda y lo mismo de maiz en cada un año.
232
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
Otro de Alonso Alvarez de la Cueva en el término que llaman Malpica sobre
el propio rio, muele tres meses y a las veinte y quatro oras media fanega de
escanda y lo mismo de maiz, le regulan por la misma razón fanega y media
de cada grano; distan todos estos molinos de la Iglesia medio quarto de
legua. Otros dos propios de María Belazquez sobre el rio de Navilla con un
molar cada uno, muelen quatro meses y a las veinte y quatro oras anega y
media de grano, produzen los dos quatro fanegas y dos copines de escanda y
lo mismo de maiz. Otro sobre el mismo reguero propio de Juan Garzía, vezino de la dicha parrochia, produze lo mismo que uno de los antezedentes y en
la misma forma. Otro de Manuel Garzía sobre el propio reguero con un molar
frutifica lo propio; distan un quarto de legua. Y últimamente los dos arruina­
dos sobre el rio de Villandas son propios de don Francisco de Llamas Peón,
cura de dicha parrochia que no produzen cosa alguna y si se repararan frutificarán cada uno dos fanegas de escanda y lo mismo de maiz, tienen la
misma distanzia. Y en la parrochia de Vigaña que es hijuela de Santianes tres
molinos armeros sobre el arroyo de Lavadoyro, de un molar cada uno, pro­
pios el uno de Fernando Pardo; el otro de Diego Alvarez; y el otro de don
Josep de la Pola, vezinos de aquella parrochia y del Conzejo de Somiedo,
muelen seis meses por falta de agua y granos y a veinte y quatro oras, media
fanega de escanda y otra media de maiz, cada uno produzen anualmente tres
fanegas y un copín de escanda y lo mismo de maiz, en que regulan a cada
uno; distan de la Iglesia un quarto de legua. En la de San Martín de Ondes
tiene zinco molinos todos ellos cda uno con un solo molar, sitos sobre el arro­
yo del Aguerón, muelen tres meses al año por faltas de aguas y granos, son
propios el uno de Pedro Alvarez; otro de Francisco González; otro de Antonio
Alvarez; otro de Josep Fernández; y el otro de Balthasar Alvarez, vezinos de
la dicha parrochia, muelen a las veinte y quatro oras, media fanega de pan y
maiz por mitad, que regulan seis copines de escanda y lo mismo de maiz; dis­
tan de la Iglesia un quarto de legua, cuia reguilazión hazen por ser todos
y guales y de una misma estimazión. Hay otros dos molinos mas en esta parro­
chia de San Martín de Ondes; el uno de Domingo Alvarez sito en el rio que
llaman el Tejedo, de un molar, y el otro de Pedro Alvarez sobre el reguero del
Aguirón, con un molar, muelen lo mismo que los antezedentes y les regulan lo
propio anualmente. La parrochia de Llamoso tiene zinco molinos en que se
yncluie uno arinero y sin uso por hallarse deteriorado, son propios el uno de
Domingo Menéndez, vezino de aquella parrochia, hállase sobre el arroyo de
la Tejera, es de un molar que muele de continuo y a las veinte y quatro oras
muele una fanega de escanda en esta forma: mitad de escanda y mitad de
maiz, que reguladas por los onze meses produze anualmente zinco fanegas y
siete copines de escanda y lo mismo de maiz. Otro en el reguero de los
Pisones de un molar, muele los onze meses como el de arriva, y a las veinte y
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
233
quatro oras media fanega de escanda y media de maiz, produze lo propio.
Otro sobre el arroyo de la Tejera de un molar, propio de Francisca Blanco,
viuda, vezina de la dicha parrochia; y el de arriva es de Diego Garzía, vezino de ella, muele lo mismo y produze lo que los dos; hallanse a la distancia
de la Iglesia medio quarto de legua. Pedro Garzía y Estevan Fidalgo vezinos
de ella, gozan otro molino de un molar sobre el mismo rio de los Pisones que
no produze cosa alguna por hallarse deteriorado al presente; y si se repara­
ra produziría lo mismo. Otro de dos molares propio de Bernardo Menéndez,
vecino de dicha parrochia sobre el arroyo que llaman del Lugar que tamvién
se halla al presente arruinado, por lo que no produze y pudiera reparado produzir al año ocho fanegas de esccanda y lo mismo de maiz por no poder moler
mas que quatro meses; distan los dos seiszientos pasos. Y últimamente tiene
la dicha parrochia de Las Villas, zinco molinos, los tres con un molar sólo que
están en uso, y los dos restantes deteriorados, sitos sobre el rio que llaman de
Nozeda; son propios el uno de Estevan Fernández, otro de Antonia Patallo,
viuda, vezinos de dicha parrochia; y el otro de Francisco Fernández, vezino
de ello, muelen de continuo y a las veinte y quatro oras, media fanega de
escanda y media de maiz, produzen zinco anegas y siete copines de escanda
y lo mismo de maiz cada uno. Los otros dos son de Manuel Flórez, escrivano, vezino de aquella parrochia, que ambos se hallan arruinados y no produ­
zen cosa alguna, de dos molares cada uno, y si se repararan ascendiera su
producto a onze fanegas de escanda y lo mismo de maiz al año; distan unos
y otros mil pasos. Y a los sesenta y dos molinos que llaman de mano de desergar el grano los consideran uno con otro produzir anualmente dos copines de
escanda a sus respectivos dueños que no se expresan, y ellos mismos los
declararan en sus relaziones. Y en la parrochia espresada de Llamoso hay
quatro batanes sobre el reguero que llaman de La Forcada que sirben para
curtir sayal de la tierra, son propios los dos de Thorivio Colado. Otro de
Domingo Menéndez y el otro de Bernardo Menéndez, los tres últimos travajan tres meses al año y los regulan a cada uno de gananzia un real diario que
hazen noventa reales cada uno, y el otro que es de Thorivio Colado travaja
dos meses, produze anualmente sesenta reales de vellón.
18a... A la diez y ocho digeron que en el termino de esta Villa y su Conzejo
hay esquilmo de leche de bacas, terneros, potrancos, borregos, cabritos,
lechones, miel, zera, y lana; y que no hay esquileo alguno porque cada uno
esquila su ganado en su casa. Y que dichos esquileos (esquilmos) se regulan
su utilidad en esta manera: A cada baca de leche manteniendo su ternero se
le reputa estando parida dos quartillos de leche al día; y como esto es un año
de descanso por estar de cria el uno y el otro no, corresponde a quartillo al
día; su valor quatro maravedíes y se nota que en todas las dichas parrochias
234
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
se fabrica de dicha leche, manteca. Y el quartillo que ba regulado con la
manutenzión del ternero, al término de quinze dias se haze un quartillo de
manteca, que corresponde al año, veinte y quatro libras, que cada una hazen
veinte y quatro onzas, que a rrazón de dos reales cada una, llega este esquil­
mo a produzir al año quarenta y ocho reales. A cada cabra se le regula man­
teniendo su cabrito otro quartillo al dia por los mismos quatro maravedíes,
correspondientes a quatro meses computando una baca y una cabra lechares
con otras que no lo son tanto, cada ternero en treinta reales y por la considerazión que va hecha queda reduzido su valor a quinze reales al año com­
putados unos buenos con otros que no lo son tanto. Y como una yegua pare
dos vezes en tres años, el potro sale sesenta reales y la potra setenta y zinco;
y como no se save lo que ha de nazer y cadafecto se regula en sesenta y seis
reales que compartidos estos entre dichos tres años, corresponde a cada uno
quarenta y quatro reales. Y cabrito y cordero le regulan seis reales a cada
uno, y como corre la misma pariedad que en las bacas queda reduzido a tres
reales anualmente cada uno. Y a cada carnero y oveja le regulan media libra
de lana y la libra de ésta a real y medio, y esto se entiende sin considerar la
nazión. A un lechón quando se desteta quatro reales y que una puerca puede
criar cada año tres. El esquilmo de cada colmena reputada una buena con
otra que no lo es tanto, y echas varias consideraziones para darle el sufi­
ciente producto la baluan cada una a seis reales de vellón. Y a una coyunda
o par de bueyes regulan así mismo en treszientos reales.
19a... A la diez y nueve digeron que en los términos de esta Villa y su
Conzexo hay novezientas y veinte colmenas propias de dichos vezinos que por
ser muchos los dueños y tener sólo unos a doze, seis, tres y la maior parte a
una por evitar prolijidad, no las expresan y constará de las relaciones las
personas a quien pertenezen por lo que se remiten a ellas.
20a... A la veinte digeron que en la dicha Villa y Conzejo hay zinco espezies de ganados, que son: cavallar, bacuno, lanar, cabrío y de la cerda; y que
ningún vezino tiene cavaña yeguada dentro de dicho conzejo, pero sí fuera y
dentro de él algunas yeguas y bacas de vezinos y de otros dados a aparzería;
y en cuanto al número de ganados propios de sus vezinos que pastan en él,
son: bacuno, mil quarenta bueyes; quatro mili doszientas bacas; quatro mili
y quatrozientos novillos y novillas; un mili doszientos y quarenta terneros;
onze mil quatrozientas y noventa ovejas; novezientos y diez carneros; tres mili
seiszientos y noventa puercas; zinco mili novezientos y noventa cerdos viejos,
y lechares; mili seiszientas y quarenta cabras; quarenta machos de cabrío;
quinientas y quarenta naziones de lo mismo; ziento y treinta caballos; qua­
trozientas y sesenta yeguas; quinientos y ochenta potrancos; treinta naziones
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
235
lechares, que son los que pastan dentro de los términos, límites y demarca­
ciones de esta Villa y su Conzejo. Y que algunos de los vezinos de ella y de él,
tienen dado aparzería en otros diversos conzejos de este Principado, ganados
cavallar, hacuno, y otros, reses que no refieren con expresión y se remiten a
sus respectivas relaziones de las que constará.
21a... A la veinte y una digeron que en el término de esta Villa hay ziento sesenta y tres vezinos, ynclusos en estos, treinta viudas y veinte menores. Y
en el de este Conzejo y lugares de su comprehensión, se compone de mili setezientos noventa y ocho, que ocupan las casas expresadas por su distrito, en
que van ynclusos ziento noventa y ocho viudas y treinta y nueve menores, que
todos hazen mil novezientos sesenta y un vezinos.
22a... A la veinte y dos digeron que en el término de esta Villa y sus calles
hay ziento y setenta casas, y de éstas onze arruinadas. Ocho paneras y seten­
ta orrios y en el término de este Conzexo y lugares de el se hallan dos mili
seiszientos sesenta y tres casas, las mas terrenas y otras que sirven para el
recogimiento de los ganados, y arruinadas sesenta y zinco. Ziento y veinte
paneras. Mili y treszientos orrios y quarenta arruinados.
23a... A la veinte y tres que a la bolsa común de esta villa le perteneze
como propios de ella las casas consistoriales, y que así mismo sirven de carzel, otra casa alta en la calle del Barreda de dicha Villa, una panera de seis
pies en la quintana de la casa de don Francisco Fernandez San Miguel, vezino del lugar de Ares, Partida de Candamo, como resultara de la relación
dada por el Procurador General de dicha Villa y Conzejo. Que dicha casa
renta anualmente zien reales, y la panera pudiera rentar una fanega de pan
en cada uno.
24a... A la veinte y quatro que dicha Villa perzive anualmente en las dos
ferias de Resurezión, (y) Espíritu Santo, par razan de Alcavala que llaman
del Viento de los Mercaderes que concurren a ellas, seiszientos reales de
vellón. Y del vino blanco que se vende por menor en esta Villa, perzive de su
arrendatario, mil quatrozientos reales y das maravedíes por razón de alcava­
la del vezindario. Y asi misma perzive dicha Justizia y Regimiento de todas
los vezinos de esta Villa y Conzejo para gastos de Justizia, setezientos y diez
reales en cada aña; y por las tres ferias que se celebran en estta Villa, cobra
el Juez de ella ziento y zinquenta reales en cada uno.
25a... A la veinte y zinco digeron que dicha Villa tiene de gastos en cada
año por razón de las prazesiones de Corpus, Frutos y Festividad de Jueves
236
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
Santo, seiszientos reales. Quinientos y setenta mas al predicador que predica
la Quaresma, y así mismo todas las veinte y siete parroquias de este Conzejo,
sus respectibos vezinos doszientos reales de vellón para dichas funziones,
cada una en cada un año, por repartimiento que hazen entre sí. En la propia
form a paga dicha Villa seiszientos sesenta y siete reales por razón de salario
de Ayuntamiento, al escribano, portero, reloxero; y gastos menores de papel
sellado y otros.
26a... A la veinte y seis que en esta Villa no se halla nada de lo que la pre­
gunta expresa, y sólo la parroquia de Pintoria paga por rrazon de un zenso
principal doszientos ducados, seis anualmente a la Cofradía de Nuestra
Señora de el Carmen fundada en la Parroquia de San Juan el Real de Oviedo.
La Parroquia de Villamarín por otro de la misma cantidad seis ducados cada
año a la Cofradía de la Misericordia, fundada en el Convento de San
Francisco de la dicha Ciudad de Oviedo. Y el lugar de Cubia de la Parroquia
de Ambas, paga al Colegio de la Compañía de dicha Ciudad, novezientos rea­
les de vellón en cada año, redictos de un zenso prinzipal de treinta mil reales.
27a... A la veinte y siete digeron que el común de esta Villa su Conzexo
yncluso Candamo, Peñaflor, Prianes, Coalla, La Matta, Velmonte y San Juan
de Leñapañada, pagan por razón de alcavalas anualmente, catorze mili y diez
reales de vellón en esta manera a Su Magestad (Dios le Guarde) zinco mili
ochozientos quarenta y tres reales y diez y nueve maravedíes; y al Conde de
Canalejas, ocho mili ziento sesenta y seis reales y quinze maravedíes, todo en
cada un año, a exzepzión de las Parroquias de Trubia y Pintoria que estas
pagan dicha alcavala a Su Magestad, separadamente y en cada un año, dos­
zientos sesenta y nueve reales y medio. Y por razón de zientos y nuevos impues­
tos paga dicha Justizia y Regimiento y su Procurador General por todos sus
vezinos, ynclusos Candamo, Peñaflor y Velmonte cada año a Su Magestad seis
mil ziento setenta y seis reales y quatro maravedíes todo por terzios.
28a...A la veinte y ocho digeron se refieren a la respuesta antezedente y
que tienen notizia que para el recobro de las cantidades de maravedíes que
se expresa, perzive el Conde de Canalejas es en virtud de privilegio de Su
Magestad, al que se remiten, por el que consta que dichas alcavalas las tiene
en virtud de servicio pecuniario.
29a... A la veinte y nueve digeron que en el término de esta Villa hay dos
tabernas y treze mas en diversas parroquias del Conzexo que hirán expresa­
das, tres mesones y tres casas de posadas, quatro tiendas por menor, zinquenta y zinco panaderas, una carnezeria.
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
237
Los puentes el que se dize de San Pelayo sobre el rio de Grado, otro en
la Parroquia de las Villas sobre el mismo río, dos en Villamarín sobre el rio
que llaman de Cubia, otra en Santianes, otra en Tolinas, otra en Restiello
sobre el mismo rio. Y en la Parroquia de Trubia tres puentes sobre el rio gran­
de que pasa por el medio de ella, la una que llaman del Campo, otra de San
Andrés, y otra de Quintana.
Barca
Una barca pasaje en la Parroquia de Udrión.
Mercados y ferias2
Hay todos los miércoles y domingos mercados públicos en dicha Villa en
cada semana y las ferias de la Flor, la Florina y San Simón.
Tavernas en la Villa y su Conzexo
Que las tavernas son las dos de la Villa, una la lleva don Francisco
Fernández Blanco vezino de ella, que le consideran de utilidad al año mili
reales. Otra que llaman de la Posada, propia de don Bictorio González
Valdes, vezino de dicha Villa, que se le considera mil y zien reales. Otra en
el lugar de San Pelayo, Parroquia de Santo Dolfo, se le considera treszientos reales y lleva actualmente Francisco Cañedo. Otra en la Parroquia de
Ambas que lleva Roque Fernández, regúlanle de gananzia anualmente zien
reales. Otra en Las Villas llévala Alonso Rodríguez, regúlanle ochenta rea­
les. Otra en la Parroquia de Santianes regúlanle ochenta reales, llévala Juan
Alvarez. Dos en la Parroquia de Vi llandas, la una en el término de Los
Lodos, propia de don Joseph López Cañedo vezino del conzejo de Miranda,
llévala Francisco Fernández, regúlanle de gananzia doszientos reales, y la
otra es una barraca que lleva Francisco Suárez, regúlasele quarenta y quatro reales. Otra en San Martín de Gurulles, llévala Francisco Fernández,
regúlanle zien reales. Otra en Udrión que lleva don Juan Lucas Pelaez, gana
doszientos reales. Dos en la Parroquia de Pereda, la una del Excelentísimo
Señor Marqués de Baldecarzana, que lleva Francisco Suárez, regúlasele
quatrozientos reales; y la otra de don Joseph Bentura Cañedo, llévala de
casa, regúlasele treszientos reales. Otra en la Parroquia de bayo, llévala
Pedro Menendez, quédale de utilidad ochenta reales. Otra en la Parroquia
de Sama, llévala Diego Arias, regúlanle ziento y sesenta reales; y otra en la
Parroquia de Trubia que lleva don Melchor Cuerbo, regúlanle doszientos
reales. Todas ellas anualmente, y las que así van reguladas produzir poca
2 Aunque no aparece en el texto, suponemos se trata de una omisión, por ser la sistemática del escribano en
el resto de la pregunta.
238
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
utilidad, es a causa de que no se hallan en caminos reales ni pasageros y
sólo tienen el consumo de los mismos vezinos y algunas romerías que en el
discurso del año se ofrezen.
Mesones
Que los mesones, el uno es de Francisca González Valdés, viuda, a quien
regulan un año con otro quatrozientos y quarenta reales. Otro de Joseph
Suarez a quien por la misma razón regulan de gananzia quinientos y zinquenta reales. Y el otro de Joseph Ramos a quien asi mismo regulan de
gananzia tres zientos reales de vellón.
Casas de Posadas
Y por lo que mira a casas de posadas una es de Polonia Fernández,
viuda, a quien regulan ziento y diez reales. Otra de Bernardo Boyso, zien. Y
otra de Theresa Menendez, ziento y sesenta, todos en cada un año.
Mercaderes por menor
Y por lo que mira a los mercaderes por menor, el uno es Francisco
Fernández, mozo soltero, y le regulan de gananzia en cada un año ochozientos reales, por que tamvién suele vender paños de Castilla. Y Josepha Rivera
Florez, viuda, vezina de esta Villa, por la propia razón la regulan quinientos
reales. Antonio Arias por lo mismo regulan quinientos reales. Y a Fernando
Gómez que se reduze su tienda a hooneria, le regulan de gananzia doszientos
reales.
Panaderas
Y por lo que mira a panaderas vezinas de dicha Villa son Luisa Alonso a
quien regulan setenta y siete reales. Francisca Cañedo, sesenta. María Ana
Menéndez, ochenta y ocho. Angela Morana, quarenta y ocho. Theresa
Menéndez, soltera, sesenta. Manuela Longoria, noventa. Bernarda Miranda,
sesenta. Ana Alonso, zinquenta. María Alvarez, soltera, zinquenta. Isavel
Garzía Miranda, setenta. Josepha Arias, sesenta y seis. María Ana Sánchez,
zinquenta. María Lana, sesenta y seis. Maria Cuesta, sesenta y siete. Polonia
Fernández, setenta y zinco. Josepha López, quarenta y quatro. Angela López,
zinquenta y zinco. María Miranda, setenta y siete. Josepha Martínez, zin­
quenta. María Flórez, ochenta y ocho. Manuela Florez, sesenta y seis.
Josepha Garzía, zinquenta y zinco. Bárbara Belazquez, quarenta. Juana
Martínez, zinquenta y zinco. Ana González, veinte y dos. Cathalina de Prado,
sesenta. Manuela López, treinta. Theresa González, zinquenta. Maria Ana
Garzía, zinquenta y zinco. Antonia González, ochenta y ocho. María
Martínez, treinta y tres. Isavel Belazquez, ochenta y ocho. Theresa López,
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
239
setenta. Josepha Garzía, quarenta y quatro. Francisca Garzía, sesenta y seis.
Y Juana Suárez, quarenta y quatro. Todas anualmente por ser pobres, y el mas
del tiempo mantenerse de hilar y trabajar en el campo.
Carnecería(3^
Que la dicha carnezeria sale a remate cada año por la Justizia y
Regimiento de dicha Villa; y en el presente está corriendo con ella don Joseph
Fernandez Miranda, obligado a quien por la experienzia que tienen de algu­
nos años a esta parte y lo subido en que se hallan los ganados, no regulan
gananzia alguna, antes sí perdida.
Puentes
Que las onze puentes que llevan expuesto hallarse dentro de los términos
de esta Villa y su Conzejo, para su manutenzión por ser todas ellas de made­
ra, regulan al de San Pelayo, tener de costo anualmente, y uno con otro, qui­
nientos y zinquenta reales, cuia cantidad por repartimiento, costean los vezinos de dicha Villa y los de su Conzexo. Las dos de las Parroquias de las Villas,
su manutenzión le consideran en doszientos reales en cada un año, que pagan
sus vezinos de dicha Villa, digo Parroquia. Las dos de Villamarín, zien reales.
La de Santianes, otros zien reales. La de Tolinas, los mismos zien reales. La
de Restiello, quarenta. Y las tres de Trubia, doszientos reales, que todas las
referidas pagan los vezinos de sus respectivas parroquias por repartimiento.
El barco sobre el rio grande de Nalón y lugar de Udrión, que es propio del
Marqués de Ferrera, tráele arrendado en cantidad de quinientos y veinte reales en
cada año. Y este se le reputa de quiebras en cada un año, ziento y veinte reales.
Y
los mesones que van expresados, son y se deven entender por casas de
posada.
30a...A la treinta que dentro de los límites de dicha Villa hay un ospital
que sirve para alvergue de peregrinos que es según se dize, es propio de los
caballeros que llaman del Gremio de Dentro y Fuera de la Villa, quienes
nominan hospitalero; y entre ellos mismos uno que cuida de la percepzión de
sus rentas de las que no pueden dar razón por lo que se remiten a las relaziones que en el asumpto huviesen dado, solo sí que a dicho hospitalero se le
dá en cada un año, quatro fanegas de pan de escanda y casa.
31a... A la treinta y una que a su contenido no tienen que dar razón, por
no haver cosa de lo que ella expresa.
3 No aparece en el documento este apartado, pero se debe sin duda a una omisión involuntaria del escribano.
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RAMONA PÉREZ DE CASTRO
32a... A la treinta y dos que en la dicha Villa hay un mercader de paños
de Castilla que llaman don Joseph de la Fuente, que le regulan en cada un
año de gananzia, dos mil y quinientos reales.
Zirujanos
Que hay dos cirujanos uno en la Parroquia de Trubia, llamado don
Bernardo Villaverde, a quien le regulan ganar en cada un año, mili y zien rea­
les. Otro que vive en Vigaña, hijuela de Santianes, llamaso don Lope Pérez
Rodiles, y le regulan en cada un año, mili treszientos y veinte reales.
Boticario
Un boticario que es don Manuel Pérez Thames, a quien regulan en cada
un año ganar seiszientos reales por la decadenzia que experimentó después
que se estableció nueba botica en el Comvento de San Salvador de
Cornellana, Orden de San Benito, por la ynmediazión que tiene a dicha Villa,
y concurrenzia que hazen los de aquel partido y su contorno.
Escribanos
Que hay ocho escribanos, vezinos de esta Villa y Conzexo, que son
Antonio de Hevia, don Manuel Sánchez, don Angel Garzía Casares, don
Fernando Antonio Gómez, don Domingo Ferbienzo, don Diego Arias, don
Manuel Florez y don Domingo Fernández Palazio; que a los dichos Hevia,
Sánchez, Casares, se le regula a cada uno ganar en cada un año, ochozientos reales; dicho Gómez, quinientos y zinquenta; el expresado Fervienza, tres­
zientos reales; Arias, seiszientos; Florez quinientos; y Palazio setezientos.
Notarios
Hay quatro notarios, el uno que es don Joseph Armiñán, le regulan ziento y zinquenta reales. Juan Rodríguez Flórez, lo mismo. Don Juan González,
ziento y quarenta reales. Y don Joseph Fernández Miranda, ziento y treinta.
Prezeptor de Gramática
Y
el dicho Juan González usa el empleo de prezeptor de gramática, se le
regula de ganar en cada un año, mil y zien reales. Y otro en la Parroquia de
Santianes, llamado don Joseph de Prado, porque goza varios vienes rraizes
que se hallan espiritualizados, que constarán de su relazión.
Maestro de Primeras Letras
Un maestro de primeras letras, llamado Thorivio Alonso, vezino de la
Parroquia de Trubia, porque se le regula ganar en cada un año quinientos
reales. Otro llamado Andrés González de la Parroquia de Santianes, que
gana treszientos reales.
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
241
Administrador de tabacos y demás de Pendientes
Ay un administrador de las Reales Rentas de tabaco, que llaman don
Manuel González Laguna, perzive anualmente de salario, tres mil y quatrozientos reales. Dos verederos, el uno llamado Juan Fernández, que tiene
anualmente por dicho empleo, mil noventa y zinco reales; y el otro Joseph
Cadenas, tiene así mismo mil quatrozientos y sesenta. Estos viven en la expre­
sada Villa. Juan Gutierrez vezino del Fresno que vende tabaco por menor,
gana en cada un año ziento treinta y quatro reales. Pedro Rubio, vezino de
San Martín de Ondes, sesenta y siete. Francisco García Suarez, vezino de
Jolinas, ziento y un reales y medio. Alonso Patallo, vezino de las Villas, sesen­
ta y siete. Pedro Patallo, vezino de Nozeda, treinta y tres reales. Jazinto
Suárez, vezino de Villamarín, sesenta y siete. Juan Alvarez, vezino de
Santianes, ziento sesentq y siete reales y medio. Antonio Fernández, vezino de
Santa María de Villandas, ziento treinta y quatro. Juan Garzía, vezino de
Restiello, ziento y uno. Antonio Fernández, vezino de Los Lodos, treinta y tres
reales y medio. Francisco Suárez, vezino de Moutas, ziento treinta y quatro.
Roque Fernández, vezino de Las Corujas, ziento y uno. Pedro Menéndez, vezi­
no de Bayo, ziento treinta y quatro. Josepha Alvarez, vezina de Sama, ziento
treinta y quatro. Don Benito Tuñón, vezino de Trubia, doszientos sesenta y
ocho. Pedro Alvarez, vezino de Bascones, ziento y uno. Joseph Menéndez,
vezino de Udrión, ziento y uno. Joseph Fernández, vezino de Santa María de
Grado, ziento y uno. María Fernández, vezina de La Agüera, de la Parroquia
de Pereda, ziento y uno. Pedro Menéndez vezino de Rodiles, ziento treinta y
quatro. Miguel López, vezino de Rubiano, ziento y uno. Y Francisca
Menéndez, vezina de Rañezes, sesenta y siete. Y Pedro Rodrigues vezino del
lugar de Somines de la Parroquia de Gurulles, sesenta y siete. Que son los
que venden el tavaco por menor en estanquillos, y les queda de gananzia en
cada un año, a los susodichos y a cada uno de ellos, lo que va expresado.
Arrieros
En la Parroquia de Vigaña, uno llamado Diego Alvarez, con quatro cavallerias, gana anualmente quinientos y zinquenta reales. En la de Santianes
otro Diego Alvarez con siete cavallerias, gana en cada un año, mili y zien rea­
les. Francisco Alvarez, con las mismas cavallerias, otros mili y zien reales.
Alonso Alvarez con quatro cavallerias, le regulan quinientos y zinquenta.
Marcos Alvarez con zinco caballos, seiszientos reales. Juan Alvarez con dos
cavallerias, doszientos setenta y zinco. Martín Garzía con quatro y Domingo
Alvarez con las mismas quatro, les regulan a cada uno, quinientos y zinquen­
ta reales. Todos los referidos son vezinos de la Parroquia de Santianes.
Marcos Martínez con zinco cavallerias, le regulan seiszientos reales. Don
Sancho Rodríguez por medio de un criado, con siete cavallerias, mil y zien
242
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
reales. Estos dos, vezinos de la Parroquia de Rodiles. Salvador Flórez,
Manuel Fernández, cada uno con quatro cavallerías, les regulan mil reales a
los dos. Adriano Fernández con zinco cavallerias, seiszientos reales. Estos
tres, vezinos de Los Montes. Alvaro Fernández, vezino de la Parroquia de
Villandas, con tres cavallerias, quatrozientos y doze reales. Carlos Nieto con
dos, doszientos setenta y zinco. Pedro Menéndez con quatro, quinientos y zinquenta. Gaspar Fernández con quatro caballerías, quinientos y zinquenta.
Estos tres, vezinos de la Parroquia de Restiello. Pedro Alvarez vezino de esta
Villa de Grado, doszientos setenta y zinco, con dos cavallerías. Vizente Arias
vezino de dicha-Villa con dos cavallerías doszientos reales. Francisco Alvarez
con zinco caballerías, seiszientos y ochenta y siete. Pedro Alvarez con dos,
dos zientos reales. Juan Alvarez con tres, quatrozientos y doze. Estos, vezinos
de la Parroquia de Gurulles. Diego Suárez con zinco, seiszientos. Joseph
Alvarez, con quatro, quinientos y zinquenta. Juan Garzía con dos, doszientos
setenta y zinco. Fernando Flórez con quatro, quinientos y zinquenta. Benito
Alvarez, con tres, quatrozientos y doze. Estos, vezinos de la Parroquia de
Bayo. Diego de Arias, quinientos y zinquenta, por quatro cavallerias. Lázaro
Fernández Arango, por tres, quatrozientos y doze. Domingo Garzía por seis,
ochozientos veinte y zinco. Estos, vezinos de la Parroquia de Sama. Don
Antonio Fernández Ladreda, por medio de un criado y por quatro caballos,
quinientos y zinquenta. Y Balthasar Alvarez por quatro cavallerías, lo mismo.
Estos, vezinos de la Parroquia de Trubia. A sí mismo hay dos administradores
de rentas de particulares, a los que se les regula de utilidad por este encar­
go, zinco mil y quinientos reales de vellón al año. Y últimamente se conside­
ra de utilidad anual a Joseph Alonso, Pedro González y Antonio Martínez
vezinos de esta Villa, que usan de comprar, vender y componer calderas vie­
jas, quatrozientos y cinquenta reales de vellón. Mas se regula de utilidad a
Francisco Suárez y Francisco Alvarez, músicos de gaita, treszientos sesenta y
zinco reales al año. A Francisco Rivera, alcayde de la cárzel, ziento y zin­
quenta reales. Y a Fernando Garzía, tablajero, tres zientos sesenta y zinco,
todo en cada un año.
33a... A la treinta y tres dijeron que de las ocupaziones de artes mecáni­
cos que contiene la pregunta hay en este Conzejo las siguientes: Un maestro
albañil llamado Gregorio Vigil, que sólo vive de este offizio y gana por su jo r ­
nal dos reales vellón y la comida que se reputa en otro.
Canteros
Dos maestros canteros nombrados Andrés de la Pola y Francisco Fernández,
vezinos de esta Villa; el primero se mantiene de su offizio, y el segundo solo
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
243
trabaja seis meses a él, dedicándose lo restante del año al cultibo de la labran­
za, y ambos ganan por su jornal, dos reales y la comida que se estima en otro.
Ofiziales de Cantera
Tres ofiziales de lo mismo, nominados Domingo López, vezino de la
Parroquia de Bascones. Domingo y Bernardo Fernández, vezinos de la de
Pereda, mantiénense de este ofizio y ganan dos reales y medio de jornal al día
yncluso el valor de la comida.
Herrador
Un maestro herrador que lo es Joseph Suárez, vezino de esta Villa, y se
le regula por su jornal seis reales.
Ojfiziales
Tres ojfiziales del mismo ejerzizio que son Benito Fernández, Miguel
Fernández, vezinos de esta Villa; y Gabriel Martínez del lugar de San Pelayo,
a quienes se les haze la regulazión de quatro reales por su jornal.
Herrero
Un maestro herrero nominado Juan Antonio Albarez, vezino de esta
Villa, quien gana por su jornal tres reales de vellón.
Ojfiziales
Siete ojfiziales de lo mismo que lo son Antonio de Arguelles, Thorivio
Vijil, Roque Vigil, vezinos de las Parrochias de Santtianes y Vigaña; Plazido
Arias de la de Sama, y Juan Albarez de la de Villandas, que todos ganan por
su jornal, dos reales de vellón.
Aprendizes
Siete aprendizes del propio ofizio, nombrados Domingo Miranda,
Francisco González, vezinos de la Parrochia de Trubia; Juan Fernández de la
de Rodiles; Joseph Fernández Cueba, Domingo Fernández, Sancho Flórez y
Francisco Flórez, vezinos de las Parrochias de Bascones y Vayo quienes
ganan real y medio de jornal.
Maestros carpinteros
Diez y siete maestros carpinteros que son Miguel Alvarez, M anuel de la
Rivera y Francisco García, vezinos de la Parrochia de Santianes; Antonio
Menendez, Francisco Alvarez, Thoribio Albarez, Juan González, vezinos de la
Parroquia de Trubia; Juan Fernández de la de Rodiles; Balthasar Menéndez
de la de Sorrivas; Domingo Alarez, Domingo García de la de Pereda;
244
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
Gonzalo Fernández, Pablo Garzía, Joseph Alvarez y Juan Gutierrez, vezinos
de Los Montes. Antonio Fernández, Francisco Suárez, vezinos de la Parrochia
de Rubiano, quienes sólo trabajan en este ofizio los quatro meses del año y
ganan al día por su jornal dos reales y medio ynclusa la comida, dedicándo­
se el tiempo restante al cultibo de la labranza.
Offiziales
Tres ofiziales de carpintería que son Pedro Albarez Lago, Antonio
Fernández y Juan Menéndez, vezinos de esta Villa, que tamvién travajan sólo
tres meses a este offizio; y en cada un dia ganan, dos reales de jornal, en que
se comprehende la comida, y lo restante del año se ejerzitan en la labranza.
Maestro de Zapatero
Un maestro de zapatero llamado Juan Prado que por su ymposivilidad
solo trabaja quatro meses al año, y en cada un día se le regula dos reales y
medio por su jornal.
Ojfiziales
A sí mismo hay dos offiziales de este ofizio que lo son Benito Ramos y Pedro
Menéndez que tamvién travajan sólo los quatro meses, su jornal son dos reales
de vellón al día, ejerzitandose lo restante del año en el uso de la labranza.
Aprendizes
Quatro aprendizes del mismo ofizio de zapateros, nombrados Joseph de
Menes, Pedro Fernández, Manuel de Prado y Francisco López quienes trava­
jan el mismo tiempo que los antezedentes y ganan real y medio al día por su
jornal y lo restante del año se ocupan en el cultibo de la labranza.
Maestros sastres
Diez y nueve maestros sastres, que son Manuel Díaz, Manuel Lana,
Francisco Lana, Joseph Díaz, Benito Sánchez, Francisco Fernández,
Thoribio Armella, Fernando Rodríguez, Francisco González, Domingo
Fernández Reguera, vezinos de esta Villa; Bernardo Rodríguez y Juan
Rodríguez vezinos de la Parrochia de Bascones; Francisco Alvarez de la de
Trubia; Francisco Menéndez de la de Ambás; Joseph Pérez de la de Bayo;
Joseph Alvarez y Pedro López de la de Santianes; Balentín Zerménzia de la
de Montobo; y Santiago Alvarez de la de Ambás; quienes ganan por su jo r ­
nal tres reales yncluso la comida.
Offiziales de sastres
Zinco offiziales de sastres nombrados Juan Rodríguez, digo Jazinto
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
245
Rodríguez, Domingo Garzia, Joseph Armella, Manuel Albarez y Pedro
Fernández, vezinos de esta Villa; y ganan de jornal dos reales ynclusa la
comida.
Aprendiz
Un aprendiz del mismo arte llamado Bernardo Bouste, vezino de esta
Villa, y gana real y medio por su jornal.
Tejedor
Un maestro tejedor que lo es Francisco Suárez y sólo trabaja a este offizio los zinco meses del año y gana por su jornal dos reales y medio al dia, y
el resto del tiempo se ejerzita en la labranza.
Offiziales
Nueve offiziales al mismo ofizio, nominados Phelipe Cuerbo, Agustín
Fernández, Francisco Alvarez, Fernando González, M anuel López, Joseph
López, Francisco Suárez, Francisco Albarez y Francisco Rivera, que todos
travajan solamente zinco meses de cada año, y les queda de jornal cada un
dia dos reales de vellón.
Aprendizes
Y
hay zinco aprendizes del propio arte, y se les regula en cada un día un
real de vellón. Y unos y otros se ocupan en la labranza el resto del año.
34a...A la treinta y quatro de dicho Real Interrogatorio que no hay cosa
de4 lo que en ella se expresa.
35a... A la treinta y zinco que en la propia form a no hay cosa de lo que
previene a ezcepzión de los labradores que ganan un real y la comida que
estiman en otro.
36a... A la treinta y seis que en esta Villa y su Conzexo consideran abrá
enttre ttodos ttreinta pobres que regularmentte llaman de solennidad, que
andan mendigando por las puerttas.
37a... A la treintta y siette dixeron que por no saver cosa de lo que ella
expresa no ttienen que dezir.
4 A partir de este punto, un nuevo escribano redacta el texto de las Respuestas. Es de destacar la
diferente grafía no sólo en los rasgos, sino también en el em pleo de abreviaturas, repetición de con ­
sonantes com o la t, o el em pleo de la z en lugar de la c en algunas palabras.
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
246
38a...A la treintta y ocho dixeron que en estta Villa y Conzexo hay zinquentta y seis clérigos, los veintte y siette curas parrochos, y los restantes
merzenarios; y de estos los zinco residenttes en estta Villa y los resttanttes
esparzidos en los lugares de desttritto de este Conzexo, pues aunque hay en
la Parrochia de Gurulles una Colegiatta compuesta de su abad y zinco canó­
nigos, ésttos por no pedir residenzia, ninguno ttiene su residenzia en el refe­
rido Conzexo.
39a... A la treintta y nueve dixeron que en ttodo el disttritto de la Villa y
su Conzexo no hay combentos ni cosa de lo que ella refiere.
40a...A la quarentta y últtima preguntta dixeron lo que la anttezedentte.
Todo lo qual dixeron ser verdad para el juramentto que llevan fecho.
Según lo que Dios ha dado a enttender en que se afirmaron, rattificaron y lo
firmaron ttodos los que dixeron saber junto con su merced de que yo escrivano doy fee. Don Juan de Pedrosa Rubio. Don Sancho Fernández Miranda.
Francisco Xavier Cuerbo Arango. Bernardo Fernández Arango. Sancho
Rodríguez Cañedo. Melchor Cuerbo Arango. Juan Menéndez. Alonso
Rodríguez. Diego Alvarez Mottas. Joseph González. Benitto Fernández
Cuerbo. Pedro Cañedo Arguelles. M anuel Antonio Sánchez. Pedro
Fernández. Benito Fernández Tuñón. Antonio Menéndez. Andrés Menéndez.
Francisco Miranda. Francisco Quiñones. Thoribio Colado. Juan Antonio
Garzía. Joseph Tamargo. Joseph Menéndez González. Alonso Alvarez. Como
testtigo y por los que dixeron no saber: Manuel Alonso Viña. Antonio Manuel
Fernández Carbajal.
M Saavedra
Notta
Don Bernardo Diez Paniagua conttador prinzipal po r Su M agestad de
la Provinzia de Palenzia y comisionado por la Real Junta de Unica
Contribuzión enttre ottras cosas para el arreglo de las Respuestas Generales
al Interrogatorio practicadas en los pueblos de la comprehensión de esta y
Prinzipado de Asturias, deseándo ezecuttarlo con la mas posible vrevedad y
menos dispendio de la Real Hazienda, haviéndo reconozido la operazión del
conzexo de Grado incluso en aquel y hallado algunas de sus Respuestas
Generales diminuttas y sin la correspondientte claridad y constar de los
auttos, asienttos, verificaziones, nottas y demás diligenzias, las equivalenttes
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
247
notizias para aclararlas y darlas la inteligenzia nezesaria a fin de que se
venga en conozimientto de los verdaderos producttos, utilidades, exquilmos
y substtanzia de dicho conzexo y que conforme a ellas se ttiren y form en los
cittados partticulares de él se pasan hazer las nottas y declaraziones
siguienttes.
15a... Que para remittirse los perittos y demás conbocados a las certtificaziones que presentasen los respecttivos curas de las parrochias que comprehende el referido conzexo, en quanto a expresar por menor los que son
intteresados en los diezmos que se causan en los tterminos de cada una, y la
partte que de ellos pertteneze a cada uno, y omittido declarar en quales de
ellas hay impuestto a mas de ellos el derecho de primizia y a quien corres­
ponde, se notta que por ella resultta que:
Grado
De los diezmos que se adeudan en la de Grado (en que no hay la costtumbre de satisfazer el de primizia) pertteneze una sextta partte a su párrocho; otra a la encomienda de San Juan de Lenapañada; otra a la Mitra de
Oviedo; ottra al Cavildo de la dicha Ziudad; ottra al M arqués de
Valdecarzana; y la ottra resttantte a don Jazintto González Pardo.
Santo Dolfo
De los de Santo Dolfo en que tampoco lo hay, una quartta partte a su
parrocho; ottra a don Venttura Inclán, Arzediano de Rivadeo, por razón de
simple; otra a la cittada Mittra; y la resttantte al expresado Cavildo.
Villas
De los de Las Villas y sus primizias ttres sesttas parttes a su parrocho;
una a don Fernando Villavona, Dignidad del Arzediano del nominado conzexo;
ottra a don Carlos Fernández Agüera; y la resttantte don Alonso González.
Rodiles
De los de la de Rodiles y sus primizias una quartta partte a su parrocho;
ottra a don Joseph Trigueras por razón de simple; y los dos resttantes a don
Casimiro de Lena, por la de présttamo.
Baio
De los de Baio y sus primizias una quartta partte a su parrocho; ottra a
Francisco Trelles, por razón de simple; y las dos resttanttes a don Santiago
Trigueros por la de présttamo.
248
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
Pereda
De los de Pereda y sus primizias, dos octtavas parttes a su parrocho; una
a los capellanes de coro viexo de la Cathedral de Oviedo; ottra a don Pedro
Alonso Díaz por razón de simple; y los quattro resitantes de Combentto de
religiosas de Santa Clara de dicha ciudad, por la de présttamo.
Tolinas
De los de la de Tolinas a su parrocho la mitad; y la ottra al llusttrísimo
Señor Obispo de aquella Diózesis; y la primizia por el ttodo al cittado parrocho.
Montolo
De los de Monttolo y sus primizias a su parrocho la mittad; y la otra al
Monastterio de Belmontte.
Llamoso
De los de Llamoso y sus prim izias mittad a su parrocho; y la ottra al
zittado Monastterio por razón de présttamo.
Ondes
De los de San Martín de Ondes y sus primizias, mittad al parrocho;
quartta partte al Cavildo de Oviedo y la resttantte a su Mitra por razón de
présttamo.
Villamarín
De los de la de Villamarín, mitad al parrocho; y mittad al referido
Monastterio de Belmontte, por razón de présttamo, en la que se previene no
se conttribuie primizia.
Ranezes
De los de la de Ranezes y sus primizias, una quartta partte a su parro­
cho; ottra a don Joseph Urbina por razón de simple; y las dos re sitantes a
don Francisco Zinco, Chanttre de la Santta Yglesia Cathedral destta enumpziada ciudad.
Udrión
De los de Udrión (en que se sattisfaze primizia), mittad al parrocho y la
ottra al expresado Cavildo de Oviedo.
Villandas
De los de Villandas y sus primizias, una quarta partte a su parrocho; y
las ttres resttanttes a la Santta Yglesia Cathedral de Oviedo.
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
249
Rastiello
De los de la de Rasttiello dos quarttas parttes al parrocho (como del
ttodo de la primizia y diezmo de la yerva); una don Joseph Fresno; y la otra
resttante a don Joseph Coronel, hamhos por razón de simple.
Ambas
De los de Ambas y sus primizias una quartta partte a su parrocho; ottra
al Monastterio de Cornellana del Orden de san Benito, por razón de simple;
ottra al de Belmontte; y la ottra resttantte a don Andrés Garzía ttambién por
la misma razón.
Sorribas
De los de la de Sorribas y sus primizias mittad al parrocho; y la otra a
don Fernando Villavona por razón de préstamo.
Santianes
De los de la de Santtianes en que no hai la costumbre de primizias, mittad
a su parrocho; y la ottra al referido Cavildo.
Vigaña
De los de San Martín de Vigaña anexo y primizias que en ellas se cau­
san, dos quarttas parttes al parrocho; una a don Manuel Flórez por razón de
simple; y la resttantte a la Mesa Capittular de la nominada Santta Yglesia.
Sama
De los de sama y sus primizias una terzera partte a su parrocho; ottra al
pre dicho don Fernando Villavona; y la resttantte al abad y capellanes de San
Marttín de Gurulles.
Pinttoria
De los de Pinttoria en la que no hai5 costumbre de contribuir primicia,
mittad al parrocho y la resttantte al citado Cavildo.
Trubia
De los de la de Truvia (en la que tampoco hay la referida costumbre de
primicias) una sexta parte al parrocho; otra a don Francisco Flores
Canónigo de la Santa Yglesia; y las quatro restantes al Cavildo de ella.
5 O bservese com o al cambiar el escribano cambia de nuevo la grafía, desapareciendo la doble t o la
z de algunas palabras.
250
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
Gurulles
De los de la de Gurulles y sus primicias, dos terceras parttes al parrocho, excepto de los granos de pan y maíz; la restante con inclusión de ellos a
don Fernando Villavona; y las otras dos terceras partes de los expresados
granos a don Benito de Cañas.
Santa María de Grado
De los de la de Santa María de Grado (en la que no se halla impuesto el
derecho de primicia, onze, diez y senas partes al parrocho; dos a don Luis
Rivas; y las tres restantes al citado Cavildo por rrazón de préstamo.
Bascones
De los de la de Bascones y sus primizias, una quarta parte a su parro­
cho; otra al expresado Cavildo por razón de simple; y las dos restantes a don
Manuel de Flores por la de préstamo.
Bercio
De los de la de Bercio en la que no se satisface el derecho de primicia,
tres octavas partes al parrocho; dos a don Fernando García Lorenzana por
razón de simple; y las tres restantes al referido Cavildo.
Doriga
De los de la de Doriga en el Partido de Los Montes, en que no hay la cos­
tumbre de pagarse primicia; una quarta parte al parrocho; otra al precitado
Cavildo; y las dos restantes al Hospital de San Juan de la expresada ciudad.
Rubiano
Y
de los de la de Rubiano y su primicia, quatro octavas partes a su parro­
cho; una a la Capilla de Santa Cathalina sita en aquella Parroquia; mitad de
otra al Colegio de San Vicente de Oviedo; otra mitad a don Pedro García
Tuñón; otra octava parte a don Santiago Albarez; y la restante a don
Francisco Albarez.
16a...Que por haverse omitido el expresar por menor la cantidad de frutos
a que ascienden los derechos de exquilmos y primicias que en cada parroquia
se adeudan, remitiendose a lo que resulte por las zertificaciones que de ellos
deveran dar sus respectivos parrochos se declara que por ellas consta que:
Grado
El derecho de exquilmos de la Parroquia de Grado asciende a cinco fa n e ­
gas de pan, cinquenta de maiz, diez de abas y seis de castañas.
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
251
Santo Dolfo
El de los de Santo Dolpho a diez y seis fanegas de pan, setenta de maíz,
doce de abas, quatro de castañas y quatro carros de yerva.
Las Villas
El de los de las Villas a quarenta fanegas de pan, treinta de maiz, tres de
abas blancas, dos de las negras, cien reales de abenencias y doce libras de
lana; y el de primicias a diez copines de pan y otros diez de maiz.
Rodiles
El de los de la de Rodiles a quarenta y quatro fanegas de pan, cinquenta y dos de maiz, tres de abas, veinte y quatro de castañas y sesenta reales de
abenencias, que se entiende exquilmos de todos géneros de ganados; y el de
primicia a nueve fanegas de pan.
Bayo
El de los de la de Bayo a settenta y dos fanegas de pan, ciento de maiz,
diez fanegas de abas, diez y ocho de castañas, ocho reales de manteca, sesen­
ta reales de abenencias y treinta y dos libras de lana en bruto; y el de prim i­
cia a siete fanegas y media de pan.
Pereda
El de los de la de Pereda a ochenta fanegas de pan, ciento de maiz, doce
de abas, treinta y dos de castañas, fanega y media de nuez, y ciento y ochen­
ta reales de abenencia; y el de primicia a diez fanegas de pan.
Jolinas
El de los de la de Tolinas a treinta y dos fanegas de pan, veinte y quatro de
maiz, dos de abas blancas; una de las negras sesenta reales de abenencias,
veinte de calendas, que es el valor de la leche con que se contribuye diferentes
domingos del año, y quatro libras de lana; y el de primicia una fanega de pan.
Montobo
El de los de la de Montobo a veinte y quatro fanegas de pan, a diez de
maz, otras tantas de abas negras, una de las blancas; cincuenta reales de
abenencias, otros tantos de leche y manteca y diez y ocho reales de lana; y el
de primicia a dos fanegas de pan.
Llamoso
El de los de la de Llamoso a veinte y dos fanegas de pan, diez y seis de
maiz, ocho de abas negras, una y media de las blancas, doce de castañas,
252
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
veinte reales de abenencias, quarenta reales de leche y manteca, seis reales
de lana y veinte de yerva; y el de primicia a dos fanegas y media de pan.
San Martín de Ondes
El de la de San Martín de Ondes a treinta y ocho fanegas de pan, trein­
ta de maiz, ocho de abas negras, dos de las blancas, cinquenta reales de abe­
nencias, sesenta de calendas, veinte y quatro de lana, y sesenta de yerva; y el
de primicia a dos fanegas de pan.
Villama rín
El de los de la de Villamarín a quarenta fanegas de pan, otras tantas de
maiz, dos de abas blancas, una de las negras, veinte reales de yerva, doce de
lana, veinte reales de manteca, cinquenta de abenencias y de calendas sesenta.
Raheces
El de los de la de Raheces a quarenta y cuatro fanegas de pan, sesenta y
cuatro de maiz, tres y media de abas blancas y doce de castañas; y el de pri­
micia a diez fanegas y media de pan.
Udrión
El de los de Udrión a diez y seis fanegas de pan a treinta y dos de maiz,
cinco de abas blancas, diez de castañas, sesenta de abenenzias y treinta rea­
les de yerva.
Vúlandas
El de los de la de Villandas a ciento y diez fanegas de pan, ciento y cin­
quenta de maiz, ocho de abas blancas, quatro de las negras, ocho de casta­
ñas, cien reales de yerva, ciento y cinquenta de abenencias y treinta y dos de
lana; y el de primicias a doce fanegas de pan.
Ambas
El de los de la de Ambas a veinte fanegas de pan, treinta y seis de maiz,
quatro de abas blancas, ocho de castañas, quarenta reales de abenencias y
seis de lana; y el de primicias a siete fanegas de pan.
Rastriello
El de los de Rastriello a cinquenta fanegas de pan, cinquenta y seis de
maíz, tres y media de abas negras, cinquenta reales de abenencias, noventa
de calendas, doce de lana y quarenta de yerva; y el de primicia a cinco fa n e ­
gas de pan.
EL CONCEJO DE GRADO A TRAVÉS DE LAS RESPUESTAS GENERALES
253
Sorribas
El de los de la de Sorribas a treinta y una fanegas de pan, treinta y seis
de maíz, quatro de abas blancas, veinte de castañas, quatro reales de lana y
quarenta de abenencias; y el de primicias a siete fanegas de pan.
Santianes
El de los de la de Santianes a ciento quarenta fanegas de pan, ciento y
cinquenta de maiz, doce de abas blancas, quatro de las negras, cien reales de
yerva, quarenta de lana y ciento de abenencias.
Vigaña
El de los de la de Vigaña a treinta y tres fanegas de pan, quarenta y qua­
tro de maíz, seis de abas blancas, de yerva y lana quarenta reales, de mante­
ca ocho, de abenencias treinta; y el de primicia a tres fanegas de pan.
Sama
El de los de la de Sama a noventa y dos fanegas de pan, ciento treinta y
dos de maíz, seis de abas blancas, sesenta y dos reales de manteca, veinte y
dos y medio de lana, doce fanegas de castaña, noventa reales de yerva, y cien­
to y cincuenta de abenencias; y el de primicia a diez fanegas de pan.
Pintoria
El de los de la de Pintoria a diez y seis fanegas de pan, treinta y dos de
maíz, quatro de abas blancas, seis de castañas, cinquenta y ocho reales de
yerva y veinte de calendas.
Truvia
El de los de la de Trubia a ciento y veinte fanegas de pan, doscientos y
cinquenta de maíz y quatro de abas balncas, treinta y seis de castañas (doce)
doce de abellanas, doscientos reales de yerva y otros tantos de abenencias.
Gurulles
El de los de la de Gurulles a cinquenta y siete fanegas de pan, noventa y
seis de maiz, y media de abas blancas, quarenta y dos de castañas, ciento y
cinquenta reales de yerva y noventa de abenencias; y el de primicia a qua­
renta y cinco fanegas de pan.
Santa María de Grado
El de los de la de Santa María de Grado, a treinta y dos fanegas de pan,
cinquenta y cinco de maiz, seis de abas blancas, doce de castañas, seis de
nueces, sesenta y dos reales de yerva y quarenta y ocho de abenencias.
RAMONA PÉREZ DE CASTRO
254
Bascones
El de los de la de Bascones a sesenta fanegas de pan, ochenta de maíz,
ocho de abas, veinte de castañas, quatro reales de nuezes, otros quatro de
miel y cera, seis de lana, ocho de manteca, ochenta de abenencias y otros tan­
tos de yerva; y el de primicia a ocho fanegas de pan.
Bercio
El de los de la de Bercio a doce fanegas de pan, veinte y quatro de maíz,
dos de abas blancas, tres de castañas, doce reales de abenencias y otros tan­
tos de yerva.
Doriga
El de los de la de Doriga a veinte y quatro fanegas de pan, quarenta de maíz,
seis de abas blancas, doce de castañas, y treinta y dos reales de abenencias.
Rubiano
Y
el de los de la de Rubiano a veinte fanegas de pan, diez y ocho de maíz una y
dos copines de abas blancas, dos fanegas de castañas, treinta reales de abenencias,
diez de leche y tres de yerva; y el de primicia a tres fanegas y dos copines de pan.
28a...Mediante que de las respuestas Generales resulta haver varios oficios
de escrivanos y rexidores de este conzexo y haverse omitido expresar en res­
puesta de la pregunta veinte y ocho por los peritos y demás conbocados el núme­
ro de los que se hallan en uso y sin él, a quien pertenecen, que utilidades les pro­
ducen en cada un año a los citados rexidores por ser empleos enagenados de la
Real Corona, y en virtud de qué títulos los posehen, si fue por mera gracia, a
servicio pecuniario y no haviendo instrumento ni declaración en autos que acre­
diten los citados oficios, se tendrá presente para que se puntualice esta razón.
30a...Por quanto en respuesta de la pregunta treinta se remitieron los
peritos a la relación que presentase la parte del Hospital que está sito en la
villa de este conzexo, para venir en conocimiento de los efectos y rentas que
posehe para su manutención se declara que los que resultan por ella son a
saber: un día de bueyes y quarta parte de otro de tierra labrantía de media­
na calidad secano, otro de la misma especie y calidad ínfima, uno y medio de
prado secano de mediana calidad, dos de ynfima, sesenta y siete reales de
réditos de censos y cinquenta y uno y veinte y seis maravedíes de foros.
León diez de septiembre de mili setezientos cinquenta y quatro. Don
Bernardo Diez Paniagua.
Guiraldez
Francisco de Alvarez.
PRECISIO NES EN TORNO A UNA MONEDA ROMANA DE
LA C EC A DE IULIA TRADUCTA H ALLAD A EN BANDUJO
(PROAZA, ASTU RIAS)
ENRIQUE BURGUET FUENTES
SERGIO RÍOS GONZÁLEZ
En el Inventario Arqueológico del Concejo de Proaza, realizado a inicia­
tiva de la Consejería de Educación, Cultura, Deportes y Juventud del
Principado de Asturias, se incluye una ficha dedicada a una moneda hallada
en la localidad de Bandujo (Ríos, 1995: 201). El principal interés de esta pieza
radica en su valor histórico, dado que procede de un ámbito de la región astu­
riana, la cuenca del río Trubia, donde los testimonios de la romanización son
muy escasos. Asimismo, esta acuñación presenta algunas características que
le dotan de cierto interés numismático.
La moneda fue encontrada casualmente por una vecina en una huerta de
su propiedad el 24 de febrero de 1994*. El lugar del hallazgo se encuentra
dentro del perímetro habitacional de este núcleo rural del concejo de Proaza,
el cual a su vez se enclava en la vertiente norte de la sierra de Gradura, a unos
650 m. de altitud, lo que equivale aproximadamente a una situación de media
ladera entre el cauce del río Teverga, uno de los dos afluentes que forman el
río Trubia, y la línea cimera del cordal. El paisaje de la zona se caracteriza por
la presencia de fuertes desniveles, circunstancia que se traduce en una esca­
sez de terrenos aptos para el cultivo y en el predominio de masas forestales,
formadas principalmente por castaños.
Como ya se ha indicado, los testimonios de la romanización en la zona
son poco relevantes. A este respecto merece especial mención una explota­
ción minera situada en las inmediaciones, dado que sólo dista del lugar del
hallazgo numismático unos 2750 m en línea de aire. Estos vestigios de anti­
guos laboreos mineros, que fueron localizados igualmente durante las pros-
1 A gradecem os
a D a Marina Díaz Fernández las facilidades dadas para el estudio de la pieza.
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ENRIQUE BURGUET FUENTES - SERGIO RÍOS GONZÁLEZ
pecciones relacionadas con la elaboración de la Carta Arqueológica de
Proaza, ofrecen señales evidentes del empleo de la técnica de la Ruina
Montium, circunstancia que permite adscribirlos a la época romana (Ríos,
1995: ibídem; Ríos y García de Castro, e.p.).
Clasificación de la pieza
Se trata de un as que participa de las características propias de la segun­
da emisión de Iulia Traducía (Algeciras, Cádiz), en torno a los años 11-10
a.C. (Chaves, 1981: pp.45-54).
Valor: As (AE). Módulo: 23 "2-24'1 mm. Peso: 6'500 grs. El estado de
conservación es deficiente, dado que la pieza acusa un marcado desgaste.
Anverso: cabeza desnuda de Octavio a la izquierda, enmarcada por una
gráfila de puntos muy perdida.
Leyenda:
Delante del busto: (PERM.CAES)
Detrás: (A)VG (retrógrada)
Reverso: láurea cerrada formada por dos ramas enlazadas en su extremi­
dad basal, la cual aparece ornada de tres puntos. Clípeo en el remate. El borde
de la cara aparece rodeado por una gráfila de puntos muy perdida.
Leyenda (dos líneas separadas por un punto): (IVLI)A/TRAD
El retrato del anverso es el característico de estas acuñaciones hispanolatinas, presentando el emperador un rostro de hombre joven, con el pelo dis­
puesto en mechones. El cuello aparece incompletamente grabado, circunstan­
cia que igualmente no es rara en las monedas de esta ceca (Chaves, 1979: 7984). En el reverso, la alineación de tres puntos en la base de la láurea es por
el contrario un motivo poco corriente, ya que comúnmente acostumbran a
figurar cuatro. De hecho, Chaves sólo documenta un ejemplar que responda a
estas características (1979: pp. 43-44, lám VII, n° 469). Se trata de una acu­
ñación de la provincia Bética, pieza agrupada dentro de las acuñaciones poco
posteriores al año 13 (pontificado máximo de Augusto), de Colonia Patricia y
Iulia Traduscta. La acuñación de las monedas dependió del emperador, por lo
cual consta en el anverso la leyenda con la mención “permissu Caesaris
Augusti” de autorización del emperador y su cabeza como tipo. En el reverso
está tal como se apuntó, el nombre de la ciudad en corona cívica; dicha coro­
na o láurea, como corrientemente se la denomina, está formada en las piezas
de la ceca de Corduba-Colonia Patricia por una Corona de encina (Beltrán,
1950: 375), nosotros no encontramos ninguna referencia sustancial entre las
coronas de esta ceca y de la que nos ocupa el presente escrito.
PRECISIONES EN TORNO A UNA MONEDA ROMANA DE LA CECA DE IULIA TRADUCTA
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Por lo que respecta a la técnica de fabricación, la rodaja metálica mues­
tra inequívocas señales de haber sido obtenida a través de la técnica conocida
como “del canalillo” (Beltrán, 1950: 57-58). Con este sistema, la obtención
del cospel o flan se efectuaba por medio de un molde bivalvo de forma arbo­
rescente. El metal fundido era introducido en un canal de alimentación que
ram ificaba en diversos canales secundarios, que a su vez desem bocaban en
los com partim entos estancos que daban forma a los futuros cospeles.
Normalmente, estos compartimentos presentaban el contorno biselado, con el
objeto de facilitar el desprendimiento en bloque de la totalidad del contenido
del molde. Así, una vez enfriado el metal, se procedía a la separación de las
rodajas metálicas mediante una fractura provocada por presión, la cual nor­
malmente dejaba una señal en forma de protuberancia o muesca en la pieza,
como es este último caso del ejemplar asturiano que nos ocupa. El paso
siguiente del proceso de fabricación de la moneda era el troquelado que, tal y
como era común en el Mundo Antiguo, se realizaba a martillo por medio de
dos troqueles, uno fijo y otro móvil. Es apreciable, al menos, sino visualmen­
te, al tacto,una ligera concavidad en el reverso de la pieza. La relación convexidad-concavidad en anverso y en reverso respectivamente fue frecuente en la
antigüedad. Nosotros sugerimos que dicha apreciación responde a las necesi­
dades propias durante el proceso de acuñación, motivadas en los cuños para
facilitar el centrado del cospel durante los golpes recibidos en la operación de
acuñación a martillo; evitando de esta forma en la medida de lo posible, el
desplazamiento de la rodaja metálica durante el batido.
La simplicidad de esta técnica, tanto en lo que respecta al proceso de
obtención de la rodaja metálica como en el de acuñación, provocaba inevita­
blemente imprecisiones en la estampación de los motivos y leyendas. De este
modo, en la pieza de Bandujo se observa como la gráfila de puntos de ambas
caras, el cuello del retrato y parte de la leyenda del anverso no fueron graba­
dos al no haber sido convenientemente centrados los troqueles. Se trata en
suma de una moneda que manifiesta elocuentemente las características técni­
cas y de la rudeza formal propias de las producciones de las cecas de la Bética
y la Lusitania, especialmente de las piezas de Colonia Patricia y Iulia
Traducía; concretamnete esta del Convento jurídico Gaditano, que se encuen­
tra dentro de las características técnicas aludidas de cospeles a veces gruesos
y biselados y de un arte generalmente mucho más rudo que el de la Citerior.
(Beltrán, 1987: 289).
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ENRIQUE BURGUET FUENTES - SERGIO RÍOS GONZÁLEZ
Bibliografía
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