La era de la plata española en Extremo Oriente

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La era de la plata española en Extremo Oriente
REVISTA ESPAÑOLA
DEL PACÍFICO
N.º 17. AÑO XIV. II SEMESTRE 2004
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA
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N.º 17. AÑO XIV. II SEMESTRE 200 4
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Sumario
ARTÍCULOS
The East ASEAN Growth Triangle: Progress and Prospects on the Eve
of the 21st Century . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Por Salvatore Diglio
11
La era de la plata española en Extremo Oriente . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Por Marina Alfonso Mola y Carlos Martínez Shaw
33
Asia en el cine español. Del patriotismo a la parodia . . . . . . . . . . . . . . .
Por Eloy Martín Corrales
55
Váez de Torres en su IV Centenario del descubrimiento de las costas
de Australia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Por Francisco Mellén Blanco
Filipinas, de la crisis del Gran Imperio a la inserción en el Estado
liberal (1760-1860). Una lectura del modelo propuesto por Josep
M. Fradera en su libro Colonias para después de un Imperio . . . . . . .
Por M.ª Dolores Elizalde Pérez-Grueso
69
83
El jujutsu: un sport japonés en la Barcelona de principios del siglo XX . .
Por Carlos Gutiérrez García y Miguel Villamón Herrera
101
La polémica sobre los libros de texto de historia en Japón . . . . . . . . . . . .
Por Akemi Saito
123
7
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Sumario
Individualismo y fin de la reciprocidad en la transición
hacia una economía informacional en Japón . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Por Miguel Vidal González, Ramón Llopis Goig y Luis Óscar Ramos
137
Alfa y omega de quince años de democracia en Panamá: de la invasión
a las elecciones de 2004 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Por Harry Brown Araúz
159
ARTÍCULOS BREVES
Voluntarios filipinos en las Brigadas Internacionales del Ejército
de la República Española (1936-1939) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Por Salvador Bofarull
179
RESEÑAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
187
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Artículos
The East ASEAN Growth Triangle:
Progress and Prospects on the Eve
of the 21st Century
S A LVATO R E D I G L I O
Department of Asian Studies
Istituto Universitario Orientale
Nápoles (Italia)
Resumen
En los años noventa surgen en la región Asia-Pacífico zonas de crecimiento económico
transnacionales, también llamadas «triángulos», que representan una nueva forma
de regionalismo «abierto», consideradas como una nueva modalidad de cooperación
económica regional y un paso hacia un Asia-Pacífico sin fronteras, que garantice
flujos de capital libres, productos y fuerza de trabajo. En este trabajo se analiza la
llamada East ASEAN Growth Area (BIMP-EAGA) —Zona de Crecimiento de la ASEAN
Oriental—, una de las de más reciente formación.
Abstract
In the 1990’s has been emerging in the Asia-Pacific region a number of transnational
economic growth areas («triangles»), a new form of «open» regionalism, as a further
step towards a borderless Asia-Pacific zone in order to guarantee a free flow of capital,
labor and goods, a new form of regional economic cooperation. The present paper
is a contribution to understanding the last formed East ASEAN Growth Area (BIMPEAGA).
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ARTÍCULOS
Salvatore Diglio
In the 1990s, a new form of 'open' regionalism has been spreading in the
Asia-Pacific region, where the creation of transnational growth zones is seen
as a new approach to regional economic co-operation and the first step towards
a borderless Asia assuring a free flow of capital, goods and labour. Experts
have identified more than 10 «growth areas» also known as «triangles»,
«natural economic territories», «subregional economic zones», «estended
metropolitan regions» and other similar names. They enjoy formal or informal
political commitment from national governments and businessmen seeking
for new ways to exploit economic complementarities between contiguous
territories of different states.
The phenomenon has aroused worldwide attention and economists agree
that these initiatives, by integrating the resource endowment of the participating
countries, would enhance the economic competitiveness promoting transnational
economic integration without great loss of national sovereignty. In Southeast
Asia, interest in «growth triangles» has been heightened by the success of
the much prized SIJORI, seen also as a model for other existing or proposed
«growth zones» and some countries, like Malaysia and Indonesia, are
establishing numerous «triangles», thus testing different approaches to regional
co-operation (Diglio 1998).
One of the latest proposal is the so-called East ASEAN Growth Area
(BIMP-EAGA), on which detailed studies are still lacking. Therefore, this
article can give a contribution to better understanding the new economic
relations emerging within the region and their impacts on territorial disputes
and regional security in Southeast Asia.
1.
Since the early 1990s two «growth triangles» have been formed in ASEAN,
namely SIJORI and the Northern Triangle. A third one, the East ASEAN
Growth Area, was proposed in 1994 by Philippine President Fidel Ramos. In
the same year, at the International Conference held in the city of Davao the
Mindanao Economic Development Council called for setting up an East Asean
Chamber of Commerce to promote trans-border economic ties. Some financial
assistance for a feasibility study has come from the Asian Development Bank
(Thant, Kakazu and Tang 1998), but the initiative has received public visibility
only in December 1998, when ASEAN leaders declared their political
commitment to co-operate closely in promoting the development of the «growth
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triangles» through the peaceful means and measures enlisted in the «Hanoi
Plan of Action».1
The Philippines is the most vigorous proponent of the BIMP-EAGA due
to both the large Filipino communities all over the area, particularly in the
east Malaysian state of Sabah, and geopolitical motivations related to the
claim over Sabah itself, as well as its sovereignty over Mindanao. Malaysia,
too, does support the establishment of the growth area and the Sultan of Brunei
is expressing strong enthusiasm for an initiative that would place the country
as a regional hub for communications, trade and tourism.
Due to lacking of detailed studies, our knowledge about the proposed
«triangle» is very limited and also on the delimitation itself there isn't a general
consensus. The proposals vary from a small triangular zone shaped by Far
Eastern Econonic Review to include the town of Sandakan, in Sabah, the
North Sulawesi's provincial capital of Manado and the southern Philippines'
General Santos City, in Mindanao, to the largest region covering Brunei
Darussalam, the Indonesian provinces of East and West Kalimantan and North
Sulawesi, the states of Sabah, Sarawak and the Federal Territory of Labuan
in Malaysia, and the islands of Mindanao and Palawan in the Philippines, as
reported in a Malaysian official source (Tiglao 1994, p. 41 and Malaysia 1996,
p. 158). Thus, considering the recently growing economic links and the longestablished cultural ties that bind the participating components, we would
suggest a wider «growth area» comprising the whole Borneo and Sulawesi
islands, but excluding the section of the island of Mindanao outside the new
created Autonomous Region for Muslim Mindanao2. Such a proposed «triangle»
identifies a well-defined subregional entity shaped by the islamization process
which is increasingly influencing the policy agendas and national development
in Southeast Asia. It realizes the vision of a vibrant Islamic society which,
despite Islam in the region is often characterized by tolerance and social
1
2
The first «Hanoi Plan of Action», covering the period from 1999 to 2004, has been adopted in
1998 by ASEAN states to realize the first phase of their «ASEAN Vision 2020» («Hanoi Plan of
Action» 1999).
The Autonomous Region for Muslim Mindanao, as recognized in the new 1987 Philippine
Constitution,was created two years later. It now covers fourteen provinces, but the Moros are
the majority in only the four provinces of Lanao del Sur, Sulu, Tawi-Tawi, and Basilan, forming
an impoverished minority (about 20%) in their own homeland which became the primary destination
for massive migration from poor and politically troublesome regions of the north and central
parts of the Country, sponsored by the Philippine government in the early 1950s. Therefore, some
would hardly consider the whole Minsupala (Mindanao, Sulu and Palawan, where there's a strong
Christian majority) as the autonomous Bangsa Moro region or the Philippine Muslim Nation
(Magdalena 1997).
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Salvatore Diglio
justice rather than the quest for an Islamic state, has already aroused suspicion
of overseas Chinese investors in Southeast Asia.
The BIMP-EAGA has a size extending over 1 million square Kilometres
and an estimated population of about 30 million people. Among the six state
members, Indonesia is dominant both in land size than in population, covering
about three-quarters of the totals;the Philippines takes less than 3% of the
land area and 9% of the population, whilst Malaysia 19% and 10% respectively.
These few statistical data point out that the East ASEAN Growth Area is
largely a Borneo-based «triangle» because the island covers about 73% of
the land area and more than 90% of the population. It is centrered on the Sulu
and Celebes Seas, where the Sultanate of Sulu created one of the most powerful
pre-colonial trading states of the entire Malayo-Muslim Southeast Asia through
the intersections of geography, culture and history (Warren 1997). Bugis and
Makassar people from Sulawesi, who have been on move for over 400 years,
are still flowing into the province of East Kalimantan lured by the local
booming oil and logging sectors, or into the eastern Malaysian state of Sabah
to be deployed as plantation workers or employers in downstream timberprocessing plants. Along the northern coast of Sabah many villages are
inhabited by Ilanum coming from Magindanao, in the Southern Philippines,
whilst natives from the Sulu Islands are concentrated on the eastern coast due
to its geographical proximity (Sabah is only 10 nautical miles from Sulu).
And Brunei, because of the small local labour force, remains heavily dependent
on Indonesian and Filipino migrant workers.
The population of the «triangle» is predominantly Muslim, sharing
language, religion and customs. Migrants blend rapidly into the prevalent
Malay population in Sarawak and Sabah, where Indonesian immigrants
being similar socio-culturally as well as in physical appearance, soon begin
to dress and speak like Malays. According to Indonesian authorities in
Kalimantan, in the early 1990s an estimated 200,000 nationals went into
Sabah, where many Filipinos flowing from Muslim-dominated Mindanao
have led to full family formation and permanent residence status. And under
Indonesian government's population redistribution policy, millions of people
from Sulawesi, Kalimantan and other outlaying islands have moved to Java,
but an even larger flow of Javanese migrants went into the other way.
Population mobility within the BIMP-EAGA is further increased during the
latest economic crisis, which has pushed many Indonesian and Filipino
workers into Sabah and other Bornean territories. Labour migrants are now
estimated between 500,000-700,000 in the two eastern Malaysian states; of
these, about half are the Filipinos in Sabah and roughly 10,000 are deployed
in Brunei.
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This cross-border mobility is not confined to official migration because
illegal workers have become a dominant feature in the region. The movement
of Filipino refugees to Sabah reached its peak in 1974, at the hight of the
secessionist outbreak in Mindanao, which forced more than 100,000 Filipino
Muslims to flow into Sabah. A massive wave of unskilled migrants arrived
in the 1980s largely in search of economic opportunities, given the «push»
factors in Indonesia and the Philippines as well as the increasing labour
shortages in the receiving states of Brunei, Sabah and Sarawak, and the
Indonesian provinces of Kalimantan. These flows have turned the island of
Borneo into a primary destination for illegal workers which are becoming a
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Salvatore Diglio
controversial policy issue posing a threat to the ongoing process of transnational
economic co-operation as well as regional security.
The large number of participanting states, often seen as a weakness of the
proposed «growth areas», in the case of the BIMP-EAGA can't be considered
relevant, given the spatial fragmentation of the insular Southeast Asia, the
complementarity of natural resource endowment and, first of all, the strong
socio-cultural bonds among the six national populations. On the contrary, the
real «weakness» is poor infrastructure and the archipelagic nature of the area
that is likely to have a damping effect on prospects for further growth of the
«triangle». The demand for infrastructure in the subregion is high, because
it is almost non-existent in some areas. Roads, telecommunications, air services
and port facilities need to be improved, though signs of improvement in some
Indonesian relatively prosperous provinces like East and South Kalimantan
as well as South Sulawesi, which are endowed with road and port facilities
more adequate to better respond to the growing local markets and potential
demands coming from the Java Sea basin.
Since the proposal of the «triangle», focus has been given to the improvement
of physical infrastructure. Numerous Memorandums of Understanding were
signed to expand air and telecommunication linkages, and regional shipping
lines have also been strengthened with the improvement of ferry services between
the towns of Zamboanga and Sandakan, and between General Santos City and
the town of Bitung near the North Sulawesi capital of Manado. In 1996, a
Filipino-Malaysian joint venture started fast-ferry services between Mindanao
and Cebu, whilst Malaysia Airlines operated three flights per week from Kuching
(the capital of Sarawak) to Pontianak, in Kalimantan, and it is now flying from
Kota Kinabalu (Sabah) to the Southern Mindanao capital city of Davao.
Usually considered remote and less accessible lands in the past, even the
outlaying and peripheral archipelagic islands are now becoming incorporated
into a linkage network polarized by the new «growth provinces» of East and
West Kalimantan, as well as North and South Sulawesi. Business links have
become so active between Southern Mindanao and North Sulawesi that in
February 1994 Indonesia's Bouraq Airlines started flying twice weekly between
Davao and Manado. Some infrastructure schemes have been completed (one
example is the Narciso Ramos Highway inaugurated in 1996 to link the cities
of Cotabato and Marawi, in Mindanao), but plans for a trans-Borneo highway,
linking Sarawak and Sabah through Brunei Durassalam, have been stalled
for many years due to Bruneian concern over national security and financial
difficulties. Still today, in the east Malaysian states rail system runs from the
Sabah capital of Kota Kinabalu to the small town of Beaufort only, roughly
150 Kilometres away.
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Communication bottlenecks do not hinder commercial links among the
Bornean states. The interior's agricultural produce and raw materials float
into booming coastal towns, to be shipped to world markets, and Kalimantan
timber trade finds its way out through the busy port of Pontianak, in West
Kalimantan.. And the South Sulawesi provincial capital of Ujung Pandang,
with over one million inhabitants, has increased its role as a gateway for trade
in Eastern Indonesia, due to the recent upgrading of its port facilities and
container-yard through foreign investments.
The vast land size and the sea-distance among the islands included in the
Growth Area (for instance, Sulawesi is separated from the southernmost tip
of Mindanao by nearly 150 nautical miles of the Celebes Sea) and, first of
all, the geographic remoteness from the national capital «core» are likely to
raise doubts on future prospects of the initiative, especially if we look at it
with the concept of the monocentric «growth pole». On the contrary, shortterm scenario is brighter if we do consider the area as a polycentric but
functionally integrated regional entity with no primate city but a well-balanced
urban system consisting of two million cities (Davao and Ujung Pandang)
and a dozen of middle-sized cities with a population between 250,000 and 1
million.
However, among the states of the BIMP-EAGA the degree of disparity is
high, even though we measure it using the generic Gross Domestic Product
(GDP) parameter. In fact, the average per capita income varies from over
US$ 20,000 in Brunei, one of the richest countries in Asia, to less than US$
1,000 in Indonesia. In Malaysian Sabah the average per capita GDP is estimated
at about US$ 4,000 but, despite Kuala Lumpur has financed a large amount
of development, still change has come slowly, thus attesting how growth can
be easier to achieve than development. At the provincial level,the gap becomes
even more remarkable between the four Indonesian provinces of Sulawesi
island, where the income is below the national average, and East Kalimantan
which is usually listed in the high-income group given its improved living
standards3. In Mindanao, one of the richest areas in the Philippines in terms
of natural and mineral resources, much of the wealth belongs to Catholics or
foreign investors whilst Muslims are at the lowest level of economic welfare.
After Independence multinationals were invited to set up industries there,
3
In 1985, East Kalimantan was the first of the twenty richest regions in Southeast Asia with a per
capita GDP of US$ 3,319 (Booth 1992, p. 40). Today the improvement in living standards would
be even higher, given the value of the province's natural resources exports which could reach 7.9
trillion ruipah a year up from the 800 billion rupiah it now receives from Jakarta, according to
the provincial Governor (McBeth and Cohen 1999).
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thus promoting the disruption of the local economy by replacing the subsistence
production system with an export-oriented approach that pushed Muslim
provinces among the poorest in the country (Estudillo 1997).
Clearly, income disparities are neither a short-term objective of the BIMPEAGA or an issue we intend to discuss in depth here. We have only mentioned
it for giving a more complete presentation of the subregional entity we are
interested in. However, direct evidence suggests that in the 1990s there has
been some economic growth within the «triangle» but this assumption cannot
be supported with a detailed cost-benefit analysis, due to lack of accurate
data.
2.
The BIMP-EAGA is not intended to relocate obsolete or labour intensive
plants from a metropolis to its hinterland, as in the case of SIJORI. Here
the main areas of subregional co-operation are agriculture, fishing and
tourism sectors, which are more suitable for governments’ commitment to
manage natural resources on an integrated approach and a «sustainable»
basis. The subregion has a great variety of agricultural products which could
be integrated in a diversified rather than competitive system. South Mindanao,
being outside the typhoon belt, includes the prime corn-growing areas of
the Koronadal and Allah Valleys. Its pineapple plantations produce about
40% of the Philippines' pineapple exports because the island is the site of
the Hawaii-based Castle & Cooke, whose Dole Philippines pineapple
plantation and processing plant is one of the largest U.S. investment in the
Country outside Manila, as well as subsidiaries of many Manila-based food
groups like Ayala, RMF, General Milling and San Miguel. There are also
large cattle holdings, especially in Zamboanga del Sur, while in the province
of Palawan low-income farmers have recently introduced mango plantations
on volcanic hill soils allowing small household of about 3 hectares on
average to have an income much higher than the national rural average
(Shively 1999). On the contrary, Indonesia is channelling a large amount
of resources into food production promoting the extension of paddy fields
on the vast swamplands in Kalimantan and South Sulawesi. The latter
province is also the biggest production centre of cocoa, providing one-third
of the national output, whilst Kalimantan natural landscape was substancially
transformed by clearing vast forested land to plant it with oil palm and other
commercial crops under the widely critisized «Transmigration Programme».
Public large-scale land development and resettlement schemes, promoted
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by the Federal Land Development Authority, were established especially
in Sabah. But also in Sarawak, since the early 1960s paddy fields have been
extended on the coastal peat swamps whilst the hilly middle-zone was largely
terraced to establish extensive green pepper vines which have been converted
during the 1990s first to cocoa cultivations, to oil palm plantations shortly
afterward.
More than any other single cultivation, the regional palm oil industry
would improve productivity and competitiveness from the implementation
of the cross-border economic co-operation because, driven by rising world
price, commercial plantations have been expanded everywhere within the
«triangle». Today, Indonesia is exporting only 27% of its output, thus it
doesn’t compete significantly against Malaysia that exports 85% of its crop.
But a co-ordinated sectorial policy between the world’s two largest producers
would certainly help the countries to solve the problems facing each national
plantation sector.
According to some Malaysian economists (Othman and others 1998) the
central issue of the current palm oil industry in Malaysia is the declining cost
advantage against Indonesia and the new emerging producer of the Philippines.
This emphasizes the need for Malaysia to explore new technologies and
downstream processing activities as well as marketing research, whilst
Indonesia might devote itself to oil palm plantations. Thus Malaysia, that is
advanced in processing and R&D activities carrying on at the well-known
Palm Oil Research Institute of Malaysia and the Malaysian Agricultural
Research and Development Institute, would finance the high technology
oleo-chemical industry and persue a strategy of direct investment in Indonesia's
and the Philippines' palm oil industry incorporating the transfer of farm
technologies and farm inputs. This would lead to the establishment of closer
linkages securing the supply of Indonesian and Philippine crude palm oil to
Malaysian refining facilities and higher value products, including oleochemicals.
In this regard, Malaysia is still expanding oil palm plantings at home at a
slower rate (60,000 hectares in 1997) than the two neighbours. In fact, while
the current Seventh Malaysia Plan (1996-2000) identifies only 27,400 hectares
as new development land in Sabah and Sarawak, Indonesia and the Philippines
plan to develop a much larger area due to low land and labour costs4. Indonesia
4
A Malaysian plantation worker earns up to US$ 15 a day, five times more than his Indonesian
counterpart. And Malaysian new land (at US$ 4,000 a hectare) is nearly four times the cost in
underdeveloped regions of Indonesia (Tripathi 1999, p. 42).
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is planning to develop 250,000 hectares annually of new land, expanding oil
palm plantations on the rich volcanic soils of Kalimantan also with the help
of Malaysian producers, whilst the Philippines has identified as suitable for
oil palm cultivation on the island of Mindanao about 30,000 hectares of land
annually (Malaysia 1996 and Tripathi 1999).
The prospects for an increasing co-operation in the palm oil industry look
promising because agriculture, despite the sharp falling of commodity prices
from their 1997 peak, has been the strongest performing sector in the crisis
economies. Export-oriented cash crops have benefited from the currency
depreciations and the region's economic recovery begins to be widely recognized
by experts5.
3.
Fishing sector could be another core business in the East ASEAN Growth
Area. This food-processing industry, encouraged by private and public
investements, is rapidly promoting clusters of horizontally and vertically
specialized activities localized in neighbouring areas, in order to create value
added production and induce greater sectorial efficiency and competitiveness.
One example of these new emerging growth is General Santos, the Philippines'
southernmost city officially designed as a «growth area» to attract foreign
capital and companies outside the Metro-Manila region. With its good
infrustructure, including an international airport, a modern fishing port and
container-handling facilities at the city's Makar Wharf largely funded by
American and Japanese aid agencies6, General Santos City is taking on a
metropolitan look thanks to the proliferation of shopping malls, commercial
bank branches and other facilities serving an urban population estimated at
around 350,000 (250,000 in 1988).
5
6
For a review of the economic crisis impacts in Southeast Asia, see Arndt and Hill 1998.
The United States Agency for International Development (USAID) aid programme is one of the
largest single geographical concentration of infrastructure. Designed to harness American investors,
the programme has donated to the General Santos City US$ 108 million, giving rise to suspicious
because some local officials see similarities between the local deep harbour and the protected
anchorage at Subic and between the new airport and Subic's vacated Cubi Point airbase. In addition,
Japan's Overseas Economic Co-operation Funds has lent US$ 22 million to build new fish piers,
while the World Bank has given a loan of US$ 23 million to improve the General Santos-Davao
Road (Tiglao 1996).
On the role of U.S. aid in General Santos Special Development Zone Project see also John
McAndrew (1993).
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The regional landscape is also changing rapidly because new roads (like
the Narciso Highway) have been completed and many foreign investors have
been attracted by potentials for prosperity brought by the 1996 Peace
Agreement. They have added value to the resource-based products and
boosted the area's already thriving farm and fishing industries so that the
stereotype of a Mindanao sun-darkened fisherman, going ashore from his
«banca» with a yellow-fin tuna on his shoulders, does no longer simbolize
the fishing industry in Sarangani Bay. The new symbol has become the oceangoing boat tied up at the quayside in General Santos. In 1994, fishing firms
based in the city were 34 with a fleet of more than 600 vessels, of which 75
were equipped with fishing sonar and purse-seine nets. They assured a catch
of about 8,000 tonnes a month which was delivered to nine canneries located
in General Santos and in Bitung, to be sold under American and European
brands (Tiglao 1994).
In the latest years General Santos City has become a «focal point» within
the proposed «growth triangle» developing closer ties with Indonesia across
the Celebes Sea. Strategically placed to intercept tuna migrating from breeding
grounds in the Pacific into the Indonesian waters, the City's tuna canning
industry, which began in 1987, relies heavily on catches outside Philippine
waters. In fact, the Philippine deep-sea fishing companies have the skills and
the high-technology ocean-going vessels, whilst Indonesia's fishing industry
is still very much under-developed, facing government's regulations and shortsighted protectionist policies that have banned for decades agricultural products
and processed food exports. With nearly 3,000 fishing boats ranging from 30
to 200 tonnes, of which many are operating under foreign flags, Indonesia
utilizes only about one-third of its potential resources, given its current low
harvesting capacity. And even the Indonesian Navy cannot adequately patrol
and enforce fishing control over the 5.8 million square Kilometres of the newenlarged Exclusive Economic Zone under the 1982 United Nations Convenction
on the Law of the Sea (UNCLOS), entered into force in November 1994.
Joint projects are unmistakable geared towards marine production leading
to reach the maximum «sustainable» yields. Thus, to increase its fishing exports,
totalling about US$ 1.5 billion in 1997, and to achieve its sustainable catch
target of 5.36 million tonnes, Indonesia still needs a large number of new fishing
vessels despite in 1996 the government allowed the import of up to 1,000 boats
within four years.Up now, only 31 purse-seiners boats have been ordered to
three leading Basque industrial companies (Gamesa, BBV Trade and Corporation
IBV) to be imported in sections and then assembled at the state-run IKI's Ujung
Pandang shipyard, as the conditions for buying or leasing are too onerous for
Indonesian firms and the goverment's policy is still promoting the domestic
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shipbuilding industry (Tiglao 1994, McBeth 1996 and Keenan 1999). Therefore,
Indonesia allows Philippine boats to fish its waters whilst Philippine companies
based in General Santos City (such as RFM Tuna, the Ayala group's Purefoods
and RD Fishing Industries) establish numerous joint venture tuna canneries in
the port of Bitung. And plans to create partnerships for cold storage, ship repair
and deep-sea fishing facilities have also been announced (Selirio 1997) and
will certainly be favoured by the 1998 revised list of sectors closed for foreign
investment, which no longer includes fishing industry.
Within the BIMP-EAGA the growth of tuna industry is remarkable and
much of the success is due to the growing Indonesian-Philippine relations.
More than half of the tuna processed in General Santos comes from the
Indonesia-controlled Celebes Sea caught by Philippine long-line purse-seiners,
most of them operating under the Indonesian Charter System7. Philippines'
waters have been so severely over-fished for many years that the current
national fishing policy, confirming the involvement of village communities
in managing coastal fishing activities, is strongly encouraging fishermen to
venture beyond territorial waters and to come into competition with foreign
fishermen (Japanese and Taiwanese) over a dwindling resourse in a confined
sea (Borel 1998). For this reason, clashes are becoming more and more frequent
especially in the South China Sea, given support to some experts' fears that
the region may be heading into an era of fishing wars, though the international
diplomatic community has traditionally treated fishing disputes as a «low
politics» issue.
4.
Major economic sectors in the BIMP-EAGA are also oil, natural gas and
timber that will receive a boost from the implementation of the transnational
economic integration, as the search for natural resources is a common objective
for foreign investments. With regard to timber industry, some of the largest
Japanese and Malaysian companies have heavily invested in concessions
producing logs for both domestic and foreign market demands. Timber
production still plays a crucial role in the economic development of the
7
Under the Indonesian Charter System, introduced in 1989, the foreign ship owners have to open
letters of credit, to land the entire catches in Indonesian ports and also allow Indonesian fishermen
to make up at least 30% of their crew. The system doesn't appear to have worked, because only
a small number of foreign companies are operating under true charter arrangements and most of
the fish is not landed in Indonesia but goes to General Santos City. Therefore, many canneries in
Bitung are dying (Tiglao 1996).
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Bornean states rivalling offshore oil and natural gas in export revenues.
Sarawak, for instance, the only Malaysian state allowed to export raw logs,
rests highly dependent on exports of sawn logs supplying more than 40% of
Malaysia's timber exports. In Indonesian Kalimantan a big volume of logs is
often left unsold and Mindanao is a major supplier of lumber, plywood and
veneer, assuring more than half of the Country's total log production (Magdalena
1996). As extensive logging is one of the main causes of tropical deforestation,
given the often «unsustainable» practice, the development of the BIMP-EAGA
would contribute to forge a common regional approach aiming at a more
«sustainable» use of the whole forest resources and the establishment of large
reserves such as the new-designated (October 1994) trans-border Lanjak/
Bentaung Karimun Transfrontier Biodiversity Conservation Area between
Sarawak and Kalimantan.
Collaborative efforts between the states of the «triangle» would also be
stepped up to develop integrated environmental policy and tourist packages
that will avoid over-exploitation of resources, deforestation and environmental
pollution. Remarkable results have been reached in 1995 with the «Cooperation Plan on Transboundary Pollution Agreement», the first positive
step on regional environmental issues followed two years later with the
adoption of the «Regional Haze Action Plan» against transboundary air
pollution caused by forest fires in remote Bornean areas. Some of the world's
oldest undisturbed areas of rainforest have also been made into national parks
(they are 10 in Sarawak only) and protected forests.
Besides, the region offers the popular Bunaken Marine Park, the reserve
of over 75,000 hectares including the island itself and some other islets off
Manado Bay, in North Sulawesi, the world's second largest bird habitat of
Buton Island and the waters off Hoga Island, in Southwest Sulawesi, which
was designed as a marine tourist park in 1995. In Central Kalimantan, there
are the Tanjung Puting National Park and the lake of Sambuluh, not to mention
the traditional longhouses of Bornean rural tribal natives. And to promote the
development of tourist activities within the «triangle», domestic and foreign
investors are pouring a lot of money into hotels and resorts such as on Samal
Island, off the city of Davao, where Malaysian Ekran Berhad started in 1996
to build its US$ 50 million resort and a Philippine businessman has set up a
joint venture with Singapore's Marco Polo Hotel chain to build a luxurious
hotel complex (Selirio 1997).
23
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5.
The economic activities have promoted substancial flows of foreign
investment within the BIMP-EAGA. As financial regional hubs have become
the rich micro-state of Brunei and, first of all, the international offshore
financial centre of Labuan, set up in 1990 on the small island off the northern
coast of Borneo. The Malaysian financial centre, which in 1997 made loans
for US$ 17.4 billion through more than sixty overseas banks (but no one from
Indonesia) located in its glittering glass tower, is also increasingly moving
the financial flows into Brunei, which were channelled through the Singapore
capital market in the early 1990s (Jayasankaran 1998). This explains why
Malaysia has become the primary source of investment within the «triangle».
According to government figures, between 1991 and 1996 about US$ 7 billion
left Malaysia, several joint venture projects were implemented by private
sector and 14 Memorandums of Understanding were signed by Malaysian
companies with the counterparts (Jayasankaran 1996 and Malaysia 1996, p.
159). And the rate of investment abroad is still accelerating because Malaysia
has avoided the worst consequences of the recent economic crisis, having a
strong financial system.
The regional distribution of Malaysian foreign investment within the
«triangle» remains highly concentrated in the two Bornean states of the
Federation, especially in Sabah where one of the major investors is Chase
Perdana, a plantation and construction company which in 1996, after a longestablished interest in oil palm cultivation, signed a 1.2 billion ringgit contract
to build the university campus in Kota Kinabalu. Now it is already completed
and the company is in the front rank for the 600 million ringgit contract of
the second phase of the university project (Jayasankaran 1999, p. 75). Private
investments were made by the Philippines in food canning and fishing industries
in Sabah and even more in Indonesian North Sulawesi, whilst Malaysia is
among the biggest investors in the Philippines favoured from warmer political
relations started through state visits and the economic liberalization process
of the early 1990s. Deals to invest totalled US$ 164 million in 1994, but soon
increased further as Malaysia's Westmont conglomerate invested US$ 610
million in the ailing state-owned National Steel based in Iligan City, in
Mindanao, and many other Malaysian companies invested in oil and gas
exploitation. Today, a large amount of capital is channelling in tourism industry
to build luxury hotels and resorts in the Davao region (Tiglao 1995 and
Malaysia 1996).
The economic liberalization process, the 1996 Peace agreement and the
implementation of the BIMP-EAGA have promoted high economic growth
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in Muslim Mindanao, even though local and foreign investments have been
slowly rising in the Christian-dominated city of Davao, where violence and
kidnappings undertaken by Moro Islamic Liberation Front still scare off
potential investors. On the whole, according to official sources, in 1996 Manila
has received 53 investment proposals from businessmen in the «growth area»,
worth a total of US$ 278 million, and prospects for a continuing increase are
goods given the financial support and investments promised by the Islamic
countries (Magdalena 1997, Tiglao 1996 and 1998).
Also in the Indonesian part of the «triangle» foreign investments have
been growing rapidly since the late 1993, when the government issued measures
to deregulate trade and investment. Malaysian investment in the Country
topped US$ 603 million in 1994, more than 10 times the amount invested the
year before, and much of that capital was channelled into oil palm plantations
in Kalimantan. There, Malaysian companies such as KL Kepong, Kumpulan
Guthrie, Golden Hope and many others set up large estates, due to cheap
labour and availability of land. But they stopped investing in planting in 1996
when this investment became politically sensitive because local smallholders
were fearing to be pushed out of the market.
The recent financial crisis, that severely affected Indonesia, and the current
government's protectionism continue to force Malaysian investors to give
up their planned purchase control over Indonesian companies. Perhaps,
foreign investment flows will resume its past role in Indonesia after the 1998
list of economic sectors opened to foreign investors. And also the ethnicbased violence, which is scaring off Chinese investors in the Country's core
region, will probably become an added incentive, because many businessmen
are moving to perceived domestic safe havens within the «triangle» such as
Kalimantan and South Sulawesi. In the latter province, for instance, the
capital city of Ujung Pandang continues to offer relatively better opportunities
to its Chinese community, estimated at about 40,000 people, despite the
outbreaks of social unrest erupted in mid-September 1997 (Tripathi 1998
and Keenan 1999).
Financial assistance in the sub-region has come from international
organizations like the Asian Development Bank and the United Development
Programme. The Japanese companies continue to be interested in natural
resource exploitation, while the American and European presence is still
limited despite their long colonial bonds. Some positive signs of American
multinationals in the Philippines were registered in 1994, when the United
States was the first foreign investor with US$ 689 million (Holloway 1994).
But they do not play a vital role in the Growth Area, because they are
concentrated in the Metro-Manila region and in a few other designated «growth
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zones» of the Country. American aid began to flow into southern Mindanao
in 1992, the same year the Philippine Senate voted to expel the U.S. military
from the local bases. In 1994, American and other foreign firms were invited
to build and operate power plants as well as infrastructure projects in the
Philippines and the USAID launched its «Growth with Equity in Mindanao»,
a five-year US$ 20 million project aimed at cleaning up the island's image
as an unsafe place for business (Tiglao 1997).
The BIMP-EAGA offers good prospects also to European investors,
especially the biggest financial institutions and business companies of those
countries with a colonial experience in the region. But also Spanish and Italian
businessmen should give more attention to the growing economic opportunities
within the area. Some largest Spanish and Basque banks such as Banco
Exterior, Banco Bilbao Vizcaya and Banco Santander are aggressively
expanding their presence in Southeast Asia. For instance, Banco Exterior has
been trading with Indonesia and the Philippines since 1970s and in 1992
Basque companies established in Jakarta Indobask, a grouping of agencies
and companies seeking to develop joint ventures or to create their own
enterprises in Indonesia. Through Banco Bilbao Vizcaya Trade, the bank's
trade-finance division, Indobask has recently been involved in negotiations
resulting in the allocation of the already mentioned contract to build the boats
for Indonesian fishing fleet. And in 1995, Banco Santander was one of the
ten foreign banks allowed to operate in the Philippines.
The Italian presence in the «triangle» is still poor. Besides the aid programme
for the development of telecommunications in Mindanao, we can remember
a few other major initiatives such as the joint venture with a Mindanao rice
Mill, created in 1996 to process alcohol from rice husk, and the co-operation
agreement signed in May of the same year between the PT Gigi Italindo
Persada DKS Rachmat (an Italian-Indonesian joint venture company) and the
PT Tirta Buana Timur Dolfie Mambu in order to develop clean and potable
water supply in the provincial capital city of Manado (Tiglao 1996).
Close commercial and financial links are deepening and accelerating the
cross-border integration process among the state members. Brunei, for instance,
still imports cheap agricultural produce, particularly vegetables and fruits,
from the Limbang basin, in Sarawak, and its rice requirements from the
«sawah» fields in Sulawesi and Kalimantan. Its downstream processing of
oil is carried out in neighbouring towns of Miri and Bintulu, in Sarawak,
while it is the site for a Muara-based cement factory, a Bruneian and Indonesian
joint venture producing more than 1,000 tonnes of cement each month (Saunders
1997). And with the implementation of the «triangle» the resource-based
industries will have the advantage of a higher level of complementarity. They
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will make easier the access to free market and accelerate the reduction or
abrogation of domestic tariff barriers and import restrictions proposed for the
first years of the next century.
6.
Analyses of «growth triangles» have tended to be limited to economic
functions performed and only a few studies (Thambipillai 1991, Acharya
1995 and Weatherbee 1995) have paid attention to their geopolitical impacts
as well as security-diminishing implications. Therefore, the final section of
this paper has to be considered as a tentative attempt, as we are aware that a
full discussion of these issues would require a separate treatment.
We have already mentioned some geopolitical implications related to joint
exploitation and management of scarce fish stocks and the contribution that
a common approach can give in solving the problems of over-exploitation
and illegal fishing. The closer links developed between Filippinos and
Indonesians had the effect of refusing to Taiwanese and South Korean vessels
to fish Indonesian seas in 1994 (Tiglao 1994). The recognized archipelagic
status has allowed Indonesia and the Philippines to extend the exclusive
economic zones to a maximum of 200 nautical miles from their baselines,
giving rise to tensions and conflicts of sovereignty over fishing grounds that
would menace regional stability. In this regard, the South China Sea issue is
extremely complicated given the large number of claimants8, the extension
of maritime jurisdiction and the preferred ASEAN way of managing disputes
bilaterally and without interference (Mely 1998). Really we cannot forsee
which effects the BIMP-EAGA will have in dispute solving with other ASEAN
states and states that are outside the regional context. However, the «triangle»
will certainly help smoothing inter-state relations as well as promoting stability
and security in Southeast Asia.
The still active, but less rilevant, bilateral disputes among the states
participating of the East ASEAN Growth Area do not appear to play a decisive
8
The South China Sea is one of the richest fishing grounds and one of the most extensively claimed
area in the world involving four ASEAN states and China. The Philippines and China are now
increasingly being confronted by the claim over the Spratly's islands,the strategic crossroad
between the Indian and Pacific oceans commanding the southern entrance to the South China Sea.
The Philippines claims the Spratly's Mishieft Reef on the grounds of proximity being the islets
located only 300 Kilometres away from the island of Palawan, thus well within its exclusive
economic zone. China also maintains it is historically Chinese Indonesia's Natuna Islands, the
site of major natural-gas fields (Tiglao 1998 and Storey 1999).
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role in the cross-border economic integration process9. Anyway, there's concern
about the future because clashes continue to be frequent despite the official
willingness to settle territorial disputes diplomatically and the agreement to
increase maritime co-operation and freedom of navigation in the proposed
archipelagic sea-lanes. In fact, of the six archipelagic sea-lanes designed by
Indonesia the one following the route Sulawesi Sea-Makassar Strait-Lombok
Strait crosses the «triangle» to link the Indian and Pacific oceans, as well as
the two recommended sea-lanes which the Philippines could designate, namely
the «East-West Sea Lane», following the route from Balabac Strait to Sulu
Sea Junction, and the «North-South Sea Lane» passing through the Celebes
Sea, the Sulu Sea and Mindoro Strait (Amer 1998).
The geopolitical dimension of the BIMP-EAGA is already inherent in the
proposed initiative, which was launched soon after the Philippine decision
on the two important U.S. bases and on the exclusion of Sabah from its national
territory. The American military withdrawl in 1992 was a clear sign of the
geopolitical change that followed the decline of American role in the region's
security. And it has also been seen as the first step towards a new Philippine
foreign policy more conducive to deepening ties with neighbouring states
(Parreñas 1997). In this context the Sabah dispute, which had been an obstacle
in developing friendly relations between Malaysia and the Philippines since
196910, seems to be a claim linked with the American interests against Malaysia
rather than with the national ones. This assumption is also supported by the
fact that the proposal for the «triangle» was launched in the early 1990s, at
about the same time the two countries announced the normalization of their
political and diplomatic relations.
The establishment of the BIMP-EAGA has a clear geopolitical meaning
even because it reflects the willingness of the concerned states to overcome
the political boundaries drawn by Western colonial powers, without the aim
of establishing an independent Islamic state. While the federal status allows
some autonomy to Sabah and Sarawak, as for instance on migration and forest
9
Malaysia and Indonesia still claim the small islands of Ligitan and Sipadan, whilst Indonesia and
the Philippines in early 1990s persuaded acrimonious bilateral relations in protest over Manila
human rights activists on the issue of East Timor and arrests of Philippine fishing boats (Tiglao
1994 and Weatherbee 1995).
10 In the early 1960s the Philippines originated a claim over Sabah, then known as North Borneo,
on the historical basis that the northeastern part of that island was once subject to the Sultanate
of Sulu, a part of the Philippine territory. The policy of «Konfrontasi», launched in September
1963, was also a clear reflection of Indonesia's objections to the inclusion of Sabah into the new
established Malaysian Federation (Samad and Abu Bakar 1992).
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issues, Indonesia and the Philippines are currently discussing or undertaking
a territorial substantial restructuring. In fact, the Philippines has solved a
serious problem of national stability signing the 1996 Peace Agreement, whilst
Indonesia is slowly moving toward a new regional pattern that will give
provincial governments greater control over natural resources and development
planning.
The central role played by the state in promoting the initiative is another
element that stresses the political and security dimensions of the East ASEAN
Growth Area. The cross-border economic activities are strongly encouraged
by national governments, even because in archipelagic countries economic
relationships between the «core» region (the capital city) and the peripheral
provinces usually do not work very effectively. They give support to economic
integration, but are reluctant to istitutionalize it through the setting up of a
body responsible for the whole development process, as in the case of SIJORI.
Anyway, with the low current economic recovery and the increasing political
instability in the three main member states it remains to be seen whether
national governments are able to continue to give strong support to a «triangle»
that would help to giving up the long-established sectorial approaches of a
top-down development policy, forging co-operative measures to find
«sustainable» solutions to some more sensitive geopolitical issues such as
labour migration, natural resource exploitation and territorial disputes.
Certainly, in the early 1990s no one could imagine that the three acrimonious
main states participating in the BIMP-EAGA would become such close partners
in promoting cross-border economic and geopolitical co-operation. Therefore,
it seems to be an interesting issue for further exploration, given its potentials
for economic and geopolitical impacts on contemporary Southeast Asia.
✒
S A L VAT O R E D I G L I O
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La era de la plata española
en Extremo Oriente*
MARINA ALFONSO MOLA
C A R LO S M A R T Í N E Z S H A W
Resumen
En este trabajo se aborda el estudio del papel de la plata de las colonias españolas
de América, proveniente de Perú y México, cuya extracción realizaban empresarios
metropolitanos, y cómo aquélla fue sustituyendo en Europa a la plata centroeuropea
desde mediados del siglo XVI. Cómo una parte de la plata española se convertía en
moneda —como el real de a ocho, que llegó a ser la más importante de las que circulaban en Europa—. Se describen los itinerarios de este metal en el mundo, la cantidad en circulación, y el papel de esta plata en Extremo Oriente desde que va adquiriendo importancia, a mediados del siglo XVI, hasta que ha de competir con otras
monedas y medios de pago, a comienzos del XVIII.
Abstract
The following is a study on the many ways silver and silver currency became fundamental in the understanding of economics in the Modern World. From its extraction from
the Spanish mines in Peru and Mexico and its replacement of European silver from the
mid 16th century onwards, to the paramount importance of the Spanish coinage system,
represented in this case by the real de a ocho, probably the most important currency to
circulate in Europe at the time. The work pays attention to the itineraries followed by
the silver trade, its quantities and numbers as well as to the role it played in the Far East,
from the mid 16th century to the appearance, at the dawn of the eighteen century of
other more internationally successful coins and means of payment.
(*) Una versión incompleta de este texto fue publicada por error en las Actas del Congreso «España y el Pacífico. Legazpi» (Madrid, 2004, t. I, pp. 527-542). Para subsanar dicha equivocación,
se publica aquí la versión completa y definitiva. Agradecemos a la Revista Española del Pacífico la acogida dispensada.
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El descubrimiento de América permitió a los súbditos de la Monarquía
Hispánica la explotación de una serie de minas de plata de una riqueza hasta ahora desconocida en el mundo. De este modo, los yacimientos de México (singularmente Zacatecas y Guanajuato) y de Perú (Potosí) eclipsaron a
partir de mediados del siglo XVI los viejos centros abastecedores de plata de
Europa; es decir, los de Schwarz (Tirol), Ioachimsthal (Bohemia) y Schneeberg (Sajonia), que a partir de ahora pasan a ocupar una posición muy secundaria y al margen de los circuitos internacionales.
La explotación de la plata americana fue obra de una serie de empresarios
españoles instalados en los reales de minas mexicanos y en el cerro del Potosí, los cuales debían reservar para la Monarquía el quinto real, mientras vendían el resto a una serie de comerciantes especializados que hacían circular el
metal por las rutas del Imperio. Una parte de ese metal se convertía en moneda en las propias cecas americanas (México y Lima, en primer lugar), mientras otra parte se exportaba en forma de lingotes y terminaba por acuñarse en
las cecas metropolitanas, especialmente en Sevilla, principal punto de arribada, y en Segovia, primer centro peninsular de fabricación de moneda.
La moneda española (y muy especialmente el peso de ocho reales, llamado también real de a ocho) se convirtió muy pronto en la más cotizada de
las especies circulantes en Europa y, por tanto, en un medio privilegiado de
pago que favoreció el desarrollo de la producción y del comercio, hasta el
punto de producir fenómenos de tanto alcance como la llamada revolución
de los precios y, para algunos autores, incluso de convertirse en responsable
de la génesis del capitalismo. Nuestro objetivo no es, sin embargo, incidir en
el ya viejo debate abierto por el famoso libro de Earl Jefferson Hamilton, sino
otro más modesto, como es el de trazar los caminos de la plata a lo largo del
planeta, analizar las estimaciones del metal en circulación y constatar el papel
desempeñado por la plata hispanoamericana en Extremo Oriente, entre la
fecha en que se inicia su gran impacto (en torno a 1550) y la fecha en que
entra en competencia con otros medios de pago (en torno a 1700) sin por ello
abdicar de su privilegiada condición en los mercados internacionales.
* * *
Antes de ofrecer las estimaciones cuantitativas sobre la plata en circulación, vamos a detenernos en determinar los caminos recorridos por el metal
precioso desde los centros productores mexicanos y peruanos. A partir del
momento mismo del inicio de la explotación minera, el principal destino de
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la plata fue de Sevilla, cabecera metropolitana de la Carrera de Indias. Desde la fecha de la organización definitiva del sistema de flotas y galeones
(1561), la plata mexicana afluía desde los centros mineros hasta la ciudad de
Veracruz, desde donde emprendía el camino hacia La Habana, ciudad donde
la flota de Nueva España se reunía con los galeones de Tierra Firme, que a
su vez transportaban la plata peruana, que había hecho un largo recorrido por
tierra desde Potosí al Callao, por mar desde El Callao hasta Panamá, de nuevo por tierra a través del istmo y finalmente desde Nombre de Dios (y más
tarde desde Portobelo) hasta la capital cubana, desde donde los dos convoyes se dirigían a su destino final, la ciudad de Sevilla1.
Aquí se plantea una primera incógnita, que es la de saber qué cantidad de
plata viajaba a España y qué cantidad se quedaba en América para emplearse en los negocios de sus dueños o para atender a las necesidades de la administración virreinal. John TePaske y Herbert Klein, recogiendo una sugerencia de John Lynch, han demostrado el progresivo aumento de las cantidades
de plata retenidas en América por las autoridades virreinales a partir del siglo
XVII, aunque sin duda su monto sería siempre menor que el del metal exportado a España. Y, en todo caso, dado que es una cuestión que no afecta esencialmente al propósito del trabajo, nos limitamos simplemente a señalarla, a
fin de tener en cuenta todas las variables2.
Ahora bien, el sencillo esquema trazado para los caminos iniciales del metal
se complica en la propia segunda mitad del siglo XVI, cuando la plata pudo
derivarse hacia un nuevo destino, las recién incorporadas islas Filipinas. Desde 1565 queda, en efecto, inaugurada una nueva ruta, la llamada del Galeón
de Manila (o Nao de China), que permite el tráfico entre el puerto mexicano
de Acapulco y la ciudad de Manila, destino a partir de ahora de una parte de
la plata de los particulares (empleada en la compra de seda china y de otros
productos asiáticos) y de una parte de los ingresos de la Hacienda real, remitida bajo la forma del situado para hacer frente a los gastos originados por la
nueva colonia (y, más tarde, también bajo la forma del situado reexpedido a
las islas Marianas, a Agaña, la principal ciudad de la isla de Guam) 3.
1
2
3
Una sucinta aproximación a los caminos de la plata americana, en C.M. Cipolla: Conquistadores, piratas y mercaderes. La saga de la plata española, Buenos Aires, 1998.
J.J. TePaske y H.S. Klein: «The Seventeenth-Century Crisis in New Spain. Myth or Reality?», Past
and Present, n.º 90 (1981), pp. 116-135. Poco más tarde, J.J. TePaske volvió a insistir en la misma
idea: «New World silver, Castile and the Philippines, 1590-1800», en J.F. Richards (ed.): Precious
Metals in the Later Medieval and Early Modern Worlds, Durham, N. C., 1983, pp. 425-445.
Una aproximación general a la ruta extremo-oriental de la plata mexicana, en V. Valdés Lakowsky:
De las minas al mar. Historia de la plata mexicana en Asia: 1565-1834, México, 1987. Sobre el
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Se envía, lógicamente, plata mexicana, pero no exclusivamente, ya que
también los comerciantes peruanos navegan desde El Callao hasta Acapulco
para participar en el lucrativo tráfico de la seda china, ofreciendo en contrapartida el metal de las minas de Potosí. Y no sólo eso, sino que en los años
ochenta el gobernador de Filipinas, Gonzalo Ronquillo, fomentó el tráfico
directo entre El Callao y Manila, patrocinando hasta dos expediciones en
1581 y 15824.
Sin embargo, la Corona española, sensible a las quejas de los flotistas
españoles y mexicanos, empezó a combatir pronto el comercio peruano vinculado con Extremo Oriente. Así, en 1591 se prohibió el tráfico entre Perú,
Tierra Firme, Guatemala y otras regiones, así como «con China y Filipinas»,
aunque la orden hubo de repetirse en los años 1593, 1595 y 1604. En este
último año se decretó finalmente el cese de todo comercio, no sólo entre los
puertos del Callao y Acapulco, sino de modo general entre los dos virreinatos de Perú y Nueva España, aunque la prohibición de nuevo se reitera en
1609, 1620, 1634, 1636 y 17065.
Ahora bien, a pesar de tan tajantes medidas, existen numerosos indicios
para pensar que la plata potosina debió seguir afluyendo a Extremo Oriente,
utilizando otros puertos, como el nicaragüense de Realejo, como etapa intermedia para alcanzar la feria de Acapulco, naturalmente siempre al margen
de la legalidad. Ésta es la conclusión a que llegan tanto William Lytle Schurz
como Woodrow Borah, quien, si calcula una media anual de 2-3 millones de
pesos (es decir, entre 53 y 79 toneladas de plata) para el tráfico oficial desde Perú a México durante los años 1580-1610, añade que el contrabando
debió elevar la cifra hasta más allá de las 100 toneladas al año6.
4
5
6
Galeón de Manila se han de tener en cuenta además las obras de W.L. Schurz: El Galeón de Manila, Madrid, 1992 (ed. original inglesa, 1939), y C. Yuste López: El comercio de la Nueva España con Filipinas, 1590-1785, México, 1984.
Las expediciones se analizan detalladamente en el libro de F. Iwasaki Cauti: Extremo Oriente y
Perú en el siglo XVI, Madrid, 1992, pp. 21-54. La obra ofrece otros numerosos testimonios sobre
la corriente de intercambios entre Perú y Asia oriental durante los años dorados de 1580-1610.
W.L. Schurz: El Galeón..., pp. 312-313.
W. Borah: Early Colonial Trade and Navigation between Mexico and Peru, Berkeley, 1954, especialmente, pp. 88 y 123. La opinión de William Lytle Schurz, aportando, si no cifras concretas,
sí otros testimonios, tampoco deja lugar a dudas: «Las ‘naos de Lima’ continuaron efectuando
viajes a Acapulco, pese a las Cédulas Reales de 1604. El tráfico resistió incluso las severas fiscalizaciones que realizó Quiroga, personaje decidido a concluir con él, y por un momento sí logró
pararlo. A finales del XVII los navíos de Lima recalaban en el Puerto del Marqués, unas millas
al norte de Acapulco, con regularidad. Al comienzo de la siguiente centuria los corsarios ingleses intentaron capturar las ‘naos de Lima’ en las proximidades de Acapulco: ‘Los galeones llegan un poco antes de navidad —dice Dampier— y traen mercurio, cacao y piezas de a ocho.
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También quedaba fuera del circuito legal otra vía de contrabando, que conducía la plata desde Potosí hasta los puertos brasileños, desde donde era reexpedida hasta Lisboa. El metal salía del Alto Perú hacia Tucumán, desde
donde llegaba hasta la ciudad de Buenos Aires, para ser embarcado en los
barcos portugueses dedicados al tráfico ilegal en el Río de la Plata. Aunque
los cálculos son difíciles, se ha avanzado, para los años 1580-1640, una cifra
no inferior a 1-2 millones de pesos anuales (entre 25.000 y 50.000 kg. de plata) para este comercio de contrabando a Buenos Aires. En cualquier caso,
para nuestros propósitos basta con retener el hecho de que la plata potosina
que no alcanzaba Manila tenía más de una vía de llegada a Europa7.
Ahora bien, como también es bien sabido, la plata americana no quedaba
inmovilizada en sus destinos iniciales (Sevilla o Manila, dejando ahora al
margen Lisboa), sino que se utilizaba en buena medida para saldar cuentas
con toda una serie de proveedores extranjeros. En Sevilla, una parte de los
reales de a ocho iban a parar a las manos de los cargadores a Indias matriculados en el Consulado hispalense, muchos de los cuales a su vez debían pagar
los tejidos y otros productos europeos importados y remitidos a América con
las flotas, mientras el quinto del rey (más los derechos pagados a la Hacienda pública por diversos conceptos) se empleaba habitualmente para compensar a los financieros (genoveses, en su mayoría, a partir de la segunda
mitad del siglo XVI) que habían adelantado el dinero para pagar a los tercios
que combatían en los campos de batalla de Europa. España se transformaba
así en el «puente de plata» denunciado por todos los arbitristas de los siglos
XVI y XVII, a partir de Tomás de Mercado y Martín de Azpilcueta. De esta
manera, una buena parte de los tesoros americanos iba a parar a los hombres
de negocios de Europa8.
7
8
Toman especias, sedas, algodones, muselinas y otros artículos de Oriente para ser vendidos en el
Perú’. La orden de 1706, que recuerda las antiguas prohibiciones, comenta (sic) ‘la falta de observancia de las leyes y el muy serio perjuicio que ello supone para el comercio y la economía de los
reinos’. ‘El incumplimiento de las leyes ha alcanzado un punto en el que la exportación de artículos de Oriente hacia el Perú ha llegado a ser un tráfico frecuente y normal’» (El Galeón..., p. 314).
A.P. Canabrava: O comércio portugués no Rio da Prata (1580-1640), Sâo Paulo, 1944, p. 26;
C.R. Boxer: Salvador de Sá and the Struggle for Brazil and Angola, 1602-1686, Londres, 1952,
pp. 77-78; M. Helmer: «Comércio e Contrabando entre Bahia e Potosí no século XVI», Revista
de História (Sâo Paulo), t. IV (1953), pp. 195-212, y R. Molina: Las primeras experiencias comerciales del Plata: El comercio marítimo, 1580-1700, Buenos Aires, 1966, pp. 82-122. La estimación final, en H.E. Cross: «South American bullion production and export, 1550-1700», en J.F.
Richards (ed.): Precious Metals..., pp. 397-423 (p. 414).
La literatura al respecto es lo bastante extensa y conocida como para no insistir demasiado en la
misma. Baste citar los clásicos trabajos de R. Carande: Carlos V y sus banqueros, Madrid, 1943-
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Lo mismo ocurría en el caso de Manila. La plata mexicana (y, en su caso,
peruana) servía ante todo para pagar la seda china y los restantes productos
asiáticos: porcelanas chinas, lacas japonesas, especias de diversas áreas asiáticas, etc. De esta forma, una parte de los reales de a ocho pasaba a manos
de los sangleyes, es decir, de los comerciantes chinos que operaban en el
Parián de Manila, que a su vez actuaban como intermediarios de los numerosos juncos chinos que acudían a Filipinas. Otra ruta conducía la plata americana a manos de otros intermediarios, los mercaderes portugueses de Macao,
que cuando no podían recibirla directamente de Portugal (a través del comercio de Sevilla o a través del contrabando vía Brasil), la obtenían a partir del
comercio con las Filipinas españolas, legal o ilegal pero siempre activo9.
Sin embargo, después del viaje desde México y Perú a Sevilla y Manila,
y después de pasar a manos de los intermediarios europeos en el primer caso
y extremo-orientales en el segundo, quedaba un tercer paso en las andanzas
de la plata americana. Contrariamente a lo que creía Francisco de Quevedo,
el metal precioso no era finalmente enterrado en Génova, sino que en gran
medida iba a buscar su meta definitiva en Extremo Oriente, a través de diversos caminos10.
Uno, desde Europa la plata alcanzaba Asia por varias rutas, que pueden
reducirse a tres. La primera doblaba el cabo de Buena Esperanza y llegaba
hasta la India primero y después hasta China. La segunda se adentraba en el
Imperio Otomano (a veces desde el norte de Africa) y desde allí conducía
también hasta China. La tercera arrancaba del Báltico y, tras cruzar Polonia
y Lituania, atravesaba Rusia para alcanzar Persia, desde donde quizás iba a
morir igualmente en China11.
En principio, la primera parece la más significativa, pues era la que tomaban los barcos portugueses de la Carreira da Índia, los buques ingleses de la
East India Company (EIC), los barcos holandeses de la Vereenigde Oost
1967; E.J. Hamilton: El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650,
Barcelona, 1975 (ed. original, 1934), y P. Vilar: Crecimiento y desarrollo, Barcelona, 1964, y
Oro y moneda en la historia, 1492-1920, Barcelona, 1972.
9 Sobre el papel del Macao portugués, cf. C.R. Boxer: The Portuguese Seaborne Empire, 14151825, Londres, 1969; S. Subrahmanyam: The Portuguese Empire in Asia, 1500-1700. A Political and Economic History, Londres, 1993; y A.J.R. Russell-Wood: The Portuguese Empire, 14151808. A World on the move, Londres, 1998.
10 Cf. F. Ruiz Martín: Los destinos de la plata americana (siglos XVI y XVII), Madrid, 1991.
11 Cf. A. Attman: The Bullion Flow between Europe and the East, 1000-1750, Göteborg, 1981. Un
resumen, en «The Bullion Flow from Europe to the East: 1500-1800», en E.H.G. van Cauwenberghe (ed.): Precious Metals, Coinage and the Changes of Monetary Structures in Latin America, Europe and Asia, Lovaina, 1989, pp. 65-68.
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Indische Compagnie (VOC), es decir, las grandes empresas mercantiles europeas instaladas en Asia desde principios del siglo XVII, antes de la paulatina implantación de las compañías privilegiadas de Dinamarca, Suecia, Francia y Austria (Ostende)12. Y, sin embargo, Artur Attman sostiene que sus
remesas no superaron a las de las otras vías hasta principios del siglo XVIII,
cuando se envían 4,5 millones de rixdalers (equivalentes aproximadamente
a los reales de a ocho) por la ruta del Cabo, frente a 2 millones por Levante
y otros 2 millones por el Báltico, frente a 1,4 millones por la ruta del Cabo,
1 millón por Levante y 2 millones por el Báltico en 160013.
Dos, desde Manila la plata viajaba a China directamente embarcada en
los juncos chinos o vía Macao embarcada en las carracas portuguesas, que
además distribuían el metal por otras regiones asiáticas (singularmente, la
India), ya que, como señala Vera Valdés, «en su relación con Manila, los portugueses se convirtieron en agentes distribuidores de plata mexicana en el
este de Asia, al grado que hubo propuestas para evitarlo»14.
Antes de entrar en las estimaciones de las cantidades que iban a parar a
Extremo Oriente, hay que preguntarse, como cuestión previa, por la razón de
esta constante atracción de la plata americana hacia lo que puede considerarse el foso asiático del metal precioso. En efecto, la primera constatación
es que la plata abandonaba México y Perú primero y Europa y Filipinas más
tarde, tomando siempre la misma dirección, la que conducía a China y, en
menor medida, a la India y otras regiones de Asia. La pregunta a contestar
es, pues, por qué China atraía de una manera tan imparable la plata hispanoamericana15.
En el caso de China, la atracción de la plata obedeció a una serie de motivos muy concretos y que han podido ser detectados con relativa facilidad. En
12
13
Un autorizado resumen de la actuación de las distintas compañías, en M. Morineau: Les grandes compagnies des Indes orientales (XVIe-XIXe siècles), París, 1994.
A. Attman: The Bullion Flow..., pp. 65-68. Las cifras exactas son la siguientes (en millones de
rixdalers):
1600
1650
1700
1750
1780
14
15
Asia (por El Cabo)
Levante
Báltico
Total
1,4
1,3
4,5
7,7
8,2
1
2
2
2,5
2,5
2
2,5
2
2
4
4,4
5,8
8,5
12,2
14,7
V. Valdés Lakowsky: De las minas..., p. 130.
La más completa historia de la China de este periodo es la de D. Twitchett y F.W. Mote (eds.):
The Cambridge History of China, vol. 8: The Ming Dinasty, 1368-1644, Cambridge, 1998.
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primer lugar, la segunda mitad del siglo XV conoció una progresiva tendencia a la utilización de la plata para los intercambios comerciales. Este impulso del sector privado se transmitió muy pronto al sector público, de modo
que la descentralizada hacienda de los Ming también fue exigiendo por dichas
fechas la misma especie para el pago de los impuestos, lo que convirtió a
China en un inmenso territorio sometido al patrón monometálico de la plata
durante los siglos siguientes16.
Ahora bien, China no disponía de yacimientos de plata, por lo que sus
necesidades metálicas hubieron de ser subvenidas por otros países. Uno de
ellos fue sin duda el principal productor de Asia oriental, Japón. No nos interesa por el momento discutir las etapas de la producción y la exportación del
metal japonés, sino sólo señalar que aquel país fue una permanente fuente de
aprovisionamiento para la China Ming antes y después de la llegada de la
plata americana a Extremo Oriente. El imperio japonés suministró plata a
China por diversas vías a todo lo largo del siglo XVI y hasta el último tercio
del siglo XVII, momento en que se produce un espectacular desfallecimiento, debido a la prohibición de las exportaciones decretada por el bakufu Tokugawa en 1668, lo que permitió el afianzamiento de su principal competidor,
el metal hispanoamericano17.
La plata americana aparece en China a partir de la segunda mitad del siglo
XVI, transportada desde Europa por los portugueses (que también actúan
como intermediarios del metal japonés) y, poco después, por los españoles
instalados en Manila. Una de las razones de esta presencia de la plata española obedece a las oportunidades ofrecidas por las necesidades del sistema
monetario chino. En este sentido, se ha señalado como primera causa de la
atracción por China la alta cotización de la plata en el Imperio Ming, muy
superior a la vigente en cualquier otra región del planeta. En efecto, la estimación de la relación entre oro y plata respectivamente en China y en España ofrece una clara explicación de la dirección del movimiento de la plata:
16
17
Cf. R. Huang: «Fiscal Administration during the Ming Dinasty», en C.O. Hucker (ed.): Chinese
Government in Ming Times: Seven Studies, Nueva York-Londres, 1970, pp. 415-449, y, sobre
todo, Taxation and Governmental Finance in Sixteenth-Century Ming China, Cambridge, 1974.
V. Magalha~es-Godinho: Os Descobrimentos e a Economia Mundial, Lisboa, 1963-1965, llegó
a calificar a China de «bomba de absorción de plata» (t. I, p. 465), una expresión que se ha venido repitiendo desde entonces por parte de los distintos especialistas.
Cf. D.O. Flynn: «Comparing the Tokugawa Shogunate with Hapsburg Spain: Two Silver-Based
Empires in a Global Setting», en J.D. Tracey (ed.): The Political Economy of Merchant Empires:
State Power and World Trade, 1350-1750, Cambridge, 1991, pp. 332-359; y K. Yamamura y T.
Kamiki: «Silver mines and Sung coins. A monetary history of medieval and modern Japan in
international perspective», en J.F. Richards (ed.): Precious Metals..., pp. 329-362.
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«Desde 1592 hasta los comienzos del siglo XVII, el oro se intercambiaba por
plata en Cantón en una proporción que oscilaba entre 1:5,5 y 1:7, mientras
en España la tasa de cambio oscilaba entre 1:12,5 y 1:14, lo que indica que
el valor de la plata era dos veces más alto en China que en Españ»18. Es la
expresión actual y en términos cuantitativos de la apreciación que ya hicieran algunos contemporáneos, como el comerciante madrileño Pedro de Baeza, en un famoso texto escrito en 1609 a instancias del conde de Lemos19.
Sin duda, el hambre de plata de China, al ofrecer la posibilidad de beneficiarse de la alta tasa del metal a los comerciantes que disponían de metal
americano, es un motivo indudable de esta corriente que muere en el Imperio Ming y más tarde Qing. Sin embargo, una segunda razón hay que buscarla en la deficitaria balanza comercial entre Europa y China. En efecto, los
mercaderes europeos que actuaban en la región demandaban esencialmente
sederías, así como también porcelanas y otros objetos, todos ellos de gran
calidad y alto precio, mientras apenas podían embarcar en sus países de ori18
19
H.-S. Chuan: «The inflow of American silver into China from the late Ming to the mid-Ch'ing
Period», Journal of the Institute of Chinese Studies of the Chinese University of Hongkong, vol.
2 (1969), pp. 61-75.
«Que por cuanto en todo el reino de la China hay grandísima cantidad de oro fino de ley de más
de veintidós quilates, el cual, trayéndose a Nueva España o a Castilla, se ganaría en el del precio de una parte a otra más de setenta y cinco u ochenta por ciento, porque lo tienen en la China como mercadería que sube y baja, conforme a la sobra o falta que hay de él, y no tiene precio fijo como tiene acá en Castilla, porque comúnmente vale un peso de oro en la China cinco
pesos y medio de plata, y si hay falta de él y lo piden de otras partes sube el precio a seis pesos
y a seis y medio de plata por un peso de oro; y lo más caro que yo lo compré y lo vi vender en
la ciudad de Cantón en la China fue a siete pesos de plata por un peso de oro, y nunca le vi subir
de aquí, ni hasta hoy se ha subido; y acá en España vale comúnmente un peso de oro doce y
medio de plata, con lo cual se ve que se gana en el oro que traen de la China más de setenta y
cinco y ochenta por ciento..., porque en la China es grande la cantidad de oro que se saca de las
minas que hay en ella, que más estiman los chinos la plata que no el oro, y por eso le dan tanta
estima a la plata y no al oro. Y los portugueses que llevan la plata de la ciudad de Lisboa en las
naves que parten de ella para la India Oriental, la llevan toda a la China para hacer sus ferias y
ganan en ella cuando la truecan por mercaderías de la China más de setenta por ciento, y por
aquí se verá el grande valor que tiene allí la plata y lo poco que tiene el oro...» (Pedro de Baeza: Este Memorial me mandó el Conde de Lemos que hiciesse, que es la resolución destas materias, y de todos los más que le tengo dado a Su Excelencia para que se diesse a Su Magestad,
Madrid, 1609). El texto se recoge en C.R. Boxer: «Plata es Sangre: Sidelights on the Drain of
Spanish-American Silver in the Far East, 1550-1700», Philippine Studies, n.º 18 (1970), pp. 457178 (Recogido en la reciente recopilación de trabajos clásicos sobre el Galeón de Manila, de
D.O. Flynn, A. Giráldez y J. Sobredo: European Entry into the Pacific. Spain and the Acapulco-Manila Galleons, Aldershot, 2001 (Capítulo VII, pp. 165-186). También se retoma el texto
en V. Valdés Lakowski: De las minas..., p. 111. Hemos actualizado la ortografía y la puntuación,
salvo en el título.
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gen géneros que suscitaran el interés de la Corte o de los particulares en el
Imperio del Medio. En este caso era la avidez europea (e hispanoamericana)
por obtener artículos de lujo chinos la que servía de palanca para la remisión
de los reales de a ocho a la fosa argentífera de Extremo Oriente. Tanta era la
precisión de importar aquellos géneros que los mercaderes no siempre tenían
suficientes especies disponibles y debían recurrir a diversos expedientes, bien
para procurarse más plata o bien para encontrar un sustitutivo. Entre estos
últimos, el mejor era la expedición múltiple, es decir, la oferta de otros productos asiáticos (en vez de plata) y la obtención de beneficios a partir de la
práctica del comercio en otras escalas y a partir de los fletes y otros servicios
contratados. Éste era uno de los principales motores del llamado comercio
de India en India o del llamado country trade por los ingleses de la compañía de las Indias Orientales20.
De este modo, el hecho, suficientemente establecido por la investigación
especializada, de que la plata española fue drenada por todos los caminos
hacia el Extremo Oriente durante los siglos XVI y XVII, no admite discusión. Sin embargo, resulta más difícil llegar a determinar este proceso en términos cuantitativos. Es decir, querríamos saber ahora el volumen del tráfico
de plata entre América y Asia, a través de la intermediación de Sevilla (y por
tanto de portugueses, ingleses y holandeses) y de Manila. Y también saber
el peso relativo de estos dos grandes sistemas, que por dos vías opuestas
(América-Sevilla-Europa atlántica-Asia, y México-Filipinas) terminaban dándose cita en el Pacífico de los Ibéricos21.
* * *
El punto de partida para acercarnos a la circulación de la plata americana
es siempre el famoso cuadro de Earl Jefferson Hamilton, que ofrece los totales quinquenales de las remesas de metales preciosos registrados por la Casa
de la Contratación de Sevilla, entre 1503 y 1660. Nos encontramos así con
un contante aumento de las remesas de plata, que arrancando de la modesta
de cifra de 86 toneladas para la década de 1531-1540, supera las 2.000 tone20
21
Para el comercio de India en India o country trade, cf., entre otros muchos ejemplos, A. Reid:
Southeast Asia in the Age of Commerce, 1450-1680. II. Expansion and Crisis, New Haven, 1993,
especialmente pp. 25-32.
Tomamos aquí la famosa expresión acuñada en la obra pionera de P. Chaunu: Les Philippines et
le Pacifique des Ibériques (XVIe, XVIIe, XVIIIe siècles), París, 1960.
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ladas por década entre 1581 y 1630, iniciando un pronunciado declive en la
década 1631 y acabando con la corta cifra de 443 toneladas para el último
periodo de 1651-166022.
Ahora bien, estas cifras ofrecen una serie de problemas que han suscitado numerosas y bien conocidas discusiones entre los especialistas. La que
más interesa aquí es el cuestionamiento que se ha hecho de estas cifras oficiales, descalificadas por su alejamiento respecto de las cantidades realmente remitidas desde América, ya que el contrabando llegó a ser tan considerable que ya en 1660 la Casa de la Contratación renunció incluso a llevar el
control de las remesas de metal precioso llegadas a España. De esta forma,
Michel Morineau pudo proponer, tras la consulta de sus no menos famosas
gacetas holandesas, unas cifras alternativas a las oficiales de Earl Hamilton
que aumentaban enormemente el posible flujo real de la plata entre América y Europa. Tampoco es el caso de retomar aquí este debate, sino que tan
sólo nos sentimos obligados a recordarlo para advertir de las grandes dificultades que se presentan a la hora de establecer el volumen de los tesoros
que recorrieron la ruta atlántica en el periodo analizado23.
Nuestro interés nos lleva, por el contrario, a tratar de hallar una estimación plausible del volumen de plata que navegó entre Europa y Asia a lo largo de los años 1550-1700, prescindiendo de un cálculo de la cantidad que
pudo quedar retenida en las mallas de la economía europea durante el mismo periodo. Siguiendo a los distintos autores que se han ocupado del tema,
tomamos también como punto de partida las cifras de Artur Attman, que ha
calculado el total de plata que salió desde Europa en dirección a Oriente a lo
largo de siglo XVII en una media de 150 toneladas por año, si bien esta estimación debe considerarse como un mínimo, ya que el autor sólo tiene en
cuenta las cantidades en moneda (y no en lingotes) y sólo las remitidas desde los principales puertos europeos, sin tener en cuenta las vías terrestres24.
Al lado de estas cifras globales, y sin que sea nuestro propósito inventariar todas las aproximaciones avanzadas por los distintos especialistas, hay
que tener necesariamente en cuenta otros datos más circunscritos, pero que
por ello resultan de gran fiabilidad. Se trata de las remesas efectuadas respectivamente por las naves de la Carreira da Índia, la VOC y la EIC. En el
primer caso contamos con las cifras ofrecidas por Niels Steengaard para los
años finales del siglo XVI: los barcos portugueses remitirían a sus posesio22
23
24
E.J. Hamilton: El tesoro americano..., p. 47.
M. Morineau: Incroyables gazettes et fabuleux métaux: le retour des trésors américains d'après
les gazettes hollandaises, XVI-XVIIIe siècle, París-Cambridge, 1984.
A. Attman: American Bullion in the European World Trade, 1600-1800, Uppsala, 1986, p. 78.
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nes asiáticas una media de 8,47 toneladas de plata anuales. Para la VOC, y
para la segunda mitad del siglo XVII, hay que reproducir las estimaciones
divergentes de F.S. Gaastra (1,6 millones de florines anuales) y de M. Morineau (2,4 millones de florines anuales), aunque quizá podamos retener esta
última cantidad, que supondría un total de 24,93 toneladas de plata al año.
Finalmente, K.N. Chaudhuri calcula las exportaciones de plata de la compañía inglesa para el periodo 1660-1700 en una media de 17,57 toneladas anuales. Tras renunciar a una exactitud que es a todas luces ilusoria, y reuniendo
todos los datos manejados, podríamos aceptar para el siglo XVII una exportación de unas 50 toneladas anuales por parte de los barcos portugueses, holandeses e ingleses en la ruta del cabo de Buena Esperanza, dentro de ese mínimo de 150 toneladas anuales, teniendo en cuenta todas las rutas marítimas y
todos los destinos asiáticos25.
Por lo que respecta a la ruta directa que conducía la plata desde México
a Filipinas y finalmente al Asia continental, no faltan los cálculos, pero tampoco es fácil encontrar una estimación aceptable, hasta el punto de que, para
John TePaske, alcanzar una certeza mínima es incluso imposible. Él mismo
ha adelantado unas cifras muy ponderadas para los años 1591-1660, es decir,
para las décadas centrales aquí consideradas: 200.000 pesos anuales en concepto de situado (5,1 toneladas de plata) y 317.000 pesos anuales en concepto
de remesas de particulares (8,1 toneladas de plata), o sea, un total de 517.000
pesos al año (13,2 toneladas de plata)26. Ahora bien, estos números parecen
cortos en exceso, ya que el monto permitido a los particulares por las autoridades españolas ya había quedado fijado en el año 1593 en 500.000 pesos
anuales, y esta cantidad, respondiendo sin duda a la necesidad de ajustar la
norma a la práctica, se actualizaría hasta tres veces en el transcurso del siglo
XVIII hasta quedar establecida en 600.000 pesos (1702), 1 millón de pesos
(1734) y 1,5 millones de pesos (1776)27. Consciente de ello, el propio autor
reproduce los datos de Charles Boxer, que estimaba las remesas a comien25
26
27
N. Steensgaard: The Asian Trade Revolution of the Seventeenth Century: The East India Companies and the Decline of the Caravan Trade, Chicago, 1974, p. 87; F.S. Gaastra: «The exports
of precious metals from Europe to Asia by the Dutch East India Company, 1602-1795», en J.F.
Richards (ed.): Precious Metals..., pp. 447-476 (p. 451); M. Morineau: «Quelques remarques
sur l'abondance monétaire aux Provinces-Unies», Annales E.S.C., t. XXIX, n.º 5 (1974), pp. 767776 (p. 773); y K.N. Chaudhuri: The Trading World of Asia and the English East India Company, 1660-1760, Cambridge, 1978, p. 177.
J.J. TePaske: «New World silver...», p. 437. La opinión literal del autor es la siguiente: «That
the Philippines siphoned off large sums of silver from the New World cannot be denied, but
measuring that flow is virtually impossible».
Cf. V. Valdés Lakowsky: De las minas..., p. 91.
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zos del siglo XVII en unos 5 millones de pesos (128 toneladas de plata), con
algunos picos más altos, como el del contrabando calculado para 1597 en 12
millones de pesos (307 toneladas de plata)28. Por los mismos motivos, también siguen pareciendo demasiado bajas las estimaciones más recientes de
Ward Barrett, que ha revisado ligeramente al alza las cifras de John TePaske, al tiempo que ha rechazado por falta de evidencia documental todas las
estimaciones basadas en las afirmaciones de Woodrow Borah, aceptando unas
remesas para el siglo XVII que oscilarían sólo entre las 15 y las 17 toneladas de plata al año29.
Frente a estas posiciones, Dennis Flynn y Arturo Giráldez, en una serie
de recientes trabajos, han considerado todas estas cifras excesivamente conservadoras y han apuntado la posibilidad (indemostrable por el momento) de
que las remesas alcanzasen más de cinco millones de pesos, es decir, unas
130 toneladas de plata (unas diez veces más de lo aceptado por John TePaske, lo que estaría de acuerdo con las estimaciones citadas de Charles Boxer),
apoyándose (igual que había hecho anteriormente Harry Cross) en los trabajos de Woodrow Borah sobre los envíos efectuados desde El Callao durante
el periodo 1580-1610, la época de permisividad oficial del comercio entre
Perú y México30.
Sin embargo, no son suficientes tales evidencias para admitir unas cifras
tan elevadas, que en todo caso pudieran haberse alcanzado solamente durante un corto y muy particular espacio de tiempo. Parece más plausible volver
a considerar las viejas cifras de William Schurz, que aceptaba unas remesas
de 2 millones de pesos o incluso algo más para los mejores momentos de actividad del galeón de Manila, aunque situaba por debajo de 1 millón de pesos
la media anual tras la beligerante irrupción de los holandeses en el Pacífico
de los ibéricos. Más recientemente, Han-Sheng Chuan ha vuelto a revisar las
cifras propuestas por las diversas fuentes y los diversos autores y ha adelantado una estimación que por ahora parece la más razonable, y no sólo por
situarse a medio camino entre las demasiado bajas de John TePaske o Ward
Barrett y las exageradamente altas de Dennis Flynn y Arturo Giráldez. De
acuerdo con el cuadro que reproducimos en nota, la media de las remesas que
28
29
30
Las cifras proceden de C.R. Boxer: «Plata es Sangre...», p. 464.
W. Barrett: «World bullion flows, 1450-1800», en J.D. Tracy: The Rise of Merchant Empires.
Long-Distance Trade in the Early Modern World, 1350-1750, Cambridge, 1990, pp. 224-255
(pp. 248-250).
D.O. Flynn y A. Giráldez: «China and the Manila Galleons», en D.O. Flynn: World Silver and
Monetary History in the 16th and 17th Centuries, Aldershot, 1996, artículo XV. Para las estimaciones de H.E. Cross: «South American...», p. 412.
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desde América habrían alcanzado las Filipinas entre 1598 y 1699 sería de
unos 2 millones de pesos anuales, lo que significa, según su cómputo, una
media de 51,12 toneladas de plata al año31.
De esta forma, si nos atenemos a los ponderados cálculos de Artur Attman, por un lado, y de Han-Sheng Chuan, por otro, podemos aceptar la hipótesis de que la plata hispanoamericana ingresó en los circuitos asiáticos a
razón de unas 200 toneladas anuales durante los años 1550-1700. De esta
cantidad, tres cuartas partes vinieron desde Europa a través de diversas rutas,
pudiendo atribuirse a las flotas portuguesas y a las compañías inglesa y holandesa la responsabilidad de un tercio de las remesas europeas, mientras la cuarta parte restante llegaría directamente desde América a Filipinas, centro de
redistribución hacia las distintas regiones del Asia continental32.
Hemos hablado siempre de la circulación de la plata entre 1550 y 1700.
Ahora bien, sabemos que la plata americana siguió afluyendo a Asia durante el siglo XVIII, aunque cambiaran los circuitos y las condiciones de circulación. Dennis Flynn ha afirmado que la era de la plata concluye antes de
cerrarse el siglo XVII: «El siglo de la plata: aproximadamente cien años a
partir de la década de 1550»33. Y para ello se apoya en algunas evidencias
aisladas suministradas por los especialistas en la historia de las compañías
de las Indias orientales, como K.N. Chaudhuri, que constata para la segunda
31
32
33
Cantidades de plata América-Filipinas:
1598
1.000.000 pesos
25,56 toneladas
1601
2.000.000
51,12
1602
2.000.000
51,12
1604
2.500.000
63,90
1620
3.000.000
76,68
1633
2.000.000
51,12
1688
2.000.000
51,12
1698
2.000.000
51,12
1699
2.070.000
52,50
(H.-S. Chuan: «The inflow...»)
Por su parte, Ward Barrett («World bullion...», p. 251) reduce tambén el monto de las estimaciones de Artur Attman, dando las siguientes cifras para las remesas de plata desde Europa a
Asia:
1601-1625
101 toneladas.
1626-1650
125
1651-1675
129
1676-1700
156
D.O. Flynn: «The Microeconomics of silver and east-west trade in the early modern period», en
W. Fischer y R.M. McInnis (eds.): The emergence of a World Economy, 1500-1914, Stuttgart,
1986, pp. 37-60 (reproducido en D.O. Flynn: World Silver...).
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mitad de siglo una cierta caída del poder adquisitivo de la plata en la India,
o como Kristof Glamann, que observa la misma tendencia en el tráfico de la
VOC 34. En ambos casos, los responsables de las compañías parecen pronunciarse a favor de utilizar el oro como medio alternativo de pago, lo que
se vería facilitado de modo sustancial por la entrada en liza del oro de los
yacimientos brasileños de la región de Minas Gerais, activos a partir de 169835.
Sin embargo, esta apresurada hipótesis de Dennis Flynn está todavía pendiente de investigaciones de mayor envergadura, que deben dar cuenta, cuando menos, de la identificación de los circuitos del oro brasileño (que, por otra
parte, aparece en el tráfico internacional mucho después de esta presunta sustitución de la plata por el oro en Asia), del probado incremento de la producción mexicana de plata (que ahora, además, no encontraría la competencia japonesa en Extremo Oriente) y de la también demostrada fidelidad de
China al sistema de pagos en plata. Porque, habida cuenta de los datos disponibles, esta preferencia del oro por la plata tiene una vigencia pasajera,
conectada con toda probabilidad con la suspensión de la exportación del metal
japonés a partir de 1668 y su consiguiente desaparición del mercado36.
Por otra parte, el propio K.N. Chaudhuri advierte del carácter efímero de
la postergación de la plata en las transacciones de la EIC al vincularlo a la
coyuntura particular de los años sesenta37. Y, más aún, los datos de F.S. Gaastra sobre las remesas de metal precioso de la VOC desmienten este retroceso en el negocio de la compañía holandesa, que si durante el siglo XVII, antes
de la crisis de los años sesenta, había exportado un máximo de 123 toneladas de plata (durante la década de 1620-1630), remite cantidades muy superiores justamente a partir de la década de 1680-1690 (casi 173 toneladas),
alcanzando la enorme cifra de 579 toneladas en la década de 1720-1730 y
manteniéndose siempre en niveles muy elevados durante todo el siglo XVIII38.
Y el propio autor refiere el episodio del envío desde Batavia de dos barcos
directamente a Acapulco en busca de plata, con motivo de la suspensión del
Galeón de Manila durante los años 1745 y 1746 a causa de la guerra de Espa34
35
36
37
38
K.N. Chaudhuri: The Trading World..., pp. 162-177, y K. Glamann: Dutch-Asiatic Trade, 16201740, La Haya, 1981, p. 60.
Para la importación de oro brasileño, cf. V. Magalhâes-Godinho: «Le Portugal, les flottes du
sucre et les flottes de l'or (1670-1770)», Annales E. S. C., t. V (1950), pp. 184-197.
La caída de las exportaciones japonesas de plata, en K. Yamamura y T. Kamiki: «Silver mines...»,
p. 344. Las 39 toneladas de media anual del periodo 1601-1694 se convierten en sólo 7,5 toneladas anuales para el periodo 1695-1709 y en 2,8 toneladas anuales para el periodo 1710-1713.
K.N. Chaudhuri: The Trading World..., pp. 176-178.
F.S. Gaastra: «The exports of precious metals from Europe to Asia by the Dutch East India Company, 1602-1795», en J.F. Richards (ed.): Precious Metals..., pp. 447-473 (p. 475).
47
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ña con Inglaterra39. Por último, Ward Barrett se suma a la tesis de la permanencia de la plata en el espacio oriental durante el siglo XVIII, ofreciendo
unas estimaciones que vuelven a subrayar el continuo crecimiento de las
exportaciones europeas de plata en dirección al continente asiático a todo lo
largo del siglo XVIII40.
Y, por último, si la influencia del metal blanco hubiese decaído tan rápidamente, aún quedaría por explicar la circulación en el Imperio del Medio
de monedas de las cecas hispanoamericanas no sólo en el siglo XVIII, sino
incluso después de la independencia, y ello hasta bien entrado el siglo XX.
O también la utilización de monedas de plata del siglo XVIII, reselladas con
cuños chinos o musulmanes, como signo suntuario en otros ámbitos como el
mundo árabe, hasta en nuestros propios días41.
Ahora bien, sin entrar en esta discusión y una vez establecidos los datos
para el periodo estudiado, con todas las cautelas que exige la controvertida
discusión de las cifras, aún falta por abordar otras importantes cuestiones. La
primera pregunta que debe formularse hace referencia a los caminos de la plata en Extremo Oriente, incluso si, como todo parece demostrar, China era la
principal consumidora del preciado metal. Y en segundo lugar, habría que
interrogarse sobre las funciones que la plata americana llegó a cumplir en el
continente asiático y, finalmente, en la economía planetaria de los siglos XVI
y XVII.
39
40
41
F.S. Gaastra: «The exports...», p. 466.
W. Barrett: «World bullion...», p. 251. La estimación de la media anual de exportaciones de plata y equivalente en plata desde Europa es:
1601-1625
101 toneladas
1626-1650
125
1651-1675
129
1676-1700
156
1701-1725
188
1726-1750
210
1751-1775
216
1776-1780
195
J. McMaster: «Aventuras asiáticas del peso mexicano», Historia Mexicana, t. VIII, n.º 3 (1959),
pp. 372-399 (reproducido en D.O. Flynn, A. Giráldez y J. Sobredo: European Entry..., capítulo
XIII, pp. 309-336), observa que los pesos mexicanos en China empezaron a escasear en torno a
1926 (p. 393). Aunque las especies de plata utilizadas están acuñadas en cecas austriacas en
tiempos de la emperatriz María Teresa (ya que, a juicio del citado autor, el único competidor del
peso español fue el tálero de la soberana austriaca, el «dólar del Levante», con circulación en
Oriente Medio, Egipto, Etiopía, Sudán y las Indias orientales holandesas), cf. la utilización suntuaria de estas monedas con resellos árabes (y también chinos) en el Yemen actual, en P. Harrigan: «Tales of a Thaler», Aramco World, vol. 54, n.º 1 (2003), pp. 14-23.
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* * *
Carlo Cipolla ha insistido con varios ejemplos en la mala calidad de los
pesos españoles, llegando a afirmar que no eran monedas estables, por lo que
no termina de explicarse su éxito como medio de pago aceptado universalmente42. Por el contrario, Dennis Flynn ha hablado de la excelente calidad
de los reales españoles, de su estabilidad y de su contenido garantizado de
metal de buena ley: «Una de las ventajas de una moneda estable, como el real
de a ocho español, era el hecho de certificar un determinado contenido intrínseco»43. Por su parte, Harry Cross reconoce la grosera acuñación y frecuente recorte de los pesos españoles, pero como defectos menores comparados
con la estabilidad de la ley, fijada en 931 milésimas entre 1497 y 1728. Sea
ello como sea, el hecho demostrado es la circulación mundial de la plata española y el indudable servicio prestado tanto a los mercaderes europeos como
a las economías de Extremo Oriente. Ahora bien, ¿cuáles fueron estos servicios?44
China, como quedó dicho, fue el principal destinatario de las remesas de
plata americana, que actuó como combustible metálico esencial para el funcionamiento de su sistema fiscal y de su sistema comercial y, naturalmente,
en segundo término, para la inversión en los distintos sectores productivos.
Esta necesidad de plata en un país que no tenía yacimientos argentíferos motivó la aparición de un tráfico constante para atraer el preciado metal. En el
siglo XVI los primeros proveedores fueron los mercaderes portugueses (instalados en Macao desde 1549) y los japoneses, que drenaron hacia China crecientes cantidades de plata, posiblemente para los años 1560-1600 entre las
33,75 y las 48,75 toneladas como término medio anual, de acuerdo con las
estimaciones de Tetsuo Kamiki y Kozo Yamamura45.
A partir de la década de 1570, la plata portuguesa procedente de Europa
y la plata japonesa hubieron de compartir el mercado chino con un nuevo
competidor, la plata hispanoamericana, que, llegada desde Acapulco a Manila, empezó a alcanzar directamente el continente a través de los mercaderes
chinos que actuaban en la capital de las Filipinas españolas. En cualquier
caso, las exportaciones de plata japonesa, tras haber alcanzado su máximo
en los primeros años del siglo XVI (hasta un total de 187 toneladas embar-
42
43
44
45
C.M. Cipolla: Conquistadores..., pp. 67-72.
D.O. Flynn: «The Microeconomics...», p. 54.
Para la valoración positiva del peso, H.E. Cross: «South American...», pp. 398-399.
T. Kamiki y K. Yamamura: «Silver Mines...», p. 351.
49
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cadas algunos años a bordo de naves japonesas, chinas, portuguesas y holandesas de la VOC), sufrieron una primera contracción a partir de la década de
1630, después de la serie de medidas conducentes al cierre de Japón (sakoku), dictadas por el bakufu Tokugawa, que culminaron en 1639 con la expulsión de los portugueses de sus bases de Nagasaki y con la reducción del comercio exterior japonés a los puertos de Deshima para los holandeses, Tsushima
para Corea y Satsuma para las islas Ryukyu, aunque el golpe de gracia, como
ya vimos, no llegaría hasta la prohibición total de la exportación de plata en
166846.
En todo caso, estos años marcan una transición en los circuitos de la plata en Extremo Oriente. Los mercaderes portugueses de Macao había sido los
principales intermediarios durante la edad de oro de las remesas japonesas, a
través de la llamada nau da prata, un barco (de proporciones similares a la
mexicana nao de China procedente de Acapulco) que desde la base lusitana
visitaba todos los años Nagasaki para adquirir directamente el metal de las
minas japonesas. Del mismo modo, la unión de las Coronas de España y Portugal permitió a los lusitanos jugar también un papel semejante en Manila hasta la llegada a Asia de la noticia de la sublevación acaudillada por la casa de
Braganza que rompía esta colaboración luso-española en Extremo Oriente 47.
En cualquier caso, lo importante para China fue la transitoria reducción
de la circulación de la plata, producida, por una parte, por el hundimiento de
las exportaciones japonesas y, por otra, por la severa contracción del mercado de Manila, después de la sublevación de los sangleyes en 1639-1640 y de
la retirada de los portugueses de la capital de las Filipinas. William Atwell
argumenta que esta quiebra de las importaciones chinas de plata pudo haber
tenido una decisiva influencia en la caída de la dinastía Ming y en la instau-
46
47
Los datos para el primer tercio del siglo XVII son los aportados por Atsushi Kobata y aceptados por Kozo Yamamura y Tetsuo Kamiki, mientras que los datos de los años cuarenta son los
de Seîchi Iwao. Todos se discuten en W. Atwell: «Ming China and the emerging World Economy, ca. 1470-1650», en D. Twitchett y F.W. Mote (eds.): The Cambridge History of China,
vol. 8. part. 2, pp. 376-416 (pp. 398-399). Cf. asimismo, A. Kobata: «The Production and Uses
of Gold and Silver in Sixteenth and Seventeenth Century Japan», Economic History Review, t.
XVIII, n.º 2 (1965), pp. 245-266, y The circulation of silver in the Far East during the 16th and
17th centuries, Moscú, 1970 (ponencia presentada al Congreso Internacional de Ciencias Históricas). Para el comercio japonés con Corea y las islas Ryukyu, cf. S. Crawcour: «Notes on
Shipping and Trade in Japan and the Ryukyus», The Journal of Asian Studies, t. XXIII, n.º 3
(1964), pp. 377-381, y R. Sakai: «The Satsuma-Ryukyu Trade and the Tokugawa Seclusion
Policy», The Journal of Asian Studies, t. XXIII, n.º 3 (1964), pp. 391-403.
C.R. Boxer: The Great Ship from Amacon. Annals of Macao and the Old Japan trade, 15551640, Lisboa, 1959.
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ración de la dinastía Qing en el Imperio del Medio. Sin embargo, el propio
autor limita el alcance de sus conclusiones, al aceptar que la economía del
sur de China, la más vinculada al tráfico de la plata, se recuperó en menos
de una década de esta crisis pasajera y al admitir que «ciertamente es una
exageración sugerir que el comercio marítimo fue la ‘fuente de la prosperidad’ de la China de los últimos Ming y los primeros Qing». Además, habría
que añadir la falta de solidez de las evidencias cuantitativas tanto para las
exportaciones japonesas (pese a las disposiciones ya señaladas de 1635, prohibiendo a barcos y mercaderes japoneses el comercio marítimo fuera de sus
fronteras, y de 1639, negando a los portugueses el acceso a Japón), como para
las importaciones españolas en Manila, que, de acuerdo con las cifras de HanSheng Chuan, mantuvieron el mismo volumen en la segunda mitad del siglo
XVII. No parece, en suma, que pasado un momento de crisis y reconversión,
China careciese de la plata que le era indispensable para proseguir su crecimiento económico a lo largo de los siglos XVII y XVIII48.
La plata española no sólo se sintió atraída por el mercado de China, sino
por otros mercados asiáticos, jugando también un importante papel en los
diferentes Estados de la India, donde el metal americano llegó de la mano de
los mercaderes portugueses y de las compañías inglesa y holandesa de las
Indias Orientales.
La diferencia con China estriba sobre todo en la menor incidencia de la
plata a la hora de articular los sistemas de pagos en los distintos Estados. En
efecto, si el Imperio Mogol pudo controlar un sistema trimetálico pero con
hegemonía de la plata, los reinos meridionales continuaron fieles al patrón
oro, por más que también recibieran remesas de plata a través de sus relaciones mercantiles49.
Ahora bien, si la India no necesitó de la plata como sustento indispensable de sus haciendas y sus economías, como ocurrió en el caso de China, por
el contrario los mercaderes portugueses y, más tarde, las compañías norteeuropeas se vieron forzados a efectuar sus pagos en plata, que fue america-
48
49
Para esta cuestión el trabajo básico es el de W.S. Atwell: «International bullion flows and the
Chinese economy circa 1530-1650», Past and Present, n.º 95 (1982), pp. 68-90. Cf. asimismo,
B. Moloughney y X. Weizhong: «Silver and the Fall of the Ming: a Reassessment», Papers on
Far Eastern History, n.º 40 (setiembre 1989), pp. 51-76.
Para las haciendas de los distintos estados indios, cf. la excelente síntesis de J.M. Fradera: «Plata americana, monedas indias», Gaceta Numismática, n.º 141 (2001), pp. 17-39. El estudio específico más completo para el Imperio Mogol es el de J.F. Richards: «Mughal State Finance and
Premodern World Economy», Comparative Studies in Society and History, n.º 23 (1981), pp.
285-308.
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ARTÍCULOS
Marina Alfonso Mola y Carlos Martínez Shaw
na en su mayor parte, sobre todo a partir de la crisis de la plata japonesa desde mediados del siglo XVII. Om Prakash, apoyándose en los estudiosos de
las compañías norte-europeas ya citados, ha calculado que entre 1660 y 1720
la doble operación (mercancías contra mercancías) en la India implicó sólo
un 20,6% del valor de las transacciones para el caso de la EIC y menos del
12,5% para el caso de la VOC. El resto tenía que ser aportado en especies
metálicas, ya fuese oro, ya fuese, más corrientemente, plata, japonesa o,
mucho más corrientemente, española50.
La presencia de la plata americana en las transacciones dejó sentir escalonadamente su influjo, a partir de mediados del siglo XVI, en el Imperio
Otomano, el Imperio Safawí, India y China51. En la India, la llegada de las
remesas metálicas afectó primero y principalmente a la costa de Malabar,
para irse extendiendo progresivamente a otras áreas, tanto en la costa de Coromandel como en el interior del subcontinente52. La afluencia del metal se fue
incrementando a medida que los diversos Estados indios fueron aumentando de forma acelerada su oferta de mercancías, sobre todo de productos manufacturados. Esta oferta atrajo no sólo a los comerciantes europeos, sino también a los mercaderes egipcios, árabes, otomanos, persas e incluso del Sudeste
de Asia. Un solo ejemplo, para 1643-1644: Surat recibió casi 27 toneladas
de metal precioso, de las cuales unas 8 fueron importadas por comerciantes
asiáticos (indios, árabes y asiáticos en general), mientras el resto (bastante
más de dos tercios del total) procedieron de comerciantes europeos, especialmente de agentes de la EIC y de la VOC. De esta forma, si las haciendas
públicas indias no fueron tan codiciosas de plata como la china y si el premio de la plata no fue tan alto como en China, la demanda de manufacturas
por parte de los comerciantes europeos (y también de los mercaderes asiáticos) atrajeron igualmente una ingente cantidad de plata a la India. De ese
modo, sólo cabría preguntarse si finalmente la irresistible avidez de China
50
51
52
O. Prakash: «Foreign Merchants and Indian Mints in the Seventeenth and the Early Eighteenth
Century», en J.F. Richards (ed.): The Imperial Monetary System of Mughal India, Nueva Delhi,
1987, pp. 172-192.
Como no vamos a seguir el impacto en los imperios otomano y safawí, remitimos respectivamente a S. Pamuk: A Monetary History of the Ottoman Empire, Cambridge, 2000, y R. Savory:
Iran under the Safavids, Cambridge, 1980. Para una visión de conjunto, cf. S. Subrahmanyam:
«Precious Metal Flows and Prices in Western and Southern Asia, 1500-1700: Some Comparative Aspects», en S. Subrahmanyam (ed.): Money and Market in India, 1100-1700, Nueva Delhi, 1994, pp. 186-218.
Entre los estudios pioneros de este proceso, cf. A. Hazan: «En Inde aux XVIe et XVIIe siècles:
Trésors américains, monnaie d’argent et prix dans l'Empire mogol», Annales E.S.C., t. XXIV
(1969), pp. 835-859.
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La e r a d e l a p l a t a e s p a ñ o l a e n E x t r e m o O r i e n t e
ARTÍCULOS
no terminó por llevar una parte de esta plata al Imperio del Medio a través
del comercio de India en India o country trade53.
* * *
Como conclusión, puede afirmarse que la plata hispanoamericana fue un
factor vital para garantizar las transacciones comerciales entre Europa y Asia
a lo largo de los siglos XVI y XVII. Del mismo modo, contribuyó en buena
medida a dinamizar los intercambios interiores y los intercambios entre los
diversos países asiáticos, así como a fomentar la economía asiática y a garantizar el funcionamiento de sus haciendas publicas, especialmente en el caso
de China. En definitiva, puede hablarse sin reparos de una era de la plata
española en Extremo Oriente, al menos desde 1550 hasta 1700, y probablemente incluso más allá, aunque el siglo XVIII haya quedado en gran medida al margen de esta reflexión.
En este contexto, el metal americano que atravesó el Atlántico en dirección a España fue a parar en buena medida a otros países de Europa (en concepto de pagos por importaciones o de dinero político para sostener a los ejércitos hispanos), y desde allí en parte navegó con destino a Asia en los barcos
portugueses, ingleses y holandeses. Por otro lado, el metal americano que
atravesó el Pacífico en dirección a Filipinas (en concepto de situado y como
pago de las manufacturas de seda y de otros productos) fue a parar a través
de diversos intermediarios a China. De este modo, el destino de los tesoros
americanos parece avalar la vieja teoría de España como mero puente de plata por donde pasaba el metal sin quedarse prendido en el propio sistema económico. O bien, hay que adherirse a los planteamientos más optimistas, que
hacen de la plata hispanoamericana el instrumento esencial para el mantenimiento durante trescientos años del Imperio más extenso de la Historia y el
medio indispensable para la adquisición de un patrimonio que constituye hoy
uno de los mayores activos de España, y también de Hispanoamérica y del
Pacífico español54. ✒ M A R I N A A L F O N S O M O L A / C A R L O S M A R T Í N E Z S H AW
53
54
El ejemplo procede de J.J. Brennig: «Silver in seventeenth-century Surat: Monetary circulation
and the price revolution in Mughal India», en J.F. Richards (ed.): Precious Metals..., pp. 477-496.
D.O. Flynn y A. Giráldez: «China and the Spanish Empire», Revista de Historia Económica, t.
XIV, n.º 2 (1996), pp. 309-338.
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Asia en el cine español.
Del patriotismo a la parodia
E LOY M A R T Í N C O R R A L E S
Universitat Pompeu Fabra
Resumen
Este trabajo estudia la presencia de Asia en el cine español desde los comienzos de
éste hasta la actualidad. Es decir, desde los tiempos coloniales, en los que la presencia de los asiáticos era escasa, hasta que, a partir de la posguerra civil, aumenta el
interés por Asia, con filmes muy ideologizados y de regusto todavía colonial, pasando
a una tercera etapa más variada, en la que destacan filmes sobre la guerra de Vietnam y de aventuras; la última etapa llega hasta hoy, con filmes de aventuras y espionaje, de sexo, o sobre la creciente colonia china en España.
Abstract
The present work aims at detecting a starring role for Asia in Spanish cinema from the
latter’s very beginnings. The image of a continent and its people that undergoes radical changes from the time when Spain still held a position as a colonial power to those
post-civil war days when the portrait of Asia carried the heavy burden of ideology and
the exotic mentality of colonialism. The third stage in the development of this image
is represented mainly by adventure films and Vietnam movies. We then arrive to the
present days, where themes and topics vary from sexual and espionage movies to the
increasing interest created by the growing Chinese community in Spain.
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ARTÍCULOS
Eloy Martín Corrales
El estudio de la presencia de Asia y de los asiáticos en el cine español
aconseja establecer cuatro periodos claramente diferenciados: el primero,
desde 1898 hasta 1939; el segundo, desde 1939 hasta 1954; el tercero, desde 1954 hasta 1985; el cuarto y último, desde 1985 hasta nuestros días.
El periodo transcurrido entre los inicios del cine y el final de la Guerra
Civil española es el que menos atención presta a los temas que nos interesan.
El nacimiento del cine en España coincidió en la práctica con la pérdida de
los dominios coloniales en territorio asiático: pérdida de Filipinas y Guam,
que pasaron a manos de los EE.UU. en 1898, y fin de la presencia política
española en las islas Marianas y las Carolinas. El recién nacido Séptimo Arte
pudo hacerse eco de tales acontecimientos, como demuestra la existencia de
varios documentales, especialmente estadoudinenses, sobre la guerra hispano-norteamericana de 1898. En el caso español todo se redujo a la proyección de algunos de los mencionados noticieros extranjeros y a la celebración
de sesiones cinematográficas con objetivos patrióticos. El representante de
los hermanos Lumière en Sevilla organizó varias funciones dedicadas a la
oficialidad y guarnición de la ciudad con motivo de unas supuestas victorias
militares españolas en las Filipinas, que, como se sabe, fueron insuficientes
para conservar el dominio del archipiélago1. Paralelamente, fueron exhibidos en las pantallas españolas algunos documentales que recogían diversas
escenas asiáticas filmadas por operadores estranjeros; uno de los títulos que
podemos citar es el de Bailarinas japonesas, filmado en 1895 por los hermanos Lumière2.
En los cuarenta años posteriores al desastre colonial, el cine hispano dedicó una escasa atención al Extremo Oriente. El fin de la presencia colonial
española en la zona conllevó la práctica ausencia de Asia en las cintas de producción nacional. Muy posiblemente el primer título fue El Rajá de Lefará
en Zaragoza, realizado por Antonio de P. Tramullas en 19093. Posteriormente
se filmó una cinta de dibujos animados, Los venenos de Bombay (1917), aunque no sabemos si la referencia a Bombay iba más allá del título 4. Por lo
general, la presencia de los temas asiáticos en las pantallas españolas continuaba limitándose al pase de filmes extranjeros.
1
2
3
4
Colón, C.: Los comienzos del cinematógrafo en Sevilla, Sevilla, 1982, p. 21.
Méndez Leite, F.: Historia del cine español, Madrid, Rialp, 1965, I, p. 553.
Méndez Leite, F.: Historia..., I, p. 81.
De la productora barcelonesa Momo Films, bajo la dirección artística del dibujante Joaquín Xaudaró y con la técnica de Baños, con un metraje de 250 metros. Se trataba de un asunto de policías y ladrones; Lasa, J.F. de: Aquell primer cinema català. Els germans Baños, Barcelona, 1996,
pp. 345-46.
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ARTÍCULOS
A pesar del desinterés por la temática asiática, no deja de llamar la atención
el intento de la productora valenciana CIFESA de introducirse en el mercado
cinematográfico filipino. En 1935 estableció una sucursal en Manila, al frente
de la cual se encontraba Luis Figueras Alejo, representante de los productos
valencianos en Filipinas, quien organizó la presentación oficial de la compañía cinematográfica el Día de la Raza, 12 de octubre, a la que asistieron el presidente de la República, Manuel L. Quezón, el general Parker, jefe de las tropas norteamericanas de ocupación, y el Cónsul de España5. No se obtuvieron
los frutos esperados, máxime si tenemos en cuenta los estallidos de la Guerra
Civil española en 1936 y de la II Guerra Mundial en 1939, acontecimientos
que contribuyeron a frustrar una operación ya de por sí harto complicada.
El periodo transcurrido entre 1939 hasta 1954 se caracteriza por la utilización ideológica de los temas asiáticos, especialmente el filipino, tras el
final de la Guerra Civil. En efecto, en la inmediata posguerra se dirigió una
triple mirada a los temas asiáticos. La primera consistió en retomar el tema
de la pérdida de Filipinas como uno de los síntomas y factores que contribuyeron a la decadencia española y que, al igual que otros, terminó siendo
uno de los motivos aducidos como desencadenantes del Alzamiento de las
derechas contra la II República. El mejor exponente de este tratamiento del
desastre filipino, aunque abordado colateralmente, nos lo ofrece Raza (José
Luis Sáenz de Heredia, 1941), cuyo guión se basa en un texto debido al mismísimo General Franco6. Sin ninguna duda, la pieza emblemática es Los últimos de Filipinas (Antonio Román, 1945), filme en el que se intentaba dar
una lección de heroísmo muy del gusto del franquismo de la posguerra7. Posteriormente, en Noche sin cielo (Ignacio F. Iquino, 1947) se recogía la llegada al puerto de Barcelona de unos supervivientes del conflicto de Filipinas8.
Por último, en Aquellas palabras (Luis Arroyo, 1948) el religioso Carlos de
Filipinas se afana en la reconstrucción de una misión arrasada por un huracán y, posteriormente, por la guerra, lo que le supone al protagonista la estancia en un campo de concentración9. Sin embargo, el conflicto hispano-filipino, lejano en el recuerdo y oscurecido en parte por la pérdida de Cuba, mereció
una escasa atención por parte del cine español.
La segunda consistió en exponer la viabilidad de nuevas conquistas españolas en territorios asiáticos, aunque en esta ocasión se trataba de la conquista
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9
Fanes, F.: Cifesa, la antorcha de los éxitos, Valencia, 1982, pp. 52, 59, 191.
Interpretada por Alfredo Mayo, José Nieto, Ana Mariscal y Raúl Cancio.
Los intérpretes fueron Armando Calvo, José García Nieto, Guillermo Marín y Carlos Muñoz.
Interpretada por Mery Martín, Adriano Rimoldi, Fernando Fernán-Gómez y Ana Mariscal.
Interpretada por Ana Mariscal, Isabel de Pomés, José María Seoane y Carlos Agostí.
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Eloy Martín Corrales
de las almas de los habitantes de la zona. Dado que los escasos vínculos hispanos con el mundo asiático se habían debilitado aún más de lo que estaban
como consecuencia de la derrota del Eje en la II Guerra Mundial y del aislamiento político que las democracias occidentales impusieron al régimen franquista, las pretensiones de influir en Asia se delegaron en la empresa misionera. La película que constituye el mejor ejemplo al respecto es La mies es
mucha (José Luis Sáenz de Heredia, 1948), sobre las andanzas evangelizadoras de un misionero español en la provincia de Kuttak, en la India, cuya
entrega culmina al morir heroicamente víctima de la peste10. En el mismo
sentido habría que incluir Sor Intrépida (Rafael Gil, 1952), en la que la misión
evangelizadora recae esta vez sobre una monja que, naturalmente, también
sacrifica su vida en estas sagradas labores11. Relacionada con las anteriores,
Tres huchas para Oriente (José María Elorrieta, 1954), cinta en la que tres
niños recaudan fondos el Domingo Mundial de Propagación de la Fe12. En
la misma línea, Molokai (La isla maldita) (Luis Lucía, 1959), aunque en esta
ocasión se llevó a las pantallas la vida de un conocido misionero belga,
Damián, que dedicó su vida a cuidar leprosos, enfermedad que contrajo finalmente, en una isla situada en el archipiélago hawaiano13.
La tercera, y última, fue la apologética invocación histórica a la presencia española en Asia en los siglos anteriores. En todo caso, se trata de breves referencias orales que aparecen en alguna que otra película y que hacen
alusión a la estancia de militares, religiosos y aventureros en Filipinas.
A pesar de la escasa presencia de Asia en el cine español de los años cuarenta y cincuenta, hay que constatar que se produjeron nuevos intentos de
conquista del mercado cinematográfico asiático, en paralelo a lo ocurrido con
anterioridad a la Guerra Civil española. En 1949 la productora CIFESA volvió a abrir una sucursal en Manila14, aunque una vez más los resultados fueron negativos en lo que se refiere a la búsqueda de nuevos espectadores. Seguramente la productora fue alentada en esta tentativa por el régimen franquista,
que intentaba mitigar en la medida que fuera posible el bloqueo internacio-
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Entre los intérpretes, Fernando Fernán-Gómez como misionero, Sarita Montiel, Enrique Guitart
y Julia Caba Alba.
El guión, de Vicente Escrivá. Los intérpretes fueron Dominique Blanchar, Francisco Rabal, María
Dulce, José Nieto, Fernando Sancho y Nani Fernández.
Protagonizada por José Nieto, Nani Fernández, Manolo Morán y Miguel Gila.
Los intérpretes fueron Vicente Escrivá, Roberto Camardiel, Ángel Aranda y María Arellano.
Esta película se pasaba obligatoriamente cada año a los alumnos de los Institutos de Bachillerato de no pocas ciudades españolas a lo largo de la década de los sesenta.
Fanes, F.: Cifesa..., 191.
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nal al que estaba sometido. Finalmente, pasados los años más oscuros de la
posguerra, el tema filipino cayó en el olvido de productores, directores y guionistas.
El periodo transcurrido entre 1954 y 1985 es el más prolífico en lo que al
tratamiento dado por el cine español a los temas asiáticos se refiere, aunque
hubo que esperar hasta fines de los años sesenta para que este interés se pusiera de manifiesto. En estos años, la atención estuvo claramente marcada por
la carga ideológica que había tenido en la década de los cuarenta, aunque se
observan dos importantes diferencias. El contenido religioso se fue diluyendo progresivamente hasta desaparecer por completo, mientras los independentistas filipinos eran sustituidos por taimados comunistas chinos, coreanos
y vietnamitas. En realidad, lo que ocurrió fue que el cine hispano comenzó
a caminar por la senda ideológica marcada por los dirigentes de los Estados
Unidos y por la filmografía bélica de Hollywood. De ahí que los insurrectos
filipinos fueran reemplazados por los malvados comunistas, a los que se
demonizaba sin ninguna contemplación. En definitiva, en el marco de la Guerra Fría, la incondicional adhesión del franquismo al bloque occidental, liderado por los Estados Unidos y enfrentado al comunismo, tuvo un importante reflejo en el tratamiento que la cinematografía española dedicó a los temas
asiáticos.
La Guerra de Corea no pudo ser recogida por nuestro cine debido a que
durante los años en que se desarrolló (1950-1953) el régimen franquista no
había accedido aún a las demandas estadounidenses, concretadas en 1954 en
los Tratados bilaterales, que tuvieron como consecuencia la puesta en pie de
bases norteamericanas en España. No obstante, con posterioridad al conflicto, algunos filmes se basaron en él. Así, Tabú (Javier Setó, 1965) narra la
lucha por el favor de una muchacha samoana que enfrenta a un ex-combatiente de Corea, borracho y vago, con el malvado Yuwata15. Otra referencia
tangencial al tema nos la proporciona la cinta La Corea (Pedro Olea, 1976),
cuyo título es el apodo de una antigua prostituta, que posiblemente se lo ganó
proporcionando cierto tipo de apoyo logístico a los soldados de las bases norteamericanas en España, con especial atención a los de Torrejón de Ardoz16.
Pero, sin duda alguna, el conflicto que centró la atención del cine español fue la guerra de Vietnam. Hay que destacar especialmente el filme Una
cruz en el infierno (José María Elorrieta, 1967), que recoge la historia de una
15
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Coproducción hispano-italiana interpretada por Seyna Sey, James Philbrook, Francisco Morán
y Carlo Tamberlani.
Interpretada por Queta Claver, Ángel Pardo, Cristina Galbó y Dean Selmier.
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misión católica en Indochina atacada por malvados comunistas. En esta cinta José Nieto encarna a un apátrida y escéptico contrabandista que, debido a
la buena influencia de las monjas, acaba sacrificando heroicamente su vida
contra el citado enemigo. Esta película recogía la herencia del cine patriótico-religioso de los años cuarenta y descubría un nuevo filón para el cine español: la lucha contra el comunismo en el Lejano Oriente17. En la misma línea
se encuentra Cao-xa (Pedro Mario Herrero, 1971), alegato anticomunista
ambientado en la guerra del Vietnam, cuyo argumento se basa en la protección que un sacerdote español proporciona a las aldeas de vietnamitas católicos, objeto de los ataques intimidatorios del Vietcong18. Con anterioridad,
se había rodado Espia...ndo (Francisco Ariza, 1967), con una trama en la que
un agente secreto, bajo el disfraz de corresponsal de guerra, es enviado a Vietnam para desenmascarar al espía (que resultó ser un miembro importante de
la colonia china) que vendía secretos a los comunistas19. Igualmente se centra en este conflicto El hombre que vino del odio (León Klimovsky, 1970),
cuyo argumento se basa en la deserción, y posterior arrepentimiento, de un
sargento destinado en Vietnam que abandonó su puesto tras ser degradado
por discutir con un superior20. También se refieren a la citada contienda bélica Si volvemos a vernos (Francisco Regueiro, 1967), que narra la relación
amorosa surgida entre una prostituta española y un soldado de color destinado en la base de Torrejón durante la guerra en Vietnam21. Por su parte, en
Autopsia (Juan Logar, 1973) se relatan las vicisitudes de un corresponsal de
guerra en Vietnam, empeñado en encontrar la Verdad Eterna22. Las secuelas
de la contienda también fueron abordadas por varios títulos. Virus (Antonio
Margheriti, 1979) narra cómo renace entre antiguos combatientes de Vietnam el gusto por la carne humana, adicción que adquirieron cuando estuvieron luchando en ese país23. Por su parte, Fuerza mortal (Max H. Boulois,
1980) se centra en las aventuras de un ex-combatiente negro de Vietnam, que
se ve implicado en el macabro deporte de la caza del hombre practicado por
antiguos veteranos de la guerra24.
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Interpretada por Elena Barrios, Manolo Morán, José Nieto y María Martín.
Interpretada por José María Prada, Danielle Roland y Pham Cong Sun.
Interpretada por Sancho Gracia, Maya Martín, Enrique Ávila y Víctor Israel.
Coproducción hispano-italiana interpretada por Dennis Saffren, Luciana Paulizzi, Lang Jeffries
y Bedy Morati.
Interpretada por Esperanza Roy, Robert Packer, Alfredo Mayo y Beverly Ackinson.
Interpretada por Juan Luis Galiardo, Emiliano Redondo, Jack Taylor y María José Cantudo.
Entre los intérpretes, Ramiro Oliveros.
Protagonizada por Max H. Boulois, Virginia Mataix, Tom Hernández y William Anthon.
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Otro buen número de películas también se enmarcaron en el contexto de
la Guerra Fría. Así, en Operación Póker (Osvaldo Civirani, 1966), agentes
norteamericanos, rusos y chinos intentan desesperadamente hacerse con el
descubrimiento de un científico alemán25. Realmente de exótica hay que considerar a Chinos y minifaldas (Ramón Comas, 1968), coproducción hispanoitaliano-alemana en la que dos agentes secretos se enfrentan a una poderosa
organización criminal china que intentaba apoderarse de la voluntad del Secretario de Defensa de los Estados Unidos26. No menos sorprendente es la trama de O.K. Yevtushenko (José Luis Madrid, 1968), en la que el espía que da
título a la cinta, un coronel ruso, es detenido por el servicio de contraespionaje británico en Mallorca, mientras el barco en el que es trasladado a Barcelona sufre el asalto de un espía chino y otro albanés27. Más comedido, aunque dentro del paroxismo anticomunista, es el argumento de Siete minutos
para morir (Ramón Fernández, 1968), cinta en la que unos espías asiáticos
se apoderan del listado completo de espías de los Estados Unidos28.
Más numerosas fueron aquellas películas que se limitaban a seguir la moda
de los argumentos y personajes cinematográficos imperantes a escala mundial, especialmente en el cine norteamericano. Filmes de aventuras diversas,
de Fu-Manchú, de James Bond, de artes marciales, de tráfico de drogas, de
espías, de agentes secretos, etc. En fin, las conocidas como películas «de chinos» o aquellas que se hacían eco del «peligro amarillo».
Un buen ejemplo de las películas de aventuras lo tenemos en El tesoro de
Makuba (José María Elorrieta, 1966), ambientada en una isla del Pacífico en
la que un cuarteto de aventureros intenta recuperar un tesoro de perlas robadas tiempo atrás por un difunto componente del grupo29. De asombroso cabe
calificar el siguiente título: Chuma King o Aventura en Hong Kong (Daniel
Tinayre, 1968), que narra las andanzas de Lola Flores en la citada ex-colonia inglesa30. También contamos con cintas que se basan en raptos y secuestros de políticos, científicos, hombres de negocios, etc. Sirva de ejemplo Las
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Coproducción italo-española interpretada por Roger Browne, Sancho Gracia, Helga Liné y José
Grecci.
Interpretada por Adrian Hoven, Barth Warren, George Wang y Claudia Gravy.
Interpretada por Tom Addams, Diana Lorys, Tim Barret y Marta Barry.
Coproducción hispano-italiana protagonizada por Paul Stevens, Rubén Rojo, Betsy Bell y George
Hilton.
Interpretada por Cameron Mitchell, Mara Cruz, Gisia Paradís y Pastor Serrador.
Protagonizada, además de por Lola Flores, por Luis Sandrini, Narciso Ibáñez Menta, Juan Verdaguer y María Aurelia Bisutti. La propaganda del film enfatizaba en que la Lola seguía «siendo una señora estupenda».
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trompetas del Apocalipsis (Julio Buchs, 1969), en la que un paracaidista destinado en Hong-Kong regresa a Londres, viéndose envuelto en la búsqueda
de un científico que experimentaba con una misteriosa droga31. Por su parte, Muerte incierta (José R. Larraz, 1972) narra en una fantástica aventura
situada en la India32.
Diversas cintas se basaban en relatos legendarios. Entre ellas, En busca
del dragón dorado (Jess Franco, 1983), en la que una niña japonesa, acompañada de una joven española y de un samurai, parte a la búsqueda de un
yacimiento de oro cuya ubicación aparece detallada en un pergamino33. En
la misma línea, La bestia y la espada mágica (Jacinto Molina, 1983), coproducción hispano-japonesa34. También fue coproducida por España y Japón
la cinta El carnaval de las bestias (Jacinto Molina, 1980), historia exótica
sobre canibalismo35. En Bangkok, cita con la muerte (Jesús Franco, 1985),
un aventurero, Panamá Joe, recibe el encargo de rescatar a la heredera de un
importante trust petrolero, secuestrada por un gang semi-oriental36. En Viaje a Bangkok, ataúd incluido (Jesús Franco, 1985) se nos cuenta cómo un
personaje siniestro e iluminado, Tao, utiliza asesinos invidentes para eliminar a diversas personalidades, hasta que un agente secreto y un coronel inglés
retirado consiguen detener su carrera37. Fuga de Ceylán (Jacques Orth, 1983)
es una historia de sexo y crímenes protagonizada por un periodista gráfico,
dos modelos, una belleza local y su padre, un peligroso asesino38.
En el apartado de aventuras hay que incluir aquellos filmes referidos a la
colonización europea en Asia, por lo general pésimas versiones de películas
extranjeras. Un buen ejemplo lo proporciona El tigre del Kiber (José Luis
Merino, 1970), que trata de una rebelión india contra los invasores ingleses
centrada en el dominio del célebre paso39.
El maléfico Fu-Manchú también fue abordado por el cine hispano. Una
de las primeras versiones del personaje de Sax Rohmer fue El otro Fu-ManChu (Ramón Barreiro, 1946), que narra los intentos de un malvado merca31
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Coproducción hispano-italiana interpretada por Brett Halsey, Marilú Toló, Romina Power y
Gérard Tichy.
Interpretada por Mary Maude, Antonio Molina Rojo, Yelena Samarina y Rafaelle Curri.
Interpretada por Flavia Hervás, Vanessa, Ling Yung y Trino Trives.
Protagonizada por Paul Naschy, Sigheru Amachi, Jumko Asahina y Violeta Cela.
Interpretada por Paul Naschy, Eiko Nagashima, Azucena Hernández y Lautaro Murúa.
Interpretada por Borck Gordon, José Llamas, Helen Garret y Linda Romay.
Protagonizada por Howard Vernon, José Llamas, Helen Garret y Trino Trives.
Protagonizada por Vera Floux, Chris Murphy, Eva Liberten y Beatrice Philippe.
Coproducción hispano-italiana interpretada por Peter Lee Lawrence, Alan Steel, Charles Quiney y Antonio Mayans.
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ARTÍCULOS
der chino por hacerse con un caracol de mar dotado del don de la profecía40.
En Fu-Manchú y el beso de la muerte (Jesús Franco, 1968), coproducción
inglesa, francesa, norteamericana e hispana, rodada en España y Brasil, las
esclavas del siniestro personaje causaban la ceguera de sus enemigos por
medio de sus besos41. En el mismo grupo hay que incluir El castillo de FuManchú (Jesús Franco, 1968), coproducción hispano-italo-anglo-alemanonorteamericana rodada en Barcelona y Turquía42.
Bond también fue utilizado como modelo por el cine español, en no pocas
ocasiones en clave de parodia. Sirva de ejemplo, Operación Relámpago (Giorgio Simonelli, 1966), en la que los cómicos italianos Franco Franchi y Ciccio
Ingrassia, auxiliados por la Agente 024, se enfrentan al doctor Goldginger y
al siniestro chino Jeu-Veu-Tu43. En Agente Z-55, misión Hong-Kong (Roberto Montero, 1966), una coproducción hispano-italiana, se narra el rapto de
un famoso científico en la citada ciudad44. Posteriormente apareció Carmen
Boom (Nick Nostro, 1977), en la que espías de diversos países, entre ellos
chinos, intentan apoderarse de un importante invento que sólo conoce la citada protagonista, nada más y nada menos que Marujita Díaz45.
También les llegó el turno a las películas de karatekas, kung-fu y demás
artes marciales. Entre ellas algunos ejemplos del denominado «soja-western»,
parodias del «spaghetti-western» y del cine de kung-fu, como las protagonizadas por los Hermanos Calatrava: Kalatrava contra el Imperio del Kárate
(Manuel Esteban, 1973) y Makarras conexión (Hermanos Calatrava, 1976)46.
En la misma línea, El Kárate, el colt y el impostor (Antonio Margheriti, 1975),
que narra cómo un aventurero oriental (que pretendía devolver el honor a su
familia) busca en el Oeste un tesoro cuya localización es posible gracias a un
mapa tatuado en las nalgas de varias señoritas47. En La ley del Kárate en el
Oeste (Tonino Ricci, 1973) se da una mezcla de cine de la serie «Trinidad»
y elementos del kung-fu48. Por su parte, El blanco, el amarillo y el negro
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Interpretada por Carlos Muñoz, Rosita Yar, Manuel Requena y José Jaspe.
Interpretada por Christopher Lee, Richard Greene y Cotz George.
Interpretada por Christopher Lee, Richard Greene, Mary Perschy y Tsai Chin.
Coproducción italo-española en que también actúan Fernando Rey, Andrea Bosic y Elisa Montes.
Entre los intérpretes, Germán Cobos, Yoko Tanis y María Luisa Rispoli.
Interpretada por Marujita Díaz, Ricardo Garrone y Margot Cottens.
La primera, interpretada por los Hermanos Calatrava, Ágata Lys, Marta Flores e Indio González. La segunda, por los Calatrava, Helga Liné y Claudia Gravi.
Coproducción hispano-italiana interpretada por Lee Van Cleef, Lo Lieh, Patty Shepard y Julián
Ugarte.
Coproducción hispano-italiana interpretada por Dean Reed, Cris Huerta, Alfredo Mayo e Iwao
Yoshiok.
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Revista Española del Pacífico
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ARTÍCULOS
Eloy Martín Corrales
(Sergio Corbucci, 1974) parodia a El bueno, el feo y el malo y nos presenta
a un oriental que intenta recuperar su pony49.
Naturalmente, y siempre siguiendo las modas foráneas, la lucha contra el
gangsterismo oriental y el tráfico de drogas fue también llevada a las pantallas. En Kárate contra la Mafia (Sah-Dia-a, 1980), un marino experto en artes
marciales es atacado por unos contrabandistas50. En Matad al buitre (José
Truchado, 1981), una red de traficantes de drogas asesina a un destacado
hombre de negocios, ante lo cual su hijo, un agente de Interpol y un coreano
experto en artes marciales, se enfrentan a los asesinos, a los que terminan
derrotando51. En La sombra del judoka contra el doctor Wong (Jesús Franco, 1983), un joven karateka se enfrenta a la banda del malvado Wong52. En
El último kamikaze (Jacinto Molina, 1983), filme con participación japonesa, dos bandas criminales luchan encarnizadamente entre sí53.
También hay que tener en cuenta numerosísimas películas extranjeras de
tema asiático que se rodaron en tierras españolas, así como aquellas coproducciones en las que la aportación española tuvo cierta importancia. Entre
los títulos (algunos de ellos auténticos plagios de películas extranjeras de
cierto éxito) que se pueden contabilizar figuran los siguientes: Attack of the
Crab Monsters (Roger Corman, 1957), Los parias de la gloria (Henri Decoin,
1964), Sandokan (Umberto Lenzi, 1964), Sangre en Indochina (Pierre Schoendoerffer, 1965), Tres sargentos bengalíes (Humberto Lenzi, 1965), Los piratas de Malasia (Humberto Lenzi, 1966), Singapur, hora cero (Ferdinando
Baldi, 1966), Tormenta sobre el Pacífico (Sergio Bergonzelli, 1967), Sol rojo
(Terence Young, 1970), Tibetana (Pernell Robert, 1970), Los tigres de Mompracem (Mario Seguí, 1971), Los cazadores (Peter Collison, 1974), etc.
El periodo comprendido entre 1954 y 1985 culmina este último año con
Las últimas de Filipinas (Jesús Franco, 1985), cinta que narra el naufragio
de tres señoritas (una de ellas maestra) en una isla del citado archipiélago en
la que deben convivir con un europeo. El argumento se basa en sueños eróticos de una de las protagonistas con un filipino54.
A partir de 1985, y como consecuencia de la consolidación de la democracia, se abre un nuevo periodo en el que el sector del cine español que se
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Interpretada por Giuliano Gemma, Eli Wallach, Tomás Millian y Manuel de Blas.
Interpretada por Agustín Dennis, Carolina Yao y los enigmáticos Pa-Ku-Ba-Koy y Pa-Ku-lou.
Intrepretada por John Gaffari, David Kang, Paul Benson y José Truchado Jr.
Interpretada por José Llamas, Daniel Katz, Lina Romay y Jesús Franco.
Interpratada por Paul Naschy, Manolo Tejada y José Bódalo.
El film, rodado en Canarias y ambientado en los años 10, está protagonizado por Lina Romay,
Flavia Hervás, Helen Garrett y José Moreno.
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Asia en el cine español. Del patriotismo a la parodia
ARTÍCULOS
interesaba por los temas asiáticos comenzó una lenta renovación caracterizada por la atención prestada a la colonia de naturales de Asia en nuestro
país. La reciente inmigración filipina y china en España, especialmente la
segunda, también ha sido captada por el cine hispano. Si bien es cierto que
los primeros personajes cinematográficos originarios de Asia que aparecen
en el cine español fueron los adinerados monarcas, marajás y sultanes de
aquel continente. Tales personajes fueron generalmente caricaturizados. Muy
alejado de la película rodada por Tramullas en 1909, uno de los mejores ejemplos lo proporciona La dinamita está servida (Fernando Merino, 1968), cuya
trama se basa en la visita que realiza a la Costa Brava el Rey de Chaila (en
realidad, una parodia de la riqueza y boato del Sultán de Brunei). El personaje es presentado como sumamente infantil y obsesionado por una recién
casada española (a quien ordena raptar ante la imposibilidad de comprarla),
a pesar de viajar acompañado por su harén, compuesto por 42 mujeres. Naturalmente, el monarca y sus servidores no respetan ni la leyes españolas del
momento ni las de la hospitalidad, aunque, finalmente, no logran satisfacer
sus propósitos55. En Un, dos, tres... Ensaimadas cada vez (Joan Solivellas,
1984), una banda de ladrones intenta robar las joyas del Marajá de Ranxipur,
alojado en un hotel de Mallorca56.
El siguiente paso fue ocuparse de la incipiente colonia china en España.
En Made in China (John Liu, 1982), enmarcada, como tantas otras, en la Guerra Fría, se nos muestra a un agente chino, experto en la lucha «Zen Kwun»,
entrenador de espías de la CIA y de una banda china denominada «Los Chicos Zombis». Debido al asesinato de su hermano, viaja a España para vengar su muerte y poner al descubierto un peligroso proyecto conocido como
«Made in China»57. En El sol del membrillo (Víctor Erice, 1992), dos chinos, uno de ellos dominando perfectamente el castellano, visitan el taller del
pintor realista Antonio López, en cuya labor pictórica está basado el filme58.
Años más tarde, aparece uno de los pocos filmes que se interesa, aunque muy
tangencialmente, por los inmigrantes filipinos en España. En Aquí, el que no
corre... vuela (Ramón Fernández, 1997), uno de los protagonistas, timador
de poca monta, es despertado un día festivo por un grupo de trabajadoras
domésticas filipinas que charlan bajo su ventana, aunque las confunde con
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Basada en una historia de Noel Clarasó, fue interpretada por Tony Leblanc, Alfredo Landa,
Laura Valenzuela y Manolo Gómez Bur.
Interpretada por Xesc Forteza, Ovidi Montllor, Conrado San Martín y Luis Escobar.
Interpretada por John Liu, Mirta Miller, Raquel Evans y José María Blanco.
Los citados personajes se cuentan entre los críticos y admiradores de la obra de Antonio
López.
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ARTÍCULOS
Eloy Martín Corrales
marroquíes59. En Torrente, el brazo tonto de la ley (Santiago Segura, 1998),
la base de operaciones de una banda de narcotraficantes que opera en Madrid
se sitúa en un restaurante chino servido por trabajadores de ese país60. Ese
mismo año se estrenó La fuente amarilla (Miguel Santesmases, 1998), película que recoge las vicisitudes de los inmigrantes chinos en España (la protagonista es una hispano-china que bucea en el pasado de su familia china),
especialmente sus relaciones con las mafias, de las que dependen para instalarse en nuestro país61. Por último, sólo queda citar otra referencia tangencial al tema filipino: Manila (Antonio Chavarrías, 1998), un thriller cuyo
título responde al nombre de un club donde se practica la prostitución, acabando ahí toda referencia a Filipinas62.
Previamente, el cine español se había ocupado del interés despertado por
el milagro económico japonés. Éste es el trasfondo de Made in Japan (Francisco Perales, 1985), basada en el viaje cultural que unos chicos de un pueblo del sur realizan al Japón63.
* * *
Las conclusiones que se desprenden de las páginas anteriores son varias.
En primer lugar, el cine español dedicó poca atención a los temas asiáticos
en su primer medio siglo de existencia.
En segundo lugar, la presencia de Filipinas —o de temas filipinos— como
argumento para nuestra cinematografía es escasísima, en contra de la idea
imperante al respecto. Incluso si sólo nos limitamos a contabilizar aquellos
filmes que se ocuparon de temas asiáticos, la atención prestada a los asuntos
filipinos es muy escasa. Sin duda alguna, el papel destacado de Los últimos
de Filipinas ha favorecido que prevaleciera la opinión contraria. Sin embargo, el hecho de que la pérdida del archipiélago asiático fuera casi coétanea
al nacimiento de nuestro cine impidió que éste pudiera dedicarle más aten-
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Interpretada por José Coronado, Arturo Fernández, María Barranco, Arancha del Sol y Alfredo
Landa.
Interpretada por Santiago Segura, Tony Leblanc, Neus Asensi, Javier Cámara, Rosa Zhidán (en
el papel de Lio-chi) y Hi-Chong Nong (en el papel de Wang).
Interpretada por Eduardo Noriega, Silvia Abascal, Miguel Hermoso, Salvador Madrid, Carlos
Wu y Chum Lam.
Interpretada por Alex Casanovas, Mathieu Carrière, Felix Rotaeta y Laura Mañà.
Interpretada por Diego Velázquez, Pilar Valdés, María Galiana y Juan Ortiz.
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Asia en el cine español. Del patriotismo a la parodia
ARTÍCULOS
ción. La ruptura de los vínculos políticos facilitó el olvido de los temas filipinos. Su resurrección en la década de los cuarenta hay que entenderla en
clave del discurso propagandístico ideológico del franquismo triunfante. De
ahí que la atención que le prestó el cine no fuera más allá de unas cuantas
películas.
En tercer lugar, el verdadero auge del interés del cine español por los temas
asiáticos hay que datarlo entre las décadas de los sesenta y los ochenta. La
alineación del régimen franquista con los Estados Unidos y su propaganda
sobre la lucha contra el comunismo explican la gran atención que merecieron los conflictos de Corea, Vietnam y todos aquellos temas propios de la
Guerra Fría64. Cuando estos temas comenzaron a perder interés se produjo
la irrupción de las películas de «chinos», de karatecas y kung-fu. Y, siempre,
tras la senda marcada por Hollywood y los «spaghetti-western».
En cuarto y último lugar, hay que resaltar que, a partir de los ochenta, el
cine comenzó a ocuparse tímidamente de la presencia de asiáticos en España. Primero, fueron los ridiculizados potentados orientales, y con posterioridad aparecieron espías y gángsteres de aquella procedencia. Finalmente, en
nuestros días, la inmigración asiática, especialmente la china, comienza a ser
abordada por el cine español, aunque de manera muy tangencial.
En definitiva, la presencia de Asia, o de temas asiáticos, en el cine español tiene más importancia de lo que en un principio pudiera pensarse. La citada presencia debe mucho a la influencia de la evolución política internacional (Guerra Fría, Corea, Vietnam, etc.), aunque también debe entenderse en
clave de política interior, como es el caso de la atención prestada a los temas
de Filipinas.
Sin embargo, en los tres últimos lustros el cine español ha intentado, aunque no con excesivo entusiasmo, elaborar un discurso en el que la visión de
Asia y de sus naturales sea el reflejo de las reales relaciones hispano-asiáticas. De ahí que los temas del prestigio de los países de la cuenca del Pacífico y de la emigración asiática en España se aborden cada vez más en el cine
hispano. ✒ E L O Y M A R T Í N C O R R A L E S
64
Evidentemente, no alcanzó la importancia que tuvo en el cine norteamericano. Véase al respecto Marchetti, G.: Romance and the «Yellow Peril», Berkeley-Los Angeles-London, University
of California Press, 1993.
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Revista Española del Pacífico
2004, 17: 55-67
Enrique Hidalgo Noriega
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1
Revista Española del Pacífico
2001, 13: 197-205
Váez de Torres en su IV Centenario
del descubrimiento de las costas
de Australia
FRANCISCO MELLÉN BLANCO
Presidente de la AEEP
Resumen
La expedición de Quirós en 1605 en busca de la Tierra Austral Incógnita y la ocupación y colonización de las islas Salomón, a las que había llegado en 1568 Álvaro de
Mendaña, dieron como resultado dos respuestas: la primera, que la tierra visitada por
Quirós pertenecía a la isla del Espíritu Santo, del actual estado de Vanuatu, y la segunda, la continuación del viaje por Luis Vaéz de Torres, que con dos embarcaciones marcó un hito en la historia al navegar más de mil leguas en aguas peligrosas y desconocidas del océano Pacífico. Los expedicionarios españoles al mando de Torres alcanzaron
numerosas islas desconocidas por Europa, logrando ser de los primeros europeos que
vieron las costas del norte de Australia durante su travesía, hasta llegar a las islas Molucas y terminar el viaje en Manila. Su hazaña sigue viva en el recuerdo al mantenerse
el nombre de Estrecho de Torres, por donde navegó entre la isla de Nueva Guinea y
Australia. En este artículo se resume el viaje de este intrépido marino en el IV Centenario de su navegación por el océano Pacífico.
Abstract
The search for the Terra Australis Incognita in Quirós’ 1605 expedition and the
occupation and colonization of Solomon Islands, reached by Álvaro de Mendaña in
1568, further resulted in the discovery of Espiritu Santo island —present-day Vanuatu state— to which the land visited by Quirós belonged, and the voyage of Luis Váez
de Torres, a landmark in the history of navigation: more than one thousand leagues
over the perilous and unknown waters of the Pacific. The men under Torres’ command
were to be probably the first Europeans to contemplate Australia’s northern coast,
before sailing off to Moluccas and Manila. Their deed is still acknowledged in the
name of the strip of sea that separates Australia from the island of New Guinea: Torres
Strait. The following article is a summary of his navigations on the 4th anniversary of
his voyage to the Pacific.
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Revista Española del Pacífico
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ARTÍCULOS
Fr a n c i s c o M e l l é n B l a n c o
La presencia española en las costas australianas antes del viaje de Luis
Váez de Torres ha quedado registrada por algunos restos e indicios de tripulaciones perdidas en el Océano Pacífico de otras expediciones hispanas anteriores. Recuérdese la pérdida en pleno océano de la carabela San Lesmes, de
García Jofre de Loaísa, en junio de 1526. Cuando partió de La Coruña iba al
mando de Francisco de Hoces, pero en el estrecho de Magallanes, al hallarse muy enfermo, fue sustituido por el tesorero general Diego Alonso de Solís.
No olvidemos también la pérdida de la Santa Isabel en 1595, al mando de
Lope de Vega, que después de arribar a la isla de San Cristóbal, actual Makira, y establecerse durante un tiempo en Pamua, pudo continuar, posiblemente rumbo oeste, hasta llegar a las costas australianas.
Una de las obras más documentadas sobre la expedición de Luis Váez de
Torres es la escrita por Brett Hilder, titulada El viaje de Torres. Fue traducida al español por Rocío Utray y publicada en Madrid por el Ministerio de
Asuntos Exteriores en 1990; en ella se incluían también Documentos de la
época relativos a la travesía de Torres desde Veracruz en la Isla del Espíritu Santo en las Nuevas Hébridas a Manila, en edición de Francisco Utray,
embajador de España en Australia en 1983-1986.
Como los historiadores saben, la expedición de Pedro Fernández de Quirós, en la que iba de capitán Torres al mando de la nao San Pedro, partió del
puerto peruano del Callao en 1605 y, después de atravesar el Pacífico en dirección sudoeste y reconocer varias islas, arribó en el mes de junio de 1606 a la
isla de Espíritu Santo, del archipiélago actual de las Vanuatu. Allí, en la ensenada de San Felipe y Santiago, el 11 de junio del citado año se produjo la
separación de la embarcación de Quirós del resto de la flota. Pasadas dos
semanas sin conocer el paradero de la nao capitana, Torres convocó a los oficiales de su nave y a los del patache Los Tres Reyes y, siguiendo las indicaciones del Virrey del Perú, mandó seguir el viaje al noroeste para alcanzar
los 20 º australes y comprobar la existencia de nuevas tierras. En el caso de
no hallarlas, navegarían al norte, hacia Manila, donde esperarían durante cuatro meses al resto de la expedición, continuando después hacia España por el
cabo de Buena Esperanza.
Partieron las dos naves de la bahía San Felipe y Santiago el 27 de junio
de 1606, y Torres comprobó que la bahía donde estuvieron fondeados pertenecía a una isla y no a una Terra Australis Incognita, como imaginaba Fernández de Quirós. El rumbo seguido por los expedicionarios españoles fue
oeste-sudoeste, llegando a los 21 º meridionales, como indicaban las Reales
Órdenes, sobrepasando el arrecife de Frederick, próximo a la costa norte australiana de Rockhampton, como muy bien ha estudiado Hilder, para después
seguir al norte.
Revista Española del Pacífico
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ARTÍCULOS
V á e z d e To r r e s e n s u I V C e n t e n a r i o
MAPA I
DERROTERO DE LUIS VÁEZ DE TORRES
DESDE LA ISLA DE ESPÍRITU SANTO HASTA FILIPINAS
El 14 de julio divisaron unos bajos y una tierra alta que bautizaron con el
nombre de San Buenaventura, la actual isla de Tagula, del archipiélago de la
Louisiade, al suroeste de Nueva Guinea. Descubrieron nuevas islas, entre
ellas las Dumoulin, y el día 18 fondearon en una pequeña ensenada de la isla
Sideia que bautizaron con el nombre de Puerto de San Francisco, que Hilder identifica con los nombres locales de Sakuri y Bahía Oba. Prado, en su
diario, cambió el anterior nombre de la bahía por el de Puerto de Lerma, en
memoria del Duque de Lerma. Por primera vez aparece dibujada esta bahía
en uno de los cuatro planos conservados en el Archivo General de Simancas,
que fueron enviados a Felipe III con una carta de Torres de 1607, más cuatro dibujos de habitantes de Nueva Guinea.
Al oeste de esta ensenada divisaron una tierra alta, la isla de Sariba, que
creyeron era tierra firme. Estaba separada por un estrecho que llamaron Boca
de Batalla, el actual Sawa Sawaga, tal vez por haber tenido una lucha con
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Revista Española del Pacífico
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ARTÍCULOS
Fr a n c i s c o M e l l é n B l a n c o
los naturales, pues nada más pasar este estrecho había un pequeño islote, el
Kai rau rau uai, que denominaron Fuerte de Santiago. Dicho estrecho conectaba con un puerto que bautizaron como Nuestra Señora de Honga, que a su
vez comunicaba con una gran bahía que llamaron de San Millán, conocida
hoy por Likiki o bahía de Jenkins. En el plano aparecen también una serie de
topónimos españoles que señalan cabos, islas y puertos. Desde el Cabo Fresco, hoy Challis Head, vieron otra gran bahía de «más de cuarenta leguas de
circunferencia», la actual bahía Milne, cuya costa pertenece a Papúa Nueva
Guinea.
En un poblado en Cabo Fresco hallaron unas empalizadas donde los naturales guardaban las tortugas que les servían de alimento. También vieron diferentes especies de papagayos con vistosos colores.
En el plano II conservado en el Archivo General de Simancas se recoge
en una nota de la parte superior derecha lo siguiente: «AÑO de 1606 a los
18 días del mes de Julio, descubrió esta tierra y puertos el capan y cavo Luis
Vaez de Torres y le puso por nombre la Tierra de san buena ventura, aviéndola costeado cinco dias antes y por causa de los grandes arracifes muy
peligrosos no se pudo tomar tierra astal dia dcho. es poblada de gente blanca, ban desnudos y cubren las bergüenças con pañillas de esteras de palma
de cocos. Sus mantenimtos son ñames, cocos y algunos puercos, pescados y
mariscos. Sus armas son macanas de madera, dardos pequeños arrojadizos
y Rodelas. esta en altura 10 gra. 2/3 por la parte austral. puedese dar fondo en todas partes de las bayas y puertos, que es limpio y sin mucaras ni
Ratones. Solamte junto a tierra tiene bajos de mucaras conforme está señalado en las dchas partes. Tiene agua en todas partes buena de bever aunq
no son Rios.»
Existe también otra nota, incluida en la parte inferior izquierda del mapa,
con el texto siguiente: «Esta baya tiene mas de 40 leguas de circunferencia
y llegando con el batel mas delante de cavo fresco q es lo se pudo salir con
el batel por la parte del este no le bimos Remate sino algunos islotes por lo
qual se juzga tiene bocas grandes y por la del oest no le bimos boca sino toda
tierra alta y çerrada y continuada al oest dejose de costear por no tener navio
de Remos suficiente para esto.»
(Escala: PITI PIE DE TRES LEGVAS CASTELLANAS)
Desde el puerto de San Francisco realizaron con las lanchas unas expediciones al norte de la isla y a otra isla grande al sur, la actual Doini, que bautizaron como isla de San Facundo, donde hallaron en un poblado redes de
pesca, hachas de piedra, conchas de perlas y perros pequeños que, según PraRevista Española del Pacífico
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ARTÍCULOS
V á e z d e To r r e s e n s u I V C e n t e n a r i o
MAPA II
MAPA II DE DIEGO DE PRADO Y TOVAR. PUERTOS Y BAHÍA DE TIERRA
DE SAN BUENAVENTURA, EN NUEVA GUINEA, 1606
(Archivo General de Simancas, Valladolid)
A. punta de San franco.
B. boca de la batalla.
C. puerto de Nª Sª de honga.
D. baya de san millán.
E. cabo de çahagun.
F. isla de manglares.
G. cabo fresco.
H. isla de San benito.
I. cabo de los Tres Hermanos.
L. cabo de San isidro.
M. isla de san facundo.
N. isla de Renedo.
O. isla de la Savana.
P. isla de la palma.
Q. puerto santo Torivio.
R. isla de S. bernardo.
S. cabo de San diego.
T. isla de San antonio.
V. fuerte de S. Santiago.
X. isla de las altas palmas.
.— Por el capan. don Diego de prado y Tovar.»
do, «ni ladran ni aúllan». Allí cogieron varios cerdos y capturaron a varios
isleños, quienes les informaron de los nombres de algunas poblaciones que
habitaban aquella zona.
El día 2 de agosto partieron rumbo al oeste y después de dejar la isla de
San Facundo (Doini) navegaron al norte de la isla de Brumer, siguiendo viaje por la zona costera y parando en algunas pequeñas ensenadas para tomar
víveres y hacer aguada. El 12 del citado mes llegaron a una isla que nombraron de Santa Clara, conocida hoy por Mugula o isla de Bona Bona. Anclaron en un puerto del norte de la isla que bautizaron como Puerto de Monterrey en memoria del Virrey del Perú, Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de
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ARTÍCULOS
Fr a n c i s c o M e l l é n B l a n c o
Monterrey. Tres días más tarde enviaron las barcas en dirección este para
explorar una bahía que llamaron de Nra. Sra. de la Asunción, hoy Puro o
Mullins Harbour, enfrente de la cual descubrieron un río con dos islas que
cruzaba un recinto habitado con numerosas cabañas. El nombre del río es
Sagarai y los detalles de toda esta zona están representados en el plano III
del Archivo General de Simancas, que tiene por título LA GRAN BAYA DE
S. LORENÇO I PVERTO DE MONTEREI. En su parte inferior derecha se
halla el siguiente escrito:
«Esta baya de Sanct Lorenzo y puerto de monte Rey descubrio el capan.
y cavo luis vaes de Torres a 10 de agosto del año de 1606 y por ser el puerto tan bueno le puso ese nombre • dista del puerto de sanct franco. beinte
leguas mas o menos a la parte del oest. es muy hermosa y agradable y de
lindo y linpio fondo pues se puede seguramte. surgir por todas partes la tierra de la parte del norte es de lindas llanuras y bien cultivadas con mucha
cantidad de aguas y palmeras de cocos •Raizes de ñames y camotes y masasos platanos y otras frutas no conocidas y muchos y buenos puercos • los
naturales son de color de mulatos • dispuestos de querpo y membrudos y
todos Retajados como Judios • cubren los hombres las berguenças con panpanillas y las mujeres las traen como berdugadas asta las Rodillas • sus
armas son dardos arrojadizos macanas y Rodelas largas •esta en altura de
10 gr. 1/6 es la mejor tierra y mas fértil para poblar de las que se an descubierto. A puerto de monte Rey. B isla de santa clara. C estrecho de S.
Roque. D baya de n. s. de la asumpçion. E cavo llano. F la enbaidor. G
cala de hervires. H islas de s. timoteo. I las encubridoras y puerto de valdetuexar. L Villada. M villa de Villabonillos. N isla s. bartolomé. O isla
llana. P isla de nogales. Q de la madera. R islas de mayorga. S la guardia. T cavo alto. V cavo de cocos. X isla de don diego barrantes. Y isla
berde.—
.— Por el cappan. don diego de prado y Tovar.»
(Escala: PITI PIE DE TRES LEGVAS CASTELLANAS).
Pardo señala que tuvieron un encuentro amistoso con la gente del poblado, quienes les regalaron un par de cerdos. Desde la isla de Santa Clara se
desplazaron hacia el oeste, descubriendo las islas de Embaidoras (Imuta),
Villada (Eunora), Villa Bonillos (Bonarua) y San Bartolomé (Mailu); de
esta isla los expedicionarios se llevaron varios niños indígenas que meses
más tarde fueron bautizados en Manila, Llana (Laluoro), Madera (Laopom), Verde (Delami). En San Bartolomé, el cronista Prado señala que a
toda la tierra grande, refiriéndose a Nueva Guinea, le puso el nombre de
Revista Española del Pacífico
2004, 17: 69-81
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ARTÍCULOS
V á e z d e To r r e s e n s u I V C e n t e n a r i o
MAPA III
MAPA III DE DIEGO DE PRADO Y TOVAR, DE LA BAHÍA
DE SAN LORENZO Y PUERTO DE MONTERREY EN NUEVA GUINEA,
DIBUJADO EN 1606.
(Archivo General de Simancas, Valladolid)
Magna Margarita en recuerdo de la reina Margarita de España, consorte de
Felipe III.
El día 28 de agosto partieron de San Bartolomé navegando al oeste por
fuera de la línea de arrecifes costeros hasta llegar a otra isla que nombraron
San Juan Bautista (Manubada), donde permanecieron dos días. La citada isla
está situada frente al actual Port Moresby, y, según Hilder, en tiempos antiguos estuvo ubicado el pueblo de Ela. Continuaron viaje por la zona costera
hasta llegar a «una isla colorada, sin matorral ni cosa verde», la actual Lagava, y después de un breve descanso en la parte oeste de esta isla, en el actual
puerto de Redscar, salieron de los arrecifes y cruzaron el golfo de Papúa hasta llegar a la isla de Parama, también llamada de Bampton, en los 9 º latitud
Sur y 143 º longitud Este. Aquí Torres incluye en su derrota la palabra pra75
Revista Española del Pacífico
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ARTÍCULOS
Fr a n c i s c o M e l l é n B l a n c o
cel o placel, que se puede traducir por un banco bajo de arena, franqueable
para los navegantes.
El día 6 de septiembre siguen viaje con dirección Sur, sorteando unos
arrecifes hasta arribar a una isla que llaman Malandanza, poblada de gente
amulatada, hoy conocida como el nombre nativo de Bobo o el inglés de Bristow. Al siguiente día, y con rumbo sudoeste, esquivando bajos y corrientes,
avistan numerosas islas pobladas por gente corpulenta de color negro. Hilder señala con precisión los pasos que siguieron las embarcaciones, muchas
veces ayudadas por las lanchas, dando posibles soluciones para zafarse de
los peligrosos arrecifes, bajos de arena y corrientes, sorteándolos con marea
alta hasta arribar a una isla que bautizaron con el nombre de Perros (Dungeness), por los aullidos que estos animales hacían por la noche. Siguiendo
la ruta oeste-sudoeste descubrieron nuevas islas, entre ellas los Caribes (Turtle Backed), nombre dado por encontrar restos humanos en uno de los poblados que visitaron; Hermanos (Gabba), denominación que dieron por las dos
colinas que sobresalían en la isla; Volcán Quemado (Long Island), llamada
así por hallar en la playa abundancia de piedra pómez que suponían que provenía de algún volcán ya apagado. En esta isla, Prado recoge en su relación
que había muchas palomas, las que hoy son conocidas como palomas del
estrecho de Torres. Desde allí siguieron rumbo suroeste hasta dar con una
isla alta que llamaron de Nuestra Señora de Monserrat (Ernest), pues recordaba a Prado la montaña catalana de Monserrat, y más tarde, en dirección
sur y a finales de septiembre, fondearon entre dos islas, las Cantárides (Twin
y East Street).
Era ya a primeros de octubre cuando los barcos de Torres navegaron en
dirección sur, y sorteando arrecifes coralinos y observando las mareas y
corrientes alcanzaron los 11 º de latitud Sur. Pasaron las islas de Horn y Príncipe de Gales y enfilaron el estrecho de Endeavour, llamado ahora así por
ser el nombre de la nave de Cook, que lo pasó en 1770. Durante un par de
días vieron las tierras australianas de la península de cabo York y, tomando
dirección oeste para librarse de los arrecifes, continuaron viaje con nornoroeste. El día 6 de octubre, con rumbo oeste, remontan el cabo que llamaron San Pablo (cabo Falso o Valsche), de la isla Frederik Hendrik, y costearon la que denominaron la «tierra grande», correspondiente a Nueva Guinea,
que iba de este a oeste, fondeando el 13 de octubre cerca del cabo Steenboom en 5 º longitud Sur y 136 º 50’ latitud Este.
El día 16 de octubre, a unas 150 millas del citado cabo abordaron una
isla que llamaron de los Ostiones (Lakaia) por las ostras que encontraron
en la costa. Aquí Prado señala que al bajar a tierra vieron que las casas de
troncos y de techo de hojas del poblado estaban en las ramas altas de los
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V á e z d e To r r e s e n s u I V C e n t e n a r i o
MAPA IV
MAPA IV DE DIEGO DE PRADO Y TOVAR, DE LA BAHÍA
DE SAN PEDRO DE ARLANZA, EN NUEVA GUINEA, 1606.
(Archivo General de Simancas, Valladolid)
árboles y que habían quitado las escaleras para que no pudieran subir. Al
día siguiente navegaron cerca de la costa hasta un fondeadero situado en la
latitud de 3 º 58’ Sur, frente a la isla de Kajo Merah, al que nombraron Puerto de San Juan del Prado. El día 18 las naves penetraron en el estrecho de
Iris, pasando entre las islas Dramai y Aiduma, descubriendo una gran bahía
que bautizaron con el nombre de San Pedro de Arlanza, hoy bahía Tritón.
Fondearon en un puerto al noreste de la isla Aiduma, al que llamaron San
Lucas, y a la citada isla como Isla del Capitán Luis Váez de Torres. En el
mapa IV de Prado, conservado en el Archivo de Simancas, aparece dibujada toda la bahía más las islas que la rodean. Lleva por título «BAYA DE
SANCT PEDRO DE ARLANÇA», y una nota escrita con el rótulo «TIERRA
DE S. SANTIAGO DE LOS PAPUAS». La nota recoge el siguiente texto:
«Esta baya de sanct pedro de arlança y puerto de sanct lucas y el de sanct
Juan del prado hallo el capan luis vaes de Torres a 18 dias de octubre de
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Fr a n c i s c o M e l l é n B l a n c o
1606 es tierra de los papuas distante del puerto de s franco 270 leguas Tiene mucho fondo por todas partes y sea de surgir junto a tierra. la qual es muy
montuosa y aspera con grandes arboledas y sin llanuras. la población es de
gente negra y muy poca por dcha aspereza y entrellos alguna parda y bien
dispuesta y membruda. la comida es muy poca porq no tienen sino pocos cocos
y Raizes el mayor mantenimto es pescado y marisco. Sus armas son dardos
arrojadizos y flechas con arcos de caña y puntas de guesos y paveses de madera largos siete palmos y anchos tres muy bien labrados de talla de medio Relieve traen panpanillas en las berguenças como los demas esta en altura de 3
grados y 2/3 aquí se hallo hierro labrado en anzuelos y fisgas y fuelles de
cañas con toveras de barro. conq labran cosillas de hierro – no se hallo agua
en abundancia sino en la dcha fuente de argales q nace debajo de un çerro
muy alto de peñas.
A. baya de S. pedro de arlança. B. puerto de S. lucas. C. puerto de S. Juan
del prado. D. cavo de S. antonio de padua. E. cavo del entredos. F. cavo hondo. G. las entretexidas. H. las tres hermanas. I. la piedra fuerte. L. isla del
catan luis vaes de Torres. M. la fuente de argales. N. la punta de la atalaya.
O. la peninsula. P. la enpanadas. Q. islas de Sta. leocadia. R. cavo de S. lucas.
S. el sombrero verde. T. punta de fontidueña.
Fecha a 13 de xbre de 1606 1606.- Por el cappan don Diego de prado y Tovar.»
(Escala: PITI PIE DE VNA LEGVA CASTELLANA).
El 27 de octubre prosiguieron el viaje hacia el este y vieron una isla alargada que por su forma llamaron la Navaja, la actual isla Adi; pasaron después un estrecho que denominaron Boca de Tobar, al que muchos años después le fue cambiado el nombre por el de Nautilus. Con las lanchas sondearon
su profundidad para permitir a los barcos cruzarlo con la marea alta, siguiendo rumbo por una costa escarpada hasta la bahía que llamaron Bermeja, hoy
Sarakor, y más al norte arribaron a unas islas que llamaron de San Simón y
San Judas, conocidas en la actualidad como Panjang, Ekka y Batu Putih.
En la primera de ellas los expedicionarios españoles hallaron unos mariscos que nombraron veneras, de un metro de largo y de unos cuatro kilos y
medio de carne, de cuya cáscara los isleños hacían hachas para cortar la
madera. También hallaron unos canutos de caña usados por los papúas de
estas islas, quienes introducían polvo de cal en su interior y los empleaban
en la lucha cuerpo a cuerpo, soplando a los ojos de los enemigos y dejándolos por momentos ciegos, lo que aprovechaban para matarlos o cogerlos
prisioneros.
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El día 3 de noviembre siguieron viaje más al norte y hallaron el grupo de
las islas Pisang en los 2 º 30’ de latitud Sur, formado por cinco islas a las que
llamaron Cinco Hermanas; las tres mayores corresponden a los nombres de
Sabuda, Tartaruga y Senchan. En un poblado de una de ellas, los españoles
de Torres encontraron por primera vez en su viaje mercaderías chinas, como
cerámica, anzuelos de hierro, fuelles de caña y cordeles. Estos hallazgos les
demostraron que estaban dentro de las rutas del mercado de los chinos y en
la zona comercial de las islas de las Especias.
El día 4 navegaron al noroeste y descubrieron un grupo de islas que llamaron Archipiélago, las actuales Schildpad, en los 1 º 30’ Sur y 120 º 25’ latitud Este, próximas al cabo Sele, en la parte noroeste de Nueva Guinea. Cuatro días más tarde hallaron otras nuevas islas en los 0 º 40’ Sur y 130 º 5’ Este,
que denominaron Buenas Nuevas, hoy conocidas por Yet Fam. El citado nombre surgió porque recibieron la visita de un jefe llamado Biliato, que les regaló provisiones y les informó en un portugués chapurreado de noticias del
gobernador de Filipinas, Pedro de Acuña, quien había conquistado las islas
Molucas, apresando al rey de la isla de Ternate, donde puso como gobernador al maese de campo Juan de Esquivel. También les informó del derrotero
más propicio para llegar a Manila y de las mercancías que se comerciaban
en aquellas islas.
Después de pasar allí tres días, los expedicionarios españoles dejaron la
última isla de los papúas, dirigiéndose a la isla moluqueña de Gele, y días
más tarde a la de Damar, que Prado llama Banda, para alcanzar después la
de Obi y, siguiendo rumbo norte, la que ya conocían de Bachan o Batjan,
por ser una de las islas de las Especias. En esta isla fondearon en el puerto
de Lavúa y recibieron también la visita de su rey, quien, después agasajarlos, pidió ayuda contra la gente de la isla de Kayoa, y, una vez conseguida,
se dirigieron contra el grupo rebelde, al que derrotaron. Desde Bachan Torres
escribió a Juan de Esquivel dando cuenta de su llegada y recibiendo respuesta ocho días más tarde, a comienzos de la Navidad.
Continuaron viaje las dos naves y, después de hacer paradas en las islas
de Makian, Moti y Tidore, fondearon en Ternate el 6 de enero de 1607, siendo recibidos con todo entusiasmo por los españoles que estaban en aquella
isla y por los diversos jefes de los pueblos que la habitaban. En Ternate permanecieron tres meses, hasta el mes de mayo, posiblemente a causa de los
monzones. Durante ese tiempo, las tripulaciones de las dos embarcaciones
de Torres ayudaron a la guarnición local con sus armas y barcos defendiendo
los intereses de la corona de España en aquella región. Por razones de seguridad, Esquivel solicitó a Torres que, antes de partir para Manila, dejaran
el patache Los Tres Reyes y veinte hombres para reforzar la guarnición. Una
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vez concedida esta petición, y después de haber tenido información del piloto de un barco —que llegó con provisiones de Manila a finales de abril—
sobre los vientos, corrientes y puertos más propicios para arribar en caso de
emergencia, partió Torres el 1 de mayo a las Filipinas. Con rumbo norte,
visitó las islas de Panguisara (Sangi) y Sarragani, al sur de Mindanao, desde donde se dirigió al oeste para avistar las de Tanguima (Basilán) y Canela (Zamboanga), y luego otra vez al norte, anclando en Catandianes (Cagayán), Panay y Mindoro, y llegó a la isla de Luzón, fondeando en la bahía de
Manila, en el puerto de Cavite, el 22 del citado mes de mayo, después de un
año y medio de la partida del puerto peruano del Callao.
Sin lugar a dudas, los tripulantes españoles de las dos naos de Luis Váez
de Torres fueron los primeros europeos que vieron las costas australianas del
cabo York, sin excluir la probabilidad, como muy bien escribe Landín Carrasco, de que navegantes portugueses como Cristova~o de Mendonça (1522),
Gomes de Sequeira (1525), Godinho de Eredia (1601) o el holandés Willem
Jansz (1606), en el golfo de Carpentaria, descubrieran también tierras de la
parte norte o nordeste de Australia. ✒ F R A N C I S C O M E L L É N B L A N C O
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Filipinas, de la crisis
del Gran Imperio a la inserción
en el Estado liberal (1760-1860)
Una lectura del modelo propuesto
para Filipinas por Josep M. Fradera
en su libro Colonias para después de un Imperio
M . ª D O LO R E S E L I Z A L D E P É R E Z - G R U E S O
Instituto de Historia
CSIC
Resumen
Josep María Fradera, catedrático de Historia Contemporánea en la Universitat Pompeu
Fabra, acaba de publicar un denso libro, Colonias para después de un Imperio, en el cual
analiza las razones por las que, una vez perdido el Imperio de la América continental, se
reestructuró otro sistema colonial en torno a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Este artículo es
una reflexión sobre el modelo interpretativo que este autor propone para Filipinas, de mediados del XVIII, en plena época del reformismo borbónico, a mediados del siglo XIX, integradas ya las islas en el marco del Estado liberal. En esa reflexión, en primer lugar, se revisan
las circunstancias concretas que, en el caso filipino, hicieron factible la transición entre el
gran imperio y el sistema de las tres colonias. En segundo lugar, se analizan los mecanismos políticos, económicos y sociales que permitieron mantener la relación colonial otros
cien años más. Y en tercer lugar, se explican las transformaciones en el gobierno, los cambios en las orientaciones económicas y fiscales, y las dinámicas en la sociedad filipina que
conformaron a las islas durante aquella época.
Abstract
Josep M. Fradera, professor of Contemporary History at the Pompeu Fabra University, has just
published a book, Colonias para después de un Imperio, in which he analizes the reasons by
which, once the Spanish Empire in America was lost, it was restructurated a second colonial
system with Cuba, Puerto Rico and Philippines. This paper is a reflection on the interpretative
model that Fradera proposes for the Philippines, from the middle of 18th century, the age of
borboun reformism, to the middle of 19th century, the age of the liberal state. In this reflection,
first, it is re-examined the concret circunstances which, on the Philippine case, made feasible
the transition between the great empire an the system of the three colonies; second, it is
analyzed the political, economic and social mecanisms which allowed to mantain the colonial
relationship other hundred years more; and third, it is explained the transformations of the
government, of the economic and fiscal policies, and of the dinamics of the Philippine society,
which, all of them, defined the Philippines during that period.
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ARTÍCULOS
M.ª Dolores Elizalde Pérez- Grueso
Josep María Fradera, catedrático de Historia Contemporánea en la Universitat Pompeu Fabra, acaba de publicar un denso libro, Colonias para después de un Imperio, en el cual reflexiona sobre las razones por las que, una
vez perdido el Imperio de la América continental, se reestructuró otro sistema colonial en torno a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Desde esa perspectiva, define las diversas maneras a través de las cuales, dentro de un contexto
común, que era el Estado liberal, en cada una de esas tres islas se articularon
unos mecanismos políticos, económicos y sociales que permitieron mantener la relación colonial otros cien años más. En este trabajo nos vamos a detener especialmente en el análisis del modelo interpretativo que propone para
Filipinas.
I. EL PASO DEL GRAN IMPERIO AL SISTEMA DE TRES COLONIAS
INSULARES
En el libro Josep M. Fradera analiza un ciclo colonial de cien años, que
se inició a mediados del XVIII y se extendió hasta aproximadamente los años
sesenta del siglo XIX; periodo en el cual hubo que enfrentarse al impacto de
la Guerra de los Siete Años en las colonias, que implicó la invasión británica de Manila y de La Habana; a la quiebra del Imperio americano, y a la reformulación de las colonias en el marco del Estado liberal.
Un ciclo que no fue la mera continuación del pasado, sino que requirió la
búsqueda de nuevas fórmulas que hicieran posible prolongar la relación colonial con Cuba, Puerto Rico y Filipinas. El libro es, pues, fundamentalmente,
un estudio del paso del Gran Imperio al sistema de tres colonias insulares, y
un análisis de la reorganización política, económica y militar que lo hicieron
posible. El análisis no comienza en el momento de la quiebra del Imperio,
sino cuando las ambiciones de otras potencias, manifestadas en toda su crudeza durante la Guerra de los Siete Años, ponen en un brete la seguridad de
las posesiones españolas. En dicha coyuntura se comprendió que era necesario emprender una importante reorganización de aquellos enclaves, tanto
en los aspectos militares como en los políticos y en los fiscales.
Las exigencias del programa de defensa y de reorganización militar fueron cuantiosas y afectaron a las relaciones entre la Metrópoli y los súbditos
de las colonias, con los cuales, en ocasiones, fue necesario renegociar el pacto colonial y las reformas de la base tributaria. La dura pugna entre las elites
locales y la Administración española por los resortes de poder es una de las
características del periodo.
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ARTÍCULOS
En ese proceso de reajuste no existió un único camino de salida de la crisis del Gran Imperio. Las modalidades de la transición, las transformaciones
adoptadas en cada uno de los espacios, dependieron de las circunstancias
locales. El estudio comparado de las distintas fórmulas empleadas en Cuba,
Puerto Rico y Filipinas, con sus similitudes y sus diferencias, entendidas
siempre desde un marco explicativo común, es, en definitiva, la esencia del
libro.
En él se pueden encontrar dos ejes perfectamente ensamblados, pero siempre presentes. El primero de ellos sería un estudio teórico y conceptual del sistema de las tres colonias, en el cual se analiza la articulación de ese sistema
en el marco del Estado liberal; la construcción de la desigualdad como fórmula para justificar una distinta legislación, y diferentes formas de gobierno
y de representación en la Península y en Ultramar; los objetivos de gobierno
de los liberales en las colonias y los mecanismos utilizados para conseguirlos; la emergencia del mando supremo del Capitán General como centro del
poder colonial; las nuevas instituciones y la reformulación de las antiguas; la
pugna por el control de las instituciones; las políticas de represión frente a la
insurgencia de las colonias, ya fuera de orden antifiscal, por razones políticas, culturales o religiosas; el desarrollo fiscal y la evolución económica y su
repercusión en la organización colonial de las islas. El segundo eje, que hubiera permitido una lectura individual, pero que alcanza su plenitud en esta lectura en clave comparada, es una historia comparada, entrelazada, de Cuba,
Puerto Rico y Filipinas durante el ciclo colonial mencionado.
II. LA CONSTRUCCIÓN DE LA DESIGUALDAD
Una de las cuestiones más sugerentes de este libro es el planteamiento de
la construcción de la desigualdad entre la metrópoli y sus colonias ultramarinas en el marco del Estado liberal.
Las Cortes de Cádiz defendieron la igualdad, la equiparación de derechos
y la necesidad de otorgar representación a todos los ciudadanos, peninsulares o ultramarinos. Pero bien pronto los liberales se dieron cuenta de que, si
querían salvaguardar los intereses metropolitanos, esos eran unos principios
imposibles de aplicar en los territorios ultramarinos, por lo que debían restringirlos, a fin de atajar males mayores. La afirmación de la igualdad teórica fue rápidamente acotada por el desarrollo de unas políticas que perseguían
afirmar la supremacía de la metrópoli sobre los territorios coloniales.
Durante décadas los liberales se esforzaron en construir y en resaltar la
desigualdad entre los espacios peninsulares y ultramarinos. Una desigualdad
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ARTÍCULOS
M.ª Dolores Elizalde Pérez- Grueso
que justificaba la exclusión de la representación parlamentaria de los ultramarinos y la aplicación de unas leyes especiales a aquellos territorios.
Ya desde los primeros momentos de definición de un nuevo régimen liberal, y a fin de asegurarse una mayoría de peninsulares en la futura Cámara
legislativa, en los debates sobre la calificación de la ciudadanía española se
introdujeron elementos raciales diferenciadores. En el artículo 18 del proyecto
constitucional debatido en Cádiz se limitaban los derechos fundamentales de
un buen número de habitantes en los territorios ultramarinos españoles, en
particular de las llamadas castas pardas (individuos libres descendientes de
esclavos africanos). En tal sentido, se especificó que eran ciudadanos «aquellos españoles que por ambas líneas traen su origen de los dominios españoles de ambos hemisferios». Es decir, todos los habitantes de origen europeo,
así como los indios americanos, excluyendo aquellos que descendían de esclavos de origen africano, aunque fuera muy lejanamente. Se excluía así a un
tercio aproximado de la población americana. Se introducía también la posibilidad indirecta de exclusión de los «indios» filipinos, idénticos en estatus a
los americanos desde la conquista, pero que no eran originarios de los dominios españoles de Europa o América, distinción que el artículo establecía de
manera implícita. Lo que hacía que otras razas no fueran susceptibles de ser
ciudadanos no era el color de la piel o las diferencias fenotípicas, sino la condición de inferioridad derivaba de su origen esclavo, de la condición servil,
de la incapacidad cultural para encarnar sin problemas el ideal de ciudadano
con derechos plenos. Quizás por ello, porque se les consideraba situados en
el mismo plano, también se excluía de esa calificación de ciudadanos que
pudieran obtener empleos municipales y elegir representantes parlamentarios
a los criados, por ser dependientes de sus señores, a las mujeres y a los niños.
Aun así, el cuerpo electoral de las colonias seguía siendo tan amplio que
sus representados podrían amenazar la mayoría peninsular en el Parlamento.
Por ejemplo, en el caso de Filipinas, la más poblada de las posesiones españolas, su población se cifraba en 3 millones de indios, 200.000 mestizos de
sangleys (con sangre china) y unos 6.000 habitantes de origen europeo. De
haber aceptado a los primeros y a los terceros, con la ley electoral vigente,
los diputados por Filipinas hubieran sido sesenta. Esa era una posibilidad que
asustaba enormemente a los peninsulares. Por tanto, concluyeron que era
necesario cortar una representación que podría dar lugar a grandes males para
los intereses metropolitanos. Era necesario seguir aumentando la lectura restrictiva de los derechos de los ultramarinos.
Más allá de los criterios de raza, a la hora de asentar la desigualdad se
apeló a la heterogeneidad de las condiciones sociales entre España y los territorios ultramarinos, y también a la heterogeneidad en la constitución interna
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ARTÍCULOS
de las sociedades de los enclaves coloniales. La heterogeneidad sirvió de justificación de la imposible resolución igualitaria de la condición política de
todos los habitantes del Imperio. Se decidió que no era posible que una ley
homogénea dirigiera elementos tan heterogéneos
III. LOS OBJETIVOS DEL GOBIERNO
En ese marco, los objetivos de los gobiernos de este nuevo ciclo colonial
fueron mantener la soberanía sobre los enclaves coloniales, establecer unas
reglas del juego político que beneficiasen a la metrópoli y conseguir una fiscalidad favorable en las colonias.
Para ello tenían que asegurarse el control de las instituciones de gobierno y reforzar los mecanismos de poder metropolitanos. En ese sentido, incrementaron la autoridad y capacidades del capitán general, dotándole de concentración de poderes, mando supremo y jurisdicción por encima de las demás
instancias. Impusieron nuevos modelos económicos que garantizaran la producción de rentas y organizaron nuevas políticas fiscales. Crearon las intendencias de Hacienda. Reorganizaron los gobiernos locales. Afirmaron la militarización del poder. Adoptaron un modelo de organización centralizado en
el cual se acabó con las viejas prácticas imperiales de poder delegado. Y,
sobre todo, trataron de frenar la emergencia de grupos autóctonos que querían participar en los mecanismos de poder político y económico en las islas
de Ultramar, impidiendo, además, que estos grupos tuvieran voz y representación en Cortes.
Una vez asentada la desigualdad, el siguiente paso para asegurar el dominio metropolitano era la lucha por el control de las instituciones de gobierno. Esa fue una cuestión capital para la definición de la relación de fuerzas
entre las elites de las colonias y el Estado.
El problema central era gestar unos nuevos mecanismos de poder en el
ancho espacio imperial, una vez que el proceso político desencadenado en
España por la invasión napoleónica y la quiebra del orden político en América hundieron el debilitado equilibrio institucional del siglo XVIII. Los puntos más críticos en discusión fueron la reorganización de los gobiernos americanos y filipino, de los que se iba a dotar la monarquía; la organización,
composición y naturaleza de las diputaciones provinciales, y las funciones
de los jefes políticos nombrados por el gobierno para ejercer el mando en las
provincias.
Se optó por formar una secretaría para la gobernación de Ultramar, mientras que los demás asuntos de Ultramar pertenecientes a otros departamen87
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ARTÍCULOS
M.ª Dolores Elizalde Pérez- Grueso
tos, como Gracia y Justicia, Hacienda, Guerra o Marina, serían despachados
por los respectivos ministerios.
Se avanzó, pues, hacia la definición de un marco unitario y con notorias
tendencias hacia la centralización del poder. Hacia el establecimiento de una
cadena de mando piramidal entre las nuevas unidades administrativas insulares y el gobierno de la nación. Hacia el recorte de las capacidades financieras y organizativas de las diputaciones provinciales y de los municipios.
Además, la pretensión de mantener unidos los mandos político y militar en
Ultramar se convertiría en una de las características fundamentales del modelo colonial español del siglo XIX.
Esta reorganización del poder en las colonias acabó definiendo un modelo de gobierno en los territorios ultramarinos muy alejado del modelo político vigente en la Península. En un tiempo en el que irrumpió la aspiración
gaditana de representación igualitaria, y en el que en la Península se sentaron las bases para la construcción del Estado liberal, en Ultramar todos los
esfuerzos se concentraron en negar esa igualdad para que no amenazara los
intereses metropolitanos. Se produjo, por tanto, una contradicción, una divergencia entre la política liberal seguida en la Península y la política autoritaria impuesta en las islas de Ultramar.
Ese proceso de divergencia progresiva entre el ordenamiento político de
la Península y el de Ultramar no se detuvo hasta los años del Sexenio Democrático y el final de la primera guerra cubana, cuando se aceptó la inevitabilidad de algún tipo de representación, primero en Puerto Rico y después en
Cuba. En Filipinas nunca se aceptaron otras reformas que no fueran las de
orden meramente administrativo. Sin embargo, por más esfuerzos que hiciesen los gobiernos españoles y las autoridades destacadas en cada una de las
islas, los grupos dirigentes de las colonias estaban dispuestos a participar con
voz propia, programas y propuestas en el proceso de cambio que se había
abierto. Este proceso llevaría al conflicto a las tres posesiones coloniales y
acabaría estallando décadas más tarde, cuando se iniciaron las luchas por la
independencia en los antiguos territorios ultramarinos.
Filipinas
Este proceso general tuvo su fiel reflejo en Filipinas. Josep M. Fradera
nos propone un modelo de interpretación de la evolución de Filipinas desde
mediados del siglo XVIII, en plena época del reformismo borbónico, hasta
mediados del XIX, integradas ya las islas en el marco del Estado liberal, y
una vez acabada su estrecha relación con Nueva España.
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ARTÍCULOS
En esa línea, nos describe un modelo explicativo en el que viene insistiendo desde hace tiempo y que es una propuesta interpretativa original en
nuestra historiografía. De ahí el mérito del libro desde una perspectiva filipinista. Pero es que, además, en este libro lo encaja en un marco común y
comparativo con Cuba y Puerto Rico, tratando de definir el sistema de las
tres colonias del siglo XIX, dentro de la estructura del Estado liberal.
IV. FILIPINAS EN LOS SIGLOS XVI Y XVII
Los españoles llegaron a Filipinas en 1565, en plena pugna con los portugueses por el dominio del mundo, buscando tierras que conquistar, pueblos que evangelizar, especias y otras riquezas con que engrandecer el Imperio. Cebú primero y Manila después fueron el punto de llegada, pero en
absoluto el destino final: las especias de Ternate y Tidore, los millones de
no cristianos de Cipango y China, se convirtieron en oportunidades magníficas para llevar más allá la cruz y la espada. Sin embargo, no pudieron
conquistar China y el cambio de política del Shogunato les acabaría expulsando de Japón. Los portugueses de Macao y los holandeses de Batavia les
cortaron el paso hacia los enclaves productores de especias en el Sudeste
asiático. Y finalmente, las poblaciones malayas islamizadas —a las que los
españoles llamaban moros— les bloquearon el dominio del sur del archipiélago, lo cual les obligó a reformular su proyecto en términos más
modestos.
Una vez que comprendieron que el archipiélago no les iba servir como
plataforma de desembarco en China y en el Sudeste asiático porque esos planes chocaban con los intereses de otros países y con culturas milenarias, decidieron permanecer en las islas por la importancia estratégica que tenían como
bastión defensivo desde el que proteger la retaguardia del Imperio. Manila
fue convertida en una gran fortificación, lo bastante consistente para resistir
los ataques de los holandeses desde principios del XVII —con un asedio en
1603— hasta la paz de Westfalia de 1648. Fueron arbitrados los mecanismos
indispensables para garantizar la viabilidad económica de aquel gran baluarte, gracias al sistema de transferencias de recursos financieros desde Nueva
España, al quedar Filipinas bajo la tutela del Virreinato novohispano, el responsable de garantizar su integridad militar y los recursos económicos imprescindibles para ella.
Desarrollaron entonces una colonización sin apenas colonizadores, en la
que un gobernador general, apoyado por una pequeña administración, unos
encomenderos y unas órdenes religiosas, serían capaces de mantener la sobe89
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ranía sobre el territorio y de obtener unas rentas mínimas a través de los tributos (capacitación personal) y los trabajos forzados (polos y servicios), compensados, eso sí, por la ayuda financiera que Nueva España mandaba regularmente en forma de situados.
En 1591 se impuso la tasación del tributo en moneda en vez de en especies, tal como se hacía hasta entonces, lo cual apartó a los productores locales del mercado de Manila y facilitó la penetración de las mercancías chinas
en él y en las cargazones del eje transpacífico. De esa forma se inició un nuevo ciclo para las Filipinas españolas.
A través de ese cauce se encontró otra función para Filipinas, que sería la
que verdaderamente explicaría la permanencia española en el archipiélago.
Desde fines del siglo XVI, Filipinas se convirtió en un punto de intermediación fundamental entre Asia y Europa, en la pieza clave a través de la cual
se realizaba el comercio entre Nueva España y los puertos asiáticos. En ese
tráfico comercial, en principio, los europeos y los americanos buscaban productos asiáticos muy demandados en la época, pero pronto el valor de cambio, que era la plata americana, se convirtió en un bien muy preciado por los
chinos, con lo cual los intercambios realizados en Manila se convirtieron en
piezas esenciales para ambas partes, la asiática y la europea-americana. La
ruta del galeón que unía Manila con Acapulco garantizó durante muchos años
la viabilidad de una colonia que hubiera sido imposible mantener en otras
condiciones.
La plata americana de la Corona enviada a Filipinas incorporaba partidas
de triple significación: los salarios de los militares y la marinería de las embarcaciones transoceánicas; el complemento indispensable para cubrir las necesidades de la administración y defensa de las islas (que era propiamente el
situado negociado entre las primeras autoridades de Filipinas y el virrey de
Nueva España), y los retornos de las mercancías chinas y asiáticas que pasaban de Manila a Acapulco en el viaje de ida.
El sostenimiento de Manila, de las otras ciudades y cabeceras provinciales y del sistema defensivo y militar de las islas, recaía entonces en una suma
de cantidades de distinta procedencia: tributos personales sobre la población
del archipiélago; derechos arancelarios cobrados en Manila o devueltos desde Acapulco, y el situado novohispano. En definitiva, el sostenimiento de
Filipinas fue el resultado de la combinación de fórmulas de hacienda locales
y de la ayuda desde Nueva España. Ahora bien, exceptuando momentos muy
precisos (las guerras contra los holandeses del siglo XVII, las guerras contra los sultanatos del sur o contra los ingleses en el siglo XVIII), la ayuda
enviada desde México cubrió siempre una parte menor del gasto realizado
en la colonia.
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Éste es un esquema explicativo que ha sido abordado por varios autores,
entre ellos Luis Alonso y Patricio Hidalgo, Tepaske, Giraldez o Flynn.
V. LA REFORMA DEL SISTEMA
Lo que hace Josep M. Fradera es proponernos una continuación para
esta historia. A mediados del siglo XVII, el modelo colonial descrito empezó a dar síntomas de agotamiento por la situación interna de Filipinas. Por
una parte, el sistema del Galeón daba sentido a Filipinas dentro del Imperio y dejaba derechos arancelarios que contribuían al sostenimiento de la
administración colonial, pero no creaba riqueza en las islas, más allá del
limitado círculo que se beneficiaba del tráfico comercial. Por otra parte, la
organización territorial a través de encomiendas, alcaldes mayores, gobernadorcillos y órdenes religiosas implicaba una excesiva delegación de poderes, lo cual daba lugar a abusos y a que buena parte de las prestaciones de
los filipinos no llegaran a la Corona, lo cual perjudicaba los intereses metropolitanos. Los funcionarios borbónicos comprendieron que para desarrollar Filipinas era necesario un mayor dominio efectivo, cuestionar la posición de las órdenes religiosas en las islas, generar recursos con que financiar
los cambios requeridos y aumentar la capacidad financiera del poder colonial. Todo lo cual implicaba inaugurar un ciclo colonial nuevo en el que el
reforzamiento del poder del Estado iba a ser la primera y más apremiante
condición.
La toma de Manila por los ingleses en octubre de 1762, ocurrida en el
seno de la Guerra de los Siete Años, evidenció la debilidad de la posición
española en el Pacífico. Situación en la que, además, los españoles tuvieron
que enfrentarse a la colaboración con el invasor de la colonia china y de un
sector de la Iglesia secular, y a un levantamiento campesino en las llanuras
arroceras de Luzón. La crisis demostró que era necesario acometer reformas
urgentes en el archipiélago.
Reformas que el fiscal de la Audiencia de Manila, Leandro Fernández de
Viana, concretó en una reorganización militar, un incremento de la marina y
una reconstrucción de las defensas de Manila. Todo ello complementado con
un cambio total en la política hacendística: en vez de seguir conteniendo el
gasto, había que incrementar las recaudaciones. Para ello proponía extender
e incrementar el tributo indígena, establecer un estanco sobre el tabaco y
mejorar la organización de otros monopolios fiscales, como el de los licores
nativos de nipa y coco, y crear una compañía privilegiada para el comercio
directo entre Filipinas y la Península. Lo cual exigiría una mayor coloniza91
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ción efectiva del país y eliminar abusos y privilegios que mermaban las capacidades del poder colonial.
En ese esfuerzo, el Estado no sólo asumió la necesidad de mejorar la administración y los mecanismos recaudatorios, sino que también se convirtió en
una maquinaria capaz de generar renta, en particular gracias al desarrollo de
los monopolios fiscales. Una renta con la que mantener y asegurar la presencia española sin recurrir al auxilio de una metrópoli con nulas disponibilidades financieras. Esta profunda implicación del poder público en la colonia daría al último cuarto del siglo XVIII filipino un extraordinario dinamismo.
El proceso de reformas empezó a plasmarse con éxito a partir de la década de 1780, durante el gobierno de José Basco y Vargas. Se apoyó, fundamentalmente, en el cobro de un mayor tributo a un número de contribuyentes más amplio, y en la aplicación de estancos sobre el tabaco y los alcoholes
autóctonos. Además se potenció el comercio directo con la Península y se
creó una compañía privilegiada, la Real Compañía de Filipinas, con objeto
de fomentar la agricultura de las islas.
El Gobierno se preocupó también de sentar las bases para favorecer el
ahorro y la monetarización de la economía campesina, indispensable para el
cobro del tributo y para fomentar el consumo de los productos estancados.
Este desarrollo de nuevas políticas fiscales y comerciales estuvo intrínsicamente unido al desarrollo de una nueva planta administrativa. Tanto el
estanco tabaquero como la extensión del tributo exigían imperativamente un
mayor control del territorio y, en consecuencia, una mejora de la red de la
administración provincial.
Se inició así una reforma de la administración local del archipiélago, hasta entonces estructurada en torno a la delegación de funciones a los encomenderos, a los alcaldes mayores, a los gobernadorcillos locales y a las órdenes religiosas, que eran los que se ocupaban del gobierno de la población y
de la recaudación de los impuestos.
Ahora se pretendía que muchas de sus funciones estuvieran controladas
y dirigidas desde Manila. Para ello se aumentó el poder del capitán general
gobernador y se crearon nuevos mecanismos de control, como la Intendencia de Hacienda, apoyada por cinco delegaciones provinciales (institución de
vida compleja y discontinua, cuyo control acabaría por asumir el capitán
general).
De esta forma, a fines del siglo XVIII y en las primeras décadas del XIX,
el sistema político mantenía un equilibrio complejo y frecuentemente inestable entre el mando supremo político-militar, la Capitanía General-Gobernación; el aparato político-judicial, la Audiencia, y una dirección de Hacienda, la Intendencia, cada una de ellas con capacidades administrativas y con
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competencias distintas. Éste era el marco institucional en vísperas del cambio político en España: la suma de las añejas instituciones del Imperio, más
una novedad relevante, la Intendencia, introducida como condición sine qua
non para las reformas fiscales y económicas que la situación del Imperio
demandaba.
Esta reorganización del poder colonial implicó un acercamiento del núcleo
colonial de Manila hacia el mundo campesino de las provincias, lo cual fue
una auténtica revolución en la estructura política, social y económica de Filipinas.
Precisamente por ello, provocó grandes resistencias. Resistencias en el
mundo colonial, donde las instituciones y las personas que antes detentaban
mayor poder, se revolvieron contra las nuevas directrices y las nuevas instituciones. Hubo problemas y enfrentamientos entre la Capitanía General, la
Intendencia, la Audiencia y los alcaldes mayores a causa de la distribución
del poder, de las competencias y de los privilegios de cada una de ellas.
Y resistencias también en el mundo filipino, que se manifestó en contra
de un mayor control administrativo y de las nuevas exigencias tributarias y
hacendísticas. En ese marco de revueltas, que se extendería hasta la década
de 1820 y proseguiría más esporádicamente en los años cuarenta y cincuenta, se incluirían las revueltas campesinas de Ilocos y Pangasinán, el levantamiento urbano de Manila de 1820, la insurrección de distintos regimientos
militares, e incluso levantamientos populares con raíces religiosas, como el
de Apolinario de la Cruz. Estos movimientos estaban reflejando la existencia de unas dinámicas propias de la sociedad filipina, que comenzaba a organizarse y a defender sus derechos y aspiraciones.
VI. LA SOCIEDAD FILIPINA
Aquí me quiero detener en una de las ideas que me parecen fundamentales del modelo interpretativo que analizamos. Josep M. Fradera subraya que
la historiografía filipinista española de fines del siglo XIX y del siglo XX
considera a Filipinas como un espacio colonial impermeable a los cambios
políticos y sociales en el mundo, aislado per se al estar poblado de indígenas
o nativos, o sea, por gente prepolítica. Gente a la que era preferible mantener al margen de lo que ocurría en el resto del mundo, lejos de los vientos de
cambio liberales. Lo que había que hacer era mantener el statu quo, reforzar
los poderes metropolitanos y acallar las voces.
Frente a esas intenciones, en Filipinas se iniciaban entonces una serie de
dinámicas sociales imposibles de ignorar. En los resquicios del régimen colo93
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nial se estaba afirmando una burguesía agraria en torno al arroz, el azúcar,
los aguardientes, el café, el abacá..., que dominaba los circuitos de la agricultura comercial emergente a fines del XVIII, y que con frecuencia vendía
sus productos al margen de los circuitos coloniales, en contacto con comerciantes de otros países, con los musulmanes del sur o con el comercio interior de contrabando. Esta burguesía incipiente se benefició claramente tanto de la creciente liberación comercial como del sistema de impuestos
establecidos, que, al centrarse en cobrar impuestos personales y en gravar
el consumo de tabaco y alcohol, no afectó a sus intereses agrícolas y comerciales.
Esa esfervescencia de la sociedad filipina se hacía patente también en una
incipiente elite ilustrada que años después tendría una enorme influencia en
el proceso de afirmación nacional; en unos campesinos conscientes de la
imposibilidad de acceder a la propiedad de la tierra y disconformes con sus
obligaciones; en unos movimientos religiosos populistas, defensores de sus
raíces autóctonas y de derechos que les estaban vedados. Es decir, se empezaba a consolidar una sociedad mucho más compleja de lo que las autoridades coloniales querían reconocer.
Los filipinos tenían, pues, una dinámica interna propia y, además, estaban mucho más en contacto con el exterior de lo que pensaban las autoridades españolas, lo cual es fácil de entender porque uno de los rasgos característicos de la administración española en Filipinas fue la ausencia de control
sobre la totalidad del territorio. En muchas partes del archipiélago la población autóctona mantuvo sus contactos seculares con los musulmanes del sur,
con comerciantes venidos del continente asiático y con europeos y americanos que operaban en aquel área. Filipinas estaba plenamente integrada en las
dinámicas de su entorno y en directa relación con el resto del mundo.
Además, a partir de mediados del siglo XIX se podía detectar ya en el
seno de la sociedad filipina el influjo de un importante sector que se había
educado en universidades del país, había acudido luego a especializarse en
universidades españolas y de otras partes de Europa y de Estados Unidos y
tenía contacto y conocimiento de los aires liberales que imperaban en el resto del mundo. Esos grupos tendrían gran influencia como forjadores de opinión y como interlocutores válidos para renegociar la situación del archipiélago. Ignorar esa burguesía agraria y comercial y esas elites ilustradas, y frente
a ellas subrayar la visión del indio filipino como analfabeto sin formación ni
cultura política ni económica, fue una construcción falsa, manejada por intereses políticos. A raíz de esas imágenes, en España se construyó una imagen
de Filipinas y de los filipinos que no respondía a la realidad, como bien
demuestran estudios como éste.
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Por otra parte, también conviene llamar la atención sobre otro rasgo de la
sociedad filipina de la época. Aunque la relación colonial era una circunstancia no deseada y mucho menos libremente elegida, determinadas clases
sociales se beneficiaron de algunos elementos de esa relación. Los gobernadorcillos estuvieron durante mucho tiempo exentos del pago del tributo. En
Cagayán, la principalía indígena también se benefició del estanco del tabaco, en la medida en que añadieron a sus prerrogativas tradicionales, sobre el
poder local y la percepción de una fracción del tributo, la capacidad para controlar las operaciones del estanco. El poder de los pequeños potentados locales, la vieja principalía y los nuevos prestamistas mestizos, aumentaron con
el cultivo y el estanco del tabaco. También los agricultores y comerciantes
se beneficiaron de que hasta muy entrado el siglo XIX sus actividades no se
gravaran con impuestos especiales, sino que éstos se desviaran en su mayor
parte hacia los tributos personales o hacia los estancos de tabaco y alcohol.
Tributo personal, obligaciones en trabajo y consumo estancado eran cargas
que se repartían sobre el común de los contribuyentes, pero las rentas del
capitalismo agrario o mercantil permanecían al margen de cualquier pretensión contributiva, a excepción de la industrial, que se cargaba sobre la minoría china, o los derechos arancelarios que gravaban las importaciones y las
exportaciones. Durante muchos años, el sistema tributario dejó prácticamente
intocados, desde el punto de vista fiscal, a los medianos y grandes intereses
que se desarrollaron a consecuencia del auge de la agricultura de exportación
en torno al azúcar, el café o el ábaca. Por otra parte, y a pesar de que, como
ya hemos comentado, determinadas elites filipinas habían establecido circuitos comerciales al margen del sistema colonial, a partir de un momento la
Administración española favoreció el desarrollo del comercio exterior a través de los principales puertos del archipiélago. Lo cual potenció la función
exportadora de la economía filipina y benefició a determinados sectores. Desde ese punto de vista, el comercio desempeñó un papel dinamizador esencial
para la economía de las islas y para la afirmación de pequeñas burguesías
agrarias y mercantiles filipinas.
VII. FILIPINAS EN EL MARCO DEL ESTADO LIBERAL
En el marco de aquellas Filipinas redefinidas a través de las reformas borbónicas, se produjo, por un lado, la ruptura del Imperio, lo cual implicó el
fin de la vinculación con Nueva España, la interrupción del Galeón de Manila y la supresión de la ayuda financiera de los sitiados. Por otro lado, en la
Península se inició una etapa de gobiernos que propiciaron la creación del
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Estado liberal. Las Cortes de Cádiz plantearon nuevos conceptos de igualdad y representación parlamentaria, también para las colonias. En las discusiones de Cádiz se cuestionó también la oportunidad del estanco sobre el tabaco en Cuba y la posibilidad de reorientar la economía cubana a través de un
producto de gran demanda, el azúcar. ¿Cabría cuestionar también el estanco
filipino sobre el tabaco y los alcoholes y buscar un nuevo producto tropical
a través del cual potenciar su economía?
Frente a esas profundas transformaciones, tanto en la Metrópoli como en
el resto del Imperio, en Filipinas nada cambió. La relación colonial entre
España y Filipinas permaneció en los mismos términos que antes y se mantuvo la misma orientación económica. ¿Por qué?
Pues porque, en los años anteriores a todos esos cataclismos, en Filipinas
se había adoptado un modelo que funcionaba. El sistema colonial diseñado
por el reformismo borbónico se había demostrado eficaz para el caso filipino. Las reformas borbónicas habían conseguido un sistema viable y autosuficiente. Además, pese a las dinámicas sociales incipientes que hemos
comentado, a comienzos del siglo XIX todavía no había una elite lo suficientemente fuerte que se opusiera al mantenimiento del sistema, con lo cual
no era necesario renegociar el pacto colonial ni replantear la política de los
estancos.
El resultado fue que durante la etapa liberal que se extiende desde principios de siglo hasta los años 1870, el sistema de los estancos, y en especial
el del tabaco, llegó a su máximo desarrollo, hasta convertirse en la base misma de ese ciclo colonial. Los estancos proporcionaban en torno al 70 por
ciento de los ingresos de la colonia. Además, se siguieron desarrollando los
tributos personales, que generaban alrededor del 20 por ciento de los ingresos, y se ratificó la apertura y desarrollo del comercio exterior, en un momento en que los productos filipinos como el ábaca, el azúcar, el café, el añil,
etc., eran demandados en el mercado mundial, lo cual permitió un incremento
en las exportaciones y un reajuste más favorable de la balanza comercial. El
comercio exterior pasó a generar en torno al 5 por ciento de los ingresos, cantidad que iría aumentando a lo largo del siglo, en detrimetro de los estancos.
El estanco de tabaco desempeñó un papel central en la economía filipina
de aquella época porque se consideró que era el mejor recurso que podían
ofrecer las islas. No había recambio alguno a su aportación al capítulo de
ingresos de las finanzas públicas filipinas. Para llegar al óptimo rendimiento del sistema hubo que complementar las colecciones de tabaco de Gapán y
de Bucalán con las de Cagayán, de mucha mejor calidad, y que acabar con
la oferta de contrabando de tabaco aportada por grupos no asimilados por el
esquema colonial, como eran los igorrotes. De ahí la importancia de un nueRevista Española del Pacífico
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vo esfuerzo colonizador en esos espacios, la cordillera de Luzón, donde habitaban los igorrotes, y el valle de Cagayán, donde se formó la nueva provincia de Isabela, repoblada con emigración procedente de Ilocos —e incluso
mano de obra china—, hasta conseguir asentar las comunidades campesinas
necesarias para el cultivo del tabaco. Una vez obtenidas las cantidades y las
calidades deseadas, el tabaco filipino se convirtió en una gran fuente de ingresos, hasta cubrir el 71,8 por 100 de los ingresos totales en 1859.
El tributo continuó siendo un factor esencial porque garantizaba el sostenimiento de la administración local y parroquial, y contribuía a sufragar los
gastos generales de la Administración del Estado. Además, servía para delimitar con nitidez las categorías dentro de la sociedad colonial. En la época
liberal, el tributo distinguía siete categorías distintas entre los habitantes de
las islas, cada una de las cuales debía afrontar un tipo diferente de tributo.
La primera categoría, la más extendida, era la de todos aquellos que debían
pagar el tributo de naturales; la segunda, el reconocimiento de remontados e
infieles, es decir, los grupos no colonizados, como los igorrotes, los negritos, los aetas o los musulmanes del sur; la tercera, unas especiales condiciones de privilegio provincial que disfrutaban los pueblos de las provincias de
Abra, Unión e Ilocos; la cuarta, aquellas poblaciones exentas del pago del
tributo en concepto de diezmos prediales, que, por lo general, correspondían
a situaciones de privilegio adquiridas en el pasado por los grandes dominios
eclesiásticos; la quinta se aplicaba a aquellos que por condiciones especiales
(servicio militar, enfermedad, edad, méritos diversos, etc.) no estaban obligados a pagar la contribución personal. Finalmente, las dos últimas categorías eran las aplicadas a las dos minorías, la de los chinos y la de los mestizos o sangleys —por lo general, hijos de filipinos y chinos—. Por otra parte,
el sistema de los tributos introducía otro tipo de diferenciación entre la población filipina porque la Administración colonial eximió del pago del tributo
a aquellas elites que se ocupaban del gobierno local y de la recolección del
tributo de los demás habitantes. La principalía indígena, que realizaba labores de intermediación entre las comunidades locales y el poder colonial español, no pagaba impuestos. La preocupación de los liberales fue conseguir que
los tributos llegaran a las arcas del Estado y no se quedaran en manos de las
elites indígenas, alcaldes mayores y órdenes religiosas. Por ello se preocuparon de controlar los mecanismos de la recaudación y de asegurar la monetarización del tributo. Finalmente, en la década de los cincuenta se igualó la
cuota tributaria, acabando con las situaciones de privilegio pasadas, y se consiguió que se pagase por entero en moneda. El progreso de los tributos se
refleja claramente en las siguientes cifras: pasó de algo más de 600.000 pesos
a principios de 1830 a 1,5 millones de pesos en los años sesenta.
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Además del tributo, la Administración colonial también se beneficiaba de
la prestación obligatoria de trabajo, los polos y servicios que venían de la
época más temprana de la colonización. En 1863 se reformó este sistema. Se
decretó que parte de la población filipina podía redimir en dinero los cuarenta días de trabajo obligatorio (reducidos a dieciséis días a finales de los
setenta). Aquellos que no podían redimir las cargas, los llamados polistas,
constituían el último eslabón de la cadena colonial.
Los liberales continuaron con la política de liberalización del comercio
exterior del archipiélago, que se había iniciado mediados los años ochenta
del siglo XVIII, y que culminó con la apertura comercial del puerto de Manila en 1834, y el puerto de Ilo-Ilo, en las Visayas, en 1855. El motivo de esa
liberalización del comercio exterior fue que el desarrollo de los monopolios
fiscales exigía como condición indispensable la monetarización de la agricultura de exportación de productos tropicales. Sin el incremento de la circulación de numerario aportado por los flujos de las exportaciones, los niveles de venta de los monopolios fiscales se habrían agotado en el casco urbano
de la capital. En consecuencia, los pagos de la hoja de tabaco y de los alcoholes reclamados a los productores nativos se habrían detenido.
En la década de 1810, la transición hacia un tipo de relaciones comerciales distinto del articulado alrededor del flujo de metales preciosos americanos contra textiles y productos chinos e indios apenas había comenzado. A
partir de los años veinte, el nuevo modelo comercial se afirmó con contundencia. El azúcar, el algodón y el añil estaban ganando posiciones en el comercio internacional. El tabaco, el café y el ábaca lo harían después. El incremento de las exportaciones estaba en la base de la balanza comercial favorable
de las décadas posteriores, un factor esencial del éxito y del desarrollo de las
recaudaciones de los monopolios fiscales y el tributo.
A través de la suma de estos mecanismos económicos, la Administración
colonial de los liberales en Filipinas consiguió que la evolución de la Hacienda fuera positiva para el Estado. Construyó un sistema de finanzas públicas
capaz de sostener las necesidades de orden colonial sin ayuda externa. Este
modelo se mantuvo hasta que los estancos fueron abolidos por generar más
gastos y problemas que beneficios (el de los alcoholes en 1863, el del tabaco en 1882). Tras lo cual fue necesario articular un sistema distinto basado
en los derechos de aduana y en las contribuciones sobre las actividades económicas. Pero esa sería ya otra etapa de la historia filipina.
Los mecanismos de mejoras económicas y fiscales de los liberales tuvieron un inmediato reflejo en el campo de la política. El desarrollo de los monopolios fiscales implicaba, como condición sine qua non, el establecimiento
de un área de dominio territorial donde el control de las pautas de consumo
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campesino fuera posible. Esto es, el establecimiento de los estancos a gran
escala no era viable sin una correlativa afirmación del control estatal sobre
el interior filipino, sin establecer un dominio real sobre partes muy extensas
del archipiélago sobre las que la Administración española no tenía más que
una soberanía teórica. En este sentido, la receta fiscal se desdobló de inmediato en una fórmula de colonización efectiva, en la que los costes de colonización eran asumidos por los propios estancos.
En primer lugar, se reforzó el poder del Capitán General frente a la Audiencia y a la Intendencia, tanto para poder controlar todas las instancias del poder
colonial sin dar lugar a enfrentamientos entre ellas por problemas de competencias, como para poder tener las competencias requeridas para reprimir los
muchos descontentos y revueltas que se habían manifestado con violencia en
las primeras décadas del siglo. El Capitán General Gobernador centralizó todos
los poderes, incluido el militar, y se convirtió en la piedra angular del ordenamiento político de las colonias. Tenía facultades extraordinarias justificadas por razones de un contexto exterior hostil. Necesitaba todas sus capacidades para poder resolver los conflictos internos que se planteaban en las
colonias; conflictos que a veces, por razones de distancia, tenía que solucionar de forma inmediata, sin poder contar con el respaldo del Gobierno peninsular. También se trató de mejorar el funcionamiento de la Administración
colonial en su conjunto y de mejorar el perfil profesional de los representantes del Estado en los niveles inferiores de la escala administrativa filipina. Se
reformó el régimen provincial y el funcionamiento de las alcaldías mayores.
Se formaron unos Consejos de Administración de carácter consultivo. Se crearon departamentos para el fomento de las islas, como el Consejo Superior de
Instrucción Pública o la Inspección General de Obras Públicas.
Además, se lanzó una potente ofensiva colonizadora hacia el interior del
país. En ese esfuerzo se luchó por el control de la cordillera central, se realizaron expediciones punitivas contra los igorrotes de la cordillera de Luzón
y se desarrolló una labor de colonización del valle de Cagayán, de la isla de
Bohol, en Visayas, que se había perdido tras la revuelta de Dagohoy contra
los jesuitas en 1744, y del sur del archipiélago, siempre indómito al poder
extranjero. Hubo, pues, un claro intento de recuperar el pulso colonial.
Sin embargo, se pretendió mantener a los filipinos lo más fuera posible
de las estructuras del poder político y económico, encargados sólo de determinadas tareas de la administración local. Además, con excepción de los breves periodos de las Cortes de Cádiz y del Trienio Liberal, se negó a los filipinos el derecho a estar representados en Cortes y se les remitió a una legislación
especial que constreñía sus derechos y capacidades. A pesar de que en los
años treinta se eligieron representantes filipinos que deberían haberse incor99
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porado a las Cortes constituyentes, en 1837 el Gobierno de la metrópoli, aconsejado por expertos coloniales, consideró conveniente apartar a los diputados de Ultramar del Parlamento. Se mencionaron factores como la distancia,
la lengua, la imposibilidad de organizar una representación solvente en una
colonia con poca población de origen europeo sin levantar el resentimiento
del resto. El caso es que los filipinos se quedaron sin representación parlamentaria y Filipinas se apartó de la política liberal que regía en la Península. Todo ello, precisamente en el periodo en que se afirmaban unas elites decisivas para el futuro desarrollo de su país y se consolidaba la emergencia de
fuerzas sociales inéditas hasta entonces, en particular aquellos grupos capaces de aprovechar formas de agricultura tropical de exportación.
Aun así, lo cierto es que el sistema colonial desarrollado en Filipinas de
mediados del siglo XVIII a mediados del XIX no sólo había permitido a la
metrópoli mantener un nuevo ciclo colonial durante cien años más, sino que
había transformado de manera radical las condiciones políticas, sociales y
económicas de la colonia. Forjó, además, los fundamentos de la unidad económica del archipiélago, y potenció la inclinación filipina hacia el comercio
de exportación de los productos del país.
La conclusión de este proceso es una curiosa paradoja. En Filipinas, fueron los liberales quienes llevaron a su plenitud las reformas borbónicas, unas
reformas pensadas para un Imperio que ya no existía, y que sin embargo se
desarrollaron y encontraron su sentido en un marco político diferente, el de
los liberales, y permitieron articular un sistema colonial que para la metrópoli fue viable y exitoso. Un sistema colonial que se apartaba del ordenamiento liberal de la Península, acentuando, por el contrario, políticas autoritarias y restrictivas gracias a las cuales sería posible preservar los resortes
del poder metropolitano en el archipiélago.
El problema de esas políticas es que aplastaban todas las dinámicas de la
sociedad filipina, a la que no reconocían derechos irrenunciables a aquellas
alturas. Todo lo cual llevaría, décadas más tarde, y a través de procesos muy
complejos, en los cuales entrarían nuevos factores surgidos de otras épocas
más modernas, al estallido de una lucha nacionalista e independentista que
conduciría a la ruptura de la relación colonial.
✒
M.ª DOLORES ELIZALDE
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El jujutsu: un sport japonés
en la Barcelona
de principios del siglo XX
C A R LO S G U T I É R R E Z G A R C Í A
Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
Universidad de León
MIGUEL VILLAMÓN HERRERA
Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
Universitat de València
Resumen
El jujutsu, lucha japonesa cuerpo a cuerpo, antecedente técnico del judo, fue introducida en Europa a finales del siglo XIX y comienzos del XX por luchadores profesionales, mediante exhibiciones y combates de desafío en escenarios teatrales. La
sociedad sportiva barcelonesa, en la vanguardia de la modernidad, acogió expectante este método de combate, que tanta admiración suscitaba en Europa y Estados
Unidos, y que llegaba rodeado del halo de exotismo y misterio que teñía todo lo
oriental. Sin embargo, a pesar de la especial repercusión que tuvo en Cataluña, no
cuajó como deporte, porque la presentación del jujutsu como espectáculo impidió
la creación de estructuras o grupos de práctica con una significativa continuidad en
el tiempo.
Abstract
Jujutsu, Japanese wresting, technical predecessor of judo, was introduced in Europe
in the period between the end of the 19th century and the beginning of the 20th by
professional wrestlers, through exhibitions and challenges in theatre stages. The sporting
society from Barcelona, at the forefront of progress, welcomed this combat system,
admired in Europe and in the United States, which was enveloped with the oriental
exoticism and mystery. However, although its great repercussion in Catalonia, it did
not succeed as sport, because of its presentation as a spectacle, apart from period
gymnasiums and sporting clubs, stopped the creation of structures and groups of
practice with significant continuity in time.
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ARTÍCULOS
Carlos Gutiérrez García y Miguel Villamón Herrera
I. INTRODUCCIÓN
El jujutsu1, o «técnica de la flexibilidad», comprende un amplísimo conjunto de técnicas de combate autóctonas de Japón de origen remoto. Éstas
fueron desarrolladas principalmente en el Periodo Tokugawa (1600-1868), y
se caracterizan, en general, por la ausencia de armas en su ejecución. El jujutsu supone el precursor del judo, o «camino de la flexibilidad», desarrollado
en el Periodo Meiji (1868-1912), en el que se añade a la faceta utilitarista del
primero unas claras connotaciones formativas y de desarrollo personal2.
A pesar de esta larga historia, la política aislacionista impuesta por los
Tokugawa impidió que durante más de dos siglos y medio se conociese esta
forma de lucha, al igual que la mayor parte de los aspectos políticos, económicos, culturales, etc., del Japón. La apertura del Periodo Meiji supuso una
«exótica brisa oriental» para Occidente, que crecería en intensidad a partir
de las victorias de Japón sobre China (1894-1895) y sobre Rusia (1904-1905).
En el caso de España, y a falta de unas relaciones más estrechas con la nación
nipona, señala Almazán que «la pasión por lo japonés llegó a España, fundamentalmente, a través de tres factores: la influencia marcada por París, la
Exposición Universal de 1888 y las informaciones de las revistas y otras
publicaciones»3. Desde un punto de vista social, esta pasión, a pesar de que
lo oriental estuviese presente en la vida de la mayoría de la población4, se
manifestaría especialmente en la clase burguesa5, teniendo, por tanto, en buena lógica respecto de las circunstancias históricas del momento, una especial
repercusión en Cataluña6.
Es, en este sentido, donde cabe establecer una clara relación entre la moda
japonizante y el deporte o sport, igualmente gestado dentro de España por la
burguesía catalana de finales del siglo XIX, como tan acertadamente expu1
2
3
4
5
6
Los términos jujutsu, ju-jutsu, jiujitsu, jiu-jitsu, etc., deben ser considerados sinónimos de jujutsu.
Véase Villamón, M. y Espartero, J., «La lucha en Oriente: el significado de ‘Do’», en Villamón,
M. (dir.), Introducción al judo, Hispano Europea, Barcelona, 1999, pp. 55-101.
Almazán, V.D., «La imagen de Japón en la publicidad gráfica española de finales del siglo XIX
y primeras décadas del siglo XX», Revista Española del Pacífico, Asociación Española de Estudios del Pacífico, n.º 8, 1998, pp. 404.
Ibídem.
Kim, S.-H., «Hacia el lejano mundo soñado (Manifestaciones literarias y artísticas de los viajeros y soñadores por el Extremo Oriente y por las islas del Pacífico a fines del siglo XIX y principios del XX)», Revista Española del Pacífico, Asociación Española de Estudios del Pacífico,
1992, n.º 2, p. 210.
Véase Kim S.-H., «La presencia de Japón en la Exposición Universal de Barcelona de 1888, y
su repercusión en la sociedad española finisecular. El Japonismo literario y artístico», Revista
Española del Pacífico, Asociación Española de Estudios del Pacífico, n.º 5, 1995, pp. 171-188.
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ARTÍCULOS
siera Lagardera en su Tesis Doctoral7. El jujutsu fue, en virtud de su doble
faceta de práctica exótica y de sport, como se expondrá a continuación, una
práctica que logró atraer y entusiasmar a los sportmen barceloneses.
II. PRIMERAS NOTICIAS SOBRE EL JUJUTSU
Las primeras informaciones sobre la lucha japonesa llegaron a España a
través de artículos de revistas varios años antes de que ésta se conociera efectivamente. Por lo general, en todos ellos se presentaba un misterioso método de combate a través del cual el débil podía llegar a derrotar al fuerte a través del uso de la inteligencia y de una serie de recursos cuya descripción
acercaba a unos conceptos y procedimientos de lucha absolutamente novedosos8. En ocasiones, fruto del desconocimiento y en consonancia con el halo
de misticismo que teñía todo lo oriental, las descripciones llegaba a sobrepasar el límite de lo creíble:
Hallóse á un policía encargado de efectuar un arresto con un brazo dislocado y la pierna derecha rota. No aparecía en su cuerpo la menor señal de violencia y sólo cabía una
deducción: la de que sus lesiones eran obra del jiu jitsu. No transcurrió mucho tiempo sin que se hallara muerto en la calle á un socio del Embok Kwai, al parecer de una
congestión cerebral, sin señal alguna en la piel (...). El jiu jitsu es meramente la ciencia de fracturar los huesos del hombre, violentar sus músculos, ó matarlo de cien maneras distintas, sin dejar la más insignificante marca en sus carnes.9
Dentro de la prensa deportiva, Rosier publicaba en Los Deportes dos artículos sobre el jujutsu10 en los que manifestaba su admiración por el desa7
Lagardera, F., Una interpretación de la cultura deportiva en torno a los origenes del deporte
contemporáneo en Cataluña. Tesis Doctoral, Universidad de Barcelona, Barcelona, 1990.
8 Véase, por ejemplo, S.a., «Educación Física de los Japoneses», Gran Vida, Madrid, n.º 12, mayo
de 1904, pp. 20-23; S.a., «El arte japonés del jiu jitsu», Por esos mundos, Madrid, n.º 46, 24 de
noviembre de 1900, s.p.; S.a., «El nuevo arte de defenderse», Alrededor del Mundo, Madrid, n.º
1 a 7, 9, 16, 23, 30 de junio, y 7, 14 y 21 de julio de 1899, pp. 6, 19-20, 20, 20, 21, 22-23 y 18,
respectivamente; S.a., «El yiu-yitsu», Nuevo Mundo, Madrid, n.º 608, 31 de agosto de 1905, s.p.;
S.a., «Jiu-jitsu», Por esos mundos, Madrid, n.º 129, octubre de 1905, p. 323; S.a., «¿Puede una
mujer derrotar a un hombre?», Por esos mundos, Madrid, n.º 56, 11 febrero 1901, pp. 72-73;
S.a., «Tretas para vencer a los forzudos», Alrededor del Mundo, Madrid, 10, 17 y 24 de marzo
de 1904, pp. 151, 164, y 179, respectivamente.
9 S.a., «El arte japonés del jiu jitsu», op. cit., s.p.
10 Rosier, «El Jiu-Jitsu», Los Deportes, Barcelona, n.º 351, 13 de mayo de 1905, p. 300; Rosier, «El
Jiu-Jitsu», Los Deportes, Barcelona, n.º 401, 28 de abril de 1906, pp. 236-237.
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rrollo del pueblo japonés y su método de lucha, «una verdadera revolución
en esta manifestación del vigor humano»11. Asimismo, señalaba el éxito y la
admiración que esta lucha estaba suscitando en Europa y en Estados Unidos,
que se maravillaban ante las victorias de los «esmirriados japoneses» sobre
los colosos luchadores europeos y americanos. Los países más desarrollados,
pues —señalaba Rosier al final de uno de sus artículos—, se apresuraban a
asimilar la nueva práctica12.
Podemos suponer, en consecuencia, que la sociedad sportiva barcelonesa, en la vanguardia de la modernidad, podía estar deseosa de conocer el método de combate japonés que tantos éxitos estaba teniendo en Estados Unidos,
Francia e Inglaterra.
III. EL ESPECTÁCULO DEL JUJUTSU
La introducción del método japonés de lucha en España en general y en
Barcelona en particular acontecería manteniendo unas notables diferencias
respecto a la introducción de otros deportes. Efectivamente, la presentación
del jujutsu como espectáculo fue la que marcó de un modo más evidente su
conocimiento, imagen, popularidad y declive en la sociedad barcelonesa. Los
escenarios teatrales fueron, en este sentido, frente a los gimnasios y clubes
deportivos de la época, los encargados en un primer momento de dar a conocer la exótica práctica japonesa, «una lucha superior a todas las hasta hoy
conocidas y practicadas»13.
Así, y a pesar de que ya en 1906 la revista Los Deportes anunciaba la llegada a Barcelona de un profesor de boxe inglesa, francesa, y jujutsu14, no
sería hasta finales del siguiente año cuando puede considerarse que esta práctica irrumpe en Barcelona. El 1 de noviembre de 1907 el Circo Ecuestre pre11
12
13
14
Rosier, op. cit.
Ibídem.
S.a., «Los matchs de Ju-jutsu», Los Deportes, Barcelona, n.º 483, 15 de diciembre de 1907, p. 1293.
S.a., «Miscelánea», Los Deportes, Barcelona, n.º 389, 2 de febrero de 1906, p. 74. No hemos
encontrado evidencias de que esta visita de un profesor francés se produjese, pero pueden tomarse como referencia sobre el desconocimiento real de la práctica las afirmaciones de Elías, J., «El
Jiu-Jitsu», Los Deportes, Barcelona, n.º 481, 15 de noviembre de 1907, p. 1243, que señalaba
que «si queremos ser rigurosamente verídicos debemos reconocer que en alguna ocasión habíamos presenciado este atlético ejercicio en nuestra ciudad, pero también, a fe de ser justos,
debemos hacer constar que al comparar lo visto aquí con lo que observamos a nuestro paso por
algunas ciudades extranjeras, resultaba que sólo habíamos tenido una especie de parodia hecha
por malos imitadores que apenas daban una pequeña idea de lo que es el jiu-jitsu».
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senta en el Teatro Tívoli a Sada Kazu Uyenishi, popularmente conocido como
«Raku», «célebre profesor de lucha japonesa llamada Jiu-Jitsú, número sensacional»15.
Sada Kazu Uyenishi era, de hecho, una celebridad del jujutsu en Europa.
Poseía su propia escuela de jujutsu en Londres y había impartido clases en
diversas instituciones oficiales británicas16. De igual modo, publicó uno de
los primeros tratados de esta práctica, escrito en inglés por un japonés17. Poco
El profesor y luchador japonés Sada Kazu Uyenishi, introductor del jujutsu en Barcelona y en España.
(Fuente: Archivo General de
la Administración).
tiempo después de su establecimiento en la capital londinense, y al igual que
muchos de sus compatriotas, comenzó a realizar exhibiciones de la lucha
japonesa en los teatros de diversos países (Inglaterra, Francia, Bélgica, Alemania, España, Portugal, etc.). Sus medidas antropométricas, 1,65 metros de
alto y 58 kilogramos de peso, estaban en perfecta sintonía con la imagen que
pretendía transmitir el jujutsu: la supremacía de la inteligencia sobre la fuerza bruta, del débil sobre el fuerte18.
15
16
17
18
La Vanguardia, sección espectáculos, Barcelona, 1 de noviembre de 1907, p. 5.
Svinth, J., «The Evolution of Women's Judo, 1900-1945», revista InYo: Journal of Alternative
Perspectives, febrero de 2001. Http://ejmas.com/jalt/jaltframe.htm [consulta 20-5-2001].
Uyenishi, S.K. («Raku»), The Text-book of Ju-Jutsu as Practised in Japan. Being a Simple Treatise on the Japanese Method of Self-defence, Athletic Publications Ltd., London, s.f. [1905].
Véase en este sentido nuestros anteriores trabajos: Gutiérrez, C., Espartero, J. y Villamón, M.,
«Los orígenes del judo en España (finales del s. XIX y principios del s. XX): el luchador Raku
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El jujutsu también se presentó como un método
de defensa especialmente adecuado para las
mujeres, como bien ejemplificaron Uyenishi y la
famosa cupletista «Chelito», en el Teatro Principal de Barcelona entre los días 20 y el 22 de
julio de 1908.
(Fuente: Archivo General de la Administración).
Las exhibiciones que realizaba Uyenishi no se limitaban a un mero espectáculo circense de combate, aspecto que debe ser considerado para comprender la atracción del jujutsu sobre los sportmen barceloneses. En ellas
contaba con la colaboración de su ayudante Étaro Deguchi (Deko), y solían
constar de una demostración de defensa personal —incluso especialmente
apta para las mujeres19— ante diversos tipos de ataques, una ilustración de
las diferentes posibilidades técnicas del jujutsu y una simulación de combate al estilo japonés. Por último, y como mayor atracción, Raku retaba a
cualquiera, luchador amateur o profesional, a un combate, ofreciendo qui-
19
o la encarnación de la imagen del Japón», en García Blanco, Saúl (coord.), Congreso Internacional de Historia de la Educación Física, Gymnos, Madrid, pp. 299-305; Gutiérrez, C., Introducción y desarrollo del judo en España (de principios del siglo XX a 1965): el proceso de
implantación de un método educativo y de combate importado de Japón, Universidad de León,
León, 2004; Gutiérrez, C. y Espartero, J., «Jujutsu's image in Spain Wrestling Shows. A historic review», Journal of Asian Martial Arts, vol. 13, n.º 2, abril-junio de 2004, pp. 9-31.
Como bien ejemplificaron Uyenishi —en su segunda visita a Barcelona— y la famosa coupletista «Chelito», en el Teatro Principal, entre el 20 y el 22 de julio de 1908 (véase Diario de Barcelona, sección espectáculos, Barcelona, 20, 21 y 22 de julio de1908, pp. 8798, 8809 y 8857,
respectivamente).
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nientas pesetas a aquel que lograse vencerle o aguantarle quince minutos en
lucha.
El éxito que cosechó «Mr. Raku, el entusiasmo del día. Mr. Raku, lo increíble. Mr. Raku, todo Barcelona lo verá»20, con más de 50 representaciones, es
indudable. Entre el 1 y el 21 de noviembre permanece en el Teatro Tívoli,
pasando posteriormente al Teatro Novedades, donde actuaría hasta el 15 de
diciembre. Allí obtendría sus mayores triunfos frente a luchadores como Ted
Milles, de 110 kilogramos de peso, o Herr Otto Brandt, anunciado como campeón alemán, a los que se enfrentó en diversas ocasiones21. De igual modo, y
con el objeto de atraer al mayor número de espectadores posible, se explotaron las más diversas fórmulas de reto: vencer a tres amateurs en quince minutos22, ofrecer veinte pesetas a cualquier amateur por cada minuto de resistencia23, luchar contra Ted Milles sin chaqueta24, derrotar a cinco amateurs
consecutivamente en veinte minutos25 o luchar en traje de calle26. Tales iniciativas tuvieron resultado, «de tal modo que hubo que sacar no sólo el rótulo de que quedaban despachadas todas las localidades, sino el de ‘No hay entrada general’, un tiquet por el cual llegó a pagarse la friolera de ¡cinco pesetas! 27.
Lo que prueba el interés y apasionamiento que estas luchas llegaron a despertar, a pesar de que de antemano podría darse por seguro el triunfo de Rakú»28.
Es más, el impacto de Uyenishi y del jujutsu en la sociedad barcelonesa llevaría al Teatro Catalá (Romea) a ofrecer entre el 22 de diciembre
y el 5 de enero un intermedio cómico de jujutsu a cargo de «Hitachiyama,
rey de los atletas»29. Igualmente, para la función del Día de Inocentes se
preparó entre los diversos números la «exhibición de un Rakú chino y un
Goliat de Chicago»30, que fue calificada por La Escena Catalana como el
«clou de la fiesta»31. También el jujutsu fue uno de los pretextos escogi-
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31
La Vanguardia, sección espectáculos, Barcelona, 18 de noviembre de 1907, p. 5.
Véase Diario de Barcelona, sección espectáculos, Barcelona, 3, 5, 6, 7, 8 y 13 de diciembre de
1907, pp. 14338, 14434, 14490, 14538, 14586 y 14802, respectivamente.
Ibídem, de diciembre de 1907, p. 14274.
Ibídem, 9 de diciembre de 1907, p. 14633.
Ibídem, 13 de diciembre de 1907, p. 14802.
Ibídem, 14 de diciembre de 1907, p. 14850.
Ibídem, 15 de diciembre de 1907, p. 14898.
Lo cual puede considerarse desorbitado, ya que el precio habitual de la entrada era de 50 céntimos [nota de los autores].
S.a., «El Ju-jutsu», El Mundo Deportivo, Barcelona, 26 de diciembre de 1907, p. 3.
Diario de Barcelona, sección espectáculos, Barcelona, 24 de diciembre de 1907, p. 15302.
La Escena Catalana, sección teatros, Barcelona, n.º 65, 28 de diciembre de 1907, p. 5.
Ibídem, n.º 66, 4 de enero de 1908, p. 3.
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dos por el Teatro Principal en el Día de Inocentes, verificándose la representación de una «grandiosísima compañía estrafalaria llegada del Japón,
de la cual forma parte el famoso luchador Rakú, y otro que es casi tan famoso como él»32.
En definitiva, la llegada de Raku inauguraría en Barcelona un intenso,
aunque breve, periodo de atracción por el jujutsu, fomentado en su vertiente de espectáculo por los empresarios de diversos teatros y similares en virtud de sus evidentes beneficios económicos.
Inmediatamente después de Raku, el Teatro Novedades acogería a la Compañía Novedades, participando en ella una troupe de boxeadores entre los
que se encontraba Abraham Ellio, que ofrecía doscientas pesetas a cualquiera que le venciese en un enfrentamiento de jujutsu33. Seis meses más tarde,
concretamente entre el 23 de junio y el 7 de julio de 1908, actúa en el Teatro Tívoli una troupe anglo-japonesa encabezada por Tarro Miyake, otro de
los más famosos luchadores de jujutsu de principios de siglo34. Miyake ofrecía mil libras esterlinas al que lograse vencerle, y veinte al que le resistiese
diez minutos de lucha, a la vez que no dejaba de retar a Raku, un enfrentamiento que no llegó a producirse. Entre el 19 y el 28 de julio de ese mismo
año, Uyenishi volvía al Teatro Principal de Barcelona, pero las circunstancias habían cambiado. Los aficionados al jujutsu reclamaban asistir a un
enfrentamiento entre dos verdaderos especialistas y trataron de preparar un
enfrentamiento entre Uyenishi y Mitsuyo Maeda35, conocido por el seudónimo de «Conde Koma», otro de los mejores luchadores japoneses de la época. Ante la negativa de Raku, calificada de «fiasco» por la prensa deportiva36, se organiza los días 20, 21 y 22 de julio, en el Frontón Condal, el que
a la postre sería el canto de cisne del jujutsu en Barcelona: el primer campeo-
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36
Diario de Barcelona, sección espectáculos, Barcelona, 22 de diciembre de 1907, p. 15233. El
«otro» luchador era Kakú.
Ibídem, 19 de diciembre de 1907, p. 15074.
Ibídem, junio-julio de 1908.
Yamato Maida en la prensa de la época.
S.a., «El ju-jutsu. Match en perspectiva», Los Deportes, Barcelona, n.º 499, 15 de julio de 1908,
p. 306. Uyenishi argumentaba su negativa a luchar con sus compatriotas en razón de una petición realizada por el Sr. Inagaki, cónsul de Japón en España, quien le había instado a no luchar
con ningún japonés (véase Cárcamo, «Habla Raku», diario La Rioja, Logroño, 10 de noviembre de 1908, s.p.), justificación que nos parece incongruente por cuanto en la Plaza de Toros de
Santander se enfrentaría a Akishima Onoro —¿quizá Akitaro Ono?— (véase S.a., «Rakú y su
rival», La Atalaya. Diario de la mañana, Santander, 7 de agosto de 1908) y en la misma Barcelona se anunciaba para la noche del 25 de julio el encuentro entre Raku y Akitaro Ono (véase
Diario de Barcelona, sección espectáculos, Barcelona, 25 de julio de 1907, p. 8985).
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nato de jujutsu celebrado en España, entre Mitsuyo Maeda y Akitaro Ono,
del que saldría vencedor el primero con dos victorias y una derrota. En despedida al campeón, el 31 de julio actúa en el Frontón Condal Miss Roberts,
«que presentará al público la manera de defenderse una mujer de cualquier
agresión y admitiendo el desafío de la señora que quiera presentarse para la
lucha»37, y Yuzo Hirano, «el cual a pesar de su ínfimo peso, 50 kilos, y de
su estatura, 1 metro 45 centímetros, admite la lucha con cualquiera entregando 500 pesetas al que lo venza»38.
No obstante, Maeda no se fue —o regresó— de Barcelona. El 12 de octubre de 1908 se organiza en el Frontón Condal una fiesta deportiva en la que
participan Maeda, que se enfrenta al campeón italiano Héctor, e Hirano, que
se enfrenta al campeón amateur español Gómez. Igualmente, se anunciaba
el reto de la Agrupación Koma a la Asociación Raku, que fue rechazada por
esta última ya que no estaba dispuesta «a servir de reclamo ante empresarios»39. El conflicto entre los ideales antilucrativos del sport y la realidad en
la que el espectáculo del jujutsu se desenvolvía se manifestaba en toda su
crudeza, lo cual se configuraría como uno de los factores desencadenantes
del posterior declive del jujutsu.
Por último, ya dentro de un periodo de clara decadencia del método japonés de lucha, entre el 3 y el 17 de octubre de 1911 actuaría en el Teatro Tívoli en famoso Yukio Tani, primer japonés que dio a conocer el jujutsu en Europa40. Tani se anunciaba como «Profesor de Raku, escuela naval y policía de
Inglaterra»41, y utilizó en sus números la variedad de demostraciones que
antes habían empleado Uyenishi, Miyake o Maeda42.
Tras estas representaciones, concluiría la presencia del jujutsu como espectáculo en la Barcelona de principios del siglo XX. Realmente, pocas novedades podían ofrecerse sobre lo ya visto a un público que exigía nuevos y
más espectaculares números en cada temporada, e incluso en cada función.
37
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42
Diario de Barcelona, sección espectáculos, Barcelona, 31 de julio de 1908, p. 9209.
Ibídem.
Lau, K., «Ju-jutsu. Fiesta en el Frontón Condal», El Mundo Deportivo, Barcelona, 22 de octubre de 1908, p. 4.
Noble, G. «The Odyssey of Yukio Tani», revista InYo: Journal of Alternative Perspectives, octubre 2000. Http://ejmas.com/jalt/jaltart_Noble_1000.htm [consulta 11-6-2001].
Diario de Barcelona, sección espectáculos, Barcelona, 3 de octubre de 1911, p. 13828.
Esto es, premios en metálico, medallas, luchas contra uno y varios amateurs (García, Newhouse, Tort, Gómez, Tintoré, etc.), profesionales (Bruno Totonto). Véase ibídem, 3-17 de octubre
de 1911. El hecho de que el jujutsu estuviese ya en decadencia se refleja claramente en la nula
repercusión que tuvo el acontecimiento en la prensa deportiva de la época (véase, por ejemplo,
las publicaciones El Mundo Deportivo y Stadium).
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Caricatura sobre el jujutsu realizada por J.M. Cambra,
en pleno periodo de decadencia de esta práctica.
(Fuente: Cambra, J.M., «El Sport en caricatura», revista
Stadium, n.º 21, 1 de abril de 1912, p. 15)
Además, en Francia tomaba fuerza una corriente que cuestionaba e incluso
rechazaba el método japonés de lucha43, reflejada en España por publicaciones como El Mundo Deportivo barcelonés o la revista Nuevo Mundo madrileña44. La derrota de maestros de jujutsu, el boicot de los luchadores profesionales45 o, simplemente, la consideración de esta práctica como «pasada
de moda» —esto no puede extrañarnos en una sociedad lanzada hacia la
modernidad, como bien señala Lagardera46— terminó con la actualidad que
durante unos pocos años había mantenido el exótico jujutsu.
43
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46
Véase Brousse, M., Les origines du judo en France. De la fin du XIX siècle aux années 1950.
Historie d’une culture sportive. Tesis Doctoral, Université de Bordeaux (Francia), 2000.
Véase Mercader, M. de, «La derrota del Ju-jutsu», El Mundo Deportivo, Barcelona 7 de enero
de 1909, p. 3; V.C., «La inferioridad del Ju-jutsu», El Mundo Deportivo, Barcelona 5 de agosto
de 1909, p. 2; S.a., «Una lucha interesante», Nuevo Mundo, Madrid, 7 de enero de 1909, s.p., y
Gigante Anteo, El, «Deportes y Deportistas», Nuevo Mundo, Madrid, 21 de enero de 1909, s.p.,
aunque tampoco faltaron opiniones a favor del método japonés como la expresada por Haltere,
«Atletismo. Algo sobre la lucha», Eco de Sports, n.º 15, Barcelona, 27 de diciembre de 1909,
pp. 2-3, o Lemmel, «Atletismo. Ju-jutsu contra atletismo», Eco de Sports, n.º 43, Barcelona, 11
de julio de 1910, p. 3.
Véase Brousse, M., op. cit.
Lagardera, F., op. cit.
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IV. EL JUJUTSU COMO SPORT
Paralelamente a la introducción del jujutsu en los teatros barceloneses, se
produjo una rápida asimilación de la práctica por parte de diversos sportmen
y sociedades deportivas, que añadieron esta práctica al catálogo de sus deportes favoritos. La atracción que supuso hasta la fecha el inédito sport y su difusión debe ser relacionada con diversos aspectos, como son la imagen de Japón
y de su método de lucha, el éxito del jujutsu en Londres y especialmente en
París, el modo de presentación de la práctica —como se señaló, alejado del
mero espectáculo circense— y la propia configuración de la sociedad deportiva barcelonesa, suficientemente desarrollada ya como para acoger y desarrollar los nuevos deportes importados de Europa.
Así, poco después del debut de Uyenishi en el Teatro Tívoli, el famoso
periodista Josep Elías i Juncosa dedicaba en Los Deportes dos extensos artículos al jujutsu47, ensalzándolo como «el más completo [sport] en absoluto, entrando en gran proporción la serenidad, la viveza de concepción y la
sangre fría que se adquieren con su práctica»48. Presentaba al «arte de la agilidad»49 como un sistema de educación física superior a los sistemas europeos, en virtud de una serie de características que resumía en:
1.º Manera de caer sin dañarse. 2.º Equilibrio perfecto del cuerpo y manera de conservarlo. 3.º Como se hace perder á un adversario, ó sea manera de desconcertarle. 4.º
Economía de energías, á fin de evitar el uso inútil de la fuerza, que es substituída por
la rapidez y habilidad en oposición a la fuerza brutal. 5.º Conocimientos de anatomía
para saber los puntos flacos del cuerpo y atacar al contrario en el preciso momento de
encontrarse en desventaja anatómica, aprovechándose de su situación (...)
Para acabar, diremos que el Ju-jutsu es el mejor sistema de educación de la voluntad, haciendo hombres de una sangre fría y energía extraordinarias, al mismo tiempo
que les proporciona conocimientos de táctica y estrategia en tan alto grado, que eso
por sí solo bastaría para explicar las fenomenales energías de un pueblo que, casi desconocido hace 30 años, ha sabido colocarse de una manera prodigiosa entre las potencias de primera fila, asombrando al mundo con su vitalidad y su valentía50.
Las victorias de Uyenishi y de los luchadores japoneses que le siguieron
sobre los luchadores de lucha grecorromana, confirmaron el valor del jujutsu, un método de combate que podía llegar a ajustarse como ningún otro al
47
48
49
50
Elías, J., op. cit.; Elías, J., «Ju-jutsu», Los Deportes, Barcelona, n.º 482, 30 de noviembre de
1907, pp. 1264-1265.
Elías, J., «El Jiu-Jitsu», op. cit., p. 1244.
Elías, J., «Ju-jutsu», op. cit., p. 1264.
Ibídem, pp. 1264-1265.
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gusto del burgués practicante de sports. Efectivamente, en el jujutsu se primaban la inteligencia sobre la fuerza y las posibilidades del débil frente al
fuerte. Se alababa su utilidad como medio de self-defense y de desarrollo
muscular, así como sus fundamentos «científicos». De igual modo, se elogiaba la elegancia y riqueza de sus movimientos, así como su exquisita higiene, ya que los luchadores portaban durante la práctica un elegante kimono51.
El entusiasmo por el jujutsu queda reflejado en las palabras de Almasqué:
«El ju jutsu es, pues, omnipotente»52.
Los primeros sportmen interesados por el jujutsu recibieron clases del propio Uyenishi53 y fundan la Asociación Rakú, que llegó incluso a ofrecer los
días 25 y 26 de julio de 1908, coincidiendo con la segunda visita de Uyenishi, dos representaciones en el Teatro Principal con el objeto de hacer «ver
a los barceloneses los progresos del Ju-Jutzu en nuestra ciudad»54. La competencia con la Asociación Rakú nacería con la Agrupación Koma, creada a
raíz de la visita de Mitsuyo Maeda a la Ciudad Condal. En ella figurarían,
entre otros, el Sr. García, «profesor español de Ju-jutsu»55, y Valentín Gómez,
profesor auxiliar de gimnasia en el Gimnasio Tolosa. La tercera asociación
que se creó sería el Club Español de Ju-jutsu56, presidido por el periodista
Sr. Almasqué e inaugurado oficialmente el 27 de diciembre de 190857, que
pronto se transformaría en el Club Deportivo Español, acogiendo a diversos
miembros del Sporting Club y Club Español de Ju-jutsu58.
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58
Véase S.a., «Los matchs de Ju-jutsu», op. cit.; S.a. «El Ju-jutsu», El Mundo Deportivo, Barcelona, 26 de diciembre de 1907, p. 3; Elías, J., «El Ju-jutsu o la Lluyta japonesa», La Il.lustració
Catalana, Barcelona, 20 de septiembre de 1908, pp. 642-643; Almasqué, A., «Ju-Jutsu», El Mundo Deportivo, Barcelona, 24 de septiembre de 1908, p. 1. Respecto al aspecto higiénico del kimono, resulta significativo cómo Uyenishi, por «delicadeza», rehúsa luchar contra Ted Milles sin
chaqueta, aunque «por respeto a sus admiradores» termina aceptando el reto (véase Diario de
Barcelona, sección espectáculos, Barcelona, 12 y 13 de diciembre de 1907, pp. 14746 y 14802,
respectivamente).
Almasqué, A., op. cit., p. 1.
Elías, J., «El Jiu-Jitsu», op. cit., p. 1244, cita que a los dos días del debut de Raku recibían clases los Sres. Puget, hermanos Larrañaga, Bonnefoy y Tusquets.
Diario de Barcelona, sección espectáculos, Barcelona, 25 de julio de 1908, p. 8985.
Lau, K., op. cit., p. 4.
Según se señala en S.a., «Atletismo. Fiesta del Club Español», El Mundo Deportivo, Barcelona, 31 de diciembre de 1908, p. 4, este club nacería del extinto Club de Foot-Ball Español.
Aunque ya el 17 de septiembre de 1908 dicho club organizaba en el Local Social «La Izquierda del Ensanche» una demostración de jujutsu, como señala Lau, K., «Atletismo. Ju-jutsu», El
Mundo Deportivo, Barcelona, 24 de septiembre de 1908, p. 4.
Véase ibídem; Rotax, «En el Club Deportivo Español», El Mundo Deportivo, Barcelona, 25 de
febrero de 1909, p. 2.
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ARTÍCULOS
Por otra parte, el Gimnasio Gibert anunciaba en noviembre de 1908, como
novedad, las clases de jujutsu por Mitsuyo Maeda59. Yuzo Hirano y Miss
Roberts, asimismo, permanecerían una temporada en Barcelona impartiendo
clases de esta disciplina60. De igual modo, en el Gimnasio Solé también se
llegaría a practicar el jujutsu61. Además, diversos clubes añadieron el jujutsu
a los deportes practicados por sus asociados, realizando frecuentes demostraciones en las exhibiciones y fiestas sportivas que estos clubes organizaban
periódicamente, aunque con el tiempo, éstas fueron cada vez más esporádicas. Algunos ejemplos son el Atlético Galeno Club, formado por estudiantes
de la Facultad de Medicina de Barcelona62, la Secció de Sports del Centre
Autonomista de Dependents del Comers y de la Industria63 o el Club Deportivo Español64.
A mayor abundamiento, el 13 de septiembre de 1908 se celebra en la plaza del Tibidabo un Campeonato Amateur de Ju-jutsu —por lo que conocemos, el único que llegó a realizarse—, en el que se proclamaría vencedor
59
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62
63
64
S.a., «Gimnasia», Los Deportes, n.º 507, 30 de noviembre de 1908, p. 443.
La última referencia que hemos encontrado de la presencia de Hirano en Barcelona es su participación en una exhibición en el Club Deportivo Español, en mayo de 1909. Véase Nogareda, M.,
«Reparto de premios del C.D.E.», La Vida Sportiva, Barcelona, n.º 15, 19 de mayo de 1909, p. 5.
S.a., «Gimnástica. Fiesta en el Gimnasio Solé», El Mundo Deportivo, 31 de marzo de 1910, p.
4; Sportfilo, «Gimnasia. Fiesta Deportiva en el Gimnasio Solé», Eco de Sports, Barcelona, n.º
28, 29 de marzo de 1910, p. 3; Sportfilo, «Gimnasia. La Fiesta Deportiva del Gimnasio Solé»,
Eco de Sports, Barcelona, n.º 30, 11 de abril de 1910, p. 3.
Véase Rauret, F., «Foot-Ball. En el Atlético Galeno Club», Los Deportes, n.º 483, 15 de diciembre de 1907, s.p. [1283-1284]; S.a., «Les nostres Entitats sportives. Athlétic Galeno Club»,
Sports, Barcelona, n.º 1, 15 de febrero de 1908, p. 12.
Véase S.a., «El Aplec Deportivo de Moncada», Los Deportes, n.º 512, 13 de febrero de 1909,
p. 31; L.V.S., «Fiesta Sportiva en el Centre Autonomista de Dependents del C. y de la I.», Los
Deportes, n.º 516, 17 de abril de 1909, pp. 74-75; S.a., «Fiesta Sportiva del C.A.D.C.I.», Los
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el Centre Excursionista de Catalunya», El Mundo Deportivo, 6 de mayo de 1909, p. 2; S.a., «En
el Centre Autonomista de Dependents del C. y de la I.», La Vida Sportiva, Barcelona, n.º 8, 21
de marzo de 1909, p. 4; S.a., «El Festival Sportivo del C.E.C.», La Vida Sportiva, Barcelona, n.º
12, 28 de abril de 1909, p. 3; M.G.T., «Gran fiesta sportiva en el Frontón Condal», La Vida Sportiva, Barcelona, n.º 13, 5 de mayo de 1909, p. 3.
Véase X, «Campeonato Regional de Lucha Greco-Romana (amateurs) en el Club deportivo Español», El Mundo Deportivo, Barcelona, 11 de abril de 1909, p. 2; D.S.G., «Gran Fiesta
Sportiva», El Mundo Deportivo, Barcelona, 10 de agosto de 1911, p. 1; Winter, «Atletismo.
Festival Atlético», Eco de Sports, Barcelona, n.º 99, 7 de agosto de 1911, p. 3; Nogareda, M.,
op. cit.
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Carlos Gutiérrez García y Miguel Villamón Herrera
Valentín Gómez (de rodillas), primer Campeón
de España de Jujutsu tras el Campeonato Amateur de Ju-jutsu celebrado en la Plaza del Tibidabo el 13 de septiembre de 1908.
Valentín Gómez65, al que, por tanto, cabe el honor de considerar primer Campeón de España de Jujutsu, como así se mencionaba unos años más tarde en
la revista Stadium66.
El auge y la popularidad que el jujutsu tuvo en Barcelona en los años 1908
y parte de 1909 fue, por tanto, evidente. La siguiente lista es una recopilación de más de una treintena de sportmen, realizada a partir de los artículos
que hemos venido citando, que, de forma constatada, llegaron a practicar el
método japonés de lucha: Sres. Almenar, Amechazurra, Argell, Barraquer,
Bonnefoy, Bru, Camp-dell, Castellví, Castillo, Comamala, Elías, García,
Gómez, Igual, Larrañaga (hermanos), Llopis, Marcos, Martí, Mir, Puget,
Roche, Rufat, Salart, Sitjas, Suñer, Tusquets, Valero, Vallejo, Vernet, Vilanova y Vilardell.
Cabe considerar, por último, dentro del desarrollo del jujutsu como sport,
la traducción y elaboración de obras específicas sobre esta materia, que puede considerarse como significativa si se tiene en cuenta el conjunto de obras
existentes hasta la fecha en otros países, como Inglaterra, Francia o Alema-
65
66
Véase Lau, K., «Atletismo. Ju-jutsu», op. cit.; Lau, K., «Ju-jutsu. Fiesta en el Frontón Condal»,
op. cit., o la fotografía que publica La Ilustració Catalana, Barcelona, n.º 277, 20 de septiembre de 1908, p. 642.
Véase S.a., «Concursos atléticos en Mataró», Stadium, Barcelona, n.º 30, 15 de agosto de 1912,
pp. 8-9.
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nia67, así como la breve vigencia de la moda del jujutsu. El primer libro editado en España sobre el jujutsu68 sería una falsa «traducción directa»69 del
japonés realizada en 1907 por C.D.T.70, cuya identidad no hemos podido llegar a conocer. La obra, profusamente ilustrada con dibujos que recuerdan la
estética samurai, es principalmente un tratado técnico, del que también conviene destacar una primera parte dedicada a ejercicios gimnásticos de fortalecimiento. Un año más tarde, El Mundo Deportivo71 anuncia la publicación
del libro Breve tratado de jiu-jitsu72, primera obra de una futura Biblioteca
Económica de Sport y Cultura Física —que desgraciadamente no tendría
continuidad con títulos posteriores— y que conocería una segunda edición
en 190873. De esta época de auge del jujutsu datan también las obras traducidas del francés 100 lances de Jiu-Jitsu (Ataques y quites)74 y Los Sports de
moda75, dedicada al estudio del foot-ball, water-polo y jiu-jitsu. Años más
tarde se publicaría La lucha corporal japonesa76 y Modos de defenderse en
la calle sin armas: Lecciones prácticas de boxeo, jiujitsu, lucha greco-romana, etc.77, obra firmada por el famoso pedagogo Joan Bardina bajo el seudó67
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Véase Smith, R.W., A Bibliography of Judo, Charles E. Tuttle Company Publishers, Tokio, 1961;
Nelson, R.F., The Martial Arts Index: An Annotated Bibliography, Garland Publishing Incorporated, New York, 1988, y la bibliografía que ofrece Brousse, M., op. cit., en su tesis doctoral.
Según se señala en el prólogo del propio libro.
Como hemos analizado en nuestro trabajo Gutiérrez, C., «Estudio de la obra tratado de Ju-Jutsu y sus secretos, primer libro editado en España sobre las artes marciales», en Amador, F., Castro, U., Álamo, J.M., Dopico, J. e Iglesias, E., Dimensión histórica, cultural y deportiva de las
luchas, Cabildo Insular de Fuerteventura y ACCEDEL, Gran Canaria, 2004, pp. 75-82, esta obra
es realmente una traducción parcial de los libros de Ernest Régnier (Ré-Nié, Professeur, Les
Secrets de Jiu-Jitsu, Librairie Paul Paclot, París, 1906) y de Sada Kazu Uyenishi (Uyenishi, Sada
Kazu (Raku), The Text-book of Ju-Jutsu as Practised in Japan, Athletic Publications Ltd., Londres [1905]). A pesar de ello, el libro merece destacarse debido a los marcados rasgos japonizantes que presenta.
C.D.T. (trad.), Tratado de Ju-jutsu y su secreto, La Ibérica, Barcelona, 1907.
S.a., «Folletos de Sport», El Mundo Deportivo, Barcelona, 24 de septiembre de 1908, p. 3.
S.a., Breve tratado de jiu-jitsu. Principales llaves de defensa que usan los más renombrados
campeones de la lucha japonesa, Imprenta Viuda de J. Cunill, Barcelona, 1908.
Llaverías, A., Catálogo de la biblioteca del Gimnasio Colón, Imprenta Badía, Barcelona, 1935,
señala que cada una de las ediciones de la obra tuvo una tirada de 2.000 ejemplares.
André, É., 100 lances de jiu-Jitsu (Ataques y quites), Librería de la Viuda de Bouret, París/México, 1906. Habría, al menos, otras dos ediciones, en 1909 y 1923.
Montespín, R., Los Sports de moda, Ibero-Americana, Barcelona, pp. 190 y ss.
Koyama, A. y Minami K., La lucha corporal japonesa, s.e., Barcelona [1916] (el original en
inglés data de 1913).
Bardina, J., Modos de defenderse en la calle sin armas: Lecciones prácticas de boxeo, jiujitsu,
lucha greco-romana, etc., Talleres Gráficos de la Sociedad General de Publicaciones, Barcelona, 1914.
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Carlos Gutiérrez García y Miguel Villamón Herrera
nimo de Dr. Saimbraum. En ella señalaba la inferioridad del jujutsu frente al
boxeo, a la sazón un deporte más conocido y de mayor actualidad por aquellas fechas. También se puede destacar, en este terreno bibliográfico, la excelente recopilación de obras de jujutsu de principios de siglo existente en la
biblioteca del Gimnasio Colón, dirigido por Amadeu Llaverías, que comprendía numerosos títulos en español, francés, inglés, alemán, húngaro, polaco y japonés78.
Pero, a pesar de lo dicho, el jujutsu en Barcelona no pasó de ser una moda
pasajera. Las referencias a su práctica en la prensa deportiva de la época a
partir de la segunda mitad de 1909 son realmente escasas, disminuyendo hasta 1912 y desapareciendo a partir de entonces. Si antes se apuntaban algunas
razones del declive del espectáculo de jujutsu, en su vertiente sportiva éste
se produciría también por diversas circunstancias: la influencia europea, especialmente francesa, que manifestaba su desinterés por la práctica79, el rechazo de los sportmen80, la escasa permanencia de profesores japoneses, que
limitaron su estancia a unas pocas semanas o meses, la inexistencia de profesores españoles suficientemente formados o el auge de otras modalidades
deportivas de lucha, entre las que, en años posteriores, destacaría especialmente el boxeo.
V. CONCLUSIONES
Como espectáculo, el jujutsu sorprendió a la sociedad barcelonesa —al
igual que a la sociedad de muchas otras capitales españolas— con su exotismo, la elegancia de sus representantes, la riqueza de sus técnicas y su extremada eficacia. Pero, y en contraste con el resto del territorio peninsular, sólo
sería en la Ciudad Condal donde la lucha japonesa adquiriese un verdadero
desarrollo y difusión entre los sportmen. No obstante, a pesar de que el jujut-
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79
80
Véase Llaverías, A, op. cit. En un primer catálogo publicado en la revista Los Deportes no había
ningún título relativo al jujutsu (véase Llaverías, A., «Biblioteca Gimnástica del Gimnasio Colón»,
Los Deportes, n.º 366, 26 de agosto de 1905, pp. 549-555).
Véase especialmente, para el caso de Francia, Brousse, M., op. cit.
Una de las más duras críticas que hemos podido leer en este sentido es la de V.C., op. cit., que,
aparte de razonar la inferioridad del jujutsu respecto al boxeo en la vida real, y en el terreno
deportivo respecto a la lucha grecorromana y el boxeo, afirmaba que «aparte de lo ridículo que
resulta el disfrazarse de nipón por civilizar y de lo poco elegante que es arrastrarse por el suelo
vestido, el medio de vencer al contrario es sumamente innoble, lo vencemos por el dolor, al revés
que la lucha grecorromana...» (p. 2).
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El jujutsu: un sport japonés en Barcelona
su llegase a ser una moda —por definición, efímera—, no cuajó como deporte. No se crearon estructuras o grupos de práctica con una significativa continuidad en el tiempo, ni se elaboraron obras que profundizasen en su estudio, ni tampoco fue objeto de atención por la prensa deportiva de la época.
Ahora bien, lo que sí se consiguió fue lograr un cierto conocimiento
—más bien superficial, atributo también de la moda— de la práctica, y generar una imagen acerca de la misma en la que se imbricaban el misticismo
oriental —fruto de la propia imagen del Japón, los artículos de prensa y la
visión de los luchadores japoneses en los escenarios— y sus posibilidades
como deporte de lucha con claras aplicaciones en la defensa personal. Esta
imagen permanecería en el tiempo, facilitando, a principios de los años cincuenta del siglo XX, el desarrollo del judo.
✒
CARLOS GUTIÉRREZ GARCÍA / MIGUEL VILLAMÓN HERRERA
Portada de la otra Tratado de Ju-jutsu y su secreto, La Ibérica, Barcelona, 1907.
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121
Revista Española del Pacífico
2004, 17: 101-121
La polémica sobre los libros
de texto de Historia
en Japón
A K E M I S A I TO
Doctora en Historia Contemporánea
Universidad de Málaga
Resumen
El presente trabajo pretende analizar el reciente debate en torno a los libros de texto en
Japón, donde el revisionismo histórico se ha convertido en un problema internacional,
prestando una especial atención a la polémica sobre los libros de texto de historia en la
posguerra y a la aparición del revisionismo a mediados de los años noventa del siglo XX
y su repercusión fuera de Japón.
Abstract
The objective of the present paper is to analyze the recent debate about the Japanese
history textbook controversy where the historical revisionism turned into a grave international issue, paying attention to the controversy on text books of history, the appearance
of the revisionism in the second half of the last decade of 20th century and the repercussion
outside of Japan.
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ARTÍCULOS
Akemi Saito
I. INTRODUCCIÓN
En los últimos años, la polémica sobre los libros de texto de historia en
Japón se ha convertido en un tema de interés tanto dentro como fuera de la
frontera nipona, quizá por algunas imágenes sensacionalistas como la de cortar los dedos, acto protagonizado por un grupo de surcoreanos para protestar
contra el libro de texto de historia editado por los revisionistas japoneses. Además, este acontecimiento ha sido tratado por los diversos medios de comunicación para enfatizar el sentimiento de odio hacia Japón que aún persiste en
países asiáticos como Corea del Sur y China. Pero sabemos muy poco el porqué de esta polémica. ¿Por qué suscita tanto interés un simple libro de texto de
historia?
El presente trabajo pretende analizar el reciente debate en torno a los libros
de texto en Japón, donde se han planteado diversos problemas acerca del revisionismo histórico. En este sentido, creemos oportuno comenzar este trabajo
con una anécdota personal acerca del tema, ya que esta polémica también me
cogió por sorpresa.
El 30 de diciembre de 2000, visité al profesor Kasahara Tokushi, quien fue
mi director de tesina en la Universidad de Utsunomiya (Japón) y actualmente
es catedrático de Historia de Asia Oriental en la Universidad de Letras de Tsuru (Japón), después de cinco años sin hacerlo. En aquel momento yo estaba en
España realizando el curso de doctorado en la Universidad de Málaga y le visité aprovechando mi estancia en Japón. El objeto de mi visita fue preguntarle
acerca de la historiografía actual en Japón y tomar conciencia de las discusiones sobre el régimen japonés en los años treinta y cuarenta del siglo XX. Suponía que no se planteaba ninguna duda acerca de este tema en Japón, ya que, por
lo que había aprendido en el instituto y en la universidad, la mayoría de los historiadores estaban de acuerdo en considerar que el régimen militar japonés fue
fascista. Pero la respuesta del Dr. Kasahara iba en una dirección diferente a lo
que me había imaginado. El historiador me habló del «Grupo para Crear Nuevos Libros de Texto de Historia» (Atarashi- rekishi kyoukasho o tsukurukai),
fundado en 1996 por Fujioka Nobukatsu, Nishio Kanji y sus colegas, con el
fin de transmitir a los niños japoneses algunas ideas sobre la dignidad de pertenecer al pueblo nipón. Según los citados especialistas, la inclusión de los
crueles actos llevados a cabo por el ejército japonés en la guerra servía para
desprestigiar a la nación y causaba en los niños un desprecio hacia la identidad japonesa, por lo cual deberían suprimirse esas referencias en los textos
escolares. Estos historiadores sostienen que las actuaciones del ejército japonés en el continente asiático no fueron invasiones, sino actos heroicos para salvar a los pueblos asiáticos de las amenazas de la raza blanca, liberando a numeRevista Española del Pacífico
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La polémica sobre los libros de texto de Historia en Japón
ARTÍCULOS
rosos países del dominio del imperialismo occidental. Además, consideran que
el régimen japonés no fue fascista, ya que, frente a lo que se venía considerando hasta entonces, este término sólo podía aplicarse a la Alemania nazi y a
la Italia de Mussolini.
El comentario del Dr. Kasahara me causó gran confusión. No me podía creer
que, a pesar de los dolorosos recuerdos para Japón y para los países invadidos,
hubiera cambiado la interpretación de la historia en un periodo tan corto: cinco años, ya que cuando era estudiante del instituto, a principios de los noventa, aprendimos las crueldades que hicieron los militares japoneses en los países asiáticos en los años treinta y cuarenta del siglo XX como uno de los
contenidos importantes de las clases de Historia japonesa. Al mismo tiempo,
los libros de texto mostraban los hechos que hasta entonces habían sido ocultados, cuidadosamente, por el Gobierno, tanto el Incidente de Nanjing como
las actividades de la Unidad 7311 del ejército, que intentó provocar la guerra
bacteriológica en China. De esta manera aprendimos lo importante que es reconocer los errores en el pasado para no repetirlos en el futuro, y que la enseñanza de la historia es como el diálogo entre el pasado y el presente. A raíz de
esta visita me surgió una nueva pregunta: ¿los contenidos del libro de texto de
historia son manipulables?
II. LA POLÉMICA SOBRE LOS LIBROS DE TEXTO DE HISTORIA EN LA POSGUERRA
La enseñanza de la historia japonesa durante la guerra de Asia-Pacífico fue
utilizada por el Gobierno para manipular la mentalidad de los niños nipones
con el fin de fortalecer el régimen militar y movilizar al pueblo para ganar la
guerra. Por ejemplo, podemos encontrar un ejemplo en la Historia Nacional
para la Escuela Primaria, libro de texto publicado en 1943 en el que se dedicaban cuatro páginas a una tabla genealógica de la familia imperial. En el primer capítulo, «El país de Kami», se trataba la mitología japonesa para explicar el origen divino
_ de la familia imperial y de Japón. En el último capítulo,
«La gran era Sho wa»2, se decía: «Nosotros, los niños japoneses, tenemos que
esforzarnos en el estudio para servir al Emperador como buenos súbditos»3.
1
2
3
Para mayor información, véase Tuneishi, Keiichi,
La Unidad Desaparecida de Armas Biológicas
_
(Kieta Saikinsenbutai), Tokio: Chikuma Shobo, 1993; Morimura, Seichi, La gula de diablos (Akuma no houshoku), Tokio: Koubunsha, 1981; Harris, S.H., Factories of Death: Japanese biological
Warfare,
1932-45, and the American Cover-up, London & New York: Rouledge, 1994.
_
Sho wa es el nombre de la etapa de entronización del Emperador Hirohito (1926-1989).
Ishiyama, Hisao, «Para vencer el ataque contra la enseñanza de historia en la posguerra»,
_ Asociación de la Verdad y la Libertad de los Libros de Texto (Kyoukasho ni shinjitsu to jiyu o renraku-
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ARTÍCULOS
Akemi Saito
Desde la derrota japonesa en 1945 hasta la actualidad, no han cesado las
discusiones en torno a la enseñanza de la Historia, especialmente el control
gubernamental de los contenidos de los libros de texto de historia. La última
polémica sobre los libros de texto en el nuevo milenio no había sido la primera, pues fue precedida de tres grandes ataques contra la libertad de contenidos.
El primero empezó con la publicación de un folleto: «Un preocupante problema de los libros de texto» (Ureubeki kyoukasho no mondai), por el Partido
Liberal Democrático, en 1955. Éste señaló que los libros de textos de historia de aquella época tenían cierta inclinación marxista-leninista. Además, tras
la edición de este folleto, el Ministerio de Educación intensificó la inspección
de los contenidos. Como consecuencia de esto, se censuraron numerosos textos de historia relacionados con las actividades y crímenes bélicos causados
por el ejército japonés en los países asiáticos durante la guerra de Asia-Pacífico. De hecho, resultó muy difícil que los profesores hablasen libremente de
estos asuntos en el aula, ya que este tipo de actitud se tachaba de «educación
tendenciosa».
Por otra parte, podemos señalar que el cambio de la política exterior de
EE.UU. con Extremo Oriente tuvo gran influencia en la política educativa en
Japón. Fortalecer la defensa contra los países comunistas de Oriente, como China y Unión Soviética, era uno de los asuntos más urgentes para el Gobierno
estadounidense, motivo por el que presionó al Gobierno japonés para que reformara el artículo 9 de la Constitución, que prohibía la guerra. En cambio, la
mayoría del pueblo japonés rechazaba el rearmamento. Por eso el Gobierno
nipón intentó resucitar el nacionalismo para ganar el consenso público mediante el control gubernamental de la enseñanza de historia en la educación obligatoria. Desde ese momento, los profesores no pudieron enseñar casi nada sobre
las consecuencias negativas de los actos del ejército japonés. Por ello esta etapa es conocida como «la época de invierno para los libros de texto».
Ienaga Sabro fue uno de los historiadores que lucharon por defender la libertad de contenidos de la historia. Presentó un borrador de libros de texto para el
bachillerato al Ministerio de Educación en 1963, pero su propuesta fue rechazada por el Gobierno porque en ella el historiador mantenía que el origen divino de la familia imperial fue inventado para justificar la omnipotencia de la
misma, incluyendo en el programa algunos acontecimientos crueles y hasta
entonces ocultos por las autoridades, como la matanza de Nanjing. En 1965,
Ienaga puso un pleito al comité de inspección de los libros de texto y ganó el
_
kai). La crítica sobre la «Historia del Pueblo» (Tetteihihan «Kokumin no rekishi»), Tokio, Otsuki
Shoten, 2000, pp. 103-115.
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ARTÍCULOS
juicio tras más de treinta años de lucha judicial (1965-1997). Con su iniciativa se interrumpió «la época de invierno».
En 1979 se produjo la segunda oleada de ataques contra la libertad de contenidos y se fortaleció la censura. La inspección del Ministerio de Educación
volvió a ser más severa, y las autoridades empezaron a presionar a los autores
de las obras consideradas «tendenciosas» para que sustituyeran algunas expresiones, como la palabra «invasión» del ejército japonés en los países vecinos,
por el término «avance». Como consecuencia de esta modificación forzosa, los
países asiáticos, especialmente China y Corea del Sur, protestaron contra ese
cambio terminológico referido a los actos expansionistas del ejército japonés
en la guerra y manifestaron su preocupación porque Japón, según ellos, estaba convirtiéndose otra vez en «un país peligroso». Finalmente, el conflicto llegó al escenario internacional. Debido a esta tensión, el Gobierno japonés debilitó la presión sobre las inspecciones de los textos y añadió un nuevo apartado
llamado «el artículo de los países vecinos», según el cual el Gobierno japonés
debía prestar más atención a los hechos históricos relacionados con los países
asiáticos a la hora de redactar los libros de historia para fomentar la conciliación internacional e intensificar la comprensión mutua entre Japón y los países de su entorno.
Así, poco a poco, aparecieron los artículos relacionados con los actos crueles realizados en los países asiáticos por el ejército japonés para transmitir a
los niños nipones algunos acontecimientos desagradables ocurridos en la historia de Japón. Podemos decir que desde finales de los años ochenta hasta
mediados de los años noventa se añadieron nuevas descripciones sobre la invasión nipona en los países asiáticos. Por ejemplo, a finales de los años ochenta,
tanto la matanza de Nanjing como los experimentos con cuerpos humanos por
la Unidad 731 en China aparecieron en la mayoría de los libros de historia
cuyos contenidos habían sido prohibidos por la inspección del Ministerio de
Educación en 1983. Además, en 1994, casi todos los textos de historia para el
bachillerato empezaron a mencionar el hecho de la violación sexual de las mujeres por el ejército japonés, así como la creación de prostíbulos para los soldados japoneses, utilizando mujeres sanas, tanto extranjeras como japonesas, con
el fin de prevenir las enfermedades venéreas y animar a los soldados4.
4
Durante mucho tiempo, la existencia de las mujeres «consoladoras» estaba oculta intencionadamente. Pero en agosto de 1991 una mujer surcoreana, Hak-Soon Kim, rompió su silencio y presentó
una demanda contra el Gobierno japonés como víctima de esclavitud sexual de los soldados japoneses durante la guerra de Asia-Pacífico. En principio, el Gobierno japonés no quiso hacerle ningún caso y se defendió diciendo que dicho Gobierno no tenía nada que ver con ese asunto y que los
prostíbulos eran de empresas privadas. Pero cuando un investigador japonés, Yoshimi Yoshiaki,
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ARTÍCULOS
Akemi Saito
III. LA APARICIÓN DEL REVISIONISMO: LA NUEVA POLÉMICA
SOBRE LOS LIBROS DE TEXTO
En 1996 surgió la tercera fase de control de los libros de texto, que aún sigue
en la actualidad. Podemos observar su ligazón con algunos problemas políticos internacionales. En agosto de 1993, por vez primera, se formó un gabinete que no era del Partido Liberal Democrático, después de 38 de gobierno. El
Primer Ministro Hosokawa reconoció que la guerra de Asia-Pacífico fue una
guerra de agresión y pidió perdón oficialmente a los países asiáticos. Por lo
tanto, al Partido Liberal Democrático le cogió por sorpresa esta declaración, y
seguidamente fundó el Comité de Revisión de _la Historia y publicó la «Síntesis de la Guerra de Gran Asia Oriental»5 (Daito a Sensou no Soukatsu), donde
hacía hincapié en que la Guerra de Asia-Pacífico no fue un acto de agresión
sino una lucha para fomentar la emancipación de los países asiáticos del imperialismo occidental. Acerca de los actos crueles cometidos por el ejército japonés en los países vecinos, este Comité se mostró contrario a presentarlos a los
niños japoneses, por considerar muy negativo este hecho para la historia de
Japón. Luego, en
de Investigadores Liberales de
_ julio de 1996, la Asociación
_
la Historia (Jiyushugishikan Kenkyu kai), patrocinada por el Partido Liberal
Democrático, hizo un llamamiento urgente para suprimir en los textos de enseñanza secundaria las agresiones sexuales realizadas por el ejército japonés en
5
halló unos documentos oficiales en los que se revelaba la implicación militar en el establecimiento de «los centros de consuelo», en enero de 1992, los políticos prefirieron mantenerse en
silencio. En vez de reconocer su culpa e indemnizar a las victimas oficialmente, el Gobierno estableció una fundación privada para ayudarles económicamente como una manera de compensación. Fuera de Japón, en 1992, este asunto se presentó por primera vez en la Comisión de los
Derechos Humanos de la ONU. En 1993 sólo se reconoció la implicación militar, pero no se quiso aceptar responsabilidad jurídica alguna. Tras numerosas reuniones, finalmente, en enero de
1996, la Comisión recomendó al Gobierno japonés reconocer la responsabilidad legal, así como
la compensación económica a las víctimas, mediante el informe de Rhadika Coomaraswamy. En
agosto de 1998, la Subcomisión sobre Derechos Humanos presentó la última investigación de
Gay J. McDougall, «La violación sexual sistemática, el sistema de esclavas sexuales y prácticas
similares durante el conflicto bélico», en la que pidió al Gobierno japonés no solamente la compensación económica, sino el juicio a los criminales. Sobre este tema, véase Yoshimi, Yoshiaki,
Comfort Women: Sexual Slavery in the Japanese Military during World War II, New York: Columbia University Press, 2000, y Hayashi, Hirofumi, «Japanese Comfort Women in Southeast Asia»,
Japan Forum, vol. 10, n.º 2, 1998, pp. 211-219.
_
La expresión La Guerra de Gran Asia Oriental (Daitoa Sensou) fue creada por el Gobierno para
fomentar el nacionalismo de los pueblos japoneses, en torno a la necesidad de generar un líder de
Oriente. Todavía sigue siendo utilizada por los derechistas. Ian Buruma señala la polémica existente sobre el término. Véase Buruma, Ian, La Creación de Japón, 1853-1964, Barcelona: Mondadori, 2003, p. 97.
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La polémica sobre los libros de texto de Historia en Japón
ARTÍCULOS
la guerra. En diciembre del mismo año se fundó el Grupo para Crear Nuevos
Libros de Texto de Historia (Atarais Rekishikyoukasho o Tsukurukai) por los
historiadores Nishio Kanji, Fujioka Nobukatsu y otras personas influyentes
preocupados por fomentar obras más nacionalistas.
Este hecho suscitó una gran preocupación por el futuro de la enseñanza de
la historia y, finalmente, se fundó en marzo de 1997 la Asociación de_ la Verdad y la Libertad de los Libros de Texto (Kyoukasho ni Shinzitsu to Jiyu o Renrakukai), integrada por 27 interesados. Su objetivo es reconocer los errores
cometidos en las épocas de guerra, por muy difícil que sea reconocerlos, con
el fin de preparar un ambiente sin rencor en el escenario internacional, sobre
todo con los países asiáticos. Se puede decir que los historiadores japoneses
están divididos, a grandes rasgos, en dos grupos: los revisionistas y los marxistas. El primero, favorable al «Grupo para Crear Nuevos Libros de Texto de
Historia·, y el segundo gira en torno a la «Asociación de la Verdad y la Libertad de los Libros de Texto».
El objetivo de Nishio, líder del primero, es crear nuevos libros de historia,
omitiendo los hechos históricos desagradables, por ejemplo los crímenes de la
guerra, ya que consideran que las obras existentes, especialmente las de historia moderna contemporánea, tratan al pueblo japonés como «criminales predestinados a seguir con su disculpa hasta siempre»6. Al mismo tiempo, añaden
episodios de la mitología japonesa para destacar y enseñar que Japón era el
único país de Oriente que pudo enfrentarse a Occidente, fomentando así el
patriotismo. El objetivo de esta asociación no es nuevo: se trata de resucitar la
enseñanza de la historia de las épocas bélicas a partir de la mitología, presentando al Japón como «el país de Kami».
Esta asociación dio el primer paso, en el año 2000, con la publicación del
libro de lectura Historia del Pueblo (Kokumin no Rekishi). Es una edición piloto de obras de historia japonesa dirigidas a la enseñanza secundaria. Normalmente, el espacio es limitado e insuficiente para redactar con todo detalle lo
que se quiere transmitir a los niños. Por eso se publicó este libro de lectura tres
veces más amplio que los libros de texto. Esta asociación también planteó la
necesidad de inspeccionar, por parte del Ministerio de Educación, el borrador
de los libros de Historia, editando una guía para los profesores y otros libros
de texto de Derecho Civil también con su guía. Para apelar a la opinión pública, esta asociación desplegó una campaña de suscripción de un millón de ejem6
Llamamiento del «Grupo para crear nuevos libros de texto de historia» («Atarashii rekishi kyoukasho o tsukurukai suisho»), 30 de enero de 1997. Ver Kobayashi, Yoshinori (ed.), Existe un movimiento llamado Grupo para
_ crear nuevos libros de texto de historia (Atarashii rekishi kyoukasho o tsukurukai to iu undo ga aru), Tokio: Fusousha, 1998, pp. 8-9.
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ARTÍCULOS
Akemi Saito
plares utilizando la amplia red de relaciones en el mundo político, económico
y cultural del Partido Liberal Democrático7.
Ante esta acometida de los revisionistas, los historiadores de la «Asociación de la Verdad y la Libertad de los libros de texto» adoptaron una actitud de
rechazo, publicando la Crítica Exhaustiva sobre «Historia del Pueblo», en cuya
introducción denunciaban la «propaganda política disfrazada de estudio histórico» y manifestaban claramente sus preocupaciones por el peligro que podría
causar (…) en la sociedad japonesa8. En esta obra participaron 22 historiadores unidos en la tarea de criticar la labor llevada a cabo por los revisionistas9.
Es interesante destacar la opinión del profesor Kasahara Tokushi, uno de
los autores del libro, sobre esta polémica:
Al comenzar el nuevo milenio, estamos ante una encrucijada, buscando un nuevo
esquema para afrontar los cambios continuos. En este momento de transformación, el
mundo está uniéndose cada vez más, y se da cuenta de que ningún país puede mantenerse al margen. Sin embargo, los conservadores tienen miedo a abrir la puerta al mundo e intentan encerrarse en el concepto del nacionalismo. Para ellos, el nacionalismo
es la única razón de la existencia del pueblo japonés. Pienso que ya ha terminado la
época en la que bastaba con pensar en lo que ocurría dentro de nuestras fronteras y ha
llegado una nueva etapa para la historia de la Humanidad. Por eso, es importante reconocer los hechos históricos, tal como eran, por muy dolorosos que sean para nosotros
con el fin de fomentar las buenas relaciones internacionales en el siglo XXI.10
IV. PROTESTAS CONTRA EL LIBRO DE TEXTO DE HISTORIA FUERA DE JAPÓN
Los libros de texto de historia de la enseñanza secundaria, editados por el
grupo de Nishio y revisados por el Ministerio de Educación y Ciencia, causaron una reacción negativa en algunos países asiáticos, especialmente en Corea
del Sur y China. Por ejemplo, en Corea del Sur ante la celebración de la Copa
7
8
9
10
Kobayashi, Y. y Fujioka, N., «Noveno Simposio de la Asociación para crear nuevo libros de texto de historia» («Atarashii rekishi kyoukasho o tsukurukai: Dai 9 kai Simposium»), Opinión Verdadera (Seiron), vol. 321, mayo de 1999, pp. 308-339.
Asociación de_ la Verdad y la Libertad de los Libros de Texto, La crítica sobre «Historia del Pueblo», Tokio: Otsuki Shoten, 2000, p. 3.
Véanse los siguientes artículos: Kasahara, Tokushi. «Obsesión de la perspectiva histórica de la guerra de razas nipo-americana» («Nichibei jinshu sensou kan no mousou»), en Asociación de la Verdad y la Libertad de los Libros de Texto, op. cit., pp. 251-264; Nagahara, Keiji, «Una amenaza peligrosa para la historiografía posguerra» («Sengo rekishigaku eno kiken na chousen»), ibidem, pp.
18-31.
Entrevista con Kasahara Tokushi, por Akemi Saito, Yamanashi, 30 de diciembre de 2000.
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La polémica sobre los libros de texto de Historia en Japón
ARTÍCULOS
Mundial de Fútbol en 2002, patrocinada por ambos países, se temía que la polémica de libros de texto causara problemas en las relaciones entre dos naciones
que hasta entonces se llevaban muy bien. El 28 de febrero de 2001, el Ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Lee Cheong Bin, mostró su inquietud al Embajador de Japón en Seúl, Terauchi Terusuke. Al mismo tiempo, la
Asamblea Nacional de Corea del Sur aprobó una resolución en la que denunció estas obras debido a la deformación de los hechos históricos, por ejemplo,
el contenido de la Anexión de Corea (1911), donde se explica que «fue ejecutada legalmente por parte de Japón». El Ministerio de Asuntos Exteriores de
Corea del Sur pidió a su Gobierno una reflexión sobre las relaciones culturales con Japón. Posteriormente se formó un comité para estudiar las contramedidas, impulsado por el Primer Ministro de Corea del Sur. Según fuentes del
Ministerio de Asuntos Exteriores de este país, todos los miembros del comité
reconocieron la desaprobación del pueblo coreano en relación con estas interpretaciones históricas, afirmando que ambos países sufrirían las consecuencias
negativas en caso de que no se modificaran las mismas11.
No sólo fue en Corea del Sur donde surgieron problemas. También el presidente chino, Jiang Zemin, comunicó al Embajador japonés en China, el 20
de marzo del mismo año, la preocupación que tenía el pueblo chino sobre este
libro de texto de historia y expresó su deseo de solucionar este problema de
una manera pacífica.
El resultado del proceso de inspección de los libros de texto de enseñanza
primaria y secundaria que se utilizarían a partir de abril de 2002 dio como resultado la aprobación de la obra editada por el Grupo para la Creación de Nuevo
Libros de Texto, publicada por la casa editorial Fusousha, junto a otros siete
libros propuestos por otras editoriales. Antes de la aprobación, el Ministerio
de Educación y Ciencia había aconsejado una serie de modificaciones (137
aspectos). Por ejemplo, en el bloque de Historia Moderna Contemporánea se
sustituyó la frase: «la anexión de Corea fue ejecutada por Japón legalmente»
por «la anexión de Corea fue realizada con resolución, reprimiendo la opresión del pueblo coreano con las fuerzas armadas». También el relato de Nanjing, en el que se postulaba que no fue «un suceso como el holocausto», fue
modificado por «todavía sigue la polémica sobre el incidente de Nanjing, sobre
el que existen varias opiniones»12.
La noticia de la aprobación de dicho libro fue un acontecimiento negativo
para los países asiáticos, especialmente, para Corea del Sur y China. En con-
11
12
Periódico Asahi, 1-3-2001.
Periódico Mainichi, 16-4-2002.
131
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ARTÍCULOS
Akemi Saito
secuencia, el 4 de abril, el Ministro de Asuntos Exteriores chino, Jiaxuan,
convocó al embajador japonés en Beijing para protestar: «La aprobación de
este texto daña los sentimientos de muchas personas de China y perjudica las
relaciones entre ambos países»13. También el mismo día el Ministro de Asuntos Exteriores surcoreano manifestó su profundo malestar ante el Embajador
japonés en Seúl. El 16 de abril, el Ministro de Asuntos Exteriores de Japón,
Kono Yohei, le remitió a su homólogo coreano una carta oficial en la que le
manifestaba su pesar: «Sentimos haberles causado gran preocupación en su
país». El Ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Sur contestó: «Espero que el problema se resuelva lo antes posible y que el pueblo coreano esté
de acuerdo»14.
No obstante, estos países insistieron en luchar contra el libro de texto. Por
ejemplo, el 8 de mayo de 2001, el Gobierno surcoreano pidió, por escrito, al
Gobierno japonés la nueva corrección de los ocho libros de texto aprobados
en abril, exigiendo ratificar los 35 puntos que consideraron inadecuados. El
Ministro de Asuntos Exteriores surcoreano exigió al Gobierno japonés una
solución fundamental diciendo: «Aunque nuestra intención es no interferir en
la educación de la historia en Japón, creemos que la distorsión de la historia
en un libro de texto aprobado pone el dedo en la llaga del pueblo coreano y
daña las relaciones entre ambos países». La mayor parte de las peticiones de
corrección tenían que ver con la exclusión de «las mujeres consoladoras» y la
distorsión sobre la anexión japonesa de Corea, entre otras.
El Gobierno chino siguió el paso marcado por Corea del Sur y convocó al
Embajador japonés en Beijing, el 16 de mayo de 2001, para presentar una
demanda de rectificación de ocho contenidos en el libro de texto nacionalista: el hecho de definir el movimiento de oposición china al militarismo nipón
como «un movimiento anti-japonés»; ocultar y deformar la información sobre
los saqueos provocados por el Ejército japonés en Manchukuo y sobre los
experimentos con cuerpos humanos realizados por la Unidad 731; el tratamiento del incidente de Nanjing de una manera superficial y la confusión sobre
la verdad y sobre las conclusiones del tribunal de Tokio, entre otras16.
Posteriormente, la editorial Fusousha corrigió «voluntariamente» los nueve contenidos del libro en cuestión. Cinco de ellos coincidían con algunas peticiones propuestas anteriormente por Corea del Sur. Por ejemplo, la descripción
de la anexión de Corea de 1911, donde fue suprimida la expresión «una parte
13
14
15
16
Reuters Tokio, 4-4-2001.
Periódico Asahi, 18- 4- 2001.
AP, 8-5-2001.
Periódico Asahi, 17-5-2001.
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132
La polémica sobre los libros de texto de Historia en Japón
ARTÍCULOS
de la población coreana estaba a favor de la anexión»17. En cuanto a la petición de China, la editorial no quiso rectificar nada. Ante esta indiferencia, el
Gobierno de Beijing mostró su descontento y exigió de nuevo al ministerio
japonés la corrección de contenidos sobre la guerra chino-japonesa18.
También la aprobación del libro de texto nacionalista suscitó numerosas
críticas en los medios de comunicación de otros países asiáticos, como Vietnam, Taiwán, Singapur y Corea del Norte, entre otros. Pero podemos decir
que fue en Corea del Sur donde surgieron más protestas. Por ejemplo, el
Gobierno surcoreano retiró temporalmente al Embajador en Tokio para manifestar su desacuerdo con la decisión tomada por el Gobierno japonés. Asimismo, el 11 de abril un diputado surcoreano protestó sentado en frente de
la Dieta japonesa con una pancarta: «¡Japón, reflexiona!». Además, en Corea
del Sur se organizaron numerosas manifestaciones contra este libro de texto
y fueron canceladas muchas actividades culturales relacionadas con Japón.
La polémica tuvo consecuencias graves, ya que el Gobierno nipón tuvo que
anular la visita del Emperador a este país, que iba a ser la primera desde la
derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial19.
Sin embargo, las críticas no solamente venían de los países asiáticos. El
10 de julio de 2001, 109 investigadores extranjeros manifestaron su postura
contraria al texto y al Ministerio de Educación y Ciencia, que lo aprobó oficialmente en la primavera del mismo año:
Apoyamos los esfuerzos que están haciendo los historiadores, educadores y ciudadanos japoneses para defender los valores como la paz, la justicia y la verdad en los libros
de texto. Estamos de acuerdo con estos historiadores, educadores y ciudadanos japoneses y protestamos el hecho de que recientemente el Ministerio de Educación y Ciencia aprobó el libro de texto que niega los valores como la paz, la justicia y la verdad.
El libro de texto al que nos referimos aquí es «Nuevo libro de texto» (editado por Nishio Kanji y otras personas), un libro de historia para la enseñanza secundaria escrito
por un grupo nacional-derechista y publicado por la casa editorial Fusousha. A pesar
de las numerosas críticas hechas por los historiadores y educadores, tanto japoneses
como extranjeros, en esta primavera el Ministro de Educación y Ciencia aprobó dicho
libro, que a partir del año fiscal de 2002 se puede utilizar en los colegios de enseñanza media.20
17
18
19
20
Periódico Asahi, 2-7- 2001.
Periódico Asahi, 3-7- 2001.
Periódico Yomiuri, 30-5-2001.
Entre los firmantes: Noam Chomsky (Lingüística, Instituto de Tecnología de Massachussets,
EE.UU.), Andrew Gordon (Historia Japonesa, Universidad de Harvard, EE.UU.), Michael W. Apple
(Educación, Universidad de Wisconsin en Madison, EE.UU). También tres investigadores espa-
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2004, 17: 123-135
ARTÍCULOS
Akemi Saito
V. LA POLÉMICA SIGUE
¿Qué pasó después? En agosto de 2001 finalizó el plazo de elección de
los libros de texto para el curso 2002-2003. Según la fuente oficial del Ministerio de Educación y Ciencia, la interpretación nacionalista de la historia de
Japón tuvo poco éxito: ningún colegio público de enseñanza secundaria quiso admitir el libro que tantas críticas había suscitado, excepto algunos colegios para niños minusválidos en Tokio y en la provincia de Ehime. Aunque
seis colegios privados aceptaron la obra, la cifra de libros vendidos sólo alcanzó 521 ejemplares (once escuelas en total), lo que equivale a 0,039% del
número total de estudiantes de la educación secundaria: 1.270.000 personas.
En abril del 2005 volvieron a surgir en China masivas protestas contra los
libros de texto de historia, a raíz de la aprobación de ochos manuales escolares destinados a alumnos de entre 13 y 15 años para el curso 2006-2007.
En esta ocasión, el desencadenante del enfado radica en la omisión, en siete
de dichos manuales, de la explotación sexual que sufrieron cerca de 200.000
mujeres coreanas y chinas por parte del ejército japonés. El revisionismo histórico japonés también trata de minimizar la matanza de Nanjing, creando
igualmente una gran polémica entre los historiadores.
En resumen, la polémica sobre los libros de texto de historia en Japón sigue
y seguirá siendo un lugar de debates políticos más que académicos y educativos. En este clima de discrepancia, creemos que, hoy en día, más que nunca, se debería cuestionar el verdadero papel del libro de texto, ya que el libro
de texto no es un «arma» de debates políticos, sino que sirve para educar a la
siguiente generación para que pueda adquirir su propia perspectiva histórica.
✒
AKEMI SAITO
ñoles firmaron: J. Ignacio Rivas (Didáctica y Organización Escolar, Universidad de Málaga), Fernando Marhuenda (Education, Universitat de València), Alfonso J. Falero (Historia del Pensamiento
Japonés, Universidad de Salamanca).
Revista Española del Pacífico
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La polémica sobre los libros de texto de Historia en Japón
ARTÍCULOS
VI. BIBLIOGRAFÍA
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PERIÓDICO ASAHI.
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135
Revista Española del Pacífico
2004, 17: 123-135
Individualismo y fin de la reciprocidad
en la transición hacia una economía
informacional en Japón
MIGUEL VIDAL GONZÁLEZ
Departamento de Economía y Ciencias Sociales
Universidad Politécnica de Valencia
R A M Ó N L LO P I S G O I G
Departamento de Sociología y Antropología Social
Universidad de Valencia
LU I S Ó S C A R R A M O S
Universidad de Valladolid
Resumen
En este trabajo se examinan las repercusiones estructurales que la crisis financiera japonesa de la última década del siglo XX está teniendo sobre el mercado laboral japonés,
limitando la importancia del surgimiento del individualismo, y poniendo de relieve la
necesidad de analizar el fin de la reciprocidad. La mencionada crisis financiera puso
al descubierto la corrupción y las irregularidades de una economía «cooperativa», que
había dado en denominarse Japón, S.A. Sus efectos se reflejan en el desplome de los
niveles de adhesión y confianza que la estructura que lideró el milagro económico
mereció en los trabajadores.
Resumen
This article analyses the structural repercussions of the Japanese financial crisis during
the last decade of the 20th century on its labour market. We show how Japan is experimenting a social transformation, which is limiting the importance of the emergence
of the individualism, and is emphasizing the need to analyse the end of the reciprocity.
The mentioned financial crisis shows the corruption and the irregularities of a «coperative»
economy previously called Japan Inc. Its effects are reflected in the collapse of the levels
of adhesion and trust that the structure that led the economic miracle deserved in the
workers. Together with this crisis of trust we can still find those cooperative attitudes and
behaviours that made possible the pact of the economic miracle.
Palabras clave: crisis financiera, economía japonesa, mercado laboral.
Clasificación GEL: F02, F30, O53, O57.
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ARTÍCULOS
Miguel Vidal / Ramón Llopis / Luis Óscar Ramos
I. INTRODUCCIÓN
El estallido de la burbuja especulativa a principios de la década de los
noventa introdujo a la economía japonesa en una crisis estructural de amplio
espectro, de la que sólo ahora parece mostrar signos de comenzar a salir. Así,
la burbuja financiera, que diera lugar a unas acciones a precios disparatados
y a una especulación estratosférica basada en los terrenos urbanos, dio paso
a una profunda crisis financiera en la que las cotizaciones bursátiles perdieron la mitad de su valor en prácticamente diez meses.
Pero fue la crisis financiera que arrasó el Sudeste Asiático, espacio económico que representaba una parte sustancial del comercio exterior japonés,
así como el primer lugar de colocación de préstamos bancarios para la banca nipona, la que lastró finalmente a la economía japonesa y la condujo a la
denominada década perdida.
En ese escenario de crisis financiera aparecieron las grandes bolsas de
fraude, corrupción y endeudamiento dentro de los keiretsus, provocando
una implosión de desconfianza en lo que habían sido las instituciones rectoras del milagro económico. La economía japonesa había sido considerada como una economía cooperativa, en la que el comportamiento grupal de
los trabajadores japoneses no había sido un sacrificio unidireccional impelido por la tradición confucionista importada hace siglos de China: los trabajadores japoneses no eran workalcoholics, sino que, muy al contrario, el
modelo económico japonés de posguerra se basó en un verdadero pacto
social, fundamentado sobre la base de importantes reformas laborales que
dignificaron la condición del trabajador y que permitieron que, partiendo
de un país en cenizas, en el año 1980 la renta per cápita japonesa ya fuera
casi el 75% de la estadounidense, y en 1996 la superase en un 25,5% (Vidal
y Llopis, 2000). En ese sentido, el esfuerzo colectivo en la economía no
venía impuesto por la tradición confucionista, aunque sí auspiciado por ella,
sino favorecido y alentado por una verdadera reciprocidad en la distribución de los logros económicos, en una población en la que, durante los años
del milagro económico, el 90% se autopercibía como perteneciente a la clase media.
De esta manera, el progresivo debilitamiento en la confianza puesta por
los trabajadores en el esfuerzo colectivo en la economía y en las empresas
fue una de las claves a las que se debe recurrir para entender la aparición de
grandes bolsas de corrupción.
La situación actual no es una mera crisis producida por la transición de
una economía cooperativa a una economía copiada de las economías occidentales, en la que el surgimiento del individualismo rompe con el comporRevista Española del Pacífico
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Individualismo y fin de la reciprocidad en la transición...
ARTÍCULOS
tamiento cooperativo del milagro económico. Es una situación de crisis estructural producida por el fin de la reciprocidad en la economía japonesa, que la
crisis financiera vino a poner de manifiesto.
Consecuentemente, mientras que los comportamientos económicos colectivos permanecen todavía presentes en gran parte de la población, aunque
desgastándose paulatinamente, tal y como ponen de manifiesto las diferencias intergeneracionales de las tablas expuestas a continuación, la confianza
en los actores del sistema económico ha quedado muy por debajo de la que
se produce en las economías llamadas occidentales.
En este contexto se entienden las declaraciones del primer ministro Koizumi en el sentido en que, a la hora de hablar de reformas económicas, «la
parte más importante de esta reforma es nuestra estructura mental» (Toffler
y Koizumi, 2001). Reforma que, a tenor de las estadísticas presentadas en los
siguientes apartados, todavía no se ha llevado a cabo.
En este trabajo, desde una perspectiva comparada, se contrastan los indicadores citados de la economía japonesa con otras cuatro grandes realidades
económicas: Estados Unidos, Filipinas, doce de los quince países miembros
de la Unión Europea ante de 2004 y, por último un grupo de siete de los diez
países recientemente incorporados a la UE.
II. LA CRISIS DE LA ECONOMÍA BUROCRÁTICA
Cohesión organizativa, trabajo en equipo, comunidad de intereses, decisiones por consenso, trabajo de por vida, fidelidad del empleado, igualitarismo y formación: el modelo japonés de management llegó a ser paradigma de la gestión empresarial en las mejores escuelas de negocios en la
última década del siglo XX, especialmente a través de la exportación de los
sistemas de gestión de la calidad, pero su base inexportable fue la confianza
en una burocracia económica especialmente cualificada y en una cultura
empresarial de cooperación que propiciaba la reciprocidad. En definitiva, el milagro económico japonés estuvo dirigido por la tríada formada
por burócratas, políticos y grandes empresarios, pero alcanzando los beneficios del éxito económico al conjunto de los trabajadores sin acusadas diferencias.
De esta forma, una burocracia económica altamente motivada y concentrada en el todopoderoso MITI, iba a regir los destinos de la economía japonesa con un «poder ilimitado», tal y como expresaría el que en su día fuera
director de la Agencia de Planificación Económica (Sakaiya, 1995).
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ARTÍCULOS
Miguel Vidal / Ramón Llopis / Luis Óscar Ramos
Así, si lo que era bueno para General Motors era bueno para Estados Unidos, por el contrario, lo que era bueno para Japón era bueno para Toyota.
Nacía así el mito de una «etnoeconomía», que habría de denominarse Japón,
S.A., como una economía colectiva reforzada por el papel simbólico del emperador y representada en el Parlamento por un sistema de partido único de facto, en torno al PLD.
Sin embargo, la crisis financiera supuso la aparición de las quiebras, la
corrupción y los despidos colectivos, que hicieron añicos el mito de la homogeneidad económica, al poner de manifiesto la forma en la que unos pocos
actores económicos habían tomado ventaja del esfuerzo económico conjunto y, por tanto, el fin de la reciprocidad en el esfuerzo colectivo que representaba el sistema económico.
Así, no pocos han sostenido que uno de los principales problemas de Japón
reside en la falta de credibilidad de su clase política, que oculta sistemáticamente la verdadera dimensión de la crisis económica surgida de la crisis financiera, y niega la desvalorización de las instituciones que lideraron el milagro
económico de la posguerra. Según una encuesta realizada en los primeros años
de la crisis económica, un 77,2% de los japoneses no se sentía representado
por el gobierno, y empezaban a creer que los políticos japoneses no poseían
la fuerza necesaria para llevar a cabo reformas estructurales en el sistema económico, lo que posteriormente se ha visto ampliamente corroborado.
II. METODOLOGÍA
3.1. Muestra
La base empírica del estudio presentado procede de dos encuestas internacionales: la ISSP-Actitudes hacia el trabajo de 1997 y la ISSP-Religión II
de 1998. En ambos casos se trata de encuestas con el mismo cuestionario,
realizadas en 32 países por la International Social Survey Programme (ISSP).
De ella se han extraído los datos referidos a Japón, Filipinas, Estados Unidos, doce de los quince miembros de la Unión Europea de antes de 2004, y
siete de los diez países que ingresaron en la UE en 2004. Estados Unidos y
la UE se han incluido en el análisis para ofrecer un contraste comparado con
las dos principales regiones socioeconómicas del planeta. En cuanto a Filipinas, su inclusión permite disponer de otro referente asiático. Los tamaños
muestrales de estos países y agregados de países son prácticamente idénticos en las dos encuestas, si bien los que se recogen en el Cuadro 1 corresponden a la ISSP-Religión II de 1997.
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ARTÍCULOS
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CUADRO 1
MUESTRA
EE.UU.
Estados Unidos
Filipinas
Japón
Alemania Occidental
Alemania Oriental
Gran Bretaña
Austria
Italia
Irlanda
Países Bajos
Suecia
España
Francia
Chipre
Portugal
Dinamarca
República Checa
Eslovenia
Polonia
Bulgaria
Hungría
Letonia
Eslovenia
Filipinas
Japón
UE
Nuevos
miembros UE
1.284
1.200
1.368
1.000
1.006
804
1.002
1.008
1.010
2.020
1.189
2.488
1.133
1.000
1.201
1.114
1.284
1.200
1.368
15.975
1.224
1.006
1.147
1.102
1.000
1.200
1.284
7.963
Fuente: Elaboración propia.
3.2. Variables seleccionadas para la elaboración
del estudio
El objetivo de este artículo, como ya se ha adelantado, es examinar las
repercusiones de la crisis financiara japonesa sobre el mercado laboral japonés. Este objetivo se ha llevado a cabo a través del análisis de diversos indicadores de confianza, reciprocidad y cooperación que muestran el desplome
de la cultura social que posibilitó el milagro económico. Se han seleccionado ocho indicadores que, desde nuestro punto de vista, cubren las distintas
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Miguel Vidal / Ramón Llopis / Luis Óscar Ramos
dimensiones de la confianza o reciprocidad. Por un lado la confianza institucional, concretada en la valoración de las tres instituciones centrales del
milagro económico japonés de la posguerra como el Parlamento, el sistema
educativo y el mundo empresarial. Por otro lado, se han incluido también dos
indicadores de confianza en el sistema económico, que recogen la valoración
de dos acciones relacionadas con el cumplimiento de las obligaciones fiscales y la veracidad de la información proporcionada al Gobierno para acceder
a una prestación económica. Son, por tanto, dos aspectos más de la confianza en el sistema económico. En tercer lugar hay un indicador referido a la
confianza en los demás en situaciones que pudieran ser utilizadas para desarrollar comportamientos deshonestos. Por último, se recogen dos indicadores específicamente dirigidos a evaluar las motivaciones de ayuda a los demás
y utilidad social que se valoran en un puesto de trabajo.
CUADRO 2
INDICADORES INCLUIDOS EN EL ESTUDIO
— Confianza en diversas instituciones (1)
P. 12. ¿Qué grado de confianza le inspira a Usted el Parlamento de la Nación?
P. 12. ¿Qué grado de confianza le inspiran a Usted las empresas, sociedades, industrias y
negocios?
P. 12. ¿Qué grado de confianza le inspira a Usted las escuelas y el sistema educativo?
— Confianza en el sistema económico (1)
P. 9. ¿En qué medida piensa Usted que está mal o no está mal que un contribuyente no
declare todos sus ingresos para pagar menos impuestos?
P. 9. ¿En qué medida piensa Usted que está mal o no está mal que una persona proporcione información errónea sobre sí misma al Gobierno para obtener unas prestaciones a las que no tiene derecho?
— Confianza interpersonal (1)
P. 10. ¿En qué medida cree usted que la gente, en general, intentaría aprovecharse de Usted
si tuviera oportunidad de hacerlo, o, por el contrario, sería honesta con Usted?
— Motivaciones de un puesto de trabajo (2)
P. 4. Dígame cuál es el grado de importancia que atribuye Usted a cada una de las siguientes características en un puesto de trabajo: un trabajo que le permita a uno ayudar a
otros.
P. 4. Dígame cuál es el grado de importancia que atribuye Usted a cada una de las siguientes características en un puesto de trabajo: un trabajo que sea útil a la sociedad.
(1) Preguntas extraídas de ISSP - Religión, 1998.
(2) Preguntas extraídas de ISSP - Trabajo, 1997
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ARTÍCULOS
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3.3. Procedimiento de análisis
El análisis se realiza en dos niveles. En primer lugar, desde una perspectiva internacional comparada, para la mayoría de indicadores se realiza una
comparación de los resultados de Japón con los del resto de países y grupos
de países. En segundo lugar, desde una perspectiva generacional, se analizan
los resultados de cada indicador para los distintos grupos de edades existentes en la encuesta japonesa.
En ambos casos, la técnica estadística aplicada para la identificación de
diferencias porcentuales significativas ha sido el análisis de residuos tipificados.
IV. RESULTADOS
Como se puede apreciar en el Cuadro 3, la desconfianza en el Parlamento
de los ciudadanos japoneses es, con diferencia, la más elevada de los cinco países o grupos de países. Este hecho, tan extraordinariamente significativo, da
idea de la crisis de desconfianza surgida en una rápida transición desde el modelo cooperativo del milagro económico anterior a la crisis financiera. Así, un
79,6% de los japoneses no confía en su Parlamento, porcentaje que en Estados
Unidos es un 34,1%, en Europa un 40,7%, en Filipinas un 17,7% y en los siete países recién incorporados a la UE un 58,1%. Las puntuaciones de Japón
son estadísticamente significativas: obtiene los porcentaje más altos en desconfianza (26,3% y 53,3%) y los más bajos de confianza (0,9% y 31,%).
CUADRO 3
CONFIANZA EN EL PARLAMENTO DE LA NACIÓN
EE.UU.
Filipinas
Japón
UE
Nuevos
miembros UE
Toda la confianza
2,3
13,7**
0,9**
2,5**
2,3**
Mucha confianza
10,8
31,7**
3,1**
14,0**
9,1**
Algo de confianza
52,8**
36,9
16,4**
42,8**
30,5**
Muy poca confianza
26,4
15,3**
53,3**
27,3**
31,2**
2,4**
26,3**
13,4**
26,9**
100
100
100
Ninguna confianza
Total
7,7**
100
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 12: ¿Qué grado de confianza le inspira a usted el Parlamento de la nación?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05)
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ARTÍCULOS
Miguel Vidal / Ramón Llopis / Luis Óscar Ramos
Si se analizan los datos por sexo y edad en el interior de la sociedad nipona, se detectan diferencias significativas. En primer lugar, la desconfianza es
mayor entre las mujeres (82,4%, frente a 77% de los hombres). En segundo
lugar, la variable edad incide de modo determinante en el nivel de confianza política. En el caso de las mujeres, a menor edad, mayor desconfianza,
como muestra la serie del Cuadro 4. En ese caso, ese nivel de desconfianza
pasaría del 68,2% entre las mayores de 65 años hasta el 92,4% en las jóvenes entre 16 y 25 años. En cuanto a los hombres, las puntuaciones irían desde el 53,7% en los más mayores hasta el 80,9% de los de 16 a 25 años.
CUADRO 4
CONFIANZA EN EL PARLAMENTO DE LA NACIÓN
SEGÚN SEXO Y EDAD EN JAPÓN
16-25
26-35
36-45
46-55
56-65
>65
Total
Varones
Toda la confianza
Mucha confianza
Algo de confianza
Muy poca confianza
Ninguna confianza
Total
1,1
4,5
13,5
41,6
39,3*
100
0,0
0,0*
12,9
41,6
45,5**
100
0,0
1,9
9,7*
51,5
36,9
100
0,6
1,9
18,8
59,1
19,5
100
0,9
4,7
20,6
54,2
19,6
100
3,8**
12,3**
30,2
44,3
9,4**
100
1,1
4,1
17,9
49,7
27,3
100
Mujeres
Toda la confianza
Mucha confianza
Algo de confianza
Muy poca confianza
Ninguna confianza
Total
—
—
7,7
60,3
32,1
100
—
2,1
10,6
50,0
37,2*
100
—
0,8
13,8
56,1
29,3
100
1,7
—
14,4
62,7
21,2
100
1,1
4,5
14,6
62,9
16,9
100
1,8
5,5*
24,5**
51,8
16,4
100
0,8
2,1
14,7
57,2
25,2
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 12: ¿Qué grado de confianza le inspira a usted el Parlamento de la nación?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
4.1. El descrédito de Japan S.A .
La plena colaboración entre dirección y trabajadores ha sido habitualmente
considerada como una de las claves del milagro japonés. De esta forma, el
lema de la «empresa como familia» llegó a ser una realidad que garantizaba
la productividad, la estabilidad y la inversión estratégica como aspectos determinantes de su competitividad. Por otro lado, el sistema de empleo de por
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ARTÍCULOS
vida en las grandes empresas y el sistema de antigüedad para el ascenso permitían, dentro de las empresas la formación continuada, el fomento de la iniciativa, la implantación de estratégicos programas de gestión de la calidad,
la jerarquía organizativa plana y los sindicatos de empresa como elementos
fundamentales en las relaciones laborales.
El éxito económico convirtió el paro en una circunstancia que nunca afectaba a más del 2% de la población activa, constatando así la reciprocidad del
esfuerzo colectivo; incluso aunque no tuviesen nada que hacer, los trabajadores permanecían en la empresa durante años, considerados como «window
workers», dando muestras de la reciprocidad dentro de una incardinación
inclusiva en la empresa. Por el contrario, en 2001 los trabajadores temporales y a tiempo parcial representaban el 26,1% de la fuerza laboral, frente al
17,8% de 1995 (MSTB, 2001). Asimismo, el 45,7% de las mujeres trabajadoras tenían un contrato a tiempo parcial, frente al 34% que lo tenían en 1995.
Finalmente, las agencias de trabajo temporal cobran fuerza, aumentando su
colocación en un 29% en el 2000 respecto al año anterior, con 1,39 millones
de trabajadores (Nishitani, 2003).
Al mismo tiempo, según The World Competitiviness Report (1994), los trabajadores japoneses presentaban el mayor índice a nivel internacional en tres
aspectos: motivación, preocupación por la calidad e interés por la formación
en las empresas. Asimismo, el sentimiento de propiedad de los trabajadores
japoneses hacia su empresa resume el sentimiento de pertenencia a un sistema «familiar» de relaciones económicas en torno a las empresas, siendo el
97,1% los trabajadores que consideraban que la empresa era de todos los interesados, especialmente en contraste con el de sus homólogos anglosajones,
para los que esto sólo era cierto en el 24,4% de los casos en Estados Unidos,
y del 29,5% en el Reino Unido (Yoshimori, 1997). Estos datos corroboran la
investigación publicada en 1990 por Nipón Keizai Shimbun, según la cual para
el 80% de los trabajadores la empresa les pertenecía, y para el 70%, ésta existía para el beneficio del conjunto de la sociedad japonesa.
En ese sentido, la crisis financiera supuso el fin del sistema económico
fiduciario. Hoy día, el empleo de por vida ha dejado de ser una práctica real.
En los últimos años, casi la totalidad de puestos de trabajo creados han sido
a tiempo parcial, especialmente debido a la creciente incorporación de la
mujer a la actividad laboral, y además, el paro se ha convertido en un problema realmente preocupante.
Pero lo más importante es que la crisis financiera, y la corrupción y el fraude que se destapó, han hecho añicos ese nexo de reciprocidad y esa credibilidad, llevando a que las empresas sean vistas con acusado escepticismo por
los japoneses.
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ARTÍCULOS
Miguel Vidal / Ramón Llopis / Luis Óscar Ramos
Además de los cambios en el empleo y de la propia crisis económica, esa
nueva desconfianza en las empresas no es ajena al cambio en la forma de dirigir las empresas. Ahora se buscan los beneficios a corto plazo para remunerar a los accionistas y se conectan las retribuciones salariales de los directivos al rendimiento profesional. Se imponen los métodos del management
occidental, y las empresas empiezan a ocuparse más de sus intereses que de
los de la nación como conjunto, lo que se traduce asimismo en una acusada
deslocalización empresarial hacia China y hacia los países del Sudeste Asiático. Así, en el año fiscal 1999, las filiales de las empresas japonesas en el
extranjero declararon unas ventas de 50,8 billones de yenes, lo que significó
superar las cifras de exportación japonesa, con 48,6 billones de yenes en el
mismo periodo (Kobayashi, 2002).
No puede extrañar, por tanto, que, según el informe «Anuario de la Competitividad Mundial», elaborado por el instituto IMD de Lausana (Suiza),
Japón pasara en el apartado de «gestión» de ocupar el segundo lugar del mundo en 1996, al veinticuatro en el año 2000.
En ese sentido, la gestión de la calidad era un mecanismo de precisión tan
ajustado que no se podía permitir fallos, cuya apuesta por la flexibilidad se
encontraba en el proceso y no tanto en el producto, basado fundamentalmente
en minimizar la incertidumbre en todos los escalones del proceso, incluyendo la predicción de la demanda, para lo cual la implicación directa del gobierno japonés resultaba fundamental, tanto en el cautivo mercado interior como
en los mercados internacionales en los que las empresas japonesas representaban una especie de equipo nacional, y donde, para un empleado de por vida
resultaba más lógico compartir sus conocimientos con el resto de compañeros, potenciando la dispersión de la información, pero al mismo tiempo era
una condición que favorecía el que la empresa difundiera su know-how entre
los trabajadores.
Consecuentemente, el mito de Japón, S.A., se descompone, y se asiste al
fin de la reciprocidad en el sistema económico.
El Cuadro 5 deja clara constancia de las tendencias apuntadas. Mientras
en Estados Unidos y Filipinas, por ejemplo, la desconfianza en las empresas
y en las industrias no va más allá de una quinta parte de la población (19,4%
y 17,1%, respectivamente), en Japón se sitúa en un 56,4%, muy por encima
de la puntuación de la Unión Europea, que se sitúa en el 31,5%.
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2004, 17: 137-158
146
ARTÍCULOS
Individualismo y fin de la reciprocidad en la transición...
CUADRO 5
CONFIANZA EN LAS EMPRESAS, INDUSTRIAS
Y NEGOCIOS
EE.UU.
Filipinas
Japón
UE
Nuevos
miembros UE
Toda la confianza
2,8
9,4**
0,8**
2,4
1,3**
Mucha confianza
22,7**
35,1**
6,2**
18,3**
9,7**
Algo de confianza
55,1**
38,4**
36,6**
47,9**
39,2**
Muy poca confianza
15,6**
13,7**
48,3**
22,5**
31,0**
Ninguna confianza
3,8**
3,4**
8,1**
9,0**
18,0**
Total
100
100
100
100
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 12: ¿Qué grado de confianza le inspiran a usted las empresas, sociedades, industrias y negocios?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
El Cuadro 6, referido a Japón, muestra de modo claro cómo los mayores
niveles de desconfianza se dan entre los más jóvenes. Entre los hombres, el
porcentaje de desconfianza es del 47,5% entre los mayores de 65 años, mientras que cuando se trata de jóvenes entre 26 y 35 años alcanza el 65,3%. En
cuanto a las mujeres, pasa del 50% en las más mayores al 70,8% de las que
tienen entre 16 y 25 años.
4.2. Formación y sistema económico
En el Japón del milagro económico, el sistema educativo proporcionó el
dispositivo encargado de realizar la adaptación mental de los japoneses a la
producción masiva que impulsaría el crecimiento económico. Ello se llevó a
cabo mediante la racionalización y la predisposición al trabajo cooperativo
mediante el sacrificio de la individualidad.
De esta manera, la instrucción en las escuelas era homogénea y el control
burocrático muy elevado. De ese modo, el sistema educativo eliminaba cualquier posibilidad hedónica a la escolarización y destruía la creatividad individual, facilitando la homogeneidad. Japón era, por tanto, una sociedad formada y educada para la industria de producción masiva en un sistema de
cooperación grupal, constituyendo uno de los pilares fundamentales que posibilitaron el milagro económico de posguerra.
147
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2004, 17: 137-158
ARTÍCULOS
Miguel Vidal / Ramón Llopis / Luis Óscar Ramos
CUADRO 6
CONFIANZA EN LAS EMPRESAS, INDUSTRIAS Y NEGOCIOS
SEGÚN SEXO Y EDAD EN JAPÓN
16-25
26-35
36-45
46-55
56-65
>65
Total
Varones
Toda la confianza
Mucha confianza
Algo de confianza
Muy poca confianza
Ninguna confianza
Total
1,1
5,7
43,2
38,6
11,4
100
—
3,1
31,6
55,1
10,2
100
3,0
3,0
40,6
41,6
11,9
100
—
10,5
43,4
40,1
5,9
100
1,9
18,1**
28,6
44,8
6,7
100
3,0
5,1
44,4
42,4
5,1
100
1,4
7,9
38,9
43,5
8,2
100
Mujeres
Toda la confianza
Mucha confianza
Algo de confianza
Muy poca confianza
Ninguna confianza
Total
—
1,2
28,0
61,0
9,8
100
—
3,1
31,6
60,2
5,1
100
—
3,4
26,3
59,3
11,0
100
0,9
4,4
38,1
53,1
3,5
100
—
7,6
38,0
49,4
5,1
100
—
6,5
43,5
37,0**
13,0
100
0,2
4,3
34,0
53,6
7,9
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 12: ¿Qué grado de confianza le inspiran a usted las empresas, industrias y negocios?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
Y esa escuela que resultó adecuada para la época de la producción masiva, está ahora sumida en una profunda crisis. Los japoneses actuales reclaman cualidades como la creatividad y la individualidad en un contexto en
el que el sistema educativo aún no ha cambiado1. Pero, lo que es más significativo, es que el sistema educativo se encuentra anclado en unas condiciones propias de un sistema económico industrial, mientras que la nueva
economía de la información necesita un nuevo sistema educativo basado en
la creatividad, así como en la reapropiación personalizada de la información.
En ese sentido, cabe resaltar la reciente reforma del Consejo Central de
Educación, de abril de 2002, formulando un plan de «estudio integrado», que
capacite a los estudiantes a pesar por ellos mismos y posibilite «la educación
individualizada».
1
La Ley Fundamental de Educación, aprobada en 1947 bajo inspiración norteamericana, establecía como objetivo de la educación «desarrollar corporal y mentalmente a los individuos, provistos de un espíritu independiente, respetar el valor que éstos tienen...». Reforma que, evidentemente, nunca se llevó a cabo.
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2004, 17: 137-158
148
ARTÍCULOS
Individualismo y fin de la reciprocidad en la transición...
Una rápida ojeada a los datas del Cuadro 7 provee de validez cuantitativa
a las anteriores afirmaciones. Mientras en Japón, un 40,1% de los entrevistados no confía en el sistema educativo, en los restantes bloques geográficos, nunca la tasa de insatisfacción es superior al 20%. En Estados Unidos
se sitúa en el 18,6%, en Filipinas en el 6,7%, en Europa en el 15,3% y en los
países recién incorporados a la Unión Europea en el 14,7%.
CUADRO 7
CONFIANZA EN LAS ESCUELAS
Y EN EL SISTEMA EDUCATIVO
Nuevos miembros UE
Toda la confianza
Mucha confianza
Algo de confianza
Muy poca confianza
Ninguna confianz
Total
EE.UU.
Filipinas
Japón
5,3**
28,7**
47,4**
14,7**
3,9
100
31,5**
41,4**
20,4**
5,1**
1,6**
100
1,8**
12,2**
45,8**
33,1**
7,0**
100
UE
Nuevos
miembros UE
7,3**
35,5*
41,9*
11,5
3,8
100
9,5*
36,3**
39,6
10,2**
4,5
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP-Religión II, 1998.
P. 12: ¿Qué grado de confianza le inspiran a usted las escuelas y el sistema educativo?
Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
También en este caso, las actitudes más desconfiadas emergen con fuerza
entre las nuevas generaciones que, pertenecientes a un mundo globalizado e
interconectado, no están dispuestos a aceptar las exigencias del rígido sistema tradicional japonés. De este modo, entre los hombres, la desconfianza en
el sistema educativo es de tan sólo 27,4% entre los mayores de 65 años, pasando a un 63,3% entre aquellos con edades comprendidas entre los 25 y los 35
años. En cuanto a las mujeres, el valor obtenido entre las más jóvenes prácticamente triplica a las de más edad (58,2% frente a 21%).
149
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2004, 17: 137-158
CUADRO 8
CONFIANZA EN LAS ESCUELAS Y EN EL SISTEMA EDUCATIVO
SEGÚN SEXO Y EDAD EN JAPÓN
16-25
26-35
Varones
Toda la confianza
Mucha confianza
Algo de confianza
Muy poca confianza
Ninguna confianza
Total
3,3
7,8
37,8
35,6
15,6*
100
2,0
6,1*
28,6*
50,0**
13,3
100
Mujeres
Toda la confianza
Mucha confianza
Algo de confianza
Muy poca confianza
Ninguna confianza
Total
—
5,8
36,0
47,7*
10,5*
100
—
8,3
32,3*
51,0**
8,3
100
36-45
46-55
56-65
>65
Total
1,0
12,6
42,7
9,1
14,6*
100
3,3
16,7
47,3
28,0
4,7
100
1,0
17,1
52,4
25,7
3,8
100
2,0
21,6*
49,0
24,5
2,9**
100
2,2
14,0
43,5
31,6
8,6
100
0,8
10,8
51,7
29,2
7,5
100
1,6
8,9
50,4
38,2
0,8**
100
2,2
10,1
57,3
27,0
3,4
100
3,8*
17,1*
58,1
18,1**
2,9
100
1,5
10,3
48,1
34,7
5,3
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 12: ¿Qué grado de confianza le inspiran a usted las escuelas y el sistema educativo?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
4.3. La pervivencia de la economía cooperativa
tras la crisis financiera
Como hemos puesto de manifiesto en la introducción, la tremenda crisis
de confianza surgida de la crisis financiera hacia las instituciones que hicieron posible el modelo económico de posguerra, no ha implicado la correlativa transición de comportamientos económicos hacia los propios de las economías occidentales, sino que permanecen todavía en gran medida los propios
de la economía cooperativa del milagro económico.
En ese sentido, lo que queremos poner de manifiesto es la crisis de reciprocidad económica surgida del estallido de la burbuja especulativa y la posterior recesión económica. Consecuentemente, es esta crisis de reciprocidad
la que plantea un escenario de incertidumbre ante el nuevo modelo económico que debiera surgir en Japón para retomar la senda del crecimiento económico, puesto que los comportamientos económicos sugieren una predisposición hacia un modelo cooperativo que la falta de confianza en las empresas
hace imposible.
Individualismo y fin de la reciprocidad en la transición...
ARTÍCULOS
Pero, paradójicamente, al mismo tiempo se dificulta una rápida transición
hacia una economía informacional, ya que permanece la inercia de la economía burocrática, como pone de manifiesto el ejemplo significativo de que
«en Japón, lo que pasa por estrategia TI2 es esencialmente una mera ampliación de la vieja mentalidad de las obras públicas, una estrategia centrada en
la ‘creación de una red de Internet de velocidad ultra rápida» (Tsukio, 2001).
De esta forma, si en realidad se hubiera producido una rápida transición
hacia comportamientos económicos más individualistas, tal y como sugieren
la mayoría de analistas occidentales, la transición hacia la industria del conocimiento y los contenidos, desde la industria del hardware, sería mucho más
fácil.
Sin embargo, las diferencias encontradas por edades, ponen de manifiesto que esa transición vendrá lentamente, acompañada por el cambio generacional, por lo que el cambio de modelo económico está resultando significativamente más lento de lo esperado.
Y también en este caso, existen datos de encuestas y sondeos de opinión
que ilustran la pervivencia de esos comportamientos económicos cooperativos propios de la economía socializada del milagro económico, aun en un
contexto de cambio de paradigma. Así, en el Cuadro 9 nos encontramos con
la distribución de valores en las cinco áreas geográficas a una pregunta en la
que se pedía a los entrevistados en qué medida consideraban erróneo que un
contribuyente no declarara todos sus ingresos para pagar menos impuestos.
En Japón, un 56,4% de la población considera este tipo de conducta como
muy errónea, porcentaje que en estados Unidos fue del 32,3%, en Filipinas
del 35,3%, en Europa del 32,6% y en los países que han formado parte de la
última ampliación de la UE del 33,8%.
Los porcentajes más elevados de desaprobación de la conducta económica sobre la que indaga la encuesta se dan entre las personas de más de 55
años, en el caso de los hombres (68,9% de 56 a 65 años y 61,7% entre los
mayores de 65 años), mientras que entre las mujeres se supera el 60% entre
las de 46 a 65 años (64,1% de 46 a 55 años y 60,9% de 56 a 65 años).
2
TI: Tecnologías de la información.
151
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ARTÍCULOS
Miguel Vidal / Ramón Llopis / Luis Óscar Ramos
CUADRO 9
OPINIÓN SOBRE OBLIGACIONES FISCALES
Que un contribuyente no
declare todos sus ingresos
para pagar menos
impuestos
EE.UU.
No está mal
Está algo mal
Filipinas
Japón
UE
Nuevos
miembros UE
4,8**
13,1**
2,2**
7,9
8,1
10,7**
13,4**
13,7**
24,2**
18,5**
Está bastante mal
52,3**
40,2
27,7**
35,2**
40,6**
Está muy mal
32,2
33,3
56,4**
32,6*
32,8
Total
100
100
100
100
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 9: Respecto a las situaciones que le voy a leer a continuación, dígame, por favor, ¿en qué medida
piensa usted que están mal o no están mal el que un contribuyente no declare todos sus ingresos para pagar menos impuestos?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
CUADRO 10
OPINIÓN SOBRE OBLIGACIONES FISCALES
SEGÚN SEXO Y EDAD EN JAPÓN
Que un contribuyente
no declare todos sus
ingresos para patar
menos impuestos
16-25
26-35
36-45
46-55
56-65
>65
Total
Varones
No está mal
Está algo mal
Está bastante mal
Está muy mal
Total
3,8
16,5
31,6
48,1
100
4,4
19,8
19,8
56,0
100
4,1
12,2
32,7
51,0
100
2,0
13,8
34,2
50,0
100
1,0
11,7
18,4
68,9
100
1,9
8,4
28,0
61,7
100
2,7
13,5
27,9
55,9
100
Mujeres
No está mal
Está algo mal
Está bastante mal
Está muy mal
Total
2,6
19,2
26,9
51,3
100
—
15,7
33,7
50,6
100
1,7
10,8
32,5
55,0
100
—
6,8*
29,1
64,1
100
4,3
14,1
20,7
60,9
100
1,8
19,5
21,2
57,5
100
1,6
14,0
27,4
57,0
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 9: Respecto a las situaciones que le voy a leer a continuación, dígame, por favor, ¿en qué medida
piensa usted que está mal o no está mal el que un contribuyente no declare todos sus ingresos
para pagar menos impuestos?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
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152
ARTÍCULOS
Individualismo y fin de la reciprocidad en la transición...
Otro indicador válido para comprobar la pervivencia del carácter económico colectivo de los actuales japoneses es el constituido por las respuestas
a la pregunta que trató de evaluar en qué grado consideraban equivocado que
una persona proporcionara información errónea sobre sí misma al gobierno,
en aras de obtener unas prestaciones a las que no tiene derecho.
En el Cuadro 11 se aprecia que un 68,9% de los japoneses consideran ese
comportamiento como muy erróneo, frente al 54% de Estados Unidos, 35,5%
de Filipinas, 58% de la Unión Europea y 44,1% de los recién incorporados
a la UE.
CUADRO 11
OPINIÓN SOBRE LA ENTREGA DE INFORMACIÓN ERRÓNEA
Que una persona
proporcione información
errónea para obtener
unas prestaciones
EE.UU.
Filipinas
Japón
UE
Nuevos
miembros UE
No está mal
1,8**
12,5**
1,7**
2,4**
Está algo mal
2,8**
11,2**
5,8**
8,8
4,0**
9,7**
Está bastante mal
41,5**
40,9**
23,6**
30,9**
42,2**
Está muy mal
54,0
35,5**
68,9**
58,0**
44,1**
Total
100
100
100
100
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 9: Respecto a las situaciones que le voy a leer a continuación, dígame, por favor, ¿en qué medida piensa usted que está mal o no está mal el que una persona proporcione información errónea sobre sí misma al Gobierno para obtener unas prestaciones a las que no tiene derecho?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
En el Cuadro 12 se recogen los porcentajes correspondientes a cada tramo de edad según el sexo del entrevistado. Puede apreciarse que en el caso
de los hombres, la edad está claramente relacionada con la desaprobación de
este tipo de conductas, al situarse en un 78,3% en los mayores de 65 años
frente al 61,4% de los más jóvenes. En cuanto a las mujeres, no parece existir una gradación tan clara y pronunciada como en el caso de los hombres.
153
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ARTÍCULOS
Miguel Vidal / Ramón Llopis / Luis Óscar Ramos
CUADRO 12
OPINIÓN SOBRE LA ENTREGA DE INFORMACIÓN ERRÓNEA
EN JAPÓN
Que una persona
proporcione información
errónea para obtener
unas prestaciones
16-25
26-35
36-45
46-55
56-65
>65
Total
Varones
No está mal
Está algo mal
Está bastante mal
Está muy mal
Total
1,2
8,4
28,9
61,4
100
—
9,4
21,9
68,8
100
2,0
7,0
32,0
59,0
100
2,6
5,3
27,6
64,5
100
1,0
3,9
16,5
78,6
100
2,8
3,8
15,1*
78,3
100
1,7
6,1
23,8
68,4
100
Mujeres
No está mal
Está algo mal
Está bastante mal
Está muy mal
Total
2,5
10,0
18,8
68,8
100
—
3,3
35,6*
61,1
100
1,6
4,9
20,5
73,0
100
1,6
2,4
21,8
74,2
100
2,2
2,2
23,9
71,7
100
2,6
11,1*
21,4
65,0
100
1,8
5,6
23,4
69,3
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 9: Respecto a las situaciones que le voy a leer a continuación, dígame, por favor, ¿en qué medida
piensa usted que está mal o no está mal el que una persona proporcione información errónea
sobre sí misma al Gobierno para obtener unas prestaciones a las que no tiene derecho?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
Otro de los indicadores ofrecidos, el de la confianza interpersonal, permite, de nuevo, comprobar la inercia de los comportamientos económicos de
responsabilidad pública que hicieron posible el milagro económico. Se trata
de las respuestas a una pregunta que solicitaba el grado en que el entrevistado cree que la gente, en general, intentaría aprovecharse de uno si tuviera la
oportunidad de hacerlo, o si, por el contrario, sería honesta. También en este
caso los resultados son en Japón sensiblemente diferentes a los de los otros
cuatro bloques geográficos. El porcentaje de los que creen que la gente sería
honesta es en Estados Unidos el 13,9%, en Filipinas el 17,2%, en la UE el
15,5% y en sus nuevos miembros el 10,8%. En claro contraste, en Japón
alcanza un 43,3%.
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154
ARTÍCULOS
Individualismo y fin de la reciprocidad en la transición...
CUADRO 13
CONFIANZA INTERPERSONAL
La gente se aprovecharía
de usted o sería honesta
Se aprovecharía casi siempre
Se aprovecharía con frecuencia
Sería honesta con frecuencia
Sería honesta casi siempre
Total
EE.UU.
Filipinas
Japón
UE
10,3
27,0
48,8
13,9
100
8,5
33,8*
40,5*
17,2
100
4,0**
16,9**
35,8**
43,3**
100
7,7**
27,3**
49,5**
15,5
100
Nuevos
miembros UE
13,2**
37,8**
38,1**
10,8**
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 10: ¿En qué medida cree usted que la gente, en general, intentaría aprovecharse de usted si tuviera oportunidad de hacerlo, o, por el contrario, sería honesta con usted?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
En cuanto al análisis por edades, el Cuadro 14 muestra cómo en el caso
de los hombres, los más jóvenes se comportan como los europeos o los americanos: tan sólo el 16,3% piensa que la gente sería honesta, frente al 52,4%
que así piensan entre los mayores de 65.
CUADRO 14
CONFIANZA INTERPERSONAL EN JAPÓN
La gente se
aprovecharía de usted
o sería honesta
16-25
26-35
36-45
46-55
56-65
>65
Total
Varones
Se aprovecharía casi siempre
Se aprovecharía con frecuencia
Sería honesta con frecuencia
Sería honesta casi siempre
Total
9,3** 3,0
32,6** 17,2
41,9
48,5
16,3** 31,3
100
100
3,0
13,9
37,6
45,5
100
4,0
12,7
33,3
50,0
100
2,9
19,0
37,1
41,0
100
1,9
19,0
26,7
52,4
100
3,9
18,3
37,0
40,9
100
Mujeres
Se aprovecharía casi siempre
Se aprovecharía con frecuencia
Sería honesta con frecuencia
Sería honesta casi siempre
Total
1,2
25,9*
42,0
30,9*
100
5,3
16,7
38,6
39,5
100
2,3
13,3
30,5
53,9
100
6,5
16,1
29,0
48,4
100
6,7
10,0
17,5**
65,8**
100
4,2
15,6
34,5
45,7
100
2,3
14,9
57,5**
25,3**
100
Fuente: elaboración propia a partir de ISSP - Religión II, 1998.
P. 10: ¿En qué medida cree usted que la gente, en general, intentaría aprovecharse de usted si tuviera oportunidad de hacerlo? O, por el contrario, ¿sería honesta con usted?
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
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ARTÍCULOS
Miguel Vidal / Ramón Llopis / Luis Óscar Ramos
Por último, según la encuesta sobre las actitudes ante el trabajo en Japón,
más de dos tercios consideran importante tener un trabajo que les permita
ayudar a los demás.
CUADRO 15
IMPORTANCIA DE UN TRABAJO QUE PERMITA
AYUDAR A LOS DEMÁS
16-25
26-35
36-45
46-55
56-65
>65
Total
Varones
Muy importante
Importante
Ni una cosa ni otra
Poco importante
Nada importante
Total
15,4
43,1
35,4
6,2
—
100
9,3
44,2
37,2
7,0
2,3**
100
6,8
47,7
39,8
5,7
—
100
11,7
51,1
31,9
5,3
—
100
18,3
58,7
20,2
2,9
—
100
18,5
60,9
16,3**
4,3
—
100
13,4
51,6
29,5
5,1
0,4
100
Mujeres
Muy importante
Importante
Ni una cosa ni otra
Poco importante
Nada importante
Total
25,0**
40,8*
30,3
3,9
—
100
11,2
51,0
30,6
4,1
3,1**
100
10,6
58,4
25,7
5,3
—
100
10,5
66,9
19,5
3,0
—
100
17,1
60,7
17,1
5,1
—
100
15,3
63,1
18,0
2,7
0,9
100
14,4
58,2
22,8
4,0
0,6
100
Fuente: Elaboración propia a partir de ISSP - Trabajo, 1997.
P. 4: De la siguiente lista de características, dígame cuál es el grado de importancia que atribuye
usted a cada una de ellas en un puesto de trabajo: un trabajo que le permita a uno ayudar a
otros.
Unidad: Porcentajes. Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
Y, en mayor medida, cerca del 70% considera importante o muy importante tener un trabajo que sea útil a la sociedad.
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ARTÍCULOS
Individualismo y fin de la reciprocidad en la transición...
CUADRO 16
IMPORTANCIA DE UN TRABAJO QUE SEA ÚTIL
A LA SOCIEDAD EN JAPÓN
16-25
26-35
36-45
46-55
56-65
>65
Total
Varones
Muy importante
Importante
Ni una cosa ni otra
Poco importante
Total
12,3
46,2
32,3*
9,2*
100
14,0
45,3
33,7**
7,0
100
14,8
55,7
25,0
4,5
100
24,5
61,2
13,3
1,0
100
24,5
64,2
7,5**
3,8
100
29,5*
55,8
12,6
2,1
100
20,6
55,6
19,5
4,3
100
Mujeres
Muy importante
Importante
Ni una cosa ni otra
Poco importante
Total
22,8
51,9
21,5
3,8
100
13,0
59,0
22,0
6,0
100
14,9
61,4
21,9
1,8
100
10,4
66,7
20,0
3,0
100
16,5
63,5
17,4
2,6
100
16,7
68,4
11,4
3,5
100
15,2
62,6
18,9
3,3
100
Fuente: Elaboración propia a partir de Trabajo - ISSP, 1997.
P. 4: De la siguiente lista de características, dígame cuál es el grado de importancia que atribuye
usted a cada una de ellas en un puesto de trabajo: un trabajo que sea útil a la sociedad.
Análisis de residuos tipificados: ** (p < 0,01); * (p < 0,05).
V. CONCLUSIONES
En este trabajo se ha mostrado la existencia de una profunda crisis de confianza en la sociedad japonesa en tres dimensiones básicas: política (desconfianza en el Parlamento), empresarial (desconfianza en las empresas e
industrias) y educativa (desconfianza en el sistema educativo). Sin embargo,
esta crisis, que, como se ha sostenido, ancla sus raíces en la crisis financiera de la década de los noventa, no ha significado la desaparición de algunos
de los comportamientos y actitudes cooperativas que hicieron posible el milagro económico. Los datos analizados en el trabajo muestran la pervivencia
de comportamientos y actitudes cooperativas propios de la economía socializada del milagro económico que, en el contexto actual, dificultan la transición a una economía informacional y del conocimiento. Los análisis generacionales han puesto de manifiesto que esa transición será necesariamente
lenta y que únicamente cuando las cohortes más jóvenes desplacen a las de
más edad de los espacios centrales del mercado de trabajo comenzará a verse un cambio de modelo económico.
✒
MIGUEL VIDAL GONZÁLEZ / RAMÓN LLOPIS ROIG / LUIS ÓSCAR RAMOS
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ARTÍCULOS
Miguel Vidal / Ramón Llopis / Luis Óscar Ramos
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Alfa y omega de quince años
de democracia en Panamá:
de la invasión a las elecciones
de 2004
H A R RY B R O W N A R A Ú Z
Sociólogo
Doctor en Ciencia Política
Resumen
En este artículo se evalúa parcialmente el estado de la democracia panameña analizando su hecho inaugural, la invasión estadounidense y su más reciente torneo electoral. Aunque el rendimiento de las instituciones políticas electorales panameñas es
bueno y su economía no está tan deprimida como la de sus vecinos centroamericanos, las características de la transición plantean una encrucijada de cara a ampliar las
bondades del régimen hasta lograr la inclusión de una gran masa ciudadana que vive
al margen de las bondades de la democracia.
Abstract
This article make an evaluation of the Panamian democracy analizing its opening event,
the United States invasion to Panama, and its most recent general elections that took
effect in May 2004. Although Panamian political institutions outputs are good and the
economy is not so depressed like its Central American neighbours, the characteristics
of its transition to poliarchy raise some difficulties to achieve the integration of a mass
of not included citizens that doesn’t knows the democracy advantages.
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ARTÍCULOS
Harry Brown Araúz
INTRODUCCIÓN
El 20 de diciembre de 2004 se cumplieron 15 años de la invasión estadounidense a la República de Panamá, mediante la cual se instauró la democracia1 en este país centroamericano. Al igual que la gran mayoría de los países de la tercera ola de democratizaciones, Panamá ha emprendido el de por
sí arduo proceso de consolidar un régimen poliárquico, en medio de radicales programas de ajuste estructural encaminados a implantar una economía
de mercado.
El presente artículo pretende evaluar los avances de la poliarquía panameña a través del detallado análisis y la rigurosa interpretación de su acontecimiento inaugural y su más reciente hito histórico: la invasión estadounidense a Panamá y las elecciones de mayo de 2004. Obviamente, el examen
de estos dos acontecimientos nos da una vista muy parcial de los avances del
país en materia de consolidación democrática, pero sí es la mejor excusa para
hacernos una somera idea de su situación política.
LA INVASIÓN. UNA TRANSICIÓN DE MODALIDAD VIOLENTA
Una de las premisas de la transitología2 dice que es imposible que surja
una solución de transición si los miembros de la coalición dominante están
cohesionados. Desde el momento en que algunos miembros de ese bloque
buscan apoyo externo, el régimen comienza a resquebrajarse; éste es el primer umbral crítico en el recorrido hacia la democracia (Morlino, 1985; Przeworski, 1986).
Basados en esta premisa y recorriendo los acontecimientos que llevaron
a la invasión, la única manera de entender la transición democrática panameña por medio de la invasión estadounidense es incorporando a los Esta1
2
De ahora en adelante utilizaré preferentemente el término «poliarquía» para referirme a la democracia. Este término fue acuñado por Dahl con el fin de deshacerse de las connotaciones prescriptivas del término «democracia», que impiden su correcta definición y operacionalización.
Para Dahl, un régimen es poliárquico y, por ende, estrictamente democrático cuando tiene las
siguientes características: libertad de asociación, libertad de expresión, libertad de voto, libertad
para que los líderes políticos compitan en busca de apoyo, derecho de los líderes políticos a luchar
por los votos, elegibilidad para cargos públicos, diversidad de fuentes de información, elecciones libres e imparciales e instituciones que garanticen que la política del gobierno dependa de los
votos y demás formas de expresar las diferencias.
Philippe Schmitter (1994) identifica a Nicolás Maquiavelo como el «padre fundador» de esta
ciencia, ya que fue el primero en reflexionar sobre la dinámica específica del cambio de régimen.
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ARTÍCULOS
dos Unidos como miembro de la coalición dominante del país durante el régimen autoritario.
El modelo económico planteado y mediado por los militares desde 1968
mostraba claros signos de agotamiento a inicios de la década de los ochenta. Arreciaba una crisis fiscal agravada por una deuda externa de casi 3.800
millones de dólares3, lo cual era el equivalente del 75% del PIB panameño;
el desempleo era más del 10% de la PEA y casi el 40% de las familias eran
pobres. Por su lado, y como parte fundamental de este agotamiento, el Centro Bancario Internacional, el eje más dinámico y de mayor crecimiento del
modelo económico de la fase torrijista, empezaba a afrontar problemas. Entre
los años 1980 y 1984, comparando con los principales centros bancarios del
mundo, la participación panameña en el mercado financiero se había reducido del 4,3% a un 2,6%, mermando sensiblemente la importancia del Centro
(Moreno, 1997).
Este sombrío panorama llevó al Ministerio de Planificación y Política Económica (MIPPE) a iniciar la privatización de empresas públicas, la reducción de subsidios a empresas y actividades privadas, un mayor control presupuestario, la concentración de inversiones en negocios productivos, la
mejora de la eficiencia administrativa en entidades públicas y la revisión de
la estructura tributaria (Araúz y Pizzurno, 1996). Para esos mismos años,
específicamente en 1984, por primera vez Panamá pagó en concepto de servicio a la deuda externa más que el financiamiento recibido.
Si tenemos en cuenta que la eficacia decisoria consiste en la capacidad
del régimen para tomar y ejecutar decisiones que le permitan alcanzar sus
fines (Morlino, 1985), queda claro que la poca solvencia económica con la
que inesperadamente se encontraron los militares y sus aliados civiles no
podía hacer más que afectar a la eficacia decisoria del régimen.
El peso específico de cada integrante del bloque dominante se hizo evidente
al disminuir la eficacia decisoria y hacerse necesarios ciertos ajustes que impidieran la movilización de algún sector y la posible quiebra del régimen. Quién
saliera perjudicado de tal ajuste revelaría el peso político de cada fracción. El
aparato decisorio, con tal de asegurar el mantenimiento del régimen, prefirió
socavar las conquistas de los trabajadores y de los campesinos antes que abrir
el marco de acción de las elites económicas. Esta preferencia del aparato decisorio se tradujo en la revisión del Código de Trabajo, piedra angular del proyecto de mediación torrijista, y en la disminución de los salarios.
3
En aquel momento la deuda externa panameña llegó a ser la más alta per cápita de Latinoamérica, ya que ascendía a 1.800 dólares por habitante.
161
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Harry Brown Araúz
El decaimiento de la situación provocó que las elites económicas sintieran la necesidad de acabar la alianza con los sectores subordinados de la economía, es decir, los trabajadores. Para lograr este propósito era necesario que
la Guardia Nacional replanteara efectivamente su papel mediador para regresar a su papel anterior a 1968, como órgano de contención de las reivindicaciones populares y árbitro de las pugnas plutocráticas.
El fraude electoral de 1984 confirmó que la democratización del régimen
era una falacia. El bloque dominante no estaba dispuesto a aceptar la incertidumbre propia de los regímenes democráticos y esperar la próxima elección para aspirar nuevamente al poder. Después del fraude, las protestas espontáneas y organizadas en la calle no se hicieron esperar. En este caso la
movilización fue intermedia, puesto que los partidos de oposición se apoyaron en el descontento de las masas. Este tipo de movilización puede ser conflictiva y de hecho lo fue, aunque también desnaturalizó el conflicto desligándolo de la verdadera línea de conflicto: la pérdida de conquistas por parte
de los trabajadores, capas medias y campesinos, haciendo énfasis en la desmilitarización, el tráfico de drogas y la corrupción del Gobierno.
La debilidad política del Presidente, Nicolás Ardito Barletta, le obligó a
renunciar a su cargo un año después de haber tomado posesión. Habría sido
solamente el tercer Presidente en menos de tres años, de no ser porque, junto a él, todo el sector ligado al Centro Bancario Internacional, la Zona Libre
de Colón y el oleoducto, entre otros, decidieron salir del bloque dominante. En principio, es precisamente aquí donde el régimen autoritario militar
cruzó el umbral crítico en la transición hacia la democracia, el momento en
que acabó la cohesión del bloque dominante y una parte se desgajó en busca de apoyo externo. Entonces sí era posible que surgiera una solución de
transición que quebrara el régimen existente (Morlino, 1985; Przeworski,
1986).
Lógicamente, debido a la mala situación económica, se podría pensar que
ya desde antes este desgaje se podía haber dado. Para que esto pudiera suceder tuvo que pasar algo más. El factor clave fue que, con el derrocamiento
de Ardito Barletta y su proyecto neoliberal, las Fuerzas de Defensa de Manuel
Antonio Noriega cayeron en desgracia con los Estados Unidos. Se evidenció
que los militares panameños no pretendían ceder el poder a los civiles mejor
conectados con los intereses de los Estados Unidos; muy por el contrario,
tenían un proyecto propio para regir los destinos del país y del Canal. Eso,
sumado a la negativa de Noriega a finales de 1985 a que se utilizaran tropas
y territorio panameño para dirigir abiertamente ataques contra los sandinistas nicaragüenses, hizo que el apoyo estadounidense se desplazara de la institución armada a los representantes del sector bancario de la economía panaRevista Española del Pacífico
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ARTÍCULOS
meña. Fue entonces cuando el sector financiero se atrevió a enfrentarse a los
militares. Realmente fueron los Estados Unidos los primeros en salir del bloque dominante panameño, aunque eran un actor externo.
Como dijimos al inicio, la transitología dice que mientras el bloque dominante se mantenga cohesionado no hay posibilidades de transitar hacia otro
tipo de régimen. En el caso de Panamá esta premisa se confirmó. Otra premisa de las teorías sobre transiciones indica que la dinámica de estos procesos es interna, aunque los factores externos pueden tener mucho peso. Las
particularidades del caso panameño rompen con esta segunda premisa, ya
que su historia demuestra que, desde su independencia, un actor externo (los
Estados Unidos) ha formado parte del bloque dominante y la transición aquí
estudiada solamente fue posible cuando éste salió del bloque. En otras palabras, la crisis y el hundimiento del régimen militar panameño fueron provocados cuando Estados Unidos se movilizó de forma conflictiva4.
Hasta este momento, para el observador desprevenido la dinámica de la
transición se perfilaba como interna, pero con una importante influencia de
los factores y actores externos. Dejó de ser así en el momento en que EE.UU.,
como miembro del bloque dominante, aplicó sanciones económicas directas
al gobierno panameño y, como si fuera poco, ayudó a financiar la campaña
electoral de la oposición al régimen militar. Finalmente, la solución democrática llegó de la mano de una violenta intervención militar estadounidense en suelo panameño. La pregunta que surge es: ¿por qué intervinieron finalmente con tal contundencia?
Estados Unidos había sobreestimado la capacidad de sus aliados internos
para derrocar a Noriega e instaurar un régimen democrático5. Esa sobreestimación les llevó al inicio a preferir la solución electoral, a pesar de que las
posibilidades de que el resultado fuera respetado por los militares, si les era
adverso, eran prácticamente nulas.
4
5
Entre los diez caminos hacia la democracia identificados por Stepan (1986) se encuentra el que
incluye las instauraciones hacia la democracia controladas desde el exterior, es decir, impuestas
desde el extranjero. Esta categoría tiene como marco exclusivo a la Europa de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, por lo que, evidentemente, su marco geográfico e histórico es muy
limitado. En ese sentido, los hallazgos del caso panameño tienen importantes implicaciones teóricas, toda vez que la dinámica de una transición encabezada por actores externos durante la tercera y cuarta ola de democratizaciones carece de marco teórico propio. Asimismo, este caso brinda la posibilidad de formular nuevas hipótesis sobre las transiciones y la democratización de los
países con soberanía restringida.
El caso panameño confirma que, según Whitehead (1986), los gobiernos estadounidenses no se
inquietan demasiado por la complejidad de los cálculos políticos de las fuerzas que luchan dentro del país a quien pretenden «ayudar».
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Harry Brown Araúz
Las acciones de la Cruzada Civilista (CC)6 y las sanciones económicas de
los Estados Unidos fueron dirigidas a minar todavía más la eficacia decisoria con tal de arruinar la poca legitimidad que le quedaba al régimen frente
a la población. En este punto, lograr una adecuada capacidad de tomar y ejecutar decisiones para superar los retos planteados se limitaba exclusivamente a la dimensión del automantenimiento del régimen. Por eso no todas las
demandas suscitadas en ese momento eran importantes. Solamente alcanzaban rango de importancia las que se habían convertido en desafíos políticos,
es decir, aquellas demandas que ejercían fuertes presiones sobre el aparato
decisorio.
La primera fase de las agresiones económicas de EE.UU. a Panamá llegó el 24 de julio de 1987, con la suspensión de toda ayuda económica y
militar, lo que significó, entre otras cosas, la eliminación de la cuota azucarera, la suspensión de los préstamos de la AID, la interferencia en los procesos de negociación de la deuda y la suspensión de la participación de
Panamá en los acuerdos preferenciales de comercio. La segunda fase se inició en febrero de 1988 y consistió en el congelamiento de los fondos del
Banco Nacional de Panamá depositados en Estados Unidos (eran cincuenta millones de dólares, aproximadamente), la suspensión de la anualidad
pagada por la Comisión del Canal a Panamá y el bloqueo de la transferencia de billetes de dólares estadounidenses a Panamá. La tercera fase de las
agresiones económicas se inició cuando Reagan invocó una ley de poderes
de emergencia económica internacional, bajo el pretexto de que Noriega
era una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos. Inmediatamente
se ordenó a las agencias del gobierno estadounidense, a las empresas de
capital norteamericano y a sus ciudadanos habitantes en Panamá la suspensión del pago de impuestos, tasas o derechos al gobierno panameño.
Durante todo el año 1988 la economía panameña estuvo funcionando al 40%
de su nivel normal de producción. La actividad del sector público se tuvo
que limitar al pago parcial de planillas y el desempleo creció hasta llegar a
ser más del 20%. Como si fuera poco, las recaudaciones tributarias no llegaron al 50% del año anterior.
Las sanciones no fueron suficientes, en parte porque a la Cruzada Civilista no le convenía que el derrocamiento proviniera de una movilización des6
La Cruzada Civilista (CC) fue el movimiento de carácter ofensivo y conflictivo que lideró el sector desgajado del bloque dominante en contra del régimen autoritario. También formaban parte
organizaciones cívicas, profesionales, docentes, religiosas y de trabajadores. La CC logró el apoyo de la mayoría de los ciudadanos mediante un discurso centrado en la recuperación de la democracia.
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de abajo, así que ahogó tal posibilidad. Haber llegado a una invasión fue producto de las facilidades que daba el nuevo contexto internacional y, en gran
medida, de la naturaleza de los actores internos no institucionales.
Es correcto especular sobre que la transición se pudo haber logrado sin
que el país norteamericano interviniera militarmente en suelo panameño. De
hecho, hasta ese momento las sanciones económicas destinadas a socavar la
eficacia decisoria del régimen y la invasión fueron las más importantes herramientas que utilizaron los estadounidenses para salvar la distancia geográfica y mostrar materialmente su presencia en el istmo.
El nuevo orden mundial, de reciente nacimiento, abría las puertas a utilizar la fuerza sin tener que tomar en cuenta el contrapeso que representaba la
Unión Soviética. Así que no era mala idea utilizar la experiencia panameña
para enviar el mensaje al mundo de que Estados Unidos se había convertido
en el nuevo gendarme internacional y que, por si había dudas, estaba más que
dispuesto a asumir ese papel.
Estados Unidos pudo haber optado por transitar de un régimen autoritario militar hacia otro autoritario civil, pero prefirió un régimen poliárquico
porque la coyuntura internacional se lo permitió y la transición hacia la democracia en Panamá era su mejor opción. Había terminado la Guerra Fría y los
regímenes de seguridad nacional habían dejado de ser necesarios, por lo que
la instauración de poliarquías era el mejor maquillaje para los intereses geopolíticos estadounidenses.
Según el Instituto de Geociencias y la Estación Sismológica de la Universidad de Panamá, la primera bomba cayó a las 12:46 a.m. del miércoles
20 de diciembre de 1989. Durante las primeras catorce horas hubo alrededor
de 417 explosiones, más otras cinco de alto poder destructor. Hay que tener
presente que tal contabilidad responde solamente al área metropolitana y sus
alrededores. Hubo momentos en que en un minuto cayeron 23 bombas, pero
el promedio fue de una cada dos minutos.
Obviamente, la superioridad del más poderoso ejército del mundo se hizo
patente. En la llamada «Operación Causa Justa» participaron 26.000 soldados estadounidenses, cantidad que resulta aplastante si se toma en cuenta que
las Fuerzas de Defensa contaban con 16.000 efectivos, de los cuales solamente 3.000 estaban preparados para el combate.
En Panamá se estrenaron los cazas F-117ª, Stealth, que volaron desde
Nevada sin que los radares de las propias bases norteamericanas en suelo
panameño los detectaran. Igualmente fueron estrenados los helicópteros Apache, con un coste por unidad de 14 millones de dólares, equipados para operaciones nocturnas y para dar en el blanco a 1.000 kilómetros de altura. Fueron probados también nuevos chalecos y cascos a prueba de balas, y los
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Harry Brown Araúz
vehículos Hummer, que se pasearon por las calles panameñas hasta mucho
tiempo después de la invasión.
Hay testimonios verdaderamente macabros sobre el efecto de las sofisticadas armas utilizadas en Panamá. Algunos sobrevivientes han relatado cómo
entró una luz por las ventanas o las paredes de sus casas, reduciendo a una
mancha todo lo que tocaba sin echar abajo los edificios (Beluche, 1996).
Según dicen, familias enteras fueron alcanzadas por este «rayo», deshaciéndose entre los dedos cuando se pretendió recogerlos. Asimismo hay testimonios de una extraña arma que dejaba intactas a sus víctimas pero al beber
agua les incendiaba inmediatamente (1996).
En el área en que se encontraba el Cuartel Central de las FFDD el combate duró unas seis horas, aunque más bien el escenario fue el área civil residencial popular conocido como El Chorrillo. Los residentes en este barrio
fueron testigos de los fusilamientos, de los centenares de muertos producto
de los disparos indiscriminados y de las decenas de personas que murieron
aplastadas por los tanques de guerra. Sólo en ese barrio hubo cerca de 18.000
damnificados (Beluche, 1996).
Otro lugar en que se escenificó una importante batalla fue en el distrito
de San Miguelito, otro barrio de bajo nivel económico. Éste fue uno de los
sitios en los que más resistencia hubo, iniciando los combates en la misma
madrugada del 20 y prolongándose hasta el amanecer del día 22. Hubo también bombardeos en la ciudad de Colón, Chilibre y Río Hato. Todos con sus
secuelas de víctimas.
Al contrario de lo que se difundió en los meses inmediatos a la invasión,
sí hubo resistencia por parte de los Batallones de la Dignidad y los Comités
de Defensa de la Patria y la Dignidad (CODEPADI), aunque fue una respuesta desorganizada, en gran parte porque los altos mandos huyeron y se
escondieron lo más rápido que pudieron, incluido Noriega. La toma de la
ciudad de Panamá por parte de las fuerzas invasoras duró cerca de cuatro
días.
El número de muertos producidos por la invasión estadounidense a Panamá nunca fue precisado. El ejército norteamericano se ocupó de entorpecer
cualquier esfuerzo tendente a lograr tal contabilidad. Por ejemplo, el paso de
la Cruz Roja al barrio de El Chorrillo no fue permitido hasta el día 24 de diciembre, cuatro días después de haber iniciado el ataque. Empero, se manejan
distintas y discordantes cifras. El ex-procurador de Estados Unidos, Ramsey Clark, estimó un número de 1.000 víctimas, mientras que el líder afroamericano Jesse Jackson habló de 1.200. La Conferencia Episcopal Norteamericana habla de al menos 3.000 muertos. En Panamá, la activista Isabel
Corro estimó en 1.500 los militares muertos, completando la suma con 2.500
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civiles (Soler, 1992). Los muertos fueron introducidos en fosas comunes,
otros aparentemente fueron transportados a bases militares estadounidenses
ubicadas en Honduras. Los datos oficiales proporcionados por el ejército
estadounidense hablaban de 23 soldados invasores muertos.
Además de los muertos y heridos, la invasión tuvo severos efectos sobre
la economía panameña. El ejército estadounidense no asumió las responsabilidades policiales que, obviamente, ya no estaban en capacidad de efectuar
las unidades de las FFDD. Esta situación propició que se realizara un descomunal saqueo a los comercios y las industrias de la ciudad de Panamá. La
Cámara de Comercio panameña calculó que los daños ascendían a unos 432,1
millones de dólares, de los cuales 334,8 millones correspondían a mercancías perdidas por el comercio, 67,2 pertenecían a instalaciones y 8,7 millones a materias primas. Otros cálculos posteriores de la misma organización
hablan de entre 670 a 1.000 millones de dólares en pérdidas.
A estas pérdidas de la empresa privada hay que sumar los no menos importantes 15.000 empleos que se perdieron automáticamente, aumentando el desempleo a un 33%, más las pérdidas que pudo sufrir el sector público. Estas
últimas nunca fueron calculadas porque el nuevo gobierno se negó a hacerlo.
Como se dijo antes, Noriega huyó y estuvo desaparecido hasta que el 24
de diciembre se refugió en la Nunciatura Apostólica. Ya el gobierno de George Bush había ofrecido una recompensa de un millón de dólares a quien informara sobre el paradero del ex-hombre fuerte de Panamá. Hubo intensas negociaciones entre el Nuncio Apostólico y las fuerzas invasoras, todo en medio
de multitudinarias manifestaciones cuya intención era forzar la entrega de
Noriega. Finalmente, el 3 de enero de 1990, Manuel Antonio Noriega se entregó a las autoridades estadounidenses y fue juzgado por delitos de narcotráfico en los Estados Unidos. Así quedaba cerrada la más sombría página de
la historia panameña.
LAS ELECCIONES DE MAYO DE 2004.
EL ÚLTIMO ACTO DE UNA DEMOCRACIA ELECTORAL
Los cambios políticos tienen siete dimensiones que permiten caracterizarlos (Morlino, 1985). Una de ellas es la dirección del cambio, siendo posible en el caso panameño asegurar que su democratización tiene como dirección la contracción del sistema. Es así toda vez que el objetivo de la
democratización era desmovilizar a los grupos subordinados de la economía,
que habían logrado ventajas en la comunidad política de la mano de los militares en el poder.
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Harry Brown Araúz
Tal desmovilización implica la disociación entre los valores del régimen
y los existentes en la comunidad política, ya que instaurar una poliarquía que
tenga como objetivo la expulsión de una gran parte de la comunidad política es un despropósito de la democracia. Todo esto tiene como producto, aunque parezca paradójico, una menor complejidad y articulación de las estructuras del sistema.
En ese sentido, la poliarquía panameña ha estado recorriendo el difícil
camino de la consolidación democrática cumpliendo con los requisitos mínimos especificados por Dalh (1997) en su clásica obra La Poliarquía. El eje
sobre el que gira esta democracia de mínimos son los torneos electorales.
Desde ese punto de vista, de por sí insuficiente pero altamente valorado en
las democracias de la tercera ola, la experiencia democratizadora panameña
ha sido un éxito7.
En 1994 fueron realizadas las primeras elecciones del nuevo régimen
poliárquico y las primeras elecciones libres del país desde 1960. La elección
presidencial la ganó la alianza opositora, encabezada por el Partido Revolucionario Democrático (PRD), antiguo brazo civil del régimen autoritario militar.
En 1999 la elección presidencial fue ganada nuevamente por la alianza
opositora, esta vez encabezada por el Partido Arnulfista (PA), que había ejercido el poder gubernamental durante el periodo 1990-1994.
El más reciente torneo electoral fue el celebrado en mayo de 2004. Nuevamente —afortunadamente, se va haciendo costumbre— las elecciones fueron limpias. Quizás la mejor prueba de la pureza de las elecciones es que volvió a ganar la oposición, encabezada por el PRD.
El PRD postuló a la presidencia a Martín Torrijos Espino, hijo del difunto militar golpista Omar Torrijos Herrera. Torrijos Espino había ocupado el
cargo de viceministro de Gobierno y Justicia durante el periodo 1994-1999,
sin que fuera especialmente destacable su ejecutoria en dicho cargo. En 1998
se presentó a las primarias del partido con el propósito de ser candidato presidencial y se ganó tal derecho, a pesar de no ser el candidato favorito de la
coalición dominante del partido.
Independientemente de la derrota sufrida en las elecciones de mayo de
1999, de la cual se le exculpó, Torrijos Espino logró acopiar a su favor el descontento de las bases del partido, provocado por la derrota en el referéndum
7
Kasper y Pei (2003) han identificado dieciséis intervenciones estadounidenses desde 1900 cuyo
presunto objetivo fue «exportar democracia». Según sus criterios, el éxito estadounidense en esta
materia es escaso, ya que sólo cuatro casos pueden ser considerados exitosos. Uno de ellos es el
de Panamá.
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ARTÍCULOS
de 19988. Así que se convirtió en secretario general del PRD en agosto de
1999, encausando un cambio de coalición dominante que ampliaría al partido9.
El candidato de la alianza oficialista del 2004 fue el miembro del PA José
Miguel Alemán, quien había fungido como ministro de Relaciones Exteriores hasta el momento de hacer efectiva su postulación. A Alemán le tocó dar
la cara por un gobierno percibido por la opinión pública como mal gestor
socioeconómico y como corrupto10.
Asimismo, y como si fuera poco, el PA es el prototipo del partido personalista. Con la excepción de Guillermo Endara, quien ganó las elecciones de
1989 en medio de una coyuntura especialísima, el PA postuló en 1994 y 1999
a su presidenta Mireya Moscoso, quien tiene como principal virtud ser la viuda de la gran figura carismática del partido, Arnulfo Arias Madrid. La institucionalización inexistente del PA, provocada por ese determinante rasgo
carismático, ha impedido que el partido asimile cualquier nuevo liderazgo al
margen de una relación directa con el difunto líder.
Del PA surgió una tercera candidatura, la del ex-Presidente de la República Guillermo Endara Galimany. Aunque había sido expulsado del partido
en abril de 2003, tras aceptar la postulación presidencial por otro partido, su
prominencia como arnulfista aseguraba que sus votos provendrían de los simpatizantes del PA. El receptáculo partidista que postuló a Endara fue el Partido Solidaridad (PS), un pequeño partido que no había obtenido más del
1,8% de los votos en las elecciones presidenciales y del 6,5% en las legislativas en las que había participado, y que si no ejecutaba una muy buena maniobra electoral estaba en peligro de desaparecer ese año11.
8
9
10
11
Dicho referéndum, realizado en agosto, tuvo como principal objetivo permitir la reelección inmediata de los presidentes, incluyendo a quien entonces ocupaba el solio presidencial: el perredista Ernesto Pérez Balladares.
Considero que aunque con el proyecto partidista de Martín Torrijos el PRD ha profundizado el
talante y las prácticas democráticas del partido, su liderazgo representa un retroceso en la modernización de la organización. Indudablemente, Martín ha recurrido a la figura de su padre
para hacerse con las lealtades de las bases, lo cual revive los rasgos personalistas carismáticos del partido, que habían sido superados en gran medida bajo el liderazgo de Ernesto Pérez
Balladares.
Por ejemplo, según una encuesta realizada por Dichter & Neira en octubre del 2001, el 73,1%
de los panameños pensaba que la gestión económica del gobierno era «mala» o «muy mala».
Este porcentaje no mejoraría en el futuro. Asimismo, según el informe Transparencia Internacional, publicado en octubre de 2003, Panamá ocupaba el puesto 66 de 133 países, con un índice de 3,4, en donde el más alto índice de corrupción es de 1 en una escala que va del 1 al 10.
El Código Electoral del 2003, en el artículo 109, establece que para sobrevivir un partido político debe obtener el 4% de los votos válidos en la elección que más le favorezca, ya sea la presidencial, las legislativas o para representantes de corregimiento.
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La alianza encabezada por el PRD, cuyo candidato fue Martín Torrijos
Espino, ganó la elección para presidente, quedándose a menos de cuatro puntos porcentuales de obtener la mayoría absoluta. El Cuadro 1 contiene el resultado de la elección presidencial panameña de mayo de 2004.
CUADRO 1
ALIANZAS, CANDIDATOS, PARTIDOS Y VOTOS OBTENIDOS
EN LA ELECCIÓN PARA PRESIDENTE
PANAMEÑO DE 2004
Alianza
Candidato
Partido
Patria Nueva
Martín Torrijos
PRD
Partido Popular
Total
649.157
62.007
711.164
43,3
4,1
47,4
Visión de País
José Miguel Alemán
Partido Arnulfista
MOLIRENA
Partido Liberal Nacional
Total
162.830
60.106
22.632
245.568
10,9
4,0
1,5
16,4
(Sin Alianza)
(Sin Alianza)
Guillermo Endara
Ricardo Martinelli
Partido Solidaridad
Cambio Democrático
462.824
79.491
30,9
5,3
1.499.047
100
Gran total
Votos obtenidos
% Votos
Fuente: Tribunal Electoral de Panamá (2004).
El PRD repitió la victoria presidencial en el ámbito legislativo. Por primera vez desde la instauración de la poliarquía en 1990 un partido obtuvo la
mayoría absoluta de los escaños de la Asamblea Legislativa. En las elecciones legislativas el PA tuvo un mejor desempeño y logró poco más del 20%
de los escaños, lo cual corresponde más a los porcentajes alcanzados en las
citas electorales legislativas anteriores. Véase el Cuadro 2.
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CUADRO 2
VOTOS OBTENIDOS Y DISTRIBUCIÓN DE LOS ESCAÑOS
POR PARTIDO POLÍTICO EN LA ELECCIÓN PARA
LEGISLADORES PANAMEÑOS DE 2004
Partido
Votos obtenidos
% Votos
Escaños obtenidos
% Escaños
549.948
86.727
279.560
125.547
76.191
227.604
107.511
37,8
6,0
19,2
8,6
5,2
15,7
7,4
41
1
17
4
3
9
3
52,6
1,3
21,8
5,1
3,8
11,5
3,8
1.453.088
100
78
100
PRD
Partido Popular
Partido Arnulfista
MOLIRENA
Partido Liberal Nacional
Partido Solidaridad
Cambio Democrático
Total
Fuente: Tribunal Electoral de Panamá (2004).
Vistos los datos, que son bastante claros, es importante destacar el descalabro del oficialista PA y su candidato José Miguel Alemán en la elección
presidencial. Desde las espurias elecciones de 1984, las fuerzas arnulfistas
habían sido siempre el segundo partido más votado del país, por detrás del
PRD, logrando ganar elecciones según el éxito de la alianza conformada. Este
fracaso es claramente aprehendido por el cálculo de la volatilidad electoral
del PA, en particular, y del sistema de partidos, en general, en 2004, comparada con la de 1999. Véase el Cuadro 3.
CUADRO 3
ÍNDICES DE VOLATILIDAD ELECTORAL EN PANAMÁ
EN LAS ELECCIONES DE 1999 Y 2004 (%)
Volatilidad electoral 1999
Partido
Volatilidad electoral 2004
Presidenciales
Legislativas
Presidenciales
Legislativas
PRD
Partido Arnulfista
Partido Solidaridad
Partido Popular
MOLIRENA
Partido Liberal Nacional
Cambio Democrático
1,0
8,9
1,0
8,6
0,2
—
—
9,1
7,1
0,7
2,3
3,8
—
—
11,7
17,9
29,1
6,9
7,0
1,3
2,5
5,8
2,4
9,9
2,7
1,1
1,0
2,0
Total
9,8
11,5
38,2
12.4
Fuente: Elaboración propia.
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Asimismo, el cálculo de la media de diferencia de votos confirma que las
elecciones de 2004 podrían ser calificadas como desviadas, ya que han cambiado los resultados de los partidos, pero no sus bases de apoyo12. Véase el
Cuadro 4.
CUADRO 4
MEDIA DE DIFERENCIA DE VOTOS EN PANAMÁ
DE LAS ELECCIONES DE 1994, 1999 Y 2004 (%)
Partido
1994
1999
2004
Media
PRD
Partido Arnulfista
Partido Solidaridad
Partido Popular
MOLIRENA
Partido Liberal Nacional
Cambio Democrático
7,7
5,4
5,7
4,0
0,5
—
—
1,2
7,2
4,0
2,3
3,5
3,4
2,6
5,5
8,3
15,2
1,9
4,6
3,7
2,1
4,8
7,0
8,3
2,7
2,9
3,6
2,4
Total
5,0
3,4
5,9
4,8
Fuente: Elaboración propia.
Ciertamente, las elecciones de 2004 han dado una pequeña sacudida al
sistema de partidos en particular, y al sistema político en general, pero se puede decir que el sistema sigue siendo estable. Así queda demostrado al verificar que la evolución del número efectivo de partidos mantiene la tendencia
iniciada hace diez años. Véase el Cuadro 5.
CUADRO 5
NÚMERO EFECTIVO DE PARTIDOS ELECTORALES Y LEGISLATIVOS
EN PANAMÁ
N
1994
1999
2004
Media
Número efectivo de partidos presidenciales
Número efectivo de partidos legislativos
5,55
4,33
4,73
3,26
3,32
2,92
4,53
3,50
Fuente: Elaboración propia.
12
Según Anduiza y Bosch (2004), estos tipos de elecciones se deben a factores coyunturales como
un candidato, la situación económica o escándalos de corrupción. La confirmación de este desvío será posible tras los resultados de las elecciones de 2009. Si en esas elecciones se vuelve a
la situación anterior a 2004, se confirmará la clasificación aquí planteada.
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ARTÍCULOS
Tras haber relatado el perfil de los candidatos y las condiciones en las que
sus partidos encararon las elecciones, además de relacionar los resultados de
2004 con los de elecciones anteriores, podemos esbozar algunos argumentos
eminentemente políticos que expliquen la victoria de Torrijos Espino. Aunque no se quiera personalizar las explicaciones, la figura de Guillermo Endara surge inevitablemente como comodín sobre el que giran todos los análisis. No obstante, sería un error minusvalorar los aciertos del PRD a favor de
su propia causa.
El PA es un partido débil doctrinalmente. Esa característica se traduce en
una propensión a que las lealtades al partido no sean muy estables, lo cual se
refleja principalmente en notables diferencias entre los resultados obtenidos
en la votación presidencial y las legislativas de los mismos comicios. Los
guarismos del Cuadro 4 para el PA ilustran claramente esta particularidad.
Concentrándonos en las elecciones de 2004, se puede decir que prácticamente
sólo el 50% de los electores que votaron por legisladores del PA le dieron su
voto también a su candidato presidencial. Como se ha dicho, ésta es una particularidad del PA que ha podido ser medida desde 1994, pero ¿qué les hizo
llegar a los extremos de 2004?
El desvío electoral y la debacle arnulfista del 2004 sobrevino gracias a
la postulación de Guillermo Endara por el Partido Solidaridad. Endara Galimany fue Presidente de la República durante el periodo 1990-1994. Aunque
era un connotado panameñista13, ganó las elecciones de 1989 postulado por
el Partido Liberal Auténtico14 y posteriormente fue colocado en el poder
gracias a la invasión estadounidense a Panamá. Casi dos años después, siendo Presidente de la República, fue unos de los panameñistas que fundó el
PA, partido este que se erigió como heredero político del legado de Arnulfo Arias.
Durante el Gobierno presidido por la viuda de Arias, Mireya Moscoso, a
partir de 1999, Endara mantuvo una postura muy crítica con la cúpula de su
partido y contribuyó a profundizar la percepción de la ciudadanía de que el
gobierno de su partido y la presidenta eran ineptos y corruptos Esta actitud
le impulsó nuevamente como una de las figuras políticas más importantes del
país y le granjeó una gran popularidad entre el electorado y el ala más crítica de su partido. La imposibilidad congénita de la coalición dominante del
13
14
Así eran conocidos los seguidores de Arnulfo Arias Madrid.
El Partido Panameñista Auténtico, liderado por Arnulfo Arias, sufrió una escisión, quedándose
con la estructura legal del partido el sector más proclive a los militares. A los herederos políticos de Arias no les fue permitido inscribir otro partido, razón por la cual sus candidatos a puestos de elección popular tuvieron que postularse por el Partido Liberal Auténtico.
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PA —apoyada en un partido con una institucionalización inexistente basada
en la figura carismática del difunto Arnulfo Arias mediante la figura de su
viuda— para asimilar el liderazgo de Endara propició que hubiera una segunda candidatura arnulfista fuera del partido. No lo soportaron y el PS aprovechó la situación.
Por su parte, el PRD supo aprovechar el terreno abonado que representa
enfrentarse a un partido seriamente desgastado por la gestión gubernamental. Su pasado autoritario, que causaba temor en parte del electorado, ha sido
casi totalmente conjurado por medio de la ampliación de los estamentos de
decisión y la instauración de primarias para la elección de todos los candidatos del partido que competirán por cargos sometidos a elección popular15.
Este nuevo talante les ha permitido captar nuevos votantes para así superar
lo que era conocido con el techo electoral del PRD, el 33% de los votos. De
tal manera que el liderazgo de Martín Torrijos no sólo ha tenido el efecto
cohesivo esperado dentro de su partido —gracias a su prominente apellido—, sino que también ha ampliado su base electoral, al menos momentáneamente.
CONSIDERACIONES FINALES
Como de costumbre, las campañas electorales crean grandes expectativas
sobre el nuevo Gobierno y su Presidente. Sin embargo, y sin querer ser pesimistas, las perspectivas no son tan halagüeñas. Una variable importantísima,
que por las características de este artículo no ha sido tocada, es la del modelo económico imperante en Panamá. No obstante, la aludida contracción del
sistema político como motivación y resultado de la democratización panameña, mediante la invasión, nos da algunas pistas sobre las características de
ese modelo económico.
La poliarquía panameña, aunque sea incongruente, descansa sobre fundamentos excluyentes. En ese sentido, la economía de mercado y la postración financiera del país dejan poco margen de maniobra a los gobiernos. Algunos pueden hacerlo mejor que otros y resistirse más o menos a las tendencias
imperantes. Los ajustes estructurales tendentes a implantar esa economía de
15
El Código Electoral de 1998 sólo obligaba a los partidos políticos a realizar primarias presidenciales si uno de sus miembros era postulado para presidente. Sin embargo, el PRD realizó
primarias para todos los cargos. Gracias a maniobras del PA, la obligatoriedad de las primarias
fue eliminada de la legislación electoral panameña, lo cual no fue óbice para que el PRD continuara con tan saludable práctica.
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ARTÍCULOS
mercado han aumentado la pobreza del país16 y no parece que haya solución
posible dentro de ese modelo. Por si fuera poco, un cambio sustancial de la
situación implica ir a contracorriente del contexto internacional y las condiciones no invitan a sumergirse en aventuras de este tipo, aunque la necesidad apremie.
El contexto en que le ha tocado gobernar a Martín Torrijos Espino es totalmente distinto al de su padre. Las mismas circunstancias que le convierten
en un dirigente de indudables credenciales democráticas, le impiden suprimir las libertades civiles y reeditar el modelo económico que encabezó Omar
Torrijos Herrera. El nuevo Presidente parece ser consciente de esto, por eso
no se prodigó en promesas durante la campaña electoral, lo que a su vez denota responsabilidad por su parte y por parte de sus colaboradores. No es un
secreto que de su gestión gubernamental depende que su partido conserve los
más de 100.000 votos independientes que favorecieron su candidatura.
Martín Torrijos y el PRD gozan de mayoría absoluta en la Asamblea Legislativa, ganaron la mayoría absoluta de las alcaldías y también obtuvieron la
mayoría absoluta de los representantes. Este hecho no tiene precedentes en
la poliarquía panameña y, en principio, debe facilitar la gestión gubernamental
del nuevo presidente.
Durante el nuevo periodo presidencial se confirmará si el descalabro electoral del PA fue un accidente o realmente es la víctima de un eventual realineamiento del sistema de partidos panameño. Ciertamente, al país no le
conviene que persista el vacío que momentáneamente el PA ha dejado como
segunda fuerza partidista del país. La actual coyuntura obliga a este partido
a modernizarse —a lo que se ha resistido tenazmente— para que se mantenga la estabilidad del sistema de partidos17. No creemos que el PS ni el Partido Popular ni Cambio Democrático sean partidos idóneos para cumplir con
ese papel y evitar que aumente perniciosamente la volatilidad del sistema.
La estabilidad del sistema de partidos dependerá de lo que suceda en el PA,
aunque no por conveniente el proceso dejará de ser doloroso.
✒
16
17
HARRY BROWN ARAÚZ
Por ejemplo, de 1995 a 1998 el porcentaje de pobreza ha sido de 39,6, 40,9, 41,9 y 40,6, respectivamente. Actualmente el desempleo y subempleo es casi del 20%, las exportaciones han
caído un 8% y la producción industrial un 23%.
En un estudio comparativo sobre Panamá, Costa Rica y Guatemala, clasifico al sistema de partidos panameño como medianamente institucionalizado. Por su parte, Achard y González (2004),
en un estudio que abarca toda Centroamérica, lo clasifican como altamente institucionalizado.
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ARTÍCULOS
Harry Brown Araúz
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Artículos breves
Voluntarios filipinos
en las Brigadas Internacionales
del Ejército de la República Española
(1936-1939)
S A LVA D O R B O FA R U L L
Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales
Madrid
La participación de voluntarios filipinos en la Guerra Civil Española ha
sido poco estudiada. La casi totalidad de los tratados históricos sobre el conflicto no mencionan tal participación. Por una parte, al no haber accedido
Filipinas a la independencia en aquellas fechas, no se le cita como país de
origen de sus voluntarios, a los que, en algunos casos, se les clasificó como
estadounidenses. Su cifra exacta no es conocida. Un veterano da la cifra de
cincuenta, que nos parece exagerada. En cuanto a su encuadramiento, la
mayoría de ellos integraban el Lincoln Battalion (Batallón Lincoln) y dentro de él la llamada Compañía Rizal1, de la que, asimismo, se tiene poquísima información. Un grupo muy reducido, de origen anarquista, se incorporó a formaciones de la CNT, totalmente independientes de las Brigadas
Internacionales y que actuaron en distintos sectores del frente. Finalmente,
otro grupo, asimismo reducido, estuvo formado por ciudadanos españoles
residentes en Filipinas, que acudieron a España para enrolarse en las filas
del Ejército regular de la República. A continuación citamos los casos individuales que hemos podido identificar 2.
1
2
Así llamada en honor de José Rizal (1861-1896), dirigente nacionalista filipino encarcelado y
fusilado por los españoles. Se le considera el principal mártir de la independencia filipina.
La mayor parte de la información procede de la obra de Nancy & Len Tsou, The Call of Spain
(en chino), Milwakee, EE.UU., 2001.
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ARTÍCULOS BREVES
Salvador Bofarull
MANUEL LIZARRAGA
Nació en Manila el 1 de enero de 1895. Trabajó durante más de veinte
años en la Marina Mercante y posteriormente emigró a Estados Unidos.
Allí se embarcó en un navío de la compañía naviera Lizalde (¿Elizalde?).
En 1934 participó en las campañas sindicales obreras de Estados Unidos.
Según datos del FBI, solicitó pasaporte el 20 de junio de 1936 (pasaporte
# 1379) y llegó a España el 10 de diciembre del mismo año, tras pasar por
Niza, Francia. Al llegar a España se enroló en las Brigadas Internacionales, siendo destinado al Batallón 57 de la XV Brigada. A su llegada a España dominaba varios idiomas, como el español, inglés, francés, portugués y
tagalo, habiendo escrito varios artículos sobre problemas laborales en distintas revistas.
Durante su estancia en España empezó como soldado raso y participó en
la batalla de Lopera a fines de diciembre. Durante el combate fue herido en
una mano, siendo ascendido a alférez, y una vez restablecido se reincorporó a su unidad. Poco después participó en la batalla del Jarama, donde se
distinguió por su bravura. Por ello fue ascendido a teniente. También tomó
parte en la batalla de Brunete, donde fue nuevamente herido. En 1938, durante su hospitalización en el hospital militar de Vic3 (Barcelona), se afilió al
Partido Comunista de España.
ARTEMIO ORTEGA LUNA
Nació el 27 de febrero de 1901 en Naguiliá, provincia de La Unión, Filipinas. En su país sirvió como soldado de infantería desde 1922 hasta 1925.
En 1927 emigró a Estados Unidos, donde cursó estudios durante doce años,
estudios que simultaneó trabajando en diferentes proyectos de obras. Participó en la huelga para reclamar una subida de salarios en el año 1931 y en
el año siguiente se afilió al Partido Comunista de EE.UU. del distrito 2 de
Nueva York, donde fue responsable de los asuntos financieros. De 1935 a
1937 perteneció al grupo filipino del Partido Comunista norteamericano.
Fue detenido en el curso de una manifestación obrera junto a otros miembros del partido, siendo todos ellos liberados sin cargos después de ser juzgados.
3
A veces escrito Vich, en ortografía antigua catalana.
Revista Española del Pacífico
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ARTÍCULOS BREVES
Artemio Ortega Luna, fotografiado
en uniforme de campaña.
Artemio llegó a España, siendo soltero, el 12 de enero de 1937 y se incorporó como soldado a las Brigadas Internacionales, XV Brigada. Participó
en las batallas del Jarama y de Brunete. Aunque no sufrió ninguna herida
en el frente, dejó el campo de la batalla debido a su fatiga por el excesivo
esfuerzo físico que desarrollaba. Por ello se le destinó como portero al hospital militar número uno, en Cuenca, el 11 de julio de 1937. Se conserva
una fotografía suya con un grupo de brigadistas de distintas nacionalidades, entre ellas un japonés (Jack Shirai) y un afro-americano (Sterling
Rochester). En 1937, el cartelista Juan José Padilla incorporó su efigie a
un cartel de propaganda de las Brigadas con la leyenda «Todos los pueblos
del mundo están en las Brigadas Internacionales al lado del pueblo español». Los otros dos brigadistas mencionados aparecían también en el emblemático cartel.
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ARTÍCULOS BREVES
Salvador Bofarull
MODESTO AUSOBASA ESTEBAN
Este voluntario filipino combatió en la 51 Brigada. No se afilió al Partido Comunista y en su hoja de servicios figura que desempeñó muy bien su
vida militar y dio continuas muestras de compañerismo. Al ser repatriados
los voluntarios extranjeros en Barcelona, en enero de 1939, Modesto Ausobasa rellenó un formulario expresando su deseo de quedarse en España.
DEMETRIO GOROSTIAGA
Nació en Manila el 9 de octubre de 1909 y estuvo empleado en una empresa comercial, residiendo en su ciudad natal, calle Concepción, número 250.
Llegó a España el 15 de diciembre de 1937, incorporándose en las Brigadas
Internacionales, XV Brigada, 58 Batallón, 5.a Compañía, y también sirvió
en una compañía de ametralladoras, en la que, gracias a su dominio del castellano y del inglés, actuó de intérprete. Luchó en el frente del Ebro durante cuatro meses. El 1 de agosto de 1938 por la noche, su grupo fue atacado
en los alrededores de Gandesa, y Demetrio sufrió una herida en la parte
izquierda de su cuerpo. Estuvo ingresado en el hospital militar número dos
de Vic, Barcelona, durante 45 días.
El 12 de noviembre de 1938, ya repuesto de sus heridas, estuvo en Barcelona cuando se procedía a la repatriación de voluntarios extranjeros. En
su formulario expresó el deseo de ser enviado a México, pero hay informaciones acerca de que siguió luchando en España hasta el final de la contienda, pasando seguidamente al sur de Francia, donde, en 1939, aparece
internado con voluntarios sudamericanos en el campo de Argelés. Algunas
fuentes mencionan que, aunque residente en Filipinas, conservaba la nacionalidad española, pero este dato no ha podido ser confirmado.
EDUARDO MIRANDA GONZALES
Hay muy pocos datos de este voluntario filipino. No era miembro del
Partido Comunista. Al ser repatriado pidió ser enviado a México. Su apellido aparece unas veces como González y otras como Gonzales, por influencia anglosajona.
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ARTÍCULOS BREVES
Fragmento de un cartel de Juan José Padilla, 1937.
PEDRO PENINO
Nació en 1907 en Manila. Ejerció la profesión de marinero y se afilió al
Partido Comunista Filipino4 en 1934. Fue una persona justa, abierta y tuvo
dificultad de expresarse en inglés. El 14 de febrero de 1937 llegó a España
desde San Francisco (EE.UU.), incorporándose a las Brigadas Internacionales, XV Brigada, Lincoln Battalion, en cuyas filas luchó en la batalla del
Jarama. Posteriormente pasó a servir en la XII Brigada. Participó en las batallas de Brunete y de Aragón. El 12 de septiembre de 1937 fue enviado a la
base de las Brigadas, en Albacete, donde trabajó de electricista.
El 1 de enero de 1938 escribió en el periódico Unión, de Manila, sobre
la batalla de Madrid y dijo: «...en España hay muchos voluntarios filipinos
y hay algunos que son de alto cargo como Claro, un comisario político en
una compañía mixta». Poco después fue repatriado de España e intentó volver a Estados Unidos, su anterior residencia, pero se le denegó la entrada al
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El Partido Comunista de Filipinas fue fundado en 1930. En 1939, Luis Taruk se afilió a él y poco
después se convirtió en su dirigente más destacado. Posteriormente abandonó el partido y colaboró con el presidente Marcos.
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ARTÍCULOS BREVES
Salvador Bofarull
país por motivos políticos. Tuvo que volver a Manila, adonde llegó en mayo
del mismo año.
En Manila, enfermo y sin dinero, seguía hablando de España. En una
entrevista con el periódico Unión, de Manila, dijo: «Cuando yo estaba en
la Compañía Rizal de los Voluntarios Internacionales, he visto mucha gente de China, Japón, Italia, Alemania, Francia, Inglaterra, Estados Unidos
y otras zonas. Había 50 filipinos, entre ellos dos que venían de Miaja y tenían altos cargos; uno era el coronel Santiago y el otro era el Sr. Mendoza».
Se reincorporó al Partido Comunista Filipino y durante la Segunda Guerra Mundial, a principios de 1942, Penino trabajó con los guerrilleros hukbalahap («People’s Anti-Japanese Army») y participó activamente en las
actividades clandestinas contra los invasores japoneses. Hacia el final de la
guerra fue asesinado por una brigada de choque japonesa.
CARLOS LÓPEZ MAEZTU
De este voluntario filipino hay muy pocos datos. No pertenecía al Partido Comunista. En su hoja de servicios figura que era serio y disciplinado.
MARK FAJARDO
Nació el día 1 de marzo de 1905 en Filipinas. Se afilió al Partido Comunista de EE.UU. en abril de 1935, en Nueva York. Vino a España en barco desde Estados Unidos en febrero de 1938 y se incorporó a las Brigadas
Internacionales, 127 Brigada. Durante la batalla de Gandesa fue capturado por el enemigo y llevado al campo de prisioneros de San Pedro de Cardeña, junto con el voluntario chino Chen Agen5. Mark tuvo la suerte de ser
liberado por intercambio de prisioneros de guerra, el día 22 de abril de
1939. En otras fuentes se cita a José Fajardo, pero probablemente es la misma persona.
5
Agen comentó posteriormente que le había llamado la atención el sombrero, de piel vuelta, que
llevaba Fajardo y con el que aparece tocado en la única fotografía que de él se conserva.
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Mark Fajardo, en el campo de prisioneros de San Pedro de Cardeña.
SERVANDO ACEVEDO MONDRAGÓN
Servando nació el día 23 de octubre de 1888 en Filipinas. Obtuvo su pasaporte el día 12 de julio de 1937, en Manila, y fue a Estados Unidos en barco el día 21 del mismo mes. Salió de Brooklyn con otros voluntarios norteamericanos hacia España y se incorporó a las Brigadas Internacionales, XV
Brigada, 59 Batallón, que era un batallón de hispanohablantes. Entonces
Servando ya tenía 49 años. Cayó prisionero en la batalla del Ebro, frente de
Gandesa, y permaneció encarcelado desde el 30 de marzo hasta el 10 de abril
de 1938, primero en Gandesa y después en San Pedro de Cardeña, con otro
prisionero filipino, Mark Fajardo. Su nombre figura en la lista de los prisioneros de 10 de septiembre de 1938. Fue liberado junto a Fajardo el 22 de
abril de 1939.
AQUILINO BELMONTE CAPITOLIO
Nació en 1902 en Filipinas. Militó en el Partido Comunista Filipino. Vino
a España y se incorporó a las Brigadas Internacionales. Cayó prisionero y
su nombre figura en la lista del campo de concentración de Miranda de Ebro
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ARTÍCULOS BREVES
Salvador Bofarull
de noviembre de 1942. Junto a su nombre aparece el del voluntario chino
Chen Agen6.
POLICARPIO SANTIAGO
Se tienen datos acerca de que luchó en las filas de la Compañía Rizal, de
la que se tiene muy poca información.
MENDOZA
Sólo se conoce su apellido. Fue citado por su compañero Pedro Penino
en un artículo publicado en Filipinas.
ENRIQUE ALMENAR GABRA
Este voluntario nació el 25 de julio de 1920 en Manila, Filipinas, y a los
nueve años de edad se trasladó a España con su familia, viviendo con ellos.
Trabajó en la fábrica de botones Galalich y al empezar la Guerra Civil se
afilió a la Central Nacional de Trabajadores (CNT), en julio de 1936. Se
incorporó voluntario a la columna anarquista Durruti, participando en las
batallas de Alcubierre, Segre y Lérida (Lleida). El 18 de abril de 1938 fue
incorporado el Ejército de la República, 179 Brigada, 51 Batallón, 4. a Compañía. El 18 de noviembre del mismo año expresó su deseo de volver a su
ciudad natal, Manila (calle Dorado, número 556), adonde fue repatriado.
OTROS
Algunos súbditos españoles residentes en Filipinas se incorporaron a filas
al estallar la Guerra Civil y lo más probable es que sirvieran en las unidades regulares del Ejército de la República y no en las Brigadas Internacionales. Se citan algunos nombres, entre ellos Jarana, José, y Catasús, Juan.
✒
6
S A L VA D O R B O FA R U L L
Agen había estado anteriormente internado en el campo de San Pedro de Cardeña.
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Reseñas
MORALES, Alfredo J. (dir.): Filipinas, puerta
de Oriente. De Legazpi a Malaspina. Catálogo de la exposición celebrada en el Museo
San Telmo, Donostia-San Sebastián, 22 de
noviembre de 2004 - 19 de enero de 2004, y
en el Museo Nacional del Pueblo Filipino,
Manila, febrero-abril de 2004. Barcelona,
2003. 333 pp.
Josep Maria Fradera ha calificado a Filipinas como «la colonia más peculiar», y, ciertamente, la personalidad de su primer gobernador está fuera de lo normal. El guipuzcoano
Miguel López de Legaspi tuvo un talante
especialmente negociador en su trato con los
jefes locales, mostró cuidado por el respeto
a las normas, a pesar de la lejanía, y gastó
su fortuna en el envite, en lugar de ganarla.
Además, puso las bases que permitieron a
España plantar sus reales en Filipinas durante 333 años. Por ejemplo, la fundación de
Manila, el mejor puerto natural de Asia, con
una excelente protección natural y acceso
rápido a Japón, a China y a los puertos del
Sudeste Asiático.
Con motivo del quinto centenario de su
nacimiento en Zumárraga, La Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior ha puesto en marcha una serie de actividades, conferencias y encuentros, como la exposición
«Filipinas, puerta de Oriente. De Legaspi a
Malaspina», y el libro con el catálogo de las
piezas expuestas, acompañado de artículos
que ayudan a situar los logros del que se
nombró como Adelantado de Manila. Una
visión general centrada en los viajes, el contexto político, las aportaciones religiosas, la
arquitectura, el comercio o la erección de la
catedral, muy trabajados, con paridad entre
las perspectivas filipinistas y americanistas
(pero sin filipinos), ayudan a comprender el
legado de quien hubo de aguardar cinco años
sin refuerzos, ni órdenes superiores, ni apenas provisiones nuevas. Lo consiguió, en
buena parte, gracias a una pequeña figura de
madera negra de recuerdo dejado por la expedición de Magallanes y Elcano, durante su
primera circunnavegación al globo. Era el
Santo Niño de Cebú, que, después de cuatro
décadas, era idolatrado por toda la isla, más
allá de las rivalidades tribales. Legaspi utilizó la religión en un sentido semejante, pero
para todo el archipiélago.
FLORENTINO RODAO
SAIKAKU, Ihara: Amores de un vividor. Prólogo, traducción y notas de Fernando Rodríguez-Izquierdo. Alfaguara, Madrid, 2003.
407 pp.
Yonosuke era un putero redomado, hablando en plata. Al cumplir los sesenta años
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RESEÑAS
«no existía un barrio de putas en todo el ancho
mundo que él no hubiera visitado», y, no contento con ello, acaba su vida embarcado con
unos amigos en busca de Nyogo, la isla mítica repleta de mujeres. Amores de un vividor
relata sus peripecias y sensaciones por el mundo flotante (los barrios chinos, en español),
que incluyen no sólo las descripciones de las
mujeres y de los hombres que yacen con él,
sino también el ambiente, las complicidades,
las reglas internas y la forma en que subsistía una vida y un negocio que estaba oficialmente prohibido.
Saikaku Ihara (el apellido antes del nombre en los japoneses, al menos hasta la Renovación Meiji), así, escribió una novela que
trascendía el erotismo para mostrar los gustos de una sociedad emergente al son del progreso económico en el Japón Tokugawa. La
pacificación del país había permitido el auge
del comercio, que conllevó el de los chônin
o ciudadanos, residentes en algunas de las
urbes mas populosas del planeta, porque Edo
(Tokio) rondaba los 800.000 habitantes y Osaka y Kioto 300.000 cada una, cuando París o
Londres no pasaban del medio millón. Además, sin el poder político de la nobleza ni la
función administrativa y militar de los samurais, los chônin desarrollaron una cultura propia, más centrada en los placeres mundanos
y en el dinero, con obras literarias que se
deleitan en el contraste entre los negociantes
perspicaces y los samurais torpes o entre los
vivaces visitantes de los burdeles y los presuntos pazguatos que apenas visitan el «mundo flotante».
Picaresca y llena de realismo, Amores de
un vividor se centra más en los escarceos
amorosos que en el resultado tangible y muestra, por una parte, la sensibilidad profunda y,
por otra, las numerosas reglas que imperaban incluso en esos mundos tan dados a operar al margen de la sociedad. Yonosuke des-
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cribe, por ejemplo, la repulsa hacia una mujer
de la que sobresalía un palillo mondadientes
en el pañuelo guardado en su seno, pero también el rechazo a que las damas de compañía
comieran con los clientes, especialmente las
de clases más altas, y las dificultades que
ellas debían pasar por ello. Pero el tema
sexual, en la literatura japonesa, no es ni una
excepción ni el resultado de un momento concreto. Porque el protagonista del Romance
de Genji, del siglo XI, por ejemplo, también
cuenta por miles sus actos de amor, y, más
cerca de nuestro tiempo, a principios del siglo
XX, la poetisa Yosano Akiko vendió millones de ejemplares de un libro de poemas con
fuerte contenido erótico, Midaregami, o pelo
enredado.
El libro que acaba de aparecer es la merecida reimpresión de un excelente trabajo
publicado por primera vez en 1983, contemporáneo de otra traducción directa del
japonés por otro de nuestros principales niponólogos, Antonio Cabezas (Hiperión.) Poeta, profesor y ganador en 1996 del Premio
Noma en traducción al japonés, RodríguezIzquierdo trata de conservar al máximo los
numerosos significados de la obra y los
dobles sentidos de los retruécanos del texto
original, con numerosas citas, mientras que
Cabezas lo recrea con términos antiguos y
símiles salidos de la Piel de Toro, evitando
esas citas al máximo. El primero es más
mesurado en los términos y el otro escribe
con desparpajo. Pero las dos traducciones
siguen siendo válidas, precisamente por su
diferencia; son, simplemente, dos del sinfín
de versiones de esta obra, cumbre de la literatura japonesa.
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RESEÑAS
MATSUOKA, Takashi: El honor del samurai.
Traducción de Fernando Mateo. Ediciones B,
Barcelona, 2003. 444 pp.
Los últimos samurais desaparecieron
hace un siglo y las geishas casi, aunque siguen
trabajando algunas. Pero los personajes
siguen candentes, al menos literariamente
hablando, quizá porque el mundo antiguo
nipón se ha convertido en una plataforma
magistral para dar alas a una ficción que,
como dijera Paul Theroux, nos da la segunda oportunidad que la vida nos deniega.
El honor del samurai, la primera novela de Takashi Matsuoka, situada a comienzos de la década de 1860, reincide en ese
mundo. Un señor feudal convertido en adalid de la modernización a raíz de sus poderes de presciencia, que le permiten anticipar
el final del anquilosado régimen feudal, sufre
los ataques de numerosos enemigos, tanto
de los tradicionales de su clan y su feudo
como de los hostiles a la apertura del país,
y sólo consigue salir airoso gracias a la ayuda de una geisha enamorada, de la lealtad de
algunos samurais y de unos misioneros protestantes, que huían del Oeste Americano.
Trama de acción como es, Matsuoka ha estudiado el contexto en profundidad, incluida
una temporada viviendo en un templo Zen,
y demuestra conocerlo bien. Así, transmite
una imagen de los japoneses que se sale de
la perspectiva eurocéntrica al uso: ni las vidas
de los nipones giran alrededor de los occidentales, ni la lucha es su única preocupación. Dedican su tiempo libre a la contemplación de la naturaleza, muestran emociones
intensas y tienen un concepto de la estética
dominado por lo efímero: «La belleza es tan
fugaz que nunca permanece en el mismo lugar
por mucho tiempo». Matsuoka se esfuerza
también por centrar la acción global como
una disputa interna entre nipones, y la vio-
lencia en el Oeste Americano, de hecho,
resulta un contrapunto interesante a la de
Japón. El choque cultural de esos momentos trasciende en la obra en pequeñas gotas,
por medio de detalles nimios pero sugerentes; desde las discusiones sobre cómo decorar una habitación a la renuencia de la geisha Heiko a endulzar la traducción al inglés
de su oficio. Ni concubina ni amante; lo más
cercano, afirma, prostituta.
Pero la búsqueda desaforada de ventas
empaña el valor de la obra, desatendiendo el
desarrollo de los personajes y centrando el
esfuerzo en incluir tópicos. Al igual que la
también primeriza Suzzane Visser con el
Japón actual en su Sushi (2002), Matsuoka
parece pensar que la mejor forma de captar
lectores es ofrecer la mayor cantidad de carnaza exótica posible, usando remachadamente los suicidios rituales, el despotismo,
los eta o burakumin, los ninjas, las artes marciales y los pérfidos sonnô jôi anti-occidentales. Es una recurrencia interesante en ocasiones, sobre todo en las citas que abren cada
capítulo o en las preguntas ilógicas o koan
del Zen, pero tal saturación lastra el relato.
Ahora bien, es obvio que abre las puertas de
las editoriales, que parecen considerar al
público español especialmente inmaduro para
desanclarse de esos tópicos,y no sólo se remite a Shogun, de James Clavell (en todo caso,
esa comparación debería ser con Gaijin, aunque tuvo menos ventas), sino que también
han cambiado el título original. Al igual que
también ocurriera con Visser, Bandada de
gorriones fue transmutado en El honor del
samurái, que apenas denota el contenido pero
incluye una palabra con anclaje seguro al
mundo exótico nipón. Alas a la imaginación,
sí, pero siempre sobre seguro.
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RESEÑAS
MUÑOZ HIDALGO, Alfredo: El Tifón Amarillo.
Memoria de una víctima de la invasión nipona en Filipinas, 1939-1945. Madrid, Incipit
Editores, 2002. 287 pp.
Si Varsovia fue la ciudad ocupada mas
bombardeada en Europa, Manila recibió ese
dudoso honor en Asia durante la II Guerra
Mundial. Durante casi un mes, mientras caían bombas a mansalva y los acorralados soldados japoneses asesinaron a discreción,
miles de españoles e hispanizados perdieron
sus vidas. Fue una proporción exagerada porque esas masacres tuvieron lugar en la «mesticería», los barrios de Malate y Ermita, donde se concentraban los hispanohablantes,
junto con la zona colonial por excelencia,
Intramuros.
En España, sin embargo, apenas se ha
sabido. A excepción de un libro encargado
oficialmente (Pérez de Olaguer, El Terror
Amarillo en Filipinas, 1947) y algún artículo suelto, se desconoce tanto la batalla como
el daño tan profundo causado a lo español.
A pesar de que los libros filipinos sobre la
destrucción de Manila (como el de Alfonso
Aluit, By Sword and Fire, 1994, o Bonifacio M. Escoda, Warsaw of Asia: the Rape of
Manila, 2000) recuerdan la gran proporción
de testimonios en español y hacen honor a
la contribución de nuestro diplomático Pedro
Ortiz Armengol (Intramuros de Manila,
1958). La ocupación japonesa se recuerda
allí, además, con traducciones de manuscritos escritos en castellano, como las memorias del rector del Colegio de San Juan de
Letrán, el dominico Juan Labrador, o las del
guerrillero vasco Higinio Uriarte.
El Tifón Amarillo cuenta esa batalla y la
intensa vida de la comunidad española durante esos años. A través de un personaje real
con nombre ficticio (Alexis Vicuña, como
Julio de Castro), Alfredo Muñoz Hidalgo
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narra las vicisitudes de una colonia que era
parte decisiva en el país, porque aportaba la
mayor empresa del país (la Compañía General de Tabacos de Filipinas), las fortunas más
significativas y los apellidos más lustrosos.
Es un esfuerzo saludable, porque ayuda a
abrir la página que España cerró en 1898,
entreabierta sólo para recordar a los Últimos
de Filipinas. Si las extraordinarias vivencias
personales de Muñoz Hidalgo y su experiencia durante la ocupación japonesa ayudan a ello, tanto mejor, porque las páginas
del libro se van devorando entre la vorágine de la ocupación japonesa.
El resultado final se resiente de una cierta bisoñez narrativa y de una labor de edición mas cuidada. El subtítulo de la portada
(Memoria de una víctima de la invasión nipona en Filipinas, 1939-45) es diferente del de
la tercera página (Reportaje histórico con
novela al fondo) y del señalado por el prologuista (Versión de una víctima de la lucha
entre yanquis y nipones en Manila, 19401945). El Tifón Amarillo es, antes bien, una
novela con reportaje histórico al fondo que
bucea sin rumbo fijo entre una historicidad
(«los hechos son auténticos») que no cumple y un deseo por incluir temas atrayentes
(la red de espionaje TO, por ejemplo) que
sólo dejan la trama más enrevesada. Muñoz
Hidalgo, inmerso en el «paso al campo de la
novela histórica», tal como señala en la contraportada, necesita aclararse, pero aún tiene mucho que contar.
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FLORENTINO RODAO
RESEÑAS
SIONIL JOSÉ, Francisco: Anochecer. Traducción de Carlos Milla Soler. Maeva, Madrid,
2003. 296 pp.
SIONIL JOSÉ, Francisco: El árbol de la esperanza. Traducción de Carlos Milla Soler. Maeva, Madrid, 2003. 195 pp.
SIONIL JOSÉ, Francisco: Mi hermano, mi enemigo. Maeva, Madrid, 2004. 277 pp.
VILARÓ, Ramón: Tabaco. El imperio de los
marqueses de Comillas. Martínez Roca,
Madrid, 2003. 304 pp.
La Saga de Rosales es la historia de Filipinas. Esta serie de cinco novelas expresa
sus padecimientos, sus esperanzas y su gente desde que, a fines del siglo XIX, ilocanos,
ilongos, pampangos, tagalos, cebuanos, pangasinenses o bicolanos empezaran a reparar
en esos otros pueblos que también estaban
bajo la dominación española como aliados
en una empresa más vasta, la nación.
La Saga comienza en Anochecer con el
éxodo del clan Sansón desde Ilocos, la tierra de tantos obligados a diseminarse fuera
de su lugar de nacimiento. Huyendo de la
ley, los Sansón sufren penalidades de todo
tipo, desde las que reserva la naturaleza al
atravesar selvas o vadear ríos, hasta el acoso de las autoridades y de los indómitos, tanto los bandoleros, nativos de las tierras altas,
como los remontados, llamados así por establecerse en zonas recónditas para evitar pagar
impuestos. Instalados en Rosales, en la provincia de Pangasinan, a unos 300 kilómetros, los Sansón emprenden una nueva vida
donde se reflejan los desazones y las esperanzas de su país —y del autor, también ilocano y nacido en Rosales—. La Saga refleja, así, el esfuerzo de unos individuos por
poner en marcha un nuevo pueblo, pero también el de la diáspora ilocana y, cómo no, las
dificultades de esa nación filipina por encontrar un futuro mejor. Los protagonistas lo
traslucen y sus vidas se confunden con la de
su propio país. «Sólo se es joven una vez,
pero uno quiere hacerse mayor antes de tiempo». La vida de un instruido acólito con perspectivas de llegar al sacerdocio, devenido en
campesino por las injusticias coloniales en
Anochecer, y el hijo bastardo de un cacique
local, caracterizado en El Árbol de la Esperanza por su candidez, y, pasados los años,
en Mi hermano, mi enemigo, convertido en
poeta e intelectual que revive cuando se indigna, agobiado por la diferencia social de sus
dos padres y por la necesidad de saber si se
amaron, son los ejes a través de los cuales
se desarrolla la Saga.
La multitud de claroscuros de la vida diaria o la búsqueda de modelos ejemplares en
medio de una sociedad repleta de trances problemáticos son una parte esencial de la novela y del país. El ex-acólito se ve involucrado primero en la búsqueda de una existencia
digna y acaba dando la vida en la lucha filipina por la independencia, pero sin haber
tenido nunca pretensiones de héroe. El segundo, instalado en su adolescencia, nos relata
el mundo que le rodea, repleto de generosidad pero también de injusticias. Su primera
experiencia amorosa, la del amor imposible
de su padre enviudado, el párroco rácano que
ahorra lo imposible para levantar una iglesia o el esfuerzo del administrador de su padre
por restituir a los campesinos las tierras despojadas ilegalmente. En el último libro, las
propias contradicciones a las que conduce la
vida misma. Luis Asperri, ansiando la igualdad social pero heredero de una gran fortuna, enamorado de una rica mujer y hermanastro de un comandante guerrillero que, al
casarse, se ve incapaz de invitar a su fami-
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RESEÑAS
lia pobre. Son historias emotivas que, en ocasiones, llegan a ser desgarradoras, como el
suicidio del administrador, fracasado en su
esfuerzo por restituir esas tierras pero incapaz también, después, de convencer a los campesinos de haber hecho lo posible en su favor
y de no haberles estafado, como tantos anteriormente.
El espíritu vital de los episodios desliza
las ambiciones de Filipinas, pero también
sus aprehensiones, y a España le toca un
papel desagradable, sobre todo en Anochecer, pero también en las obras aún por publicar. Los personajes más perversos, o son
españoles o hablan español. Los norteamericanos también reciben un tratamiento poco
favorable, culpables de masacrar a la población y de violaciones y pillajes por doquier,
pero es distinto: no aparecen personajes que
condensen ese rechazo, que, además, no se
transmite al idioma.
Es así, querámoslo o no. Estas imágenes
son las dominantes en Filipinas, tal como refleja un recientemente abierto «Museo de los
Horrores» repleto de datos erróneos y manipulaciones. Sionil José las refleja. Educado
bajo el trauma de la guerra del Pacífico, su
nacionalismo tiene una actitud ambivalente
hacia Estados Unidos, a los que siempre agradecerá haberles librado de la ocupación japonesa. Su generación salió poco predispuesta
hacia España. Se rememoró la amistad con
Japón, siquiera fuera breve, y se repudió todo
lo relacionado. Su lengua, aunque antes había
sido la de los educados y los intelectuales, pasó
a ser la de los oligarcas y los explotadores. Sionil José, así, ha escrito siempre en inglés, y
ahora, con las lenguas vernáculas en auge, se
le hace cuesta arriba escribir en ilocano, o en
tagalo.
Sionil José entraría en la categoría de antiespañol y él mismo bromea sobre sus discusiones con Nick Joaquín, otro de los más sobre-
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salientes autores filipinos, muerto el pasado
mes de abril, quien veía en España el origen
de las mejores esencias de Filipinas, mientras que para el autor de la Saga Rosales lo
es de los males del país. Pero Sionil José y
su obra tienen muchos matices. Él repite que
no está opuesto a los españoles, sino a lo que
hizo España, y lo demuestra siendo uno de
los más asiduos asistentes a las actividades
del Instituto Cervantes en Manila, quizá porque considera a este escritor su preferido y a
Don Quijote como su personaje más admirado. Y lo español, como el resto de los filipinos, sabe que forma parte indeleble de su
identidad; abomina de algunas de esas aportaciones, pero no de otras porque, simplemente, forman ya parte de lo propio. Como
tantos españoles que compartieron con los
filipinos a fines del siglo XIX, por ejemplo,
la visión de España como una madre que había
abandonado a sus hijos: la Mater Dolorosa
de Álvarez Junco se refleja también en los
trabajos de Reynaldo Clemeña Ileto, autor
del famoso Pasyon and Revolution.
El eje principal de Sionil José para entender España, de hecho, no es tanto el pasado,
sino el problema que más le preocupa: construir las Filipinas. El autor reconoce el mérito de la Universidad de Santo Tomás de Manila por abrir la enseñanza universitaria a los
nativos, pero los misioneros españoles aparecen entre los personajes más odiosos como
reflejo, antes de nada, de la imposibilidad de
filipinizar su iglesia, en donde los frailes españoles ocupaban los puestos que debían estar
a cargo de los propios nacionales. Es imposible desdeñar la importancia de la religión
católica al entender cómo han valorado la
herencia española, porque los filipinos se la
han apropiado y modelado desde el comienzo en función de sus propias necesidades,
adaptándola a las creencias en espíritus y a
las ofrendas, tan comunes en el mundo mala-
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RESEÑAS
yo previo a la llegada de los españoles. Un
cementerio filipino durante un primero de
noviembre, el Día de los Muertos, muestra
claramente ese sincretismo: las familias visitan las tumbas con una idea de disfrutar junto a los familiares perdidos, equipadas con
flores, pero también con radio-cassettes, guitarras y tupperwares con los que comer, cantar y pasar un rato agradable, aunque pueda
parecer extraño.
Tabaco es un interesante complemento.
Dedicada al Grupo Comillas, el principal
conglomerado empresarial español durante
la Restauración, la novela recrea el papel
crucial de Filipinas a fines del siglo XIX para
España, en los postreros esfuerzos por sacar
beneficios de las colonias, una vez que se
perdieron las expectativas del futuro en Cuba.
El grupo dio origen a la Compañía General
de Tabacos de Filipinas, la mayor empresa
del país hasta la década de 1960 y objeto preferente de ese odio anticolonial reflejado por
Sionil José, quien lo vivió de cerca, porque
la hacienda más importante de Tabacalera,
La Luisita, se halla en Tarlac, un pueblo cercano a Rosales. La novela de Ramon Vilarò
trata el lado opuesto. Sus personajes buscaban beneficios para sus empresas, pero también compartían ambiciones con los filipinos, como el segundo marqués de Comillas,
un personaje también obsesionado por la religión y sucumbían a sus encantos, con un carlista catalán emigrando definitivamente en
busca del amor de una mestiza. Vilarò, que
conoce bien el archipiélago desde que cubriera la llegada de Corazón Aquino al poder,
allá por la década de 1980, refleja así una
idiosincrasia afín entre filipinos y españoles, que es producto, en parte, de esa cultura compartida a lo largo de más de tres siglos,
que perdura y perdurará, más allá de colonizaciones, de luchas antiimperialistas y de
beneficios empresariales.
Las similitudes y la historia compartida
contrastan con el desconocimiento de Filipinas y de su literatura en España. Anti o
proespañoles, escriban en tagalo, en inglés
o en español, de los escritores filipinos sólo
se conoce a José Rizal. Es extraño, especialmente si se tiene en cuenta la atención
prestada al otro principal candidato al Nobel
procedente del Sudeste de Asia, Pramoedya
Ananta Toer. Los dos comparten edad, odio
al colonizador (Holanda, en el caso de Ananta Toer), posiciones ideológicas, censuras
desde sus propios gobiernos, intenso lirismo, un realismo mágico vital y reconocimiento mundial: sus obras han sido traducidas, en los dos casos, a más de veinte idiomas.
Además, destacan por sus series de novelas,
porque la Saga de Rosales tiene su contraparte en El Cuarteto de Burú de Ananta Toer,
que, por esas ironías del destino, triunfan
donde uno menos se lo espera. Porque si bien
Mass, la cuarta novela de la Saga de Sionil
José, fue un best-seller en Holanda, en España quien ha triunfado ha sido el javanés. Quizá no es casualidad: se prefiere ver la paja
en el ojo ajeno.
FLORENTINO RODAO
ALMAZÁN, David (coordinador): Japón. Arte,
cultura y agua. Prensas Universitarias de
Zaragoza y Asociación Española de Estudios Japoneses, 2004. Caxón de Sastre ¹ 11.
380 pp.
Hace poco más de un año que apareció
Japón, arte, cultura y agua. El volumen es
una recopilación de una serie de textos, treinta en total además de la presentación de David
Almazán, redactados por diversos investigadores con motivo de los VI y VII Congresos de la Asociación Española de Estu-
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Revista Española del Pacífico
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RESEÑAS
dios Japoneses, que se celebraron en la Universidad de Sevilla en octubre de 2000 y en
la Universidad Complutense de Madrid en
octubre de 2002, respectivamente.
El tema que se propuso como hilo conductor de los trabajos fue la importancia del
agua para la cultura nipona. Sin embargo, en
lugar de editar la obra como una mera recopilación de las actas de los congresos, se ha
pretendido, y conseguido, dotarla de una coherencia que vaya más allá del tema propuesto, articulando la selección de los textos en
torno a cinco grandes apartados: Arte Oriental y coleccionismo, Japón y el arte contemporáneo, Cultura japonesa, mar y agua, La
percepción española del Japón moderno e
Idioma y frontera cultural. Este organigrama
abarca muy variados aspectos de la relación
que Japón ha mantenido y mantiene con el
agua: obras de arte, coleccionismo, visiones
del Japón Edo, diálogos con el arte contemporáneo occidental, tradiciones, cine, mitología, religión o poesía son sólo algunos de
ellos. Son artículos cortos y de fácil acceso
que permiten una lectura agradable a la vez
que enriquecedora, recomendable tanto para
iniciados como para profanos.
La experiencia del autor no ha sido requisito indispensable para la selección de los
artículos, aunque se percibe desde el inicio
de la lectura quién está más familiarizado
con la exposición de su discurso; sin embargo, se ha preferido, muy acertadamente, dejar
las puertas abiertas a miradas más inexpertas pero cuya aportación en cuanto al contenido o el enfoque es igualmente interesante.
Esta opción sólo puede ser, a mi entender,
positiva, porque amplía los límites de la
investigación, permite la formación de nuevos investigadores y obliga a la renovación
de los más experimentados.
Haría falta más espacio para reflejar todos
los comentarios que surgen sobre el conte-
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nido y la presentación de los diferentes artículos. Los hay con un enfoque más general,
como el de Akiko Takizawa, «Agua y lenguaje simbólico en la ceremonia del té», que
presenta de forma descriptiva el origen, la
evolución y la praxis del Sado, o más específicos, como el de Lorenzo Javier Torres
Hortelano sobre «Simbología del agua en el
cine de Ozu». Algunos destacan por su proximidad, como «Kannagra: riachuelo de
Dios», de Oriol Petit Vidal, y otros por su
carácter estrictamente analítico, como el estudio sobre «El sector no lucrativo en Japón»,
de Ramón Llopis Goig y Miguel Vidal González. Especialmente atractivos son los que
nos ofrecen las miradas de otros sobre Japón.
Miradas antiguas como la de «Don Rodrigo
de Vivero y Velasco: un español en el Japón
del siglo XVII», que nos presenta Ana Trujillo Dennis, miradas de españoles modernos como Joan Tharrats o Antonio Saura,
desgranadas por Pilar Cabañas en sendos
artículos: «Katsuhika Hokusai y Joan Tharrats: una relación a través del mar» y «Saura, París, Zen, Informalismo», o las de Eudald
Serra y Moisés Villèlia, reflejadas por Eva
Fernández del Campo; todas ellas junto a la
mirada más universalizadora de Tàpies, a
cuya casa y compañía nos acerca Carmen
García Ormaechea en su artículo «Tàpies y
la comparación: el arte y sus lugares».
Habremos comenzado el libro con Fernando García Gutiérrez, que realiza un repaso a
las imágenes de «El mar en el arte japonés»
con obras desde el siglo V al XX, y lo terminaremos con un artículo de Motoko Hirai
sobre «El silencio como medio de expresión
en la comunicación y su influencia en la enseñanza», que esclarece algunos de los problemas más usuales de comunicación y conducta entre japoneses y españoles hoy en día.
En ese momento habremos llegado necesariamente a la conclusión de que harían falta
196
RESEÑAS
más iniciativas como ésta en nuestro país.
Las estamos esperando.
YOLANDA GARCÍA QUÍLEZ
CINE
ZWICK, Edward: El último samurai, 2003.
Takamori Saigô y la revuelta de Satsuma
de 1876-77 han sido reelaborados. Su llamada a ralentizar la Renovación Meiji, la
derrota y la pervivencia del carisma del líder
han inspirado El último samurai. Con ello,
el interés por estos guerreros arquetípicos,
por su credo, y por el entorno que los explica, la cultura japonesa, revive. Pero en este
esfuerzo por apelar a ese público masivo, el
medio cinematográfico difumina la efervescencia vivida en el sur de Japón por esos antiguos samurais reconvertidos en alumnos de
las escuelas fundadas por Saigô. Los cambios entre ese jaque al gobierno, a punto de
liquidar el impulso modernizador, y su reflejo en celuloide, son significativos, y el director, de hecho, prefirió cambiar los nombres.
El mensaje, no.
No había consejeros de Estados Unidos
en el ejército japonés. Pero para conseguir la
identificación del público, el protagonista tiene un puesto ocupado, en realidad, por franceses o alemanes. Los americanos ayudaron
como expertos en el esfuerzo modernizador
nipón, pero fueron invitados, sobre todo, a
ayudar en la colonización de la isla norteña de
Hokkaidô, hasta entonces un territorio virgen
apenas ocupado por unas decenas de miles de
ainu, pensando en su experiencia en el Oeste.
Tampoco eran ninjas los autores del atentado a Katsumoto, el personaje que representa a Saigô. Pero el público agradece que vayan
desfilando el mayor número de iconos y las
artes marciales son recurrentes, como los harakiri.
Toshimichi Ôkubo, transmutado en el
Omura peliculero, no era el miembro del
gobierno corrupto, desalmado y derrochador que representa la película. Ôkubo saldó
con creces sus cuentas en un atentado cruel,
sacado a rastras de su carruaje tras mutilar
las piernas de los caballos, y rematado con
saña. Cuenta Donald Keene en su Emperor
of Japan: Meiji and his World, 1852-1912
(Nueva York, Columbia University Press,
2002) que el golpe de gracia en la garganta
lo dieron con tanta fuerza que la espada penetró en la tierra. Es difícil explicar esa muerte más allá del odio de sus enemigos, porque Ôkubo-Omura también buscaba lo mejor
para su país. El mismo día de su muerte discutía el proyecto de abrir un canal de riego
para aumentar la producción agrícola. Además, hubo poca corrupción en esos años y
el declive del nivel de vida de la población
fue, en parte, por la inflación garrafal a raíz
de la obsesión por proteger la posición del
emperador en los Tratados Desiguales firmados con Occidente. Los salarios de los
extranjeros (los O-yatoi-san) tampoco se
decidían a la ligera porque, aunque se les
pagaba mucho porque querían personal
capaz, les dejaban sin empleo en cuanto podían ser sustituidos con nativos. En realidad,
esos burócratas y funcionarios tipo Omura
manteniendo el pulso firme durante tantas
décadas, en contra de vientos, de mareas y
—también hay que decirlo— del pésimo
nivel de vida de la población. Y los resultados están a la vista, al conseguir que Japón,
de candidato a ser colonizado, utilizara en
beneficio propio la amenaza del imperialismo. La historia ha tenido una cosecha abundante de guerreros salvapatrias, pero no tanta de funcionarios trabajando en su despacho
como los de entonces.
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RESEÑAS
Las necesidades del guión, de la trama,
de señalar perversos, de lograr la empatía del
público, o el escaso atractivo de los burócratas como héroes peliculeros, cambiaron
El último samurai, como en cualquier tira y
afloja entre ficción y realidad, entre medio y
mensaje, o entre autor y espectador. Ocurre
siempre, tanto en el cine como en las novelas, en la poesía o en la misma historia, e
incluso cuando el emisor y el receptor de los
mensajes son la misma persona. Así les acaeció a los samurais, que ni eran tan temerarios
ni su lealtad era tan ciega, tal como ya notaran los primeros misioneros cristianos sino,
antes bien, mercenarios dependientes del monto de las ofertas, preocupados por sus propias tierras, retirándose cuando el combate
iba mal y no tan duchos en artes marciales,
luchando más bien con lanza para no magullar las costosas espadas, caso de tenerlas. El
mito de los samurais, de hecho, lo crearon
ellos mismos en el siglo XVII cuando, con
una vida más aburrida trabajando como burócratas de señores feudales en un país pacificado, necesitaban regodearse en glorias
pasadas para sobrellevar mejor su creciente
marginación y sus ingresos en declive. Y esa
reinvención samurai entró en una nueva etapa hace justo un siglo, en el momento de rearmar ideológicamente al Japón imperial, tras
haber vencido a la China y cuando estaba dispuesto a enfrentarse con Rusia. En esos años
fueron publicados algunos de los principales
libros para definir la unicidad de Japón, como
El libro del Té, de Okakura Kakuzô, o el de
Nitobe Inazo, Bushido. El alma de Japón;
pero los luchadores hereditarios ya no eran
sino leyenda: apenas quedaban unos pocos
abuelos que pudieran recordar haber llevado
las dos espadas.
Invención de la tradición, otro recurso
más para representar a Japón a gusto del
receptor del mensaje; pero los contrastes
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paradójicos han sido peores. El director de
la película, Edward Zwick, aceptó cambiar
las prácticas de kárate, que entonces sólo se
practicaba en Okinawa, por las de jûjutsu,
pero no pudo rehusar el corsé de la tradición
y la modernidad para interpretar a Japón:
«Sé muy bien que los rebeldes hicieron suyas
las armas modernas», le dijo Zwick a Mark
Schilling, su asesor histórico, al señalar lo
que era clave en el relato. Esa misma dualidad utilizó Ruth Benedict, en su El crisantemo y la espada (reeditado por Alianza
en 2003, tras tantos años agotado), expresando con ese título su idea básica: que los
nipones conjugan al mismo tiempo y «en
grado sumo» el amor por la violencia y por
la estética. Lo continúan muchas paradojas
más: agresivos y apacibles, militaristas y
estetas, insolentes y corteses, rígidos y adaptables, dóciles y propensos al resentimiento cuando se les hostiga, leales y traicioneros, valientes y tímidos, conservadores y
abiertos a nuevas formas. Pero esa contraposición no vale. Los rebeldes también utilizaron cañones y fusiles «occidentales» y
el suicidio de Saigô fue enfundado en un
uniforme parecido al de almirante inglés.
Como promotor de la Renovación Meiji, Saigô había colaborado en la entrega de armas
de los samurais; su alejamiento del gobierno fue tras caer en desgracia por sus propuestas sobre Corea, y el éxito de su revuelta se entiende mejor pensando en la
desesperación económica que en apoyar unas
tradiciones. Tras diez años de Renovación,
Japón había cambiado y las reverencias a
los samurais eran ya obsoletas.
Además de esas obviedades de las tradiciones y de las modernidades, Japón ofrece,
en palabras de Octavio Paz (El signo y el
garabato, Joaquín Mortiz, Mexico, 1989, 1.ª
ed., 1973), «otra visión del mundo, distinta
a la nuestra pero no mejor ni peor; no un
198
RESEÑAS
espejo sino una ventana que nos muestra otra
imagen del hombre, otra posibilidad de ser».
Resulta, no obstante, más sencillo reflejarnos en ese espejo, siquiera deformado por
esos esquemas cognitivos tan superficiales
de país raro y oximoron, que atreverse al desafío de mirar por la ventana. Puede obligar
a replantearnos muchas ideas.
Japón se renovó y se sigue renovando,
pero su imagen permanece y sólo cambia la
cara que se observa. Al son de nuestros propios prejuicios y de nuestra reacción, se prefería observar hace unos años al soldadoempresario que estaba conquistando el mundo
por medios pacíficos y que amenazaba la
hegemonía estadounidense. Ahora, tras más
de una década sumergido en un marasmo
económico, se busca el samurai-esteta. Es el
contrapunto al japonés traicionero que reflejara Pearl Harbor o, antes, Blade Runner.
Quién sabe si el futuro deparará primero una
película de la faceta negativa (¿sobre la masacre de Nanjing?) o sobre la positiva (¿la bomba atómica?), pero, a buen seguro, será reflejo de ese espejo que nos empeñamos en seguir
utilizando. Será porque la visión de Japón
nos ayuda, sobre todo, a conocernos a nosotros mismos.
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FLORENTINO RODAO
Revista Española del Pacífico
2004, 17: 189-199
Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
Artículos aparecidos en la
Revista Española del Pacífico
Número 1 -Año I - 1991
— Las pinturas rupestres en Australia, por Gustavo Martín Montenegro.
— Estudios de nuevas copias de planos en la isla de Pascua (Rapa Nui) de 1770,
por Francisco Mellén.
— Los grabados en la obra «El Viajero Universal», por Jesús Paniagua Pérez.
— Esquemas de pronunciación de algunas lenguas del Pacífico (1): fidyiano, maorí,
samoano y tahitiano, por Carlo A. Caranci.
— Las grandes potencias y el Pacífico español: los intentos de los países hegemónicos en la colonia de las Islas Carolinas, por M.ª Dolores Elizalde.
— Un símbolo de la estética del arte de Extremo Oriente, por Sue-Hee Kim.
— La creación de instituciones benéficas filipinas: El Monte de Piedad de Manila,
por Leoncio Cabrero.
— Filipinas y las publicaciones periódicas madrileñas de la segunda mitad del siglo
XIX: notas para un análisis estadístico, por Carlos García-Romeral Pérez.
— Taiwán y el medio ambiente: el «dragón» que devora su futuro, por Pedro Costa Morata
— De la rima y el mangostán: un sueño frustrado de Carlos III, por Belén Bañas
Llanos.
— Un enigma de la Historia antártica: el descubrimiento de las Islas Shetland,
por Jorge Berguño.
201
Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
Número 2 - Año II - 1992:
Monográfico: Los viajes españoles por el Pacífico
— Los descubrimientos españoles, por Amancio Landín Carrasco.
— La llegada de Magallanes a las Islas Marianas, por Robert F. Rodgers y Dirk
Anthony Ballendorf.
— Relación de las Islas de los Ladrones, por Marjorie G. Driver.
— Los primeros contactos de los españoles con el mundo de las Molucas en las
Islas de las Especias, por Leonard Y. Andaya.
— Expediciones científicas españolas al Pacífico, en la segunda mitad del siglo
XVIII, por Belén Bañas Llanos.
— Un diario inédito sobre la presencia española en Tahití (1774-1775), por Francisco Mellén.
— Viajes y viajeros españoles por el Pacífico en el siglo XIX, por Luis E. Togores
y Belén Pozuelo Mascaraque.
— Marcos Jiménez de la España y la Comisión Científica del Pacífico (1862-1866),
por José U. Martínez Carreras.
— Notas sobre los reales de a ocho hispanoamericanos y su ámbito por el Pacífico, por Jorge Jiménez Esteban.
— Hacia un mundo soñado: Manifestaciones literarias y artísticas de los viajeros
y soñadores por el Extremo Oriente y por las Islas del Pacífico de fines del siglo XIX y principios del XX, por Sue Hee-Kim.
Número 3 - Año III - 1993
— Hijos de la Madre Sagrada: religión y medio ambiente en Melanesia, por Antonio Pérez.
— Pintura aborigen australiana sobre corteza de árbol, por Margarita Bru.
— Pronunciación de lenguas del Pacífico (2): hawaiano y tonganés, por Carlo A.
Caranci.
— Tres trabajos sobre Pascua:
a. Interpretación rapa nui de los numerales escritos por los españoles en 1770,
por Francisco Mellén.
202
Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
b. Población indígena y Medio Ambiente, Isla de Pascua, Chile, Rapa Nui, por
Alberto Hotus.
c. Nueva ley sobre los habitantes de la isla de Pascua, por Antonio Pérez.
— El servicio postal español en Filipinas, I - Descubrimiento - Primera emisión
(1565-1854), por Antonio Cuesta García.
— Falange en Extremo Oriente, 1936-1945, por Florentino Rodao.
— El marfil, soporte de la obra de arte en Extremo Oriente, por Pilar Cabañas.
— Transgresión, integración y catarsis en la lucha japonesa del sumo, por Francisco
J. Tablero.
— Gregorio de Céspedes, primer visitante europeo de Corea, por Park Chul.
Número 4 - Año IV - 1994
— El Tratado de Tordesillas y su proyección en el Pacífico, por Lourdes DíazTrechuelo.
— Las condiciones prácticas de los viajes de Mendaña y Quirós a Oceanía, por
Annie Beart.
— D. Álvaro de Mendaña y sus orígenes bercianos, por Vicente Fernández Vázquez.
— Los órganos consultivos del Ministerio de Ultramar y el gobierno de las colonias del Pacífico (1863-1899), por Agustín Sánchez Andrés.
— Antróponimos hispánicos en las islas Marianas, por Rafael Rodríguez-Ponga.
— Retana y la bibliografía filipina 1800-1872: El «Aparato Bibliográfico» como
fuente para la historia de Filipinas. I Parte. Fuentes Generales, por Antonio
Caulín Martínez.
— Esquemas de pronunciación de algunas lenguas del Pacífico (3): malayo e
indonesio, por Carlo A. Caranci.
— El jardín del Extremo Oriente, la isla taoísta soñada (El jardín de piedras y agua:
el paisaje de la naturaleza trasladado), por Sue-Hee Kim.
— Hallazgo en el Museo de América de una cazuela de piedra, recogida en Tahití
por marinos europeos a finales del siglo XVIII, por Francisco Mellén.
— Robert Louis Stevenson, (Edimburgo 1850 - Vailima 1894), y estancia en Hawaii,
por José Manuel Gómez-Tabanera.
203
Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
Número 5 - Año V - 1995:
Monográfico: Las relaciones contemporáneas entre España y Japón
— El inicio de las relaciones hispano-japonesas en la época contemporánea (18681885) por Luis Eugenio Togores Sánchez.
— Japón y el sistema colonial de España en el Pacífico, por M.ª Dolores Elizalde
Pérez-Grueso.
— Las relaciones hispano-japonesas en la era del Nuevo Imperialismo (1885-1898),
por Belén Pozuelo Mascaraque.
— España y Japón ante la crisis de Extremo Oriente en 1895, por Agustín R.
Rodríguez González.
— La participación de Japón en la revolución filipina de 1896, por Ikehata Setsuho.
— Japón y la revolución filipina: imagen y leyenda, por Grant K. Goodman.
— Las salpicaduras de una guerra lejana. La guerra ruso-japonesa de 1904-1905
y la neutralidad española según la prensa española de la época, por Víctor Calderón de la Barca.
— La presencia de Japón en la Exposición Universal de Barcelona de 1888, y su
repercusión en la sociedad española finisecular. El Japonismo literario y artístico, por Kim Sue-Hee.
— La Guerra Civil Española y la Guerra Chino-Japonesa, por Fukazawa Yashuiro.
— La participación del gobierno de Franco en el Pacto Anticomintern nipogermano-italiano. Algunas consideraciones sobre la relación del ejército japonés con la Guerra Civil Española, por Shiozaki Hiroaki.
— Italia y el reconocimiento diplomático del gobierno nacional español por parte
de Japón, por Valdo Ferretti.
— Japón y Extremo Oriente en el marco de las relaciones hispano-norteamericanas, 1945-1953, por Florentino Rodao.
— Sobre las relaciones contemporáneas Japón-España: balance crítico y perspectivas, por Alberto Silva.
— Esquema de pronunciación de lenguas del Pacífico, 4: Japonés, por Carlo A.
Caranci.
204
Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
Número 6 - Año VI - 1996:
— Dossier sobre la revuelta filipina de 1896:
• La revuelta tagala de 1896/97: Primo de Rivera y los acuerdos de Biac-naBató, por Luis E. Togores Sánchez.
• Rizal. Breve esquema biográfico, por Pedro Ortiz Armengol.
• Apuntes sobre el Katipunan, por Carmen Molina Gómez-Arnau.
• Fuentes documentales y bibliográficas españolas para el estudio de la Revuelta
Tagala de 1896/97 en Filipinas, por Luis E. Togores Sánchez.
— Apéndice documental. Se incluyen dos documentos:
a. El Real Decreto de 12 de septiembre de 1897 del Ministerio de Ultramar:
Reformando la Legislación Vigente en las Islas Filipinas.
b. El último poema de José Rizal: Mi último pensamiento.
— Astrofísica desde el Pacífico Sur, por José Medina y Manuel Cornide.
— Sobre la interesante concepción de los genitales femeninos en Chuuk
(Micronesia), por Beatriz Moral.
— Una tableta «ika» con escritura jeroglífica de la isla de Pascua hallada en Madrid, por Francisco Mellén Blanco.
— Pronunciación de lenguas del Pacífico (5): Motu, por Carlo A. Caranci.
— Lo que perdió también España en la batalla de Manila, por Florentino Rodao.
— Manifestaciones de malestar social en la China actual, por M.ª Jesús Merinero
Martín.
— Retana y la bibliografía filipina 1800-1872: El «Aparato Bibliográfico» como
fuente para la historia de Filipinas (2.ª Parte. Fuentes específicas), por Antonio Caulín Martínez.
Número 7 - Año VII - 1997
— El desarrollo de un modelo presupuestario particular dentro de la Administración central del Estado: la dinámica presupuestaria del Ministerio de Ultramar y los presupuestos de Filipinas y las Antillas (1863-1898), por Agustín
Sánchez Andrés.
— La cultura española en Oceanía después de 1898, por Florentino Rodao.
205
Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
— Esquemas de pronunciación de lenguas del Pacífico (6): a) Pidgin de PapúaNueva Guinea; b) Pijin de las islas Salomón; y c) Bislama de Vanuatu, por Carlo
A. Caranci.
— Experimentos sobre la pequeñez de lo nacido: los indígenas de Norfolk versus
el Estado australiano, por Antonio Pérez.
— La administración colonial española en Filipinas durante el Sexenio: toma de
conciencia de una problemática particular y voluntad reformadora (1869-1879),
por Jaume Santaló i Peix.
— Notas en torno a la huella portuguesa en Malaysia, por Rafael Rodríguez-Ponga.
— Pintores jesuitas en la Corte china (siglos XVII y XVIII), por Agustín Muñoz
Vidal.
— La integración económica de Canadá en la cuenca del Pacífico, por Sergio Plaza
Cerezo.
Número 8 - Año VIII - 1998:
Monográfico: Europa- Pacífico: Visiones mutuas
— Imágenes de los «otros», por María del Mar Varela.
— De las personas en sociedad: el «tercer género» en el Pacífico, por José A. Nieto.
— Europeos y oceanianos: algunas reflexiones acerca de las visiones europeas sobre Oceanía, por Carlo A. Caranci.
— Imaginería visual y verbal en el surgimiento del turismo en las islas del Pacífico, por Norman Douglas y Ngarie Douglas.
— ¿Había papúas? Imágenes visuales, representación y fronteras, por Max
Quanchi.
— Histórica violación de derechos humanos del pueblo rapa nui, por Alberto Hotus.
— La Expedición al Estrecho de Torres de 1898: Hacer Historia, por Elisabeth
Edwards.
— Las percepciones etnográficas, geográficas y políticas en la obra de Blasco
Ibáñez: Macao, Java y Manila a comienzos del siglo XX, por Leoncio Cabrero.
— Origen y desactivación de la protectoría de indios en la presidencia-gobernación de las islas Filipinas, por Patricio Hidalgo Nuchera.
— Percepciones chinas sobre los españoles de Filipinas: la masacre de 1603, por
José E. Borao.
206
Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
— La cultura indígena filipina en la segunda mitad del siglo XIX según los jesuitas, por José S. Arcilla.
— Análisis histórico y sociológico de la Exposición de Filipinas en la España
finisecular, por M.ª Teresa Sánchez Avendaño.
— Filipinas en la ilustración gráfica de la segunda mitad del siglo XVII, por Agustín
Muñoz.
— Ellos y nosotros, por Luis Ángel Sánchez.
— La mirada de algunos viajeros chinos sobre el Vietnam del siglo XVII, por
Claudine Salmón.
— ¿Eurasiáticos portugueses o singapureños genuinos?, por Brigitta Rohdewohld.
— El primer barco español en el Japón Bakumatsu, por Florentino Rodao.
— Evolución de la imagen de Japón en Wenceslao de Moraes, por José Pazó de
Espinosa.
— La imagen de Japón en la publicidad gráfica española de finales del siglo XIX
y primeras décadas del XX, por Vicente D. Almazán Tomás.
— Japón y la propaganda totalitaria en España, 1937-1945, por Florentino Rodao.
— Percepción de Japón en España. Un análisis introductorio, por Hiroto Ueda.
— El ser humano en los cuatro puntos cardinales. Imágenes chinas de lo extranjero, por Gudula Link.
— La visión china de los extranjeros: reflexiones sobre la constitución de un pensamiento antropológico, por Michael Cartier.
— Los portugueses en la ruta de China (Viajes, comercio y literatura en el siglo
XVI), por Manel Ollé.
— Entre la imagen y la realidad: los viajes a China de Miguel de Loarca y Adriano
de las Cortes, por Beatriz Moncó.
Número 9 - Año VIII - 1998:
Monográfico: Filipinas: Año 1998
— Palabras pronunciadas por S.M. el Rey en los actos celebrados en Filipinas durante su visita en febrero de 1998.
— Vísperas del 98 en Filipinas: Cambios de rumbo frustrados en la administración colonial finisecular, por Luis Ángel Sánchez Gómez.
207
Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
— Aprensiones en Berlín ante la eventualidad de un ataque norteamericano a
Manila, Marzo de 1898, por Luis Álvarez Gutiérrez.
— Las tropas de ingenieros en la campaña de 1898 en las Filipinas, por Luis de
Sequera Martínez.
— «Sa panahon ni Mampor». El fin del dominio español en Cebú: La memoria
residual en un pasado mayormente olvidado, por Michael Cullinane.
— Filipinas 98: El día después en el Congreso de los Diputados, por Pedro Pascual.
— Conciencia lingüística de José Rizal en «Noli me tangere», por Emma Martinell.
— El sentimiento de los poetas filipinos a raíz de la independencia de 1898, por
Leoncio Cabrero.
— ¿Un peldaño en la escalera? La guerra de 1898 y el «siglo norteamericano»,
por Walter Lafeber.
— «Un sueño roto...». La brillante labor de los Ingenieros de Montes españoles
en Filipinas (1855-1898), por Ignacio Pérez-Soba Díez del Corral y M.ª Belén
Bañas Llanos.
— La emigración, el comercio y las remesas de dinero entre Filipinas y China,
entre 1870 y 1920, por Willem Wolters.
— Una historia importante acerca de la «insurrección filipina» y su guerra 18991902 con los Estados Unidos, por Antonio Armengol.
— Pronunciación de lenguas del Pacífico (7): Tagalo, por Carlo A. Caranci.
Número 10 - Año X - 1999
— El legado arquitectónico de origen español en Micronesia, por Javier Galván
Guijo.
— Un cráneo tahitiano en España, por Francisco Mellén.
— Australia ante la guerra civil española. Opiniones del brigadista australiano
Lloyd Edmonds sobre varios temas españoles, por Carlos M. Fernández Shaw.
— Un intento frustrado de relación comercial entre Mysore y Filipinas, 1773-1779,
por Salvador P. Escoto.
— Los últimos prisioneros españoles en Filipinas y las exigencias económicas del
Presidente Aguinaldo, por Pedro Pascual.
— Entre Portugal e Indonesia: el surgimiento del nacionalismo en Timor Este, por
Andrés del Castillo Sánchez.
208
Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
— Lengua y cultura en la historia del Japón, por Alfonso J. Falero.
— La escritura japonesa, por Santiago Martín Ciprián.
— La pronunciación del ainu, por Carlo A. Caranci.
— ¿Qué es el Niño?, por William Cabos.
Número 11, I semestre 2000
— Transporte aéreo y desarrollo regional en el Pacífico, por Francisco Javier
Antón.
— Cerámica cardial en el Neolítico antiguo del Mediterráneo occidental y de la
Península Ibérica y cerámica de Lapita en Oceanía: dos universos agrolíticos
en hemisferios antípodas, por José Manuel Gómez Tabanera.
— Construcción de entidades nacionales en el Pacífico. La Isla de Pascua, por
Francesc Amorós.
— Los primeros viajes españoles por las islas Tuamotu (1521, 1526, 1606), por
Annie Baert.
— Apuntes sobre la influencia española en la cultura chamorra a finales del siglo
XX, por Carlos Madrid.
— Sobre jueces, gobernadores, gobernadorcillos y frailes. Filipinas, 1769-1771,
por Luis Ángel Sánchez.
— El empleo en Japón. Coordenadas para un nuevo siglo, por Luis Óscar Ramos
Alonso y Augusto Cobos Pérez.
— La «orientalización» de las minorías nacionales de la República Popular China, Mario Esteban Rodríguez.
Número 12 - Año X - II semestre 2000:
Monográfico: Las literaturas del Pacífico.
Tomo I: Las literaturas del Asia Oriental
— Fuentes para el estudio de la literatura de Asia y el Pacífico en Internet,
por Patricia Schiaffini Vedani
— Letras, armas de mujer, China y Vietnam. Vidas literarias en el Asia del
siglo XX: Ding Ling, Xiao Hong, Duong Thu Huong, por Isabella
Scanderbeg
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Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
— Tradición oral ainu. Algunos dilemas de la escritura oral, por Yolanda
Muñoz González
— Izumi Kyôka y los escritores japoneses de la generación de 1890, por
Guillermo Quartucci
— Una aproximación a la espiritualidad japonesa de Kawabata y de Oe:
comparación con la Generación Española del 98, por Shuko Takebe
— Entre tatamis y nuguicha: entrevista con Banana Yoshimoto, por Antonio Fernández Prado
— La prensa ilustrada y la difusión de la literatura japonesa en España,
por David Almazán Tomás
— «El tercer cerdo cruzó el río». Sobre la comprensión de El corazón de la
literatura y el cincelado de dragones y la noción de literatura en China,
por Alicia Relinque Eleta
— Una historia de amor sin fin: la escritora china de novelas de amor
Qiongyao y sus jóvenes fans en Taiwán, el Sureste asiático, Norteamérica
y Australia, por Inge Nielsen
— Del altiplano andino al altiplano chino: la influencia del realismo mágico
en la literatura sino-tibetana, por Patricia Schiaffini Vedani
— En busca del límite de la vida humana: Ulwha, la exorcista, una revelación del subconsciente colectivo del pueblo coreano, por Han Sang Kim
y Un Kyung Kim
— Últimas tendencias de la poesía coreana, por Hyeon Kyun Kim
Número 13 - Año XI - I semestre 2001:
Monográfico: Las literaturas del Pacífico. Tomo II: Las literaturas del Asia
Oriental
— Panorámica del teatro del Pacífico, por Vilsoni Hereniko.
— Presentación de la literatura de Nueva Caledonia, por Dominique Jouve.
— La literatura oral del mundo melanesio de Nueva Caledonia, por Dominique
Jouve.
— Literatura oral: texto de una canción de la isla de Fais, por Donald H.
Rubinstein.
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Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
— Literatura oceaniana: los autores de origen polinesio, por Sonia Lacabanne.
— Literaturas aborígenes australianas, por Livio Dobrez.
— Escritores aborígenes australianos, por Philip Morrissey.
— Algunas influencias sobre la poesía de Rizal, por Brooke F. Cadwallader.
— Imágenes de los euroasiáticos «portugueses» en la literatura contemporánea
de Singapur. Hetero-estereotipo versus auto-estereotipo, por Brigitta
Rohdewohld.
— El Periquillo Sarniento, por Enrique Hidalgo.
Número 14 - Año XI - II semestre 2001:
Monográfico: Australia: Historia y presente
— La repercusión de la geografía y la historia de Australia en sus relaciones exteriores, por Gracia Abad Quintanal
— La lengua española en Australia, por Paloma Albalá y Rafael Rodríguez-Ponga
— Movilidad interior y transporte aéreo en Australia, por Francisco Javier Antón
Burgos
— but the land also speaks: Sephardi convicts in Van Diemen’s Land, por Susan
Ballyn
— Climate Change: A century of Australian writing, por John Barnes
— Voluntarios australianos en la Guerra Civil Española 1936-1939, por Salvador
Bofarull
— Arte aborigen y arte contemporáneo, por Margarita Bru
— Términos australianos aborígenes en la lengua española, por Carlo A. Caranci
— The odd man in: APEC and the evolution of Australia’s engagement Asia, por
John M. Carroll
— El didgeridoo de Yurlunggur: la serpiente del arco iris, por Nello Chiuminatto
— Las colonias australianas de mediados del siglo XIX según el cónsul de España
Don Eduardo San Just, por Carlos M. Fernández-Shaw
— An interview with Henry Reynolds: «Reconciliation», por Lucy Frost
— Racism, racial discrimination, xenophobia and related intolerance, por Ruby
Langford Ginibi.
— Españoles en Australia en el siglo XVI, por Francisco Mellén Blanco
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Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
— De la selva a la comunidad. La creación de una comunidad aborigen en el nordeste de Australia, por Anna Piella Vila
— A little more than kith and less than kin: Australia and the United States, por
Xavier Pons
— Sobre las relaciones políticas y económicas entre Australia y Japón, por Agustín
Rivera
— An Australian constitutional debate: monarchy or republic?, por Richard Starr
Número 15 - Años XII-XIII - 2002-2003
— «Reales de a ocho» después de la devaluación de 1686, por Yoshinori Ohara
— Human vs. Climatic Impacts at Rapanui or, Did the People Really Cut Down
All those Trees?, por Rosalind L. Hunter-Anderson
— El descubrimiento de Tikopia, por Annie Baert
— Ilocos (Filipinas) en 1755: Panorama de la provincia a través del proceso al
alcalde Francisco Cedrón Rivadeneira, por Fernando Palanco
— Siam y los contactos exteriores de Filipinas durante el período español, 15201898, por Florentino Rodao
— Voluntarios chinos en las Brigadas Internacionales, por Salvador Bofarull
Número 16 - Año XIV - I semestre 2004:
Monográfico: Sexualidades del Pacífico/Pacific Sexualities – J.A. Nieto (ed.)
— Sambia Masculinity: Between Tradition and Modernity at the Beginning of the
21st Century, por G. Herdt
— Sexual Behavior in Pre Contact Hawai’i: a Sexological Ethnography, por M.
Diamond
— Amor en Chuuk. Un análisis de los sentimientos implicados en las relaciones
(hetero)sexuales, por B. Moral
— ‘It made me feel braver. I was no longer alone’: Same Sex Attracted Young
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Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
People Negotiating the Pleasures and Pitfalls of the Internet, por L. Hillier, P.
Horsely y C. Kurdas
— Australia, the Sexy Country?, por X. Pons
— Karayuki-San of Singapore, 1877-1941, por J.F. Warren
— Prostitución juvenil en el Japón actual, por J. Larrañaga
— The Changing Moral Economy of Chinese Sexuality: an Archeology of Ethical
Discourse in Recent China Popular Culture, por J. Farrer
— Globalización y transgenerismo en el área del Pacífico, por J.A. Nieto
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Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
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Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
Asociación Española de Estudios del Pacífico
En 1986 un grupo de personas, en su mayoría universitarios, constituyeron la
Asociación Cultural «Islas del Pacífico». Ante la actividad desarrollada y la incorporación de nuevos miembros, pasó a denominarse Instituto Español de Estudios
del Pacífico, para, en noviembre de 1988, adoptar definitivamente la denominación
actual de Asociación Española de Estudios del Pacífico (AEEP).
La AEEP tiene por ámbito de interés todo el Pacífico: Oceanía propiamente dicha,
el Pacífico asiático y el Pacífico americano.
Desde esta fecha AEEP ha mantenido una gran actividad: publicaciones, jornadas científicas, mesas redondas, exposiciones, seminarios y cursos, y se han celebrado seis congresos de la AEEP y varios en colaboración.
Pero es la publicación de la Revista Española del Pacifico la que ha permitido
difundir en España el interés por el conocimiento sobre el Pacífico y mantener relaciones científicas con centros de investigación española y extranjeros. Su primer
número apareció en 1991 y hasta 1997 su perioridicidad fue anual; hoy es semestral.
La AEEP publica libros (actas de congresos, manuales, etc.) y una colección de
monografías.
Desde su fundación la AEEP tiene su sede en el Colegio Mayor Universitario
Ntra. Sra. de África, dependiente de la Agencia Española de Cooperación Internacional (Ministerio de Asuntos Exteriores). Su primer presidente fue Francisco Utray
(1988-92), al que sucedieron José Luis Porras (1992-96), Leoncio Cabrero (199698), Carlo A. Caranci (1998-99), Florentino Rodao (1999-2002) y Francisco Mellén
(2002-).
Para solicitar el ingreso en la AEEP hay que enviar a su Sede social [CMU Ntra.
Sra. de África, Avenida Ramiro de Maeztu, s/n., CP 28040, Madrid (España), una
solicitud de ingreso, acompañada, si se desea, de un curriculum vitae. La cuota anual
es de 30,05 eur/año (particular) y de 60,10 eur/año (entidades), que se abonará
mediante domiciliación bancaria].
Departamento comercial: Ediciones Polifemo, Avenida de Bruselas, 44, 28028
Madrid - Telf: 91 725 71 01.
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Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
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Artículos aparecidos en la Revista Española del Pacífico
NOTA DEL CONSEJO DE REDACCIÓN
Pedimos a los estudiosos e interesados en el Pacífico que, si así lo desean,
nos envíen trabajos para la Revista, que agradecemos en sumo grado.
Pero pedimos también a los colaboradores que se mantengan dentro de los
por otra parte amplísimos límites de nuestro ámbito de interés: ha habido casos
de autores que nos han enviado trabajos sobre regiones del mundo que nada tienen que ver con el Pacífico, lo que quiere decir que sus trabajos, por muy interesantes que fuesen no pudieron ser publicados en la REP.
La REP —y, naturalmente, la Asociación Española de Estudios de Pacífico,
cuyo órgano es la Revista— tiene por ámbito todo el Pacífico. Aun cuando no se
quiere establecer compartimentos geográficos rígidos, la Revista se centra, y
acepta trabajos, sobre espacios diferentes:
A)
B)
C)
D)
E)
El primero cubre lo que puede considerarse el «centro» del Pacífico y
lo que le da su carácter, es decir, OCEANÍA, como tal: Melanesia
(Papua-Nueva Guinea, Salomón, Vanuatu, Fidyi, Nueva Caledonia, el
Irian Jaya indonesio, etc.); Micronesia (Carolinas, Marianas, Marshall,
es decir, la Micronesia ex española, Nauru, Kiribati, etc.); Polinesia
(Polinesia francesa, Hawaii, Samoa, Tonga, la Nueva Zelanda polinésica,
etc.); la Australia aborigen; y la «Anglonesia» (Australia y Nueva
Zelanda «europeas»).
El segundo se centra en las tierras a caballo entre Asia y Oceanía, es
decir, Malaysia, Indonesia, y, de manera especial. Filipinas.
Se incluye asimismo el Pacífico asiático, concretamente Japón, Corea,
Taiwan, Vietnam, Camboya, etc. Y, eventualmente, se aceptan trabajos sobre el Asia continental ribereña del Pacífico, en especial si tienen
relación con aspectos de este océano.
El tercero incluye la AMÉRICA del Pacífico, desde Alaska al sur de
Chile, si tienen alguna relación con este océano.
Añadimos, como tierra bañada por el Pacífico, a la Antártida.
Obviamente, en estos ámbitos geográficos se aceptan trabajos de todo tipo:
antropológicos, artísticos y culturales en general, ecológicos, económicos, filosóficos y religiosos, geográficos, ideológicos, lingüísticos, diplomáticos, sociales, sociológicos, turísticos, etc., referidos al pasado y al presente. Se quiere dar
especial relevancia a las relaciones de los pueblos del Pacífico con civilizaciones exteriores (y en particular, por lo que nos concierne, con las europeas, y más
concretamente con España —viajes, expansión, y colonización y relaciones en
general.
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NORMAS DE EDICIÓN PARA LA COLABORACIÓN
— Los artículos deben presentarse en diskette o CD y en dos copias en papel a
doble espacio.
— El autor debe entregar además dos resúmenes del trabajo, en español e inglés,
de 10 líneas como máximo.
— Debe evitarse en lo posible la utilización de abreviaturas.
— Irán en cursiva los títulos de los libros, de los nombres de revistas, nombres
de barcos, animales, etc.
— Las cifras se pondrán entre comillas, y sangradas si su extensión es superior
a cinco líneas.
— Los títulos de los libros y artículos de la bibliografía y de las reseñas deben
ajustarse a las normas siguientes:
Libros:
APELLIDO, Nombre: Título. Editorial, sede de la Editorial año. (En el caso
de las reseñas se añadirá el número de páginas y el nombre del traductor).
[Ejemplo: CHESNEAUX. Jean: Transpacifiques. La Découverte, París
1987. (Si se reseña, añadir: 234 pp., trad.: XXX)]
Artículos:
APELLIDO, Nombre: «Título artículo». Nombre de la revista, número de serie y/o del volumen, sede (eventualmente) año, páginas que cubre el artículo
en la Revista (eventualmente).
[Ejemplo: ROUTLEDGE, David: «Pacific History as Seen from the
Pacifíc Island». Pacific Studies, 8 (2), 1985].
— Las notas se ajustarán a las normas siguientes:
— Las notas explicativas, bibliográficas y de referencia se indicarán con numeración correlativa, como es habitual, y deben situarse a pie de página.
— Las notas bibliográficas y de referencia deben atenerse a las normas indicadas
arriba para las bibliográficas, cuando se cite al autor por primera vez, indicando la página o páginas de la cita. Si se le cita sucesivamente, bastará escribir: Chesneaux 1987: 54.
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ESTUDIOS DEL PACÍFICO
Tarifas de asociación:
Particular: 30,05 eur al año
Entidades: 60,10 eur al año
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DE SUSCRIPCIÓN
Le ofrecemos la posibilidad de suscribirse a la REVISTA ESPAÑOLA DEL
PACÍFICO rellenando este Boletín de Suscripción, la suscripción trae las
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— Recibir puntualmente, por correo, la Revista en su domicilio sin ningún
gasto de envío (en España).
— Estar puntualmente informado de las publicaciones de la AEEP.
— No tener que preocuparse del pago al domiciliar los recibos en su banco.
— El recibo se pasará al cobro tras el envío de la Revista.
Rellene este boletín y envíelo bien al Fax 91 181 22 12, por correo electrónico a
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